Está en la página 1de 134

mar

madre de
redero
E. SCHILLEBEECKX OP
Profesor de Teología Dogmática
y de Historia de la Teología en
la Universidad Católica de
Nimega, Holanda

MARÍA, MADRE
DE LA REDENCIÓN
BASES RELIGIOSAS
DEL MISTERIO DE MARÍA

Ediciones FAX
/urbano 80
MADRID
Original en holandés: E. SCHILLEBEECKX OP. María, Moeder
van de verlossing.—H. Nelissen, Bilthoven. Primera edi-
ción holandesa, 1954.
© Uitgeverij H. Nelissen, Bilthoven
Ediciones FAX. Madrid. España

Traducción por
CONSTANTINO RUIZ-GARRIDO

La traducción española se basa en la tercera edición ho-


landesa revisada (1957), y ha recibido nuevas correcciones ABREVIATURAS
y adiciones del Autor (1968). Toda la traducción española
ha sido aprobada por él.
AAS Acta Apostolicae Seáis
BA Bíblica
BJ Bijdragen, Tijdsc\rift van Philosophie en
Theologie \
DB Denzinger-Bannwaijt, Enchiridion Symbolo-
rum 1
ETL Ephemerides Theolovicae Lovanienses
GL Geist und Leben 1
KL Kultuurleven
LV Lumiére et vie
PG Migne, Patrología Graeca
PL Migne, Patrología Latina
RB Revue biblique
RSR Recherches de science religieuse
ST St Thomas Aquinas, Summa Theologiae
Es propiedad
VS La Vie Spirituelle
Impreso en España 1969 ZAW Zcilschrijt Jür die alttestamentliche Wissen-
Prlnted in Spain
schajt
Depósito legal: M. 16414.—1969 ZKT Zeitschrljt Jür kaüwlische Theologie

Gráficas Halar, S. L.-Andrés de la Cuerda, 4.-Madrid-15.-1969.


INTRODUCCIÓN

Es imposible llegar a una sana interpretación del


misterio mariano, en toda su hondura cristicma, si el
tema lo disociamos del misterio de Cristo. Lograremos
tan sólo una verdadera inteligencia, cuando permita-
mos que el misterio de María se desarrolle plenamen-
te dentro del misterio de Cristo, ya que la Mariología
y la Cristología no existen como entidades separadas,
sino que constituyen un solo conjunto orgánico. Si no
se acepta esta concepción básica y evidente por sí
misma, si no se la acepta—digo—como el principio
director predominante en nuestra contemplación del
misterio mariano, entonces no sería completamente
irrazonable esperar que la redención cristiana, como
resultado de todo ello, sea contemplada en falsa pers-
pectiva, y que nuestro estudio del tema se vaya a apar-
tar del principio fundamental del dogma católico, a
saber, que somos redimidos por Dios. Porque, en reali-
dad, somos redimidos únicamente por Dios, pero en la
forma humana y a travos de la forma humana en que
El se nos manifestó: somos redimidos por medio de
Jesucristo, Dios hecho hombre. Ahora bien, en virtud
10 INTRODUCCIÓN
INTKODUCCION 11

de nuestro libre consentimiento, que está implicado grada de la Iglesia, común tanto para la tradición
necesariamente en la redención, todos nosotros (y, de oriental como para la tradición occidental. Como una
manera especialísima y profunda, María) participa- persona que está a nuestro lado en la larga fila de
mos, como seres humanos, en la redención. Nosotros los redimidos, María ocupa un lugar preeminente. Ella
somos "co-redentores", aunque esto adquiera la forma no es simplemente un miembro especialmente impor-
de una "receptividad activa" hacia el Dios-Hombre, tante del Cuerpo Místico, sino que es una persona que
que es el único Redentor. está muchísimo más cerca y que es muchísimo más
Esta es una de las principales razones de que la íntima: como la Madre del Cristo total, de la cabeza
Iglesia tienda a evitar el título mañano de "co-re- y de todos los miembros del cuerpo místico de Cristo.
demptrix" (= corredentora) en sus documentos ofi- Dos verdades se hallan en el núcleo mismo del mis-
ciales, y de que acuda generalmente a formulaciones terio mariano. Entre la humanidad redimida, la Ma-
menos sobrecargadas, tales como "partícipe en la re- dre de Dios es el ser más sublime de todos y las pri-
dención". La Iglesia tiene tan profunda conciencia de micias de la redención. Al mismo tiempo, ella es la
que "Jesús" significa "Yahvé ha salvado", que siente madre de toda la humanidad redimida y, como tal,
que el término de "corredención" implicaría que Ma- su influencia, dentro del mundo redimido, es univer-
ría, aunque subordinada a Cristo, era—no obstante— sal y se extiende a todos los que son corredimidos. En
complementaria de El en la realización de la reden- nuestro examen del tema, trataremos de reducir es-
ción. La Iglesia está absolutamente convencida del tas dos verdades básicas a una sola visión, a fin de
hecho de que no hay más que un solo Mediador entre poner de relieve—de la manera más clara posible—la
el Padre y nosotros que somos sus hijos: "Porque hay unidad orgánica que existe entre los diversos miste-
un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios rios marianos y este único principio mariológico.
y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se
"El amor le dio mil nombres" 1. Pero sabemos por
entregó a sí mismo como rescate por todos. Este es el
experiencia que el amor que no está bien informado
testimonio dado en el tiempo oportuno" (I Timoteo
tiende a expresarse exageradamente y a dar una fal-
2, 5-6). Por única que sea María y por muy universal
sa interpretación de la gran verdad. La teología, como
que sea su papel en el plan divino de la salvación,
parte vital de la vida de la fe de la Iglesia, y como
sigue siendo verdad, que todos los hombres, con ex-
organismo vivo que actúa dentro de ella, está no sólo
cepción de Cristo, el Dios-Hombre y Redentor, son
al servicio del oficio de enseñar que tiene la Iglesia
esencialmente personas redimidas. Por eso, sería más
exacto hablar de una comunión personal con Cristo,
quien es—El mismo—la redención, porque esto im-
1
plica una asociación en la redención. Es el primor VOIHO do u n himno popular flamenco, en honor
de MarlB, compuflHto por AuguHtus CuppenB: Onze Lieve Vrouw
Por otro lado, la idea del puesto excepcional de Ma- van Vlaandnrrn. Entro IOH mil nombro» que el amor ha dado a
María, ninguno OH tan quorldn parii IOH corazones flamencos como
ría entre la humanidad redimida es una herencia sa- el de "NuoHtra Hoflora do Klundei»".
12 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 13

(es decir, al servicio del Magisterio), sino que tam- pusieron en guardia contra el peligro de conferir fal-
bién cae bajo su control. Sigúese de ahí que la teolo- sos títulos a María con la pretensión de honrarla, ya
gía debe actuar como la caja de resonancia (una caja que ella está suficientemene honrada con los glorio-
de resonancia con espíritu critico) de la actual pre- sos títulos que son suyos de veras. Como ejemplos,
dicación de la Iglesia, y, al mismo tiempo, preparar citaremos al seudo-Alberto: "No pretendemos ador-
el camino para la predicación de la Iglesia en el fu- nar a la gloriosa Virgen con nuestras mentiras" 2. San
turo. Por este motivo, todo estudio teológico ha de Bernardo dice: "El honor de la Reina exige única-
tratar de penetrar más y más profundamente en el mente fidelidad; la Virgen regia no necesita falso ho-
insondable misterio de la realidad de María dentro nor, ya que está abundantemente dotada de verda-
del plan de la salvación, a fin de ayudar a dispensar deros títulos de honor y adornada con la corona de
las inextinguibles riquezas de esta realidad, y a fin muchas glorias" 3. Y San Buenaventura: "No debería-
de librarla de todo lo que no se derive de la reve- mos inventar nuevos títulos de honor en alabanza de
lación. la Virgen, la cual no necesita nuestras mentiras, ya
La teología ha de ser crítica en su actitud hacia los que está ricamente adornada de verdadera gloria" 4.
mil nombres que se confieren a la Virgen María por En su discurso pronunciado en víspera del Congre-
parte de la devoción popular. Pero la teología vive y so Mariano celebrado en Roma en noviembre del
se sustenta de la vida de fe que llevan los miembros año 1954, el Papa Pío XII advertía también a sus oyen-
de la comunidad de la Iglesia. Y los teólogos deberían tes del peligro de exageración que puede haber en
experimentar que esta vida es más poderosa que to- nuestra actitud hacia María (en el estudio teológico,
dos los débiles esfuerzos llevados a cabo por la teo- en el fomento exagerado de devociones o en el puro
logía. Por este motivo, la teología, al ejercitar aque- sentimentalismo). Y señaló también el peligro de em-
lla critica que es su tarea legítima, no debe nunca pequeñecimiento del misterio mariano por una racio-
criticar con espíritu de satisfacción propia o por "or- nalización extrema. En nuestro examen del tema, pro-
gullo" teológico. Debería, más bien, reconocer que la curaremos tener siempre presente estas dos saluda-
función de la crítica teológica es ponerse al servicio bles advertencias. La mejor actitud crítica contra esta
de la verdad viva, objetiva y absoluta, y reconocer
hu7nlldcmente que toda parte de verdad poseída por " "Non íntendimus gloriosam virginem nostris mendaciis ador-
un ser humano individual tiene valor relativo. Al mis- mire" P.SKUDO-ALBERTUS, Mariale proemium).
mo tiempo, la teología debe reconocer también que » Honor Itcglnoe iudicium diligit, Virgo regia falso non egit
tiene libertad, cuando se trata simplemente de dis- honoro, VIM'IM cumulata honorum titulis, infulis dignitatem" (San
BIRNAHUO, Kpltit. 174, 2; PL 182, col. 333).
cutir una u otra proposición. 4
"Non opoitnt NOVON honores confingere ad honorem Virginia
quae non lndlsot noHtrlH mcndacilH, quae t a n t u m plena est ve-
Los grandes teólogos de la Edad Media, aunque te- r i t a t e " (San B-UUNAVUNTURA, ln 111 Sent., ú. 3, pt. 1, a. a, q. 2,
nían ardiente devoción a la Bienaventurada Virgen ad 3). Véase tnmtjlúu ÜAYÍTANO, ln Summam Theol., III, q. 7,
María, fueron no menos atrevidos en sus críticas. Nos a. 10, ad 1.
14 INTRODUCCIÓN

manera de exagerar en uno o en otro sentido, es adop-


tar una postura positiva, serena y objetiva, y que le
permita eventualmente al autor mantenerse aparta-
do, por un lado, de algunos excesos y verse libre, por
otro lado, de un anticristiano empequeñecimiento del
verdadero culto de María. Sólo así podrá el autor pre-
sentar un argumento más claro.

PARTE PRIMERA

María, la más hermosa creación


de Cristo: Dios nos llama a todos
en María
I

LA IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE JESÚS

1. LA ACCIÓN DE DIOS EN LA
HISTORIA HUMANA

El Cristianismo no es sencillamente una doctrina.


En primerísimo lugar es un acontecimiento: la mani-
festación de un acto divino en la historia humana y
por medio de la historia humana. La revelación es
un acontecimiento existencial en el que una realidad
divina incide sobre las realidades humanas en forma
terrena y visible. Así, pues, es una historia de salva-
ción : Dios que actúa en la historia y que de este modo
viene a nosotros como Salvación. Nuestra religión se
interesa por el "Reino de Dios" que ha de venir. El
Antiguo Testamento se refiere exclusivamente al Dios
que ha de venir, mientras que el Nuevo Testamento
HO concentra sobre el advenimiento de Cristo y trata
<1u su nacimiento y del período que El pasó en la tie-
rm con nosotros, de su partida, del envío del Espíritu
Bunio y do su segunda venida. La Iglesia es el Reino
de Dios en estado de estarse haciendo.
Nuestra historia se ha trasforrnado en historia de
salvación, porque Dios mismo ha entrado en ella. La
historia humana se ha convertido, de este modo, en
MARÍA, MADRE DE LA REDENCIÓN.—2
18 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO 3MAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 19

una sucesión muy significativa de hechos históricos, apodera internamente de nosotros. Empero, la histo-
en los cuales y por medio de los cuales Dios se mani- ria de esta teofania dentro del plan divino de salva-
fiesta como nuestro Redentor. El acto divino de la ción es lo que nos proporciona su sentido y significa-
redención es eterno. Pero también está realmente pre- ción concreta.
sente en un momento dado. Y su manifestación en el La Virgen de Nazaret es, después de Cristo, la prin-
tiempo, en los acontecimientos que tienen lugar en
cipal persona en esta secuencia histórica de aconte-
este mundo y en los diversos actos llevados a cabo por
cimientos. Por eso, la mariología se interesa por la
los seres humanos, ha conferido a la redención mis-
ma una determinada dimensión histórica. Dentro de vida de una persona, de una determinada persona en
este plan de salvación, los hechos tienen la máxi- la historia. Se interesa por la madre de una determi-
ma importancia: acontecimientos, sucesos y personas, nada persona: Jesús de Nazaret. ¡María es el miste-
tanto individuales como comunitarios: todos desem- rio de una madre que tuvo un niño! Sin embargo, esta
peñan un papel decisivo en ti curso de la salvación vida condicionada históricamente es la revelación del
de todo el género humano. En el corazón mismo de acto divino de la redención, el cual—en el Hijo de
esta historia de la salvación del hombre, está el hom- María—se convirtió en una realidad que era también,
bre Jesús, que es el Dios vivo mismo, que actúa en al mismo tiempo, una realidad histórica.
una forma verdaderamente humana e histórica. En Hay, pues, dos dimensiones en el misterio de María.
Jesús la historia misma se ha convertido en un epi- Si consideramos este misterio en su dimensión huma-
sodio de la vida propia y personal de Dios. Y, por tan- na e histórica, logramos intuir la tranquila sencillez
to, un solo acontecimiento histórico se ha trasforma- de una mujer piadosa y hogareña, de una mujer del
do en una manifestación de la vida divina de la Tri- pueblo, cuya visión de la vida está empapada de la
nidad, como una realidad que nos afecta vitalmente tradición del Antiguo Testamento y de la tradición
en cuanto seres humanos. De este modo se confiere judía, y que vive en un período de la historia en que
una dimensión transhistórica a la verdad histórica su país se halla bajo ocupación romana. Por eso, la
normal. Desde el punto de vista puramente histórico, vida de María está influida también por los aconte-
Jesús es un hombre como otros hombres: un hombre cimientos seculares que surgen de la situación políti-
que llega a verse envuelto en situaciones humanas que cu y religiosa contemporánea en la que se encuentra
conducen a un conflicto. El resultado de este conflic-
ol pueblo judío. Ahora bien, como este período de la
to es que parece—desde el punto de vista humano—
hlstoilu cNtá tan escasamente documentado, no po-
que Jesús sufre una derrota. Pero, en realidad, la his-
toria de la vida de Jesús es una teofania: un acto de demos comprobar muchísimos de los hechos históri-
Dios que sucede dentro de actos humanos que han es- cos de lu vida de Muría.
tado históricamente condicionados. Es un acto divino Pero la historia de la vida de María es también una
que nos afecta de manera inmediata y directa, que se revelación. Es el uspecto tangible, visible e histórico
20 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 21

de una dimensión suprahistórica del misterio maria- Dios, Cristo y María tienen derecho a recibir el ho-
no, que afecta a la salvación de todos los hombres. menaje de nuestra inteligencia, con tal que lo ofrez-
Por esta razón, la Escritura consigna únicamente camos con espíritu de oración 1.
aquellos hechos humanos de la vida de María en los En cuanto a lo que constituye la estructura básica
que la dimensión suprahistórica desempeña un papel del misterio mariano, diriamos—pues—que tal estruc-
decisivo. Todos los demás hechos humanos de la vida tura es hacer visible la intención divina de salvar a
de la Virgen son de importancia secundaria, compa- la humanidad por medio de actos y acontecimientos
rados con aquellos acontecimientos humanos que, cier- humanos que se realizan en este mundo. Y está bien
tamente, tienen el privilegio especial de trasmitirnos claro que, ante todo, hemos de considerar a María tal
como aparece en la imagen llana, sin adornos, que la
en forma visible el acto suprahistórico de la reden-
Escritura nos ofrece de ella.
ción. Estos son los kairoi de la vida de María. Todos
los demás rasgos son de importancia secundaria y
constituyen simplemente el trasfondo de la vida de
María. La Escritura no nos dice nada acerca de ellos.
Y, si deseamos construir una imagen—razonablemen- 2. LA VIDA DE FE DE LA "SIERVA
DEL SEÑOR"
te exacta—de ese trasfondo, entonces podremos ha-
cerlo investigando la vida y costumbres de la Pales-
tina de aquella época, más bien que acudiendo a la Con frecuencia nos inclinamos a pensar que la vida
investigación de la Escritura. El verdadero significa- íntima que María, José y Jesús vivieron en su hogar
do de María podremos entenderlo únicamente si con- de Nazaret, fue una especie de existencia de "cuento
sideramos aquellos actos humanos suyos que desem- de hadas". ¡Qué fácil y qué idílica debió de ser la vida
peñaron un papel decisivo en la redención. Estos cons- en un hogar lleno de los sonidos de la voz del Niño
tituyen, de manera especialisima, los polos entre los Jesús, en un hogar que, cada vez que la madre abra-
riiulcs el ucto redentor de Dios Irrumpe en la historia zaba con ternura a su propio hijo, estaba teniendo en
hiiiminu. sus brazos a la divinidad! Pero podemos estar segu-
La ílnulldud última de nuestro análisis de este tema ros de que las cosas no fueron así. La realidad viva de
Iii Huunida Familia distaba mucho de ser un mundo
es revelar el significado teológico y suprahistórico de
áfí cuciil.n tic hadas. Tendemos a olvidar que toda la
los kairoi de María: de los actos humanos históricos, vida terrenn do Muría trascurría bajo el velo de la
pero decisivos, en la vida de María. fe: do uim fo que ni vela ni comprendía, pero que se-
A menudo hay algo que nos arredra de estudiar a
una persona viva. No nos gusta analizar a alguien
' En itilnclrth i- vAituti : R, (IIIMIUINI, 01a Muller den
con quien tenemos una relación de amor. Empero, llerm. WOntbiirv I»
22 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 23

guía confiando en las insondables dispensaciones de


comprendieron lo que Cristo les había dicho (Lucas
la providencia divina. Tendemos a olvidar el peso
2, 50). Este texto inspirado tiene para nosotros la má-
abrumador de la vida de fe que vivió María: una vida xima importancia. Durante la Edad Media se creía que
de fe que la convirtió en la "Reina de los Confesores". María, en el momento de la Anunciación, había teni-
Nos inclinamos a dotar a María—a María tal como vi- do una visión de toda la vida de Cristo en todas sus
vió en la historia—de una especie de visión intuitiva fases. Sin embargo, esta concepción es falsa, ya que
(en miniatura) de Dios, aunque nada se nos dice de priva a María de su grandeza y de su gran sufrimien-
ésta ni en la Escritura ni en la tradición, y aunque to, los cuales se derivan—ambos—de la oscuridad de
queda contradicha realmente por todos los relatos ge- una fe que se somete incondicionalmente a un miste-
nuinos, y especialmente por los que leemos en el Evan- rio incomprendido y a un futuro desconocido. La vida
gelio de Lucas. Por lo demás, no captamos la verda- de fe de María, en esta tierra, se acerca mucho más a
dera grandeza de la vida de María: su vida de fe. la nuestra que las bonitas leyendas piadosas que se
María empleó toda su vida en la severa prueba de han tejido en torno a la Sagrada Familia. Si nos da-
esta fe: no comprendiendo sino creyendo, con una fe mos cuenta intima de esto, el ejemplo de María ten-
que se iba acrecentando por medio de la meditación drá un impacto mucho más poderoso sobre nuestras
y por vivir en contacto íntimo con aquel Hijo que iba vidas: ella experimentó en su vida las mismas dificul-
creciendo. San Lucas nos lo dice de muchas maneras 2 . tades que nosotros experimentamos en las nuestras.
Cuando Jesús era de doce años se perdió durante la Pero ella siempre se sometió, con fe y con meditación
peregrinación anual a Jerusalén. Y la Escritura nos orante, a los acontecimientos incomprensibles de su
dice que María y José pasaron tres días de congoja, vida, de la que Dios era Autor.
buscándolo. Y cuando la madre, después de encon- María se enteró por el mensaje del ángel de que su
trarlo en el Templo, le reprochó por haber dado este Jesús iba a ser el Redentor, el Mesías regio que ha-
disgusto tan grande a sus padres, Jesús respondió: bía de redimir a su pueblo. Sin embargo, el que aquel
"¿No sabíais que yo debo estar en las cosas de mi Pa- Hijo era verdadero Dios—Dios hecho hombre—: es
dre?" A esto añade San Lucas que José y María no una verdad que incluso Cristo haría que se fuera fil-
trando poco a poco, gota a gota, con mucho tacto y
2
Lucas ¿conoció personalmente a María? Es imposible respon- lentitud, en la mente de sus Apóstoles. La plena ver-
der a esta pregunta. La principal fuente de información de Lu- dad do la divinidad de Cristo amaneció sólo para ellos
cas debió de ser San Juan, que cuidó de María después de la
muerte de Jesús. Es, ademas, muy probable que Lucas haya uti- i'oii ln resurrección. La mente humana—y, más par-
lizado documentos hebreos y árameos. Asi se ve, verbigracia, por ticularmente, la mente judía—tenía que irse prepa-
el hecho de que parte de su evangelio que trata de la vida terre- rando gruduulmcntc para recibir tan enorme verdad.
na de Cristo contenga algunos himnos métricos; de que haya
muchos semitismos evidentes en este relato—en llamativo con-
traste con el resto del evangelio—, y de que, finalmente, San
Lucas mismo haga alusiones vagas a tales documentos en el
prólogo de su evangelio.
24 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE JESÚS 25

1. CONTENIDO Y SIGNIFICACIÓN DEL Sofonías Lucas


MENSAJE DEL ÁNGEL
Alégrate, Alégrate,
Con particular alusión a lo que Cristo h a de ser, Hija de Jerusalén, colmada de gracia,
el mensaje dice así: Yahvé, el Rey de Israel, el Señor está contigo.
está en medio de ti.
No temas, No temas,
1.—"Alégrate 3 , colmada de gracia, el Señor está Sión, María,
contigo, eres bendita entre las mujeres" (Lucas 1, 28). Yahvé, tu Dios, está en vas a concebir en el seno
María siente en seguida que en estas palabras se con- medio de ti 6 , y vas a dar a luz un
tiene un mensaje mesiánico. Y se siente aturdida. El hijo,
ángel, siguiendo el patrón normal del paralelismo se- él es poderoso; él salvará y llamarás su nombre Je-
mítico, repite entonces su primer t e m a : íyoshia] sús [yoshua: "Yahvé, el
Salvador", "Yahvé ha
v. 28: Alégrate, colmada de v. 30: No temas, porque salvado"]
gracia 4 , el Señor está has hallado gracia de-
contigo 5. lante de Dios.
v. 31: Vas a concebir en Volveremos más tarde sobre este paralelismo, y t a m -
el seno. bién examinaremos detalladamente todas las cosas
que ello implica.
2.—En el segundo verso paralelo la vaga expresión
"el Señor está contigo" es formulada con mayor cla- 3.—La tercera parte del mensaje del ángel indica
ridad: "Vas a dar a luz u n hijo." que el Mesías desciende de David. Podemos descubrir,
Este texto tiene, clarísimamente, estrechas afinida- en esta parte, numerosas alusiones al Antiguo Testa-
des con Sofonías [3, 14-17]: mento, pero el paralelo que más nos llama la atención
es el que existe con II Samuel 7, 12-16, en donde el
8 profeta Natán se dirige a David 7 :
S. LYONNET h a ofrecido una prueba contundente de que chai-
re, en San Lucas, no significa "¡salve!", sino " ¡ a l é g r a t e ! " (lae-
tare). Es la nota de gozo Que caracteriza a todo anuncio mesiá-
nico. Y, por tanto, no se trata de u n simple saludo (ave). Véase :
"Bíblica", 1939, t. 20, pp. 131-141. En cuanto a las analogías si- • "Ifih ninilln Un I I " : en casos excepcionales (Génesis 25, 22),
guientes, véase también : R. LAURBNTIN, Court traite de théologie OH tu «ixprnNli'iii pupilo dignificar lo mismo que "en t u seno".
mariale, Paris, s. a. » Aquí toiiiiimiiM on m o n t a plenamente la versión griega de los
* Es aconsejable no considerar esto como u n adjetivo, sino S e t e n t a : voi'xli'm ciun I,unan cnnoclo y utilizó (con el resultado
como el participio de u n verbo, como en griego : kecharitomene de que el toxto Imano inuoxtra aflnldado* mucho mas estrechas
("la que recibe charis"). con la voriilón dn Ion Hotonta. poro e»to, no obutnnte, simclta muy
« El "Señor", Adonay, es Yahvé. pocas dificultad!*»!).
26 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 27

pasaje. Debemos hacer notar, no obstante, que este


Lucas Samuel mensaje está estrechamente vinculado con la idea ve-
terotestamentaria de la shekinah, o presencia de Dios
v. 32: El será grande v. 12: Yo afirmaré después en la tierra, presencia que va acompañada a menudo
de ti la descendencia
que saldrá de tus entra- por una nube que proyecta su sombra. Una nube cu-
ñas, y consolidaré el brió el Arca de la Alianza [véase: Éxodo 40, 32-36].
trono de su realeza. Y se hace mención también de u n a nube en relación
y será llamado Hijo del Al- Yo seré para él padre y con la Trasfiguración y la Ascensión. Así, pues, lo que
tísimo él será para mí hijo. esta expresión indica es la presencia de Yahvé.
y el Señor Dios le dará el v. 16: Tu casa y tu rei-
trono de David, su pa- no permanecerán para En adición a esto, podríamos considerar el texto que
dre; siempre ante mí; tu tro- sirve de complemento al de la salutación angélica:
no estará firme eterna- los versos que nos hablan de la Visitación:
mente.
y su reino no tendrá fin. v. 13: Y yo consolidaré el
trono de su realeza para 5.—Isabel ensalza a María con las palabras: "¡Fe-
siempre. liz tú, que h a s creído!" (Lucas 1, 45) y la glorifica
(Lucas 1, 42). Tenemos aquí un paralelismo con J u -
4.—Finalmente, se menciona el origen trascendente dit 13, 23-24:
del Niño:
"El Santo Ruah [Espíritu] vendrá sobre ti, y el po-
der del Altísimo te dará su sombra. Por eso, el que h a Judit Lucas
de nacer de ti será llamado santo, el Hijo de Dios" 8 .
No podemos encontrar ningún pasaje en el Anti- Bendita eres, oh hija, por Bendita tú entre las mu-
guo Testamento que sea directamente paralelo a este el Señor, el Dios Altísi- jeres
mo, más que todas las
mujeres de la tierra.
8
Se han hecho muchas traducciones diferentes de este pasaje. liencillo sea el Señor, que y bendito el fruto de tu
Es también de alguna importancia el problema presentado por lilao ION cielos y la tie- seno.
la significación de "el Hijo de Dios". Además de la traducción
que hemos dado en el texto, podría traducirse también de la rni
siguiente m a n e r a : "Por eso, el que ha de nacer será santo y
será llamado Hijo de Dios." Es la traducción que prefieren casi
todas las grandes versiones españolas : "Biblia de Jerusalén", 6.—El Magníficat es como un eco del Antiguo Tes-
"Nácar Colunga", "Reina-Valera Revisada". En cambio, "Bover-
Cantera" da una traducción muy parecida a la que aparece en tamento, que resuena en cuda una de sus partes. Así
el texto del libro. (Nota adaptada por el Traductor.) aparece con especial claridad si comparamos la ver-
28 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 29

sión griega del Magníficat con el texto de los Se-


t e n t a 9. Lucas (1, 46-55) Setenta

Y su misericordia es de ge- La misericordia del Señor


neración en generación es de eternidad a eterni-
Lucas (1, 46-55) Setenta sobre los que le temen. dad; su misericordia es
sobre los que le temen
Engrandece mi alma al Mi corazón exulta en el [Salmo 102 (103), 17].
Señor, y mi espíritu se Señor, mi vigor se enal-
estremece de gozo en tece en Dios y se rego- Muestra el poder de su Hay muchos paralelos a
Dios, mi Salvador. cija en tu salvación brazo y esparce a los so- estos versos en el Anti-
[Cántico de Ana ">, I Sa- berbios. guo Testamento: Salmo
muel 2, 1]. 88 [89], 11; II Samuel
Derriba a los poderosos de 22, 28; I Samuel 2, 4-7;
Porque baja sus ojos ha- ...mirar... la pobreza [hu- su trono, pero exalta a Salmo 146, 6; 32 [33], 10;
cia la pobreza [bajeza, mildad] de tu esclava los humildes. 106 [107], 9; Job 12, 19,
humildad] de su es- [I Samuel 1, 11].
etcétera.
clava. Llena a los hambrientos
Mirad: desde ahora, todas Soy bienaventurada, por- con dones y a los ricoa
las generaciones me lla- que todas las mujeres los envía vacíos.
marán bienaventurada. me felicitarán [Génesis,
Ha tenido piedad de Is- Tú, Israel, siervo mío, de
30, 13].
rael, su siervo, acordán- quien yo he tenido pie-
Porque el que es poderoso El es tu Dios, que ha he- dose de su misericordia. dad [Isaías 41, 8; véase
ha hecho grandes cosas cho cosas poderosas por también Salmo 97 (98),
por mí y santo es su ti [Deuteronomio 10, 21]. 3].
nombre. Santo es su nombre.
[Esta frase aparece fre- Como habló a nuestros pa- Como juraste a nuestros
cuentemente en el Anti- dres, a Abraham y a su padres desde los días an-
guo Testamento]. Nlm lente para siempre. tiguos [Miqueas 7, 20],
a David y a sus genera-
ciones para siempre [II
9
Esto supone que San Lucas considera a María como Israel Samuel 22, 51; Génesis
personificado. 17, 7; 18, 18; 22, 17-18].
10
Este paralelo t a n estrecho expresa también alegría por el
nacimiento de u n niño (Samuel), que Dios concedió a Ana que
era estéril. Este y otros ejemplos de nacimientos milagrosos en el
Antiguo Testamento acudían espontáneamente a la mente de los
judíos piadosos que se habían educado en la Biblia.
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 31
30 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

Está muy lejos de la intención del autor el preten-


der que precisamente esos textos particulares, que he- a) El "Hijo del Altísimo" y el "Hijo de Dios"
mos detallado en la lista anterior, son evocados en el
Magníficat. Esta pretensión puede mantenerse, indu- En la religión judía este titulo se utilizó en un sen-
dablemente, en el caso del Cántico de Ana y en el de tido muy general. Pero en muchos casos tuvo también
los otros textos que se refieren a nacimientos mila- aplicación concreta 11 . El linaje judío era denomina-
grosos. Pero, en cuanto a los demás, los lugares para- do el "Hijo de Dios" (Éxodo 4, 22; Deuteronomio 1, 31).
lelos tratan únicamente de mostrar que el Magníficat Todo hombre justo se llama a sí mismo el "hijo de
es una expresión típica de la religiosidad bíblica de Dios" (Sabiduría 2, 13. 16). El que observa la Ley es el
Israel. Lo que aquí tenemos es una mujer judía que "hijo del Señor". Los judíos, que son miembros del
creía en la Palabra de Dios, y cuya vida estaba fun- Linaje Escogido, serán llamados los "hijos del Dios
dada en la espiritualidad del Antiguo Testamento, y vivo" (Oseas 1, 10). Los príncipes y los jueces son es-
que se alimentaba en la Biblia. En consecuencia,
cuando esta mujer oraba a Dios o hablaba acerca de
él, lo hacía con textos bíblicos que ella había apren-
11
dido más o menos exactamente de memoria. Cristo Véase especialmente : P. BENOIT, O. P., La Divinité de Jésus
hizo también lo mismo cuando estaba en la cruz. Y dans les évangiles synoptiques, en LV (1953), n.° 9 (pp. 43-74, es-
pecialmente las pp. 54-63). Benoit comienza de la siguiente ma-
otro tanto hacemos nosotros, con nuestra utilización nera su examen acerca de la idea del Nuevo Testamento sobre el
frecuente de los salmos en la liturgia. Por esto, en- 'Hijo de Dios': "Parecería a primera vista que el primero de
tenderemos que, al escuchar María el mensaje angé- estos títulos ('Hijo de Dios-Hijo del Hombre') era el más vigo-
roso y claro y que deberla bastar para decidir la cuestión de u n a
lico, acudieran espontáneamente a su mente varios vez para siempre. Si Jesús se llamó de veras a sí mismo "Hijo
textos bíblicos. de Dios", o si aceptó que se le llamara así, entonces el asunto
está claro : la divinidad de Jesús está asegurada en los Sinópticos,
sin más discusión. No obstante, la cosa no es t a n sencilla. Porque
Si analizamos con mucho cuidado todos estos tex- este texto no tuvo siempre el sentido preciso y trascendente que
tos, la conclusión a la que llegamos es que, por un uelqulrió para nuestra fe gracias a los escritos del Nuevo Testa-
mtmto y a la reflexión teológica que formuló sus dogmas. Para
lado, tales textos están en completa armonía con las iiomitruM, este título significa la filiación ontológica de u n ser
ideas del Antiguo Testamento relativas al Mesías, y i(il» iioKon la naturaleza divina por el hecho de su generación
que, por otro lado, contienen indudablemente algu- i'tnniu «n p| HOIIO del Padre. Pero, antes de llegar a esta especi-
tlwtiilrin, Iiv fórmula conoció una larga historia, en la cual la
nas indicaciones claras de que el mensaje angélico flllitolrin mi|ti'i>Niiilit por olla era de orden mucho menos estricto,
proporcionó a María algún vislumbre de que su Hijo ora do oi'ilnn iniinil y no motafislco" (pp. 54-55). Benoit prosigue
era realmente Dios. Vamos a considerar esto más de- diciendo que ol titulo <ln "Hijo tlol Hombre", empleado preferen-
tallamente. temente por JUNUN, ivomitiiii mucho IUÍIH HU divinidad que el tí-
tulo de "Hijo ele Dio»". Kn rtiliuilóu con esto, véase también :
J. DUPONT, Filius rneus m til. l.'intttrprétation Uu Psaume II,
7 dans le Nouveau Testament, en RSIl (1948), n.o 38, pp. 522-543.
32
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 33
LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

pecialmente los "hijos del Altísimo" (Salmo 81, 6). Y velación de Jesús. Esto tiene especial importancia en
los reyes de Israel, los ungidos del Señor, son llama- el caso de la anunciación. Y todo lo que sabemos nos-
dos también "hijos" de Yahvé (II Samuel 7, 14; I Cró- otros por esa situación de antes de la revelación ple-
nicas 17, 13, etc.)—. Más aún, el Mesías rey es procla- na de Jesús, es lo que María misma conocía como cier-
mado en los salmos como el "Hijo de Dios" (Salmo 2 to en la época en que concibió a su Hijo. Si conside-
y 88). Y cuando a Cristo, en los Evangelios Sinópticos, ramos en sí mismas las palabras del mensaje, todo lo
se le llama el "Hijo de Dios": se le está aplicando este que María pudo haber entendido por ellas es que su
nombre en este mismo sentido moral y de significa- Hijo iba a ser el Mesías hace tiempo esperado, aquel
ción religiosa general (verbigracia: Mateo 4, 3; Mar- Gran Personaje que, siendo enviado por Dios, estaba
cos 3, 12; Lucas 4, 41, etc.). Es verdad, indudablemen- por tanto íntimamente relacionado con Dios 13.
te, que en la época en que los evangelistas escribie- Precisamente por esta íntima relación con Dios, re-
ron realmente los evangelios, tenían ya (principal- lación que aparece en la especial intervención del po-
mente por la experiencia que habían tenido de la re- der espiritual de Dios que va a cubrir a María con su
surrección: la suprema revelación de la divinidad de sombra, precisamente por esto—digo—el Niño es lla-
Cristo) una fe explícita en la divinidad de Cristo, con mado "el Hijo de Dios" u. La expresión "Hijo de Dios"
el resultado de que la frase "el hijo de Dios" tendía a
encerrar un sentido mucho más profundo y una sig-
nificación mucho más dogmática para todos los que 13
El Padre LAGRANGE escribía ya en el año 1921 : "Es preferible
la escuchaban 12. Pero lo que estamos estudiando aquí admitir que el texto no ofrece toda la doctrina de la Encarna-
ción que no forzar su sentido" (L'Svangüe selon Luc, Paris 1921,
es la situación en que se encontraban realmente aque- p. 36). La alabanza dirigida por Isabel a la fe de María se refiere
llos que escucharon esta frase, antes de la plena re- clarísimamente a la fe de María en el nacimiento virginal: " ¡ Fe-
liz la que has creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas por parte del Señor!" (Lucas 1, 45, texto griego). Téngase
un cuenta que lo que se acaba de decir es u n p u n t o de vista
ía Es probable que esta fe en la divinidad de Cristo—fe que IHtramente exegético.
se fue desarrollando gradualmente y que se basaba en el hecho " Ln expresión "por eso" (citó, ideoque) se refiere más bien a
de la resurrección y, más particularmente aún, en el subsiguiente la miulc'm ilo Dios—"el poder del Altísimo te cubrirá con su som-
milagro de Pentecostés—haya ejercido Influencia retroactiva en lil'i»" que iv ln virginidad de María. Y, así, podemos considerar
los evangelistas en cuanto a sus relatos acerca de los hechos, pa- lili* la divinidad de Cristo se revela parcialmente en este texto.
labras y sermones de Cristo anteriores a la Pascua y a Pentecos- Pur iilm Imln, MI ni "por eso" se entendiera como referido espe-
tés. Muchas de las cosas que Cristo pudo haber expresado con
olfIxiinmnl•• it la virginidad cío María, entonces no podríamos ver
deliberada vaguedad, podrían haber sido realzadas—a causa de
en w h IPKU» una involución parcial de la divinidad de Cristo,
esto—en I03 relatos de los evangelistas. Y lo mismo diríamos del
ya que «uta vll'MIhldttd no podría HOI- la razón do que el Hijo de
sentido de algunas afirmaciones de Jesús, que los Apóstoles no
María ÍUOHO verdiulmo J)lo». I'iiru una fu más desarrollada—en
llegaron a entender plenamente hasta después de la resurrección.
Los exegetas h a n señalado, en los Evangelios Sinópticos, muchos la Trinidad, la Intervención dlriicta dul "onplrltu y poder de
ejemplos de estas influencias retroactivas. Dios" (espíritu y pudor quo, a la luz do una comprensión más
MAKIA, MADRE D I LA HKimNCKiN.—3
34 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO 35
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE JESÚS

era una expresión de la que fácilmente se podía echar terminadamente. Si lo hacemos así, entonces tendre-
mano, ya que era el término corriente utilizado para mos que concluir que, aunque todavía no explícita-
designar al Mesías a quien se habría de dar el trono mente, todo se encuentra ya presente—en sentido rea-
real de David: así aparece también explícitamente en lísimo—en el "fiat" de María, por más que luego se
el texto de la anunciación. Lo que el ángel dice real- vaya desarrollando, en su vida y por su incesante con-
mente es: "Jesús, el Mesías rey, nacerá de tu seno tacto con su Hijo divino, hasta llegar a un estado de
virginal." Si consideramos en sí mismas las palabras claridad explícita. Sin embargo, tenemos que consi-
explícitas del mensaje, entonces tenemos que sacar la derar al mismo tiempo la relación esencial de la ope-
conclusión de que no se hace ninguna afirmación cla- ración del espíritu de Dios—la "luz de la fe"—no sólo
ra o precisa acerca de la divinidad de Cristo. con la naturaleza explícita de las palabras del men-
saje, sino también con las orientaciones implícitas del
mesianismo del Antiguo Testamento que culminan en
el mensaje.
b) La conciencia de María acerca de la
divinidad de Jesús Aunque la divinidad del Mesías no era reconocida
en el Antiguo Testamento (es decir, aunque no se la
aceptaba explícitamente), sin embargo en muchos tex-
No hace falta decir, claro está, que, además del con- tos del Antiguo Testamento hay una marcada orien-
tenido del mensaje que se dio a María, Dios iluminó tación hacia este sentido: textos que son muy suge-
internamente su alma. Cuando consideramos la pro- rentes para uno que cree.
fundidad religiosa de la completa sumisión de María En primer lugar, el Mesías rey, el Gran Personaje
—una sumisión en la fe—al incalculable misterio que enviado por Dios, era concebido indudablemente como
se le había presentado: no podemos menos de tener una persona que vivía en relación muy íntima con
en cuenta la verdadera esencia sobrenatural de la fe: Dios. El Mesías rey era una realidad poderosa para
la "luz de la fe" con la cual el espíritu de Dios pene- los judíos: tan poderosa realmente, que—para ellos—
tra en el espíritu humano y se apodera de él a fin de era casi como si este Mesías y Yahvé fueran idén-
concentrar su mirada sobre lo que se ha revelado de- ticos 15.
En segundo lugar, tenemos la idea mesiánica vé-
plena de la Pe, debe interpretarse como el Espíritu Santo) puede tero-testamentaria acerca del "hijo de hombre". Y
constituir, ciertamente, la razón de que el Verbo, también en esto, ciertamente, condujo al desarrollo del con-
su humanidad, sea realmente el verdadero Hijo del Padre. El he-
cho de que, para este texto, se hayan sugerido muchas traduc-
ciones diferentes, se debe también realmente al sentido dogmá- >s véase, por ojomplo: J. DE PKAINE, S. J., De oud-oosterse
tico y positivo que se aplica a la expresión "Hijo de D i o s " : ver- Kontngsidee in 't Oude Testament, en BA, 14 (1953), pp. 117-130,
bigracia, "El Santo que ha de nacer de t i será llamado el Hijo y especialmente las pp. 127-130. Este tema sobresale especialmente
de Dios", "Lo que h a de nacer de ti será llamado el Hijo de en la teología protestante escandinava, verbigracia en : H. RING-
Dios", "Lo que h a de nacer será llamado santo, el Hijo de Dios". GHKN, Kóníg und Messias, en ZAW, 64 (1952), pp. 120-147.
36 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 37

cepto de un Mesías trascendente. Los cimientos de Pero, además de esta línea escatológica vertical,
este concepto los puso Ezequiel. Y Daniel le dio una que recorre todo el Antiguo Testamento, podemos
forma definida (7, 13)16. El "hijo de hombre" sería un detectar—como quien dice—otra correspondiente lí-
hombre "celestial", que habría de venir con las nubes nea horizontal de pensamiento escatológico, la cual
del cielo. Esto significa que dos conceptos se fueron no se interesa directamente por Yahvé, sino por
desarrollando paralelamente: el concepto de que el Aquel que ha de venir, por el Mesías. Este Mesías es
Mesías era del linaje de David (concebido siempre una persona: un hombre que ha de ser el instrumen-
como puro hombre), y el concepto de que el Mesías to con el que Yahvé, al fin de los tiempos, realice su
descendía del cielo. plan de salvación. La idea escatológica trascendente
Finalmente, y aquí tenemos probablemente la ten- y la visión mesiánica del Antiguo Testamento se
dencia más importante de todas, el Antiguo Testa- fueron identificando cada vez más íntimamente has-
mento manifiesta—hasta cierto punto—una doble vi- ta que quedaron finalmente sintetizadas en el Dios
sión de la redención. Yahvé mismo es el redentor. El Redentor que se hizo hombre. Jesús es—a un mismo
es quien dirige a su pueblo escogido (pero repetida- tiempo—el Dios que ha de venir y el hombre que ha
mente infiel) hacia la salvación. Y él es quien inter- de venir.
viene incesantemente en favor de su pueblo Esta ac- En el mensaje del ángel, María es el exponente de
tividad por parte de Yahvé hizo nacer la convicción la expectación veterotestamentaria de Dios y del Me-
de que él mismo emprendería una acción determina- sías. María es la síntesis y expresión última del an-
da "al final del tiempo". El profeta se refiere a la ve- helo mesiánico de Israel. Tal es la concepción de San
nida de Yahvé como redentor, cuando dice: "En el Lucas acerca de María en el Magníficat. María es
desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa presentada a esta luz en los escritos de los Padres
una calzada recta a nuestro Dios" (Isaías 40, 3). Yah- de la Iglesia. Y los teólogos contemporáneos han
vé mismo es el que va a crear nuevo cielo y nueva vuelto a este punto de vista. La gracia de su inmacu-
tierra (65, 17) y es él que va a regir sobre todas las lada concepción y su consagración total a Dios por
naciones (2, 3). Considerada desde este punto de vis- medio de la virginidad hicieron a María especialmen-
ta, la historia de Israel es una historia de las gesta te sensible y receptiva ante la acción y los efectos de
Dei: una historia de la intervención divina, que tiene lu luz do la fe. Por esta razón, María cumplió en su
como resultado el juicio decisivo emitido por Yahvé, proplu persona la exigencia básica de una receptivi-
el cual—en definitiva—"vivirá" para siempre en el tlurt nblertii hacia las líneas de las expectaciones ve-
mundo. Yahvé, pues, es el Dios redentor. tcroti'Nl.iiniciiturliis de "Yahvé Redentor", que en el
AntlKtio Tt'Mtiimentó concentraban ya sus rayos so-
i» Véase : A. PEUILLST, Le Fils de Vh.om.me de Daniel et la tra- bro un «olo punto.
dition biblique, en BB, 60 (1953), pp. 170-202, 321-346; véase
J. L. LETJBA, L'Institution et l'événement, "Bibl. Théol. protestan- La mejor nuinoru do llcRur a uní comprensión de
te", Neuchatel-Paris 1950, especialmente las pp. 9-17- lo quo ocurrió Internamente en el alma de María, es
38 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ü S 39

acercarnos a esta cuestión desde afuera—como quien está contigo" y "tú concebirás un hijo". Esta última
dice—: comparando los textos significativos del An- frase es una formulación más concreta de la frase
tiguo Testamento que fueron enunciados explícita- anterior.
mente en el mensaje, tal como nos lo trasmitió San Es importante hacer notar, además, que María tuvo
Lucas. un presentimiento inmediato de que algo absoluta-
Si tenemos plenamente en cuenta el paralelismo mente único iba a tener lugar, en cuanto el ángel
escriturario (véanse en páginas anteriores los tex- comenzó a hablar. Su reacción inicial ante el ángel
tos paralelos), entonces veremos que María es con- fue completamente distinta de la reacción de Zaca-
siderada, en la primera parte del mensaje, como la rías, el cual quedó perplejo por la aparición del án-
síntesis personal de Israel 17 . Yahvé que viene como gel: "Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apo-
Salvador "en medio de" o incluso "dentro de" Israel deró de él" (Lucas 1, 11-12). En señalado contraste,
(Sofonías), está en paralelismo—como hemos visto María, la humilde, se sintió turbada por las primeras
ya—con Jesús, es decir, con Yahvé Salvador, a quien palabras que el ángel le había dirigido, y se pregun-
María concibe en su seno (Lucas). María, que vivía taba ella cuál podría ser su sentido (Lucas 1, 29).
en plena corriente del mesianismo del Antiguo Tes- María experimentó esta reacción, porque su modes-
tamento, tuvo un presentimiento de la hondura de tia le hacía difícil sentir que este profundo misterio
esta profunda realidad: el Hijo de Dios. De manera estaba orientado hacia ella.
confusa, pero—no obstante—muy real, María era Si situamos así a María en la cumbre de todas las
consciente de la profunda implicación de su mater- expectaciones veterotestamentarias de Dios, y la ve-
nidad: de que Dios mismo, que antaño había entra- mos luego en conversación con el ángel de la anun-
do en el seno de Israel, iba a entrar ahora en el ciación: no será difícil comprender que toda la rea-
seno de ella. Más aún, la alusión a la shekinah, o lidad del Antiguo Testamento adquiere vida en su
"cubrir con la sombra", sirvió para confirmar la pre- alma: esa alma de la que se había apoderado el espí-
sencia de Dios. En el paralelismo que existe entre el ritu de Dios. María, que estaba atenta al mensaje, es
libro de Judit y el evangelio de Lucas, hay también oí exponente de todas las expectaciones de Israel.
una alusión mística o velada: el "fruto bendito de Y ella experimenta, al mismo tiempo, que ese Niño
su vientre" evoca aquello de que "el Señor hizo los mío ellu, nunque es virgen, va a dar a luz como vir-
cielos y la tierra". La misma idea se halla también líi'it, no es simplemente un hijo humano ordinario
presente en el paralelismo interno que existe dentro riiii iiiiu misión religiosa excepcional, sino que es—al
de San Lucas (1, 28, 31): "el Señor (es decir, Dios) mirtino ilnnpo un Hijo cuya naturaleza sobrepasa,
con mucho, Uní a comprensión humana.
17
Para u n examen más detallado de la cuestión "María e Is- Por ti«o, lu vltlii ICIIKÍII i do Muría no se desarro-
rael", véase: A. M. DUBAELE, Les Fondements bibliQues du titre lló piiMiudo dti un «'«tinio do lunoiancla o "positivo
marial de Nouvelle Eve, en RSR, 39 (1951), pp. 49-64; A. G. HÉ-
BERT, La Vierge Marie, Filie de Sion, en VS, 85 (1951), pp. 127-140. no-conoetM" u un CNIIKÍO <!»• ,subcr y reconocimiento
40 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 41

positivo. Sino, más bien, de una conciencia implíci- bía dicho (Lucas 2, 50), "su padre y su madre esta-
ta, pero real, a una conciencia explícita. Expresán- ban admirados de lo que se decía de él" (2, 33), y se
donos de otra manera, la vida de fe de María está quedaron atónitos por lo que vieron en el Templo
marcada por una transición de la conciencia al sa- (2, 48). Más aún, es importante recordar que el men-
ber, exactamente igual que, en la vida de la Iglesia, saje no implicaba que la revelación hubiese quedado
incluso después de haber quedado cerrada la revela- cerrada con esto, ni siquiera por lo que respecta a
ción, una intuición de fe precede a la definición dog- María. Por el contrario, la revelación fue consumán-
mática que, naturalmente, es su resultado último. dose—también para ella—en y por medio del des-
Podríamos expresar de otra manera esta misma pliegue gradual, en la historia, de la vida de Jesús.
idea, aplicando las palabras de Santo Tomás de Nuestro objetivo, aquí, no es—ciertamente—estu-
Aquino a la situación de María: "El acto de fe de diar la cuestión puramente psicológica de hasta qué
María no se refiere últimamente a una formulación punto es, en última instancia, una realidad sutil-
explícita de la Anunciación, sino que expresa la rea- mente variada, capaz de incluir muchos matices di-
lidad del Verbo hecho carne" 18. El llamamiento in- ferentes de énfasis psicológico. Nos interesa el creci-
terno y la iluminación interior de la "luz de fe" pro- miento de la fe en la vida religiosa del individuo. Y
porciona un contacto íntimo entre la actitud perso- un ejemplo supremo de esto, nos lo proporciona Ma-
nal de fe que adopta María y la realidad objetiva del ría. Está bien claro que San Lucas tenía en su men-
nacimiento virginal del Hijo de Dios. Si esto no hu- te una meta bien definida, al incluir en su evangelio
biera estado presente desde un principio, entonces todos los textos que hemos citado anteriormente.
no habríamos podido referirnos a un crecimiento de Pero todos ellos perderían casi su sentido, si negá-
la fe de María: a una fe que se iba desarrollando ramos que la vida religiosa de María era un creci-
como intimidad cada vez mayor con la realidad del miento y desarrollo hacia una fe explícita. Si supo-
Dios encarnado que iba desarrollándose en su seno nemos que la vida religiosa de María está marcada
hasta llegar a ser un hombre; como un crecimien- por este crecimiento, entonces resulta bastante ob-
to interior, que nacía de una aceptación interior de vio que toda una fase de desarrollo tuvo lugar en
fe. Si así fuera, no se trataría de un desarrollo inte- la vida de fe de María entre la anunciación del ángel
rior, sino de un complemento exterior. y la primera manifestación de Cristo en público du-
Este crecimiento interior de la fe de María dentro imilo IIIH bodas de Cana. Este desarrollo fue resul-
del sentimiento íntimo que ella tenía de la naturale- tado do mi Intimidad y cotidiana asociación con su
za de su Hijo, lo tenemos indicado claramente en Hijo, rturaiitti IOH años ocultos de la vida de éste.
la Escritura: María no comprendía lo que Cristo ha- IÜHOH ano« f«l,uvl»'ion ocultos a los ojos de los hom-
broH. Mas, para Muría, furron una revelación gradual
del mlntcrlo da CrlHlo, V)\ inonsajc angélico no dio a
18
Véase : II-II, q. 1, art. 2, ad. 2. La cursiva indica los lugares María tilimmia Información dlrorta acerca del futuro
en donde acomodamos el texto de Santo Tomás.
42 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 43

sufrimiento del Redentor. Y ella no hubiese tenido Jesús y su madre debieron de conversar mucho y es-
ningún conocimiento anticipado de eso, en la época cucharse mucho el uno al otro. Sus conversaciones,
en que recibió el mensaje, a no ser que hubiera evo- indudablemente, no estaban en un plano de cuento
cado en su mente las visiones proféticas de la figu- de hadas. Y podemos estar seguros de que ellos no
ra del "siervo doliente" del que se habla en el Anti- hablaban de milagros, ni dialogaban de antemano
guo Testamento. Sin embargo, cuando Jesús era de acerca de la crucifixión y resurrección. No. Sus con-
edad de cuarenta días, su talla y la talla de María versaciones, indudablemente, adoptaron la forma de
aparecieron dentro de una perspectiva completamen- un intercambio en el más hondo nivel religioso: un
te nueva. Este nuevo elemento, lo anunció Simeón religioso dar y recibir. Pero, por muy curioso que sea,
cuando dijo a María: "Mira, este niño está puesto nunca llegaremos a conocer la naturaleza de este in-
para caída y elevación de muchos en Israel, y será tercambio, ya que la modestia de María nos lo ha
una señal que provocará la contradicción, y a ti mis- ocultado. Será siempre el secreto de su propia e ínti-
ma una espada te traspasará el alma" (Lucas 2, 34- ma vida religiosa. No obstante, una cosa debió de
35). Sin embargo, aunque la muerte sacrificial de impresionar especialísimamente a María: la obedien-
Cristo es—¡qué duda cabe!—el punto culminante cia del Mesías a una persona humana, a su madre.
de todo el misterio de Cristo, ¡no se alude a ella en Esto lo podemos saber con certeza, porque María
el mensaje angélico! El evangelio narra unos acon- confió el hecho (seguramente por medio de San Juan)
tecimientos que sucedieron cuando Jesús tenía doce a San Lucas. Y el evangelista lo consignó objetiva-
años de edad, y que todavía eran incomprensibles mente, pero con amorosa admiración, en aquella par-
para María (Lucas 2, 50). Puesto que María desapa- te de su evangelio que trata de los primeros años de
reció de la escena—como quien dice—desde la época la vida de Cristo.
del milagro de Cana hasta la crucifixión19, y por
tanto no siguió el curso de la predicación y milagros Nuestra tarea, aquí, es considerar la profundidad
de Cristo, como pudieron seguirlo los Apóstoles: es de la vida religiosa de Maria y su crecimiento hacia
evidente que la vida oculta de Jesús, pasada en gran la fe explícita en y por medio de su intimidad y con-
intimidad con su madre, desempeñó un gran papel tacto diario con la humanidad de Cristo. Nos interesa
en la revelación de Jesús en cuanto se refería a Ma- también especialmente el hecho de que, por esta fe
ría. Los Apóstoles llegaron a conocer a Jesús a tra- creciente, María es un ejemplo muy señalado para
vesee su predicación. Pero María, en cambio, llegó a nosotros. El gran privilegio de que ha disfrutado co-
conocerlo más a través de sus acciones. Ahora bien, mo la Madre inmaculada de Cristo, no la exime de
en la intimidad de su vida de familia en Nazaret, lii sumisión a la ley básica a que todo cristiano en
lu tierra está sujeto: la maduración gradual de la
19 vida de Je, vida que no prospera por una constante
Es como si Maria, por las palabras que Jesús le dirigió en
Cana ("No ha llegado aún mi hora"), hubiese sacado la conclu- Miccslón de visiones externas. No olvidemos que a
sión de que tampoco la hora de ella había llegado. María se le concedió una sola visión. Por el contra-
44 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 45

rio, según esta ley fundamental, aplicable a María importancia es esa realidad espiritual, procedente
y a todo cristiano, la fe se alimenta por el contacto de la completa sumisión de María, en la fe, a todo
—en creencia, esperanza y amor—con la realidad el misterio concreto de Cristo, y procedente de su
viva de la salvación. Para nosotros, esta realidad es intuición que fue madurando gradualmente, la cual,
Dios mismo, el cual nos da su humanidad viva en aunque no explícitamente, se hallaba ya presente en
los sacramentos de la Iglesia. Para María era el Dios forma positiva desde el comienzo mismo, y eventual-
que se le había dado como su propio Hijo, la persona mente hizo irrupción con asombrosa claridad. En
santa a quien ella llamaba "Jesús". Por eso, en este todo caso, yo creo que sería fundamentalmente erró-
sentido, María es el prototipo de la Iglesia en su pe- neo hacer mayor énfasis en la naturaleza explícita
regrinar por la tierra, exactamente igual que María y en un conocimiento anticipado de que disfrutara
es—como Assumpta—el prototipo de la Iglesia per- la fe de María, que no en el mérito religioso—mucho
manente, establecida en el cielo. Lo que San Lucas mayor—de una fe que se sacrifica a sí misma, de
recoge en su información acerca de la vida oculta una fe que no calcula de antemano, sino que—más
de Jesús: "Su madre conservaba cuidadosamente bien—concede crédito para enormes cantidades, y que
todas las cosas en su corazón" (Lucas 2, 52), sin- acepta acontecimientos futuros, todavía desconoci-
tetiza indudablemente toda la actitud de María dos, que parecerían estar en contradicción con la
hacia el misterio de Cristo, tal como se fue desple- idea del Mesías "rey", tal como se contenía en el
gando ante sus ojos. El poderoso conocimiento de esta mensaje del ángel. Está bien claro que la fe de María
fe ¿cuándo hizo irrupción en toda su claridad e ilu- tuvo que alzarse siempre contra las contradicciones.
minó toda la vida de María? ¿Fue durante el mila- Los profetas habían predicho que el Mesías sería rey
gro de Cana? ¿O fue antes de él, o tal vez más tar- y que el gobierno descansaría sobre sus hombros. Y,
de, como en el caso de los Apóstoles? ¿Conocía ella, no obstante, ese Mesías había nacido de María en
con un conocimiento claro y despejado, como cono- una cueva, porque—como dice San Lucas—no había
cemos ahora nosotros, cuando estaba al pie de la lugar "para ellos", es decir, no había lugar en el cara-
cruz? ¿O fue esto precisamente su gran agonía, su vanserai o mesón público para un hombre y para una
participación en el sufrimiento de su Hijo en la mujer embarazada. Más aún, María se vio obligada
crucifixión, a saber, que su fe en el misterio de un a buscar refugio en Egipto con aquel Niño cuyo fu-
"Mesías crucificado" que iba a morir, a pesar de ser turo había de significar tanto para Israel. Este mis-
una fe indestructible, seguía siendo una fe oscura? mo Hijo "rey" creció luego en circunstancias huma-
Para nosotros, esto será siempre un misterio. Si fue- nas bastante ordinarias, que no llamaron la atención
ran así las cosas, entonces la experiencia que María de nadie. La contradicción final, para María, debió
tuvo de la gracia de Pentecostés debió de ser suma- de ser la de ver a su Rey marchar hacia una muerte
mente profunda. Pero no se trata aquí de un perío- ignominiosa en la cruz. María no tenía idea de cuál
do determinado de tiempo. Lo que tiene la máxima sería el resultado de aquellas cosas, pero ella conti-
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 47
46 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

nuaba creyendo y confiando en el mensaje angélico^ misma independencia durante las bodas de Cana 20 .
esperando contra toda esperanza. Ella no experimen- No hay ningún reproche en las palabras que él diri-
tó aquella debilidad a la que la fe de los Apóstoles gió a María, como afirmaron los primeros Padres de
se inclinaba tanto. Pero los acontecimientos de la la Iglesia. Sino que constituyen un aspecto más del
vida de Cristo debieron de ser para ella, como lo misterio total de Cristo que, de la manera más ínti-
fueron para los Apóstoles, un misterio desconcertan- ma, se le estaba revelando gradualmente a María.
te y nada elocuente. ¿No es posible ver en el sacri- Esto es verdad también con respecto a los escasos
acontecimientos de la vida pública de Cristo en los
ficio de Abraham un tipo de la actitud de María ha-
que María desempeña algún papel y que han queda-
cia su Hijo? Como Abraham, María fue con su único do consignados en los evangelios. Un ejemplo típico
Hijo para ofrecérselo a Dios. Abraham, creyendo en de esto lo tenemos en la corrección que Cristo hace
la esperanza contra la esperanza (Romanos 4, 18), de la observación entusiástica que hace una mujer
estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, aunque la del Pueblo: "¡Dichoso el seno que te llevó y los pe-
gran herencia de Israel se le había prometido a ese chos que te criaron!" (Lucas 11, 27). Y en las pala-
hijo, por medio de sus descendientes. María ofrendó bras que dice Jesús, cuando le informan de que allá
también su Hijo, a quien—según el mensaje angéli- afuera, estaba su madre buscándolo (Mateo 12, 46-
co—se le había prometido un reino incorruptible. 50; Marcos 3, 31-35; Lucas 8, 19-21). Jesús, aquí, no
¡Y, a pesar de todas estas promesas, lo vio agonizan- tiene intención de desacreditar a María, ni subesti-
do en la cruz! La muerte de Cristo en la cruz fue el ma la verdadera grandeza de ella. Antes al contra-
sacrificio abrahámico de María. Pero ella perseveró rio. Porque dice: "Dichosos más bien los que oyen
en su fe en Dios, a pesar de todas las señales exter- la Palabra de Dios y la guardan" (Lucas 11, 27-28).
nas que parecían contradecirla. Esta es, seguramente, la más alta alabanza de la vida
Así, María, creyendo puramente en el hecho de que religiosa de Nuestra Señora, la mejor manera de pro-
su Hijo era el Mesías rey y el Hijo de Dios, llegó clamar dichosa a una persona que era un "fiat"
gradualmente a la plena concepción de lo que ese ("¡hágase!") vivo: "¡Hágase en mí según tu pala-
bra!" (Lucas 1, 38). Lo que Cristo dijo realmente,
misterio contenía para ella y para todo el género
fue: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que
humano. Incluso durante su vida pública, Jesús tuvo
que revelar personalmente a su madre que él, aun- 20
Se han hecho varios Intentos para despojar a la pregunta
que seguía siendo su propio Hijo, era—en último de Jesús ("¿Qué a ti y a mí, mujer?" : J u a n 2, 3-4) de la impli-
término—completamente independiente de ella. In- cación de que Jesús está marcando u n a distancia entre él y su
cluso cuando no tenía más que doce años de edad, Madre. Pero todo exegeta tiene q.ue remontarse finalmente a una
decisión de este tipo. La frase de F. M. BRATJN es muy atinada.
Jesús había dejado atónita a su madre, durante la Este autor habla d e : "... la transcendance separante du Fus"
peregrinación a Jerusalén, por su confianza en sí ("la trascendencia separante del Hijo"). Véase : La Mere des fidé-
les, Paris-Tournai, 1953, p. 116. Véanse también las pp. 51-55.
mismo y por su independencia. Jesús mostró esta
IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 49
48 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

oyen la Palabra de Dios y la cumplen" (véase: Lu- vivía en un mundo pecador que estaba predispuesto
cas 8, 21). Y aquí, ciertamente, enuncia él la gran para los malentendidos. María, además, estaba ex-
verdad: María es el prototipo de la vida cristiana puesta a todos aquellos elementos incalculables e irra-
de fe. Me parece a mí que la loi de séparation21, de cionales que son comunes de la situación humana:
la que habla Braun, implica algo mucho más pro- la reunión de inexplicables circustancias, las maqui-
fundo que una simple prioridad de los lazos espiri- naciones inherentes a la vida en común, la absur-
tuales por encima de los lazos creados por la rela- didad y los ásperos conflictos de las pasiones hu-
ción de la sangre. Esta signiñcación más profunda manas: todo lo cual podía conducir a la brutal opre-
la hallamos en la situación ontológica de Cristo. sión de una persona totalmente inocente. María, en
virtud de su estado inmaculado, no era una excep-
Nos parece, indudablemente, que la base psicoló-
ción de esta situación humana "normal". Pero tal
gica de la actitud religiosa de María es la fortaleza
situación le confirió claramente a ella un poder es-
en la fe: un esperar contra toda esperanza, contra
pecial que, aunque no disminuyó el dolor de la si-
todas las señales externas que parecen estar en con-
tuación en que ella se encontraba, la capacitó—cier-
tradicción con esa fe. Pero nos inclinamos demasia-
tamente—para experimentarla de una manera to-
do fácilmente a suponer que la fortaleza religiosa
talmente diferente, gracias a su completa sumisión
de María se había forjado en circunstancias fáciles
a Dios.
de la vida. Ahora bien, no fue así, ni mucho menos.
¿Cómo podríamos imaginarnos que María no encon- Haremos bien en considerar la familia de Naza-
tró dificultades en su vida religiosa? Esto no signifi- ret como compuesta de personas que estaban com-
ca necesariamente que la santidad de la vida de una prometidas en una batalla por su fe, de personas que
persona esté relacionada directamente con el grado se enfrentaban valientemente con todas las dificul-
de penalidades y fatigas que haya en esa vida. Ni tades de la vida gracias a una completa sumisión a
debemos sacar la conclusión, por otro lado, que la las disposiciones supremas de Dios. La verdadera y
vida santa carezca enteramente de dificultades y pe- completa pintura de la vida de María no la halla-
sadas cargas. María, es cierto, no experimentó nin- mos en los apócrifos del Nuevo Testamento, sino en
guno de los difíciles impulsos en conflicto que gene- el sobrio relato de los evangelios. La vida de María no
ralmente asaltan a la naturaleza humana pecadora. sigue el esquema de los cuentos de hadas como el
Pero la naturaleza espiritual de María—resultado de de Bláncanieves. No hay paj arillos silvestres que le
su inmaculada concepción—la hizo infinitamente más traigan aderezos preciosos en su piquito, ni que la
sensible y receptiva, cuando Cristo estaba en el Huer- saquen del peligro en medio de una deliciosa música
to de los Olivos. Empero, su estado de inmaculada celestial. Si María hubiese sido así, no habría cons-
no le permitió a María escapar del hecho de que ella tituido para nosotros un ejemplo de fortaleza en
nuestro cotidiano batallar con las duras realidades
do una vida que es cualquier cosa menos un bello
ai BRAUN, p. 62.
MAIIIA. MADRE DE LA REDENCIÓN. i
LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 51
50

cuento de hadas. La vida de María sería sencillamen- rramaba la gracia de esa humanidad de Cristo. Su
te un narcótico. Y, una vez pasados sus efectos, ten- vigorosa fe y su confianza la capacitaron para tras-
dríamos que enfrentarnos con la austera realidad pasar el "velo" humano de Cristo y penetrar en un
de la vida, llevando en nosotros un sentimiento de mundo divino. El misterio de la vida religiosa y de
inconsolable aridez: de una aridez mucho mayor que la fe de María tenemos que buscarlo en su fe, espe-
la que teníamos antes. La vida de María, como la ranza y amor. La Escritura nos presenta muy pocos
nuestra, fue verdaderamente humana. Y también ella hechos concernientes a la vida de María. Y sólo de
estaba envuelta en la misma clase de situaciones so- vez en cuando nos ofrece algunos destellos de luz
ciales opresoras, desesperanzadoras y, con frecuen- que iluminan la imagen concreta de su fe en su cre-
cia, insolubles—al parecer—: esas situaciones en que cimiento gradual hacia la victoria última: la ima-
todo ser humano se encuentra situado de vez en cuan- gen de su vida sacramental. Ahora bien, lo que co-
do. Pero María, con su ejemplo, nos mostró cómo la nocemos de hecho, es más que suficiente para que
fe en el misterio del Dios vivo es más poderosa que podamos dar a María el título de "Reina de los Con-
la vida humana, más poderosa—también—que la fesores".
muerte, e incluso que la muerte de su propio Mesías.
Es posible sintetizar así la vida religiosa de María.
La revelación es más que una simple comunicación
de verdad o de conocimiento. Es, al mismo tiempo, 3. LA CLAVE PARA EL SECRETO DE LA
un acontecimiento salvador que ha de ser conside- VIDA RELIGIOSA DE MARÍA
rado constantemente con amor y que debe ser expe-
rimentado activamente en la fe y por medio de la
fe, de suerte que podamos penetrar en el misterio de No tenemos que andar buscando mucho para en-
esta revelación, que se va desdoblando gradualmen- contrar la clave de la santidad de María, ya que ella
te, aunque siempre permanece velada. María nos pro- misma, en su respuesta a Gabriel, proclamó el secre-
porciona, aquí, un sublime ejemplo. Ella es el proto- to de su vida: ella es la esclava del Señor. Esta
tipo, el primerisimo ejemplo de una vida cristiana palabra está cargada de espiritualidad vétero-testa-
de fe, verdaderamente sacramental. María estuvo mentaria. La doulía o "servicio" de Dios—el ser
hondamente envuelta y plenamente implicada en los siervo o sierva de Dios—figura en el Antiguo Testa-
acontecimientos visibles de la vida humana de Cris- mento como la síntesis de una vida dedicada a Dios,
to en el mundo. Precisamente por esto, María se le- aunque debemos observar cuidadosamente el matiz
vantó para aceptar—con fe—el divino misterio que especial con que se usan estas palabras. Yahvé es el
se había hecho visible, y ciertamente público, en el Monarca Soberano que ha creado todas las cosas y
"signo sacramental" externo de la humanidad de que dirige a su creación conforme a su beneplácito.
Cristo, y se dejó empapar del vigor que sobre ella de- Los "siervos de Yahvé" (la palabra original significa
52 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE JESÚS 53

"los esclavos de Yahvé", aunque esta expresión, den- Los libros del Antiguo Testamento que son poste-
tro de su contexto, excluía toda alusión a la desgra- riores al destierro se hallan marcados especialmente
cia del estado de esclavitud) eran los piadosos israe- por la espiritualidad de la anawah, de los siervos
litas que aceptaban la majestad soberana de Dios, pobres y humildes. Los anawim son un pueblo pacifi-
y que se colocaban completamente a disposición de co que "teme al Señor". Por ejemplo, el Salmo 34 (33)
Dios. La declaración de María de que ella es la es- es un salmo del "pobre" (v. 7). Pobres son todos
clava del Señor, se sitúa estrictamente dentro de aquellos que buscan refugio en el Señor (vv. 5, 11).
esta tradición. Afirma que María depende por com- Ellos son los santos de Dios (v. 10). Son los justos
pleto de la voluntad divina. Y que está dispuesta a (vv. 16, 20, 22), cuya vida en esta tierra no es particu-
ponerse totalmente a disposición de Dios. El mara- larmente feliz, pero que, a pesar de las humillacio-
villoso misterio de María consiste en lo siguiente: nes que ellos están llamados a soportar, siguen sien-
en que, firmemente convencida de que ella era "pro- do ios siervos de Yahvé, que confían en él y le son
piedad" de Dios, se había abierto por completo al fieles (v. 23). Su espiritualidad se resume, efectiva-
misterio de Dios. María, al confesar que ella era la mente, en estas frases: "Sé obediente al Señor y pre-
"esclava de Yahvé", descubría la hondura de su alma séntale tus súplicas" (Salmo 37 [36] 7 [según la ver-
religiosa. La mejor manera de apreciar toda la hon- sión Torres-Amat]), porque "los que esperan en el
dura de esta realidad es comparando el concepto de Señor, heredarán la tierra" (v. 9). Ellos son, final-
"esclava del Señor" con la sustancia del Magníficat: mente, Jos "flejes"—en el estricto sentido bíblico de
cántico en el que María aparece como uno de los la palabra—: ellos son los que creen incondicional-
anawim o ebyónim: como uno de los "pobres de Is- mente en Dios. Son, en sentido religioso, la espina
rael". Los anawim (los pobres de Yahvé, los siervos dorsal del pueblo judío. Su contrapartida son los
de Dios, los que temen a Dios) son los que, en su "arrogantes", los "orgullosos", los "malvados" que
humillación, colocan toda su confianza en Dios. Más confían en sí mismos, las personas egocéntricas que
tarde, son identificados con el "resto [o remanente] no entienden el sentido de la humildad religiosa.
de Israel", con los que habían de heredar el reino Son las personas que, indudablemente, se lo pasan
de Dios. (Debemos hacer notar que, por regla gene- muy bien en este mundo. No obstante, los pobres de
ral, no se estimaba mucho—en este mundo—a esos l.srael se regocijan, porque Yahvé "ha de exaltar a
anawim: éste es el origen del concepto veterotesta- Ion humildes (anawim) y salvarlos" (Salmo 149, 4.
mentario de "pobreza", concepto que, con el correr Versión Torres-Amat). Y humillará a los soberbios,
del tiempo, fue adquiriendo cada vez más una con- l'il publicano que humildemente se da golpes de pe-
notación religiosa.) Israel mismo se convirtió, final-
mente, en el "pobre del Señor" 22.
lli(ibioza-bajeza). T a l vez l a m e j o r a p o r t a c i ó n , o—por lo m e n o s —
32 In inftH p r o v o c a t i v a , e s l a d e A. G E L I N , Les Pauvres de Jahvé,
Se ha escrito mucho acerca de este concepto de anawah col. " T é m o l n s d e D i e u " n.» 14, P a r í s , s. a.
54 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 55

cho, es el "pobre" del Antiguo Testamento. Por otro hizo anaw [pobre]" (véase: II Corintios 8, 9). "Se
lado, el fariseo, que contrasta con él por la glorifica- vació a sí mismo" y "se humilló" (Filipenses 2, 7. 8):
ción que hace de sí mismo, es un "orgulloso". se convirtió en la perfecta realización, en la encar-
Cristo, en el Sermón de la Montaña, sintetizó la nación misma de la humildad religiosa. Empero, ya
actitud espiritual de la anawah. Se refirió a los "po- el Antiguo Testamento había profetizado que el Me-
bres en espíritu", a los "mansos", a los "misericor- sías vendría en esta forma. La idea del Ebed Yahvé,
diosos": expresiones que denotan, todas ellas, el sen- del "Siervo de Dios", la figura del "Siervo Doliente",
tido de la palabra hebrea anaw (pobre, en sentido de el "pobre de Yahvé", aparece a lo largo de todo el
religioso, humilde). Estas personas son las que, según Antiguo Testamento, como una figura personificada
Cristo, y según también el Antiguo Testamento, es- primeramente en Israel, el "resto santo", pero que
tán abiertas para recibir el Reino de Dios (Mateo 5, después—en los libros proféticos—se identifica con
3). Son los "pobres en espíritu" (v. 3), los "mansos" la persona del Mesías (véase: Isaías 52, 13-53, 12) 23.
(v. 4), "los que lloran" (v. 5), "los que tienen ham- Volviendo ahora a la actitud de María, diremos que
bre y sed de justicia" (v. 6), los "misericordiosos" su reacción ante la Anunciación y todo el himno del
(v. 7), los "limpios de corazón" (v. 8), los "que bus- Magníficat están empapados del espíritu de la ana-
can la paz" (v. 9), los "perseguidos" (v. 10), los que wah: "El ha puesto sus ojos en la -pobreza y bajeza
son injuriados y perseguidos por causa de Yahvé (anawah) de su esclava" (Lucas 1, 48). "Derribó a
(v. 11): ¡ahí tenemos todas las variantes veterotes- los potentados de sus tronos y exaltó a los pobres y
tamentarias del sentido que se contiene en el con- bajos" (v. 52). "A los hambrientos colmó de bienes
cepto de anaw, el pobre (en el sentido religioso), el y despidió a los ricos sin nada" (v. 53). "Acogió a
insignificante, el humilde siervo de Dios. Dentro de Israel, su siervo" (v. 54). "... su misericordia... es
este mismo contexto de anawah, Cristo que, según sobre los que le temen" (v. 50). Toda la religiosidad
las palabras de San Lucas, se regocijó en el Espíritu de Israel, basada en esta noción de la anawah y ex-
Santo, dio gracias al Padre por haber revelado todo presada como pura confianza en Dios auxiliador y
esto (es decir, el sentido del Reino de Dios) a los redentor, confluye en esta actitud espiritual de Ma-
"pequeños" (Lucas 10, 21). La señal que Cristo da ría. María es Israel personificado. María es el "pobre
para la llegada del Reino de Dios es que "se anuncia de Yahvé", exaltado por él.
a los pobres la Buena Nueva" (Mateo 11, 5). Pero Je- "He aquí la esclava del Señor": estas palabras ex-
sús llega más lejos todavía. Y se revela ante sus dis- presan un vivo acto de fe con el que se acepta el de-
cípulos como el Pobre en persona: "Aprended de mí, • reto de Dios. Cristo es el "Siervo de Yahvé". En
porque soy anaw", es decir, manso y humilde de co- < mnunión con él, María es la "Esclava del Señor".
razón (Mateo 11, 29). Así que este concepto cristiano
de la pobreza se convierte en la definición de la re- '" Vftase : R. J. TOURNAY. "Les Chants du Serviteur dans la se-
ligiosidad cristiana. Cristo mismo, "siendo rico, se MI(1 imrtle d'Isale", en RB, 59 (1952), pp. 355-384, 481-512.
56 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 57

En esto revela ella su completa humildad ante Dios, que lo que iba a suceder no sucedería por medios hu-
su cualidad de pura receptividad y su deseo de con- manos, sino que sería pura obra de la gracia. Y se dio
cebir a su Hijo 24. cuenta de que la tarea implicada en esta obra (su
Además de la idea de pobreza, en la respuesta de subsiguiente maternidad del Hijo que ella iba a con-
María a Gabriel se contiene otro matiz de significa- cebir) era un encargo divino. Una respuesta tal como
ción. La frase "siervo (o esclava) del Señor" tiene a "Sí, acepto", le parecería a ella demasiado ambiciosa.
veces, en el Antiguo Testamento, un matiz especia- Indudablemente, para ser más exactos, a María no
lísimo. Los patriarcas, los profetas y los grandes di- se le ocurrió siquiera responder de tal manera. Con
rigentes religiosos del Pueblo Escogido—Abraham, sencillez mística, se limitó a decir: "¡Hágase así!",
Moisés, Josué, David, etc.—reciben el título especial o "¡Cúmplase en mí!" En esto mostró María su ab-
de "siervos del Señor" 2S. Son hombres de Dios, con soluta receptividad, su actitud completamente abier-
una misión religiosa particular que Dios les ha asig- ta y libre: "Aquel que es poderoso ha hecho grandes
nado. La totalidad de sus vidas está consagrada al cosas en mí."
servicio de Dios. Las palabras de María significan Ahora ya sabemos, por nuestro examen del relato
que ella acepta, con el mismo espíritu, pero con mu- evangélico, cuál es la mejor manera de comprender
cho mayor grado de receptividad, la misión que le el secreto de la vida religiosa de María. Sabemos,
viene de Dios: la misión de convertirse en la madre además, cómo formuló María este secreto. Finalmen-
del Mesías rey. Aunque María, en su humildad, no te, podemos descubrir, por la Escritura, cómo Cristo
es consciente de sus implicaciones, estas palabras (que vivió durante muchos años en la más estrecha
constituyen una declaración de que ella es ya la Intimidad con María) nos ha revelado la esencia de
reina de los patriarcas y profetas. la santidad de ella: aunque aquí es necesario leer
En primer lugar, María se llamó a sí misma la "es- entre líneas. Cuando Cristo, en el Sermón de la Mon-
clava del Señor". Y después respondió, contestando taña, llamó repetidas veces feliz (en ocho bienaven-
a la oferta de Dios: "¡Hágase en mí según tu pala- turanzas) al anaw, al pobre: no tenía en su mente
bra!" Ella no respondió—¡fijémonos bien! —: "Sí, lo un ideal cristiano abstracto. Cristo había experimen-
quiero. Acepto." Ella era claramente consciente de tado ya la realización concreta de este ideal, en la
casa de Nazaret, en las personas de María y de Jo-
21
ne 20. Las "ocho" bienaventuranzas, inspiradas por el
No olvidemos que, cuando María pronunció estas palabras,
se hallaba aún en el período de su desposorio, y no habla sido
conducida todavía solemnemente—como esposa—a la casa de su »• He llamado ya la atención sobre la conexión que existe entre
novio (Mateo 1, 18). Esto Implica que, según la costumbre judia, i'l "pobre del Señor" y la "esclava del Señor" y el "manso y hu-
María—por aquel entonces—¡debía de tener únicamente unos ca- inlUlo de corazón", que es bienaventurado. El Padre Lagrange
torce años de edad! ungirlo ya que podría haber Interdependencia entre el Sermón
*« Véase : Doulos, doulia en KITTEL, Theologisches Woerterbuch iln la Montaña y la actitud de María. El teólogo protestante,
zum Neuen Testament, vol. II, Stuttgart (1935), p p . 264-282. El A Atimussen, h a recogido esta idea y la h a desarrollado más ex-
autor de los artículos es Rengstorf. tmmnmonte en su o b r a : Marta, die Mutter Gottes, Stuttgart 1950.
58 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 59

Espíritu Santo, no son ideales cristianos inasequibles. Muchas personas se acordarán aquí de la "infancia
Constituyen la canonización, por parte de Cristo, de espiritual" de Santa Teresita: "Dejad que los niños
su madre María, y de todos los que viven conforme vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que
al ejemplo de ella. son como éstos es el Reino de Dios" (Marcos 10, 14).
"Bienaventurados los que padecen persecución" Con su anawah, con su pobreza y humildad, María
(Mateo 5, 10) y que tienen que huir de sus hogares, se consideraba a sí misma como la última de todos
exactamente igual que María, por causa de la Justi- los seres humanos. Y, por esta razón, ella es la mayor
cia que era Cristo, tuvo que buscar refugio en Egip- en el Reino de los Cielos: "Quien se haga pequeño
to. "Bienaventurados los que lloran" (v. 5), como como este niño, ése es el mayor en el Reino de los
María, que estuvo buscando con tristeza a su Hijo Cíelos" (Mateo 18, 4). Hagamos notar, además, que el
divino, a quien había perdido (Lucas 2, 48). "Bien- Espíritu Santo, que cubrió con su sombra toda la
aventurados los misericordiosos", los que tratan de vida de María, es llamado en el "Veni Creator" el
ayudar a una familia necesitada, como hizo María Pater pauperum, el Padre de los humildes.
en Cana, solicitando incluso un milagro. "Bienaven- EstlTesbozo de la actitud religiosa de María es la
turados los pobres y humildes de corazón", porque mejor manera de acercarnos al misterio de su vida
Dios pone sus ojos en "la humildad de su esclava" y al dogma de su especial realidad religiosa.
(Lucas 1, 48: Magníficat), como los puso en María.
En el mensaje dijo el ángel: "El Señor está con-
"Bienaventurados los mansos", los cuales, como Ma-
tigo." El sacerdote, al volverse hacia nosotros duran-
ría cuando no pudo encontrar cobijo en Belén, al
te la misa, nos dice: Dominus vdbiscum ("El Señor
tiempo del nacimiento de Cristo, no se rebelan, por-
esté con vosotros"). El sacerdote ora para que así sea,
que "ellos poseerán en herencia la tierra" (es decir,
ya que siempre hay algún rincón de nuestro corazón
lo poseerán todo) (v. 4). "Bienaventurados los que
donde todavía no hemos recibido a Dios. En muchos
tienen hambre y sed de justicia"27—los que aguar-
aspectos importantes de nuestras vidas, seguimos
dan pacientemente (como María) el cumplimiento
estando "sin Dios". Nuestros corazones siguen estan-
de las esperanzas de Israel—, "porque serán sacia-
do, en parte, irredentos. Y no somos cristianos ca-
dos" (v. 6). Esta lista de bendiciones es, realmente,
bales ni en nuestro interior ni en nuestro exterior.
una amplificación detallada de un antiguo salmo:
Pero a María se le dijo: "El Señor está contigo." Y
"Yahvé exaltará a los anawim y los salvará" (Salmo
no hubo un solo aspecto de su corazón humano, no
149, 4). María se convirtió en la Madre de la Justicia:
hubo una sola parte de su cuerpo, que fuera extra-
de esa Justicia que Israel había esperado durante
ña al Dios vivo. María pertenecía por entero a Dios:
mucho tiempo.
"¡He aquí la esclava del Señor!"
Dios estaba con María. Tal fue su gracia. Pero la
27
Aquí tenemos u n a expresión típica para designar la expec- gracia va acompañada siempre de un encargo. En
tación mesiánica de Israel. el caso de María, la gracia exquisita—"el Señor está
60 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE J E S Ú S 61

contigo"—vino acompañada del sublime encargo de y obra de su Hijo 28 . Es inevitable que tal análisis,
estar con el Señor. Y María cumplió sublimemente en cierto grado, represente erróneamente la imagen
este encargo. Cuando concibió a Cristo, no se trata- de la Madre de Cristo, no alcanzado a describir su
ba simplemente de que a ella hubiese venido el Dios plenitud original. Sin embargo, necesitamos hacer
vivo, el Señor. Sino que también ella fue hacia él, un examen de este tipo. Y, al mismo tiempo, pode-
hacia el "Cristo", por quien había esperado durante mos lograr magníficos resultados, con tal que tenga-
mucho tiempo: su concepción fue una elevación ha- mos cuidado de mirar siempre retrospectivamente
a la imagen original, teniendo en cuenta todos los
cia el Mesías. Así que, en María, la encarnación adop-
detalles, y contemplándolos sobre el trasfondo de la
tó la forma de un encuentro vivo entre el Dios Re-
realidad concreta y viva de que María es la madre
dentor y la humanidad que aguardaba al Mesías.
de Cristo y nuestra madre.
Cristo vino también hacia aquellos que compartían
la fe de María, pero "los suyos no le recibieron"
(Juan 1, 11), porque en sus corazones no habían es-
tado esperándolo. María era, toda ella, expectación
y anhelo del Dios que iba a venir. Y por eso María
lo recibió, cuando Dios vino efectivamente. El anhe-
lo de María anticipó la realidad de este encuentro de
amor en su corazón y en su seno, porque Dios esta-
ba ya con ella desde el primerísimo momento de su
existencia. La relación de María con Dios era tan
íntima, que Dios—en su cercanía de ella—fue capaz
y estuvo dispuesto a hacerse hombre, a hacerse car-
ne, carne de su carne. Fue puro amor-en-la-fe el
que produjo la maternidad de María. Dios le dio su
amor. Y ella, dándole— en retorno—amor por su amor,
se convirtió en la Madre del Dios-hombre Cristo, con
amor y fe. Desde ese momento, María llegó a tener
tal intimidad con Cristo, que las acciones de éste se
convirtieron en las acciones de ella, aunque los ca-
»' l.ii UlNiílluin, d u r o esta, nos proporcionará el p u n t o de par-
minos del uno y del otro eran diferentes. tida pura iiuciMl.in. coimldcnielón del misterio de María. Dentro
En el capítulo que viene a continuación, nuestra de esto contexto, denmulii llimmr la atención sobre mi ensayo:
Exegese, VoUviiUUc und Dovmenentwicklung, en "Exegese u n d
tarea consistirá en analizar esta delicada realidad: Dogmatlk", obra publicada bajo la dirección de H. VORGKIMLKB,
el crecimiento y desarrollo de una madre en la vida Malnz 1962, pp. 81-114.
II MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 63

EL PUESTO DE MARÍA EN LA HISTORIA


DE LA SALVACIÓN 1. LA REDENCIÓN PERSONAL DE MARÍA:
EL DON OBJETIVO DE LA REDENCIÓN Y LA
APROPIACIÓN PERSONAL DE ESTE DON
POR PARTE DEL RECIPIENTE

1. DEFINICIÓN DE LOS TÉRMINOS "REDENCIÓN


OBJETIVA" Y "REDENCIÓN SUJETIVA" COMO DON
OBJETIVO DE DIOS Y COMO APROPIACIÓN SUJETIVA,
POR PARTE DEL RECIPIENTE, DE ESE DON
Para apreciar la significación universal que María
tiene para nosotros—en el orden de la salvación—: Teniendo en cuenta los diversos significados que se
es necesario situar el papel de María en su perspec- asocian con los términos de redención "objetiva" y
tiva propia. En primerísimo lugar, no debemos per- redención "sujetiva", y considerando la importancia
der jamás de vista el hecho de que ella es, como nos- que estos términos tienen en toda discusión acerca
otros, un ser humano redimido. La posición sublime de si María es, o no, asociada activa en la redención
que María ocupa como persona redimida por medio de "objetiva": es necesario definir estos términos, de
Cristo, está íntimamente relacionada con su mater- acuerdo con su significación teológica. Es importan-
nidad de Cristo y de todo el género humano. Al acen- te, aquí, que nuestro enfoque no sea arbitrario, sino
t u a r el hecho de que María está redimida, estamos que siga las directrices que nos parece a nosotros
tributando homenaje—realmente—a su asociación en que se conforman objetivamente con lo que conoce-
la redención llevada a cabo por Cristo. Es necesario mos de nuestra fe.
que consideremos, en primerísimo lugar, la m a n e r a La redención es un acto de Dios salvador, quien es
excepcional de la redención personal de María, pres- —él mismo—la salvación y la redención. Es u n acto
cindiendo—al mismo tiempo—, hasta cierto punto, de salvación exclusivamente divino. Adquiere la for-
de las consecuencias que se derivan para toda la h u - mn concreta de acto salvador de Dios en su h u m a n i -
manidad, de este especial estado de redención. Si dad: de Jesucristo, que era no sólo Dios, sino t a m -
hacemos esto, entonces—en un estadio posterior—po- lilfni hombre. Dios se hizo hombre para que su acti-
dremos arrojar más luz sobre esas implicaciones, y vidad divina de redención se cumpliera en la h u m a -
podremos contemplar dentro de u n a perspectiva más nidad. Dios mismo actúa personalmente como ser
verdadera el conocimiento que la Iglesia posee acer- humano. Y nosotros somos redimidos en y por medio
ca de la significación total de María en la redención do lo» actos humanos de Dios, el Verbo. Teniendo
llevada a cabo por su Hijo. en cuenta el hecho de que el Dios-hombre, por ra-
64 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 65

zón de su vocación, representa a toda la humanidad: cumplido ya lo que ha de realizarse posteriormente


veremos que los misterios de su vida humana tienen en nosotros. Por eso, la "redención objetiva" no se
también valor representativo para toda la humani- refiere simplemente a la actividad redentora llevada
dad, con respecto a toda la humanidad. a cabo en el hombre Jesús, sino también al estado
Y, entonces, por "redención objetiva" se entiende que la humanidad tiene de estar redimida en Cris-
la consumación de la redención del género humano to, su cabeza.
en Cristo como cabeza de la estirpe humana. La to- La "redención sujetiva" en sentido amplísimo sig-
talidad de la humanidad está ya redimida, no sólo nifica, por otro lado, que lo que se ha llevado a cabo
por medio de Cristo y de su "redención activa" (es en Cristo se halla realizado también verdaderamen-
decir, por medio de su redención como una activi- te en nuestras vidas. Lo que es ya una realidad cum-
dad que nos redime), sino también en El, como repre- plida en Cristo, como cabeza nuestra, se desborda
sentante de toda la humanidad caída. Por eso, la sobre nosotros. En una palabra, la "redención suje-
redención objetiva no es una realidad que esté en tiva" es nuestra efectiva unión vital con Cristo.
alguna parte entre Cristo y nosotros, y que—conse- Sin embargo, en esta redención sujetiva hay dos
cuentemente—debería ser realizada por otra persona aspectos. En primer lugar, es un don del Dios-hom-
(verbigracia, por María). Sino, que Cristo mismo es re- bre, un acto de Cristo redentor, para nosotros y en
dención. Cristo mismo es gracia. Esto es lo que debe- nosotros. Este es, como quien dice, el aspecto obje-
mos entender por "redención objetiva". Como resulta- tivo de nuestro estado sujetivo de redención. Al mis-
do de esto, la redención objetiva es—como quien dice— mo tiempo, la redención sujetiva es un consentimien-
la contrapartida del hecho objetivo de que en Adán to humano y personalmente libre, a la redención
la mancha del pecado original se adhiere a la huma- objetiva y a este don de Dios. Así que estos dos as-
nidad. En Jesús, como cabeza nuestra, la redención pectos de la "redención sujetiva" son el don objetivo
de la humanidad es un hecho asentado. No sólo es y nuestra auto-apropiación sujetiva de este don.
la causa universal por la cual la redención llegó a Empero, es bastante posible que estos dos aspectos
estar sólidamente establecida, sino que además el de la redención sujetiva no coincidan cronológica-
resultado—nuestro estado de redimidos—es también mente. Podría suceder que una persona estuviera real-
un hecho, por lo menos en aquel que murió por nos- mente puesta en una situación de redimida, antes
otros y que fue resucitado por el Padre para que nos- úf que ella personalizase de hecho esta condición
otros viviéramos. En "uno de nosotros", y—por cierto— iciil de existencia, por medio de su propia actividad
como primogénito de la comunidad religiosa humana, iHIglosa personal. Lo que ya es en Cristo un hecho
la humanidad está reconciliada ya con el Padre. Según l >lf»mímente cumplido, está realizado embrionaria-
San Pablo, nosotros mismos estamos ya sentados a mente por medio de la gracia santificante. Esta for-
la derecha del Padre, es decir, lo estamos ya en el ma purtlcular de redención sujetiva es designada al-
hombre Jesucristo—nuestro "tipo"—, en quien se ha Kunas veces con el término de estado de hallarse
66 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 67

objetivamente redimido 1. Y un ejemplo de este es- ñera conscientemente personal. La diferencia entre
tado es el del niño bautizado, pero que todavía no se ambas realizaciones hay que buscarla en el desarro-
ha desarrollado plenamente, el cual es—en realidad— llo psíquico irregular del hombre, el cual está envuel-
un hijo redimido de Dios, aunque todavía según la to en el plan de Jesús para la redención por medio
medida de la infancia. Para decirlo con otras pala- de la gracia de Dios: o bien como niño redimido, o
bras: la gracia de la redención es un estado puro bien como persona redimida (en el sentido de una
que, no obstante, no se ha desarrollado aún hasta persona que ha llegado ya al estado de la vida cons-
llegar a ser una posesión personal, libre e íntimamen- cientemente personal). En un nivel más profundo,
te personalizada por medio de un acto de virtud di- señala también—por un lado—el don objetivo de la
vina. Esto se aplica a Nuestra Señora en el momento redención sujetiva, y—por otro lado—la personaliza-
de su inmaculada concepción. ción humana de este don. Así, pues, si un hombre es
En el plenísimo sentido de la palabra, la redención incorporado como niño a Jesús, con el resultado de
sujetiva implica este estado redimido que se extien- que en él se produce la redención sujetiva, la apro-
de hasta incluir la vida activa personal del hombre. piación sujetiva de la redención constituye, según el
Si la redención objetiva implica, entonces, que Dios estadio de desarrollo personal que él ha alcanzado
—a pesar de todo—sigue amándonos, en Cristo, a los en su vida, un libre asentimiento tanto a la reden-
que somos pecadores: la redención sujetiva implica ción objetiva de Jesús como a su propio estado de
de manera semejante que nosotros, como seres libres, gracia, el cual—hasta entonces—ha sido un estado
estamos obligados a contestar con reciprocidad a ese infantil. Para decirlo con otras palabras, su unión
amor, amando personalmente a Dios. Implica que he- vital con Cristo se convierte—en ese punto—en un
mos de entrar libremente—por medio de la fe, la compromiso personal aceptado por propia cuenta.
esperanza y el amor—en lo que es ya un hecho en Por tanto, el estado de estar redimidos es, en el
la sagrada humanidad de Cristo, y que, de este modo, pleno sentido de la palabra, no sólo un don de amor
hemos de convertirnos en miembros vivos del cuerpo —un don puro y universalmente eficaz—por parte del
de Cristo, que es nuestra cabeza. Dios-hombre que es el único capaz de santificar al
Lo que entendemos, pues, por "redención sujetiva" hombre. Sino que, al mismo tiempo, es una libre re-
es nuestra propia realización—en nosotros mismos— cepción por parte del hombre. Ningún ser personal se
de lo que se ha cumplido ya en la redención objetiva, «ornóte jamás pasivamente a la redención. La reden-
es decir, en Cristo, como cabeza nuestra, que ha re- ción nunca nos ataca por sorpresa. Sino que es recibi-
sucitado ya de entre los muertos. Esta redención su- da Mlcmpre activamente por nosotros. En este sentido,
jetiva, o participar en Cristo, puede realizarse en nos- i-I i'Ntinlo de "estar redimidos" contiene siempre un
otros de manera infantil, o puede realizarse de ma- > ifMiieuto de cooperación humana: el hombre consien-
te libremente en recibir la redención: redención que
i Esto no deberíamos confundirlo con "redención objetiva". Alo el Dloa-hombre Cristo puede proporcionarnos. Así
68 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 69

que cada individuo, con respecto a su propia reden-


ción, es ya su propio "corredentor". Esta apropiación
2. MARÍA ES REDIMIDA
sujetiva y personal de la redención objetiva (para de-
cirlo con otras palabras: del hecho que ha quedado ya
establecido en Cristo) es un momento del plan divino a) La universalidad del pecado original
de salvación. Así que la redención que Cristo nos trae,
es una redención para la cual el recipiente—el hom- El dogma nos enseña que María nació en gracia,
bre—da su libre consentimiento con una fe viva, una como la Inmaculada Concepción. Sin embargo, hasta
fuerte esperanza y un amor sumiso. La respuesta hu- ahora no se ha definido solemnemente que María
mana a este don gratuito: esa respuesta que Dios sea un ser humano redimido. Empero, esto se halla
nos exige, es el don libre del hombre mismo, el don contenido implícitamente en la doctrina relativa a
que el hombre hace libremente. La redención suje- su exclusión del pecado original. Más aún, la tradi-
tiva, especialmente cuando alcanza el estadio de la ción religiosa—en su totalidad—confirma que Ma-
perfección en la experiencia humana, es la meta últi- ría también fue redimida.
ma de la redención objetiva. El individuo participa
Durante los últimos años, los teólogos han dedica-
en la redención según la extensión de su libre con-
do gran atención a estudiar la naturaleza exacta del
sentimiento al don objetivo de la gracia redentora.
estado de redención en María. Se ha dedicado espe-
En este sentido, el hombre es "corredentor" con Cris-
cial atención al problema central acerca del débito
to. Qui creavit te sine te, como dice Santo Tomás,
de María con respecto al pecado original (debitum
juntamente con San Agustín, non redimit te sine te:
peccati originalis). ¿Qué significa exactamente la
"Nosotros, que fuimos creados sin nuestra interven-
afirmación de que María, por ser hija de Adán, ten-
ción, no podemos ser redimidos personalmente sin
dría que haber contraído—por derecho—el pecado
nuestra cooperación." Pero nuestra cooperación está
original? ¿Será María una excepción a la ley univer-
contenida en el don mismo del Dios redentor. De ahí
sal del pecado original? ¿O estará gobernada por él,
que podamos decir que Cristo es umversalmente efi-
aun disfrutando de especial privilegio y dispensación?
caz, pero no exclusivamente eficaz, en materia de re-
No se trata, ni mucho menos, de una cuestión pura-
dención. La redención objetiva y la redención suje-
mente académica. Porque la naturaleza de la santidad
tiva son dos aspectos de una sola redención traída
ilo Muría cambia sustancialmente, según la respues-
al mundo por el Dios-hombre Cristo. Todo lo que una
ta I|IK> ciemos a estas preguntas. Por este motivo, es
persona redimida alcance, ya sea grande o pequeño,
NUMiunit'iit.c esencial investigar este problema.
debe atribuirlo agradecidamente a los actos salva-
dores de Dios hecho hombre, porque "Dios estaba en l'iiru lli'Kur a una comprensión más profunda del
Cristo reconciliando consigo al mundo" (II Corin- pncurii) orlKlnal, o de la solidaridad universal del gé-
tios 5, 19). noro huinuno en el pecado, dentro del misterio de la
fr, purncerlu suficiente apelar de manera directa y
70 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 71

formal a la unidad del género humano: unidad que Sin entrar en un detenido examen teológico de todo
es inherente a la común descendencia biológica del el tema, es necesario—no obstante—ofrecer un esbo-
hombre. Esto significa recurrir al hecho de que el pri- zo de los aspectos básicos del pecado original. Adán
mer hombre contenía físicamente en sí mismo a toda es, por razón de su vocación, el antepasado religioso
la humanidad. Indudablemente, este aspecto no po- o el representante de toda la estirpe humana. El mis-
demos ignorarlo. Y podrá aflorar en un estadio pos- terio del pecado original, lo entenderemos únicamen-
terior. Pero no constituye el aspecto formal del pro- te si lo consideramos dentro del contexto de la
blema. Hay una tendencia a hablar de la "natura- función representativa de Adán y dentro de la pers-
leza humana" como si fuera el equivalente de una pectiva de la vocación dirigida a todos los hombres
cosa natural o de un animal, con respecto a la cual y que los une a unos con otros. A Adán se le ofreció
el individuo es considerado simplemente como algo personalmente la gracia original. La razón de esto
que está al servicio de la plena realización de la es- es que él, como cabeza de todo el género humano, ha-
pecie. Tales seres no son personas: han sido produ- bría de poseer la fuente o manantial de la gracia
cidos simplemente por antepasados. Y son el resul- (gratia capitis). Dios puso el destino religioso de toda
tado del proceso de la reproducción. la humanidad en las manos de un solo hombre. Así,
Empero, un ser humano es formalmente un ser es- pues, se trata aquí de un mediador de gracia. Al ofre-
piritual. Por eso, la Iglesia acentúa el hecho de que cer a Adán un manantial de gracia, Dios le asignó
el alma entra en la existencia por medio de un acto —con respecto a toda la humanidad—el puesto de
directo de creación divina. Sin embargo, la persona mediador de gracia. A Adán se le dio la gracia como
permite al cuerpo participar en su existencia perso- la fuente de la gracia para los demás. Su aquiescen-
nal, con el resultado de que lo que surge del proceso cia, su consentimiento a esta gracia, implicaría la
de la procreación se convierte, por medio de la crea- salvación para toda la humanidad. Su repulsa de esta
ción del alma, en mi cuerpo personal y humano. En gracia, su pecado—su repulsa de emprender la media-
consecuencia, la unidad de la comunidad humana hay ción de la gracia, su pérdida de esta gracia como la
que buscarla en un plano espiritual. Es la unidad de fuente de gracia para los demás—significó la pérdi-
una comunidad personal. Es una sociedad de perso- da de la salvación y, consecuentemente, el desastre
nas. La comunidad biológica forma simplemente la para la humanidad.
subestructura de esta comunidad personal. Lo que emerge, pues, de todo esto es que es posible
Ahora bien, la unidad de una comunidad de perso- comprender la naturaleza del pecado original, pero
nas como tal puede existir únicamente en la unidad únicamente si lo encuadramos en su perspectiva so-
de sus valores espirituales: en la unidad de meta, de brenatural. El pecado original es inconcebible dentro
destino de la vida y de vocación. Esta unidad es, al del contexto del orden puramente natural, ya que una
mismo tiempo, un encargo. Y una realidad que exi- persona que es extraña para mí, no puede situarme
ge cumplimiento. en estado de culpa por medio de un pecado que no
72 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 73

es un pecado personal mío. Si tenemos en cuenta el resultado de esto, siempre que un hombre ha apare-
hecho de que la gracia es un don gratuito de parte cido en el mundo, ha entrado en un mundo de seres
de Dios, sigúese de ahí que Dios es capaz también humanos en el que él, como hombre, no estaba en
de definir la modalidad y la medida de su don de una verdadera relación con Dios, en una relación tal
gracia, conforme a su sabio beneplácito. El plan de como Dios la había querido: en una relación en la
Dios es dar la gracia a todos los hombres en y por que el hombre no habría podido experimentar su vo-
medio del acto de gracia (un acto responsable, mo- cación personal, ¡si no hubiera habido redención!
ral y religioso), es decir, en y por medio de la media- Por medio de su acto representativo, que fue en sen-
ción de gracia de un solo hombre. Esto lo realiza tido concreto una mala acción, un delito, Adán se
Dios por medio de Adán como un preludio (el cual, ganó una humanidad caída: "Todos los hombres per-
en realidad, resultó negativo). Y por medio de Cristo, dieron la inocencia en la trasgresión de Adán" (Den-
que fue el perfecto cumplimiento. Lo que Dios desea zinger, 793). "Por un solo hombre entró el pecado en
es una comunión, o comunidad, de santos del tipo de el mundo" (Romanos 5, 12). "Por la desobediencia
un "cuerpo místico", vinculados entre sí por un solo de un solo hombre, los muchos fueron constituidos
mediador de la gracia. Su finalidad es edificar y ex- pecadores" (Romanos 5, 19).
tender la unidad de esta comunidad humana de per- Teniendo, pues, bien presente la vocación de Adán
sonas que se agrupan en torno a un solo ser humano. como mediador de la gracia, podremos apreciar ple-
Y precisamente en esta tarea como mediador de la namente el dogma que nos informa de que hay nexo
gracia, fracasó Adán culpablemente. La fuente de causal entre el acto pecaminoso de Adán y el estado
la gracia que se le había ofrecido—en Adán—a la hu- pecaminoso al que está sometida—en sentido con-
manidad, se perdió por su delito representativo. Y el creto—la persona irredenta, aun antes de que ella
género humano quedó privado, con ello, de esta vo- cometa personalmente un acto pecaminoso. El dogma
cación sobrenatural, que vinculaba a todos los hom- no nos enseña explícitamente cómo se estableció real-
bres, y que prometía convertirlos en una sola cosa mente este vínculo causal. Sin embargo, nosotros he-
dentro de esta comunidad. ¡Nada se puede sacar de mos intentado hacerlo, no examinando formalmente
un manantial que se ha secado! De este modo, toda la proposición de que Adán es la "cabeza física" del
la humanidad se halló privada de la gracia: en un género humano, ni investigando la proposición de
estado de ausencia de gracia, o, en sentido literal, que él es la "cabeza jurídica" de la humanidad, sino
de des-gracia con respecto a Dios. Y, así, la existen- acercándonos al problema desde el punto de vista de
cia humana se convirtió en una existencia sentencia- la posición a la que Dios había destinado a Adán,
da a muerte, en una existencia sin perspectiva inte- cuando lo hizo mediador de gracia, por vocación, den-
rior, en una existencia que ha perdido su armonía tro de su plan de salvación. Esta vocación no es un
propia y se ha centrado sobre el fracaso religioso y decreto jurídico por el cual Dios pretendiera mante-
sobre todas las consecuencias de este fracaso. Como nernos a todos como responsables juntamente en el
74 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 75

acto de Adán. Tal visión de las cosas no puede menos ginal 2 . Podríamos trazar el siguiente paralelo: La
de parecerle muy improbable a la mente humana. unión hipostática o personal de Cristo es la base del
Ahora bien, cuando a Adán se le dio la oportunidad hecho de que El precisamente, por medio de su vo-
de ser la fuente de la gracia, él se convirtió—interior- cación divina y real, fue señalado como representante
mente y en sentido real—en el representante de to- de todo el género humano—caído, pero que había de
dos los hombres. Y se le dio el encargo de ser el me- ser redimido—, de suerte que la plenitud de gracia,
diador de la gracia. Tan sólo cuando lo contempla- que El (Cristo) poseía por su misma naturaleza, esta-
mos dentro de esta perspectiva, podemos ver el pe- ba destinada a convertirse en fuente de gracia para
cado original como un misterio que no aparece ante todos los demás hombres. De la misma manera, el
hecho de que Adán sea el antepasado biológico de
la mente humana como una contradicción interna,
toda la humanidad, como especie, es la base natural
y que—no obstante—sigue siendo un verdadero mis- de que él haya sido señalado, por una vocación gra-
terio, sin que tengamos que añadirle misterios suple- ciosa, como mediador de gracia o como cabeza reli-
mentarios de invención puramente humana. La pe- giosa de toda la humanidad. Más aún, esto se puede
caminosidad de nuestra situación es una pecamino- explicar también antropológicamente por el hecho de
sidad interna y real, pero tan sólo en razón de la cul- que el hombre pertenezca a una especie, por razón
pa personal de Adán. Nuestra pecaminosidad es un de su corporeidad. El ser vivo y corpóreo es, por na-
verdadero estado de pecado que hay en nosotros, por- turaleza, un miembro individual de una especie, que
que desde el comienzo mismo nuestra voluntad espi- esencialmente nace dentro de una especie. (Si no ocu-
ritual está en una situación que se halla en contra- rriera esto, entonces no podría resolverse la cuestión
dicción directa con la santa voluntad de Dios, es de- de hasta qué punto estamos implicados dentro de la
cir, una situación de desgracia que arrastra consigo misma especie.) Los primeros antepasados de esta
consecuencias de escisión interna, y que no podemos especie particular constituyen el origen de todas las
proponernos estudiar aquí. especies subsiguientes. Aunque la especie humana sea
formalmente diferente, por razón de la espiritualidad
Por eso, la unidad biológica del género humano no del hombre: sin embargo esta corporeidad viva sigue
puede explicar el pecado original en su aspecto for- siendo un aspecto válido y verdadero de la humani-
mal. Esto, indudablemente, no significa que esta uni- dad. Como corporeidad viva, que—por esencia—entra
dad biológica no tenga nada que ver con el caso. en el ser por medio de una descendencia: la persona
Esta cuestión, indudablemente, no la ha definido dog- humana, al asumir esta corporeidad biológica, se re-
máticamente el Concilio de Trento, ni implícita ni laciona íntimamente con toda la especie y, por tanto,
explícitamente. Sin embargo, los Padres conciliares
y toda la tradición eclesiástica han reconocido que
hay conexión entre el monogenismo y el pecado ori- 2 Véase, entre otros ejemplos : Denzinger 795-796, 788-789, y la
encíclica pontificia Humani Generis.
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 77

76 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

infiel al plan divino de salvación. Y lo "permitió",


se relaciona especialísimamente con los antepasados porque tenía en perspectiva el hecho de que toda la
de toda la especie. Porque, en ese plano, la llegada humanidad fuese colocada bajo una nueva cabeza:
al ser del primer hombre y de la primera mujer cons- el hombre Jesús.
tituye el origen de todo el género humano, con el
resultado de que esos dos antepasados son de impor-
tancia única para la estirpe humana. b) La universalidad de la redención
Sin embargo, al considerar esta cuestión, es im-
portante que no perdamos de vista el hecho de que El sentido divino y positivo de que Dios permitiera
esta unidad biológica del género humano, aunque se
el pecado original es, en su significación concreta, la
pruebe que es verdadera, constituye únicamente la
base de la verdadera unidad de la comunidad de per- positiva voluntad redentora de Dios. La solidaridad
sonas. Y no perdamos tampoco de vista el hecho de del género humano con Adán—en el pecado original-
que todo el ser humano es, formalmente, una rea- es sólo la idea de reverso de nuestra solidaridad con
lidad enteramente nueva, creada por un acto directo Cristo Redentor—en la gracia—. El pecado original
de Dios. Y, por ser una realidad espiritual, no puede y la redención son las dos facetas del mismo misterio
remontarse a antecedentes puramente biológicos. La divino: aunque Dios trasciende por completo la ini-
inclusión física y biológica del género humano en ciativa para pecar, iniciativa que pertenece a la res-
Adán no puede explicar, por tanto, el pecado origi- ponsabilidad del hombre. El único misterio es la vo-
nal. Ahora bien, como cada persona humana indivi- luntad salvífica de Dios: esa voluntad de establecer
dual está íntimamente relacionada, en virtud de su la unidad de la comunidad humana en intimidad con-
propia corporeidad, con todos sus semejantes y, en sigo mismo en un solo hombre, "de cuya plenitud to-
sentido especialísimo y fundamentalísimo, con sus dos hemos recibido". Dios permitió que el plan divino
primeros antepasados: está bien claro, desde el pun- fracasara en Adán, pero lo cumplió definitivamente
to de vista de la historia de la salvación del hombre, en Cristo. Hablando negativamente, el "primer Adán"
por qué escogió Dios—en particular—a esos dos ante- es la prerrevelacion del "segundo Adán". El "cuerpo
pasados, para constituir la cabeza religiosa del géne- místico" de Adán se convirtió realmente en una co-
ro humano, como una estirpe que estaba llamada a munidad de pecadores: algunos teólogos medievales
formar una comunidad personal con Dios. Esos an- llegaron a referirse al corpus mysticum diaboli. Así
tepasados—la fuente viva de la humanidad en cuan- como por la caída de un solo hombre todos los hom-
to especie—fueron escogidos por Dios para ser, al bres fueron condenados: así por la justicia de Uno
mismo tiempo, la fuente de la gracia, la fuente de solo muchos fueron justificados (véase: Romanos 5,
esa caridad que habría de capacitar a todos los hom- 18). Dios permaneció fiel a su amor del hombre, a
bres para edificar esta comunidad. pesar del pecado humano. Su fidelidad es la reden-
Dios "permitió" libremente que el hombre fuese ción: incluyó a todos los hombres en la desobedien-
78 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 79

cia (para decirlo con otras palabras: los incluyó en el tales de significación, los cuales esclarecen el sentido
pecado), para poder tener, al fin, misericordia de to- pleno del misterio mariano.
dos los hombres (véase: Romanos 11, 32). Indudable-
mente, Dios no utilizó el pecado como un medio. Se
nos escapa el misterio supremo de por qué Dios per- 1) Cristo, el "Redimido representativamente"
mitió el pecado. Pero, en su sentido concreto, el peca-
do sólo podemos entenderlo en relación con la volun-
Más de una vez se aventura a decir Santo Tomás
tad redentora de Dios. Esto es, ciertamente, tan fun-
que la humanidad de Cristo fue "justificada" para
damental para nuestra comprensión del problema, que fuese la fuente de nuestra santificación 3 . El he-
que algunos Padres de la Iglesia creyeron que el pe- cho de que Cristo no estuviera sometido al pecado
cado original sería un misterio absurdo e irritante, si original, y no pudiera estar sometido a él, es un he-
no lo contempláramos dentro del contexto de la re- cho que está fundado en el ser de Cristo: El era Dios
dención. mismo en forma humana. Sin embargo, Cristo entró
Por razón de la situación del "primer Adán", por el en una humanidad que, por razón de un pecado ori-
cual toda la humanidad se vio envuelta en la misma ginal, era incapaz—en sentido real—de alcanzar su
suerte desgraciada, y a causa de la situación del "se- propio destino. Cristo, aunque no tenía pecado, cargó
gundo Adán" que envolvió a ese mismo género hu- sobre sí—como quien dice—la pecaminosidad original.
mano en un mismo y único destino salvador: no hay Y lo hizo voluntariamente. Asumió la humanidad con-
—en sentido concreto—un solo hombre que no esté creta que está marcada con el sello de su estado peca-
íntimamente asociado con la vocación perdida del dor (del estado pecador de dicha humanidad): la
"primer Adán" y, al mismo tiempo, con la potencia- muerte: "A quien no conoció pecado, le hizo pecado
lidad adquirida para la realización de la permanente por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de
vocación del "segundo Adán". Para expresarlo con Dios en El" (II Corintios 5, 21). Dios envió "a su propio
otros términos: la comunidad humana en intimidad Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en or-
personal con Dios, o gracia santificante, es posible den al pecado" (Romanos 8, 3). Cristo es "el Cordero
únicamente—desde el pecado original—como gracia de Dios" que carga con "el pecado del mundo" (véase:
redentora. La realidad representativa del "primer Juan 1, 29) 4 . La encarnación de Cristo, el hecho de
Adán" era irrevocable. Pero Dios no da de mala gana
sus dones. Y sigue llamando al hombre hacia su 3
Véase, entre otros pasajes, ST, III, q. 34, a. 3, c ad 3; q. 34;
gracia. a. 1, ad. 3 ; q. 8, a. 5; q. 48, a. 1; I-II, q. 114, a. 6; In Evang.
Así, pues, desde la caída, la santidad ha sido siem- Joh., I, lect. 10.
1
pre—para los hombres—redención. Ningún ser huma- La palabra griega que aquí se usa es airein. Este verbo sig-
nifica "cargar con" y "quitar". La idea que se pretende expresar
no puede considerarse exento de esto. Pero semejante aquí es la de cargar con algo a fin de eliminarlo. El Cordero de
gracia redentora comprende tres planos fundamen- Dios carga con el pecado, lo toma sobre sí, a fin de extirparlo
80 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 81

que él se hiciera hombre, fue—en sentido concreto— vamente, entonces también nosotros—en El—estamos
un convertirse en pecado humano. Como represen- ya esencialmente redimidos en principio.
tante de la humanidad caída, Cristo recibió por vo- Desde dentro de la humanidad pecadora, Cristo es
cación el encargo de realizar representativamente, el principio redentor (el principio que no tiene pe-
como había hecho Adán antes de El, el destino vital cado). Y, al mismo tiempo, es la persona representa-
de la estirpe humana, aunque por medio de una res- tivamente redimida. El es la Redención que da, pero
tauración. Cristo tuvo esta experiencia total en y por que también recibe y acepta en nuestro nombre. La
medio de la totalidad de su vida humana: una vida plenitud de gracia, que El posee en virtud de su me-
que culmina en la muerte. Para El, ésta fue la ex- diación de gracia con respecto a los hombres, es—por
presión de su total obediencia al Padre y de su cons- razón de la experiencia religiosa de su vida huma-
tante unión con El. Y Cristo cumplió su encargo has- na—es, digo, algo que culmina en la muerte, gracia
ta lo último. Tan sólo entonces el hombre y (en él) verdaderamente redentora para nosotros, y—en con-
secuencia—gracia redentora primerísimamente para
todos los hombres fueron capaces de cumplir el des-
El mismo, como representante nuestro que es. Por
tino vital de la humanidad. Este cumplimiento es este motivo, la tradición entera enseña que Cristo,
ahora una posibilidad indestructible para todo ser que había sido señalado por Dios—por su encarnación
humano. concreta—como cabeza del género humano, "mere-
Cristo, que no tenía pecado, no tenía tampoco ne- ció" en último término esta función en virtud de su
cesidad de redención. Pero El, no obstante, es más vida humana redentora.
que "Dios-hombre". En sentido concreto, El es Dios- Cualquiera que sea el grado o cualquiera que sea
hombre como representante de la humanidad que ha el camino por el que los seres humanos reciben gra-
caído, de la humanidad que ha de ser redimida y que cia, ésta será siempre un participar de la plenitud
realmente ha sido redimida por medio de El. Como de la gracia redentora de Cristo mismo, cuya gracia
representante de la humanidad caída, Cristo es la es representativa para todos nosotros.
totalidad de la humanidad: no sólo en sentido jurí-
dico, sino también en sentido real, aunque esto sea
posible únicamente en un nivel sobrenatural. Como 2) La redención de María por exención
representante—como la cabeza—de la humanidad
caída, Cristo fue verdaderamente redimido en su re- Habrá quedado claro de una vez, por todo lo que
surrección. Es importante captar este hecho: en sen- hemos dicho anteriormente, que la inmunidad que
tido representativo, Cristo es la humanidad, caída y María tuvo del pecado original no la exime de la re-
redimida. Cristo es el "redimido representativamen- dención. Sin embargo, la situación de María difiere
te". Esto es lo que significa precisamente la "reden- de la de Cristo por cuanto el hecho de que ella no
ción objetiva". Si Cristo es el redimido representati- estuviera sometida al pecado original no se debía a
MIHA, MADIll DE LA REDENCIÓN. 6
82 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRrSTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 83

ella misma, sino a Cristo. Esta distinción significa que la subestructura biológica, y, como tal, no puede cons-
la gracia redentora de María tiene carácter especia- tituir formalmente ese "débito del pecado".
lísimo—un carácter propísimo—tanto con respecto a El hecho de que María no hubiese incurrido de he-
la gracia redentora de Cristo como con respecto a cho en el pecado original, no se puede explicar—por
nuestra justificación. tanto—haciendo referencia a ella misma (a María),
Lo que aquí nos interesa, en primer lugar, es la como en el caso de Cristo. La "deuda" (o débito) no
diferencia entre María y Cristo, en este aspecto. Para es algo que sea extrínseco a María. Sino que afecta a
María, el "débito del pecado original" no es una abs- su mismísima persona. La humanidad que María te-
tracción, aunque su sentido se exprese frecuentemen- nía de tacto, era para ella una realidad interna y per-
te por medio de una fórmula hipotética, verbigra- sonal. El incurrir necesariamente en el pecado origi-
cia: "María habría incurrido en el pecado original, nal era una cosa intrínseca para María. Y esto no
si Dios no le hubiese concedido un especial privile- consiste solamente en el hecho de que María entró
gio." Sin embargo, esta hipótesis pasa por alto el en un mundo objetivo de seres pecadores—en una
elemento esencial del misterio concreto de María: el situación objetivamente pecaminosa—, aunque ella es-
hecho de que María fue elegida realmente. Esta elec- tuviera personalmente exenta de esa situación desdi-
ción no es una abstracción. Y no se puede convertir chada. El hecho de que, a pesar de todo, María per-
en una abstracción. Precisamente presuponiendo esta maneció exenta se puede basar únicamente en algo
especial concesión de gracia, y no tratando de igno- que está fuera de ella misma. Este principio pode-
rarla hipotéticamente, es como hemos de señalar un mos hallarlo únicamente en Cristo. La tensión que
elemento concreto del misterio mariano que convierte existe entre la naturaleza intrínseca del llamado "dé-
la existencia de María, que de facto era inmaculada, bito de pecado original" con respecto a María, la ten-
en un verdadero estado de estar redimida. Este ele- sión—digo—entre esta naturaleza intrínseca y el prin-
mento hemos de buscarlo en la verdadera humani- cipio extrínseco de que ella estuviera exenta de facto
dad de María. María pertenecía realmente a la del pecado original nos conduce a la conclusión de
comunidad humana concreta de personas que, por ra- que el estado inmaculado de María es una redención
zón del ineludible hecho del primer delito represen- por vía de exención o inmunidad. La concepción in-
tativo de Adán, se convirtieron en radicalmente in- maculada de María no puede ser sino una participa-
capaces de alcanzar la salvación (a no ser que la ción en la gracia redentora del "Redimido represen-
salvación se hiciera posible por un acto divino de tativamente". Y esto sucede—como veremos más tar-
redención). El hecho de que María sea miembro per- de—dentro de la función de María como madre de
sonal de esa comunidad humana de personas cons- Cristo: de Cristo que es la cabeza de la humanidad
tituye, en el plano religioso, su "débito de pecado". La caída y redimida.
unidad biológica de María con el género humano—el
hecho de descender de Adán—constituye únicamente
84 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 85

liberalmente su sangre redentora, y por quien la de-


c) Consecuencias de esta redención rramó con mayor amor sacrificial.
por exención Al hacer esta afirmación, conviene que no perdamos
de vista la naturaleza especial de la "redención por
exención". María no fue nunca pecadora. Y esto se
María estuvo exenta de la mancha universal del
debió únicamente a la muerte redentora de Cristo en
pecado original. Más aún, en ningún momento come-
la cruz. Pero, considerando las cosas desde otra pers-
tió ella pecado. Y ni siquiera conoció el pecado venial
pectiva distinta, aparece una diferencia fundamental
o el mal deseo. Esto se debe, indudablemente, al po-
entre la redención de María y la nuestra. La malicia
der santificador único del sacrificio de Cristo en la
del pecado no estuvo nunca en María, como estuvo
cruz, el puro don de su misericordia, que—en nuestro
en nosotros. La prevención—por anticipación—del pe-
caso—es eficaz para el perdón de los pecados. La san-
cado, y el perdón del pecado ya cometido, son (en am-
tidad de María fue resultado del derramamiento de
bos casos) fruto de la gracia redentora. Sin embargo,
la sangre de Cristo, como lo son también nuestros dé-
la "redención por exención" no incluye el aspecto de
biles esfuerzos por resistir al pecado, o como lo fue el
expiación que es inherente al estado real de pecami-
deseo del cielo que el ladrón experimentó en la cruz
nosidad. La distinción real entre el caso de María
casi tardíamente. Pero, con María, esto llega más ade-
(una criatura que llegó redimida al mundo) y el caso
lante : la misericordia y redención de que disfrutó Ma-
nuestro (que fuimos redimidos más tarde) proyecta
ría fueron aún mayores y más profundos y de mayor
una luz muy diferente sobre el carácter doloroso de
alcance que la misericordia y redención que hemos
la muerte de Cristo, considerada como la redención
disfrutado nosotros. Santo Tomás ha hecho notar en
por exención de su madre. En su nivel más hondo, la
alguna parte que el permanecer exento del pecado
redención de Cristo es un amor sacrificial, una irrup-
personal, en virtud de la gracia de Dios, muestra por
ción de la misericordia de Dios sobre un mundo heri-
parte de Dios una misericordia mayor que la gracia
do y desgarrado que comunicó su carácter doloroso a
del perdón divino por los pecados ya cometidos. Si
esta divina intervención. La prevención de la malicia
consideramos el sufrimiento redentor de Cristo en la
del pecado—la prevención por anticipación—está de
cruz, si lo consideramos—digo—en su aspecto de amor
acuerdo, ¡qué duda cabe!, con la totalidad de la re-
sacrificial: entonces podemos y debemos concluir que
dención. Pero debemos considerarla a una luz dife-
Cristo sufrió primerísima y primordialísimamente por
rente de la que ilumina la expiación y la redención
María. Cuando Cristo estaba soportando la agonía de
de la verdadera presencia de la malicia del pecado.
la cruz, y en el momento de morir, María—como quien
Sin embargo, es sumamente verdad—por otro lado—
dice—ocupó el centro de sus sentimientos. Como la
que el "débito del pecado" era el rumbo que amena-
más hermosa creación de la muerte redentora de Cris-
zaba a toda la humanidad, y que fue una realidad
to, María es la persona para quien Cristo derramó más
concreta en todos los hombres, con la sola excepción
86 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 87
de María. Esto constituye el aspecto sublime, único y
excepcional de su verdadero estado de redención. Cris- aunque no se les ocurrió a ellos la posibilidad de una
to, pues, hizo el doloroso sacrificio de sí mismo en la redención por exención 6. Tan sólo cuando se hubo ex-
cruz a fin de eliminar este rumbo universal, con el perimentado supremamente que María era realmente
resultado de que María es también realmente el fru- un descendiente—redimido—de Adán, Duns Escoto fue
to de este sacrificio. Aunque la afirmación de que Cris- capaz de formular teológicamente la creciente fe en
to sufrió primerísimamente por María puede parecer el estado inmaculado de María. Entonces fue también
desconcertante a la mente con formación teológica: cuando se experimentó que el dogma de la inmacula-
sin embargo, podemos mantener tal afirmación, mien- da concepción de María no debía excluir a María del
tras el aspecto de gran amor sacrificial (expresado plan normal de la redención y no debía situarla fue-
concretamente en la muerte dolorosa de Cristo) se ra de su marco, como si María fuese una especie de
acentúe más que el carácter doloroso—como tal—de hija "extra-cristiana" del paraíso. Así, pues, si la
su padecimiento en sentido material. Para expresar negación que Santo Tomás hace de la Inmaculada
esto mismo de otra manera quizás mejor, y teniendo Concepción no la consideramos aisladamente, no la
en cuenta especialmente el aspecto crlstico ( = d e consideramos simplemente como una declaración de
una propia negación, sino que la consideramos—más
Cristo) de la cuestión: diremos que el amor sacrifi-
bien—dentro del marco de la evolución de la tradi-
cial de Cristo en la cruz se orientó primerísimamente,
ción dogmática e histórica del pensamiento eclesiás-
y de la manera más ferviente, hacia la redención de
tico relativo a la Immaculata: entonces podremos ver
María por exención. Tan sólo contemplando la cues- que esa negación hace énfasis sobre un aspecto pri-
tión de esta manera podremos preservar la verdad mario e, indudablemente, fundamental de la Inmacu-
fundamental de la redención de María, y evitaremos lada Concepción, a saber, que María es una persona
aislarla—por su inmaculada concepción—del resto del verdaderamente redimida. Siguiendo la tradición de
género humano que ha encontrado salvación en solo Eadmer, Engelberto, Conrado de Brundelsheim, Gui-
Cristo. Algunos teólogos, tales como San Bernardo y llermo de la Mare y otros, Escoto no tendrá más que
Santo Tomás 5 , han desempeñado aquí un papel su- añadir "por exención", para que el sentido pleno y
mamente beneficioso y constructivo, al negar que Ma- real de la ausencia de pecado original en María apa-
ría naciera inmaculada. Al hacer esto, preservaron rezca en sus dimensiones exactas: en sus dimensiones
intacto el punto de vista cristiano—un punto de vis- como una persona súblimiore modo redempta, como
ta básico—de que María era una persona redimida, verdaderamente redimida, pero de manera excepcio-
nal y única.
* No entraremos a discutir cuál fue históricamente la posición
propia de Santo Tomás. Es u n a verdad indudable que su nega- 6
ción no tiene la misma crudeza que hallamos en muchos de sus En aquellos tiempos se admitía la existencia de u n a gracia
seguidores en los siglos que precedieron al pleno desarrollo de la que prevenía pecados particulares. Aunque esta gracia constituye
Idea dogmática acerca de la Inmaculada Concepción. una misericordia mayor por parte de Dios, sin embargo no es
todavía u n a redención (por exención).
88 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 89

3. LA SUBLIME Y EXCEPCIONAL POSICIÓN seno materno, María tuvo conciencia personal y, por
DE LA REDENCIÓN PERSONAL DE MARÍA esta razón, fue capaz de aceptar su redención suje-
tiva en esa etapa de su existencia. Tal pretensión ca-
rece por completo de fundamento. El privilegio de su
Así, pues, lo que nos enseña el dogma de la Inmacu- Inmaculada Concepción no incluía—en ningún sen-
lada Concepción es que María—en sentido real—es- tido—la exención del proceso normal del desarrollo
tuvo ya redimida desde el primerísimo momento de humano, ni implicaba que María poseyera una espe-
su existencia. En ningún instante de su existencia fue cie de omnisciencia, que fuera incapaz de cometer
María una persona no redimida: María entró en la errores que no tuvieran naturaleza moral, o que no
existencia como un ser humano redimido. Estuvo real- estuviera sujeta al progreso o mejoramiento espiri-
mente redimida, aun antes de que ella se apropiara tual, incluso en lo que se refiere al misterio de la sal-
su redención o antes de que fuese capaz de realizar vación. Como Cristo mismo, María no estuvo exenta
una acción meritoria. Esta libre apropiación de su —ni mucho menos—de las consecuencias del pecado
sublime redención objetiva 7 , la llevó a cabo María original: consecuencias que ella aceptó sobre sí, en
durante su posterior vida libre y consciente de fe, es- cuanto no eran pecaminosas. La capacidad de María
peranza y amor. Podemos comparar el estado de Ma- para sufrir y, según creemos nosotros, su muerte físi-
ría con el de un niño bautizado. Tal niño está ya re-
ca tienen, como en el caso de Cristo, una profunda
dimido objetivamente. Pero, tan sólo cuando madure
significación dentro de la obra de la redención misma.
y llegue a ser persona consciente, irá penetrando cada
Aun en el caso de que María personalizara sujeti-
vez más profundamente—como persona—, durante
toda su vida cristiana, en el misterio de la redención. vamente, de manera sublime, durante toda su vida,
Y de este modo se irá asimilando, cada vez más ínti- su excepcional estado objetivo de estar redimidos, sin
mamente y en un nivel personal, la gracia de la re- embargo, es posible apreciar—tanto en su vida como
dención. María pasó por un proceso semejante de des- en la vida de Cristo—diversas cumbres que constitu-
arrollo, aunque sin la intervención del pecado ni de yen el punto culminante de su aceptación sujetiva de
deseos pecaminosos. la redención de Cristo. Las principales de estas cum-
Algunos teólogos sostienen que, aun estando en el bres son su liberalidad virginal, su fiat, su comunión
con el sacrificio de Cristo al pie de la cruz, su muerte
? Es importante, con todo, que tengamos bien presente, aquí, física y su experiencia de Pentecostés.
la segunda significación del "estado de estar objetivamente re-
dimido". Lo que estamos estudiando en este caso es la reden-
ción sujetiva a la manera de u n niño, es decir, el don objetivo
de u n estado sujetivo de estar redimido. La significación de
María dentro de la "redención objetiva" propiamente dicha, la
discutiremos en u n estadio ulterior.
90 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 91

y receptividad, por lo menos en ese plano, se convir-


a) María, exponente de la expectación con que tió en la disposición última para la encarnación. Así,
el Antiguo Testamento aguardaba al Mesías pues, todo eso es pura obra de la gracia. Dios prepa-
ró—hizo los preparativos—para su venida en el y por
La concepción inmaculada de María, su exención medio del pueblo judío, y últimamente por medio de
de toda pecaminosidad y de todos los deseos malos, la Virgen María. Pero, como ocurre siempre, toda gra-
crearon la insondable y pura profundidad de su fiat cia es un recibir, desde el punto de vista del sujeto.
de amor con el que aceptó la redención y su posible Así que, durante todo el tiempo anterior al mensaje
maternidad divina. Aun antes de la anunciación, la angélico, la santidad de María fue pura receptividad
redención sujetiva de María había alcanzado ya una y apertura hacia los dones potenciales de Dios.
profundidad que estaba fuera del alcance de otros
santos. Sin embargo, la santidad de Maria durante No es fantasía ociosa o conjetura aventurada el su-
este período fue todavía una "santidad de prepara- poner que María, por su inmaculado estado de gra-
ción". Aunque estuvo en un nivel incomparablemente cia, llegó a experimentar en y por la experiencia per-
más elevado, siguió estando dentro de la tradición sonal de su vida religiosa que el impulso mesiánico
directa de la anticipación vétero-testamentaria: en interno de su pueblo iba a llegar rápidamente a su
la línea del anhelo expectante del Mesías largo tiem- cumplimiento. Aunque la iniciativa del mensaje vino
po esperado. La santidad de Maria fue la síntesis y la —ciertamente—de Dios, hubo algún elemento de ese
culminación del anhelo de los judíos por la venida mensaje que, incluso antes de ser manifestado, halló
del Mesías: un anhelo que, en su "preparación", fue un camino para entrar en el corazón de María. Ma-
—como toda la santidad en el Antiguo Testamento— ría es para ella misma un misterio. Pero había en Ma-
un fruto de la redención que habría de venir, dado ría una profundidad inexpresada, que la hacía ten-
anticipadamente sobre esa futura redención. En la in- der constantemente hacia el Mesías. Todo intento por
maculada perfección de su ansiosa anticipación del negar esto no puede menos de conducir a un fracaso
Mesías que había de venir, María—aún inconsciente en la posibilidad de apreciar la realidad de la inmuni-
de la grandeza que incluso en aquel estado era ya dad que María tuvo de pecado original desde el mo-
suya—encarnó todas las ansias mesiánicas de los ju- mento de su concepción: realidad que tuvo repercu-
díos y las llevó a su cumbre más alta. En virtud de la siones en su actitud religiosa. María sentía que la
gracia de su excepcional y especial elección, María conciencia que el Antiguo Testamento tiene de los
realizó—en su persona—la fundamental apertura y hechos salvadores de Yahvé en Israel, que esos hechos
receptividad de la expectación veterotestamentaria del —digo—se concentraban (como quien dice) en su per-
Mesías, en todas sus diversas líneas de desarrollo: sona. Y, así, Maria (aunque inconscientemente y como
desarrollo que ha ido convergiendo de manera cons- una pregunta que espera respuesta) estaba aguardan-
tante y continua hacia un solo punto. Esta apertura
do "con los ojos bien abiertos".
LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
92 MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 93

Es muy importante situar el problema de la virgi- mos guiarnos por la autoridad doctrinal de la Iglesia.
nidad de María dentro de su contexto. Más aún: antes incluso de que intentemos llegar a
una comprensión justificada de esta cuestión, hemos
de aceptar que sería una presunción carente total-
b) La virginidad de María mente de garantía el que nos desviáramos del punto
de vista que, durante siglos, ha sido tan querido para
La virginidad constante de María, "antes, durante
la mente cristiana.
y después del nacimiento de Cristo", es doctrina de
Una interpretación—nacida de una mente abierta—
la Iglesia 8. Por virginidad, la Iglesia no entiende tan
sólo el hecho material de un estado de doncellez, sino de la Escritura y un conocimiento de la mentalidad
que además entiende—y en primerísimo lugar—una del Judaismo palestinense han ido logrando éxitos,
determinada actitud espiritual y religiosa, una virgi- poco a poco, en cuanto a orientar el pensamiento cris-
nidad plenamente comprometida. tiano hacia un determinado aspecto de la virginidad
Sin embargo, esto no significa que no hubiera des- de María que nos hace penetrar en la significación
arrollo de ninguna clase en la actitud positiva de Ma- cristiana más profunda de su estado virginal, sin sa-
ría hacia su virginidad. Como hemos visto ya, Ma- crificar nada de su valor esencial. En la edición ante-
ría evolucionó—ciertamente—dentro de su estado in- rior de este libro (1954), yo había sugerido ya la po-
maculado de santidad. En los últimos años h a habido sibilidad de esta concepción. Mas, por cuanto—hasta
una señalada tendencia a aceptar, desde el punto de cierto punto—no podía probarla válidamente, me pa-
vista de la exégesis bíblica, la posibilidad de desarro- reció que lo mejor era no tomar demasiado en cuenta
llo y crecimiento en la apreciación que María tenía mis preferencias personales y mis conjeturas. Y, por
de su virginidad: la posibilidad de un desarrollo des- tanto, incluso ahora me siento obligado a admitir,
de una virginidad veterotestamentaria hasta un tipo con toda sinceridad, que esta nueva interpretación
específicamente cristiano de virginidad. Esto, indu- está abierta a ciertas objeciones posibles.
dablemente, va contra una larga tradición teológica. Todo el problema se centra en la interpretación del
Y, a primera vista, podría parecer una idea un poco texto: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco va-
desconcertante. Por tanto, sería un error patrocinar rón?" (Lucas 1, 34). A mi parecer, no se ha probado
puntos de vista personales, sin adoptar la debida pre- uún apodícticamente que este texto hay que interpre-
caución y un poquito de desconfianza. Los elementos tarlo de una manera particular. Quedarán siempre al-
decisivos, en este asunto, han de ser la Palabra de gunos puntos de duda, cualquiera que sea la interpre-
Dios mismo, la Sagrada Escritura y el conocimiento tación que se acepte. Sin embargo, hoy día, hay bási-
que la Iglesia tiene de la Fe. Y en ambas cosas debe- camente tres corrientes importantes de interpretación.
Vamos a estudiarlas ahora.
• Concillo de Trento. Véase : Denzlnger 993.
94 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN I.A HISTORIA DE LA SALVACIÓN 95

1) La interpretación tradicional. Aun antes de la tención de esta clase contradice—en gran parte—todo
anunciación, María se había propuesto llevar vida vir- lo que sabemos acerca de la piedad del Antiguo Tes-
ginal en su matrimonio con José. En este caso, la pre- tamento. Incluso para un hombre, el celibato fue algo
gunta que María hizo al ángel, "¿Cómo será esto, pues- sumamente excepcional a través de toda la historia
to que no conozco varón?", es una pregunta evidente y de Israel.
comprensible. Tal interpretación es permisible, ¡qué Sin embargo, esta interpretación tiene el mérito de
duda cabe!, desde un punto de vista puramente exe- no excluir a priori, por razón de circunstancias ex-
gético. Y, si se pudiera probar que tal intención de trínsecas, la posibilidad de que María, antes de la
vivir vida virginal en el matrimonio podía nacer en anunciación, hubiera determinado su intención de
la mente de una doncella judía de aquella época, en- permanecer célibe durante el matrimonio. Afirmar
tonces esta interpretación tendría nuestra máxima que esta posibilidad quedaba excluida a priori por la
preferencia desde el punto de vista de la exégesis. Sin naturaleza de la espiritualidad judía (espiritualidad
embargo, algunos escrituristas sostienen que tal pro- que María heredó indudablemente), afirmar esto
mesa, por parte de María, estaría completamente fue- —digo—me parece a mí que implica una baja estima
ra de lugar, teniendo en cuenta el hecho de que el de la libre elección que Dios hace de los medios que
matrimonio virginal era completamente inconcebible él quiere para salvar: libre elección que, en el Anti-
—en aquella época—para la mentalidad religiosa de guo Testamento, tantas veces desconcertó y cogió de
la comunidad judía. Claro está que se han hecho toda sorpresa a los que habían creído en Dios. Se ha ase-
clase de conjeturas en este asunto. Teniendo en cuen- gurado, ciertamente, que Dios no actúa nunca inde-
ta los sentimientos religiosos y sociales de la comuni- pendientemente de las causas segundas; y que, en
dad judía, es indudable que María no podría llevar a cuanto a las causas humanas se refiere, no hay nada
cabo su intención de permanecer virgen, si no es den- que oriente hacia el celibato en el caso de una don-
tro del estado matrimonial. Otros especialistas supo- cella judía. Por el contrario, todo está indicando la
nen que el pudre de María no había tenido hijos va- dirección opuesta. Pero, aunque esto sea así, no debe-
rones, y que María—como heredera y según la ley ju- mos olvidar la enorme realidad que, aun en el caso
día (véase: Números 36, 6)—estaba obligada virtual- de que María misma ignorase su propio estado, nos-
mente a contraer matrimonio, con la consecuencia otros no podemos ignorar: el hecho de su inmacula-
(otra vez) de que ella sólo podía llevar a cabo su in- da concepción y de las potencialidades inherentes en
tención de permanecer virgen, dentro del estado de t'Ne hecho. La concepción inmaculada de María es, en
casada. Las otras interpretaciones no atacan senci- todo caso, una realidad que ella llevó vitalmente en
llamente la posibilidad de un matrimonio virginal. HU Interior: una realidad que condujo a María, en su
Pretenden sencillamente que la intención, por parte perfecta apertura hacia Dios, hasta un estado de ex-
de una muchacha judía, de abrazar el celibato, era cepcional receptividad y prontitud para un compro-
algo bastante inconcebible. El hecho es que una in- IIIIHO total y activo. En este contexto, no hay necesi-
96 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 97

dad de mencionar "revelaciones": la gracia puede es- La afirmación: "No conozco varón", podría tener un
polear al creyente a realizar acciones que, cuando las sentido totalmente distinto del que le ha atribuido la
consideramos dentro del ambiente normal del indi- primera interpretación. Antes del mensaje angélico,
viduo, parecen ser absurdas e inconcebibles. Así ocu- María no había hecho ninguna promesa de vivir como
rrió, indudablemente, en el caso de María, después virgen en el estado matrimonial. Al casarse, pretendió
de la anunciación, a pesar del ambiente judío. Así, cumplir todo lo que la ley judía señalaba. Es plena
pues, lo que aparece claro es que el razonamiento ba- verdad que María vivió vida de virgen. Pero, por su
sado en consideraciones acerca de la sociedad judía matrimonio legal con José antes de la anunciación,
palestinense puede ser exegéticamente recto, pero podemos inferir que María pretendió plenamente lle-
que tales argumentos no pueden considerarse como var una vida matrimonial normal con José después
convincentes ni desde el punto de vista teológico ni de la boda, que era la cohabitación oficial como hom-
desde el punto de vista de la teología bíblica, si re- bre y mujer. Sin embargo, la anunciación y el conte-
cordamos aquella afirmación que Yahvé hiciera en el nido del mensaje angélico hicieron que María renun-
Antiguo Testamento: "¿Es que hay algo extraordina- ciase a sus relaciones maritales normales por amor
rio ( = imposible) para Dios?" [Génesis 18, 14]. ¿Qué de Cristo. Por eso, el ideal cristiano de la virginidad
podemos saber nosotros, pobres pecadores, de un alma nació como resultado directo del hecho de Cristo.
que fue completamente santa y que, aun en las más ¿Qué significan, dentro de esta interpretación, las
remotas distracciones, vivía siempre en verdadero palabras de María: "No conozco varón"? Su sentido
amor con el Dios vivo? Difícilmente podremos cap- se hace patente en cuanto consideramos la situación
tar, por vía de especulación o de exclusiones a priori real de María, dentro de la comunidad judía y en la
el designio de Dios con respecto a la Bienaventurada época del mensaje anunciado por el ángel. Antes del
Virgen María. Tan sólo si escuchamos atentamente la mensaje, María estaba desposada con José, o—como
palabra de la revelación, que vive en la Iglesia, y—de diríamos ahora—María estaba "comprometida" con
este modo—escuchamos la Sagrada Escritura: llega- José. No obstante, sería más exacto decir que María
remos a comprender supremamente cuál es ese desig- había sido "prometida" a José, por su padre (de Ma-
nio divino. Más aún, si escuchamos de esta manera, ría). En la comunidad judía, esto era una transacción
nuestras mentes se abrirán también a otras posibi-
legal formal. Y por ella la hija era realmente entre-
lidades.
gada—ante la ley—al esposo. Esto constituía un ma-
2) La perspectiva de otra posibilidad se nos des- «Bte segundo p u n t o de vista : D. HAUGG, Das erste biblische Ma-
cubre con la segunda interpretación del texto. Y esta rienwort. Elne exegetische Studie zu Lukas I, 34, Stuttgart 1938;
interpretación goza del favor de muchos exegetas 9 . P. GAECHTEE, María im Erdenleben, Innsbruck 1953; A. ROETS,
"Maria's voornemen tot maagdelijkheid", y "De zin van Maria's
maagdelijkheid", Coll. Brug. Gand., 1 (1955), pp. 448-477 y
8
Mencionemos unos cuantos exegetas que se orientan hacia DI). 225-239; R. GUARDINI, Die Mutter des Herrn, Würzburg 1955.
98 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 99
trimonio válido, tal como lo entendemos en el mundo
occidental, aunque con una diferencia importante: la cibir el mensaje angélico, adoptó su decisión de per-
vida conyugal y la cohabitación como hombre y mu- manecer virgen durante toda su vida matrimonial.
jer no comenzaban realmente hasta después de la ce- Sin embargo, dudo de que sea una interpretación apo-
remonia durante la cual el esposo llevaba a su mujer díctica. El ángel no dio a entender a María que lo que
al hogar. Más aún, sucedía—a veces—que esta cere- iba a suceder tuviera lugar inmediatamente. Basán-
dose en la premisa (y en el caso de esta interpreta-
monia se retrasaba unos cuantos meses después del
ción ha de ser una premisa) de que la verdadera vida
desposorio o "compromiso". Aunque en Judea había
matrimonial de María seguía el patrón normal; y de
cierto grado de amplitud, esta práctica se observaba
que María creía que el Mesías profetizado vendría al
estrictamente, sobre todo, en Galilea, donde las rela- mundo como resultado de relaciones conyugales nor-
ciones conyugales no estaban permitidas sino des- males: ¿no podría haber creído igualmente María que
pués de la ceremonia oficial de cohabitación. Así, pues, el mensaje angélico se cumpliría tan sólo después
entre el desposorio y la cohabitación oficial existía en (quizás varios meses después) de su cohabitación ofi-
el matrimonio un estado de virginidad. En este res- cial con José como esposo y esposa? Es demasiado fá-
pecto, el "matrimonio de desposorio", entre los judíos, cil dar de mano a la dificultad de que la promesa de
se parece un poco al "compromiso matrimonial" en la maternidad—la promesa hecha en el mensaje an-
el sentido moderno de la palabra. gélico—se iba a cumplir en el futuro: "Vas a conce-
En tiempo de la anunciación, María no vivía aún bir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pon-
con José en el hogar de éste. Y, por consiguiente, no drás por nombre Jesús" (Lucas 1, 31). Es verdad, in-
tenía relaciones maritales con él. Por eso, su respues- dudablemente, que, en mensajes parecidos de origen
ta al ángel, "No conozco varón", puede haber tenido celestial, el tiempo futuro se usa frecuentemente para
este sentido: "¿Cómo sucederá esto, porque todavía expresar algo que va a cumplirse realmente en el mo-
no vivo con José en su casa?" O, expresándolo en tér- mento mismo del mensaje. Así ocurre normalmente
minos más modernos: "¿Cómo será posible esto, por- en la mayoría de los casos. Pero no es ley universal.
que aún no estoy realmente casada?" Así, pues, la res- A Abraham, por ejemplo, se le prometió que su mujer
puesta de María habría significado algo así: "Como le daría un hijo. Pero la fe de Abraham en la prome-
muchacha que está comprometida con José, y espe- sa de Dios fue puesta a prueba durante muchísimo
cialmente como muchacha que está comprometida en tiempo... Precisamente esta circunstancia quita mu-
Galilea, no estoy en situación de ser madre en un fu- cho vigor a esta particular interpretación. La obje-
turo cercano." La respuesta del ángel es bastante cla- ción de María: "No puede suceder ahora", se hace
ra: "Serás madre sin la intervención de un hombre: sumamente problemática, si tal cosa pudiera cum-
serás madre virgen." plirse en el futuro, al cabo de algunos meses o incluso
Esta interpretación es bastante plausible desde el de unas semanas. En todo caso, no sabemos cuánto
punto de vista exegético. María, en el momento de re- tiempo hacia que María estaba prometida.
100 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 101

3) Vamos a considerar, finalmente, la tercera in- sonas especialmente privilegiadas. Y, entonces, el


terpretación, la cual, aunque deja importantes cues- mensaje se apodera—como quien dice—de ese ele-
tiones sin resolver, nos parece—sin embargo muy mento problemático. Desde el punto de vista religioso
atractiva 10 . El Padre Audet es también de la opinión y psicológico, me parece a mí que esta observación es
de que María decidió permanecer virgen durante su de la máxima importancia. Lo que es de origen ce-
vida matrimonial. Y que lo hizo como resultado del lestial no se limita a superar a un sujeto humano.
contenido del mensaje. Lo mismo que los exponentes Sino que, además, hay cierto punto de contacto en el
de la segunda interpretación, este autor mantiene nivel humano. De todos modos, hay asombroso para-
también que un matrimonio virginal, en Palestina, lelismo entre el mensaje que fue anunciado a María
era algo bastante inconcebible. En su exégesis del tex- y el mensaje que se anunció a Gedeón 11 . Por tanto,
to "No conozco varón", el mencionado autor acentúa no está traída por los pelos la hipótesis de que María
la gran importancia que tiene, en relación con esto, estaba sumida en oración, meditando este texto, cuan-
aquel otro texto del Antiguo Testamento: "He aquí do escuchó la voz del ángel. María era todavía una
la doncella [la virgen] ha concebido y va a dar a luz virgen: "una muchacha joven y casadera". Las pa-
un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel" (Isaías labras que el ángel le dirigió la hicieron palidecer,
7, 14: traducción según la "Biblia de Jerusalén", edi- porque ella se dio cuenta en seguida de todo lo que
ción española). En la comunidad judía palestinense tales palabras suponían. Ella iba a ser aquella "mu-
de aquella época, la palabra almah significaba una chacha joven y casadera" a quien aludían las Escri-
muchacha joven y casadera. Y se refería a la juven- turas. La respuesta de María al ángel lograremos com-
tud y estado social de la muchacha más bien que a prenderla bastante bien, si la consideramos desde el
su virtud. Se sobreentendía su virginidad, en el senti- punto de vista del concepto total de la maternidad
do moral. Asi que una muchacha joven y casadera era mesiánica, con la alusión a la perspectiva suprema del
la que Iba a convertirse en la mache del Mesías. Como cumplimiento de la profecía de Isaías y, por tanto,
persona educada en las enseñanzas de la Biblia, es de la "maternidad virginal": "¿Cómo será esto, por-
de suponer que María estaba familiarizada con este que en tal caso yo no conozco varón?" (es decir, por-
texto, y que lo habla meditado. Esto no se basa en
que en tal caso yo no debo o no puedo conocer va-
pura hipótesis. En efecto, aparece claramente, por
rón). "En tal caso" se refiere al cumplimiento de la
muchos ejemplos que hay en el Antiguo Testamento,
profecía de Isaías. Esta interpretación, en todo caso,
que los mensajes de origen celestial están definida-
mente relacionados con cierta expectación o "elemen- no fuerza ni tortura el texto, desde el punto de vista
to problemático" que hay en la psicología de las per- exegético12. María pide una explicación con respecto

11
Jueces 6, 11-24. El relato de Lucas está escrito también en
io J. P. AUDET, "L'Annonce á Marie", en RB, 63 (1956), pp. 346- el estilo característico y clásico de "mensaje".
13
374. La palabra griega epei (porque) suele emplearse frecuente-
102 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 103

al nacimiento virginal, extrañada de si tal vez hay pero tan sólo en el caso de que el nacimiento virginal
algo que ella deba hacer. La respuesta del ángel es (al que el texto de Isaías hacía alusión vaga) hubiera
muy significativa con respecto a esta pregunta: Ma- estado ya asociado—en la mente del pueblo judío—
ría tiene que dejarlo todo en manos de Dios. El Es- con la idea mesiánica. Ahora bien, esto no se ha lle-
píritu Santo o el poder de Dios se preocupará de todo, gado a comprobar, ni mucho menos. Es cierto que,
porque no hay nada imposible para Dios. Y María, a priori, no podemos limitar también de esta manera
como sierva de Dios, lo acepta: "¡Hágase en mí!" a María misma. Sin embargo, sería equivocado, igual-
Parece que esta interpretación tiene mucho en su mente, suponer pura y simplemente que ella había
favor, sin embargo, hay una dificultad. Esta profecía tenido un conocimiento y comprensión íntima de la
particular de Isaías no desempeñó ningún papel en honda significación del texto del Antiguo Testa-
la tradición rabínica 13 , resultando que la significación mento...
profunda de este texto no se comprendió hasta des- Hay, pues, razones en favor y razones en contra de
pués de los acontecimientos en los que se vio envuel- todas estas interpretaciones 14. Sin embargo, hay algo
ta María. En contraste con otros evangelistas, San que nos inclina en favor de la proposición de que el
Mateo se refiere expresamente a la profecía del An- mensaje angélico es el que nos proporciona la mejor
tiguo Testamento (Mateo 1, 23). Esto, indudablemen- penetración en el problema de la virginidad de María.
te, es una dificultad realísima, aunque no insuperable, La tesis primera y la tercera suponen ciertas cosas
si tenemos en cuenta el hecho de que, incluso sin es- que no están comprobadas. Por un lado, tenemos la
pecial "inspiración", María—en su interior—sintoni- premisa de que María, antes ya de la anunciación,
zaba mucho más con la Escritura, y era, por tanto, había adoptado el propósito de permanecer virgen du-
mucho más capaz de una profunda comprensión y rante su vida matrimonial. Mientras que, por el otro
apreciación de la misma, que todos los rabinos. Hay, lado, tenemos la premisa de que María llegó a enten-
además, una dificultad incidental y menor en la res- der el pleno sentido del texto de Isaías. Ninguna de
puesta del ángel, en el acento especial que el ángel estas dos premisas es insostenible a priori. Mas, por
pono en el hecho de que con Dios todo es posible, y otro lado, ninguna de las dos se puede aceptar sim-
en la alusión que hace a Isabel, prima de María. Esto, plemente, o, por lo menos, no se puede aceptar sin
ciertamente, parece indicar que María—por su par- un punto de partida sólido. Tan sólo la segunda in-
te—no habla pensado en absoluto en una maternidad terpretación no supone ni una sola premisa. Y, lo que
virginal. En este caso, podríamos considerar esta ter-
cera interpretación como absolutamente convincente, u
Hay otra hipótesis reciente que acaba con todas estas difi-
cultades. Según tal interpretación, las palabras en cuestión no
mente en la Sagrada Escritura en el sentido elíptico de "porque fueron pronunciadas por María, sino que fueron "compuestas"
entonces, porque en ese caso". por el evangelista, que utilizó el tradicional estilo narrativo para
13
Véase: STBACK-BILLERBECK, Kommentar zum Neuen Testa- ucontuar el hecho de que Cristo había sido concebido en el seno
ment aus Talmud und Midrasch, t. I, Munich 1922, pp. 49-50. virginal de María.
104 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 105

es más, proporciona una exégesis—literalmente per- apertura que nos revela su virginidad cristiana des-
misible—del texto, tal como lo conocemos. Mientras pués del mensaje. Colocando un énfasis un poco dis-
la Iglesia, como guardiana del tesoro de la Fe y, con- tinto en la concepción de Guardini, con la que yo—no
secuentemente, de la Sagrada Escritura, no insista obstante—estoy de acuerdo en su mayor parte, yo di-
en la hipótesis tradicional de que María, antes de la ría que, cuando María se casó con José, tenía en pers-
anunciación, había formado ya propósito de perma- pectiva una vida matrimonial normal. Es perfecta-
necer virgen en el matrimonio: entonces parecería mente posible que personas de excepcional santidad
que, aparte de las dificultades que hemos estudiado formen diversas intenciones de hacer determinadas
ya detallamente, la segunda interpretación era la más cosas, pero que al mismo tiempo tengan una especie
aceptable desde el punto de vista exegético. de presentimiento indefinido de que los acontecimien-
Además, desde el punto de vista teológico y dogmá- tos han de tomar un giro muy diferente. En el caso
tico, esta segunda interpretación hace que aparezca de una mujer que había nacido santa e inmaculada,
con mucho más sentido la virginidad de María. Ma- es mucho más probable aún que hallemos este presen-
ría se puso incondicionalmente a disposición de Dios, timiento vago e inconsciente. María era—toda ella—
yendo en contra hasta de sus propias ideas anterio- apertura. Todo su ser era un estar esperando a Dios.
res: de esas ideas que ella había tenido con intencio- Después del mensaje angélico, María pudo—como
nes innegablemente santas. A la luz de esta interpre- quien dice—exclamar: "¡Así que esto es lo que iba a
tación, el celibato de María—abrazado por amor de ser!" Después de todo, es imposible que hagamos abs-
Cristo—adquiere su más pleno y hondo sentido: Ma- tracción del hecho de la inmaculada concepción de
ría, como resultado directo del hecho sobrenatural de María: inmaculada concepción que no pudo menos
que iba a convertirse en la virgen madre del Mesías, de tener efecto sobre su psicología religiosa. Incluso
decidió permanecer virgen en su matrimonio, una vez el matrimonio de María con José, en cuanto a ella se
que este matrimonio había sido ya contraído. refiere, estaba envuelto en una esfera de misterio, es-
Con Guardini, que también se inclina a esta con- taba lleno de posibilidades divinas. Aun antes del
cepción 15, a mi me gustarla -no obstante—llamar la mensaje angélico, María era la más hermosa creación
atención sobre otro matiz de significación que señala de Cristo, a pesar de que ella—indudablemente—no
la apertura que está implícita en el estado virginal tuviese conciencia de eso. Había en María, incluso an-
de Maria antes del mensaje angélico, y que es una tes del mensaje, un misterio que trataba de penetrar
en su corazón, un misterio cuya total hondura sólo
comenzó a revelarse—por lo menos de manera em-
" R. GUARDINI, Die Mutter des Herrn, pp. 31-36. Sin embargo, brionaria—en el momento del mensaje. María es, sen-
yo no puedo aceptar la exégesis que Guardini hace del texto : cillamente, un misterio al que no podemos acercar-
"No conozco varón." María entendió Que el sentido del mensaje
era que ella iba a ser madre en seguida. No obstante, según Guar- nos con el bisturí diseccionador de una comprensión
dini, María contestó: "No veo ningún h o m b r e " - " N o está presente puramente secular. Es bastante probable que la vaga
ningún varón". ¡Difícil de digerir esta interpretación!
106 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 107

sensación del misterio que María era aun antes de la Si el período entre el desposorio de María y su co-
anunciación hiciera surgir la tradición teológica de habitación oficial con José lo consideramos dentro del
que María, aun antes de la anunciación, había adop- contexto de la psicología religiosa de María (su in-
tado la decisión de contraer un matrimonio virginal. tensa preocupación por el misterio del Mesías): lo-
Esta afirmación, expresada de esta manera, podrá pa- graremos una intuición más profunda en el sentido
recer muy poco exacta. Sin embargo, al considerar la del misterio mariano, y veremos con más claridad las
incesante potencialidad que en María estaba irrum- tensiones y potencialidades que son inherentes a él.
piendo en ansias de expectación, es decir, al conside- En Israel, el matrimonio mismo tenía una significa-
rar una potencialidad que no era simplemente abs- ción muy profunda: "Los hijos son un don del Se-
tracta, sino que estaba—como quien dice—latente e ñor, el fruto de las entrañas es una recompensa" (Sal-
implícita: seremos capaces tal vez de llegar a una mo 126, 3; ~Sálmo 127, 1-3; Génesis 33, 5, etc.). No
comprensión más profunda del misterio mañano que era—ni mucho menos—desacostumbrado, en la his-
siguiendo demasiado de cerca las diversas interpre- toria de la salvación de Israel, el que grandes figuras
taciones modernas, aunque éstas, desde el punto de del Antiguo Testamento experimentasen un nacimien-
vista puramente exegético, puedan tener muchos tan- to milagroso. El gran cántico del Nuevo Testamento,
tos en su favor. Si hacemos esto, no restaremos valor el Magníficat, que celebra el nacimiento de Cristo del
a las modernas interpretaciones, porque fue resulta- seno de una virgen, debe su inspiración al cántico de
do directo del mensaje angélico el que María, la vir- Ana, que ensalza el nacimiento maravilloso de su hijo
gen, se determinara explícitamente a vivir virginal- Samuel (I Samuel 1, 1-11; 2, 1-11). En el Antiguo
mente su matrimonio. Hay, pues, en el estado de vir- Testamento hallamos muchos otros ejemplos de mu-
ginidad de María antes del mensaje angélico, un mis- jeres estériles que dieron a luz hijos. Y estos naci-
terio implícito que no hizo irrupción hasta el tiempo mientos pueden considerarse como una sombra que
del mensaje, y que sólo a la luz del mensaje se tras- presagiaba ya el milagro—aún mayor—que se realizó
parentó como actitud definida. Entonces, para la sen- en María 16 . Es, pues, extraordinariamente probable
sibilidad religiosa de María, todas las cosas—desde que María, la joven virgen casada, al sentir en las
aquel instante—se convirtieron en cosa obvia, y ella profundidades recónditas de su conciencia religiosa
no tuvo siquiera necesidad de volver a reflexionar so- que la expectación de su pueblo se iba acercando a su
bre tales cosas. Tan sólo de este modo podemos in- último cumplimiento, recordara vigorosamente aque-
corporar la interpretación exegética al examen teoló- llos nacimientos milagrosos que iban sucediendo de vez
gico de la materia, sin hacer injusticia a lo que la en cuando en la historia de la salvación de Israel. Es,
exégesis ha conseguido ya en este campo. María afir- además, probable que el texto—un poco vago—de
mó sencillamente: "No conozco varón." Y pensó tan Isaías haya desempeñado un papel en la iluminación
sólo en el momento presente, dejando el futuro en
manos de Dios.
•» Véase: Génesis 17, 17; 18, 11-12; Jueces 13, 2-7, etc.
108 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 109

de la mente de María. María fue creciendo en tan ín- ginas 36-37). Y, más recientemente, Karl R a h n e r "
timo contacto con la espiritualidad del Antiguo Tes- ha proyectado luz aún más clara sobre este problema,
tamento, que es imposible creer que todos esos acon- y "nos ha proporcionado una explicación que parece
tecimientos de la historia de la salvación no tuvieran perfectamente aceptable. Al mismo tiempo, este autor
efecto sobre la formación de su mente y espíritu. Si ha logrado situar a José dentro del contexto propio
vinculamos todo esto con el hecho de que el alma de de la historia de la salvación, sin caer en la casi-he-
María había sido concebida inmaculadamente y, más rejía moderna del "josefinismo". La decisión de José
aún, elevada por Dios mismo para la recepción del de despedir a María no se manifestó plenamente has-
mensaje: entonces vemos que somos incapaces de ta el momento en que a José se le informó del origen
aceptar la concepción moderna de que María se había sobrenatural de la maternidad de María. Se ha su-
propuesto simplemente—de manera explícita— llevar puesto generalmente que María nunca habló de este
con José una vida conyugal normal, será imposible, tema con José. Pero esto, indudablemente, es pura
digo, sin que hagamos algunas reservas de naturaleza hipótesis. Rahner, por otro lado, supone lo contrario
sutil, infinitamente profunda y casi inexpresable. Sin y pretende que la Escritura proporciona realmente un
embargo, cuando se trata de los hechos de la revela- punto de partida para esta suposición: "(María) se
ción, la exégesis bíblica no es la que tiene la última encontró encinta por obra del Espíritu Santo" (Ma-
palabra, aunque no podemos negar que los modernos teo 1, 18)1S. ¿Quién otro sino José—arguye Rahner—
escrituristas han hecho contribuciones muy valiosas pudo haber encontrado que María estaba encinta? Si
a todo este tema, arrojando nueva luz sobre la con- José no conocía el origen sobrenatural del embarazo
cepción tradicional. de María, entonces, considerada desde el punto de vis-
Parecería, asimismo, que la actitud de José confir- ta de la concepción judía de la justicia, la "repudia-
ma todo lo anterior. En la Escritura se le llama "hom- ción secreta" de María por parte de José, "el justo",
bre justo". Y se dice que por eso se resolvió él a "aban- es bastante incomprensible. Sin embargo, por otro
donarla secretamente" (Mateo 1, 98), en cuanto se dio lado, la pretensión de que José mismo se encontró
cuenta de que María estaba embarazada. Los escri- ante una paradoja, pero continuó creyendo en María
turistas no han logrado superar todavía por completo y confió este enigma en manos del juicio de Dios, sin
esta dificultad. Todas las diversas interpretaciones que dialogar primero serenamente con María acerca de
se han presentado hasta ahora, dan la impresión de
ser—hasta cierto punto—forzadas. Y aun aquellos que " Véase su artículo : "Nimm das Kind und seine Mutter". Zur
abogan por una u otra de esas interpretaciones, pa- Verehrung des hl. Joseph, en "Geist und Leben" 30 (1957), pa-
dillas 14-20.
recen estar persuadidos internamente de que en ellas '" Basándonos en el texto mismo, es dudoso que José se ente-
hay siempre algo que no encaja bien. Sin embargo, u n a realmente de labios de María acerca de que su concepción,
Guardini ha propuesto una interpretación que, hasta mi estado de gravidez, era "del Espíritu Santo". Es posible, desde
lucilo, que esta írase sea u n a adición del evangelista. Sin embar-
cierto punto, es aceptable (die Mutter des Herrn, pá- co, no ae ha logrado probar finalmente tal cosa.
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 111
110 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

Y luego vino la aparición del ángel: el mensaje di-


este asunto, esta pretensión—digo—es, por lo menos, rigido a José. Lo mismo que el mensaje que el ángel
inverosímil desde el punto de vista psicológico. El cur- había traído a María, este mensaje tiene importante
so normal de los acontecimientos es, con bastante significación dentro de la historia de la salvación.
evidencia, que José llegara a darse cuenta del emba- José fue destinado, por Dios, para ser el guardián, el
razo de María y que hablase con ella de este asunto. padre adoptivo, de este Niño y el esposo de esta mujer,
María, por su parte, se lo dijo todo. José, como esposo que es la Madre de Dios: "No temas tomar contigo a
legítimo de María, había tenido derecho a pedirle una María, tu esposa" (Mateo 1, 20). La boda iba a cele-
explicación, aunque no deja de ser posible el que un brarse, como resultado de la palabra de Dios. Y esta
presentimiento del misterio que había en este caso le boda iba a señalar la consagración de su mutua co-
haya conducido, como a María, a abstenerse de ha- habitación. Así, pues, lo que aquí tenemos es un en-
blar de este asunto. En todo caso, las razones que José
cargo de origen celestial: un encargo que José—en la
tuvo para decidirse a despedir a María aparecen cla-
fe—aceptó por causa de la promesa mesiánica de sal-
ramente por la hipótesis que acabamos de exponer.
vación. De este modo, se le confió a José una función
José, en cuanto tuvo noticia del origen de este subli-
me misterio, se dio cuenta en seguida de que él no especial en la historia de la salvación. Se convirtió en
podía tener ya pretensiones algunas sobre tal mujer. el padre adoptivo, en el custodio paternal, del acon-
En consecuencia, se retiró al trasfondo. O, para de- tecimiento salvador, acá en el mundo. Anteriormente,
cirlo con otras palabras, y considerando la cosa den- había deseado ceder sus derechos matrimoniales des-
tro del contexto de la concepción judía del matrimo- pidiendo a María. Sin embargo, después del mensaje
nio, José despidió a María, decidiendo que ya no iba del ángel, llegó a hacerse claro el sentido de su fun-
a vivir con ella. José se sintió como fuera de ese par- ción dentro de la historia de la salvación. El debía
ticular acontecimiento de la historia de la salvación: casarse con su esposa. Y para él también, esto iba a
sintió que la mano de Dios estaba sobre su esposa. ser la consagración de un matrimonio virginal.
Pero que él no tenía parte alguna en lo que iba a su- Tanto para María como para José, el mensaje an-
ceder. Aquí, pues, tenemos el misterio del "hombre gélico implicaba un cambio en sus vidas que ya eran
justo". Las consideraciones humanas y los planes hu- célibes: desde aquel instante abrazaron el celibato
manos, como los que se refieren al matrimonio, de- por amor del Reino de Dios. Este celibato era, para
ben ceder a los planes de Dios. Y José cedió el camino ambos, un compromiso personal y libre. La iniciativa
al "misterio de María". Mas, para prevenir toda in- evidente, de la que brotó su compromiso para este nue-
fracción de los derechos del contrato matrimonial le- vo celibato cristiano, fue la cercanía del Niño—el Me-
gal, y para impedir que María fuese posible objeto de sías—: ese niño que a ellos se les había confiado. Sin
murmuración escandalosa, José decidió despedirla embargo, la iniciativa fue personal, fue resultado de
"secretamente". José, el hombre justo, se dejó llevar su propia decisión personal. El ángel no le había di-
por un temor religioso. cho nada, ni a María ni a José, acerca de esta deci-
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 113
J12 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

El fiat fue la primera y primordial apropiación ex-


sión religiosa de permanecer célibes en el matrimo-
plícita que María hizo del aspecto cristiano de su
nio. Sino que surgió directamente, en ambos casos, de
una religiosidad que se hallaba especialísimamente propia redención 20 . Su libre aceptación de la mater-
sintonizada con la historia de la salvación cristiana. nidad divina como pura gracia fue—por definición—
Por eso, María y José proporcionan la clave para la su propia y sublime "redención sujetiva". María era
esencia del celibato cristiano: este celibato capacita la mujer que tenía un Hijo cuyo nombre iba a ser
al cristiano para ponerse a disposición y servicio del "Jesús"; "Yahvé ha salvado." María, como persona
Reino de los Cielos. que tuvo este Hijo, el Redentor, y que aceptó libre-
mente este don, fue el primer fruto—las primicias-
de la redención. Para decirlo con otras palabras: Ma-
c) El fiat de María al mensaje: su compromiso ría es, como madre, la "sublimemente redimida". "Tu-
personal para la maternidad virginal vo un hijo" significa que María tuvo este Hijo par-
ticular. Y el llevar a este Hijo, juntamente con la li-
El fiat de María fue una joya inestimable de fe y bre aceptación del mismo, en las inmensas honduras
confianza en Yahvé. Fue, además, el primer caso de de su anhelo mesiánico, fue para María no sólo el don
un consentimiento explícito y libre al plan cristiano objetivo de la redención sino también la apropiación
de la redención. La mirada de María estaba dirigida sujetiva de ese don, porque ella "concibió en la fe" 21 .
fijamente hacia arriba, hacia los cielos, anhelando al El don objetivo de su inmaculada concepción y la san-
Mesías. El ofrecimiento de Dios, que le preguntaba si tidad sujetiva correspondiente a su inmaculada con-
quería ser la madre del Mesías, descendió del cielo. cepción—su estado virginal de apertura—fueron do-
Y, en el fiat mariano, este anhelo humano y esta ofer- nes divinos y, al mismo tiempo, prepararon el camino
ta divina se fundieron. El amor redentor de Dios y para el acontecimiento central y sublime de la anun-
el anhelo de María por la redención—anhelo que
abarcaba en sí el anhelo de toda la humanidad—se iTTbus provolutus, expectabat... Da, Virgo, responsum lestinanter.
fusionaron el uno con el otro en la respuesta positiva O Domina, responde verbum quod térra, quod iníeri, quod ex-
y libre dada por María 1S>. La gracia, como quien dice, liectant et superi... Responde ítaque citius angelo, Immo per
ungelum Domino... Ecce, desideratus cunctis gentibus foris pul-
había excavado sus propios cimientos. »"t ad ostlum"). Super "Missus Est", Hom. IV, 8 (PL, 133,
<H>IH. 83-84).
19 '•"' Deberíamos fijarnos en que la discusión de la redención
San Bernardo h a sabido expresar con mucha imaginación,
en u n pasaje de singular belleza, el deseo del género humano en tujetlva y objetiva en esta primera parte del capítulo 2 trata
el momento de la anunciación. Ha pintado a toda la humanidad únicamente del estado de María de estar redimida y de su coope-
de rodillas, sumida en tensa anticipación de este momento hace ración en su propia redención. En la segunda parte de este ca-
tiempo esperado, y que se dirige a María con las siguientes pa- pitulo, consideraremos toda la cuestión a la luz de la función
labras : "; Oh Señora, no vaciles! ¡ Da la respuesta que el cielo «ulvodora de María con respecto a la restante humanidad.
y la tierra han estado aguardando durante t a n t o tiempo! i No "' Flde concepit. Véase: San AGUSTÍN, Sermo Denis XXV, 7,
demores t u respuesta y di que sí" ("Hoe totus mundus, tuls ge- "ilición de Morin, 162, 16-18. "Non concubult et concepit, sed
••imiuht et concepit" (Sermo 233, 3, 4; PL 38, col. 1114).
114 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MABÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 115

ciación dentro del plano del desarrollo gradual—en la tos individuales: per fidem et sacramenta fiáei. De
historia—del misterio de la redención. Este aconteci- manera semejante, María fue redimida por su fe, re-
miento fue, en la historia, el don real del Redentor presentada aquí externamente en su recepción cor-
y la libre aceptación (por parte de María) de ese Re- poral del sacramento primordial: la concepción de
dentor y, por tanto, de la redención. Porque la sal- Cristo mismo. Esto podemos expresarlo de otra ma-
vación, o redención, es la persona misma del Dios en- nera, diciendo que María fue redimida por su recep-
carnado. Así, pues, la sublime redención sujetiva de ción creyente, encarnada en la concepción corporal o
María coincidió con su maternidad del Mesías y cons- maternidad. María es, por tanto, la "Reina de los
tituyó un solo acontecimiento. María fue concepción Confesores".
activa en el sentido corporal y receptividad activa en Tal es la situación desde el punto de vista de Ma-
el sentido espiritual. María permitió que el Salvador ría, o—para expresarlo más exactamente—desde la
se le entregara a ella. Por tanto, toda su ferviente ac- consideración de la línea de desarrollo histórico de
tividad, su cooperación en el asunto de su propia re- la vida de María. El estado sujetivo de la santidad de
dención, estuvo en el plano de la receptividad: de la María—como persona sublimemente redimida cuya
concepción corporal y de la recepción espiritual. Ma- redención ha tenido lugar por vía de exención—des-
ría estuvo asociada en su propia redención, ex parte embocó en la maternidad. Esta maternidad, conside-
recipientis. Lo que sucede en el caso de todas y cada rada a la luz del desarrollo gradual de los aconteci-
una de las personas redimidas, tanto objetiva como mientos dentro de la historia de la salvación, fue
sujetivamente, sucedió—de manera sublime—en Ma- —como quien dice—la coronación orgánica y lógica
ría. A María se le ofreció el don del Redentor. Y este de su receptividad virginal y de la profundidad incon-
don fue libremente aceptado. De este modo, María mensurable de su anhelo del Mesías. Considerado des-
permitió que el Redentor se diera a sí mismo a de el punto de vista de Dios, por otro lado, lo que aquí
ella. Y, en consecuencia, permitió que también se le tenemos es simplemente la revelación gradual de Dios
concediera a ella la redención. La redención exige mismo, el cual vino a redimir al mundo como un hom-
siempre cooperación con (en fe, esperanza y amor) bre hermano nuestro, como un hombre nacido de
libre consentimiento a, y plena aceptación del don nuestro mismo linaje, como Hijo de María.
del Dios-hombre, el cual, por su misma vocación, es
el Redentor. Así, pues, la redención sublime de Ma-
ría hay que buscarla en su concepción activa y re-
cepción del Dios-hombre: en su perfecta cooperación d) Comunión personal con el Cristo doliente
corporal y espiritual, en su maternidad corporal y es-
piritual. Nosotros nos apropiamos el don objetivo del "Y, si hijos, también (somos) herederos; herederos
Redentor por medio de nuestra fe viva, representada de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con
externamente en la recepción física de los sacramen- él, para ser también con él glorificados" (Romanos
8, 17). Si estamos redimidos objetivamente por la
116 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 117

muerte sacrificial de Cristo, entonces la forma con- inmaculada. Como persona que había sido redimida
creta de nuestra redención sujetiva, y por tanto de de manera sublime, María fue la inmediata soda pas-
cada caso singular de apropiación sujetiva de la re- sionis, la directa asociada en el sufrimiento del Me-
dención objetiva, tendrá que corresponder al sentido sías, el cual era su propia carne y sangre, por vía de
y dirección esencial del don objetivo. La redención pura recepción, participando en el sufrimiento de su
sujetiva es la libre aceptación, la apropiación perso- Hijo por su comunión íntima con la persona misma
nal del don objetivo. Es, para decirlo con otras pala- de Cristo. El amor sacrificial de María, al pie de la
bras, un co-sacrificio que se hace juntamente con cruz, fue la culminación de su apropiación sujetiva
Cristo. Si el sacrificio se considera a esta luz, enton- de la redención, que adquirió la forma de una reden-
ces todo ser humano redimido es corredentor en su ción por medio del amor sacrificial crucificado de
propia redención. Esta corredención, indudablemente, Cristo crucificado. María es, por tanto, la "Reina de
no debemos concebirla como una contribución que los Mártires".
añadiese algo a la redención de Cristo o a nuestra Ahora se nos brinda quizás la mejor ocasión para
asociación en esa redención, como si la redención de hablar de la muerte física de María. Es verdad, indu-
Cristo fuera insuficiente en sí misma. Sino que con- dablemente, que todo estudio de este tema lleva con-
siste, más bien, en pura receptividad sacrificial con sigo un alejamiento de la base firme del conocimien-
respecto a la gracia del sacrificio de Cristo en la cruz. to dogmático y significa adentrarse en la esfera de
La fe, la esperanza y el amor son los canales por los las opiniones teológicas controvertibles. Bastantes teó-
que se recibe esta gracia. Y estos tres canales fluyen logos, a pesar de sus diferencias individuales en cues-
hacia un solo amor sacrificial. tiones de detalle, se inclinan hacia la opinión general
La profecía de Simeón, hecha al comienzo mismo de que María no murió realmente en el sentido lite-
de la maternidad de María, dirigió la atención de ral de la palabra, y pretenden que su cuerpo fue glo-
nuestra Señora hacia la perspectiva de su propio su- rificado mientras ella se encontraba aún en la tierra.
frimiento: "¡Y a ti misma una espada te atravesará El Papa Pío XII, en su bula sobre la Asunción, guar-
el alma!" (Lucas 2, 35). El tercer impulso crítico, en dó intencionado silencio acerca de este asunto, con
la redención sujetiva de María, tuvo lugar—también el resultado de que la Iglesia sigue siendo todavía in-
de manera sublime—al pie de la cruz. La profundi- capaz de decir con certeza si María murió, o no, en
dad religiosa de la apropiación sacrificial que María el sentido literal de la palabra. Así que el siguiente
hizo de la redención—redención llevada a cabo por ftrKiimento lo presentamos como mera opinión teo-
Cristo únicamente—, la podremos comprender a la lógica, aunque constituye parte orgánica de todo el
luz de la santidad de María y de su completa ausencia plan de la redención, y es apoyado—además—por mu-
de todo pecado, original o actual. Por tanto, la signi- chísimos teólogos.
ficación de su co-sacrificio solamente podemos deri- Hemos señalado ya que el dogma de la Inmacula-
varla de su abnegación virginal y de su generosidad da Concepción no implica, ni mucho menos, que Ma-
118 LA MAS HEKMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 119

ría estuviera necesariamente exenta de algunas de las aun siendo inmaculada, fue—no obstante—miembro
consecuencias del pecado original, en cuanto tales íntegro del género humano, el cual género estaba se-
consecuencias no eran pecaminosas en sí mismas ni llado con el sello del pecado (es decir, de la muerte).
eran posible ocasión para el pecado. Cristo mismo, que Y, como tal, María estaba sujeta también a la suerte
era sin pecado, cargó sobre sí esas consecuencias—el universal de la humanidad, aunque—al estar redimi-
sufrimiento y la muerte—. Constituían realmente la da por exención—la muerte a la que ella estaba so-
experiencia concreta, que Cristo utilizó para dar ex- metida, no era (en su caso) un castigo por el pecado.
presión y materialidad a su amor sacrificial y reden- Ahora bien, puesto que la exención de María era fru-
tor. El sufrimiento de Jesús en la vida e, incluso más to de la muerte sacrificial de Cristo, parecería que
particularmente, su final pasión y muerte, constitu- hay aquí una conexión estrecha y orgánica con el plan
yeron el punto culminante de su desposesión de sí entero de la redención. Por eso, la total consagración
mismo, por amor: mortem moriendo destruxlt. Ade- de María a Dios y la desposesión que ella había he-
más, en nuestro caso, la muerte física es el punto cul- cho de sí misma, se expresaron y encarnaron perfec-
minante de nuestra redención sujetiva. Es la expre- tamente en su muerte física. La muerte de María—su
sión suprema de nuestro amor sacrificial hacia nues- dormitio o "quedar dormida en amor"—se puede con-
tro Salvador, y la radical separación con que nos siderar, por tanto, como el ejemplo supremo de toda
apartamos a nosotros mismos del pecado: la última muerte cristiana. Y esa muerte contenía la promesa
muerte al pecado. Es, al mismo tiempo, una perfecta de resurrección inmediata. Esta resurrección, en el
expiación del pecado, cuando el amor que nos inspira caso de María, tuvo lugar en seguida. Su asunción,
y anima se pone a la altura del acontecimiento ob- después de la muerte, se convirtió en realidad in-
jetivo de la muerte y de todo lo que la muerte impli- mediata.
ca en cuanto a desposesión de nosotros mismos. In-
dudablemente, queda descartado el que María hubie-
se tenido que morir como castigo. Pero esto no signi-
fica que María no tuviese que morir. El plan divino slón teológica" en favor de la asunción se puede demostrar jamás
de la redención sujetiva, que lleva consigo el libre Bln lugar a duda, a no ser que haya sido aceptada dentro de la
tradición viva de la fe. Sin embargo, esta tradición de la fe es
consentimiento del hombre a la redención de Cristo OHCura con respecto a la muerte de María. Y no nos proporciona
por medio de su muerte en la cruz, parecería incluir vina respuesta terminante acerca de si Maria murió o no. A mi
ino parece que el argumento anterior es aceptable únicamente
también a María. Y la consecuencia, aquí, es que tam- n condición de no considerar aisladamente la apropiación suje-
bién ella, como persona que había sido redimida (por tiva que María hizo de su propia redención, sino de contemplarla
exención) por obra de Cristo, tenía que estar asocia- -al mismo tiempo—dentro del contexto de y con especial énfa-
«1H en su función salvadora corredentora con respecto a sus her-
da en la muerte específicamente cristiana 22 . María, trmnos los hombres. Así me parece que el argumento es mucho
niíis convincente. Véase mi artículo : "The Dnath of a Christian",
mi Vntican II-The Struggle of Minds, and Other Essays, Dublin
22 Esto, indudablemente, no es apodictico. Ninguna "eonclu- lUflíl, pp. 61-91.
120 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 121

nal y única; y que la maternidad espiritual y corpo-


e) El Pentecostés de María ral de María constituyó el núcleo central de su reden-
ción objetiva y sujetiva. Sin embargo, podemos con-
Este último misterio de Cristo se cumplió después siderar—al mismo tiempo—que la asociación de María
de su ascensión. Los Hechos describen cómo los Após- en su propia redención fue resultado también de que
toles "perseveraban unánimemente en la oración, ella era fundamentalmente la "sublimemente redi-
con... María, la madre de Jesús" (Hechos 1, 14). An- mida".
tes de la anunciación, la vida de María constituyó el
punto culminante y la síntesis de toda el ansia del
Antiguo Testamento por la venida del Mesías. En el f) La aceptación por parte de Dios y la
Cenáculo, después de la ascensión de Cristo, María coronación de la oblación de vida de Ma-
puede considerarse como una persona que sintetiza ría: su asunción a los cielos
—en su vida—el ansia por el espíritu de Cristo. Fiel
a la ley interior básica de su ser inmaculado, y que El momento esencial del acto redentor de Cristo no
seguía siendo la esencia de receptividad activa, Ma- se restringe a su muerte sacrificial. Sino que la acep-
ría siguió desempeñando en el drama exactamente el tación divina del sacrificio es complementaria y co-
mismo papel. El descendimiento del Espíritu Santo esencial con ese sacrificio. Esta aceptación por parte
fue, para ella, el comienzo del último estadio en el de Dios es, de hecho, la resurrección de Jesús. El sa-
misterio de su vida espiritual. La apropiación maña- crificio absoluto de reconciliación, por el cual el gé-
na del misterio de Cristo se hizo más honda por la nero humano volvió a unirse—en amor—con Dios, hay
experiencia de Pentecostés, y se acrecentó la com- que buscarlo en la pasión de Cristo: en su tránsito de
prensión—a través de la fe—de todo el plan de sal- la muerte a la vida. Por eso, tanto la muerte de Cris-
vación. La experiencia de Pentecostés significó, al to como su resurrección constituyen los dos misterios
mismo tiempo, que la significación universal de María de la redención. Y estos dos misterios forman un solo
dentro del plan de la salvación (este tema lo estudia- conjunto indivisible. La resurrección es el sacrificio
remos más detallamente en un estudio ulterior) se de Cristo aceptado por Dios. Y tan sólo en la resurrec-
convirtió también para ella en un acontecimiento de ción llegó a ser el sacrificio de Cristo plenamente efi-
conciencia explícita y de actividad libremente acep- caz. En aquel momento, la "redención objetiva" se
tada. En la fe, María alcanzó en Pentecostés la cum- convirtió en realidad perfecta.
bre de su comprensión de su verdadero puesto en el Dando ahora un paso más, y basándonos en la ana-
mismísimo corazón y centro de la naciente Iglesia. logía con la resurrección de Cristo, podemos deducir
Lo que se deduce, pues, de lo anterior es que la Ma- del hecho de la resurrección de María, podemos de-
dre de Dios—tanto objetiva como sujetivamente—es ducir—digo—que su vida fue también plenamente
una persona redimida, redimida de manera excepcio- aceptada por Dios. La asunción de María a los cielos
122 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 123
no fue simplemente un privilegio que se le concedie- El hecho de la asunción de María a los cielos—un
ra a ella, sin relación alguna con el resto de su vida. hecho que ya se ha cumplido—ilustra la perfecta y
Sino que constituyó la cumbre de su sublime reden- sublime redención sujetiva de María.
ción. La salvación, después de todo, abraza a todo el
ser humano, no sólo a su alma, sino también a su
cuerpo. La asociación permanente, tanto espiritual
como física, del ser humano con Cristo glorificado y, 2. LA COMUNIÓN—SUMAMENTE INTIMA-
en Cristo, con la Trinidad, constituye la fase final y DE MARÍA CON CRISTO REDENTOR, Y LA
eterna del proceso de redención. Con esta fase, la re- ASOCIACIÓN UNIVERSAL DE MARÍA EN
dención queda completada. El dogma nos habla de NUESTRA REDENCIÓN SUJETIVA
que María no tuvo que esperar (como nosotros tene-
mos que esperar) hasta el fin de los tiempos, para al-
canzar su redención física. Ahí tenemos una clara in- Puesto que la redención implica siempre recepción
dicación de la calidad única de su sublime estado de y cooperación por parte del hombre, y teniendo en
redención. Ilumina también el hecho de su redención cuenta el hecho de que María cooperó profundísima-
por exención: el hecho de que, en ningún momento mente en la obra de su propia redención: vemos que
de su existencia, arrojó el pecado la más mínima som- María es el prototipo de todos los que reciben la re-
bra sobre el brillo y esplendor de la vida de María dención, y—por tanto—de todos los que están redi-
con Dios. Por muy felices que sean en el cielo, los de- midos. Así que María posee significación universal
más santos—como quien dice—están aún en estado para todos nosotros, dentro del plan de la salvación.
de expectación. Ahí no podemos menos de experimen-
María es el prototipo de la vida redimida, la plena y
tar la indecible enormidad del efecto destructor del
suprema realización de toda vida cristiana. Maria, la
pecado de la humanidad: efecto que, por decirlo así,
Assumpta, se halla ante nosotros como el primer fru-
continúa dejándose sentir aún en aquellos santos que
todavía no han sido glorificados. Sin embargo, al to—como las primicias—de la redención. Y ella en-
mismo tiempo, podemos comprender—por contraste— carna en sí los rasgos perfectos de todo lo que ha de
la plena santidad de la majestad de Dios. Ese estado realizarse en nosotros y en toda la Iglesia.
de bienaventuranza en el cielo, del que los santos dis- Inmediatamente nos vemos enfrentados aquí con
frutan únicamente en sus almas, nos ilumina la ina- mi problema. La "redención objetiva", como hemos
sequible calidad de la santidad de Dios. Nos indica observado ya, implica que lo que todavía ha de tener
con harta claridad la participación que el cuerpo tie- lunar en nosotros, eso se ha realizado ya plenamente
ne en la gloria del cielo. Y nos señala que esa parti- •MI Cristo. Pero ahora hemos alcanzado ya el punto
cipación es elemento esencial de la plena salvación on el que hemos de reconocer que el estado sujetivo
cristiana. do la redención mariana es de índole especial. La "re-
dención sujetiva" se produjo en María de manera
124 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 125

perfecta y sublime, con el resultado de que María ad- bos (a Jesús y a María) como principios irredentos de
quirió también valor "típico" con respecto a todos la redención. Es imposible separar a María de su es-
nosotros, en nuestra vida de redención. Así, pues, tado de redención. Aunque la colocáramos junto a y
esta situación hace necesario que consideremos en un subordinada a Cristo, por contraste con toda la hu-
nivel más profundo la relación entre la redención su- manidad (y tal cosa podría parecer que ocurre en un
jetiva de María y la "redención objetiva" que se cum- estadio ulterior de esta obra), María seguiría ocupan-
plió ya en Cristo. do—no obstante—ese lugar como la sublimemente re-
Sea cual sea el resultado de nuestro detallado exa- dimida. Sin embargo, seguirá habiendo tensión entre
men del tema, lo que hemos dicho anteriormente ha la posición de María como miembro de la humanidad
establecido con toda solidez y de manera definitiva redimida y su posición universal predominante entre
un punto. Toda la actividad de María, dentro del pla- todo el género humano. La unidad que existe entre
no de la salvación, tiene que ser—por necesidad—ac- estas dos verdades básicas nos proporcionará un sano
tividad redimida, una actividad íntima que consiste entendimiento del carácter del papel universal de Ma-
en pura recepción y concepción con respecto a Cristo. ría dentro del plano de salvación. La receptividad uni-
Porque si, con toda la tradición religiosa que es co- versal de María con respecto a Cristo podríamos decir
mún al Oriente y al Occidente, estamos obligados a que descansa sobre el fundamento de su don univer-
reconocer que los actos de fe de María tienen valor sal con respecto a nosotros. Para expresar esta misma
salvífico universal para todos los hombres: entonces idea de manera distinta, la función salvífica univer-
—como es lógico—deberemos buscar esto únicamente sal de María con respecto a nosotros podemos consi-
dentro del puesto especial, es decir, dentro del puesto derarla como un aspecto de la naturaleza sublime y
único y excepcional, que María ocupa entre los seres única de su estado de estar redimida, de su recepti-
humanos redimidos. Hemos visto ya que no hubo un vidad espiritual y corporal, es decir, de su recepción
solo momento, durante la vida de María, en el que y concepción. Aunque esto, indudablemente, caracte-
ella no estuviera implicada—como quien dice—en la riza a toda la existencia de María, sin embargo al-
redención, la cual fue traída únicamente por Cristo canza su punto culminante en momentos determina-
y aceptada libremente por María. Por eso, no es su- dos de su vida. Y precisamente en esos puntos culmi-
ficiente que atribuyamos esta redención a María, y nantes, la función de María como corredentora nues-
que añadamos simplemente que esto se llevó a cabo tra alcanza también su más alta expresión. Así, pues,
en subordinación a Cristo. Una afirmación de esta la conclusión que podemos sacar de todo esto es que
clase tendría el efecto inmediato de disminuir la ca- la función de María en el asunto de nuestra salvación
lidad única de la mediación redentora de Cristo. Y está íntimamente vinculada con los momentos de es-
sería algo sumamente erróneo, aunque se hiciera la pecial gracia, y que esa vinculación se debe al estado
salvedad de que María—en la cuestión de la reden- de María de hallarse objetiva y sujetivamente re-
ción—estaba subordinada a Jesús, el considerar a am- dimida.
126 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN XA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 127

el estado inmensamente más elevado de María y el


puesto único que ella ocupa en el orden cristiano de
1. MARÍA, PROTOTIPO UNIVERSAL DE TODOS la comunión de los santos. Esta distinción inicial,
LOS CRISTIANOS Y NUESTRO MODELO ACTIVO aunque es bastante radical, es tan sólo—¡qué duda
cabe!—una distinción relativa, como quien dice, den-
tro de las profundidades de la vida centrada en Dios.
Según hemos visto ya, María—como nosotros—tuvo Sin embargo, es fundamental para el plan divino.
que aceptar libremente su propia redención. De este Es posible adentrarnos más profundamente aún en
modo, María llegó a ser "corredentora" en su propia esta cuestión, y considerar algo que dé a María una
redención. Sin embargo, podemos dar un paso más. unicidad absoluta que la eleve por encima del nivel
La cooperación de María al recibir la redención, po- de todas esas distinciones meramente relativas, y que
seyó una profundidad teológica que estaba en conso- se aplique a ella sola y no a ningún otro santo. Este
nancia con la manera sublime y excepcional con que elemento es el que ha sido responsable del culto ex-
el Redentor, y—de este modo—la redención, se le cepcional de María en la vida de la Iglesia: una ve-
confirió a ella. Como consecuencia de esto, la co- neración que viene sólo en segundo lugar y después
operación de María en su propia redención fue in- de la veneración que se tributa a Cristo mismo. Este
comparablemente mayor que nuestra cooperación en aspecto—más profundo—del misterio mariano es tam-
nuestra propia redención. Podemos, pues, pretender bién la clave para comprender la diferencia básica
razonablemente que María es nuestro prototipo y mo- entre la actitud de los católicos y la actitud de los
delo; y que, en la fe, podemos reconocer confiada- protestantes con respecto a María: claro indicio de
mente a María como tal, en nuestra respuesta positiva que está en el corazón mismo del concepto cristiano
a la redención: redención que nos fue proporcionada de la redención.
únicamente por el Dios-hombre, Cristo. Por tanto, a
este respecto, María figura como el patrón de nues-
tra actitud cristiana ante la vida. Y todo cristiano
debería mirar hacia ella, como su constante ejemplo. 2. LA MATERNIDAD VIRGINAL DE MARÍA LIBREMENTE
Este ideal universal y esta ejemplaridad de la santi- ACEPTADA—CON RESPECTO A TODOS LOS HOMBRES: LA
dad de María es, por tanto, un aspecto—un solo as- SIGNIFICACIÓN PROFUNDA DE SU "FIAT" DE ACEPTACIÓN
pecto—de su función en el plan de la salvación. DEL MENSAJE
Esta función particular, indudablemente, es del mis-
mo orden que el papel ejemplar que todos los santos
desempeñan en nuestra propia vida de gracia. Pero, Con su fíat de aceptación, María permitió que el
incluso en este nivel, podremos comparar a María y Redentor se le entregara. La sublimidad de la mane-
a los demás santos, únicamente si tenemos en cuenta ra con que María fue redimida, se hizo patente por
128 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 129

el hecho de que María fue redimida en insondable bres) de la vida divina en Cristo, el verdadero Hijo
fe: en una fe que se hizo manifiesta en la concepción de Dios. Este ofrecimiento se aplica a todos los hom-
corporal del don del sacramento primordial, que es el bres. La razón de esto es que Cristo es, por vocación,
Dios-hombre mismo: Jesucristo. la cabeza de todo el género humano. Y, además, que
Sin embargo, hay más con respecto a la sublimidad él revela—en su manifestación humana concreta—
de María. Y esta sublimidad la hallamos en la calidad la vocación de todo el género humano. Este ofreci-
única del objeto de su positivo asentimiento: con la miento ha de ser, y ciertamente lo es, un ofrecimien-
cual se hallaba en consonancia la excepcional profun- to real, en virtud del hecho de que Dios se convierte
didad de su fíat: de ese asentimiento con el que Ma- en uno de nuestros semejantes. Así, pues, la encar-
ría correspondió plenamente. nación de Dios implica, en sentido concreto, una
vocación real, espiritual y sobrenatural, que es diri-
gida por Dios hacia todos los hombres. La realidad
de esta vocación no hemos de buscarla en un "decre-
a) La Madre de Cristo, Cabeza de toda to divino" extrínseco. Por el contrario, la manifes-
la humanidad tación concreta del Dios-hombre mismo (Dios mis-
mo como ofrecimiento, en el hombre Jesucristo, a
Así, pues, María, de quien nació Cristo como ver- todos sus hermanos los hombres) constituye esa rea-
dadero hijo de Adán (Lucas 3, 38; véase 23-38), es lidad. El principio fundamental en el que se basa
el anillo por el cual la humanidad santa y redentora toda la enseñanza de los Padres y de los Escolásti-
de Cristo se vincula con nuestra humanidad. Gra- cos de la Edad Media, es que Dios se hizo hombre
cias al asentimiento positivo de María al mensaje para que el hombre fuera deificado.
angélico, Dios—como hombre—fue genuinamente ex
hominibus assumptus, ex stirpe Adam: fue de nuestra De esto se sigue que María, en su fiat de acepta-
generación de Adán, es decir, fue verdadero hombre. ción al mensaje angélico, dio su libre consentimien-
En sentido concreto, la encarnación es la redención to para convertirse en la madre de Cristo, represen-
en principio, porque Cristo—por definición—es Dios tante de toda la humanidad. Esto constituyó la base
encarnado. La significación concreta y el designio de de su maternidad espiritual libremente aceptada, con
la encarnación, según la intención de Dios, es la re- respecto a todos los hombres. María se convirtió en
dención por un hombre que había sido llamado por la madre de la vocación de todos los hombres, en la
vocación divina a esta tarea de ser representante de madre de la vocación que se nos ha revelado en el
todo el género humano. Como hemos afirmado ya, Dios encarnado. La unidad de todo el género huma-
Cristo es—por vocación—el representante de toda no puede existir esencialmente, tan sólo en una uni-
la comunidad humana. La encarnación divina es, dad establecida en una comunidad de personas, to-
en sentido concreto, un acontecimiento religioso y das las cuales estén henchidas de una misma voca-
sobrenatural, el ofrecimiento (hecho a todos los hom- ción. La vocación singular y unificadora, común a
130 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 131

todos los miembros de esta comunidad, que se dio a procreación, no fue el resultado de un amor entre
todos los hombres en Adán y que él posteriormente un marido y una mujer, no fue la marca y sello de
perdió, quedó renovada históricamente de manera su mutuo cariño. Sigúese, pues, que la concepción de
sublime en el Dios-hombre Cristo, y quedó restable- Cristo por parte de María no implicaba, ni mucho
cida en un nivel mucho más profundo. Como madre menos, una "posesión" de su Hijo, como una madre
de Cristo, que encarna—tangible y visiblemente—esta "posee" o "tiene" al hijo a quien ha concebido como
vocación de todos los hombres, María es también la resultado del amor mutuo que existe entre ella y su
madre de esta comunidad personal de seres huma- esposo. Sino que implica que María concibió a Cristo
nos en cuanto a la realización del destino de su vida. y se convirtió en la madre del Mesías, en beneficio
Así, pues, podemos pretender que, por la significa- de toda la humanidad: "por el reino de los cielos" 23.
ción esencial de su maternidad concreta, María es Al convertirse, pues, en madre de un hijo, María per-
ya fundamentalmente, la madre de todos los redi- tenecía absolutamente, y como virgen, a Dios. Por
midos. tanto, la maternidad virginal de María es esencial-
mente un acontecimiento religioso y apostólico. El
estado virginal de la maternidad divina de María,
b) El sentido del estado virginal de María,' considerado como un aspecto de esta maternidad, sir-
en su maternidad con respecto a todos los ve para acentuar el hecho de que María se convirtió
hombres en la madre de Cristo, precisamente para beneficio
de todos los hombres.
Esta visión de la maternidad de María puede mos- Lo que nos sorprende, en relación con esto, es que
trarnos también una nueva perspectiva de su virgi- la redención sujetiva de María estaba ya desplegan-
nidad, y puede revelarnos su significación profunda. do señales—en este punto—de su cooperación direc-
¿Cuál es, pues, esta nueva significación que el es- ta en la redención activa de Cristo en beneficio nues-
tado virginal de María adquirió después del mensaje tro. María concibió al Redentor como a su propio
angélico? El sentido es que llegó a ser una virgen Hijo, en beneficio de todos los hombres. La primera
en maternidad; que su maternidad fue una mater- purte de esta proposición—lo de que María concibió
nidad virginal. No es que María fuese virgen y, a pesar 11 "Cristo, el Redentor, como a su propio Hijo"—indi-
de ello, fuese también madre. Sino que fue madre
y virgen, una virgen-madre. María prolongó el don •• Ruta concepción del estado virginal de la maternidad de Ma-
celestial de su maternidad virginal, extendiéndolo 11u lun parece a mí que es más convincente que la concepción
MMlnnlriu por muchos otros teólogos. Es imposible evitar la im-
a un estado de celibato, que ella tomó libremente lii'Mlóii, en relación con muchas de esas otras opiniones, de que
sobre sí. El único designio de María, como madre, In* i-eluciones conyugales, aun en el caso de esposas de excep-
era pertenecer exclusivamente al Redentor. Cuando nloiml wintidad, fueran—hasta cierto punto—menospreciables,
nomo "Higo que no estuviera completamente al abrigo de todo
concibió a Cristo en su seno, no fue un acto de rniroulis".
132 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 133

ca claramente la sublimidad no sólo del don obje- de nuestro asentimiento a la redención traída por
tivo de la redención que María había recibido, sino Cristo. Este objeto es el acontecimiento histórico de
también la sublimidad de su cooperación sujetiva en la redención, que ha de cumplirse objetivamente en
su propia redención (véase la sección anterior de este Cristo. En virtud de la redención que habría de ve-
capítulo). La segunda mitad de la proposición—lo nir, es decir, por gracia, el fiat mariano de acepta-
de que María concibió a Cristo "en beneficio de to- ción del mensaje angélico condicionó realmente la
dos los hombres"—señala la función apostólica y sal- redención objetiva en su cumplimiento sacramental
vadora con respecto a nosotros: esa función que es- e histórico, en el nivel del desarrollo histórico del
taba implicada en el sublime estado de redención de plano de la salvación. La calidad única de este obje-
María, tanto en la redención objetiva como en la
to de la redención sujetiva de María contiene, pues,
sujetiva.
la implicación de que el fiat de María proporcionó
Para María no hubo la menor necesidad de ser simultáneamente la potencialidad objetiva de la sal-
explícitamente consciente de todas estas implicacio- vación de toda la humanidad. María, por tanto, no
nes a fin de que, desde el primer momento, la ma- es del mismo orden o estado que los hombres, sus
ternidad de María con respecto a nosotros fuese una hermanos corredimidos, los demás creyentes. En la
aceptación consciente de, o un libre compromiso per- frase que fue objeto de nuestro estudio en la sección
sonal para esta especial función, dentro del plan de anterior, el acto de fe de María brotó, no simple-
la salvación. Indudablemente, María sabía—con con- mente como un elemento que contribuyó a la dis-
ciencia explícita—que su Hijo iba a ser el Mesías, el pensación de la gracia redentora, sino como un mo-
Redentor de Israel y de la humanidad. Este conoci- mento crítico que formó parte constitutiva de la re-
miento le bastó a María para confiarse a su tarea,
dención objetiva de Cristo. En la anunciación, Ma-
para comprometerse en ella: una tarea que, al mis-
rta dio su consentimiento consciente al Mesías, al
mo tiempo, era una tarea apostólica.
Salvador de su pueblo, aceptando de este modo—con
la fe y físicamente—el cumplimiento del aconteci-
miento objetivo de la redención, en beneficio de to-
c) La comunión personal de María con (Um los hombres, y condicionando, por tanto, este
Cristo en el acontecimiento histórico de acontecimiento en el plano histórico. María, pues,
la redención UeKrt «• estar asociada a la redención traída por Cris-
In minino.
Estas dos concepciones que acabamos de esbozar, Hln embargo, no deberíamos jamás perder de vis-
podremos verlas en todas sus dimensiones si exami- ta quti lu cooperación directa de María en la concre-
namos más de cerca la calidad única del objeto del ta rnoiirnaclón redentora de Dios se cimentó sóli-
asentimiento positivo de María a la redención, en el «lummito on la base de la concepción y recepción ac-
momento del mensaje: por contraste con el objeto II v« de Nuestra Señora. Su aceptación personal y
134 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 135

santa de la maternidad fue efecto anterior de los nes. Para decirlo con otras palabras: podremos ver
méritos de las acciones humanas de Cristo. De este a María como el principio receptor y cooperador de
modo, el Dios-hombre, Jesucristo, penetró en el co- nuestra redención. Por ello entendemos, en primer
razón mismo de la maternidad concreta, a la que lugar, en su concepción y receptividad activa, el prin-
María había sido llamada por Dios solo. El carácter cipio cooperador en la "redención objetiva", porque
meritorio de María no podemos disociarlo, en modo María estuvo envuelta personalmente en la realidad
alguno, de los superabundantes méritos de Cristo objetiva de nuestra redención por medio del hombre
mismo. Así que, en el plano de la redención (en su Jesús, y estuvo asociada en el hecho objetivo del es-
sentido histórico concreto), María no aparece nunca tado de redención de toda la humanidad: de esa
como un segundo principio de redención. Y nunca redención llevada a cabo—en principio—en Cristo.
está—en este sentido—en paralelismo con Cristo. Esta idea podemos expresarla también de la siguien-
Empero, está bien claro que la concepción y recep- te manera: la humanidad, en sentido real, fue re-
ción activa—por parte de María—del Redentor no conciliada con el Padre, no sólo en Cristo como re-
sólo implicó cooperación con respecto a su sublime dentor, sino también en María como primer fruto
"redención sujetiva" (de María), sino también coope- de la redención, como la primera entre los redimi-
ración en la redención objetiva de Cristo en favor dos. En segundo lugar, lo que entendemos al decir
de toda la humanidad. Esta última cooperación fue que María es el principio receptor y cooperador de
resultado, asimismo, de su concepción y recepción nuestra redención, es que María fue el principio re-
—espiritual y corporal—de Cristo. El fiat con que Ma- ceptor y cooperador en nuestra redención sujetiva,
ría aceptó el mensaje que le anunciaba la encarna- tanto en su aspecto de don objetivo como en nuestra
ción y, por tanto, la redención, fue una apropiación apropiación personal y meritoria del don.
consciente y libre de su propia redención cristiana Así, pues, con respecto a María, su recepción espi-
( = p o r Cristo), y —al mismo tiempo—formó el ele- ritual y concepción corporal de Cristo podemos con-
mento constitutivo de la redención histórica de toda siderarlas como un don para nosotros. Al permitir
la humanidad: redención que fue llevada a cabo por María que el Salvador se le concediera a ella, en su
Cristo. pura concepción del Hijo de Dios, ella nos dio al úni-
Ya hemos aludido con frecuencia a la manera de co Mediador, Jesucristo, que fue—él mismo—gracia.
la redención de María. Y por "redención" hemos en- Al mismo tiempo, María permitió que el Salvador se
tendido la redención sujetiva de María, no sólo con le entregara a ella, y a toda la humanidad. Y, de este
respecto al don objetivo de la gracia, sino también modo, María se convirtió—todavía en el plano de la
con respecto a la apropiación libre y personal que cooperación receptiva—en "oboediens, et sibi et uni-
María hizo de ese don. Ahora podremos ver ya la su- verso generi humano causa facta est salutis" 2i, en
blimidad de la redención de María (entendida en
este sentido) en sus verdaderas y plenas dimensio- « ST. IBENAEUS, Adversus Haereses, III, 22, 4 (PG-, 7, col. 959).
136 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 137

asociada en el misterio redentor de Cristo y en tividad (por la calidad única de su objeto, al que el
colaboradora en nuestra redención. Y esto, precisa- fiat de María—con sus profundas y excepcionales im-
mente en y por medio de su sublime apropiación per- plicaciones—correspondió plenamente) fue también
sonal de su propia redención sublime. La superabun- una "concepción" o recepción excepcional y universal,
dancia de lo que María obtuvo de Cristo, fue causa—en que se extendió en su influencia total a todos los
ella—de la superabundancia de sus méritos. En la fe hombres.
María concibió a Cristo, que era Dios hecho hombre
en su seno, el sacramento primordial y el único ori-
gen de la salvación. Para María, "tener un niño" sig-
nificaba dar al mundo un Niño divino. Por esta razón, 3. LA COMUNIÓN PERSONAL DE MARÍA CON
María no es sólo la universalmente redimida, el pro- CRISTO EN EL OFRECIMIENTO QUE EL HIZO DE
totipo de toda la humanidad redimida y de la Iglesia. sí MISMO EN LA CRUZ
Sino que María es también, por razón de su materni-
dad—libremente aceptada—con respecto a Cristo, el
cual es, por su vocación, la cabeza de toda la humani- Una posible objeción contra lo que hemos dicho
dad, María es—decimos—fundamentalmente la madre anteriormente, y que hemos de considerar, es que un
de toda la humanidad redimida. Más aún, María no es papel directo en la encarnación de Dios, aunque esté
sólo la madre de todos los cristianos, sino también basada en pura receptividad y tenga influencia uni-
la madre de todos los que no son todavía miembros versal, no implica necesariamente un papel en la
de la Iglesia cristiana. Ella es la madre de todo apos- muerte redentora de Cristo: y que, por esta razón,
tolado y de toda misión. Ella es la madre de todos no es posible considerar a María como la madre del
los hombres, porque estuvo asociada en la obra obje- cuerpo místico (el cuerpo que recibió el ser por la
tiva de la redención, la cual se aplica a todos los muerte sacrificial de Cristo), a no ser en sentido muy
hombres. remoto. Esta afirmación, a mi parecer, no está jus-
Es importante y, ciertamente, necesario afirmar tificada. Y no lo está por las siguientes razones.
el papel directo de María en la redención objetiva
y, al mismo tiempo, insistir en que, una vez presu-
puesto este papel directo, sólo podremos evitar el a) El consentimiento de María—en la
conflicto interno entre la afirmación de que María je—al mensaje, como aceptación implícita
fue—también ella—una persona redimida, y la afir- del sacrificio de la Cruz
mación de que María tenía esta función con respecto
a nosotros, sólo podremos evitar este conflicto in- La encarnación de Dios, contemplada en su reali-
terno, repito, si el papel de María en la redención dad concreta, es esencialmente redentora. No cono-
objetiva fue una cooperación basada en pura recep- cemos ninguna otra verdadera encarnación divina.
138 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 139

María se convirtió en la madre del Mesías, del Ebed —al mismo tiempo—su libre consentimiento a los su-
Yahvé, del siervo de Dios, cuya venida había sido frimientos que el Mesías iba a padecer por amor ha-
vaticinada por la Escritura. Toda la vida de Cristo cia nosotros. Esta apertura básica, presente en la
fue esencialmente una reparación de la pecaminosi- aceptación con que María acogió la oferta de mater-
dad humana, una redención; y la muerte de Cristo nidad con respecto a Cristo, y su consiguiente ma-
en la cruz constituyó el punto culminante hacia el ternidad con respecto a todos los hombres, que es-
cual estaba dirigida internamente, desde su primer taba implicada básicamente en su maternidad de
comienzo, la vida divina y humana de redención, la Cristo (véase pp. 123 ss.), significa que María estaba
vida de Jesús. Su muerte sacrificial estuvo presente, orientada también internamente hacia un consenti-
en forma embrionaria, en el primerísimo instante de miento ulterior y explícito al sacrificio de la cruz.
su existencia. Esta meta última fue formulada en Por tanto, María—en sentido fundamental—fue la
términos más concretos y sus implicaciones fueron madre espiritual del género humano en cuanto redi-
explicadas más claramente por Cristo mismo, en las mido por la cruz, incluso en el momento de la anun-
frecuentes alusiones que hizo a su "hora". Pero tan ciación.
sólo hacia el fin de su vida. María no lo supo cons-
cientemente, en el momento del mensaje angélico.
Ni tenía necesidad de saberlo. En la fe, aceptó ella b) La comunión explícita de Maña con
libremente al Mesías, al Redentor. Y esta aceptación Cristo, en el ofrecimiento que El hizo de
explícita incluía todas las condiciones que Dios pu- sí mismo en la Cruz
diera imponer subsiguientemente en la vida del Me-
sías. ¿Cuáles serían esas condiciones? María las iría Dirijamos ahora nuestra atención hacia la comu-
aprendiendo, paso a paso, durante la vida de su Hijo. nión de María en el sacrificio de Cristo al pie de la
Su respuesta positiva al mensaje—una respuesta dada cruz. Precisamente por su estado de inmaculada, está
en la fe—significó que ella estaba dispuesta a so- bien claro que el sufrimiento de María no se debió
meterse, en la fe, a todo lo que pudiera ocurrir, al al castigo por pecados personales. Lejos de eso, re-
elemento incalculable, a todas las posibilidades últi- presentó una experiencia integral, una encarnación
mas del plan divino. Desde el punto de vista objeti- de su redención sujetiva en el sentido específicamen-
vo, este elemento incalculable era la crucifixión. Sin te cristiano. Esta perspectiva puede revelarnos las
embargo, la profundidad virginal del asentimiento profundas implicaciones del papel de María durante
creyente al mensaje, capacitó—sujetivamente—a Ma- la crucifixión. Su comunión con los sufrimientos de
ría para seguir estando abierta a toda posibilidad Cristo dio completa explicitación a aquella frase ini-
divina. Esto constituyó su consentimiento implícito cial: "¡Hágase en mí según tu palabra!" El objeto
dado a la crucifixión. Su aceptación explícita del Re- del martirio de María fue el martirio del Redentor
dentor del mundo, en beneficio nuestro, constituyó mismo. Como madre, su sufrimiento fue el sufrimien-
140 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 141

to de Cristo. Por tanto, su comunión con Cristo es-


tuvo determinada históricamente por el sacrificio de profunda de esta maternidad intensificada. Todos
Cristo en el momento histórico de su cumplimiento. nosotros, como cristianos, hemos nacido de este mu-
En este sentido, María (y sólo María) estuvo directa- tuo amor sacrificial y doliente, entre Jesús y su ma-
mente envuelta en el acto redentor de Cristo. dre. Así, pues, lo que comenzó como el consentimien-
Con amor sacrificial, María consintió expresamen- to de María a la maternidad divina del Redentor, el
te y dio su asentimiento a la pasión y muerte de cual fue el representante de todo el género humano,
Cristo. Con ello, el aspecto de su apropiación suje- se cumplió aquí en amor sacrificial.
tiva de la gracia de la redención adquirida en la
crucifixión, adquirió plena y consciente expresión. A
este respecto, el amor sacrificial de María es—al mis-
mo tiempo—la continuación explícita de su inicial 4. MARÍA Y SU "CONSTITUCIÓN EN PODER":
concepción corporal y recepción espiritual del Re- LA GLORIFICACIÓN DE LA MADRE DE TODOS
dentor, en beneficio de todos los hombres. En el sa- LOS HOMBRES
crificio y en el sufrimiento con Cristo, María aceptó
explícitamente—en este momento—la redención de
la cruz. Y lo hizo por amor de todos los hombres. Ya "...Cristo, siendo de condición divina, no retuvo
que esta aceptación activa constituía la explicación ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó
de su anterior acto de aceptación y recepción de de sí mismo, tomando condición de siervo, hacién-
Cristo. En el plenísimo sentido, María fue la madre dose semejante a los hombres y apareciendo en su
no sólo de Cristo crucificado, sino también del cuer- porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obede-
po místico de Cristo: de ese cuerpo que recibió exis- ciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual
tencia por la crucifixión. Por este motivo, el Papa Dios le exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre
Pío XII pudo decir, en su encíclica Mystici Corporis, todo nombre. Para que... toda lengua confiese que
que la comunión de María con los sufrimientos de Cristo Jesús es el Señor" (Filipenses 2, 5-11). La dig-
Cristo al pie de la cruz dio a María un "título reno- nidad y poder del Redentor como Señor—su "venida
vado" de su maternidad para con nosotros: un nue- en poder", como la llama San Pablo (Romanos 1, 4)—
vo título, derivado de la continuación explícita de es el elemento más profundo del misterio pascual.
su fiat completamente abierto a la implicación vital, Pascua: su resurrección, su ascensión y su "estar sen-
viviente, contenida en el mensaje angélico: mensaje tado a la derecha del Padre", es decir, la entrada
del que ella—en su aceptación inicial del misterio triunfal en las prerrogativas soberanas de Dios. Aun-
total—no era consciente en toda su concreta poten- que Cristo fue el Mesías desde su nacimiento, sin
cialidad futura. La concepción y recepción, por parte embargo, su función salvadora—como Mesías—fue
de María, del Dios-hombre Cristo constituyó la base una realidad que fue creciendo en él. Su muerte me-
siánica le capacitó para alcanzar la cumbre de su
142 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN - 143

mesianismo en la resurrección. Y la resurrección lo pleno poder y eficacia de su sacrificio de reconcilia-


convirtió en Kyrios. ción llegó con la Resurrección.
Lo curioso, en relación con esto, es que Jesús, du- María, por ser la asociada maternal en la actividad
rante aquella fase de su existencia que podríamos lla- redentora de Cristo, participó del poder de éste como
mar su kénosis (para decirlo con otras palabras: du- Señor. Y participó en virtud de su asunción a los
rante su vida terrena), estuvo trabajando—como cielos. La resurrección de María es la "constitución
quien dice—"a media máquina". Durante años estu- en poder" de su maternidad con respecto a todos
vo instruyendo y educando a sus Apóstoles. Sin em- los hombres. La intercesión de María en apoyo nues-
bargo, ellos dieron claras señales de no haberle en- tro, en los cielos, no podemos concebirla como un
tendido. Y no le entendieron siquiera en el momento pálido reflejo—acá en la tierra—de su participación
de su muerte. Pero, desde el momento en que Cristo en la redención. María, en el cielo, es nuestra madre
"en poder": exactamente igual que Jesús, en el cielo,
—en su resurrección—recibió la plena medida del Es-
es el "Hijo de Dios en poder" (Romanos 1, 4). La rea-
píritu Santo (es decir, tan pronto como Cristo "fue leza de la Virgen María es el fruto último, la coro-
constituido en poder"), los Apóstoles—como quien nación, no sólo de la redención, sino también de su
dice—cambiaron "de un plumazo". Y cambiaron, por- papel (del papel de María) en la redención. La rea-
que Cristo les envió el Espíritu Santo. Se bautizaron leza de María es su participación en la glorificación
unas tres mil personas, según los Hechos de los Após- de su Hijo "que está sentado a la derecha del Pa-
toles, después del primer sermón de Pedro (Hechos dre": de aquel Hijo que fue el Redentor de ella y
2, 41). "Exaltado por la diestra de Dios, y habiendo el Redentor nuestro. La introducción, por Pío XII,
recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha de la nueva fiesta de la realeza de María, fue resul-
derramado esto [sobre nosotros] (Hechos 2, 33). Cris- tado directo del dogma de la Asunción, y, al mismo
to, por su resurrección, se convirtió en "espíritu que tiempo, una afirmación implícita de la función de
da vida" (I Corintios 15, 45; véase también II Corin- María en la redención.
tios 3, 17). Y San Juan, en la siguiente frase, nos da La glorificación de María, o su "constitución en
el fruto de sus meditaciones: "Cuando yo sea levan- poder", fue también su entronización como madre.
tado, atraeré a mi todas las cosas" (Juan 12, 32). Este poder celestial sigue estando confinado esen-
Asi, pues, por los testimonios de la Escritura está cialmente a su función maternal, y es eficaz dentro
bien claro que la plena medida del poder mesiánico de la misteriosa relación que existe entre la Madre
de Cristo llegó a él con esta resurrección. "Y Cristo, glorificada y el Kyrios, su Hijo, Jesús, ante cuyo
en los días de su carne..., por lo que padeció apren- nombre "se doble toda rodilla en lo más alto del cie-
dió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado lo, en la tierra y en los abismos" (Filipenses 2, 10).
[glorificado], vino a ser autor de eterna salvación Para María, esto es pura gracia y elección. Pero
para todos los que le obedecen" (Hebreos 5, 7-9). El es también el reconocimiento, por parte de Dios, del
144 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 145

compromiso de fe de María, acá en la tierra: de su diador. María fue la universalmente receptiva, la


compromiso como madre. Y es, igualmente, la gene- universalmente redimida. Y de este modo participa
rosa recompensa divina por la vida de sacrificio de ella de nuestra redención. Más aún, tan sólo consi-
María. En el cielo, María—ya glorificada—continúa derando a esta luz la función de María, podremos
su tarea maternal, comenzada acá en la tierra. evitar el llegar a una falsa conclusión, derivada del
principio de que principium meriti non cadit sub mé-
rito, a saber, que María, por haber sido plenamente
redimida, no podría ser co-principio de la redención.
Tan sólo si acentuamos que la cooperación de María
CONCLUSIÓN : LA COMUNIÓN—SUMAMENTE
fue puramente receptiva, y comprendemos esta co-
ÍNTIMA—DE MARÍA CON EL REDENTOR EN
operación como la comunión de María con Cristo re-
SU OBRA SALVADORA EN LA TIERRA Y EN SU
DISPENSACIÓN DE GRACIA EN EL CIELO
dentor, que es el único Redentor, podremos evitar la
interpretación de que cualquier forma de cooperación
en la redención, por parte de María, sería absurda.
El análisis que acabamos de hacer no puede menos Pero hemos de tener bien presente que la redención
de conducir al creyente a la afirmación positiva de divina de la humanidad sigue siendo una redención
que el papel de la Madre de Dios en la redención que debía ser libremente aceptada por el hombre, y
objetiva (redención proporcionada al mundo por sólo es—por tanto—una redención humanamente meri-
el Dios-hombre Cristo) fue directa, puramente recep- toria. Para expresarlo de otra manera: no debemos
tiva y, por tanto, universal en su influencia. El cre- perder jamás de vista que ha de haber una acepta-
yente no podrá menos de reconocer, además, que ción personal de la redención. Si no perdemos de
hubo consecuentemente una cooperación, por parte vista tal cosa, entonces veremos inmediatamente con
de María, en nuestra redención sujetiva, la cual claridad que el estado—sujetivo y objetivo—de Ma-
—después de todo—no es ni más ni menos que la ría de estar redimida constituyó la base no sólo de
meta última, el fruto maduro, de nuestra redención su actividad universal, sino también de sus méritos
objetiva. Tan sólo refiriéndonos a una universal co- universales con respecto a su propia redención y a
operación por parte de María, por vía de pura recep- la nuestra, tanto en el sentido objetivo como en el
tividad, podremos—e, indudablemente, estaremos
sujetivo. Así fue en virtud de la maternidad espiri-
obligados a—afirmar que María cooperó directamen-
te en la redención, porque una cooperación de esta tual y física de María, a la que ella se comprometió
clase posee verdadero y esencial valor por sí misma, y libremente en la fe, o, para decirlo con otras pala-
es inherentemente eficaz, pero no es eficaz en adición bras, en virtud de la sublime manera con que ella
a la actividad redentora de Cristo, que es el único Me- estuvo objetiva y sujetivamente redimida: sublimi-
146 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 147

dad que se derivaba de la calidad única del objeto 25 por esta eficacia salvífica universal, basada en pura
de su libre aceptación, la cual—a su vez—llevaba receptividad, ya que, aunque esta receptividad se de-
consigo una profundidad (correspondientemente úni- riva de Dios—como don de gracia—, ni Dios ni el
ca) de su fe y prontitud para el sacrificio. La solución Dios-hombre pueden realizar jamás por nosotros
hay que buscarla en la receptividad puramente espiri- nuestros actos personales. Yo seguiré siendo siempre
tual de María. Y, por tanto, en su receptividad activa. el sujeto de mis propias acciones individuales. Y esta
Esta receptividad sacrificial nos señala también el ley básica se aplica igualmente a María y a su acto
camino hacia una comprensión de la propiedad es- libre y personal: el acto que hizo posible que Dios
pecial de la actividad universal de María: actividad entrara en el mundo y cumpliera su vocación dentro
que es, en sí misma, uno de los frutos (e, indudable- del plan cristiano de salvación. Así, pues, el acto de
mente, el fruto más importante) de la redención que María fue elemento esencial tanto de la redención
fue proporcionada a todos los hombres por el Dios- objetiva como de la redención sujetiva.
hombre. María es, por tanto, la "madre de la gracia", la
Así, pues, sigúese de ahí que no se puede tratar de madre del Dios-hombre Cristo, el cual es el único que
considerar el papel de María en la redención como posee la absoluta plenitud de gracia que llegó hasta
una contribución hecha juntamente con Cristo, y en María y que llega a todos los miembros del Cuerpo
adición al acto redentor de Cristo, de forma que su- Místico, aun independientemente de María. Las di-
pliera lo que pudiese faltar en la "suficiente" reden- versas afirmaciones acerca de nuestra redención por
ción de Cristo. Por el contrario, la conclusión que Cristo como el nuevo Adán, juntamente con María
hemos de sacar es que la Madre de Dios, universal- como la nueva Eva, son afirmaciones que encuentran
mente receptiva—el fiat universal—lo recibió todo de su apoyo en toda la doctrina tradicional de la Igle-
Cristo en beneficio de todos los hombres. Precisa- sia, pero únicamente con la condición de que consi-
mente porque ella poseía esta capacidad receptiva y deremos la cooperación de María como receptividad
actuó dentro de ella, y precisamente porque el objeto activa espiritual y física, y no como un principio adi-
del fiat mariano fue único: María fue capaz de hacer cional que—de alguna manera—remedie alguna defi-
pasar todo lo que ella había recibido, de hacerlo pa- ciencia de la redención de Cristo. Esto me parece a
sar—digo—a todos los hombres. Por esta razón, la co- mí de muchísima significación práctica para las pre-
munidad cristiana se lo debe todo a Cristo y a su dicaciones que se hacen hoy día acerca del tema de
madre, aunque en planos completamente distintos. María. Y tiene grandísima importancia para orientar
La realidad y valor irreemplazable de la propia acti- en sentido verdaderamente cristiano nuestra devo-
vidad de María no queda anulada, ni mucho menos, ción a María. La mediación universal de la madre de
Cristo y madre nuestra no es la mediación de una
2
« Esto es, la maternidad divina: el tener a Cristo—la Reden-
cabeza en relación con los miembros, sino la media-
ción—como su propio Hijo. ción de un miembro entre otros miembros: de un
148 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARIA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 149

miembro que, en virtud de la manera sublime—tanto


objetiva como sujetiva—de su propio estado de re- Ilación entre personas distintas y separadas. Y, en el
dención, es un miembro excepcional y único del cuer- caso de la redención, esto significa una reconcilia-
po místico 26 . En este respecto, es decir, como madre ción entre Dios como la parte que efectúa la recon-
de toda la comunidad cristiana, María está muy por ciliación, y el género humano como la parte que ha
encima del Cuerpo Místico. (Hagamos notar, en rela- de ser reconciliada. Además del sujeto divino, y—en
ción con esto, que suele aludirse tradicionalmente a sentido real—muy distinto de ese sujeto, fue necesa-
María como el "cuello", que une los miembros del rio, en el caso de la redención, encontrar un sujeto
cuerpo con su cabeza.) Su estado de estar redimida, humano capaz—como persona humana—de represen-
estado que comprende una universal función salví- tar al género humano en su totalidad. Teniendo en
fica con respecto a todos los co-redimidos, convierte cuenta el hecho de que Cristo, según el principio en
a María en el prototipo activo de la "comunión de que se basa el argumento de esos teólogos, no es per-
los santos" redimida por Cristo. María es la umver- sona humana: entonces es obvio que María debe ser
salmente conceptiva, el seno—seno portador de esa persona.
vida—de la comunidad cristiana, el tipo de la Igle- A mi parecer, toda doctrina mariana basada en tal
sia. La maternidad de María—esa maternidad espi- principio no puede menos de desembocar en un pro-
ritual y corporal—en la fe, la maternidad para la que fundo malentendido de la encarnación y de la única
María se comprometió libremente en la fe, constituye mediación de Cristo: "Porque hay un solo Dios, y un
la síntesis de la sublime redención objetiva y suje- solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
tiva de María. Su específica influencia y mediación hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por to-
de gracia con respecto a nosotros está incluida tam- dos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiem-
bién en su maternidad. po" 27. Es dogma de la Iglesia el que el Dios-hombre
es una sola persona, no dos personas. Y aunque los
Por eso, es imposible para nosotros reconciliar esta teólogos han afirmado constantemente que no hay
concepción con las concepciones de algunos teólogos
que tienden a situar a María en una base completa-
mente distinta dentro del plan de la salvación, e in- 2
' I Timoteo 2, 5-6. San Pablo no piensa aquí en María, sino
tentan convertirla en asociada con Dios en la obra en los numerosos y diversos seres celestiales a los que los gnósti-
cos de su tiempo consideraban como mediadores entre Dios y los
de la salvación. El razonamiento de estos teólogos se hombres. Sin embargo, la Iglesia ha dado siempre Incondicio-
basa en la premisa de que, aunque Cristo es verda- nalmente su asentimiento a la única mediación de Cristo, de que
habla San Pablo en este pasaje. La doctrina tradicional de la
dero hombre, sin embargo, no es persona humana. Iglesia no ha tratado nunca de minimizar la función única de
La reconciliación implica esencialmente una reconci- Cristo como Mediador, apelando—verbigracia—equivocadamente
al hecho de que San Pablo no constituía el final de la revelación
pública, y de que San Juan, en sus escritos posteriores (que tra-
2« Véase: San AGUSTÍN, Sermo 25 de Verbis Evang. Matth.. XII, t a n de manera más explícita del puesto de María en el plan de
4-50 (PL, i6, col. 938). la salvación) habría atenuado considerablemente lo que San Pa-
blo había dicho en este pasaje y en otros pasajes semejantes.
150 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 151

persona humana en Cristo, la Iglesia no ha enten- no sólo es la realización concreta y visible de la divi-
dido jamás esta afirmación en el sentido de una na ofrenda de amor que hizo Dios a los hombres.
falta o de una deficiencia en la verdadera humani- Sino que él es también la absoluta y pura realización
dad de Cristo. Personalmente, la segunda persona de de la humana respuesta de amor que se da a esta
la Trinidad es verdadero hombre. Puesto que el Dios- oferta hecha por Dios. Es algo así como si Dios mis-
hombre era, él mismo, una persona: incorporaba mo se hubiera apartado de su punto de vista divino
perfectamente en sí todo lo necesario para la recon- y hubiese entrado en la creación como hombre, a fin
ciliación entre Dios y los hombres. El mismo es la re- de dar—él mismo—esta respuesta a su invitación a
conciliación. De lo contrario, María sería—en el sen- amar, por medio de una experiencia viva y personal
tido estricto de la palabra—la corredentora, como de las condiciones de nuestra existencia humana, con
principio que se añadiera a Cristo, aunque estuviera exclusión del pecado. Dios, la persona libre que nos
subordinada a él. En este caso, la mariología sería invita a amar, es—al mismo tiempo—en su humani-
completamente distinta. A María no la veríamos ya dad la persona libre que acepta este amor en nom-
funcionar como receptividad esencial, según ha sos- bre de todos nosotros. Sería grave error privar a Cris-
tenido siempre la doctrina tradicional de la Iglesia. to de esta profunda realidad, para atribuírsela a Ma-
Considerada de este modo, María se arrogaría aque- ría. Eso sería desconocer las implicaciones profundas
llas esenciales funciones salvíficas que realmente per- de la encarnación, porque la encarnación no puede
tenecen a la humanidad de Cristo. Y entonces la hu- considerarse jamás simplemente como un aconteci-
manidad de Cristo se disolvería imperceptiblemente miento llevado a cabo por Dios en el hombre Cristo.
en su divinidad. Como resultado de esto, es suma- En Jesús, que es el Dios-hombre, la encarnación fue
mente probable que prevaleciese en la devoción po- además un "consentimiento" en nombre de todos: de
pular a María la idea semiconsciente de que María, acuerdo con las condiciones impuestas por la verda-
el ser humano, hace que Cristo-Dios se acerque más dera humanidad de Cristo. En la Carta a los Hebreos
a nosotros. Este tipo equivocado de devoción a María se resume del siguiente modo la vida humana cons-
tendría inevitablemente los más perjudiciales efectos ciente de Jesús: "He aquí que vengo, oh Dios, para
sobre la vida sacramental de la comunidad cristiana, hacer tu voluntad" (Hebreos 10, 7). Cristo mismo, en
ya que por los sacramentos nos unimos directamente nombre nuestro, pronunció el fiat de aceptación de
con la humanidad de Cristo y, por tanto, nos unimos la redención. El fiat de María—su asentimiento en la
con Dios. fe—fue, por otro lado, el libre consentimiento de Ma-
Al refutar esta idea es necesario acentuar el hecho ría a la obra de la redención, obra que había sido
de que fue Jesús mismo el que primero pronunció el aceptada libremente por el Dios-hombre Cristo. Y este
fíat de aceptación de la redención, en nombre de to- fiat, o asentimiento en la fe, tiene valor meritorio
dos los hombres. Es Cristo y solo Cristo, y no María, universal con respecto al fiat que todo creyente debe
quien nos representa ante el Padre. El hombre Jesús pronunciar. Por esta razón, Santo Tomás declaró:
152 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 153
"El fiat dado por la Virgen María, el fiat que se es-
peraba de ella en el mensaje angélico, fue un acto ridad vocacional del fiat de María y con su acepta-
personal de María, y de ella sola. Pero tuvo repercu- ción del Redentor, el cual es nuestra gracia. María
sión sobre la salvación de muchos en el mundo, más llegó a ser madre nuestra por razón de su vocación:
aún, sobre la salvación de todo el género humano" 28. una vocación que estuvo basada ontológicamente y
La colecta de la fiesta de Nuestra Señora Medianera llegó a hacerse visible en su maternidad con res-
de todas las gracias, que se celebra el 8 de mayo, ilus- pecto al Dios-hombre, que es la cabeza de la huma-
tra muy bien esta doctrina: "¡Oh Señor Jesucristo, nidad. Esta vocación fue aceptada libremente por Ma-
que eres nuestro mediador ante el Padre! Tú nos has ría en su fíat, un fiat de aceptación no sólo del men-
dado a tu madre, que es también la nuestra, como saje angélico, sino también del sacrificio de la cruz.
mediadora ante ti. Haz, Señor, que todos los que acu- Para decirlo con otras palabras: la maternidad de
den a pedirte tus beneficios, tengan la alegría de al- María era una maternidad comprometida, la cual—a
canzarlos todos por medio de María" 29. Esta colecta su vez—implica una relación maternal con todos sus
afirma explícitamente que Cristo es el mediador en- hijos y una permanente solicitud maternal por ellos.
tre Dios Padre y los hombres, y que María es la me- El vínculo objetivo que existe entre la maternidad de
diadora entre Cristo y nosotros. Esto no implica, ni María y nuestras vidas como cristianos, aun antes de
mucho menos, que nuestra experiencia de Cristo no que nosotros lleguemos a ser conscientes de la exis-
sea directa y sin intervención. Sino que lo que impli- tencia de ese vínculo, tiene un carácter profunda-
ca es que todo lo que tenemos que pedir a Cristo y mente íntimo y personal en lo que a María se refiere.
toda nuestra cooperación con su gracia redentora Y, por tanto, nunca debemos considerarlo como una
está íntimamente relacionado con la verdadera prio- relación impersonal.
María, al recibirlo todo—por vez primera—en la fe,
3
« "Consensus Beatae Virginia qul per armuntlationem requi- y por amor nuestro, fue hecha capaz de pasárnoslo
rebatur, actúa slngulnrls porsonae erat, ln multitudlnls salutem todo a nosotros. Podemos enunciar de la siguiente
redundaría, lmmo totlus humanl generls" (III Sent., d. 3, q. 3, manera la función de María, aludiendo al comentario
a. 2, sol. 2, pp. 125-126 en la edición de Moos). Y. en este sentido,
el consensus debe entenderse como u n "consensus Vlrglnis loco de Santo Tomás acerca del Avemaria: "La grandeza
totlus humanae n a t u r a e " (ST, III, q. 30, a. 1). Para decirlo con de cada santo consiste en recibir tal medida de gra-
otras p a l a b r a s : María dio su consentimiento como madre, con
el resultado de que este consentimiento tiene significación uni-
cia, que baste para la salvación de muchos. Pero ¡lo
versal para todos los hombres. Sin embargo, es u n consentimiento maravilloso sería ver que un santo recibiese tal gra-
distinto del consentimiento del hombre Jesús, el cual fue repre- cia, que bastara para la salvación de todos los hom-
sentante de toda la humanidad.
29
"Domine Iesu Christe, noster apud Patrem mediator, qui
bres del mundo! Ahora bien, eso es, ni más ni me-
beatissimam Virginem matrem tuam, matrem quoque nostram et nos, lo que se ha realizado en Cristo y en la Santísima
apud te mediatricem constituere dignatus es, concede propitius Virgen" 30. Una superabundancia de gracia, un reba-
u t quisquís ad te beneficia petiturus accesserlt, cuneta se per
eam lmpetrasse laetetur."
*° "Magmim est in quolibet sancto quando habet t a n t u m de
154 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 155

sar de gracia es—en sí mismo—ser una fuente de gra-


cia para otros, ya que la gracia, como vida divina, superabundancia de gracia es la pleamar de su es-
nunca tiene una significación exclusivamente indi- tado de hallarse redimida.
Dentro de esta perspectiva, el hermoso título de
vidual: "Todo individuo debe poner la gracia reci-
"Omnipotencia Suplicante", que el Papa Pío XII dio
bida por él, al servicio del prójimo" 31. La diferencia
a María, resume magníficamente el misterio maria-
básica entre la superabundancia de gracia que fluye
no: María fue y sigue siendo suplicante y omnipo-
de Cristo y la que fluye de María, tenemos que bus- tente. María es suplicante, porque su causalidad con
carla en el hecho de que Cristo es, por definición, un respecto a todos los hombres está basada enteramen-
hombre de gracia. Cristo es, en su humanidad, el ver- te en su receptividad activa con respecto a la obra
dadero Hijo de Dios. Así, pues, como hombre, Cristo redentora de Cristo. María es, al mismo tiempo, om-
es Dios encarnado, y posee por naturaleza la vida di- nipotente, por la profundidad de su pura receptivi-
vina. Por este motivo, tanto San Agustín como Santo dad con respecto a Dios y por su consentimiento com-
Tomás dicen que la gracia de Cristo es una gracia pleto y aprioristico dado a la omnipotencia de Dios
que es suya ( = de él) "por naturaleza" 32. Por tanto, para que salvara: omnipotencia salvadora que se ma-
su superabundancia o desbordamiento de gracia es nifestó en Cristo. En primer lugar, la recepción espi-
la pleamar del único Mediador y Redentor, el cual no ritual de María y su concepción corporal del más su-
sólo es activo, sino que además es "suficiente en sí blime don de la redención—Cristo mismo, concebido
mismo". Por otro lado, la sobreabundancia de gracia como su propio Hijo—constituyeron su completa con-
en María es gracia que desborda de su estado de ha- fesión de Cristo, su total aceptación de la voluntad
llarse objetiva y sujetivamente redimida. Representa del Padre de redimir a la humanidad por medio del
la cumbre de su participación en la vida divina de acontecimiento salvador de la encarnación, y su li-
Cristo. Este fluir de gracia hacia nosotros es el resul- bre consentimiento—en amor sacrificial—a este acon-
tado interior del estado de María de hallarse "um- tecimiento divino salvador, no sólo al principio, cuan-
versalmente redimida", el cual estado—a su vez—se do ella apenas se daba cuenta de las trascendentales
debe a la divina maternidad de María. Así, pues, su implicaciones de este acto, sino también más tarde,
a través de toda su vida en la tierra, cuando toda la
profundidad de estas implicaciones se le fueron re-
gratla quod sufflcit ad salutem multorum. Sed quando haberet
t a n t u m quod sufflceret ad salutem omnium hominum de mundo, velando poco a poco. En segunda lugar, esta concien-
hoo esset máximum; et hoc est in Christo et in Beata Virgine" cia interna (que se fue desarrollando lentamente) de
(In Salutationem Angelicam, Opuse. Theol. II, p. 240, n.° 1118 su función maternal con respecto a nosotros, que a
en la edición de Marietti).
31
"Quia quilibet de gratla sibi collata debet próximo inservi- ella se le fue haciendo gradualmente más clara, se-
re" (Santo TOMÁS, Expositio in Symbolum, Opuse. Theol. II, gún el misterio de Cristo, su Hijo, se fue desplegando
p. 212, n.° 975 en la edición de Marietti). dentro de la historia: la condujo al punto (especial-
32
San AGUSTÍN, Enchiridion, c. 40 (PL 40, col. 252); Santo
TOMÁS, ST, III, q. 2, a. 12. mente al pie de la cruz y en Pentecostés) en que su
156 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 157

maternidad se había convertido en una relación ma- tras buenas intenciones y nuestra santidad—en una
ternal esencial y plenamente realizada con respecto palabra, nuestra libre respuesta a la divina gracia—
a toda la Iglesia y a todos los hombres. Finalmente, están comprendidas, todas ellas, dentro del gran fiat
en su vida glorificada en el cielo, María es ahora per- (¡hágase!), dentro de esa gran aceptación empapada
fectamente consciente de su función maternal den- úe oración, de la virgen madre de Dios. María está
tro del plan cristiano de salvación, y, viviendo en un —como quien dice—a la cabeza de todos nosotros en
estado de dedicación amorosa y receptividad eterna todo caso de aceptación de fe, gracia o vida. María
—gloriosas, triunfantes y sublimemente activas—ella es el prototipo de todo ejemplo de respuesta a la gra-
está totalmente unida, en voluntad e intención, con cia. Y lo que María adquiere para nosotros, como "Om-
la voluntad e intención salvífica del único salvador nipotencia Suplicante", es la necesidad de responder
de la humanidad, Cristo glorificado. El término de —con fe y amor sacrificial—a la gracia en todos los
"mediación", que se aplicó por vez primera a María momentos de nuestras vidas. María es la persona um-
a fines de la era patrística, y fue utilizado por teólo- versalmente receptiva, que está permitiendo sin ce-
gos bizantinos, no añade nada nuevo a esta triple sar que el Redentor se entregue a ella y a toda la hu-
afirmación. Y, así, hemos de entender el término de manidad. Esta cualidad es la que constituye la base
"mediatrix" a la luz de tales afirmaciones, y no en
de la oración de María en los cielos en favor de todos
sentido opuesto. Esta triple afirmación, que de hecho
los pecadores, y la que nos da la posibilidad de lla-
equivale a reconocer que María ocupa una posición
marla "Refugio de los Pecadores". Su solicitud ma-
eminente entre todos los redimidos por razón de su
comunión personal—sumamente íntima—con Cristo, ternal por la salvación de todos los hombres, como el
que es el único Mediador. "Auxilio de los Cristianos", se basa también en esta
cualidad. Más aún, ella es el "honor y la gloria de
En virtud de la prioridad universal de su sublime nuestro pueblo": porque recibió espiritualmente y con-
fíat, como respuesta libre a la gracia (para decirlo cibió corporalmente al "Redentor de nuestro pueblo",
con otras palabras: sobre la base de los méritos uni- con espíritu de receptividad cooperativa y sumamente
versales de María acá en la tierra, méritos que po- generosa en beneficio de todos nosotros.
seían prioridad activa sobre los nuestros), María—en
su estado glorificado en los cielos—ha de permanecer
siempre para nosotros como un misterio de interce-
sión y de mediación maternal. La intercesión univer-
sal de María en favor de todos los hombres es un mis-
mo y único fenómeno que su consentimiento creyente
al mensaje angélico, por el cual María nos mereció la
redención, en su propia manera especialmente mater-
nal. Nuestras oraciones, nuestras buenas obras, nues-
ni RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 159

LA RAZÓN DIVINA DEL PUESTO QUE MARÍA Sin embargo, vemos—por otro lado—que el Dios
que quiere tan libremente es un Dios bueno y omnis-
OCUPA EN EL PLANO DE LA SALVACIÓN
ciente. Esto significa que todo acto de dispensación
divina, a pesar de toda su libertad gratuita, es siem-
pre un acto con sentido. En el caso particular que es-
tamos considerando ahora, este acto no sólo tuvo como
resultado el que María ocupase el puesto asignado a
ella por Dios en el plan divino de la salvación, y a
discreción de Dios. Sino que, en este caso particular,
significa que ese puesto se convierte en un momento
¿Por qué Dios escogió a María? ¿Cuál fue la razón lleno de significado dentro de la totalidad de la eco-
para darle ese puesto particular en su plan de sal- nomía de la salvación. Dentro de este contexto po-
vación? Esta cuestión sintetiza todo el misterio ma- dremos aludir al motivo divino para la cooperación
ñano. Constituye el punto culminante del misterio y de María en la obra de la redención.
de la doctrina de María. El núcleo de toda la doctrina mariana se contiene
Hemos indicado ya dónde estuvo situada María, el en esta cuestión. Y, aunque la razón divina de la elec-
puesto exacto que ocupa en el plan divino de la sal- ción de María sea siempre un misterio insondable, sin
vación. Pero esto, indudablemente, no significa que embargo podremos explicitar—hasta cierto punto—su
hayamos ya completado nuestro estudio acerca del sentido interior e implícito. Esta es la tarea que va-
misterio de Cristo y de María. Tenemos que adentrar- mos a intentar realizar en el presente capítulo.
nos más aún en el corazón de este misterio. No cabe
duda de que la razón de Dios es únicamente Dios. Esta
razón es, en primerísimo lugar, un aspecto del inmen-
so amor de Dios hacia la humanidad. Es, además, una 1. EL PRINCIPIO MARIOLOGICO BÁSICO
razón absolutamente independiente de toda situación DE LA MATERNIDAD CONCRETA, PERSO-
creada o de toda clase de "determinismo natural". La NALMENTE ACEPTADA EN LA FE
voluntad de Dios es libre de todo "motivo" que pu-
diera moverla ora desde dentro ora desde fuera, es
libre de toda causa que pudiera influir en ella, y libre 1. ALGUNAS OPINIONES TEOLÓGICAS
incluso de cualquier incentivo o condición postulada.
La voluntad de Dios existe en perfecta y soberana li- Una de las funciones más útiles que el teólogo pue-
bertad. Y es, por su propia naturaleza, una voluntad de realizar es la de tratar de establecer la conexión
creadora. Dios quiere sencillamente porque quiere orgánica que existe entre los diversos misterios de la
querer. fe cristiana y, con particular referencia a María, ex-
160 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 161

plicitar—en cuanto se pueda—el misterio más impor- Padres de la Iglesia, y que vuelve a acentuar inten-
tante y básico de todos. Una explicación de este mis- samente el acto de fe de María: "Lo que la falta de
terio básico puede hacer que todos los demás miste- fe de la virgen Eva había atado, quedó desatado por
rios sean inteligibles dentro del contexto de la fe, y la fe de la Bienaventurada Virgen María" * .Esta afir-
puede arrojar clara luz sobre la razón divina para la mación concisa expresa claramente un aspecto fun-
elección particular de María. damental de la doctrina de los Padres de la Iglesia.
Antes de la herejía nestoriana, que negaba la ma- Más aún, este énfasis en el acto de fe de María no
ternidad divina de María, los Padres de la Iglesia se afecta para nada, como veremos, a la posición central
inclinaron a considerar principalmente a María como de la maternidad concreta de Nuestra Señora.
la "nueva Eva" y como el "prototipo de la Iglesia". Otra razón de que muchos teólogos se hayan sen-
Tan sólo en el Concilio de Efeso llegó a considerarse tido impulsados a abandonar gradualmente la ma-
explícitamente la maternidad de María como el mis- ternidad de María como el principio mariológico bá-
terio central de Nuestra Señora. Esta concepción se sico, es que tales teólogos han hallado muy difícil
ha mantenido hasta el presente siglo. Sin embargo, reconciliar el estado virginal de María con su poste-
algunos teólogos, desde Scheeben en adelante, se sin- rior conversión a la maternidad. Si es realmente im-
tieron obligados a definir más exactamente esta ma- posible hallar la conexión orgánica entre estos dos
ternidad, calificándola con adjetivos tales como "nup- estados, entonces sigúese de ahí que el principio ma-
cial", "espiritual y corporal" o "adecuada". Este he- riológico fundamental no puede asentarse únicamen-
cho indica con bastante claridad que la maternidad, te sobre la base de la maternidad de María.
considerada aisladamente, no puede servir adecua- Finalmente, algunos teólogos modernos han pre-
damente como principio básico en mariología. En los tendido que la maternidad de María con respecto a
últimos años, algunos teólogos han dado un paso más nosotros no podía reconciliarse con su maternidad de
todavía. Basando sus pretensiones en conclusiones sa- Cristo. Muchos han intentado resolver sus dificulta-
cadas de un estudio histórico más detallado de los de basando la doctrina mariana en dos principios
primeros siglos, no sólo han reafirmado las definicio- fundamentales: la maternidad de María y su parti-
nes patrísticas—"María, la nueva Eva", "el prototipo cipación en la redención. Para estos teólogos, estos
de la Iglesia"—, sino que, además, han propuesto de- dos principios son tan suficientemente distintos en-
finiciones tales como "María, prototipo de la huma- tre sí, que podemos considerarlos como misterios se-
nidad redimida" y "sublimes primicias de la reden- parados. Pero, al mismo tiempo, por el beneplácito
ción". Definiciones como éstas—se afirma—deberían de Dios, se encarnaron y, por tanto, se unieron en
constituir el principio básico de toda doctrina acerca una sola persona.
del tema de María.
No podemos menos de felicitarnos por esta reno-
vada visión de María, que se remonta a los primeros » St. IRENAEUS, Adversus Haereses, 3, 22, 4 (PG, 7, col. 958).
102 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 163

era el representante de toda la humanidad, tuvo—al


2. LA MATERNIDAD CONCRETA—ESPIRITUAL Y menos—algún grado de relación, por esto, con toda
CORPORAL DE MARÍA. L A ACTIVIDAD SACRA- la humanidad que iba a ser redimida. Más aún, que-
MENTAL ANTICIPATORIA DE ESTA MATERNIDAD dará bien claro que la encarnación fue, en su senti-
Y SUS CONSECUENCIAS SACRAMENTALES do concreto, una encarnación redentora, y que el fíat
de María—su aceptación de ser la madre del Mesías—
fue, al mismo tiempo, un fíat de aceptación del sa-
No pretendemos adentrarnos más en los conceptua- crificio redentor de la cruz. El co-padecimiento de
lismos y callejones sin salida que caracterizan a mu- María al pie de la cruz fue la continuación explícita
chas de las concepciones esbozadas en los párrafos de su fiat expreso con el que había aceptado la ma-
anteriores. Los que propagan tales concepciones, afir- ternidad: fue un aspecto desarrollado de su mater-
man que el "concepto" de asociación o de virginidad nidad concreta libremente aceptada.
no se incluye en el "concepto" de maternidad. Sin Hemos mostrado anteriormente que el estado vir-
embargo, al pretender esto, se olvidan de que estamos ginal de María y su maternidad no son dos misterios
tratando aquí de una realidad concreta, a la que tan separados, dos misterios—como quien dice—yuxta-
sólo imperfectamente podemos acercarnos con nues- puestos. Sino que la maternidad de María fue una
tro conocimiento conceptual. Y que, por tanto, sólo maternidad virginal: María fue madre en cuanto fue
podemos explicar muy inadecuadamente. Lo que nos virgen. Asimismo, hemos visto hasta qué punto, como
proponemos hacer aquí es intentar salir al paso de consecuencia de todo esto, la virginidad de María nos
las diversas objeciones que se han propuesto, y tra- indica un aspecto realísimo, no sólo de su materni-
tar de establecer en forma positiva el principio ma- dad (con respecto a Cristo y a nosotros), sino tam-
riológico básico. bién de su maternidad libremente aceptada en sen-
En la parte anterior de esta obra hemos intentado tido concreto.
demostrar cómo la maternidad de María y su aso- Finalmente, el énfasis particular que hemos dado
ciación en la redención no estuvieron entre sí tan a la proposición de que el principio mariológico bá-
separadas como algunos teólogos pretenden. Si tene- sico hemos de buscarlo en María como prototipo de
mos bien presente la calidad concreta de la materni- la Iglesia, nos capacita para definir más exactamen-
dad de María (María fue gobernada en todas las cosas te el punto de vista expuesto en la parte anterior de
por la dispensación y beneplácito de Dios; y el re- este capítulo.
sultado de esto no fue que Nuestra Señora quedase El fíat de María, que con tanta predilección hacían
dotada—como quien dice—desde el exterior, de dos resaltar los Padres antiguos, y la maternidad, tan
atributos separados y distintos, que vinieran a reunirse prominente en toda la doctrina mariana desde Efeso
en una misma persona): entonces no podemos menos hasta nuestros días, no son dos misterios separados
de reconocer que María, como madre de Cristo, el cual y distintos. Esto implica, por un lado, una materni-
164 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 165
dad concreta, libremente aceptada en la fe, mater-
nidad que, al mismo tiempo, coincide idénticamente nidad estuvieron, por tanto, en relación esencial el
con el estado de María de hallarse objetiva y sujeti- uno con el otro. Por consiguiente, la excepcional su-
vamente redimida, de manera excepcional y única. misión de María en la fe estuvo dirigida—esencial e
La maternidad de María no fue, ni mucho menos, una intrínsecamente—hacia la ofrenda excepcional de la
maternidad abstracta. Sino que fue esencialmente, y redención hecha en la persona de Cristo, como hijo
de todas maneras, una maternidad concreta. María, que era del propio seno de María. La maternidad de
por otro lado, fue también la "sublimemente redimi- María, por un lado, y su estado personal y sublime
da" en el sentido más completo de la palabra. Y fue de santidad redimida, por el otro, no se pueden con-
sublimemente redimida, en virtud del hecho de que cebir en aislamiento recíproco. Cada uno de ellos está
había sido predestinada para disfrutar el privilegio implicado en el otro. Y esta relación esencial que exis-
fundamental de su maternidad. Para expresar de otra te entre ambos, nos da derecho para proclamar que
manera esta misma idea: María fue, por un lado, su- la maternidad concreta de María es la que constitu-
blimemente redimida, en, por medio de, y a causa de ye el principio fundamental de todo el misterio ma-
su maternidad concreta con respecto a Cristo; por riano. La maternidad concreta de María con respec-
otro lado, María se convirtió en la madre del Cristo to a Cristo, que es el Dios-hombre redentor, esa ma-
concreto en, por medio de, y a causa de la calidad ternidad concreta libremente aceptada en la fe (la
excepcional y profunda de su fíat. Las dos maneras maternidad divina plenamente comprometida): ahí
de considerar el misterio se hallan implícitamente la tenemos la clave para la plena comprensión del mis-
una en la otra, aunque cada una está en un plano di- terio mañano y del principio mariológico básico, que
ferente. se identifica concretamente con el estado único de
La maternidad humana no es simplemente una María de hallarse objetiva y sujetivamente redimida.
función biológica. La función biológica de la mater- De esta manera, además, podemos conseguir una re-
nidad implica un compromiso personal y libre, por conciliación entre el intenso énfasis que los Padres
parte de la madre. En el caso de María, este compro- de la Iglesia, antes del Concilio de Efeso, hacían en
miso libre y personal para la maternidad significó el fiat de María, y la prominencia que se da a su ma-
que ella había aceptado sobre sí, libre y personalmen- ternidad divina en el pensamiento tradicional de la
te, una función salvadora que la vinculó, espiritual y Iglesia, desde aquel concilio. Más aún, aquellos teólo-
físicamente, de manera sumamente íntima, con el gos modernos—por un lado—que tienden a situar el
Dios-hombre Cristo, el cual es la cabeza de toda la principio mariológico básico en María como prototipo
humanidad, a la que él ha venido a redimir. Y, con- de la Iglesia, como la nueva Eva o la sublimemente
secuentemente, ese compromiso vinculó a María con redimida, tienden también a desatender el hecho de
todos nosotros. El compromiso personal de María—su que todo el contenido y significación del fiat de Ma-
sublime consentimiento hecho en la fe—y su mater- ría, de su santidad y de su estado de redención, están
determinados objetivamente por el contenido vital del
166 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CHISTO
RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 167

mensaje angélico: la maternidad con respecto al Re- privilegio, hemos de tener bien presente que la su-
dentor. Sin embargo, vemos, por otro lado, que aque- blimidad de la redención objetiva y sujetiva de María
llos que se adhieren a la antigua concepción, que deriva su significación concreta de su maternidad. El
aceptaba la maternidad de María como el principio Papa Pío XII mostró que él estaba plenamente de
básico, tienden a considerar esta maternidad en tér- acuerdo con la profundísima tradición de fe, cuan-
minos demasiado abstractos e incluso, en casos ex- do dijo que la maternidad divina de María era el
tremos, la consideran como una función puramente fundamento de todos sus privilegios.
biológica. El aspecto esencial del compromiso perso- En relación con el argumento anterior, nuestra con-
nal de María en la fe, de ese compromiso por el que cepción podremos expresarla acertadamente de la si-
aceptaba todas las implicaciones de su maternidad, guiente manera: María fue la Elegida. Ella fue redi-
no puede menos de quedar desatendido en una con- mida por su fiat—inmensamente profundo—hecho en
cepción tan unilateral como ésta. Finalmente, la otra la fe, externamente representado en su concepción
tendencia moderna, que consiste en aceptar un doble del sacramento primordial universal, el santo hom-
principio mariológico de maternidad y de asociación, bre Jesucristo, el Dios-hombre. Para decirlo con otras
acentúa también excesivamente un concepto abstrac- palabras: María fue redimida por su maternidad, en
to de maternidad e ignora las implicaciones concretas cuanto ésta fue plenamente aceptada como un com-
que se contienen en la maternidad concreta de Ma- promiso personal y libre por parte de la madre. La
ría con respecto a Cristo, el Dios-hombre, que fue concepción inmaculada de María, el estado santo en
—por vocación—la cabeza de la humanidad, a la que que ella vivió antes del mensaje angélico, su exención
él estaba llamado a redimir. del pecado y de los deseos pecaminosos, su entera re-
Así, pues, podemos considerar a María no sólo como lación con una actitud vuelta hacia Dios, en consa-
la persona "sublimemente redimida tanto en su as- gración personal como la "esclava del Señor": todo
pecto objetivo como sujetivo", sino además como el esto fue una actividad sacramental anticipadora, ac-
sujeto de la "maternidad libremente aceptada y per- tividad que precedió a su concepción en la fe (fide
sonalmente comprometida con respecto al Redentor". concepit) del sacramento primordial, Cristo. Por otro
Estos dos principios básicos de la doctrina mariana lado, todo lo que siguió a esta concepción (la mater-
son diferentes en cuanto a su formulación y acen- nidad espiritual de María con respecto a nosotros, su
tuación particular, pero son fundamentalmente idén- asociación específica—como María—en la redención,
ticos. Por eso, podemos relacionar orgánicamente to- su mediación co-meritoria de todas las gracias, su in-
dos los misterios marianos no sólo con el privilegio tercesión universal y, finalmente, su temprana glorifi-
fundamental de hallarse "sublimemente redimida", cación física y su "constitución en poder"): todo esto
sino también con el mismo privilegio, pero diferente- fue una eficacia sacramental subsiguiente. Así, pues,
mente formulado, de ser una "maternidad concreta y el misterio de María—la más hermosa creación de
libremente aceptada", aunque, con respecto al primer Cristo—aparece como un misterio orgánico, basado
168 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 169
en el privilegio fundamental de una maternidad con- ñámente en cuenta, a un mismo tiempo, el aspecto
creta libremente aceptada en la fe. Este privilegio es objetivo y el aspecto sujetivo de la redención. El nú-
el que nos proporciona la clave para una comprensión cleo esencial del misterio mariano es que María con-
plena—en la fe—de todo el misterio de María. cibió en la fe (fide concepit), que su maternidad fue
Podemos acercarnos a este misterio desde dos pun- una maternidad a la que ella se comprometió libre-
tos de vista diferentes. Por un lado, si nuestro punto mente en la fe. En consecuencia, podemos considerar
de partida es la fe como la inspiración de toda re- el misterio como un caso concreto, aunque excepcio-
cepción sacramental, tenemos que partir de la reden- nal y singular, de "redención objetiva y sujetiva" que
ción sujetiva de María o de su libre compromiso en afecta a una hija particular y especial de Adán. Pre-
la fe, a fin de llegar al punto en que podamos ver cisamente porque el corazón y centro de la calidad
cómo la apropiación personal que María hizo de su única de María hay que buscarlos en su maternidad:
redención objetiva estuvo determinada por su mater- María, aunque estaba dentro de la humanidad redi-
nidad, y recibió de ella una significación específica y mida, se halló—al mismo tiempo—infinitamente ele-
peculiar de ella. Si consideramos el misterio desde este vada sobre la comunidad de sus hermanos los corre-
punto de vista, tenemos que aceptar como nuestro dimidos. Por tanto, María no es sólo nuestra herma-
principio mariológico básico el que María es la nue- na, sino también nuestra madre, la madre del "Cristo
va Eva, el prototipo de la Iglesia y de toda vida re- total, de la cabeza y de los miembros", la madre del
dimida. Creador, la "plenamente comprometida" y, por con-
Por otro lado, es posible tomar el don sacramental siguiente, la madre maternal del todopoderoso Crea-
objetivo como punto de partida para acercarnos al dor del universo.
misterio de María. En este caso, tenemos que partir
de María (de su concepción corporal de Cristo), a fin
de arrojar luz sobre su participación sujetiva en su
propia redención y en la de todos los hombres. 2. LA MADRE EN LA IGLESIA Y MADRE
Estas dos maneras distintas de considerar el mis- DE TODO EL PUEBLO
terio no se excluyen mutuamente, ya que un verda-
dero sacramento, en el plenísimo sentido de la pala-
bra (es decir, en el sentido de sacramento fructífero), 1. LA RAZÓN DIVINA PARA LA ELECCIÓN
contiene en sí mismo tanto una recepción en la fe DE MARÍA
como una total sumisión en la esperanza y en el amor.
Por este motivo, una doctrina mariana compre- En la parte anterior de esta obra hemos mostrado
hensiva, que pretenda abarcar y sintetizar todos los que la actividad de María se concibe únicamente den-
misterios de María en un solo conjunto orgánico bajo tro del contexto de la redención aportada por solo
un solo principio mariológico básico, ha de tener ple- Cristo. Pero que, no obstante, María—como la Madre
170 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 171

de Dios—estuvo dotada de función salvífica universal acordarse siempre de nosotros, que somos sus amados.
dentro de este plan de salvación: función que sólo Estos textos indican, ciertamente, que el amor de Dios
ella podía cumplir por razón de su calidad maternal, hacia la humanidad, tal como se ha manifestado en
de su concepción corporal y de su receptividad espi- el Redentor, es verdadero amor maternal. Sin embar-
ritual. Fue voluntad de Dios el que esta calidad ma- go, el hombre Jesús, en cuanto tal, no puede mani-
ternal desempeñara un papel esencial en la dispen- festar esa generosidad, esa dulzura, ese cariño tierno,
sación divina de la gracia. En este sentido, el estado ese "algo" que es propio de una madre. Tal manifes-
de María de ser madre de Cristo y madre nuestra ex- tación sólo es posible en un ser femenino, maternal.
plica algo de la redención de Cristo, un elemento que Y Dios eligió a María para representar en su persona
no está explicado—él mismo—en el acto de la reden- ese aspecto maternal. Tal es, según parece, la razón
ción de Cristo, y que no puede siquiera explicarse en básica de que una mujer, una madre, haya desempe-
dicho acto. Tal elemento es la cualidad femenina y ñado un papel en la redención. La actividad de María
maternal de la bondad. La bondad del amor redentor es esencialmente una función maternal.
de Dios es una bondad paternal y maternal. "Con No obstante, estemos completamente seguros de que
amor eterno te he amado", leemos en el Antiguo Tes- la intervención salvadora de María está—¡qué duda
tamento (Jeremías 31, 3). El profeta Oseas describe cabe!—perfectamente sintonizada con Cristo, y que
el amor maternal de Yahvé hacia su pueblo: "Cuan- no resta lo más mínimo a la función única que Cris-
do Israel era muchacho, yo lo amé... Yo... enseñaba to tiene como Redentor. No perdamos de vista el he-
a andar a Efraím, tomándole de los brazos; y no co- cho de que la virginidad de María forma parte esen-
noció que yo le cuidadaba. Con suaves brazos los atra- cial de su calidad de madre. María es una mujer y
je, con lazos de amor; y era para ellos como quien madre virgen. Como tal, el amor de María hacia sus
alza a un niño contra su mejilla, me inclinaba hacia hijos nunca es exigente ni posesivo. María no preten-
él para darle de comer" (11, 1.3.4). En Isaías halla- de jamás reservarse para sí el amor de ellos. La úni-
mos también expresiones del amor maternal de Yah- ca meta de su amor maternal de virgen es conducir
vé: "¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin a sus hijos hacia el amor de Cristo. Toda la solicitud
compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque maternal de María está orientada hacia Cristo.
ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las
Este amor maternal y virginal de María que trata
palmas de mis manos te tengo tatuada" (Isaías 49,
siempre de orientar el amor de sus hijos hacia Cris-
15-16). En este último pasaje, el profeta compara a
to, podríamos ilustrarlo abundantemente con innume-
Yahvé con una doncella prometida que, según la cos-
rables ejemplos tomados de la vida de los santos. Y
tumbre de aquellos tiempos, había inscrito—tatuado—
también todos nosotros, en un momento u otro, ex-
el nombre de su amado en las palmas de las manos.
perimentamos algo parecido en nuestras vidas. Asi-
También Dios ha escrito nuestros nombres en la pal-
mismo, muchos pecadores, que han perdido su fe en
ma de su mano, de tal suerte que no puede menos de
Cristo, siguen permaneciendo abiertos a la ternura que
172 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL P U E S T O DE MARÍA 173

se maniíiesta en su "Madre María", y, a pesar de mente a los labios del cristiano, cuando se encuentra
todo, no dejan nunca de ser "hijos de María". Siem- en alguna aflicción, es "¡María!" María es la que nos
pre es posible que, mientras permanezcan abiertos a capacita para participar en el sacrificio de Cristo con
María, encuentren quizás de nuevo a Cristo, en el úl- espíritu de mansa sumisión. El creador de toda bon-
timo instante. Otro ejemplo de esto es la caracterís- dad, la Bendita Trinidad que envió a la Segunda Per-
tica ternura de la devoción católica, en contraste con sona para redimirnos, y decretó que esa segunda Per-
la relativa severidad de los protestantes. Es verdad, sona naciera—en sentido real—como Hijo de María,
indudablemente, que una raza o un pueblo, por ejem- ¡tenía profundo conocimiento y comprensión del co-
plo, los países mediterráneos, pueden dar su forma o razón humano! Tan sólo contemplando juntos a Cris-
colorido especial a las prácticas católicas. Y es ver- to y a su madre, podremos captar plenamente la idea
dad también que estos matices pueden deberse, y se de la "dulzura" de la cruz. La redención, considerada a
deben frecuentemente, a una forma híbrida más que esta luz, en su pleno sentido humano, nos remonta
a una forma pura de devoción mariana. Pero, al mis- no sólo hasta el Dios-hombre, sino también hasta la
mo tiempo, nadie—posiblemente—podrá negar que la cualidad virginal, femenina y maternal de la madre
devoción católica, como tal, está caracterizada por la del Dios-hombre. Esta perspectiva nos capacita tam-
ternura, la delicadeza, e incluso por una sencillez fi- bién para contemplar la redención cristiana como la
lial y amorosa. Y la única explicación adecuada de más encumbrada exaltación de la humanidad. La re-
esto es que el católico va creciendo y desarrollándose dención, llevada a cabo por Dios mismo a través de
en la fe, en compañía de la más amorosa y amable la naturaleza humana, es plenamente humana porque
de todas las madres, la Mater Amabüis, ¡la Virgen de nos fue dada por el hombre Jesús y por su madre y
la sonrisa! El católico, que va creciendo en estrecha madre nuestra. La mujer desempeñó un papel esen-
intimidad con María, aprende generosidad viendo el cial en el primer pecado y en la caída. La nueva Eva
ejemplo de una bondad sin límites y casi despilfarra- cumplió una función femenina sublime en el plan de
la redención. "Los creó hombre y mujer." María es la
dora, que envuelve todos los sacrificios marianos, in-
dulzura del cristianismo: "Vida, dulzura y esperanza
cluso el sacrificio último de Cristo (porque Cristo en
nuestra."
la cruz siguió siendo, por encima de todo, el verda-
dero Hijo de María, y sintió el bálsamo consolador María fue la madre de Jesús. Esto significa que Je-
del cariño de su madre, durante la crucifixión), los sús, en cuanto hombre, fue criado por María y por
envuelve—digo—con infinita ternura, y hace que, José. Esto es, indudablemente, un gran misterio, y
para el cristiano, la vida sea más fácil y soportable. muy difícil de entender para la mente humana. Sin
El "yugo de Cristo no es pesado": y no cabe la menor embargo, hemos de afirmar el dogma de que Cristo
duda de que María desempeña un papel importante fue verdadero ser humano, y de que—como tal—tuvo
en cuanto a aliviar las cargas del cristiano. No nos que ser criado y educado (en el más estricto sentido
sorprenderá que la exclamación que acude espontánea- de la palabra) por su madre. Las cualidades humanas
174 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 175

y el carácter de Jesús se formaron y fueron influen- la familia, las relaciones entre el padre y la madre
ciadas por las virtudes de su madre. Y cuando la Es- están tan delicadamente entretejidas, que nunca po-
critura nos dice que Jesús pasó por tierra de Israel dremos deslindar nítidamente ni calcular separada-
haciendo el bien en derredor suyo, y nosotros nos mente el papel desempeñado por cada uno de los pa-
damos cuenta de que esa bondad humana fue el amor dres. El padre y la madre están indivisiblemente uni-
de Dios traducido a expresiones humanas, hemos de dos. Y lo que Dios ha unido, el hombre no podrá se-
reconocer—además—que María tuvo también su par- pararlo. La paternidad del uno está asociada con la
ticipación maternal en la interpretación cristiana de actividad maternal de la otra. Y ésta, a su vez, se
ese amor de Dios. Es una experiencia humana general identifica con la admirable actividad del padre, a la
el que los rasgos de la madre se reconozcan en el hijo. que la mujer apoya con toda su ternura maternal. Lo
Y así ocurrió también en el caso de María y Jesús. La que hace el padre, lo hace también la madre, pero de
función de María en la encarnación no quedó com- manera maternal. La presencia de la madre está tan
pleta después de haber nacido Jesús. Fue una tarea impregnada de presencia maternal, que la sentimos
continua, que llevaba consigo la formación humana aun en el hogar vacío. Es una atmósfera inexpresable,
del muchacho, según iba creciendo de la niñez a la que envuelve y calienta a todos los que viven en ella
adolescencia, y de la adolescencia a la adultez. La ma- y la respiran.
nera concreta con que esto se fue efectuando, es algo Algo de esto sucede en la vida de su familia, de la
que queda oculto a nuestros ojos. Tan sólo María co- familia de Jesús y María, que es la Iglesia. Cristo y
noció los secretos de la educación de Jesús, y los con- solo Cristo—y Dios en su humanidad—fueron respon-
servó en su corazón. María, su madre, conservó el sables de todo. Pero, en la Sagrada Familia, María
secreto de los primeros balbuceos de Jesús, y los iba llegó a ser la parte maternal, con el resultado de que
meditando en su corazón. Y no podemos dudar de que todo lo que ocurrió en la familia, quedó afectado por
la primera palabra que Jesús pronunció cuando niño, la cualidad maternal de María. Considerando las co-
fue: "¡mamá!" sas a esta luz, podemos afirmar que María fue respon-
Los teólogos se angustian constantemente por con- sable también de todo, como Madre que era del Re-
finar la actividad maternal de María y reducirla a fór- dentor y de la redención. La redención de Cristo nos
mulas teológicas. Se afanan por medir con toda exac- fue ofrecida por Cristo en su Iglesia, saturada—como
titud la participación de María en la redención, y por quien dice—de esta cualidad maternal. Así, pues, todo
compararla—hasta en los más pequeños detalles—con el ser de María, toda su actividad, redundaba en esto:
la actividad redentora de Cristo mismo. Pero, difícil- como madre, ella estaba convirtiendo constantemente
mente podrías responderme, si yo te preguntara: "¿De en expresiones maternales todo lo que Cristo pensaba,
quién podemos afirmar que depende últimamente la deseaba, sentía y hacía, con respecto a nuestra sal-
vida de familia: del padre o de la madre?" Sería bas- vación. Este proceso de conversión continúa aún, ¡ qué
tante difícil dar respuesta clara a esta pregunta. En duda cabe! María es la traducción y expresión eficaz
176 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARlA 177

—en términos maternales—de la misericordia, gracia para su actividad maternal en servicio del Reino de
y amor redentor de Dios, que se nos manifestaron (en Dios. Su asentimiento al mensaje angélico convirtió
forma visible y tangible) en la persona de Cristo, Re- realmente a María en la madre del Dios-hombre,
dentor nuestro. Su poder maternal, María lo sacó del nuestro Redentor, y de este modo la convirtió inme-
hecho de estar tan cercana a Cristo, que era su pro- diatamente en la madre espiritual de toda la huma-
pio Hijo, su Redentor y el nuestro, y que emanaba nidad que aguardaba la redención de Cristo. La co-
poder. Esto no diñere, ni mucho menos, de la activi- munión maternal de María con su Hijo crucificado,
dad normal de Cristo. Pero, en el caso de María, con- nuestro Redentor, la convirtió inmediatamente en la
tenía un elemento único e irreemplazable, ya que im- madre tierna de toda la humanidad redimida. Como
plicaba su participación (de María) como madre de él resultado de su experiencia de Pentecostés, María ad-
(de Jesús). quirió conciencia madura de su tarea maternal den-
Esto nos puede ayudar también a entender el des- tro del mundo redimido. Finalmente, la asunción de
arrollo dogmático del misterio mañano. La realidad María a los cielos, y su glorificación espiritual y físi-
concreta, expresada con gran sencillez por el escueto ca la convirtieron en reina y madre. Ahora, como ma-
hecho bíblico: "María, la madre de Jesús", abarca dre glorificada, ella está "en poder". Al disfrutar de
todo el dogma mariano. Todas las demás definiciones la visión beatífica que le ha sido concedida por Cris-
de fe que se refieren a María, no hacen más que deta- to glorificado, María tiene conciencia clara e intuiti-
llar o desplegar la riqueza incluida en esta materni- va de su tarea maternal y conoce íntimamente a to-
dad concreta. dos los hombres en sus circunstancias individuales y
Por lo demás, la maternidad no se reduce única- en sus tristezas y preocupaciones concretas. En el cie-
mente al instante del alumbramiento. Es un largo lo, María se interesa por cada uno de ellos. Y utiliza
proceso, un desarrollo hacia una plena maternidad su amor maternal para socorrerlos, a fin de que se
durante toda la vida: un desarrollo en el cual la ple- cumpla plenamente el reino de su Hijo.
na y madura maternidad se alcanza únicamente por Lo que pretendemos expresar al decir que María es
la acción y la reacción entre la madre y el hijo. Por la corredentora, la medianera de todas las gracias, o
tanto, la maternidad divina de María, su comporta- la que dispensa gracia e intercede por todos los hom-
miento maternal hacia Cristo, Salvador nuestro, y bres, no es—ni más ni menos—que esto: María está
por consiguiente su maternidad espiritual hacia nos- "en poder" como madre glorificada de la redención
otros, no pueden reducirse a la fe y al amor de un llevada a cabo únicamente por Cristo, como la madre
solo instante. Son una realidad progresiva. Nuestro que se identifica por completo a sí misma—en amor
estudio nos permite esquematizar esta evolución ma- maternal—con los actos redentores de su Hijo, nues-
terna de la siguiente manera: tro Redentor. Para decirlo con otras palabras: den-
Su inmaculada concepción y su vida virginal pre- tro de la Comunión de los Santos, la Madre de Jesús
pararon a María para su ulterior maternidad pura y disfruta de la más íntima comunión con el único Re-
MARIA. MADRE DE LA REDENCIÓN. 12
178 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CEISTO
RAZÓN DIVINA DEL P U E S T O DE MARÍA 179

dentor. Los diversos títulos que se dan a María no son


más que otras tantas expresiones de esta sola reali- que hasta entonces había estado latente, pudo lo-
dad fundamental. Más aún, sobre la base de esta mis- grar mayor claridad. "¡Ahí tienes a tu madre!": es-
ma realidad, todos estos títulos quedan reducidos a tas palabras de Cristo en la cruz forman—como quien
sus proporciones exactas. dice—la definición dogmática de Cristo: definición
que, desde entonces, la Iglesia ha refractado, convir-
La Iglesia revela sólo a través de afirmaciones sepa-
tiéndola analíticamente en abundantes y separados
radas la inexpresable riqueza que se contiene en la
dogmas. Los católicos no deberían asombrarse de la
imagen de la "madre del redendor del mundo". Las
evolución—al parecer, tremenda—que va desde la
líneas estructurales básicas de esta imagen de María, imagen evangélica de María hasta la visión dogmá-
la madre, las primeras líneas que han construido su tica de Nuestra Señora. La razón básica de la dife-
retrato, fueron apareciendo sólo lentamente, con el rencia de actitud que hay entre los católicos y los
correr del tiempo. Hemos alcanzado ya el estado en protestantes con respecto a María, en cuanto a la
el que nada queda por descubrir, en cuanto a la es- esfera del culto: hay que buscarla, indudablemente,
tructura básica se refiere. Sin embargo, nunca agota- en las diversas concepciones dogmáticas de Cristo y
remos nuestra búsqueda del contenido y significación en el hecho de que nosotros, los católicos, no vacila-
de los esenciales rasgos maternales de la imagen. Esto, mos en llamar a Nuestra Señora la madre del Dios
indudablemente, se puede comparar con nuestra ex- redentor en humanidad. Por otro lado, los protestan-
periencia en el nivel puramente humano: nuestra tes—hermanos nuestros en la fe—parece que no cap-
comprensión íntima de la naturaleza de nuestra pro- tan el sentido hondo y fundamental de esta gran rea-
pia madre, acá en la tierra, se va haciendo más pro- lidad, "Dios en humanidad". Y, en consecuencia, no
funda, según vamos creciendo en edad, y según nues- logran vislumbrar toda la hondura de la maternidad
tra inteligencia gradual de esa mujer como nuestra de María. Al mismo tiempo, interpretan erróneamen-
madre va revelando nuevos horizontes de los que no te la esencial cualidad maternal de María, al negar
fuimos explícitamente conscientes durante los prime- la cooperación personal y meritoria del hombre en
ros años de nuestra vida. La Escritura y la compren- su propia salvación. Probablemente, esta especial con-
sión de los Apóstoles acerca de "María, la madre de cepción errónea es la causa de sus ulteriores malen-
Jesús" proporcionaron la base para una intuición tendidos en cuanto a la verdadera grandeza de Maria
que se ha ido haciendo más y más clara con el correr y al puesto sublime que ella ocupa en el aconteci-
del tiempo en la vida de fe de la Iglesia. Así, pues, las miento de la encarnación. Así, pues, la actitud carac-
ulteriores definiciones dogmáticas de la Iglesia se terísticamente protestante hacia María no sólo da su
pueden considerar como palabras gozosas que se nos colorido a la visión dogmática protestante de la fe.
han sugerido, mientras que nosotros teníamos en la Sino que constituye, también, la base de la espiritua-
punta de la lengua lo que queríamos y éramos inca- lidad protestante, en cuanto es distinta de la católica.
paces de expresar. De este modo, la posesión santa
180 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 181

2. MARÍA, MADRE EN LA IGLESIA Y MADRE Santo, permiten—con esperanza y amor—ser capta-


DE TODOS LOS PUEBLOS dos por el acto redentor llevado a cabo por el Cristo
viviente, y se agrupan alrededor de él. Los miembros
de esta Iglesia constituyen el nuevo Pueblo de Dios.
Aunque la cuestión acerca de la maternidad de Ma- Considerada a esta luz, la Iglesia es la congregatio
ría sobre todos los pueblos ha recibido ya—funda- fidelium, la comunidad de gracia y de fe, compuesta
mentalmente—una respuesta en la sección anterior: por todos los que pertenecen a Cristo y aguardan la
sin embargo es necesario que volvamos a considerar gloriosa parousía del Señor.
todo este tema a una luz distinta, a la luz de Ma- Ahora bien, puesto que se trata de la salvación de
ría y la Iglesia, ya que el problema de María, como seres humanos, esta comunidad tiene que ser también
tipo de la Iglesia, ha recibido cierto énfasis en la ma- una sociedad visible. El carácter social del hombre
riología contemporánea. Un examen de este aspecto constituye una base natural para la Iglesia como co-
de la función de María arrojará también luz sobre el munidad visible. Sin embargo, ese carácter social no
puesto que María ocupa en nuestra "redención suje- proporciona, en sentido concreto, el fundamento de
tiva" sacramental. la comunidad visible de la Iglesia. Como comunidad
Este sentido concreto de la encarnación hay que visible de gracia en Cristo, la Iglesia no está construi-
buscarlo en el hecho de que el Dios-hombre, en su da—como quien dice—de abajo hacia arriba, desde
actividad redentora, es—por vocación—el represen- sus cimientos hacia la altura. Sino que está construi-
tante del género humano. En este sentido, Cristo mis- da desde lo alto—desde su punto más elevado—hacia
mo es—representativamente—la Iglesia. El sacrificio abajo. La Iglesia procede de Cristo mismo. El Cristo
de la cruz es el sacrificio de toda la humanidad: la celestial continúa su obra de redención entre nos-
"redención objetiva" hay que buscarla precisamente otros, en una comunidad religiosa separada, en una
en este hecho. La Iglesia nació en la cruz 2. comunidad establecida por él acá en la tierra. Cristo
perpetúa su obra redentora en la Palabra y en la vida
No obstante, la redención ha de cumplirse aún en sacramental de la Iglesia. La Iglesia—y esto incluye
nosotros. La pertenencia general al pueblo de la Igle- también la estructura jerárquica de la Iglesia—es la
sia, pertenencia ganada por Cristo en la cruz en favor extensión visible en la tierra, es la extensión visible
de todos, debe individualizarse en una realidad —digo—de Cristo, que está invisible en el cielo. La
personal. En este sentido, la Iglesia es la comunidad obra redentora de Cristo se hace actualmente visible
de los creyentes, los cuales, inspirados por el Espíritu para nosotros en y por medio de la Iglesia, es decir,
en la palabra y en el sacramento, a fin de que nos-
s
"Morltur Christus u t fíat Ecclesla" (San AGUSTÍN, In Joh. otros podamos confrontarnos personalmente con ellos.
Evang., tract. 9, n.° 10; véase también la encíclica pontificia
Mystici Corporis, en AAS [1953], p . 204).
Al ministerio apostólico—a la jerarquía eclesiásti-
ca—le fueron confiados la palabra y el sacramento.
182 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 183

Cristo estableció los primeros principios de la estruc- bargo, es interesante que, históricamente hablando,
tura jerárquica de la Iglesia como una comunidad se dijera que la Iglesia era nuestra Madre, aun antes
de fe, en la palabra, en el sacramento y en el minis- de que a María se le diera este título. No obstante, la
terio apostólico, aun antes de que la Iglesia existiera idea de la maternidad de María es la que inspiró la
como comunidad de creyentes. "Los Apóstoles y sus de la maternidad de la Iglesia. A la Iglesia se la llamó
sucesores son los representantes de Dios [de Cristo] originalmente "nuestra Madre" como resultado del
para gobernar a la Iglesia, la cual ha sido estableci- sentimiento implícito de que María es la madre de
da por medio de la fe y por medió de los sacramentos todos los redimidos. Lo indica claramente el hecho de
de la fe" 3. que los Padres de la Iglesia, casi inconscientemente,
Así, pues, podemos considerar a la Iglesia como tendían a considerar a la Iglesia—en los primeros si-
Cristo visible y sacramental. Considerada de esta ma- glos cristianos—a través de la figura de la Madre de
nera, la Iglesia tiene doble función: (1) Es la sacra- Dios.
mentalización visible del Cristo celestial, por medio
de la cual él realiza en la tierra la comunidad de fe
y amor, es decir, la Iglesia como comunidad de gra- a) Maña, tipo de la comunidad
cia. Durante la vida terrena de Jesús, todo encuentro eclesial redimida
con el Dios vivo fue un encuentro sacramental con
el hombre Jesús, porque su humanidad constituía el Como Pueblo Escogido, los judíos constituían el tipo
signo sagrado eficaz de dicho encuentro. Exactamen- del nuevo Israel o de la Iglesia. La intención salví-
te de la misma manera, después de la ascensión de fica divina que se oculta en esta verdad, es que la
Jesús, encontramos a Dios en la Iglesia visible, en la humanidad misma—con espíritu de amor—tiene que
cual la santa humanidad de Cristo viene sacramen- hacer un don al Dios redentor de su humanidad: esa
talmente a nuestro encuentro. La Iglesia es una co- misma humanidad en la cual y por medio de la cual
munidad santiflcadora. (2) La Iglesia es, al mismo Dios nos ha redimido realmente desde dentro. En efec-
tiempo, la expresión visible, la visualización, de la co- to, el Dios redentor ha llevado a cabo esto, él mismo,
munidad interna de fe y amor de todos los que están en la historia humana, realizando una historia de
bautizados en Cristo. En este sentido, la Iglesia es la salvación dentro de la historia catastrófica de la
una comunidad de adoración. humanidad. El Dios vivo ha penetrado, más de una
La comunidad interna de gracia y el organismo vez, en la historia humana para invertir el sentido
externo sacramental constituyen juntamente el úni- de la historia pecadora del hombre, por medio de
co cuerpo místico de Cristo. su gracia; y para cambiar el rumbo de esa historia,
Se dice que esta Iglesia es nuestra Madre. Sin em- por medio de un acto salvador. En primer lugar,
Dios inició un proceso de selección. Escoge a un solo
3
St. THOMAS, Summa Theol., III, q. 64, a. 2, ad 3. hombre de entre todo el género humano—a Abram—,
184 LA MÁS HEBMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 185

y pone a prueba su fe, con la idea de convertirlo en atribuyen a María en la Letanía de la Virgen. Títu-
primer antepasado, en el padre de un pueblo esco- los como Arca de la Alianza, Puerta del Cielo, Refu-
gido, por medio del cual habría de venir la salvación gio de los Pecadores, Torre de David, y muchos otros,
al mundo. Este proceso selectivo se fue definiendo se atribuyeron inicialmente a Israel y a la Iglesia.
más claramente con el correr del tiempo, hasta que Y tan sólo más tarde se atribuyeron a María. El
en las mentes de los hombres fue cristalizando la misterio de la Iglesia y el misterio de María se han
idea del Dios "que ha de venir". Finalmente, el "Li- esclarecido siempre el uno al otro.
naje Escogido" se identificó con una sola persona: Esta función mediadora para la salvación de la
la virgen de Nazaret. La humanidad, informada por humanidad, fue únicamente la obra del amor elec-
la gracia, se iba trasladando gradualmente hacia la tivo de Dios: Elegit eam Deus et praeelegit eam. Sin
plenitud del tiempo. Y este movimiento podemos con- embargo, por otro lado, una elección de esta clase
siderarlo como un proceso de purificación que llegó no podía menos de imponer tremendas condiciones,
a su más alta expresión en la persona de la Imma- por las cuales la especial función de María se con-
culata. María fue el exponente del Linaje Escogido, virtiera—al mismo tiempo—, como quien dice, en el
del Pueblo Judío, el cual fue—a su vez—el tipo de resultado de un total compromiso sacrificial en la
la Iglesia que había de venir. De este modo, María fe (de excepcional profundidad) por parte de aque-
fue el punto de contacto entre el Antiguo Pacto y el lla persona que había sido escogida como primicias
Nuevo 4 . De este modo, la cumbre de la expectación del pueblo de Dios, que también era su pueblo (de
mesiánica se convierte en la cumbre de la realiza- ella), y para que dirigiese ese pueblo hacia la sal-
ción mesiánica. María, que es la más receptiva de vación. Esta fe sacrificial incondicional por parte del
entre todo el Linaje Escogido, se convierte en la hombre escogido para ser el padre del Pueblo Esco-
más colmada de dones que hay en el Reino de los gido, o por parte de la mujer escogida para conver-
Cielos. Y, de esta manera, el pueblo escogido por tirse en la madre del género humano, esta fe—digo—
Dios se convirtió—en Maria—en la "esposa sin man- era una necesidad absoluta. El Pueblo de Dios es pri-
cilla" a que se refiere el profeta Oseas (Oseas 2, merísimamente una comunidad de creyentes. Y esto
14-24). La función mediadora que el pueblo judío aparecerá como "típico" en la fe de la persona en la
cumplió (como vehículo de la promesa universal de que quede personificada la fe de todo el pueblo. Esta
Dios de salvar a todos los hombres), se concentró fe incondicional es la primera condición para la pro-
en una muchacha judía: María. María fue la Hija mesa y para el cumplimiento de esa promesa. Este
de Sión personificada. No deberíamos pasar por alto hecho aparece clarísimamente en los tres casos "tí-
un rasgo característico de numerosos títulos que se picos" de Adán, Abraham y María.
1
"DIcendum auod beata Virgo fuit confinlum Veteris et Novae
Legis, sicut aurora diel et noctis" (St. THOMAS, In IV Sent., d. 30,
1) El primer "tipo" de humanidad religiosa fra-
q. 2, a. 1, sol. 1, ad 1). casó. En el relato primitivo acerca de la historia de
186 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 187

Adán, se nos cuenta cómo la fe del "primer hombre" mujer, sino con Agar, la criada. Según el derecho
fue puesta a prueba. Si hubiera salido victorioso de que estaba en vigor en Mesopotamia, ese niño era el
esta prueba de su fe, entonces—en este hombre—se heredero legítimo de Abraham. Pero Dios no lo entien-
habría concedido una bendición para toda la huma- de así, y renueva su promesa. El Dios paciente no
nidad. El mandamiento soberano de Dios, que—apa- toma muy en serio la incredulidad de Abraham y Sa-
rentemente—era arbitrario (pero no conocemos su ra, pasando por alto sus risas y falta de fe. Final-
contenido real, el cual está expresado a través de mente, ante la insistencia de Yahvé: "¿Hay para Dios
imágenes primitivas), mandamiento que autorizaba alguna cosa difícil?" (Génesis 18, 14), Abraham
para comer de tal o cual árbol, pero que prohibía co- aprende a creer en Dios. Viene entonces el naci-
mer de tal otro: fue el escollo en el que tropezó y miento de Isaac. Sara había tenido un hijo, a su
se oscureció la fe de Adán. Le faltaba espíritu de edad avanzada. Y la antigua sonrisa de incredulidad
abandono total. No se sometió incondicionalmente a desapareció ante el triunfo de Dios (véase Génesis
la fe sacrificial. Y, entonces, la incredulidad de Adán 17, 17-19). Ahora le tocaba reír a Dios por tal triunfo.
le convirtió en el "tipo" de la humanidad caída. En La fe de Abraham no está aún suficientemente
él todos nos convertimos en pecadores. probada. Su confianza no es total ni su abandono
absoluto. Así que Dios va a dar a Abraham una nue-
2) "¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a ha- va oportunidad. Porque, aunque el Señor es inexora-
cer?... Abraham se convertirá en nación grande y ble en sus exigencias, sin embargo no coacciona a
poderosa, y en él serán benditas todas las naciones nadie. Cuando Isaac era ya muchacho, Dios ordena
de la tierra" (Génesis 18, 17-18). Esta elección se a Abraham que le sacrifique el hijo de la promesa 5 .
realizará en la historia, con la condición de que la ¡Prueba, que era una verdadera paradoja! Sin em-
fe de Abraham sea sometida a prueba. Yahvé ordena bargo, Abraham, esperando contra toda esperanza,
a Abram que abandone su país, con su mujer es- se pone en brazos de Dios. Cree lo que es humana-
téril, para dirigirse a una tierra desconocida que su mente imposible. Y se convierte, de este modo, en el
futura descendencia recibirá como heredad. Pasado antepasado del Pueblo Escogido: en el tipo de la co-
bastante tiempo, Abraham siente inquietud, pregun- munidad religiosa de Israel—una comunidad basada
tándose si Dios cumplirá su promesa. Dios le repite en la fe—, y que era figura de la Iglesia. Abram se
su promesa, y le anuncia—como prenda—que su mu- convirtió en Abraham.
jer estéril va a dar a luz un hijo. Y acentúa, al mis-
mo tiempo, la importancia de que Abraham siga cre-
yendo en esta promesa. Pero Abraham, como muchos 5
Sea cual sea el sentido histórico de este pasaje (la abroga-
de sus semejantes que no tienen—en tales casos—la ción, por parte de Abraham, del sacrificio del hijo mayor), la
paciencia de Dios, busca entonces garantías humanas, piedad del Antiguo Testamento le ha atribuido posteriormente u n
sentido más profundo. Véase, igualmente, la Carta de San Pablo
y se las procura teniendo un hijo no con Sara, su a los Romanos, capítulo 4, versículos 1-22.
188 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 189

3) La madre de la nueva comunidad de fe se vio sios 5, 25-27). En primer lugar, Cristo realizó esto
sometida a la misma prueba paradójica. Un día sería plenamente en su madre María. Toda la vida de la
madre del poderoso Rey-Mesías. En el primer capí- Iglesia a través de su historia no es ni más ni menos
tulo hemos mencionado las contradicciones a las que que un crecimiento, una ascensión hacia la imagen
la fe de María tuvo que hacer frente, y cómo ella se de la Madre de Dios. Lo que ya se ha cumplido ple-
abandonó en brazos de Dios ante aquel insondable namente en María, se halla todavía en proceso de
misterio, sobre todo cuando Dios la hubo sometido desarrollo en la Iglesia acá en la tierra. La parousía
a una prueba parecida a la de Abraham. Esta prue- —la glorificación y la asociación (corporal y espiri-
ba sucedió en el Calvario, cuando el hijo de María, tual) del hombre redimido con Cristo en su triunfo—
sobre quien reposaba—según el mensaje angélico— ha tenido ya lugar en María y sólo en María. Como
la promesa de un reinado inmortal, moría (al pare- dice Santo Tomás: "La verdadera Iglesia, nuestra
cer) sin la menor esperanza. Y conste que entonces Madre, está en el cielo. Nosotros vamos creciendo ha-
no hubo un ángel que, como en el caso de Abraham, cia ella. Y toda la realidad de la Iglesia militante
detuviese—en el instante supremo—la mano que iba (en la tierra) reside precisamente en su conformidad
a consumar el sacrificio. A María se le exigió que con la Iglesia celestial" 7. La inmaculada Virgen-Ma-
confiara sin reservas en aquel misterio. Así, pues, dre que es la Iglesia, es una realidad escatológica,
María, por su cooperatio caritatis6, y por su fe y una visión de la futura realidad celestial. Sin em-
amor materno y sacrificial, que no imponían condi- bargo, esta realidad se ha cumplido ya en la Assump-
ciones algunas, llegó a ser la madre del nuevo Pue- ta, aunque en la tierra la Iglesia, nuestra Virgen-
blo de Dios, del pueblo rescatado por Cristo. Madre, sigue estando en peregrinación. En este sen-
María, única entre todas, tomada del linaje de los tido, María hace que la Iglesia—acá en la tierra—
hombres, fue redimida para convertirse en primicias sea una Iglesia real, ya que la Iglesia celestial, se-
de la redención. Esto quiere decir: María fue redi- gún Santo Tomás, es la verdadera Iglesia, de la cual
mida para representar típicamente en sí, como ma- se deriva la Iglesia acá en la tierra, que sólo por ella
dre, lo que ha de ser toda la Iglesia: fidelidad vir- se puede llamar Iglesia real.
ginal a Cristo y fecundidad maternal. En este con- Por eso, María es el prototipo de toda la Iglesia. Y,
texto, está muy acertado lo que San Pablo dice acer- hasta ahora, la Iglesia sólo en María es plenamente
ca de la Iglesia y de las relaciones de Cristo con la la Iglesia. La palabra typos—tipo o prototipo—, que
Iglesia: "Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí los Padres de la Iglesia utilizan en relación con esto,
mismo por ella, para santificarla y purificarla..., para no significa sencillamente un ejemplo, un patrón o
que apareciese ante él como una Iglesia gloriosa, sin un modelo. Sino que se refiere primerísimamente a
mancha ni arruga..., sino santa e irreprensible" (Efe- una figura humana, a una persona cuya historia y

7
• San AGUSTÍN, De S. Virg., 6, 6 (PL, 40, col. 899). St. THOMAS, In ad Ephes., c. 3, lect. 3.
190 LA MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 191

condición final manifiestan claramente las intencio-


nes salvíficas de Dios hacia su pueblo escogido. Sus b) El puesto de María en la comunidad
intenciones con respecto a la Iglesia, Dios las mani- eclesial de gracia y su relación con la
fiesta claramente en la imagen perfecta de la Vir- Iglesia sacramental y jerárquica
gen Madre. Más aún, la palabra "tipo" no se refiere
exclusivamente a una imagen estática que hayamos En toda comparación entre María, la Virgen Ma-
de contemplar: un modelo que debamos admirar y dre, y la Virgo et Mater Ecclesia, es imprescindible
conforme al cual debamos moldear nuestras vidas. que tengamos bien presente una distinción funda-
Sino que se refiere, más bien, a algo mucho más mental.
dinámico: a un poder salvador. Pretende mostrarnos Al decir que María es el prototipo de la Iglesia, es
que María, como "tipo" de la Iglesia, se consagró per- necesario distinguir entre aquel aspecto de la Iglesia
sonalmente a la tarea de ayudar a que se produzca que hemos caracterizado como la comunidad de gra-
en los demás miembros de la comunidad eclesial lo cia, y aquel otro aspecto en que se considera a la
que ya había sido realizado "típicamente" por Cris- Iglesia como una institución sacramental y jerár-
to en la vida de ella. Puesto que María, como Ma- quica. Tan sólo en el primer aspecto podemos con-
dre, es el tipo de la Iglesia: ella es capaz de cooperar siderar a María como el tipo de la Iglesia. No cabe
maternalmente en la obra de la Iglesia, edificada y la menor duda de que María constituye el punto cul-
extendida por Cristo. Únicamente en este sentido po- minante de la comunidad de gracia con Cristo en la
demos llamar a María "Madre de la Iglesia"; es de- Iglesia. La gracia de María es el más alto ideal que
cir: la Iglesia le debe a María su propio carácter se puede alcanzar en la vida cristiana redimida. Se-
maternal. mejante pleamar, semejante afluencia de gracia,
Tenemos, pues, que reconocer la verdad de aque- contiene también un poder universal, capaz de ejer-
lla afirmación de San Agustín: "María es parte de cer influencia sobre todos los hombres y capaz (más
la Iglesia, un miembro santo, excelente, culminante, aún) de hacerlo de una manera peculiar que está en
pero—a pesar de todo—miembro de toda la Iglesia" 8. consonancia con este particular y sublime sujeto de
Ahora bien, en esta Iglesia, María es el seno espiri- gracia: La influencia ejercida por este poder univer-
tual y físico de la Iglesia. Estos datos nos ayudarán sal de gracia es una influencia puramente maternal,
a definir mejor las relaciones de María con la Iglesia. que brota de y sigue el curso de un amor maternal.
La gracia que mana de la Iglesia sacramental y je-
rárquica, es, por otro lado, de índole sacerdotal y no
se debe—en modo alguno—a María, ya que ella no
forma parte de la Iglesia jerárquica. María no es
sacerdotisa. Sin embargo, esto no quiere decir que la
« Sermo XXV de Verbis Evang. Matth. XII, 41-50 (PL, 46,
gracia conferida por los sacramentos, quede por com-
col. 398).
192 LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO
RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 193

pleto fuera de la influencia de María. La gracia que


se nos da por medio de los sacramentos es siempre bautismo. Jesús dio al agua lo que había dado a su
la gracia de Cristo. Y Cristo—según vimos—estuvo y madre: dedit aquae, quod dedit matri. La virtud del
está imbuido de las cualidades maternales de María. Altísimo, la operación del Espíritu Santo, que hicie-
La Iglesia, la cual, como comunidad visible, perpe- ron que María engendrara al Salvador, hacen que el
túa la obra de nuestra redención y distribuye—de agua engendre de nuevo al creyente" 9 . Cristo solo,
manera institucional—la gracia redentora entre nos- y—con su poder—la Iglesia sacramental, son los mi-
otros, nos hace partícipes de la gracia que fue ad- nistros de los sacramentos. María no lo es. María está
quirida por Cristo y coadquirida maternalmente por entre los que reciben los sacramentos. Sin embargo,
María. No saquemos, pues, la conclusión de que falta Cristo es el principal ministro de los sacramentos,
algo en María, porque ella no forma parte de la y la Iglesia jerárquica distribuye los sacramentos con
Iglesia sacramental como principio estructural. Por el poder de Cristo y en subordinación a él, como
el contrario, el hecho de que María no pertenezca a sierva de Cristo, que administra los sacramentos por
la Iglesia sacramental como principio estructural, medio de sus sacerdotes. Exactamente de la misma
brota de la realidad de que María ha cumplido ya manera, María, que con su sublime fe y amor recibió
una función esencial y maternal en el comienzo mis- personalmente el Sacramento Primordial, es la re-
mo del acto redentor. La Iglesia sacramental cumple ceptora principal. Y nosotros recibimos los sacra-
la función de comunicarnos a nosotros esa redención. mentos, en el poder activamente receptivo de María.
En este sentido, toda la actividad sacramental de En este sentido, María queda totalmente fuera de la
la Iglesia en la mediación de gracia (cuando a dicha distribución sacerdotal de los sacramentos, aunque
actividad se la considera como un acto de Cristo, que el aspecto jerárquico de la Iglesia está plenamente
es recibido por los hombres en fe y amor) podemos incluido en su mediación universal, maternal y sal-
verla prefigurada en la vida de María. María recibió vífica. Así, pues, la relación de María con el poder
en la fe, no tal o cual sacramento específico, sino el salvífico de los sacramentos, si la consideramos den-
mismo Sacramento Primordial: recibió a Jesucristo tro del contexto de la comunicación sacramental de
en persona. Esta recepción del sacramento por parte la gracia adquirida por Cristo, puede proporcionar-
de María, adelantándose en tiempo y en orden de nos una comprensión clara de la posición única de
importancia a todo caso subsiguiente de recepción Cristo como el solo Redentor y de la auto-identifica-
personal—en la Iglesia—de algún sacramento espe- ción maternal de María con la obra redentora de
cífico: constituye el prototipo de la vida sacramen- Cristo. La consecuencia directa de esto es que la gra-
tal de la Iglesia, considerada desde el punto de vista cia de Cristo es siempre, al mismo tiempo, la gracia
del sujeto o recipiente. Según las palabras de León de María, nuestra abogada maternal.
Magno: "El principio de fecundidad que Cristo halló Aunque me parece una manera menos atractiva de
en el seno de María, lo comunicó él a las fuentes del
» Sermo XXV, 4 (PL, 54, col. 211).
194 I.A MÁS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 195

describir la relación, podríamos decir también que Sumo Sacerdote, Jesús, y—por la otra parte—está de
María está fuera de lo que llamaríamos la técnica nuestro lado: del lado de la humanidad redimida.
de los sacramentos, aunque no está fuera de la vida Esta realidad hizo que la Iglesia vacilara durante
de los sacramentos. A mí me parece una concepción tanto tiempo, antes de expresar una opinión con res-
errónea fundamental el situar a María, en el sacri- pecto al "sacerdocio" de María. En el año 1907, San
ficio de la misa del lado del celebrante, como si ella Pío X concedió indulgencias a los que utilizaran la
estuviera—por decirlo así—concelebrando o incluso piadosa jaculatoria: "María, Virgen y Sacerdotisa,
consagrando juntamente con el sacerdote. Por otro ora por nosotros." Sin embargo, en el año 1917, la
lado, no sería enteramente correcto situar a María Iglesia prohibió la impresión y distribución de estam-
en la nave de la iglesia, arrodillada entre los que pas que representaban a María con ornamentos
participan en la misa. María es la madre de toda la sacerdotales. Y, finalmente, condenó—en el año 1927—
Iglesia: es la madre tanto de los sacerdotes de la la devoción al llamado "sacerdocio de María". La me-
Iglesia como de su laicado. La misa es el sacrificio de diación de María no es de orden sacerdotal. Y, por esta
Cristo en la cruz, en cuanto la Iglesia se identifica razón, no es de índole sacramental. Como madre nues-
con él. Lo que la misa representa es el sacrificio de tra que es, María es también la madre del sacerdocio.
la cruz, realizado por Cristo y co-realizado maternal- San Buenaventura lo expresó de esta manera: "En el
mente por María. Basándonos en esta premisa, pode- tabernáculo de su seno virginal... Cristo se revistió de
mos hablar de la participación del sacerdote y de los sus vestiduras sacerdotales para poder oficiar como
creyentes en la misa como un sacrificio sacramental nuestro Sumo Sacerdote" 10. Y en el seudo-Anselmo
eclesiástico de la cruz. Por la cruz, María es la co- dice así: "De ti, oh María, nuestro Sumo Sacerdote
munidad personificada o "tiplea" de fe, y se arrodilla tomó la hostia de su cuerpo: hostia que él inmola en
como creyente que participa durante el sacrificio del el altar de la cruz, por la salvación del mundo en-
Sumo Sacerdote. Sin embargo, el sacerdocio es uno tero" n . María es la madre del Sacrificador y de la
de los frutos de la redención de Cristo, en la cual Ofrenda. Es la madre de la redención, la cual fue
María estuvo envuelta por su comunión maternal su- obrada únicamente por Cristo. María traduce a ex-
mamente íntima. Esto es lo que pretendemos decir, presiones maternales todo lo que Cristo solo, Dios en
cuando afirmamos que María está fuera del acto de humanidad, es capaz de hacer y hace realmente en
consagración,, pero que su influencia universal y ma- nuestra redención objetiva y en la redención suje-
ternal abarca tanto al acto sacerdotal de la consa- tiva que se nos transmite por medio de actos sacra-
gración como al co-sacrificio y participación activa mentales y sacerdotales. María vive en comunión con
de los laicos creyentes.
Así, pues, María—por una parte—está del lado del n> Sermo de B. V. M. de Annuntiatione IV.
n Oratio 55, al. 54 (PL, 158 m. col. 962).
19ü LA MAS HERMOSA CREACIÓN DE CRISTO

RAZÓN DIVINA DEL PUESTO DE MARÍA 197

la actividad redentora de su Hijo, identificada con él


en amor maternal. Aunque María queda, ciertamen- en tales casos, la redención objetiva se ha convertido
te, fuera de la Iglesia jerárquica, y es miembro—ple- en un nuevo nacimiento personal. Los sentimientos
namente—de la comunidad de la Iglesia: ella es, no que una madre abriga hacia su hijo antes del naci-
obstante, en la Iglesia, la madre no sólo del creyen- miento, son—¡qué duda cabe!—muy distintos de los
te ordinario, sino también de la Jerarquía. María es sentimientos que siente hacia él, después que ya ha
madre en la Iglesia, en la autoridad doctrinal de la nacido. La madre de todos los pueblos es, en sentido
Iglesia y en su autoridad para gobernar y en su ofi- especialísimo, la madre de todos los cristianos cuya
cio pastoral. Y lo es, porque María ocupa un puesto vida se deriva de los sacramentos de la Iglesia.
eminente en la obra de la redención, de la que la
Iglesia jerárquica ha de beber.
Así que en la vida sacramental de la Iglesia hemos
hallado un nuevo argumento en favor de la función
excepcional que habíamos atribuido anteriormente a
María en el plan divino de la salvación. María tiene
participación maternal y universal tanto en el cum-
plimiento histórico de la redención de toda la huma-
nidad, llevada a cabo por Cristo, que es el sacramen-
to original y primordial, como en la "redención su-
jetiva" y en la santificación de todos los hombres,
realizada por los sacramentos individuales. En cuan-
to madre de nuestra "redención objetiva" (es decir,
Cristo), María es la madre de todos los hombres y de
todos los pueblos, aun antes de que ellos lleguen a la
fe en Cristo. Cuando los misioneros cristianos llegan
a un territorio de misión desconocido hasta entonces,
encuentran que María está allí desde hace ya mucho
tiempo, y que ha llenado ya de agua los cántaros, y
que tan sólo espera sacerdotes que la sigan y pro-
duzcan de nuevo el milagro de Cana en nombre de
Cristo. Pero María es, en sentido especial, la madre
de todos los que han sido ya bautizados en Cristo:
PARTE SEGUNDA

Nuestra respuesta existencial a


María, nuestra Madre
LA VENERACIÓN A MARÍA

En la primera parte de este libro hemos señalado


a grandes rasgos el puesto que María ocupa en el
plan de la salvación. Este plan de la salvación im-
plica una actividad divina que exige una respuesta
activa por parte del hombre, y que hace—además—
que dicha respuesta sea posible. La pregunta que sur-
ge inmediatamente, dentro del contexto de la fun-
ción especial y—ciertamente—excepcional de María
en el plan divino de la salvación, es: ¿Cuál será el
puesto que María debe ocupar en nuestra experiencia
cristiana consciente y en nuestra vida—explícitamente
vivida de cristianos? ¿Cuál ha de ser nuestra respues-
ta? ¿Qué forma específicamente religiosa debe adop-
tar? ¿Cómo hemos de responder a la realidad religiosa
de María, Madre del Redentor y de la redención?

1. LA VENERACIÓN A LOS SANTOS

Nuestra veneración a los santos es un acto de fe,


esperanza y amor. Considerada como una experien-
cia sintética de las tres virtudes teologales, se iden-
202 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA

LA VENERACIÓN A MARÍA 203


tífica con el amor cristiano de Dios. La Comunión de
los Santos, unida íntimamente por Cristo y con Ma- ficada. La unidad existente entre todos los que es-
ría como factor maternal, constituye la base de toda tán animados por la gracia, y la influencia que todos
la veneración de los santos. La unidad de esta co- los que reciben gracia tienen unos sobre otros, están
munidad de gracia está basada, a su vez, en el Dios- siempre objetivamente presentes, en el pensamiento,
hombre, Cristo, el cual, por su vocación, es la cabeza en los sentimientos o en la voluntad explícita.
del género humano y contiene—en sí mismo—la vo- No obstante, de acuerdo con el dinamismo de toda
cación concreta, sobrenatural o destino existencial, y vida de gracia, la cual es crecimiento: esa relación
nos lo ofrece a nosotros por medio de su encarnación. mutua debe convertirse en una realidad experimen-
Cristo, como cabeza del género humano unido en su tada explícitamente. La caridad cristiana es la reali-
vocación para la salvación, posee la plenitud de la zación de nuestra condición de santificados. La gra-
gracia. Cristo es la cabeza-manantial, la fuente abso- cia santificante une a todos los hombres. Y, cuando
luta de la gracia (gratia capitis) 1, porque él es gra- la experimentamos personalmente, su unidad esen-
cia. Esta vida divina en Cristo, trasmitida a los hom- cial es amor fraternal. La veneración de los santos
bres, es lo que constituye la unidad de la Comunión es, por un lado, uno de los frutos más importantes
de los Santos. Así, pues, toda santidad, incluso la
del amor fraterno. Por otro lado, la ayuda que los
santidad de María, es pura participación en la san-
santos nos dan, está relacionada esencialmente con
tidad de Cristo. La santidad de Cristo no está real-
su estado glorioso de gracia. Así como nuestro amor
zada—ni mucho menos—por nuestra santidad. La
santidad de Cristo, juntamente con la de María y con de Cristo no puode separarse de nuestro amor fra-
la de todo el Cuerpo místico, no es mayor que la san- terno: asi también sería erróneo considerar la vene-
tidad de Cristo solo 2 . De aquí podemos sacar la con- ración de los santos como cosa superflua para el
clusión de que nuestra experiencia explícita de Cristo culto cristiano, o como práctica saludable que que-
es también—al mismo tiempo—un culto implícito de dase a discreción de cada cual. En este sentido, el
los santos, y que, inversamente, nuestra veneración culto de los santos, considerado como un aspecto del
explícita de los santos es—por decirlo así—una ex- culto general más bien que como una práctica devo-
plicación de nuestra experiencia de Cristo. La vida cional particular, es un deber para todo cristiano. El
de la gracia contiene, ciertamente, en sí misma un Cristo total que veneramos es Cristo con toda su flo-
elemento que capacita a la comunidad para ser edi- ración de santos. Cristo es la "Corona de todos los
Santos", como señala la liturgia del día de todos los
Santos. Como hemos visto ya, la santidad de los bien-
1
Véase especialmente : ST, III, q. 7, a. 11. aventurados no es más que una participación en Cris-
2
"In Christo autem bonum spirituale non est particulatum, to o un don de Cristo, en el sentido de que, en su
sed est totaliter et lntegrum; unde ipsum est totum Ecclesiae
bonum, nec est allauid maius i-pse et alii quam Ipse solus" (San- libre y personal aceptación de la gracia, los santos
to TOMÁS, In IV Sent., d. 49, q. 4, a. 3, ad 4). ocupan un puesto irreemplazable en la dispensación
divina de la gracia. Precisamente por esto, los santos
204 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 205

tienen una significación esencial dentro del plan de desarrollo del dogma mariano, e hizo posible que lle-
salvación para toda la comunidad de gracia. Toda gara por fin a florecer. Esto indica con harta clari-
experiencia explícita de Cristo no puede menos de dad que la devoción a María, explícita en mayor o
desarrollarse y convertirse en una veneración explí- menor extensión, es una expresión esencial de la vida
cita de los santos. cristiana. Indica, asimismo que, aunque toda vida
La verdadera religión no es un arrepentimiento cristiana está objetiva y fundamentalmente influida
neoplatónico y conversión hacia Dios soZo. En el co- por María, es posible—al mismo tiempo—para algu-
razón mismo de todo acto religioso, nos encontramos nos santos vivir una vida cristiana en circunstancias
con Dios mismo, con un Dios que está en relaciones muy distintas, sin que la devoción explícita a María
de amor con el mundo. El puesto que una criatura desempeñe un papel especialmente importante. In-
escogida ocupa en el amor de Dios, determina el gra- dudablemente, lo principal no es el grado en que ex-
do de precedencia con que hemos de considerar a presemos o acentuemos explícitamente o no nuestra
dicho ser en nuestras vidas religiosas. devoción a María. Mucho más importante es el ardor
con que vivamos nuestras vidas de cristianos, con fe,
esperanza y amor, y sigamos de este modo, realmen-
te, a María, la cual—a su vez—señala el grado de
nuestra verdadera experiencia mañana.
2. LA CUALIDAD DISTINTIVA DE LA
VENERACIÓN A MARÍA Sin embargo, no perdamos de vista la cualidad es-
pecialísima de la veneración de María. El culto de
María no es una devoción, como la de San Antonio
Si una experiencia directa de Cristo es, al mismo o Santa Apolonia. El culto mariano se halla en un
tiempo, una veneración implícita de los santos: si- nivel completamente distinto, por razón del puesto
gúese de ahí que dicha experiencia de Cristo es tam- excepcional que la Madre de Dios ocupa en la divina
bién, en sentido especialísimo, una devoción implí- dispensación de la gracia y, por tanto, en las vidas
cita a María, en virtud de la santidad especialísima de todos los seres humanos.
y única de María. Esto explica por qué San Pablo y El hecho de que haya dogmas mañanos, pero de
los primeros cristianos, en su vida, no dejaron hue- que no haya dogmas que se refieran—verbigracia—
lla de una devoción hacia María, tal como la practi- a San Antonio, indica claramente que la veneración
camos en nuestros días. Una devoción explícita a Ma- cristiana de María no se diferencia simplemente por
ría presupone, al menos en parte, el desarrollo dog- su grado de todas las otras devociones, sino que es
mático del misterio mañano, aunque la apreciación radicalmente superior u ollas. Nuestro culto de María
—más confusa—de María que prevaleció durante el está en un nivel más elevado que nuestro culto ge-
período temprano del Cristianismo proporcionó, des- neral de los santos. Lu existencia de dogmas con res-
de luego, la energía latente que facilitó el ulterior pecto a María señala el hecho de que María, como
206 RESPUESTA EXISTENC1AL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 207

persona, pertenece esencialmente a la realidad de la estructural de índole singular y excepcional, pero—no


revelación. Todo dogma tiene una significación con- obstante—esencial y real) forma parte integrante del
creta dentro del plan de la salvación. Y guarda una misterio redentor de Cristo, es decir, como madre del
relación íntima con el núcleo mismo de nuestra acti- Dios-hombre y, en virtud de su maternidad divina,
tud religiosa. El dogma es un todo que resuena en al mismo tiempo, como madre nuestra. Si aceptamos
cada una de sus partes, en cada uno de sus detalles. lo interior, entonces no podemos menos de experi-
Por tanto, la experiencia cristiana de María es, al mentar (en la forma madura y adulta de nuestra re-
mismo tiempo, una experiencia religiosa de la tota- dención sujetiva, y, por consiguiente, en nuestra ma-
lidad de la fe. Para decirlo con otras palabras, es dura actividad apostólica en servicio del Reino de
una experiencia de toda la vida cristiana, pero con- Dios), no podemos menos de experimentar—digo—la
siderada desde una perspectiva dogmática muy de- relación objetiva y universal de María con cada vida
terminada. cristiana individual. Y, de este modo, entramos ex-
El dogma es, por parte de Dios, un llamamiento plícita y conscientemente bajo su influencia. Nues-
concreto que se dirige a los hombres. Es una invita- tra vida de oración no podrá menos de ganar en in-
ción del amor divino que solicita nuestra atención y tensidad y eficacia si nuestras oraciones forman par-
nuestra respuesta. El dogma que enseña aue María te objetivamente de la perpetua oración del fiat de
es la Madre de Dios constituye, pues, un llamamien- María, y se elevan así al Padre por medio del Hijo.
to divino a practicar la devoción mañana. Y ese lla- Para decirlo con otras palabras: si de manera ex-
mamiento nos viene del corazón mismo de la reden- plícita y consciente unimos nuestras oraciones con
ción. Por esta razón, el culto de María está tan só- la oración de María, la cual es la "Omnipotencia Su-
lidamente integrado en la religión cristiana. Y su des- plicante".
cuido conduce inevitablemente a una desfiguración Afirmar que todo culto explícito de María es cosa
de la vida cristiana. que queda a la discreción de cada uno, basándose en
Supongamos, basándonos en lo que hemos estudia- que todo honor y gloria de María se derivan entera-
do en la parte anterior de este libro, que las siguien- mente de Cristo redentor, es un error que el Papa
tes premisas son aceptadas. En primer lugar, nuestra Pío XII denunció ya en su encíclica Fulgens Corona.
aceptación y cooperación en el misterio de Cristo im- Lejos de nnosotros, claro está, el pretender atribuir
plica nuestra redención sujetiva personal. En segundo a María, por razón de su situación única, un papel
lugar, nuestra cooperación personal en la difusión del que tuviera visos de completar la redención llevada
Reino de Dios se basa en nuestra fe y comprensión a cabo únicamente por Cristo. La cualidad maternal
de la realidad de lo que el misterio de Cristo implica de María, decíamos anteriormente, manifiesta un as-
para nosotros y para todos los hombres. En tercer pecto de la redención de Cristo que él no podía ma-
lugar, y como resultado de esto, llegamos a aceptar nifestar explícitamente en su propia persona. Y, por
—con fe y comprensión—que María (como principio eso, la manifestación de ese aspecto maternal del
208 R E S P U E S T A EXISTENCIA!, A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 209

amor redentor de Dios por medio de María es para en sí mismas. Sin embargo, al hacerlo así, no debe-
nosotros un elemento absolutamente irreemplazable mos olvidar que las criaturas son puro don de Dios,
en el plan divino de la salvación. Por tanto, es posi- y que no pueden añadir nada a su gloria. En el nivel
ble para nosotros afirmar que María añade a la re- de la redención, María es la más hermosa creación de
dención de Cristo, pero sólo en el sentido de que Cristo. Ella tiene que cumplir su función propia e irre-
María hace—de algún modo—más explícita esa re- emplazable, dentro del plan de la salvación. Pero esto
dención. Podríamos decir que la adición de María lo no añade nada a la obra redentora de Cristo. Así como
es por simple explicitación, y de una clase de expli- en el plano de la creación no podemos obrar como si
citación que no podría tener lugar en el caso del las criaturas no existiesen, bajo pretexto de que di-
Redentor mismo. chas criaturas no añaden nada al pleno valor de
Aquí, el caso de María puede compararse con el de Dios: así no podemos "pretender"—en el plano de
la Iglesia, a la cual hay que pertenecer—como miem- nuestra vida religiosa de la gracia—que María no des-
bro explícito—para ser salvo. Todo lo que la Iglesia empeñara un papel esencial en la vida cristiana, de-
posee se lo debe a Cristo, que es su cabeza. Y, por tan- duciendo equivocadamente esta conclusión de la pre-
to, todo lo que la Iglesia puede dar a sus miembros, misa de que María no puede añadir nada, en sentido
no añade nada a lo que Cristo nos da. Sin embargo, real, a la redención obrada únicamente por Cristo.
como hace notar Pío XII en su encíclica Mystici Cor- Una veneración explícita de María es una condición
poris, tan sólo el hombre que no tiene únicamente la vitalmente necesaria para la plena floración y la ma-
fe correcta, sino que además está dispuesto a conver- duración adulta normal de la vida cristiana. Más aún,
tirse en miembro—en sentido explícito—de la Iglesia, su cualidad distintiva se funda en el hecho objetivo
tan sólo este hombre, digo, puede considerarse como de que Dios engranó el misterio de María (como prin-
un cristiano maduro. La plena vida cristiana sólo pue- cipio estructural singularísimo pero real) en el mis-
de ser vida eclesial. De manera semejante, la plena terio redentor de Cristo y, por tanto, en el misterio
vida cristiana debe ser esencialmente vida mariana, esencial de nuestra vida religiosa. Así, pues, en la vo-
ya que en el orden de la salvación se le ha asignado cación de humanidad (vocación que se nos da en la
a María una función irreemplazable. Es posible com- persona de Cristo), María tiene que cumplir—por vo-
parar a María, en este tema, con la creación de Dios, luntad de Dios—una tarea que interesa a todos los
la cual es puro don, y no añade nada a Dios, ni le hombres. Su puesto único en el plan de la salvación,
hace más rico. Pero, no obstante, la creación de Dios Dios quiere que sea como un llamamiento dirigido a
posee un valor e importancia irreemplazable, por sí todos los hombres: llamamiento al que nosotros hemos
misma; y nosotros podemos y estamos autorizados de responder con espíritu de fe y amor, ya que—como
para entrar y disfrutar de ese mundo creado. Es líci- creyentes—debemos comprometernos de manera cada
to amar a las criaturas de la creación de Dios y res- vez más personal en el esquema de la salvación, tal
petar su importancia individual, por lo que ellas son como Dios lo ha querido objetivamente. El corolario
210 RESPUESTA EXISTENCIA!, A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 211

de esta vocación o de este llamamiento divino es que nátlca no puede menos de ser perjudicial y de re-
nosotros aceptemos con espíritu de fe y con amoro- dundar en una falsa devoción a María. En una fami-
sa dedicación esa relación salvífica de María con res- lia numerosa, todos los hijos reverencian a su madre.
pecto a nosotros, convirtiendo ese dato mañano ob- Y cada hijo muestra a su manera su propia venera-
jetivo en un motivo que, de manera maternal, nos ción. Diversos tipos, claramente definidos, de reve-
está impulsando a la santidad y al apostolado exter- rencia o veneración pueden surgir como resultado de
no. Y, así, vemos que, desde que la Iglesia adquirió la fusión de ciertos rasgos y acentos particulares. Nin-
conciencia más clara de esa función de María, todas gún tipo individual podrá pretender jamás que posee
las vidas de los grandes santos se inspiraron en ella. el monopolio. Es posible que algunos tipos hayan de-
¿No tenemos ahí la prueba de la unión íntima que mostrado su fertilidad y que, por tanto, hayan llega-
existe entre la veneración de María y la vida cristia- do a establecerse sólidamente, durante la vida de la
na madura? Dios conoce el corazón humano, porque Iglesia. Indudablemente, muchas prácticas de esta
"el corazón de la humanidad es el corazón humano clase han sido estimuladas oficialmente por la Igle-
del Dios-hombre". ¿Y no es un prodigio de su amor sia misma. Pero, aun en tales casos, estamos obliga-
el haber dado una madre a Jesús y a los hombres, y dos a distinguir entre el núcleo esencial de una de-
el haberla integrado a ella en el esquema de la gra- voción especial de ese tipo y la forma y lenguaje en
cia? Imposible, pues, para quien es verdaderamente que ese núcleo se expresa. Esa forma y lenguaje es-
consciente del papel de María en el plan de la salva- tán restringidos, por lo general, a un período par-
ción, prescindir de ella en una vida que pretende ser ticular de la historia. Y bien podrían convertirse, con
cristiana, sin hacer injusticia al llamamiento de Dios, el desarrollo gradual de la vida espiritual, en un de-
sin derogar el orden cristiano ni menospreciar las de- cidido obstáculo para el culto y el progreso espiri-
licadas atenciones de Dios, Por eso, los predicadores tual. Muchas devociones excelentes quedan privadas
y testigos de la fe tienen el deber de proclamar la ple- —a menudo—de su poder y eficacia, porque se las
na y gloriosa realidad del misterio de María, ya que sigue presentando (hoy día y en nuestra época) en
este misterio, este dogma, está enclavado en el cora- un lenguaje y terminología que eran perfectamente
zón mismo de la religión cristiana. inteligibles y aceptables en el pasado, pero que ahora
Sin embargo, lo más importante es que todos aque- se resisten a engranar en nuestra manera de ser. Po-
llos a quienes se ha confiado este deber, sean muy dríamos perfectamente conservar el núcleo esencial
discretos en su propagación de cualquier forma par- de una devoción particular, que fue propagada anta-
ticular de devoción mariana. En todo estudio acer- ño por algún santo, pero teniendo nosotros—al mis-
ca de los diversos tipos de devoción mariana, es esen- mo tiempo—la valentía de quitarle su anticuada cas-
cial tener bien presente que ninguna práctica par- cara. Semejante acción no sería una infidelidad. Le-
ticular puede considerarse como el único medio de jos de eso, sería muy beneficiosa para la difusión de
alcanzar la santidad, y que cualquier práctica fa- esas antiguas devociones. Está bien claro que, desde
212 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA
LA VENERACIÓN A MARÍA 213
el punto de vista cultural y religioso, el término de
"esclavo de María"—por ejemplo—no tiene perspec- vociones populares a María. Ocurre, a veces, que en
tivas de ser aceptado por la mentalidad contemporá- tales manifestaciones populares de culto mariano se
nea. Aunque antaño respondía a una profunda reali- desplaza sutilmente el énfasis. Este desplazamiento
dad religiosa, no ocurre ya lo mismo. Y sonaría a cosa del énfasis es a menudo muy espontáneo. Pero, algu-
falsa e inauténtica. Reconocerlo no tiene nada de or- nas veces, se debe a la actividad de algunas organi-
gulloso. Antes al contrario. La plena entrega en el zaciones, que se han puesto a sí mismas bajo la pro-
amor es cosa que, en nuestros días, no puede ya rea- tección de María. Sin embargo, lo más importante es
lizarse con espíritu de servilismo. Los hombres no recordar que a María solamente podremos compren-
quieren ya ser esclavos, ni siquiera "esclavos de amor". derla, cuando la contemplemos dentro de la perspec-
El mejor tributo que podemos hacer a San Luis Grig- tiva de Cristo. Y es que es un error contemplar a Cris-
non de Montfort es salvaguardar el elemento positi- to desde la perspectiva de María. Si aceptamos que
vo de su elevada espiritualidad, pero desechando las tanto una experiencia explícita de Cristo como un
fórmulas anticuadas que hoy día chocarían con nues- culto explícito de María forman parte de la vida cris-
tra sensibilidad. Esto, por lo demás, puede aplicarse a tiana madura, entonces sigúese de ahí que una vida
toda la vida cristiana. Con frecuencia, después de ha- mariana en la que esta experiencia de Cristo perma-
ber realizado esta labor de criba, observaremos que nezca como algo más o menos implícito, será siempre
una devoción particular (y así ocurre, ciertamente, una forma no-madura de cristianismo. Podemos ir
con el rezo del rosario) no es—al fin de cuentas— más allá todavía, y afirmar que semejante vida será
sino una síntesis, especialmente matizada, de una de- menos madura aún que una vida cristiana en la que
voción mariana que se centra en la Trinidad y en la devoción a María esté meramente implícita. Esta
Cristo. Y precisamente este aspecto de toda genuina implicación de una experiencia de Cristo en una de-
devoción a María tiene un valor esencial e irreempla- voción explícita a María constituye lo que podríamos
zable. llamar "marianismo". Cristo es la joya esplendorosa
que está engastada en María. Si, en ese engaste, no
somos capaces de encontrar directa y explícitamente
a Cristo, y por cierto en su mismo centro: entonces
estaremos comprendiendo erróneamente la verdadera
3. EL PELIGRO DEL "MARIANISMO" grandeza de María, el misterio insondable de su re-
cepción de Cristo y de su anhelo del único Mediador.
Nuestro camino hacia Cristo pasa a través de Ma-
Nuestro alegato en favor de un culto explícito de ría. Sin embargo, esta realidad suele interpretarse a
María como condición necesaria para una vida cris- menudo erróneamente. Uno de los errores más comu-
tiana madura, exige que nos pongamos en guardia nes es pensar que el hombre Jesús está bastante ale-
contra algunos peligros que son inherentes a las de- jado de nosotros, y que María es—por decirlo así—la
214 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MAEIA
LA VENERACIÓN A MARÍA 215
que tiende un puente entre él y nosotros. Considerar
así a María como el vínculo que nos une con un Cris- María concibió a Cristo y nos lo pasó a nosotros, po-
to distante es desconocer por completo el más pro- demos considerar-que María nos da a Cristo, entrega
fundo sentido de la encarnación: el hecho de que n Cristo en nuestras manos. En este sentido debemos
Cristo se convirtió en uno de nosotros, en un hombre entender la frase "por medio de María a Cristo", acen-
como nosotros. Esto, a su vez, conduce inevitablemen- tuada en diversos documentos pontificios, y que así
te a una falsificación fundamental de la concepción adquiere todo su profundo significado. María es, por
central cristiana de la vida: la significación que para definición, la kecharitomene, la que ha "recibido
nosotros tiene la sagrada humanidad de Cristo, como charis" (Lucas 1, 28), es decir, la que "ha hallado
órgano divino, instituido por Dios, para nuestra sal- gracia ante Dios" (Lucas 1, 30). Con este título se di-
vación. Cristo nació de María. Precisamente por esto, rigió el ángel a María, al trasmitirle su mensaje. Tam-
Cristo es—enfáticamente—uno de nosotros. Cristo fue bién nosotros, juntamente con María, hallamos gra-
acercado a nosotros por María. Por tanto, la relación cia ante Dios. María no es un eslabón entre Dios y
entre Cristo y nosotros es una relación directa. No nosotros, sino el seno privilegiado que nos engendra
hay ninguna agencia que intervenga. Cristo sólo es como hermanos de Cristo. María es el cofre en el que
el Mediador entre Dios y la humanidad. Y esto es así tiene lugar nuestro encuentro directo con Cristo. Si
en virtud del hecho de que él nació—como Dios-hom- nuestra docilidad a la gracia, si nuestras oraciones a
bre—de María. Todo nos llega de Cristo. Cristo, las insertamos en el "fiat" mariano que hace
Sin embargo, Cristo nos ofrece de manera especial suyas todas nuestras súplicas: entonces ese "fiat" se
su gran don de la redención. Ese don se realizó—de convierte en el medio todopoderoso de que nuestras
manera sublime y universal y para beneficio nues- oraciones sean escuchadas. En ese caso, entramos—con
tro—en María, la cual aceptó el don de Cristo en la espíritu de fe y amor—en el corazón mismo del mis-
forma más sublime, con el resultado de que el fíat de terio redentor. Y Cristo, hijo de María, crece en nos-
María es anterior al nuestro (es un precedente para otros. María es la "omnipotencia suplicante", porque
el nuestro), y nuestro "fiat" está envuelto en el de es puramente receptiva. María puede enseñarnos a
ella. Juntamente con María, y bajo su influencia, nos vivir cristianamente nuestras vidas. Vivir en unidad
encontramos directamente con Cristo el hombre. El, con María es esencialmente, y en el sentido más puro,
a su vez, nos conduce hasta el Padre. En este sentido, vivir una vida cristocéntrica. Y, por esta razón, es
es mejor concebir a Cristo como dándonos a María, imposible que un hijo de María "se extravíe". El cris-
nuestra madre; que no pensar que María nos da a tiano nunca ora solo. Toda la comunión de los santos
Cristo: "¡Ahí tienes a tu madre!" Cristo eligió libre- está orando con él. Y esa comunidad que ora, está
mente a su madre y nuestra madre, para él y para incluida en el poder universal de la súplica de la ma-
todos nosotros: "Elegit eam Deus et praeelegit eam." dre del Cuerpo Místico.
Sin embargo, en otro sentido, en el sentido de que Así, pues, la devoción mariana no afloja lo más mí-
nimo nuestra vinculación con Cristo. No viene a li-
216 R E S P U E S T A EXISTENCIA!, A MARÍA
LA VENERXCIÓN A MARÍA 217
bramos, lo más mínimo, de nuestro compromiso
religioso con Cristo. No nos imaginemos, ni por un ins- flclencias esenciales y nuestro verdadero fracaso en
tante, que nuestra veneración de María puede faci- someternos totalmente en la fe, porque tan sólo por
litarnos el vivir vicariamente la vida cristiana, po- medio de esta sumisión total lo que es imposible para
niendo a María en sustitución de nosotros mismos. el hombre que puede convertirse en posible para Dios.
Algunas veces nos inclinamos a pensar las cosas de Asimismo, hemos de ser mucho más cuidadosos en
la siguiente manera: En cuanto a nuestra vida cris- la utilización que hagamos, a este respecto, de las
tiana se refiere, somos muy chapuceros. Somos dema- analogías humanas, si es que queremos seguir siendo
siado romos para hacer algo a derechas. Esto, en cier- plenamente conscientes de la función específicamen-
to sentido, ¡es la pura verdad! Pero entonces pasa- te mariana que la Madre de Dios desempeña en el or-
mos a pensar: Si dejamos a María en nuestro lugar den cristiano de la redención. Un ejemplo de esto es
para que ella ore y trabaje por nosotros, entonces todo la idea de la llamada "Escuela Francesa" de que Ma-
andará estupendamente. No cabe duda de que todo ría está calmando sin cesar la justicia de Dios—y la
andará bien, si por ello entendemos que tratamos de justicia de Cristo—, y de que en el último instante
identificarnos completamente con la oración y labor es capaz de sujetar el brazo de Cristo que se levanta
de María, a fin de ahondar nuestra propia fe e in- para descargar el castigo. Esta imagen, indudable-
tensificar nuestro propio amor. Así todo irá magnífi- mente, desempeñó un papel importante en el caso
camente. Pero no se trata entonces de poner a María de los visionarios de La Salette. Y no podemos negar
que es una manera muy impresionante de ilustrar la
en sustitución nuestra. Por otro lado, si pretendemos
intervención de María por medio del poder de súplica.
que podemos utilizar a María como una sustitución
Pero, indudablemente, no promueve un verdadero
por nuestras propias deficiencias, y, por tanto, no pro-
aprecio de la genuina función salvífica de Cristo. La
fundizamos nuestra propia fe, no vigorizamos nuestra misericordia de María se deriva enteramente, tiene
esperanza en el poder salvador de Cristo, y no inten- su fuente en la compasión del mismo Cristo, el Dios-
sificamos nuestro amor cristiano, por medio de esta hombre, el cual había mostrado superabundancia de
devoción explícita a María: entonces yo creo que esa compasión hacia María, como primicias que ella era
práctica devocional es injustificada e ineficaz. Va- de la redención. María despliega, en su persona, el
mos creciendo en santidad, según va penetrando Dios aspecto maternal de esta divina misericordia. Es po-
cada vez más íntimamente en nuestras almas. Esta sible, ¡qué duda cabe!, establecer un "contraste" en-
penetración divina exige, por nuestra parte, un com- tre la cualidad maternal de María y la misericordia
promiso personal y libre en sentido religioso existen- de Dios. Pero nunca estará permitido considerar la
cial. Y seremos capaces de comprometernos así, con intervención maternal de María como una especie de
la ayuda de María y con el poder de su amor. Pero contrapeso de la justicia divina de Cristo, aunque la
no lo lograremos nunca, si intentamos enumerar los intervención mariana sea realmente eficaz. Por otro
servicios de María para sustituirlos por nuestras de- lado, hemos de tener bien presente—en relación con
218 RESPUESTA EXISTENCIA!. A MARlA
LA VENERACIÓN A MARÍA
219
esto—que a menudo podemos llegar a una compren-
sión más íntima de la realidad divina, por el sencillo lograr que su corazón se consuma en el fuego de su
medio de hablar en el plano humano acerca de Dios total sumisión. La creación material—el cirio—res-
y de sus relaciones con la humanidad, más bien que ponde mejor al toque de Dios, y está mejor dispuesta
expresándonos en el lenguaje mucho más exacto de que el corazón vivo del hombre, el cual no está tan
la discusión teológica... dispuesto a dejarse cercenar y podar por el celestial
Amo de la Viña. Y, así, el cristiano, en su anhelo hu-
mano, enciende aquel dócil cirio como una súplica
tangible dirigida a Dios. Por medio de la intercesión
4. LA DEVOCIÓN POPULAR A MARÍA de la Madre de Dios, el cristiano espera que su capri-
choso corazón humano llegue, por fin, a inflamarse,
y se ablande su endurecida voluntad humana, y se
1. ALEGATO E N FAVOR DE LAS " M A N I F E S T A - postren en homenaje y sumisión. El cirio, que sigue
CIONES PERIFÉRICAS" EN LA VIDA RELIGIOSA ardiendo calladamente ante la imagen de María, mien-
DEL PUEBLO tras que el peregrino se reúne ya con la multitud bu-
lliciosa que comenta con enojo los elevados precios
Dios es el Padre de la misericordia. Y, como tal, de los souvenirs de Lourdes, es una demostración vi-
muestra ilimitada misericordia hacia nosotros, en sible del profundo anhelo que se halla siempre pre-
nuestros errores. Dios puede ver siempre más allá de sente en el corazón humano, y que, aunque está es-
la credulidad casi supersticiosa y—a veces—pertur- condido y raras veces se expresa, seguirá palpitando
badora de algunas prácticas y expresiones de la de-
aun mucho después que el cirio se haya consumido
voción popular. Y es capaz de captar las buenas in-
en su efímera existencia.
tenciones de esas criaturas pobres e inadecuadas, que
no son capaces de expresar—con palabras acertadas Este cirio no es una mentira. Ni tampoco lo son las
y con acciones convenientes—su profundo anhelo de incesantes idas y venidas de los peregrinos en torno
Dios, anhelo que, hasta que ellos sean capaces—por al santuario de María. Son una imagen evocadora del
fin—de someterse incondicionalmente a Dios, no po- corazón humano inquieto y peregrino, que no puede
drá menos de causar inquietud en sus vidas. hallar reposo hasta que descansa muy cerca de Dios,
El cirio que se consume ante la imagen de la Vir- el cual tocó este mundo por medio de María. El cami-
gen, cuando los peregrinos han abandonado ya el lu- no que nuestro corazón no puede o no quiere em-
gar santo, simboliza magníficamente la impotencia prender, lo emprende así el cuerpo, con un gesto que
del cristiano. El cristiano deja allí su cirio, porque él se va repitiendo sin cesar, con un impotente esfuerzo
no es completamente capaz de someterse enteramen- para contradecir a la mala disposición de su corazón.
te—con fe—a la dispensación de Dios, no es capaz de No nos precipitemos, pues, a emitir un juicio duro.
Esforcémonos, más bien, por convertir esas manifes-
220 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 221

taciones exteriores en una experiencia interna genui- tividad simbólica humana y universal: desde entoces
namente religiosa. se disipa y pierde el poder del simbolismo sagrado
Hay, pues, muchas "manifestaciones periféricas" en para elevar al hombre. Cuando tal cosa ocurre, en-
la vida mañana. Y las podremos comprender, si las tonces sólo queda ritualismo sin alma. Y la religión
consideramos a la luz del simbolismo que está ínti- queda reducida a simple folklore.
mamente entretejido con la vida de los hombres, los Sin embargo, la religión—por otro lado—no puede
cuales llegan a las realidades invisibles a través de lo existir jamás como un departamento distinto y sepa-
que es visible. Estas expresiones son prototipos esen- rado, en la vida humana. La religión está intrínseca-
ciales entre las diversas manifestaciones de la vida re- mente vinculada con el conjunto de la vida de la co-
ligiosa popular. Y son tan antiguas como la misma munidad. Y en esa vida el folklore tiene un lugar le-
humanidad. Ninguna cantidad de intelectualismo lo- gítimo. Nadie que tenga genuina simpatía humana
graría jamás desarraigarlas de la vida religiosa del por sus semejantes se sentirá molesto o escandaliza-
pueblo. El hombre necesita tales apoyos. El hombre do de que las peregrinaciones vayan acompañadas
necesita tocar con su mano la roca de la cueva en que frecuentemente de diversas manifestaciones folkló-
se apareció la Madre de Dios. Anhela recorrer de ro- ricas. Tiene especial importancia el que los intelec-
dillas todas las estaciones del Vía Crucis. La religión tuales se guarden de adoptar una actitud demasiado
no es simplemente cuestión de vida interior. No es crítica en esta materia. Por lo demás, raras veces se
un asunto puramente racional. Toda pretensión de les pide que tomen parte con entusiasmo en este as-
que la religión es exclusivamente racional queda con- pecto de la vida religiosa del pueblo ordinario... Sin
tradicha por el hecho de que Bernardette se arras- embargo, lo que los intelectuales deben esforzarse por
trase por la tierra y llegase a comer barro y hierba lograr es que se desarrolle una verdadera compren-
por mandato de la "Señora" que se le había apare- sión de tales manifestaciones periféricas que son "de-
cido. Estas manifestaciones no pueden menos de ha- masiado humanas". Porque es evidente que todo in-
cernos recordar la fe de Abraham: una fe y una tento logrado por desterrar todo eso de la vida reli-
confianza inquebrantable en Dios, a pesar de que to- giosa, por medio de un llamamiento frío y racional a
dos los testimonios humanos señalaban lo contrario. la "auténtica" práctica religiosa, no podría menos de
El hombre tiene que crear una sede para su vida re- desembocar en la muerte de la vida religiosa del pue-
ligiosa, en este mundo. Tiene que crear un ambiente blo y posiblemente, también, en la muerte de la vida
en el que pueda vivir íntimamente, y en un plano hu- religiosa de los mismos intelectuales.
mano, con el trascendente. No obstante, no debemos ignorar tampoco uno de
Claro está que todo esto constituye un peligro. Des- los aspectos fundamentales de la doctrina de todas
de el momento en que la religión queda realmente las religiones, y especialmente de la enseñanza del
aprisionada por la realidad terrena, desde el momen- Antiguo Testamento. De vez en cuando, los profetas
to en que el alma de la religión desaparece de la ac- dejaban oír su penetrante voz y hacían consciente al
222 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 223

pueblo de la necesidad de intensificar su vida religio- decir algunas palabras acerca de tales manifestacio-
sa interior. Si una nación cristiana no atiende a este nes, que una sana teología sabrá interpretar.
llamamiento profético, entonces su culto del Señor
se convertirá finalmente en una adoración de labios
para fuera. 2. LAS DIVERSAS APARICIONES DE MARÍA Y
Cuando los habitantes de Efeso, vibrando de entu- SU PUESTO EN LA VIDA RELIGIOSA DEL PUEBLO
siasmo por su religión pagana, se pusieron a gritar:
"¡Grande es Diana de los efesios!" (Artemis, la dio- Apenas podrá dudarse de que las repetidas apari-
sa griega), uno de los creyentes dijo en tono sarcás- ciones de María que han recibido ya aprobación ecle-
tico: "Eso es indiscutible, pero ya habéis gritado de siástica (las más notables de todas han sido las apa-
sobra que vuestra diosa es grande" (véase: Hechos 19, riciones a Catalina Labouré [1830], en La Salette
28. 34-36). Unos siglos más tarde, esa misma ciudad [1846] 3, en Lourdes [1858], en Pontmain [18713, en
de Efeso conocía el entusiasmo desbordante de las Fátima [1917], en Beauraing [1932] y en Banneux
multitudes que proclamaban, esta vez, su creencia [1933]) indican que Dios es consciente de que esta-
auténtica en la Madre de Dios. Esto quiere decir que mos atravesando tiempos de especial dificultad; y que
no hemos de rechazar, sin más, el entusiasmo re- María, la madre de la humanidad religiosa, manifies-
ta de manera especial su solicitud maternal.
ligioso del pueblo ordinario. Todo depende del objeto
de tal entusiasmo y de su orientación. Sin embargo, sucede a menudo que esas interven-
Toda espiritualización renovada no puede menos de ciones extraordinarias no son apreciadas en su ver-
dadero valor, tanto en los sermones como en el plano
traducirse—en la vida popular—por manifestaciones
de las devociones. Algunas veces se les da valor exa-
constantemente renovadas. Desvalorizar esas encar- gerado. Y, otras veces, son subestimadas. Por esta ra-
naciones humanas sería atrofiar mortalmente el es- zón, es de alguna importancia que examinemos la ac-
píritu del hombre. Sin embargo, esas manifestaciones titud de la Iglesia hacia tales hechos extraordinarios
periféricas deben estar sometidas al control del dog- de la vida cristiana, exponiéndola esquemáticamente,
ma. A causa del poder casi fanático que ejercen en la y tratando de establecer el lugar exacto de esos fe-
vida humana del pueblo, las devociones populares ga- nómenos dentro de la vida mariana iluminada por
narán muchísimo si son purificadas constantemente el dogma.
de los diversos elementos que con harta facilidad se El cristianismo es la manifestación visible—en la
entretejen íntimamente con las auténticas manifes- historia del mundo—del amor de Dios hacia los hom-
taciones humanas de genuina vida cristiana. En nues-
tros días, el peligro reside especialmente en el atrac-
a
tivo de lo maravilloso y en su búsqueda a través de No olvidemos, sin embargo, que la Iglesia ha prohibido repe-
tidas veces la difusión de las profecías de La Salette. (AAS [ 19151,
las apariciones mañanas. Así, pues, tendremos que VOl. 7, p. 594, y 1923, vol. 15, pp. 287-288.)
224 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 225

bres. El Antiguo Testamento preparó el camino para fiada a la Iglesia como tesoro vivo de fe. Por tanto,
esto. Se consumó en Cristo. Y fue sacramentalmente esta revelación nunca podrá tener como norma las
perpetuado en la Iglesia. Esta revelación del plan di- revelaciones privadas. Esto se aplica tanto a las
vino de salvar a la humanidad quedó terminada con revelaciones del Sagrado Corazón (que se hicieron
la muerte del último testigo apostólico de Cristo. Esto después que la revelación pública de Dios había que-
significa que, antes de que su revelación pública hu- dado ya cerrada 4 ) como a las revelaciones de María,
biera llegado a cerrarse, Dios era capaz todavía de in- por muy auténticas que éstas sean, ya que tales re-
tervenir de tal modo en la historia humana, que la velaciones no constituyen—en ningún momento—los
situación de la humanidad con respecto a Dios pu- principios estructurales de la Iglesia, que ha sido ins-
diera cambiarse aún radicalmente. Sin embargo, aun tituida para la salvación del hombre.
después que ha quedado cerrada su revelación, Dios Pero esto, indudablemente, es tan sólo un aspecto
ha seguido interviniendo en la historia, no para inau- de la cuestión. Además del elemento jerárquico (la
gurar un nuevo orden de salvación, sino para centrar autoridad rectora de la Iglesia y sus ministerios doc-
la atención sobre el hecho histórico de Cristo. Con trinal y pastoral, todos los cuales están establecidos
Cristo, amaneció realmente la "plenitud de los tiem- en la Iglesia sacramental como una comunidad de
pos". Y, como hemos visto ya, María tiene que des- fej hay también en la Iglesia un elemento profético
empeñar un papel esencial e irreemplazable dentro y carismático. El Espíritu Santo, como alma de la Igle-
de este establecimiento cristiano de un camino per- sia, penetra en toda la comunidad de fe. Y no entra
manente de vida. en la comunidad simplemente desde arriba, es decir,
Desde aquel tiempo no hubo ya nuevas revelaciones en y por medio de la dirección de su jerarquía. Sino
que fueran esenciales para la salvación de la huma- que actúa también desde dentro, con el resultado de
nidad. Podemos encontrarnos con la sagrada huma- que su influencia se deja sentir aun en los miembros
nidad de Cristo por medio de la fe de la Iglesia y de más insignificantes de la comunidad de fe. De este
sus sacramentos. Puesto que éstos nos traen de ma- modo, el Espíritu Santo puede dejar a un lado la je-
nera sacramental la "redención objetiva" de Cristo, rarquía, y estimular internamente a todo miembro
todo lo que tenemos que hacer es entrar en la fe viva creyente de la Iglesia, inspirándolo hasta tal punto,
de la Iglesia y en sus sacramentos para vernos ba- que lo que él llegue a ser o lo que él haga se convier-
ñados por la redención y—al mismo tiempo—para ser y carismático. El Espíritu Santo, como alma de la Igle-
personalmente redimidos. Así, pues, en la Iglesia sa- todo está guiado desde lo alto. Para decirlo con otras
cramental se encuentra en abundancia todo lo que palabras: la Iglesia está dirigida jerárquicamente.
es necesario para nuestra santificación. En todo esto,
la vida de fe de la Iglesia se halla regulada exclusi- * Las apariciones de Cristo que tuvieron lugar entre la resu-
vamente por la "revelación-en-la-realidad" y por la rrección y la ascensión pertenecen todavía a los "mysteria carnis
"revelación-en-la-palabra": revelación que fue con- Chrlsti", es decir, forman parte de la misión de Cristo en la tie-
rra : misión que se consumará únicamente en la ascensión.
226 RESPUESTA EXISTENCIA!, A MARtA LA VENERACIÓN A MARlA 227

Pero todo lo que de manera oficial se concentra en la tender la meta de la revelación pública. Ningún dog-
jerarquía eclesiástica como ministerio vivo de Cristo ma nuevo ni ley nueva se ha proclamado jamás en
(de manera oficial quiere decir: de una manera que ellas. En cuanto se refiere al aspecto constitucional
pertenece a un oficio en la Iglesia) puede existir, al de la vida de la Iglesia, esas revelaciones privadas son
mismo tiempo, de manera no-oficial en la totalidad simplemente fenómenos marginales y secundarios, que
de la comunidad eclesial, la cual es, en sentido no- coexisten con y dentro de la perspectiva de la vida
oficial, "sacerdotal y real, y profética y carismática". de la gracia de la comunidad de salvación. Las reve-
Y, así, puede ocurrir que, por impulso del Espíritu laciones privadas no fueron calculadas, en ningún
Santo y desde el corazón mismo de la comunidad no- sentido, para esclarecer puntos doctrinales que sur-
jerárquica, surjan iniciativas que sean de gran im- giesen de la revelación pública. Y, por tanto, no de-
portancia para la totalidad de la vida de la Iglesia, y ben utilizarse jamás para dirimir cuestiones que se
que más tarde puedan ser sancionadas—de una ma- hayan planteado en la discusión teológica. Existen ya
nera o de otra—por la Iglesia jerárquica. En este sen- otros órganos vitales de la Iglesia, que pueden utili-
tido, la Iglesia sigue viviendo, como vivía la Iglesia zarse precisamente con este fin.
primitiva, por su ministerio y por su carisma, aunque Por otro lado, sería también erróneo el pretender que
es posible que la manera con que se revele ese caris- Dios, que interviene directamente en todas las reve-
ma varíe considerablemente durante el curso de la laciones privadas, e incluso cuando utiliza la psico-
historia. logía humana en todas sus sutiles profundidades, de-
A mi parecer, las diversas apariciones auténticas de sea comunicarnos tan sólo—a través de dichas reve-
María pertenecen realmente a este elemento profé- laciones privadas—verdades que carecen casi por com-
tico o carismático de la vida de la Iglesia. Son cono- pleto de importancia, o que desea decirnos algo que
cidas, claro está, con el nombre de "revelaciones pri- nosotros debiéramos ya saber 5 . Podemos y debemos
vadas", por contraste con la revelación pública de asentar a priori que las revelaciones privadas y las
Cristo. La revelación pública está confiada directa- apariciones de esta índole son actos de la solicitud
mente a la Iglesia jerárquica, y su contenido incluye amorosa de Dios y de nuestra madre celestial. Son
los vitales principios dogmáticos y morales de la vida pequeñas señales de amor que vienen de Dios, el cual
religiosa cristiana. La Iglesia es profundamente cons- nos ama y nos ha demostrado ya su amor hacia nos-
ciente de su responsabilidad directa, en relación con otros, un amor "hasta la muerte", haciéndolo con tal
esto. Y se hace cargo de ella, positivamente. Las re- superabundancia, que esas pequeñas señales "extra"
velaciones privadas son extrínsecas a la constitución de amor podrían parecer que no cuentan ya. Pero, en
de la Iglesia. No forman parte de ella, de la misma
» En relación con esto, consúltese la obra de K. RAHNEH, Vi-
manera que lo forma la revelación pública. En su con- sionen und Prophezeiungen, Innsbruck 1953. Hay versión espa-
tenido doctrinal, las revelaciones privadas no incor- ñola : Visiones y profecías. Véase también la obra de J. H. NICO-
poran elementos que sean capaces de ampliar o ex- LÁS. La Foi et les signes, en VS, 1953, Suppl., pp. 121-164.
228 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA

LA VENERACIÓN A MARÍA 229


realidad, no es así. Esas pequeñas señales tienen im-
portancia. Aunque el amor de Dios sea belleza abso- Y lo haga a través de ese elemento. Sin embargo, en
luta, y aunque María sea la Mater Pulchrae Dilectio- todos los casos, la Iglesia está sometida a la dirección
nis que da siempre mucho más de lo que es estricta- del Espíritu Santo, por más que las diversas apari-
mente necesario, sigue habiendo una significación ciones y revelaciones privadas de las que hemos esta-
profunda en esas revelaciones privadas. Si deseamos do hablando, formen un elemento excepcional—pero
evitar un malentendido acerca de la significación real—de la inspiración carismática. En este sentido,
esencial de la revelación pública—por un lado—, y tales apariciones y revelaciones son del mismo orden
deseamos evitar también—por otro lado—las suge- que la vida concreta de la Iglesia, aunque no forman
rencias de que las revelaciones privadas son inútiles parte constitutiva de la Iglesia. No son, por tanto, tan
y superfluas, entonces no hay más que una manera "marginales" como a primera vista podríamos incli-
de formular el fenómeno de la revelación privada. En narnos a pensar. Y tiene su importancia el saber dis-
las revelaciones privadas, el contenido dogmático y tinguir entre los modos con que tienen lugar esas
moral de la fe se confronta con las situaciones del apariciones y revelaciones privadas. Por contraste con
momento actual, situaciones en las que Dios tiene muchos elementos relativamente oscuros de la apari-
"necesidad"—en su amor—de dar a conocer su volun- ción del elemento profético en la vida de la Iglesia:
tad concreta, de manera excepcional y carismática, vemos que el elemento carismático se revela con fre-
a los hombres que, por razón de su misma humani- cuencia—en el caso de un creyente individual—de la
dad, están tan profundamente vinculados con las ma- manera psicológica más sorprendente.
nifestaciones visibles y tangibles de las realidades in- Es verdad que la aparición, como tal, no afecta
visibles de la vida. Así que las revelaciones privadas directamente sino a la persona privilegiada. Como en
están íntimamente relacionadas con la dirección y el caso de toda inspiración carismática, es siempre la
orientación de nuestras acciones humanas, pero no aparición con que es favorecida tal o cual persona,
con el dogma y las declaraciones oficiales de la Igle- es siempre su aparición. Sucede a menudo que algu-
sia universal. Hay siempre, en las circustancias con- nos elementos contenidos en la aparición son de natu-
cretas de nuestras vidas, un elemento incalculable e raleza estrictamente personal. Y, algunas veces, hay
incluso ambiguo que deja en nuestras manos la elec- un mandato que impone secreto. Pero, no obstante,
ción entre diferentes rumbos de acción. Así ocurre en cuanto carisma, toda aparición está destinada a
especialmente en tiempos de tribulación espiritual. convertirse en bendición para la vida de la Iglesia.
La jerarquía de la Iglesia puede ayudarnos siempre Esta bendición puede tener carácter universalista.
a escoger la senda acertada. Pero en la Iglesia existe Por otro lugar, puede restringirse a un determinado
también el elemento carismático y profetice Y es lugar, región o nación. Por tanto, las apariciones y las
posible, en todo momento, que el Espíritu Santo nos revelaciones privadas son una inspiración divina que
inspire, como individuos o como grupo, para obrar. proporciona una orientación o señalización que indi-
ca a los cristianos el camino de la salvación en una
230 RESPUESTA EXISTENCIA!, A MARÍA
LA VENERACIÓN A MARÍA 231

determinada situación espiritual y en un determinado es una "señal" en la que se implica y se encarna in-
momento. Cuando Dios cerró su revelación pública, ternamente ese contacto personal.
no por eso cesó ni un instante de intervenir personal-
mente en la historia de la humanidad. 1) En primer lugar, debemos insistir en que este
Sin embargo, toda expresión del elemento carismá- elemento carismático extraordinario está siempre su-
bordinado a la normal vida moral y religiosa de la
tico en la vida de la Iglesia está sometida siempre al
gracia: vida que está animada por el dogma. Por esta
control de la jerarquía. Por eso, nos proponemos in-
razón, además, el elemento carismático debe perma-
dicar—en un breve esquema—algunos rasgos princi- necer siempre subordinado a la vida normal de la
pales de la actitud de la Iglesia y de los cristianos gracia, en la predicación de la Iglesia. Las aparicio-
hacia las apariciones de María. No estudiaremos, en ne y fenómenos semejantes pueden impresionar fuer-
este esbozo, el aspecto psicológico o técnico de esas temente a personas cuya fe es débil, y pueden traer-
apariciones. Esto quiere decir que no vamos a discu- las de nuevo a la verdadera "señal de Dios", al Dios-
tir, verbigracia, si Nuestra Señora se apareció real- hombre Jesucristo; pero no representan ninguna ga-
mente o no con su cuerpo vivo. (Pero hagamos notar, rantía para las personas de espíritu completamente
de paso, que esta pretensión no es a priori completa- cerrado. Recordemos tan sólo, a propósito de esto, la
mente absurda, por lo menos en cuanto se refiere a novela de Bruce Marshall, Father Malachy's Miracle
una aparición de María, ya que María goza realmente ("El Milagro del Padre Malaquías"). Aunque se trata
de la glorificación física. Sin embargo, habría que únicamente de una parodia de este tipo de situación.
plantear la cuestión de la adaptación psicológica en- Para las personas cuya fe es sólida, las apariciones
tre la corporeidad glorificada y la no-glorificada.) Ni son expresión del amor de Dios, el cual—en todo ca-
vamos a discutir tampoco si se trata, o no, únicamen- so—es algo con el que ellas están ya familiarizadas.
te de visiones de la imaginación: visiones producidas Así, pues, el creyente convencido considerará las apa-
milagrosamente por Dios o suscitadas incluso de ma- riciones como cosa "normal", las aceptará tranquila-
nera simplemente providencial, manera que exige una mente, y dará gracias a Dios y a la Santísima Virgen
determinada disposición psicológica. (La Iglesia nos por el amor solícito de que han dado muestras en
permite considerar de esta última manera tales casos. tiempos difíciles. Y tratará de vivir una vida más
Y no podemos negar que muchos hechos señalan en cristiana.
esta dirección.) Sin embargo, el principal punto es que
existe siempre—en primer lugar—un contacto perso- 2) No creemos con fe divina en las apariciones, ya
nal con el santo en persona (en este caso, Nuestra Se- que las apariciones quedan fuera de la esfera de la
ñora), en todas las apariciones autenticadas; y, en realidad salvífica que se nos ha revelado. La virtud
segundo lugar, que la forma que la aparición adopta divina de la fe se ejercita únicamente en relación con
—y. esta forma podría ser de naturaleza psicológica— una realidad salvífica sobrenatural. Y esto, entonces,
232 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 233

significa que incluso algo que Dios mismo nos ha co- considerado todas las circunstancias, especialmente
municado, no es necesariamente un objeto que me- las circustancias religiosas, debe considerarse como
rezca fe divina. Supongamos la premisa absurda de algo que tiene su origen en Dios, pueda explicarse, o
que Dios, en persona, me revelase el teorema del bi- no, naturalmente por la psicología de profundidad.
nomio de Newton. Sin embargo, me sería imposible Y, en caso de que no admita explicación natural, será
creer con fe divina en ese binomio, ya que—con fe una aparición milagrosa.
humana—aceptaría yo ese teorema como digno de
crédito humano, y basándome en motivos positivos 3) No obstante, la aprobación—por parte de la
que me resultaran evidentes, y nunca con fe teológica. Iglesia—de una aparición o revelación privada no es
La fe divina implica siempre una realidad salvíflca nunca una prueba infalible de su verdad y autentici-
sobrenatural y religiosa. Por tanto, las apariciones dad histórica. Se trata únicamente de una confirma-
y revelaciones privadas pueden aceptarse únicamente ción oficial del hecho de que la investigación ha pro-
con fe natural, dado que todo lo que era necesario porcionado pruebas suficientes para aceptar la auten-
para determinar la tarea religiosa del hombre con ticidad divina de la aparición, basándonos en motivos
respecto a Dios ha sido proporcionado ya, antes de racionales 7 . Tal vez sería más exacto decir que se
que quedase cerrada la revelación pública de Dios. trata únicamente de una opinión autoritativa con
Los visionarios se enfrentan con una directa "certi- respecto a nuestra aprobación cautelosa. Para todos los
dumbre de experiencia", la cual ha de someterse a efectos, la Iglesia no hace más que dar su permiso
un detallado examen crítico, antes de que pueda de- oficial para que María sea venerada de manera espe-
clararse como auténtica. Sin embargo, para nosotros, cial en el lugar en que ha sucedido la aparición. La
a quienes los visionarios comunican sus apariciones,
se trata únicamente de una aprobación cautelosa, ba-
sada en los motivos naturales que abogan en favor la frase: "ni natural ni demoníaco". Algunas apariciones son,
Indudablemente, milagrosas; mientras que otras pueden inter-
de la aceptación de tales apariciones como cosa digna pretarse como fenómenos naturales, con el resultado de que lo
de Dios. Para decirlo con otras palabras: aceptamos que se desprende de todo el contexto auténtico y religioso es que
las apariciones por la autoridad de los visionarios Dios mismo h a intervenido en ese fenómeno natural y psicoló-
gico.
mismos, cuya credibilidad ha sido sometida a una * Véase, entre otras obras, Pascendi, párrafo 6 (Actes de Pie X,
investigación critica. Se trata, pues de una aprobé vol. 3, p. 175); véase también De Servorum Dei Beatificatione et
ción natural, justificada por motivos morales y ra- Canonisatione, del Papa Benedicto XIV. Es u n a obra que todavía
suele consultarse en las canonizaciones : "Sciendum est approba-
cionales, de un hecho que, después de haber sido ple- tionem istam nihil aliud esse quam permissionem u t edantur
namente investigado, no puede interpretarse como (publicación de la revelaciones privadas) ad fldelium institutio-
demoníaco en su origen 6, sino que después de haber nem et utilitatem post m a t u r u m examen; siquidem hisce reve-
lationlbus taliter approbatis, licet non debeatur neo possit adhi-
beri assensus fidei catholicae, debetur tamen assensus fidei hu-
manae iuxta prudentiae regulas, iuxta quas nempe tales revela-
• Fíjese el lector que hemos evitado aquí Intencionadamente tlones s u n t vrobabiles et pie credibiles" (Llb. 2, c. 32, n.° 11).
234 R E S P U E S T A EXISTENCIA!, A MARÍA
LA VENERACIÓN A MARÍA 235

sanción de la Iglesia es una especie de Nihil Obstat, está autorizado en cuanto confían en esta aprobación
que no compromete de manera positiva a la Iglesia eclesiástica que goza de un juicio previo favorable:
en cuanto al contenido concreto de la aparición. el de que todo se ha examinado bien. Por lo demás, la
jerarquía, por los "imponderables" que todo elemento
4) Los teólogos no están de acuerdo en si esta profético y carismático encierra, no favorece jamás
aprobación impone o no a los fieles la obligación de conclusiones precipitadas y permanece siempre vigi-
aceptar en un sentido humano, y por motivos de cre- lante en este terreno. Los hechos de Lourdes y de Fá-
dibilidad racionales, el hecho que la Iglesia ha reco- tima prueban sobradamente su prudente reserva.
nocido de esta manera 8 . Puesto que tal aprobación
está revestida más bien de carácter negativo, me pa- 5) La Iglesia podrá permitir que se edifique una
rece más razonable descartar toda posibilidad de obli- nueva basílica, podrá crear una fiesta litúrgica, podrá
gación. Veamos, por lo demás, lo que dicen las Actas aprobar una nueva devoción (por ejemplo, el llevar tal
del Concilio V de Malinas a propósito de este tema: o cual escapulario, la medalla milagrosa, etc.). Y la
"El juicio de la Iglesia no presenta estas cosas como revelación privada habrá sido quizás la ocasión exte-
algo que necesariamente debe ser creído por todos. rior que impulse a la Iglesia a obrar así. Pero nunca
Declara únicamente que no se oponen, en modo al- será el motivo determinante. Además, la autorización
guno, a la fe y buenas costumbres, y que se encuen- para levantar una basílica no implica, de por sí, la
tran en ellas suficientes indicios que permiten una historicidad de la aparición. Como creyentes, podemos
adhesión piadosa y prudente de fe humana" 9. El res- tener el deseo de sacar fruto espiritual de esas prác-
peto y docilidad hacia la Iglesia no entran aquí en ticas, llevar la medalla milagrosa sin admitir tal vez
juego sino indirectamente. No sería correcto atacar la revelación privada concedida a Catalina Labouré.
abiertamente las conclusiones adoptadas por la Igle- Porque esa devoción es buena en sí misma, y está
sia y rechazarlas como desprovistas de todo sentido fundada en la vida sacramental de la Iglesia. Por lo
crítico. Sin embargo, aun después de la aprobación, demás, la Iglesia, cuando aprueba una devoción, pres-
esas declaraciones hablan únicamente a nuestro sen- cinde generalmente de toda revelación privada y no
tido crítico religioso. El comportamiento de los fieles se refiere a ella nominalmente. Le basta exponer los
datos doctrinales de tal devoción. Por ejemplo, en
* YVES CONGAE y KARL RAHNER, entre otros, dan u n a respuesta el año 1846, el Papa Pío IX, al aprobar inmediata-
afirmativa a esta cuestión.
9
mente el escapulario de la Pasión, no había exami-
Acta et Decreta Concilii Provincialis Mechliniensis Quinti, nado siquiera la autenticidad de las revelaciones pri-
Malinas 1938, p . 6. Veamos la fórmula técnica que se adopta con
respecto a estas aprobaciones eclesiásticas: "Apparitio... (est) per- vadas de la Hermana Andriveau. La Fiesta del Corpus,
missa tamquam pie credenda, fide tamen humana, iuxta piam, u t i solicitada con insistencia por una revelación privada,
perhibent, traditionem etiam idoneis testimoniis ac monumentis fue concedida por el Papa Urbano IV y motivada por
confirmatam" (Decreta Authentica Congr. S. Rituum, Roma (1900),
vol. 3, n.o 3336, p. 48). el dogma de la presencia real. La bula añade tan
236 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 237

sólo como un apéndice una referencia a la revelación en una revelación privada, cambió ligeramente los
privada. El deseo de que esta fiesta se instituyera rasgos de la "imagen revelada". Hubo protestas pro-
ardía desde hacía tiempo en el corazón de los cris- cedentes de diversas partes. El Santo Oficio resolvió
tianos. Y la revelación privada fue, en cierto modo, el asunto por medio de su decreto del 8 de septiembre
el elemento profético que hizo que tal deseo cristali- de 1904. Declaró que la aprobación eclesiástica de la
zara. Lo mismo ocurrió con la fiesta del Sagrado imagen no implicaba "ni directa ni indirectamente"
Corazón de Jesús. Esta fiesta era anhelada, ya mu la verdad histórica de la revelación privada... Ni si-
cho antes de las apariciones a Santa Margarita Ma- quiera la canonización de los visionarios garantiza la
ría Alacoque. La fiesta del Inmaculado Corazón de historicidad de las posibles apariciones, milagros, es-
María fue también muy deseada, y bastante tiempo tigmas, etc.
antes de los acontecimientos de Fátima. Por ejemplo, La encíclica Pascendi es muy significativa a este
el Congreso Eucarístico de Lourdes, celebrado en el respecto: "La veneración que se tributa a una apa-
año 1914, había enviado una petición a Roma, solici- rición, se refiere siempre al hecho mismo, y tiene, por
tando la institución de esta fiesta. Todo esto prueba tanto, valor relativo, a condición de que el hecho mis-
de maravilla que el elemento profético y carismático mo sea auténtico. Pero el culto de los santos es ya
de una aparición es como la condensación del impul- absoluto y debe basarse siempre en la verdad, porque
so que el Espíritu Santo había comunicado anterior- se dirige a la persona del santo a quien los fieles de-
mente a la Iglesia. En el año 1899, León XIII consa- sean honrar. Las mismas reservas hay que aplicarlas
gró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús, sin hacer también a la veneración de las reliquias" 10.
la menor alusión a las revelaciones con que había Para decirlo con otras palabras: el culto de "Nues-
sido favorecida la Madre María del Divino Corazón. tra Señora del Pilar" no es nunca absoluto, mientras
Y se basó únicamente en consideraciones dogmáticas que el culto de María sí lo es. Por tanto, al instruir
y teológicas. Esto significaba indicar una vez más a los fieles, debemos insistir mucho más en el culto
que la revelación pública es la única norma que cuen- debido a María la Madre de Dios, que en la devoción
ta para la Iglesia, ya que las revelaciones privadas a "Nuestra Señora de Lourdes", a "Nuestra Señora de
no son más que ocasiones favorables para apoyar esa
revelación pública. El caso de la Hermana Andriveau " Pascendi, en "Acta Sanctae Sedis", 1907, vol. II, p. 649. ITal
es un ejemplo característico: esta hermana habría es la traducción que hemos dado de este texto que, aunque de
Ideas claras, es u n poco complicado en su redacción original.
recibido—en una revelación privada—el encargo de Como complemento, veamos cómo lo traduce Mons. Pascual GA-
pedir que se instituyera una fiesta de la Pasión du- LINDO en su obra Colección de Encíclicas y Documentos Pontifi-
cios, Madrid 1955, p. 617 : "La devoción de cualquier aparición,
rante la octava de Pascua. La Iglesia no accedió a en cuanto mira al hecho mismo y se llama relativa, contiene siem-
ello, porque tal fiesta ¡no armonizaría con el gozo pre implícita la condición de la verdad del hecho; mas, en cuanto
pascual de esa octava! Un obispo, al dar su aproba- es absoluta, se funda siempre en la verdad, por cuanto se dirige
a la misma persona de los Santos a quienes honramos. Lo pro-
ción a una estampa de María que se había inspirado pio debe afirmarse de las reliquias." Adición del Traductor.]
238 RESPUESTA EXISTENCIA!, A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 239
Fátima", etc. Lo que a los cristianos se nos exige ex- ra como el tipo, en la Iglesia, de un lugar especial-
presamente es la veneración de la Madre de Dios. La mente favorecido por María) no es, ni mucho menos,
veneración de "Fátima", "Lourdes", "El Pilar", etc., una alusión metida a la fuerza, y, además, se halla
es sólo facultativa, es decir, queda a discreción de por completo subordinada al dogma. Algunos predi-
cada uno. Podría ser que una verdadera devoción ma- cadores suelen a veces construir grandes párrafos
riana nos impulsara alguna vez a hacer una peregri- para promulgar las promesas hechas en las aparicio-
nación para visitar a "Nuestra Señora de Lourdes", nes del Sagrado Corazón o en las de María, mientras
sin que esto significara de nuestra parte "adhesión" que descuidan por completo los dogmas esenciales que
alguna a los hechos que motivaron la creación del san- se refieren a Cristo y María, o sencillamente introdu-
tuario. Por lo demás, esos hechos—sobre todo cuando cen tales dogmas en sus sermones como cosa subor-
se trata de santuarios antiguos—yacen olvidados. Re- dinada en la explicación de tal o cual revelación pri-
cordemos también que algunas prácticas de devoción, vada. Esta práctica no tendrá jamás justificación. En
propagadas a consecuencia de revelaciones privadas, los sermones de esta clase el énfasis queda totalmente
no pueden nunca imponérsenos como una obligación. desplazado. Pero hay más: tales sermones pueden
Si tales devociones no dicen nada a nuestra sensibi- escandalizar de manera especial—como sabemos por
lidad religiosa, ¡no nos preocupemos lo más mínimo experiencia—al laicado intelectual. Debemos procla-
por ello! Pero con tal que nuestra actitud no esté mar la verdad del cristianismo. ¡Pero, al mismo tiem-
inspirada por el menosprecio nacido del espíritu de po, ha de ser la verdad cristiana pura! Dar al laicado
superioridad o del escepticismo. Los predicadores y la impresión, en sermones de esta índole, de que los
directores espirituales son culpables, a veces, de res- laicos están obrando mal, de que algo falla en su
tringir en este punto la libertad de la conciencia verdadera devoción a María, si no se interesan por
espiritual. las revelaciones privadas, etc., es ir contra la mente
Así que de todo lo que precede hemos de deducir de la Iglesia. Una anécdota de la vida de San Juan
que es un error positivo hablar más, en un sermón, de la Cruz nos ayudará a ilustrar este punto. Al llegar
acerca de Fátima que acerca de Nuestra Señora, la el santo a una población de España, le llamaron la
Madre de Dios. El Papa Pío XII, que estaba especial- atención para que se fijase en la monja de las llagas:
mente bien informado sobre Fátima, fue siempre muy una estigmatizada que vivía en un convento de la
reservado en su actitud hacia este tema, aunque se localidad, protegida por prelados de elevada dignidad,
reconoce generalmente que Fátima desempeñó un pa- aunque la Iglesia no se había pronunciado oficial-
pel indirecto en el llamamiento especial que este Papa mente acerca de la autenticidad del caso. Le pidie-
hizo en favor de la devoción a María: llamamiento ron a San Juan que visitara a aquella monja. Pero,
que, finalmente, condujo a la inauguración del año en vez de ir a verla, el santo prefirió contemplar el
mariano en 1954. Incluso en la Fulgens Corona, la mar, para alabar a Dios por su creación ¡qué tam-
alusión al caso histórico de Lourdes (considerado aho- bién era milagrosa! ¡Ahí tenemos un ejemplo de sano
LA VENERACIÓN A MARÍA 241
240 B E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA

vina, por medio del cual Dios trata de actualizar ese


y saludable misticismo! Un misticismo que no anda
antiguo tesoro de vida cristiana en nuestros tiempos
buscando siempre señales y prodigios extraordinarios,
modernos. Indudablemente, hemos de tener gran cau-
sino que jamás deja de ser consciente de que vivimos
tela en nuestra actitud hacia cualquier revelación, y
y respiramos sin cesar el constante milagro de la
especialmente hacia la manera en que el visionario
bondad maternal de Dios. La psicología humana es
nos la comunica. El "contenido" de una revelación
tal, que estamos abiertos siempre al elemento "extra-
privada no existe nunca aisladamente. Por el contra-
ordinario". Así ocurre especialmente en tiempos difíci-
rio, es siempre una parte viva de la total psicología
les: recordemos tan sólo los años de la guerra. Pero
humana del visionario. Está mezclado siempre con
nos inclinamos demasiado fácilmente a olvidar que
otros elementos que se encontraban ya en la concien-
ese elemento puede convertirse fácilmente en sustan-
cia del visionario. Y tales elementos no pueden me-
tivo—dentro de las mentes de los hombres—de la fe
nos de colorear el contenido, y de contribuir incluso
verdadera, una fe más difícil, en lo desconocido. Por
a dar una interpretación de dicho contenido, tal como
tanto, los predicadores han de estar siempre en guar-
se nos comunica a nosotros. Más aún, la comunica-
dia ante los excesos que puedan cometer en sus ser-
ción de una revelación privada, contra lo que ocurre
mones acerca de Fátima, Lourdes, etc. Y deben pre-
en el caso de la revelación pública, no está garanti-
dicar a la Madre de Dios, basándose en el Evangelio.
zada por el carisma de la inspiración. Puesto que el
En La Salette, María se preocupó de la cosecha que "contenido" de una aparición está rodeado siempre
iba a echarse a perder. Esta fue una revelación pri- de numerosos elementos e impulsos psicológicos y de
vada. Y mucho más importante es la lección que se muchos detalles de imaginación humana: sería ab-
nos da en la revelación pública: el interés de María, surdo—por ejemplo—tratar de construir una teología
en Cana, por el apuro en que se hallaban los organi- del infierno basándonos en la visión del infierno, tal
zadores del banquete de bodas: "No tienen vino" como se nos refirió en las apariciones de Fátima. En
(Juan 2, 3). este caso se trata de apariciones a niños. Y es de suma
Si examinamos el contenido de las siete apariciones, importancia que, en casos así, tengamos en cuenta la
umversalmente veneradas, de María, que han tenido psicología del niño, y la tendencia infantil—ingenua-
lugar en nuestros tiempos, no podremos menos de mente y con la mejor buena fe—a remontarse en
ver que—en tales apariciones—se está relacionando alas de la imaginación. Además, los niños-videntes de
sencillamente el antiguo tesoro del cristianismo con Fátima fueron interrogados por un tribunal de im-
las necesidades espirituales de nuestra propia situa- presionantes teólogos, cuyas preguntas (muchas de
ción. María confirma que somos pecadores y que he- las cuales se hicieron para "atrapar" a los niños)
mos sido redimidos por Cristo. Y nos invita a la debieron a menudo de desconcertarlos. Así, pues, la
oración y al arrepentimiento. Sin embargo, todas las conclusión que no podemos menos de sacar de todo
circustancias en que esta confirmación tiene lugar, lo anterior es que, aun aludiendo a las apariciones
señalan el elemento carismático de la inspiración di-
242 RESPUESTA EXISTENCIA!. A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 243

con razones perfectamente justificadas, los predica- lagroso como una medicina, de la que algunas veces
dores deben tener siempre mucho cuidado en lo que tenemos tanta necesidad como del pan que constitu-
dicen en sus sermones acerca de los detalles de esas ye la base de nuestra vida, pero como una medicina
revelaciones privadas. Sean especialmente cuidado- que hemos de tomar únicamente para volver a vivir
sos en evitar alusiones a detalles que tienden a esti- de nuevo de nuestro pan cotidiano. "Dichosos, más
mular la curiosidad humana. Para mencionar un caso bien, los que oyen la Palabra de Dios y la guardan"
concreto: no hablen nunca de si va a haber, o no, (Lucas 11, 28), decía Jesús desautorizando de esta ma-
una guerra; o de si la guerra va, o no, a terminar nera la falsa devoción a su Madre y ensalzando mu-
pronto. Los sermones que apelan de este modo a las cho la verdadera n . "Avete il novo e '1 vecchio Tes-
revelaciones privadas, sirven únicamente para desviar tamento, e '1 pastor de la Chiesa che vi guida: questo
las mentes de los hombres de la esencia de la reli- vi basti a vostro salvamento" (Tenéis el Antiguo y el
gión y alentarlos a buscar la escapatoria de las apa- Nuevo Testamento y la jerarquía que os guía: esto
riciones, en lugar de ayudarles a intensificar su acti- baste para vuestra salvación), decía Dante 12. Sin em-
tud religiosa y a que se comprometan en las tareas bargo, hemos de reiterar que el poseer todas estas
morales concretas que son inherentes a la vida cris- cosas no suprime la gran bendición que para la Igle-
tiana. sia supone el elemento "carismático". Sería comple-
Los predicadores son, ante todo, heraldos de la re- tamente equivocado, y contrario a la mente de la
velación pública. Y, como tales, deben ser muy dis- Iglesia el pretender que la jerarquía era el único
cretos y reservados en la utilización de revelaciones impulso vital en la Iglesia viva. Reconozcamos con
privadas y apariciones. Podrán utilizarlas justificada- toda sinceridad que el elemento profético tiene su
mente para poner un ejemplo o para ilustrar un pun- propio papel especial que desempeñar en la vida de
to concreto en sus sermones acerca de María. Pero ja- la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, es de esperar que
más deben basar en ellas sus sermones. No podemos la jerarquía eclesiástica, responsable de la tranquili-
captar la significación esencial de un milagro, con- dad e integridad de la vida de la fe, se alarme de vez
templando tranquilamente el acontecimiento extra- en cuando ante ese elemento "imponderable" del pro-
ordinario. Sino que captaremos su significación, evo- fetismo, y trate de frenarlo, más bien que de estimu-
cando vividamente el hecho de que Dios soporta y larlo. Por lo demás, sería imprudente y demostraría
sustenta todo lo que sucede, aun en las circustancias
ordinarias de nuestras vidas cotidianas; y de que Ma- 11
Véase la advertencia oficiosa de Mons. Ottaviani (ahora Car-
ría, la Madre de Dios, no va a dejarnos—ni un solo denal), que entonces era asesor del Santo Oficio. Está publicada
instante—sin su testimonio. El milagro es un tónico en el periódico L'Osservatore Romano, del día 4 de noviembre
que concentra de nuevo nuestra atención sobre el de 1951.

¡ DANTE, II Paradiso, 5, 73-77. Lo cita Ottaviani en el articulo
contenido ordinario y cotidiano de nuestra existencia mencionado en la nota anterior. Pero cambia la segunda persona
critiana. Podemos considerar un acontecimiento mi- de plural por la p r i m e r a : "Tenemos... y la jerarquía que nos
guía... para nuestra salvación."
244 RESPUESTA EXISTENCIA!, A MARÍA
LA VENERACIÓN A MAMA 245

una carencia de sentido psicológico el permitir que más suaves, tanto en los momentos de extrema ten-
ese elemento carismático, imponderable, el cual—pre- sión como en los periodos de depresión, es pura gracia.
cisamente por su carácter impenetrable—se presta
tanto al equívoco, el permitir—digo—que ese elemen-
to se desarrollara sin control. Claro está que el Espí-
ritu Santo puede reírse de la prudencia humana. Pero 5. EL PODER DE NUESTRA ORACIÓN
no por eso sigue siendo menos obligatoria dicha pru- MARIANA DIRIGIDA A CRISTO
dencia... ¡Y no nos corresponde a nosotros represen-
tar el "papel" del Espíritu Santo!
Si en nuestros sermones introducimos elementos 1. LA ORACIÓN MARIANA EN GENERAL
no-dogmáticos, entonces podemos deformar en la
mente de los fieles la imagen purísima de la Virgen El creyente, al orar, toma realmente iniciativas.
Asunta, de la Virgen que ha sido gloriosamente eleva- No realiza a ciegas o con apariencia de libertad lo
da al cielo. Y le atribuiríamos unos rasgos que ya no que habría quedado fijado invariablemente desde mu-
son los del Evangelio. Y que, por tanto, son contrarios cho tiempo atrás. No. Sino que la oración del creyen-
al dogma. Esto debemos evitarlo con todas las fuer- te puede cambiar de veras la faz del mundo. La ora-
zas que estén a nuestro alcance. No intentemos ilumi- ción es una experiencia íntima, basada en una rela-
nar la verdadera figura de María, con todo su esplen- ción personal entre "tú" y "yo". Es una comunica-
dor, por el medio de intensificar nuestro conocimien- ción viva entre dos seres Ubres, que se acercan con
to de determinadas apariciones, por muy legítima que amor el uno al otro: es una comunicación personal
sea su importancia. Y no intentemos trasmitir tal entre Dios y el hombre. Cuando pronunciamos nues-
cosa a los fieles. Lejos de eso, con espíritu de oración, tro "fiat", no nos inclinamos absurdamente ante el
prestemos nuestra atención al viejo tesoro del Evan- irremediable destino. Cuando decimos "¡Hágase tu
gelio y al dogma esencial acerca de María. Nuestra voluntad!", nos estamos refiriendo a la voluntad de
aspiración será la de poner cada vez más en el pri- mí Dios, hacia el cual yo me vuelvo en oración, y que
mer plano de la atención este Evangelio y esta ima- exige una "decisión" desde el primer momento y como
gen dogmática de María. Esto será un proceso gra- resultado directo de mi iniciativa en la oración. In-
dual. Pero nos sentiremos ayudados en esta tarea por dudablemente, nos resulta difícil presentar intuitiva-
la devoción íntima a María, tal como existe en la mente la relación entre nuestra condición temporal
comunidad viva de la Iglesia. El resultado último y fugaz y la eternidad dinámica del orden de Dios,
será que cada miembro de la comunidad cristiana, eternidad que no pasa, y a la que nos inclinamos a
en unión con Cristo y con su madre, estarán descu- ver—en nuestras imaginaciones—como un inmóvil
briendo sin cesar—día tras día—que toda la vida cris- bloque de granito, al que las inclemencias del tiempo
tiana, tanto en sus aspectos más arduos como en los no pueden atacar. Sin embargo, no pensemos que
246 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA
LA VENERACIÓN A MARÍA 247

Dios lo ha dispuesto todo, cronológicamente hablando, dera simplemente el regalo como la respuesta de su
antes de nuestra oración. Gabriel Marcel expresó muy padre. Esto no excluye que el padre haya tenido que
felizmente esta idea. La eternidad podríamos consi- comprar el juguete, antes de dárselo a su hijo, de
derarla como la dimensión en profondeur (la "dimen- suerte que, desde el punto de vista técnico, el juguete
sión a fondo") o significación profunda de nuestra es resultado de un acto de compra. Asimismo, desde
oración o súplica. De este modo, es posible ver que mi el punto de vista técnico, una curación, por ejemplo
oración es—en realidad—una genuina iniciativa por la curación de una madre de familia, por la cual he
parte de una libre criatura de Dios: una iniciativa estado orando a Dios por medio de María, puede ser
dirigida hacia el Ser de Dios, hacia ese Ser que todo resultado del tratamiento y atenciones de un médico.
lo abraza, y a quien—en el momento de mi oración— Sin embargo, para mí, esa curación será—realmente—
me dirijo tratándole de "tú". Más aún, podemos ver la respuesta de Dios a mi oración de súplica. Y sólo
que este Ser no lo ha dispuesto y decidido todo, antes podré entenderla como resultado de mi fe y esperanza
de que yo entre en contacto con él, sino que lo hace en Dios, el cual no necesita dinero para pagar los
en un "ahora" verdaderamente eterno, en un ahora honorarios del médico, pero—como Hacedor del uni-
que hace que el momento de mi oración llegue a su verso—abarca en sí mismo toda la relación de causa-
atención inmediata, y que domina creadoramente ese lidad entre la "atención médica" y la "curación", y
momento. Cuanto más íntimamente estemos unidos subordina dicha relación a mi oración y experiencia
con Dios, tanto más atrevida y eficaz será nuestra personal de Cristo a través de María. Lo que sin mi
iniciativa en la oración. Esta sumisión íntima a Dios oración habría sido un "acontecimiento vulgar y co-
tiene el efecto de poner nuestra voluntad en armonía rriente" de la vida diaria, se convierte ahora en un
con el amoroso ser de Dios. Como consecuencia de acontecimiento muy significativo en mi vida de unión
esto, Dios escucha siempre las oraciones del hombre con Dios. Es posible dar un paso más todavía. Y afir-
que está íntimamente unido con él. mar que, desde el punto de vista humano, la curación
Si ésta es la explicación real de la eficacia de toda no se habría realizado nunca sin mi oración. Así es
oración cristiana, veremos inmediatamente que tal como vemos en su perspectiva justa el poder de la
explicación se aplica de manera única e incompara- oración. "Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
ble a la oración de súplica de María, que es la Omni- que jamás se ha oído decir que ninguno de los que
potencia Suplicante. Y de manera parecida se aplica han acudido a vuestra protección, implorado vuestra
también a nuestra oración, cuando está unida con la asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido
oración de nuestra madre celestial. Por eso, debemos abandonado de vos" (San Bernardo).
estar menos dispuestos a solicitar milagros, y más
prontos para recordar el sentido normal de la ora-
ción en nuestra vida. Si un niño pide a su padre un
juguete y el padre se lo da, entonces el niño consi-
248 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 249

para que el alma pueda remontarse libremente. La


recitación externa de avemarias es, ciertamente, una
2. LA ORACIÓN DEL ROSARIO oración, y no sólo una técnica. Esto no quiere decir
que falte por completo el aspecto técnico en la repe-
tición espontánea de una misma fórmula de oración.
a) Estructura psicológica de la oración Hay, ¡qué duda cabe!, un elemento de pura técnica.
Pero no deberíamos exagerar su valor. Algunos auto-
El rosario es una oración mariana frecuentemente res espirituales han afirmado que la monotonía de las
recomendada por la Iglesia. No nació de una sola avemarias, repetidas incansablemente, alivia la ten-
inspiración. Ni jamás fue instituida en forma defini- sión del alma. Esto es verdad hasta tal punto, que a
da y completa. Sino que fue apareciendo gradualmen- muchos les entra sueño durante el rezo del rosario.
te, como resultado de un lento proceso de desarrollo, Por lo demás, hay quien practica con éxito esta pia-
durante el cual estuvo sometido a muchas adapta- dosa "técnica para dormirse", al irse a la cama por
ciones, cambios, adiciones y omisiones. Su desarrollo la noche. Según algunas investigaciones, la recitación
quedó influido también, poderosamente, por factores del rosario estimularía una oración contemplativa es-
profanos. El contar y repetir una misma oración es pontánea y afectiva, pero sería un obstáculo para una
una práctica tan difundida en casi todas las religio- meditación más concentrada.
nes antiguas del mundo, que podríamos considerarlo El rosario es, pues, una forma relativamente espon-
como un hecho religioso universal. Forma parte ínti- tánea de oración. El individuo fija su atención unas
ma de nuestra estructura espiritual y física. veces sobre el contenido del avemaria, y otras sobre
En realidad, no hay verdadera diferencia entre la el misterio que se enuncia en cada decena. Cuando
forma psicológica de la oración del rosario y la de la desfallece la atención que se presta al misterio, en-
oración del breviario. Las dos son formas vocales de tonces el acunamiento provocado por la repetición de
oración y, al mismo tiempo, son una oración interior. la misma fórmula nos hace volver espontáneamente
La diferencia básica entre ambas es la siguiente: en a él. Orar es una experiencia viva—una vida de fe, es-
el caso del rosario, la oración exterior y vocal se hace peranza y amor—: una vida a la que nos hemos de
siempre según la misma fórmula. La oración es siem- entregar, aunque estemos fatigados y rendidos. Hay,
pre, en primerísimo lugar, un acontecimiento que se pues, una concepción idealista del rosario que puede
realiza interiormente, en el alma. Lo que sucede ex- ser, y que es realmente para muchos, una cumbre de
teriormente es también oración, pero tan sólo en vida concentrada de oración. Pero también hay otra
cuanto es una exteriorización de la actitud de oración interpretación, realista, de esta forma de oración. Y
del alma. Haríamos mal en presentar la continua re- yo quiero seguir estudiando ahora este aspecto del
petición de avemarias como una simple técnica exte- rosario. El que esté al cuidado de la dirección de jó-
rior destinada a ocupar sosegadamente el cuerpo, venes, se da cuenta en seguida de que muchos de ellos
250 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 251

no llegan, durante la oración vocal, a concentrar su tos en que el alma se siente embotada y el corazón
atención en los misterios del rosario. Digamos fran- desolado. Puesto que tales circustancias son frecuen-
camente que nuestros contemporáneos se sienten me- tes en la mente del hombre, el rosario seguirá siendo
nos atraídos que los que les precedieron, por el rezo para él una oración saludable y que enriquecerá su
del rosario. Muchos, durante esa recitación, sienten vida espiritual. El rosario puede crear esos estados
su alma vacía y su sensibilidad embotada. Mientras admirables de quietud, que con frecuencia son fuente
que en algunos momentos, llegamos a hacer del rosa- de un arranque creador.
rio una oración muy intensa: en otros momentos nos Un escritor no-católico dijo que nuestra psicología
aburrimos soberanamente. Estas observaciones, com- humana tiene tres niveles: una zona de claridad, una
probadas con sentido realista, ¿nos llevarán a la con- zona de sombra y una zona intermedia de penumbra.
clusión de que el rosario ha fracasado ya? ¡Todo lo Esta afirmación podría ilustrar la práctica del rosa-
contrario! Cantan, más que nunca, un panegírico del rio. En la zona de sombra se hallan—como quien di-
rosario. Esta oración, fuera de los momentos en que ce—amontonadas nociones adquiridas, experiencias
nos hace vibrar verdaderamente de devoción, se pres- vividas, impresiones, etc. Todos esos elementos pre-
ta admirablemente para los momentos vulgares de la conscientes, pueden evocarse en nuestro interior bajo
existencia: esos momentos en los que sentimos abu- la influencia de nuestra tonalidad afectiva del
rrimiento y disgusto por todo menos por la indife- momento o por ideas que han llegado a adquirir más
rencia. claridad en nuestra mente. Un hecho psicológico bien
El que desea orar mucho y orar bien, se da cuenta comprobado es que los medios mecánicos tienen con-
en seguida de la ayuda providencial que tiene en el siderable poder para evocar verdades que dormitan en
rosario. La formulación del rosario es tan atinada, nosotros. El rosario, en su aspecto mecánico actúa de
que el alma puede remontar el vuelo místicamente. esta manera. Y la repetición de avemarias puede des-
Y, en el momento de la más alta contemplación, aun pertar verdades cristianas adquiridas pero que dor-
pasando maquinalmente las cuentas del rosario, el mían en nuestras mentes. Hace que el tesoro espiritual
alma se eleva y la oración se hace más interior. El latente de nuestra alma vaya llegando mansamente
rosario ha alcanzado entonces su meta. En la mayoría a la superficie. El rosario es un acto prolongado de
de los casos, el rosario sería un precioso auxiliar para amor, que lleva consigo tan sólo una ligerísima actua-
los momentos de sequedad y desolación espiritual. Las ción interior, una "relación" de amor—como quien
encuestas lo han demostrado. El abandono filial, con dice—, durante la cual un contenido especial y más
espíritu de fe y amor, la intención que preside la ora- claramente definido (por ejemplo, el misterio de la
ción, determinan—también aquí—el valor del rosario: Anunciación, o el nacimiento y muerte de Cristo)
se trata de estar en la presencia de Dios. Esta con- emerge de vez en cuando al primer plano de la aten-
ciencia de la presencia de Dios se mantiene y fo- ción, mientras que dicha tensión va siendo atraída,
menta por medio del rosario, incluso en los momen- en mayor o menor grado (pero sin ninguna tensión),
252 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA
LA VENERACIÓN A MARÍA 253

por el rítmico correr de las cuentas entre nuestros vamente a base de otras fuentes. Estas fuentes acti-
dedos. vas de alimento espiritual podrán ser, verbigracia,
Por todo lo que hemos dicho, habrá quedado bien los sacramentos de la eucaristía o de la penitencia, la
claro que no hacen falta esfuerzos titánicos para re- meditación privada o la recitación pública del oficio
citar in forma el rosario, es decir, no necesitamos divino. Tan sólo si a los jóvenes de hoy les presenta-
esforzarnos para experimentar plenamente la oración mos el rosario a esta luz, podrán ellos captar con su-
del rosario, tanto por la recitación externa de las ave- ficiente relieve su valor permanente.
marias como por la contemplación interior de los
misterios. ¡No hace falta que intentemos la imposi-
ble y frustradora tarea de tocar—como quien dice—
b) El aspecto dogmático de la oración
en dos pianos a la vez! Esto sería exigir demasiado de
del rosario
nosotros, como seres humanos, y—al mismo tiempo—
sería perjudicial para la oración como acto de amor
El valor de la oración del rosario consiste en su con-
y sumisión. Cuando hacemos uso del rosario, debería-
centración sobre el misterio salvífico de la redención.
mos dejar más bien a Dios que nos moviese y pene-
Cristo fue quien trajo esta redención. Pero María
trara todo nuestro ser. La esencia de todo acto de
está activamente presente en y asociada con todo el
oración es lograr que nuestra voluntad se conforme
conjunto de este orden histórico de la salvación. El
a la voluntad de Dios. En el caso del rosario, esto se
rosario es un credo cristológico sistemático, un sym-
logra por una murmuradora y casi silenciosa fusión
bolum o compendio de dogma y doctrina, en forma
de voluntades. En las frecuentes ocasiones en que
de meditación, de todo el dogma de la redención 13.
nuestro espíritu no logre ponerse en tensión, pero—a
Puesto que su uso se ha difundido tanto, el rosario
pesar de todo—tratemos de orar y acudamos instinti-
es—claramente—un arma importantísima para ins-
vamente al rosario: nuestra petición "¡Hágase tu vo-
truir a la comunidad eclesial en el dogma cristiano.
luntad!" se convertirá en una contemplación pacífica
Al orar, el pueblo cristiano va anclándose más fuer-
y, a veces, indistinta, que se sumerge en una atmós-
temente en los dogmas de su fe. Por medio de la
fera en la que la armonía de voluntades ha tenido ya
oración, nos remontamos hasta el pasado, y nos po-
lugar, como quien dice, pero en el momento de nues-
nemos en la situación de María. El rosario nos ca-
tra oración halla un eco en nuestra conciencia reli-
pacita para ir siguiendo la evolución de María, el
giosa.
desarrollo de su vida. Con fe y esperanza, podemos ir
Por esta razón, me parece a mi que el rosario no experimentando todas las fases del misterio de Cris-
es tanto el reverso de un factor que active nuestra
vida espiritual, cuanto una reverberación de la vida 13
La división y distribución de los quince misterios h a variado
de oración, con mente tranquila, pacífica e incluso fa- con frecuencia en el curso de la historia, y no es la misma en
tigada. A la mente hay que haberla alimentado acti- diferentes países. Sería de desear u n a revisión fundamental de
esta división, desde el punto de vista dogmático.
254 R E S P U E S T A EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 255

to: tomamos como punto de partida los gozos de la a esa situación su última fase, dándole con ello una
madre y de su Hijo, pasamos a través de los sufri- interpretación completamente nueva, de suerte que
mientos soportados por el Redentor y por su madre, no sólo hubiera vida humana y muerte, sino también
y finalmente llegamos al punto en que compartimos resurrección. Este tema básico de la condición del
la felicidad de María por la victoria y triunfo de su hombre, podemos verlo—desde una perspectiva cris-
Hijo. Cristo—redención personal, la redención mis- tiana— en la oración del rosario. Está liberado del
ma—constituye el centro mismo de la oración ma- elemento de superficialidad y disgusto humano de que
ñana. Cuando rezamos el rosario, estamos centran- está amenazado constantemente. El rosario puede ha-
do internamente nuestra atención sobre los misterios cernos vigorosamente conscientes de que vita ex mor-
vivos de Cristo. Externamente, no hacemos más que te; de que la vida que surge de la muerte y del sa-
musitar—casi como un susurro—las avemarias, mien- crificio, es una tarea religiosa y moral que ocupa la
tras que nuestra mirada está fija internamente, por totalidad de nuestras vidas. Cuando rezamos el ro-
la fe, en cada misterio. Lo que, en realidad, decimos sario, estamos pidiendo a Jesús y a su madre el vigor
a María—en toda esa oración interior—no es más para realizar tal tarea en nuestras vidas.
que: "¡Gracias, María!" La oración del rosario pue- Cuando rezamos el rosario, estamos haciendo lo
de enseñarnos a modelar nuestro fíat según el ejem- que María misma hizo: "Su madre conservaba todas
plo "típico" de María. Y puede enseñarnos a aplicar estas cosas en su corazón" (Lucas 2, 51). Mientras
ese asentimiento personal a las diversas etapas de oraba y meditaba, María fue adquiriendo conciencia
nuestra propia vida: en los momentos de gozo, en del misterio de Cristo, y del papel especial que a
los momentos de sufrimiento y en los momentos de ella le estaba reservado en la economía de la reden-
triunfo. Aprenderemos a no dejarnos impresionar por ción. Y nosotros sólo de una manera llegaremos a
las circustancias momentáneas y transitorias de adquirir conciencia de nuestro papel y de nuestra
nuestra vida en la tierra. Sino a inspirarnos en la vocación concreta en este mundo redimido: unién-
realidad esencial, eterna y efectiva de la redención, donos, por medio de la oración, con el "misterio de
por medio de un vaciarnos de nosotros mismos (exi- Dios", misterio que abarca también el misterio ma-
nanitio) y de elevarnos por medio de Dios (exalta- ñano.
tío). Para decirlo con otras palabras: hemos de bus- Cuando pedimos a Dios un favor particular por me-
car nuestra inspiración en los actos humanos de sal- dio del rosario, estamos orando realmente "por me-
vación, llevados a cabo por el divino Redentor, y en dio de Cristo nuestro Señor". Y esta súplica está in-
los misterios salvíficos en los que María se compro- disolublemente vinculada con nuestra oración "por
metió a sí misma plenamente como madre. medio de la Reina del mundo". Apelamos al misterio
Dios mismo entró en el mundo del hombre. Y—en de Cristo, el cual—al mismo tiempo—está íntima-
su humanidad—no sólo compartió la situación fun- mente asociado con el misterio de María. Y es, en
damental del hombre, sino que además proporcionó sentido concreto, un misterio mariano. El secreto de
256 RESPUESTA EXISTENCIAL A MARÍA LA VENERACIÓN A MARÍA 257

esta madre consiste en identificarse maternalmente bros llegan a ser más conscientes de esos lazos que
con la actividad santa de su Hijo. Como madre de los unen a todos. Y adquieren conciencia de ser una
Cristo, María conoce de antemano el corazón de Cris- célula diferenciada, dentro del amor cristiano uni-
to. Y es capaz de tomar iniciativas a las que él da versal. La familia se convierte, así, en una pequeña
a proiri su consentimiento. En última instancia, sólo comunidad de salvación, en la que todo lo temporal
lograremos entender esas iniciativas si las vemos —con todas las preocupaciones inherentes a la vida
como resultado de un impulso que dimana del cora- de familia—está situado dentro de la perspectiva de
zón humano de Jesús y que está dirigido hacia María. lo único necesario: ¡Venga el reino de Dios! ¡Hágase
tu voluntad así en la tierra (aquí en nuestra familia)
como en el cielo! El rosario es para el hogar lo que
c) El rosario en familia las Completas litúrgicas son para una comunidad re-
ligiosa: "Guárdanos, Señor, como la pupila de tus
El rosario en el hogar, recitado por todos los miem- ojos." Y mientras se prolonga la suave y monótona
bros de la familia, se presta admirablemente para cadencia de las avemarias, el padre o la madre de
convertirse, juntamente con fórmulas más modernas familia piensa quién en sus problemas familiares,
de oración familiar, en una verdadera "liturgia" fa- quién en el hijo que se espera, quién en los asuntos
miliar con orientación dogmática pura. No creamos planteados por los hijos que se van haciendo mayo-
demasiado fácilmente que el rosario en familia es res. Y entonces ese conjunto de datos familiares ex-
una rutina sin alma. Esas avemarias que se rezan perimentan la luz del misterio salvífico de Cristo.
haciendo algunas tareas domésticas en la cocina o O bien, se le confían todos los problemas a la madre
en el costurero, están animadas por un verdadero del milagro de Cana y de toda la redención. "Muchas
espíritu de oración. Y este espíritu y la intención que veces, cuando he acudido a ti, sentí cómo derramabas
lo anima educan la vida familiar, a través de la ora- bálsamo en las heridas—todavía palpitantes—de mi
ción vocal de sus miembros, y la orientan hacia el corazón", dice Guido Gezelle, poeta flamenco.
trono de Dios, muy cerca de Cristo y de su madre. El
rosario rezado en familia es el: "Señor, aquí tienes
a la familia que te está consagrada": palabras que
el hogar cristiano pronuncia, sumido en oración a
su Dios. Durante el rosario, la familia está expuesta
a las influencias de Dios. El rosario que la familia
reza en común, es el tiempo privilegiado de su vida.
Es el momento en que la comunidad familiar expe-
rimenta que Dios es su fuerza de unión. Los lazos
familiares del amor se hacen más sólidos. Y los miem-
CONCLUSIÓN

VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA

Nuestro estudio habrá mostrado suficientemente


que María es un misterio divino en el que no logra-
remos nunca penetrar completamente, mientras vi-
vamos acá en la tierra. ¡Qué hermosa es esa Inmacu-
lada, gloriosamente asunta al cielo, y con la cual no
podría compararse ninguna otra mujer del mundo,
por hermosa que fuese en lo espiritual o en lo físico!
Nec primam similem visa est nec habere sequentem!
La realidad religiosa que se encierra en la todopode-
rosa intercesión de María es un misterio que se fun-
de con el misterio de Cristo. Pero hay más: el poder
de intercesión de María en favor de ti, no lo podré
yo comprender jamás; y tú nunca podrás compren-
der lo que ese poder significa para mi. Porque, al tra-
tar de esas cosas, entramos en un terreno inefable,
en un terreno inexpresable: el de las relaciones, su-
mamente íntimas, de un niño pequeño con su madre.
María es madre para los que viven en la más elevada
mística. Pero es también madre—y con título espe-
cial—para los pecadores, para los que viven prendi-
dos en los hábitos del pecado. Por la excepcional mi-
sericordia de Dios, María permaneció intacta de pe-
cado. Y, sin esa misericordia, María nunca habría sido
inmaculada. Por este motivo, María muestra su gra-
260 CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN 261

titud hacia Dios, realizando la función de "Refugio el domingo, y cumplimos con nuestros deberes de cris-
de los Pecadores". Bernanos describe admirablemen- tianos), nuestra vida debería estar al abrigo de las
te esta función en su novela Journal d'un curé de grandes dificultades. Creemos que no deberían venir
campagne (traducida al español con el título de: sobre nosotros rachas de mala suerte, reveses de la
"Diario de un cura rural"): "Porque, finalmente, ¡ella fortuna, especialmente en nuestra vida familiar. Pero
había nacido sin pecado! ¡Qué soledad tan asombro- esto es olvidar que la religión no es un seguro de
sa! (...). Es verdad que nuestro propio género huma- vida ni una magnífica inversión libre de todo riesgo.
no no vale gran cosa. Pero un niño conmueve siem- La religión llega hasta lo más hondo de nosotros, has-
pre sus entrañas, la ignorancia de los pequeñuelos ta aquello que los bienes de este mundo no pueden
hace que los hombres bajen los ojos: esos ojos que darnos ni la adversidad puede quitarnos: nuestro an-
conocen el bien y el mal, ¡esos ojos que han visto helo de Dios. Y nuestras necesidad de lo que única-
tantas cosas! Pero todo eso, después de todo, no es mente puede venir de la cualidad de la maternidad.
más que ignorancia. La Virgen era la inocencia (...). La esencia de nuestra vida religiosa es el amor sa-
La mirada de la Virgen era la única mirada verda- crificial. Desde que María llevó a Dios en sus brazos
deramente infantil que se ha posado jamás sobre como un niño, se convirtió en la madre de ese amor
nuestra vergüenza y sobre nuestra desgracia. Sí... y de ese sacrificio. Así que la imagen de la Virgen,
para orar a ella como es debido, hay que sentir sobre en nuestros hogares, será un apoyo para los que tie-
sí esa mirada que no es totalmente la de la indul- nen que soportar pesadas cargas familiares. Porque
gencia (porque la indulgencia supone alguna expe- María conoció el sufrimiento. María tuvo experiencia
riencia amarga), sino la de la tierna compasión, de la de él, cuando Herodes amenazó a su Hijo, y cuando
sorpresa dolorosa, y de algún sentimiento más, de ella perdió a Jesús a la edad de doce años. Y tuvo
algún sentimiento inconcebible, inexpresable, que experiencia del dolor, cuando su Hijo la dejó para
hace a María más joven que el pecado" 1. La mirada dedicarse a su ministerio, y cuando iba camino del
de congoja que el pecador lanza a María, le libra de Calvario. El niño tiene ganas de llegar a ser persona
su situación de pecado. María es nuestra abogada, mayor. Mas, para su madre, sigue siendo siempre "su
aquella a quien pedimos socorro en el momento de an- niño" o simplemente "el niño". Su corazón de madre
gustia: ¡María es vida, dulzura y esperanza nuestra! quedó triturado de dolor, cuando murió su Hijo divi-
La vida terrena de María, que es un total abando- no. Y, cuando al bajarle de la cruz, ella lo recibió en
no en brazos del Dios vivo hasta en los momentos sus brazos, acogiendo aquel cuerpo inanimado en su
más duros, es un aliento y estímulo para nosotros. seno: en aquel seno que había sido testimonio de
Con harta frecuencia creemos que por ser cristianos, un misterio que proclamaba la salvación y redención
por ser cristianos practicantes (que acudimos a misa del mundo.
Así, pues, nuestra devoción mariana ha de llegar
1
Opera omnia, t . 4, P a r í s , P l o n , s. a., p . 170. hasta el corazón mismo de la fe cristiana viva. Ha
262 CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN 263

de ser un fiat de aceptación que llegue—en amor sa- ne con Jesús acerca de nosotros...! ¡SI pudiéramos
crificial—hasta el último extremo. La vida es buena ver un destello de su rostro, cuando mira a su Hijo
únicamente cuando se entrega como un don. Vivir es con una mirada que le está diciendo: "Ya no tienen
amar, un amor que da. El don que hacemos de nues- vino", "Andan escasos de dinero", "Están pasando por
tro amor, nuestra vida, hay que hacerlo con espíritu una terrible desgracia", "Su padre está enfermo y su
de puro olvido de sí mismo. Si lo hacemos, nuestro madre tiene ya ocho hijos", "Tienen muchos deseos
sufrimiento se convertirá en reliquia de la muerte re- de expresar físicamente el amor que sienten el uno
dentora de Cristo, una inestimable reliquia que en- hacia el otro, pero las circunstancias hacen difícil
contrará su punto de descanso, como Cristo crucifi- que puedan tener otro hijo", "Su madre se les ha es-
cado, en los brazos de María, su Madre y nuestra capado de casa: su padre les ha dicho a los niños
Madre. Ella recogerá en sus rodillas el tesoro ator- que la mamá ha emprendido un largo viaje y que
mentado de nuestro sufrimiento y lo colocará junto no sabe cuándo va a volver..."!
a la reliquia torturada del cuerpo de Cristo. Su re- Sin embargo, procuremos no olvidarnos jamás de
gazo contiene todo el sufrimiento de la humanidad una cosa. Esta conversación—en los cielos—entre Ma-
entera, el innumerable y creciente número de llagas ría, nuestra madre glorificada, y Cristo, su Hijo glo-
de un género humano que está siendo crucificado rificado, será únicamente una bendición para nues-
constantemente. María es la gran Pietá que echa su tras vidas, a condición de que nos acordemos siempre
manto maternal de misericordia sobre la humanidad de las palabras que María dirigió a los sirvientes en
doliente. Ella es el seno vivo en el cual, como en un las bodas de Cana: "Haced todo lo que él (=mi Hijo)
segundo acto de maternidad corporal, somos gestados os diga" (Juan 2, 5). Entonces, y sólo entonces, po-
durante los nueve meses de nuestra vida, hasta que dréis saborear lo que María os va a dar por medio
por ñn llegamos a la gloria de la redención y resu- de su Hijo divino. Y reconoceréis con los convidados
rrección. de Cana: "¡Han reservado para el final su mejor
María es el corazón amante en nuestras vidas. Ma- vino!"
ría es objetiva e incluso positiva. Pero, puesto que
ella misma ha experimentado y compartido nuestras Parce que vous étes la pour toujours, simplement
dificultades en la vida, sabe comprenderlas siempre parce que vous étes Marie,
y tiene simpatía por nosotros. Con infatigable soli- simplement parce que vous existez, Mere de Jésus-Christ,
citud, María averigua cuáles son nuestras necesida- soyez remerciée*.
des y, con la franca sencillez de una madre, se las
presenta a Dios, quien, en Jesús, fue y sigue siendo
su Hijo, su "Niño": "¡Ya no tienen vino!" ¡Si pudié- ' "Porque t ú estéis ahí para siempre, simplemente / porque eres
ramos escuchar, aunque no fuera más que por un María, / simplemente porque existes, Madre de Jesucristo, / ¡ te
doy gracias! / PATIL CLAUDEL, Poémes de guerre, "Lu Vlerge á
momento, la conversación callada que María sostie- mldi".
ÍNDICE

Abreviaturas 7
Introducción 9
Parte primera. MARÍA, LA MAS HERMOSA CREA-
CIÓN DE CRISTO: DIOS NOS LLAMA A TODOS
EN MARÍA 15
I. LA IMAGEN BÍBLICA DE LA MADRE DE JESÚS 17

1. La acción de Dios en la historia humana ... 17


2. La vida de fe de la "Sierva del Señor" 21
1. Contenido y significación del mensaje
del Ángel 24
a) El "Hijo del Altísimo" y el "Hijo de
Dios" 31
b) La conciencia de María acerca de la
divinidad de Jesús 34
3. La clave para el secreto de la vida religiosa
de María 51
II. EL PUESTO DE MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN 62
1. La redención personal de María: el don ob-
jetivo de la redención y la apropiación per-
sonal de este don por parte del recipiente ... 63
266 ÍNDICE ÍNDICE 267

1. Definición de los términos "redención 1. María, prototipo universal de todos los


objetiva" y "redención sujetiva" como cristianos y nuestro modelo activo 126
don objetivo de Dios y como apropiación 2. La maternidad virginal de María—libre-
sujetiva, por parte del recipiente, de ese mente aceptada—con respecto a todos
don 63 los hombres: la significación profunda
2. María es redimida 69 de su "fiat" de aceptación del mensaje 127
a) La universalidad del pecado original 69 a) La Madre de Cristo, Cabeza de toda
b) La universalidad de la redención ... 77 la humanidad 128
b) El sentido del estado virginal de Ma-
1) Cristo, el "Redimido representa- ría, en su maternidad con respecto a
tivamente" 79 todos los hombres 130
2) La redención de María por exen-
c) La comunión personal de María con
ción 81
Cristo en el acontecimiento histórico
c) Consecuencias de esta redención por de la redención 132
exención 84
3. La comunión personal de María con Cris-
3. La sublime y excepcional posición de la
to en el ofrecimiento que El hizo de Sí
redención personal de María 88
mismo en la Cruz 137
a) María, exponente de la expectación a) El consentimiento de María—en la
con que el Antiguo Testamento fe—al mensaje como aceptación im-
aguardaba al Mesías 90 plícita del sacrificio de la Cruz 137
b) La virginidad de María 92
b) La comunión explícita de María con
c) El "fíat" de Maria al mensaje: su
Cristo, en el ofrecimiento que El hizo
compromiso personal para la mater-
de Sí mismo en la Cruz 139
nidad virginal 112
d) Comunión personal con el Cristo do- 4. María y su "constitución en poder": la
liente 115 glorificación de la Madre de todos los
hombres 141
e) El Pentecostés de María 120
f) La aceptación por parte de Dios y la Conclusión: La comunión—sumamente
coronación de la oblación de vida de íntima—de María con el Redentor en su
María: su asunción a los cielos 121 obra salvadora en la tierra y en su dis-
pensación de gracia en el cielo 144
2. La comunión—sumamente íntima—de María
con Cristo redentor, y la asociación univer- III. LA RAZÓN DIVINA DEL PUESTO QUE MARÍA OCUPA EN EL
sal de María en nuestra redención sujetiva 123 PLANO DE LA SALVACIÓN 158
268 ÍNDICE ÍNDICE 269

1. El principio mariológico básico de la mater- 5. El poder de nuestra oración mañana dirigi-


nidad concreta, personalmente aceptada en da a Cristo 245
la fe 159 1. La oración mariana en general 245
1. Algunas opiniones teológicas 159 2. La oración del rosario 248
2. La maternidad concreta—espiritual y a) Estructura psicológica de la oración 248
corporal—de María. La actividad sacra- b) El aspecto dogmático de la oración
mental anticipatoria de esta maternidad del rosario 253
y sus consecuencias sacramentales 162 c) El rosario en familia 256
2. La Madre en la Iglesia y Madre de todo el CONCLUSIÓN. VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA ... 259
pueblo 169
1. La razón divina para la elección de Ma-
ría 169
2. María, Madre en la Iglesia y Madre de
todos los pueblos 180
a) María, tipo de la comunidad eclesial
redimida 183
b) El puesto de María en la comunidad
eclesial de gracia y su relación con
la Iglesia sacramental y jerárquica .. 191
Parte segunda. NUESTRA RESPUESTA EXISTEN-
CIAL A MARÍA, NUESTRA MADRE 199
LA VENERACIÓN A MARÍA 201
1. La veneración a los santos 201
2. La cualidad distintiva de la veneración a
María 204
3. El peligro del "marianismo" 212
4. La devoción popular a María 218
1. Alegato en favor de las "manifestaciones
periféricas" en la vida religiosa del pueblo 218
2. Las diversas apariciones de María y su Nihil o b s t a t : Dr. Manuel Gesteira. Madrid 5 de marzo de 1969.—
puesto en la vida religiosa del pueblo ... 223 Imprímase : Ricardo Blanco, Vicario General.

También podría gustarte