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Jozef Corveleyn
Universidad Católica de Lovaina
Lovaina, Bélgica
Ningún psicólogo clínico que trabaje bajo clínico en el propio clínico, princi-
como psicoterapeuta o psicometrista, o palmente desde una perspectiva psicote-
que realice una tarea de coordinación o rapéutica.
animación de tratamiento grupal, podrá
escapar a la experiencia de que su tra- EL “INSTRUMENTO BÁSICO”: LA
bajo exige mucho de sí mismo, llegan- PERSONA DEL CLÍNICO
do incluso en ocasiones a comprometer En la mayoría de los cursos y ma-
su vida personal. Esto puede resultar nuales de psicoterapia se ha subrayado
muy agotador. Sin embargo, existe en siempre la importancia de la persona
cambio la posibilidad de que el clínico del terapeuta para la plena realización
disfrute intensamente con el progreso del proceso terapéutico. Esto mismo
de sus pacientes, el psicometrista podría extenderse a todo el amplio pa-
encuentre satisfacción en sus claras y norama de la práctica en psicología clí-
psicológicamente lúcidas construc- nica. En realidad, el instrumento más
ciones sobre los problemas de la per- importante con que cuenta el clínico en
sona a quien examinó con gran es- su trabajo con sus pacientes es su pro-
fuerzo, y el psicólogo del grupo tera- pia persona.
péutico esté muy satisfecho de la buena Su trabajo es, en esencia, un diálogo,
atmósfera reinante en éste. un acontecimiento intersubjetivo. Ni la
El contraste entre las formas de in- terapia ni la investigación diagnóstica
fluencia del trabajo clínico en la perso- son procesos técnicos impersonales y
na del propio clínico no es coinciden- neutrales en los que el terapeuta se en-
cia. Pero a pesar de su importancia no cuentra frente a una realidad radical y
se le presta mayor atención en la litera- absolutamente diferente y distante. La
tura científica general. En la literatura implementación terapéutica requiere
psicoterapéutica sí, aunque en ésta con de la participación activa del paciente y
mucha frecuencia se lee que es preferi- de la verdadera interacción entre éste y
ble que el terapeuta no se deje “llevar” el terapeuta. En esa interacción los dos
en su contacto con los pacientes. Se su- son equivalentes, al punto de poderse
giere que sea neutral, objetivo, distan- cuestionar que la actividad del clínico
ciado, profesional, etc. Sin embargo, a sea el factor más importante en la reali-
partir de los años ochenta esta tenden- zación de los procesos de cambio pre-
cia ha ido cambiando, fomentando en vistos. Considero que, en esencia, el te-
el clínico actitudes más positivas: me- rapeuta no es el verdadero iniciador de
nos ansioso, más abierto y menos de- esos procesos. Más bien, es su media-
fensivo. dor o facilitador. Los cambios terapéu-
En esta contribución me aproximaré a ticos en el paciente son, finalmente, el
la problemática de la influencia del tra- resultado de su propia actividad.
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su profesión. Sobre esto se habla muy puesta debe precisarse. El sugerir que
poco. Pero se trata de factores muy rea- él no debe buscar ni encontrar en su
les (Sussman, 1992). Así, tenemos las trabajo satisfacción alguna no es muy
gratificaciones más intrínsecas aso- realista. Simplemente, no habrían tera-
ciadas, por ejemplo, a la sensación de peutas. Es normal que él como muchas
hacer un trabajo útil para los demás o otras personas busque y encuentre sa-
de ser indispensable para ellos, o al tisfacción en su trabajo. Por ello es di-
placer que a veces uno puede sentir no fícil señalar en forma precisa la fronte-
sólo por entender sino también ayudar ra de lo permisible o recomendable. El
a otros a dominar situaciones humanas hecho de que algunas satisfacciones
muy conflictivas, o al saber que uno profesionales puedan devenir en situa-
puede ayudar a la gente a enriquecerse ciones de abuso del paciente no justifi-
personalmente. En todo esto el te- ca que uno deba tomar en esta materia
rapeuta puede experimentar que él lle- una actitud particularmente fóbica.
ga a ser más fuerte, que su desarrollo Stierlin (1972) señala dos formas de
personal continúa y que él en el contac- exageración con respecto a la relación
to con sus pacientes encuentra la opor- con los pacientes: terapeutas que nece-
tunidad de una afirmación propia y re- sitan intensamente a sus pacientes para
cíproca. Hay además otras formas más su propia realización y que terminan
extrínsecas de satisfacción profesional, por explotarlos, propiciando su depen-
por ejemplo, el placer del continuo dencia por mucho tiempo; y terapeutas
contacto humano no específico, el es- que al contrario necesitan muy poco a
capar a la soledad, el llegar a una posi- sus pacientes en términos de satisfac-
ción socialmente apreciada, etc. A éstas ción personal, por lo que se hallan res-
hay que agregar las satisfacciones me- tringidamente motivados para invertir
en ellos su mayor capacidad de trabajo
nos bellas, más neuróticas, como la del
y la amplitud de empatía requerida.
terapeuta que no solucionó sus propios
Que el terapeuta en su trabajo intente
problemas juveniles de autoridad y que
satisfacer sus propias necesidades, re-
encuentra placer par personne in-
pito, es algo normal e inevitable. Pero
terposée en actuar sus pensamientos
hay que evitar que las motivaciones
rebeldes; o la de aquel otro que en su
enunciadas anteriormente, personales y
trabajo busca la realización de fantasías
sobre todo las intrínsecamente neuróti-
narcisísticas todopoderosas.
cas, vayan a hacerse de un lugar pre-
En todos estos casos, la pregunta cru-
ponderante de modo que el quehacer
cial es, por supuesto, hasta qué punto
psicoterapéutico sirva sobre todo para
está permitido que el terapeuta encuen-
satisfacerlas.
tre satisfacciones psicológicas persona-
les en su trabajo con pacientes. La res-
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misible brote y se instale se requiere Eso está fuera de toda duda, como tam-
sobre todo apertura en el mismo grupo bién lo está el que esa influencia tiene
profesional de psicoterapeutas: los lugar dentro y fuera de las horas de tra-
“abusivos” potenciales deben poder ac- bajo.
ceder a sus supervisores y colegas de
modo que sus problemas no sean trata- Contratransferencia
dos cuando sea ya demasiado tarde. Es-
La forma e intensidad en que la histo-
tos terapeutas tienen que aprender por
ria del paciente influye en la persona
sí mismos a reconocer, rápidamente,
del terapeuta –fenómeno de contra-
las señales de posibles conductas pro-
transferencia– se determina por la
pias de abuso, y deben poder encontrar,
orientación asumida por las partes (pa-
especialmente en su propio grupo de
ciente-terapeuta) en su interacción. Por
enseñanza, un camino abierto para la
un lado está la estructura de personali-
ayuda y el seguimiento adecuados. Por
dad del terapeuta con sus característi-
encargo de la Asociación Psicológica
cas y antecedentes personales –que in-
Americana, Pope (1994) ha formulado
cluyen componentes neuróticos y repe-
propuestas muy concretas acerca de la
titivos que tienen que ser socorridos
búsqueda (self-assessment), terapia y
terapéuticamente–, su educación, expe-
acompañamiento didácticos. Todo esto
riencia y fondos teóricos, que definen
hace necesario una visión y disposición
el color y naturaleza del eco que el te-
muy amplias sobre el problema plan-
rapeuta puede dar a la historia del pa-
teado en general, junto, claro está, a la
ciente. Y por otro lado está también la
discreción frente al caso individual.
manera de ser del paciente que consti-
Nació así progresivamente la siguiente
tuye un factor intensamente determi-
atmósfera: en vez de evitar ansiosamente
nante para la influencia de la terapia en
el problema de las implicancias posibles
el propio clínico.
del terapeuta en su labor profesional,
El contrato terapéutico no representa
manteniéndolo así escondido para el de-
una cuestión de neutralidad en la rela-
bate público, se ha acrecentado cada vez
ción terapeuta-paciente. Representa
más la tendencia a enfrentarlo de manera
más bien el establecimiento de un
lúcida. Esto es ciertamente favorable para
vínculo formal de cooperación entre
las posibilidades de desarrollo tanto de los
ellos, adaptado a la naturaleza muy es-
pacientes como de los terapeutas.
pecial de la relación terapéutica y las
características psíquicas del paciente.
EL TERAPEUTA EN EL ASIDERO DE SU
Cada clínico sabe, por experiencia, de
PROPIO TRABAJO
la diferencia existente entre una terapia
El ejercer psicoterapia tiene una gran con un paciente limítrofe con riesgo de
influencia en la persona del terapeuta. suicidio, que tiene muchas dificultades
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males de esta profesión. Ahora debo re- ciencia de la terapia que él está reali-
ferirme al hecho de que las investiga- zando en su paciente.
ciones contemporáneas sobre las lla- No he encontrado reportes sobre el
madas variables subjetivas que actúan efecto de la terapia personal en el ac-
sobre los psicoterapeutas señalan que tual o posteriormente amenazado bie-
el rol del terapeuta puede influenciar nestar psicológico del terapeuta. Sobre
negativamente en su propio bienestar esto y, teniendo en cuenta la influencia
(véase Beutler et al., 1994), determi- potencialmente negativa del ejercicio
nando en ellos un aumento significati- profesional de la psicoterapia en la vida
vo del estrés, además de otros transtor- del terapeuta, deberían haber más in-
nos severos, como aumento del neuro- vestigaciones.
ticismo, una disminución del autoapre- En lo que se refiere a la relación entre
cio, burn-out y problemas de relación terapia vivida por el candidato durante
(véase Guy & Liaboe, 1986). la formación o por el terapeuta ya for-
En una perspectiva diferente se ob- mado y la eficiencia que muestren en
servan interesantes investigaciones su trabajo psicoterapéutico, se observa
acerca de la relación entre la salud que en algunas ocasiones se llega a re-
emocional general del terapeuta y el re- sultados positivos con los pacientes.
sultado terapéutico. Una salud lábil del Sin embargo, en otras ocasiones no se
terapeuta impide el avance del paciente llega a establecer una relación signifi-
(Lambert & Bergin, 1983). Esto está cativa. Esto podría vincularse con el
demostrado tanto en investigaciones hecho de que el estar involucrado acti-
cuasiexperimentales como en investi- vamente en una terapia personal podría
gaciones más “naturalísticas”. afectar temporalmente las habilidades
Se podría esperar entonces, de mane- y la eficiencia del terapeuta, por hallar-
ra general, que los terapeutas al pasar se comprometido en una exploración
por una terapia personal estarían po- intensa de su propia persona.
niendo remedio suficiente para ayudar Pero seamos prudentes: estos hallaz-
a desaparecer el problema representado gos parcialmente contradictorios, no
por el estancamiento de muchos pa- dicen nada definitivo sobre la utilidad
cientes. Esto no resulta así, tal como se –para paciente y terapeuta– de una te-
pone de manifiesto en las conclusiones rapia personal en el contexto de una
de la investigación empírica (datos en formación en psicoterapia. En base a
diversas direcciones). Muchas veces, los datos de las investigaciones efec-
sin embargo, se busca en estas investi- tuadas, no se puede llegar a discriminar
gaciones sólo la relación entre el dato fehacientemente si el hecho de que en
que el terapeuta ha pasado o está pa- un momento posterior en su carrera
sando por una terapia personal y la efi- profesional el terapeuta reporte haber
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pasado por una terapia personal, sea in- alarmista exagerada. Los factores per-
dicador o no de un estado mental origi- sonales constituyen un dato central al
nalmente lábil, o que se trata más bien que se debe poner constante atención
de un estado psíquico mejorado como en la enseñanza, en el cuidado perma-
consecuencia de aquella terapia. Qui- nente de instituciones de formación
zás en una investigación general, a te- psicoterapéutica, en las comisiones éti-
rapeutas de todas las posibles tenden- cas de las asociaciones de profesiona-
cias académicas, aquellos que indiquen les y en la vigilancia personal del clíni-
haber tenido una terapia personal, re- co. La prevención y el cuidado perma-
sulten ser los que menos necesitan de nente deben estar siempre presentes.
ella (véase Beutler et al., 1994). Poner atención no quiere decir inten-
tar hacer desaparecer aquellos compo-
CONCLUSIÓN nentes personales u otorgarles una au-
Se ha de acreditar que, aparte del co- reola negativa pues no se trata de as-
nocimiento, técnica y habilidad, la per- pectos intrínsecamente equivocados.
sona del clínico juega un rol central en Se trata de aspectos que pueden ejercer
la clase especial de trabajo que él efec- un efecto negativo para el paciente (ac-
túa. También, que existe una clara rela- tividad psicoterapéutica defectuosa)
ción entre características personales como también para la vida personal del
del terapeuta, la elección que hiciera de psicoterapeuta cuando no se les toma
este tipo de trabajo, el modo como lo suficientemente en cuenta.
realiza y los resultados que logra en sus El clínico tiene que aprender a mane-
pacientes, confirmándose además que jar aquellos aspectos ligados a su per-
el impacto de este trabajo en su persona sona. Esto significa en primer lugar
no es pobre en significación. que tiene que aprender a conocer pro-
Ahora bien, no todas estas formas de fundamente sus propios conflictos, mo-
influencia se concretan como conse- tivaciones, peculiaridades de su ca-
cuencias negativas para los psicotera- rácter e intenciones, para evitar situa-
peutas. Por el contrario, se trata de fac- ciones de riesgo ligadas a ello. No se
tores subjetivos que forman parte de las trata aquí básicamente de un conoci-
condiciones mismas de este trabajo y miento teórico sino más bien de un co-
que pueden llamarse inevitables por es- nocimiento vivenciado gracias a la psi-
tar intrínsecamente ligadas a la natura- coterapia personal. Este trabajo psico-
leza del trabajo psicoterapéutico. terapéutico debe realizarse en primer
No es pues apropiado minimizar o in- término durante la formación, pero si
tentar ocultar estos factores personales. es necesario debe ser continuado sin
Una reacción fóbica al respecto está amilanamiento más adelante durante el
fuera de lugar; también una actitud ejercicio de la carrera. La psicoterapia
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