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BLOQUE 2

Experiencias Artísticas
Presentción
En esta semana abordaremos las siguientes líneas temáticas:
2.1 Posibilidades para la exploración del movimiento corporal.
2.2 Impulso creativo y de movimiento expresivo.
2.3 Moverse, jugar y expresar y compartir.

Es fundamental que los contenidos inviten a generar reflexiones sobre cómo construir es-
pacios y ambientes propicios para bebés, niños y niñas en sus primeros años, de manera
que se puedan propiciar experiencias vinculadas al movimiento corporal expresivo desde
recursos de la danza y la expresión corporal en los espacios escolares; y, encontrar cómo
se vincula a su vida cotidiana. Para hacerlo necesitaremos poner en práctica el juego y lo
ejerceremos como derecho fundamental de niños y niñas, pues su inclusión en procesos
tanto recreativos como de enseñanza-aprendizaje posibilita la creatividad, expresión, con-
vivencia, diálogo y reflexión.

En ese sentido, este tema tiene la intención de ser un espacio de exploración, experimen-
tación y reflexión en donde se viva el cuerpo en movimiento como forma de expresión
artística en relación al contexto de bebés, niñas y niños. Así mismo se pretende relacionar
a partir de una práctica reflexiva, aspectos como: desarrollo personal, diversidad, rela-
ción con el otro, la importancia de la diversión y el disfrute, y el arte como recurso para
el bienestar del ser humano. Pero sobre todo, tiene la intención de sembrar una semillita
de curiosidad para descubrir multiuniversos de expresividad a través del movimiento
expresivo de niñas y niños. ¿Nos acompañas?
Estudio de caso
La situación problemática que guiará el estudio de los contenidos en esta segunda semana
de trabajo es: ¿De qué manera motivar la exploración del movimiento corporal para ge-
nerar posibilidades de expresión que sirvan como acercamientos a experiencias artísticas
con la danza y la expresión corporal?

Para hacerlo, hemos considerado tres líneas temáticas que desarrollaremos a continua-
ción.

________________________________________
2. Movimiento corporal expresivo
(Danza y expresión corporal).
El movimiento está presente desde que el bebé se encuentra en el vientre de su madre.

Para nacer, realiza un gran esfuerzo en impulsos, fuerza, empuje, relajación y contra im-
pulsos para poder salir a explorar otro mundo, diferente al que ha vivido durante nueve
meses. Este nuevo espacio ya no es acuático, sino aéreo en el que se necesita respirar y
esta acción, aunque con el tiempo se va haciendo cotidiana, implica grandes movimientos
corporales internos y externos. Además de aprender a convivir con la fuerza de gravedad,
las dimensiones espaciales y la presencia de otros seres y múltiples objetos en el entorno.

Los seres humanos desde que nacemos estamos en constante movimiento, aun cuando
estamos dormidos movemos nuestro cuerpo, y esa es la más grande certeza de estar
vivos en una realidad. Conforme crecemos vamos dando por hecho que ahí está nuestro
cuerpo, para servirnos, para transportarnos, para cumplir nuestras necesidades y deseos,
se convierte en una envoltura o una carcasa de nuestros pensamientos. Sin embargo,
muchas veces conforme crecemos, al ir priorizando ciertas dinámicas, exigencias y com-
portamientos sociales, comenzamos a tomar distancia de nuestro cuerpo en movimiento.

¿Recuerdas en qué momentos o experiencias te encontraste percibiendo todo tu cuerpo


en plenitud? Probablemente algunas de éstas se ubican en tu infancia.

Cuando somos niñas y niños habitamos la vida con toda la integralidad de nuestro cuerpo:
fisicalidad, emociones, sensaciones y pensamientos, todo ello fusionado en cada momen-
to y cada movimiento.

Margarita Baz dice: “No tengo un cuerpo: soy mi cuerpo, existo como cuerpo” (Ferreiro,
2002, p. 128), y si miráramos con tiempo y detenimiento la presencia de una niña o un
niño, podríamos afirmar que sus cuerpos afirman ese habitar, cuando corren, saltan, mi-
ran, respiran, duermen, huelen, comen, platican, abrazan, nadan, tocan, lanzan, cuando
hacen todo tipo de acciones, y aún lo podremos notar en su “no hacer”, en sus pausas y
silencios, porque ellos habitan el cuerpo, el tiempo y el espacio “en el aquí y ahora”.
Figura 1. Habitando el cuerpo. Morelos. Adriana Sandoval.

Para continuar con la elaboración de tu bitácora incluirás el ejercicio Vivir en el movimien-


to, te invitamos a mirar un video en donde se puede observar el movimiento de un bebé.
Déjate guiar por las sugerencias que te van indicando, imagínate que eres el cuerpo del
bebé e imítalo, como si fuera la primera vez que realizas esos movimientos. Disponible
en el apartado de actividades del presente módulo.

Es importante que los agentes educativos y acompañantes de la primera infancia vivan


experiencias de movimiento, de juego y de exploración artística en las que experimenten
la expresión para que en sus cuerpos se plasme una huella cercana a cómo las niñas y
niños viven estas experiencias, con la intención de ser empáticos y abrir canales de comu-
nicación contingente. Tomando en cuenta lo anterior, es fundamental estar en el presente,
en atención y comunicación con las niñas y niños, para mantenerse con ellos viviendo la
singularidad de cada uno, quitando expectativas de cómo deben moverse, accionando
según su etapa de desarrollo.

Aun cuando esta información sea una herramienta valiosa que permite ofrecer un se-
guimiento de bienestar de las niñas y los niños, conviene considerarla una guía y no una
regla de “cómo debería de estar moviéndose”. Por tal motivo, este tema de Movimiento
corporal expresivo dentro de la Expresión artística quisiéramos invitarles a vivirlo, no
desde técnicas dancísticas específicas que tendrían que aprender los bebés y niños, sino
más bien como un vasto paisaje corporal, de movimiento y expresividad por descubrir, co-
nocer y explorar. Colocar la mirada, la percepción y la atención en la singularidad de cada
bebé, niña o niño, en sus muy particulares ritmos, y cualidades de movimiento. Descubrir
hacia dónde dirige su curiosidad, qué le mueve, qué le inquieta, cuál es su forma en la
que fluye al comunicarse, en su voz, en sus gestos, en sus sonidos, etc. Conforme vamos
conociendo sus cualidades expresivas, vamos encontrando un tesoro de gran potencial
genuino. Como menciona Merleau-Ponty que cuando el cuerpo rompe con la condición
rutinaria del cuerpo habitual y mecánico, entonces se tiene la posibilidad de construir “...
un tiempo propio, una posibilidad singular, una alternativa distintiva de significación, un
nuevo sentido del mundo” (citado en Ferreiro, 2002, p. 142).

Nos interesa proponer un panorama de danza y expresión corporal como lenguaje artístico
hacia el valor que tiene el movimiento corporal genuino de las niñas y niños de la primera
infancia. Más que seleccionar técnicas de estilos dancísticos o metodologías coreográficas
queremos proponer que se echen un clavado a las profundidades de la riqueza del movi-
miento expresivo por el movimiento. Este tema centra su atención en algunos elementos
significativos para provocar el movimiento, en la conciencia y reflexión de lo vivido, en el
respeto, la creatividad como grandes potenciales en la construcción de sí y en las relacio-
nes con sus vínculos personales y de su entorno.

2.1 Posibilidades para la exploración


del movimiento corporal
Las niñas y niños de la primera infancia se alimentan todo el tiempo de los movimientos,
ya sea de aquellos que son motivados por los objetos de su entorno, los que surgen de
una necesidad o impulso interno, los que son provocados por otros, así como aquellos
que vienen del vínculo con las personas cercanas. En ocasiones estos movimientos sur-
gen como una acción intencionada, otras de manera espontánea, y otras más como una
reacción a un estímulo generado desde el exterior. Poseen cualidades particulares como
el ritmo, la dirección, la amplitud, la duración, la energía con que se realizan, el flujo.

Figura 2. Niños en movimiento corporal ex-


presivo. Ciudad de México. Matías Arroyo.
Sea cual sea, en ocasiones lo que sucede pasa desapercibido o no es lo suficientemente
significativo para vivirlo como una experiencia, y ahí es donde nuestro papel como agen-
tes educativos o acompañantes, cobra mayor importancia para lograr acercamientos al
movimiento expresivo, pues tenemos la posibilidad de guiar esos impulsos y potenciar el
significado que pudieran tener.

Es por eso que el juego se vuelve necesario como una estrategia de mediación que genera
la sensación de disfrute, logro, vínculo, descubrimiento de sí a través del movimiento y
las acciones corporales que surgen. En este sentido para las primeras infancias juego y
movimiento van muy de la mano, el juego detona la exploración del movimiento y a su
vez, el movimiento permite que suceda el juego y lo alimenta.

El movimiento enlazado y motivado por la exploración lúdica permite experiencias más


integrales, pues se dan en relación con el cuerpo habitado, un cuerpo presente, un cuerpo
en movimiento que juega, que explora y que se expresa desde sus posibilidades corpora-
les. En ese sentido para lograr un acercamiento a las experiencias artísticas no es necesario
hacer referencia a disciplinas artísticas, pues el énfasis está puesto en las experiencias cor-
porales que surgen desde la exploración y dejan una sensación de generar algo que antes
no estaba. Cuando así sucede las y los niños se apropian de su movimiento de una manera
consciente y disfrutan su repetición, amplitud, direcciones, variaciones y velocidades.

Generalmente cualquier formación inicial en movimiento expresivo inicia con procesos


de reconocimiento y auto observación de posibilidades corporales; sin embargo, cuando
se piensa en la primera infancia, en ese rango de los 0 a los 3 años, se vuelve más com-
plejo debido a lo rápido que cambian los cuerpos. En esos primeros años, se aprende
muy rápido, de una semana a otra hay nuevos cambios y se es cada vez más hábil en el
movimiento.

Otra complejidad es que durante aproximadamente un año no contamos con una ex-
presión verbal que le permita a las y los niños esa comunicación a la que estamos tan
acostumbrados en la vida adulta y algunos no hemos aprendido a escuchar más allá de
las palabras. El trabajo con el movimiento en estas etapas de la primera infancia, requie-
re de mucha observación, escucha y atención; entrar en sintonía con esas personas que
cuidamos para descubrir y construir formas particulares para comunicarnos.

Para hablar de las capacidades corporales, sería necesario escuchar a quienes conviven
directamente con cada grupo de edad, pues en cada periodo nos podría hablar de habi-
lidades específicas. Es por ello que en este módulo sólo haremos referencia en algunas
que nos sirvan para ejemplificar los planteamientos y vamos a centrarnos en algunas
posibilidades para propiciar el movimiento expresivo.
Si hacemos un rápido recorrido general de algunas posibilidades de movimiento fáciles
de observar en la relación con las personas de la primera infancia, podemos decir que
después de nacer las primeras experiencias con el movimiento están relacionadas con
el vínculo con la figura maternante. La manera en que le carga, sujeta, abraza, desplaza,
comienzan a ser referentes que además de aportar en la construcción de una relación
particular de apego, permiten al bebé familiarizarse con un ritmo y una cualidad de mo-
vimiento del agente educativo o de quien realiza el maternaje.

Winnicott (citado en et. al. Giardini, 2017), refiere al concepto de Holding, que tiene que
ver con el sostenimiento del sujeto maternante, contención, atención a necesidades in-
mediatas, soporte, la manera en que se van ajustando los cuerpos y van generando una
comunicación. Una manera de ser sostenido que genera una cualidad de estar y posibilita
una transición adecuada a otros momentos de desarrollo. Handing, es otro término de
Winicott que se refiere a la manipulación física del cuerpo del otro, en la que el sujeto
maternante mueve al otro, lo desplaza, lo manipula al bañarlo, al darle de comer, al mover
sus extremidades, acomodarlo en su cama. Desde ahí también se va construyendo cierta
familiaridad con: ritmos, energías, cualidades del movimiento.

Al principio el bebé y la persona maternante se perciben como un solo ser, poco a poco se
empieza a dar cuenta de que sus manos son sus manos, y que puede incidir de alguna ma-
nera en lo que toca, atraerlo, alejarlo. En estas primeras necesidades del movimiento, es
importante aprovechar las oportunidades para llevar la atención hacia esos movimientos
y comunicarle “eres tú quien está moviendo sus manos”, “eres tú quien está pataleando”,
“esos que estás tocando son tus pies”. Ahí en esos movimientos están las semillas de esas
experiencias corporales, como en el darse cuenta que “soy yo el que aplaudo”.
Visualiza el siguiente video:

Video 1: Bebé descubriendo que aplaude.


Después de ver el video, ¿recuerdas alguna situación similar?, ¿le habías dado importan-
cia a tales reacciones anteriormente? Recuerda que el cuerpo, el gesto, los sonidos y la
mirada de nuestras niñas y niños son una de sus muchas formas de comunicarnos algo.

Más adelante esta conciencia de sí, le permitirá accionar con mayor intención al flexionar
y extender sus extremidades, al girar la cabeza, o rotar sobre su eje sobre el piso para
voltearse; acercarse a, alejarse de; impulsarse hacia una dirección, luego sentarse, gatear,
levantarse, caminar, correr, caer, entre otras acciones que rápidamente va realizando, ya
sea porque algo allá fuera le motiva, le jala, o porque hay otro impulso de movimiento
que aún no distingue muy bien. Los primeros movimientos son en relación con su propio
cuerpo, y posteriormente en relación con los objetos, el espacio, los sonidos y los otros.
Conforme la niña o el niño crece pasa progresivamente de una situación en la que aún no
es tan consciente de lo que sucede a un movimiento más intencionado. Poner atención en
esas intenciones es lo que permitirá en un futuro los acercamientos al movimiento expre-
sivo, pues justo una de las condiciones para ello es que exista la intención de comunicar,
de decir, de mostrar algo.

Cuando el movimiento es provocado desde una exploración lúdica muy probablemente


le provocará placer por moverse, al desplazarse, girar, saltar, rodar, extenderse, correr.
Ese placer se vuelve un motor para volverlo a hacer, para probar diferentes maneras de
hacerlo e incluso para contagiar a otros ese disfrute por el movimiento.

Las posibilidades de movimiento pueden observarse en lo que sucede de manera espon-


tánea y sin una intención clara, en lo que sucede cuando hay un impulso propio y cuando
algo o alguien provoca a realizar el movimiento.

Entre las posibilidades para invitar al movimiento nos gustaría que imaginaras las siguien-
tes:

Movimiento a partir de objetos


Moverse hacia el objeto. En este caso es importante considerar objetos simples pero que
puedan atraer la atención, quizá mostrar alguna posibilidad sonora o de manipulación que
posea y dejarlo a una distancia que implique desplazamiento pero cerca del campo visual.

Mover el objeto. Una vez que tomó el objeto se puede invitar a moverlo, puede ser a partir
de preguntas y mostrando que algo me pasa a mí también cuando el objeto se mueve:
me da gusto, me sorprende, me divierte. Es importante reforzar la idea de que ese movi-
miento me dice algo, me provoca, me mueve a mí también. Si se agota una posibilidad,
podemos mostrar otra con el mismo objeto o con otro similar.
Figura 3. Bebé explorando con gises. Ciudad de México. Ma-
tías Arroyo.

Moverse como el objeto. En este caso se trata de motivar la imitación del movimiento del
objeto, diversificando distintas maneras de moverlo. Conviene usar objetos que puedan
moverse de diferentes maneras, por ejemplo una tela, una almohada, una cuerda gruesa.

El objeto me mueve. En esta posibilidad se podría dar una interacción en la que juguemos
a que el objeto lo observa, lo persigue, lo llama, lo impulsa. En estos casos el objeto se
anima y se convierte en un personaje que entra en relación con la niña o el niño.

Movimiento a partir de los otros


Moverse por la guía del otro. En este caso se puede guiar al otro con un dedo mágico que
lo hace girar, desplazarse, detenerse; con una tela que sujeta la o el niño de un extremo
y con la cual le impulsa a desplazarse, girar, flexionarse. También se puede dar una guía
verbal en la que se va describiendo el movimiento, contando una historia, construyendo
imágenes mentales que inviten al movimiento, haciendo preguntas o proponiendo retos.

Moverse imitando al otro. Los ejercicios de imitación o de espejo son muy llamativos
cuando se redimensionan los movimientos y se hacen crecer o se van volviendo extraor-
dinarios. Al jugar es importante pedirles que siempre se mire de frente al que guía y
realizar movimientos suaves, claros y amplios, para facilitar la imitación. Seguir al líder e
ir alternando los líderes, también es muy atractivo en esas edades, aun cuando no todos
puedan seguir todos los movimientos.

Moverse respondiendo al movimiento del otro. En una especie de pregunta y respuesta


donde cada movimiento es diferente, uno hace y el otro reacciona con otro movimiento
que está motivado por el movimiento anterior. Es interesante lo que sucede con esta
dinámica, hay niños que les emociona intentar movimientos cada vez más complejos e
inesperados. Es importante que como agentes educativos evitemos los juicios ante las
propuestas de movimiento y que aceptemos con toda disposición la propuesta del otro.
Movimiento a partir de sonidos
Los sonidos que generan movimiento. Es conveniente que las y los niños sean conscientes
de que hay sonidos a su alrededor y ellos pueden generar sonidos que se pueden expresar
en movimientos. Desde escuchar y reconocer los sonidos del corazón y de la respiración;
los sonidos que existen en el ambiente, los sonidos generados por la exploración de mi
voz; los sonidos provocados por objetos que hago sonar; los sonidos que provoca mi
movimiento.

Figura 4. Niña escuchando sonidos de su entorno. Ciudad de


México. Matías Arroyo.

El movimiento que genera sonidos. Esto sucede cuando todos los sonidos que provoco
son pretextos y detonadores para moverme. principalmente las pisadas, el choque de
manos, las palmadas en el piso, el roce con texturas del espacio.

El movimiento inspirado por la música. Esta es una de las motivaciones más evidentes y
comunes. La música puede generar una atmósfera propicia para moverse. Es importante
que la música que se utilice para provocar el movimiento no sea una canción de moda, o
alguna cuya letra sea explícita, pues eso limitaría la libertad expresiva del movimiento al
tratar de “bailarla” o cantarla como se debería.

El movimiento provocado por las posibilidades del espacio.


Disposición del espacio de exploración. La configuración de los espacios también puede
ser motivación para el movimiento pues hay ciertas condiciones que invitan a realizar
ciertas acciones: el tipo de piso, las puertas, los muros, los colores, los pasillos, si hay o
no diferentes niveles, si hay ventanas, el tipo de iluminación.
Instalaciones y espacios de juego libre. En dichos espacios aparece el juego presimbólico
que provoca movimientos a partir de construcciones, que propicien la curiosidad de las
niñas y los niños, realizadas con objetos o materiales neutrales. La configuración de estos
espacios promueve acciones sencillas pero significativas como meter sacar, subir bajar,
llenar, vaciar, etc.; y situaciones de juego simbólico en el que el movimiento tiene la inten-
ción de construir y de relacionarse a partir de las propias narrativas de cada niño o niña.

Para continuar con la elaboración de tu bitácora incluirás el ejercicio, Lluvia de ideas para
motivar el movimiento donde te invitamos a revisar con calma estas posibilidades e ir es-
tableciendo relaciones con tu contexto y el grupo de edad con el que estás familiarizado.
Disponible en el apartado de actividades del presente módulo.

2.2 Impulso creativo y de movimiento expresivo.


Comenzaremos por hablar de tres elementos que se consideran poco cuando se aborda el
movimiento y cuya presencia puede potenciar el surgimiento de experiencias. Estos son el
silencio, la pausa y el aburrimiento. En la danza y la expresión corporal el movimiento es
fundamental, pero la pausa es contraste y parte de, así como en la música el silencio es al
sonido. Existe una tendencia de pensar que las niñas y los niños tienen que estar haciendo
y aprendiendo todo el tiempo, que los adultos tenemos que generar continuamente ideas
o hacer cosas por mantenerlos entretenidos y eso resulta agotador para todos, grandes y
pequeños. Bebés, niñas y niños necesitan tiempo y espacio para asimilar las experiencias y
seleccionar con qué se quedan de todo lo vivido. No es que lo hagan de forma consciente,
pero sí de forma orgánica y natural.

Figura 5. Niño en silencio y pausa. Hidalgo. Flor Sandoval.


Lo podemos observar en los bebés cuando se quedan mirando fijamente hacia algún
punto, como muy concentrados y sus movimientos son más suaves o casi imperceptibles.
En los niños de más edad y que se pueden desplazar por sí mismos, lo podemos notar
cuando se alejan de sus cuidadores y están realizando acciones sencillas, reposando o
simplemente en silencio, ellos echan unas miradas rápidas hacia sus cuidadores para ve-
rificar que están cerca y se sienten seguros. Aún si están en nuestro regazo o en contacto
más cercano puede ser que estén viviendo esas pausas. Cuando les miremos en esos mo-
mentos, y si notamos en nosotros mismos un impulso interno para hablarles, distraerles
o preguntarles, detengamos la acción, respiremos y continuemos con nuestra presencia
respetuosa desde la distancia.

En el siguiente video Flor Sandoval e Ireli Vázquez, a lado de Steiner y Francesco Tonucci
nos platicarán de los beneficios de la inhalación y la exhalación, del silencio y el aburri-
miento. Porque aunque no lo creas el aburrimiento y el “no movimiento” son un elemento
primordial en el proceso de la presencia y la expresividad.

Por lo anterior, visualiza el siguiente video:

Arte y juego: Juego solo o entre ambos. La importancia de ambos


procesos en el juego (Formación)

En momentos de juego libre y actividades de exploración artística es importante dar es-


pacio a la contemplación, al silencio y a la pausa. En cada niña y niño serán distintos las
duraciones de estos, por lo cual habrá que ir conociéndolos para respetar las cualidades
expresivas particulares de cada quien. Lo que en ocasiones relacionamos con el aburri-
miento puede ser el origen de un impulso importante para moverse, para jugar o para
explorar con los materiales. Para este proceso consideraremos el impulso como una fuerza
interior que invita, que empuja al movimiento y la acción. Generalmente está vinculado
con una necesidad e interés propio y aun cuando sea generado desde una motivación
externa el impulso es muy personal.

Como agentes educativos necesitamos aprender a observar cuáles son los impulsos para
el movimiento que tienen las y los niños al jugar, cuando les acompañamos, cuando les
proponemos una acción. Para que el movimiento posea un componente expresivo es
importante que surja de los impulsos propios. Es cierto que nosotros les ofrecemos mo-
tivaciones o condiciones para que suceda algo pero ellos deciden hacerlo y la manera en
que lo hacen. En ese sentido, no podemos dirigir el movimiento del otro pero sí podemos
posibilitarlo, antojarlo, retarlo y contagiarlo. Cuando ellas y ellos se mueven por sus pro-
pias motivaciones, curiosidades, deseos, les estamos permitiendo que nos compartan
algo de lo que son, lo que están construyendo.

Es muy sutil la línea entre dirigir su movimiento, forzarlo a moverse como nosotros de-
seamos que lo haga, o motivar el surgimiento de sus propios impulsos. Podría pensarse
como una tarea compleja, sin embargo, no es un terreno desconocido. Es como cuando les
acompañamos en el gateo o en el caminar y hacemos cosas para atraerlos hacia nosotros,
pero no les movemos las piernas o las manos para que lo realicen. Sólo habría que estar
pendientes y preguntarnos ¿Qué tanto estoy permitiendo que ella o él encuentren una
motivación para moverse?, ¿qué tan directivo soy?

Para continuar con la elaboración de tu bitácora incluirás el ejercicio Lectura y reflexión


te invitamos a leer un fragmento de una entrevista a Bernard Aucouturier, en la cual nos
habla de la importancia de juego espontáneo y el rol del agente educativo o acompañante
en las relaciones dadas con niñas y niños de la primera infancia. Disponible en el apartado
de actividades del presente módulo.

2.3 Moverse, jugar y expresar y compartir.

El movimiento corporal expresivo en los niños de la prime-


ra infancia tiene que ver con jugar y disfrutar el presente
habitando y gozando el movimiento del cuerpo, el espacio
y las relaciones fusionadas en un ambiente de armonía,
contención, confianza y seguridad. Un espacio donde niñas
y niños puedan expresarse a través del juego y su curiosi-
dad con todos sus impulsos, reacciones, gestos, acciones,
pensamientos, emociones y sensaciones.

Figura 6. Niño en juego y movimiento. Ciudad de México. Matías Arro-


yo.
Es complejo poder hablar y proponer espacios lúdicos donde generemos experiencias
exclusivas de movimiento corporal solo pensando en los elementos de la danza, sin in-
tegrar otros elementos de la música o las artes plásticas. Es por ello que les invitamos a
vivir experiencias artísticas diversas con los más pequeños, fluyendo y viajando a través
de los diversos lenguajes artísticos.

Los elementos fundamentales para propiciar experiencias de movimiento corporal ex-


presivo son el espacio y la manera en que podemos habitarlo o desplazarnos en este, el
tiempo relacionado con la duración, la velocidad, una manera de estar; la sonoridad que
invita a moverse o inspira el movimiento ya sea como música o como ambiente sonoro;
la acción relacionada con la intención de hacer al momento o de imitar; la pausa consi-
derada como silencio que se alterna con el movimiento; los objetos como motivaciones
para encontrar impulsos de movimiento; y, las relaciones dadas con el acompañamiento
de los agentes educativos/cuidadores desde una presencia afectiva, lúdica y respetuosa
propiciando una comunicación contingente.

Les invitamos agentes educativos y acompañantes a jugar a construir propuestas de juego


para propiciar el movimiento expresivo. Sugerimos liberarnos de expectativas de que los
niños deben llegar a la meta y combinar diferentes elementos que hemos nombrado para
nutrir la creatividad y soltarnos a jugar. También será muy bueno recordar las cualidades
de su comunidad y sus integrantes para notar qué inquietudes tienen, que actividades les
han enriquecido y tomar en cuenta el contexto que habitan. Y sobre todo, en el momento
de las exploraciones, disfrutar la conexión con los niños y lo que se va generando en el
presente.

El siguiente paso será imaginar actividades en las que se integren elementos menciona-
dos hasta ahora. Puedes seleccionar aquellos que hayan sido de tu interés y combinarlos.
En la siguiente tabla te mostramos una opción para imaginar combinaciones y visualizar
posibles acciones. Obsérvala y trata de ir articulando el desglose de los elementos para
imaginar las actividades. Estas son sugerencias que te hacemos, no hay recetas o fórmu-
las de cómo hacerlo. Toma este ejercicio como una oportunidad para experimentar, por
supuesto al momento de poner en práctica es importante tener una estructura flexible
que te dé confianza y con la que puedas también jugar o modificar si es necesario durante
la experiencia.
Por ejemplo:
Tabla 2. Esqueleto de propuestas

Ejercicio Acciones de Espacio Objeto o Sonoridad Presencia


niño(a) Material acompañan-
te

1 E x p r e s i ó n Amplio Neu- 1o sin objeto Música ins- Imitar el mo-


libre de ni- tral 2o con un trumental vimiento, los
ño(a) objeto neu- suave gestos y los
tro y seguro ruiditos o pa-
labras de ni-
ño(a)

2 Es cargado y Abierto o ce- R e b o z o o 1o Emisión Carga, abra-


abrazado. rrado mantita de sonido za y mece a
Sin distrac- con letra niñ0(a). Mi-
ciones sono- “m”. rada. Contac-
ras eviden- 2o Cantar to.
tes. arrullo o in- E m i t e
ventar al mo- “mmm” y
mento. canta.
Respira cons-
ciente y cons-
tantemente.

A partir de la información en la tabla, a continuación evidenciamos la combinación de


elementos en una breve descripción de las acciones necesarias para proponer cada ex-
ploración.

Ejercicio 1. Imitar el movimiento corporal.


• Disponer un espacio amplio y lo más libre de objetos llamativos o no seguros.
• Poner música que apoye en la construcción de un ambiente o atmósfera para estar.
• Entrar en disposición como acompañante/adulto con algunas respiraciones para em-
pezar a realizar todos los movimientos, gestos, ruiditos, desplazamientos que haga el
niño.
• Accionar como si fuera un espejo o una sombra del niño o niña.
• Imitar siempre con respeto y con la atención puesta también en notar que sucede en
el propio cuerpo.
• Introducir un objeto neutral (tela o caja de cartón) y dejarlo cerca al niño, sin avisar ni
darle indicaciones, esto con la intención de que empiece a explorar el objeto a través
de su propia curiosidad.
• Seguir imitando, ahora jugando con las distancias, a veces cerca y a veces alejándose.
• Colocar un segundo objeto, igual al primero, y el adulto acompañante lo empieza a
explorar desde su curiosidad e impulso creativo, pero manteniendo en la medida de
lo posible las cualidades de movimiento del niño (ritmo y velocidad).
• Interactuar en el juego con el niño o niña, dando apertura al juego libre y la relación
de juego entre los dos.
• Tomar en cuenta que los pasos pueden variar de orden según lo que se vaya viviendo
en el momento presente.

Figura 7. Juego de imitar. Ciudad de México. David Ortega Camarillo.

Ejercicio 2. Mecer y arrullar.


• Disponer el cuerpo para jugar como acompañante, mediante respiraciones conscientes.
• Hacer contacto visual con los ojos y con el cuerpo del bebe/niño(a).
• Transformar la exhalación para irla convirtiendo en un sonido de “mmmm” constante
y suave.
• Acercarse al bebé o niño balanceándose de un lado a otro e invitarle a ser cargado. (Si
es que aún no lo carga)
• Mantener el balanceo y el sonido “mmm” mientras se mantiene cargado, haciendo
variaciones de tono entre agudo, normal y grave de manera suave y armoniosa.
• Mecer al bebé y comenzar a cantar una canción o un arrullo con cualidades armonio-
sas.
• Estar atento como adulto/cuidador al ritmo de su respiración, las partes del cuerpo
tensas o relajadas, sus pensamientos presentes en relación con el contacto del bebé/
niño(a), y las experiencias que van surgiendo.
Figura 8. Actividad Mecer y arrullar. Recuperado de: https://www.facebook.com/alasyraicescultura

Figura 9. Actividad Mecer y arrullar II. Recuperado de: https://www.facebook.com/alasyraicescultura

Después de revisar estos dos desarrollos a partir de la tabla y para continuar con la ela-
boración de tu bitácora incluirás el ejercicio Secuencia de acciones para explorar el movi-
miento. Disponible en el apartado de actividades del presente módulo.
Cierre del módulo
Después de estas primeras dos semanas de trabajo es importante que vayas sumando y
articulando los contenidos pues todos estos se convierten potencialmente en considera-
ciones metodológicas para propiciar acercamientos a experiencias artísticas y estéticas
con la primera infancia. Como te mencionamos en un principio, la idea es trabajar de
una manera integral, por lo que aunque separemos en líneas temáticas todo aporta al
mismo objetivo.
Bibliografía
Obligatoria:
Aucouturier, B. (2015). “La práctica psicomotriz a nivel educativo, preventivo y terapéuti-
co”. Revista Latinoamericana de Educación Infantil, 4(2), pp. 205-211.
SEP (2017). La expresión corporal y la danza en Educación Inicial: Un buen comienzo.
Programa para la educación de las niñas y los niños de 0 a 3 años. México: Secretaría de
Educación pública. Pp. 136-138.

Complementaria:
OEI (2021). El lenguaje del cuerpo en la infancia en Arte, educación y primera infancia:
sentidos y experiencias. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos. pp. 73-76.
Feldenkrais, M. (2009). Autoconciencia por el movimiento. Barcelona: Paidós.
Penchansky, M. (2009). Sinvergüenzas. La expresión corporal y la infancia. Buenos Aires:
Lugar editoral.
Winnicott, D. W. (2009). Realidad y juego. Argentina: Gedisa Editorial.

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