Pie entré en pdnico y empez6 a correr a
toda velocidad por ¢l cementerio. Mientras
crataba de abrirse paso entre la noulticud, la gente lo
atravesaba como si-estuviera hecho de aire, Finalmen-
re, escuchd la vox de su mani que lo [lamaba.
—jMiguel! —grité ella. Miguel siguié su voz
—jMam