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Trabajo Investigativo

Energía Nuclear

Tema: Energía nuclear

Integrantes: Alegre Yamila, Bernachea Micaela, Brizuela Adrian

Materia: EDI

Profesor: Eladio Cruz

Turno: noche
Reseña:

Hacia 1847 comienza a conjeturarse que siendo aceptado el principio de


conservación de la energía, la edad atribuida al sol y la imposibilidad de
explicar sus radiaciones a partir de una simple combustión química debería
existir alguna otra fuente de energía inadvertida hasta entonces por la
humanidad. En solo medio siglo desde el inesperado descubrimiento de los
rayos X por parte de Wilhelm Roetgen en 1895, la ciencia siguiendo la senda
de los misteriosos fenómenos radiactivos logra desvelar los secretos de la
energía nuclear. En 1876 los experimentos de Eugen Golstein con rayos
catódicos ponen en la pista a los científicos para detectar el electrón
En 1896 el físico francés Antoine Henri Becquerel comprueba que ciertas
sustancias, como las sales de uranio, generan rayos penetrantes de origen
misterioso. Las investigaciones de Marie y Pierre Curie con mineral de uranio
llevan al descubrimiento de otras sustancias hasta entonces desconocidas y
aún más radiantes, entre ellas el radio. No pasa mucho tiempo hasta descubrir
que la radioactividad implica emisión de energía. Dos años después, en 1898
Ernest Rutherford distingue rayos que denomina alfa y beta en las radiaciones
de uranio, estas últimas resultaran ser electrones. Joseph John Thompson,
físico inglés, es el que identifica y mide finalmente al electrón, la primera
partícula subatómica en ser descubierta. Ya en el siglo XX, en 1903 se
pensaba que los únicos elementos en tener una reserva energética dentro del
átomo eran los elementos radiactivos sin embargo Ernest Rutherford sugiere
que todos los átomos tienen escondida una enorme reserva de este tipo.
En 1919 Ernest Rutherford encuentra la primera evidencia experimental de
un protón. Rutherford expone gas nitrógeno a una fuente radiactiva de
partículas alfa, al colisionar algunas de estas partículas con los núcleos de los
átomos de nitrógeno se transforman en átomos de oxígeno-17,
imprevistamente ha logrado llevar a cabo la primera reacción nuclear hecha
por el hombre. En 1932 Chadwick realiza un descubrimiento crucial: el
neutrón, partícula de masa equivalente a la del protón, pero carente de carga,
lo que le convierte en un proyectil atómico ideal, pues es capaz de penetrar en
el átomo sin ser afectado. Los bombardeos cada vez más efectivos, sobre los
núcleos atómicos provocan alteraciones en el equilibrio energético de los
átomos y abren así el camino a la transmutación de elementos, algo por
entonces impensable.
En 1934 Frederic Joilot-Curie logra fosforo-30, el primer núcleo obtenido
mediante reacciones nucleares provocadas por bombardeo de partículas. Entre
tanto Fermi ensaya el bombardeo de uranio con neutrones, las extrañas
radiaciones beta resultantes confirman 5 años más tarde la obtención de un
elemento desconocido, el primero transuránico, que es denominado neptunio y
más tarde otro denominado plutonio. Las experiencias de Fermi logran
además variantes de átomos de elementos radiactivos ya conocidos con
diferente valor másico que comienzan a ser conocidas como radioisótopos.
Sus aplicaciones para la medicina en exploración y diagnostico serán
revolucionarias. Cinco años después, en 1939 el físico danés Niels Bohr
anuncia a la comunidad científica, a pesar de sus reservas iniciales, un
fenómeno inédito, la fragmentación del núcleo del uranio. El fenómeno será
conocido a partir de entonces como fisión. La fisión del uranio, según se
comprueba, libera cerca de diez veces más energía nuclear por núcleo que
cualquier otra reacción nuclear de las conocidas hasta entonces y además es
susceptible de propagarla mediante una reacción en cadena.
Entonces la energía nuclear es la energía en el núcleo atómico, es decir, la
parte central de un átomo. Los átomos son las partículas más pequeñas en que
se puede dividir un material. En el núcleo de cada átomo hay dos tipos de
partículas (neutrones y protones) que se mantienen unidas. La energía nuclear
es la energía que mantiene unidos neutrones y protones.
La desintegración de un átomo se consigue liberando la energía de su núcleo
pesado y eso es posible bombardeándolo literalmente con neutrones, de
manera que se descompone en dos núcleos más ligeros y ese proceso, llamado
fisión, genera energía. En la fisión se emiten dos o tres neutrones que pueden
seguir interaccionando con otros núcleos reproduciendo el mismo proceso. Es
lo que comúnmente se conoce como "reacción en cadena".
Explicado de esta manera, podría pensarse en una reacción en cadena
incontrolable y, por tanto, peligrosa. El quid de la cuestión -y el principio
básico de un reactor nuclear- radica en controlar que tan sólo uno de los
neutrones liberados produzca una fisión posterior. Si ningún neutrón continúa,
la reacción se pierde, y si hay más de dos, se pierde el control y se produce la
explosión nuclear.
¿Y la fusión nuclear?
Es otro proceso en el que también se libera mucha energía pero en el que, a
diferencia del anterior, en lugar de separarse los núcleos pesados, lo que
sucede es que se unen dos núcleos ligeros (dando lugar a uno pesado). Se trata
de un proceso mucho más complejo que la fisión y no se emplea en las
centrales nucleares.
Hasta ahora hemos hablado de átomos y éstos componen la materia; bien, el
uranio es esta materia, es decir, que los átomos que se descomponen liberando
la energía son de uranio (metal radiactivo sólido, de color blanco, dúctil y
maleable, muy duro y denso, que no existe en estado libre en la naturaleza,
sino que se encuentra como óxido o sal compleja en ciertos minerales). Sus
residuos radiactivos pueden ser de baja actividad (no generan calor y su
periodo de semidesintegración es menor de 30 años) y los de alta actividad
(contienen radionucleidos emisores alfa y no reducen su actividad a la mitad
hasta pasados más de 30 años).
El uranio se encuentra en la naturaleza en una relación isotópica de 99,3%
del isótopo uranio 238 y 0.7% de uranio 235. El enriquecimiento tiene por
objeto aumentar la concentración de uranio 235, que es el isótopo capaz de
producir la fisión nuclear. Los reactores de investigación utilizan como
combustible uranio enriquecido. Además, las centrales nucleares argentinas,
que actualmente utilizan uranio natural como combustible, mejoran su
rendimiento con uranio levemente enriquecido.
En las centrales nucleares, la energía se produce mediante la fisión en un
reactor. El calor que se libera en la reacción nuclear transforma el agua líquida
en vapor que mueve las turbinas que, a su vez, accionan los generadores
eléctricos, , por último, dan electricidad a las grandes poblaciones.
Los reactores nucleares son, por tanto, una de las partes fundamentales
dentro de una central nuclear, junto con el generador de vapor, la turbina y el
condensador.
En Argentina, este proceso se ensayò en la Planta de Enriquecimiento
ubicada en el Complejo Pilcaniyeu, a 60 km. de la localidad de Bariloche. El
proceso comienza con la conversión del UO2, proveniente del Complejo
Fabril Córdoba, a hexafluoruro de uranio (UF6) y luego, mediante el método
de difusión gaseosa se separan los átomos más pesados del uranio,
obteniéndose como resultado del enriquecimiento el uranio 235.

Seguridad Nuclear
Como es bien sabido, el uso de la energía nuclear entraña riesgo, porque
implica la generación y manipulación de productos radiactivos. Por ello, es
necesario incorporar las medidas técnicas y administrativas adecuadas con las
que reducir el valor del riesgo a valores aceptables.
En esto, la energía nuclear no es distinta de otras actividades que la sociedad
admite y utiliza, como el gas doméstico, la electricidad, o el transporte.
La seguridad nuclear tiene como objetivo la defensa de las personas y el
medio ambiente frente a los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes pero
sin renunciar a los beneficios que la utilización de la energía nuclear reporta a
la humanidad.
Para conseguir una protección adecuada es necesario establecer una serie de
medidas técnicas y administrativas que garanticen esta seguridad.

Barreras de contención

Las barreras físicas de seguridad son cuatro:

-La primera la forman las propias pastillas de combustible que, debido a su


estructura cerámica, retienen las sustancias radiactivas producidas en la fisión;
-La segunda barrera está formada por las varillas que contienen el combustible
y que retienen las pequeñas cantidades de sustancias radiactivas que pudieran
escapar de la primera barrera, impidiendo que pudieran pasar al refrigerante;
-La tercera es el circuito de refrigeración formado por la vasija del reactor, de
acero especial de 20 a 25 cm de espesor y revestida interiormente de acero
inoxidable, y todos los sistemas auxiliares del mismo; y
-La cuarta barrera es el edificio de contención, construido de hormigón
armado sobre una losa, también de hormigón, y recubierto interiormente por
una chapa de acero para asegurar su hermeticidad.

Salvaguardias tecnológicas

Para proteger estas barreras de protección existe un conjunto de sistemas que


han sido diseñados teniendo en cuenta la aparición de sucesos, posibles pero
no esperados, durante el funcionamiento de la central, como por ejemplo un
terremoto o una inundación.

Los sistemas que forman parte de las salvaguardias tecnológicas son:

El sistema de protección del reactor, que iniciaría automáticamente la


actuación de los sistemas necesarios para poder detener el reactor mediante la
rápida inserción de las barras de control;
El sistema de refrigeración de emergencia del núcleo que se encargaría de
refrigerarlo en caso de accidente con pérdida de refrigerante;
El sistema eléctrico de emergencia que garantizaría el suministro eléctrico
para el funcionamiento de los sistemas y componentes de la central, incluso
después de un fallo del suministro eléctrico normal;
El sistema de contención, que tiene como misión principal mantener dentro
de los límites aceptables las descargas radiactivas al medio ambiente en caso
de accidente.

Defensa en Profundidad
En las centrales nucleares se aplica el llamado concepto de "Defensa en
Profundidad", según el cual se establecen niveles sucesivos de protección,
disponiéndose en cada uno de ellos de mecanismos adecuados para corregir
los potenciales fallos que pudiesen producirse en el nivel anterior. Los cinco
niveles de seguridad son:
Un diseño y construcción que garanticen la estabilidad y seguridad
intrínseca del reactor;
La existencia de mecanismos capaces de llevar el reactor a parada segura
ante cualquier desviación de las condiciones normales de funcionamiento;
La incorporación de sistemas de seguridad capaces de hacer frente a
incidentes y accidentes, si no lo hubieran resuelto los niveles anteriores;
Una serie de elementos complementarios específicos para mitigar las
consecuencias de sucesos que pudieran exceder las bases de diseño; y
La existencia de unos planes de emergencia que incluyan medidas de
protección a las personas.

Salvaguardias administrativas
Las medidas administrativas de seguridad nuclear son impuestas a las
empresas propietarias de las instalaciones desde la Administración del Estado
a través de Leyes, Decretos y Órdenes Ministeriales, cuyo fin es mantener los
niveles técnicos requeridos durante el proyecto, construcción y
funcionamiento de las centrales nucleares.

En España, el Consejo de Seguridad Nuclear es el organismo técnico,


independiente, que se encarga de garantizar el correcto funcionamiento de las
instalaciones nucleares a través de inspecciones y controles continuos de los
que informa puntualmente al Congreso de los Diputados y al Senado.
En coordinación con las centrales nucleares y Protección Civil, existen en
cada instalación Planes de Emergencia Exterior que recogen las medidas a
tomar para la vigilancia del entorno en el hipotético caso de que tenga lugar un
accidente. Anualmente se realizan en todas las centrales nucleares ejercicios
de entrenamiento y un Simulacro de Emergencia, cuyo objetivo es entrenar a
todo el personal que pudiera tener que ejecutar estas medidas en una situación
de emergencia real. Estos simulacros, al igual que los planes de emergencia
exterior e interior de cada instalación son supervisados por el Consejo de
Seguridad Nuclear.

Planes de emergencia
Los planes de emergencia constituyen el último nivel de protección con que
se podrá contar en caso de fallo de todas las barreras de confinamiento de las
sustancias radiactivas. Han de considerar tanto un aspecto preventivo (actuar
antes de que haya ningún escape) como correctivo, en caso de que se llegue a
producir la contaminación del medio ambiente, para proteger a la población y
minimizar sus efectos. Los planes de emergencia se organizan a dos escalas,
interna y externa a la central nuclear.
El Plan de Emergencia Interior recoge los procedimientos, métodos, medios
y organización necesaria para afrontar emergencias dentro de la central y
minimizar sus consecuencias, así como las comunicaciones a establecer y la
coordinación con las autoridades responsables de proteger a la población de
los riesgos radiológicos que pudieran derivarse.
Por su parte, el Plan de Emergencia Exterior es responsabilidad de la
autoridad gubernativa, teniendo como Director al Subdelegado del Gobierno
en la provincia donde se ubique la central nuclear. Los planes de emergencia
nuclear son planeados por la Dirección General de Protección Civil, que
contará con la ayuda de distintos organismos oficiales competentes, que
participan en los llamados grupos "logístico", "sanitario" y "radiológico", este
último a cargo fundamentalmente del CSN.
Las medidas de protección a la población contempladas en los planes de
emergencia pasan por el control de accesos a la zona del accidente, como
primera medida, el confinamiento de la población en el interior de edificios a
resguardo de la nube tóxica, la profilaxis tiroidea con yodo no radiactivo, e
incluso la evacuación total de la población. Como requisito para su aplicación,
el emplazamiento debe contar con una infraestructura de comunicaciones
adecuada.
Pirámide normativa y otra documentación oficial de seguridad

Toda actividad con riesgo debe ser regulada de forma precisa y completa a
fin de introducir en ella elementos de seguridad que limiten a valores
aceptables el riesgo inherente a dicha actividad.
En el régimen administrativo español, el conjunto normativo incluye unas
leyes básicas, los reglamentos que desarrollan las leyes, órdenes ministeriales,
guías, normas y recomendaciones específicas a cada situación, así como el
resto de documentación legal propia de la instalación, en particular las
Especificaciones Técnicas de Funcionamiento, que, en el caso de las centrales
nucleares, son aprobadas mediante Orden Ministerial. Tal conjunto de
documentos legales permite particularizar los requisitos impuestos tanto como
sea necesario.

Con
objeto
de instaurar una homologación del nivel de seguridad en España comparable
al de los países más avanzados, se establece que, para aquellos aspectos
técnicos no desarrollados en la normativa española, será de aplicación la
normativa que sobre el particular exista en el país de origen del proyecto.
En España, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), creado por la Ley
15/80, constituye el organismo clave del régimen de autorizaciones. Aunque la
autoridad que concede o deniega tales autorizaciones es el Ministerio de
Industria, éste no puede tomar decisiones sin contar previamente con el
Consejo de Seguridad Nuclear, cuyos informes son vinculantes en todo lo que
afecte a la seguridad de las instalaciones y a la protección de las personas
contra los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes.
Ventajas
La generación de energía eléctrica mediante energía nuclear permite reducir
la cantidad de energía generada a partir de combustibles fósiles (carbón y
petróleo). La reducción del uso de los combustibles fósiles implica la
reducción de emisiones de gases contaminantes (CO2 y otros).
Actualmente se consumen más combustibles fósiles de los que se producen
de modo que en un futuro no muy lejano estos recursos se agotarían o el
precio subiría tanto que serían inaccesibles para la mayoría de la población.
Otra ventaja está en la cantidad de combustible necesario; con poca cantidad
de combustible se obtienen grandes cantidades de energía. Esto supone un
ahorro en materia prima pero también en transportes, extracción y
manipulación del combustible nuclear. El coste del combustible nuclear
(generalmente uranio) supone el 20% del coste de la energía generada.
La producción de energía eléctrica es continua. Una central nuclear está
generando energía eléctrica durante prácticamente un 90% de las horas del
año. Esto reduce la volatilidad en los precios que hay en otros combustibles
como el petróleo.
Esta continuidad favorece a la planificación eléctrica. La energía nuclear no
depende de aspectos naturales. Con esto se solventa la gran desventaja de las
energías renovables, como en los casos de la energía solar o la energía eólica,
en que las horas de sol o de viento no siempre coinciden con las horas de más
demanda energética.

Al ser una alternativa a los combustibles fósiles no se necesita consumir


tanta cantidad de combustibles como el carbón o el petróleo. La reducción del
consumo de carbón y petróleo ayuda a reducir el problema del calentamiento
global del cambio climático del planeta. Al reducir el consumo de
combustibles fósiles también mejoraría la calidad del aire que respiramos con
lo que ello implicaría en el descenso de enfermedades y calidad de vida.

Desventajas
A pesar del alto nivel de sofisticación de los sistemas de seguridad de las
centrales nucleares el componente humano siempre tiene cierta repercusión.
Ante un imprevisto o en la gestión de un accidente nuclear no se puede
garantizar que las decisiones tomadas por los responsables sean siempre las
más apropiadas. Tenemos dos buenos ejemplos en Chernobyl y en Fukushima.
El accidente nuclear de Chernobyl es, por el momento, el peor accidente
nuclear de la historia. Una sucesión de decisiones equivocadas por el personal
que gestionaba la central acabó causando una fuerte explosión nuclear.
En el caso del accidente nuclear de Fukushima, una vez producido el
accidente, la actuación del personal encargado de gestionarlo fue muy
cuestionada. Después del accidente de Chernobyl, el accidente nuclear de
Fukushima fue el segundo peor de la historia.
Una desventaja importante es la difícil gestión de los residuos nucleares
generados. Los residuos nucleares tardan muchísimos años en perder su
radioactividad y peligrosidad.
Los reactores nucleares, una vez construidos, tienen fecha de caducidad.
Pasada esta fecha deben desmantelarse, de modo que en los principales países
de producción de energía nuclear para mantener constante el número de
reactores operativos deberían construirse aproximadamente 80 nuevos
reactores nucleares en los próximos diez años.

Debido precisamente a que las centrales nucleares tienen una vida limitada.
La inversión para la construcción de una planta nuclear es muy elevada y hay
que recuperarla en muy poco tiempo, de modo que esto hace subir el coste de
la energía eléctrica generada. En otras palabras, la energía generada es barata
comparada con los costes del combustible, pero el tener que amortizar la
construcción de la planta nuclear la encarece sensiblemente.
Las centrales nucleares son objetivo para las organizaciones terroristas.
Genera dependencia del exterior. Pocos países disponen de minas de uranio y
no todos los países disponen de tecnología nuclear, por lo que tienen que
contratar ambas cosas en el extranjero.
Los reactores nucleares actuales funcionan mediante reacciones nucleares
por fisión. Estas reacciones se producen en cadena de modo que si los
sistemas de control fallasen cada vez se producirían más y más reacciones
hasta provocar una explosión radioactiva que sería prácticamente imposible de
contener.
Probablemente la desventaja más alarmante sea el uso que se le puede dar a
la energía nuclear en la industria militar.

Centrales de Argentina:
La Central Nuclear Atucha I está situada a 100 km de la Ciudad de Buenos
Aires (Argentina), cerca de la localidad de Lima sobre la margen derecha del
Río Paraná de las Palmas.
Lleva operando más de 30 años. Durante este tiempo el reactor nuclear ha
generado más de 65.000 millones de Kwh de energía eléctrica utilizando 1400
toneladas de Uranio.
El combustible utilizado por la central nuclear argentina I es uranio
enriquecido al 0,85%. Para la refrigeración y la moderación se utiliza agua
pesada (D20). Pertenece al tipo de reactores nucleares PHWR (reactor de agua
pesada presurizado).
La central nuclear fue construida principalmente por Siemens AG, de la
República Federal de Alemania. Utilizando un diseño basado en uno del tipo
PWR (reactor de agua a presión) junto con la experiencia obtenida en el
reactor alemán MZFR de 50 MWe.

La central nuclear Embalse es una central de generación de energía eléctrica,


ubicada cerca de la ciudad de Embalse, provincia de Córdoba, en Argentina.
Además de la generación de electricidad tiene otras aplicaciones en la
medicina nuclear debido a que gracias a su capacidad de recarga de
combustible nuclear durante la operación, también se la utiliza para generar
isótopos de aplicación médica, como el cobalto 60.
Desde el punto de vista de la capacidad de generación de energía eléctrica,
la central nuclear de Embalse tiene una capacidad de potencia bruta de 648
MWe.
El operador es Nucleoeléctrica Argentina S.A. desde 1994.
Conclusión:
Grandes ventajas obtenemos al emplear la energía nuclear, supera en gran
manera a otras energías alternativas...
La energía nuclear es costosa, peligrosa y sus residuos altamente
contaminantes a largo plazo. Pero es una forma 'limpia' de generar
electricidad, sin producir emisiones de gases de efecto invernadero.
Precisamente por este motivo los expertos dicen que, ante el brutal
crecimiento de la demanda energética que se espera en los próximos años, la
nuclear es la única opción para sostener el crecimiento económico del planeta.
La energía nuclear no emite gases ni partículas contaminantes a la
atmósfera, una ventaja clave para frenar el cambio climático. No utiliza
combustibles fósiles, de modo que no emite dióxido de carbono (CO2),
principal gas causante del efecto invernadero. Un tercio de la energía generada
en Europa proviene de la energía atómica, lo que evita la emisión de 700
millones de toneladas de CO2 -lo mismo que generan los tubos de escape de
200 millones de vehículos- y otros contaminantes generados a partir de la
quema de combustibles fósiles.

Se trata de una de las fuentes más baratas de producción de electricidad.


Según el Foro Nuclear Español, 32,3 kilos de uranio tienen la energía
equivalente de 100.000 toneladas de carbón. El peso de la materia prima
uranio es pequeño con relación al coste total de la producción de electricidad y
su precio es estable, obteniendo el kilovatio-hora (kWh) a unos costes
razonables.

Hoy en día es complicado conseguir trabajo, las centrales nucleares, al igual


que otras instalaciones eléctricas, generan empleo y riqueza en su zona de
influencia. Se estima que en cada reactor trabajan unas 500 personas. En total,
el sector nuclear español emplea a unas 30.000 personas entre puestos directos
e indirectos.

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