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Introducción
En este capítulo nos proponemos explicar algunos aspectos de la Historia
Colonial de la ciudad de Córdoba y su jurisdicción, que formaba parte
del espacio regional de la Gobernación de Tucumán, integrada al espacio
económico y administrativo del Virreinato del Perú y a partir de la segunda
mitad del siglo XVIII, al Virreinato del Río de la Plata. Las preguntas gene-
rales que responderemos a lo largo de este capítulo son: ¿Cuáles fueron las
principales características y transformaciones del sistema de dominación
colonial en Córdoba (como parte de la Gobernación del Tucumán y del
espacio económico peruano) durante los siglos XVI, XVII y XVIII? ¿Cuá-
les fueron las acciones de adaptación y de resistencia de los indígenas bajo
el sistema colonial?
Ubicaremos la fundación de la ciudad en 1573 dentro del largo pro-
ceso de invasión y colonización del espacio americano, concluyendo con
la revisión de las consecuencias que tuvieron las Reformas Borbónicas, ins-
tauradas hacia fines del siglo XVIII en el espacio analizado.
Estudiar este periodo implica un desafío en la forma de pensar el
territorio ya que al no existir todavía los estados nacionales que hoy cono-
cemos, debemos pensar en regiones más amplias (Gobernación del Tucu-
mán, el Virreinato del Perú, etc.), que a su vez se fueron transformando
al ritmo de los cambios políticos, económicos y sociales. Los mapas y el
glosario disponible nos servirán para ir comprendiendo este proceso.

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Invasión y colonización española en América

Proceso de expansión marítima europea


En el siglo XV, buscando una vía marítima de comunicación con Asia, las
naciones europeas y sus reyes -Portugal, España, luego Francia, Inglaterra
y Holanda- llevaron a cabo empresas de expansión, en las que también
participaban e invertían nobles, banqueros y comerciantes de las ciudades.
El perfeccionamiento de la cartografía y del transporte marítimo
(brújula, carabela, etc.), así como la idea de que la tierra era esférica, fue-
ron las condiciones que permitieron emprender la búsqueda de una ruta
marítima hacia el Oriente de Europa.
Influido por estos conocimientos nuevos, Cristóbal Colón tenía el
proyecto de llegar a Oriente, pero navegando hacia Occidente. Primero
se lo propuso al rey de Portugal, pero fue rechazado porque estaban ex-
plorando las costas africanas con el fin de llegar a Asia. Luego, les llevó
la propuesta a los Reyes Católicos de España, que sí se interesaron por
el proyecto porque significaba una ruta alternativa a la controlada por
los portugueses.
La primera expedición de Colón partió de Puerto de Palos en 1492.
Luego de varias semanas de navegación creyó haber llegado a las Indias
orientales cuando, en realidad, había arribado a un continente desconoci-
do para Europa y que más tarde se llamaría América.
Las colonias americanas le posibilitaron a España a lo largo del siglo
XVI, especialmente durante los gobiernos de Carlos I y Felipe II, conver-
tirse en una de las potencias europeas más importantes.

Conquista y colonización americana: América Central y


América del Sur
Una vez asentados en las islas del Caribe, los españoles impusieron tra-
bajos forzados a los indígenas para explotar las tierras y las minas. Los
efectos de este tipo de sistema y sus excesos, combinados con las pestes
y la explotación salvaje de los recursos naturales en las Antillas, produ-
jeron una crisis de producción, hambre y caos generalizado en la región.
Desde las islas del Caribe se comenzó el proceso de expansión hacia
otras regiones del continente, invadiendo el Imperio Azteca en 1519 y
el Imperio Inca en 1532.

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El Imperio Inca o Tawantinsuyu


fue una civilización que se organizó en el
Cusco poco tiempo antes de la invasión
Huayna Cápac, Atahualpa
española. Los Incas lograron conquistar y
Huáscar 
a pueblos semejantes en las áreas andinas
de los actuales territorios de Ecuador, El Inca Huayna Cápac era
el
gobernante del Imperio Inc
Perú, Bolivia, norte de Chile y noroeste Tawantinsuyu, que falleció
ao
de Argentina. Poseían una extensa red antes
de que los conquistadores
espa-
de caminos con la que integraban y ad- ñoles llegaran a este espaci
o. Sus
ministraban este amplio territorio, a la hijos, Atahualpa y Huáscar,
que
pertenecían a la nobleza inc
vez que contaron con complejos siste- aica,
iniciaron una lucha por el
trono,
mas de ganadería y agricultura intensi- luego de la muerte su pad
re,
va que les permitieron alimentar a gran saliendo victorioso Atahua
lpa.
Este último, recién corona
cantidad de población. sería capturado y luego ase
do Inca,
Al momento de la llegada del con- sinado
por los conquistadores esp
añoles
quistador español Francisco Pizarro y al mando de Francisco Piz
arro en
su ejército en 1532, el Tawantinsuyu Ca jamarca (actual ciudad per
ua-
na) en 1533.
se encontraba dividido en una guerra
civil de sucesión entre los hermanos
Atahualpa -encargado del ejército impe-
rial en Quito- y Huáscar -gobernante en
Cusco-, ambos aspirantes al trono luego
de la muerte de su padre el Inca Huay- Diego de Almagro - Franci
sco
na Cápac. Las tropas de Pizarro logra- Piz arro - Juan Núñez del Pra
do
ron capturar a Atahualpa y, a pesar de Conquistadores españoles
que acordó entregar a los españoles una que
protagonizaron la conqui
sta e
enorme cantidad de oro y plata a cam- invasión a los Andes Centr
ales
bio de su libertad, luego del pago, fue y parte del actual Noroe
ste
argentino, durante la prim
ejecutado. A partir de ese momento, las era
mitad del siglo XVI. Asocia
dos a
fuerzas de Francisco Pizarro y Diego de otros españoles encabezar
on los
Almagro continuaron su avance y me- primeros ingresos y asenta
mien-
tos a la región bajo el ran
diante alianzas con algunos miembros capitanes. Fueron los enc
go de
de la elite incaica ocuparon la ciudad arga-
dos de los primeros repart
os de
de Cusco y desde allí prosiguieron la premios tras la conquista
, lo que
invasión y ocupación a otras regiones provocó numerosos conflic
tos
con otros españoles.
de América del Sur. Durante la caída
del Tawantinsuyu hubo numerosos
intentos de reorganización y resisten-
cia inca y de otros grupos étnicos andinos, así como también conflictos de
intereses y guerras entre los mismos conquistadores españoles.

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Fuente: elaboración de Leticia Carmignani

Motivaciones de la conquista
Los españoles no tuvieron una única motivación para la conquista de este
territorio, si no que fueron varios los intereses que los movilizaron. Uno
de estos fue la evangelización de los indígenas, ya que la Iglesia legitimó y
justificó los procesos de conquista y colonización de las monarquías por-
tuguesa y española en América, a cambio de que se lograra la conversión
de los indígenas a la fe católica. En esta relación de mutua conveniencia
no faltaron conflictos. Así, mientras desde la iglesia se predicaba la lealtad
a la Corona y se trabajaba en la evangelización de los indígenas, la Corona
implementa un régimen de explotación cuyos fines eran principalmente
económicos. Esta contradicción se evidenció en Las Antillas, donde la so-
breexplotación y crueldades de los españoles devastaron la población in-
dígena en pocos años. A esta situación, se contrapuso una serie de fuertes
denuncias públicas encabezadas por algunos religiosos, como fray Barto-
lomé de Las Casas.

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Además de la evangelización, Fray Bartolomé de Las Ca


sas
la ambición de ascenso y reco- Fue un sacerdote dominic
o (Orden de
nocimiento social y las ansias de Santo Domingo) que luego
de participar
conseguir riquezas fueron motiva- en la conquista de las islas
del Caribe y
recibir una encomienda, ren
ciones muy importantes para que uncia a esta
última y comienza una cam
los españoles decidieran lanzarse paña contra el
sistema de explotación col
onial que estaba
a la conquista y colonización del haciendo estragos a los gru
pos indígenas.
Se opuso al sistema de enc
Nuevo Mundo. Sin embargo, es- omiendas y
luchó por la aplicación de
tas comenzaron a enfrentarse a las una legislación
más benévola. En sus escrito
s dejó clara la
acciones, objetivos y proyectos de contradicción entre la eva
ngelización y la
las sociedades indígenas, quienes “pacificación” de los indíge
nas y la sed de
oro y plata de los conquista
negociaron, resistieron y se adap- su paso por América regres
dores. Luego de
taron a las condiciones impuestas ó a España para
defender a los indígenas en
la Corte Real y
por el dominio colonial. falleció allí en 1566 a los 82
años.

Invasión española, fundación de ciudades y colo-


nización al sur del Perú. La fundación de Córdoba
en la Gobernación del Tucumán
Invasión y colonización española al sur del Perú
Las diferentes situaciones políticas que se vivían en el Perú, especialmen-
te los conflictos y demandas entre los españoles, fueron determinando el
avance sobre la región del Tucumán, ubicada hacia el sur, que luego se
conformaría como la Gobernación del Tucumán, dentro del Virreinato
del Perú. La mayoría de las expediciones que avanzaron sobre esta región
fundaron ciudades, algunas de las cuales no duraron en el tiempo y se
despoblaron, producto de la resistencia de las sociedades indígenas y de la
falta de recursos para sustentarse.
Las primeras expediciones a esta región, fueron la encabezada por
Diego de Almagro entre 1535-1536 y, posteriormente, la dirigida por Die-
go de Rojas entre 1543-1546. Ambas pueden considerarse expediciones
de reconocimiento o exploración, ya que no dejaron ningún asentamiento
español en la región.
Años después, el capitán Juan Núñez del Prado fue el primer español
que recibió en el Perú la autorización para fundar ciudades en el Tucumán,
dando inicio al proceso de invasión sistemática a esta región. Este proceso
implico el asentamiento de los soldados conquistadores en las ciudades

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fundadas y, además, el otorgamiento de las encomiendas indígenas, que
explicaremos más adelante. Luego de que varias ciudades españolas fueran
destruidas por los indígenas, se logró fundar (1553) y sostener la ciudad
Santiago de Estero, que se convertiría en la cabecera de la Gobernación del
Tucumán. Desde esta ciudad, los conquistadores fueron fundando otras
ciudades, entre ellas San Miguel del Tucumán (1565, trasladada a su actual
ubicación en 1685), Esteco (1567, que duraría poco tiempo), Córdoba
(1573), Salta (1582), La Rioja (1591) y Jujuy (1593). Con estas fundacio-
nes se logró consolidar una “cadena” de ciudades que conectaba la Gober-
nación del Tucumán con Charcas (provincia donde se ubicaba el centro
minero del Potosí). Sin embargo, en los valles Calchaquíes las sociedades
indígenas se mantuvieron autónomas y resistentes por más de un siglo.

Fuente: elaboración de Leticia Carmignani

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Fundación de la ciudad de Córdoba


El Virrey del Perú Francisco de Toledo ordenó al Gobernador del Tucumán
Jerónimo Luis de Cabrera fundar una ciudad en el valle de Salta, que ga-
rantizara el acceso de esta región al centro minero del Potosí y la protegiera
de los posibles ataques indígenas. Sin embargo, Cabrera, desobedeciendo
esta orden, decidió fundar más al sur la ciudad de Córdoba de la Nueva
Andalucía el 6 de julio de 1573, siguiendo un proyecto que buscaba comu-
nicar el Tucumán y el Potosí con el Océano Atlántico.
La ciudad de Córdoba se estableció en las márgenes del río Su-
quía, dentro de la región llamada de los Comechingones, donde habi-
taban sociedades indígenas que no habían formado parte del Imperio
Inca. Estas sociedades vivían en aldeas agrícolas, generalmente cerca de
cursos de agua, subsistían combinando la agricultura con la caza y la
recolección, y se vinculaban entre sí a través de relaciones de parentesco
y alianzas políticas.
Las descripciones realizadas durante las primeras expediciones es-
pañolas a esta región, nos permiten conocer el espacio y las sociedades
indígenas que en el habitaban, antes de la fundación de Córdoba. Un
ejemplo es la descripción que brinda la Relación de 1573 realizada por
los primeros conquistadores:

se hallaron haber casi treinta mil indios, gente toda, la más, vestida
de ellos con lana y de ellos con cueros labrados […] Las poblaciones
tienen muy cercanas unas de otras [...] Son grandes labradores […] por
gozar de las sementeras de todos tiempos [...] Es tierra que se hallaron
en ella siete ríos caudales y más de setenta arroyos e manantiales, todos
de muy lindas aguas. Hay grandes pastos y muy buenos asientos para
poderse criar ganados en gran número de todos los que en España
se crian, y hacer molinos y otras haciendas con que puedan vivir
prósperos los que allí vivieren […] los temples son muy buenos, y
sus tiempos de invierno y verano como en España, y especial donde
pareció tendrá buen asiento la ciudad que se poblare que al pie de una
cordillera (que) está entre dos ríos caudales que de ella nacen.

Luego de los primeros años de asentamiento caracterizados por una


fuerte resistencia indígena, que obligó a los conquistadores a concen-
trarse en un fuerte en las barrancas del río Suquía (en el actual barrio
Yapeyú), los españoles lograron derrotar a sus oponentes y asentarse en
el sitio del actual centro histórico de la ciudad. En la traza (o plano)
definitiva de la ciudad de Córdoba (1577) figuran los solares (o lotes)

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asignados a las principales instituciones españolas y a los más destacados
conquistadores, que de esta manera se transforman vecinos. Ser vecinos
en esta época implicaba principalmente ser propietarios de tierras, tener
una encomienda, una casa poblada en la ciudad y defender militarmente
el territorio. Los vecinos conformaban el cabildo, que era el órgano de
gobierno y justicia de la ciudad.

Traza definitiva de la ciudad de Córdoba, 1577


Actas del Cabildo de Córdoba en LUQUE
COLOMBRES (1971:125)

La jurisdicción de la ciudad de Córdoba, además de ese espacio urba-


no (con las casas y chacras de sus vecinos españoles, el Cabildo, la iglesia,
etc.), comprendió también el espacio rural, donde se ubicaban las estancias
y los pueblos de indios, que habían sido dados en encomienda a los prin-
cipales conquistadores.

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