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ía n t o l o g ía s

Ensayos urbanos
La Ciudad de México
en ei siglo xix
María Dolores Morales M artínez
ARQUITECTURA
Historia
Ensayos urbanos
La Ciudad de México en el siglo xix
UNIVERSIDAD AUTÓNOM A METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO

Dr. Enrique Fernández Fassnacht D is e ñ o d e la c o l e c c ió n :

Rector General Esta,colección fue diseñada por alumnos


del Área Editorial, trim estres x , XI y x il de
M tra. Iris Santacruz Fabila la carrera de Diseño de la Comunicación
Secretaria General Gráfica de la UAM-X.
Dr. Salvador Vega y León C o r r e c c ió n
Rector de la Unidad Xochim ilco Graciela Bayúgar, Gloria Fuentes, Ana Lilia
Abitia y Catalina Durán.
Dra. Beatriz Araeeli García Fernández
Secretaria de la Unidad
D is e ñ o y f o r m a c ió n

Ana Laura García Domínguez


Mtro. Jaim e Francisco Irigoyen Castillo
Itzbé Rodríguez Ciurana
Director de la División de C iencias y Artes para el Diseño

T razo d e p la n o s
D.l. Silvia Ana María Oropeza Herrera
Secretaria Académica
María Dolores Morales M artínez

C o l a b o r a c ió n en e l t r a z o d e p la n o s
Lic. José Luis M artínez Durán
Jefe del Departamento de Teoría y Análisis
María Gayón Córdova

C u id a d o
Arq. Guillermo Nagano Rojas e d it o r ia l

Encargado del Departamento de Síntesis Creativa Óscar Quintana Ángeles

Arq. Manuel Lerín Gutiérrez S u p e r v is ió n de im p r e s ió n ,

Jefe del Departamento de Métodos y Sistem as Óscar Quintana Ángeles

Ing. Pedro Jesús Villanueva Ramírez D is e ñ o d e po r t a d a

Jefe del Departamento de Tecnología y Producción Ana Laura García Domínguez


Itzbé Rodríguez Ciurana
M tra. Catalina Durán Me Kinster
Responsable del Programa Editorial

C o m it é e d it o r ia l d e l ib r o s d e in v e s t ig a c ió n

Arq. Francisco Haroldo Alfaro Salazar, coordinador


Mtro. Gerardo Kloss Fernández del Castillo
Dra. Alicia Paz González Riquelme

C o o r d in a c ió n ed it o r ia l

Mtra. Catalina Durán Me Kinster


M
Casa abierta al tiempo
UNIVERSIDAD AU TÓ N O M A M ETRO PO LITANA

Primera edición, 2011


® Universidad Autónoma M etropolitana
Prolongación Canal a_ Miramontes 3855,
Col. Exhacienda San Juan de Dios,
Tlalpan, 14387, México, D.F.

ISBN 9 7 8 - 6 0 7 - 4 7 7 - 4 0 6 - 1

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e investigación cie n tífica, literaria, tecnológica o artística como
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la imagen que aparece en la página 123.

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Impreso y hecho en México/Printed and made in México.
/

Indice
08 Presentación

10 Prólogo

18 Estructura urbana y distribución de la propiedad


en la Ciudad de M éxico en 1813.

66 La distribución de ia propiedad en la Ciudad


de M éxico, 1813-1848.

80 La desam ortización y su influencia en la estructura


de la propiedad. Ciudad de M éxico 1848-1864.

114 Cambios en la traza de la estructura vial de la


Ciudad de M éxico, 1770-1855.

182 La nacionalización de los conventos y los cambios


en los usos de suelo. Ciudad de M éxico 1861-1882.

232 La expansión de la Ciudad de M éxico en el siglo xix:


el caso de los fraccionam ientos.

256 Francisco Somera y el prim er fraccionam iento


de la Ciudad de M éxico. 1840-1889.

310 R afael M artínez de la Torre y la creación de


fraccionam ientos. El caso de la Colonia Guerrero.
Presentación
a colección Antologías es una serie que goza de juventud a la vez que refleja
la voz de la experiencia; es joven porque hace apenas dos años que salió su
primer número y experimentada porque a través de ella se reeditan textos que
salieron a la luz por primera vez hace cinco, diez o más de veinte años.
La existencia de esta colección responde a la visión que tenemos en la División de
Ciencias y Artes para el Diseño sobre las publicaciones: éstas son un medio imprescindible
para la vida académica, ya que contribuyen a mantener viva y nutren la discusión y análi­
sis del conocimiento. Los investigadores, docentes y estudiantes recurren tanto a los tex­
tos clásicos como a los contemporáneos para fundamentar teorías y reflexiones sobre sus
objetos de estudio, mismos que les permiten avanzar en la generación de nuevas ideas.
A lo largo del tiempo, hemos visto que la gran variedad de artículos especializados
difundidos en las revistas de dentro y fuera de la UAM quedan dispersos y se pierden en
el inmenso mundo editorial. Muchos de estos textos siguen siendo vigentes y varios de
ellos resultan imprescindibles para poder analizar la secuencia y evolución que han su­
frido con el paso del tiempo las teorías y diferentes posturas sobre áreas específicas de
conocimiento. Otros de estos artículos siguen consultándose por la comunidad docente
y estudiantil, pero son de difícil acceso por tratarse de una publicación agotada y por
lo tanto el único medio que tienen para reproducirse es el de la fotocopia.
Ante esta situación, y después de sondear las necesidades editoriales que apoyen
la discusión académica, se llegó a la conclusión de que sí es necesaria la reedición de
un buen número de artículos de investigación escritos por nuestros profesores. De tal
manera que nos propusimos abrir una colección de libros que reunieran los artículos
de investigación más sobresalientes y necesarios para la docencia dentro de nuestra
división, con el objetivo de recopilar los textos dispersos de autores representativos
de un tema, visualizar la diferencia de opinión de varios investigadores acerca de una
misma tem ática, rescatar textos importantes de publicaciones agotadas y analizar la
evolución y secuencia en la forma de pensamiento de un autor a lo largo del tiempo.
Con este terce r número de la co lección, referente a la obra publicada por la
M aestra M aría Dolores Morales sobre la historia de la Ciudad de M éxico, hacemos
entrega a la comunidad académica no sólo de la División de Ciencias y Artes para el
Diseño sino también de otras escuelas pares, de estos importantes textos que a lo lar­
go del tiempo han retroalimentado a los estudiosos del tema. Esperamos que con ello
obtengamos un panorama amplio sobre este fascinante contenido y ponga sobre la
mesa de discusión otros argumentos que den lugar a nuevas reflexiones académicas.

C atalina Durán Me Kinster


RESPONSABLE DEL PROGRAMA EDITORIAL CYAD-X
Prólogo
a co nstrucción del M éxico moderno se iievó a cabo en gran parte durante
el siglo x ix , intenso y accid en tad o periodo en el que se pudieron sup erar
las p rácticas propias de una vida co tidiana supeditada durante trescien to s
años a la in co n testab le autoridad de un reino, dentro del cual la Iglesia desem ­
peñó un papel preponderante en la determ inació n de com portam ientos sociales
e in d iv id u a le s fa v o ra b le s a la su m isió n de los sú b d ito s h acia Dios y h acia el
m onarca. Si bien es cierto que la superación de esos hábitos nunca fue com pleta,
im plicó para sus habitantes vencer los tem ores y la incertidum bre por abandonar
sus vie ja s costum bres y en fren tarla s a los ánim os de m odernización inherentes a
su propia evolución como sociedad.
Tam bién durante ese siglo tuvieron lugar dos de las gestas más tra sce n d e n ­
tales para la historia del país. En prim er lugar se libró la guerra de Independencia,
que cris ta liz ó en la creació n de la nación m e xican a . Ese aco ntecim iento fue la
culm inación de una serie de hechos que desde varias décadas atrás hacían evidente
la necesidad de los habitantes novohispanos de cam biar el orden im perante hacia
nuevas fo rm as de vida y de organización de la sociedad. No o b s ta n te , una vez
lograda la indep endencia fue necesario para los m e xican o s urdir, en medio de
e n fre n ta m ie n to s a rm ad o s, in e s ta b ilid a d p o lític a y fra g ilid a d e co n ó m ica , un
proyecto de nación que les diera ce rtid u m b re y b ie n e star.
El otro gran acontecim iento fue la Reforma liberal expresada en una serie de
leyes, incluida la Constitución de 1857, que significaron el fin del antiguo régimen,
el cual no había sido posible superar con la independencia. Ese im portante hecho
implicó la aparición del ciudadano y el fin de la sujeción a la Iglesia que se había
tenido en todos los órdenes, para dar paso a una vida se cu lar y a unos poderes
públicos que se convirtiero n en garantes de la vida y la propiedad privadas y f a ­
cilita ro n el desarrollo de una burguesía fu nd am entalm en te urbana, enriquecida
mediante lucrativos negocios inm obiliarios realizados en la ciudad.
Esos aco ntecim iento s aceleraron la m odernización de la sociedad y de la c a ­
pital del país. No obstante, form aron parte de un proceso com plejo para sus po­
bladores que sig n ificó en fre n tarse a un mundo desconocido el cu a l, pese a los
enormes atractivo s que aparentaba ofrecer, implicaba dejar atrás los viejos valores,
incluyendo los religiosos, que habían sido el sustento de la sociedad en lo esp iri­
tual y en la cotidianidad. La educación, el restablecim iento de la salud y gran parte
de la habitación habían sido proporcionados por la Iglesia, que casi súbitam ente
se vio desplazada de sus incontables funciones, mermó su inmenso poder y perdió
la mayoría de sus propiedades, las cuales fue obligada a vender o fueron tom adas
12 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

por el Estado. Ello abrió inesperadas posibilidades de cambio en las condi­


ciones de vida de la población.
La ciudad fue el espacio donde con mayor intensidad se libró la lucha
entre los valores establecidos y las expectativas de una vida d istin ta. Los
tra b a jo s de M aría Dolores M orales que co nfo rm an esta an to lo g ía nos
ponen frente a esa am plia transfo rm ació n so cial, económ ica y urbana y
nos perm iten saber de los afanes m odernizadores de la sociedad, de las
accio nes em prendidas para su logro y hasta de algunos individuos que
se co nvirtiero n en im pulsores de la m odernización que experim entó la
Ciudad de M éxico durante el siglo XIX.

El prim er te xto , titulad o "Estru ctu ra urbana y distribución de la pro­


piedad en la Ciudad de M éxico en 1813", exp lica las c a ra c te rís tic a s de
la propiedad in m o b iliaria en la ca p ita l novohispana hacia fin ale s de la
época co lo nial; entonces la Iglesia se erguía como la principal propietaria
y concentraba 47°/o del valo r total de los inm uebles, los p articu lares 44.
56°/o y el gobierno poseía únicam ente 7.76°/o. El grupo religioso estaba
constituido por 102 propietarios, entre órdenes regulares y clero secular,
la mayor parte de cuyas casas estaban destinadas al arrendam iento. Los
p ro p ietario s p a rticu la re s, más de 2 0 0 0 , poseían sobre todo casas mo­
destas habitadas por ellos m ism os; empero, entre ellos se encontraba la
nobleza, que además de sus num erosas casas era propietaria de las que
tenían más alto valo r en la ciudad. Los datos proporcionados por M aría
Dolores M orales, además de hacer evidente la desigualdad social reinante
en la cap ital, nos acercan a la term inología utilizad a en la arq uitectura
dom éstica para ubicar los distintos tipos de casas, su jerarq uizació n den­
tro de la estructura urbana, así como las condiciones físicas y geográficas
de la capital.
Esta inform ación está relacionada con la del segundo capítulo , deno­
minado "La distrib u ció n de la propiedad en la Ciudad de M éxico, 1813-
1 8 4 0 ", en el que se m uestran los e sfu e rzo s re alizad o s para a fe c ta r la
propiedad corpo rativa de la Iglesia - q u e , pese a haber sufrido algunas
mermas, seguía poseyendo el mayor valo r de la propiedad in m o b ilia ria -,
m in ar su base económ ica y fo rta le ce r al Estado secular. A sim ism o, nos
permite conocer la resistencia que ésta opuso y los medios a que recurrió
para impedirlo, entre ellos la promoción de rebeliones m ilitares. La época
se ca ra c te riz ó por su in e sta b ilid ad p o lítica y re la tiv a in m o vilidad eco-
ANTOLOGÍAS I 13
H isto ria I

nóm ica y fu e poco favo rab le para la co n stru cció n h a b ita cio n a l, lo cual
seguram en te se trad u jo en la sub d ivisió n de las casas e xiste n te s para
dar cabida al increm ento de pobladores en la ciudad, quienes co n tin u a ­
ron solucionando su problema de habitación a través del arrendam iento,
p rincipalm en te en inm uebles de propiedad e cle siá stica . No obstante, el
grupo de los grandes propietarios particulares había cam biado a favo r de
los co m ercian tes prestam istas pues, al suprim irse los m ayorazgos y los
títu lo s nobiliarios, la nobleza había vendido sus edificios.
El te rce r ca p ítu lo , "La desam o rtizació n y su in flu e n cia en la e s tru c ­
tura de la propiedad. Ciudad de M éxico, 1 8 4 8 -1 8 6 4 ", fin a liza el estudio
sobre la propiedad inm ueble en la ca p ita l. En él se trata el asunto de la
d esam o rtizació n de los bienes de las co m unid ades c iv ile s y re lig io sa s,
hecho que propició una transform ación muy sig n ificativa del espacio ur­
bano al adjudicarse estos inm uebles a los inquilinos o haber sido puestos
a rem ate. Dicha operación tra n sfirió el grueso de la propiedad a manos
de los p a rticu lares, que se hicieron de ciento s de casas. Una acción del
Estado en co ntra de la ig lesia aún más co n tu n d e n te , tra ta d a tam bién
en este ca p ítu lo , es la n a cio n a liz a ció n de los bienes e c le siá stic o s que
pasaron al dominio del Estado; ju n to con ella se suprim ieron las órdenes
religiosas y fueron extinguid os los m onasterios. La descom unal riqueza
de la Iglesia que en 1848 equivalía a casi 40°/o del valo r de los inmuebles
urbanos, al final del periodo se redujo a menos de 0.2°/o con la pérdida de
1 694 fin ca s, m ientras que los p articu lares aum entaron su participació n
hasta 99°/o del total del valo r inm o biliario . De esa manera se constituyó
el im perio de la propiedad privada y surgió un nuevo monopolio en las
manos de una naciente burguesía que se consolidó como un nuevo grupo
de poder, constituido por em presarios, com erciantes prestam istas y alg u ­
nos funcionario s públicos.
El cuarto capítulo, titulado "Cam bios en la traza de la estructura vial
de la Ciudad de M éxico, 1 7 7 0 -1 8 5 5 ", es trascend ental para com prender
el proceso físico de m odernización experim entado por la urbe durante
los últim os años co lo n iales y a lo largo de la época rep ub licana. En las
postrim erías del periodo virre in al, la ciudad comenzó a ser comprendida
y u tilizad a como una totalidad y no frag m en tariam en te como había s u ­
cedido en épocas an terio res; de igual manera la calle se constituyó en el
elem ento toral de la transfo rm ació n urbana, tanto por los afanes de las
14 ANTOLOGIAS
M aría Dolores Morales

autoridades para despejarla de obstáculos y d estin arla a la circu la ció n ,


como por el interés que hubo para a lin e a r la traza de los barrios indíge­
nas con la retícula de la ciudad española, lo cual quedó plasmado en un
plano realizado por el arq u itecto Ignacio C astera en 1794, a p a rtir del
cual se realizaban las obras. Por la misma época fueron construidos a las
o rilla s de la ciudad ios paseos de B u care li, A zanza y Revillagigedo, que
eran ca lle s destinadas al solaz de los h ab itan tes y a e stim u la r la co n s­
trucción de casas de campo.
Durante las prim eras décadas de la vida independiente continuaron
realizándose proyectos de tran sfo rm ació n urbana, como los elaborados
por Tadeo O rtiz, para la e d ifica ció n de una ciudad id e a liza d a . A s im is ­
mo, se prom ulgaron diverso s bandos para el o rden am ien to y el em be­
lle cim ie n to de las c a lle s y se llevó a cabo la ap ertu ra de v a ria s o tras
de acuerdo al proyecto de C astera. También se trazaro n al suroeste las
prim eras co lo nias que abrieron paso a una in cip ie n te m odernización, a
lo cual contribuyó la co nstrucción de los nuevos equipam ientos e in fra ­
estru ctu ras urbanas y la desaparición de lugares y edificios de la época
precedente.
Los afanes modernizadores existentes en la capital del país finalm ente
pudieron llevarse a cabo en la época republicana debido a la promulgación
de las Leyes de Reforma, entre las que destacó la de Nacionalización de los
Bienes del Clero Secular y Regular, cuyos efectos son el tema del capítulo
"La nacionalización de conventos y los cambios en los usos del suelo en la
Ciudad de México, 1861-1882", el cual permite conocer los acontecimientos
que condujeron a la supresión y exclaustración de las órdenes religiosas, así
como los diversos usos que se dieron a los conventos desocupados. Algunos
se fragm entaron para ser utilizados como vivienda, otros fueron vendidos
o cedidos a personas e in stitu cio n e s para estab le ce r se rvicio s y com er­
cios y algunos más, que fueron parcialm ente demolidos, permitieron abrir
nuevas calles y recuperar algunas que habían sido invadidas por los reli­
giosos. El derribo de los conventos perseguía asimismo hacer irreversible el
proceso de secularización de la metrópoli y de la vida co tid ian a: se supri­
mió la sepultura en las iglesias, se cancelaron las concesiones gratuitas de
agua a los conventos, se edificaron nuevas casas, se establecieron nuevos
equipam ientos y servicios urbanos y algunas de las colonias fundadas por
entonces ocuparon parte de los conventos o de los terrenos suburbanos
ANTOLOGÍAS I 15
H isto ria I

que habían pertenecido al clero. De esa m anera se pudo dar el soporte


m aterial requerido por la modernización urbana y se crearon nuevos espa­
cios de uso laico, con lo cual quedó cerrado un capítulo de la historia de la
capital en el que la Iglesia tuvo un papel preponderante.
La secularización abrió otra época en la historia de la ciudad. De ello
trata el capítulo "La expansión de la Ciudad de M éxico en el siglo XIX: el
caso de los fraccio n am ien to s", donde se m uestra el vigoroso proceso de
expansión urbana experim entado durante las últim as décadas de la ce n ­
turia como resultado de la fundación de fraccionam ientos y la invasión de
m unicipios aledaños, ranchos y barrios indígenas, con lo que se duplicó
la extensión de la m etrópoli. En esos años también se rompió con la orien­
tación de la traza colonial y el crecim iento urbano estuvo determinado por
criterios especulativos y de beneficio privado.
En este proceso M aría Dolores M orales reconoce tres etapas, que tu ­
vieron efecto entre los años 1 8 5 8 -1 8 8 3 , 1 8 8 4 -1 8 99 y 1 900-1910. En la
primera se reestructuraron las áreas desordenadas de la ciudad, se crearon
diversos equipam ientos urbanos como estaciones de fe rro ca rril, talle re s,
el hipódromo y aparecieron las prim eras colonias al oeste y noroeste de
la ciudad: Barroso, Santa M aría, Guerrero y De los A rq u itecto s. En la se ­
gunda etapa, la ciudad creció en diversas direcciones y ocupó parte del
m unicipio de G uadalupe H idalgo. A sim ism o , prosiguió la co n stru cció n
del equipamiento urbano. En la tercera se expandió hacia el suroeste debi­
do a la fundación de colonias destinadas a la clase alta; se dio una distinta
orientació n a las nuevas calle s para seguir el eje diagonal del Paseo de
la Reforma y el A yuntam iento tomó m ayor control del crecim iento de la
urbe e hizo obligatoria la introducción del agua potable y del saneamiento
al fraccio n ar las colonias, así como la cesión de predios para dotarlas de
parques, mercados y escuelas.
Los dos últim os ca p ítu lo s: "Fran cisco Som era y el prim er fra c c io n a ­
m iento de la Ciudad de M éxico, 1 8 4 0 -1 8 8 9 " y "R afae l M artín e z de La
Torre y la creación de fraccio n am ie n to s. El caso de la colonia G uerrero"
están destinados al estudio de dos de los más im portantes fraccionadores
de la época, cuyos negocios inm obiliarios determ inaron en gran parte las
ca ra cte rística s que adquirió la ciudad.
En el prim er caso se estudia la Colonia de los A rquitectos, creada en
1859 por Francisco Som era, quien aprovechando su privilegiada posición
lg [A N TO LO G ÍAS
¡ M aría Dolores Morales

como funcionario del Ayuntam iento adquirió tierras ejidales para fundarla
y la cual se formó en dos etapas. La primera (1 8 5 9 -1 8 7 9 ) correspondió a
su establecim iento como una colonia cam pestre que se pretendía fuera
poblada por los a rq u ite c to s y los e stu d ia n te s de la A cad em ia de San
Carlos, quienes edificarían en ella casas de campo. No obstante, su o cu ­
pación fue muy lenta debido a la inestabilid ad po lítica y económ ica de
aquellos años. La segunda etapa (1 8 8 0 -1 8 8 9 ) correspondió a un periodo
de m ayor certidum bre y al momento en que el Paseo de la Reform a, con
el cual colindaba la co lo nia, fue em bellecido. A sim ism o se com enzaron
a ap licar algunas normas urbanísticas para su lucim iento, como el trazo
en pancoupé de algunas esquinas, la o rientación de sus calle s paralelas
al Paseo de la Reforma y el dejar al frente de las m ansiones construidas
sobre éste un jard ín de por lo menos ocho m etros de anchura.
En el segundo artícu lo sobre los fraccio nad o res se estudia a Rafael
M artínez de la Torre, abogado de form ación, cuya diversidad de a ctiv id a ­
des comprendió la fundación de diversas colonias agrícolas y urbanas, en­
tre las cuales sobresalió la Colonia Guerrero en la Ciudad de M éxico que,
a in icia tiv a dei entonces presidente de la república, Sebastián Lerdo de
Tejada, se pretendió destinar para obreros y artesanos con el fin de aliviar
la fa lta de habitacio nes hum ildes. Lo cual en parte se cum plió al haber
sido habitada por numerosos trabajado res, aunque éstos en su m ayoría
no fueron propietarios como tendría que haber sido, sino inquilinos de las
innum erables vecindades construidas por los especuladores que adquirie­
ron esas tierras.
Los a rtícu lo s de M aría Dolores M orales que integran este volum en
comprenden uno de los periodos más intensos y pletóricos de a c o n te c i­
mientos en la historia urbana de la Ciudad de M éxico; hoy podemos cono­
cerlo gracias a sus investigaciones, pues durante muchos años esa etapa
fue prácticam ente ignorada por los estudiosos, al grado de aparentar que
poco había sucedido en dicha cen turia que valie ra la pena recordar. No
obstante, gracias al trab ajo riguroso de la investigadora, publicado a lo
largo de veinticuatro años, es posible conocer los diversos momentos en
que la ciudad no sólo rompió con su inm ovilidad de tres siglos y se hizo
moderna, sino que fue el escenario privilegiado de m últiples acontecim ien­
tos políticos, sociales y culturales que dieron lugar al México actual y a las
instituciones contemporáneas.
ANTO LO GIAS I 17
H isto ria I

Estos textos, originalm ente publicados en diversos libros y revistas, rá­


pidamente se convirtieron en m ateriales imprescindibles para que los estu­
diosos realizaran otras investigaciones sobre la ciudad y sus procesos, como
la desam ortización, la secularización, la concentración de la propiedad, la
habitación y la arquitectura, entre otros. Sin embargo, varios de esos a r tí­
culos o cap ítu lo s resultaban muy d ifícile s de conseguir y aun de co nsul­
tar, debido a su dispersión. Es por ello, y gracias a la colaboración de la
autora, que la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la Universidad
Autónoma M etropolitana-Xochim ilco se dio a la tarea de reunirlos en un
solo volum en, en el cual se han reproducido los planos e ilustraciones en
un tamaño conveniente para ser apreciados.
Con la p u b licació n de esta obra ca p ita l sobre la h isto ria de la C iu ­
dad de M éxico, la Universidad Autónoma M etropolitana hace tam bién un
merecido reconocim iento a la m aestra M aría Dolores M orales M artínez
como una de las más im portantes investigadoras entre aquellos que con
sus trabajo s nos han permitido conocer la historia de nuestra m etrópoli.

Enrique Ayala Alonso


de M é xic o , 1976, págs. 3 6 3 - 4 0 2 .
>
X
X

Estructura urbana
y d istrib ució n de la propiedad

El Colegio
en la Ciudad de México en 1813
ste ensayo co n stitu y e la prim era etapa de un estud io más am plio sobre

E los cam bios en la d istrib u ció n de la propiedad de la Ciudad de M éxico a


lo largo del siglo xix. El objetivo principal del trab ajo es hacer un a n á lisis
com parativo, utilizando fuentes que proporcionen series com pletas y homogéneas
1813, 1848, 1900) con info rm ació n de la to talid ad de la ciudad, que perm itan
conocer el desarrollo y el grado de concentración de la propiedad.

Es fundam ental obtener índices de concentración de la propiedad en tres


■^omentos del siglo X IX para m edir el cam bio producido por uno de los
procesos de transferencia de la propiedad más im portantes de la historia
m e xican a, como fue la d esam o rtizació n de bienes de co rpo racio nes c i­
viles y e cle siástica s. Con estos índices será posible co n statar si la nueva
tí Atribución, menos concentrada, se mantuvo o volvió a m odificarse poco
a poco y en qué grado. El conocim iento de los grandes cam bios de la pro­
piedad es clave para exp licar la evolución de la estructura interna de las
ciudades.
Este trabajo está basado en el a n á lisis de un padrón de propietarios
•'echado en 1813’ que muestra con detalle la distribución de la propiedad
a fines de la C o lon ia. El cuadro que nos pinta es m uy sem ejan te al de
os últim o s años del siglo xvill, pero presenta algunas v a ria n te s, puesto
que la propiedad in m o b ilia ria de la Iglesia em pezó a ser afe cta d a por
as reform as borbónicas. Entre ellas deben an o tarse las prim eras expro-
p : acion es de bienes, como se hizo con las propiedades de los je s u íta s
expulsad os en 1 7 6 7 ), de los an to n in o s (e xtin g u id o s en 1787) y de la
nquisición (abolida en 1813), y la venta forzada de fincas efectuada con
motivo de la expedición de la cédula de consolidación de vales en 1804.
Esta ley fue el resultado de las dificultad es políticas y finan cieras en fren ­
tadas por España. Su propósito era obtener efectivo para retirar el papel
moneda (vales reales) que había inundado España y recaudar los fondos
necesarios para pagar varios renglones de la deuda exterior.
El valo r de los bienes urbanos de los je su íta s, de los antoninos y de la
inquisición ascendía, según el padrón de 1813, a $ 5 4 4 2 6 5 .0 0 (sin contar

■Padrón general de las casas que comprenden los ocho cuarteles mayores en que está distribuida esta
capital, valores de sus actuales arrendamientos comparados con los que rendían en el año de 1796
para deducir el 10% que se pagaba a la Hacienda Pública Nacional de México. Diciembre 31 de 1813,
M éxico,Tipografía de la O ficina impresora de Estam pillas, 1903.
-- ANTOLOGÍAS
M aria Dolores Morales

las ventas anteriores a 1813, si las hubo). El monto de las ventas m otiva­
das por la expedición de la cédula de consolidación no lo conocemos con
exactitu d , pero según el estudio de Asunción Lavrin2 las fincas vendidas
fueron muy pocas y afectaron particularm ente al cabildo eclesiástico de
la Ciudad de M éxico y a algunas cofradías de la catedral.
El m ayor aporte de la Iglesia a la co nso lid ación fue debido a la re­
dención de hipotecas y no a la venta de sus bienes raíces. El arzobispo
de M éxico entregó a la Caja de Consolidación $ 4 4 6 7 4 2 2 .0 0 en los años
1806 -1 8 08 , de los cuales 8 6 % se obtuvo de hipotecas y préstam os y sólo
1 3 .9 1 % fue producto de la venta de bienes ra íc e s.3 La suma entregada
al arzobispo por venta de casas fue de $621 2 6 9 .0 0 , producto de v e n ­
ta de fin ca s de la Ciudad de M éxico , en su m ayor parte, aunque no en
su to talidad, porque el arzobispo tenía bajo su ju risd icció n un área más
am plia que la ciudad, en la cual quedaban com prendidas las ciudades de
Querétaro y Toluca. Un cálculo aproxim ado del monto total de bienes que
había perdido la Iglesia hacia 1813 es de $1 0 0 0 0 0 0 .0 0 , esto es, 5 5% del
total del valo r de sus fincas.
Los datos analizados en este estudio provienen de un padrón que se levan­
tó con el objeto de deducir el impuesto sobre arrendamientos que se pagaba
a la hacienda pública. Es una fuente muy completa y proporciona, para cada
una de las 5 520 fincas de la ciudad, información sobre calle y número de la
casa, cuartel y manzana de la ciudad donde se localizaba, nombre del pro­
pietario y valor de la renta.
Hemos convertido la inform ación relativa a las rentas de las fin cas
en cifras a valor de propiedad, capitalizando la renta anual a 5 % , que era
el rendim iento promedio de los bienes raíces urbanos en esos años. Esto
se hizo sobre la base de que la renta es el indicador más real del valor de
una fin ca , a diferencia del valo r predial que es más dudoso, y con el ob­
jeto de uniform arlo con otras fuentes que proporcionan sólo el valo r de
propiedad. El padrón contiene colum nas diferentes en lo que respecta al
número de casa o de accesoria, siendo posible distin guirlas entre sí. In d i­
ca tam bién cuándo se trata de puestos de mercado, pulquerías o edificios
públicos y, en ocasiones, se m encionan los jac a le s, corrales y solares.

2 Asunción Lavrin, "Problems and Policies in the A dm inistraro n of Nunneries in México", en The
Amen cas, XXVll, I, ju lio de 1 9 7 1 , p. 6 4 .
3 Ibídem, p. 65 (nota 31).
La m ayor parte de las fin cas censadas son viviendas o com ercios que
producían una renta. Es difícil precisar si se incluyen o no en el padrón los
edificios conventuales, las iglesias y la fincas gubernam entales no re n ta­
das. Su a n á lisis m inucioso nos in clin a a pensar que no lo están, y que,
si aparecen casas en sus correspondientes dom icilios o localizaciones, se
debe a que era común que la Iglesia, e inclusive la adm inistración virreinal,
rentaran parte de sus conventos o edificios para habitación o comercio. Re­
fuerzan esta hipótesis los siguientes argum entos: 1) el Convento de San
Francisco ocupaba la mayor parte de la m anzana donde se ubicaba y sin
em bargo no aparece como p ro pietario de ninguna fin ca de esa m a n za ­
na; 2) al cen sa rse los e d ific io s g u b e rn am en tales como la aduana y la
d ip u ta ció n , se e sp e cific a que se tra ta de sus h a b ita cio n e s; 3) alg unas
m anzanas cuya su p e rficie en su m ayor parte estaba ocupada por co n ­
ve n to s p resentan un m ayor p o rce n ta je de re n tas de p a rtic u la re s que
de la Ig le sia ; 4) la estim ació n del va lo r del m etro cuadrado construido
en cada m anzana resultó sen sib lem en te m ás baja en aq uello s lugares
donde se lo calizaban co n ve n to s; 5) la ley sobre contribuciones de fincas
urbanas del 30 de ju n io de 1836, en su a rtícu lo 12, e xclu ye a las casas
conventuales e iglesias del pago de im puestos.4 Puede afirm arse en todo
caso que la renta asignada a estos edificios es muy baja y no corresponde
a su valo r real. Es m uy im portante tom ar esto en cuenta al conocer los
resultados del padrón, especialm ente en lo que respecta a la propiedad
de la Iglesia, pues va a reflejar la propiedad que rentaba esta institució n,
quedando otras fincas como edificios conventuales e Iglesias (que ocupa­
ban una vasta extensión de la ciudad) fuera, o consideradas con un valor
mínimo (plano 1).
Las casas de propietarios particu lares no rentadas sino habitadas por
un dueño, sí fueron consideradas en el padrón, asignándoseles una renta,
puesto que gran parte de los propietarios poseían sólo una casa.

iJ o s é Basilio A rrillaga, Recopilación de leyes, decretos, bandos, reglamentos, circularesyprovidencias


de los supremos poderes y otras autoridades de la República Mexicana, M éxico, Imprenta de J . M.
Fernández de Lara, 1836, p. 467.
a

Colegios e Instituciones
del Clero re g u lary secular
ANTO LO GÍAS I 23
H isto ria I

L is t a . P ia n o 1
C o n v e n t o s , i g l e s i a s , c o l e g io s e in s t it u c io n e s d e l c l e r o r e g u l a r y s e c u l a r

Conventos de religiosas Conventos, colegios y hospitales de religiosos

1. Convento de La Concepción 22. Convento de Santo Domingo


2. Convento de Regina 23. Colegio de Portacelli
3. Convento de Jesús María 24. Convento de San Francisco
4. Convento de La Encarnación 25. Colegio de Santiago Tlatelolco
5. Convento de Santa Inés 26. Convento de San Agustín
6. Convento de Balvanera 27. Colegio de San Pablo
7. Convento de San José de Gracia 28. Convento del Carmen
8. Convento de San Bernardo 29. Convento de la Merced
9. Convento de Santa Clara 30. Convento y Colegio de Belén
10. Convento de San Juan de la Penitencia de Mercedarios
11. Convento de Santa Isabel 31. Convento de Betlem itas
12. Convento de San Jerónimo 32. Convento de San Diego
13. Convento de San Lorenzo (propiedad particular)
14. Convento de Santa Catalina de Sena 33. Convento de San Camilo
15. Convento de Santa Teresa la Antigua 34. Hospital e Iglesia de
16. Convento de Santa Teresa la Nueva San Juan de Dios
17. Convento de Santa Brígida 35. Convento de San Hipólito
18. Convento de La Enseñanza Antigua 36. Convento del Espíritu Santo
19. Convento de La Enseñanza Nueva 37. Oratorio de San Felipe Neri
20. Convento de Capuchinas (antigua casa Profesa)
21. Convento de Corpus Christi 38. Priorato de Monserrat
39. Colegio de San Fernando
40. Hospicio San Nicolás
41. Antiguo Oratorio de
San Felipe Neri
24 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Parroquias (clero secular) Colegio e instituciones del clero secular

42. Sagrario 62. Arzobispado


43. San Miguel 63. Hospital de San Andrés
44. Santa Catarina M ártir 64. La Cuna o Casa de niños expósitos
45. Santa Veracruz 65. Colegio de San Miguel de Belén
46. San José 66. Colegio seminario
47. Santa Ana
48. Santa Cruz y Soledad Colegios y hospitales de seglares,
49. San Sebastián asociados a la iglesia
50. Santa María
51. San Pablo 67. Hospital de Terceros de San Francisco
52. La Concepción 68. Colegio de las Vizcaínas
53. Santo Tomás la Palma 69. Colegio de Niñas
54. Santa Cruz Acatlán
Colegios y hospitales de temporalidades
Iglesias (clero secular)
70. Colegio de San Pedro y San Pablo
55. Catedral 71. Colegio de San Gregorio
56. Los Ángeles 72. Colegio de San Ildefonso
57. San Antonio Tomatlán 73. Colegio de San Antonio Abad
58. Iglesia y Hospital de la 74. Hospital del Divino Salvador
Santísim a
59. Capilla del Calvario
60. Lo reto
61. Capilla de San Diego
LOS SECTORES

Para f a c ilit a r el m anejo de la info rm ació n del censo hem os cla sific a d o
a los p ro p ietario s en cu atro se c to re s : Iglesia, particulares, gobierno e
in stitu cio n es privadas (cuadro 1).

C uadro 1

Padrón 1 8 1 3-To taI de re n ta s a n u a le s y v a lo r to ta l de las ca sa s de la


Ciudad de M éxico

Número de Número Valor total de sus Valor total


Propietarios
propietarios de casas rentas anuales $ de sus casas $

Iglesia 102 2 016 900 294.50 18 005 890.00

Particulares 2 066 3 281 852 442.75 17 048 855.00

Gobierno 30 194 148241.75 2 964 835.00


Instituciones
privadas 7 26 10 634.00 212 680.00
Propiedad
comunal 2 3 354.00 7 080.00

Total: 2207 5520 $1 911 967.00 $38 239 340.00

El s e c to r Ig le sia e stá c o n s titu id o por la s p ro p ie d a d e s del cle ro


reg u lar (19 co nven to s de m onjas y un co legio p e rte n e cie n te s a nueve
órdenes re lig io sa s fe m e n in a s , y 14 co n ve n to s de fr a ile s , cu a tro c o le ­
gios, dos h o sp itales y dos ho sp icio s p erte n e cie n te s a once órdenes re ­
lig io sa s de v a ro n e s), del clero s e c u la r (14 p arro q u ias, cu a tro co leg io s,
dos h o s p ita le s, una ca sa de n iñ o s e x p ó s ito s, el ca b ild o e c le s iá s tic o ,
el ju zg ad o de c a p e lla n ía s y la C o le g iata de G u ad alu p e , in s titu c io n e s
todas dependientes del arzobispado) y de las com unidades c iv ile s co m ­
p uestas, en su m ayor parte, por seg lares aso ciad o s a la Iglesia que t e ­
nían por objeto prom over obras piadosas y de b e n e fice n cia y estaban
a s o c ia d a s g e n e ra lm e n te a alg ú n te m p lo , en el cu al ce le b ra b a n sus
fu n c io n e s re lig io sa s (24 c o fra d ía s , dos co le g io s, dos h o sp ita le s y dos
te rce ra s órdenes).
-- .A N TO LO G ÍA S
M aría Dolores Morales

El sector Iglesia, form ado por 102 propietarios, poseía fin cas por v a ­
lor de $ 1 8 0 0 5 8 9 0 .0 0 , 4 7 % del to tal del valo r de la ciudad. C o nstituía
el grupo concentrador de propiedad más fuerte si lo consideram os por el
monto de sus propiedades, no así si tomamos en consideración el número
de fincas, ya que entonces la mayor concentración estaría en manos de
los particulares.
El sector particulares estaba form ado por 2 066 propietarios, de los
cuales 74.5°/o eran hombres y 25.5°/o m ujeres. Por los datos del padrón no
es posible definir con exactitud a qué grupos sociales pertenecían estos
propietarios, pero los diversos valores de sus fincas (fluctúan entre $8.0 0
y $ 8 3 0 0 0 0 .0 0 ) son indicadores de que se tratab a de miem bros de muy
diversos estratos sociales, desde el indio que poseía una choza de adobe
en las afueras de la ciudad, hasta el noble m arqués que tenía 38 de las
m ejores casas del centro. Las personas que poseían títu lo s se registraron
en el padrón (en la mayoría de los casos) por su títu lo , siendo posible su
cu an tificació n .
Este grupo de particulares poseía fincas por un valor de $ 1 7 0 4 0 815.00,
4 4 .5 6 % del v a lo r to ta l de la ciu d a d . Am bos se cto re s, Ig lesia y p a rti­
culares, eran los más im p o rta n te s y en c o n ju n to poseían 9 2 % de la
propiedad to ta l.
El sector gobierno estaba constituido por las propiedades de sus in s­
titucio n es, tales como la Aduana, la Casa de Moneda, el apartado, la un i­
versidad, dos colegios, tres hospitales, y por los bien es, ya nacionalizados
para 1813, de la In q uisició n y de Tem poralidades (co n stitu id o s por las
antiguas propiedades de los jesu íta s y de la orden antonina). En conjunto
sumaban $2 964 835 .0 0, o sea 7 .7 6 % del total.
El sector instituciones privadas estaba form ado por las propiedades
de asociaciones civiles que no dependían ni del gobierno ni de la Iglesia
(dos h o sp itales, dos e scu elas, un hospicio, La Concordia, El Peñol) y re­
presentaban sólo 0 .5 6 % del total ($212 6 8 0 .0 0 ). La propiedad com unal
representaba 0 .0 2 % y estaba co nstituid a por fin ca s de la parcialidad de
San Juan y del barrio de Cataritos.
El m anejo y co m b in acio n es de las d ive rsas v a ria b le s sobre la que
inform a la fu en te nos perm itió co no cer tres aspecto s básicos de la e s­
tru ctu ra de la propiedad: 1) la com posición de los valores de las fin ca s;
2) la d istrib u ció n de estos valo re s con relación a los p ro pietario s para
ANTO LO GÍAS I 2 ?
H isto ria I

obtener los índices de co ncentració n ; 3) la distribución de los valores en


el espacio de la ciudad.
Hicim os dos tipos de a n á lisis en cada uno de los tres puntos. El p ri­
mero co nsid era la to talid a d de las propiedades y el segundo estud ia a
fondo los sectores propietarios más fu e rte s: la Iglesia y los p articu lare s.
Esto lo hicim os puesto que, como se m encionó anteriorm ente, ambos re­
presentan 9 2 % de la propiedad total de la ciudad, y es por tanto de vital
im portancia conocer sus diferencias estru cturales.

1 . C o m p o s ic ió n d e lo s v a l o r e s d e l a s f in c a s

Para el conocim iento de este prim er punto nos basamos en las variables
valor de propiedad y número de casas, elaborando un grupo de pirámides y
g ráficas que explican claram ente la com posición de los valores en gene­
ral y por sectores. Su form ulación requirió realizar cuadros en rangos de
$2 0 0 0 .0 0 (para las fincas de $8.0 0 a $30 0 00.00) en los que se incluyó el
número total de casas dentro de cada rango.
D istrib u ir en rangos tan pequeños las casas de más de $ 3 0 0 0 0 .0 0
ofreció dificultades. Para asegurar que no se desviaran los resultados de la
inform ación, optamos por hacer una lista que incluyera los valores exactos.
Dentro de este grupo de 89 casas de valor alto predominan las fincas cuyo
valo r fluctúa entre $ 3 0 0 0 0 .0 0 y $ 6 0 0 0 0 .0 0 , con excepción de siete que
sobrepasan este valo r (tres m ercados, un teatro, un portal y dos edificios
públicos: la Aduana y el Palacio).
Las pirám ides m uestran la d istribució n del valo r de la propiedad de
la ciudad por número de casas, y reflejan la gran desigualdad social de la
época. El valo r total de las casas se dividió en módulos de 5 % distribuidos
verticalm en te. En form a horizontal, se representó el número de casas de
distintos valores (las de más alto valor en la parte superior y las más bajas
en la base) cuya suma significaba ese 5% .
La primera pirámide (fig. 1) incluye todas las fincas del padrón y m ues­
tra una gran desproporción. Las 1 790 casas de los valores más bajos tienen
el mismo v a lo r que las 16 fin cas de los valo res más alto s (estos valo res
varían de $ 8.0 0 a $ 6 7 0 0 0 0 .0 0 ). El 5 1 .9 0 % de las casas tiene un valor de
apenas 15% del monto total de las fincas de la ciudad, en tanto que el otro
2g I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

4 8 .1 0 % concentra 85°/o de ese valor. El sector particulares se com porta


de m anera sem ejante pero sus d ife re n cia s son aún más acentuad as. El
5 8 .0 9 % de las fincas de este sector tiene un valor de 15% del monto total,
m ien tras que 4 1 .9 1 % concentra 8 5 % de ese valo r (sus valo res fluctúan
entre $ 8 .0 0 y $60 0 0 0 .0 0 ). En ambos sectores el co ntraste más notable
se da en las propiedades de valor más bajo com paradas con el inmediato
superior (1 790 casas frente a 6 3 7 ; 1 149 casas frente a 470). Esto es un
indicador de la realidad socioeconómica de la época, 1813: el estrato más
desfavorecido es el que tiene menos posibilidades de ascenso. El valor de
las propiedades de la Iglesia, por el contrario, es mucho más uniform e. El
3 9 % de sus casas tien e un costo de 15% del v a lo r to ta l, m ien tras que
6 0 .8 1 % concentra 8 5 % de ese valo r (sus valores fluctúan entre $ 6 0 .0 0
y $12 2 160 .0 0). Al com parar las propiedades de los sectores resaltan d i­
fe re n cia s fu n d am e n tales. Las fin ca s de la Iglesia form an un grupo más
homogéneo, en tanto que las de los particulares presentan contrastes muy
marcados.

En el conjunto de casas, las fincas de precios bajos son las que predomi­
nan en la ciudad, disminuyendo su número a medida que decrece su valor:

7 7 .4 8 % $ 8.00 a $ 10 000 .0 0
1 6.96% $ 10 001 .0 0 a $ 20 0 0 0 .0 0
4 .0 2 % $ 20 001 .0 0 a $ 30 000 .0 0
1.54% $ 30 001 .0 0 a $ 669 000 .0 0

Las casas del sector particulares m uestran la misma tendencia y pre­


sentan un notable predominio de edificios de valo r muy bajo:

4 6 .3 0 % $ 8.00 a $ 2 000 .0 0
3 7 .3 7 % $ 2 001 .0 0 a $ 10 000 .0 0
11.76% $ 1 0 001 .0 0 a $ 20 0 0 0 .0 0
3 .2 0 % $ 20 001 .0 0 a $ 30 000.00
1. 22% $ 30 001 .0 0 a $ 60 0 0 0 .0 0

Por el contrario, en el sector Iglesia se registran muy pocas casas en


los rangos de $ 6 0 .0 0 a $2 0 00 .0 0, para ascender y alcanzar su punto más
A N TO LO G ÍA SI 2g
H isto ria I

F ig u r a 1
La d is t r ib u c ió n d e l v a l o r de l a p r o p ie d a d en l a C iu d a d d e M é x ic o . P a d r ó n 1813

S 670, 000.00 PORCENTAJE DEL VALOR TOTAL:


0.29% 5%
DE $

S
44, 600.00

32,000.00
A 0.92%
$ 38,239, 340.00
5% $ 1,911,967.00 5%

66 1.20% 5%
$ 27,000.00

77 1.39% 5%
S 23,000.00

88 1.59% 5%
$ 21, 000.00

100 1.81 % 5%
$ 19,000.00

2.01 % 5%
S 17,000.00

126 2.28% 5%
S 15,000.00

139 2.52 % 5%
S 13,000.00

148 2 .6 8 % 5%
S 11,000.00

3.13 % 5%

180 3.26% 5%
S 9,000.00

212 3.84% 5%

4.04% 5%

273 4.95% 5%

269 5 .24 % 5%

383 6.94% 5%
S 5,000.00

437 7.92 % 5%

S 3.000.00 5%

S 8.00
32.45 o 5%
NÚMERO DE CASAS 5 520
30 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

alto en las que fluctúan entre $4 0 0 0 .0 0 y $ 6 0 0 0 .0 0 y descender nueva­


mente a medida que aum entan el valo r:

8 .4 5 % $ 60.0 0 a $ 2 0 0 0 .0 0
5 9 .3 4 % $ 2 001 .0 0 a $ 10 0 0 0 .0 0
2 5 .4 5 % $ 10 001 .0 0 a $ 20 0 0 0 .0 0
5 .1 2 % $ 20 001 .0 0 a $ 30 0 0 0 .0 0
1.64 % $ 30 001 .0 0 a $ 122 160.00

Una com paración entre los sectores Iglesia y particulares m uestra que
el grueso de las casas de los p a rtic u la re s está en el rango de $ 8 .0 0 a
$2 0 0 0 .0 0 , ya que a este grupo pertenece 90°/o de este tipo de ca sa s.
Hay proporcionalm ente un porcentaje bajo de fin ca s de p articu lare s en
los v alo res m edios de $ 4 0 0 1 .0 0 a $ 2 8 0 0 0 .0 0 , rango en el cu al se e n ­
cu e n tra el grueso de las ca sa s de la Ig le sia . Se e q u ilib ra n las p ro p ie ­
dades de am bos sectores en los rangos de $2 0 0 1 .0 0 a $ 4 0 0 0 .0 0 y de
$28 00 1 .0 0 a $ 3 0 0 0 0 .0 0 para vo lve r a registrarse el peso de la Iglesia
en el grupo de $ 3 0 0 0 1 .0 0 a $ 4 0 0 0 0 .0 0 . F in alm e n te , en las fin c a s de
valo res más alto s, $40 0 0 1 .0 0 a $12 2 0 0 0 .0 0 , predom inan ligeram ente
los p articu lares.
El a n á lisis estadístico de la distribució n de los valo res de las fin ca s
urbanas en la Ciudad de M éxico refleja una estru ctu ra desproporciona­
da, que co n stitu y e un ind icad o r de la desigualdad so c ia l. Eran dos los
sectores que concentraban la propiedad y ambos tenían ca ra c te rístic a s
m uy d iv e rsa s. Por una parte, la Ig le sia , el se cto r más hom ogéneo, t e ­
nía en su poder las casas de valo res m edios; por o tra, los p a rticu la re s,
el sector más heterogéneo, poseían casas cuyos valo re s se lo calizab an
en los e xtrem o s opuesto s y reve lab an una e s tru c tu ra de ace n tu ad o s
d esequ ilibrio s. A pesar de todo, pevalecía su dom inio en las casas más
m odestas.
ANTO LO GÍAS I 31
H isto ria I

2 . D i s t r i b u c ió n d e v a l o r e s c o n r e l a c ió n a l o s p r o p ie t a r io s ( C o n c e n t r a c ió n d e

l a p r o p ie d a d )

Este aspecto es fundam ental, ya que la distribución del valo r de la ciudad


considerada por propietario indica el grado de co ncentració n de la pro­
piedad. Con el objeto de tener una imagen precisa de la co ncentració n
global y por sectores, hemos relacionado las variables valor de propiedad
y número de propietarios, form ulando pirám ides, curvas de Lorenz y v a lo ­
res num éricos de la concentración, m ediante el índice de Gini.
Este an á lisis requirió la form ulación de listas por propietario (2 207),
en las que anotam os datos de cada una de sus casas, el número total de
sus fincas y su valor. La forma en que se censaron las casas, siguiendo un
orden por cuarteles y m anzanas, hizo ardua la tarea, ya que las propieda­
des de una misma persona se distribuyen de manera dispersa en las 220
páginas del padrón.
No obstante haber form ulado listas de los 2 207 propietarios, e x c lu i­
mos del análisis las propiedades del gobierno y de las instituciones privadas
por considerar que podrían sesgar los resultados. Además de constituir sólo
8.36% del total, las fincas del gobierno son en gran parte edificios públicos
con rentas a lta s, como ios m ercados. Nos pareció por tanto más seguro
manejar sólo los dos sectores im portantes: Iglesia y particulares {fig. 2).
Para realizar la pirámide de concentración utilizam os el procedimiento
ya descrito. Dividimos el valor de la propiedad analizada en módulos de 5%
distribuidos verticalm ente.
H o rizo n talm ente, representam os el núm ero de propietarios que po­
seían ese 5 % . Iniciam os la distribución del número de propietarios en la
parte superior con los mayores, y así, en orden descendente, hasta llegar
a los propietarios más pobres en la base. Esto sig nifica que las listas de
propietarios de ambos sectores se ordenaron a partir del que poseía mayor
valo r de propiedad, $1 248 400 .0 0, en orden descendente hasta el que te ­
nía una casa de $8.00.
En el caso de la Ig lesia, co nsideram o s como un solo propietario al
convento, el colegio, la parroquia, la cofradía. En un principio intentam os
tom ar como unidad la orden religiosa y la Iglesia en su conjunto, pero los
resultados fueron muy sim ilares, por lo que optamos por an aliza r sólo la
primera unidad.
32 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Realizam os la curva de Lorenz (fig. 3) poniendo en un gráfico las v a ­


riables porcentaje de propietarios y porcentaje de valores y trazando una
diagonal entre los puntos 0 y 100.

F ig u r a 2
L a d is t r ib u c ió n d e l v a l o r p o r n ú m e r o d e p r o p ie t a r io s , s e c t o r e s : Igle sia y p a rtic u la re s

$ 1 248 400.00

VALOR TOTAL: $ 35 054 754.00


$ 901 280.00 5%
5% $ 1 752 737.20
$ 827 730.00 5% UNIDAD CONVENTO

$ 720 780.00 5%

$ 619 650.00 5%

$ 550 530.00 5%

$ 460 230.00 5%

$ 403 420.00 5%

$ 314 500.00 5%

$ 208 410.00 5%

$ 168 000.00 5%

$ 97 560.00 5%

$ 75 525.00 5%

$ 56 300.00 5%

$ 37 520.00 5%

$ 27 000.00 5%

$ 18 480.00 5%

$ 14 000.00 5%

$ 8 940.00 5%

____________________ S 4 200.00 5%
64.25 %
___________________________________________________________________________________ 1 393___________________________________ 5 %
NÚMERO DE PROPIETARIOS TOTAL: 2 1 6 8
ANTO LO GÍAS I 33
H isto ria I

Figura 3
C u r v a d e L o r e n z d e la c o n c e n t r a c ió n d e l a p r o p ie d a d

u n id a d : c o n v e n t o

AMBOS SECTORES

% DE PROPIETARIOS

En la medida en que la curva se aleja por debajo de la diagonal, la con­


centración es mayor. Si la curva se confundiera con la diagonal, eq u ival­
dría a una distribución uniform e. Geom étricam ente, el área comprendida
entre la diagonal y la curva mide la concentración.
Era tam bién im portante obtener valores num éricos de la co n ce n tra­
ció n , para cuyo propósito u tiliza m o s el ín d ice de G in i, que se obtiene
m ediante la fó rm u la:
2Xi •Y1 —ZYi ■Xi
10 000
3 4 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Si los valores de las dos variables valor de propiedad (X) y número de pro­
pietarios (Y) avanzan uniform em ente, el índice vale 0. Si X avanza más
rápidam ente, el índice es mayor que 0 con lím ite + 1. En la medida en que
se separe de 0 y se aproxim e a 1, la concentración es mayor.
La pirám ide que incluye a los sectores Iglesia y particulares es to ta l­
mente desigual y denota una altísim a co ncentració n : 1 393 propietarios
(64 .2 5 % ) de los más modestos (dueños de una o dos casas) tienen fincas
por el mismo valo r que dos propietarios de los más poderosos (conventos
de La Concepción y La Encarnación). La base de la pirámide es muy ancha
y presenta una gran diferencia con el siguiente escalón (1 393 propieta­
rios a 268), estrechándose totalm ente a partir del sexto escalón. El 8.58 %
de los propietarios posee las tres cuartas partes del valor de la propiedad,
m ientras que 9 1.4 2 % tiene sólo 2 5 % de ese valor.
El índice de co n ce n tració n obtenido para los dos se cto res en co n ­
ju n to es, tal como se refleja en la pirám ide, muy alto . Da 0 .8 3 , lo que
tam bién se advierte en la curva de Lorenz que se aleja considerablem ente
de la diagonal.
Las pirámides, curvas e índices por sector muestran también diferencias
entre la Iglesia y los particulares. Para el grupo de los particulares resulta
un índice de 0 .75, lo cual es lógico porque excluye el grupo de la Iglesia
formado predom inantem ente por grandes propietarios, que es el que más
polariza la propiedad. Este sector particulares está formado en gran par­
te por pequeños p ro pietario s: 8 0 .7 4 % tiene casas con v a lo r de $ 8 .0 0 a
$ 10 0 0 0 .0 0 y sólo 2.52 % está constituido por propietarios importantes, con
fincas de $ 5 0 0 0 0 .0 0 a $827 730 .0 0. No obstante, una m inoría de propie­
tario s, 15.95% (propietarios de $12 0 0 0 .0 0 en adelante), concentra 7 5%
de la propiedad, mientras que 83.9 8 % de ellos sólo tiene 2 5% de las casas.
El sector Iglesia, por el contrario, está compuesto en su mayoría por gran­
des propietarios. El 5 6 .8 6 % posee casas de $50 0 0 0 .0 0 a $1 248 400.00
y sólo 18.63% tiene fincas de $ 7 2 0 .00 a $10 000 .0 0. La pirámide y curva
del sector Iglesia, analizando en sí m ism o, reflejó por lo tanto un índice
más bajo de concentración (0 .6 5 % ). Estos resultados refuerzan la hipóte­
sis de que se trata de un sector más homogéneo, con co ntrastes menos
marcados que los que se dan entre los particulares. Sin embargo, también
en el interior de este sector hay d iferencias, como lo refleja la pirám ide,
a curva y el mismo índice. El 2 2 .5 4 % de los propietarios (con un monto
:e propiedad superior a $ 2 7 5 0 0 0 .0 0 ) posee 7 5 % de la propiedad total, y
" - 4 6 % tiene sólo 2 5 % del valo r total.
En resum en, los índices de concentración, indicadores fundam entales
en nuestro estudio, m uestran una co ncentració n global de la propiedad
-.rbana a ltísim a (0 .8 3 ) y co n c e n tra c io n es lig eram e n te más bajas si se
analiza cada sector por separado (los particulares 0.75 y la Iglesia 0 .6 5 ).
_os tres índices, sin embargo, son alto s y reflejan una co ncentració n se­
mejante a la que registró la propiedad rural antes de la reforma a g raria5.
5' co nsideram o s adem ás que sólo 1 .6 8 % de la población de la ciudad
Doseía alguna propiedad, tendremos una ¡dea más exacta de la dimensión
ae ia población urbana que no tenía acceso a ella. Además, la Iglesia, que
^abía producido un m ercado m uy reducido del suelo urbano co ntribuía
3 m arcar estas d ife re n cia s. Un m ayor conocim iento de los dos sectores
analizados, Iglesia y particulares, es im portante para e xp lica r más estos
id icad o res estadísticos y consecuentem ente procederemos a ello.

3 . S e c t o r I g l e s ia

El clero regular era el mayor propietario en este sector y dependía econó-


m camente de los productos de sus fincas. Estas rentas constituían un alto
Dorcentaje de sus ingresos, que eran com plem entados con los réditos de
-os préstamos que otorgaba. El clero secular, por el contrario, subsistía en
gran parte de los diezmos y derechos parroquiales y sus rentas por inm ue-
o!es urbanos constituían un ingreso secundario.
El valo r total de las 1561 fincas del clero regular ascendía por ento n­
ces a $ 1 4 3 5 8 120.00, correspondiendo $9 376 500.00 a las 1 001 casas de
os conventos de m onjas y $4 981 620 .0 0 a las 560 fincas de los co nven­
tos de fra ile s. El clero secular tenía 341 casas con valo r de $2 618 3 6 0 .0 0
• as com unidades asociadas a la Iglesia poseían 114 casas con un valo r
de $1 0 2 9 4 1 0 .0 0 (cuadro 2).

; Manuel Aguilera Gómez, La reforma agraria en el desarrollo económicode México, Instituto Mexicano
de investigaciones Económicas, 1969, p. 163.
3 6 I ANTOLOGÍAS
! M aría Dolores Morales

C uadro 2

Padrón 1813 - Total de rentas anuales y valor total de las casas (sector Iglesia)

Número de Número Valor total de sus Valor total


Propietarios
propietarios de casas rentas anuales $ de sus casas $

Conventos de
20 1 001 468 825.00 9 376 500.00
monjas
Conventos de
24 560 249 081.00 4981 620.00
varones

Clero regular 44 1 561 717 906.00 14358 120.00

Clero secular 26 341 130918.00 2 618 360.00


Comunidades
civiles de se­
glares asocia­
32 114 51 470.50 1 029 410.00
dos a la Iglesia
(cofradías, ter­
ceras órdenes)

Total: 102 2 016 $900 294.50 $18 005 890.00

Los grandes p ro p ietario s en el se cto r Iglesia pueden ser d is trib u i­


dos en dos grupos. El prim ero, co n stitu id o por los pro pietario s que po­
seían cada uno en promedio 80 casas con valo re s entre $ 6 1 0 0 0 0 .0 0 y
$1 248 4 0 0 .0 0 . Este grupo de grandes propietarios, en co nju nto , poseía
913 casas con v a lo r de $8 507 2 7 0 .0 0 . Se tra ta de ocho co nven to s de
m onjas: La Concepción, La Encarnación, Santa C atalina, Jesús M aría, Re­
gina, Balvarena, Santa Clara y San Jerónim o, y de tres conventos de varo ­
nes: Santo Domingo, San Agustín y La Merced (cuadro 3).
A N TO LO G ÍA S!
H isto ria I

2. ADRO 3
Brandes propietarios de la Iglesia ($ 6 1 0 0 0 0 .0 0 a $1 248 400.00)

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Conventos de monjas

Convento de La Concepción 123 1 248 400.00

Convento de La Encarnación 86 989 140.00

Convento de Santa Catalina 79 729 790.00

Convento de Jesús María 80 720 780.00

Convento de Regina 73 629 490.00

Convento de Balvanera 59 619 730.00

Convento de Santa Clara 56 619 650.00

Convento de San Jerónimo 87 614320.00

Conventos de varones

Convento de Santo Domingo 82 901 280.00

Convento de San Agustín 83 823 440.00

Convento de La Merced 105 611 250.00

Total: 913 8 507 270.00

El segundo grupo de grandes propietarios es el de los dueños de 44


casas en prom edio cada uno, con va lo r de $31 5 0 0 0 .0 0 a $ 6 0 0 0 0 0 .0 0 .
Este grupo, en conjunto, poseía 412 casas con un valo r de $4001 400 .0 0.
Se trata de cuatro conventos de m onjas: San José de G racia, San Bern ar­
do, Santa Teresa la A n tig u a, y San Lorenzo; dos conventos de fra ile s : El
Carmen y El Carm en del Desierto, y tres in stitu cio n e s del clero se cu lar:
Catedral, Hospital de San Andrés y Colegiata de Guadalupe (cuadro 4).
C . adro 4
38 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

Grandes propietarios de la Iglesia ($ 3 1 5 0 0 0 .0 0 a $ 6 0 0 0 0 0 .0 0 )

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Conventos de monjas

Convento de San José de García 45 460 230.00


Convento de San Bernardo 53 454940.00

Convento de Santa Teresa la Antigua 39 419 870.00


Convento de San Lorenzo 51 403 225.00

Conventos de varones

Convento de El Carmen 44 453 000.00

Convento de El Carmen del Desierto 34 347 660.00

Clero secular

Catedral 51 563 720.00

Hospital de San Andrés 49 522 315.00

Colegiata y Santuario de Guadalupe 46 376 440.00

Total: 412 4001 400.00

Podemos considerar como "propietarios medios", siguiendo la forma


de la p irám ide, a quienes poseían un prom edio de 20 casas cada uno,
con valores entre $ 9 6 0 0 0 .0 0 a $ 3 1 0 0 0 0 .0 0 . Estos propietarios medios
poseían 437 casas con un monto de $3 7 2 6 3 2 0 .0 0 . El grupo estaba fo r­
mado por seis conventos y dos colegios de varones, cuatro institucio nes
del clero secu lar y tres com unidades asociadas a la Iglesia (cuadro 5).

C uadro 5
ANTOLOGÍAS
H isto ria

,‘ediana propiedad de la Iglesia ($ 9 6 0 0 0 .0 0 a $ 3 1 0 0 0 0 .0 0 )

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Conventos de monjas

Convento la Enseñanza 36 309 095.00

Convento Santa Isabel 37 276040.00

Convento Santa Inés 27 272 465.00

Convento de San Juan de la Penitencia 28 227 725.00

Colegio de La Enseñanza 21 137 970.00

Convento de Santa Teresa la Nueva 14 134760.00

Convento de Santa Brígida 6 96 880.00

Conventos de varones

Oratorio de San Felipe Neri 26 308 485.00

Convento de El Carmen de San Ángel 13 216 880.00

Colegio Portacelli 13 174095.00

Colegio del Espíritu Santo 15 135 350.00

Convento de Belén de Mercedarios 16 131 700.00

Convento de San Camilo 16 110 605.00

Colegio de San Pablo 25 110220.00

Convento de Monserrat 17 105 500.00

Clero secular
Arzobispado 28 221 960.00

Congregación de San Pedro 25 168 005.00

Juzgado de Capellanías 21 136090.00

Curato y Parroquia de San Sebastián 21 109 530.00


40 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Comunidades civiles
asociadas a la Iglesia

Archicofradía del Santísimo de Catedral 16 138 650.00

Hospital de terceros 9 106755.00

Obras país 7 97 560.00

Total: 437 3 726320.00

El grupo de pequeños propietarios del sector Iglesia estaba co n stitu i­


do por más de la mitad del total (60 de 102 pro pietario s). Eran dueños
cada uno de un promedio de cuatro casas, con valores entre $ 7 2 0 .0 0 y
$91 0 0 0 .0 0 . Estos pequeños propietarios tenían 231 casas con valo r de
$1 653 180.00. El grupo estaba co nstituid o por el convento de las C apu­
ch inas, otros ocho conventos, dos colegios y un hospital de varones, 19
in stitu cio n e s del clero se cu la r y 30 com unidades civ ile s aso ciad as a la
Iglesia, en su mayoría cofrad ías (cuadro 6).

C uadro 6
Pequeños propietarios de la Iglesia ($ 7 2 0 0 0 0 .0 0 a $91 000.00)

D . . . Número de Valor total


P n propietarios de sus casas $

Conventos de monjas

Convento de Capuchinas 1 12 000.00

Conventos de varones
Provincia de Agustinos descalzos
de Filipinas 4 90 900.00

Colegio de Santiago Tlatelolco 7 87 730.00

Convento de San Juan de Dios 16 77 515.00


ANTO LO GÍAS I
H isto ria I

Número de Valor total


Propietarios propietarios de sus casas 3

Convento y Hospital de San Hipólito 9 74 250.00

Convento de Betlemitas 7 62 720.00

Colegio de Belén 9 52 530.00

Convento de La Merced
de las Huertas 6 36 900.00

Hospital de San Juan de Dios 10 23 100.00

Provincia de San Agustín


de México 1 21 430.00

Agustinos de Michoacán 1 14 640.00

Convento de San Francisco 1 10440.00

Clero secular

Parroquia de Santa Catarina 10 81 760.00

Casa de niños expósitos 6 66 220.00

Parroquia de Nuestra Señora


de los Ángeles 16 63 060.00

Colegio de Belén de las Mochas 6 62 080.00

Parroquia y vicarios de San Miguel 5 33 800.00

Parroquia de Santa Veracruz 9 31 410.00

Parroquia de Santa Cruz


y Soledad 6 30900.00

Colegio del seminario 2 29 960.00

Parroquia de Santa María 14 28 930.00

Iglesia de La Santísima 4 26760.00

Hospital de la Santísima 1 19 140.00

Colegio de indias de Los Ángeles 3 18 480.00

Parroquia de la Palma 3 7 520.00


42 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Iglesia de San Antonio Tomatlán 8 6 300.00

Cabildo eclesiástico 2 6060.00

Parroquia de San Pablo 2 3 360.00


Iglesia de Nuestra Señora
de la Soledad 1 2 880.00

Colegio de Bonitas 1 1 440.00

Parroquia de Santa Cruz Acatlán 1 240.00


Comunidades de civiles
asociadas a la Iglesia

Cofradía de San Homobono 7 83 750.00

Cofradía de San Eligió 12 77 400.00

Santos Lugares 7 59 480.00

Cofradía del Rosario 6 54920.00

Colegio de San Ignacio 3 51 940.00

Archicofradía de San Sebastián 4 50160.00

Cofradía de Ánimas de catedral 1 44340.00

Cofradía de Aranzazú 3 38 160.00

Tercera orden de San Francisco 3 29 640.00

Colegio de Covadonga 3 26 760.00

Hospital de San Pedro 5 17 655.80

Archicofradía de La Santísima 4 17 320.00

Santo Cristo 1 17 200.00

Cofradía del Santo Ecce Homo 1 16000.00

Aniversario de Catedral 2 14 280.00

Cofradía de Covadonga 2 13 080.00


Número de Valor total
Propietarios de sus casas $
propietarios

Cofradía de Ánimas del sagrario 1 12 600.00

Nuestra Señora de la Caridad 1 9 960.00

Señor de Tízayuca 2 9 600.00

Cofradía de Ánimas 3 8 620.00

Preciosa Sangre 2 5 760.00

Tercera orden de El Carmen 2 5 520.00

Cofradía de la Parroquia de la
Palma 1 5 100.00

Cofradía de San Miguel 1 4 600.00

Cofradía de Ánimas de Jesús


Nazareno 1 4 560.00

Sagrado Corazón de Jesús 1 3 600.00

Nuestra Señora de las Angustias


de San Andrés 1 2 220.00

Cofradía de Santa Catalina Mártir 1 1 500.00

Santos Reyes 1 720.00

Total: 254 1 770 900.00

En resum en, los conventos de monjas eran básicam ente grandes pro­
p ie ta rio s; los de varo n es estaban rep resentad o s en los tre s grupos de
propietarios, y las com unidades civile s asociadas a la Iglesia eran fu n d a­
m entalm ente pequeñas propietarias.
Un a n á lis is p a rtic u la r de la e stru ctu ra de las propiedades de cada
una de estas in stitucio nes nos mostró que en su mayoría (72 de las 102)
repetían la tendencia general del sector Iglesia. Se ve claram ente el pre­
dom inio de las fin c a s m enores de $10 0 0 0 .0 0 (6 0 % a 7 5 % ), e s p e c ia l­
m ente las casas de $ 4 0 0 0 .0 0 a $ 1 0 0 0 0 .0 0 . Las casas de $ 2 0 0 0 0 .0 0 a
S 3 0 0 0 0 .0 0 co n stitu ía n 2 5 % a 3 0 % y las de más de $ 3 0 0 0 0 .0 0 , 5 % y
10% .
4 4 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

Sin em bargo, hay trein ta in stitu cio n e s que nos dejan ver una es­
tructura diferente. La observación de sus ca ra cte rística s m uestra dos
tip o s. Por una parte, las que poseían una m ayoría de casas de alta
categ o ría, con valo res superiores a $10 0 0 0 .0 0 , eran La Encarnació n,
Santa Clara, El Carmen de San Ángel y el oratorio de San Felipe Neri.
Por otra parte, las que tenían un predom inio absoluto (85°/o a 9 5 % )
entre las casas de valores bajos, menores de $10 0 0 0 .0 0 , eran los co n­
ventos de La Merced, San Jerónim o, San Cam ilo, Belén de Mercedarios
y San Ju a n de Dios, los co leg io s de La Enseñan za y San Pablo, así
como el HospitaI de San Ju an de D ios; adem ás 14 in stitu cio n e s del
clero secular, esto es, diez parroquias, el arzobispado, la congregación
de San Pedro, el Juzgado de Capellanías, y una comunidad civ il, la ar-
chico fradía del Santísim o , de la C atedral. Estas últim as in stitucio nes,
ca racte rizad a s por tener propiedades de rentas m ódicas, debe haber
proporcionado vivienda a los estratos bajos de la ciudad. En dos ejem ­
plos esto es muy claro. El primero es el Convento de La M erced, cuyas
fincas (75 de las 105) se concentran en la zona aledaña al convento.
Es una parte de la ciudad notable por sus numerosas vecindades y por
ser una zona habitada por estratos bajos. El segundo ejemplo son diez
parroquias cuyas fincas están ubicadas, en su m ayoría, en la periferia
de la ciudad, coincidiendo en muchos casos con las zonas aledañas a
las m ism as parroquias. No obstante, este punto no queda totalm ente
aclarado con nuestra inform ación, que sólo menciona el monto de la
renta de la casa y no de la vivienda. En los primeros años del siglo xix
una sola propiedad se dividía com únm ente en va ria s hab itacio nes y
locales (vivienda principal, vivienda baja, entresuelo, cuarto s, acceso ­
rias, etc.) rentados a diferentes personas. Seguram ente algunas de las
casas grandes tenían rentas bajas en las diferentes vivien d as, rentas
que, al sum arse, se convierten en la renta alta de la casa. Un ejemplo
de esto es el Convento de Regina que, según el estudio de Anne F.
S tap le s,6 poseía tam bién varia s vecindades que daban vivienda a los
estratos más bajos de la población.

6 Anne F. Staples, La cola del diablo en la vida conventual. Los conventos de monjas del arzobispado
de México. 1823-1835, tesis doctoral inédita, El Colegio de México, 1970, p. 69.
4 . S e c t o r p a r t ic u l a r e s

Este sector estaba formado en su mayor parte por pequeños propietarios.


El 8 0 % sólo poseía una casa, seguram ente en la que vivía , y por tanto no
pueden considerarse como rentistas en el mismo sentido que la Iglesia.
De los 2 066 pro pietario s que form aban el sector, sólo tre s poseían
casas por más de $ 3 1 5 0 0 0 .0 0 , m ien tra s que en el grupo de la Iglesia
veinte institucio nes, de un total de 102, alcanzaban una cifra sem ejante.
A sí, la división en grande, m ediana y pequeña propiedad dentro de este
sector particulares, nos resulta muy diversa a la de la Iglesia, y es que se
trata de grupos diferentem ente estructurados. Además, para estos análisis
hemos considerado a cada sector por sí y no en relación con el conjunto.
El grupo de los grandes propietarios estaba form ado por 41 p a rticu ­
lares, entre los que destacaba la nobleza v irre in a l, que co nstituía 4 3 .9 0 %
del to ta l. Eran dueños de un promedio de 11 casas por propietario con
valores entre $ 6 0 0 0 0 .0 0 y $827 730 .0 0, y en conjunto poseían 451 casas,
con va lo r de $5 7 76 8 8 5 .0 0 (cuadro 7 ). Los más im p o rtan te s p ro p ie ta ­
rios p a rticu la re s eran el m arquesado del V alle de O axaca (fundado por
Hernando Cortés, y que en estos años pertenecía al duque de Terranova
y M onteleone, residente en Ita lia y quien te n ía un a d m in istrad o r para
sus bienes en M éxico ), el conde de Santiago de C alim aya, el m ayorazgo
de Guerrero y el m ariscal de Castilla, dueños de casas por valor de más de
$ 3 0 0 0 0 0 .0 0 . El an álisis de las propiedades de cada uno de estos grandes
pro pietario s nos m ostró cu atro te n d e n cias d iversas. La más co n stan te
(18 propietario s) es co n tra ria a la de la Ig le sia. Los pro pietario s ten ían
casas de más de $ 1 0 0 0 0 .0 0 (60 a 100% ) e in clu siv e alg uno s, como el
marquesado del V alle, el mayorazgo de V illanueva, el mayorazgo de Borja
/ el conde de Berrio, poseían las mejores fincas de la ciudad. Quince pro­
pietarios co incid ían con la tendencia general de la Iglesia y eran sobre
:odo propietarios de casas de menos de $ 1 0 0 0 0 .0 0 (60 a 7 5 % ). Cuatro
oropietarios tenían casas de más y de menos de $ 1 0 0 0 0 .0 0 y otros cu a ­
tro poseían p red o m inan tem ente fin c a s de m enos de $10 0 0 0 .0 0 (93 a
'0 0 % ). Estos últim os, seguram ente, daban vivienda a los estrato s bajos.
E ran Pedro Rangel, Francisco Iglesias, Rafael M orales y la te stam entaria
zei padre Bolea.
46 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

C uadro 7
Grandes propietarios del sector particulares ($ 6 0 0 0 0 .0 0 a $ 8 2 7 730.00)

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Marquesado del Valle 37 827 730.00

Conde de Santiago 31 529 400.00

Mayorazgo de Guerreo 24 400490.00

Mayorazgo y marqués de Castilla 28 314810.00

Mayorazgo de Villanueva 6 210 600.00

Estevan Escalante 30 208 410.00

Miguel Abad 22 207 260.00

Marqués de Salvatierra 17 198 340.00

Conde de la Cortina 18 185 320.00

Pedro Rangel 28 177 960.00

Mayorazgo de Figueroa 10 126940.00

Marqués de San Ramón 7 112 280.00

Ponciano Medina 11 109 550.00

Hipólita Giral 6 97 580.00

Matías Nájera 15 97 300.00

Marquesa del Apartado 6 96 480.00

Mariano Chávez 10 95 540.00

Mayorazgo de Solís 5 93 360.00

Mayorazgo de Borja 3 92 860.00

Manuel Luyando 7 84940.00

José Borda 4 82 200.00


ANTO LO GIAS I
H isto ria I

Número de Valor total


Propietarios
propietarios de sus casas $

Marqués de Guardiola 5 82 080.00

Juan Gil de León 7 81 380.00

Juan Crisóstomo Vega 8 78 760.00

Domingo Conde 7 75 660.00

Familia Fagoaga 6 75 525.00

Testamentaría del padre Bolea 8 74 520.00

Agustín Guerrero 4 74480.00

Juan Abad 10 74 540.00

Mayorazgo Vega 4 72 950.00

Mariano Cuevas 4 71 700.00

Francisco Iglesias 14 71 360.00

Ignacio Montes de Oca 9 70 850.00

Rafael Morales 15 70470.00

Conde de Xala 5 69 700.00

Conde de Regla 4 68 800.00

Roque Pérez García 3 68 060.00

José Itzia 4 65 460.00

Joaquín Guerrero 3 61 240.00

Conde de Berrio 1 60000.00

Eusebio García 5 60 000.00

Total: 41 propietarios 451 5 776 885.00


4g I ANTOLOGÍAS
M aría Dolores Morales

La m ediana propiedad estaba co n stitu id a por un grupo de 370 pro­


p ie ta rio s que poseían un prom edio de dos ca sa s cada uno con v a lo r
de $9 3 6 0 .0 0 a $59 160 .0 0. En conjunto tenían 857 casas con valo r de
$7 7 9 4 0 4 5 .0 0 (cuadro 8). En este grupo advertim os tres tipos diversos
de p ro p ie ta rio s. El 4 5 .4 0 % (16 8 ) era p ro p ie tario de una sola casa de
más de $ 1 0 0 0 0 .0 0 , 5 3 .2 4 % (197) era dueño de dos a ocho casas en su
m ayoría de menos de $ 1 0 0 0 0 .0 0 , y una m inoría de cinco pro pietario s
form aba un tipo muy p ecu liar: deben haber sido los propietarios clásicos
de barrio, dueños de ocho a 15 casas m odestas m enores de $2 0 0 0 .0 0
localizadas en la periferia de la ciudad. Ellos eran Narciso Espejo, M artín
M uguiro, Juan Zam brano, Pedro Pallares y Francisco Salgueiro.

C uadro 8

Mediana propiedad del sector particulares [$9 360.00 a $ 5 9 1 6 0 .0 0 )

Número de Número Valor total


Propietarios
propietarios de casas de sus casas $

Particulares que poseían


casas con valor de $50001.00 12 46 661 505.00
a $59160.00
Particulares que poseían casas
50 173 1 894 501.00
de $30001.00 a $50000.00
Particulares que poseían casas
86 219 2 099 439.00
de $20001.00 a $30000.00
Particulares que poseían casas
222 419 3 138 600.00
de $9 360.00 a $20 000.00

Total: 370 857 7 794045.00

Los pequeños propietarios estaban representados por 1 655 p a rticu ­


lares, que co n stitu ían la m ayor parte del sector (80.11% ) y eran dueños
de una casa (en promedio) con valo r de $ 8 .0 0 a $9 30 0 .0 0 . En conjunto
poseían 1 973 casas con un monto de $3 477 9 2 5 .0 0 (cuadro 9). El 9 0 %
de este grupo de pro pietario s tenía sólo una casa y 18% poseía de dos
a cin co fin c a s . A d ife re n c ia tam b ién de la Ig le sia , este grupo presen-
A N TO LO G ÍA S! 4g
H isto ria I

taba una tend encia d is tin ta . Eran p ro pietario s de casas de va lo r m enor


de $2 0 0 0 .0 0 lo c a liz a d a s en la p e rife ria de la ciud ad , pro bablem ente
casas de adobe o ja c a le s situ a d o s en los b a rrio s. Esto es cla ro en las
fin ca s que ten ían un v a lo r de menos de $ 5 0 0 .0 0 , de las que el padrón,
en o casio nes, no proporciona el nombre com pleto del p ro pietario sino
solam ente el prim er nom bre y a veces aso ciad o a su o cup ació n, como
al hab lar de la india Ju a n a , Petra la m olendera y José el carp in te ro .

C uadro 9
Pequeña propiedad del secto r p articula res ($ 8 .0 0 a $ 9 3 0 0 .0 0 )

Número de Número Valor total


Propietarios
propietarios de casas de sus casas

Particulares que poseían ca­


sas con valor de $5001.00 a 209 318 1 495 085.00
$9300.00
Particulares que poseían casas 1 211 314.00
355 466
de $2 001.00 a $5 000.00
Particulares que poseían casas 771 526.00
1 091 1 189
de $8.00 a $2 000.00

Total: 1 655 1 973 3 477 925.00

DISTRIBUCIÓN DE LOS V A LO RES EN EL ESPACIO DE LA CIUDAD

El co n o cim ie n to de la d is trib u c ió n de los v a lo re s en el esp acio de la


ciudad es fu n d a m e n ta l para d e te rm in a r cóm o estab an je ra rq u iz a d a s
as zonas de la ciudad, cu áles eran de valo res alto s o bajos y en cu áles
predom inaban las propiedades de cada secto r an aliza d o .
Para este objeto revisamos la inform ación del padrón relativa a la ubi­
cación por calle, manzana y cuartel. Inicialm ente, localizam os en un plano
oase la demarcación de cuarteles y manzanas del propio censo. De acuerdo
con esta dem arcación y combinando diversas variables, hicim os una serie
se planos que nos dan una visión general de la distribución de los valores
en el espacio de la ciudad.
50 j ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

1 . V a l o r p r o m e d io d e p r o p ie d a d p o r c u a r t e l ( p l a n o 2 )

Para formar este plano sumamos los valores de las propiedades de cada cuar­
tel menor (32) y dividimos los totales entre el número de fincas del cuartel.
D istribuim os los resultados en ocho rangos y los vaciam os en los planos
tomando en cuenta la dem arcación de los cuarteles menores. Aparecieron
cuarteles con un promedio de fincas desde $ 50 0 .00 hasta $19 283.45.
Los cu arteles que resultaron con un promedio de casas de más alto
valo r fueron los números 9 ($ 1 9 2 8 3 .4 5 ), 5 y 13 ($ 1 2 0 0 1 .0 0 a $ 1 4 0 0 0 .0 0
y 1, 3 y 11 ($ 1 0 0 0 1 .0 0 a $12 00 0 .0 0 ), que abarcaban de norte a sur los
lím ite s de la traza y de o riente a poniente cinco fra n ja s de las m an za­
nas cen trales, con excepción de la parte noreste de la plaza (cuartel 14),
e incluían tam bién la zona norte del convento de San Francisco, en línea
recta hasta el de La Concepción.
Los cu arteles que mostraron predom inantem ente casas de valo r me­
dio fueron los núm eros 7 y 14 ($8 0 0 1 .0 0 a $ 1 0 0 0 0 .0 0 ), 2, 10, 15, 17,
21 y 23 ($ 6 0 0 1 .0 0 a $8 0 0 0 .0 0 ) y 6, 18, 25, 29, 30 y 31 ($ 4 0 0 1 .0 0 a
$ 6 0 0 0 .0 0 ), que abarcaban, al norte, la zona del antiguo Estanco del Ta­
baco, la Lagunilla, Santa Catarina, Santa Ana y el noreste de la plaza m a­
y o r; hacia el este, la zona de M ixcalco , La Santísim a y La M erced; hacia
el sur, San Pablo, San Antonio Abad, San Miguel y N ecatitlán, y hacia el
poniente el convento de San Francisco y partiendo de ahí una línea recta
hacia el sur que llegaba a V izca ín a s y de ahí a todos los alrededores de
la Alam eda.
Los cu arte le s con un promedio de casas de va lo r bajo de $ 2 0 0 1 .0 0
a $ 4 0 0 0 .0 0 fuero n los núm eros 4, 8, 12, 19, 26 y 32, que ab arca b an ,
h acia el n o rte, la zona com prendida en tre Puente de la M ise rico rd ia
y S a n ta M a ría ; en la p e rife ria o rie n te , San A n to n io T o m a tlán , San Lá­
zaro y Santo Tom ás la P alm a; y en la p e rife ria sur, San Pablo, Belén y
Campo Florido.
Las fincas más modestas, seguram ente ja ca le s y casas de adobe, con
un valo r promedio dentro del cuartel de menos de $1 0 0 0 .0 0 , quedaron
en los cu arteles 22 y 27 que com prendían las zonas norte y noreste de
la ciudad, form adas por barrios de indios: Tlatelo lco , Los Ángeles, Santa
M aría, Apahuascan y La Concepción.
AN TO LO G ÍA Si 51
H isto ria I

P lano 2
Valor promedio
de propiedad
por cuartel
52 I ANTOLOGÍAS
! M aría Dolores M orales

2. V a l o r p ro m e d io de pro piedad p o r m a n z a n a (p ia n o 3)

El utilizar como unidad el cuartel trae consigo algunos riesgos por tratarse
de una unidad extensa. Además, por ser una división adm inistrativa que en
muchos casos no representaba una zona homogénea. Por ello vertim os los
promedios de valores en otro plano tomando como base una unidad más
pequeña, la m anzana. Sum am os los valores de cada una de las 235 m an­
zanas de la ciudad y dividimos los resultados entre el número de casas de
la m anzana respectiva. El vaciado en planos se hizo a base de círculos de
diferentes tam año s, indicadores de los 14 rangos establecido s que van
de $ 4 2 .5 0 a $669 592.00.
El resultado fue algo diferente al del prim er plano. Las fincas de v a ­
lores más altos aparecieron ubicadas en las seis m anzanas centrales, tres
al norte y tres al sur de la Plaza Mayor, tres ai sur del Palacio Nacional, y
las com prendidas en un eje muy marcado que abarcaba el poniente de la
plaza, incluyendo las calles de Tacuba, Plateros, Tlapaleros y Capuchinas,
hasta las calle s de Santa Isabel y San Juan, por el poniente. Este eje se ­
ñalaba el rumbo hacia donde se estaba extendiendo la ciudad. En varias
de estas m anzanas se ve claro el peso que representaban los valo res de
algunos edificios públicos como mercados (el Parián, el Volador), la Adua­
na y el Teatro Nacional.
Las casas de valores más bajos aparecieron del mismo modo que en el
primer plano, en las zonas de casas con trazo definido de la periferia este,
sureste y suroeste, siendo las más modestas las de la periferia norte, no­
reste y noroeste, con excepción de las fincas localizadas en ambos lados
de la calle real de Santa Ana.

3. V a l o r p o r m a n z a n a (p la n o 4)

Calcular el valor promedio de propiedad por m anzana nos permite mostrar


las zonas de la ciudad donde se localizaban casas de diferentes valores.
Esta operación tiene el riesgo de dilu ir el posible alto valo r de una m an­
zana si en ella hay un gran número de casas. Por ello hicim os otro plano,
que considera el valor total de cada m anzana sin tom ar en cuenta el nú­
mero de casas. Para su form ulación establecimos 16 rangos indicadores de
los diversos valores de m anzana, que van de $ 8 0 5 .0 0 a $ 7 7 0 0 0 0 .0 0 .
A N TO LO G ÍA S! 53
H isto ria I

El resultado fue bastante distinto del que obtuvim os a partir del pla­
no de valo r promedio por m anzana y sim ila r al del v a lo r prom edio por
euarte . Lo in te re sa n te de este plano es que nos indica cla ram e n te en
dónde se localizaba el gran peso del valo r de la ciud ad : en toda la zona
surponiente de la plaza con lím ites al poniente con San Juan de Letrán y
al sur de Mesones.

4 . V a l o r de m a n z a n a p o r m e t r o c u a d r a d o ( p l a n o 5 )

Para obtener una idea más precisa de los valo res de la m anzana es ne­
cesario aso ciar la variable valor a la superficie de m anzana, para obtener
el valo r de m anzana por m etro cuadrado. Con este objeto medimos los
metros cuadrados de cada manzana apoyados en el plano elaborado por el
Sem inario de Historia Urbana con base en el mapa catastral actual de la
ciudad. Dividimos el valor total de cada una de las 2 3 5 m anzanas entre sus
respectivas superficies y distribuim os los resultados en once rangos que
van de $ 0 .2 0 a $ 6 5 .0 0 .
La jerarquización de los valores de la ciudad resultó muy clara en este
plano. La zona donde se concentraban los valores altos era la zona surpo­
niente de la plaza, destacando las m anzanas colindantes con la misma en
el poniente y en el sur. Los valores más bajos se localizaban en la periferia
oriente (San Sebastián, San Antonio Tom atlán, San Lázaro, Santa Cruz y
Santo Tomás la Palma), en la periferia sur (San Pablo, Belén y Campo Florido),
al sur de la Alameda, y en la periferia norte (Santa María, Los Ángeles, Tla-
telolco, La Concepción Tequipeuhca y Apahuascan).
Resultados semejantes a estos habíamos obtenido ya de algunos de los
pianos anteriores, pero lo que no se había destacado, y aquí resulta clarísimo,
es que casi todas las m anzanas que albergaban conventos e Iglesias perte­
necían también al rango de valor más bajo. Esto refuerza la hipótesis de que
a estos edificios no se les asignó ninguna renta en el padrón analizado.

5 . S e c t o r p r e d o m in a n t e p o r m a n z a n a ( p l a n o 6 )

zando el mismo plano de valor de m anzana por metro cuadrado, m ar­


ramos en distintos tonos -n e g ro [Iglesia], blanco ( particulares ) y achurado
: : : e rn o )- los tipos de propietarios que predominaban en más de 55% en
54 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

cada una de las 235 m anzanas. En los casos en que el peso de uno u otro
sector no resultó muy claro, menor a 55°/o, consideramos a las m anzanas
como "equilibradas", marcándolas con tono gris.
La Iglesia predom inaba en la m ayor parte de la antigu a tra z a , con
excepción de las m anzanas de altos valores inm ediatas al zócalo. El sec­
tor particulares dominaba en toda la zona de calles sin trazo definido de
los alrededores, en las m anzanas inm ediatas al sur y poniente de la plaza
mayor y en la parte norte y sur de la Alam eda, que era donde se estaban
construyendo las casas nuevas. Las fincas del gobierno destacaban en dos
m anzanas ubicadas al norte de la plaza (donde se localizaba la Aduana),
la m anzana del palacio y otra m anzana situada al sureste de la Alam eda.
Es im p ortante d estaca r que este plano, por esta r basado en los da­
tos del padrón, no inclu ye los valo re s de ig lesias y conventos. Por ello,
algunas m anzanas (la del Convento de La Concepción y las del oriente
y poniente de la A lam eda, entre otras) ocupadas en su m ayor parte por
conventos y en las que era claro el predom inio de la Ig lesia, aparecen
consideradas como de p a rticu lare s. El plano refleja, por tan to , la d is tri­
bución de propiedades eclesiásticas rentadas. Si hubiéram os considerado
los conventos e iglesias, el dominio de la Iglesia resultaría más marcado,
como puede constatarse en el plano 1.

6. F in c a s c u y o s v a lo r e s exceden de $30 0 0 0 .0 0 (p la n o 7)

Con base en la lista de las casas de más de $ 3 0 0 0 0 .0 0 , form ulada para


las pirám ides, realizam os un plano para ver gráficam ente su localización.
Señalam os con círculo s los edificios del gobierno, que corresponden en
su m ayoría a las fin cas de más de $65 0 0 0 .0 0 . El grupo de fin ca s entre
$30 0 0 0 .0 0 y $65 0 0 0 .0 0 lo constituyen casas de p articu lare s en 5 2 % y
de la Iglesia en 4 0 % . Para restar la diferencia, indicamos las propiedades de
estos dos sectores con círculos rellenos.
La distribución espacial de estas fincas no es concéntrica como corres­
pondería a lo que se llam ó, a partir de los estudios de Burguess, "patrón
colonial tradicional" sino que resalta un eje norte-sur (portal de Mercaderes,
Empedradillo, Santo Domingo, M onterilia y San Agustín) que fue, desde la
época prehispánica, una de las principales avenidas de acceso, y por donde
se introducía a la ciudad la mercancía que pasaba por la garitas de Peralvillo
y Tiatelolco. Es claro que había más fincas hacia el poniente de la ciudad.
A N TO LO G ÍA SI 5g
H isto ria I

V A L O R P R O M E D IO D E P R O P IED A D
PO R M A N Z A N A ¿a

• $ 4 2 .4 0 a $
• 1 001.00
2 0 01. 00

P ia n o 3
Valor promedio
de propiedad por
manzana
56 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores Morales

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VALOR POR MANZANA. n d
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$ 805.00 A
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P lano 4
Valor por manzana
ANTOLOGÍASI 57
Historia I

VA LO R D E M A N Z A N A
POR M E TR O C U A D R A D O

V A LO R EN $
i.- 0.20- 5.50

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Pia n o 5
Valor por manzana
por metro cuadrado
P lano 6 IG LE SIA
Sector predominante
P A R T I C U L A R E S
por manzana
G O B IE R N O

E Q U IL IB R IO
A N TO LO G ÍA SI 59
H isto ria I

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P la n o 7
Fincas cuyos
valores exceden
de $30 000.00
60 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

7 . P l a n o s p o r p r o p ie t a r io

El ubicar las fincas de algunos de los propietarios más im portantes en el


espacio de la ciudad resultó interesante como recurso para detectar polí­
ticas en la inversión de bienes raíces.
Con este objeto realizamos dos pianos, uno de la corporación eclesiásti­
ca y otro del sector particular que tenían una mayor concentración de pro­
piedad: el Convento de La Concepción (plano 8) y el marquesado del Valle
(plano 9). De acuerdo con el an álisis de sus propiedades, presentaban te n ­
dencias diferentes. En el prim er caso eran fincas menores de $ 1 0 0 0 0 .0 0

en 6 0 °/o y en el segundo m ayores de $ 2 0 0 0 0 .0 0 , tam bién en 6 0 °/o . Los


planos presentan claras diferencias. Las propiedades del convento se d is­
tribuían por toda la ciudad, dentro de la zona de trazo definido, y las del
marquesado se concentraban en las dos m anzanas de alto valo r situadas
al lado de la plaza.
Aunque no re alizam o s planos de cada uno de los p ro p ie tario s im ­
portantes podemos afirm ar que, en térm inos generales, las fin cas de los
p ro p ietario s grandes de la Iglesia estaban más o menos d isp ersas por
toda la ciudad en su parte trazad a , en tanto que las de los p articu lare s
se concentraban más en zonas esp ecíficas; sin embargo, esto no es muy
rígido. En el secto r de la Iglesia hay sus excepciones, como el Convento
de La M erced, cu yas propiedades se lo calizab a n alrededor del edificio
co n v e n tu a l. Entre los p a rticu la re s tam bién se presentaban los dos f e ­
nómenos. Una revisión de los diez propietarios más im portantes de este
sector nos indicó que seis de ellos concentraban su propiedad en uno o
dos cu arteles y los otros cuatro , en cam bio, poseían fincas dispersas en
toda la ciudad.
AN TO LO G ÍA S! 61
H isto ria I


E° 1.4

P R O P IE D A D E S D E L CO N V EN TO
D E LA C O N C E P C IO N
PADR O N 1813

P la n o 8
Propiedades del
Convento de
La Concepción
padrón 1813
62 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

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P la n o 9
Planos por propietario.
Propiedades del
marquesado del
Valle de Oaxaca,
padrón 1813
A N TO LO G ÍA SI g3
H isto ria I

CONCLUSIONES

Los resultado s generales del a n á lisis reflejan la gran desigualdad de la


época, tan to en la diversidad de valo res de las fin ca s, cu anto en los a l­
tísim o s índices de co n cen tració n obtenidos, indicadores am bos de una
sociedad afectada por desequilibrios extrem os.

La serie de pirám ides y gráficas nos da una imagen de las m ínim as po­
sibilidades de acceso a la propiedad (1 .6 8 % de la población) que había en
a ciudad y de las desigualdades existentes incluso en el interior del grupo
de p ro p ietario s. Las tre s c u a rta s partes del to tal ten ían sólo una casa,
m ientras una m inoría, 1.15% , eran grandes propietarios, algunos de más
de 100 casas. La Iglesia era la gran monopolista del suelo urbano (47.08% ),
y los particulares, aunque en conjunto eran importantes (44 .5 6 % ), su gran
mayoría fueron pequeños propietarios. Entre ellos destacaba la nobleza
virreinal, pero en térm inos com parativos no era mucha su preponderancia,
pues sus m ayores propietarios tenían entre 20 y 35 casas, en tanto que
os de la Iglesia eran dueños de 80 a 120. El gobierno, a pesar de que ya
había iniciado su política desam ortizadora, tenía un papel insignificante y
'epresentaba sólo 7 .7 6 % del valo r total de la ciudad.
De acuerdo con ios resultados de los planos, la mayor parte de la zona
urbanizada, con calles rectas y bien trazadas, era propiedad de la Iglesia.
Quedaban a los particulares una m ínima parte de esta zona y el dominio
absoluto de las propiedades más modestas en calles sucias, sin trazo defi­
nido, sin aceras ni empedrados, de los barrios periféricos.
Otro fenómeno interesante que nos reveló el padrón es que el mayor
oeso de la Iglesia estaba en las propiedades de valores medios ($4 001.00
a $ 1 0 0 0 0 .0 0 ), en tan to que los p a rtic u la re s predom inaban como pro ­
pietarios de las casas más m odestas (menores de $2 0 0 0 .0 0 ) y en las de
alto valor. Queda pues perfectam ente claro el im portantísim o papel que
desem peñaba la Iglesia como propietaria de más de la m itad de la c iu ­
dad. Su participación como rentista tolerante es tam bién sig n ificativa, ya
que debe haber proporcionado vivienda a una gran parte de la población.
Además resulta evidente su influencia en la organización del espacio de
a ciudad. Es por tan to de gran in teré s co m p arar estos resultad o s con
fuentes posteriores para detectar los efectos de la desam ortización en la
estructura urbana.
64 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Este hecho origina nuevos cam bios e stru ctu rale s en el siglo XIX. Las
grandes m anzanas de los conventos, puntos clave de la ciudad colonial, se
habrían de desintegrar, dando lugar a la apertura de num erosas calles y
avenidas y a usos más intensivos del suelo. Con ello alcanzarán una mayor
valorización, ya que, como muestran los planos, el valor en las zonas con­
ventuales era muy bajo. La desamortización originará también el fraccio n a­
miento de terrenos para nuevas colonias como en los casos de los conven­
tos de El Carmen y de San Fernando. Implicará también un cambio drástico
para los inquilinos, puesto que la Iglesia tenía una política de rentas bajas
y era muy tolerante con los arrendatarios que se atrasaban en sus pagos.
Prueba de ello son los expedientes (que se conservan en el Archivo Judicial)
de demandas seguidas contra los inquilinos de casas de la Iglesia en los
años inm ediatos a la nacio n alizació n . Los nuevos propietarios pedían la
desocupación de las casas por falta de pago o porque los arrendatarios no
aceptaban los desproporcionados aumentos de renta que pretendían.
Igualmente, la desam ortización debe haber provocado un movimiento
considerable en la co nstrucción de nuevas casa s, así como en obras de
in frae stru ctu ra . Los índices de concentración seguram ente sufrieron mo­
d ificaciones, porque al desestancarse el mercado de bienes raíces, se dio
acceso a la propiedad a una parte im portante de la población y se puso
en m ovim iento un mercado que iba a acu m u lar cap itale s que posterior­
mente se invertirían en la transform ación urbana. El grado de m odificación
de estos índices nos m ostrará si hubo realm ente una redistribución de la
tierra urbana que devolviera el equilibrio, aunque fuese transito ria, a una
sociedad afectada por grandes desigualdades. La finalidad de éste y otros
estudios posteriores que esperamos realizar es, por tanto, analizar y valorar
las m odificaciones que se producen en la estructura interna de la ciudad,
como consecuencia de los grandes cambios en la propiedad que se llevaron
a cabo durante el siglo XIX.
A N TO LO G ÍA S] g5
H isto ria I

BIBLIOGRAFÍA

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' es in M éxico", en The Americas, xxvil, I, ju lio de 1971.

^adrón general de las casas que comprenden los ocho cuarteles mayores
en que está distribuida la capital, valores de sus actuales arrendam ientos
com parados con los que rendían el año 1796 para d ed ucir 10°/o que se
oagaba a la Hacienda Pública Nacional de M éxico-D iciem bre 31 de 1813,
México, Tipografía de la Oficina Impresora de Estam pillas, 1903.

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Ciudad de M éxico, 1 81 3 -1 8 4 8
La distribución de
la propiedad en la

Publicado en: Historias, núm. 12, Revista de la Dirección de


Estudios H istó ricos del Instituto N a cio n al de A ntro po lo gía e
H isto ria , M é xic o , E n e ro -M a rz o , 1986, pp. 8 1 - 8 9 .
A
principios del siglo XIX la Ciudad de M éxico había adquirido gran im por­
tan cia no sólo como capital de la Nueva España, sino que gozaba también
de un envidiable prestigio entre todas las ciudades del continente am eri­
cano, habiendo sido considerada como la Imperial, la Insigne, la M uy Noble y Leal
Ciudad. Su población de 1 2 4 0 0 0 hab itan tes entre europeos, crio llo s, m estizos,
ndios, m ulatos y negros, era mayor que la de cualquier otra ciudad am ericana.

En 1813 la Iglesia era la gran m onopolista del suelo urbano. Sus corpo-
'aciones, que representaban 4 .6 % del número de propietarios, poseían
- 7 .0 9 % del va lo r de la ciudad (cuadro 1), sin co n sid e ra r los e d ificio s
religiosos: conventos, iglesias, parroquias, establecim iento s de in stru c-
: !ón e in stitucio nes de beneficencia que ocupaban una gran extensión
:e l área urbana.
El clero poseía, además del gran valor de los edificios religiosos y de la
mitad de las casas de la ciudad que arrendaba a todos los estratos de la po­
blación, los capitales impuestos a censo, los diezmos y las obvenciones
oarroquiales. Por ello, la mayoría de las clases sociales tuvieron relacio-
-es de una u otra manera con la propiedad ecle siástica.
Esta situació n, aunada al gran número de subordinados del clero, a
su clientela tan extendida, al dominio de su inteligencia y al poder que
e confería ser promotora de las obras de beneficencia en una sociedad
:e grandes desig uald ad es, dio a la Iglesia un gran poder so cial y un
ooder político considerables.
La propiedad de la Iglesia estaba dividida entre el clero regu lar y
as com unidades de seglares y aso ciad as a ella. Los ingresos económ i­
cos del clero regular y secular provenían de fuentes muy diferentes. Así,
os regulares dependían principalm ente de las rentas que producían sus
cienes raíces y de los réditos de los ca p ita le s invertidos en préstam os
-'p o te cario s. El clero secu lar dependía en gran parte de los diezmos y
aerechos parroquiales, y sus rentas por inm uebles urbanos co nstituían
un ingreso secundario; tenían relativam ente pocas fincas, com únm ente
os inm uebles de la catedrales y parroquias.
En 1813 la Ig le sia era el grupo c o n c e n tra d o r de c a sa s más im ­
po rtante en la Ciudad de M é xico . Dentro del sector, el m ayor propie­
tario era el clero regular, que poseía 8 0 % de las fin ca s e c le s iá s tic a s,
de las cu ales correspondían 5 2 % a los conventos de m onjas y el 2 8 %
68 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

restante, a los de m onjes (cuadro 2). El clero se cu lar tenía el 1 4 .5 % de


las casas de la Iglesia y las com unidades de seg lares aso ciad o s a ésta
concentraban sólo 5 .7% .
Por su parte, los p a rticu la re s, que representaban 9 4 % del to tal de
propietarios de la Ciudad de M éxico, poseían en conjunto 4 4 .5 % del v a ­
lor urbano (cuadro 1) y en su m ayoría (8 0 % ) eran dueños de una sola
casa, seguram ente en la que vivía n . Pertenecían a muy diversos estratos
sociales, que iban desde el indio que poseía una choza en la afueras de la
ciudad, hasta el noble marqués que tenía 37 casas ubicadas en m anzanas
cercanas a la plaza mayor, que era la zona de valores más altos.
La form a como estaba com puesto el grupo de p a rticu lare s era muy
d istin ta a la de la Iglesia, ya que 8 0 % de estos propietarios tenían una
sola casa, en tan to que el sector de la Iglesia estaba com puesto fu n d a ­
m entalm ente por casaten ien te s, dueños de m uchas casas destinadas al
arrendam iento.
Los grandes propietarios particulares constituían sólo 2 % de los pro­
pietarios del sector y eran en su mayoría miembros de la nobleza v irre in a l.1
Algunos de ellos tenían tam bién vin cu lad as sus fin cas a través de la po­
sibilidad de establecer mayorazgos a favo r del prim ogénito.
Así pues, los dos sectores propietarios más im portantes eran la Igle­
sia y los p a rtic u la re s : en co njunto co n cen trab an 9 2 % de la propiedad
to tal. El sector gobierno, a pesar de que ya había iniciado su política des-
am ortizadora, desempeñaba un papel insig n ifican te y representaba sólo
7 .7 5 % del valo r total (cuadro 1), las institucio nes privadas representaban
apenas 0 .5 6 % del total y lo co nstituían las propiedades de asociaciones
c iv ile s o fu n d acio n es privad as que no dependían ni del gobierno ni de
la Iglesia. La propiedad comunal estaba formada por tierras cedidas a las
parcialidades indígenas para su uso y que podían ser arrendadas o dadas
en aparcería por la comunidad, pero no vendidas. Son fincas de las p a rcia­
lidades de San Juan y el barrio de C atarito s y representaban sólo 0 .0 2 %
del valor to tal.

1 Un cuadro con los nombres de estos propietarios, número de sus casas y valor puede consultarse
en: María Dolores Morales, "Estructura urbana y distribución de la propiedad en la Ciudad de México,
1813", en Historia Mexicana, Vol. xxv, Núm. 3 ,9 9 , M éxico, El Colegio de México, 1976, pp. 386-387.
Aquella sociedad urbana estaba dividida de manera extrem a entre la
opulencia y la pobreza y había un abism o entre quienes algo poseían y
el resto de la población. Un grupo muy reducido disfrutaba del más alto
nivel, m ientras la inm ensa m ayoría v ivía m arginada y destinada a llevar
una existencia m iserable.
La m arcada desigualdad so cial se refleja cla ram e n te en la d is trib u ­
ción de la propiedad de la Ciudad de M éxico, que en 1813 estaba muy
concentrada, como lo expresa el índice Gini de concentración de .83 que
indica una altísim a concentración de la propiedad a ltísim a .2 De la misma
manera, la curva de Lorenz3 nos m uestra la gran desigualdad de la d is tri­
bución de la propiedad (véase fig. 1).
El 8 % de los propietarios poseía 75°/o del valor de las fincas, m ientras
que 92°/o de ellos tenía sólo 25°/o del valor de la ciudad.4 Las casas de los con­
ventos de la Concepción y la Encarnación tenían mayor valor que las fincas
poseídas por 65% de los propietarios.
Las 5 520 fincas que había en la ciudad estaban concentradas en m a­
nos de 2 0 6 6 personas y 141 institucio nes. Por lo tanto sólo el 1.65% del
total de los h a b ita n te s citad in o s, ap ro xim ad am ente el 8 % de los je fe s
de fam ilia , tenían algún inmueble.
Las c ifra s son a p la sta n te s: 9 8 .9 5 % de la población urbana no tenía
acceso a la propiedad de su vivienda y estaba obligada a pagar una renta.
En el caso de los pobres, sus ingresos apenas les perm itían v iv ir al lím ite
de la su b siste n cia y tener que d e stin a r una cantid ad para la renta em ­
peoraba sus condiciones de vida ya de por sí precarias.

INTENTOS POR ROMPER EL MONOPOLIO CORPORATIVO

Durante el período de 1813-1848 se dictan una serie de medidas para afe c­


tar la propiedad corporativa y se entabla una larga lucha de algunos grupos
políticos en contra de la Iglesia, con objeto de m inar un poder económico
cuya inmunidad constituía un obstáculo para la consolidación del Estado.

2 En la medida que el índice se separa de 0 y se aproxima a 1, la concentración es mayor.


3 El área comprendida entre la diagonal y la curva es la que mide la concentración. En la medida
en que la curva se aleja de la diagonal, la concentración es mayor.
-s María Dolores Morales, op. cit., p. 373.
70 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Los liberales sabían que para privar a la Iglesia de su poder político era ne­
cesario golpear su base económica, por lo que uno de sus objetivos fund a­
mentales fue pugnar por cambiar la distribución de la propiedad territorial.
De ahí que los ideólogos liberales atribuyeran la crisis económ ica del
país a la co n ce n tració n de la propiedad e c le s iá s tic a y co nsid eraran la
propiedad de "m anos m uertas" como una barrera que había que superar
para lograr romper con las e stru cturas heredadas de la C olonia. A sí, los
liberales consideraban que el problema medular de la sociedad m exicana
no era ni la acum ulación de la riqueza ni la consecuente desigualdad en
la distribución de la propiedad, sino más bien el hecho de que la riqueza y,
por lo tanto, la propiedad estuviera m onopolizada por las corporaciones,
es decir, por in stitu cio n e s en buena medida ajenas y opuestas a la fu n ­
dación de un nuevo Estado. Por tan to , su objetivo principal era destruir
el poder corporativo a favo r de la construcción de un Estado secular y en
la creación de condiciones para la libre e individu al apropiación de los
bienes m ateriales.5
Entre los num erosos ataq ues en co ntra de la riqueza e c le s iá s tic a ,
destacan dos intentos fallid o s de desam ortización. En 1833, Lorenzo de
Zavala, presidente del Congreso, realizó un prim er proyecto desam ortiza-
dor y en 1846, Antonio Haro y Tam ariz, entonces secretario de Hacienda,
intentó tam bién una desam ortización de las fin ca s e cle siá stica s a favo r
de los arrendatarios. Sin embargo, ninguno de los dos proyectos se hizo
e fectivo . La Iglesia luchó activam ente por m antener su influ en cia y pri­
vilegios. Para ello se alió con las adm inistraciones conservadoras que no
proponían alteraciones en sus asuntos y las apoyó con ayuda económ ica.
En 1847, el vicepresidente V alentín Gómez Farías decretó nuevam en­
te la nacionalización y venta de los bienes eclesiástico s con el objeto de
fin a n cia r la cam paña contra la invasión norteam ericana. Como repuesta
en contra de la ad m inistració n liberal que am enazaba su propiedad, la
Iglesia estim uló y financió la rebelión m ilitar de los polkos y es probable
que no haya sido la única vez que lo hizo .6 El resultado fue que Santa
Anna anuló la ley, bajo la promesa de la Iglesia de garan tizar un emprés-

5 Véase Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora 1821-1853, M éxico, Siglo xxi
Editores, 1978, pp. 186-7.
6 Véase Mlchael D. Costeloe, "The Mexican Church and the Rebellion o f the Polkos", en Hispanic
American Histórica! Review, vol. 46, mayo 1966, pp. 170-178.
ANTOLOGÍASI y l
Historia I

■t o de $1 500 0 0 0 .0 0 y destituyó a Gómez Farías. El cu m p lim ien to del


:3 m p r o m is o de g a ran tiza r el préstam o originó la venta de va ria s fin cas
ec esiásticas.
Los e sfu erzo s de la Iglesia por d efend er su inm unidad fueron una
:e ias causas indirectas de muchos de los trastornos sociales y políticos
: curridos en la primera mitad del siglo X IX. Su tenaz resistencia a perder
: . s privilegios hizo que fracasaran los intentos desam ortizadores; de esta
-a ñ e ra , las corporaciones e cle siástica s cedieron únicam ente otorgando
: 'estam os al gobierno.
Por otra parte, se expidieron también varias leyes que prohibían a la Igle-
: a vender sus propiedades sin autorización del gobierno y se aplicaron fuer-
"í5 impuestos sobre la propiedad raíz. En 1842 se estableció un gravamen de
'5 % sobre el valor de cada nuevo inmueble que la Iglesia adquiriera.7
Como parte de estos intentos legales se afectó tam bién al mayorazgo,
i stema civil m ediante el cual se vincu laban las propiedades a favo r del
: ' ; mer hijo varón. El 27 de septiem bre de 1820 se decretó su supresión,
r e d a n d o los poseedores en libertad de vender la mitad de sus bienes y,
i morir estos, el sucesor podía disponer de la otra m itad; los decretos del
3 de junio de 1821 y 7 de agosto de 1823 confirm aron el de 182 0 .8
La com paración de los padrones de 1813 y 1848 nos perm ite indagar
-asta qué punto esta serie de medidas legales lograron cam biar la estruc-
■^ra de la propiedad y privatizar el espacio poseído por la corporaciones.

1-M BIO S EN LA DISTRIBUCIÓN Y LA CONCENTRACIÓN

.= co m p ara ció n de la d is trib u c ió n de la propiedad por s e c to r e n tre


‘ 813 y 1 8 4 8 9, nos m u e stra los ca m b io s re g istra d o s en e sta p rim e ra
- tad del siglo XIX (cuadro 1). En 1813 la Ciudad de M éxico tenía 5 5 2 0

■ Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación mexicana o colección completa de las disposi-
: : íes legislativas expedidas desde la Independencia de la República, México, Imprenta de Comercio,
'= 76, t. 4, p. 254.
; l'oidem, pp. 528, 545 y 662.
; Padrón general de las casas que comprenden los ocho cuarteles mayores en que está distribuida esta
y :: i tal, valores de sus actuales arrendamientos comparados con los que rendían el año de 1796 para
ztzucirel 10% que pagaba a la Hacienda Pública Nacional de M íxico, diciembre 31 de 1813. México,
” : rgrafía de la Oficina Impresora de Estam pilla, 1903.
72 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

casas cuyo número descendió en 1848 a 4 9 6 0 .10 Es im p ortante señalar


que aún considerando que esta baja en el núm ero de casas se debía a
un sub reg istro , es evidente que en tre in ta y cin co años no se co n stru ­
yeron nuevas casas en la ciudad, m ien tras que la población sí registró
un cre cim ie n to al pasar de 1 2 4 0 0 0 a 1 7 0 0 0 0 h a b ita n te s. Ello se g u ra­
m ente provocó una subdivisió n de las fin ca s para au m en tar el número
de v iv ie n d a s . La escasa a c tiv id a d de la c o n stru cc ió n exp resab a de la
fa lta de dinam ism o de la econom ía y de la in e sta b ilid a d p o lítica que
su frió la ciudad.
Aunque el valo r to tal de la propiedad aum entó en 35 años en 20°/o
al pasar de $ 3 8 2 3 9 3 4 0 .0 0 a $ 4 5 9 4 0 6 2 7 .0 0 , todo parece indicar que se
trata más de un increm ento nom inal que de uno real, debido a que en el
período se registró una baja en el poder ad quisitivo de la moneda.
En el período 1 8 1 3 -1 8 4 8 el núm ero de propietarios aum enta 7.5°/o
y es el secto r de p a rticu la re s el que se increm enta al pasar de 2 066 a
2 242 m iem bros. A p aren tem en te, se am p lían las o po rtunidades de a c ­
ceder a la propiedad: sin em bargo, si relacion am os población y propie­
ta rio s co n statam o s que, dado el aum ento dem o gráfico reg istrad o , las
opo rtunidades de tener una casa in clu so d ism in uyero n , pues hubo un
increm ento poblacional que se com pensó con la ed ifica ció n de nuevas
fin c a s . 1 .7 % de los h a b ita n te s de la ciudad te n ía n acceso a la p ro p ie ­
dad en 1813 y en 1848 este porcentaje desciende a 1.3% .
El núm ero de p ro p ie ta rio s de la Ig le sia se m an tie n e casi igual al
pasar de 102 a 103. A sí, los sectores Iglesia y particulares se conservan
como los propietarios más im p ortantes al co n ce n trar 9 2 .8 2 % del valo r
de la ciudad (9 1 .6 7 % en 1813).
El núm ero de p ro p ietario s del gobierno, las in stitu cio n e s privad as
y las com unidades indígenas dism inuye de 39 a 2 8 ; de esa m anera, e s­
tos tres grupos se m antienen en un segundo piano ya que sólo poseen
7 .1 8 % del to tal del v a lo r urbano (8 .3 3 % en 1813).

io La disminución de 560 casas no puede atribuirse sólo a las manzanas exentas de información
porque éstas eran 125 fincas. Una comparación del número de fincas por cuartel mostró que la parte
ubicada dentro de la antigua traza, que comprende las manzanas centrales, conservó el mismo número
de casas que en 1813. Es en las manzanas periféricas, especialmente en las del oriente de la ciudad
donde disminuye el número de fincas. Esto probablemente se deba a que los empadronadores no
censaron las viviendas de adobe y los jacales, que eran numerosos en la zona.
El cambio más im portante se registra en los sectores Iglesia y particu-
ares. Las corporaciones eclesiásticas, al perder 8.6°/o del valor de la ciudad,
disminuyen su participación sobre el valor del suelo urbano de 4 7 .1 % que
poseían en 1813 a 3 8 .5 % en 1848 (cuadro 1). Esta diferencia es absorbida
por el grupo de los particulares que incrementa sus propiedades de 4 4.5 3 %
a 54.30% .
Para la Iglesia, las pérdidas principales se dieron en las fincas pertene­
cientes a los conventos masculinos y en menor grado en las del clero secular.
Los conventos femeninos conservaron una gran estabilidad en el número y
valor de sus fincas y las comunidades de seglares de la Iglesia incrementaron
sus propiedades (cuadro 2).
Uno de los factores que contribuyó a que los conventos masculinos per­
dieran propiedades fue la confiscación de los bienes de las órdenes hospita­
larias, suprim idas en 1820. Por otra parte, dentro del sector eclesiástico se
siguieron distintas políticas de inversión ante los intentos desamortizadores;
los conventos masculinos y el clero secular prefirieron vender buena parte de
sus fincas e invertir en hipotecas. En tanto que los conventos femeninos y las
comunidades de seglares asociados a la Iglesia preservaron sus bienes raíces.
Los índices de concentración de propiedad obtenidos para los sectores
Iglesia y particulares en conjunto, muestran que dicha concentración dism i­
nuyó sólo ligeramente al pasar de 0.83 en 1813 a 0.78 en 1848; por lo que
la distribución de la propiedad siguió estando muy concentrada, como lo
muestran las curvas de Lorenz (fig. 1). En 1848, la gran mayoría de los pro­
pietarios, 8 6.2 7 % (91.42% en 1813), tenía sólo el 25% del valor total de la
ciudad, mientras 13.73% (8.58% en 1813) poseía las tres cuartas partes de
ese valor.
En el interior de cada uno de los sectores hubo poco cambios. La Iglesia
aumentó ligeramente su concentración en tanto que el grupo de particulares
registró un descenso. El índice de concentración en el interior de la Iglesia
sólo se incrementó de 0.65 a 0 .6 7 .11 Esto se debe a la reducción que se da
en el número de propietarios del clero regular por la venta de fincas de va­
rios conventos de monjes. En 1848 una minoría de propietarios eclesiásticos,
20.39% (22.52% en 1813), poseía 75% del valor de las fincas del sector Igle­
sia, mientras 79.61% (77.46% en 1813) tenía sólo 25% de ese valor.

11 Cálculos elaborados con base en los padrones de 1813 y 1848.


74 [ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

C uadro 1
Distribución del valor total de las fincas de la Ciudad de México por sector
propietario 1813-1848

Padrón 1813

Sector Número de % de Número Valor total Porcentaje


propietario propietarios propietarios de casas de sus casas $ del valor °/o

Iglesia 102 4.62 2016 18 005890.00 47.09


Particulares 2 066 93.61 3 281 17 948 855.00 44.58
Gobierno 30 1.36 194 2964035.00 7.75
Instituciones
privadas 7 0.32 26 212 680.00 0.56
Propiedad
comunal 2 0.09 3 7 080.00 0.02

Total: 2 207 100.00 5 520 38 239 340.00 100.00

Padrón 1848
Sector Número de % de Número Valor total Porcentaje
propietario propietarios propietarios de casas de sus casas $ del valor °/o

Iglesia 103 4.34 1 701 17 470 093.45 38.52


Particulares 2 242 94.48 2 970 24632 052.00 54.30
Gobierno 24 1.01 190 2 847 800.00 6.28
Instituciones
privadas 3 0.13 20 396000.00 0.87
Propiedad
comunal 1 0.04 4 12 000.00 0.03
Se ignora 75 582 681.54

Total: 2373 100.00 4960 45940 627.00 100.00


ANTOLOGÍAS I 75
Historia I

--■ORO 2
I ;v :b u c ió n del valor total de las fincas del sector Iglesia

Padrón 1813
iDrporación Número de Número Valor total Porcentaje
: ropietaria propietarios de casas de sus casas $ del valor %

Conventos de 1 001 9 376 500.00 52.07


20
monjas
Conventos de 560 4981 620.00 27.67
24
varones
I e ro regular 44 1 561 14358120.00 79.74

2 ero secular 26 341 2 618 360.00 14.54

CDmunidades
: . es de seglares
asociados a la 32 144 1 029 410.00 5.72
: zs.3 (Cofradías,
~t';eras órdenes)

Total: 102 2016 18 055 890.00 100.00

Padrón 1848
Corporación Número de Número Valor total Valor deflecio- Porcentaje
aropietaria propietarios de casas de sus casas $ nado en 20°/o del valor °/o

Conventos de 109 2 27 10 .2 5 8 783 168.00 62.52


20 969
monjas
Conventos de 2 128 6 14 .2 5 1 702 891.40 12.18
18 267
varones
Cero regular 38 1 236 13 051 324.50 10 441 059.00 74.70

I ero secular 24 256 2 389 324.00 1 911 459.20 13.68

Irnunidades civi-
ts de seglares aso-
: 300S a la Iglesia 41 209 2 029 444.90 1 623 556.00 11.62
Cofradías, Terceras
faenes

Total: 103 1 701 17 470093.45 13 976074.00 100.00


76 i ANTOLOGIAS
I M aría Dolores Morales

F ig u r a 1
C u r v a d e L o r e n z d e l a c o n c e n t r a c ió n d e la p r o p ie d a d . I g l e s ia y p a r t ic u l a r e s . 1 8 1 3

ÍNDICE 0.83

— l— l— h H----1--- 1— I--- 1--- h H--- 1----1----1--- 1--- h


10 20 30 40 SO 60 70 80 90 100

o/o DE PROPIETARIOS
ANTOLOGÍAS! ??
Historia I

.A DE LORENZ DE LA CONCENTRACIÓN DE LA PROPIEDAD. IGLESIA Y PARTICULARES. 1 8 4 8

ÍNDICE 0.78

o/o DE PROPIETARIOS
ANTOLOGÍAS
Maria Dolores Morales

En contraste, el índice de concentración en el interior del sector de los


particulares registra un descenso de 0.75 a 0.70 debido a un aumento del nú­
mero de propietarios. Sin embargo, la concentración sigue siendo alta: 20.83°/o
de los propietarios particulares (15.95% en 1813) concentra 85% del valor del
sector, mientras que el 79.17% de ellos (83.98% en 1813) tiene apenas 25%
de ese valor.
A diferencia de la Iglesia, donde básicamente se mantienen las mismas
corporaciones como grandes propietarias, en el sector de particulares se re­
gistra un cambio. Sólo cinco de los 41 propietarios importantes de 1813 per­
manecen en el grupo. Los demás, que en su mayoría poseían títulos nobiliarios
y mayorazgos, venden todas o buena parte de sus fincas urbanas y rústicas a
partir del decreto de supresión de los mayorazgos.
Un nuevo grupo formado por comerciantes prestamistas los sustituye me­
diante la compra de propiedades desvinculadas. Ocho de los diez propietarios
más importantes de 1848 forman parte de este grupo y son dueños de fincas
en la Ciudad de México por un monto de $ 1 4 5 00 0.00 a $ 28 4 0 0 0 .0 0 . Ellos
son: Francisco Iturbe, José María Sevilla, José Joaquín de Rosas, Ignacio Lope-
rena, Gregorio M ieryTerá n , los hermanos Cortina Chávez (Ignacio y Miguel),
Joaquín Obregón y Agüero González y Cía.
De cualquier manera, se mantiene e incluso se acentúa la diferencia bá­
sica entre los dos sectores más importantes. La Iglesia sigue siendo indiscuti­
blemente el gran propietario: 81.56% de sus propietarios (80.40% en 1813)
tienen de 2 a 123 fincas que se destinan en su totalidad al arrendamiento. En
cambio el sector de particulares está formado por 86% (80% en 1813) de pe­
queños propietarios, dueños de una sola casa en la que generalmente viven, y
sólo hay 14% de casatenientes que poseen de dos a diecinueve casas.
En 1848, 70% de las casas destinadas al arrendamiento, es decir, las no
habitadas por sus propietarios, pertenecía a la Iglesia y 30% a los particulares.
Esto da ¡dea de que, a pesar de los ataques sufridos, la Iglesia logró mantener­
se como la principal fuerza económica que controlaba la oferta de la vivienda
en la Ciudad de México.
De esta manera, durante la primera mitad del siglo XIX la Iglesia no regis­
tró grandes pérdidas como pensaban muchos de los escritores de la época y sí,
en cambio, conservó fincas por un valor nominal ligeramente más bajo que e
de 1813. No será sino hasta la aplicación de las leyes de desamortización en
1856 y nacionalización en 1861, cuando esta situación varíe sustancialmente.
ANTOLOGÍAS I
Historia I

3 U 0 G R A FÍA

I:s :e lo e , M ichael, "The M exican Church and the Rebellion o f the Polkos",
f Hispanic Am erican Historical Review, vol. 46, mayo 1966.

l.D lá n , M anuel, José M aría Lozano, Legislación mexicana o colección com -


: e ta de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia
:e 'a República, M éxico, Imprenta de Com ercio, 1876.

H aie, C h a rles, El liberalism o m exicano en la época de Mora 1821-1853,


-’ éxico, Siglo X X I, 1978.

.'o rales, M aría Dolores, "Estructura urbana y distribución de la propiedad


(II 11»

n la Ciudad de M éxico , 1813", en H istoria M exicana, Vol. XXV, núm . 3,


; M éxico, El Colegio de M éxico, enero-m arzo de 1976.
Ciudad de M éxico 1 8 4 8 -1 8 6 4
La desamortización
y su influencia en la
estructura de la propiedad.

Publicado en: María del Pilar M artínez López-Cano (c o o r d .),


Iglesia, Estado y economía. Siglos xvi alxix, M é xic o , U n iv e rsid a d
N acio n al Autónoma de M é xic o -ln stitu to de In v e s tig a c io n e s
Dr. José María Luis M ora, 1995, pp. 1 7 9 -2 0 4 .
xiste n e xce le n te s trab a jo s sobre la n a cio n alizació n y venta de los bienes

E de la Iglesia en M éxico, sin embargo se lim itan a an a liza r las propiedades


eclesiásticas en sí m ism as sin relacionarlas con el conjunto de la estructura
:e la propiedad.1 Por ello es im portante in vestig ar las m odificaciones que produ-
: el proceso desam ortizador en la co ncentració n y com posición de los diversos
sectores propietarios. Éste es el objetivo fundam ental de nuestro trabajo que se
mita a la Ciudad de M éxico y com para dos padrones: uno de población, de 1848,
anterior a las leyes de desam ortización y n a cio n alizació n 2 y otro de propietarios,
de 1864, posterior a e lla s.3

Este trab ajo m uestra los resultados de esta com paración con objeto de
:e te rm in a r en qué grado se alteró la estru ctu ra de la propiedad al rom ­
perse la co n ce n tració n de las co rp o racio nes y al o rig in a rse una de las
:'a n sm isio n e s más grandes de la propiedad en la h isto ria m exicana.
El surg im ien to de una ciudad m oderna requería su p e rar las trab a s
■npuestas por la am o rtizació n y la v in cu la ció n del suelo para recuperar
os am plios espacios im p rod uctivos que privaban a la ca p ita l de un im ­
portante po rcentaje de su te rrito rio en casas y conventos.
A p rin cip io s del siglo XIX, la Ciudad de M éxico era la expresión de
,n a sociedad form ada por corporaciones protegidas por privilegio s par-
■cu iares. V ario s de estos cuerpos, como la Iglesia y la llam ada "n o b le ­
za", fija b an la m anera en que se disponía el espacio por tener sustraíd a
:e l m ercado gran parte de la propiedad.
En 181 3 , la Ig lesia era la gran m on o po lista del suelo urbano. Sus
corpo racio nes, que representaban 4 % de los p ro p ietario s, te n ían 4 8 %
del valo r de la ciudad. Los p a rticu lares, dueños en su m ayoría de la casa
en que v iv ía n , co n stitu ía n 9 4 % de los propietarios y concentraban sólo
e 4 4 % del v a lo r urbano .4

■ El más completo de estos estudios es el de Jan Bazant, Los bienes de la Iglesia en México [1856-
'375), México, El Colegio de M éxico, 1971.
2 Archivo Histórico de la Ciudad de México (en adelante, a h c m ), Padrón de la Municipalidad de
'•'éxico, 1848, Vols. 3408 y 3409.
3 A6N, Padrón de la contribución del 8 al mil lar sobre fincas urbanas, 1864. Hacienda, siglo xix, Ramo
Contribuciones Directas, Subramo de Fincas Urbanas y Rurales, Vols. 457 a 464.
- María Dolores Morales, “Estructura urbana y distribución de la propiedad en la Ciudad de México
í" 1813” , en Historia Mexicana, xxv, 3, enero-m arzo de 1976, pp. 3 63-402.
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P lano 1
Conventos, Iglesias,
Colegios e Instituciones del
Clero regular y secular
Nota: ver lista en la pág. 23,
Capitulo 1
Las instituciones eclesiásticas poseían, además de la mitad de las casas
citadinas, 80 edificios religiosos que ocupaban una gran extensión del área
jrbana, cuyo valor no se consideró en la fuente, por estar exentos del pago
de contribuciones. De haberse tomado en cuenta, el porcentaje de concen­
tración de la Iglesia se elevaría de manera importante (plano 1).
Un grupo de particulares perteneciente a la llam ada "nobleza" tenía
también vin cu lad as sus fin ca s m ediante la posibilidad de establecer ma-
*:razgos. Este grupo concentraba 6.5°/o dei valo r urbano, que quedaba así
: -straído del mercado de tierras y fincas y representaba 54°/o del valor de la
: ^dad y los edificios que albergaban servicios eclesiásticos.
D urante la prim era m itad del siglo x ix se entabló una lucha de los
: : erales por destruir el poder de las corporaciones. Su propósito era cam-
■ la sociedad antigua formada por actores colectivos por otra sociedad
: ‘ 5:ituida legalm ente por individuos autónomos y sin privilegios. Uno de
: : srin cip ales m ecanism os que utilizaron para lograr este cambio fue la
:r::'u c c ió n de sus bases m ateriales mediante la afectación de sus propieda-
:t:_ oarticularmente las de la Iglesia, que representaba uno de los principales
-c re c u lo s para secularizar la sociedad y conformar un Estado moderno.
En la primera mitad del siglo XIX se inició un proceso de liberación de
i i'Dp'edad con la desvinculación de los bienes de mayorazgos, decretada
e* '3 2 0 -1 8 2 3 , que originó la venta de sus fincas. Asimismo, los conventos
¡nos, ante los intentos desamortizadores de 1833 y 1847, vendieron
de la mitad de sus casas; la reducción principal se dio en las órdenes
|e :s carmelitas y los dominicos.5
E fracaso de los intentos desam ortizadores hizo que el proceso fuera
- . ■ento. En 1856, Miguel Lerdo de Tejada dictó la ley de desamortización
: .e obligó a las corporaciones eclesiásticas y civiles a adjudicar bienes raí-
i’rs en propiedad a quienes los arrendaban. Se exceptuaron los conventos,
: tsias, colegios, hospitales y casas de beneficencia.6 No se trataba aún de
. ' a expropiación, porque las corporaciones conservaban las hipotecas sobre
fincas y recibían el pago de los intereses hasta que los nuevos dueños las
'r:'m ie ra n y les pagaran el capital.

í V aría Dolores Morales, “La distribución de la propiedad en la Ciudad de México 1813-1848", en


- —arias, Núm. 12, enero-marzo de 1986, pp. 81-89.
'.‘ anuel DublányJosé María Lozano, Legislación mexicana o colección completa de lasdisposiciones
t : ¡iativas expedidas desde la Independencia de la República Mexicana, Vol. vin, p. 197.
g4 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

La ley estableció que cuando no se adjudicara la casa al inquilino en tres


meses, cualquiera otra persona podía hacerlo previa denuncia, y en caso de
no haber denunciantes se procedería al remate en almoneda pública. El ob­
jetivo principal de esta ley era conquistar el principio de la desamortización
de manera prudente, como primer paso hacia otras reformas en un momento
en que la nacionalización era irrealizable por la oposición que enfrentaba.
Por ello no se argumentaron razones políticas sino los objetivos económicos
y fiscales: poner en circulación la propiedad raíz y proporcionar entradas al
erario para fa c ilita r la reforma del sistema tributario, la amortización de la
deuda pública y la abolición de las alcabalas.
En la Ciudad de M éxico se desamortizaron 1 559 de las 1 911 casas de
propiedad corporativa eclesiástica y civ il; 887, con valor de 8 100677.00 pe­
sos se adjudicaron a 745 particulares; y 672, que valían 4 1 7 0 0 8 1 .0 0 pesos,
se vendieron por remate a 160 personas.7 En las adjudicaciones no se dio la
concentración de la propiedad porque la mayoría de los adjudicatarios com­
praron sólo la casa en que vivían o donde tenían su negocio. Por el contrario,
los remates tuvieron un carácter especulativo, diez particulares adquirieron
369 fincas, con valor de 2 362 000.00 pesos.
En 1858, Zuloaga anuló la ley de desam ortización en relación con los
bienes eclesiásticos y canceló sus operaciones, quedando la Iglesia nueva­
mente como propietaria de las fincas. Durante la guerra civil se vendieron
casas que ya habían sido adjudicadas o rematadas en 1856, y tanto la Iglesia
como el gobierno constitucional establecido en Veracruz recurrieron a estas
operaciones para obtener fondos.
En 1859, durante la guerra de Reforma, Miguel Lerdo de Tejada emitió
la ley de nacionalización, aplicada en la Ciudad de México en 1861.8 Esta ley
decretó que todos los bienes del clero ingresaran al dominio de la nación,
estableció la separación de la Iglesia y el Estado, y subrayó su finalidad fun­
damentalmente política: privar a la Iglesia de sus medios económicos con los
que desafiaba al gobierno. La ley suprimió las órdenes religiosas regulares
las cofradías, congregaciones o hermandades anexas a las comunidades reli­
giosas y extinguió los monasterios masculinos para fraccionarlos y venderlos
en subasta pública. En 1861 y 1863 se expidieron otras leyes que hicieron

7 Memoria de Hacienda y Crédito Público, 1857, Documento 149, pp. 170 a 289.
8 Dublán y Lozano, op. cit., Vol. 8, pp. 670-673.
ANTOLOGÍAS! 85
Historia I

tce n síva a las órdenes femeninas la exclaustración, la división en lotes y la


n t a de sus conventos.
Los capitales que se reconocían al clero por fincas adjudicadas o remata-
en 1856 tendrían ahora que redimirse al gobierno. En 1861 se vendieron en
; Ciudad de México 1 436 casas con valor de 998 2 519.24 pesos, que compa­
r a s con las 1 559 desamortizadas en 1856 en 12370758.00 pesos, muestran
descenso en número y valor.9 Esto se explica porque la ley de nacionaliza-
: on no comprendió las fincas de corporaciones civiles, cuya desamortización
-jn ca se anuló, ni las de los establecimientos de beneficencia incluidas en la
_r. Lerdo que ahora pasaban al gobierno para su administración.
Las operaciones de 1861 consolidaron la desam ortización de 1856; sin
:~oargo, el grupo social que se quedó con las fincas ya no era exactamente
t mismo que en 1856, porque los adjudicatarios que devolvieron vo lunta-
• ámente las casas a la Iglesia perdieron sus derechos, siendo sustituidos por
:r o s particulares. Volvió a darse una concentración de la propiedad y al grupo
:e rematadores de 1856 se sumaron los denunciantes de Veracruz y algunos
::"se rvad o re s que compraron fincas a la Iglesia durante la guerra civil.10

1-MBIOS EN LA DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD INMUEBLE, 1848-1864

comparación de la distribución de la propiedad entre 1848 y 1864, nos


:e rmite presentar una panorámica de los cambios registrados en la estruc-
■--a propietaria, como resultado de la aplicación de las leyes de desamor-
■zación y nacionalización. La comparación del número y valor total de las
lis a s de la Ciudad de M éxico en los dos momentos es muy sem ejante. En
:A8 había 4 9 6 0 fincas y, en 1864, eran 5 3 0 0 (cuadro 1); este aumento no
ts 'eal sino que se debe a un subregistro de las fincas periféricas en 1848;
: c r tanto, en 15 años no se construyeron casas nuevas en la ciudad, aunque
robablem ente hubo remodelaciones o subdivisiones en su interior.

- '.‘smorias de las operaciones que han tenido lugar en la oficina especial de desamortización del
- desde el 7 de enero en que se abrió, hasta el 5 de diciembre de 1861, en que cesaron sus labores,
: : j continuarlas la Junta Superior de Hacienda, M éxico, 1862.
: En la Ciudad de México la venta de bienes fue casi com pleta; sin embargo, el proceso de nacio-
• i zación se prolongó hasta el Porfiriato por los bienes y capitales ocultos, los retrasos en los pagos
re aonos y pagarés y los litigios entre propietarios por derechos sobre una misma finca.
86 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

C uadro 1

Distribución dei valor total de las fincas de la Ciudad de México por sector
propietario 1848-1864

Padrón 1848
Sector Número y % o/o de Número de Valor total de Porcentaje
propietario de propietarios propietarios sus casas sus casas $ de valor

iglesia 103 4.34 1 701 17 470093.46 38.52


Particulares 2 242 94.48 2970 24632 052.00 54.30
Gobierno 24 1.01 190 2 847 800.00 6.28
Iniciativa
privada 3 0.13 20 396000.00 0.87
Propiedad
comunal 1 0.04 4 12 000.00 0.03
Se ignora 75 582 681.54

Total: 2 373 100.00 4960 45940 627.00 100.00

Padrón 1864
Sector Número y % o/o de Número de Valor total de Porcentaje
propietario de propietarios propietarios sus casas sus casas $ de valor

Iglesia 7 0.21 7 79 487.91 0.18


Particulares 3 252 99.36 5 253 43 476318.00 98.99
Gobierno 12 6.37 36 335979.00 0.76
Iniciativa
privada 1 0.03 3 27 400.00 0.06
Propiedad
comunal 1 0.03 1 667.00 0.01

Total: 3 273 100.00 5300 43 919 851.00 100.00


El valo r total de la propiedad tampoco se modificó de manera im por­
tante. Dism inuyó 4 .4 % al pasar de 45 940 6 1 7 .0 0 pesos a 43 919 851 .0 0
pesos. Esta pequeña diferencia probablem ente se deba a que los valores
de las casas estaban ca lcu lad o s, en 1848, con base en la renta anual y,
en 1864, según el precio declarado de la últim a venta que, generalm ente,
era inferio r al valor real.

S e c t o r e s p r o p ie t a r io s

La propiedad de la Ciudad de México estaba distribuida en cinco tipos de pro-


: etarios: la Iglesia y los particulares eran los más importantes, y las propieda-
:e s del gobierno, de la iniciativa privada y la propiedad comunal tenían poca
'elevancia. Es en la relación entre estos distintos sectores propietarios y en
el peso que ocupa cada uno de ellos en el conjunto, en la cual se perciben
os cambios.
El sector Iglesia, que en 1848 concentraba 3 8 .5 2 % del valor de los in ­
muebles de la ciudad, al destruirse su monopolio sobre la propiedad, conserva
sólo 0.18% . Pierde 1 694 fincas con valor de 1 73 9 0 6 0 5 .0 0 pesos (cuadro 1).
Los particulares, que en 1848 poseían 54.3 0 % del valor de la propiedad,
er 1864 concentran 99% , lo que representa casi la totalidad; sus fincas au ­
mentan en 76% , pasando de 2 4 3 6 2 0 5 2 .0 0 pesos a 4 3 4 7 6 3 1 8 .0 0 pesos y el
' jm ero de propietarios tiene un gran incremento al acceder a la propiedad
' 310 nuevos particulares.
El sector gobierno, que desempeñaba un papel secundario, también sufre
:érdidas. En 1848 constituía 1.01% de los propietarios y concentraba 6.28%
-el valor de la propiedad; en 1864 representa sólo 0.37% y concentra 0.76% .
_a baja más importante se da en las fincas del ayuntam iento, que conservó
io ocho de sus 28 casas.
Los propietarios de la in icia tiva privada y la propiedad com unal m an-
■enen una m ínima im portancia representando en los dos momentos me-
-os de 1% , tanto en porcentaje de propietarios como de valor.
88 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Í n d ic e s d e c o n c e n t r a c ió n

Para m edir la co ncentració n de la propiedad, que es uno de los objetos


fundam entales de nuestro estudio, se utilizaron dos indicadores: uno nu­
m érico, el índice de G ini, y otro gráfico, la curva de Lorenz. El índice de
Gini indica una m ayor co ncentració n , a medida que se separa de cero y
está más cerca de uno. En la curva de Lorenz lo que mide la co n ce n tra­
ción es el área comprendida entre la diagonal y la cu rva; a medida que la
curva se aleja por debajo de la diagonal, la concentración es mayor.
El índice global de co n ce n tració n de la propiedad de los se cto res
Iglesia y particulares, que en 1848 era muy a lto , dism inuyó co n sid e ra­
blemente al pasar de 0.78 a 0.65 en 1864, lo que indica un descenso im ­
portante en la polarización propietaria, originado por la destrucción del
monopolio eclesiástico sobre el suelo urbano (figura 1). No obstante se
alteró esta desigualdad, la concentración se m antuvo aunque en menores
dim ensiones como lo m uestran las pirám ides de distribución de valores
(figura 2). En 1864, aunque sólo una m inoría de propietarios sigue pose­
yendo la m ayor parte del valo r de la ciudad, ésta es más am plia que en
1848. El 2 6 .1 1 % de los p ro pietario s (1 3 .7 3 % en 1848) tien en 7 5 % del
valo r urbano en tanto que la mayoría de ellos, 7 3 .8 9 % (8 6 .2 7 % en 1848),
tiene 2 5% de la valor de los inm uebles.

T ip o s d e p r o p ie t a r io s

Hemos clasificad o a los propietarios según el valo r de sus casas en tres


grupos: grandes, medianos y pequeños (cuadro 2).
A N TO LO G ÍA SI g9
H isto ria I

PG U RA 1

I j r v a d e L o r e n z d e l a c o n c e n t r a c ió n d e la p r o p ie d a d . I g l e s ia y p a r t ic u l a r e s . 1 8 1 3

1 8 4 8 INDICE 0 .7 8
1 8 6 4 INDICE 0 .6 5 AMBOS SECTORES

100

95

90

85

80

75

70

65

60

< 55
>
50

45

40

35

30

25

20

15

10

H----1----h H ----1----h H-- 1


-- 1
-- 1
-- 1
-- 1
-- 1
-- h
10 20 30 40 45 50 55 60 65 70 80 90 100

o/o DE PROPIETARIOS
go j ANTOLOGÍAS
1 M aria Dolores Morales

C uadro 2
Distribución del valor total de las fincas de los sectores Iglesia y particulares
1848, 1864

Padrón 1848
Número y °/o Número de Valor total de Porcentaje
Tipo de propietario de propietarios sus casas sus casas $ de valor

Grandes propieta­ 84 3.58 1 767 22 140 081.00 52.59


rios (de $75 001.00
a $1 846992.71)
Medianos propieta­ 525 22.39 1 020 14451 444.00 34.32
rios (de $11 150.01
a $75000.00)
Pequeños propie­ 1 736 74.03 1 884 5 510 620.40 13.09
tarios (de $70.00 a
$11 150.00)

Total: 2 345 100.00 4671 42 102 145.40 100.00

Padrón 1864
Número y °/o Número de Valor total de Porcentaje
Tipo de propietario de propietarios sus casas sus casas $ de valor

Grandes propieta­ 73 2.24 663 11 053 621.00 25.43


rios (de $75001.00
a $621 002.00)
Medianos propieta­ 944 29.03 1 887 23 612 715.00 54.31
rios (de $11 150.01
a $75000.00)
Pequeños propie­ 2 235 68.73 2 703 8 809 982.10 20.26
tarios (de $40.00 a
$11 150.00)

Total: 3 252 100.00 5 253 43 476318.00 100.00


ANTOLOGIAS]
91
Historia I

3 .R A 2
:~ ISU C IÓ N DE VALORES POR NÚMERO DE PROPIETARIOS 1 8 4 8 -1 8 6 4

1848

VALOR TOTAL: $ 42, 102,145.46


5% $ 2, 105, 107.20
s 1, 846, 992.71 50/0
s 1, 086, 307.89 50/0

s 766, 503.19 5%

s 666, 023.33 1.15% 50/0

s 492, 698.10 5%

s 404, 031.49 50/0

$ 351, 840.00 5%

s 239, 600.00 7 50/0


.4 3 %
s 176, 514.00 10 50/0
.6 0 %
s 138, 596.30 o 14
.81%
50/0

s 87, 120.00 19 50/0


1.24%
$ 64, 457.20 29 50/0
1.62%
s 47, 500.00 38 50/0
2.130/0
s 37, 500.00 50 50/0
2.64%
s 32, 500.00 62 50/0
3.11%
s 25, 000.00 73 5%
4.09%
s 19, 000.00 96 50/0
5.46%
s 13, 650.00 128 50/0

s 9, 000.00 197 5%
11.30%
s 6, 120.00 265 50/0
57.02%
30.00 1337 50/0

NÚMERO DE PROPIETARIOS to ta l : 2 345


g2 ¡ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

D is t r ib u c ió n de v a l o r e s p o r n ú m e ro de p ro p ie ta rio s 1 8 4 8 -1 8 6 4

s e c t o r e s ig l e s ia y
1864
p a r t ic u l a r e s

VALOR TOTAL: $ 43, 555,806.00


621, 002.28 5% $ 2,177,790.00
0.15
344, 66900 5 5°/o
0.28
207, 765.00 9 5°/o
0.43
137, 67600 14 5%
0.55
105, 000.00 18 5%
0.77
76, 524.00 25 5%
0.98
61, 955.00 O 32 5%
1.20
50, 000.00
39 50/0
1.44
47 5°/o
$ 42, 900.00
1.72
56 5%
$ 37, 320.00
1.96
64 5%
$ 31, 000.00
2.30
26, 800.20 75 5%
s
2.73
$ 22, 945.00 89 50/0
3.22
105 5°/o
$ 19, 438.00
3.84
16, 000.00 125 5%
$
4.54
148 5%
$ 13, 460.00
5.49
11, 000.00 179 5%
s
6.57
214 5<>/o
$ 9, 000.00
8.65
282 5%
s 6, 500.00
13.04
s 4, 000.00 425 50/0
40.14
40.00 1308 5%

NÚMERO DE PROPIETARIOS to tal : 3 259


ANTOLOGÍAS! g3
H isto ria I

En 1848, el grupo de grandes propietarios era una m inoría y estaba


constituido por propietarios que poseían de dos a 123 fincas con valores de
'5 0 0 1 .0 0 a 1 8 5 0 0 0 0 .0 0 pesos. Consideramos medianos propietarios a los
que poseían de una a diez casas, cuyos valores fluctuaban entre 11 151.00
• 7 5 0 0 0 .0 0 pesos. Los pequeños propietarios eran la gran mayoría y tenían
se una a cuatro casas con valores entre 40.00 y 11 150.00 pesos.
Entre 1848 y 1864 se da un cambio sig nificativo en ei grupo de gran­
ees propietarios por la pérdida de fin ca s que tienen las in stitu cio n e s de
a Iglesia. Esto provoca una dism inución del porcentaje de sus miembros,
;u e pasan de ser 3 .5 8 % a 2 .2 4 % , y una baja im portante en el valo r con-
:entrado de 22 140 0 8 1 .0 0 pesos a 11 053 631.52 pesos, lo que es desta-
csble porque pasan de co n cen trar poco más de la mitad del valo r de la
: ropiedad (52 .5 9 % ) a tener sólo una cuarta parte (2 5 .4 3 % ).
En co n tra ste , los m edianos p ro pietario s ascienden de 525 a 9 4 4 y
-.asan de re p re se n ta r el 2 2 .2 9 % al 2 9 .0 3 % . In cre m e n ta n su v a lo r de
-i 451 4 4 4 .0 0 pesos a 23 612 7 1 5 .0 0 pesos, lo que s ig n ific a un au m en -
to en su co n ce n tració n de 3 4 .5 2 % a 5 4 .3 1 % . A dq uieren, a sí, el m ayor
:e s o en cu an to a v a lo r c o n c e n tra d o , su stitu y e n d o a los g randes pro-
: etarios que en 1848 eran los m ayores co ncen trad o re s. Los pequeños
i'o p ie ta rio s siguen siendo la m ayoría (6 9 % ); aum entan de 1 736 a 2 235
» : enen un increm ento del va lo r co ncentrad o de 5 510 1 4 5 .4 0 pesos a
H3 0 9 9 8 2 .1 0 pesos, lo que representa un cre cim ien to en su co n ce n tra -
; de 1 3 .0 9 % a 2 0 .2 6 % .
Todos estos cam bios expresan el paso de un sistem a de propiedad en
:*an parte corporativa a uno de propiedad privada, en el que la totalidad
espacio queda en manos individuales.

: : T D R I g l e s ia

E* '8 4 8 el sector eclesiástico estaba constituido por las propiedades del


: t ro regular, el secu lar y las com unidades civile s asociadas a la Iglesia.
f ormaban 103 propietarios que poseían 1 701 fincas que sum aban un
i ; or de 17 4 7 0 0 9 3 .4 5 pesos (cuadro 3).
El clero reg u lar era el m ayor pro pietario y dependía de los produc­
e s de sus fin ca s de donde provenía un alto porcentaje de sus ingresos.
: :s e a 1 236 casas con v a lo r de 13 051 3 2 4 .5 0 pesos, que co n stitu ía n
g4 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

7 4 .7 0 % de las fincas e cle siástica s; 6 2 .5 2 % pertenecía a los conventos de


monjas y el 12.18% restante a los de religiosos. El clero secular tenía 256
casas con valo r de 2 389 3 2 4 .5 0 pesos y las com unidades asociadas a la
Iglesia contaban con 209 fincas por valo r de 2 029 4 4 4 .9 0 pesos.

C u a d ro 3
Distribución del valor total de las fincas del sector Iglesia

Padrón 1848

Corporación Número de Número de Valor total de Porcentaje de


propietaria propietarios sus casas sus casas $ valor

Conventos 20 969 109227 10 .2 5 62.52


de monjas
Conventos 18 267 2 128614.23 12.18
de varones

Clero regular 38 1 236 13 051 324.50 74.70


Clero secular 24 256 2 389 324.05 13.60
Comunida­
des civiles
de seglares
asociados a la 41 209 2 029 444.90 11.52
Iglesia (cofra­
días, terceras
órdenes)
T o t a l: 103 1 701 17 470093.45 100.00
ANTOLOGÍAS I
Historia I

Padrón 1864
Corporación Número y °/o Número de Valor total de Porcentaje de
propietaria de propietarios sus casas sus casas $ valor

Conventos 4 4 59 427.91 74.67


de monjas
Conventos 0 0
de varones

Clero regular 4 4 59 427.91 74.67

Clero secular 3 3 20060.00 25.33

Comunida­
des civiles
de seglares
asociados a la
Iglesia (cofra-
:ías, terceras
órdenes)
Total: 7 7 79 487.91 100.00

Los grandes propietarios de la iglesia eran, en 1848, 3 8 .8 4 % y co n ­


centraban casi todo el va lo r del secto r (9 0 .7 6 % ); poseían en co nju nto
' 473 casas con valor de 15 856 5 2 0 .0 0 pesos (cuadro 4). Los propietarios
-ed ian o s eran la m ayoría: 4 5 .6 3 % y tenían sólo 8 .9 4 % del valor, poseían
138 casas con un valo r de 1 560 839.99 pesos. Los pequeños propietarios
co n stituían sólo 1 5 .6 3 % del se cto r y co n ce n trab an 0 .3 0 % del m ism o,
’ enían sólo 20 fincas con valo r de 52 73 4 .4 0 pesos.
g6 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

C uadro 4

Distribución del valor total de las fincas dei sector Iglesia

Padrón 1848
Tipo de Número y °/o Número de Valor total de Porcentaje
propietario de propietarios sus casas sus casas $ de valor °/o

Grandes pro­ 40 38.84 1 473 15856 520.00 90.76


pietarios (de
$75 001.00 a
$1 846992.71)
Medianos 47 45.63 208 1 560 839.00 8.94
propietarios
(de $11 150.01
a $75000.00)
Pequeños 16 15.53 20 52 734.40 0.30
propietarios
(de $687.00 a
$11 150.00)

Total: 103 100.00 1 701 17 470093.40 100.00

Padrón 1864
Tipo de Número y °/o Número de Valor total de Porcentaje
propietario de propietarios sus casas sus casas $ de valor

Grandes pro­
pietarios (de
$75001.00 o
más)
Medianos
propietarios
1 14.29 1 41 681.25 52.44
(de $11 150.01
a $75 000.00)
Pequeños
propieta­
rios (de 6 85.71 6 37 806.66 47.56
$70000.00 a
$11 150.00)

Total: 7 100.00 7 79 487.91 100.00


ANTOLOGIAS I g?
Historia I

En 186 4 , al d estru irse el gran m onopolio e cle siá stico sobre la pro-
oiedad, el sector de la Iglesia desaparece quedando sólo siete de los 103
propietarios de 1848 y siete fincas por valo r de 79 4 8 8 .0 0 pesos en lugar
se las 1 700 que valían 17 4 7 0 0 9 3 .4 0 pesos (cuadro 1). Las casas conser-
.ad as pertenecían a dos casas cú rale s y a cu atro conventos de m onjas
que volvieron a ocupar las religiosas durante el Imperio. Desaparecen los
: randes propietarios eclesiástico s y quedan sólo uno de los m edianos y
seis de los pequeños.
La Iglesia, que en 1848 poseía más de la mitad de las casas destinadas
al arrendam iento, al perder sus propiedades dejó de controlar la oferta de
.ivienda en la ciudad para ceder su papel de arrendador a los particulares.
Esto im plicó que, en lo sucesivo , algunos in q u ilin o s fueran despojados
:e su vivienda por adeudar rentas o no pagar los aum entos exigidos por
os nuevos arrendadores, que siguieron una lógica de m axim izació n de
:a n a n c ia s que co ntrastaba con la práctica de rentas m oderadas y la to-
erancia de la Iglesia. Esto se comprobó en los ju icio s promovidos por los
'..e v o s propietarios en 1 86 1 -1 8 74 , p articu larm ente por los de José Ivés
. mantour, quien entabló más de 20 dem andas contra sus inquilinos por
-alta de pago de rentas y en varios ju icio s ellos denunciaron que les exigió
sjm e n to s en las ren tas.11 La ley de inquilinatos aprobada por el Congreso
en 1870 favo re ció esta nueva lógica de los p ro p ietario s al a g iliz a r los
- cios de desocupación de ca sa s.12

I e it o r d e p a r t ic u l a r e s

E sector de particulares es, al contrario del de la Iglesia, un grupo fo rm a-


:3 predom inantem ente por pequeños propietarios. Entre 1848 y 1864 se
3an cambios im portantes que reflejan la transm isión de un gran número
i t fincas eclesiástica s a manos individuales.
Sus 44 grandes propietarios aum entan a 73 y el valo r de sus fincas
se duplica al aum entar de 6 2 8 3 561.00 pesos a 11 053 621.00 pesos.
_ js propietarios medios registran tam bién un aum ento de 478 a 994 , y
? .a lo r de sus propiedades pasa de 12 890 60 5 .0 0 pesos a 23 612 715.00
:esos (cuadro 5). La pequeña propiedad tiene, asim ism o, un increm ento

--chivo Jud icial del Tribunal Superior de Ju sticia del Distrito Federal (en adelante, Archivo Ju d i­
a s ), Juicios promovidos en los Juzgados del Ramo Civil por José Ivés ümantour por adeudos de rentas
: inocupación de casas, 1861-1874.
: ElSigloxix, 7 de diciembre de 1870, p. 1 (Crónica Parlam entaria).
9g ANTOLOGÍAS
María Dolores Morales

en el número de propietarios y en el valo r de sus fincas al pasar de 1 720


a 2 235 y de 5 457 886 .0 0 pesos a 8 809 982 .0 0 pesos.
A pesar del aum ento de más de 1 000 propietarios y del increm ento
de 5 7 % en el valo r concentrado, el grupo de grandes, medianos y peque­
ños propietarios presenta en térm inos relativo s una estru ctu ra e xtra o r­
dinaria sem ejante en los dos m om entos. Es asombroso que, en 1864, la
entrada al m ercado de la propiedad corporativa que representaba cerca
de 4 0 % del va lo r to tal de la ciud ad , no hubiera originado cam bios en
la com posición del grupo sino un reacom odo casi id é n tico . En 1848 y
1864, ios grandes propietarios representan 1.96% y 2.24 % , respectivam en­
te, y concentran 25.51% y 2 5 .4 3 % ; los medianos son el 21.32% y 29.0 3 %
y tienen 5 2 .3 3 % y 54.3 1 % , y los pequeños que son la m ayoría, 76.71% y
6 8 .7 3 % , concentran 2 2 .1 6 % y 2 0 .2 6 % (cuadro 5). Este cambio poco signi­
ficativo puede tam bién observarse, si com paramos los índices de concen­
tración del sector de particulares, que entre 1848 y 1864 tiene un descenso
mínimo de 0.70 a 0.65 (figura 3).

C u a d ro 5
Distribución del valor total de las fincas del sector particulares

Padrón 1848
Tipo de Número y Número de Valor total de Porcentaje
propietario % de propietarios sus casas sus casas $ de valor

Grandes pro­ 44 1.96 294 6 283 561.00 25.51


pietarios (de
$75001.00 a
$355 280.00)
Medianos 487 21.32 812 12 890 605.00 52.33
propietarios
(de $11 150.01
a $75000.00)
Pequeños 1 720 76.72 1 864 5 457 889.00 22.16
propietarios
(de $70.00 a
$11 150.00)

Total: 2 242 100.00 2 970 24632 052.00 100.00 |


ANTOLOGÍAS! gg
H isto ria I

Padrón 1864
Tipo de Número y Número de Valor total de Porcentaje
zropietario o/o de propietarios sus casas sus casas $ de valor

2'andes
: 'ooieta rios
73 2.24 663 11 053 621.00 25.43
: =575001.00
; S621 002.00)
."edianos
: 'coietarios
944 29.03 1 887 23 612 715.00 54.31
:=S11 150.00
; S75 000.00)
-ru e ñ o s
: 'coietarios
2 235 68.73 2 703 8 809 982.10 20.26
:= 540.00 a
S ’ l 150.00)
Total: 3 252 100.00 5253 43 476318.00 100.00

En 1864 el grupo de grandes pro p ietario s está co n stitu id o por 73


-'e m b ro s, dueños de dos a 65 fin ca s con valo res entre 75 0 0 1 .0 0 pesos
* 521 0 0 3 .0 0 pesos. Es claro que el monopolio privado se increm entó, ya
os p articu lares concentraron más casas y valores más altos que en
: —8, cuando el m ayor propietario privado tenía 10 casas con valo r de
1E 5 2 8 0 .0 0 pesos (cuadro 6). Sin em bargo, aunque la d esam o rtizació n
: ' ; ! n ó que alg uno s p a rtic u la re s m ono po lizaran la propiedad, su co n -
* t " : ración , com parada con la de la Ig le sia, era menor. En 1848, cinco
^ o r a c io n e s e c le s iá s tic a s poseían de 61 a 123 fin ca s con valo re s de
'£ 3 0 0 0 .0 0 pesos a 1 846 9 0 0 .0 0 pesos (cuadro 7), en tan to que el pro-
: íts rio privado que tenía mayor monto de propiedad, en 1864, poseía 65
• - :a s con valo r de 621 0 0 3 .0 0 pesos (cuadro 8).
100 ¡ ANTOLOGÍAS
María Dolores Morales

F ig ura 3
C u r v a d e L o r e n z d e l a c o n c e n t r a c ió n d e la p r o p ie d a d

1848 ÍNDICE 0.70 ................................


1864 ÍNDICE 0 . 6 5 ----------------- SECTOR DE
PARTICULARES
100 . .

95 -J-

90

85

80

75

70

65

60

55

50

45

40

35

30

25

20
15

10

H----1----1----1----h H----1----1----1----h
10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

°/o DE PROPIETARIOS
a n t o l o g ía s i

Historia I

C uadro 6

orandes propietarios del sector particulares (De $ 75 0 0 1 .0 0 a $35 5 28 0.00 )

Padrón 1848
Número Valor total de
Propietario
de sus casas sus casas $

:r ancisco Iturblde 10 355 280.00


.osé María Sevilla 7 351 840.00
José Joaquín de Rosas 7 322 680.00
anació Loperena 11 268 867.00
3 regorio Mier y Terán 9 239 600.00
gnaclo y Miguel Cortina Chávez 19 231 680.00
'estamentaría Joaquín Obregón 8 220 833.00
Viguel Cervantes, Marqués de Salvatierra 9 200 100.00
Condes de la Cortina 14 193 440.00
Agüero González y Cía. 4 181 720.00
.'anuel Gual 14 181 380.00
’ estamentaría Rico 9 169 440.00
. :sefa Adalid 9 153 343.00
.'aria de los Ángeles Solís de Pardo 5 153 100.00
„.cas Alamán 5 153 000.00
Señoras Puebla 9 153 000.00
V guel Muñoz 5 147 380.00
Conde de Santiago 9 138 968.00
,:s é Juan Cervantes 7 135 340.00
-^an N. Moneada 2 119 840.00
.■:sé María Calderón 2 119 040.00
-¿"da y Cía. 8 116 560.00
S to re s Iriarti 2 116 400.00
I í~ente Sanz 2 113 040.00
1 ; r'szgo Rivera 8 107 720.00
102 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Número Valor total


Propietario
de sus casas de sus casas $

Manuel Soriano 6 102 800.00

Excondesa de San Pedro 2 101 040.00

Margarita Perimbert 7 99 640.00

Manuela Santas 4 98 376.00

Faustina Fagoaga 5 96 240.00

Mayorazgo Vega y Vic 6 94 248.00

Mariano Tagle 10 88 680.00

Juan Antonio Béistegui 4 87 720.00

Testamentaría doctor Santiago 9 83 600.00

Guadalupe Lelo 7 83 280.00

Manuel Córdova 3 83 040.00

Nicolás Reyes 3 82 400.00

Francisco Pastor 5 79 246.00

Antonio Algara 4 77 424.00

Licenciado Castañeda y Nájera 9 77 340.00

Cayetano Rubio 3 77 280.00

Manuel Rodríguez 5 76 166.00

Manuel Pérez Gálvez 5 75 970.00

Carlos Landa 3 75 480.00


Total: 44 propietarios 294 6283561.00
A N TO LO G ÍA SI 1Q3
H isto ria I

7
C uadro

2randes propiedades de la Iglesia (De $ 7 5 0 0 1 .0 0 a $1 846 9 92 .7 1)

Padrón 1848
Número Valor total
Propietario de sus casas $
de sus casas

Convento de monjas
Convento de la Concepción 123 1 846922.71

Convento de la Encarnación 77 1 086307.89

Convento de Jesús María 78 992104.85

Convento de San Jerónimo 85 776503.19

Convento de Regina 61 759 091.15

Convento de San Bernardo 52 688 631.00

Convento de San Lorenzo 53 597 699.03

Convento de Balvanera 61 594 688.11

Convento de Santa Catalina 76 514017.82

Convento de San José García 45 492 698.10

Convento de Santa Clara 51 440 696.62

Convento La Enseñanza 39 415882.82

Convento de Santa Isabel 26 404031.49

Convento de Santa Teresa la Antigua 25 363 270.34

Convento de San Juan de la Penitencia 23 267 524.23

Convento de Santa Inés 22 209 842.65

Convento de Santa Teresa la Nueva 27 176 514.00

Convento de Santa Brígida 25 144039.95

Convento La Enseñanza 19 138 596.30


1Q4 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Conventos masculinos
Convento de San Agustín 35 414 674.30
Oratorio de San Felipe Neri 36 327031.79
Convento de la Merced 58 294982.05
Convento El Carmen del Desierto 14 208 558.08
Convento de Santo Domingo 24 175 546.57
Provincia de San Agustín 18 149 574.12
Colegio de San Pablo 30 118882.74
Convento del Carmen de México 7 76828.85
Clero secular

Hospital de San Andrés 45 666023.53


Ramo de Fábrica de Catedral 30 430780.15
Colegio de Guadalupe 32 368959.52
Congregación de San Pedro 48 349 640.29
Colegio de los Ángeles 32 165210.32

Comunidades de civiles
asociados a la Iglesia
Archicofradía del Santísimo de Catedral 24 352 567.60
Ramo de Aniversarios de Catedral 18 192 649.19
Obra Pía de San Ildefonso 10 144 266.25
Cuerpo de Plateros 12 140 306.00
Colegio de San Ignacio 10 104720.30
Colegio de San Homobono 98 440.50
Hospital de Terceros de San Francisco 91 198.90
Hospital de Teceros 76 545.98
Total: 40 propietarios 1 474 15856520.00
ANTOLOGÍAS I
H isto ria I

I _O R O 8

: -andes propiedades del sector particulares (De $ 75001.00 a $621 002.08.00)

Padrón 1864
Número de Valor total
Propietario
sus casas de sus casas $

3'egorio Mier y Terán 22 621 002.08


'■stamentaría Ignacio Loperena 65 442 481.91
E n r is c o Iturbe 20 385752.10
"sodoro Labadie 34 364399.52
. :sé Joaquín De Rosas 14 344669.00
. :;e ¡ves Limantour 32 340 754.80
: 'scio y Miguel Cortina Chávez 19 275 480.33
\ 3'nuel Morales Puente 35 246235.00
. :s é María Sevilla 6 232 125.00
^ ncisco Miranda 3 228 232.00
- .s :o Carresse 13 222 425.75
^ n c is c a Pérez Gálvez 14 217080.16
^cjstina Guerrero de Flores 9 211 363.00
- : sé Juan Cervantes 8 209 765.00
; ? r,nán Landa 7 207 554.15
V a' a de Jesús Gómez de la Cortina 4 204010.00
-:sé María de la Luz Moreno 19 185 663.00
. . i ' - Antonio Béistegui 5 163 444.13
.ente García Torres 10 158 220.00
I-fe ral José Rincón Gallardo 4 154203.00
-ám anos García Icazbalceta 5 153 857.00
. , o Michaud 4 152 500.00
Vanuel Sorlano 8 148 794.06
Vscedonio Ibánez 17 144673.33
ANTOLOGÍAS
María Dolores Morales

Número Valor total


Propietario
de sus casas de sus casas $
Mariana Gual de Cuevas 6 143 150.00
Miguel Buch 6 142 091.00
Manuel Agreda 6 138 360.00
Manuel Moreno y Jove 6 137 676.00
Manuel Fernández de Córdova 4 136090.00
Marcelino Sánchez 16 131 205.00
Francisco Somera 21 131 166.75
Antonio Escandón 4 131 000.00
Miguel Cervantes 8 129 944.00
Lorenzo Hidalga 4 119 987.00
Manuel Rubín 6 119 500.00
Isidoro de la Torre 4 118 599.50
Manuel Campero 13 118 527.64
Agüero González y Cía. 3 116 500.00
Fernando Pontones 4 114 784.96
Cándida Anorga de Barrón 4 114000.00
Carlos Robles 4 113 415.00
Alfredo Bablot 19 110747.50
Barrón Fordes y Cía. 6 110367.58
Rafael Martínez de la Torre 2 107 900.00
Manuel Gargollo 6 106190.00
Señora Barrón 2 105000.00
Francisco de la Fuente 4 103 716.00
Cayetano Rubio 11 103 631.09
Urbano Mendoza 4 103 127.80
Testamentaría Manuel Escandón 4 100 620.00
Octaviano Muñoz Ledo 2 97 982.00
Angustias Echave de Manterola 3 94 570.00
ANTOLOGÍAS I
Historia I

Va^uel Romero de la Pedreguera 5 94 130.72


x s é María Landa 2 90 000.00
’ ^amentaría Manuel Murguía 8 89 460.00
Vanuel Velázquez de la Cadena 3 88 642.00
. - án García 9 86 700.00
Martín Carrera 5 86 649.00
"iás Iglesias 6 86 610.77
Manuel Castañeda y Nájera 7 86 290.00
Ir'nelio Prado 9 83 399.00
j.sdalupe Bros 6 81 000.00
ís js Goríbar 2 81 000.00
s Joro Lara 4 80822.00
Vsthaniel Davidson 6 80 750.00
Cenaro Béistegui 3 80065.37
':ente Escandón 2 80 000.00
-.ntonio Echeverría 4 79 273.88
instavo Duscaux 2 78046.02
“estamentaría señor Ibañez 2 77 080.00
’ ■fonso Lavat 7 76 524.00
.'ateo de la Tijera 3 76 500.00
Ju stino Sobrino 9 76145.00
Total: 73 propietarios 663 11 053 621.00

El grupo de grandes propietarios de 1864 está constituido por muchos


:e los mismos propietarios im portantes surgidos en los años cuarenta que
:js titu y e ro n al grupo co lo n ial: Gregorio M ie ry T e rá n , Ignacio Loperena,
~ancisco Iturbe, José Joaquín de Rosas, Ignacio y Miguel Cortina Chávez
« Juan Antonio Béistegui (cuadro 8). Eran de los em presarios más activos
en el panorama económ ico de la cap ita l. Tenían casas de com ercio espe-
: alizadas en otorgar préstamos, que era su actividad principal, y asimismo,
: oseían haciendas.
108 I ANTOLOGÍAS
María Dolores Morales

Gregorio Mier y Terán, Francisco Iturbe y Juan Antonio Béistegui a cu ­


m ularon algunas de las fo rtu nas más im portantes del país. M ier y Terán
era de origen español y su actividad se concentró principalm ente en los
préstam os h ip o tecario s; hizo tam bién em préstitos al gobierno. Destacó
por su fo rtu n a y em presas y tuvo dos h a cie n d a s.13 Fran cisco Iturbe se
dedicó tam bién al com ercio y al agio, fue propietario de haciendas y go­
bernador del Estado de M éxico .14 Juan Antonio Béistegui tuvo como a c ­
tividad principal el comercio y la especulación con préstamos y depósitos
irreg u la res. Fue socio del Estanco del Tabaco e in v irtió en la in d u stria
te xtil y en la m in ería.15
José Jo aq uín de Rosas poseía una de las p rin cip ale s co m pañías de
préstamos en la Ciudad de México y otorgaba préstamos al gobierno. Era
p ropietario de una haciend a, una fáb rica de hilad o s y tejid o s y tres de
los p rincip ales teatro s de la ciu d ad .16 Ignacio Loperena y los herm anos
Miguel e Ignacio Cortina Chávez eran tam bién com erciantes prestam istas.
Loperena, conocido por sus préstam os al gobierno, fue diputado y tuvo
una com pañía te xtil. Ignacio Cortina Chávez tenía su mayor inversión en
créditos, en fincas urbanas y era propietario de una hacienda azu care ra.17
Entre 1848 y 1864, M ier y Terán, Iturbe y De Rosas trip licaro n o du­
plicaron el número de sus casas aunque no las adquirieron con base en
la ley de desam o rtizació n. Sin embargo, m uchas de ellas las com praron
an tes de 1848 a m ayorazgos y a co n ve n to s. En 1856 Loperena fue el
rem atador más im portante de fincas eclesiásticas, para lo que formó una
com pañía con otros socios, habiéndose quedado con 69 ca sa s; en 1861
redim ió 120 por valo r de 719 0 3 0 .0 0 pesos18 y en 1864 conservaba 75.
Ignacio y Miguel Cortina Chávez y Juan Antonio Béistegui increm entaron
ligeram ente el número de sus fincas entre 1848 y 1864.

13 Shantí Oyarzábal, "Gregorio M ier y Terán en el país de los especuladores 1 830-1869", en Ciro
Cardoso (coordinador), Formación y desarrollo de la burguesía en México, Siglo xix, México, Siglo
Veintiuno Editores, 1978, pp. 140-163.
14 Archivo General de Notarías de la Ciudad de México (en adelante, a g n c m ), Protocolo notarial
292, Fermín González Cossío, 9 de junio de 1873.
15 Rosa María Meyer, "Los Béistegui, especuladores y mineros 1 830-1869” , en Ciro Cardoso (coor­
dinador), op. c/'t., pp. 108-139.
16 Archivo Ju d icial, Juzgado 5» C ivil, 673937, Test, de Manuel de Rosas, septiembre 20 de 1911.
17 Archivo Ju d icial, Juzgado 5o C ivil, 566942, Test, de Ignacio Cortina Chávez, enero 20 de 1909.
is Jan Bazant, op. c/'t-, p. 209.
ANTOLOGÍAS I 10g
Historia I

Sólo dos descendientes del grupo dom inante colonial se m antuvieron


ris a e 1813 como grandes propietarios: José Juan Cervantes, ex conde de
lago de Calim aya y M aría de Jesús Gómez de la Cortina, ex marquesa
: t la Cortina, aunque sus fin cas dism inuyeron paulatin am ente. José Ma-
Sevilla, casado con la hija del m ayorazgo de V illa n u e va , tenía cuatro
::-sas que pertenecieron a la fa m ilia desde 1813 y las dem ás, tam bién
: : -oorativas, las adquirió antes de 1848.
Los nuevos in teg ran tes del grupo de grandes pro pietario s son: Teo-
: : ' 0 Labadie, José Ivés Lim atour padre, M anuel M orales Puente, Francis-
: : ‘/¡ra n d a , Justo Carresse, A gustina Guerrero de Flores, José de la Luz
V : reno, V icente García Torres y dos descendientes del grupo dom inante
: : onial: José Rincón Gallardo y Francisca Pérez Gálvez (cuadro 8).
Labadie, Lim antour y Carresse eran com erciantes prestam istas de na-
: : "aHdad fran cesa. Teodoro Labadie fue socio de la casa de com ercio de
te 'a c ru z , G arruste, Labadie y C ía., y en 1860 form ó una com pañía dedi­
c a a los giros de tabaco, banco y co m isio nes.19 José Ivés Lim antour fue
:¿D ¡tán de un barco m ercante, vendía productos fran ce se s por la costa
: t Pacífico y se especializó en la venta de arm as al gobierno m exicano .20
li'r e s s e , tam bién com erciante, tuvo una fáb rica de tejidos de lana.
A g u stina G uerrero de Flores y F ra n cisco M iranda fuero n tam b ién
: : te rc ia n te s . La prim era era dueña de una hacienda azu carera y de un
- a c é n de azú car en la Ciudad de M é xico .21 M anuel M orales Puente y
: : e de la Luz Moreno eran fu n c io n a rio s p úblicos, abogado el prim ero,
* Moreno era general y regidor del A yuntam iento . V icente G arcía Torres
■-t un co no cido p erio d ista lib e ra l, fu n d ad o r del perió dico El M onitor
: z:ublicano.
Fran cisca Pérez G á lve z era h ija del conde del m ism o ap ellid o , po-
5c 3 m inas y haciendas de beneficio . José Rincón G allardo era general e
• 3 del prim er m arqués de G uadalupe.
La m ayoría de ellos se co n virtie ro n en p ro p ietario s im p ortan tes al
¿ ::ju ¡r¡r fin c a s co rp o rativas por ad ju d ica ció n , rem ate o com pra a otros

i is n c m , Protocolo notarial 169, Ramón de la Cueva, 16 de marzo de 1866.


: .an Bazant, "Joseph Ivés Limantour (1812-1885) y su aventura cal ¡formana” , en Historia Mexicana,
* v , 109 (julio-septiem bre de 1978), pp. 1-23.
'.‘ aria Teresa Huerta, Empresarios del azúcar en elsigloxix, M éxico, in a h (Colección Divulgación),
353. pp. 3 5, 3 6 ,1 3 0 y 142.
110 ANTOLOGÍAS
: María Dolores Morales

a d ju d ica ta rio s; adquirieron tam bién conventos, como el de San Hipólito


que com pró Labadie para la n eg o ciació n del ta b a co , o fra c c io n e s de
esto s; ig le sia s, como la de La Concepción adquirida por M oreno, y e sta ­
blecim iento s de b eneficen cia, como el Hospital de Terceros que compró
C arresse.22 José Ivés Lim an to ur y M anuel M orales Puente fueron de los
que aprovecharon m ejor el proceso desam ortizador. Lim anto ur fue uno
de los p rin cip ales d en u n cian tes de V e racru z en 1861 rescató 50 casas
por v a lo r de 525 5 2 8 .0 0 pesos que habían sido d e v u e lta s a la Iglesia
por sus a d ju d ica ta rio s.23 El gobierno le pagó las arm as que él le vendió
d u ra n te la g u erra c iv il con el im p o rte de las a lc a b a la s de las ca sa s
que ad q u irió .24 En 1864 sólo tenía 32 fin c a s; las o tras 20 no aparecían
como de su propiedad, lo que puede deberse a los poderosos litig io s
que entablaron contra él los ad ju d ica ta rio s o rig inales.
M orales Puente fue, con Loperena y socios, el rem atador más impor­
tan te de fin ca s co rp o rativas. Al disolverse la sociedad se quedó con 36
casas por valo r de 182 197.00 pesos que conservaba en 18 6 4 .2B
A sí, al a p lic a rse las leyes de d e sam o rtizació n y n a c io n a liz a ció n y
venderse cerca de 4 0 % de las casas de la ciudad, los p a rticu la re s, que
p ertenecían al grupo de grandes p ro p ie tario s desde 184 8 , com praron
nuevas casas y se consolidaron como propietarios im portantes. Asim ism o,
el grupo se am plió con el acceso de nuevos m iem bros que adquirieron
casas co rp o rativas por ad ju d icació n , rem ate o com pra a ad ju d icatario s
originales, así como fraccio nes de conventos o de fincas de beneficencia.
El grupo siguió form ado, predom inantem ente, por co m ercian tes presta­
m istas cuyas mayores ganancias provenían del agio. Sin embargo, surgie­
ron propietarios dedicados a otras actividades: funcionario s públicos, un
general, un periodista y dos descendientes de la élite colonial.

22 AGNCM, protocolos notario 169, Ramón de la Cueva, 11 de octubre de 1858 y notarlo 726, Mariano
Vega, 28 de enero de 1862.
23 Discurso que el Dr. Dn. Antonio Fernández Monjardín presentó el 28 de abril de 1862 al Juez 4° de la
Civil reclamando el despojo que se le infirió de una casa de su propiedad de la que se dio posesión a D. José
Ivés Limantour, México (Imprenta de M. Murguía), 1862, pp. 11 y 12.
24 Jan Bazant, op. cit, p. 180.
25 AGNCM, Protocolo notarial Pérez de León, 16 de marzo de 1857.
A N TO LO G ÍA SI m
H isto ria I

:: y c lu s io n e s
: : remos co ncluir que los resultados de la com paración de la distribución
:e a propiedad entre 1848 y 1864 m uestran que la desam ortización pro-
ecó cambios y algunas perm anencias en la estructura de la propiedad de
: I jdad de M éxico. Uno de los cam bios fundam entales fue la desapari-
: :n como propietario del cuerpo más im portante del antiguo régimen, la
: es a, y la destrucción de su monopolio sobre el suelo urbano. El grupo
¡n -ra l logró, m ediante el despojo de sus bases m ateriales, acabar con su
- .t 'z a po lítica, separarla del Estado y subordinarla en los asuntos civiles.
zs-.t avance en la secularización de la sociedad señala un hito en el desa-
lo histórico del país al romperse los valores de una sociedad, basada
acto res co le ctivo s poseedores de p rivileg io s, para tran sfo rm a rse en
regida por individuos con derechos ¡guales. La destrucción del mo-
* :3 0 l¡0 de la Iglesia sobre la propiedad transform ó un régimen en gran
~e de propiedad corporativa en uno de propiedad privada e individual.
Otro efecto muy im portante del proceso desam ortizador en la estruc-
.•3 de la propiedad fue la dism inución del alto índice de concentración
; ;o a l de la propiedad urbana, que pasó de 0.78 a 0.65 . La desaparición
:? a Iglesia originó que los grandes propietarios registraran una dism i-
■_ ción considerable de su co ncentració n , pasando de detentar la mitad
re valo r de la propiedad a tener sólo una cu arta parte de ella. Sin em-
-.a-go, al in te rio r del secto r de p a rticu lares, se registró una baja menor
:e índice de 0.70 a 0 .6 5 y una perm anencia de las proporciones de los
■sos de propietario y del valo r co ncentrado que se m antuvieron asom -
: "s á m e n te sem ejantes.
La otra consecuencia sustancial de la desam ortización fue el cambio
el control de la propiedad, que pasó del principal cuerpo del antiguo
•¿gimen, la Iglesia, a las manos privadas de una naciente burguesía que
: r consolidó como grupo de poder im p o rtan te. Este grupo de propieta-
■os p a rticu lare s quedó integrado por em presarios surgidos en los años
ija re n ta , dedicados principalm ente al com ercio y al agio, que se consoli-
rsron con el aprovecham iento de la coyuntura desam ortizadora, a quie-
'e s se sumaron nuevos miembros, entre ellos, com erciantes prestam istas
^ n c e s e s , funcio n ario s, un periodista y algunos miembros de la élite co-
onial, quienes adquirieron casas y lotes de edificios conventuales.
112 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

BIBLIO GRAFÍA

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: -;tocolo notarial 292, Fermín González Cossio, 9 de junio de 1873.

- " n iv o Jud icial


*rgado 5o Civil, 673937, Test, de Manuel de Rosas, septiembre 20 de 1911.

.cgado 5o Civil, 566942, Test, de Ignacio Cortina Chávez, enero 20 de 1909.

dos promovidos en los Juzgados del Ramo Civil por José Ivés Limantour por
.--rudos de rentas o desocupación de casas, 1861-1874.

: Siglo xix, 7 de diciem bre de 1870, p. 1 (Crónica Parlam entaria).

v t~oria de Hacienda y Crédito Público, 1857, Documento 149, pp. 170 a 289.

V t —¡orias de la o ficin a esp ecial de d esam o rtizació n del D istrito , 7 de


f r'o al 5 de diciem bre de 1861, M éxico, 1862.
Cambios en la traza
de la estructura vial
de la Ciudad de México, 1770-1855

Publicado e n : Regina H ernán dez F ra n y u ti ( c o m p .),


La Ciudad de México en la primera mitad del siglo xix,
tomo I, Econom ía y e stru c tu ra u rb a n a , M é x ic o ,
Instituto de In vestig acio n es Dr. José María Luis M o ra ,
1 9 9 4 , pp. 1 6 1 - 2 2 4 .
l estudio del diseño y la organizació n del espacio de la Ciudad de M éxico

E desde la época borbónica y la primera mitad del siglo x ix ha sido un tema


poco tratado en la historiografía m exicana. Las reform as borbónicas ap lica­
ras por los m onarcas absolutos para m odernizar M adrid tuvieron un im portante
'p a c t o en la ca p ita l n o vo h isp an a , lo cual no ha sido an a liza d o a fondo. Los
estudios exp licativo s de este proceso son escasos y si bien nos permiten conocer
:s propósitos de la reforma y las medidas adoptadas para realizarla, nos informan
-e n o s sobre los alcances y efectividad de su ap licación.

-35 investigacio nes sobre el espacio urbano del período 1 82 1 -1 8 5 5 son


3-n más escasas que las de la época borbónica. La inestabilidad po lítica,
2 crisis eco nó m ica y las pocas co n stru cc io n e s re a liza d a s son alg unas
:c as razones por las que esta fase se ha considerado como de estan-
"liento para la ciudad. Sin em bargo, se trata de un periodo de agudas
'í's io n e s en el que surge una pugna por romper con el pasado colonial y
iz a n t e el cual hacen su aparición nuevos procesos.
La falta de estudios sobre las obras de in fraestru ctu ra y arquitectura,
t3 zados en la Ciudad de M éxico durante la época borbónica e inde-
: t~diente, lim ita nuestro trab a jo al a n á lisis de un solo aspecto de los
~ -ch o s que habría que revisar para tener una visión global del alcance
i 3 efectivid ad de las reform as borbónicas sobre el espacio urbano, así
: 'Tio de las tran sfo rm a cio n es o curridas en su co nfiguració n durante la
: • ~era mitad del siglo xix. El tema central de nuestra investigación es el
3-3 sis de los cam bios en la traza de la estru ctu ra vial de la Ciudad de
H e * co durante el período 1 770-1855.
Dentro del proyecto borbónico de reform a urbana, una de las prin-
r :3 es preocupaciones fue tra n sfo rm a r y ordenar las c a lle s : a lin e a rla s,
- ~medrarlas, alu m b rarlas y lim p iarlas, así como lim ita r su uso a su fu n -
■:n prim ordial que, para la m entalidad ilu stra d a , era la circ u la c ió n de
ze-sonas y vehículos.
E objetivo principal del trab ajo es d etectar hasta dónde se puso en
: " 3 : : ca el proyecto del arquitecto Ignacio Castera, que representaba el
;^3 urbano de la ilustració n crio lla y que proponía am pliar la traza a los
1 3 " os indígenas considerando por primera vez a la ciudad como un todo.
2 i:t a m o s averig u ar qué avances se lograron en el período borbónico y
«r a etapa 1 8 2 1 -1 8 5 5 , durante la cual esta idea se m antuvo v ig e n te ;
116 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

qué cam bios ocurrieron en la retícula central y cuáles fueron los avances
logrados en el ordenam iento de los barrios de las com unidades indígenas,
para poder observar cómo se empezaron a integrar a la ciudad y de qué
manera se fue m aterializando la concepción de la ciudad como un todo.
Es im portante tam bién investigar de qué form a estas nuevas exigencias
de la ciudad en cuanto a lim pieza, empedrado y libre circulació n a fe c ta ­
ron a las tierras de las parcialidades.
Asim ism o, nos proponemos descubrir los cam bios espaciales d eriva­
dos de las ideas de Tadeo O rtiz y a n a liz a r la rem o delació n de la zona
surpo niente de la ciud ad , donde se creó el barrio de Nuevo M éxico , el
cual representó la cristaliza ció n de la ¡dea de C astera, así fuese sólo en
un sector de los barrios indígenas.
Nuestra investigación tratará básicam ente de la apertura de nuevas
calles y avenidas interiores en la ciudad que alteraron la traza del plano,
y de los nuevos paseos ab ierto s en el perím etro urbano que fueron de
gran im portancia para la ordenación de la periferia, integración de zonas,
am pliación de la traza y constitución de ejes de crecim iento. Las avenidas
de entrada a la ciudad, o calzadas, que también fueron otro elemento bá­
sico de la estructura v ia l, se tratarán sólo de manera general y secundaria
por ser tema de otra investigación, que está en proceso.1
Las nuevas co nstrucciones serán tam bién objeto de nuestro análisis
en los casos en que influyeron de manera im portante en la organización
de la tram a vial que las circundaba.

LA CIUDAD ILUSTRADA
L a id ea b o r bó n ic a de la c alle

Para la concepción ¡lustrada, la calle era uno de los elementos más impor­
tantes que debían transform arse para alcanzar el modelo ideal de ciudad.
El crítico e historiador Laugier, miembro del círculo de ilustrados fran ce­
ses, en su tratado dedicado al restablecim iento de una arquitectura racio­
nal, consideraba que de las calles, las entradas y los edificios dependía la

1 Guadalupe de la Torre, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos, está realizando uní


investigación sobre las garitas y las calzadas de la ciudad de México en la época borbónica.
: t ;eza y m agnificencia de una ciudad. Unas avenidas am plias, bordeadas
árboles que dieran sombra y verdor, debían co nd ucir a entrad as des­
lia d a s y abiertas que, a su vez, dieran acceso a otras avenidas de sim ilar
i^ p litu d en el interior de la ciudad. La función de las calles era hacer la
lam unicación fácil y cómoda. Las calles tortuosas y estrechas hacían im-
: Dsible la circulación de vehículos y el tránsito en los barrios; por lo tanto,
: roían enderezarse y am pliarse. La ¡dea de calle del abate Laugier estaba
: ssada en las rectas avenidas del jard ín de recreo.2
Para los ilustrados, la forma de la calle y de la arquitectura reflejaban
r orden so cial porque el entorno te n ía un gran poder sobre la m ente.
' Drelly, filósofo utópico de la Ilustració n, comparaba las calles tortuosas
• retorcidas con las m alas costum bres y condiciones de sus h ab itantes.
Enderezar las calles significaba desterrar el desorden so cial.3
La voluntad central borbónica imaginó la calle recta, am plia, perfec-

:~ e n te alineada, libre de cu alqu ier saledizo o estorbo, con cruces espa-
: :so s, lim pia, em pedrada, ilum inada, segura, sin ruidos ni olores que la
: 5:orsionaran. Sébastien M ercier, literato utópico, afirm aba, al im aginar
i :'an sfo rm ació n de las calles p arisinas:

Me perdí en las bellas y grandiosas calles, todas ellas de una perfecta


alineación. Entré en unos espaciosos cruces donde reinaba un orden tal
que no me fue posible ver el más mínimo asomo de obstrucción [...] Como
sucede en muchos sueños no había gente, ni sonidos, ni olores, ni visiones
:ue los distorsionaran. La Ilustración había triunfado, el orden era absoluto,
'i o había molestias ni confusión y había, sobre todo, silencio. El equilibrio
establecido de la calle racional había absorbido a la gente, a la multitud,
sus gritos, sus olores y sus movimientos. En esta calle por fin todo estaría
en paz, sujeto a un espacio terapéutico y dominado por el poder de las
oerspectivas de las avenidas, perspectivas ¡limitadas donde la visión tanto
risica como mental encontraría su auténtica morada.4

- 'arc Antoine Laugier, Essai sur l'architecture, S.ed., París, 1753, 2 ed. 1755, p. 221.
: 1 -adoen Anthony Vidler, "Los escenarios de la ca lle : transform aciones del ideal y de la realidad",
- -- :e rso n , S.(ed.) Calles, problemas de estructura y diseño, Gustavo G ili, Barcelona, 1981, p. 42.
- Sébastien Mercier, L'an 2240. Rêve s'il en fut jamais, (Londres 1771), La D'ecourete, Paris,
a a n t o l o g ía s

'.'aria Dolores Morales

Había que elevar la dignidad del Estado y au m e n ta r la com odidad


que se m erecían los ciud ad ano s; si bien el gusto civ iliza d o progresaba
en la vida p rivad a, esto no resu ltab a e vid ente en la vida p ú b lica. Los
m onarcas absolutos deseaban que las calles fueran algo más que lugares
de actividad o rd in a ria; las querían recuperar como espacio público des­
tinado a la circu la ció n , sím bolo del poder del Estado y, en ad elante, las
protegerían y legitim arían como de su exclusiva com petencia.6
El objetivo reform ista era reco nstruir la ciudad como si fuera un or­
ganism o hum ano, aquejado de enferm edades que debían cu rarse , para
tra n sfo rm a rla en una ciudad m oderna, p lan ifica d a de acuerdo con los
principios científico s de la ventilació n y de la luz, donde el aire circulara
libremente y las aguas tuvieran un constante m ovim iento. El aire y la ven­
tilación se regularían de acuerdo con la proporción entre la anchura de las
calles y la altura de los edificios. Patte determ inó de manera precisa cuál
debía ser la forma ideal de la calle borbónica combinando, en planta y en
sección, los sistem as peatonales y el movimiento de vehículos, las alcanta­
rillas y drenajes, el agua corriente y los equipamientos públicos.6

U so Y TRAZA DE LA CALLE EN LA ClUDAD DE M ÉXICO

Hasta antes de las reform as borbónicas, la calle en la Ciudad de México


había tenido un uso m últiple; en ella se escenificaban todas las activid a­
des de la sociedad: venta de alim entos y m ercancías, trabajo de arte sa­
nos, recreación, comedor, letrin a, habitación de pobres, lugar de ordeña;
era el lugar donde se efectuaban tam bién las funciones religiosas como
procesiones y vía cru cis, o las activid ad es cív ica s, y donde se ejecutaba
a crim inales y herejes. La u tilizació n indiscrim inada de la calle para fu n ­
ciones tanto económ icas como sociales la habían convertido en un lugar
sucio , desordenado, ruidoso, y del que em anaban toda clase de olores.
Este uso m ú ltip le , que form aba parte de los hábito s co tid ian o s de los
citad in o s, era totalm ente contrario a la ¡dea ilustrada de crear espacios
funcion ales y diferenciados para las d istin tas actividades.

5 Carlos Aguirre, "Las representaciones de la ciudad", El Nacional, 5 de mayo de 1991.


6 Anthony Vidler, op. c/fc, p. 50.
AN TO LO GÍAS I m
H isto ria I

Con respecto a su trazo , la Ciudad de M éxico destinada a los espa­


ñoles fue diseñada en el siglo XV I en form a de damero por la vo luntad
zentral del Estado español, siendo la ad m iració n de propios y e xtrañ o s
:o r la modernidad de sus am plias y rectas calles. En co ntraste, la ciudad
ndígena, separada de la española por la acequia mayor, no siguió ningún
:-den ni alineam iento .
La m oderna traza resultó m uy acorde con los ideales ilu stra d o s; no
35 Í la parte indígena, que co n stitu ía un gran obstáculo para re a liz a r los
rro pó sito s de lim p ie za, em pedrado, alum brado y libre c irc u la c ió n que
os reform adores pretendían im p lantar.
Las p arcialid ad es indíg enas habían sido hasta ento nces "o rg an iza-
: ones segregadas del com ún", el común era la ciudad españo la.7 Como
; arte de la reforma borbónica, A lzate realizó en 1772 una nueva dem ar-
' ación de parroquias que inició la extinción de esta separación al m ezclar
ndios y españoles en las m ism as parroquias, aunque en libros separados.8
Pero fue la necesidad de los ¡lustrados locales de lim piar y p lan ificar
:s barrios indígenas lo que dio origen a que, por primera vez, se co nci-
: era a la ciudad como un todo y a que se considerara a los barrios como
rarte de e lla . Esta nueva co ncepció n, que se expresa en el proyecto de
Zastera y cuya propuesta era a m p lia r la traza hasta los barrios e inte-
i's r lo s a la ciudad, aunque sólo se haya iniciado , marca una ruptura de
r : a l im portancia en la historia debido al cam bio ideológico que supone
: :=bar con el principio de segregación.9

REGLAMENTACIÓN DE LA CALLE

I , rante el período 1769-1821 se publicaron en la Ciudad de M éxico di-


»e^sos bandos de p o licía que reglam en taban el orden de las ca lle s. Se
: - ; -ibió que en las puertas de las casas hubiera pilares, poyos, escaleras,
as o m acetas que estrecharan el ám bito de las calles e incom odaran el
—sfico. A sim ism o se exhortaba a los artesanos a no s a lir a los um brales

‘ -Tdrés Lira, Comunidades indígenas frente a la ciudad de México. Tenochtitlán y Tiatelolco, sus
i . t: is y barrios 1812-1919, M éxico, El Colegio de México/ El Colegio de M ichoacán, 1983, p. 16.
: rte rto Moreno de los Arcos, "Los territorios parroquiales de la ciudad arzobispal", Gaceta oficial
i - -.-¿obispado de México, México 1981, pp. 150-173.
• la rlo s Aguirre, op. cit.
120 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

de las puertas de sus ta lle re s con banco s, ca jo n e s o m ostrad ores que


estorbasen.10
Otra constante preocupación fue que los maestros de arquitectura se
regularan por el plan de alineamiento dejando calles anchas y rectas. Se ob­
servaba que en los arrabales los indios y otras personas pobres levantaban
cuartos de adobe sin dirección ni arreglo, embarazando el alineam iento de
las calles. Se pedía a los m aestros mayores que no perm itieran se fab rica­
sen dichos cuartos ni que continuara la costumbre de hacer excavaciones
para sacar tierra y fa b ric a r adobes. Asim ism o se deberían reconocer los
terrenos cuando se so licitara licencia para co nstruir esas chozas e infor­
mar sobre el alineam iento correcto. En caso de requerirse alguna demo­
lición por no cu m plir con esta in d icació n, los m aestros m ayores debían
pagar los perjuicios que resultaran .11 Se ordenó también que no se hiciera
ninguna construcción sin recurrir al regidor del cuartel respectivo, quien,
con conocim iento del m aestro mayor, daría el permiso para disponer e
orden y la línea de calles que correspondiera.
Se obligaba a los dueños de casas arruinadas a demolerlas o reedificar­
las para evitar que sirvieran de abrigo a todo género de m aldades; por la
misma razón, frecuentem ente se ordenaba que se cerraran los callejones.

P royecto so b r e r efo r m a de b a r r io s d el a r q u itecto I g n a cio C a s ter a

En el discurso sobre policía de México, documento que expresa las tenden­


cias reform istas y la imagen de ciudad que se quería im plantar, se hacen
algunas observaciones sobre las calles.12
Según el autor, la traza fue cuidada hasta la época de Felipe II, cuando
sus calles se arreglaron con una rectitud, anchura e igualdad que podían
competir con las más hermosas del mundo; pero posteriormente, y confor­
me aumentó la población, hubo abandono o torpeza y se torcieron y an­
gostaron las calles privándose al casco de la ciudad y a sus habitantes de la
hermosura m aterial y de la salubridad con que circularía el aire, si hubiera
unos dilatados horizontes, un paisaje agradable y amplio. En las líneas de

10 Bando de policía publicado el 2 6 de octubre de 1769.


11 a hcm , Policía en General, vol. 3 6 2 8 , exp. 114, Acuerdos del 1 de marzo de 1793 y 21 de agosto
de 1795.
12 AHCM, Policía en General, v o l. 3 6 2 7 , exp. 4 3 , "Discurso sobre la policía de México".
AN TO LO G ÍA S] 121
H isto ria !

es de La Profesa, Santo Domingo y del Reloj se m anifiesta sem ejante


“ Perfección. Ladrón de Guevara, a quien se atribuye el documento, men-
t : _ aba que vio levantar cim ientos para una casa en la calle de Balvanera
- ru á n d o s e de la acera o línea de las otras y formando un ángulo o rincón
K tres o cuatro varas. Asimismo comenta que, especialmente en los barrios,
: ;:a ndividuo había construido y seguía construyendo con la única regla o
r t z id a de su antojo.
Proponía que para m ejo rar la v ista p úb lica se le v a n ta se un plano
e s ; :to que denotara todos los anchos y rincones, así como cualquier im -
- “"ección existente, y otro que las corrig iera, de acuerdo con el cual se
: ':*g a se n las lice n c ia s para fu tu ra s co n stru ccio n es. El diseño del plano
: : .esto en el documento se materializó en el proyecto hecho por el arqui-
r~D Ignacio Castera, maestro mayor de la ciudad. El problema de la limpie-
. :e los barrios, que Castera como asentista se comprometió a efectuar, lo
r . c a proponerlo.
E virrey, segundo Conde de Reviliagigedo, se dio cuenta del gran obs-
p c j o que representaban los barrios para lograr im plantar una ciudad cir-
Ics ¿e'onista; sus callejones, la falta de atarjeas y la enorme acumulación de
. . . -as que en ellos se concentraba constituían grandes impedimentos para
t r a n z a r el movimiento continuo. La limpieza de la ciudad no tenía sentido
s .t -nitaba al centro y se dejaban fuera los barrios indígenas; si los alre-
n : -es de la traza exhalaban miasmas venenosas, el centro no podía evitar
3 r ::'ta g ia d o ; por tanto, el aire sano debería extenderse hacia los barrios.13
Es:a discusión sobre la limpieza provocó el asombro de los funcionarios
? t e hecho de que la gente de los barrios no se hubiera preocupado por
= ■
~M¡r sus habitaciones linealmente y hubiera fabricado jacales en donde
* - : - es acom odaba. Después de tres siglos durante los cuales se había
= T ’Hj'do así, es hasta ese momento que se cuestiona la falta de trazo, lo
- c :ca que com enzaba a e xistir una conciencia de los problemas que
I zsusaba.
Ei plano de C astera plasm ó el ideal urbano re fo rm ista para m odi-
a ciudad, y su p rin cip al o b jetivo fue a ca b a r con la irreg u larid ad
m ‘ :- e se habían ed ificad o los b arrios, form ados por ca lle jo n e s e stre -

"I ; -reía Dávalos, De basuras, inmundicias y movimiento. O de óomo se limpiaba la ciudad de


: fines del sigloxvili, Cienfuegos, México, 1989, p. 102.
n2 | ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

chos y rin co n ad a s que se co n ve rtían en m ad rig ueras de d e lin cu e n te s


y refugio de m aldades. Su re a liz a ció n , adem ás de herm o sear a la c iu ­
dad en su co n ju n to , pretendía e sta b le ce r el buen orden y su lim p ieza,
c o n tro la r su c re c im ie n to y e x tirp a r las c o n s e c u e n c ia s d a ñ in a s de la
irreg u larid ad de la p eriferia (plano 1).
El de Castera es el "prim er plano regulador", como lo llam ó Francisco
de la M aza,14 que in icia en M éxico el urbanism o m oderno. La ¡dea era
continuar la línea de las hermosas calles del centro atravesando todos los
barrios de su circunferencia hasta la Acequia Maestra que, en figura cuadra­
da y circunferencia de 13 200 varas, sería término de sus calles, recipiente
y circulación de sus aguas; las calles de 1 700 varas se am pliarían a 3 300,
lo que f a c ilit a r ía el trá n s ito a pie, a cab allo y en coche, p o sib ilitand o
adem ás la debida m in istra c ió n del v iá tic o , que hasta ento n ce s había
circulado a pie por mil atascaderos, y el trán sito de las rondas, patrullas
y el buen orden y econom ía de la lim p ia. A sim ism o se podrían fa b rica r
casas de campo en los prados que resultaran de su circu n fe re n cia , para
la población pudiente, la cual ya no tend ría que d escansar en pueblos
d is ta n te s;16 el cuadrángulo rem ataba en cuatro plazas, una en cada es­
quina, destinadas a e je rcicio s m ilitare s.
El plano tie n e com o tra sfo n d o el tra z a d o real de la ciu d ad con
todos sus ca lle jo n e s y m anzanas irreg u lares y mal fo rm ad as, y sobre él
se delinea el plano ideal de cómo debía quedar después de las m o d ifi­
cacio n es. Uno de los m ayores costos de la obra propuesta por Castera
era la com pra de casas que debían dem olerse para la ap ertura de estas
ca lle s. Él proponía d errib ar prim ero las que ten ían poco valor, que eran
la m ayo ría, e ir alineando las ca lle s y, más tard e , d errib ar los e d ificio s
de más alto co sto , cuando fuera oportuno o quedaran a rru in ad o s; pre­
sup o nía, ig u a lm e n te , que la Ju n ta de Po licía v a lu a ría las propiedades
afe cta d as para in d em n izar a los dueños.
Castera dibujó la co rrecció n de c a lle s ; había alg unas que pasaban
por conventos, como la de atrás del de Santo Domingo, que atravesaba
su ángulo n o reste; la de Concepción, que divídía el convento en dos; y
la que atrave sab a los co nven to s de Santa Brígid a y Corpus C h risti. Lo

14 Francisco de la Maza, "El urbanismo neoclásico de Ignacio Castera”, Anales del Instituto de
Investigaciones Estéticas, M éxico, u n a m , núm. 22, pp. 93-101.
15 AGN, Obras Públicas, vol. 2, exp. I.
A N TO LO G ÍA SI 123
H isto ria I

‘aso 1
"v e c to de Reforma de Barrios del arquitecto Ignacio Castera, 1974. El plano original se localizaba en el agn Ramo de
:: cía, Vol. 2, Exp. 1 (Está perdido y sólo se puede tom ar del artículo de Francisco de la Maza, "El urbanismo neoclásico de
:-a c io C astera", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, México, unam, núm. 22,1954, pp. 93-101).
124 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

único que no se atrevió a proponer fue la apertura del convento de San


Francisco y lo dejó con su callejón oblicuo que desembocaba en la calle
de Z uleta. Este convento, al Igual que los callejo n es que daban a la A l-
ca icería, afectaba la sim etría del plano en la parte de la traza. La imagen
que rige el diseño urbano de Castera corresponde al estilo n eo clásico,
convertido en símbolo de modernidad y estilo representativo de la ideo­
logía reform ista de los Borbones, adoptado como oficial por la Real A ca ­
demia de Bellas Artes de San Carlos.
El proyecto de Castera no se realizó debido, según de la Maza y Lom­
bardo, a la m uerte de R e villag ig ed o y a la oposición de los in q u ilin o s
afectad o s. Sin embargo, entre 1794 y 1807 se abrieron diez calles co n­
sideradas por Castera. De hecho, su proyecto m antuvo su vig encia más
allá del gobierno de este virrey, ya que su consulta siguió siendo obligada
para otorgar licencias de construcción durante la primera mitad del siglo
xix. El virrey Azanza prolongó durante su gestión una calle para com uni­
car la plaza M ayor con la garita de San Lázaro y recomendó a su sucesor
que se efectuara la reforma de barrios. Sugirió además que a este alinea­
m iento de las calles siguiera el alum brado, de cuyo beneficio no gozaban
los que vivían en los barrios, no obstante que contribuían a sus co sto s.16
Castera ya había propuesto que, cuando se co ncluyera el alineam iento
de calles, se co ntinuara la instalació n del alum brado en los barrios para
evita r la oscuridad y para comodidad del trán sito . Aunque las calles que
se abrieron o alinearon fueron pocas, hubo una continuidad en las obras
hasta 1807.
El proyecto de Castera fue enviado a Revillagigedo en marzo de 1794
y rem itido al Superintendente de Propios y A rbitrio s, quien reconoció su
im portancia y lo mandó a los ingenieros Constanzo y Burgaleta para que
dieran su opinión. Ellos consideraron que el costo de las casas que necesi­
taban demolerse para la apertura de calles era considerable y que debían
valuarse para expeditar los terrenos y calcular el valo r de la demolición y
del transporte de escombros. En ju n ta del 16 de ju n io se acordó hacer e
reconocim iento y avalúo propuesto. Se acusó tam bién a Castera de que
sin estar aún aprobado su proyecto, estaba vaciando muchas casas de los

16 “ Instrucción reservada que deja el virrey don Miguel José de Azanza a su sucesor don Félis
Berenguer de M arquina", Jus, México, 1960, pp. 59 a 61 (Testimonia histórica, 1).
' í " i o s y había logrado desocupar algunas con perjuicio de sus dueños,
cu no s de los cu ales habían tenido que q u ita r su com ercio. Se acordó
red ir a Revillagigedo que ordenara a Castera suspender estas providen-
: a s hasta que el proyecto fuera aprobado, y así lo hizo .17
Castera contestó a Revillagigedo explicándole que, si había derribado
s :u n as casas, era porque contaba con su consentim iento y para la cons-
- .c c ió n de atarjeas. Esto le perm itió abrir al mismo tiem po las calles de
I . eta y Regina, lo que provocó que se pensara que estaba poniendo en
- ::.c ¡ ó n el proyecto.
Días después, R evillag igedo envió el proyecto a la Ju n ta de Polícía
que los nuevos edificios se construyeran con arreglo al plano, parti-
■. s rmente en los barrios donde a menudo se fabricaban casas de adobe
5 * guardar línea ni orden.18
Concluido el gobierno de Revillagigedo, el m aestro José del Mazo y
-*■ és pidió a Castera que, para va lu a r las casas que iban a tirarse en los
K " os, les pusiera unas señales gruesas con lechada para saber cuáles
: =~ a derribarse del todo y cuáles en parte.19 Al parecer, éste fue el pro-
- : ~ ento que se siguió en algunas de las calles, lo que pude corroborar
- ■e caso del Callejón de Chiquihuiteras.

CIUDAD DE MÉXICO ENTRE 1770 Y 1820

C :- Dbjeto de observar de m anera g rá fica los cam bios o currido s en la


S " . c t u r a vial de la Ciudad de M éxico durante este periodo, se com pa-

s :re s planos: el realizado por la Comisión Francesa en 1772, el que
Ignacio Castera en 1776 y el de Diego García Conde, corregido en
Se utilizó como plano base el de 1776 porque el de 1772 no tiene
S 2 a y fue necesario suprim ir en él los cam bios ocurridos entre 1770 y
I ” : Sobre el plano base se indicaron las calles y avenidas ab iertas, los
i 't s n ie n t o s que se rectificaro n y los paseos trazados para m ostrar de
clara las transfo rm acio nes realizadas (plano 2).

1 ' - : i Obras Públicas, vol. 2, exp. 1, 16 de junio de 1794.


- - :v Policía en general, voi. 3628, exp. 114, Acuerdo 28 de junio de 1794.
'B e Obras Públicas, vol. 2, exp. 1 ,1 8 de julio de 1794.
L s t a . P lano 2
CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA VIAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO 1 7 7 0 - 1 8 2 0 .

Grifería

Paseo de Bucareli
Paseo de Azanza
Paseo de Revillagigedo

' teriorde la Ciudad


Calles abiertas

Carlos (actual Independencia)


Prolongación Zuleta: Rebeldes y Alconedo, (actual Artículo 123)
Prolongación V ictoria: Sapo, 1a y 2a de Paseo Nuevo, (actual Victoria)
Calle que iba de Vizcaínas a la Fábrica de Tabaco (actuales Delicias y
Márquez Sterling)
: Callejón de Nava (actual Dr. Río de la Loza)
: Alameda (actual Angel Peralta)
San Diego (actual Dr. Mora)
: Jardín de Tolsá
r Ojalá (actual Rosales)
: Revillagigedo
r Ancha (actual Luis Moya)
1 Ampliación callejón de Chiquihuiteras (acual Buen Tono)
': Prolongación Estampa de Regina (Bolívar)
- Calle que iba de la Plazuela del Árbol a la de Necatitlan
Alineación calle Recogidas (actual callejón San Miguel)
H Calle que hiba de atrás de la Cárcel de las Recogidas al Cacahuatl
de San Pablo (actual callejón Hormiguero)
*7 Alineación San Camilo (actual Correo Mayor)
': Alineación Cruz Verde (actual Regina)
*r Prolongación Moneda y Arzobispado (actual Emiliano Zapata)
i: Alineam iento callejón Groso
: Alineam iento callejón de la Condesa
:: Alineam iento acera frontera del convento de San José de Gracia
(actual Mesones)
[ ANTOLOGÍAS
128
! M aría Dolores Morales

Edificios Civiles y religiosos

I Real Fábrica de Tabaco


II Alameda
III Hospicio de Pobres
IV Escuela Patriótica
V Parroquia de San José
VI Jardín de Tolsá
VII Cárcel de la Acordada
VIII Capilla de los Reyes
IX Iglesia de San Pablo
X Casa de las Recogidas
XI Palacio de Minería

LAS REFORM AS EN EL PLANO


La p e r ife r ia

Algunos de los cam bios más im portantes registrados fuero n: la ordena­


ción de las áreas periféricas, la mejora de las avenidas de acceso a la ciu­
dad y la dotación de una nueva retícula de paseos. Las transform aciones
fueron evidentes en los sectores poniente y sur.
El acceso a la ciudad se realizaba a través de las g aritas aduanales
que en esos años eran 13 y conducían a las calzad as de entrada a ésta.
Al in icia rse el período borbónico estas calzadas estaban muy descuid a­
das, con hoyos y desigualdades que hacían m olesto el trán sito , aún más
con lodazales en la tem porada de llu v ia s. La im portancia que daban los
ilu stra d o s al entorno urbano originó la p avim e n tació n con piso firm e
y la siem bra de doble hilera de árboles en las calzad as de Guadalupe y
San tiag o , por el n o rte; V erónica y T laxp an a, al po niente; C hapultepec,
La Piedad y San A ntonio Abad, por el sur.20

20 "Compendio de providencias de policía en México del segundo conde de ReviIlagigedo". Su­


plemento al Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, M éxico, u n a m , 19 8 3 núms. 1 4 ,
15, pp.21 y 22.
A N TO LO G ÍA S] 12g
H isto ria I

E arquitecto Castera construyó tam bién una calzada "exterior" para


• " á n s ito de las rondas del resguardo desde la g arita de Belén a la de
-' Antonio Abad, que se continuaba hasta el Paseo de Revillagigedo.21
Durante los gobiernos de B u careli, Revillagigedo y A zanza se ordenó
periferia poniente y su r de la ciud ad , do tánd o la de una re tícu la de
-i paseos, bordeados por una doble hilera de árboles, que llevaron los
n :- o r e s de cada uno de estos v irre yes que los prom ovieron. El objetivo
• - í perseguían era no sólo co m p lace r la v ista y el o lfa to de la pobla-
e : _ . sino tam bién c o n trib u ir con su com odidad y a tra c tiv o al recreo y
.pable esparcim iento .
E primero de los realizados fue el Paseo de Bucare li, que lim itó a la
c . : 3 d por el poniente. Este paseo tuvo gran im portancia como eje urba-
■: = inició toda una reorganización de la zona circund ante. Se creó du-
■:e el gobierno del virrey Antonio M aría de Bucareli y Ursúa de acuerdo
■e proyecto del arquitecto Ignacio Castera, quien ideó su traza, deli-
•r: os arcos, la fuente y la Garita de Belén, que se reedificó.22 Se estrenó
' 775 y consistía en una am plia avenida que comenzaba en la calle del
> = r'o y term inaba en la garita de Belén. Tenía tres carriles con cuatro
« v a s de árboles, dos laterales para peatones con sus zanjas y uno cen-
r ; para coches y jin e te s . Los árboles que se plantaron fueron fresno s,
a .-~ o s y sauces: 1 164 en to tal. Se ornamentó con una fuente ubicada en
¿ rszo le ta circular central en la que se colocó una pirámide rematada con
3'mas de la ciudad. Al virrey G álvez le pareció pequeña y fea el águila
a . t 'em ataba las arm as, y recom endó se qu itara y se pusiera otra más
p-pp p e o n a d a y de mejor vista, que él mismo costearía. Para obsequiar su
: ." ta d se mandaron hacer varios modelos, pero a la ciudad no le pareció
: • .eniente que el virrey efectuara el gasto y en 1786 acordó pagarla por
a . :.e n t a . En 1793 volvió a colocarse el águila original de bronce.23 En la
- • ^ d a y salida del paseo se pusieron seis colum nitas aisladas de una sola
a t r - a , con capiteles ornam entados con cabezas de leones y, entre cada
* c -u n a de la entrada, se colocaron cadenas de fierro.

- l.a d a lu p e d e la Torre, "Los muros del agua: El resguardo de la ciudad de México en el siglo xvill",
: . - _ a - in a h , Consejo del Centro Histórico de la Ciudad de M éxico, 1999.
-P --CM, Arquitectos, vo l. 3 8 0 . Leg. 5 , fo l. 2 a 4 v ta .
: : --CM, Obras públicas, vo l. 1 fs . 7 5 6 .
130 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

P lano 3 Al co n clu ir las obras del Paseo de B u care li se form ó el nuevo Paseo
Plano del Paseo de Azanza, realizado durante el gobierno de este virrey, que se iniciaba en
de Azanza. Dibujo
la G arita de Belén y unía las de B ucare li, La Piedad y San Antonio Abad
tomado del a hc m ,
Paseos en general, (plano 3). Tenía 14 varas de ancho en el centro y una longitud de 3 200 va­
Vol. 3584, T.1, Exp. 28. ras. La postura para su construcción se le dio al arquitecto Ignacio Castera,
Plano que demues­
quien se comprometió a realizarla utilizando trabajo forzado para hacer e
tra el Nuevo Paso de terraplén. La obra, que tuvo un costo de 20 000 pesos, se finan ció con e!
Azanza que ha de
producto de seis corridas de toros y fue concluida en 1800.24
unir los de Bucareli,
la Piedad y Revllla Completaba la retícula el Paseo de Revillagigedo, formado durante el
Gigedo levantando gobierno de este virrey, el cual se iniciaba en la orilla de la acequia real,
de orden Exmo. Señor
desde el puente de San Pablo hasta el de La V ig a ; tenía una extensión
Virrey Don Miguel
José de Azanza. de 1 848 m etros. La arboleda se extendía en ambos lados del can al, por
Por el mtro. mayor uno subían y bajaban trajin era s cargadas de chinam peros y labriegos que
de Arquitectura Don
Ignacio Castera en
llevaban flores a la ciudad y, por el otro, num erosas ca rre te la s, jin e te s y
11 de enero de 1775. cam inantes que iban y venían por el paseo.

1 Paseo Bucareli
2 Garita de Belem
3 Calzada de Chapultepec
4 Arquería de Belem
5 Garita de la Piedad
6 Paseo de ia Piedad
7 Garita de San Antonio Abad
8 Garita de la Candelaria
9 Calzada de San Antonio
10 Calzada que va a la Viga
11 Calzada que va a Jamaica
12 Santuario de la Piedad
13 Barrio de Romita
14 Calzada de las Rondas
15 Puente de México
16 Unión de las calzadas de San Antonio
Abad y La Piedad
17 “Paseo Nuevo de Azanza"
18 Corte o perfil de este paseo

2 4 AHCM, Paseos en gen era l, v o l. 3 5 8 4 , tom o 1, e x p .28.


A N TO LO G ÍA S! 131
H isto ria I

r- NTERIOR DE LA CIUDAD

:* el ámbito urbano, la configuración espacial no varió sustancialm ente. Sin


: -sargo , las mayores transformaciones se dieron en el sector poniente y sur-
: : ve n te (plano 2). Destaca la ampliación de la Alameda, que cambia su traza
'-.adrada a rectangular. Las nuevas calles abiertas van de oriente a poniente:
I r os (actual Independencia), prolongación de Zuleta (Artículo 123), Victo-
* : la que iba de la Plaza de las Vizcaínas a la Fábrica de Tabaco (Delicias y S.
V ;rq u e z) y la de Nava (Río de la Loza). De norte a sur, se abrieron las calles
a Alameda (Ángela Peralta), San Diego (Doctor Mora), Jardín de Tolsá, si-
^sja al poniente del Convento de San Diego, la calle de Ojalá (Rosales), que
::':;n u a r ía el Paseo de Bucareli hacia el norte, Revillagigedo y un sector de
s calle Ancha (Luis Moya). Y se amplió parte del callejón de Chiquihuiteras
E .e n Tono). Se perciben también nuevas construcciones que organizaron la
-;~.a viaria circundante, como la Real Fábrica de Tabaco, el Hospicio de Po-
: t s y su ampliación, la Escuela Patriótica, la Parroquia de San José y la Casa
3e 'ecreo de Tolsá. La Cárcel de la Acordada se reedificó y amplió.
El sector sur y el sureste registraron también algunos cambios. Se pro-
y g ó la calle de la Estam pa de Regina (B o líva r); se abrieron las que iban
:-r a Plazuela del Árbol a N ecatitlán (callejón Flam encos) y de a trá s de
Recogidas al C acahuatl de San Pablo (callejón Horm iguero), y se a li­
nearon Recogidas (callejón de San M iguel), San Cam ilo (Correo Mayor) y
l - .z Verde (Regina). La reedificación de la Casa de las Recogidas influyó
r* a apertura y el alineam iento de dos calles aledañas. Otra nueva cons-
~ .cció n fue la Parroquia de San Pablo.
En el sector oriente de la ciudad, los únicos cambios ocurridos fueron
i apertura de una c a lle que prolongaría la de Moneda hasta la G arita
:= San Lázaro (Em iliano Zapata) y el alineam iento del Callejón de Groso
Santo Tomás).
Dentro de la traza, observamos dos m odificaciones: los alineam ientos
Callejón de la Condesa, originados por la construcción del Palacio de
V -ería, y el de la m anzana frontera al Convento de San José de Gracia
'.3 ejón Parque del Conde).
132 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

S ector p o n ien te - s u r po n ien te

En el periodo comprendido entre 1770 y 1821 el sector que sufrió mayores


transform aciones en su tram a viaria el poniente y sur poniente, com pren­
dido entre B u careli, la Alam eda, San Juan de Letrán y San Antonio Abad.
Esta zona estaba co n stituid a por alrededor de 13 barrios indígenas de­
pendientes de la parcialidad de San Juan. El plano de José Antonio Alzate
de 1772 nos m uestra una zona cruzada por m uchas acequias en la que
abundaban encrucijad as, callejones angostos sin salida, y muchos te rre ­
nos eriazos. En ella se ubicaban los conventos de San Diego, Santa Isabel,
Corpus C hristi, Santa Brígida y San Juan de la Penitencia, los colegios de
San Juan de Letrán, Belén de las M ochas y Belén de M ercedarios, la Pa­
rroquia de San José, el Hospital Real de Indios y el Tecpan de San Juan
(plano 4).
Destacaban más de diez cap illa s disem inadas por todo el sector que
fueron estab lecid as por los fra n cisca n o s para la celebración de m isas e
instrucción de doctrina. De acuerdo con su im portancia se llam aban er­
m itas, visitas o asistencias. Cada barrio tenía la suya y en torno a ellas se
agrupaban las casillas de adobe y los jacale s de techo de paja o tejam anil,
esparcidas sin orden entre despoblados y huertas. Las capillas fueron edi­
ficadas y financiadas por los indios para tener sus propias celebraciones y
fiestas, dedicadas a sus santos patrones. Estos cultos locales eran los que
m antenían la cohesión entre los indígenas de cada barrio.
En este escenario, que representaba un orden coherente en cuanto dis­
tinto y a veces opuesto al de la ciudad española, un mundo aparte y mu\
complicado en su interior,25 fue donde primero se intentó am pliar la traza
para asim ilarlo a un nuevo orden general. Se tratab a de los barrios más
próximos a la ciudad y, como tales, sufrieron desde un principio las altera­
ciones impuestas por ésta y sus exigencias de orden, limpieza y libre circu­
lación. El proceso implicó naturalm ente el inicio de la invasión de tierras
indígenas por parte de la ciudad.
Se creía que este sector era una de las zonas mejor situadas y la más
próxima al centro. El que la ciudad se considerara como un todo incluyendo
los barrios, posibilitaba la extensión de sus límites. Así, cuando Revillagigedc

25 Andrés Lira, op. cit., p. 37.


AN TO LO GÍAS I 133
H isto ria I

P la n o 4
Tomado del plano
de José Antonio
Alzate (División de
Parroquias), 1772.
ANTOLOGÍAS
134
M aría Dolores Morales

escogió el potrero de Atlampa para construir la fábrica de tabaco, pensaba


que este edificio iba a embellecer la vista del Paseo de Bucareli y a facilitar
la construcción de casas en sus inm ediaciones.26 Asim ism o, el proyecto de
Castera preveía la edificación de fincas campestres en este sector.
De las once transformaciones registradas en la trama viaria de la zona,
sólo cuatro fueron producidas por nuevas co nstrucciones: la Alam eda, la
Casa de Tolsá, el Hospicio de Pobres y su am pliación, la Escuela Patriótica
y la fábrica de tabaco. Analizarem os los cambios ocurridos en la apertura y
alineamiento de calles de acuerdo con el plano y siguiendo primero un orden
de norte a sur y después de oriente a poniente.
La am pliación de la Alam eda, emprendida en 1770 por el virre y m ar­
qués de C roix a costa de las plazuelas de Santa Isabel y San Diego, pro­
dujo la desaparición de éstas y la form ación de dos calle s: la de la A lam e­
da (Ángela Peralta) al poniente del Convento de Santa Isabel, y la de San
Diego (Doctor M ora), de 16 varas de ancho, situada entre este convento y
la Alam eda. En la plaza del convento había uno de los quemaderos de la
Inquisición que se derribó para am pliar el paseo y que cam bió su forma
cuadrada por la rectangular. Se truncaron los cuatro ángulos del parque
para poner una puerta en cada uno de los o chavos para la entrad a de
coches, jinetes y peatones, y se abrió una quinta entrada principal hacia
la Calzada del Calvario, hoy Avenida Juárez.
Se pusieron cinco fuentes que ornamentaron el paseo, cruzado en dia­
gonal por dos anchas calzadas cortadas en X; sobre una plazoleta centra
se colocó la fuente p rin cip al; las otras cuatro se situaro n en plazoletas
colocadas a mitad de las calzadas de la x. El proyecto de estilo neoclási­
co se atribuye al capitán Alejandro Darcourt. El paseo se ce rcó con un
muro de piedra y p ila stra s de m anipo stería que so sten ían una reja de
m adera alre d e d o r del ja r d ín .27
Al poniente del Convento de San Diego se creó en 1812 una nueva
m anzana y una calle cerrada que se llam ó Del Jard ín de Tolsá, formada
por la co nstrucción de la casa de recreo del d ire cto r de e scu ltu ra de la
Real Academ ia de San C arlos, don M anuel Tolsá. Él había comprado un
terreno en el ejido del C alvario , mas siendo pequeño para su proyecto

26 Instruccionesque losvirreyesde Nueva España dejaron a sussucesores, Impr. De Ignacio Escalante


México, 1873, t. II, pp. 434-436.
27 José María Marroquí, La ciudad de México, La Europea, México, 1900-1903, t. 1, p. 256.
:: citó a la ciud ad que le ve n d ie ra el s itio co n tig u o , arg u m e n tan d o
:» e era indecoroso para el Paseo de B u care li que lindara con un lugar
s i s z o y cenagoso.
El asu n to tard ó en re so lv e rse porque e x is tía a llí un c e m e n te rio ,
: “ ,'ado d u rante la epidem ia de saram pió n de 1779, que dependía de
; parroquia de la San ta V e ra c ru z. Fin alm e n te , la ciudad lo se cu la rizó
- R ié n d o s e exhum ado los restos y le dio la concesión a Tolsá para que
; : ' a r a la fin c a y em b elle cie ra el lu g a r.28 La nueva c a lle del Ja rd ín de
sá se trazó ocupando parte de la propiedad del citad o arq u ite cto y
r -te del cem enterio .
Tolsá formó allí uno de los mejores jardines de la ciudad, con un estan-
:.e de agua para baños fríos de inmersión y natación. No llegó a concluir
s :onstrucción de su casa y hacia el oriente y el norte construyó otras para
. : - er, habiéndose formado la Rinconada de San Diego (Basilio Badillo).
En 1794 Revillagigedo hizo efectivo el proyecto de dar más extensión
• -ermosura al Paseo de Bucareli; para ello abrió una calle hacia el norte
re éste, que atraviesa el ejido de Velázquez hasta la plazuela del Convento
re San Fernando. La calzada, que se llamó Ojalá (Rosales), se hizo bajo la
: 'ección del arquitecto Castera, quien u tilizó a forzados de las cárceles
: z a realizar la obra. Se colocaron hileras de árboles a los lados y quedó
:-no prolongación del paseo; para fa c ilita r la entrada de los coches a la
■-eva calzada se derribaron dos arcos del portillo de San Fernando.29
En 1798 se am plió la entrad a del Paseo de B u care li por el o riente.
V a ello se prolongó la calle de V icto ria hacia el poniente formando tres
■-evas c a lle s : la del Sapo y la prim era y segunda del Paseo Nuevo, que
— 'tin ú a n en una calzada más am plia que une con el Paseo de B ucareli.
I :n este propósito se com pró a Ignacio C astera parte de una casa que
-t del capitán don A ntonio A rriaga y que aquél acababa de ad quirir en
r —ate, así como el terreno necesario para la calzada de entrada al paseo.
Se contrató con Castera la co n stru cció n de la ca lza d a, za n ja s, a rb o lé ­
is y puente conform e al plano que realizó, habiéndose comprometido en
;:'o v e c h a r el m aterial de la casa que iba a derribar para el terraplén de
a calzada, lo mismo que a bordearla con árboles a derecha e izq uierda:

::H a h c m , Terrenos, v o l. 4 0 2 7 , ex p . 2 6 8 .
29 a g n , Obras Públicas-, v o l. I, fs. 7 5 6 .
136 | ANTOLOGÍAS
1 M aria Dolores M orales

56 álam os y 86 sauces. El puente lo haría de bóveda, para que tuviera la


solidez necesaria para resistir el movimiento de los coches.30 Las dos calles
del paseo (V icto ria) atravesaro n el barrio indígena de Santiago Tlaxilpa
pasando cerca de la cap illa del mismo nombre, que no se derribó en ese
momento, sino hasta 1814 cuando amenazó ruina.31
En 1793 se am plió y alineó la calle de V icto ria al igual que el c a lle ­
jón nombrado de T e q u isca ltitlá n . Para ello se tom aron 701 vara s de ur
predio de Joaquín Botello, localizado al final de la calle, cuyo valo r se le
pagó.32 La acequia del puente de la Teja se cegó y entre 1805 y 1807 se
vendieron tres tram os de ella, a solicitud de los propietarios de las casas
colindantes, para que los agregaran a sus fincas y evitar que sirvieran de
abrigo a m aleantes.
Uno de los cambios más im portantes realizados en la traza del plano
de acuerdo con el proyecto de reforma de barrios de Castera, fue la pro­
longación de la calle Zulueta (A rtículo 123), la apertura de la de Carlos
(Independencia) y el alineam iento de la de Puente del Santísim o (Dolores'
En 1793, antes de que aprobaran su proyecto, C astera, con anuen­
cia de Revillagigedo, inició la co nstrucció n de una atarjea de 800 varas
a co ntinuació n de la ca lle Zuleta hacia el poniente. Para ello se reque­
ría dem oler diversas co n stru ccio n es y esto le perm itió al mismo tiempo
re a liz a r la apertura y prolongación de estas ca lle s.
La de Zuleta (A rtícu lo 123) se prolongó hasta el Hospicio de Pobres
fo rm ando tre s ca lle s de 15 vara s de a n ch o : la de Rebeldes, que antes
era un callejó n de tres v a ra s, y las dos de A lconedo. En 1805 José Luis
Alconedo, académ ico de San Carlos, patrón de plateros, so licitó perm i­
so para poner su nombre a esta ca lle porque era dueño de una fin ca -
vario s sitio s eriazo s en sus dos ace ras, y tenía la idea de co n stru ir a!
casas que herm osearan la ciudad y aum entaran la población. Se le con­
cedió que la ca lle llevara su nom bre.33
Al norte de estas calles se abrieron las de Carlos (Independencia), que
eran dos y conducían de la Plazuela de Tarasquillo al Hospicio de Pobres

30 ahcm , Paseos en general-, v o l. 3 5 8 4 , exp. 10.


31 ahcm , Actas de Cabildo, v o l. 133-A, 1814.
32 a h c m , Empedrados, v o l. 8 8 2 , e x p . 1 5 4 .

33 a h c m , Calles, Nomenclatura, v o l. 4 8 4 , exp. 2.


A N TO LO G ÍA SI 13?
H isto ria I

Para la prolongación y apertura de las ca lle s de Zuleta y Carlos fue


•ecesario dem oler parte o la totalid ad de las co n stru ccio n es de 18 pro-
: otarios. Eran en su m ayoría acce so ria s, cu a rto s, co rra le s y ja c a le s de
i : :o e . Sólo había dos co m ercio s: una panadería propiedad de Clem ente
!~ e g a y una p ulq uería de José A d a lid . En la panad ería se te n ía n que
: : " ‘bar los alto s donde se fab ricab a el pan, dos acceso rias y una casi -
'i Ortega so licitó que an tes de que se tira ra su casa se le co nstruyera
: " 3 al lado de la a ce q u ia .34 Los dos com ercios eran los de m ayor valor,
z c ' lo que su dem olición se dejó al fin a l. En el caso de la panadería, la
íts rje a se pasó por abajo y sólo se tiraro n las acceso rias. En 1818 la pa-
- a je ría seguía obstruyendo la ca lle de Rebeldes y, por am enazar ruina,
:-t demolió entonces el tram o necesario para am p liar la ca lle y ponerla
- ' vel de la de Zuleta por lo que la de Rebeldes quedó fin a lm e n te li-
:r e .:5 En la pulquería se pasó tam bién la atarjea por debajo evitando su
: tn o lic ió n , lo que debió hacerse después de 1800 para lib e rar la ca lle .
Con objeto de redu cir los co sto s, la idea de Castera era com pensar
i os propietarios con terrenos públicos siem pre que fuera posible y sólo
i " caso contrario indem nizarlos. En ocasiones se u tilizaro n las acequias
:í :a d a s para com pensar terren o s y se reco nstruyero n las acce so ria s o
r-arto s demolidos.
Un info rm e de C astera de 179 6 sobre la co n stru cc ió n de a ta rje a s
:::e c ¡ f ic a las obras que se hicieron en cada casa afectada y si se pagó o
: : "npensó a sus propietarios. En 1800 se pidió a Castera que hiciera un
-rconocim iento y levantara un plano de los terrenos tom ados indicando
t .á le s estaban com pensados y los que fa lta b a n por in d e m n iza rse .36 El
:-sn o señala las c a lle s a b ie rta s y los nom bres de alg uno s de los pro­
le ta rio s afectados (plano 5). Sin em bargo, a vario s de ellos se les pagó
■ jchos años después, como lo m uestran las reclam aciones de indem ni-
: r : :ón presentadas entre 1807 y 1818.
En 1800 se perfeccionó el alineam iento de la calle del Puente del San-
: s mo (Dolores), al venderse el sitio eriazo que resultó al cegarse la acequia
: . e por allí pasaba.37 En 1807 se alineó la calle de Carlos (Independencia)

:4 agn, Obras Públicas, v o l. 2 , e x p . I.


15 ahcm, Calles, Alineamiento, vol. 444, exp. 8.
-5ahcm , Empedrados, mol. 882, exp. 194.
: t ahcm, Terrenos, vol. 4026, exp. 211.
Calle 2ade Revillagigedo
Calle 3a de Revillagigedo

"
' Guzm án E

------------- - ——
1-----------

1 1
1 1 1
i 1
t 1
t 1
1
t i
. }
l

P lano 5
Plano que indica los sitios que se quitaron y los que se compensaron a sus dueños para la construcción de una atarjea
y
y la prolongación de la calle de Zuleta. Dibujo tomado de ahcm, Empedrados, ol. 882, Leg. 194, México, 1800.
P lo r t o q u « m o « iitie * 'fo ^ co<npr-#Aíí# io J e » io t n iio * que *r> io c a lia N u ^ v a , ¿+

a ZJe+. *a p o r •! caft^ode «*•¡ Woftpi'o/ Rm ol ka*io *1 ftisevo H .,pic,„ Je PoU.i,,«
quitaren i c a n + t r o c c ¡ o n de , 40 lo* : • e* eoi p m » o rô o a » u s r« *p *c
livO» du«Ao%
L ftv a n ^ o ^ o po<- m¡ m i r o , m o yo »- O o r» i^ n o c ie C- o * 4 ’* / 'o de ty d e N C
M **<co 2 5 de 1800

< 5^

calle de la Cerca de San Francisco


o
Q Colegio de
<U San Juan de Letràn
TD
C
'O

a
V.

calle V ic to r ia
140 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

con cuyo objeto se derribaron una tienda, un corral y cuatro cuartos en el


callejón de Tarasquillo, habiéndose compensado el terreno al propietario y
pagado su dem olición.38
O tra de la s c a lle s que ab rió C a s te ra a n te s de la a p ro b a ció n de
su pro yecto fu e la de R e villa g ig e d o . Eran dos c a lle s re c ta s que iban
de no rte a su r desde la A lam ed a h a sta la c a lle del Paseo N uevo. Su
o b je tivo era o b se q u iar al v irre y R e villa g ig e d o en los ú ltim o s d ías de
su gobierno y en ocasió n de su cu m p le a ñ o s. Las nuevas c a lle s dieron
co m u n icació n a los co ches desde la A lam eda al barrio de San Ju a n , lo
que an tes no se lograba sino a costa de un gran rodeo por el Paseo de
B u care li o por la estre ch a entrad a del H ospital R eal. Se ab rieron en e
té rm in o de ocho d ía s, para lo cu al C aste ra puso a tra b a ja r a más de
600 hom bres.
La ap ertu ra provocó gran d isg usto entre los m iem bros del A y u n ­
tam ie n to , quienes no tuviero n co n o cim ien to de ello hasta después de
re alizad a , cuando R evillag igedo se los co m unicó. Les inform ó tam bién
que las casas dem olidas se habían com prado con su caudal y que C as­
tera le había pedido aceptara que la ca lle llevara su nombre a lo que él
había accedid o. La ju n ta m u nicip al co ntestó al v irre y con cie rta burla
diciéndole que Castera debía haber costeado el empedrado y los azu le ­
jo s de la nom enclatura para p erfeccio n ar tan generosa dem o stració n.35
En el ju icio de residencia de Revillagigedo, el A yuntam iento acusó s
Castera de haber demolido y arruinado casas de m iserables, de arrojarlos
fuera de ellas haciendo que sacaran sus traste cilío s y de v a c ia r casas de
com ercio dejando a sus dueños sin su medio de subsistencia. Se le culpó
también de no haberles pagado los perjuicios causados y de que su verda­
dera intención para abrir la calle era fa cilita r la entrada a su casa, a la que
era difícil llegar.40
En 1812, cuando Castera ya había muerto, varios propietarios todavía
reclamaban a la ciudad su indemnización por las casas que les derrumbaron
por la apertura de estas calles.41 Las nuevas calles dejaron sin uso parte de

38 ah cm ,Calles, Alineamiento, v o l. 4 4 4 , exp. 9.


39 ah cm ,Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , 1 . 1, exp . 2.
40 El segundo Conde de Revillagigedo. Juicio de Residencia, Publicaciones del Archivo General de
la Nación, pp. 85 y 307.
41 a h c m , Actas de Cabildo, vol. 131 -A , fs. 107-B.
A N TO LO G IA S! U1
H isto ria I

:a ejón de la Pelota, cuya función fue cubierta por las de Revillagigedo. En


'9 8 se midió y remató el callejón a varios de los propietarios colindantes de
r'.^erdo con el plano formado por Castera42 (plano 6).
En 1797 se pensó continuar la calle de Revillagigedo hacia el sur; para
t lo estorbaba la Capilla de los Reyes, situada al oriente del callejón del
irsq u e y ocupando casi el centro de la calle que quería abrirse, por lo que
:-t decidió dem olerla. La capilla pertenecía a la parcialidad de San Juan y
itoendía de la Parroquia de San José.
Esto fue el Inicio de la destrucción de las capillas y de la usurpación de
ís propiedades indígenas, proceso que continuaría durante toda la primera
_ :ad del siglo xix.
El Ayuntam iento se dirigió al cura m anifestándole la necesidad de de-
“ jm b ar la capilla para abrir la calle y le ofreció Indem nizarlo. El párroco
se citó perm iso para venderla y a p lic a r su producto a la fá b rica de la
ir r o q u la que estaba construyendo, lo que se le concedió. Los Indios del
: ; - r¡o de Atlam pa acudieron al Juzgado de N aturales para reclam ar que
t cura cobrara la indem nización y se llevara a su iglesia los ó rn am en ­
o s . el c á liz , las cam panas y los m uebles; asim ism o in te n tó lle va rse el
-rabio, lo que ellos evitaron trasladándo lo a la Capilla de la Candelaria.
: .id a b a n su queja en que la ca p illa y su adorno eran producto de las
i- o s n a s colectadas entre ellos y solicitaron que las alh ajas de la Capilla
x los Reyes pasaran a la de la Candelaria y el dinero a la caja de la par-
: 3 dad. Como la distinción de parroquias de españoles y naturales estaba
a: olida, el cura argum entó que la cap illa era común a todos y cobró la
*:e m n ¡zació n habiendo dejado los ornam entos y el cá liz a la Capilla de
i Candelaria. Finalm ente, la Capilla de los Reyes fue derribada y la calle
: -edó de la misma anchura que las otras tre s.43
Otro de los edificios construidos en esa zona durante el período fue el
Hospicio de Pobres, que se Inauguró durante la ad m inistración del virre y
5- c a re li; su objetivo era co nfinar a los pordioseros y vagos y enseñarles
•aoltos de trabajo. Lo fundó el chantre Fernando Ortiz Cortés en un predio
: :ja d o al sur de la Alam eda, ju nto a la cárcel de la Acordada. Posterlor-
- ín te el capitán Francisco Zúñiga financió un edificio contiguo para niños,

¿2 a.hcm, Terrenos, vol. 4026, exp. 188.


¿3 José M aría Marroquí, La ciudad de México, t. 1, pp. 627 y 628.
U2 I ANTOLOGÍAS
! M aria Dolores Morales

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- ■- - : 1errenos,
: 4026, Exp. 188.
A N TO LO G ÍA S! 143
H isto ria I

que llamó Escuela Patriótica, inaugurado en 1806. Esta am pliación hacia el


sur organizó también la trama urbana circundante. Implicó cerrar las calles
de Luisa y la continuación de la calle de Alconedo, por donde iba la atarjea
que ahora pasaría por debajo del edificio. Asimismo, dio origen a la forma-
: ón de una calle entre la Acordada y el Hospicio (Balderas), y al demarcarse
e terreno de la nueva construcción, se alineó con la calle de Victoria que-
:ando perfeccionada la segunda calle del Paseo Nuevo.44
El e d ificio de la cárcel de la Acordada tam bién se reedificó en esos
años al quedar arruinado por el tem blor de 1776. La obra fue costeada por
t Consulado de M éxico y se sacó de cim ientos. Se extendió 23 varas más
:e las que había ocupado de norte a sur y 52 varas de oriente a ponien-
:e , para co n stru ir por separado la cárcel de m ujeres y la de hom bres. El
Ayuntamiento otorgó para ello el terreno de los ejidos de la ciudad. La obra
:t terminó en 1781.45
D urante el gobierno de Revillagigedo se destruyeron va ria s c a silla s
t in o s a s ; localizadas antes del Paseo de Bucareli junto a la Acordada; da-
:an una desagradable perspectiva al paseo y a la entrada de la ciudad. Se
zompensó a los dueños con otros terrenos.46
Otras calles de este sector en las que intervino Castera para su aper-
■- ra fueron la A ncha (Lu is M oya), el ca lle jó n de C h iq u ih u ite ra s (Buen
~ :io ) y la que iba de V izcaín as a la fábrica de tabaco (D elicias y S. M ár-
:.e z ) . En 1801 se abrió la calle Ancha (Luis Moya) desde Arcos de Belén
-=sta la calle del Sapo; Castera u tilizó a los forzados de la cárcel para el
re'ribo de cu arto s y casas. Los p ro pietario s, que eran indios, no fueron
• :em n izad o s de inm ediato y entre 1806 y 1810 reclam aban todavía el
: ;go o com pensación de las varas de terreno que les q u itaro n .47
En 1804, los m aestros Castera y Del Mazo m arcaron el alineam iento
:a 'a am p liar el callejó n de C h iq u ih u ite ras (Buen Tono) con lechada en
casas que consideraban necesario demoler, y se pidió a Del Mazo que
e .s n ta ra un plano especificando las varas de terreno que debían despe­
a s e . Así se derribaron varia s fin cas para delinear la ca lle . Sin embargo,
:.e d ó obstruido el tram o que salía a la Plazuela de San Juan por una casa

— -6N, Tierras, leg . 3 3 3 1 2 , exp . 4 , fs. 8 6 y ss.


* ; -6N, Historia, 1 . 110, n ú m . 6.
- í 'Compendio de providencias de policía de México del segundo Conde de Revillagigedo", Su-
■ errento, p. 43.
--C M , Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , t. 1, e x p s. 6 y 10.
T44 ANTOLOGÍAS
M aría Dolores Morales

de don Francisco Iglesias. En 1818 trataron de com pletar la apertura sin


conseguirlo, por no disponer de fondos para com prar la casa.48
El edificio de la fáb rica de tabaco fu e , al igual que el Paseo de Bu-
ca reli, determ inante para la reforma de este sector hasta entonces m ar­
ginal. Con él se integraron y organizaron las partes urbana y periurbana
al e s tru c tu ra rla s con el Paseo de B u c a re li. Pese a que C arlo s lll había
aprobado la construcción de la fábrica en 1776, ésta volvió a promoverse
en 1789 durante el gobierno de Revillagigedo. Se eligió para su ubicación
el potrero de A tlam p a. Con an terio rid ad se había pensado hacer a llí e
jard ín botánico pero finalm ente se destinó a la fáb rica.
Una de las razones argum entadas para escoger ese sitio fue que her­
m osearía la v ista del Paseo de B u care li y fa c ilita ría la co n stru cció n de
casas en las in m ed iacio n es. El terreno era propiedad de los indígenas
del barrio de la Candelaria Atlam pa, quienes seguían en litigio contra la
ciudad por su posesión. Ellos lo ten ían arrendado a un p a rtic u la r y, en
1791, la ciudad decidió tom arlo en arrendam iento obligando al antiguo
arrendatario a desocuparlo. El área del potrero era de 577 925 varas cu a­
dradas, y para la co nstrucció n de la fáb rica se tom aron solam ente 207
4 50 varas cuadradas. Cuando se inició la obra, la Real Hacienda ya había
declarado que el potrero pertenecía a los indígenas y que estos habían
cedido al rey la parte que iba a ocuparse en la construcción de la fábrica
La ciudad pretendió entonces reb ajarles el arrendam iento en un tercio
por la cesión hecha, a lo que el representante de la parcialidad contestó
m olesto que la ciudad no debía aprovecharse de lo poco que tenían los
indios, aclaran do adem ás que la donación la habían hecho al rey, y no
a la ciudad. Propuso que el terreno sobrante se sacara a pregón y así se
hizo rem atándose la postura a un p a rticu lar.49 Éste es un claro ejemplo
del principio de la lucha que entabló la ciudad contra los barrios para
apoderarse de sus tierras.
Los planos de la fábrica de tabaco fueron realizados por el arquitecto
A ntonio G onzález Velázquez y la dirección de la obra se encargó al in­
geniero don M iguel Constanzo. La obra suspendida durante el gobierno
de B ra n c ifo rte vo lvió a reanudarse en 1805 habiéndose term inad o er
1807. El edificio de estilo neoclásico expresaba la imagen de modernidac

48 a h c m , Callejones, vol. 443, exp. 39.


49 AHCM, Tierras, vol. 3312, exp. 4, fs. 83.
• -jn cio n alid ad que el Estado borbónico quería tra n sm itir como símbolo
se a reform a.50
Esta construcción influyó tam bién en la organización de la traza vial
: "u n d a n te y provocó la apertura de una ca lle que iba de la Plazuela de
ic a ín a s a la fábrica de tabaco (D elicias y S. M árquez). La calle, que se
í v í ó en 1804, com enzaba en la pulquería de Tum baburros y term inaba
:t'za de la puerta de entrada a la fábrica de las mujeres operarías. Para
objeto se derrumbaron algunas casillas, entre ellas la de Brígida Cen-
t 'o , india viuda que en 1806 reclam ó al A yuntam iento que Castera le
*30Ía prometido reponerle su casa sin haberlo cum plido. El arquitecto in-
:'n ó al A yuntam iento que no había podido co nstruir la casa porque los
ir a d o s estaban edificando obras más im portantes. Se acordó pagarle la
*:e m n izació n por el derrumbe y darle otro terreno .51
Sin embargo y a pesar de la im portancia de la fá b ric a , que reunía a
_ ;s de 7 0 0 0 trab a ja d o re s, esta nueva ca lle y las dem ás que había en
alrededores perm anecían en 1809 sin em pedrarse, como lo m uestra
.* 3 so licitu d hecha por los o perarios para que fueran em pedradas las
2 es aled añas, ya que por fa lta de este se rvicio su frían grandes inco -
~ : : dades. El edificio estaba cercado de acequias y en ellas habían caído
3 'ias trab ajad o ras con sus cria tu ras en brazos. Se hizo un presupuesto
:s costo del empedrado pero no se realizó la obra por falta de fondos.52
Otro nuevo edificio construido en este período en la zona es la Parro-
a de San José. Antes de su se cu la riza ció n , la parroquia había estado
a ca p illa ab ierta de San José de los N atu ra les. En 1790, durante el
: : : erno de R evillag igedo, se inició la co n stru cció n de la nueva iglesia
~r3 zada en estilo neoclásico, según los planos aprobados por la A cade-
- í Revillagigedo concedió al párroco las g an an cias de la lotería para
::s t e a r su fá b rica . Finalm ente, en el extrem o sur del sector se abrió, en
* : D6, el Callejón de Nava (Río de la Loza) para co m unicar la Calzada de
3 : edad (Lázaro Cárdenas) con el callejó n de P ajarito s (D octor V alen -
- t a). Se restituyeron a M aría Narcisa Fernández otras 780 varas por el
s : o que se le había quitado para la apertura de esta ca lle , localizada en
t antiguo barrio de A m an alco .53

5T Sonia Lombardo de Ruiz, La Ciudadela. Ideología y estilo en la arquitectura del Siglo xvill, México,
awM p. 2 5 .
! T ah cm , Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , t. 1, ex p . 5.
; hcm , Empedrados, vo l. 8 8 3 , e x p . 2 3 7 .
H3 i-HCM, Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , t. 1, exp . 7.
146 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Z ona s u r - su r est e

Otra zona de la ciudad que también registró cambios en su estructura vial


es la sur-sureste, sin embargo estos fueron mínimos en com paración con
los ocurridos en el sector poniente-sur poniente.
Esta zona se ubicaba entre Estampa de Regina (Bo lívar), Mesones, la
acequia que iba a la Viga (Roldán) y San Antonio Abad. Estaba co n stitu i­
da por alrededor de diez barrios indígenas dependientes de la p a rc ia li­
dad de San Juan. Era igualm ente un sector cruzado por m uchas acequias
donde no e xistía ningún trazo , y en el que destacaba la gran profusión
de ca p illa s co nstruidas por los indígenas para la celebración de m isas e
im partición de doctrina.
En 1794 Castera construyó una atarjea desde la calle de Regina hasta
la Calzada de la Piedad. Al igual que en la de Zuleta, aprovechó la nece­
sidad de demoler construcciones para abrir una nueva calle que partía de
la espalda del Convento de Regina hacia el sur (Bo lívar). Esta calle tam ­
bién la abrió Castera antes de que se aprobara su proyecto de reforma de
barrios. Hubo entre 14 y 16 propietarios afectados por el derribo de sus
casas. Se pagaron a Castera 600 pesos por realizar la atarjea y el derrumbe
de las casillas de adobe, que eran casas de pobres.64 A diferencia de la de
Z ulueta, en Regina se pagó de inm ediato a casi todos los afectados o se
les reemplazó el sitio. Castera así lo dice en algunos de sus informes y sólo
se localizó una reclam ación de indem nización de un indio que no tenía
escritura de propiedad. Partes de la acequia cegada de Regina se vendiera-
a diversos interesados.
Otra de las calles abiertas en esta zona fue la que iba de la plazuela
del Árbol a N ecatitlan (callejón Flam encos). Se formó en 1819 derriban­
do unas accesorias con corral pertenecientes al Convento de San Juan de
Dios, cinco cuartos de adobe y cuatro ja c a le s pertenecientes a Ma. Ger­
trudis Prieto. A estos propietarios se les reemplazaron sus terrenos y se le
pagó lo derrumbado.55
La única co nstrucció n que organizó la tram a viaria circu n d an te e-
esta zona fue la Casa de las Recogidas. En 1807 se alineó la calle de las J

54 agn, Obras Públicas, vol. 2 , exp. 1.


55 ahcm , Calles, Apertura, vol. 451, t, 1, exp. 13.
ANTOLOGÍAS I U 7
H isto ria I

■?«-::::das (Callejón San M iguel) dem oliendo un ancón que le estorbaba


¥ t abrió una calle de oriente a poniente desde atrás de la Cárcel de las
• r : : : ' d a s al C acahu atl de San Pablo (Callejón Horm iguero). La obra fue
: cada por el arquitecto Ignacio Castera y para ello se derribaron varias

2 S as.56
ap ertura y alin ea m ie n to de estas dos ca lle s se originaron por la
■ec ñcación de la Casa de Pobres Recogidas. Ésta era una casa de re­
í s . : in de m ujeres públicas que estaba en m uy mal estado. El Tribunal
*■ Santo Oficio se hizo cargo de su reedificació n, la cual se term inó en
■iCE a obra consistió en la co nstrucción de una casa para 100 mujeres
dorm itorios separados para las de color quebrado y las españo las,
m- - a casa del capellán contigua a la anterior y la cap illa. Se aprovechó
m -ad era de la co nstrucción an terio r para cim bras y andam ios, y la pie-
É H :e ias ruinas se utilizó para los cim iento s.57
En 1813 se vendió el estrecho callejón cerrado, ubicado adelante de
* l¿ s a de las Recogidas, junto a la Capilla de San Lucas.68
En 1792 se alinearon las calles de San Cam ilo (Correo M ayor) y Cruz
m :t 'Regina), aum entándose 223 varas a la fachada principal y al cos-
Ifccc se la casa ubicada en la esquina, que era propiedad del Convento de
"a, y cuyo mayordomo pagó a la ciudad las varas tom ad as.59
E único ed ificio nuevo que se co nstruyó en esa zona d u rante este
p-r~odo es el de la Ig le sia de San Pablo el N uevo, re a liz a d a en e stilo
i " : : ósico de acuerdo con el proyecto del arq uitecto A ntonio González
»- n q u e z y term inada en 1803.

p c T -:* ORIENTE

i * t periodo 177 0 -1 8 20 sólo se registraron dos cambios en la estructura


• .: :e i sector oriente de la ciudad. Uno de ellos es la prolongación de las
Z- ts de Moneda y Arzobispado (Em iliano Z ap ata) para co m unicar a la
P -¿za M ayor con la G arita de San Lázaro, de acuerdo con el plan de a li-
ento. Esta avenida com unicó el centro de la ciudad con el cam ino
sa, que era el nuevo cam ino a Veracruz.

55 - - : v , Calles, Apertura, vol. 4 5 1 ,1 .1, exp. 9.


V i.-CM, Casa de Recogidos, vol. 3840, exp. 33
l i-CM, Callejones, vol. 443, exp. 26
~ — :m , Empedrados, vol. 882, exp. 147.
148 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

En 1800 los a rq u itecto s Ignacio Castera y José del M azo, m aestros


mayores de la ciudad, midieron y valuaron las casas que tenían que cor­
tarse para abrir la calle. Eran cuatro casas y un terreno. El virre y Azanza
se comprometió a com prar por su cuenta la parte de las casas que debían
dem olerse, expidiéndose las resp ectivas e scritu ra s. El A yuntam iento se
obligó a com pensar el terreno tomado a la Parroquia de la Santa Cruz y
Soledad y a hab ilitar los puentes que debían repararse, y pidió permiso a
virrey para que la calle llevara su nombre, a lo que éste accedió .60
El otro cam bio efectuado fue el alineam iento del callejó n de Groso
(Santo Tomás), que realizó Castera en 1800 tomando un sitio del concur­
so del bachiller don José Hernández que se pagó.61

C en tr o d e l a c iu d a d

En la zona central de la ciudad sólo observamos dos cam bios: los alinea­
mientos del callejón de la Condesa y el de la manzana frontera al Convento
de San José de Gracia. En 1797, al co nstruir el arquitecto Tolsá el Palacio
de M inería, se alineó el callejón de la Condesa por su lado oriente, ya que
las casas que antes ocupaban el sitio estaban rem etidas en el centro de
esa acera. El Real Tribunal de M inería cedió el terreno para este objeto
En 1792 se alineó la acera fro ntera al Convento de San José de Gracia
(callejón del Parque del Conde). El dueño de las casas que estaban reme­
tid as seis vara s, pidió lice n cia para sa ca r las fach ad as sobre el espacio
form ado por una p lazuela. Se le concedió el perm iso para que quedara
alineada la calle con objeto de evitar robos y ofensas a Dios.62

CONCLUSIONES (17 7 0-1820)

El proyecto de Castera se inscribe dentro de la política borbónica de im­


poner una nueva manera de concebir el espacio urbano que le permitiese
a p lic a r un orden y refo rzar su control sobre la población, no sólo en la
parte central, sino tam bién en los barrios, con una visión totalizadora de

6 0 AGN, Obras Públicas, vol. 6, exp. 15, fs. 2 6 6 - 2 8 9 y AHCM, Calles. Apertura, vol. 4 5 1 , 1 . 1, exps. 3 y 4.
61 AHCM, Calles, Alineamiento, v o l. 4 4 4 , exp. 7.
62 a h c m , Calles, Alineamiento, v o l. 4 4 4 , exp . 2.
A N TO LO G ÍA SI ug
H isto ria I

i ciudad. De a llí que las ca lle s to rtu o sas y los ca lle jo n e s estrecho s de
:s barrios, se calificaran de m adrigueras y refugios de m aldades, lugares
secretos donde se ocultaban los corruptos e inm orales, que vivían m ez-
: ados entre la población que escapaba del control e statal.
Los re sultad o s del a n á lisis de los cam bios en la tra za de la e s tru c -
' j r a via l de la Ciudad de M éxico , en el periodo 1 7 7 0 -1 8 2 0 , m uestran
:_¡e el p ro ye cto de C a s te ra que proponía a m p lia r la tra z a h a cia los
:a rrio s , se co ncretó más de lo que hasta aho ra se había pensado.
Los cambios en la configuración vial fueron desiguales en las distintas
:o n as. La parte cen tral de la ciudad y los barrios lo calizad o s al norte y
:• ente perm anecieron casi intacto s; no así los sectores poniente-sur po-
• ente y sur-sureste, que registraron algunas transform aciones.
El sector que más cambió, el oriente-sur poniente, empezó a transfor-
~arse antes del proyecto de reforma de barrios de Castera. La primera fase
:el proceso se inició en la década de los setenta con la apertura de dos
; ; es que resultaron de la prolongación de la Alam eda y term inó con la
; :ertura del Paseo de Bucareli. Éste constituyó un eje muy im portante en
'eorganización de la zona, al igual que la prolongación de la calle Victo-
- 3 , que comunicó al periférico paseo con la parte poblada de la ciudad.
Una segunda etapa de cambios en la tram a viaria se da en el periodo
'7 9 4 -1 8 0 7 , a partir de la ejecución del proyecto de Castera. En su tra n s ­
i ó , se abrieron en el conjunto de la ciudad alrededor de diez calles y se
í nearon seis.
En estas dos fases del proceso destacó la participación del arquitecto
lastera, quien colaboró en las obras de apertura y alineam iento de calles,
:esde las de Bucareli y Victoria hasta las demás abiertas que finalizaron a
3 muerte de Castera. Entre 1808 y 1821 se interrumpió la continuidad del
i'oceso y sólo se abrieron dos calles de manera esporádica, una en 1812 y
: : ra en 1819.
Los barrios del sector poniente-sur poniente, habitados prioritariam en-
:e por indios de la parcialidad de San Ju a n , fueron los prim eros en su frir
35 alteraciones y exigencias de orden, salubridad y libre circulación de una
: jdad que pretendía ser moderna. Ello implicó el inicio de la apropiación,
:o r parte de la ciudad, del rey y hasta de la Iglesia, de las propiedades
•dígenas y la invasión de sus espacios para som eterlos al orden estatal
español, proceso que se agudizará durante la primera mitad del siglo.
150 (A N TO LO G ÍAS
M aría Dolores M orales

Las nuevas construcciones públicas, como la Real Fábrica de Tabaco


el Hospicio de Pobres y los Paseos de Bucareli y Azanza, lugares laicos de
esparcim iento, constituían focos de transform ación de su entorno.
En los ejem plo s a n a liza d o s es cla ra la oposición y re siste n cia que
enfrenta Castera, tanto del Ayuntam iento como de los propietarios para
in icia r su proyecto de reform a de barrios. Las prim eras calles ab iertas en
1794 se hicieron con el apoyo de Revillagigedo aprovechando la co ns­
tru cció n de a ta rje a s, sin esta r aprobado su proyecto y sin perm iso de
A yu n tam ie n to . Esto le m ereció las acu sacio n es de los m iem bros de esa
corporación de estar arruinando casas de m iserables, arrojándolos y per­
ju d icá n d o lo s. A sim ism o , se le culpó de a b rir la ca lle de Revillagigedo
como vim os, para su beneficio al m ejorar el acceso a su propia casa.
Otro de los grandes obstáculos para realizar el proyecto fue el costo
de demolición de las casas, no obstante que Castera propuso que se com­
pensara a los propietarios con terrenos de la ciudad cuando fuera posible
y que se u tilizara a los forzados de las cárceles para las dem oliciones, ta
cosa sólo pudo hacerse en algunos casos. En otros, no había terrenos ale­
daños disponibles y la ciudad tenía que pagar a los propietarios afe cta­
dos. Por ello, después de varios años de realizadas las aperturas, la ciudac
tuvo que en frentar reclam aciones, de indígenas en su m ayoría, a quienes
no se les habían pagado ni com pensado sus propiedades. Las co n stru c­
ciones más costosas, como los com ercios, tenían que dejarse pendientes
para más ad elante, no pudiendo en ocasiones p erfeccio n arse las calles
A lgunas, como la que com unicó la Plaza M ayor con la Garita de San Lá­
zaro, tuvieron que finan ciarse costeadas por el virrey Azanza, quien pagc
de su peculio la parte de casas que hubo que derribar.
La idea de Castera y del virrey Azanza de que estas nuevas calles abier­
tas se dotaran de alumbrado, de cuyo beneficio no gozaban los habitantes
de los barrios, aunque contribuían a su costo, al parecer no se hizo efectiva
por la misma razón: la falta de presupuesto. Así, en 1809, los trabajadores
de la fábrica de tabaco se quejaban de que las calles de los alrededores no
tenían empedrado y que las trabajadoras caían a menudo en las acequias
con sus hijos en brazos. En 1833 la calle que regaló Castera a Revillagigedo
carecía aún de alumbrado y de empedrado.
Algunos de los avances logrados en la estructura vial de la Ciudad de
M éxico durante el periodo 1 770-1820 fuero n: en la periferia, una nueva
ANTO LO GIAS I 1 5 ,
H isto ria I

rtícu la de paseos que le dio orden a la traza de la ciudad y la mejora de


35 avenidas de acceso a ésta y sus gargantas; en el interior el inicio de la
i^ p liacíó n de la traza en el sector poniente sur poniente, con la apertura
: prolongación de diez calles, el alineam iento de otras y la construcción
:? algunos edificios gubernam entales im portantes sobre el tejido urbano
:^e empezaron a transfo rm ar su entorno.

_A CIUDAD IN DEPENDIENTE
C o n t in u id a d e s y n o v e d a d e s e n l a id e a d e l a c a l l e

el M éxico independiente siguieron vigentes m uchas de las propuestas


: ir ó n ic a s sobre el diseño de la ciudad; el ideal de belleza continuó siendo la
•tijla rid a d , la simetría, el orden. Persistió la ¡dea funcionalista de separar las
vidades urbanas, la preocupación por fom entar la salubridad, el dominio
:e estilo neoclásico y el interés por secularizar los espacios públicos.63
Siguió presente la idea de am p liar la traza hacia los barrios y hubo
.- a clara intención de que las nuevas co nstrucciones y ca lle s se sujeta-
al proyecto de C astera, identificad o como plano de Revillagigedo, y
:e consulta obligada para el otorgam iento de licen cias de co nstrucción.
V entras que en el periodo borbónico los m iem bros del A yu n tam ie n to
•;o ía n estado en contra de la actu ació n de Revillagigedo, en esta etapa
:--gió una revaloración de su obra y fue reconocido como el fundador de
5 oolicía de M éxico, sím bolo de una vida urbana m oderna. En 1857 el
- .jn t a m ie n to aprobó la erección de una colum na con una escultura de
. efigie para perpetuar su m emoria, algo que sólo quedó en proyecto.
Esta vigencia de las ¡deas urb a n ística s borbónicas después de la In-
: r 3 endencia se constata tam bién en las obras de Tadeo Ortiz escritas en
*322 y 1832.64 Con respecto al trazado de la Ciudad de M éxico, Ortiz opi-
-ío a que las calles del centro eran anchas, rectas y aseadas pero que des-
-■recían en los barrios que, por una crim inal apatía y descuido, se habían

í 3 Sonia Lombardo de Ruiz, "Ideas y proyectos urbanísticos de la ciudad de México 1 7 8 8 - 1 5 0 " ,


Ensayo de construcción de una historia, M éxico, SEP-INAH, 1 9 7 8 , pp. 1 8 3 - 1 8 5 .
1 _ : a d de M éxico,
í-t Simón Tadeo Ortiz de Ayala, Resumen de la estadística del imperio mexicanoy México considerado
—- o nación independiente y libre o sean algunas indicaciones sobre los deberes más esenciales délos
- f - canos, M éxico, u n a m ,1 9 6 8 .
152 [A N TO LO G ÍA S
I M aria Dolores Morales

dejado desfigurar por no seguir un plan regular y ordenado perm itiendo,


por el contrario, seguir construyendo como en la Edad M edia. Le parecía
que el gobierno independiente debía exh o rtar a la m unicipalidad a que
los muchos ed ificio s que se fab ricab an se guiaran por un mapa geomé­
trico , cuidando que se ensancharan y abrieran todas las calle s cerradas
y angostas hasta sus extrem os, com enzando por las prin cip ales; incluso
se atrevió a proponer la apertura de la calle que dividiría el Convento de
San Fran cisco .65
Ortiz de Ayala coincidía también con la ¡dea borbónica de circunscribir
la religiosidad al interior de las iglesias, y proponía que los toques de cam ­
pana fueran menos frecuentes, y que se suprim ieran las procesiones para
no a lterar la tranquilidad de las calles. Asim ism o insistía en la necesidac
de arbolar las calzad as de entrada a la ciudad y sus avenidas interiores
para p u rifica r la atm ósfera, y sugería que se construyeran nuevos arcos
triunfales de buena arquitectura a las puertas de la ciudad.
Con respecto a los paseos, O rtiz pensaba que el único que no tenía
defectos era el de la A lam eda; los de B ucareli, A zan za, Campo Florido y
La Viga ca re cían de árboles de las especies de sombra y varied ad es de
las regiones tem pladas y calien tes, y le parecía que cuando se plantaser
estos y se cuidara de podarlos serían tam bién agradables y placenteros.
Las propuestas de O rtiz de crear al poniente de la ciudad el barrio
de Iturbide, donde se co n cen trarían diversos ed ificio s, y la posterior de
fo rm ar un paseo de invierno entre Corpus C hristi y la Parroquia de Sar
José, muestran que, aunque en este periodo prevalecía como ideal la ca­
lle concebida por los borbones (ancha, recta, ordenada y perfectam ente
alin ea d a), se introdujo tam bién, aunque sólo haya sido en proyecto, la
¡dea de la ca lle-g a le ría, que en ese momento era la adm iración de Euro­
pa. Estas ca lles-g alería eran enormes pasajes sostenidos por colum nas e
ilum inados con cubiertas de vidrio que co nstituían un medio de com uni­
cación interna que perm itían circu lar de un edificio a otro sin exponerse
a las inclem encias del tiem po.

65 Simón Tadeo Ortiz, Resumen de la Estadística..., op. cit., p.27


L-.V3I0S Y PERMANENCIAS EN LA REGLAMENTACIÓN DE LA CALLE

I jran te el periodo 1821-1855 se publicaron en la Ciudad de México diver­


sos bandos de policía que contienen artícu lo s reglam entando el orden de
;s calles; en su mayoría son muy sem ejantes a los expedidos en la época
:o rbónica. En los de 1821, 1825 y 1833 se prohibió que fuera de los qui­
to s de las puertas hubiera rejas bajas, escaleras o algún otro saledizo que
estrechara las calles o incom odara el tráfico . Tampoco se perm itía ubicar
en ellas puestos de comida y se estipulaba que estuvieran em pedradas y
:_ n banquetas enlosadas. El reglam ento de 1840 dispuso que las calle s
-eran rectas, bien empedradas y alum bradas y que se construyeran paseos
x o lic o s .66
Al igual que en la época borbónica, seguía rigiendo la obligación de
i n s t r u ir los edificios de acuerdo con el plano de Revillagigedo re aIiza-
: : por Castera en 1794. En ju n ta de Cabildo, en 1821, se acordó que las
--evas edificaciones se hicieran conforme a este plano y que se notificara
s os maestros mayores de la ciudad que, de no cum plir esta disposición,
t es obligaría a pagar los costos de su dem olición. Asim ism o se mandó
.'-zar copias del plano enm arcando dos de ellas para ponerlas a la vista
áe todos y que sirvieran de regla a los a rq u ite cto s.67 En el mismo año se
í : : ó al maestro Del Mazo que hiciera un plano de la ciudad conform e al
. 'eam iento del de Revillagigedo, para ubicar en sus cuarteles inmediatos
í í noticias que se solicitaron a los curas acerca de los pueblos, haciendas
I t •anchos de sus doctrinas.88
En 1842 se volvió a in sistir en que las nuevas construcciones que se
• : eran, se sujetaran a las reglas estab lecid as y a la delineación hecha
-• el plano de Revillag igedo , con objeto de que las ca lle s se prolonga-
s n de manera sim étrica evitando la deform ación del aspecto urbano. Se
i iiD rdó que en un mes los arq uitectos inform aran sobre las fáb ricas que
r::3 o a n fuera de la dem arcación en él señalada. El A yuntam iento mandó
k a g ra fia r el plano para que el público lo conociera y pudiera com prar-
i: Ese mismo año, el gobernador del Distrito pidió al A yuntam iento que

í ? Ordenanza dictada por la Junta Departamental en el año de 1840.


~ --CM, Calles, Alineamiento, vo\. 444, exp. 12.
z * í.-cm, /Actos de Cabildo, 1 .141 -A, fs. 617-b.
5 Policía en general, vol. 3632, exp. 289.
154 [A N TO LO G ÍA S
I M aría Dolores M orales

una com isión v ig ila ra que las casas que se estaban construyendo en e
barrio de Nuevo M éxico se som etieran al orden y regularidad que e sta ­
blecían las reglas de p o licía.70
Otro reglam ento que se repite en todos los bandos expedidos en e
periodo es el de que los dueños de casas ruinosas las reed ificaran o, de
lo c o n tra rio , se proced ería a h acerlo a su co sta , debiéndose pro curar
que cuando se h icie ran obras y casas nuevas o se d erribaran las a n ti­
guas, quedaran las ca lle s anchas y derechas, y las plazas con la debida
capacidad.

Los PROYECTOS DE BARRIO DE SlMÓN ÍADEO ÜRTIZ

Y EL DE CALLE-GALERÍA DE FRANCISCO A r BEU

La ¡dea de construir en la periferia tiene una continuidad en la obra de Ta-


deo Ortiz, quien en 1822 propuso la creación de un barrio al poniente de Is
ciudad donde se concentraran edificios adm inistrativos, educativos, de em­
bellecimiento y salubridad pública. El barrio se llam aría de Iturbide y se tra­
zaría desde la esquina de la Alameda y Puente de San Francisco, derribando
las capillas del Calvario y ensanchando el caserío opuesto que seguía hasta
la Acordada. Una calle ancha com enzaría con un arco triunfal apoyado er
dos alas de galerías abiertas hasta el cruce de Bucareli y San Fernando, don­
de habría una plazuela ovalada, ornamentada con una columna de mármol y
una estatua dedicada a algún héroe. En los ángulos del costado de la Acordada
y a espaldas de San Diego se situaría un gran bosque en forma de paseo, en
cuyo centro habría baños públicos y una casa de fieras. Las academias y es­
cuelas se edificarían en el frente oriental del bosque y al poniente, un jardín
botánico. Pasados estos establecim ientos, a ambos lados de la calle Ancha
se situarían grandes campos de Marte destinados a ejercicios militares, cir­
co y corridas de caballos y, en los colaterales, los hospitales y cementerios
Los grandes palacios de los tres poderes se construirían frente a este cam ­
po, en terreno s de la Hacienda de la Teja, hasta el fin a l de la ca lle que
daba a otra plaza, donde debía edificarse una iglesia dedicada a la Divina
Providencia71 (plano 7).

70 ahcm, Policía en general, vol. 3632, exp. 290.


71 Simón Tadeo Ortiz de Ayala, Resumen déla Estadística..., op. cit., pp. 30-32.
ANTOLOGÍAS [
155
H isto ria I

' .A S O 7
: '3yecto del barrio de iturbide, de Tadeo Ortiz de Ayala. Colección Arquitectura de México, Sección
-•quitectura M exicana del Siglo XXI, lámina 111-3, Facultad de Arquitectura de la UNAM, Colegio de
--quitectos de México, Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, 1986.
156 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

Ortíz menciona en su obra publicada en 1832 que el sector sur poniente


de la ciudad admitía muchas casas y que podría convertirse en un cuartel de
invierno de m agníficos edificios si los m exicanos ca p ita listas em prendie­
ran en su reedificación conform e al plan urbano general, lo que represen­
taba un buen negocio. Proponía la construcción de un bazar destinado a
efectos del país, entre Corpus Christi y San José, donde podría edificarse
una gran plaza cerrada por una alhóndiga y, en su centro , un paseo de
invierno con portales interiores y exteriores, a la manera del Palacio Rea
de Madrid, sembrado de todo tipo de árboles.72
Estos proyectos, aunque no se realizaro n, m uestran la intenció n de
introducir en México la calle-galería. En el barrio de Iturbide, Ortiz intentó
reunir edificios dedicados a distintas actividades sociales y adm inistrativas
rodeados de bosques y jardines y como eje unificador la calle-galería, que
servía de resguardo contra la lluvia, el viento y el sol.
Otro proyecto de calle-g alería fue el realizado en 1846 por Francisco
Arbeu, quien pretendía co ntinuar la calle de la A lcaicería hasta el Teatro
San ta A nna. Esta ca lle em baldosada e sta ría cu b ie rta con un techo de
c rista l e ilum in ad a de noche por gas hidrógeno. En los lados se u b ica­
rían elegantes ed ificio s destinados, en los alto s, a h abitacio nes, y en los
bajos a tien d as de ropa y p erfu m erías; en el día sería centro de com er­
cio y en la noche un hermoso paseo.
El proyecto de Arbeu no se hizo efectivo por la oposición de la Iglesia
a que se destruyera parte de los edificios del oratorio de San Felipe Ner
y del Convento de Santa C la ra .73 Aunque los proyectos de Ortiz tampocc
se realizaron, su idea de derribar las capillas del Calvario sí se ejecutó. S .
proyecto de barrio im perial inspiró al propuesto en 1853 por el Cuerpc
de Ingenieros, en el que se intentaba co n stru ir en el sector surponiente
diversos edificios de ca rácte r m ilitar, lo que tam poco se llevó a cabo.

72 Simón Tadeo Ortiz de A yala, México considerado, 1 . 11, p. 165.


73 AHCM, Calles, Apertura, t. 451, exp. 1 7.
A N TO LO G ÍA S! lg 7
H isto ria I

H : JDAD DE M ÉXICO ENTRE 1821 Y 1855

objeto de observar los cam bios ocurridos durante esta etapa en la


l~ -atu ra v ia l de la Ciudad de M éxico , se u tiliz a n los sig u ie n te s pía -
e trazado por Castera en 1776, que incorpora los cam bios o cu rri-
: 'a s ta 1821; el de Diego G arcía Conde, corregido por Calvo en 1830,
> - ;e Juan A lm o nte, realizado en 1853. Para co m pararlo s se vo lvió a
: z a r como plano base el prim ero, y en él se indican las ca lle s abier-
fc : os alin e a m ie n to s que se re ctific a ro n y las plazas sup rim id as para
- ; : : ' 3 r g rá ficam e n te las tran sfo rm a cio n es realizad as (plano 8).

¿ eiapa no o currió ninguna reform a periurbana im por­


t é " ? - Las avenid as de acceso a la ciudad eran las m ism as de la época
:~ ó n ic a , al igual que la re tícu la de paseos. En esos años se co n se r-
: a b ie rtas ocho de las tre ce g a rita s a d u an ale s que, unidas por la
n * 2 cuadrada, co n stitu ía n el lím ite de la ciudad.
_as calzadas por donde se entraba a la ciudad eran tran sita d a s con-
• .ám en te por cabalgaduras, coches y otros carruajes pesados que da-
s c a n sus pisos. Como en los prim eros años de este periodo se carecía
- ‘ :n d o s para su conservación no podían repararse sólida y duradera-
--:e reduciéndose las com posturas a elevar el centro de sus pisos para
s - corriente a las aguas. En la década de 1840 se les asignaron fondos,
r . ' : j e in su ficie n tes, por lo que siguieron en mal estado. El gobierno de
s : -dad frecuentem ente ordenaba al A yuntam iento que com pusiera las
2 zadas; éste contestaba que no podía hacerlo por fa lta de presupues-
l r 1850 el presidente ordenó aprovechar el cascajo que diariam ente
^ :;o a n los carros de artille ría para reco m po nerlas.74

- - - :m , Calzadas y caminos, t. 4 4 1 ,exp. 172.


158 I ANTOLOGÍAS
I Marfa Dolores Morales
A N TO LO G ÍA SI 15g
H isto ria I

- r \ . P lano 8

1- .»BIOS EN LA ESTRUCTURA VIAL DE LA CIUDAD DE MÉXICO 1821-1 855.

Teno r de la ciudad
- es abiertas y ampliaciones
Santa Anna, llamada después Providencia (actual Artículo 123)
1 Escondida (actual Ayuntamiento)
Calzada chica de Campo Florido (actual Dr. Lavista)
Ampliación callejón de San Antonio (actual Ernesto Pugibet)
: Iturbide
z Cuartel de inválidos
Ancha, tramo Corpus Christi-Zapo (actual Luis Moya, tramo Av. Juárez-Victoria)
: Calzada grande del Campo Florido (atual Dr. Andrade)
* Ampliación Callejón Chiquihuiteras (actual Buen Tono)
: Ampliación Callejón Pajaritos (actual Dr. Valenzuela)
Alineamiento de la 1a. calle de Revillagigedo

í . 3'ssiones y demoliciones
I Demolición capilla del Ecce Homo de las Maravillas, supresión Callejón
de la Calavera y ampliación de la manzana norte de San Diego
1 Derrumbe capillas del Calvario
- Supresión Plaza del Puente del Santísimo al construirse el Teatro de Nuevo México
: Desaparición Plazas de Águila y Altuna
z Supresión Plaza de las Maravillas
Derrumbe capilla de la Cruz de los Talabarteros en la calle del Empedradillo
actual Monte de Piedad)
i Supresión del callejón y plazuela de Celaya
: Desaparición Plaza del Factor
1-' Supresión Plaza de los Gallos
IT Cierre Callejón de Regina
II Acera sur de Puente Quebrado, cierre de dos callejones (actual República del Salvador)

£r icio s civiles y religiosos


Mercado de San Juan
I Capilla de la Soledad o del Campo Florido
■ Jardín de la casa de Manuel Tolsá
3!aza de toros de Bucareli
160 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

En 1853 Santa Anna expidió un decreto estableciendo que los caminos


generales com enzaran desde las g a rita s, por lo que las calzad as de San
Lázaro, San Antonio Abad, Belén, Vallejo, Peralvillo, San Cosme y La Piedad
quedaban a cargo de la adm inistración general de caminos. En lo sucesivo,
el Ayuntam iento sólo tendría a su cuidado los paseos y las calzadas de las
garitas pudiendo dedicarse a componerlas con solidez y perfección.75
Se co n se rvó la re tícu la de paseos, creada en la época borbó nica,
fo rm a d a por los de B u c a re li, A z a n z a y R e villa g ig e d o , que lim ita b a n
la p e rife ria poniente y su r de la ciud ad . El Paseo de B u c a re li registró
alg u n as tra n s fo rm a c io n e s . En 1828 se re tiró la p irám id e , con las ar­
mas de la ciud ad , de la fu e n te antigua y se su stitu y ó con un tem plete
coronado por una e sta tu a de la lib e rta d . Se hicieron tre s fu e n te s nue­
v a s : la V ic to ria , A m érica y la Paz. En 1848 el a rq u ite cto Lorenzo de la
Hidalga realizó un proyecto para em b e lle ce r el paseo en los terreno s
que circund aban la C iudadela. La ¡dea era fo rm a r uno nuevo, contiguo
al de B u care li, que e stu vie ra a la a ltu ra de los de Europa y reuniera ur
conjunto de d iversio n es inno vad o ras como fuegos a r tific ia le s , m onta­
ñas ru sas, te a tro de co n cie rto , tiro de b a lle sta , jard ín de p lan tas fin as
y e xó tic a s, barras sub eib aja, colum pios y otros e je rcicio s gim nástico s
así como un gran café con b illare s y boliche. El A yuntam iento no pudo
re a liz a rlo , una vez m ás, por fa lta de fo n d o s, y cuando se arrendó la
renta de ta b a c o , se e stip u ló en el co n tra to la o bligación de los co n ­
ce sio n a rio s de fo rm a rlo a sus e x p e n s a s ;76 sin em bargo tam poco ellos
lo eje cu taro n .
En 1851 se traslad ó la estatua ecu estre de C arlo s iv del patio de la
U niversidad al Paseo de B u c a re li; fue colocada en el lugar de la fuente
de la V icto ria , sobre un nuevo pedestal realizado por el arquitecto De la
H idalga, quien tam bién d irigió el tra sla d o . Al año sig u ie n te se planee
am pliarlo hacia el poniente y para ello los señores* M añero Hnos. pro­
pusieron ceder una fra n ja de te rre n o ,77 lo que no se re alizó .
El Paseo de A zanza se consideró en esos años co n tin u a ció n del de
B u c a re li. En 185 4 se dispuso que sólo e n trara n en él las personas que
iban a pasear, prohibiéndose el trá n s ito de ganado, carro s y anim ales

75AH CM , Calzadasy caminos, t. 4 4 1 , e x p . 1 7 9.


7 6 AGN, Gobernación, caja 3 2 0 , leg . 2 2 6 , exp 1, fs. 9 7 -1 2 1 .
77 a h c m , Paseos en general, t . 3 5 8 5 , e x p . 106.
A N TO LO G ÍA S! 161
H isto ria I

je carga que, en lo su ce sivo , debían c irc u la r por el tram o de La Piedad


s la Erm ita e in g resa r a la ciudad por la g a rita de Niño Perdid o.78
El Paseo de R e v illa g ig e d o era m uy v is ita d o desde el p rim e r do­
mingo de C u a re sm a h a sta la P a s c u a . En esos añ o s no se repuso el
terrap lén del piso por fa lta de fo n d o s, sus a v e n id a s se co n v e rtía n en
jn a laguna en la tem p o rad a de llu v ia s y fre c u e n te m e n te te n ía n que
'e p ararse .

E l INTERIOR DE LA CIUDAD

En el ám bito urbano, las m ayores transfo rm acio nes se dieron en el sec-


:o r poniente, sur poniente, zona form ada por barrios indígenas que había
empezado a cam biar en la época borbónica. Destacó la regularización del
:-azado de calles del barrio de Nuevo M éxico, localizado entre las calles
:e Nuevo M éxico (A rtículo 123), San Juan, Salto del Agua y Bucareli, y la
"'ormación de la Colonia Francesa situada entre Calvario (Avenida Juárez),
e Hospicio de Pobres, Paseo Nuevo (Victoria), Bucareli, que constituyeron el
cambio más importante del periodo (plano 8).
Se derrum baro n las c a p illa s del C a lvario y del Ecce Homo, que l i ­
beraron la c irc u la c ió n de las c a lle s de Corpus C h risti (A venida Ju á re z)
. San H ipó lito (H id alg o ). A sim ism o se suprim ió el ca lle jó n de la C a la -
• era, am p lián d o se la m anzana situ a d a al norte de San Diego. Se d e ­
molieron los arcos del acu ed u cto de S a n ta Fe en el tram o M a ris c a la -
: J ente de A lvarad o y se dejó libre la c irc u la c ió n a la c a lle . Las nuevas
zalles a b ie rta s fuero n de o rien te a p o n ie n te : San ta A nna o P ro vid en -
: a (A rtíc u lo 1 2 3 ), Esco n d id a (A y u n ta m ie n to ) y la c a lza d a c h ic a del
la m p o Flo rid o (D o cto r L a v is t a ); el ca lle jó n de San A n to n io (E rn e sto
= jg ib e t) se am p lió en p a rte . De no rte a sur se ab riero n las c a lle s de
lu r b id e e In v á lid o s (H u m b o ld t) en la C o lo n ia F ra n c e sa , la c a lle A n-
: ' a (Lu is M oya) en su tram o Corpus C h risti-S a p o y la ca lza d a grande
:e Cam po Florid o (D o cto r A n d ra d e ); los c a lle jo n e s se C h iq u ih u ite ra s
B j e n Tono) y P a ja rito s (D o ctor V a le n z u e la ) se am p liaro n en parte y la
r-im era c a lle de R e villa g ig e d o p e rfe ccio n ó su lin e a m ie n to . Se su p ri-
- ó la Plaza del Puente del S a n tísim o y se reg u larizaro n las m anzanas

78 AHCM, Caminos y calzadas, t. 441, exp. 180.


162 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

u b ica d a s al su r de la Plaza de San Ju a n . Las n u evas co n s tru c c io n e s


que o rg an izaro n la tram a v ia l c irc u n d a n te fuero n el m ercado de San
Ju a n y la C ap illa de la Soledad.
En los dem ás se cto re s de los b a rrio s in d íg enas no o cu rrió ningún
cam bio, se registraron algunos fuera de la traza pero cerca de sus lím i­
tes. Al norte, la desaparición de las plazas del Á guila y A ltu n a , que re­
gularizó la m anzana norte del Convento de Santo Domingo; y al oriente
la supresión de la Plaza de las M a ra villa s.
Dentro de la traza se observaron diversas tra n sfo rm a cio n e s: el de­
rrum be de la C a p illa de los T a la b a rte ro s en la c a lle de Em p edrad illo
(M onte de Piedad). En el norte, la supresión del ca lle jó n y la plazuela
de C elaya, que provocaron la reg u larizació n de la m anzana noreste de
San to Domingo y la d esap arició n de la Plaza del Facto r. Al sur, la su­
presión de la Plaza de los G allo s, el cie rre del ca lle jó n de Regina, que
am plió la m an zan a, y en la acera sur de la c a lle de Puente Quebrado
(República de El Salvador, el cierre de dos ca llejo nes y la am pliación de
la m anzana.

S e c t o r p o n ie n t e - s u r p o n ie n t e

En el periodo comprendido entre 1821 y 1855, el sector de la ciudad que


sufrió m ayores transfo rm acio nes en su tram a viaria fue, al igual que er
la época borbónica, el po niente-sur poniente, situado entre B ucareli, la
Alam eda, San Juan de Letrán y San Antonio Abad.
En esta zona fue donde primero se intentó am p liar la tra z a . El pro­
ceso de invasión de tie rra s indígenas iniciado en el periodo borbónico,
continuó en esos años. En los potreros de Lailson y de H uejocalco, qut
habían sido propiedad indígena, se formó la Colonia Francesa y en la Pla­
zuela de Tecpan de San Ju a n , propiedad de esa parcialidad, se establee':
el m ercado del mismo nom bre. La re g u lariza ció n del trazad o de caIles
del barrio de Nuevo M éxico y la form ación de la Colonia Francesa cons­
tituyeron el cambio urbano más im portante del periodo y representaror
la cristalizació n de la idea de Castera aunque sólo fuera en una pequeña
zona de los barrios indígenas.
De las diez transform aciones registradas en la tram a viaria del sector
cu atro fueron producidas por dos nuevas co n stru cc io n e s: la C apilla ce
Soledad o Campo Florido y el Mercado de San Ju a n . A nalizarem o s los
í nbios ocurridos en la apertura y alineam iento de las calles de acuerdo
: : i el plano y siguiendo, como antes, un orden de norte a sur y de orien-
3 poniente.
El Paseo de la Alam eda registró algunos cam bios en ese periodo. En
' 1 2 2 se ornam entó con m a te ria le s que se q u itaro n de la Plaza M ayor
. ra s la d a rs e la estatua ecuestre de Carlos IV. Las puertas de fierro que
::e a b a n la Plaza M ayor pasaron a los ángulos del nuevo paseo; las losas
piso se emplearon para pavim entar sus glorietas form ando en sus ca-
andenes útiles en días de lluvias, con el detalle de que la balaustrada
íio rn a b a los respaldos de los asien to s. En 1825 la a rch ico fra d ia de La
Irrit a V eracruz tuvo permiso para abrir ocho arcos del acueducto frente
: í - parroquia cortando el caño que pasaba por debajo para fa c ilita r el
" n s i t o de una procesión; en el lado norte de la Alameda abrió una puer-
■; de madera que fab ricó el obrero mayor, igual a la del lado de Corpus
I " : s t ¡ , y colocó un puente en la acequia para cubrir su entrada. En 1851
. ¿ > stalaro n juegos h id ráulico s y el A yuntam iento otorgó licencia para
in s t r u ir un café. En 1853 se cambió la fuente principal por una de fierro
- . “ dido que encargó a París el em presario M anuel Escandón para donarla
; s ciudad.79
La calle localizada al norte de la Alam eda, actual avenida Hidalgo, se
." lió en 1852, al derribarse la caja de agua y los arcos del acueducto
: t Santa Fe, desde la M aríscala hasta Puente de Alvarado, los cuales fue-
sustituidos por tubería subterránea de plomo.
La ca lle de Corpus C h risti (A venida Ju á re z ), lo calizad a al sur de la
- 3Tieda, quedó tam bién libre de las co n stru ccio n e s que la o b stru ía n ,
nueve cap illas del Calvario estaban destinadas al rezo del Vía C rucís
i :oio dos de ellas ten ían lice n cia de m isa: la te rce ra , ubicada fre n te a
'g esia de Corpus C h risti, y la novena que era la m ayor de todas. Las
i: las, rodeadas por un foso de agua m uerta, se habían convertido en
^ :e :ó s ito de basuras y escondite de m alhechores. En 1804 se intentó des-
rias de acuerdo con el proyecto de am pliación de la Alam eda hecho
: : r os arq u itecto s Tolsá y C astera. En 1820, el m arqués de S a lva tie rra
m u s o al Cabildo su dem olición, y en 1822, Tadeo O rtiz volvió a suge-
| ■■o en su proyecto del barrio de Iturbide.

~r .osé María Marroquí, op. c¡t., t. II, pp. 262-264.


164 ¡A N T O LO G ÍA S
I M aría Dolores Morales

En 1824 Cervantes insistió en la im portancia de demoler las casillas y


lo planteó a los padres de la Orden Tercera, quienes al principio se opusie­
ron. Se les hizo un reconocim iento y se valuaron en 11 OOO pesos, que el
Ayuntam iento no podía pagar. Al año siguiente se acordó con los hermanos
terciarios destruir ocho de las nueve erm itas mediante el pago de 7 000 pe­
sos. La destrucción de las capillas se hizo por cuenta del Ayuntam iento y se
utilizó el cascajo para la construcción de la calzada.80 Se quitaron también
dos pulquerías y los bancos de herrar caballos, situados junto a las capillas.
La del Calvario, que estaba en buen estado, se conservó aunque quedo sin
culto y sólo se abría cuando algún reo iba a ser ejecutado.81
La dem olición de la C ap illa del Ecce Homo de las M a ra v illa s o rig i­
nó el alin ea m ien to de la acera sur de la ca lle de San H ipólito (Avenida
H id alg o ). Para c o n stru ir una casa en su lugar, desap areció el C a lle jó r
de la C a la v e ra y se am p lió la m a n za n a no rte del C o n ve n to de S a r
Diego. Esta c a p illa , lo c a liz a d a en el b arrio de Z ap o tlán dependiente
de la p a rcia lid a d de San Ju a n , p e rte n e ció a la co fra d ía de su mismo
nom bre. D urante el gobierno de ReviIlagigedo se intento d errib arla sin
c o n s e g u irlo . En 1827 el A y u n ta m ie n to acordó d e rrib a r v a ria s de las
c a p illa s de los barrios que, cerrad as y sin cu lto , servían en sus alred e­
dores de depósito de in m u n d icias y abrigo de m ale an te s. Al dem olerse
la del Ecce Homo, se entregaron sus enseres al cura de la Parroquia de
La S a n ta V e ra c ru z, entre ellos una esquila y dos ca m p a n a s.82
El jardín de la Casa de Tolsá se convirtió en esos años en parque púb: -
co, ya que al morir, sus hijos no continuaron la construcción de la casa .
transformaron el jardín en un negocio donde se disponían comidas y fiestas
y se organizaban divertidos días de campo.83
La Calzada de Ojalá (Rosales), trazada durante el gobierno de Revills-
gigedo, terminó de formarse en su lado poniente al establecer ahí en 185*
una plaza de toros. Esto originó que el Ayuntamiento vendiera solares en s ls
alrededores en donde se edificaron casas.84 Don Vicente Pozo mandó cons­
truir la plaza de toros al norponiente de la glorieta que iniciaba el Paseo de

80 ah cm , Capillas del Calvario, vol. 4 9 3 , exp. 2.


81 José Ma. Marroquí, op. cit., t. II, p. 3 3 .
82 José Ma. Marroquí, op. cit., 1.1, p. 2 9 0 .
83 José María Marroquí, op. cit., t. II, p. 2 8 5 .
84 José María Marroquí, op. cit., t. III, p. 6 6 2 .
A N TO LO G ÍA Si 165
H isto ria I

i-ca re !¡, en un terreno que le adjudicó el Ayuntam iento.85 Proyectada por el


i T - tecto De la Hidalga, ocupó una área de más de 2 5 0 0 0 varas cuadradas
:e construyó de madera sobre una planta circular. La plaza, que tenía ca-
: ; : dad para 10 000 personas, mejoró mucho el rumbo y la calle en donde se
:g zaba; la calzada se alumbró con ocho faroles y se dotó de banquetas.
En 1841 se suprim ió la Plaza del Puente del Santísim o al construirse
• :eatro de Nuevo M éxico, en la ca lle del mismo nombre. Éste era pro-
: T.ad del ingeniero italiano José Besozzi y se convirtió en el favo rito de
i g-ente jo ven.
^as calles de Revillagigedo se hallaban en 1833 en el más com pleto
arandono, llenas de basura, aguas estancadas y carentes de guardafarol.
; e -and aron lim piar y se intentó alum brarlas, pero como sólo había algu-
■ accesorias habitadas, según se dijo, no se justificab a gravar los fondos
- cipales con el sueldo de un guarda que cuidara los faro les.86 En 1853
í ; neó la primera calle de Revillagigedo al quitarse un ancón de una casa
zada en la esquina de esta calle y Calvario (Avenida Juárez) habiéndose
*:e-nn¡zado al propietario.87
E 30 de diciem bre de 1843, por decreto del gobierno, se ordenó la
n - u r a de la calle Santa Anna (A rtículo 123), que prolongaba la de Re­
tí- :t s y Nuevo México cortando el edificio del Hospicio de Pobres y con-
" - . a n d o hasta el Paseo Nuevo. Se estipuló que en toda la extensión de
- edificio se fabricaran accesorias o cuartos cuyos frentes form aran la
í e. Para evitar irregularidad en las fachadas al dividir el hospicio, debía
r:~ a rs e de modo que sus p ilastras fo rm aran ángulos que se decoraran
- :odo el cornisam ento del orden, y en la parte norte, abrir una portada
:.; a la existen te.88 Con la salida del general Santa Anna, la apertura de
; . a quedó pendiente hasta 1851, cuando se abrió la ca lle en el tram o
* ; a m anzana donde se localizaba el Hospicio de Pobres, dividiendo este
e : c cio en dos.

£ --CM, Terrenos, vol. 4032.


56 --CM, Policía en general, vol. 3630, exp. 244.
: ' --CM, Calles, Alineamiento, vol. 444, exp. 16.
: • Vanuel Dublán y José Ma. Lozano, Legislación mexicana o colección completa de disposiciones
«a s ::¡vas expedidas desde la independencia de la República..., Impr. Del Comercio, México, 1876-
r i . L I V , No. 2748.
166 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores M orales

EI 24 de octubre de 1853 se aprobó un proyecto para co n stru ir en


esa zona vario s e d ificio s, en su m ayoría de ca rá c te r m ilita r: un panteón
n a cio n a l, un cu a rte l de in válid o s, un colegio m ilita r, dos c u a rte le s de
in fa n te ría y uno de c a b a lle ría , un alm acén de pólvora y un campo m i­
lita r de m anio bras; se proponía tam bién refo rm ar el ed ificio de la Ciu-
dadela y la calzada desde el Salto del Agua hasta el Paseo de Bucareli:
dem oler los Arcos de Belén desde la garita a la caja de agua, su s titu ir e
acueducto con encañados y re g u la riza r la Plaza de San Ju a n de la Pe­
niten cia y las ca lle s y calzad as circu n d an te s. Para fin a n c ia r el proyecto
se e sta b le ció un d escu en to m ensual en los su eld o s de los servid o res
p ú b lico s,89 y con objeto de fa c ilit a r la re a liza ció n de las obras, el m i­
nistro de Ju s tic ia expidió otro decreto que preveía la e xp ro p iació n de
terrenos en razón de utilid ad p ú b lica.90
El Cuerpo de Ingenieros debía form ar los presupuestos para las obras
y el gobernador de la ciudad y el Ayuntam iento a u xilia rían en lo necesa­
rio. Para ello el director general de ingenieros daría aviso al A yuntam ien­
to al iniciarse los trazos y las co nstrucciones y le enviaría una copia de
plano aprobado para que éstas se reglam entaran de acuerdo con él.
Se pensó establecer el cuartel de inválidos en terrenos de la Ciuda-
déla. Las co nstrucciones propuestas no se realizaron ni se demolieron les
arcos del acueducto de Belén sino hasta los años noventa. Sin embarge
se regularizó la Plaza de San Juan y sus calles circund antes, y se abrieror
nuevas calles en la Colonia Francesa.
En 1853 se suspendieron las obras que estaban realizando particula­
res en terrenos aledaños al Paseo Nuevo m ientras el arq uitecto E n riq .t
Griffon realizaba el plano que fijaba los lím ites a los que debían sujetarse
las construcciones, para quedar expeditas las calles nuevas que se abriría'
en el terreno denominado Colonia Francesa de Paseo Nuevo.91 (plano 9)
Esta pequeña co lo n ia tuvo su o rig en en 1 8 4 9 , cu an d o el f r a r -
cé s Lu is M e u n ie r co m p ró al c o ro n e l M a ria n o Paz y T a g le dos s -
tio s e ria z o s lla m a d o s L a ilso n y H u e jo c a lc o u b ic a d o s e n tre las c a ­
ll es del C a lv a rio (A v e n id a J u á r e z ), la de la c á rc e l de la A c o rd a c ;
(B a ld e ra s ), la del Paseo N uevo (V ic to r ia ) y el Paseo de B u c a re

89 Manuel Dublán y José Ma. Lozano, op. cit., t. VI, p. 722.


90 Ibidem., p. 587.
91 a h c m , Calles. Alineamiento, vol. 444, exp. 17.
92 Archivo de Notarías de México, Not. 464, Juan Navarro. Escritura del 3 de mayo de 1849.
A N TO LO G ÍA SI lg 7
H isto ria I

o
o
uo
O

VICTORIA P lano 9
Plano de la Colonia
Francesa, a h c m , Calles,
Alineamientos, t.4 4 4 ,
e x p .1 7 .
16g I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

El po trero de L a ilso n , situ a d o al n o rte , lo com pró Tagle al A y u n ta ­


m ien to a censo e n fité u tic o en 1 8 4 1 . A leg ab a d erech o s sobre él por
una prom esa de v e n ta que le otorgó el apoderado de los ind íg enas
del barrio de la C an d e laria A tla m p a , quienes habían entab lad o pleito
co ntra el A yuntam iento por la propiedad de parte del terreno . Tagle se
com prometió a responder por ese pleito .93 El nombre del potrero se debió
al apellido del cirquero alem án Felipe Lailson, fam oso por su destreza er
los ejercicios ecuestres, que vivió a llí a principios del siglo XIX. El potrero
de Huejocalco, ubicado al sur de Lailson, lo compró Tagle en 1835 a Rita
Espinosa, quien lo heredó de su esposo el coronel Gordoa; éste lo había
comprado a la te stam entaria del arquitecto Ignacio C astera.94
M eunier dividió los potreros en fracciones para su venta e intentó for­
mar una com pañía entre varios socios para co nstruir en ellos, pero no le
pudo realizar. Vendió en abonos, a diversas personas, a un plazo de ochc
años algunas fraccio nes del terreno. En 1851 se declaró en quiebra y sus
bienes fueron sacados a concurso pasando a poder de los síndicos, quienes
decidieron respetar las ventas efectuadas y expender solam ente las frac­
ciones que no se habían vendido. Con objeto de liquidar lo que todavía se
debía a M ariano Tagle, el concurso realizó un convenio con los com pra­
dores para que pagaran sus terrenos de contado a cambio de hacerles ur
descuento de 25°/o.95
La co lo n ia se form ó con seis m an zan a s d ivid id a s por cin co ca lle :
de 15 varas de ancho, según el plano del arquitecto Enrique G riffon. La:
calles eran, de norte a sur, las de Iturbide y Cuartel de Inválido s (Hurr-
boldt), y de oriente a poniente, las tres de Santa Anna (A rtículo 123). Er
1854, Agustín A lan, propietario de un terreno sobre el que iban a pasa­
dos de estas calles (Santa Anna y Cuartel de Inválidos), solicitó se fijara*
los lím ites que debían ten er las co n stru ccio n es que iban a e d ifica r c c '
objeto de exp ed itar las ca lle s que se pretendía ab rir y v a lu a r el te rre -:
que él debía ceder.
La prolongación de la ca lle de Santa Anna sobre los terreno s de :
Colonia Francesa se planeó hasta el edificio de la Penitenciaría, que em­
pezó a construirse al poniente del Paseo de Bucareli. En 1854 se p re se r::

93 AQNCM, Not. José Ma. Ramírez, escritura del 19 de mayo de 1841 en protocolo de Juan N a va ~
3 de mayo de 1849.
94 AGNCM, Not. 426, Francisco Madaríaga. 26 de noviembre de 1835.
95 a h c m , Calles, Alineamiento, vol. 444, exp. 17.
ANTO LO GÍAS I 1g9
H isto ria I

i presupuesto del costo que tendría la conclusión de esta calle hasta el


: aseo Nuevo incluyendo atarjeas, empedrado, embanquetado y un puente.
E A yuntam iento argum entó que no tenía dinero y que esta obra debía
:Dsponerse;96 no obstante se ordenó que quedara concluida en dos meses,
: n que se pueda precisar la fecha en que se term inó. Las calles de Iturbide
. :e los Inválidos (Humboldt) quedaron abiertas también.
Desde 1832 los vecinos del cuartel 31 tenían la idea de abrir la calle
i r ¡cha (Luis M oya), desde Corpus C hristi (Avenida Ju á re z) a la C alle del
Sapo (Victoria). Se había formado en el Callejón de Corpus Christi un mu-
adar que ocupaba la plazuela y rinconada convirtiéndose en lugar propicio
: ara robos y asaltos; se pensaba que la apertura de la calle resolvería tales
i'oblem as. En 1839, cuando habían desaparecido los basureros y se habían
^bricado un buen número de casas, se insistió en la idea. En 1844 se valuó
a finca que debía tirarse para abrir la calle Ancha y se consiguió que varios
.ecinos interesados en la apertura dieran un donativo de 1 385 pesos para
: agarla. El arquitecto Enrique Griffon se comprometió a pagar 1 600 pesos
:o r los escombros y m ateriales de la finca, y a demolerla dejando expedito
i sitio a cambio de que el Ayuntam iento le diera posesión de las partes de
a casa no necesarias para la calle. La cantidad restante la pagó el Ayunta-
~ ‘ento, en parte con una hipoteca que le reconocieron y lo demás en abo­
nos parciales. El Ayuntam iento solemnizó en 1844 el aniversario del 27 de
:?ptiembre de 1821 con la apertura de la calle Ancha. El callejón de Corpus
Christi se cerró,97 y Enrique Griffon denunció y compró dos partes de é l.98
En 1852 se quitó el ancón sa lie n te ubicado al p rin cip io de la ca lle
-ncha, que pertenecía a una casa propiedad del Convento de la Merced
:e las H uertas. El padre encargado aceptó que se tira ra para alin e a r la
calle debidam ente, siem pre que se le repusiera la pared y las piezas e x-
:e rio re s. La obra se ca lcu ló en 1 0 4 0 pesos. Los señores G riffo n y M ata
: eron 475 pesos para ese propósito.99
En 1831 el Ayuntam iento realizó la apertura de la calle de la Escondi-
da (Ayuntam iento) que prolongó la del Puente Quebrado (República de El
Salvador) hasta la Plaza de San Juan y la comunicó con la Parroquia de San
José. El propósito principal era evitar los desórdenes que se cometían en la

96 a h cm , Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , exp . 2 0 .


97 AHCM, Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , exp . 16 .
9 8 AHCM, Terrenos, v o l. 4 0 3 3 , exp . 5 0 8 .
99 a hcm , Calles, Alineamiento, voL 4 4 4 , exp . 15.
170 [A N TO LO G ÍAS
I M aría Dolores Morales

rinconada del Agua Escondida. Para ello se derribó una casa y parte de una
bodega de la pulquería de la Escondida, propiedad de Ignacio A dalid. Se
pagó al Colegio de Belén el terreno necesario para la apertura de la calle y
Adalid cedió la parte ocupada por la bodega a cambio de que le costearan
el m aterial para construirla al lado de la pulquería.100
Por decreto de 1841 se señaló la plazuela de San Juan de la Peniten­
cia como una de las cuatro destinadas a mercados. Este mercado reuniría
en un solo lugar los m uchos puestos de las P lazu e las de las V izca ín a s
el Tecpan y las calles adyacentes. El A yuntam iento trató de establecerlo
desde 1842, sin que pudiera lograrlo por la escasez de fondos y porque la
plazuela no pertenecía a los propios de la ciudad. El terreno era propie­
dad de la parcialidad de San Juan y estaba arrendado a José Ma. Barrera
quien puso en la plaza una pulquería y otros ja c a le s que la co n virtiero r
en centro de reunión de ladrones fam osos, borrachos y p ro stitu tas.101
Coincidiendo con el inicio de la construcción del nuevo mercado de
San Juan en 1848, Cayetano Basave hizo en ese año un croquis del barrio
de Nuevo M éxico , ubicado entre las c a lle s de Nuevo M éxico (A rtículo
123), San Ju a n , Salto del Agua y B u careli, que proponía la regularízaciór
de la traza y la alineación de las calles de esta zona (plano 10).
La ordenación había empezado en 1831 con la apertura de la calle
de la Escondida (A yu ntam ien to ) continuado en 1844 con la de la calle
Ancha (Luis Moya) y se convirtió al hacerse el plano en un proyecto más
general. Esta regularización constituyó, junto con la creación de la Colo­
nia Francesa, el cambio urbano más im portante del periodo y asimismo
representó la crista liza ció n de la idea de Castera en esta pequeña zona
de los barrios indígenas.
Desde 1842, antes de la form ación de la Colonia Francesa, cuyo ori­
gen data de 1849, empezaron a co nstruirse casas en el barrio de Nueve
M éxico y a avecindarse en él algunos extran je ro s, principalm ente fra n ­
ceses. Según el padrón de 1848, vivía n a llí en ese año alrededor de 95
e xtran jero s: 61 fran ceses, 15 ingleses, 13 alem anes, dos suizos, dos ita­
lian o s y un irlan d é s. M ás de la m itad de los fra n ce se s eran artesanos
dueños o em pleados de c a rp in te ría s, h e rre rías, ca rro ce ra s, plom erías .

100 ahcm, Calles, Apertura, vol. 451, exp. 14.


101 AHCM, Policía en general, vol. 3 63 2, exp. 361.
ANTOLOGÍAS I m
H isto ria I

Barrio de Nuevo México


1 Hospital Real
2 Parroquia de San José
3 Convento de San Juan
de la Penitenciaría
4 Capilla de Nuestra
Sra. de La Candelaria
5 Teatro de Nuevo México
6 Baño del Sol
7 Baño de Las Delicias

Plazuela
de la Cal

Acueducto

P la n o 1 0
Dibujo basado en ei croquis del barrio de Nuevo México, situado al suroeste de la
ciudad. Cayetano Basave, 184. Depto. de Geografía, Meteorología e Historia. Colección
Orozco y Berra, núm. 927.

xasam an erías; 40°/o de ellos v ivía en las m anzanas 219 y 229 form adas
as c a lle s de Puente de San F ran cisco (A venida Ju á re z ), San Ju a n ,
: y e ld e s (A rtículo 123) y López y Corpus C hristi (Avenida Ju á re z), Ancha
_ J s Moya), Pelota (Independencia) y Revillagigedo, respectivam ente.
Había una panad ería fra n ce sa ju n to al te a tro de Nuevo M éxico y
i : ' cas de tejid o s y m antas, así como ce rv e c e ría s tam b ién de propie-
os e x tra n je ro s.102
En octubre de 1848, el presidente de la república expidió un decre-
: en el que se dotó al fondo m unicipal de los recursos necesarios para
-p re n d e r la obra del m ercado. Se realizaro n d ilig e n cias para ad q uirir

12 a h c m , Padrón Municipalidad de México, vol. 3409.


172 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

la plazuela haciendo predom inar el derecho del A yuntam iento y su nor­


mal posesión contra la resistencia opuesta por el anterior arrendatario. E
contrato de adquisición de la plaza a censo enfitéu tico se form alizó por
escritura otorgada por don Luis Velázquez de la Cadena, adm inistrador de
los bienes de p arcialid ad es. Para co m enzar la obra, el A yuntam iento de
México obtuvo préstamos por 22 000 pesos.
La co nstrucción del mercado en esta plazuela se contrató con el ar­
quitecto francés Enrique Griffon en 4 4 0 0 0 , con arreglo a su plano. El pre­
sidente de la repúb lica, don José Joaquín de H errera, colocó la primera
piedra del edificio el 13 de mayo de 1849, habiéndose mandado grabar una
medalla conm em orativa. El mercado se abrió al público en enero de 1850.
El co ntrato con G riffo n estipulaba la e d ificació n de un m ercado de
m am postería con el compromiso de hacer el plantío de árboles indicada
en el plano y dos fuentes exteriores para bebedero de las bestias y para
su rtir de agua limpia. Los arquitectos Manuel Delgado y Manuel Gargollo,
com isionados para revisar su co nstrucció n , m anifestaron en su informe
que la obra se hizo de acuerdo con lo indicado en los planos; que todas
las pilastras que sostenían el techo eran de cantería a excepción de cua­
tro hechas de piedra ch ilu ca, y las planchas de la cubierta se asegurare'
con tornillo s y grapas de fierro. Griffon no sólo cum plió con los términos
de la co ntrata, sino que introdujo m ejoras que no estaban estipuladas.
Para Katzman este edificio tan sim plificado es un buen ejemplo de la ar­
quitectura u tilitarista y un im portante antecedente de algunos concepta:
de la arquitectura contem poránea.104
Se facu ltó al A yuntam iento de M éxico para hacer los dem ás gastes
necesarios y para abrir, am pliar y expeditar las calles aledañas al m ercac:
La construcción del mercado de San Juan influyó en la organización de a
tram a vial circundante, al requerir de un acceso fácil y libre. Para ello e~
necesario a b rir una ca lle que su stitu y e ra al ca lle jó n de C h iq u ih u ite ra:
(Buen Tono) y e n san ch ar el callejó n de San A nto nio (Ernesto Pugibe:
El m ercado necesitaba un trá n sito expedito en el punto de la an g o s::
entrad a al ca lle jó n de C h íq u ih u ite ra s, que no ten ía ni cu atro varas c ;
ancho, lo que propiciaba las in fra ccio n e s de po lícía y que no pudiera*

103 a h c m , Fincas de Mercados, vol. 1100, exp. 18.


104 Israel Katzm an, Arquitectura del sigloxix en M éxico, UNAM, 1973
A N TO LO G ÍA SI 173
H isto ria I

sésar por a llí bestias de carga ni hombres que llevaran efectos. Era la vía
- : : r y más corta para que los vecinos que habitaban y pasaban por las
i es de Tum baburros, Arcos de Belén y D elicias fueran al mercado. Asi -
- : " o era im portante am pliar el callejón de San Antonio, que co nstituía
í - n e o paso que había de la calle Ancha al m ercado. En mayo de 1849
t acordó que el arquitecto Griffon hiciera un plano de estos callejones,
- : cando a llí las partes de las casas que era necesario tira r para am pliar-
: : . que los arquitectos de la ciudad valuaran . El proyecto proponía una
í e de 17 varas en lugar del callejó n de Chiquihuiteras, y otra de 14 en
tución del de San Antonio. Se planteó la supresión de los callejones
:e -n modo progresivo.
El Ayuntamiento compró parte de la casa núm. 5 de la Plaza de San Juan
: í a Penitencia, propiedad del licenciado Cástulo Barreda, para alinear la
-- e en el extremo norte del callejón de Chiquihuiteras (Buen Tono). El pre-
: de 4 2 0 0 pesos se pagaría en los abonos que se estipularon. Barreda se
: -orom etió a levantar la tapia y a modificar su casa con arreglo al alinea-
Tf e^to demarcado en el piano. Griffon propuso comprender en la Plaza de
S a i Juan de la Penitencia, el derribo de la parte de la casa que quedaba fuera
re alineamiento adoptado para la calle nueva de Chiquihuiteras (Buen Tono)
* e callejón de San Antonio (Ernesto Pugibet), con la condición de que se le
: e ran los m ateriales resultantes del derribo. En compensación se llevaría el
escombro y entregaría al Ayuntam iento 200 pesos dejando libre el terreno,
o comisión de Hacienda aceptó la propuesta de Griffon en julio de 1849.105
Se regularizarían también las dos m anzanas ubicadas al sur de la Plaza
: e San Juan, y desaparecerían los callejones de San Pedro, Olivo, Bosque y la
: 'aza de Camarones.
El arquitecto Griffon tuvo, como hemos visto, una participación impor-
n t e en la regularización de este sector, lo que aprovechó para convertirse
t ' propietario de diversas casas. Vino a M éxico en 1827, y en 1836 soli-
: :ó se le perm itiera e jercer su profesión; recibió el grado de académ ico
:e mérito en 184 3 .106
En 1844 G riffo n compró al A yuntam iento de M éxico los escom bros
• m ateriales que quedaron de la dem olición de la finca derribada para la

' 35 a h c m , Calles, Apertura, v o l. 4 5 1 , exp. 19.


' DS Archivo de la Antigua Academia de San Carlos, Gaveta 2 8 , núm. 5 9 0 1 .
174 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores Morales

apertura de la calle Ancha, a cambio de que el Ayuntam iento le diera en


propiedad las partes de la casa no u tiliz a d a s; en ese terreno estableció
un hospital para los fran ceses residentes en M éxico. Denunció también
parte del callejó n de Corpus Christi que fue cerrado y donde él se cons­
truyó una casa.
En el mismo año realizó el plano para el m ercado de San Ju a n , que
edificó hasta 1849. En ese año hizo el proyecto de am pliación de los ca ­
llejones de C h iq u ih u íteras (Buen Tono) y San A ntonio (Ernesto Pugibet
para expeditar el acceso al mercado, e incluyó en el contrato de la plaza
la dem olición de la casa que obstruía el alineam iento de los callejones, a
cam bio de que le dieran los m ateriales del derribo. Se quedó con varios
terrenos en el callejón de San Antonio (E. Pugibet), donde construyó ca­
sas. En 1853 hizo el plano de las calle s que debían abrirse en la Colonia
Francesa, donde tam bién edificó casas en la calle de Iturbide.
Fuera ya del área de Nuevo M éxico, en la parte más alejada del sec­
tor sur poniente, ocurrieron tam bién varios cam bios. En 1822 se intentó
am pliar el callejón de Pajaritos (Doctor Valenzuela) y se acordó fija r avi­
sos en los periódicos colocando a los dueños de las fincas que lo rodea­
ban para que en seis días pasaran al A yuntam iento , o de lo contrario se
dem olerían las casas para alinearse. El dueño de la finca que estrechaba
este callejón propuso se cerrara porque él no era culpable de la d efo rm -
dad del alineam iento .107 En 1829 volvió a intentarse la am pliación del ca­
llejón, y se inició el derribo de algunas piezas ruinosas del baño del jardín
ubicado al extrem o, el cual formaba un ancón que estrechaba el tránsito
Los propietarios pidieron la suspensión de la obra de dem olición, lo que
se les concedió habiendo quedado ésta sin co n clu irse.108
En 1822 se abrieron las dos calzadas del Campo Florido utilizando ;
mano de obra de los presidiarios destinados al efecto .109 La calzada grande
(Doctor Andrade), formada con árboles en ambos lados, se trazó de norte a
sur; comenzaba en la calle del Salto del Agua y concluía en una plazoleta
sem icircular frente a la capilla dedicada a la Virgen de la Soledad. Esta ca­
pilla tenía campana, que sólo se usaba en las capillas de los barrios y que
por su mayor extensión, la ocupaban para convocar a los fieles a los actcs

107 Actas de Cabildo, vol. 142-A, fs. 551 y 557-b.


108 a h c m , Policía en general, vol. 3630, exp. 222.
109 AHCM, Actas de Cabildo, vol. 142-a, fs. 551.
•r qiosos. La calzada se ubicó frente al potrero del Convento de Belén de
: : 3adres, al oriente de terrenos incultos del antiguo barrio de Am analco,
:-r-:eneciente a la parcialidad de San Juan. Aquellos campos siempre ver-
:t s , principalm ente en tiempo de lluvia, se cubrían de flores silvestres, lo
dio al sitio el nombre de Campo Florido. La calzada chica (Doctor La-
::a ), que se abrió de oriente a poniente, comenzaba en la calle del Niño
- r :i d o y term inaba en la plazoleta al costado del santuario. Menos larga
• -e n o s ancha que la calzada grande, se ornamentó también con árboles y
tra b a rodeada de terrenos eriazos cubiertos de yerba y flo re s.110
La reedificación de la Capilla de La Soledad o Campo Florido influyó
i * a construcción de estas dos calzad as. La ca p illa , que había quedado
~ a f e c t a d a por el temblor de 1820, fue reconstruida en estilo neoclásico,
- i : calzadas se abrieron para fa c ilita r su acceso y evitar que el lugar fuera
go de malhechores.

S e rO fiE S NORTE Y o r ie n t e

Dtros sectores de fuera de la traza se registraron también algunos cam ­


pos, pero m ínim os. En el secto r norte se suprim ieron las p lazu e las del
- : jila , donde hubo un puesto de pulquería, y la de Altuna, ambas ubicadas
; "orte del Convento de Santo Domingo. En su lugar se hicieron por el año
: : 1845 dos grandes co rrales cercados con adobe, que reg u larizarían la
- a n z a n a .111 En la zona oriente se suprim ió la plaza situada en la Calle de
as M aravillas (Guatem ala), donde también hubo una pulquería.

L ; .~R0 DE LA CIUDAD

I entro de la traza urbana observamos varios cambios. En 1824 se derribó


¿ Capilla de la Cruz de los Talabarteros ubicada en la calle de Em pedra-
: o (M onte de Piedad), al poniente de la cated ral. Esta cap illa , fundada
el siglo xvn por la co frad ía de los ta la b a rte ro s, estaba deteriorad a y
: n cu lto . Sus alred edo res, llenos de ven d im ias, en las noches eran es-
: : 'd ite de ladrones, por lo que los vecinos y el regidor del cuartel pidieron

'0 José María Marroquí, op. c/fc, t. II, p.50.


'■ José María Marroquí, op. c/t. t. 1, p. 189.
176 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores Morales

al A yuntam iento su dem olición. El cabildo acordó d erruirla con fu n d a­


mento en el a rtícu lo 68 de la Ordenanza de Intendentes por fo rm ar un
saledizo que impedía el alineam iento y desfiguraba el aspecto público. La
destrucción de la capilla y la remoción de los escombros se contrató con
el arquitecto francés Agustín Brey, y los enseres existentes se entregaron
al cura del Sa g ra rio .112
En la zona no rte se dieron tam b ién alg u n o s ca m b io s. Al noreste
de Santo Domingo, el A yuntam iento vendió la Plazuela de C elaya, don­
de hubo una p u lq u e ría, y el ca lle jó n ad ju n to , y se re g u larizó la m an­
za n a . En 1851 desap areció la Plaza del Facto r, situ ad a en la c a lle de
m ism o nom bre (A lle n d e ), donde estab an e sta b le cid o s los vendedores
de v ie jo ; se había co n v e rtid o en re fu g io de vag o s y no o b sta n te las
d iv e rsa s m ed id as a d o p ta d as no se había podido im p la n ta r el o rd er
Fran cisco Arbeu presentó al A yu n tam ie n to un proyecto para constru •
un teatro en su lugar. La corporación cedía la plaza y algunos créditos
a ctiv o s y los demás fondos los ap o rtaría Arbeu, quien la ad m in istraría
cierto número de años al cabo de los cuales la entregaría a la ciudad. E
te a tro , que se llam ó Iturbide, se construyó de acuerdo con el p ro ye c::
del arq uitecto Santiago M éndez.113
El sector sur registró tam bién algunas transform aciones. Se suprirr :
la Plaza de los Gallos ubicada en la calle de San Felipe de Jesús (Regina',
en la que había una pulquería. Se cerró el callejón de Regina y se f o r r :
una sola m anzana. En 1847, M. M urguía estableció una im prenta y l -

baño en la plaza del Puente Quebrado, lo que originó su desaparición, t


cierre de dos pequeños callejones que daban a ella y la regularizacíón c í
la m anzana.114

112 José María Marroquí, op. cit., t. II, pp. 335 y 336.
113 José Ma. Marroquí, op. cit., t. II, pp. 403 y 404.
114 José Ma. Marroquí, op. cit., t. III, pp. 607.
A N TO LO G ÍA SI 177
H isto ria I

CONCLUSIONES (1821-1855)

.o s resultad o s del a n á lisis de los cam bio s en la traza de la e stru ctu ra


. 2 de la Ciudad de M éxico en el periodo 1 8 2 1 -1 8 5 5 m uestran que la
t e n s i ó n de la traza hacia el sector poniente-sur poniente, iniciada con
t oroyecto de Castera, crista lizó en esos años al regularizarse el tra z a ­
re de ca lle s del barrio de Nuevo M éxico y crearse la Colonia Francesa.
„ e d ó así esta parte de la parcialidad de San Juan integrada a la ciudad
r= como se reflejó en 1851, cuando el A y u n ta m ie n to , al fija r la línea
: . soria entre suburbios y centro, la consideró dentro del núcleo central
» no como suburbio.
La extinción de las repúblicas de indios en 1821 provocó que sus bie-
*es estuvieran expuestos a la codicia de diversos intereses, entre ellos los
rt Ayuntam iento, que trató de que quedaran bajo su adm inistración sin
in s e g u irlo . Esta corporación no tomó en cuenta al ad m inistrador nom-
r-id o por el gobierno de la ciudad, en su lucha por hacer respetar estos
r enes, y facilitó a los habitantes de la ciudad su apropiación al expedir un
:n d o que los inducía a adjudicárselos mediante la denuncia de los terre-
i - :s no cercados. Esto posibilitó que continuara la invasión de tierras de los
■n os indígenas iniciada en el periodo borbónico. Hubo muchas denuncias
m adjudicarse terrenos y sitios eriazos especialm ente en las zonas ale-
:ñ a s a la Calle Ancha. La Colonia Francesa y el mercado de San Juan se
t - aolecieron también en terrenos que habían sido propiedad indígena. Así,
fe : udad sometió a una parte de la zona indígena a su propio orden para
■-•rcer a costa de sus barrios.
Los cambios en la configuración vial fueron desiguales en las zonas. La
: n e central de la ciudad y los barrios localizados al norte, oriente y sur
c a n e c i e r o n casi in tacto s. Las m odificaciones se redujeron a algunas
- .r e s io n e s de plazas debidas al bando de 1825, que ordenó q u itar los
r .estos de pulque de la mayoría de las plazuelas y permitió expenderlo en
as o accesorias.
El único sector que registró cam bios im portantes fue el poniente-sur
ente, que era el que interesaba a la ciudad para expandirse. En la pri-
-e*3 fase (1821 a 1840) se demolieron varias capillas que perm itirían la
£ _ z ación de calles, derribo que se inscribió dentro del proceso de secu-
; 'zació n . Se abrieron las calles de la Escondida (Ayuntam iento) y las del
I - — do Florido (Doctor Andrade y Doctor Lavista).
178 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

En la segunda etapa (1842 a 1855) ocurrieron los mayores cambios.


En la década de 1840 se construyeron varias casas de extranjero s, lo que
in flu y ó en la ap ertu ra de la c a lle A ncha (Lu is M oya) y en la traza de
plano de reg u larizació n del barrio de Nuevo M éxico , que coincidió co r
la co nstrucción del m ercado de San Ju a n , determ inante en la reorgani­
zación de la tram a via ria circu n d an te. En la década de 1850 se trazó la
Colonia Francesa, se abrió la calle Santa Anna, se construyó la plaza de
toros que m ejoró su entorno y se reg u larizaro n la Plaza de San Juan .
calles circund antes.
En esta fase destaca la p articipació n del arq uitecto fran cé s Enrique
G riffo n , quien proyectó y construyó el M ercado de San Ju a n ; realizó e
proyecto y las obras de am pliación de las calles aledañas a éste, así comc
el plano de la Colonia Fran cesa, lo cual aprovechó para co n ve rtirse er
propietario y co nstructo r de varias casas del sector.
Los proyectos de Tadeo Ortiz, el del barrio de Nuevo M éxico y el de
Cuerpo de Ingenieros tenían en común la intención de m odificar la zona
su r poniente que desde la época borbónica había sido propuesta para
que la ciudad se extendiera. Las propuestas de Ortiz y gran parte del piar
del Cuerpo de Ingenieros no se llevaron a cabo en tanto que se realizo
parte de éste y la re g u lariza ció n del barrio de Nuevo M éxico . Los dos
p rincip ales obstáculo s enfrentad o s fueron la inestabilid ad po lítica y la
crisis finan ciera. El Ayuntam iento de M éxico, que no disponía de recursos
su ficie n te s, tuvo que re cu rrir a préstam os, donativos de vecin o s, pagcs
en abonos, e tc., para co m p rar casas que debían dem olerse o terrenos
necesarios en la apertura o el alineam iento de calles. Para la re a liz a d o '
de las obras u tilizó mano de obra de presidiarios o dio a cambio sobrar-
tes de terrenos, como en el caso de G riffo n. Esto indujo a que las obras
fueran lentas, en ocasiones una misma calle se abría o am pliaba por eta­
pas sin poder perfeccionarla sino a largo plazo. La inestabilidad política
provocó que los proyectos no tuvieran continuidad y se suspendieran :
que partes de un proyecto quedaran incluidas en otro posterior, como e-
el caso de la regularización de la Plaza de San Juan y sus calles aledañas
que formaban parte del proyecto del barrio de Nuevo M éxico, y que pos­
teriorm ente se incluyeron en el proyecto del Cuerpo de Ingenieros.
Algunos de los avances logrados en la ordenación de la estructura vía
de la Ciudad de México durante el periodo 1821-1855 fueron: en la perifera
AN TO LO G ÍA S] 1?g
H isto ria I

a mejora del Paseo de Bucareli, tanto en su ornamentación interna como en


s j entorno, con la creación de la plaza de toros y la Colonia Francesa. En su
•tenor, la cristalización del proyecto de Castera al integrarse a la ciudad el
:ector poniente-sur poniente formado por parte de los barrios indígenas de
a parcialidad de San Juan. Integración que se dio por la ordenación de la
"s z a de sus calles, iniciada en la época borbónica y que en esos años registra
- i gran avance con la formación del barrio de Nuevo México, la creación de
i Colonia Francesa y la construcción del Mercado de San Juan, fundamenta-
es para inducir la reorganización de la trama viaria de su entorno.
La integración a la ciudad de esta parte de los barrios, lejos de aca-
:a r con el principio de segregación al ordenar y dotar de servicio s a los
esoacios indígenas - in te n c ió n del proyecto de reforma de b a rrio s - , por
encarecim iento originó el desplazam iento de las com unidades, deste­
já n d o la s a lugares más lejanos y haciendo que la ciudad creciera a costa
:e despojar a los indígenas de sus tie rra s y de som eterlos a v iv ir en un
: rden distinto y extraño al que habían m antenido por siglos.

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• :id o de policía publicado en 26 de octubre de 1769.


La nacionalización
de los conventos

Ciudad de México 186 1 -1 8 82


y los cambios en
los usos de suelo.

Publicado en: María Dolores Morales y Rafael Mas (coords.), Continui-


dadesy rupturas urbanas en lossiglosxvillyxix. Un ensayo comparativo
entre México y España, Memoria del li Simposio Internacional sobre
historia del Centro Histórico de la Ciudad de México, México, Consejo
del Centro Histórico de la Ciudad de México, 2000, pp. 151-184.
L
a d esam o rtizació n y la n a cio n alizació n de los bienes e cle siá stico s ha sido
uno de los hech o s m ás im p o rta n te s de la h is to ria e co n ó m ica , so cia l y
e cle siástica de M éxico y ocupa un lugar destacado entre los aco ntecim ien­
tos ocurridos en el siglo x ix porque constituyó un paso definitivo para alcan zar la
:rc u la riza ció n de la sociedad. Sin embargo, su impacto en la configuración espa-
: 5 de las ciudades m exicanas ha sido poco estudiado, no obstante que supuso la
■'ansformación de un modelo urbano, la ciudad conventual, definida por el tono
o m in a n te de los edificios religiosos y el predominio espacial de casas am o rtiza­
rás, hacia la conform ación de una ciudad moderna m arcada por un nuevo perfil
i co, la apertura de m odernas v ía s y plazas, el surgim iento de nuevas co n stru c-
: ones y la adaptación de conventos a usos públicos.

El objetivo de esta investig ació n es conocer las repercusiones de la na-


: onalización en la estructura interna de la Ciudad de M éxico, m ediante
t análisis de los cam bios en los usos del suelo originados por la división
. .enta de los núcleos co nven tuales. Estos ed ificio s ocupaban una gran
tc e n sió n del área urbana y durante tres siglos y medio habían co n stitu i-
:o los centros neurálgicos de la ciudad colonial, en ocasiones m anzanas
:om pletas con vida y dinám ica propias.
La d ivisió n de los co n ven to s, co legio s y ho sp ita le s con sus p atio s,
irandes huertas y cem enterios localizados en las mejores zonas de la d u ­
rad, amplió el espacio habitacional y el dedicado a servicios y dio origen
a un uso de suelo más intensivo. Asim ism o tuvo efectos sobre su periferia
• constituyó la apertura a una serie de transfo rm acio nes que establecie-
las bases para su posterior crecim ien to . Es nuestro propósito p rin ci-
:■= conocer cómo se llevó a cabo este proceso de cambios espaciales, que
“ arcó el trán sito entre la ciudad del antiguo régimen y la m oderna, así
:omo los usos a que se destinaron los espacios conventuales, que reflejan
i secularización que se estaba dando en la sociedad m exicana.

EA LEY DE NACIONALIZACIÓN DE LOS BIEN ES ECLESIÁSTICOS

ey de n a cio n a liza ció n , em itida por M iguel Lerdo de Tejada en 1859


t ' lo más intenso de la Guerra de Reform a, subraya su finalidad em inen-
ím en te p o lítíc a : p rivar a la Iglesia de sus m edios económ icos con los
184 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

que había desafiado la autoridad del gobierno. El ataque no iba dirigido


co ntra la Ig le sia, sino co ntra el poder so cial y p o lítico del cle ro . E sta ­
blece la separación entre Iglesia y Estado, su independencia respecto de
ella y em ite una serie de disposiciones para hacerla efe ctiva. Declara la
libertad de cu lto s, la supresión del pago de obvenciones parroquiales y
la n a cio n a liza ció n sin com pensación de los bienes inm uebles y de las
hipotecas del clero regular y secular. Suprim e las órdenes religiosas regu­
lares y las cofrad ías o congregaciones asociadas a la Iglesia, los conven­
tos m asculinos y los tem plos considerados superfluos para confiscarlos
fraccio n arlo s y venderlos en subasta p ú b lica.1 Los conventos fem eninos
continuarían existiendo, cerrarían sus noviciados y las religiosas tendrían
derecho a e xcla u stra rse . Se dan adem ás otros pasos im p ortantes en la
secularización como la creación del registro civil y la nacionalización de
cem enterio s, hospitales y esta b lecim iento s de beneficencia que habían
sido adm inistrados por corporaciones e cle siástica s.2 El contenido esencia
de la reforma fue la secularizació n cabal de la sociedad m exicana, com­
prendiendo desde el nacim iento hasta la muerte.

CONVENTOS, COLEGIOS Y HOSPITALES ANALIZADOS

El an álisis de los cambios en los usos de suelo, realizado con base en e


padrón de la m unicipalidad de M éxico levantado en 1882, nos permite
observar las transform aciones ocurridas veinte años después del inicio
del proceso de nacio n alizació n .3
Se eligieron las casas o edificios que en ese momento ocupaban el sitio
de los conventos, colegios u hospitales y las fincas eclesiásticas de órdenes
suprimidas con anterioridad, que se conservaban en poder de la Iglesia. L¿
selección requirió de un análisis detallado de cada uno de los 42 edificic-;

1 Manuel DublányJosé María Lozano, Legislación mexicana o colección completa de lasdisposicicr t:


legislativas expedidas desde la Independencia a la República, México, Imprenta del Comercio, 1876, nCn.
5053, Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos, 12 de julio de 1859, vol. 8, pp. 670-673.
2 Dublán y Lozano, op. cit., núm. 5061, Decreto del 31 de julio de 1859, vol. 8, pp. 702 y 704.
3 Padrón de la municipalidad de México, Archivo Histórico de la Ciudad de México (en adelante ahcm,
vols. 3424 a 3430. Esta investigación se realizó con base en el banco de datos del proyecto INAH-CONA?'
"Censos históricos de la Ciudad de México 1753-1900", con la participación de: Sonia Lombardo (co o -:..
Guadalupe de la Torre, María Gayón, Jorge González Angulo y María Dolores Morales.
::n sid e ra d o s, que com prendió su lo calizació n precisa en un plano de la
: jdad para conocer la manzana en donde se ubicaban. Posteriormente se
saron las fincas que com ponían la m anzana en padrones an terio res,4
: a ra d eterm in ar con exactitu d cu ále s eran las casas que correspondían
5 ‘os iotes donde se dividieron los conventos. No se tom aron en cuenta
ss casas aledañas a los conventos que los religiosos habían destinado al
iTendam iento y que fueron desamortizadas en 1856, sino estrictam ente el
isoacio ocupado por conventos, colegios, hospitales, o iglesias.
El a n á lisis consideró a los 21 co nven to s de relig io sa s de la ciudad
:u e ocupaban una su p e rficie ap ro xim ad a de 2 2 0 0 0 0 m2 (plano 1). La
- ’ayo ría dependía d ire c ta m e n te de la a u to rid a d del A rzo b isp o . Estos
í ran de la orden c o n c e p c io n is ta : La C o n ce p ció n , Regina C o e li, Je sú s
•'aria, B a lv a n e ra , E n c a rn a ció n , S a n ta Inés, San Jo sé de G ra cia y San
B e rn ard o ; de las a g u s tin a s , San Je ró n im o y San Lo re n zo ; de las c a r-
- e lit a s d e scalzas o te re sia n a s, San ta Teresa la A ntig u a y Santa Teresa
5 N ueva; de la orden b e n e d ic tin a , E n se ñ a n za A n tig u a y E n se ñ an za
^eva; de las b ríg id as, San ta Brígid a y el Convento de C ap u ch in as de
3 regla e stricta de c la risa s.
Otros co nven to s dependían de los p ro v in cia le s de San F ran cisco y
r-an los de las llam adas C laras U rb a n ista s: San ta C lara , San Juan de la
Penitencia, Santa Isabel y Corpus C h risti y el Convento de San ta C a ta ­
ba de S ie n a , dependiente de los p ro vin cia le s de Santo Domingo.
A sim ism o in clu im o s en el a n á lis is los 12 co n ve n to s y los tre s co-
egios que co n se rvab an las ó rden es re lig io sa s m a s c u lin a s en 1 8 6 1 .5

i Se revisaron los bancos de datos de los padrones de población de 1811 bajo la responsabilidad de
:^ge González Angulo y de 1848 a cargo de María Gayón, así como el Padrón general de las casas
comprenden los ocho cuarteles mayores en que está distribuida esta capital, valores de sus actua­
os arrendamientos, M éxico,Tipografía de la O ficina Impresora de Estam pilla, 1903; agn, Padrón de
re trib u cio n e s del 8 al m iliar sobre fincas urbanas, 1864, Hacienda, siglo xix, ramo de contribuciones
: 'ectas, subramo de fincas urbanas y rurales, vols. 457 a 464.
; El análisis no consideró los conventos, colegios y hospitales de las órdenes regulares suprimidas
= ín e s del siglo xvill y principios del XIX, como los colegios de San Pedro y San Pablo, San Ildefonso
* San Gregorio y el Hospital del Divino Salvador de los je su ítas; los hospitales de San Juan de Dios y
Lázaro de los juaninos; el hospital de San Hipólito de los hipólitos; el de San Antonio Abad de los
=_ :oninos; y el Hospicio de San Nicolás de los agustinos recoletos; secularizados muchos años antes.
'5"ipoco se consideraron los colegios de otras órdenes religiosas que decayeron y se cerraron o
tndieron en la primera mitad del siglo xix como el de San Pablo de los agustinos y el de San Ramón
¡os mercedarios. Sin embargo se incluyeron los edificios de las órdenes suprim idas que en 1861
:trm anecian en poder de la Iglesia; porque el gobierno los había cedido a otras órdenes religiosas.
186 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores M orales

San Fran cisco , de la orden fra n c isc a n a , San Cosme y San Diego de los
fran ciscan o s d escalzo s,6 y el Colegio de propaganda fide de San Fernan­
do, de los m isioneros apostólicos fran ciscan o s. De la orden dom inica, el
Convento de Santo Domingo y el Colegio de Portacoeli. El Convento de
San Agustín de la orden ag u stin a; el Convento de La Merced y el Colegio
de San Pedro Pascual de Belén de la orden m ercedaria. La Casa Profesa
que fue de los je su íta s y pasó al Oratorio de San Felipe Neri, cuando su
convento quedó afectad o por un te m b lo r; San A nd rés, colegio je su íta
d estin ad o después a h o s p ita l; el C onvento de El Carm en de la orden
ca rm e lita ; el de San Cam ilo de los cam ílo s; el Priorato de M onserrat de
la orden b en ed ictin a; y el hospital del Espíritu Santo que había sido de
los hipólitos y se donó en 1853 a los paulinos para que establecieran su
convento (plano 1).
El an álisis consideró tam bién tres edificios del clero se cu la r: el Arzo­
bispado, el Sem inario y el Colegio de San M iguel de Belén y tres más de
seglares asociados a la Ig lesia: el Hospital de Terceros de San Francisco
perteneciente a la Cofradía de Terceros, el H ospital de la Sa n tísim a de
la Congregación de San Pedro y el Colegio de Niñas de la A rchicofradía
del Santísim o.

LA VENTA DE LOS CONVENTOS

El reglam ento para el cu m plim ien to de la ley de n a cio n alizació n , expe­


dido el 13 de febrero de 1859, en sus artícu lo s 5, 6 y 7 dispuso que para
e fe ctu a r la venta de los conventos, ia prim era autoridad p o lítica nom­
brara peritos que fo rm aran planos de división en lotes de los edificios
excluyendo los tem plos que el gobierno destinara para que co n tin u a rar
empleándose en el servicio divino. Que una vez aprobados los planos, se
hicieran avalúos por separado de cada una de las fraccio nes y posterior­
mente se sacaran a rem ate en alm oneda pública y se publicaron avisos
en los periódicos, señalando los lotes que se iban a vender, el valo r de
avalúo y los días y horas en que se efectuarían las tres alm onedas.7

6 El Convento de San Diego fue el único que no se nacionalizó. En 1861 se devolvió por derecho as
reversión a la M aríscala de C astilla que conservaba el patronato.
7 Dublán y Lozano, op. c/'t, núm. 5054, Reglamento del 13 de ju lio de 1859, vol. 8, p. 683.
a
«o

P lano 1
Conventos, Iglesias,
Colegios e Instituciones del
Clero regular y secular
Nota: ver lista en la pág. 23,
Capítulo 1
lg 8 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

En febrero de 1861, se procedió al avalúo y fraccionam iento de todos


los conventos masculinos y de 13 de los conventos femeninos capitalinos. La
clausura de estos últimos no se había considerado en la Ley de nacionaliza­
ción; sin embargo el decreto aclaratorio, expedido el 5 de febrero de 1861, or­
denó, en su artículo 76, que en un plazo de 15 días se redujeran los conventos
de religiosas a los que el gobierno estim ara necesarios, bajo el principio de
que quedaran juntas las monjas que pertenecieran a una misma regla.8
Así, el 13 de ese mes, ante la conmoción general de la población piadosa
se suprimieron los conventos de: La Concepción, Jesús María, Balvanera, La
Encarnación, Santa Inés, San Bernardo, Enseñanza Nueva, Santa Brígida, Ca­
puchinas, Santa Clara, Santa Isabel, Corpus Christi y Santa Catalina de Siena
sus religiosas se trasladaron a los ocho conventos que el gobierno consideró
debían subsistir, que fueron: Regina, San José de Gracia, San Jerónimo, San
Lorenzo, Santa Teresa la Antigua, Santa Teresa la Nueva, Enseñanza Antigua -
San Juan de la Penitencia. El gobierno dispuso que se formaran juntas de se­
ñoras para que procuraran la satisfacción de las necesidades de las religiosas.
El proceso de venta de los conventos fue iargo y com plejo, la mayo-
parte de ellos se vendieron con propósitos fiscale s; sin embargo, tres cor-
ventos de monjas, La Concepción, Santa Inés y San Bernardo, se destinara'-
a la capitalización de pensiones de viudas o huérfanos de empleados civiles
y m ilitares a quienes el gobierno les adeudaba salarios y que recibieron er
pago lotes de conventos.10 Asim ism o, gran parte del convento m a s c u lir:
de El Carmen se dividió en lotes que se rifaron entre los descendientes a
los héroes de la Independencia.
Entre 1861 y 1863 se dividieron en lotes y vendieron dos terceras pac­
tes de los conventos, colegios y hospitales masculinos. El Convento de S s'
Francisco, el más grande y bello de los conventos que tenía una iglesia y "
capillas, se fraccionó en 15 lotes, valuados en 441 881.91 pesos y sacados í
rem ate;11 la huerta, dividida en dos al abrirse la calle de Independencia, sí
vendió de manera independiente; la parte sur la compró el belga Constanc :
Tornel que la arrendaba para comercio de plantas.

8 Dublán y Lozano, op. cit, núm. 5198, Decreto del 5 de febrero de 1861, vol. 9 pp. 54 a 62.
9 Dublán y Lozano, op. cit., núm. 5187, C ircular del 1o de febrero, vol. 9, p. 32.
10 Dublán y Lozano, op. cit. núm. 5223, Decreto del 14 de febrero de 1861, vol. 9, p. 82.
11 Jan Bazant, Los bienes de la iglesia en México, (1856-1875), Aspectos económicos y sociales
la Revolución liberal, El Colegio de México, México, 1971, p. 235.
El Convento de San Fernando, que acababa de repararse por haberse
u a rte a d o por un terrem oto, se dividió en 40 lotes, siete del edificio y 33
:e potrero y hu erta.12 El francés José Baudovin compró 27 lotes, con una
sjp e rfic ie aproxim ada de 141 500 m2, en cerca de 4 0 0 0 0 pesos.13
Santo Domingo, que tenía tres cap illas con m agníficos retablos ade-
~ás de su ig le sia, se fraccio n ó en 20 lotes valuado s en 1 3 5 4 0 0 pesos,
: : ' o de los cuales se vendieron a una sola persona, y la parte de la Santa
Escuela se vendió ap arte.14 El Convento de San Agustín, que era de los más
. ,'tu o s o s , se dividió en 10 lotes, valuados en 147 0 0 0 .0 0 , sin considerar
; h u e rta ;15 Pedro Labat, quien era su arrendatario, la adquirió junto con
t edificio, sin embargo por haberse atrasado en los pagos, el gobierno le
:tcom ¡só cuatro lotes compuestos por la iglesia, el atrio y la sacristía, que
: :steriorm ente vendió al conservador Vicente Escandón.16
El Colegio de Portacoeli fue vendido en 32 345 pesos a un p articu lar
:ue conservó el edificio y lo transformó en su interior.17 El Colegio de Belén
:e mercedarios se dividió en 15 lotes valuados en 45 600 pesos; Francisco
I a f i n o compró una parte del edificio que posteriorm ente vendió al go-
: emo para el M inisterio de Guerra.18
El edificio del Oratorio de San Felipe Neri (Casa Profesa), construido
:c r Tolsá, se dem olió para ab rir el prim er tram o de la ca lle 5 de M ayo;
;-r f raccionó en tres lotes valuados y vendidos en 278 663 pesos.19 El ex
•:s p ita l y convento del Espíritu Santo se dividió en tres lotes que se ven-
: eron en 74 613 pesos, el patio conocido como Santa Escuela se vendió
iza rte y tanto el convento como la iglesia se dem olieron.20
El Colegio de N iñas fue clausurad o y sus alum nas se traslad aro n a
íí V izc a ín a s; el edificio, la iglesia y la casa del capellán se valuaron en
'^ 3 600 pesos. Los herm anos Gargollo com praron el edificio , y la iglesia

: Documentos anexos de la Memoria de Hacienda de 1874, Imp. del Gobierno, México, 1875, p. 308.
: --^CM, Calles, apertura, 453, Exp. 1 0 7 ,1 87 5 , escritura del 16 de mayo de 1861.
- Documentos anexos de la Memoria de Hacienda de 1874, p. 303.
; Documentos anexos a la Memoria citada, p. 273.
; Eazant, op. cit., p. 234.
* Documentos anexos a la Memoria citada, p. 3 41; Manuel Ramírez Aparicio, Los conventossupri-
r : :s en México: estudios biográficos, históricosy arqueológicos. reprod.facsimilar de la 1aedición, Miguel
V Porrúa, M éxico, 1982, p. 188.
: Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 279 y 280.
i Documentos anexos a la Memoria citada, p. 307.
: : Documentos anexos a la Memoria citada, p. 306.
ig o | ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

la adquirió Manuel Terreros y socios para conservarla abierta al culto.21 El


edificio del Sem inario, cuya demolición se inició y después fue suspendida
se dividió en tres lotes que se vendieron en 109 0 00 pesos; la mayor parte
se aplicó a cuenta de un crédito.22
El Hospital de Terceros de San Francisco se vendió en 8 0 0 0 0 pesos a
francés Justo Carresse que lo convirtió en el hotel del Ferrocarril y poste­
riormente lo vendió al gobierno imperial para instalar algunas oficinas.23 E
Hospital de la Santísima se fraccionó en 26 lotes vendidos en 57 775 pesos.:i
La otra tercera parte de los conventos m asculinos se conservó total o
parcialm ente destinada a otros usos o se cedió a personas o instituciones
por diversos m otivos. La m ayor parte del Convento de San Cosme se ce­
dió a la fam ilia del general Santos Degollado, a cuenta de los sueldos que
se le adeudaban; sólo la huerta se vendió fraccio nad a en cuatro lotes.
El Convento de La Merced se demolió en su m ayor parte para destinar e
espacio liberado a plaza de m ercado; los m ercedarios vendieron el claus­
tro a la señora Cándida de Barrón, pero al térm ino del Im perio volvió a
poder del gobierno; la iglesia tam bién fue dem olida.26
El Convento de San Diego no se nacionalizó por ser propiedad del patro­
nato.27 La mayor parte del Convento de El Carmen se dividió en 1863 en 6 '
lotes que se rifaron entre los descendientes de los héroes de la Independencia
con la idea de establecer una colonia, sólo se vendió la huerta y otros terrenos
que quedaron libres; el proyecto de colonia no prosperó porque muchos de los
favorecidos no tomaron posesión de sus lotes por falta de recursos para refor­
mar su vivienda, o lo hicieron y después los abandonaron; en 1868 el conver -
to se había convertido en ruinas, por lo cual el gobierno abolió la prohibiciór
impuesta a los propietarios de vender sus lotes y les autorizó a hacerlo.28

21 Bazant, opcitp. 231.


22 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 343.
23 Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 320 y 321; José Lorenzo Cossio, Guía retrospecti. :
de la Ciudad de México, Talleres Gráficos Laguna, México, 1941, pp. 141.
24 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 342.
25 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 300.
26 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 3 33 ; Padrón de contribuciones del 8 al millar s o b f
fincas urbanas, 1864, voi. 461.
27 José María Marroquí, La Ciudad de México, La Europea, 1900-3, Tomo ll, p. 269.
28 Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 286 a 290.
AN TO LO G ÍA S! ig i
H isto ria I

El C onvento de San Cam ilo se co nservó y fu e cedido al Sem in ario


Conciliar al ordenar el gobierno la dem olición de su e d ificio ; sólo se v e n ­
dieron la huerta y el panteón.29 El Hospital de San Andrés se secularizó
y conservó a cargo del A yuntam iento .30 En el edificio del Arzobispado se
estableció la oficina de la Intervención general de bienes del clero31 y el
Colegio de San Miguel de Belén fue destinado a cárcel pública.32
La venta de los conventos fem eninos fue más lenta. De los 13 su p ri­
midos en 1861, nueve se dividieron en lotes para venderse, o destinarse
a la ca p italizació n de montepíos. Parte del Convento de la Concepción, el
convento fem enino más grande y suntuoso de la cap ital, se demolió para
abrir las ca lle s de Progreso y del Cincuenta y Siete, que se fraccio nó en
31 lotes, destinados a la capitalización de pensiones de viudas, o huérfanos.
La iglesia fue adquirida por José de la Luz Moreno que volvió a venderla al
gobierno y éste la enajenó al día siguiente a Manuel Escandón, quien la rein-
:egró al culto.33
El Convento de Jesús María fue fraccionado en 30 lotes y en 1864 sólo
se había vendido una parte de ellos.34 El convento de Balvanera se dividió en
c'nco lotes y la iglesia, valuados en 237 700 pesos, y vendidos entre 1861 y
' 362.35 Santa Inés se dividió en 112 piezas que incluían la iglesia, valuadas
?n 4 8 0 0 0 pesos, y consignadas para capitalizaciones de diez montepíos de
•iudas y huérfanos.36
El Convento de San Bernardo se demolió para abrir la calle de Ocam-
:o y se fraccio nó en nueve lotes que se destinaron a la capitalizació n de
-15 montepíos civile s y m ilitares por 92 450 pesos.37 La parte o riental del
Hospital de Betlem itas, que fue cedido a la comunidad de la Enseñanza
.^eva porque su convento estaba en ruinas, se dividió en tres lotes y la
c esia, valuad o s en 195 590 pesos,38 una parte se vendió y lo dem ás se
:onservaba a la llegada del Imperio.

Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 284 y 285.


: : Documentos anexos a la Memoria citada, p. 276.
: Documentos anexos a la Memoria citada, p. 278.
: : Marroquí, op cit., Tomo l, pp. 564 y 565.
: : Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 2 94 -2 9 8 : Bazant, Jan , op. cit., p. 234.
Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 326 y 327.
Documentos anexos a la Memoria citada, p. 278.
- •: Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 322 y 323.
- - Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 281 y 282.
Documentos anexos a la Memoria citada, p. 283.

1
ig 2 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

El Convento de C ap u ch in as y su iglesia fueron dem olidos en 1861


para abrir la calle de Lerdo. El edificio se dividió en ocho lotes vendidos
en 6 6 0 0 0 pesos.39 El Convento de Santa Clara se fraccionó para abrir un
tram o de la avenida 5 de M ayo, que atravesó su h u e rta ; fue vendido a
dos fu ncio n ario s del gobierno en 100 000 pesos.40 El Convento de Santa
Isabel se dividió en cinco lotes vendidos en 9 0 3 5 0 pesos,41 la iglesia se
vendió aparte.
Los demás conventos se co nservaron : el de la Encarnació n se cedió
a la Jun ta de E xp o sicio n es;42 Corpus C h risti, Santa C atalin a y Santa B rí­
gida, donde siguieron alojando a las religio sas; en los dos prim eros no se
realizó la refundición y las brígidas regresaron a su casa por lo m alsano
del edificio .43
La grave em ergencia nacional de 1862 provocó que el 26 de fe b re ­
ro de 1863 el gobierno decretara la extinción de todas las com unidades
de religiosas de la República y dispusiera que en ocho días desocuparan
sus conventos para venderlos y obtener así los recursos necesarios para
esta b lece r h o spitales de sangre y a lo ja r a los individuos que quedaran
in ú tile s y a las fa m ilia s de los que m urieran en la g u erra.44 El propósito
de la clausura de los conventos fue no sólo fiscal, sino que tam bién tuvo
la intención de evitar, m ediante hechos consum ados, que las religiosas
volvieran a ocuparlos, ante la posibilidad de que los invasores franceses
les devolvieran sus conventos.
Así, los conventos fem eninos que habían subsistido tam bién se m an­
daron valuar y dividir en lotes para su venta, pero no hubo tiempo de rea­
liza rla, sólo se vendió el Convento de Santa Brígida y el de la Enseñanza
A ntig ua con su ig le sia .45 Un mes después, siete de los ocho conventos
desocupados se destinaron a cu a rte le s, para a lo ja r a los cuerpos de la
guardia nacional.

39 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 286.


40 Bazant, op. cit., p. 235.
41 Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 323 y 324.
42 Documentos anexos a la Memoria citada, p. 304.
43 El Siglo xix, 27 de agosto de 1861, p. 3.
44 Dublán y Lozano, op. cit, número 5832, Decreto del 26 de febrero de 1863, vol. 9 , p. 594.
45 Documentos anexos a la Memoria citada, pp. 284, 305.
ANTO LO GÍAS 1 lg 3
H isto ria I

RETORNO TEM PORAL

-i exclaustración de las religiosas duró tres meses. En junio, cuando el gobier-


■: uarista se retiró a San Luis Potosí y el ejército intervencionista entró en la
: _idad, las monjas regresaron a sus ocho conventos. Asimismo, las religiosas
:? siete de los 13 conventos suprimidos en 1861 volvieron a ocuparlos; las de
a Concepción, Jesús María y Enseñanza Nueva se establecieron en algunos
::e s que no se habían vendido y las de Encarnación, Santa Catalina, Corpus
Dhristi y Santa Brígida ocuparon sus conventos. Los tres primeros se conser­
v a n y el de las Brígidas aunque se había vendido, les fue devuelto por su
; -opietario, quien se los regaló.
Las monjas permanecieron en sus conventos durante la intervención fran-
:tsa . Al restaurarse la República en 1867 son definitivamente exclaustradas y
" e o s sus conventos pasan a poder del gobierno. Juan José Baz, jefe político
a capital, les dio 48 horas para que los desocuparan y entregaran. Se nom-
t'aron interventores para la entrega de 16 conventos, 14 de mujeres y los de
E.;r Diego y San Fernando de religiosos;46 el primero permanecía intacto por
: t- de propiedad particular y el segundo conservaba algunos lotes sin vender.
En 1867 hubo una corriente a favor de que los conventos recuperados
•o se vendieran en fracciones, sino que se destinaran a usos públicos; así
: estipuló una disposición del m inistro de Hacienda.47 De ellos, 11 fueron
:edicados total o parcialm ente a escuelas, cu arteles, Palacio de Ju stic ia ,
.n hospital y una p risió n . Los que no se dedicaron a ningún objeto de
idad pública o de beneficencia, volvieron a valuarse y a fraccionarse en
::e s para su venta, como lo establecieron dos circulares em itidas por el
V nisterio de H acienda.48

El Monitor Republicano, 2 de ju lio de 1867, p. 4.


17 El Monitor Republicano, 30 de agosto de 1867, p. 3.
i-: Dublán y Lozano, op. cit., núm. 6924, C ircular del Ministerio de Hacienda del 28 de agosto de
•71, vol. 11, pp. 69 y 70 y núm. 6961, Circular del Ministerio de Hacienda del 5 de diciembre de 1871,
*0- 11, p. 595.
I ANTOLOGIAS
194
I M aria Dolores Morales

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Apertura de calles
a través de los
conventos como
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Leyes de Naciona­
lización
185 6 -1 87 0
ANTOLOGÍAS I
195
H isto ria I

.OS EFECTOS DE LA NACIONALIZACIÓN EN LA TRAZA DE LA CIUDAD

^ demolición de edificios eclesiásticos posibilitó cambios importantes en la


estructura vial de la ciudad, al abrirse calles que fraccionaron diversos nú-
: eos conventuales, colegios e iglesias, que facilitaron su división en lotes.
En la Ciudad de M éxico, 15 nuevas calles dividieron a 13 conventos, co­
ra o s e iglesias; la mayoría eran vías cortas que comprendían la extensión
:e una m anzana. Generalm ente prolongaron la calle colindante y dieron
~3yor accesibilid ad a los lotes que resultaron de la división de los co n­
tato s. Al norte de la Plaza Mayor se abrieron: X ico téncatl, que dividió el
* : spital e iglesia de San Andrés de norte a sur; Cincuenta y Siete y Progreso
r it ie r o n el Convento de La Concepción en sus ejes no rte -su r y oriente-
m ie n t e ; Leandro V alle fraccio nó el de Santo Domingo de norte a sur y
-z:ecas fue abierta también de norte a sur, entre el Convento de El Carmen
* s j huerta (piano 2 ) .
Al o riente del Zócalo se abrió la ca lle del Consuelo, que dividió el
Convento de La Merced en su eje n o rte -su r; hacia el sur la de Ocampo
: . e partió el de San Bernardo de norte a sur.
El poniente y surp o niente fueron los secto res que más cam bios re-
: itraron en su fisonom ía. Se abrieron la Avenida 5 de Mayo, que dividió
í Casa Profesa y el Convento de Santa C lara ; Lerdo atravesó de norte a
el convento e iglesia de Capuchinas; Independencia y Gante dividieron
el Convento de San Francisco en sus ejes o riente-p o n ien te y n o rte -su r;
deras y Colón fraccionaron el Convento de San Diego, en sus dos ejes;
-.untam iento atravesó de oriente a poniente el Convento de San Juan de
Penitencia, y Guerrero se abrió a través del Convento de San Fernando.
_2 s calles de 5 de Mayo, Independencia, Ayuntam iento y Guerrero tuvieron
. ' 3 mayor extensión que las dem ás; ya que comprendían dos o más m an­
f l a s y se convirtieron en avenidas principales.
La apertura de vías a través de conventos e iglesias, fue en varios casos
s\ mecanismo político que tuvo como objetivo principal hacer irreversible
i- proceso de secularización e impedir que las comunidades recuperaran sus
conventos; esto es muy claro en los casos de las calles de Independencia,
Cooténcatl y Leandro Valle. Sin embargo, esta apertura de calles obedeció
-;mbién a otras preocupaciones liberales: perfeccionar la estructura viaria,
especialmente en los sectores formados por callejones, m ejorar los puntos
196 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

de vísta para dar mayor perspectiva a edificios, hacer fluida la circulació r


de personas y vehículos, com unicar los barrios periféricos con el centro de
la ciudad y fa c ilita r la división de lotes de los conventos. En algunos casos
como en el de las calles de Progreso y Gante se recuperó la traza origina
porque eran vías que databan del siglo xvi y que habían sido cerradas po­
las órdenes religiosas que se habían apropiado de ese espacio público.
La ¡dea borbónica de calle recta, amplia y libre de cualquier saledizo o
estorbo, se retomó en estos años y se aprovechó la demolición de conven­
tos, iglesias y hospitales para perfeccionar la vialidad. El gobernador Ju ar
José Baz fue un personaje clave en este sentido, ya que dio un fuerte apoyo
a la ejecución de las obras de apertura de calles, lo que no sólo implicó la
demolición de los edificios religiosos, sino también el derrumbe de un buer
número de casas o fracciones de éstas, propiedad de particulares a quienes
el gobierno tuvo que indemnizar, lo que implicó un fuerte gasto.49
La n a cio n a liz a ció n originó tam bién la cre ació n de alg u n as plazas
como la de las A ta ra za n a s, form ada al derrum barse la m ayor parte de
convento y la Iglesia de la Merced y la Plaza Juan José Baz, localizada a
sur de este convento, que reemplazó al tortuoso callejón de Curtidores e
integró a la pequeña Plaza de Pacheco en donde desembocaba el callejór
Otras plazas se am pliaron como la de Santo Domingo, que incorporó e
espacio del atrio de la iglesia, al derribarse la pared que lo rodeaba, cor
lo cual la fachada del tem plo tuvo un mayor lucim iento. La apertura de
la ca lle de A yu n tam ien to , a travé s del Convento de San Ju an de la Pe­
n iten cia , dio origen a la am pliación y regu larizació n de la Plaza de San
Ju a n ; la prolongación de Independencia perm itió re gu larizar la plaza de
Tarasquillo, ubicada al sur de la Alam eda, y el sector de callejones tortuo­
sos que la rodeaban, lo que contribuyó al saneam iento y seguridad de la
zona. Así, se am pliaron espacios que se ganaron a la Iglesia para el sector
público y se mejoró la imagen urbana.

49 Para un a nálisis más detallado de los cambios en la estructura via l, véase María Dolores Morale;
"Espacio, propiedad y órganos de poder en la Ciudad de México en el siglo XIX", en Ciudad de Méxic:
instituciones, actoressociaiesy conflicto político, 1774-1931 (Carlos lllades y Ariel Rodríguez, comp
pp. 181-188.
A N TO LO G ÍA S!
197
H isto ria I

.O S CEM ENTERIOS

Zrro Im portante paso en la secularización fue la orden form ulada por el


tecreto del 31 de julio de 1859 que dispuso cesara la intervención del clero
t ' la economía de los cem enterio s.50 Su cum plim iento tuvo como conse-
:.e n c ia que se suprim ieran definitivam ente los cementerios de los conven-
ts y que se term inara con la an tihig ién ica costum bre de enterrar en las
: esias, práctica prohibida desde la época borbónica que, sin embargo no
:■? había abolido por las excepciones que permitían sepulcros "distinguidos".
E gobernador Juan José Baz com isionó al médico Luis F. Gallardo, regidor
:e Ayuntam iento, para hacer las exhum aciones necesarias en cementerios
e glesias de los conventos, de acuerdo con una serie de reglas preventivas
establecidas por el Consejo de Salubridad. Se exhumó en 11 conventos un
- -mero im portante de cadáveres, que fueron transportados al Cementerio
te Santa Paula. La operación se practicó con éxito, sin embargo en la Igle-
: a de La Merced se descubrió un peligroso foco de infección, debido a que
rebajo del envigado del pavimento se encontró un sinnúmero de cadáveres
t' el más com pleto estado de p utrefacció n, flotando en el fango que se
■abía formado por el agua. Y a pesar de las precauciones tomadas, dos de
os operarios que participaro n en la exhum ación m urieron del tifo co n-
t-aído durante la operación.51 Con la desaparición de estos cem enterios se
quidaba la vieja costumbre de enterrar a los muertos en las iglesias, con
s consiguiente mejora de la salubridad pública.

-EDISTRIBUCIÓN DEL AGUA

-ubo tam bién un cambio significativo en el aprovecham iento del agua, ya


:u e cada convento tenía la concesión gratuita de 18 pajas de agua para
el uso exclusivo de su com unidad, y en conjunto, representaban un v o lu ­
men muy im portante que se liberó para uso de los particulares. No existe
,n estudio sobre el núm ero de m ercedes de agua que ten ían las fin ca s
e cle siástica s en la Ciudad de M éxico. Sin em bargo en Puebla, la Iglesia

so Dublán y Lozano, op. cit, núm. 5061, Decreto del 31 de ju lio de 1859, vol. 8, pp. 702-704.
=1 ahcm, vol. 181 -A, Acta de Cabildo del 6 de agosto de 1861.
198 | ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

concentraba más de la mitad de las mercedes de agua de toda la ciudad


lo que nos da idea del importante papel que desempeñaba esta institución
en la distribución del líquido .52 A sí, en adelante, el A yuntam iento arren­
daría esas m ercedes a los p a rticu lare s, com pradores de conventos o de
lotes de éstos, quienes tendrían la oportunidad de acceder a este servicio
haciendo la solicitud y realizando el pago respectivo.53

EL DESTINO DE LOS EDIFICIOS RELIGIOSOS NACIONALIZADOS


Y EL CAMBIO EN EL USO DE LOS ESPACIOS QUE OCUPABAN

La re a rticu la ció n de los espacios que ocuparon los ed ificio s religiosos


produjo sin duda un uso más in te n siv o del suelo urbano. Un cá lcu lo
aproxim ado de la población que habitaba en ese te rrito rio antes de la
nacionalización, es alrededor de 1 639 personas, entre religiosas, novicias
niñas, sirv ie n ta s, religiosos y estud iantes re sid e n te s;54 en tan to que er
1882 se censaron en el mismo espacio 9 234 personas, lo que nos da idea
de la densificación registrada.
De acuerdo con padrón de 1882, los 42 ed ificio s analizado s que co­
rresponden a los co nvento s de m onjas y m onjes, ho sp itales y colegios
m encionados más sus ig lesias, fueron ocupados por 388 fin ca s y 2 36-
vivien das que resultaron de la fragm entación de los edificios, lo que dio
origen a una a lte ra ció n im p ortan te en la lo tifica ció n de la ciudad y é
una mayor densidad en la ocupación del suelo.
Cuatro de los conventos más grandes de la ca p ita l, con extensiones
hasta de 27 0 0 0 m2. La Concepción, San Francisco , San Diego y San Fer-
nando se fraccio naro n en m uchos lotes y en 1882 form aban 128 fincas

52 Rosalva Loreto, "De aguas dulces y aguas amargas o de cómo se distribuía el agua en la ciu d s:
de Puebla durante los siglos XVIll y x ix ", Limpiar y obedecer. La basura, el agua y la muerte en la Pueb z
de los Ángeles. 1650-1925. p.28.
53 AHCM, vol. 181-A , Acta de Cabildo del 20 de marzo de 1861.
54 El día de su refundición vivían 559 religiosas en sus conventos, más alrededor de 230 n o via s:
y niñas y 450 criadas. De los conventos y colegios masculinos no tenemos inform ación precisa, s¡r
embargo su número era menor que el de las religiosas. Calculam os 400 entre religiosos y estudiante;
residentes de los colegios, algunos de los cuales tenían ya pocos alumnos. El número de religiosas
se tomó de Antonio García Cubas, El Libro de mis recuerdos. En su obra citada, Bazant calcula 5 K
monjas, basándose en el número de dotes pagadas.
AN TO LO GÍAS I 19g
H isto ria I

y cuatro ig le sia s.55 Los espacios de los conventos de Jesú s M aría, Santo
Domingo, San A gustín, El Carmen y Santa C lara, tam bién extensos, e s ta ­
ban ocupados por entre once y dieciocho fin ca s cada uno y además sus
iglesias. Un número menor de casas, de seis a diez se ubicaban en el sitio
de cada uno de los trece conventos que siguen en orden decreciente y el
espacio de cada uno de los veinte conventos restantes lo ocupaban entre
una y cinco fin cas y eran en su m ayoría los que conservó el gobierno y
adaptó a usos públicos (cuadro 1).

C uadro 1
Edificios eclesiásticos y número de fincas que ocupaban su espacio en 1882

Convento Número de fincas

Convento de la Concepción 45 casas, 1 iglesia y 1 templo

Convento de San Francisco 29 casas y 1 templo

Convento de San Diego 29 casas y 1 iglesia

Convento de San Fernando 25 casas, 1 iglesia y sacristía

Convento de Jesús María 18 casas y 1 iglesia

Convento de Santo Domingo 17 casas, 1 iglesia y 1 cementerio

Convento de San Agustín 17 casas y 1 biblioteca

Convento del Carmen 13 casas y 1 iglesia

Convento de Santa Clara 11 casas y 1 iglesia

Convento de San José de Gracia 10 casas y 1 iglesia

Convento de San Cosme 10 casas, 1 iglesia y sacristía

Oratorio de San Felipe Neri 9 casas y 1 iglesia

í i En este cálculo no se incluyen las casas de la colonia Guerrero formada en parte del potrero y
• -erta del Convento de San Fernando, la Hacienda de Buenavista y el Rancho de los Ángeles: el padrón
* : la censó por ser de reciente creación. De haberse considerado el número de fin cas aum entaría
“ jc h o .y a que en la colonia vívían en esos años alrededor de 7 000 personas.
I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

Convento de Santa Isabel 9 casas y 1 iglesia

Convento de San Juan de la Penitencia 8 casas y 1 iglesia

Convento de San Bernardo 8 casas, 1 iglesia y sacristía

Convento de Capuchinas 8 casas

Priorato de Monserrate 8 casas

Convento de Balvanera 7 casas y 1 iglesia

Convento de Santa Catalina de Sena 7 casas y 1 iglesia


Ex Hospital de Betlemitas
(Convento de Enseñanza Nueva) casas

Hospital de la Santísima Trinidad 6 casas y 1 iglesia

Hospital de San Andrés 6 casas

Convento de Santa Brígida 5 casas y 1 iglesia

Convento de la Encarnación 5 casas y 1 iglesia y sacristía

Arzobizpado 5 casas

Convento de Santa Teresa La Nueva 4 casas

Convento de Santa Inés 3 casas y 1 iglesia

Convento de la Merced 3 casas y 1 mercado

Convento de San Camilo 3 casas

Colegio Seminario 3 casas

Convento de Belén de Mercedarios 3 casas

Convento de San Lorenzo 2 casas y 1 iglesia

Convento de San Jerónimo 2 casas y 1 iglesia

Convento de la Enseñanza Antigua 2 casas, 1 iglesia y sacristía


Convento de Santa Teresa la Antigua 2 casas y 1 iglesia

Convento de Corpus Christi 2 casas y 1 iglesia

Hospital de Terceros de San Francisco 2 casas


Convento Número de fincas

Convento de Regina 1 casa, 1 iglesia y parte del ex convento

Colegio de Niñas 1 casa y 1 iglesia

Colegio de Portacoeii 1 casa

Colegio de San Miguel de Belén 1 casa

Hospital de Espíritu Santo 1 casa

Es importante aclarar que, cuando nos referimos a las casas o edificios


que ocuparon el lugar de los conventos, colegios u hospitales, no siempre se
r a t a de nuevas construcciones. Fue común que al dividirse estos edificios
en lotes, quedaran fragmentos de ellos como fincas aparte con un número
de predio distinto, sin que necesariam ente la construcción original hubiera
5 do dem olida, y en numerosas ocasiones la población habitó las m ismas
:eldas conventuales o la parte de un claustro, de un patio, de una capilla,
;t c . Esto se debe a que dada la d ifícil situación económ ica posterior a la
:- e rra de Reform a, los com pradores no siem pre podían ad quirir un lote
• además invertir en edificar una nueva casa, lo que provocó que muchos
■abitaran partes de los conventos sin reedificarlos.
Para alen tar la construcción, el gobierno expidió un decreto en el que
:e concedía a los com pradores de lotes de los conventos la exención del
cago de co ntribuciones por cinco años, si realizaban trabajo s de reedifi­
cación en el térm ino de seis m eses.56
Sin embargo, el proceso de construcción de nuevas fincas en los espa­
to s que ocuparon los conventos, o de adaptación de los que se destinaron
í -sos públicos, fue lento y com plejo por lo que los cam bios se dieron a
i-qo plazo. Es d ifícil d eterm in ar si las fin ca s censadas son nuevas, o si
ce trata de fragm entos de conventos adaptados, como celdas, partes de
^austros, etc., porque la fuente no lo indica, sino sólo especifica el uso
« ei tipo de vivienda. Creemos que como el padrón se levantó varios años

;= Dublán y Lozano, op. cit., núm. 5765, Decreto del 14 de octubre de 1862.
i ANTOLOGÍAS
202
I M aría Dolores Morales

después de la restauración de la República, un número importante son fin­


cas nuevas, sin embargo seguramente se conservaban partes de conventos
convertidas en casas de vecindad.
Un indicador útil para d eterm in ar si se tra ta de una finca nueva es
el número de pisos que la compone, ya que generalm ente las casas era-
de uno o dos pisos, y es en estos años cuando empiezan a increm entar s„
altura. En 1882 había en el espacio que ocuparon los edificios eclesiásticos
31 fincas de tres pisos y una casa de cu a tro ,57 las tres cu artas partes se
localizaban al poniente y surponiente de la Plaza M ayor que era el secto'
más prestigiado de la ciudad y, de ellas, 16 casas de tres pisos y una ce
cuatro se ubicaban en espacios de los conventos de San Francisco , S e '
Agustín y la Enseñanza Nueva.
En 1882, 10 conventos de religiosas, que representan casi la mitad ce
ellos, se habían demolido total o parcialm ente, dividido en lotes y vendic:
a p a rticu lare s que los co nvirtiero n en casas o vecind ades con uso se :
habitacional u otro. Los conventos más destruidos fueron: La Concepcic'..
San Bernardo, Capuchinas, Santa Clara y San Juan de la Penitencia, p o rq .:
a través de ellos se abrieron calles. En 1861 se concedieron seis meses pa_;
edificar en los lotes situados en las calles ab iertas, estipulándose que e-
caso contrario, los terrenos volverían al dominio de la m unicipalidad. Es:s
disposición influyó para que se fija ran nuevas co n stru ccio n e s.58 Los c c '- |
ventos de Balvanera, Santa Inés, Santa Isabel y Enseñanza Nueva ta m b a ­
se vendieron en lotes para edificar casas, al igual que Santa Brígida, recu­
perado por el gobierno a la caída del Imperio.
El gobierno conservó los otros 10 conventos de religiosas, la mayo' s
com pletos y otros sólo p arcialm ente, y los destinó a albergar in stituc i
nes p úb licas; el Convento de la Enseñanza A n tig u a, vendido en 1863 r
recuperado por el gobierno en 1867 al declararse insubsistente la v e r:s
como pena al com prador por delito de infidencia, se adaptó para Palac :
de Ju s tic ia y Escuela N acional de Ciegos. El arq u itecto M anuel Á lvare:
acondicionó el Convento de San Lorenzo para su nueva función de Escue ;
de Artes y Oficios para hombres. Él también adaptó parte del Convento :e I
Santa Teresa la Antigua para Escuela Normal para hombres, lo demás se

57 El padrón de 1882 es incompleto en la inform ación sobre el número de pisos de las fincas, p n
la mayor parte de las viviendas lo registran.
58 a h c m , vol. 1 82-A, Acta de Cabildo del 4 de octubre de 1861 , p. 3 9 .
ANTO LO GÍAS I 203
H isto ria I

:edicó a cuartel. En el Convento de La Encarnación se estableció la Escuela


•acional de Jurisprudencia y el Colegio Nacional de Instrucción Prim aria y
5-ecundaria para niñas y señoritas. Corpus Christi alojó a la Escuela Normal
:e profesores y profesoras para la enseñanza de sordomudos; tres lotes de
.esús M aría se destinaron a la Escuela de A rtes y Oficios para m ujeres y
: : ros más se dedicaron a cuartel.
Santa Teresa la Nueva y parte de San José de Gracia y Santa Catalina
:e Siena se dedicaron a cuarteles; San Jerónimo se destinó a almacén de la
Aduana y a Hospital M ilitar. Las demás partes de los conventos consérva­
lo s parcialm ente se vendieron y convirtieron en casas.
En 1882 sólo uno de los co n ven to s fe m e n in o s, el de R egina, pro-
: edad del p a rticu lar Ramón Obregón, perm anecía sin uso, habitado por
.n cuidador. Es hasta 1889 cuando se le vende a Concepción Béisteg ui,
:.' e n lo adapta para hospital.
A diferencia de los conventos fem eninos, 71 °/o de los conventos mas-
inos se vendió y pasó a manos de particulares, quienes los convirtieron
en casas o vecindades para uso habitacional u otro. Se destruyeron para
aorir calles, quedando divididos en lotes los conventos de San Francisco,
5 Profesa u Oratorio de San Felipe Neri, San Fernando, Santo Domingo,
El Carmen y el de La M erced, este últim o, donde se edificó el Mercado de
as Atarazanas. San Diego, propiedad particular, también se dividió para la
^Dertura de dos calles y fue vendido en lotes.
Una sección de la huerta y el potrero del Colegio de San Fernando, que
-abía comprado José Baudovin, la vendió en 1865 a Rafael M artínez de la
~ :rre, quien estableció allí parte de la colonia Guerrero.59 Asimismo en una
■'acción de la huerta del Convento de El Carmen y otros terrenos se formó la
colonia Díaz de León. Así, la venta de estos terrenos periféricos liberó parte
:e espacio suburbano que se convirtió en fraccionam ientos; los lotes que
-esultaron de la formación de estas colonias, no se incluyeron en la cuantífi-
cación de las casas que sustituyeron a los conventos.60
El Convento del Espíritu Santo fue demolido y en su lugar se construyó
, i hotel del mismo nombre. También se dividieron en lotes y se convirtieron

e: Maria Dolores Morales, "Rafael Martínez de la Torre y la creación de fraccionam ientos: el caso de la
: : :n ia Guerrero"; Cuadernos de trabajo del dih núm. 22, Seminario de historia urbana, núm. 3, p.28.
: : Esto se debe a que la parte de la colonia Guerrero edificada sobre el potrero y huerta de San
: t-nando no fue censada en el padrón de 1882, aunque ya e xistía , y la formación de la colonia Díaz
.eón fue posterior al levantam iento del padrón.
2 0 4 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores M orales

en fincas particulares los conventos de San Agustín y San Cosme, el Colegio


de Portacoeli y el Hospital de la Santísima Trinidad.
En el Colegio S e m in ario , la dem olición que se había in iciad o para
am p liar la plaza, se suspendió, el edificio se vendió y fue convertido en
casas de vecindad. El edificio del Colegio de Niñas tam bién se vendió y se
conservó destinado a Casino Alemán y fonda.
Sólo seis de los conventos de m onjes, que representan una m inoría
del 2 9 % , se conservaron y se dedicaron a usos públicos. Éstos fuero n: el
Colegio de San Miguel de Belén, adaptado para cárcel; el Hospital de San
Andrés que siguió funcionando secularizad o , aunque fue dividido por la
calle de Xicoténcatl, que separó el Departamento de Medicina de Mujeres
del resto del edificio; la mayor parte del edificio del Arzobispado se dedicó
a oficinas de la Contaduría Mayor de Hacienda; San Camilo fue cedido por
el gobierno al Colegio Sem inario, cuando mandó demoler su edificio; parte
del Convento de Belén de M ercedarios, vendido en 1861 que el gobierno
adquirió en 1879, se destinó a la fábrica de pólvora; y el Hospital de Terce­
ros, vendido en 1861 y comprado por el gobierno imperial, se destinó a Es­
cuela de Comercio y para alojar a la Sociedad de Geografía y Estadística.

EL USO DE LAS VIVIENDAS EN LAS FINCAS QUE OCUPARON


LOS EDIFICIOS NACIONALIZADOS.

De las 2 3 6 4 viviendas que en 1882 ocupaban el espacio de los edificios


eclesiástico s, 58°/o se destinó sólo a habitació n; otra tercera parte, a otro
uso además del habitacional o sólo otro uso y, de ellas la mayoría eran de
uso m ixto; 9 % no tenía uso y 0 .5 % no específica el uso (cuadro 2).
Como podemos observar, más de la mitad de las fincas que ocuparon e
sitio de los conventos, se dedicaron a habitación de la población para satis­
facer la demanda de vivienda. Así la división de edificios religiosos constitu­
yó una buena oportunidad para am pliar los espacios de la ciudad y para dar
a los particulares la posibilidad de poseer o rentar una vivienda.
Sin embargo, si com param os la distribución de los usos de suelo en
el espacio que ocuparon los edificios eclesiástico s con los del resto de la
ciudad, notamos que las viviendas dedicadas sólo a habitación constituye-
5 8 % y 7 6 % resp ectivam e n te, lo que m uestra que en los espacios rees­
tructurados hay un porcentaje menor de viviendas con uso exclusivam ente
hab itacio nal y una proporción m ayor de vivien d as dedicadas a otro uso,
además del hab itacio n al o sólo a otro uso, que representaban 33°/o, en
tanto que en el resto de la ciudad constituían sólo 16%.

C uadro 2
Jso de suelo de las viviendas ubicadas en las fincas que ocuparon los edificios
eclesiásticos

Uso Núm. de viviendas Viviendas °/o

Sólo habitación 1372 58.04

Otro uso y habitación y sólo otro uso 774 32.74

Sin uso 205 8.67

Uso no especificado 13 0.55

Total 2364 100.00

jso de suelo de las viviendas del resto de la ciudad

Uso Núm. de viviendas Viviendas %

Sólo habitación 37804 75.73

Otro uso y habitación y sólo otro uso 8056 16.14

Sin uso 3879 7.77

Jso no especificado 181 0.36

Total 49920 100.00

De las 774 vivien d as dedicadas a otro uso y habitación o sólo a otro


js o , situ a d a s en el te rrito rio que ocuparon los co nvento s, 6 2 % se des-
: nó a se rv icio s, m ien tras que en el resto de la ciudad co n stitu ía n sólo
2 7 % . Por el c o n tra rio , las d ed icad as a co m e rcio , p ro d u cció n y ven ta
I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

y producción ag ro p e cu aria, representan un p o rcen taje m enor de 18% ,


1 8% y 1 .4 % , re sp ectiva m e n te, en el espacio re e stru ctu rad o , que en e
resto de la ciudad, donde co n stitu ían 3 5 % , 3 3 % y 4 % (cuadro 3).

C u a d ro 3
Viviendas con otro uso y habitación, y sólo otro uso ubicadas en las fincas que
ocuparon los edificios eclesiásticos

Uso Núm. de viviendas Viviendas %

Servicios 482 62.27

Comercio 143 18.48

Producción y venta 138 17.83

Producción agropecuaria 11 1.42

Total 774 100.00

Viviendas con otro uso y habitación y sólo otro uso ubicadas en las fincas del
resto de la ciudad

Uso Núm. de viviendas Viviendas °/o

Servicios 2214 27.48

Comercio 2840 35.25

Producción y venta 2699 33.50

Producción agropecuaria 301 3.76

Total 8056 100.00

Este notable predom inio de las vivie n d as dedicadas al secto r ser. -


cios, indica que la ciudad moderna que surgía, requería en ese m om en::
de una am p liació n de su in fra e stru ctu ra de se rvicio s, y encontró en e
derrumbe de los viejos edificios conventuales un sitio para ubicarse; r :
AN TO LO G ÍA S] 20?
H isto ria i

es casual que se hayan preferido esos espacios cén trico s, disponibles y


que además eran de los más prestigiados de la ciudad.
Las tres cuartas partes de las viviendas que alojaban servicios, estaban
indicadas a servicios particulares (cuadro 4 ); de ellas la mayoría se d esti­
laba a hospedaje, eran 240 cuartos, casi todos ubicados en cinco hoteles:
e Iturbide abierto en 1855 y am pliado en terrenos del convento de San
: 'ancisco; el del Espíritu Santo, propiedad del francés Alfredo Roche, cons-
T 'jid o en el lugar del convento del mismo nom bre; el hotel San Agustín
edificado en terrenos del co nvento ; el G illo w , construido en el sitio del
I'a to rio de San Felipe Neri y el Central, ubicado en el Colegio Sem inario;
sólo 14 cu arto s se lo calizab an en una casa de huéspedes y en dos m e­
rm e s (cuadro 5). 25 viviendas dedicadas a servicios p articu lares eran de
: mentos y bebidas, 14 fondas y figones, cuatro cantinas, cuatro cafés que
: rupaban cinco viviendas y dos restaurantes; 10 de ellas se ubicaban en el
tcificio del Sem inario y en el espacio que ocupó el Convento de Balvanera;
l ' viviendas eran bodegas; 17 viviendas se destinaban a servicios de tran s­
a r t e : tres corrales de carros en siete viviendas, tres oficinas de ferrocarril,
ros de ellas situadas en el espacio del Colegio de San Fernando donde se
t-r ficó la Estación del Ferrocarril M exicano; tres pensiones de caballos en
: "co vivien das, dos de ellas lo calizadas en el sitio del Convento de San
-•sncisco, un baño de caballos, y una cochera.

1-iDRO 4
- s: de suelo de las viviendas dedicadas a servicios, ubicadas en las fincas que
rcjparon los edificios eclesiásticos

Uso Núm. de viviendas Viviendas %

Servicios particulares 361 74.90

lírvicio s educativos 47 9.75

Servicios eclesiásticos 39 8.09

Servicios públicos 22 4.56

íervicios militares y policía 13 2.70

Total 482 100.00


2 0 8 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores Morales

C uadro 5
Uso de suelo de las viviendas dedicadas a servicios particulares ubicadas en las
fincas que ocuparon los edificios eclesiásticos

Uso de suelo Número de viviendas

Servicios particulares hospedaje 240


Servicios particulares alimentación 25

Servicios particulares bodegas 21

Servicios particulares comunicaciones y transporte 17

Servicios particulares otros y no especificado 14

Servicios particulares sociedades 10

Servicios particulares recreativos 10

Servicios particulares personales 7

Servicios particulares financieros 7

Servicios particulares profesionales 5

Servicios particulares cultura 3


Servicios particulares beneficencia 2

Total 361

Doce v ivie n d as eran despachos y dos e scrito rio s, 10 v ivie n d as más


a lo jab a n s e rv ic io s re c re a tiv o s : cu a tro b illa re s , un b o lich e , un teatro
ubicado en el ed ificio del Sem in ario , un café te a tro , el Casino Alemán
situ a d o en el C olegio de N iñas, el Club de C aza y Pesca, y un burde
lo calizado en el sitio del Convento de La Concepción.
El su rg im ie n to de las so cied ad e s m u tu a lis ta s que su stitu y e ro n a
las c o fra d ía s g re m iale s para m an te n e r lazos de so lid a rid a d entre sus
in teg ra n te s, requirieron de espacios para sus reuniones, 10 de ellas se
ubicaron en sitios que ocuparon edificios eclesiásticos; eran las sociedades
AN TO LO GÍAS I 2Qg
H isto ria I

de Sombrereros, Zapateros, Plateros y Batíhojeros, Filarm ónica, de Socorros


Mutuos, Fraternidad y Constancia, Alianza y Am istad, de Encendedores de
la Compañía de Gas, Francesa y la Cía. de los Caballeros de la 3a Orden,
vestigio de las cofradías eclesiásticas.
El naciente sistem a bancario y finan ciero requería de espacios para
alo jar sus funcio n es. Se ubicaron en lo que había sido te rrito rio de con-
•entos; los tres bancos más im portantes del momento, que además eran
ios prim eros que se e sta b le cía n en la c a p ita l: el de Londres, M éxico y
Su d am érica, situado en el Convento de C ap u chin as, el M ercan til M e xi­
cano, lo calizado en el lugar que ocupó el Convento de San Agustín y el
Banco N acional M exicano, establecido en el Convento de San Francisco,
aonde trab ajab an 19 em pleados y cinco m ozos; había tam bién dos o fi­
cinas de la sucu rsal, 5 del Monte de Piedad y otras dos casas de empeño.
A sim ism o , se e sta b le ce n tam b ién en s itio s c o n v e n tu a le s sie te v i-
• iendas ded icad as a se rv ic io s p e rso n ales, seis p e lu q u e rías, un baño y
cinco v iv ie n d a s más que alberg aban o fic in a s , tres de n o tario s, un bu-
-'ete de abogados y un gabinete de dibujo . Para ac tiv id a d e s c u ltu ra le s
:e destinaron la Bib lio teca Popular de la Com pañía Lan casterian a e sta-
: ecida en la Iglesia de B e tle m ita s, un g abinete de le ctu ra y la re d a c­
ción del periódico L’Echo du M éxique ; en dos vivien d as más se ubicó el
'o sp ita l p a rticu la r V ald ivieso .
Los s e rv ic io s e d u ca tiv o s que estaban en e d ificio s e c le s iá s tic o s re-
i'e s e n ta n 10% de las v ivie n d as dedicadas a se rvicio s (cuadro 4 ). Eran
2 escuelas p a rticu la re s que ocupaban 19 vivie n d as, 7 colegios m u n íci-
: s es y nacio n ales, 6 escuelas esp ecializa d a s g ubernam entales, e sta b le ­
c í a s en 21 vivien d as, y el Colegio de San Cam ilo (cuadro 6).
210 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

C uadro 6

Viviendas dedicadas a servicios educativos, ubicadas en las fincas que ocuparon


los edificios eclesiásticos

i Número de
Uso de suelo . ■ ,
viviendas

Amiga particular

Amiga habitación

Colegio anexo templo protestante

Colegio católico. Habitación

Colegio de niños. Habitación

Colegio de San Camilo. Sala rectoral. Habitación

Colegio de San Camilo. Secretaría. Habitación

Colegio municipal núm. 13. Habitación

Colegio nacional núm. 10. Habitación

Colegio Niñas de la Sociedad Lancasteriana. Habitación

Colegio particular

Colegio particular. Habitación

Colegio particular. Portería. Habitación

Colegio. Habitación

Colegio N. Instr. Prim. y Secund. Exconv. Encarnación. Habitación

Escuela de artes y oficios. Mujeres. Habitación

Escuela de artes y oficios. Habitación

Escuela de artes y oficios. Portería. Habitación

Escuela de comercio Soc. Geografía. Habitación

Escuela de sordomudos. Habitación

Escuela municipal núm. 24. Habitación


Número de
Uso de suelo
viviendas

Escuela municipal núm. 25. Habitación 1

Escuela Nacional de Ciegos. Habitación 1

Escuela nacional núm. 2. Habitación. Exconvento San Lorenzo 1

Escuela particular. Habitación 2

Escuela privada. Habitación 1

Escuela. Habitación 4

Escuela N. Jurisprudencia. Exconv. Encarnación. Habitación 3

Escuela N. Jurisprudencia. Exconv. Encarnación Port. Habitación 1

Total 47

En el s it io que o cup ó el C o n v e n to de la E n s e ñ a n z a N ueva (e x


B e tle m ita s) en una fin c a de cu a tro pisos se e sta b le cie ro n el C olegio
'.a c io n a l Núm . 10, un co legio c a tó lic o y el colegio de niñas de la So -
: edad L a n c a s te ria n a , y en el lu g a r del C o nvento de San F ran cisco se
ubicaron tre s co leg io s p a rtic u la re s .
Seis e scu e la s e sp e cia liza d a s y dos e scu e las n a cio n a le s se e sta b le -
: eron en diversos conventos co nservad o s: la Escuela N acional de Ju ris -
: rudencia y el Colegio Nacional de Instrucción Prim aria y Secundaria, en
carte del ex Convento de La E n c a rn a ció n ; la Escuela de A rtes y Oficios
.a ra Varones y la Escuela Nacional Núm. 2, en una zona del ex convento
-e San Lorenzo; la Escuela de A rtes y Oficios para M ujeres en lotes del
Convento de Jesús M aría; la Escuela de Comercio y la de sordomudos en
e. Hospital de Terceros y el Convento de Corpus C h risti; y la Escuela Na­
cional de Ciegos en parte del Convento de la Enseñanza Antigua.
El 8°/o de las v iv ie n d a s de s e rv ic io s estab an d ed icad as a los e cle -
5 ástico s (cuadro 4 ). Eran 24 ig le sia s de los co nven to s y co legio s que
ce rm an e cíero n a b ie rta s al cu lto , cin co v iv ie n d a s que eran s a c ris tía s
I ANTOLOGÍAS
212
I M aría Dolores Morales

de las Ig lesias, una casa cu ral con dos vivie n d as y otra vivien d a donde
habitaban dos sa crista n e s, lo calizad a en el espacio del Cem enterio de
Santo Domingo61 (cuadro 7).

C uadro 7
Viviendas que se conservaron para servicios eclesiásticos o que se destinaron a
otro culto

Uso de suelo Número de viviendas

Casa Cural. Habitación 2

Cementerio de Santo Domingo. Habitación 1

Ex convento de San Pedro Pascual de Belén. Habitación 1

Iglesia de Balvanera 1

Iglesia de Corpus Christi 1

Iglesia de Jesús María 1

Iglesia de la Concepción 1

Iglesia de la Encarnación 1

Iglesia de la Santísima 1

Iglesia de San Diego 1

Iglesia de San Diego. Habitación 1

Iglesia de San Fernando 1

Iglesia de San Juan de la Pertinencia 1

Iglesia de Santa Inés 1

Iglesia del Carmen 1

Iglesia Evangélica ex Iglesia de San José de Gracia 1

Iglesia y Capilla de Santa Catalina de Sena 1

61 El c e m e n te rio se h a b ía c la u s u ra d o y lo s re sto s fu e ro n e x h u m a d o s , sin e m b a rg o se c o n s e r v a :i -


e s p a c io que d e b e h a b e r p e rte n e c id o al te m p lo .
AN TO LO GÍAS I
H isto ria I

Uso de suelo Número de viviendas

giesia y parte del ex Convento de Regina 1

Sacristía de la Iglesia de Balvanera 1

Sacristía Iglesia de la Encarnación. Habitación 1

Sacristía Iglesia de San Fernando. Habitación 2

Sacristía Templo de la Enseñanza. Habitación 1

'emplo de Ingleses 1

'emplo de la Enseñanza 1

'emplo de la Profesa 1

'emplo de San Bernardo 1

Templo de San Cosme 1

'emplo de San Gerónimo 1

"emplo de San Lorenzo 1

'emplo de Santa Brígida 1

Templo de Santa Clara 1

'emplo de Santa Teresa la Antigua 1

Templo de Santo Domingo 1

7emplo del Colegio de Niñas. Habitación 1

'emplo Evangélico. Habitación 1

'emplo Evangélico Sma. Trinidad. Imprenta. Habitación 1

'emplo Protestante 1

Total 39

Se establecieron cinco tem plos no cató lico s, tres en el Convento de


San Francisco, la Iglesia fran ciscan a se convirtió en el Templo Evangélico
de la Santísim a Trinidad, en parte del claustro exterior se ubicó el Templo
2 14 I ANTOLOGIAS
Maria Dolores Morales

Evang élico de Je sú s y en la parte que daba a la ca lle de San Ju an de


Letrán, se estableció el Templo de los Ingleses. Asim ism o la Iglesia de San
Jo sé de G ra cia se co n virtió en tem plo evangélico y en el sitio del Con­
vento de La Concepción, sobre la calle de Puerta Falsa de San Andrés, se
ubicó un templo protestante con una escuela anexa (cuadro 7).
Por haber procedido a su dem olición, desaparecieron las iglesias de
Capuchinas, El Espíritu San to , La M erced, la del Colegio Sem inario y la
del Hospital de San Andrés. Se destinan a otros usos las iglesias de Santa
Isabel, que se convierte en fábrica de pasam anería, la Enseñanza Nueva
dedicada a biblioteca de la Compañía Lan caste rian a; San A gustín, adap­
tada para Biblioteca N acional; y San Francisco y San José de G racia, que
se convirtieron en templos evangélicos.
De acuerdo con el padrón, en 1882 se conservaba tam bién una pe­
queña parte del ex Convento de Belén de M ercedarios, habitada por una
costurera que lo cuidaba.
Los servicios públicos que se establecen en conventos y colegios, consti­
tuyen 4.5% de las viviendas dedicadas a servicios (cuadro 4). Ocho viviendas
se destinaron a beneficencia, seis al Hospital de San Andrés y dos a la admi­
nistración de la Lotería de Beneficencia, ubicadas en el mismo hospital. Seis
viviendas más alojaban tres oficinas gubernamentales, el Palacio de Justicia
situado en parte del Convento de la Enseñanza Antigua, la Contaduría Mayor
de Hacienda, localizada en el edificio del Arzobispado y los juzgados alojados
en parte del Colegio de San Miguel de Belén (cuadro 8).

C uadro 8
Uso de suelo de la viviendas dedicadas a servicios públicos ubicadas en las fincas
que ocuparon los edificios eclesiásticos

Uso de suelo Número de viviendas

Servicios públicos de beneficencia 8

Servicios públicos de oficinas de gobierno 6

Servicios públicos de cultura 2


Uso de suelo Número de viviendas

Servicios públicos de panteones 2

Servicios públicos de abasto 1

Servicios públicos de aduana y garitas 1

Servicios públicos de policía y vigilancia 1

Servicios públicos de relaciones exteriores 1

Total 22

Dos fin ca s se dedicaron a la c u ltu ra : la Iglesia de San A g u stín, que


adaptó el arquitecto V icente Heredia para Biblioteca Nacional, m antenien-
cio sus líneas generales, y la Biblioteca Popular de la Compañía Lancaste-
- ana, establecida en la Iglesia de la Enseñanza Nueva (ex B etlem itas). El
Panteón de San Fernando se conserva secularizado y se declara Panteón de
ios Hombres Ilustres.
Los alm acenes de la Aduana se establecieron en parte del Convento de
San Jerónimo; el Mercado de las Atarazanas se construyó en el sitio del Con-
.ento de la Merced y la cárcel se adaptó en el Colegio de San Miguel de Belén.
E consulado de Estados Unidos ocupó una de las viviendas de la casa de v e ­
cindad en que se convirtió el edificio del Colegio Seminario (cuadro 8).
Los servicios m ilitares y de policía que se establecieron en conventos y
colegios, representan 3 % de las viviendas dedicadas a servicios (cuadro 6).
Se destinaron a cuarteles los conventos de Santa Teresa la Antigua y Santa
"eresa la Nueva, que alojaron a los cuarteles Batallón Nacional de Inválidos
. Escuadrón del tren de artillería. El claustro del Convento de La Merced se
cestínó a cuartel del Batallón Número 15 y en 1882 también se alojaban allí
as tribus de indios kikapúes y mezcaleros (cuadro 9).
I ANTOLOGÍAS
216
I M aría Dolores M orales

C uadro 9
Uso de suelo de las viviendas dedicadas a servicios militares y policía, ubicadas en
las fincas que ocuparon los edificios eclesiásticos

Uso de suelo Número de viviendas

Cuartel 2o Batallón. Ex Convento San José 1

Cuartel Batallón Nal. Inválidos. Ex conv. Sta. Teresa la Antigua 1

Cuartel de infantería 1

Cuartel de la 2a Compañía del cuerpo de rurales 1

Cuartel de la Merced. Batallón núm. 15 1

Cuartel de la Merced. Tribu Mezcaleros 1

Cuartel de la Merced. Tribu kikapúes. Habitación 1

Cuartel del 1er Batallón permanente. Habitación 1

Cuartel del Escuadrón del tren de artillería 1

Cuartel del núm. 26. Habitación 2

Ex Hospital militar. Habitación 1

Inspección de policía, Demarcación 5. Habitación 1

Total 13

Los c u a rte le s Prim er B a ta lló n perm anente y el Núm ero 26 ocupa­


ron parte del Convento de Santa C a ta lin a ; en el de San Jo sé de Gracia
se alo jaro n el cu arte l del Segundo B a ta lló n y la Inspecció n de Policía
de la d em arcació n 5 ; el c u a rte l de la Segunda C om pañía del Cuerpo
de R u rales estaba in sta lad o en la parte del Convento de Je sú s M aría
que daba a la c a lle de A c e q u ia . El C o legio de San M ig uel de B e lé r
co n vertid o en c á rc e l, alo jab a tam b ién a un cu a rte l de In fa n te ría que
v ig ila b a el lugar. Parte del Convento de San Je ró n im o se u tiliz ó para
- o sp ita l M ilita r, que en 1882 ya no fu n cio n ab a y estaba habitado por
dos m ilita re s (cuadro 9).
El 18.5% de las viviendas que tenían otro uso además del habitacional
0 sólo otro uso, ubicadas en las fin cas que ocuparon edificios religiosos,
estaban dedicadas al comercio (cuadro 3). De ellas, poco más de la mitad
se destinaban a la venta de alim entos y bebidas: eran 26 tiendas o estan­
quillos, 14 pulquerías, 8 carnicerías, 7 m aicerías, 6 tocinerías, 5 pajarerías,
- recauderías, 2 locales de herbolaria, un expendio de pan, una lechería y
un depósito de carros repartidores de pulque; la cuarta parte de estos co ­
mercios se ubicaban en el Mercado de las A tarazanas (cuadro 10).
Otro 17% de las vivien d as destinadas al com ercio, se dedicaba a la
venta de m etales no precio so s; eran expendios de fierro viejo ubicados
en su m ayoría en el M ercado de las A tarazan as y una arm e ría; 5 % eran
ocales de loza de barro ubicados también en el mismo mercado. Otro 5%
estaba dedicado a la venta de te xtile s, 3 eran m ercerías y sederías, 2 de
ellas muy im portantes, la del Refugio, localizada en los bajos de una casa
construida en el sitio del Convento de Capuchinas y la de G utheil y Cía.,
ubicada en el lugar que ocupó el Convento de San Bernardo y atendida por
nueve dependientes; 2 cajones de modas, una lencería, y un local de ropa
vieja; 4 % eran com ercios dedicados a la venta de carbón; 3 % eran com er­
cios m ixtos: estanquillo y velería, estanquillo y zapatería, óptica y mercería,
1 un alm acén; otro 3 % vendía objetos usados, tres bazares y una trapería
de viejo y 3 % más eran agencias de comisiones (cuadro 10).

C uadro 1 0
Uso de las viviendas dedicadas al comercio, ubicadas en las fincas que ocuparon
ios edificios eclesiásticos

Uso suelo____________________Viviendas %

Comercio de alimentación y bebidas 75 52.45

Comercio de metales no preciosos 24 16.78

Comercio de loza, cerámica y cristal 8 5.59

Comercio de textiles 7 4.90


I ANTOLOGÍAS
218
I M aría Dolores Morales

Comercio de gas y combustibles 6 4.20

Comercio mixto 4 2.80

Comercio de objetos usados 4 2.80

Comercio de otros y no especificado 4 2.80

Comercio tlapalería 4 2.80

Comercio de madera 2 1.40

Comercio de productos químicos 2 1.40

Comercio de imprenta y papel 2 1.40

Comercio de cera y velas 1 0.70

Total 143 100.00

Las restantes vivien das destinadas al com ercio, eran dos tlap alerías
un com ercio de cajas de cartón, otro de artícu lo s de escritorio, un expen­
dio de cajas m ortuorias que era la Agencia de Inhum acio nes Ascorve y
Cía., localizada en el lugar del Convento de San Francisco, una mueblería
un alm acén de droguería, la perfum ería S a in t M arc ubicada en el sitio
del Convento de Santa Clara y una cerería.
El 18% de las viviendas lo calizadas en espacios de los antiguos con­
vento s y co legio s, que ten ían otro uso adem ás del h a b íta cio n al o solo
otro uso, se dedicaron a la producción y venta (cuadro 3 ). Entre ellas
había 13 fá b ric a s alo jad as en 16 v iv ie n d a s, 4 en fin ca s que ocupaban
te rrito rio del Convento de Santo Domingo: una fáb rica de cigarros con
400 trabajadores, 2 fáb ricas de sombreros con 48 y 25 operarios respec­
tiva m e n te y una de cerveza con 40 em pleados. En el Convento de Sar
Cosme se e sta b leció la fá b ric a de ch o co late "La Flor de Tabasco" con
30 tra b a ja d o re s ; otra de pólvora con 25 o p erario s, se ubicó en Belén
de M erced ario s, y en el Convento de Santa Inés había una fá b rica de
pasam anería con 9 operarios. En el sitio del Convento de San Francisco
se estableció una fáb rica de cajas de fierro con 5 trabajadores y una de
colchones y cam as. Otras fáb ricas de cajas, loza, bolas de hilo y cam as de
ANTOLOGIAS
H isto ria

latón que sin reg istrar operarios, se ubicaron en espacios que ocuparon
el Oratorio de San Felipe Neri y los conventos de San Diego, Balvanera y
Jesús M aría, respectivam ente (cuadro 11).

C u a d r o 11
Viviendas dedicadas a fábricas ubicadas en las fincas que ocuparon los edificios
eclesiásticos

Número de Vivienda por


Tipo de fábrica
viviendas ramo

F áb rica s te x tile s

Fábrica de bolas de hilo. Habitación 1

Fábrica de pasamanería 1

Fábrica de sombreros 1

Fábrica de sombreros. Habitación 1

Total 4

Fáb rica de pólvora y sa litre

Fábrica de pólvora. Habitación 4 4

F áb rica de m etales no preciosos

Fábrica de cajas de fierro. Habitación 1

Fábrica de camas de latón 1

Fábrica de colchones y camas de fierro 1

Total 3

Fáb rica s de alim e n to s y bebidas

Fábrica de cerveza 1

Fábrica de chocolate La Flor de Tabasco 1


2 2 0 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

F áb rica de im prenta y papel

Fábricas de cajas 1 1

F áb rica s de loza

Fábricas de loza. Habitación 1 1

Fáb rica s de tab aco

Fábrica de cigarros. Habitación 1 1

Total 16

Los dem ás e sta b lecim iento s in d u striale s, que no eran fá b ric a s, ub -


cados en los sitio s de conventos y colegios, se agruparon por ramas pro­
d u ctivas: 17% de ellos se dedicaba a la producción de te x tile s, y eran 11
sastrerías, 2 som brererías, 2 rebocerías, 2 tap ice rías, una cam isería, una
casa de m odas, un telar, y un ta lle r de bordados, ubicado en el e sp ac::
del Convento de Santa Inés con 17 trabajado res (cuadro 12). Otro 16^
estaba dedicado a la producción de m adera: eran 13 ca rp in te rías, 4 to­
nelerías y 3 carro cerías, una de ellas situada en una finca que ocupaba e
lugar del Convento de Santo Domingo donde trabajaban 14 empleados'
15% se destinaba a la producción de cuero y pieles: eran 16 zapaterías
y dos ta la b a rte ría s; 14% se dedicaba a la producción de m etales no pre­
cio so s: 8 ho jala tería s, 5 herrerías, una plom ería, una platería y 2 cobre-
rías, una de ellas se ubicaba en el espacio que ocupó el Convento de Sa-
Francisco y empleaba a 22 operarios (cuadro 12).
Otro 8 % de las v iv ie n d a s, estaba destinado a la producción de a -
m entos y bebidas: 3 panaderías, una bizcochería y un horno de bizcoche­
ría, una pastelería, 3 to rtille ría s y una ta m a le ría ; 8 % más se dedicaba s
la producción de im prenta y papel: 5 im prentas, entre ellas La Libertac
que ocupaba una accesoria en el edificio del sem inario donde trab ajab a'
24 impresores, 3 encuadernaciones, una tipografía y un negocio d ed icac:
al grabado; 7 % de las viviendas se destinaba a la producción de produc­
tos quím ico s: eran 6 boticas y 3 droguerías; 4 % más estaba dedicado a
ANTOLOGÍAS
H isto ria

la producción a rtís tic a : 4 talleres de escu ltu ra, 2 en piedra, uno en cera,
otro en mármol y una fo to grafía (cuadro 12).

C uadro 1 2
Uso de suelo de la viviendas dedicadas a producción y venta que no son fábricas
ubicadas en las fincas que ocuparon los edificios eclesiásticos

Número de
Uso de suelo Viviendas °/o
Viviendas

Producción y ventas textiles 21 17.21

Producción y venta madera 20 16.39

Producción y venta cuero y pieles 18 14.75

Producción y venta metales no preciosos 17 13.93

Producción y venta alimentos y bebidas 10 8.20

Producción y venta imprenta y papel 10 8.20

Producción y venta productos químicos 9 7.38

Producción y venta arte 5 4.10

Producción y venta metales preciosos 3 2.46

Producción y venta otros 3 2.46

Producción y venta relojería 3 2.46

Producción y venta cera y velas 2 1.64

Producción y venta jarciería 1 0.82

Total 122 100.00

Tres establecim ientos producían m etales preciosos, 2 platerías y una


batihojería con 15 operarios, ubicada en te rrito rio del Convento de San
Francisco; 3 más eran relojerías, 3 afila d u ría s; otras 2 se destinaban a la
producción de cera, velas y una más fue de ja rc ie ría .
222 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

Menos de 2°/o de las viviendas con otro uso además del habitacionaI o
sólo otro uso, ubicadas en sitios de conventos y colegios, estaban dedica­
das a la producción agropecuaria (cuadro 3 ); eran 6 corrales, 2 localizados
en el sitio del Convento de Santo Domingo, uno de ellos de vacas. En parte
del Convento de Belén de Mercedarlos había tam bién un establo de vacas
y 2 habitaciones (cuadro 13).
Se conservaba la huerta del Convento de Santa C atalin a y parte de
la huerta de El Carm en, y en el que fue Jardín de San Francisco había un
negocio de plantas de un ho rticulto r belga (cuadro 13).

C uadro 13

Uso de suelo de las viviendas dedicadas a producción agrícola y pecuaria, ubicadas


en las fincas que ocuparon los edificios eclesiásticos

Número de
Uso de suelo Total
Viviendas

Producción ag ríco la pecuaria

Corral de vacas. Habitación 1

Corral. Habitación 5

Establo de vacas. Habitación 2

Producción ag ríco la

Huerta del Carmen 1

Huerta del Convento de Sta. Catalina. Habitación 1

Jardín y habitación 1

Total de viviendas dedicadas a producción agrícola y pecuaria 11


CONCLUSIONES

N uestro a n á lisis m uestra el im p o rtan te im pacto que tuvo la n a c io n a li­


zación en la co nfiguració n espacial y los usos de suelo de la Ciudad de
M éxico. Ello significó el inicio de la transfo rm ació n de una urbe conven­
tu a l, cuya m orfología e imagen expresaba la penetrante presencia in sti­
tucional y económ ica de la Iglesia, la cual, después de tres siglos y medio,
se desarticuló para rearticu larse en la metrópoli moderna que empieza a
surgir al ad quirir un nuevo perfil laico , reflejo de la transfo rm ació n que
se estaba dando en la sociedad m exicana.
La ciudad inicia el cambio de su fisonom ía al transfo rm arse los usos
de los an tig u o s conventos en usos laico s, como resultado de la se p ara­
ción que se había dado entre la Iglesia y el Estado, y de haberse a lc a n ­
zado la meta de volver claram ente civiles los actos del hombre desde su
nacim iento hasta su m uerte. A pesar de que el proceso de venta de los
conventos y de re e stru ctu ra ció n del espacio liberado fue lento y co m ­
plejo, se dio una im portante am pliación del espacio hab itacio nal con la
creación de 1 372 vivien d as dedicadas sólo a hab itació n , y 462 más de­
dicadas a habitación y otro uso que perm itieron el acceso a la vivienda a
más de 7 500 personas y la remodelación de parte del caserío urbano. Los
conventos dem olidos liberaron tam bién espacios para alo jar a la nueva
estructura de servicios que requería la naciente ciudad m oderna, d e sta­
cando los servicios particu lares, entre ellos: los hoteles, las fondas y los
cafés, los bancos, las o ficin as, las estaciones de fe rro ca rril y los lugares
de esparcim iento como teatros y clubes.
Un im p o rtan te núm ero de se rv icio s ed u cativo s, públicos y p a rticu -
ares, entre ellos v a ria s escuelas e sp e cializa d a s, alojados en conventos
adaptados o en casas que los sustituyeron, m uestran el surgim iento de la
educación laica y la extin ció n del im portante papel que había tenido la
Iglesia en la educación. Los conventos incautados fueron tam bién s u t i l i ­
zados para alo jar los servicios públicos del nuevo Estado, como la Cárcel
de Belén, el Palacio de Ju sticia , los juzgados, los alm acenes de la Aduana,
el Mercado de las A tarazan as, que agrupó 96 locales com erciales, varias
o ficinas públicas y biblio tecas. Tam bién albergaron instalacio n e s m ilita -
res, sobre todo cuarteles.
2 2 4 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Siguen en im portancia los establecim ientos com erciales, destacando


los dedicados a la venta de alim entos y bebidas. Los espacios que ocupa­
ban los conventos tam bién permitieron alojar establecim ientos dedicados
a la producción y venta, especialm ente diversas fábricas con un buen nú­
mero de trabajadores que representan la creación de fuentes de trabajo y
un estím ulo al crecim iento económico.
Otra consecuencia de la nacionalización de los conventos es la libera­
ción de parte del espacio suburbano, con la venta de potreros y huertas de
los conventos que se convirtieron en fraccio nam ientos. De igual manera
se suprimieron los cem enterios de conventos e iglesias, y cesó toda inter­
vención del clero en la econom ía de los cem enterios. Sig n ificó tam bién
la liberación de un volumen Im portante de agua, del que disfrutaban los
edificios eclesiásticos gratuitam ente, que pasó a manos de los particulares
También debe destacarse el aprovecham iento de los conventos demo­
lidos para realizar cam bios en la estructura vial de la Ciudad de México
m ediante la apertura de nuevas vías que dieran mayor perspectiva a edi­
ficio s e hicieran fluida la circulación de personas y vehículos, así como la
creación de algunas plazas y la am pliación, o regularizaclón de otras.
Por lo tanto, la nacionalización de los edificios eclesiásticos dio origen
a un proceso que culm inó en la conform ación de un nuevo soporte m ate­
rial, arquitectónico y espacial de una ciudad que se adaptaba a los nuevos
tiem po s. Desaparece así un orden religioso u rb an ístico y social que se
mantuvo durante siglos. Los conventos dejaron de ser los espacios ag lu ti­
nadores de la sociabilidad corporativa y los ejes de la vida cotidiana, para
generar otros espacios con usos más intensivos del suelo, que expresaban
la naciente sociedad laica.
BIBLIO G RAFÍA

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en México, M éxico, A. Carranza y Com. Imps., 1906.

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I M aria Dolores Morales

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AHCM

Vol. 181-A, Acta de Cabildo del 6 de agosto de 1861.

Vol. 181-A, Acta de Cabildo del 20 de marzo de 1861.

Vol. 18 2-A , Acta de Cabildo del 4 de octubre de 1861.

C alles, ap ertura, 4 5 3 , exp. 107, 1875, e scritu ra del 16 de mayo de 1861.

Padrón de la M unicipalidad de M éxico, M éxico, vols. 342 4 a 3430


A N TO LO G ÍA SI 2 2 ?
H isto ria I

AGNCM
Notario 169, Ramón de la Cueva. Escritura del 12 de febrero de 1839.

Notario 43, Francisco M adariaga. Escritura dei 14 de agosto de 1837.

Notario 725, José Vil lela. Escritura del 27 de marzo de 1879, por la que So­
mera compra a Agustín llisa litu rri las casas núms. 25, 26 y 27 del callejón
de López, que estaban hipotecadas a su favor.

Notario 725, José V ille la , 1861.

Notario 55, Antonio Ferreiro (A yuntam iento). Escritura del 8 de febrero de


1865.

Notario 725, José V ille la . Escritu ras de 4, 24 y 27 de diciem bre de 1866.


AGNCM , notario 725, José V ille la . Escritura del 10 de noviembre de 1866.

Notario 725, José V ille la . Escritura del 19 de noviembre de 1870, 21 de


marzo y 28 de agosto de 1872.

Notario 658, Pablo Sánchez. Escritura del 3 de abril de 1861.

Notario 21, M anuel M. de Chavero. Escritura del 12 de mayo y 5 de junio


de 1881.

Notario 245, Antonio Ferreiro. Escritu ras del 11 de octubre de 1865 y Not.
725, José V ille la . Escritu ras del 28 de noviembre de 1870.

Notario 725, José V ille la . Escritu ras del 17de mayo de 1871 y 15 de sep­
tiem bre de 1879.

Notario 725, José V ille la . Escritura del 1 de septiem bre de 1887.


ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

Notario 28, Gil M ariano León. Escritura del 5 de octubre de 1888.

Notario 725, José V ille la . Escritu ras del 25 de septiem bre de 1877, 15 de
septiem bre de 1879, 25 de ju lio de 1883, 27 de octubre de1884 y 28 de
mayo de 1888.

Notario 725, José V illela . Escritu ras del 25 de septiem bre de 1877 y 22 de
abril de 1884.

Notario 725, José V ille la . Escritura del 5 de diciem bre de 1885.

Notario 28. Gil M ariano León. Escritu ras del 10 de octubre de 1884, 27 de
febrero de 1885 y 30 de marzo de 1889.

Notario 725, José V ille la . Escritura del 5 de diciem bre de 1885.


agncm , notario 725, José V ille la . Escritura del 18 de mayo de 1889.

Notario 54, José M aría Ram írez. (A yuntam iento), 3 de diciem bre de 1852.

Notario 54, José M aría Ram írez. (A yuntam iento), 6 de marzo de 1850.

Notario 612, José M aría Ram írez. Escritura del 23 de febrero de 1855.

Notario 612, José M aría Ram írez. Escritura del 26 de febrero de 1855.

Notario 55, Antonio Ferreiro. Escritura del 18 de febrero de 1865. Colec­


ción de decretos del museo de la ciudad de M éxico. Decreto expedido el 20
de febrero de 1861.

Notario 169, Ramón de la Cueva. Escritura del 21 de octubre de 1856 y 18


de ju n io de 1859. Not. 725, José V ille la . Escritura del 14 de ju lio de 1860, 5
de noviembre de 1862 y 19 de mayo de 1866.
ANTO LO GÍAS I 22g
H isto ria I

Notario 725, José V ille la . Escritu ras del 26 de febrero de 1855, 1 de ju n io


de 1865, 22 de agosto de 1872 y 27 de octubre de 1873.

Notario 55, Antonio Ferreiro (A yuntam iento). Escritura del 18 de febrero


de 1865.

Notario 55, Antonio Ferreiro (A yuntam iento). Escritura del 31 de ju lio de


1865.

Notario 5, Francisco Querejazu. 2 de febrero de 1880, y Not. 21, M anuel M.


de Chavero. 30 de noviembre de 1880.

Notario 21, M anuel M. de Chavero, 4 de ju lio de 1880 y 14 de marzo de


1881.

Notario 725, José V ille la . Diversas escritu ras entre ellas las del 26 de sep­
tiem bre, 18 de diciem bre de 1884 y 13 de marzo de 1888.

Notario 725, José V ille la . Escritu ras del 25 y 27 de agosto de 1883. Not. 28,
Gil M ariano León. Escritu ras del 21 de febrero de 1887 y el 1 de octubre de
1888.

Notario 28, Gil M ariano León. Escritura del 10 de septiem bre de 1888, 21 y
26 de m arzo, 11 de ab ril, 11 de ju lio , 18 de septiem bre y 5 de noviembre de
1889.

Notario 28, Gil M ariano León. Escritu ras del 13, 19 y 22 de marzo, 21 de
mayo, 1 de ju n io de 1888 y 1 de marzo de 1889.

Notario 725, José V ille la . Escritu ras de donación del 12 de octubre de


1882, 17 de abril de 1883, 16 de enero, 13 de febrero, 21 de mayo y 29 de
junio de 1884; 15 de enero de 1885 y 14 y 15 de febrero de 1888.
I ANTOLOGÍAS
230
I M aría Dolores Morales

A rchivo de N otarías, notario 522, Pozo. Escritura del 2 de septiem bre de


1809.

A rchivo Ju d ic ia l. Juzgado 2o. Civil, vol. 2 5 -8 8 4 6 7 4 . Archivado en diciem ­


bre 10 de 1919. Test. Francisco Som era.

Documentos anexos de la Memoria de Hacienda de 1874, M éxico, Imp.


del Gobierno, 1875.

Documentos anexos a la memoria citad a; Manuel Ram írez A paricio,


Los conventos suprim idos en México: estudios biográficos, históricos y
arqueológicos. Reproducción fa csim ila r de la primera edición, M éxico,
Miguel Ángel Porrúa, 1982.

Documentos anexos a la memoria citad a; José Lorenzo Cossio, Guía


retrospectiva de la ciudad de México, Talleres Gráficos Laguna, M éxico,
1941.

Documentos anexos a la memoria citad a; Padrón de contribuciones del


8 al m illar sobre fincas urbanas, vol. 461.

Memoria del Ayuntam iento de 1867, M éxico, Imp. J. Fuentes y Cía.,


1868.

Memoria del A yuntam iento de 1871, M éxico, Imp. Cumplido, 1872.


m

&
de los fraccionam ientos
Ciudad de México
en el siglo XIX: el caso
La expansión de la

México. Ensayo de Construcción de una Historia, Seminario de


Historia Urbana, México, Departamento de Investig acio n es
Históricas INAH, 1978, pp. 189-200.
l presente ensayo pretende, como fin p rin c ip a l, dar alg una luz sobre los

E orígenes del crecim ien to de la Ciudad de M éxico para co n trib u ir con ello
a la m ejor com prensión de los problem as actu ale s y a un a n á lisis más pro­
fundo de la situació n contem poránea.

Los últim o s años del siglo xix y los prim eros del XX, m arcan un cam bio
trascend ental en la estru ctu ra físic a y social de la ciudad. Tres siglos y
medio de tradición española reflejada en su trazado reticular y sus plazas
centrales se rompen bruscam ente para incorporar los conceptos urbanís­
ticos afrancesados.
El área ocupada por la ciudad colonial, que no había registrado expan­
sión, se cuadruplica absorbiendo municipios aledaños, haciendas y ranchos
periféricos e invadiendo los antiguos barrios indígenas.
Este proceso de desarrollo acelerado ocasiona que los usos de la tierra
sufran cam bios violentos que sustituyen y desplazan todo un sistem a de
unidades espaciales que había perm anecido estático . Esta expansión no
se reduce a un cam bio ecológico-dem ográfico, sino que refleja tam bién
un cambio social que origina un fenómeno de segregación de la población
de barrios, de acuerdo con sus ingresos, más asociado a una estructura de
clases sociales.
Los problem as que esta urbanizació n trae consigo son, en pequeña
escala, los mismos que afrontam os hoy en día. Los servicios públicos como
calles, pavim entación, ferrocarriles, saneam iento, etc., están sólo en parte
de la ciudad, m ientras otros sectores siguen totalm ente marginados.
El an álisis de los contratos de concesión de los fraccio nam ientos fo r­
mados en esos años y la reglam entación entonces vigente, me perm ite
mostrar cómo el ayuntam iento se ve obligado a reabsorber los gastos de
^na urbanización realizada con criterios de beneficio privado, facilitando la
especulación con la tie rra ; y cómo resultaron inoperantes las pocas clá u ­
sulas que se introducen en un intento por solucionar el problema, en los
: r¡meros años del siglo XX.
Por otra parte, las mismas obras de los servicios públicos establecidas
oor el Estado y costeadas por la colectividad, son a su vez un facto r propi­
cio para la urbanización de las zonas intermedias, también en beneficio de
os fraccionadores, que obtienen ganancias desmesuradas con la form ación
de colonias en terrenos cuya plusvalía aum enta de un día para otro.
1 ANTOLOGÍAS
234
I M aría Dolores Morales

PERIODO 1811-1857

El siglo x ix se inicia con un largo periodo de estancam iento de la Ciudad


de M éxico, debido en gran parte a la tra n sito ria pérdida de su predom i­
nio político y económico sobre el resto del país y que se refleja en su bajo
crecim iento dem ográfico: la población aum enta apenas en los primeros
60 años de 1 6 0 0 0 0 a 200 000 habitantes.
Durante la etapa 1811-1857 la ciudad colonial se conserva con lige­
ras varian tes. Una com paración entre el plano de García Conde de 1790
y el de Juan Alm onte realizado en 1853 muestra este estancam iento. Los
lím ites de la ciudad son los mismos en ambos planos, lo cual indica que
no se registró expansión alg una: al norte, la garita de Santiag o ; al orien­
te, la de San Lázaro ; al sur, San A ntonio Abad y la garita de la Piedad;
y al poniente, Bucare li y San Cosme. En el trazo de la ciudad se notan
aún dos divisio nes que datan de los in icio s de la Colonia y que a pesar
de haber transcurrido tres siglos todavía son perceptibles, si bien menos
co ntrastad as; la parte de la traza con sus calles orientadas conform e con
los puntos cardinales, que cruzan en ángulos rectos y otro sector corres­
pondiente a la zona que en siglo XVI se destinó a los barrios indígenas,
cuyas calles no están bien estructuradas.
Hay, sin embargo, una excepción: el sector poniente, donde aparecen
m anzanas regulares en ambos lados de la Calzada de Tacuba. La razón de
este trazado fue la cesión de solares a los españoles durante el siglo XVI
como medida preventiva, es decir, para que tuvieran salida fá c il en caso
de una sublevación.
El cam bio más im portante que se registra entonces es la rem odela­
ción de la zona suroeste de la ciudad en 1848, con la form ación del pri­
mer fraccionam iento llam ado Colonia Francesa o barrio de Nuevo México,
localizado entre las actu ales calles de B u careli, San Juan de Letrán, V ic ­
toria y Arcos de Belén.1 Esta colonia se sitúa en terrenos que habían sido
parte de los barrios indígenas de la C andelaria A tlam pa y San Antonio
de los C allejones, llam ados en aquellos años "Lailson" por el apellido de

i Pueden consultarse los planos de la zona de la Colonia Francesa antes y después de su urbani­
zación en la versión de este artículo, publicado en el Seminario de Historia Urbana, con el título
Investigaciones sobre la Historia de la Ciudad de México (I) en Cuadernos de Trabajo del Departamento
de Investigaciones Históricas, México, in a h , 1 9 7 4 .
su p ro pietario , un alem án dueño de un c irc o .2 En ella se fundan v a ria s
fáb ricas de hilados y tejid os, algunas plom erías y carro cerías, propiedad
de extranjero s que atrajeron al barrio a obreros franceses o ingleses que
a llí establecieron su residencia.
G uillerm o Prieto en sus M emorias de mis tiempos nos da una visión
de la form ación de este barrio:

Por Nuevo México se comenzaron a instalar varios obreros franceses; como


por encanto se abrieron cantinas francesas y cafés y los domingos sonaba el
pistón, se chocaban vasos y copas, se bailaba...
La población creció poco a poco, viéndose salir de atolerías y fonduchas,
güeritos como en el Boulevar de San Antonio. Apercibiéronse franceses de
buen gusto de lo propicio del terreno para construcciones sanas y de hermosa
vista a sacaron la cabeza a la sombra de arbustos graciosos y de alegres flores,
las Quintas de Voltaire, de Rosseau, otras finquitas preciosas: nidos de fam i­
lias trabajadoras y felices.3

PERIODO 1858-1910

En contraste con esta primera etapa, el periodo 1858-1910 registra gran­


des cam bios, la ciudad sufre una transfo rm ació n absoluta, su expansión
física es m uy notable, especialm ente durante el Porfiriato (plano 3). En
sólo 50 años de su área, que en 1858 era de 8.5 Km2, se am plía 4.7 veces
y ocupa en 1910 una superficie de 40.5 Km2.4 Su crecim iento dem ográfi­
co aum enta 2.3 veces, de 2 0 0 0 0 0 pasa a 471 0 00 habitantes y por lo ta n ­
to se registra una considerable dism inución en la densidad media de la
población. Al mismo tiem po que tiene lugar este proceso de desarrollo en
la ciudad, se extienden las poblaciones sa té lite s: A zcap o tzalco , Tacuba,

2 Padrón de 18 1 1 -1 8 1 2 , ag n , vol. 7 2 . En este padrón se localizó entre los censados al señor Felipe
Lailson, alemán dueño de la casa de circo, situada en la calle de Revillagigedo, coincidiendo la
localización de su casa con la de la Colonia Francesa y su apellido con el nombre que se daba a los
terrenos sobre los que se estructuró la colonia. Para obtener esta inform ación se realizó un sondeo
al Padrón Municipal de México 1848, Archivo del Ayuntam iento, vol. 3409.
3 Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, 1828-1853, Semblanza biográfica por Daniel Montero,
José M. Cajiga, M éxico, 1970.
4 Se tomaron las áreas de planos de escala, elaborados para el texto.
2 3 6 I ANTOLOGÍAS
! M aria Dolores Morales

Guadalupe, Taeubaya, M ixcoac, San Ángel, Coyoaeán y Tlalpan, quedando


algunos m unicipios unidos al área urbana de la Ciudad de M éxico.
La expansión de la urbe absorbe zonas ru ra le s, form ándose fra c c io ­
nam ientos de antiguas haciendas y ranchos. Este crecim iento se efectúa
principalm ente en los sectores sur-poniente y poniente, hasta invadir los
m unicipios de Tacuba y Taeubaya. El sector norte tam bién se desarrolla
y la ciudad queda unida a los m unicipios de A zcapo tzalco y Guadalupe.
La zona sur registra asim ism o algún crecim iento, pero el desarrollo hacia
el este y sureste es m ínim o. Esta expansión irregu lar dem uestra que no
hubo una plan ificació n de co nju nto ; el centro de la ciudad se desplazó
de la Plaza M ayor a la estatua de Carlos iv. Las nuevas co lo nias son pla­
n ificacio n e s p a rciales de m uy diversa e xte n sió n , situ a d a s donde m ejor
convenía a los intereses económ icos de los fraccio nad o res, ante la falta
de un verdadero control gubernam ental.
La preferencia por el poniente ha sido co n d icio n ad a, en parte, por
factores ecológicos. El oriente, próximo a la Laguna de Texcoco, era s a li­
troso, árido, bajo y, por lo tanto, expuesto a inundaciones, se encontraba
cerca del "Gran Canal" del desagüe, desde donde los vientos arrastraban
los m iasm as de la laguna y el mal olor de los desechos de la ciudad. Ade­
m ás, hasta 1903 la zona perm aneció cruzada por ca n ale s infecto s que
arrastrab an todo género de in m u n d ic ia s; era un secto r de casas viejas
con una elevada densidad de población y rodeada de callejones estrechos.
Por si esto fuera poco, no estaba bien com unicada, sólo contaba con dos
líneas de tranvías (San Lázaro y Loreto), ya que las empresas privadas que
obtenían las concesiones preferían establecer este servicio donde mejor
convenía a sus intereses, o sea, en los lugares que co n stitu ía n mejores
mercados de dem anda. Todo lo an te rio r explica que esa zona fuese una
de las más abandonadas en cu anto a pavim entos, ya que en 1905 aún
estaba empedrada y apenas se iniciab a la introducción del a sfalto que
cubría ya otros rumbos de la ciudad.5
En c o n tra ste , el p o niente de la ciudad estab a co n stitu id o por te ­
rrenos más alto s y por lo tanto menos expuestos a in u n d acio n e s; eran
tierras de una vegetación muy rica, que perm itía la construcción de casas

5 "La Expansión de la Ciudad", en Boletín Oficial del Consejo Superior de Gobierno del D.F., 3 de
diciembre de 1905.
A N TO LO G ÍA SI 237
H isto ria I

con jard in e s, donde llegaba el aire purificado y se estableciero n a h í las


colonias para las clases pudientes.

a) E t a p a s d e c r e c im ie n t o

En el desarrollo de la ciudad podemos distinguir tres etapas de crecim ien­


to ; la prim era, que com prende los años 1 8 5 8 -1 8 8 3 , y las dos siguientes
de 1 8 8 4 -1 8 9 9 y 1 90 0 -1 9 10 , que corresponden al período del po rfiriato.
Sim ultáneam ente a esta expansión, se registra una estructuración de las
áreas constituidas por construcciones desordenadas. Durante el primer pe­
ríodo se estructura el sector norte continuándose y trazándose calles en
donde antes había sólo conjuntos desordenados de jacale s. Los barrios de
Santa Ana, Tlatelolco y Peralvillo mejoran muchísimo por la sustitución de
zanjas por atarjeas, el cambio de la antigua aduana a Santiago, el estable­
cimiento del hipódromo y de varias empresas ferroviarias, como los talleres
del ferrocarril de Guadalupe y la Estación Ferroviaria de Hidalgo.6
Además de esta estructuración se produce una expansión de la ciudad
hacia el nor-poniente con la creación de las colonias Barroso, Santa María
y Guerrero (plano 1). Los fraccionam ientos de Santa María y Guerrero eran
de gran extensión, trazo reticular y ostentaban una gran plaza central. En
Santa M aría se establece una población de clase media, sobre todo com er­
ciantes y abogados, y la colonia Guerrero, llam ada originalm ente Buena-
vista o San Fernando, fue creada para la clase obrera como reflejo del gran
impulso que alcanzaron los m ovim ientos, durante la República Restaurada.
La colonia Barroso, de muy pequeña extensió n, fue absorbida po sterio r­
mente por la Santa M aría.
Durante esos años se observa también, un crecimiento mínimo hacia el
poniente con la creación de la Colonia de los Arquitectos que forma un tra ­
pezoide en el que se construyeron quintas con grandes espacios verdes. Den­
tro de los límites de la ciudad se remodela una pequeña extensión periférica
del noreste, con la creación de la colonia Violante, en el barrio de Tepito.
La segunda etapa, de 1 88 4 -1 9 00 , registra un notable crecim iento di­
rigido hacia el noreste, poniente y sur, con la creación de once fraccio n a­

6 Los planos del sector norte en 1853 y en 1883 pueden consultarse en Seminario de Historia Urbana,
'investigaciones sobre la Historia de la Ciudad de M éxico I” , op. cit..
23g I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

mientos (plano 2). La expansión noreste, la más im portante de esos años,


llega a invadir hasta el municipio de Guadalupe, Hidalgo. Se trata de seis
colonias habitadas por obreros y gente de escasos recursos, cuya fo rm a­
ción fue propiciada por la construcción de los edificios de la Penitenciaría,
el Rastro, la Estación de Hidalgo y las vías de los ferrocarriles a Guadalupe,
Interoceánico y de Cintura. Son las colonias Morelos, La Bolsa, Díaz de León,
M aza, Rastro y Valle Gómez, todas de trazo re ticu lar; ninguna dispone de
espacios abiertos, a excepción de la del Rastro; son los fraccionam ientos
que se enfrentaron a mayores problemas de servicios y de salubridad.
Las o tras cinco son: hacia el poniente, la colonia San R afae l, en la
que se establece una población de clase media y la de Santa Ju lia , co lo ­
nia popular de gran extensión, cruzada por las vías de los ferro carriles de
Cuernavaca y Nacional M exicano, perteneciente al m unicipio de Tacuba;
h acia el sur, la Lim an to u r o C an d e laria A tlam p a y las de In d ia n illa e
Hidalgo, las dos prim eras, de reducida extensión y la últim a de mayores
dim ensiones y trazo reticu lar, cruzado por dos avenidas diagonales que
desembocan en una gran plaza.
Adem ás del ensan ch am ien to m encionado, durante este período se
urbaniza la p eriferia su r co n stitu id a por los barrios del Campo Florido,
San Salvador, N e ca titlán , Niño Perdido y San Pablo.7 A hí se establecen
vario s hospitales, algunos alm acenes de Obras Públicas y de la Dirección
de A guas, un rastro para cerdos y la gran fá b ric a de hilad o s, tejid o s y
estampados de San Antonio Abad.
La últim a etapa, de 1900-1910, registra un gran crecim iento hacia el
su r-p o n ien te, con el surg im iento de co lo nias para las clases a ltas, pro­
vista s de sistem as modernos de servicio (plano 3 ). Éstas ya no siguen la
trad icio n al traza de retícu la orientada hacia los puntos card in ale s. Son
las colonias de la Teja, Roma y Condesa. La Colonia de la Teja (toma los
nombres de Paseo, A m ericana, Nueva del Paseo, Ju á re z y C uauhtém oc)
se lo caliza en ambos lados del Paseo de la Refo rm a. Hay que recordar
que el trazo de esta avenida, inspirado en los conceptos urbanísticos de
H aussm an, fue realizad o d u rante el Imperio de M axim iliano y ampliado
durante el gobierno de Lerdo de Tejada.

7 Los planos del sector sur en 1853 y en 1900 pueden consultarse en Sem inario de Historia Urbana,
Investigaciones sobre la Historia de la Ciudad de México (I), op cit..
ANTOLOGÍAS I 23g
H isto ria I

Etapas de crecimiento de ia ciudad de México 1858-1910


Primera Etapa 1858-1883

Colonias 1 8 5 8 - 1 8 8 3
I B a rro so
II S a n ta M aría
I I I A rq u ite c to s
I V G u e rre ro
V V io la n te

P iano 1
Etapas de crecimiento
de la ciudad de México
1 8 5 8 -1 9 1 0
Primera Etapa
18 58 -18 8 3
2 4 0 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Etapas de crecimiento de la ciudad de México 1858-1910


Segunda Etapa 1884-1899

C o lo n ia s 1858-1883 C o lo n ia s 188 4-18 9 9


I Barroso 1 Morelos
I I Santa María 2 La Bolsa
II I Arquitectos 3 Díaz de León
I V Guerrero 4 Maza
V Violante 5 Rastro
6 Valle Gómez
7 San Rafael
8 Santa Julia
9 Lim antour
P lano 2 10 Indianilla
Etapas de crecimiento 11 Hidalgo
de la ciudad de México 12 Ampliación Guerrero
1 8 5 8 -1 9 1 0 13 Ampliación Santa María
Segunda Etapa (Ladrillera)
1 8 84 -18 9 9
A N TO LO G ÍA SI 241
H isto ria I

Etapas de crecimiento de la ciudad de México 1858-1910


Tercera Etapa 1900-1910

C o lo n ia s 1 8 5 8-18 8 3 Colonias 188 4-18 9 9 C o lo n ia s 1 9 0 0 - 1 9 1 0


I Barroso 1 Morelos A l La Teja
H Santa María 2 La Bolsa A2 Juárez
ID Arquitectos 3 Díaz de León A3 Cuauhtémoc
IV Guerrero 4 Maza B Roma
V Violante 5 Rastro C Condesa
6 Valle Gómez D Tlaxpana
7 San Rafael E Santo Tomás
8 Santa ju lia F Chopo
9 Lim antour G San Alvaro
10 ¡ndíanilla H El imparcial P lano 3
11 Hidalgo J1 y J2 Peralvillo Etapas de crecimiento
12 Ampliación Guerrero K Cuartelito de la ciudad de México
13 Ampliación Santa María L La Viga 1858-191 0
(Ladrillera) M Sheibe Tercera Etapa
N Romero Rubio 1900-191 0
0 Ampliación San Rafael
242 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

Esta gran avenida panorám ica explica que el diseño de estas colonias
haya sido el de una re tícu la diagonal al trazado general de la ciudad y
que las plazas sean g lo rietas circ u la re s. Aquí se construyen las residen­
cias más lujosas, en estilos europeos: neorenacim iento y neobarroco, que
parecen tom ados de la arq uitectura flam enca del norte de Francia en e
siglo X ll y en las que predominan las m ansardas y ios grandes jard ines a
la francesa.
La Colonia Roma, de influencia francesa, diseñada con avenidas pano­
rám icas tipo boulevard interrum pidas por plazas sucesivas ornamentadas
con fuentes, y la Colonia Condesa, levantada en terrenos de la hacienda
del mismo nombre, que une a la ciudad con Tacubaya, cuyas avenidas dia­
gonales convergen en su mayoría en la gran plaza del hipódromo.
Adem ás en este lapso se registran otros ensancham ientos de menor
im p ortancia; al noroeste, las colonias Tlaxpana y Santo Tomás, que unen
a la ciudad con el m unicipio de Tacuba, y Chopo, al norte de la Santa
M aría, San Alvaro y El Im perial que la ligan con el m unicipio de Azcapo-
tza lc o ; las co lo nias Peralvillo o V alle jo , al noreste. Adem ás, hacia el sur
y sureste los fra c cio n a m ie n to s populares del C u a rte lito y La V iga, que
fueron poblados en los años veinte, de este siglo.
Por el sector este se crean las colonias Scheibe y Romero Rubio para
la clase obrera. La Romero Rubio constituye una innovación urbanística
puesto que sus m anzanas cuadradas hacen más fácil la circulación de ve­
hículo s.8 Durante esta etapa, además de los m encionados ensancham ien­
tos, se nota en el sector oriente algún progreso, aunque no proporciona
al resto de la ciudad, al cegarse las num erosas zan jas y ca n ale s que lo
cruzaban y ser sustituidos por atarjeas; entre otras, el Canal de La Merceo
La parte localizada al este del Canal de la Viga y la Calzada de Balbuena
constituida por co nstrucciones aislad as, tam bién se remodela form ándo­
se m anzanas regulares.9 El establecim iento de la Estación del Ferrocarr:
Intero ceán ico y la form ación del Parque Obrero de Balbuena dan algúr
movimiento a la zona.

8 La información sobre fechas de concesiones de colonias y los croquis de localización de éstas er


los que se basaron ios planos de las etapas de crecim iento se tomó de los volúmenes 519, 520, 52"
591, 592 y 593, Colonias del Archivo del Ayuntam iento.
9 Los planos del sector este y sureste en 1853 y en 1910 pueden consultarse en el Seminario dt
Historia Urbana, "Investigaciones sobre la Historia de la Ciudad de México (I)", op. cit..
AN TO LO G ÍA S] 243
H isto ria I

Esta descen tralizació n de la población va a m arcar el nacim iento de


una estru ctu ra ecológica secto rizad a. Es sabido que durante el siglo XVI
se intentó d iv id ir a los hab itan tes según su estrato social y el lugar de
su re sid e n cia ; la tra za se destin aba a los co n q u istad o res y los b arrios,
situados en los cuatro extrem os de la traza, a los indígenas. Esta división
no perduró. Desde el siglo X V I! hasta la primera mitad del xix, la ciudad no
presenta, en sectores extensos, una definida segregación de clases so cia­
les en el espacio. Aunque sí se observa este fenómeno en algunas calles,
o en la periferia. Sin embargo, puede decirse que, en térm inos generales,
la población vivió m ezclada. Es sólo hasta la segunda mitad del siglo X IX

y a principios del XX cuando surgirán colonias de dim ensiones considera­


bles, en las que se segrega a un determ inado tipo de población; las clases
a lta s se co n cen tran en co lo n ias como la Ju á re z , C uauhtém o c y Roma,
originando ejes p re fe re n cia le s de resid encia y una m ayor valo riza ció n
de la tie rra ; la clase obrera establecerá su vivienda en colonias como la
Bolsa, Santa Ju lia y Romero Rubio; y la media, en fraccionam ientos como
Santa M aría, San Rafael y El Im parcial.

3) C a u s a s de l a e xp a n sió n

Los p rin c ip a le s fa c to re s que co n trib u yen a la re a liz a ció n de este pro ­


ceso de expansió n de la ciudad son la co n so lid ació n del suelo urbano
y suburbano que se había venido gestando d u ran te los tre s sig lo s co ­
lo niales, y que p erm itió el cre cim ie n to de la ciudad hacia áreas an tes
to ta lm e n te p a n ta n o sas que fu ero n co n v e rtid a s en e xte n so s p o trero s.
C om pletaron esa desecació n n a tu ra l las obras em prendidas por el g o ­
bierno para cegar num erosas aceq uias, todavía existe n te s por todos los
rumbos de la ciudad.
La desam ortización de los bienes de las corporaciones civile s y ecle ­
siá stica s que puso en m ovim iento el m ercado de bienes raíces antes es­
tancado, originó una gran transm isión de la propiedad y la desintegración
de los núcleos co n ven tu ales: puntos clave de la ciudad co lo nial. Am bas
c ircu n sta n cia s ocasionan el total rom pim iento de las v ie ja s e stru ctu ras.
Como ejem plos de co lo nias form adas en terren o s pertenecientes a co r­
poraciones civile s y eclesiásticas, tenem os la Colonia Guerrero levantada
en terrenos de la huerta y potrero del Colegio de Propaganda Fide de San
2 4 4 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Fernando y del Cem enterio de San A ndrés; y la Colonia Díaz de León, edi­
ficada en parte de la huerta del Convento de El Carmen.
La recu peració n de la p rim acía de la ciudad como cen tro p o lítico ,
económico y cu ltu ra l, hizo que las inversiones públicas y privadas se con­
ce n tra ran en la m etrópoli y que ésta resurgiera como el centro de los
contactos com erciales e intelectuales.
El aumento en el crecim iento demográfico (2 0 0 0 0 0 a 471 000 habitan­
tes), producido por las m igraciones y el crecim iento natural y, por lo tanto,
de la demanda de terrenos para habitación (en el decenio 1900-1910, la
Ciudad de M éxico absorbe 35°/o del crecim iento total de la población del
país) provocaron a la larga, nuevas am pliaciones de la zona urbana.
El cambio en el patrón de las v ía s de com unicación y el sistem a de
transporte produjeron una reducción de la fracció n del tiem po -distancia.
Se abren y am p lían nu m ero sas a ve n id as que van a c o n s titu ir ejes de
movilidad hacia la periferia, originando el establecim iento de varias colo­
nias, como las localizadas en torno a la Avenida Reform a, colonias Juárez
y Cuauhtém oc; a la Avenida Guerrero, Colonia Guerrero y a las avenidas
Chapultepec y Tlaxpan a. Estas ú ltim as, aunque ya e xistían , no tenían la
misma fluidez porque por ellas pasaban los dos acueductos. Cuando éstos
fueron sustituidos por tuberías subterráneas, las avenidas se convirtieron
en un facto r propicio para el establecim iento de la colonias Condesa, San
R afael, Tlaxpana, Santo Tomás y San Alvaro.
El ferrocarril representó el impacto más considerable en el crecimiento
urbano al aum entar la accesibilidad hacia la periferia. La creación, a partir
de 1857, de líneas de tranvías de tracción animal y de vapor y, desde 1900
de tranvías eléctricos, mejora también las condiciones de movilidad de la
población, originando la form ación de nuevos fraccionam ientos en torno
a estaciones o vías de ferro carril, tales como las colonias Morelos y de la
Bolsa a los lados de la vía del Ferrocarril de Cintura (que unía el oriente de
la ciudad con la aduana de Santiago), la Maza y Valle Gómez en los alrede­
dores de la Estación del Ferrocarril de Hidalgo, Santa Julia a los lados de la
vía del Ferrocarril Nacional M exicano. En torno al tranvía que iba a Tlane-
pantla, pasando por Tacuba y A zcapotzalco, se forman las colonias Santo
Tomás, Tlaxpana, San Alvaro y El Im parcial. La Colonia Guerrero se estable­
ció junto a las estación del primer ferro carril, el de Veracruz, inaugurado
en 1873, fecha cuando también se inicia la formación de la colonia. La vía
A N TO LO G ÍA S! 2 45
H isto ria I

férrea a Taeubaya propició la creación de la Colonia Condesa y el fe rro ca­


rril del Valle dio lugar al nacim iento de las colonias Indianilla e Hidalgo. En
la primera se instala la planta eléctrica, los depósitos de m ateriales y las
oficinas de la Compañía de Tranvías Eléctricos.
Otros facto res im portantes que contribuyen a la extensión de la c iu ­
dad son la m odernización tecnológica que origina una movilidad social, y
con ello un aum ento en los ingresos de un grupo cre cie n te de la pobla­
ción y de su poder adquisitivo, el desarrollo de los organism os de crédito
urbano con el establecim iento del sistem a bancario , a p artir de 1882, y
la creación de fu en tes de trab a jo , servicio s públicos y e d ificio s de a s is ­
tencia social o recreativo s en zonas p eriféricas. Estos últim o s propician
ia creación de fraccio n am ie n to s, como las co lo nias ya m encionadas, lo­
calizad as en torno a las estaciones de fe rro c a rril; las colonias del Chopo,
Hidalgo y Nuevo M éxico , creadas en zonas in d u stria le s; las de M orelos
y Scheibe, aledañas al edificio de la Pen ite n ciaría, la del Rastro en torno
al R astro de P e ra lv illo y la C o lonia In d ia n illa , ju n to al hipódrom o del
mismo nombre.
El alejam iento del centro de la ciudad de los grupos e litista s, que se
segregaron en las colonias Juárez, Cuauhtém oc, Roma y Condesa, para ad­
quirir terrenos de mayor privada y alejarse de la mayor densidad ocasiona­
da por la construcción de edificios altos y por la diversificación de los usos
del suelo iniciados durante el Porfiriato.
La posibilidad de especulación con las tie rra s ag ríco las ubicadas en
os alrededores, co nstituid as fundam entalm ente por haciendas y ranchos
y a la oportunidad de ad q u irir éstos a precios b ajísim o s, perm itió a los
‘ raccionadores obtener provechos considerables, pues con el cam bio de
uso los precios suben e sp e cta cu la rm e n te . Por ejem plo , el v a lo r de los
:errenos en el Paseo de la Reforma en 1872, era de $ 1 .5 0 el m2 y en 1902
su precio había aum entado a $ 2 5 .0 0 , o sea que en 30 años había tenido
un alza de 16 veces su costo o rig in a l; los terreno s de la Colonia Santa
María se vendieron en sus inicios a $ 0 .2 7 el m2 (real y medio la v a ra 2) y
en 1901 se co tizaba a $ 1 5 .0 0 el m2, lo que sig n ifica un aum ento en su
/alor de 55 veces, en 40 años. En 1872, dos años antes de la creación de
a Colonia Guerrero, en la 2 a ca lle de Guerrero ésta v a lía como terreno
agrícola $ 0 .0 2 el m2 y en 1901 se co tizaba a $ 1 3 .4 0 , o sea que en tres
años, aum entó su valo r 657 veces.
2 46 ¡A N TO LO G ÍAS
I M aría Dolores Morales

La inflació n acelerad a, en el v a lo r de la tie rra , que había sufrido el


centro de la ciudad, hace más accesibles los terrenos periféricos. En 1901
los terrenos de las calles principales tenían un costo que fluctuaba entre
$ 8 0 .0 0 y $ 1 6 0 .0 0 el m2, m ientras que los terrenos de los nuevos fra c c io ­
nam ientos, se cotizaban entre $ 2 .5 0 y $ 2 0 .0 0 el m2.10

c) T é r m in o s de lo s c o n t r a t o s de c o n c e s ió n

Durante las dos primeras etapas del crecim iento de la ciudad, si bien e xis­
tía un reglamento, form ulado en 1875, sobre la creación de colonias, sus
términos no eran precisos y se daban muchas facilidades al fraccionador.11
Si an alizam o s los co n trato s celebrados en esos años, vem os que en su
m ayoría los co ncesio nario s ceden las calle s de la colonia y sólo en co n ­
tados casos las plazas y algún terreno para mercado, o iglesia. A cambio
de esto, el A yuntam iento generalm ente les exim e del pago de impuestos
prediales y en algunos de los primeros fraccionam ientos, como el de Santa
M aría, hasta de los impuestos sobre m ateriales de co nstrucción.12 En estos
reglamentos se establecía que las calles principales debían ser de 20 m de
ancho, pero que las demás podían ser más angostas. Los concesionarios se
obligaban a estipular en los contratos celebrados con los colonos la obli­
gación de éstos de cercar su terreno, en un plazo de uno a dos años.
En general, la po lítica seguida fue p erm itir las co nstruccio n es para
que posteriorm ente se dotara a la colonia de servicios, sin que se preci­
sara cuándo debería hacerse, ni quién se obligaba a hacerlo. Los colonos
debían empedrar o terraplenar los frentes de sus casas y el Ayuntam iento
no se com prom etía a estab lece r los se rvicio s en un plazo determ inado,
sino cuando las necesidades de las colonias lo am eritaran y sus recursos
lo perm itieran . En algunos casos se especifica que el A yuntam iento no
co n tra e o b lig ació n de do tar de pavim en to , ni desagüe, sino que es el
concesionario el obligado a establecerlos.

10 Los precios de los terrenos se obtuvieron de M ariano Téllez Pizarro, Tarifa de precios para el m2
de terreno, Oficina Tipográfica d é la Secretaría de Fomento, México, 1902. El valor de los terrenos de
la colonia Santa M aría se tomó del folleto "Venta de terrenos a Inm ediaciones de la capital" incluido
en el voi. 519, Exp. 2, Colonias, Archivo del Ayuntam iento.
11 Archivo del Ayuntam iento, Colonias, vol. 519, Exp. 3.
12 Archivo del Ayuntam iento, Colonias, vol. 519, Exp. 2.
ANTOLOGIAS I 2 47
H isto ria I

Además de la vaguedad de los térm inos empleados en los contratos y


de la falta de leyes restrictivas, en muchos casos no se solicitaba permiso
y se fo rm aban las co lo n ias al libre albedrío del fraccio n ad o r. En otros,
el trá m ite del exp ed ien te era tan tard ío , que la co lo nia se co n stru ía y
la concesión quedaba pendiente. El resultado fue que surgieron graves
problemas para el m unicipio, ya que sus recursos no eran suficientes para
proveer de se rvicio s a tan grande expansión y las co lo n ias no co m pen­
saban con el producto de sus im puestos las erogaciones co rrespo nd ien­
tes, menos aún si se les había exim ido de pagarlos durante los prim eros
años. Como co nsecu encia de esto surgieron verdaderos tu g u rio s como
las colonias de la Bolsa y Santa Ju lia , que eran un peligro para la salud y
guaridas de crim inales.
Estas circunstancias determ inan la decisión de un cambio en la regla­
m entación de los fraccionam ientos que incluyen cláusulas más precisas y
re strictivas. Por otra parte, se estableció una vig ilan cia más eficaz en su
cum plim iento cuando se coordinaron las funciones del A yuntam iento, la
Dirección General de Obras Públicas y el Consejo de Salubridad. El buen é x i­
to de la Colonia del Paseo (parte de la Juárez), iniciada en 1899, en la que
se introdujo la innovación de realizar las obras de dotación de pavimento,
agua y saneam iento, al mismo tiempo que se iniciaba la venta de terrenos,
contribuyó también a la expedición de un nuevo reglamento en 1903.
Este reg lam en to aprobado por el p resid en te de la R e p ú b lic a ,13 t e ­
nía como cláusulas principales las sig uientes: se estipulaba, por ejemplo,
que para fo rm ar nuevas colonias era preciso celebrar un contrato con el
A yuntam iento, el cual aprobaría el trazo de las calles, que deberían tener
cuando m enos 20 m de an cho . A dem ás las c a lle s deberían cederse al
A yuntam iento a títu lo gratuito.
El punto innovador en este reglam ento era que el concesionario de­
bía asegurar, a satisfacción del Ayuntam iento, la construcción de atarjeas,
dotación de agua potable y la pavim entación de las calles. Estos trabajos
los efectuaría el fraccio nad o r por su cuenta, obligándose el A yu n tam ien ­
to a reem bolsar, todo o parte de su costo, en pagos parciales sin in te re ­
ses, siem pre que éste no excediera el monto de las contribuciones que se
cobraban por el fraccio nam iento . Los trabajos serían supervisados por la

13 A rch iv o del A yu n ta m ie n to , Colonias, v o l. 5 1 9 , Exp . 27.


2 48 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

Dirección de Obras Públicas de acuerdo con las especificaciones fijadas por


ella. El precio de las obras de urbanización se estipularía de común acuer­
do entre el A yuntam iento y los fraccio nad o res. Las colonias construidas
en estas condiciones, se iban urbanizando por partes y el concesionario se
obligaba a entregar de dos a siete calles totalm ente concluidas cada año.
El plazo fijado para la term inación de las obras era de cinco a diez años.
El Ayuntam iento, por su parte, se obligaba a proporcionar los servicios
de limpia y alumbrado según lo exigieran las necesidades de la colonia. En
ninguna circu n sta n cia podía dejar de proporcionarlo en las calles to ta l­
mente urbanizadas y que tuvieran ocho o más casas construidas.
El fraccio nad o r se obligaba a plan tar árboles en las calle s y a ceder,
para parque, un terreno que no fuera menor de la décima parte de la e x ­
tensión total de la colonia, una m anzana para mercado y dos lotes para
escuelas. En estos reglamentos se disponía que las casas que se construye­
ran después de su promulgación en aquellas colonias donde no existieran
los servicios m unicipales sanitario s, no podrían habitarse m ientras éstos
no se establecieran. Además, se indicaba que fuera de las calles y colonias
recibidas por el Ayuntam iento no se proporcionaría servicio alguno.
Pero, de hecho, existieron calles no recibidas por el A yuntam iento, lo
que exp lica la inclu sió n de una clá u su la en que se las considera calle s
privadas. Es decir, que deberían estar cercad as y sin co m unicació n con
la vía pública, salvo m ediante puertas o rejas sujetas a las condiciones
p re vistas exp resam ente por el reglam ento de po licía para las ca sa s, o
terrenos particulares.
Con la publicación de este reglamento, podría pensarse que quedaron
resueltos los problemas surgidos por la anterior política. Sin embargo, no
fue a s í; las co lo nias co nstruid as de acuerdo con él fu e ro n : la Roma, la
Condesa, el Paseo (parte de la Juárez) y Cuauhtém oc, o sea las destinadas
a las clases so ciales a lta s que co n stitu ían m ercados de dem anda y que
garan tizab an al gobierno el pago de co ntrib u cio n e s elevadas, in ve rsio ­
nes que hacían recuperable el reembolso total hecho al concesionario por
concepto de servicios.
Las colonias para las clases más bajas, siguieron enfrentándose a los
m ism os problem as. En ninguno de los co ntrato s relacionados con éstas,
el Gobierno se com prom ete a reem bolsar todos o parte de los servicios
al co ncesio nario . El fraccio n ad o r queda obligado a establecerlo s por su
ANTOLOGÍAS | 24g
H isto ria I

cu enta y el A yu n tam ien to perm ite que cobren $ 2 .5 0 , por concepto del
servicio de agua, en cada casa.
A partir de 1905 se inaugura una política muy restrictiva, sin efectos
re tro activo s, porque las colonias para las clases altas siguen rigiéndose
por el reglam ento anterior. Los cam bios de po lítica son básicam ente los
sig u ie n te s: se precisa que la longitud de la cu adras debe ser de 100 m,
obligándose a los co n cesio n a rio s a tra z a r dos o más c a lle s diago nales
de 20 m para aco rtar d istancias entre los puntos lejanos y co nstruir una
plaza en sus intersecciones. En lugar de exigirse una plaza para parque y
una m anzana para m ercado, como en el reglam ento anterior, se dispone
que debe haber una plaza por cada diez m anzanas y una m anzana para
mercado por cada tre in ta m anzanas de la co lo nia. En vez de requerirse
dos lotes para escuela, debe cederse un lote de 25 m de lado, por cada
cinco m anzanas, dos lotes para teatro y estación de bomberos, y por cada
40 m anzanas, un lote para estación de policía; se obliga al concesionario
a co n stru ir un horno crem ato rio para la in cin eració n de la basura y se
prohíbe la creación de calles privadas.14
La m ayoría de las colonias erigidas en esos años, bajo estas cláusulas,
son cam pestres y pertenecen a las m unicipalidades aledañas a la Ciudad
de M éxico , de las que no nos ocupam os en este ensayo. En lo que re s­
pecta a las colonias que se construyen en la ciudad, o en los m unicipios
de Tacuba y A zcapotzalco y que perm iten, ya desde entonces, que exista
una continuidad física con la Ciudad de M éxico, muy pocas respetan el
reglam ento, quizás sólo la Romero Rubio y T laxp an a. Las dem ás, por lo
restrictivo de las cláusulas del reglam ento, se form an sin permiso, como
las de San A lvaro, El C u artelito, Scheibe y Peralvillo o V alle jo . En el caso
de la Colonia Santo Tom ás en Tacuba, se redacta el co n tra to , pero por
no convenir a los intereses del concesionario, no se acepta fo rm a lizarlo ;
pero la co lo n ia se co n stru ye de to d as m aneras. La C olonia de La Viga
es una m uestra de la habilidad del fra ccio n a d o r y de lo co n tra d icto rio
de las actitud es gubernam entales. Al m ostrar al concesionario las bases
del co ntrato , éste decide retirar su proposición de hacer la urbanización
inm ediata de los terrenos y so licita la aprobación del trazo de las calles
a fin de que la co lo n ia se co nsidere o fic ia l. El Consejo de Gobierno le

14 A rch iv o del A y u n ta m ie n to , Colonias, vo l 5 1 9 , Exp 23.


2 5 0 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

com unica que se acepta el proyecto de fraccio nam iento de calles y m an­
zan a s, según el plano presentado, e in clu siv e lo au to riza para que las
casas que se construyen arrojen sus desechos a la Calzada de San A nto ­
nio Abad, advirtiéndole que esa aceptación no im plica el consentim iento
del Consejo para el e stab lecim iento de la c o lo n ia .15 Como podemos ver,
el fraccio nad o r obtiene, de hecho, el perm iso, pero sin obligarse a nada
frente al Consejo de Gobierno.

PROBLEM AS DE LA EXPANSIÓN

Durante el proceso de desarrollo de la ciudad los p rincipales usos de la


tierra sufren cam bios bruscos. El uso del suelo se hace más intensivo y
desplaza el agropecuario al formarse fraccionam ientos en antiguos terrenos
ag rícolas todavía productivos, pertenecientes a haciendas como las de la
Teja, Condesa, Aragón y Ascención; o ranchos como el Cebollón, la Vaquita,
los C u a rto s, Chopo y Santo Tom ás. Sucede lo m ism o con los terreno s
ganaderos, antiguo s potreros y ejidos, como en los que se levantan las
colonias Guerrero, Roma, Candelaria, Atlampa y Vallejo. La incorporación
de éstos al tejido urbano, implica cambios que sustituyen y desplazan todo
un sistema de unidades espaciales, iniciando una reacción en cadena que
afe cta a los lotes ad yacen tes, im poniendo una valu ació n d iferen te del
espacio y una sucesión de transferencias de la propiedad de la tierra que
a fe c ta rá la e s tru c tu ra p ro d u ctiva y la d is trib u c ió n del in g re so . Esta
reacció n en cadena o casio n ará, a corto plazo, la venta de los terrenos
aledaños, razón por la que, en ocasiones, se desplazan barrios indígenas
enteros, fenómeno que trae consigo la desintegración de las comunidades.
Esto sucedió, por ejemplo, en la Colonia Guerrero, que absorbió totalm ente
al antiguo barrio de los Ángeles.
El rápido y desm esurado aum ento en el precio de la tie rra va a dar
origen a uno de los mayores problemas que crea la expansión de la ciudad:
el com ercio especulativo de los terrenos fraccionados. Esta especulación
origina la acum ulación de grandes fo rtu nas en manos de p articu lares, a
costa de inversiones en urbanización realizadas por la colectividad, lo que

15 A rch ivo del A y u n ta m ie n to , Colonias, vo l. 5 9 1 , Exp . 12.


A N TO LO G ÍA S! 251
H isto ria I

puede producirse por la falta de una política fiscal que controlara y frenara
la especulación.
Este problem a es m uy obvio en el período que an a liza m o s. Las in ­
versiones en la in frae stru ctu ra de servicios las hace fund am entalm en te
el gobierno. En las colonias destinadas a las clases altas de la población,
form adas en los años 1 90 0 -1 9 0 6 , los fraccio nad o res finan cian las obras,
pero es el gobierno el que al fin las paga en su totalidad, en pagos parcia­
les, que aum entan la plusvalía más rápidam ente. En las colonias para las
clases sociales bajas que carecen de servicios, aunque la adm inistración
pública se vea obligada a proporcionárselos a largo plazo para e vita r los
problemas que causan a la ciudad, la plusvalía de los terrenos es menor.
Este últim o es el caso de la Colonia de la Bolsa, cuyos colonos tuvieron
que esp erar 18 años para que se co n tra ta ra el san e a m ie n to . En o tras
ocasiones son los mismos colonos quienes se unen para costear las obras
más urg entes. Otros fa c to re s im p o rtan tes, que influyen en el aum ento
de la p lusvalía de los terreno s, son su cercanía a las v ía s del fe rro ca rril,
a los tra n v ía s, o a las escuelas y centros a sisten ciales, inversiones éstas
que sufraga la colectivid ad y que tam bién acaban por b eneficiar a unos
cuantos. Esto explica la voracidad que se observa por obtener co ncesio ­
nes para fraccio nam iento s, inclusive cuando su form ación ya no obedece
a una demanda real de terreno s; los mismos funcion ario s de Obras P úbli­
cas se quejaban en 1909 de que tanto en las colonias para estratos altos,
como en las de las clases media y baja, había enormes espacios despobla­
dos y casas dispersas separadas por grandes d istancias y que pese a ello
continuaban presentándose solicitud es para co nstruir nuevas co lo n ias.16
Es evidente que ello obedece al deseo de especulación de los cap italistas,
a quienes no im porta esperar largos plazos para obtener gan an cias, s a ­
biendo que éstas serán óptim as.
Otro de los grandes problemas de la expansión, es el del abastecim ien­
to de servicios, agravado en esos años porque la ciudad crece fundam ental­
mente en superficie, pues apenas inicia su desarrollo vertical en la zona del
centro, con la construcción de edificios de varios pisos. Este crecim iento
horizontal es muy caro y requiere cuantiosas inversiones que el M unicipio
no puede afrontar. Las contribuciones que producen las nuevas colonias no

16 A rch iv o del A y u n ta m ie n to , Colonias, v o l. 5 9 2 , Exp . 22.


252 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

compensan los servicios requeridos a causa del exceso de lotes y de la baja


densidad de población. El presupuesto, de por sí limitado para la atención
de la ciudad, se desequilibra y el resultado es que la ciudad, en la que se
invierten cuantiosas sumas para saneamiento y pavim entación, tiene en su
periferia un verdadero anillo de focos de infección.
Quien va a enfrentarse directam ente con estos problemas es la pobla­
ción, cuya capacidad de pago es más reducida; por ello las innum erables
quejas que se leen en los legajos de los fraccionam ientos que se conservan
en el archivo del A yuntam iento, provienen de colonias habitadas por las
clases baja y media, que en su mayoría fueron fraccio nad as sin prever la
dotación de servicios, como las colonias Guerrero, Santa M aría, Hidalgo y
en mayor escala, la Bolsa, Santa Ju lia , M aza, V alle Gómez y Peralvillo. Las
co lo nias Guerrero y Santa M aría en sus inicio s carecían de agua, por lo
que su desarrollo fue bastante lento. En los archivos están varias so lic itu ­
des de mercedes de agua y puede verse que cuando éstas se concedieron,
los fondos fueron cubiertos por los mismos colonos. La Colonia Guerrero
tuvo problemas de alumbrado, policía y atarje a s; sus vecinos se quejaban
de que ni siquiera se les tomaba en cuenta para el em padronam iento.17
Parece que los problem as de estas co lo nias se resolvieron al hacerse el
saneam iento y pavim entación general de la ciudad.
El segundo grupo de las colonias m encionadas es el que padeció los
problemas más graves y durante más tiempo. Acabaron por co nstituir ver­
daderos cinturones de miseria, focos infecciosos que provocaban a menudo
epidemias como las del tifo que sufrió la ciudad en 1906, lo que comprobó
que estas colonias de los suburbios, no urbanizadas, constituían el foco de
la enfermedad. Se trataba de fraccionam ientos sin banquetas, ni pavimen­
to s; algunos sin empedrados, con cañerías descubiertas que arrastraban
las aguas estancadas y a las que sólo esporádicam ente llegaban los carros
de basura. Las lluvias form aban ch arcas y a llí se arrojaban desperdicios.
En algunas colonias e xistían zanjas que se llenaban tam bién con basura
y anim ales muertos que flotaban en estado de descom posición. No había
sanitarios y esto obligaba a los colonos a hacer depósitos insalubres.
Además existían muchos terrenos sin bardear, convertidos en basureros
y escondrijos de malvados en donde se suscitaban riñas, robos y crímenes.

17 A rch iv o del A yu n ta m ie n to , Colonias, v o l. 5 1 9 , Exp . 5.


ANTOLOGIAS I 253
H isto ria I

Era fam osa en esos años, la colonia de la Bolsa, por la gran crim inalidad
que producía. Dichas colonias carecían tam bién de policía, problema que
adquiría mayores dim ensiones, si consideram os que algunas, como la de
Santa Julia y la de la Bolsa, eran muy extensas. La primera no contaba con
policía ni de a pie y la segunda tenía asignados seis gendarm es de a pie
que no eran suficientes para sus necesidades. Afrontaban también escasez
de agua, pues algunas no contaban con este servicio y las que lo tenían, la
extraían de pozos artesianos, que eran insuficientes.
El desarrollo de la ciudad creaba tam bién grandes problem as ad m i­
nistra tivo -p o lítico s, originando co nflicto s de autoridad entre m unicipios
contiguos, en colonias como la Valle Gómez (formada sin permiso) situada
parte en el m unicipio de M éxico y parte en la prefectura de Guadalupe.
Las autoridades de estos m unicipios no reconocían sus derechos, ni su res­
ponsabilidad para la dotación de los servicios, a pesar de que sus colonos
m anifestaban que pagaban sus co ntribuciones. M unicipios de población
reducida y escasa capacidad económ ica como el de Tacuba, se e n fre n ta­
ron, de pronto, con la necesidad de atender requerim ientos de co lo nias
como la de Santa Ju lia , cuyo número de habitantes era el doble del núm e­
ro de pobladores del m unicipio. Esto originó, naturalm ente, que m ultitud
de colonos so licitaran la incorporación de la colonia a la ciudad, ante la
imposibilidad de su m unicipio para dotarla de servicios.
El que el Consejo de Gobierno hubiera aceptado la existen cia de c a ­
lles privadas fue causa de que fraccio n ad o re s sin escrúpulos fo rm aran
ensanches, pretendiendo conservar las prerrogativas correspondientes a
los terrenos privados, exim iéndose así de la responsabilidad de dotarlos
de servicios como en el caso de la Colonia Cuartelito. Los periódicos de la
época son un testim onio de ello, en El Im p a rcia l se m enciona:

Un empresario compra un terreno semioculto entre zanjas y paredones,


mal situado, sin ventilación, sin desagües, sin nada que permita quitarle su
terrible insalubridad. Dentro del perímetro cercado traza callejas y levanta
barracas, amontona en el menor espacio posible 150 a 200 cuartuchos de
adobe o madera y he allí algo que para la autoridad, el propietario llama
residencia privada, y para sus inquilinos llama "colonia benéfica". Y he allí
dentro de un espacio de 1 500 a 2 000 m2 una población total de 800 a
1 000 personas que no tienen un solo albañal, un solo desagüe, un solo
2 5 4 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

departamento excusado. Naturalmente aquel pueblo mientras más humilde,


más sucio, produce gran cantidad de desechos que permanecen allí mismo
en la pretendida colonia, envenenando el ambiente y no tardan en convertir
el caserón en hospital.18

Además de los problemas mencionados se presentan otros que han ido


agravándose en la época presente como el desplazamiento del cinturón agrí­
cola, cada vez mayor, con el consiguiente encarecimiento del abasto, la dis­
minución de las áreas verdes y la nunca tanto lamentada desecación del her­
moso y fértil Valle de México.
La expansión cada vez m ayor de la ciudad es muy d ifícil de detener
y, por otra parte, implica una serie de cambios estructurales que dan a la
ciudad y a su hinterland una gran potencialidad productiva y con esto, un
aum ento en el capital del país. Es im portante m editar los problemas que
ha traído su desarrollo en el pasado y que co ntinúa ocasionando en el
presente. Hay que tener consciencia de la urgente necesidad de una mejor
planificación a nivel urbano y regional, y de la adopción de una política
fiscal que propicie que el excedente generado por la expansión urbana se
destine a inversiones que aumenten las oportunidades de trabajo y equili­
bren la distribución del ingreso, en lugar de beneficiar exclusivam ente a los
grandes propietarios y fraccionadores.

18 El Imparcial, "Las colonias de los alrededores”, 9 de abril de 1902.


A N TO LO G ÍA S] 2g5
H isto ria I

BIBLIO GRAFÍA

Boletín Oficial del Consejo Superior de Gobierno del DF, 3 de diciem bre de
1905, "La Expansión de la Ciudad".

Investigaciones sobre la Historia de la Ciudad de México (I), Cuadernos de


Trabajo del Departamento de Investigaciones Históricas, M éxico, INAH, 1974.

Periódico El Imparcial. "Las Colonias de los Alrededores", 9 de abril de 1902.

Prieto, G uillerm o, M emorias de mis tiempos, i 828-1853, Sem blanza bio­


gráfica por Daniel M ontero, M éxico, José M. C ajig a, 1970.

Téllez Pizarra, Mariano, Tarifa de precios para el m2 de terreno, México, Oficina


Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1902.

A r c h iv o s

Archivo del A yuntam iento, Colonias, vol. 519, Exp. 3.

Colonias, vol. 519, Exp. 2.

Colonias, vol. 519, Exp. 27.

Colonias, vol. 519, Exp. 23.

Colonias, vol. 591, Exp. 12.

Colonias, vol. 592, Exp. 22.

Colonias, vol. 519, Exp. 5.

padrón de 1 811-1812, AGN, vol. 72, Padrón M unicip al de M éxico 1848,


Archivo del A yuntam iento, vol. 340 9 .
Francisco Somera
y el p r i m e r f r a c c i o n a m i e n t o
de la C i u d a d de M é x i c o .
1840-1889
sta in vestig a ció n form a parte de vario s estud io s en proceso, que en co n ­

E ju n to pretenden e xp lica r m ediante el a n á lisis de diversos casos de fra c c io ­


nam ientos las ca ra c te rís tic a s y condiciones h istó ricas en las que se da la
expansión de la Ciudad de M éxico, durante el siglo X IX . Su objetivo es e x p lica r
con ejem plos concretos, cómo se da el cam bio de uso de suelo. D efinir el grupo
social del que se adquiere la tierra agrícola que va a ingresar al mercado urbano.
Establecer la im portancia y la com posición social de los prom otores que inician
una nueva esfera de inversión de ca p ita les (que posteriorm ente tendrá muchos
ad icto s): la compra de tierras y la especulación inm o biliaria como form a de a c u ­
m ulación cómoda y sin riesgos, lo que origina una fuga de ca p ita le s en canales
laterales, no productivos.

El a n á lis is pretende p ro fu n d iza r en la m anera en que los ag entes pro ­


m otores ap rovechan las exencio n es y fa c ilid a d e s que se o frecen a los
fraccio nad o res y a los com pradores de terrenos baldíos, apoyándose en
la co rrie n te liberal que fo m entab a la p o lítica co lo n izad o ra d u rante la
segunda m itad del siglo X IX , para la cual el progreso de M éxico estaba
en el aum ento de la población, la subdivisión de la tie rra y la creación
de nuevos propietarios. A esto se debe que en nuestro país se les llam e
colonias a los fraccio nam ientos.
Es tam bién objetivo im portante de estos trabajo s e stim ar con preci­
sión el m onto de las g an an cias obtenidas por el fraccio n ad o r y los m e­
canism os que u tiliza para especular. Así como la form a en que dirige el
rumbo que debe to m ar el cre c im ie n to de la ciud ad , co n d icio n an d o la
demanda de los pequeños compradores.
Para in icia r el estudio escogí el caso de la Colonia de los A rquitectos,
la prim era que se form a en la ciud ad , porque su extensió n pequeña f a ­
cilitó la posibilidad de rastrear las ventas de los terrenos, lo que hubiera
resultado más com plicado en una colonia de m ayores dim ensiones. Por
otra parte, el d esarro llo de la Colonia de los A rq u ite cto s se da en dos
etapas (1 8 5 9 -1 8 7 9 , 1 8 8 0 -1 8 8 9 ) cada una de las cuales presenta c a ra c ­
te rísticas muy diversas. Esto últim o nos perm ite registrar los cam bios en
a dem anda, el valo r de los terrenos y las flu ctu a cio n e s en la capacidad
de pago de los com pradores, a largo plazo.
La fuente base del estudio son los protocolos del Archivo de Notarías,
en el cual revisé 31 años de operaciones, realizad as por el fraccio n ad o r
25g I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Fran cisco Som era. La m ayor parte de las operaciones se lo calizaro n en


los libros de los notarios José Vil lela y Gil M ariano León. Se consultaron
tam bién o tras fu en tes, como las te sta m e n ta ria s del A rchivo Ju d ic ia l, el
padrón de la M unicipalidad de M éxico en 1882, las m em orias del A yun­
tam iento y del Fomento y diversas obras generales.
A ntes de a n a liz a r la h isto ria de esta co lo n ia, es im p o rtan te tener
una visión general de los orígenes sociales y de la actividad em presarial
del fra c cio n a d o r que la prom ueve. De esta m anera será posible d e te r­
m in ar el papel que ju e g a la creació n de la co lo n ia en los se cto res de
Inversión de su ca p ita l, en qué medida reinvierte sus u tilid ad es y hacia
qué sectores las ca n aliza.

EL FRACCIONADOR. SU ACTIVIDAD EM PRESARIAL

Fran cisco Som era nace en Ja la p a , V e racru z, en 1820. Es hijo de Diego


Ramón Som era, co m ercian te vin ate ro , originario de Santand er, España
p erteneciente al grupo m onopólico de co m e rcian te s del Consulado de
M éxico .1 Corporación que, pese a su debilitam iento por las reformas bor­
bónicas, conserva mucho poder aún en estos años.
En 1828, Som era padre es obligado a abandonar el país de acuerdo
con la Ley de expulsión de españoles, dejando al parecer sus negocios er
desorden y diversas deudas contraídas con ingleses.2
Por los años tre in ta regresa al país y compra la línea de diligencias
M éxico -V eracruz que conserva por un año.3 Establece uno de los princi­
pales hoteles y fondas de la Ciudad de M éxico, la Sociedad del Progreso
situad a e n fre n te del Teatro P rincip al (Coliseo V ie jo ). Hotel dividido er
cuatro seccio n es: café, billares, nevería y hospedaje; éste últim o depar­
tam ento o frecía la particularidad de tener "colchones", artícu lo descono­
cido en estos años en mesones y posadas com unes.4

1 Archivo de Notarías, notario 522, Pozo, Escritura del 2 de septiembre de 1809.


2 Harold D. Sim s, La expulsión de los españoles en México, Fondo de Cultura Económica, S e c cic'
de obras de historia, p. 183.
3 a g n c m , notario 169, Ramón de la Cueva, Escritura del 12 de febrero de 1839.
4 Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos, Lib. Vda. de Bouret, 1906, p. 79.
A N TO LO G ÍA S! 25g
H isto ria I

C uadro 1

Fincas urbanas compradas por Francisco Somera con arreglo a la ley de


Desamortización

Situación de la finca Corporación


a la que se compra Valor de la finca
FUENTE: Memoria
Casas núms. 8 y 11 de Escuela de la Agricultura $50 136.00 presentada por el
Coliseo Viejo Excmo. Sr. Presi­
dente sustituto
Casas núms. 2 de Coliseo Cofradía del Santísimo $26 200.00 de la República
Viejo y Bajos de la 5 y 9 del de Catedral por el C. Miguel
Callejón del Espíritu Santo Lerdo de Tejada
dando cuenta de
Casa núm. 5 de San Andrés Remate $6 210.00 la marcha que
han seguido los
Casas núms. 14, 15, 16, 17, Remate $11 034.00 negocios de la
18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 y Hacienda Pública
28 de la Calle de López en el tiempo que
tomó a su cargo la
Casa núm.10 de Espalda Remate $1 270.00 Sría. de ese ramo.
de San Juan de Letrán M éxico, 1857.

Casa núm. 8 del Callejón Remate $2 720.00


de Chiquihuiteras

Casa núm. 9 de Espalda Remate $2 000.00


de San Juan de Letrán

Casa núm. 6 de la Plazuela Remate $2 610.00


del Huerto

Total: $102 180.00

Diego Ramón Somera tomó parte activa en la tendencia industrializa-


dora de los años treinta que llevó a buen número de com erciantes a aven­
turarse en la creación de fáb ricas am ortizadas por el fin an ciam iento del
Banco del Avío. En sociedad con Felipe Neri del Barrio, funda en 1837 una
fábrica de hilados y tejidos y una despepitadora de algodón, en San Andrés
Tuxtla, Veracruz.5

5 a g n c m , notario 4 3 , Francisco M adariaga, Escritura del 1 4 de agosto de 1 8 3 7 .


2 6 0 I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Los antecedentes del padre de Francisco Somera nos muestran que hay
una continuidad de grupos, y aunque Somera hijo no se dedica al comercio
ni a actividades productivas, destaca también en el panorama empresarial
de la ciudad en una nueva actividad: la especulación inm obiliaria.
Somera hijo hace sus primeros estudios en M éxico. En España realiza
la carrera de ingeniero civil pasando después a Francia e Inglaterra. A su
regreso a M éxico por los años cu arenta, trabaja como ingeniero para e
Ayuntam iento, corporación que le encarga el levantam iento de planos de
los ejidos de la ciudad.6
Enterado de los datos sobre las propiedades m unicipales, denuncia en
1843 el ejido de la Florea. V aliéndose de su cargo de je fe de cam inos y
canales, consigue su adjudicación por una suma ínfim a. En 1859 funda en
este terreno la Colonia de los Arquitectos.
Somera es también uno de los denunciantes de bienes de la Iglesia en
1856, año en que compra, con arreglo a las leyes de desam ortización, 20
casas con un valo r de $102 180.00, entre ellas, el edificio donde estaba
establecido el hotel de La Sociedad del Progreso (cuadro 1).
Es importante destacar que la mayor parte de estas casas (15) se loca­
lizaban en una zona que era una encrucijada de callejones tortuosos y obli­
cuos constituida por jacales habitados por indios carboneros procedentes de
Estado de México. Se trata de tres manzanas, situadas al sur de la Alameda
e integradas por las calles de Espalda de San Juan, López y los callejones de
Coajomulco, Tarasquillo, Dolores, el Huerto, Frías y Salsipuedes (plano 1).
El propio Somera al parecer sugiere la conveniencia de urbanizar la
zona, porque al ad quirir las casas de López se compromete a demoler la
primera crujía y a ceder una franja de terreno para am pliar la calle.7
El gobernador Juan José Baz, quien m antenía buenas relaciones con
Somera (regidor del Ayuntam iento), emprende las obras de transform ación
de la zona. La calle de Independencia se prolonga, ampliándose el callejón
de López hasta convertirlo en una calle recta. Asim ism o, se cierran varios
callejones como los de Salsipuedes, Damas, Frías, Tarasquillo y Espalda de
San Juan de Letrán. Una am plia plaza a la que se llamó Santos Degollado,
ornam entaba el sector que quedaba ahora bien com unicado con el cen­
tro. Somera obtiene con ello grandes beneficios. Compra varios callejones

6 Manuel Francisco Álvarez, El Dr. Cavallari y la carrera de ingeniero civil en México, A. Carranza >
Com. Imps., M éxico, 1906, p. 122.
7 José María Marroquí, La ciudad de México, La Europea, México, 1900, Tomo 1, p. 110.
1 AN TO LO GÍAS
262
I M aría Dolores M orales

que se cierra n , y cuando se expropia alguna fra n ja para la obra, recibe


indem nización. Sus propiedades aum entan de valo r y ya no queda el m e­
nor recuerdo de los viejo s jacale s de indios carboneros.
Som era compra p rácticam en te toda la zona. Incluso en años poste­
riores adquiere algunas casas que no le habían vendido, apropiándoselas
por el m ecanism o de préstamos hipotecarios otorgados y no cubiertos.8
En 1861 hace un co ntrato con el M inisterio de Hacienda para ab rir
la ca lle que atra viesa el Convento de San Fran cisco a co n tin u ació n de
Betlem itas (Gante). Recibe en pago de sus $ 4 0 0 0 .0 0 de honorarios, parte
del lote 10 de las fraccio nes en que se divide el convento.9
Durante el período 1850-66, Somera ocupa cargos públicos im portan­
tes. Es regidor del A yuntam iento, je fe de cam inos y canales y controla el
ramo de atarjeas y pavim ento. Organiza en 1862 la Dirección General de
Obras Públicas, con ingenieros civiles y arquitectos de la Academia de San
Carlos, que sustituye lo que hasta entonces había sido la Obrería Mayor
bajo el control de adm inistradores que no eran peritos.10
Som era form a parte de la Ju n ta creada en 1856 para el estudio del
problema del desagüe del V alle de M éxico. D urante el im perio de M a xi­
m iliano actúa como prefecto m unicipal, alcalde y presidente de la Junta
de Hacienda del A yuntam iento .11 Pertenece a la ju n ta calificado ra de las
cuotas que debía pagar la propiedad raíz. Es nombrado tam bién director
de Cam inos, bajo la jurisd icció n del M inisterio de Fomento.
Todos estos puestos son claves, y Som era los aprovecha espléndida­
m ente en su beneficio, como verem os al a n a liza r el fraccio n am ie n to . A
la caída del Im perio se va a París, según sus d eclaracio n es "en viaje de
negocios", pero seguram ente huyendo tem eroso de posibles represalias
por su adhesión a M axim iliano.
Para obtener fondos que le perm itan s a lir y m antenerse fu era de
país, cede los créditos hipo tecario s que le adeudaban a Barrón Forbes y
Cía. y al Banco de Londres, M éxico y Sudam érica, y solicita un préstamo
sobre sus bienes raíces. Las escritu ras de estas operaciones son un buen
índice para m edir y conocer sus activid ad e s hasta ese m om ento.12

8 AGNCM, notario 7 2 5 , José Villela, Escritura del 2 7 de marzo de 1 8 7 9 , por la que Somera compra s
Agustín Misaliturri las casas núms. 2 5 ,2 6 y 27 del callejón de López, que estaban hipotecadas a su favor.
9 AGNCM, notario 7 2 5 , José V ille la , 1 8 6 1 , fs. 3 2 4 .
10 Á lv a re z , op. c/'t; p. 1 2 3.
11 a g n c m , notario 5 5 , Antonio Ferreiro (Ayuntam iento), Escritura del 8 de febrero de 1 8 6 5 .
12 ag n cm , notario 7 2 5 , José V ille la , Escrituras 4 , 2 4 y 2 7 , de diciembre de 1 8 6 6 .
Su capital ascendía entonces (1866), de acuerdo con estos docum en-
:os, a $ 2 6 4 0 5 6 .8 3 (cuadro 2). El 5 4 .2 0 % del capital total estaba invertido
n bienes raíces urbanos y suburbanos de la Ciudad de M éxico : 33 casas,
<
u co

terrenos, la parte no fraccio nad a de la Colonia de los A rqu itecto s y el


'ancho suburbano de Santo Tomás de los Tepetates, localizado en las Ori­
as de la ciudad, al poniente de la Calzada de la Verónica.

C uadro 2

5 enes de Francisco Somera, en 1866

Concepto Valor $ Total $

B ienes raíces urbanos y suburbanos

33 casas en la Ciudad de México 125 827.00

6 terrenos en la Ciudad de México 9 101.33

Parte no fraccionada de la Colonia de los Arquitec­


tos, localizada en ambos lados de la Av. Reforma
(valor asignado por Somera en la donación) 4 000.00
Rancho de Sto. Tomás de los Tepetates localizado
en las orillas de la dudad 4 200.00
143 128.33

C réd ito s hip o teca rio s

45 créditos sobre terrenos de la Colonia de


ios Arquitectos 58 412.75

1 crédito a cargo del supremo gobierno, por


parte del ejido de la Horca ocupada para
formar la Av. Reforma 29 815.75 88 228.50

C réd ito s terre n o s C ol. de los A rq u ite cto s

4 créditos sobre hacienda y ranchos 29 300.00

2 créditos sobre otras fincas urbanas 3 400.00 32 700.00

Total de capital 264 056.83


2 g 4 I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

El siguiente sector de sus inversiones, en orden de im portancia, es e


de créditos hipotecarios (45.80°/o). La mayor parte la integran los créditos
de la Colonia de los A rq u ite cto s (3 3 .4 1 % ). Los lotes los había vendido
a nueve años de plazo y, en la m ayor parte de los casos, los plazos no
estaban vencidos. Son 45 créditos por valo r de $58 130.75 y un crédito
al gobierno por $29 8 1 5 .7 5 por el terreno ocupado para el trazo de la
Avenida Reforma.
Los otros créd ito s corresponden a su a c tiv id a d como p restam ista
en la que apenas se in icia b a, y son préstam os sobre haciendas (11.10%!
y casas (1 .2 8 % ).
La parte no fra c c io n a d a de la Colonia de los A rq u ite cto s la dons
an tes de s a lir del país a los niños Román Bravo y Agustín S á n c h e z.13
Perm anece cu atro años en Europa y regresa en 1870. Procede de
inm ediato a recuperar los ca p ita le s y créditos cedidos y las casas hipo­
te cad as. En 1872 revoca la donación de la parte no fra c cio n a d a de la
Colonia de los A rq u ite cto s.14
De ahí en adelante abandona la política y se dedica exclusivam ente a
sus propios negocios. Sin embargo sus relaciones con políticos importantes
al parecer siguen m anteniéndose. Lo muestra el hecho de que uno de los
primeros compradores de varios terrenos de la parte de la Colonia de los Ar­
quitectos fraccionada en 1881, sea el entonces Presidente de la República
Manuel González.15
En la década de 1 87 0 -1 8 8 0 , sus actividades se am plían hacia otros
sectores. Conserva la m ayoría de sus fincas urbanas. En raras ocasiones
las vende y cuando lo hace, obtiene ganancias considerables. Un ejemplo
de ello es la casa número 15 del callejón de Dolores, que había comprado
en 1865 en $ 2 5 0 .0 0 y vende en 1870 en $1 5 0 0 .0 0 , lo que representa
una ganancia de 600 % en cinco añ o s.16
Las fincas que conserva las arrienda para diversos usos: la de Coliseo
Viejo para fonda, café, nevería y hotel; los locales de las casas 9 del Espíritu

13 AQNCM, notario 725, José V ille la , Escritura del 10 de noviembre de 1866.


14 a g n c m , notario 7 2 5 , José V ille la , Escrituras del 19 de noviembre de 1 8 7 0 , 21 de marzo y 2 8 de
agosto de 1 8 7 2 .
is a g n c m , notario 2 1 , Manuel M. de Chavero, Escrituras del 12 de mayo y 5 de junio de 18 8 1 .
16 AGNCM, notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro. Escrituras del 11 de octubre de 1 8 6 5 y notario 7 2 5 , José
V ille la . Escrituras del 2 8 de noviembre de 1 8 7 0 .
Santo y 2 de Coliseo Viejo, que dan al portal del Águila de Oro, para librerías
y la mayor parte de las demás fincas para habitación.
En esta década continúa promoviendo en su primera fase el fraccio n a­
miento que estudiam os. Aunque para entonces todos los terrenos estaban
ya vendidos, vencido el plazo para pagarlos, sólo una m ínima parte de los
compradores liquidaron el adeudo. Esto lo veremos en el detalle al referir­
nos a la colonia.
Adquiere alg unas haciendas como la de San Miguel Hueyapan y su
rancho anexo La Soledad, en Otumba, y un sitio de ganado m ayor de San
Andrés Tu xtla , V e racru z.17 Los ranchos de Santa Bárbara y el Terrenate se
'os adjudica por el pago de un viejo crédito adeudado a su padre.
D urante la R ep ú b lica R e stau rad a e xiste una c a re n c ia en el ramo
nipo tecario . No había in stitu cio n e s b a n ca ria s y la única que e x istía , el
Banco de Londres y M é xico , se había re tira d o de este tip o de o p e ra ­
ciones por las pocas g a ra n tía s que o fre cía la ley sobre h ip o te cas. Los
ag io tista s p a rticu la re s im p o rtan tes como A güero, Iturbe, Rosas y M ier
. Terán habían m uerto. Las casas de D rusina y M ackinto sh habían d e s­
ap arecid o en 1867 y la Je c k e r y To rre e sta b a d iv id id a d ecayen d o la
p rim era.18 Som era, co nvencido de esta ca re n c ia , decide in v e rtir buena
parte de su ca p ita l en este ram o. Otorga préstam os sobre propiedades
rú sticas y urbanas con una tasa de in te rés a lto , que v a ría entre 9°/o y
'2 % y en ocasiones hasta el 24°/o.
A lgun os ejem plo s de estas h ip o te cas (cuadro 3) m uestran que la
tasa de interés que Som era fija a sus créd ito s no está determ inada por
el monto de la operación. Otorga créd ito s lo mismo de $ 5 0 0 .0 0 que de
S 4 0 0 0 0 .0 0 con un interés igual de 12% . Al parecer, el interés lo determ i­
naba el ag iotista, de acuerdo con la urgencia que tuviera el so licitan te a
quien le otorgaba el préstam o. Esto puede com probarse en algunas ope-
raciones de prórroga. Cuando Som era concede una prórroga en el plazo
Dara cubrir el capital, eleva de inm ediato la tasa de interés. Esta actividad
e permite, al mismo tiempo, adjudicarse casas, terrenos e incluso también
"aciendas, cuando los deudores no pueden cubrir sus obligaciones.

•7AGNCM, notario 7 2 5 , José V ille la , Escrituras del 17 de mayo de 1871 y 15 de septiembre de 1 8 7 9 .


•s Franciso R. Calderón, La República Restaurada. Vida económica. Historia moderna de México,
-erm es, M éxico, 1 9 7 3 , pp. 2 1 2 y 2 1 3 .
I AN TO LO GIAS
266
I M arla Dolores M orales

Entre 1880 y 1889, año cuando muere, m antiene sus m ism as a c tiv i­
dades. A p artir de 1880, fraccio na ia segunda parte de ia colonia, o sea,
los terreno s situado s en ambos lados de R eform a. El in ve n tario de sus
bienes form ado después de su fa lle c im ie n to y la lo calizació n de todas
las d o nacio nes que e fe ctú a an te s de m orir, son do cum ento s que nos
perm iten conocer a fondo el desarrollo de su activid ad em presarial en
estos últim os añ o s.19

C uadro 3

Ejemplos de créditos hipotecarios otorgados por Francisco Somera

Nombre de
Fecha de la persona a Finca que se Plazo Interés Monto de la
escritura quien otorga hipoteca (años) % hipoteca $
el crédito

29 de fe­ Casa núm. 4


brero de Julio Rojas Vi de Calle 12 550.00
1876 Nueva

Casa núm. 1
23 de mar­ Angela
del Callejón de 12 500.00
zo de 1876 Echenique
Cuajomulco

18 de abril
de 1876 y
Juan Pablo Casa núm. 1
27 de sep­ 7 000.00
del Río de San Andrés
tiembre de
1876

Casas núms.
10 de junio Agustín
25, 26 y 27, 10 5 000.00
de 1876 II isali iturri
de López

19 Archivo Ju d icial, Juzgado 2 o. C ivil, Vol. 2 5 - 8 8 4 6 7 4 . Archivado en diciembre 10 de 1 9 1 9 . Test.


Francisco Somera, a q n c m , Notario 7 2 5 , José Villela, Escrituras de donación del 12 de octubre de 1 8 82
17 de abril de 1 8 8 3 , 16 de enero, 13 de febrero, 21 de mayo y 2 9 de junio de 1 8 8 4 ; 15 de enero de
1 8 8 5 y 14 y 15 de febrero de 1 8 8 8 .
A N TO LO G ÍA S] 26?
H isto ria I

6 de enero Julián Sierra Hacienda del


12 10 0 0 0 .0 0
de 1877 y Ontiveros Molino en Tula

Casas núms.
56 y 57, de la
29 de agos­ Ramón calle Unión y
12 40 000.00
to de 1877 Obregón Hda. de la Pie­
dra, en Tampi­
co, Tamps.

Manuel Casa de la
18 de enero
Guerrero y Maríscala 9 10 000.00
de 1878
Osio núm. 2 V2

Casa núm. 6,
9 de julio Tomás
de Hidalgo en 12 800.00
de 1879 Salgado
Texcoco

Hacienda de
Ntra. Sra. de
13 de octu­ Félix
Loreto Bella­ 9 17 000.00
bre de 1879 Vázquez
vista en Apan,
Hgo.

8 de marzo Manuel Casa 2V2 de


9 12 000.00
de 1880 Guerrero Maríscala

Rancho de
8 de marzo Carmen
San José 24 2 000.00
de 1880 Paredes
Cahuacán

Fábrica de hila­
10 de marzo Los Castillo
dos y tejidos La 9 65 000.00
de 1883 y Cía.
Purísima

Fábrica de hila­
dos y tejidos de
Garay,
28 de mar­ lana, ubicada
Carmona 9 50 000.00
zo de 1883 en el margen
y Cía.
oriental del Ca­
nal de Chalco
I A N TO LO GÍAS
268
M aría Dolores M orales

C uadro 4
Bienes de Somera al morir

Concepto Valor $ Sumas $

Bienes raíces urbanos

39 casas (38 de ellas situadas en la Ciudad


de México y una casa en Veracruz) 320 964.92

8 casas y 23 terrenos, en la Colonia de


los Arquitectos 189 904.05

Terreno de ja Colonia de los Arquitectos


donado a Ángela Merás, sin fraccionar 373 556.19

884 425.16

Bienes raíces rú stico s

2 ranchos cercanos a la Ciudad de México 406 576.61

Rancho del Terrenate en Sonora, Distrito


de la Magdalena, Sta. Cruz 30 100.00

436 676.61

C réd itos hip o tecario s

Créditos sobre haciendas 352 632.50

Créditos sobre casas y terrenos 164 036.10

Créditos sobre una fábrica 26 250.00

542 918.60

C réditos sin hipoteca

Pagarés 71 376.60

Rentas adeudadas 9 921.30

81 297.90

Cuentas de banco 299 581.96

Bonos del fondo consolidado y lunetas


en los teatros Nacional, Abreu e Hidalgo 3 818.00

Total del caudal hereditario 2 248718.10


Encontramos así que el caudal hereditario total de Somera asciende a
a suma de $2 248 718.10 (cuadro 4) distribuidos de la manera siguiente:
58.75% de su capital estaba invertido en bienes raíces urbanos y rústicos,
27.76% dedicado a créd ito s hipotecarios y pagarés, 13.38% en cuentas
bancarias y 0.17 % en bonos y lunetas de teatros.
De su inversiones más im portantes, que fueron los bienes raíces u r­
banos y rústico s, las fin ca s de la ciudad ocupan un prim er lugar, con un
valor de $884 425.16 (cuadros 5 y 6).

Cuadro 5
Bienes raíces urbanos que poseía Somera a su muerte

Ubicación de la finca Valor $ Sumas $

F in ca s en la Ciudad de M éxico

Casas núms. 8 y 11 de Coliseo Viejo 50 136.00

Casa núm. 2 de Coliseo Viejo 26 978.50

Casa núm. 5 de Coliseo Viejo (bajos) 8 114.85

Casa núm. 9 del Espíritu Santo (bajos) 14 332.29

Casa núm. 1 del Callejón de Santa Clara 19 811.90

Casa núm. 12 de Santa Clara 18 000.00

Casa núm. 7 de la 3a de San Francisco 20 016.00

Casa núm. 6 Vi de la 2a de Amargura 3 500.00

Casa núm. 14 de la 1a de Guerrero 7 352.63

Casa núm. 11/2 de la Soledad de Sta. Cruz 5 900.00

Casa núm. 37 de Ribera de San Cosme 19 782.75

Casa núm. 11 de 1a de Independencia 39 208.90

Casa núm. 8 de la 3a de Independencia 2 888.60

Casa núm. 10 de López 22 320.00

Casa núm. 11 de López 5 112.00

Casa núm. 12 de López 1 838.00

Casas núms. 16 al 24 de López 10 000.00


i AN TO LO GIAS

M aria Dolores M orales

Casas núms. 25, 26, 27 y 28 de López 10 0 0 0 .0 0

Casa núm. 9, del callejón de López y 6 de Independencia 4 670.00

Casa núm. 12, del callejón de Salslpuedes 900.00

Casa núm. 13, del callejón de Salsipuedes 537.00

Casa núm. 8, de Cuajomulco 7 858.00

Casa núm. 5, de la Plaza de San Juan de la Penitencia 2 800.00

Casas núms. 2 y 3 del callejón de Aranda 2 000.00

Casa núm. 8 de Chiquihuiteras 3 000.00

38 casas 307 057.42

1 casa en la ciudad de Veracruz


(Independencia núm. 12) 13 907.50 13 907.5C

Fincas en lá Colonia A rq u ite cto s

Casa núm. 17 de la calle de la Industria 24 886.03

Casa núm. 1 de la calle Sur 7 184.58

Casa núm. 2 de la calle Sur 18 805.60

Casa núm. 21 de la calle Sur 13 247.82

Casa núm. 26 de la calle Arquitectos 4 167.95

Casa núm. 5 de la calle Sur 5 000.00

Casa en Ramón Guzmán 3 000.00

7 casas 76 271.98

23 terrenos en la Colonia Arquitectos 113 632.07

Parte de la colonia sin fraccionar


donada a Ángela Merás 373 556.19

Total invertido en bienes raíces 884 425.16


C uadro 6
Bienes raíces rústicos que poseía Francisco Somera al morir

Ubicación de la finca Valor de la finca $

Rancho del Aguacatito en la Ribera de San Cosme 320 946.16

Rancho de Santo Tomás de los Tepetates en la oc cqn 4.R


Tlaxpana (superficie: 285, 434.82 m2)

Rancho del Terrenate en Sonora, distrito de


30 100.00
Magdalena, Municipio de Santa Cruz

Total 436 676.61

A pesar de que la m ayor parte de los terreno s de la Colonia de los


A rq u itecto s (8 3 % ) ya estaban vendidos al m orir Som era, las casas y t e ­
rrenos que conservaba en la colonia alcanzaban un valo r de $563 4 60 .2 4.
El resto de sus fincas situadas en su mayor parte a lo largo de la calle de
Coliseo Viejo y de su continuación Independencia, o en la zona sur de la
Alameda valían sólo $ 3 2 0 964.92 (plano 2).
Su inversión en fincas rústicas asciende a $ 4 3 6 676.61 (cuadro 6). El
93°/o de este valor, corresponde a dos ranchos localizados en los alred e­
dores de la ciudad, que Somera debe haber adquirido ante la expectativa
de que se convirtieran en urbanos y con la ¡dea de fraccio n arlo s. Uno de
ellos llam ado del A gu acatito ocupa una extensión localizada al norte de
la zona urbanizada de la Colonia de los A rq u itecto s, entre la G arita del
Calvario y Ribera de San Cosme (plano 2). Seguram ente Somera lo tenía
reservado para la colonia.
El otro rancho es el de Santo Tomás de los Tepetates, localizado en
la Tlaxpana hacia el poniente de la Colonia de los A rquitectos, cercana al
Río Consulado (plano2). Este rancho se fracciona en 1902 form ándose en
él la Colonia Tlaxpana.
6.- 39208.90 en adelante

P lan o 2
Fincas urbanas y suburbanas.
Propiedad de Francisco Somera
Aun cuando Somera no fracciona este terreno, el aumento que registra
t* su valor es muy alto. Somera lo adquiere en 1861 de la fam ilia Mañero (la
- sma familia con la cual, como veremos más adelante, entabla juicio porque
'rciama derechos de propiedad sobre el potrero donde establece la Colonia de
:s Arquitectos) en $4200.00,20 y en el inventario de sus bienes (1889) se valúa
f S85 630.45. Lo que significa un aumento de 20 veces su valor en 28 años,
'crem ento que se explica por dos factores: una adquisición barata dada la
.•gencia de capital del vendedor y un aumento en el valor de la tierra rústica
: „e con el proceso de expansión de la ciudad se estaba convirtiendo en urbana.
Una hacienda suburbana, que tam bién fue de Somera aunque no apa­
le e en su legado testam entario, es la Hacienda de la Ascensión situada en
'acuba, colindando con el rancho de Santo Tomás hacia el poniente. Esta ha-
: enda, al igual que el rancho del Aguacatito, los adquiere Somera porque sus
i-eño s le debían créditos de hipoteca sobre los ranchos. Ignacio de la Torre
1 Cía. vendió a Somera, con pacto de retroventa, la hacienda de la Ascensión,
-^conociéndole como parte del pago los $ 2 4 0 0 0 .0 0 que adeudaba.21
De la Torre cede el derecho de re tra e r la ve n ta a Ju lia Góm ez de
Escalante,22 quien utiliza ese derecho y recupera la hacienda fraccionándo-
2 en 1895 y formando la Colonia Santa Ju lia.
Sólo 7 % del total del capital invertido por Somera en fincas rústicas lo
constituye una propiedad realmente rural: el rancho del Terrenate, en Sonora,
: strito de la Magdalena. Además de este rancho, Somera tuvo otros que no
conservó por mucho tiempo. Entre ellos el rancho de Santa Bárbara y las Cru­
ces en el mismo distrito de la Magdalena, Sonora, vendido en 1884; el rancho
:e Nuestra Señora de Guadalupe de Cuitaca también en Sonora, un sitio de
ganado mayor en San Andrés Tuxtla Alvarado, Veracruz; dos haciendas en el
Estado de México, una fracción de la hacienda productora de trigo más impor­
tante de Chalco. La hacienda del Mayorazgo, en Juchitepec, que conserva du-
'ante cinco años (1884-1889) y la de San Miguel Hueyapan y su rancho anexo
a Soledad en Otumba, México, conservada por Somera, durante nueve años.23

20 AGNCM, notario 658, Pablo Sánchez, Escritura del 3 de abril de 1861.


21 AGNCM, notario 725, José V ille ia , Escritura del 1 de septiembre de 1887.
22 a g n c m , notario 28, Gil M ariano León, Escritura del 5 de octubre de 1888.
23 AGNCM, notario 725, José V ille ia , Escrituras del 25 de septiembre de 1 8 7 7 ,1 5 de septiembre de
'8 7 9 ,2 5 de ju lio de 1 88 3,27 de octubre d e 18 8 4y 28 de mayo de 1888. Notario 28, Gil Mariano León,
Escrituras del 10 de octubre de 1884 y 30 de marzo del 889.
2 7 4 I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Como puede observarse, el campo de negocios de Som era no se c ir­


cunscribe a la Ciudad de M éxico y el aledaño Estado de M éxico. En los
estados de Sonora y V eracruz tien e incluso apoderados que vig ilan sus
haciendas y otorgan, en su representación, créditos hipotecarios.24
Es im p o rta n te d e s ta c a r que la m ayor parte de las h a cie n d a s las
adquiere por deudas h ip o tecarias que no le podían cubrir, sino recono­
ciéndoles esos créditos como parte del pago. Es éste un m ecanism o por
el cual adquiere casas, haciendas e incluso fá b ric a s, como la de hilados
y te jid o s de San Longino, situ a d a en la m argen o rie n ta l del ca n al de
Chalco y la casa en la que estaba e stab lecid a (llam ada Ja m a ic a ) en el
Paseo de La V ig a .25
A rriend a la m ayor parte de las haciend as, inclu so la que conserva
hasta su m uerte. La impresión que tenem os al seguir sus operaciones es
que, en ningún momento, tuvo interés por tom ar parte activa en el sector
de la producción ind u strial, o agrícola. Su objetivo era acum ular capital,
dinero, a través de nuevas transaccio nes que le produjeran una ganancia
y, m ientras no se presentara una buena oportunidad, recibir la renta co­
rrespondiente. Debe haber considerado riesgosa la acum ulación de capi­
tal industrial, y con la experiencia del fraccio nam iento muy redituable la
compra de tierras y la acum ulación inm obiliaria.
Algunos ejem plos de las g anan cias obtenidas en la com pra y venta
de haciendas y fáb ricas son claros indicadores de nuestra afirm ación. En
1884, adjudican a Somera en $33 0 0 0 .0 0 , por falta de pago de un crédito
parte de la hacienda de M ayorazgo en Ju ch ite p e c, Chalco y un porcen­
taje de las acciones de la Cía. Mora y Durrety para e xp lo tar los montes
de M ayorazgo. En 1889, Som era vende esta porción de la hacienda en
$ 6 0 0 0 0 .0 0 . Suma que, aunada a $10 0 0 0 .0 0 que le fueron entregados
al disolverse la sociedad Mora y Durrety, hacen un total de $70 0 0 0 .0 0 .2Í
Con ello obtiene una ganancia de 2 1 2 .2 2 % , en cinco años.

24 AGNCM, notario 725, José V iIlela, Escrituras del 25 de septiembre de 1877 y 22 de abril de 1884
25 AGNCM, notario 725, José V ille la , Escritura del 5 de diciembre de 1885.
26 AGNCM,notario 28. Gil Mariano León, Escrituras del 10 de octubre de 1884, 27 de febrero de
1885 y 30 de marzo de 1889.
En 1884, le adjudican en $41 442 .4 0, como parte del pago de un crédi­
to, la fábrica de hilados y tejidos, ubicada en la margen oriental del canal
de Chalco. En 1885, la vende en $ 5 5 0 0 0 .0 0 , obteniendo una ganancia de
133% , en el lapso de un año.27
Su papel de p resta m ista es la esfera de inversió n que sigue en im ­
portancia a la de bienes raíces y que ocupa tam bién un lugar destacado
dentro de los negocios de Som era. Esta a c tiv id a d co m plem enta su in ­
versión en bienes raíces, ya que co nstituye al mismo tiem po, una fuente
de apropiación de patrim onios ajenos. Aprovechando este m ecanism o se
adjudican haciendas, casas y fáb ricas.
En su m ayor parte hipotecarios (8 7 % ), sus créditos ascienden, en el
momento de su m uerte, a la suma de $ 6 2 4 216 .5 0 (cuadro 4). Dentro de
éstos destacan los préstam os sobre haciendas (65% ) (cuadro 7), aunque
tam bién otorga créd ito s sobre casas (3 9 % ) (cuadro 8) y fá b ric a s (5 % ).
Los créditos no hipotecarios (1 3 % del total invertido en créditos) se In te ­
gran con pagarés y algunas rentas que le adeudan.
Su capital es com plem entado por cuentas bancarias con un valo r de
$299 5 8 1 .0 6 , una pequeña suma en bonos del Fondo Consolidado y las
lunetas de los teatros N acio nal, Abreu e Hidalgo. Poseía tam bién a c c io ­
nes de una sociedad explotadora de m árm oles en España a las que, en el
inventario de bienes, no se les asigna valor, por desconocerse éste.
Som era no tuvo h ijo s, por lo que su c a p ita l se d ivid ió pasando en
su m ayor parte (74% ) a in stitu cio n e s de b eneficen cia: los hospitales de
Jesús N azareno, V ald ivie so y N o rteam erican o , las sociedades Francesa,
Suiza y Belga y la Beneficencia Española.28
Otro 2 6 % lo destinó a donaciones que, en los dos últim os años de su
vida, hizo a diversas personas (parientes y am igos) entre los que destaca
su sobrina Ángela M erás de Acedo, quien recibe 19% de 2 5 % dedicado a
donaciones particulares.
Este a n á lisis deja p erfectam en te claro el papel d e cisivo , en la a c u ­
m ulación de cap ital de Som era, que desempeñó su inversión en el fr a c ­
cionam iento de los A rqu itecto s. Es por tanto en el estudio de la colonia,
donde podemos obtener una idea más precisa de cómo se da el proceso

27 AGNCM, notario 725, José V ille la , Escritura del 5 de diciembre de 1885.


28 AGNCM, notario 725, José V ille la , Escritura del 18 de mayo de 1889.
I AN TO LO GÍAS
276
I M aría Dolores M orales

de form ación de capital en el sector inm obiliario, y de cuál es la tasa de


utilidad que ofrece este incipiente mercado de tierras, recién liberado por
las leyes de desam ortización de la Iglesia.

C uadro 7

Créditos hipotecarios otorgados sobre haciendas por Somera y conservados a su


muerte

Nombre de
la persona a Monto de la
Fecha de la escritura Finca hipotecada
quien otorga hipoteca $
el crédito

Test, de Manuel Hacienda de San


13 febrero de 1859 5 150.00
Campero Lorenzo Zacualtipa

Rancho Texcal-
tengo el Viejo y
30 de mayo de 1889 'gnacio Mora otra parte de la
de Arroyo 40 000.00
Hacienda Mayo­
razgo en Juchite-
pec, Chalco

Hacienda de San
Miguel Hueya-
25 de mayo de 1888 Joaquín Adalid pan y Rancho de 32 160.00
la Soledad, en
Otumba, Méx.

Hacienda de San
Miguel de la
8 de marzo de 1889 Joaquín Adalid 70 408.33
Cruz, en Otumba,
Méx.

Hacienda de San
30 de junio de 1886 Loreto Barreda Francisco de 15 400.00
Borja

Hacienda de San
1 julio de 1889 Loreto Barreda Francisco de 3 300.00
Borja
A N TO LO G ÍA S! 2 7 7
H isto ria I

Nombre de
la persona a Monto de la
Fecha de la escritura Finca hipotecada
quien otorga hipoteca $
el crédito

Hacienda de Ntra.
Sra. de Loreto
24 de octubre de 1881 Félix Vázquez 30 442.50
Bellavista, en
Apan, Hgo.

30 de junio de 1884 Alberto Terreros Hacienda de Jalpa 71 630.00

Hacienda de Jalpa
14 de marzo de 1885 Alberto Terreros 10 000.00
y anexas

1 de marzo y 17 de
Alberto Terreros Hacienda de Jalpa 74 141.67
julio de 1884

Total 3 5 2 6 3 2 .5 0

C uadro 8
Créditos hipotecarios otorgados por Somera sobre fincas y conservados a su
muerte

Nombre de
la persona a Monto de la
Fecha de la escritura Finca hipotecada
quien otorga hipoteca $
el crédito

Casas núms. 2, de
Jesús Carranza
12 de mayo de 1884 Don Toribio y 25 9 547.50
de Ochoa
de Mesones

Terreno contiguo
María Ituarte
8 de mayo de 1884 al Callejón de 2 093.33
de Guerrero
II leseas

Refugio Pradel Casa núm. 1 de


18 de febrero de 1885 5 025.00
de Adalid Balvenera

26 de noviembre de Eduardo Casa núm. 34 de


3 000.00
1886 Llampañas Magnolia
I A N TO LO GIAS
278
I M aría Dolores M orales

Romualdo de Talleres de Pane


1 de febrero de 1887 Zamora y Du­ en el Paseo Nue­ 10 050.00
que de Heredia vo o de Bucareli

Casa núm. 5 de la
11 de febrero de 1888 Emilio Dondé 4 000.00
3a de Mina

Casa en la Calle
11 de febrero de 1888 Luu i! “ art'n eH 2 016.66
Hipolito David de lllescas

Terreno frente al
Callejón de llles­
19 de octubre de 1888 Antonio Guerra cas (Solar anexo 1 039.96
a la Calle 3 de la
Plaza Madrid)

Casa núm. 6 de
10 de diciembre de 1888 Agustín Roldán 20 000.00
Alcaicería

María Cardona Casa núm. 13 de


11 de octubre de 1881 2 464.00
de Chavero la 1a de Guerrero

2 de enero de 1884 Agustín Cerdán Teatro Nacional 32 000.00

93 496.45
10 créditos sobre casas y terrenos de la Colonia de los Arquitectos 70 519.65
Inversión total en créditos sobre fincas urbanas 164 016.1C

LA COLONIA DE LOS ARQUITECTOS. LA COMPRA DEL TERRENO

Som era, como ya m encionam os, realiza un levantam iento de planos de


los ejidos de la Ciudad de M éxico para el A yuntam iento y tiene oportur -
dad de conocer datos muy precisos sobre el destino de estos terrenos.
El potrero denom inado Ejido de la Horca fue el prim ero otorgado a
la ciudad el 30 de abril de 1529 y confirm ado en 1539. Tuvo el destine
común de todos los ejidos, o sea, reservarse para el crecim iento progre­
sivo de la población y entre tanto , para que pastaran los ganados de í
carnicería m unicipal.29

29 Marroquí, op. cit., Tomo ill, p. 642.


Así perm aneció hasta la Independencia, cuando el interés individual
empezó a co d iciar los haberes m unicipales y los ejidos fueron p a u latin a­
mente arrendándose o vendiéndose.
El Potrero de la Horca estaba situado en los suburbios de la ciudad,
entre la calzad a para el Guarda del C alvario , el potrero de A tlam p a, el
rancho de los C uartos, la hacienda de la Teja, el Paseo de B ucareli y el
rancho de Casa Blanca (plano 3). Se arrienda en 1824 a Ignacio Vega por
cinco años. Parece que éste no cumple con el pago de la renta, porque en
1827 son adjudicados los terrenos a M anuel Silva a censo enfitéutico en
$3 600 .0 0. Nunca se paga el canon o réditos, ni mucho menos el cap ita l.
El A yuntam iento sólo recibe, en el transcurso de 23 años (hasta 1850 en
que Somera los denuncia) $2 0 0 0 .0 0 , por concepto de cinco años de ren­
ta. Este pago lo hace José M aría M añero, fiador de Vega, quien explota el
terreno durante todo este tiem po.30
Som era conoce a la perfección estos antecedentes y son la base de
su argum ento para lograr la ad jud icació n a su favo r. No fue fá c il obte­
nerla pues su prim er intento lo realiza desde 1843 y es hasta 1850 cu a n ­
do consigue la primera adjudicación de una parte del potrero.31
El A yu n tam ien to no estaba de acuerdo con venderlo , pero Som era,
con su audacia ca ra c te rístic a , aprovecha un momento conyuntural para
lograr su o b jetivo : la suspensión tem poral del A yuntam iento , su puesto
como je fe de Cam inos y Canales y sus buenas relaciones con el goberna­
dor del D istrito.
Para lograr un precio bajo en la ad ju d ica ció n , u tiliz a el argum ento
de que los potreros estaban en su m ayor parte m anchados con ojos de
tequesquite, sumidos, sucios, em pantanados y todos divididos con zanjas
que ocasionan frecuentes desgracias con el ganado.
Ofrece pagar el precio de la enfiteu sis fijado a Silva en 1827, más el
'mporte de canon o rédito de 25 años y los derechos dom inicales fijados
por la Contaduría.

30 AGNCM, notario 54, José María Ramírez, (Ayuntam iento), 3 de diciembre de 1852.
31 a g n c m , notario 54, José M aría Ramírez, (Ayuntam iento), 6 de marzo de 1850.
2 8 0 I AN TO LO GÍAS
M aría Dolores M orales
Al pedirse opinión de las o ficinas m unicipales, éstas no aprueban la
operación, ni tam poco lo hace la C o ntadu ría, por considerar que es rui­
noso vender en menos de $7 0 0 0 ,0 0 potreros que vein ticin co años antes,
se habían arrendado en más de $1 0 0 0 .0 0 an uales. Por el co n tra rio , les
parecía conveniente conservarlos para que sirvieran de vasos de agua en
años lluviosos.
Otra de las p ro p o sicio n e s de Som era que no co n v e n ció a las a u ­
to rid ad es m u n icip a les fue la form a de pago. En treg a ría a la Teso rería
5 5 0 0 .0 0 y el resto lo pag aría a don F ra n cisc o Abreu a cu e n ta de los
5 4 0 0 0 0 .0 0 con los que el M unicip io había convenido ayud arlo para la
construcción del Teatro Iturbide. De esa m anera, el A yuntam iento perdía
el ca p ita l y sus rédito s pero en cam b io , Som era e sta b le cía re lacio n e s
muy co n ve n ien te s como la del seño r Abreu, que p o sterio rm ente sabrá
aprovechar ventajo sam en te.
A pesar de las opiniones adversas, el gobernador del Distrito, a nombre del
Ayuntamiento, hizo la adjudicación a Somera mediante tres escrituras por las
que adquiere cerca de 600000 varas cuadradas en $6899.65 (cuadro 9).

C uadro 9

Terrenos del Potrero de la Horca, comprados por Somera


al Ayuntam iento

Núm. de varas Valor de la


Fecha de escritura Notario
adjudicadas V2 operación $

6 de marzo de 1850 José Ma. Ramírez 43 577.00 805.15

3 de diciembre de 1852 José Ma. Ramírez 529 095.13 5 969.50

18 de diciembre de 1852 José Ma. Ramírez 25 823.00 125.00

Total 598 495.13 6 899.65

Una de las clá u su las de la escritu ra de 1852 estipula que el M u n ici­


pio no queda afecto a ninguna responsabilidad por el hecho de que los
terrenos del ejido están siendo explotados por la fam ilia Mañero.
28 2 I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Som era dem anda ju d ic ia lm e n te a la señora Concepción S e v illa de


M añero, por el cargo de usurpación durante veinte años pide le sean en­
tregados los terrenos con los frutos obtenidos, durante ese lapso.
La señora M añero declara que tien e com prado el ejido a e n fiteu sis
por cesión que le hizo Manuel Silva a fines de 1827 por escritura pública
ante el notario Calapiz.
Somera apoya sus argumentos en contra en tres puntos: 1) La cesión no
es válida por no contarse con consentimiento del Ayuntamiento. 2) La cesión
se otorgó a Mañero, cuando era regidor del Ayuntamiento. Esto no es legal por
estar absolutamente prohibido a los regidores, según el tratado del gobierno
político de los Reinos de la Nueva España, efectuar este tipo de contratos, du­
rante el ejercicio de su cargo. (La utilización de este argumento resulta risible
cuando sabemos que Somera sigue el mismo procedimiento para adquirir los
terrenos). 3) No hay constancia de que se haya pagado el censo.
El ju e z falla en favo r de Somera y la señora Mañero apela. Finalm en­
te, llegan a un acuerdo que hacen constar en escritura de 1855.32 Por ello
la señora Mañero cede y traspasa todas las acciones y derechos sobre e
Potrero de la Florea a Som era, incluyendo las calzadas del rancho de Casa
Blan ca, la de la hacienda de la Teja, la de Insurgentes y la del Resguardo
con sus hornos de lad rillera y demás edificaciones. Por su parte, Somera
se compromete a no reclam ar nada por los $ 5 0 0 .0 0 que los comisionados
para la construcción del hospital de inválidos entregaron en 1843 a M a­
ñero por la parte de potrero expropiada con ese objetivo. La construcciór
no se realizó y en estos años había el proyecto de hacer en su lugar una
p enitenciaría, lo que tam poco tuvo efecto.
De esa m anera, Som era legaliza to talm ente la posesión del potrero
utilizando sus privilegios políticos.

PRIM ERA ETAPA DEL DESARROLLO DE LA COLONIA

Una vez legalizada la propiedad, Somera hace algunas ventas, siendo Is


primera a la fam ilia Mañero, a quien vende las calzadas de Casa Blanca ■

32 AGNCM, notario 612 , José María Ramírez, Escritura del 23 de febrero de 185 5 .
del Resguardo.33 Es increíble que las vías públicas pudieran ser objeto de
venta, aun cuando se tratara de calzadas privadas. Sin embargo, no debe
haber sido una venta muy legal, porque una de las cláusulas estipula que
si hay necesidad de hacer gestiones para vencer reclam aciones, Somera y
Mañero procederán de acuerdo y pagarán los gastos, por m itad.
En 1858, Somera proyecta la Colonia de los A rquitectos en parte del
ejido, un trapezoide que comprende las actuales calles de Miguel Schultz,
Gómez Farías, Avenida Insurgentes y S u llivan . Se trata del prim er fra c cio ­
nam iento de la ciudad, un poco anterior a Santa M aría (plano 4).
Es muy probable que Somera no hubiera solicitado el permiso del M i­
nisterio de Fomento para crearla, porque en los volúmenes del archivo del
A yuntam iento donde se localizaron las concesiones de más de cincuenta
colonias del período 1859 -1 9 10 , ésta no aparece y porque las escritu ras
de venta de terrenos a los colonos jam ás hacen referencia a esa concesión.
Sin embargo, por decreto del 31 de marzo de 1862 se otorgan a la colonia
las exenciones de impuestos dadas a la de Santa M aría.34 Éstas consisten
en que los terrenos y casas que allí se construyan, no paguen impuesto de
traslación de dominio ni predial, durante cinco años y que los m ateriales
para la construcción de casas estén libres del pago de todo derecho.
En éstos se conceden este tipo de exenciones porque existe un gran
interés por promover la división de la propiedad raíz. Así lo dem uestra el
decreto otorgado por Ju árez, en 1861.35
De esta manera Somera consigue los mismos beneficios que se dieron
a la C olonia San ta M aría sin co n tra e r las o b lig acio n e s que el fra c c io -
nador de esta ú ltim a ad quirió, como son: el donar terreno s para plaza,
templo, escuela y m ercado y su com promiso de co n trib u ir al costo de la
provisión de agua.
La idea original de Somera fue form ar una colonia cam pestre para los
arquitectos y estud iantes de arquitectura de la Academ ia de San Carlos.
El terreno se dividió en 60 lotes separados por las calles A rtes de oriente
a poniente y sur; Industria y A rquitecto s, de norte a sur.

33 a g n c m , notario 6 1 2 , José M aría Ram írez, Escritura del 2 6 de febrero de 1 8 5 5 .


34 AGNCM, notario 5 5 , Antonio Ferreiro, Escritura del 18 de febrero de 1 8 6 5 .
35 Colección de decretos del Museo de lo Ciudad de México. Decreto expedido el 2 0 de febrero de 1861.
2 8 4 i AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

FUENTES
28 die 1858

1 CAÑEDO
HEREDIA 5 die I860
COVARRUBIAS
CALZADA QUE 24 ene
28 ene 1859
1859
RINCÓN R. CAÑEDO
24 ene 2 jun i860 h ea b en
1859 29 die I860

SRAS. PARRODI
ALFARO CAN EL 31 mayo I860 serran o
28 ene 9 febrero 4 oct 1859
1859 1859
pedro green I R0°R/guez oe
LUJAN REGO
19 feb. 30 jun 1866 I SAN M/GUEL
12 mzo
1859 --------------------- J 2 6 mayo I 860
1859
DELGADO TAMAYO QUIJANO
6 feb 1859 MARTÍNEZ 23 mayo I860 I ^ARiN
1858 7 feb 1859 I 9 die 1859
ROMERO h r « . ------------ 1
8 ago 7859 I ^GUEZ I
--------- --------- 1 deduen
O'GORMAN OCHOA I 7 die 1859 /
14 mza MORALES
4 mzo 1859
GARCÉSDE I navarro
GARCIA OLIVARES I
6 die 1859 I 11 390 1859
6 ago 1859
RINCÓN CARDONA SUST1LLO
5 mzo (ALFARO) 9 mzo 1859 PINZÓN
1859 5 jul 1859 6 ago 1859

CA LLE

GALICIA DE
HAJERA ^ LÓPEZ
RAMÍREZ VIZCAÍNO
9 mazo —1 4 mzo J ago 1859
1868 —1 28 feb i 860
--------- < SRA g u e rrie r
TELL£Z GIRÓN c_J DE PARRODI
14 mzo 1859 VERA Jju n i860
SIERRA
17 mzo 1859 " mÒRÈNÒ------ 1
6 mzo 1861
DUMAINE DE JJsgoiSRfì [
SORRAYO ORDANZA 1
8 mzo 1859 ¿~msya la c , I
VELÁZQUEZ
RÍOS Y OMAÑA 17 mzo1859 S. CASTILLO
CARRERA Sene 1862
21 die 1859
duhart
5 sept 1860

URRueHI
P lano 4 25W ) 1860
Colonia de los
Arquitectos. Sección
fraccionada en 1858.
Dibujo basado en los
planos del agncm .
A N TO LO G ÍA S! 2g5
H isto ria I

El levantam iento realizado con base en las escrituras de venta de cada


lote (plano 4) nos m uestra que la sección poniente de la calle Industria
fue adquirida en su m ayor parte por destacados arquitectos de la época,
como Ja vie r C avallari, Director de Arquitectura de la Academ ia, Alcérreca,
Delgado, Heredia, Rincón, Anzorena, Bustillos y muchos más.
La venta de los terrenos fue rápida ya que durante 1859 se vendió 65°/o
de ellos; y el resto, entre 1861 y 1862. El precio de la vara cuadrada varía
entre 0.22 y 0.37 centavos, siendo los más bajos los comprados por arquitec­
tos durante el primer semestre de 1859 y los más caros los de la otra mitad,
vendida a partir del segundo semestre. De acuerdo con las cláusulas de las
escrituras, en la mayoría de los casos, el plazo para pagar los lotes fue de
nueve años y causó un interés de 6% anual con hipoteca sobre los terrenos.
El fe rro carril de m ulitas que unió la Ciudad de M éxico con Tacubaya
se instaló por concesión otorgada en 1856 en terrenos de la colonia. Jorge
Luis Hammecken y A ntonio Escandón, dueños de la com pañía, compran
a Som era, para ese fin , 4 0 8 5 5 vara s cuadradas (plano 4) en $ 2 9 4 1 1 .8 0 ,
incluyendo capital y réditos.36 El plazo para el pago varió entre 8 meses y
5 años. Somera sabía que la compañía tenía capacidad de pago y, segura­
mente por ello, en lugar de venderle los terrenos más baratos que aquellos
destinados a habitación (por tratarse de superficies de mayor extensión)
los vende a un promedio de 0.70 centavos e incluso en las primeras e scri­
turas, hasta $1.0 0 la vara.
Diversas causas, como la inestabilidad política del país en el período
1859-1867, la apertura al mercado de los bienes eclesiásticos que hacía más
atractiva la compra de terrenos cercanos al centro, la escasa circulación mo­
netaria, etc., hicieron que tanto el progreso de la colonia, como el pago de sus
terrenos, fuera muy lento.
Después de haber localizado las escrituras de 58 de los 60 lotes, pen­
samos que la venta se había realizado; sin embargo, el análisis de todas las
operaciones hechas posteriormente por Somera, nos demuestra que fueron
contados los dueños originales que pagaron y conservaron los terrenos, por
varios años. En la mayoría de los casos, un mismo terreno pasó por cuatro o
cinco manos sin llegar a cubrirse su pago.

36 AGNCM, notario 169, Ramón de la Cueva, Escrituras del 21 de octubre de 1856 y 18 de ju n io de


1859. Notario 725, José Ville ia , Escrituras del 14 de ju lio de 1860, 5 de noviembre de 1862 y 19 de
mayo de 1866.
2 8 6 I AN TO LO GÍAS
I M aría Dolores M orales

Esto m uestra que buena parte de los com pradores habían adquirido
los lotes para co nstruir una casa de campo, o sim plem ente como una in­
versión que en cualquier momento transferían a otra persona. Son pocos
los casos de compradores que realm ente se van a v iv ir a la colonia.
En 1873, cuando supuestamente debería haber estado liquidado el ca­
pital y réditos de todos los terrenos de la parte fraccionada, sólo habían sido
pagados los del ferrocarril de Tacubaya y 25% de las 60 fracciones.
En la otra parte del ejido no fraccio nad a, localizada en ambos lados
de Reform a, se vendieron tam bién algunos lotes, en su m ayoría para el
establecim iento de vías de ferro carril y de avenid as; una servidum bre de
paso para el ferro carril M éxico-C halco, las dos avenidas ya m encionadas
com pradas por la fam ilia M añero y las superficies vendidas al gobierno
para el trazo del Paseo de la Reforma y para la creación de la Glorieta de
Colón.37 Esto muestra cómo se establece una alianza entre el Estado y e
fraccio nad o r para p rivileg iar ciertos espacios, a los cuales se provee de
una in fraestructura adecuada.
Las circu n stan cias que rodean la venta del terreno para el ferrocarril
M éxico -C h alco , son una evidencia de cómo aprovecha Som era sus c a r­
gos públicos para obtener privilegios. La concesión de este ferro carril se
otorgó en 1861 a Fran cisco Abreu. La Ju n ta de Hacienda da a Somera
como regidor del A yuntam iento, la com isión de arreglar con la empresa
las bases según las cu ales el A yuntam iento p erm itiría la ocupación de
calles y vías públicas.
Recordemos tam bién que Somera consiguió que el valo r del ejido se
pagara a Abreu a cuenta de lo que el A yuntam iento le iba a dar para la
co nstrucción del teatro . Con todos estos antecedentes, para Som era es
fá c il obtener que el fe rro ca rril M éxico -C h alco parta de la puerta de su
hotel La Sociedad de Progreso y pase por los terrenos de la Colonia de
los A rquitectos.
No o b sta n te la le n titu d en el pago de los lo te s, el fra c c io n a d o r
recupera ráp id am e n te su in v e rsió n . En 1 866, cuand o se va a Europa
ya había aum entado en sie te veces el cap ital invertid o con el pago de
cerca de $ 5 0 0 0 0 .0 0 . Por otra p a rte , como era com ún en esto s años

37 AGNCM, notario 725, José V ille la , Escrituras del 26 de febrero de 1855,1 de junio de 1865 ,21
de agosto de 1872 y 27 de octubre de 1873.
dada la escasez de e fe ctivo , u tiliz a los créd ito s sobre la colonia como
dinero. Prueba de ello es que para re a liz a r su via je cede los créd ito s al
Banco de Londres y M éxico y a Barrón Forbes y C ía., de los que obtiene
cerca de $88 0 0 0 .0 0 .
Hasta 1879 Somera había recibido 63.82°/o del valo r de la superficie
fraccionada del trapezoide que, aunado a lo vendido en la otra parte del
ejido, da un to tal de $15 3 2 0 2 .0 8 , correspo nd ientes a ca p ita l y réditos
(cuadro 10). Esta suma nos m uestra que, en un lapso de veinte años, So ­
mera había aum entado 22 veces su inversión inicial y aún le quedaban
sin vender la mayor parte de la superficie total del ejido (6 4 .4 5 % ).
Por otra parte, en ese cálculo no se tom an en cuenta los intereses de
los terrenos que no se pagaron en la parte fra ccio n ad a, ni la renta per­
cibida de la otra sección del ejido paralela a Reform a. Esto no es posible
hacerlo porque no se tienen bases para ello. Los 27 terrenos vendidos y
no pagados fuero n, en su m ayo ría, devueltos a Som era quien presentó
demandas ju d icia le s para exigir el pago del capital y los réditos. Los com ­
pradores regresaron los lotes por no poder cubrir el ca p ita l; sin embargo
en las escritu ras no se especifica, mas que en casos aislados, sí cubrieron
el valo r de los réditos.
Seguramente la otra parte del ejido sin fraccio nar no permaneció ocio­
sa, sino que estuvo rentada y esto se puede comprobar en varias escrituras
posteriores a 1880 en las que se hace referencia a que los compradores de
algunos de estos lotes tenían rentados los terrenos desde tiempo atrás. No
obstante, como estos arrendam ientos se hacen por contrato privado, no es
posible conocer los valores de la renta para hacer los cálculos necesarios.
De todas form as, podemos afirm ar que la ganancia considerada está por
debajo de la real, debido a la insuficiente inform ación.
A N TO LO GÍAS
M aría Dolores M orales

C uadro 1 0
Terrenos de la Colonia de los Arquitectos, vendidos por Somera y liquidados en el
período 1856-1879

Número Precio de Total


Concepto Réditos $
de varas V2 venta $ recibido

Trapezoide frac­
cionado en 1859.
Sección 1 (plano 5).
Terrenos vendidos a 40 855.00 27 295.00 2 116.80 29 411.80
la Cía. del Camino
de Fierro deTacu-
baya s/g 6 escrituras.

33 terrenos de los
60 fraccionados
122 625.31 44 101.72 32 860.80 76 962.51
para habitación s/g
diversas escrituras.

Sección fracciona­
da a partir de 1880.
Secciones 2 (plano
35 773.00 6 701.03 1 184.04 7 8 8 5 .:'
5). 2 avenidas y 3
lotes vendidos en
1856.

Terreno vendido
a la Cía. del Fe­
2 461.00 5 000.00 1 500.00 6 5 0 0 ,::
rrocarril México-
Chalco, en 1865.

Terreno vendido
a la Cía. del Fe­
Servidumbre
rrocarril México
de paso
1 000.00 1 ooc.::
Toluca-Cuautitlán
en 1872

Terreno vendido al
Supremo Gobierno
32 000.00 29 815.75 29 815.75
para formar la Av.
Reforma, en 1866
AN TO LO GÍAS I 28g
H isto ria I

Número Precio de Total


Concepto Réditos $
de varas v2 venta $ recibido $

Terreno vendido
al Supremo Go­
bierno a los lados
de Reforma para
la formación de la
Glorieta Colón y el 5 8 1 0 .5 5 1 6 2 6 .9 4 1 6 2 6 .9 4

establecimiento de
la Casa del Guarda
de la Dirección
Gral. de Calzadas
en 1 8 7 3 .

Total 2 3 9 5 2 4 .8 6 115 5 4 0 .4 4 3 7 6 6 1 .6 4 1 5 3 2 0 2 .0 8

LOS SERVICIOS

Los pagos de urbanización por parte del fraccionador, en el caso de la Colonia


de los Arquitectos, son nulos. Máxime cuando no existe contrato de concesión
en el que se establezcan obligaciones para Somera.
Sin embargo, los puestos claves que ocupó y sus buenas relaciones polí­
ticas, hicieron que su colonia fuera de las más favorecidas de la época, en la
dotación de servicios.
Durante la Intervención en 1865, cuando ocupa el cargo de prefecto Mu­
nicipal y Presidente de la Junta de Hacienda del Ayuntamiento, Somera logra
que el Gobierno Imperial apruebe y pague un presupuesto de $12 000.00 para
introducir el agua potable a la colonia.38 Ésta se toma desde el Acueducto de
San Cosme, a través de tubería de fierro.
Parece que el sistema utilizado era nuevo en México, porque en estos años
la dotación de aguas en la ciudad estaba en pésimo estado y no es sino hasta
los años ochenta, cuando se mejora el servicio con las obras de saneamiento.
El proyecto lo realiza el arquitecto Francisco Garay, compañero de Somera,

38 a g n c m , notario 5 5 , Antonio Ferreiro (Ayuntam iento), Escritura del 18 de febrero de 1 8 6 5 .


290 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

quien aseguró que tendría a su cargo las obras del desagüe del Valle de México.
Es muy significativo que la instalación de sistemas más modernos de dotación
de agua se realizaran en una colonia nueva cuya población era escasa y no en
las zonas pobladas de la ciudad que requerían de mejores servicios.
E sto se e x p lic a por la s v in c u la c io n e s p o lític a s e n tre So m era .
M a x im ilia n o , lo que e je m p lific a la m anera en que el E sta d o se alia
con grupos so c ia le s que lo ap o yan , y les oto rg a p riv ile g io s por ene ­
ma de c u a lq u ie r dem anda de la m ayo ría de la p o blació n .
No co n fo rm e con h ab er co nseg u id o la e n tu b a ció n de la ca ñ e ría
para la c o lo n ia , So m era hace n o ta r lo n e c e sa rio que es para la c iu ­
dad el te n e r una c a ñ e ría d is trib u id o ra para la s c a lle s de San J u a r
de Letrá n , Ind ep end encia y Coliseo (e x a c ta m e n te donde se lo c a liz a 1'
la m ayor p a rte de sus p ro p ied a d e s), que se em palm e con la ca ñ e ría
p rin c ip a l de la Plaza de G u a rd io la . Logra tam b ién la ap ro b ació n im ­
p erial a esta p ro p o sició n y el c o n tra to re sp e ctiv o se hace por e s c r -
tu ra del 31 de ju lio de 1 8 6 5 .39 A lg u n a s de las p iezas u tiliz a d a s en las
o bras, com o cru ce ro s de fie rro , lla v e s para riego y fu e n te s de fie rre
co lad o , se piden a Europa.
En cu an to al trazo y p a vim e n tació n de las c a lle s de la co lo n ia , e
cargo de Som era como Je fe del Ram o de A ta rje a s y P avim en to s debe
hab er ayud ad o m ucho para re a liz a r las o b ras de a p e rtu ra de c a lle s
y m a n te n e rla s en buen e sta d o , sin in v e r t ir su propio d in e ro . En a
M em oria del A yu n ta m ien to de 1867 co n sta que los m ism os coloncs
estaban su p ervisan d o las obras de las c a lle s y ca lza d a s de la colon ;
v ig ila n d o p e rso n alm e n te a los tra b a ja d o re s .40 En 1871, peones de s
cu a d rilla de ríos y a c e q u ia s, por acuerdo del A y u n ta m ie n to , terrap e-
nan las c a lza d a s de la c o lo n ia .41
El a lu m b ra d o se in s ta ló en el fra c c io n a m ie n t o in ic ia lm e n t e ;
base de fa ro le s con c a n d ile ja s de a c e ite . En 1870 éste fue su s titu ic ri
por 20 a p a ra to s de gas de 10 y 12 luce s, co nse rván d o se alg u n a s ca n ­
d ile ja s de a c e ite .

39 AQNCM, notario 5 5 , Antonio Ferreiro (Ayuntam iento), Escritura del 31 de ju lio de 1 8 6 5 .


40 Memoria del Ayuntamiento de 1867, México, Imp. J . Fuentes y C ía., 1 8 6 8 , p. 35.
41 Memoria del Ayuntamiento de 1871, México, Imp. Cumplido, 1 8 7 2 , p. 2 7 .
LOS POBLADORES DE LA COLONIA

Las e scritu ras de venta de esta prim era fase de desarrollo de la colonia
no e sp e cifican la o cup ació n de los com pradores de te rre n o s. Se pudo
id entificar a un buen número de arq uitecto s; sin embargo, como m encio­
namos anteriorm ente, son contados los com pradores o riginales que con­
servan su lote. Por tan to , para d etectar a qué estrato social pertenecen
los pobladores del fraccio nam iento , es necesario recu rrir a otras fuentes.
El padrón de población de la Ciudad de M éxico levantado en 1882
es un buen docum ento para saber qué tan poblada estaba la colonia en
esa fe ch a , el tipo de casas co n stru id a s en ella y el estrato so cial de la
población que a llí se e sta b le ció .42
En la parte fraccio n ad a en 1859, vivía n en 1882, de acuerdo con el
padrón, 8 8 4 ind ivid u o s (5 8 % m ujeres y 4 2 % hom bres) p erte n e cie n te s
a 183 fa m ilia s . Había alred edo r de 70 casas en tre las que p red om ina­
ban las ca sa s so la s y las q u in ta s de recreo (5 8 % ). Los av a lú o s de las
fin c a s co n se rvad as por Som era a su m uerte, m uestran que se tra ta b a
de fin c a s e d ific a d a s con m a te ria le s m o d esto s, en la m ayo ría de los
caso s de adobe, c o n stru id a s en sólo 2 5 % de su s u p e rfic ie to ta l, q u e ­
dando 7 5 % libre para grandes esp acio s verd es, o p atio s. En este tipo
de casas predom inan los em pleados y co m e rcian tes, y en m enor grado
m ilita re s e in g e n ie ro s. En alg uno s casos tien en a su se rv ic io un ja r d i­
nero, o un sirvie n te .
Siguen en im portancia las casas rústicas (15% ) y las casas de varias
vivie n d as y a c ce so ria s (1 2 % ). El tipo de población que habita en ellas
está com puesto en su m ayor parte por artesano s, alb a ñ ile s, cocheros y
jo rn a le ro s. Seg uram ente eran in q u ilin o s m uy pobres, como lo expresa
Alam án, albacea de Som era, al com entar lo d ifícil que resulta vender este
tipo de casas en 1890. A firm a tam bién que sus arrendatarios no pueden
pagar rentas de más de 3 o 4 reales a la sem ana.
Son casas alejad as del centro, cuyas rentas deben haber sido bajas.
Hay alg unas casas con ta lle re s : una cu rtid u ría , un te lar, una herrería y
una fáb rica de cerveza. Están a llí establecidos el depósito y las o ficinas
del fe rro ca rril, el asilo de mendigos y un establo de vacas.

42 P a d r ó n d e M u n ic ip a lid a d d e M é x ic o . Archivo del Antiguo Ayuntam iento, vols. 3423 y 3426.


2g2 | ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

La dotación de agua con que se proveyó a la colonia no debe haber


sido s u fic ie n te , o era la co stu m b re te n e r pozos potables en las casas
cam pestres, ya que el padrón registra 35 pozos en el fraccio n am ie n to .
Durante estos años, la zona se localiza en la afueras de la ciudad, y
se considera un lugar solitario y lejano, como lo m uestran las novelas de
Facundo (seudónim o de José Tomás de C uéllar). Los duelos narrados en
ellas tienen lugar en esta colonia y los heridos o muertos son llevados a
alguna casa de campo, donde sólo habita el cuidador.43

SEGUNDA ETAPA DE DESARROLLO DE LA COLONIA (18 8 0-1 88 9 )

Durante ésta etapa, se siguen promoviendo y vendiendo los 27 terrenos


que habían sido devueltos a Somera de lo fraccionado en 1859.
Estos terrenos no constituyen, en ningún momento, una pérdida, sino
por el contrario, una fuente de inversió n; en cinco de ellos Somera cons­
truye casas que renta. Los demás, los subdivide m odificando en muchos
casos el parcelam iento original, por lo que el número de terrenos aum en­
ta de 27 a 43, que son vendidos en su mayor parte durante esta segunda
etapa, a un promedio de $ 1 .1 0 la vara.
Los terrenos de este sector que conserva hasta su muerte, incluyendo
los que tenían casas co nstruidas, poseen un valo r promedio de $ 2 .3 5 la
vara, en 1889.
La otra parte del ejido, aledaña a la Avenida Reforma, se fracciona en
su mayor parte durante este período (plano 5) durante el cual empieza a
ser una zona de prestigio de la ciudad.
En 1880 Somera vende cuatro fajas de terreno, localizadas en la pe­
riferia de la Avenida Reform a, a la Compañía de Ferrocarriles del Distrito,
representada por Ramón Guzmán y Ángel Lerdo de Tejada. La compañía que
llega a monopolizar todas las líneas del D.F., establece en ellas un circuito
ferroviario que parte de la calle del Ejido y recorre el Paseo de la Reforma
desde la Glorieta de Carlos iv hasta la de Cuauhtémoc, de ¡da y vuelta.44

43 Facundo, "Ensalada de pollos", en La linterna mágica { 1 8 8 2 ) , Imprenta y Litografía del Atlántico,


Santander, 1890, pp. 7 2 - 7 3 .
44 A G N C M , notario 5, Francisco Querejazu, Escritura del 2 de febrero de 1880, y notario 21, Manuel
M. de Chavero. Escritura del 30 de noviembre de 1880.
El Paseo de la Reform a es promovido y em bellecido por el Estado en
estos años como un sím bolo del triu n fo lib eral. En la ad m inistració n de
Lerdo se plantan árboles en sus orillas y se instalan banquetas con asientos.
Por iniciativa de Vicente Riva Palacio y Antonio Escandón, se mandan erigir
los monumentos de Cuauhtém oc y Colón que son colocados en dos de las
glorietas del Paseo. El establecim iento del ferrocarril da aún más vida a la
zona y, a partir de 1881, se empiezan a construir casas en ambos lados de
la avenida. Incluso se em ite un decreto por el que se exceptúan del pago
de contribución predial por cinco años, a los propietarios que al construir
casas colindantes con Reforma dejen un jardín al frente de, por lo menos,
ocho metros.45
En los años 1880-81 Somera vende a Romualdo de Zam ora y Duque
de H eredia, una parte de esta secció n del ejido con una su p e rficie de
cerca de 60 0 00 varas cuadradas46 localizado entre la Avenida Reform a,
Donato Guerra, Bucareli, la Alberca Pane y el eje perpendicular a la G lo ­
rieta de Colón (plano 5, sección 2 -a ). Se trata de una zona donde Somera
había vendido los terreno s para el estab lecim iento de las vías del fe rro ­
carril M éxico-Chalco y M éxico -To lu ca-C u au titlán .
Zam ora era ento nces dueño de la A lberca Pane y se co n vie rte des­
pués en el concesionario del ferro carril C ircuito de Baños. Este tren reco­
rría parte de la capital llevando a los bañistas a las albercas y establece
tam bién sus vías en esta sección comprada por Zam ora.
Zam ora com pra esta extensió n grande del potrero con el exclusivo
objeto de fra c cio n a rla en lotes ch ico s. Es un especulador interm ed iario
que tam bién obtiene ganancias altas. Somera le vende a un promedio de
0.98 cve n tavo s la v a ra , a un plazo que v aría entre 1 y 9 años. Zam ora,
quien había pagado sólo una pequeña parte del costo to ta l, revende los
terrenos a p artir de 1884 a un precio que v aría entre $ 3 .0 0 y $ 5 .0 0 , la
vara .47 A los nueve años liquida la sección del ejido a Som era y obtiene
una ganancia que cuadruplica su inversión in icia l.

45 Marroquí, op. e/'í., tomo lll, p. 645.


46 a g n c m , notario 21, Manuel M. de Chavero, Escrituras del 4 de julio de 1880 y 14 de marzo de 1881.
47 ag n cm , notario 7 2 5 , José V ille la , diversas escrituras, entre ellas las del 2 6 de septiembre, 18 de
diciembre de 1884 y 13 de marzo de 1888.
¡ ANTOLOGÍAS
294
I María Dolores Morales
Las co n d icio n e s de a p e rtu ra de dos de las c a lle s de esta secció n
fra ccio n a d a por Z am o ra, nos m uestra cla ra m e n te cómo en estos años,
las co lo nias se vendían sin ninguna u rb anizació n realizad a por el f r a c ­
cionador, y que incluso los tram os viale s sólo existen en el plano.
Es el m ism o A y u n ta m ie n to quien abre las c a lle s con sus propios
fondos e in clu so ind em niza al fra c cio n a d o r. Para a b rir Donato G uerra
el A yuntam iento paga a Zam ora $8 5 0 0 .0 0 por el terreno ocupado para
la ap ertura y al año sig u ien te, ei mismo A yu n tam ien to co n trata con el
ingeniero Rem igio Sáyago la co n stru cció n del pavim ento, banquetas y
a ta rje a s en $8 5 0 0 .0 0 .48 El mismo procedim iento se sigue para la ap e r­
tura de la Avenida M orelos.
En 1881 Som era fraccio n a en 55 lotes otra parte del ejido, situada
entre A rtes, la G lorieta de Colón, y su eje perpendicular, la Calzada de la
Teja y Ramón Guzm án, cuya sup erficie es de cerca de 98 000 varas (p la ­
no 5 sección 2-b). Las calles y lotes de esta fracció n se trazan paralelas
a Refo rm a y son la de París de no rte a su r y M adrid de o rie n te a po­
niente. En donde se cruzan am bas ca lle s, las esquinas de las m anzanas
se cortan en pancoupé. Es la prim era zona de la ciudad que rompe con
la traza tra d ic io n a l y su planta está inspirada en un diseño típ ic a m e n ­
te fra n cé s. El 8 0 % de estos lotes se venden y son pagados en los años
188 1 -1 8 8 9 (cuadro 11). Los dem ás lotes estaban rentados, a la m uerte
de Som era, bajo co ntrato s que establecen opción de ven ta.
La zona ubicada entre Ramón Guzm án, Ejido, Inválidos y Artes (plano
5 sección 2-c) se fraccio na tam bién en lotes que em piezan a venderse, a
partir de 1881.
Una últim a sección del ejido, dividida en dos partes por el Paseo de
a Reform a y lo calizad a entre B u c a re li, Donato G u erra, Pe n ite n ciaría y
Ejido (plano 5 sección 2-d) no lo fra c cio n a Som era. En estos años v e n ­
de sólo algunos lotes, entre ellos el ocupado por la A lberca Blasio y la
mayor parte del sector la cede a su sobrina Ángela M erás de Acedo, sin
fraccio n ar.49

48 Marroquí, op. c / t, tomo II, pp. 321 y 322.


49 AGNCM, notario 725, José V ille la , Escritura del 13 de febrero de 1888.
ANTOLOGIAS
María Dolores Morales

El gran desarrollo de la econom ía del país, a partir de 1882, el


aumento de la circulació n m onetaria y la creación del sistem a ban­
cario , se ven reflejados en el progreso del fraccio n am ie n to en los
años 1882-1889.

C uadro 11

Terrenos de la Colonia de los Arquitectos vendidos por Somera y liquidados


en el período 1880-1889

Número Precio de <t Total


P de varas v2 venta $ recibido $

Trapezoide frac­
cionado en 1859.
Sección 1 (plano
5). Terrenos de la
70 586.66 76 525.58 76 525.58
sección que había
sido devuelta a
Somera, pagados
en 1880-1889

Sección fraccio­
nada, a partir de
1880. Sección 2
(plano 5). 5 fajas
de terreno, vendi­
8 638.14 9 088.14
das a la empresa
de los Ferroca­
rriles del Distrito
s/g 2 escrituras
de 1880

Terreno de la
Sección 2-a (pla­
no 5), vendida
a Romualdo de
Zamora y Duque, 59 658.00 58 316.10 25 970.46 84 286.56
en 1880-1881
s/g 2 escrituras
ANTOLOC- -
Histor

Número Precio de Total


Concepto Réditos $
de varas v2 venta $ recibido $

44 terrenos (de
los 55) en que se
dividió la sec­
76 996.37 117 042.12 2 204.47 119 246.59
ción 2-b (plano
5), vendidos s/g
4 escrituras

14 terrenos (de
los 20) en que se
dividió la sec­
44 745.86 85 963.22 85 963.22
ción 2-c (plano
5), vendidos s/g
14 escrituras

3 terrenos
de la sección
2-d (plano 5), 12 382.00 15 026.00 429.96 15 455.96
vendidos s/g
3 escrituras

Total 264 368.89 361 511.16 29 054.89 390 566.05

C uadro 12

Terrenos de la Colonia de los Arquitectos, conservados por Somera a su muerte, o


que habían sido vendidos por haberse cubierto en su totalidad, o arrendados por
contratos de opción de venta.

Número Precio de + &■ Total


Concepto
de varas v2 venta $ Red,tos $ recibido $

Trapezoide frac­
cionado en 1859.
Sección 1 (plano 5).
Terrenos conserva­ 22 098.97 51 628.92 51 628.92
dos por Somera a su
muerte (incluidos
terrenos de 5 casas)
I ANTOLOGÍAS
298
I María Dolores Morales

Sección fraccionada,
a partir de 1880.
Sección 2 (plano 5).
11 terrenos (de los
55) de la Sección 20 625.00 68 230.00 68 230.00
2-b sin pagar a la
muerte de Somera,
o arrendados con
contratos de opción
de venta

6 terrenos (de los


20) de la Sección
2 - C (p la n o 5 ), 9 1 8 0 .5 1 3 4 2 9 3 .3 6 3 4 2 9 3 .3 6
a rre n d a d o s co n
contratos de op­
ción de venta

6 terrenos de la
Sección 2-d (plano 7 120.12 20 883.01 800.04 21 683.05
5) sin pagar, a la
muerta de Somera

La mayor parte de la

Id o S d a lo ís o m e - 35 57678 373 556.19 373 556,19


ra a Ángela Acedo

Total 94 601.38 548 591.48 800.04 549 391.52

A diferencia de la primera fase de desarrollo de la co lo nia, la maye-


parte de los terrenos vendidos en esta etapa los compran los colonos ;
co ntad o . Un bajo p o rcen taje (1 2 % ) es vendido a plazos de tres a se :
años y en todos los casos los lotes son totalm ente liquidados.
La especulación y el aum ento en el valor de los terrenos es evider ^
en este período como sucedió en 1883, cuando Manuel Ibarrola compra . -
lote a Somera en $1 912.00 y a los dos días lo vende al señor Díaz C o v a ".
bias en $ 5 0 0 0 .0 0 . En 1887, M atilde Guilbault de Dondé compra un te rre -:
a Somera en $1 859.00 y al año siguiente lo vende en $ 1 2 0 0 0 .0 0 .50

50 aq n cm , notario 7 2 5 , José Víilela, Escrituras del 2 5 y 2 7 de agosto de 1 8 8 3 . Notario 2 8 , Gil M a r i~


León, Escrituras del 21 de febrero de 1 8 8 7 y el 1 de octubre de 1 8 8 8 .
Creemos que estas ganan cias tan a lta s son posibles porque Som era,
en ocasiones, congela los precios de algunos terrenos con el método que
u tiliza de arrendarlos por térm ino de cinco años, o m ás, con opción de
venta. El precio se determ ina al iniciarse el arrendam iento y tres o cuatro
años después, cuando los inquilinos hacen efectiva la opción, pagan con
el precio original lotes que ya valen mucho más.
En el período 1 8 8 0 -1 8 8 9 , Som era vende la mayor parte de los lotes
que le habían devuelto de la secció n fra c cio n a d a en 1859 y una gran
parte de la otra sección del ejido fra c cio n a d a en 1 8 8 0 -1 8 8 1 . D urante
estos nueve años enajena 2 6 4 3 6 8 .8 9 varas, en $39 0 5 6 6 .0 5 (cuadro 11),
4 7 % de la superficie total del potrero que, aunados al 3 6 % vendido en
los prim eros 20 años, m uestran que a la fecha de su m uerte (18 8 9) So ­
mera había vendido 8 3 % de la colonia.
Este 8 3 % le había dejado un c a p ita l de $ 5 4 3 7 6 8 .1 2 . El 1 7% que
conserva a su m uerte está com puesto por terreno s arrendados en una
buena parte y que tenían opción de ven ta. Y otros que conservaba para
su patrim onio fa m ilia r incluyendo algunas casas, la parte no fraccionada
que dona Ángela M erás de Acedo, y uno que otro terreno que no había
sido cubierto en su totalidad.
Para ca lcu la r el valo r de estos lotes, nos basamos en los avalúos que
se hacen a la m uerte de Somera para el inventario de sus bienes. Los t e ­
rrenos arrendados, que tenían opción de venta se calculan con base en el
precio fijado en la opción. En cuanto a la sección donada a Ángela Merás,
localizam os las escritu ras de aproxim adam ente la mitad de los terrenos
que ella vende entre 1888 y 1889. Sacam os un promedio del valo r por
vara, que nos dio $10 .5 0 y lo aplicam os a la totalidad del lote.
La p a rte de la co lo n ia c o n s e rv a d a , o donada por S o m e ra , es de
94 6 0 1 .3 8 v a ra s , con un v a lo r de $ 5 4 9 3 9 1 .5 2 (cuad ro 1 2). E sto , a u ­
nado a lo que Som era había recibido por ven ta de lotes del fra c c io n a ­
m iento, da un to tal de $1 093 156.70 (cuadro 13). Su inversión original
de $6 8 9 9 .6 5 en pesos de 1852, e q u iva le a $9 7 7 8 .1 8 pesos de 188 9 ,
de acuerdo con un índice ca lcu lad o , basándose en el va lo r de la plata
en Londres.51

51 El Colegio de M éxico, Estadísticas económicas del porfiriato. Comercio Exterior de México, 1877-
1911, M éxico, 1960, p. 154 (tabla promedios anuales de precios de la plata en Londres).
300 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Esto significa que Somera aumenta en 111 veces el capital invertido en


1852, una ganancia del 11180%, en 30 años, que creemos difícil que hubiera
obtenido en cualquier otro tipo de inversión, aun del sector productivo. Es
importante hacer notar que la ganancia real de Somera debe haber sido ma­
yor a la calculada, puesto que tampoco en estos diez años, se consideraron
los arrendamientos de los lotes hasta el momento de su venta.
De acuerdo con la form a como se com porta el mercado de terrenos
durante los tre in ta años de d esarrollo de la co lo n ia , se puede deducir
que en d efin itiva, la actividad en este mercado va estrecham ente ligada
al crecim iento económ ico general.
El aumento en el valor de la vara cuadrada durante los primeros años
es muy lento. La mayoría de los terrenos pagados en los años setenta se
pagan al precio original (más los intereses) y alcanzan un promedio de
0.70 a 0.75 centavos la vara. Todavía en 1880 se venden grandes extensio­
nes (como una de las fracciones que compra Zamora) a $ 0 .6 0 centavos.
Entre 1881 y 1887 el precio de la vara cuadrada fluctúa entre $1.0 0
y $ 2 .5 0 y así se m antiene en la parte fraccio n ad a en 1859, que aún en
1889 no llega más arriba de $3.0 0 .
Son los terreno s lo calizad o s en am bos lados de Reform a los que a
p a rtir de 1888 suben de m anera e x o rb ita n te . Som era los vende entre
$ 2 .0 0 y $ 6 .0 0 la v ara , probablem ente porque había dado las opciones
de venta desde tiem po a trá s. El aum ento m ayor se detecta en los te rre ­
nos vendidos en 1 8 8 8 -8 9 por su sob rina, a un precio que flu ctú a entre
$ 8 .0 0 y $ 1 5 .0 0 .52
Las cesiones otorgadas por los arrendatarios de su derecho a opción
de venta a la muerte de Somera, son una prueba más del alza de los lotes.
En la m ayoría de los casos el traspaso de la opción de venta les deja de
6 8% a 7 0% sobre el valo r de la operación. Lo que significa que los arren­
datarios, sin haber hecho nada y por el solo hecho de tener la opción de
ve n ta, reciben de $7 0 0 0 .0 0 a $ 1 0 0 0 0 .0 0 , por ceder su derecho a com ­
prar lotes que cuestan entre $ 1 2 0 0 0 .0 0 y $ 1 8 0 0 0 .0 0 .63

52 ag n cm , notario 28, Gil Mariano León, Escrituras del 10 de septiembre de 1888,21 y 26 de marzo,
11 de abril, 11 de ju lio , 18 de septiembre y 5 de noviembre de 1889.
53 AGNCM, notario 2 8, Gil M ariano León, Escrituras del 1 3 ,1 9 y 22 de marzo, 21 de mayo, 1 de junio

de 1888 y 1 de marzo de 1889.


ANTOLOGÍAS I
Historia I

C uadro 13
Terrenos de la Colonia Arquitectos, vendidos por Somera, en el período 1856-1889,
o conservados a su muerte.

Número Precio de Total


Concepto Réditos $
de varas v2 venta $ recibido $

Terreno de la
Colonia de los
Arquitectos, ven­
dido por Somera 239 524.86 115 540.44 37 661.64 153 202.08
y liquidados
en el período
1856-1879.

Terrenos de la
Colonia de los
Arquitectos, ven­
didos por Some­ 265 368.89 361 511.16 29 054.89 390 566.05
ra y liquidados
en el período
1880-1889.

Terrenos de la
Colonia de los
Arquitectos,
conservados
por Somera a
su muerte, sin 94 601.38 548 591.48 800.04 549 391.52
cubrir en su
totalidad o
arrendados con
contratos de
opción de venta.

Total 598 495.13 1 025 643.08 67 516.57 1 093 159.65

Son terrenos a los que Somera les fijó precios que van de $3.00 a $6.00.
Los compradores de las opciones pagan, por el traspaso, de $2.00 a $2.50
302 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

más, por vara, y con ello adquieren la posibilidad de comprar los lotes a ur
precio que fluctúa entre $5.0 0 y $8.0 0 , dado el aumento registrado.
Este gran increm ento en el valo r de la tierra coincide con la baja de
la plata que venía siendo paulatina desde 1872 y cuya caída se agudiza
a partir de 1884. En 1889 la plata alcanza su punto más bajo para sub-'
en 1890 y seguir decayendo hasta el final del porfiriato.
Sin embargo, no se registra el mismo índice de aumento en el prec :
de los terrenos en la totalidad del fraccio n am ien to . La Avenida Reforrrs
es d eterm in an te en esa alza y son los terreno s aledaños a ella los q t t
suben espectacularm ente.
Este hecho es un claro ejem plo de cómo los valo res creados por e
esfuerzo de la colectividad, se transfieren al interés privado para reforzs*
su poder, con el apoyo del aparato del Estado. Somera no invirtió un cen­
tavo en el trazo y m ejoram iento de la Avenida Reform a. Incluso el E sta c:
le compra el terreno ocupado para fo rm ar Reform a y la parte donde sí
traza la Glorieta de Colón. No obstante, quien aprovecha el d e sm e su ra::
aum ento en el valo r de la tierra es Som era y vario s interm ed iario s qi_í
surgen en estos años, ante las expectativas de aum ento de los lotes.
Las e scritu ras de esta segunda etapa de desarrollo de la colonia es­
pecifican la ocupación de los com pradores de terreno s. Basándonos t*
ellas podemos afirm ar que sólo un bajo porcentaje de personas c o r r :- ;
los lotes para c o n s tru ir su propia ca sa , o para co n se rvarlo s por la rc :
tiem po. Entre éstas predom inan: com erciantes, m ilitares de alto ra n c;
profesionistas. Destacan algunos nombres conocidos de la élite porfirisla
M anuel G o nzález, Tomás B ra n iff, José Landa y Escandón, M aría Pa-=:
de Buch, etc..
La m ayor parte de los com pradores adquieren los lotes para e s p t :.-
lar. Un buen número de propietarios los revenden después, como J e s .: Es
Valenzuela e Ignacio Gómez del Campo. Algunos ingenieros o arquiter*
los compran para construir casas y venderlas. Entre estos últim os den-
el arquitecto Emilio Dondé, quien adquiere alrededor de veinte lotes . -
ingeniero Eleuterio Méndez que, en sociedad con Romualdo Zamora, c :* -
truye casas en una superficie aproximada de 6 0 0 0 metros.
Creemos que el análisis de este caso concreto de fraccionam iento, - i j
ha perm itido evaluar el poderío y la actividad del agente promotor
inicia en 1859 esta nueva esfera de inversión de capitales.
Hemos logrado seguir, paso a paso, el proceso de acum ulación de c a ­
pital del fraccionador, dentro de su actividad como especulador de tierra
urbana. La tasa de utilidad obtenida, un promedio de 3 7 0 % anual sobre
la inversión in ic ia l, es m uy a lta . Los m ecanism os de acu m u lació n u t ili­
zados, nos m uestran cómo Som era aprovecha su inserción en el sistem a
político para apropiarse de un espacio y cómo además u tiliza y m aneja
a su antojo ese sistem a, como instrum ento para lograr que se privilegie
ese espacio con el trazo de avenidas y vías de ferro carril que mejoren las
condiciones de accesibilidad.
Queda de m anifiesto la poca eficacia que tien e cu alqu ier intento de
planeación urbana m ientras rija el actu al régimen juríd ico del suelo. Son
ios fraccio nad o res quienes dirigen el crecim iento de la ciudad y señalan
hacia dónde se debe ca n alizar la dotación de servicios.
Un problem a antiguo, que es tam bién a c tu a l, y cuyas dim ensiones
han aum entado notablem ente. Si consideram os los volúm enes de capital
m anejado hoy por em presas in m o b ilia ria s, d ed icad as a la creació n de
fraccio nam iento s, no hay punto de com paración con el ejemplo a n a liz a ­
do. Sin em bargo, la tasa de ganancia obtenida ilu stra cuál es la dim en­
sión real de los cap itale s que se acum ulan en ese sector esencialm ente
no productivo. Asim ism o, concreta el tipo de m ecanism os utilizad os para
obtener estas ganancias desm esuradas.
Es q u izá esta a lta re n ta b ilid a d de las in v e rs io n e s in m o b ilia ria s ,
más a tra c tiv a y m enos riesgosa que la de las in versio n e s p ro d u ctiva s,
una de las ca u sa s por las que n u e stra s so cied ad es no han a lca n za d o
una alta in d u stria liz a c ió n .
Dentro del actual régimen juríd ico del suelo, un grupo privilegiado de
p articu lares seguirá apropiándose de la renta de la tie rra , generada por
a colectividad urbana.
304 I ANTOLOGÍAS
1 María Dolores Morales

COMENTARIOS

1) R e s u m e n d e l c o m e n t a r io d e C ir o F. S. C ard o so

Me parece el trabajo más acabado, por: los protocolos del Archivo de No­
tarías, fuente principal, en la que aparecen explotados a fondo en todas
sus posibilidades, y com plem entados con otras fu e n te s; planos, cuadros
y g ráficas, m uy descriptivos y abundantes, que ayudan a percibir mejor
el tema tratado.
En la fam ilia de Francisco Somera, podríamos percibir una "cronología'
de etapas que estaría al revés según los esquemas habituales: su padre in­
vierte en un hotel, en el sector de transportes, y luego se asocia (en la coyun­
tura del Banco de Avío) al pionero de la industria textil Felipe Neri del Barrio,
en 1837; el mismo Francisco aparece como especulador por excelencia, y a
obtener una fábrica en 1884 a través de los mecanismos de crédito, la vende
con ganancia un año más tarde.
Éste a rtícu lo hace se n tir de m anera más cla ra y co nvincente la pe-
riodización económ ica del siglo X IX . Una larga fase se ca racte riza por la
pequeña circu lació n m onetaria, por un estancam iento , o aum ento muy
lento del valo r de la tie rra ; la venta de los lotes del fraccio nam iento de
Som era es igualm ente len ta, y los pagos no se co m pletan. Luego de la
transició n representada por la República Restaurada, cuya coyuntura cre­
d iticia supo aprovechar nuestro em presario, viene el po rfiriato: el dinero
circu la rápidam ente, el precio de la tierra sube aceleradam ente y hasta
aparecen especuladores más audaces que el mismo Som era, los cuales
(fue el caso de Zam ora) se introducen, con grandes g anan cias, en la es­
peculación de su fraccionam iento.
En su activid ad de p restam ista que adquiere bienes inm uebles por
deudas no cu biertas, los alq uila, los vende, etc.. Somera es perfectam en­
te típico y co rriente según los patrones de la época; se parece a M ier >
Terán, por ejem plo. Tam bién co nstituye una excelente m uestra de apro­
vecham iento m áxim o del desempeño de cargos públicos estratégicos er
relación con su rama de actividad, de los contactos políticos en ámbitos
superiores y de coyunturas como la de desam ortización de los bienes de
clero . Lo que lo d istingue, es la esp e cializació n en la especulación co r
bienes raíces urbanos y suburbanos.
La prim era etapa del fraccio n am ie n to estudiado no responde a nue­
vas necesidades de espacio: ocurre en un período en que la población de
la ciudad crece muy lentam ente, y la colonia creada por Som era aparece
entonces como una zona sem irrural poco poblada. La segunda etapa sí
refleja claram ente el crecim iento de la Ciudad de M éxico, además de otro
tipo de facto res (la Reform a como zona "de m oda"; la o rientación de los
fe rro carriles, etcétera).

2 ) R esu m en d el d eba te

Se ha llam ado la atención sobre la in flu en cia de la fo rm ació n europea


de So m e ra: trae de Europa la idea del fra c c io n a m ie n to , que fue el p ri­
mero concebido o rig inalm ente para la pequeña burguesía de la Ciudad
de M éxico ; y se aprovecha de cie rta s necesidades reales de la urbe. En
esa época, el centro de la Ciudad de M éxico aún gozaba de alto prestigio
como zona resid encial; todavía no se transform aba en zona com ercial.

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez, M anuel Francisco, El Dr. C a v a lla riy la carrera de ingeniero civil en


México, M éxico, A. Carranza y Com. Imps., 1906.

Calderón, Franciso R., La República Restaurada. Vida económica. Historia


moderna de México, M éxico, Hermes, 1973.

Estadísticas económ icas del porfiriato, Fuerza de trabajo y actividad por


sectores, M éxico, El Colegio de M éxico, 1960.

Facundo, "Ensalada de pollos", en La linterna mágica (1 8 8 2 ), Santander,


Imprenta y Litografía del A tlá n tico , 1890.

Marroquí, José María, La ciudad de México, México, La Europea, 1900, 3 vols.

prieto, G uillerm o, Memorias de mis tiempos, M éxico, Librería de la Viuda


de C. Bouret, 1906, p. 79.
306 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

S im s, Harold D., La expulsión de los españoles en M éxico (1821-1828]


M éxico, Fondo de Cultura Económ ica, 1974.

A r c h iv o s

AG N CM
Notario 169, Ramón de la Cueva, Escritura del 12 de febrero de 1839.

Notario 43, Francisco Madariaga, Escritura del 14 de agosto de 1837.

Notario 725, José V ille la , Escritura del 27 de marzo de 1879.

Notario 725, José V ille la , 1861, fs. 324.

Notario 55, A ntonio Ferreiro (A yuntam iento ), Escritu ra del 8 de febrero


de 1865.

Notario 725, José Villela, Escrituras 4, 24 y 27, de diciembre de 1866.

Notario 725, José V ille la , Escritura del 10 de noviembre de 1866.

Notario 725, José V ille la , Escritu ras del 19 de noviembre de 1870, 21 de


marzo y 28 de agosto de 1872.

N otario 21, M anuel M. de C havero, E s c ritu ra s del 12 de m ayo y 5 de


junio de 1881.
A G N CM , notario 658, Pablo Sánchez, Escritura del 3 de abril de 1861.

Notario 725, José V ille la , Escritura del 1 de septiem bre de 1887.

Notario 28, Gil M ariano León, Escritura del 5 de octubre de 1888.

Notario 725, José V ille la , Escritu ras del 25 de septiem bre de 1877,
15 de septiem bre de 1879, 25 de ju lio de 1883, 27 de octubre de1884 y
28 de mayo de 1888. Notario 28, Gil M ariano León, Escritu ras del 10 de
octubre de 1884 y 30 de marzo de 1889.
ANTOLOGÍAS - v

Historia

N otario 725 , José V il lela, E scritu ras del 25 de septiem bre de 1877 y 22
de abril de 1884.

Notario 725, José Vil lela. Escritura del 5 de diciem bre de 1885.

N otario 28. Gil M ariano León, E scritu ra s del 10 de octubre de 1884, 27


de febrero de 1885 y 30 de marzo de 1889.

Notario 725, José Vil lela. Escritura del 5 de diciem bre de 1885.

Notario 725, José V ille la , Escritura del 18 de mayo de 1889.

Notario 54, José María Ramírez, (Ayuntamiento), 3 de diciembre de 1852.

Notario 54, José María Ramírez, (Ayuntamiento), 6 de marzo de 1850.

Notario 612, José María Ramírez, Escritura del 23 de febrero de 1855.

Notario 612, José María Ramírez, Escritura del 26 de febrero de 1855.

Notario 55, Antonio Ferreiro, Escritura del 18 de febrero de 1865.


Colección de decretos del Museo de la Ciudad de M éxico. Decreto expe­
dido el 20 de febrero de 1861.

Notario 169, Ramón de la Cueva, Escritu ras del 21 de octubre de 1856 y


18 de ju n io de 1859. Notario 725, José V ille la , Escritu ras del 14 de ju lio
de 1860, 5 de noviembre de 1862 y 19 de mayo de 1866.

Notario 725, José V ille la , Escritu ras del 26 de febrero de 1855, 1 de junio
de 1865, 22 de agosto de 1872 y 27 de octubre de 1873.

Notario 55, Antonio Ferreiro (A yuntam iento), Escritura del 18 de febrero


de 1865.

N otario 55, A ntonio Ferreiro (A yu n tam ie n to ), E scritu ra del 31 de ju lio


de 1865.
I ANTOLOGÍAS
308
I María Dolores Morales

Notario 5, Francisco Querejazu, Escrirura del 2 de febrero de 1880, y notario


21, Manuel M. de Chavero. Escritura del 30 de noviembre de 1880.

Notario 21, Manuel M. de Chavero, Escritu ras del 4 de ju lio de 1880 y 1¿


de marzo de 1881.

Notario 725, José V ille la , diversas Escritu ras entre ellas las del 26 de sep­
tiem bre, 18 de diciem bre de 1884 y 13 de marzo de 1888.

Notario 725, José V ille la , Escritura del 13 de febrero de 1888.

Notario 725, José V ille la , Escritu ras del 25 y 27 de agosto de 1883.

Notario 28, Gil M ariano León, E scritu ra s del 10 de septiem bre de 188E
21 y 26 de m arzo, 11 de a b ril, 11 de ju lio , 18 de septiem bre y 5 de no­
viem bre de 1889.

Notario 28, Gil M ariano León, Escritu ras del 13, 19 y 22 de marzo, 21 de
mayo, 1 de ju n io de 1888 y 1 de marzo de 1889.

N otario 7 2 5 , Jo sé V ille la , E scritu ra s de donación del 12 de octubre de


1882, 17 de abril de 1883, 16 de enero, 13 de febrero, 21 de mayo y 2 r
de junio de 1884; 15 de enero de 1885 y 14 y 15 de febrero de 1888.

Archivo de Notarías, notario 522, Pozo, Escritura del 2 de septiembre de 1809.

A rchivo Ju d icia l, Juzgado 2o. C ivil, Vol. 2 5 -8 8 4 6 7 4 . Archivado en diciem­


bre 10 de 1919. Test. Francisco Som era.

Memoria del Ayuntam iento de 1867, M éxico, Imp. J. Fuentes y Cía., 186E

Memoria del Ayuntam iento de 1871, M éxico, Imp. Cumplido, 1872.

Padrón de M unicipalidad de M éxico. A rchivo del Antiguo A yuntam ie'-: :


vols. 3423 y 3426.
El caso de la Colonia G u e rre ro
Torre y la creación
Rafael Martínez de la

de fraccionamientos.

sobre lo historia de la Ciudad de México, m, México, Departamento


de Investigaciones Históricas inaih, Cuaderno de trabajo núm. 22,
1978, pp. 1-72.
ste trabajo form a parte de una serie de estudios sobre fraccio nam ientos

E con los cuales pretendo e xp lica r las ca ra c te rístic a s y condiciones h istó ­


ricas en las que se da el proceso de expansión de la Ciudad de M éxico
durante el siglo X IX . El caso estudiado es el de la Colonia Guerrero, creada du­
rante la prim era etapa de crecim iento de la ciudad (1 8 5 8 -1 8 8 1 ). Ese periodo
se caracteriza por la actuación de fraccionadores que operan individualm ente
sin poseer un elevado capital y por una dotación de servicios que no se realiza
de m anera p aralela a la venta de terren o s, sino que se pospone para que la
responsabilidad de in sta larlo s la enfrenten fin alm en te el A yuntam iento y los
mismos colonos.

En contraposición, en el periodo 1900-1910, se registra un cambio ra­


dical en el m ercado del suelo que presenta ya un patrón netam ente
cap italista al ser controlado por sociedades anónim as, apoyadas por fi-
nanciam ientos bancarios y form adas por los mismos banqueros. Estas
sociedades crean colonias para estratos altos de la población provistas
de sistem as modernos de servicios instalados por los mismos promotores
que actúan también como contratistas de las obras de infraestructura.
En una prim era parte de este trab ajo presentam os una visión ge­
neral de las características em presariales del promotor Rafael M artínez
de la Torre, para determ inar el papel que desempeña la creación de la
Colonia Guerrero dentro del co njunto de sus inversiones de cap ital y
para detectar si se trata del clásico empresario dedicado exclusivam ente
a obtener una ganancia cómoda y sin riesgos, o si sus inversiones se
canalizan hacia sectores más diversificados.
La segunda parte del trabajo está dedicada al estudio del fra c c io ­
namiento y trata básicam ente los siguientes aspectos: 1) La compra de
la tierra agrícola. En este punto se analiza el cambio de uso de suelo, la
manera como se adquiere esta tierra que ingresa al mercado urbano, sus
propietarios originales y las condiciones de pago. 2) El desarrollo de la
colonia. Pretende estim ar las dim ensiones de la especulación, detectar
los m ecanism os utilizad os y la manera como interviene el aparato del
Estado. 3) El tipo de servicios y su financiam iento. 4) La estratificación
social de los compradores y pobladores de la colonia.
312 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Las fuentes básicas del estudio fueron los protocolos del Archivo
G eneral de N o tarías, p rin cip alm e n te los de los n o tario s A nto nio Fe-
rreiro y Ramón de la Cueva, en los que se revisaron las operaciones de
Rafael M artínez de la Torre, durante ei período 1850-1876, y el in ve n ­
tario de sus bienes localizados en el Archivo Ju d icia l. Los padrones de
la M unicipalidad de M éxico de 1882 y 1890 y diversas obras generales
son fuentes com plem entarias.

LA ACTIVIDAD EM PRESA RIA L DE RAFAEL MARTÍNEZ DE LA TORRE

M artínez de la Torre caracteriza al típico em presario liberal, represen­


tante de una nueva burguesía nacida del proceso reform ista. Participó
activam ente en promover los medios que, de acuerdo con su ideología,
eran cla ve s para dar im pulso y progreso al país. A sí lo dem ostró su
empeño en apoyar la política de colonización, tanto en la creación de
co lo nias ag ríco las a través de la inm igración e xtran je ra (tendiente a
la form ación de un cam pesinado blanco), como en la creación de co ­
lonias urbanas para fo m entar la subdivisión de la tierra y la form ación
de nuevos propietarios.
Su acum ulación de capital y de medios de producción tuvo su ori­
gen, en varios casos, en la disolución y nueva apropiación del patrim o­
nio eclesiástico y de las com unidades indígenas.
M artín ez de la Torre nació en la ciudad de T e ziu tlá n , Puebla, en
1828, hijo de Francisco M artínez e Ignacia de la Torre. En 1838 inició
sus estudios en el Sem inario C onciliar, pasando como becario al Cole­
gio de San Ildefonso donde estudió la carrera de abogado.1 Obtuvo ei
títu lo en 1849 e inició sus actividades como profesionista y em presa­
rio en la década de los años cincuenta.

1 Francisco Sosa, Biografías de mexicanos distinguidos, Oficina Tipográfica de la Secretaría de


Fomento, México, 1884, pp. 634 y 635.
an ~ : j e *

D urante el periodo 1 8 5 0 -6 0 em pezó a adqu > r p restig io como


abogado, fungió como apoderado de im p ortantes em presarios como
M anuel y Antonio Escandón, Gavino H aller y José V a rtín e z del Río, a
quienes tram itó ju icio s de ca rácte r diverso, destacando los promovidos
para recuperar créditos y los relacionados con la m nería.2 Adm inistró
bienes y fue albacea de sucesiones testam en tarias como las de Pedro
Romero de Terrero s, Conde de Ja la y R eg la.3 A lgunos em presarios le
encargaron la venta de propiedades como los acreedores del Concurso
de la Congregación de San V icente de Paul. Esta actividad le permitió
relacionarse con personas im portantes y conocer el manejo de diversos
tipos de em presas.
En 1854 inició su actu ació n en el secto r agrícola al ren tar la Ha­
cienda del Jobo, en Tlapacoyan, Cantón de Jalancin g o , Veracruz, situ a ­
do a la o rilla del Río N au tla .4 Tres años después celebró un c o n t ra ::
de com pra de la m ism a hacienda para p ag arla, a p a rtir de 1863, e -
un plazo de tres año s.5 En 1856 compró la hacienda ganadera de S s _
Francisco Ja v ie r Chapulco en Tehuacán, Puebla, a crédito sin plazo f -
jo .6 La form a de pago de ambas haciendas m uestra que M artínez ce :
Torre inició sus em presas sin co ntar con un capital sólido.
Exp lo tab a las h a cie n d as y co m e rcia liz a b a su producción c c _ :
aparece en varios documentos de venta de m aíz.7 En ningún m o m e " :
las arrendó como era usual que lo hicieran algunos propietarios ;
a g ric u ltu ra le in teresa b a de m anera e sp e cia l, m uestra de ello es i
im portante colección de libros sobre tecnología agrícola que pose : •
de la que dona una parte a la biblioteca pública de Veracruz, : =
en 1870.8

2 Archivo General de Notarlas de la Ciudad de México (en adelante ac-cu


245, Antonio Ferreiro, 5 de noviembre de 1857; protocolo notario 163, ==~ =I.t .3 5
de junio de 1859 y 12 de abril de 1860.
3 a g n c m , protocolo notario 426, Francisco Madariaga, 1° de mayo de ' 3 : 5 : : c n o ta rio
431, Manuel M adariaga, 18 de mayo de 1855.
4 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón d é la Cueva, 12 de mayo de 18 5¿
5 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 3 d e fe b re ro de 1 8 5 7 .
6 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 5 de agosto de 1856.
7 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 6 de ju lio de 1 8 6 8 .
8 Manuel Trens, Historia de la H. ciudad de Veracruz y de su Ayuntamiento, México, Talleres Gráficos de
la Nación, 1955, p. 148.
314 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

La p o lítica de co lo nizació n y el fra ccio n a m ie n to de tie rra s como


m edio in fa lib le para el d esarro llo del país le a tra jo desde estos p ri­
m eros años. En 1852 com pró en sociedad con Je sú s G a rcía Cuenca
2/3 p a rte s del Po trero de la C a n d e la ria A tla m p a , en el Paseo de
B u c a re li, para fra c c io n a rlo en lo tes que am bos socio s vendiero n a
d iv e rsa s p e rso n a s.9 En 1857 cobró $ 1 4 0 0 0 .0 0 a las S re s. H a lle r y
M ag daleno por re a liz a r un pro yecto de fra c c io n a m ie n to de la H a ­
cienda de las G a llin a s .10
In v irtió en la com pra de una ca sa , lo calizad a en Tib urcio 2, que
vendió en 1859 a V icente Escandón.11 Durante este periodo no vivía en
casa propia, sino en la de Palma No. 5, que subarrendaba.12
Otra actividad en la que interviene es la m inería; nombró apoderados
en las ciudades de Pachuca y Puebla para que denunciaran minas en su
representación y solicitaran la adjudicación a su favor.13 En 1856 en com­
pañía de Gabor Napheggi elaboró un proyecto para introducir el agua a
la Ciudad de México que al parecer no se realizó.14 inició sus actividades
po líticas al ser nombrado Juez de Letras de M éxico y consejero por el
estado de Veracruz.15
En la década 1860-70 tenía ya un sólido prestigio como abogado.
A ctuó como tu to r de d iverso s m enores para a d m in istra r sus bienes
h asta su m ayo ría de edad y fue re p re se n ta n te de perso nas y com ­
pañías relacionadas con la m inería, entre ellas la Ju n ta D irectiva del
M ineral de Real del M o nte.16 Ocupó cargos públicos im portantes, fue
regidor del A yuntam iento por tres años y ca p itu la r de la Jun ta de Ha­
cienda durante 1862.
En 1867 fue defensor de M axim iliano ju nto con M ariano Riva Pa­
lacio. La resonancia del proceso y el talento mostrado por M artínez de
la Torre en la defensa le dieron gran celebridad.

9 AGNCM, protocolo notario 721, Agustín Vera y Sánchez, 25 de abril de 1852.


10 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 8 de octubre de 1 8 5 7 .
11 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 1 8 de marzo de 1 8 5 9 .
12 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 30 de mayo de 1859.
13 AGNCM, protocolos notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 de julio y 2 5 de agosto de 1 8 5 6 .
14 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 20 de junio de 1856.
15 Francisco Sosa, op. cit., p. 635.
16 AGNCM, protocolo notario 1 6 9 , Ramón de la Cueva, 21 de septiembre de 1 8 6 6 .
ANTOLOGIAS! 31g
Historia I

Continuó su actividad como hacendado explotando las dos hacien­


das que poseía. Sin embargo, sus mayores esfuerzos los dedicó a la in­
versión en terrenos suburbanos que posteriorm ente fraccionó como las
haciendas de la Teja y San José Buenavista, los ranchos de los Ángeles,
San Miguel Chapultepec, parte del potrero y huerta de San Fernando y
la huerta de El Carmen de San Ángel.
Algunos de estos ranchos habían sido propiedad de corporaciones
re lig io sa s como la h u erta de El Carm en de San Á n g e l, el potrero y
huerta de San Fernando, o de corporaciones civiles como las tierras del
rancho de los Ángeles y el potrero de la Candelaria A tlam pa, que per­
tenecieron a com unidades indígenas. De esta m anera, M artínez de la
Torre aprovechó la apertura al mercado de los bienes desam ortizados
aun cuando no poseía un fu e rte ca p ita l, por lo que realizó la m ayor
parte de sus adquisiciones a crédito.
La Hacienda de San José Buen avista y parte del potrero y huerta
de San Fernando los com pró en sociedad con A ntonio Escandón, pa­
gando sólo 8°/o del valo r total y el resto a nueve años, como verem os
con detalle al tratar sobre el fraccio nam iento.17 La huerta del Convento
de El Carmen la adquirió en sociedad con el señor M ariano Gálvez. La
Hacienda de la Teja y el Rancho de los Ángeles los compró obligándose
a reconocer hipotecas sobre la mayor parte de su valor.
Invirtió tam bién en algunas fincas urbanas, lo calizadas en Puente
de A lvarad o , que com pró en sociedad con A nto nio Escandón, con la
idea de co n stru ir el hotel del fe rro c a rril.18 Adquirió un terreno en San
Ángel y le ad jud icaro n la Casa de G ra n a d ita s, en G u a n a ju a to , como
pago de un crédito.
Continuó sus actividades en la minería y fue accionista de la Compa­
ñía de Mineral del Monte de Pachuca. En 1866 era miembro de la Junta
Directiva Menor responsable de tom ar las decisiones.19 (Sus primeras rela­
ciones con la compañía habían sido como apoderado de los propietarios de
la Mina del Jacal, actuando en contra de Mineral del M onte).

17 AGNCM protocolos notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 27 de marzo de 1 8 6 5 , 1 y 7 de febrero


de 1 8 6 6 .
18 AGNCM, protocolo notario 245, Antonio Ferreiro, 24 de marzo de 1865.
19 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 10 de octubre de 1866.
316 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

Esto m uestra su audacia para entablar buenas relaciones con sus


dem andados. En 1864 M artínez de la Torre celebró un convenio con
la Compañía de M ineral del Monte sobre las condiciones de avío de la
Mina del Morón, en caso de que ésta le fuera adjudicada si ganaba el
pleito que entabló contra M urphy.20
Una últim a fase en sus actividades comprende los años 1869-1876,
periodo de gran actividad bruscam ente interrum pido por su inesperada
m uerte ocurrida a los 48 años, a lo que se debe que diversas empresas
que inició no llegaran a realizarse.
Su actividad política adquirió m ayor im portancia en este período
al ser nombrado, en 1869, Diputado al Congreso de la Unión, logrando
ser reelecto para los períodos posteriores hasta su m uerte en 1876.
Ocupó un lugar destacado como orador parlam entario, siendo famosos
sus discursos sobre la concesión del Ferro carril M exicano (en el que
ten ía interés personal debido a sus e stre ch as re lacio n e s con Escan -
d ó n ); en co n tra de la exp u lsió n de las H erm anas de la C a rid a d ; en
defensa del gobernador de Z a c a te ca s y en co ntra de las fa c u lta d e s
extrao rd in arias de la federación.
Mostró tam bién su preocupación por dar a conocer a M éxico en el
extranjero para que desaparecieran las rancias ¡deas existentes sobre
nuestro país. Con ese objeto planeó una exposición internacional y un
congreso m édico sobre higiene pública, este últim o lo realizó poste­
riorm ente M ariano Riva Palacio.21
Su actividad en el sector agrícola recibió gran impulso en esta úl­
tim a fase. Compró la Hacienda del Potrero en Córdoba, V eracruz, y el
Rancho de San M atías Buenavista, en Tecali Am ozoc, Puebla.22 Formó
una sociedad con los Señores M arín, dueños de la Hacienda de M ahuist-
lán para explotar la propiedad.23 Adquirió las haciendas de Maloapan y
El Pital con el objeto de anexarlas a su Hacienda del Jobo. Estas tierras
habían pertenecido originalm ente a las del Jobo pero fueron usurpadas

20 AGNCM, protocolo notarlo 1 6 9 , Ramón de la Cueva, 16 de agosto de 1 8 6 4 .


21 Francisco Sosa, op. cit., p. 637.
22 a g n c m , protocolo notario 292, Fermín González Cossio, 19 de enero d e l876;
protocolo notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de octubre de 1874.
23 a g n cm , protocolo notario 245, Antonio Ferreiro, 7 de mayo de 1873.
por Francisco López, a quien las compró M artínez de la Torre.24 Parte de
estas haciend as y los ranchos de Cuespalapan y el N aranjal las f r a c ­
cionó para fundar colonias e xtranjeras.
M ostró tam bién gran interés en prom over co lo nias urbanas y en
estos años realizó los pro yecto s de las co lo n ia s de San Fernando y
B u e n avista (G u errero ), la Teja (C uau htém o c y Ju á re z) y San M iguel
C h a p u lte p e c, sobre te rre n o s ad q u irid o s en el decenio a n te rio r. No
o b sta n te , debido a su m uerte rep entina sólo logró ven d er la m ayor
parte del fraccio n am ie n to que estu d iam o s; de los dem ás, apenas in i­
ció su venta.
A dquirió seis casa s, cuatro en la Ciudad de M éxico y dos en San
Ángel y T acu b aya. A lg un as las com pró al contado y o tras a cré d ito ,
pero todas las hipotecaba con frecuen cia.
D iversificó sus actividades e ingresó en el sector industrial al e sta ­
blecer una fábrica de azúcar y aguardiente en la Hacienda de la Palm i­
lla, anexa a la del Jobo, y al com prar en 1874, en sociedad con Agustín
Cerdán, la fáb rica de hilados y tejid os Ind u strial Ja la p e ñ a , lo calizada
en las inm ediaciones de Jalap a.
Como hemos visto , sus actividades no se circunscriben a la Ciudad
de M éxico , sino que abarcan las regiones de V eracruz y Puebla. M ar­
tín e z de la Torre m uere in te stad o ; sin em bargo, el in ve n tario de sus
bienes que se fo rm u ló a su m uerte es un buen índice para m edir el
desarrollo de sus em presas.25
Su caudal h ered ita rio asciend e a $ 9 9 2 9 2 5 .4 0 (cuadro 1) d is tr i­
buidos de la m anera s ig u ie n te : 7 5 .3 4 % en propiedad in m o b ilia ria
(41.71 % en bienes rústicos y 3 3 .6 3 % en bienes urbanos y suburbanos)
y 2 4 .6 6 % en propiedad m ob iliaria (1 2 .2 5 % en créd ito s h ipo tecario s,
7 .7 2 % en a c cio n e s, la m ayoría m in eras, y 4 .6 9 % en e fe c tiv o , a lh a ­
ja s , m enaje de casa y su b ib lio te ca ). Gran parte de sus bienes e s ta ­
ban hipotecados a su m uerte, por lo que tenía un pasivo muy alto de
$74 5 654 .7 0, es decir 7 5 % de su activo (cuadro 2).

24 AGNCM, protocolo notario 245, Antonio Ferreiro, 4 de marzo de 1874.


25 Archivo Ju d ic ia l, Juzgado 2° de lo C ivil, vol. 3 7,1 2 5 1 1 6 2 , (archivado en ju lio 19 de 1929).
Intestado de Rafael M artínez de la Torre, Inventario de Bienes.
318 I ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

H a c ie n d a s

Su inversión más im portante la constituyen las sig uientes haciendas,


localizadas respectivam ente en los estados de Veracruz y Puebla, con
un valo r de $41 4 83.00 (cuadro 3).

C uadro 1
Bienes de Rafael Martínez de la Torre a su muerte

Uso de suelo Monto $ Total $

Propiedad inmobiliaria
Bienes Raíces Rústicos
414 183.00
3 haciendas en Veracruz y Puebla
Bienes Raíces Suburbanos
2 haciendas, 3 ranchos,
203 500.00
la mitad de una huerta
y la fábrica Industrial Jalapeña
Bienes Raíces Urbanos
4 casas y 1 terreno en la Ciudad de 130 478.50 748 161.50
México y 1 casa en Guanajuato
Propiedad mobiliaria

Créditos hipotecarios 105 450.12

Créditos no hipotecarios 16 146.22

Acciones mineras 69 075.00

Otras acciones 7 520.00


Efectivo, alhajas, vajilla, carruajes,
46 572.56 244 763.90
muebles y su biblioteca.

Total del archivo: 992 925.40


C uadro 2
Pasivo de Rafael Martínez de la Torre a su muerte

Concepto Valor de la hipoteca $

Hipotecas sobre bienes raíces rústicos 275 134.78

Hipotecas sobre bienes raíces suburbanos 112 861.04

Hipotecas sobre bienes raíces urbanos 100 071.52

Total de hipotecas a su cargo 488 067.34

Préstamo sobre acciones de Mineral del Monte 19 593. 98

Préstamo otorgado por Manuel Araoz 4 000.00

Pagarés otorgados a diversas personas 97 686.91

Acreedores diversos 136 306.47

Total del pasivo: 745 654.70

C uadro 3
Bienes raíces rústicos que poseía Rafael Martínez de la Torre al morir

Ubicación y nombre de la finca Valor de la finca $

Hacienda de San Joaquín del Jobo en


Tlapacoyan Cantón de Jalancingo, Ver.
208 083.00
y sus anexos La Palmilla, Naranjal, Maloapan,
Pital, Cuespalapan y Lomas de Carrillo.
Hacienda de San Francisco Javier Chapulco
130 000.00
situada en la Jurisdicción de Tehuacán, Pue.
Hacienda del Potrero, situada en la Jurisdicción
74 850.00
de Córdoba, Ver.
I ANTOLOGÍAS
320
I María Dolores Morales

Ubicación y nombre de la finca Valor de la finca $

Terrenos en Tehuantepec. 1 250.00

Total invertido en bienes raíces rústicos: 414 183.00

a) Hacienda de San Joaquín del Jobo en Tlapacoyan (Cantón de Ja -


laneingo, V eracruz) que con sus an e xas la P alm illa , N aranjal, M aloa-
pan, Pital y Cuespalapan tenía una extensión de más de 300 ca b a lle ­
rías (equivalentes a 12 603 hectáreas) y un valo r de $208 0 8 3 .0 0 .
M artín e z de la Torre la dividió en dos hacie n d as p rin c ip a le s: El
Jobo y la Palm illa, destinadas a plantíos de caña de azúcar.
En los años setenta había en la región un buen número de haciendas
cañeras, cuya producción de azúcar se destinaba básicam ente al con­
sumo interno y apenas se iniciaba la exportación en pequeña escala. El
principal obstáculo que detenía el adelanto rápido de estas fincas era la
falta de capitales fuertes para dotarlas de m aquinaria; generalmente las
que funcionaban eran de fundación antigua y utilizaban aparatos trad i­
cionales, sin potencia suficiente para extraer todo el jugo de la caña.26
M artínez de la Torre m uestra su am plia visión al establecer en la
Hacienda de la Palm illa, en sociedad con Pedro Pradal, una fábrica de
azúcar y aguardiente en la que instala m aquinaria moderna para obte­
ner una mayor productividad y m ejorar la clase del azúcar.
Los ranchos de Cuespalapan, el Naranjal, parte de los terrenos de Maloapan
y la Hacienda del Pital, los destinó al fraccionamiento y fundó en ellos dos colo­
nias extranjeras para cuya formación vendió cerca de cincuenta caballerías.
Una de estas colonias tuvo su origen en 1833 cuando se establecieron
en Jicaltepec inmigrantes franceses procedentes de Dijón para fundar una
colonia dedicada al cultivo de tabaco y vainilla. En los años 1853-61 la
colonia se convirtió en el centro de abastecimiento de productos agrícolas

26 Guillermo Prieto, "Una excursión a Jalapa en 1875", en Cartas al Nigromante, Colección


Veracruzana, 1968, pp. 1 6 6 y 167.
de la región y de efectos de la industria europea para los habitantes de la
sierra de Puebla y Veracruz. La construcción del ferrocarril M éxico-Vera-
cruz contribuyó al derrumbe de la colonia al extinguir su comercio.
Esto dio origen a que en 1874 los descendientes de los primeros co­
lonos decidieran abandonar las tierras. Intervino entonces M artínez de la
Torre y les ofreció sus terrenos localizados al otro lado del río en direc­
ción a Nautla. Fraccionó las tierras y mandó construir sus primeras casas
aglomerando a los franceses en las dos orillas del río. La colonia quedó así
dividida en dos: la prim itiva de Jicaltepec y la que después se llamó San
Rafael (al parecer en homenaje a M artínez de la Torre), actualm ente ubi­
cada dentro del Municipio M artínez de la Torre. La colonia de San Rafael
llegó a ser muy próspera por su mejor ubicación y mayor fertilidad de sus
tierras en contraste con la de Jicaltepec, que decayó mucho.27
La Hacienda de San Joaquín del Jobo aumentó notablemente su valor
durante los años que la poseyó M artínez de la Torre. Cuando la rentó es­
taba prácticamente abandonada ya que sus propietarios Agustín y Juan de
la Torre se habían ¡do a residir a Madrid. La adquirió en $27 000.00 y en el
inventario de sus bienes la sección que compró originalm ente (sin tom ar
en cuenta las haciendas que anexó después) se valuó en $ 130000.00. Esto
significa un aumento de valor de 452 % en 19 años, aumento que no fue
originado por el natural incremento de la propiedad de la tierra porque
existían en la zona muchas haciendas abandonadas y alejadas del cultivo,
sino primordialmente por el mejoramiento de su productividad, gracias a
la introducción de maquinaria agrícola. Prueba de ello es la escritura de un
terreno que vende Martínez de la Torre a Gabor Naphegui y cuyo precio le
fue cubierto con maquinaria agrícola importada de Estados Unidos.28
b) Hacienda de San Francisco Javier Chapulco (Jurisdicción de Tehua-
cán, Puebla). M artínez de la Torre la compró al Convento de Carm elitas
Descalzos de Tehuacán, conforme a la ley de desam ortización29 y la des­
tinó a la cría de ganado. Poseía cerca de 5 0 0 0 cabezas, en su mayoría de
ganado de pelo. Esta hacienda también registró un aumento en su valor,

27 Jean Camp, "Una colonia francesa en M éxico, San Rafael Jicaltepec", en Memoria de lo
Academia Nacional de Historia y Geografía, vol. 7, 3° año, 2a época, pp. 21 a 30.
28 a g n c m , protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 4 de diciembre de 1856.
29 a g n c m , protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 5 de agosto de 1856.
322 ¡ANTOLOGÍAS
I María Dolores Morales

el precio de compra en 1856 fue de $60 0 0 0 .0 0 y en su in ve n tario de


bienes (1876) se vaiuó en $ 1 3 0 0 0 0 .0 0 .
C) Hacienda del Potrero (Jurisdicción de Córdoba, Veracruz). En el año
que muere, Martínez de la Torre compró esta hacienda a Escandón Hermanos
en liquidación para dedicarla al cultivo dei café y de la caña de azúcar.30
En 1876 las tres haciendas estaban hipotecadas por 6 6 .4 3 % de su
valor total (cuadro 4). M artínez de la Torre no había terminado de pagar­
las y las gravó con nuevas hipotecas que fueron probablemente inverti­
das para mejorar las técnicas agrícolas.

BIEN ES RAÍCES SUBURBANOS Y SU PAPEL COMO FRACCIONADOR

La esfera de inversión de Martínez de la Torre que sigue en importancia a la


de las haciendas son sus bienes raíces suburbanos y urbanos. Los terrenos
suburbanos los adquirió con la idea de fraccionarlos; aunque no terminó los
cuatro fraccionamientos que inició, fue indudablemente uno de los pioneros
en el negocio de los fraccionamientos y en un momento llegó a poseer una
gran extensión de terrenos en la zona poniente de la Ciudad de México, don­
de posteriormente se desarrollaron las colonias para estratos altos (plano 1).
El valor total de estos terrenos, de $153 500.00 (cuadro 5) no da idea de
su potencialidad.31 Esto se debe a que, con excepción de la Colonia Guerrero,
formada en 1874, las demás están consideradas aún como terrenos rústicos,
porque lo único que existía eran los proyectos para su fraccionamiento. Es­
taban también hipotecados por el 40.95% de su valor total (cuadro 6).
a) Hacienda de la Teja. Martínez de la Torre la compró en 1868 a los herma
nos Flores (fraccionadores de la Colonia Santa María) incluyéndose en la venta
el Rancho de los Cuartos.32 Sus linderos eran: al norte, la estación del Ferrocarril
de Toluca (Villalongín); al sur, la Calzada de Belén (Avenida Chapultepec); 3>
oriente, Bucareli; y al poniente, la Calzada de la Verónica (Melchor Ocampo!
extensión que comprende las actuales colonias Juárez y Cuauhtémoc (plano 1).

30 AGNCM, protocolo notario 292, Fermín González Cossio, 19 de enero de 1876.


31 Archivo Ju d icial, Juzgado 2o de lo C ivil, vol. 3 7,1 2 5 1 1 6 2 , intestado de Rafael M artínez de is
Torre, inventario de bienes.
32 AGNCM, protocolo notario 725, José Villela, 6 de octubre de 1868.
ANTOLOGIASI 323
Historia I

ran cho'
DE SAN

P lano 1
Fincas urbanas y
suburbanas.
Propiedad de Rafael
Martínez de la Torre
I ANTOLOGÍAS
3 24
I Maria Dolores Morales

C uadro 4
Créditos hipotecarios a cargo de Martínez de la Torre
sobre sus bienes raíces rústicos

Hipoteca Valor de la hipoteca $ Total $

Hipotecas sobre la Hacienda de


San Joaquín del Jabo en Tlapcoyan,
Cantón de Jalacingo, Ver.
Banco de Londres, México y
Sudamérica. 103 950.44
Sres. Torre 38 328.13 142 278.57
Hipotecas sobre la Hacienda de San
Francisco Javier Chapulco, en Tehuacán,
Pue. Dolores Mier de Subervielle. 52 779.66
Testamentaría del General de la Llave 45 342.00 98 121.66
Hipotecas sobre la Hacienda del
Potrero, en Córdoba, Ver.
Escandón Hnos. en liquidación 19 695.00
Sebastián B. de Mier 15 039.55 34 734.55

Total: 275 134.78

C uadro 5
Bienes raíces suburbanos que poseía Rafael Martínez de la Torre al morir

Nombre de la finca Valor $ Total $

Hacienda de la Teja y anexo el 70 700.00


Rancho de los Cuartos
Rancho de San Miguel Chapultepec
(fracciones existentes el 25 de
noviembre de 1876)
314 000 V2. a $0.07 c. 21 980.00
ANTOLOGÍAS I
325
Historia I

Terrenos de Buenavísta (fracciones


existentes el 25 de noviembre de 31 800.00
1876) 159 000 V2 a $0.20 c.

Rancho de los Ángeles (fracciones


existentes a la muerte de M. de la 15 420.00
Torre) 257 000 v2 a $0.06

Mitad de la Huerta del Carmen,


10 000.00
en San Ángel

Lotes en la Hacienda de Guadalupe


3 600.00 153 500.00
en San Ángel

Mitad de la fábrica de hilados


y tejidos Industrial Jalapeña,
establecida en el Rancho de 50 000.00
Buenavísta, localizado en las
inmediaciones de Jalapa, Ver.

Total: 203 500.00

C uadro 6
Créditos hipotecarios a cargo de Martínez de la Torre
sobre sus bienes raíces suburbanos

Hipoteca Valor de la hipoteca $ Total $

Hipoteca cobre la Hacienda de la Teja,


42 000.00
Testamentaria de las Sras. Puebla

Hipoteca sobre el Rancho de San


20 861.04 62 861.04
Miguel Chapultepec

Hipoteca sobre la fábrica de hilados y


tejidos Industrial Jalapeña, establecida
50 000.00
en el Rancho de Buenavísta en las
inmediaciones de Jalapa, Ver.

Total: 112 861.04


326 I ANTOLOGÍAS
I Maria Dolores Morales

En 1875 M artínez de la Torre so lic itó al A yu n tam ie n to el perm i­


so para fra c c io n a r los te rre n o s de la H acienda de la Teja y p re se n ­
tó el proyecto de división de calle s y m anzanas en una sup erficie de
1 277 785 .2 14 varas cuadradas. La com isión le pidió que m odificara el
proyecto para que la dirección de las calles fuera paralela a la Avenida
Reform a y no en ángulo como en los planos presentados y estableció
la condición de que se dejara una zona libre de 20 metros al frente de
los lotes para que fuera aprovechada con jard ines.
M artínez de la Torre m odificó el diseño y en 1876 se form ularon
las bases por las cu ale s el M in iste rio de Fom ento le otorgó la co n ­
cesión en septiem bre de ese año .33 M urió a los dos m eses sin haber
realizado su proyecto.
Su intestad o vendió en 1878 la hacienda a Ana Rivas de Malo e
intentó fra c c io n a r el Rancho de los Cuartos logrando vender sólo a l­
gunos lotes. Finalm ente, en 1881, lo enajenó tam bién a Salvador Malo,
esposo de la Señora R iva s.34
En 1883 los señores Malo venden nuevam ente la hacienda a una
compañía norteam ericana. Ésta quiebra y pasa finalm ente la propiedad
a otra com pañía co n stituid a en Nueva York por socios n o rte am e rica­
nos, The Chapultepec Land Improvement Company. Es esta compañía la
que en 1895 establece la Colonia de la Teja (posteriorm ente colonias
Cuauhtém oc y Juárez), basada en el proyecto y concesión de M artínez
de la Torre.35 Se trata de las prim eras colonias fundadas para la elite
p orfirista, provistas con sistem as modernos de servicios.
b) Rancho de San M iguel Chapultepec. M artínez de la Torre adqui­
rió la mitad del rancho al com prar la Hacienda de la Teja en 1868. La
otra mitad la compró a José Amor y Escandón en 1872. En 1875, con
aprobación de la Jun ta de M ejoras M ateriales de Tacubaya, realizó el
proyecto de la Colonia San M iguel C hap ultep ec como un trián g u lo
lo calizado entre el Bosque de C hapultep ec, la vía del F e rro ca rril del
D istrito (Avenida Tacubaya) y la actu al calle de Parque Lira, con una

33 a h c m , Colonia de la Teja, vol. 521, Exp. 1.


34 AGNCM, protocolos notario 28, Gil Mariano León, 30 de mayo de 1878 y 12 de mayo de 1881.
35 AGNCM, protocolos notario 617, Agustín Roldán, 27 de septiembre de 1883; notario 22,
Carlos Fernández, 6 de enero de 1896.
superficie to tal de 490 000 varas cuadradas (plano 1). Consiguió que
Tomás Horncastle, a quien se había hipotecado el rancho, liberara a los
com pradores de lotes de la responsabilidad sobre la hipoteca.
Vendió algunos lotes a un promedio de .20 centavos la vara36 pero
su repentina m uerte no le perm itió ver realizado su proyecto. Su in ­
testado, con aprobación ju d ic ia l, continuó la venta de los terrenos. En
1878 sus herederos pagaron la hipoteca a H orncastle con la ad ju d ica­
ción de 62 lotes de la colonia, además de la biblioteca de M artínez de
la Torre que constaba de 8 000 volúm enes.37
Durante el periodo 1882-1902 el intestado de M artínez de la Torre,
por una parte, y Tomás Horncastle por la otra, vendieron gran parte de
los lotes de la Colonia San Miguel Chapultepec que en esos años tenía
un desarrollo im portante. Compartiendo la idea tan generalizada de de­
sarro llar la co lo nizació n, H orncastle estableció en sus terrenos a 400
fam ilias alem anas en casas de madera, importadas de Estados Unidos.38
Esta colonia actualm ente conserva su antiguo trazado y es uno de
los raros casos en los que la unidad original de un fraccio nam iento no
ha sido rota por la moderna estructura v ia l. Entre los pobladores de la
zona hay un buen número de alem anes.
c) Colonia Guerrero (San Fernando, Buen avista y los Á ng eles). La
formó M artínez de la Torre en 1874 y durante su vida vendió gran parte
de ella con ventajosos resultados, como veremos am pliam ente al tratar
sobre esta colonia.
d) Potrero de la Candelaria Atlampa. En 1852, M artínez de la Torre
adquirió, en sociedad con Jesús García Cuenca, 2/3 partes de éste, con
una extensión de cerca de 250 000 varas.39 El potrero se localizaba en­
tre Bucareli, la Calzada de Chapultepec y la Hacienda de la Teja, al sur
del Potrero de la Horca, donde Francisco Som era había establecido la
Colonia de los A rq u itecto s.40

36 AGNCM, protocolos notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de octubre de 1875 y 14 de marzo de 1876.
37 Archivo Ju d ic ia l, Juzgado 2o de lo C ivil, vol. 3 7 ,12 51 1 62 . Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, inventario de bienes.
38 El Noticioso, Imprenta de Irineo Paz, M éxico, D. F., 2 de noviembre de 1882.
39 AGNCM, protocolo notario 721, Agustín Vera y Sánchez, 25 de abril de 1852.
40 Véase M aría Dolores Morales, "Francisco Somera y el primer fraccionam iento de la ciudad de
México", Revista Arquitectura, Autogobierno, UNAM, M éxico, núms. 4 y 5.
328 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

M a rtín e z de la Torre y G a rcía C uenca d ivid ie ro n el potrero de


acuerdo con un plano realizado por el fraccio nad o r Francisco Somera
y vendieron ia mitad de los lotes, aproxim adam ente. Sin embargo, en
estos prim eros años sólo logró habitarse una pequeña fracció n ve n d i­
da a Sebastián Pane que estableció a llí sus fam osos baños públicos de
agua fr ía ;41 el resto perm aneció sin construirse.
Varios terrenos no fueron liquidados a M artínez de la Torre (como
solía suceder en estos años) y en 1862 los vendió a José Ivés Lim antour42
quien en 1890 formó en ellos y otros aledaños, de acuerdo con un nuevo
loteo, la Colonia Bucareli a Candelaria Atlam pa.
e) Huerta del Carmen. La mitad de ésta, ubicada en San Ángel, fue
adquirida con base en las leyes de desam ortización. Esta propiedad no
la fraccio n ó M artínez de la Torre y fue hasta I907 cuando la Com pa­
ñía de la Huerta del Carmen S.A. form ada por algunos de los mismos
socios de la Colonia Condesa (Pim en tel y Fagoaga y Luis G. Tornel)
establecieron la colonia.
f) Lotes de la Hacienda de Guadalupe, en San Ángel, que com pró
a M anuel Payno. M a rtín e z de la Torre tuvo otros te rre n o s su b u rb a­
nos que no fraccionó y en los que años después se formaron colonias,
como las ranchos Anzures y Niño Perdido, el Potrero de la Ind ianilla y
la Hacienda de la Condesa, adjudicada a su favor por mitad en pago de
honorarios, por tram ita r la testam entaria de Manuel Escandón.43 Estos
terrenos fueron de su propiedad tem poralm ente y después los vendió
adquiriendo con ello una ganancia im portante.
Entre los bienes suburbano s de M artín e z de la Torre se inclu yó
tam bién la fáb rica de hilados y tejid os Ind ustrial Ja la p e ñ a , instalada
en el Rancho de B u e n a v ísta , lo calizad a en las inm e d iacio n e s de J a ­
lapa, Ver. Fue com prada en sociedad con Agustín Cerdán en 1873 en
$ 1 0 0 0 0 0 .0 0 , sin que M artín e z de la Torre hubiera pagado su parte
porque, a su m uerte, seguía reconociendo la hipoteca de SSOOOO.OO.44

41 AGNCM, protocolo notario 721, Agustín Vera y Sánchez, 14 de febrero de 1853.


42 AGNCM, protocolo notario 169, Ramón de la Cueva, 29 de octubre de 1862.
43 AGNCM, protocolo notario 292, Fermín González Cossio, 2 de diciembre de 1869.
44 Archivo Ju d icial, Juzgado 2° de lo C ivil, vol. 3 7 ,1 2 5 1 1 6 2 , Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, Inventario de bienes.
Esta fin ca , conocida tam bién como Fábrica del Dique, era de don
Manuel Rosas (propietario del Teatro Nacional de la Ciudad de M éxico)
y estaba to ta lm e n te ab and onada, cuando M artín e z de la Torre y su
socio la com praron. Ellos realizaron su total reco nstrucció n, m oderni­
zando sus in sta la cio n e s. A llí se elaboraban m antas, driles, cam bayas
y lonetas de buena calidad que eran consum idas por las clases poco
acomodadas de la población y se enviaban tam bién a otros mercados.
En la zona había, en 1875, cinco fábricas de hilados y tejidos (inclu­
yendo la del Dique) que movían 15000 husos y el correspondiente número
de telares automáticos y consumían sobre 8 0 0 0 quintales de algodón.
El m otor que em pleaban estas fáb ricas era el agua por medio de
turb inas y ruedas hid ráu licas. La Fábrica del Dique tenía además una
excelente máquina de vapor de baja presión y condensación de fuerzas
de 50 caballos que se empleaba en la estación de sequía, si escaseaba el
agua del río Santiago, que era el que activaba las fábricas de la región.
Las cinco fá b ric a s eran fu e n te s de trab a jo que sostenían a más
de 500 fa m ilia s . Gran parte de la población que a llí trab a ja b a eran
mujeres y niñas.

Guillerm o Prieto describe así el resurgim iento de la fáb rica:

"Por aquí se reconstruye, acullá se repara, se suelta el agua, y ahí tienes


que los husos danzan dando vueltas, las lanzaderas principian su v a i­
vén eterno, ruedas y poleas, bandas y cigüeñas walsan que es contento;
blancos, chorros de silenciosa corriente se precipitan en receptáculos pro­
fundos y en hileras de armiño, conducidos por rieles infalibles, ejércitos
de carretes con su general de acero a la cabeza se retiran, y como que
embisten y arremeten la muralla de hilos levísimos que al fin cede en los
repetidos encuentros.
El chorro de aguas cristalinas se despeña sobre la inmensa rueda
m otriz, formando catarata, el edificio se cim bra; entre el ruido uni­
versal y los distintos seres de aquella población encantada, hombres,
mujeres y muchachos, corren en todas las direcciones, ó parecen en
confidencias con duendes o en lucha de gigantes, con andrajos y enti­
dades sobrenaturales.
3 3 0 ¡ ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Por todas partes se admira el buen orden y la economía, por todas


partes se palpa el trabajo de resurrección, por todas partes el aprove­
chamiento de los menores accidentes utilizados en la producción".45

BIEN ES RAÍCES URBANOS

Durante un largo período, M artínez de la Torre habitó en una casa sub­


arrendada. Hasta 1871 adquirió las casas números 10 de San Francisco
y 1 del callejó n de la Condesa para fo rm ar una sola, conocida como
Casa de los Azulejos (actualm ente Sanborns M adero).46 Se trata de un
au tén tico palacio cuya arq u ite ctu ra es única en su género, por estar
su fachada totalm ente revestida de azulejo s; gastó en su restauración
más de $ 5 0 0 0 0 .0 0 y vivió en ella hasta su muerte.
Adem ás de esta residencia poseía, al morir, dos terreno s y otras
cuatro casas lo calizadas en San Ángel, Tacubaya, el Paseo Nuevo y en
G uanajuato (Casa de G ranad itas) con un valo r total incluyendo la de
los A zu lejo s de $ 1 3 0 4 7 8 .5 0 .47 (cuadro 7). En su m ayoría sus bienes
urbanos estaban también gravados y reconocían hipotecas por 76.70°/o,
de su valor total (cuadro 8).

45 Guillermo Prieto, op. c/'t., pp. 54 y 55.


46 AGNCM, protocolo notario 598, Hacienda, Agustín Pérez de Lara, 27 de octubre de 1871.
47 Archivo Ju d icial, Juzgado 2° de lo C ivil, vol. 37, 1251162, Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, Inventario de bienes.
Cuadro 7
Bienes raíces urbanos que poseía Rafael Martínez de la Torre al morir

Ubicación de la finca Valor $

Casas núms. 10 de la 1a de San Francisco y 1 del Callejón


74 367.00
de la Condesa (Casa de los Azulejos)

Casa de la Plaza de Toros del Paseo Nuevo 14 911.00

Casa núm. 7 de la Plazuela de San Jacinto, en San Ángel 16 660.50

Casa núm. 355 de Torres Torija en Tacubaya (Casa de San


8 640.00
Ignacio)

Casa de Granaditas, en Guanajuato 9 000.00

Lote en la calle de Rosales, anexo a la Plaza de Toros del


6 900.00
Paseo Nuevo.

Total invertido: 130 478.50

Cuadro 8
Créditos hipotecarios a cargo de Rafael Martínez de la Torre sobre sus bienes
raíces urbanos

Concepto Valor $ Total $

Hipotecas sobre las casas núms. 10 de San


Francisco y 1 del Callejón de la Condesa

Testamentaría de la Sra. Hurtado de Mendoza 30 354.96

Testamentaría de Juan M. de Elizalde 19 798.50

Francisco Iturbe 10 075.00

Teresa Ortiz de Morales 5 200.00

José Monte y Arrillaga 1004.20


3 32 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Concepto Valor $ Total $

Josefa Cortés de Paredes 804.40 67 237.06

Hipoteca sobre la casa de la Plaza de Toros del Paseo Nuevo

Mariano Yáñez 14 210.00

Hipotecas sobre la casa núm. 7 de la Plazuela de San Jacinto en San Ángel

D. Nicolás Álvarez 8 133.33

Testamentaría de las Sras. Puebla 5 500.00 13 633.33

Hipoteca sobre la casa núm. 355 de Torres Torija en Tacubaya

Parcialidad de San Juan 2 897.32

Hipoteca sobre la Casa de


Granaditas en Guanajuato 2 093.81

Total: 100 071.52

CRÉDITOS HIPOTECARIOS

M artínez de la Torre no se dedicaba a la inversión en créditos de una


manera d irecta, no obstante que 1 2 .2 5 % de su capital corresponde a
créditos por un valo r de $ 1 0 5 4 5 0 .1 2 (cuadro 9).
Esto es lógico porque él no disponía de capital líquido para otorgar
p réstam o s; en la m ayoría de los casos se tra ta de subrogaciones de
créditos sobre haciendas (50.81% ) en pago de cualquier concepto. Por
ejem plo, en 1868 S. Schm it le pagó 3 0 00 cargas de m aíz con un cré ­
dito. El crédito sobre la Hacienda de M ah uixtlán fue su contribución
para refaccio nar a ésta, como participante en su explotación, según el
contrato que tenía establecido con sus propietarios.
En otras ocasiones se trata de créditos cedidos en pago de te rre ­
nos de sus colonias (4 0 .5 3 % ), tal es el caso del crédito de la Hacienda
de Gergé cedido por José B rilla n ti, com prador de varios terrenos de la
Colonia Guerrero y el de la Hacienda de San Pedro To chitlaco , cedido
por V icente Irolo, quien compró tam bién varios lotes de la Colonia San
Miguel Chapultepec. Sólo localizam os un caso en el que prestó dinero
en e fe ctivo , una operación por $9 0 7 3 .0 0 su m in istrad o s en d iversas
partidas, para el giro de una fábrica de porcelana.
Su inversión en créditos no hipo tecario s es de $ 1 5 146 .2 2. En su
m ayoría son sum as muy bajas que no especifican el concepto, proba­
blem ente intereses de algunos de los terrenos de sus colonias.

Cuadro 9
Créditos otorgados por Rafael Martínez de la Torre, conservados a su muerte

Concepto Valor $ Total $

Créditos hipotecarios

53 633.83
Créditos sobre haciendas

Créditos sobre lotes de las colonias de la


42 743.29
Teja, Guerrero y San Miguel Chapultepec

Créditos sobre fábricas 9 073.00 105 450.12

Créditos no hipotecarios 16 146.22

Total: 121 596.34

M IN ERÍA

M artínez de la Torre se interesó mucho por la m inería como actividad


productiva. A su m uerte, su inversión to tal en este secto r asciende a
cerca de $70 0 0 0 .0 0 (cuadro 10), 6 .9 6 % de su activo . Hemos m encio­
nado que en 1856 nombró un apoderado en Pachuca para que denun­
ciara a su nombre y pidiera la adjudicación de cu alq u ier mina que se
descubriera en cu alqu ier parte de la república. Asim ism o, otorgó poder
I ANTOLOGÍAS
334
I M aría Dolores Morales

a Francisco Vargas, de Tehuacán, Puebla, para que denunciara la mina


de la D ivina In f a n t it a .48 En ese año den unció la m ina del M oran y
anexas, en el m ineral de Real del Monte y Pachuca.
La m ayoría de sus accio nes, barras aviad as y aviad oras, se lo c a li­
zaron en m inerales de Pachuca (cuadro 10). Su inversión más fuerte en
este sector eran las 62 acciones de la Compañía de M ineral del Monte,
con un valor de $49 600.00, que representa 71.81% del total invertido
en acciones m ineras. Las demás acciones son de menor im portancia e
incluso a algunas no se les asigna valor.49
Una pequeña suma de su activo (0.76% ) la invirtió en acciones del
Ferrocarril de Toluca, la compañía explotadora de alabastro de Tecali, la
explotadora del Golfo para el petróleo, la Lonja de México y el Teatro del
Conservatorio (institución a la que M artínez de la Torre ayudó mucho).
En su co njunto , la activid ad em presarial de M artínez de la Torre
fue muy dinám ica y difiere mucho de la de otros fraccio n ad o res que
hemos estudiado, ca racterizad o s por su poco interés en los sectores
productivos y cuyo papel fue más de rentistas.
Por el co n tra rio , este prom otor p articip ó d ire ctam e n te en in v e r­
siones más riesgosas como la in d u stria y la m in e ría. No se tra ta de
adquisiciones casuales (como lo eran en el caso de Francisco Somera
a quien le adjudicaron fáb ricas por préstamos que no le podían cubrir),
sino que las buscó in te n cio n a lm e n te . Ejemplo de ello son las dos f á ­
bricas que estableció, las m inas que denunció y las acciones m ineras
que com pró. Su in g eren cia en el fo m ento de la a g ric u ltu ra es otra
m uestra de ello, porque no sólo explotó sus propias haciend as, sino
form uló co n trato s para p a rticip a r en la exp lo tació n de las fin ca s de
otros propietarios.

48 aqncm, protocolos notario 245, Antonio Ferreiro, 2 de julio y 25 de agosto de 1856.


49 Archivo Ju d icial, Juzgado 2° de lo C ivil, vol. 3 7,1 2 5 1 1 6 2 , Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, Inventario de bienes.
C uadro 10

Acciones mineras poseídas por Martínez de la Torre a su muerte

Concepto Valor $

62 acciones en Cía. de Mineral del Monte, de Pachuca, 49 600.00


a $849.00

1/2 de barra aviada de Dolores (Mineral de Pachuca) 400.00

45 centavos de barra aviada, en la Mina de Guadalupe , cn nn


del Mineral de Pachuca a $1 000.00 barra. 450.00

1/2 barra aviada, en la Mina de Morán 2 500.00

1 acción aviadora de la negociación de Maravillas y


Buenaventura 3 000.00

2 acciones aviadas, en la negociación de Maravillas y


Buenaventura 4 000.00

1/3 de barra aviada, en la Mina de Guatimitzin 4 000.00

3/8 de barra aviada de Tejocote 3 750.00

1/8 de barra aviada de Sta. Inés 300.00

1/8 de barra aviada de la Cruz a $1 000.00 125.00

3/4 de barra aviada de San Pedro y San Pablo (veta m


rica dentro de los terrenos de la Mina del Rosario) /bU.Uü

10 centavos de barra aviada de la Aurora del Mineral onn nn


del Chico a $2 000.00 barra ¿uu.uu

1/8 de barra aviada, en San Felipe No tiene valor por


r estar abandonada
3/4 de barra aviada, en la Mina del Morán .
(rep. pendiente de esclarecerse) va

10 centavos de barra, en la Mina del Tecojote Sin valor

2 acciones aviadoras, en la Preciosa Sangre Sin valor


I ANTOLOGÍAS
336
I M aria Dolores Morales

Concepto Valor $

1 barra aviada en la mina del Cedro sin valor

2 1/4 de barra aviadora en Trinidad sin valor

1/2 barra aviada en la de San Fernando sin valor

Total: 69 075.00

Al m o rir te n ía todo su c a p ita l in ve rtid o y sólo co n servab a una


pequeña sum a de $2 0 5 3 .0 0 en e fe ctivo . Su fo rtu n a m o n etaria per­
sonal no es com parable con la de fraccio nad o res como Som era, quien
dejó al m orir un cap ital m ucho más alto exento de cu alq u ie r pasivo.
Sin em bargo, su acum ulació n de cap ital en térm ino s so ciale s es
m ás im p o rtan te ya que deja un ca p ita l p o te n cial alto con grandes
p o sib ilid a d e s de rep ro d u cció n , prueba de ello es que a c tu a lm e n te
aún están funcionand o algunas de sus em presas.
El a n á lisis de su a ctiv id a d em p resarial deja m uy claro el im p or­
ta n te papel que desem peñó como fra c c io n a d o r de co lo n ia s, tan to
ag ríco las como urbanas, y su visión para prever la fu tu ra expansión
de la Ciudad de M éxico . Si hubiera re alizad o los cu atro f ra c c io n a ­
m ientos que proyectó, seguram ente su cap ital hubiera registrado un
gran aum ento dada la gran extensión de tierra que logró co ncentrar.
Sin em bargo, su m uerte originó que buena parte de las g a n a n ­
c ia s las o b tu vieran sus hijo s, como en los caso s de la C o lon ia San
M iguel Chapultep ec y lo que quedó de la G uerrero, o las percibidas
por d iversas personas o em presas, como The C h ap u lte p e c Land Im ­
provem ent Com pany en la Colonia de la Teja, y Tomás H o rncastle en
la sección de San M iguel que le ad judicaro n en pago de la hipoteca
sobre el propio rancho.
Un ejem plo de las dim ensiones de estas especulacio nes es la g a­
nancia obtenida por Salvado r Malo en la Hacienda de la Teja. Compró
la fin c a al inte stad o de M artín e z de la Torre en $ 6 5 0 0 0 .0 0 y a los
dos años la vendió a la com pañía M exico C ity Im provem ent Company
en $ 5 0 0 0 0 0 .0 0 , lo que sig n ificó una utilidad de 769°/o.50
El fraccio nam iento que puede tom arse como ejemplo del proceso
de form ación de capital de M artínez de la Torre y de la tasa de utilidad
obtenida en el recién form ado mercado de tie rra s, es la Colonia G u e­
rrero. No o b stante, sólo tenem os po sib ilidades de a n a liz a r dos años
de o peracion es de ven ta de te rren o s (que van desde la creació n del
fraccio nam iento en 1874 hasta su muerte en 1876) ya que un estudio
a largo plazo sería muy com plicado por requerir la revisión de o pera­
ciones realizadas por su esposa y sus siete hijos, herederos de la parte
no vendida de la colonia.

LA COLONIA GUERRERO

La compra del terreno, en 1865, Rafael M artínez de la Torre y Antonio


Escandón com praron en sociedad, a A tila n o Sánchez, la Hacienda de
Buenavista y las casas 14, 14 1/2 y 15 de Puente de A lvarado. Sánchez
las poseía desde 1 8 2 7 51 y en los años cin cu e n ta había anexado a su
hacienda el Rancho de los Ángeles, form ado con varia s fraccio nes de
tie rra s co m unales de los b arrio s de indios de Nonoalco y los Reyes.
Esta a d q u isició n se hizo con base en la ley de d e sa m o rtiza c ió n de
1856 y es un ejemplo de un fenómeno común en estos años, el despojo
de las tie rras de los indios en los barrios periféricos de la ciudad.
Los te rre n o s de B u e n a v ista , cuya e xte n sió n ap ro xim ad a era de
1 000 000 de varas cuadradas los adquirieron Escandón y M artínez de
la Torre en $40 0 0 0 .0 0 .52 El rancho de los Ángeles, que tenía una s u ­
perficie de 475 000 varas, lo compró M artínez de la Torre por su e x clu ­
siva cuenta en $13 0 0 0 .0 0 .53 Ambos socios compraron un año más ta r­

so AGNCM, protocolos notario 2 8 , Gil M ariano León, 3 0 de mayo de 1 8 7 8 y 12 de mayo de 1 8 8 1 ;


protocolo notario 6 1 7 , Agustín Roldan, 2 7 de septiembre de 1 8 8 3 y protocolo notario 2 2 , Car­
los Fernández, 6 de enero de 1 8 9 6 .
51 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 4 de marzo de 1 8 6 5 .
52 AGNCM, protocolo notarlo 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 7 de marzo de 1 8 6 5 .
53 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 4 de marzo de 1 8 6 5 .
3 38 I ANTO LO GÍAS
I M aria Dolores Morales

de el lote del Convento de San Fernando y parte del potrero y huerta


del mismo a los com erciantes fran ceses José Baudovin y Pablo Jam ín
que los habían adquirido en 1861, al ser e xclau strad o s los religiosos.
Estos terreno s, cuya extensió n era de 90 000 v a ra s, los adquirieron
Escandón y M artínez de la Torre en $47 7 6 0 .5 0 .54
Las tres operaciones descritas se realizaron con un pago inicial de
8°/o y lo dem ás quedaron a reconocerlo los com pradores a censo por
un plazo de cinco a nueve años.
Estas tres fracciones de terreno estaban situadas en los suburbios
de la ciudad en el sector noreste y sus linderos eran : al norte, la C a l­
zada de N onoalco; al o rie n te, el pueblo de los Á ngeles y el Panteón
de S a n ta P a u la ; al su re ste , el ca lle jó n de Tulipán hasta la c a lle de
Zarco, donde desciende una línea recta que atraviesa el Potrero de San
Fernando hasta Puente de A lvarad o ; y al poniente, la Calzada Irrizari
(actual Avenida Insurgentes) (plano 2).
Los terreno s fueron com prados in m ed iatam ente después de que
A nto nio Escandón hubiera logrado que se reanudaran las obras del
Ferrocarril M exicano (M éxico-Veracruz), con el propósito de establecer
en parte de ellos la estación, los patios de m aniobras y las vías férreas
de acceso a la ciudad del prim er ferro carril del país.
El co n tra to de sociedad entre Escandón y M artín e z de la Torre
estipulaba que destinarían las casas de Puente de Alvarado al estable­
cim iento del hotel del Ferro carril, y que los terrenos sobrantes podrían
u tiliz a rse para cu alq u ie r otro tipo de especulación co nveniente para
e x p lo ta r la u b icació n de la e sta ció n , ta le s com o depósitos de m er­
cancías, depósitos de pulque etc., con la condición expresa de que las
ganancias fueran por mitad entre ambos socios ,55
Las casas de Puente de A lvarado quedaron fin alm en te en propie­
dad e xclu siv a de A nto nio Escandón, quien las liquidó en 187 5 , y la
división de los terrenos se estableció por diversas e scritu ra s.56 Escan­
dón se adjudicó únicam ente el 25.2°/o de la superficie total comprada

54 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 1 ° y 7 de febrero de 1 8 6 6 .


55 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 21 de octubre de 1 8 6 5 .
56 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 31 de enero de 1 8 6 7 ; 11 y 12 de febrero de
1 8 7 4 y 5 de marzo de 1 8 7 4 .
por ambos socios por co nven ir así a sus intereses (cuadro 11). U tilizó
la m ayor parte de sus terreno s para estab lece r la estació n y las vías
de acceso del Ferrocarril M exicano (plano 3) inaugurado en 1873; con
ello hizo realidad la m áxim a ilusión de su fallecido hermano M anuel.

C u a d r o 11
División practicada entre Rafael Martínez de la Torre y Antonio Escandón de los
terrenos de Buenavista y San Fernando (Escrituras del 31 de enero de 1867, 11
y 12 de febrero de 1874, 5 de marzo de 1874 y plano 3).

Varas adjudtodas aM artín ez Wra¡ adjuc|ica(|as a Escandón „

Terrenos de Buenavista

Fracción A (Estación de
Fracción l 563 611.00 Buenavista y vías del 136 198.00
acceso del ferrocarril)

Fracción II 78 157.75

Fracción B (Vendida por


74 665.00
Fracción III 52 143.00 Escandón al Ferrocarril
Central en 1880)

Fracción IV 16 219.00 Fracción C 8 770.00

Fracción V 9 158.00

719 288.75 219 633.00

Terrenos de San Fernando

Fracción 1 46 798.00 Fracción a (Estación de 8 657.00


Buenavista)

Fracción 2 6 764.00 Fracción b 6 173.00

Fracción 3 2 565.00 Fracción c 1 999.00

Fracción 4 2 400.00 Fracción d 1 686.00


3 4 0 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

Varas adjudicadas a Martínez


Varas adjudicadas a Escandón (V2)
de la Torre (V2)

Fracción 0 (mitad
Fracción 0 (Mitad del
del terreno vendido k m ? nn terreno vendido a Mata 6 512.00
a Mata entes de la
antes de la división)
división)

65 039.00 25 027.00

Terrenos de Los Ángeles

Terraplen del Ferrocarril


(Superficie cedida a
Escandón por M. de la 19 480.00
Torre)

Total de varas: 784 327.75 Total de varas: 264 140.00

La construcción de la estación requirió la dem olición de parte del


A cueducto de San Cosme, cuya e stru ctu ra de piedra se su stitu yó por
tu b ería de hierro . El e d ific io lo re alizó el m aestro de obras alem án
J . M uller en cantera aparente con una am plia plaza al frente.
En 1880 Escandón vendió una fracción de 7 4 0 0 0 varas al Ferroca­
rril Central57 y la parte restante la conservó hasta su muerte en I882.58
M artínez de la Torre se quedó con la m ayor parte de los terrenos
al practicarse la división (785 0 0 0 varas aproxim adam ente). Adquirió,
por tan to , el com prom iso de pagar a Escandón el costo de las varas
que excedían la mitad in icia lm e n te acordad a, y en el caso de sup er­
fic ie s h ip o tecad as, se obligó a reco n ocer la deuda por su e xclu siv a
cuenta. En estos terrenos adjudicados en la división y en el Rancho de
los Ángeles que adquirió por su cuenta, estableció la colonia llam ada
en sus inicios Buenavista, San Fernando y los Ángeles de acuerdo con
la fracció n en donde se ubicaban y que en conjunto integraron la a c ­
tual Colonia Guerrero (plano 3).

57 Archivo Ju d icial, Juzgado 5o de lo C ivil, 16 de enero de 1881.


58 AGNCM, protocolo notario 617, Agustín Roldán, 20 de enero de 1882.
ANTO LO GIAS I
341
H isto ria I

IR r ’Za r R i

Pu n o 2
Secciones compradas
por Rafael Martínez
de la Torre y Antonio
Escandón.
Dibujo basado en
los planos del a g n c m .
342 I ANTOLOGIAS
I M aría Dolores Morales

<8 000VyA;/ .
b
6 173 vJ
C Mtnez. de la Torre i
Escandón
P lano 3
División de terrenos de Buena­
vista y San Fernando practicada
entre Rafael Martínez de la
Torre y Antonio Escandón.
Dibujo basado en los
planos del agncm .
El fra c c io n a d o r ad q u irió así 1 2 1 6 7 6 7 .7 0 v a ra s, en $ 7 5 709.21
(cuadro 12), con la certeza de que se poblaría pronto su proyectada
colonia, con habitantes atraídos por el m ovim iento com ercial que iba
a generar la estación.
La otra parte del Potrero de San Fernando, conservado por Baudovin
y Jam in, fue vendido por ellos en pequeños lotes desde 1872, quedando
también integrado a la colonia. Por tratarse de una superficie de peque­
ña extensión (112000 varas cuadradas) que no perteneció a M artínez de
¡a Torre, no se toma en cuenta para los cálculos de este trabajo.

DESARROLLO DE LA COLONIA

La cohesión y el descontento m anifestado entre los pequeños círculos


de obreros y artesano s durante la República Restaurada hicieron de
los años 1 8 7 3 -1 8 7 6 los más im p ortantes en la vida de sus o rg a n iza ­
cio nes. D urante ese periodo se fo rm aron innu m erab les aso ciacio n e s
de trab ajad o res. Las huelgas de som brereros y tejedores an unciaro n
este m ovim iento que parecía expresar el nacim iento de una incipiente
co n ciencia de clase obrera. M ostró sus prim eras m an ife sta cio n e s en
1874 y fue el resultado de la natural exigencia de quienes trabajaban ,
sin gozar de una requerida retribución a sus esfuerzos.
3 4 4 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

C uadro 12
Terrenos comprados por Rafael Martínez de la Torre,
para formar la colonia Guerrero

Fecha de la Núm. de
Notario Sección Valor $
escritura varas

31 de enero Terrenos de
de 1867, Buenavista
12 de febrero Antonio adjudicados por
719 288.75 28 000.00
de 1874 Ferrei ro división entre
y 5 de marzo Martínez de la
de 1874 Torre y Escandón

Terrenos de
San Fernando
11 de febrero Antonio
adjudicados por 65 039.00 34 709.21
de 1874 Ferrei ro
división entre
ambos socios

Rancho de los
Ángeles comprado
por su exclusiva
cuenta, (superficie
disminuida de
24 de marzo Antonio
la original por el 432 440.00 13 000.00
de 1865 Ferrei ro
trazo de algunas
calles y la parte
del terraplén
adjudicada a
Escandón

Total: 1 216 767.70 75 709.21.

El entonces Presidente de la República, Sebastián Lerdo de Tejada,


no ignoraba que el incipiente desarrollo industrial, aunque fuese débil
en M éxico, tenía que tra e r consigo la form ación de una clase obrera
y que tal podía ser un au xilio del gobierno, si se le sabía aprovechar.59
Por ello, aquellos esfuerzos de organización independiente fueron ca-

59 José C. Valadés, Historia del pueblo de México, vol. ill, p. 164.


A N T O LO G .-i -xz
Histe'a

nalizados hábilm ente por Lerdo, a través de su protegido Juan de Mata


Rivera, director del periódico El Socialista.
De los designios de Lerdo y las am biciones de M ata Rivera, nació
el Gran Círculo de Obreros, dotado de un elegante local para sus sesio ­
nes. De esa m anera, Lerdo aprovechó la circu n stan cia de que M artínez
de la Torre planeara el establecim iento de su colonia, para promoverla
para los obreros y arte sa n o s, fund ada con el propósito de a liv ia r el
problema de la habitación.
El fraccio n am ie n to fue inaugurado o ficialm en te el 5 de mayo de
1874, un año después de la inauguració n del Ferro carril M e xican o .60
Ese día se estrenó con un gran baile en el salón del Gran C irculo de
O breros. Al año sig u ie n te , para ce le b ra r el prim er a n ive rsa rio de la
fund ació n de la co lo nia, los obreros realizaro n algunos festejo s a los
que asistió Lerdo de Tejada que recorrió el fraccio nam iento a pie.
El d ire cto r del periódico obrero El hijo del Trabajo escribió en su
diario, después de recorrer la colonia, que los artesanos estaban cons­
truyendo sus casas con adobes, a fin de in sta lar sus talle re s, o sim p le­
mente para vivir.61 En el centro del fraccio nam iento se destinó un local
para la Sociedad de Obreros de la colonia B u e n a v ista , que fu n cio n ó
sobre las bases de los tejedores de Rochdale. Los colonos inauguraron,
en 1876, la primera sociedad cooperativa de consumo que hubo en el
país y que llegó a co ntar con vario s centenares de afiliados.

60 El Monitor Republicano, 5 de mayo de 1874.


61 El Hijo del trabajo, M éxico, D. F., Imprenta artístico industrial, Sem anario Editorial José
M uñuzuri, 6 de agosto de 1876.
3 4 6 I ANTO LO GÍAS
I M aría Dolores Morales

El periódico mencionado publicó al respecto:

El viernes en la noche se reunieron los colonos de Buenavista, con el


fin de levantar su acta de independencia a la miseria y a los abusos que
resienten por falta de trabajo y aumento de precios en los efectos de pri­
mera necesidad, a causa de la última contribución.
Aquel grupo de hombres se reunió haciendo uso del arma más poderosa
de un pueblo libre, de la asociación, y llevaban en el corazón la esperanza
ciega del triunfo que se proponen adquirir por la unión y por el amor.
Guerra a la miseria y a la usura dijeron unidos, guerra a la explotación
miserable de unos cuantos, repitieron entusiastas y escribieron en su blan­
co pabellón de paz tan humanitarias palabras, que mañana harán temblar
a los especuladores, y hacer que el que hoy no tiene ni hogar ni pan para
sus hijos, se convierta por la economía y la constancia en propietario como
un hombre útil a la sociedad en que vive.62

No se solicitó permiso del Ayuntam iento para establecer la colonia,


lo que se explica porque, aun cuando se trata de un fraccio nam iento
de propiedad p a rticu la r, su prom oción fue o fic ia l y en cie rta form a
tuvo el p atro cin io del gobierno. Es una m uestra de la m anera como
los fraccio nad o res aprovechan sus alian zas con el aparato del Estado
para favo recer sus in tereses. M artínez de la Torre u tilizó tam bién el
mism o m ecanism o en la Colonia San M iguel C hap ultep ec al a liarse
con la Ju n ta de M ejoras M a te ria le s de Tacubaya para la prom oción
de su colonia. La Jun ta proyectaba ed ificar construcciones a los lados
del ferro carril que atravesaba el Rancho San Miguel y el fraccio nad o r
form uló un acuerdo con ella en el que declaró que en obsequio a los
deseos de la Ju n ta , re a liza ría el fraccio n am ie n to com prom etiéndose
a donarle 10% del valo r de los terrenos que ad quiriera, para que los
invirtiera en sus m ejoras.63
El a n á lis is de la ven ta de los terren o s del fra c c io n a m ie n to y el
cálculo de las ganancias obtenidas por el promotor, lo hemos dividido

62 El Hijo del trabajo, 20 de agosto de 1876.


63 Archivo Ju d icial, Juzgado 2o de lo civil, voi. 3 7 ,1 2 5 1 1 6 2 , Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, Inventarío de bienes.
ANTO LO GÍAS I
347
H isto ria I

para m ayor claridad en secciones que equivalen a las tres fraccio n e s


de terreno sobre las que se construye la co lo nia; cada sección presenta
ca ra cte rística s diferentes.

SECCIÓN DE SAN FERNANDO

Ésta es la sección m ás pequeña de la co lo nia (cuadro 13) aun si se


tom an en cuenta los terrenos conservados por Baudovin y Ja m in ; sin
embargo, es tam bién la que costó más a M artínez de la Torre porque
se trata de la parte más cercana a la zona urbanizada de la ciudad.

C uadro 1 3
Terrenos de la sección de San Fernando vendidos por Martínez de la Torre
en 1874-1876

Fecha de la Nombre del Nùm. de Forma de


Notario Valor $
escritura comprador varas (V2) pago

14 de
Antonio José
febrero de 17 400 13 050.00 Contado
Ferreiro Brillanti
1874

6 de
Antonio José
marzo de 36 162 19 341.00 Contado
Ferreiro Brillanti
1874

20 de $1 400.00
Antonio Francisco
mayo de 2 400 2 400.00 $1 000.00
Ferreiro Arce
1874 a 3 años

cf. 11 de
Antonio José Ma.
febrero de 6 512 3 451.36 Contado
Ferreiro Mata
1874

24 de Juan José
Antonio
marzo de Martinez 2 565 2 000.00 Contado
Ferreiro
1875 Zorilla

Total: 65 039 40 242.36


34 8 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

En esta sup erficie el fra c cio n a d o r no hizo un p arce lam ie n to en


lotes pequeños, sino que conservó, con ligeras v a ria n te s, la división
realizada para la partición de los terrenos con Escandón.
M artínez de la Torre vendió su parte, integrada por 6 5 0 3 9 varas
cuadradas, en siete lotes (plano 4 ); tres de ellos con una extensión de
53 562 varas cuadradas (82 % de la sección) los adquirió José B rilla n ti,64
especulador interm ediario que posteriormente los subdividió y revendió.
El precio de la vara cuadrada fluctuaba entre $0.5 3 y $ 1 .0 0 . La venta
de los terrenos se inició en febrero de 1874 y en ese año se concluyó
con una ganancia m ínima del 16% . Los terrenos tuvieron un costo de
$34079.21 y el prom otor los vendió en $ 4 0 2 4 2 .5 6 (cuadro 13). Esta
ganancia tan baja se explica porque era una extensión pequeña que se
vendió en lotes grandes y porque adem ás, la m ayor parte del terreno
(82% ) estaba hipotecada al mismo B rillanti, que lógicamente aprovechó
esta circunstancia para adquirir los terrenos a un precio que le perm itie­
ra obtener ganancias al revenderlos.
Todas las operaciones de la sección se realizaron al contado, con
excepción de una, por la cual el comprador reconoció a M artínez de la
Torre un crédito de $1 0 0 0 .0 0 , que el fraccio n ad o r cedió de inm edia­
to .65 Es evidente que ninguno de los com pradores de esta sección era
obrero, ni adquirió su terreno para v iv ir en la co lo nia. Por ta n to , los
objetivos de su creació n , tan com entados en la prensa obrera, no se
cum plieron en lo que respecta a esta parte (a menos que los obreros
hubieran comprado terrenos a los revendedores).

SECCIÓN DE BUENAVISTA

Esta es la parte más extensa de la colonia y la única que proporcionó


ganancias altas al fraccionador.
En 1874, M artínez de la Torre encargó al arquitecto M anuel Rin­
cón y Miranda el proyecto de esta sección de la colonia que consistió
solam ente en la división de m anzanas y la indicació n en el plano de

64 a g n c m , protocolos notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 14 de febrero y 6 de marzo de 1 8 7 4 .


65 AGNCM, protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 0 de mayo de 1 8 7 4 .
las calle s que iban a d ivid irlas. No se localizó el plano original con el
loteo to ta l, sino algunos parciales con secciones de cuatro m anzanas.
Sin embargo, es m uy claro que no existió una planeación de conjunto,
las parcelas eran de extensiones to talm ente diversas y estaban d is tri­
buidas sin seguir ninguna lógica, como si se hubieran ido trazando al
gusto del comprador. Incluso era muy común que cuando había un nú­
mero considerable de terrenos vendidos en una m anzana, se vendiera a
un interm ediario todo lo que sobraba, adquiriendo así este revendedor
una superficie totalm ente irregular (planos 5, 6 y 7).
Los d istin to s procedim ientos u tilizad o s para la venta de esta e x ­
tensa sup erficie form ada por cerca de 600 000 varas (deducida ya la
parte u tiliza d a para c a lle s) y el núm ero de vara s ad q u irid as por los
diversos com pradores nos m uestran qué tanto se cum plieron, o no, los
objetivos de la colonia.
Del total de varas vendidas en esta sección en vida del fraccionador,
63.2% lo compraron sólo seis personas (cuadro 14). José Brillanti, el mismo
intermediario que adquirió la mayor parte de la sección de San Femando,
compró una superficie de 75 542 varas que subdividió y revendió con ga­
nancias altas.66 Él había adquirido los terrenos a $0.25 la vara cuadrada y
los revendió a precios que fluctuaban entre $0.50 y $1.30 la vara.67
Casos similares, aunque con superficies menos extensas (de 17000 a
4 0 0 0 0 varas), son los de José Ma. Mata, Francisco de P. López y Mauro
Fernández de Córdova.68 Mata, que también había adquirido terrenos en
la sección de San Fernando, fue un liberal muy ligado a Mora y llegó a ser
político importante. Ocupó los cargos de M inistro Plenipotenciario de Co­
lombia, Secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores y diputado por el
estado de Veracruz al Congreso Constituyente.69

66 AGNCM, protocolo notario 245, Antonio Ferreiro, 7 de marzo de 1874.


67 a g n c m , protocolos notario 2 45 , Antonio Ferreiro, 24, 26 y 27 de marzo de 1874; 6 ,8 ,2 5 y
30 de abril de 1874 ; 19 de mayo de 1874.
68 a g n c m , protocolos notario 245, Antonio Ferreiro, 3 0 de abril y 21 de octubre de 1874 y 4 de
noviembre de 1875.
69 Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de México, Porrúa, M éxico, 1964, p. 89E.
350 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

C uad ro 1 4

Superficie de la sección de Buenavista vendida por Martínez de la Torre a


intermediarios

Fecha de la Nombre del Núm. de


Notario Valor $
escritura comprador varas (v2)

7 de marzo Antonio 18 885.00


José Brillanti 75 542.00
de 1874 Ferreiro

30 de abril Antonio Francisco de P.


34 277.20 15 160.00
de 1874 Ferreiro López

21 de octubre Antonio 9 979.68


José Ma. Mata 39 918.75
de 1874 Ferreiro

Mauro
9 de noviembre Antonio 4 240.50
Fernández de 16 962.00
de 1875 Ferreiro
Córdova

Juan Francisco
11 de diciembre Antonio Allsopp (Rep. 25 406.72
37 241.50
de 1875 Ferreiro del Ferrocarril
Central)

31 de marzo
de 1876, 12 de
Antonio 42 044.25
abril de 1876, Nicolás Álvarez 66 292.50
Ferreiro
10 de mayo de
1876

Total: 270 233.95 115 716.15


ANTOLOGÍASt 351
Historia

Otra extensión grande (66 292 .5 0) fue adquirida por el co m ercian­


te N icolás A lvarez, quien construyó su casa en una superficie mínima
y lo dem ás lo revendió a la Com pañía del F e rro ca rril C e n tra l. Ju an
Fran cisco A llso p, representante de esa co m pañía, com pró tam bién a
M artínez de la Torre cerca de 40 0 0 0 v a ra s.70 En ambos terrenos y en
un tercer lote comprado a Escandón, localizados todos en los linderos
de la estació n del Ferro carril M exican o , la Com pañía del Ferro carril
C entral estableció la estación y las vías de acceso a la ciudad del p ri­
mer fe rro ca rril intero ceánico que tuvo el país y que unió a la Ciudad
de M éxico con el Paso, Texas.
Los seis com pradores del 6 3 .2 % de la superficie total de la sección
de B u e n a v ista ad quiriero n los terreno s por e scritu ra pública (plano
4) y en su m ayor parte pagaron al contado. Sólo A llso p y Fernández
de Córdova los com praron a crédito, para pagar en un plazo de cinco
años. M artínez de la Torre subrogó, a los pocos meses, ambos créditos
y recuperó su dinero. El precio de estos lotes grandes varió entre $0.2 5
y $ 1 .0 0 la v ara , siendo los más caros los lo calizad o s ju n to a la e s ta ­
ción del Ferrocarril de Veracruz.
El 6 .5 % de la su p erficie la com praron por e scritu ra pública diez
personas, en terreno s que flu ctu a b an entre 1 000 y 6 0 0 0 varas c u a ­
dradas (cuadro 15).

70 agncm , protocolo notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 11 de diciembre de 1 8 7 5 .


352 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Te rre n o s v e n d id o s
a in te rm e d ia rio s

T erren o s v e n d id o s
p o r esc ritu ra p ú b lica

T e rre n o s v e n d id o s
po r co n tra to p riv a d o
P lano 4
Colonia Guerrero
Lotificación 1 8 7 4 - 1 8 7 6 .
Dibujo basado en los
planos del a sn cm .
El otro 3 0 .3 % de la superficie la adquirieron alrededor de 270 per­
sonas, en lotes más pequeños, cuya extensió n flu ctu ab a entre 100 y
1 400 varas. La forma de pago fue a dos años, m ediante la firm a de 24
pagarés que debían cu brir m ensualm ente (cuadro 15).
Estas operaciones se realizaron por co ntrato privado y no por e s­
critu ra pública e in clu ía n en cada caso los pagarés de 90 a 100 com ­
pradores detallando su nombre, el número de pagarés que adeudaban
y el valo r de éstos.71
En 3 5 % de los contratos privados hubo posibilidad de lo calizar los
terrenos en los planos parciales de la colonia y con ello se pudo d eter­
m inar el número exacto de varas que adquirió cada comprador (planos
5 y 6). Para los demás casos fue necesario obtener el número de varas
dividiendo el costo de cada terreno entre el valo r promedio de la vara
($ 0 .3 6 ), para obtener el número aproxim ado de varas vendidas.

C uadro 1 5
Superficie de la sección de Buenavista vendida por Martínez de la Torre en
terrenos chicos

Concepto Núm. de varas (V2) Valor $

10 terrenos de Buenavista vendidos


por escritura pública y localizados 27 919.00 8 814.46
en planos

95 terrenos de Buenavista vendidos


por contrato privado y localizados 52 382.25 18 977.54
en planos

175 terrenos de Buenavista


vendidos por contrato privado, sin 77 036.86 27 733.27
localización en planos

Total: 157 338.11 55 525.27

71 a g n c m , protocolos notario 2 4 5 , Antonio Ferreiro, 2 2 de mayo y 2 de junio de 1 8 7 4 y 5 de


agosto de 18 7 5 .
3 5 4 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

M a rtín e z de la Torre

CALLE SIN NOMBRE (MOSÜUETA)

-o
o

LA TORRE
<

CALLE PROLONGACIÓN DE LA MAGNOLIA DE


MARTÍNEZ

Pedro Escudero
Manuel M. Garcia

TERRENO DE SAN FERNANDO

P lano 5
Plano parcial de la
Colonia Guerrero.
Dibujo basado en los
planos del agncm .
A N TO LO G ÍA SI 3 55
H isto ria I

5a DE LA MOSQUETA
4a DE LA MOSQUETA
4a CALLE DE GUERRERO

2o F. P. LOPEZ

J.VALDEZ
Y SÁNCHEZ

e . ríos RODRÍGUEZ M. de J.
CHORNE
P. EGALLARDO
3a CALLE DE GUERRERO

miranda la F. P. LOPEZ

5a. DE LA MAGNOLIA
4a. DE LA MAGNOLIA

Plano 6
Plano parcial de la
Colonia Guerrero.
Dibujo basado en los
planos del a g n c m .
3 5 6 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

L Olivero V.
J. M. J. M. J.M. V.
M.
Ariona Mota Montesdeoca Mota Ruiz

9a
S'a-- 1M.

8a. CALLE
AVENIDA CAMELIA,

AVENIDA DEGOLLADO, 5a. CALLE

Reyes
Velasco
P. Sava tierra M. Reyes

AVENIDA MOSQUETA, 6a. CALLE

L V.
Garda Hinojosa
O
o V. Galvez J. Díaz
CC
< AVENIDA MOCTEZUMA, 5a. Calle

P lano 7
Plano parcial de la
Colonia Guerrero.
Dibujo basado en ios
planos del agncm.
Es evidente que M artínez de la Torre necesitaba mover su ca p ita l,
puesto que su activid a d no se lim itaba a la co m pra-venta de tie rra s.
Por ello, an tes de dos o tres meses de otorgados los pagarés, los tra s ­
pasaba y recuperaba el dinero líquido. En todos los caso s tra n s firió
los pagarés a la m ism a persona, José B rilla n ti, quien desem peñó un
papel muy im p o rtan te.72 Adem ás de ad q u irir grandes e xtensio nes en
la co lo nia, B rilla n ti tenía interés en com prar los pagarés seguram en­
te para quedarse con los te rre n o s y reven d erlo s en caso de que no
fueran cubiertos.
El precio de la vara cu ad rad a de estos lotes ch ico s varió entre
$ 0 .2 5 y $ 0 .8 5 , sin que se pudiera d e te rm in a r el porqué de las f lu c ­
tu a cio n e s en el costo de la v a ra , ya que en m uchos caso s, terren o s
aled año s dentro de una m ism a m anzana fuero n vendid os a precios
muy diversos.
Los diez casos de terrenos chicos, adquiridos por escritura pública,
m uestran que éstos fueron comprados por com erciantes o empleados
y no por artesanos y obreros. Sin embargo, existe la posibilidad de que
los lotes vendidos por co ntrato privado hubieran sido com prados por
este últim o tipo de población.
El promedio de varas cuadradas adquiridas por los 270 com prado­
res, es de 480 varas, a un precio promedio de $ 0 .3 6 , lo que da un total
de $ 1 7 2 .8 0 por terreno . Esta cantid ad , dividida entre 24 pagarés, re ­
presentaba abonos m ensuales de $ 7.20 que, para un obrero o artesano
cuyo salario promedio mensual era de $ 2 0 .0 0 ,73 co nstituía 36°/o de su
sueldo, porcentaje alto, pero posible.
Sin embargo, aún cuando aceptem os que parte de estos lotes h a­
yan sido com prados por obreros o artesanos, la mayor parte de la su­
perficie (6 3 .2 % ) la adquirieron interm ediarios quienes al revender los
terrenos, redujeron aún más las posibilidades de compra de por sí ya
lim itados, para la clase obrera.

72 Ibid.
73 Em iliano Busto, Estadística de la República Mexicana, Estado que guardan la agricultura,
industria, minería y comercio, Imprenta de Ignacio Cumplido, México, 1880, Tomo 1, Cuadro de
industria núm. 1, "Cuadro estadístico de industria en el Distrito Federal".
3 58 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

Entre los compradores de lotes chicos, pagados en 24 pagarés, pu­


dim os id e n tific a r a tres líd eres o b rero s: Fé lix y C ristó b al C a rv a ja l y
Cesáreo M iranda. El prim ero de ellos fue el prom otor de la sociedad
cooperativa de la colonia y era el que invitaba a los dirigentes de los
periódicos a v is ita r el fra ccio n a m ie n to ; los tres form aban parte de la
mesa directiva de la cooperativa de consum o.74
Como resultado a largo plazo, si bien la mayoría de los artesanos y
obreros no tuvieron oportunidad de ser propietarios de terrenos de la
colonia, sí fueron los pobladores de ésta como se verá al tra ta r sobre
los habitantes del fraccio nam iento. Tuvieron que conform arse con ser
los arre n d a ta rio s de las innu m erab les casas de vecindad que a llí se
co nstruyero n, dada la dem anda de vivien d a de la zona que requería,
por su im portante m ovim iento co m ercial, sa tisfa c e r la mano de obra
para las actividades del fe rro carril y porque las rentas eran más bajas
que en el centro de la ciudad.
Si el propósito de convertir al pobre trabajador en propietario no se
cumplió más que en una mínima parte, M artínez de la Torre sí realizó un
buen negocio sin tener que esperar el transcurso de los años como otros
fraccionadores y la promoción de la colonia se utilizó como mecanismo
de control para la agitada clase obrera y artesanal y como un medio
eficaz de propaganda política.
M a rtín e z de la Torre vendió en dos años 7 3 % de esta se cció n ,
4 2 7 5 7 2 .0 6 v a ra s c u a d ra d a s en $171 2 4 1 .4 2 que, au n a d o s a los
$57 240 .0 0 que valía el otro 2 7 % de superficie (159 000 varas cu adra­
das) conservadas a su m uerte según el inventario de sus bienes, dan
un total de $22 8 481.42 (cuadro 16). La parte restante de la superficie
original se utilizó para el trazo de calles.
M artínez de la Torre había invertido $28 0 0 0 .0 0 y obtuvo una ga­
nancia en sólo dos años de 816% , lo que significa una tasa de utilidad
anual de 4 0 8 % , ganancia muy alta si tom am os en cuenta que fue in­
mediata y en efectivo, ya que el fraccionador cedió todos los créditos.

protocolo notarlo
74 a g n c m , 245, Antonio Ferreiro, 22 de mayo de 1874; El Hijo del trabajo, 6 y
16 de agosto de 1 8 7 6 .
C uadro 1 6
Terrenos de la sección de Buenavista vendidos por Rafael Martínez de la Torre
en el período 1874-1876, conservados a su muerte.

Concepto Núm. de varas (V2) Valor $

Terrenos de la Sección de Buenavista,


vendidos en el período 1874-1876 427 572.06 171 241.42

Terrenos de la Sección de Buenavista, sin


venderse a la muerte de Mtz de la Torre 159 000.00 57 240.00

586 572.06 228 481.42

Superficie utilizada para el trazo de calles 132 716.69

Total: 719 288.75

SECCIÓN DE LOS ÁNGELES

Esta sección perteneciente a los barrios de los Reyes, San M iguel No-
noalco y los Ángeles, tenía una extensión de 451 880 varas, deducien­
do las dos ca lle s fo rm adas en sus lím ite s sur y o riente (plano 4 ). La
m ayor parte de la sección (257 000 varas) se fraccio nó hasta después
de la muerte de M artínez de la Torre, según consta en la solicitud que
presentaron sus hijos al juzgado y cuya venta se realizó en el periodo
1 8 8 2 -1 9 0 0 .75
La extensión vendida, en vida del fraccionador, se dividió en su mayor
parte en superficies grandes adquiridas a $0.12 la vara. Los compradores
de estos lotes los destinaron todavía a usos agrícolas, como el norteame­
ricano Santiago Schm it que compró 4 8 0 0 0 varas, para form ar el Rancho
del Huizache; y Rafael Domínguez que adquirió 74039.87 varas cuadradas,
incluyendo la casa del rancho, algunos pozos artesianos y alfalfares.76

75 Archivo Ju d ic ia l, Juzgado 2ode lo civ il, vol. 37, 1251162, Intestado de Rafael M artínez de la
Torre, Inventario de bienes.
76 a g n c m , protocolos notario 245, Antonio Ferreiro, 5 de septiembre de 1866 y 24 de abril de 1876.
3 6 0 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores M orales

19 480 varas fueron cedidas por M artínez de la Torre a Escandón,


quien ias destinó a la form ación de un terraplén para la via de acceso
a la ciudad del Ferrocarril M exicano. Escandón las compensò a Martínez
de la Torre al efectuarse la división de los terrenos de Buenavista y San
Fernando.
Las o tras 53 341 .1 3 v a ra s probablem ente se vendieron en parte
o en su totalidad en terrenos chicos destinados a habitació n, aunque
esta operación no se lo calizó porque debe haber sido registrada por
contrato privado y no por escritura pública. En el inventario de bienes
de M artínez de la Torre se incluye una partida que le adeudaban los
colonos de los Ángeles, lo que confirm a que ya se había iniciado en la
sección la venta de terrenos para uso habitacional.
La inversión del fraccionador de $13000.00 había aumentado a su muer­
te a $52 240.93 (cuadro 17), un incremento del 400% , ganancia considerable
si tomamos en cuenta que sólo se había vendido 43% de la superficie total
de la sección y además que 31.2% de ésta fue enajenada para uso agrícola.

C uadro 17
Terrenos de la sección de los Ángeles vendidos por Rafael Martínez de la Torre
en 1874-1876, conservados a su muerte

Concepto Núm. de varas (v2) Valor $

Terrenos vendidos a Rafael Domínguez


122 058.87 15 000.00
y Santiago Schmit

Terreno cedido a Antonio Escandón


19 480.00
para el terraplén del ferrocarril

Terrenos vendidos en vida de Martínez


53 341.13 6 400.93
de la Torre, por contrato privado

Terrenos de esta sección sin venderse


257 000.00 30 840.00
a la muerte de Martínez de la Torre

Total: 451 880.00 52 240.93


Para medir las dim ensiones de la especulación, es muy im portante
e fe ctu ar un cá lcu lo global de las g an an cias obtenidas por el fra c c io -
nador, en las tres secciones de la colonia.
A la fecha de su muerte, Martínez de la Torre había vendido el 62.30°/o de
la superficie total de la colonia. Estas 687491 varas le habían dejado un capi­
tal de $232884.71 que, aunados a los $88 080.00 que valían las otras 416000
varas conservadas a su muerte, dan un total de $320 964.71 (cuadro 18).
Su inversión inicial de $75 709.21 se incrementó 424°/o en sólo dos
años, lo que corresponde a una tasa de utilidad anual de 212% . La ganan­
cia obtenida fue alta si consideramos que se consiguió en un plazo muy
corto y en efectivo, ya que todos los créditos los cedió el promotor. No
tuvo por tanto que realizar ningún gasto, no promovió juicios por falta de
pago, ni instaló ningún tipo de servicio como veremos más adelante.
Tam bién es im portante considerar que la venta de los terrenos se
hizo prim ordialm ente en fraccio nes muy grandes; 6 8 .3 0 % de la super­
ficie global fue adquirida por sólo diez personas, todas interm ediarias,
quienes a su vez, obtuvieron una ganancia al revenderlos.
Seguram ente, la especulación registró mayores dim ensiones en las
ventas de la superficie que quedó a los hijos del fraccio nad o s m áxim e
si tomamos en cuenta que estos lotes se vendieron en el periodo 1885-
1900, cuando los precios habían registrado un aumento considerable. El
precio de la vara cuadrada en la zona fluctuaba entonces entre $ 0 .9 0 y
$ 1 2 .5 0 ,77 en tanto que en vida del fraccionador valía de $0.1 2 a $1.0 0 .
En el período 1 8 9 1 -1 9 0 0 , la fa m ilia M artínez de la Torre vendió 160
lotes en la parte que quedó del fraccio n am ien to .78

77 Mariano Téllez Pizarro, Tarifa de precios para el metro cuadrado de terreno, O ficina Tip. de la
S ría. de Fomento, México, 1902, p. 6.
78 Registro Público de la Propiedad, índices de 1891-1900.
362 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

LOS SERVICIOS

Durante la primera etapa de expansión de la ciudad, cuando se estableció la


Colonia Guerrero, el Ayuntamiento no había creado un reglamento al que se
sujetaran los fraccionadores que form aban colonias.

C uadro 18
Terrenos de la Colonia Guerrero (Secciones de San Fernando, Buenavista y
Los Ángeles), vendidos por Martínez de la Torre en el período 1874-1876, o
conservados a su muerte

Concepto Núm. de varas (V2) Valor $

Terrenos de la Sección de San Fernando,


65 039.00 40 242.36
vendidos por Martínez de la Torre

Terrenos de la Sección de Buenavista,


427 572.00 171 241.42
vendidos por Martínez de la Torre

Terrenos de la Sección de los Ángeles,


194 880.00 211 400.93
vendidos por Martínez de la Torre

Terrenos de la Sección de Buenavista,


conservados por Martínez de la Torre 159 000.00 57 240.00
a su muerte

Terrenos de la Sección de los Ángeles,


conservados por Martínez de la Torre, 257 000.00 30 840.00
a su muerte

Total: 1 103 491.00 320 964.71

Por otra parte, M artínez de la Torre no contrajo ninguna obligación


con las autoridades, ya que no solicitó permiso para la creación del fra c­
cionam iento. Por ello y quizás por tratarse de una colonia para estratos
bajos, con escasa capacidad de pago, el fraccionador ni siquiera promo­
vió ante el A yuntam iento la dotación de servicios y sólo se concretó a
vender los terrenos.
Esta colonia no gozó de la exención de impuestos prediales por cinco
años, otorgada a las de Santa M aría y A rquitectos, no obstante que su
población tenía menos recursos que la de estos fraccionam ientos.
Por tanto las autoridades, desde los inicios de la colonia, cobraban
co ntribucion es por terrenos cuyas casas estaban a medio co n stru ir o
no eran más que chozas de adobe, habitadas por población a la que
supuestam ente se pretendía ayudar. Sin embargo, si no la tom aban en
cuenta ni para em padronarla, mucho menos lo hacían para resolver los
graves problemas que enfrentaba.
Un oficio dirigido al Ayuntamiento, en 1877, por un grupo de colonos
nos da idea de las dimensiones del problema.79

"Los vecinos de las colonias de San Fernando y Buenavista no obstan­


te pagar con puntualidad las contribuciones respectivas carecemos de lo
más indispensable para vivir medianamente en sociedad como por ejemplo
alumbrado, policía, banquetas aunque sean de piedra menuda, atargeas
y a tal punto que han ocurrido tres casos lamentables y son el primero
haberse ahogado un anciano en una acequia hace pocas noches por no
haber visto el paso por la falta absoluta del alumbrado; el segundo que un
joven estuvo en la calle tirado cerca de 24 horas quizás a consecuencia de
algún ataque y no hubo un policía que lo levantara hasta que unos vecinos
creyéndole ebrio dieron parte al Sub-inspector que lo recogió ya cadáver, y
el tercero pasó precisamente antes de ayer que iba montado en el vehículo
un carretero y en un mal paso de la calle de Guerrero cayó de él y una
rueda pasó por el cuello; dejándolo muerto en el acto..."

Mencionan también que la colonia estaba habitada por más de 7 0 0 0


personas a quienes no se tomaba en cuenta, ni para empadronarlas. Esto
seguía sucediendo en 1882 como lo muestra el padrón de la ciudad levan­
tado entonces, que no incluye una sola manzana de la colonia, con excep­
ción de las calles que la lim itaban. El documento está firmado por cerca
de 90 colonos, lo que nos da idea de la cohesión que había entre ellos,
incluso habían formado también una sociedad de mejoras materiales.

79 AHCM, Colonias, vo l. 5 1 9 , Exp . 5.


3 6 4 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

La solicitud de los colonos fue atendida, en parte, porque el 5 de


mayo del año de 1877, las autoridades inauguraron algunas m ejoras.
Se colocaron 37 aparatos chicos de gas de trem entina para alum brar
el fra ccio n a m ie n to y el A yu n tam ie n to com isionó a 14 guardas y un
cabo para v ig ila r el orden y la seguridad de los vecinos.
Otros problemas pueden observarse m ediante los periódicos de la
época. El d irecto r de El Hijo del Trabajo en su v isita a la colonia hizo
notar el peligro de inundación representado por la zanja desagüadora
que venía del río del Consulado y que lim itaba el fraccio nam iento . Él
pensaba que si no se revisaba esta zanja la colonia registraría nu eva­
mente graves inundaciones e hizo alusión tam bién a la falta de alu m ­
brado y p o licía.80
El mismo periódico publicó un llam ado a los directores de la em ­
presa de los ferro carriles urbanos para que continuaran de 9 a 11 de la
noche el servicio a la Tlaxpana, por ser muy necesario para los colonos
de B ue n avista y San C osm e.81 En 1877 el m encionado diario obrero
publicó una petición al A yuntam iento para que dotara de agua a los
colonos de San Fernando y Buenavista (que eran más de 1 0 0 0 0 ) por­
que carecían totalm ente de e lla .82
En 1878, el m ism o periódico acusó a José Baudovin (uno de los
franceses a quienes compraron Escandón y M artínez de la Torre parte
de los terrenos de San Fernando) de "extranjero pernicioso, propietario
merced a sus artim añ a s de muchos terrenos en la colonia que perte­
necían a desgraciados que han caído en sus garras". Denunció también
que para edificar casas en la colonia, Baudovin extraía la tierra de las
calles dejando éstas intran sitab les por los enormes barrancos que ori­
g inab a.83 Esto nos confirm a que las calle s que dividían las m anzanas
no eran más que in d icacio n e s ca rto g ráfica s y que en el terreno sólo
había brechas o cam inos de tie rra desprovistos de cu alq u ie r tipo de
banqueta o empedrado.

so El hijo del Trabajo, 6 de agosto de 1876.


81 El hijo del Trabajo, 27 de mayo de 1877.
82 El hijo del trabajo, 29 de julio de 1877.
83 El hijo del trabajo, 18 de agosto de 1878.
LOS POBLADORES DE LA COLONIA

Las e s c ritu ra s de ven ta de los te rren o s no nos perm iten d e te cta r el


tipo de población que la h a b ita b a . Como ya vim o s, la m ayor parte
de la s u p e rfic ie la ad q uiriero n in te rm e d ia rio s q uienes ló g icam ente
no v iv ía n en el fra c c io n a m ie n to . Son los co m p rad o res de te rre n o s
c h ico s los p rim ero s que la h a b ita ro n , com o pudim os c o n s ta ta r al
id e n tific a r a la m ayor parte de los acreedo res de pagarés como f i r ­
m antes del o ficio presentado al A yu n tam ie n to so licita n d o los s e rv i­
cio s. Sin em bargo, como son personas que ad quiriero n los te rre n o s
por co n tra to privado, no tenem os info rm ació n sobre sus c a ra c te rís ­
tic a s o cup acio n ale s.
Ésta fue la prim era colonia de la ciudad que atrajo población rá ­
pidam ente. En 1877, a los tres años de su fund ació n, tenía ya 1 00 0 0
habitantes que vivía n en alrededor de 800 casas, m ien tras que la po­
blación de colonias fundadas veinte años antes, como la de los A rq u i­
tectos y Santa M aría, era aún muy escasa.
Los obreros y artesan o s que habían logrado o btener un terreno
en la co lo n ia e n fren taro n un nuevo problem a en 1878, una d isp o si­
ción que sig n ificó , para m uchos de ellos, la pérdida de su propiedad.
El gobernador del D istrito les dio el plazo de un mes para re e d ifica r
sus ch o zas o, de lo co n tra rio , se harían acreedo res a penas severas.
El cro n ista obrero com entó que las am enazas a los colonos para la n ­
z arlo s de su hogar se dieron en un m om ento en que el tra b a jo era
muy e scaso .84
La revisión de los padrones de la Ciudad de M éxico para 1882 y
1900 nos perm ite te n e r una idea más precisa del núm ero y tip o de
pobladores que habitaban el fra c cio n a m ie n to . El padrón de 1882 no
presenta info rm ació n de toda la co lo n ia, sino sólo de las ca lle s que
la lim ita n .85 Esto nos impide tener una m uestra rep resentativa de la
población y sólo nos proporciona indicadores muy generales.

84 El hijo del trabajo, 1 8 de agosto de 1 8 7 8 .


85 a h c m , Padrones Municipalidad de México, "Padrón de la municipalidad de México, 1882",
Vol. 3 4 2 3 .
3 6 6 I ANTO LO GÍAS
I M aria Dolores Morales

Las calles que rodeaban la estación del Ferro carril M exicano pre­
sentaban una población de com erciantes, em pleados y algunos profe­
sionistas en las casas solas o viviendas, y de artesanos en los cuartos.
Había tam bién población ocupada en o ficios relacionados con el
fe rro ca rril, como m aqu in istas, cargadores, carreros y toneleros. El Fe­
rrocarril M exicano transportaba a la ciudad la producción de pulque de
Apan. Por ello, se localizaban en la zona varias tonelerías y pulquerías.
Algunos dueños de éstas últim as, como las fam ilia s Adalid y Piña, eran
pro pietario s im p ortan tes de haciendas pulqueras. Tam bién había un
depósito de carros y anim ales de la Casa Iturbe que se utilizab a para
cargar el pulque, que después se repartía en las ca silla s de la ciudad.
Estos ejemplos nos dan alguna idea del fuerte m ovim iento co m ercial,
registrado en la zona.
El padrón de 1890 perm ite hacer un a n á lisis detallado por m an­
zana de la población de la c o lo n ia .86 H abitaban el fra c cio n a m ie n to
31 255 personas (cuadro 19 y plano 8), población considerable, si ob­
servam os que, en la m ism a fe ch a , Santa M aría contaba apenas con
6 0 0 0 habitantes; y la Colonia de los A rquitectos, con 3 500.
La población ocupada era de 12 840 individuos (deducidos los es­
colares y estudiantes) sin que podamos determ inar por la fuente la po­
blación económ icam ente activa, ya que ésta no proporciona las edades
por m anzanas.
La m ayor parte de la población pertenecía al sector de obreros y
artesanos, que representaba 43.66°/o del total de habitantes. Del grupo
destacaban los trabajadores de la construcción, que constituían 12.22% .
Seguían en im portancia los artesanos en madera, principalm ente carpin­
teros (6.33 % ), los trabajadores textile s (6.21% ), los jornaleros (4.77 % ),
los artesanos que trabajaban el cuero, en su mayoría zapateros (3.86% ),
y los que trabajaban el metal (3.33% ). Menos numerosos eran los pana­
deros (1.79% ), los cigarreros y pureros (1.06% ) y los mecánicos (0.99% )
(cuadro 20).

86 Dirección General de Estadística, Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio,


Censo de habitantes de la municipalidad de México, verificado el 12 de octubre de 1890, Oficina
Tipográfica de la Secretaría de Fomento, México, 1892.
P lano 8
Demarcación de
manzanas de la Colonia
Guerrero
I ANTOLOGIAS
368
I M aría Dolores M orales

C uadro 19
Población por manzana de la Colonia Guerrero en 1890

u Población Población Población Mujeres Hombres


c ar y ocupada .. total desocup. desocup.
manzana K ocupacion M r

Cuartel
mayor vii, 242 54 296 42 12
Manzana 5

Cuartel
mayor vil, 59 39 98 30
Manzana 6

Cuartel
mayor vn, 103 69 172 55 14
Manzana 7

Cuartel
mayor vn, 82 81 163 57 24
Manzana 8

Cuartel
mayor vil, 405 611 1 016 437 174
Manzana 9

Cuartel
mayor vil, 91 113 204 86 27
Manzana 10

Cuartel
mayor vn, 147 171 318 131 40
Manzana 11

Cuartel
mayor vil, 338 510 848 356 154
Manzana 12

Cuartel
mayor vn, 31 31 62 23
Manzana 22

Cuartel
mayor vil, 93 103 196 24 79
Manzana 23
Cuartel
mayor vn, 140 178 318 132 46
Manzana 24

Cuartel
mayor vil, 96 205 301 134 71
Manzana 25

Cuartel
mayor vil, 131 177 308 112 65
Manzana 26

Cuartel
mayor vil, 182 289 471 207 82
Manzana 36

Cuartel
mayor vn, 103 154 257 128 26
Manzana 37

Cuartel
mayor vil, 261 286 547 228 58
Manzana 38

Cuartel
mayor vil, 266 297 563 208 89
Manzana 39

Cuartel
mayor vil, 85 181 266 134 47
Manzana 50

Cuartel
mayor vn, 197 268 465 186 82
Manzana 51

Cuartel
mayor vil, 204 341 545 228 113
Manzana 52

Cuartel
mayor vn, 176 263 439 183 80
Manzana 53

Cuartel
mayor vil, 140 218 358 155 63
Manzana 62
I ANTOLOGIAS
370
I M aria Dolores Morales

Núm, f e Población Población población Mujeres Hombres


cuartel y ocupada sm -. total desocup. desocup.
manzana__________ __________ocupacion_________________________ ^ ^

Cuartel
mayorvii, 188 319 507 244 75
Manzana 63

Cuartel
mayorvn, 105 219 324 160 59
Manzana 65

Cuartel 219 434 161 58


mayor v, 215
Manzana 16

Cuartel 98 228 67 31
mayor v, 130
Manzana 17

Cuartel 299 489 233 66


mayor v, 190
Manzana 23

Cuartel 280 552 208 72


mayor v, 272
Manzana 24

Cuartel 203 340 156 47


mayor v, 137
Manzana 25

Cuartel 480 808 354 126


mayor v, 328
Manzana 27

Cuartel 603 1 162 438 165


mayor v, 559
Manzana 28

Cuartel
mayor v, 719 913 1 632 686 227
Manzana 29

Cuartel
mayor v, 68 105 173 83 22
Manzana 30
A N TO LO GÍAS I
H isto ria I

Cuartel
mayor v, 316 346 662 262 84
Manzana 31

Cuartel
mayor v, 379 458 837 326 132
Manzana 32

Cuartel
mayor v, 262 325 587 256 69
Manzana 33

Cuartel
mayor v, 165 233 398 169 64
Manzana 34

Cuartel
mayor v, 261 421 682 318 103
Manzana 35

Cuartel
mayor v, 309 303 612 244 59
Manzana 36

Cuartel
mayor v, 240 294 534 203 91
Manzana 37

Cuartel
mayor v, 170 191 361 130 61
Manzana 38

Cuartel
mayor v, 221 348 569 246 102
Manzana 39

Cuartel
mayor v, 109 151 260 116 35
Manzana 40

Cuartel
mayor v, 227 323 550 246 77
Manzana 41

Cuartel
mayor v, 244 409 653 318 91
Manzana 42
3 72 ANTOLOGÍAS
M aría Dolores Morales

pilart'píu Población Población Población Mujeres Hombres


’ ocupada .. total desocup. desocup.
manzana K ocupacion K M

Cuartel
mayor v, 263 411 674 286 125
Manzana 43

Cuartel
mayor v, 13 7 20 4 3
Manzana 44

Cuartel
mayor v, 213 261 474 216 45
Manzana 45

Cuartel
mayor v, 305 437 742 323 114
Manzana 47

Cuartel
mayor v, 313 394 707 267 127
Manzana 48

Cuartel
mayor v, 227 294 521 219 75
Manzana 49

Cuartel
mayor v, 68 35 103 23 12
Manzana 50

Cuartel
mayor v, 80 102 182 80 22
Manzana 51

Cuartel
mayor v, 113 178 291 132 46
Manzana 52

Cuartel
mayor v, 203 301 504 221 80
Manzana 53

Cuartel
mayor v, 347 378 725 273 105
Manzana 54
373

Cuartel
mayor v, 131 184 315 137 47
Manzana 55

Cuartel
mayor v, 79 107 186 84 22
Manzana 56

Cuartel
mayor v, 272 267 539 205 62
Manzana 57

Cuartel
mayor v, 219 309 528 212 97
Manzana 58

Cuartel
mayor v, 275 267 542 175 92
Manzana 59

Cuartel
mayor v, 113 94 207 68 26
Manzana 60

Cuartel
mayor v, 348 475 823 337 138
Manzana 61

Cuartel
mayor v, 117 240 357 177 63
Manzana 62

Cuartel
mayor v, 113 176 289 135 41
Manzana 63

Cuartel
mayor v, 88 239 327 151 88
Manzana 64

Cuartel
mayor v, 147 218 365 169 49
Manzana 65

Cuartel
mayor v, 142 127 269 97 30
Manzana 66

Total 13 575 17 680 31 255 12 891 4 789


3 7 4 I ANTOLOGÍAS
I M aria Dolores Morales

CUADRO 20
Población de la Colonia Guerrero ocupada en el sector de obreros y artesanos 1890

Ocupación Núm. de ocupados Total

Trabajadores de la construcción (albañiles,


pintores, canteros, ladrilleros, maestros 1569
de obra y adoberos)

Artesanos en madera (carpinteros,


851
torneros, ebanistas y toneleros)

Artesanos de textiles (costureras, sastres,


sombrereros, tejedores, modistas,
797
galoneros, pasamaneros, tapiceros,
empuntadoras, y bordadores)

Artesanos en cuero (zapateros,


495
talabarteros y curtidores)

Artesanos con metal (herreros, hojalateros,


fundidores, plateros, cobreros, latoneros, 428
herradores y doradores)

Impresores (tipógrafos, encuadernadores,


150
litógrafos y grabadores)

Otros artesanos (carroceros, dulceros,


alfareros, veleros, escultores, coheteros, 168 2 889
tintoreros y armeros)

Jornaleros 612

Panaderos 230
Cigarreros y pureros 136
Mecánicos 127

Cerveceros, fosforeros, jaboneros,


43 1148
horneros y aceiteros

Total: 5 606
ANTOLOGÍAS i 3 75
H isto ria I

D esp ués de e ste grupo m a y o rita rio , los s ir v ie n t e s fo rm a b a n


1 9 .8 4 % de la población de la co lo nia. Por problem as de la fuente no
podemos d eterm in ar si éstos viv ía n en casa de su patrón, o en su v i­
vienda y trabajaban fuera. Sin embargo, posiblem ente poco más de la
m itad eran dom ésticos, de acuerdo con el número de p ro fe sio n ista s,
m edianos co m e rcian tes y em pleados de la colonia que tenían la po­
sibilidad de ocupar sirvie n tes. Sin embargo, tam bién había una parte
de sirvie n tes que trabajaban fuera, porque hay varia s m anzanas com ­
puestas por 70% de cuartos, con un alto número de sirvientes.
Seguían en im portancia los co m ercian tes, que co n stitu ían 9 .8 8 %
de la po blació n; se tra ta de m edianos (determ inados porque e m p lea­
ban dependientes) y pequeños com erciantes.
C o ntin úa el grupo de los em pleados p a rticu la re s (6 .8 2 % ), la po­
blación ocupada en tran sp o rte s y se rvicio s (5 .3 4 % ), p rin cip alm e n te
cargadores, cocheros y carreteros, los m iem bros de la ad m inistració n
pública (5 .1 5 % ) y las m olenderas y to rtille ras (3 .5 8 % ).
Fin alm en te y en núm ero reducido, tenem os a los p ro fe sio n ista s
liberales (2 .2 8 % ), los propietarios (0 .5 2 % ), los labradores y hortelanos
(0.34 % ) (cuadro 21).
Si an alizam o s las ca ra c te rístic a s ocupacionales, por m anzana, en­
co ntram o s que las lo ca liza d a s más cerca de la v ie ja ciudad que co ­
rrespondían a la sección de San Fernando, eran las que concentraban
mayor número de dom ésticos y un bajo porcentaje de artesanos. Por el
contrario, en las m anzanas que corresponden a los terrenos de Buena-
vista y los Ángeles sobresalían los artesanos y había menos sirvientes.
Esto indica que la zona de San Fernando era de mayor sta tu s, que los
sirvie n te s trabajaban en casas de co m ercian te s, p ro fesio n istas y em ­
pleados; y que en la zona de los Ángeles y Buenavista se concentraron
más los artesanos y obreros, quienes lógicam ente no tenían sirvientes.
Los 31 255 pobladores de la colonia v iv ía n , en 1890, en 1 076 c a ­
sas, en su m ayor parte de un solo piso (8 9 % ), 1 0 .5 % de dos pisos y
sólo había tres casas de tres pisos.
I ANTOLOGÍAS
376
I M aria Dolores M orales

C uadro 21
Población de la Colonia Guerrero ocupada en otros sectores (excepto artesanos
y obreros) 1890

Ocupación Número de ocupados

Sirvientes (domésticos, lavanderas, porteros y jardineros) 2 547

Comerciantes (vendedores ambulantes, corredores y


1 269
agentes de negocios)

Empleados (particulares y dependientes) 876

Ocupados en transportes y servicios (cargadores, carreteros,


685
cocheros, peluqueros, aguadores, matanceros y arrieros)

Ocupados en administración pública (empleados


públicos, jefes, oficiales, soldados del ejército, policías, 661
telegrafistas, sacerdotes y marinos)

Tortilleras y molenderas 460

Profesionistas liberales (profesores, ingenieros, filarmónicos,


293
arquitectos, notarios, veterinarios y dentistas)

Propietarios 67

Labradores y hortelanos 43

Otras ocupaciones 333

Total: 7 234

Las 1 076 casas comprendían 9 200 departam entos en los que pre­
dom inaban los cu arto s (5 5 .6 8 % ), 2 2 .5 1 % de vivie n d as y 1 5 .6 1 % de
acce so ria s (cuadro 2 2). El promedio de departam en to s por casa era
muy alto, 8 .5 % , lo que nos muestra que gran parte de estas casas eran
vecindades. Esto se puede confirm ar por el alto número de este tipo de
casas que conserva actualm ente la zona.
Las manzanas que tenían más de 6 0 °/o de cuartos eran las mismas
en las que predominaban los artesanos, obreros y personas de escasos
recursos como cargadores, carreteros, etc. Esto nos muestra que, si
bien la mayor parte de los habitantes de la colonia eran artesanos y
obreros, esto no significaba que ellos fueran los propietarios de las
casas, sino que en la mayoría de los casos eran simplemente inquilinos
que habitaban los cuartos de las vecindades.
Estos indicadores comprueban una vez más que los objetivos de
la colonia no se cumplieron (como ya habíamos visto al analizar los
procedimientos seguidos para la venta de terrenos). Por ello, y quizás
porque los artesanos que habían logrado obtener un terreno lo per­
dieron con las disposiciones gubernamentales de reedificación, a los
quince años de fundada la colonia, cuando se había convertido en una
buena fuente de rentas para sus propietarios que no eran precisamen­
te artesanos ni obreros.

CONCLUSIONES

El análisis del caso empresarial de Rafael Martínez de la Torre y de su


importante participación en la promoción de fraccionamientos urbanos
ejemplificada en el estudio de la Colonia Guerrero, nos ha mostrado
el carácter y el poderío de los especuladores urbanos en esta primera
etapa de desarrollo de la ciudad. La gran extensión de terrenos subur­
banos que había logrado acaparar, son evidencia de sus grandes planes
especulativos que no pudieron cristalizarse por completo.
Las alianzas con Escandón para establecer su colonia, en una zona
de gran movimiento comercial, con Lerdo de Tejada y la Junta de Me­
joras materiales de Tacubaya para promover sus fraccionamientos con
propósitos supuestamente benéficos y de utilidad pública, no son sino
indicadores de cómo el fraccionador aprovecha su inserción en el sis­
tema político para asegurarse del éxito de su empresa y con ello de la
apropiación de una alta plusvalía, generada por la colectividad.
I ANTOLOGIAS
378
I M aría Dolores M orales

C uadro 2 2
Casas de 1, 2 y 3 pisos y número de cuartos, viviendas y accesorias
de la Colonia Guerrero, en 1890

Núm. de
. , Casas Casas Casas T . , Deptos Deptos Deptos T . .
cuartel y , . _ . _ . Total r r Total
’ 1 piso 2 pisos 3 pisos Vivs. Ctos. Acces.
m anzana

Cuartel
m ayor vil, 7 3 10 13 3 1 17
M zna 5

Cuartel
m ayor vil, 6 6 10 46 7 63
M zna 6

C uartel
m ayor vil, 7 4 11 23 6 18 47
M zna 7

Cuartel
m ayor vil, 4 4 8 23 37 4 64
M zna 8

Cuartel
m ayor vil, 22 12 1 35 93 110 31 234
M zna 9

Cuartel
m ayor vil, 19 1 20 38 53 14 105
M zna 10

Cuartel
m ayor vil, 15 4 19 51 22 12 85
M zna 11

C uartel
m ayor vil, 22 7 29 43 121 21 185
M zna 12

C uartel
m ayor vn, 10 10 20 1 21
M zna 22

Cuartel
m ayor vil, 14 1 15 36 14 6 56
M zna 23
ANTOLOGÍAS I
379
H isto ria I

Deptos Deptos Deptos


cuartel y 9“ ® 9a535 03535 3 Total Total
1 peo 2 pisos pisos Vws. Qos. Acces.
m anzana v r M

Cuartel
m ayor vn, 10 10 45 12 15 72
M zna 24

Cuartel
m ayor vil, 14 1 15 32 31 63
M zna 25

Cuartel
m ayor vn, 15 1 16 18 36 26 80
M zna 26

Cuartel
m ayor vn, 16 16 53 50 33 136
M zna 36

Cuartel
m ayor vil, 20 20 36 125 3 164
M zna 37

Cuartel
m ayor vil, 16 16 58 85 24 167
M zna 38

Cuartel
m ayor vn, 16 19 29 109 31 169
M zna 39

Cuartel
m ayor vn, 19 19 21 14 16 51
Mzna 50

Cuartel
m ayor vil, 19 19 24 95 31 150
M zna 51

Cuartel
m ayor vil, 17 17 16 126 27 169
M zna 52
3 8 0 I ANTOLOGÍAS
I M aría Dolores Morales

cuartel y S 3535 035353 Total ***** ? f P t05 ° eptos Total


m anzana plS0 pisos piS0S aos- Acces'

Cuartel
m ayor vil, 16 16 40 78 36 154
M zna 53

Cuartel
m ayor vil, 9 9 16 56 24 96
M zna 62

Cuartel
m ayor vil, 11 2 13 20 71 41 132
M zna 63

Cuartel
mayor vil, 22 22 11 133 23 167
M zna 65

Cuartel
m ayor v, 17 10 2 29 88 90 34 212
M zna 16

C uartel
m ayor v, 15 4 19 23 4 6 33
M zna 17

Cuartel
m ayor v, 22 1 23 30 61 9 100
M zna 23

Cuartel
m ayor v, 18 4 22 33 90 27 150
M zna 24

Cuartel
m ayor v, 14 1 15 39 85 8 132
M zna 25

Cuartel
m ayor v, 20 3 23 70 101 23 194
M zna 27

Cuartel
m ayor v, 23 2 25 146 131 42 319
M zna 28
ANTOLOGÍAS
H isto ria

cuartel^ Casas Casas Casas 3 Deptos Deptos Deptos yotg|


cua e V 1 piso 2 pisos pisos 0 a Vivs. Ctos. Aeces.
m anzana

Cuartel
m ayor v, 21 3 24 106 255 78 439
M zna 29

Cuartel
mayor v, 2 3 5 11 19 25 55
M zna 30

Cuartel
m ayor v, 11 11 49 109 44 202
M zna 31

Cuartel
m ayor v, 15 5 20 34 168 32 234
M zna 32

Cuartel
m ayor v, 17 2 19 61 63 18 142
M zna 33

Cuartel
m ayor v, 18 3 21 48 87 22 157
M zna 34

Cuartel
mayor v, 27 3 30 39 101 26 166
M zna 35

Cuartel
m ayor v, 22 3 25 27 119 39 185
M zna 36

Cuartel
m ayor v, 11 1 12 8 149 48 205
M zna 37

Cuartel
m ayor v, 4 4 4 98 17 119
M zna 38

Cuartel
m ayor v, 14 9 23 42 87 36 165
M zna 39
I ANTOLOGIAS
382
I M aría Dolores M orales

cu arte l0 03535 03535 C35353 j 0^g| Deptos Deptos Deptos Total


cua e y i pjgQ 2 pisos pisos Vivs. Ctos. Accès.
m anzana r r r

Cuartel
m ayor v, 17 18 24 48 23 95
Mzna 40

Cuartel
m ayor v, 13 13 12 139 26 177
M zna 41

Cuartel
m ayor v, 21 21 23 141 28 192
M zna 42

Cuartel
m ayor v, 10 22 98 24 144
M zna 43

Cuartel
m ayor v, 6 6
M zna 44

Cuartel
m ayor v, 15 15 45 70 18 133
M zna 45

Cuartel
m ayor v, 13 13 44 163 30 237
M zna 47

Cuartel
m ayor v, 14 15 50 114 32 196
M zna 48

Cuartel
mayor v, 12 12 4 160 44 208
M zna 49

Cuartel
m ayor v, 7 23 10 40
M zna 50

Cuartel
m ayor v, 1 1 27 29
M zna 51
A N TO LO G ÍA SI 383
H isto ria I

cuartel y ^ J * 35 05535 3 Total xD5 ptos ? f ptos * ptos Total


m anzana piso plS0S pisos ao s- Acces'

Cuartel
m ayor v, 12 12 14 25 12 51
M zna 52

Cuartel
m ayor v, 20 1 21 23 105 22 150
Mzna 53

Cuartel
m ayor v, 22 1 23 47 192 33 272
M zna 5 4

Cuartel
m ayor v, 7 1 8 4 106 35 145
M zna 55

Cuartel
m ayor v, 12 1 13 15 32 19 66
M zna 56

Cuartel
m ayor v, 18 1 19 15 141 38 194
M zna 57

Cuartel
m ayorv, 10 10 10 83 17 110
M zna 58

Cuartel
m ayorv, 5 5 6 127 10 143
M zna 59

Cuartel
m ayorv, 9 9 4 53 10 67
M zna 60

Cuartel
m ayo rv, 25 25 12 156 31 199
M zna 61

Cuartel
m a y o rv , 20 20 13 84 26 12 3
M zn a 62
ANTO LO GÍAS
384
M aría Dolores Morales

Núm. de
Casas Casas Casas 3 Deptos Deptos Deptos
cuartel y Total Total
1 piso 2 pisos pisos Vivs. Ctos. Acces.
m anzana

Cuartel
m ayor v, 9 1 10 11 64 20 95
M zna 63

Cuartel
m ayor v, 7 7 11 54 12 77
M zna 64

Cuartel
m ayor v, 10 10 9 96 19 124
M zna 65

Cuartel
m ayor v, 13 13 18 42 11 71
Mzna 66

Total: 960 113 3 1076 2071 5568 1561 9200

M artín ez de la Torre tenía entre sus contem poráneos la imagen


ideal de un gran promotor del bien de la población y del progreso del
país. No obstante, el an álisis de la Colonia Guerrero nos mostró que su
propósito de crear una colonia de interés social no se cum plió. De lo
contrario, el promotor no hubiera vendido la mayor parte del terreno a
especuladores revendedores, ni habría dejado a los colonos desprovis­
tos de los servicios más indispensables. Menos aún hubiera aceptado
que Lerdo de Tejada lo u tiliz a ra para hacerse propaganda p o lítica y
para ca n alizar los esfuerzos de una incipiente clase obrera.
Sin em bargo, fue un em p resario m uy d in ám ico que sale de los
moldes del clásico especulador de tie rra s. En com paración con otros
fraccio n ad o re s, como Fran cisco Som era, su actu ació n es ya más c a ­
p ita lis ta , in clu so , en la fo rm a de ven d er los te rre n o s del fra c c io n a ­
m iento. Som era vendió va ria s veces los mismos lotes porque su pago
no le era cubierto y m uchos los conservó por decenios como capital
potencial que perm aneció in a ctiv o , hasta que se presentaron m ejo­
res o p o rtunid ad es de v e n ta . M artín e z de la To rre, por el co n tra rio ,
ANTO LO GIAS I
385
H isto ria [

vendió en un lapso de dos año s la m ayor parte de los te rre n o s ; un


alto p o rcen taje en fra c c io n e s grandes al co ntad o , y los cré d ito s de
los que vendió a dos años, los trasp asó para recu p e rar su dinero de
inm ed iato e in v e rtirlo n u evam en te. Es decir, m ovía su ca p ita l co n s­
tan tem en te para su m ayor reproducción.
Sus actividades fueron muy d iversificadas ya que incursionó d ire c­
tam ente en todos los sectores, no como Som era cuya inversión en la
industria fue m eram ente casual y m om entánea. M artínez de la Torre
mostró gran empeñó en dar impulso y progreso al país por los medios
que consideraba efectivo s: la explotación y com ercialización de la pro­
ductividad de la tie rra , en funció n de m ontar una e stru ctu ra ag raria,
ap rovechando los m ecanism os legales de desposesión de los bienes
e cle siá stico s y co m unales, el apoyo a la p o lítica de co lo n izació n en
sus dos aspectos: colonias ag rícolas, para la inm igración extran jera, y
co lo nias urb anas; y sus intentos por p a rticip a r en la m inería y en la
n aciente industria al fund ar em presas que posteriorm ente llegaron a
d e sa rro lla rse ; prueba de ello es que alg unas han perdurado hasta la
actualidad . En este sentido puede considerarse como representante de
una burguesía em presarial con c a ra c te rístic a s más m odernas que las
que ofrecen muchos de sus contem poráneos.

BIBLIO GRAFÍA

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El Noticioso, Imp. de Irineo Paz, M éxico, 2 de noviembre de I882.

A r c h iv o s

AGNCM

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, Escritu ra 5 de noviembre de


1857.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, Esc. 9 de ju n io de 1859 y


12 de abril de 1860.

Protocolo Notario 4 2 6 , Francisco M adariaga, I de mayo de 1855 Not.


431, A. M anuel de M adariaga 18 de mayo de 1855.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 12 de mayo de 1854.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 23 de febrero de 1857.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 5 de agosto de 1856.

Protocolo Notario 245 , Antonio Ferreiro, 6 de ju lio de 1868.

Protocolo Notario 721, Agustín Vera y Sánchez, 25 de abril de 1852.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 28 de octubre de 1857.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 18 de marzo de 1859.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 30 de mayo de 1859.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 2 de julio y 25 de agosto de 1856.


I ANTOLOGIAS
388
I M aría Dolores M orales

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 20 de ju n io de 1856.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 21 de septiem bre de 1866.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de marzo de 1865.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 24 de marzo de 1865.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 10 de octubre de 1866.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 16 de agosto de 1864.

Protocolo Notario 292, Fermín González Cossío, 19 de enero de 1876.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de octubre de 1874.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 7 de mayo de 1873.

Protocolo Notario 246, Antonio Ferreiro, 4 de marzo de 1874.

Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 4 de diciem bre de 1856.

Protocolo Notario 725, José V illela , 6 de octubre de 1868.

Protocolo Notario 28, Gil M ariano León, 30 de mayo de 1878 y 12 de


mayo de 1881.

Protocolo Notario 617, Agustín Roldán, 27 de septiem bre de 1883.

Protocolo Notario 22, Carlos Fernández, 6 de enero de 1896.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de octubre de 1875 y 14


de marzo de 1876.

Protocolo Notario 721, Agustín Vera y Sánchez, 14 de febrero de 1853.


Protocolo Notario 169, Ramón de la Cueva, 29 de octubre de 1862.

Protocolo Notario 292, Fermín González Cossío, 2 de diciem bre de 1869.

Protocolo Notario 362, Crescencio Landgrave, 17 de abril de 1874.

Protocolo Notario 598, Hacienda, Agustín Pérez de Lara, 27 de octubre


de 1871.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 27 de marzo de 1865.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 24 de marzo de 1865.

Protocolo Notario 245 , Antonio Ferreiro, 1 y 7 de febrero de 1866.

Protocolo Notario 245 , Antonio Ferreiro, 21 de octubre de 1865.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 31 de enero de 1867, 11 y 12


de febrero de 1874 y 5 de marzo de 1874.

Protocolo Notario 617 Agustín Roldán, 20 de enero de 1882.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 14 de febrero y 6 de marzo de 1874,

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 20 de mayo de 1874.

Protocolo Notario 245 , Antonio Ferreiro, 7 de marzo de 1874.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 24, 26 y 27 de m arzo; 6, 8, 25


y 30 de abril y 19 de mayo de 1874.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 30 de abril y 21 de octubre de


1874 y 4 de noviembre de 1875.

Protocolo Notario 245 , Antonio Ferreiro, 11 de diciem bre de 1875.


I ANTOLOGÍAS
390
I M aría Dolores Morales

Protocolo Notario 245, A ntonio Ferreiro, 22 de mayo y 2 de ju n io de


1874, 5 de agosto de 1875.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 22 de mayo de 1874 y El Hijo


del trabajo, 6 y 16 de agosto de 1876.

Protocolo Notario 245, Antonio Ferreiro, 5 de septiembre de 1866 y 24


de abril de 1876.

Archivo Ju d icia l, Juzgado 5o de lo C ivil, 16 de enero de 1881.

Archivo Judicial, Juzgado 2o de lo Civil, vol. 37,1251162, Archivado en julio


19 de 1929. Intestado de Rafael Martínez de la Torre (Inventario de bienes).

Archivo del Ayuntam iento, Colonia de la Teja, vol. 521 exp. 1.

Archivo del Ayuntam iento, Colonias, vol. 519, exp. 5.

Registro Público de la Propiedad.


Esta edición estuvo a cargo dei Programa Editorial
de la División de C iencias y A rtes para el Diseño, de la
Universidad Autónoma M etropolitana, Unidad Xochim ilco.
Terminó de imprimirse en agosto de 2011 en los talleres de
Solar Servicios Editoriales, ubicados en Calle 2 núm. 21,
colonia San Pedro de los Pinos, 03800, México D.F., Tel. 55151S57.
Tiraje: 500 ejemplares más sobrantes para reposición.
M A RÍA DOLORES M O RALES M ARTÍN EZ

Es P ro fe s o r a -in v e s t ig a d o r a de la D ire c c ió n de E s t u d io s H is tó r ic o s (D E H ) del


In s t it u to N a c io n a l de A n tr o p o lo g ía e H is to r ia ; M ie m b ro del S e m in a r io de H is to ria
U rb a n a d e sd e su c re a c ió n en la d é c a d a de lo s a ñ o s s e te n ta . A c t u a lm e n t e p a r t ic i­
pa en el c o le c t iv o " C e n s o s H is tó r ic o s 1 7 5 3 - 1 8 8 2 " de la D E H .
S u s in v e s t ig a c io n e s se h an c a r a c t e r iz a d o p o r el rig u ro s o m a n e jo y a n á lis is
de la s fu e n t e s d o c u m e n ta le s y p o r su v in c u la c ió n c o n la c a r t o g r a fía u rb a n a ; a sí
c o m o p o r s u s im p o rta n te s a p o rt a c io n e s p ara la h isto ria de la C iu d a d de M é x ico ,
en e s p e c ia l, para lo s t e m a s de la p ro p ie d a d u rb a n a , la d e s a m o rt iz a c ió n de lo s
b ie n e s del c le ro , las t r a n s fo r m a c io n e s e s p a c ia le s , el c re c im ie n to u rb a n o , lo s e m ­
p re s a rio s fr a c c io n a d o re s , lo s g r a n d e s e s t a b le c im ie n to s c o m e r c ia le s , lo s c e n s o s de
p o b la c ió n , lo s u s o s de su e lo y la v iv ie n d a .
En 1 9 8 1 o b t u v o el P re m io " H is t o r ia de la C iu d a d de M é x ic o " o t o r g a d o p o r
el A r c h iv o H is t ó r ic o de la C iu d a d d e M é x ic o . H a p u b lic a d o n u m e r o s o s c a p ít u lo s
y a r t íc u lo s en r e v is t a s y lib r o s a c a d é m ic o s , t a n t o n a c io n a le s c o m o e x t r a n je r o s .
E n t r e s u s p r in c ip a le s p u b lic a c io n e s d e s t a c a n : lo s a r t íc u lo s " E s t r u c t u r a u r b a n a
y d is t r ib u c ió n de la p ro p ie d a d en la C iu d a d de M é x ic o en 1 8 1 3 " y "La e x p a n ­
s ió n d e la C iu d a d de M é x ic o : el c a s o de lo s f r a c c io n a m ie n t o s " ; la c o o r d in a c ió n
d e l lib ro C o n t in u id a d e s y r u p t u r a s u r b a n a s en lo s s ig lo s xvm y xix. Un e n s a y o
c o m p a r a t iv o e n tre M é x ic o y E s p a ñ a y lo s lib r o s en c o a u t o r ía p u b lic a d o s en
2 0 0 6 y 2 0 0 9 : El quehacer de censar. Cuatro historias y Territorio y demarcación
en los censos de población. Ciudad de México, 1753, 1790, 1848 y 1882.

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