construyeron sus casas de distintos materiales cada uno, pero para tardar menos y jugar, los dos primeros las construyeron de paja y maderas, mientras que el mayor se esforzó más y la hizo de ladrillo. Cierto día deambulaba por allí un lobo y al ver la casita de los cerditos se dijo ”¡vaya, cuánta diferencia hay entre estos 3 marranitos!” parece que uno trabajó más que los otros o es que no existe el compañerismo entre ellos, así que les daré una lección de vida para que cambien porque aún son jóvenes y dicho esto, soplando tiró la casa del primero y luego del segundo, los cerditos al ver esto y muriendo de miedo corrieron y se refugiaron en la casa del tercero. En ese momento el lobo se hizo el que quería derribar la casa de ladrillo, pero por más intentos y esfuerzos que hizo no lo consiguió. Luego de esos intentos fallidos el lobo se detiene y les dice a los 3 cerditos “en realidad yo no los voy ni los deseo comer, lo que acabo de hacer es para darles una lección y enseñarles que uno debe trabajar con propósito y en equipo, porque algún día nuestra recompensa será grandiosa y sobre todo poner en práctica los buenos valores como el trabajo, compañerismo y bondad. En ese momento los tres cerditos se abrazaron y uno al otro prometió ayudarse y hacer las cosas bien, por lo que en señal de gratitud por haberles dado esa lección los cerditos invitaron a pasar a la casa y degustar de un rico pastel, para luego el lobo seguir con su camino y contento por haber enseñado buenas acciones a los cerditos.