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Efectos psicológicos de la relación con

pacientes en la persona del clínico*

Jozef Corveleyn
Universidad Católica de Lovaina
Lovaina, Bélgica

El artículo presenta diversas interpretaciones psicoanalítico-humanistas que se


hacen en la literatura científica con respecto a los efectos que la acción
terapéutica tiene sobre el psicólogo clínico, en él como persona, y en sus
relaciones con los pacientes. Se discute la contribución de M.B. Sussman sobre la
identidad de la psicoterapia profesional, la motivación para ser terapeuta y las
gratificaciones y desventajas de esta actividad. Entre otros aportes se afirma que
los procesos contratransferenciales pueden tener dos aspectos: neuróticos y
existenciales positivos, y se sugiere especial cuidado en la formación de
psicoterapeutas para evitar hacer daño tanto a los pacientes, como a sí mismos.
psicólogo clínico como persona / contratransferencia / bienestar psicológico

Psychological effects of the relations with patients on the clinical


psychologist as a person
This paper introduces different psychoanalytic-humanist interpretations related to
the effects of therapeutic actions on the clinical psychologist as a person and in
his/her relations with patients. Sussman’s contributions on the identity of the
professional therapist, the motivations to become one and the rewards and
disadvantages of the profession are discussed. The autor argues that
countertransferences in the therapeutic process have two aspects: neurotic and
positive-existentialist.
clinic psychologist as a person / countertransference / psychological well-being

* Versión en español editada por Ricardo Braun y José Cuny.

Persona 1, 1998, 27-42


Corveleyn

Ningún psicólogo clínico que trabaje bajo clínico en el propio clínico, princi-
como psicoterapeuta o psicometrista, o palmente desde una perspectiva psicote-
que realice una tarea de coordinación o rapéutica.
animación de tratamiento grupal, podrá
escapar a la experiencia de que su tra- EL “INSTRUMENTO BÁSICO”: LA
bajo exige mucho de sí mismo, llegan- PERSONA DEL CLÍNICO
do incluso en ocasiones a comprometer En la mayoría de los cursos y ma-
su vida personal. Esto puede resultar nuales de psicoterapia se ha subrayado
muy agotador. Sin embargo, existe en siempre la importancia de la persona
cambio la posibilidad de que el clínico del terapeuta para la plena realización
disfrute intensamente con el progreso del proceso terapéutico. Esto mismo
de sus pacientes, el psicometrista podría extenderse a todo el amplio pa-
encuentre satisfacción en sus claras y norama de la práctica en psicología clí-
psicológicamente lúcidas construc- nica. En realidad, el instrumento más
ciones sobre los problemas de la per- importante con que cuenta el clínico en
sona a quien examinó con gran es- su trabajo con sus pacientes es su pro-
fuerzo, y el psicólogo del grupo tera- pia persona.
péutico esté muy satisfecho de la buena Su trabajo es, en esencia, un diálogo,
atmósfera reinante en éste. un acontecimiento intersubjetivo. Ni la
El contraste entre las formas de in- terapia ni la investigación diagnóstica
fluencia del trabajo clínico en la perso- son procesos técnicos impersonales y
na del propio clínico no es coinciden- neutrales en los que el terapeuta se en-
cia. Pero a pesar de su importancia no cuentra frente a una realidad radical y
se le presta mayor atención en la litera- absolutamente diferente y distante. La
tura científica general. En la literatura implementación terapéutica requiere
psicoterapéutica sí, aunque en ésta con de la participación activa del paciente y
mucha frecuencia se lee que es preferi- de la verdadera interacción entre éste y
ble que el terapeuta no se deje “llevar” el terapeuta. En esa interacción los dos
en su contacto con los pacientes. Se su- son equivalentes, al punto de poderse
giere que sea neutral, objetivo, distan- cuestionar que la actividad del clínico
ciado, profesional, etc. Sin embargo, a sea el factor más importante en la reali-
partir de los años ochenta esta tenden- zación de los procesos de cambio pre-
cia ha ido cambiando, fomentando en vistos. Considero que, en esencia, el te-
el clínico actitudes más positivas: me- rapeuta no es el verdadero iniciador de
nos ansioso, más abierto y menos de- esos procesos. Más bien, es su media-
fensivo. dor o facilitador. Los cambios terapéu-
En esta contribución me aproximaré a ticos en el paciente son, finalmente, el
la problemática de la influencia del tra- resultado de su propia actividad.

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Los pacientes en la persona del clínico

Ahora bien, para poder cumplir con no lo es en el caso de la psicoterapia


su rol facilitador, el clínico, en tanto profesional a la que se puede reconocer
persona, debe insertarse en un diálogo como una profesión nueva. Recorde-
con el paciente apreciado como cosuje- mos que hasta hace poco esta nueva
to. Tengamos presente que toda su per- profesión estaba sobre todo preocupada
sonalidad llega a ser interpelada y diri- con problemas referidos a su propia
gida en esa conversación con la perso- identidad.
na que recurre a su pericia como facili- Por un lado, tenía que demarcar su te-
tador. Hay que señalar que muchos fac- rreno específico de investigación den-
tores personales entran en conflicto en tro de la propia familia científica de la
este proceso. No sólo intervienen los psicología. Por mucho tiempo el cam-
llamados factores personales objetivos, po psicoterapéutico estaba casi com-
es decir, los relacionados con las habi- pletamente dominado por la escuela
lidades terapéuticas y otras capacida- psicoanalítica. A partir de los años cin-
des –destrezas (habilidades de contacto cuenta otras tendencias terapéuticas se
aprendidas), conocimiento (teoría de fueron constituyendo poco a poco en
terapia y técnicas) y la experiencia (co- parte importante de su campo, aunque
nocimiento adquirido en la rutina dia- bajo diferentes formas de relación con
ria y en el ejercicio profesional)–. Tam- la psicología “establecida” y la psico-
bién intervienen los factores personales logía académica. Así, nacieron sucesi-
subjetivos: la propia historia del tera- vamente la tendencia humanista y ex-
peuta y, relacionado con ello, la moti- periencial, la escuela conductual y las
vación personal para llegar a ser te- terapias sistémicas de familia, para
rapeuta. Las investigaciones recientes nombrar sólo las más importantes. Es
muestran una mayor atención a la vida evidente que el proceso de definición y
del terapeuta, a su sistema de valores y demarcación interna del terreno de la
a su forma de dar sentido a la exis- psicoterapia y de ésta en el conjunto de
tencia (Bergin & Jensen, 1990; Beutler la psicología en general, ha exigido la
et al., 1994). inversión de mucho esfuerzo.
Por otro lado estaba la lucha de
Problemas de identidad emancipación externa, particularmente
El hecho de que se haya escrito tan te- de la psiquiatría médica que tradicio-
merosamente acerca de la persona del nalmente ocupó el terreno de la salud
terapeuta se puede atribuir a la juventud mental. Las investigaciones sobre la
de la psicoterapia profesional. Consi- identidad y la eficiencia de las psicote-
derar aún la psicología, que tiene más rapias absorbieron innegablemente
de cien años, como una ciencia nueva, caudales de energía durante numerosos
es a lo mejor un poco exagerado, pero años. Otros esfuerzos se dirigieron

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también a la defensa de la importancia La investigación de Sussman hace eco


de la psicoterapia en el contexto profe- del consenso de la literatura sobre el
sional general y a la creación de un cli- hecho de que uno de los determinantes
ma de confianza en el gran público. Es- más fuertes de la elección de la psicote-
tos motivos explican la razón por la rapia como profesión es el deseo (in-
que se ha distraído la atención de los consciente) de resolver los propios pro-
problemas internos y más íntimos de blemas emocionales. Con eso se refiere
los que ejercen esta nueva profesión. a algunos conflictos psicológicos tí-
Problemas de juventud que, por lo de- picos. La investigación demuestra que
más, hacen muy comprensible toda cla- cuando se presta la suficiente atención a
se de tendencias de autoprotección. estas dificultades durante la formación
del terapeuta, éstas no sólo no causan
Investigación motivacional daño alguno, sino que, por el contrario,
mejoran la capacidad de los psicotera-
Un ejemplo interesante de la tenden-
peutas para ayudar a sus pacientes. El
cia reciente a poner atención en la per-
poner suficiente atención a esas dificul-
sona del terapeuta, es la investigación
tades no sólo exige una terapia personal
acerca de los motivos por los que la
durante la enseñanza especializada, sino
gente elige ser psicoterapeuta, o en su
también suficiente entrenamiento cogni-
caso, sigue ejerciendo esta difícil pro-
tivo y una forma de cuidado permanente
fesión durante una carrera completa.
a través de la supervisión durante toda la
Tal como ocurre en la elección de
carrera, entre otras acciones.
cualquier profesión, seguramente se
La parte más extensa del estudio de
podrá encontrar en los psicoterapeutas
Sussman está dedicada a aquellos con-
toda clase de motivos (subconscientes),
flictos psicológicos muchas veces in-
algunos tal vez patológicos relaciona-
conscientes. De acuerdo a Sussman,
dos con la historia personal. Comple-
éstos son la fuente de motivación más
mentariamente, cabría preguntarse si es
importante para el psicoterapeuta.
posible sostener que en la elección de
la profesión intervienen patrones de
El propio fondo personal
motivación consistentes y más posi-
tivos. ¿Es esta profesión gratificante Con respecto al tema de la interiori-
para aquéllos que la practican? dad personal profunda de los psicotera-
Sobre este tema no existen muchas peutas y sus conflictos psicológicos
investigaciones (véase el corto sumario más inconscientes, me referiré particu-
de Beutler et.al., 1994), aparte del estu- larmente a los datos referidos a su pro-
dio de Sussman (1992), que fue publi- pio fondo familiar.
cado recientemente bajo el título A cu- Sobre estos datos hay en la literatura
rious calling. bastante controversia, puesto que no

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Los pacientes en la persona del clínico

hay un consenso sobre la presencia de potencialmente negativas asociadas a


patrones específicos. Algunos autores la relación con sus pacientes.
señalan que en la historia de los tera- Asimismo, los investigadores sostie-
peutas existe una marcada situación de nen que muchos terapeutas muestran,
estrés emocional en su familia de ori- por la influencia de aquellas experien-
gen. Es como si ellos desde pequeños cias prematuras y juveniles, una dili-
hubieran sido entrenados para experi- gencia exagerada para “salvar” a sus
mentar y manejar condiciones emo- pacientes. Sussman (1992, 1995) opina
cionales muy difíciles. Otros indican que uno de los dos siguientes patrones
también que, con frecuencia, muchos inconscientes de motivación pueden
terapeutas en su juventud tuvieron que jugar un rol en ello. En algunos casos
vivir afectivamente muy aislados como se trata de un sentimiento inconsciente
consecuencia de la pérdida prematura de culpa por el daño, real o imaginario,
de uno de los padres, o de la posición que ellos pudieron haber causado a sus
social marginal de estos últimos frente seres queridos o que potencialmente
al mundo exterior. pudieran causar. Por eso están dispues-
Aparecen dos patrones sistémicos fa- tos a hacer enormes sacrificios en su
miliares dominantes: 1) el futuro tera- vida profesional para disminuirlo
peuta tuvo en su familia de origen el rol creando condiciones de reparación a
de cuidarla, y así se acostumbró a aco- través de la relación con sus pacientes.
ger siempre a los que sufren; y 2) el fu- En otros casos se trata de terapeutas
turo terapeuta jugó siempre el rol de que han entrado en el campo de la psi-
“mediador” entre padres emocional- coterapia movidos por la intención de
mente inestables y el grupo de hijos. luchar contra la ansiedad generada por
Sussman considera que estos patrones un trastorno psíquico que los lleva
están relacionados con dos dificultades finalmente a preocuparse por los pro-
identificables en numerosos terapeutas: blemas de los demás. Esta ansiedad
algunos han estado tan habituados a fi- (inconsciente) tiene su raíz en las expe-
jarse de inmediato en las necesidades riencias patológicas que vivieron desde
emocionales de los demás que, luego pequeños en su propia familia.
en su propia vida (incluida la profesio-
nal) tienen dificultades para poner sufi- Gratificaciones del terapeuta
ciente atención a sus propias necesida- Se constata además, con facilidad,
des emocionales; otros han aprendido a que en el psicoterapeuta existen moti-
suprimir su propia agresión con tal in- vos más conscientes y de acceso más
tensidad que, incluso en su trabajo pro- fácil vinculados con la realización de
fesional, no son capaces de protegerse ciertas ambiciones y la obtención de di-
de manera suficiente contra situaciones versas gratificaciones relacionadas con

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su profesión. Sobre esto se habla muy puesta debe precisarse. El sugerir que
poco. Pero se trata de factores muy rea- él no debe buscar ni encontrar en su
les (Sussman, 1992). Así, tenemos las trabajo satisfacción alguna no es muy
gratificaciones más intrínsecas aso- realista. Simplemente, no habrían tera-
ciadas, por ejemplo, a la sensación de peutas. Es normal que él como muchas
hacer un trabajo útil para los demás o otras personas busque y encuentre sa-
de ser indispensable para ellos, o al tisfacción en su trabajo. Por ello es di-
placer que a veces uno puede sentir no fícil señalar en forma precisa la fronte-
sólo por entender sino también ayudar ra de lo permisible o recomendable. El
a otros a dominar situaciones humanas hecho de que algunas satisfacciones
muy conflictivas, o al saber que uno profesionales puedan devenir en situa-
puede ayudar a la gente a enriquecerse ciones de abuso del paciente no justifi-
personalmente. En todo esto el te- ca que uno deba tomar en esta materia
rapeuta puede experimentar que él lle- una actitud particularmente fóbica.
ga a ser más fuerte, que su desarrollo Stierlin (1972) señala dos formas de
personal continúa y que él en el contac- exageración con respecto a la relación
to con sus pacientes encuentra la opor- con los pacientes: terapeutas que nece-
tunidad de una afirmación propia y re- sitan intensamente a sus pacientes para
cíproca. Hay además otras formas más su propia realización y que terminan
extrínsecas de satisfacción profesional, por explotarlos, propiciando su depen-
por ejemplo, el placer del continuo dencia por mucho tiempo; y terapeutas
contacto humano no específico, el es- que al contrario necesitan muy poco a
capar a la soledad, el llegar a una posi- sus pacientes en términos de satisfac-
ción socialmente apreciada, etc. A éstas ción personal, por lo que se hallan res-
hay que agregar las satisfacciones me- tringidamente motivados para invertir
en ellos su mayor capacidad de trabajo
nos bellas, más neuróticas, como la del
y la amplitud de empatía requerida.
terapeuta que no solucionó sus propios
Que el terapeuta en su trabajo intente
problemas juveniles de autoridad y que
satisfacer sus propias necesidades, re-
encuentra placer par personne in-
pito, es algo normal e inevitable. Pero
terposée en actuar sus pensamientos
hay que evitar que las motivaciones
rebeldes; o la de aquel otro que en su
enunciadas anteriormente, personales y
trabajo busca la realización de fantasías
sobre todo las intrínsecamente neuróti-
narcisísticas todopoderosas.
cas, vayan a hacerse de un lugar pre-
En todos estos casos, la pregunta cru-
ponderante de modo que el quehacer
cial es, por supuesto, hasta qué punto
psicoterapéutico sirva sobre todo para
está permitido que el terapeuta encuen-
satisfacerlas.
tre satisfacciones psicológicas persona-
les en su trabajo con pacientes. La res-

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Los pacientes en la persona del clínico

PASADO EL TABÚ so en la relación psicoterapéutica.


Realmente, ninguna faceta resulta de-
La reciente investigación de Sussman
satendida (Beutler et al., 1994). Tam-
indica que se encuentra en desarrollo
bién en trabajos recientes de tipo di-
una actitud de apertura frente al análi-
vulgación sobre psicoterapia, se tocan
sis y estudio de la persona del psicote-
muchos de los temas nombrados
rapeuta. Mientras que en la temprana
(Strean & Freeman, 1989; Yalom,
época posfreudiana no era siquiera un
1989).
tema de estudio, ahora se le puede dis-
cutir abiertamente.
Historia reciente
Cambio de clima Para la quiebra de esta especie de ta-
bú en torno a la participación de la per-
El cambio de clima que se observa re-
sona del terapeuta han intervenido al
sulta de una actitud más transparente
menos tres factores históricos impor-
en la percepción de la personalidad del
tantes.
terapeuta, especialmente desde los En primer lugar, la conclusión pre-
años setenta en que se habla con gran sente en muchas investigaciones de
apertura de las vulnerabilidades y limi- que los factores llamados a-específicos
taciones humanas de los terapeutas, y definen de manera muy importante el
de las consecuencias que ellas ocasio- éxito de una psicoterapia, con seguri-
nan sobre el éxito de la terapia. Se efec- dad bastante más que los factores espe-
túan serias investigaciones en casi to- cíficos ligados a una teoría y a una téc-
das las facetas de esta problemática: in- nica. Esto significa, entre otras cosas,
vestigaciones sobre formas leves o me- que la persona del terapeuta es más im-
nos leves de psicopatología padecidas portante que las técnicas que utiliza y
por los psicoterapeutas; sobre las moti- que las teorías que profesa y afirma
vaciones conscientes o inconscientes aplicar (véase Bergin & Garfield,
que los animan; y sobre los anteceden- 1994).
tes familiares tanto de los psicotera- Luego se puede señalar, sobre todo
peutas, como de los candidatos a una después de los años setenta, el hecho de
formación en psicoterapia y de las per- un cambio sustancial en la corriente
sonas que participan en dicha forma- principal del pensamiento psicoanalíti-
ción. También se evalúan los benefi- co respecto de la llamada contratransfe-
cios de la psicoterapia personal, los di- rencia. Esta evolución ha ejercido una
versos aspectos psíquicos que pueden gran influencia en el panorama general
jugar un rol en el síndrome de agota- de la psicoterapia. La contratransferen-
miento, y las circunstancias psicosocia- cia se refiere, en principio, a la reacción
les que promueven o mantienen el abu- emocional global que el encuentro con

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el paciente provoca en el terapeuta. Se plo, las dificultades asociadas con la


reconoce no sólo que el fenómeno pro- contratransferencia (por ejemplo, el ca-
viene de una relación psicoterapéutica so histórico Jung/Spielrein: Carotenuto,
intensa e íntima sino además que en ca- 1983 y Kerr, 1994; y en general: Strean,
da contacto clínico la contratransferen- 1986; Giovacchini, 1989) y la necesi-
cia juega un rol importante (véase, para dad de preservar un interés benévolo
un sumario general, Wolstein, 1998 y bien dosificado del terapeuta por el
Epstein & Feiner, 1979). paciente (véase Kohut, 1959; Greenson,
En la contratransferencia se puede di- 1960; Poland, 1975), como Freud por lo
ferenciar dos aspectos: por un lado un demás ya había mostrado de modo ex-
componente neurótico y repetitivo; por plícito en su trabajo clínico (véase por
otro el componente de cooperación, ejemplo Dorpat, 1977; Lane & Storch,
contacto y simpatía humana básica por 1986).
el paciente. En la literatura psicoanalí- Finalmente, hay que referirse a un
tica clásica se ponía atención, exclusi- factor muy reciente, la seria preocupa-
vamente, en los peligros del primer ción en el mundo contemporáneo de la
componente. Por este hecho, entre otros, psicoterapia profesional por la proble-
se acentuaba, con razón, la necesidad mática del abuso sexual o de otro tipo,
de una terapia personal (análisis didác- en la relación terapéutica (véase sobre
tico) para el analista. Una corriente más todo Pope et al., 1993; Pope, 1994).
reciente, sin negar la importancia del Existen en este contexto no sólo inves-
componente neurótico, pondrá su ma- tigaciones de incidencia y prevalencia,
yor atención en el segundo componen- sino también importantes investigacio-
te. En esta visión la contratransferencia nes sobre las necesidades y posibilida-
no será sólo apreciada como un posible des de prevención (véase sobre todo
peligro para la terapia, sino también co- Pope, Sonne & Holroyd, 1993 y Jehu,
mo una modalidad profunda de comu- 1994). Con respecto a esto, se remarca
nicación con el paciente fomentada por la importancia de la terapia personal en
la terapia misma, que puede y debe ser la formación del futuro psicoterapeuta;
usada por el terapeuta como auxiliar pa- que reciba información adecuada sobre
ra lograr interpretaciones óptimas, que los múltiples componentes emociona-
hacen avanzar el proceso (Lane & les que intervienen en la relación tera-
Storch, 1986; Corveleyn, 1989). Este péutica, cualquiera sea su encuadre
enfoque ha determinado una muy am- teórico-práctico. Así, se pone cada vez
plia apertura respecto del rol que le co- mayor énfasis en romper el aislamiento
rresponde a la persona del terapeuta en y soledad en que se hallan aparente-
esta “profesión imposible”. Así, se lle- mente muchas veces los potencialmen-
gan a debatir abiertamente, por ejem- te “abusivos”. Para evitar que lo inad-

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Los pacientes en la persona del clínico

misible brote y se instale se requiere Eso está fuera de toda duda, como tam-
sobre todo apertura en el mismo grupo bién lo está el que esa influencia tiene
profesional de psicoterapeutas: los lugar dentro y fuera de las horas de tra-
“abusivos” potenciales deben poder ac- bajo.
ceder a sus supervisores y colegas de
modo que sus problemas no sean trata- Contratransferencia
dos cuando sea ya demasiado tarde. Es-
La forma e intensidad en que la histo-
tos terapeutas tienen que aprender por
ria del paciente influye en la persona
sí mismos a reconocer, rápidamente,
del terapeuta –fenómeno de contra-
las señales de posibles conductas pro-
transferencia– se determina por la
pias de abuso, y deben poder encontrar,
orientación asumida por las partes (pa-
especialmente en su propio grupo de
ciente-terapeuta) en su interacción. Por
enseñanza, un camino abierto para la
un lado está la estructura de personali-
ayuda y el seguimiento adecuados. Por
dad del terapeuta con sus característi-
encargo de la Asociación Psicológica
cas y antecedentes personales –que in-
Americana, Pope (1994) ha formulado
cluyen componentes neuróticos y repe-
propuestas muy concretas acerca de la
titivos que tienen que ser socorridos
búsqueda (self-assessment), terapia y
terapéuticamente–, su educación, expe-
acompañamiento didácticos. Todo esto
riencia y fondos teóricos, que definen
hace necesario una visión y disposición
el color y naturaleza del eco que el te-
muy amplias sobre el problema plan-
rapeuta puede dar a la historia del pa-
teado en general, junto, claro está, a la
ciente. Y por otro lado está también la
discreción frente al caso individual.
manera de ser del paciente que consti-
Nació así progresivamente la siguiente
tuye un factor intensamente determi-
atmósfera: en vez de evitar ansiosamente
nante para la influencia de la terapia en
el problema de las implicancias posibles
el propio clínico.
del terapeuta en su labor profesional,
El contrato terapéutico no representa
manteniéndolo así escondido para el de-
una cuestión de neutralidad en la rela-
bate público, se ha acrecentado cada vez
ción terapeuta-paciente. Representa
más la tendencia a enfrentarlo de manera
más bien el establecimiento de un
lúcida. Esto es ciertamente favorable para
vínculo formal de cooperación entre
las posibilidades de desarrollo tanto de los
ellos, adaptado a la naturaleza muy es-
pacientes como de los terapeutas.
pecial de la relación terapéutica y las
características psíquicas del paciente.
EL TERAPEUTA EN EL ASIDERO DE SU
Cada clínico sabe, por experiencia, de
PROPIO TRABAJO
la diferencia existente entre una terapia
El ejercer psicoterapia tiene una gran con un paciente limítrofe con riesgo de
influencia en la persona del terapeuta. suicidio, que tiene muchas dificultades

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para respetar los límites terapéuticos y cio profesional, suficientes posibilida-


la terapia con un paciente joven leve- des para una deliberación compartida,
mente neurótico, molesto por su inse- “colegiada”, en particular aunque no
guridad y sentimientos de inferioridad. únicamente, cuando uno trabaja con
Aquí hay una diferencia objetiva: en el pacientes con problemas que provocan
primer caso, el terapeuta experimenta- intensa presión afectiva.
rá en sí mismo más ansiedad e inse- En la literatura más reciente acerca
guridad, y a veces también irritación del exigente trabajo psicoterapéutico
por la presión afectiva permanente. En con ciertos grupos específicos, las me-
el segundo caso él podrá trabajar me- didas relatadas son consideradas como
nos tenso pudiendo ofrecerle al las únicas eficientes. Me refiero por un
paciente todo el espacio que requiera el lado a la literatura de testimonio: Tick
diálogo para que trate de conquistar sus (1995) en su trabajo con veteranos de
inhibiciones de manera autónoma. Es guerra; Shernoff (1995) en su acom-
evidente que las diferencias que se pañamiento psicoterapéutico a pa-
observan en una situación frente a la cientes terminales, entre otros a pacien-
otra, sobre el plano contratransferen- tes con sida; Jobes y Maltsberger
cial, no serán atribuibles, en primer (1995) en sus trabajos con pacientes
lugar, a la personalidad del terapeuta, suicidas; Steinberg y Salamon (1995)
sino más bien a la influencia –objetiva– en su trabajo psicoterapéutico con pa-
del paciente. Éste es el caso de la lla- cientes geriátricos. Por otro lado me re-
mada “contratransferencia objetiva” fiero también a numerosas investiga-
(véase, entre otros, Kernberg, 1975). ciones sobre el efecto muy acentuado
Considero que esta nueva dimensión de hacer psicoterapia con pacientes li-
de la contratransferencia, que se agrega mítrofes (Nadelson, 1976; Adler, 1985)
a las antes referidas –el componente y con pacientes severamente traumati-
neurótico y el interés básico por el pa- zados, caso, entre otros, de las víctimas
ciente– debe ser tomada muy en cuen- de incesto (véase McCann & Pearlman,
ta durante la enseñanza. El terapeuta 1990; Pearlman & Saakvitne, 1995).
tiene que aprender a controlar y mane-
jar las diferentes formas de presión psí- El bienestar general del terapeuta
quica a que se ve sometido por los pa- El quehacer psicoterapéutico ejerce
cientes y sus características patológi- una gran influencia en el propio tera-
cas. Pero en realidad ese aprendizaje peuta, no sólo durante la terapia, tam-
no debe limitarse al tiempo de la for- bién después, incluso a lo largo de toda
mación, pues uno no queda preparado la vida. Los aspectos más positivos de
para todo. Con cierta frecuencia es ne- esta influencia los he mencionado en la
cesario buscar después, ya en el ejerci- discusión de las “gratificaciones” nor-

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Los pacientes en la persona del clínico

males de esta profesión. Ahora debo re- ciencia de la terapia que él está reali-
ferirme al hecho de que las investiga- zando en su paciente.
ciones contemporáneas sobre las lla- No he encontrado reportes sobre el
madas variables subjetivas que actúan efecto de la terapia personal en el ac-
sobre los psicoterapeutas señalan que tual o posteriormente amenazado bie-
el rol del terapeuta puede influenciar nestar psicológico del terapeuta. Sobre
negativamente en su propio bienestar esto y, teniendo en cuenta la influencia
(véase Beutler et al., 1994), determi- potencialmente negativa del ejercicio
nando en ellos un aumento significati- profesional de la psicoterapia en la vida
vo del estrés, además de otros transtor- del terapeuta, deberían haber más in-
nos severos, como aumento del neuro- vestigaciones.
ticismo, una disminución del autoapre- En lo que se refiere a la relación entre
cio, burn-out y problemas de relación terapia vivida por el candidato durante
(véase Guy & Liaboe, 1986). la formación o por el terapeuta ya for-
En una perspectiva diferente se ob- mado y la eficiencia que muestren en
servan interesantes investigaciones su trabajo psicoterapéutico, se observa
acerca de la relación entre la salud que en algunas ocasiones se llega a re-
emocional general del terapeuta y el re- sultados positivos con los pacientes.
sultado terapéutico. Una salud lábil del Sin embargo, en otras ocasiones no se
terapeuta impide el avance del paciente llega a establecer una relación signifi-
(Lambert & Bergin, 1983). Esto está cativa. Esto podría vincularse con el
demostrado tanto en investigaciones hecho de que el estar involucrado acti-
cuasiexperimentales como en investi- vamente en una terapia personal podría
gaciones más “naturalísticas”. afectar temporalmente las habilidades
Se podría esperar entonces, de mane- y la eficiencia del terapeuta, por hallar-
ra general, que los terapeutas al pasar se comprometido en una exploración
por una terapia personal estarían po- intensa de su propia persona.
niendo remedio suficiente para ayudar Pero seamos prudentes: estos hallaz-
a desaparecer el problema representado gos parcialmente contradictorios, no
por el estancamiento de muchos pa- dicen nada definitivo sobre la utilidad
cientes. Esto no resulta así, tal como se –para paciente y terapeuta– de una te-
pone de manifiesto en las conclusiones rapia personal en el contexto de una
de la investigación empírica (datos en formación en psicoterapia. En base a
diversas direcciones). Muchas veces, los datos de las investigaciones efec-
sin embargo, se busca en estas investi- tuadas, no se puede llegar a discriminar
gaciones sólo la relación entre el dato fehacientemente si el hecho de que en
que el terapeuta ha pasado o está pa- un momento posterior en su carrera
sando por una terapia personal y la efi- profesional el terapeuta reporte haber

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pasado por una terapia personal, sea in- alarmista exagerada. Los factores per-
dicador o no de un estado mental origi- sonales constituyen un dato central al
nalmente lábil, o que se trata más bien que se debe poner constante atención
de un estado psíquico mejorado como en la enseñanza, en el cuidado perma-
consecuencia de aquella terapia. Qui- nente de instituciones de formación
zás en una investigación general, a te- psicoterapéutica, en las comisiones éti-
rapeutas de todas las posibles tenden- cas de las asociaciones de profesiona-
cias académicas, aquellos que indiquen les y en la vigilancia personal del clíni-
haber tenido una terapia personal, re- co. La prevención y el cuidado perma-
sulten ser los que menos necesitan de nente deben estar siempre presentes.
ella (véase Beutler et al., 1994). Poner atención no quiere decir inten-
tar hacer desaparecer aquellos compo-
CONCLUSIÓN nentes personales u otorgarles una au-
Se ha de acreditar que, aparte del co- reola negativa pues no se trata de as-
nocimiento, técnica y habilidad, la per- pectos intrínsecamente equivocados.
sona del clínico juega un rol central en Se trata de aspectos que pueden ejercer
la clase especial de trabajo que él efec- un efecto negativo para el paciente (ac-
túa. También, que existe una clara rela- tividad psicoterapéutica defectuosa)
ción entre características personales como también para la vida personal del
del terapeuta, la elección que hiciera de psicoterapeuta cuando no se les toma
este tipo de trabajo, el modo como lo suficientemente en cuenta.
realiza y los resultados que logra en sus El clínico tiene que aprender a mane-
pacientes, confirmándose además que jar aquellos aspectos ligados a su per-
el impacto de este trabajo en su persona sona. Esto significa en primer lugar
no es pobre en significación. que tiene que aprender a conocer pro-
Ahora bien, no todas estas formas de fundamente sus propios conflictos, mo-
influencia se concretan como conse- tivaciones, peculiaridades de su ca-
cuencias negativas para los psicotera- rácter e intenciones, para evitar situa-
peutas. Por el contrario, se trata de fac- ciones de riesgo ligadas a ello. No se
tores subjetivos que forman parte de las trata aquí básicamente de un conoci-
condiciones mismas de este trabajo y miento teórico sino más bien de un co-
que pueden llamarse inevitables por es- nocimiento vivenciado gracias a la psi-
tar intrínsecamente ligadas a la natura- coterapia personal. Este trabajo psico-
leza del trabajo psicoterapéutico. terapéutico debe realizarse en primer
No es pues apropiado minimizar o in- término durante la formación, pero si
tentar ocultar estos factores personales. es necesario debe ser continuado sin
Una reacción fóbica al respecto está amilanamiento más adelante durante el
fuera de lugar; también una actitud ejercicio de la carrera. La psicoterapia

38
Los pacientes en la persona del clínico

personal también es válida contra el sional. Estos medios no son específicos


estrés que provocan algunas situa- para la empresa de la psicoterapia, pero
ciones de psicoterapia o grupos de sí aportan de manera importante a la
problemas a los que el clínico se debe conservación de una salud mental sufi-
enfrentar. Luego, se requiere tener pre- ciente.
sente los evidentes aspectos de la Ser psicoterapeuta puede brindar la
enseñanza: la teoría propia de la co- oportunidad de una muy significativa
rriente, el conocimiento técnico y las realización de la propia vida, pero no
habilidades. puede llenarla, si no pasaría a ser rápi-
Finalmente, hay que destinar el tiem- damente un “guruismo”, un “supersa-
po necesario para supervisión e cerdotismo” u otra ilusión mesiánica.
“intervisión” no sólo durante el perío- Hacer psicoterapia es quizás una voca-
do estrictamente de formación, sino ción –un poco “peculiar” según Suss-
más bien como algo permanente en lo man (1995)– pero también es una pro-
que el clínico siempre se pueda apoyar. fesión, un trabajo. Y para obtener cali-
Acerca de esto último tendría que dad en este trabajo, el psicoterapeuta
desarrollarse una evidencia empírica debe gozar de una vida equilibrada; pa-
más extensa en el grupo de profesiona- ra ello debe mantener otras formas de
les. Algunas investigaciones indican relación con su ambiente y con el am-
que sólo de esta manera se puede evitar biente de sus pacientes. Así seguirá in-
una malformación y abuso en la activi- vestigando con suficiente energía en
dad psicoterapéutica. aspectos personales, familiares, amica-
La psicoterapia personal y la perma- les, sociales y culturales. Porque la vi-
nente deliberación profesional colegia- da de sus pacientes nunca llega a ser to-
da son los medios más importantes pa- talmente definida por factores psicoló-
gicos.
ra encontrar y conservar cierto equili-
brio entre las fuerzas positivas de la
propia personalidad, que hacen posible
el trabajo psicoterapéutico, y las fuer-
zas negativas, los peligros “neuróti-
cos”, que pueden contagiar o infectar el
trabajo.
Para llegar a un desarrollo equilibra-
do de la actividad profesional en psico-
logía clínica, y más específicamente en
psicoterapia, el clínico debe cuidar de
manera suficiente un aspecto adicional:
los “remedios” de naturaleza no profe-

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Corveleyn

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