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dejarse morir.
Augustito calentito
Cuando abrió los ojos, creyó estar en el cielo, pues la cara de un angelito le estaba
sonriendo. Pero con gran alegría comprobó que sólo era la enfermera, quien le contó
que llevaban días curándole, desde que un valiente había llegado allí con las cuatro
Augustito Calentito era un ratoncillo de ciudad que vivía plácidamente en una gran
patas congeladas, y les había indicado cómo encontrarle antes de caer sin fuerzas.
casa, con todas las comodidades que ningún ratón pudiera soñar: siempre encontraba
Cuando Augustito corrió a agradecer a Duretas su ayuda, le encontró en pie, muy
agua tibia para bañarse, comida aún caliente, ropa de
recuperado. Había perdido varios dedos y una oreja, pero se le veía alegre. Augustito
abrigo o lo que fuera. Con él vivía un tipo raro, Duretas
se sentía muy culpable, pues él estaba entero, pero el bruto de Duretas le respondió:
Aguantetas, que incomprensiblemente, a pesar de tener
todas esas comodidades, cada día renunciaba a una o
- No te preocupes, si no fuera por esos dedos y esa oreja, yo tampoco estaría aquí.
dos de ellas. Era capaz de lavarse con agua fría
¡No han podido tener mejor uso!
teniéndola caliente, o de mordisquear puerros teniendo al
lado un trozo de queso. Y lo peor era cuando trataba de
Por supuesto, siguieron siendo grandes amigos, pero Augustito ya nunca pensó en
convencer al bueno de Augustito para que también lo hiciera:
Duretas como un bruto, y junto a él, se propuso recuperar el control de su calentito y
caprichoso cuerpecito, renunciando cada día a una de esas innecesarias
- Venga, hombre, te harás un tipo más duro. ¡Que te estás convirtiendo en un
comodidades de la vida moderna.
blandito! - le decía.
Y el pobre Augustito se daba la vuelta, se envolvía en su manta calentita y se ponía a
leer, pensando cómo podía haber todavía gente tan bruta.
Pero la desgracia quiso que una noche cayera tal nevada en la ciudad, que la
ratonera de nuestros amigos quedó completamente sepultada y aislada por una
montaña de nieve. Trataron de salir, pero el frío era intenso y no creyeron poder cavar
un túnel con tanta nieve, así que decidieron esperar. Pasaron los días, seguían
rodeados de nieve, y ya no tenían comida. Duretas aguantaba bastante bien, pero el
bueno de Augustito, privado de sus baños, su comida y su abrigo, estaba a punto de
perder el control. Era un tipo culto, que había estudiado mucho, y sabía que no
aguantarían más de 3 días sin comida, los mismos que habían calculado que
necesitaban para cavar el túnel a través de la nieve, así que no les quedaba otro
remedio que lanzarse a cavar.
Pero en cuanto tocó la fría nieve, Augustito dio media vuelta. No podía con aquel frío,
ni con tanta hambre ¡ni siquiera sabiendo que estaba a punto de morir! Duretas, sin
embargo, lo aguantaba bastante bien, y comenzó a cavar, al tiempo que animaba a su
compañero a hacer lo mismo. Pero Augustito estaba paralizado, no podía aguantar
tan terribles condiciones, y ni siquiera podía pensar con claridad. Y entonces vio a
Duretas, "aquel bruto", y comprendió que era mucho más sabio de lo que parecía,
pues en lugar de hacer como él, se había acostumbrado a hacer las cosas porque
quería, y no sólo las más apetecibles de cada momento. Y podía mandar cavar a sus
patitas sin importar que estuvieran moradas por el frío, algo imposible para él mismo,
por mucho que lo desease. Y con esos pensamientos, y una lágrima de impotencia,
Aún quedaba Julia. La pobre Julia lo pasó mal el día del concurso, porque
aunque tenía un plan muy secreto y estupendo, se había gastado sus
monedas sin darle tiempo a terminarlo en un año. Pero estaba tan segura de lo
Las monedas del abuelo bueno que era su plan, que decidió seguir con él y aguantó ver cómo Alejandro
resultaba ganador, y la cara de sus tíos y abuelos, que parecían decirle "qué
desastre de niña, no ha sido capaz de ahorrar nada".
Julia y sus primos iban cada mes a la gran comida familiar
en casa de los abuelos, y esperaban con ilusión el Cuando estaba a punto de finalizar el segundo año, Julia dio una gran
momento en que su abuelo les daba unas monedillas sorpresa a todos al aparecer en casa de los abuelos con un violín y mucho
"para que se comprarar cualquier cosa". Entonces todos dinero. Aún más impresionante fue oirla tocar, porque lo hacía realmente bien,
los niños corrían a la tienda a comprar chicles, pipas o pero lo que terminó por entusiasmar a todos fue la historia de la pequeña
gominolas. Y como vieron abuelos, tíos y padres, que violinista.
así los niños nunca aprenderían a manejar el dinero, les Todos sabían que la niña adoraba el violín, aunque en la familia no podían
propusieron una prueba especial, y que en el plazo de un pagarle el instrumento ni las clases. Así que Julia, cuando conoció a un
año enseñasen a todos qué eran capaces de conseguir con simpático y pobre violinista que tocaba en el parque, le ofreció todas las
aquellas monedillas. monedas que le diese su abuelo si le enseñaba a tocar. Aunque era poco
dinero, el violinista aceptó encantado al ver la ilusión de la niña, y durante
Algunos se propusieron ahorrar, pero Rubén y Nico, los más pequeñajos, no meses le enseñó con alegría. Julia puso tantas ganas e interés, que en poco
hicieron ni caso, y en cada visita siguieron gastando todo en golosinas. Cada más de un año el artista le prestó un violín para que pudieran tocar a dúo en el
semana presumían de sus dulces ante el resto de sus primos, riéndose y parque. Y tuvieron tanto éxito, que en poco tiempo Julia pudo comprar su
chinchándoles. Tanto les hicieron rabiar, que Clara y Jose dejaron su espíritu propio violín, y aún le sobró bastante dinero.
ahorrador por no aguantarles, y se unieron al grupo de los golosos que
gastaban todo al momento. Toda la familia la ayudó desde entonces a convertirse en una famosísima
Moncho era un chico muy listo, y decidió empezar a manejar su dinero con violinista, y contaban a cuantos conocían la historia de cómo unas monedillas
cambios, comprando y vendiendo cosas, o apostando con otros chicos a los bien gastadas fueron suficientes para hacer realidad los más grandes sueños
cromos. En poco tiempo sorprendió a toda la familia, porque consiguió mucho de una niña.
dinero con poco esfuerzo, y al ritmo que llevaba terminaría siendo casi rico.
Pero Moncho apenas tenía cuidado, cada vez se metía en cosas más
arriesgadas, y unos meses después se quedó sin un céntimo, tras una mala
apuesta en las carreras de caballos.
Alejandro demostró tener una voluntad de hierro. Ahorró y ahorró todo el
dinero que le daban, deseoso de ganar el concurso, y al cabo del año pudo
juntar más dinero que nadie, y con tanto dinero consiguió las golosinas mucho
más baratas, así que el día de la prueba se presentó con dulces para mucho
más de un año, y aún así le sobró dinero para comprarse algún juguete. Fue el
ganador claro, y el resto de sus primos aprendieron de él las ventajas de saber
ahorrar y esperar.
El anciano, deprimido y enfermo, decidió llamar a sus sirvientes antes de
Las monedas encantadas morir, y les entregó algunos bienes para que pudieran vivir libremente cuando
él no estuviera. Entre ellos se encontraba uno muy joven aún, al que entregó
una de aquellas pequeñas monedas por error. El joven, criado a la sombra de
Hubo una vez un hombre bondadoso y rico que al aquel justo y sabio señor a quien quería como un padre, vio en lugar de la
cumplir muchos años pensó dejar a cargo de sus moneda una poderosa medicina que curaría al anciano señor, pues aquello
cosas a algún joven inteligente y honesto. era de veras lo que más quería en el mundo, y según la vio, entregó la
Comentando un día su decisión y las ganas que tenía moneda de nuevo diciendo: "tomad, señor, esto es para vos; seguro que os
de no equivocarse en la elección, un buen amigo le sentará bien".
dio este consejo: Efectivamente, aquella simple moneda actuó como el más milagroso de los
bálsamos, pues el anciano saltó de alegría al haber encontrado por fin alguien
- La próxima vez que vendas algo, cuando des el dinero del cambio, entrega honrado, y le llenaba de gozo comprobar que siempre había estado en su
como por descuido la moneda del menor valor. Aquel que te la devuelva propia casa.
sabrás que es honrado.
Y así, el joven sirviente pasó a administrar con gran justicia, generosidad y
El hombre rico agradeció mucho el consejo, y pensando que era una buena honradez todos los bienes del anciano, quien siguió acompañándole y
idea y fácil de realizar, decidió ponerla en práctica. No contaba con que uno de aconsejándole como a un hijo por muchos años.
los presentes, un vecino que se hacía pasar por amigo pero en verdad le
envidiaba enormemente, contrató los favores de un hechicero, a quien encargó
encantar las pequeñas monedas que poseía el anciano de modo que
cualquiera que mirase una de aquellas monedas tocadas por él, viera en ella
no una moneda corriente, sino aquello que más quería en el mundo. Confiaba
el malvado en que nadie devolviera la moneda y el viejo se desesperase, y
entonces dejase a un sobrino suyo administrar todos sus negocios.
Algún tiempo después el mercader se cruzó con aquel viajero que le entregó
las vasijas. Después de saludarse, le contó todas sus aventuras y le dio miles
de gracias. Pero antes de despedirse, le preguntó:
- ¿Por qué me diste las vasijas de la suerte? ¿Es que ya no querías tener
buena suerte?
Y el hombre, riendo con fuerza, respondió:
- ¡No me digas que aún las tienes! ¡Pero si no hacen falta para nada!... la
magia de las vasijas es muy tonta: sólo hace crecer o disminuir unas estúpidas
semillas venenosas y comestibles, pero no tiene ningún efecto sobre la suerte.
He oido que las inventó un aprendiz de brujo muy torpe.
- ¡¿como?! -exclamó sorprendido el mercader.
- Claro que no. Creo que fue un viejo maestro quien las encontró y se dio
cuenta de que serían geniales para enseñar a usar la suerte: guárdate lo malo
para tí, y comparte lo bueno con los demás. Y en verdad que es la única forma
de atraer la buena suerte y evitar la mala, ¡y vaya si funciona!... Cuando
repartiste tu mala suerte, tratando de conservar para tí la buena, te aseguraste
de que nadie quisiera compartir las cosas buenas contigo, sólo las malas. Las
semillas no tuvieron nada que ver en eso, fueron tus obras. ¿lo entiendes
ahora?
- Dime, gran sabio ¿cuál es el gran enemigo invisible que atemoriza a las
gentes del mundo real? Aún no he podido encontrarlo, pero no descansaré
hasta vencerle y liberarlos a todos, como hice con tantas ciudades.
Perico Picolisto era un niño rico que llevaba una Cuando terminó la película y Perico volvió a encontrarse en su asiento, estaba
vida muy tranquila y cómoda, aislado de muchas asustado. Pensó que en la vida real, él siempre había sido de aquellos que
de las desgracias del mundo. Un día, Perico fue teniendo suerte, nunca ayudaban a crear finales felices. Se sintió tan mal, que
al cine a ver una película que le hacía muchísima estuvo llorando largo rato en su silla...
ilusión, pero llegó un pelín tarde, justo cuando la Finalmente, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, y salió del cine casi
taquillera le vendía la última entrada a un niño bailando. Estaba contento porque ya sabía a qué se iba a dedicar: sería esa
con un aspecto muy pobre, que llevaba ayuda que necesitan quienes tienen menos suerte, ¡sería creador de finales
ahorrando semanas para ver la película. Al verse felices!
sin su entrada, Perico se enojó muchísimo, y comenzó a gritar y protestar,
exigiéndole al niño que le diera su entrada. Y mientras volvía a casa dispuesto a cambiar su mundo, vio a lo lejos al señor
distinguido que le había dado la entrada. Era el misterioso personaje que le
-¿Por qué voy a darte mi entrada? He llegado antes que tú y la he pagado- dijo había ayudado a resolver todas las historias de su película.
el niño
- Pues... ¡porque yo soy más importante que tú! ¡mírame!, yo soy rico y tú eres
pobre, ¿lo ves? - respondió Perico cargado de razón.
- Por supuesto, niño. Tú tienes más derecho que él de ver esta película
Entonces Perico, con tono ostentoso y soberbio, apartó al otro niño y entró al
cine. Echó un vistazo alrededor y se sintió muy cómodo cuando vio que la sala
estaba llena de niños ricos como él, y se sentó a disfrutar de la película.
-Se nos ha pagado para que los matemos, y hay que ganar el dinero -repetía uno de El anillo de la bruja
los bandidos.
Corrió Roberto a la granja, y como Margarita estaba ausente, el mozo cansado
Un molinero tenía tres hijos, que estaban enamorados de la se sentó en una silla y cerró los ojos. En aquel mismo momento entró el avaro;
misma joven. Llamábase ésta Margarita, y era hija de un rico y viendo en la mano del joven un anillo, exclamó:
labrador y la muchacha más hermosa de toda la comarca.
Pero un viejo, avaro, de gran fortuna, que vivía en su -¡Un anillo de moda! Me lo guardaré para mí.
pueblo, empezó a cortejarla; y el padre, favoreciendo sus
galanteos, cerró la puerta a los hijos del molinero. Dicho esto se lo quitó del dedo a Roberto y se lo puso él. Pero Roberto, que
estaba despierto, empezó a decir en voz baja: «¡Crece, crece!» y la nariz del
Al fin, Ricardo, el mayor de ellos, determinó declararse a Margarita antes de avaro empezó a alargarse cada vez más.
que el avaro hubiera conquistado su amor. Caminando un día hacia su granja,
encontró a la tía Crispina, que era una vieja flaca y macilenta, tenida por bruja. -Una avispa me ha picado -exclamó el avaro corriendo en busca del médico-.
Mi nariz se hincha terriblemente.
-Buenos días, hijo mío -le dijo la tía Crispina-. ¿Adonde vas tan de mañana?
Por fortuna Roberto no tuvo necesidad de su anillo, pues Margarita quedó
Ricardo, sin contestar, apretó el paso. Al llegar a la granja expuso sin admirada al verle tan guapo; y como ya le tenía afecto por la mucha afabilidad
preámbulos su proposición matrimonial a la joven; mas no consiguió de ella de que estaba dotado, se enamoró tiernamente de él y le dio su palabra de
otra cosa que una risa burlona. casamiento en cuanto hubiese adquirido una hacienda.
Rolando, el segundo hijo, probó entonces su suerte. Al igual que su hermano -Devuélveme el anillo y te curaré por mil libras -dijo Roberto al avaro.
encontró a la vieja, y pasó sin contestarle, pero regresó a casa muy abatido.
Roberto, el más joven, se encaminó a la granja desesperanzado, pues aunque Tras mucho dudar accedió el avaro, y Roberto y Margarita se casaron,
era muchacho vigoroso, inteligente y afable, tenía una nariz exagerada, y compraron una gran hacienda y vivieron muy felices.
sabía perfectamente que tal defecto lo hacía ridículo. Cuando la tía Crispina le
preguntó a donde iba, contestó:
-Está seguro de ella -repuso la vieja-. Mira este anillo. Póntelo en el dedo y di:
«Encógete».
Cuando, al venir la noche, estuvo de vuelta el molinero, vio con amarga sorpresa que Luego que los ladrones se recobraron de su espanto, el capitán resolvió ir a ver qué
se hallaba arruinado, pero lo que más le apesadumbró fue que los ladrones habían era lo sucedido. Encaminóse, pues, a la choza, y hallándola a oscuras y en silencio,
llevado todas sus provisiones. se aventuró por la puerta, despertando los animales a su paso. Saltó sobre él el perro,
No le importaba a él gran cosa alejarse de allí sin tomar alimento, pero, ¿qué iban a y le dio terrible dentellada en una pierna. Al acercarse a la mesa, se le echó encima el
comer su asno, su perro, el gato y los dos gansos? Como nuestro hombre vivía solo, gato, que le arañó el rostro, y los gansos, revoloteando alrededor de su cabeza, le
se había encariñado con aquellos animales, y así, antes que verlos morir de hambre, daban fuertes aletazos. Aterrado el capitán, quiso huir; mas, al trasponer el umbral de
prefirió darles libertad, aun perdiéndolos para siempre. Dijoles, pues, con mucho la puerta, le propinó el asno tan solemne coz, que dio con su cuerpo en un matorral
dolor: de zarzales y ortigas.
-Animalitos míos, ya veis que los ladrones me han dejado sin nada. Tú, borriquito mío, Maltrecho, alejóse el bandolero, y refirió luego a sus hombres que se había
te has quedado sin paja; y tú, mi buen amigo -dijo volviéndose al perro-, ya no tienes apoderado de la cabaña una pandilla de criminales, y que, al volver allí, morirían
carne que comer; esos malos hombres os han dejado, a ti, sin carne, gatito mío, y a todos a sus manos.
vosotros sin maíz, mis buenos gansos. Idos, pues, por esos campos y ved si podéis
encontrar algo que os sirva para comer. -Son tan feroces -les decía-, que uno me ha clavado un puñal en una pierna, otro me
ha rajado la cara a navajazos, tres me han querido envolver la cabeza en una sábana
Entristeciéronse los animales al tener que abandonar a su amo; mas ¿qué hacer? Se para ahogarme, y cuando yo huía y ya. me creía en salvo, me ha asestado uno en la
alejaron pesarosos y diéronse a buscar comida y albergue por aquellos matorrales. espalda un golpe tan terrible con una maza, que he quedado vivo de milagro. Así que
Andando, andando, llegaron a la cabaña en que los bandoleros estaban sentados a la lo mejor que podemos hacer es alejarnos para siempre de estas cercanías.
mesa, cenando y alumbrados por la vacilante luz de una vela de sebo.
Husmeó el perro y dijo a sus compañeros por lo bajo: Aterrorizados los bandoleros con tal relato, huyeron para más no volver.
Cuando a la mañana siguiente se levantaron los animales, advirtió el perro que
-¡Magnífica ocasión se nos presenta para pasar la noche bien abrigados! Escondeos alguien había removido el suelo en un rincón de la cabaña. Escarbando la tierra
entre los matorrales y haced todo el ruido que podáis. Veremos si así logramos descubrió un saco lleno de onzas de oro. Pudo a duras penas cargar con él el asno, y
asustar y hacer huir a los ladrones. en extraña comitiva partieron asno, perro, gansos y gatos con dirección al incendiado
molino.
Ocultáronse los animales entre las matas alrededor de la cabaña y a una rompieron
en el más desafinado de los conciertos. Con el dinero que sus nobles amigos le trajeron, pudo el molinero restaurar y poner
en marcha su molino, en el que vivió feliz y tranquilo con sus animales recordando
Los profundos rebuznos del asno, los maullidos del gato, el agudo ladrar del perro, y con delectación la maravillosa historia de su original aventura.
el escandaloso graznar de los gansos formaban tan estrepitosa y desconcertada
algarabía, que los bandoleros se miraron llenos de espanto. Entonces uno de los
gansos voló sobre la mesa y derribando el candelero de un aletazo, apagó la luz. EL EREMITA ASTUTO
Presa de terror en aquella oscuridad y en medio de tan alarmantes ruidos,
abalanzáronse los ladrones a la entrada de la choza, y huyeron corriendo a más no Era un eremita de muy avanzada edad.
poder por aquellos campos y sin dirección.
Sus cabellos eran blancos como la espuma, y su
rostro aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de vida. cuerpo flexible como un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y
Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo flexible como austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y
un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y austeridades, había desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pero, a pesar de ello, no había
obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado logrado debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día,
portentosos poderes psíquicos. Pero, a pesar de ello, no había logrado Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase
debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, al eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder
el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto en el
eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya.
clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto en el Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta
arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya. cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo
Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta apresar al astuto eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la
cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido.
apresar al astuto eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la
muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido. Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos
instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones
Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos de gran precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto
instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el
de gran precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto ermitaño. De nuevo, el eremita, con su tercer ojo altamente desarrollado y
del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario. En unos instantes, reprodujo
ermitaño. De nuevo, el eremita, con su tercer ojo altamente desarrollado y el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas
perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario. En unos instantes, reprodujo idénticas a la suya.
el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales.
idénticas a la suya. Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó:
El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales. --Muy bien, pero que muy bien.
Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó: !Qué gran proeza!
--Muy bien, pero que muy bien. Y tras un breve silencio, agregó:
!Qué gran proeza! --Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo.
Y tras un breve silencio, agregó: Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar:
--Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo. --¿Cuál?
Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar: Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y
--¿Cuál? conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte.
Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y
conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte. UNA BROMA DEL MAESTRO
Un buscador occidental llegó a Calcuta. En su país había recibido noticias de El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los
un elevado maestro espiritual llamado Baba Gitananda. Después de un agotador viaje últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas
en tren de Delhi a Calcuta, en cuanto abandonó la abigarrada estación de la ciudad, preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores.
Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años
ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime. Sólo porque
meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime. Sólo porque se lo exigieron, se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.
el eremita abandonó la inmensa paz del bosque. --Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.
--Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca. --He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de
--He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla,
honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
pero todos dicen que eres un sabio. --La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño.
--La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño. --A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la
--A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?
gente sea mejor? --Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en
--Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas
absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la
actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que
clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.
ver con la verdad ordinaria. El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar: --De lo que no hay duda,
El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar: --De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos
ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces. El eremita sonrió levemente, pero nada dijo.
puedo conseguir que sean veraces. El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio. El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que
Guardó un noble silencio. El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a
servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que
todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá
quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”.
entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”. Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la
Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó
ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:
hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó: --¿Adónde vas?
--¿Adónde vas? --Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.
--Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita. El capitán aseveró: --No lo creo.
El capitán aseveró: --No lo creo. --Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame.
--Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame. --Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en
--Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por
cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad.
decir la verdad. --Así es -afirmó el ermitaño-.
--Así es -afirmó el ermitaño-. Ahora usted sabe lo que es la verdad... ¡Su verdad!
Ahora usted sabe lo que es la verdad... ¡Su verdad! LOS DE OCTAVO SON MÁS PIOLAS
LA VERDAD... ¿ES LA VERDAD?
Pasan los días entre obligados aprendizajes, inevitables partidos
El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los de fútbol y colecciones de figuritas mutiladas. Walter está cada
últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas vez más rebelde. Prácticamente no estudia nada y todas las
preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. mañanas viene a casa para que le pase las tareas. En cambio yo,
Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su con la presión de tener una maestra en la mismísima casa,
estudio con una responsabilidad impropia de un vaguito de Caseros. Pero las
exigencias de mamá rinden sus frutos al menos parcialmente, aprendo bastante de Con un movimiento instantáneo hecho con una agilidad asombrosa que sólo da el
matemática y lenguaje, aunque me falta mucho de otras materias fundamentales para miedo, saltamos al unísono a nuestras respectivas bicicletas. Los chiquillos rivales, ya
la supervivencia en la zona. conformes con el golpe del que fui receptor, se tranquilizan un poco.
- Salgan de aquí, y no vuelvan más.
Sin embargo, acompañado de Walter, ese atorrante mal educado, según una Pedaleando frenéticamente llegamos de nuevo al cruce del ferrocarril, la oreja me late
definición casi exacta e irrefutable de mi abuela, voy captando algunos sutiles debatiéndose entre el ardor del golpe y el frío del viento húmedo que me pega de
mensajes callejeros que me sacan de la ensoñación de los juguetes de la infancia, de lleno en la cara.
las guerras entre soldaditos de plomo, para dar lugar a una batalla más real, la lucha - La sacamos barata Beto, nos iban a sacudir con todo.
sin cuartel que día a día se libra en el asfalto del suburbio. Menos mal que pronto estamos en terreno conocido. Vengan acá a pelear, a ver si
son machos, pienso en un último intento de justificar la huida.
En la escuela no hay muchos inconvenientes de relación, sabido es que los de octavo Por supuesto que esto no se iba a terminar acá. Días después juntamos al resto del
son los más grandes y los más piolas y por lo tanto merecen el respeto del resto, pero grupo y fuimos todos en patota a desafiar a los tarados esos. Pero no encontramos a
afuera de la protección del guardapolvo blanco y sobre todo saliendo de la cuadra de nadie.
mi casa la cosa se pone un poco difícil y hostil.
Con la sangre en el ojo, pero solapadamente con el deseo de no encontrar nunca más
Mi papá acaba de regalarme una bicicleta usada pero que anda una monstruosidad. A a esos tipos, de los que mi querida orejita ya probó una ínfima parte de su poderío,
medida que tomo confianza voy ganado cada vez más terreno hasta llegar a cruzar, continúa la rutina escolar de invierno. Ahora hace bastante frío, mi abuela insiste en
siempre junto a mi amigo, las desafiantes vías del ferrocarril. que me ponga el pullover, pero me niego rotundamente ya que debajo del
guardapolvo me hace un poco gordo y deforme y así no me va a querer ninguna
Encaramados al volante y a toda velocidad atravesamos la calle aledaña a las vías. chica.
Llegamos a una plazoleta inescrutada hasta entonces, parecida a la nuestra pero con
balancines nuevos y toboganes sin astillas. Al bajarnos de la bici y sentarnos en un Pero no hay caso, seguimos haciendo los deberes y entre tantos números y letras no
banco de la plaza, el mismo que más adelante sería testigo de un amor fracasado, se hay nada en la escuela que genere optimismo para con el sexo opuesto, parece que
nos acercan unos chiquillos del barrio. En su condición de locales enseguida nos las chicas no existieran o peor aún, que nosotros no existiéramos.
increpan.
- Oye, pendejos, salgan de acá, váyanse para su casa. La verdad que para mí, por ahora las que no existen son ellas, pero en algunos del
- ¿Qué te pasa a ti? grupo se empieza a vislumbrar una intención no muy disimulada de entablar vínculos
Pregunta Walter desafiante. Walter siempre está desafiante, siempre va al frente sin aunque sea triviales con las mujeres. No hay caso, la infancia se termina. Y
medir las consecuencias. En su condición de niño malevo no puede esperarse otra violentamente.
reacción, aunque muchas veces en el futuro le iba a costar caro. Principalmente
cuando ya hecho un muchacho grande le faltara el respeto a la mismísima cana,
yendo a parar rutinariamente al calabozo.
Como para seguir el juego de mi amigo y así demostrarle a él o quizá a mí mismo una El payaso triste
dudosa valentía me adelanto al matón que ya está por enfrentarse con Walter.
- Para, tranquilo, que no pasa nada. Una gran alegría sentía Aparicio Linarez cada vez que iba hasta
- ¿Cómo dijiste? la plaza vestido de payaso a entretener a los niños. La historia de
El chico se me abalanza fieramente y a mí me corre un escalofrío que dura poco, su vida es un poco triste, había quedado huérfano a los nueve
porque enseguida se desata la lucha. No sé de dónde pero de algún ángulo invisible años de edad cuando murió su madre, a su padre nunca llegó a
me llega un golpe a mano abierta. Recién noto el golpe cuando siento un ardor
insostenible en una oreja que se va expandiendo a toda la cara.
conocerlo y quedo al cuidado de una tía, quien ya muy anciana también murió La policía tomó nota del relato y decidieron continuar con las investigaciones mientras
dejando al joven completamente solo, en una inmensa casa. Aparicio continuaba preso y lloraba su mala suerte. Transcurrió un mes y de un
pueblo cercano llegó la noticia del atraco a un banco, pero esta vez el delincuente no
Para ganarse la vida Aparicio ejerció diferentes oficios, desde ayudante de albañil, tuvo tanta suerte y fue detenido. La policía procedió a revisar al delincuente y notaron
vendedor de helados, mesonero, hasta que conoció al joven Luís Piñero, quien que tenía muchas marcas y cicatrices en los brazos, lo cual coincidía con el relato de
trabajaba en un circo y logró convencer a Aparicio para que se vistiera de payaso. la señora en la Comisaría. Los posteriores interrogatorios determinaron que el
Pronto creció la amistad entre los dos jóvenes, pero Luís Piñero tenia malas mañas y delincuente detenido era la misma persona que vestido de payaso había atracado el
fue botado del circo por ladrón. Cuatro largos meses trabajo Aparicio en el circo y le banco meses atrás. Comprobada la inocencia, el joven Aparicio Linarez fue absuelto y
gustaba ejercer el oficio de payaso hasta el punto de que el dueño del circo le salio de la cárcel. Al día siguiente muy sonriente acudió a la plaza del pueblo vestido
propuso que los acompañara en una gira por otros pueblos, pero Aparicio no acepto y de payaso a entretener a los niños, de vez en cuando se sienta en los bancos de
prefirió quedarse en el pueblo y trabajar de payaso en la plaza, en donde además de madera y les cuenta a las personas conocidas la experiencia vivida.
entretener a los niños, vendía golosinas y caramelos.
Pronto se hizo muy popular y todos los habitantes lo respetaban y querían. Pero el
destino le tenia preparada una sorpresa, una tarde regreso al pueblo el joven
delincuente Luís Piñero, ambos se encontraron en la plaza, charlaron por largo rato
recordando la vieja amistad que los unía. Sin embargo a Aparicio le llamó la atención
lo descuidado y barbudo que estaba Luís Piñero, tenia grandes marcas de cortaduras
en los brazos. Al llegar la noche cada quien agarró su camino.
En la soledad de una habitación que Luis había alquilado, preparaba sus fechorías,
tenía un plan, había decidido robar el banco del pueblo, para lo cual se vestiría de
payaso y así lo confundirían con Aparicio y podría escaparse. Pasaron unos días y
como de costumbre el payaso Aparicio acudía todas las tardes a la plaza a entretener
a los niños, le extraño no ver a su amigo Luís Piñero sentado en los bancos de
madera. Un día un gran alboroto se escuchó por los lados de la plaza, las sirenas de
la policía sonaba constantemente y las personas gritaban: ¡Han robado el banco!...
¡Han robado el banco!. Los clientes que estaban en el banco comentaban que vieron
a un payaso pistola en mano atracar la taquilla. Inmediatamente la policía fue
informada y por sospecha se trasladaron a la casa de Aparicio Linarez, quien
sorprendido en pijama, fue sacado esposado y trasladado a la Comisaría.
¿Cómo es la vida del otro lado de los sueños?- preguntó ella casi Un derviche humilde y silencioso solía concurrir todas las
en un susurro cerca de su oído. semanas a las comidas que ofrecía un hombre culto y
El tren en que viajaban corría sobre la superficie de un océano generoso. Tales reuniones eran conocidas como Asamblea de
resplandecido por las estrellas que iluminaban el cielo. El se los Cultos. El derviche jamás intervenía en la conversación.
quedó mirando el reflejo de su rostro que se confundía con los Después de entrar, estrechaba las manos a cada uno de los
destellos del mar tratando de encontrar una respuesta. presentes, se sentaba en un rincón y comía lo que se servía.
Terminada la reunión se ponía de pie, decía unas pocas palabras de despedida y - ¡Ese canalla infame nos ha traicionado con artes de brujería! - vociferaban los
agradecimiento y tomaba su camino. Nadie sabía nada de él. No obstante, cuando invitados, quienes alternativamente se lamentaban y felicitaban entre sí por sus
apareció por primera vez, circularon todo tipo de rumores de que se trataba de un sufrimientos y porque, finalmente, habían desenmascarado al villano, cuyos poderes
santo y durante un largo tiempo los demás comensales pensaron que debía ser, sin sin duda se habían extinguido antes de que pudieran cumplirse vaya a saber qué
duda, un hombre santo y poseedor de conocimientos y aguardaban con placer el pérfidos propósitos. Muchos atribuyeron la salvación a su propia pureza espiritual.
momento en que el derviche les impartiese algo de sabiduría. Incluso algunos se
jactaban de que el extraño participara en esas reuniones de amigos, dando a Pero lo que ellos ignoraban era que, por los mismos medios de que se había valido
entender que esa compañía les confería a ellos una especial distinción. para introducirlos en aquella mágica experiencia del monasterio, el derviche les había
Sin embargo, como no se mantenía relación alguna con aquel hombre, poco a poco inducido a creerse abandonados en medio de ruinas. La verdad era que no estaban,
los invitados empezaron a sospechar que en realidad se tratase de un imitador o de ni habían estado, ni en un sitio, ni en el otro.
un farsante. Algunos llegaron a sentirse incómodos por su presencia. Evidentemente En ese instante, como surgiendo de la nada, el derviche se presentó a sus invitados y
él no hacía nada por armonizar con el ambiente y no aportaba siquiera un proverbio a les dijo: - Regresaremos al monasterio.
las esclarecidas conversaciones que para ellos habían llegado a significar una parte Hizo un movimiento con sus manos y todos se encontraron otras vez en los salones
entrañable de sus mismas vidas. Incluso algunos concurrentes no llegaban a palaciegos. Entonces se sintieron arrepentidos de sus quejas, pues inmediatamente
percatarse de que el derviche estuviese presente, pues pasaba totalmente se convencieron de que las ruinas no habían sido más que la prueba y el monasterio
inadvertido. la verdadera realidad. Algunos musitaron:
Cierto día el derviche habló: - Yo os invito a todos a mi monasterio mañana por la - Es una gran suerte que no haya oído nuestras críticas. Con sólo que nos enseñe
noche. Cenaréis conmigo. este extraño arte, habrá valido la pena.
La inesperada invitación suscitó en todos un revuelo de opiniones. Algunos pensaron
que el derviche, que vestía muy pobremente, debía ser un loco y que con toda certeza Pero el derviche movió nuevamente las manos y todos se encontraron otra vez en la
no podría ofrecerles nada. Otros supusieron que la conducta anterior había sido una mesa de la comida en común de la cual, en realidad, nunca se habían apartado.
prueba. Algunos se dijeron que, por fin, el derviche los compensaría la paciencia con El derviche continuaba sentado en su rincón habitual, comiendo su acostumbrado
que habían soportado tan pesada compañía. Hubo quienes se alertaron entre sí: arroz con especias, sin decir palabra. Entonces, mientras lo contemplaban inquietos,
- ¡Cuidado! Podría ocurrir que busque tentarnos para someternos a su poder. todos oyeron su voz hablar dentro de sus propios pechos, aun cuando los labios del
Pero la curiosidad indujo a todos, incluso al anfitrión, a aceptar la invitación y, a la derviche estaban inmóviles: - Mientras vuestra codicia os impida distinguir entre el
noche siguiente, el derviche los condujo desde la casa hasta un monasterio autoengaño y la realidad, nada real os podrá enseñar un derviche, sólo ilusiones.
escondido, de tal magnitud y magnificencia que quedaron atónitos. Aquellos cuyo alimento es autoengaño y fantasía sólo con engaño y fantasía pueden
ser alimentados.
El edificio estaba poblado de discípulos que practicaban toda clase de ejercicios y Todos los presentes en aquella ocasión siguieron frecuentando la mesa del hombre
tareas. Los invitados transitaron por salas de contemplación donde gran número de generoso, pero el derviche nunca volvió a hablarles.
sabios de distinguido aspecto se levantaron respetuosamente para saludar la Al cabo de un tiempo, los componentes de la Asamblea de los Cultos descubrieron
proximidad del derviche con inclinaciones de cabeza. que su rincón estaba siempre vacío.
El banquete con que fueron agasajados fue indescriptible y sobrepasó toda EL HORRIBLE DIB-DIB
expectativa.
Los visitantes se sintieron anonadados. Todos le suplicaron que a partir de ese mismo Una noche, un ladrón que pretendía robar a una anciana se
instante los aceptase como discípulos. deslizó hasta la ventana abierta de su cuarto y escuchó. Estaba
Pero a todas esas peticiones el derviche respondía tan solo: - Esperad hasta mañana. acostada en su cama y hablaba, con gran emoción, de manera
Llegó la mañana y los invitados, en lugar de despertar en las suntuosas camas de muy extraña: - ¡Ahh... el dib-dib, el horrible dib-dib!, ¡este
seda que se les habían brindado la noche anterior, se encontraron yaciendo tiesos y abominable dib-dib acabará conmigo! El ladrón pensó: "esta
desnudos, dispersos por el suelo, en el interior de un pétreo recinto de una enorme y desdichada mujer sufre una terrible enfermedad... ¡El maligno
fea ruina, sobre una yerma ladera de montaña. Ni señales del derviche, de los bellos dib-dib del cual ni siquiera había oído hablar antes!"
arabescos, de las bibliotecas, fuentes y alfombras.
Como los lamentos aumentaban de volumen, empezó a decirse a sí mismo: "¿Me Y señaló un grifo que goteaba. Faqih, repentinamente, advirtió que producía el sonido
habré contagiado yo también? Después de todo, casi sentí su aliento al asomarme dib-dib...
por la ventana...". Cuanto más pensaba en ello, más aumentaba su temor de haber Pero los teólogos pueden recomponerse con facilidad. En un instante se sintió
contraído el maligno dib-dib. Al poco rato, le temblaba todo el cuerpo y logró, a duras maravillosamente restablecido por la desaparición de sus temores, y corrió a la casa
penas, llegar tambaleante hasta su casa y entre quejas y lamentos dijo a su mujer: - del ladrón, porque tenía trabajo que hacer.
El siniestro dib-dib, no hay duda de que he caído en las garras del fatal dib-dib... Su - Vete de aquí - gruñó el ladrón -, me abandonaste cuando te necesité y la vista de un
esposa le acostó inmediatamente con grandes temores. ¿Qué horrible cosa había rostro tan deprimente me ofrece pocas esperanzas sobre mi estado futuro.
atacado a su esposo? Imaginó al principio que algún animal salvaje, llamado el dib- El anciano le interrumpió: - ¡Desgraciado infeliz! ¿Crees que un hombre de mi piedad
dib, lo había herido. Pero a medida que hablaba con mayor incoherencia, y no veía y erudición dejaría sin resolver un problema como este? Presta gran atención a mis
marca alguna en su cuerpo, la mujer comenzó a temer que fuera una causa palabras y a mis actos y te enseñaré cómo he trabajado sin descanso de acuerdo con
sobrenatural. mi mandato celestial, por tu seguridad y mejoría.
La persona más capacitada que conocía para pedirle consejo era, por supuesto, el La palabra "mejoría" inmediatamente despertó la atención tanto del ladrón como de su
santurrón local, algo parecido a un sacerdote, versado en la Ley y conocido como el esposa sobre la imponente dignidad del pretendido sabio.
sabio Faqih. Se dirigió inmediatamente a la casa del sabio y le rogó que fuera a ver a Tomó un poco de agua en sus manos y pronunció ciertas palabras. Entonces hizo
su esposo. El Faqih, pensando que ciertamente ésa podría ser la oportunidad para prometer al ladrón que nunca más robaría. Finalmente, lo roció con el agua así
aplicar su santidad especial, se apresuró a visitar al ladrón. preparada, haciendo grandes gestos y pronunciando largas palabras y terminó: -
Cuando éste vio al hombre de fe junto a su cama, pensó que su fin llegaría más Aléjate, sucio e infernal dib-dib por donde viniste, y nunca regreses a molestar a este
aprisa de lo que había temido. Y, juntando todas sus fuerzas, murmuró: - La vieja del desdichado.
extremo de la calle tiene el maldito dib-dib y me lo ha contagiado. Ayúdame, si El ladrón se sentó en el lecho, ya curado.
puedes, reverendo, Faqih. Desde ese día, el ladrón nunca más robó. Tampoco le ha contado nada a nadie
- Hijo mío - dijo el Faqih, aunque también estaba perplejo -, piensa en el acerca de la cura milagrosa porque, a pesar de todo, aún no simpatiza mucho con el
arrepentimiento y pide misericordia, pues quizás sean pocas las horas que te quedan. sabio y sus ideas.
Dejó al ladrón y se encaminó hacia la cabaña de la anciana. Atisbando por la ventana, La vieja, normalmente chismosa, no ha corrido la voz acerca de la estultez de Faqih.
oyó claramente que, mientras se retorcía y temblaba, decía con voz lastimera: - Planea aprovecharse de ello: alguna ocasión se presentará en la que pueda usarlo,
Inmundo dib-dib, me estás matando... Detente, detente, maldito dib-dib, me estás quizá.
chupando la vida misma. Y por supuesto, Faqih... bueno, Faqih no desea que trasciendan los detalles y
Y continuó por algún tiempo hablando de esta manera. Ocasionalmente, sollozaba y, tampoco habla sobre esta historia.
a veces, permanecía en silencio. Pero, como es común entre los hombres, cada uno de los protagonistas ha contando
Faqih empezó a sentir como si un siniestro viento helado le atravesara. Comenzó a su versión en estricta confidencia, por supuesto, a otra persona. Por eso habéis
temblar y sus manos se asieron al marco de la ventana, haciéndolo sonar como un podido conocer la historia completa de la mujer, el ladrón, el sacerdote y el terrible
castañeteo de dientes. dib-dib.
Al oir el ruido, la vieja saltó de la cama y tomó las manos de Faqih, que ya estaba
aterrorizado.
-¿Qué haces tu, hombre respetable y sabio, a estas horas de la noche mirando por
las ventanas de la gente decente? - le gritó.
- Buena pero infeliz mujer - balbuceó el erudito -, te escuché hablar del terrible dib-dib
y ahora temo que se haya apoderado de mi corazón, como lo ha hecho con el tuyo, y
que esté física y espiritualmente perdido...
- ¡Increíble tonto! - gritó la vieja -. Pensar que durante todos estos años te he
considerado un hombre sabio e instruido. Oyes que alguien dice dib-dib e imaginas
que te ha de matar. Mira hacia aquel rincón y observa lo que es en verdad el terrible
dib-dib.