Está en la página 1de 11

YO SOY LA CAUSA (Neville - 19 de octubre de 1969)

Neville Goddard (19 de octubre de 1969)

YO SOY LA CAUSA

De acuerdo con un principio rabínico, lo que no está escrito en las Escrituras no


existe. La historia de Jesucristo sigue este principio.

El desconocido autor del Libro de Lucas (como todos los demás) escribió sólo
acerca de sus propias experiencias. Volviéndose a su disciplinada mente en
autocontemplación, él es Jesús volviéndose a sus discípulos y diciendo: “'Las
Escrituras deben ser cumplidas en mí. Todo lo que está escrito sobre mí debe
ser cumplido.' Comenzando con Moisés y los profetas y los salmos, él les
interpretó en todas las Escrituras las cosas relacionadas con él mismo. Y se
dijeron unos a otros: '¿No ardieron nuestros corazones mientras él abrió a
nosotros las Escrituras?' Entonces él les dijo: 'Todo lo escrito sobre mí en la ley
de Moisés y los profetas y los salmos debe ser cumplido.' Luego él abrió sus
mentes para entender las Escrituras.”Lucas está hablando del Cristo en tí, pues
cualquier Cristo que venga de fuera es un falso Cristo, enseñado por falsos
maestros.

Pedro nos dice: “Burladores vendrán en los últimos días burlándose y diciendo:
'¿Dónde está la promesa de su venida? Siempre desde que los padres cayeron
dormidos, todas las cosas han continuado como eran desde el principio de la
creación.'”Ciertamente lo hacen. Corrupción, guerra, política sucia, pobreza –lo
que sea, todo continuará por siempre en esta era; así que no busques señales
de su venida en el mundo externo, ya que esta era continuará produciendo
pobreza, corrupción, guerra y cosas desagradables. Pero cuando Cristo viene
es como un ladrón en la noche. Cuando tú menos lo esperas, Cristo despierta
dentro de tí para revelarte a ti mismo.

“De muchos y variados modos Dios habló desde la antigüedad a nuestros


padres por los profetas, pero en estos últimos días Él nos ha hablado por su
Hijo”, pues cuando el Hijo aparece él revela a Dios como su Padre. Hasta que
el Hijo de Dios se revela en el Hombre, el Hombre busca en el exterior para
descubrir cómo las cosas son hechas, pero él no puede encontrar al Hacedor.
Nuestro mundo es obra de Dios, como se nos dice en el salmo 19: “Los cielos
proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia su obra.” Nuestros
científicos han descubierto cómo ir a la luna, desde la cual regresaron con
tierra. Luego la analizaron y descubrieron que estaba muerta. No importa
dónde el hombre vaya, él descubrirá que todo está muerto, pues la obra de
Dios está aquí y sólo aquí. Pero, no importa cuánto su obra sea analizada, no
revelará a su hacedor.

Hoy tres de nuestros ciudadanos recibieron el Premio Nobel por su gran trabajo
al tratar de analizar esta maravillosa tierra nuestra. Ellos encontrarán muchas
cosas maravillosas sobre ella, pero nunca encontrarán a su hacedor. Él viene
sólo cuando el individuo encuentra al Hijo, pues es el Hijo de Dios quien revela
a su hacedor. Yo te digo: la Biblia es toda sobre ti. Es tu propia biografía
espiritual personal. Cada hijo nacido de mujer está recogido en la Biblia – no
como John Brown o Mary Smith – sino como Jesucristo; pues Él es el
verdadero ser del niño, y el Antiguo Testamento es un proyecto profético de su
vida.

Cuando tú lees el capítulo 9 de Isaías, puedes preguntarte de qué trata todo,


pero yo puedo decirte que nada podría ser más cierto. Escucha
cuidadosamente: “Nos ha nacido un niño, un hijo nos ha sido dado; y el
gobierno estará sobre su hombro y su nombre será llamado 'Consejero
Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de la Paz.” Estas
revelaciones no vienen en el orden que los profetas las recogieron (o algunos
escribas cambiaron), pero los nombres son ciertos y son revelados en perfecto
orden.

El primer nombre que se te dio cuando caíste dormido fue “El Shaddai”, que
significa “Dios Todopoderoso o Poderoso Dios”.¡Pero un día tú despertarás!
Ahora completamente individualizado, sentirás una vibración tan grande que
pensarás que vas a morir; pero lejos de morir, la vibración te despertará de tu
largo, largo sueño. Despertarás dentro de ti mismo para descubrir que has sido
sepultado ahí durante innumerables siglos. Puedes no saber cómo llegaste ahí
y por qué, pero yo te diré: tú viniste voluntariamente. Nadie tomó tu vida, la
pusiste tú mismo.

Tú tienes el poder para ponerla y el poder para levantarla de nuevo. Tú


deliberadamente entraste en el cráneo humano y te pusiste tú mismo para
soñar el sueño de la vida. Los místicos afirman que tú has estado soñando ahí
durante 6000 años. Yo no he tenido ninguna visión para apoyar tal intervalo de
tiempo, pero puedo decir que cuando me sucedió a mí sentí como si hubiera
estado sepultado por innumerables eras. Por un momento me pregunté cómo
llegué ahí, y luego recordé las Escrituras: “Él no está muerto, sino dormido, yo
voy a despertarle.” Un día tú también oirás la voz del Hijo de Dios y despertarás
de tu sueño de muerte, pues cuando Dios envíe a su Hijo a tu corazón gritando
“Padre”, tú lo oirás y despertarás de tu largo sueño autoimpuesto.

Requiere un enorme poder que Dios Poderoso se agite y despierte para


encontrar el símbolo de su nacimiento como el de un niño. Tú puedes pensar
que el niño que ha nacido y el hijo que es dado es uno y el mismo, pero no lo
son. El hijo aparece 139 días después. Es él quien te revela como Dios, el
Hacedor y creador de todo ello. Antes de ese momento en el tiempo tú – como
un científico – buscas fuera de ti mismo la causa de toda vida, pero cuando
David – el único hijo engendrado de Dios – viene de dentro y te llama Padre, tú
has encontrado la causa. Y cuando tu hijo te revela como el Padre, la causa de
toda vida, tú llevarás el nombre de Padre Eterno.

Ahora, la tercera gran revelación es la de Consejero Maravilloso. Y en las


Escrituras el Consejero Maravilloso es asociado con una serpiente. Referida
como la más sabia de todas las creaciones de Dios, fue la serpiente quien
sugirió comer del árbol del conocimiento. Y cuando se le dijo que él moriría, la
serpiente dijo: “No, tú verdaderamente no morirás. Pues Dios sabe que cuando
tú comas de él tus ojos se abrirán y tú serás como Dios, conociendo el bien y el
mal.” El Consejero Maravilloso no mintió, pues creyendo ser tú, experimentó la
muerte pero realmente no murió.

Aún cuando partimos de este mundo y parece que morimos, no lo hacemos. En


su lugar somos restituidos a la vida en un mundo como éste, para continuar
nuestro viaje por innumerables siglos.
Ahora, en el mismo capítulo 3 del Génesis, el Señor dijo a los dioses: “He aquí
que el hombre se ha hecho como uno de nosotros, conociendo el bien y el
mal”, como la serpiente dijo que sería. Sólo viniendo a este mundo de
experiencia puedes tú comer del árbol del conocimiento del bien y del mal y
hacerte como los dioses. Así vemos que el tercer título, Consejero Maravilloso,
tiene mucho que ver con la serpiente. Se nos dijo que: “Nadie asciende al cielo
sino el que desciende del cielo, el hijo del hombre; y como Moisés levantó a la
serpiente en el desierto, así debe el hijo del hombre ser levantado.” Cuando tú
lees estas palabras, no tienen sentido; pero cuando las experimentas – y tú lo
harás – el tercer título de Consejero Maravilloso te es conferido a tí.

Tus ojos se abrirán entonces, y tú conocerás el bien y el mal por experiencia.


Tú sabrás que no morirás, sino que regresarás al estado celestial del que tú –
el hijo del hombre – descendió. Y tú ascenderás como una serpiente
incandescente.

Ahora, la serpiente de las Escrituras es descrita en el capítulo 6 del Libro de


Isaías como el serafín que rodea el trono de Dios. El serafín es [sic], por
definición, un ser incandescente con rostro humano, voz humana y manos
humanas. Isaías le da seis alas: dos para cubrir su rostro, para cubrir sus pies
(que es un eufemismo para sus órganos creativos) y él vuela con dos; pero
más allá de eso, este ser celestial, la más sabia de todas las creaciones de
Dios, no es descrito. Esta es vuestra verdadera identidad, pues vosotros sois
los dioses que bajaron.

Tú no eres ninguna pequeña ameba que salió del lodo; tú viniste del cielo y te
vaciaste de todo lo que eras a fin de asumir las limitaciones y las debilidades
de la carne humana. Tú no estás aparentando que eres hombre; tú te
convertiste en hombre asumiendo la pobreza, aunque eras rico. Tú asumiste la
debilidad, aunque eras fuerte. Tú – un ser infinito – asumiste todas esas cosas
para su experiencia. El mundo entero proclama tu gloria, pero sólo aquí en esta
pequeña tierra esta maravillosa obra es revelada.

Antes de que viniéramos aquí éramos hermanos, y un día despertaremos y


regresaremos a nuestra hermandad como Dios Padre, el cual requiere de todos
los hermanos para formarse.

Ahora el cuarto título, Príncipe de la Paz, es enviado en forma de una paloma.


Esto no te sucede físicamente a ti, y cuando sucede tú eres el único que lo
sabe. Lee el primer capítulo, versículo 10, del Evangelio de Marcos
cuidadosamente, y verás que sólo aquel sobre quien la paloma desciende fue
consciente de ello: “Cuando él salió del agua, inmediatamente vio abrirse los
cielos y el Espíritu descendió sobre él como una paloma.” Tú estás destinado a
tener esta experiencia cuando el cuarto título, el Príncipe de la Paz, te es
conferido. Tú llevarás los cuatro títulos, y haciéndolo así cumplirás las
Escrituras. Habiéndolo predicho tú vienes a cumplirlo dentro de tí mismo.

El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía, y el nombre por el que es


llamado es la Palabra de Dios. Él es la palabra de Dios que no puede volver a
Dios vacía, sino que debe ser cumplida para lo que él la destinó y prosperar en
la cosa para la que fue enviada. Tú eres la palabra de Dios que era en el
principio. Tú estabas no sólo con Dios, tú eras Dios. Luego te fragmentaste en
muchos hijos, y se requiere de todos los hijos para formar al Padre.

Tú viniste a este mundo para experimentar sus horrores, no para cambiarlos.


Nuestros políticos prometen eliminar la guerra y la pobreza, sin embargo
admiten que han vendido más de 13 mil millones de dólares en armas
convencionales a naciones dominadas por la pobreza, al igual que el mundo
comunista. Nuestros políticos han obligado a los países que no pueden
alimentarse por sí mismos a comprar lo que nosotros estamos fabricando.

Luego, con una mirada piadosa, piden a la gente que firme papeles para
detener la guerra. Pero tú no puedes detenerla. Este mundo nunca intentó ser
distinto de lo que es: un mundo de pobreza, un mundo de guerra, un mundo de
política sucia, un mundo de corrupción. Simplemente lee los periódicos y verás
lo que está teniendo lugar en las altas esferas. Tú no vas a cambiarlo; seguirá y
seguirá porque la historia de Cristo es de redención. Él se redime a si mismo
levantándose de este mundo en un movimiento en espiral.

Este mundo está basado en un principio circular que se repite una y otra vez,
mientras la redención está basada en un principio en espiral. Rompiendo la
rueda de la recurrencia, uno se mueve en un movimiento en espiral – como el
serafín – y es redimido. Se nos dijo que:“Como la luminosidad brilla del este al
oeste así será la venida del hijo del hombre.”

La gente está buscando que la luminosidad se encienda en el exterior, pero se


enciende dentro. Tu cabeza es el Monte de los Olivos, y tu cuerpo es ese que
es escindido de este a oeste. Una mitad se mueve al norte y una mitad se
mueve al sur, dejando un gran valle. En la base de tu columna verás una
laguna de palpitante luz líquida dorada que es la sangre de Dios. Fundiéndote
con ella, asciendes a tu cráneo como una serpiente incandescente y tu cráneo
reverbera como un trueno.

Yo te estoy contando lo que tú vas a experimentar, puedas aceptarlo o no y yo


sé que nunca lo refutarás. Yo te he despertado, momentáneamente, pero tú
puedes volver a caer dormido otra vez y continuar tu sueño, del cual tú eres su
único autor. Es muy fácil ser atrapado en la realidad que tú, tú mismo, estás
haciendo, incluso aunque lo que veas pueda asustarte.

Puedes tener muchos horrores en tu sueño y creer que lo que estás viendo es
una realidad fuera de ti mismo y más allá de tu control, pero sólo tú estás
escribiendo el guión. ¿No has tenido un sueño donde te asustabas
mortalmente, no sabiendo que tú eras su causa? Lo mismo está ocurriendo en
el sueño despierto, pero el hombre no sabe que esto también es un sueño,
hasta que él despierte de él de la manera que yo te he contado.

Una noche cuando duermas algo te despertará, y despertarás para encontrarte


en tu cráneo. Tú sabes que es tu sepultura, donde sólo los muertos son
colocados; pero tú sabes que estás muy vivo. Alguien debe haber pensado tu
muerte para haberte colocado ahí, o puedes haber entrado en el lugar
voluntariamente y haber caído dormido hasta tal profundidad que los demás
pensaban que estabas muerto. Pero cuando el tiempo se cumplió tú oíste el
grito del hijo de Dios que te despertó, y cuando sales de esa tumba naces
desde arriba. Esto es esencial, pues a menos que tu nazcas desde arriba tú no
puedes entrar en el reino de Dios.

Todo el mundo está en este mundo porque ha nacido desde abajo (desde el
útero de la mujer), pero mientras está aquí debe nacer desde arriba (desde el
cráneo). Ese que sale no tiene madre, ni padre, ni comienzo de los días o final
de los días; pues ese que nace desde el cráneo es consciente de ser el
hacedor de todo. Tú descubrirás esta gran verdad sólo cuando el Hijo de Dios
esté ante ti y te revele a ti mismo.

Este diminuto planeta parece sólo una mota cuando es visto desde el espacio
exterior, sin embargo es tan importante; pues sólo aquí puede este
experimento biológico, que expande el poder y la sabiduría de Dios, ser
acunado. Sin este mundo, Dios no podría crecer en sabiduría. Él se estancaría
si no pudiera expandirse más allá de lo que es. Dios es una siempre creciente
iluminación, un siempre creciente poder creativo, una siempre creciente
sabiduría y – por razón de esta única pequeña mota llamada tierra, donde Él
viste esos simples ropajes de mortandad – Dios está manteniendo la promesa
que se hizo a si mismo: despertar dentro de si mismo y cumplir el papel
recogido en las Escrituras.

La historia de Cristo no es la que el mundo está contando. Él no va a cambiar


el mundo. La generación de mañana puede pensar que ella será diferente, pero
la pobreza existirá entonces como existe ahora. Habrá cambios en la pasión y
finalmente regresarán a lo que eran. Es como una rueda. Es un principio
circular donde nada cambia. El individuo cambia sólo cuando él deja la rueda
en un movimiento en espiral, y entonces es cuando es redimido. Él regresa al
mundo del que vino, mejorado por razón de su experiencia de muerte en este
mundo llamado tierra.

El principio de los rabinos es cierto, así que repitámoslo: Lo que no está escrito
en las Escrituras no existe. Los presidentes, reyes y dictadores del mundo no
están recogidos en las Escrituras, por lo tanto no existen. Ellos son solamente
papeles que Dios está interpretando mientras Él pasa a través de estados. El
papel de un presidente, un rey o un dictador es un estado, y cuando se entra
en él, es animado. Parece tan real para su ocupante y para aquellos que lo
observan, pero es sólo un estado.

Tú puedes interpretar cualquier papel – sea un rico o un pobre, un mendigo o


un ladrón, conocido o desconocido – una vez que tú sabes que son sólo
papeles, sólo estados de conciencia. Pero si no sabes esto, y no estás
dispuesto a abandonar tu estado presente, permanecerás ahí, mirando a tu
deseo y no desde él. Tú puedes convertirte en lo que quieras ser en un abrir y
cerrar de ojos por el simple acto de la asunción.

Y el día que te atrevas a permanecer fiel a tu asunción, comenzará a


exteriorizarse. Y cuando lo haga tú puedes volver a dormir, igual que haces en
tus sueños nocturnos. Volviéndote poseído por el sueño que tú creaste en tu
sueño, observas tu propia creación; y si es un sueño noble, puedes volverte tan
envanecido en tu propio concepto que olvides a su creador. O puedes crear
algo innoble y volverte tan inmerso en ello que creas en su realidad. Cualquier
cosa puede ser creada por una mera asunción. Cuando yo me atreví a asumir
que era el hombre que yo quería ser, no lo comenté con los demás; yo
simplemente persistí en mi asunción y la observé solidificarse en un hecho. Ese
acto persistente me enseñó que este mundo era un sueño.

Mi hermano mayor a los 18 años no tenía dinero ni proyecto de obtenerlo. Pero


él tenía un sueño. Él soñaba con poseer un edificio que alojara el negocio
familiar. Dos veces al día, en su camino al trabajo y de vuelta, él se detenía
frente a un edificio que ocupaba un bloque entero en la zona más amplia de la
calle principal, y ahí imaginaba ver las palabras “Goddard e Hijos” en su
marquesina.

Él persistió en este acto durante dos años, cuando un día un completo extraño
compró el edificio para la familia, confiando que lo pagarían en un periodo de
diez años. Ese edificio, que se convirtió en la base del crecimiento de nuestra
familia, comenzó en la imaginación de mi hermano. No teniendo nada en el
exterior con que contar, mi hermano tuvo las agallas para imaginar y creer que
su imaginación crearía su realidad. Hoy día no pienso que pudieras
comprárselo a la familia con múltiples millones, porque su negocio en bruto
excedió el año pasado los 30 millones $.

Haz como hizo mi hermano y descubre la profundidad de Dios en tí. Pon a


prueba tu imaginación, pues no hay otro Dios. Si la pones a prueba y
descubres que es Él quien crea todas las cosas produciendo una prueba
tangible de su realidad en lo que hiciste, entonces nadie será capaz de
convencerte de que lo que sucedió fue una coincidencia.

Mi hermano vivía por y construyó su fortuna sobre la base de la imaginación.


Por supuesto, habiendo creado tan vasta empresa, él puede irse a dormir y
creer que sus mil empleados son la causa de su increíble riqueza. Todos
nosotros estamos inclinados a olvidar que somos los hacedores de todo lo que
está sucediendo, y – olvidándolo – culpamos a nuestro sueño. El mundo eres
tú mismo exteriorizado; pero es tan fácil colocar la culpa en un aspecto
exteriorizado de uno mismo en vez de en tí, el hacedor del sueño.

Aprende a utilizar tu imaginación conscientemente, pues no te fallará en este


nivel o en el más alto nivel. Pero tú no puedes partir de este mundo cambiando
tus pensamientos. Sucederá en la plenitud del tiempo, cuando el Padre en tí
que cayó dormido comience a removerse. Entonces Él te despierta, y cuando lo
hace, tú – Dios Poderoso – recibirás el nombre y llevarás los especiales
poderes de Padre Eterno, Consejero Maravilloso y Príncipe de la Paz. Y tu
reino ahí no tendrá fin, pues sabrás que tú mismo eres el Jesucristo que los
hombres adoran externamente.

Los ministros de este mundo están hablando de Su venida, tratando de


interpretar señales en el exterior. Pero yo te digo, Jesús no viene al final de la
historia humana, pues Él viene individualmente. Esta noche uno de vosotros
podría experimentar su venida. Nadie lo sabe sino el Padre en ti. Desde que el
Padre cayó dormido, todas las cosas han continuado como eran desde el
principio de la creación. Así que no busques ningún cambio en el exterior.

Cuando los políticos prometen cambio, no discutas; sonríe, ya que lo hacen a


través de los siglos, sabiendo que no van a cambiar nada. El mundo está
hecho de infinitos estados en los que el hombre cae involuntariamente – o
deliberadamente, como mi hermano hizo. Él era un chico pobre que
deliberadamente se movió al estado de riqueza. No sabiendo cómo iba a
suceder, él simplemente persistió en su asunción y se materializó en hecho.

¿Te gusta lo que el espejo te refleja y tu escenario te dice? Si no es con lo que


te gustaría vivir, no lo aceptes. En cambio, mira en el espejo de tu mente y
asume que eres lo que te gustaría ser. Declarando que tú lo eres ya, no mires
hacia otro lado y olvides la imagen reflejada ahí, sino persiste en tu asunción.
Vive con esa conciencia mañana, tarde y noche como si fuera cierto, y ningún
poder puede impedirte experimentar su verdad.

Este es un mundo de efectos, como se nos dice en el Libro de Santiago. Si


miras en el espejo y, viéndote a tí mismo, miras a otra parte y olvidas a qué
clase de hombre quieres parecerte, continuarás perpetuando tu desagradable
estado. Pero si miras en el espejo de tu mente y – viendo lo que tú deseas ver,
continúas pensando desde ese estado, lo verás reflejarse en tu mundo. Luego
un día partirás del mundo y regresarás al mundo del que descendiste, pues tú
eres el Elohim, el Dios del que se habla en las Escrituras.

No tengas miedo de reclamar tu derecho de nacimiento. Un Dios fuera nunca


existió; por lo tanto, no hagas mezquinas imágenes de Él y las pegues en tu
pared para adorarlo. ¿Hay alguna cruz o imagen de Jesucristo en el mundo
que no haya sido hecha por un hombre?

No hay descripción de una persona llamada Jesucristo, sin embargo hay


innumerables retratos de Él por todo el mundo cristiano y la gente se inclina
ante lo que está hecho por manos humanas. Lee el Salmo 115 y ve lo que el
salmista dijo sobre cualquier imagen ante la que se inclinan como algún poder
que puede ayudar o impedir: “Ellos tienen bocas, pero no hablan; ojos, pero no
ven. Ellos tienen oídos, pero no oyen; narices, pero no huelen. Ellos tienen
manos, pero no sienten; pies, pero no andan; y no hacen salir ningún sonido de
su garganta. Aquellos que los hacen son como ellos; así son todos los que
confían en ellos.” Si alguien dijera: “Mira, ahí está él, o aquí está él”, no le
creas, pues cuando el Padre de toda vida aparezca, ¡tú le conocerás porque
serás uno con él!

La Biblia es toda sobre tí, y tú estás aquí en la imagen final para cumplir lo que
tú dictaste antes de que vinieras. Los profetas que tú inspirastes fueron sólo
órganos de revelación. Y el Hijo de Dios, por su misma naturaleza, revela a
Dios como su Padre. Así que cuando el único hijo engendrado de Dios esté
ante ti y te revele como su Padre, ¿no eres tú Dios Padre? Esto lo sé por
experiencia personal. No estoy especulando. No estoy teorizando. No lo oí de
un hombre, ni me fue enseñado.
Como Pablo, vino a través de una revelación del verdadero significado de
Jesucristo. Está todo en las Escrituras y cada uno lo experimentará. Y cuando
nos quitemos estos ropajes y nos elevemos, tú y yo – como los hermanos que
han regresado –estaremos en un estado de éxtasis, pues todos nosotros
tendremos el mismo hijo. Si tu hijo es mi hijo, y nuestro hijo es su hijo, ¿no
somos un padre? No hay múltiples hijos – sólo uno. Estamos todos
individualizados. Nunca perderemos nuestra individualidad; sin embargo somos
uno en espíritu porque tenemos el único hijo; por tanto somos hermanos que
colectivamente formamos a Dios Padre.

Las Escrituras están basadas en el principio que el Verdadero Hombre viene


aquí a cumplir. Todo lo que se dijo sobre el Verdadero tú en la ley de Moisés y
los profetas y en los salmos debe y será cumplido. Es mi placer y mi privilegio
abrir tu mente para puedas entender las Escrituras. Eso es todo lo que yo estoy
aquí para decirte. Pero realmente tú nunca entenderás mis palabras hasta que
las experimentes; y lo harás.

No hay aristocracia de privilegio en esta historia. ¡Todos nosotros somos uno!


Uno no es mejor que el otro. Yo he despertado del sueño de la vida. Ahora yo
sólo espero que otros despierten. No hay nada que yo quiera más que el
despertar de todos, porque sin todos el Padre no está completo. Así que yo
cuento mi historia una y otra vez hasta que todo el mundo la oiga y ponga su
esperanza plenamente en esta maravillosa historia que un día debe erupcionar
dentro de ellos.

Ahora entremos en el silencio.

También podría gustarte