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Experiencias Artísticas
Presentción
En esta semana abordaremos las siguientes líneas temáticas:
2.1 Posibilidades para la exploración del movimiento corporal.
2.2 Impulso creativo y de movimiento expresivo.
2.3 Moverse, jugar y expresar y compartir.
Es fundamental que los contenidos inviten a generar reflexiones sobre cómo construir es-
pacios y ambientes propicios para bebés, niños y niñas en sus primeros años, de manera
que se puedan propiciar experiencias vinculadas al movimiento corporal expresivo desde
recursos de la danza y la expresión corporal en los espacios escolares; y, encontrar cómo
se vincula a su vida cotidiana. Para hacerlo necesitaremos poner en práctica el juego y lo
ejerceremos como derecho fundamental de niños y niñas, pues su inclusión en procesos
tanto recreativos como de enseñanza-aprendizaje posibilita la creatividad, expresión, con-
vivencia, diálogo y reflexión.
En ese sentido, este tema tiene la intención de ser un espacio de exploración, experimen-
tación y reflexión en donde se viva el cuerpo en movimiento como forma de expresión
artística en relación al contexto de bebés, niñas y niños. Así mismo se pretende relacionar
a partir de una práctica reflexiva, aspectos como: desarrollo personal, diversidad, rela-
ción con el otro, la importancia de la diversión y el disfrute, y el arte como recurso para
el bienestar del ser humano. Pero sobre todo, tiene la intención de sembrar una semillita
de curiosidad para descubrir multiuniversos de expresividad a través del movimiento
expresivo de niñas y niños. ¿Nos acompañas?
Estudio de caso
La situación problemática que guiará el estudio de los contenidos en esta segunda semana
de trabajo es: ¿De qué manera motivar la exploración del movimiento corporal para ge-
nerar posibilidades de expresión que sirvan como acercamientos a experiencias artísticas
con la danza y la expresión corporal?
Para hacerlo, hemos considerado tres líneas temáticas que desarrollaremos a continua-
ción.
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2. Movimiento corporal expresivo
(Danza y expresión corporal).
El movimiento está presente desde que el bebé se encuentra en el vientre de su madre.
Para nacer, realiza un gran esfuerzo en impulsos, fuerza, empuje, relajación y contra im-
pulsos para poder salir a explorar otro mundo, diferente al que ha vivido durante nueve
meses. Este nuevo espacio ya no es acuático, sino aéreo en el que se necesita respirar y
esta acción, aunque con el tiempo se va haciendo cotidiana, implica grandes movimientos
corporales internos y externos. Además de aprender a convivir con la fuerza de gravedad,
las dimensiones espaciales y la presencia de otros seres y múltiples objetos en el entorno.
Los seres humanos desde que nacemos estamos en constante movimiento, aun cuando
estamos dormidos movemos nuestro cuerpo, y esa es la más grande certeza de estar
vivos en una realidad. Conforme crecemos vamos dando por hecho que ahí está nuestro
cuerpo, para servirnos, para transportarnos, para cumplir nuestras necesidades y deseos,
se convierte en una envoltura o una carcasa de nuestros pensamientos. Sin embargo,
muchas veces conforme crecemos, al ir priorizando ciertas dinámicas, exigencias y com-
portamientos sociales, comenzamos a tomar distancia de nuestro cuerpo en movimiento.
Cuando somos niñas y niños habitamos la vida con toda la integralidad de nuestro cuerpo:
fisicalidad, emociones, sensaciones y pensamientos, todo ello fusionado en cada momen-
to y cada movimiento.
Margarita Baz dice: “No tengo un cuerpo: soy mi cuerpo, existo como cuerpo” (Ferreiro,
2002, p. 128), y si miráramos con tiempo y detenimiento la presencia de una niña o un
niño, podríamos afirmar que sus cuerpos afirman ese habitar, cuando corren, saltan, mi-
ran, respiran, duermen, huelen, comen, platican, abrazan, nadan, tocan, lanzan, cuando
hacen todo tipo de acciones, y aún lo podremos notar en su “no hacer”, en sus pausas y
silencios, porque ellos habitan el cuerpo, el tiempo y el espacio “en el aquí y ahora”.
Figura 1. Habitando el cuerpo. Morelos. Adriana Sandoval.
Aun cuando esta información sea una herramienta valiosa que permite ofrecer un se-
guimiento de bienestar de las niñas y los niños, conviene considerarla una guía y no una
regla de “cómo debería de estar moviéndose”. Por tal motivo, este tema de Movimiento
corporal expresivo dentro de la Expresión artística quisiéramos invitarles a vivirlo, no
desde técnicas dancísticas específicas que tendrían que aprender los bebés y niños, sino
más bien como un vasto paisaje corporal, de movimiento y expresividad por descubrir, co-
nocer y explorar. Colocar la mirada, la percepción y la atención en la singularidad de cada
bebé, niña o niño, en sus muy particulares ritmos, y cualidades de movimiento. Descubrir
hacia dónde dirige su curiosidad, qué le mueve, qué le inquieta, cuál es su forma en la
que fluye al comunicarse, en su voz, en sus gestos, en sus sonidos, etc. Conforme vamos
conociendo sus cualidades expresivas, vamos encontrando un tesoro de gran potencial
genuino. Como menciona Merleau-Ponty que cuando el cuerpo rompe con la condición
rutinaria del cuerpo habitual y mecánico, entonces se tiene la posibilidad de construir “...
un tiempo propio, una posibilidad singular, una alternativa distintiva de significación, un
nuevo sentido del mundo” (citado en Ferreiro, 2002, p. 142).
Nos interesa proponer un panorama de danza y expresión corporal como lenguaje artístico
hacia el valor que tiene el movimiento corporal genuino de las niñas y niños de la primera
infancia. Más que seleccionar técnicas de estilos dancísticos o metodologías coreográficas
queremos proponer que se echen un clavado a las profundidades de la riqueza del movi-
miento expresivo por el movimiento. Este tema centra su atención en algunos elementos
significativos para provocar el movimiento, en la conciencia y reflexión de lo vivido, en el
respeto, la creatividad como grandes potenciales en la construcción de sí y en las relacio-
nes con sus vínculos personales y de su entorno.
Es por eso que el juego se vuelve necesario como una estrategia de mediación que genera
la sensación de disfrute, logro, vínculo, descubrimiento de sí a través del movimiento y
las acciones corporales que surgen. En este sentido para las primeras infancias juego y
movimiento van muy de la mano, el juego detona la exploración del movimiento y a su
vez, el movimiento permite que suceda el juego y lo alimenta.
Otra complejidad es que durante aproximadamente un año no contamos con una ex-
presión verbal que le permita a las y los niños esa comunicación a la que estamos tan
acostumbrados en la vida adulta y algunos no hemos aprendido a escuchar más allá de
las palabras. El trabajo con el movimiento en estas etapas de la primera infancia, requie-
re de mucha observación, escucha y atención; entrar en sintonía con esas personas que
cuidamos para descubrir y construir formas particulares para comunicarnos.
Para hablar de las capacidades corporales, sería necesario escuchar a quienes conviven
directamente con cada grupo de edad, pues en cada periodo nos podría hablar de habi-
lidades específicas. Es por ello que en este módulo sólo haremos referencia en algunas
que nos sirvan para ejemplificar los planteamientos y vamos a centrarnos en algunas
posibilidades para propiciar el movimiento expresivo.
Si hacemos un rápido recorrido general de algunas posibilidades de movimiento fáciles
de observar en la relación con las personas de la primera infancia, podemos decir que
después de nacer las primeras experiencias con el movimiento están relacionadas con
el vínculo con la figura maternante. La manera en que le carga, sujeta, abraza, desplaza,
comienzan a ser referentes que además de aportar en la construcción de una relación
particular de apego, permiten al bebé familiarizarse con un ritmo y una cualidad de mo-
vimiento del agente educativo o de quien realiza el maternaje.
Winnicott (citado en et. al. Giardini, 2017), refiere al concepto de Holding, que tiene que
ver con el sostenimiento del sujeto maternante, contención, atención a necesidades in-
mediatas, soporte, la manera en que se van ajustando los cuerpos y van generando una
comunicación. Una manera de ser sostenido que genera una cualidad de estar y posibilita
una transición adecuada a otros momentos de desarrollo. Handing, es otro término de
Winicott que se refiere a la manipulación física del cuerpo del otro, en la que el sujeto
maternante mueve al otro, lo desplaza, lo manipula al bañarlo, al darle de comer, al mover
sus extremidades, acomodarlo en su cama. Desde ahí también se va construyendo cierta
familiaridad con: ritmos, energías, cualidades del movimiento.
Al principio el bebé y la persona maternante se perciben como un solo ser, poco a poco se
empieza a dar cuenta de que sus manos son sus manos, y que puede incidir de alguna ma-
nera en lo que toca, atraerlo, alejarlo. En estas primeras necesidades del movimiento, es
importante aprovechar las oportunidades para llevar la atención hacia esos movimientos
y comunicarle “eres tú quien está moviendo sus manos”, “eres tú quien está pataleando”,
“esos que estás tocando son tus pies”. Ahí en esos movimientos están las semillas de esas
experiencias corporales, como en el darse cuenta que “soy yo el que aplaudo”.
Visualiza el siguiente video:
Más adelante esta conciencia de sí, le permitirá accionar con mayor intención al flexionar
y extender sus extremidades, al girar la cabeza, o rotar sobre su eje sobre el piso para
voltearse; acercarse a, alejarse de; impulsarse hacia una dirección, luego sentarse, gatear,
levantarse, caminar, correr, caer, entre otras acciones que rápidamente va realizando, ya
sea porque algo allá fuera le motiva, le jala, o porque hay otro impulso de movimiento
que aún no distingue muy bien. Los primeros movimientos son en relación con su propio
cuerpo, y posteriormente en relación con los objetos, el espacio, los sonidos y los otros.
Conforme la niña o el niño crece pasa progresivamente de una situación en la que aún no
es tan consciente de lo que sucede a un movimiento más intencionado. Poner atención en
esas intenciones es lo que permitirá en un futuro los acercamientos al movimiento expre-
sivo, pues justo una de las condiciones para ello es que exista la intención de comunicar,
de decir, de mostrar algo.
Entre las posibilidades para invitar al movimiento nos gustaría que imaginaras las siguien-
tes:
Mover el objeto. Una vez que tomó el objeto se puede invitar a moverlo, puede ser a partir
de preguntas y mostrando que algo me pasa a mí también cuando el objeto se mueve:
me da gusto, me sorprende, me divierte. Es importante reforzar la idea de que ese movi-
miento me dice algo, me provoca, me mueve a mí también. Si se agota una posibilidad,
podemos mostrar otra con el mismo objeto o con otro similar.
Figura 3. Bebé explorando con gises. Ciudad de México. Ma-
tías Arroyo.
Moverse como el objeto. En este caso se trata de motivar la imitación del movimiento del
objeto, diversificando distintas maneras de moverlo. Conviene usar objetos que puedan
moverse de diferentes maneras, por ejemplo una tela, una almohada, una cuerda gruesa.
El objeto me mueve. En esta posibilidad se podría dar una interacción en la que juguemos
a que el objeto lo observa, lo persigue, lo llama, lo impulsa. En estos casos el objeto se
anima y se convierte en un personaje que entra en relación con la niña o el niño.
Moverse imitando al otro. Los ejercicios de imitación o de espejo son muy llamativos
cuando se redimensionan los movimientos y se hacen crecer o se van volviendo extraor-
dinarios. Al jugar es importante pedirles que siempre se mire de frente al que guía y
realizar movimientos suaves, claros y amplios, para facilitar la imitación. Seguir al líder e
ir alternando los líderes, también es muy atractivo en esas edades, aun cuando no todos
puedan seguir todos los movimientos.
El movimiento que genera sonidos. Esto sucede cuando todos los sonidos que provoco
son pretextos y detonadores para moverme. principalmente las pisadas, el choque de
manos, las palmadas en el piso, el roce con texturas del espacio.
El movimiento inspirado por la música. Esta es una de las motivaciones más evidentes y
comunes. La música puede generar una atmósfera propicia para moverse. Es importante
que la música que se utilice para provocar el movimiento no sea una canción de moda, o
alguna cuya letra sea explícita, pues eso limitaría la libertad expresiva del movimiento al
tratar de “bailarla” o cantarla como se debería.
Para continuar con la elaboración de tu bitácora incluirás el ejercicio, Lluvia de ideas para
motivar el movimiento donde te invitamos a revisar con calma estas posibilidades e ir es-
tableciendo relaciones con tu contexto y el grupo de edad con el que estás familiarizado.
Disponible en el apartado de actividades del presente módulo.
En el siguiente video Flor Sandoval e Ireli Vázquez, a lado de Steiner y Francesco Tonucci
nos platicarán de los beneficios de la inhalación y la exhalación, del silencio y el aburri-
miento. Porque aunque no lo creas el aburrimiento y el “no movimiento” son un elemento
primordial en el proceso de la presencia y la expresividad.
Como agentes educativos necesitamos aprender a observar cuáles son los impulsos para
el movimiento que tienen las y los niños al jugar, cuando les acompañamos, cuando les
proponemos una acción. Para que el movimiento posea un componente expresivo es
importante que surja de los impulsos propios. Es cierto que nosotros les ofrecemos mo-
tivaciones o condiciones para que suceda algo pero ellos deciden hacerlo y la manera en
que lo hacen. En ese sentido, no podemos dirigir el movimiento del otro pero sí podemos
posibilitarlo, antojarlo, retarlo y contagiarlo. Cuando ellas y ellos se mueven por sus pro-
pias motivaciones, curiosidades, deseos, les estamos permitiendo que nos compartan
algo de lo que son, lo que están construyendo.
Es muy sutil la línea entre dirigir su movimiento, forzarlo a moverse como nosotros de-
seamos que lo haga, o motivar el surgimiento de sus propios impulsos. Podría pensarse
como una tarea compleja, sin embargo, no es un terreno desconocido. Es como cuando les
acompañamos en el gateo o en el caminar y hacemos cosas para atraerlos hacia nosotros,
pero no les movemos las piernas o las manos para que lo realicen. Sólo habría que estar
pendientes y preguntarnos ¿Qué tanto estoy permitiendo que ella o él encuentren una
motivación para moverse?, ¿qué tan directivo soy?
El siguiente paso será imaginar actividades en las que se integren elementos menciona-
dos hasta ahora. Puedes seleccionar aquellos que hayan sido de tu interés y combinarlos.
En la siguiente tabla te mostramos una opción para imaginar combinaciones y visualizar
posibles acciones. Obsérvala y trata de ir articulando el desglose de los elementos para
imaginar las actividades. Estas son sugerencias que te hacemos, no hay recetas o fórmu-
las de cómo hacerlo. Toma este ejercicio como una oportunidad para experimentar, por
supuesto al momento de poner en práctica es importante tener una estructura flexible
que te dé confianza y con la que puedas también jugar o modificar si es necesario durante
la experiencia.
Por ejemplo:
Tabla 2. Esqueleto de propuestas
Después de revisar estos dos desarrollos a partir de la tabla y para continuar con la ela-
boración de tu bitácora incluirás el ejercicio Secuencia de acciones para explorar el movi-
miento. Disponible en el apartado de actividades del presente módulo.
Cierre del módulo
Después de estas primeras dos semanas de trabajo es importante que vayas sumando y
articulando los contenidos pues todos estos se convierten potencialmente en considera-
ciones metodológicas para propiciar acercamientos a experiencias artísticas y estéticas
con la primera infancia. Como te mencionamos en un principio, la idea es trabajar de
una manera integral, por lo que aunque separemos en líneas temáticas todo aporta al
mismo objetivo.
Bibliografía
Obligatoria:
Aucouturier, B. (2015). “La práctica psicomotriz a nivel educativo, preventivo y terapéuti-
co”. Revista Latinoamericana de Educación Infantil, 4(2), pp. 205-211.
SEP (2017). La expresión corporal y la danza en Educación Inicial: Un buen comienzo.
Programa para la educación de las niñas y los niños de 0 a 3 años. México: Secretaría de
Educación pública. Pp. 136-138.
Complementaria:
OEI (2021). El lenguaje del cuerpo en la infancia en Arte, educación y primera infancia:
sentidos y experiencias. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos. pp. 73-76.
Feldenkrais, M. (2009). Autoconciencia por el movimiento. Barcelona: Paidós.
Penchansky, M. (2009). Sinvergüenzas. La expresión corporal y la infancia. Buenos Aires:
Lugar editoral.
Winnicott, D. W. (2009). Realidad y juego. Argentina: Gedisa Editorial.