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1. Introducción
1
Un punto de partida en este tipo de investigación teórica es el reconocimiento e
interpretación de los procesos complejos propios de las denominadas economías del
conocimiento que subyacen a los procesos de innovación. Entre estos se encuentran los
procesos de creación, difusión y organización del conocimiento. Dado este
reconocimiento, la cuestión fundamental se remite entonces al examen del papel que
desempeña la creación, difusión, organización, uso, etc., de conocimiento en relación
con los elementos, procesos y vínculos dinámicos que configuran los procesos de
innovación.
Por otra parte, es manifiesto que existen diferentes patrones de innovación sectorial, y
que estos varían más según diversos sectores de una misma economía que entre sí,
cuando consideramos los mismos sectores en distintas economías (Malerba, 2005). Esto
ha llevado a algunos autores a considerar que el nivel de análisis más pertinente es el de
los sectores, y no necesariamente el nacional o regional. En efecto, una comparación
entre actores, fuentes de novedad, instituciones y políticas de innovación en diferentes
sectores muestra fuertes contrastes, lo cual, por un lado, sugiere que las fuentes de la
innovación y su papel dinámico de transformación de estos sectores es muy diverso
(Mowery y Nelson, 1999), y por otro requiere de una explicación especial.
1
Unas hacen referencia a la relación o encuadramiento de los SSI con respecto de otros enfoques
alternativos (o complementarios, según se mire) como son los Sistemas Nacionales de Innovación
(Freeman, 2002, 1987; Nelson, 1993) y los Sistemas Regionales de Innovación (Cooke et al., 1997).
Otras críticas inciden en la “falta de operatividad” de este tipo de enfoques, tanto desde el punto de vista
2
afirma que, en el mejor de los casos, un sistema de innovación (y, por tanto, SSI) es una
heurística (Edquist, 2005, p. 186).2
En este trabajo se aborda el fundamento teórico del marco conceptual SSI, lo que, desde
esa propuesta particular, nos permitirá reflexionar sobre el papel del conocimiento y la
naturaleza de la interacción en los sistemas de innovación. Para esto, examinaremos el
fundamento teórico de la (inter-)acción de los agentes individuales y los resultados de la
misma en un sistema económico. Es decir, examinaremos cómo y por qué un sistema
económico evoluciona con el objeto de identificar las causas de esa evolución y, con
ello, las diferencias (especificidades) entre unos y otros sistemas. Los sistemas de
innovación (por ejemplo los SSI) no podrían diferir sustantivamente entre sí, si no se
dieran causas específicas de dicha diferenciación, algunas de las cuales aparecen de
modo difuso en la literatura. Nos referimos, en particular, a las dinámicas de objetivos
de los agentes, que son, como argumentaremos, elemento fundamental en la explicación
de las diferencias de patrones de innovación observadas entre sectores.
de la “cuantificación” de los procesos implicados como las implicaciones que para la política económica
supone adoptar enfoques complejos.
2
Edquist señala que la debilidad más importante del marco conceptual de los sistemas de innovación (SI)
es que, a pesar de su utilidad para abordar el estudio del funcionamiento de los sectores, está “sobre-
teorizado” o “sub-teorizado”, por lo que no queda claro cuál es su sustento teórico ni su estatuto
epistemológico. Otras debilidades señaladas por Edquist son la “borrosidad conceptual” de SI, en
particular cómo se conciben y definen las instituciones, los límites de los sectores, etc. (Ibíd.).
3
agentes, algunos de los cuales muestran una intención manifiesta. Para acomodar
analíticamente esta última idea, precisaremos de un concepto teórico fundamental: el de
plan de acción de los agentes.
Es un hecho constatado que los patrones de innovación varían según los sectores
productivos de una economía en términos de características, fuentes de innovación,
actores implicados, límites del sector, procesos y organización de las actividades
innovadoras, etc. Además, una comparación entre actores, fuentes, instituciones y
políticas de innovación en diferentes sectores muestra fuertes contrastes: el papel de la
innovación en la dinámica y la transformación de estos sectores es muy diverso
(Malerba, 2005).
4
Existen fundamentalmente dos tradiciones en el estudio de los sectores. La primera de
ellas está relacionada con la literatura de la organización industrial. Algunas de las
aproximaciones más convencionales son las basadas, respectivamente, en el esquema
estructura-conducta-desempeño, en los costes de transacción, los costes irrecuperables y
en modelos de teoría de juegos de interacción estratégica y cooperación (véase, por
ejemplo, Cabral, 2000). Así, las diferencias en las estructuras de equilibrio de un sector,
se explican en función de los patrones de demanda y tecnología subyacentes y de los
tipos de costes irrecuperables en que se incurre. Los análisis inciden en la concentración,
integración vertical, diversificación, etc.; y en la dinámica de los sectores en términos de
progreso técnico, barreras de entrada, crecimiento de las empresas, etc. Finalmente, la
interacción entre las empresas se especifica en términos de comportamiento estratégico.
Sin embargo, a la hora de explicar los procesos de cambio estructural dentro de los
propios sectores, en la mayoría de estos estudios no se destaca especialmente el papel
que desempeñan las organizaciones distintas de las empresas (por ejemplo
universidades, laboratorios públicos, instituciones, etc.), el conocimiento y los procesos
de aprendizaje que se despliegan tanto en las propias empresas como en esas otras
organizaciones, la amplia variedad de esquemas de interacción entre los agentes
(interacción no sólo a través del mercado véase Larsen y von Tunzelmann en este
volumen), las transformaciones de los sectores en términos de agentes, etc.
5
análisis sistémico de los sectores; y, por otro, la adopción de un marco teórico evolutivo.
En efecto, la economía evolutiva provee un amplio marco teórico que permite acomodar
el concepto de SSI: los sistemas económicos y sociales se conciben como sistemas
sujetos a cambio endógeno continuo, siendo la evolución el resultado de la auto-
transformación de los sistemas a lo largo del tiempo (Witt, 2003). Por otra parte, la
economía evolutiva y los estudios de economía del conocimiento ponen especial énfasis
en que los sectores y las tecnologías difieren fundamentalmente en términos de la base
de conocimiento y de los procesos de aprendizaje subyacentes a cada sector,3 ideas éstas
centrales en la perspectiva de los SSI. En este sentido, como se mostrará un poco más
adelante, puede considerarse la base de conocimiento —más bien su dinámica— como
uno de los elementos determinantes del patrón de innovación propio del sector. Aunque
esto no es evidente de modo inmediato.
El marco conceptual de los SSI permite, según nos parece, una aproximación abierta a
los procesos de innovación en un doble sentido. Primero porque se trata de un marco
conceptual capaz de proveer de una visión multidimensional de los vínculos dinámicos
propios de dichos procesos. Su insistencia en la necesidad de analizar la co-evolución de
los procesos que subyacen y conforman los procesos de innovación es muestra de ello.
En segundo lugar, porque este marco conceptual parece compatible con la localización e
identificación del papel desempeñado por el conocimiento en los procesos objeto de
investigación. Resumimos a continuación las notas centrales de este marco conceptual4.
3
Véanse los trabajos de Nelson (1995), Dosi et al. (1996), Metcalfe (1998), Lundvall y Johnson (1994) y
Cowan et al. (2000).
4
Un trabajo preliminar es Alonso et al., (2006).
6
que configuran el entorno en el que despliegan su actividad los agentes del sector. Se
trata de lo que Malerba denomina los tres bloques constitutivos de un SSI: (i) base de
conocimiento y tecnología; (ii) actores, redes y demanda; y (iii) instituciones. Es la
interacción y co-evolución de estos tres bloques lo que da lugar a —permite la
emergencia de— un SSI. Veamos a continuación, con algún detalle, cada uno de estos
bloques constitutivos.
5
Estas características configuran una específica base de conocimiento, tecnologías e inputs que, podría
ser identificada estáticamente. Ahora bien, en un sentido dinámico —fundamental en el análisis de la
innovación— examinar el dominio de conocimiento es central para reconocer cuáles son las fronteras del
sector, fronteras que, además, cambian en el tiempo. De hecho, un análisis sustantivo de la dinámica de
un sistema exige clarificar los límites del mismo, sobre todo cuando este sistema se relaciona o está
incluido o incluye otros (sub-) sistemas.
7
aprendizaje por la práctica y la acumulación de experiencias el principal causante del
crecimiento del conocimiento; en unos sectores determinados el principal agente de
generación de crecimiento son las universidades, en otros las empresas; y así
sucesivamente.
8
sistema sectorial. La base de conocimiento y las tecnologías, y los procesos de
aprendizaje en marcha, condicionan la configuración de un sistema sectorial, van
definiendo sus límites y su patrón de evolución.6 Así, para establecer los límites reales
de un sistema sectorial de innovación particular habría que examinar cuáles son los
vínculos y complementariedades entre tecnologías que, de algún modo, podrían ser
indicativos de los patrones de innovación subyacentes. Estos vínculos y
complementariedades son eminentemente dinámicos: se trata de interdependencias y
procesos de retroalimentación que se dan entre una amplia variedad de variables en un
sistema sectorial. Entre estas variables, destacan por ejemplo, la estrategia de la empresa,
su organización, la tasa y dirección del cambio tecnológico, el tipo de competencia y las
redes que se generan entre agentes. Nos referiremos brevemente a estas últimas.
Agentes y redes. Un concepto muy apto para comprender los sistemas es el concepto de
red (Foster, 2005: 885). En este enfoque sistémico, también un SSI es un conjunto de
agentes heterogéneos, sean éstos, individuos (consumidores, empresarios, científicos,
etc.) u organizaciones (empresas, universidades, agencias gubernamentales,
asociaciones de comercio, asociaciones industriales, etc.) que interactúan a través de
una serie de vínculos (conexiones) que establecen entre sí. Los agentes que interactúan
en un sector están caracterizados por sus especificidades de aprendizaje, competencias,
creencias, objetivos, estructuras organizativas y comportamiento. Los agentes
interactúan a través de procesos de comunicación, intercambio, cooperación,
competencia y órdenes; a través del mercado, pero también a través de relaciones extra-
mercado. Tal como se ha planteado desde la teoría evolutiva, las empresas están
caracterizadas por creencias, expectativas, competencias y formas organizativas, y
despliegan procesos de aprendizaje y de acumulación de conocimiento (Nelson y
Winter, 1982; Teece y Pisano, 1994; Teece et al., 1997). Es destacable el papel que
desempeñan los objetivos que persiguen los agentes en función de sus creencias, valores,
representaciones, etc. Recientemente, Richard Nelson (2006, p. 497) ha reconocido que
una característica importante de la evolución de los negocios, el avance tecnológico, etc.,
“es que la actividad humana implicada en ellos está marcadamente orientada por las
metas [objetivos] que persiguen, con un relativamente amplio consenso en las metas, y
6
Por ejemplo del tipo Schumpeter Mark I y II (Winter, 1984).
9
un elevado nivel de abstracción”.7 Es este un tema, a nuestro entender, fundamental que
hasta ahora no ha recibido suficiente atención; en la próxima sección tendremos ocasión
de volver sobre este asunto y de ver que se trata de un elemento clave para la
comprensión de los sistemas económicos en general, y de los sistemas de innovación en
particular.
7
Véase también en este sentido Nelson (2005).
10
escaso y, además, introducen una cierta estabilidad en el comportamiento de los agentes,
lo cual posibilita la formación de expectativas “razonables”. Son muy pertinentes, en
este sentido, los trabajos de North (2005), Hodgson (2004) y Loasby (1999), entre otros.
11
conocimiento propia de un SSI. Es medio en tanto que, partiendo de la identificación
estática (instantánea) de los elementos constitutivos de un SSI en general, es posible
levantar un mapa de sus características en un momento particular del tiempo qué
instituciones están vigentes, cómo afectan al comportamiento de los agentes
(restricciones, incentivos, etc.), qué agentes operan, cuáles son las notas de la base de
conocimiento del sistema, etc. Es fin en tanto que ese mapa, a su vez, serviría para
identificar los vínculos y complementariedades dinámicos entre los elementos que
configuran ese SSI particular, haciendo posible el análisis de su estructura de
conocimiento y su evolución.
Según el Manual de Oslo (2005, p. 15) el conocimiento en todas sus formas desempeña
un papel central en el progreso económico; por otra parte, los procesos de innovación
son procesos complejos. El mismo Manual reconoce que los vínculos actúan como
12
fuentes de conocimiento y tecnología e insiste en la necesidad de incorporar este tipo de
cuestiones en las estadísticas de la innovación (capítulo 5, pp.75ss.). Ahora bien, ¿cuál
es el vínculo causal que va desde el conocimiento como estructura hasta la innovación
como proceso complejo? ¿Cómo se van estableciendo los vínculos entre los elementos
de un SSI y cuáles son las consecuencias de estos? Responder a estas preguntas es de la
mayor importancia si se desea aclarar, por ejemplo, el estatuto epistemológico de SSI.
En esta sección presentaremos, brevemente, en qué consiste el conocimiento y el
aprendizaje para posteriormente presentar el concepto de plan de acción, que es el
elemento en el que convergen las dinámicas internas y externas a los agentes y que nos
permitirá, en la próxima sección, iluminar una serie de cuestiones importantes para este
trabajo.
13
En esta perspectiva, puede considerarse el conocimiento como un sistema; pero también
lo son las estructuras cerebrales que lo sustentan (Fuster, 2003), las cuales son, a su vez,
parte de un organismo, etc. Pero desde otro punto de vista el conocimiento se integra en
las organizaciones, sectores, etc., que son sistemas de rango superior. El crecimiento del
conocimiento es la acumulación de un fluir de conexiones entre los elementos internos
de un sistema, y entre los de este sistema con otros de rangos superiores e inferiores,
que son elementos de éste. Una “aplicación” interesante de esto es la caracterización de
los agentes económicos en términos de sus conexiones (tanto ad intra como ad extra).
Según Earl (1986, 2003), el agente económico está plenamente reconstruido cuando
todas las conexiones en las que opera, tanto internas como externas, quedan plenamente
explicitadas. Sin embargo, es imposible llegar a reconstruir al agente económico en su
totalidad; los agentes están de hecho estableciendo (y también eliminando)
constantemente conexiones.9 A estos procesos los denominamos de aprendizaje.
3.2 Aprendizaje
Las conexiones que forman el conocimiento de los agentes constituyen la base para la
acción de los mismos. Estos utilizan el conocimiento adquirido para elaborar teorías
(Nelson, 2005) acerca de cómo están conectadas causalmente los diversos elementos
que constituyen los sistemas físico-naturales, tecnológicos y sociales en los que
despliegan su acción. Estas teorías tienen un valor conjetural (Popper, 1972), y no han
de ser necesariamente verdaderas en el sentido de estar contrastadas científicamente.10
Las teorías son modelos o esquemas (frameworks) que sirven de base para la
anticipación o formación de expectativas de los agentes que actúan en un contexto de
incertidumbre, y que definen el conjunto de posibles eventos y la ponderación
(“probabilidad”) que el sujeto asocia a cada uno de éstos. Estos cursos de acción futuros
han de ser necesariamente imaginados y juzgados como posibles, para que tengan
9
Un sistema totalmente conectado —esto es, donde no cabe ninguna otra conexión— es el caracterizado
por la Teoría del Equilibrio General; obsérvese que en este tipo de sistema no cabe el aprendizaje ni, por
supuesto, una dinámica genuina. Subyace siempre la paradoja consistente en que un conocimiento implica
siempre una falta de conocimiento (Allen, 2004, p. 85).
10
Es importante, en todo caso, la diferencia en verdad lógica-material y verdad para la acción; véase
(Nelson, 2005).
14
efectos en la acción de los agentes. Estos modelos proveen de estructuras de
representaciones y procedimientos que, en la medida en que son de uso común y
generalizado, pueden definirse como instituciones. Este matiz es muy importante,
porque permite vincular el rol de las instituciones con el problema fundamental de
economizar las capacidades cognitivas en presencia de incertidumbre. Así, el estudio de
los procesos económicos es también el estudio de las instituciones (Loasby, 1999, p. 13).
Hay que notar, además, que las conexiones que configuran estos marcos o estructuras
para la acción son necesariamente incompletas como ya se indicó antes (Potts, 2000); es
decir, en un contexto de verdadera incertidumbre es imposible que los agentes conozcan
todas las vinculaciones entre los elementos (medios generalmente, pero también entre
los objetivos de acción) que constituyen los sistemas ahora y en el futuro. Íntimamente
ligado a esto hay un tema central en la economía evolutiva: la emergencia de novedades
(Encinar y Muñoz, 2006). En este contexto, los agentes despliegan una racionalidad
limitada (bounded rationality), que se refiere, respectivamente, a (i) las capacidades de
razonamiento de un agente que, por una parte, tiene una meta que alcanzar, y así marcha
tras su objetivo con una teoría al menos parcial de cómo lograrlo (aspecto racional del
concepto), y por otro lado, siendo esa teoría lo bastante ruda o imperfecta,
probablemente será revisada en el curso de su acción; y (ii) que el éxito no está en modo
alguno asegurado (aspecto limitado de la racionalidad). Ambos aspectos del concepto
parecen necesarios para captar lo que sabemos acerca de cómo los agentes y las
organizaciones solucionan sus problemas prácticos (Nelson, 2005, p. 3). Esta visión
conceptual es compatible con la aparición de novedad y con el crecimiento en el
conocimiento, es decir, con las condiciones de posibilidad de auténticos procesos de
aprendizaje.
El análisis de doble rango que vamos efectuando (elementos constitutivos del sistema y
sus conexiones) es fundamental para poder examinar la configuración y la dinámica
propia de la base de conocimiento de un SSI que es, por su propia naturaleza,
genuinamente evolutiva. Así, puede afirmarse que el conocimiento es conexiones, la
estructura es conexiones y la dinámica es el cambio en las conexiones. ¿Cómo se mueve
15
un sistema entre estados adyacentes? ¿Por qué pasa de uno a otro?... Son éstas preguntas
fundamentales de la microeconomía evolutiva (Potts, 2000).
16
Cambio continuo, pero ¿qué es lo que cambia? ¿Cuál es la unidad de selección que
alimenta constantemente el proceso de selección-retención? ¿Y la explicación causal de
la variedad renovada? Existe un intenso debate en torno a estas cuestiones. Para algunos
autores, las unidades de selección son las rutinas que desempeñarían, abusando de la
analogía (o metáfora) biológica el papel de los genes (Nelson y Winter, 1982; Becker,
2004); para North (2005) y Hodgson (1993) son las instituciones; para autores como
Boulding (1981), Hayek (1937, 1945, 1952) y Loasby (1999) es el conocimiento lo que
cambia, hasta el punto que el problema económico básico llega a identificarse con el
problema de la organización del conocimiento en la sociedad; para otros son las
capacidades las que cambian (Dosi et al. 2000); etc. Finalmente hay quien, como Potts,
en un plano mucho más abstracto y general, afirma que “son las conexiones las que
cambian” (Potts, 2000, p. 57).
17
elementos de distinta naturaleza: a saber, algo que se desea alcanzar (fines u objetivos)
con acciones (medios) conducentes a alcanzar ese algo.
Los agentes escogen sus objetivos de acción basándose en una multitud de factores:
psicológicos, sociales, culturales, éticos, etc. La constitución de estos planes se realiza
usando la imaginación, teniendo en cuenta que los objetivos perseguidos se sitúan en el
futuro imaginado por el agente. Podemos afirmar que los agentes se inventan el futuro
hacia el cual quieren orientar sus acciones. Esta idea es válida tanto si consideramos un
objetivo en el futuro muy próximo, en el medio plazo o en el largo plazo. Las
oportunidades de actuar en un determinado sentido (empresarial, por ejemplo) no están
escondidas en algún lugar de la realidad esperando a ser descubiertas por
emprendedores o visionarios, si no que, inicialmente, están en la mente de los agentes,
con independencia de que en algún momento posterior puedan adquirir la materialidad
de un documento escrito, una forma organizativa, etc.11
11
Es importante distinguir este uso de la imaginación proyectiva de la aproximación tradicional de la
escuela austriaca al fenómeno de la “empresarialidad”, basada en la noción de “descubrimiento” (Kirzner,
1992).
18
desplegándose en interacción con los de otros agentes, van configurando la dinámica
económica (y social) (Encinar y Muñoz, 2005).
Por ejemplo, y pese a ser un tema controvertido, los trabajos de Dosi et al. (2000, pp. 2-
4) y Cañibano et al. (2006a,b) han arrojado cierta luz sobre los distintos conceptos
relacionados con las competencias organizativas, centrándose en la noción de
capacidades “dinámicas” y estableciendo una diferencia clara entre rutinas organizativas
y capacidades. Ser capaz de algo es tener, en general, la capacidad de conseguirlo o
alcanzarlo como resultado de la acción intencionada. Las capacidades rellenan el
“espacio” o “distancia” existente entre la intención y el resultado de la acción.
19
Tanto la emergencia como el desarrollo de capacidades están inducidas por la intención,
por la tendencia del agente hacia un objetivo; en este sentido el proceso de desarrollo de
12
capacidades es un proceso de aprendizaje intencionado. Las capacidades son
dinámicas porque su representación no tiene cabida en una estructura cerrada como la
del marco atemporal de la tecnología de la elección racional. Cuando los agentes y las
organizaciones tienen un conocimiento perfecto y completo de la realidad, queda
excluida la posibilidad de que haya una diferencia que salvar entre la intención y el
resultado final de la acción. Dicho de otro modo: a partir de los conocimientos
asociados a especiales conexiones entre los elementos de un sistema en un momento
dado, la exploración de estados adyacentes de un sistema, la búsqueda y el ensayo de
nuevas conexiones proceso que implica la adquisición de nuevos conocimiento, de
nuevas capacidades están determinados por la tendencia de los agentes a alcanzar los
objetivos que se va proponiendo. Cada agente y cada organización muestra unas
competencias y capacidades específicas, fruto de su propio patrón de aprendizaje, lo
cual resultará en distintos grados de efectividad en su acción. Expresiones tales como
“adquisición de competencias”, “aprendizaje” o “acumulación de activos organizativos
intangibles”, muestran la dimensión dinámica que adquiere la acción de las
organizaciones bajo estos enfoques. Por tanto, las distintas formas en que las
organizaciones llevan a cabo este proceso de aprendizaje y desarrollo de capacidades
son una fuente importante de heterogeneidad y de generación (y posterior selección) de
variedad. Y éstas están vinculadas a las dinámicas de objetivos e intencionalidad de los
agentes.
12
Por ejemplo: el deseo de un niño de ser médico puede llevarle a descubrir una “capacidad innata” (o
vocación) que le haga plantearse “ser médico profesional” (nuevo objetivo), lo que si le lleva a estudiar
en una Facultad de Medicina termina por capacitarle para tal profesión.
20
alcanzados puedan ser eliminados de los planes de los agentes, de que los objetivos no
alcanzados puedan ser remplazados por otros, etc. Estos cambios conllevan procesos de
aprendizaje, así como la emergencia de acciones completamente nuevas que no pueden
ser explicadas únicamente por la mera adquisición de conocimiento. Son conexiones
especiales que se producen entre nuevos objetivos y medios.
Por supuesto, las intenciones y los fines de la acción (los objetivos) evolucionan en el
tiempo y al evolucionar inducen cambios en las capacidades de los agentes, que a su vez
pueden resultar en la formulación de fines e intenciones renovados y por lo tanto en el
desarrollo de capacidades reformadas o renovadas. Así, los agentes se diferencian por
su conocimiento y sus capacidades, pero también por los fines que persiguen. Los
agentes son también, y sobre todo, heterogéneos porque conciben fines distintos y
desarrollan capacidades distintas, desplegando procesos de aprendizaje interactivo
específicos con objeto de llevar a cabo sus planes. Todo ello redunda en que los agentes
pueden introducir una gran variedad de cambios en el entorno a través de sus acciones,
alterando así el espacio de acción (los planes) del resto de agentes.
13
A pesar de que un objetivo (un fin) pueda ser tratado analíticamente como un elemento estático
(atemporal), la intención es inherentemente dinámica. Ésta puede ser entendida como la tendencia hacia
un fin u objetivo que debe figurar primero en la mente del individuo (o grupo de individuos) como
propósito. Según el DRAE la intención es “la determinación de la voluntad en orden a un fin”; siendo el
fin de una acción “aquello a cuya consecución se dirigen la intención y los medios del que obra”. La
comprensión de la intención se remite por tanto al fin y la de éste último es también inseparable de la
intención. De ahí que las nociones de intención y de fin, estén estrechamente ligadas a la de plan de
acción.
21
conjunto de capacidades operativas de la organización se mantenga al cambiar sus
propietarios, sus fines pueden variar de forma radical, lo que termina transformando las
capacidades organizativas y hasta operacionales de la propia empresa. Esa voluntad de
introducir cambios en la realidad es la que permite a los agentes usar sus capacidades
por medio de acciones orientadas a la consecución de fines transformadores y, al mismo
tiempo, explica el desarrollo de capacidades nuevas o mejoradas.
No todos los cambios que experimenta una sociedad son resultado de la acción
intencionada; de hecho, no toda acción es intencionada (Rubio de Urquía, 2005), como
muestra por ejemplo la literatura relativa a la rutinas organizativas. Tampoco todos los
14
La discusión del papel que juega la intención en los procesos económicos de auto-transformación
permite arrojar nueva luz sobre el concepto de empresarialidad. Así, “los empresarios creen en algo que
nadie más cree y lo hacen con la suficiente fuerza de espíritu como para [es decir, tienen la intención de]
actuar en línea con esta creencia y comprometer sus recursos económicos en un plan de negocio. Esta
creencia está basada en el entendimiento del individuo en cuestión (empresario) y el entendimiento a su
vez se basa en el conocimiento del mundo económico que detenta el individuo” (Metcalfe, 2004: 167).
Véase también, en este sentido Earl (2003).
22
resultados de las acciones son siempre los pretendidos, el resultado de una acción puede
ser muy distinto a lo que originalmente pretendía el agente. La interacción, la
providencia, el desconocimiento, etc., pueden conducir a resultados totalmente
inesperados — se ha llegado a afirmar que la evolución es un proceso “ciego” (Vanberg,
2006), porque en éste emergen propiedades y se dan resultados no buscados (Popper,
1948). No obstante, la acción de los agentes, en cuanto racional, dentro de sus
limitaciones es tendencial: busca unas metas (razones) por las que actuar. Es más, en la
perspectiva de los planes de acción vinculados proyectivamente, las dinámicas
cognitivas podrían, por ejemplo, implicar la incorporación en el mismo de nuevas
acciones (medios) completamente nuevas o el descubrimiento de nuevas relaciones
entre acciones y objetivos a partir de novedades o cambios en la jerarquía de los
objetivos del agente y, por consiguiente, en las vinculaciones (conexiones) de los
elementos de un sistema. De este modo, aunque no toda acción sea intencionada y no
todas las novedades resulten de la persecución de fines concretos, la evolución de las
intenciones y los fines perseguidos por los agentes es un proceso fundamental en la
explicación de características muy importantes de la dinámica económica: la de la
evolución del sistema económico en su conjunto, por ser el desencadenante de procesos
que establecen y renuevan las conexiones de un sistema.
23
4.1 Elementos configuradores de la base de conocimiento
Este argumento nos lleva a identificar la localización analítica de ese factor explicativo
de la transformación de los espacios de acción de los agentes y, por ello, de los sistemas
a los que concurre. Volviendo al caso de las capacidades evolutivas, es el proceso de
24
constitución de las mismas por parte de los agentes que forman parte de un sistema el
vehículo fundamental para poder llevar a cabo aquel análisis de doble rango —el de los
elementos configuradores y el de las conexiones entre los mismos— propio de la base
de conocimiento, permitiendo así incidir en las vinculaciones evolutivas entre dichos
elementos. Es más, la evolución de dichas vinculaciones tendrá que ver, necesariamente,
con la diversidad y los cambios en los objetivos perseguidos por los agentes que
configuran la base de conocimiento. Por ello, las dinámicas de cambio de objetivos (y/o
su jerarquía) tendrán valor sustantivo como factores explicativos de los procesos de
auto-transformación (evolución) del SSI y de su patrón sectorial de innovación.
25
establecidas entre algunos de los elementos que constituyen la base de conocimiento del
propio sistema sectorial.
Así las cosas, habríamos establecido que lo que configura la base de conocimiento
propia de un sistema sectorial no es sólo un conjunto de elementos dados y sus
vinculaciones estáticas, sino y genuinamente, la dinámica de su potencial de
vinculaciones, vía capacidades, que se generan a medida que crece el conocimiento, y
que va dando lugar a una red de mutua interdependencia entre los elementos que
configuran la base de conocimiento, red que evoluciona en el tiempo. La emergencia y
desarrollo de capacidades, especialmente si son capacidades evolutivas, permite tejer
esa red y explicarla, en su caso, a partir de la co-evolución de las vinculaciones propias
del sistema, basada en buena parte en la co-evolución del conocimiento (Loasby, en este
volumen), aunque no sólo.
Nótese que el elemento que anima las conexiones entre los componentes (agentes) de un
sistema, y que es el estímulo permanente para la evolución del sistema, ha quedado
identificado como implementación de capacidades. Es preciso aducir ahora cuál es el
factor explicativo que desencadena la transformación de los espacios de acción de los
agentes y, por ello, de los sistemas a los que concurren. Dicho de otro modo, si se trata
de dar una explicación sustantiva, es preciso preguntarse por qué se suceden las
conexiones en un sistema.
26
se da una retroalimentación constante entre la intención y las capacidades evolutivas.
Esta retroalimentación permite explicar la transformación del mismo.
Transcurrido un cierto tiempo (que puede variar mucho en función de las características
de los agentes o las instituciones), los nuevos patrones de comportamiento y acciones,
en la medida en que se hayan mostrado eficaces en orden a la consecución de los fines
buscados, pueden convertirse en reglas, hábitos o rutinas de comportamiento. A pesar
de que el objetivo inicial permanezca, los individuos llevarán a cabo los
comportamientos aprendidos sin una deliberación consciente. Las acciones se volverán
regulares, previsibles, rutinarias. Los nuevos individuos que el sistema pueda incorporar
adoptarán posiblemente estos patrones de comportamiento (rutinas), incluso
desconociendo lo que explica su origen o la intención inicial que motivó su emergencia
(Becker, 2004).
27
por los científicos y cuyo origen, fueron aquel o aquellos objetivos que,
intencionadamente, se pretendía atender. Pero, ¿por qué continúa desarrollando nuevas
capacidades un subsistema como es el de ciencia, alcanzados ciertos objetivos que
estaban dados? Para contestar a esta pregunta, supongamos que el objetivo perseguido
—por ejemplo en el subsistema de Ciencia— pueda alcanzarse; es decir, es
técnicamente realizable y se ha sido capaz desde la comunidad investigadora de
desplegar las acciones necesarias (aprender, adaptarse, desarrollar capacidades, etc.)
para conseguir su propósito. Una vez logrado el objetivo, no habría razón aparente para
que el proceso de aprendizaje continuase, deteniéndose el proceso de implementación
de capacidades. Sin embargo, la experiencia muestra que el proceso de aprendizaje en
una economía del conocimiento nunca se detiene.
Además, las capacidades nuevas o mejoradas permiten reducir la diferencia entre lo que
los agentes pretenden conseguir y el resultado de sus acciones. El proceso de desarrollo
de capacidades contribuye por tanto a reducir esta diferencia. Pero, a su vez, el
28
desarrollo de capacidades permite que aquello que se buscaba lograr, los deseos y
motivaciones, se conviertan en fines. Esto es, las capacidades activan a su vez la
intención.
29
En la línea apuntada de trascender del nivel micro al mesoeconómico partimos de que el
patrón de innovación que manifiesta un SSI es el resultado de la interacción desplegada
por los agentes implicados —vía implementación constante de capacidades
evolutivas— y que son los creadores, transmisores y usuarios del conocimiento
generado en el propio sistema. En la medida en que los agentes vean cumplidas sus
expectativas diversas al participar en dicho SSI, podremos afirmar que este sistema
complejo funciona —el patrón de innovación es eficiente— en la medida en que
incrementa su potencial: esto es, si el sistema rinde más como SSI, y sus partes (los
bloques constitutivos del sistema) están conectados eficazmente (los agentes cumplen
sus fines, las instituciones lo posibilitan, etc.). 15 Así, por ejemplo, el científico ve
satisfechas sus aspiraciones de conocimiento (y logro social); el inversor “capitalista” o
la sociedad de capital riesgo consigue un retorno adecuado que le incentiva a seguir
invirtiendo; el gobierno que financia la actividad científica puede presentar la mejora en
la posición internacional de su país; los usuarios disponen de vacunas, tejidos, fármacos,
razas animales y vegetales mejoradas de diversos modos; los consumidores disfrutan de
productos más baratos y con mayores garantías o de un medio ambiente más limpio; las
empresas y organismos públicos cumplen con sus fines sociales, etc. En suma, el
cumplimiento de los diferentes objetivos de los diferentes agentes, la compatibilidad de
sus planes y expectativas (Hayek, 1937, pp. 37ss), afianza las conexiones establecidas
en el sistema. Esto significa que el patrón de innovación propio del sector es eficiente:
da lugar a una mayor puesta en valor de su base de conocimiento por parte de los
agentes que configuran el sistema.
¿Cómo sucede esto? Pongámonos en el lugar de la empresa que actúa en un SSI; ésta
habrá de percibir la capacidad innovadora de la actividad científica como una capacidad
del subsistema productivo potencialmente compatible con las necesidades probables del
mercado que atiende. Esto es, en la base de conocimiento “empresarial” habría una
visión empresarial de la base de conocimiento “científica”, de modo que, ambos lados
(científico y empresarial) compartirían una idéntica pero a la vez distinta base de
15
Este nivel de análisis es mesoeconómico (Dopfer y Potts, 2004) porque su característica principal es
que hace referencia a la interacción de una población de agentes portadora de planes que incorporan
expectativas, objetivos, estructuras, etc., comunes alrededor de un grupo de productos o servicios.
30
conocimiento. 16 O dicho de otro modo, los distintos objetivos y procedimientos
operativos de uno y otro agente terminarían por hacer “distinta” dicha base de
conocimiento, su modo de transmisión y su valor.
16
Idéntica, porque vista desde fuera del sector, la base de conocimiento es común para todo el sistema; y
distinta en la medida en que los diferentes agentes perciben y emplean una parte de la misma —la más
próxima para la consecución de sus fines.
17
“La creación de la ‘riqueza de las naciones’ depende primariamente de la disposición emocional del
público para crear novedad, tanto en los elementos como en las conexiones, y coordinar la producción y
el intercambio en modelos crecientemente complejos y organizados”. (Foster, 2005, p. 884)
31
redundando en incrementos o disminuciones de su eficiencia, medida en términos de
“puesta en valor de la base de conocimiento”.
18
Como ya se ha dicho, la nueva edición del Manual de Oslo hace hincapié en la necesidad de tomar en
consideración los vínculos del sistema y su evolución. Nótese, además, que el papel de instituciones como
las OTRIs —a diferencia de, por ejemplo las OPIs que tratan de cubrir lagunas de conocimiento— tienen
como función principal vincular diferentes actores y, para que estas vinculaciones tengan un éxito
razonable, han de atender las necesidades —i.e., los objetivos perseguidos— por cada actor. Otro tanto
puede decirse de las sociedades de capital riesgo. El modelo de Triple Hélice (Leydesdorff, 2006) es un
intento reciente e interesante en esta línea. Véase también Sánchez y Elena (2006).
32
resultado de la trayectoria anterior del sistema— condicionará qué tipo de vinculaciones
sean más probables o convenga ensayar, pero son estas últimas, su establecimiento, lo
que determinará la dinámica del sistema. El número de patentes registradas, los artículos
científicos publicados, el volumen de ventas, de penetración y grado de concentración
en un mercado, el número de empleos y salarios generados, el marco legal y las
políticas adoptadas, etc., no son si no productos o trazas de esta dinámica. Y este tipo de
productos es el que se registra en los análisis de carácter fundamentalmente histórico-
empíricos; pero el verdadero fundamento, teórico y dinámico, reside siempre en lo que
los agentes proyectan y tratan de alcanzar, estableciendo para ello todo tipo de
conexiones —que son conocimiento.
5. Observaciones finales
La principal crítica contra la aproximación de los SSI es que, en el mejor de los casos,
constituye una heurística, no una teoría. De nuestra discusión podemos concluir que,
efectivamente, SSI es una heurística que permite describir, analizar, y extrapolar la
dinámica de un sistema sectorial. Pero SSI puede sustentarse con un fundamento
teórico: el que analiza, precisamente, cómo operan los agentes (i.e.: una teoría de la
acción basada en el concepto de plan de acción). En efecto, un SSI es un producto de
esa acción en interacción planeada y desplegada por los actores del sector. Como
producto de ese despliegue interactivo, hay procesos que co-evolucionan, que cualifican,
o mejor dicho, especifican, cada SSI particular, lo cual es luego objeto de estudio
“empírico”. Esta es la base de la “medición”, etc., del desempeño de un SSI particular.
33
agentes planean su acción; de otro modo ésta sería irracional o absolutamente errática
(Nelson, 2006). Parte de los problemas que se detectan en la utilidad de los indicadores
empíricos y cuantificables están ligados, a nuestro modo de ver, a debates no
suficientemente clarificados sobre el fundamento de la acción de los agentes. En todo
caso, parece que el fundamento teórico es uno: el análisis del despliegue interactivo de
la acción personal y sus productos. De ahí se sigue el establecimiento, dinámica y
complejidad de las conexiones de los sistemas.
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