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10 reglas del buen estudio

Estas reglas conforman una síntesis de algunas de las ideas principales del curso.
Se extrajeron del libro "Abre tu mente a los números: cómo sobresalir en ciencias
aunque seas de letras" ("A Mind for Numbers: How to Excel in Math and Science
[Even if You Flunked Algebra]"), de Barbara Oakley (editorial Penguin, julio de
2014). No dudes en copiar estas reglas y redistribuirlas en tanto mantengas el
orden de palabras original y la cita.

10 reglas del buen estudio


1. Usa el recuerdo. Después de leer una página, apártate de ella y recuerda las ideas
principales. Aplica poco el resalte y nunca recurras a esta técnica con pasajes que no hayas
fijado primero en la mente a través del recuerdo. Intenta recordar las ideas principales al
caminar rumbo a la clase o en un aula que no sea aquella en la cual aprendiste el material.
La capacidad de recordar las ideas en tu interior (generarlas tú mismo) es uno de los
indicadores principales del buen aprendizaje.
2. Pruébate a ti mismo. Hazlo en todos los aspectos, todo el tiempo. Las tarjetas
didácticas son tus aliadas.
3. Fragmenta tus problemas. La fragmentación consiste en comprender y poner en
práctica una solución a un problema, para que todo venga a la mente de manera rápida.
Después de resolver un problema, ensaya con él. Asegúrate de poder resolverlo a la
perfección, paso a paso. Considéralo como una canción y aprende a reproducirlo una y otra
vez en tu cabeza, de modo que la información se combine y forme un fragmento terminado al
que puedas recurrir cuando lo desees.
4. Separa la repetición. Reparte el aprendizaje de cualquier tema un poco todos los
días, como hacen los atletas con el ejercicio. El cerebro es como un músculo: solo puede
someterse a una cantidad limitada de ejercicio a la vez.
5. Alterna diferentes técnicas de resolución de problemas durante la
práctica. Nunca practiques demasiado tiempo en una sesión aplicando solo una técnica de
resolución de problemas; después de un tiempo, simplemente imitarás lo que hiciste para el
problema anterior. Combina recursos y trabaja en con diferentes tipos de problemas. Con
esto aprenderás la manera y el momento de usar una técnica. (Los libros generalmente no
tienen esta configuración, por lo que necesitarás hacer esto por tu cuenta). Después de cada
tarea y examen, revisa tus errores, asegúrate de comprender la razón por la cual los
cometiste y vuelve a elaborar tus soluciones. Para estudiar de manera más eficiente,
transcribe a mano (sin teclado) un problema de un lado de la tarjeta didácticas y la solución
del otro. (La escritura a mano genera en la memoria estructuras neurales más sólidas que la
escritura con teclado). También puedes fotografiar la tarjeta si deseas cargarla en una
aplicación para estudio en tu teléfono móvil. Formula preguntas para ti mismo de manera
aleatoria en diferentes tipos de problemas. Otra manera de hacerlo es recorrer tu libro de
manera aleatoria, seleccionar un problema y ver si puedes solucionarlo a la perfección.
6. Tómate descansos. Es normal no poder resolver problemas ni interpretar conceptos
matemáticos o científicos la primera vez que se los encuentra. Por esta razón, estudiar un
poco todos los días es mucho mejor que estudiar mucho en un solo momento. Cuando te
sientas frustrado por un problema matemático o científico, tómate un descanso para que otra
parte de tu mente pueda intervenir y trabajar en segundo plano.
7. Usa cuestionamientos explicativos y analogías simples. Cuando tengas problemas
con un concepto, piensa ¿Cómo puedo explicar esto para que pueda comprenderlo un niño
de diez años? Usar una analogía resultará útil; por ejemplo, decir que el flujo de electricidad
es como el flujo de agua. No te limites a pensar en tu explicación, dila en voz alta o escríbela.
El esfuerzo adicional de hablar y escribir te permite codificar (es decir, convertir en
estructuras de memoria neurales) en un nivel más profundo lo que aprendes.
8. Concéntrate. Desactiva por completo los pitidos y las alarmas de tu teléfono y
computadora, y luego activa un temporizador que mida veinticinco minutos. Concéntrate de
manera intencionada durante esos veinticinco minutos e intenta trabajar con la mayor
diligencia posible. Una vez que transcurra el tiempo, date una recompensa pequeña y
divertida. Unas pocas de estas sesiones en un día pueden ayudarte considerablemente a
avanzar en tus estudios. Intenta establecer momentos y lugares en los cuales estudiar (sin
mirar tu computadora o tu teléfono) sea lo que hagas naturalmente.
9. Cómete tus ranas temprano todos los días. Haz primero la actividad más difícil del
día, cuando tu mente esté despejada.
10. Establece un contraste en tu cabeza. Imagina el lugar del que provienes y contrasta
esto con el lugar que anhelas alcanzar después de estudiar. Publica una imagen o palabras
en tu espacio de trabajo para tener presente tu anhelo. Dirige la mirada hacia estas cuando
sientas que tu motivación decae. Esta tarea tendrá frutos para ti y para aquellos a quienes
estimas.

10 reglas del mal estudio


Extraídas del libro “Abre tu mente a los números: cómo sobresalir en ciencias aunque seas de
letras” (“A Mind for Numbers: How to Excel in Math and Science [Even if You Flunked
Algebra]”), de Barbara Oakley (editorial Penguin, julio de 2014).

Evita estas técnicas; pueden hacerte perder el tiempo, aun cuando puedan engañarte al
hacerte pensar que estás aprendiendo.

1. Reiteración pasiva de la lectura:es la acción de sentarse pasivamente y volver a


recorrer con la vista una página. A menos que puedas probar que el material se incorpora a
tu cerebro al recordar las ideas principales sin mirar la página, reiterar la lectura representará
una pérdida de tiempo.
2. Dejar que el resalte te abrume. Resaltar tu texto puede engañarte al hacerte pensar
que incorporas el concepto al cerebro cuando en realidad solo estás moviendo la mano.
Aplicar un poco de resalte en un punto y otro funcionará; a veces, puede resultar útil para
marcar aspectos importantes. Sin embargo, si aplicas el resalte como herramienta para la
memoria, asegúrate de que aquello que marques también se incorpore a tu cerebro.
3. Simplemente darle un vistazo a una solución y pensar que realmente se conoce
el procedimiento para obtenerla. Este es uno de los peores errores que cometen los
estudiantes. Debes ser capaz de resolver un problema paso a paso, sin ver la solución.
4. Esperar hasta último momento para estudiar. ¿Practicarías apurado a último
momento para un evento de atletismo? El cerebro es como un músculo; solo puede asimilar
una cantidad de ejercicio limitada por tema a la vez.
5. Resolver de manera reiterada problemas de la misma clase con cuya resolución
ya estás familiarizado. La mera resolución de problemas similares durante tu práctica no
implica realmente que estés preparándote para un examen. Es como pretender prepararse
para un juego de básquetbol practicando únicamente regates.
6. Permitir que las sesiones de estudio con amigos se conviertan en sesiones de
chat. Revisar con amigos tus métodos de resolución de problemas y formular mutuamente
preguntas sobre los conocimientos de todos ustedes puede hacer que el aprendizaje sea
más placentero, revelar errores en tu razonamiento y profundizar la incorporación de
conocimiento. Sin embargo, si las sesiones de estudio en equipo toman un rumbo
relacionado con la diversión antes de que completen el trabajo, estarás desperdiciando
tiempo y te convendrá encontrar otro grupo de estudio.
7. Omitir la lectura del libro de texto antes de comenzar a trabajar en los
problemas. ¿Saltarías a una piscina antes de saber nadar? El libro de texto es tu instructor
de natación, tu guía hacia las respuestas. Titubearás y perderás el tiempo si no te dispones a
leerlo. No obstante, antes de comenzar a leer, observa rápidamente el capítulo o la parte
para tener una noción del tema abordado.
8. No consultar con instructores o compañeros para aclarar puntos confusos. Los
profesores estamos acostumbrados a los alumnos confundidos que se acercan en busca de
orientación; nuestro trabajo es ayudarlos. Los estudiantes por los cuales nos preocupamos
son aquellos que no acuden a nosotros. No seas uno de ellos.
9. Pensar que puedes alcanzar un aprendizaje profundo cuando te distraes
constantemente. Cada llamada de atención hacia un mensaje instantáneo o una
conversación implica una merma en la capacidad cerebral para el aprendizaje. Cada tirón
que interrumpa la atención arranca pequeñas raíces neurales antes de que puedan crecer.
10. No dormir lo suficiente. En tu cerebro se agrupan técnicas de resolución de
problemas cuando duermes, e incluso se pone en práctica y se repite lo que incorporas antes
de ir a dormir. La fatiga prolongada permite que en él se acumulen toxinas que alteran las
conexiones neurales necesarias para pensar rápido y bien. Si no duermes bien antes de un
examen, TODO LO DEMÁS QUE HAYAS HECHO PERDERÁ SU VALOR.

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