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Desde el punto de vista social, tomando en cuenta las

creencias; estudios y opiniones de grandes sociólogos a lo


largo de la historia, se dice que el desarrollo humano inicia
de manera particular en cada individuo a partir de la conducta
que adquiere desde su niñez a medida del cómo influyen los
diferentes factores motivacionales y sociales a los que somos
sometidos en el transcurso de la vida. Es un proceso
espontáneo que se transforma y alimenta de forma gradual
por medio de elementos como vínculos emocionales, la
interacción y convivencia con otros individuos, los valores
inculcados por la familia y principalmente sociales como la
educación, la salud, la economía, el género; ya que la
conformación de una propia identidad está ligada a la
sociedad en la que se vive.

El individuo confecciona una personalidad ideal para sí


mismo basándose en atributos que le son acordes o no, desde
el ámbito donde se desarrolla, referente al papel que deberá
desempeñar en el campo social al cual pertenezca o decida
estar asociado para cumplir sus metas u objetivos.

Pierre Bourdieu, estableció que un campo es un espacio


social de acción y de influencia en el que confluyen relaciones
sociales determinadas. Estas relaciones quedan definidas por
la posesión o producción de una forma específica de capital,
propia del campo en cuestión. Cada campo es —en mayor o
menor medida— autónomo; la posición dominante o
dominada de los participantes en el interior del campo
depende en algún grado de las reglas específicas del mismo.
El conjunto estructurado de los campos, que incluye sus
influencias recíprocas y las relaciones de dominación entre
ellos, define la estructura social.

Se puede decir entonces, que el campo es un espacio


social de acción y de influencia del cual no solo deriva de la
clase social al cual pertenezcas si no que involucra todo lo
concerniente a nuestros actos, valores, pensamientos y
acciones por los cuales tomamos determinadas decisiones.

Considerando que las interacciones de los actores en el


campo dependen y están definidas totalmente del capital
propio del campo en cuestión, cabe resaltar que uno de los
principales capitales del cual dependemos para el desarrollo
humano es el cultural, ya que es el que se adquiere en el
seno de una familia. ¿Pero qué pasa cuando los individuos de
un campo cultural específico no están acorde con las “reglas y
normas” que se dice, son importantes para el mismo?, ¿Puede
un individuo que pertenece a un campo, con capital cultural
inculcado desde el ámbito familiar, pensar que las condiciones
sociales del mismo no son correctas para su desarrollo
personal pleno?

Dos jóvenes fueron criados por sus padres bajo


paradigmas de sus antepasados en los que se basaban
principalmente en la búsqueda de lo esencial para vivir y
convivir (lo que realmente significa, sobrevivir); donde la
calidad de vida no era algo predominante o bien, algo lejos de
alcanzar. Adquirir una educación primaria no era algo
prioritario si no un lujo y quien pudiera disfrutarla obviamente
era parte de una clase social “acomodada”. Desde su infancia,
y de forma aislada, los individuos se desarrollaron
abruptamente en un ámbito social que los obligó a adoptar
responsabilidades y conductas que no eran propias de su
edad. Siendo parte de familias numerosas, debieron hacerse
cargo del cuidado físico y mental de sus hermanos menores.
Hasta el punto de tener que trabajar siendo niños menores de
10 años para colaborar con la manutención de la familia en
general.

Fueron criados bajo principios de familias disfuncionales,


donde sus hermanos lo eran, solo por relación de uno solo de
sus padres y gran parte de su infancia se basó en maltratos
físicos y psicológicos, bien fueran por sus propios padres o
por las parejas sentimentales de los mismos.

Al iniciar su adolescencia, estos jóvenes ya habían


forjado una conducta basada en experiencias poco ambiciosas
para su crecimiento personal pleno. Estaban llenos de
responsabilidades y habilidades infringidas por sus padres
para el desarrollo de otros. Sin embargo no carecían de
expectativas, objetivos y metas propias.

En la búsqueda de su independencia, salieron del hogar


familiar en la etapa de la adolescencia para trabajar y vivir en
hogares de otras familias. Iniciaron estudios primaros en
instituciones para jóvenes con característica y modalidades de
vida similares a los suyos, sin embargo no alcanzaron
terminarlos.

Dedicaron el transcurso de su adolescencia a trabajar y


subsistir para beneficios propios. Al alcanzar la edad madura
se conocieron, formaron una relación de pareja y decidieron
casarse. Al poco tiempo consiguieron una casa propia la cual
debían pagar poco a poco. El esposo consiguió trabajo en una
empresa donde le otorgaron buenos beneficios y brindaron
una estabilidad económica.

Cuando tenían dos años de casados tuvieron su primer


hijo y cuatro años después nació el segundo. Pasaron por
altas y bajas en su matrimonio y en la crianza de sus hijos. El
esposo tuvo varios trabajos en diferentes empresas, con el
interés de conseguir mejores beneficios cada vez. La madre
se dedicó al cuidado de la familia y juntos, a la enseñanza de
valores y respeto que consideraron eran importantes e
indispensables para ellos, basados en lo aprendido por las
vivencias a lo largo de su vida.

Llegado el momento, los niños iniciaron sus estudios


primarios y los padres no podían ayudarlos con sus deberes
porque no tenían los conocimientos necesarios. Siendo así,
consiguieron tutores de medio tiempo para que orientaran a
sus hijos.

Así transcurrió el tiempo, los hijos fueron creciendo y


desenvolviéndose en un hogar estable, repletos de valores y
enseñanzas que le permitieron cumplir y alcanzar sus
objetivos, estudiaron la secundaria y fueron a la universidad,
donde consiguieron forjar una carrera profesional. El esposo
consiguió depender de sí mismo con la oportunidad de tener
su propia empresa y con el apoyo de su esposa. La pareja
mantiene un feliz matrimonio y aun se esfuerzan por que su
familia pueda tener una vida y desarrollo pleno.
Reflexionando sobre las vivencias de las personas,
relatadas anteriormente, se pudiera creer que los patrones
inculcados desde la infancia habrían determinado su conducta
para criar a sus hijos bajo las mismas enseñanzas. Pero fue
gracias a sus propias experiencias, positivas y negativas, a lo
largo de su vida lo que los llevó a modificar la estructura
social que les fue impuesta.

Que el capital cultural que les fue interiorizado no les


permitiese obtener desde sus inicios un desarrollo personal
satisfactorio y no estar de acuerdo con dichos paradigmas,
conllevo a que decidiesen adquirir y formar un conjunto de
conductas y juicios distintos a los que les fueron impuestos y
poder brindar a sus hijos un mejor desarrollo del que ellos
tuvieron, inculcándoles otros factores que consideraron fueron
de importancia para conseguir que fuese placentero para
ellos.

Más, sin embargo, romper con esos paradigmas también


les permitió poder alcanzar a futuro un propio desarrollo
personal pleno, conseguir forjar una unión sentimental estable
y orientar sus vidas a poder alcanzar el logro de sus metas y
objetivos.

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