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FILIPOS LA IGLESIA GOZOSA

Fue la visión nocturna del llamado macedonio (Hechos 16.9-10) lo que impulsó a Pablo, durante su
segundo viaje misionero (cerca del año 49 d. de J.C.), a cruzar el mar Egeo e introducir el evangelio
a Europa. El primer fruto de esa campaña europea fue la iglesia de Filipos; la cual, con el tiempo,
se convirtió en la iglesia patrocinadora de Pablo.

Localizada en la parte noroeste de Grecia, en la importante Vía Egnacia, que corría del este al
oeste, Filipos era una colonia romana, famosa por ser tanto un centro militar como un centro de
comunicaciones. Con los privilegios que los filipenses tenían por ser ciudadanos romanos,
disfrutaban de los mismos derechos de las comunidades de Italia, incluyendo cierta libertad
política e inmunidad. El espíritu y las prácticas de Roma eran muy visibles en Filipos.

La iglesia se inició con la conversión de una gentil de mucho dinero llamada Lidia (Hechos
16.14,15). De ahí en adelante, la iglesia creció constantemente. Es posible que las tres personas
que Lucas cita, Lidia, la esclava y el carcelero, sean representantes de los niveles sociales que había
en la iglesia de Filipos (Hechos 16.14-34). Tradicionalmente se ha creído que Lucas se quedó en
Filipos (Hechos 16.40-17.1) para contribuir al desarrollo de esta importante congregación del
primer siglo.

Perfil

Hay ciertas características generales que son de interés en cuanto a la iglesia de Filipos. Una de
éstas era la prominencia de la mujer. La iglesia había comenzado y se había desarrollado en la casa
de una mujer (Hechos 16.15). Más tarde, en la carta que Pablo envió a Filipos años más tarde
(cerca del 62 d. de J.C.) se cita el nombre de dos mujeres, Evodia y Síntique, a quienes Pablo
estimaba mucho por haber combatido juntamente con él en el evangelio (Filipenses 4.2,3). En
nuestra era de protestas femeninas y las polémicas en contra de Pablo es necesario considerar lo
importante que eran las mujeres cristianas para Pablo, y la manera respetuosa en que él las
trataba (Hechos 18.1-4; Romanos 16.1-3; Colosenses 4.15; 2 Timoteo 1.5). Hay quienes olvidan
que fue Pablo mismo quien seleccionó categorías femeninas para ilustrar sus tres conceptos
principales del convenio (Gálatas 4.21-31), la salvación (Romanos 7.1-4), y la iglesia (Efesios 5.21-
33). Por lo tanto, en Filipos se nos hace recordar la importancia de la mujer en la iglesia.

Características

Existe un buen número de características en la iglesia de Filipos, las cuales muestran a la iglesia del
Nuevo Testamento en su apogeo; algo que es necesario reproducir en nuestras congregaciones de
hoy.
Unidad

La solidaridad era importante en Filipos. Ese fuerte sentido de unidad se refleja en las frases que
Pablo usa frecuentemente de "todos", "todos ustedes" (Filipenses 1.1,4,8,25; 2.17,26) y las
referencias a la "unanimidad" (1.27; 2.2; 3.16; 4.2). Esto muestra que Pablo los veía como una
unidad, la cual manifestaba la influencia de la tradición romana de solidaridad de su comunidad.

En términos prácticos su unidad indicaba que toda queja y todo pleito estaba fuera de lugar
(Filipenses 2.14) y que todas las referencias personales no deberían persistir sino resolverse
tranquilamente (4.2). Pablo incluye aun los pensamientos, los resentimientos, las acciones y las
metas (2.14) exhortándolos a que pongan en práctica "las mismas cosas" (4.8,9).

Hoy, nuestro moderno individualismo ha oscurecido el importante aspecto de la solidaridad


colectiva, y se ha promovido la idea no bíblica que las personas pueden mantener una relación
estrecha con Dios aunque se aíslen de los hermanos y de la iglesia. La verdad es que un
"discipulado" independiente conduce a una distorsión completa de lo que es el pueblo de Dios.
"Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí... Así que, sigamos lo que
contribuye a la paz y a la mutua edificación" (Romanos 14.7,19).

La fuerte solidaridad que practicaban los filipenses es el juicio para nuestro egoísmo
contemporáneo, y nos hace recordar que no es la independencia sino la dependencia mutua lo
que constituye la iglesia del Nuevo Testamento.

Se había dicho anteriormente que la iglesia de Filipos se había destacado por su generosidad en
sostener económicamente a Pablo en varias ocasiones (4.16) - aun en tiempos cuando nadie más
lo hizo (4.15). A consecuencia de esto surgió un lazo de afecto mutuo, lo cual Pablo no
experimentó de igual manera con ninguna otra iglesia (1.8). De esta manera, tenemos una carta
alegre, personal, doctrinal, que les comunicaba (1) datos sobre la condición del apóstol; (2) afecto
por sus fieles compañeros, (3) advertencia contra las distorsiones judías en cuanto a la fe, y (4)
exhortaciones a conservar su fidelidad e integridad en el discipulado.

El compartir

Una lectura cuidadosa de la carta a los Filipenses sacará a luz la importancia que ellos daban a la
comunión. Existía entre ellos un fuerte sentido de "fraternizar" (1.5,7; 2.1; 3.10; 4.14,15). Muchas
cosas entre ellos eran compartidas o sea que las tenían en común.

Pero la mutualidad de los filipenses se sigue expresando en varias palabras compuestas con la
preposición sun en griega (véase 1.7,27; 2.2,25; 3.10,17.21; 4.3,14). Sun significa "junto con", y
cuando se utiliza como prefijo de una palabra, señala el compartir de una actividad. Por lo tanto,
podemos encontrar varios casos de compartir que Pablo menciona repetidas veces en la epístola.
Ellos compartían todo lo que tenían. Su comunión era compartir (1) recursos económicos
(Filipenses 4.15); (2) el evangelio (1.5); (3) el Espíritu Santo; (4) la muerte de Cristo (3.10); (5) la
gloria de Cristo (3.21); (6) tensión y conflicto (4.14); (7) trabajo (2.25; 4.3); (8) gracia (1.7); (9) ellos
mismos (3.17); y aun (10) sus almas (2.2). El compartir no era algo esporádico para los filipenses. El
compartir era para ellos un sistema de vida.

Es muy claro ver que tal espíritu de entrega mutua - el compartir todo - es algo que se necesita con
urgencia en la iglesia de hoy. Por lo general tenemos una tendencia a practicar un cristianismo
sólo de fin de semana, y aun así nos quejamos de las pocas horas que tenemos que dedicar a
nuestros hermanos en la fe. La cruda verdad es que tal actitud corresponde a un juego de tipo
mundano y no a una realidad bíblica. Cuando en verdad nuestra comunión proceda de "gracia"
(1.7) y no de algo humano solamente; cuando sea algo que contribuya al avance del evangelio
(1.5) y no sólo algo como participar de un club social; cuando sea algo excepcional (4.15),
espontáneo (2 Corintios 8.2,3) y generoso (2 Corintios 8.3) y no un impulso momentáneo sino una
disposición perdurable (Filipenses 1.5); cuando nuestra moderna fraternidad siga el ejemplo del
compartir - en conjunto - según Cristo, como los filipenses, entonces estaremos restaurando la
iglesia del Nuevo Testamento, como Dios la diseñó.

El gozo

El gozo que se manifestaba en la fraternidad de la vida de los filipenses era un gozo en Cristo. Su
gozo era "en el Señor" (3.1; 4.4), y en relación del uno para el otro (véase 1.25-26; 2.2; 2.17,18). El
resultado de ese ejemplar contentamiento se expresaba como luz, pues brillaban "como luminares
en el mundo", en medio de una generación perversa y maligna (2.15). Tanto el gozo verdadero
como una verdadera fraternidad, no pueden quedar escondidos.

Conclusión

Es obvio que en la iglesia de Filipos existía un buen número de aspectos dignos de elogio, los
cuales se necesitan hoy día en la iglesia. La apreciación y el ánimo que daban a las mujeres es un
modelo de mucho valor. La solidaridad colectiva que ellos practicaban es un principio de
corrección que se necesita para nuestro extremado individualismo moderno. Finalmente, su
hábito de compartir con gozo en el Señor pone en evidencia la superficialidad de los sustitutos
modernos de comunión y la necesidad que tenemos de volver a las realidades fundamentales del
Nuevo Testamento.

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