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La violencia política como objeto de aná- largo de la obra: si vivimos en un orden so-
lisis y de crítica ya ha sido abordada por el cial que genera violencia e injusticia (muer-
autor en sucesivos artículos publicados en el te, hambre, marginación, exclusión, etc.),
diario Página 12, e incluso en su exitosa obra “¿Cómo luchar contra ese orden? ¿Cómo im-
de teatro Cuestiones con Ernesto Che Guevara. pugnarlo? ¿Con la violencia? ¿Oponiendo
En este nuevo libro, Feinmann retoma una violencia justa a una violencia injusta?” y
el tema e incorpora algunos de los mencio- en última instancia “¿cuáles son las condicio-
nados artículos pero como apartados de una nes de posibilidad de una violencia justa?”.
obra integral. Según el autor, el siglo XX ha sido un
Tal como lo expresa en el prólogo, el en- siglo de fracasos: fracasó el nazismo, el co-
sayo tiene tres partes y una serie de conclu- munismo y el liberalismo de mercado que se
siones finales. Las notas ubicadas al final de asume como victorioso y superador de regí-
cada sección permiten enriquecer los con- menes autoritarios en este fin de siglo. Esto
ceptos o ampliar la información que el autor no implica tener una visión pesimista del
va desarrollando en su obra. futuro, pero las esperanzas de construir un
La Primera Parte se titula “Crítica y vio- mundo mejor requieren que las ideas que
lencia”. Aclara que el concepto de crítica que condicionaron el fracaso y los horrores que
va utilizar no tiene el sentido cotidiano de produjeron deban “no sólo explicar ese ho-
refutación o impugnación, sino el significado rror sino —muy especialmente— lo que
kantiano de conocimiento de algo, sus alcan- ofrecen para evitar su repetición”.
ces y límites. A esto le suma el sentido A Feinmann le interesa sobre todo ana-
marxiano de distanciamiento, desenmascara- lizar aquellas teorías o concepciones que die-
miento, ruptura con un orden dado como con- ron sustento ideológico al desarrollo —por
dición de posibilidad de cualquier juicio crí- derecha y sobre todo por izquierda— de la
tico. Criticar la violencia es entonces cono- violencia política en nuestro país, pero bus-
cerla, analizar cada una de sus facetas, pero a cando distanciarse permanentemente de la
la vez distanciarse de “una sociedad que ha “teoría de los demonios”.
ahogado cualquier posibilidad de crítica”. De este modo Feinmann hace referen-
Feinmann formula luego algunos de los cia al Mein Kampf de Hitler que inspiró a
interrogantes que tratará de responder a lo los fascistas argentinos, desde Lugones e
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Ibarguren hasta Videla. Y luego a los textos Rucci, y se van aislando de un pueblo
de Perón, sobre todo Apuntes de Historia Mi- peronista que nunca llegaron a conocer. Los
litar, cuya relectura “se torna indispensable Montoneros pasan después a la clandestini-
para una reflexión sobre las modalidades de dad y van creando con acciones armadas (en-
la violencia en la Argentina”. tra en juego la teoría fanoniana de “cuanto
Inspirado en Clausewitz, Perón identi- peor mejor”) el marco justificatorio que ne-
fica guerra y política; así las expresiones y los cesitan la Triple A primero y luego los mili-
conceptos militaristas de Perón influyeron de tares para desatar una violencia demencial
manera decisiva en la izquierda peronista, que no sólo contra los grupos armados sino tam-
encontró en los conceptos de nación en ar- bién contra los militantes de masas.
mas o guerra prolongada buena parte de su Feinmann sigue aquí la interpretación de
justificación teórica para la práctica revolu- Rodolfo Walsh: la lucha contra la subversión
cionaria. fue una excusa, “su propósito fue entregar a
Sumados a los escritos de Perón, la ins- la sociedad argentina a las garras de la eco-
piración ideológica de la izquierda peronista nomía de mercado. La Argentina debe al
se encuentra también en la teoría de la de- capitalismo el mayor horror de su historia”.
pendencia expresada en Los condenados de la Su crítica de la violencia continúa luego
tierra de Franz Fanon, en la teoría del foco con un análisis del terrorismo de Estado en
insurreccional del Che y el vanguardismo que Argentina, seguido por profundas e intere-
termina extraviando el pensamiento de Marx. santes reflexiones sobre la tortura. Y antes
El autor los analiza de manera clara y didác- de dar término a esta primera parte,
tica en distintos apartados para continuar con Feinmann nos remite al atentado de la AMIA
su explicación de la violencia y los fracasos para referirse a la presencia del mal: “No es
políticos de una militancia argentina que, posible pensar el siglo XX sin replantearse la
como lo expresaban sus consignas, no acep- idea del mal. No es posible replantearse la
taba términos medios: “Patria o Muerte”, Argentina sin replantearse la idea del Mal”.
“Perón o Muerte”, “Libertad o Muerte”. El autor sostiene que el mal tiene un com-
Pero Feinmann no sólo se detiene a ana- ponente de racionalidad (la bomba de la
lizar textos o teorías, sino que nos remite AMIA o los campos de concentración son
constantemente a los hechos, y en articula- concebidos desde una fría racionalidad) y un
ción con los conceptos, lograr su interpreta- componente de odio que surge de los
ción: así vemos cómo los Montoneros se dan fundamentalismos como sistemas cerrados
primero en una política de masas (más cerca de ideas que niegan las ideas de los otros. De
todavía de las ideas de Cooke que de las del esto modo abren la posibilidad del mal y de
Che), enfrentan luego a Perón, asesinan a allí se concluye que lo opuesto a los
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pertenece a la izquierda peronista de los se- envuelve mediante la lucha de clases culmi-
tenta: Perón traicionó a los Montoneros en nará por instaurar una sociedad igualitaria.
el siglo XX como Urquiza en el siglo XIX. Esta utopía fue el “garantismo metafísico” de
Vayamos ahora sí a la Tercera Parte, ti- la izquierda: “hay algo que aguarda en el fu-
tulada “La violencia y el sentido de la Histo- turo, algo por lo que habrá que pelear, algo
ria”. Allí Feinmann se interna en las ideas de que no podrá sino realizarse”.
Hegel y Marx acerca del sentido finalista de Pero muertas las ideas de revolución y
la Historia. En Hegel la Historia es el desen- de dialéctica, esenciales en la cultura de la
volvimiento dialéctico de la Razón que en- izquierda, ¿puede reconstituirse la izquierda
cuentra su culminación y realización objeti- sin ellas? El autor propone, siguiendo a
va en el Estado Prusiano; de este modo Hegel Bobbio, una izquierda “antiutópica”, es de-
justifica con su teoría el triunfo de la Santa cir, que luche contra las desigualdades pero
Alianza sobre el ejército napoleónico que re- ignorando si la Historia marcha necesaria-
presenta el despliegue desbordante de los mente hacia un futuro mejor. Esto a su vez
principios de la Revolución Francesa. Según requiere constituir un sujeto crítico que sin
el autor, la mencionada revolución es un ges- “utopías garantidas” tampoco acepte la His-
to irreverente de la modernidad que les de- toria como algo azaroso e inapresable.
vuelve a los hombres la certeza de que son Según Feinmann “los garantismos me-
ellos los que hacen la Historia y no Dios, o tafísicos” son formas de introducir a Dios o
los reyes como representantes de la voluntad lo absoluto en el pensamiento. Es en nom-
divina. La Santa Alianza vuelve todo a su cau- bre de este absoluto (que puede llamarse Pa-
se “normal” y proclama el fin de la Historia, tria, Razón, Religión, etc.) que se han justi-
de la misma manera que hoy lo hace el ficado muchos actos de violencia. De lo que
neoconservadurismo después de la caída del se trata entonces es eliminar los absolutos (lo
Muro. cual permitiría el reconocimiento del otro)
“Si la Historia continuó entonces (revo- como camino para evitar la violencia.
luciones de 1830 y 1848), nada impide con- En los siguientes apartados el autor re-
jeturar que no continuará ahora”, concluye flexiona sobre la pena de muerte y la guerra,
Feinmann. y luego se refiere a la violencia a las puertas
Marx, por su parte, siguiendo a Hegel, del 2000. Afirma que el panorama de fin de
también entiende a la Historia como un pro- siglo, derribadas las visiones optimistas de la
ceso dialéctico progresivo, pero que se ex- Historia, no parece ser muy alentador; sin
presa en la sustitución de viejas formaciones embargo, frente al hombre desencantado de
socio económicas por otras nuevas; este pro- la posmodernidad que ve pasar la Historia
ceso que es necesariamente violento y se des- desde los mass media, habrá que oponer el ya
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Claudio M. Arca
Universidad Nacional de La Plata
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