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Alianza Universidad

Robert KYMerton

J L
f 4qciologia de la ciencia, 2
Investigaciones teóricas
empíricas

• Recopilación e introducción
.1 de Norman W. Storer,

Versi6ri española de
• Néstor Alberto Míguez

Alianza
Editorial
Título original:
INDICE
The Sociolo,gy o,! Science - Theoretical
and Empirical Inves.eigations fl57jÇ:.
(Publicado con autorización de The Univçrsity of Chicago,
Chicago, Illinois, U.S.A.)

PARTE TERCERA .
LA ESTRUCTURA NORMATIVA
DE LA CIENCIA
o Nóta Preliminar ----------------------------------------303
. /
11. .11 Estímulo Púritanoa la Ciencia .. .. . ... - -. 309-:
• 12. La Ciencia y el Orden Social --- ------ --- - -- ---. --- - --. 339.-
13. La Estructura Normativa dé laCiencia ---------------- 355

PARTE CUARTA
EL SISTEMA DE- RECOMPENSAS
DE LA CIENCIA
© 1973 by Robert K. Merton
© Ed. cast.: Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1977 Nota Prelimin- --- ---.
Calle Milán, 38;200 00 45 -----. -------------------371
ISBN: 84,206-2985-5 (Obra compi.)
ISBN: 84-206-21844 (Tomo II) .4 La Prioridades en los Descubrimientos Científicos -. 377:
Depósito Legal: M. 15.887-1977 4 15. Las Pautas de Conducta de los científicos ------------423
Compuesto en Fernández Ciudad, S.L. 16 Descubrimientos Unicos y Descubrimientos Múltiples en
Impreso en Giefol, S.A., Fol. LI La Fuensantá l-Cienia..--------------------.. 444
Móstoles (Madrid)
Printed in Spain 17. Los Descubrimientos M&üples cómo Punto Estratégico
de Investigación 1 477
. 18. T,a • Ambivalencia ¿ci los Científicos -.. ...

.. 299
308
La estructura normativa de la ciencia
Capítulo 11
bido un sustancial ímpetz de la mutua sospecha que existía entre
aquellos que nunca podían estar seguros de cuáles de sus familiares EL ESTIMULO pURI TANO A
Y amigos se «salvaría,,,, y cuáles serían «condenajos» 1938 LA CIENCIA *
A pesar de su brevedad, el artículo
alusiones a do: puntos, al menos, que ibantambién
a surgircmucho
ontienemás
vigorosas
tarde
aen la obra de Meno,,. En la nota dondé se discute los orígenes del
forismo de Newton, «si he logrado ver más lejos, ha sido encara-
mándome
mer indiciosobre los hombros de gigantes», puede encontrarse el Pri-
de un
interés Perdurable cuyo fruto final sería el libro
Sobre los hombros de gigantes
(1965). Y en la breve referencia de
Merton a la importancia de la eponimia y a la «importancia institu-
cional dada al reconocimiento y la estima como único derecho de
Propiedad del científico en sus desc
ubrimientos», así como a las con-
troversias sobre prioridades, llega casi -a identificar los principales
componentes del sistema de recompensas de la ciencia. No podemos
ahora conjeturar cúál podía haber sido la historia inmediata de la
sociología del conocimiento )
si Merton hubiera establecido su para-
digma en 1942, en vez de 1957, pera esto basta para poner de
tieóe la importancia crítica del articulo re:

- N.W.5. Lo que llamamos la ética protestante fue al mismo tiempo una


expresión directa de valores dominantes y una fuente independiente
de nuevas mot
ivacions No sólo condujo a los hombres por nuevas
vías de la actividad, sino que también ejerció tina constante presi6n
para inspirar una inalterable devoción a esa actividad. Sus impera-
tivos ascéticos establecieron una ampijá base para la indagación cien-
tífica, al dignificar, exaltar y consagrar tal indagación. Si el científico
había hallado hast
aentonces su recompensa en la búsqueda de la
verdad, en adelante tuvo nuevas razones para dedicar un celo des-
interesado a su prosec'jdón Y los que alguna vez dudaron de los
méritos edei hombres que se dedicaban a la investigación de los «pe-
queños
nsignificantes detalles de una naturaleza ilimitada», ahora
debieron enfrentarse con una nueva j
ustificación de tal pesquisa.
Los ele±entos fundamentales de la ética puritana se relacionaban
7 con el clima general de sentimientos y creencias; En cierto sentido,
esos dogmas y convicciones s habían acentuado por una selecci6n
pardal, pero esta suerte de parcialidad es común a todas las indaga-
dones doctaí. Las teorías que tratan de explicar ciertos fenómenos
necesitan hechos, pero no todos los hechos son igualmente atinentes
() Publicado ori~ ente,
la Nueva- Ciencia, como capítulocon el título de «Fuerzas Motivacionales de
V de la obra Sdknce, Technology atid So-
ciety itt Seventeentsce #tu,y England
Ltd.,- 1938; y con un nuevo prefacio,(Brujas, Bélgica, Saint Cat}ierme Presa,
Nueva York, Howard Fertzg Inc., y
Harper & Row, 1970). Reimpreso con autorizarján.

309
ti
310 La estructura normativa de la ciencia
11. E} estímulo
Puritano la ciencia
al problema en cuestión. Es necesaria la «selección», determinada 311
Por los limites del problema. Entre las variables culturales que siem- Segundo, en su creencia cada vez más ferviente en el progreso,
pre influyen en el desarrollo de la ciencia, se cuentan los valores pro-
fesión de fe que provenía de su creciente importancia social y eco-
y sentimientos dominantes. Al menos, ésta es nuestra hipótesis de
trabajo. En este período p nómica. Tercero, en su hostilidad hacia la estructura de clases exis-
articular, la religión articuló en buena me- tente, que limitaba y trababa su p
dida gran parte del complejo de valores prevaleciente. Por esta ra- articipación en el control político,
antagonismo que halló su culminación en la Revolución. - -
zón, debemos considerar el alcance y la influencia de las convicciones. Pero no podemos suponer sin más que la - burguesía era
religiosas contemporáneas pues éstas pueden haber estado relacio- sólo porque la ¿tic puritana
nadas, de una u otra manera, con el surgimiento de la ciencia. Pero invers. apuritana apelaba a sentimientos burguéses; - Lo
o era quizá más importante, como ñiostró Weber. Los senti-
todas esas convicciones tuvieron igual peso. Es menester realizar, - mientos y creencias puritanos, que estimulaban la laboriosidad
por ende, cierta selección a fin de abstraer aquellos elementos que cional e infatigable, co ntribuían al éxito económico. Las ra-
tuvieron tal relación observable. sidera mismas con-
ciones se aplican a la estrecha conexión entre el puritanismo
El puritanismo confirma la tesis de que nociones no lógicas con
y la ciencia: el movimiento religioso en parte se «adaptó» al cre-
una referencia trascendental pueden, no obstante, ejercer una consi-
derable influencia sobre la conducta práctica. Si bien las fántasfas ciente prestigio de la ciencia, pera ya inicialmente contenía sentí-
mientos p rofundamente arraigados que inspiraban a sus adeptos un
de una deidad inescrutable no se prestan a la investigación científica, profundo y consecuente interés por la ciencia.
la acción humana que deriva de una concepción particular de esa -
deidad puode prestarse a ella. Precisamente, fue el puritanismo el Las doctrinas puritanas eran sumamente claras. Si brindaban una
motivación a los científicos cont
que elevó un nuevo puente entre la acción trascendental y la hu- emporáneos, esto debe ser evidente
mana, con lo que aportó una fuerza impulsora de la nueva ciencia. por sus palabras y sus hechos. No es que- los científicos,- en mayor
Sin duda, las doctrinas puritanas descansaban, en última instañcia, grado
se que otros mortales, sean necesariamente conscientes de los
en una base teológica esotérica, pero fueron traducidas al lenguaje ñtimientos que dan significado a su ¡nodo de vida. Pero -el obser-
familiar y persuasivo de los legos. - vador puede a menudo, aunque no fácilmente, revelar esas valuacio-
Los principios puritanos, i nes tácitas y llevarlas a la luz. Tal prnce&miehtó debe Permitirnos
ndudablemente representan en cierta determinar si las cons
medida una acomodación al avance científico e intelectual de su tiém- ecuencias atribuidas a la ética puritana resul-
po. Los puritanos debían hallar un lugar sigñificatjo para esas ácti- taron verdaderamente efectivas. Además, - debe revelar la medida en
que Por
nía. todo esto era percibido por las personas a quienes más concer-
vidades dentro de su visión de la vida. Pero despichar la relación co
entre el puritanismo y la ciencia con esta fórmula sería supérficiál. raleza que nsiguiente, examinaremos las obras del filósofo de la natu-
« indudablemente hizo más que ningún otro de su ¿poca
Evidentemente las i mplicaciones psicológicas del sistema puritano para convertir a la ciencia en parte del - equipo intelectual de los hom-
de valores llevaron a una adhesión a la ciencia, y simplificaríamos gro-
seramente los hechos pára ajustarlos a una tesis p bres cultos», Robert Boyle . Sus investigaciones en física, química-
Y
reestablecida i fisiología, para mencionar sólo los campos -principales de los logros
dejáramos de observar k convergéncia de esos de este omnímodo exper
dos movimientos imentador, hicieron epoca. Agréguese a ésto
Además, la cambiante estructura de clases de la ¿poca reforzó - los el hecho de que fue uno de los que intentaron explícitamente afirmar
sentimientos puritanos favorables a la ciencia; pues una elevada pro-
porción de los puritanos provenían de la Clase burguesa áscendente, el lugar de la ciencia en la escala de los valores culturales, y se hará
de los comerciantes . Y manifestaban su : manifiesta su importancia para nuestro -problema particular. Pero
de tres maneras. Primero, en su consideración creciente
. poder al rneños oyle no estaba solo. Igualmente significativos para nuestro propó-
Positiva de la ciencia sito fueron John Ray, a quien Haliér llamó, un poco
y la tecnología, que reflejaban y prorriedan reforzar esté poder. el mayor b efusivamente,
otánico de la historia humana; Francis Willughby, quien
Troeltsch, .Tbe Social Teácbj p fue tal vez tan eminente en zoología como ,R-ay en botánica; John -
2 vols. (Nueva York, Macmillan, j o/ te ChiSttan £hzrc&s, Wilkins, una de las principales figuras del «colegio invisible» que
1931), IT, 681; Roland Usher, Tbe Reeons
trucho,, o/ /he Englis/j Cburdb, 2 vols. (Nueva York, Appleton; 1910), especial. - - -
mente el volumen II, que contiene un estudio istadístiro de los orígenes so- 2 J F. -
dales de los ministros puritanos. - Fulton, «Robert Boyle and lis
venteenfl i Century,>, Isis 18 (1932), 77-102.- Influence - oh Thought in the Se-
fesor Fuiton se muestra la gama de los prolíficos escritos de-bibliografía
En la ejemplar Boyle. del- - pro-

312 La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia 313


se convirtió luego en la Royal Societ ' ; Oughtred, Barrow, Grew, No se carece de claras manifestaciones de este proceso. La ¿rica
Wailis, Newton; pero una lista completa sería un registro científico protestante había invadido el Sbito de la ciencia y había dejado su
de la época. Otros materiales para nuestro fin los brinda la Royal impronta indeleble en la actitud de los científicos ante su labor. Al
Society, que, instituida poco después de mediados de siglo, estimuló expresar sus motivos, prever posibles objeciones y enfrentar la cen-
mucho el avance científico. En este caso, tenemos la fortuna de dis- sura efectiva, el científico hallaba motivo, sanción y autoridad, por
poner de un relato contemporáneo, escrito bajo la constante super- igual, en las enseñanzas puritanas. Una fuerza tan poderosa como
visión de los miembros de. la sociedad para que fuese representativo era la religión en aquellos días no era ni, quizá, podía ser escindida
de los motivos y metas del grupo. Se trata de la difundida Historia y delin]jtada. Así, en la tan ensalzada apología de la ciencia de Boyle,
de . la Royal Society de Londres de Thomas Sprat, publicada en 1647 leemos:
después de haber sido examinada por Wilkins y otros representantes
de la sociedad'. A través de estas obras, pues, y de los escritos de No es aventurado suponer que, al menos en la creación del mundo sub-
otros científicos de la época, podemos atisbar las principales fuerzas lunar y las más conspicuas estrellas, dos de los principales objetivos de Dios
impulsoras de la nueva ciencia. fueron la manifestación de su propia gloria y el bien de los hombres4.
Quizá no será difícil para ti (Pyrophilus] discernir que quienes tratan de
apartar a los hombres •de las diligentes investigaciones de • la naturaleza, si-
A la «gloria del gran autor de la naturaleza» guen un camino (aunque, lo admito, no intencionalmente) que tiende a frus-
e . - trar esos dos fines mencionados de Dios'.
Una vez que la ciencia queda firmemente institucionalizada, sus 4 Robert Boyle,
Sorne Considerations Touching the Use/ulness of Experi-
atractivos, apane de cualquier beneficio económico que pueda brindar, mental Natural Pbiosophy, 2: cd. (Oxford, 1664), p. 22.
son los de todas las actividades sociales . establecidas . y elaboradas. Ibid., p. 27. Esta alusión a la oposición contemporánea a la ciencia apun-
Estos atractivos son esencialmente . dobles: oportunidades general- ta a ciertos celosos sacerdotes. En términos generales, las censuras a la ciencia
provenía de cuatro fuentes principales. Primero, había individuos atrabiliarios
mente apreciadas de entrar en pautas socialmente aprobadas de aso- como Robert Crosse, un defensor del seudoaristoteismo, quien sostenía que la
ciación con los colegas y la consiguiente creación de productos cultu- Royal Society era una conspiración jesuítica contra la sociedad y la religión, y
rales que son estimados por el grupo. Tal conducta sancionada por Henry Stubbe, un delincuente literario profesional y médico galénico que entró
en la reyerta por razones de engrandecimiento personal y profesional. Estas exa-
el grupo tiende a perdurar sin obstácujós, sin que se cuestione su geradas actitudes de antagonismo tuvieron poca influencia y no indican en
razón de ser. Los valores institucionalizados son concebidos como modo alguno el lugar que ocupaba la ciencia y los hombres de ciencia a fina-
evidentes y no requieren ninguna justificación. les del siglo. Véase Arthur E. Shipley, «The Revival oí Science lii theSeven-
teenth Century», en Vanuxem Lectures (Princeton, N. 5., Pririceton University
Pero todo esto cambia en períodos de bruscas transiciones. Las Press, 1914); F. Greenslet, Joseph Glanvill (Nueva York, Columbia Uriiver-
nuevas pautas de conducta deben ser justificadas para afirmarse y sity Press, 1900), p. 78. La segunda fuente de oposición era literaria. Por ejem-
convenirse en foco de sentimientos sociales. Un nuevo orden social plo, Shadwell, en su comedia «El virtuoso» (1676), y Butler, en «Un elefante en
presupone un nuevo esquema de valores. Lo mismo ocurrió, con la la Luna» y en «Hudibras», ridiculizaron las búsquedas de ciertos científicos,
nueva ciencia. Sin ayuda por parte de fuerzas, que hubiesen captado pero estas sátiras literarias eran críticas al cientifismo exagerado y el diletantis-
mo, más que de los trabajos científicos serios de la época. Cf. Tbe Récord of tbe
74 la voluntad de los hombres, la ciencia sólo despertaba escasa aten- Royal Society (Oxford, Oxford University Press, 1912),
pp. 45 ss. Una tercera
ión y lealtad. Pero en asociación con un poderoso movimiento fuente de oposición, de lejos la más importante, la constituían aquellos ecle-
;ocial que inspiró una, intensa devoción al ejercicio activo de fun- siásticos que creían que las investigaciones científicas socavaban los fundamen-
iones establecidas, la ciencia se lanzó a plena carrera. tos teológicos de sus creencias. Pero es menester no confundir teología con reli-
gión. Los teólogos ortodoxos y dogmáticos, entonces como siempre, se oponían
3 Cf. Charles L. Sonnichsen, «The Ile and Works oí Thomas Sprat» (T& a toda actividad que pudiera conducir a la negación de sus dogmas. Pero las im-
ús doctoral, Universidad de Harvard, 1931), pp. 131 ss., donde se presentan plicaciones de la religión, particularmente de la ética religiosa, eran totalmente
,ruebas sustanciales del hecho de que la Historia de la Royal Society era re- contrarias. Fue esta ética, que se desprendía con igual ineluctabilidad de diver-
,resentativa de las opiniones de la Sociedad. Como veremos, las declaraciones sas bases teológicas, la que en sus consecuencias tuvo mucha mayor significa-
¡el libro de Sprat concernientes a los objetivos de • la Sociedad muestran una ción social que las abstrusas doctrinad que raramente penetraban en la vida del
Jara semejanza, en todo aspecto, con las caracterizaciones de Boyle de los mo- pueblo. El profesor R. F. jones sugiere una cuarta fuente.. Después de la res-
ivos y metas de los científicos en general. Véase ¡bid., p. 167. Esta semejanza tauración, los realistas ardientes impugnaron la ciencia, y en particular la Royal
s prueba del predominio del ethos que incluía esas actitudes. Society, -por.. la estrecha conSón entre éstas, el baconismo y el puritanismo.
Esto sugiere que los contemporáneos reconocían el fuerte sesgo puritano de la
314 La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia
315
Este es el motivo que reaparece constantemente en los mismos
escritos que a menudo contienen contribuciones científicas conside- Muchos espíritus emancipados de la actualidad, acostumbrados a
rables: estas actividades terrenas y 'logros científicos manifiestan la una separación radical entre la religión y la ciencia,' y convencidos
Gloria de Dios y promueven el Bien del Hombré. La yuxtaposición de la escasa importancia social relativa de la religión, tienden a gene-
de lo espiritual y lo material es característica y significativa. Esta ralizar tal estado de cosas. Para ellos, estas repetidas frases piadosas
son tácticas m aquiavélicas, una hipocresía calculadora o, en el mejor
cultura se basaba firmemente en un sustrato de normas utilitarias
de los casos, una mera costumbre, pero no expresan convicciones
que identificaban lo útil y lo verdadero. El mismo puritanismo 'había motivadoras p rofundamente arraigadas. Las
atribuido una triple utilidad a la ciencia. La filosofía natural era dad inspiran la acusación de que
' pruebas de extrema pie-
qui nipniu,n probar' nihil pro bat.
medio, primero, para establecer pruebas prácticas del estado de gracia Pero tal interpretación sólo es posible sobre la base de; una infun-
1

del científico; segundo, para aumentar el control sobre la naturaleza; dada extrapolación de creencias y actitudes del siglo 'ñ a "la sociedad
y tercero, para glorificar a Dios. Se reclutaba á la ciencia para el ser- del siglo, xvii. Aunque. siempre sirve para inflar el ego del icono-
vicio del individuo, de la sociedad y de Dios.. No puede negarse que clasta y,' a .veces, 'para exaltar 'las imágenes sociales de 'su 'época, el
eran fundamentos adecuados. No sólo comprendían una pretetisión «hacer bajar del pedestal» puede 'hacer que el error reemplace a la
a la legitimidad, sino que también proporcionaban incentivos inesti- verdad. 'A este respecto, es difícil 'creer que Boyle, quien manifestaba
mables. Para percatarse de esto, basta leer la correspondencia per- su piedad gastando, sumas corisiderábles en hacer traducir la Biblia
sonal de los científicos del siglo xvii a lenguas extranjeras así, corno de otras maneras menos materiales,
John Wilkins proclamó que el estudio experimental de la natu- simplemente rendía un homenaje puramente verbal 'a' las créencias
raleza es el medio más efectivo para suscitar en los hombres la vene- protestantes'. Como señala ace
rtadamente el profesor G. N. Clark:
ración hacia Dios . Francis Willughby, tal vez el más eminente zoó-
logo de la ¿poca, se avino a publicar sus obras ._.que, por 'sri exce- Existe... siempre una dificultad para estimas el grado en que aquello que'
siva modestia, juzgaba indignas de publicación— sólo cuando Ray llamamos religión interviene en algo que; en el siglo xvii, se decía en len-
guaje religioso. Esta dificultad 'no se resuelve descartando todos los térmiifos
insistió en que era un medio de glorificar a Dios Y el panegírico teol ógicos .y tratándolos meramente como un 'formalismo
trario, más a menudo es necesario recordar que raramente se común. Por el con-
de Ray de aquellos que Le honraban estudiando Sus obras fue tan usaban esas pala-
bien recibido que, en unos veinte años, se hicieron cinco grandes bras désprovistas de su significado, y que 'su uso generalmente implicaba vigo-
ediciones . ioso sentimientos. Este sentido 'de la cercanía' de Dios y 'del' Diablo a cada
acto y hecho de la vida diaria formaba parte integrante del' carácter - del
siglo 10.
nueva ciencia experimental, como en efecto ocurría. Véase el excelente estudio
de fones Ancientg and Moderns: A Study of the Background :0/
thc &oks (Saint-Louis, Washington tJniversity Studies,, 1936), Mc Batile of De diversos modos, pues, se traducían las ideas religiosas gene-
6 pp. 191-92, 224. rales a cursos de acción concretos. No era un mero ejercicio intelec-
Véanse, por ejemplo, las cartas, de William Oughtred, en Correspondence
of Scienti/ic Men of ¡'he Seventeenth Centur-y, rec., 8. 5. Rigaud , tual. El 'puritanismo infundía vigor , ascético a actividades' que, por
passim. O véanse las cartas de John Ray, en Correspondence ofpp. nxiv, y
John Ray, sí mismas, 'todavía - DO
Podían lograr la autonomía. Así, redefinia las
ed. Edwin Lankester (Londres, 1848), pp.. 389, 395, 402 y passim.
Principies and Duties oí Natural Religion, 6.' ed. (Londres; 1710), pági- relaciones entre lo divino y lo mundano para promover la ciencia al
nas 236 Ss. primer rango de los' valores sociales. ' Sé 'lto' esto á expensas 'inme-
Véase Edwin Lankester, reo., Memorials of John Ray (Londres, 1846), diatas de las actividades "literarias y, "finalmente, de les religiosas.
página 14r. '. Pues si el Dios calvinista es irracional, en el 'sentido 'de que nó' puede
9 John Ray,
Wisdom of God (Londres, 1691), pp. 126-29 y passirn. Nota-' ser, captado ' directamente por el intelecto' cultivado, puede ser glori-
bIes ejemplos del grado en que' Ray había asimilado los sentimientos puritanos
P uedenencon trarse en ,toda su correspondencia. Por ejemplo, escribe en una ficado mediante un estudio sagaz 'y meticuloso de Sus obras natu-
carta a James Petjver (4 de abril de 1701): «Me alegro de que vuestros 'asuntos rales h1 Esto no era sencillamente ün''
compromiso ' con la - ciencia'.
aumenten como para requerir más atención y os ocupen más tiempo, que no El, puritanismo "difería ,
del catolicismo, que había llegado gradual-
Puede estar mejor empleado 'que en las obras de' vuestra vocación. El tiempo mente a tolerar la ciencia, en qte, no solo' perdonaba su prosecucion,
que tengáis haréis bien en emplearlo, com hacéis, 'en el examen y la contem-
plación de las obras de Dios y 'la naturaleza» (Correspondence of John Ray, pá- 10
gina 390). 'Tbe Seventeenth Óentury (Oxford, :Universjt, Prss, 1929), p.
11 f Troeltsch, Social Teachings, II,. 585. 323.

316 La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia 317
sino que la exigía. Un concepto tan elástico como la «glorificación «La ciencia experimental, para 'Boyle como para Bacon, era en sí
de Dios», cuya definición católica difería tan fundamentalmente de 4 misma una tarea religiosa»
la protestante que produjo consecuencias totalmente opuestas, llegó A principios del siglo, estos acentos habían vibrado en la elo-
a convenirse, en manos puritanas, en la «fructificación de la ciencia». cuencia resonante de ese «verdadero apóstol de las sociedades sa-
bias», Francis Bacon. Aunque no realizó él mismo ningún descu-
«La confortación de la humanidad» brimiento 'científico, aunque fue incapaz de apreciar la importancia
de sus grandes contemporáneos, Gilbert, Kepler y Galileo, aunque
creyó ingenuamente en la posibilidad '-de un método científico que
• El protestantismo suministraba otros fundamentos para el cultivo
«colocara todos los ingenios y entendimientos en el mismo nivel»
de la ciencia. El segundo principio dominante en el cilios puritano, y aunque fue un empirista radical para quien la matemática no era
como se recordará, aludía al bienestar social, al bien de la mayo-
de niiiguna utilidad en la ciencia, tuvo, no obstante, gran éxito cómo
ría, como objetivo que siempre debía teners&presente. También en uno de losprincipales propagandistas de la evaluáción social posi-
esto, los científicos contemporáneos adoptaron un objetivo que lle-
vaba consigo, además de sus propios méritos obvios, un cúmulo de tiva de la ciencia y repudió la «escolástica estéril». Como cabría
esperar del hijo de una «culta, elocuente y religiosa mujer, llena de
sentimientos religiosos. La ciencia debía ser promovida y fomentada fervor puritano», y que fue reconocidamente influido por las 'acti-
por conducir al mejoramiento de la suerte del hombre en la Tierra, tudes de su madre , habla en El avance del saber del verdadero fin
al facilitar la invención tecnológica. La Royal Society, nos dice, su de la .actividad científica como el de la «gloria del Creador .y el
digno historiador, «no pretende ningún beneficio particular, sino que alivio de la situación del hombre» la Puesto que las . enseflinzas
va a la raíz de todas las nobles invenciones» 13 Además, los experi- de Bacon constituyeron los principios básicós sobre los que se mo-
mentos que no ocasionen un provecho inmediato no deben ser con- deló la Royal Society, como lo atestiguan muchos documentos ofi-
denados, pues, como declaraba el noble Bacon, los experimentos ciales y privados, no es extraño que en el 'estatuto de la sociedad
:on la luz conducen finalmente a toda una serie de invenciones útiles se expresara el mismo sentimiento Thomas Sydenham, celoso pu-
para la vida y el estado del hombre". Este poder dé Ja ciencia de ritano 2o sentía, asimismo, una profunda admiración por Bacon. Y,
mejorar la condición material del hombre es, aparte de su valor
Duramente mundano, un bien a la luz de la Doctrina Evangélica 16 Edwin A. Burtt, The Metaphyskal Foundations of Modern Pbysical
de la Salvación por Jesucristo. Science - (Nueva York, Harcourt Brace & Co., '1927), p. 188. -
Boyle, en su última voluntad y testamento, se hace-- eco, de la Cf. Mary Sturt, - Francis Bacon (Londres, K. Paul, Trench, Trubner &
Co., 1932), pp. -6 ss. Es cierto, como el profesor M. M. Knappen me ha
ñisma actitud, al dirigirse a los miembros de la sociedad de esta
señalado, que Bacon proporcionó a Jacobo sus argumentos legales contra los
;uerte: «Deseándoles también un buen éxito en sus 'laudables inten- puritanos. Pero esto 'no debe confundirse con la - tácita aceptación por Bacon
:os de descubrir la verdadera naturaleza- de las obras 'de Dios; y, de muchos de los aspectos no políticos del puritanismo. Para las afinidades con
rogando que ellos, y todos los demás investigadores de las verdades' la 'filosofía de Bacon, véase R. F. Jones, Ancients and Moderns, ' p. 92 ss.
13 En el Novum Organu,n, Libro 1, Aforismo 89, se caracteriza la ciencia
lsicas puedan remitir cordialmente sus logros a, la Glória del Gran como la servidora de la religión, pues sirve para' exhibir el poder de Dios. Por
utor de la Naturaleza, y ,ara confortación - de la humanidad» . supuesto, no se trata de una afirmación nueva.'
19 En el segundo Estatuto, que aprobó el Gran' Sello el 22 de 'abril de 1663,
12
Las cambiante definiciones de conceptos 'nominalmente idénticos cons- y por la cual se gobierna la sociedad hasta hoy, leemos que los estudios de sus
ituyen un fructífero campo para la investigación sociológica. - Estudiosos de la 'Miembros «deben aplicarse a promover mediante la autoridad de los experimen-
:ociología del conocimiento como Mannheim e historiadores - de las ideas (Lo- tos las ciencias de las cosas naturales y de las artes útiles; para la gloria de Dios,
rejoy, Boas, Crane, etc.) han contribuido con importantes estudios de tales pro- el Creador, y beneficio de la raza humana» (Record of ¡he Royal Soctety,' p. 15).
=OS. Obsérvese el aumento del énfasis en el utilitarismo.
20 Véase Joseph E Payne,
1.3 Thomas Sprat,
The History o/ tbe R.oyal Soc4e1y o/ London (Londres, Thomas Sydenbam (Nueva York, Longmans,
667), pp. 78-79: Green & Co., 1900), pp. 7-8, passirn, donde se aportan abundantes pruebas 'de
14 Ibid.,pp. 245, 351 ss. las, firmes creencias puritanas de Sydenhain. «No podemos estima su carácter y
15 Citado por" Gilbert Burnet, A Funeral Sermon Preached at ¡le Funeral su carrera - sin recordar que 'estaba, imbuido de la gran adustez de los, puritanos
i tbe Honograble Robert .Boyle (Londres, 1692), P. 25.' y se hallaba dispuesto, en ojosicián a cualquier tipo de autoridad, a que , se lo
llamara rebelde, si era necesario.»
318
La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia
COMO
Bacon, era propenso a exagerar la importancia del eiñpirismo 319
hasta el punto de excluir totalmente la interpretación teórica. «La las brumas [de las distracciones espirituales producidas por el Tea-
tro]» 26 Y
pura curiosidad intelectual.., le parecía de poca importancia, quizá finalmente, ¿debe preferirse una vida de la más afanosa
a causa, en parte, de la vena puritana de su carácter. Estimaba el actividad dentro del mundo al ascetismo monástico? Entonces
conocimiento sólo por su valor ético, en cuanto ponía de manifiesto menester reconocer el hecho de qué él estudio de la filosofía natural
la gloria del Creador, o por su valor práctico, como medio de pró; «no cuadra al secreto de un gabinete: nos hace útiles al mundo» 27
mover el bienestar del hombre» 11. En síntesis, la ciencia- encarna pautas de conducta que son afines
El empirismo dominaba de ma-
nera característica la concepción que de la medicina tenía Sydenha, los gustos puritanos. Por sobre todo, abarca 'dos valores altamentea
quien ponía por sobre todo el valor de la observación clínica, la estimados: el utilitarismo y el empirismo28.
«observación repetida y constante de p En cierto sentido, esta coincidencia explícita entre los principios
articulares» Tiene algún '
terés el hecho de que los mayores observadores clínicos de ese si- Puritanos y las cualidades eminentemente deseables de la ciencia
glo, Mayerne y Sydenham, fiiiran de origen puritano. co mo vocación, sugeridas por el historiador de la Royal Society, es
En todos los aspectos había la misma casuística. Sin duda, es en parte un intento expreso de adecuar al
correspondencia biunívoca
entre los principios del puritanismo y los atributos, objetivos y resul- científico, como laico piadoso, en el marco de los valores 'morales
'y
tados admitidos de la investigación científica. Tal, al menos, es la afir- sociales prevalecientes. Puesto que la posición constitucional y la
mación de los protagonistas de la ciencia de aquel tiempo. Si él puri- autoridad personal del clero eran entonces mucho más
imp ortantes
tanismo exige el trabajo sistemático y metódico; 'y la diligencia cons- que ahora, probablemente constituyó un intento de lograr la sanción
tante en la propia. vocación, ¿qué hay '—pregunta Sp'rat—' Ss religiosa y social. La ciencia, no menos que la literatura y la política,
activo, industrioso y sistemático que el Arte del Experimento pie aún debía, en cierta medida, lograr la aprobación del clero 29
«nunca puede llegar a su fin por los trabajos perpetuos de un solo Pero ésta no es toda la explicación. Las actuales discusiones so-'
hombre, ni siquiera por las fuerzas sucesivas de la mayor de las asam- bre «r
acionalización» y «derivaciones» han solido oscurecer ciertos
bleas?» . Aquí hay empleo suficiente para la más infatigable labo- p
roblemas fundamentales. Es cierto que las «razones» aducidas para
riosidad, pues aun aquellos tesoros ocultos de la naturaleza 'que se justificar las propias acciones a menudo no explican s
hallan más apartados de la vista pueden ser descubiertos mediante atisfactoria-
'el esfuerzo y la paciencia =. mente esa conducta. Es también una hipótesis aceptable la de que
las ideologías raramente dan origen
¿Huye el puritano de la ociosidad porque lleva a pensamientos a la a&Eión 'y que tanto' la ideo-
pecaminosos (o interfiere con , logía como la acción son más el producto de sentimientos y valores
la prosecución de la propia "vodación)? comunes sobre los cuales, a su vez,' reaccionan. Pero estas ideas no
«¿Qué cabida puede haber para 'las cosas bajas y pequeñas 'en una pueden ser ighoradas, por dos razones. Brindan claves para discernir
mente tan útil .y exítosamente empleada [como en la
fil osofíade' la los valores básicos que motivan la conducta. No 'es provechoso igno-
naturaleza]?» . ¿Son las .obras de teatro y los libros de Comedias rar tales indicadores De importancia aún mayor es' el papel de las
perniciosos y placenteros para la carne '(y contrarios 'a más serios
fines)?. Entonces, , ideas para dirigir la acción por canales particulares.
los Exp es' 'el «momento' más adecuado para que surjan Es el sistema
erimentos, para enseñarnos una Sabiduría que' surge de las dominante de ideas. el .que determina la elección . entre modos alter-
Profundidades del Conocimiento para disolver las sombras' y' disipar nativos de acción que son igualmente compatibles con las sentimien.
21 Ibid.,'p. 234..'.: of ¡he Ro ya! Sodet, p. 36.
22 Ibid., 27 Ibid., pp. 365-66.
pp. 34i-42..'
Ray, Wisdo,n of God, P. 125. Sprat sugiére perspicazmente que el ascetismo mónástico inspirado por
24 Sprat,
History of the Royal Society, pp. 344-45,
25 Cf. Richard escrúpulos religiosos fue parcialmente responsable ,de la falta de
Baxter, A Cbristian Directory; or, A Body of de los escolásticos: «Pero ¿qué lamentables tipos de filosofía no debían empirismo
produ-
nity, 5 vols. (Londres, 1825 [ 1 664-651), 1, 152; U, 167. G. Practica¡ Divi- cir
Barclay, el apologista de 'los cuáqueros, quien ' sugiere también Roben ble del trato con la humanidad? Estaban lejos dé poder descubrir los posi-
necesariamente, cuando formaba parte de su religión apartarse todo lo
«exp erimentos geométricos y matemáticos» esperificamen te buscar de la Naturaleza porque tenían. escasa oportunidad de contemplar secretos ,
'
gar de obras teatrales perniciosas;! véase como divers iones inocentes,' en lu- mente sus obras.» (Ibid., p. 19.) suficiente-
Divinity (PbiladepMa An Apology /or ¡he True Christian 29 JI
H. Henson,'. Studies in Englisi, Religion in tbe Seventeenti,
1805 [16751), pp. 554-55. . (Londres, J . Murray, 1903), Century
p. 29. '
320 - 11. El estímulo puritano a la ciencia
La estructura normativa de la ciencia
tos subyacentes. Sin tal guía y dirección, la acción no lógica se haría én contraste con el racionalismó medieval, se consideraba la razón
fortuita, dentro de los limites del sistema de valores . como subordinada al empirismo y auxiliar de éste. Sprat señala con
En el siglo xvii, la frecuente apelación de los científicos a la jus- diligencia la preeminente adecuación de la ciencia a este respecto".
tificación religiosa sugiere, ante todo, que la religión era 'una fuerza Probablemente sea en este punto en donde es más notorio el acuerdo
social suficientemente poderosa como para ser invocada en apoyo entre el puritanismo y el temperamento científico, pues la combina-
de una actividad que era intrínsecamente menos aceptable en la .épo- ción de racionalismo y empirismo que es tan pronunciada en la ética
ça. También lleva al observador a la orientación religiosa p&uliai'- puritana constituye la esencia del espíritu de la ciencia moderna.
mente efectiva que podía otorgar a las actividades científicas todó El puritanismo estaba imbuido del racionaliskno del neoplatonismo,
tipo de valores y, de este modo, servir para dirigir el interés de los que procedía principalmente de una apropiada modificación de las
creyentes por los canales de la ciencia. enseñanzas de San Agustín. Pero no se detenía allí. Asociada a la
Los esfuerzos de Sprat, Wilkins, Boyle o Ray para justificar su necesidad estipulada de abordar exitosamente los asuntos prácticos
interés en la ciencia no eran una obsequiosidad oportunista, sino el de la vida: en este mundo —derivación de la Peculiar característica
más serio intento de justificar la ciencia ante Dios. La Reforma había que se encuentra sobre todo en la doctrina calvinista de la predes-
transferido la carga de la salvación individual de la Iglesia al indi- tinación y de la certitudo salutis mediante una exitosa actividad -te-
viduo, y es este «abrumador y aplastante sentido de la responsa- rrena—, se hallaba la importancia asignada al epipirismo. Estas dos
bilidad por la propia alma» lo que explica, en parte, el agudo deseo corrientes, a las que se hizo -converger mediante la lógica de un sis-
de justificación religiosa ' y la intensa realización de la propia voca- tema teológico internamente coherente, fueron de tal modo asociadas
ción. Si no podía demostrarse que la ciencia era una vocación «legí- con las otras actitudes de la época que prepararon el camino para
tima» y deseable, no podía atraer la atención de quienes se sentían la aceptación de una unión similar en la ciencia de la naturaleza.
«siempre ante los ojos del Gran Maestro de Obras». Tales justifi- La exaltación puritana del empirismo, del enfoque experimental,
caciones obedecían a este intenso sentimiento. • estaba íntimamente conectada con la identificación de la contempla-
ción y la ociosidad, del gasto de energía física y la manipulación
-de objetos materiales con la industria . El experimento era la ex-
Racionalismo y empirismo presión científica de las inclinaciones prácticas, activas y metódicas
del puritano. Pero explica el ardiente apoyo brindado a la nueva
La exaltación •de la facultad de la razón en el cMos ciencia experimental por aquellos que tenían sus ojos puestos en el
puritanó
—basada parcialmente en la concepción de Ja racionalidad como un otro mundo, pero los pies firmemente plantados en éste. Además,
medio para frenar las pasiones— condujo in evitablemente a adoptar
una actitud de simpatía hacia aquellas actividades que exigían la ha desplegado en el universo nunca estuvieron destinadas a ojos que se cerran
voluntariamente y que las insultaran al no juzgarlas mediante la meditación. Las
constante aplicación de un razonamiento riguroso r& Pero también; bestias habitan y gozan el mundo, pero el hombre, para hacer más, debe estu-
diarlo y espiritualizarlo» (Boyle, Works, cd. por Thomas Birch, III, 62).
80 83
Operacionalmente, a menudo hay una línea divisoria tenue e incierta en- ' «Quiéndebe ser considerado como de ánimo más carnal? ¿El entusias-
tre «derivaciones» y - «residuos» (Pareto). Los elementos constantes en las reac- ta que mancha la .religión con sus pasiones, o _el experimentador, que' -no la
nones lingiiisticas asociadas a la acción manifiestan sentimientos activos profun- usa [la razón] para halagar y obedecer a sus propios deseos, sino para someter-
lamente arraigados. Hablando elípticamente, puede sostenerse que esos clamen- E. los?» (Sprat, History 0/ the Roya¡ Society, p. 361). Como se recordará, 'Baxter,
os constantes brindan motivaciones para la conducta, 'mientras que los elementos que en cierto modo era representativo de los puritanos, había denunciado la
rariables son simplemente justificaciones post /actum. Pero en la práctica, a invasión del «entusiasmo» en la religión. La razón- «debe mantener su autori-
eces es extremadamente difícil distinguir unos de otros. Una vez que somos dad en el mando y gobierno de vuestros pensamient.is» (C. D., II, 199, y pas
ónsdentes de la intensa carga emocional que ciertas convicciones religiosas Ile- sim). En un espíritu similar, aquellos que, en la morada de Wilkins, pusieron
raron en su tiempo, podemos hallar justificable tratarlas como residuos más que los cimientos de la Royal Society «estaban invenciblemente atinados contra, los
nmo derivaciones. •-' - encantamientos del entusiasmo» (Sprat, History o/ tbe Royal Society; p. 53).
Usher, Reconstruciion 0/ tbe Englisb Cburch, 1, 15. -
34
Esta observación constituye una de las muchas contribuciones del valio-
32
Debe recordarse que el uso de la razón era elogiado por los puritanos, so libro. del Profesor Jones Ancients and Moderns. Cf;, cap. 5, esp. pp. 112-13.
a parte, porque sirve para diferenciar al hombre de las bestias. Una declara Las consecuencias de este énfasis en ',el empirismo no fueron suficientemente
ión de Boyle puede dar indicios del gradó en que esta idea se filtróen el pefi- aclaradas en mi artículo sobre «Puritanism, Pietism and Science», ' Tbe [En-
miento de los científicos de la época. «Obras tan admirables como las que Dios• glish] Sociological Revieuí 28 (1936), 1-30
i
L.
322 La estructura normativa de la ciencia
11. El estímulo puritano a la ciencia ,
' 323
como ha sugerido Troeltsch, el calvinismo, que abolió la bondad
absoluta de la Divinidad, tendió a dar mayor importancia a lo indi- tamente en el método de la ciencia y que éste fuera sencillamente
vidual y lo empírico, al juicio utilitario y sin trabas Prácticas-Sobre un desarrollo paralelo en la historia interna de la ciencia, pero es
todas las cosas. Considera que la influencia de este espíritu fue un evidenteque, mediante la sanción 'psicológica de ciertos modos "de
factor muy importante de las tendencias empíricas y positivistas
- del pensamiento 'y de ,conducta, este complejo de actitudes hizo reco-
pensamiento anglosajón mendable, una ciencia ,de fundamento empírico, en lugar de hacerle
Un contundente puritano, Noab Biggs, pone de manifiesto 'esta reprensible o, en el mejor de los casos, tolerable; como 'en el período
actitud en su mordaz 'ataque a las universidades de su época. medieval. En resumen, el 'puritanismo modificó las orientaciones so-
ciales. llevó al establecimiento de una nueva jerarquía vocacional,
¿En qué contribuyen [las universidades] 'a la Promoción ó basada: en criterios que daban prestigio' al filósofo de la naturaleza.
de la verdad?... ¿Dónde se ocupan de la Química Mecánica,,elladescubrimiento
asistenta de Como bien ha dicho el profesor Speier, «no hay actividades que
la naturaleza, que ha aventajado a las otras sectas de la'filosofía 'por sus mól-
tiples experiencias reales? ¿Dónde hay mi examen y consecución de ex peri- sean honorables en sí mismas y se las considere excelentes en todas
mentos, estímulos a un nuevo mundo del conocimiento, que promueva il , com- las 'estructuras sociales»". Y 'una 'de las consecuencias del purita-
pleten e impulsen nuevas Invenciones?, ¿Dónde se lleva a cabo el estudio cons- nismo fue la rern p 'delacián de la estructura social de tal modo que
tante de anatomías vivas o muertas, o una demostración ocular sobre hierbas? dio estima a la ciencia. Esto debe de haber influido en la orientación
¿Dónde se realiza la revisión de los viejos experimentos y tradiciones, y' e
arrojan los desechos que han puesto lastres en el de algunos talentos hacia campos científicos, talentos que; en 'otros
, Templo del Conocimiento?
contextos sociales, habrían dirigido sus esfuerzos á otras actividades.
Era práctica común de los puritanos asociar el intenso 'desprecio
por una «estéril filosofía peripatéticá» con una' extravagante 'ádmir-
ción por el « conocimiento mecánico» que sustituía la fantasía' por El vuelco hacia la ciencia
hechos. Elementos de la ética puritana convergían de 'todas las direc-
clones para reforzar este conjunto de actitudes. La experimentación A medida que se manifestó' todo ' el contenido de la ética puri-
activa encarnaba todas las virtudes selectas y excluía todos" los 'vicios tana —aun después del fracaso político de la revolución, que no
Perniciosos. Representaba una revuel t debe identificarse erróneamente con el derrumbe de la influencia
estaba tradicionalmente ligado al cat a contra ese aristotelismo' que puritana sobre las actitudes sociales—, las ciencias se convirtieron
olicismo- reemplazaba la contem-
plación pasiva por la manipulación activa; prometía frutos prácticos, en focos del interés' social., 'Su nuevo auge contrasta con su anterior
en lugar de ficciones estériles; establecía de indudable manerá'lá situación '. Esto no careció de' consecuencias. 'Algunos que antes se
Gloria de la Creación ,. , habrían dirigido a' la teología; la retórica o la filología se orientaron,
No es de asombrarse que' el trasvase puri-
tano de valores llevara consigo el firme apoyo al experinentalrsmo por la sutil, inadvertida en alto 'grado y reciente predisposición de 'la
El empirismo y el racionalismo fueron canonizados, beatificados, sociedad, hacia cauces científicos. Así, ' Thomas "Willis,' cuyo Cerebri
por así decir. Bien puede ser que el cMos Anatome fue probablemente, la descripción más' completa y 'exacta
puritano no influyera direc del sistema nervioso realizada -hastaentonces y 'cuyo' nombre quedó
Ernst Troeltsch, Die Bedeutung 'des Protesta inmortalizado en 'él «círculo'de Willis», «originalmente se hallaba
de ,- moder pjen Web' (Munich; R. Oldenbourg, 1911)ntismus ,/ür die Enlstehung destinado a la teología, peró "a consecuencia de las desfavorables
36
Debo, al profesor fones '(Ancients and Moderns, P 8081.. condiciones de la epoca para la ciencia teológica, dirigió su atención
obra de Noah Biggs Mataeotechnja Medicine Praxeo.ç . 104) esta cita de 'la a ,la -medicina» 46 ',, ',:
da al Parlamento Reformista de la época. (Londres, 1651), 'dedica- ':

Dury, en Lente du sieur Jean Dury 'touchang l'état présent de 'la 'religion , No menas revelador del vuelcó del interés es el lamento de Isaac
'
en Angleter,-e (Londres, 1658), escribe de los indepen&ent Bárrow cuando era profesor: de griego 'en' Cambridge:' "M siento
que ce qu'ils voient» [«no creen más que 'en lo que ven»]. Citado. dI5 ne croieht
ge Ascoli, La Grande .Bretagne devan: 'l'opinion /ran çaise att ,X por Geor-
rís, Librairie Universitaire 3. Gañiber, 1930), 1, 407. «Soy , T/Iie siécle (Pa- que no- conducen a 'la práctica corno su fin propio»' (Maihematical Magick [Lori-
enemigo de 'su' filo- dres,i648],p.2). ' ' - ,.
sofía, que ¿fama a 'la inteligencia», escribió Baxter.
John Wilkins afirma que «nuestro mejor y más divinoY, por el lado' prácticci,
conocimiento está 'din-
Hans Speier, «Honor and Socíal Structüre», Social' Research 2 (1935), 79.
1 39 -Cf. Sprat, •Histqry o/ tbe -Royal 'Society,' p; 403.-'
gido a la acción; y pueden considerarse con justicia estériles aquellos estúdios 40 Johann E Baas, Outlines of
the History of Medicine 'and the Medical
Pro/ession (Nueva York, 1889).

324
La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia 325

solitario como una lechuza ática que ha sido apartada de la compañía mente la enriqueció en forma directa, pero sirvió para asentarla más
de todas las otras aves; en cambio, las clases de filosofía natural firmemente como actividad socialmente estimable. Y esta misma
están llenas» 41• Evidentemente la soledad de Barrow demostró ser
función la cumplió en no menor grado el puritanismo. El hedió de
demasiado insoportable para él, pues, cómo es bien sabido, en- 1663 que la ciencia actual esté - casi totalmente divorciada de lis saticiones
abandonó su cátedra para aceptar el recientemente creado profeso-
religiosas es interesante en sí mismo corno ejemplo del proceso de
rado Lucasiano de Matemáticas, en el cual fue predecesor de Newton.
El aficionado amante de la ciencia, tan cara secularización. Habiéndose liberado de sus amarras religiosas, la:cien-
cterístico de fines cia se ha convertido, a su vez, en un valor social dóminnte al que
del siglo, también refleja esta nueva actitud. Nobles y plebeyos - ricos
practicaban la ciencia, no como medio de vida, sino como objeto de están subordinados otros valores. Hoy es mucho más común en el
interés devoto. Para ellos, p mundo occidental someter las más diversas creencias 'a las sanciones
articularmente, los beneficios económicos
directos eran una consideración despreciable. La ciencia les brindaba que presumiblemente suministra la ciencia que a las que brinda la
la op ortunidad de dedicar sus energías a una tarea honrosa; desapa- religión; la creciente referencia a la autoridad científica én'. los anun-
recía de la nueva escala de valores la obligación de vivir las como- cios propagandísticos contemporáneos y la permanente connotación
didades de un ocio sin atenuantes 42 elogiosa de la misma palabra «científico» refleja de diversos modos
El más famoso de estos aficionados en la historia de la ciencia,es, la posición social de la ciencia
sin duda, Robert Boyle, pero tal vez pueda hallarse el mejor indiió c
de su importancia en su papel en la formación -
de la Roya] Society .
De los que en ese «maravilloso y pacifico año» de 1660 se organi- El proceso de secularización
zaron en una asociación definida, un número considerable —entre
ellos, lord Brouncker, Boyle, lord Bruce, sir Robert Moray, el doc- • - Los comienzos de esta secularización, de'bilznente perceptibles a
tor Wilkins, el doctor Petty y Abraham Hill— eran aficionados de fines de la Edad Media , :'emergieron, en cierto sentido, con mayor -
estetipo. Apenas menos asiduos fueron los esfuerzos de sabios como
lord Willughby, - John Evelyn, Samuel Hartlib, Francis Potter y 45 Como señala el profesor C. Bouglé, «la ciencia ha avanzado categórica-
• William Molineux - mente al primer plano en la escala de valores» (Tbe Evolution o/ Values [Nue-
La importancia social asignada a la - ciencia tuvo mi efecto pecu- va York, Henry Holt & Co., 1926], p. 201), 1- -
46 G. R. Owst, en su ejemplar estudio basado en nuevas pruebas docu-
liarmente fructífero probablemente a causa del estado general del
mentales, Literature and Pulpit it, Medieval England (Cambridge, - Iiniversity
desarrollo científico. Los métodos y objetos de investigación frecuen- Press, 1933), pp.- 188-89 Ss., pp.. 53+57 y passim, presenta in laborioso análi-
temente no estaban muy lejos de la experiencia diaria, y podían ser sis de las hornillas medievaiS, 'tan efectivas por entonces para determinar . la
comprendidos no sólo por los que estaban especialménte preparados visión popular, -y señala que asoma en ellas esta tendencia. Como ya hemos ob-
para ello, sino también por los que tenían una educación técnica rela- servado, fueron los mismos voceros de la Iglesia medieval quienes instaron a
los hombres a ver la obra de Dios en las múltiples apariencias - de la natura-
tivamente escasa "..Sin duda, el interés diletante por la ciencia rara- leza, y. esto contituyó un poderoso principio justificatorio de las indagaciones
41 Citado por Henxiiann Hettner, científicas. Asociado a esto, sin embargo, estaba fl el odium tbeologicutn al cono-
wick, 1894), pp. 16-17. - - Gescbicbje de,' engliscben literatu, (Bruna'. cimiento secularizado, pero era demasiado esperar la permanente suspensión
- 42 de los esfuerzos concertados a causa de las perentorias prohibiciones de los
Pone esto claramente de manifiesto la estima de William Derhan por el teólogos. Fue 'en parte para combatir esta amenaza de secularización del conoci-
aficionado a las cosas curiosas y zoólogo Willughby. «Seguía su plan con gran
aplicación, como miento, que se . hizo manifiesta de manera, alarmante con el gran movimiento
si hubiese tenido que vivir de ello; todo lo cual menciono... universitario del siglo xii; por lo que se crearon los -órdenes méndicantes. Pero
como ejemplo para personas de gran patrimonio y calidad que puedan sentirse «la. misma prédica de los mendicantes, originariamente destinada a seguir un
estimuladas a hallar los fines para los que Dios
les di riqueza, ocio,y pecadoras
prendas y - seguro curso medio en la instrucción moral ymental de los. legos ayudó incons-
dones personales, y talento; que no fue para ejercerlos en vanas cientemente a provocar una nueva crisis por la cual tal secularización se hizo -i
locuras, sino para emplearlos en la glorificación ..y el servicio del Creador infi- finalmente inevitable» (p.' 189). Con el advenimiento de la ética religiosa pos
nito, y en hacer buneas obras en el mundo» (Memoria]: 0/
0/ His Lile by Dr. Derbam, John Ray, Consisfing tenor a la Reforma que rompió las, últimas .aiduras 4e . control inhibitorio - de
43 cd. Edwin Lankester [Londres, la filosofía natural y que creó a ésta un ro1,' por entonces ' aceptable - por igual
Martha Ornstein, The Róle o/ ¡he Scienti/ic Societies in18463, pp. 34-35).
Century, P. 91 ss. ¡be Seventeenfi, para científicos y religiosos, de subordinación a los objetivos religiosos su-
44 Ibid.,
p. 53. premos y de autonomía deritro . del 'ámbito de, sus investigaciones, la
zación-se hizo tan explícita y pronunciada como antes había sido 'implícita y do-

11
326
La estructura normativa de la ciencia
11. El estímulo puritano a la ciencia
Plenitud en el ethos 327
puritano Pero el puritano no era simplemente
el último de los medievales o el primero de los tituyan nuevamente la razón por la autoridad, en un esfuerzo por
m odernos. Era am-
bas cosas. Como hemos visto, fue en el sistema puritano de salir victoriosos del conflicto.
valores
donde la razón y la experiencia comenzaron a ser consideradas como En una dirección, pues, el puritanismo llevó inevitablemente a
medios independientes para discernir aun la verdad religiosa. La fe la eliminación de las restricciones religiosas sobre la labor cientí-
que es indiscutible y no «ra
ter, no es fe, sino un su cionalmente sopesada», problam aba Bax- fica. Este fue el elemento distintivamente moderno de las creencias
puritanas. Pero esto no supone la relajación de la disciplina religiosa
eño, una fantasía o una mera opinión. En
efecto, esto otorga a la ciencia un poder que puede finalmente sobre la conducta; todo lo contrario. La adherencia al mundo era -
tar el de la religión. Esta categórica asignación de la hegemonía limi- intolerable. Debía ser conquistado y controlado por la acción directa,
tica a la ciencia se basa en el supuesto prác- y esta compulsión ascética había de ejercerse en toda esfera de la
conocimiento, experiencial y supr explícito de la unidad del
asensorio, de modo que el testi- vida. Pdr ello, es un error describir la adhesión puritana a la ciencia
monio de la ciencia debe, por fuerza, corroborar las creencias simplemente como una «adaptación» jI ambiente intelectual de la
ligiosas . re- época Hubo tales elementos secularizados, sobre todo con el trans-
Esta convicción de la naturaleza mutuamente 'confirmatoria de la curso del tiempo, pero eran mucho menos significativos que la
razón y la revelación brinda una base adicional para la actitud favo- inflexible obligación de la devoción a la simplemente bendita voca-
rable hacia los estudios expe ción del filósofo de la naturaleza.
rimentales, los cuales se supone, senci- Paradójica pero persistentemente, pues, esta ática religiosa, ba-
llamente reforzarán los dogmas teológicos básicos. Sin embargo, la
activa práctica de la ciencia, libremente sancionada por personas de sada en rígidos cimientos teológicos, promovió el desarrollo de las
ins mismas disciplinas-, científicas que más farde parecen refutar la teo-
ospechable religiosidad, creó un nuevo tono y hábito de pensa- logía ortodoxa.
miento —para usar la expresión de Lecky— que es el
árbitro de las opiniones de los períodos siguientes» 48 «supremo La articulación de estas diversas ideas, cada una de las cuales era
Como con- objeto de vigorosos sentimientos, en un sistema que era tanto más
secuencia de este cambio, es probable que los eclesiásticos, inca-
poderoso cuanto que era Psicológicamente coherente, más que lógica-
paces ya de apelar a enseñanzas comúnmente aceptadas de la ciencia, mente, tuvo una larga cadena de consecuencias, la 'menos importanteS
que más bien parecen contradecir diversas doctrinas teológicas, sus- de las cuales no fue la sustancial destrucción de ese mismo sistema
de ideas. Si bien la correspondiente ática religiosa, como veremos,
minada.
en Los principios reformistas no surgieron de repente; no representaron,
sus implicaciones no pierde necesariamente su efectividad cómo fuerza social tan pron-
una ruptura radical con el pasado, sino una
modificación e intensificación del énfasis to se socavan sus fundamentos teológicos, 'con' el tiempo así ocurre;
que, aunque preparado por una l , contribuyeron a provocar un cambio
reció repentino. Como sugiere Ow arga historia de tendencias precedentes pa- Este esbozo de la influéncia de la ciencia sobre los procesos de secu-
dan «el venerado lugar que el ira st, las en señanzas de los lollards nos recuer- larización sirve para hacer inteligibles los roles diversos y muy opuS-
tica protestantesbajo
Sus ha seguido teniendo en la fe y la prác -
por igual.,, cuando lasposteriores

realizaciones , en la ciencia y en la industria tos que la religión y la teología pueden desempeñar en sus relaciones
"obras meritorias" son finalmente desaprobadas, prue- con la ciencia.
han
el una vez más nuestro parentesco con el pasado. Así, se salva una vez más
abismo Una religión —entendida aquí, al igual que en toda esta inves-
toria, dealatales
frente Reforma y seinevitables»
cambios mantiene la continuidad espiritual de nuestra bis-
47 (p. 557). tigación, como las creencias y' prácticas áticas y morales' que consti-
Hay un acuerdo y una correspondencia tan admirables entre los hallaz- tuyen un sistema de fe y de culto, esto es, una ática -religiosa--
gos
«nosdefacilita
la ciencia natural y la teología sobrenatural dice Baxter, que la primera
gra ndemente» la :creencia en la segunda. C. D., 1, 172-74. Este supuesto es el defecto fundamental de la monografía, por lo demás
ejemplifica la incipiente tendencia de la teología a convertirse Esto
en la sirvienta excelente, de Olive Griffith Religion and Learning: A 'Study in Presbyterzan
de la ciencia, ya que los conceptos religiosos
de universo que el hombre p uede conocer. Cf. Paul se hacen dependientes del tipo Thought from 1662 lo ¡he Foündatjón of ¡he Unitarian Movemeni (Cambridge,
jense of Liberal Religion (Nueva York, Putnam, R Anderson, Science in De- Cambridge University Press, '1935). Su enfoque presupone sin fundamento y del
48
William E. H. Lecky, 1933), p. 191 SS. principio al fin que las convicciones religiosas son intrínsecamente 'estáticas 'y
History of Me Pise and. Influence of the Spirit
of Ra:ionaljsm in Europe ) 2 vols. sólo cambian por presiones externas, mientras que en el presente análisis se
McGriffert (Londres, 1865), 1; 7 afirma que tales cambios son, en gran parte, -el resultado de tendencias intrínse-
The Pise of Modern Religious Ideas, p. 18 y Véase tam C.
cas que se realizan gradualmente, con el. tiempo. Véase mi ±ecensi6n de la obra
passim. bién A.
del Dr. Griffith en -Isis 26 (1936), 237-39. ' .
328 La estructura normativa de 14 ciencia
11. El estímulo puritano a la ciencia - 329
puede promover indirectamente el cultivo de la ciencia, aunque deter-
minados déscubrimientos científicos sean al mismo tiempo atacados Esta incapacidad de los reformadores para prever algunas de las
vehementemente por los teólogos que sospechan su posible natura- más fundamentales consecuencias sociales de sus enseñanzas no fue
leza subversiva. Precisamente, puesto que a menudo no se analiza sencillamente resultado de la ignorancia. Fue más bien un producto,
esta trama de fuerzas entrelazadas y contradictorias, debemos dis- de ese tipo de pensamiento no lógico que considera primordialménte
tinguir con claridad entre las intenciones y los objetivos de los líde- los motivos de la conducta, más que sus probables resultados. La
res religiosos y las consecuencias (con frecuencia imprevistas) de sus justicia- del motivo es la preocupación básica; se excluyen otras consi-
enseñanzas °. Una vez que se comprende claramente esta trama, no deraciones, incluso la de la probabilidad de alcanzar el fin. La ac-
es sorprendente ni incoherente que Lutero, en particular, y Melanch.' ción prescrita por un conjunto dominante de valores 'debe ser rea-
ton, con menos energía, ex&raran de la cosmología de Cóiérnico. lizada. Pero, con la compleja interacción de las fuerzas de la sociedad,
En tono autoritario, Lutero condena la teoría copernicana: '<Der los efectos de la acción se ramifican. No se limitan a la esfera espe-
Narr wffl die ganze Kunst Astronorniae umkehren. Aber wie die cífica en la cual se centraban originalmente los valores, sino que
heilige Schrift anzeigt, so hiess_Josua die Sonne still stehen, •und aparecen en campos interrelacionados e ignorados al comienzo. Sin
nicht das Erdreich» '. [«El loco quiere trastornar todo el arte de embargo, es precisamente porque esas esferas de la sociedad se ha-
- la astronomía. Pero, como indica la Sagrada Escritura, Josué hizo flan interrelacionadas por' lo que las , consecuencias adicionales en
detener el Sol, no la Tierra.»] También Calvino se negaba a aceptar ámbitos adyacentes reaccionan sobre el sistema básico de 'valores.
muchos descubrimientos científicos de su tiempo, pero la ¿tica reli- Habitualmente es esta' reacción no buscada la que constituye un
giosa que provino de él inspiró la prosecución de la ciencia na- factor muy importante en• el proceso de secularización, de la trans-
tural. formación o la quiebra del sistema de valores. Esta es la paradoja
esencial de la acción social: la «realización» de valores puede 'llevar
50 Como dice Tawney: «Tan poco saben 'os que arrojan las flechas del es- a renunciar a ellos. Así, podemos parafrasear a Goethe y hablar de
píritu adónde irán a dar» (Religion ¿md Ihe Risc of Capitalism [Nueva York, «Die Kraft, die stets das Gute will, und stets das Bóse schafft» '
Harcourt, Brace, 1926], p. 277). Pero Calvino también pudo decir; «Díeu a res- [«la fuerza que siempre quiere el bien y siempre produce el mal»].
'suscité les sciences humaines qui son propres et utiles a la conduite de nostre En la medida en que lasactitudes de los teólogos dominan sobre'
te, et, servant A nostre utilité, peuvent aussi servir & sa 'gloire.» [Dios ha re-
sucitado las ciencias humanas que son apropiadas y útiles para la conducción de la ética religiosa' subversiva, en efecto —como hizo en buen grado
nuestra vida, y, al servir a nuestra utilidad, pueden servir también a su gloria.] la autoridad , de Calvino en Ginebra hasta la- 'primera parte del si-
Cf. Otto Rodewald, Johannes Calvins Gedankeñ über Erziébúng Bünde (West- glo ívm—, el desarrollo científico puede ser grandemente impedido.
falia; Ziegemeyer & Co.,1911), pp. 37 ss.
51 Citado por Dorothy Stimson, Tbe Gradual &ceptane of the Coperni- Por esta razón, es importante discriminar entre los períodos tem-
can Tbeory (Nueva York, 1917), p. 39. Como sugiere Dean Stimson ( p. , 99), pranos y los tardíos del calvinismo. Las implicaciones de ,sus dogmas
tales denuncias eran menos influyentes que las del clero católico, sobre todo a sólo se hicieron manifiestas con el paso de! tiempo. Pero tras la re-
causa de la doctrina protestante del derecho a la interpretación individual. Esta lajación de esta influencia hostily bajo el influjo de una ética que
fue una fuente efectiva de secularización.
52 En vista de este análisis, es sorprendente tomar nota de la afirmación provenía de él pero que se diferénció Progresivamente de él, la ciencia
atribuida a Max Weher de que la oposición de bis reformadores protestantes adquirió nueva vida, como ocurrió en "Ginebra desde mediados del,
es suficiente razón para no vincular el protestantismo con el avance científico.
Véase Wirtscha/ngeschichte (Munich, Duncker & Humblot, 1924), p. '314. Esta
- observación es especialmente imprevista; pues no concuerda en absoluto con el madores con las consecuencias imprevistas ' de 4a ética potestante, particular-
examen de Weber del mismo punto en sus otras obras Cf. Gesammelte, Aut- mente considerando que él mismo advierte contra la ignorancia de tal discri-
Jütze zur Rcligionssoziologie (Tubinga, J. C. B. Mobr, 1922), 1, 564, 141; minación en su Religionssoziologie. Tampoco habría podido identificar las ac-
• Wissenschaft al: Beruf (Munich, Duncker & Humblot, 1921), pp. 19-20. La titudes de los reformadores mismos con las de sus seguidores, cuando al: movi-
explicación puede ser, que la primera afirmación' s de Weber, pues la Wires- mientoprotestante se desarrolló. Véase, además, el comentario 'de Troeltsch
chaftsgcschichte fue compilada a partir de notas dispersas de Weber por dos de (Social Teacbings, II, 879.80) en el sentido de que, 'si bien el mismo Calvino
• sús discípulos: «un conjunto de hojas de notas que eran poco 'Ss que recor- era contrario a algunos descubrimientos' científicos; §u doctrina tuvo la conse-
datorios, escritos en una letra apenas inteligible,, aun para los familiarizados cuencia -de brindar un fermento de opinión 'directamente favorable a la adhe-
colla». Es' improbable que Weber hubiese cometido 01 el error. elemental de
sión alaciencia. - ''
co! nfundir la oposición a los descubrimientos científicos por parte de los refor- Véase Robert K. Merton, Che Unanticipated Consequences of Purposi-
ve Social Action», ..4inerican Sociological Review 1 (1963), 894904.
330 La estructura normativa de la ciencia 11. El estímulo puritano a la ciencia
331
Siglo xviii . Este proceso se retrasó particularmente en Ginebra acción social de los científicos con tan notables resultados. Las
porque allí tardó en disiparse una autoridad que repasaba en Calvino Phiosophical Transactions y periódicos posteriores mejoraron él
más que en las implicaciones de su sistema religioso. modo anteriormente prevaleciente e insatisfactorio de comunicar las
ideas científicas mediante la correspondencia personal. Asociada a la
La integración de la religión y la ciencia popularidad de la ciencia estuvo la nueva tendencia a escribir aun
obras científicas en lengua vern ácula—carasterística tan especial de
Boyle— o, en todo caso, a hacer traducir al inglés obras escritas
Es, por ende, al ethos religioso, no a la teología, adonde debe.
mas dirigirnos Si queremos comprender la integración de la ciencia en el esotérico latín o griego. Fue este tipo de interacción acumu-
lativa entre;la ciencia y la sociedad la que estaba destinada moldear.
y la religión en la Inglaterra del siglo xvii.
un clima de opinión en el cual la ciencia ocupaba un alto lugar en la
Quizá la creencia de más directa efectividad, en este elbos, para
la aprobación de la ciencia natural fue aquella .segiin la cual el estu- estima pública, mucho después de que se olvidara su justificación re-
ligiosa.
dio de la naturaleza permite una mayor apreciación de Sus Obrai y,
de este modo, nos lleva a admirar y ensalzar el Poder, la Sabiduría Pero en el siglo xvii esta justificación era de verdadera inipor-
y la Bondad de Dios que se manifiestan en Su creación. Aunque tal tancia, no sólo para preparar la atmósfera social de modo qúe
concepción no era desconocida para los pensadores medievales, las diera una buena aceptación a las contribuciones científicas, sino tam-
consecuencias que deducían de ella eran totalmente, diferentes. Por bién para proporcionar una meta final a muchos científicos del pe-
ejemplo, Arnaldo de Villanova, al estudiar los productos del Taller ríodo. Para Barrotv, Boyle, Wilkins, Ray o Nehemiah Gre'çv, la
Divino, se adhiere estrictamente a la idea escolástica medieval de de- ciencia encontraba su razón en el fin de toda existencia: la glorifi-
terminar las propiedades de los fenómenos a partir de tablas (en las cación de Dios y el Bien del Hombre. Así, para Boyle: «El conoci-
cuales, de acuerdo con los cánones de la lógica, se exponían todas miento de las obras de Dios, nos inspira admiración, y ellas parti-
las combinaciones del azar) . Pero en el siglo xvii; la importancia cipan y revelan tanto de las inagotables perfecciones de su Autor
asignada al empirismo llevó a la investigación de la naturaleza prin- que, cuanto más las contemplamos, tantas más huellas e impresiones
cipalmente a través de la experiencia . Esta diferencia en la inter- descubrimos de las perfecciones de su Creador; y nuestra mayor
pretación de la misma doctrina, sustancialmente, sólo puede ser ciencia no puede sino inspirarnos una más justa veneración de su
comprendida a la luz de los valores diferentes ,que prevalecían en las omnikiencia» . .. . .
dos culturas. Se abandonó la contemplación monacal y se introdujo
la experimentación activa. 57 Usefumes: oí Experimental Natural Philosop/.,y, pp. . 51-52. Boyle conti-
La Royal Society fue de inestimable importancia, tanto en la núa en este tono: «Deseando Dios, como merece, ser honrado con todas nues-
Propagación de este nuevo punto de vista como en su aplicación con- tras facultades y, por consiguiente, ser glorificado y reconocido por los actos
de la Razón, así como por los de la Fe, debe de haber sin duda una gran dis-
creta. Sus logros adquirieron aún mayór relieve por el letargo de las paridad entre esa idea general, confusa y perezosa que nos hacemos común-
universidades inglesas. Como es bien Sabido, las universidades eran mente de su Poder y Sabiduría, y las nociones distintas, racionales y sustitu-
los baluartes del conservadurismo y del tácito rechazo a la ciencias tivas de aquellos atributos que se forman mediante la inspección atenta de las
en lugar de ser las nodrizas de la nueva filosofía. Fue la sociedad criaturas en las que son más legibles, y que fueron creadas principalmente para
este mismo fin» (p. 53). Cfr. Ray, Wisdom oí God, p..132; Wilkins, Natural
docta la que principalmente llevó a cabo la asociación y la inter- Religion, pp. 236 Ss.; Isaac Bárrow, Opúscula, IV; 88 ss. Cf. Nehemiah Grew,
.Coñnologia Sacra (Londres, 1701), quien señala que Dios es «el fin original y
último» y que «estamos obligados a estudiar Sus obras» ( pp. 64, 124). Sprat,
Véase Alphonse de Candolle, Hjstoire des sciences et dei savants depuis al hablar en nombre de la Royal Society, define explícitamente el esquema de
deux sikles (Ginebra-Basilea, II Georg; 1885), pp. ,335-36. medios y fines de la vida. «No se puede negar, sino que está en manos de los
Walter Pagel, «Religious Motives in the Médicaj Biology :f filósofos naturales promover esa parte de la teología [el conocimiento]: que Si
Century» Bulletin of the Institute oí Me History óf Medicine 3 (1935), XVIIth
112.
56 Ibid. pp. 214-15. No bien no llena el . espíritu de tan dulces y poderosas contemplaciones corno las
se sostiene, por supuesto, que esa inclinación em- que nos enseña la Redención del Hombre mediante un maestro de meditación,
pirística derivara solamente del Puritanismo. Como veremos al menos otra sin embargo, en modo algupo debe pasar inadvertida, pues es un - excelen-
fuente era la económica y tecnológica; Pero el puritanismo con tribuyóa dar te fundamento para establecer la otra» ('History 0/ tbe Raya! Society, p; 83;
una acrecida fuerza a este desarrollo que a menudo ha sido pasado por alto. también pp. 132-33 y passirn). .

332 La estructura normativa de la ciencia


11. El estímulo puritano a la ciencia 333
Ray lleva esta concepción a su conclusión lógica, pues si la na-
turaleza es la manifestación de Su poder, entonces, nada hay eh la intereses científicos O. Pero percatarse de esto equivale simplemente
naturaleza que sea demasiado pequeño para • su estudio científico . a reconocer que el puritanismo y la ciencia eran componentes de un
El universo y el insecto, el macrocosmo y el microcosmo por igual, complicado sistema de variables mutuamente dependientes. Para ob-
son indicios de la «Razón divina que corre como una Vena de Oro tener algún orden comprensible, debe sustituirse el conjunto por
por toda la mina plomiza de la salvaje naturaleza». un cuadro, simplificado de esta compleja situación. Este procedimien-
Sobre tal base, pues, se invocaba a la religión como poder capaz to sólo es defendible si no se toma la formulación provisional por
una explicación «completa». ..
de sancionar la ciencia. Pero es necesario colocar ésta y las conexio- -
nes similares señaladas anteriormente en su perspectiva apropiada, La integración de los valores religiosos y muchos de los valores
pues podría parecer que considero la religión como la variable inde- básicos para la actividad de los científicos contemporáneos no queda
plenameuite evidenciada por el hecho de que muchos de los princi-
pendiente y la ciencia como la variable dependiente durante este pales científicos y matemáticos de la época . —por ejemplo, Oughtred,
período, aunque, como señalé al comienzo, no es ésta mi intención.
Barrow, 'Wilkins, Ward, Ray, Grew, etc.— eran también clérigos.
La integración de la ética puritana con el acelerado desarrollo de Tal servicio eclesiástico puede haber sido —aunque otros elementos
la ciencia parece evidente, pero esto sólo equivale a sostener que eran de juicio nos llevan a dudarlo en estos casos— un asunto de consi-
ambas elementos de una cultura que se centraba en gran medida eh deración económica, pues la vida eclesiástica brindaba ingresos bas-
los valores del utilitarismo y el empirismo "_Quizá no es decir dema- tante adecuados y mucha tiempo libre para la labor científica. Debe
siado afirmar, con Lecky, que la aceptación de todo gran cambio en recordarse, además, que toda persona designada para ocupar una cá-
las creencias depende menos de la fuerza intrínseca de sus doctrinas tedra universitaria debía haber recibido las órdenes sagradas. Por
o de la capacidad personal de sus proponentes que de los cambios consiguiente, tales consideraciones '«externas» son menos significati-
sociales previos, que son juzgados —a posteriori, es verdad— como vas que las que proporciona él estudio de las vidas, dé científicos
habiendo hecho las nuevas doctrinas en congruencia con las condicio- destacados. Boyle, aunque nunca tomó las órdenes, era profunda-
nes y valores dominantes del período. La reanimación del saber anti- mente religioso: no sólo dedicó grandes sumas para la traducción
guo, la vacilante pero clara instauración de la ciencia, la intensifica- de la Biblia y creó los cursos- Boyle de teología, sino que estudió
ción, lenta pero persistente de las tendencias económicas y la revuelta griego, hebreo, siríaco y caldeo para leer las Escrituras en el origi-
contra la escolástica, todo ello contribuyó a dar relieve a la situación rial '. Por la misma razón estudió hebreo Nehemiah Grew; el dis-'
social en la cual hallaron aceptación ' las creencias protestantes y los tinguido botánico, como él mismo lo dice eh su Cosmologia Sacra.'
Napier y ,Newton seguían asiduamente estudios teológicos, y este
último valoraba altamente la ciencia, en parte, porque revelaba el
58 1%Tisdom .o/ God, p. 130. «Si el hombre debe reflejar sobre su Creador poder divino ¶ .. .. . ..
la gloria de todas sus obras, entonces debe tomar noticia de todas ellas, .y no
considerar nada como indigno de su conocimiento. Y verdaderamente la sabi-
60 Lecky,HistoryI,6. .. .
duría, el arte y la gloria de Dios Todopoderoso brillan tan visiblemente en la 61
estructura del. cuerpo del, más minúsculo insecto como en la de un caballo o un Boyle era administrador de la Corporación para la Propagación del Evan.
- elefante... Por tanto, no juzguemos nada culo digno de desprecio urí o indigno - de gelio en Nueva Inglaterra, creada por el Parlamento en 1649. Sobre la profunda
consideración o de nuestro conocimiento; pues es rebajar la sabida y el arte y sincera religiosidad de Boyle, cf. Gilbert Burnet, Lives and . Cbaracters
dres, 1833), pp. 351-60, con una descripción de un contemporáneo y amigo; (Lon-
del Creador y confesarnos indignos de los, dones 'de conocimiento y compresión
que nos ha otorgado.» Max Weber señala la misma actitud en Swanimerdam, a - William Whewell, B.ridgewater Treatise (Londres, 1852), p. 273.. Véase H. T. Bu-
quien cita afirmando: «idi bringe unen hier denNachweis déf Vorsehung ckle, History o/ Civilization in England ( Nueva York, Boni, 1925), p. 210.
62 Cf.' Louis T. More, Isaac
Gottes inder Anatomie Ser Laus» [«Os presento aquí la prueba de la Pro- Newton: A Biography (Nueva York,, Charles
• videncia de Dios en la anatomía de un piojo»] (Wissenschaft al: Beru/, p. 19) Scribner's Sons, 1934), p. 134; Burtt, The Metaphysical Fouñdasions, pp. 281-83..
'Esta constante tendencia de los principales científicos a relacionar sus estudios Es de algún interés la actitud hacia la obra i de Newton en teología manifestada
con las ideas religiosas dominantes da prueba de que la religión, como fuerza por Pareto y Lombroso. El primero declara que parece increíble, aunqúe sea
social, era considerable, y de que era importante su alta estima de cualquier ac-" cierto, que el gran Newton pueda haber escrito un libro' sobre el Apocalipsis.
tividad. . .. ... . Véase• Traité de sociologie générale, 1, .354* Cesare Lómbroso es mucho más
59 Véase ,Troeltsch, Die Bedeueung des Protestantisnius, pp. .80 y ss., para tajante. .<Ni 'siquiera de Newton puedé decirse que estaba en su sano juicio
una lúcida ezposici6n de este punto. . ... . . cuando rebajó su intelecto en la interpretaci6n. del Apocalipsis» (The Man o/
Genius [Londres, Scott, 18911, P. 324). Pareto y Umbroso podrían haber pen-
334 11. El estímulo puritano a la ciencia
U estructura normativa de la ciencia 335
La religión, pues, era un elemento de primer orden y, como tal, que esto fue de gran importancia, hubo otra relación, de aprehensión
se atribuía a sus enseñanzas un poder que emerge con notable 'cla- sutil y difícil, que fue tal vez de significación igual. El puritanismo
ridad. No es necesario entrar en las motivaciones de los científicos fue uno de los elementos en la preparación de un conjunto de supues-
individualmente para rastrear su influencia. Sólo sostenemos que la tos, en amplia medida implícitos, que condicionaron la pronta acep-
ética religiosa, considerada como una fuerza social, consagró de tal tación del temperamento científico característico de los siglos' xvii
modo la ciencia que la convirtió en un foco de atención sumamente y siguientes. No se trata solamente de que el protestantismo promo-
respetado y laudable. viera la libre investigación, el libre examen, o rechazan el ascetismo
Fue este estado de ánimo social el que facilitó el desarrollo de monástico. Estas características mencionadas a menudo sólo rozan la
la ciencia al elimjj-iaj, la traba de las actitudes sociales negativas e superficie' de la relación.
instalar en su lugar otras favorables. Y es 'precisamente esta infuen- Se ha hecho manifiesto que, en cada época, hay un sistema cien-
cia social la que no es necesariamente observada por el científico tífico que reposa en un conjunto de supuestos, por lo general implí-
individual sobre el cual recae Observamos que la religión exaltó citos y raramente cuestionados por la mayor parte de los científicos
directamente la ciencia, que la religión era una fuerza social domi- de esa época". El supuesto básico de la ciencia moderna, ésto es,
nante, que la ciencia fue tenida en mayor estima social durante la del tipo de labor científica que comenzó a prevalecer en el siglo xvii
última parte del siglo, y, sobre la base de muchos testimonios corro- y se ha mantenido desde entonces, «es la convicción difundida e
borativos, concluimos que la religión desempeñó un papel impor- instintiva de la existencia de un Orden de las Cosas, en particular,
tante en este desarrollo.
de un Orden de la Naturaleza» . Esta creencia, esta fe,, pues al me-
nos desde Hume se la debe reconocer como tal, es simplemente «im-
permeable a la exigencia de una racionalidad coherente» .
Comunidad de supuestos tácitos en la ciencia y el puritanismo En los sistemas de pensamiento científico de Galileo, de Newton
y de sus sucesores, el testimonio del experimento es un criterio bá-
Hasta ahora nos hemos ocupado de la sanción, directamente ex- sico de la verdad, pero, como se ha señalado, la noción misma de
perimentada, de la ciencia por la ética protestante; Ahora bien, aun- experimento queda anulada sin el supuésto previo de que la natura-
sado lo mismo de John Napier, el inventor de los logaritmos, quien también leza constituye un orden inteligible, y que, ,pqr así decir, cuando se
consideró que escribir un libro sobre el Apocalipsis era de mayor importancia le plantean las preguntas adecuadas, responderá. Luego éste es el
que su labor en matemáticas, a. Arthur Schuster y Arthur E. Shipley, Britain's supuesto supremo y absoluto`. Ahora bien, como -ha indicado el
Hentage of Science, pp. 6 ss. Estas manifestaciones de asombro-y de desaliento
Por las «incon secuencias» de los científicos del siglo xvii olvidan las conexiones profesor 'Whitehead, esta «fe en la posibilidad de la ciencia, sur-
no gida antes del desarrollo de la teoría científica moderna, es un deri-
Unalógicas de la conducta humana y el particular contexto de valores de la épáca.
vez que, se las toma en cuenta, los diversos intereses de Newton parecen vado inconsciente de la teología medieval» 68 Pero esta convicción,
muy compatibles con el contexto social dado. Es significativo que la influencia de' aunque sea un requisito ,de la ciencia moderna, no bastába 'para iñ-
las actitudes puritanas pueda verse en los casos de Barrow y de su sucesor, ducir su desarrollo. , Lo' que se necesitaba era un interés constante
Newton. Cf. Barrow, '01 Industry, .pp. 2 ss., donde, en términos típicamente
puritanos, exalta la aplicación seria 'y firme de la mente 'á la prosecución de pla-' -en buscar este orden de la naturaleza de una manera empírica y ' ra-
- nes razonables para alcanzar algún bien considerable. El tiempo"debe emplearse
útilmente, y deben evitarsó . los juegos, de cualquier tipo, el ir al teatro, 'la 64 Alfred North Whitehead,
Science and: the Modern World (Nueva York,
Poesía, etcétera. Newton también' despreciaba ló, «meramente hermoso», 'y 'prefe-'
ria lo estric Macmillan, 1925), cap. 1; A. E. Heath, en Isaac Newton: A Memorial Volume,
tamente «útil». Su biblioteca era una «selección casi puritana,>: 'no editado para la Asociación Matemática por W. J. Greenstret (Londres, G. Bell,
había libros de humor y prácticamente 'ninguno de literatura; la poesía sólo' es- 1929), p. 133; Burtt, The Metapbysicd Foundations;
taba representada por el bardó puritano Milton. CE R. de Villamil, Newton:
Tke Man (Londres; G. •D. Knox, 1931), pp. 10-16.
65 Whitehead,
Science and tbe Modern World, p. 5.
63 Ibid., p. 6.
Eduard Spranger expone 'la dificultad de qii un individuo perciba clara- 67 a. Edwin A. Burtt, en Isaac Newton: A Memoria! Voluiñe, p. 139
Para
mente la influencia de las fuerzas sociales sobre su Propia conducta. «Es posible' una exposición clásica de esta fe' científica, véanse, de Isaac Newton, las leglas
comprender 'a un personaje histórico mejor que él mismo, en parte porque no del Razonamiento en Filosofía, en los Principia,' trad. de An rew Motte (Lon-
ha hecho de sí mismo un objeto ,'de reflexión teórica. z. y porque no conoce 'todos dres, 1903), II, 160 ss;
los hechos que son necesarios para la comprensión de sí mismo» (Types of
Men,p.367)
68 Véase Whitehead, Scjence and 1/
y e Modern World, p. 19 y lo que antecede,
para una discusión de este 'proceso.
336 La estructura normativa de. la ciencia estímulopuritano a la ciencia 337
cional, es decir, un interés activo en este mundo y sus fenómenos;
La convicción de que hay una ley inmutable es tan pronuriciada -
más un enfoque específicamente empírico y metódico. Con el protes- en la doctrina de la predestinación como en la investigación cientí-
tantismo, la religión proporcionó ese interés, impuso realmente la
fica: «la ley inmutable está allí y debe ser reconocida» («das unaban-
obligación de una intensa concentración en la actividad secular, des- derlich Gesetz it da und muss anerkannt werden») 70. La semejaná
tacado la experiencia y la razón como bases de la acción •y las creen-
entre éste concepto y el enfoque científico es también claramente
cias. La concepción de las buenas obras que brinda la convicción señalada por Hermann Weber: «Die Lehre von der Pradestiñation
de la gracia para las sectas de inspiración calvinista no debe confun- in ilirem tiefsten Kerne getroffen zu sem i , wenn mann sie als - Faktum
dirse con la concepción católica de las «buehas obras». En el caso im Sinne emes naturwissenschaftlichen Fáktums begreift, nur dass'
puritano, implicaba la noción de un Dios trascendental y una orien- -das oberste Prinzip, das auch jedem naturwissenschaftlichen Ersch-
tación hacia el «otro mundo», ciertamente, pero también exigía el einungskomplex zugrunde liegt, die fin tiefsten erlebte gloria dei
dominio sobre este mundo mediante el estudio de sus procesos; mien- ist» 7 [<Se comprende en su esencia más profunda la doctrina- de la
tras que en el caso católico exigía la absorción, salvo en un mínimo
inevitable, en lo suprasensorio, en -un intuitivo amor a Dios. predestináción, cuando se la considera como un hecho, en el sentido
Es en este punto .donde la exaltación protestante de la razón de un hecho de las ciencias de la naturaleza, sólo que el principio
y la - experiencia es de primera importancia. En él sistema religioso supremo, sobre el que también se funda todo complejo de fenóme-
protestante hay un axioma indiscutido, g1oriaDei, y, como hemos nos de las ciencias de la naturaleza, es la gloria de¡ que se experi-
visto, el esquema de conducta que tenía un vínculo no lógico con menta en lo más profundos]
este principio asume un tinte utilitario.' Prácticamente todas las El compromiso de los líderes protestantes a someter a la «prue-
otras concepciones se hallan sujetas al examen de la razón y la ba» de la razón y la experiencia todas las creencias religiosas, ex-
experiencia, y hasta lo exigen. Aun la Biblia, como autoridad de- - cepto el supuesto básico, el cual —como. eh la ciencia— simple-
finitiva y completa, estaba sujeta a la interpretación del individuo mente se acepta cómo artículo de fe, se funda en parte en la men-
sobre estas bases, pues aunque la Biblia es infalible, debe buscarse cionada convicción de la coherencia intrínseca, la congruencia y la
el «significado» de su contenido, como se recordará si se tiene pre- naturaleza mutuamente confirmatoria de todo conocimiento, senso-
sente la discusión de éste punto por Baxter. La semejanza entre el rial y suprasensorial. Parecería, pues, que hay en alguna medida
enfoque y la actitud intelectual implícitos en el sistema religioso y una comunidad de supuestos en el protestantismo ascético y en
en el científico presenta un interés algo más que pasajero. Este punto ciencia: en ambos encontramos él .indiscutido supuesto básico sobre
de vista religioso moldeó una manera de contemplar el inundo de el cual se construye todo el sistema mediante la razón y la expe-
los fénómenos sensoriales muy favorable a la aceptación y la prepa- riencia; En ambos contextos hay racionalidad, aunque . ias bases no
ración de la misma actitud- en la ciencia. /]Uña: semejanza dé este son racionales . La significación de, esta semejanza fundamental es
género es señalada por un reciente comentador de la teología de de
Calvino. «Die Gedanken werden objektiviert und zu einem objek- -. ° Ibid., p. 29. La significación de la doctrina la. presencia de Dios para'
•tiven Lehrsystem anfgebaut. Es békommt geradezu em naturwissen' el reforzamiento de la creencia en la ley natural es señalada por Buckle, History
of Civilization, p. 482. Es significativo que el prixher autor que sostuvo que hasta
schaftliches Geprge; es ist klar, leicht fassbar und formulierbar, la lotería está gobernada por reglas puramente naturales fue un sacerdote puri-
wie alles, was der usseren Welt ngehórt,- klarer zu gátalten ¡si als tano, en su curioso librito Qn Mc Naturé and Use of Différcnt Kinds of Lot:
das, -was im Tiefsten sich abspielt» . [«Los pensamiéntos se ' obje- (Londres, 1619). Este supuesto, que salta sobre las barreras de las diferencias reli-
giosas, no careció de relaciones con el posterior dearrollo de la «aritmétici . po11-
tivan y se ensamblan en un sistema de doctrina, objetivo. Este adquie- tica» por Graunt, Petty y Halley. . -
re el sello propio de las ciencias de la naturaleza es claro, fácilniente - 71 Weber,- Die Tbeologic Calvins, p. 31. Véase Whitehead, Scicñce and the

comprensible y formulable, como todo lo pie pertenece 31 inundo Modcrn World, cap.. 1, para una formulación. de características similares de la
ciencia moderna. - - - - -
éXterno, más claro de moldear que lo que se desenvuelve en las pro--- 72 Un lógico - moderno ha señalado oportunamente que las ciencias sociales
fundidadés.,>] - -- - - - - - - deben ubicar las fuentes irracionales (más bien, - no lógicas) tanto del pensa-
miento racional como del irracional, Cf. Rudolí Carnag', eLogic» en Factor: De
termining Human Bebaviok (Cainbridge, Mass., Hafvard Tercentenary Publica-
Hermann Weber, Die Tbeologie Calvins (Berlín, Elsner, 1930), p. -23. tions, 1937), p. 118. Ciertamente, ci puritanismo no . fue «la fuente» de la ciencia
338
La estructura normativa de la ciencia
Capítulo 12
Profunda, aunque difícilmente haya sido conscientemente reconocida
por aquellos en quienes influyó: la religión, pór las razones que LA CIENCIA Y EL ORDEN SOCIAL *
sean, adoptó un modo de pensamiento que era esencialmente el de la 1938
ciencia, y, así, reforzó las actitudes típicamente científicas del perío-
do. La sociedad estaba penetrada de actitudes hacia los fenómenos
naturales derivadas de la ciencia y la religión, que.iiconscientemente
ayudaron a mantener concepciones características de la nueva ciencia.

•1'

En la transición a nuestro sigló, aproximadamente, Max Weber


observó que «la creencia en el valor de la verdad científica no deriva
de la naturaleza, sino que es un producto de culturas definidas»'
Podemos ahora agregar que esta creencia se transforma fácilmente
en duda o incredulidad. El p&sistente desarroflo de la ciencia sólo se
produce en sociedades de cierto orden; sujeto a unpeculiar complejo
de presuposiciones tácitas y de limitaciones institucionales. Lo que
para nosotros es un fenómeno normal que no requiere ninguna ex-
- plicación y resguarda muchos valores culturales evidentes, ha sido
en otros tiempos y es aún en muchos -lugares algo anormal e infre-
cuente. La continuidad de la ciencia exige la participación activa de
personas interesadas -y capaces en las actividades científicas. Pero sólo
condiciones culturales apropiadas aseguran este apoyo a la ciencia.
Es importante, pues, examinar los contróles que motivan las carreras - -
científicas, que seleccionan y dan prestigió a ciertas disciplinas - cien-
tíficas y rechazan o entorpecen otras. - Se hará evidente qué los -cam-

1 (*) Reimpreso, con autorización, de PhÜokphy . 0/ Science, 5 (1938), 321-37.


Artículo leído por primera vez ante la American Sociological Sociéty, en diciem-
bre de 1937 \El autor está en deuda con Read Bain, Xalcott Parsons,
Hártsborne y L P. Hutchinson pór útilessugerencias. E'
per al pweceeW6 stim tal pensamiento df la comparación similar de 1 Max Weber, Gesammelg
lalter Pagel de la «irracionalidad .
del siglo xvii (<Religious Motives»,yp.el112).
enpir1smo, de: la religión y la ciencia E. Molir, 1922), p. 213 - cf.e Pitirim
Au/sütze zur Wínenscbaftsjehre (Tuhjnga, J. C.
A. Sorokin, Socia! and Cultura! Dyna- - -
míes, 4 vols. (Nueva York, American Book Company,
pítulo 2. - 1937), esp. el vol, 11, ca-
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