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Francisco de Toledo

Francisco Álvarez de Toledo


(Oropesa, 15 de julio de 1515 - Escalona, Francisco Toledo
21 de abril de 1582) conocido también
como El Solón Virreinal,1 ​ fue un
aristócrata y militar de la Corona de
Castilla, que fue el quinto Virrey del
Perú. Ocupó dicho cargo desde el 30 de
noviembre de 1569 hasta el 1º de mayo
de 1581, un total de once años y cinco
meses. Si bien para la mayoría de los
historiadores fue el más importante de
los virreyes del Perú y ha sido elogiado
como el “supremo organizador” del
inmenso virreinato, por darle una
adecuada estructura legal, afianzando
importantes instituciones indianas, en
torno a las cuales giró la administración
del país durante doscientos años,2 ​ para
otros fue el gran tirano de los indios por
haberlos explotado de forma exagerada,
al conservar la mita minera del Imperio
Inca pero tergiversando su sentido
original, y por haber ordenado la 5.º Virrey del Perú
ejecución del último inca de Vilcabamba, 30 de noviembre de 1569-1 de mayo de 1581
Túpac Amaru I.3 ​
Predecesor Lope García de Castro
Sucesor Martín Enríquez de Almansa

Índice Información personal


Biografía Nacimiento 10 de julio de 1515
Nacimiento y primeros años Oropesa, Reino de Toledo
Corona castellana
Al servicio del emperador Carlos
V Fallecimiento 21 de abril de 1582
Escalona, Reino de Toledo
Nombramiento como Virrey del
Corona española
Perú
Lugar de
Muerte provincia de Toledo
sepultura
Testamento
Nacionalidad Española
Sus restos
Religión Catolicismo
Efemérides
Arribo al Perú Información profesional
Primeras medidas Ocupación Político y militar
La visita general al Perú (1570-
1575)
Visita a la Villa Imperial de Potosí
(1572)
Fundación de la Casa de
Moneda de Potosí
Últimos años de su gobierno
Fin de su gobierno
Obras y medidas de su gobierno
Ordenanzas del Perú
El problema de la perpetuidad de
las encomiendas
Las reducciones de indios
Reglamentación de la mita
Reglamentación del tributo
indígena
Auge de la minería
Creación de la Casa de Moneda
Obras urbanísticas
Recopilaciones de la historia inca
Reglamentación del cultivo y
comercio de la coca
Instalación del Tribunal de la
Inquisición
Instalación del Tribunal de la
Santa Cruzada
Ejecución del inca Túpac Amaru I
Expedición a Chile
Fracasada expedición contra los
chiriguanos
Represión de brotes de
insurrección
La Universidad de San Marcos:
Real y Pontificia
Fundación del Colegio Mayor de
San Felipe y San Marcos
Controversia con los jesuitas
La imprenta, la lengua quechua y
las publicaciones sobre
catequesis india
Fundación de poblaciones
Armada del Mar del Sur
Obra escrita
Notas
Bibliografía
Enlaces exteriores

Biografía

Nacimiento y primeros años


Francisco de Toledo nació el 15 de julio de 15154 ​ en el Castillo de Oropesa perteneciente a
la noble familia Álvarez de Toledo. Fue el cuarto y último hijo del II conde de Oropesa,
Francisco Álvarez de Toledo y Pacheco, y de María de Figueroa y Toledo —primogénita de
Gómez Suárez de Figueroa, II conde de Feria, y de su segunda esposa, María Álvarez de
Toledo, hija de los I duques de Alba de Tormes—. Su nacimiento se produjo al tiempo que
fallecía su madre, lo que influyó en su talante serio y taciturno. Sus tías María e Isabel se
encargaron de su crianza.

Al cumplir los ocho años se trasladó a la corte del rey Carlos I de España para servir como
paje de la reina consorte Isabel de Portugal. Aprendió latín, historia, retórica y teología,
además de esgrima, música, baile y modales cortesanos.

Al servicio del emperador Carlos V


Francisco de Toledo tenía quince años cuando en 1530 el rey Carlos I lo aceptó en su casa.
Acompañó al emperador hasta sus últimos días en las más variadas circunstancias tanto
de paz como de guerra. Este contacto personal con el monarca, de quien adoptó la
prudencia política, el “maquiavelismo” y la tendencia a buscar contrapesos entre sus
colaboradores, le serviría de provechosa experiencia para su labor gobernativa posterior.

En 1535, cuando tenía veinte años, fue investido con el hábito de caballero de la Orden de
Alcántara, una orden religioso-militar, y en 1551 se le dio en esta corporación la
encomienda de Acebuchar.

La primera acción militar en la que intervino fue la expedición a Túnez en 1535, gran
triunfo de las tropas imperiales sobre los turcos otomanos a quienes arrebataron dicha
plaza del norte de África. Siguiendo al emperador en su recorrido por Europa, el joven
Álvarez de Toledo pasó por Roma, donde Carlos I desafió al rey de Francia Francisco I, lo
que desencadenó otra guerra con dicho país (la tercera del reinado del emperador), entre
los años 1536-1538. Tras la firma de la paz, Álvarez de Toledo regresó a España y marchó
más tarde a Gante, en Flandes. Participó enseguida en la expedición a Argel, importante
plaza turca del norte africano, campaña que culminó en fracaso debido al mal tiempo
(1541).

En los años siguientes continuó al servicio de las armas imperiales, aunque también
participó en las dietas, juntas y concilios. Era una época muy turbulenta, pues, además
del embate de los turcos otomanos, se producía el avance del protestantismo en
Alemania, región bajo órbita imperial. En todo este tiempo Álvarez de Toledo estuvo
cerca del emperador Carlos V.

Conoció las negociaciones de España con Inglaterra


para iniciar una nueva guerra contra Francia.

Se ocupó de los asuntos de Hispanoamérica,


interesándose respecto del estatus jurídico que
debían tener los indios. Estuvo en Valladolid cuando
fray Bartolomé de las Casas presentó ante una junta
de teólogos el texto de la Brevísima relación de la
destrucción de las Indias y supo de la redacción de
las Nuevas Leyes de Indias que tanto revuelo
provocaron en el Perú.

Partió de Barcelona en 1543 con el emperador, rumbo


a Italia y Alemania, durante la cuarta guerra contra
Francia. Participó en las batallas de Güeldres y
Düren.

En 1556 se produjo la abdicación de Carlos I y su


consecuente viaje a España, y el 12 de noviembre,
camino del monasterio de Yuste, hizo su entrada en el El rey Carlos I de España y
Castillo de Oropesa, ubicado en Jarandilla de la Vera, emperador Carlos V del Sacro
donde fue hospedado por su propietario, el III conde Imperio Romano Germánico
de Oropesa, Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa,
quien era hermano de Francisco y que también
recibió al anciano exmonarca. La estancia duró hasta el 3 de febrero de 1557 en que
culminaron las obras de Yuste, última morada de Carlos I. Ambos le sirvieron hasta su
fallecimiento en 1558.

Los años siguientes los dedicó Álvarez de Toledo a actividades relacionadas con la Orden
de Alcántara. Entre 1558 y 1565 permaneció en Roma, donde participó en las discusiones
y la definición de los Estatutos de la Orden, como procurador general.
Nombramiento como Virrey del Perú
Fue mayordomo en la casa del rey Felipe II, hijo y sucesor de Carlos I, y asistió en calidad
de delegado regio al concilio provincial de Toledo de 1565. Tuvo el decisivo apoyo que le
otorgó el cardenal Diego de Espinosa, presidente del Consejo Real de Castilla, durante las
deliberaciones de la Junta Magna de 1568. Entre los resultados de la junta, donde se
tomaron acuerdos importantes sobre la organización administrativa de las Indias, surgió
el nombramiento de Álvarez de Toledo como virrey, gobernador y capitán general del
Virreinato del Perú, el 30 de noviembre de 1568.5 ​

A fines de diciembre de 1568 salió de Madrid y tras visitar a sus familiares llegó a Sevilla
el 23 de febrero del año siguiente; se embarcó en Sanlúcar de Barrameda el 19 de marzo,
en la armada que conducía el general Diego Flores de Valdés. Llegó junto con su
secretario Eusebio de Arrieta, quien desempeñara como secretario del santo oficio
limeño, la misma familia Arrieta establecida en Lima y Tarma.

Muerte
Ya viejo y enfermo, Francisco Álvarez de Toledo se retiró a vivir sus últimos días en la
villa de Escalona, falleciendo el 22 de abril de 1582.6 ​

Testamento
Francisco Álvarez de Toledo, en su testamento, efectuó numerosas disposiciones que se
ocuparon de los indios y que continuaron con sus obras después de su fallecimiento. En la
Cláusula V el ex virrey dejó establecido:

Y asì mismo, mando que se digan otras quinientas misas... en España...


por la conversión de los indios naturales de este Reino...

Y en la Cláusula XXIV dispuso:

Y mando que se den 500 ducados de limosna al hospital de Potosí de los


indios naturales y otros 300 al hospital de los naturales de la ciudad del
Cusco y otros 500 ducados al hospital de los naturales de esta Ciudad de
los Reyes, es para lo de mis testamentarios mandaren se haga los dichos
hospitales más en servicio de Nuestro Señor y beneficio de los pobres.

Sus restos
Oropesa, la ciudad natal de Francisco Álvarez de Toledo y en la que descansan sus restos
mortales,7 ​ le debe la construcción del Convento de San Bernardo y el Colegio de los
Jesuitas, que datan de 1590. En 1605, sus restos fueron trasladados a la ya terminada
Iglesia de San Bernardo –planificada por el arquitecto Francisco de Mora, discípulo de
Juan de Herrera, en estilo barroco clasicista– y depositados al pie del altar mayor. Sin
embargo en la actualidad residen en la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, en un rincón
sin mención alguna. De hecho, la Iglesia ha descanonizado la Iglesia de San Bernardo.

Efemérides
En 2014, y con el fin de conmemorar el V Centenario del nacimiento de Francisco Álvarez
de Toledo y ensalzar su figura y sus obras, el Ayuntamiento de Oropesa y Corchuela, en la
provincia de Toledo, convocó un concurso de ideas para la realización de una escultura
que será ubicada al aire libre, diseñada a tamaño real con una altura de 2 metros, sin
limitaciones de peso, y se construirá en bronce resistente, que soporte el deterioro,
situándose sobre peana de granito.8 ​ La escultura ganadora fue "Camorza" de Óscar
César Alvariño Belinchón (de Manzanares el Real).

Como parte de esta efemérides, la diputada nacional de España, Rocío López, desde la
Comisión de Cultura, propuso recordar a Francisco Álvarez de Toledo a través de la
emisión de una estampilla o sello de Correos de España en el que aparece un retrato del
personaje sobre el mapa de Perú. La emisión se hizo efectiva el 23 de octubre de 2015 a
través del procedimiento de impresión en offset papel engomado, con un tamaño de sello
de 40,9 por 28,8 mm.

Arribo al Perú
El Virreinato del Perú era entonces inmenso: se extendía por una gran parte del territorio
de América del Sur, desde Panamá hasta el extremo sur del actual territorio continental
de Argentina, incluyendo las Audiencias de Panamá, Bogotá, Quito, Lima, Chile y
Charcas. Quedaban excluidos Venezuela y Brasil.

Francisco Álvarez de Toledo arribó al Nuevo Mundo y desembarcó en Cartagena de Indias


el 8 de mayo de 1569.

Su figura sólida y físicamente imponente debió impresionar a cuantos encontró, no sólo


por su ascetismo y el rigor de su presencia física, sino por los modales y manera de
hablar, cargado de seriedad y de fortaleza. A punto de cumplir 54 años, en la madurez
adulta de su vida, el virrey Álvarez de Toledo era de convicciones firmes, con valores
personales propios, de una conducta moralmente intachable, de exagerada sobriedad,
sentimiento reformador, gran liderazgo, audacia ilimitada, perfeccionismo a ultranza y de
talante altivo. No estaba casado y eso le permitía volcar todas sus energías al servicio de
Dios, el Rey y España.

Su eficacia en el mando quedó demostrada de inmediato: no bien desembarcó en


Cartagena estableció los derechos de aduanas, levantó un hospital, artilló la plaza y
expulsó a algunos franceses allí asentados. Tres semanas más tarde llegaba a Nombre de
Dios, en Panamá, continuando su obra organizadora: instaló un hospital para marineros
enfermos, cambió la localización de la ciudad y el
puerto, que trasladó a un lugar llamado Porto
Bello, envió a la península Ibérica a los españoles
casados y encerró a los soldados y marineros en
actitud de rebeldía. Se trasladó por tierra a la
ciudad de Panamá, ordenó la construcción de
caminos y vías, resolvió los conflictos de
intereses enfrentados, estableció el derecho de
almojarifazgo, reunió a los indios en nuevas
reducciones y persiguió a los negros cimarrones
que asolaban la región.

Desde Panamá avisó su llegada y envió una


embajada a Lima, la capital virreinal, explicando
el sentido de su misión gobernadora. Navegó
hasta Manta (costa del actual Ecuador) y
continuando por tierra alcanzó Piura a principios
de septiembre de 1569. El día 15 de octubre fue
recibido con toda solemnidad en Trujillo; el 26 Francisco Álvarez de Toledo y su
rúbrica. Grabado de Evaristo San
de noviembre llegó a la chacra de Barrionuevo,
Cristóbal, siglo XIX. Es la clásica
cerca de Lima, donde recibió el saludo del
imagen del virrey según la descripción
gobernador Lope García de Castro, la Real de los cronistas: vestido de negro
Audiencia, vecinos notables y prelados religiosos; riguroso, espada al cinto y con una
y finalmente el 30 de noviembre ingresó a Lima, gran cruz verde de la Orden de
pasando bajo los arcos de triunfo que se habían Alcántara en el pecho.
levantado en su honor. El arzobispo de Lima
Jerónimo de Loayza lo recibió en la Catedral.

Primeras medidas
Posesionado pues del gobierno virreinal, Álvarez de Toledo permaneció en Lima durante
un año, a fin de superar la crítica situación que halló, caracterizada por el enfrentamiento
con la Audiencia, los abusos generalizados, el incumplimiento de las normas, la falta de
respeto a la autoridad, la inaplicación de las leyes, la miseria y dispersión de los
indígenas, el abandono de las minas y las rebeliones de españoles, criollos e indios.

En este tiempo, supo rodearse de los mejores conocedores de la situación y con su apoyo
inició de inmediato una formidable obra de legislador y reformador, por lo que mereció el
título de "Solón del Perú", que le otorgara el insigne jurista limeño Antonio de León
Pinelo. Su labor transformó el virreinato, aseguró la soberanía de la corona castellana y
profundizó el pasado incaico.

Durante esos primeros meses de gobierno tomó las siguientes medidas:


Nombró corregidores en las ciudades más importantes.
Creó el cargo de protomedicato encargado de la supervisión del ejercicio de la
medicina.
Restableció el servicio de las armas.
Reordenó los libros de leyes y la actividad de los funcionarios reales revisando su
sistema salarial.
Reorganizó la Real Hacienda.
Exigió de los sacerdotes y prelados el estricto cumplimiento de las normas emanadas
del Concilio de Trento.
Creó los llamados "obispos de anillo" o auxiliares.
Instaló el Tribunal de la Inquisición.
Su correspondencia con el rey, a lo largo de estos
meses, demostró el alcance y la amplitud de la
labor emprendida en estos campos.

Tenía por delante una inmensa tarea, dedicada a


la administración civil. En primer lugar, para
resolver el problema de los indios estaba
obligado a reunirlos en poblados o reducciones,
pero al mismo tiempo tuvo que recomponer la
caótica situación de los repartimientos y
reordenar el funcionamiento de las encomiendas,
pervertidos con el paso del tiempo. Quedaban
muchas vacantes de encomiendas y su asignación
provocó protestas y enfrentamientos con quienes
reclamaban un supuesto favoritismo y
discriminación. Fue una tarea interminable, que
le ocupó a lo largo de todos los años de mandato.
El rey Felipe II de España.

La visita general al Perú (1570-1575)


Siguiendo las recomendaciones del rey, Álvarez de Toledo se propuso llevar a cabo la
visita de los territorios a su cargo, algo que nunca se había producido debido a lo dilatado
del Virreinato del Perú y que sin duda sería una tarea muy agobiante.

Cumpliendo con sus deberes salió de la ciudad de Lima el 22 de octubre de 1570,


acompañado de su secretario Álvaro Ruiz de Navamuel y de los hombres más sabios y
conocedores del medio, entre los que se encontraban el cosmógrafo e historiador Pedro
Sarmiento de Gamboa y el naturalista Tomás Vásquez. Más adelante se les uniría el
licenciado Juan Polo de Ondegardo, el insigne Juan de Matienzo y el religioso cronista
José de Acosta.
En los cinco años que duró esta visita de inspección, el virrey Álvarez de Toledo realizó un
extraordinario recorrido de unos 8000 km, el cual se dividió en dos etapas: en la primera
el itinerario fue el siguiente: Lima - Huarochirí - Jauja – Huamanga y Cuzco. En el Cuzco
permaneció dos años para luego continuar la visita en una segunda etapa, con dirección a
la Provincia de Charcas, siendo el itinerario seguido el siguiente: Checacupe - Chucuito -
Juli - La Paz - Potosí - La Plata. Luego de una desafortunada expedición contra los
chiriguanos del sureste de Charcas, retornó a Lima, vía Arequipa y el mar.

La larga visita tuvo incidencias. Tras ingresar a la sierra por Huarochirí, el 20 de


noviembre de 1570, arribó a Jauja, donde estableció nuevas reducciones o poblados de
indios. Allí quedó asombrado al encontrar allí una montaña de expedientes judiciales,
pues los lugareños eran dados a los pleitos interminables. Práctico como era su
costumbre y para demostrar la inutilidad de tales papeles los echó todos a la hoguera. A
continuación, construyó iglesias y resolvió injusticias, mientras ordenaba recuperar las
tradiciones y costumbres de los antiguos incas.

El 15 de diciembre entró en Huamanga, la actual Ayacucho, ocupándose de algunas obras.


Centró su atención en las ya famosas minas de mercurio de Huancavelica hacia donde
mandó un inspector. También ordenó la construcción de una nueva población, Villa Rica
de Oropesa, actual Huancavelica y el reagrupamiento de los poblados de indios.

Llegó a Cuzco a mediados de febrero de 1571 para permanecer en la antigua capital inca
hasta el 5 de octubre de 1572, una larga estadía llena de acontecimientos y de fecunda
actividad administrativa. Impresionado por la grandeza de sus edificaciones y su
numerosa población, trató de recuperar las instituciones y leyes del Incario, reconociendo
su innegable valor y procurando adaptarlas al gobierno de los indios. Amplió y mejoró las
reducciones, cuyas tierras entregó en propiedad, proyectó la construcción de iglesias,
escuelas y hospitales y aprobó la institución de los cabildos de indios, lo que permitió su
autogobierno. También se preocupó por la situación de los encomenderos, colectores de
los tributos de los indios que tenían asignados, lo que obligaba a su cuidado y
catequización, así como a levantar escuelas y hospitales e incluso el pago de sus servicios
en caso de necesitarlos.

De este modo, se iba dotando el virreinato de un marco jurídico estable, que habría de
permanecer inalterable durante más de doscientos años. Desde Cuzco, Álvarez de Toledo
gobernó, administró y transformó la difícil realidad que había encontrado en todas
partes, con un tesón y una paciencia admirables. Fue por ello, al Virrey de mayor
actuación en la historia de Perú.

Sin embargo, una decisión muy controvertida de su gobierno fue el sometimiento del
cuarto y último inca de Vilcabamba. Como consecuencia de la ruptura por los incas del
Tratado de Acobamba, Álvarez de Toledo envió un ejército a Vilcabamba, bajo el mando
de Martín Hurtado de Arbieto, quien logró derrotar y capturar al inca Túpac Amaru I,
hermano y sucesor de Titu Cusi Yupanqui. En un acto público que quiso ser
ejemplarizador, el último inca fue ajusticiado en septiembre de 1572 en la Plaza Mayor del
Cuzco.

Este hecho, así como otras decisiones que tomó Álvarez de Toledo, atizaron el crecimiento
de una fuerte animosidad en contra suya de parte de algunos funcionarios, sacerdotes y
encomenderos, insatisfechos y quejosos de las disposiciones del virrey.

Visita a la Villa Imperial de Potosí (1572)


Después de dos años de permanecer en el Cuzco, pasó al territorio de Provincia de
Charcas, en la que permaneció otros dos años más. En el camino se encontró con Lope
García de Castro, el anterior gobernador que retornaba luego de inspeccionar la
Audiencia de Charcas.

Luego de llegar a La Paz, Álvarez de Toledo se dirigió apresuradamente a la Villa Imperial


de Potosí,9 ​ sede de una de las más notables minas de plata del mundo.

De la obra Historia de la Villa Imperial de Potosí de cronista Bartolomé Arzans, se


conoce que el 29 de agosto de 1572 el cabildo de Potosí había tomado disposiciones para
el recibimiento del virrey Toledo, quien ingresó el 23 de noviembre de 1572, alegrando y
aplaudiendo su venida con 15 días de costosísimas.

Desde Potosí promulgó una serie de decretos relativos a la producción minera y al trabajo
de los indios, recuperando la antigua mita de los incas como sistema de producción.
Luego de permanecer seis meses en dicha villa, pasó a La Plata, sede de la Audiencia.
Tuvo tiempo para escribir al rey Felipe II en defensa de su gestión y trató de rebatir los
argumentos de sus enemigos.

Toledo inició su gobierno en 1569 llevando a cabo una visita al virreinato, consiguiendo
información sobre la demografía del territorio y la organización administrativa incaica.
Según Luis Capoche,10 ​"...halló en la tierra mucha disminución de la potencia de plata
que había tenido, por haberse acabado los metales ricos de este cerro...".

La situación general de Potosí en tiempos de Francisco Álvarez de Toledo era próspera.


Arribó a la Villa Imperial el 23 de noviembre de 1572, conduciendo una profunda
reorganización en función de los intereses virreinales y consolidó su economía con la
introducción de la técnica de la amalgama, que hasta ese entonces estaba estancada. Es
considerado el organizador de la Villa Imperial de Potosí ya que estableció las bases de lo
que sería el circuito productivo de la plata: la producción o extracción de la plata del
Cerro Rico, el procesamiento de la plata mediante el sistema de amalgamación en los
ingenios y la transformación de la plata en la Real Casa de Moneda de Potosí.11 ​
La población había crecido considerablemente, y
sólo a la llegada del virrey Toledo, comenzó la
organización urbanística, por iniciativa y obra de
este ilustre gobernante.

A él se debió la urbanización de la ciudad de


Potosí ya que efectuó sobre ella el tradicional
trazo de damero que mandaban las ordenanzas
de los reyes Carlos V y Felipe II, para las
ciudades mediterráneas.12 ​ Amplió las calles y
plazuelas, ubicó en la plaza mayor al centro, e Potosí. La primera imagen en Europa.
inició la construcción de nuevos edificios Pedro Cieza de León, 1553.
públicos que la rodearon, como la Casa de
Moneda, Cajas Reales, Iglesia Mayor y, al
parecer, también el Cabildo. Finalmente quedó mejor distribuida la Villa Imperial al
dividirse la población española e indígena, separadas por la Ribera, que con la edificación
de ingenios y lagunas, inició la industrialización sistemática de Potosí.

Los dueños de minas, llamados las "Ordenanzas de la Mita", que establecían la


conscripción forzosa del elemento indígena en el trabajo de las minas. El primer
repartimiento se hizo el 1º de abril de 1573, con 3733 indios. El sistema de la Mita, como
es bien sabido, tuvo consecuencias desastrosas para la población autóctona, que hubo de
soportar al trato más inhumano que pueda concebirse, no obstante de contar con amplia
legislación a su favor.

Su siguiente objetivo fue el sometimiento de los indios chiriguanos, que se hallaban en pie
de guerra y mantenían la alarma en toda la región situada al sudeste de Charcas, donde
años atrás se fundara Santa Cruz de la Sierra. Álvarez de Toledo envió primero una
misión de inspección y reconocimiento al territorio de los chiriguanos, y luego él mismo
partió con una expedición de 400 españoles y de un número regular de indios auxiliares
(la mayoría jaujinos). Era fines de mayo de 1574. Se produjo un enfrentamiento con los
chiriguanos quienes adoptaron la táctica de la “tierra arrasada” es decir se retiraron
gradualmente arrasando todo a su paso. La escasez de provisiones empezó a causar
estragos entre los españoles a la que se sumaron las enfermedades por la insalubridad del
territorio. El mismo Virrey enfermó de calenturas, lo que le obligó a retirarse, llegando a
Chuquisaca con los restos de su maltrecha expedición. La empresa fue un fracaso total,
pues el objetivo de dominar a los chiriguanos no se cumplió.

Tras una corta estancia en La Paz, Álvarez de Toledo emprendió el regreso a Lima,
pasando por Arequipa, a la que tituló "noble y leal", y donde continuó su incansable tarea
de legislador, con el propósito de corregir los abusos que seguía encontrando. Luego bajó
a la costa y desde Quilca navegó hasta el Callao. El 20 de noviembre de 1575 arribaba a la
capital tras cinco años de ausencia y habiendo cumplido satisfactoriamente la visita
general.
Fundación de la Casa de Moneda de Potosí
Se evidencia que a un año de autorizar la fundación de una Casa de Moneda en el
virreinato, en 1º de octubre de 1566, el Lic. Lope García de Castro informaba a S.M, el
inicio y el trazo de la Casa de Moneda, exhortando que envíe técnicos que sepan hacer
moneda y mande un par de oficiales de confianza. Al año siguiente, se expresaba que
aunque se hagan dos casas de moneda: una en la ciudad de los Reyes y otra en La Plata,
no existen oficiales que sepan hacer, exhortando se envíe para este propósito.

Bajo esta información, se tiene el dato que ya en 1567, había sugerencias o intenciones de
construir una Casa de Moneda en la ciudad de La Plata, por estar en las proximidades a
las minas de plata existentes en Potosí, un lugar de extracción y producción del mineral.

Cuando don Francisco de Toledo asume el cargo el 26 de noviembre de 1569, tuvo que
afrontar muchos problemas se quejaba que “desde diez legua de la Ciudad de los Reyes
acá, no sólo no corre moneda acuñada, pero aún ni un real he visto ni que se haya”.
Incluso anterior al gobierno de Toledo, el Lic. García de Castro y oficiales reales,
informaban el problema de la circulación monetaria en el virreinato mediante carta en 15
de enero de 1565, a saber:

En esta tierra corre por moneda una plata menuda que llaman corriente
la qual anda por quintar y mucha della falisan los yndios aziendolo de
cobre y plomo con color falssa que le suelen dar por manera que los que
con ello contratan rresçiben mucha perdida asi en el pesso como en el
poco balor que tiene y si hubiese moneda toda esta plata se consumyria
en mejor y fundiendosse para labrar moneda se cobrarya el quinto de
ella para vuestra magestad[…]13 ​

En una “Carta a S. M. del Virrey D. Francisco de Toledo, sobre negocios y materias


tocantes a hacienda” emitida desde Cuzco el 1º de marzo de 1572 refleja varios puntos o
capítulos referidas a la administración y gobierno del virreinato y del estado en que
estaba la hacienda real y del aumento de ella, además de referirse a la necesidad de hacer
desaparecer el uso de la plata corriente para que tenga efecto, previa consulta con las
autoridades respectivas y entendidos en la materia. Recomendaba la necesidad de
trasladar la Casa de Moneda a la ciudad de La Plata, que estaba cercano a las minas de
plata donde podría acuñar más cantidad y que “costeara menos en la lauor de la moneda
labrándose en el lugar donde está la plata”.

Al parecer dicha resolución quedó sin efecto, al referirse más adelante en la misma carta
de que la Casa de Moneda se instale en la Villa de Potosí y no en la ciudad de La Plata,
justificando que los costos de producción sería menos además evitando los trajines o
transporte de la plata a otro lugar desde el centro de producción o del cerro rico:
La uilla de potosi entendido la determinación que ay de fundar esta casa
de moneda en la ciudad de la plata a salido a la causa pretendiendo por
sus cartas y rrelaciones que me ha hecho que se funde en la dicha villa y
no en la ciudad para esto alegan sus rrazones en especial que se costeara
menos en la lauor de la moneda labrándose en el lugar donde esta la
plata que no en otro donde por fuerça se aya de costear en trajines
llenándolo alla y que los yndios y personas pobres que quisieren labrar
de su pobreza alguna moneda que les sera costoso llenarla y traerla
aquellas diez y ocho leguas demás de las quales ay otras rrazones mas
fundamentales como es que auiendose de sacar la plata de potosí para
llenarla a labrar a la plata parece que se abriría camino para sacar
plata corriente y que sacada vna vez de potosi se podría fácilmente
derramar por el rreyno y finalmente si en potosi ouiese el abasto de leña
y mantenimientos y de tan buen precio como en la plata no ay duda sino
que conuernia ponerla allí aunque la haría alguna falta no rresidir el
audiencia en el mismo asiento de aqui a que se aya de asentar la casa
aura tiempo para mirar lo que se deua hazer y acordarlo con más
deliberazion.14 ​

En una provisión años después, reitera y confirma que por su orden se mandó a fundar la
ceca de Potosí, quien argumenta de la siguiente forma: Provisión Real de 26 de junio de
1574

Avos los oficiales rreales de la rreal aza de su magd que rresidis en la Villa ynperial de
Potosí sabed que Jhoan de Yturrieta tesso de la cassa de la moneda que por mi mandado
esta fundada en la dha Villa me ha ssido hecha rrelacion diziendo que por ser la dha casa
nueba y por no entender los Vezinos y moradores della y tratantes y mercaderes el
Veneficio de la dha moneda no an metido ni meten a labrar[…]

Últimos años de su gobierno


En los cinco años siguientes permaneció en Lima, aunque sin descuidar la gobernación
del grandísimo virreinato. Su salud se hallaba entonces quebrantada por el mal de gota y
los cálculos vesiculares.

En esos años realizó abundantes obras públicas, canalizaciones de aguas, construcción de


diques y puentes sobre el río Rímac, hospitales y escuelas en la zona de Lima y sus
alrededores, además de la reconversión de la Universidad de San Marcos y el deslinde de
poderes con la Audiencia y con la Inquisición. En 1579 se produjo la sorpresiva incursión
del corsario inglés Francis Drake, lo que lo obligó a tomar medidas defensivas a lo largo
del territorio del Virreinato.15 ​

Fin de su gobierno
Sus continuos enfrentamientos con funcionarios eclesiásticos y civiles y su mal estado de
salud, le obligaron a solicitar varias veces su cese, que fue continuamente rechazado,
hasta que, vista las repetidas denuncias que llegaban a la corte, Felipe II decidió relevarle
del cargo de Virrey, eligiendo en su reemplazo a Martín Enríquez de Almansa, por cédula
del 26 de mayo de 1580.

Álvarez de Toledo permaneció en el cargo hasta la llegada del nuevo virrey, pero no
esperó a que éste entrara en Lima, y el 1º de mayo de 1581 salió del Callao rumbo a
España, vía Panamá. Su apuro se debía a la incomodidad que le generaría la posibilidad
de un juicio de residencia ante la llegada del nuevo virrey, tomando como pretexto la
urgencia en alcanzar la flota que esperaba en Nombre de Dios y que había de conducirlo a
España junto con la plata destinada a las arcas reales. Tres días después el nuevo virrey
desembarcaba en el puerto, contrariado por lo que consideró una descortesía de Álvarez
de Toledo.

Tras un viaje de cinco meses, Álvarez de Toledo arribó a Lisboa, donde se hallaba
entonces asentada la corte. Es fama que al presentarse ante el rey Felipe II éste no le
brindó todo el reconocimiento que esperaba, en parte porque le reprochaba ordenar la
muerte del inca rebelde de Vilcabamba, Túpac Amaru I, y la persecución de su familia. Se
dice que las palabras de reproche del rey fueron textualmente:

Marchaos a vuestra casa, que yo os mandé al Perú no para matar reyes


sino para servirlos.16 ​

No parece verosímil esta versión ya que Túpac Amaru I había comenzado a ejercer un
poder efectivo y no solo nominal y aún luego de su muerte, ocurrida en 1572, el rey Felipe
II dejó a Álvarez de Toledo como virrey del Perú durante nueve años más. Lo cierto es que
en la cédula por la cual se le reemplazaba, el rey hacía mención de lo bien que había
servido Álvarez de Toledo durante los doce años que duró en el cargo.

Obras y medidas de su gobierno


El virrey Álvarez de Toledo emprendió una vasta tarea de organización y, basado en un
severo y permanente ejercicio de la autoridad, consiguió darle una adecuada estructura
legal al Virreinato del Perú. Su labor supuso el afianzamiento de importantes
instituciones, en torno a las cuales giraría la administración del país durante todos los
sucesivos virreyes que le continuaron durante la dinastía de la Casa de Habsburgo y hasta
las reformas del siglo XVIII que emprendiera la nueva dinastía de Borbón. Álvarez de
Toledo aseguró, en definitiva, la sujeción del Perú a la Monarquía Hispánica o monarquía
universal del rey Felipe II.

La visita general que realizó en el Perú entre 1570-1575 permitió a Álvarez de Toledo
conocer la realidad del país. A donde no pudo ir envió a visitadores que tomaron nota de
la situación y le enviaron sus informes. En base de todo ello revisó las anteriores
ordenanzas, las complementó y dio otras nuevas.

Ordenanzas del Perú


En el año 1573, el virrey Toledo promulgó las "Ordenanzas del Perú para un buen
gobierno". Este conjunto normativo tuvo una importancia trascendental en la historia del
Perú virreinal. Todo esta construcción legal se basaba en que el virrey era el centro de la
administración del virreinato indiano, quien era poseedor de un poder absoluto y actuaba
como el único representante del rey de España.

Estas ordenanzas, conocidas también como "Ordenanzas de Toledo", que fueron


redactadas por los juristas Juan de Matienzo y Juan Polo de Ondegardo, reglamentaron
todo aspecto de la vida virreinal: vida de las ciudades, cabildos, impuestos,
administración de justicia, trabajo agrícola, minería, comercio, defensa.

Álvarez de Toledo tuvo como antecedentes en su redacción, tanto a las ordenanzas que
había emitido para el Virreinato de México, el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco, en
1537, como asimismo las anteriores para el propio Virreinato del Perú, por el virrey Pedro
de la Gasca, en 1550.17 ​

Tal fue la importancia de las Ordenanzas del Perú que Álvarez de Toledo pasó a la
posteridad con el calificativo del Solón Virreinal o el Solón del Perú.

En esas disposiciones se articulaba minuciosamente la vida cívica, laboral,


pública y hasta aspectos de la vida privada de la población nativa, a fin de
coordinar su desarrollo con la fórmula estatal implantada por la corona
española. Es muy digno de destacar que con el propósito de que ese
sistema normativo no se apartara de las costumbres tradicionales, Toledo
cuidó de recoger de la boca de los ancianos sobrevivientes de la época
prehispánica informes acerca del régimen gubernativo imperante bajo el
dominio de los Incas, noticias que a su vez fueron sistematizadas en forma
de una historia por el cronista Sarmiento de Gamboa.18 ​

Estas ordenanzas tuvieron gran importancia en la juridicidad del virreinato peruano y


fueron aplicadas durante más de 200 años, hasta 1786, en que fueron reemplazadas por
otras.

El problema de la perpetuidad de las encomiendas


Álvarez de Toledo envió asimismo a sesenta visitadores a todo el país, tarea que fue
emprendida por personas de dilatados conocimientos y experiencia.

Enfocó con acierto el problema de la perpetuidad de las encomiendas. La discusión era si


se debía o no dar a perpetuidad las encomiendas a los conquistadores y a sus
descendientes, tema que se tocó en la Junta Magna de 1568 realizada en España, reunión
donde se discutió sobre la mejor manera de administrar los virreinatos americanos y
donde Álvarez de Toledo fue nombrado virrey del Perú. Álvarez de Toledo aconsejó al rey,
inspirándose en las resoluciones del conde de Nieva, su antecesor en el Virreinato, en
ceder solo algunas encomiendas a perpetuidad, las demás debían volver a la corona tras la
muerte del encomendero o se darían por una o dos generaciones más. A pesar de la
insistencia de los encomenderos, la Corona se mostró siempre reacia a dar encomiendas a
perpetuidad, pues temía que el encomendero obtuviera un poder local que amenazara a la
metrópoli, como sucedió años antes. El tema de las encomiendas nunca sería resuelto; en
1592, Felipe II suspendería toda polémica sobre dicho asunto. Problema estrechamente
relacionado fue el de si se debían repartir las tierras entre los indios, lo cual fue rechazado
de plano en dicha junta. Ya en el Perú, Álvarez de Toledo comprobó la magnitud del
problema de la tierra: al repartirse los españoles las mejores tierras de cultivo, dejaban las
menos productivas a los indios o los obligaban a emigrar. Todo ello, sumado a que la mita
y el servicio personal restaban muchos brazos a la agricultura, así como la obligación del
pago del tributo, sometieron a gran parte de la población indígena a una situación de
pobreza extrema.

Las reducciones de indios


El virrey Toledo se ocupó del ordenamiento demográfico del Perú. Su política se basó en
la concentración de la población indígena en lugares estratégicos del territorio,
combinando así las necesidades mercantilistas en boga.

A través de esta acertada planificación de la demografía poblacional obligó a los indios a


vivir en reducciones, es decir en poblaciones de aborígenes con plaza mayor, iglesia,
cabildo y solares propios. Hasta entonces la población indígena vivía dispersa en el
territorio y dicha medida facilitaba la labor de los sacerdotes y las autoridades en general
pero conspiraba con una organización social que se adecuara a las necesidades del nuevo
virreinato y a las políticas públicas.

Las reducciones habían sido ya recomendadas por la Real Audiencia de Lima en octubre
de 1549 y dispuestas por real cédula del 21 de marzo de 1551. Ya el anterior gobernador
Lope García de Castro había reducido 563 poblados antiguos a solo 40.

Álvarez de Toledo acometió con mayor empeño tal tarea y creó la “República de indios”,
reducciones de núcleos urbanos de más o menos 400 familias de naturales, con
instituciones propias que contaron con el apoyo de los curacas y que fueron diseñadas
especialmente para satisfacer la idiosincrasia indígena, que, si bien armonizaban con el
resto de las instituciones indianas, presentaban características particulares de acuerdo a
los usos, costumbres, necesidades y estilos políticos, sociales y económicos prehispánicos.
Así la "República de indios" convivió con el sistema implementado para la "República de
españoles".
Sin embargo, en algunos casos, al ser concentrados los indios en poblados y divididas las
tierras en torno a nuevos linderos, se alteró profundamente el sistema tradicional de
control de pisos ecológicos. Muchas tierras antes cultivadas fueron abandonadas por los
indios y los españoles se apoderaron de ellas.

En carta al monarca Felipe II escribió el virrey

La mayor fuerza que para su seguridad acá se entiende, es que haya


muchos pueblos, porque las casas y las raíces que en estos sitios tienen los
pobladores, les hace desear la paz y la quietud... No se pueden gobernar
estos naturales sin que los caciques sean los instrumentos de la ejecución,
así en lo temporal como en lo espiritual, ni hay cosa que más pueda con
ellos para el bien y el mal... Es necesario que estos caciques sean buenos,
para que con su ejemplo se le pegue el bien, pues puede más una palabra
destos para que dejen sus ídolos y otras maldades, que cien sermones de
religiosos.19 ​

Reglamentación de la mita
Reglamentó la mita, antiguo sistema de trabajo obligatorio por turnos que los incas
implementaron para la construcción de obras públicas y que los españoles reimplantaron
transformando su sentido original. Bajo los incas, el mitayo o trabajador indígena recibía
la manutención del Estado y la retribución en bienes; en cambio, los españoles fijaron
para cada mitayo un salario irrisorio, sumándose esta pesada carga laboral al tributo que
el indio debía pagar al encomendero. De acuerdo a lo dispuesto por las ordenanzas, los
pueblos indígenas debían proveer un número de trabajadores para la construcción de
puentes, caminos y edificios administrativos y religiosos; para el mantenimiento de
tambos o posadas; y para industrias tales como la extracción de minerales, las fábricas de
paños (obrajes) y las estancias. Las más odiadas por los indios fueron la mita minera y la
obrajera.

Reglamentación del tributo indígena


Reglamentó la recolección del tributo indígena, exigiendo que el pago fuera hecho en
moneda, pese a lo cual los indios siguieron pagando en especie. Estaban obligados a
pagarlo los individuos de 18 hasta los 50 años, pero ambos extremos fueron
arbitrariamente ampliados por los encomenderos, corregidores y caciques a quienes
correspondía efectuar la cobranza, a fin de mantener así el rendimiento de la renta.

Auge de la minería
Se produjo un auge de la minería, tanto por la mano de obra que la mita proveyó a las
minas, como por la inclusión de la técnica de amalgama en el refinamiento de la plata que
permitió incrementar considerablemente los volúmenes de producción. Incorporó las
minas de azogue de Huancavelica a la Corona, debido a lo fundamental que era dicho
metal en la amalgama. Es el llamado estanco por el cual el estado arrendaba tales minas a
los mineros.

El mayor éxito que logró fue el resurgimiento del Cerro de Potosí, que fue explotado
utilizando el tradicional sistema del Incario, y en una década, quintuplicó la producción
del mineral de plata de doscientos mil pesos anuales hasta más de un millón de pesos.20 ​

Creación de la Casa de Moneda


Junto con el desarrollo de la minería, en especial la explotación de la plata, el virrey
Álvarez de Toledo atendió los reclamos del sector y de los comerciantes vinculados con el
Cerro Rico de Potosí respecto de la necesidad de contar con un establecimiento o "Casa de
fundición y de Moneda".

La construcción de la Casa de Moneda de Potosí comenzó en 1572 –en ocasión de la visita


de inspección que el virrey efectuara a aquella ciudad altoperuana– y que finalizó en
1575.21 ​

Obras urbanísticas
En la legislación que Álvarez de Toledo dictó en las "Ordenanzas" para el buen gobierno,
las ciudades fueron un tema de especial atención por el virrey. En ese sentido realizó
importantes obras de mejoramiento urbanístico en varios lugares, beneficiando a las
ciudades con la edificación o restauración de sus casas de cabildos, hospitales, iglesias y
cárceles, así como se preocupó por la provisión de agua, tanto en el Cuzco, como en Lima;
en esta última culminó la obra que ya había iniciado el virrey conde de Nieva, con la
llegada del agua al surtidor de la Plaza Mayor, lo que constituyó todo un acontecimiento.

Recopilaciones de la historia inca


Dirigió la recolección de informaciones sobre el Imperio Incaico, de la que se encargaron
Juan Polo de Ondegardo y Pedro Sarmiento de Gamboa, con el propósito de discutir la
legitimidad del señorío inca. Su intención era demostrar que el gobierno de los incas
había sido una tiranía impuesta al resto de los pueblos y que por lo tanto la conquista
española estaba justificada. Polo de Ondegardo escribió una Relación del linaje de los
incas y como ellos extendieron sus conquistas, y Sarmiento de Gamboa redactó una
Historia Índica. Ellos iniciaron la tradición de los llamados cronistas toledanos. El
mismo virrey interrogó en sus viajes a los curacas, quipucamayocs y nobles incas y como
resultado de ello redactó un “Informe” para el rey. También encargó confeccionar unos
lienzos y tapices donde se fijasen los hechos más importantes de la historia de los incas,
sus ídolos, la traza de sus templos y otros datos de interés, trabajo que se encomendó a los
artífices indios más expertos. Estos paños, así como el “Informe” del virrey y la segunda
parte de la Historia Índica de Sarmiento –referente a la historia de los incas– fueron
enviados al rey en 1572, siendo portador del encargo don Gerónimo de Pacheco.

Todos estos informes, relatos, documentos e ilustraciones han sido de gran valor para el
estudio del Incario.

Reglamentación del cultivo y comercio de la coca


El consumo de las hojas de la coca por parte de los indios había llegado a tal extremo que
se veían manadas de llamas cargadas con cestos de coca. La Iglesia condenó su uso pues
lo relacionó con las antiguas prácticas idolátricas. Pero los españoles notaron que los
indios rendían más en el trabajo luego del acto de
“chacchar” (masticar) las hojas de coca y
permitieron por ende su uso. Álvarez de Toledo
creyó conciliar los opuestos puntos de vista
mediante la reglamentación de su cultivo y
comercio.

Instalación del Tribunal de la


Inquisición
Se instaló el Tribunal de la Inquisición de Lima,
creado por real cédula de Felipe II en 1569. Era
una filial provincial del Consejo de la Suprema y
General Inquisición española. Por
recomendación de Álvarez de Toledo, fueron
nombrados como primeros inquisidores de Lima
el doctor Andrés de Bustamante y el licenciado
Serván de Cerezuela. El primero falleció en pleno Portada de la Segunda parte de la crónica de
viaje, cerca de Panamá. Con la sola presencia de Sarmiento de Gamboa, referente a la historia
Cerezuela, el 29 de enero de 1570 fue establecido de los incas

en Lima el Tribunal de la Inquisición, mediante


acto solemne, realizado en la Catedral, con
asistencia de las principales autoridades civiles y
eclesiásticas. El tribunal tuvo a su cargo vigilar y
sancionar las faltas graves contra la fe y los
mandamientos, incluyendo vigilar la prohibición
de la lectura y difusión de los libros incluidos en
el Index de la Iglesia. Contaba para esto con un Celebración de un Auto de Fe en la Plaza
sistema de alguaciles e informantes. Los indios Mayor de Lima
estaban fuera de su jurisdicción. El primer auto
de fe se realizó el 15 de noviembre de 1573,
oportunidad en que fue quemado Mateo Salado, un francés luterano acusado de
blasfemia y herejía. Un segundo auto de fe se realizó el 13 de abril de 1578, siendo
ejecutado el fraile dominico Francisco de la Cruz, quien dirigía al parecer una conjura de
religiosos opuestos al gobierno.

Instalación del Tribunal de la Santa Cruzada


Se instaló el Tribunal de la Santa Cruzada, en 1574, creado para cautelar la publicación de
la Bula de Cruzada y la recaudación de las limosnas previstas en ella; bien para hacer la
guerra contra los infieles de África, bien como penitencia o caridad para los hospitales u
otra obra pía. A cambio de éstas eran dispensados los fieles de la abstinencia o el ayuno
impuestos por la Iglesia.

Ejecución del inca Túpac Amaru I


El 24 de agosto de 1556, el anterior gobernador
provisorio del Perú y presidente de la Real
Audiencia de Lima, Lope García de Castro, había
firmado con el tercer Inca de Vilcabamba, Titu
Cusi Yupanqui, el Tratado de Acobamba que
acordó la paz entre la corona de Castilla y el reino
de Vilcabamba. El rey Felipe II aprobó el acuerdo
el 2 de enero de 1569.

Pero el repentino fallecimiento del inca Titu Cusi


en 1570, probablemente a causa de una
pulmonía, fue fatal para los misioneros agustinos
que se establecieron en Vilcabamba tras el
tratado y que en su afán de ayudar al inca para
sanarlo, le dieron brebajes que los vilcabambinos
pensaron era veneno. Los incas culparon al
misionero Diego Ortiz, quien fue torturado y
ajusticiado. La misma suerte corrieron los
españoles y mestizos que se encontraban en Ejecución del inca Túpac Amaru I, según un
Vilcabamba. Las hostilidades entre españoles e dibujo de Guaman Poma de Ayala.
incas comenzaron nuevamente.

La élite buscó un sucesor y fue así que su medio hermano Túpac Amaru empuñó el cetro y
se ciñó la mascapaycha a comienzos de 1571.

Los españoles, desconociendo la muerte del anterior inca, habían enviado rutinariamente
dos embajadores para continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el
conquistador Atilano de Anaya quien, tras cruzar el puente de Chuquichaca, fue
capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi Paucar.22 ​ El crimen
fue anoticiado por el cura de Amaibamba al virrey Francisco Álvarez de Toledo quien, el
14 de abril de 1572, declaró la guerra al inca de Vilcabamba basando su proceder en la
ruptura del acuerdo de paz y en que el inca no había respetado "la inviolable ley de todas
las naciones del mundo: el respeto a los embajadores".

Decidido a terminar con ese foco de latente hostilidad, organizó secretamente un ejército
que salió de Cuzco bajo el mando de los capitanes Martín Hurtado de Arbieto y Juan
Álvarez Maldonado al que se le sumó la tribu de los cañaris, enemigos de los incas.
Después de una dura lucha con las fuerzas del inca, los españoles ocuparon Vilcabamba,
siendo al capitán Martín García de Loyola a quien le correspondió el honor de capturar a
Túpac Amaru, cuando huía con sus mujeres e hijos. El joven inca fue llevado a Cuzco y se
le inició proceso por orden de Álvarez de Toledo. Se le acusó de rechazar las ofertas de
paz, matar a los españoles enviados para negociarla y de ser rebelde y traidor, además de
preparar una insurrección general. Fue condenado a muerte, lo que provocó numerosas
peticiones de clemencia, tanto de notables indios como de españoles, civiles y religiosos, a
las que el virrey no quiso atender.

La sentencia se cumplió en la Plaza Mayor del Cuzco, ante una multitud que lloró la
muerte del inca, el 22 o 23 de septiembre de 1572.

El 24 de septiembre de 1572, el virrey español escribía al rey Felipe

lo que vuestra magestad manda acerca del Inga, se ha hecho23 ​

La cabeza del inca fue colocada en una picota, pero cuando la gente empezó a rendirle
culto y a creer que la cabeza del inca no se deterioraba, el virrey ordenó que la retiraran.

No contento con todo esto, el virrey persiguió a los miembros de la familia imperial
cuzqueña para evitar cualquier asomo de reivindicación incásica. Así ordenó el destierro
de sus miembros, el que incluyó al propio hijo de Túpac Amaru, que contaba con tan sólo
tres años de edad, y los envió a México, Chile y Panamá, aunque posteriormente les
permitió su regreso al Perú.

Los incas rebeldes extendieron luego el mito del virrey como un gobernante virreinal
sanguinario, cruel y detestable, frente a la juventud, inocencia y timidez del último
descendiente de los reyes incas. El Inca Garcilaso de la Vega, años más tarde, se encargó
de amplificar y difundir esta imagen. En realidad, Álvarez de Toledo creyó estar
cumpliendo su deber de gobernante y por eso actuó sin remordimientos de conciencia.

Expedición a Chile
Atendiendo al pedido de los pobladores de Chile que enfrentaban la hostilidad de los
indios araucanos, fue enviado a esa región un ejército de 250 soldados al mando del
general Rodrigo de Quiroga, ya experimentado en esas lides. Este partió del Callao en
abril de 1572, pero no logró ninguna victoria decisiva sobre los indios. Quiroga fue
después nombrado Gobernador de Chile, cargo que mantuvo hasta su muerte, en 1580.

Fracasada expedición contra los chiriguanos


Desde La Plata, en la Provincia de Charcas, Álvarez de Toledo en persona inició una
campaña para poner fin con la rebelión de los indios chiriguanos, que mantenían en
zozobra la región del sudeste, vecina a la recién fundada Santa Cruz de la Sierra. La
expedición no obtuvo el éxito que se había esperado, y el propio Álvarez de Toledo
enfermó gravemente, debiendo retroceder (1574).

Represión de brotes de insurrección


Los hermanos Aguado, que se rebelaron contra la incorporación de las minas de
azogue a la Corona, fueron ajusticiados.
Destacó por su espíritu inquieto un vecino de La Paz llamado Gonzalo Gironda, quien
rompió el sosiego de varias ciudades andinas y evadió más de una vez la prisión.
Las disputas al interior de la hueste colonizadora de Santa Cruz de la Sierra fueron
aplacadas, según orden de Toledo, con el estrangulamiento del caudillo Diego de
Mendoza.
Menudearon también las pendencias en provincias selváticas subordinadas a la
jurisdicción de Quito.

La Universidad de San Marcos: Real y Pontificia


La Universidad de la Ciudad de los Reyes o Lima había sido fundada por real cédula del
rey Carlos I, en 1551 y establecida en 1553 en los claustros del convento de Santo Domingo
bajo la dirección de los dominicos, primera orden religiosa que llegara al Perú. Los
primeros años de vida fueron precarios y oscuros, entre otras razones por la escasez de
alumnos y la falta de rentas.

Desde su creación hasta 1571 el rector era el prior de la orden dominica. Pero durante este
tiempo se fueron sumando profesores de otras órdenes religiosas, clérigos y laicos que
tuvieron puntos de vista diversos al de los dominicos.

El virrey Álvarez de Toledo realizó, el 1 de junio de 1571, la primera reforma universitaria,


secularizando la universidad al elegirse a un rector laico, el jurista doctor Pedro
Fernández de Valenzuela.

Al mismo tiempo los dominicos obtuvieron del papa Pío V el breve Exponi Nobis, dado el
25 de julio de 1571, por el cual la universidad era también Universidad Pontificia. Dicho
en otras palabras, mientras que la Universidad de la Ciudad de los Reyes fue Universidad
Real estuvo dirigida por los frailes dominicos, en cambio, cuando se transformó en
Universidad Real y Pontificia, se laicizó y quedó sometida de manera plena a la autoridad
del monarca.24 ​

El virrey Álvarez de Toledo instaló sus aulas en un local apropiado, primero en un amplio
terreno situado al lado de la Iglesia de San Marcelo, en 1574, y colocó –por sorteo– a la
universidad bajo el patrocinio del evangelista San Marcos, el 20 de noviembre de 1574,
llamándose desde entonces Real y Pontificia Universidad de San Marcos.25 ​

Posteriormente la mudó a una amplia casa situada frente a la Plaza de la Inquisición,


ocupada hasta entonces por el Recogimiento de San Juan de la Penitencia para mestizas
hijas de los conquistadores, en 1576. La dotó enseguida de trece mil pesos de renta anual,
importantes recursos económicos para los salarios de las diecisiete cátedras instituidas, el
25 de abril de 1577, y, finalmente, promulgó las Constituciones con arreglo a las cuales se
gobernaría ese centro de estudios, el 22 de abril de 1581.26 ​

Fundación del Colegio Mayor de San Felipe y San Marcos


Complementando su labor educativa, Álvarez de
Toledo ordenó la fundación del Colegio Real y
Mayor de San Felipe y San Marcos, como un
anexo de la Universidad y bajo la dirección del
rector universitario, en 1575. Su propósito sería
dar facilidades a los estudiantes pobres y
proporcionar a los venidos de las provincias un
cómodo y seguro albergue, librándoles de las
casas de pupilos o de pensión. Recién el año
1592, el virrey García Hurtado de Mendoza
completó la construcción del edificio.

También procuró difundir las letras entre los


indígenas, ideando la erección de colegios para
los hijos de caciques en Lima y Cuzco, aparte de
lo cual recalcó la necesidad de enseñar a leer y
rezar a todos los niños en las doctrinas. En esta
tarea resultó fundamental la colaboración de los
jesuitas.
Facsímil de la provisión del Virrey Álvarez de
Toledo, del 25 de abril de 1577, dotando con
Controversia con los jesuitas 13 000 pesos de renta anual a la Universidad
de San Marcos
Tuvo una controversia con la Compañía de Jesús,
a quienes quiso confiar algunas cátedras de la
Universidad, a condición de que cerraran sus propias aulas. Los jesuitas se negaron pues
ello significaba una limitación a su principal labor, esto es, dar una sólida formación a la
juventud, y Álvarez de Toledo, en respuesta, cerró el Colegio Máximo de San Pablo de
Lima. El trasfondo de esta disputa fue el deseo del Virrey de favorecer el despunte de la
Universidad frente a un foco alternativo de notable calidad intelectual. El rey no aprobó
tal proceder y por real cédula del 28 de febrero de 1580 ordenó la reapertura del Colegio,
que solo se cristalizaría en el gobierno del siguiente virrey, Martín Enríquez de Almansa.

La imprenta, la lengua quechua y las publicaciones sobre catequesis


india
Durante el virreinato de Álvarez de Toledo se instaló la primera imprenta en el Perú.

El virrey, como fiel representante del renacimiento español, supo combinar sus
obligaciones tanto hacia con su patria, su rey y su Dios.

Dado que fue un hombre profundamente creyente que fue influenciado fuertemente por
su fe católica, se ocupó que esa religión fuese transmitida eficazmente a los indios.
Consideró fundamental que para la catequesis de los naturales se utilizara el idioma
quechua que el Incario había impuesto a las poblaciones indias, solicitud que fue
aprobada por el rey quien también autorizó su pedido para la impresión del catecismo en
la lengua inca. Recién en 1583, dos años después de la terminación de su mandato, el
Tercer Concilio Limense dispuso la edición del “Catecismo de la Doctrina Cristiana, en
quechua y aymara”.

Asimismo creó en la Universidad de San Marcos la cátedra de quechua, la que contó con
la correspondiente autorización regia. Asimismo exigió a los alumnos universitarios el
cursado de cierto tiempo en la mencionada cátedra a fin que se tuvieran conocimientos
sobre esa lengua general para la obtención de los títulos de grado de bachiller y
licenciado.

Fundación de poblaciones
El virrey Álvarez de Toledo llevó a cabo su idea de poblamiento del extensísimo Virreinato
del Perú fundamentado en un claro objetivo que era el de lograr que las provincias
tuvieran conexidad y anexión de forma tal que ellas se encontraran protegidas de
levantamientos, con el convencimiento que una provincia se encontrara en condiciones
de ir a auxiliar o socorrer a la otra, y viceversa.27 ​

Cumpliendo con ese ideario de estado el virrey se dedicó también a fundar numerosos
poblados y ciudades como:

- La Villa de San Francisco de la Victoria de Vilcabamba, llevada a cabo por


Martín Hurtado de Arbieto, el 4 de octubre de 1571, en homenaje a la prisión del
último inca de Vilcabamba.
- La Villa Real de Oropesa, actual Cochabamba, en la zona central de la actual
Bolivia, el 15 de agosto de 1571 por el Capitán Gerónimo de Osorio, según
órdenes de Álvarez de Toledo, con la finalidad de crear un centro de producción
agrícola para proveer alimentos a las ciudades mineras de la región,
principalmente la ciudad de Potosí.
- La Villa Deleitosa de Oropesa, a unos veinte km al sureste del Cuzco, hoy en el
distrito de Oropesa, provincia de Quispicanchi.
- La Villa Rica de Oropesa, hoy Huancavelica, en el centro de Perú, el 4 de agosto
de 1572, en vista de la riqueza minera de la zona, pues era necesario un poblado
donde albergar a los empresarios y trabajadores de las minas.
- La ciudad de Córdoba de La Nueva Andalucía, hoy Córdoba, en el centro de la
actual Argentina, fundada por Jerónimo Luis de Cabrera el 6 de julio de 1573.
- La Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa, hoy Tarija, en el suroeste de
Bolivia, fundada el 4 de julio de 1574 por el capitán Luis de Fuentes y Vargas en un
valle descubierto por Francisco de Tarija, a
orillas de un río bautizado como Nuevo
Guadalquivir.
- La ciudad de Salta, en el actual territorio
de Argentina, fundada por el licenciado
Hernando de Lerma, el 16 de abril de 1582.

En cambio, no fomentó la realización de nuevas


entradas pues ya se tenía experiencia de los
nocivos efectos que originaba el asentamiento de
pobladores no preparada en tierras de escasos
recursos, donde no hacían sino promover
levantamientos y abusar de los indios.

Armada del Mar del Sur


Entre 1577 y 1579 las costas del Virreinato del
Perú fueron sorpresivamente incursionadas por
el corsario inglés Francis Drake.

Luego de recorrer las costas brasileñas y de la


Patagonia, Drake ingresó por el estrecho de Monumento a Francisco Álvarez de
Magallanes hacia el océano Pacífico; asoló la Toledo ubicado justo al lado del
costa de Chile y se presentó sorpresivamente en Cabildo de Salta, Argentina.
el Callao, el 13 de julio de 1579. Pero creyendo
muy grandes las fuerzas del Virrey, no
desembarcó y se limitó a cortar las amarras de los barcos que estaban surtos en el puerto
y saquear una nave cargada de mercancías que venía de Panamá. Luego siguió su travesía
con dirección a California y retornó a Inglaterra vía Oceanía y el cabo de Buena
Esperanza, siendo el segundo en realizar la vuelta al mundo, después de la expedición
española de Fernando de Magallanes y Elcano. La reina Isabel I de Inglaterra le concedió
el título de sir a bordo de su navío, el Golden Hind.

Ante estos actos de corso el virrey Álvarez de Toledo proveyó la fortificación de la costa y
el incremento de los navíos de guerra. Creó la Armada del Mar del Sur con la finalidad de
otorgar la protección naval de la plata de Potosí. Patrullaba toda la costa del Pacífico,
desde Tierra de Fuego a Centroamérica. Estaba formada por dos galeones y cuatro
embarcaciones menores y tenía como base el puerto de El Callao.28 ​

También, para prevenir nuevas incursiones enemigas, en octubre de 1579 Álvarez de


Toledo envió una expedición al estrecho de Magallanes al mando de Pedro Sarmiento de
Gamboa, el primero en cruzar el estrecho de oeste a este.

Obra escrita
Toledo, Francisco de: Informaciones de Francisco de Toledo, Virrey del Perú.29 ​

Notas
1. En comparación con el ateniense Solón quien al igual que Álvarez de Toledo realizó
una labor reformadora y legisladora.
2. Roberto Levillier: Don Francisco de Toledo, supremo organizador del Perú. Su vida,
su obra [1515-1582]. Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1935-1942.
3. Luis E. Valcárcel: El virrey Toledo, gran tirano del Perú: una revisión histórica. Lima,
Imprenta del Museo Nacional, 1940. Sin embargo, el punto de vista de este
historiador peruano no debería interpretarse como opuesto al del argentino Levillier,
sino como complementario.
4. Francisco de Toledo, El Virrey de Perú (http://historicaltextarchive.com/sections.php?a
ction=read&artid=632)

Archivado (https://web.archive.org/web/20131109173110/http://historicaltextarchiv
e.com/sections.php?action=read&artid=632) el 9 de noviembre de 2013 en la
Wayback Machine. por Debbie Wells.
5. León Gómez Rivas ha dedicado un libro (1994) a estudiar la peripecia vital de don
Francisco antes de su viaje al Perú.
6. Esta fecha de su muerte ha sido ya definitivamente fijada, pues una versión antigua la
fechaba en el año 1581 y otra el 26 de septiembre de 1584, datos erróneos que se
siguen consignando en diversas webs y enciclopedias electrónicas.
7. En el Parador Museo de Oropesa, en 1960, se ubicó una lápida de cerámica en su
homenaje que fue promovida por el historiador argentino Roberto Levillier.
http://www.parador.es/museo_es/parador-oropesa-francisco-de-toledo
8. Concurso para una escultura en Oropesa (Toledo) (http://www.apintoresyescultores.e
s/concurso-para-una-escultura-en-oropesa-toledo/), Asociación española de Pintores
s/concurso-para-una-escultura-en-oropesa-toledo/), Asociación española de Pintores
y Escultores.
9. José A. Fuertes: Creación de la Villa Imperial de Potosí (http://books.google.com.bo/b
ooks?id=9qV74OE5OcgC&pg=PA40&lpg=PA40&dq=creaci%C3%B3n+de+la+villa+im
perial+de+potosi&source=bl&ots=V7d4ZEjH-M&sig=PW1crSy-OPmZfNsPnoMPQ4G
Mj9w&hl=es&sa=X&ei=lrp_U6n0He7jsASql4HoCA&ved=0CI0BEOgBMAs#v=onepag
e&q=creaci%C3%B3n%20de%20la%20villa%20imperial%20de%20potosi&f=false)
En Google Books.
10. Capoche, Luis (1547-?) (http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=capoch
e-luis)
11. La Casa Real de Moneda. Historia de su construcción (https://books.google.com.bo/b
ooks?id=saVcAAAAMAAJ&q=casa+real+de+moneda.+historia+de+su+construcci%C
3%B3n&dq=casa+real+de+moneda.+historia+de+su+construcci%C3%B3n&hl=es^)
12. Embajada de Bolivia en Brasil: Cultura. Arte. Período Virreinal. Arquitectura: el
Renacimiento. (http://www.embolivia.org.br/nota.php?idn=3)

Archivado (https://web.archive.org/web/20150402104920/http://www.embolivia.org
.br/nota.php?idn=3) el 2 de abril de 2015 en la Wayback Machine.
13. Levillier, Roberto (1921). Gobernantes del Perú.
14. Leviller, Roberto (1921). Gobernantes del Perú.
15. Documentos inéditos para la historia de España tomo XCIV - 1889. (http://www.archiv
e.org/stream/coleccindedocu94madruoft#page/432/mode/1up)
16. Es la versión que nos ha transmitido el Inca Garcilaso en su Segunda parte de los
Comentarios Reales, más conocida como la Historia General del Perú (http://www.scri
bd.com/doc/11715154/Inca-Garcilaso-de-La-Vega-Historia-General-Del-Peru-Complet
o) Libro VIII, capítulo XX (Lisboa, 1614). La muerte de Túpac Amaru I ocurrió sin el
consentimiento expreso del rey de España, tan dado a respetar los fueros e
instituciones incásicas aunque se tatase de un inca rebelde.
17. Castillo Martos, Martos & Lang, Mervyn F. Grandes figuras de la minería y metalurgia
virreinal. Universidad de Cádiz. 2006. P. 54. ISBBN-13: 978-84-9828-069-2.
18. Guillermo Lohmann Villena citado en http://www.identidad-peru.com/wp-
content/uploads/2013/b/francisco-toledo.pdf
19. http://www.identidad-peru.com/wp-content/uploads/2013/b/francisco-toledo.pdf
20. Mario Hernández Sánchez-Barba. Los Álvarez de Toledo en América. Capítulo del
libro Los Álvarez de Toledo. Nobleza Viva. Junta de Castilla y León. Consejería de
Educación y Cultura. María del Pilar García Pinacho, Ed., España, 1998, p. 158.
21. La primera Casa de Moneda. (http://www.bolivian.com/cnm/1acasa.html)
22. Renard-Casevitz, France-Marie; Saignes, Thierry; Taylor, Anne-Christine, "Al este de
los Andes", pág. 139.
23. No se conoce la fecha exacta de la ejecución de Túpac Amaru I, y lo más probable es
que se cumpliera entre el 22 y 23 de septiembre, según se desprende de la fecha y
los términos de esa carta (Roberto Levillier: Don Francisco de Toledo, supremo
organizador del Perú. Su vida, su obra [1515-1582]. Buenos Aires, Espasa-Calpe,
organizador del Perú. Su vida, su obra [1515-1582]. Buenos Aires, Espasa-Calpe,
1935-1942).
24. Fundación de la universidad de Lima (12 de mayo de 1551) (http://sisbib.unmsm.edu.
pe/bibvirtual/libros/historia/San_marcos/Fund_Uni_Lima.htm), San Marcos
25. «Antecedentes históricos de la Real Universidad de San Marcos».
26. El historiador alemán Yacin Hehrlein (1992), quien ha examinado la confrontación
político-religiosa que opuso a Álvarez de Toledo y los frailes dominicos de
pensamiento lascasiano sostuvo que uno de los puntos de la contienda fue
precisamente la secularización de la universidad.
27. "Las calles de Salta y sus nombres": Virrey Francisco de Toledo (http://www.elintransi
gente.com/notas/2013/2/6/las-calles-salta-sus-nombres-virrey-francisco-toledo-16956
6.asp)

Archivado (https://web.archive.org/web/20130727054007/http://www.elintransigent
e.com/notas/2013/2/6/las-calles-salta-sus-nombres-virrey-francisco-toledo-169566
.asp) el 27 de julio de 2013 en la Wayback Machine., Ricardo F. Mena. El
intransigente.com.
28. Navíos de la Armada siglo XVI (http://www.armada15001900.net/SIGLOXVI.htm)
29. Informaciones de Francisco de Toledo, Virrey del Perú (http://kuprienko.info/informaci
ones-de-don-francisco-de-toledo-virey-del-peru-1570-1572/)

Bibliografía
Autores varios: Los Álvarez de Toledo. Nobleza viva. Junta de Castilla y León.
Consejería de Educación y Cultura. María del Pilar Gracía Pinacho, Ed. España,
1998.
Hampe Martínez, Teodoro: La caída del imperio inca y el surgimiento de la colonia.
Primer tomo del Compendio histórico del Perú. Editorial Milla Batres. Tercera Edición.
Lima, 2005. ISBN 9972-58-108-X
Inca Garcilaso de la Vega: Historia general del Perú. Tomo 3. Lima, Editorial Universo
S.A., 1972.
Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 16.
TAB-UYU. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-165-0
Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Tomo II. Virreinato (1551-1596).
Editor: Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1981. ISBN 84-499-4813-4
Varios autores: Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2000. ISBN
9972-625-50-8
Varios autores: Historia General de los peruanos. Tomo 2. Parte Quinta: Iconografía
de los gobernadores y Virreyes del Perú (2016-2018). Obra editada con el auspicio
del Gobierno Revolucionario del Perú. Lima, 1973.
Merluzzi, Manfredi: Politica e governo nel Nuovo Mondo: Francisco de Toledo viceré
del Perú (1569-1581), Roma: Carocci Editore - Università Roma Tre, 2003 (prol. de
Francesca Cantù).
Enlaces exteriores
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Francisco de
Toledo.

Predecesor: Sucesor:
Lope García de Castro Martín Enríquez de
Virrey del Perú
Gobernador y Presidente Almansa
1569 – 1581
de la Audiencia Virrey del Perú
1564-1569 1581-1583

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