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Universidad Nacional Experimental de

Los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”


Área de Ciencias Políticas y Jurídicas
2do año Sección 2 DERECHO
Cátedra: Filosofía del Derecho
Docente: Marcia Ochoa.
Participante: Saraí Ochoa B. (V-23663426)

LA JUSTICIA A TRAVÉS DE LA HISTORIA.


Platón y Aristóteles.

Estado platónico positivamente


ordenado, sea el de la República,
el del Político o el de las Leyes
LAKS

Con buen criterio se ha dicho que la palabra justicia es quizás de las más difíciles
analizándola racionalmente, prescindiendo de los estímulos emotivos que suscita. La
principal razón o medida ideal para el derecho es el criterio, la idea en la cual debe
inspirarse el derecho positivo, y que rige los ordenamientos jurídicos, cuando calificamos
de justo o injusto un acto, una sentencia o una norma jurídica, podemos usar ambas
expresiones con diferentes sentidos, podemos poner como ejemplo una sentencia judicial
en justa, en el sentido de que en ella se ha aplicado la ley, sin entrar a juzgar lo que
llamamos articulado de la ley, y en ese caso cuanto justo equivale a legal.
Platón recibió su influencia hasta un punto tal que ha sido difícil decidir cuales
aportaciones filosóficas al derecho dio de su origen y cuáles son sus obras maestras
(Cratilo discípulo de Heráclito). en sus tres viajes a Sicilia Platón trató de crear un
régimen político en el que experimentar sobre sus teorías sobre el Estado, expuestas en su
obra La Republica, pero sin conseguir resultados positivos. Platón también sufrió
influencia entre tanto de Sócrates donde la preocupación por problemas éticos y sus ideas
políticas aristocráticas y anti demócratas…
También expuso su doctrina en forma de diálogos, tal vez porque en su época era
preponderante la forma de comunicación oral y el dialogo es la forma de escribir que más
se asemeja a la de hablar. El mundo inteligible para él es el único mundo que merece
verdaderamente el nombre de la realidad, pues es el quien forma las ideas, los modelos,
de los cuales el mundo natural no es más que mera copia, reflejos, imitación. Por otra
parte, la distinción platónica entre el mundo sensible y el mundo inteligible lleva
aparejada la distinción entre El conocimiento empírico(sensitivo) y conocimiento
intelectivo.
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La utopía de Platón se encuentra en su obra más conocida La Republica. Su


planteamiento político y sobre la justicia es muy original. Se basa en su propia teoría de
que “la sociedad NO será perfecta hasta que los filósofos se hagan reyes o los reyes se
conviertan en filósofos”- En términos actuales, diríamos que lo que nos propone Platón
es una especie de régimen de dictadura de los intelectuales(Política).
En términos generales, podemos entender la justicia como esa virtud que tiene como
objeto la armonía entre los miembros de una sociedad, según Platón y Aristóteles tienen
ese sentido de equilibrios, armonía, esa relación armoniosa entre las partes y aplicada a
los social y esto se da al aplicarlo, y cuando cada uno hace y recibe lo que corresponde.
Aristóteles define con claridad las clases de justicia, la conmutativa que regula la relación
entre los miembros de la comunidad, la distributiva que regula las relaciones en la
comunidad con los miembros distribuyendo los beneficios y las cargas legal o general
que regula las relaciones de los miembros con la comunidad estableciendo leyes que se
deben observar…
Aristóteles y Platón para completar la caracterización de lo que es la justicia, no les
basta con diferenciar entre justicia y derecho o normas morales, sino que se plantean
cuáles son las funciones que la justicia desempeña en la existencia humana, él y su fin
consiste en satisfacer unas necesidades sociales acordes a las exigencias de las misma
justicia y de los demás valores en ella implicados como el reconocimiento y garantía del
individuo pero de manera particular a este aspecto determinado de la justicia yo lo
clasifico como una de sus funciones en el derecho actual.
A lo largo de la historia y a través de las dos doctrinas una enmarcada en la otra, se
particularizaron los fines de la justicia, con su relación Estado-Individuo se establecieron
“funciones” de expresiones jurídicas de unos tipos de necesidades humanas y sociales
consideras como “Constantes” por Platón en su obra La Republica” en su finalidad de
“Seguridad” y “Bienestar social” en su perspectiva de resolución de conflictos de
intereses. Todo ellos quedo plasmados en una normativa de carácter empírico y su
TEORÍA DEL ESTADO JUSTO. La justicia la aborda Platón directamente, y en el
despliegue de su problemática es donde se muestra la esencial identidad de las normas
que han de orientar tanto la vida del hombre como la del estado.
El criterio Tomista o escolástico
Santo tomas de Aquino retoma también el pensamiento de Aristóteles y define con
toda claridad las clases de justicia ya mencionadas antes donde la Justicia “es dar a cada
uno lo suyo”, de cara a continuar con nuestras reflexiones, recordemos que el hombre
bueno o virtuoso es el que mejor se prepara para lograrla. “Ser buenos para ser felices”.
Pues bien, las cuatro virtudes cardinales son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza
necesarias para lograr la felicidad en esta vida, atendamos a la virtud de la justicia.

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Esta, no consiste en conocer o en juzgar acerca del actuar, sino en el mismo obrar, en
actos hacia el exterior. Por eso radica en la facultad de la voluntad, por la que queremos
lo bueno y lo ponemos por obra. Se diferencia también del resto de las virtudes cardinales
porque se orienta no hacia uno mismo, sino hacia los demás, en la medida en que
consiste en obrar con rectitud en relación a los otros. Por eso se dice que la persona justa
se comporta correctamente con los demás, que es distinto, si puede decirse así, de
“comportarse bien” con uno mismo. De aquí que Sto. Tomás la defina como “el hábito
según el cual uno, con constante y perpetua voluntad, da a cada uno su derecho” (es
decir, lo que le corresponde, lo suyo, lo justo) en su Suma Teológica. La justicia siempre
se refiere a otra persona y versa sobre el derecho, es decir sobre “aquello que, según
alguna igualdad, corresponde a otro, como –por ejemplo- la retribución del salario debido
por un servicio prestado”. Conviene señalar que esto que corresponde a otro no debe
identificarse sólo con dinero o algo material, pues puede ser un reconocimiento (a una
obra hecha, a una dignidad), una ayuda (ante una petición, como muestra de piedad), algo
material (un regalo, un sueldo estipulado por un contrato), algo espiritual (una muestra de
amor, de apoyo, una oración, un acto de culto), etc.
Por igualdad se entiende la correspondencia o ajuste -justicia- entre el acto de una
persona y lo que debe recibir por ello, como se pone de manifiesto en el ejemplo del
salario, que se debe ajustar al servicio prestado. Por cierto, que la balanza con la que se
representa a la justicia es señal de esta igualdad. Según sea el acto realizado por otro, así
será lo justo, que no es fijo, sino que depende de lo recibido o previamente dado. Por eso
sería una falsa justicia dar a todos lo mismo, pues cada uno, de acuerdo a lo que le
diferencia o le es propio, de natural o por su obrar, deberá recibir según lo que ha
realizado. Una madre que da jugo natural de naranja a un hijo enfermo, pero no se lo da
al que está sano, porque no lo necesita, está realizando un acto de justicia; mientras que,
por el contrario, sería injusto que repartiera entre todos sus hijos, por igual, una medicina
contra la gripe bajo el pretexto de que, si no lo hace, los hijos sanos podrían sentirse
tratados injustamente.
Interesante recordar aquí que, esta igualdad no es creación nuestra, sino que viene
señalada por la naturaleza misma de las cosas, “como cuando alguien da tanto para
recibir otro tanto”. Esto, por otro lado, es obvio, y de sentido común -baste recordar el
origen del fenómeno del trueque. Una vez reconocido este criterio que emana de las
cosas mismas, se puede establecer una igualdad según convención (sea a nivel social o
entre particulares). Al primer tipo, le llama derecho natural, que es la base del segundo, al
que llama derecho positivo, del que pende la justicia legal, por ejemplo. De esto se
deduce, que el derecho positivo o convencional que no se ajuste al natural, no sería
propiamente justicia.
La justicia, como toda virtud, también se orienta al bien, pero no al individual sino al
de la sociedad, que es el bien común. Y esto permite reconocer en ella una cierta

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prioridad sobre el resto, debido a que el bien común goza de cierta preeminencia sobre el
individual en el orden temporal y dentro de la sociedad política.
Por eso, podemos concluir diciendo que “La justicia es alabada en la medida en que
el virtuoso se comporta bien con respecto al otro” Ibíd., pues “las virtudes más grandes
son necesariamente las que son más útiles a otros”, afirma con palabras de Aristóteles. Y
me pregunto basándome en el criterio Tomista ¿Y qué mayor muestra de justicia que el
amor manifestado en la misericordia hacia personas que tienen, como nosotros, la misma
eminente dignidad de ser personas humanas?
“En la noche oscura de la Edad Media -llamada así por algunos pensadores-, surge
una luz que al día de hoy no se ha apagado, que tiene mucha vida por delante: Es Santo
Tomás de Aquino. Ha sido el más grande y principal comentarista de Aristóteles, quien
en su labor intelectual sólo utilizó su inteligencia, la luz natural de la razón. En cambio,
Sto. Tomás tuvo un plus: la fe como buen teólogo. Al tratar de ubicarlo en el terreno de la
Filosofía del derecho, uno se da cuenta que manejó conceptos políticos y jurídicos, como
son: la ley y el derecho natural, la ley en general, el bien común, la justicia, con tal
precisión y claridad, que su contribución a la Filosofía del derecho es invaluable e
innegable.” Virgilio Ruiz Rodríguez.
Equidad. Es la templanza de ánimo. Propensión a dejarse guiar por la justicia, sea
natural o mas bien que por la legal, también Cualidad de un trato en que ninguna de las
partes sale injustamente mejorada en perjuicio de otra, pero también tenemos la relación
de la equidad con la justicia, lo equitativo con lo justo. En principio, parece que ni ambas
cosas son absolutamente lo mismo ni tampoco pertenecen a géneros enteramente
distintos. A veces, en efecto, alabamos lo equitativo y al hombre equitativo (hasta el
punto de que cuando apreciamos a alguien por otras virtudes usamos ese término,
considerándolo equivalente a “bueno”, así como “más equitativo” equivalente a
“mejor”); mientras que otras veces, al pensar más sobre ello, nos parece extraño que lo
equitativo, si es algo distinto de lo justo, deba ser digno de alabanza: pues si son
diferentes, uno de los dos no será bueno y si los dos son buenos serán lo mismo. Estas
son las consideraciones fundamentales que suscita el problema de lo equitativo. En cierto
sentido todas ellas son correctas y no entran en contradicción. Pues lo equitativo, si bien
es mejor que un cierto género de lo justo, sigue siendo sin embargo justo y no lo es
perteneciendo a un género diferente que sea mejor que lo justo. Lo justo y lo equitativo,
entonces, son la misma cosa, y, sin embargo, pese a que ambos son buenos, lo equitativo
es mejor. El problema, en definitiva, se origina por lo siguiente: lo equitativo es justo,
pero no justo según la ley, sino como una corrección de la justicia legal. La razón de ello
estriba en que toda ley es universal y sin embargo hay algunas cosas respecto de las
cuales no se puede formular un juicio universal que sea resulte correcto. De manera que
en aquellos ámbitos en los cuales no es posible alcanzar definiciones precisas, pero es

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necesario razonar en términos universales, la ley tiene que remitirse a lo que se da con
más frecuencia, aun a sabiendas de que puede incurrir en error. Y no por ello es menos
correcta, ya que el error no es imputable a la ley ni al legislador, sino a la naturaleza de
las cosas prácticas, pues la materia práctica está intrínsecamente conformada de esa
manera. Así pues, cuando la ley se pronuncia en términos universales y surge un caso
particular que no queda cubierto por la regla universal, debe corregirse la insuficiencia en
que ha incurrido el legislador, es decir, el error que resulta del carácter absoluto de la ley.
Esta corrección tiene lugar recurriendo a lo que el legislador mismo hubiera establecido
en la ley si estuviera presente y hubiera conocido el caso. Por eso lo equitativo es justo y,
al mismo tiempo, mejor que un cierto género de justicia [a saber, la justicia legal]. Pero
no mejor que la justicia en sentido absoluto sino mejor que el error que resulta del
carácter absoluto de la formulación de la ley. Y esta es la naturaleza de la equidad: una
corrección de la ley cuando ésta es deficiente debido a su universalidad”. Esta es también
la razón de que no todas las materias se regulen por medio de una ley: sobre algunas
cosas es imposible legislar y por eso es necesario establecer un decreto particular. Pues si
el objeto es indeterminado también la regla es indeterminada, como sucede con la regla
de plomo de los constructores lesbios: ésta no es rígida, sino que se adapta a la forma de
la piedra, y así también los decretos particulares se adaptan a las circunstancias. Con esto
queda aclarada, pues, la naturaleza de la equidad y también por qué es al mismo tiempo
justa y superior a una cierta clase de justicia.”
En efecto, la equidad parece que es justa, pero es un tipo de justicia que va más allá
de la ley escrita. Ello sucede unas veces por propia intención del legislador y otras veces
por inadvertencia suya. Sucede intencionalmente cuando el legislador no puede tipificar o
definir las acciones con precisión y, sin embargo, es necesario que se pronuncie en
términos universales, remitiéndose en su ley así solamente a lo que sucede con mayor
frecuencia. En muchos casos la práctica no es fácil de definir a causa de su
indeterminación. Por ejemplo: ¿cuántas clases de armas y de qué tamaño deben
considerarse para definir el delito de herir a otro? Toda una vida no sería tiempo
suficiente para enumerar todas las posibilidades. Por tanto, si las acciones son imposibles
de definir con total precisión y, sin embargo, es necesario establecer una ley, ésta no tiene
más remedio que hablar en términos generales. Y así, en el mismo ejemplo, alguien que
llevara un anillo y, al levantar su mano, golpeara a otro, habría cometido el delito de herir
con arma desde el punto de vista de la literalidad de la ley, siendo así que, desde el punto
de vista de la equidad, no es en realidad culpable de tal delito.”

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