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Metodologia de Analisis Funcional de Instrumentos Tallados en Silex
Metodologia de Analisis Funcional de Instrumentos Tallados en Silex
Metodología
de análisis funcional
de instrumentos tallados en sílex
Universidad de Deusto
• • • • • • • •
Metodología
de análisis funcional
de instrumentos tallados en sílex
Jesús Emilio González Urquijo
Juan José Ibáñez Estévez
Metodología
de análisis funcional
de instrumentos tallados en sílex
1994
Universidad de Deusto
Bilbao
Cuadernos de Arqueología, n.º 14
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INDICE
INTRODUCCION .............................................................................................. 11
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12
13
1.1. El método
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1.2.1. La actividad
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Ilustración 1.1.
Elementos de descripción de la actividad
— Angulo de la zona activa (α): El formado por las dos caras que
definen el filo activo o las aristas activas del útil.
—Angulo de contacto (δ): El formado por la superficie de la mate-
ria trabajada y la cara del útil que queda más cercana a esta materia
durante el trabajo.
—Cara de mayor contacto (A) y de menor contacto (B): Describen
la posición de las caras del filo activo en relación con la materia
trabajada. Esta distinción es válida para los trabajos en los que el
ángulo de ataque es menor a 90º, ya que si este ángulo es perpen-
dicular ambas caras presentan un grado de contacto similar con la
materia trabajada.
—Cara conductora (A) y cara conducida (B): Por cara conductora
entendemos aquella que va delante durante el movimiento, siendo
la opuesta la cara conducida. Tales conceptos son aplicables a los
trabajos en los que el filo o arista activa se mueve transversalmen-
te con respecto a la materia trabajada, no siendo válidos para los
movimientos longitudinales.
21
22
Ilustración 1.2.
Actividades de percusión.
Figura 1: percusión directa. Figura 2: percusión indirecta
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24
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Ilustración 1.5.
Actividades desarrolladas con bisel de buril.
Figura 1: grabar tipo D. Figura 2: perforar
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Las variables dependientes y los atributos que se exponen son las al-
teraciones que provoca el uso sobre los instrumentos líticos. Estas hue-
llas son susceptibles de ser organizadas en patrones que permitan recono-
cer la funcionalidad de los útiles analizados.
El cuidado que merece su control y registro se debe a que la validez
del sistema de inferencia funcional que se construya depende, en buena
medida, del rigor con que se tomen los datos. Los tipos de huellas que se
han registrado son los desconchados, las estrías, el pulido y el redondea-
miento.
1.3.1. Desconchados
La fuerza ejercida por el trabajador con la herramienta de sílex sobre
la materia trabajada genera el desconchamiento de la zona activa. La gé-
nesis de esta huella deriva de las propiedades físico-mecánicas del sílex,
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37
38
Ilustración 1.8.
Disposición de los desconchados
39
Ilustración 1.9.
Morfología de los desconchados
40
Afinada Reflejada
En escalón Transversa
Ilustración 1.10.
Terminación de los desconchados
41
1.3.2. Pulido
La fricción de la superficie del sílex contra otra materia crea una al-
teración conocida como micropulido. El proceso de pulido provoca una
regularización de la superficie silícea y un aumento de la reflectividad de
las zonas alteradas.
El conocimiento de esta huella es de especial importancia, ya que se
ha podido relacionar rasgos de la superficie del pulido con el tipo de ma-
teria con la que el sílex estuvo en contacto. Sin embargo, su estudio ofre-
ce dificultades en cuanto a 1) la explicación del mecanismo de formación
del pulido y la naturaleza del mismo y 2) la descripción objetiva y la
cuantificación de sus características.
42
1 Aquí sólo se señala brevemente la hipótesis central de cada corriente. Discusiones más
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45
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RETICULACIÓN
Como hemos señalado, las superficies alteradas por el uso presentan
zonas pulidas más o menos encadenadas. La medida de la reticulación
registra la anchura de las zonas pulidas cuando la trama es cerrada o se-
micerrada. En una misma zona activa la anchura de las zonas pulidas no
es uniforme, por lo que consideraremos la medida que sea dominante.
Para el control de este atributo hemos establecido cuatro categorías
principales (ver fotos 2 y 3):
Ancha: Cuando las zonas pulidas del área alterada por la fricción
presentan una anchura mayor a 15 micras.
Media: Con anchura entre 10 y 15 micras.
Estrecha: Anchura entre 5 y 10 micras.
Muy estrecha: Anchura inferior a 5 micras
50
MICROTOPOGRAFÍA
En este apartado se toma en cuenta la regularidad de las superficies
pulidas. La microtopografía del sílex es irregular antes de ser alterada
por el uso. A medida que la zona activa fricciona con la materia trabaja-
da, la microtopografía del sílex comienza a regularizarse, en función de
las diversas variables que definen el trabajo.
Este atributo sólo se puede clasificar con seguridad en pulidos con
trama compacta o cerrada, ya que en los otros casos la superficie pulida
no es lo suficientemente extensa como para apreciarlo. Puede ser:
Lisa: cuando la superficie ya pulida apenas presenta irregularidades
(ver fotos. 4, 8, 13 y 15).
Ondulada: cuando la superficie pulida forma elevaciones y depresio-
nes suaves (ver fotos 2 y 5).
Irregular: la superficie original queda escasamente alterada y la apa-
riencia de la zona pulida es aún bastante rugosa (ver fotos 6, 13, 17 y 18).
52
53
Extensión transversal
La extensión del pulido se mide perpendicularmente al filo activo en
cada una de las caras.
Se ha preferido tomar la extensión transversal como variable conti-
nua con el fin de precisar su significado. Se puede considerar que es la
misma medida que consideran Anderson-Gerfaud (1981: 32) como «ex-
tensión total», Plisson (1985: 17) como «extensión» o Grace (1989: 70)
como «invasividad».
Este atributo indica qué zonas del útil estuvieron en contacto con la
materia trabajada (Grace, 1989: 101). La extensión transversal se ha
puesto en relación con la dureza de la materia trabajada, quedando más
restringidos los micropulidos producidos por las materias duras que los
causados por blandas.
Sin embargo, también son importantes otros factores, como el ángulo
de trabajo o la morfología de la zona activa. Considerando este último
factor, podemos suponer que cualquier protuberancia en la zona activa
va a condicionar un pulido preferencial de esa zona, de forma que un as-
pecto coyuntural, exclusivo de la pieza, va a determinar el resultado de
la variable. Para controlar esta posibilidad hemos medido la distancia
máxima en cada cara que se ha apreciado entre zonas pulidas situadas
en aristas de desconchados, en otras aristas de la pieza, en zonas aisla-
das en el interior de la cara del útil, o en las partes del filo activo no
afectadas por desconchados. Esta medición reflejará con mayor fideli-
dad el ángulo de trabajo y la rigidez de la materia trabajada. Todas las
mediciones se han realizado para los tres grados de desarrollo que he-
mos distinguido.
En la relación de la extensión del pulido con la materia trabajada se
ha considerado que la madera produce pulidos más invasores que las ma-
terias óseas (Anderson-Gerfaud, 1981: 61; Vaughan, 1985: 33), aunque
Moss (1983: 91) afirma que la madera y el asta generan pulidos igual de
extensivos.
54
55
BUTCHER-
MEAT &
ING GRIT/ DRY
FRESH BONE ANTLER WOOD
SOIL HIDE
HIDE
REEDS
SOFT
PLANTS
Ilustración 1.13.
Esquema propuesto por P. Vaughan (1985) sobre el solapamiento
de la apariencia del pulido
57
58
1.3.4. Embotamiento
Definimos como embotamiento al redondeamiento del filo y de las
aristas de la zona activa por pérdida de materia durante el trabajo (ver
fotos 4, 6, 13, 14 y 15). En casos particulares puede ser detectado a sim-
ple vista.
El grado de embotamiento que presenta un útil se ha relacionado con
diversos factores. En primer lugar con el tipo de materia trabajada. Diver-
sas materias como la piedra, la piel seca, el asta y el hueso producen re-
dondeamiento del filo en distintos grados (Keeley, 1980; Anderson-Ger-
faud, 1981: 55 y 62; Plisson, 1985: 49; Sussman, 1985: 103; Vaughan,
1985). Aunque no se puede establecer una relación directa entre redondea-
miento y materia trabajada (Anderson, 1981: 25; Grace, 1989: 43) puede
ser un elemento indicativo de esta última, en asociación con otras huellas.
Otras variables influyen también en el grado de desarrollo del embo-
tamiento. Entre ellas la magnitud de la fuerza aplicada (Plisson, 1985:
49), la duración del trabajo (Vaughan, 1985: 26) y la adición de abrasi-
vos (Mansur-Franchomme, 1983b: 224; Plisson, 1985: 49).
En el filo activo, la pérdida de materia siempre es más intensa en la
cara que soporta una mayor fricción. Por tanto, se ha señalado que la dis-
posición de este tipo de huella permite reconstruir la actividad (Ander-
son-Gerfaud, 1981: 25; Beyries, 1987: 20; Grace, 1989: 96; Gutiérrez,
1990: 199) y el ángulo de trabajo (Vaughan, 1985: 26).
Por tanto, los atributos del embotamiento que han sido tenidos en
cuenta son:
—Grado. Es una medida relativa de la intensidad del redondeamien-
to: alto, medio, bajo.
—Disposición: Se puede deducir del atributo anterior, dado que el
grado se toma en todas las caras activas.
60
61
62
63
65
66
CATEGORIA A CATEGORIA B
ACIERTO
ERROR
Ilustración 2.1.
Solapamiento de resultados experimentales. Criterio de interpretación tipo 1
67
68
2.1. Desconchados
2.1.1. Morfología
La morfología de los desconchados está influida por el ángulo del
filo activo (tabla 2.1). Esto obliga a tener en cuenta el ángulo del filo en
todas las demás comparaciones. En general, los filos más agudos presen-
69
Tabla 2.1.
Morfología de desconchados en relación al ángulo del filo. Todo tipo de labores
100
% irregular
media luna
trapezoidal
triangular
cuadrangular
50
%
semicircular
0
<30° 30 – 45° 45 – 60° >60°
ángulo del filo
Gráfica 2.1.
Morfología de desconchados según el ángulo de la zona activa.
Todo tipo de labores
70
Tabla 2.2.
Morfología de desconchados. Zonas activas lineales en materias duras
(madera, hueso y asta)
Presión Percusión
Tabla 2.3.
Morfología de desconchados. Zonas activas lineales en todas las materias
Longitudinal Transversal
71
Tabla 2.4.
Zonas activas lineales en todas las materias1
2.1.2. Cantidad
Este atributo se considera como cantidad relativa, es decir el número
de desconchados en cada centímetro de filo activo.
Las variables que influyen fundamentalmente en el número de des-
conchados que se forman en un útil son el tipo de actividad desarrollada,
1 Materias duras: hueso, asta y madera. Materias blandas: piel, carne, vegetales.
72
Tabla 2.5.
Número de desconchados por centímetro de filo en zonas activas lineales
Presión
Percusión Transversal
Longitud
<55 >55
Madera 15 15 14 15
Hueso 22 20 28 30
Asta 21 19 24 36
Piel — 07 — —
Carne — 11 — —
Carnicería — 18 — —
Tierra 15 — — —
Vegetales — 13 — —
73
74
Con este criterio se reconoce el uso sobre materias óseas en todos los
perforadores experimentales.
El comportamiento del resto de las materias trabajadas es menos cla-
ro ya que se solapan materias de diferente dureza. El trabajo sobre made-
ra seca, sobre concha y sobre piel seca causa entre 8 y 10 desconchados
por centímetro; el de madera fresca en torno a 5 y la perforación de piel
fresca, alrededor de 3.
De cualquier forma, la cantidad de desconchados sólo orienta sobre
la naturaleza de la materia trabajada, ya que la variación en la cantidad
de fuerza ejercida por cada trabajador puede variar los índices señalados.
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76
Tabla 2.6.
Número de desconchados según su longitud. Zonas activas lineales entre 30
y 70 grados de ángulo de filo usadas en materias duras (asta, hueso, madera)
Tabla 2.7.
Número de desconchados según su anchura. Zonas activas lineales entre 30
y 70 grados de ángulo de filo usadas en materias duras (asta, hueso, madera)
77
Presión
décimas de milímetro
Gráfica 2.2.
Longitud de desconchados. Zonas activas lineales, entre 30 y 70 grados
de ángulo de filo, usadas sobre asta, hueso y madera
Percusión
Presión
décimas de milímetro
Gráfica 2.3.
Anchura de desconchados. Zonas activas lineales, entre 30 y 70 grados
de ángulo de filo, usadas sobre asta, hueso y madera
78
Tabla 2.8.
Número de desconchados según su longitud. Zonas activas lineales entre 30
y 70 grados de ángulo de filo usadas en acciones de presión2
Tabla 2.9.
Número de desconchados según su anchura.
Zonas activas lineales entre 30 y 70 grados de ángulo
de filo usados en acciones de presión
2 Materias duras: madera, asta y hueso. Materias blandas: piel, carne, pelo y vegetales.
79
80
Materias blandas
décimas de milímetro
Gráfica 2.4.
Longitud de desconchados. Zonas activas lineales, entre 30 y 70 grados
de ángulo de filo, usadas en acciones de presión
Materias duras
Materias blandas
décimas de milímetro
Gráfica 2.5.
Anchura de desconchados. Zonas activas lineales, entre 30 y 70 grados
de ángulo de filo, usadas en acciones de presión
81
82
2.1.4. Terminación
Tabla 2.10.
Terminaciones de los desconchados según el ángulo del filo.
Acciones de presión con zonas activas lineales en materias duras
(madera, hueso y asta)
83
Percusión
Gráfica 2.6.
Proporción de desconchados con terminaciones abruptas según
el ángulo del filo
Presión
Percusión
%
Gráfica 2.7.
Proporción de desconchados con terminaciones transversas
según el ángulo del filo
84
Percusión
Gráfica 2.8.
Proporción de desconchados con terminaciones afinadas
según el ángulo del filo
Tabla 2.11.
Terminación de los desconchados según el ángulo del filo.
Acciones de presión con zonas activas lineales en materias duras
(madera, hueso y asta)
85
86
87
Tabla 2.12.
Acciones de presión con zonas activas lineales de ángulo
de filo inferior a 30 grados
Longitudinal Transversal
88
Tabla 2.13.
Acciones de presión con zonas activas lineales de ángulo
de filo entre 30 y 45 grados
Longitudinal Transversal
Tabla 2.14.
Terminación de los desconchados según el ángulo del filo. Acciones de presión
con zonas activas lineales en materias duras (madera, hueso y asta)
89
90
2.1.5. Disposición
Por lo que respecta a la disposición de los desconchados hemos obser-
vado una clara asociación con la dureza de la materia trabajada. A medida
que aumenta la dureza tienden a aparecer menor proporción de desconcha-
dos aislados, mientras que los superpuestos se hacen más comunes. El gra-
do de significatividad de este criterio varía según la actividad practicada.
Como ocurría con la cantidad de desconchados, la influencia del tiempo
de trabajo en este atributo es importante, ya que a medida que se generan
desconchados aumenta la proporción de disposiciones superpuestas y alinea-
das. Para las materias más duras se llega a una estabilización en la propor-
ción de disposiciones en un tiempo de trabajo breve. Por lo tanto, es posible
la comparación entre las características del trabajo de las materias más du-
ras y las restantes obviando el desconocimiento del tiempo de trabajo.
91
3 Materias duras: asta, hueso y descuartizado. Materias medias: madera, corte de pescado
92
Gráfica 2.9.
Disposición de los desconchados en las acciones longitudinales
93
Gráfica 2.10.
Disposición de los desconchados en las acciones transversales
94
Gráfica 2.11.
Disposición de los desconchados en las acciones de perforación
95
A: asta M: madera
H: hueso P: tierra
Gráfica 2.12.
Disposición de los desconchados en las acciones de percusión
96
2.1.6. Posición
Este atributo contempla la repartición de los desconchados en las di-
versas caras que conforman la zona activa, por lo que es necesario dife-
renciar los resultados en cada uno de los tipos de zonas activas.
2.1.6.1. Filos
Cuando un filo se mueve transversalmente a la materia trabajada ac-
túan sobre la zona activa dos fuerzas de resistencia, una tangencial y otra
normal a la superficie tratada (ilustración 2.3). En principio, de ello se
esperaría que se desconcharan tanto la cara de mayor contacto como la
de menor contacto, ya que sobre la primera se ejercen esfuerzos de fle-
xión y sobre la segunda de cortadura. El grado en que una cara o la otra
sufra desconchamientos dependerá principalmente del ángulo del filo ac-
tivo, de si el movimiento es en uno o dos sentidos, del ángulo de trabajo
y, en menor medida, de la dureza de la materia trabajada.
Ilustración 2.3.
Esfuerzos tangencial y normal en los movimientos transversales
97
98
Gráfica 2.13.
Posición de los desconchados en las acciones transversales en un sentido
99
Gráfica 2.14.
Posición de los desconchados en las actividades transversales en dos sentidos
100
Gráfica 2.15.
Posición de los desconchados en las actividades longitudinales
101
2.1.6.2. Puntuales
A diferencia de las zonas activas lineales, estas son partes activas
con una morfología compleja. La punta más sencilla presenta al menos
tres caras definidas por aristas.
ver planos 1, 12, 21, 40, 44, 55, 75 y 76. Para actividades transversales con ángulos de filo
agudos que producen posiciones desequilibradas de desconchados; ver planos 2, 3, 13, 20, 22,
25, 31, 45 y 46.
Sin embargo, aparecen casos de labores longitudinales con posiciones desequilibradas de
desconchados (planos 16, 30 y 63) o de trabajos transversales con posiciones equilibradas
(planos 26, 32 y 41).
102
Tabla 2.16.
Distribución de desconchados.
Actividad de grabar tipo D
Arista Desconchados
A1 03 0(3%)
A2 02 0(2%)
B1 36 (36%)
B2 12 (12%)
C1 38 (38%)
C2 09 0(9%)
104
Tabla 2.17.
Actividades de perforación, posición de desconchados
Tabla 2.18.
Actividades de perforación.
Posición de desconchados en aristas alternas
105
106
Tabla 2.19.
Actividades de grabado, zonas activas en bisel de buril.
Distribución de desconchados
Longitudinal Transversal
107
2.2. El pulido
108
109
Gráfica 2.16.
Extensión relativa del pulido en las dos caras del filo activo,
en las acciones longitudinales
Gráfica 2.17.
Extensión relativa del pulido en las dos caras del filo activo,
en las acciones transversales
110
Con un 0% de no determinadas.
111
112
113
114
115
Gráfica 2.18.
Extensión del pulido desarrollado según materias trabajadas.
P: piel; M: madera; A: asta; H: hueso
116
117
Tabla 2.21.
Acciones transversales, ángulo de filo mayor de 55 grados.
Relación desconchado-pulido
118
119
Gráfica 2.19.
Grado máximo de regularización de la topografía según dureza
de la materia trabajada después de una hora de uso
120
Irregular Lisa
Gráfica 2.20.
Secuencias de regularización de la micotopografía del sílex
en materias trabajadas duras
Madera >
Vegetales >
Piedra blanda >
Piel seca >
Tierra >
Piel seca >
Carne >
Gráfica 2.21.
Secuencias de regularización de la microtopografía del sílex
en materias trabajadas blandas
121
122
5 El pulido en esta primera fase ha sido denominado «generic weak polish» (Vaughan,
123
irregular irregular
lisa lisa/ondulada
irregular irregular
irregular
irregular
(foto 18)
ondulada/irregular
irregular
(fotos 6 y 17)
Gráfica 2.22.
Evolución de la asociación de topografías según el tiempo en hueso,
asta, piel seca y fresca, tierra y carne
124
irregular
irregular
ondulada
irregular
(foto 2)
muy lisa
irregular
(foto 4)
(lisa)
ondulada/irregular
(foto 5)
Gráfica 2.23.
Evolución de la asociación de topografía según el tiempo de trabajo
en madera, vegetales, piedra blanda y dura
2.2.5.2. Trama
Este rasgo de la superficie pulida está determinado por la dureza y
flexibilidad de la materia trabajada, el tiempo de uso y, en menor medi-
da, por el tipo de actividad.
El proceso de formación de la trama es continuado a lo largo del tra-
bajo. En las primeras fases, la trama aparece comparativamente más
abierta y se va cerrando de forma progresiva hasta ser compacta en el pu-
lido que causa el trabajo de algunos tipos de materias. Esta evolución es
125
Gráfica 2.24.
Evolución de la trama del pulido durante el uso
126
127
semicerrada
cerrada
cerrada
semicerrada
compacta
cerrada
(fotos 8, 13 y 14)
compacta
cerrada
semicerrada
(foto 15)
Gráfica 2.25.
Evolución de la asociación de tramas según el tiempo de trabajo en asta,
hueso, piedra blanda dura
128
abierta
abierta
semicerrada
abierta
semicerrada
abierta
(foto 18)
cerrada
semicerrada
abierta
(foto 12)
cerrada
semicerrada
compacta abierta
cerrada (fotos 6 y 17)
semicerrada
abierta
(fotos 1 y 11)
Gráfica 2.26.
Evolución de la asociación de tramas según el tiempo de trabajo en madera,
vegetales, piel y carne.
129
2.2.5.3. Reticulación
La reticulación depende de la materia trabajada y en menor medida
del estado de la materia y del tipo de trabajo realizado.
Dentro de una misma zona pulida se pueden observar reticulaciones
de diversos tamaños, por lo que hemos intentado considerar la anchura
media de la reticulación. En la observación se han registrado las reticula-
ciones que son más comunes en las zonas donde la superficie pulida pre-
senta una trama cerrada o semicerrada.
La madera y los vegetales son las materias que producen reticulacio-
nes de mayor tamaño, superiores a 15 micras (foto 2). El asta en una po-
sición intermedia, con reticulaciones entre 10 y 15 micras.
El resto de las materias (hueso, piel, piedra y tierra) tienen reticula-
ciones más finas. Las más finas, por debajo incluso de 5 micras, corres-
ponden a trabajos sobre hueso (foto 3) y sobre piel seca (fotos 17, 19, 20,
21 y 22).
El contenido en humedad de cada materia puede influir en la reticu-
lación. En general, cuando la materia está fresca o remojada la reticula-
ción se hace más ancha. Esto es evidente en madera, asta, hueso y piel.
Como ejemplos de este hecho, hemos detectado que, en la madera, el
roble en estado seco presenta las reticulaciones más finas. En el caso de
la piel, la diferente reticulación permite diferenciar hasta cierto punto en-
tre piel seca y piel seca humedecida; cuando la piel seca se remoja du-
rante el trabajo, la reticulación tiende a ensancharse alcanzando valores
cercanos a 10 micras. Para el hueso, la influencia de la humedad se apre-
cia en el hecho de que el hueso remojado produce reticulaciones más an-
chas que el hueso seco, cercanas a las de asta.
El tipo de accion modifica ligeramente la reticulación de la superficie
pulida. En general, las acciones transversales provocan reticulaciones más
anchas que las longitudinales. Esto es observable en todas las materias.
En los resultados expuestos se aprecia con claridad que la reticula-
ción no es, por sí misma, un criterio suficiente para reconocer ninguna de
las variables implicadas en el uso. La utilidad de este dato se apreciará
en el siguiente apartado, en el que pondremos en relación los diferentes
rasgos que definen la superficie pulida.
130
Como hemos visto, los tres atributos que definen una superficie puli-
da —topografía, trama y reticulación— dependen, en buena parte, de las
características de la materia trabajada. Por tanto, tales atributos son de
utilidad para deducir esta variable.
Sin embargo tal utilidad se ve limitada por dos circunstancias. En
primer lugar, en el aspecto que adopta la superficie del pulido también
son relevantes variables tales como el tiempo de trabajo, el tipo de acti-
vidad o el estado de la materia trabajada. Como consecuencia, el trabajo
de una misma materia forma topografías, tramas o reticulaciones distin-
tas en función de otros elementos que intervienen en la actividad. A me-
nudo, alguno de estos rasgos de la superficie del pulido son similares a
los que provoca una materia trabajada diferente.
Se añade el hecho de que los atributos no puedan ser medidos, sino
que son caracterizados mediante su observación, lo que introduce un gra-
do de imprecisión en el análisis.
Ante estas dos limitaciones, es difícil mantener que cualquiera de es-
tos atributos, tomados aisladamente, permite un conocimiento fiable de
la materia trabajada. Si queremos potenciar las posibilidades que ofrece la
apariencia superficial del pulido como elemento diagnóstico, es preciso
interrelacionar los tres atributos y explicitar las asociaciones que pueden
ser debidas a las diferentes materias trabajadas.
Por estas razones se ha estudiado la convergencia de los tres aspectos
de la superficie pulida y su utilidad para reconocer las materias trabajadas
en su conjunto. En primer lugar, en la tabla se presentan las asociaciones
de topografía y de trama que pueden ser generadas por las diferentes ma-
terias. Estos son los dos elementos cuya relación es más evidente, ya que
hemos podido observar que las mismas materias que generan pulidos de
tramas más cerradas producen las topografías más lisas; esto sucede con
la piedra, el hueso o el asta. En sentido contrario, la piel o la carne, pro-
ducen las menores alteraciones de la topografía y las tramas más abiertas.
Como se observa en la gráfica 2.27 (página 132), el trabajo de una
misma materia produce varias tramas y topografías distintas, dependien-
do del estado, el tipo de acción y el tiempo de trabajo fundamentalmente.
Aunque algunas asociaciones de topografía y trama sí son exclusivas del
trabajo de ciertas materias, esto no sucede en la mayoría de los tipos de
asociaciones, y, así, una topografía y una trama determinadas pueden ha-
ber sido causadas por materias diversas. En estos casos, la asociación de
topografías, la asociación de las tramas y la reticulación nos permitirán
distinguir materias trabajadas que presenten topografías y tramas máxi-
mas similares.
131
Hueso Hueso
Lisa
Asta
Asta Asta
Lisa-ondulada Madera
Piedra blanda
Gráfica 2.27.
Posibilidades de asociación trama/topografía en los pulidos
de las diferentes materias
Las superficies muy lisas con trama compacta o cerrada sólo son pro-
ducidas por el trabajo de las piedras duras y su atribución puede conside-
rarse segura. Las zonas pulidas de trama cerrada presentarán una reticu-
lación media (5 a 10 micras), la asociación de topografías será del tipo
«muy lisa-irregular» y la asociación de tramas será muy corta («compac-
ta-cerrada») ya que no se forman tramas semicerradas o abiertas (foto 4).
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2.3. Redondeamiento
Con un 0% de no determinadas.
Este indicio es útil en los trabajos prolongados pero en tiempos de
acción más cortos se puede esperar que tampoco aparezca redondeamien-
to en los trabajos de presión. Sin embargo, es posible emplear la presen-
cia de redondeamiento como criterio excluyente para las acciones de per-
cusión sobre materias duras.
En los trabajos de presión transversales, el movimiento en uno o en
dos sentidos de la pieza sobre la materia trabajada provoca diferentes
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Este criterio sólo es válido para las piezas que han desarrollado estrías
en número suficiente, es decir 16 de las 34 empleadas.
La morfología de las estrías se puede explicar en función de alguna de
las variables de uso controladas en el programa experimental como la ma-
teria trabajada, el modo de acción, la posición del filo durante el trabajo o
el ángulo de contacto. Sin embargo, ninguna de estas relaciones es lo bas-
tante marcada como para establecer criterios útiles de interpretación.
La aparición de estrías en forma de helecho se ha explicado por el
contacto del sílex con otra piedra, por ejemplo en las labores de talla. En
los trabajos de grabado sobre piedra estas estrías son abundantes. Tam-
bién aparecen en las labores de corte sobre materias duras posiblemente
por el contacto con trozos de sílex desprendidos del mismo filo que han
quedado en el interior del surco creado por el trabajo (Mansur, 1982;
Ibáñez et al., 1987).
La presencia de estrías aditivas se ha observado más a menudo en las
caras en contacto con la materia trabajada en un ángulo muy bajo o en
los trabajos longitudinales, es decir, en condiciones donde ocurre un con-
tacto entre la materia trabajada y alguna de las caras activas a cierta dis-
tancia del filo.
Sin embargo, la morfología de las estrías no puede considerarse, se-
gún nuestros datos, un atributo útil en el análisis funcional.
Los componentes lineales presentan un comportamiento muy similar
al de las estrías. Tienden a aparecer más a menudo en el trabajo de mate-
rias duras (madera seca, asta, hueso y piedra) y en los movimientos lon-
gitudinales. Su direccionalidad resulta un buen criterio para identificar el
tipo de movimiento realizado.
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Según hemos visto, uno de los factores principales que afectan a las
huellas de uso se trata de las alteraciones provocadas por agentes natura-
les durante el tiempo que la pieza forma parte del paquete sedimentario y
de aquellas otras generadas por los trabajos del arqueólogo.
Estos factores afectan a todos los tipos de huellas, pudiendo defor-
marlas, enmascararlas o destruirlas. Es por ello necesario elegir cuidado-
samente el conjunto arqueológico que va a ser sometido a estudio, dese-
chando aquellos yacimientos en los que las piezas muestran alteraciones
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—El que denominamos «piel seca», que produce unas huellas caracte-
rizadas por la presencia de redondeamientos del filo medios o altos,
abundantes microagujeros y topografías del pulido onduladas/irre-
gulares. En este grupo incluimos las labores sobre piel seca y piel
seca con aditivos vegetales o minerales; cuando se añaden los
abrasivos, la diferencia entre el trabajo de piel seca y de piel fres-
ca son más evidentes. Sin embargo, si la piel seca está ensebada,
humedecida o remojada el reconocimiento del estado de la materia
es inseguro.
—El estado «piel fresca». Las huellas características son un redondea-
miento de filo bajo o ausente, escasez de microagujeros, y topo-
grafía irregular en zonas de trama cerrada y amplia extensión.
Existe una posibilidad de confundir el trabajo sobre piel seca re-
mojada, humedecida o ensebada con el llevado a cabo sobre piel
fresca.
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Fotografías de huellas
en piezas experimentales
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Lista de experimentos
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203
204
205
206
207
208
N.º Tipo punta Tipo arma Enmangue Tipo Sílex N.º tiros
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213
Plano 2
214
CARA A
Materia: Madera de roble
Estado: Fresco
Angulo del filo: 22°
CARA B
Plano 5
CARA A
217
Plano 6
218
CARA A
Plano 7
FACETA A
219
Plano 8
220
CARA A
Plano 9
Materia: Madera de roble
Estado: Fresco
Plano 10
221
Plano 14
225
Plano 17
© Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-864-8
Materia: Madera de roble
Estado: Seco humedecido
229
Plano 18
230
Materia: Madera de roble
Estado: Seco
Angulo del filo: 52°
231
Plano 20
232
Materia: Madera de pino
Estado: Fresco
Angulo del filo: 29°
CARA B
233
Plano 22
Materia: Madera de pino
Estado: Fresco
Plano 23
234
237
Plano 26
238
CARA A
Plano 27
CARA A
239
Plano 28
240
FACETA A
Faceta A
Materia: Hueso
Estado: Fresco
Angulo del filo: 48°
CARA B
Plano 31
CARA A
Materia: Hueso
Estado: Fresco
Angulo del filo: 29°
CARA B
243
Plano 32
244
Materia: Hueso
Estado: Fresco
Angulo del filo: 90°
Plano 34
Cara A
245
Materia: Hueso
Estado: Fresco
Plano 35
Materia: Hueso
Estado: Fresco
CARA A
Plano 36
Cara A
247
Plano 37
248
Plano 38
249
Materia: Hueso
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 50°
CARA B
Plano 41
Estado: Remojado
Materia: Hueso
Plano 42
253
Plano 43
254
Materia: Asta
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 35°
CARA B
Plano 45
CARA A
Materia: Asta
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 31°
CARA B
257
Plano 46
258
Materia: Asta
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 77°
Materia: Asta
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 82°
CARA B
259
Plano 48
260
CARA A
Materia: Asta
Estado: Humedecido
Angulo del filo: 76°
CARA B
Plano 49
Estado: Remojado
Materia: Asta
CARA A
Plano 50
Cara A
261
Materia: Asta
Estado: Remojado
Plano 51
Estado: Remojado
Materia: Asta
CARA A
Plano 52
Cara A
263
Plano 53
264
Plano 54
265
Materia: Asta
Estado: Seco
Angulo del filo: 100°
CARA B
267
Plano 56
Materia: Asta
Estado: Seco
Plano 57
268
Plano 59
270
Faceta A
Materia: Asta
271
Plano 60
272
Materia: Piel
Estado: Fresco
Angulo del filo: 94°
Plano 62
273
CARA A
CARA B
Materia: Piel
Estado: Seco
Angulo del filo: 76°
Plano 65
Materia: Piel
Estado: Seco
Angulo del filo: 94°
CARA A
CARA B
277
Plano 66
Estado: Seco
Materia: Piel
Plano 67
278
CARA B
Plano 70
281
CARA B
283
Plano 72
284
Materia: Piel
CARA A
Estado: Seco humedecido
Angulo del filo: 84°
CARA B
Plano 73
CARA A
Cara A
285
Plano 74
286
Materia: Gramíneas
Estado: Fresco
Angulo del filo: 35°
Plano 77
FACETA A
Faceta A
289
Plano 78
Materia: Piedra pizarra
Estado: Seco
FACETA A
Plano 79
290
291
Plano 80
Materia: Concha
Estado: Seco
Plano 81
292
Plano 82
293
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Universidad de Deusto
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