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Análisis y producción textual

Resúmenes por: William Gómez Salazar


Profesionalización, Licenciatura en artes escénicas

“El valor de la televisión en la sociedad”

Existen “elementos accesorios” que se han convertido en referentes casi invisibles de


nuestras vidas; a partir de ellos podemos encontrar todos los datos, las estrategias, las
campañas, Las citas de opinión, la manipulación de la información o el simple
entretenimiento, tan usado en nuestra época para conseguir en el espectador una
conexión con las demás estrategias informativas. Podríamos inferir que estos “Elementos
accesorios” son absolutamente prescindibles por su naturaleza, pero desprendernos de
ellos suele convertirse en un camino duro de trasegar, similarmente comparado al efecto
que pueda producir una sustancia psicoactiva en nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Es el
caso de la televisión, uno de esos elementos que es parte de nuestras vidas, de nuestros
hogares y de la construcción social de nuestro entorno:
“En la actualidad se puede afirmar que en la mayoría de los hogares hay, como mínimo, un
televisor; por esa razón Se puede hablar sobre la televisión y los aspectos positivos y
negativos que le rodean, que se desprenden de ella y del uso que le ha dado el hombre en
la época moderna; como consecuencia negativa se puede inferir que “La televisión puede
darnos muchas cosas, salvo tiempo para pensar”. Paralelamente la televisión puede
verse como algo positivo porque, entre otras cosas, “permite estar informado en todo
momento a través de los informativos, inclusive permite aprender sobre temas que
desconocías gracias a los concursos.” Es decir, su naturaleza de transmisión en tiempo
real de la información y su ductilidad a la hora de conectarse con el individuo le hace un
elemento maravillosamente dotado de esa hiperrealidad de la que necesita el hombre
moderno, de la abstracción que, desde la comodidad de su cama, puede llevarle por
infinitos mundos sin pagar más o desplazar su cuerpo.
Ahora bien, no todo lo que rodea el mundo de la televisión es positivo, dado que
hay gente que se pasa muchas horas frente al televisor y eso crea adicción, por ejemplo:
“por culpa de la televisión los miembros de una familia hablan muy poco cuando están
reunidos en el salón o en la cocina, porque están pendientes de lo que pasa en la pantalla
de su televisor.” Esta atrofia comunicativa se hace cada vez más recurrente y empieza a
desplazar el diálogo, convirtiendo al individuo en una especie de ser alienado, imbuido en
la luz y las imágenes que la televisión proyecta.
En todo caso, cuando nos referimos a la televisión, vemos como hay argumentos a favor y
en contra. Se encontrará siempre quien defienda o ataque posiciones que se centran en la
defensa del pensamiento y la necesidad de limitar el poder que la televisión ha adquirido
a través del tiempo, pero en aras del derecho a la libertad de elegir, no cabe duda que
cada uno debe ser capaz de hacer un uso responsable de un aparato que nos guste o no,
forma parte de nuestras vidas. Podríamos abogar sí por una televisión que sublime lo
elevado del conocimiento, que prime y priorice el saber antes que la mera labor
mercantilista y la desinformación: “Si conseguimos que las personas se eduquen mirando
la televisión, probablemente los beneficios, sin duda alguna, serán mucho mayores que los
inconvenientes.»
No cabe duda que la televisión es un arma poderosa de doble filo para la sociedad
moderna…
II

“Historia de los dos que soñaron, de Jorge Luis Borges”

Hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, que, sin embargo, por diferentes
razones de su lógica en la forma de gastar dinero, se vio forzado a trabajar para ganarse el
pan. Su trabajo era arduo y dispendioso, extenuante, tanto que el sueño lo rindió debajo
de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y pasando por los más
terribles y también hermosos lugares con sus condiciones, finalmente
Llegó a Isfaján, donde, por el cansancio atroz y sorprendido por la noche, se tendió a
dormir en el patio de una mezquita. Se le veía dormir plácido mientras una pandilla de
ladrones atravesaba la mezquita y se metía en la casa; a causa del escándalo de los
despertados por el ruido de los ladrones, el capitán de aquel distrito acudió con sus
hombres y naturalmente, al verlos, los bandoleros huyeron por la azotea. De inmediato El
capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo (el durmiente)
y lo llevaron a la cárcel.

Ya en el estrado, el juez interpeló al prisionero preguntando el fin de su visita a lo cual el


hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí; estoy cumpliendo


la orden que me fue impartida por un hombre a través de un sueño: que viniera a Isfaján,
porque aquí estaba mi fortuna.
A la respuesta del hombre, el capitán no tuvo otra reacción que la risa, de la cual se
desprendió luego esta leyenda:
“Tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín.
y bajo la higuera un tesoro. No obstante, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe
de tu sueño. Toma estas monedas y vete.”

Seguidamente y después de tomar las monedas el hombre regresó a la patria; así como lo
escuchó del capitán fue a su higuera y al cavar debajo desenterró el tesoro. Es así como
Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó.

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