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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”

Núcleo San Carlos-Cojedes

Facilitador: Participante:

Lugo Miguel Farfán Omarlys

C.I: 27.244.466

Educ. Mención Inglés

San Carlos, julio de 2021

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El ser humano, desde su nacimiento, se encuentra con una variedad de obstáculos
que va a ir enfrentando en la medida que desarrolla sus capacidades de pensar, reflexionar,
tomar decisiones, entre otras.

Es evidente, entonces, que los humanos pasamos por diferentes etapas de desarrollo
a lo largo de nuestro ciclo vital. En estas crecemos física, emocional, social e
intelectualmente, al estar expuestos a influencias externas, las cuales pueden ser positivas o
negativas, según el entorno en que la persona se desarrolle.

La sociedad actual presenta carencias significativas en la ética del comportamiento


de los individuos, lo que se expresa también en el campo de la educación y demanda en el
caso de la educación superior atender la formación ética de los profesionales.

La actitud y formación ética del profesional requiere al menos de tres elementos:


claridad conceptual, responsabilidad y compromiso.

La calidad e integralidad en la formación de todo profesional, ya sea del área de las


ciencias exactas, técnicas o socio-humanística, supone al menos dos grandes componentes:
uno técnico -específico del área del saber y del desempeño de cada rama profesional; y otro
humanístico -propio de cualquier individuo como ser humano y social.

Una profesión es aquella forma especial de organización ocupacional basada en un


cuerpo de conocimiento sistemático adquirido a través de una formación educativa. Ella es
el resultado de una formación profesional especializada. Dicha formación se concibe como
el conjunto de procesos sociales de preparación y conformación del sujeto referido a fines
precisos para un posterior desempeño en el ámbito laboral. En un sentido, la ética
profesional puede entenderse como la disciplina científica que se ocupa de formular,
determinar y regular el conjunto de responsabilidades morales o reglas de acción necesarias
para el ejercicio de una profesión. En otra dirección, la ética profesional se concibe como
aquel rasgo distintivo de una profesión vinculado al deber moral profesional y que expresa
los mandatos y obligaciones que pretenden guiar éticamente la acción del profesional en su
desempeño, lo que a su vez se ve reflejado también en su comportamiento individual y
social como una integralidad.

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La ética en cualquier profesión se expresa en diversos y variados planos, entre los
que se pueden reconocer la significación y muestra de la ética profesional ante la ley, ante
los derechos humanos, ante el medio ambiente, ante las futuras generaciones, ante la
comunidad, ante la organización en que se labora, ante la propia profesión y ante uno
mismo. La ética profesional posee su modo peculiar y su rasgo distintivo en cada profesión.
Precisamente, una de ellas es la profesión docente. La ética profesional docente constituye
la expresión, compromiso y responsabilidad moral del docente ante su profesión.

La ética profesional docente se manifiesta, expresa y proyecta en diversos planos o


direcciones, tales como con la sociedad, la escuela, los alumnos, los colegas de trabajo y
con la propia persona.

La naturaleza ética del profesional de la docencia se vincula estrechamente con


fenómenos tales como la vocación que se posea para su ejercicio, la preparación real que se
tenga para su desenvolvimiento, la disposición y comprensión de que la misma constituye
un servicio social a realizar, así como el reconocimiento y la posesión de valores propios
del individuo que ejerce esta labor.

Junto a todo lo anteriormente señalado se hace necesario destacar que la ética


profesional del docente existe y se manifiesta en diversas dimensiones, tales como en el
propio proceso de enseñanza-aprendizaje, en la investigación educativa, en la gestión
educativa y en el vínculo con la comunidad.

La ética es el ideal de la conducta humana, orientando sobre lo que es bueno y


correcto y se consolida cuando se internalizan las normas sin que exista presión exógena
para su cumplimiento. La ética de un profesional se gesta desde la formación del mismo,
por ello el docente debe actuar en esta etapa. Para realizar esta labor tiene que conocer los
códigos éticos y plantearse cómo debe ser su comportamiento como educador. Aunando a
ello el tema de la ética profesional, no sólo se debe tratar en el ámbito educativo sino en el
ámbito laboral de cualquier naturaleza, ya que la misma es un complemento de reglas

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morales y conductivas en la sociedad y la misma demuestra el grado de educación que ha
desarrollado toda persona en el desenvolvimiento personal dentro de la sociedad.

Un buen educador es aquel que entrega todo en el aula y reconoce la importancia de


su figura en el desarrollo cognitivo y social de sus educandos. La excelencia del docente
depende de muchos factores, pero por sobre todo los humanos. El brindar confianza y
seguridad a sus métodos de enseñanza en un aula de clases son esenciales para incentivar al
maestro.

La persona que opta por ser docente, pero a la vez quiere ser el mejor, buscará una
buena casa de estudios o se irá perfeccionando a medida que pase el tiempo para actualizar
sus conocimientos.

Todos en algún momento de nuestra vida hemos sido estudiantes. Y durante esa
etapa nos hemos encontrado con multitud de profesores, y de entre ellos con algunos que
destacaban por su capacidad. Pero, ¿cuáles son las cualidades que hacen a alguien ser un
buen profesor? El profesor es una figura central en el desarrollo de la instrucción y de la
educación del alumnado. La consecuencia de un mal profesor, incluso uno que no sea
bueno, implica que algunos de sus alumnos no van a desarrollar todo su potencial. Es por
ello, tan importante, cuidar de cada uno de los alumnos. Algunos investigadores actuales,
afirman que un suspenso en una clase, es responsabilidad del profesor y no del alumno. El
mundo de la educación está evolucionando y se están introduciendo diversos cambios. Por
otro lado, no ignoremos que, si queremos profesionales de calidad, necesitamos una
formación para profesores que también sea de calidad. Es cierto que la actitud es muy
importante, pero no lo son menos los conocimientos y las habilidades adquiridas, de ahí
que la inversión en educación sea una de las mejores inversiones de futuro que puede
realizar una sociedad.

La labor de los docentes no se debe entender como un hecho aislado. Mejorar su


calidad docente a través de sus relaciones con los alumnos tiene un efecto positivo en el
total de la población. El profesorado, que realiza prácticas docentes buenas, también
es un ciudadano ético, puesto que contribuye a generar capital social en la comunidad
civil a la que pertenece.
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Invertir en construir relaciones, en desarrollar un entendimiento ético del mundo, y
en mejorar las percepciones morales de los alumnos supone un salto cualitativo para el
docente, que no solo afectará a sus alumnos a corto plazo, sino que tendrá consecuencias de
raíz para nuestra sociedad en años venideros.

El docente es el responsable directo de una educación basada en valores, por lo que


debe poseer las cualidades: psicológicas, sociales y morales, necesarias para educar a sus
alumnos. Se requiere que el maestro esté atento a las necesidades de los estudiantes desde
una actitud de aceptación y confianza sin sobrepasar los límites. La formación docente debe
ser permanente para lograr una práctica educativa transformadora que esté respaldada por
un compromiso ético, con la educación, comunidad educativa y la sociedad, para alcanzar
una sólida formación.

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Referencias

 Crisol, M. y Romero, M. A. (2014). Práctica docente versus ética docente. Hacia la


mejora de la práctica docente a partir de la ética profesional. Journal for Educators,
Teachers and Trainers, 5(2), 23-35. Última visita 15 de mayo de 2018.
 Mateo, L. (2010). Connotaciones sociales de la profesión del maestro. Temas para
la educación, (11), Noviembre. Federación de Enseñanza de CC.OO. de Andalucía.

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