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.NDUSTRIAL
T. S. ASHTON
cp BREVIARIOS
\ J e Fondo de Cultura Económica
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T.S. Ashton
A R T E » RELIGION Y FILO S O F IA
P S IC O LO G IA Y C IE N C IA S S O C IA L E S
HISTORIA • LITERATURA • C IE N C IA Y T E C N IC A
ganz1912
Primera edición en inglés, 1940
Segunda edición en inglés, 1968
Primera edición en español, 1950
Primera reimpresión, 1914
Segunda reimpresión, í \/59 PREFACIO
Tercera reimpresión, 1964
Cuarta reimpresión, 1965
Quinta reimpresión, 1970 N adie que enseñe en la Escuela de Economía de
Segunda edición, 1973 Londres puede estar seguro de qué tanto de lo que
Primera reimpresión, 1975 escribe es de su propia cosecha y cuánto corresponde
Segunda reimpresión, 1978 a colaboradores y discípulos. Este volumen se funda
Tercera reimpresión, 1979
Cuarta reimpresión. 1981 en d trabajo de muchos eruditos, y no todos ellos
Quinta reimpresión, 1983 estarían acordes con la interpretación que aquí se
ofrece. En especial, mis colegas, H. L. Beales y F. J.
ganz1912 Fisher han contribuido más de lo que creen. Los
párrafos sobre la industria algodonera y sobre el ni
vel de vida de los trabajadores se. han tomado de
las investigaciones hechas por la señorita Frances
Collier, de la Universidad de Manchester, y aquellos
sobre las industrias del carbón y acero, se mejoraron
con la lectura de una tesis inédita de A. H. John.
El material estadístico, sin el cual el libro no hubiera
resultado tan sólido fue compilado por un antiguo
discípulo mío, W. Ashworth; y el capítulo final debe
algo a las breves conversaciones con el profesor \V.
W. Rostow, de Harvard. A todos doy las gracias.
T. S. A.
Londres, mayo de 1947
Título original :
T he Industrial fíevolution
© 1948, CXl'ora Uuiversity Press, Londres
D. R. © 1950, Fo:'loo de C u l t u r a E c o n ómica
Av. de la UnivfTsid..^ 975. 03Í00 M¿.ñco. n F
ISBN 968-16-0323-0 (rústica)
968-16-0324-9 (enipastada)
Impreso en México
7
https://tinyurl.com/y794dggv
https://tinyurl.com/y9malmmm
INTRODUCCIÓN 9
de trabajo de las fábricas. El trabajo se fue espe
cializando más; se desarrollaron nuevas formas de
I. INTRODUCCIÓN habilidad y otras se perdían; se hizo más variable,
y más altos niveles de comodidad se ofrecieron a
DURANTE el breve lapso transcurrido entre el adve aquellos capaces y deseosos de trasladarse a los cen
nimiento de Jorge III y el de su hijo, Guillermo IV, tros donde había oportunidades.
cambió el aspecto de Inglaterra. Superficies que se Simultáneamente, se explotaron nue\ as fuentes de
habían cultivado, durante siglos, como campo abier materias primas, se abrieron nuevos mercados y se
to, o que permanecían en el abandono, como lugares idearon nuevos métodos de comercio. El capital au
de pastoreo común, fueron cercadas o valladas; las mentó en volumen y en fluidez; el papel moneda
aldeas se convirtieron en populosas ciudades y los ca tuvo una base oro y apareció el sistema bancario.
ñones de las chimeneas se elevaron hasta empequeñe Muchos viejos privilegios y monojolios fueron arro
cer a las antiguas torres. Se hicieron caminos más llados, y se derogaron los impedimentos legislativos
rectos, fuertes y amplios que aquellas pobres vías de sobre la libre empresa. En los negocios el Estado
comunicación que corrompieron las buenas maneras vino a desempeñar un papel menos activo, en tanto
de los viajeros en los días de Defoe. El mar del Norte que el individuo y la libre asociación lo incrementa
y el de Irlanda, así como los tramos navegables de ban. Ideas innovadoras y progresistas minaron las
los ríos Mersey, Ouse, Trent, Severn, Támesis, Forth sanciones tradicionales: los hombres empezaron a
y Clyde, fueron unidos por hilos de agua tranquila. ver hacia adelante, en vez de atrás, se transforma
En el norte, se colocaron las primeras ferrovías para ron sus pensamientos sobre la naturaleza y finalida
las nuevas locomotoras, y paquebotes de vapor co des de la vida social.
menzaron a funcionar en los estuarios y estrechos. Los cambios no fueron tan sólo “industriales”, sino
Cambios paralelos tuvieron lugar en la estructura también sociales e intelectuales. El término “revolu
de la sociedad. El número de la población aumentó ción” implica un cambio repentino que no es, en
mucho, y es probable que se haya incrementado la realidad, característico de los procesos económicos.
proporción de niños y de jóvenes. El crecimiento de El sistema de relación humana llamado capitalismo,
nuevas comunidades desplazó la población del sur y se originó mucho antes de 1760, y alcanzó su pleno
del este al norte y al interior; escoceses emprende desarrollo mucho después de 1830: existe el peligro
dores iniciaron una peregrinación cuyo fin todavía de ignorar el factor esencial de continuidad. Pero el
no se avizora, y una abundancia de inexpertos, pero concepto “revolución industrial” ha sido empleado
vigorosos irlandeses, que influyeron en ia salud y por muchos historiadores, y plenamente adoptado
costumbres de los inglests. Hombres y mujeres na dentro del lenguaje común, resultaría pedante ofre
cidos y criados en el campo vinieron a vivir apiñados, cer un sustitutivo.
ganando su pan no tanto como familias o grupos de El rasgo más notable de la historia social de ese
vecinos, sino como unidades dentro de la fuerza periodo —lo que sobre todo distingue a la época de
8
10 INTRODUCCIÓN
Li
INTRODUCCIÓN 17
tasa “natural” . A principios del siglo xviii la abun
dancia de capital hizo posible que los ministros de
Hacienda disminuyeran el interés que se pagaba a
acreedores del Estado. Durante las guerras, el go
bierno de Guillermo III se había visto obligado a
ofrecer un interés de 7 u 8% (las leyes contra la
usura no eran aplicables a! Estado); pero en 1717
la tasa de las anualidades perpetuas se redujo al 5,
y en 1727 al 4%. Por último, en los años de 1750,
Pelham la redujo una vez más, y al refundir las
diferentes emisiones, dio origen a la emisión única
de las acciones intituladas Consolidated Stock —lla
madas vulgarmente consolidados—, que producían
un interés de 3% y que nacieron en 1757. Estos
cambios no se impusieron sobre un público renuente:
reflejaron —en lugar de iniciar— una disminución
en la tasa del interés dentro de la comunidad. Para
esta época no existe una tarifa única de mercado,
a la cual pueda hacerse referencia, pero puede ob
servarse el proceso en el aumento de las acciones
del Banco de Inglaterra. Igual evidencia se obtiene de
los libros mayores de los comerciantes y fabricantes.
Gran parte de la actividad económica de la época
la controlaban pequeñas asociaciones; en ellas, cada
asociado tenía derecho a recibir una parte de los be
neficios anuales, o bien dejarla íntegra o no como
capital para hacerla producir más. Durante la pri
mera parte del siglo xvm, disminuyó considerable
mente el interés que estas inversiones producían. La
firma Edward Knight and Co., gran industria de
hierro en Worcestershire, por ejemplo, acreditó a
cada socio un interés de 5% sobre los beneficios no
distribuidos durante los años de 1720 y principios
de la siguiente década; mas en 1735 el interés se
redujo al 4, y en 1756 a la mínima cantidad de 3%.
18 INTRODUCCIÓN
ii
ii
Las razones que indujeron a los empresarios a reunir
a los trabajadores en un solo lugar, fueron varias. En
la industria del hierro la mecánica de la laminación
y de la fundición hacía que fuera prácticamente im
posible producir en pequeña escala, y en la algodo
nera había ventajas obvias en producir fuerza motriz
para un gran número de obreros, por medio de una
máquina o rueda hidráulica. En oíros casos, las ra
zones fueron económicas en lugar de tecnológicas;
para conservar la calidad del producto, era indispen
sable que la fabricación de productos químicos y de
maquinaria estuviese sujeta a vigilancia, y fue la ra
zón por la cual Peter Stubs reunió a los dispersos
fabricantes de limas en sus fábricas en Warrinton.
En la cerámica y la división y subdivisión del trabajo
produjo grandes economías, y este aliciente determi
nó la creación del gran centro de Etruria, donde
están aún las fábricas de Wedgwood. En la industria
lanera, el deseo de poner fin a la sustracción de ma
teria prima fue el principal motivo que impulsó a
Benjamín Gott a fundar molinos agrupados. Lo que
está suficientemente claro es que no hubo ningún
deseo por parte de los obreros para congregarse en
grandes establecimientos; fue sólo bajo el efecto de
poderosas fuerzas, algunas atrayentes, otras repulsi
vas, como el artesano inglés se convirtió en un obrero
fabril.
Muchos impedimentos para la movilidad del tra
bajador hubo en el siglo xvm; sea de un lugar a
CAPITAL Y TRABAJO 131
otro, sea de una actividad a otra distinta. Las dificul
tades de transporte no pueden decirse preponderan
tes, pues si bien es cierto que la mayor parte de las
carreteras no servían para tráfico pesado, eran sufi
cientes para permitir a la gente viajar a pie, aunque
los viajeros no tenían seguridades, pues siempre po
dían ser víctimas de una pandilla de salteadores, o
secuestrados y enviados a las plantaciones norteame
ricanas. Cuando James Watt era un aprendiz en
Londres, por los años 1756, temía aventurarse por
las calles de la gran ciudad, y cuando, casi un cuarto
de siglo después, William Murdoch fue enviado de
Birmingham a Comwall, fue preciso protegerlo con
una escolta.
Los obstáculos provenientes de la aplicación de la
ley para la supresión de la pobreza, y de las condi
ciones para avecinarse provocaron dificultades mucho
más serias. Si un individuo abandonaba la parroquia
de su domicilio, y por residir en otra jurisdicción du
rante un año completo perdía su derecho a ser auxi
liado por la primera, y tenía derecho a pedirlo en
la segunda, era natural que las autoridades parro
quiales se mostrasen renuentes a aceptar forasteros,
y que los patronos que pagaban fuertes sumas para
asistencia, ofreciesen trabajo por un periodo inferior
a un año completo. Por otra parte, si un obrero se
veía envuelto en dificultades antes de haberse domi
ciliado en una nueva parroquia, se le enviaba a su
lugar de origen en forma sumaria; era, pues, natu
ral que pensara cuidadosamente sus probabilidades
de éxito antes de abandonar su pueblo originario y
buscar trabajo lejos de éste. Después de 1795 muchas
parroquias del sur de Inglaterra empezaron a prestar
auxilios de acuerdo con una escala basada en el pre
cio del pan y en el número de los componentes de
CAPITAL Y TRABAJO 133
132 CAPITAL Y TRABAJO
con las minas. En las regiones carboníferas de Nor-
la familia, siguiendo la política iniciada por los ma thumberland y Durham, así como en otras regiones
gistrados de Speenhamland; esta medida mereció los inglesas, los obreros eran contratados cada año, bajo
más cumplidos elogios, pues era humano revisar los obligaciones que duraban casi todo ese tiempo. Estos
ingresos de los pobres y asegurarse que no se encon ejemplos hacen ver que uno de los problemas más
traban por debajo del nivel mínimo de subsistencia. importantes que hubieron de resolver los patronos
Pero muchas autoridades confundieron el problema durante los primeros años de la Revolución Industrial,
del salariado con el del menesteroso, y procuraron fue el de seleccionar hombres capaces de aprender la
cubrir a los obreros las diferencias necesarias para nueva técnica y susceptibles de plegarse a la disciplina
satisfacer lo que ellos consideraban una retribución que las modernas formas de la industria imponían.
justa de su trabajo. Y un subsidio que se otorga en Cuando habían gastado tiempo y energía para resol
forma inversa a la de los ingresos, es la peor de las ver este problema, era prudente que se aseguraran
mversiones, pues destruye el principal aliciente para
que el obrero especializado no sería tentado por otras
el trabajador y la posibilidad de que el patrono con empresas. Boulton y Watt obligaron a sus construc
ceda más altos salarios. De cualquier modo, la apli
tores de maquinaria a firmar contratos por tres o
cación de la medida condujo a una sobrepoblación
cinco años de servicios; el Conde de Dundonald con
de los centros agrícolas semejantes a la que, en mayor
trató a cierto obrero químico por un plazo de veinti
escala, existió en Irlanda; lo que nos interesa señalar
cinco años, y algunos de los fundidores de Gales del
por el momento es que modificó negativamente toda Sur tuvieron la obligación de prestar sus servicios
presión que obligaba a los trabajadores a trasladarse
hasta el término de sus vidas.
a otros lugares.
Cuando un patrono quería contratar a un obrero
Las prácticas industriales, heredadas de otros tiem
de otro distrito que el suyo, le era difícil conseguirlo
pos, también disuadían a los trabajadores de emigrar si no podía, a la vez, ofrecer trabajo a los demás
de un lugar a otro. En las ciudades donde había gre
miembros de su familia. A fin de sobreponerse a estas
mios era ilegal ingresar como trabajador en las in
dificultades, los industriales del hierro, en especial
dustria especializadas sin antes haber pasado por el
los de Backbarrow, construyeron algunas fábricas tex
aprendizaje; fuera de estos, la mayor parte de los
tiles en las cercanías de sus altos hornos, a fin de
nmos que deseaban poseer una profesión — y aun
poder proporcionar trabajo a las mujeres e hijos
algunos que no tenían esas aspiraciones—■ firmaban
de sus trabajadores. A la inversa, cuando un patrono
compromisos por periodos de seis o siete años. De
como Oldknow o Greg deseaba contratar trabajo fe
abandonar el trabajo antes de la te^ inación del con
menino o juvenil, se veía frecuentemente obligado a
trato, sufrían fuertes pena s. No eran sólo los jóvenes
extender su empresa hasta comprender la agricultu
quienes así estaban sujetos; en la industria carboní
ra, ia industria de calderas u otras, a fin de propor
fera de Escocia, todos los trabajadores eran literal
cionar trabajo a los hombres de las familias cuyas
mente siervos, sometidos al hacendado por la ley y
secciones femenina y juvenil empleaba. Con fre-
por la costumbre, y se vendían o compraban junto
134 CAPITAL Y TRABAJO CAPITAL Y TRABAJO 135
cuencia la unidad industrial no era fábrica única, riodo. Los niños, algunos no mayores de sintr
sino un conglomerado que se asemejaba a un esta se veían obligados a trabajar durante doce o qsineo
blecimiento colonial. horas diarias, seis días por semana. Como han diclas
Este problema puede ilustrarse muy bien con el muy bien el señor y la señora Hammond, “sos joves
examen del trabajo empleado en la industria algodo nes vidas se empleaban, en el mejor de las casos,
nera. Cuando Arkwright lanzó al mercado su nuevo dentro de la monotonía de un trabajo rutinario, en
bastidor movido por fuerza hidráulica, la industria el peor, en un infierno de humana crueldad".
estaba organizada sobre el trabajo doméstico y hubo Aquellos patronos que tomaron sus respensabiM a.-
una serie de improvisaciones para utilizarlo. Los pri des seriamente —los Arkwrights, los Gregs, Samuel
meros intentos de trabajo adulto fracasaron; como Oldknow y, sobre todo, Robert Owen— fabricaron
muchas de las autoridades encargadas de aplicar la para los aprendices habitaciones especiales ^ t ad e-
ley para suprimir la pobreza habían seguido la cos bles y bien planeadas, donde recibían sus alimentos
tumbre de reunir a los pobres en cobertizos a guisa tal como todavía pueden verse en Styal y Mellas;
de fábricas, donde se les ocupaba en hilar y otras ac además, se preocupa n por proporcionarles una edu
tividades similares, fue natural que gran parte de los cación rudimentaria. Los niños podían jugar en las
trabajadores tomaran las nuevas fábricas como idén campos, y algunos tenían pequeños jardines para su
ticas a los lugares de asistencia, y se apartaran de disfrute exclusivo; procuraron mantener separados a
ellas. Por otra parte, la localización de los molinos ha los sexos, y al efecto ha llegado hasta. nosotros la
cia imposible que la mayoría pudiese contratarse en anécdota contada por un visitante de la fabrica de
la región; era - imposible que un tejedor experto re Cressbrook, en Millers Dale, a quien se informó que
nunciara a su telar para convertirse en hilandero no los niños recibían lecciones de canto, pero así las
especializado; e igualmente imposible pensar que su niñas;. sin embargo, “como las habitaciones de estas
mujer e lijos abandonaran el hogar para ir a la fá se encontraban en el piso superior de las de aqdehos
brica. Pero en Londres y en el sur de Inglaterra exs- y los sonidos armónicos subían, participaban en el
tía una abundante oferta de trabajo de gente des canto". Algunos de los niños que empezaron como
ocupada y sin especial al.ización, la cual constituía aprendices en la fábrica de Gregs en Styal llegaron
una carga para las parroquias, las altas contribucio hasta ser superintendentes, y cuando menos media
nes que el sostenimiento de esta gente demandaba, docena de los aprendices de Oldknow se establecie
motivó que los nspectores de las parroquias ofrecie- ron después como empresarios hilanderos. Pero sobre
transferir a grupes de niños, o bien a familias muchos otros lugares, como Backbarrow, llegan re
enteras, para las fábricas del norte; fue así como los latos de descuido, promiscuidad y corrupción.
indus^lases algvdoneros obtuvier on la mayor pane En 1816, Sir Robert ree! padre fue interrogado
de sus trabajadores. sobre el trabajo de los aprendices y dijo: “. . .Cuando
La historia de los aprendices de fábrica es una de la maquinaria descubierta por Arkwright apareció
las más deprimentes que pueden narrarse de este pe por vez primera en el mercado, el vapor casi po se
13(j CAPITAL Y TRABAJO
el anochecer, con breves suspensiones para desayuno sonal y capataces; a fin de estimular el trabajo, se
y almuerzo. La puntualidad para empezar o reanu introdujo el tanto por pieza y las bonificaciones, y
dar el trabajo era una virtud primaria, y el reloj, que se impusieron multas por embriaguez, pereza o jue
tenía preferente lugar en la fachada de la fábrica. gos de azar. Los nuevos métodos de administración,
ayudaba a observar la regla, a la vez que atestiguaba los nuevos incentivos y la “nueva disciplina” partici
las faltas. (Al respecto, ha llegado hasta nosotros una paron en la Revolución Industrial tanto como las
anécdota de indiscutible veracidad: cuando el Duque innovaciones técnicas: los obreros hubieron de pagar,
de Bridgewater llamaba la atención a sus trabajadores con su esfuerzo por adaptarse, los mayores salarios
por llegar tatde después del almuerzo, éstos se excu que aprobó la industria en gran escala.
saban diciendo que no habían oído la campanada del
reloj; ante esta explicación, el duque mandó inme Los tejedores en telares a mano, los calceteros, fabri
diatamente alterar la maquinaria, a fin de que en cantes de clavos y los labradores del sur de Inglaterra,
adelante tocara a la una trece campanadas.) En eminentemente agrícola, fueron lentos para reaccio
Etruria, los trabajadores de Wedgwcod entraban, du nar ante los cambios económicos. Y otros hubo
rante el verano, a las seis, sonando la campana del re también que, debido a la inercia, a un conservadu
loj un cuarto de hora antes; durante el resto del año, rismo extremo o a un explicable deseo de controlar
sonaba un cuarto de hora antes de la salida del su propia existencia, no quisieron someterse al nuevo
sol, y el trabajo seguía hasta el término de luz solar. orden de cosas. Ellos, asimismo, hubieran de pagar
Pero en 1792 William Murdoch demostró la posibi un precio por los adelantos de la época poro fueron
lidad de iluminar las fábricas con el gas proveniente las excepciones; en tanto se ampliaban las leyes so
del carbón, y desde principios del siglo xtx muchas de bre domicilio, y se hacían públicas las cantidades que
ellas así como los talleres continuaron en actividad se abonaban como salarios en las fábricas —por me
durante las horas de la noche. Afirmar que las jor dio de la prensa, del pregonero y, más aún de boca
nadas de trabajo de los obreros fabriles eran mayo en boca—, la corriente hacia los nuevos centros fa
res o menores que las de los artesanos domésticos, es briles se incrementó. La migración de los individuos
imposible; mal puede suponerse que haya excedido generalmente cubría una pequeña distancia: de la
a la de los fabricantes de clavos, los que, según afirmó campiña de Cheshire a la cuidad del Lancashire, de
Thomas Attwood en 1812, trabajaban de las cuatro los alrededores de Staffordshire y Worcestershire a
de la mañana hasta las diez de la noche. Binningham, del distrito de Peeak a Sheffield, o de
La segunda generación de industriales —como lo un valle de Gales del Sur al próximo. A la ^ vez, la
fueron el menor de los Boulton, Watt, Wedgwood y migración dejaba vacío en los lugares de salida,
Crawshay— estuvo más atenta que la primera a las y con el incremento en los salarios que esta escasez
pérdidas originadas por la irregularidad o falta de determinó, nuevos inmigrantes venían a cubrir el
cuidado de los jornaleros. Obreros adiestrados dentro hueco. Tal como lo ha demostrado el profesor Red-
de la misma industria eran nombrados jefes de per ford, una serie de pequeñas oleadas migratorias lo-
148 CAPITAL Y TRABAJO CAPITAL Y TRABAJO 149
graban, en conjunto, unirse en gran oleada que pro por una serie de disposiciones gubernamentales para
venía del sur y del este, en dirección a las zonas evitar que posibles competidores, en Europa o Amé
centrales y hacia el norte. rica, adquirieran nociones sobre los procedimientos
Hubo, no obstante, un movimiento a larga distan de la industria inglesa; los patronos, incluyendo a
cia que fue directo; el poder de atracción de los sa- ' industriales de la talla de Samuel Garbett y Josiah
larios británicos, uni<lo con el poder de repulsión del Wedgw^ ood, mostráronse activos en Ja persecución
hambre —en especial durante las crisis de 1782-84 tanto de posibles emigrantes, como de aquellos que
y 1821-23— , trajo gran número de irlaideses los trataban de inducirlos. Sin embargo, el temor a la
cuales abandonaban sus subdivididas tenencias a fin | competencia extranjera casi desapareció hacia 1815,
de buscar trabajo o subsistencia en Inglaterra. Algu y los legisladores vieron un peligro no ya en la falta
nos, ya en la Gran Bretaña, no hicieron sino aumen- i de trabajo, sino en el exceso de obreros, tanto espe
tar el número de los desvalidos; pero otros prestaron cializados como no especializados. Por consiguiente,
sus servicios en la recolección de las cosechas, espe- | abolieron para 1824 las leyes que prohibían la emi
cialmente la del lúpulo, o en otros trabajos agríco gración de trabajadores y la exportación de maqui
las y, después de haber ahorrado a’gunas libras ester naria, y la mano de obra británica, a la vez que el
linas, se declaraban indigentes y lograban que las capital inglés, estuvieron en libertad de aposentarse
autoridades encargadas de la aplicación de la ley en cualquier país deseoso de recibirlos.
para reprimir la pobreza les costearan su pasaje de
regreso. Muchos, sin embargo, permanecieron en la No queremos dejar al témiino de este capítulo la im
Gran Bretaña; unos obtuvieron empleo en las presión errónea de que el crecimiento de la población
industrias pesadas que requerían poca especialización, fabril se debió exclusivamente, o en su mayor parte,
tales como la construcción o el transporte del car a un incremento en la movilidad espacial del jorna
bón, pero la mayoría ganó su pan trabajando en las lero. No existe prueba alguna de la emigración en
textiles, sea como hilanderos en Glasgow y Paisley, masa del agro inglés a las ciudades industriales, y
o en la propia Inglaterra como tejedores en telarés 1 parece más probable que la redistribución del trabajo
movidos a mano. Su impetuosidad, característica de se haya llevado a cabo bajo formas menos b^ ^ ^ .
los celtas, su poca paciencia ante la autoridad y sus Poco a poco hombres y mujeres que previamente h a
dotes oratorias tuvieron sus repercusiones dentro de bían dividido sus actividades entre la agricultura y
las relaciones entre patronos y obreros, en especial la minería o la industria textil, abandonaron la pri
sobre el carácter y métodos del sindicalismo en Lan- mera para dedicar todo su tiempo al telar o a b
cashire, durante los últimos años de la Revolución veta minera, sin cambiar la residencia. La tradición
Industrial. que exigía que los hijos e hijas siguieran los oficios
La afluencia de irlandeses se vio más que compen paternos, se debilitó, y fue posible que las fábricas
sada por un éxodo de ingleses y escoceses allende el incrementaran su demanda de trabajo e incluyeran
mar. La migración de artesanos había sido prohibida a los niños, y que l a industria doméstica se redujera,
150 CAPITAL Y TRABAJO
l
162 “INDIVIDUALISMO” Y "LAISSER-FAIRE” "INDIVIDUALISMO" Y “LAISSER-FAIRE” 163
neral de Fabricantes, cincuenta años antes, ésta era cuerpos como la Sociedad para el Mejoramiento de
prematura; las uniones nacionales que hoy día exis los Pobres, la Sociedad Marina —que se ocupaba
ten no pudieron formarse bajo una concepción ge de muchachos abandonados— y la Sociedad Filan
nial, sino que tuvieron que desarrollarse muy poco trópica, que tenía por objeto cuidar de los niños
a poco, dentro de un proceso lento y lleno de sufri desamparados. La Real Sociedad Humanitaria aten
miento. día concretamente a “la recuperación de personas en
estado de inanición” ; otra tenía por objeto el mejo
No todos los “pobres diligentes” pudieron organizar ramiento de las condiciones de los niños deshollina
sus defensas; muchos de entre ellos, debido a salarios dores, y otra había que se ocupaba de aquellos reos
bajos, a falta de empleo, a enfermedades o adversi encarcelados por robos de pequeñas cantidades. A
dades, se vieron obligados a apoyarse en la caridad. la educación atendían la Sociedad para la Propaga
Y si el periodo originó muchos cosas criticables, no ción de la Ciencia Cristiana, las Escuelas de Caridad,
es menos cierto que también trajo a la palestra a y por último, las organizaciones Lancasteriana y Na
individuos tales como Jonas Hanway, Elizabeth Fry cional. En cuanto a lo que algunas veces se ha
y William Wilberforce, a quienes podría criticarse llamado “el” mal social, era combatido por la So
sus limitaciones religiosas, pero tuvieron amplísima ciedad encargada de llevar a efecto el edicto de Su
compasión por el prójúno. Muchos de los industria Majestad en contra del vicio. Muchas de esta so
les estaban demasiado ocupados en sus propias em ciedades se contentaron con actuar dentro de la
presas para dedicarse a reformas sociales, pero algu metrópoli, pero muchas otras crecieron en las pro
nos —--como Richard Reynolds de Coalbrookdale— vincias, donde hubieron de enfrentarse al problema
alcanzaron justa reputación como filántropos, y las industrial de las nuevas ciudades; especial mención
cartas que de otros nos quedan acusan un altruismo debe hacerse del Consejo Sanitario de Manchester,
mucho mayor que el que aparece en los libros de el cual significó considerable adelanto en cuestiones
texto. Incluso no puede decirse que los políticos se sanitarias y de mejoramiento de las fábricas.
mostrasen insensibles ante los abusos sociales; ni que Si bien no puede decirse que el periodo de la Revo
gobiernos que aprobaron medidas tales como aquella lución Industrial lo fue del individualismo —toman
destinada “a prevenir el uso excesivo de licores espi do el vocablo en su sentido más estricto—, con cierta
rituosos”, a reglamentar el empleo de aprendices justicia puede sostenerse que corresponde a la época
pobres y a abolir la servidumbre en los campos car en la que rniperó el laisser-faire. Esta pobre frase
boníferos de Escocia, eran instrumentos incondicio mucho se ha usado como proyectil en innúmeras con
nales de una clase social que carecía de humanidad. troversias políticas, perdiendo con ello su frescura,
Pero en términos generales, debe afirmarse que el pero hubo época en la cual no era un epíteto que
mejoramiento social era materia de asociaciones vvo- denotaba abuso, sino un símbolo de progreso.
luntarias, y no ocupación del Estado o de individuos. Subsiste aún la idea de que los Tudor y los Es-
La ayuda pública se completaba con la impartida por tuardo tuvieron un plan de reglamentación de las
164 “INDIVIDUALISMO” Y “LAISSER-FAIRE”
i
194 BIBLIOGRAFÍA
I
ÍNDICE
Prefacio ................................................................ 7
, I. Introducción ................................................ 8
L
II. Las formas primitivas de la industria . . 32
III. Las innovacionesté cn ica s.......................... 72
IV. Capital y tra b a jo ........................... 112
V. “Individualismo” y “laisser-faire” . . . . 15]
VI. El curso de la revolución económica . . . 167
4^