Está en la página 1de 455

PHILIPPE DESCOLA

Simbolismo y praxis en la
ecología de los Achuar
Traducción de Juan Carrera Colín y Xavier Catta Quelen
revisada por Frederic IUouz

COEDICION
1988

EDICIONES
ABYA-YALA
de Estudios Andinos
0FEA).
Este libro es el primero que Ed. ABYAYALA
publica en cocdición con e! Instílalo de Estudios Andinos
Corresponde aJ Tomo XXX de La Colección
"Travaax de I’ IFEA”

íra edición en francés: La nature domestique: Symbolisme et praxis dans


l'écologie des Achuar, París.

Fbndaiíon Singer - Polignac/Editions de la Maison des


Sciences de I’ Homme, 1986.

Ira edición en espaflol: Coedición 1987

© • Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA)


Casilla 278 - Lima 18-PERU

. Ed.ABYAYALA
Casilla 8513
Quito ECUADOR

Impreso en Ecuador.
PREFACIO A LA EDICION EN CASTELLANO

Escrita en 1983 y publicada en francés en 1986. esta monografía


etnológica es el resultado de una investigación de campo entre los Aólitiar de la
Amazonia Ecuatoriana realizada de 1976 a 1980. La situación que describe oo
corresponde más en su totalidad, a la realidad contemporánea dé los Achuar,
cuyas estructuras sociales y económicas han sufrido profundos trastornos en. el
transcurso de los diez últimos años. A pesar de esta relativa inactualídad, la
publicación en castellano de este libro me parece útil por varias razones.

Én primer lugar, este trabajo ofrece al público hispanohablante y


especialmente a los investigadores en ciencias sociales, informaciones y análisis
sobre una nación autóctona sudamericana todavía poco conocida. Se trata así dé
reforzar la colaboración científica internacional al divulgar los resultados de una
investigación en el propio país donde se realizó, reaccionando de esa manera
contra una consecuencia tradicional del imperialismo cultural.

Pero este libró es también una contribución a la historia económica y


social de la nación achuar, un testimonio sobre un mundo que va
desvaneciéndose rápidamente y cuya memoria podría paulatinamente desaparecer
para las generaciones futuras por falta de recuerdos escritos. Para un lector no
familiarizado con el vocabulario científico, esta obra parecerá quizás a veces
muy abstracta. Sin embargo, la descripción pormenorizada de una realidad
social y económica requiere una formulación exacta: el uso de términos precisos
me pareció la mejor garantía para ser fiel a la cultura compleja y original que
los Achuar me revelaron. Finalmente, el antropólogo es también un
memorialista y su trabajo adquiere un sentido pleno cuando puede ser útil a la
gente misma cuyo modo de vida trato de describir y de analizar. Esperó que sea
el caso con este libro.
Amígru Wisum, yalsur Puanchír, kumpa Chuínt, aparu Mashiant, yatsur
Peas, sairu Chumpi, sairu Mukucham, sairu Tunfci, ju papijai mash
yuminksajrumc. Achuamurn penker pujustaram.

Iripi Yakum Descola

Paris, marzo de 1987


PREFACIO

El etnólogo muchas veces tiene que optar entre el espíritu de geometría y


el espíritu de agudeza, pntre la búsqueda de recurrencias empíricas verificables y
el ejercicio deJaintuición persuasiva. Se hará aquí uso abundante de esta
ambigüedad que es tal vez constitutiva de nuestra disciplina. En efecto, este
libro describe y analiza un sistema original de socialización de la naturaleza, es
decir un conjunto de fenómenos en los que se mezclan estrechamente la eficacia
técnica y la eficacia simbólica. Pero la unión de la cuantifícación y de la
hermenéutica pocas veces da resultados satisfactorios, ya que cada miembro de
esta pareja heterogénea tiende a la autosuficiencia en su esfera particular de
objetivación. •

Cualquiera que sea la economía del texto adoptada por el autor, la


descripción de las técnicas productivas, la medición de su eficacia y el análisis de
ías representaciones que se hacen de ellas los actores sociales, parecen
condenados a una forma de separación discursiva. (Jada uno de estos campos de
exposición adquiere entonces una suerte de coherencia interna específica que
perdura a manera de un eco debilitado cuando uno quiere demostrar que ellos no
constituyen objetos separados y autónomos sino dos enfoques diferentes de un
mismo objeto. Este efecto de disociación de los distintos modos de análisis de
una praxis, tal vez es inevitable y la obra que vamos a leer no se libra dé él.
Más allá de este constreñimiento metodológico de disyuncida, mi propósito
consiste sin embargo en mostrar que es ilusorio e inútil separar las
determinaciones técnicas de las determinaciones mentales. Por eso he atribuido
un mismo valor heurístico a Jo cuantitativo y a lo cualitativo én este análisis de
las relaciones entre una sociedad y su medio ambiente material. Por el tema
estudiado este libro no escapa a las reglas de la monografía etnográfica; que
juzgue el lector si este libro logra, como lo pretende, vencer los obstáculos del
dualismo.

Tal empresa queda por cierto estrechamente ligada al medio intelectual que
la suscitó. Joven estudiante de filosofía,, yo estaba sometido, al igual que
muchos de mis condiscípulos, a Ja fascinación dentista que ejercía sobre
nosotros el discurso althusseriano. La etnología me sacó de aquella letargía
dogmática, dándome una lección a la vez de humildad y de esperanza. Frente a
una teoría totalizante que nos prometía la inteligibilidad absoluta de lo real,
descubría con ingenuo estupor la existencia de instituciones exóticas extrañas
que la reducción a lyia encantadora "determinación en ultima instancia" no
■permitía explicar. Mientras eí mismo Marx había desplegado un esfuerzo
inmenso para dojumentarse cuidadosamente sobre los sistemas socioeconómicos
precapitalistas^uno pensaba poder dictaminar sobre el carácter científico de su
obra sin nuncsrcuestionarse sobre su fecundidad operativa. Para escapar a la
eircularidadSBe la exégesis sobre las Cuestiones de derecho, era menester hacer
uno mismo la dura prueba de los hechos; era necesario abandonar la comunidad
altanera de los filósofos e internarse en las tinieblas del campo empírico.

Sin embargo el exilio etnológico iba a revelarse prometedor, pues si


inculcaba al neófito la humildad, le daba al mismo tiempo razones para no
desesperar. En el umbral del nuevo mundo, y como era de esperarse para un
filósofo, me acogió la obra de Claude Lévi-Strauss, pronto escoltada por la de
Maurice Godelier. De estos autores, nuestro pequeño grupo de universitarios no
conocíamos más, por lo general, que lo indispensable para dar una lección
brillante sobre la noción de estructura, es decir muy pocas cosas. Yo descubrí de
recente que lo que hasta entonces considerábamos como un idealismo sin sujeto
trascendental o como una metástasis de la epistemología marxista, permitían
también resolver arduos problemas etnográficos. En su enfoque estructural de Ja
mitología amerindia, CJaude I-évi-Strauss demostraba que se podía analizar con
rigor la lógica de lo concreto, derrumbando así las cómodas certidumbres de la
teoría del reflejo. Apoyándose ín una reiflterpretacíón de Ja obra de Marx y en
una abundante literatura de antropología económica, Maurice Godelier recusaba
la mecánica de las instancias, poniendo a descubierto las condiciones en las
rúales algunos elementos de la "superestructura" podían funcionar también
;omo relaciones de producción. Del uno y def otro, yo aprendía también que un
smógrafo debe prestar atención a los pormenores más modestos. Colocados en
in contexto significante, el plumaje de un pájaro, la revolución de un planeta,
a productividad de uncait^po o la fabricación de una cerca se convertían en
¡lementos cruciales de interpretación de la realidad social y cultural. Ésta
atención cuidadosa al tejido concreto de la vida material se encontraba de modo
paradójico ausente de los trabajos etnológicos que en aquella época seguían la
línea marxista. Con muy pocas excepciones -cabe destacar el trabajo de André-
Georges Huadricoart- los etnólogos de inspiración materialista parecían
privilegiar el estudio morfológico de las relaciones de producción frente al
análisis profundo de las fueraas productivas. Ahora bien, Claude Lévi-Strauss y
Maurice Godelier, cada uno dentro de su esfera propia, me enseñaban a ver quela
comprensión de las lógicas sociales tiene que pasar por el estudio dg los modos
materiales e intelectuales de socialización de la naturaleza. De igual modo que el
intercambio o el rito, la ecología de una sociedad aparecía como un hecho social
total, sintetizando elementos técnicos, económicos y religiosos, según un modo
de combinación cuya estructura profunda era isomorfa con las demás estructuras
regulando la totalidad social.

Este largo preámbulo habrá hecho entender la amplitud de la deuda


intelectual que he contraido para con quienes me orientaron hacia el tipo de
enfoque antropológico ilustrado en este trabajo.

Más, exponer una filiación, -aunque con gratitud- do implica por tanto d
reconocimiento de la paternidad: soy yo, pues el único responsable de todas las
desnaturalizaciones que pudiera haber causado al pensamiento de quien»
inspiraron mi planteamiento.

De la fecundación intelectual inicial nació un proyecto de investigación


, etnográfica que Claude Lévi-Strauss y Maurice Godelier tuvieron empeño en
apoyar. Mis conocimientos etnográficos tenían muchas deficiencias y, cuando
' mi .lesis,- todo mi aprendizaje
quedaba por hacer. En la 6ta sección de la Ecole Pratique des Hautes
Eíüdes, y particularmente en el seminario de la Formation a la
Rechercbe en Anthropologie, pude adquirir los nidimentos del oficio de
etnólogo. Me familiaricé con la antropología amerindia en ei seminario de
Simone Dreyfus-Gamelon que reunía toda 1a nueva generación de etnólogos
orientados hacia las tierras bajas de la América del Sur. Su enseñanza y sus
consejos fueron grandes ayudas para la elaboración de mi proyecto de
investigación. En el seminario de Maurice Godelier, me iniciaba a los secretos
de la antropología económica y a las técnicas de medición y cuantiftcacíón que
él había elaborado durante su investigación entre los Baruya de Nueva Guinea. A
su lado yo entendía que la lectura de Polanyi y de Schumpeter no exime de saber
medir un campo o cuantificar un tiempo de trabajo.

En 1976, pude al fin trasladarme donde los Achuar de la Amazonia


ecuatoriana, gracias a la ayuda económica del Centre National de la
Recherche Scientifíque (C.N.R.S.), obtenida mediante el Laboratoire
d’Anthropologíe sociale du Collége de France, que dirigía Claude
Lévj-Slrauss. Muchas personas me ayudaron durante esta misión y quiero
agradecerles aquí. El señor Darío Lara, Consejero en la Embajada de Ecuador en
Francia, realizo los trámites administrativos para mí estancia y me recomendó
vivamente a las autoridades de su país. De septiembre 1976 a septiembre 1978,
he podido permanecer de modo casi continuo entre los Achuar gracias a una
subvención complementaria del C.N.R.S. y una beca Paul Delheím del
College de France. De septiembre 1978 a septiembre 1979, compartí mi
tiempo entre el trabajo de campo y la enseñanza en el Departamento de
Ají tropología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador en Quito. Esta
.extensión de mi estadía fue posible gracias a una beca de la Mission de la
Recherche, que el profesor Olivier Dolifus tuvo la amabilidad de ayudarme a
conseguir. Los cursos que yo daba en la Universidad Católica me facilitaban la
oportunidad de entablar una verdadera colaboración científica con mis colegas
ecuatorianos, única manera d& manifestar concretamente mi gratitud por la
calurosa acogida que me habían brindado. De mis rompañéros aprendí mucho
sobre la realidad social y política ecuatoriana y sobre este arte de vivir peculiar
de Quito por el que guardo una gran nostalgia. Pienso aquí muy en particular en
Segundo Moreno, Diego Iturralde, Marcelo Naranjo, José Pereira, y Jorge
Trujillo, quienes contribuyeron mucho en hacer reconocer la antropología en
Ecuador como disciplina mayor y como instrumento de una crítica social lúcida.

Agradezco también a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, y a


las organizaciones indígenas que me brindaron un apoyo constante. Agradezco de
modo especial al Arquitecto Hernán Crespo Toral, director <íel Instituto Nacional
de Antropología e Historia, por haberme otorgado un permiso de investigación
etnológica que pude utilizar como salvoconducto en muchas circunstancias. La
' Federación de Centros Shuar se interesó por mi proyecto de investigación y .me
autorizó a realizarlo según mi conveniencia. Guardo un recuerdoespecial de mis
conversaciones con algunos de sus dirigentes como Domingo Antun, Ernesto.
Chau, Ampun KaraJcras, Rafael Mashinkiash y Miguel Tankamash, quienes
luchan por guardar su identidad cultural, mientras enfrentan el presente con
valentía y realismo. Sin el apoyo de esta admirable organización indígena y de
sus consejeros salesianos -especialmente Juan Bottasso y Luis Bolla-, mi
trabajo no hubiera podido realizarse. Quiziera expresar asimismo mi
agradecimiento a Lloyd Rogers (misión evangelista de Shell-Mera) y a los
pilotos norteamericanos de la compañía Alas de Socorro, que organizaron la casi
totalidad de mis viajes aéreos en la zona achuar.
Debo a Anconiño Colajumi y a Maurízio Cncmt, pioneros del trabajo
antropólogico entre los Achuar, el haber dirigido mis primeros pasos en la
selva; a ellos les expreso aquí mi agradecimiento por este lindo gesto
inaugurando una duradera amistad. El profesor Norman Whitten constantemible
rae animó y roe dio consejos; su gran conocimiento de los lugares y de la gente
de la Amazonia ecuatoriana, como la agudeza de su percepción antropológica
hacían de él el mentor ideal para un etnógrafo principiante.

Encontré muí cálida acogida entre mis compatriotas del Office de


Recherche Sáentifíque et Technique d’Outre Mer (O.R.S.T.O.M.)
de Quito, beneficiando a la vez de su asistencia científica y de su hospitalidad
generosa.

Una vez que httbe regresado a Francia en 1980, me dediqué a redactar la


tesis que constituye la. materia principal de esta obra. Durante este período
difícil, fueron muchos los colegas y amigos que me brindaron su apoyo. Debo
un agradecimiento particular al señor Clemens Heller, administrador de la
Maison des Sciences de I ’Homnie, por la ayuda financieft que supo
otorgarme en los mbmentos oportunos. Tampoco olvido las condiciones
excepcionales4® trabajo que me ofreció el Kings'College de Cambridge. Pero
más que a ninguna otra persona mi gratitud se dirige a mi familia real y
clasificatoria, según uha fórmula que es común a los etnólogos y a los Achuar.
Haciéndome compartir su interés por la América indígena, mi padre orientó mis
investigaciones hacia el nuevo mundo, mientras mi madre dedicaba meses de
trabajo a la tarea ingrata de dactilografiar el manuscrito de este libro. Con mi
esposa Anne-Christine Taylor, he compartido todas las alegrías y todas las
dificultades de la vida entre los Acbuar, así como las incertidumbres y los
entusiasmos del trabajo de gabinete. No basta decir que este estudio le debe
mucho; es tanto «1 froto de nuestra connivencia como de mi trabajo personal.
Mi familia clasificatoria achuar, hoy físicamente distante pero cercana por el
corazón y el pensamiento, se ha constituido poco á poco por medio de los nexos
míticos de la adopción. De Wisum, el primero que me llamó hermano y decidió
tratarme como tal, he heredado una gigantesca parentela extendiéndose hasta los
confines de la tribu. A todos estos Achuar que me acogieron, educaron-y
protegieron, porque fingían amablemente tomar en serio los deberes de un
parentesco imaginario^ se dedica este libro. Espero que cuando los nietos de mí
hermano Wisum sepan leer este apachíru Vakum papiri, el mundo que se
empeña en describir no haya desaparecido irremediablemente.
NOTA SOBRE LA ORTOGRAFIA

La ortografía de los términos achuar mencionados en esta obra,


corresponde a la-transcripción convencional del jívaro, adoptada después de un
acuerdo entre laíederación de Centros Shuar, ía Misión Salesiana y el Instituto
Lingüístico de Verano. Basada en la fonética del castellano, esta transcripción es
lingüísticamente poco rigurosa; sin embargo parece legítimo usar un sistema
"standard"de transcripción destinado al empleo ordinario para quienes hablan el
jívaro como idioma materno.

Transcripción
Jívaro "standard”
fonética
ch III
j thl
k IU.1%1
m Iml
n Inl
n M
Consonantes: P /p/,/b/
r hl
s
sh ni
t h l jd í
ts /c/,/ts/,/dz/ .
w /w/,/p/
2 hl
a lii
c M
e tu _
Vocales: i til
i ai
ti lu ljv /l
u lül
y
au / do/
Diptongos: ai /ti/
ei /éi7
Nota: en el jívaro “standard", un fonema subrayado indica una nasalizar-ióo
(véase supra); por razones de sencillez gráfica, no he usado este procedimiento
en el cuerpo del texto.
INTRODUCCION

1 . - Naturaleza y sociedad: las lecciones amazónicas

La naturaleza siempre necesita un intérprete. Puede ser sabio o poeta,


definitivamente exterior al objeto que capta su atención; es también a veces una
máscara de la naturaleza, cuando ésta es hipostasiada en avatares
antropocéntricos por el trabajo de la mente. O bien la naturaleza tempera su
mutismo intrínseco por medio de signos que ella nos invita a descifrar, o bien
ella se arroga la palabra y nos entrega sus mensajes sin mediaciones porque no
sabe todavía que es naturaleza por gracia de los hombres. Entre la naturaleza
muda y alusiva que espera al glosador y la naturaleza habladora ignorante de su
totalidad, entre lá pbyjsts sometida a la ley de los^úmeros de quien la describe,
y el cosmos describiéndose a sí mismo por la voz ilusoria de quienes lo hacen
hablar, una quebradura profunda se ha formado progresivamente. Nacida desde
hace tiempo a partir de la diminuta grieta que habían provocado algunos
astrónomo^ jónicos, ella no ha cesado de abrirse desde entonces. Esta falla entre
una naturaleza concebida como el conjunto de los fenómenos que ocurren
independientemente de la acción humana y una naturaleza pensada como doblete
de la sociedad, los etnólogos tienen t i privilegio insigne de poder recorrerla
como una cañada familiar, los ojos dirigidos alternativamente hacia el uno o el
otro lado. Este libro es la crónica de un tal itinerario, un ejercicio de vaivén
entre dos ¡representaciones de las relaciones de una sociedad con su medio
ambienté natural.

El marco de este itinerario es una región del mundo, la Amazonia, donde


las manifestaciones varías de la vida animal y vegetal han suscitado la curiosidad
tanto de los pueblos que la habitan como de Jos científicos que la visitaron. Si
la gtan selva amazónica se ha convertido en un lugar destacado de las
proyecciones naturalistas de lo imaginario occidental. 55 to debe además en parte
a estos científicos. Durante mucho tiempo este universo original se presentó a
los sabios europeos como una especie de reserva botánica y zoológica, muy
accesoriamente poblado de seres humanos. Rebajados en el puesto de meros
apéndices del reino natural, se podía difícilmente admitir en aquel entonces que
los amerindios tuviesen una visión cultural de la naturaleza. Es mérito de los
pioneros de la etnología suramericana el haber invalidado tal enfoque naturalista,
del cual empero se constata con estupor que está en vías de restauración parcial
por parte de algunos de sos continuadores.

La etnografía contemporánea presenta en efecto ínteipretaciones muy


contradictorias de la relación entre el hombre y su medio ambiente en Ja Cuenca
Amazónica. Muy esquemáticamente se podría distinguir dos enfoques
principales cuyo carácter exclusivo muchas veces resulta más polémico que real.
Un primer enfoque se representa la naturaleza como un objeto de ejercicio del
pensamiento, como la materia privilegiada a partir de la cual echa a volar la
imaginación taxonómica y cosmológica de ios pueblos de la selva. La atención
prestada a las características del medio constituye entonces una precaución
metodológica necesaria para explicar con rigor la organización interna de los
sistemas de representación. Se hace intervenir aquí la naturaleza y su utilización
como auxiliares demostrativos de la empresa principa!, es decir la semiología de
los discursos indígenas.

A este enfoque, principalmente orientado hacia la morfología simbólica,


se opone violentamente el reduccionismo ecológico y su proyecto extravagante
de explicar todas las manifestaciones de la cultura como epifenómenos del
trabajo naturante de ía naturaleza. Postulando una determinación totalizante de la
sociedad por parte del medio ambiente, la interpretación utilitarista niega
entonces toda especificidad al campo simbólico y al campo social. Sí estas
perspectivas contrastadas han podido aparecer a veces como dos formas de
monismo, reproduciendo las aporías de un dualismo excesivo entre el espíritu y
la materia, tal vez la razón sea que tanto el uno como el otro no conceden sino
un papel subalterno a la práctica. En un caso se interesa uno casi
exclusivamente a las producciones de la mente, y la referencia a la práctica no
interviene sino como uno de los medios para descifrar varios tipos de discurso
codificados (mitos, taxonomías...); en el otro caso, la práctica se reduce
iota!mente a su función adaptativa postulada y, por tanto, pierde toda autonomía
significante. En realidad las técnicas de utilización del cuerpo, de la naturaleza y
del espacio muchas veces contienen un simbolismo muy rico, pero que no
asoma necesariamente en las producciones ideológicas normativas que de
ordinario tienen por vocación explicarlas. Para las sociedades donde, como entre
los Achuar, no se dispone de un sistema canónico y coherente de interpretación
dei mundo, se debe entonces operar un "bricolage*’ de las estructuras de
representación de las prácticas a partir de un haz de índices inconexos: una
costumbre de evitación, un canto mágico, o la manera de tratar la caza1.
A partir de un caso etnográfico determinado, me he empeñado en analizar
las relaciones entre el hombre y su medie ambiente, bajo el aspecto de las
interacciones dinámicas entre las técnicas de socialización de {a naturaleza y losi
sistemas simbólicos que Jas organizan. Mi propósito es aislar los principios que
estructuran una praxis -la praxis misma no se puede reducir- pero sin prejuzgar
los niveles de causalidad ni su jerarquía. Para no caer en las trampas del
dualismo, es necesario en efecto ejercer cierta forma de duda metódica/ El
empirismo materialista considera !as representaciones de la vida mateijial como
elaboraciones secundarias, meros reflejos ideológicos de los modos de
apropiación y de socialización de la naturaleza. Tal perspectiva parece
inaceptable, pues nada permite atribuir a lo material una preeminencia causal o
analítica sobre lo mental. Toda acción, todo proceso de trabajo se constituye a
partir de una representación de las condiciones y de Jas modalidades de tu
ejecución.

Según la fórmula de M. Godelier, la "parte conceptual de lo real" no es


menos concreta que su parte material (GODELIER 1984: p. 167), Una praxis es
así una totalidad orgánica en la que se mezclan estrechamente los aspectos
materiales y los aspectos mentales; si no se puede reducir los segundos a
reflejos deformados de los primeros, en cambio tal vez no es imposible evaluar
la parte respectiva de unos y otros en la estructuración de las prácticas.

Me doy cuenta de las inmensas dificultades que comporta tal enfoque y mi


aspiración consiste menos en establecerá mapa de un problema que en abalizar
algunos de sus caminos de acceso. Como lo anoté en el prefacio, el objeto
cuyos límites he delineado, resulta muy difícil de construir, ya que se trata de no
separar las modalidades de utilización del medio de sus formas de representación.
Solamente con esta condición se puede explicar por qué procedimientos la
práctica social de la naturaleza se articula al misino tiempo en la idea que una
sociedad tiene de sí misma, en la idea que ella tiene de su medio ambiente y en
la idea que tiene de su intervención sobre este medio ambiente. Tanto para el
análisis como para la exposición era necesario pues combinar en un mismo
movimiento estas temáticas, por to general compartimentadas en las
monografías tradicionales que distribuyen, separándolas en igual número de
capítulos, la cultura material, las técnicas de subsistencia, la religión.. Mi tarea
se encontraba facilitada, es verdad, por el hecho de que la socialización de la
naturaleza se realiza entre los Achuar en el marco doméstico principalmente. La
casa se presentaba entonces como un polo de continuidad analítica, al cual
podían vincularse los distintos modos de utilización y de representación del
medio ambiente. Cada casa aislada en ía selva se considera como un centro
peculiar e independiente en el cual se pone en escena de modo permanente la
relación coni la naturaleza. La autonomía doméstica en el aso de k» factores de
producción encuentra su eco en la autonomía doméstica respecto a las
precondiciones sirnbólícas de este uso, ya que no se requiere mediador extraño a
la casa para cumplir los ritos propiciatorios.

Titulada "La esfera de la naturaleza', la primera parte describe el medio


ocupado por los Achuar y las representaciones que se hacen de él,
independientemente de los usos a los cuales él pueda estar sometido. Se trata,
claro está, de un artificio de presentación; si es eventualmente.posible analizar
los componentes de un ecosistema haciendo abstracción de una presencia
humana que contribuye tan poco a modificarlo, resulta arbitrario en cambio
estudiar cómo éste es dadoa larepKsentación fuera delcon texto de las técnicas y
de las ideas por medio de las cuales las Achuar obran en interacción con éL Esta
decisión fue dictada por las necesidades de una exposición sintética; me permite
además poner en clara evidencia que, contrariamente a lo que pretenden las tesis
neofunciónalistas, el saber naturalista de los amerindios no es gobernado en
exclusiva por la razón utilitarista. Rompiendo con el tema del conocimiento
abstracto del medio, la segunda parte se dedicai al análisis de los distintos
campos de la práctica concreta de la naturaleza, bajo sus formas materiales y
conceptuales. Para eso he utilizado el recorte espacial adoptado por los mismos
Achuar para diferenciar las modalidades de socialización dé La naturaleza, según
la forma metafórica que toma y los lugares en los cuales se desempeña (la casa,
el huerto, la selva y el río). Con una descripción pormenorizada y cuantifícada
de las diversa técnicas de subsistencia se combina así upa interpretación de las
especificidades simbólicas de la práctica, en cada uno délos campos autónomos,
en los cuales ésta se presenta a la observación con una apariencia netamente
distinta. Los dos últimos capítulos están dedicados, el uno a una tematización de
las categorías achuar de la práctica, y el otro a una discusión de los efectos que
tiene sobre la productividad de un sistema económico la representación que los
actores sociales se hacen de su relación con la naturaleza.

Un análisis de este tipo implica ciertas obligaciones que conviene precisar


desde ahora. Los Achuar recién asoman en el escenario etnográfico y la extrema
escasez de documentos históricos sobre ellos imponía un marco estrechamente
sincrónico a mi estudio. Lo que entrego aquí al lector será entonces como un
instantáneo de las relaciones entre los Achuar y ta naturaleza en un momento
dado de sus respectivos recorridos evolutivos. Este, perspectiva sincrónica exige
que srelija un objeto cuya composición sea homogénea\ Ahora bien, en el
momento en que Anne-Chistine Taylor y yo iniciamos nuestra investigación de
campo, una fracción de la población achuar empezaba a experimentar algunas
mutaciones socioeconómicas engendradas por un contacto episódico con
organizaciones misioneras (véase capítulo I). Si bien la incidencia de estas
mutaciones fue poco notable al nivel de la vida diaria, he pensada que convenía
no introducir en el estudio de la utilización de los recursos un análisis de la
génesis posible de sus transformaciones. Dentro de los límites fijados a esta
obra, he decidido utilizar casi exclusivamente los materiales etnográficos que
habíamos recogido en las porciones del territorio achuar donde los misioneros
no habían penetrado todavía. Aún con esta precaución metodológica no tengo la
ingenuidad de pensar que las técnicas de subsistencia utilizadas por los Achuar
más protegidos de todo contacto exterior hayan sido todavía de tipo aborigen.
Por más aislada que sea, ninguna zona de refugio de la Cuenca Amazónica
constituye un verdadero isolat; no existe pues población amerindia que no haya
sufrido en grados varios las consecuencias tecnológicas, epidemiológicas y
demográficas de la presencia europea. Queda el sistema de socialización de la
naturaleza presentado en esta monografía aún era en 1976 uno de ios más
preservados del mundo amazónico. Muchos Achuar aún tenían el privilegio,
cosa muy rara en aquella época, de no mantener ninguna relación regular con la
sociedad nacional dominante. Su existencia era libre pues de todos los
constreñimientos ordinariamente impuestos a las naciones indígenas por el
aparato del colonialismo interno.

Para prevenir todo equívoco, conviene también precisar desde ahora la


especificidad de mi trabajo en relación coa campos delineado* por ciertas ramas
de la práctica científica, en especial la ecología humana y la antropología
económica. Se habrá entendido ya que la perspectiva adoptada aquí no es
naturalista, y si me proponga analizar la ecología de los Achuar no es según las
técnicas de los biólogos. Utilizo el término ecología en su acepción más general
para designar el estudio de las relaciones entre una comunidad de organismos
vivientes y su medio. Empleada como substituto de una perífrasis, esta palabra
no implica para mi una adhesión a las posiciones teóricas defendidas por los
adeptos del determinísmo geográfico; uno de los objetos de esta obra es, al
contrario, refutar las tesis reduccionistas de la antropología ecológica. Además,
si uno piensa en la complejidad de los problemas que encuentran los biólogos
cuando estudian las interacciones simbióticas en una escala diminuta, se
convendrá .que no podría un etnólogo considerar la ecología de una sociedad
humana sino en forma casi metafórica. El análisis antropológico de las
relaciones entre una sociedad y su medio ambiente exige así que se respete al
menos dos precauciones metodológicas. En primer lugar, la multiplicidad de las
cadenas de determinación ecológica y su extremo enmarañamiento exigen una
gran prudencia en la interpretación causal; la elucidación del sistema de
constreñimientos de un ecosistema sobre las modalidades de ía adaptación
humana sólo puede hacerse en forma condicional. Pero hay que subrayar
también que las relaciones de una sociedad con su medio ambiente no son
unívocas y que eíías no pueden ser concebidas exclusivamente en términos de
respuestas adaptad vas; la aportación deJ etnólogo a un enfoque ecológico en el
sentido amplio consiste más bien en mostrar la parte de creatividad que cada
cultura pone en su manera de socializar la naturaleza.

Para ser llevado a cabo, tal proyecto debería tomar en cuenta esas
relaciones que los hombres establecen entre ellos en el proceso de producción y
reproducción, especialmente las que organizan las formas de acceso a los
recursos y las modalidades de su utilización; debería así tomar en cuenta la
totalidad de la esfera de las relaciones sociales. No he querido hacerlo en esta
obra por razones de comodidad én la exposición y no de principios. A fin de
justificar las hipótesis que yo formulo y ofrecer a mi lector la oportunidad de
juzgar las de viso, era precisó establecer de modoían completo como posible la
descripción etnográfica de las técnicas materiales e intelectuales de utilización de
la naturaleza. El análisis profundo de la estructura social achuar no podía por
consiguiente, ser realizado en el mismo movimiento sin cansar excesivamente
al lector. También para limitar el texto, he decidido dejar de lado la descripción y
el análisis de las técnicas de producción de algunos objetos, aquellas que se
podría considerar como una etapa posterior en la socialización de la naturaleza.
La alfarería, el tejido, la cestería y la fabricación de los adornos son actividades
complejas y sus productos contienen por lo general una carga simbólica muy
rica y parcialmente esotérica; un estudio demasiado somero no le hubiera hecho
justicia.

De manera que este libro no es una verdadera monografía de antropología


económica, a pesar de las mediciones pormenorizadas que en él se podrá
encontrar, tanto de la inversión y asignación de la fuerza de trabajo como de.la
productividad de las técnicas de subsistencia. Si se llama económica la
estructura que, de modo distinto en cada sociedad, combina el sistema de los
intercambios energéticos conscientemente organizados dentro de un ecosistema
con el sistema de los dispositivos socioculturales que hacen posible la
reproducción de aquellos flujos, debe quedar claro que aquí estudiaremos
principalmente el primer elemento de esta articulación. La organización
doméstica de la producción entre los Achuar hacía legítima tal separación
analítica. Sin ser autárcica, cada unidad doméstica aislada contituye sin
embargo un centro autónomo de producción y de consumo que sólo depende de
su entorno social para la reproducción de su fuerza de trabajo, la renovación de
algunos de sus medios de trabajo y la perpetuación de las condiciones de su
acceso a los recursos naturales. El carácter mínimo de la interdependencia délas
unidades domésticas en el proceso concreto de socialización de la naturaleza
autorizaba pues a poner provisionalmente entre paréntesis las relaciones sociales
de producción supralocales. Al fin y al cabo, aún si constituye por sí solo una
totalidad con objetivo propio, este libro es solamente la primera «tapa de un
trabajo más amplio , el fundamento en el cual debería apoyarse un análisis
posterior de las formas y condiciones de la reproducción social entré los Achuar.

2. Acbuar y Jívaro: un ilusorio estado de naturaleza.

El tema muy circunscrito que se va a desarrollar en esta obra exige una


presentación previa de algunos puntos de referencia sobre la sociedad achuar. Los
Achuar son uno de los cuatro grupos dialectales que constituyen la familia
lingüística jívaro (los Achuar, los Shuar, los Aguaruna y los Huambisa). Con
una población de unas 80.000 personas, los Jívaro constituyen probablemente
en la actualidad la nación indígena culturalmente homogénea mis importante de
la Cuenca Amazónica. Diseminados en las estribaciones selváticas orientales de
la parte sur del Ecuador y del norte del Perú, ellos ocupan un territorio más
extenso que Portugal con una amplia diversidadecológica (véase mapa N° 1 y
N° 2). Antes de la conquista española, la zona de influencia jívaro -por lo
menos en el plano lingüístico- era más extensa que ahora, ya que se extendía
hasta la costa del Pacífico (DESCOLA Y TAYLOR 1981). Dentro de este
conjunto jívaro, los Achuar representan un pequeño grupo de población de unos
4.500 individuos, diseminados por ambas partes del límite fronterizo entre
Ecuador y Perú (véase mapa N® 3).

Aunque la popularidad en Occidente de las cabezas reducidas haya atribuido


a los Jívaro una notoriedad de valor discutible, de modo paradójico son casi
desconocidos por los etnólogos. Entre ta extensa literatura que se les ha dedicado
desde hace dos siglos, solamente tres monografías, cuando nosotros hicimos una
primera investigación exploratoria en 1974, presentaban algunas garantías de
seriedad etnográfica; dos de ellas habían sido redactadas antes de la segunda
guerra mundial (KARSTEN 1935, STIRLING 1938 y HARNER 1972). Sin
embargo estas tres obras resultaban muy someras en lo tocante al problema de
la organización social y económica de los grupos jívaro. El veredicto que, en
1945, concluía el examen de las fuentes sobre los Jívaro en el Handbook of
Soutb-American Indians parecía siempre valido treinta años más tarde:
"requiere ahora un estudio adecuado de la tecnología... la elucidación de la
estructura social y de su modo de funcionamiento, una investigación de las
prácticas de matrimonio medíante un enfoque genealógico, la verificación de las
formas de la religión y del shamanismo, el análisis de los derechos de propiedad
y el estudio de los métodos agrícolas" (op. cit. vol. 3, p. 619). La obra de
Hamer sobre los Shuar, publicada desde entonces, estaba muy lejos de llenar
MAPA N» 1
LOCALIZACION DEL CONJUNTO JIVARO EN EL ALTO
AMAZONAS
todas estas casillas vacías, y el solo enunciarlas delineaba con mucha precisión
el esbozo de un programa de investigación.

A principios de los años setenta, y como una exploración preliminar iba a


revelárnoslo, los Achuar quedaban como el último de los grupos jívaro en no
haber sufrido todavía los efectos desestructurantes del contacto con el mundo
occidental. Conservaban los rasgos más sobresalientes de un modo de vida
tradicional, en vía de desapariciónentre los demás grupos dialectales.

Además, ninguna descripción de los Achuar había sido publicada y una


"etnografía de rescate” parecía imponerse con toda urgencia para dar a conocer
una de las últimas sociedades no acuituradas de la Cuenca Amazónica3.
Germinada inicialmente en la quietud de una lejana biblioteca, la idea de
comprender más íntimamente aquellos Jívaro paradójicamente tan mal conocidos
nos llevó así a compartir la existencia de los Achuar durante la mejor parte de
tres arios consecutivos4.

Los Achuar representan una síntesis perfecta de aquellas disposiciones


enigmáticas propias de muchas sociedades amerindias de la Amazonia.
Ofreciendo la imagen casi caricatural de una especie de grado cero de la
integración social, ellos constituyen la ilustración viva de la inadecuación de los
modelos conceptuales por medio de los cuales la interpretación funcional explica
los hechos sociales. La ausencia de las instituciones que los africanistas nos
llevaron a considerar como los ejes sociológicos de las sociedades sin clases -el
cacicato, la comunidad aldeana, los grupos de unifiliación-, no parece molestar
mucho a los Achuar. Los conflictos internos son permanentes, pero no se
-desarrollan según la linda lógica segmentaría preciada de los etnólogos. Frente al
atomismo extremo de estas casas casi aatárcicas, metidas en vendettas
endémicas, uno tiene naturalmente la tentación de evocar la fase presocíetal en la
que se practicaba la famosa "guerra de cada uno contra cada uno”. Así Chagnon
nqs propone interpretar ciertas sociedades guerreras, como los Jívaro o los
Yanomami, pór la referencia al estado de naturaleza según Hobbes (CHAGNON
1974: p. XI y p. 77). En ei caso de los Achuar, esta anomía generalizada es sin
embargo más aparente que real; es posible reducirla sin exponerse por tanto a un
contrasentido filosófico.

El atomismo residencial es temperado en efecto por la existencia de


estructuras suDralocales sin denominación vernacular que designamos con el
término de "nexos endógamos" (DESCOLA 1982 b). Un nexo endógamo está
constituido por un conjunto de diez a quince unidades domésticas dispersas sobre
un territorio relativamente delimitado y cuyos miembros mantienen relaciones
estrechas y directas de consanguinidad y de afinidad. E! concepto de nexo
endógamo no existe formalmente en el pensamiento achuar, sino como el eco de
«na norma que prescribe realizar un matrimonio "cercano” (geográficamente y
genealógicamente). Este matrimonio prescriptivo entre primos cruzados
bilaterales es una reproducción de las alianzas de los padres, según el modelo
clásico del matrimonio dravídiano (DUMONT 1975, DESCOLA 1982 b,
TAYLOR 1983 a). La poliginia, preferentemente sororal, es generalizada; la
residencia es muy estrictamente uxorilocal y el ievírato es practicado de modo
sistemático. La endogamía de los nexos nunca es absoluta, los porcentajes más
altos se hallan en los nexos de mayor densidad demográfica; muchas uniones
exógamas son Ja consecuencia de raptos de mujeres realizados durante correrías
contra los nexos vecinos.

El eíe territorial de un nexo endógamo es formado por un rio o un tramo


de río cuyo nombre sirve para caracterizar la común pertenencia de ¡os miembros
de un nexo a una unidad geográfica (p.ej. kapawi shuar, "la gente del río
Kap'awi"). Aunque las casas .dispersas dentro..de.un nexo se siguen en una
especie de comínuum a lo largo del río y de sus principales afluentes, sin
embargo se perciben distinciones territoriales claras entre las áreas endógamas.
Entre dos nexos adyacentes hay por lo general un no-m an’s land de por íó
menos un día de camino o de piragua. La unidad abstracta d£ cada nexo entonces
es fundada en un asiento territorial y un entretejido de parentelas egocentradas,
pero también en el campo de influencia de un "gran hombre" (júunt) o de un
par de "grandes hombres”, generalmente dos cuñados habiendo practicado un
intercambio de hermanas. El "gran hombre'1 achuar es un guerrero de valor
reconocido quien por su habilidad en manipular grandes redes de alianza es capaz
de organizar la estrategia ofensiva o defensiva de un nexo. Tiene papel de
dirigente solamente en Jos períodos de conflicto y únicamente para asuntos
militares; la fidelidad que se le brinda es personal, transitoria y sin codificación
institucional. Además, este jefe de guerra no tiene ningún privilegio económico
o social particular, aun si su fama generalmente le permíté capitalizar un
prestigio que le convierte en un socio solicitado dentro de las redes de
intercambio de los bienes materiales. El gran hombre es concebido como el que
encarna temporalmente ia unidad de un nexo y, por eso, se designa a veces el
territorio que él representa por su mismo nombre ("ia tierra de X”).

Pocas veces se declara un con ti icio grave dentro de un nexo endógamo,


poro cuando ocurre, generalmente opone un nativo del territorio á un residente
aliado proveniente de otro nexo. De ordinario provocado por una infracción
efectiva o imaginaria a las reglas de la alianza de matrimonio, este tipo de
conflicto, individual en su origen, se transforma rápidamente en conflicto entre
nexos. El afín masculino regresa a buscar ayuda y protección entre los
elementos consanguíneos de su parentela y propaga los rumores más alarmistas
sobre las intenciones belicistas de los miembros del nexo que él acaba de
abandonar. El pretexto más frecuentemente invocado para transformar un casus
belli en guerra abierta es una muerte repentina atribuida a la agresión de un
shamán, ocurrida en una u otra de ías facciones. Se cree en efecto que los
shamanes achuar pueden matar a distancia y por eso se utilizan sus aptitudes
mortíferas durante los enfrentamientos entre nexos (DESCOLA y LORY 1982).
Las responsabilidades colectivas se vuelven compartidas de modo indiscernible
cuando poco a poco Jos miembros de ambas facciones van recordando los
asesinatos impunes que quedan por vengar. Entonces se desencadena una serie de
expediciones de una y otra parte con intención de matar el mayor número
posible de hombres de la facción opuesta.

Cuando un conflicto está cerca de ampliarse, los "grandes hombres" de ambos


bandos reúnen su gente respectivamente en grandes casas fortificadas que pueden
abrigar hasta seis o siete unidades domésticas. Durante todo el tiempo que dura
la guerra, a veces dos o tres años, los Achuar así agrupados llevan una vida de
asediados, entrecortada por salidas contra los enemigos. Una vez pasada la fase
más homicida de un conflicto, cada unidad doméstica regresa al lugar donde
residía anteriormente. En todos los casos una victoria militar clara de un nexo
sobre otro no implica anexión territorial. En consecuencia los conflictos
armados no tienen por objeto problemas de soberanía local. La guerra es un
estado permanente de la sociedad achuar y tal vez es significativo que no haya en
el léxico ningún término designando la paz; la vida cotidiana se vive al ritmo de
una alternancia entre períodos de guerra efectiva y períodos de hostilidad latente.
Esta generalización de la vendetta intratribal tiene importantes consecuencias
demográficas, ya que aproximadamente uno de cada dos casos de mortalidad entre
los hombres es atribuible a la guerra, contra uno de cada cinco para las mujeres.

Este esbozo muy rápido del armazón sociológico hace aparecer la extrema
labilidad de un sistema de relaciones sociales organizadas en tomo al
faccionalismo y la institucionalización de la guerra interna. Atestada de modo
muy puntual en la "vida de fortaleza" y las fiestas decebida, la solidaridad entre
parientes cercanos nunca loma el carácter de una identidad segmentaria
perpetuándose en el tiempo. El nexo no es más que la trama donde
coyunturalmente se traba una red fluida de solidaridades de parentesco y de
alianzas militares que un incidente menor basta a veces para_ desmallar. Aun
dentro del nexo, todo concurre a mantener una especie de anarquía de la vida
social. Cada hombre adquiere individualmente el poder simbólico de reproducirse
como guerrero y debe necesariamente meterse en una escaJadajtematanzas para
poder conservarlo. Las obligaciones abstractas dei parentesco no siembre
coinciden con, las necesidades prosaicas -de la guerra y ningún hombre tiene la
segundad de no ser algún día traidoramente asesinado por su hermano o cuñado
clasifica torios. Un ambiente de suspicacia generalizada es mantenido por la
presencia de los innumerables shamanes, estos extraños terapeutas cuya facultad
de peg udi car es nombrada igual a su capacidad de curar. Entonces se comprenderá
fácilmente que la casa sea uno de Jos pocos polos de estabilidad en un universo
tan turbulento; su posición central en este libro está a la medida del pape!
estructurante que ella desempeña en la sociedad achuar.

N O T A S D E L A IN T R O D U C C IO N

(1 ) La e f ic a c ia de e s te tip o de " b r ic o la g e ” e s lá ilu str a d a p o r las


in te rp re ta cio n e s q u e a lg u n o s e tn ó lo g o s han p o d id o dar d e las s o c ie d a d e s
am azón icas a partir d e su s rep resen tacion es del e sp a c io , de la persona y de lo s
procesos orgán icos; se encontrará una buena sín te sis de su s trabajos en SEE G ER
et alia 197 0 . E stoy p erfectam en te co n fo r m e co n tentativas de este g én ero , que
quieren superar ¡a d ico to m ía arbitraria enlrc naturaleza y socied ad , m ostrando la
im portancia del m ed io am biente y de la corporeidad en ia estructuración de Jos
m o d e lo s in d íg e n a s d e la v id a s o c ia l. Sin e m b a rg o , y a p e sa r de su gran
fecu n d id ad h e u r ística , e s o s a n á lisis to d a v ía se em paren tan c o n lo q u e he
denom inado !a m orfología sim b ó lica , por no tomar en cuenta la in cid en cia de las
d cicrm in a cio n es m ateriales sobre lo s p ro ceso s co n c re to s de so c ia liz a c ió n de la
naturaleza.

(2 ) El e n fo q u e e x c lu s iv a m e n te sin c r ó n ic o ad op tad o en e ste lib ro no


sig n ific a por tanto q u e una historia del m odo de c o n stitu c ió n de la identidad
achuar se a im p o sib le . Es p recisam en te el o b je to de un e stu d io am p lio qu e
A n n c -C h is m iin e T aylor lleva desd e hace varios años y que se d edica a mostrar,
en una p ersp ectiv a d iacrón ica, có m o Jos d istin to s grupos d ia lec ta les jív a ro han
co n stru id o el siste m a de su s d iferen cias internas dentro de un c o n te x to tribal
(T A Y L O R 1 9 8 4 ). La e x is te n c ia en e l sen o del conjun to jív a ro de una entidad
cu llu ra m e n te au tón om a llam ad a "los Achuar" s e presupone en m i propio trabajo;
para la e x p lic a c ió n de las form as y de las c o n d ic io n e s de c o n stitu c ió n de su
(3) La idea de que era urgente llevar una in v estig a ció n etnográfica entre los
Achuar parece haber sid o com ú n a varios am erican istas a p rin cip ios de íd s años
setenta. Cuando una prim era m isión exploratoria en Ecuador, durante el verano de
1974, su p im os e o e fecto que una pareja de e tn ó lo g o s norteara erica pos acababan
de v ivir un año entré los Achuar del Perú. D isc íp u lo s de M arvin Harris, e sto s dos
in vestigad ores parecían tener por princip al p reocu p ación la de reunir m ateriales
cu an tificad os acerca de lo s flu jos e n erg ético s, a fin de dem ostrar sob re un caso
particular ¡a v a lid e z de las te sis e c o ló g ic a s de su insp irad or. T al v e z por no
practicar el idiom a, e llo s han produ cid o trabajos c u y o con ten id o e tn o g r á fic o e s
m uy som ero, pero que proporcionan datos cu an tificad os m uy útiles para un trabajo
com parativo sobre la eco n o m ía achuar; los u tiliza rem o s am pliam en te aquí c o m o
térm ino de referencia (R O SS 1976 y R O SS 1978). T am bién en 1974, encontram os
en E cu ad or d o s in v e stig a d o r e s ita lia n o s, e l lin g ü ista M au rizio G nerre y e!
e tn ó lo g o A n to n in o C olajann i, q u ie n e s se d isp o n ía n a realizar una m isió n de
verano entre lo s A chuar para com pletar lo s datos que habían ya r e c o g id o en el
transcurso de una b reve e sta d ía en 1972. L os d o s c o le g a s y a m ig o s habían
trabajado p rin cip alm en te entre lo s A chu ar de la r eg ió n del H u asaga, y nos
recom endaron concentrar nuestras in v e stig a cio n e s co n preferen cia en los A chuar
del Pastaza, lo s c u a les se encontraban en ton ces en esta d o de h ostilid ad c o n las
com u n id ad es d e l H u asaga. S u s c o n se jo s n os fu eron m uy ú tiles y ias largas
d iscu sio n es sobre la etnografía achuar que hem os se g u id o de m odo e p isó d ic o con
A . Colajanni desd e hace unos d ie z años, nos hacen lam entar que este in vestigad or
no haya pod ido todavía publicar lo s m ateriales q u e tien e. Y fin alm en te en 1976
en el m om en to de em p eza r nuestra larga in v e stig a c ió n entre lo s A ch u ar del
P a sta z a , d e s c u b r im o s in o p in a d a m e n te la p r e s e n c ia de u n a e t n ó lo g a
norteam ericana, Pita K clekna: e lla acababa de realizar una m isión entre los Achuar
del H uasaga durante la cuai había reco g id o m ateriales para una te sis sob re la
so cia liza ció n d e los niñas (KELEK.NA 1981).

(4 ) A lg u n o s c o n str eñ im ie n to s - c o m o la d ificu lta d de a c c e so a la zona


Achuar y la necesid ad de renovar las m ercaderías que servían de retribución para
nuestros a n fitr io n es- nos im pusieron una serie de seis estadías su ce siv a s, de una
duración de tres a cin co m eses cad a una, repartidas sobre un período de dos años
(octu bre 1976 a septiem bre 1 9 7 8 ). E! año 1979 fu e d ed ica d o en gran parte a
trabajos de laboratorio en Q uito (fotoin terp retacíón , cartografía, pía ni m etraje de
lo s levan tam ien tos top ográficos, trabajo sobre las cin tas m a g n é tic a s ...), ex cep to
una m isión com plem entaria de d ie z sem anas entre los Achuar. Ya que los Achuar
ignoraban el c a ste lla n o por c o m p le to , e l prim er o b stá c u lo en fren tad o fue el
aprendí zaj ; del idiom a, para lo cual hubo que dedicar nu m erosos m eses. T o d o s los
textos achuar presentados en este trabajo han sido grabados en lengua vernacular
y lu ego transcritos y traducidos por A n n e-C h ristin e T aylor o por mí m ism o, con
la c o la b o ra c ió n de in form an tes shuar b ilin g ü e s. A d em á s, por se r el háb itat
tradicional d isp erso en absolu to y exten d erse d ifícilm en te la hospitalidad en una
casa m ás de q u in ce días, nuestra in v e stig a ció n se desarrolló según el m odo del
v a g a b u n d eo p erp etu o. E ste fr a cc io n a m ie n to d e ias esta d ía s en cada fam ilia,
añadido a las d ificu ltad es de lo s desp lazam ien tos y a las incesantes ten sio n es que
cau sab an las guerras intralribales, h iciero n a v e c e s m uy d ifíc il el trabajo d el
e t n ó lo g o .
Primera Parte
LA ESFERA DE LA NATURALEZA
Capítulo 1
El Espacio Territorial
EL ESPACIO TERRITO R IA L

El viajero que, en esta segunda mitad del siglo X X baja de la cordillera


oriental del Ecuador hacia la provincia amazónica del Pastaza, recorre un
itinerario trazado a principios del siglo X V II por los misioneros dominicos para
ir a fundar Canelos sobre el Alto Bobonaza. Desde Baños, último pueblo de la
Sierra antes de penetrar en el Oriente, una vía carretil que sustituye el antiguo
camino de herradura, culebrea entre dos murallas abruptas dominando el lecho
encajonado por el cual borbollonea el Pastaza. Las cascadas abundan, el agua
chorrea sobre el camino lleno de baches, y una neblina persistente queda
suspendida a media altura de la ladera, ocultando los úldmos batallones de la
gran selva que se agarra a las pendientes vertiginosas dominadas por el volcán
Tungurahua. Este inundó invisible, allá encima del camino, es el piso de la
ceja de m ontaña, situado entre los 2.000 y 3.500 metros; lo cubren
permanentemente las nubes venidas de la Amazonia que se hallan bloqueadas
aquí por ia barrera de la cordillera. En esta región despoblada se recolectaba
antaño la corteza de quinina, en medio de una selva muy densa, rica en epífitos
pero poco estratificada (GRUBB et al. 1963: p. 596).

A medida que disminuye la altitud y antes aún de poder divisar la gran


selva, ésta hace presentir su presencia con signos cada vez más insistentes: un
suave calor húmedo viene a sustituir el aire seco de los altiplanos, el croar de las
ranas se vuelve un fondo sonoro continuo y se percibe un olor ligero a
podredumbre vegetal. Hundido así en la garganta del Pastaza, el viajero va
cruzando casi sin notarlo el piso de la m ontaña, esta zona de selva húmeda
contigua a la ceja y que cubre la casi totalidad del piedemonte andino en una
franja ininterrumpida. Si se adopta la tipología de las zonas forestales del Alto
Amazonas propuesta por Hegen, la región de montaña es típica de ía franja
alíitudinai situada enere los 2.000 y los LOGO metros; constituye una zona de
transición entre la ceja y.Ia hylea, la gran seiva amazónica propiamente dicha
(HEGEN 1966; pp. 18-19). La montaña corresponde así aproximadamente a
lo. que Grubb y Whitmore llaman "low er m ontane fo re st” en su
clasificación de las formaciones vegetales del Oriente ecuatoriano (GRUBB y
WHITMORE 3966: p. 303). En la región central del piedemonte ecuatoriano,
esta zona se caracteriza por una topografía muy accidentada, con fuertes
pendientes rectilíneas, cortadas por pequeñas quebradas, que poco a poco dejan
lugar a un inmenso cono de deyección. Las precipitaciones son elevadas y
disminuyen progresívamenté con la altitud, pasando de un promedio anual
superior a 5000 trun, en el piedemonte propiamente dicho a un promedio de
•4.412 mm en Puyo (altura 990 metros). La selva de m ontaña es más
estratificada y diversificada que la de la ceja pero los árboles no pasan los 30
metros de a!to (ACOSTA-SOLIS 1966; p. 407).

A la vuelta de una curva, el barranco encajonado del Pastaza se interrumpe


de súbito y el viajero descubre una amplia llanura verde y ligeramente ondulada
que se extiende a lo infinito. Es la única oportunidad en que se podrá contemplar
el panorama de la hylea, la selva húmeda ecuatorial que recubre ía mayor
parte de la cuenca amazónica, desde una altura de 1.000 m. en el piedemonte
andino hasta el litoral del Atlántico. En este lugar el Pastaza corre veloz,
acarreando troncos de árboles en medio de remolinos impresionantes; pero
liberado de las murallas que lo ceñían, abre ahora su lecho en una multitud de
brazos separados por playas de guijarros e islotes cubiertos de bambúes, Al
desembocar con tumulto en la selva amazónica, el Pastaza no permite la
navegación en piragua y los Dominicos se apartaron después de él para trazar un
camino directo hacia el Alto Bobonaza, único río corriendo hacia el este y
navegable casi desde su cabecera.

La carretera actual sigue el antiguo camino de los misioneros, por lo


menos hasta la ciudad de Puyo donde se interrumpe definitivamente. Situada a
casi mil metros de altitud, es decir al límite entre la hylea y la m ontaña,
Puyo es la capital de la provincia de Pastaza y un floreciente centro de
actividades comerciales a la salida del hinterland amazónico. Esta aldea
grande en la cual predominan aún las casas de madera ha llegado a ser, desde hace
unos treinta años, el foco de un importante movimiento de colonización
espontánea desde ¡a Sierra de! Ecuador. La frontera de colonización, basada en la
ganadería extensiva, toma el aspecto de un frente seguido de desmonte que
empuja progresivamente hacia et este las poblaciones selváticas de habla
Quichua (Indios Canelos o sacha runa) que durante la primera mitad del siglo
se habían instalado en la región de Puyo, hasta entonces ocupada
exclusivamente por ios Jívaro.

Siguiendo a pie su ruta en dirección de Canelos por el antiguo camino de'


los Dominicos, el viajero va a dejar atrás las zonas desmontadas donde pasta el
ganado para internarse progresivamente en un mar de collados redondos cubiertos
por un bosque denso. Su progresión hacia el oriente lo lleva ahora a una región
típica del ecosistema interfluvial de la cuenca alta del Amazonas. A esta altitud
(entre 500 y 600 metros) la temperatura nunca es excesiva, pero el relieve
accidentado vuelve trabajoso el andar, cuanto más hay que cruzar a vado una
multitud de pequeños ríos. Ai final ia senda desemboca en ia misión de Canelos,
establecida en una amplia explanada dominando el curso sosegado del Bobonaza.
Este mismo nombre de la misión -cuya localización exacta cambió con los
siglos- llegó a designar a los Indios Quichua que viven alrededor. Los
Dominicos habían nombrado su misión "Canelos" en referencia a un árbol muy
común en la zona (N ectandra cinnam onoides, en quichua: ishpingu),
cuya flor secada ofrece un sabor idéntico al de la corteza de la canela.

Desde Canelos, el Bobonaza es fácilmente navegable y sirve de vía de


comunicación principal a los Indios Quichua que viven en sus orillas hasta más
abajo de la misión de Montalvo. Sus innumerables meandros a veces forman
curvas casi completas y hacen interminable el viaje en canoa, pero el río no
tiene cascadas ni remolinos peligrosos. Por ei Bobonaza precisamente se
estableció desdé la segunda mitad del siglo XVII un contacto muy episódico
entre la región de Canelos y el curso medio del Pastaza donde los Jesuitas
habían asentado algunas reducciones. Más allá de aquellas reducciones, el
Bobonaza permitía llegar a la cuenca del Marañon -entonces bajo la jurisdicción
de ía Audiencia de Quito- y así a la red hidrográfica del Amazonas. Sin
embargo, hasta fines del siglo XVIII, la navegación sobre el Bobonaza fue
reservada a un puñado de misioneros jesuitas y dominicos muy audaces, a veces
acompañados de una escolta civil o militar.

La región del Bobonaza se salvó relativamente del auge del caucho que, en
la segunda mitad de! siglo XIX hizo estragos en las poblaciones indígenas del
Alto Amazonas. El centro de extracción se encontraba pues situado al norte y
noreste del Bobonaza, en fa zona def Curaray y del Villano. Los Indios Za'paro
que ocupaban entonces esta zona estaban en primera fila para sufrir los horrores
del trabajo forzado y quedaron exterminados casi por completo. En aquella
época, y fuera de los misioneros dominicos, el Bobonaza era recorrido
únicamente por unos comerciantes regatones que establecieron un pequeño
tráfico de mercancías con los Indios Canelos. Durante aquel período, ei
Bobonaza es utilizado de m oda episódico también, por unos soldados
ecuatorianos viniendo a relevar los pobres puestos fronterizos del Pastaza
agobiados por la malaria. Pero la jurisdicción nominal del Ecuador sobre
aquellos territorios lejanos y de acceso tan difícil era muy trabajosa de mantener.
Los Peruanos en cambio controlaban la red fluvial del Marañón y penetraban
regularmente por ríos accesibles a los pequeños vapores (Santiago, Morona,
Pastaza y Tigre) en aquellos territorios situados al norte del Marañón, sobre los
cuales la soberanía nacional del Ecuador no tenía Jos medios para hacerse
respetar.

En 1941 esta roedura progresiva acaba en vna guerra abierta entre los dos
países, Ja misma que permite al Perú anexar una gran porción de la Amazonia
ecuatoriana que ya había infiltrado parcialmente. El hecho consumado queda
ratificado por el Protocolo de Río de Janeiro de 1942, que desplaza el límite
fronterizo entre los dos países de unos trecientos kilómetros al norte y noroeste
del Marañón. Aunque posteriormente fue declarado no válido por el Ecuador, Si
Protócolo de Río de Janeiro ha instituido sin embargo úna frontera efectiva,
materializada por una serie de destacamentos militares de ambas potencias sobre
los ríos principales. La frontera interrumpe ahora todo paso oficial sobre el
Pastaza despúes de su unión con el Bobonaza; el antiguo acceso directo al
Marañón por el Bobonaza y el Pastaza está ceifado pues en la actualidad por un
obstáculo político. Este obstáculo parece de importancia y no será vencido en
un futuro inmediato, si se considera las escaramuzas que regularmente oponen
las fuerzas armadas de ambos países en sus fronteras amazónicas respectivas.

Desde fines del siglo XJX hasta la segunda guerra mundial, también
recorrieron el Bobonaza algunos exploradores, naturalistas y etnógrafos, unos de
ellos prosiguiendo su ruta hasta el Marañón por el Pastaza. Existen varias
descripciones pintorescas de aquellos viajes en piragua, especialmente en !os
reíalos del padre Pierre (3889; pp. 19-154), de Bernand Flomoy (1953) y de
Rafael Karslen (1935; p. 21-47). Sin embargo ninguno de elíos se aventuró en
la región delimitada por /a ribera sur def Bobonaza, 2ona que queda té rra
incógnita hasta fines de !os años sesenta. De ser tentado por la aventura,
nuestro viajero podría entonces seguir su ruta desde Canelos escogiendo un
itinerario distinto del que recorrieron sus predecesores. Antes que bajar el
Bobonaza hasta su junción con el Pastaza, abandonaría su piragua en la orilla,
tras dos días de navegación, y se internaría dírectamete en la sefva rumbo al sur.
Entonces alcanzaría una meseta cubierta de una jungla densa y entrecortada por
numerosos riachuelos de aguas transparentes corriendo en e! fondo encajonado de
quebradas estrechas. Después de cuatro días de progresión hecha difícil por las
sucesivas subidas y bajadas escarpadas, desembocaría en la llanura aluvial del
Pastaza, muy arriba de su confluencia con el Bobonaza. Bajando una pendiente
abrupta de unos treinta metros, nuestro viajero descubriría de repente un paisaje
distinto por completo del que había cruzado anteriormente.

Los repechos de la selva interfluvial están sustituidos aquí por los brazos
de aguas muertas del río que forman una red de pequeñas avenidas cubiertas de
guijarros por donde pasean tranquilamente unas garzas blancas. Impenetrables
bosquccillos de guaduas gigantes se desplegan en muralla a Jo largo' de las pla­
yas de arena negra. Cruzar los grandes pantanos, con los pies en una agua negra
y estancada.se hace a un ritmo más Iento.Estas depresiones permanentemente
inundadas están cubiertas casi uniformemente con una vegetación muy singular,
las colonias de palmeras M auritia flexuosa, llamadas aguaje en el Alto
Amazonas o mor ¡che en Venezuela, Por derivación, estos pantanos poblados
de palmeras se conocen en castellano con el nombre de ag uajal o de
m o rich al; constituyen un biotopo típico de las regiones ribereñas y de ios
deltas de la cuenca del Amazonas y del Orinoco. En las lomítas que bordean los
pantanales y en los bancales del río, nuestro viajero descubrirá aquí y allá
grandes casas ovales con sus huertos de mandioca. Y si sabe que los Jívaro
llaman achu a la palmera del pantano, entenderá por qué estos hombres de los
aguajales se denominan achu shuar, "la gente de la .palmera aguaje",, o de
modo más habitual y por contracción, achuar.

En el corazón del Alto Amazonas, los Achuar ocupan un' gigantesco


territorio que abarca dos grados de latitud (desde Io 40“ sur hasta 3o 3(7sur) y
más de dos grados de longitud (entre 75° y 77° 30’ oeste). Del noroeste al
sureste, el eje de este territorio es formado por el río Pastaza, desde su junción
con el Copataza, a unos cincuenta kilómetros al este de las primeras
estribaciones de la Cordillera de los Andes, hasta unirse con el Huasaga,
doscientos kilómetros más al sur (Véase el mapa Nfl 2). El límite septentrional
de la zona de ocupación achuar es constituido por el Pindó Yacu, que se llama
Tigre después de su confluencia con el Conambo, en la frontera con elPení, En
su parte peruana, el Tigre forma el límite oriental de la expansión de los
Achuar, hasta su junción con el Corrientes. La frontera occidental del territorio
es marcada por el río Copataza, al norte del Pastaza; baja entonces a lo largo de
la ribera sur del Bobonaza hasta la.misión de Montalvo; de allá sube hacia el
norte siguiendo aproximadamente el paralelo setenta hasta el Pindó Yacu. Al sur
del Pastaza, el límite occidental es definido por el Macuma hasta su confluencia
con el Morona y entonces por éste último hasta su junción con el Anasu.
Ligeramente al oeste del Macuma, una importante falla tectónica de un poco
más de 60 km de largo introduce un desnivel abrupto de unos cíen metros;
tradicional mente se considera esta falla como la frontera natural entre los Jívaro
Shuar al oeste y los Jívaro Achuar al este. En cambio, ninguna frontera natural
delimita el borde meridional de Ja zona de expansión achuar; se la puede
representar como una línea imúginaria uniendo de este a oeste el lago Anadeo al
río Morona, en su confluencia con el Anasu.

Los Achuar ocupan así una región drenada por un inmenso sistema
fluvial; eí conjunto de esta red hidrográfica baja en pendiente suave desde el
noroeste hasta el sur y el sureste donde alimenta el Marañon. La altitud baja
progresivamente hacia el este, pasando de 500 metros en la parte noroccidental
del territorio, a menos de 200 metros en la cuenca dei Marañon. Sin embargo,
con excepción del valle superior del Bobonaza y de la región situada entre el
Alto Macuma y el Alto Huasaga, las elevaciones medías del ten-itorio achuar
casi siempre son inferiores a los 300 metros.

Los Achuar no siempre habitaron un territorio tan amplio y su expansión


presente es el producto de los grandes movimientos históricos que afectaron esta
región del Alio Amazonas desde el siglo XVr (Véase TAYLOR 1984: cap.
3-5). Fuere lo que fuere, ahora, y tal vez por la fama de guerreros feroces puesta
de realce por los media populares en Ecuador y Perú, los Achuar ocupan esta
región gigantesca de modo casi exclusivo. En efecto no se encuentran por
ninguna parte en contacto directo con una frontera seguida de colonización, a
diferencia de los Jívaro Shuar en Ecuador y de los Jívaro Aguaruna en el Perú.
Sin embargo en este territorio cuya superficie equivale casi a la de Bélgica,
había en 1977 unos 4.500 Achuar. En Ecuador la población achuar global era
entonces de unas dos mil personas; en Perú la población era un poco más
numerosa (más o menos dos mil quinientos individuos, según el censo
efectuado en 1971 por el Instituto Lingüístico de Verano, actualizado teniendo
como base una tasa de crecimiento anual de 3%: ROSS 1976: p. 117). El país
achuar constituye pues una especie de desierto humano, como pocos los hay
todavía en el resto de ia Amazonia. Esparcidos en aquellas inmensidades vacías,
los Achuar no parecen haber tomado conciencia de que podrían algún día tener
que compartir su amplio territorio con invasores. Sin embargo la infiltración
insidiosa de elementos extraños en los márgenes y a lo largo de los grandes ejes
fluviales se hace cada año más notable.

A Ja periferia noroccidental, septentrional y nororiental, son las


poblaciones quichua de la selva, limítrofes de los Achuar desde hace mucho
tiempo, Jas que tienden a penetrar cada vez más profundamente en su territorio
para implantarse allí (veáse mapa N° 2). Por lo tanto hay unas zonas de
población biétnicas en las que los asentamientos son ya sea completamente
mixtos (en el Aito Conambo, por ejemplo), o étnicamente separados pero muy
LOCALIZACION ACTUAL DE LOS GRUPOS DIALECTALES JÍVARO
(Achuar, Shuar, Aguaruna, Huambisa).

Achuar Huambísa
^ Shuar ¡ \ n^| K-ndoshi

uaruna C a n e lo s

0 8 0 Km.
-— L im ite fron terizo entre
, E cu ad or y Perú
próximos unos de otros (en el Alio Corrientes en Ecuador y en el Alto Tigre en
el Perú). Esta mezcla pJuriélnica en los márgenes norocc ¡dental es del territorio
achuar es un fenómeno de por sí muy antiguo, ya que los Indios Canelos son
precisamente un grupo heterogéneo formado principalmente de elementos achuar
y záparo progresivamente íránsculturados. En la base de la etnogénesís de este
grupo heterogéneo de refugiados vueltos quichuahablantes bajo la influencia de
los Dominicos, hay entonces un proceso constante de asimilación de
poblaciones alógenas. Después de la desaparición de los Záparo como entidad
étnica autónoma, este fenómeno de integración ha proseguido con la
transculturación, por etapas casi insensibles, de los Achuar viviendo al contacto
de los Canelos. De esta manera en el Alto Conambo, el Alto Corrientes y el
Alto Copataza, ios Achuar se han vuelto ahora casi todos bilingües en achuar y
en quichuaJ . ;

Además los Canelos son desde hace tiempo los auxiliares privilegiados del
ejército ecuatoriano por cuanto atañe a su implantación en la región central del
territorio amazónico. Por eso, confrontado con Jo que considera como
intenciones expansionistas del Perú, el ejército ecuatoriano ha decidido desde
hace unos diez años establecer pequeños destacamentos de soldados en esta zona
fronteriza poblada por los Achuar, y desprovista antes de toda presencia militar.
En la imposibilidad de entrar en contacto con los Achuar -que considera también
como salvajes poco recomendables-el ejército utilizó a unos Quichua Canelos
para organizar la infraestructura de sus puestos fronterizos. Desde el punto de
vista de los militares, los Canelos presentan la ventaja de conocer la selva y de
hablar el castellano; además, estos muestran una docilidad aparente, adquirida
tras decenios de interacción constante con los blancos. Atrincherados como
asediados en aquellos pequeños puestos enlazados por vía aérea con las
guarniciones del piedemonte, los soldados se encomiendan a ¡os Quichua en lo
que concierne a ia relación con el medio ambiente en general. Alrededor de cada
destacamento de soldados vive así medía docena de familias quichua canelos que
desempeñan e! papel de guías, nautas, proveedores de pescado y caza, mano de
obra para construir y mantener las pistas de aterrizaje, etc. En 1977, había
cuatro establecimientos militares de este tipo en el territorio achuar, cada uno de
ellos constituyendo un polo de atracción para la implantación de pequeñas
colonias de Canelos. Esta migración aún muy embrionaria se debe en gran parte
a la progresión hacia el es.ee del frente de colonización pastoral de la región de
Puyo. Desposeídos de sus tierras por los colonos, ciertos Quichua van asi en
busca de un refugio en la selva, entre los Achuar, lo más lejos posible de los
blancos.
Una situación similar prevalece en el lindero occidental del territorio
achuar, también sometido a una fuerte presión por parte de otro grupo en
expansión, los Jívaro Shuar (véase mapa 2). Desde hace unos treinta años,
estos últimos han visto sus mejores tierras dei valle del Upano progresivamente
ocupadas por colonos venidos de ia sierra. Allá también el desarrollo del frente
de colonización pastoral engendra un flujo migratorio indígena hacia el este y
algunos Shuar piensan ahora seriamente en establecerse al este del Macuma que
formaba hasta ahora el límite infranqueable entre los do„ grupos dialectales.
Además, los Shuar han constituido en 1964 una federación que llegó a ser con
los años la organización indígena más importante de este tipo entre los
Amerindios de las tierras bajas de la América del Sur (Véase DESCOLA
1982 b; SALAZAR 1977 y SANTANA 1978). Ahora bien, en una loable
preocupación de ccumenismo étnico, los Shuar invitaron a los Achuar-a pesar
de ser sus enemigos hereditarios- a integrar esta federación. En la parte del
territorio achuar delimitada como un triangulo por el Pastaza. el Macuma y la
frontera;cón el Perú, cierto número de casas se reagruparon en semialdeas,
llamadas centros, benefíclanoose así de. Jos servicios ofrecidos, jjo t la-
{•ederación y en particular de la educación bij¡mgü_e radiofónica impartida por
instructores shüar^ Estos últimos, hombres muy jóvenes por lo general,
extíiben todos los signos de una aculturación prestigiosa: vestidos vistosos,
radios transistores, manejo del castellano... A l.Os ojos de los Achuar no
acul turados ellos contituyen, si són solteros, yernos muy presentables. Estos
jóvenes instructores shuar tienden a quedarse en el lugar, casándose con una
joven achuar y adquieren así el derecho a establecerse definitivamente al lado de
su suegro, según la lógica de la uxorilocalidad común a los Shuar y a los
Achuar (DESCOLA 1982 b). Tal mecanismo de implantación hubiera sido
inconcebible todavía a fines de los años' sesenta, cuando todo Shuar
arriesgándose en territorio achuar se encontraba ipso fa d o en peligro de
muerte.

Por último, también en el lindero occidental de la región achuar, dos


minifocos de colonización dirigida en expansión permanente podrían, a la larga,
llegar hasta el territorio achuar. En Taisha y en San José de Morona, el ejército
ecuatoriano ha establecido importantes guarniciones militares, provistas de
pistas donde pueden aterrizar aviones grandes. Aprovechando este medio de
comunicación, en una región sin carreteras, varias decenas de familias de
colonos blancos y mestizos se instalaron en Taisha y en Morona para practicar
la ganadería extensiva bajo la protección de los militares. Estos focos de
colonización irán probamente extendiéndose en los años venideros, ya que Jos
militares ecuatorianos -muy desconfiados como se ha visto frente a los Achuar,
quisieran mucho estabilizar la frontera con el Perú mediante una linea
En b pane perú ana-de su territorio, ios Achuar son vecinos de ios Jívaro
Huambisa al oeste, a lo largo del río Morona. Los Huambísa, quienes hasta
fines de los años cincuenta vivían principalmente más al oeste, en ia Cordillera
de Companquiz, desde entonces han colonizado el Alto Morona bajo la presión
de organizaciones misioneras (ROSS 1976: pp. 20-21). Entre los últimos
establecimientos huambísa sobre el río Morona y los primeros asentamientos
i¡L'huíir sobre ¡os afluentes orientales del mismo río, hay una especie de no
m an’s land selvático de unos treinta kilómetros de ancho. Sin embargo,'como
es el caso con !os Jívaro Shuar y con los Canelos, los matrimonios entre
Huambisa y Achuar se han hecho práctica ordinaria en los márgenes del
territorio.

También en el Perú, los Achuar son limítrofes al sur con ios Candoshi,
un grupo étnico de unos mil individuos, cuyo idioma es ininteligible para los
Achuar (al contrario del shuar y del huambisa, dos dialectos de la familia jívaro).
Los Candoshi viven en el curso inferior de los afluentes del Pastaza y del
Huasaga, y alrededor del lago Anadeo y de la laguna Riinachí (AMADIO 1982;
p. 1). Estrechamente emparentadas con los Candoshi, algunas comunidades de
Indios Shapra viven igualmente en la región del Medio Morona, ál sureste de
los Huambisa. Probablemente a causa de la barrera lingüística, los Achuar
parcccn tener contactos menos frecuentes con aquellos Candoshi-Shapra que con
sus demás vecinos indígenas jibarohablantes o quichuahablantes. Así en
Ecuador como en el Perú, las poblaciones lindando inmediatamente con los
Achuar son otros grupos indígenas, generalmente más aculiurados que ellos y
por eso desempeñando el papel de vectores intermediarios de la influencia
occidental (DESCOLA y TAYLOR 1977).

En la parte peruana del territorio achuar, la penetración de elementos


no. indígenas toma una forma mucho más acentuada que en la parte ecuatoriana.
En primer Jugar y de igual manera que en Ecuador, el ejército estableció
pequeños destacamentos de soldados a fin de estabilizar la frontera. Los militares
peruanos adoptan la misma actitud frente a los Achuar que sus homólogos
ecuatorianos: viven en completa autarquía en sus puestos fronterizos y se
abstienen de intervenir en la vida de las comunidades indígenas (ROSS 1976:
pp. 54-56). En consecuencia, en ambos países la presencia de destacamentos
militares dentro del territorio achuar no parece tener incidencias mayores sobre la
vida diaria de los indígenas. Teniendo por principal función la de afirmar sus
soberanías respectivas por una presencia simbólica, los soldados ecuatorianos y
peruanos aún evitan por lo general meterse en los conflictos intratribales. Así la
frontera es permeable para los Achuar de ambos lados y, fuera de los grandes
ejes fluviales, sólo tiene existencia nominal. Evitando ciertas secciones del
Huasaga y del Pastaza, los Achuar del Ecuador y del Perú pueden circular por
todas partes sin nunca encontrar un solo destacamento militar.

Sin embargo existe entre los Achuar del Perú una forma de implantación
no indígena muy antigua que no tiene equivalente entre los Achuar del Ecuador.
Se trata de la institución del patrón, un comerciante blanco o mestizo
establecido permanentemente en una especie de concesión forestal (habilitación)
que explota en parte gracias a la mano de obra indígena. El patrón desempeña su
actividad a lo largo de un río o sobre un tramo de río muy delimitado y su
influencia se extenderá entonces a todos los Achuar que pueblan su esfera de
control. El sistema se funda en un intercambio voluntario pero desigual: los
Achuar entregan al patrón troncós flotados (especialmente cedro: Cedrela
sp. y lupuna: Ceiba pentandra) a fin de liquidar una deuda constituida
por anticipos en bienes manufacturados (escopetas, machetes, hachas, cuchillos,
cartuchos...). La deuda es casi inextinguible pues siempre es reactivada mediante
nuevos anticipos otorgados por el patrón.

El tráfico de pieles es una actividad subsidiaria de los patrones, pero,


contrariamente a la ula de los árboles, los Achuar peruanos no hacen de la
obtención de las pieles un proceso autónomo de trabajo. Se contentan con matar
los animales solicitados (ocelote, pécari, nutria y caimán) cuando por ventura
los encuentran, estando de caza o de viaje2.

La razón principal de la existencia de un minifrente extractivo entre los


Achuar del Perú desde hace casi un siglo, es la buena navegabilidad de los ríos
que permiten el acceso a su territorio desde la gran vía de agua que es el
Marañón. Es también, en parte la razón por la cual la frontera entre los dos
países se halla en su línea actual 3 ■ durante la guerra del 1941, los militares
peruanos en efecto siguieron penetrando a lo largo de los ríos hasta Ips puntos
donde éstos se volvían de navegación difícil. De modo correlativo los Achuar del
Ecuador se hallaron protegidos de la penetración occidental, pues los ríos que
cruzan su territorio son inaccesibles a la navegación desde abajo, es decir desde
el Perú, como desde arriba, desde los Andes. El símbolo de esta infiltración de
los no indígenas en la parte ahora peruana del territorio achuar es eí pueblo de
Andoas, establecido en el curso superior del Pastaza desde los principios del
siglo XVIII (TAYLOR 1983 b: cap. 4). Sin embargo los colonos blancos y
mestizos asentados en Andoas nunca fueron muy numerosos y, en 1961, ya no
eran más de unos sesenta (ROSS 1976: p. 63).
Otra forma de penetración de la economía internacional en la región achuar
es la prospección petrolera realizada por las grandes compañías multinacionales.
En Ecuador las tentativas para descubrir petróleo son antiguas, ya que antes de la
guerra con e! Perú la compañía Shell había abierto una base de prospección en
Taisha, construyendo allí la pista de aterrizaje que sirve ahora al puesto militar.
Los resultados no fueron concluyentes y la prospección realizada por lá
compañía norteamericana Amoco en los años 70, al norte del Bobonaza en
Ecuador, tampoco dió resultados. Por lo general los sondeos se realizaron fuera
del territorio achuar o en sus bordes.

Entre los Achuar del Perú la prospección petrolera fue más tardía, pero
también más perturbadora para Jos indígenas pues, contrariamente a 3o que
•ocurrió en Ecuador, ¡os sondeos sísmicos sereJizaron en el corazón mismo del
territorio achuar. En 1974 la Petty Geophysicai Company ya había efectuado
3500 km de líneas de sondeo, esencialmente en la región situada entre el
Huasaga y el Pastaza (ROSS 1976: p. 85). Felizmente para los Achuar, esas
prospecciones se rebelaron decepcionantes tanto del lado peruano como del lado
ecuatoriano, y parece ahora asegurado que a medio plazo ningún pozo de
petróleo será perforado en su territorio.

La prospección petrolera en el territorio achuar (en el Perú) o sus


márgenes (en Ecuador), sólo pudo efectuarse porque los Indios habían sido
"pacificados" por los misioneros desde fines de los años sesenta. Es decir que sí
los petroleros dejaron pocas huellas de su paso efímero, en cambio el corolario
'evangelizados de su prospección no ha terminado de afectar a los Achuar. En el
Perú son los misioneros -lingüistas protestantes del Instituto Lingüístico de
Verano (I.L.V.) quienes con su eficacia acostumbrada, se encargaron de ¡a
"pacificación” de los Achuar. Es verdad que su empresa era más fácil, ya que los
Achuar de aquella región estaban acostumbrados desde hace mucho tiempo a la
interacción con ¡os no indígenas dad^S sus transacciones comerciales de antiguo
con los patron es. El I.L.V. empleó cpn los achuar peruanos una técnica
derivada de ¡as antiguas reducciones, un procedimiento clásico de Jos
misioneros cuando están confrontados Con poblaciones indígenas móviles y
viviendo en hábitat muy disperso. Para asentar a los Achuar, el Í.L.V. los incitó
a agruparse en pequeñas comunidades, contituyenctosemiaMeas en tomo a pistas
de aterrizaje utilizadas por los aviones de ia organización protestante. Los
misioneros mismos no residen entre los Achuar sino en una base establecida al
borde ¿Je su territorio, en el Bajo Huasaga (ROSS 1976: p. 81). Desde esta base
los .misioneros visitan regularmente las comunidades achuar, estableciendo
p«5gresivamente con ellas circuitos de intercambios comerciales, que van
sustituyendo los que están controladas por los patrones y ios reg alo n es
(comerciantes ambulantes fluviales ). En consecuencia la influencia de los
comerciantes peruanos sobre los Achuar va decreciendo, mientras que
paralelamente el dominio de los misioneros del I.L.V. cobra fuerza (Elke Mader
comunicación personal). Con todo, este dominio dista de ser total y muchos
Achuar peruanos aislados todavía rechazan la presencia del I.L.V.

Entre los Achuar del Ecuador, la penetración misionera tomó formas algo
distintas. En primer lugar, y contrariamente a sus congéneres del Perú que desde
tiempo atrás coexistían con los patrones, los Achuar del Ecuador han
rechazado virtualmente el acceso a su territorio a los no indígenas hasta fines de
los años sesenta. Solamente entre 1968 y -1970, misioneros católicos y
protestantes lograron establecer los primeros contactos pacíficos seguidos con
los Achuar. Dos organizaciones misioneras competidoras se enfrentan así en sus
intentos de evangelizar a los Achuar del Ecuador; por una p m e los Salesíanos,
presentes entre los Jívaro Shuar desde fines del siglo XIX, y los protestantes
norteamericanos del Cospel Missionary Union (G.M.U), instalados desde los
años cuarenta en Macuma, igualmente en territorio shuar.

Más allá de las dtsenciones teológicas, la ideología, los métodos, y el


"estilo" de los dos grupos misioneros difieren profundamente (Véase TAYLOR
1981). Los protestantes del G.M.U. ¿1 igual que sus colegas del I.L.V.,
tuvieron desde el principio una infraestructura tpipor cante (aviones
monorriotores y comunicaciones de radio); eso ha influido sobte sus modalidades
de acercarse a los Achuar. Hacia principios de los años sesenta, se realizó, un
intento efímero de contacto que resultó en la apertura de una pista de aterrizaje al
lado de la casa de. Santiak, el píimer Achuar ecuatoriano en aceptar la presencia
de los misioneros (DROWN y DROWN 1961). Pero Santialc, jefe de guerra
muy famoso, fue asesinado poco después dorante una incursión de vendetta, y
!as relaciones se interrumpieron brutalmente entre los Achuar y ios misioneros
protestantes. Solamente a principios de los años setenta, estos logran penetrar
otra vez en territorio achuar, con la ayuda dé Jívaro Shuar evangelistas. Las
técnicas de "pacificación" son las mismas que las del IJL.V.: reagrupación de
casas aisladas en seihialdeas sedentarias enlazadas por pistas de aterrizaje e
implantación de instructores shuar convertidos para llevar a cabo la
alfabetización. Algunas de estas semialdeas han recibido algunas cabezas de
ganado, y los misioneros toman a su cargo la comercialización de la carne en el
frente de colonización por medio de sus aviones. Sin embargo los misioneros
siguen viviendo en su base de Macuma y no visitan las comunidades achuar
pasadas bajo su influencia sino muy raras veces.
La técnica inicialmente utilizada por los Saleslanos para implantarse enere
¡os Achuar muestra un fuerte contraste con ¡a de los protestantes del G.M.U.
Hacia principios de los. años sesenta, una joven generación de misioneros
italianos puso en tela de juicio la actitud hasta entonces muy conservadora de la
generación anterior. Rechazando el método tradicional de evangelización de los
Jívaro Shuar empleado por sus mayores desde principios del siglo, los "jóvenes
Turcos" salesíanos preconizan la delegación de las responsabilidades políticas y
religiosas a los Shuar mismos y el compromiso a su lado en la lucha a veces
violenta que ellos llevan contra la extensión del frente de colonización. En
aquella época se creó la Federación de Centros Shuar, bajo los auspicios de la
misión salesiana. En materia de pastoral, especialmente, el nuevo camino
adoptado por los misioneros implica que estos participen más estrechamente en
■la vida diaria de los Shuar, en vez de atrincherarse en misiones e internados de
atmósfera muy paternalista (BOTTASSO 1980).

Poniendo estos principios en práctica, el padre Bolla logra implantarse


entre los Achuar del Wichim a fines de los años sesenta. Tenía por bazas el
hablar el jívaro shuar correctamente y sobre todo el identificafsé'cpn jos Achuar
hasta en su vestido, recorriendo a pie centenares de kilómetros "para llevar la
buena palabra en zonas alejadas en las cuales los indígenas nunca habían visto a
un blanco. Contrariamente a la utilización por los protestantes de medios
tecnológicos considerables, esta evangelización itinerante no perturbaba el modo
de vida tradicional de los Achuar. Los resultados obtenidos por el padre Bolla no
eran además muy convincentes; a pesar de los reproches del misionero, los
Achuar seguían pues como antes entregándose a la guerra de vendetta intratribal
(ARNALOT 1978).

Hacia mediados de los años setenta, esta situación iba a cambiar


bruscamente. En aquella época la Federación de Centros Shuar había adquirido
una dimensión considerable, ya que contaba entre sus af]!¡ados-!a casi totalidad
de los Shuar no protestantes del Ecuador. (FEDERACION DE CENTROS
SHUAR: 1976).Así como los misioneros protestantes, la Federación Shuar y
los Salesianos habían venido favoreciendo la creación de centros, semi aldeas
sedentarias agrupadas en tomo a pistas de aterrizaje y con estatuto de
cooperativas. Con la ayuda de msioneros católicos y de laicos ecuatorianos; la
Federación Shuar había incluso establecido un sistema de transporte aéreo
interno dotado de dos pequeños aviones monomotores, en competencia directa
con el monopolio de los protestantes en este campo. Aunque sus finalidades
eran muy distintas de las que perseguían los misioneros de la G.M.U., la
Federación Shuar y los Salesianos llegaron a adoptar los mismos medios
tecnológicos que ellos (aviones y radios) y las mismas modalidades de
organización del espacio tribal (se mi aideas sedentarias). En esie contexto nuevo,
hacia 1975, los dirigentes de la Federación Shuar y sus asesores salesianos
pensaron en incorporar los Achuar a la Federación. La actividad pastoral
itinerante de los principios pareció en lo sucesivo insuficiente y los Achi&r a su
vez fueron invitados a agruparse en se mi al de as sedentarias, comunicadas por
aviones y afiliadas a la Federación. Como se indicó anteriormente, es la
implantación de la Federación entre los Achuar se acompañó de un inicio de
flujo migratorio shuar en territorio achuar, los Shuar aculturados siendo
inclinados a pensar que la pertenencia postulada a una misma "nación indígena"
de todos los jívarohablantes debe abolir parcialmente las distinciones
territoriales internas entre los grupos dialectales.

Este breve panorama del con tomo social de los Achuar indica bien el
carácter muy heterogéneo de las situaciones locales dentro de su territorio.
Durante el período 1976-1979 se podía distinguir aproximadamente cuatro
sectores, definidos cada uno por un modo distinto de interacción entre los
Achuar y los grupos sociales limítrofes indígenas y no indígenas. La primera,
gran división sectorial interna es la frontera entre Ecuador y Perú. Esta frontera
es por cierto relativamente permeable para los Achuar y estos no son
molestados por la presencia de los militares que la defienden de ambas partes.
Pero sí es meramente npminal para los Achuar, en cambio se vuelve bastante
efectiva para cuantos no quieren arriesgarse a pasarla clandestinamente. En otras
palabras, y por las razones geopolíticas examinadas anteriormante, la especie de
equilibrio simbiótico Achuar-patrones que existe desde hace mucho tiempo en
el sector peruano nunca se.Jia prolongado hasta dentro del sector ecuatoriano.
Por lo tanto los Achuar del Perú son los únicos en haber sufrido esta forma de
aculturación ha acarreado consecuencias notables en algunos elementos
mercante. La vinculación indirecta con un mercado internacional que eülos
tnantienen mediante la producción controlada de valores de intercambio no ha
afectado a los aspectos" más manifiestos de la vida tradicional (vestido,
arquitectura, sistema de parentesco, vendetta intratribal...). Sin embargo esta
aculturación ha acarrreado consecuencias notables en algunos elementos
fundamentales de la vida económica a los cuales se dedica el presente estudio
(transformación de la naturaleza y de la duración del trabajo, de la tecnología, de
las formas de hábitat...). En cambio, los Achuar del sector ecuatoriano se han
quedado fuera de este minifrente extractivo y por consiguiente las modalidades de
su adaptación al medio no resultaron modificadas por los i.nperativos de una
pequeña producción mercantil. Es en gran parte por esta razó., que hemos optado
por llevar nuestra investigación entre ellos con preferencia a sus vecinos
peruanos, la existencia de la frontera internacional obligándole a uno de todas
manera á escoger su lado desde el principio.
Los demás tres sectores de interacción se encuentran pues en la parte
ecuatoriana del territorio achuar, Ja única que estudiaremos aquí en adelante
(véase mapa NB 3). Son esencialmente definibles por el tipo y el grado de
intensidad de las relaciones que los Achuar mantenían localmente con
organizaciones misioneras en 1977: relaciones con los Salesianos y la
Federación de Centros Shuar, relaciones cún ¡os protestantes evangelistas
norteamericanos y ausencia total de relaciones con los Blancos. Si establecemos
una distinción entre las dos organizaciones misioneras, es que las finalidades de
su acción entre ios Achuar son muy diferentes (cf. TAYLOR 1981). Por parte
de la Federación Shuar y dfi los Salesianos, se intenta realizar entre los Achuar
el mismo tipo de integración consciente a la sociedad nacional que el que se
logró anteriormente con los Shuar. Pero integración no significa asimilación y
,los programas de educación y dé salud puestos en práctica son muy respetuosos
de los valores tradicionales achuar; estos programas han sido elaborados por
unos Shuar quienes, aunque muy aculturados -y poseyendo a veces diplomas
universitarios- sin embargo tienen en común con los Achuar la pertenencia al
mismo conjunto cultural y lingüístico.

La situación es radicalmente diferente entre los misioneros del G.M.U.


cuyo fanatismo religioso un poco primitivo no admite otro método de
evangelización de los Achuar que la deculturación total y la extirpación de todos
los elementos de la cultura tradicional percibidos como "satánicos" (poliginia,
shamanismo, religión autóctona, guerra...). La paradoja de esta posición de
principio es que es tan excesiva en su proyecto de destrucción cultural que no
suscita por parte de los Achuar sino una adhesión de fachada, ostensiblemente
exhibida durante las pocas visitas de los misioneros norteamericanos. Tan
pronto se regresan estos en sus bases lejanas y recobra la vida tradicional
"satánica" su curso como antes. El correlato de esta paradoja es que la
asimilación "suave” practicada por lá Federación Shuar y !os Salesianos produce
una aculturación de los Achuar mucho más eficaz pues és llevada muy
inteligentemente bajo ¡a forma de un sincretismo insidioso pero deliberado.

Los sectores de influencia respectivos de las organizaciones misioneras


estaban, en 1977, claramente delimitados por el río Pastaza: los Achuár situados
en el sur (con excepción de dos pequeños centros protestantes aislados) estaban
bajo Ja influencia de los Salesianos y de la Federación Shuar, mientras.a! norte
del Pastaza Jos misioneros norteamericanos reinaban por completo. Pero esta
dicotomía de los sectores de influencia y de las modalidades de aculturación no
debe ocultar la convergencia objetiva que existe entre Ja Federación Shuar y las
organizaciones tanto católicas como protestantes, en cuanto a las nuevas
modafidadíts de organización del habitat entre los Achuar. En efecto, hemos
MAPA N ff3
EL TERRITORIO ACHUAR EN ECUADOR

Mapa de la ocupación humana

• Asentamiento achuar (período 1977-1978) __ Limite fronterizo


A Misión católica.
0 30 Km.
vísio que por el hecho de la implantación misionera se agrupan las casas,
tradicionalmente dispersas, en semialdeas, los centros, establecidos en tomo a
pistas de aterrizaje desmontadas por los indígenas. La expresión de semialdea se
justifica por el hecho de que generalmente sólo tres o cuatro casas están
construidas cerca de la pista, ¡as demás se quedan apartadas, hasta a veces de dos
a tres kilómetros del centro. Además, tanto la Federación Shuar como ios
misioneros del G.M.U. empezaron desde Í975 a realizar un programa de
ganadería extensiva en los centros achuar situados bajo sus influencias
respectivas. Todavía muy embrionaria cuando empezamos nuestra investigación,
esta pequeña producción pecuaria prometía sin embargo engendrar a largo plazo
entre los Achuar unos trastornos económicos, ecológicos y sociales cuyas
premisas ya se percibían (véase TAYLOR 1981, DESCOLA 1981 a,
■DESCOLA 1981 b, DESCOLA 1982 a y b).

Había en 1977 cinco centros achuar afiliados a la Federación Shuar,


todos situados al sur del Pastaza (Pumpuentza, Makinentza, Wichim, ípiakentza
y Wampuik), cuyas poblaciones respectivas variaban entre un poco más de un
centenar de individuos (Pumpuentza) y menos de una quincena (Wampuik).
Solamente dos centros afiliados a la Federación Shuar poseían entonces
algunas cabezas de ganado (Pumpuentza y Wichim). En la misma época los
misioneros protestantes controlaban ocho centros achuar (dos al sur del
Pastaza; Mashumar y Surikentza, y seis al norte: Copataza, Capahuari, Bufeo,
Conambo, Corrientes y Sasaime), de los cuales tres habían recibido ya ganado
(Copataza, Capahuari y Sasaime). Cuando realizamos nuestra investigación, uní
poco menos de las dos terceras partes de los dos mil Achuar ecuatorianos habían i
sido afectados en grados diversos por este fenómeno de nucleación del hábitat en
centros. En unos casos el proceso de nucleación no había acabado todavía y
la pista ni siquiera estaba desmontada. En otros casos, como en Bufeo, en
Sasaime, en Surik o en Wampuik los centros no reunían sino tres a cinco
casas esparcidas en un radio de dos kilómetros: en consecuencia no constituían
formas de hábitat muy distintas del sistema disperso tradicional en el cual tres o
cuatro casas pueden asociarse temporalmente. En cambio, en los centros
establecidos desde principios de los años setenta, como Pumpuentza o
Capahuari, la concentración de la población podía alcanzar una decena de casas,
es decir una tasa mucho más elevada que en los sitios de hábitat ordinario justo
antes del contacto con los Blancos.

En todos los casos, y cualquiera sea por Jo demás la densidad de su


población, estos centros diferen del modo de hábitat tradicional en un punto
esencial, su sedentaridad . En efecto, la apertura de una pequeña pista de
aterrizaje por los Achuar representa tal inversión de trabajo, con las herramientas
rudimentarias de que disponen (hachas y machetes) que las familias que la
desmontaron tienen todas las probabilidades de quedarse a proximidad. La pista
de aterrizaje genera así una exigencia de sedentaridad más o menos flexible, pues
con todo, las casas y los huertos pueden desplazarse en un radio de algunos
kilómetros alrededor de la pista. Esta semisedentaridad sin embargo contrasta
con las formas tradicionales de ocupación territorial caracterizadas por un
desplazamiento periódico de los asentamientos por término medio cada diez a
quince años. Entonces, aun si, en 1977, la mayoría de los centros achuar no
contaban sino un número reducido de casas, no poseían ganado y veían un
Blanco sólo una vez ai año, ya constituían sin embargo una forma de
asentamiento humano distinta de la norma tradicional. Ahora bien, desde el
punto de vista que nos interesa en este estudio, la nueva forma de hábitat en
centros no está desprovista de consecuencias, ya que introduce un
constreñimiento exógeno -la sedentaridad- en el sistema de relaciones entre los
Achuar y su medio ambiente. Y sí es verdad que este constreñimiento no tiene
ningún efecto sobre muchos aspectos de los procesos indígenas de conocimiento
y de transformación de la naturaleza, produce empero una limitación que podría
desviar el análisis^ Como hemos excluido deliberadamente del campo de nuestro
estudio el análisis de Jos fenómenos diacrónicos de transición entre los Achuar
(análisis ya esbozado por A.C Taylor y por mí mismo en publicaciones
anteriores: TAYLOR 198.1, DESCOLA 1981 a y b DESCOLA 1982 b)
convenía asignar en modo muy preciso las variables externas que podían
modificar el sistema tradicional de adaptación al medio. Por este motivo hemos
recogido los dalos-analíticos y cuantificados relativos a los factores de
producción de la economía tradicional en el cuarto sector donde, fuera de la
introducción de las herramientas metálicas, el modo achuar de producción no ha
sufrido casi ninguna influencia occidental.

Este sector eii el cual las organizaciones misioneras no habían penetrado


tadavía en 1977, Se situaba principalmente al norte del Pastaza, es decir en la
zona de influencia nominaWe los protestantes norteamericanos. En esta región,
donde los misioneros del G.M.U. tenían asentados ya cinco centros achuar,
subsistía todavía entonces unas cincuenta casas en hábitat disperso diseminadas
lejos de los centros en un amplio territorio subpoblado. Hemos llevado
nuestra investigación etnográfica casi exclusivamente allí, en aquella porción de
la zona de expansión achuar, drenada por e! Pastaza y por los ríos al norte de
éste, hasta ei Pindó Yacu. En consecuencia, por todo lo relativo a la
localización de los sitios de hábitat, se considerará como "presente etnográfico"
el año 1977, durante el cual hicimos un censo exhaustivo de ios Achuar de dicha
región.
Dentro del territorio global de 12.000 km2 de extensión ocupado por los
Achuar en Ecuador, ef sector ai norte dél Pastaza cubierto por nuestro estudio
constituye ía región más amplia, con una superficie aproximativa de 9.000 km^
(incluida la cuenca del Pastaza). En este espacio inmenso viven í.100 Achuar,
contra 900 en la zona al sur del Pastaza (A. COLAJANNI, comunicación
personal), es decir una población casi equivalente en un territorio tres veces más
amplio. De estos 1.100 individuos, casi la mitad está asentada en los cinco
centros bajo la influencia de los protestantes (Capahuari, Copataza, Conambo,
Bufeo y Corrientes), mientras la otra mitad está dispersa a lo largo de las riberas
del Pastaza, sobre los cursos inferiores del Kapawientza y del Ishpinku, sobre el
Bajo Corrientes y sus afluentes, sobre el Bajo Bobonaza y sus afluentes, sobre
el Medio Conambo y sus afluentes, sobre el Medio Pindó Yacu y sus afluentes
•y sobre el Alto Copataza 4.

Al acabar esta breve descripción de la implantación territorial de los


Achuar, llama la atención primer rasgo notable: la tasa extremamente baja de
población respecto a toda la extensión espacial ocupada. En Ecuador dos mil
Achuar se reparten en una región de superficie superior a Jamaica ; aún
añadiendo a estos dos mil Achuax unos cincuenta indígenas Canelos y Shuar
recién migrados, la densidad general de !a población queda muy baja, cerca de
0.17 habitantes por km? o se a un poco menos de dos Achuar por 10 km^ $
Una tasa de densidad tan baja no es frecuente tratándose de una población
indígena de la Cuenca Amazónica: es por ejemplo siete veces menos elevada que
la estimación propuesta por Hamer para los jívaro Shuar (1,22 habitantes por
km2) que vivían a fines de los años sesenta al este de Ja Cordillera del Cutucu,
es decir una región no todavía sometida a la presión del frente de colonización y
donde subsistía la forma tradicional de hábitat disperso (HARNER 1972: p. 77),
La desproporción considerable entre las tasas de densidad de estos dos grupos
dialectales vecinos arroja, por otra parte, una luz nueva sobre las razones
profundas del actual flujo migratorio de los Shuar «n dirección del territorio
achuar.

Esta tasa global de densidad debe séír ponderada según las «npíaniariones
locales; un poco más elevada para los Achuar viviendo al sur del Pastaza (0,3
habitantes por km2) y un poco más baja para los Achuar situados a! norte, es
decir en la región abmeada por nuestra investigación (0,12 habitantes por km^).
En el seno mismo de este sector, ia situación puede variar considerablemente
según la forma del hiíbitat, ya que la nucleación en semiaídeas lleva
naturalmente ¡i concentrar la población en un espacio reducido. Si se toma como
base comparativa la zona forestal efectivamente explotada y recorrida por un
cónjumó dado de población que se atribuye derechos exclusivos sobre este
territorio, se obtiene sin embargo un orden de grandor bastante revelador de las
disparidades de tasa de ocupación del espacio: cerca de un habitante por km^ de
territorio para el centro de Copataza contra 0,1 habitante por kxn2 de territorio
para tres casas aisladas en e! Wayusentza (afluente del PindoYacu). Por fin,
como vamos a verlo dentro de poco, la tasa de densidad humana debe ser
corregida según características ecológicas ¡ocales, ya que los Achuar consideran
impropias para el asentamiento ciertas porciones de su territorio, especialmente
las zonas en las cuales predominan los aguajales.

A pesar de ¡as variaciones locales, esta tasa muy baja de densidad humana
indica desde ahora que los Achuar no explotan su medio ambiente de modo
intensivo. Los modos de socialización de la naturaleza que han adoptado no
pueden sino contrastar fuertemente con Jas formas más intensivas de producción
que prevalecen en el caso de ciertos horticultores tropicales con alta densidad
demográfica. Así las representaciones y las técnicas de uso del espacio forestal
no podrían ser idénticas para rozadores que cuentan, como los Achuar, menos de
un habitante por kilómetro cuadrado y para poblaciones que, como los Taino de
Hispaniola (DREYFUS 1980-1981) o los Chimba de Nueva Guinea (BROWN
y BROOKFIELD 1963). lograron acondicionar su medio ambiente de manera que
soporte densidades superiores a cien habitantes por kilómetro cuadrado. Desde el
mero punto de vista de la relación aritmética entre la cantidad de población y la
dimensión del territorio, los Achuar se asimilan mucho más a sociedades de
cazadores-recolectores ocupando un hábitat semídesértico que a la mayoría de las
sociedades de rozadores tropicales, aún amazónicos 6. Vista desde avión, esta
impresionante inmensidad forestal revela difícilmente a un ojo atento algunos
claros habitados, a veces tan diminutos qiie uno sé pregunta todavía después de
sobrevolarlos si no eran un espejismo. Apenas visibles en esta selva
interminable que los protege del mundo circundante, los Achuar sin embargo
han sabido domesticarla para su uso. Casi virgen de toda intervención del
hombre pero profundamente socializada por el pensamiento, esta esfera de la
naturaleza es d campo qué vamos a explorar ahora.
(1) Por todo lo qüG’ se refiere a los C an elos y sus relacion es actuales con el frente
de c o lo n iz a c ió n , será p r o v e ch o so consu ltar la m onografía de N . W hiltcn ( W H I Í 1 EN
1 976). S ob re la historia de las relacion es entre los C an elos y los A chuar, v é a se en
particular T A Y L O R 1984: caps 4 - 5 , W H ITTEN 1976: pp. 3 - 3 4 , D E SC O L A y T A Y L O R
1977, N A R A N JO 1974 y D E SC O L A y T A Y L O R 1981.

(2) Las r ela c io n e s c a ir e A chu ar peruanos y p a tr o n e s , las tr a n sfo r m a c io n e s


r e c ie n te s del c o m e r c io e x tractivo y la in trod u cción de nu evas form as de p eq u eñ a
p rodu cción m ercantil en esta región han sid o estud iad as m ás detenidam ente por R O SS
1976, pp. 4 0 - 8 6 y M A D E R y C IP P E L H A U S E R 1982.

(3) El c o n flic to fron terizo entre E cuador y Perú, m uy antiguo, ha su scita d o una
literatura c o n sid era b le, cada una de las partes rivalizan do en eru dición h istórica para
apoyar sus r e iv in d ic a c io n e s territoriales. Se encontrará un e x c e le n te a n á lisis d e la
e v o lu ció n de lo s m árgen es fronterizos ecuatorianos en D ELER 1981: pp, 9 0 - 9 5 .

(4 ) N u estra in v e stig a ció n e co n ó m ica se efectuó tanto en los centros com o en las
c asas en hábitat d isp erso, p roporcion and o así datos para el análisis com parativo de las
transform aciones experim en tadas por el m odo de producción aborigen tras la n u cleación
del háb itat y , en a lg u n o s c a so s, la introd u cción de la gan ad ería. En el m arco de¡
p resen te e stu d io , y p or lo s m o tiv o s e x p u e sto s con anterioridad u tiliz a r em o s c a si
e x clu siv a m e n te los d atos reco g id o s en la z.ona de hdbitat disperso. Las c u a n tifica c io n e s
(m e d ic io n e s de lo s tiem p o s de trabajo y de la p rodu cción a lim en ticia ) se realizaron
p rin cip a lm en te en o n c e fa m ilia s disp ersas, d e ias c u a le s och o son p o líg a m a s y tres
m on ógam as, es decir una proporción bastante cercana a la que e x iste al n iv e l d e la
p o b la ció n g lo b a l. La du ración de las in v e stig a cio n e s euantificadas en cad a fa m ilia fu e
segú n lo s c a so s de una a c in co sem anas; a v e ce s la estadía estaba fraccion ada en d o s
tem poradas. L as co n d ic io n es m uy d ifíc ile s y a veces p eligrosas en las c u a les hubo que
r e a liz a r la in d a g a c ió n e n h áb itat d isp e r so (guerra ¡ntratríbal e n d é m ic a , te n s ió n
provocad a por las e x p e d ic io n e s guerreras, v ia jes a p ie y sin portadores, im p o sib ilid a d
de a p r o v isio n a r se y a lim e n ta c ió n sujeta a la d isp o n ib ilid a d de n u estro s h u ésp e d e s)
hicieron im p o sib les estadías m is largas en cada una de aquellas fam ilias. In dicam os, sin
em b a rg o , que ¡a du ración total de! tiem p o d ed ica d o a apuntar diariam ente d a to s de
In p u tr o u t p u t en aqu ellas fam ilias eq u ivale a 32 sem anas, lo que con stitu ye una base
de a n álisis c ie n tífica m e n te v iab le, dado el m edio ex cep cio n a l en e l cual se desarrolló la
in v e stig a ció n . A d em ás, el núm ero y la diversidad de las unidades d om ésticas estud iad as
- c o m o ia a u se n c ia d e e sta c io n e s m arcadas d el c ic lo a g r íc o la - deberían co m p e n sa r
am p liam en te la d u ración corta de la estadía en cada una de las fam ilias. En fin , lo
ese n c ia l de lo s d atos sob re la rep resentación in d ígen a de la naturaleza y de su s usos
(m ito s, c a n to s m á g ic o s, ta x o n o m ía s, c o n o c im ien to s técn ico s) se ha reco g id o d u r a n t e
in v e s tig a c io n e s d e v a r io s m e se s para cada una, entre lo s A chu ar de lo s d istin to s
c e n t r o s don d e las c o n d ic io n e s de trabajo eran algo m ejores.
(5) Para e l con ju n to de la p o b la ció n achuar d e l E cu ad or y de! Perú. E .R o ss
jpjpone e stim a c io n e s un p o c o d istin ta s se g ú n su s p u b lica c io n es: 0 ,3 h /sq m ., o sea
^3¡ h/km 2 (R O SS 1976: 18 ), y lu e g o 0 ,4 h/k m 2 ; sin em b argo e ste autor ha vivid o
R icam ente en tre lo s A chu ar del Perú y su b e stim a c o n sid e r a b le m e n te la su p erficie
jespada por lo s Achuar ecu atorianos, de ahí que su e stim a ció n resu lte n ecesariam en te
fcsvirluada.

(6) Por la productividad m uy elevad a de su s tócnicas de cultura sobre m on tícu lo o


ipbre c a m elló n lo s T ain o y lo s C him bu (c o m o todas Jas s o c ie d a d e s de la reg ió n
iítertropical practicando la agricultura de d renaje), p ro b a b lem en te c o n stitu y e n c a so s
límites del grad o de d en sid a d d e m o g r á fic a que p u ed a a lca n za r una so c ie d a d de
horticultores forestales. Q ueda sin em bargo q u e ¡as lasas de densid ad caraterísticas de
ajochas etnias de horticultores sob re cham icera son m uy su periores a las de lo s Achuar:
por ejem plo, 3 0 h /k m 2 para lo s H anu nóo de F ilip in as (C O N K L IN 1975) y de 9 a 14
tm2 según los hábitáts para los Iban de B orneo (FR.EEM AN 1975). En la A m azon ia
misma, donde por lo gen eral las d en sid ad es son m uy inferiores a las que prevalecen en
ti sureste asiático, los A chu ar se sitúan en e! ú ltim o escalón : lh/km ^ para los C am pa
(DENEVAN 1974: p. 9 3 ), 0 ,8 h /k m 2 para los M ach igu en ga (JO H N S O N 1974: p. 8),0.5
h/km2 para lo s Y anoam a Barafiri (SM O L E 1976: p. 3 ), 0 ,3 4 h/km ^ para los Y anom am i
centrales (L IZ O T 1977: p. 122). C on 0 ,1 7 h/k m 2 , los A chuar del Ecuador se quedan m uy
cercanos a la e stim a ció n de 0 ,2 3 h /k m 2 -ju z g a d a c o m o d e m a sia d o baja por m u c h o s -
propuesta p or Stew ard y Faron c o m o tasa de d en sid a d m ed ia para las p o b la c io n e s
«borígenes de ¡a A m azon ia antes de la con q u ista europea (S T E W A R D y F A R O N 1959: p.
J3). En cam bio lo s Achuar se sitúan al Kmite su perior de densid ad de m uchas so cied a d es
de cazad o r e a r e cole cto r e s: 0.01 h /k m 2 para lo s A lg o n q u in e s del Gran L ago V ictoria
(HALLOW EL 1949: p . 4 0 ) , 0 ,1 8 h /k m 2 en G ro o te E y lan d t, 0 ,0 6 h /k m 2 para lo s
Mumgín y 0,01 h/K m 2 para lo s W albiri (Y E N G O Y A N 1968: p. 190). A l fin y al cabo,
i pesar de se r rozad ores lo s A chu ar tien en ahora una d en sid ad d e m o g r á fic a un p o c o
inferior a la de lo s c a z a d o r e s-r e c o le c to r e s d e l p le is to c e n o , si se acep ta para e sto s el
promedio de 0 ,6 h /k m 2 propuesto por L ee y D e V ore (L E E y D E VO RE 1968: p. 11).
Capítulo 2
E! Paisaje y el Cosmos
EL PAISAJE Y EL COSMOS

1.- El agua terrestre y el agua celeste

Como otras-sociedades de la Cuenca Amazónica, los Achuar establecen


una distinción léxica! clara entre el agua celeste yum i, y el agua terrestre,
entza, (L-EVl—STKAüSS 1964: p. 195). Yumi es el agua de lluvia que cae
en garúa continua durante vanos días seguidos, o laque cae casi cotidianamente
como catarata al acabarse la tarde, de la cual uno se protege mal que bien con
una hoja de plátano a manera de paraguas, Entza es al mismo tiempo el agua
de río y el río mismo: es el agua transparente de los riachuelos, es el agua color
pardo y tumultuosade las crecidas, es el agua estancada y pudriéndose det estiaje
y de los pantanos. Sin embargo, por una extraña paradoja, los Achuar llaman
yumi el agua culinaria que se utiliza para preparar Ja cerveza de mandioca y
hacer hervir los tubérculos; pero esa agua celeste, los Achuar van a buscarla en
el río, con una calabaza también llamada yumi. E ntza se transmuta así en
yumi por obra y gracia de su destino final, ya que, aún sediento, pocas veces
un Achuar se rebaja a beber directamente dei rió. Entza, el agua del río, sólo
vale para bañarse, pescar y navegar, sirve para lavar los platos y la ropa, hace
incluso las veces de retrete para los hombres que van a defecar allí antes del alba;
se trata pues de un agua impura que no puede-ser bebida in silu. Si a pesar de
todo el agua terrestre se vuelve culinaria, es. pasando por un desvío semántico
que la domestica en dos etapas: una vez cogida, el agua del río, entza, se
transforma en yumi, agua celeste potable pero no bebida bajo esa forma: de
yumi ella se hace luego níjiamanch (cerveza de mandioca) por la magia del
proceso de fermentación que la vuelve socialmente propia para el consumo. En
cuanto al agua de lluvia, yumi, nunca se utiliza en la cocina por falta de
recipientes apropiados para recogerla. Esta agua absolutamente omnipresente en
toda selva húmeda, se presenta así para los Achuar bajo dos avaures distintos,
los que nos proponemos adoptar como categorías analíticas para la descripción
del medio físico.
El agua terrestre es la que, bajando de los Andes desde milenios,
contribuye a modelar ei paisaje, acarreando aluviones y sedimentos, cortando las
mesetas e infiltrándose profundamente en los suelos En tiempos muy
remotos, y de modo más preciso hasta el cretáceo superior, es eJ agua que
recubre la región ocupada por ¡os Achuar, ya que esta zona está cubierta por una
amplia cuenca de sedimentación marina. Cuando en eJ eoceno emerge la
cordillera oriental de los Andes, el mar se retira dejando depósitos sedimentarios
compuestos principalmente de conglomerados, de areniscas finas y de arcillas
rojas, grises y amarillas. Entre el mioceno superior y el plioceno, un enorme
cono de deyección empieza a formarse al pie de la cordillera oriental; afectándola
forma de un abanico, este cono de deyección aumenta progresivamente en
extención y en profundidad durante el pliocuatemario, gracias a la aportación de
material detrítico rico en elementos volcánicos (grauwackes). La continuidad
estructural de este cono de deyección ha sido interrumpida transversalmente por
la acción tectónica, formando un corredor anticlinal norte-surque constituye en
parte el límite natural occidental del territorio achuar. Al este de aquel corredor
longitudinal, el cono de deyección ha sido profundamente disecado por la
erosión, produciendo un relieve de mesas con estructura generalmente
monoclinal. El límite oriental del cono de deyección afecta la forma
aproxima ti va de un arco de círculo más allá del cual se extiende un conjunto de
colinas convexas-cóncavas con cumbres niveladas. Este conjunto es derivado de
la antigua estrtictura .sedimenlaria arcillosa subhorizontal (premióceno)
considerablemente trabajada por la erosión. Las pendientes suaves que
predominan en este mar de colinas le dan el aspecto de una penillanura.

La porción de territorio achuar situada al sur del Pastaza presenta una


importante llanura dé esparcimiento producida por las divagaciones del cauce de
este río. Esta llanura se compone principalmente de material volcánico
andes ítico depositado en la plataforma arcillosa primitiva. En su piarte oriental y
suroriental, esta llanura de esparcimiento se transforma poco a poco en zona
pantanosa en razón al escaso drenaje. Menos amplia y más reciente que la
llanura de esparcimiento, la llanura aluvial del Pastaza tiene una anchura
variable según el curso del río; en la orilla norte, esta llanura aluvial ha cortado
profundamente ¡os depósitos pliocuaternarios, produciendo así un borde de
meseta muy abrupto.

Los ríos secundarios tienen un ¡echo con numerosos meandros, que se


ahonda en valles cuya anchura rara vez pasa los dos kilómetros. Según la
naturaleza de las formaciones geológicas que estos nos cruzan, las características
ecológicas de los valles pueden diferir mucho. Los pequeños ríos nacidos en
macizos arcillosos muy antiguamente meteorizados (en la región del corredor
anticlinal y en Ja región de las mesas) tienen una capacidad de tracción inferior a
su carga de saturación, lo que provoca una erosión permanente de las orillas y l a .
ausencia de depósitos aluviales. En cambio, los ríos nacidos en las llanuras de
esparcimiento o, más al oeste, en las zonas accidentadas cubiertas por cenizas
volcánicas, rellenan las orillas con el material que acarrean en excedente y
forman así terrazas aluviales fértiles.

Dentro de la región ocupada por los Achuar, se puede así distinguir


cinco grandes conjuntos geomorfológicos y/o pedológicos: la región de las
mesas (producida por la erosión del cono de deyección), ía región de Jas colinas
(producida por la disección de los ¿edimientos del terciario), la llanura de
esparcimiento del Pastaza, las llanuras y terrazas aluviales recientes parcialmente
pantanosas y los valles no aluviales (véase mapa N® 4). La adopción de esta
tipología en cinco categorías es por cierto un poco reductora desde el punto de
vista estrictamente pedogeomorfológico; si hemos limitado a cinco el abanico
de los tipos de paisajes y de suelos, es que la especificidad de cada uno de ellos
es claramente percibida por los Achuar.

Una estructura en mesetas forma el relieve característico de más o menos


la tercera parte del territorio achuar en su sector septentrional y noroccidental
(véase mapa NB4). Esta región de mesas está constituida por unas cimas
redondeadas alargadas y casi horizontales que dominan los valles en un centenar
de metros. Según el grado de disección y de me teorización, estas mesetas
presentan dos tipos de aspectos: ora una superficie algo ondulada y convexa
hacía arriba, con laderas de una pendiente máxima de 40%, ora una superficie
más disecada y terminada en punta, con laderas cuyas pendientes pueden alcanzar
los 70 %. Entre los valles principales (Bobonaza, Capahuari, Conambo y
Corrientes), las mesetas son cortadas por una multitud de arroyos de agua clara,
que han ahondado su lecho en unos cinco a diez metros de profundidad, al fondo
de quebradas estrechas. La naturaleza de los suelos varía según el tipo de
material vólcanico a partir del cual han evolucionado. En las areniscas
volcánicas, el suelo es un oxic dystropepts arcilloarenoso, compacto y de
color café cuya profundidad puede alcanzar hasta cinco metros 2. Sobre las
arcillas y los conglomerados, el suelo es también un oxic dystropepts
compacto, pero que tira a rojo de ladrillo.

Al este y sureste de la zona de ías mesas, y generalmente más abajo de los


300 metros de altitud, se entiende un mar de colínas con cumbres aplanadas; las
desnivelaciones no exceden los 50 metros y las pendientes poco acentuadas rara
vez pasan los 30% (véase mapa Ne 4). Allí también los suelos son unos oxic
dystropepts rojos y compactos, provenientes de una intensa ferralitización
del substrato sedimentario arcilloso. Estos oxic dystropepts rojos de ¡as
colinas y de ciertas partes de ia región de las mesas son entonces suelos
ferralíticos típicos, arcillosos y muy lixiviados. Ellos tienen un pH por lo
general muy ácido, son pobres en calcio y en potasio y poseen una fuerte
toxicidad aiumínica. Son suelos muy mediocres cuya fertilidad potencial es
mínima. Los oxic dystropepts color castaño que predominan en la región de
las mesetas tampoco son suelos ricos a pesar de la presencia de los grauwackes.
Ellos también son suelos ferralíticos arcillosos y muy lixiviados, con una
elevada tasa de aluminio intercambiable y un pH apenas menos ácido que el de
Jos oxic dystropepts rojos. Con excepción de la red de valles, toda esta
■amplia región de colinas y mesetas, típicas de la porción norte del territorio
achuar, presenta así potencialidades agrícolas muy reducidas.

Dentro de la red de valles, hay que distinguir dos conjuntos pedológicos


muy diferenciados, cuyas características son determinadas por !a altura, la
pendiente y la naturaleza de las formaciones geológicas cruzadas por los ríos.
Muchas veces un mismo valle presentará suelos distintos por completo en su
parte superior y en su parte inferior; es el caso, por ejemplo, de ios valles del
Bobonaza y del Capahuari. Hacía aguas arriba, es decir en la región de las
mesas, los ríos han encajonado hondamente su lecho en unos altos bancales
formados por aluviones ¡incoare nos as antiguas. Estos ríos, que por lo general
nacen aguas abajo de la cordillera oriental, tienen un régimen caracterizado por la
ausencia de estaciones marcadas y por crecidas tan repentinas como de corta
duración. Dominando la vaguada de más de unos veinte metros, estas terrazas
antiguas nunca están cubiertas por depósitos aluviales y, al contrario son
erosionadas constantemente por la acción de las aguas corrientes de caudal
rápido. En efecto, Jos ríos que cruzan la región de las mesas son afectados por
una diferencia de nive! de trescientos metros en una distancia de apenas cien
kilómetros; esto equivale al desnivel que experimentarán en cinco mil
kilómetros antes de llegar al Atlántico. Así, estos valles sufren un proceso de
erosión intensa y ofrecen suelos mucho menos fértiles que los valles aluviales
recientes.

Dentro de este sistema de valles aluviales antiguos (véase mapa N8 4), la


naturaleza de los suelos es variable y depende sobre todo del grado de erosión.
Generalmente constituyen un mosaico compuesto principalmente de suelos
ferralíticos con predominancia de arenisca volcánica (poco distintos del oxic
dystropepts castaño de Ja región de las mesetas) y de suelos ümoarenosos
MAPA Na 4
EL TERRITO RIO ACHUAR EN ECUADOR

Mapa del relieve y de los suelos

[—■ Relieve de mesas Terraza aluvial reciente y


llanura aluvial pantanosa
Relieve de colinas
Llanura de esparcimiento Límite fronterizo
sedimentario dei Pastaza
30Km.
Terraza aluvial antigua __ 1
más livianos y más ricos en elementos volcánicos (de tipo dystropepts y
dystrandepts). Estos suelos, aún con una toxicidad aiumínica generalmente
inferior y un pH menos ácido que los oxic dystropepts rojos, tienen una
fertilidad bastante reducida. Por lo unto las terrazas antiguas de los valles de
erosión son incapaces de soportar un monocultivo permanente y solamente
autorizan la práctica temporal del policultivo en chamicera.

En el límite oriental del cono de deyección, Ja pendiente general del relieve


se vuelve insignificante y Jos ríos tumultuosos, hasta ahí encajonados en las .
mesetas de arenisca adoptan pronto un curso perezoso, formando anchos valles '
aluviales en el seno de los sedimentos del terciario. Los materiales arenosos
erosionados al cruzar las mesas se combinan con las cenizas volcánicas
¿carreadas desde el piedemonte para formar terrazas aluviales bajas,
constantemente rejuvenecidas por nuevos depósitos de aluviones (véase mapa Nc
4). En esta región de elevaciones poco importantes, el lecho de los ríos se
desplaza perpetuamente; los meandros son recortados por flechas aluviales
aislando lagunas interiores en forma de creciente; las pequeñas hondonadas en
defluente quedan inundadas durante las crecidas aluviales y se transforman en
pantanos; depósitos aluviales acumulados constituyen terrazas en burletes
(restinga) a veces completamente aislados en medio de depresiones mal
drenadas. Al contrario de los suelos mediocres de las terrazas aluviales antiguas,
los suelos constantemente regenerados de estos valles bajos son potendalmente
muy fértiles.

Estos suelos aluviales son de naturaleza variable según la procedencia de


los sedimentos. En la llanura aluvial dei Pastaza, los depósitos son arenas de
origen volcánico que el río drenó en las formaciones detríticas de la cordillera
oriental. En las demás terrazas aluviales (Macuma, Huasaga, Capahuari,
Conambo, Corrientes), los suelos son más limosos y menos marcados por su
herencia volcánica. En todos los casos, aquellos suelos aluviales son profundos,
no compactos y de un color negro más o menos acentuado según la proporción
de cenizas volcánicas. Sus características fisicoquímicas hacen de ellos los
mejores suelos de toda la región achuar; el pH es muy poco ácido (de 5, 5 a 6,5
en el agua), la tasa de aluminio intercambiable es baja, y cuando no están
regularmente cubiertos por las crecidas, su horizonte superficial es rico en
materias orgánicas. Sin embargo estas terrazas aluviales son relativamente
escasas en las región achuar (menos del 10% de la superficie total) y a menudo
impropias para el cultivo a causa del insuficiente drenaje. En efecto, aún si no
hay inundaciones, la capa freática queda siempre cerca de la superficie.

Por-razones de simplificación cartográfica, hemos incluido en un mismo


conjunto las terrazas aluviales recientes y las llanuras aluviales pantanosas
(véase mapa N° 4), pues si la pedogénesis de estos dos conjuntos ha tomado
formas distintas, ¡os suelos son de naturaleza casi idéntica. El rasgo más
característico de estas llanuras aluviales es la presencia de grandes depresiones
inundadas ya de modo temporal, ya de modo permanente. A diferencia de las
marismas regularmente alimentadas por los ríos mediante pequeños canales
(igarapés), estas hoyas de decantación (aguajal) pueden hallarse muy
distantes de un río (véase mapa N° 5). En efecto, los aguajales son
hondonadas de fondo arcilloso impermeable donde se acumula el agua de lluvia y
por tanto están más o menos sumergidos según el volumen de tas
precipitaciones y el grado de evaporación. Por lo general los suelos son unos
t r opofibrist muy ríeos en materia orgánica, que soportan una vegetación
natural hidromorfa donde la palmera aguaje predomina. En la parte mejor
drenada de aquellas llanuras aluviales, como en la llanura de esparcimiento
sedimentaria (delta fósil del Pastaza), los suelos tienen potencialidades
agronómicas reales, aunque por lo general inferiores a las de las terrazas
aluviales propiamente dichas. Su naturaleza es variable, con un predominio de
suelos arcillosos, profundos y de color pardo oscuro, del tipo um briorthox y
oxic dystropepts castaño. En condición hídromórfica, los suelos de esta
última categoría pueden evolucionar hacia unos tropaquets o tropaquents,
suelos apreciados por los Achuar pues son fértiles y convienen perfectamente a
los cultígenos que se acomodan con un elevado grado de humedad.

El espeso manto vegetal que de modo casi uniforme cubre esta pequeña
porción de la Amazonia en la cual viven los Achuar disimula así una gran
variedad de suelos y relieves. Mejor que cualquiera, los Achuar son conscientes
de la diversidad geomorfológica y pedológica de su territorio. Su conocimiento
empírico del medio, si no bebe en las fuentes abstractas de la paleogeografía, sin
embargo se fundamenta en siglos de observación y de experimentación
agronómica que les permitieron conocer con precisión los distintos elementos de
su medio ambiente inorgánico. La taxonomía indígena de los relieves distingue
así claramente las formas de colinas (m ura) y las formas de mesas (nai); ios
valles aluviales en forma de pila (chaun), los valles en hoya (ekenta) y las
cañadas estrechamente encajonadas (japa); las hoyas de decantación (pakui) y
las lagunas pantanosas alimentadas por los ríos (kucha).

Para los Achuar, cada uno de aquellos elementos topográficos se asocia por
lo general a una o varias formas predominantes de aguas comentes o estancadas.
Entza es el término genérico para designar los ríos y, como tal, entra en la
composición de los nombres de ríos o arroyos como afijo a un nombre propio o
común (por ejemplo kunam pentza: He! río de la arcilla"). Pero dentro de la
categoría genérica entza, los Achuar distinguen varias formas específicas:
Jcanus indica e¡ gran río que corre en un valle aluvial ancho y sólo se utiliza
con referencia al Pastaza, kisar ai contrario designa los arroyos de agua
transparente encajonados en quebradas angostas, mientras pajanak indica un
tipo peculiar de riachuelo que se transforma en defluente de los ríos durante las
crecidas. Con excepción de los arroyos kisar que nacen en las mesas areniscas
o en el mar de las colinas orientales, los ríos de la región achuar son "ríos
blancos" típicos. Opacos, de color café con leche más o menos claro, acarrean
en solución, desde el píedemonte andino una carga importante de arenas y
minerales.

A cada combinación entre una forma de relieve y una forma Iimnológíca,


los Achuar asocian generalmente un tipo de suelo bien determinado. Su
tipología de los suelos está construida a partir de la conexión de parámetros
diferenciales: color, situación, profundidad, textura y condiciones de drenaje
(véase cuadro Nc 1).

CUADRO Nfi 1

TIPOLOGIA ACHUAR DE LO S SUELOS


Y DE LOS M INERALES

N om enclatura G lo sa
indígena

Pakui nunka Suelo hidromofo de color oscuro, típico de las


("tierra sucia”) terrazas inundables y de los aguajales.

K anus nunka Suelo aluvial sobre limo de crecida; color oscuro


("tierra de río") y textura limosa.

Shuwin nunka Suelo aluvial negro de textura arenosa.


("tierra negra")

Naynkim nunka Suelo ferralítico compacto con predominio de


("üerra arenosa”) arenisca volcánica; color castaño y textura
arcílloarenosa.

K ante nunka Suelo ferralítico compacto con predomino


("tierra densa") de arenisca volcánica; color castaño y textura
arcillosa.
N om enclatura Glosa
indígena
Keaku ounka
C tierra roja")
Suelo ferraUtico rojo y compacto típico de las
M uraya nunka colinas; textura francamente arcillosa.
("tierra de colma")

K apantin nunka Suelo ferralítico muy laterizado.


("Suelo rojo anaranjado")

Nayakim Arena negra típica de las playas del Pastaza.


("arena")

Kaya Este término denota ora las rocas volcánicas


("piedra") (pampa) aflorando en el lecho de los ríos, ora
guijarros acumulados en las playas
(kayan-m atak: "playa de guijarros").

Nuwe Arcilla blanca utilizada para la alfarería.

M aajink Pequeño afloramiento de arcilla blanca,- a menudo


utilizado como revoicadero por los pécaries.

Kitiun Desconchón de roca envuelto por una concreción


de arcilla tintada de color castaño por el óxido de
hierro (colorante para la alfarería).

Pushan Idem, pero tintada de amarillo.

Pura v Idem, pero tintada de rojo.

Namur, nantar Lascas de silicatos utilizadas como amuletos


mágicos.

Esta tipología e$tá articulada por un sistema de categorías explícitas e


implícitas que encontraremos en muchos otros conjuntos taxonómicos achuar.
Una primera divísióri linterna opera uría distribución de los elementos del suelo
en tres categorías explícitas: las piedras (kaya), la arena (nayakim ) y la
tierra (nunka), siendo ésta subdividida en ocho tipos explícitos, definidos cada
uno por la añadidura de un determinante de color, de textura o de situación. Las
arcillas, los colorantes minerales y los amuletos migieos, cada uno especificado
por un nombre propio, parecen escapar a esta clasificación temaría para formar
una colección distinta. Pero en realidad esta colección heteróclita se vincula de
modo no- explícita n las tres categorías primarias. Por ejemplo los tres
colorantes minerales y los amuletos mágicos son-pensados; como idénticos a
piedras (kaya nunísan) en razón a su densidad. Adema*.se los encuentra,
principalmente en las orillas erosionadas de los ríos, allí donde el subsuelo está,
a descubierto por la acción de las aguas corrientes. Por su compacidad.^ su
asociación con los ríos, vienen entonces a combinarse con .{os guijarros del río
y las rocas que afloran en su lecho, para formar elementos implícitos d a la
categoría primaria kaya. Ocurre lo mismo con las arcillas que, aunaue
especificadas por un nombre y un uso distintos, son CÜHC¿Í>lSas como formas
partictilaresTÍe ia categoría nunka, tierra.

Los Achuar tienen así un conocimiento pragmático y teórico de :ía


diversidad de su medio ambiente inorgánico, conocimiento que es
instoimentalizado en sus modos de.utilizar la naturaleza y, especialmente, en las
técnicas agrícolas. En efecto, la determinación de los sitios de hábitat y de
cultivo depende principalmente de las potencialidades que los Achuar asignan de
modo muy preciso a cada uno de los tipos de suela encontrados en su territorio
(véase cap. 5). Hemos analizado este mosaico pedológico complejo, en forma
detenida para subrayar la variedad de las posibilidades adaptad vas proporcionadas
por esta región del Alto Amazonas. Hemos querido indicar así desde el principio
que la comprensión de las formas indígenas de ocupación del espacio no puede
contentarse con generalidades abstractas sobre las propiedades de los suelos
tropicales, generalidades que no harían justicia ni a la diversidad de la realidad, ni
al conocimiento producido por los indígenas que a partir de ella. Ahora bien, es
a partir de semejantes generalidades sobre el ecosistema amazónico, que algunos
etnólogos han creído sin embargo poder construir teorías totalizantes que tienden
a reducir las distintas modalidades amerindias de organización socioterritorial a
un esquema explicativo unitario fundamentado exclusivamente en la acción de
factores limitantes ecológicos y, a veces aún, estrictamente pedológicos
(pensamos aquí en especial, en MEGGERS 1971 y en CARNEERO 1961).

Yumi

Yumí, el agua celeste, es este elemento del clima que, bajo forma de
precipitaciones regulares y de fuerte humedad atmosférica, se combina con el sol
para favorecer el crecimiento vegetativo continuo de la selva. En efecto, la
región achuar posee un clima ecuatorial típico, correspondiente al conjunto Af
de Ja clasificación de Kóppen, es decir constantemente húmedo, sin estaciones
secas y con precipitaciones mensuales siempre superiores a 60 milímetros
(DRESCH 3966: p. 614).

A dos grados al sur de la línea equinoccial, los días y las noches tienen
una duración casi igual y, en la medida en que el sol se aparta poco del cénit, las
temperaturas son muy regulares a lo lar"o del año. Característica de los climas
ecuatoriales, esta aparente uniformidad en el sol y la pluviometría no debe
ocultar sin embargo unas variaciones locales significativas. De hecho,
disparidades climáticas regionales y ciclos de amplitud modestos ejercen una
influencia directa sobre las técnicas de uso de la naturaleza practicadas por los
AchuaA

Una de las características climáticas más notables de la zona ecuatorial del


piedemonte andino es la disminución progresiva del volumen de precipitaciones
y el aumento regular de las temperaturas a medida que se baja en altitud. La
barrera andina desempeña aquí un papel determinante, pues modifica la
circulación general atmosférica de las bajas presiones intertropicales,
manteniendo en su vertiente oriental espesas masas de aire húmedo. El aumento
de las temperaturas y la disminución de la pluviosidad progresan así de modo
inverso y regular a lo largo de un eje altitudinal con, no obstante, un salto
cuantitativo relativamente notable en la franja situada entre los 1,000 y 500
metros de áltiUid: entre Puyo (altitud 990m) y Taisha (altitud 510 m) la
temperatura anual media pasa de 20,3° a 23,9°, mientras el volumen anual de
precipitaciones baja de 4.412 mm a 2.943 mm.

A pesar de su proximidad con la barrera andina., los Achuar no son


afectados directamente por las condiciones meteorológicas muy particulares que
caracterizan al piedemonte. En la zona de baja altitud que ocupan, el clima es
más parecido al de Iquítos, ciudad situada a más de 400 km al este, que al de
Puyo que sín embargo está a menos de 70 km al oeste. Esta disparidad merece
ser subrayada en la medida en que los Jívaro aparecen a menudo en la literatura
etnográfica comparativa como un grupo ilustrativo de la .adaptación a un
ecosistema de m ontaña. Pero esta determinación geográfica, si es exacta en el
caso de los Jívaro Shuar del valle del Upano, queda en cambio errónea por
completo en lo que atañe a los Jívaro Achuar. Tanto por su topografía como por
su clima la región ecológica ocupada por los Achuar se asimila más a las bajas
(ierras peruanas que a la franja del piedemonte inmediatamente contigua donde
viven los Shuar.
Una primera característica notable de la zona climática achuar es la
importancia de la radiación»solar, ya que ¡os promedios anuales de temperatura
diurna oscilan entre 24 y 25 grados según la altitud. Esta es casi constante a lo
lai£ 0 del año, con una variación de amplitud inferior a dos grados entre los
promedios mensuales más elevados y los promedios más bajos. Además, el
promedio anual de los m ínima diurnos oscila entre 19 y 20 grados según la
altitud, mientras el promedio anual de Jos máxima oscila entre 29,8 y 31
grados; la variación intermensual denlre de cada uno de los dos conjuntos
también es inferior a dos grados. En resumidas cuentas, siempre hace calor, las
oscilaciones térmicas en el transcurso del año son demasiado reducidas para que
se pueda distinguir una estación caliente y una estación fría. A lo más, se puede
decir que hace un poco más calor de octubre a febrero, es decir durante ios meses
puyo promedio de temperatura siempre rebasa ligeramente el promedio anual.

La humedad atmosférica relativa varía poco; sin embargo tiende a bajar en


los meses más calurosos (mínimo de 85%) y a subir en los meses menos
calientes (máximo de 90%). Parecería lógico entonces que los meses de
temperatura inferior ai promedio anual y en los cuales la humedad relativa es Ja
más elevada sean también los meses más lluviosos. Ahora bien, teniendo como
base los simples datos pluviométricos recogidos por las tres estaciones
meteorológicas más cercanas ai territorio achuar, parece casi imposible presentar
conjuntos significativos. En efecto, los volúmenes de precipitaciones varían
mucho de un año a olro y las mediciones disponibles abarcan un período
demasiado corto (cinco años) para que se pueda establecer series representativas.
Es posible, por cierto, aislar algunas constantes muy generales. El promedio
anual nunca rebasa los 3.000 mm para los sectores más elevados (Taisha) ni es
inferior a Jos 2.000 mm para Jos sectores más bajos (SopJin). Se comprueba
por otra parte que el promedio de las precipitaciones del mes más lluvioso
parccc variar muy poco según la altitud (292 mm y 270 mm respectivamente
para las dos estaciones citadas) mientras e) promedio del mes menos lluvioso
revela una variación más amplia en función de la altitud (174 mm y 135 mm).
En el marco global delimitado por estos máximos y mínimos, existe pues una
ligera tendencia a una baja de pluvíosidad a medida que decrece Ja altitud.

Pero apenas se quiere pormenorizar los contrastes estacionales y


microJocales, Ja situación se vuelve mucho más compleja, pues de un año a
otro, en la misma estación meteorológica, como entre una estación y otra,
durante el mismo año, variaciones pueden manifestarse hasta a veces de 700 mm
en más o en menos. Por otra parte, el mes más lluvioso calculado en un periodo
de cinco años no es el mismo en cada una de las tres estaciones meteorológicas
(abril, marzo o junio), ni tampoco el mes menos lluvioso (diciembre, agosto y
agosto). El carácter aleatorio e irregular del régimen mensual de las
precipitaciones dentro del territorio achuar tiene sus consecuencias sobre el
medio ambiente: una microregión puede padecer una fuerte sequía temporaria
mientras las microregíones limítrofes recibirán durante el mismo período un
importante volumen de precipitaciones. Así tuvimos la oportunidad de observar
en 1979 en el Alto.Pastaza uii período de sequía excepcional durante los meses
de enero y febrero con solamente tres aguaceros en treinta y dos días; las
regiones limítrofes del noreste y del sureste casi rio habían sido afectadas por
este fenómeno.

Períodos de déficit o de excedente importantes en precipitaciones no tienen


consecuencias notables sobre la actividad vegetativa de las plantas silvestres y
cultivadas, pues su duración es demasiado breve para ejercer una influencia a
largo plazo. En cambio una modificación repentina y temporaria del régimen de
lluvias en un sentido u Otro basta para afectar directamente el equilibrio delicado
de los flujos energéticos en las poblaciones animales. La sequía hace evaporar
rápidamente los brazos secundarios de los ríos y de las depresiones
ordinariamente inundadas, asfixiando los peces que se encuentran allí. Los
mamíferos que frecuentaban aquellos puntos de agua se desplazan muy lejos en
busca de otros, especialmente si se trata de especies naturalmente gregarias y
muy móviles como los pecaríes. En cambio una pluviosidad importante y
seguida tiende a acelerar considerablemente el proceso de descomposición
orgánica de la cama vegetal que cubre el suelo destruyendo así rápidamente los
frutos y las semillas caídos que comen los grandes herbívoros terrestres, como
ei tapir o el pécari. También'erf este caso, pero por el motivo inverso, las
manadas de pecaríes tendrán tendencia a migrar hacia regiones más hospitalarias.
Así un período aún limitado de sequía extrema o de lluvias excepcionales tendrá
una incidencia cierta sobre la accesibilidad de algunas especies animales que
desempeñan un papel importante en la alimentación de los Achuar. Es verdad
que, con el tiempo, los riesgos son. compartidos entre todos pues ninguná micro
región del territorio achuar parece ser líbre de tales aberraciones climáticas; de
ahí que las consecuencias locales que acarrean éstas afectarán necesariamente por
tumo todas las unidades residenciales.

La aparente ausencia de contrastes estacionales regulares puede ser


corregida parcialmente si se extiende el análisis de los datos pluviométricos al
conjunto de las" once estaciones meteorológicas surorientales y centrorientales
dei Ecuador. Una región climática homogénea se dibuja entonces al sur del
segundo paralelo (es decir en la latitud del territorio achuar), cuya característica
es que presenta idénticas diferencias estacionales de pluviosidad, a pesar de las
variaciones internas dei volumen de precipitaciones debidas a la altitud. Se
comprueba así Ja existencia de un período de fuertes lluvias que se extiende de
marzo a julio, mientras los meses de septiembre a febrero acusan una relativa
baja de pluviosidad, con un mínimo bastante marcado en diciembre. El mes de
agosto ocupa una posición transitoria, pues puede ser, según los años, ora más
lluvioso y prolongar Ja estación de fuertes lluvias, ora más seco e inaugurar la
estación de pocas lluvias. Así, durante cinco meses -de octubre a febrero- el
aumento de las temperaturas y la disminución de pluviosidad son perfectamente
perceptibles, sin que se pueda por tanto calificar este período de estación seca en
el sentido estricto.

Los Achuar han elaborado un modelo de representación del ciclo anual de


los contrastes climáticos mucho más preciso en los pormenores que el de los
■meteorólogos. El aflose divide en dos estaciones: la estación de lluvias o
yum itin ("en lluvia") que principia a mediados de febrero y se prolonga hasta
fines de julio, y la estación seca o esatin (”en sol”) que empieza en agosto y
acaba a principios de febrero (véase figura N® I). Pero dentro de este mareo
general binario, y gracias a observaciones llevadas generación tras generación
los Achuar también han sabido notar una serie de mícroestaciones cuya
existencia efectiva es imposible percibir en las tablas meteorológicas.

Según este modeló indígena, el período más lluvioso de la estación de


lluvias es el mes de mayo, caracterizado por fuertes crecidas de los ríos
(n ara n k ru a tin : "temporada de la crecida”), atribuidas a la acción de las
Pléyades. En efecto, hacia fines del mes de abril, la constelación de Jas Pléyades
(musachi) que hasta-entonces era visible al anochecer inmediatamente después
de la puesta del sol, desaparece por completo al oeste detrás de la línea deJ
horizonte. Este fenómeno recurrente en toda la franja ecuatorial de la Cuenca
Amázonica ha sido interpretado de modos muy diversos por las poblaciones
amerindias de esta zona, que siempre le dan una función de límite de estación
(véase LEVI-STRAtíSS 1964: pp. 203-261). Los Achuar por su parte declaran
que las Pléyades caen al agua río arriba (masach yakiniam ejakm aw ayi)y
que, cada año, perecen ahogadas de esta manera. Sus cadáveres en putrefacción
hacen hervir los ríqs movimiento cuyo efecto sé hace sentir aguas abajo por
fuertes crecidas. En el mes de junio, nuevas Pléyades (yam arara musach)
renacen al este, emergiendo del curso inferior de los ríos al fin apaciguados.
FIGURA NB 3
C A LEND ARIO ASTRO NO M ICO Y CLIM A TIC O .
Un segundo período de crecidas excepcionales provocadas, según los
Achuar, por un fenómeno idéntico de putrefacción „ está situado por ellos-de
manera bastante extraña- a principios de la estación seca esalín. Se trata de ia
crecida del w am puash, o capoquero (Ceiba triscb istran d a), árbol
típicamente ripícola cuya floración empieza a mediados de junio para acabar en
el mes de agosto 4. Las fibras de la flor del wampuash son utilizadas por los
Achuar como taco para envolver 5a extremidad de las saetillas de cerbatana, y
ellos siguen muy atentamente el ciclo vegetativo de este árbol para, ¡legado el
tiempo, recoger el capoc que necesitan. AI final de la floración, las flores
wampuash caen en los ríos que pasan a sus pies y derivan perezosamente a
merced de la corriente. Esta constelación de copos blancos flotando a la
superficie de los ríos constituye un espectáculo del todo clásico de los fines de
agosto. Aunque muy liviano, el capoc sin embargo acaba hundiéndose y, al
igual que Jas Pléyades, su descomposición bajo la acción del agua produce
supuestamente un hervor de los ríos, que a su vez se traduce por crecidas
importantes.

Uno podría preguntarse por qué los Achuar situán esta "crecida del capoc”
(wam puash n a ra n k ru a tin ) a principios de septiembre, es decir en un
período en que la estación seca esatin ha teóricamente principiado desde hace
un mes. Esta anomalía aparente debe ser puesta en relación con el estatuto
transitorio del regimen de las lluvias en el mes de agosto que, como lo hicimos
notar anteriormente, puede ser según los años, o muy seco, o muy lluvioso. El
período del mes de agosto es denominado por los Achuar peemtin ("temporada
de los relámpagos”), expresión que denota la presencia constante de formaciones
tormentosas. Enormes cumulonimbos (en achuar yurankim ) se acumulan en
el cielo al acabarse la tarde, el calor fuerte de la mañana favoreciendo la
convección del aire. Pero esas tormentas no siempre estallan y muchas veces, en
aquellas temporada se oye el fragor casi constante (ipíamat) durante varios
d/as, sin que caiga una sola gota de lluvia. Cuando estalla por fin la tormenta,
trombas de agua caen en pocos minutos sobre la selva, haciendo subir
rápidamente el nivel de los ríos. En constraste con 1a estación yumitin, de
pJuviosidad regular por lo general, el mes de agosto es cálido y soleado, pero
con tormentas esporádicas y violentas durante las cuales el volumen global de
las precipitaciones puede rebasar el de un mes lluvioso ordinario. La
importancia de las "crecidas del capoc" a principios del mes de septiembre
depende así en gran parte de la intensidad de la actividad tormentosa durante el
mes de agosto.

Entonces la interconección efectiva entre el agua celeste y el agua terreste


no es percibida en ei modelo meteorológico achuar como un enlace de causalidad
directa y circular. En efecto la relación de causa a efecto enere el volumen de las
precipitaciones y la crecida de los ríos -relación sin embargo explícitamente
formuiada por los Achuar en la glosa diaria- queda oculta por completó en la
teoría ¿enera! de las estaciones, en beneficio de una explicación organicisea.
Ellos atribuyen la formación de las crecidas a un proceso de fermentación
cósmica cuyo modelo metafórico es ofrecido per la confección de la cerveza de
mandioca. Así como la fermentación hace levantar la masa de mandioca bajo el
efecto de las enzimas de la saliva, así también ciertos cuerpos orgánicos
(racimos de estrellas y de flores blancas), al descomponerse, hacen hervir los
ríos. Además esos cuerpos orgánicos recuerdan ios copos blanquinosos de
mandioca aue tapizan e! fondo de los vasos de fermentación y sirven de levadura.

Esta idea de la crecida como fermentación es de poner en paralelo con la


teoría indígena del fenómeno inverso, la producción de lluvia a partir del agua de
los ríos. Por un lado los Achuar atribuyen la formación del agua celeste a una
modificación del agua terrestre, pero ellos no piensan esta relación bajo la forma
del fenómeno natural de evaporación, sino como el resultado directo de una
intervención humana. En efecto el código de conveniencia exige de los adultos
que no hiéran la susceptibilidad del agua terrestre adoptando, durante el baño, un
comportamiento digno y no equívoco, y las parejas que se abandonan a retozos
eróticos sin comedimiento en los ríos, provocan así por su conducta lluvias
persistentes. Se supone iasi mismo que la borrachera colectiva que generalmente
caracteriza las fiestas 4e bebida, engendra lluvias torrenciales. Por fin se dice que
cada pesca con barbasco es seguida de un aguacero diluviano, pues el agua
celeste debe "lavar” el río d ejos últimos residuos de veneno vegetal que se
hubieran quedado. E4 otras palabras, la caída de lluvia casi siempre es la
consecuencia de una acción humana realizada en o sobre un elemento líquido
(agua terrestre .o cerveza de mandioca), ya sea que esta acción tome la forma de
una actividad normal o de una. transgresión de la etiqueta. En contraste, el
régimen estacional de los ríos depende de un acontecimiento cósmico recurrente
sobre el cual los hombres no tienen poder, aún si su modo de funcionamiento
está calcado -también1- sobre una técnica de uso del elemento líquido. En el
origen dé la lluvia hay pues un proceso de causalidad uniendo el agua terrestre (o
su forma socializada, la cerveza de mandioca) ál agua celeste, mientras en el
origen de las crecidas hay un proceso analógico poniendo en un plano de
equivalencia dos fenómenos naturales, de los cuales uno és controlado por los
hombres pero ei otro no.

La estación seca esatin es categorizada por una determinación negativa


frente a la estación de las lluvias, es decirj>or su déficit relativo de pluviosidad
más que por su sol. En la medida en que los Achuar definen el clima a partir del
estado de) agua bajo sus dos formas, los elementos que caracterizan los
contrastes infernos de la temporada seca son exclusivamente descriptivos. Poco
después de 3a "crecida del capoc", a fines de septiembre, empieza la fructificación
del tserem pusb (inga m arginata), uno de los escasos árboles cuyos frutos
maduran en aquella estación. Como el wampuash, el tserempush crece casi
exclusivamente en las orillas de los ríos y empieza a dar frutos inmediatamente
después de la floración del capoc. El período de maduración de los frutos del
Inga m a r ín a la ofrece así un Índice temporal cómodo que permite operar la
correlación automática con el nivel de los ríos. EJ período inicial de la estación
seca está marcado por la decrecida generalizada de los ríos y se llama por
derivación tserem pushtin (” en tserempusb").Esta decrecida se hace muy
notable de noviembre a fines de enero, período denominado kuyuktin, o
estación del estiage^. Es el momento del año en eí cual se registran las
temperaturas más altas, y a veces los Achuar denominan también aquella
temporada tsuertín, o "estación de los calores".

Aunque asignados de modo muy preciso por los Achuar, en realidad


aquellos contrastes estacionales son-de amplitud muy reducida, especialmente si
se les pone en paralelo con Jas oscilaciones climáticas regulares que acompasan
el año en la parte oriental de la Cuenca Amazónica. La combinación casi
constante entre una importante radiación solar y un elevado grado de humedad
forma así un factor particularmente favorable al crecimiento vegetativo continuo
de una espectacular sel va ombrófilaclimácica. Con excepción de las depresiones
inundadas, esta selva húmeda cubre la totalidad del territorio achuar con un
manto ininterrumpido. Se diferencia de otras formaciones forestales,
especialmente del bosque de piedemonte, por la presencia característica de tres
estratos arborescentes principales (GRUBB et al. 1963).

El estrato superior es constituido por árboles de cuarenta a cincuenta


metros de alto, como el Ceiba pentandra (mente en achuar) o el Calathea
altissim a (pum pu), con troncos rectilíneos alcanzando varios metros de
diámetro en ía base y copas m uy ampliamente desplegadas. Estos gigantes de la
selva son muy vulnerables a las ráfagas de vientos (nase en achuar) que, de
marzo a mayo a veces parecen verdaderos tomados. Para asegurar su estabilidad,
los árboles más altos a menudo tienen raíces tabulares o Contrafuertes
piramidales; estas especies de arbotantes forman grandes ropajes leñosos en los
cuales los Achuar cortan las puertas de sus casas y sus morteros para moler la
mandioca. Cuando uno de esos árboles gigantescos se derriba por una causa
natural cualquiera, arrastra con él a todos sus vecinos, creando así un claro
temporario. EJ estrato medio es el más denso, compuesto de árboles de veinte a
treinta metros de alto que entremezclan sus copas en una frondosidad continua.
Por fin el estrato inferior es poblado por árboles canijos los cuales, en compañía
de Jos jóvenes individuos de los árboles grandes, vegetan en una atmósfera
saturada de humedad y rica en gas carbónico. Este nivel inferior es también el
piso de numerosas especies de palmeras, de las Cuales las más comunes son:
am paki (Iria rte a ventricosa), chaapi (P hytelephas sp.)» fniayua
(M axim iliana regia), kum ai (A strocaryum cham bira) y tunfuam
(Iriartea sp.) El suelo está recubierto por una capa de hojas muertas^ residuos
vegetales y puntuada aquí y allá por helechos o las plántulas de los jóvenes
árboles. En todos los niveles arborescentes, bejucos y epífitos forman una red
densa y enmarañada que llega a ser inextricable cuando la luz del día puede
penetrar libremente.

La característica florística principal de este bosque higrófilo es el número


muy grande de especies y el número muy reducido de individuos de cada especie.
Excepto en las zonas pantanosas cT'ripícolas, rara vez se encuentra en una
hectárea más de cuatro o cinco individuos de la misma especie. Las palmeras,
las rubiáceas, las leguminosas y las moráceas son las familias mejor
representadas dentro de varios centenares de especies comunes identificadas y
nombradas por los Achuar. En Ios.suelos hidromorfos, por contraste, la selva es
mucho más homogénea, pues sólo crecen unas cuantas especies específicamente
adaptadas a una vida temporaria o permanente en el agua. En las terrazas
inundables a los lados de los ríos, se encuentra así comúnmente colonias de
distintas especies de Cecropia y de bambúes además de las guirnaldas de
capoqueros y de Inga m argínala. El achu (M auritia flexuosa) domina
en las depresiones inundadas, pero a menudo se encuentra asociado a otras
especies de palmeras como el aw an (A strocaryum huicungo) y el
k unkuk (Jessenia w eberbaueri), mientras árboles como el ta n k a n a
(T rip laris m artii) o el kasua (Coussapoa oligoneura) son casi los
únicos capaces de subsistir bajo varios metros de agua. En fin, los calveros
naturales, las rozas abandonadas y los linderos de la selva a orillas de los ríos
son colonizados por un pequeño número de especies heliófllas intrusivas
siempre asociadas a este tipo de hábitat. Las más corrientes son suu, sutik y
tseke (tres especies da C ecropia), kaka (T rem a m icrantha), yam pia
(Visima sp.) y tsenkup (Scleria pterota).

Desde el punto de vista ecológico, este tipo de selva húmeda se encuentra


en equilibrio dinámico, pues el sistema de los intercambios energéticos funciona
aquí en circuito cerrado (ODUM 1971: p. 104). La materia orgánica y los
minerales son reciclados en permanencia por una red compleja de
microorganismos y de bacterias especializadas; por lo tanto los suelos na
aluviales sólo disponen de una reducida capacidad de reserva de elementos
nutrí [ivos. La capa de humus fértil es muy delgada y se destruye rápidamente
bajo la acción conjunta de las lluvias y del soi, cuando 3a cobertura vegetal
protectora viene a desaparecer. Con excepción de las terrazas y llanuras
aluviales, una gran parte de la región ocupada por los Achuar se compone de
suelos ferralíiicos ácidos casi estériles. Una selva densa puede desarrollarse en
suelos tan pobres únicamente porque ella misma produce las condiciones de su
propia reproducción; por un lado auto alimentándose y por otro lado protegiendo
los suelos de los efectos destructores del lavado. La extrema diversidad de las
especies vegetales lleva también a una yuxtaposición de individuos cuyas
exigencias nutritivas son muy diversas; autoriza así para cada uno de ellos una
optimización no competitiva de su interacción simbiótica con el hábitat. En
otras palabras esta selva logra alimentarse por sí misma de modo casi
independiente de las condiciones pedológicas que puedan prevalecer localmente;
en este medio, según la fórmula de Fittkau, "un árbol jóven sólo puede crecer
gracias al cadáver de un árbol muerto" (FITTKAU 3969: p. 646). Cuando el
hombre desmonta un claro en esta selva densa para establecer una plantación,
capta temporariamente para su uso personal las pocas reservas de nutrimentos
que la selva había constituido para ella misma. Pero la capa humífera de
aquellos suelos desaparece muy tapidamente y el lavado intensivo acaba
eliminando los nutrimentos, haciendo imposible toda agricultura prolongada. En
los suelos aluviales naturalmente fértiles, la deforestación no provoca
consecuencias tan drásticas, siempre que los suelos puedan ser parcialmente
protegidos del lavado y de la radiación solar, por medio de una cobertura vegetal
bien estructurada de plantas cultivadas.

A pesar de la diversidad de los suelos al nivel microregtona!, la estructura


trófica de la selva es así casi idéntica en todos los lugares donde los suelos no
son hidromorfos. En las lomas, en las mesas y en las partes mejor drenadas de
las terrazas y de las llanuras aluviales, las únicas diferencias internas en la
composición de la selva son unas variaciones .mínimas de las densidades de
árboles. Este carácter relativamente homogéneo de su selva es percibido
claramente por los Achuar que saben muy bien enunciar lo que la distingue de
aquella que, arriba de los seiscientos metros de altura, constituye el hábitat de
sus vecinos Shuar. La presencia o la ausencia de unas especies típicas establece
marcadores étnicos del hábitat, entre los cuales el achu, origen del etnónimo, es
el más ejemplar. Así palmeras como awan, kunkuk, tuntuam , chaapi, y
iníayua (véase más arriba) y árboles como mente, w am puash (véase más
arriba) y chimi (Pseudolm edia laevígata) son casi desconocidos en el
hábitat shuar, mientras allá abundan especies rarísimas en e¡ hábitat achuar,
como k u n c h a i (D a c ry o d e s a ff. p e r u v ia n a ) , k aash n u m i
(Eschvveílera sp .), tsem pu (D y a ly a n th e ra sp.) y m u k u n t
(S ickingia sp.).
Probablemente en razón a esta homogeneidad estructural y floristica. los
Achuar no han elaborado una tipología muy compleja de los paisajes forestales
dominantes de su -tenitooo. Sin embargo, ellos Identifican coíi exactitud las
varias asociaciones de plantas que, como se ha visto, caracterizan ciertos
mkxohábitats (claros, bosque inundado, orilla de los ríos...) y son perfectamente
capaces de recitar la lista exhaustiva de especies que forman la primera etapa de
la vegetación secundaria de una roza abandonada. En cambio, la taxonomía de
las formaciones forestales propiamente dichas se limita a cinco elementos: el
término genérico para la selva cíimácica es ikiam y, cuando crece en una
región inundada, se llama o tsuat ikiam (literalmente, "selva-basura") sí es
muy denso, o pakui ikiam ("selva sobre suelo pegajoso") si es muy
pantanoso. Por contraste, los claros no son percibidos como pertenecientes a la
categoría ikiam y se los designa por la expresión tsuat pantin ("basura
clara") mientras que las porciones colonizadas por helechos arborescentes son
llamadas saak, para distinguirlas de la selva circundante. Al fin y al cabo, aún
si los Achuar no clasifican sus paisajes vegetales en grandes sistemas
caíegoriales, ellos son muy sensibles a las variaciones más ínfimas de las
características de su medio orgánico, variaciones que nosotros mismos
hubiéramos sido incapaces de descubrir si no hubiésemos podido disponer de su
paciente colaboración.

2. Río a rrib a y río abajo

Cuando uno baja en piragua el curso de un río como el Bobonaza, el


Capahuari o el Huasaga, siempre es difícil no asombrarse frente a los contrastes
que diferencian las regiones del río arriba de aquellas del río abajo. El análisis
geomorfológieo del territorio achuar ya mostró cómo la naturaleza del relieve y
de los suelos evolucionaba a lo largo de los valles principales, conforme el
caudal de los ríos se volvía menos rápido. Hacia arriba, los ríos tumultuosos
corren encajonados entre altas terrazas de suelos muy ferralitizados, mientras que
hacia.abajo los ríos se derraman perezosamente en amplios valles aluviales
bordeados con pantanos. La vegetación misma cambia, pues el bosque que cubre
las orillas aguas arriba es absolutamente idéntico al de las colinas circundantes,
mientras que en el bosque que se extiende sobre las terrazas aguas abajo
predominan especies características como el capoc, el bambú w achi
(Bambusa sp.) o la palmera kinchuk (Phytelephas sp.). Dominado por
dos murallas verdes impenetrables que a veces se unen en bóvedas encima de su
cabeza, el viajero que baja los estrechos ríos de aguas airiba difícilmente divisa
los signos de una presencia animal. A lo más oirá a veces a lo lejos, el ruido de
una tropa de monos aulladores o el canto característico de un tucán. Pero apenas
se llega a las aguas tranquilas, entonces el río parece animarse con un constante
vaivén animal: nutrias (uyu en achuar) nadan con su cabeza morena y
puntiaguda erguida fuera del agua, un capibara (unkumi) se revolca en el
cieno, a veces incluso un delfín de agua dulce (apup) viene a dar vueltas
tranquilamente alrededor de la piragua. Los insectos no están ausentes de esta
vida animal que se ha vuelto muy perceptible de súbito; desde los tábanos
(ukurop) hasta los anófeloy (m anchu), toda una miríada de parásitos
desconocidos por completo aguas arriba hace sentir duramente su presencia.

El contraste de los paisajes y de los mundos animales entre la parte


superior y la parte inferior de un mismo río es lo suficiente sistemático para que
se pueda inferir la coexistencia de dos biótopos muy distintos dentro del
territorio achuar. Aguas arriba (yaki) y aguas abajo (tsumu) son las palabras
. mismas que los Achuar utilizan para designar aquellos dos hábitats cuya
especificidad diferencial no se determina tanto por sus situaciones respectivas
con respecto a una línea isométríca de altitud, temperatura o pluviosidad, sino
por combinaciones singulares de factores géomorfológicos, pedológicos y
limnológicos. Así el valle del Alto Pastaza es típico del biotopo de las tierras
bajas, aunque su elevación sea superior de varios centenares de metros a la
elevación de la región de las colinas orientales, típica aquella de un biotopo
interfluviaL Se debe reconocer que dada su amplia llanura aluvial, el Pastaza
constituye algo una excepción al respecto y, por lo general, la región de las
terrazas y de Jas llanuras pantanosas sé sitúa río abajo en altitudes inferiores a
trescientos metros (véase mapa N® 5).

Los especialistas de las culturas amerindias de la Cuenca Amazónica


empezaron desde hace sólo unos veinte años a percibir la diversidad de los
ecosistemas que componen esta inmensa región a primera vista tan uniforme. Eí
mismo Julián Steward - a pesar de ser el fundador de la ecología culiural-
cuando, en los afiós cuarenta, acomete eí establecimiento de una tipología de las
áreas culturales de la selva suramericana, no parece percibir claramente las
consecuencias sobre los sistemas adaptativos aborígenes de las diferencias
ecológicas entre las franjas ribereñas y las zonas forestales. Su interpretación
difusionista utiliza finalmente la ecología con el único propósito de demostrar la
imposibilidad para formas culturales evolucionadas provenientes de las Tierras
Altas de mantenerse de modo durable en las Tierras Bajas, a causa de las
limitaciones ejercidas por el medio ambiente (S 1hWARD 1948). Habrá que
esperar ios trabajos pioneros de Felisberto Camargo y de Harald Sioli sobre la
Amazonia brasileña para que se haga por fin, en los años cincuenta, una clara
distinción entre las características ecológicas de los hábitats ribereños -llanuras
aluviales- y las de los hábitats forestales -regiones interfluviales- (CAMARGO
1948 y 1958, SIOLI 1950, 1954 y 1957). Esta dualidad fundamental de los
MAPA N* 5
EL TERRITO RIO ACHUAR EN ECUADOR

ta p a de los hábitats
^ Asentamiento achuar
T71 Hábitat interfluvial (altitudes
generalmente com prendidas entre (período 1977-1978)
300 m y 500m) A M isión católica
sg v Hábitat ribereño (altitudes ___ Lím ite fronterizo
generalmente inferiores a 300 m).
Aguajal (hoya pantanosa donde
* 3 ¿omina el M auritta ftexuosa).
biotopos amazónicos será expresada posteriormente mediante el uso de una serie
diversificada de parejas terminológicas: tierra firm e/yarzea en B. Meggers
(MEGGERS 197í), ete/varzea en Hegen (HEGEN 1966), interfluvial
h a b ita t /riverÍDe h a b ita t en Lathrap (LATHRAP 1968 y 1970) o
tropical rorest/flood plain en A. Roosevelt (ROOSEVELT 1980). Sea lo
que fuere la forma lexical dada a esta oposición entre dos ecotipos, todos los
especialistas de la Cuenca Amazónica concuerdan ahora en añrmar que tiene
consecuencias significativas sobre los modos indígenas de hábitat.

En cambio, los pareceres divergen considerablemente sobre las


características propiamente dichas de estos dos biotopos y por ende sobre las
regiones de la Amazonia que se puede clasificar legítimamente en una ujotra de
esas zonas ecológicas. Así, en la obra que probablemente contribuyó más a
popularizar la idea de la dualidad de los hábitats en la Ainazonía, B. Meggers
adopta una definición muy restrictiva de la varzea. Según ésta la varzea se
circunscribe casi exclusivamente a la llanura aluvial del Medio y Bajo
Amazonas, desde la desembocadura del J apura hasta el delta litoral; todo lo
demás de la Cuenca Amazónica, o sea unos 98% de su superficie, sería
característico de un biótopo de térra firm e (MEGGERS 1971: p, 28), La
varzea se limitaría entonces a esta estrecha franja inundable del Amazonas,
anualmente recubierta por los depósitos aluviales de origen andino; las regiones
de la Cuenca Amazónica que no corresponden estrictamente a este criterio serian
clasificadas automáticamente como térra firme, a pesar de la gran diversidad de
sus suelos, de su flora y de su fauna. Nosotros, en cambio, siguiendo a Lathrap
(1968), Hegen (1966), FittJcau (1969) y Denevan (1970) preferimos definir el
hábitat ribereño por parámetros menos estrechamente limnológicos (crecida
sedimentaria anual) y que combinan de modo más matizado una pluralidad de
datos ecológicos.

No cabe duda de que la primera característica de un biótopo ribereño es de


orden geomorfológico, ya que se puede calificar de ribereños únicamente a los
amplios valles aluviales dentrode los cuales circulan ríos cargados de material
volcánico andino. Esos ríos forman terraplenes aluviales que los separan de las
hoyas defluentes regularmente inundadas durante las crecidas, pero su cauce
cambia constantemente y, después de unos años, cada meandro recortado llega a
ser una laguna en forma de creciente. Por ambos lados del lecho errático del rio
se extienden así zonas más o menos pantanosas de las cuales emergen terrazas
(restingas) producidas por los burletes aluviales. Pero tal tipo de paisaje no
se limita exclusivamente a! curso medio e inferior del Amazonas: como
Lathrap lo ha demostrado muy bien, ese tipo caracteriza de igual manera los
valles inferiores de los grandes afluentes andinos del Amazonas desde el
Putumayo al norte, hasta el Ucayali al sur (LATHRAP 1970: pp. 226-27). En
Ecuador mismo, el curso inferior de los valles del Ñapo, del Pastaza y del
Morona es muy típico de este género de medio ambiente, como tuvimgs la
oportunidad de mostrarlo en el caso particular del Pastaza.

Pero, como lo indica su nombre, un biotopo no es exclusivamente


definible en términos pedológicos y geomorfológicos, pues su peculiaridad se
debe de igual manera a la fauna y la flora específicas que han logrado adaptarse a
las condiciones generadas por un tipo de suelo y de relieve. Así el biotopo
ribereño se caracteriza por una fauna acuática muy rica y abundante, fauna que
paradójicamente está mejor representada actualmente en los valles aluviales de la
Alta Amazonia que en la llanura de inundación del Amazonas propiamente
dicha. En efecto la varzéa brasileña está sometida desde hace varios siglos por
parte de la sociedad colonial y neocolonial a una explotación comercial intensiva
de sus recursos naturales. En consecuencia, especies emblemáticas del hábitat
ribereño, como la gran tortuga de agua dulce (Podocnemis expansa), el
caimán negro (Paleosuchus trigonatus) o el pez paiche (A ra p a im a
gigas) que casi han desaparecido de la varzea brasileña (SIOLI 1973: p. 323),
son todavía muy comunes en zonas que, como el valle del Pastaza, han quedado
fuera de las empresas de pillaje mercantil.

En todo el territorio achuar, los grandes ríos y la parte inferior de los ríos
ordinarios son notables por su fenomenal riqueza ictiológica. Se encuentran allá
en gran número algunos de los peces de agua dulce más grandes del mundo: el
enorme paiche (paite en aShuar), varias especies de pimelodidos (nombre
genérico: tunkau) cuyo peso medio puede alcanzar 80 kgs. y una gran variedad
de cíclidos y de carácidos de tamaño muy respetable. En temporadas
determinadas los kanka (Prochilodus nigricans) remontan los ríos en
bancos inmensos, mientras que de agosto a noviembre las tortugas ch arap
(Podocnemis expansa) ponen millares de huevos de sabor delicioso en las
playas del Pastaza ^ . Durante las crecidas, los peces son arrastrados en gran
cantidad en las lagunas interiores (kucha) donde se encuentran prisioneros
cuando menguan las aguas, constituyendo así viveros fabulosos para los
pescadores. Esta abundancia edénica no se limita a los peces y el biotopo
ribereño constituye también un hábitat muy favorable a varias especies de
mamíferos bien adaptados al agua, ya sean herbívoros o carnívoros. Las hierbas
acuáticas y la .vegetación de las orillas (especialmente los Cecropia) atraen así
numerosos tapires, cérvidos, capibaras y perezosos, mientras los peces y los
crustáceos son la presa de las nutrias (L utra annectens), de los s a ro
(wankanim: P teronura sp.) de los chacales deGuayana(entsaya yawa:
E u p ro cy o n s p .) y de ios osos lavadores (P u tsu rim : Procyon
acquatorialis). Las aves acuáticas son innumerables (martín pescadores,
garzas, zaidas, patos y somorgujos) y sus huevos, como los de las tortugas,
constituyen el alimento preferido del caimán negro (yantana en achuar) y del
caimán de anteojos (Calman sclerops, kaníats en achuar).

Con excepción del delfín y de las tortugas de agua dulce, esta fauna típica
no se restringe a) Pastaza y al curso inferior de sus afluentes principales; se la
encuentra también en una región amplia sin embargo no sometida al régimen de
las crecidas periódicas. En este sentido eí biotipo ribereño no es definible
exclusivamente en términos pedológicos ya que la zona de las depresiones
pantanosas limítrofe con el Perú también contiene una fauna ribereña
característica, a pesar de no corresponder estrictamente a los criterios de una
•llanura aluvial. Los aguajales y el bosque inundado por acumulación de agua
de lluvia pocas veces comunican Con la red hidrográfica y sin embargo aquellos
pantanos de ia zona interior, poblados de árboles, constituyen el hábitat favorito
de los pecaríes, de los tapires y de los capibaras que se concentran allí en gran
número. A la inversa, las terrazas fértiles de una gran parte de los valles del
Macunxa o del Bobonaza, sin embargo formadas por aluviones recientes de
origen volcánico, están desprovistas de la fauna y la flora típicas del biotopo
ribereño, las cuales sólo aparecen más río abajo.

Se entenderá entonces que nuestra cartografía del biotopo ribereño (véase


mapa NB 5) no sea absolutamente isomorfa con nuestra cartografía de las
llanuras y tenazas aluviales (véase mapa Na 4). Para delimitar el área de
extensión del biotopo ribereño, hemos seguido en gran parte los criterios
distintivos utilizados por los Achuar mismos para diferenciar las regiones de río
arriba de las regiones de río abajo. Además de las características de suelo y de
relieve (suelos hidromocfos o aluviales, valles inundables, pantanos..J hemos
efectuado una combinación dé factores fundada sobre la copresencía de todo o
parte de varias especies animales y vegetales convertidas en indicios diacríticos.
Para los animales hemos utilizado la zona de expansión comprobada del delfín,
de las tortugas charap, de las dos especies de caimán, del paiche y sobre todo
de los anófeles. Esos últimos son vectores de la malaria ( chukucb en achuar)
y el mapa epidemiológico de esta enfermedad entre los Achuar es casi idéntico al
mapa del biotopo ribereño. Para las plantas silvestres, hemos utilizado como
indicadores el bambú wachi, el capoquero y las palmeras achu (M auritia
flexuosa) y kinchuk (Phytelephas sp.).

El biotopo interfluvial contrasta fuertemente y en todos aspectos con el


biotopo ribereño. Los ricos suelos aluviales fertilizados por las crecidas que
predominan río abajo están sustituidos río arriba por los mediocres suelos
ferralítícos de ías colinas y de las mesas. Mientras en los valles del hábitat
ribereño la fauna es concentrada, en la selva interfluvial es dispersa. Los ríos
principales son por cierto tan ricos en peces arriba como abajo, aunque las
especies más grandes de pimelodidos están ausentes río arriba. Pero los arroyos
de agua ciara y ácida de tierra adentro son poco favorables al desarrollo de un
potencial ictiológico.

En cuanto a la fauna no acuática, su densidad es estrechamente


condicionada por ia accesibilidad de los recursos vegetales. Los herbívoros
terrestres son muy escasos pues la capa de hojarasca prácticamente nq contiene
ningún elemento utilizable por organismos animales (FITTKAU 1969: p. 646).
Las únicas fuentes de alimentación posibles son las semillas y los frutos
maduros eaidos a tierra, los cuales nunca están concentrados en una sola
localidad dada la extrema dispersión espacial de las especies vegetales
(FITTKAU y KLINGE 1973: p. 10). Estas condiciones determinan dos tipos de
consecuencias para las poblaciones de herbívoros terrestres (pecaries, tapires,
roedores y cérvidos): por un lado, una reducida densidad general provocada por la
dispersión del material vegetal comestible y, por otro lado, una tendencia a la -
movilidad, especialmente para las especies gregarias que deben forrajear en áreas
de nomadismo muy extensas. Una manada de pecaries de labios blancos
(untsuri paki en achuar), por lo general constituida, de un mínimo de treinta
individuos, está condenada necesariamente a desplazarse continuamente para
encontrar con qué satisfacer sus necesidades alimenticias. La situación es un
poco mejor para los vertebrados arborícolas que toman directamente los frutos y
semillas que necesitan, sin tener que limitarse a la porción congrua que cae por
el suelo. La copa resulta entonces más rica en recursos vegetales que el nivel
terrestre y constituye muy lógicamente el hábitat exclusivo de la gran mayoría
de ¡as especies mamíferas amazónicas (FITTKAU 1969: p. 646). Pero, allí
también, la abundancia queda muy relativa, pues los frutos que constituyen el
alimento de los primates y de las aves son dispersos y su accesibilidad está
sometida a importantes variaciones estacionales. Sabiendo además que
numerosos mamíferos terrestres y arborícolas son animales nocturnos, que
algunos de ellos, como los perezosos, son casi imposibles de discernir por lo
perfecto de su camuflaje y que más de 50% de la zoomasa amazónica está
constituida por insectos (FITTKAU y KLINGE 1973: pp. 2-8), se entenderá
fácilmente que se pueda a veces circular varias horas por la selva interfluvial sin
encontrar otra presencia animal que moscas y hormigas.

Numerosos antropólogos y arqueólogos sostienen ahora que las diferencias


ecológicas observables en la Cuenca Amazónica entre el biotopo ribereño y el
biotopo interfluvial ofrecen una clave para explicar la naturaleza y la variabilidad
de las formas indígenas de organización socio-territorial (LATHRAP 1968,
CARNEIRO 1970, DENEVAN 1970, LATHRAP 1970. MEGGERS 1971,
SISKIND 1973, GROSS 1975, ROSS 1976 y 1978, ROOSEVELT 1980). Si
todos estos investigadores son unánimes en subrayar la oposición entre los dos
biotopos en términos de productividad agrícola diferencial, en cambio no hay
ninguna concordancia entre ellos sobre la apreciación de los contrastes en la
accesibilidad de ¡os recursos nziurales. Según ciertos autores, la escasez y la
dispersión de la fauna comestible en el bosque interfluvial son tan grandes que
la adquisición de las proteínas' necesarias al metabolismo humano debe ser
considerada como un factor limitante absoluto (HARRIS 1975, GROSS 1975 y
ROSS 1976 y 1978). Estos antropólogos hacen notar que los cultígenos
principales, especialmente la mandioca son muy pobres en proteínas y que lo
ésencial de la aportación proteica a la alimentación debe necesariamente ser
tomado de las poblaciones animales. Este factor limitante generaría en las
poblaciones indígenas mecanismos institucionales adaptativos a una situación
de escasez proteica, y cuya función seria la de mantener a un nivel de equilibrio
óptimo la carga de población teóricamente soportable por el medio. Así el
infanticidio sistemático y la guerra permitirían mantener el crecimiento general
de la población a un nivel aceptable. El faccionalísmo y la hostilidad entre ios
grupos locales causarían una diseminación máxima de los predadores humanos,
adaptativa a la dispersión de la fauna. Por fin, los tabúes alimenticios y las
taxonomías animales servirían para equilibrar la tasa diferencial de punción
sobre esta fauna, impidiendo así una sobrepredación que podría provocar
localmente ía desaparición de ciertas especies.

Aquellos mecanismos adaptivos serían respuestas "culturales” a la pobreza


del biotipo interfluvial en proteínas animales y vegetales pero no tendrían razón
de ser en las poblaciones indígenas ocupando un hábitat ribereño. Estas
poblaciones disponiendo pues de tierras agrícolas muy fértiles y de una fauna
acuática y ripícola abundante, diversificada y muy asequible, tendrían la facultad de
utilizar su medio ambiente de modo mucho más intenso que los grupos del
hinterland. En vez de ser obligadas, como sus vecinas de la zona interfluvial, a
una dispersión extrema del hábitat, las poblaciones ribereñas de la Cuenca
Amazónica siempre se hubieran agrupado en amplias aldeas sedentarias y
políticamente estratificadas.

Sin entrar aquí en -los problemas epistemológicos planteados por este tipo
de determinlsmo jjeogiáficoj se podrá notar que la hipótesis de una escasez de las
fuentes de proteínas en el biotipo interfluvial dista de ser compartida por todos
los especialistas de Ja ecología de la Cuenca Amazónica. En efecto, algunos
autores hacen notar que la cantidad de proteínas animales disponible para el
hombre en la Amazonia ha sido hasta ahora muy insuficientemente estimada,
por prejuicios etnocentriscas que tienden a eliminar de la zoomasa comestible
todos ios animales que no pertenecen a la clase de los mamíferos (aves, peces,
reptiles, invertebrados) y que sin embargo son ampliamente utilizados por las
poblaciones amerindias (BECKERMAN 1979 y LIZOT 1977). La idea misma
de una escasez de los mamíferos terrestres ha sido puesta en tela de juicio por
Lizot (1977), Smiúi (1976) y Beckerman (1978 y 1979), este último indicando
que los datos cuantificadas usados de ordinario para calcular la tasa de densidad de
algunas poblaciones animales sur americanas han sido recogidos en sitios no
representativos. Se trata ora de ecosistemas con características muy particulares,
como la isla de Barrio Colorado en Panamá o la selva de El Verde en Puerto
Rico, Ora de regiones sometidas a una sobrepredación intensiva, como la
porción de selva estudiada por Fiftkaa y Kíinge a unos sesenta kilómetros de la
ciudad de Manaus (BECKERMAN 1976: pp. 536-537). En fin, todos los
antropólogos familiarizados con los usos alimenticios de las sociedades
amerindias interfluviales saben bien el papel importante que desempeña en su
dieta determinadas plantas no cultivadas y ricas en proteínas (véase
especialmente LEVI-STRAUSS 1950; pp. 469-472). En definitiva, y dada la
ausencia actual de herramientas científicas para analizar precisamente la
composición de la biomasa animal en nn territorio de varios millares de
kilómetros cuadrados, parece que la única manera de evaluar el grado de
accesibilidad de las fuentes de proteínas en el biotopo interfluvial sea medir las
cantidades medias de ácidos amigados que las poblaciones indígenas sacan bajo
varias formas de su medio ambiente natural (véase capítulo 9).

Considerando esta controversia, a propósito tanto de las potencialidades


económicas respectivas del hábitat interfluvial y del hábitat ribereño como de las
diferencias socioculturales postuladas que mecanismos adaptativos reputados
distintos generan, se comprenderá fácilmente que los Achuar ofrecen un campo
de experimentación del todo privilegiado. En efecto ellos explotan desde hace
varios siglos los dos tipos de nichos ecológicos (véase Taylor 1984: cap. 3 y
5). El análisis de las modalidades.de la relación al ecosistema entre Achuar
interfluviales y entre los Achuar ribereños debería proporcionar conclusiones no
sólo útiles para el estudio de este caso etnográfico particular, sino también
pertinentes para una mejor comprensión general de las sociedades indígenas de la
Cuenca Amazónica. El examen comparativo, en el seno de un mismo conjunto
social y cultural, de las variaciones sincrónicas en las técnicas de usos y los
sistemas de representación de la naturaleza en función de los tipos de hábitat, tal
vez representa una empresa epistemológicamente más plausible que la abstracta
puesta en paralelo de sociedades que a príori sólo tienen en común su
copresencia en la Cuenca Amazónica. El efecto da una eventual diferencia en los
modos de socialización de la naturaleza según los ecotípos puede así ser asignada
a partir de parámetros claramente definidos, cuan tí/¡cab Jes y etnográficamente
incontestables .Eso no es el caso, en cambio, cuando la comparación se efectúa
con datos de orígenes heterogéneos, ejercicio peligroso ilustrado de manera
ejemplar por Beíty Meggers; sin fijarse en absoluto en el tan texto histórico y
en base a informaciones aproximativas y a veces erróneas, ella se empeña en
utilizar por un lado los Jívaros (descritos por Karsten en los afíos treinta) y por
-otro lado Jos Omagua (descritos por el padre Frítz a principios del siglo XVIII
cuando ya vivían en reducciones misioneras), como dos arquetipos de los modos
diferenciados de adaptación cultural a los biotopos amazónicos (MEGGERS
1971).

Ya en esta fase preliminar del análisis, la simple delimitación geográfica


entre los dos tipos de hábitat hace claramente resaltar un fenómeno sorprendente.
En efecto, cuando los Achuar establecen un contraste entre las regiones del río
abajo y las del río arriba o también entre las regiones llanas (paca) y las
regiones de colinas (mura), ellos se dan cuenta que éstas se distinguen no sólo
por sus paisajes, sino también en términos de usos potenciales. Ellos saben
perfectamente bien que la lieira es mejor en las terrazas aluviales de los grandes
ríos, que allá los pecaríes son más abundantes, que las tortugas pululan y que lá
pesca permite tomas milagrosas. Entonces uno podría pensar que dadas sus
potencialidades probadas, el biotopo ribereño sería poblado muy densamente y la
selva interfluvial constituiría solamente una zona de refugio casi desértica. En
ese hinterland vendrían a esconderse temporariamente los grupos locales más
reducidos, porque no tendrían los medios militares de imponer su presencia
continua a orillas dé los ríos. Ahora bien, el análisis de los datos demográficos
lleva a poner en teta de juicio esta perspectiva un poco esquemática.

Considerando las superficies globales, la porción interfluvial del territorio


achuar (en Ecuador) es casi dos veces y media más amplia que la porción
ribereña; si se excluye de la superficie de esta última las zonas inundadas y los
aguajales impropios para el hábitat humano (cerca de 700 km2), la razón se hace
de tres a una. En los 2.800 km2de la selva ribereña viven alrededor de 1250
Achuar, contra 750 en los 8.500 km2 de la selva interfluvial. Por ciento el
contraste es fuerte y se traduce por diferencias enormes entre las tasas de
densidad: 0,44 habitan tes/km2 en eí biotopo ribereño y 0,08 habitantes/km2 en
el biotopo interfluvial; en el último caso, la densidad es similar a la de los
aborígenes de Australia Central (0,06 habitantes/km2 para los Mumgin),
mientras que en el primer caso se avecinan a la de las poblaciones amazónicas
interfluviales típicas como los Yanoama Barafiri. Pero es justamente este tipo
de homología que plantea un problema, pues más allá del contraste absoluto
entre ¡as dos tasas de densidad, uno se pregunta automáticamente por qué la
densidad demográfica del hábitat ribereño no es entre los Achuar superior a la del
hábitat interfluvial entre otras poblaciones. ¿En otras palabras, comó explicar
que no se hayan concentrado todos los Achuar del Ecuador en una franja
ecológica que -lo confiesan ellos mismos-ofrece mejores recursos que la selva
interfluvial? La tasa de densidad que implicaría tal concentración demográfica
quedaría todavía irrisoria: 0,7 habitantes/lcm^, es decir una densidad inferior a lá
de poblaciones que, como los Machiguenga (0,8 h/km2), ocupan sin embargo
regiones accidentadas y típicamente interfluviales. La situación se vuelve más
marcada aún entre los Achuar del Perú que ocupan casi exclusivamente la selva
interfluvial, dejando desiertas las llanuras ribereñas (ROSS 1976: pp. 144-345).

La hipótesis de un control militar de las zonas ribereñas por los grupos


locales más poderosos, que prohibirían así el acceso de las mejores tierras a los
grupos interfluviales no es plausible en absoluto. En efecto, el hábitat de la
franja ribereña es muy disperso; los asentamientos humanos quedan a veces
separados por zonas no habitadas de unas decenas de kilómetros (dos a tres días
de piragua). Además la guerra intestina intensa a la cual se dedican los grupos
locales del hábitat ribereño impide toda concentración de fuerzas y por
consiguiente toda estrategia de conjunto de las poblaciones achuar ribereñas
contra los grupos achuar interfluviaies. En fin, algunos grupos locales
interfluviaies están asaltados a una decena de kilómetros solamente de porciones
inhabitadas del hábitat ribereño en las cuales sin embargo ellos no piensan
migrar. Se ve entonces que los Achuar contemporáneos no se conforman de
acuerdo al modelo clásico de población del Alto Amazonas tal como lo propuso
Lathrap (1968), ya que no existe entre ellos competencia entre grupos locales
para él acceso a las llanuras aluviales. Tendremos que entender por qú¿ los
Achuar desde tiempo atrás han decidido ocupar simultáneamente la selva
interfluvial y los valles de los grandes ríos, a pesar de la posibilidad que tenían
de vivir exclusivamente en un biotopo ribereño.

3, El cosmos y sus balizas

El mundo achuar es balizado por una red de coordenadas espaciotemporales


muy diversificadas: los ciclos astronómicos y climáticos, la periodicidad
estacional de varios tipos de recursos naturales, los sistemas de referencias
topográficos y la organización escalonada del universo tal como la define e!
pensamiento mítico. Cuando el observador combina pacientemente estas redes
topológicas y cronológicas, una visión cósmica global parece entonces emergen
pero ésta no tiene coherencia real sino a través del prisma de su propia mirada.
La cuadriculación general de Ja biósfera no existe pues sino como una
posibilidad sintética de inteligibilidad, nunca realizada en un discurso efectivo
sobre el mundo. En efecto, los Achuar no glosan espontáneamente sobre la
organización del cosmos, contrariamente a otras sociedades amazónicas en las
cuales los grandes interrogantes filosóficos sobre el origen y el destino del
universo parecen constituir el objeto principal de los palabreos cotidianos (véase
por ejemplo BIDOU 1972). Además, si el espacio y el tiempo son para
nosotros dos categorías bien distintas de la experiencia, no es lo mismo para los
Achuar que mezclan constantemente los dos órdenes en un sistema de referencias
empíricas de una gran diversidad

Si se quiere estructurar este conglomerado heteróclito de enunciados sobre


el espacio y el tiempo, es preciso adoptar una red analítica global que permita
volver coherentes entre sí todas las redes separadas de coordenadas. Ahora bien,
parece que el cosmos achuar pueda organizarse a partir de una escala conceptual
que distribuiría los distintos sistemas de localización espacio-temporal en
función de su posición en un campo polarizado por el implícito y el explícito.
A una extremidad del campo se sitúan los modos más concretos de recorte de lo
real -los sistemas de medidas- mientras en la otra extremidad parece en filigrana
una imagen del universo, que nunca se encuentra como tal en ía glosa achuar,
pero que debe ser reconstruida a partir de elementos heteróclítos sacados de los
mitos y refranes. Adoptaremos aquí esta jerarquía de posiciones como hilo
conductor de nuestra exposición. Se notará además que ía transición gradual de
lo explícito a lo implícito toma también la forma de un paso progresivo de lo
humano a lo no humano, los modos de localización espacio-temporal pudiendo
ser representados bajo la forma de un continuum donde se desvanecen
progresivamente las referencias ai»tropocéntricas.

En un medio ambiente tan uniforme como la selva ecuatorial, no es de


extrañarse que las indicaciones direccíonaíes más usuales sean egocentradas o
determinadas por la posición del sujeto en el espacio. Los conceptos de derecha
(an tsu r) y de izquierda (chawa) sin embargo son poco empleados para
designar un eje direccional; se los utiliza principalmente para precisar posiciones
relativas, especialmente en las operaciones militares, cuando es menester
asignar a cada guerrero su puesto en un movimiento de despliegue o de cerco.
Por lo general un movimiento enérgico de la barbilla acompañado de la
onomaiopeya "au" basta para indicar la dirección general por donde se sitúa el
objeto, el lugar o el ser animado al cual se refiere uno, que éste se encuentre a
unos pocos metros o a decenas de kilómetros. La pobreza lexical del sistema
numérico - escalonado de uno a cinco- toma difícil la definición precisa de las
distancias, las cuales se valúan siempre en función del tiempo necesario para
recorrerlas. Para ¡os trayectos cortos, un Achuar indicará la longitud del c 3 mino
mostrando en el cielo la posición aproximativa que ocupará ei sol en el
momento de la llegada, sabiendo que todo viaje empieza necesariamente al
amanecer.

Más allá de un día de camino o de piragua, se cuenta la distancia por


recorrer en días (tsawan) y cuando el lugar que se quiere alcanzar está situado a
más de cinco días se dirá sencillamente "está muy lejos”. La noción misma de
proximidad es verdaderamente muy plástica ya que se define contextuaimente
como una negación de la lejanía. La expresión arakchichau (literalmente:
"muy poco lejano") puede así ser utilizada para designar sitios cuya distancia
con relación al lugar en el cual está uno hablando varía entre media hora y siete
u ocho horas de camino. La sola excepción a la regla de expresión de las
distancias con los términos de duración de trayecto es la de los viajes en piragua
que permiten una localización a partir del número de meandros recorridos. Pero
eso vale sólo para los trayectos cortos en los cuales se puede contar el número
de meandros (tunik) entre dos sitios de hábitat con los dedos de ¡as manos y,
eventualmente, de los pies. Por fin, aunque la utilización de las medidas a partir
de un patrón sea practicada en ia construcción de las casas (véase Capítulo 4), la
agrimensura por el número de pasos es desconocida y las dimensiones de una
roza futura se determinan por estimación aproximativa.

En la medida en que la estimación de la duración de un viaje no puede


hacerse sino en un trayecto y3. reconocido y recorrido con bastante frecuencia, es
casi imposible referirse claramente a la localización de un sitio preciso pero
nunca visitado, mediante el uso exclusivo de parámetros de distancia. Se
necesita entonces usar un sistema de localizaciones topográficas comunes al
conjunto del territorio achuar y legibles inmediatamente por todos en el paisaje.
Este sistema es-constituido "por la red hidrográfica en la cual cada elemento,
desde el menor arroyo hasta Ja marisma más inaccesible, posee un nombre
propio. Sin embargo, el conocimiento de ia topografía de los ríos es función
también de la experiencia empírica individual de una sección de red. Así,
cualquier Achuar sabrá en abstracto reconstruir la malla hidrográfica que le es
familiar; sea linealmente, nombrando todos los afluentes sucesivos de un río,
como si se les encontrara durante un viaje en piragua, sea transversalmente,
enumerando unos trás otros todos los ríos cruzases, como si se les pasara en el
curso de un viaje a pie. La indicación verbal de un sitio de hábitat es entonces
fácil, ya que las casas siendo necesariamente construidas a orillas de una
corriente de agua, las coordenadas del sitio se definen "en longitud” por su
situación sobre un río dado, y "en latitud" por su situación dentro de una sección
delimitada por dos afluentes.

La porción de la red hidrográfica individualmente practicada por cada


Achuar podría así ser representada bajo la forma de una telaraña con cada
casa-territorio como foco. A la periferia, la malla se hace naturalmente muy rala
y se conocerá únicamente el nombre de los grandes ríos que constituyen
fronteras admitidas entre grupos locales y grupos dialectales. Para designar el
sitio de un grupo local muy lejano y con el cual no fe tiene generalmente sino
relaciones de hostilidad, se dirá entonces que "ellos viven del otro lado (amain)
de tal río".

En efecto los ríos son los únicos elementos topográficos que puedan
proporcionar indicaciones precisas para, la'localización de sidos de hábitat y
constituir límites territoriales claramente definidos. Por cierto, en la región
occidental de las mesetas, algunas mesas de extensión poco común han recibido
a veces un nombre propio, pero’éste sólo es conocido localmente. Propiamente
hablando no existe pues otro sistema toponímico integrado más que la red
hidrográfica.

A la escala de una microregión irrigada por un número muy reducido de


ríos, esta ausencia de topónimos toma naturalmente muy difícil toda evocación
verbal de un sitio forestal preciso, si no se lo puede caracterazar ni por
referencia a un río, ni por referencia a un asentamiento humano (antropónimo).
Se utiliza en este caso, un sistema de localización esotérica que presupone un
conocimiento íntimo de todos los elementos salientes de esta microregión; un
revolcadero de pecaries, un hoyo de sal regularmente visitado por los animales,
un depósito de arcilla de alfarería, un árbol panicularmente gigantesco como el
mente (Ceiba pentandra) o colonias localizadas de palmeras, de helechos
arborescentes o de árboles ishpínk (N ectandra einam raonoides), De
regreso, al anochecer un cazador explicará con pormenores el trayecto errático
que ha recorrido durante el día refiriéndose a tales indicios, y cada auditor deberá
seguir con el pensamiento el itinerario que se le describe minuciosamente.
Evidentemente, los puntos de referencia utilizados no son situables sino por la
pequeña comunidad de individuos que conocen esta porción de selva al igual que
el narrador por haberla recorrido muchas veces. Pero, dado el carácter muy
disperso del hábitat, esta comunidad es necesariamente muy reducida, limitada
por lo general a ios simples miembros de la unidad residencial. En el seno de la
casa, cada uno conoce perfectamente el más mínimo rincón del territorio
circunscrito de donde se sacan los recursos naturales. Pero, a medida que uno se
aleja de este territorio familiar, la selva se vuelve progresivamente una térra
íncognitfl'desprovista de todo punto de referencia.
Para progresaren esta selva sin extraviarse los Achuar ultilizan dos tipos
de camino: las sendas entrecasas O’intia) y las trochas de caza (charuk, del
verbo charuktin, "cortar”). Para un observador extranjero poco acostumbrado
al rastreo estas sendas son, a primera vista, muy difíciles de distinguir en medio
de fa confusión exuberante de la vegetación. Con un poco de experiencia el
etnólogo logrará seguir una senda forestal poniendo atención en todos los
instantes; de lo contrario la trocha permanecerá sin remedio invisible para él.
Los Achuar no desbrozan los caminos jin tia y éstos se forman entonces
progresivamente por el apisonamiento casi imperceptible de la capa vegetal bajo
los pies de ios viajeros. Cuando un obstáculo se presenta (calvero natural
impenetrable, pantanal, río no cruzable a vado) el camino da una gran vuelta.
Por estos trayectos tortuosos, la distancia por recorrer entre dos puntos
enlazados por un camino es a veces triple o cuádruple de la que se puede medir a
vuelo de pájaro. Además cuando un sendero es muy poco practicado, acaba
"cerrándose": todo indicio de su presencia desaparece de la superficie del suelo.

Las trochas charuk ni siquiera existen de modo perceptible al nivel de la


capa vegetal del suelo ya que sus puntos de referencia están formados por el
simple contraste en dos matices de verde producido por ramas quebradas de tarde
en tarde. En efecto, muchas plantas tienen hojas con una cara barnizada y la otra
mate; al quebrar una rama para que las caras brillantes se destaquen sobre las
caras maces o vice versa, los cazadores se aseguran un alineamiento de puntos de
referencia dizque muy divisible. Dentro de su territorio de caza cada hombre le
constituye así una red labiríntíca de trochas que recorre con holgura. Notemos
sin embargo que si los Achuar no tienen ninguna dificultad en seguir un c^rrúr.o
jin tia desconocido -aun sí es apenas trazado o interrumpido por partes- en
cambio caminar siguiendo una trocha casi no es practicable sino por quien la
creó y la mantiene regularmente. Pero la persecución de la caza exige
naturalmente que uno salga de Ios caminos trillados para recorrer la selva en
todas direcciones; por ¡o tanto el cazador que se aventura en regiones
desconocidas por él y que no ha balizado anteriormente, siempre corre el riesgo
de no saber volver a encontrar su camino. Así un Achuar puede extraviarse
temporariamente cuando, estando de visita en una región poco familiar sale a
cazar solo. Así mismo, un grupo de guerreros desplazándose por sectores
desconocidos para ir a atacar una casa, puede errar durante varios días antes de
hallar su objetivo.

Ocurre pues que los Achuar se pierden en la selva y la enseñanza a los


niños de la orientación y de las técnicas alimenticias de "supervivencia" ocupa
una pane importante de los paseos de recolección. El principal eje direccional
que permita orientarse es evidentemente la trayectoria celeste que recorre cada día
eí sol entre el orientó y el poniente. Las distintas étapas de esta trayectoria
permiten, en primer lugar repartir el día en períodos determinados con precisión:
tsaw astatuk ajasai: "el día casi está haciéndose" (primeras luces del alba),
tsawas ajasai: 'despunta el día" nantu yamai tsawarai: "acaba de rayar
el alba", nantu tutupnistatuk ajasai: "el sol casi está en el cénit”, n a n tu
tu tu p n ira i: "el sol está en el cénit”, teentai: "pasó el cénit", n a n tu
pukuntayi: ’el sol empieza a declinar” (16 horas), m usbatm aw ai: "el día
está acabándose", kiawai: "es el crepúsculo”, k ia ra i: "el sol acaba de
ponerse". Como lo vimos ya, estas distintas etapas del día se utilizan para
expresar una distancia por estimación de la duración necesaria para recorrerla.
Cuando el cielo no está cubierto y que la bóveda vegetal no es demasiado densa,
la trayectoria del sol permite también identificar una dirección general. Pero
.paradójicamente, no es esta trayectoria la que define los dos puntos cardinales
principales y, cuando las condiciones de visibilidad no son buenas, es otro eje
direccional en el que confían los Achuar. En efecto, cuando se les interroga
acerca de la denominación vernacular del este y del oeste, los Achuar no
contestan haciendo referencia al trayecto solar, sino más bien a la dirección de
los ríos. Levante y poniente son designados por términos específicos
(respectivamente etsa taam u y etsa akati) pero se les preferirá la pareja
río abajo-río arriba (tsum u-yakí) para designar una dirección. La red
hidrográfica corre pues con una orientación general noroeste-sureste y los dos
sistemas bipolares son así casi equivalentes. Pero por muchas razones, la
trayectoria celeste oriente-occidente se revela mucho menos importante para los
Achuar que el trayecto simétricamente inverso que recorren los ríos de arriba
para abajo.

A decir verdad, esta distinción entre trayectoria y trayecto es más de orden


analítico pues, en la concepción achuar del mundo, el plano celeste y el plano
acuático-terrestre forman en realidad un continuum. La tierra es representada
como un disco totalmente cubierto por la bóveda celeste (nayam pim ); la
unión circular entre el disco terráqueo y la semiesfera celeste está constituida por
un cinturón de agua, fuente original de los ríos y lugar de su fin. El cielo
emerge pues del agua y, en la periferia del plano ten-este, no hay solución de
continuidad entre estos dos elementos. Pero existe un cuerpo celeste que
combina de modo ejemplar un trayecto aéreo y un trayecto acuático según el eje
este-oeste: son las Pléyades. En efecto cuando ellas desaparecen del cielo hacia
el occidente, a mediados de abril, caen al agua rio arriba provocando crecidas en
su descenso rio abajo y reaparecen finalmente en junio en la bóveda celeste,
justamente encima del horizonte oriental.
Esta revolución acuático celeste que las Pléyades cumplen puntualmente
cada año, es la repetición cósmica del viaje inicial de un grupo de huérfanos que
un mito nos relata. Las variantes difieren acerca de las circunstancias del
linimiento de aquellos niños, pero concuerdan todas en cuanto a las condiciones"
de su aserción al cielo.

Los huérfanos, llamados Musach, vivían con padres adoptivos y, como


sucede a menudo entre los Achuar en tal circunstancia, se sentían infelices
y abandonados en su hogar de adopción. Resolvieron huir y con ese
propósito fabricaron una balsa. Escogiendo un día en que sus padres
adoptivos habían salido ál monte, los huérfanos provocaron una crecida
del río y se embarcaron sobre la balsa que empezó muy pronto a derivar
río abajo. Pero el padre adoptivo, llamado Ankuaji, regresado entre tanto
de su expedición distinguió lá balsa en la lejanía; resolvió alcanzar a los
huérfanos en su piragua para volver a traerlos a casa. La persecución duró
varios días y siempre los huérfanos lograban conservar un pequeño
[adelanto sobre Ankuaji. Al final los niños llegaron allá donde se une el
río con la bóveda celeste y abalanzáronse en el cielo, trepando a bambúes
'wachL Poco después, Ankuaji los seguía por el mismo camino.

Los Musach se han vuelto las Pléyades, su balsa es ahora la constelación


de Orión (utunim), mientrás Ankuaji (literalmente "el ojo del anochecer")
sigue siempre en el cielo su vana y eterna persecución bajo la forma de la
estrella Aldebarán.

Esta asociación postulada por los Achuar entre las Pléyades, Orión,
Aldebárán, el agua celeste y el agua terrestre dista de ser original; Lévi-Strauss
ha mostrado en qué esta asociación formaba un rasgo común a las mitologías
amerindias y a la mitología antigua (LEVI-STRAUSS 1964: pp. 203-287). En
efecto, las Pléyades y Orión son definibles primero desde el punto de vista de la
díacronía, por la casi-simultaneidad de su copresencia y de su coausencia (ib. p.
231); en la región achuar, la constelación de Orión desaparece a fines de abril, o
sea unos quince días después da que las Pléyades se hayan vuelto invisibles, y
reaparece a finales de junio, unos quince días después de que las "Pléyades
nuevas” (yam aram musach) se hagan visibles otra vez. Pero estas dos
constelaciones se oponen también entre ellas en el orden de la diacronía "como
un corte neto del campo y una forma confusa en el campo" (ib. p. 232), ya que
figuran para los Achuar, respectivamente, una balsa rectangular y un grupo de
niños. Según Lévi-Strauss, es el doble contraste a la vez diacrónico y
sincrónico que hace de la pareja Orión-Pléyades "un significante privilegiado
de la alternancia de las estaciones" (ib. p. 232). Significante privilegiado, en
efecto, pues nó sólo los Achuar asimilan la desaparición de las Pléyades a un
período de lluvias y de crecida de Jos ríos, pero también ellos confieren al
término m usach el estatuto de una unidad de tiempo denotando el período
transcurrido entre dos reapariciones de las Pléyades. El año-musach principia
pues a mediados de junio, cuando las Pléyades son visibles otra vez hacia aguas
abajo, signo discreto del arranque de un nuevo ciclo calendario.

Este periplo anual de las Pléyades simboliza bastante bien la


compenetración operada por los Achuar entre las categorías del tiempo y las
categorías del espacio, fenómeno del que tuvimos una ojeada en el análisis de la
representación de los ciclos meteorológicos. En efecto, en el pensamiento
achuar -como en el pensamiento mítico en general- las unidades de tiempo son
.definibles por trayectos que realizan en el espacio urios móviles de estatutos
muy diversos: humanos, seres mitológicos celestes, acuáticos o terrestres,
animales y vegetales antropomorfízados. Hay tantos ciclos periódicos como
trayectos específicos recorridos por aquellos móviles. Los Achuar pues no hacen
excepción a la regla universal cuando utilizan una codificación astronómica para
dividir el tiempo. Fuera de Oríón, de las Pléyades y de Aldebarán, los Achuar
nombran un numero muy reducido de cuerpos celestes: el sol (etsa, también
llamado nantu), la luna (kashi nantu, literalmente "¡el sol de la noche"),
Castor y Pólux (tsa n im a r, literalm ente "la pareja"), la Vía láctea
(Yurankim, "nube" o charapa nujintri, "huevos de tortuga") y por fin
Antarés (yankuam). Todas las estrellas dotadas de un nombre propio están
cerca de la línea de la eclíptica, los demás cuerpos estelares indiferenciados
recibiendo el nombre genérico de yaa. Un análisis pormenorizado de la
cosmología y de la mitología astronómica iría más allá del marco de nuestro
estudio, por lo tanto nos limitaremos indicando aquí de modo suscinto los
sistemas de oposiciones de fases entre ^cuerpos celestes que los Achuar han
percibido lo suficiente significativos para utilizarlos como balizas temporales.

La primera oposición de fase es naturalmente la que divide el día


(tsawan) y la noche (kashi) en dos períodos de duración idéntica. Esta
oposición no siempre ha existido y un mito relata como se produjo la
alternancia entre el día y la noche.

En otro tiempo, la luz del día era permanente pues los dos hermanos Sol
y Luna vivían sobre la Tierra. Como nunca caía la noche, no se podía
dormir y la vida era penosa para todos, pues las mujeres nunca podían
parar de hacer la cerveza de mandioca, ni los hombres de ir a cazar. Ahora
Que Luna ha subido al cielo, hace noche regularmente y podemos dormir.
Cuando Luna vivía en la Tierra, se había casado con Auju (el pájaro
nictibio: Nyctibius grandis). Antes de ir de caza, Luna pidió un día a
Auju que le cocinara calabazas yuwi (C ucúrbita m axim a) para su
regreso. Ella recogió entonces calabazas bien maduras, las cogió y se las
comió sin dejar ni una sola. Poco tiempo antes de que regresara Luna,
Auju se fue a buscar calabazas verdes y las preparó para su marido. Este se
enojó de que se le sirviese sólo calabazas verdes y sospechó que su mujer
había comido las maduras. El día siguiente, Luna decidió esconderse cerca
de la casa para espiar la maniobra de su esposa. Auju se fue otra vez a
buscar calabazas maduras que cocinó para ella sola, mientras guardaba
otras verdes para servirlas a su esposo. Este regresó entonces a casa y
acusó á su mujer de glotonería; pero de modo muy astuto, Auju se había
cerrado lá boca con espinas de palmera chonta y le contestó: "¿Cómo
pódria yo comer todas las calabazas con mi boca tan pequeña?" Indignado
por la impudencia de su esposa, Luna decidió entonces subir al cielo
trepando por el bejuco que antiguamente unía la Tierra a la bóveda celeste.
Auju se apresuró a seguirle por el mismo camino; pero cuando Luna iba a
alcanzar el cielo, pidió a la ardilla wichink (Sciureus sp.) que cortara
el bejuco por debajo de él provocando así la caída de Auju. Sobrecogida,
ella se puso a defecar aquí y allá en desorden, cada uno de sus excrementos
transformándose en un yacimiento de arcilla de alfarería nuwe. Auju se
transformó en pájaro y Luna se convirtió en el astro de la «oche. Cuando
Auju deja oír su gemido característico» las noches con luna, llora el
marido qoe la abandonó. Desde aquella ¿poca la bóveda celeste se ha
elevado considerablemente y, por falta de bejuco, se ha vuelto imposible
úse a pasear en el cielo.

Se podrá notar que, según esta génesis mítica de la alternancia eotre el día
y la noche, la oposición de las fase* es causada ora por la presencia del sol ora
por la presencia de la luna. Entonces la noche no es engendrada por la ausencia
del sol sino más bien por la subida de Lana al cielo y la repetición diaria de esta
asención original. Evidentemente los Achuar tienen conciencia de que hay
noches en las cuales ía luna es invisible, en la medida en que ellos siempre la
observan con atención. En efecto la luna es una fuente de presagios, con et más
temido entre todos, la amenaza de guerra prefigurada por un balo luminoso
(nantu misayi) alrededor de la luna llena. Se dice entonces que Luna ha
puesto su corona de plumas (tawasap), como los guerreros cuando salen a una
expedición bélica. Pero aún cuando Luna no se deja ver en el cielo nocturno,
los Achuar dicen de muy justa manera que él está presente sin embargo: como
todos los hombres, Luna es un cazador y su suerte es muy variable; cuando no
ha encontrado ninguna caza no tiene nada que comer y su flaqueza lo hace
invisible. En el primer creciente, se dice que Luna ha comido una pava de monte
(Pipile pipiJe), y después, que comió un ciervo para el cuarto creciente, un
tapir para la luna gibosa y que es completamente redondo (tente), en el
momento de la luna llena. El proceso del crecimiento de Luna se asemeja así a
la hinchazón del estómago de las serpientes según la naturaleza de su presa.

El período transcurrido entre dos novilunios constituye una unidad de


medida del tiempo llamada nantu. Pero en realidad la cuenta en lunaciones es
tan poco usada como la cuenta en jomadas. Se habla corrientemente de ir a
visitar a alguien para "luna nueva" (yamaram nantu) o dentro de dos días
(nui kashin), pero nunca se dirá "haré eso dentro de tres lunas" o "dentro de
diez días”. Los Achuar no expresan entonces Ja fecha de realización de un
proyecto por medio de la suma de unidades temporales, que sean los días
4tsawan), las lunas (naiitu) o los años Pléyades (m usach), excepto si el
término es inmediatamente consecutivo a una de esas unidades. Esta imprecisión
en las asignaciones temporales es más patente aún en las referencias al pasado
que en las evocaciones del futuro. Existe así una expresión, yaunchu, utilizada
en el orden temporal, un poco de la misma manera que arak ("lejano") en el
orden espacial. Yaunchu designa la anterioridad en relación ál momento
presente y puede emplearse de igual modo para calificar los tiempos míticos
como para situar un acontecimiento que sucedió unos momentos antes. Fuera
del contexto es entonces imposible al auditor determinar exactamente un período
de tiempo transcurrido, lo que plantea problemas al etnólogo deseoso de
establecer secuencias cronológicas.

Sin embargo existe entre los Achuar una división intermedia entre la
lunación y el año, permitiendo repartir éste en dos períodos distintos. Aunque
sea codificada astronómicamente esta división constituye menos una unidad de
tiempo que un medio de señalamiento periódico; se trata de Ja desaparición anual
de yankuam (la estrella Antarés del Escorpión), desaparición que viene a
oponerse simétricamente en e¡ calendario a la de las Pléyades Aún visible a
fines de septiembre, al caer de la noche, Antarés desaparece del cielo nocturno a
principios de octubre para reaparecer, poco antes del amanecer, a mediados de
enero. La desaparición de Antáres se efectúa pues durante la estación seca
esalin y se opone término por término a la desaparición de las Pléyades, que al
contrario señala el apogeo de la estación de las lluvias yumitin. La reaparición
de Antarés anuncia Jas lluvias fuertes mientras la reaparición de fas Pléyades
anuncia el inicio de las lluvias poco abundantes. Además durante la desaparición
de las Pléyades, desde fines de abril hasta mediados de junio, Antarés es visible a
la vez al anochecer en el horizonte oriental y al amanecer en el horizonte
occidental. Es decir que, durante este período, Antarés se sustituye a las Pléyades
en un doble movimiento de inversión: por un lado esta estrella se hace visible al
anochecer, como lo eran antes las Pléyades, pero en una dirección polarmente
Opuesta a éstas, y por otro lado, toma el puesto de las Pléyades en el tugar
mismo donde éstas han desaparecido, pero al acabar la noche en ve^ de
principiarla. Antarés-yankuam y las Pléyades-musach forman pues una
pareja privilegiada, articulada por una serie regular de oposiciones de fases y de
polaridades. Sus períodos respectivos de presencia y ausencia permiten a los
Achuar cortar el año en dos ¿tapas astronómicas, caracterizadas cada una por un
contraste climático (véase Figura N° 1).

Los Achuar confieren una función de balizaje periódico a otro cuerpo


celeste, pero la pertinencia de éste como indicación temporal es menos el
resultado de una trayectoria astral que el de condiciones climáticas. La Vía
Lactea, se sabe muy ibien, es visible solamente en noches muy transparentes y
sin luna; en cambio, cuando el atmósfera está saturada por la humedad, se
vuelvfe muy difícil de columbrar. Se comprenderá entonces por qué los Achuar
pretenden que ella es invisible durante la estación de las lluvias; cuando,
casualmente, se deja divisar en aquellas estación, se la califica meramente de
nube (yurankim ). Las lluvias fuertes cesan en el mes de agosto y la Vía
Láctea se hace visible otra vez durante casi todas las noches de la estación seca.
Pero es igualmente en este período que las tortugas charap (Podocnemis
expansa) empiezan a poner sus huevos en las regiones del río abajo. La Vía
Láctea es así figurada por los Achuar como un reguero de huevos de tortugas,
charapa nunjintrí, éstas subiendo a lo largo de la bóveda celeste para ir a
poner sus huevos en el cielo.

Esta asociación entre un fenómeno meteorológico astronómico y la


periodicidad estacional de un recurso natural es bastante característica de la
naturaleza doble de las representaciones achuar de la temporalidad. Dos escalas de
tiempo coexisten así, la un? sirviendo principalmente para indicar duraciones,
mientras la otra permite dividir el año en una serie de periodos significativos. La
primera escala utiliza una codificación astronómica muy precisa en sí pero de
poco valor pragmático, por falta de un sistema numérico extensivo permitiendo
combinar entre ellas las tres principales clases de unidades de tiempo (días,
lunaciones, años). En cambio, la otra e scalare tiempo -el calendario de los
recursos estacionales- cubre el año entero con un entrelazamiento de indicios
tangibles de ineluctable sucesión, pero de aparición localmente fluctuante (véase
Figura N9 2).

Además, de modo paradójico, el eje fundamental de este calendario de los


recursos naturales está constituido por la periodicidad estacional de una planta
cultivada en todos los huertos achuar, la palmera chonta (G u ilielm a
gasipaes)- Es la única especie de palmera del Alto Amazonas que es un
verdadero cultígeno, siendo posible sa reproducción sólo gracias a la acción del
hombre (LATHRAP 3970: p. 57). La chonta (uwi en achuar), lleva grandes
racimos de frutos rojo anaranjado desde mediados de febrero hasta mediados de
julio. La fecha exacta en que principia la fructificación varía según la naturaleza
del hábitat. Generalmente es más tardía en las zonas bajas que en las regiones
interni^iaJes/la'dífeféñdía'ptiéde alcanzar hasta tres semanas. Los Achuar no
atribuyen a Ja palmera chonta una importancia simbólica tan grande como lo
hacen sus veciná# Sliaat y el riteal muy elaborado que estos dedican cada año a
dicha planta no tiene equivalente entre los Achuar (PELLIZZARO 1978 b). Para
los Shuar Ja fructificación periódica de la chonta constituye incluso el modelo
dei ciclo anual y ellos designan entonces ei afio por el término uwi, prefiriendo
esta codificación agronómica a la codificación astronómica de los Achuar. Pero
aún si los Achuar no confieren a la chonta tal valor simbólico, sin embargo
ellos consideran el período de cinco meses durante el cual esta palmera da sus
frutos (uwítín, "estación de la chonta"), como una temporada marcada con. el
sello de la abundada. En efecto la estación.de la chonta coincide parcialmente
con el final o el inicio de otros ciclos de recursos naturales (véase Figura N° 2),
cuya combinación temporaria hace de aquel momento del año un. período
particularmente fastuoso.

Unos tres meses antes de la temporada de la chonta, principia "ía


temporada de los frutos silvestres" (neretín) que se prolonga hasta mediados de
abril, fecha en la cual es sustituida por la "temporada de los frutos tardíos"
(naííkialin) que acaba en junio. El apogeo de la abundancia se sitúa de febrero
a abril, período en que unas treinta especies silvestres dan simultánemente frutos
suculentos y a veces enormes. Las más comunes, es decir las que se comen casi
diariamente en todas las casas achuar durante esta temporada, provienen del
mango silvestre apai (G rías tessm annii), de la palmera aguaje, de la
palmera kunkuk (Jessenia w eb erb au erí) del zapote pau (Pouteria
sp.), de distintas variedades de guaba, del árbol tauch (Lacmella sp.) y del
árbol chimi (Pseudolm edia laevigata) . Por contraste la "temporada de
los firucos tardíos" es relativamente pobre, pues solamente una media docena de
especies dan frutos durante esta época; las más prominentes son la palmera
chaapi (Phytelephas sp.), eí árbol sunkash (Perebea guianensis.), y
el árbol shim pishi (Solanum am ericanum ). La temporada neretin es
también el momento del año en el cual tres especies distintas de abejas hacen su
miel (mishik) en las cavidades de los árboles.

J-a abundancia periódica de los frutos silvestres tiene consecuencias


directas «obre el estado de las poblaciones animales que se alimentan de ellos, de
FIGURA N» 2:
C A LEND ARIO DE LOS RECURSO S ESTA C IO N A LE S

estación seca I estación


| húmeda

ESATTN
YUM ITIN
A S O N D E F M A M J J

\m bb Musach
Camino de los huevos
de tortuga
■ Tiempo de los relámpagos
B Crecida del Capoc
Clima
m Verano del Inga
Desaparición de Yankuam

_5T
Kuyuktin
Desaparición de Orión
Crecida de la pléyades

r i Wampuashtin
i Weektin
m Charapa Nujintri
W W //M Namanktin
m m z m Neretin
Recursos Teeri tin
según las Uvvjtin
estaciones W ////A Chuu Machan
Puachtín
■ B Naitkiatin

período mis favorable para la pesca, (a caza y la recolección


NAMANKT1N: "temporada de los peces"

TEER ITíN: “temporada del desove"

CHARAPA NUJINTKI; "temporada de Jos huevos de tortuga"

CHUU MACHARI: "temporada de la grasa del mono lanudo”

WEÉKTIN; "temporada de las hormigas voladoras”

PUACHTIN" "temporada de las ranas"

NERETIN: "temporada de los frutos silvestres"

NA1TKIATLN: "temporada de los frutos tardíos"

WAMPUASHTIN: "temporadadel capoc”

UWITIN: "temporada de la chonta’’.


modo muy particular las aves y Jos primales. Durante la temporada oeretin los
monos acumulan las reservas orgánicas de grasa y de músculo que íes permiten
atravesar sin daños el período de carestía relativa que principia en eí mes de
julio. Muy enflaquecidos cuando empieza la temporada de los fruto», 16»
animales frugívoros necesitan tres a cuatro meses para reconstituir sus reserval,
y es solamente a partir del mes de marzo que se entra verdaderamente en la
temporada del chuu m achar! ("grasa de mono lanudo"). Esta expresión
proviene del hecho que el mono lanudo presenta de marzo a julio un colchón dé
grasa (macha) de varios centímetros de espese» bajo la piel del tórax. Ya que
los Achuar son muy aficionados a las grasas, esta característica estacional dei
mono se vuelve así el símbolo de un período de abundada de grasas animales.

El mes de febrero es también el período durante el cual se realiza la


incubación de numerosas especies de aves, permitiendo alimentar fácilmente l u
polladas con la gran cantidad de frutos disponibles. El principio de la temporadl
del chuu m achan' es pues el mejor momento par ir a sacar del nido ]Q<
huevos y las crías , especialmente de los loros y de los tucanes. Asadoi en
broquetas, estos pajariílos constituyen una comida exquisita pues si su cune
por lo ordinario es bastante dura cuando son adultos, en cambio es tierna y
sabrosa si son jóvenes. El período de abril a junio es también el que escogen
diferentes especies de ranas para bajar por tumo de los árboles donde se
encaraman de costumbre. En efecto las lluvias fuertes de la estación yumitlo
multiplican los charcos y durante el puachtin ("temporada de las-ranas") las
ranas se agrupan por millares para depositar sus huevos en las depresiones
inundadas. Atraídos por el estruendo de su croar, los Achuar vienen a visitar esas
reuniones de batracios para sacar algo que mejore su comida ordinaria.

Dada la abundancia, la calidad y la diversidad de recursos naturales muy


ácequibles, el período que va de enero a junio es así la temporada más favorable
para la caza y la recolección de frutos. Estas dos actividades no se interrumpen
por completo a partir de julio, pero los productos que proporcionan entonces
son muy inferiores en calidad o en cantidad: la caza se vuelve flaca y coriácea y
los frutos silvestres tan escasos que bay que conformarse con cogollos de palma
(íjiu), único recurso vegetal natural disponible a lo largo del año.

El final casi simultáneo de la "temporada de los frutos", de la "temporada


de la chonta", de la "temporada de las ranas” y de la "temporada del mono
lanudo" no inicia por ello un período de escasez generalizada de los recursos
naturales. En efecto desde principios de agosto empieza la "temporada de los
huevos de tortuga" (charapa nujintri) y la "temporada de las hormigas
voladoras" (weektin). Las tortugas charap (Podocnemis expansa) ponen
sus huevos en la arena desde agosto hasta diciembre, es decir durante la Época en
la cual el calor y la sequía permiten las. condiciones óptimas de incubación.
Cada animal coloca hasta cincuenta huevos en un hueco que cava en Ja parte no
inundable de las playas y que abandona en seguida después de haberlo tapado
cuidadosamente. Los Achuar sólo tienen entonces que pasear por las playas
hasta que vean 1as huellas características dejadas por las tortugas en la arena
cuando salen del agua para ir a poner sus huevos. En plena temporada charapa
nujintr¡> cualquier banco de arena bien expuesto proporcionará de ordinario
varios centenares de huevos de sabor delicado y de virtudes muy nutritivas. El
principio de la estación seca es también el período durante el cual los machos de
las hormigas aflango (week) abandonan la hormiguera en vuelos de varios
•centenares de individuos después de haver rendido sus homenajes a la reina. Esta
migración estacional sólo se produce una vez al año eñ cada hormiguero y los
Achuar siguen observando con mucho interás todos los indicios que la anuncian.
En el momento oportuno se cava una zanja bordeada con una pequeña valla. La
noche en que las week parecen decididas a echar a volar en masa, los Achuar
fijan teas de copal arriba de la empalizada; así las hormigas Voladoras se queman
las alas en su vuelo y caen en gran número en la zanja. Los Achuar son muy
aficionados a esas hormigas asadas y Ja temporada del weektin se espera pues
con particular impaciencia.

Si la estación seca ofrece la oportunidad de variar la comida ordinaria con


manjares exquisitos como las hormigas o los huevos de tortuga, es también la
época privilegiada para la pesca; Ja importancia de las presas en este periodo:
viene a compensar muy ampliamente la flaqueza de. la caza de pluma o de pelo.
Desde octubre hasta febrero el descenso generalizado. del ".¡nivel de los ríos
(kuyuktin) torna muy vulnerables los peces a los instrumentos de pesca
utilizados por los Achuar. La pesca con barbasco, por ejemplo, es practicable
sólo durante el estiaje ya que hay que poder caminar en el río para recoger los
peces asfixiados. Durante el estiaje también se vuelve muy fácil cerrar un brazo
de río con una red lastrada (neka) para arponar tranquilamente' los peces
mantenidos presos. Faltos de oxígeno y alimento en las aguas poco hondas,
estos saltan constantemente al aire libre y señalan así su presencia al pescador
atento. Para esos peces hambrientos, cualquier cebo es bueno y la pesca con
anzuelo en aquella época se asemeja mucho a ía recogida en un vivero. Desde
diciembre hasta febrero, es decir hacía el final de la "temporada de los peces", se
sitúa e! período del desove. Esta "temporada de los huevos" es acogida con
alegría por los Achuar, la última golosina del mundo acuático anunciando en
efecto La apertura del período favorable a la caza.
Así los modos de uso de la naturaleza varían en alternancia según las
estaciones y si la naturaleza da sus beneficios a los Achuar con liberalidad,
nunca son los mismos los que ella ofrece uno trás otro. No es inoportuno
notarlo aquí, pues la ausencia de contrastes estacionales en el ciclo agrícola de
las sociedades indígenas del Alto Amazonas hace olvidar muchas veces los que
en cambio caracterizan sus actividades de predación. Cada momento del año se
ve marcado por una relación privilegiada del hombre con uno de los csmpos de
la naturaleza: la selva dispensadora de frutos, insectos y caza arbocícala o el río,
proveedor de peces, tortugas y caza acuática. Pero esta dualidad no es solamente
diacrónica pues, según los hábitat, los usos del medio se inclinan hacia la una o
la otra de esas esferas de recursos. Los Achuar del río arriba son más orientados
hacia la selva, mientras los de río abajo miran hacia el río.

Cada uno de estos campos en los cuales se desempeña la praxis cotidiana


está conectado con otros pisos cosmológicos: la bóveda celeste que emerge de
las inaccesibles aguas abajo y los mundos subterráneos y subacuáticos poblados
de una cohorta de espíritus. En efecto los Achuar tienen conciencia de vivir a la
superficie de un universo cuyos diferentes niveles les están cerrados en las
circunstancias ordinarias. El estrato en el cual se encuentran confinados
constituye un campo de límites muy estrechos: hacia arriba, la copa de los
árboles donde se va a sacar del nido los tucanes constituye una frontera
infranqueable, mientras que debajo de la planta de los pies o del casco de la
piragua se abren extraños mundos desconocidos. Unicamente los Achuar que
habitan en el curso superior del Pastaza tienen una experiencia episódica del
mundo subterráneo, pues a veces bajan en unas: simas donde anidan millares de
aves tay u (S te a ío rn is caríp en sis). Las crías de esos guácharos
cavernícolas son prodigiosamente ricos en grasa y sólo la perspectiva de un
festín pantagruélico de grasas puede incitar ciertos Achuar a vencer su
repugnancia por el universo ctonico.

Esta estratificación del cosmos no resulta tan irremediable como parece a


primera vísta; vías de paso han existido en los tiempos mitológicos y algunas
de ellas todavía son practicables en circunstancias excepcionales. Desde que
Luna mandó quebrar el bejuco celeste, el mundo superior se ha vuelto
definitivamente inaccesible. Dicen que antes de aquel acontecimiento, los
Achuar iban regularmente a paisear en el cielo. La bóveda celeste era entonces
mucho más baja de lo que es ahora y, antes de alcanzarla, había que cuidarse
mucho del milano jíishim p (Lencopternis shistacea) que daba vueltas
alrededor de Jos viajeros para hacerlos soltar prenda. Para salir con éxito de
aquella prueba, uno tenía que seguir subiéndose en el bejuco con los ojos
cerrados; en caso contrario, el viajero que miraba el pájaro cara a cara se veía al
instante trasformado él mismo en milano. Aquellos paseos celestes parecen
haber sido patrimonio de todos y los Achuar todavía lamentan su desaparición
definitiva.

La bajada a los mundos subterráneos o acuáticos posee tin estatuto muy


distinto al de la ascención celeste; si ninguna catástrofe cósmica ha venido a
interrumpirla, es practicada ahora, sin embargo, por un número reducido de
audaces y en circunstancias muy particulares. El traslado hacia abajo no se
efectúa, en efecto, en el estado de conciencia despierta (tsawaram ti), sino
durante los viajes que realiza el alma en sueños o trances alucinatorios
(nam pektin) provocados por narcóticos vegetales. Estas peregrinaciones del
alma (wakan) permiten a veces columbrar las poblaciones extrañas que llevan
•en eJ universo subterráneo y subacuático una existencia formalmente muy
parecida a la que llevan los Achuar a la superficie de la tierra. Repartidos en
varias razas claramente distinguidas, aquellos seres son los espíritus tutelares
que gobiernan la buena marcha de la caza y de la pesca; algunos de ellos sirven
también de auxiliares a los shamanes. Pero dichos espíritus no se quedan
siempre en los estratos inferiores; cuando emergen en el plano donde viven los
Achuar, contituyen una amenaza para los humanos. Bajo la tierra y bajo las
aguas se abren así universos habitados, paralelos al que existe en la superficie,
con los cuales hay que intentar vivir en buena inteligencia. Con esta condición,
los espíritus abandonan su agresividad nativa y permiten a los Achuar tomar en
los distintos campos de la biósfera Jo necesario para su existencia. A todo lo
largo del año, río arriba y río abajo, en el plano.inferior y en el plano superior,
bajo la tierra y bajó fas'aguas, la naturaleza forma un gran cominuum de
socialidadL De esta manera, aquellos lugares periféricos inaccesibles a la esfera de
lo doméstico son anexados conceptualmente por la praxis humana como las
fuentes probables desde donde se alimenta su condición de posibilidad.
(1 ) P or lodo lo que res pee la al an álisis g c o m o r fo ló g ico y p e d o ló g ic o de la
región achuar, nuestras fuentes so n principalm ente T S C H O P P 195 3 , S O U R D A T y
C U ST O D E 1 9 8 0 y D E N O N I 1979. A dem ás, M ichel Sou rd at y G corges-L au ren t D e
N o n i, r esp e ctiv a m en te p e d ó lo g o y g e o m o r fó lo g o de la O R S T O M en Q u ito ,
tuvieron a b ien perm itir q u e n o s b e n e ficiem o s de su pericia e n las c ie n c ia s d e la
tierra, d ed ican d o m u ch as h oras a trabajar con n o so tro s sob re lo s m apas y las
fotos aéreas de una r eg ió n c o m p leta m e n te d e sc o n o c id a hasta en to n ces por lo s
geógrafos. A q u í se Ies agradece.

(2 ) En cuanto a la tip o lo g ía de lo s su elo s hem os segu id a la nom enclatura


norteam erican a stan dard (U n it e d S t a t e s D e p a r t m e n t o f A g r lc u lt u r e S o í 1
T a x o n o m y ) g e n e r a lm e n te u sa d a en E c u a d o r p or lo s in v e s tig a d o r e s d el
M inisterio de Agricultura y G anadería y por los de la O RSTO M .

(3) N u estro a n álisis c lim a to ló g ic o de Ja región achuar se fun dam enta en


ob servacion es p erson ales, en Jos anuarios del Instituto N a cio n a l de M eteorología
e H idrología d e lE c u a d o r y en las tablas del S e r v ic io N acion al d e M eteo ro lo g ía e
H id rología,d el Perú; nos hem os b en eficiad o tam bién de los co n sejo s ilustrados de
M i che] Sourdat y del D epartam ento d e H id rología de la O R ST O M en Q u ito. L os
Achuar del Ecuador ocupan una región que no es directam ente cubierta por ninguna
estación m e te o r o ló g ic a ; sin em bargo está bordeada al noreste por una e sta ció n
ecuatoriana (T aísha) y al su r -e ste por d os e sta cio n es peruanas (Sargento Puno y
Soplin). Esta d isp o sic ió n lim ítrofe de las e sta c io n e s y su s situ a c io n e s d istin ta s,
tanto desd e el punto de vista d e la altitud co m o p or su d istan cia en relación con la
C ordillera O rien tal, p erm iten o b te n e r una im a g en b a sta n te p r e c is a d e las
^ flu c tu a c io n e s clim áticas dentro d e l territorio achuar.

(4 ) T o d a s las id e n tific a c io n es b otán icas de e sp e c ie s silv estre s y cu ltivad as


m encionadas en e ste trabajo han sid o reliza d a s p o r n o so tro s, p rin cip alm en te a
partir d e o b ser v a c io n es p erson ales y la c o la c ió n ra cion al d e datos d o cu m en ta les.
Por ra zo n es té c n ic a s y fin an ciera* no n o s fu e p o s ib le realizar un herbario
sistem ático y las id e n tific a c io n e s p ro p u esta s lo están a reserva de v e rific a c io n es
ulteriores. Fuera de la literatura botán ica clá sica , nuestras fu en tes d ocu m en tales
han sido triples: 1/ la n om enclatura botán ica aguaruna r eco g id a por el m ision ero
jesuíta G uallart (G U A L L A R T 1968 y 1975), 2 / la lista cod ificad a por com putadora
de las e sp e c ie s recogid as durante la e x p e d ició n dei p rofesor Brent B erlín entre los
Aguaruna y dr. la cu al é l tu vo la extrem a am abilidad de p rop orcion arn os una
copia, 3 / el in v e n ta r io de m uestra* d e árboles r e c o g id a s entre lo s Sh u ar por
in g e n ier o s d e l C e n t r e T e c h n l q u e F o r e s t l e r T r o p i c a l y de la S C E T -
I n te r n a c lo n a l trabajando p or cu en ta d el E stad o e cu to ria n o . En e s t e ú ltim a
caso, io s técn icos fran ceses tuvieron a bien hacern os participar en el terreno de
su pericia en el cam po forestal, brindándonos así una oportunidad ex ce p c io n a l de
(5 ) La id en tificación c ie n tífic a de las e sp ecie* an ím ales ha sid o realizada en
b a se a o b r e r v a c io n c s p e r so n a le s y a un trabajo siste m á tic o c o n n u estro s
inform adores sobre lám in as z o o ló g ic a s ilustradas: D E S C H A U E N S E E y P H E L P S
1978 para las aves, E IG E N M A N N y A L L E N 1942 para lo s p eces, P A TZELT 1978
para lo s m am íferos, K L O T S y K L O T S 1 9 5 9 para lo s in sectos y C O C H R A N 1961
y S C H M ID T e IN G ER 1957 para lo s a n fib io s y los reptiles.

(6) Segú n K arsten, y a n k u a m correspon de entre lo s Jívaro Shuar al planeta


V en u s (K A R S T E N 1935: p. 5 0 4 ). En lo tocante a lo s A chuar, tal id en tificación es
inap rop iad a, por si so lo fu ese en razón a la d esap arición regu lar d e y a n k u a m
cada año en la m ism a é p o c a y su o p o sic ió n polar perm anente a las Pléyades.-
Capítulo 3
Los Seres de la Naturaleza
LOS SERES DE LA N ATU RALEZA

El limitado número de los tipos de paisajes constitutivos de la selva


húmeda contrasta fuertemente con la extrema diversidad de especies animales y
vegetales que la habitan. La aparente monotonía de la selva no es engendrada por
la uniformidad de especies, pero muy al contrario por la infinita repetición de
una idéntica heterogeneidad. De manera que cuando se distinguen claramente los
diversos aspectos del paisaje, es por la puesta en oposición de una vegetación
caracterizada por su diversidad (selva densa) con una vegetación de tipo
monoespecífica (selva inundada, selva ripícola, bosquecillos de helechos
arborescentes...)- Se entiende pues, que para producir una clasificación
operatoria de elementos orgánicos tan uniformemente variados, los. Achuar no
tienen otro recurso que eí de nombrar a todos aisladamente. Los procedimientos
de identificación y de reagrupariuentos categoriales de las especies animales y
vegetales, constituyen un sector importante de las representaciones del medio
natural,-Mas este conocimiento naturalista dista de agotar la totalidad de lo real,
puesto que el mundo orgánico no se deja reducir a los simples sistemas
taxonómicos, ldentificable por su inclusión en una clase, cada planta y cada
animal se ven igualmente do^dos por los Achuar de una vida autónoma de muy
humanos afectos. Todos los'serés de la naturaleza poseen así una personalidad
singular que les distingue de sus congéneres y que permite a los hombres el
establecer con ellos un comercio individualizado,

1. El orden taxonómico.

La ñora natural.

Durante una caminata en la selva, es rarísimo que un Achuar adulto sea


incapaz de indicar al ignorante etnólogo el nombre vernáculo de una planta
escogida al azar. Una experiencia repetida muchísimas veces con informadores
pacientes, da pruebas de que un hombre sabe nombrar a casi todos los árboles
encontrados a lo largo de un trayecto de varios kilómetros o dentro de una
extensa parcela de selva destinada a ser rozada. Hemos podido así apuntar 262
diferentes nombres indígenas de plantas salvajes, pero esta lista ciertamente no
es limitada y podría sin duda alargarse al cabo de una investigación etnobotánica
sistemática. Los criterios distinti vos d^ reconocimiento son en primer lugar de
orden morfológico; para los árboles, ?,? toma en cuenta la forma, la textura y el
color del tronco, de las hojas y de los frutos, el porte de la cima y la apariencia
de las raíces. Cuando los simples indicios de forma y color se revelan
insuficientes para identificar uña especie morfológicamente muy parecida a otra,
los Achuar cortan el tronco con el fin de tomar trozos de la corteza y de la
albura; la identificación se hace entonces por discriminación de olor y a menudo
•de sabor. La curiosidad científica dé los Achuar eslá siempre alerta; cuando
alguien encuentra una especie desconocida para él, saca una muestra de Ja corteza
con el fin-de someter su interpretación a Ja sagacidad de botánicos más
experimentados.

La nomenclatura vernácula es más o menos extensa y precisa según las


familias vegetales; cuando todos los árboles específicos de la región parecen
poseer un nombre vernáculo, solo algunas especies de epífitos o de musgos son
identificadas. La inclusión de una planta dentro de la sistemática indígena no
está por ello ligada a criterios estrictamente utilitaristas y son numerosas las
plantas totalmente inútiles para el hombre que están dotadas de un nombré
propio. Así de las 262 plantas salvajes contadas, no más de la mitad de entre
ellas tiene un uso práctico para los Achuar; unas sesenta especies proveen de
frutos comestibles o son empleadas en las preparaciones medicinales y
cosméticas, una treintena sirven de materiales para la construcción de casas y
para la fabricación de diversos objetos y otro tanto es utilizada como lefia.
Cierta? plantas silvestres, particularmente las palmeras, son muy polivalentes y ...
prodigan por tumo, según las circunstancias, sus hojas, sus frutos, su madera,
su corteza o su látex.

Por regla general, cada nombre vernáculo corresponde a una especie dentro
de la nomenclatura científica botánica occidental. Sin embargo, ciertas especies
reciben dos nombres, alternativamente empleados según el contexto de su uso;
es el caso de ía muy común palmera chambira (Ástrocaryum chambira)
que es denominada m ata, cuando se refiere a sus frutos comestibles, o kumai,
cuando se utilizan las fibras de sus hojas para trenzar cucrdeci!las.Al contrario, a
veces se utiliza un sólo término vernáculo para designar diferentes especies
bastante cercanas por sus características botánicas; chínchak designa a varias
especies de Miconia y de Leandra de la familia de las melastomáceas, cuyas
bayas constituyen un alimento apreciado por los tucanes.También ocurre que un
nombre único sea aplicado a dos especies morfológicamente muy cercanas, pero
salvaje en un caso y cultivada en el otro. Por ejemplo, paat designa a la vez la
cana de azúcar (Saccharum officinarum ) y una gramínea ripícofa casi
idéntica (G ynerium sagittatum ), mientras que w in c h u , eí término
genérico para los plátanos cultivados (Musa sp.) denota igualmente una
musácea silvestre (Heliconia sp.). En estos dos casos, es probable que el
nombre de la planta silvestre haya sido utilizado por derivación pará nombrar
cuítígenos introducidos tardíamente, o en todo caso después del descubrimiento
del Nuevo Mundo.

El sistema de nombramiento vegetal puede tomar muchas formas. En el


caso más corriente , la planta posee un nombre que le es propio y que por lo
tanto se distingue de todos los otros lexemas de la lengua. Pero la planta puede
también distinguirse por una expresión formada a partir de una metáfora
descriptiva; esta expresión no constituye pues un lexema autónomo, aunque la
combinación específica de términos que ésta realiza sea propia de esta planta.
Los ejemplos más comunes son producidos juntando un determinante al término
genérico "árbol" (nutni): así taishnam i, "árbol de los turpiales cola
amarilla", designa un árbol cuyos frutos son apreciados por esos pájaros
tejedores que anidan en colonias, a jin u m i," á rb o l ají" ( M o u r i r i
g ran d iflo ra), produce bayas parecidas a ese condimento, mientras que el
caimito yaas (Chrysophylium cainito), cultivado en todos los huertos,
sirve de determinante para componer el nombre de una especie silvestre muy
parecida, yaasnum í (Poutéria camito). La metáfora puede ser también
totalmente descriptiva e ilustrar directamente una característica morfológica de la
planta; así, panki nai ("colmillo de anaconda") y pam asuki ("escroto de
tapir”) son dos leguminosas cuyos frutos son considerados parecidos a estos
elementos anatómicos.

Ciertas plantas poseen un nombre idéntico al objeto del que constituyen el


material de elaboración: así karis designa los tubos ornamentales que los
hombres se pasan por el lóbulo de la oreja al mismo tiempo que el pequeño
bambou de que son hechos, íaun denota la pértiga del nauta y ei árbol
A spidosperm a m egalocarpon que es empleado para su fabricación,
mientras que paeni significa a la vez los pilares principales de la casa y el
árbol (M inquartia punctata) que es generalmente empleado para este uso.
Por último, ocurre que el nombre propio de una planta sea especificado por un
térm ino que indica su destino o su uso: por ejemplo uum kankum
(’cerbatana-kankum ”) es un bejuco que sirve principalmente para ligar las
cerbatanas. Dejando a un lado algunas variaciones fonéticas, los nombres de,las
plantas salvajes difieren poco en achuar y en shuar. Sin embargo, ciertas
especies poseen nombres totalmente diferentes dentro de cada uno de los gmpos
dialectales y cumplen así eí papel de marcadores étnicos: por ejemplo, (ach).
naship * (sh) sb im sb ip (L icania sp.), (ach). kuunt - (sh.) te r e n
(W ettinia m aynensis) o (ach.) waps - (sh.) iwianch jii (M u c u n a
h u b e ri).

Los Achuar no disponen de ningún término para designar la categoría de


lo vegetal en general y La clasificación interna de este conjunto no nombrado es
bastante pobre. Podemos identificar tres sistemas taxonómicos principales en la
etnobotáníca achuar: un sistema de categorías explícitas y abstractas, un sistema
de categorías explícitas normado por la destinación pragmática y un sistema de
categorías implícitas o latentes. Por categorías explícitas, entendemos categorías
nombradas que puedan servir de término genérico sustituible con el nombre de
una especie dentro de un enunciado performativo. Así, para designar un árbol
cuyo nombre propio ignora, un Achuar dirá "ju numi" ("este árbol"). A parte
de numi, estas categorías explícitas abstractas son nupa ("planta herbácea"),
cesa ("flor”, sirve por ejemplo para designar a las orquídeas), sh in k i
("palmera"), naek ("bejuco fino"), kaap ("bejuco grueso") y jin k ia i
("arbusto con bayas", pero también "bayas", "hueso", y "pepita"). Como para
numi, estas categorías explícitas sirven a menudo de término genérico para la
constitución de los nombres de especies; así saar nupa ("hierba blancuzca") o
tanish naek ("bejuco fino de empalizada"). Calificamos estas categorías de
abstractas por lo que dividen el universo vegetal en clases morfológicas,
independientemente de toda idea de utilización práctica.

A la inversa, el sistema de categorías explícitas pragmáticas, incluye


dentro de una clase nombraba a todas las especies vegetales empleadas para el
mismo uso. Los dos sistemas se confunden a veces, sobre todo en caso de la
categoría shinki. Shinki designa efectivamente a la clase de las palmeras en
general pero denota igualmente el tipo de madera muy característico que da la
estípite de las palmeras. A causa de su alta densidad y de su estructura leñosa
muy particular, la madera de las palmeras se emplea como materia prima para
una serie muy diversificada de objetos, desde camas hasta cerbatanas. Según el
contexto, shinki es así pues empleado en modo ora abstracto (la clase de las
palmeras) ora en modo pragmático (la clase de plantas que produce una madera
de cierto tipo). Otra categoría es aquella de la leña jii (jii fjgnifica literalmente
"fuego”), que engloba muchas especies con propiedades idénticas: combustión
lenta, gran poder calorífico, baja densidad... Dentro de la categoría jii, los
árboles más comúnmente apreciados por los Achuar son: c h im i
(P seudolm edía laevigata), tsach ir (M abea arg u tissim a), tsapakai
(Guarea sp.), tsaí (leguminosa) y ararais.

Las categorías latentes son evidentemente mucho más difíciles' de


descubrir que las categorías explícitas, ya que el etnólogo siempre corre eJ riesgo
de extraerlas de su propia imaginación. Con el fin de mitigar este inconveniente,
bonos considerado como formando clases vegetales implícitas sólo las especies
que siempre están asociadas de manera idéntica dentro de ciertos tipos de glosas
espontáneas que acompañan la respuesta a una pregunta del etnólogo. Así,
cuando se le pregunta el nombre de una palmera, un Achuar añadirá a menudo a
su respuesta el siguiente comentario "ijiu y u tai" ('e l cogollo es
comestible"). Por lo tanto, es lícito postular que las especies de palmeras en las
que los cogollos son comestibles -todos no lo son- forman una categoría
implícita de orden pragmático. La existencia de esta categoría no nombrada
parece estar confirmada por el hecho de que cuando se le pregunta a un Achuar
cuales son las especies de palmeras en las que el cogollo es comestible, sin
vacilar expone inmediatamente la lista: tuntuam (Iriartea sp.), kunkuk
(Jessenia w e b e rb a u e ri), sake (E u íe rp e sp.), ach u (M a u ritla
flexuosa), íniayua (M axim ¡liana regía), K a tiri y kuyuuw a (no
idenficadas).

La mayor parte de estas categorías latentes se hallan estructuradas por una


finalidad utilitarista. La más inmediata es aquella que divide todas las especies
vegetales en dos clases mútuamente exlusivas y ordenadas por sus
potencialidades alimenticias: yutai ("comestible”) y yu ch atai ("no
comestible"). Por otra parte, este-determinante alimenticio no está reservado
sólo a las especies que proveen de elementos comestibles para el hombre.
Postulamos así la existencia de por lo menos dos categorías latentes que
incluyen plantas en las que Ies frutos o las semillas son consumidos por los
animales: la categoría de los árboles de tucanes denotada por el comentario
“comido por los tucanes” (tsukanka yutai) y la categoría de los árboles de
monos lanudos. En los dos casos, los árboles de estas categorías son
naturalmente puestos privilegiados de caza. Otra categoría latente de orden
pragmático parece estar formada por el conjunto de los árboles utilizados como
materiales para el armazón de las casas (véase capítulo 4).

Las categorías latentes pragmáticas son las más fáciles de aislar en razón a
su empleo contextual comprobado dentro de ciertas esferas de la práctica. En
cambio, la existencia de categorías implícitas abstractas -e s decir no
determinadas por su potencial instrumentalizacion- es más difícil de afirmar con
certeza. En un artículo sobre la etnobotánica de los Jívaros Aguaruna, Brent
Berlin postula as/ la existencia de clases indígenas latentes ( " c o v e r t
c a te g o ríe s"), más o menos homólogas a los géneros de la botánica
occidental (BERLIN 1977). Ciertamente la idea es seductora, aunque la eventual
interpretación aguaruna de ¡os rasgos distintivos que definen cada una de estas
” covert categoríes” no parece haber sido expuesta con mucha precisión.
Ahora bien, es cierto que tanto como los Aguaruna, los Achuar perciben
similitudes morfológicas entre las diferentes especies vegetales que llevan
nombres distintos. Estas similitudes son a veces claramente denotadas por una
derivación léxica como en el caso yaasi ya as numi, pero dista de ser siempre
la regla. Es entonces indudable que ciertas asociaciones florísticas son percibidas
como tales por los Achuar, definibles en términos de proximidad botánica o de
proximidad espacial (por ejemplo especies intrusivas de la vegetación
secundaria). No obstante, y salvo algunas excepciones (especialmente el Inga,
.véase capítulo 5) nos parece un poco aventurado el trasformar sistemáticamente
estas asociaciones empíricamente constatables en categorías analíticas
implícitas.

La fauna

Si ciertos agujeros aparecen en Ja malla terminológica que los Achuar han


Elaborado para ordenar la flora de su hábitat, en cambio la fauna está cubierta por
un sistema nominal extensivo y articulado por múltiples categorías genéricas.
Los Achuar poseen un léxico de alrededor de seiscientos nombres de animales:
86 para los mamíferos, 48 para los reptiles, 47 para los anfibios, 78 para los
peces, 156 para las aves y 177 para los invertebrados (42 nombres diferentes
para las hormigas). Dentro de este conjunto de especies diferenciadas por los
Achuar, apenas un poco más de un tercio (aproximadamente 240) es considerado
como comestible y menos de una décima parte es efectivamente consumida de
manera ordinaria. En el caso de la fauna más aún que en el caso de la flora,
aparece de manera evidente que la etnociencia achuar no está principalmente
regida por objetivos utilitaristas. En efecto, ¡a minuciosidad taxonómica es
independiente de las potencialidades de uso atribuidas a las especies sobre las que
se ejerce; se ve difícilmente, por ejemplo, qué beneficio económico puede
corresponder a Ja distinción entre 33 especies diferentes de mariposas, puesto que
ninguna es empleada por los Achuar con fines prácticas. El saber taxonómico es
tanto un instrumento de conocimiento puro que permite ordenar el mundo,
como un instrumento de la práctica que permite actuar eficazmente sobre éL
Aunque este principio haya sido generalmente aceptado desde que Lévi-Strauss ■
fo puso en evidencia en El Pensamiento Salvaje, no todos se adhieren i
él; el materialismo ecológico norteamericano continúa arrojando aquellos que k> \
adoptanen las tinieblas idealistas del "mentalismo".

ns
Ei que ciertos animales sean tan buenos para pensar como para comer,
aparece de manera notable en el extraordinario desarrollo de ciertos campos de la
etnozoología achuar, como la etología animal o la anatomía comparada. Ahora
bien, el conocimiento indígena de las costumbres y de la morfología de la
fauna es tan amplio para las especies no cazadas como para las que sí lo son. Si
la observación del comportamiento de la caza, de los peces y de sus predadores
es un requisito absoluto para una práctica eficaz de la cacería y de la pesca, en
cambio no tiene significado pragmático inmediato cuando se ejerce sobre
animales que no son ni directamente útiles para el hombre ni constituyen un
peligro para él. Estos últimos animales son empero muy familiares para los
Achuar y la idea de un conocimiento selectivo de las especies en función de sus
virtudes utilitarias sólo puede llevar a un paralogismo, En efecto, se comprende
difícilmente cómo los Achuar pudieran suspender temporalmente el ejercicio de
sus facultades de observación, solicitadas permanentemente por una
multipliciadad de objetos naturales.

Para cada especie identificada los Achuar son capaces no solamente de


describir su morfología con los menores detalles así como sus costumbres y su
hábitat, pero saben también imitar las señales sonoras que ella emite. Los
animales poseen, pues, casi todos un modo de expresión que toma la forma
lingüística de una onomatopeya estereotipada;' por ejemplo, el grito del mono
araña es "aar" y el panto del tucán "kuan kuan". Cuando la mitología evoca
la transformación de un ser humano en un animal homónimo, significa a
menudo este cambio de estatuto por la pérdida del lenguaje articulado y la
adquisición de un grito específico. Así, ciertas variantes precisan que cuando la
mujer auju se convierte en el ave nictibio y que intenta implorar a su esposo
Luna, no puede emitir otra cosa que su canto característico "aujuuu aujuuu
au ju u u ". Este notable conocimiento del comportamiento de los animales va
mucho más allá pues que el saber taxinómico y a veces lo reemplaza. Cuando
identificábamos con un informante unos pájaros sobre láminas de colores,
sucedía a menudo que nos diga: "Aquél es diurno, habita en la copa de los
árboles, se nutre de tal y tal cosa, es cazado por tal o tal animal, vive en grupos
de siete u ocho, canta de tal manera, pero he olvidado su nombre".

Cada nombre vernáculo de un animal corresponde generalmente a una


especie dentro de nuestra nomenclatura zoológica, pero las excepciones a esta
regla son más numerosas aquí que en el caso de tas taxonomías vegetales. En
particular ocurre bastante a menudo que los Achuar distinguen varias especies
bien diferenciadas ahí donde les zoologos reconocen sólo una. En efecto, la
fauna amazónica es aún relativamente mal conocida y los Achuar tienen la ciara
ventaja sobre los naturalistas de poder observar constantemente a las especies
animales en libertad. Por ejemplo, los Achuar distinguen doce especies de
felinos de las que no más de la mitad son precisamente identificadas por la
zoología científica. Por .otra parte, y en razón a la hostilidad que demostraban
los Achuar con respecto a los blancos, el territorio jívaro es-todavía una térra
incógnita para los naturalistas occidentales; es probable que una investigación
científica permita descubrir especies no inventariadas o consideradas inhabituales
en ese tipo de hábitat.

Contrariamente a la flora en la que los nombres de las especies están a


veces formados de metáforas sacadas del mundo animal, cada elemento de la
fauna diferenciado por los Achuar, lleva un nombre que le es exclusivo. La sola
excepción a esta regla de univocación lexical es la luciérnaga, donominada yaa,
exactamente lo mismo que las estrellas. A veces el nombre de un animal está
formado simplemente por la onomatopeya que reproduce el sonido característico
que emite; es el caso, como lo hemos visto, del pájaro auju o bien de la sonora
achayat, que designa a la vez una especie de saltarín (T e le o n o m a
fi!¡cauda) y su singular canto. Ocurre también que el animal es llamado
alternativamente por su propio nombre o por el lexema que imita su canto; así
tenemos por ejemplo el pióogordo (Pitylus grossus) cuyo nombre es ora:
jwianch chínki (literalmente "pajarito espíritu malo") ora: peesepeesi.
Incluso en el caso de la a vi fauna, en la que el dimorfismo sexual es a menudo
muy marcado, los Achuar saben reconocer muy bien en el macho y en la
hembra las características unitarias de una misma especie. Es entonces raro que
el macho y la hembra sean identificados como dos especies diferentes aún
cuando sus caracteres sexuales secundarios les hagan morfológicamente bastante
desemejantes. El único caso notable es aquel del colibrí F lo ris u g a
m ellivora, en~el que el macho es llamado m aikiua jem pé (jempe es el
nombre genérico de los colibríes), mientras que la hembra es tsemai jempe.

En el seno de una misma especie animal, los Achuar asignan a veces un


nombre propio a ciertos individuos cuyas costumbres,función o morfología,¡os
diferencian claramente de los otros. Es el ca so por ejemplo en las especies
gregarias, de los animales solitarios, o a la inversa de los jefes de manada. Así
mismo, entre las hormigas añangó (yarush), los Achuar distinguen entre los
machos alados (week), los soldados (naisham pri), las obreras (sh u a ri,
literalmente "la gente”) y la reina (shaasham). Las especies de metamorfosis
post embrionaria a menudo reciben nombres diferentes según los estados de su
desarrollo; así el gorgojo de las palmeras (Calandra palmarum) es llamado
tsampu en la edad adulta, mientras que su larva -a la que los Achuar son muy
aficionados- es llamada m untish. En cambio, los renacuajos reciben un
sombre genérico, kutuku, cualquiera que sea la especie de batracio adulto en
que se convierte (los Achuar distinguen unas cincuenta).

Los casos en que la nomenclatura científica es más discriminante que la


nomenclatura vernácula son sumamente raros; así, los Achuar llaman saserat
a un pájaro carpintero de cresta roja que los ornitólogos sistemáticos separan en
dos especies (C am pephilus melanoíeucos y D ry o c o p tts lin é a lo s ), en
razón de diferencias difícilmente discemibles a primera vista. Lo mismo
sucede para jaapash, una garza nocturna muy difícil pues de observar e
incomible que parece en realidad que debe ser distinguida en dos especies muy
cercanas (N yctanassa violacea y N y cticorax nycíicorsut)- P or
último, ciertos nombres designan a géneros dentro de los cuales ninguna especie
es terminológicamente diferenciada: por ejemplo los búhos, am pash
(estrígidos), los chotacabras, sukuyar (caprimulgíformes), los barbados
shiik (bucconidos), y ios buitres yapu. Evidentemente los Achuar están
conscientes de las diferencias morfológicas que existen entre las diversas
especies de esos géneros pero estas son relegadas a un segundo plano en
provecho de sus características Unitarias genéricas: así los copetes y los círculos
oculares para los búhos o un mechón de cerdas lacias alrededor del pico de los
barbados.

Los Achuar perciben, por lo tanto, los rasgos distintivos que autorizan el
reagiupamiento de las especies en clases genéricas nombradas, cuyos límites por
otra parte corresponden ^ara vez a aquellos de los géneros de la zoología
occidental. Los términos vernáculos que designan esas categorías genéricas
constituyen generalmente nombres de base que sirven, mediante la adjunción de
un determinante, para identificar una especie particular. Los principios que rigen
la inclusión dentro de una categoría genérica son a yeces difíciles de percibir. La
categoría yawa, por ejemplo, integra a un; cierto número de mamíferos
carnívoros que parecen, a primera vista, muy diferentes. Entre los félidos, se
cuentan así el jaguar Pantera onca (juunt^a|v>a f "yawa grande"), el jaguar
melánico (suach yawa), el p u m a e f e l ^ ( j a Pa y aw a:
*yawa-cérvido”) y ün animal no id e n ttíic a ^ ^ '^ íía n ia ñ o idéntico al jaguar
pero con un pelaje un p ó C Q -W e reo te ¡'^ i^ g i^ riífw á ).'i^ ó obstante, esta
categoría comprende igualmente péqueaSfis Q0ܧfírp$_bastante diferentes de los
felinos: dos especies de ryenáUcus (jpatukam
yawa: "yaw a de lo sH u a m b isá V X ^ ^ m íc ro tis (k n a p
yawa), el perro de agua GáU ictii‘> ;v i ^ ^ ¡ ^ 'a n ^ l e r {entsaya yaw a:
“yawa de agua"), una e s p e c i e '^ á m i ^ ; ^ a w a ^ " y á w a - t í i i r á), y el
perro doméstico (tanku yawáV ^aw a-; dk^é'¿Úco’\ perro corredor,
probablemente derivado del galgo e introducido en tierra de los Jívaros poco
tiempo después de la conquista española).

En el seno de esta colección heteróclíta, dos especies, ei jaguar y el perro,


son casi siempre designadas, dentro de un contexto preformativo, por su simple
nombre genérico de base, yawa, sin adjunción del de'ermmante apropiado. Es
entonces posible considerarlos como dos arquetipos distintos de los que las otras
especies de yawa serían respectivamente derivadas. Diferentes indicios parecen
confirmar esta clase de función matriz que desempeñan el perro y et jaguar en la
constitución de la categoría yawa. Por una parte, el perro doméstico está
siempre asociado simbólicamente con el perro silvestre que representa así su
contrapartida salvaje (véase capítulo 6); esta asociación es puramente conceptual
y los Achuar perciben muy bien que no es fundada "en un proceso de derivación
genética. Ahora bien, todos los yawa no félidos son morfológicamente muy
parecidos al Speothos, aún sí, por otro lado difieren considerablemente del
perro doméstico achuar. Por otra parte el jaguar melánico posee un estatuto
sobrenatural y es concebido por los Achuar como un equivalente acuático del
jaguar moteado, que hace las veces de perro guardián para los espíritus de las
aguas. Sean ellas de un solo color o moteadas,. las especies de yawa félidos
tienen una conformación física que las asimila a uno u otro elemento de esta
pareja original de jaguares. El principio que rige la inclusión dentro de la
categoría yawa nos parece entonces que debe estar fundado en dos conversiones
invertidas de pares animales articulados por el eje naturaleza-cultura. En un
caso, ei jaguar salvaje es socializado en perro doméstico sobrenatural, la pareja
formada constituyendo así la matriz de donde se derivan los yawa félidos,
mientras que en el otro caso, el perro doméstico es convertido en perro salvaje,
este último volviéndose emblemático de los yawa no félidos.

Pero como es frecuentemente el caso en el análisis de los sistemas


taxonómicos, es mucho más fácil postular los principios estructurales generales
que rigen la inclusión dentro de una clase qué comprender los límites precisos en
que se termina esta inclusión. Es así que toda una serie de felinos cuyo pelaje es
moteado como el del jaguar o de un solo color como el del jaguar melánico, no
son designados con el nombre genérico yawa, pero por nombres singulares;
entre estos encontramos en particular dos especies de ocelotes Felis pardalís
(uBlucham ) y Felis wiedii (papash), el marguay o gato montés, Felis
tigrina (wampish) y el jaguarundi (shishim). Se encuentran igualmente
excluidos de la categoría yawa ciertos carnívoros morfológicamente bastante
cercanos al perro silvestre como el zorrillo G uicham ), el lobo de agua
(tfan k an im ) o el taira común Tayra b arb ara (amich). En este último
caso, se comprende tanto menos cómo de dos especies extremadamente cercanas
de taira, la una puede ser yawa mientras que la otra no lo es, si no se postula
que yawa no es aquí el nombre genérico sino muy al contrario el determinante
que especifica amich, categoría genérica de los taira.

El funcionamiento de las clasificaciones de base, no es pues enteramente


reductible a una lógica explicativa totalizante y el etnólogo debe necesariamente
admitir una cierta arbitrariedad de las taxonomías. En cambio la asignación de
operadores de determinación a nombres de base parece obedecer a principios del
todo coherentes. Dentro de la categoría yawa, por ejemplo, constatamos q e se
utilizan dos tipos de determinantes: aquellos que especifican la categoría de base
por la calificación del hábitat y aquellos que la especifican mediante una
homología morfológica. Dentro del primer tipo tenemos nombres como
éntsaya yawa, "yaw a de agua" o patukam yaw a, "yaw a de los
Huambisa”, a veces también llamados mayD yawa, "yaw a de los Mayna".
Patukam shuar es el etnónimo mediante el cual los Achuar designan a los
Jívaros Huambisa, mientras que mayn shuar denota un subgrupo achuar que
vive en el Perú sobre los afluentes del Corrientes. Aquí el determinante hace
menos referencia al origen étnico supuesto del perro silvestre que al tipo
particular de biotopo que se supone que ocupa en común con esos dos grupos
dialectales. El segundo tipo de operador de determinación especifica mediante la
similitud de apariencia. Así, en el nombre del puma ja p a yawa, el
determinante japa (nombre genérico de los cérvidos) evoca la identidad de color
entre el pelaje de este felino y aquel de los mazamas. En ese caso, el nombre de
base y el determinante son igualmente nombres genéricos, de la misma manera
que en amich yawa, el operacjpr yawa sirve para especificar una variedad de
taira por su supuesto parecido con el perro silvestre.

Debido a sus características morfológicas, ciertas especies o ciertos


géneros se constituyen en significantes privilegiados de la distinción categorial
y se los utiliza pues sistemáticamente como determinantes. Chuwi designa así
a una clase de ictéridos que abarca muchas especies de caciques y oropéndolas
que tienen en común el tener un vientre amarillo; la especie tipo de esta clase, y
ta que le da su nombre, es el muy común cacique moñudo (PsarocoHus
decum anus). En el seno de esta clase, los Achuar distinguen además un
oropéndola verde de pico prominente (Psarocolius viridis), que es Mamado
chuwi tsukanka ("chuwi tucán”) por homología con el pico desmesurado
del tucán.

En el orden animal, los Achuar distinguen 27 categorías nombradas, de las


que solamente dos corresponden a lo que la zoología occidental llama
subórdenes: los murciélagos (jeencham) y las arañas (tsere). Estas categorías
genéricas tienen propiedades muy diversas (véase cuadro Nff 2). Ellas pueden por
ejemplo «agrupar especies que sean morfológicamente muy diferentes, como la
clase de los yawa, o muy parecidas, como es el caso para la mayoría de las 17
categorías genéricas de aves. Algunas de ellas son muy inclusivas; así todos los
ofidios son divididos en dos clases mutuamente exclusivas: las serpientes
bóidas.panki cuya especie tipo es la anaconda y las serpientes no bóidas napi.
En cambio dentro dé los batracios anuros, sólo las ranas constituyen una
categoría genérica nombrada (puacb); esta categoría sirve de nombre de base
para ia designación de las especies. Los sapos son nombrados individualmente
pero no son incluidos dentro de una categoría genérica. Si la mayor parte de
estas categorías genéricas son utilizadas como nombre de base en la formación
de los nombres de ias especies, ciertas sin embargo, no son colocadas en el
sistema de nominación. Por ejemplo, la categoría pinchu, engloba 5 especies
<de rapaces accipítridos y falcónidos de las que solamente una, la especie tipo está
designada con el nombre de base pinchu juntado á un determinante: pee pee
píncbu (el milano C h o n d ro h iera x u n c in a tu s) se combina así con
ku k u k u i (el halcón M ic r a s tu r ), k a u ta (el gavilán H e r p e to th e r e s
cachinnans), m akua (el gavilán de cuello negro Busarellus nigricollis)
y jiishim p (el milano L eu co p tern is shistacea ) para formar el conjunto
p in c h u .

La categoría tsere (araña) presenta una característica interesante, puesto


que el nombre que la denota designa igualmente una especie que pertenece a otra
rama zoológica; en efecto, tsere es también el nombre vernáculo del mono
capuchino (Cebus capucinus). Según la glosa indígena, esta homología
terminológica está fundada en una sorprendente homología de comportamiento.
Cuentan los Achuar que ambos animales se hacen los muertos cuando son
amenazados, haciéndose un ovillo con sus miembros replegados; luego
aprovechan la primera ocasión para atacar a su agresor, sea mordiéndolo
(monos), sea picándolo (arañas). La imaginación taxonómica de los Achuar ha
seleccionado así una muy discreta homología de comportamiento entre el
capuchino y las arañas antes que la muy evidente homología morfológica que
nos ha conducido a denominar mono araña a otra especie de primate, el Ateles
belzebuth. Además, por una divertida paradoja, el mismos mono araña
(washi en achuar) sirve de determinante dentro de la composición del nombre
de una especie de araña, llamada por consiguiente washi tsere. Los sistemas
taxonómicos atestiguan el funcionamiento muy particular de ia lógica de lo
concreto, porque no son solamente Jos principios de identidad de hábitat o de
rasgos morfológicos que sirven de operadores categoriales de distinción, sino
también el principio de unidad de comportamiento tal como está ilustrado aquí.
Ciertas especies animales son emblemáticas de una cualidad singular y esta
cualidad distintiva se transforma entonces en el determinante característico,
significado por el nombre de la especie que la encama mejor.
CUADRO N ® 2

NOMENCLATURA GENERICA DEL ORDEN ANIMAL

I Categorías supragenéricas

Kuntin: "caza"

C hinki: "pajaritos"

Namak: "pez grande"

Tsarur: "pescado menudo"

II Categorías genéricas.

Am push: búhos (estrígídos)

Charakat: maitines pescadores (alcédinidos)

C hinim p: goloncjrinas y aviones

Chuchup: hormigueros (formicáridos)

Chuwi: oropéndolas y caciques (ictéridos)

Ikíanchim : cucos (cuculiformes)

Jinicham : pítinespapamoscas (dránidos)

Jempe; colibríes y chupaflores (troquflidos)

Kawa: aras

Patu: patos (anátidos)

Pinchu: milanos, águilas, halcones, gavilanes,


cernícalos, caranchos
S b iik : barbados (buCcónidos)

T in k is h : trogloditas

T u ru : pájaros carpinteros

Y a m p ils : palomas

Y apu: buitres

S u k u y a r: chotacabras (caprimulgiformes)

T u n k au : pimelodidos

N ayurop: loricaríídos

P a n k í: serpientes bóidas

N api: serpientes no bóidas

Puach: ranas

Ja p a: cérvidos

Paki: tayassúidos (pecaríes)

Jeeneham : quirópteros

T sere: arañas

Y aw a: cienos mamíferos carnívoros


No obstante, las categorías genéricas son poco numerosas y dejan a un
lado campos de cualidades inexplicablemente desdeñadas. En efecto, cieñas
especies muy comunes en la región de los Achuar y que parecen ser unificadas
por rasgos físicos muy característicos no son por ello reagnjpadas en categorías
genéricas. Así, el prominente pico del tucán de Cuvier (tsu k an k a) lo
conviene en el soporte de una cualidad original que le va a servir para especificar
una especie de ictérido. Pero los ramfástidos en general, que se parecen hasta el
punto de confundirse con el tucán de Cuvier no constituyen por Jo tanto una
clase vernácula. Cada una de las cinco especies de tucán está designada por un
nombre propio y las menores diferencias que las distinguen son suficientes a los
ojos de los Achuar para impedir su inclusión dentro de una categoría unitaria.
Otro caso ejemplar es él de estos animales de morfología tan rara que son los
tatúes. Los Achuar identifican cinco especies de tatúes: sem a (Cabassou
sp .), sh u sh u i (D asypus no v em cin ctu s), y a n k u n t (P rio d o n tes
giganteus), tuich (Dasypus sp.) y uranctiam (D asypus sp.). A
primera vista aquello que distingue a las especies de tatúes entre ellas, (el
tamaño, el número de placas del caparazón...) parece menos fundamental que lo
que les distingue en su conjunto de los otrús animales. Ahora bien, ahí
también, los Achuar se Hári abstenido de englobar a los tatúes dentro de una
categoría genérica. Tales ejemplos se pueden multiplicar pues estos vacíos
genéricos afectan a todos los órdenes del mundo animal.

El. campo ofrecido por las posibilidades evidentes de reagrupamiento dista


pues de estar cubierto integralmente por Jas Categorías genéricas vernáculas y
mientras más se progresa de lo particular a lo general la división taxonómica se
torna más imprecisa. Contrariamente a la clasificación científica Occidental, la
taxonomía zoológica achuar no distingue ni tipos (vertebrados, moluscos...), ni
clases (mamíferos, peces...) Por lo tanto no existe ninguna categoría nombrada
que designe, por ejemplo, las aves, los monos ó los insectos. Los Achuar
utilizan sin embargo cuatro grandes categorías supra genéricas cuya
particularidad es la de clasificar a ciertos animales más según su modo de captura
que según identidades morfológicas kantin ("caza"), namak ("pez grande"),
tsa ru r ("morralla'') y chinki ("pajaritos").

Kunttn designa a todos los animales de pelo y de pluma que pueden ser
legítimamente cazados y esta categoría engloba, por lo tanto, el conjunto de los
vertebrados sobre los que no pesan prohibiciones alimenticias, con excepción,
naturalmente, de los peces y de los batracios. Namak es el término que califica
a todos los peces que pueden ser pescados con arpón o anzuelo, mientras que
tsaru r se refiere a los pequeños pescados capturados en las pescas con barbasco.
Estas dos categorías son muy inclusivas porque, con excepción del gimnoto
eléctrico (tsunkiru), todas las especies son susceptibles de ser pescadas y cada
una de ellas es necesariamente definible por su pertenencia a una u otra clase.
Por otra parte, y en l i 'medida en que los peces grandes son a veces también
capturados durante las pescas con barbasco, la distinción namakAsarur es de
nuevo acentuada por una diferencia en los modos de preparación culinaria. El
pescado grande es generalmente hervido en rajas o en filetes, mientras que la
moral la es hervida entera a la papillote en hojas de plátano. Chinki representa
un caso un poco particular* puesto que esta categoría es a la vez genérica y supra
genérica. Cualquier aye de tamaño pequeño será designada por el término
chibki si está situado demasiado lejos, por ejemplo, para poder ser identificado
precisamente por su nombre específico. Pero chinki denota también una clase
genérica muy amplia que comprende varias especies del orden de Los pájaros;
cada especie está calificada por el nombre de báse chinki acompañado de un
determinante. Estas-cuairp categoríassupragenéricas tienen en común e l designar
a conjuntos bien diferenciados d? animales comestibles y, en su uso cotidiano,
ellas funcionan tanto como medio para clasificar tipos de alimentos como
taxonomías zoológicas.

Así como hemos postulado la existencia de categorías implícitas,


dividiendo el mundo vegetal según finalidades pragmáticas, así también nos
parece posible descubrir en el orden animal categorías latentes del mismo tipo.
Como para la flora, estas categorías son implícitas en lo que no podrían servir
en un enunciado para designar por sustitución a una especie en particular; pero
su existencia y su función pueden ser sacados a luz mediante el análisis de los
comentarios indígenas espontáneos sobre la fauna, Entre estas categorías
genéricas latentes existe una, tanku ("doméstico"), que se sitúa en la
intersección de lo implícito y de lo explícito^ puesto que la calidad que expresa
sirve de término determinante dentro de la formación del nombre de ciertas
especies. Tanku se opone globalmente a ikiamia (literalmente "silvestre") y
los Achuar emplean este epiteto para calificar lo mismo una condición
permanente de domesticación como un estatuto temporal de amansamiento. En
el nombre del perro doméstico tanku yawa, la expresión tanku permite
definir a una especie bien particular de la categoría yawa, en la que las
características físicas y etológícas permanecen estables con el curso del tiempo.
Tanto como los perros, Jos animales de corral no son aborígenes y sus nombres
son de origen extranjero: quichua (atash: gallina) o español (patu: pato).

Tanku designa también el estado de ciertos animales salvajes más o


menos domesticados -sobre todo primates y aves-, que son muy comunes en
todas las casas achuar. Algunas se dejan domesticar muy bien y los agamíes, las
pavas de monte, los tities se vuelven rápidamente tan familiares con los
hombres que se los deja vagar por doquier en libertad. No es raro tampoco ver
un joven pecan correteando detrás de su amo y siguiéndolo de cerra por todas
partes como un perro. El espectáculo cotidiano de los animales salvajes
domesticados está ahí para atestiguar que el estado doméstico se deriva
necesariamente del estado "silvestre". Cuando nuevas especies de animales
domésticos son introducidos entre los Achuar, son categorizadas por ellos en
referencia a especies salvajes de las cuales sacarían una filiación metafórica. El
ejemplo más reciente es aquél de las vacas que son llamadas tanku pama
("tapir doméstico") por asimilación con el más grande herbívoro terrestre
existente en la Amazonia en estado salvaje. El signo tangible que caracteriza a
los animales de ia categoría tanku es la posibilidad de su cohabitación en
convivencia con los hombres, es decir, su aclimatación dentro de un espacio
socializado en ruptura con su medio de origen real o supuesto. Tendremos la
oportunidad de ver que las plantas silvestres transplantadas a los huertos son
percibidas exactamente de la misma manera.

Contrariamente a las categorías explícitas, todas las categorías


supragenéricas implícitas son de naturaleza dicotómica y por lo tanto se definen
por pares de cualidades simétricamente opuestas. Así sucede con la división
entre animales diurnos y animales nocturnos que es, ella misma homóloga a
una serie de pares de oposiciones explícitas e implícitas. Por ejemplo, la
categoría de la caza kuntin forma un subconjunto de la categoría de los
anímales diurnos, puesto que los Achuar no cazan ningún animal por la noche,
con la excepción del guacó nocturno ayachui (Nothocrax urumtum), o de
los roedores que son cazados en puestos cuando vienen durante las nochés a
desenterrar la mandioca de los huertos. Al contrario, la mayor parte de los
predadores tienen costumbres nocturnas y cuando los hombres interrumpen la
cacería antes de la puesta del sol, son relevados por competidores animales que
persiguen a sus presas en las tinieblas. La oposición animales diurnos/animales
nocturnos es así parcialmente equivalente a la oposición animales
cazados/animales cazadores, estos dos pares siendo a su vez recortados por la
dicotomía animales comestibles/animales no comestilbles, puesto que la caza
comestible es diurna, mientras que los predadores nocturnos son decretados
incomestibles por los Achuar.

La ciase de los animales no comestibles (yuchataí) excede ampliamente


la categoría de los predadores puesto que encontramos en ella en desorden tanto
a los animales cuya carne es dicha "nauseabunda” (mejeaku), como a aquellos
sobre los que pesa una prohibición alimenticia general porque son considerados
reencarnaciones del espíritu de los muertos. Todos los animales "nauseabundos"
no lo son efectivamente y muchos de ellos son clasificados como tales cuando
podrían en realidad ofrecer una carne perfectamente comestible. Se comprenderá
fácilmente que los Achuar se abstienen de consumir los mamíferos carnívoros,
las zarigüeyas, los rapaces, los buitres, los hoatzines o la mayoría de las aves
acuáticas. En compensación, se asombrará uno .que consideren como
incomestibles a animales apreciados en otras culturas amerindias como el
capibara (unkum i), el armadillo gigante íy a n k u n t: P rio d o n te s
giganteus), el perezoso de dos dedos (uyush: Choloepus hoffm anni
capitalis) o el oso americano (chae: Trem arctos o rnaíus). La idea
misma de que estos animales se puedan comer provoca la repulsión de los
Achuar y ellos desprecian abiertamente a aquellos que no vacilan en hacerlo,
como sus vecinos quichua. Estos últimos son, según ellos, tan poco
discriminatorios en su alimentación comó los perros y las gallinas que comen
cualquier cosa, incluso los excrementos.

La inclusión de ciertos animales en la categoría de lo "nauseabundo" es


menos el resultado de la experiencia empírica que de la arbitrariedad cultural. En
este caso, m ejeaku puede ser considerado como un sinónimo de impuro, un
operador taxonómico utilizado en todos los sistemas clasiflcatorios del mundo.
Si Ja s categorías de lo comestible y de lo no comestible se definen,
esencialmente, cuando son aplicadas a la flora, por su función utilitarista
-ninguna planta efectivamente comestible es considerada "nauseabunda"- en
cambio, cuando ellas califican a la fauna, significan algo muy diferente de la
posibilidad o imposibilidad de un uso alimenticio. Un animal es considerado
incomestible porque los Achuar lo convienen en el portador de ciertas cualidades
extrínsecas de las que se vuelve ei significante privilegiado. Esta función
emblemática de algunas especies animales se manifiesta particularmente en
aquellas cuyo consumo es prohibido, su pretexto de que constiyen las
metamorfosis de seres humanos.

Como generalmente es eí caso en todas las teorías escatológicas, la


concepción achuar de la metempsicosis no constituye un cuerpo unitario de
creencias normativas y muy al contrario es objeto de interpretaciones
individuales muy variadas e ¡diosincráticas1. Sin embargo, un consenso párese
desprenderse acerca del hecho de que ciertas partes del cuerpo del difunto se
vuelven autónomas (ankan) después de su muerte y que se encarnan en
especies animales. Así, los pulmones se transforman en mariposas
(w a m p ish u k ), la sombra proyectada se convierte en venado M azam a
am ericana (íwianch japa), el corazón en un pájaro picogordo (iwíanch
chinki) y el hígado en búho (am push). El tapir y el mono araña son
igualmente reencarnaciones, pero las opiniones divergen ampliamente sobre so
estatuto: ¿están informados por la totalidad de la persona o solamente por cienes
de sus elementos anatómicos? Sea lo que fuere , estas seis especies entran dentro
de la categoría genérica de Jos iw ianch, una variedad de espíritus
sobrenaturales vagamente maléficos.

Los i wianch son la materialización en una forma animal o casi humana


del alma (wakan) de un muerto; si en el momento del deceso residía en alguno
de los órganos sus dichos, se transformará en su contrapartida animal. El
encuentro con un iwianch es generalmente un signo de mal agtlero, pero a
pesar de su carga de negatividad, esos espíritus no son muy peligrosos para los
hombres. Bajo su forma humana, tienen al parecer una enojosa tendencia a
llevarse a los niños para hacerlos sus compañeros o a atormentar a los Achuar
que pasan la noche en la selva . Pero no sé conoce que hayan jamás matado a
alguien deliberadamente. Los iwianch son manifestaciones impersonales y
mudas , de manera que cuando está uno confrontado a uno dé ellos, es imposible
saber quien se trata. Ai disparar a un animal iwianch, un Achuar come siembre
el riesgo de hacer daño a un pariente recientemente fallecido, el consumo de su
carne pudiendo, por otra parte, ser asimilado a una forma de canibalismo (aents
y u t a i).

Hay empero una diferencia entre la norma pregonada y la práctica efectiva;


si un Achuar jamás sale deliberadamente a cazar el tapir, algunos no dudan en
matar uno cuando por casualidad cruza su Camino. El cometer esa Infracción es
tanto más tentador porque no existe una sanción social o sobrenatural que
castigue ei consumo de los animales en los que se encarnan los m uerto^. A la
inversa, la transgresión de una prohibición alimenticia que afecta de manera
temporal a un animal específico (aplicable, por ejemplo, a las parturientas o a
los shamanes en curso de iniciación) se considera que entraña consecuencias
perjudiciales para el responsable de la infracción'. Así, los animales iwianch
son tales sólo por apariencia y si forman también una categoría zoológica es en
parte por una desviación de sentido. Los atributos de la humanidad conferidos a
los animales tabúes por la taxonomía achuar de los seres de la naturaleza,
muestra lo suficiente que estos últimos no son clasificados únicamente en
función de criterios morfológicos y etológícos.

2. El orden antropocéntrico.

Si hasta aquí hemos hablado de la naturaleza como de una esfera autónoma


en donde la presencia de los hombres sólo es perceptible por el conocimiento
que ellos producen de ella es porque las categorías de las que disponemos para
describir el universo achuar están estereotipadas desde el "milagro griego" en un
mismo frente a frente conceptual. Ahora bien, la idea de que la naturaleza es el
campo de tos fenómenos que se realizan independientemente del hombre es,
evidentemente, completamente extraña a ios Achuar. Para estos, la naturaleza no
tiene más existencia que la sobrenaturaleza, la vieja distinción lucreciana entre
lo real y la quimera sólo pudiendo concebirse si uno plantea la una como reflejo
del otro. Desgraciadamente, los conceptos que nos ha legado la tradición están
marcados por un naturalismo implícito que siempre incita a ver en la naturaleza
una realidad exterior al hombre que éste ordena, transforma y transfigura.
Habituados a pensar con las categorías recibidas en herencia nos resulta
o articularmente difícil *-J at-de un dualismo tan profundamente arraigado.
Habrá empero que intentarlo para dar cuenta del contmuutn postulado por los
Achuar entre ios seres humanes y los seres de la naOixaleza.

La sobrenatnraleza no existe para los Achuar como un nivel de realidad


distinto <le aquel de ia naturaleza, puesto que todos los seres de la naturaleza
poseen algunos atributos de la humanidad y las leyes que los rigen son casi
idénticas a aquellas de la sociedad civil. Los hombres y la mayor parte de las
plantas, de los animales y de los meteoros son personas (aents) dotados de un
alma (wakan) y de una vida autónoma. Y por eso, se comprenderá mejor la
ausencia de categorías supragenéricas nombradas que permiten designar al
conjunto formado por las plantas o al conjunto formado por los animales, ya
que el pueblo de los seres de Ja naturaleza forma conceptualmente un todo^ cuyas
partes son homólogais por sus propiedades. Sin embargo, sólo los humanos son
"personas completas" (penke aents), en el sentido de que su apariencia está
plenamente conforme con su esencia. Si los seres de la naturaleza son
antropomórfícos, es porque sus facultades Sensibles son postuladas idénticas, a
aquellas de los hombres, aún cuando su apariencia no lo sea.

No siempre ha sido así; en los tiempos míticos, los seres de la naturaleza


también tenían una apariencia humana y solamente su nombre contenía la idea
de aquello en que iban a transformarse más tarde. Si los animales de apariencia
humana ya poseían en potencia en su nombre el destino de su futura animalidad,
es porque el referencial común a todos los seres de la naturaleza no es el hombre
en calidad de especie, sino la humanidad como condición. Al perder su forma
humana, los seres de la naturaleza pierden ipso facto su aparato fonatorio y
por lo tanto la capacidad de expresarse mediante el lenguaje articulado; conservan
sin embargo, ciertos atributos de su estado anterior, a saber la vida de la
conciencia -de la que el sueño es la manifestación más directa- y, para algunos,
una sociabilidad ordenada según las reglas del mundo de las "personas
completas". La mitología achuar se halla casi enteramente dedicada a! relato de
las condiciones en las que los seres de la naturaleza han podido adquirir su
presente apariencia. Así, todo el cuerpo mítico aparece como una grande glosa
fobre las diversas circunstancias de la especiación, como un minucioso
enunciado de las formas de transición de lo 'indiferenciado a lo diferenciado.
Entre estos micos, hay uno que presenta un interés muy particular, puesto que
oróena claramente a 1os animales según las categorías de ia sociedad humana, y
por lo tanto, permite comprender mejor el tipo de vida social que los Achuar
tribuyen a los seres de la naturaleza.

Mito de la guerra entre los animales silvestres y los animales


acuáticos.

Antaño los animales eran personas como nosotros; los animales de la


selva, como el tsukanka (tucán de Cuvier), el kerua (R am phastos
c u lm in a tu s ), el kuyu (Pipile p jp ile), el m a sh u (M itu
tom entosa), ei shiik (barbado) eran personas y ocupaban toda la
superficie de la tierra. En el agua habían numerosas anacondas que comían
a la gente; eran carnívoras, su aliento era fétido. Con 1as anacondas habían
también muchísimos cangrejos chunka (Potam on edulis), peces
w am p i (P lag io scio n sq u am o sissim u s) y peces t u n k a u
(pimeíadidos). Esas criaturas acuáticas también eran personas. Los
animales de la selva ya no podían sacar agua ni bañarse porque estaban
bajo la amenaza constante de ser devorados; por lo tanto, decidieron tomar
las armas y declarar ía guerra el pueblo acuático. Los Kuyu se
propusieron cavar un canal de flujo para evacuar toda el agua del lago en
donde vivían sus enemigos y combatirlos más fácilmente. Pero la
anaconda Ies envió innumerables hormigas katsaip que se esparcieron
por toda la excavación y casi todos fueron exterminados. Viendo esto, k»
mashu se reunieron y blandieron sus lanzas para reemplazarlos, pero
como no eran valientes también fueron diezmados. Luego vinieron los
chiwia (agamies), numerosos y también blandiendo sus lanzas; pero a
despecho de esto, la anaconda Jos mataba casi a todos. Es entonces que el
verdaderamente "atravesador", tsukanka, acudió en ayuda con numerosos
kerua para ahondar el canal con palos. Cavaban tanto y más y la
excavación se hacia más grande; se decían los unos a los otros "vamos a
medimos con la anaconda", pero las hormigas katsaip invadieron el
canal y poco a poco los cavadores estaban exterminados.

Algunos animales de la selva se habían quedado a la expectativa, así el


pájaro león ju ru k m a n (M omotu m om ota), eí pájaro p i a k r u r
(Monasa a tra ), el shiik (barbado), el tatú tuich (Dasypus sp.) el
tatú shushui (D asypus novem cinctus) y el armadillo gigante
yankunt (Priodontes giganteus). A aquéllos que se habían quedado
sin hacer nada, la viuda de tsukanka les avergonzó. ”Bjen, dijo entonces
s h iik , ahora voy a medirme yo con ellos". Shiik convocó a
sus congéneres así como a Jos y a n k u n t, aquellos que excavan
el suelo, para hacer el a n e m a rtin (afrontam iento cerem onial
que precede a la partida a Ja guerra). La viuda de tsukanka servía
la cerveza de mandioca fermentada a los guerreros y les dijo
"son unos pequeños im béciles, juegan Jos fierabrás en el
a n em artin , pero todos ustedes se van a hacer exterminar; mi marido
a pesar de que era un "atravesador" famoso, ha sido muerto y ustedes ¿qué
van a hacer? "Entonces p ia k ru r dijo "Me duele la barriga,
estoy enfermo". Los otros le exhortaban" ¡no te hagas el enfermo, sé
valiente, anda piakrur!" El pequeño jefe de los shiik tomó el mando y
le dijo aJ p iakrur que no se moviera de su sitio y luego distribuyó los
papeles: ”Tú el yankut vas a destripar, tú el jurukm an vas a destripar,
tu el chuwi (cacique moñudo) vas a traspasar”. Luego partieron hacia el
lago pero como no eran muchos, pegaban pesadamente el suelo mientras
iban avanzando con el fin de crear la ilusión de una tropa numerosa.
Oyendo esto, las gentes del lago se pusieron en una gran excitación; una
multitud de peces daban vueltas, batiendo ruidosamente con la cola y la
anaconda hacía temblar la tierra; todos decían "¡enfrentémonos al
instante”! y hacían un horroroso estruendo. Entonces el loro tseaptseap
(P yrrhura m elanura) hizo desplomarse la pequeña pared de fierra que,
todavía separaba al lago del canal y el pueblo acuático comenzó a refluir
en tierra. Los animales de la selva hicieron una gran masacre de peces con
sus lanzas y sus machetes. Traspasaban a ios enemigos tunkau que se
debatían, saltando por todos los sentidos y luego los ensartaban en
pértigas. A los peces wam pí también los traspasaban. Los peces
kusum (anostómidos) y los peces tsenku, que se recogen en gran
número en las pescas con barbasco, a estos también los traspazaban con
las lanzas. A la anaconda también la traspasaron. Cuando toda ei agua se
había evacuado, se vió bullir a una multitud de cangrejos ehunka, pero
chuwi estaba ahí con su lanza ahorquillada y Ies clavaba en el suelo y
luego les desmembraba. Lfnkum (pájaro paraguas) ”el cortador", cortaba
la cabeza de ios peces y sus cabellos se volvían azules. Después, llevaba
las cabezas suspendidas alrededor de su cuello para ahumarlas sobre el
fuego y hacer pequeñas tzantza (cabeza reducida). Así me contó mi
madre Chinkias cuando yo era niño3.

Este mito arroja una luz particular sobre el problema de las taxonomías,
ya que pone claramente en escena dos categorías antinómicas de animales: los
seres acuáticos (anacondas, peces, crustáceos) y los seres silvestres (aves,
tatúes). La característica esencial de los animales acuáticos, además de su
hábitat, es la de ser carnívoros e incluso antropófagos ya que los animales
silvestres son humanos. Si ciertos anímales del mito, como los kusum, ahora
ya no son unos devoradores, es porque los animales silvestres Ies cortaron la
boca y que por lo tanto están desde entonces desdentados. El arquetipo de los
animales acuáticos, y aquel que está considerado como jefe es la anaconda
pnnki, el más peligroso de los seres de la naturaleza según los Achuar. La
anaconda es un poderoso auxiliar de los shamanes y se considera que vive dentro
de excavaciones subacuáticas abiertas en las orillas de Jos ríos; cuando se pone
furiosa, como en el mito, se agita terriblemente y hace temblar la tierra,
provocando así derrumbamientos. La anaconda establece su dominio sobre
criaturas que como ias hormigas katsaíp, no tienen un hábitat acuático. Estos
insectos comparten algunos puntos en común con los seres acuáticos: su
morada es subterránea como aquella de la anaconda, tienen mandíbulas
peligrosas como las tenazas de los cangrejos y se las considera carnívoras.

En compensación, los animales silvestres mencionados en el mito están


desprovistos de dientes pero provistos de apéndices perforantes (uñas o picos) de
los que muchos de entre ellos se sirven para obtener su alimentación, cavando o
rascando. Viven ora en la superficie del suelo (tatúes, crácidos, agamíes) ora en
los estratos más bajos de la cubierta forestal, y ninguno de estos animales es
capaz de nadar. Desde el punto de vísta de los métodos de guerra, e! mito
distingue muy bien entre los seres acuáticos devoradores y los animales
silvestres destripadles y atravesadores. Equipados de lanzas reales o metáfoúcas
(tucán), estos últimos practican la técnica de dar muerte culutralmente aceptada
dentro de los enfrentamientos bélicos. En esto, se diferencian dé las criaturas
antropófagas que no matan como guerreros, sino que devoran a sus vícdmas, así
como, por metáfora, se considera que lo hacen los shamanes.

Los protagonistas de esta guerra original no muestran un comportamiento


fortuito. Así, el póstumo homenaje rendido de manera muy conmovedora a la
valentía de tsukanka por su viuda es muy sintomático de la idea que los
Achuar se hacen de la vida conyugal del tucán; En efecto, se dice que estas aves
forman parejas estables, el macho y la hembra siendo muy unidos el uno al
otro. Cuando un cónyuge es muerto, el otro llora de manera desconsolada
durante varios días y luego se pone a buscar un nuevo compañero. Lejos de ser
estigmatizado, este comportamiento es considerado del todo legítimo, porque
para un Achuar, una viudez no debe prolongarse, el hombre sólo puede alcanzar
su plenitud en el marco del matrimonio. De manera que los tucanes son
percibidos como modelos de la felicidad conyugal y forman una de las
principales figuras de los cantos anent destinados a fortalecer la armonía entre
los esposos (véase, TAYLOR 1983c). La armonía de la pareja es indisociable
de la sexualidad y las proezas eróticas atribuidas al tucán lo convierten en una
materia primera privilegiada para la elaboración de brebajes amorosos.

Esta conducta altamente socializada del tucán es igualmente atribuida al


mono lanoso que tiene la reputación de seguir escrupulosamente las
prescripciones indígenas de la alianza de matrimonio. Este mono sólo se aparea
en efecto con su cónyuge autorizada -llam ada waje en la terminología de
parentesco- que resulta para él una prima cruzada bilateral. En esto, se opone a
otros monos como los estentores cuya vida sexual es, dicen, desenfrenada, ya
.que no dudan en tener un comercio incestuoso con su madre o sus hermanas. El
colibrí se opone de la misma manera al tucán en lo que es tachado de
donjuanismo impenitente y no se ata a ninguna de sus conguitas. Esta
característica del colibrí es un hecho notorio y de un hombre joven que
multiplica las aventuras amorosas se dirá que "hace el colibrí” (jempeawai).
La vida social de los animales no se restringe únicamente pues a su simple
pasado mítico y algunos de ellos conservan hasta el presente las conductas
distintivas heredadas de sú condición anterior. Sí el mito busca dar razón de la
especiación, no instaura por lo tanto una ruptura definitiva, ya que aun bajo una
nueva apariencia, existen animales que perpetúan los códigos de la sociedad
humana. Pero así como se encuentran a veces individuos desvergonzados entre
los Achuar, así mismo ciertas especies animales demuestran un comportamiento
bestial en prueba de su falta de sociabilidad.

La vida social no es únicamente reducible a las reglas de elección del


cónyuge e implica igualmente que sean mantenidas relaciones de buena
inteligencia con la gente que sólo está lejanamente emparentada con uno. Esta
exigencia no es nunca tan imperativa como en la guerra y el mito indica
claramente los beneficios que se obtienen de una estrategia de alianza militar.
Los Achuar afirman que ciertos animales forman asociaciones defensivas
permanentes de las cuales una de las más ejemplares es aquella que reúne a los
tucanes de Cuvier y a los cuervos yakakua. Los yakakua son llamados
"madres de los tucanes", la maternidad denota aquí más que una dominación
una protección benévola no desprovista de autoridad. Son los yakakua que, al
parecer, sirven de jefes a ios tucanes, dirigen su'' peregrinaciones y hacen las
veces de vigías para señalar los peligros. Los yakakua no son comestibles, y
por lo mismo el poderoso graznido que emiten para advertir a los tucanes de la
aproximación de un cazador no les expone a ningún peligro.
Esta asociación "matemante" toma a veces formas muy extraías. Así, a
los anofeles se les reputa el vivir sobre un "animal madre" cuya apariencia es la
de un gran perro y del que constituyen en cierto modo, el hormigueante pelaje.
Se nutren de la sangre de su madre, que chupan permanentemente sin que ella
esté afectada, y por lo canto se desplazan en simbiosis con ella. Los mosquitos
tete tienen también sopones vivientes del mismo tipo y la presencia o
ausencia de estas dos especies de insectos en una región dada es atribuida por (os
Achuar a ios imprevisibles vagabundeos de estas madres ejemplares. Lá
asociación se realiza, a veces, entre un animal y un vegetal, y se dice que los
ictéridos chowi conversan largamente con los árboles en los que proyectan
instalarse en colonias. Sólo hasta que tengan la seguridad de que el árbol tolerará
su p r e s e n c ia , se establecen y tejen sus nidos en forma de bolsas. Los cbuwi
son muy sedentarios y eí árbol gana la certeza de no ser derribado, puesto que un
cazador preferirá visitarlo regularmente pars tener un puesto de caza provechoso
antes que echarlo abajo para sacar del nido a los pajarillos. En cuanto a los
cbuwi parece que reciben ía garantía de que su huésped mantendrá en toda su
firmeza a las ramas sobre las que cuelgan sus guirnaldas de nidos. En estas
asociaciones, el hombre representa a menudo et tercer término, el denominador
común que toma necesaria la unión, sea porque constituye una amenaza, sea
porque el misino es unapresa alternativa.

Así sucede, a todas luces, en ciertas asociaciones que tienen por


fundamento peligrosas complicidades. Por ejemplo, dicen que el inofensivo del­
fín amazónico sirve de ojeador ¿t su cómplice, la anaconda; lleva, en efecto, a los
desafortunados bañistas en las profundidades acuáticas en donde los entrega a la
voracidad de la gran serpiente. Esta maléfica pareja está asociada a un grupo de
animales cuya cohesión es asegurada por su común obediencia a los tsozrki,
los espíritus de las aguas. La anaconda, el delfín, ei jaguar melánico, la tortuga
de agua y ei caimán negro son los animales familiares de los espíritus acuáticos
que delegan a veces a los shámanes los más peligrosos de entre ellos (anaconda
y jaguar) para qué les asistan en sus proyectos criminales. Si el ethos y los
modos de sociabilidad de ciertos animales hallan a menudo su fundamento en
mitos específicos, dista de ser siempre así. El comportamiento humano
concedido a ios seres de la naturaleza es una manera cómoda para los Achuar de
sintetizar en el marco de reglas universales los frutos de una constante
observación empírica denlas diferentes interacciones que se dan en el seno de la
biósfera. Al atribuir a ios anímales comportamientos calcados sobre los de los
hombres, los Achuar se proveen de «n lenguaje accesible para expresar toda la
complejidad de los fenómenos de la naturaleza. La antropomorfización de las
plantas y de los animales se convierte entonces tanto en una manifestación del
pensamiento mítico como en un código metafórico que sirve para traducir una
fam a de "saber popular”.
Evidentemente, no se trata aquí de examinar la totalidad de las conductas
sociales que los Achuar disciernen en los seres de ía naturaleza. Es, sin
embargo, posible el interrogarse sobre los principios que rigen tanto la
sociabilidad de Jas criaturas y fenómenos naturales como las relaciones
mantenidas por estos últimos con la esfera propiamente humana de las
"personas completas". Al asegurar que los Jívaros dotan todos los seres de la
naturaleza de un alma, Karsten puede incluir el conjunto de representaciones
indígenas del mundo físico dentro de la categoría fetiche de la "filosofía
animista” (KARSTEN 1935:pp p. 371-385). Ahora bien, esta universalización
de las esencias constituye sin lugar a dudas, una simplificación de las muy
diversas modalidades según las cuales los Achuar conciben ía existencia
espiritual de los animales, de las plantas, de los astros y de los meteoros. En el
seno de un vasto continuum de consustancialidad postulada, existen, en efecto,
fronteras internas, delimitadas por diferencias eri jas maneras de comunicar. Es
según la posiblilídad o la imposibilidad que tienen de instaurar una relación de
intercambio de mensajes que todos los seres de la naturaleza, inclusive los
hombres, se encuentran repartidos en categorías estancadas.

Inaccesibles en su periplo cíclico, los cuerpos celestes son mudos y


sordos a los discursos de los hombres. Los únicos indicios que entregan de su
existencia espiritual son esos signos físicos que los Achuar interpretan como
presagios o referencias temporales. Legibles por todos, estos mensajes no están
destinados a nadie en particular. Los astros son en efecto personas de
comportamiento previsible, pero sobre los que los hombres no pueden influir.
El mito introduce aquí una ruptura entre el mundo de arriba y él mundo de
abajo, ya que toda comunicación entre estos dos pisos fue irreversiblemente
interrumpida desde que fue cortado ei bejuco que les enlazaba antaño. Eo
cambio, ciertos meteoros entablan con los hombres relaciones muy estrechas,
como lo atestigua el ejemplo del trueno. Para los Achuar, el rayo, charimp,
está conceptualmente separado de los lejanos fragores del trueno, ipíamat.
Charírop vive dentro de la tierra, de donde emerge, a veces, con la forma de un
desvastador relámpago, peem, para imponer silencio a sus hijos ipíam at que
causan gran estruendo en el cielo. Cada hombre está provisto de un ipíamat
personal cuya función principal es la de prevenir a sus parientes masculinos
cuando el está en peligro de muerte. Se trata, en cierto modo de una señal de
alarma que se desencadena independientemente de la voluntad de él a quien es
útil. Aquí, ¡a relación de comunicación se efectúa de manera indirecta, porque
ninguna información es intercambiada entre la persona ipíamat y eí hombrt
querella vigila, el fragor del trueno siendo el vector autónomo hacia el prójimo
de un mensaje que no ha sido formulado.
Las relaciones que se establecen entre los hombres, las plantas y los
animales son mucho más complejas, puesto que por los unos y por ios otros
son empleados diferentes modos de comunicación según las circunstancias. Así,
del mismo modo que los Achuar se expresan mediante un lenguaje propio, cada
especie animal dispone de su propio idioma que le ha sido impartido en eí
momento en que adquirió su apariencia definitiva. Ciertos elementos de esas
lenguas específicas son comprensibles por los A:huar, en la medida en que
expresan de manera estereotipada sentimientos cor. vención ales conocidos por los
humanos: miedo, dolor, felicidad» amor.., EJ registro de todas las especies
incluye pues en principio, un mensaje sonoro tipo, acompañado a veces por
gritos o cantos apropiados a situaciones particulares. Por otra parte, cada especie
animal sólo puede expresarse con el lenguaje que le es propio, aunque los
hombres son capaces de imitar ios mensajes sonoros de los animales y que usan
de este talento por ejemplo, para atraerlos o para no espantarlos cuando se
aproximan para cazarlos. Sin embargo, y a diferencia de Jos diversos lenguajes
humanos cuya existencia es conocida por los Achuar -lenguajes que son
traducibles entre ellos y permiten nn intercambio de sentido por poco que se
haya podido adquirir su dominio- el lenguaje de los animales es producible
fónicamente, o mediante un reclamo, pero no. permite conversar con ellos. Por
lo tanto, hay numerosos casos en que el mensaje sonoro es inoperante: ninguna
especie animal habla el lenguaje de otra especie , los hombres no pueden más
que imitar ciertos elementos del lenguaje de los animales sin ser capaces de
transmitirles por esa vía alguna información; en cuanto alas plantas, no emiten
ninguna señal sonora perceptible.

Si los seres de la naturaíéza pueden, no obstante, comunicarse entre ellos


y con los hombres, es porque existen otros modos de hacerce entender que no
sean emitiendo sonidos audibles para el oído. En efecto, la intersubjetívidad se
expresa mediante el discurso del alma, que trasciende todas las barreras
lingüísticas y convierte a cada planta y a cada animal en un sujeto productor de
sentidos. Según las modalidades de la comunicación que se va a establecer, este
discurso del alma puede tomar diversas formas. En condiciones normales, Jos
hombres se dirigen a las plantas y Alas animales mediante cantos mágicos de
los cuales se cree que tocan directamente el corazón de aquellos a los gue están
destinados. Aún_cuando son formulados en lenguaje ordinario, estos cantos son
inteligibles oara todos los seres de la naturaleza y en el curso de este trabajo
tendremos tido la ocasión de examinar su modo de funcionamiento y sus
contenidos (véase especialmente Jns. .capítulos 5 y 6 ). Esta especie de
metalengua cantada es igualmente empleada por diversas especies anímales y
vegetales para comunicarse entre ellas y superar así ia maldición soüpsísta de
los lenguajes particulares. Pero si Jos hombres en estado de conciencia despierta
son capaces de emitir mensajes para las plantas y los anímales, en cambio, no
son capaces de percibir ni las informaciones que estos seres intercambian ni las
respuestas que se les dirige. Para que una verdadera relación interlocutiva pueda
establecerse entre los seres de la naturaleza y los hombres, hace falta que sus
respectivas almas dejen sus cuerpos, liberándose así de los constreñimientos
materiales de enunciación que les encierran ordinariamente.

Los viajes del alma se realizan principalmente en el transcurso de los


sueños y en el momento de los trances provocados por las decocciones
alucinógenas a base de D atura (maikiua) o de B anisteriopsls (natem ).
Los shamanes son particularmente aptos para controlar las peregrinaciones de su
doble consciente, puesto que tienen una grande experiencia práctica del
•desdoblamiento. Pero esto no es un atributo exclusivo de su función y cualquier
individuo, hombre, mujer o nüto, es capaz en ciertas circunstancias de hacer que
su alma franquee los límites estrechos de su corporalidad, con el fin de entrar en
relación dialógica directa con el doble de otro ser de la naturaleza, sea hombre,
planta, animal o espíritu sobrenatural. Sin embargo, y contrariamente a la
interpretación de MichaeJ Hamer (1972: p. 134), no nos parece que se pueda
oponer absolutamente él campo donde se mueven los dobles inmaterializados al
ámbito ordinario de la conciencia despierta. Hamer sostiene, en efecto, que los
Jívaro Shuar conciben al universo normal como una mentirá y una ilusión,
puesto que sólo poseería una realidad el mundo dé las fuerzas sobrenaturales,
accesible durante los viajes del alma. El terreno d e jo s sucesos cotidianos sería
entonces un reflejo de las causalidades estructurantes que operan de manéra
ocülta en la esfera de lo sobrenatural-, Al.atribuir a los Jívaro este idealismo de
tipo platónico, Hamer no está lejos áe convertir a su concepción del mundo en
un realismo de las esencias en el que el trabajo filosófico sería reemplazado por
la toma de drogas alucinógenas. Ahora bien, es una lógica del discurso antes que
una metafísica del ser que se tendría que convocar aquí para comprender el
estatuto de los diferentes estados de conciencia.

Para los Achuar no hay un mundo de las idealidades puras separado de un


mundo de los epifenómenos, sino más bien dos niveles distintos de realidad
instaurados por modos distintos de expresión. Así, los animales con los que se
conversaba durante un sueño no desaparecen del campo de las percepciones
cuando uno está despierto; simplemente su lenguaje se vuelve incomprensible.
La condición de la existencia del otro en uno de los planos de realidad se resume,
pues, a la posibilidad o la imposibilidad de entablar un diálogo con él. El
diálogo es, en efecto, la forma normal de expresión por medio del lenguaje entre
los Achuar, que dirigen todos sus discursos a un interlocutor en particular, sea
cual fuere el número de individuos que constituyen su auditorio. Pero el habla
¿orinal de las "personas completas" -codificado en múltiples tipos de diálogos
retóricos- no puede llegar al entendimiento del resto de los seres de la
naturaleza. Por lo tanto, hace falta colocarse a otro nivel de expresión para
alcanzar este otro nivel de la realidad en el que el lenguaje ordinario es
inoperante. Poca importancia nene que este metalenguaje sea idéntico al habla
cotidiana porque lo que le hace profundamente diferente es el cambio de las
condiciones subjetivas dé enunciación. No se trata de una filosofía existencial
que fundamentase el yo y el prójimo por la intersubjeüvidad realizada en el
lenguaje, pero sí de una manera de ordenar el cosmos a través de la
especificación de los modos de comunicación que el hombre puede establecer
con cada uno de sus componentes. El universo perceptible es por lo tíinto
concebido por los Achuar como un continuum de varias facetas, por tumo
transparentes u opacas, elocuentes o mudas según las vías escogidas para
comprenderlas. Naturaleza y sobrenaturaleza, sociedad humana y sociedad
animal, capa exterior material y vida del espíritu están conceptualmente sobre
un mismo plano, pero metodológicamente separadas por las condiciones
respectivas que rigen su acceso.

NOTAS DEL CAPITULO 3

(1 ) A l tachar H araer (1 9 7 2 : p. 2 ) de in v a lid ez general a la m on ografía d e


Karsten sob re l o s Jívaro, so p retexto d e que lo s datos reco g id o s por el e tn ó g ra fo
finlandés discrep an de la s su y a s, co m ete e l error d e construir en d ogm a in ta n g ib le
las in terp retacion es d e su s in form ad ores p r iv ile g ia d o s.'A h o r a bien, la im p r esió n
de in c o h e re n c ia que se d esp ren d e de la d escrip ció n d e la vid a r e lig io s a d e lo s
Jívaros tal c o m o la h iz o K arsten (1 9 3 5 : p p ; 3 7 1 - 5 1 0 ) está d e h e c h o m á s
conform e c o n lo que h e m o s p o d id o observar entre lo s A chuar q u e e l e sq u e m a
norm ativo en e l que e l p o sitiv ism o de H am er quiere reducirla. C om o espíritu p o c o
sensib le a las v irtu d es d in á m ic a s d e la con trad icción , H arner se ha d e d ic a d o a
construir v e r s io n e s "canón icas" d e l siste m a in d íg en a d e la s r e p r e se n ta c io n e s
(H A R N E R 1972: pp. 5 - 6 ) . A l proponer un m o d e lo esq u em ático de las d istin ta s
etapas de ia m e te m p s ic o sis, H araer (1 1 9 7 2 : pp. 1 5 0 - 1 5 1 ) ha e ste r e o tip a d o en
pn a v e r s i ó i i d o g m á tic a una d e las m ú ltip les interp retacion es qu e Jos Jívaro
p ro p o n en d e ella.

(2 ) P or falta de e sp a c io , no se trata aquí de en focar el problem a de los


Labfies d e otro m od o que marginal y com o un caso particular en el m arco general
de lo s siste m a s ta x o n ó m ico s A chuar. Pero si p o r el instante do d esea m o s entrar
en Jos r e c o v e c o s d e e sta e sp in o s a c u e stió n , n o p o d e m o s , sin e m b argo,
a b s te n e r n o s d e refu tar las asercion es sosten id as por E. R o ss acerca d e Jas
p r o h ib ic io n e s a lim e n tic ia s achuar. En un artículo de C u r r e n t A n t h r o p o lo g y
(jROSS, 1 9 7 8 ), e s te autor se propone, en efecto, dem ostrar qu e las p roh ib icion es
a lim e n tic ia s que afectan a ciertos aním ales, en las socied ad es am azónicas, deben
ser c o n c e b id a s c o m o m odalidad es.de la adaptación e c o ló g ic a aborigen a un cierto
tip o d e m e d io y n o co m o elem en tos abstractos de un sistem a de ca tegorizacíón
d el m u n d o. En vista de la importante p o l í n i c a suscitada entré lo s e sp ecia lista s de
la c u e n c a a m a z ó n ica por esta té sis y en la m ed id a en q u e ésta resu lta
p rin cip alm en te ilustrada por el ejem plo de los A chuar d el Perú, e s m en ester fin
d u d a p r e c is a r a lg u n o s h e c h o s e tn o g r á fic o s c ó m o d a m e n te c a lla d o s e n la
d e m o str a ció n .

S e g ú n R o ss, sí lo s A ch u ar y otras n u m erosas s o c ie d a d e s am erind ias


im p on en una interdicción alim enticia sobre m am íferos grandes, c o m o el venado y
e l tapir, es porque e so s anim ales son esca so s, d isp ersos y d ifíc ile s de m atar .
S e r ía n e n to n c e s su sc e p tib le s de desap arecer co m p leta m e n te si m eca n ism o s
c u ltu ra les co m o Jos tabúes alim enticios no existían para prevenir su e xtin ción , A
la -e v id e n te pregunta de saber qué b en eficio pu ed e sacarse de la p rotección de -
e sp e c ie s que de todas maneras no son utilizadas por lo s hom bres, R oss responde
c o n un argum ento ya no e c o ló g ic o , sino econ óm ico. En breve, la caza de los
p e q u e ñ o s an im ales sería más produ ctiva, en térm inos de op tim ización del gasto
en trabajo, que la caza de los anim ales grandes. A l estab lecer un tabú general
sob re e l v en ad o y sobre el tapir, los Achuar se prohibirían a sí autom áticam ente el
adoptar una estrategia econ óm ica que conduzca a un desperdicio de tiem po. Pero si
lo s tabú es generan autom áticam ente una m axim ización de la inversión en trabajo
tendrían tam bién se g ú n R oss c o n se c u e n c ia s secu n d arias im portantes para e! "
eq u ilib rio genera! del ecosistem a. Por ejem plo, la prohibición d e cazar al venado
sería m u y adaptativa en ia m edida en que lo s cérvid os tienen un m odo de pastar
s e le c tiv o que favorecería e l crecim ien to d e ciertas plan tas, las que a su vez
producirían alim ento para varias esp ecies de anim ales cazadas por los Achuar. En
c u an to a ¡a prohib ición afectando el consum o del perezoso, estaría fundada en el
h e c h o d e que lo s excrem en tos de estos aním ales formarían un fertilizan te, que
perm itiría asegurar el desarrollo de árboles que son e llo s m ism os exp lotad os por
lo* prim ates; ahora bien, com o e sto s últim os son cazad os por lo s A chuar, serf*
e n to n c e s fun dam ental proteger a lo s p erezo so s con el fin de garantizar a los
m on os la posibilidad de una abundante alim entación. N o estam os en capacidad de
juzgar lo bien fundado de estos encadenam ientos e co sistém ico s, pero n o podem os
dejar de ex p erim en ta r alguna* d u d as sob re el e sta tu to c ie n tífic o de un
d e te rn in ism o tan te lc o ló g ic o .

El problem a planteado p or este tipo de interpretación hiperdeterm inista e s


qu e d e b e n e c esa ria m en te ser to ta liz a n te para se g u ir sie n d o v á lid a . S í Ja
e x p lic a c ió n propu esta no perm ite dar cu en ta d e to d o s lo* c a so s particulares,
pierde entonces todo valor heurístico, Ahora b ien , R o ss funda su dem ostración en
r eg la s abstractas d i p rohib ición a lim e n tic ia y n o en prácticas e fec tiv a s; cae ahí
en una m uy extraña desviación para un autor que se vale del m aterialism o. A sí, 'ua
cazador achuar sale m uy raramente de caza c o n una idea precisa del tipo de presa
que va a matar; es absurdo p u es e l d ecir q u e e s m ás e c o n ó m ic o cazar m onos
relativam ente abundantes que perder su tiem p o e n buscar a ta p ires notoriam ente
e sc a so s. En e l curso de una exp ed ición en la selva, un hom bre intentará matar a
lo s anim ales reputados com estib les que se le presentan o cu yas huellas descubre,
sin procurar especializarse en una e sp e c ie en particular. Ocurre in clu so a v eces que
una jauría de perros levan te a c o se un anim a l cu yo con su m o es prohibido (o so
horm iguero, tamandúa, p e r e z o so ...) sin que e l cazador intervenga para refrenarlos.
En la m ayoría d e lo s ca so s, e l anim al es m uerto por lo s perros y e sto s son tan
fa m élico s que devorarán algunos p ed azos.

¿Pero qué de lo s tapires y d e lo s ven ad os, la s d o s (¡cicas e s p e c ie s de


a n ím a les prohibidas por lo s AcSwar en la s q u e R ó ss parece interesarse? La
interdicción de consum ir e i tapir e s frecuentem ente infringida por los Achuar, y,
seg ú n nuestros inform adores, e sta situación no es ni nu eva n i engendrada por la
dism in u ció n d e la caza "autorizada", la que al contrario les parece más abundante
ahora que antaño. En cam b io, e s verdad que la interd icción de con su m ir e l
M a z a m a a m e r ic a n a (Iw ia n c h j a p a ) e s u m v ersa lm en te resp etad a. Pero el
cervato rojo no es el ún ico c érvid o d el hábitat achuar y cuando R oss se refiere,
sin precisión alguna, a ua tabú sobre el venado (d e e r), da sin duda prueba d e una
gran lig ereza . C uando un in v e stig a d o r preten de exp licar la cultura com o un
e p ife n ó m e n o de las p r e sio n e s d e l m e d io natural, la m ás m ín im a de las
precau ciones im pone que lo s re cu rso s d e e s te m ed io sean claram ente con ocid as.
Ahora bien, de las cuatro e sp e c ie s de c érv id o s com u n es en la región achuar, só lo
el cervato rojo es prohibido co m o a lim e n to . L as otras tres e sp e c ie s son de
c o n su m o leg ítim o y su carne e s in c lu so m u y estim ada: s u u j a p a (M a z a m a
slm p ü c o r n ls ), u s h p it j a p a (M a z a m a b r ic e n )!) y K eak u Japa
(O c lo c o íle u s g y m n o íis ) . C o n se c u e n te m e n te , s í tres e s p e c ie s d e c ér v id o s
e n tr e la s cu atro e x is te n te s so n c a z a s a u to r iza d a s - s i n h ab er por e llo
d esap arecid o-, s¡ el tapir e s c a za d o p o r algunas person as cuando ¡lega e l caso y si
la m ayoría, de lo s an im ales tabúes son aban don ados de v e z en cuando a ¡os
perros, se ve d ifícilm en te cual puede ser e l "beneficio" e c o ló g ic o y econ óm ico de
la s p r o h ib ic io n es a lim e n tic ia s. F in a lm e n te , n o s sorprende el que R o ss no
propon ga ninguna interpretación que ju stifiq u e lo bien fundado e c o ló g ic o d e la
prohib ición alim enticia que los Achuar im ponen sobre ciertos anim ales pequeños
com o ct m ono ara fia, el tatú tu lc b (D a s y p u s s p .) , el o p o ssu m de cuatro ojo*
(P h lla n d e r s p .), el tamanduá o ct coatí. Ahora bien, p a n que su argum ento se*
congruente s e necesitaría fio solam ente que todos lo s grandes ajiim aies escasos y
d ifíciles de encontrar no sean jam ás muertos por lo s Achuar - l o que es inexac to­
pera todavía que lo d o s lo s pequ eñ os an im ales cu ya carne es c o m estib le sean
e x p lo ta d o s c o m o alim ento, lo que está le jo s d e ser e! ca so . A l em itir una
interpretación dizque materialista de lo s tabúes achuar fundada en et análisis de las
sim ples norm as abstractas y no en el estudio de tas condu ctas concretas, R oss e se
m ucho más en e l idealism o que los etn ólogos estructurales tas que pretende com batir.

(3) E xisten dos versiones shuar publicadas de este m ito (PELLIZZA RO 1980
a: pp. 1 6 7 -2 1 5 y K A R STEN 1935: pp, 5 2 7 - 5 3 2 ) que difieren de las v ersion es
achuar en la m edida cd que dan una im portancia preponderante a la cerem onia de la
.tz a n tz a (cabeza reducida) organizada por lo s an im ales silvestres para celebrar la
m asacre de lo s anim ales acuáticos. Aparte de la alusión a lo s tz a n tz a de cab ezas
de p eces realizadas por U n k u m ; nuestra v esió n del m ito no d ice nada al respecto.
E sto e s m u y com p ren sib le, en la m edid a - e o que tos A chu ar no practican
ordinariam ente la red ucción de las cab ezas e ign oran , por lo tanto, e l ritual
rea liza d o por lo s Shuar en esta o c a sió n . La v ersión r e c o g id a por e l R .P.
P é lliz z a ío es p articu larm en te rica, p u e s m e n c io n a m u y p r e cisa m e n te la s
circu n stan cias d esp u és d e las cu a jes una v e in ten a d e e sp ecies! d iferen tes de
aním ales silvestres adoptaron su presente apariencia durante la fiesta d e l z a n t z s .
Segunda Parte

HACER, SABER HACER Y SATISFACER:


DEL BUEN USO DE LA NATURALEZA
INTRODUCCION

Los Achuar tienden constantemente hacia el atomismo fraccional que


engendra una vida social enteramente construida alrededor de la idea de
autonomía; en el orden espacial, esta profunda tendencia a la disociación,
naturalmente se traduce por un extremo esparcimiento de las casas. Unica unidad
inmediatamente perceptible de la sociedad achuar, la casa y su territorio ofrecen
una imagen ejemplar microcosmo cerrado en el que Aristóteles veía
ilustrarse las honorables virtudes de la oikonomia. En este pequeño mundo de
la autarquía, la reproducción social y material de cada familia aislada sólo puede
realizarse de una manera realmente armoniosa -"natural" decía Aristóteles- con
ía condición áfc excluir la acumulación y de minimizar las tenciones
necesariamente engendradas por el trato con los otros. Por cierto, la absoluta
autarquía es un mito, y no existe más en la selva que en la polis; pero marca
tan fuertemente la representación achuar del bien vivir (shür waras) que se la
aceptará como una hipótesis de trabajo provisoria que permite desglosar nuestro
campo de objeto.

Para prevenir todo malentendido, subrayemos, empero, que la


preeminencia temática que se confiere en este trabajo al estudio de la economía
doméstica no implica de ninguna manera una orientación teórica. Si el orden de
la oíkonomta -o si se quiere, de la reproducción simple- rige efectivamente el
aparente funcionamiento del sistema económico achuar, no es menos cierto que
ei paradigma adoptado aquí de la autosuficiencia de cada familia es una especie de
ficción metodológica. En efecto, la "economía doméstica" es para nosotros una
simple noción descriptiva y no un concepto teórico, es decir que no la
entendemos como e! criterio de un eventual estado histórico del desarrollo
económico (modo de producción doméstico, economía natural o economía del
olkos), pero como un término cómodo para designar ía configuración de los
factores de producción y su modo de adecuación a las prácticas de consumo,
dentro del marco de. unidades domésticas presentadas como autónomas por
hipótesis.

Suponiendo que, desde ahora, se requiera una etiqueta para calificar a esta
economía doméstica, podríamos remitir a estos antiguos germanos aislados
ellos también en su gran selva y de los que Marx escribió en las Formas que
preceden a la producción capitalista, que "la totalidad económica está
en el fondo contenida en cada casa individual que forma para ella misma un
centro autónomo de producción* (C.E.R.M. 1970; p. 192). Decir que esta
segunda parte tiene por objeto "la economía doméstica" achuar, es por lo tanto
una manera de significar nuevamente que dentro de los límites impartidos a este
>trabajo, excluimos deliberadamente la esfera de las relaciones de reproducción, es
decir, a la vez las formas de reposición de las fuerzas vivas del trabajo y las
relaciones ^intencionales e inintencionales- que se establecen entre las unidades
domésticas en Ja apropiación de la naturaleza.

Al limitar esta sección al estudio de lo que llamamos "el buen uso de la


naturaleza", no queremos, sin embargo, asignamos la descripción de lo que
comúnmente se llama la esfera de la subsistencia. Queremos más bien intentar
el análisis de la combinación específica operada por las unidades domésticas
achuar entre un sistema de recursos y un sistema de medios. Haciendo pues
provisionalmente caso omiso de las relaciones que unen a los hombres entre
ellos en su modo de ocupación de un territorio y fingiendo por método , creer
que el incesto rige la reproducción de lá fuerza de trabajo, queremos en esta
sección describir los procesos de trabajo y su armazón tecnológica material y
conceptual -el hacer y el saber hacer- y medir la productividad del trabajo con
respecto a las necesidades fijadas por la jerarquía achuar de valores -el
satisfacer-. Estos dos proyectos son, por otra parte, indisociables, porque
producción y consumo no son más que dos caras de un mismo proceso. Así
habremos reconocido fácilmente que el estudio del "buen uso de la naturaleza",
es esencialmente la descripción de lo que, en el lenguaje de Marx, se llama
"naturaleza de Jas fuerzas productivas”, es decir, este elemento constitutivo de
todo modo de producción cuyo conocimiento detallado es indispensable si se
quiere emprender una antropología económica que sea algo más que una
morfología abstracta de las relaciones de producción.

La economía doméstica se desplega a partir de la casa y es esta tautológica


evidencia que hay que admitir al optar por un orden de exposición. Nuestra
decripción de los modos de uso de la naturaleza se conformará, pues, al modelo
etnográfico clásico de las zonas concéntricas -casa, huertos, selva- modelo que
es, en esce caso, homólogo a la representación achuar de la segmentación de!
espacio. Además de su conformidad a una lógica de división del universo físico
en sectores de socialización decreciente, este orden de exposición posee el mérito
de respetar la adecuación entre el proceso cognitivo y la restitución de los
resultados de este proceso. En efecto, es con ía minuciosa materialidad de la
etiqueta doméstica que el observador novato se enfrenta de primera entrada. Es
con las técnicas de transformación de la naturaleza que se familiariza, cuando la
comunicación verbal está todavía llena de trampas; es con su medición
cuantitativa que mata su impaciencia en c! transcurso de los numerosos meses
en que desespera de que jamás logre recoger un mito. Cuanto el huerto parece
haber revelado lodos sus misterios, es entonces tiempo de franquear el
amenazante límite de la selva e intentar cazar por su propia cuenta. La
evolución de la investigación en e! terreno loma así la forma de un desapego
progresivo de los espejismos de la seguridad doméstica y quizá no resulte
retórico hacerle justicia al intentar reproducir en el análisis el movimiento de
conocimiento que lo acompaña.
La casa es la unidad mínima de la sociedad achuar y es igualmente la única
explícitamente concebida como una forma normativa de agropamiento social y
residencial. En razón de la fluidez extrema de los contornos categoriales de un
sistema de clasificación social fundamentado únicamente en principios
prescriptivos de matrimonio y en enmarañamientos de parentelas no limitadas,
Ja casa - y la circunscripción social temporaria que ella opera en su recinto
material - representa el único principio efectivo de delimitación en el seno del
sistema social achuar. Entre el grupo doméstico y el grupo tribal, no existe, en
efecto, ninguna forma intermedia de agnjpamienco social y territorial que iesté
fundada en un principio de afiliación explícita, unívoca y permanente. Aunque el
concepto mismo de unidad doméstica no existe en el léxico achuar, la casa
representa así la unidad fundamental de un universo social en forma de
nebulosa, en donde están ausentes las divisiones en corporate groups, en
comunidades aldeanas o en grupos de unifiliación.

Unidad residencial aislada de producción y de consumo, la casa constituye


un conjunto ideológicamente replegado sobre sí mismo, ofreciendo una
sociabilidad íntima y libre que contrasta fuertemente con el formalismo que
prevalece en las relaciones entre las casas. Una casa está siempre Formada por
una familia, a veces nuclear pero generalmente poligina, aumentada, según los
casos, por yernos residentes y miembros singulares de la parentela del jefe de
familia o de; sus esposas. Estos parientes satélites, generalmente viudas y /o
huérfanos, son acogidos según el principio de una relación directa de
consanguinidad o de alianza con uno u otro de los elementos que forman la
familia compuesta. Fuera, pues, del largo período de residencia matrilocal de las
jóvenes parejas, es excepcional que dos familias, sobre todo si son poLiginas,
ocupen en tiempo normal la misma casa por mucho tiempo.

Aún en el caso de una residencia matrilocal prolongada, no podemos


hablar de una casa plurifamiliar más que dentro de una acepción puramente
descriptiva. En efecto, la estrecha relación de subordinación que rige el estatuto
del yerno parece individualizar su presencia y borrar la autonomía de la célula
familiar de la que es e! eje. En este sentido, la posición de un yerno en la casa
achuar se asemeja mucho más a Ja de un pariente satélite no casado que a la de
un jefe de familia ordinario; aparece más como un tipo de extensión de ía
familia -de su mujer que como el eje de una segunda familia yuxtapuesta a
aquella.

Los Achuar parecen mostrarse particularmente reacios a esta forma de


convivencia que permite la vida comunitaria en las grandes m alo cas
plurifamiliares del noroeste amazónico. No se hacen rogar para subrayar
enfáticamente las numerosas causas de fricción que podrían surgir de una
cohabitación muy prolongada de dos familias: riñas de niños que degeneran en
peleas entre sus respectivos padres, tentaciones de adulterio, disputas de
precedencia entre los jefes de familia de un estatuto necesariamente igual, celos
recíprocos causados por e) éxito en Ja caza o en el cultivo de los huertos, etc.
Ocurre a veces que dos hermanos o dos cuñados viven en la misma casa durante
un corto período, pero esto es generalmente un acomodamiento provisorio,
destinado a albergar a una de las dos familias durante el tiempo necesario para la
construcción de su nueva casa en un paraje vecino.

Los casos de parasitismo social son absolutamente excepcionales, puesto


que el hombre casado que obtiene la hospitalidad permanente de uno de los
miembros masculinos de su parentela se coloca, con respeto a él, en esta misma
relación tácita de tutela que aquella que caracteriza las relaciones de yerno a
suegro. La ausencia de autonomía y de independencia que denota la libre
aceptación de ese estatuto es concebida como una confesión tan grande de
debilidad y de falta de confianza en sí que autoriza generalmente a los hombres
adultos á comportase libremente con el parásito y a hacerle sentir, bajo el
formalismo de la etiqueta, que para ellos ha retrogradado a ia categoría de los.
adolescentes solteros. Aún dolencias físicas bastante graves no son consideradas
como suficientemente incapacitantes para permitir el parasitismo. Así, por
ejemplo, dos familias afectadas por la sordomudez -una pareja de sordomudos
sin hijos y una pareja con hijos en la que el jefe de familia era el único en
padecerla- ocupaban cada una su propia casa y no manifestaban en nada un
diferencia que pudiese substraerles de su posición indepediente. Se puede decir,
pues qve cuando dos familias ocupan la misma casa durante tiempo, siempre
hay a raíz.de esta cohabitación una relación de subordinación estatutaria o
adquirida (yerno/suegro y, excepcionalmente, padre/hijo casado y
huénped/parásito), aún si la relación no es siempre perceptible en el simple
sistema de ¡as actitudes.
Esta composición generalmente unifamiliar de las casas se modifica
completamente durante los períodos de hostilidad que marcan el desarrollo de loa
conflictos intratábales. En estos momentos, varias familias ligadas por relaciones
estrechas de consanguinidad o de afinidad se rcagrupan en una sola casa, fortificada
por una alta empalizada, a fin de ponerse al amparo durante las fases más
homicidas de un conflicto; la planificación de los ataques concertados y la defensa
colectiva son más fáciles si el grupo faccieonal de parientes se halla reunido bajo
un mismo techo. Durante todo este período -que no excede jamás tres o cuatro
años- la casa fortificada puede así amparar hasta sesenta o setenta personas1. El
fermento unitario que produce el sentimiento de compartir peligros y enemigos
comunes impide generalmente que las pequeñas e inevitables fricciones de la vida
cotidiana se transformen en motivos de conflictos abiertos en el seño de la casa
ampliada.

No es raro que ciertos sitios reagrupen dos o tres casas cercanas (es decir,
en un radio que no sobrepase los dos kilómetros) formando así un pequeño
núcleo de hábitat en donde las relaciones de ayuda-mutua y de visita son más
cristalizadas que de ordinario. Estos pequeños agregados de casas están
articulados alrededor de relaciones directas de consanguinidad y/o de alianza
(grupo de hermanos, grupo de cufiados, o un par yemo/suegro), pero su
proximidad espacial y social no implica de ninguna manera -salvo, muy
parcialmente, en el último caso- una puesta en común de los recursos y de las
capacidades de cada cada. Estos agregados son, por otra parte, raramente muy
durables y las prevenciones en cuanto a la cohabitación en el seno de una misma
casa se extienden también al caso de relaciones de vecindad demasiado estrechas
tan es así que la unidad doméstica achuar, en su reafirmación permanente de
independencia, no puede marcar su diferencia más que en una relativa soledad. En
regla general, pues, cada unidad residencial corresponde a un grupo doméstico
autónomo de producción y de consumo, cualquiera sea la naturaleza de su
implantación topográfica. Que una casa esté integrada a un pequeño agregado
residencial o que esté en situación particularmente aislada (es decir, a más de
media jomada de camino o de piragua de otra casa), es siempre la unidad
doméstica la que suministra el marco inmediato, sino de la apropizción, al
menos de la transformación de la naturaleza.

1. Los elementos arquitectónicos.


Distinguiéndose claramente de la selva circundante, el ámbito habitado se
despliega según tres círculos concéntricos que forman escalones decrecientes en
la empresa de elaboración del espacio. Aún cuando el desmonte y la siembra de
un claro sean cronológicamente anteriores a ía erección de una casa, es U
presencia de ésta, en el centro de los buenos, que simboliza la ocupación
humana, es aquella que forma el punto lógico a partir del cual sus habitantes
balizan el espacio. La casa, jfea, está rodeada por una gran área, aa (el "exterior
alrededor”), cuidadosamente desyerbada y adornada aquí y allá con pequeños
matón-ales de plantas medicinales y narcóticas, árboles frutales y palmeras
chonta. Esta área misma está rodeada por e! o los huertos, aja, bordeados por
hileras de plátanos, puestos avanzados de la cultura que parecen contener apenas
la progresión de la selva, ikiam.

La casa está siempre erigida sobre un bancal plano, ligeramente en


eminencia, y en las cercanías inmediatas de un río o de un lago. Cuando el
inclinado del talco que lleva al río es muy abrupto, el camino está consolidado
.con una serie de rollizos en escalera que permiten el accedo al agua sin correr el
riesgo de resbalones peligrosos. Por razones defensivas, los Achuar evitan
construir su casa directamente en la orilla de un gran río navegable en piraguas;
cuando se establecen cerca de ,un río, escogen con preferencia sitios a orillas de
los brazos secundarios, o mejor todavía, de los pequeños afluentes que se hallan
a cierta distancia del brazo principal. En este último caso, Jas piraguas serán
amarradas al borde del brazo principa] y un camino será trazado entre el puerto y
la casa, la misma que no será posible divisar desde el río.

Aunque los Achuar sean en general nautas muy expertos y que prefieran,
cuando existe la posibilidad, un trayecto en piragua a un trayecto a píe, les
gustan mucho más para su uso doméstico cotidiano, los pequeños arroyos poco
profundos, de agua clara y corriente regular. En efecto, las crecidas brutales que
afectan el régimen de los grandes ríos vuelven muy peligroso el bañarse, sobre
todo para los nifios que pasan una gran parte de las horas calurosas jugando en el
agua. Los grandes ríos que acarrean aluviones en suspensión, son por otra parte,
completamente opacos, disimulando así a las miradas sus huéspedes más
nocivos: la muy peligrosa raya venenosa k a a sh a p (P o ta m o try g o n
hystríx), el gimnoto ísü n k iru (electrofórido) y la ananconda p a n k i
(Eunectes m urinus). Esta última, aunque mucho más rara que la raya es
considerada por los Achuar por razones ante todo sobrenaturales, como el
peligro principal y omnipresente de los grandes ríos. En fin, un ligero
alejamiento de las grandes corrientes de agua del hábitat ribereño permite hacer
un poco más soportable la insistente presencia de los anofeles m anchu y de
los mosquitos tete que infestan sus orillas.

La casa achuar es una vasta y armoniosa construcción de forma poco más


o menos elíptica, generalmente desprovista de paredes externas y encabezada por
un alto techo de cuatro aguas con dos aguilones redondos, que baja hasta la
altura del hombre. Cuando el jefe de la familia estima que una situación
conflictiva generadora de inseguridad se ha desarrollado en la región en la que él
habita, preferirá a pesar de codo cerrar la casa con una pared, íanlsh, formada de
laiít.z verticales elaboradas con madera de la palmera tuntuam (Iriartea sp.) a
uwí (Guilielm a gasipaes), unidas mediante largueros longitudinales,
ligados estos últimos a los postes que sostienen el alero. Cuando la inseguridad
se tranforma en amenazas precisas de ataques, se erige alrededor de toda la casa
una empalizada, wenuk, de por lo menos 3 metros de altura, según el mismo
principo de construcción de las paredes, los postes de apoyo siendo formados por
estacas muy profundamente hincadas en la tierra. Las latas utilizadas para el
wenuk son, sin embargo, mucho más gruesas que aquellas de las paredes de la
casa y totalmente unidas por los bordes con el fin dé no dejar ningún intersticio
por el cual un atacante podría disparar hacia el interior de la casa. A veces, la
empalizada está enteramente forrada interiormente con otra hilera de latas, con el
fin de reforzar la solidez de lá fortificación.

El acceso a una casa cercada por paredes o por una empalizada se hace a
través de puertas planas y rectangulares, waiti, generalmente elaboradas en un
árbol warapu (Ficus insipidi W illd.) y que pivotean sobre dos espigas
talladas en los extremos del eje lateral. Estas espigas se encajan en dos pedazos
de madera que forman respectivamente un dintel y un umbral, los largueros
verticales de la puerta siendo constituidos, según la situación de ésta, por dos
postes de apoyo deí alero, o por dos estacas de la empalizada. Desde el interior
se atrancan las puertas durante lá noche, ya sea por largueros móviles o por una
estaca clavada en el suelo como puntal.

Las dimensiones; de la casa y el grado de su acabado dependen de la


envergadura social y d d número de esposas del jefe de familia que la ocupa, así
como de la cantidad de mano de obra que ha sido capaz de movilizar para su
construcción. La ambición de' todo hombre adulto es tener numerosas esposas,
numerosos yernos, una casa espaciosa y grandes huertos que permitirán producir
en abundancia la indispensable cerveza de mandioca, nijiamanch, para dar de
beber a sus invitados. El tamaño de la casa es pues uno de los indicios que
permiten reconocer a un juunt ("gran hombre"). Su morada es siempre algo
más amplia que lo necesario para el uso cotidiano de su familia simple y
permite, así, acomodar con munificiencia a múltiples visitas.

La dimensión que se quiere dar a una casa es fácil de determinar porq ue se


deriva enteramente del espaciamiento entre los cuatro o seis pilares de apoyo,
paeni, que constituyen el sostén de toda la armazón; cuanto más largos los
lados del cuadrado o del rectángulo que ellos delimitan sobre el suelo, más
grande será la casa. Las dimensiones más comunes par a una casa son una
quincena dé metros,de largo por diez metros de ancho y circo metros de altura.
Sin embargo, ciertas casas son particularmente espaciosas Como aquella cuyo
plano está reproducido en la figura N1 3; medía veintitrés metros de largo por
doce metros de ancho y siete metros de alto, y albergaba a veinte personas de
manera permanente.

Los dos tipos más comunes de casas son na wea mu jea ("casa con
pies", es decir con postes laterales) y tsupim jea ("casa cortada", es decir sin
postes laterales). Esta es más pequeña que la anterior por la extensión de su
techo pero las dos comparten la misma estructura de armazón (véanse los
esquemas de armazón de las figuras 4 y 5 ). Por fin, un tercer tipo, iwianch
jea.("casa espíritu malo")2, relativamente raro, se distingue de las otras dos en
que no tiene una forma elíptica sino más bien cónica; este tipo de armazón es,
algunas veces, adoptado por jóvenes parejas que viven aisladas, debido a la gran
facilidad de su construcción.

La construcción de la casa no se realiza a partir de una representación


formal previa; la selección de los materiales, su hechura y su ensamblaje se
efectúan según «na serie de fases que se encadenan automáticamente, todas las
proporciones se determinan por la altura inicial y la disposición de los pilares
paeni. Cada vez que se necesita cortar muchas piezas de madera de las mismas
dimensiones, se utiliza un palo nekapefc ("medida"), especialmente marcado a
la medida apropiada.
FIGURA Ne 3
PLANTA DE UNA CASA ACHUAR {A|to Pwtaza)
ETSA TAAMU f TSUMU
(oriente) (tío abajo)

° v > ‘ &

íOccidente) ETSA AKAT1 f YAK! am>l3)


I - Situación: curso superior dei Pastaza, orí lia sur en la confluencia del
Sasaim.

n - Composición de la casa:

O f A =fO
b a c

A =ó A XI ó 6 A
1
ó
m
Ó Ó n
A— O O

IH * Texto

1. peak (cama) de los visitantes.

2. peak de b (45 años), coesposa


del amo de casa, y de sus niños J (7
años) y k (! años); rematada por un
ancho cañizo (peek).

3. peak de c (40 años), coesposa


del amo de casa, de sus niños o (5 años), p
(4 años) y q (7 años); rematada por un
ancho cañizo.

4. peak de d (20 años), hija del


amo de casa, y de sus niños r (3 años); s
(2 años) y t (1 año); rematada por un
ancho cañizo.

5. peak de e (1S años ), hija del


amo de casa, y de su niño u (1 año);
rematada por un ancho cañizo.
6. peak de 1, hijo adolescente (18
ai o»), de a y c.

7. peale de g, hijo adolescente (12


años) de a y b.

8. peak de h, hijo adolescente (13


años) de a y b.

9. peak de m, hij» adolescente (17


afios) de a y e.

10. peak de n, hija adolescente


(15 años) de a y c.

1L plataforma de los perros de b.

12. plataforma de los perros de d.

13. plataforma de los perros de c.

14. taburete ctalmpui de a.

15. taburete chlmpai de f.

16. taburetes k n ta a k de los


visitantes.

17. tuntul (tambor mocóxüo).

18. M ults 0 arras para la cerveza de


mandioca) de b, d y e.

19. muíts de c, m y n.

20. fogón de f.

21. fogóo de * .

22. fogón de c,

23. fogón d t m y n

24. fogón de d.
25. fogón de e.

26. fogón de J y 1c

27. fogón de b.

I. waltl (puerta) del tankam asb

II. wattl del e k e n t

I I I walü laterales.

V. pilare» paenl/ V I. p ila r e *


nawe

N.B. Lo* mueble* y lo* utcn*ilios


no están en la escala.
FIGURAN0 5
ESQUEMA DEL ARMAZON DE UNA CASA OE TIPO fWIANCH JEA
Una vez que los paeni han sido profundamente hincados en eí suelo, se
encabezan con dos tirantes, parí, que son ensambladas con espigas de forma
romboidal. Las dos soleras laterales, makui, son amarradas mediante bejucos a
las extremidades de los pau, que soportan a las alfardas yasakmu, fijadas por
simple empalme. En esta etapa, la altura del techo puede ser escogida con
mucha precisión, sigún la menor o mayor abertura del ángulo de las alfardas;
una vez. que ésta ha sido establecida, el extremo entrecruzado de las alfardas se
liga y se coloca a la viga de parhilera, chichimpruke, sobre los caballetes que
forma su entrecrvizamiento. Entonces sólo queda por construir el armazón de los
costados semicirculares de la casa, teamu, los que se determinan al trazar un
arco de círculo con un cordel a partir del centro del pequeño lado de la armadura
principal. En los dos semicírculos trazados sobre el suelo se hincan en
intervalos regulares pilares de apoyo, nawe {"píe"), cuyo extremo superior está
' cortado como los paeni, en forma de espigas romboidales. Sobre las espigas se
colocan latas flexibles, teeri tentetin, que soportan el borde inferior de los
cabos en abanico, teeri, que cubrirán los dos lados redondeados de la casa. Los
cabos laterales, pae o awankeri son luego colocados y ligados sobre la viga
de parhilera, chichimpruke y sobre las soleras makui-1.

Los materiales más comúnmente utilizados para las grandes piezas del
armazón (es decir, los paeni, los pau y los m akui ) son dos especies de
palmeras: tuntuam (Iriartea sp.) y am paki (Iría rte a ventricosa
M art.) y una media docena de árboles: paeni (M inqnaríia punctata),
chifcam ia (T aíau m a sp.), a ta sh m a ta i (Iry a n th e ra ju ru en sis
W arb,), chim i (Pseudolm edia íaevígata T réc.), yais (Cymbo-
petaíum tessm annii) y w antsunt (una leguminosa). Para los cabos
generalmente se utiliza elbam bü'kenku (Guadua angustifolia) o el árbol
kaya yais ( O x a ñ d r a x y ló p k td e s); para las ripias y las latas teeri
tentetin, se utiliza la palmera kupat (¿Iria rte a exorrhiza?); para las
alfardas se emplea ei kaya yais ya mencionado y el árbol chiwiachiwia
(Aspidosperma álbum). Para amarrar las piezas sometidas a una fuerte
resistencia mecánica, se utiliza la fibra interna de la corteza de los árboles
shuw at (G ustavia hexapetala Smith.), kakau (M íconia elata) y
yunkua (Lecythishians A.C. Smith), mientras que para amarrar piezas más
livianas como las latas o las ripias, se prefiere el bejuco kaap (Heteropsís
o b lig o n fo iia ).

La naturaleza de los materiales empleados para ía cubierta del techo varí*


según el biotopo e influye grandemente sobre la duración de vida de la casa. Ea
et hábftat interfluvial se utilizan dos variedades muy similares de palmer*,
ksonpansk (Hyospatha sp.) y tu ru ji; (H yospaíha tessm annii); cada.
palmera está colocada en la línea de inclinación del techo y atada por su preciolo
a ripias, tsentsakan, escalonada a lo largo de los cabios. Estas palmeras son
particularmente resistentes tanto a la podredumbre como al ataque de los
parásitos y el modo de amarrar asegura una gran estanquidad de la cubierta. Esta
puede durar hasta 15 afios en el hábitat interfluvial, y se conserva por lo general,
mucho más tiempo que los pilares del armazón, que comienzan a podrirse en su
base después de seis o siete afios; estos pilares pueden, sin embargo, durar
algunos afios antes de comprometer el equilibrio de la estructura. Por lo demás,
no es raro que se reutilice a las palmas del techo para una nueva casa erigida
muy cerca de la antigua, la duración de vida de una cubierta hecha con turuji o
con kampanak siendo, como se puede ver, casi el doble de la del armazón.

En cambia, el hábitat ribereño carece casi por completo de tu ru ji y


kam panak y la palmera mi* comúnmente utilizada para la cubierta es
c h a ap i (Phytelepha* sp.) y accesoriamente k u u n t (W e ttía ía
roaynensis). La resistencia de estas palmas es mucho menor, pero su
colocación es un poco mis rápida, porque se las amarra directamente sobre los
cabos en sentido longitudinal, sin recurrir a ripias, sirviéndose de la nervadura
central como armazón. Antes de su colocación, cada una de las palmas ei
doblada a partir dél eje que constituye la nervadura central y las das mitades
bajadas una sobre otra son trenzadas por los lóbulos; la colocación se hace por
líos de cuatro palmas así trenzadas. La cantidad global de palmas requerida para .
cubrir un techó según esta técnica es inferior a la que requiere la techumbre con
palmas de kam panak. En cambio, la duración de un techo en chaapi excede
raramente a cinco o seis años y las ocasionales reparaciones no lo prolongan
mucho. Como las casas están desprovistas de conductos para el humo,éste se
filtra permanentemente a través del tejado y de esta manera contribuye a
protegerlo de los insectos fitófagos. Por otra parte, en ciertas casas, se reparten
hojas de barbasco timiu (Lonchocarpus sp.) en intervalos regulares en las
palmas del techo, porque tienen fama de alejar a los parásitos.

La diferencia de longevidad de las casas según su tipo de cubierta no


induce por eso una diferencia en los ritmos de relocalización del hábitat entre
cada uno de los biotopos. En efecto, la cubierta de una gran casa en el biotopo
interfluvial agota prácticamente de entrada todas las fuentes de kam panak
situadas en su inmediata vecindad; cuando después de algunos afios, la
construcción de una nueva morada se revela necesaria, se deberá
automáticamente erigirla en un nuevo sitio con el fin de acercarse a nuevas
colonias de palmeras. En cambio, una casa localizada en el hábitat ribereño,
compensa su menor duración de vida por una punción menos importante sobre
las palmeras de cubierta y, por lo tanto, se podrá construir .dos sucesivamente
sobre ei mismo sitio, antes de agotar las reservas locales de palmera chaapi.
Sin embargo, tanto en un biotopo como en el otro, se tendrá al cabo de una
quincena de a i os resolverse-a ¡cambiar de sitio para erigir una nueva casa, a no
ser que se obliguen a interminables y penosos trayectos entre el siüo de la
construcción y los lugares distantes en donde estarán, en adelante, forzados a
recoger las palmas.

La erección de una casa achuar no es pues una empresa fácil, la gran


superficie de la cubierta (a menudo más de doscientos cincuentra metros
cuadrados de tejado) y la complejidad del ensamble del armazón exige a la vez
una rigurosa minuciosidad y una gran inversión de trabajo. La construcción de
una casa de buen tamaño necesita alrededor de ciento cincuenta jomadas
individuales de trabajo si se incluye en este total la recolección de los materiales
en la selva y su hechura. La duración de la construcción de la casa en tiempo
relativo -oscila entre tres y nueve meses- depende no solamente de las
dimensiones proyectadas, sino también del número de hombres entre los que
podrán ser repartidas estas jomadas individuales y el número de ocasiones en el
que se podrá obtener su colaboración.

La construcción del armazón y la colocación de la cubierta son actividades


exclusivamente masculinas y las únicas labores que a veces son reservadas en
parte a las mujeres son el transporte de bultos de palmas y su trenzaje. El plazo
en el que una casa puede ser construida depende deí medio sociológico y
topográfico; cuanto más alejado está un sitio, menos fácil resulta el organizar
frecuentemente jomadas de trabajo colectivo, invitando a los parientes
masculinos del jefe de familia que residen en la región, los que naturalmente
están poco inclinados a efectuar demasiado a menudo un trayecto irnportante.

Por cierto, el trabajo colectivo acelera la construcción, pero a pesar de la


dificultad de ciertas fases del ensamblaje del armazón -especialmente la
colocación y el empalme de las piezas más pesadas- y del esfuerzo requerido
para encaminar desde los lugares de recolección y de tala los voluminosos bultos
de palma y los pesados pilares, no existen obligaciones específicamente técnicas
que hacen necesarias el uso de una fuerza de trabajo ampliada. El número
mínimo de hombres adultos exigido para el transporte, el levantamiento y el
ensamblaje de las piezas del armazón es de dos, condiciones que existía para
todas las unidades residenciales completamente aisladas que hayamos visitado;
éstas constaban siempre, además del jefe de familia, de por lo menos un hijo o
un yerno de más de 18 años. Algunas de estas familias aisladas habían logrado
construir una casa haciendo uso casi exclusivamente de su sola capacidad de
trabajo, satisfaciendo así de manera ejemplar el principio de autosuficiencia que
rige la vida socio económica de las unidades residencíales achuar.
Ningún ritual preside a la construcción de la casa o a su inauguración; este
carácter tan profano de las condiciones de producción de la habitación es
igualmente perceptible en la falta de estructuración foma] de las asociaciones
ítimbólicas explícitas que connotan a la casa en calidad de objeto material. Si
dos atenemos exclusivamente al discurso empírico, mitológico o cotidiano, la
carga semántica de la casa achuar es bastante pobre, sobre todo en vista de la
riqueza y de la diversidad de Jas interpretaciones simbólicas indígenas de que son
objeto las casas en otras sociedades del Alto Amazonas (Véase C.
HUGH-JONES 1977, M. GUYOT 1974 y J. GASCHE 1974, entre otros).

En el nivel más inmediato, es decir, aquel de la terminología técnica


arquitectónica, las equivalencias o las homologías que se pueden constatar entre
el nombre de ciertos elementos materiales de la casa y de otras categorías
semánticas de la lengua se organizan según un doble sistema referencial: por una
parte, las equivalencias funcionales o metonímicas (una pieza de armazón es
designada por el nombre de una especie de árbol que se utiliza preferencialmente
para tallarla) y, por otra paijte las equivalencias metafóricas de naturaleza a la vez
antropomórfica y zoomórfica (para el detalle véase el cuadro N® 3). Ahora bien,
todas nuestras tentativas de exploración de ese sistema referencial metafórico, es
decir, todos nuestros esfuerzos para obtener la expresión de una imagen global,
coherente y explícita en la que reflejar esos fragmentos anatómicos compuestos,
resultaron en una incomprensión manifiesta por parte de los Achuar. Cuando
intentamos hacer con ello$ el comentario semántico, término por término, de
los elementos de la casa cu¡yo nombredesigna igualmente a una parte del cuetpo
(humano o animal), tuvimos la impresión de que conciben estas referencias
metafóricas en el mismo njtodo que las equivalencias metonímicas igualmente
empleadas en ei vocabulario arquitectónico, es decir, como homologías
funcionales, fundamentadas; en este caso, en una semejanza morfológica. Asi,
tanto por su función conjo por su situación, se explicaría que los cabios sean
llamados costillas, la viga dé parhilera un copete yías soleras, muslos.

Sin embargo, aún admitiendo ese estatuto puramente funcional de las


equivalencias metafóricas, se planteaba todavía el problema subsidiario de saber
por qué las metáforas anatómicas son tan dominantes en el léxico de la casa
achuar con relación a las simples equivalencias metonímicas. Dicho de otra
manera, aún cuando el cuerpo está considerado en casi todas las culturas como
uno de las primeras reservas de metáforas, quedaría por dar razón de' su uso
sistemático como referencial morfológico de la gran mayoría de los elementos
arquitectónicos de la casa achuar. Ahora bien, esta incapacidad para obtener de
CUADRO Na 3
EL VOCABULARIO DE LA CASA

Elementos de armazón j término referencia! oíros refercncialci


arquitectónico antropomórfico o
indígena zoo mÓTi ico

casa Jea achí JeaH: placenta

cabios de las aguas pae o pae: costillas


laterales del techo aw ankerL

soleras makul maküí: mas lo

postales periféricos aave naw e:pie


del alero

espigas romboidales wíD iinch -weanncb: esternón


de los pilares de apoyo charapa nukt charapa nnke; cabeza
y de los postes laterales de tortega de agua

yantaos nuke yantan» nuke'. cabeza


de caimán

nanki nankf:
lanza de guerra

viga de parhilera c h ic h im p r u k e chichim pruke: copete,


particularmente aquel
del águila arpia

aguas laterales □ anap e aasape: ala


del tccho

cabios en abanico teeri teeri: hueva


de los dos extremos
de la casa

ripia termina! del Jea shiklri shlkL' orina, (Jea


alero sbikiri: orina de
la casa)
Elemento» de término referencia! otros referenciales
armazón arquitectónico antropomórfico o
indígena zoomórfíco

alfardas yasaktnu yasakmu: de yasak


(aspirar jugo de
tabaco por las
ventanal de la nariz)
y nu (sufijo de
sustantivación en el
modo pasivo), denota
el trayecto del jugo de
tabaco dentro de las
fosas nasales;
tijlrsarí tUIras: del castellano
"tijera»", reciente

pilares de apoyo paeni paeni: Mlnquartia


punctata (oleácea)

vigas tirante pau pao: Pouterla sp.


(sapotácea)

ripias tsentsakan tsentsakan: lanza


de pesca

pértiga de chiwiachiwia chiwiachiwia:


parhilera Aspidosperma
álbum (apocinácea)
nuestros informadores una imagen metafórica global y formal de la casa, se
derivaba simplemente de que ésta no es tanto el símbolo de un ser viviente cuyo
modelo habría sido proporcionado previamente por la naturaleza sino la metáfora
de la vida orgánica tomada en su nivel más grande de generalidad.

El carácter contradictorio y compuesto (desde el panto de vista de la


misma taxonomía anatómica achuar) de la representación obtenida al reunir,
según su posición en la casa, a los diversos elementos arquitectónicos con
designación anatómica nos parece merecer por lo tanto una doble explicación.
En la medida en que la designación de esos elementos está fundamentada en un
principio de homología morfológica, es normal que esos signos ¡cónicos (en el
sentido de C.S. Peirce) se reflejen en un léxico corporal muy extenso,
constituyendo su combinación un sintagma cuyo campo semántico recorta
varias especies animadas (hombres, aves, peces). Pero, simultáneamente, y
porque la predominancia en la arquitectura de términos anatómicos tiene por
función de operar un simple marcado simbólico de la casa, sobredeterm inado
su organicismo implícito, la estructura arquitectónica de esos elementos no
tiene ninguna necesidad de tener la coherencia anatómica de un ser de carne y
hueso.

Las conotaciones organicistas de la casa poseen una gran plasticidad y la


idea de que ésta goza de una vida autónoma no se traduce por un modelo
vernacular explícito que daría cuenta de su funcionamiento fisiológico. En un
solo caso, la analogía organicista. se halla yerbalizada: se trata de la equivalencia
metafórica entre jea (casa) y uchi jeari ("casa del niño": placenta). La
correspondencia entre la casa y la placenta es biunívoca: la placenta es para el
feto lo que la casa es para el hombre y recíprocamente. Después del nacimiento,
la placenta es enterrada y entonces se convierte en una forma sin ocupante, así
como la casa que se abandona después de la muerte del jefe de familia. Ahora
bien, justamente después de la muerte, el nekas wakan, el 'alm a verdadera"
del difunto, puede elegir el reocupar de nuevo la placenta y llevar ahí bajo tierra,
una especie de segunda existencia íntra útero descrita como absolutamente
parecida a aquella del hombre en su casa.

Existe entonces una patente continuidad entre la vida embrionaria en la


placenta-casa, la vida post paríum en la casa-placenta y la vida del alma
"verdadera" después de la muerte en la placenta-casa. Notemos que, en esta
analogía orgánica, no se concibe la casa como una matriz, es decir como la parte
de un todo físico autónomo, sino como una envoltura dotada de una vida
orgánica autónoma, ya que persiste en una existencia subterránea después de su
expulsión del útero. En este sentido, está claro que la casa no es la imagen
analógica de un ser viviente -o de un segmento de ser viviente-sino la imagen
paradigmática de los procesos orgánicos en general; es cierto que está dotada de
tina vida propia, pero los Achuar no pueden explicar su desarrollo de otra manera
que por homología con otros procesos orgánicos cuyo modelo proporciona la'
naturaleza.

El discurso mítico,aunque poco elocuente sobre el tema de la casa, -y


concordando lógicamente en este con lo vago general de las representaciones
acerca de ese tem a- proporciona, empero, la ocasión de explorar otras
dimensiones. Un recorrido, aún superficial, de la mitología revela en efecto una
imagen implícita de la casa como on lugar de mediación y de paso entre el
mundo celeste y el mundo subterráneo. Dos fragmentos de dos mitos distintos
son, en particular, reveladores; los damos aquí bajo una forma muy resumida y
sin tomar en cuenta sus múltiples variantes.

Resumen del primer fragmento;

Etsa ("sol"), durante su existencia terrestre, mata a Ajaimp ("glotón";


caníbal) y quema su casa. En realidad, Ajaimp no está muerto, y
aparentemente sin sentir rencor, pide a Etsa que le ayude a reconstruir su
casa; Etsa acepta y, mientras está inclinado sobre el hoyo que cavaba para
hincar los pilares paeni, Ajaimp lo traspasa con uno de esos pilares y lo
clava así en el suelo. Entonces Etsa pide al paeni que se ahueque y luego
trepa por el interior del ya hueco pilar, alcanza su extremo superior y llega
al cíelo en donde se transforma a i el sol.

Resumen del segundo fragmento;

Unas gentes habiéndole rogado que tuviera a bien compartir con ellas el
uso de las plantas cultivadlas de las que dispone exclusivamente, Nunkui
¡es da su pequeña hija Uyush ("perezoso"); llevada ala casa de esas gentes,
Uyush hace aparecer sucesivamente a todas las plantas cultivadas por el
solo hecho de nombrarlas. Uyush es maltratada por los miembros de la
casa; Uyush se-refugia sobre el techo de la casa, la cual está circundada de'
bosquecillos de bambú kenku (Guadua angustifolia). Uyush llama
a un kenku, canturreando: "kenku, kenku ven a buscarme, vamos á
comer cacahuetes"; empujado por un repentino golpe de viento, un
kenku cae encima del techo de la casa y Uyush penetra en él; ella
desciende bajo tierra en el interior del kenku defecando regularmente a
medida que progresa (los nudos del bambú son llamados excrementos de
Nunkui).
Tanto en los tiempos míticos como actualmente, paeni y kenku Son
elementos constitutivos de la casa, los paeni como pilares de apoyo y los
bambúes kenku -que, en el mito, no forman, hablando con propiedad, parte de
la casa- como cabios, es decir, ocupando en la pendiente del techo la misma
situación que'el kenku del mito cuando cayó sobre Ja casa. En eJ discurso
mitológico achuar, la casa no aparece paés como un microcosmo, porque es
ante todo una vía de paso hacia dos universos -cielo y mundo subterráneo- que
le son coextensivos, pero, irremediablemente exterior ya que su acceso se
tomó imposible para los hombres. Después de haber terminado su existencia
terrestre y alcanzado sus respectivos dominios, Etsa y Nunkui (Nunkui y su hija
Uyush-perezoso son metafóricamente equivalentes) continúan desempeñando un
papel considerable y benéfico en la vida cotidiana de los hombres (véase los
capítulos 5 y 6 ).

Así, la casa da testimonio basta ahora de una antigua continuidad material


entre el mundo Celeste, el mundo terrestre, y el mundc ctoniano, continuidad
cuya ruptura ha inaugurado brutalmente un nuevo orden de las cosas, sin por
ello borrar completamente el recuerdo dé lo antiguo, inscrito para siempre en la
arquitectura del armazón. Como huella de un eje que trasciende varios pisos del
espacio y del tiempo, la casa achuar constituye así un símbolo de verticalidad
mediadora, condensando elegantemente en su única planta baja la tópica
bachclardiana del sótano y del desván.

Estos, dos fragmentos de mitos precisan, por otra parte, la naturaleza


orgánica de Ja casa ya que hacen hincapié en que seres naturales autónomos y
dotados de una vida in sc ie n te constituyen la sustancia de ella. El árbol paeni
(M inquartia punetata) y el bambú kenku se convierten así por obra y
gracia del mito, en los arquetipos de esta vida hormigueante y empero invisible
que anima la estructura de la casa. En este sentido, el proceso 'de edificación no
es tanto la simple reproducción de una forma original, sino una suerte de acto de
creación por el que los Achuar producen una nueva forma de vida mediante la ,
combinación pautada de las vidas atomizadas ya presentes en cada uno de los
elementos constitutivos de la casa.

En un eje vertical latente vienen a articularse dos ejes horizontales del


todo expJícitos.-La casa está, en efecto, cortada transversalmente por una línea
imaginaría interior que delimita dos áreas bien diferenciadas: tankam ash, el
espacio de sociabilidad de los hombres y ekent ("esposa"), el espacio de
sociabilidad de las mujeres (véase la figura N° 3). Estas dos áreas se abren al
exterior por dos salidas, respectivamente situadas en los dos extremos del eje
longitudinal de la casa. Cuando ésta está desprovista de paredes, las puertas
waiti son representadas por el espacio que enmarcan dos postes de apoyo del
alero, ligeramente más cercanos el uno del otro que los demás; en el caso
contrario, las puertas están hechas como lo hemos visto, con paneles móviles.

Por otra parte, la viga de parhilera está en principio orientada según un eje
este-oeste que biseca el eje transversal y las dos áreas que delimita. El
tankatnash está situado del lado del poniente (etsa akati) y el ekent, del
Jado del levante (etsa taam u), cada una de las dos puertas que Ies da
respectivamente acceso estando simétricamente opuestas a lo largo de este eje.
Ahora, nos es forzoso constatar que, en la gran mayoría de los casos, las casas
no son construidas según esta orientación prescrita este-oeste; su situación real
depende más bien de la dirección de la comente de agua que las bordea.

La orientación más común de las casas es así paralela al río, o bien


perpendicular, el tankam ash faciéndole frente. No hay dada de que esta
última orientación tiene una función práctica ya que eltan k am ash es la única
parte de la casa por donde pueden penetrar los visitantes, entonces es normal que
está más bien orientado hacia el río, si el acceso a la casa se hace
preferencíalmente por vía de agua. No obstante, el desacato casi general de la
norma de orientación esté-oeste se debe a otras razones.

En efecto, como lo hemos visto en el segundo capítulo, el eje díreccional


más significativo para los Achuar es menos aquel que describe el trayecto del sol
de este a oeste qué aquel, inverso, que define la orientación aproximativa de
oeste a este de la red hidrográfica. Si es cierto que las categorías de yaki, río
arriba, y tsum o, río abajo, son casi equivalentes a aquellas de etsa akati,
occidente, y etsa taam u, orienté, no es menos Verdad que es en la superficie
de ía tierra, en la dirección del flujo de los ríos, y no en un trayecto celeste, que
está inscrito dé manera tangible este eje díreccional. Al orientar su casa con el
tankansasb hacia el rio arriba y él ekent hacia el río abajo, (os Achuar tienen
conciencia de que está situada sobre el eje inverso e imaginario del trayecto
solar, aún si, en realidad, no es a menudo el casó debido al capricho de los
meandros.

Por otra parte, la orientación paralela al río es la mejor aproximación


espacial posible del esquema conceptual latente que representa a la casa como
metafóricamente atravesada por una corriente de agua en su eje longitudinal.
Esta interpretación de la casa como segmento del río no es formulada
espontáneamente por los Achuar; constituye ante todo una imagen-matriz
inconciente cuya existencia y fecundidad operatoria pueden verificarse cuando se
reagrupa en un conjunto coherente a una multiplicidad de asociaciones
simbólicas atomizadas, las que tomadas aisladamente no tienen sentido, aún
dentro del contexto de la glosa indígena. Los casos de orientación perpendicular
al río no constituyen una anomalía con relación a esta imagen-matriz, sino una
simple conversión topológica; en efecto, si se considera que en este upo de
orientación el taakam ash es la parte de la casa más cercana a la ribera, aparece
desde entonces como simbólicamente conectado a éste y forma así el punto de
entrada del flujo acuático.

Tsunki es el nombre genérico dado a una categoría de espíritus de los dos


sexos, de apariencia humana, que viven en los ríos y en las lagunas una
existencia social y material parecida en todo a aquella que los Achuar llevan en
la superficie. Los Tsunki tienen un campo de influencia muy amplio -están en
el origen de los poderes shamánicos- y \z mitología da de ellos la imagen de
una especie de modelo de la sociabilidad intrafamiliar y de su etiqueta. Ahora
bien, numerosos elementos materiales de la casa recalcan explícitamente esta
asociación entre la familia achuar y la familia acuática de los Tsunki. Es así que
el taburete chim pui del amo de casa y los pequeños bancos k u ta n k
destinados a los visitantes o al resto de la familia, són respectivamente
representaciones de la tortuga de agua charap (Podocnemis expansa) y del
caimán negro y an tan a (Paleosuchus trigonatus), los que ordinariamente
constituyen el asiento de los Tsunki en su casa acuática.

Asimismo, el gran tambor monóxílo de comunicación tu n tu i es


asociado a la anaconda panici, que tiene con Tsunki el mismo tipo de relación
de fidelidad que tienen los perros con los hombres. La tortuga de agua y el
caimán se encuentran por otra parte en contrapunto, como elementos
constitutivos de la arquitectura de la casa, ya que las espigas de los p a e n i
llevan el nombre de 'cabeza de ch arap ” o "Cabeza de yantana" (véase el
cuadro N® 3). .

Por otro lado, tanto el tuntui como el chim pui y los k u tan k son
hechos a partir del árbol shim iut (Apeiba m em branacea Spruce), una
tiliácea de madera bastante blanda. Ahora bien, Lévi-Strauss ha demostrado que
esta familia (así como la de las bombacéas de la cual es muy cercana) forma, en
el pensamiento mítico amerindio, un término invariante que connota el
cobertizo y el refugio, y que juega de una dialéctica del continente y del
contenido entre ios hombres, por una parte, y el agua y los peces, por otra parte
(LEVI-STRAUSS 1967:pp. 337-338 y 167-168). Finalmente, no es
excepcional el oir hombres casados describir con complacencia la doble vida que
llevan sin solución de continuidad aparente, con su familia terrestre legítima por
un lado y con su familia acuática adulterina de espíritus Tsunki, por otro lado.
Así parece que, a través de una serie de úaacoaoccdoacs operando a varios
niveles, ei mundo de la casa y el mundo acuático funcionan bajo un mismo
principio de continuidad

Ciertos aspectos del ritual funerario permiten precisar un poco esta


imagen-matriz de la casa-río. El tipo más común de entierro consiste en colocar
el cuerpo dentro de un tronco ahuecado -d e shim int otra vez- que tiene la
forma de una pequeña piragua y lleva explícitamente su nombre, Wanu. Cuando
sirve de ataúd para el jefe de familia, la piragua es sepultada en el centro de la
casa y en el eje longitudinal, la cabeza del cadáver siendo dirigida hacia el
ekent.

La función explícita del ritual funerario es la de proteger a la familia y a


los copresentes de las nefastas consecuencias de la muerte, las que pueden afectar
a los vivientes de una doble manera. En efecto, el alma nekas wakan ("alma
verdadera”) del difunto ha salido de su cuerpo antes de la muerte clínica y
vagabundea por la casa y sus alrededores durante algún tiempo, procurando
arrastrar con ella a las nekas wakan de los vivientes, con el fm de llenar su
muy reciente soledad. Una parte del ritual funerario consiste pues en impedir que
lleve a cabo tal proyecto, lo que provocaría evidentemente una concatenación en
cadena de otros fallecimientos.

No obstante, otro tipo de conjuro es empleado, y éste ya no se dirige al


peligro potencial que representa el alma del difunto, sino a aquel que emana de
su cadáver inerte. Aún cuando, en adelante, se lo concibe como desprovisto de
un principio activo propio, ya que su alma lo abandonó, el cadáver es, sin
embargo, considerado como un peligro permanente,pues entraña los principios
activos alógenos que han provocado su muerte orgánica. Estos principios
activos que sobreviven a la muerte clínica, son generalmente las saetas mágicas
tsentsak enviadas por un shamén o, más m ám ente, el contagio de una
enfermedad de origen occidental, sunkur, cuya naturaleza epidémica y carácter
transmisible son claramente percibidos por los Achuar. Ahora bien, varios
elementos del ritual funerario están destinados a purificar a los presentes de la
influencia nefasta de esos principios activos autónomos, p a u s a k ,
incorporándoles a diversas sustancias, que a continuación son abandonadas en el
río por el que derivan a merced de la corriente. £1 entierro en 1a piragua-ataúd
parece estar vinculado a esta parte del ritual dirigida hacia la eliminación del
pausak del difunto. Todo sucede como si el kann empezace también una
deriva invisible sobre el rio que atraviesa simbólicamente la casa con el fin de
evacuar hacia el rio abajo la envoltura corporal del muerto, en lo sucesivo
peligrosa para los vivientes.4.
Proceso orgánico indiferenciadoy. proyección simbólica de un sistema de
■coordenadas di'reccionales explícitas e implícitas, la casa es también, y sobre
todo, el centro de la vida social. La etiqueta de la casa es de las más minuciosas,
el espxio habitado que ella baliza está codificado de múltiples maneras y es
mediante e) análisis del protocolo de su uso que se podrá mejor descubrir los
principios que rigen el funcionamiento de la unidad doméstica.

El sitio preciso en el que una casa está edificada, jamás es nombrado más
que por una referencia, espacialmente imprecisa» a la corriente de agua que la
bordea y que forma no el punto sino la línea de referencia. En efecto, en el
universo topográficamente acentrado de los Achuar, ño hay más parametraje del
espacio que egocentrado, es decir, constituyéndose a partir del lugar de donde se
habla. Por lo tanto, la casa no es el apéndice de un territorio socialmente
definido y geográficamente delimitado, perpetuándose en su deslinde y sustancia
generación tras generación; es, al contrario, el centro periódicamente trasladado
de una red de recorridos de la selva, el foco temporario a partir del cual se realiza
el uso del espacio circundante.

En ausencia de una red abstracta de la territorialidad, en ausencia, se podría


decir, de un teiruño que marcase la preeminencia de la apropiación sobre el uso,
la casa y el espacio transformado en derredor no se designan por un nombre de
lugar, sino por un nombre de persona ('la casa de un tal"). El jefe de familia que
ha construido la casa (jes nurintín: "el poseedor de la casa") da a la familia su
coherencia social y material Por esta razón, una casa está socialmente habitada
sólo mientras el jefe de familia está físicamente presente y es por eso también
que un visitante ocasional jamás penetrará en una morada cuyo jefe de familia
se ha ausentado temporalmente, aún si sus esposas y sus hijos están reunidos en
ella.

La iniciativa de conceder la hospitalidad -o, en ciertos casos excepcionales


de negarla- corresponde siempre al jefe de familia; una morada aparentemente
zumbante con actividades domésticas y atravesada por las risas y Jos juegos de
los niños estará socialmente vacía, itiarka, sí el amo de casa no se encuentra
ahí para conferirle su marca de lugar habitado. A no ser que sea un miembro
muy cercano a la parentela de la casa, la etiqueta exige que un visitante que esté
pasando cerca de una casa así desertada por su "principio activo" finja oo
percatarse aún de la existencia de una construcción habitada, y que se compone
en tádo como sí sus ocupantes estuviesen transparentes. Esta actitud se justifica
parcialmente por los cánones de una moral sexual puritana, que exige reducir lo
más posible las ocasiones de encuentro no vigiladas entre forasteros y mujeres
casadas, ya que se considera que tienen éstas una tendencia innata e úreprimlble
al adulterio. Más profundamente, este protocolo elusivo tiende a significar que
la familia no existe ni perdura más que por ¡a presencia y voluntad de su jefe.

La función rec tora del jefe de casa se manifiesta sobre todo, y de manera
negativa cuando éste muerCy cuando el tejido social y físico de la configuración
de la que era el centro se disuelve bruscamente y para siempre. Después de que
ha sido enterrado en el centro de su casa, ésta es abandonada5; algunos decenios
más tarde nada tangible subsistirá para dar testimonio de que en ese lugar un
hombre había edificado una casa y arrancado a la selva un pequeño espacio de
sociabilidad, ningún peregrinaje rendirá homenaje a si' memoria, en adelante tan
abolida como el paraje al que él había temporalmente dado forma. El
aniquilamiento de la casa se acompaña de una desintegración de la familia que irá
a incorporarse, noténs voleos, a otras unidades domésticas, las esposas y los
hijos del muerto aliándose generalmente a los hermanos de éste -según la regía
del levirato- y poniendo su trabajo y su fecundidad al servicio de la ilusoria
independencia de otro jefe de familia

El tan k am ash es el hogar de una sociabilidad masculina que se


despliega alrededor de los cimientos inmutables formados por el chimpui, el
asiento del jefe de familia apoyado a uno de los dos pilares paeni que delimitan
la parte masculina de la morada. Es en su Chimpui que el jefe de familia recibe
a sus visitantes, que tome sus comidas y que beba la cerveza de mandioca, que
trenza las canastas de transporte chankin o fabrica una aljaba, es su ocupación
física del chimpui que denota/en definitiva, el que una casa está habitada. Si
et jefe de casa se ausenta por un largo período, el chim pui es generalmente
volteado sobre su costado, significando así'para los eventuales visitantes que la
morada está vacía. El chimpui siendo un privilegio de los hombres casados, a
un yerno residente se le autorizará fabricar uno -es incluso a menudo uñó de los
primeros actos que realizará para marcar su paso a un nuevo estatuto- pero lo
hará más pequeño y menos ostentoso que aquél de su suego. Como un doble
atenuado, el chimpui del yerno tomará su facción simétrica frente a aquel del
jefe de casa, al píe del otro paeni (véase al plano de la casa, figura N9 3).

El tankam ash es el lugar en donde se ejerce la palabra masculina,


palabra pública y agonística, caracterizada por el formalismo retórico y la
exclusión del farfulleo y del lapsus. Es ahí, que, sentados en ¡os pequeños
bancos kutank, los visitantes masculinos ira r intercambian con su anfitrión,
pujaku ("aquel que está presente"), los interminables diálogos rituales6que
forman la condición previa a toda conversación normal: El jefe de la casa y los
invitados están en frente los unos de los otros en una actitud rígida, el fusil
clavado entre las rodillas y listo para ser empuñado, las miradas evitándose
sistemáticamente. Cuanto ínás alejada genealógica y geogáficamente sea la
región de la cual provenga ei visitante, es decir cuanto m is su estatuto real de
aliado o de enemigo será difícil de adivinar, más largos serán los diálogos
codificados y más impregnados de formalismo y de tensión latente serán los
intercambios verbales, cada uno de los interlocutores atrincherándose detrás de
los parapetos de la retórica hasta foijarse una opinión del otro.

Si el visitante ha venido para transmitir una información importante o


para discutir un asunto serio -la invitación a participar en una expedición
guerrera, por ejemplo- es durante las horas que preceden al alba que lo expondrá
en detalle a su anfitrión. Este periodo que va desde él despertar a la salida del sol,
es en efecto, un momento de relativa intimidad, durante el cual los hómbres se
reúnen alrededor del chimpui y del fogón del jefe de casa, para beber en común
la decocción de wayus (una planta del género Ilex). Los hombres conversan
entre ellos en voz baja, se cuentan anécdotas o comentan sus sueños, mientras
que absorben grandes cantidades de está infusión dulzona de efecto emético. Es,
en efecto, inconveniente para un hombre el inaugurar el día con el estómago
lleno y la wayus le ayuda a purgarse las entrañas.

En las primeras horas del alba> el círculo sedi$uelve; cada hombíe sale al
lindero del huerto para vomitar en un gran concierto de hipos y de gargajeos y
luego regresa, quién a su chimpui, quién a su kutank pára un nuevo período
de formalismo diurno. Si la proximidad espacial excepcional que engendra el rito
del reparto de la wayus excluye el recurso a los diálogos rituales, la tensión a
menudo no está menos por ello; el extremo control de las entonaciones está
todavía ahí para mostrar que anfitriones y visitantes continúan espiándose. Este
momento de relativa intimidad, es, en efecto, aquel que los invitados escogen
más 9 menudo para aseSinaor traidoramente a su anfitrión, contando con el
relajamiento de su atención en este único instante del día en que las reglas de la
convivencia exigen que no esté armado.

Los fogones dél tan k a m ash son no culinarios, o más bien no


alimenticios, puesto que únicamente sirven para calentar las horas más frías y
húmedas de la noche que se aca ja y para preparar las mezclas y decocciones que
son de única incumbencia masculina: calentarla wayus o los recipientes de
curare, ablandar Ja resina con la que se recubre a las cerbatanas, o bien llevar al
rojo una punta de metal que servirá para grabar una aljaba. Asimismo, es el en
tankamash que se suspende el tuntui,el gran tambor monóxilo, cuyo sonido
cavernoso sirve para advertir a la vecindad de acontecimientos importantes que
conciernen a la casa -una muerte, por ejemplo- y para convocar a las almas
arotam para la fiesta del natem aün.

El tankam ash es un lugar donde no hay contacto físico, ya que sólo


duermen ahí de manera permanente y separada los adolescentes solteros y los
visitantes ocasionales. Este espacio masculino es casi prohibido a las mujeres,
y éstas no se asoman ahí más qué en el marco estricto de sus obligaciones para
con los hombres: servir la cerveza de mandioca en los pininkia, que son finas
cipas de barro cocido elegantemente decoradas, o llevar la comida preparada en el
e k e n t A veces, y si está de humor festivo, el jefe de casa podrá convidar a
una de sus mujeres -generalmente aquella con la que ha estado casado por más
tiempo, llamada tarim iat- a compartir la comida que acaba de depositar a sus
pies, pero este privilegio está de ordinario reservado a los muchachitos y a los
adolescentes de la casa,

En cambio, las chiquillas que penetran por descuido en el tankam ash


cuando están hombres-presentes son reprendidas severamente y así aprenden
desde su más tierna edad a nunca franquear la línea imaginaría que les separa del
dominio masculino, siin haber sido previamente llamadas. Una joven mujer que
sirve la cerveza de niandioca en el tankam ash, cuando los invitados están
presentes, permanecerá parada y silenciosa, evitando cuidadosamente el mirar
abiertamente a los hombres. Sólo una tarim iat o las mujeres experimentadas
de un juunt, entrarán a veces en la conversación -si no se trata de un diálogo
ritual- o bien la puntuarán ¿con observaciones a veces cáusticas, que los
hombres fingen no oir, prestándoles en realidad mucha atención.

Una mujer jamás penetrará en la casa por la entrada del tankam ash y la
esposa de un visitante lejano -aún la del etnólogo-deberá permanecer parada o
en cuclillas fuera de la casa, al linde del dominio masculino, hasta que se hayan
cumplido las diversas fases del diálogo ritual que su marido sostiene con el amo
de casa que lo acoge. Este período de exclusión temporal -que denota el carácter
subordinado del papel social de las mujeres cuando ya no están en su casa- no
acabará más que en el momento én que una de las mujeres de la morada la
invite a dar la vuelta a la casa para entrar por fin al ekent, en donde a su vez se
le brindará con cerveza de mandioca.

Si el ekent es el foco de la sociabilidad femenina en la casa, no es por


ello exclusivamente eso, ya qué los entredichos que codifican la presencia de las
mujeres en el tankam ash no son simétricamente reversibles al e k e n t En
otros términos, el ekent es un espacio libremente abierto a los hombres de la
casa, aunque generalmente es prohibido para los visitantes masculinos. Esta
parte de la casa es esencialmente un lugar privado e íntimo, en donde se cocina y
se duerme, despojánse del formalismo que prevalece en el tankamash.

Cada mujer, casada o viuda, dispone en el ekent de un gran lecho de


plataforma, peak, que está constituido por un bastidor rectangular encima del
cual se colocan latas formadas con tallos aplanados de bambú kenku o de
diversas especies de palmeras. En una familia polígina, y para reservar una
mayor intimidad, el peak está, a menudo, casi enteramente cerrado con el
mismo tipo de latas. Rematando generalmente el peak y construido según el
mismo procedimiento, un cañizo, peek, sirve para colocar los utensilios de
cocina de cada coesposa, así como menudos objetos domésticos: pinturas para la
■alfarería, algodón, huso, hilo, y agujas, etc. Ahí también es donde se coloca el
bloque de sal mineral, wee, obtenido por intercambio con los Shuar, así como
algunas provisiones alimenticias, como frijoles o mazorcas de maíz.

En el centro del ekent se reagnjpan las grandes jarras, muits, en las que
fermenta el puré de mandioca destinado a hacer el níjiamanch, Cerca de las
muits» un gran mortero plano y circular, pum puts, hecho al igual que las
puertas en madera de wampu, es utilizado por todas las mujeres para machxar
la mandioca cocida y para convertirla en puré. Cestos, chankin, llenos de
cacahuetes son a menudo colgados de la viga tirante del ekent, poniéndolos así
fuera del alcance de la voracidad de los roedores y de la gula de los niños.
Delante de cada uno de los lechos de plataforma, se encuentra un fogón
culinario, jii, formado por tres troncos dipuestos en estrella, cuya combustión
lenta debe ser reavivada cada vez que una cocción es necesaria.

Cuando el grupo doméstico es polígino, cada una de las coesposas y sus


niños establecerá, en el área que rodea su peak y su fogón culinario, una
especie de peqaeña célula socioeconómica matricentrada, independiente y
claramente diferenciada. Fuera del mortero pum puts, cuyo uso es común
todas las herramientas y utensilios de los que se sirve una mujer han sido
fabricados por ella o son su exclusivo usufructo. Es sobre su peak que una
coesposa duerme con su progenitura y a su pie que ata la hamaca d e s u niño de
pecho. Es debajo de su cama o sobre un pequeño peak medianero que amaira a
sus perros, constantemente atados cuando están en la casa. Es en frente de sn
peak donde cocina para ella misma, para sus hijos y su esposo, donde prepara
su cerveza de mandioca, donde teje el algodón o fabrica vasijas de barro. Ei.
debajo de su peak, por fin, que ella misma y, quizá, algunos de sus hijos serin
un día «nterrrados. Esta diferenciación espacial de cada unidad matricentrada está
claramente ilustrada en el plano de la casa de la figura N® 3, que muestra cotoo
dos coesposas distribuyen, caula una dentro de espacios claramente circunscritos,
a la vez a sus ni/los, casados y solteros, y a sus zonas de actividades cotidianas.

El jefe de casa no dispone de una cama propia en el ekent - a menudo


tiene en el t a n k a m a s h una cama de reposo, para la siesta de las horas
calientes, que sirve accesoriamente de peak para los visitantes- y honra cada
noche t . peak de una esposa diferente, según un sistema de rotación
generalmente equitativo. El yerno duerme igualmente en el ekent con su
esposa y el peak de éste, único lugar donde está verdaderamente "en su casa"
dentro de la morada, constituye de alguna manera el símbolo de su integración
al grupo doméstico. En una sociedad poco aficionada a los toques corporales, el
peak aparece como un lugar privilegiado de la intimidad física, pequeño islote
nocturno en donde los cuerpos de todas las edades se apiñan en una teímíra sin
constreñimientos.

Si el peak es el teatro habitual del mimo conyugal y maternal, se


convierte muy raramente -sobre todo en las familias políginas- en el escenario
de un comercio sexual regular. La sexualidad y los jugueteos amorosos no se
dan realmente rienda suelta más que en la selva, generalmente con motivo de
una cacería, ya que una de sus esposas acompañará casi siempre al jefe de
familia para cargar su caza. Ahí también, una rotación equitativa es imperativa*
y el jefe de casa que en las primeras luces del alba, sale al monte llevará consigo
generalmente a la mujer con la que acaba de pasar una casta noche.

Siguiendo hasta en el área forestal los principios que rigen la conducta


entre los sexos en el interior de la casa, se toma evidente que la dualidad interna
de la casa está fundada sobre otra cosa que la reificación espacial de un orden
masculino (tankam ash)- y de un orden femenino (ekent). En efecto, y
aunque la selva sea un espacio de predominancia masculina (véase su p ra ,
capítulo 6), admite, así como el ekent, esta conjunción de los sexos que
prohíbe el tankam ash. Én cambio, los huertos son lugares exclusivamente
femeninos, estrucQiralmente equivalentes, aún que los polos de exclusión sean
inversos, al espacio de disyunción sexual formado por el tankam ash. Las
áreas de sociabilidad masculinas y femeninas no son pues topográficamente
afines, sino más bien espacialmente intercaladas según el orden proporcionado
por los principios de conjunción y disyunción, el ekent, espacio de conjunción
siendo al tankam ash, espacio de disyunción, io que la selva es a los huertos
(véase el cuadro N5 4).

El área que rodea a !a casa, aa, y el río que la bordea, no se integran a este
par de oposiciones. En efecto, desde el punto de vista de lá dicotomía espacial
LA CASA COMO MATRIZ DE LAS RELACIONES DE
CONJUNCION Y DE DISYUNCION
A. Matriz de las relaciones de conjunción y de disyunción en el seno del grupo doméstico
| conjunción hombre - mujer disyunción hombre/mujer
ikiam (selva) ekent tankam ash aja (huerto)

espacio masculino- espacio femenino- espacio espacio j


fem enino , masculino masculino femenino
predominantemente predominantemente
masculino femenino

. relaciones . sociabilidad . sociabilidad partos


sexuales privada pública
. palabra íntima , . palabra formal
. contactos corporales . formalismo
. fuego alimenticio gestual
. no segregación . fuego no
de los sexos alimenticio
. relaciones sexuales . segregación de
los sexos

B. Matriz de las relaciones de conjunción y de disyunción entre el grupo doméstico


y los forasteros.
conjunción casa-forasteros disyunción casa/forasteros
espacio masculino espacio femenino
Ikiam (selva) tankam ash ekent aja (huerto)

lugar de conjunción lugar de conjunción prohibido a los autorizado a las


accidenta/ con protocolaria con hombres mujeres, forasteras
foraiteros forasteros forasteros, salvo con la condición de
predominantemente si se integran que allí trabajen
predominantemente aliados (visitas) (alianza de (visitas)
enemigos (guerra) matrimonio)
autorizado a las prohibido a los
mujeres hombres forasteros,
forasteras saWo por relaciones
(visitas) sexuales
adulterinas (ruptura
de alianza y motivo
de guerra) _
F IO U R A ((* <
E ST R U C T U R A S O C IA L DHL E S P A C IO

A - Relaciones de conjunción y de disyunción entre los sexos en el seno del grupo


doméstico (matriz A del cuadrQ N9 4).
1. rep resentación topográfica 2. con versión esquem ática
B Relaciones de conjunción y de disyunción entre el grupo doméstico y los forasteros
(matriz B del cuadro N®4).

1. representación topográfica 2. conversión esquem ática


río abajo
engendrada por las relaciones entre los sexos, el aa no tiene una especificidad
propia; esta zona se convierte en espacio de disyunción en eí prolongamiento del
tankam ash y en espacio de conjunción en el prolongamiento del ekent. El
aa no es más que la proyección atenuada, en un perímeto limitado alrededor de
la casa, de los principios de conjunción y de disyunción sexual que rigen el
espacio interno de la casa. En cuanto al río, no *e anula completamente, sino
que pierde su materialidad -su extensión- para convertirse en un simple eje que
atraviesa la totalidad de esos espacios concéntricos (véase la figura Ng 6). El río
no puede, en efecto, reducirse a un sistema binario ya que admite
simultáneamente la conjunción y la disyunción de los sexos, según el uso que
se hace de él y la naturaleza del espacio con el que está lindando. De manera que
la función rectora que desempeña en el sistema de orientación de la casa le
perm ite trascender todos los espacios concéntricos, impidiéndole,
correlativamente, que el mismo constituye uno (véase la figura N® 6).

Si enfocamos a la casa ya no como matriz de las relaciones entre los


sexos en el interior del grupo doméstico, sino como_ matriz de las relaciones
entre el grupo doméstico y el universo social que la rodea, constatamos que los
coeficientes de conjunción y'de disyunción permutan su afectación en el seno de
la unidad residencial, pero permanecen constantes en el espacio exterior. En este
nuevo modelo el ekent, espacio de disyunción, es al tankam ash espacio de
conjunción, lo que los huertos son a la selva (véase el cuadro N° 6). Por otro
lado, el río y el área que rodea la casa son otra vez excluidos de este modelo
binario; pierden su especificidad espacial por las mismas razones que
anteriormente: el aa, porque es una simple prolongación de la casa, y el río
porque es siempre una combinación de conjunción (enlace lineal entre distintas
casas a lo largo de un mismo río) y de disyuccíón (uso doméstico privado de un
segmento de río). Este segundo modelo muestra, por otra parte, de manera
bastante clara que las relaciones entrecasas (conjunción) están principalmente
mediatizadas a través de los espacios masculinos, mientras que la sociabilidad
int¿a casa (disyunción) tiene por eje el ekent, es decir un espacio
predominantemente femenino.

El par conjunción-disyunción es así una constante del espacio interno de


la casa, a pesar de la inversión de los polos producida por el paso de un modelo
al otro. Esta permanencia es significativa, ya que la casa incluye en una matriz
unitaria a muchos sistemas diferentes de división del espacio que sólo tienen en
común el estar fundamentados en normas de conducta social de las cuales la
etiqueta de la morada proporciona el paradigma general. Se ve pues que la casa
no está organizada bajo el modo clásico de la circuíarídad concéntrica -desde lo
más íntimo al centro, hasta lo más extraño en la periferia, sino más bien según
un modelo m is complejo que articula dos seríes de círculos alrededor de un
punto tangencial. En efecto, si se convierte la representación topográfica
empírica de la casa y de su territorio en los dos modelos (sociabilidad intra casa
y sociabilidad ínter casa) en dos esquemas lógicos organizados binariamente
alrededor del par conjunción/disyunción, se pasa de una figura en donde todos los
círculos son concéntricos a una figura en donde todos los círculos son
tangenciales (véase la figura N® 6). Esta conversión topológíca es más que un
ejercicio formalista, puesto que permite apreciar la estructura lógica de un
espacio coordinado por las formas sociales de su uso. La continuidad
cosmológica que, en la representación topográfica concéntrica, estaba represen­
tada por el eje del río que biseca el conjunto de los espacios reconocidos, se ve
combinada dentro de la conversión esquemática con una discontinuidad
•fundamental, que distribuye cada uno de estos espacios por ambos lados de un
plan que separa las áreas de conjunción de las de disyunción. Este plan, que un
artificio diagramático introduce así en la morada es desde luego aquel de las
relaciones sociales (relaciones hombre-mujerr relación grupo doméstico-
forasteros).

En una sociedad que valora considerablemente el control del cuerpo y dé


sus funciones, y donde, sobre todo para un hombre, el ejercicio de la voluntad y
la exteriorización de la firmeza de espíritu se manifiestan por el control de las
exigencias físicas, la casa es considerada como el lugar privilegiado de la
autocontención. El primer momento del control de la naturaleza, es ía
regulación de sus propias disposiciones naturales dentro de una estrecha red de
hábitos corporales. Ahora bien, la casa se define primero como aquel lugar en
donde no debe ocurrir ninguna equivocación natural.

La frugalidad y la aptitud a la vigilia son dos virtudes muy valoradas por


los Achuar; la primera constituye el leitmotiv permanente de una educación, a
fin de cuentas muy laxista. La condenación de la glotonería no está ligada a una
obsesión de la falta de alimento y se la inculca a los niños como él principio
básico del que se desprende toda capacidad para controlar los instintos.

Obligarse a comer poco, a dormir con parsimonia, a bañarse en el agua


fría del río antes del alba luego de haberse purificado las entrañas, es someterse a
obligaciones indispensables para purificar el cuerpo de sus residuos fisiológicos.
En este sentido quizá no sea ceder aquí al espejismo-de una concepción dualista
y cartesiana del hombre el ver en este proceso de permanente control el producto
de una tendencia de los Achuar a introducir mayor cultura y sociabilidad en las
manifestaciones animales de la humanidad.
Esta autocontención toma, a menudo, entre los jóvenes una forma teatral
y ostentosa, cuyo aspecto excesivo quiere sobre todo señalar la existencia de una
norma y significar que se la acata mucho más allá de lo que normalmente
requiere la conveniencia. Para demostrar su asco a la glotonería, un adolescente
emitirá estruendosas protestas cada vez que una mujer de la casa le lleve
alimento, exigiendo que lo retire inmediatamente. Asimismo, dormirá lo menos
posible, se levantará en plena noche y se dedicará ruidosamente a realizar
actividades fútiles, con el fin de asegurarse que la casa, despierta por completo,
sea testigo de su aptitud a la vigilia.

La casa, único espado materialmente cercado de esta sociedad, exige así


la clausura del cuerpo o, más exactamente la manifestación explícita de límites
claros a la corporeidad mediante el control de las actividades, de las expresiones
y de las sustancias fisiológicas. Sobre todo en presencia de visitantes, la
retención es extremadamente estricta: jamás deben las miradas cruzarse
directamente, sopeña de significar la hostilidad (entre hombres), o el deseo (entre
hombres y mujeres); durante los diálogos rituales, la mano, descansando en ía
parte inferior del rostro, disimula los dientes y el movimiento de los labios,
dando la ilusión de voces inmateriales; el rostro, prácticamente enmascarado por
las pinturas de bija, se convierte en un cuadro cuyo soporte permanece
indescifrable.

El comportamiento casi histérico de los hombres cuando aperciben


excrementos de niños o de animales domésticos, ensuciando el suelo de tierna
apisonada, atestigua bastante el hecho de que la casa es un lugar en donde nada
debe recordar el desorden de la naturaleza. En este sitio se realiza
continuamente la socialización de los hombres y de los animales familiares; sin
muchas ilusiones por otra parte, se espera de los loros, de las aras y de los
guacos que alguna vez fueron salvajes, que aprendan a controlar sus excreciones
como los animales domésticos.

De todas las sustancias corporales de las cuales la voluntad domina la


emisión, sólo la saliva es libre y públicamente expulsada dentro del recinto de la
casa. La saliva femenina es el primer agente de la fermentación de la cerveza de
mandioca y es generosamente derramada en el momento de su preparación. La
saliva de los hombres, bajo la forma de largos escupitajos elegantemente
dirigidos por dos dedos posados sobre los labios, constituye el contrapunto de
todos los diálogos y convenaciones. Dando ritmo a la conversación, la cadencia
de las emisiones es tanto más acelerada cuanto que la tensión entre los
interlocutores más se manifiesta. Principio de transformación alimenticia y
lubricante fónico, la saliva es una sustancia corporal a la vez instrumental y
altamente socializada, puesto que ayuda a la palabra.

Las funciones sociales diferenciadas de la saliva, según se ejerzan en el


ekent o en el tankam ash, nos llevan de nuevo, después de un largo rodeo, a
la representación de la casa como proceso orgánico. Esta sintetiza, en efecto,
muy claramente las diferentes operaciones de un tubo digestivo; la metáfora,
otra vez más, no es explícita y'se conjuga solamente ett una imagen Jos usos
diferentes que se hacen de la morada. El tankam ash, asociado a Ja saliva
masculina, representa ai extremo superior, es decir, la boca, esencialmente
connotada por su facultad enunciativa. Es también por la puerta del tankamash
que los hombres salen a vomitar poco antes del alba, y es en esta parte de la
casa que los hombres crean la música instrumental asimilada a los cantos.

El ekent, asociado a la saliva femenina, es el lugar propiamente dicho de


un fenómeno digestivo cultural y artificialmente provocado -fermentación de la
mandioca y cocción de los alimentos- que precede y permite la digestión
orgánica y natural. La orientación esquemática del ekent hacia tsum u, el río
abajo, es, por otra parte, muy significativa, porque tsumu designa igualmente
a las nalgas. Ahora bien, todos los desperdicios dé la casa son evacuados por las
mujeres, desde el ekent hacia el río abajo én donde son arrojados, sea
directamente en el agua, sea sobre ei talud que bordea el agua. Es también en el
río que los hombres defecan al amanecer, ligeramente más abajo del lugar en
donde se bafia uno ordinariamente y de donde las mujeres sacan el agua. La
imagen-matriz inconciente de la casa como segmento de río se precisa aún más,
ya que todo sucede como si éste, en su trayecto ideal a través de la casa, se
convirtiese metafóricamente en bolo alimenticio.

Resulta pues que a pesar de la ausencia entre los Achuarde un cuerpo muy
estructurado de representaciones de la casa, ésta sin embargo, es codificada a
múltiples niveles -sociológicos, topográficos y orgánicos- que permanecen
subyacentes al discurso y a la práctica indígena. Matriz espacial de varios
sistemas de conjunción y de disyunción, punto de anclaje de la sociabilidad inter
e íncra casa, modelo de articulación de las coordenadas del mundo y segmento
terminal de un continuum naturaleza-cultura, cada casa achuar es a la vez
semejante e irreductible a las demás. Semejante, puesto que en un universo en
donde la singularidad no se manifiesta en la excentricidad , cada casa es un
reflejo de las otras y la materialización infinitamente repetida de un modelo
general. Irreductible, puesto que cada casa, a la vez sustancia material y cuerpo
social^ se. presenta como la imagen de un todo autónomo, controlando su
porción de territorio con esta ilusión de libre albedrío que da una larga práctica
del solipsismo.
(i) La frecuencia de lo s c o n flic to s in lralrib alcs e s la c a u sa de q u e e l
hábitat agrupado en casa fortificada pueda presentarse al o b ser v a d o r o c a sio n a l
c o m o la form a dom inante de asentam iento hum ano entre lo s A ch u ar. Esto e.c Jo
que probablem ente exp lica el error de Harncr, al estab lecer e s t e autor una marcada
d ife re n c ia entre la co m p o sició n de los grupos d o m é stic o s entre io s Sh uar y entre
Jos Achuar: "The perm anent m atrilocality (entre ios A chuar) r csu tls ín h ou sch old
p o p u la tio n s co n sid c r a b ly ín c x c c ss o f those norm ally foud am o n g thc Jivaro
(Shuar)" (H A R N E ft 1972: p. 221). Si es ex a cto que la casa fortificad a plurifam iltar
e s una form a de resid en cia relativa corriente, ésta sin em b argo no e s m ás que una
form a derivada con relación a la ca sa m onofam iliar. Por otra parte, la resid en cia
m a trilo ca l no e s perm anente entre lo s A chuar, sie n d o é s ta siti e m b a r g o m i s
p rolongad a que entre los Shuar. _

(2 ). El nom bre iw fa íic h je n hace referencia a la form a c ó n ic a d e l S a n g a y


(tu n k u r u a en shuar), un volcán que dom ina la C ordillera O riental d e lo s A n d es y
q u e e stá situ ad o en lo s c o n fin e s del territorio sh uar. S e g ú n una c r e e n c ia
introducida entre lo s Shuar por m isioneros c a tó lico s, el v o lcá n S a n g a y , de d on d e
regu larm en te salen fum arolas, sería c! infierno, e s d ecir la m orada d e las alm as
w a k a n de lo s In dígen as no convertidos, los qu e d esp u és d e su m uerte recib irían
un c a s tig o eter n o e n el fu e g o d el cráter y se transform arían e n d e m o n io s
in ía r ic h . Esta n o c ió n sin crética dala probab lem ente -de c o m ie n z o s d e s i g l o (ya
fue notada poiv'KARSTEN 1935: p. 382 y confirm ada por H A R N E R 1972: p. 2 0 3 ),
pero só lo ha em p ezad o a alcan zar a los Achuar recientem en te y d e una m anera tan
parcial que no trastorna en nada su sistem a; tradicional de c reen cia acerca d e las
m e ta m o r fó sis d e l alm a d esp u és <ie la m uerte. E stando e l S a n g a y m u ch o m ás
a lejad o del territorio A chuar para ser directam ente d iv isa d o , la id ea de v o lcá n ,
im p erfectam en te trasm itida por los Shuar, se reduce p u es a lo s tres p aradigm as de
d e m o n io íw ia n c h , de c o n o y de fuego.

(3 ) La estructura del arm azón de la casa shuar e s bastante d iferen te d e aquella


d e la ca sa achuar, aun cuando su apariencia exterior, una v e z p u esta la cu bierta,
e s m u y sim ilar. Por otra parte, ciertos térm inos co m o p a u y m a k u í, c o m u n e s al
lé x ic o a rq u itectó n ico de lo s d o s grupos, d esig n a n en realidad a d o s p ie z a s d el
arm azón totalm en te diferentes. El pau tiene una gran im p ortan cia sim b ó lic a entre
los Shuar, puesto qu e representa al pilar central d e la ca sa y sirv e de e je esp acial
para nu m erosos rituales. A falta de una pieza eq u ivalen te (c! p a u achuar d esign a a
las v ig a s tiran tes), e l e sp a c io interior de ia casa achuar e s a sí d e sp r o v isto de
c o n n o ta c io n e s lan ex p lícita s de centralidad. Por fin, e s p r e c iso notar que e x isten
v a r ia c io n e s internas en ei grupo achuar e n ía d e n o m in a c ió n de la s p ie z a s de
arm azón , p ero ap aren tem en te no en la m anera de e n s a m b l a r l a s (B O L L A y
R O V E R E 1977, para la arquitectura de los A chuar d e l Bajo M akum a y d el A lto
Huasc'ga).
(4 ) £1 misionero salesiano Siró Pelüzzaro (1978 a: p. 12) interpreta el rilo
funerario situar de manera diferente, Según él, la posición del cadáver con los pies
dirigidos hacía el ocaso es una indicación de que éste va a seguir a Etsa-sol en su
marcha hacia el "reino de las sombras”. La comparación que Pellizzaro establece
por otra parte entre Etsa y Dios nos lleva a juzgar esta interpretación como
sospechosa de e[nocenCrismo inconsciente. En todo caso, nada entre los Achuar
permite corroborarla. No existe, que sepamos en la literatura etnográfica una
explicación sobre la función simbólica de la piragua ataúd de los grupos jívaro;
Karsten nota solamente que los Canelos, vecinos septentrionales de los Achuar,
justifican el uso de una piragua como ataúd dicieuto: "the deceased... oughl to
make his last joumey in a canoe" (KARSTEN 1935 p. 466).

(5). Los Achuar dan una justificación del abandono de la casa después de la
•muerte de su amo, arguyendo que su nekas wakan vendría a atormentar el lugar
e impediría a los vivientes llevar una vida normal. No obstante, esta
racionalización no da cuenta del hecho de que, cuando muere un miembro menos
importante de la casa -mujer o niño-; se le entierra sencillamente bajo su lecho
de plataforma. La vida cotidiana continua como antes sin que nadie parezca
preocuparse de las consecuencias nefastas que podría entrañar el vagabundeo de su
nekas wakan. En éstos casos, solamente se prohíbe a los niños en la primera
infancia jugar sobre la tumba, por temor a que el wakan del muerto se incorpore
a ellos (ijnim ketln) y perturbe gravemente su equilibrio fisiológico,
conduciéndolos a una muerte prematura.

(6) Tres principales tipos de diálogo ritual tienen la casa por escenario:
sojmaflü ("palabreo”) ntil izado para los visitantes que vienen de miiy lejos,'
yaltlas chicham (~discurso lento”), es la forma más común de diálogo de
recibimiento y a ¡sanmartín ("discurso de negación"), un monólogo bastante
poco frecuente que significa el rechazo de aceptar a un visitante.
Capítulo 5
El Mundo de los Huertos
Ciñendo inmediatamente la casa, el mundo de los huertos forma un
espacio temporariamente sustraído a la jungla invasora. Espacio desviado, se
podría decir, Cuando la acción humana ha sustituido un ecosistema natural por
este ecosistema artificial que e&como un modelo reducido de la selva. Pero la
sustracción es anterior al desvío, no solamente en el orden cronológico de la
constitución del huerto, pero también en la idea que los Achuar se hacen de éste
último. El término aja que hemos traducido hasta ahora por "huerto" no
designa verdaderamente la plantación sino la roza (del verbo ajak: "rozar"). Lo
que caracteriza ante todo el aja es así primero ía anexión inicial de una porción
de la naturaleza que su subsecuente transformación. Esta preeminencia de la
idea de tala y de calvero sobre la de plantación y de huerto es may clara en los
denótala del aja; se desprende en particulardel hecho de que los Achuar practican
una horticultura itinerante sobre chamicera de tipo pionero, es decir, que
establecen siempre susnuevas rozas en porciones de la selva que nunca han sido
anteriormente desbrozadas3..Cada huerto nuevo es pues, el resultado de una
predación ejercida sobre la sdva;es una marcación hecha por el hombre sobre la
naturaleza que lo rodea y no la reactivación de un erial, es decir, la reapropiación
de un lugar antiguamente socializado.

l.R o z a y Horticultura

L a elección del sitio.

En ausencia conjunta de topónimos asociados a señales concretas y de una


memoria histórícogenealógica que permitiría tansmítir el recuerdo del sitio
exacto de los antiguos huertos, ocurre seguramente a veces que los Achuar
tomen por una selva primaria lo que en realidad es una selva secundaria muy
antigua de la cual nada en su configuración permite identificarla como tal. En
efecto, si los fitogeógrafos estiman generalmente que la reconstitución completa
de una selva densa húmeda, requiere varios siglos (SCHNELL 1972 (2): p.
69-J), sin e m b a r g o , s ó l o a lg u n o s d e c e n io s d e s p u é s d e l d esb ro z .0 d e un c a lv e r o o
b a p a rició n d e un m o n te c la r o natu ral, y a se ha form ad o un b o sq u e c u y o a s p e c to
y c u y a c o m p o s i c ió n s o n m u y a b le g a d o s a lo s d e la s e l v a c lim á c ic a . E n e l
n o r o e s t e d e la A m a z o n ia , p o r e je m p lo , d e s p u é s d e a lr e d e d o r d e un s ig lo d e la
tala, s e torn a c a s i i m p o s i b le p a r a un b o tá n ic o p r o f e s io n a l e l d is t in g u ir !a
v e g e ta c ió n s e c u n d a r ia d e Ja s e l v a p rim aria c ir c u n d a n te (S A S T R E 1 9 7 5 ). L o s
A c h u a r d is p o n e n d e u n a s e r ie d e in d ic io s para r e c o n o c e r u n a v e g e t a c ió n
se c u n d a r ia r e la tiv a m e n te r e c ie n t e . E n p r im er lu g a r, e s la p r e s e n c ia d e c ie r t o s
c u l n g e n o s q u e r e s is t e n a la in v a s ió n d e la s e s p e c ie s fo r e s ta le s d u ra n te u n a
v e i n t e n a d e a ñ o s d e s p u é s d e l a b a n d o n o d e un h u e r to ( u w i: G u ilie lm a
g a s ip a e s , w akam p: T heobrom a s p ., tim iu : L onchocarpus s p .,
•w a y u s : lie s p ., fc a a n k : N ic o tin a sp . y w am pa: In g a e d u lis ), en
s e g u n d o lu g a r h a y u n a a b u n d a n c ia d e p la n ta s h c J ió fíla s in tr u s iv a s ( s u u :
C e c r o p ia s c ia d o p h y lla , tse e k : C e c r o p ia s p ., w aw a: O ch rom a
p y r a m i d a l e ) y la p r e s e n c ia d e á r b o le s ifp ic o s d e la s fo r m a c io n e s v e g e t a l e s
s e c u n d a r ia s ( l a k a t s a : J a c a r a n d a c o p a i a y u r u c h n u m : C r o t o n ) y p o r fin,
la a u s e n c ia d e v e g e t a c ió n e p íf it a y d e b e ju c o s . U n a p a r c ela de e s a ín d o le en
v ía s d e r e g e n e r a c ió n , q u e s e a e l p r o d u c to de una tilla o d e un árb ol q u e a s id o
d e r r ib a d o p o r e l v i e n t o , e s g e n e r a lm e n t e lla m a d a t s u a t p a n t in ( " b a s u r a
c la r a ”). L a id e a d e " b asu ra” c o n n o t a l a d e n s id a d d e l b o s q u e q u e p r e se n ta un
re v o ltijo in e x tr ic a b le dei m o n te t a lla r , d e m a t o r r a le s y de h c lc c h o s
a r b o r e s c e n te s , lo m a n d o la p r o g r e s ió n c a s i im p o s ib le . L a id e a d e " c la r id a d ”
h a c e r e fe r e n c ia a la lu m in o s id a d q u e rein a en tal parcela: e l e stra to a r b o r e s c e n te
s u p e r io r n o h a s id o r e c o n s tit u id o to d a v ía , c o n tr a sta n d o a s í fu e r te m e n te c o n e l
b o s q u e c ir c u n d a n te , e n d o n d e la s a n c h a s c o p a s form an' una b ó v e d a c a s i c o n tin u a
q u e v u e l v e d i f í c i l e l p a s o d e la lu z . D e s p u é s d é u n a t r d n t e n a d e a fio s , ía
v e g e ta c ió n se c u n d a r ia e m p ie z a a e stru ctu ra rse c o m o una v e g e ta c ió n c lim á c ic a y
lo s A c h u a r d is tin g u e n u n a a n tig u a la ia p o r la a u s e n c ia d e á r b o les g r a n d e s y p o r
la e v e n tu a l.p r e s e n c ia d e c e p a s d e m a d e r a m u y dura q u e aún n o se han p o d r id o .

E í c a rá c ter p io n e r o d e la h o r tic u ltu r a ach u ar, n o s ig n ific a , p u e s, q u e las


talas se p r a c tiq u e n s ie m p r e e n u n a s e l v a r e a lm e n te c lim á c ic a s in o s im p le m e n te
e n u n a s e l v a c u y a m o r f o l o g í a h a c e p e n s a r a l o s in d íg e n a s q u e n o s e h a
d e sb r o z a d o d e s d e h a c e p or l o m e n o s tres g e n e r a c io n e s . T al s e lv a - o p o r c ió n d e
s e lv a - s e lla m a t a k a m c h a u (" q u e n o h a s id o tra b a ja d a ”) , e s d e c ir , v ir g e n ,
e x p r e s ió n q u e s e e m p le a in d ife r e n te m e n t e para la tierra y para la s m u je r e s. El
"trabajo" ( t a k a t ) e s a s i s e x u a l u h o r tíc o la , y a q u e e n lo s d o s c a s o s a c tu a liz a u n a
fe r tilid a d p o t e n c ia l s o c i a l i z á n d o l a . D e la m is m a m a n e r a q u e u n a j o v e n e s
“e d u c a d a '' ( u n u í m i a m ) p o r .el tr a b a jo d e ia se x u a lid a d m a s c u lin a , e s d e c ir ,
s o c ia liz a d a p o r su m a r id o , a s i m i s m o la fe r tilid a d d e so r d e n a d a c in ú til d e u n a
parcela de selva virgen es captada por la «xión humana que la emplea con una
finalidad social y cultural.

Es posible confirmar empíricamente esta predilección por la selva


climácica, al analizar la composición de los restos de la vegetación natural que
subsisten en los huertos recientemente talados. La cuenta y la identifícaión de
todas las cepas de más de 10 cms de diámetro presentes en cinco cuadrados de
densidad, situados en cinco rozas distintas en primera fase de plantación, indican
así que nunca hay menos de once especies diferentes ni más de dos sujetos de
ona misma especie. Los resultados de este sondeo son perfectamente
congruentes con la estructura habitual de la selva climácica húmeda que, excepto
en las formaciones pantanosas y ripfcolas, se caracteriza por la gran diversidad de
especies y por el poco número de individuos de cada especie. La única excepción
a esta regla de utilizar siempre una selva "primaria* es aquella de las pequeñas
rozas de maíz en monocultivo que, como se verá a conticuacíón, se realizan a
veces, en eriales de cinco a seis años, cuya vegetación secundaria es
particularmente fácil de derribar.

De manera general, los Achuar no prestan mucha atención al problema de


la regeneración de la selva y no disponen, por ejemplo, de un vocabulario muy
especializado para designar las diferentes fases de reconstitución de una
vegetación secundaria. Tan pronto como se cesa de desyerbar un huerto éste se
convierte en a ru t aja ("roza vieja") y cuando la vegetación .secundaria
sobrepasa la altura del hombre, «1 erial se convierte en tsuat pantin, hasta
que se vuelva indiscernible de la selva climácica. Esta indiferencia es explicable
puesto que, dada la muy baja tasa de densidad humana y la naturaleza
extremadamente dispersa del hábitat, la probabilidad de que dos rozas sean
desbrazadas exactamente en el mismo lugar a menos de un siglo de diferencia es
prácticamente inexistente.En otros términos, los Achuar no se imponen grandes
esfuerzos para escoger una parcela de selva absolutamente "primaria", ya que en
cualquier región de su territorio, las oportunidades qus tienen de seleccionar al
azar una parcela de selva secundaria, aun muy antigua, son absolutamente
ínfimas .

La baja densidad humana vuelve inútil la competencia entre las unidades


residenciales para el uso hortícola de ios terrenos, aun si todos los suelos no
tienen una igual aptitud para el cultivo. Cuando un jefe de grupo doméstico
selecciona un nuevo sitio para el asentamiento.de su casa, no predominan pues
criterios estrictamente agronómicos sino más bien aquéllos que atañen a la
estimación de los recursos naturales de la microregión en donde se ejercerán las
actividades de predación de la casa. Se escoge primero un espacio favorable a la
caza, la pesca y la recolección, antes de seleccionar, en su seno, el sitio puntual
q u e p a recerá e l m á s p r o p ic io p ara e l e s t a b le c im ie n to d e h u er to s y p ara la
c o n s tr u c c ió n d e u n a ca sa .. E sta s e l e c c i ó n d e l s it io d e l h á b ita t s e e f e c t ú a
gen eralm en te c o n o c a s ió n d e c a c e r ía s.

L o s fa c to r e s p r in c ip a le s q u e s o n to m a d o s en c u e n ta p o r todas las u n id a d e s
d o m é stic a s en lo q u e s e r e fie r e a la e le c c ió n d e un territorio d e p r e d a c ió n s o n la
cantidad y la d iv e r s id a d d e -lo s rec u r so s v e g e ta le s , la a b u n d a n cia d e c a z a , la p r e ­
sen cia de un cau d al d e c o rr ie n te d e agua p o c o m ás o m e n o s regular. L a s e s p e c ie s
v e g e ta le s n atu rales c u y a p r e s e n c ia e s d e te rm in a n te so n a n te tod o la s p a lm e r a s ,
e s p e c ia lm e n te a q u e lla s q u e sir v e n para la s tech u m b r es y q u e a m e n u d o fo r m a n
p e q u e ñ a s c o lo n ia s e n l o s s e m ic la v e r o s n a tu ra le s ( s a a k ) . E n las r e g io n e s en
d o n d e s e d e sa r r o lla un c o m e r c io d e trata, la c o n c e n tr a c ió n lo c a l d e cierta s e s p e ­
c i e s r e c o le c ta d a s p o r su v a lo r m e r c a n til c o n s titu y e u n a m o tiv a c ió n fu n d a m e n ta l
en la e le c c ió n d e un s i d o d e a se n ta m ie n to . E stas e s p e c ie s so n p r in c ip a lm e n te e l
"árbol d e -can ela" i s h p i n k (N e c ía n d r a cinuam onoides), c u y a f lo r s e c a
s ir v e para c ie rta s p r e p a r a c io n e s c u lin a r ia s en la Sierra d e l E cu a d o r, la p a lm e ra
k i n c h u k ( P h y t e J e p h a s s p . ) c u y a s fib r a s s ir v e n p a r a h a c e r e s c o b a s y la
p a lm era k u n k u k ( J e s s e n i a w e b e r b a u e r i ) , c u y o fru to p ro d u ce a c e ite .

E n c a m b io , la a b u n d a n c ia d e c a z a n o e s un c r i t e r i o v e r d a d e r a m e n te
im p o r ta n te m á s q u e e n el h á b ita t in te r f lu v ia l, e n d o n d e l o e s e n c ia l d e la
c o n tr ib u c ió n a n im a l para la a lim e n ta c ió n e stá c o n stitu id o p o r a v e s y m a m ífe r o s
terrestres y a r b o r ic o la s. E n e l b íó to p o rib er eñ o , u n a la g u n a (k u c h a ) ó e l b ra zo
.m u er to d e un a n tig u o m e a n d r o ( k a n u s t s e n k e n ) so n fa c to r e s d e c is iv o s p ara e l
a se n ta m ie n to ; e l c o n s id e r a b le p o te n c ia l ic tio ló g ic o d e e s te tip o d e m ic r o m e d io
a c u á tic o a u to r iza in c lu s o a m e n u d o la p r e se n c ia d e un p e q u e ñ o g r u p o .d e c a s a s
cer ca n a s. E! m e d io r ib er eñ o c o n tie n e e m p e r o un fa c to r q u e lim ita ¿ o c u p a c ió n
h u m a n a so b r e g r a n d e s s u p e r f ic ie s : l o s a g u a j a l e s in u n d a d o s , t s u a t i k i a m
(" b o sq u e basura"), q u e c o n s titu y e n lo s ú n ic o s e s p a c io s d e l e c o s is t e m a a c h u a r
im p r o p io s para el h áb itat. U n fa c to r lim ita n te a c c e so r io m a s n o d e sp r e c ia b le , e s
la p r e s e n c ia , e n c ie r ta s r e g io n e s , d e d e n s o s b o s q u e c iü o s d e b a m b ú e s k e n k ü
( ( g u a d u a a n g u s t i f u l i a ) q u e fo r m a n r e f u g io s in e x p u g n a b le s e n d o n d e s in
falta se r efu g ia n lo s p e c a r íe s c u a n d o so n aco rra la d o s c o n perros, frustrand o a sí
el cazad or de su caza d e sp u é s d e un largo a co sa m ien to .

U na v e z e s c o g id o el territo rio e n el q u e se ejercitarán las a c tiv id a d e s d e


p red ación de la fa m ilia , la se le c c ió n 'd e ! sitio e n d o n d e s e asentarán los h u e r to s y
la c a sa d e p e n d e c a s i e n t e r a m e n t e d e la s n e c e s id a d e s p r o s a ic a s d e la v id a
c o tid ia n a , tai c o m o fu e r o n d e sc r ita s é n e l c a p ítu lo anterior. A h í ta m b ié n , lo s
criieip b s a g r o n ó m ic o s p a sa n a un p la n o se c u n d a rio ; un s it io e s so b r e to d o
e s c o g id o por su c o m o d id a d , p o r su n atu raleza e stra té g ica , o en r a zó n d e s u
p roxim id ad a una c o lo n ia d e p a lm e r a s q u e servirán para !a te ch u m b r e d e la
casa. N atu ralm en te, lo s A ch u a r n o c o n sid e r a n a cu a lq u ier paraje c o m o fa v o r a b le
para la h o rticu ltu ra ; p e r o e n tr e la m u ltitu d d e s i t i o s q u e l e s o n p r o p id o s , la
elección d e c is iv a s e op era en b a se a criterios extra a g r o n ó m ic o s .

L o s c r ite r io s in d íg e n a s q u e p e r m ite n e v a lu a r la s p o t e n c ia lid a d e s


ag r o n ó m ica s d e un s it io so n g e n e r a lm e n te trip les: n a tu r a le z a d e la situ a c ió n y
. <JeJ r e lie v e , n a tu ra le za d e lo s s u e lo s y n atu raleza d e la c u b ie rta v e g e ta l. E l s it io
ideal e s una terraza plan a, b ien drenada, n o p e d r e g o sa y n o in u n d a b le, cu b ierta d e
una s e lv a "prim aria", p ero s in e m b a r g o d e s p r o v is ta d e á r b o le s m u y g r u e s o s
cu ya ta la rep resen taría un a in v e r s ió n d e trab ajo d e m a s ia d o im p o r ta n te . D e
hecho, s ó lo rara v e z s e en cu entran e n lo s h u erto s ta c o n e s y tr o n c o s d errib a d o s d e
m ás d e l m .2 0 0 d e d iám etro. S i e s a s ca ra c ter ística s e s p e c íf i c a s d e r e lie v e y d e
cubierta v e g e ta l so n m u y c o m ú n m e n te e n c o n tr a d a s e n to d o e l territorio A c h u a r,
en c a m b io lo s s u e lo s q u e so n c o n sid e r a d o s c o m o v erd a d e ra m e n te p r o p ic io s para
el c u ltiv o n o so n frecu en tes.

C o n el fin d e c o m p r en d e r m ejo r lo s c riterio s a g r o n ó m ic o s in d íg e n a s y d e


evaluar lo s p arám etros q u e p erm iten a lo s A c h u a r s e le c c io n a r el e m p la z a m ie n to
de una r o z a an al iz a r e m o s b r e v e m e n te la s c a r a c te r ístic a s f ilo ló g ic a s y p e d o ló g i­
cas d e tres s itio s h ab itad os d ife re n te s e s c o g id o s p or su r ep re se n ta tiv id a d . L o s d o s
prim eros sitio s d e la m u estra s o n m ic r o r e g io n e s fr a n c a m e n te r ib er eñ a s, p e r o s e
distin gu en p o r la n atu raleza d e l hábitat: r e la tiv a m e n te c o n c e n tr a d o e n e l s itio N °
1 y m u y d is p e r s o en e l sitio N® 2; e l tercer s i t i o e s c a r a c te r ístic o d e un b ió to p o
in te r flu v ia l. E n t o d o s l o s c a s o s , n o s h e m o s fu n d a m e n t a d o e n c a t e g o r ía s
au tó cto n a s para id e n tific a r lo s d ife r e n te s e le m e n to s d e l r e lie v e y d e lo s s u e lo s
q u e l o s A c h u a r d istin g u e n e n su lectura d e ¡os p a is a j e s ^ . <

Sitio Na 1 (Véase mapa Nff 6).

a) l o c a liz a c ió n : c u r s o su p e r io r d e l r ío P a s ta z a , o r illa su r; c o o r d e n a d a s
a p roxim ad as en e i cen tro d e l m apa: 2 o 10* d e la titu d su r p o r 7 7 ° 2 0 ’ d e lo n g itu d
oe ste.

b) Texto:

- N iv e l 1: n o m b re in d íg e n a k a a n m a t a k (p ia y a d e g u ija r ro s) o N a y a k im
(p la y a d e a ren a ). S e trata d e b a n c a le s a lu v ia le s m u y b a jo s lo c a liz a d o s so b r e
a lu v io n e s r e c ie n te s, c o n una d e s n iv e la c ió n in fe rio r a 3 m e tr o s c o n r e la c ió n a la
vaguad a actual. L o s m ateriales a c u m u la d o s so n g ra v a s, a r e n a s g r u e sa s y fin a s y
lé g a m o s . L o s s u c io s s o n g e n e r a lm e n te u n o s t r o p o f l u v e n í s ( p H : 5 a 6 ). E s te
n iv e l e s p la n o y fr e c u e n te m e n te in u n d a d o . L a c u b ie rta v e g e ta l natural e s m u y
SITIO NB1

clara y consiste sobre todo en especies rip/cólas: ivawa: Ochroma pyrami-


dale (bomb.), pum pu: C alalliea altissím a (marant.), paat: Gyne*
rium sagitfatum , nashipi: Licania (cbrysobal ), kenku: Guadua
ungustí/olia, suu: C ecropia sciadophylla, winchu: Helíconía sp.

- Nivel 2: nombre indígena pakui ("§ucio“, "viscoso”, "terreno


impregnado de agua, pero no pantanoso"). Se trata de bancales aluviales bajo#
localizados sobre aluviones recientes con una desnivelación superior a 3m. C06
relación a la vaguada actual. La granulometría de los aluviones es limoarenosa.
El suelo aluvial (Kanus nunka: "tierra de río aluvial") es negro, profundo (60
a 80 cms) y no compacto, del tipo íropaquents y tropaquets. El pH va de
medianamente a levemente ácido (5,5 a 6,5) con una toxicidad aíumínica
mínima. La alta fertilidad del suelo se halla contrabalanceada por el mal drenaje
(no hay pendiente); es muy raro que las crecidas alcancen este nivel. La cubierta
vegetal es generalmente parecida a aquella del nivel 1, pero comprende además
un estrato superior en donde prevalecen muchas especies de Inga y de
w am puash (Ceiba trischistranda). Aunque este nivel es utilizado a
veces para las rozas, no es jamás empleado para la vivienda.

- Nivel 3: nombre indígena paka ("plano"). Se trata de bancales aluviales


medianos con una desnivelación superior a 5 metros con relación a la vaguada.
El suelo aluvial (shuwln nunka: tierra negra) sobre limo de crecida es
francamente limoso, profundo y no compacto, con un pH de medianamente a
levemente ácido (5,8 a 6,5) y una toxicidad aíumínica mínima. La alta
fertilidad de este suelo y el buen drenaje de este nivel hacen del paka el piso
principal de las rozas y de la vivienda. La cubierta vegetal es típica de Ja selva
climática y no es raro encontrar ahí árboles de 40 a 50 m. de alto como el
m ente (Ceiba pentandra).

- Niveles 4 y 5: nombre indígena mura ("colina"). Se trata de bancales


aluviales altos y muy altos sobre aluviones antiguos, que dominan el nivel
precedente con un rebordp abrupto, Los suelos (keaku nunka: "tierra roja")
son de textura arcillosa, profundos y compactos con un pH de muy ácido a
fuertemente ácido (4,5 a 5,5) y una fertilidad mediocre. La cubierta vegetal es
menos elevada que la del nivel precedente, pero la vegetación es más tupida.

-Niveles 6 y 7: nombre indígena tsuat ikiam ("bosque basura"). Se traía de


depresiones inundadas que forman pantanos permanente (aguajales). La
vegetación más común de este nivel es una formación casi monoespecífica:
las colonias de palmeras achu (M auritía flexuosa); también se
encuentran bastante a menudo unas tankana (Triplaris m artii, Polygon)
y unas kasua (Coussapoa oligoneura Híld., morácea).

c) Comentario: las rozas han sido realizadas en el nivel 3, paka, que presenta
las mejores calidades de suelos, de relieve y de drenaje. Rozas secundarias
pueden ser técnicamente realizadas en el nivel 2, pakui, (factor limitante:
mal drenaje) o en el nivel 4, mura, (factor limitante: menor fertilidad de los
suelos). Los inconvenientes que presentan estos dos niveles se batían en parte
contrabalanceados por ciertas ventajas específicas: facilidad para, la tala en el
nivel 2 y menor proliferación de planeas adventicias en el nivel 4, pero su
utilización potencial (se realizó una roza en el nivel 2) es siempre secundaria
con relación a la del nivel 3. Como lo muestra el mapa, el nivel 3 es poco
ancho pero Jo suficientemente largo paja contener un habitad en guirnalda.
Como indicación, las casas más cercanas a este sitio, sobre el curso del río,
están localizadas a 8 kms. para el río arriba y a 60 Itms. para el río abajo;
están igualmente localizadas en el nivel 3.

S id o N s 2 ( V é a s e m a p a N ° 7 )

a) Localización: curso inferior del Kapawientza en su confluencia con el río


Pastaza; coordenadas aproximadas en el centro del mapa; 2o 20' de latitud sur
por 75° 10' de longitud oeste.

b) Texto:

- Nivel 1; nombre indígena: pakui; se trata de bancales aluviales muy


bajos e inundables parecidos en todo aspecto al nivel 2 del sitio anterior.

- Nivel 2: nombre indígena; paka; se trata de un llano aluvial bajo


pero no inundable, pedológicamente y filológicamente parecido al nivel 3 del
sitio precedente.

- Nivel 3: nombre indígena p ak a; se trata de térrazas aluviales


medianas, pedológicamente y fxtoJógicamente parecidas al nivel 3 del sitio
precedente.

-Nivel 4: nombre indígena: m ura; se trata de un llano aluvial muy


alto, dominando los bancales aluviales de unos cuarenta metros; los suelos
son dystropepts y dystrandepts de fertilidad mediocre (no hay análisis
disponibles); la vegetación natural es parecida a la del nivel 4 del sitio
precedente,

- Nivel 5: nombre indígena: m u r a ; es el nivel de las mesas,


dominando los valles de una altura de 50 a 80m. Los suelos arcillosos sobre
grauwackes son unos oxic dystropepts (keaku nunka: "tierra roja") de
fertilidad mediocre. La cubierta vegetal es casi parecida a la del nivel
precedente.

c) Comentario: todas las rozas han sido efectuadas en los niveles 2 y 3 que no
se diferencian entre ellos más que por la altitud y que ofrecen las mejores
condiciones de suelo y de drenaje. Las dos grandes rozas yisibles en ambos
lados del río Pastaza, no son huertos achuar corresponden a !a zona de
Nivel J -j N iv e l 3

Nivel 2 r oza

5km-
o c u p a c ió n cié un p e q u e ñ o d e sta c a m e n to m ilitar fr o n ter izo .

S it io N® 3 (c f. m ap a N® 8 )

a) L o c a liz a c ió n : c u r so m e d io d e l K u n a m p e n tz a (r ío C o n a m b o ); c o o r d e n a d a s
a p r o x im a d a s e n e l c e n tr o deJ m apa: I o 5 0 ' d e la titu d su r p o r 7 6 ° 5 0 ' d e la titu d
o e s te .

b) T e x to :

- N i v e l 1: n o m b r e in d íg e n a : p a k a (" p lan o" ). S e trata d e b a n c a le s p la n o s


q u e d o m in a n la v a g u a d a e n a lr e d e d o r d e 5 m ., c o m p u e s t o s d e u n s u e l o
fe r r a lític o c o n p r e d o m in io d e a r e n is c a v o lc á n ic a ( g r a u w a c k e s ) . L o s s u e lo s
( n a y a k ii n n u n k a : "tierra a r e n o s a ”, o k a n t e n u n k a : " tierra d e n s a " ) s o n
a q u ic s d y stro p ep ts p r o fu n d o s y c o m p a c to s , de a r c illo s o s a
a r c illo a r e n o s o s , c o n un p H fu e r te m e n te á c id o (5 ,1 a 5 ,6 ), u n a fu e r te t o x ic id a d
a íu m ín ic a y una fe rtilid a d m e d io c r e . L a cu b ierta v e g e ta l e s un a s e lv a c íim á c ic a
d e n s a y b ie n e stru ctu ra d a ; e n tr e la s e s p e c ie s m á s c o m u n e s s e e n c u e n tr a n
e s p e c ía l e m n t e a : a p a i : G r ia s t e s s m a n n i (le c y th ), s h im iu t: A p e íb a
m em b ran acea Sp ru ce (til.), tin c h i: N e cta n d r a sp . (la u r á c e a ),
c h in c h a k : M íc o n ia sp . (m e la s t.) tu n tu a m : I r ia r te a sp . (p a lm .),
sh u w a t: G u s ía v ia h e x a p e ta la .

- N i v e l 2: n o m b r e in d íg e n a : m u r a ( c o lin a ), s e trata d e p e q u e ñ a s c o l i n a s
c o n un e s c a s o d e s n iv e l (g e n e r a lm e n te in fe r io r a 2 0 m .) c o m p u e s t a s d e s u e lo s
a r c illo s o s r o jo s s o b r e a r c illa s s e d im e n t a r ia s . L o s s u e l o s ( k e a k u nunka:
"tierra roja" o k a p a n t i n n u n k a : "tierra r oja a n a r a n ja d a " ) s o n u n o s o x i c s
d y str o p e p ts, a r c illo s o s a fr a n c a m e n te a r c illo s o s , poco p r o fu n d o s y
c o m p a c t o s , c o n un p H d e m u y á c id o a fu e r te m e n te á c id o ( 4 ,5 a 5 ,5 ) , u n a
to x ic id a d a íu m ín ic a m u y fu e r te y una fe r tilid a d m u y b a ja . La c u b ie r ta v e g e t a l
e s u n a s e lv a c íim á c ic a bastan te p o c o d ife re n te , su p e r fic ia lm e n te , d e a q u e lla d e l
n iv e l 1; e n tr e la s e s p e c ie s m á s c o m u n e s , s e e n c u e n tr a n : p a e n i: M i n q u a r í i a
p u n c ta ta (o lá c e a ), tir ia : la u r á c e a , ts a c b ir : M abea a r g u tis s im a
C r o iz a t (e u fo r b iá c e a ), a p a ic h n u m í: H ím a ta n th u s su cu u b a
(a p o c in á c ea ).

- N i v e l 3: n o m b r e in d íg e n a : m u r a ( c o lin a ) ; e s e l n i v e l d e la s m e s a s ,
d o m in a n d o lo s v a lle s e n una altura de 5 0 a 8 0 m . L as c u m b r e s s o n c o r ta d a s e n
fo r m a d e c im a s r e d o n d e a d a s a la r g a d a s, se p a r a d a s p o r p e q u e ñ a s v a g u a d a s
s e c u n d a r ia s , y e l r e b o r d e d e las m e se ta s e s , a m e n u d o , a b r u p to . L o s s u e lo s
a r c illo s o s s o b r e g r a u w a c k e s so n u n o s o x i c s d y s t r o p e p t s m u y p a r e c id o s a
lo s d e l n i v e l 2; lo s A c h u a r , p o r lo d e m á s n o lo s d is t in g u e n . L a c u b ie r ta
v e g e ta l e s p a r e c id a a la d e l n iv e l 2.
c) Comentario: todas las rozas han sido realizadas en el nivel 1, paka, que
presenta las condiciones de suelo las menos malas y las únicas zonas planas.
I^os bancales son de anchura variable según el curso de los ríos, pero jamás
sobrepasan lkm. de ancho por ambas partes del lecho.

E n e s t o s tres s itio s , e in d e p e n d ie n te m e n te d e la n a tu ra leza d e l b io to p o ,


la s z o n a s q u e lo s A c h u a r e s tim a n m á s p r o p ic io s p a ra la h o r tic u ltu r a s o n
e s tr ic ta m e n te c ir c u n s c r ita s . S i e s v e rd a d q u e l o s ú n ic o s fa c to r e s lim ita n te s
a b s o lu ta m e n te d e c is iv o s p a r a la h o rticu ltu ra so n lo s a g u a j a l e s in u n d a d o s y
las c o lin a s d e p e n d ie n te d e m a sia d o fu e r te (so b r e e l 5 5 % d e in c lin a c ió n ), n o
s i g n i f i c a p o r e s o q u e c ie r ta s z o n a s p o te n c ia J m e n te c u lt iv a b le s n o s e a n
c o n s id e r a d a s c o m o m a r g in a le s p o r l o s A c h u a r e n r a z ó n d e su e s c a s a
■productividad y d e la gran in v e rsió n d e trabajo q u e s e n e c e s ita para m an ten erlas
c u ltiv a d a s . E s te p u n to e s im p o rta n te y c o n d ic io n a to d o a n á lisis r ig u r o s o d e la
territo ria lid a d , e n ia m e d id a e n q u e e l e stu d io d e la d e n sid a d d e m o g r á fic a y la
e s tim a c ió n d e la c a p a c id a d d e c a rg a h o r tíco la d e l m e d io d e b e n d e s d e e n to n c e s
h a c e r s e e n fu n c ió n d e lo s c riter io s in d íg e n a s so b re e l u s o e f e c t iv o d e l s u e lo y
n o e n f u n c ió n d e lo s fa c to r e s lim ita n te s a b s o lu to s d e l e c o s is t e m a . E s to s
p r o b le m a s se r á n d is c u tid o s m á s d e te n id a m e n te e n e l c a p ítu lo 9 , p e r o y a
p u ed en sa c a r se e n se ñ a n z a s d e l a n á lisis d e e sto s tres s itio s .

S e v e r ific a p rim ero q u e las o p c io n e s a g r o n ó m ic a s in d íg e n a s d e n o ta n un


e x c e le n t e c o n o c im ie n t o e m p ír ic o d e la fe r tilid a d d ife r e n c ia l d e lo s s u e lo s ,
c o n fir m a d o p o r lo s a n á lis is p e d o ló g ic o s e fe c tu a d o s e n lo s s it io s 1 y 3 . La
t ip o lo g ía a c h u a r d e lo s s u e lo s c u lt iv a b le s d is tin g u e tres g r a n d e s c la s e s
p r in c ip a le s e s c a lo n a d a s s e g ú n su fe rtilid a d c r e c ie n te : k e a k u n u n k a ("tierra
r o ja " ), n a y a k i m nunka (" tier r a a r e n o s a ”) y s h i w i n nunka (" tie r r a
n e g r a " ). L o s s u e lo s fe r r a lític o s r o jo s d e la s c o lin a s , k e a k u n u n k a (o x ic
d y s t r o p e p t s ) , s o n d e un u s o e x c e p c io n a l p u e s s i so n m u y b ie n to ler a d o s
p o r la m a n d io c a d u lc e , e n c a m b io so n c a s i in c o m p a tib le s c o n c u l t í g e n o s m ás
e x ig e n te s , c o m o el p lá ta n o , e l ñ a m e , e l c a ca h u e te o e l m a íz. P or otra parte, si
lo s s u e lo s a r e n o so s c o n p r e d o m in io d e a r en isca v o lc á n ic a ( n a y a k im n u n k a )
s o n e fe c tiv a m e n te lo s m á s fé r tile s q u e o fr e c e n ¡os b a n ca le s in te r flu v ia le s , sin
e m b a r g o s o n r e la tiv a m e n te m e d io c r e s c o n r e la c ió n a lo s s u e lo s a lu v ia le s
n e g r o s ( s h u w i n n u n k a y k a n u s n u n k a ) d e l b io t o p o r ib er eñ o .

M ie n tr a s q u e un h u e r to lo c a liz a d o so b r e s u e lo a lu v ia l p r o v e e r á d e
m a n d io c a d u ran te, a v e c e s , m á s d e 10 a ñ o s sin baja n o ta b le d e p rod u ctivid ad ,
un h u e r to s o b r e s u e l o a r e n o s o v e r á su p r o d u c t iv id a d d is m in u ir m uy
r á p id a m e n te d e s p u é s d el s e g u n d o año d e c u ltiv o . L a e x tre m a fe r tilid a d del
s u e lo a lu v ia l rib ereñ o p erm ite a s í una gran fle x ib ilid a d en lo que r esp ecta a las
e stra te g ia s d e p u esta en c u ltiv o , y a q u e c o n la c e r te z a d e u n a r o z a p r in c ip a l
a lta m e n te p r o d u c tiv a , s e p u e d e ju g a r s in n in g ú n p e lig r o d e un a b a n ic o
p e d o ló g ic o m á s a m p lio y c o n stitu ir rozas se c u n d a ria s " e x p e r im e n ta le s” . Era
e l c a s o , p o r e je m p lo , e n e l s i t i o N ° 1 e n d o n d e u n a p e q u e ñ a ro za
e x c lu s iv a m e n t e c u ltiv a d a c o n e l p i s c í c i d a t i m i u ( L o n c h o c a r p u s s p .)
h a b ía s id o r e a liz a d a e n lo s s u e lo s fe r r a lític o s d e la s c o lin a s , e s t e c u lt íg e n o
a p r e cia n d o a p a r e n te m e n te lo s s u e lo s fu e r te m e n te á c id o s . E n e l m is m o s itio ,
otro h u erto h ab ía s id o c u ltiv a d o c o n m a íz y b a n a n o s s o b r e u n a tierra a l u v í il
a ltam en te fértil p e r o m u y m al d ren ad a, e sa s d o s e s p e c ie s so p o r ta n d o b ie n una
tasa ele v a d a d e hum ed ad d e l s u e l o ..

L a fe rtilid a d r elativa d e u n a tierra e s a s í p e r c ib id a p o r lo s A c h u a r c o m o


e l a tr ib u to 'e s p e c ific o c o n s ta n te d e u n a c a te g o r ía d e s u e l o y l o s in d ic io s q u e
d e n o ta n e sta fe r tilid a d so n c la r a m e n te c o n c e b id o s c o m o a tr ib u to s d e l s u e lo .
L a s e s p e c ie s s ilv e s t r e s g e n e r a lm e n te r e p r e s e n ta tiv a s d e c ie r t o s n i v e le s
e d a f o ló g ic o s s o n p u e s a p r e c ia d a s c o m o s im p le s s ig n o s d e id e n tific a c ió n ; la
n atu raleza d e l su e lo está d eterm in ad a por los A c h u a r so b re to d o a partir d e su s
cu a lid a d e s pu ram ente físic a s: c o lo r , textu ra y p o r o sid a d .

L a s c a r a c te r ís tic a s a g r o n ó m ic a s d e un s u e l o fé r til s o n c la r a m e n te
d e fin id a s p o r lo s A ch u ar: la m a n d io c a se p u e d e c u ltiv a r du ran te m á s tie m p o
q u e e n otras p artes, su s r a íc es s o n m á s g r u e sa s y m á s ab u n d a n tes, e l c u lt iv o
d e l m a íz , d e l fiam e y d e lo s c a c a h u a te s e s fá c il y lo s b a n a n o s s e r ep ro d u c en
a u to m á tic a m e n te p o r e l r eto ñ o so b r e la e s típ ite d e l p la n tó n m ad re ( lo q u e n o
e s e l c a s o e n lo s s u e lo s p o tir es), E l paradigm a, d e u n s u e lo fé r til e s e l s h u w ín
h u n k a y s e dirá d e é l q u e e s s u s u t i n , "barbudo", la barba y lo s c a b e llo s
s ie n d o entre los A chuar, d irecta m en te a so c ia d o s c o n la id e a d e fe cu n d id a d y d e
fu e r z a se x u a l, c o m o e s e l c a s o , p o r lo d e m á s e n o tra s n u m e r o sa s s o c ie d a d e s
(L E A C H 1 9 5 8 ).

D e s d e e l p u n to d e v ista d e la o r g a n iz a c ió n d e l trabajo, la h o r ticu ltu ra


s o b r e c h a m ic e r a a c h u a r e s t á c o n fo r m e c o n la c lá s ic a d iv is ió n s e x u a l d e las
ta rea s, ta l c o m o e s m u y c o m ú n m e n te p r a c tic a d a en. ^ A m a z o n i a : e l d e sb r o z o
y la tala so n a c tiv id a d es e x c lu s iv a m e n te m a sc u lin a s, m ien tra s q u e la siem b ra ,
la d e sy e r b a y la c o se c h a so n c a s i in te g ra lm en te r ea liza d a s p o r las m u je re s, c o n
e x c e p c ió n d e a lg u n o s c u lt íg e n o s b ie n e s p e c íf i c o s c u y a m a n ip u la c ió n es
r eser v a d a a lo s h o m b r e s. E n p r in c ip io , c a d a m u je r c a s a d a d is p o n e d e su
p r o p io h u er to -ro z a o bien d e una p a r c ela , c la r a m en te d e lim ita d a pe»- c a m in o s o
h ilera s de b a n a n o s, e n e í s e n o de u n a r o z a m á s vasta, la q u e e sta rá d iv id id a en
ta n to s lo te s c o m o h a y m ujeres c a sa d a s en la u n id ad d o m é s tic a . P or l o tan to,
n o s e p u e d e hablar d e un a e x p lo ta c ió n c o m u n ita r ia d e l h u erto p o r e l g r u p o d e
PARCELARIO TIPICO DE UNA UNIDAD RESIDENCIAL
M O NO G AM A

(una esposa = una sola parcela)

p Po ® e> a

® O <£>

Situación: Bajo Pastaza (1977) 10 20 40m .


Superficie del Huerto 4.280 m2 j-------- J__________ I
coesposas, y la individualización matricentrada de las tareas domésticas en el
seno de la casa prevalece igualmente en la horticultura; cada mujer sólo es
responsable de la plantación, del cultivo, del cuidado y de la cosecha de su
simple parcela.

La apertura de una. roza y su plantación representan las fases


preliminares de la ocupación de un sitio; la construcción de la casa y la
instalación definitiva sólo intervienen cuando el huerto comienza a poder
satisfacer las necesidades alimenticias de la unidad doméstica, es decir, cuando
la mandioca puede ser cosechada, alrededor de 8 a 10 meses después de su
plantación. En la mayoría de los casos, la casa es edificada en el centro de la
roza o en su borde, a proximidad del tejadillo provisorio que albergaba a la
familia durante los meses necesarios para la creación del huerto y la
construcción de la casa. En el momento de la primera ocupación de un sitio,
la disposición más común es aquella de la roza única, subdividida o no en
parcelas distintas, según la casa sea o no polígama (Véase los planos de la
figura 7 y de la figura 8). Esta disposición topográfica inicial puede
modificarse después de algunos artos, bajo la influencia de dos factores: en
primer lugar, la introducción en la casa de nuevas mujeres casadas implica
necesariamente el aumento de las superficies cultivadas, y, por otra parte, una
importante disminución de la productividad y un desarrollo correlativo de las
plantas adventicias -sobre todo en los suelos interfluviales menos fértiles-
entrañan el abandono del huerto situado alrededor de la casa y la obligación de
crear otro.

Si una nueva coesposa se añade a una unidad doméstica, no se


acostumbra atribuirle una superficie ya plantada por otra mujer de la familia,
ya que una mujer debe ser personalmente responsable de todas las fases de la
horticultura. Asimismo, cuando una joven de la casa pasa, por su matrimonio
al estatuto de "horticultora” autónoma, se ve autorizada a no trabajar m is en
el huerto de su madre y a disponer de un huerto para su uso propio.

En estos dos casos, como en el de una viuda que viene a agregarse a la


casa, se deberá crear una nueva roza. En ausencia de factores limitantes
-pantanos, colina con fuerte pendiente, corriente de agua- al borde de la roza
principa], se contentará uno con efectuar una nueva tala limítrofe con la
antigua. Cuando abren una nueva tala contigua para reemplazar a plazo la
producción deficitaria de una vieja roza, los Achuar operan generalmente una
especiaüzación de las plantaciones: conservación de los cultígenos de
maduración lenta en la más antigua (chonta, guayaba, caimito, caña de
azúcar, plátanos) e implantación en el nuevo huerto de la mandioca, de los
3 coesposas = 3 parcelas

S itu a c ió n : B a jo K a p a w i ( 1 9 7 7 )
4 0 m.
S u p e r fic ie d e l H u e r t o 9 6 5 5 m 2
tubérculos de base y de ios cultígenos que exigen más nutrientes (frijoles y
cacahuetes).

Para comprender mejor la estrategia puesta en practica en la ocupación


hortícola de los suelos, quizá no sea inútil examinar la evolución de un
parcelario a partir de un caso específico. El conjunto de los huertos, cuyo
plano en escala está reproducido en la figura N° 9 se sitúa en un medio
ribereño muy fértil (tierra aluvial negra) y está explotado por una unidad
doméstica que cuenta con 15 personas. En el momento de la investigación
(noviembre 1977), la roza N° 1 estaba explotada desde hacía seis años, o sea
desde el principio de la ocupación del sitio.

Cuando se inició el cultivo de esta roía, el jefe de familia, Yankuam, no


tenía más que dos esposas, Yamanoch y Ramun, que recibieron pues dos
porciones ligeramente desiguales (3985 m2 para el lote A y 2418 m2 para el
lote B) del huerto recientemente talado. Tres años más tarde, la roza N° 2 fue
talada más abajo del bancal aluvial en donde se había creado el primer huerto.
Una desnivelación de alrededor de 4 m. entre los dos niveles introduce
diferencias considerables en sus cubiertas vegetales respectivas, ya que el nivel
más bajo sólo comprende especies de escaso crecimiento, muy fáciles de talar
(bambúes, Inga, balsa, C ecro p ia...). Es, pues, debido a la facilidad del
desbrozo y porque le urgía aumentar la producción hortícola de la familia, que
Yankuam decide ocupar ese nivel edafológico. Esta nueva roza fue
equitativamente dividida en dos porciones atribuidas a sus dos coesposas. Poco
tiempo después, Yankuam dio en matrimonio una de sus chiquillas impúberes
y su nuevo yerno se instaló an su casa. Sin embargo, debido a que la joven
esposa no tenía más que siete u ocho años y era incapaz de cumplir con
ninguno de los deberes ligados a su nuevo estatuto, la madre de este yerno,
anteriormente abandonada por su marido, vino igualmente a instalarse donde
Yankuam. Esta mujer, Puar, se puso desde entonces a asumir para con su
hijo, y por sustitución, las tareas económicas que su nuera era incapaz de
realizar en razón de su temprana edad. Siendo un miembro de pleno derecho de
la casa, el yerno taló entonces una roza para su madre (la N°. 3), de la misma
manera en la que hubiera debido haber talado una para su esposa si esta
hubiese sido capaz de cultivarla. Dos años más tarde, Yankuam, et jefe de
familia, tomó por tercera esposa a una chica muy joven, Ishkui, y le taló un
huerto (el N64).

Un año más tarde, en el momento de la investigación, la roza inicial


(N°. 1) todavía producía y estaba bien cuidada por las dos primeras coesposas,
Ramun y Yamanoch. La roza N® 2 fue abandonada después de 4 meses, con
S itu a c ió n : A lto P a sta z a , 1 9 7 7
S u p e r f ic ie d e io s h u e r to s e n c u lt iv o 8 .8 5 8 m -

U s u a r ia s de la s P a r c e la s

A: Y am anoch
B: RamuD
} '
A: Y am anoch
B: Ramun crial
} "
Puar III 40m .
hhlcui IV
e x c e p c ió n d e una p o r c ió n de 215 m2 p la n ta d a poco m ás o m enos
e x c lu s iv a m e n te c o n m a n d io c a d e n tr o d e la p a r c e la d e R a m u n . E n e f e c t o , la
fa c ilid a d d e l d e s b r o z o e n e s t e n iv e l e d a f o l ó g i c o e s , s e g ú n lo s A c h u a r ,
c o n tr a b a la n c ea d a p o r la e x tr e m a p r o life r a c ió n d e la s m a la s h ie r b a s , q u e s e
m a n ifie s ta d e s d e e l s e g u n d o a ñ o d e su c u lt iv o ; a c a b ó p o r n e c e s it a r tal
in v ersió n d e tie m p o para e l d e sy e r b a je q u e la e x p lo ta c ió n c o n tin u a d e l h u e r to
se v o l v ió c o n tr a p r o d u c e n te . E l h u er to d e P u a r (e l N ° 3 ) d e s b r o z a d o e n la
m ism a é p o c a , ta m b ié n h a b ía r e g r e s a d o p a r c ia lm e n t e al e s t a d o e r i a z o y
s o la m e n t e a lg u n o s is lo t e s ( a lr e d e d o r d e 1 3 0 0 m 2 ) c o n t in u a b a n s ie n d o
e x p lo ta d o s. E l a b a n d o n o p r o g r e s iv o de e s te h u er to se d e b ía a la d is m in u c ió n
d é l a s fu e r z a s d é l a a n c ia n a q u e lo c u ltiv a b a y q u e y a n o c o n tr ib u ía m á s q u e d e
una m a n e r a m u y s im b ó lic a a la a lim e n t a c ió n d e su h ij o y d e l a c a s a e n
g e n e ra l. F in a lm e n te , e l ú ltim o h u er to (N 5 4 ) q u e n o te n ía m á s q u e un a ñ o e n
e l m o m e n to d e l a in v e s tig a c ió n ,, s e to m ó p a r c ia lm e n te e r ia z o y n o q u e d a b a
m á s q u e u n a p a r c e la c u lt iv a d a d e 9 1 0 m 2 . L a r a z ó n s e a tr ib u ía a la
in e x p e r ie n c ia y a l a " h o lg a za n ería " d e la m u y j o v e n Ish k u i q u e era v is ta c o n
o jo s b a s ta n te m a lo s p o r la s d o s o tr a s c o e s p o s a s . L o s c e l o s q u e e ll a s Je
m a n ife sta b a n s e a lim e n ta b a n c o n la p r e fe r e n c ia se x u a l e v id e n te q u e Y an lcu am
le d e m o str a b a , y s e e x a c e r b a b a a c a u sa d e la b e n e v o le n te to le r a n c ia c o n la q u e
e l j e f e d e f a m ilia p a r e c ía c o n s id e r a r la in c o m p e t e n c ia h o r tíc o la d e la j o v e n
m ujer. D e h e c h o , era c a s i e x c lu s iv a m e n t e so b r e lo s h o m b r o s d e R a m u n y d e
Y a m a n o c h q u e r e c a ía e í a b a s t e c im ie n t o d e p r o d u c t o s c u l t iv a d o s p a r a la
su b s is te n c ia d e la c a sa ,

D e m a n e r a g e n e r a l, y c u a n d o fa c to r e s lim ita n te s im p id e n la ta la d e u n a
n u e v a r o z a c o n t ig u a l o q u e e s r e la tiv a m e n te raro, p u e s u n a r o z a in ic ia l s e
e f e c t ú a s ie m p r e e n un s it io q u e p e r m itir á u n a a m p lia c ió n o u n a s u s titu c ió n
u lte r io r ,lo s A c h u a r s e r e s u e lv e n a talar un a n u e v a r o z a a c ie r t a d i s t a n c i a d e la
c a s a , P e r o d e to d a s m a n era s, la n u e v a r o z a s e h ará s ie m p r e a p r o x im id a d d e
u n a c o r r ie n t e d e a g u a a f in d e p o d e r lim p ia r in s i t u la s r a íc e s y lo s
tu b ércu los c o s e c h a d o s .

D e un c en te n a r d e c a sa s ach u ar v isita d a s, s ó lo p u d im o s o b se r v a r e l c a s o
d e un j e f e d e c a s a l o su fic ie n te m e n te im p r e v iso r c o m o para e s ta b le c e r su c a s a
y su r o z a in ic ia l e n un s it io q u e im p e d ía c u a lq u ie r n u e v a ta la c e r c a n a e n ra zó n
d e l r e lie v e m u y a c cid e n ta d o . Para p od er c o m p le ta r la p r o d u c c ió n d e fic ita r ia d e
su r o z a p r in c ip a l, s e h a b ía v is to o b lig a d o a r e a liz a r d o s n u e v a s r o z a s p ara s u s
d o s e s p o s a s , la u n a a 5 0 0 m e tr o s y la otra a 8 0 0 m e tr o s d e la c a s a . P o r
añ ad id u ra, c a d a una d e las m u je re s se v io o b lig a d a a c e r c a r c o m p le ta m e n te su
h u e r to c o n u n a e m p a liz a d a d e 6 0 c m d e alto, en u n a e x t e n s ió n d e 3 0 0 m e tr o s
p ara la u n a y d e 1 8 0 m e tr o s para la otra. P or Jo d e m á s , e s e l ú n ic o c a s o d e
c e r c a m .e n t o total e x te r n o d e lo s h u e r to s que h a y a m o s e n c o n tr a d o , p u e s su
e x c e p c io n a l a le ja m ie n t o h a c ía n e c e s a r ia una p r o te c c ió n p e r m a n e n te d e lo s
c u ltiv o s co n tra l o s m a m ífe r o s p r e d a d o r e s (so b r e to d o p a c a y a g u tí). E n tie m p o
o r d in a r io , e l c e r c a m í e n t o n o tien e rn z 6 n d e se r p u e s to q u e la p r o x im id a d d e lo s
h u e r to s p e r m ite Su v i g ila n c ia p e r m a n e n t e s ie n d o q u e l o s p r e d a d o r e s so n
p r o n t a m e n te d e te c ta d o s cuando se m a n if ie s t a n . A p a r te d e e ste ca so
c o m p le ta m e n te e x c e p c io n a l, una r o z a c o m p le m e n ta r ia o d e su b s titu c ió n n u n ca
s e r ea liza a m ás d e 3 0 0 m e tr o s d e la c a sa .

E n el m o m e n to d e la p r im er a o c u p a c ió n d e un sitio , la e s tim a c ió n d e la
d im e n sió n de una roza in icia l d e p e n d e d e las n e g o c ia c io n e s entre el j e f e d e ca sa
y s u s e s p o s a s , q u e lle v a n a m e n u d o a la c o n fr o n ta c ió n d e p u n cos d e v ista
•d iv e r g e n te s , s in o a n ta g ó n ic o s . E l d e s e o d e l j e f e d e fa m íiía e s, n a tu ra lm e n te ,
o b te n e r Jos m ás grandes h u e r to s p o s ib le s a f in de d isp o n e r en
s u p e r a b u n d a n c ia d e c e r v e z a d e m a n d io c a , l o q u e l e p e r m itir á c o n v id a r
s u n tu o s a m e n te a su s h u é s p e d e s p a s a je r o s . A h o r a b ie n , si u n a m u je r p o n e
ig u a lm e n te to d o su o r g u llo en c u ltiv a r un gran h u er to , e s tá sin e m b a r g o en
m e jo r p o s ic ió n para p o d e r e stim a r la c a p a c id a d d e la fu e r z a d e trabajo (ía su y a
y la de su s h ijas so lte r a s ) q u e p od rá m o v iliz a r para la d e sy e r b a , e s d e c ir p ara la
m á s a b so rb en te d e to d a s las tareas h o r tíc o la s, d e s d e el p u n to d e v ista d e l g a s to
d e t ie m p o y d e e n e r g ía f ís ic a . E n e f e c t o , c u a lq u ie r a q u e s e a su d im e n s ió n
in ic ia l, un d e s m o n t e e s s ie m p r e e n te r a m e n te p la n ta d o ; c u a n d o a s o m a u n a
in a d e c u a c ió n e n tr e la d im e n s ió n d e la s u p e r fic ie c u ltiv a d a y la c a p a c id a d d e
d e sy e r b a - y a se a p o r q u e e l d e sm o n te in ic ia l era r ea lm en te d e m a sia d o g ra n d e, o
p o rq u e la fu erza d e trabajo fe m e n in o s e h a lla d e p r o n to r e d u c id a - e l reaju ste s e
o p e r a c o n e! a b a n d o n o d e una p o r c ió n d e l h u erto a la in v a s ió n d e la s p la n ta s
a d v e n tic ia s , c o m o a c a b a m o s d e v e r su ilu str a c ió n en e l c a s o d e l p a r c e la r io de
Y a n k u a m . A p a rte d e u n a e n fe r m e d a d y d e un a in v a lid e z tem p o ra l o d e fin itiv a ,
v a ria s c ir c u n s ta n c ia s p u e d e n m o d ific a r la c a p a c id a d d e trabajo d e una m u jer
c a s a d a y o b lig a r la a r e d u c ir su s u p e r f ic ie d e c u lt iv o . L a m á s c o m ú n e s e l
c a s a m ie n t o o la m u e r t e d e una o d e v a r ia s d e su s h ija s, a c o n te c im ie n to s q u e
v e n d r á n a su stra er u n a im p o r ta n te c o n tr ib u c ió n en trabajo a la m ic r o c é lu la de
p r o d u c c ió n q u e c o n s t i t u y e n u n a m u je r y s u s h ij a s . O tr o c a s o , m e n o s
fr e c u e n te , e s la r e o r g a n iz a c ió n d e ia d iv is ió n d e la s ta rea s q u e p r o d u c e la
e n fe r m e d a d c r ó n ic a (e n p articu lar la tu b e r c u lo sis) d e una d e la s d o s c o e s p o s a s
en u n a u n id a d d o m é s tic a p o lfg in ia . L a m u jer e n fe rm a será fís ic a m e n te in c a p a z
d e a c o m p a ñ a r r e g u la r m e n te a su e s p o s o a la c a z a y en su s v is ita s leja n a s; la
c o e s p o s a v á lid a , o b lig a d a p o r c o n s ig u ie n t e a p a sa r la m a y o r p arte d e l tiem p o
e n la s e l v a o d e v ia j e - y a q u e la r o ta c ió n e n tr e la s d o s m u je r e s s e h a c e
im p o s íb lfí- s e v e r á n e c e s a r ia m e n te o b lig a d a 3 d e sc u id a r su huerto.
R e su lta m á s b ie n in fa m a n te para u n a m u je r d e ja r p r o life r a r la s m a la s
h ie r b a s en su h u er to y , s a lv o io s c a s o s d e fu e r z a m a y o r , e lla se e s fo r z a r á en
m a n te n e r lo lo m e jo r p o s ib le . Y e s ta e s la r a z ó n p o r la q u e e l a c u e r d o in ic ia l
en tre un j e f e de c a sa y su s e s p o s a s e n c u a n to a la d im e n s ió n d e la r o za , r e v is te
un a gran im p o rta n cia , p u e s e i d e s h o n o r d e un h u er to p a r c ia lm e n te e r ia z o - p o r
ser d e m a sia d o gran d e para ser c u ltiv a d o y d e sy e r b a d o c u id a d o s a m e n te - recaería
m o d o parcial so b r e e i j e f e d e fa m ilia . E n e f e c t o , m i s v a fe e para e l p r e s tig io
d e u n a u n id a d d o m é s tic a p o s e e r un p e q u e ñ o h u e r to b ie n c u ltiv a d o q u e u n o
in m e n s o m e d io e ria zo .

L a s d im e n s io n e s d e la fu tu ra r o z a s o n p u e s e s t im a d a s e n e l te r r e n o en
fu n c ió n d e una su til d o s if ic a c ió n e n tr e ia s c a p a c id a d e s y ia s p r c t e n c io n e s d e
c a d a u n a d e la s c o e s p o s a s , la im p o r ta n c ia s o c i a l d e l j e f e d e c a s a y lo s
c o n s t r e ñ im ie n t o s e c o l ó g i c o s l o c a l e s . E s s ie m p r e e l e s p o s o d e u n a m u jer
c a s a d a e l q u e to m a ía in ic ia tiv a d e abrir u n a r o z a , o b ie n , c u a n d o s e trata d e
u n a v iu d a , su p a r ie n te m a s c u lin o real o c la s if lc a to r io m á s c e r c a n o en e l s e n o
d e la u n id a d d o m é s tic a (su h e r m a n o o su h ijo , g e n e r a lm e n te ). L o s lim ite s d e l
fu tu r o h u erto so rrd eterm in a d o s m e d ia n te una e s t im a c ió n p r e lim in a r e n e l c u r so
d e la c u a l s e a trib u y e a c ie r to s á r b o les c a r a c te r ístic o s e l p a p e l d e m o jo n e s . N o
s e p r iv ile g ia n in g u n a fo r m a g e o m é t r ic a e s p e c í f i c a y lo s l e v a n t a m ie n t o s
t o p o g r á f ic o s e f e c t u a d o s e n tr e in ta r o z a s m u e str a n q u e é s ta s p o s e e n c a s i
s ie m p r e c o n to r n o s irreg u la res. E n a u s e n c ia d e u n a v e rd a d e ra e s ta c ió n s e c a , n o
e x is t e un p e r ío d o p r e sc r ito para r e a liz a r la r o z a y la q u e m a , a u n q u e e l m e s d e
e n e r o y e l p e r ío d o d e se p tie m b r e a n o v ie m b r e , m a r c a d o s d e o r d in a r io p o r una
b a ja r e la tiv a d e la p lu v io sid & d , s e a n g e n e r a lm e n t e c o n s id e r a d o s c o r n o m ás
p r o p ic io s . D e to d a s m a n e r a sf e n n in g ú n c a s o s e e sp e r a r á e x p r e s a m e n t e la
v e n id a d e estas d o s m icro e sta c io n e s se c a s para em p r en d e r u n a taia.

L a r o z a y la q u e m a

L a roza p r o p ia m e n te d ic h a c o m p r en d e d e s fa se s s u c e siv a s: e l d e s b r o z o de
la s m a le z a s y la tala d e lo s á r b o les. E l d e s b r o z o , r e a liz a d o c o n m a c h e te , tie n e
c o m o m e ta cortar to d o s lo s m a to rr a les y a r b u sto s, d e ja n d o so b r e e l terr en o lo s
r e s id u o s d e m o n te tallar. L u e g o d e un la p s o q u e o s c i la e n tr e d o s d ía s y una
s e m a n a , s e p r o c e d e a ta la r l o s á r b o le s c o n h a c h a m e tá lic a , s ig u i e n d o un
m é to d o a p a r e n te m e n te m u y a n tig u o , p u e s y a e s a te s tig u a d o p o r U p d e G r a ff
e n su d e s c r ip c ió n d e una r o z a c o n h a c h a d e p ie d r a , e n 1 8 9 9 , e n tr e ¡o s jív a r o
A n t ip a ( U P d e G R A F F s .f.: p p . 2 0 3 - 2 0 4 ) . E s te m é to d o , d e stin a d o a
e c o n o m iz a r tie m p o y e n e r g ía , c o n s i s t e e n h a c e r u n a e n t a lla l o b a n ta n te
p r o fu n d a en to d o s lo s p e q u e ñ o s á r b o le s a a p r o x im a d a m e n te 4 0 c m d e l s u e lo y
l u e g o c o r ta r lo s g r a n d e s á r b o le s q u e arrastraran e n t o n c e s e n su c a íd a
e s p e c ta c u la r a to d a la m asa de v e g e t a c ió n c ir c u n d a n t e que e stá
in e x tr ic a b le m e n te lig a d a a e llo s p o r u n a m araña d e b e ju c o s y d e fo r m a c io n e s
e p if iiic a s . E sta té c n ic a d e e n t a l l a d u r a p r e lim in a r e s m u y c o r r ie n te e n tr e lo s
h o r tic u lto r e s s e lv á t ic o s ; para la r e g ió n a m a z ó n ic a s e h a lla a te stig u a d a so b r e
to d o e n tr e lo s A m a h u a c a ( C A R N E I R O , 3 9 6 4 : p . 1 1 ) y e n tr e lo s C a m p a
(D E N E V A N , 1974: p. 9 8 ). C ie r to s á r b o le s cuyas r a íc e s ta b u la r e s
im p o s ib ilita n la ta la a la altu ra d e un h o m b r e , d e b e n se r r o d e a d o s c o n un
p e q u e ñ o a n d a m ia je r u d im e n ta r io q u e p e r m ite e l a c c e s o a la p a rte lis a d el
tr o n c o . La ú ltim a fa se d e la r o z a c o n s i s t e e n e s c a m o n d a r las ram adas d e lo s
árb oles cortad os.

Todos los árboles no son sistemáticamente cortados y de ordinario se


■salvará la mayoría de las especies que proveen frutos. Entre estas últimas, las
más corrientes son una suerte de mango silvestre, apaí, (G rias
tessm annii), una variedad de árbol del pan, p itiu (B ato carp u s
orinocensis Karst.), un zapote, pau (Pouteria sp.), tauch (Lacmella
sp .), la palmera achu (M auritia flexuosa) y el árbol sam pi (Inga
sp.), (Véase ía lista completa de las especies protegidas en el cuadro N® 8).
Ciertas especies son escatimadas por razones prácticas y no alimenticias: el
árbol balsa wawa, pues sus anchas hojas sirven de tapa, los árboles yakuch
{Hyeronima alchorneoídes, euforbiácea) y cbinchak (Míconia sp. y
Leandra sp.), pues las aves, y sobre todo los tucanes, son muy aficionados
a sus frutos. Estos frutos, no comestibles para los humanos, constituyen
cebos que permiten a los adolescentes entrenarse en el huerto al tiro de pájaro
con cerbatana. La utilización de árboles cebos en el huerto para el aprendizaje
de la caza es mencionada en la mitología en referencia a la educación
cinegética de Etsa sol.

La roza en g e n e r a l, y la ta la d e io s á r b o le s en p articu lar, s o n a c tiv id a d e s


p e lig r o sa s y p e n o s a s q u e s ó l o c o m p e te n a lo s h o m b r e s a d u lto s y d e d o n d e s o n
e x c lu id o s n o s o la m e n t e las m u je r e s s in o ta m b ié n lo s a d o le s c e n te s . C u a n d o se
r e a liz a e l d e s b r o c e , e! h o m b r e c u r v a d o h a c ia a d e la n te , barre r e g u la r m e n te la
baja v e g e t a c ió n a una d e c e n a d e c e n tím e tr o s d e l s u e lo c o n un gran m a c h e te
p r e v ia m e n te a filia d o so b r e un g r u e s o c a n to d e r io h u m e d e c id o . El e s f u e r z o e s
s o s t e n id o d e m o d o r e la tiv a m e n te c o n s ta n t e d u ra n te v a r ia s h o r a s y s ó l o s e
in te rr u m p e p a s a d o e l m e d io d ía p ara u n a p a u sa m e r e c id a du ran te la c u a l las
m u je r e s sir v e n la r e f r e s c a n t e c e r v e z a d e m a n d i o c a . El p r in c ip a l p e lig r o d e l
d e s b r o z o p r o v ie n e d e l r ie s g o d e m o le s ta r m a lh a d a d a m e n te a una se r p ie n te
v e n e n o s a o un n id o d e a v is p a s ( e t e ) s u s p e n d id o d e u n a ram a, c u a n d o s e
forrajea en tre lo s m a to rr a les. U n a d e las fu n c io n a s de la pintura fa c ia l c o n bija
es la d e p r o te g er los h o m b re s c o n tr a e v e n tu a le s m ord ed u ras d e serp ien te; to d o s
lo s q u e p articip a n en una tala n o d eja n p u e s d e e n g a la n a r s e c u id a d o s a m e m e e l
rostro c o n e sta fin a lid a d . N o o b sta n te , c u a n d o ia u l a s e r e a liz a e n e í m a r c o d e
un tr a b a jo c o m u n it a r io , la jo r n a d a d e tr a b a jo c o m i e n z a s ie m p r e con
ab u n d an tes lib a c io n e s d e c e r v e z a de m an d ioca o fr e c id a s p or e l j e f e d e c a s a q u e
ha to m a d o la in ic ia tiv a d e la tala. E l d e s b r o z o s e e fe c tú a p u e s ¡as m á s d e ia s
v e c e s e n u n a a tm ó s fe r a d e lig e r a b o r r a ch er a , a m e n iz a d a c o n b r o m a s u
o b s e r v a c io n e s iró n ic a s, p o c o p r o p ic ia e n tod o c a s o para m a n te n e r la v ig ila n c ia
s o s t e n i d a q u e d e b e e je r c e r s e para lo c a liz a r s e r p ie n te s e in s e c t o s n o c i v o s . A
p e sa r d e la e x c l a m a c i ó n c o n sta n te ¡n a p i a n e a r ía ! (¡c u id a d o con la
se r p ie n te !) q u e v ie n e a ritm ar e l trabajo, n o e s p u e s un a zar s i la m a y o r ía d e
¡os h o m b r e s m o r d id o s p or s e r p ie n te s y h a b ie n d o s o b r e v iv id o a la e x p e r ie n c ia ,
lo fu eron durante d e sb r o z o s co m u n ita r io s

E ste p e lig r o s e r e d u c e d u ran te la tala, p u e s la s s e r p ie n te s han h u id o y a .


En c a m b io , e l h e r m o s o o q u e d a l d e sp e ja d o p or e l d e s b r o z a m íe n to e s tá c u b ie r to
de u n a e s p e s a a lfo m b r a d e m a le z a s , b a jo la c u a l se r e fu g ia n , in v is ib le s , las
g r a n d e s h o r m ig a s y u t u i (f o r m íc id o s ) y lo s e s c o r p io n e s t i t in k , q u e h a c e n
p a r tic u la r m e n te p r e c a v id o s a lo s A c h u a r d e p ie s d e s n u d o s . C u a n d o ¡a tala e s
p r a c tic a d a e n tr e v a r io s , s e e fe c tú a g e n e r a lm e n te so b r e una lín e a d e fr en te qu e
p r o g r e sa r e g u la r m e n te e n ta lla n d o lo s á r b o le s d e m e d ia n a e sta tu r a . C u a n d o
to d o s lo s á r b o le s se c u n d a r io s h an s id o p r o fu n d a m e n te sa ja d o s, lo s h o m b r e s se
rep arten )a tala d e lo s g r a n d e s á rb o les r e le v á n d o s e a v e c e s en g r u p o s d e d o s
para lo s m á s im p o r ta n te s. E s la fa s e m á s e s p e c ta c u la r d e la r o z a y ta m b ié n ,
p o te n c ia l m e n te, la m á s p e lig r o s a a u n q u e lo s a c c id e n t e s s o n m u y e s c a s o s . La
c a íd a d e lo s á r b o les está g et}er a lm e n te .d irig id a d e s d e e l c en tr o d e la ro za h acia
su p e r ife r ia , la c u a l s e e n c u e n tr a p r o n to c o r o n a d a p o r u n a o r la d e ra m a d a s
im p e n e tr a b le s y a c ie n d o en un gran d e so r d e n so b r e e l s u e lo . C o n lo s p r im e r o s
c r u jid o s a n u n c ia d o r e s d e la c a íd a , e l h o m b re q u e m a n ip u la e l h a c h a s e a le ja
r á p id a m e n te g r ita n d o ¡ n u m i a n e a r ía ! (¡c u id a d o c o n el á r b o l!) , m ie n tr a s q u e
su s c o m p a ñ e r o s s e e s p a r c e n a lr e d e d o r s a lu d a n d o c o n g r it o s d e j ú b i l o e l
d e r r u m b a m ie n to c o n gran e str é p ito del g ig a n te y de su c o h o r te d e v e g e t a c ió n
su b o r d in a d a . H a y un p a r e c id o en tre dar la m u erte y e í c o r te d e un gran árb ol y
lo s A c h u a r e s t a b le c e n un p a r a le lo e x p l íc i t o e n tr e la r o z a y la c a z a , d o s
a c tiv id a d e s f ís ic a m e n t e e x ig e n t e s p e r o q u e c u lm in a n a m b a s e n la s a tis fa c c ió n
de un triu n fo in c o n te sta b le .

A p e sa r d e l in m e n s o p r o g r e s o q u e r e p r e se n ta e l u s o d e h e r r a m ie n ta s
m e tá lic a s , la ta la e s aún un trab ajo m u y p e n o s o . U n h o m b r e s o l o n e c e s ita ,
p or e je m p lo , c e r c a d e tres h o r a s d e trabajo c o n t i n u o p ara c o r ta r un á r b o l d e
I.lO m d e d iá m e tr o . P or s u p u e s to , e sta m o s le jo s y a d e a q u e lla s d e m o r a s d e
v a r io s d ía s, in c lu s o d e v a r ia s se m a n a s (U P de G R A F F s .f . p . 2 0 3 ) q u e e x i g í a
a n t a ñ o la tala c o n h a c h a d e p ied ra; c o n to d o , n o e s m e n o s c ie r to q u e , c a d a v e z
q u e s e a p o s ib le , un j e f e d e c a s a se e sfo r z a r á por in v ita r a p a r ien tes y a lia d o s
p a r a q u e l e a y u d e n a r e a liz a r p o r lo m e n o s u n a p a rte d e la r o z a . S i u n a
c o o p e r a c ió n c o n t in u a d e m u e s tr a s e r im p o s ib le , e s c o s tu m b r e in v ita r a ¡os
p a r ie n te s para la f a s e d e l c o r te c o n h a c h a , lu e g o d e h a b er r ea liza d o u n o m is m o
e l d e s b r o z o . L a e c o n o m ía d e t ie m p o y e s f u e r z o q u e r e p r e se n ta u n a ro za
c o le c t i v a e s r e a lm e n t e c o n s id e r a b le : h e m o s p o d id o o b s e r v a r a un e q u ip o d e
o c h o h o m b r e s d e r r ib a r l o s á r b o le s d e u n a r o z a d e 3 . 5 6 0 m 2 e n c in c o h o r a s,
m ie n tr a s q u e u n h o m b r e s o l o h a b ía te n id o q u e e m p le a r d ie z d ía s d e trab ajo
m á s o m e n o s c o n t in u o p a r a e f e c t u a r la m is m a o p e r a c ió n e n un h u e r to de
4 .2 3 0 m 2 .

L a d u ra c ió n r e la tiv a d e las o p e r a c io n e s d e roza está e n parte c o n d ic io n a d a


p o r la d if e r e n c ia d e tip o s d e c u b ie r ta v e g e ta l. E n e f e c t o , lo s A c h u a r a firm a n
u n á n im a m a n te q u e lo s b a n c a le s a lu v ia le s d el h á b ita t rib er eñ o s o n m á s p o b r e s
e n e s p e c ie s d e m a d e r a du ra y d e g r a n d e sa r r o llo q u e la s e lv a in te r flu v ia l. E sta
p r o p o s ic ió n g e n e r a l s e b a s a e n un s is te m a de c la s if ic a c ió n d e á r b o le s q u e lo s
d is tr ib u y e e n d o s c a t e g o r ía s : lo s á r b o le s d u ro s ( p í s u n u m i) y l o s á r b o le s
b la n d o s (m in ia r n u m i). E sta d is tin c ió n r e s u lt a d ir e c ta m e n te d e la
e x p e r ie n c ia e m p ír ic a d e l rozad or, m id ie n d o la d e n sid a d d e l árb ol a la m e d id a d e
su p r o p io e s fu e r z o . A h o r a b ie n , u n a c u e n ta e fe c tu a d a c o n in fo r m a n te s A ch u ar
a partir d e s e is m u e str a s d e s e lv a c lim á c ic a p o te n c ia lm e n te c u ltiv a b le —tres en
m e d io in te r flu v ia l y tr e s e n m e d io r ib e r e ñ o - p a r e c e c o n f ir m a r e s ta
p r o p o s ic ió n . E n e f e c t o , m ie n tr a s q u e e n 1 0 0 m 2 {1 0 m x lO n x ) d e s e lv a
p r im a r ia , la d e n s id a d m e d ía d e á r b o le s d e m á s d e 2 0 c m d e d iá m e tr o o s c ila
en tr e 17 y 21 e n e l b io to p o in te r flu v ia l, e sta d e n s id a d o s c ila e n tr e 7 y 15 en el
m e d io r ib e r e ñ o . T e n ie n d o c o m o b a s e e s t e m is m o m u e str e o , se c o n s ta ta qu e
la s e s p e c ie s d e m a d e r a du ra ( s e g ú n lo s c r ite r io s in d íg e n a s ) fo r m a n m á s d e la
m ita d d e lo s e f e c t iv o s e n e l m e d i o in te r flu v ia l, c o n tr a e l 2 0 % e n e l háb itat
rib er eñ o .

E s t o s r e s u lt a d o s p a r e c e r ía n n a tu r a lm e n te in d ic a r q u e la r o z a , a ig u a l
s u p e r f ic ie , n o d eja rá d e s e r m á s la rg a y p e n o s a e n e l háb itat in te r flu v ia l q u e en
e l r ib e r e ñ o . A h o r a b ie n , u n a v e r ific a c ió n a p o ste r io r i p e r m ite c o n fir m a r esta
h ip ó te s is ; e s ¡a c o m p a r a c ió n s is te m á tic a d e l n ú m e r o d e c e p a s q u e s u b s is te n en
d if e r e n t e s tip o s d e h u e r to s d e s p u é s d e l c u lt iv o { V é a s e el c u a d r o N s 5 ) . E ste
c u a d r o lle v a a a lg u n a s o b s e r v a c io n e s r e s tr ic tiv a s. E n p rim er lu gar, s ó l o tien e
un v a lo r in d ic a tiv o , y a q u e e stá b a s a d o e n un n ú m e r o lim ita d o de m u estra s de
p e q u e ñ a s d im e n s io n e s , la s c u e n ta s h a b ie n d o s id o e fe c tu a d a s s o b r e cu ad rad os
d e d e n s id a d d e 1 0 0 m 2 , e s d e c ir s u p e r fic ie s r ep re se n ta n d o , s e g ú n lo s c a s o s , de
1 /1 0 a 1/100® d e la s u p e r f ic ie d e la s r o z a s m u e str e a d a s. P o r otra p a r te , por
ra zo n es d e c o m o d id a d , to d a s las c u e n ta s h a n s id o e fe c tu a d a s e n p o r c io n e s d e
hu ertos d e sp ro v ista s de tron cos m u e r to s d e m á s d e I m . d e d iá m e tr o .

CUADRO N95

CUADRADOS DE DENSIDAD DE LAS CEPAS EN


DIFERENTES TIPOS DE HUERTOS
(cuadrado de 10m. x 10m.)

Hábitat interfluvial Hábitat ribereño


(número de huertos: 3) (número de huertos: 2)

Relieve Bancal Collada Coíladc Bancal Bancal


Pendiente 0% 40 %. 25 % 0% 0%

Edad del huerto 2 años 2 liños laño 2 años 6 años

Cepas de menos í'


de 30 cm A 76 % <53 % 71 % 100 % 100 %

Cepas de meaos
de 65 cm A S % 27 % 18 % 0% 0%

Cepas de más
de 65 cm A 16 % 10 % 11 % 0. % 0 <*>

Número total
de cepas 13 11 28 4 4

Número total
de troceos eataras 9 8 13 0 0
tumbados

Porcentaje de
la superficie
ocupada por las 17 % 16 % 20 % 0,2 % 0,3 %
cepas y los
troncos tumbados

P e s e a e s ta s l im it a c io n e s , la s t e n d e n c ia s q u e m u e s tr a e s t e c u a d r o
c o m p a r a tiv o s o n r ica s en e n s e ñ a n z a s . E n e f e c t o , d e s p u é s d e tan s ó io d o s a ñ o s
p a r a l o s n i ñ o s , p u e s t o q u e ya s e v e r á m u y p r o n to q u e e s t a p la n ta e s
lite r a lm e n te v a m p tr íc a . E sto s tron cos a c o sta d o s so n tam b ién s o c ia liz a d o s p o r
la f u n d ó n d e a m o jo n a m ie n to q u e a m e n u d o asu m en entre p arcelas a sig n a d a s a
d ife r e n te s c o e s p o s a s en el s e n o d e un m ism o huerto.

A u n q u e la q u e m a d e sp u é s de la roza se a la p ráctica m á s co rrien te, o cu rre


m u y e x c e p c io n a lm e n t e q u e u n o se e x im e d e h a c e rlo , so b r e to d o c u a n d o e s
n e c e s a r io a se g u r a r un empalme rápido entre dos huertos y q u e p o r lo ta n to n o
h a y t ie m p o d e e sp e r a r l o s p la z o s n e c e s a r io s para q u e la v e g e t a c ió n e s t é
s u f ic ie n te m e n te s e c a para p ren d erle fu e g o . E n e ste caso,, s e d e ja p a sa r a lg u n o s
d ía s para q u e Jos r e s id u o s v e g e ta le s se q u e n su p e rfic ia lm en te, y lu e g o s e reúne
lo s m is m o s e n g a v illa s q u e s o n a m o n to n a d a s en la p e r ife r ia d e l h u er to . E l
■ú n i c o e j e m p l o o b s e r v a d o p o r n o s o tr o s d e un h u er to q u e ní> h a b ía s id o
q u e m a d o e sta b a s itu a d o e n un medio ribereño, sobre un b a n ca l d e s u e l o negro
a lu v ia l m u y f é r t il. E s te h u er to , c o n u n a s u p e r fic ie d e 8 . 1 5 0 m ? , te n ía
e n to n c e s tres a ñ o s d e e d a d ; su p r o d u ctiv id a d , e stim a d a p o r e l a n á lis is d e un
c u a d r o d e d e n s id a d ( 1 0 x lO m .) d e c u ítíg e n o s , era ab so lu ta m en te e q u iv a le n te a
la d e lo s h u er to s d e la m ism a e d a d y d e la m ism a n a tu ra leza p e d o ló g ic a qu e
h ab ían s id o q u e m a d o s.

L o s m is m o s A c h u a r in d ic a n q u e la p r e se n c ia d e g n a c a p a d e c e n iz a n o
tie n e n in g u n a in flu e n c ia so b re la d u ra ció n y la p r o d u ctiv id a d d e u n h u erto , al
m e n o s e n lo s s u e lo s r ic o s d e l h áb itat r ib ereñ o . E l fu e g o , p o r l o d e m á s , s ó lo
a ta c a m u y su p e r fic ia lm e n te las e s p e c ie s h e r b á c ea s, sin to c a r la s r a íc e s y las
s e m illa s d e la s g r a m ín e a s . P o r c o n s ig u ie n te , la q u em a d e n in g u n a m an era
im p id e e l d e s a r r o llo p o s te r io r d e las plantas a d v e n tic ia s e n e l huerto y es
b a sta n te p r o b a b le q u e ni siq u ier a retarde su a p a rició n . A s í, la u t iliz a c ió n d el
f u e g o e s tá d e stin a d a a e c o n o m iz a r tie m p o e n ía lim p ie z a m e tic u lo s a d e lo s
r e s id u o s v e g e ta le s , m i s b ie n q u e a in crem en tar n o ta b le m e n te l a fe rtilid a d del
s u e lo . E sta o p in ió n in d íg e n a e s por lo d e m á s com p artid a p o r lo s e s p e c ia lis ta s
e n la m a teria (e n p a r ticu la r P H IL L IP S , 1 9 7 4 :'p . 4 6 0 y S C H N E L L , 1 9 7 2 : L2,
C a p . 6 ) q u e c o n c u e r d a n e n señ a la r q u e e ! in c re m en to d e la fe rtilid a d lig a d o al
f u e g o e s s u p e r fic ia l y p r o v iso r io . U n ic a m e n te lo s s u e lo s m á s á c id o s d e l área
in te rflu v ia l p a r e ce n d eb er b e n e ficia rse c o n el en r iq u e cim ien to m u y tem p o ra l en
s a le s m in e r a le s q u e aporta la q u em a 3 .

P o r o tr o la d o , e x is t e un m é to d o d e c u ltiv o sin q u em a q u e e s u tiliz a d o


s is t e m á tic a m e n te para lo s h u e r to s.se m b r a d o s c o n m a íz. A d ife r e n c ia d e lo s
o tr o s c u ít íg e n o s q u e e stá n m e z c la d o s d entre d e una so la ro za , e l m a íz e s , en
e f e c t o , g e n e r a lm e n t e c u ltiv a d o e n un h u erto e s p e c íf ic o . E s te m o n o c u ltiv o
- q u e ta m b ié n s e p r a c tic a a v e c e s , para e l b a n a n o d e p la n ta in a - s ig u e la
t é c n i c a d e l c u lt iv o "s o b r e h o ja r a sc a ” ( s / a s h - m u l c h e n in g lé s , e n achuar:
u t s a n k : "esp arcir al v o le o " ), b a sta n te e x c e p c io n a l e n la c u e n c a A m a z ó n ic a .
E¡ d e s b r o z o e s m u y s o m e r o , s ó l o u n a p e q u e ñ a p arte d e lo s á r b o le s es
derribad a y la siem b ra, al v o le o , s e e fe c tú a d e in m e d ia to p o r lo s h o m b res, en
io s r e s id u o s v e g e ta le s . T a le s h u e r to s s o n d e fin itiv a m e n te a b a n d o n a d o s lu e g o
d e la c o s e c h a q u e tien e Jugar e n tr e d o c e y c a to r c e se m a n a s d e s p u é s d e la
sie m b r a . L a s r o ía s d e m a íz so b r e p a s a n rara v e z lo s 1 5 0 0 m 2 y pu ed en , ser
d esm o n ta d a s en una v e g e ta c ió n se c u n d a ria b a sta n te r e c ie n te , fa c ilita n d o a s í el
trabajo de la tala. En e fe c to , c o n la h u m e d a d y e l c a lo r , lo s r e s id u o s v e g e ta le s
s e d e s c o m p o n e n r á p id a m e n te e n un r ic o a b o n o q u e s u p le a s í la s e v e n tu a le s
d e fic ie n c ia s in ic ia le s d e l s u e lo 4.

E sta té c n ic a d e c u lt iv o e s m u y c o s t o s a e n s im ie n te s , p u e s to q u e s ó lo
u n a p a rte d e la s s e m illa s p o d rá g e rm in a r ; e n c a m b io e s m u y e c o n ó m ic a en
trabajo, si s e c o n sid e r a e l c a rá c ter n id in r e n ta r io d e la ro za . P o r o tra parte, e l
m a n te n im ie n to d e una p a r te d e l a c u b ie r ta v e g e t a l p e r m ite u n a p r o te c c ió n
refo r za d a d e las p lan tas j ó v e n e s co n tra lo s r ie s g o s d e v io le n ta s c o r r ie n te s d e
a ire q u e p o d ría n tu m b a rla s b r u ta lm e n te . P or fin , s ie n d o m u y c o r to e l c i c l o
v e g e t a t iv o d e l m a íz , lo s j ó v e n e s b ro tes n o tie n e n tie m p o d e s e r a h o g a d o s por
la p r o life r a c ió n de p la n ta s a d v e n tic ia s , in s o s la y a b le en a u se n c ia d e un d e sp e jo
in ic ia l d e l s u e lo y una d e sy e r b a regu lar. E stá fu era d e duda q u e e s te m é to d o d e
c u lt iv o e s p a rticu la rm en te v e n ta jo s o para u n a p la n ta c o m o e l m a íz , c u y o u so
e n tr e l o s A c h u a r e s a c t u a lm e n te m u y s e c u n d a r io . E n e f e c t o , aú n s i e l
porcen taje d e p la n tas q u e n o lle g a n a la m adu rez e s e le v a d o (cerca d e l 4 0 % ), la
in v e r sió n e n trabajo e s fie to d o s m o d o s irrisoria s í se la c o m p a r a c o n la q u é
req uiere e l p o líc u ltiv o trad icion al.

L a d u ración d e las o p e r a c io n e s d e la r o z a y q u e m a d e p e n d e, c o m o h e m o s
v is to , d e m ú ltip le s parám etros: n a tu ra le za d e la c u b ie rta v e g e ta l s e g ú n e l tip o
d e h áb itat, d im e n s ió n d e la r o z a , n ú m e r o d e h o m b r e s q u e p a r tic ip a n e n e l
d e s b r o c e , tie m p o d e s e c a d o a n te s d e la q u e m a , e t c . N o o b s t a n t e , las
c u a n tific a c io n e s d e tie m p o s d e trabajo q u e h e m o s p o d id o e fe c tu a r , sig u ie n d o
in te g ra lm en te la s o p e r a c io n e s d e r o z a e n c u a tr o h u er to s, p ro d u cen r esu lta d o s
m u y cerca n o s p e s e a la d iversid ad d e su p e r fic ie s to m a d a en c u en ta (v é a s e el
cu a d ro sig u ie n te ).

A p a rte d e l c a s o p a r tic u la r d e l h u e r to c - q u e p e r m ite su b r a y a r, en


c o m p a r a c ió n , c u a n d é b il e s e l c o s t o en trabajo r eq u e r id o para la r o z a d e los
h u ertos d e m a í z - e ste cu ad ro m u e str a q u e, c u a n d o s e com p aran la s d u ra cio n es
d e l d e sb r o c e ten ien d o c o m o b a se u n a u n id ad de m e d id a ú n ica, las v a r ia c io n e s
reg istra d a s s o n p o c o sig n ific a tiv a s : o s c ila n e n tr e 2 3 2 h ó ra s/h a d e d e s b r o z o y
de q u em a para e l h u erto a y 2 5 0 h o r a s/h a para e i h u erto d . £1 p r o m e d io
Huerto a Huerto b Huerto c* Huerto d
(superficie: (superficie: (superficie: (superficie:
3.560 m2) 4970 ro2) 2.100 m2) 4.230 m2)

Roza 63 horas 91 horas ¡8 horas 80 horas

Quema 20 horas 30 horas 25 horas

Total 83 horas 121 horas 105 horas

Media en
horas por 232 horas/ 244 horas/ 250 horas/
hectárea hectárea hectárea hectárea

* R o z a m u y su m aria e n una v e g e ta c ió n se c u n d a ria r e c i e n t e p a r a un h u e r to d e


m a íz.

g e n e r a l para el h áb itat in te r flu v ia l es de 2 4 2 h o r a s/h a . N o n o s fu e p o s ib le


a s is tir a un d e s b r o z o e n e l háb itat r ib er eñ o , p o r l o q u e e s te m u e s tr e o s ó l o
in c lu y e la s r o z a s in te r flu v ia le s , lo c u a l h a c e im p o s ib le una c o n fir m a c ió n
c u a n tita tiv a d e Ja h ip ó te s is p r e v ia m e n te p lan ted a (te n ie n d o c o m o b a s e lo s
cu ad ros d e d en sid a d d e Jas c ep a s) d e una d u ración m e n o r d e las o p e r a cio n e s d e
ro za en e l háb itat ribereño^.

La horticultura

E n e l e s p a c io to d a v ía v irg e n su str a íd o a la s e lv a p o r la ro za , e l p rim er


a c to d e s o c ia liz a c ió n p e r te n e c e a lo s h o m b re s, p u e s to q u e e ll o s s o n Sos q u e
van a rea liza r el d e s lin d e d e la p a r c ela y su a m o jo n a m ie n to in tern o , p la n ta n d o
h iler a s d e b a n a n o s q u e h a cen fu n c ió n d e lím ite y b ord ed u ra. A u n c u a n d o lo
e s e n c ia l d e l trab ajo so b re la s p la n ta s c u ltiv a d a s e s r e a liz a d o p o r Jas m u je re s,
n o ex a n o d in o e l q u e a tra v és d e e sta p la n ta c ió n d e b a n a n o s - q u e in au gu ra
s im b ó lic a m e n te e l h u erto e n su e x is t e n c ia p r o d u c tiv a y en su a p r o p ia c ió n
s o c i a l - sean los h o m b re s lo s q u e d ib u jen e l e s p a c io d o n d e vendrán a trabajar
las m u je re s. N o e s s in o c u a n d o c a d a un a d e Jas p a r c e la s d e Jas c o e s p o s a s se
en cu en tra m a ter ia lm e n te d e lim ita d a bajo la au torid ad m a sc u lin a , q u e el h u erto
p u e d e fin a lm e n te c o n v e r tir s e en e l c a m p o c e fr a d o d e una p r a x is p u ra m en te
fe m e n in a . P u e d e su c e d e r , sin e m b a r g o , q u e e l h o m b r e s e a d isp e n sa d o d e su
trabajo d e arbitraje y q u e d e je a las m ujeres d e su c a s a arreglar en tre e lla s la
reparticióc de las parcelas. Es particulamiente el caso cuando las mujeres
tienen entre sí una relación suficientemente estrecha de consanguinidad para
que las disputas acerca de precedencias sean excluidas: relaciones madre-hija o
relaciones de hermanas, por ejemplo.

Los Achuar no son novatos en las tareas de horticultura; entre los


numerosos indicios que atestiguan una alta antigüedad de su familiaridad coa
la horticultura, el más convincente sin duda es el elevado número de clones
estables reconocidos en el seno de las principales especies por la taxonomía
indígena y cultivados intensivamente^, Un huerto achuar incluye comunmente
un centenar de especies, divididas en numerosas variedades, y Jos inventarios
que hemos realizado, por sistemáticos que sean, ciertamente no agotan la
totalidad de las plantas cultivadas.

Entre las plantas utilizadas en la horticultura, hemos distinguido las


especies realmente domesticadas (cuítígenos de los cuadros 6 y 1) de las
especies silvestres, habitualmente aclimatadas en los huertos o salvadas
cuando la roza (cuadró 8). Ahora bien, esta distinción categoríal no está
claramente formulada en la taxonomía achuar que tiende a subsumir bajo la
categoría aramu ("aquello que es enterrado por el hombre") todas las plantas
efectivamente presentes en un huerto, a excepción de las plantas adventicias.
El término aram u designa la posibilidad de una manipulación por el hombre
y, por lo tanto se aplica, igualmente a especies silvestres semicultivadas,
que, cuando son halladas fuera del contexto del huerto, serán no obstante
claramente definidas como silvestres (ikiamia "del bosque”). Esta
etnocategoría denota entonces menos una característica esencialista de las
plantas cultivadas que su modo de relación con una actividad humana
específica: la posibilidad de su reproducción artificial en el huerto.

Los 62 cuítígenos inventariados son cultivados en casi todos los


huertos, pues la extrema dispersión del hábitat engendra la obiigaci0n.de poder
disponer de manera inmediata y permanente del abanico más amplio posible de
los productos hortícolas necesarios para la vida cotidiana. Este
constreñimiento de autosuficiencia de tas casas es particularmente claro para
las plantas no alimenticias, muchas de las cuales son de uso diario. En efecto,
mientras que el ñame puede, por ejemplo, perfectamente reemplazar a la patata
duce en la alimentación, el algodón no es sustituible por la bija en su uso
específico. Estos sesenta o más cuítígenos -algunos de los cuales, como las
güiras sólo están representados por un ejemplar por huerto- se dividen en más
de 150 variedades nombradas e identificadas con precisión en la sistemática
indígena.
LISTA DE LOS CULTIGENOS DE USO ALIMENTICIO
Frccuencia nombre nombre identi fie ación Qtjmero de
de uso (1' vernacular corriente botánica variedades
cultivadas
C aj ach Díoscorea sp. 1
C c b ik l arrunruz M aranta ruiziana 1
A in c h 1 patata dulce Ipomea batatas 22
A Jim ia ají Capsicum sp. 8
C kal aguacate Persea sp. 1
B keach anona Anona squamosa . 1

A kenke ñame Díoscorea trífida 12


C k irim p guayabo Psidium guaja va 1
B kdkuch naranjilla Solajium coconitla 4
C ku mpia achira Rencalmla alplnia 1
B k u ish piña . Ananas comosus 1
A mama mandioca dulce M anihot esculentd 17
B tniik frijol Pliaseolus sp. 12
C ñaman jicama Pacbyrrhizns tuberosas 1
C Damiik calabacera Sicana odorífera 1
B nuse cacahuete Aracbjs bypogea 7
C p in ta Calathea Aff.
Exscapa (marantac) 1
A paantam banano plantaín M u sa balbisfana 4
A m *Jencb banano m usicea 15
B paat cafia de azúcar Saccharum officlnarum 3
A papachnia taro Colocasla sp. 1
A san ku taro Xanthosoma sp. 2
C sepui cebolla Alllum cepa 2
B s haa maíz Zea mays 2
C tente Cucurbitácea 1
c tuka taro Colocasia esculenta 1
B uwl chonta Gulllelma gasipaes 6
B vvakamp cacao Theobroma subfncanam 2
B Kucbiw akatnp cacao Tbeobroma bicolor 1
C wampa guaba Inga edulis 1
C W anchup taro Xanthosoma sp.? 1
c w am pushik guaba In ga Dobilis 1
B w apai papayo Carica papaya 3
B Yaas caimito C brysophyllum cainlto
c yuw l calabacera Cucúrbita maxima
i
|
L
A: Cultígeno de base (uso diario)
B: Cultígeno de uso corriente
C: Cultígeno de uso episódico o estacional.

Las especies que incluyen el mayor númro de variedades son, naturalmente,


aquellas cuya importancia alimenticia es predominante (22 variedades de patata
dulce, 17 de mandioca, 15 de banano, 12 de ñame...) o aquellas en las <nte la
inversión simbólica es considerable (plantas alucinógenas y medicinales) .

Para distinguir taxonómicamente a las variedades, los Achuar utilizan


generalmente un nombre de base común, acoplado con una serie de
determinantes que vienen a especificar este nombre de base por imágenes
metafóricas o metonúnicas connotando una característica morfológica. En la
mayoría de los casos, el término de base vernacular de un cultígeno
corresponde a una especie en la nomenclatura botánica científica occidental.
Entre las numerosas variedades de kenke (fíame, Díoscorea trífida),
tenemos así: kaí kenke ("aguacate ñame”, el color del tubérculo siendo
cercano al de la cáscara del aguacate maduro), mama kenke ("mandioca
ñame", por la similitud de la forma del tubérculo con las raíces de la
mandioca) pama kenke ("tapir ñame, siendo el tubérculo rechoncho como
un tapir), susu kenke ("barba-ñame”, el tubérculo teniendo largos pelos),
uranchi kenke ("vellos púbícos ñame", cuando el tubérculo es velludo),
etc.

Todas las variedades de plantas alimenticias no están igualmente


repartidas en los diferentes biotopos del territorio achuar, ya que los huertos
interfluviales son generalmente más pobres en variedades cultivadas que los
del medio ribereño. Las variedades de las especies importantes, como la
mandioca, el banano, el cacahuate o el ají son dos veces más numerosas en el
hábitat ribereño que en el interfluvial. Sin embargo, en cada medio ecológico
se han desarrollado variedades específicas adaptadas a la naturaleza diferencial
de los suelos y que se aclimatan generalmente mal cuando se las transporta
fuera de su hogar de origen. Este desarrollo paralelo de variedades cultivadas
distintas (sobre un fondo común de especies) parecería indicar que la ocupación
por ios Achuar de dos biotopos bien diferenciados está lejos de ser reciente.
LISTA DE LOS CULTIGENOS DE USO TECNOLOGICO,
MEDICINAL Y NARCOTICO

J - Plantas tintóreas cultivadas.

. ipiak: bija. ( Bixa orellana)


, sua: genipa (Genipa am ericana).
. tai: tintura roja paia los textiles (¿W arscaw zcía c h o rd a ta ? );
mezclada con la bija, sirve para hacer el polvo de karaur (pintura facial).

2 - Plantas textiles y recipientes.

. uruch: algodón (Gossypíum barbadense).


. katsuint: güira; el fruto cortado en dos y ahuecado sirve de tazón.
. mati: güira (Crescentia cujete); el fruto ahuecado y fijado sobre
la aljaba sirve de reserva de capoc.
. takum yuwi: calabaza esponja (L uffa c y lin d rica); la pulpa
secada del fruto sirve de taco para los fusiles de baqueta.
. tsapa: güira (C rescenctia cujete); el fruto cortado en dos y
ahuecado, sirve de tazón y de plato.
. tserem: güira; el fruto ahuecado sirve de contenedor de líquidos.
. unkuship: güira (Crescenctia cujete); cortado .en dos y ahuecado
el fruto sirve de tazón oblongo destinado a beber la infusión de wayus
(Ilex sp.)-
. Yumi: calabaza (L agenaria siceraria); sirve para transportar y
depositar agua (yumi: agua celeste y potable).
. chiiyumi: calabaza (Lagenaria sp.); pequeño fruto en forma de
pera, ahuecado, sirve para transportar el polvo karaur.

3 - V e n e n o s d e p e s c a c u ltiv a d o s

. m a su : C lib a d iu m s p . ( C o m p o s it .)
. tim iu: Lonchocarpus sp.- (Legum.)
. payaash: Píscidia caríhagenensis?.- (Papil.)

4 - Plantas narcóticas cultivadas.

. m aikiua: (íírugm ansia sp. et D atura sp); 3 variedades


cultivadas.
. natem : B anisteriopsis sp.
. yají: ídem .
. parapra: no identificado
. tsaank: tabaco (N icotinia sp.).

5 - Plantas medicinales cultivadas.

• ajej-' jengibre (Z inziber officinale)


. chirichiri: diferentes especies de gramíneas.
. kants«: una amarantácea.
. pirjpiri: (Cyperus sp. et Cares sp). 4 variedades corrientemente
cultivadas.
. pirisuk: A itberaníbera lanceolata (Amarant.)
. tam puk: una eritroxilácea.
. wayus: Ilex. sp.

CUADRO Na 8
ESPECIES SILVESTRES TRANSPLANTADAS EN
LOS HUERTOS O ESCATIMADAS EN EL MOMENTO DE
LA ROZA Y PLANTAS ADVENTICIAS TOLERADAS

achu: palmera aguaje (M auritia flexuosa);


apaii mango silvestre (G rias tessm annii);
chaapi: palmera Harina (Phyíelephas sp.);
chlnchak: árbol de frutos no comestibles que sirven de cebo para los
pájaros (MIconia sp. et L eandra sp.);
chirjkiasíp: nárcotico, arbusto no identificado;
kuchikiam : cacao silvestre (H errania m ariae);
kunapíp: fruto comestible (B onafousia sananho, apocinácea);
kuirchar: fruto com estible (D acryodes Aff. p e ru v ia n a ,
burserácea),
kunkuk: palmera (Jessenia w eberbaueri);
m ata: palmera cham bíra (Astrocaryum cham bira);
mayu: piscícida, bejuco arbustivo no identificado;
m íríkíu: fruto comestible (Heíícosíyfis scabra) moracea;
m unchíj: pasionaria (PassiHora sp);
n a a m p i: fruto c o m e s tíb íe (C a ry o d e n d ro n o r in o c e n s is ,
euforbiácea);
naara: ortiga (U rera sp);
pau: chícozapoíe (P outería sp);
pitiu: género de árbol del pan (Batocarpus orinocensis K arst.);
sam pi; guaba (Inga sp); 6 variedades principales: chuu sampi;
ítníu sam pi (Inga tarapoíensis), miik sam pi, n a k a r sam pi,
(uish iam p i; yakum sam pi (Inga pruriens);
sckem ur: jabón vegetal (no identificado);
sekut: vainilla (V anilla);
sesa: planta medicinal (¿malvácea?);
shawi: fruto comestible {Psidíum sp.,m yr£acea)
shim píshi: fruto comestible (Solanum am ericanum , solanácea);
shinkishinki: matorral que sirve para fabricar el sonajero homónimo
utilizado en Jas curas sbamánlcas {¿Píper sp?);
sunkash: fruto comestible (Perebea guíanensis Aubl; morácea);
tanish naek: fruto comestible (bignonácea);
tan ch : fruto comestible (LacmeHa oblongata y L a c ra e lla
peruviana, apocinácea);
ternnch: fruto comestible (¿mirtácea?);
tserem push: guaba (Inga m argínata);
w am pushik: guaba (Inga nobilis);
w aw a: balsa, las hojas sirven de tapa de olla ( O c h r o m a
p y ram íd ale );
wisbiwish: fruto comestible (Protium sp. burserácea);
yakucb; árbol de frutos no comestibles que sirven de cebo para los
pájaros (Hyeronima alchorneoides, euforbiácea);
yuwíkiam: frutos comestibles (no identificado);
yurankm is: frutos comestibles (Physalis sp, solanácea);
yapaipa: planta medicinal (Verbena sp).

Las señales que permiten distinguir las variedades de una misma especie
son a veces difíciles de discernir para un ojo poco entrenado, sobre todo
cuando definen una particularidad morfológica de la raíz o del rizoma. Los
hombres, por ejemplo, son la mayoría de las veces incapaces de establecer la
diferencia entre las variedades más próximas de ciertas plantas cultivadas por
las mujeres. Incluso ocurre a veces que las mujeres no pueden reconocer
ciertas variedades —que sin embargo ellas mismas han plantado- teniendo
como simple base los indicios morfológicos. Este es particularmente el caso
para ciertas plantas medicinales (particularmente el piripirí y el jengibre), la
mayoría de cuyas variedades parecen botánicamente idénticas. No obstante,
cada urta de estas variedades es utilizada para un uso terapéutico definido y este
es el que aparece en el determinante terminológico que viene a especificar la
especie (por ejemplo: napi piripiri "serpiente-pirípiri", num pa ijiat
piripiri, "heces sangrientas-piripiri" o uchi takutai piripiri, "para
tener híjos-piripíri"). Así, cuando una mujer obtiene un plantón de una de
estas variedades de uso medicinal, se informará dirigiéndose a la mujer que le
hizo el regalo, acerca de las propiedades terapéuticas particulares de la planta;
ella la plantará entonces en un sitio escogido de su huerto, con el fin de podeT
identificarla posteriormente, sin el riesgo de confundirla con otra variedad®.

Si la simple lógica explica perfectamente que un huerto contenga el


mayor número posible de variedades de plantas medicinales especialmente
apropiadas para terapias diferentes, no por ello da cuenta de la necesidad de
multiplicar las variedades de plantas alimenticias. La diversidad de especies
alimentarias ordinariamente cultivadas asegura, en efecto, una alimentación
muy variada, y desde un punto de vista puramente gastronómico, la
multiplicación de las variedades sólo aumenta de manera muy marginal el
abanico gustativo. Los hombres -que con su actitud sancionan abiertamente
las capacidades agronómicas de sus esposas- sólo son capaces de reconocer en
la degustación una muy escasa proporción de las variedades de mandioca, de
ñame o de patata dulce.

La diversidad de las variedades tampoco parece responder a un imperativo


tecnoagronómico, que pretendería disminuir globalmente los riesgos de
enfermedades que pudiese afectar a una especie, multiplicando los clones
mediante selección empírica; a fin de obtener variedades resistentes a
eventuales agentes patógenos. A primera vista, los huertos achuar son en
efecto extremadamente sanos y los indígenas declaran por otra parte ignorar la
existencia de enfermedades epidémicas que ataquen a las plantas cultivadas.
Mientras que los agrónomos detectan dos virus y unas cuarenta enfermedades
criptogámicas que afectan la mandioca en la América tropical (WELLMAN,
1977: 239), por su parte, los Achuar sólo conocen una sola enfermedad grave
de esta planta. Denominada wantsa (término genérico paras denotar la
esterilidad) y probablemente causada por una bacteria, esta enfermedad es
bastante rara; cuando se presenta en el huerto, alcanza a un número muy
reducido de plantones. Esta ausencia de enfermedades epidémicas de las plantas
cultivadas debe probablemente imputarse al aislamiento geográfico de los
Achuar que ha protegido sus huertos de la contaminación exterior. Esta
situación fitosanitaría sumamente favorable se halla asimismo en otras
sociedades amerindias muy aisladas como, por ejemplo, los Yanoama Barafiri
(SMOLE, 1976: 138).
Los principales enemigos del huerto no son los virus o las enfermedades
c rip to g árnicas
sino más bien los vertebrados: ya sea pájaros -particularmente
el loro de cabeza azul tuish fPionuS m enstruus)- ya mamíferos (agutís,
pacas y musgaños atacan Jos tubérculos y el maní, mientras que el taira,
excelente trepador, tiene afición por las papayas y Jos plátanos). Los huertos
tampoco están desprovistos de insectos parasitarios: una minúscula oruga
(shuki) come los estípites de! banano, un gran escarabajo negro (shtpiak)
devora las pinas, mientras que una suerte de ¡angosta (manchir) mordisquea
con preferencia las hojas del cacahuete y de los frijoles.

PRINCIPALES PREDADORES DEL HUERTO

Especie Frecuencia de Incidencia


Predador sobre
concernida predación la producción

Loro de cabeza azul palmera chonta episódica escasa

agutí tubérculos, frecuente mediana


paca raíces y frecuente mediana
ratón de campo frecuente mediana
pécari cacahuales excepcional grave

Laira banano y episódica escasa


papaya

tapir pisotea el maíz excepcional grave

escarabajo pina frecuente mediana

oruga mandioca y episódica escasa


(maa) plátano

larva de maíz frecuente mediana


abejorro

langosta cacahJcte y episódica escasa


frijoi
De una manera general, la gravedad de las depredaciones es inversamente
proporcional a su frecuencia; es del todo excepcional que un tapir vaya a
pisotear un huerto de maíz, pero cuando casualmente se arriesga a hacerlo en
el momento de la germinación, una gran parte de la cosecha resulta destruida.
En cambio, los daños cometidos por los roedores no tienen mayor
consecuencia y si se toma contra ellos medidas de defensa activa, es ponqué su
carne es apreciada. Es pues raro que un agutí o una paca puedan seguir durante
mucho tiempo desenterrando mandioca con toda impunidad. Tan pronto como
su presencia es señalada, eí jefe de familia localiza los caminos de acceso del
animal y emprende la construcción de una trampa (chinia). Si es el
afortunado propietario de un fusil y de una linterna en estado de
funcionamiento, se pondrá en acecho nocturno multiplicando así sus
posibilidades de éxito. Los huertos y baldíos recientes son terrenos
privilegiados de caza pues forman microecosistemas muy particulares,
alrededor de los cuales gravitan de ordinario numerosas especies animales
utilizadas por el hombre (Véase el capítulo siguiente). Como la mayoría de
los predadores del huerto son objetos de predación humana, no constituyen
pues una amenaza mayor. Se podría incluso tal vez decir que la totalidad del
huerto funciona algo así como un inmenso cebo.

Esta inclinación que tienen los Achuar de hacer crecer en sus huertos un
considerable número de especies y de variedades no está, pues, engendrada por
constreñimientos técnicos y manifiesta más bien el tipo muy particular de
relaciones que las mujeres mantienen con las plantas que ellas cultivan. Saber
hacer crecer una rica gama de plantas es mostrar su competencia de
horticultora, es asumir plenamente el papel social principal atribuido a las
mujeres, testimoniando un gran virtuosidad agronómica. Ciertas variedades
cultivadas en un número muy restringido de ejemplares, lo están sobre todo de
manera casi experimental, con el fin de probar hasta el límite las capacidades
de poder simbólico que están a la raíz de la actividad hortícola. Esta actitud
"innovadora" era particularmente manifiesta en la solicitud constante que nos
dirigían las mujeres para que les trajéramos plantas "de nuestro país"*, a fin de
intentar su cultivo.

La especie de placer casi estético que proporciona a las mujeres Achuar


la constitución de un huerto opulento y diversificado, indica bastante que toda
planta reciente accesible es inmediatamente adoptada, incluso si su
participación en la alimentación resulta irrisoria. Es el caso por ejemplo de la
cebolla9 y de los agrios, todavía escasos y poco apreciados por sus virtudes
gastronómicas, pero valorizadas porque vienen del exterior. No obstante, la
aportación de cultígenos extraños es todavía muy restringida, debido al
aislamiento de los Achuar. Si se exceptúa el plátano, introducido hace ya
mucho tiempo, la única especie alógena que haya llegado a adquirir cierta
importancia es una Colocasia (llamada papachnia, por deformación del
término español papa china) que los Achuar han obtenido hace unos quince
años de sus vecinos Shuar. Esta suerte de taro de origen asiático posee un
sabor muy delicado y es considerado como un manjar preferente para servir a
Jos invitados.

A la minuciosidad taxonómica que se ejerce en la designación de las


variedades cultivadas, se opone una gran .pobreza de las categorías
supragenéricas, como si el pensamiento indígena se preocupara más en
distinguir claramente lo próximo, por detalles a menudo ínfimos, antes que
clasificar a grandes rasgos semejanzas poco manifiestas. Así como en el seno
de las plantas cultivadas en el huerto, no existen distinciones categoriales
entre las especies silvestres y las especies domésticas, animismo no existe «na
división formal entre clases de cuítígenos. A lo sumo se utilizan* a propósito
de las plantas cultivadas, las categorías supragenérícas que escanden lo vegetal
en general: numi (árbol), nere (fruto), shinki (palmera) o napa (hierba).

Se puede sin embargo discernir categorías latentes que reagrapan


implícitamente plantas muy próximas desde el punto de vista botánico,
aunque diferenciadas entre sí por un nombre de base vernacular. Es el caso, por
ejemplo, de las numerosas especies áe la leguminosa Inga, que son
concebidas como pertenecientes a una misma clase a pesar de 'sus variadas
denom inaciones (w am pa: Inga edulis, tesereinpiisiii: Inga
m a rg ín a ta , w am pushik: Inga n obilis, im iu sam p i: Inga
tarapotensis, yakum sampi: Inga pruriens...). También es el caso
de varias cucurbitáceas de usos sin embargo muy diferentes: yum i
(C u c ú rb ita n a x im a ) y n am u k (S icana od o rífera) son
comestibles, mientras que takum yuwi (Luffá cylindra) y yum i
(Lagenaria siceraría) tienen una función tecnológica. Su inclusión en una
categoría única, pero no nombrada, se basa entonces en lá afirmación indígena
que estas plantas son "semejantes" (m etek)10. Esta taxonomía implícita
permanece, no obstante, puramente conceptual y no se invierte en las
prácticas cotidianas de la horticultura.

Es quizá a partir de la cantidad de especies silvestres semicultivadas -su


número puede variar desde una media docena hasta más de treinta- que se
puede reconocer verdaderamente la plenitud agronómicade un huerto. Cuando
no se encuentran en estado natural (por haber sido protegidas cuando ía roza),
las plántas silvestres más corrientemente sembradas son las que producen
frutos: achu (M auritia flexuosa), apai ( G r ía s t e s s m a n n i i ) ,
chaapi (Phytelepbas sp.)» m ata (A strocaryum cham bira), pau
(Pouteria sp.), pitiu (B atocarpus orinocensls), y sam pi (Inga
sp.). En efecto churre con el gusto de los Achuar lo mismo que con e!
nuestro, que sabe apreciar a su justo mérito la agradable diversidad de las frutas
del tiempo. La novedad que estas golosinas procuran, en contraste con el
desabrido sabor de las sempiternas papayas, es un poderoso incentivo para
culti/ar ai alcance de la mano lo que de ordinario sólo es accesible tras una
expedición de recolección en la selva. Esta domesticación frutera, por lo
demás, se realiza-en gran medida en beneficio de los niños -y accesoriamente
de las mujeres-pues los adultos estiman como deber imperativo el procurar a
su progenitura un acceso permanente a lo "azucarado" (yumin). En cuanto a
ios hombres, éstos afectan una soberana indiferencia respecto de estas
golosinas de la naturaleza, pero sería excesivo decir que se muestren
totalmente insensibles.

El orden de las plantaciones es casi siempre inmutable. Luego de que


los hombres han plantado plátanos en el lindero del huerto y a lo largo de sus
divisiones internas, las mujeres loman el relevo y comienzan la plantación de
la mandioca uniformemente sobre toda la superficie de la roza, dejando
solamente algunos espacios vacíos donde serán cultivados el cacahuete y los
frijoles. Los esquejes (tsanimp) de mandioca son hincados en la tierra muy
regularmente en haces de dos o tres, la densidad general de plantación
aproximándose de una planta por m2. Las mujeres plantan luego, de forma
separada, el cacahuete y loí frijoles en los lotes que les han sido reservados.
Estos sitios fueron ínicíalmente seleccionados por su suelo mollar y rico, y
su elevada concentración en cenizas. En el seno del pequeño bosque de
esquejes de mandioca que en adelante cubre el huerto, las mujeres van a plantar
aquí y allá, sin orden definido, los tubérculos (ñames, taros, patatas dulces),
las calabazas, los papayos y los demás cultígenos alimenticios; los hombres a
su vez, van a plantar las plantas de barbasco. Con excepción de la n^andioca,
que por su misma ubicuidad está necesariamente mezcladas a todos los demás
cuitígenos, no existen grupos de plantas especialmente asociadas entre sí11.

Sin embargo, cuando un huerto está relativamente en declive, se tenderá


a hacer predominar un tipo de cultígeno en cada uno de los micronichos
altudinales. Esta situación no es comente -puesto que los Achuar prefieren
los huertos planos- pero puede producirse en las zonas interfluviales, cuando
el único medio de agrandar un huerto de fondo de valle consiste en desbrozar la
pendiente de la ladera. Los plátanos serán entonces plantados en la parte plana,
en conjunción con el maíz y la patata dulce, mientras que la mandioca será
DIVISION SEXUAL DEL TRABAJO EN LA HORTICULTURA

T area H om bres M u jeres

S e le c c ió n d e l sitio +

D e sb r o z o +

T ala +

L im p ia

Q u em a +

M uliidu ra +

C o n stru cció n de cercas (e x c e p c io n a l)

C o n str u c c ió n d e tram pas +

P la n ta c ió n de: plan tas p is c íc íd a s y


a lu c in ó g e n a s, ta b a co , m a íz, b a n a n o + t
y w ayus

P la n ta c ió n de: bija, g e n ip a , g ü ira ,


p a lm era ch o n ta , naranjilla y á r b o les + rh
frutales

P la n ta ció n de io s d e m á s c u ltíg e n o s
C o s e c h a d e las p lan tas p is c íc íd a s -b

C o s e c h a de: p lan tas a lu c in ó g e n a s,


ta b a c o , bija, g e n ip a , g ü ira , m a íz , +
p a lm e r a ch o n ta , w a y u s y á r b o les
frutales

C o s e c h a de lo s d e m á s c u ltíg e n o s

D e s y e r b a y m a n te n im ien to . +
dispuesta con preferencia en ia parte más pendiente y mejor drenada. En efecto,
a ia mandioca no le agradan los suelos demasiado húmedos, mientras que se
acomoda bastante bien en los suelos ferralítícós mediocres que predominan en
las pendientes. Un uso diferencial completamente idéntico de los pisos det
relieve según los cultígenos es atestiguado en Amazonia para los Campa
(DENEVAN, 1974: 99) y para los Yanoama (SMOLE, 1976: 116), quienes,
contrariamente a los Achuar, .utilizan sistemáticamente las vertientes
pronunciadas para asentar sus huertos.

Ciertas especies son rara vez plantadas en el huerto propiamente dicho,


sino más bien al borde del área que ciñe la casa. Allí encontramos sobre todo
la palmera chonta, árboles frutales (aguacates, chirimoyas, guabas,
naranjillas), pimiento, tabaco, plantas medicinales y alucinógenas, algodón,
plantas tintóreas y güiras. Así distribuidas alrededor de la casa como en un
pequeños huerto ornamental, estas plantas son de alguna manera excluidas del
huerto principal, espacio demasiado femenino donde los hombres se aventuran
rara vez. Si se observa un poco mis de cerca las plantas manipuladas por los
hombres (Véase cuadro Ne 9), se constata de este modo que, con excepción de
los piscícídas, los cultígenos plantados y/o cosechados por éstos son extemos
al huerto propiamente dicho. Ya sea que se encuentren alrededor de la casa, ya
que se sitúen en el perímetro exterior del huerto (plátano), ya sea, por fin, que
sean cultivados en una roza totalmente separada, como es el caso del maíz y, a
veces de los plátanos.

De manera general, la paijicipación de los hombres en la horticultura es


absolutamente irrisoria, y ocurre incluso con bastante frecuencia que ellos
descarguen en sus esposas la plantación de los plátanos y del maíz, o la
confección de los apoyos ahorquillados que sirven para apuntalar los estípites
de los plátanos cuando se inclinan bajo el peso de un racimo. Como podemos
ver eí cuadro N“ 9, ias únicas plantas que los hombres.debeaimperativamente
plantar y cosechar son j o s piscícídas, pues si-las mujeres manipularan estas
especies cultivadas, perderían toda eficacia. Con la excepción, pués, de los
venenos de pesca, ninguna consecuencia enojosa es de prever cuando las
mujeres plantan los cultígenos que deben ser ordinariamente plantados por los
hombres. Así pues, el trabajo masculino en ei huerto es más bien comparable
a una forma de picoteaje bonachón, antes que a una labor continua. Deshojar
de cuando en vez una planta de tabaco o recoger algunas vainas de bija para
pintarse son muy a menudo las únicas formas de horticultura que un visitante
ocasional podrá ver practicar a los hombres Achuar.

Unos quince meses depués de la plantación, el huerto ha tomado su


fisionomía definitiva, con su estructura trófica de tres pisos reproduciendo en
miniatura la selva climácica circundante. En el nivel superior, las anchas
hojas de los plátanos y papayos ofrecen, aquí y allá, un primer obstáculo a la
acción destructiva de las lluvias y del sol, mientras que en el nivel intermedio,
los plantones de mandioca, de naranjilla y de Lonchocarpus constituyen
una cubierta vegetal relativamente densa y casi uniforme que ayuda aún a
proteger el suelo contra la lixiviación. Finalmente, al ras del suelo, se
despliega en manchas la enmarañada alfombra vegetal dé los taros, calabazas,
ñames y patatas dulces. Esta imitación cultural de la vegetación natural
contrabalancea con notable eficacia los efectos destructores del clima y permite
utilizar de la mejor manera el mediocre potencial de los suelos interfluviales.
Aun cuando sea mucho menos densa y estratificada que la selva climácica, la
.vegetación escalonada del huerto contribuye sití embargo a retrasar la
ineludible erosión de los suelos, sobre todo en las laderas de las colinas. Por
el contrarío, el monocultivo protege muy mal los frágiles suelos
interfluviales y si los Achuar lo adoptan ocasionalmente -como en el caso del
maíz-es sólo por un corto lapso de tiempo (tres meses) y conservando una
parte de la cubierta arbórea natural. Por lo demás, la mezcla de especies con
distintas necesidades de elementos nutritivos permite reducir la competencia
entre plantones y hacer el mejor uso posible del abanico de nutrientes
accesibles12. Pero como observa con acierto B. Meggers, el huerto sobre
chamicera siendo sólo el reflejo de lo que imita, no puede en ningún caso ser
tan eficaz en la protección de los suelos como el original (MEGGERS, 1971:
20). Mientras que la selva climácica constituye un sistema perfectamente en
equilibrio, el huerto sobre chamicera se contenta con retardar en varios años el
momento en que la degradación de la fertilidad del suelo se convierte en un
obstáculo para el cultivo.

Del centenar de especies cultivadas en los huertos achuar, sólo una


decena tienen un uso corriente, con la mandioca dulce ampliamente en primera
posición como el cultígeno básico. Varios métodos permiten estimar la
importancia relativa de las diferentes especies de cultígenos según uno se
coloque al nivel del uso potencial (distribución de los plantones en el huerto),
o a nivel de! uso efectivo (cantidades relativas efectivamente cosechadas). Sólo
nos limitaremos aquí al análisis cuantitativo de !a distribución de las especies
en las rozas, reservando para el capítulo 9 el estudio del uso efectivo de los
cultígenos, tal como aparece en las prácticas cotidianas de consumo. El uso
potencial puede establecerse mediante series de cuadrados de densidad de
pfantactón en diferentes huertos; estos revelan sobre todo el amplio
predominio de la mandioca y, accesoriamente, la importancia de las plantas
piscícidas (Véase figura N® 10). El cuadrado de densidad-tipo de 100 m2 posee
ciertamente el inconveniente de minimizar ia importancia de ciertos cuítígenos
que están siempre situados en localizaciones específicas (plátanos en los
bordes, por ejemplo), mas tiene el mérito de evidenciar la gran ubicuidad de la
mandioca en el huerto: de seis cuadrados de densidad tomados al azar en
diferentes huertos, se encuentran siempre por lo menos 60 plantones de
mandioca sobre 100 m2.

FIGURA Ns t J
DENSIDAD MEDIA DE PLANTACION SEGUN LAS
ESPECIES

(Muestra de 6 cuadrados de 100 cada uno: 3 en huertos interfluviales


cultivados desde hacía 3 años y 3 en huertos ribereños cultivados desde hacía 2
años).

Los cuadrados de densidad hacen así mismo aparecer la parte importante


ocupada en los huertos, particularmente en el hábitat interfluvial, por las
plantas que sirven para confeccionar los venenos da pesca (Cilbadium sp y
Lonchocarpus sp.)- Este resultado es por lo demás previsible, puesto que
cada pesca con veneno (Véase capítulo 7) lequiere fa utilización de cañada des
considerables de plantones. La importancia dei taro asiático (Coloc&sia
sp.) en los huertos del hábiiat interfluvial (35.6 % de los cuítígenos) refleja
e! apego extremo que los A'chuar experimentan ahora por este tubérculo
exótico. Este fenómeno es revelador de la rapidez con ¡a que pueden cambiar
los hábitos alimenticios pues, en el caso achuar, algunos años han bastado
para que el taro de origen extranjero (Colocasia) -considerado como más
sabroso- llegue a casi suplantar en la alimentxión diaria el taro autóctono
(X anthosom a).

Si convertimos las densidades de plantones en los cuadrados de 100 nP


en una estimación del número de plantones por hectárea, obtenemos una idea
bastante precisa de la capacidad productiva de los huertos. Reteniendo tan sólo
los cuítígenos dominantes y usualmerte plantados sobre toda la superficie de
’los huertos (mandioca. Colocasia, ñame y patata dulce), los promedios del
efectivo son los siguientes:

a) huertos ribereños

- mandioca: 8.800 plantones /ha

~ ñames: 350 plantones /ha

- Colocasia: 450 plantones /ha

- plátanos: 412 plantones /ha (basado en un levantamiento de


484 plantones efectuado en un huerto de 11.749 m2)

b) H uertos interfluviales

- mandioca 6.200 plantones /ha

- ñames: 700 plantones /ha

-C olocasia: 7.000 plantones /ha

- patatas dulces: 1.000 plantones/ha

- plátanos: 387 plantones /ha (basado en un levantamiento de


494 plantones en un huerto de 12.760 m^)

Como comparación, se notará que densidades del orden de 10.000


plantones /ha se consideran como optimales para el cultivo puro de tipo
industrial u nto de la mandioca como de la C o ló c a sia
(MINISTERE DE LA COOPERATION, 1974: p. 490 y p. 551). Las
densidades de la mandioca en los huertos achuar son en todo comparables a las
anotadas en los huertos de otros rozadores indígenas que practican el
policultivo: 6.800 plantones /ha para tos Secoya del Perú (datos calculados
teniendo como base los cuadrados de densidad eh HODL y GASCHE,
. 1981: 90) y 9.711 plantones /ha para los Campa en asociación
mandioca-maíz (DENEVAN, 1974; 102). Se notará asimismo que las
densidades de la mandioca son más bajas en aproximadamente 30 % en los
huertos achuar interfluviales que en los huertos ribereños. Esto es
perfectamente explicable, ya que se ha visto que alrededor del 20 % de la
superficie de los huertos interfluviales era incultivable debido a los restos de
vegetación natural (cepas y troncos no descompuestos).

Si se exceptúa el palo de cavar wayi, utilizado por las mujeres para


mullir la tierra, todas las operaciones de horticultura se efectúan con un
instrumento simple y polivalente, el pequeño machete de hoja ancha (ucfaich
machit). Casi idéntico al antiguo sable de madera dura de palma al que
reemplazó ventajosamente, el machete de metal es utilizado con igual acierto
como cuchillo, escardadera, binadera, rascador, podadera pequeña o plantador.
Casi todas ías plantas cultivadas son multiplicadas por vía vegetativa: ya sea
por desqueje (mandioca, taro, patata dulce), ya por plantación de un rebrote
(plátano), ya por enterramiento de un fragmento de tubérculo (ñames). Los
modos agrícolas son pues simples y Limitados: enterrar, desenterrar, desyerbar
y cortar las estacas para ei- desqueje son las tareas principales de la
horticultura, repetidas incansablemente día tras día.

Salvo un caso de fuerza mayor, la mujer Achuar acude diariamente a su


huerto y aunque no trabaje de manera continua, permanece en él gran parte del
día. Hacía las hueve, cuando el sol aún no calienta demasiado, es una verdadera
pequeña tropa la que sef dirige hacia las plantaciones. Armada de su
canasta-cuévano (chanktn), de un machete y de un tizón, JJevando en la
cadera a su crío y rodeada de una jauría desordenada de perros y de niñitos, cada
mujer transporta su universo familiar por algunas horas en el huerto. Su
primer gesto es encender un fogón al pie de una cepa, en la porción del huerto
en donde ha elegido ese día fijar su domicilio. Clavando dos estacas en el
suelo, cuelga luego una pequeña hamaca (tampura) donde su crío descansará
bajo la sombra de un arbusto. En la mayoría de los casos, lo esencial del
trabajo hortícola consiste en desyerbar y limpiar el huerto. Agachadas, con las
piernas bien abiertas para asegurar el equilibrio, las mujeres pasarán una gran
parte del día progresando en círculos concéntricos alrededor de las fogatas que
encendieron, detectando la menor mata de hierba. La hoja del machete al ras
del suelo, y casi paralela a éste, acaba dislocando la (ierra endurecida a la base
de las matas, haciendo más cómodo su desarraigo.

Las plantas adventicias más comúnes son unas gramíneas; Ja especie


dominante, propia de tos hüertos interfluviales es llamada ch irich iri
(O rthoclada laxa), mientras que la especie más invasora en Jos huertos
ribereños se denomina saar nupa ("hierba blanquecina"). Otra especie más
rara, llamada jeep, constituye una suerte de golosina ocasional pues sus
hojas cocidas son muy apreciadas por las mujeres y su progenitura.
Las matas de hierba desarraigadas son arrojadas al fuego en compañía de todos
Jos residuos vegetales qae las mujeres habrán encontrado en su progresión en
cuclillas. Cada día de ciento cincuenta a dos cientos cincuenta metros
vcuadrados de huerto son así esmeradamente despejados de todas las plantas que
son ajenas al cultivo. La desyerba es naturalmente indispensable puesto que
suprime Jos voraces competidores de las plantas cultivadas, sobre todo en los
suelos pobres de las colinas donde los elementos nutritivos se agotan
rápidamente. Empero, la minuciosidad maníaca que marca esta actividad va
mucho más allá de la simple técnica hortícola. En efecto, un hermoso huerto
se caracteriza esencialmente por lo que exhibe de maestría en la destrucción de
lo natural. Su suelo liso y arenoso, tachonado aquí y allá de estacas de
mandioca, parece Ja calle perfectamente rastrillada dé un jardín a la francesa. Ni
una ramilla, ni una mata de hierba deben deslucir este lugar civilizado que se
afirma, quizá más que la casa, como el antiselva.

Una vez -efectuada la primera plantación de la mandioca,


aproximadamente los dos tercios del tiempo diariamente transcurrido en el
huerto por las mujeres es dedicado a esta lucha contra la invasión vegetal.
Cuando una enfermedad viene a interrumpir el trabajo de limpieza durante
algún tiempo, ocurre con frecuencia que la dominación de las malas hierbas se
ha establecido irremediablemente en el intervalo y que entonces haya que
abandonar definitivamente el huerto a! imperio de lá vegetación natural. El
esfuerzo que requiere escardar y desyerbar enteramente un huerto invadido pea-
las hierbas es, en efecto tal, que parece más cómodo realizar una nueva roza.
Incluso un trabajo regular sólo llega a duras penas a retardar un poco este
término ineludible. Así, las mujeres Achuar declaran de buena gana que deben
abandonar sus huertos situados en medio interfluvial tan sólo después de tres
años de cuJtivo, pues, con rendimientos agrícolas que por lo demás declinan
progresivamente, la lucha contra las malas hierbas acaba exigiendo un
esfuerzg desmesurado en vista desús resultados.
Sólo cuando el sol empieza a declinar se interrumpe el trabajo de
desyerba; van entonces rápidamente las mujeres a recoger con que llenar su
canasta-cuévano chankin. Generalmente en la zona que acaban de desyerbar,
ellas desentierran las raíces de un cieno número de plantones de mandioca, de
cinco a veinte según las variedades, En efecto, ciertas variedades tienen raíces
bastante pequeñas y su peso excede rara vez dos o tres kilos, mientras que
oirás producen unas enormes raíces que sobrepasan Jos diez kilos. Cuando se
trata de una primera cosecha, las estacas de los plantones de mandioca que
acaban de ser desenterradas son recortadas y nuevamente plantadas. En el
biótopo interfluvial, estos esquejes producirán todavía una segunda cosecha,
incluso una tercera o cuarta, empero en cada nuevo desqueje las raíces se harán
cada vez más héticas en un suelo crecientemente empobrecido. En los huertos
ribereños, por el contrario, no se constata una disminución del tamaño de las
raíces de la mandioca en el curso del ciclo de los sucesivos desquejes.

A la carga diaria de mandioca se añade a veces algunas patatas dulces,


algunos ñames, una calabaza o un racimo de bananos. En cambio, el maíz, el
cacahuete y los frijoles no son rebuscados sino que son cosechados en una
sola vez cuando llegan a la madurez. Al borde de la corriente de agua adyacente
al huerto, sólo queda pelar y lavar las raíces y los tubérculos antes de regresar
a la casa para desembarazarse de los pesados cuévanos. Con el rostro y el
cuerpo manchados por huellas de sudor mezcladas con tierra y ceniza, las
mujeres se dirigen entonces de nuevo hacia el rio; un baño relajado, puntuado
con jubilosas salpicaduras y juegos con los niños, concluye estas labores del
huerto.

Aun cuando evidentemente fastidiosa y penosa, la horticultura parece


que se puede descomponer en una serie de operaciones técnicas simples, que
aparentemente no necesitan ni habilidad ni competencia particular. Ahora
bien, esta impresión es equívoca pues, si bien es cierto que las operaciones
que hay que efectuar sobre las plantas cultivadas son simples y poco
numerosas, en cambio la gestión planificada del crecimiento y de la cosecha de
más de un centenar de especies diferentes repartidas en varios miles de
plantones representa una empresa de gran complejidad. Tanto más que los
tiempos de maduración son diferentes para cada especie -a veces incluso para
cada variedad- y que ciertas especies se cultivan en ciclos continuos y en
rotación en el seno de la parcela. Las primeras plantas en madurar, cerca de
tres meses después de la plantación inicial del huerto, son el taro, el cacahuete
y el maíz. De uno a dos meses más tarde comienzan a dar las calabazas y los
frijoles; a los seis meses llegan a la madurez las patatas dulces. Pero todas
estas plantas son de uso alimenticio todavía marginal y el huerto sólo llega a
ser realmente productivo a partir del octavo mes, con la maduración de los
ftames, de la mandioca (entre ocho^y diez meses según Las variedades} y de los
plátanos (un año). Los árboles' frutales y las palmeras demoran varios años en
madurar y a menudo comienzan a producir cuando el huerto ha sido
abandonado. Es una de las razones por las cuales se les planta de preferencia en
el contorno del área de las casas, en un lugar fácilmente accesible cuando el
huerto se ha tomado eriazo nuevamente.

Siendo los Achuar más bien indiferentes a las mediciones abstractas del
tiempo en lunaciones, ellos reconocen 3a maduración por las señales botánicas
propias de cada especie y no por cómputos abstractos. Por lo demás, esta
maduración puede ser retrasada o acelerada en función del sol, jugando este
‘factor un papel preponderante en la idea que los Achuar se hacen del proceso
del crecimiento vegetal. Es así que se dice de una planta que ha llegado a la
madurez, que "ella ha sido asoleada" (etsarkayí). En cambio, el agua no es
considerada un elemento realmente crítico del crecimiento; en 1979, un
período de sequía absolutamente excepcional de diez semanas consecutivas no
había inquietado a nadie en cuanto a la suerte de los huertos.

Ciertos cultígenos como el maíz, los frijoles o el cacahuete exigen


suelos ricos y nuevos y por lo tanto no son replantados luego de su primera
cosecha1^. Otros cultígenos se perpetúan mediante retoño automático sobre
un plantón-madre (plátanos). Otros, por fin, son inmediatamente replantados
mediante desqueje, tales como la mandioca y los ñames, y producen por lo
tanto en un ciclo continuo. Pero como la cosecha se hace poco a poco,
siempre hay en el huerto plantones de mandioca y de ñame que piden ser
cosechados. Y es cierto que estas dos especies soportan muy bien quedarse
varios meses en el suelo antes de ser cosechadas. En cambio, plantas como la
patata dulce, no toleran ninguna negligencia en el escalonamiento de las
cosechas, so pena de germinar o de podrirse si no son desenterradas cuando
maduran.

La horticultura implica pues no solamente el poder dominar estas


combinaciones complejas de rotaciones y de sucesiones de las cosechas, sino
también tener un conocimiento íntimo del huerto que se trabaja y de la
evolución de sus componentes desde el estadio inaugura! de la plantación. De
esta manera se comprende por qué cada huerto es el lugar de una asociación
casi camal con la mujer que lo ha creado y lo hace vivir. Constituye como
una proyección pública de la personalidad y de las cualidades de su usuaria.
Con la muerte de una mujer, también muere a menudo su huerto, pues, con la
eventual excepción de sus hijas solteras, ninguna otra mujer se arriesgaría a
proseguir de improviso con él un trabajo que ella misma no hubiera
comentado. Los hombres, que del huerto sólo conocen la local ización de
algunas especies que les son údles corrientemente (lab acó, alucinógenos) o
que tienen la obligación de cosechar (piscícidas}, ignoran poco más o menos-
todo de esta vida íntima de las plantas cultivadas por sus esposas. ELSos son
pues incapaces de sustituirlas en caso de necesidad'y además no sienten el
deseo de hacedo. Cuando un hombre ya no puede contar más con ninguna
mujer (madre, esposa, hermana o hija) para cultivar su huerto y preparar su
alimento, no tiene otra salida que el suicidio.

El abandono dé un huerto es una operación progresiva y selectiva,


puesto que existen grandes diferencias en el tiempo de maduración de los
cultígenos y en el grado de resistencia que éstos ofrecen a la reconquista por la
vegetación natural. La primera señal de abandono es la suspensión de La
desyerba, que da rápidamente al huerto el aspecto de un erial. La proliferación
de las malas hierbas ahoga enseguida las plantas de desaiTollo débil (ñames,
taros, calabazas...), mas permite la cosecha ocasional de la mandioca y de los
plátanos durante todavía uno o dos años. Ciertas especies, como hemos visco,
resisten bastante tiempo a la competencia de la vegetación natural (tabaco,
Ilex, piscícidas), mientras que otras no parecen ser afectadas por ella
(palmeras y árboles frutales). Se continuará pues utilizándolas mientras su
acceso no se haya hecho demasiado engorroso. Un huerto, de hecho, no es
definitivamente abandonado sino cuando el grupo familiar entero va a
establecerse en un nuevo sitio, a varias horas de camino del erial.

El ejemplo de los huertos de Yankuam ha mostrado que el ciclo


hortícola puede adoptar formas muy diversas segán los casos particulares y
según los biotopos. En la región interfluvial, cada unidad domésdea abre
generalmente cada dos años una nueva roza de policultivo, cuya producción de
mandioca vendrá a sustituir al cabo de un año aquella del huerto ya existente.
Mas como la duración de ocupación de un sitio depende en gran parte de la
duración de vida de la casa, ocurre a,menudo que una casa haga un uso
selectivo de tres o cuatro huertos rozados sucesivamente y que se encuentran
en diferentes estados de abandono. El más antiguo sólo es utilizado para
cosechar güiras o los frutos de la palmera chonta, aquél que le sucede
produce aún papayas y bananos, y el más recientemente abandonado entrega
todavía un poco de mandioca, de piscícidas o de tabaco. Al instalarse en un
nuevo sitio, hay pues siempre un período de empalme algo díficil, por t >o c o
que los antiguos huertos estén muy alejados. En efecto, si una casa no se
establece definitivamente en una nueva localidad sino cuando el huerto que ha
desbrozado en ella comienza a producir mandioca, sin embargo numerosos
c u ít íg e n o s que fu e r o n p la n ta d o s ai m ism o tie m p o q u e éste s ó l o lle g a r á n a
m adurar d o s o tres años m á s Larde. A s í p u es habrá que e s c o g e r en tre prescin d ir
te m p o r a lm e n te de cie rta s p la n ta s y org a n iza r fa s tid io s a s e x p e d ic io n e s para
c o se c h a r la s en lo s a n tig u o s huertos e r ia z o s . G e n e r a lm e n te ¡a se g u n d a so lu c ió n
es que la q u e se adop ta p u e s , en la m a y o ría de lo s c a s o s rara v e z se e s ta b le c e
un n u e v o h u erto a m ás d e una jorn ad a d e c a m in o o de piragu a del a n tig u o sido
d e l h áb itat. M i s a llá de e s ta d ista n c ia se h a c e , en e f e c t o , d if íc il transportar
c ó m o d a m e n te lo s g r u e so s h a c e s d e e sta ca s n e c esa ria s para la n u ev a p lan tación .

P o r e l co n tra rio , en e l háb itat r ib e r e ñ o , e l c ic l o d e d e s b r o z o s s u c e s iv o s


n o e stá m a n ifie s ta m e n te d e te r m in a d o p o r fa c to r e s d e o rd en a g r o n ó m ic o . La
fe r tilid a d d e lo s s u e lo s a lu v ia le s e s tal q u e l o s h u e r to s p o d r ía n se r c a s i
p e r m a n e n te s y a s í se a b a n d o n a una roza m u c h o a n te s d e q u e su p r o d u c c ió n
• c o m ie n c e a d e c lin a r . A s í, en un b a n ca l a lu v ia l d e l r ío P a sta z a , un h u erto
e x p lo ta d o c o n tin u a m e n te d e s d e h a c ía p o c o m á s o m e n o s d ie z a ñ o s, te n ía la
m ism a p ro d u ctiv id a d d e m an d ioca que u n o s hu ertos v e c in o s plan tad os h a c e d o s
a ñ o s , o s e a a lre d e d o r d e 2 0 0 K g / 1 0 0 m 2 . E sto s r e s u lta d o s s o n c o n g r u e n te s
con lo s d a to s p u b lic a d o s p o r L im a que in d ic a n u n a p r o d u c t iv id a d
a b s o lu ta m e n te c o n sta n te d e la m a n d io c a d u lc e e n s e is a ñ o s c o n s e c u t iv o s en
u n o s c a m p o s d e v a r z e a d e l e stu a r io d e l A m a z o n a s (L I M A , 1 9 5 6 : p. 1 1 3 ).
T o d o s lo s A c h u a r c o n c u e r d a n , a d e m á s, en afirm a r q u e un h u er to d e s u e lo
n e g r o a lu v ia l (s h u w in n u n k a ) n o n e c e s ita de n in g ú n p e r ío d o d e b a r b e c h o y
que p u ed e p r o d u c ir " h a sta la m u e r te d e aqu el q u e Jo h a r o z a d o " .
D e s a fo r tu n a d a m e n te n o s ha s id o im p o s ib le v e r ific a r e m p ír ic a m e n te e sta
a s e v e r a c ió n , ya q u e n u n c a h e m o s p o d id o e x a m in a r un h u er to c o n tin u a m e n te
c u ltiv a d o durante m ás de u n o s q u in c e años.

E n d e fin itiv a , un h u erto e s a b a n d o n a d o en el b io t o p o r ib e r e ñ o s ó lo


c u a n d o e l s itio m is m o d el h áb itat e s a b a n d o n a d o o c u a n d o una in terru p ción
d e m a s ia d o larga d e la d e sy e r b a (p or e je m p lo , en c a s o d e e n fe r m e d a d ) h ace
p r e fer ib le el d e sb ro c e d e una n u ev a roza. C on trariam en te al c ic lo reg u la r d e las
r o tu r a c io n e s b ie n a le s o tr ie n a les q u e s o n la n orm a e n e l área in te r flu v ia l, un
h u er to rib er eñ o e s a s í g e n e r a lm e n te c u ltiv a d o d u ran te tod a la d u ra c ió n d e la
o c u p a c ió n d e un sitio . P arece e n to n c e s q u e e l háb itat rib er eñ o en tierra d e los
A c h u a r s e a p o t e n c ia lm e n t e c a p a z d e so p o r ta r h u e r to s d e p o ü c u l t i v o
p er m a n e n tes sin q u e p or e ll o h aya a lg ú n d a ñ o p á r a lo s s u e lo s . S i la d e sy e r b a es
c u id a d o s a y e l d r e n a je adecuado, un h u e r to so b re lim o d e c r e c id a
p r o b a b le m e n te n o d e b e n e c e sita r e l b a r b e c h o . P or lo d e m á s, aún c u a n d o se
im p u s ie r a un b a rb ech o , e s tal ¡a a b u n d a n c ia de las tierras c u lt iv a b le s en los
b a n ca le s^ a íu v ia les q u e, c o m o 1o h a b ía m o s m o str a d o e n o tra p arte al ca lcu la r
la s c a p a c id a d e s d e ca rg a (D E S C O L A , 1981 a: p. 6 1 7 ) , un c ic f o c er ra d o de
r o ta c ió n p e r m itiría e) m a n te n im ie n to d e un h áb itat p e r m a n e n te en e l m is m o
s it io . S i io s A c h u a r, q u e o c u p a n d e s d e h a c e m u c h o tie m p o e s t e b io t o p o
r ib er eñ o , n o h an c r e íd o s in e m b a r g o ú til crear a s e n ta m ie n to s se d e n ta r io s ,
c ie rta m e n te p u e s n o e s a c a u sa de su s té cn ic a s h o r tíco la s.

Constreñim ientos ecológicos y eficacia técnica

L a h orticu ltu ra so b re c h a m ic e r a , tal c o m o es p ra ctica d a p o r lo s A ch u ar,


p la n te a un c ie r to n ú m e r o d e in te r r o g a n te s c u y o in te r é s te ó r ic o so b r e p a s a
a m p lia m e n te e ! m a rco d e la e tn o g r a fía d e Jos g ru p o s jív a r o . E n p rim er lugar,
lo s A ch u ar o fr e c e n el e je m p lo , bastan te e x c e p c io n a l e n la C u e n c a A m a z ó n ic a ,
de una s o c ie d a d in d íg e n a q u e e x p l o t a s im u lt á n e m e n t e dos b io t o p o s
c o n tr a s ta d o s c o n té c n ic a s d e c u ítiv o m á s o m e n o s id é n tic a s . L o s ú n ic o s o tro s
c a s o s sim ila r e s d e sc r ito s e n la literatu ra e tn o g r á fic a s o n lo s C a m p a d e ! P erú,
q u e o c u p a n tan to la s c o lin a s d e l G ran P ajon al c o m o la s llan u ras a lu v ia le s d el
U c a y a li y d e l R ío T a m b o (D E N E V A N , 1 9 7 4 : pp. 9 3 - 9 4 y V A R E S E , 19 6 6 :
p p . 3 5 - 3 7 ) y lo s Y a n o m a m i, c u y o territorio e n g lo b a a c tu a lm e n te a la v e z la
Sierra d e P arim a y las p e n illa n u r a s d e l O rin o c o y d e l M a v a c a (S M O L E , 1 9 76:
p . 3 9 y L IZ G T , 1 9 7 7 : p . 1 1 8 ). S in e m b a r g o , e n e s t o s d o s c a s o s , e stá
c o m p r o b a d o q u e 3a o c u p a c ió n d e l m e d io r ib e r e ñ o e s un f e n ó m e n o m u y
r e c ie n te , in c lu s o s i L iz o t co n je tu ra q u e lo s Y a n o m a m i han r e g r e s a d o m ás
b ie n a una r e g ió n a n tig u a m e n te o c u p a d a por e llo s y d e d o n d e h ab rían s id o
e x p u lsa d o s antañ o p o r g u erreros A ra w a k (L IZ O T , 19 7 7 : p . 11 6 ).

En co n tr a ste, ¡os A ch u a r p a r e c e n sie m p r e h ab er o c u p a d o c o n tin u a m e n te


tan to las c o lin a s in te r flu v ia le s c o m o la llan ura a lu v ia l d e l r ío P a sta z a d e s d e
h a c e por lo m e n o s cu a tr o s ig lo s (T A Y L O R , 1984: c a p s. 3 y 5 , D E S C O L A y
T A Y L O R , 1 9 8 1 ); d u ra n te e s t e p e r ío d o e ll o s habrán te n id o a m p lia m e n te la
o p o r tu n id a d d e d iv e r s ific a r su s e str a te g ia s a d ap tativas e n fu n c ió n d e lo s d o s
tip o s d e h á b ita t A h o r a b ie n , Jas ú n ic a s d ife r e n c ia s n o ta b le s d e s d e e l p u n to de
v ista de un u so d is tin tiv o d e las p lan tas c u ltiv a d a s s o n e l d e sa r r o llo d e cierta s
v a ried a d es m á s e s p e c ífic a m e n te a p rop iad os a cad3 u n o d e lo s b io to p o s , e¡ u so
c o m o p isc íc íd a d e d o s e s p e c ie s d ife r e n te s d e p lan tas c u ltiv a d a s ( C lib a d iu m y
L o n c h o c a r p u s ) , y un d e s a r r o llo m á s m a r ca d o , e n e l h á b ita t r ib er eñ o , d e l
c u ltiv o d e l m a íz, d e lo s fr ijo le s y d e lo s c a c a h u e te s, c u ltiv o fa c ilita d o p o r los
su e lo s d e alta fertilidad.

L a d iferen cia ció n e n las varied a d es d e m a n d io c a e s im portante p u esto que


d e 17 v a r ie d a d e s in ven tariad as, s ó lo e x is te n 2 -o r ig in a r ia s am b as d el hábitat
r ib e r e ñ o - q u e se a n s im u ltá n e a m e n te c u ltiv a d a s en lo s d o s b io to p o s . E sta
riq u eza en v a r ie d a d es a te stig u a un gran r e fin a m ie n to té c n ic o e n la ad ap tación
de] c u ltiv o de la m a n d io c a a lo s c o n str eñ im ie n to s e s p e c íf ic o s d e lo s d ife r e n te s
tip o s de s u e lo . E n e f e c t o , ¡os trabajos d e C ou rs e n M a d a g a sc a r han m o str a d o
q u e la m a n d io c a se d e sa r r o lla n o ta b le m e n te b ie n e n s u e lo s p o b r e s y á c id o s ,
m ie n tr a s q u e , p a r a d ó jic a m e n te , s u e lo s r ic o s y h ú m e d o s c o n u n c o n t e n id o
e le v a d o en n itr ó g e n o le s s o n m en o s fa v o r a b les. E n e s t e ú ltim o tip o d e s u e lo ,
la m a n d io c a tie n d e a au m en tar su su p erestructura e n d e tr im e n to d e s u s r a íc es
(C O U R S , 1 9 5 1 : 2 9 6 ) . E s p u es m u y p rob ab les q u e las v a r ie d a d e s u tiliz a d a s e n
e l h áb itat r ib ereñ o se a n e l p ro d u cto de un a ad a p ta ció n a un tip o d e s u e lo q u e
n o e s n o r m a lm en te fav o ra b le a la p rod u cción d e gru esas r a íc es d e m a n d io c a .

E sta e s p e c ía liz a c ió n d e las v a ried a d es d e m a n d io c a s e g ú n e l h á b ita t n o


tie n e p a r a lelo para e l m a íz y e l ca ca h u e te. E fe c tiv a m e n te , las p la n ta s c o m o e l
jn a íz , e l frijo l y e l c a c a h u e te s o n m u y e x ig e n t e s e n c u a n to a c a lid a d d e lo s
s u e lo s : r e q u ier en d e un pH e le v a d o y u n a alta á ó s is e n n itr ó g e n o , f ó s f o r o y
p o t a s io . E s to s c u lt íg e n o s s o n p u e s m a l a d a p ta d o s a lo s p o b r e s s u e l o s
i n t e r f lu v i a l e s y su c u lt iv o e s a llí d e l to d o m a r g in a l. C ie r to e s q u e h a y
v a r ie d a d e s d e fr ijo le s y d e c a c a h u e te e s p e c ífic a s a lo s h u er to s d e las c o lin a s ,
m a s s o n p o c o n u m er o sa s: una s o la va ried a d o r ig in a l d e c a c a h u e te e n tr e s ie t e
in v e n ta r ia d a s y tres v a r ie d a d e s o r ig in a le s d e fr ijo le s ( P h a s e o l u s v u l g a r i s )
d e la s d o c e v a r ie d a d e s o r d in a r ia m e n te c u ltiv a d a s. P o r a ñ ad id u ra, e s t o s d o s
c u lt íg e n o s so n p la n ta d o s e n c a n tid a d e s m ín im a s e n lo s h u er to s in te r flu v ia le s ;
en c u a n to ai m a íz , a p e n a s si s e o b s e r v a a lg u n a s p lan tas h é tic a s e n u n o d e c a d a
d ie z hu ertos.

E n c o m p e n s a c ió n , p o d ría esp era rse q u e el m a íz, e l fr ijo l y e l c a c a h u e te


s e a n in te n s a m e n te c u ltiv a d o s en e l h á b ita t r ib e r e ñ o d o n d e l o s s u e l o s le s
c o n v ie n e n p e r fe c ta m e n te . P arecería en e fe c to ló g ic o q u e d a d o e l a lto v a lo r
n u tr itiv o d e e s t o s tres tip o s d e p la n ta c o n r e la c ió n a l a m a n d io c a , e s ta s e
c o n v ir tie r a en un c u lt íg e n o m in o r ita r io e n lo s h u er to s s o b r e b a n ca l a lu v ia l.
C o m o in d ic a c ió n , e l v a lo r e n e r g é tic o p r o m e d io de la m a n d io c a e s d e 148
c a lo r ía s p or 1 0 0 g. (W U L E U N G y F L O R E S , 1 9 6 1 : p. 2 5 ) , m ien tra s q u e e s
r e s p e c tiv a m e n te d e 3 6 1 calorías y 3 3 7 calorías para c a n tid a d e s e q u iv a le n te s d e
m a íz y d e fr ijo le s P h a s e o lu s v u l g a r is ( ¡ d e m , p p . 1 3 - 6 6 ) . L a d if e r e n c ia
e n c o n t e n id o p r o té ic o es aún m á s e sp e c ta c u la r : 0 .8 g . para 1 0 0 g . p ara la
m a n d io c a (Í d e m , p. 2 5 ) , contra 9 .4 g . para el m a íz ( í d e m , p. 13) y 2 2 g . para
lo s f r ij o le s (Í d e m , p. 6 6 ) . A h o ra b ie n , a p e s a r d e la e n o r m e v e n ta ja
a d íjp u tiv a q u e le s p rocura ¡a o c u p a c ió n d e un m e d io e c o l ó g i c o fa v o r a b le al
c u lt iv o in t e n s iv o d e l m a íz, e l c a c a h u e te y ¡os fr íjo le s , lo s A c h u a r r ib er eñ o s
s ó lo c o n c e d e n u n a im p o r ta n c ia a c c e so r ia a e sta s p la n ta s. T a n to e n la s z o n a s
a l u v i a le s com o in t e r f lu v ia le s la m a n d io c a s ig u e s ie n d o e l c u iu g e n o
d o m in a n te . A u n q u e c u ltiv a d o por n u m e r o sa s c a s a s d e l h á b ita t r ib e r e ñ o , e i
m a íz e stá c a s i e n te r a m e n te d e s tin a d o a la a lim e n ta c ió n d e 12S g a llin a s ; n o
reco rd a m o s h a b er lo c o /n id o ja m á s d u ran te n u estra larga e sta d ía d e d ie c io c h o
m e s e s d o n d e n u estra s e x p e r ie n c ia s g a str o n ó m ic a s fu ero n sin e m b a r g o m u y
variad as. E n c u a n to a l o s c a c a h u e te s y a Jos fr ijo le s , s e tie n d e m á s bien* a
co n sid e r a r lo s c o m o g o lo s in a s o c a s io n a le s antes q u e c o m o alim en to su sta n cia l
q u e pod ría su plantar la m a n d io c a .

N o s h a lla m o s p u e s c o n fr o n ta d o s a q u í c o n un p rim er tip o de p r o b le m a


En e f e c t o , e s ta falta de in te r é s e v id e n te d e lo s A c h u a r rib er eñ o s p o r u n a
in te n s ific a c ió n d e l c u lt iv o d e í m a íz -in t e n s if ic a c ió n q u e se r ía p e r fe c ta m e n te
r e a liz a b le e n v is ta d e la s c o n d ic io n e s ó p tim a s d e l s u e l o - p a r e ce en trar e n
c o n tr a d ic c ió n c o n u n a t e o r ía s o s t e n id a p o r c ie r t o s e s p e c ia lis ta s d e lo s
fe n ó m e n o s d e a d a p ta ció n c u ltu ra l en la C u en ca A m a z ó n ic a . S e g ú n e sta teoría,
e l p r e d o m in io e n A m a z o n ia d e l c u lt iv o d e la m a n d io c a y d e la s p lan tas d e
r ep ro d u c ció n v e g e ta tiv a - r ic a s e n a lm id ó n p ero p ob res en p r o t e ín a s - s o b r e el
c u ltiv o d e p la n ta s c o n m á s e le v a d o v a lo r n u tritiv o c o m o el m aíz, s e d e b e
e s e n c ia lm e n te a ra zo n es e c o ló g ic a s .

L a n a tu r a le z a m is m a d e la s lim ita c io n e s e c o ló g ic a s varía s e g ú n los


autores. P o r e je m p lo , D . H a rris afirm a en b a se a una rápida in v e stig a c ió n en
el A lto O r in o c o , q u e Jas r e g io n e s m á s c e r c a n a s al e c u a d o r so n in ad ap tad as al
c u ltiv o d e l m a íz , p u e s e stá n d e s p r o v is ta s d e u n a e sta c ió n se c a bien m arcad a.
E n e s ta á rea g e o g r á f ic a , q u e a b a rca e l te rr ito r io ach u ar, r e s u lta r ía p u e s
p r á c tic a m en te im p o s ib le r e a liz a r q u e m a s e fic a c e s ; ahora b ien , en lo s h u ertos
tnaí d e s p e j a d o s d e s u v e g e t a c ió n naturaJ, e l m a íz ten d ría r e n d im ie n to s
irr iso rio s (H A R JR IS, 1 9 7 1 : p . 4 9 5 ) . U n o p o d ría in te rr o g a rse p r im er o so b re
esta c o r r e la c ió n entre c lim a y q u em a , y a q u e lo s hu ertos d e p o lic u ltiv o achuar
atestigu an s u fic ie n t e m e n t e q u e u n a p lu v io s íd a d regu lar n o im p id e e n nada una
d e sy e r b a m e tic u lo s a . E n s e g u n d o Jugar, la r ela ció n entre lo s r en d im ie n to s d e l
m a íz y la p r e s e n c ia d e la s a d v e n tic ia s d e p e n d e en gran parte de la té c n ic a d e
c u l t iv o . E f e c t iv a m e n t e , Jos a g r ó n o m o s c o n c u e r d a n e n se ñ a la r q u e la
prod u ctivid ad d e un c a m p o de m a íz d ep en d e co n sid erab lem en te del c u id a d o c o n
el cu al es d e sy e r b a d o , y a q u e e s te c u ltíg e n o sop orta m al la c o m p e te n c ia d e las
a d v e n tic ia s e n la s f a s e s in ic ia le s d e su c r e c im ie n to (A L D R IC H , 1 9 7 0 : p 5 6 y
M ÍR A C L E , 1 9 6 6 p . 1 3 ). S in e m b a r g o , s e trata ahí de c o n d ic io n e s ó p tim a s d e
c u ltiv o e n un c a m p o p e r m a n e n te . A h o r a b ien , en la té c n ic a de c u ltiv o d e m a íz
so b re h o ja r a sc a p r a c tic a d a p o r lo s A ch u ar rib ereñ o s, el e fe c to a d v e r so d e (a s
m a la s h ie rb a s e s m u y a m in o r a d o , p u e s é sta s c re c e n g e n e r a le m e n te m e n o s
rápido q u e lo s p la n to n e s d e m a íz . E n c o n se c u e n c ia , e! m aíz tien e a m p lia m en te
e l tie m p o d e lle g a r a la m a d u r e z a n te s d e arriesgar e l a h o g a m ie n to p o r las
a d v e n tic ia s . P o r l o d e m á s , la b a n ca d a y lo s r e sto s d e la c u b ie r ta a rb ó rea
p r o te g e n el s u e lo de lo s e f e c t o s n o c iv o s d e la llu v ia y d e l s o l d u ran te e l
c r e c im ie n t o d e lo s p la n to n es e im p id e n a s í un ¡a v a d o d e lo s n u trie n te s. E ste
la v a d o e s , e n c a m b io , rá p id o e in t e n s iv o c u a n d o un c a m p o d e m a íz e s
c u id a d o s a m e n te d e sy e r b a d o . S e v e e n to n c e s q u e la té c n ic a d e l c u lt iv o so b re
h o ja r a sc a a u to riza e l m e jo r aju ste p o s ib le en tre la s e x ig e n c ia s d e l m a íz y ¡as
c o n d ic io n e s e c o ló g ic a s lo ca le s.

E n un e s tu d io so b re unas p o b la c io n e s achuar d e l P erú, E . R o s s afirm a,


p o r su la d o , q u e lo s o b s tá c u lo s al d e sa r r o llo d e l c u ltiv o d e l m a íz so n , p o r una
p a rte, la p o b r e z a d e Jos s u e lo s - l o c u a l e s c o r r e c to para e ] área in te r flu v ia l
p e r o f a ls o para la s z o n a s r ib e r e ñ a s - y e l g ra n c o s t o r e q u e r id o e n trabajo p o r
otra p a n e , (R O S S , 1 9 7 6 : p . 3 ). A h o r a b ie n , e l c u lt iv o so b r e h o ja r a sc a e s
• m u c h o m á s e c o n ó m ic o e n tr a b a jo q u e e l p o l i c u lt i y o tr a d ic io n a l d e la
. m a n d io c a . E n e l h áb itat r ib er eñ o , h e m o s p o d id o c o n sta ta r q u e s ó l o fu e r o n
n e c e s a r ia s '20 h o r a s d e trabajo (1 8 h oras para un d e s b r o c e su m a rio y 2 horas
para la sie m b r a al v o le o ) para sem b rar una roza d e m a íz d e u n a s u p e r fic ie d e
2 . 1 0 0 m 2 . V a r io s d ía s a n tes d e la c o s e c h a , e s t a r o z a c o n ta b a c o n 3 .4 5 0
p la n to n e s d e m a íz v ia b le s , c o n un p r o m e d io d e d o s e s p ig a s p o r p la n tó n . En
o tr o s té r m in o s, e l r e n d im ie n to d e e sta té c n ic a d e c u lt iv o era d e m á s o m e n o s
3 4 5 e s p ig a s d e m a íz p or hora d e trabajo, sin in c lu ir ía c o s e c h a . P a r e c e p u e s
fu e r a d e d u d a q u e, le jo s d e e x ig ir m u c h o trabajo, e l c u lt iv o d e l m a íz so b r e
h o ja r a sc a s e h a lla a m p lia m e n te c a lif ic a d o para b a tir to d o s lo s r é c o r d s d e
p rod u ctivid ad agrícola.

L a r etic e n c ia m a n ifiesta d e lo s A c h u a r r ib e r e ñ o s a in te n sific a r e l c u ltiv o


d e i m a íz p a r e ce a sim ism o c o n tr a d e cir factu al m e n te la h ip ó te s is d e R o o s e v e lt.
S e g ú n é sta , las p o b la c io n e s in d íg e n a s p r e h istó r ic a s d e las llan u ras a lu v ia le s de
la C u e n c a A m a z ó n ic a habrían ráp id am en te r ee m p la za d o la m a n d io c a p o r e l m aíz
d e s d e el m o m e n to en q u e é s te e s tu v o a c c e s ib le , e s d e c ir p r o b a b le m e n te e n el
tr a n sc u r so d e l p r im e r m ile n io a n te s d e J .C . ( R O O S E V E L T , 1 9 8 0 : pp.
1 5 9 - 1 6 6 ) . E sta su stitu c ió n hab ría p e r m itid o e l a u m e n to d e la c a p a c id a d de
c a rg a d e las llanuras a lu v ia le s d e l A m a z o n a s y d e l O r in o c o y habría a sí h e c h o
p o s ib l e u n a im p o r ta n te c o n c e n tr a c ió n d e p o b la c ió n e n e s ta s r e g io n e s y,
c o n sig u ie n te m e n te , la e m er g en cia d e s o c ie d a d e s c o m p le ja s y estratificad as.

E sta h ip ó te s is e s , en c ie r to s a s p e c to s , b a s ta n te p la u s ib le e in c lu s o
s e d u c to r a ; p a r e c e e n to d o c a s o e sta r c o n f ir m a d a p o r la s in v e s t ig a c io n e s
a r q u e o ló g ic a s q u e R o o s e v e l t ha c o n d u c id o e ll a m is m a e n e l O r in o c o
(R O O S E V E L T , 1 9 8 0 : p . 2 5 3 ) . S in e m b a r g o , su d e te r m in is m o n o d e ja por
e l l o de ¿er q u jiá un p o c o a u to m á tico . H e m o s v is to , e n e f e c t o , q u e lo s A ch u ar
o c u p a n d e s d e h a c e m u c h o tie m p o !a llan ura a lu v ia l d e l P ascaza; su e tn ó n im o
m is m o , "las g e n te s d e la s p a lm e ra a c h u ( M a u r i ü a f l e x u o s a ) " , i n d ic a
bastan te su larga a so c ia c ió n c o n las z o n a s inu ndad as d e la s tierras b ajas d e ¡as
q u e esta p a lm era c o n stitu y e i a v e g e ta c ió n p r in c ip a l. P o r otro la d o , eJ c u ltiv o
d e i m a íz e s tá le jo s d e se r r e c ie n te e n e s ta z o n a y ta n to lo s h a lla z g o s
o c a s io n a le s c o m o lo s s o n d e o s a r q u e o ló g ic o s han r e v e la d o la p r e se n c ia en e lla
d e n u m e r o so s m o r te r o s d el tip o m e ta t e (A T H E N S , 1 9 7 6 ).

C o m o qu iera q u e se a , e in c lu s o si e¡ c u ltiv o d e l m a íz p u d o s e r antafío


m á s in te n s iv o e n tr e la s p o b la c io n e s q u e o c u p a b a n e s ta r e g ió n , lo c ie r to e s
q u e, en tre lo s A c h u a r, e sta p la n ta ja m á s tu v o una im p o r ta n c ia m á s q u e m u y
secu n d aria en r ela ció n c o n ía m a n d io ca . V arios e le m e n to s parecen in d icarlo: en
p rim er lu g a r s ó lo s e c u ltiv a n d o s v a ried a d es d e m a íz, lu e g o , lo s A c h u a r ja m á s
c o n s u m e n c e r v e z a d e m a íz , a u n c u a n d o s e a c o n o c id o e l p r in c ip io d e su
fa b r ic a c ió n , p o r fin , e s e x c e p c io n a l q u e e l m a íz a p a rezca e n la lis ta d e lo s
c u ltíg e n o s m e n c io n a d o s e n e l m ito d e o r ig e n d e las plan tas c u ltiv a d a s (para un
a n á lis is m á s p r o fu n d o d e l e s ta tu to d e l m a íz en lo s g r u p o s j ív a r o , ( V é a s e
T A Y L O R , 1 9 8 4 : c a p . I). S e g ú n to d a s las a p a r ien cia s, lo s A c h u a r n o h a n
r e a c c io n a d o p u e s al c u lt iv o d e l m a íz en fos té rm in o s e n u n c ia d o s p o r la
h ip ó te s is d e R o o s e v e lt . C o n fr o n ta d o s h a c e m u c h o tie m p o a e s t e " d e u s e x
m a c h in a " (R O O S E V E L T , 19 8 0 : p . 2 5 3 ) , e llo s n o han p o d id o agarrar s u
o p o r tu n id a d h istó r ic a . A l a b sten erse d e im p u lsar el c u ltiv o in te n s iv o d e l m a íz ,
s e han p r iv a d o d e l m e d io d e a u m en tar su d en sid a d d e p o b la c ió n , d e ja n d o a s í
e s c a p a r u n a o p o r tu n id a d ú n ica d e e le v a r s e d e sd e el n iv e l d e la c o m m u n i t a s
al d e la c iv i t a s . E s v erd ad qtfe para m a n te n e r un c a c ic a z c o y un c le r o , e llo s
h ab rían d e b id o s in d u d a a b an d on ar su o c io s a m an era d e c u ltiv a r e l m a íz y
ata rea rse a c u a d r ic u la r s u s b a n c a le s a lu v ia le s c o n una d e n s a red d e c a m p o s
p erm an en tes.

E n d e fin it iv a , s í lo s A c h u a r r ib er eñ o s, en e l tr a n sc u r so d e lo s s ig lo s ,
ja m á s han se n tid o la n e c e sid a d d e in ten sifica r su p rod u cción de plan tas ricas en
p r o te ín a s e n d e tr im e n to d e la m a n d io c a e s p orq u e lo s m o d e lo s c u ltu r a le s d e
c o n su m o son tan d e te r m in a n te s e n la o r g a n iz a c ió n d e lo s m o d o s de
e x p lo ta c ió n d el m e d io c o m o la ló g ic a abstracta d e m a x im iz a c íó n p o stu la d a por
las e x p lic a c io n e s e stric ta m en te e c o ló g ic a s 14. C ierta m en te, e l e je m p lo d e l taro
a siá tic o m u estra q u e lo s A c h u a r e stá n lis to s a in ten sifica r m u y r á p id a m en te la
p r o d u c c ió n d e u n c u lt íg e n o n u e v o s i su sa b o r le s p a r e c e p a r tic u la r m e n te
a g r a d a b le ; e m p e r o e l taro in d íg e n a , q u e tie n d e p o c o a p o c o a su p la n ta r, d e
to d o s m o d o s s ó lo d e se m p e ñ a b a un p ap el se c u n d a rio en ía a lim e n ta c ió n . D e s d e
lu e g o , n o p u e d e d e c ir se k> m ism o d e la m a n d io c a , q u e e s co n sid e r a d a c o m o el
a lim e n t o p o r e x c e l e n c i a ( m a m a , la m a n d io c a e s ,m u y f r e c u e n te m e n te
e m p le a d a c o m o s in ó n im o d e y u r u m a k , e l a lim e n to ). E n c u a n to a la c e r v e z a
d e m a n d io c a , é s t a e s un c o m p o n e n te tan in tr ín s e c o d e ¡a v id a s o c i a l y
d o m é s tic a q u e m al p u e d e u n o im a g in a r s e c ó m o sería la e x is te n c ia c o tid ia n a d e
un A c h u a r sin n i j i a m a n c h .

F in a lm e n te s e n otará q u e una co n c en tra c ió n y una se d e n ta r iz a c ió n d e la


p o b la c ió n b a s a d a e n la in te n s ific a c ió n d e l c u lt iv o d e p r o te ín a s v e g e t a l e s
im p lic a r ía n o s ó lo d eja r e l c u ltiv o d e la m a n d io c a s in o ta m b ién a b a n d o n a r el
c o n s u m o c o t id ia n o d e p ro teín a s a n im a les, r e e m p la z a d a s d e s d e e n to n c e s p o r
u n a c o m b i n a c ió n d e m a íz y d e fr ijo le s . S í s e a d m ite a h o r a q u e e s ta
c o m b in a c ió n p o s e e un vaJor n u tritivo tan eq u ilib ra d o c o m o el de las p r o te ín a s
a n im a le s ( D A V 1 D S O N e t a l., 1975: p . 2 1 8 ) , sin d u d a n o p o d e m o s d e c ir lo
m i s m o d e su v a lo r g a s t r o n ó m ic o . E n to n c e s , p o r e x p e r ie n c ia p e r s o n a l,
c ie r ta m e n te a p r o b a r e m o s p u e s la sa b id u ría d e lo s A c h u a r al h ab er p r e fe r id o
para su u s o o r d in a r io la c e r v e z a d e m a n d io c a , el p e sc a d o ah u m a d o y e l p e m il
de p é c a r i a n te s q u e e l triste c a ld o cla ro de fr ijo le s a c o m p a ñ a d o d e in d ig e s ta s
t o r t i l l a s ' - 5.

L a c o n tin u a e x p lo t a c ió n d e d o s b io to p o s b ie n d is tin to s p o r g r u p o s
lo c a l e s a c h u a r q u e p o d ría n , d e s p la z á n d o s e s o la m e n te a lg u n o s k iló m e tr o s ,
c a m b ia r c o m p le ta m e n te d e háb itat p la n te a otro tip o d e p r o b le m a , q u e n o s
c o n te n ta r e m o s c o n e s b o z a r a q u í (será tratado m ás e n d e ta lle e n e l c a p ítu lo 9 ).
E n e f e c t o , a p r im er a v ista e l u s o h o r tíco la d e la s lla n u r a s a lu v ia le s p o r io s
A c h u a r r ib e r e ñ o s - u s o d e lib e r a d o y n o im p u e s t o p o r c o n s t r e ñ im ie n t o s
e x t e r n o s - p a r e c e c o n tr a d e c ir una id ea c o m e n te se g ú n la c u a l la s e lv a h ú m e d a
d e alUira c o n v ie n e m u c h o m á s a la horticultura sob re c h a m ice ra q u e la s e lv a d e
la s tierra b ajas. S e g ú n e s ta in terp retación , a m e d id a q u e c r e c e la altura, y c o n
tal q u e la p lu v io s id a d n o s e a d e m a sia d o e le v a d a n i d e m a s ia d o a c e n tu a d a s la s
la d e r a s , lo s s u e l o s s e e m p o b r e c e n m e n o s r á p id o y s e r e g e n e r a n m ás
r á p id a m e n te ; e s t o s e r ía a tr ib u íb le a Ja r e la tiv a d is m in u c ió n d e l c a lo r ,
p e r m itie n d o un a d e str u c c ió n m ás lenta d e l hum us y una ca íd a m e n o s rá p id a d e
lo s n i v e le s d e n itr ó g e n o . E sta te sis e s d esa rro lla d a , e n p a rticu la r, p o r E . R o s s
p ara e x p lic a r e) h e c h o d e q u e lo s A ch u a r d e i perú p r e fie r e n a p a r e n te m e n te
e s ta b le c e r su s h u e r to s e n las c o lin a s in te r flu v ia le s (R O S S , 1 9 7 6 : p . 3 5 ); para
e s t o , R o s s s e a p o y a e n la a u torid ad d e d o s g e ó g r a fo s : D e n e v a n y S m o l e
(D E N E . V A N , 1 9 7 0 : p. 7 3 y S M O L E , 1976: p . 4 2 ) , A h o ra b ie n , si e s c ie r t o
q u e D e n e v a n h a c e n^tar q u e las c o n d ic io n e s de ¡a práctica de la h o rticu ltu ra d e
q u e m a se m ejo ra n c o n la altura , e l con traste q u e é l su b r a y a s e sitú a e n tr e la
s e l v a h ú m e d a d e l p ie d e m o n te (altitu d su p e rio r a lo s 8 0 0 m e tr o s) y la s e l v a
b aja n o a lu v ia l, e s d e c ir e n tr e d o s r e g io n e s e c o ló g ic a s q u e s e d is tin g u e n
c ie r t a m e n t e p o r e l r e lie v e y la s c o n d ic io n e s c lim á t ic a s , m a s n o p o r la
n atu raleza d e lo s s u e lo s . E n c a m b io , s i s e c o m p a r a n la s e lv a d e ah u ra y lo s
b an cales a lu v ia le s d e la s e lv a baja, e stá e v id e n te m e n te fu era d e duda q u e e s to s
ú ltim o s p o s e e n p o t e n c ia lid a d e s a g r íc o la s m u c h o m á s n o ta b le s q u e lo s .
m ed iocres su e lo s ferrah'ticox d e la s e lv a d e p ie d e m onte.

S m o le in v o c a o tr o tip o d e a r g u m e n to e n fa v o r d e la s p o te n c ia lid a d e s
h ortícolas de la se lv a d e altura. Q u e r ie n d o ju s tific a r la p r e fer en cia m a n ifesta d a
por lo s Y a n o a m a B a r a fir i para e í e s t a b le c im ie n t o de su s h u er to s so b r e la s
laderas d e las c o lin a s d e la S ierra d e P a rim a , h a c e r e fe r e n c ia , al ig u a l q u e
D e n e v a n , s una ta sa d e l i x i v i a c i ó n d e l s u e l o m e n o s e le v a d a q u e e n la s
tierras b ajas, p e r o ta m b ién a una in v a s ió n m e n o s rá p id a d e las ro za s p o r las
m alas h ierb as (S M O L E , 1 9 7 6 : p. 4 2 ) . A h o r a b ie n , e s te ú ltim o p u n to p a r e c e
ju s tific a r s e , in c lu s o si su v a lid e z u n iv e r sa l e s tá le jo s d e ser d e m o str a d a p o r
S m o le q u e se c o n te n ta c o n c ita r a lo s C h im b ú d e N u e v a G u in e a c o m o
c o r r e la c ió n . P o r o tr o la d o , la p r o life r a c ió n d e p la n ta s a d v e n tic ia s n o e s un
o b stá c u lo en s í para la h o rticu ltu ra d e q u e m a y s ó lo se c o n v ie r te en un factor
lim ita n te s i n o s e d e sy e r b a y s i las m a la s h ierb a s entran en c o m p e r te n c ia c o n
las plan tas c u ltiv a d a s en la c a p ta c ió n d e io s n u trie n te s. C o m o q u iera q u e sea ,
lo s A ch u ar r e c o n o c e n e fe c t iv a m e n t e q u e lo s s u e lo s m ás fé r tile s d e las tierras
bajas so n m u y r á p id a m e n te in v a d id o s p o r las m a la s h ierb as. Además, e llo s lo
tom an e n c u e n ta e n su e s tr a te g ia d e s e l e c c i ó n d e lo s s itio s , c o m o h e m o s
p o d id o co m p ro b a r c o n e í e j e m p lo d e l p a r c e la r io d e Y an k u am , d o n d e una roza
había sid o d esm o n ta d a en un b a n ca l in u n d a b le y c a s i ab an d on ad a lu e g o de tres
años de p r o d u cc ió n en razón d e ía p r o life r a c ió n d e las m a la s hierb as. S e había
e sta b lecid o un eq u ilib rio en la inm ersión d e trabajo en tre la facilid ad d e realizar
una roza e n u n a v e g e t a c ió n natu ral fá c il d e d e sm o n ta r (b am b ú , C e c r o p ia ,
b a ls a ..,) y la d ific u lta d d e c o n tr o la r la in v a s ió n d e las p la n ta s a d v e n tic ia s
d e sp u lís d e l te rc er a ñ o d e h a b e r in ic ia d o e l c u lt iv o . N o te m o s tam b ién , lo
cu al está le jo s d e ser d e sp r e c ia b le , q u e d e a c u e rd o c o n lo s m ism o s Achuar, hay
más o m e n o s ia m ism a d ife r e n c ia en la ta sa de in v a s ió n d e la s malas hierbas
en tre ios h u er to s d e la s c o lin a s in te r flu v ia le s y los d e lo s b a n ca le s a lu v ia le s
n o in u n d a b le s ( p a k a ) , q u e e n tr e e s t o s ú ltim o s y lo s d e lo s b a n c a le s d e
a lu v io n e s r e c ie n te s ( p a k u i ) , q u e sin e m b a r g o s ó lo e stá n sep a ra d o s d e lo s
p r e c e d e n te s p o r un d e s n iv e l in fe r io r a c in c o m etro s. E sta s m in id ifc r e n c ia s
e c o ló g ic a s , c u y a s in c id e n c ia s s o n p e r fe c ta m e n te p e r cib id a s p o r los in d íg e n a s,
s o n no o b s ta n te g e n e r a lm e n t e p a s a d a s p o r a lto en la s g e n e r a liz a c io n e s
apresuradas d e io s e sp e c ia lista s d e la " estrategia adaptad va".

¿ G en era e sta d ife r e n c ia c o m p r o b a d a en e l grad o de p r o life ra c ió n d e ias


p la n ta s a d v e n t ic ia s c o n s e c u e n c ia s s ig n i f i c a t i v a s para la p r á c tic a d e la
h o rticu ltu ra d e q u e m a e n u n o y o tr o h á b ita t? Para c o n te sta r e sta p r e g u n ta ,
p rim ero h ay q u e v o lv e r la a c o lo c a r en e l c o n te x to m á s g e n e r a l de las cau sas
d el a b a n d o n o de lo s h u ertos fo r e s ta le s d e q u e m a en la C u e n c a A m a z ó n ic a .
S e g ú n C a m e ir o sería m e n o s ¡a baja d e fe rtilid a d d e lo s s u e lo s q u e ¡a in v a sió n
de las m al as h ierb as y d e Jas p la n ta s a d v e n tic ia s , la c a u sa q u e o b lig a ría a los
rozad ores in d íg en a s a abandonar un h u erto e n p r o d u c c ió n (C A R N E IR O , 1961:
p . 5 7 ) . E sta id e a e s r e to m a d a m á s o m e n o s e n lo s m is m o s té r m in o s por
D e n e v a n en su a n á lisis de la s p o te n c ia lid a d e s a g r íc o la s d e l A lto A m a z o n a s
( D E N E V A N , 1 9 7 0 : p. 8 0 ) y e s u s u a lm e n te in v o c a d a en las m o n o g r a fía s
e tn o g r á fic a s (p o r e j e m p lo , S M O L E , 1 9 7 6 ; p . 1 5 5 p ara Jos Y a n o a tn a y
R O S S , 1 9 76: p. 177 para lo s A c h u a r d e l P e r ú ).

L a a s e v e r a c ió n d e C a r n e ir o s e b a s a e n e s t u d io s p e d o l ó g i c o s y
a g r o n ó m ic o s so b re las c o n s e c u e n c ia s de la h o rticu ltu ra d e r o z a e fe c tu a d o s en
d ife r e n te s r e g io n e s d e l m u n d o tr o p ica l: s o b r e t o d o e n F id ji (C A S S I D Y y
P A H A L A D , 1 9 5 3 : p. 8 4 ) , y en Y u c a tá n (M O R L E Y , 1 9 6 5 : p p . 1 3 5 - 1 3 6 ,
c ita n d o lo s trabajos d e H E S T E R , 1 9 5 3 ). L a a fir /n a c ió n d e C a m e ir o e s , p u es,
e n te r a m e n te d e d u c id a a partir d e a n á lis is c o n d u c id a s fu e r a d e la C u e n c a
A m a z ó n ic a . P o r lo d e m á s, n in g u n a d e las m o n o g r a fía s q u e r eto m a n p o r su
c u e n ta la tesis d e la p r o life r a c ió n d e las a d v e n tic ia s para e x p lic a r e l aban don o
d e lo s h u ertos p o r lo s r o za d o r e s a m a z ó n ic o s ha fu n d a m e n ta d o e sta aserción
m e d ia n te a n á lis is c o m p a r a t i v o s d e Jos s u e l o s . A h o r a b ie n , c o m o lo ha
e s t a b le c i d o m u y b ie n A . R o o s e v e lt, lo s d a to s e n lo s c u a le s s e ha a p o y a d o
C a m e ir o han s id o lev a n ta d o s e n r e g io n e s d e l m u n d o tr o p ica l c u y a naturaleza
g e o m o r f o ló g ic a y p e d o ló g ic a e s c o m p le ta m e n te d istin ta d e la de la C u en ca
A m a z ó n ic a (para e l d e ta lle d e la d is c u s ió n , V é a s e R O O S E V E L T , 1 9 8 0 : pp,
2 4 - 3 9 ) . En o tr o s té r m in o s , m ie n tr a s q u e B. M e g g e r s h a b ía c ie r ta m e n te
so b r e e stim a d o la im p o rta n cia d e l e m p o b r e c im ie n to d e lo s s u e lo s c o m o factor
lim it a n te en la C u e n c a A m a z ó n ic a (M E G G E R S , 1 9 5 7 b ), p a r e c e r ía qu e
C a r n e ir o , en su a fán p o l é m ic o d e r e fu ta r a M e g g e r s , h a y a a su vez,
c o n s id e r a b le m e n t e so b r e e s tim a d o la f e r tilid a d p o te n c ia l d e e s o s m ism o s
s u e lo s .

D e s d e e l e s t u d io d e C a r n e iro ( 1 9 6 1 ) , una su m a c o n s id e r a b le d e datos


a g r o n ó m ic o s y p e d o l ó g i c o s h a s id o a c u m u la d a s o b r e las p o te n c ia lid a d e s
a g r íc o la s d e la C u en ca A m a z ó n ic a : p a rticu la rm en te B E E K y B R A M A O , 1969
y B E N N E M A et al. 1 9 6 2 , para lo s d a to s g e n e r a le s y F A L E S I S 1974,
SO M BR O EK 1 9 6 6 y S IO L I 1 9 6 4 y 1 9 7 3 p ara !a A m a z o n ia brasilera,
T Y L E R 1 9 7 5 para la A m a z o n ia p eru an a y S O U R D A T y C U S T O D E 1980
para la A m a z o n ia ecu atorian a. T o d o s lo s trabajos m u estran c o n e v id e n c ia qu e
la te sis d e C arneiro d e b e ser m atizad a y co rreg id a ; d em u estran en e fe c to que no
s e p u e d e g e n e r a liz a r la p r o p o s ic ió n se g ú n ía c u a l e s la in v a sió n d e las m alas
h ierb as la q u e o b iig a j lo s rozad ores a m a z ó n ic o s a ab an d on ar su s h u er to s. En
¡os s u e lo s c o n p H fu e r te m e n te á c id o , c o n gran to x ic id a d a íu m ín ic a y b aja
d ó s is d e b a se s in te rc a m b ia b le s, - q u e so n d o m in a n te s e n la m a y o r p arte d e !a
C u e n c a A m a z ó n ic a y e n particu lar en la z o n a in te r flu v ia l a c h u a r - e s tá ahora
c o m p r o b a d o q u e la s u p r e s ió n d e la c u b ie rta v e g e ta ! natu ral e n g e n d r a u n a
im p o r ta n te lix iv ia c ió n q u e h a c e bajar r á p id a m en te e l n iv e l d e lo s n u trie n te s.
E sta b aja s e h a c e d r á stic a a partir d e l p rim er a ñ o d e p u e s ta e n c u lt iv o y lo s
r e n d im ie n to s a g r íc o la s c o m ie n z a n p u e s a d e c lin a r d e m anera m u y im p o r ta n te
18 m e s e s d e sp ú e s d e Ja p lan tación . S i n o s e ha e fe c tu a d o n in g u n a d e sy e r b a , e s
e v id e n te q u e la s p lan tas ad v en ticia s con trib u yen a la baja d e r e n d im ie n to , p ero
é s ta e s an te to d o im p u ta b le a la lix iv ia c ió n d e Jos n u tr ie n te s. D e e l l o
e stá n l o s A c h u a r , p o r lo d e m á s, p e r fe c ta m e n te c o n s c ie n t e s y n o n e c e s ita n
sa b er que lo s r e n d i m ie n t o s a g r íc o l a s de un su e lo d is m in u y e n
p r o p o r c io n a !m e n te a la baja d e su p H para c o n sta ta r q u e , e n su s h u e r to s
p e r fe c ta m e n te d e sy e r b a d o s d e l área in te rflu v ia l, la s r a íc es d e m a n d io c a v a n
d ism in u y e n d o regu larm en te de v o lu m e n co n cada n u e v a c o se c h a .

A la in v e r s a , l o s s u e lo s a lu v ia le s r e c ie n te s d e o r ig e n v o l c á n i c o
c u ltiv a d o s p o r lo s A c h u a r r ib e r e ñ o s p o s e e n una baja t o x ic id a a íu m ín ic a e,
in c lu s o c u a n d o so n d e f ic ie n t e s e n m a ter ia s o r g á n ic a s , a tie n e n u n a a lta
c a p a c id a d de in te r c a m b io c a t ió n ic o y un c o n te n id o im p o r ta n te e n b a s e s
in te r c a m b ia b le s; e n otras p alab ras, e sto s S u elo s so n n a tu ra lm e n te fé r tile s y ,
c o m o y a h e m o s v is to , su s r en d im ie n to s p erm an ecen c o n sta n te s du ran t£ la r g o s
p e r ío d o s d e tiem p o . L a in v a sió n d e plan tas a d v e n tic ia s se c o n v ie r te p u e s a q u í
e n e l fa c to r lim ita n te m ayor*de¡ m a n te n im ie n to d e i c u lt iv o , p u e s to q u e u n a
p r o d u c tiv id a d c o n tin u a e s p o s ib le en e s to s s u e lo s s ó l o a c o n d i c ió n d e
d e sy e r b a r c u id a d o sa m e n te . En d e fin itiv a , está ahora c o r r ie n te m e n te a d m itid o
p o r lo s p e d ó lo g o s e s p e c ia lis t a s d e s u e lo s tr o p ic a le s q u e s i la c a u s a d e l
a b a n d o n o de lo s h u er to s q u e p o s e e n s u e lo s c o n altas d ó s is e n b a s e s e s e l
p r o b le m a d e l c o n tr o l de la p r o life r a c ió n d e a d v e n tic ia s , e n c a m b io e n lo s
s u e lo s c o n baja d o s is e n b a s e s e s la b aja d e fe r tilid a d la c a u s a m a y o r d e
a b a n d o n o ( V é a s e en p ard eu lar S A N C H E Z , 1976: p . 4 0 5 ) .

U n r á p id o r e p a se d e la s té c n ic a s in d íg e n a s d e r o z a e n ¡a C u e n c a
A m a z ó n ic a n o h a c e m á s q u e c o n firm a r e s te p r in c ip io . E n e f e c t o , n u m e r o sa s
so c ie d a d e s in d íg en a s del in terflu v io prácticam en te n o d e sy e r b a n su s h u ertos: e s
e l c a s o p o r e je m p lo d e lo s A m a h u a c a (C A R N E I R O , 1 9 6 4 : p . 1 5 ), d e lo s
Y a n o a m a B ara/iri (S M O L E , 1976: p. 1 3 9 ) o d e lo s C a m p a d e l G ra n P a jo n a l
( D E N E V A N , l 9 7 4 : p . 1 0 0 ). E n c o n s e c u e n c ia , lo s h u e r to s n o p u e d e n ser
c u lt iv a d o s s i n o d u ra n te d o s a ñ o s m á x im o a n te s d e s e r c o m p le t a m e n t e
in v a d id o s p o r la v e g e t a c ió n natura!; ahora b ie n , su b a ja d e r e n d im ie n to
a g r íc o la sería d e tocios m o d o s ig u a lm e n te rápida s i e stu v ie ra n d e s y e r b a d o s
r e g u la r m e n te . E l c i c l o d e r o ta c ió n e s p u e s 2 q u í m u y c o r to , p e r o e l so b r e
trabajo e x ig id o p o r ta la s m u y c o n se c u tiv a s en e l tie m p o e s c o m p e n s a d o p o r el
trabajo e c o n o m iz a d o al n o desyerbar las rozas.

A la in v e r sa , la s p o b la c io n e s ribereñas p a recen o torgar m á s im p o r ta n c ia


a u n a d e s y e r b a m e tic u lo s a ; a sí e s, p o r e je m p lo , c o n lo s A ch u ar r ib e r e ñ o s, lo s
Y a n o m a m i d e ia s tier ra s b a ja s (S M O L E , 1 9 7 6 : 1 3 9 ) o l o s S h ip ib o d e l
U c a y a li. E n t o d o s e s t o s c a s o s , la gran fe r tilid a d d e lo s s u e lo s a lu v ia le s
p e r m ite r e n ta b iliz a r la Jucha siste m á tic a y c o n tin u a contra lo s c o m p e tid o r e s
v e g e t a l e s d e la s p la n ta s c u ltiv a d a s . R e su lta p u e s l ó g ic o q u e lo s A c h u a r
c u lt iv e n y d e s y e r b e n su s h u er to s d e l h áb itat r ib er eñ o du ran te m u c h o m á s
■tiem po q u e a q u e llo s d e las c o lin a s in te r flu v ia ie s , in c lu s o s i e s t o s h u e r to s
f é r t i le s e s tá n c o r r e la tiv a m e n te m á s e x p u e s to s a la p r o lif e r a c ió n d e la s
adventicias.'

F in a lm e n t e e x is t e un ú ltim o fa c to r q u e c o n tr ib u y e a h a c e r m e n o s
titá n ic o d e lo q u e p a r e c e la d e sy e r b a d e lo s h u er to s r ib e r e ñ o s e n la r g o s
p e r ío d o s d e tie m p o . E ste factor, q u e s ó lo se h a ce realm en te p e r ce p tib le c u a n d o
la o b s e r v a c ió n e s in te g r a lm e n te p articip an te, e s la n a tu ra leza b o tá n ic a m u y
d ife r e n c ia d a d e la s m a la s h ierb as e n u n o y o tro hábitat. L a p la n ta a d v e n tic ia
d o m in a n t e de lo s h u e r to s in t e r f lu v ia le s e n e fe c to u n a g r a m ín e a , el
ch iri ch irí ( O r th o c la d a laxa), cuya r a íz p iv o ta n te se hunde
p r o fu n d a m e n te e n e l s u e lo ; resu lta p u es m u y d if íc il arrancarla. C o m o s e verá
en e l c a p ítu lo 8 , e s ta m a la h ierb a s e g e n e r ó d e l p lu m ó n d e l c o lib r í y fu e
d e lib e r a d a m e n te e sp a r c id a p o r é s te en Jos h u ertos c o m o un c a s t ig o , a fin d e
q u e eJ tra b a jo d e l h u e r to f u e s e m á s p e n o s o . E n lo s h u er to s r ib e r e ñ o s , e n
c a m b io , la h ie r b a a d v e n t i c ia d o m in a n te e s el sa a r nupa (" h ie r b a
b la n q u e c in a ”), u n a p la n ta de r a íc e s m u y s u p e r fic ia le s y q u e se arran ca c o n
fa c ilid a d . S i se p ie n s a , a d e m á s, q u e la d e sy e r b a d e Jos h u erto in te r fJ u v ia le s
d e b e e fe c tu a r s e e n una tierra c o m p a c ta , p e sa d a y a r c illo s a , q u e r e tie n e la s
r a íc e s , m ien tra s q u e s e r ea liza en una tierra liv ia n a y aren osa e n lo s b a n c a le s
a lu v ia le s , e s f á c il c o m p r e n d e r por q u é e l d e sa r r a ig o de las m a la s h ie r b a s e s
una a c tiv id a d in c o m p a r a b le m e n te m ás c ó m o d a en e l b io to p o rib ereñ o. A p e sa r
de la ta sa m á s e le v a d a d e p r o life ra c ió n d e a d v e n tic ia s, Jos h u ertos d e l h á b ita t
r ib er eñ o s o n p u e s m á s fá c ile s de m an ten er y p u ed en a sí se r e x p lo ta d o s d u ran te
m á s t ie m p o q u e lo s h u e r to s in te r flu v ia ie s e n d o n d e la lu c h a c o n tr a e l
c h ir ic h ir í se v u e lv e una tarea so b re h u m a n a a partir d e l te r c e r a ñ o d e
c u lt iv o . C o m o , p o r otra parte, la gran fertilid a d de los s u e lo s n e g r o s a lu v ia le s
p e r m ite o b te n e r r e n d im ie n to s c o n s ta n te s du ran te p o r Jo m e n o s d ie z a ñ o s
c o n s e c u t iv o s , se h a c e e n to n c e s ren tab le p r o se g u ir e n el háb itat r ib e r e ñ o e l
m ayor tiem p o p o s ib le una d e sy e r b a c u id a d o sa .

P o r lo d e m á s, la a ltern a tiv a en tre p r o se g u ir la d e sy e r b a y talar un n u e v o


huerto n o s e r esu m e ú n ic a m e n te a un c á lc u lo a b str a c to d e u tilid a d m a rgin al,
p u e s to q u e s o n Jas m u je r e s la s q u é d e s y e r b a n y lo s h o m b r e s lo s q u e
d esm on tan . L o c u a l in d ica q u e, e n e l h áb itat r ib er eñ o , la d e c is ió n d e h acer una
n u e v a r o z a e s e l p r o d u c to d e Ja c o n c i l i a c i ó n d e in t e r e s e s a m e n u d o
c o n tr a d ic to r io s. E n la m a y o r ía d e lo s c a s o s , un h o m b r e r ez o n g a r á ante el
e sfu e rz o d e abrir una n u e v a tala, s i un h u erto r ib e r e ñ o e n p le n a p r o d u cc ió n e s
in v a d id o p o r la s m a la s h ie rb a s d e b id o a la n e g lig e n c ia d e la m u jer q u e lo
trabaja. L o m is m o ocu rría a n tañ o e n e l área in te r flu v ia l: lo s A c h u a r afirm an
que la in tr o d u c c ió n d e la s h a c h a s m e tá lic a s h a r e d u c id o a llí ía d u ración d e la
u tiliz a c ió n d e lo s h u er to s al h a c e r m á s fá c il la r o z a d e la s n u e v a s talas. La
g e n e r a liz a c ió n de las h e r ra m ien ta s m e tá lic a s , h a c e u n o s c in c u e n ta a ñ o s, ha
tr a n sfo r m a d o c o m p le t a m e n t e la s c o n d i c io n e s d e e j e c u c ió n d e l trabajo
m a sc u lin o , sin ten er p o r o tr o la d o m u c h a in c id e n c ia e n e l trabajo fe m e n in o .
S i b ien un h ach a d e a cer o (j a c h a ) h a c e e l d e sb r o c e in c o m p a r a b le m e n te m ás
fá c il q u e un h a c h a d e p ie d r a ( k a n a m p ) , es ta m b ié n v e rd a d q u e un m a c h e te
m e tá lico n o es m u c h o m á s e fic a z para la d e sy e r b a q u e un sa b le d e m adera bien
afilado.

L o s d a to s s o b r e l a g a n a n c ia d e tie m p o o b t e n id a e n ia ro za c o n la
su stitu c ió n d e la s h a c h a s d e p ie d r a p o r la s d e m e ta ! so n b asta n te v a r ia b le s
se g ú n la reg ió n d e l m u n d o d o n d e s o n o b te n id o s y e l m é to d o e m p le a d o (m ed id a
o e s tim a c ió n ). E n u n a m o n o g r a fía q u e h a h e c h o é p o c a , S a íisb u r y h a b ía
c a lc u la d o en u n a b a s e e x p e r im e n ta l q u e lo s S ia n e d e N u e v a G u in e a habían
r e d u c id o en 3 a 3 .5 p a r te s e l t ie m p o d e d ic a d o a la s talas al ad op tar la s
herram ien tas m e tá lic a s ( c f. S A L I S B U R Y , 1 9 6 2 : p p . 1 1 2 - 1 2 2 y e l c o m en ta r io
d e G O D E L IE R , 1 9 6 4 ). T o d a v ía en N u e v a G u in e a , G o d e lie r d e m o str a ría
a lg u n o s a ñ os m á s tarde q u e la s u s titu c ió n d e la s a z u e la s d e p ied ra p o r las
h achas de acero entre lo s B aru ya h a b ía m u ltip lic a d o la prod u ctivid ad p or cuatro
(G O D E L IE R y G A R A N G E R , 1 9 7 3 : p . 2 1 8 ) . P o r ú ltim o , C a rn eiro e stim a
q u e h a y q u e m u ltip lic a r p o r s e i s ( C A R N E I R O , 1 9 7 0 : p. 2 4 7 ) e l tie m p o
actu alm en te d e d ic a d o a las talas p or lo s A m a h u a c a d e l P erú, a fin d e o b te n e r la
d u ra ció n d e un d e s b r o z o c o n h e r r a m ie n ta s lític ía s . S e g ú n las e s tim a c io n e s
m u y g e n e r a le s p r o p u esta s p or lo s m is m o s A c h u a r, p a r e c e q u e la e c o n o m ía d e
tie m p o q u e le s h a y a traíd o la s h a c h a s de a cer o s e a d e l o¡ den d e la q u e e m ite n
S a íisb u ry y G o d eler. A s i, m u ltip lic a n d o p or cu a tro la d u ra ció n m ed ia actual d e
d e s b r o z o e n e l á rea in te r flu v ia l ( e s d e c ir 2 4 2 h o r a s /h a ), s e o b t ie n e u n a
d u ra c ió n d e 9 6 8 h oras p ara la r o z a d e un a s u p e r f ic ie de una h e c tá re a c o n
h e r r a m ie n ta s lít i c a s , e s d e c ir m á s d e c u a tr o m e s e s d e tr a b a jo d ia r io
a b so lu ta m en te in in terru m p id o para un h o m b re s o lo . E) d e sb r o z o d e b ía in c lu so
durar a lg o m á s en tie m p o real, p u e s to q u e lo s g r a n d e s árb oles no eran c ortad os
d ir e c ta m e n te s i n o q u e m a d o s e n p ie a f u e g o le n to . E n e f e c t o , s e m a n te n ía
d u ran te v a ria s s e m a n a s u n a p e q u e ñ a h o g u e r a d e c o m b u s tió n le n te e n una
ca v id a d en la s b a se d e l árb ol, c o n o b je to d e c a r c o m e r lo d e s d e e l in terior. E ste
p r o c e d im ie n t o e c o n o m iz a b a c ie r t a m e n t e e l tr a b a jo , p e r o p r o lo n g a b a
co n sid e r a b lem e n te la d u ración d e las o p e r a cio n e s.

E s p u e s c o m p r e n s ib le q u e , s i s e n e c e s ita b a tanto tie m p o para d e sb ro z a r


un a r o z a e n e l área in te r flu v ia l c o n un h a c h a d e p ied ra - i n c lu s o te n ie n d o en
c u e n ta e l h e c h o d e q u e la a y u d a m u tu a para la ta la era e n to n c e s m u c h o m ás
desarrolad a q u e a h o r a - lo s h o m b r e s d e b ía n ejercer una fu erte p r e sió n so b re las
• m u je re s para in c ita r la s a d e sy e r b a r lo s h u er to s l o m e jo r p o s ib le c o n e l fin de
e s p a c ia r al m á x im o e l d u ro tra b a jo d e la s ta la s. E s t o e s ta n to m á s c ie rto
c u a n to que' lo s h u ertos a n ta ñ o p a recen h ab er s id o m á s v a sto s q u e h o y , tanto en
e l áera in te r flu v ia l c o m o e n e l m e d io ríb erefio (e s l o q u e afirm a ig u a lm e n te
H a m e r p ara io s S h uar; H A R N E R , 19 7 2 ; p . 1 9 8 ).

E n d e fin itiv a , lo s A c h u a r a te stig u a n q u e la p r o life r a c ió n d e la s plan tas


a d v e n tic ia s, q u e p or m u c h o tie m p o se ha te n id o la te n d e n c ia a p resen tar c o m o
un fa c to r lim ita n te a b s o lu t o d e l tie m p o d e u t iliz a c ió n d e u n a r o z a e s , en
r e a lid a d , r e la tiv a m e n te c o n t r o la b le c u a n d o la d e s y e r b a e s u n a a c tiv id a d
siste m á tic a y s o c ia lm e n t e v a lo r iz a d a . A l h a c e r u n p u n d o n o r e n p resen tar a la
m irada crítica d e las otras m u je r e s u n a r o z a sin m a la s h ierb as, la m ujer A chuar
p r o lo n g a in d u d a b le m e n te la d u ra c ió n d e u s o d e lo s h u ertos. E sta p r o lo n g a ció n
es r e la t iv a m e n t e m a r g in a l e n la s zonas in te r flu v ia ie s y n o p e r m ite
p r o b a b le m e n te alargar e n m á s d e un a ñ o la v id a p r o d u c tiv a d e i h u er to con
r e la c ió n a su te rm in a c ió n o r d in a r ia c u a n d o n o e s d e sy e r b a d o . S e n otará sin
e m b a r g o q u e e n té r m in o s d e e s f u e r z o s r e a liz a d o s p o r l o s h o m b r e s para e!
d e sb r o z o , h ay una gran d ife r e n c ia e n tr e e l abrir u n a n u e v a r o z a c a d a tres años,
c o m o s u c e d e c o n lo s A c h u a r in te r flu v ia le s , m á s q u e c a d a a ñ o c o m o entre los
C am p a d el G ran P a jo n a l ( D E N E V A N 1 9 7 4 : p p . 1 0 2 ) o en tre lo s A m ah u aca
(C A R N E J R O 1 9 6 4 : p. 1 5 ). E n e l h á b ita l r ib e r e ñ o , e n c a m b io , lo s A chuar
o fr e c e n la p ru eb a d e q u e la d u ra c ió n d e v id a d e u n h u erto fo r esta l so b re su elo
fértil d ep en d e en gran parte d e l c u id a d o c o n e l q u e s e m an tien e.

L a a d a p ta ció n d e la h o rticu ltu ra ach u ar a la s c o n d ic io n e s e c o ló g ic a s de


d o s b io t o p o s d is t in to s p la n te a un ú ltim o t ip o d e p r o b le m a , e l d e ia
p r o d u c tiv id a d d ife r e n c ia l d e lo s h u er to s e n u n o y o tro h á b ita t. E ste asu nto
s e r á 'e s tu d ia d o d e te n id a m e n te e n e l c a p ít u lo 9 y q u e r e m o s ab o rd a rlo aquí
so la m e n te d e s d e e l p u n to d e v ista d e la s s u p e r f ic ie s c u ltiv a d a s. E n e fe c to , si
RELACION ENTRE SUPERFICIES CULTIVADAS Y
NUMERO DE CONSUMIDORES

Superficie Tipo de Número de Número de Promedio de la


Familia total de los hábitat consumidores labradoras superficie
huertos (a) (b) (c) (d) cultivada por
(m 2) consumidor.

i’aantam 2 .4 3 7 R 5 1 487

J usí 3 .2 2 5 I 5 3 645
Yankuam 8 .8 5 8 R 13 4 681

Sumpaish 3 .0 1 6 1 4 2 754

Naychap 1 0 .2 8 1 R 11 4 935

Churopi 9 .7 2 9 I 7 2 1 .3 9 0

Mashíant 2 2 .6 4 2 R 16 5 1 .4 1 5

Sum pa 4 .2 8 0 R 3 1 1 .4 2 7

Kayuye 9 .6 5 5 R 6 3 1 .6 0 9

Nayash 1 5 .4 0 9 R 7 5 2.201
Wisum 3 1 .8 2 0 I 9 3 3 .6 3 5

(a) superficies calculadas por pianimetraje teniendo como base un


levan Lamiente de los terrenos con plancheta topográfica.

(b) R - ribereño; I = interfluvial

(c) Adultos y niños de más de cinco aáos de edad.

(d) el nújnero de labradoras puede ser más elevado que el número de mujeres
casadas o viud2s: se cuenta aquí todas las jóvenes solteras de más de 15 años
que proporcionan un trabajo equivalente al de una mujer adulta.
ia s d ife r e n c ia s c o m p r o b a d a s e n la fe rtilid a d p o te n c ia l d e lo s s u e lo s y e n la
n a tu r a le z a d e la s p la n ta s a d v e n tic ia s d o m in a n te s in d u c e n a c tu a lm e n te
d e s p r o p o r c io n e s n o ta b le s e n -la s d u ra c io n e s d e u tiliz a c ió n d e lo s h u er to s, ¡a
a d a p ta ció n a la s c a r a c te r ístic a s e s p e c ífic a s de la v e g e ta c ió n natural e n lo s d o s
b io to p o s d e b e r ía ta m b ié n e n g e n d r a r d e sp r o p o r c io n e s en el ta m a ñ o d e lo s
h u er to s. E n e s te s e n t id o h e m o s v is t o q u e ¡a s u p e r fic ie p o r d e sm o n ta r d e b e r ía
e n p r in c ip io se r p r o p o r c io n a l m en te m á s im p ortan te en e l h áb itat in te r flu v ia l
q u e e n el r ib e r e ñ o , a fin d e to m a r e n c u e n ta la s z o n a s q u e q u ed a rá n
in c u lt iv a b le s en Jos h u e r to s p o r se r lle n a s d e r e s id u o s v e g e t a le s (c e p a s y
tron cos). L o s a n á lisis d e d en sid a d d e cep a s y de d en sid ad de p lan tación h ic ie r o n
resaltar q u e para recib ir una m ism a can tid ad total d e p la n to n es de m a n d io c a , un
h u erto in te rflu v ia l d e b e r ía , te ó rica m e n te , tener una su p e r fic ie d e l 2 0 % al 3 0
% su p e r io r a la d e un h u er to d e l h á b ita t r ib er eñ o . A h o r a b ie n c u a n d o s e
e x a m in a la r e la c ió n e n tr e la s s u p e r fic ie s c u ltiv a d a s y e l n ú m e r o d e lo s
c o n s u m id o r e s s e g ú n e l tip o d e h á b ita t, u n o o b s e r v a q u e Ja n a tu r a le z a d e l
b io to p o n o p a r e c e se r un fa c to r d isc r im in a n te para ía d e te r m in a c ió n d e las
su p e r fic ie s cu ltiv a d a s ( v é a s e cu a d ro N ° 10).

D e ¡as o n c e u n id a d e s d o m é s tic a s d e la m uestra, s ie te o cu p a n un h áb itat


r ib e r e ñ o y c u a tr o o c u p a n un h á b ita t in te r flu v ia i. P er o un e x a m e n aten to d e l
e s c a lo n a m ie n t o d e Las s u p e r f ic ie s m e d ia s c u ltiv a d a s p o r c o n s u m id o r n o
p e r m ite afirm a r q u e la s s u p e r f ic ie s c u ltiv a d a s en el área in te r flu v ia l s e a n
p r o p o r c io n a lm e n te m á s im p o r ta n te s q u e en el hábitat rib ereñ o. M u y al r e v é s,
d e Jos c in c o p r o m e d io s m á s e le v a d o s (d e 1 .4 1 5 m 2 a 3 .5 3 5 por
c o n su m id o r ) u n a s o la s e r efier e a una u n idad d o m é stic a in terflu vial. Pea- c ie r to ,
la d ife r e n c ia m á x im a s e e n c u e n tr a e n tr e u n a u n id a d d o m é s tic a in te r flu v ia l
(W is u m ) y una u n id a d d o m é stic a rib ereñ a (P aantam ). P ero la d e sp ro p o rc ió n e s
tan c o n sid e r a b le (r e la c ió n d e 1 a 13 para la su p e r fic ie g lo b a l c u ltiv a d a y d e 1 a
7 para e l p r o m e d io c u ltiv a d o p o r c o n su m id o r ), q u e e s im p o s ib le a trib u irle
una e x p lic a c ió n e c o l ó g i c a , y a q u e e x is t e una d isp a rid a d c a si tan im p o r ta n te
en tr e la u n id ad d o m é s tic a d e W isu m y la d e Jusi, a m b a s situ a d a s e n e l área
i n t e r f lu v i a l . P o r o tr a p a r te , s i s e r esta a u to m á tic a m e n te e l 2 0 % a la s
s u p e r fic ie s c u ltiv a d a s e n el á rea in te r flu v ia l, para tom ar e n c u e n ta las z o n a s
in c u lt iv a b le s , la c l a s i f i c a c i ó n g e n e r a l d e lo s p r o m e d io s c u lt iv a d o s p o r
c o n s u m id o r r e s u lta id é n t ic a , c o n la s o la e x c e p c ió n , n o s ig n if ic a t iv a , d e
S u m p a ish (s u p e r fic ie c o rr eg id a : 6 0 3 m^ por e r n su m id o r ) q u e retr o ce d e d e un
p u e s to y p erm u ta c o n Y a n k u a m (6 8 1 m 2 p e ; c o n su m id o r ). L a r e la c ió n d e l
n ú m e r o d e lab rad oras al n ú m e r o d e c o n su m id o r e s ta m p o c o p a r e ce p o d e r se r
in v o c a d a para e x p lic a r e s t a s d isp a rid a d e s y a q u e, tod avía en el c a s o de W isu m
y d e J u si, es de 3 a 9 e n e! p rim er c a s o y de 3 a 5 en el se g u n d o . A u n c u a n d o
s e p u e d e ob jetar q u e la m u e str a e s q u izá in su fic ie n te para sacar c o n c lu s io n e s
g en era les, hay q u e subrayar sin e m b a r g o q u e rep resenta un e f e c t iv c d e fa m ilia s
m u y alejad as unas d e otras y q u e la p o b la c ió n e stu d ia d a (in c lu y e n d o io s n iñ o s
en la prim era in fan cia) rep resenta a lr e d e d o r d e Ja v ig é s im a p a n e d e la totalidad
de la p o b la c ió n achuar en E cu ad or. L a m a y o ría de lo s cu a d r o s e c o n ó m ic o s de
la c o n tab ilid ad n acional están lejos d e acercarse a tal e x h a u stiv id a d .

L a s e n o r m e s d e sp r o p o r c io n e s e n tr e la s s u p e r f ic ie s c u ltiv a d a s p o r las
d istin ta s u n id a d es d o m é stic a s h acen su p o n er e n to n c e s q u e la d im e n sió n de lo s
huertos n o d e p e n d e rea lm en te d e un aju ste a ias c o n d ic io n e s e c o ló g ic a s Joca/es
o al ta m a ñ o de la u n id ad de c o n s u m o . M á s e x a c t a m e n t e , y c o m o se lo
estud iará p orm en orizad a m en te e n e l c a p ítu lo 9 , las v a r ia c io n e s o b ser v a b le s en
las d im e n s io n e s de lo s hu ertos s e e sc a lo n a n d e s d e u n a situ a c ió n m ín im a, c o n
un a ju ste e s tr ic ta m e n te a d e c u a d o a lo s c o n s t r e ñ im ie n to s d e l m e d io , a la
c a p a c id a d de la fu erza d e trabajo y a las n e c e s id a d e s d e l c o n su m o , hasta una
s it u a c ió n m á x im a , e n la q u e e l ú n ic o lím it e rea l lle g a a se r e l d e las
p o sib ilid a d es q u e tien e la unidad d o m é stic a d e in te n sifica r su fuerza de trabajo.
En e ste c a s o las m u je re s trabajan m á s e f ic a z m e n t e , y las áreas c u ltiv a d a s
pasan c o n m u c h o la su p e r fic ie req uerida p or las m eras e x ig e n c ia s del c o n su m o
d o m é stic o .

A fin de e v a lu a r s i la situ a c ió n e n tr e lo s A c h u a r e s e x c e p c io n a l a e ste


r e s p e c to , s e p u ed e in ten ta r p o n e r e n p a r a le /o lo s p r o m e d io s d e s u p e r fic ie s
c u ltiv a d a s q u e h e m o s n o ta d o aq u í c o n lo s d e o tr a s s o c ie d a d e s de ro za d o re s
a m a z ó n ic o s . P ero s e notará, a d ife r e n c ia d e otras r e g io n e s d el m u n d o (A fr ic a y
O ceam 'a en e s p e c ia l), q u e lo s dStos c o m p a r a tiv o s a se q u ib le s en la literatura
e tn o g r á fic a s o b r e la A m a z o n ia s o n a la v e z p a r c ia le s e im p r e c is o s, y a q u e se
b a sa n en e s tim a c io n e s y n o e n m e d ic io n e s , y q u e e stá n p r e se n ta d o s c o m o
p r o m e d io s g lo b a le s sin q u e se c o n o z c a n i lo s m ín im o s , n i lo s m á x im o s , ni
lo s e fe c t iv o s . A h o ra b ien , resu lta p a rticu la r m en te d if íc il r ea liza r e s tim a c io n e s
d e s u p e r fic ie s e n h u er to s f o r e s ta le s q u e tie n e n fo r m a s m u y irr eg u la re s y
lím ite s err á tic o s. En c u a n to a Jos p r o m e d io s e s ta b le c id o s sin m u e str eo so n d e
lo m á s e n g a ñ o s o s. S e p u ed e c o m p ro b a r fá c ilm e n te en q u é grad o n u estros datos
h u b ieran s id o v ic ia d o s si h u b ié r a m o s e s c o g id o arb itrariam en te c o m o ú n ic o
h u er to d e r e fe r e n c ia la s p a r c e la s d e la c a s a de P a a n ta m , q u e tie n e n un a
s u p e r fic ie g lo b a l trece v e c e s in fe r io r a ia q u e c u ltiv a la c a s a d e W isu m . Por
ú ltim o en su e stim a c ió n d e l p r o m e d io d e su p e r fic ie c u ltiv a d a por c o n su m id o r,
lo s autores c ita d o s m ás ab ajo in c lu y e n la to ta lid a d d e la p o b la c ió n , h asta lo s
n iñ o s e n la prim era in fa n c ia . En ¡a m e d id a en q u e p a ra m e jo r v e r o s im ilitu d
e sta d ístic a , e x c lu im o s a lo s n iñ o s de m e n o s d e c in c o a ñ o s d e la p o b la c ió n d e
c o n su m id o r e s, hay q u e c o n sid era r q u e e l p r o m e d io d e s u p e r fic ie c u ltiv a d a por
c o n su m id o r entre los A ch u a r e s un p o c o su b e stim a d o en c o m p a r a c ió n co n lo s
p r o m e d io s c o m p a ra tiv o s in d ic a d o s e n e i cuadro q u e sigu e:

Y a n o a m a (N iy a y o b a T e r i)a : 4 0 5 m 2 p or c o n su m id o r

Y a n o a m a (Jorocob a T e r i)a : 6 0 7 m 2 /p .c .

Y a n o m a m i centrales®’ : 9 0 0 m 2 / p .c .

C ubeo0 ; 8 1 0 m 2 /p .c .

KuiJcunj'5 : 2 .6 3 2 m 2 /p .c .

A chuar : 1 .3 7 1 m 2 /p .c .

S io n a S e c o y a e : 1 .9 7 0 rn2 / p .c .

a) S M O L E 1 9 7 6 : p . 1 36; b): L IZ O T 1977: p . 127; c): G O L D M A N 2 9 6 3 : p.


3 5 ; d): C A R N E Í R O 1 9 6 1 : p . 4 7 ; e ) V I C K E R S 1 9 7 6 : pp. 1 2 7 - 1 2 8 .__________

Q u e d a e v id e n te q u e e l p r o m e d io d e su p e r fic ie c u ltiv a d a p o r c o n su m id o r
n o e s m á s q u e un d ato in d ic a t iv o m u y g e n e ra l so b re la e fic a c ia d e un siste m a
agrícola; é sta n o p u ed e se r e v a lu a d a d e m o d o c o n c lu y e n te sin o c o m bin ada con
o tr o s tip o s d e d a to s s o b r e Ja p r o d u c tiv id a d d e lo s h u e r to s, d a to s q u e
p r e se n ta r e m o s y d isc u tir e m o s de m an era p o r m e n o r iz a d a en e l c a p ítu lo 9 . La
lectura d e e ste cu a d ro m u estra sin e m b a r g o de m o d o e v id en te q u e lo s A ch u ar
se sitúan d en tro de un b u en p r o m e d io en tre lo s r o za d o re s a m a z ó n ic o s, dejan d o
m u y atrás aún a lo s C u b e o y a Jos Y a n o m a m i. P o r fin , s i s e c o m p a r a lo s
A c h u a r a s o c ie d a d e s d e r o z a d o r e s d e N u e v a G u in e a c o n o c id o s p o r la
p ro d u ctiv id a d d e su h orticu ltu ra, s e c o n sta ta q u e estas so c ie d a d e s c u ltiv a n una
su p e r fic ie m e d ia p o r c o n s u m id o r un p o c o m e n o r 1 .1 4 2 m 2 / p .c . para los
K a p a u k u (P O S P I S 1 L 1 9 7 2 : p . 1 8 3 ) y 1 .0 1 2 m 2 / p .c . para lo s C h im b u
(B R O W N y B R O O K F IE L D 1 9 6 3 : p , 1 1 7 ).

L a s v a r ia c io n e s c o n s id e r a b le s o b s e r v a d a s e n la s su p e r fic ie s c u ltiv a d a s
en tr e la s d is tin ta s c a s a s a c h u a r e n c u e n tr a n un p a r a le lo e n la s g r a n d e s
d isp arid ad es q u e aparecen al analizar e l tam añ o de las su p erficies cu ltiv a d a s por
cad a m u jer adulta. E s lo q u e p o d e m o s c o m p r o b a r e x a m in a n d o e l cu ad ro N ff 11
q u e o la s ific a en c in c o s e r ie s , a g ru p a n d o se g ú n las d im e n sio n e s la s su p e rfic ie s
in d iv id u a lm e n te c u ltiv a d a s p o r c a d a una d e las 2 9 m ujeres adultas q u e v iv e n en
la s 11 u n id a d e s d o m é s tic a s de la m u estra a n terior. En e s te c a s o la m b ié n s e
c o n fir m a el h e c h o d e q u e las d ife re n c ia s d e b ió to p o n o d e se m p e ñ a n un p a p el
s ig n ific a t iv o y ta m p o c o la p ro p o rció n r ela tiv a d e m u je r e s a d u lta s p o r u n id a d
r e s id e n c i a l . En e fec to , la s m u je r e s m o n ó g a m a s c u ltiv a n s u p e r f i c ie s
re la tiv a m e n te m o d e sta s (se rie d e 1 .5 0 0 a 5 .5 0 0 m 2 ), m ien tra s ¡as tres p a r c e la s
su p e r io r e s a u n a h e c tá re a so n c u ltiv a d a s p o r m u je r e s q u e v iv e n las tres e n
u n id a d e s d o m é stic a s e n d o n d e abu nd an las m u je re s a d u ltas (tr e s c o e s p o s a s en
d o s c a s o s y cuatro c o e s p o s a s efi e l o tro ). E n otras p a la b ra s, la m u ltip lic a c ió n
d e m u je re s adu ltas en la u n id ad r e s id e n c ia l n o im p lic a e n m o d o a lg u n o un a
d ism in u c ió n d e la su p e rfic ie cu ltiv a d a p or c a d a una d e e lla s , al con trario.

L a d ife r e n c ia m á s im p ortan te en tre d o s s u p e r fic ie s c u ltiv a d a s p o r una


m u jer c a sa d a e n la s u n id ad es p o líg in ia s d e l háh itat r ib er eñ o e s d e 1 a 11: o se a
1 0 .6 0 0 m 2 para u n a ta r im ia t (prim era d e sp o sa d a ) e x p e r im e n ta d a y a y u d a d a
p o r su r o b u sta b ija a d o le sc e n te , c o n tra 9 4 0 m ^ (so b r e u n a ta la in ic ia l d e c a si
1 .5 0 0 m 2 ) p ara u n a j o v e n c o e s p o s a p o c o c o m p e te n t e , p e r o g o z a n d o d e
e x c e le n te salu d . P o r c ie rto lo s c o n o c im ie n to s té c n ic o s y e l ta m a ñ o d e la fu e r za
d e trabajo a u x ilia r m o v íliz a b le (n iñ a s) s o n fa c to r e s n o d e s p r e c ia b le s e n la
d e te r m in a c ió n d e la su p e ríte te q u e u n a m u jer e s c a p a z d e c u ltiv a r . P er o a q u í
aun , la s d e s p r o p o r c io n e s s o n ta le s q u e e s n e c e s a r io h a c e r in te r v e n ir
m o tiv a c io n e s extern as a la esfera d e la razón práctica.

L a v is ió n fa stu o sa q u e brinda un h u erto in m e n so r e m a ta d o en su m e d io


p o r e l b á la g o a d o r n a d o c o n c in ta s d e h u m o d e u n a a m p lia c a s a , s ie m p r e
im p r e s io n a ai v ia jer o q u é d e se m b o c a d e la s e lv a . E l e t n ó l o g o m is m o , p o c o
d ie str o a v e c e s en la interpretación d e las d istin c io n e s ín fim a s q u e m arcan aqu í
lo s estatu tos, cu an d o de repente em er g e en el área o rd en a d a d e u n a gran ro za no
p u e d e d ejar d e v er d e in m e d ia to la im p o r ta n c ia s o c ia l d e q u ie n la d e s b r o z ó .
P ero se r ía e r r ó n e o c re er q u e el p r e stig io d e lo s h o m b r e s s e c o n str u y e so b r e la
e s c la v it u d d e las m u je re s p u es para s o c ia liz a r un tr o z o d £ la n a tu r a le z a , s e
r e q u ie r e in fa lib le m e n te su c o n n iv e n c ia . Y s i u n a e s p o s a s e d e s lo m a para
tran sform ar un tr o zo d e s e lv a en in m e n so arríate, e s q u e e lla c o m p a r te c o n su
m a r id o tanto las a m b ic io n e s de ¡a p r e e m in e n c ia c o m o lo s fr u to s d e l p r e stig io
v in c u la d o a su casa.
Tam año de las superficies cultivadas por 29 mujeres
c a s a d a s en 11 unidades dom ésticas distintas^.

a: Superficies calculadas mediante planimelraje teniendo como base un


levantamiento de las parcelas con la planchóla topográfica.

b: P « polígamo (Varias cocsposas en la misma unidad doméstica cultivan


parcelas de superficies distintas).
M = monógamo (una sola mujer casada expióla la totalidad de la
superficie cultivada de la unidad doméstica).
L o s h u ertos achuar o fr e c e n un te s tim o n io e je m p la r d e la s o f is t ic a c ió n
té c n ic a q u e ha lo g r a d o la h o r ticu ltu ra d e r o z a e n tr e a lg u n a s s o c ie d a d e s
in d íg e n a s d e la C u e n c a A m a z ó n ic a . D o ta d a d e una p r o d u c tiv id a d e le v a d a ,
e x ig ie n d o p o c o trab ajo, p r o p o r c io n a n d o u n a g r a n v a r ie d a d d e p r o d u c to s ,
p erfectam en te adaptada a las va ria cio n es d e s u e lo s y d e c lim a s, d e sa r r o llá n d o se
sin e p id e m ia s ni p a r á sito s, la h o r ticu ltu ra a c h u a r e s c a p a to ta lm e n te a las
c o n tig e n c ia s a le a to r ia s . C o n trasta a s í fu e r te m e n te c o n a lg u n a s e c o n o m ía s
a g r íc o la s d e l área in tertrop ical d o n d e la m á s liv ia n a c a la m id a d natu ral basta
para h a c e r v o lc a r e n el ham bre, a c tu a liz a n d o e l p a s o d e u n a su b p ro d u c tiv id a d
estructural p ero laten te, a una su b p ro d u c ció n e fe c tiv a ( V é a s e S A H L I N S 1972:
p. 6 9 ). E n to n c e s s e sorp ren d e u n o d e q u e lo s A c h u a r s e rep resen ta n la rutina
diaria d e lo s trabajos d e l h u erto c o m o u n a e m p r e sa m u y a ven tu rad a y lle n a de
p e lig r o s.

D ife r e n c iá n d o se en e sto d e la gran m a y o ría de las s o c ie d a d e s a m a z ó n ica s,


lo s A c h u a r c o n s id e r a n q u e e l c u lt iv o d e la m a n d io c a d e b e r e a liz a r s e
en m a r cá n d o se d entro d e to d a una red d e p r e c a u c io n e s r itu a le s. L a h orticu ltu ra
en g e n e r a l, a sa b e r e l m a n ip u le o y e l trato c o n la s p r in c ip a le s p la n ta s
c u ltiv a d a s, n e c e s ita a s í un c o n ju n to m u y d e fin id o d e r e q u is ito s s im b ó lic o s
p r e v io s para su e fe c tiv id a d . L a id e a d e q u e la h o r ticu ltu ra n o p u e d e se r una
activ id a d totalm en te profana p o s e e a d e m á s un fu n d a m e n to o b je tiv o p arcial, n o
p orq u e Jos r e s u lta d o s d e l c u ltiv o se r ía n a le a to r io s , s i n o p o r q u e la s p la n ta s
c u ltiv a d a s p o r lo s A ch u ar tien en un e sta tu to m u y p articu lar. L a m a n d io c a y la
m a y o r ía d e lo s d e m á s c u ít íg e n o s s o n e n e f e c t o p la n ta s d e r e p r o d u c c ió n
v e g e ta tiv a . E s o s ig n ific a q u e la s u p e r v iv e n c ia y la p o s te r id a d d e a q u e lla s
plan tas d e p e n d e n en gran parte d e lo s h u m a n o s , lo s m is m o s q u e les p e r m ite n
r e p r o d u c ir se y m u ltip lic a r s e a d e m á s d e q u e ia s p r o te g e n d e las p la n ta s
a d v e n tic ia s. E s o s n e x o s e str e c h o s d e d e p e n d e n c ia r e c íp r o c a q u e se tejen en tre
las p lan tas c u ltiv a d a s y lo s q u e las h a c e n e x is tir para c o n s u m ir la s , p e r m ite n
en ten d er p o r q u é e l huerto e s m á s y o tra c o s a q u e el lu g a r in d istin to e n el c u a l
u n o v ie n e a r e c o g e r la p itan za c o tid ia n a . N o s e e x p lic a p o r e ll o e l h e c h o d e
que ca si to d o s lo s d em á s c u ltiv a d o re s de p lan tas d e r ep ro d u cció n v e g e ta tiv a d e
la C u e n c a A m a z ó n ic a n o c o n s id e r a n ju s ta m e n te s u s h u e r to s d e m a n e r a
d is t in ta 16. A d e m á s , la situ a c ió n n o d ifie r e m u c h o e n tr e lo s c u ltiv a d o r e s d e
tu b é r c u lo s d e la O c e a n ía , lo s c u a le s s e d iv id e n e llo s ta m b ié n , sin r a z o n e s
té c n ic a s o b j e tiv a s , e n tr e q u ie n e s c r e e n e n la e f ic a c i a d e la m a g ia d e lo s
h u e r to s, ¡o s T r o b r ia n d e se s (M A L I N O W S K Í 1 9 6 5 ), lo s T ilco p ia (F 1R T H
1 9 7 5 : p p . 1 6 8 - 1 8 6 ) o lo s B a r u y a (G O D E L I E R 1 9 7 3 : p p . 3 5 6 - 3 6 6 ) , p or
e je m p lo , y q u ie n e s, c o m o ¡os K ap a u k u , n o c r e e n en e s o ( P O S P /S Í L J 9 72: p.
1 5 8 ). S i n in g u n a j u s t if i c a c i ó n fu n c io n a lis t a p e r m ite e x p lic a r p o r q u é la
horticultura achuar e s sim b ó lic a m e n te sob red etcrm in ad a, s e o u e d e .sin em b argo
in ten tar e n te n d e r c ó m o Ja te o r ía in d íg e n a d e la c a u sa lid a d m á g ic a v ie n e a
inform ar ía rep resen ta ció n d e lo s trabajos d e l huerto.

E l d o m in io d e N u n k u i.

L a c o n d ic ió n n e c e s a r ia para una p ráctica e f ic a z d e ¡a h orticu ltu ra e s el


e s ta b le c e r un trato d ir e c to , a r m o n io so y p e r m a n e n te c o n N u n k u i, e l esp íritu
tu telar d e lo s h u e r to s. S e trata d e un se r d e s e x o f e m e n in o c u y o h áb itat
p r e fer id o e s la c a p a su p e r fic ia l d e l s u e lo c u ltiv a d o . N u n k u i e s la cread ora y la
m adre d e las plan tas c u ltiv a d a s. E n e s a ca lid a d , su s hazañas están d etallad as en
‘un m ito c u y a estru ctu ra e s c o m ú n a to d o s lo s g r u p o s d ia le c ta le s d e l c o n ju n to
jív a r o . S i se d e b ie s e ap reciar la im p o r ta n c ia s o c ia l de un m ito e n una cultura
dada s e g ú n 'e l n ú m ero d e p e r so n a s c a p a c es d e con tarlo, sin d u d a algun a e l m ito
de N u n k u i sería e l c r e d o fu n d am en ta] d e lo s Jívaro. E ntre lo s A ch u ar, d o n d e la
m a y o r p arte de ía p o b la c ió n p a r e ce p restar m u y p o co , in te ré s a lo s y a u n c h u
a u jm a tsa m u (" m ito " , lite r a lm e n te " d is c u r s o a n tig u o " ), la h is to r ia de
N u n k u i e s e l ú n ic o m ito c o n o c id o p or a b so lu ta m en te to d o s, a u n q u e fu e s e en
fo rm a m u y a b r e v ia d a . E s a v e c e s a r riesg a d o u tiliz a r un m ito e s o té r ic o para
p r e se n ta r e l c u a d r o e m p ír ic o d e l " sistem a de r ep re se n ta c io n es" c o m ú n a toda
una so c ie d a d . A la in v e r sa , e l m ito jív a r o d e í o r ig e n de ¡as p lan tas c u ltiv a d a s
c o n s t it u y e c ie r ta m e n te un c a m p o r e fe r e n c ia l c o m p a r tid o p o r to d o s; p o r Jo
tanto, n o h e m o s v a c ila d o en u tilizar un fr a g m e n to d e e ste m ito para con stru ir
n u estro parad igm a de la casa.

E l m ito de N u n k u i p o s e e un n ú m er o c o n sid e r a b le d e varian tes en e l área


c u ltu r a l jív a r o ; si h e m o s s e le c c c io n a d o d en tro d e n u estro c o rp u s ta v e rsió n
c ita d a a q u í, e s q u e e lla n o s p a r e c e o r ig in a l en r e la c ió n c o n la s v arian tes
u s u a le s y a r e c o g id a s e n tr e lo s S h u a r y lo s A g u a r u n a 1^.

M ito d e N u n k u i.

A n tig u a m e n te Jas m u je re s n o c o n o c ía n e l u so d e lo s hu ertos y eran muy


in fe lic e s ; so b r e v iv ía n r e c o g ie n d o lo s p r o d u c to s d e l h u erto d e U y u sh (el
p e r e z o s o ), s ie n d o é sta la ú n ica m u jer e n p o s e e r p la n to n es d e m andioca.
U n d ía en q u e e lla s la hab ían s o r p r e n d id o en un h u er to le d icen :
" A b u e lita , ten p ie d a d , d a n o s un p o c o d e m an d ioca" , "bueno", c o n te stó
U y u s h , a p u n ta n d o h a c ía su s g a r r a s,su p e la je y su s d ie n te s , "d ígan m e
e n t o n c e s q u é e s e sto " ; la s m u je r e s c o n te s ta n : "tus garras so n unos
w a m p u s h í k ( I n g a n o b ilis ) tu p e la je e s la c o la de K u y u (e l pájaro

?r.6
P e n e J o p e , P ip ile p i p il e ) y tus uñas s o n u n o s t s a p i k i u t c h (q u iz á el
p ez tsa p a k u sh ); " ¡e stá b ie n , d ij o U y u sh , ahora co sech a n la
m a n d io ca !" ; la s m u je re s c o lm a n su s c a n a s ta s -c u é v a n o s c h a n k i n . O tro
d ía, las m ism a s m u je r e s s e d isp o n ía n a sa lir al h u er to d e U y u s h c u a n d o
una m u jer r e to z o n a Íes p id ió ir c o n e lla s ; le c o n te sta r o n ; "no, q u éd a te
aq u í, p u e s tu te r íes d e m a s ia d o d e la abuelica"; sin to m a r e n c u e n ta la
c o n m in a c ió n Ja m u jer r eto z o n a las s ig u ió a c ie r ta d ista n c ia . C u an d o ¡as
m u je r e s lle g a r o n al h u e r to d e U y u s h , é s t a la s s o m e t e o tr a v e z a
e n ig m a s ; h a b ie n d o p a s a d o la p r u e b a c o n é x it o , la s m u je r e s so n
au to riza d a s a llen a r su c h a n k i n de m a n d io c a . E n e s to lle g a !a m u jer
r eto z o n a a q u ie n U y s h p regu n ta: "¿q u é e s e s t o ? ” L a m u je r r eto z o n a
c o n te sta c o n d e sp re c io : "esto e s una uña d e p erezo so " ; m u y e n c o le r iz a d a
U y u sh ie declara: "y v e n iste para d e c ir m e e s o ! S e r á u n a m a n era correcta
de hablar?" A irad a, U y u sh v a a c o lg a r s e de su p a t a c h (p a lo r e p o sa p ié s)
d e su ca m a ; so b r e e l p a t a c h U y u sh d is p o n e ig u a lm e n te e n e q u ilib r io
to d a s la s r a íc e s d e m a n d io c a . U y u s h d e c la r a e n t o n c e s a la m u je r
r e to z o n a : "si v in is te s o la m e n te para d e c ir m e e s o , n o p o d r á o b te n e r
m a n d io c a ” ; la m ujer r eto z o n a d e c id e sin e m b a r g o r e c o g e r la m a n d io c a y
trae un c h a n k in H en o a su c a sa . La p o n e a c o c e r e n un a o lla ; p e r o , al
sa c a r las r a íc es d e m a n d io c a , s e da c u e n ta q u e e lla s s e h a n tr a n s fo r m a d o
e n tr o z o s d e m ad era d e b a lsa , d e m a sia d o d u ras para se r c o m id a s . E sta
m u jer r eto z o n a su fría c o n sta n te m e n te d e l h a m b re. U n d ía , d e c i d e ir a
r e c o g e r u n o s m a r u n c h (c a m a r o n e s d e a g u a d u lc e ) en u n p e q u e ñ o río;
e sta n d o a o r illa s d e l río, v e pasar lle v a d a s por la c o r r ie n te unas c á sc a r a s
de raíz d e m a n d io ca ; r em o n ta río arriba y d iv is a u n a m u jer c a r g a n d o un
n iñ o de p e c h o , o cu p a d a en lavar y p elar la m a n d io c a . A a q u ella m u jer s e
la llam ab a U y u sh . U y u sh ten ía c o n e lla m u c h a c e r v e z a d e m a n d io c a y le
b rind ó en a b u n d an cia a la m u jer retozon a; é s ta le d ijo ; " a b u e lita , v a m o s
a r e c o g e r tu m an d ioca" , p ero la otra n o q u is o y le c o n te s tó : " c o g e m ás
b ie n e s ta n iñ a c o n t ig o ; p e r o te r e c o m ie n d o tra ta rla b ie n y no
contrariarla"; "al regresar a tu c a sa dirás a la niñ a: b e b e la c e r v e z a , y tus
m u ít s (r e c ip ie n te s para la c e r v e z a ) e sta rá n lle n o s d e c e r v e z a , e n to n c e s
le darás d e b eb er e n ab u n d a n cia " . L a m u jer h a c e c o m o U y u sh le h ab ía
r e c o m e n d a d o y la niñ a s e v u e lv e c a d a v e z m á s g o r d a c o n s e g u ir e s te
r ég im en ; p ero c o m o la m u jer se d e d ic a b a e x c lu s iv a m e n te a a lim e n ta r la
niña U y u sh , n o se r v ía c e r v e z a a su e s p o s o , s in o las en ju a g a d u ra s d e lo s
m u í t s ; e l in f e liz p a s a b a s u s d ía s c o n la b a r r ig a v a c ía y c u a n d o
regresab a a c a s a su e s p o s a le d a b a d e b eb er s o la m e n te las en ju a g a d u ra s
de lo s m u i t s . U n d ía , al c o m p r o b a r q u e to d o s lo s m u its e sta b a n
lle n o s, u n os d e c e r v e z a de m a n d io ca , otros de c e r v e z a d e p lá ta n o s, o tro s
d e c e r v e z a d e patata d u lc e , e l m a r id o o r d e n a a su m u jer se r v ir le la
verd ad era c e r v e z a de m a d io c a ; ésta 2e e x p lic a e n to n c e s q u e lo s m u it s se
llen an c u a n d o e lla d ic e a la niña de beber. E l m arid o e x ig e q u e su e s p o s a
h aga n o m b ra r p o r la n iñ a todas las p la n ta s c u ltiv a d a s; la n iñ a n o m b ra
e n t o n c e s la m a n d io c a , e l p lá ta n o v e r d e , la p atat3 d u lc e y to d a s las
p la n ta s c u lt iv a d a s , y a s í las p la n ta s c u ltiv a d a s e x is tie r o n d e m o d o
a u té n tic o ( t a r i m i a t ) e n lo s h u ertos. V iv ía n to d o s a sí e n la a b u n d a n c ia
c u a n d o e l m a r id o d e c id e tom ar una se g u n d a esp osa; la prim era e s p o s a se
v u e lv e m u y c e lo s a y d e c id e ab an d on ar a su m a rid o y a la n iñ a U y u s h ;
e n to n c e s d e ja la c a sa r ec o m en d a n d o cu id a r bien lo s h u ertos. La se g u n d a
e s p o s a , q u e r ie n d o im ita r a la prim era, h a c e nom b rar p o r la n iñ a U y u s h
to d a s la s p la n ta s c u ltiv a d a s, y c a d a v e z q u e la n iñ a nom b ra una p la n ta ,
é s te a p a r e c e e n a b u n d a n c ia ; d e s p u é s , p o r j u e g o , le p id e n o m b ra r ¡o s
i w i a n c h (e s p ír itu s m a l é f i c o s ) , y u n o s iw ia n c h d e a s p e c t o te r r ib le
in v a d e n la c a s a . P ara v e n g a r se , la se g u n d a e s p o s a e c h a un p u ñ a d o d e
c e n iz a c a lie n te e n lo s o j o s d e la n iñ a U y u sh ; fu rio sa , la n iñ a se r e fu g ia
e n c im a d e l te c h o d e la c a sa , la c u a l e stá r o d ea d a de b o s q u e c illo s d e
bam búes kenku, (G u a d u a a n g u s tifo lia ); la n iñ a lla m a a un
k e n k u c a n ta n d o : “ k e n k u , k e n k u , v en a bu scarm e: v a m o s a c o m e r
ca ca h u etes" (b is ). E n e s o lle g a e l m a r id o q u e d eclara; "la n iñ a d ic e e s o
p orq u e s e le ha m altratado" e in ten ta a lca n za rla para c o g e r la , p e r o n o lo
lo g ra . E m p u ja d o p or u n a rá fa g a d e v ie n to rep en tin a , un k e n k u s e a b a te
so b re el te c h o d e la c a s a y U y u sh s e agarra d e é l; e l k e n k u s e e n d e r e z a
y la n iñ a U y u s h , c o lg a d a d e su e x tr e m id a d , s e d iv ie r te m e c ié n d o s e
m ien tra s c a n ta d e n u e v o " K e n k u , K e n k u , v e n a b u sc a r m e v a m o s a
c o m e r c a c a h u e te s" (b is ). L a n iñ a baja d e n tr o d e l K e n k u , d e f e c a n d o
r e g u la r m e n te d u ran te su p r o g r e s ió n , c o n s titu y e n d o a s í lo s n u d o s d e l
bam b ú; y a c a si p a sa d a b ajo tierra, la n iñ a s e d e tie n e para arreglarse e l
p e lo ; la g e n t e d e la f a m ilia lie g a e n to n c e s para c o g e r la a n te s d e q u e
d e s a p a r e z c a to ta lm e n te e n la tierra. L e o rd en a n lla m a r v iv a m e n te la
c e r v e z a d e m a n d io c a , p e r o la n iñ a n o q u iere; en v e z de hacer lo q u e se le
p id e , la n iñ a U y u s h p r o n u n c ia u n a m a ld ic ió n so b r e c a d a u n a d e las
p la n ta s c u ltiv a d a s y é s t a s e m p ie z a n e n to n c e s a d ism in u ir d e v o lu m e n
h asta h a c e r se m in ú s c u la s. A ! v e r e s o , un h om b re p r e se n te d e m u e str a su
d e s p e c h o d a n d o un p u n ta p ié e n una d e a q u ella s m in ú s c u la s r a íc e s d e
m a n d io c a ; p e r o ia raíz e s q u iv a e l p u n ta p ié y v ie n e a p en etrar e n su an o;
d e n tr o d e su v ie n tr e ia ra íz pu d re e in d u c e las fla tu le n c ia s fé tid a s . L a
niña U y u sh entra e n to n c e s en la tierra d o n d e q u ed a ahora bajo e! n o m b re
de N u n k u i; a sí m e co n ta ro n antaño.

D ad a la im p o r ta n c ia del m ito d e N u n k u i en e l área cu liu ral jív a r o , n o e s


tal v e z in ú til su b ra y a r rá p id a m e n te Jas p r in c ip a le s d ife r e n c ia s d e e sta v a r ia n te
ach u a r e n r e la c ió n c o n la s v a r ia n te s p u b lic a d a s d e lo s d e m á s g r u p o s
d ia le c ta le s. E n p rim er lugar, y c o m o las d e m á s va ria n tes q u e h e m o s r e c o g id o ,
e sta v e r sió n e sta b le c e una e q u iv a le n c ia en tre N u n k u i y U y u s h , e l p e r e z o s o d e
d o s d e d o s (a n im a l c u y o c o n s u m o e s p r o sc r ito ). S in e m b a r g o e sta e q u iv a le n c ia
v a le a p a r e n te m e n te s ó l o p ara e l m ito y , e n las g lo s a s in d íg e n a s s o b r e e l
p e r so n a je d e N u n k u i c o m o esp íritu tutelar d e io s h u ertos, n u n ca e l p e r e z o s o e s
in v o c a d o c o m o s u b s titu to d e N u n k u i. A d e m á s e l e p is o d io in ic ia l d e lo s
e n ig m a s d e U y u sh e s un e le m e n to q u e n o s e e n cu en tra en n in g ú n otra varian te
c o n o c id a d e l m ito de o r ig e n d e la s p lan tas c u ltiv a d a s. P o r fin , s i e l e p is o d io
fin a l de la h u id a d e N u n k u i en e l b am b ú k e n k u e s c o m ú n a to d a s las
varian tes p u b lica d a s - h a s t a en la lite ra lid a d d e l c a n to d e lla m a d a d e l k e n k u - ,
en c a m b io e l d e s tin o de ias p la n ta s c u ltiv a d a s d e s p u é s d e la m a ld ic ió n d e
N u n k u i- U y u s h d iv ie r g e m u c h o s e g ú n la s v e r s io n e s . E n la v a r ia n te sh u a r
r e c o g id a por H a m er, ias p lan tas c u ltiv a d a s so n tragadas p o r la tierra al m ism o
tie m p o q u e ia s se n d a s a b ie r ta s en la s e l v a ( H A R N E R 1 9 7 2 : p. 7 4 ) . En
c a m b io e n v a r ia n tes sh u ar y a g u aru n a (P E L L Í Z Z A R O 1 9 7 8 : p p . 4 7 - 4 8 y
B E R L IN 1 9 7 7 ), las p lan tas c u ltiv a d a s s e tr a n sfo r m a n e n p la n ta s silv e s tr e s ;
una varian te aguarun a r e c o g id a y c o m e n ta d a p or B. B e rlín e s d e l to d o n o ta b le
al r e s p e c to ya q u e e n u m era m u y p r e c isa m e n te las con trap artid as s ilv e s tr e s de
2 2 c u lt íg e n o s (B E R L I N o p . c it. ). En la s v a r ia n te s ach u a r, e n fin , h a y
d ism in u c ió n , p o r eta p a s s u c e s iv a s , d e l ta m a ñ o d e la s p la n ta s c u ltiv a d a s. P er o
q u e su d e s tin o se a d esa p a re c er to ta lm e n te , regresar a la n a tu ra leza o v o lv e r s e
m ín ú s c u ia s , la s p la n ta s c u ltiv a d a s p o r lo s J ív a r o q u e d a n s i e m p r e b a jo la
a m en a za d e la m a ld ic ió n de N u n k u i. En e f e c t o , e l m o d o d e reap arición d e las
p la n ta s d e s p u é s d e la c a tá str o fe in ic ia l e s g e n e r a lm e n te a m b ig u o . P o c a s
v a r ia n te s d e l m ito m e n c io n a n e x p líc it a m e n t e e l p r o c e s o p o r e l c u a l lo s
h o m b re s recu p eran fin a lm e n te e l u s o d e la s p la n ta s c u ltiv a d a s . En las g lo s a s
a c h u a r s e h a c e r efe re n c ia a lu s iv a m e n te a la c o m p a s ió n d e N u n k u i, q u e s e
c o n fo r m a c o n dar otra v e z a lo s h o m b re s a lg u n a s s e m illa s y e sq u e je s para q u e
p u ed a n sem brar n u e v o s h u erto s. P er o e ste a cto de b on d ad e stá a c o m p a ñ a d o d e
un co ro la rio : e n ad ela n te habrá q u e trabajar d u ro para m a n te n e r e s ta h e r e n c ia
v e g e ta ! c u id a d o s a m e n t e tr a n sm itid a d e g e n e r a c io n e s en g e n e r a c io n e s .
A te s tig u a d o e n la m it o lo g ía , ei d e s v a n e c im ie n to d e la s p la n ta s c u ltiv a d a s e s
una e s c e n a q u e, se g ú n lo s A ch u ar, p u e d e r e p ro d u c ir se e n el teatro c o tid ia n o .
L a e x p e r ie n c ia d e l h u erto a b a n d on ad o le da un fu n d a m e n to e m p ír ic o q u e le jo s
d e co n tra d ecir las e n se ñ a n za s d e l m ito, n o h a c e s in o reforzar la c re en cia en io s
p od eres d e N u n k u i.

T a n to en una varian te achuar c o m o en una v a ria n te sh u a r (P E L L IZ Z A K O


19 7 8 c: p. 3 9 ), N u n k u i lla m a a la e x is te n c ia , a d e m á s de las p lan tas c u ltiv a d a s, a la
carn e n a m a n k . N a m a n k es e l n om b re g e n é r ic o d a d o p o r lo s A c h u a r a la carne; de
c a z a y c o m o , p or otra parte, la e x is te n c ia d e la c a z a v iv a (K u n t in ) n o se atribuye
d e n in g u n a m anera a la in te r v e n c ió n d e N u n k u i, p a r e c e r a z o n a b le con sid erar ésta
c o m o la c r e a d o r a d e un c o n ju n to m u c h o m á s a m p lio q u e é l d e la s plañías
c u ltiv a d a s , la c a te g o r ía d e lo s o c ia lm e n t e c o m e s t ib le . P o d e m o s encon trar una
c o n fir m a c ió n d e e s t o e n q u e, en n u estra v a ria n te ach u ar, N u n k u i-U y u s h transmite
a lo s h u m a n o s la c e r v e z a d e m a n d io c a a n te s aun d e d a r les la s p lan tas cultivadas
q u e p erm itiría n c o n f e c c io n a r la. E n c o n tr a m o s otra c o n fir m a c ió n en una variante
sh uar, q u e c u e n ta c ó m o N u n k u i h a c e e x is tir ta m b ié n a lo s a n im a le s d om ésticos,
g a llin a s y p u e r c o s (P E L L IZ Z A R O 1 9 7 8 c : p . 3 7 ).

A d e m á s , si n o h e m o s p o d id o r e c o g e r n in g ú n m ito ach u a r d e o r ig e n del


fu e g o c u lin a r io , e x is t e , e n tr e lo s S h u ar, un c o r to m ito q u e c u e n ta c ó m o Jem pe
.(c o lib r í) roba el fu e g o a T a k e a para tr a n s m itir su u s o a lo s h om b res
(P E L L I Z Z A R O s .f .: p p . 7 - 1 5 y K A R S T E N 1 9 3 5 : p p . 5 1 6 - 5 1 8 ) . E ste mito
m u e str a c la r a m e n te q u e la h a z a ñ a d e J e m p e h a d a d o a lo s h o m b r e s un mero
in s t r u m e n t o v ir tu a l y no un co rp u s d e p r e ce p to s p a ra a p r o v e c h a r este
in str u m e n to . E n otras p alab ra, e l c o lib r í tra n sm ite e l f u e g o c u lin a r io p e r o n o el
arte d e c o cin a r . E n to n c e s e l p a s o d e la n a tu ra le za a la cu ltu ra q u e fa c ilita Nunkui
n o s e r e a liz a tan to p o r e l p a s o d e lo c r u d o a io c o c id o c o m o p o r la d elim itación
cla ra e n tr e, p or un la d o , e l a lim e n to p o r a c c id e n te - f r u t o d e la r e c o le c c ió n en la
s e l v a - y p o r o tro la d o , e l a lim e n to s o c ía lm e n te s a n c io n a d o p orq u e e s el resultado
d e un trabajo d e p r o d u cc ió n y de trasform ación culin aria.

E n u n a b r e v e v a ria n te ach u ar, se p r e se n ta ta m b ié n a N u n k u i c o m o la que


e n se ñ a a la s m u jeres e l arte d e la alfarería. E ste p a p el le e s ig u a lm en te atribuido en
la m it o lo g ía sh u ar (P E L L IZ Z A R O 1 9 7 8 c : p p . 8 0 - 1 2 3 y H A R N E R 1 9 72: pp.
7 4 - 7 5 ) . D e m o d o g e n e r a l, ta n to en tre io s g r u p o s jív a r o c o m o e n tr e su s vecin os
C a n e lo s (W H 1 T T E N 1 9 7 6 : p . 9 0 ) , N u n k u i e s e s tr e c h a m e n te a so c ia d a a las
té c n ic a s d e fa b r ica c ió n y d e d e c o r a c ió n d e las v a sija s d e barro c o c id o . A h ora bien,
a llí ta m b ié n N u n k u i e n s e ñ a la tr a n sfo r m a ció n d e un a m ateria prim a d e la cual ella
m is m a n o e s l a c r e a d o r a o la p r o v e e d o r a . L a a r c illa b la n c a n u w e q u e sirv e a
fa b r ic a r lo s r e c ip ie n te s d o m é s t i c o s p r o v ie n e , c o m o lo h e m o s v is t o , de los
e x c r e m e n to s d e A u ju (e l p á ja ro N y c t i b i u s g r a n d i s ) . U n o record ará q u e Auju,
q u e r ie n d o s e g u ir a su m a r id o N a n tu (" L u na") al c ie lo , tr ep ó detrás de é l en el
b e ju c o q u e a n tig u a m e n te u n ía la tierra a la b ó v e d a c e le s te . A ir a d o , N an tu co rtó la
lia n a y A u ju c a y ó p o r tierra d o n d e , d e s o b r e c o g im ie n to s e p u s o a d e fe c a r aqu í y
a llá e n d e so r d e n ; c a d a u n o de su s e x c r e m e n to s se tran sform ó en un y a c im ie n to de
a r c illa b la n ca n u w e . A s í N u n k u i e s m u c h o m á s q u e la crea d o ra d e la s plantas
c u ltiv a d a s ; e s una e s p e c ie d e h é r o e c iv iliz a d o r q u e trae a la s m u jeres las artes
d o m é s tic a s p a r a d ig m á tica s d e la c o n d ic ió n fe m e n in a : la horticu ltu ra, la c o c in a , !a
a lfa re ría . E st3 s t é c n ic a s d e tr a n sfo r m a c ió n c u ltu r a l n o so n p e r cib id a s p o r los
A c h u a r c o m o a c to s de c re a ció n o r ig in a le s s in o c o m o la r eitera ció n d iaria d e ¡os
p r e c e p t o s in ic ia le s d e N u n k u i. E n to n c e s s e e n te n d e r á fá c ilm e n te q u e e l b u en
c u m p lim ie n t o d e e s o s p r e c e p to s r e q u ie r e h a sta a h o ra de c a d a m u jer q u e los
p r a c tic a , un a c o n n iv e n c ia a fe c tu o sa c o n la q u e lo s in stitu ó .

D o s o b s e r v a c io n e s i n c id e n t a le s p e r m itir á n c o n c lu ir e s t e b r e v e
c o m e n ta r io d e l m ito d e o r ig e n d e las p la n ta s c u lt iv a d a s . E n p r im er lu g a r ¡a
a s o c ia c ió n en tre N u n k u i-U y u s h y e l b am b ú K e n k u e s p e r c ib id a p or lo s A ch u ar
c o m o la c o n fir m a c ió n m ític a de q u e la p r e se n c ia d e b o s q u e c illo s d e k e n k u e s e l
in d ic io de un s u e lo m u y fe ra z . C o r re la ció n p e r fe c ta m e n te ju s tific a d a y a q u e esta
v e g e ta c ió n e s típ ica m e n te r ip íc o la y c r e c e g e n e r a lm e n te en lo s n iv e le s m á s bajos
d e la s terrazas a lu v ia le s s o b r e lim o a lu v ia l. E n s e g u n d o lu g a r , s i t o d o s lo s
e tn ó g r a fo s d e lo s J ív a ro c o n c u e r d a n e n a firm ar q u e N u n k u i e s un se r d e s e x o
fe m e n in o , su s p a r e ce re s d isc r ep a n so b r e ta n a tu ra le za d e su e n c a m a c ió n . H aroer,
p ara lo s S h u a r, B r o w n y V a n B o lí, para lo s A g u a r u n a , o p in a n q u e N u n k u i
c o n s t it u y e u n a fa m ilia d e e sp ír itu s m á s b ie n q u e un in d iv id u o ú n ic o (H A R N E R
1 9 7 2 : p. 7 0 y B R O W N y V A N B O L T 1 9 8 0 : p . 1 7 3 ). E n c u a n to a lo s A c h u a r,
e llo s tie n d e n a c o n c e b ir a N u n k u i c o m o un se r sin g u la r , p e r o d o ta d o d e un d o n d e
u b ic u id a d q u e !e p e r m ite m u ltip lic a r su s a p a r ic io n e s y e sta r p r e se n te e n to d o s lo s
h u e r to s d o n d e su s s e r v ic io s s o n e x p líc ita m e n te r e q u e r id o s . E s ta c o n tr a d ic c ió n
a p a r e n te e n tr e la u n ic id a d d e l se r y la m u ltip lic id a d d e s u s m a n if e s t a c io n e s
co n c re ta s e s adem ás m u y caractéristica de la id e a q u e lo s A ch u ar se h a c e n d e l m o d o
d e e x is te n c ia d e lo s se res m ític o s.

C r ea d a s p o r la m a g ja d e l v e r b o d e N u n k u i, la s p la n ta s c u lt iv a d a s so n
ig u a lm e n te c o n c e b id a s c o m o su p role. E n e s a c a lid a d N u n k u i e j e r c e so b r e e lla s
h a sta ah ora una au torid ad m atern a in d isc u tíd a , a u to r id a d q u e las m u je r e s d e b e n
to m a r e n c u e n ta para su s trab ajos d e l h u erto . P ero e s ta fu n c ió n p a r e n ta l n o s e
e je r c e so b re o b je to s in e rto s p u e s s o n m u c h a s la s p la n ta s c u ltiv a d a s q u e p o s e e n un
w a k a n (a lm a o e n s e n c ía p r o p ia ) y p o r c o n s ig u ie n t e u n a fo r m a d e e x is t e n c ia
a u tó n o m a . E ste p e q u e ñ o p u e b lo d e las p la n ta s e s t a b le c e en su s e n o r e la c io n e s d e
s o c ia b ilid a d id é n tica s a las d e lo s h u m a n o s. A u n q u e e s t e a s p e c to d e La v id a s o c ia l
d e lo s c u ítíg e n o s s e a m ateria d e in terp reta cio n es m u y d iv e r g e n te s, p a r e c e a d m itid o
q u e la s p la n ta s d e l h u er to p u e d e n se r c la s ific a d a s e n c u a tr o c a te g o r ía s : la s d e
e s e n c ia e x c lu s iv a m e n te fe m e n in a , la s d e e s e n c ia e x c lu s iv a m e n t e m a s c u lin a , las
q u e p e r te n e c e n a lo s d o s g é n e r o s y v iv e n e n fa m ilia c o n su s r e to ñ o s, y ias q u e so n
d esp ro v ista s d e toda e sp e c ificid a d d e g é n e ro y d e e se n c ia .

A ú n s i e l e sta tu to e x a c to d e a lg u n a s p la n ta s m e n o r e s va ría e n f u n c ió n d e
g lo s a s m u y id io sin c rá tic a s, s e p u ed e sin e m b a r g o o b s e r v a r un c o n s e n s u s so b re las
p la n ta s p r in c ip a le s q u e integran e sta s c u a tr o c la s e s . L o s A c h u a r c u e n ta n e n la
p r im er a c a te g o r ía w a y u s ( l l e x sp.), s u a (g e n ip a ) e ip ia k (b ija ), tres m u je r e s
j ó v e n e s r e d u c id a s p o r a v e n tu r a s m it o ló g ic a s a su av a ta r p r e se n te ; p e r te n e c e n
ta m b ién al g é n e r o fe m e n in o la patata d u lce y la c a la b a za . E n la se g u n d a c a te g o r ía
e n c o n tr a m o s m a s u y t i m iu (lo s v e n e n o s d e p e s c a ) a s í c o m o t s a a n k (e l
ta b a c o ), v a r o n e s j ó v e n e s a n tig u a m e n te f a m o s o s p o r su s p r o e z a s s e x u a le s ; e!
p lá ta n o e s ta m b ié n m a s c u lin o , aun qu e d e s p r o v is to d e p a s a d o m ític o . L a te r c e r a
c a te g o r ía in c lu y e so b r e to d o !a m a n d io c a y el c a c a h u e te , p la n ta s q u e tie n e n u n a
v id a fa m ilia r c a lc a d a so b r e la d e lo s A ch u ar, p ero c u y o e s ta d o p r e se n te n o e s e l
s ig n o d e un a h u m a n id a d a n t e r io r ^ . Por fin , b u en n ú m er o d e p lan tas n o tie n e n
aJma y e x is te n d e m anera c o m ú n bajo la e s p e c ie de lo v e g e ta l. In terrogad a so b r e e l
g é n e r o se x u a l d e ! p a p a y o , una m u jer n o s c o n te s tó así: " ¿ c ó m o p o d ría un p a p 3 y o
tener un w a k a n ? " S e notará in c id e n te m e n te q u e e! c o n ju n to d e las p lan tas d o ta d a s
■de un a e s e n c ia n o s e lim ita a las q u e tien en un p a s a d o h u m a n o e x p líc ita m e n te
a te stig u a d o p o r la m ito lo g ía ; la a trib u ción d e un w a k a n a una p la n ta c u ltiv a d a
p a r e c e in d e p e n d ie n te d e su u s o e f e c tiv o , y a q u e las p la n ta s e c o n ó m ic a m e n t e
im p o r ta n te s c o m o e l taro o el ñ a m e son ap a r e n te m e n te d e sp r o v ista s d e alm a. En
fin , n o h a y c o r r e s p o n d e n c ia a u tom ática en tre el g é n e r o s e x u a l de las p la n ta s y el
g é n e r o se x u a l d e lo s o las q u e las m an ip u lan , ya q u e las fe m e n in a s w a y u s , b ija
y g e n ip a p u ed en se r plan tad as y c o se ch a d a s p or lo s h om b res.

La arm on ía q u e reina e n e i s e n o de las p la n ta s c u ltiv a d a s es g a ra n tiza d a p o r


la p r e s e n c ia in v is ib le d e N u n k u i e n e l h u erto; s e trad u ce c o n c r e ta m e n te p o r el
g r u e s o d e lo s tu b é r c u lo s y d e Jas ra íc es, ia a b u n d a n cia d e las c o s e c h a s , la b e lle z a
de lo s p la n to n e s y la lo n g e v id a d d e su vid a p r o d u ctiv a . E s im p e r a tiv o p u e s, para
u n 3 m u je r , a se g u r a r se d e Ja p r e se n c ia p e r m a n e n te d e N u n k u i en su h u e r to y
u tiliz a r to d o s lo s m e d io s para n o o fe n d e r la , a fin de p r e v e n ir se c o n tr a e l p e lig r o
terrib le q u e sería uná r e p e tic ió n d é la c a tá stro fe m ito ló g ic a . N u n k u i, c u y o n o m b r e
d e r iv a d e nunka (" tierra " ), e s c o n c e b id a ta m b ié n c o m o u n a e s p e c i e d e
a m p lific a d o r d e ía F ertilidad p o te n c ia l d e Jos d istin to s tip o s d e s u e lo s en lo s c u a le s
e ll a a s ie n ta su r e s id e n c ia . L o s A c h u a r so n fin o s p e d ó lo g o s y a d m ite n
p e r fe c ta m e n te q u e N u n k u i n o tendrá un r e n d im ie n to tan e f ic a z e n un s u e lo
fe r r a litic o n o to r ia m e n te m e d io c r e c o m o en una feraz tierra a lu v ia l. S in e m b a r g o ,
si e llo s tien en e n c u e n ta la fe r tilid a d d ife r e n c ia l d e lo s s u e lo s ¡os A ch u a r a firm a n
ta m b ién q u e la d u r a c ió n y la p r o d u c tiv id a d d e un h u erto d e p e n d e n tan to d e las
a p titu d e s m á g ic a s d e Ja m u je r q u e lo trabaja c o m o d e ¡o s c o n s t r e ñ im ie n t o s
e c o l ó g i c o s l o c a le s . E sas a p titu d es so n e s p e c ific a d a s p o r la e x p r e s ió n a ne n t i n
q u e , a p lica d a a un in d iv id u o , in d ica a la v e z la a m p litu d d e su s c o n o c im ie n t o s
m á g ic o s , su c a p a c id a d pirra m anipu lar lo s c a m p o s s im b ó lic o s p r o p io s d e su s e x o
y la s r e la c io n e s p a r tic u la r m e n te fe c u n d a s q u e é l m a n tie n e c o n lo s e s p ír it u s
tu tela res r ig ie n d o las e sfe r a s de a c ú v id a d e n las c u a le s é l se m e te . En id é n tic a s
c o n d ic io n e s de s u e lo , d e un a m ujer a n e n t in se e sp e r a o b te n e r r e n d im ie n t o s
su p eriores a lo s d e una m u je r q u e n o lo e s , aun s i é s ta trab aja d u r o . E sta
d isy u n ció n e s p or l o d e m á s p o c o fr ec u e n te : en té rm in o s g e n e r a le s la s m u je re s
g a e n tin so n tam b ién las m á s la b o r io s a s, e sta s c u a lid a d e s e stá n in tr ín se c a m e n te
ligadas.

L a e x ig e n c i a c o n s t it u t iv a d e l e s ta d o a n e n t i n e s e l c o n o c im i e n t o d e '
n u m ero so s c a n to s m á g ic o s a n e n t, y a q u e m e d ia n te e l s e s g o d e e s t o s
en can tam ien tos u n a m u jer p u e d e esp erar c o m u n ic a r c o n N u n k u i y c o n las p la n ta s
de su huerto. S e r a n e n t in e s p u e s p o s e e r un a m p lio r ep ertorio d e a n e n t , e s d e c ir
ser in sp irad o e n s u s trabajos p or la fa c u lta d d e actuar e fic a z m e n te so b re e n tid a d es
in v isib les, p ero a ten tas a las sú p lic a s q u e s e le s d ir ig e . E ! térm in o a n e n t p r o c e d e
de la m ism a r a íz q u e i n in t a i, "el co ra z ó n " , ó r g a n o d e l c u a l lo s A c h u a r p ie n sa n
que e s la s e d e d e l p e n s a m ie n to , d e la m e m o r ia y d e la s e m o c io n e s (p o r e j.
e n e n ta im ja i " p ie n so " ; e n e n t a i m p r a j a i , " m e a c u e rd o " ; a n e a j a i , " s ie n t o
ternura por" o " ten g o n o s ta lg ia p o r la p r e se n c ia d e"). L o s e n c a n ta m ie n to s a n e n t
son e n to n c e s d is c u r s o s d e l c o r a z ó n , s ú p lic a s ín tim a s d e stin a d a s a in flu ir so b re e l
curso de las c o sa s.

T o d o s lo s a n e n t tie n e n u n a e str u c tu r a m e ló d ic a c a s i id é n t ic a ( V é a s e
B E L Z N E R 1981: p. 7 3 7 ) y d ifie r e n e n tr e e llo s s ó lo p o r e l c o n te n id o d e su letra.
Pero, c o m o p r o c ed en d ir ec ta m en te d e l c o r a z ó n , n o n e c e sita n o b lig a to ria m e n te una
m e d ia ció n v o c a l para lle g a r a su s d e stin a ta r io s; las m á s v e c e s s e le s can tará
m e n ta lm en te o s o t t o v o c e m á s q u e e n v o z alta. En v e z d e can tar, lo s v a r o n e s
p refieren a v e c e s in te rp re ta r su s a n e n t e n e l in str u m e n to d e m ú s ic a d e sa
preferencia: o la z a n fo n ía d e d e sa c u e r d a s ( a r a w ir ) o e l b irim b a o ( t s a y a n d a r ) , o
las fla u ta s (p e é m y p í n k u í ) . L a e j e c u c ió n in str u m e n ta l d a so la m e n te la lín e a
m e ló d ic a , m ien tra s la letra d e l e n c a n ta m ie n to e s ca n ta d a m e n ta lm e n te p o r e l
intérprete. E l r ep ertorio d e lo s a n e n t e s in m e n s o , p u e s e x is te n se r ie s ad ap tad as a
todas las c ir c u n s ta n c ia s im a g in a b le s de la v id a p ú b lic a y d o m é stic a . S e d ir ig e n
estas sú p lic a s a tod a c la s e d e d e stin a ta r io s a q u ie n e s lo s A c h u a r a trib u yen u n a
se n sib ilid a d r e c ep tiv a , es d e c ir to d o s lo s q u e p u ed en se r c o n v e n c id o s , s e d u c id o s o
en ca n ta d o s p o r e l c o n te n id o a lta m e n te a le g ó r ic o d e lo s a n e n t . S e p u e d e e n to n c e s
d irig ir e n c a n t a m ie n t o s n o s ó l o a s e r e s h u m a n o s , p e r o ta m b ié n a e n tid a d e s
so b r e n a tu r a le s, c o m o N u n k u i, y a c ie r ta s c a te g o r ía s d e a n im a le s , p la n ta s y
m e te o r o s. L o s a n e n t s o n r e la tiv a m e n te c o r to s y m u y e s p e c ia liz a d o s e n su s
o b je tiv o s: e x is te n a n e n t para asegu rar e l buen d e sa r r o llo d e las d istin ta s fa se s d e
la guerra, d e la c a z a y d e ia h orticu ltu ra, para m ejorar e l v ie n to y la p u g n a c id a d d e
los perros, para aco m p a ñ a r la c o n fe c c ió n d e l curare y d e !a alfarería, para su sc ita r
s e n tim ie n t o s a m o r o s o s o fo r ta le c e r la a r m o n ía c o n y u g a !, p a r a m e jo r a r la s
relacion es co n a fin es o zanjar una d e sa v e n e n c ia entre c u ñ a d o s ...
En la m e d id a e n q u e lo s a n e n t c o n s titu y e n uno de lo s v e c to r e s
p r iv ile g ia d o s de (a a c tiv id a d d e concroi s i m b ó li c o d e se m p e ñ a d a p o r los hom bres y
las m u jeres, la p o s e s ió n d e un r ep ertorio a m p lio y va ria d o e s un o b je tiv o buscado
por to d o s lo s A ch u ar q u e asp iran a d o m in a r m ejo r lo s c o n str e ñ im ie n to s in v isib les
in flu y e n d o so b r e su p r á c tic a . P er o la c o s a e s d ifíc il, p u e s lo s a n e n t so n tesoros
p erso n a les t d iosam ente a te so ra d o s y tra n sm itid o s so la m e n te por p arien tes cercanos
del m ism o s e x o (g e n e r a lm e n te p a d r e -h ijo , m a d r e -h ija y s u e g r o -y e r n o ). O curre a
v e c e s q u e se le s p u ed a o b te n e r d e un esp íritu d u ran te u n o d e los "viajes" d e l alma,
por e je m p lo du ran te lo s s u e ñ o s o lo s tra n ces in d u c id o s p o r los a J u c in ó g e n o s. La
c e r e m o n ia se c r e ta p o r la c u a l u n o tr a n sfie r e e l c o n o c im ie n t o d e un a n e n t se
lla m a tsa n k a k m a m u ("la c o n c e s ió n " ) ; d e s p u é s d e a b so rb er ju g o d e tabaco
d e stin a d o a c la rifica r Jas fa c u lta d e s m e n ta les, aq u el o a q u ella que d e se a aprender el
Canto m á g ic o in h a la e l v a p o r d e u n a d e c o c c ió n d e t s a n k u p (p la n ta no
id e n tific a d a ), m ien tras a su s la d o s e l p o s e e d o r d e l a n e n t lo rep ite in can sab lem en te
hasta la m e m o r iz a c ió n c o m p le ta . E n l o s u c e s iv o , y c u a n d o s e querrá c o n fe rir una
fu e r za m u y p a r ticu la r a un a n e n t , s e p od rá a b so rb er otra v e z j u g o d e ta b a co y
ayunar antes d e cantarlo.

L o s a n e n t so n a s í s e c r e to s y n o se lo s c a n ta n u n c a e n p ú b lic o s in o en la
so le d a d d e l h u erto o d e la s e lv a . E s a b so lu ta m en te fuera d e d u d a q u e lo s A chu ar se
rep re se n ta n a lo s a n e n t c o m o in str u m e n to s m á g ic o s p o d e r o s o s y e fic a c e s cuya
p o s e s ió n e s u n a b aza en la e x is te n c ia . U n in d ic io d e l v a lo r q u e s e le s atrib uye es
la r e tic e n c ia e x tr e m a q u e d e m o str a b a n ta n to lo s h o m b re s c o m o la s m u je re s en
g r a b a r lo s c o n e! m a g n e tó fo n o y por tanto en d e s p o s e e r s e p ú b lic a m e n te d e ellos
(se h iz o u n a o b s e r v a c ió n id é n tid a a p r o p ó s ito d e lo s A gu aru n a, V é a s e B R O W N y
V A N B O L T 1 9 3 0 : p. 1 7 6 ). C o r r e la tiv a m e n te s e n o s s o lic ita b a c o n sta n tem e n te
hacer o ír la s g r a b a c io n e s d e a n e n t y a r e a liz a d a s en o tr a s fa m ilia s , s ie n d o el
in terés m a y o r por ¡os c a n to s r e c o g id o s e n z o n a s apartadas q u e n u estros hu éspedes
n u n ca h ab ían v isita d o . A d e m á s , n u estro c o rp u s d e un cen ten ar d e a n e n t grabados
e s c o n stitu id o e n m a y o r parte por c a n to s d e stin a d o s a in flu ir so b re se r e s hum anos
( c ó n y u g e s , a m a n te s, a f in e s ) o s o b r e a n im a le s d o m é s tic o s ( e s p e c ia lm e n t e los
p e r ro s). E s t o s a n e n t tie n e n un c a rá cter m e n o s e s o té r ic o y s o n d e un a c c e s o más
fá c il q u e lo s , a lta m e n te v a lo r iz a d o s , q u e p e r m ite n c o m u n ic a r c o n la c a z a , las
p lañ ías c u ltiv a d a s o ¡os e sp ír itu s tu telares g o b e r n a n d o las e sfer a s estra tég ica s de la
p ra x is (c a za , guerra, h orticu ltu ra y s h a m a n is m o ). L o s a n e n t d e e sta c a teg o r ía son
d e lo s m á s d if íc ile s d e o b te n e r y p u d im o s r e c o g e r lo s s o la m e n te d e h om b res y
m u jeres c o n lo s c u a le s h a b ía m o s e s ta b le c id o r ela c io n e s p r iv ile g ia d a s d e confianza
y am ista d .

Los cantos anent poseen ciertas propiedades relevantes que les confieren
una posición preponderante en el arsenal de los medios mágicos que ¡os Achuar
tie n e n a su d is p o s ic ió n para a d u a r so b re e l m u n d o in v is ib le . E n p r im e r lu gar, y
c o m o lo n o tó y a A .C . T a y ío r en su trad u cción c o m e n ta d a d e lo s a n e n t a m o r o so s,
la c a t e g o r ía d e lo c a n ta d o fu n c io n a en u n o s c a s o s c o m o un m e c a n is m o
m e ta lin g ü ís t ic o s ir v ie n d o para c u a lif ic a r la n a tu r a le z a m u y p e c u lia r d e un
e n u n c ia d o (T A Y L O R 1 9 8 3 c ). En e fe c to , si lo s c a n to s m á g ic o s so n
e x tr e m a d a m e n te m e ta f ó r ic o s y si su c o n t e n id o m u c h a s v e c e s e s d i f í c i l de
in te rp re ta r, aun para a u d ito r e s a c h u a r , e n c a m b io , lin g ü ís t ic a m e n t e , n o se
d istin g u e n d e l d isc u r so ordinario. E x iste n p o r c ie r to a lg u n o s id io tis m o s p r o p io s de
la e s tilís tic a d e l a n e n t, p ero p r o v ie n e n m ás de la p r o so d ia q u e d e una v o lu n ta d de
h a c e r e s o t é r ic o al c a n to . E l m o d o d e l o c a n ta d o p e r m ite e n t o n c e s d e s ig n a r
c la r a m en te !a alteridad p rofu n d a d e un e n u n c ia d o r e s p e c to al d isc u r so ordinario; se
l o u t iliz a e n t o n c e s p ara s o b r e d e te r m in a r e l le n g u a j e o r d in a r io c u a n d o en
d e te rm in a d a s c ircu n stan cias é s t e n o r esu lta un v e h íc u lo a d e c u a d o , e s d e c ir si e l
d is c u r s o d e b e a lca n za r e í c o r a z ó n d e un d estin a ta rio e s p a c ia lm e n t e u o n to ló g i-
c a m e n te a le ja d o . S e trata ora d e c o m u n ic a r s e c o n un s e r h u m a n o q u e n o e stá
fís ic a m e n te p r e se n te , o r a de c o m u n ic a r c o n un se r n o hu m ano pero p o sey en d o
a lg u n o s atrib u tos d e la hu m anidad .

A d e m á s , lo s a n e n t so n un m o d o d e e x p r e sió n q u e a u to r iza y r e v e la a la v e z
ía lib r e in te rp re ta ció n d e l c a m p o s i m b ó li c o c o m ú n a to d o s . E s c ie r to q u e lo s
c a n to s m á g ic o s so n rep utados por se r e fic a c e s so la m e n te c o n la c o n d ic ió n e x p r e s a
d e se r reiter a d o s e x a c ta m e n te e n lo s térm in os en los c u a le s fu ero n e n s e ñ a d o s , sin
a d o r n o s ni a ñ a d id o s. P e r o a u n q u e tr a n sm itid o s b a jo u n a fo r m a c a n ó n ic a , c a d a
a n e n t fu e c o m p u e s to in ic ia lm e n te p or un autor a n ó n im o c o m o u n a e s p e c ie d e
g lo s a ín tim a so b r e un tem a, m it o ló g ic o o s o c i o ló g i c o e s te r e o tip a d o . E n e s te
s e n tid o , e l a n e n t m a n tie n e r e la c io n e s m u y p a rticu la res c o n !a m ito lo g ía , d e la
c u a l c o n stitu y e una suerte de m o d o de e m p leo . En e fe c to , e n e sta so c ie d a d d o n d e el
c o n o c im ie n t o d e io s m ito s n o tie n e un p u e s to p r e p o n d er a n te , la g lo s a in d iv id u a l
se e je r c e m e n o s e n e l c o m e n ta r io o en la v a ria n te q u e e n la r e c o m p o s ic ió n y la
re a r tic u la c ió n d e c ie r to s e le m e n to s m ític o s o p e r a d o s e n lo s a n e n t . L o s m ito s s o n
a s í e l z ó c a lo fu n d a d o r d e una e s p e c ie d e J é x ic o g e n e r a l d e la s p r o p ie d a d e s d e la
so b re n a tu ra le za , lé x ic o c o n o c id o p o r to d o s , aun c u a n d o e l c o r p u s m it o ló g ic o d e
d o n d e p r o v ie n e lo e s so la m e n te d e u n o s p o c o s . E n e s t e l é x i c o o lv id a d iz o d e su
o r ig e n c a d a uno va sa c a n d o lib r e m e n te para dar un s e n tid o a lo s in c id e n te s d e la
v id a c o tid ia n a , para interpretar e l m u n d o y para in ten ta r actuar so b r e é l. E l c a m p o
d e r e p r e se n ta c ió n d e s p le g a d o en lo s a n e n t r e v e la a sí al o b s e r v a d o r aten to lo s
e le m e n t o s p r o fu n d a m e n te in te r io r iz a d o s q u e o r g a n iz a n la c r e e n c ia c o tid ia n a ,
e le m e n t o s a n c la d o s e n la m it o lo g ía , p e r o q u e e lla p r e se n ta e n u n a fo r m a
n o rm a tiv a y d iscu rsiva g e n e ra lm en te ign orad a d e la m a y o r parte d e ¡a g en te.

E x iste n se r ie s de a n e n t para a c o m p a ñ a r to d a s la s fa s e s d e la h orticu ltu ra,


d e s d e cJ d e s b r o z o in ic ia l h asta e l la v a d o d e Jas r a íc e s y tu b ér c u lo s d e s p ú e s d e la
c o s e c h a . L a s m u je r e s d ir ig e n e s o s a n e n t ta m o a N u n k u i c o m o a ¡as p r in c ip a le s
p la n ta s c u ltiv a d a s , p id ie n d o a la prim era d e se r le s fa v o r a b le y o r d e n a n d o a las
se g u n d a s c r e c e r y m u ltip lic a r se . S e p od rá apreciar la n atu raleza m u y a le g ó r ic a d e
e s o s e n c a n ta m ie n to s e n lo s c u a n to s e je m p lo s q u e sig u e n ;

" S ie n d o u n a m u je r N u n k u i
v o y lla m a n d o l o c o m e s tib le a q u e e x is ta /
las r a íc e s s e k e m u r a llí d o n d é e stá n ap o y a d a s,
ahí donde se encuentran,
a s í las h ic e y o , b ie n sep arad as/
siendo de ia misma especie,
d e s p u é s d e m i p a s o , e lla s sig u e n n a c ien d o (b is)/
las r a íc e s d e l s e k e m u r s e han v u e lto e s p e c ie s /
Y a e stá n v in ie n d o a m í/
s ie n d o u n a m u jer N u n k u i,
v o y lla m a n d o l o c o m e s tib le a que e x ista (b is)/
detrás d e m í, c o n te sta n d o a m i llam ad a,
él s ig u e n a cien d o " .

(c a n ta d o p o r Y a p a n , m ujer del K ap aw ien tza).

S e n otará q u e a q u í, c o m o en n u m e r o so s a n e n t h o r tíc o la s, la r e fe r e n c ia a
N u n k u i s e h a c e a m a n e r a d e u n a id e n tific a c ió n p o s tu la d a (" s ie n d o u n a m u je r
N u n k u i, y o . . . ”); a s im is m o , ia lab or d e l hu erto ap a rece c o m o una r e p e tic ió n d ia r ia
d e l a c to c r e a d o r d e N u n k u i (" v o y lla m a n d o lo c o m e s t ib le a q u e e x i s t a .. ." ) .
A d em á s, el c a n to n o m e n c io n a e s p e c ífic a m e n te la s p lan tas c u ltiv a d a s , s in o lo
c o m e s t ib le en g e n e r a l ( y u r u m a k ) o la s r a íc e s d e s e k e m u r (p r o b a b le m e n te u n a
r a m n á c e a ). E sta s r a íc e s v o lu m in o s a s sir v e n o r d in a r ia m e n te de ja b ó n v e g e t a l y
p r e se n ta n c ie r ta s e m e j a n z a c o n la s r a íc e s d e m a n d io ca ; e sta p la n ta fu n c io n a a s í
c o m o un e q u iv a le n te m e ta fó r ic o d e la m a n d io c a la c u a l n u nca e s e v o c a d a e n io s
a n e n t b a jo su n o m b r e rea l ( m a m a ) , s in o sie m p r e b ajo la fo r m a fig u r a d a d e
s e k e m u r , (s e e n c u e n tr a un m ism o u s o m e ta fó r ic o d e l s e k e m u r en lo s a n e n t
agu aru n a, V é a s e B R O W N y V A N B O L T 1 9 8 0 : p. 175).

" S ie n d o un a m u je r N u n k u i,
y é n d o m e s o la d o n d e e stá n m is n im io s/
v o y lla m a n d o lo c o m e s tib le a q u e e x is ta , (b is )/
a to d o s , a q u í m is m o , lo s lla m o de m anera id é n tic a (b is )/
L o s h ijo s a d o p tiv o s d e la m ujer N u n k u i
H an lle g a d o a e x is tir , uno irás otro/
u n o p o r u n o s e han p u esto en e l s u e lo (b is ) /
S ie n d o una m u jer N u n k u i,
v o y lla m a n d o lo c o m e s tib le a q u e e x is ta
en mi p ro p io huerto/
a s í m is m o v o y y o (bis)" ,

(C a n ta d o p o r Puar, m u jer d e l K a p a w ie n tz a ).

S e notará en e ste a n e n t la c o n fir m a c ió n d e la id e n tific a c ió n entre N u n k u i y


la m ujer q u e trabaja e l hu erto, y a q u e la s p lan tas c u itiv a d a s so n p resen tad as c o m o
lo s n iñ o s d e la cantora y , p o r d e r iv a c ió n , c o m o lo s n iñ o s a d o p tiv o s d e N u n k u i. L a
r ela c ió n m atern al d e N u n k u i c o n lo s c u ítíg e n o s e s a s í tran sferid a a la m u jer qu e
los c u ltiv a , y e n to n c e s d e v u e lta p a r c ia lm e n te a N u n k u i b a jo la fo r m a d e un
p a r e n te sco a d o p tiv o ; io s n iñ o s v e g e ta le s s o n a s í c o lo c a d o s b ajo una d o b le tu tela
com p lem en ta ria y n o c o m p etid o ra .

"M is c a m o tito s van a se r c o m o las p a p a y a s d e lo s g r a n d e s ríos/


m is c a m o tito s s e han v u e lto c o m o p a p a y a s d e lo s g r a n d e s r ío s/
C ó m o p od ría y o aprender a realizar p la n ta c io n e s
c o m o la s d e la m u jer N u n k u i/"

C an tad o p or P uar, m ujer d e l K a p a w ie n tz a ).

E n e s te a n e n t , la m u jer se d ir ig e d ir e c ta m e n te a su s p a ta ta s d u lc e s y le s
ord en a h a c e r s e tan v o lu m in o s a s c o m o u n a v a r ie d a d d e g r u e sa s p a p a y a s q u e
c r e c e n e n lo s b a n c a le s a lu v ia le s d e lo s g r a n d e s r ío s ( K a n u s : "río a n c h o " ). En
n u m e r o so s a n e n t , k a n u s e s a d e m á s u s a d o c o m o e l s in ó n im o arqueti'prco d e l
terren o fe ra z . L e j o s d e id e n tific a r s e c o n N u n k u i, la c a n to r a c o m p a r a a q u í s u s
a p titu d e s r e s p e c tiv a s para la h o r tic u ltu r a , in te n ta n d o d e sp e r ta r su c o m p a s ió n
m ed ia n te e sta ex p r esió n d e m o d e stia .

" M u jercita N u n k u i,
a q u í m ism o , a q u í m ism o ,
e n m i p r o p io h u er te cito , a q u í m ism o ,
v o y c o se c h a n d o m ata p o r m ata/
c o m o la m u jer N u n k u i
v o y d esen terran d o l o c o m e stib le (b is)/
v o y desenterrando,
desenterrando cada una d e ellas,
haciéndolas brotar del suelo
en mi propio huertecito.
e s c o jo las m atas m ás g r u e sa s/
c o se c h a n d o Jas m atas,
se han a m o n to n a d o en el su e lo (ter)/
ex p erim en ta d a m ujer N u n k i,
tú m ism a e stá s h a b la n d o (b is )/
"eres e x p e rim en ta d a c o m o u n a w en " ,
a sí m e d ic e s tú/
"en tu p r o p ia tierra,
lla m a n d o lo c o m e s tib le a q u e e x is ta (b is)/

(C a n ta d o p o r P ú a /, m u je r d e l K a p a w ie n tz a ).

E s te a n e n t s e d ir ig e d ir e c ta m e n te a N u n k tíi e n e l m o d o v o c a t iv o , pero
c o n tr a ria m en te al an terior, p o s tu la a p titu d e s e q u iv a le n te s en tre e lla y la cantora.
E sta e q u iv a le n c ia e s a u te n tifica d a p or N u n k u i m ism a , q u e a te s tig u a exp lícitam en te
lo s ta le n to s d e la m u jer d ic ié n d o le " w e a t u r u a m e " (" eres e x p e r im e n ta d a com o
una w e a ''). W e a es e l té r m in o g e n é r ic o q u e d e s ig n a a lg u n o s h o m b re s y algunas
m u je r e s l le g a d o s al u m b ra l d e la v e j e z y m u y a fa m a d o s , ta n to p o r su gran
e x p e r ie n c ia p rá ctica c o m o p o r su c o n o c im ie n to te ó r ic o y e x p e r im e n ta l de! mundo
sob renatu ral.

S i e l h u erto , e s p a c io fe m e n in o p o r d e stin a c ió n , es e l lu gar p r e d ile c to de la


m u je r N u n k u i, e x is t e sin e m b a r g o un b r e v e m o m e n to d e su h isto r ia e n que
p e r te n e c e e x c lu s iv a m e n te a lo s h o m b r e s. C u a n d o q u e d a tod avía m era virtu alidad,
una h a z a d e s e lv a q u e s e s o c ia liz a r á m e d ia n te la r o za , e l fu tu ro h u er to n o está
s o m e tid o aún a la p r o t e c c ió n b e n e v o le n te d e N u n k u i. E sta n o s e in sta la en su
d o m in io s in o c o n la lle g a d a d e la s m u je r e s y d e la s p rim era s p la n ta c io n e s.
P r e c e d ie n d o a N u n k u i e n l o s lu g a r es e n q u e d e b e e s ta b le c e r s e , un esp íritu de
estatu ra m o d e sta e s tá e n c a r g a d o d e g u ia r a lo s h om b res en su s la b o r es d e tala. A
e s t e p e r s o n a je m a s c u lin o M am ado S h a k a im , lo s h o m b r e s d ir ig e n u n o s a n en f
a p rop iad os durante lo s trabajos d e tala. S h a k a im e s d iv ersa m en te p resen tad o c o n »
e l e s p o s o o e l h e r m a n o d e N u n k u i y r ig e , d ic e n , e l' d e s t i n o d e la s plantas
s ilv e s tr e s . C o m o tutor d e la s p o b la c io n e s v e g e ta le s d e la se lv a , S h a k a im visita i
lo s h o m b r e s d u ran te su s s u e ñ o s y le s ín d ic a io s m ejores sitio s para abrir nueves
h u erto s. E n e fe c to la s e lv a e s a v e c e s c o n c e b id a p or los A chuar c o m o una inmensa
p la n ta c ió n d o n d e S h a k a im e je r c e s u s ta len to s de h o rtela n o un p o c o desordenado.
E n to n c e s, é! e s e l m e jo r c o lo c a d o para sa b er c u a le s so n lo s terren os m á s fértiles,
d o n d e su s h ijo s silv e s tr e s s e d esarrolan c o n e x u b era n cia . L a s pin tu ras a la bija con
la s c u a le s lo s h o m b r e s s e a d o rn a n e l r o str o d u ra n te las r o z a s , so n tanto ufl
h o fn en a je a S h a k a im c o m o un m e d io para alejar a las serp ien tes.
E n e) p a n te ó n d e lo s e sp ír itu s tu telares, S h a k a im o c u p a u n a p o s ic ió n m u y
d isc r e ta , sin c o m ú n m e d id a c o n ¡a d e su se m e ja n te N u n k u i. P a r e c e a u s e n te d e la
m it o lo g ía a ch u a r; p o r lo m e n o s n o a so m a en n in g u n o d e l o s m ito s q u e h e m o s
r e c o g i d o 19. S h a k a im p a r e ce e n to n c e s e x is tir en la c r e e n c ia c o tid ia n a so la m e n te
b a jo e sta fo r m a d er iv a d a y a m n é sic a d e su o r ig e n q u e c a r a c te r iz a e l s is te m a d e
r e p r e s e n t a c io n e s o b r a n d o en lo s a n e n t . L a m a r g in a lid a d d e S h a k a im es
p r o b a b le m e n te a trib u ib le al e sta tu to m u y a m b ig u o q u e lo d' fin e . E n e f e c t o , c o m o
d u e ñ o d e la s p la n ta s s ilv e s tr e s n o s e a r tic u la c o n u n a e s f e r a d e la p r á c tic a
c la r a m e n te a sig n a d a , s in o p a r tic ip a m á s b ie n d e v a r io s c a m p o s s in d o m in a r
n in g u n o d e e íí o s . E s un e sp ír itu d e ía se lv a , y s in e m b a r g o n o d ir ig e la c a z a ,
a c t iv id a d p a r a d ig m á tic a d e lo s h o m b re s; y s i e s e sp ír itu d e la r o z a , ta m p o c o
g o b ie r n a la h o r ticu ltu ra , a c tiv id a d p a r a d ig m á tica d e la s m u je r e s . A p e s a r d e l
n ú m e r o in m e n s o d e su jeto s v e g e ta le s q u e g o b ie r n a , S h a k a im e s e l d u e ñ o d e un
u n iv e r s o c a s i v a c ío , p u e s p a r a le lo al d e lo s h o m b r e s; s u s a p a r ic io n e s e n e l
e s c e n a r i o d e la h u m a n id a d n o p u e d e n e n t o n c e s s e r m á s q u e e p i s ó d i c a s y
d e sp r o v ista s d e im p ortan cia.

S h a k a im e s m e n c io n a d o a v e c e s e n tos a n e n t fe m e n in o s d e h o r ticu ltu ra y


e s a llí d o n d e lo h e m o s d e s c u b ie r to , p u e s n o s fu e i m p o s i b le r e c o g e r a n e n t
m a s c u lin o s d ir ig id o s a é l, aun s i lo s h o m b re s g lo s a n f á c ilm e n t e a c e r c a d e su s
a tr ib u to s. S e p o d rá apreciar la r ela c ió n m u y p e c u lia r q u e la s m u je r e s m a n tie n e n
c o n S h a k a im m e d ia n te lo s d o s a n e o t sig u ie n te s;

" P ap ito m ío , e r e s c o m o S h a k a im (b is)/


aquí mismo (ter)/
h e r m a n o d e la m ujer N u n k u i,
¿ c ó m o pod rías tú caer en ferm o?/
A q u í m ism o , ( b is )
m i h e r m a n ito s e fu e ,
h a b ien d o d esb ro za d o la s p la n ta cio n es de S h a k a im (bis)"

(C a n ta d o p o r Puar, m u jer d e l K a p a w ie n tz a ).

E s te a n e n t e s tá d ir ig id o al e s p o s o d e la c a n to r a , lla m a d o s u c e s iv a m e n t e
" p a p ito ” y "herm anito", s e g ú n la c o n v e n c ió n d e lo s c a n to s m á g ic o s q u e e x ig e q u e
un e g o f e m e n i n o in v o q u e s ie m p r e a su m a r id o m e d ía n t e u n t é r m in o d e
c o n sa n g u in id a d . L a m ujer e sta b le c e aq u í u n a d o b le e q u iv a le n c ia ; en tre S h a k a im y
su e s p o s o , p o r u n la d o , y e n tr e N u n k u i y e lla m ism a , por e l o tr o ; e l n e x o d e
g e rm a n id a d p o stu la d o entre io s d o s esp íritu s v ie n e a su stitu ir s e al n e x o de a fin id ad
rea l e n tr e e l h o m b r e y la m ujer, s e g ú n la ló g ic a d e l p r o t o c o lo d e tr a n sla c ió n . S e
trata a la v e z d e un h o m e n a je b rin d ad o p o r ¡a can tora, a su e s p o s o , p o r h a b e r le
a b ierto u n a tala e n la s e l v a (lla m a d a m e ta fó r ica m e n te " p lan tacion es de S h a k a im -')
y d e un d e s e o q u e é s te , tan y a lie n te c o m o S h a k a im , c o n s e r v e m u c h o tie m p o la
fu erza p ara talarle n u e v o s h u m o s .

" S ie n d o una m u jer N u n k u i,


y é n d o s ó l o e n m i p r o p io h u er te cito /
y é n d o m e p o r e l r io g ra n d e (b is)/
v o y c o lm a n d o (m i c a n a sta ) (b is)/
¿q u é p od rías ser tú?/
¡v e n g a n to d o s , c o m e s tib le s m ío s, a m i h u ertecito! (b is)/
e l h o m b r e S h a k a im (b is),
¡a m u jercita N u n k u i, la q u e d ic s
" so y la m u jer d e lo s c o m e s tib le s ”/,
"alia plantarás", d ic e n e llo s (b is )/
S ie n d o una m u jer N u n k u i,
v o y p o r e¡ río g r a n d e ( b is ) ”.

(ca n ta d o p o r Puar, m u jer del K ap aw ien tza).

S e trata o tra v e z d e un anent en e l cu al la can tora d e n o ta su v o lu n ta d d e


id e n t if ic a c ió n c o n N u n k u i; p e r o la id e n t if ic a c ió n s e c o m b in a a q u í c o n un
d e s d o b la m ie n to , y a q u e N u n k u i, c o m o en tid a d au tó n o m a , a p a rece ig u a lm e n te , e n
c o n ju n c ió n c o n S h a k a im , para in d icar a la m u jer lo s lu gares m ás a p r o p ia d o s p ara
las p la n ta c io n e s . C u a n d o una m u jer e n c a m a e l p e r so n a je d e N u n k u i en un a n e n t ,
e lla o p era p u e s una p u e s ta en e s c e n a c o n el fin d e captar lo s atrib utos d e l e sp ír itu
tu te la r, s a b ie n d o a c i e n c i a c ie r ta q u e s u s d o s e s e n c ia s r e s p e c tiv a s q u e d a n
d istin g u id a s y q u e N u n k u i n o v ie n e a en c a m a rse en ella.

I d e n tific á n d o s e c o n N u n k u i y d e sv ia n d o un a parte d e la au torid ad m a te r n a


q u e é sta e je r c e so b r e la s p la n ta s c u ltiv a d a s, la s m u je re s se rep resen tan Su h u e r to
c o m o un u n iv e r so d o n d e r ein a la connivencia d e la c o n sa n g u in id a d . El p u e b lo d e ¡a
m a n d io c a s e c o n s tit u y e e n h ijo p a r a d ig m á tico y, au n q u e n u n ca s e lo n om b ra, e s a
é ! q u e Ja m u je r d e d ic a lo e s e n c ia l d e su s e n c a n ta m ien to s a ia s p lan tas c u ltiv a d a s .
C o m o e s c o n v e n ie n te c u a n d o u n o h ab la a n iñ o s, el ton o d e lo s anent d ir ig id o s a
la m a n d io c a e s m á s b ie n im p e r a tiv o ; u n o p rocu ra m á s d ir ig ir o c o r r e g ir q u e
se d u c ir . S in e m b a r g o 3a c o n s a n g u in id a d no e s e x en ta d e p e lig r o s p u e s, m e d ia n te
u n a t r a n s fe r e n c ia b a s ta n t e ló g ic a , lo s r e to ñ o s v e g e t a le s s e d e s a r r o lla n en
d e tr im e n to d e Jos r e to ñ o s h u m a n o s. En e fe c to , Ja m a n d io c a tien en Ja r ep u ta c ió n d e
ch u p a r Ja sa n g r e d e Jos h u m a n o s , e s p e c ia lm e n te la d e lo s n iñ o s de p e c h o , s a n g r e
q u e e lla n e c e s it a d u r a n te la f a s e in ic ia l d e su c r e c im ie n to y q u e s a c a a s í
su b r e p tic ia m e n te d e su s r iv a le s . P or e s o lo s n iñ o s tiern o s n o e stá n a u to r iz a d o s a
entretenerse en lo s hu ertos sin v ig ila n c ia .

A s í c o m o e l c o r a z ó n e s e l cen tro d e la a c tiv id a d in te le c tu a l y e m o tiv a , la


sangre e s e l m e d io p o r e l c u a l la v id a y lo s p e n s a m ie n to s s o n ¡le v a d o s a la s "
distintas r e g io n e s d e l cu erp o . A h o ra b ien lo s A c h u a r e stim a n q u e c a d a in d iv id u o
d isp on e d e una c a n tid a d de sa n g r e lim ita d a y q u e e s im p o s ib le r e c o n s titu ir 2a
sangre p e r d id a . C a d a p u n c ió n e s e n t o n c e s u n p a s o m á s h a c ia la a n e m ia
( " p u ís u m a r ” ) , un e sta d o d e d e b ilid a d f ís ic a y m e n ta l g e n e r a liz a d a q u e, e n lo s
ancianos y lo s n iñ o s d e p e c h o , íle v a in e lu c ta b le m e n te a la m u e r te . E l p e lig r o d e
anem ia e s to m a d o m u y en se r io p o r lo s A c h u a r, q u e tie n e n la e x p e r ie n c ia d e las
visitas n o c tu r n a s r eg u la r es d e l m u r c ié la g o v a m p ir o ( p e n k e j e e n c h a m ) y q u e
saben c u á n rápido p u e d e d eb ilita r a un n iñ o e n la p rim era in fa n c ia . S e c o s e c h a a
veces r a íc es de m a n d io c a estriad as c o n r e g u er o s r o jiz o s q u e las m u je re s a sim ila n a
residuos d e sa n g re ham a n a q u e la planta ha c h u p a d o . T a l d e sc u b r im ie n to e s d e m al
agüero y a n u n c ia u n a m u e r te p r ó x im a e n e l c ír c u lo d e l o s p a r ie n te s l o
su ficien tem en te c erca n o s para pasar regu larm en te p o r e l h u erto c a n íb a l.

M e d ia n te el s e s g o d e a n e n t a p r o p ia d o s, la m a d r e p r u d en te d e b e m an ten er
pues un c o n t a c t o c o n s ta n te c o n l o s p la n to n e s d e m a n d io c a , e s o s n iñ o s
d e sn a tu r a liz a d o s e im p r e v is ib le s q u e a m e n a z a n su e x i s t e n c i a y la d e su
d e sc e n d e n c ia h u m a n a . U n a m u jer p a r tic u la r m e n te a n e n t i n p u e d e aun in ten tar
utilizar las c a p a c id a d e s v a m p írica s d e la m a n d io c a p ara p r o sc r ib ir ía entrada a su
huerto a io s in d e se a b le s. M e d ia n te a n e n t e s p e c íf ic o s , e ll a s e e m p e ñ a r á e n d e sv ia r
la a g r esiv id a d d e ías p lan tas h a c ía un o b je tiv o a c e p ta b le , a fin d e q u e e sta s, una
vez sa c ia d a s, n o ataqu en m á s a su s h ijo s. E l a n e n t s ig u ie n te e s u n a ilu str a ció n d e
ello.

"M i n iñ o t ie n e la sa n g re en la b o c a ,
é l e s h ijo de S h a k a im /
A h o ra trasp ásales p or m í (b is )/
A s í h a b la n d o y o , Ies o í m u ltip lic a r se (ter)/
h e te n id o la v isió n del p e q u eñ o derru m be de ro ca /
n o s o tr o s , n o s o tr o s m ism o s, v in ie n d o a c o s e c h a r /
le s o í m u ltip lica rse: h e te n id o la v is ió n d e e llo (b is)/
o í m u ltip lic a r se e l derru m be d e ro ca /
lo h ice rodar (b is)
m i h u e r ie c ito m u ltip lic á n d o se ,
h e te n id o la v isió n d e e llo (b is)
el derru m b e d e roca, he ten id o esta v is ió n ”.

(C a n ta d o por M ari, m u jer d e l K u n am p en tza).


Este anent es muy rico en símbolos polivalentes, pues su registro abarca
simultáneamente varios campos de la práctica hortícola. Empieza colocando a los
niños humanos en una posición idéntica a la de los niños vegetales ("m i niño
(humano) tiene la sangre en la boca"), la similitud postulada de las capacidades
vampírícas permitiendo proteger a aquellos de las amenazas de las plantas, ya que,
por un m ovim iento en com pensación, son Jos hijos reales quienes san
metnforizados en m andioca. Siem pre en base a esta identidad, la cantora
recomienda a Jos niños de ambos géneros "traspasar" a los visitantes indeseables.
La expresión utilizada " a j ín f iu r a t a " indica la muerte dada con una lanza de
guerra y connota tal vez una perforación idéntica a la practicada por el murciélago
vampiro. Dejando esta temática, el canto mágico vuelve luego a preocupaciones
muy específicamente hortícolas invocando la figura clásica del derrumbe de roca
( m u u c h ) . El empleo de esta imagen tiende a transferir a Jas plantas del huerto
los atributos de las gruesas piedras diseminadas en un caos, es decir la eternidad y
el volumen. Por fin, eJ tema de la clarividencia ("tuve Ja visión de ello") debe ser
relacionado con visiones que han venido a visitar a la cantora durante su sueño o
durante un trance n arcótico provocado por la absorción d e m a i k iu a .

A pesar de su apariencia pacífica y adormecida, eJ huerto fam iliar es tan


amenazador com o la selva circundante y para subyugarlo se necesitan muchas
competencias. C riar niños frondosos se revela ser una tarea tanto más peligrosa
cuanto que ella exige para su cumplimiento perfecto el uso de amuletos hortícolas
dotados ellos también de propiedades vampírícas. Llam ados n an tar, esos
amuletos son piedras, a veces bezoares, pero más generalmente pequeñas guijas
rojizas encontradas por las mujeres en sus huertos, en sitios que Ies son revelados
por una comunicación de Nunkui durante un sueño. EJ poder de fecundidad de esos
na n tar o "piedras de N un ku i” es proporcional a su nocividad potencial, y existe
una variedad de esas piedras para casa una de las principales especies cultivadas pof
las mujeres. En cambio, parece que no hay nantar para las pocas especies
cultivadas por los hombres, el uso de esos amuletos de horticultura siendo
reservado exclusivamente a las mujeres. Es posible empero que un hombre reciba
una com unicación onírica de Nunkui, que le revela el sitio específico que su
esposa deberá escudriñar para encontrar ahí un nantar.

l^os amuletos de horticultura actúan como multiplicadores de la vitalidad de


Jas plantas a Jas cuales corresponden y permiten así obtener cosechas abundante
por largo tiempo. Para ser verdaderamente eficaces, esos n a n tar deben set
activados por anent apropiados; en respuesta a esta solicitud, se dice que emiten
una luminosidad intensa y vibran en una frecuencia sobreaguda. Dotados d i c®
vida autónoma, Jos n a n tar tienen !a propiedad de desplazarse por sí mismos; JX»
eso, dado e! peligro que representan para jóvenes niños fisgones, no se (tete
guardarlos nunca en la casa. Parece en efecto que ellos puedan chupar la sangre a
corta distancia, sin quesea necesario manipularlos directamente. La dueña de los
nantar los encarcela entre dos tazones de barro cocido vueltos uno contra otro y
los entierra en su huerto, cuidando disimular lo mejor posible su emplazamiento.
Aún enterrados, ios nantar constituyen todavía un peligro para los niños que
acompañan a su madre al huerto. Esta deberá entonces cantar unos anent de
conjuro para implorar a los nantar que no hagan daño a sus vástagos.

Los nantar son bienes absolutamente exclu sivos y muy secretos; las
mujeres son muy reticentes en hablar de ellos a extraños y eluden toda pregunta
directa sobre ellos mediante sonrisas molestas o protestas de ignorancia. Aun entre
coesposas, parece excepcional que se muestren recíprocamente sus nantar; en
cam bio, el poder atribuido a los n a n t a r de cada una es un tema de discusión entre
mujeres, que pueden comparar la eficacia de los distintos amuletos por sus
resultados, es decir por la apariencia de sus huertos respectivos. La finalidad de
esas especulaciones no es gratuita del todo, ya que los n a n tar más poderosos son
también los más dañinos y que un huerto particularmente hermoso amenaza ipso
facto ser un lugar temible para todos, excepto para la mujer que lo rige. .Se
entenderá entonces que nuestro empeño en querer medir los huertos, aún si
estábamos colocados bajo la protección de sus dueñas legítimas, haya podido ser
considerado por aígunos Achuar como una manfestadón de temeraria ínconciencía.

A l igual que los anent de horticultura, los n a n tar son heredados en línea
uterina y estoes probablemente el bien más precisoque una madre pueda trasmitir
a sus hijas. L a mayor parte ge los nantar que posee una m ujeres adquirida según
este procedimiento, pues el hallazgo de una "piedra de Nunkui" en el huerto es
un acontecimiento que no se repite muchas veces durante la vida de una mujer
achuar. Es absolutamente excepcional que una mujer puede adquirir un nantar en
una transacción mercantil con una no parienta, ya que en tal caso la mujer se
expondría a un peligro grave. En efecto los n a n tar son benéficos solamente para
la mujer que ;os controla efectivamente, es decir que ha recibido de Nunkui, o
directamente o por el intermediario de su propia madre, la capacidad de utilizar los
poderes m ágicos de un n a n ta r determinado. E sta capacidad se traduce
esencialmente por el conocimiento de los anent específicos que permiten influir
sobre el n a n tar y activarlo para fines benéficos. Sin este modo de empleo, la
actividad del nantar es casi incontrolable y utilizarlo se vuelve muy peligroso.
L o s n a n ta r, más todavía que ¡a m andioca hom icida, constituyen así un
dispositivo con el cual cada mujer Achuar tiene la facultad no sólo de mantener la
autonomía individuali'¿ada de su práctica sim bólica, pero aun de controlar
concretamente el acceso mismo al campo exclusivo donde se ejerce y se reproduce
esta práctica simbólica.
C ie r to s a n im a le s s o n co n sid e ra d o s c o m o a u x ilia r e s o tr a n sfo r m a c io n e s d e
N u n k u i; su p r e se n c ia c o n tin u a e n e l h u erto p r o d u ce e fe c to s b e n é fic o s id é n tic o s a
¡os d e lo s n a n t a r , p e r o sm la s con trap artid as n e g a tiv a s q u e é s to s entrañan. E s e l
c a s o d e una p ájaro c o n p lu m a je r o jiz o , m a m a ik ia n c h im (¡ite r a Im e n lc Mc u c o d e
ia m a n d io c a ” ), q u e c o r r e s p o n d e a d o s e s p e c ie s m u y v e c in a s : ( C o c c y z u s
m e la c o r y p h o s y C . L a n s b e r g i ) . S e p u e d e c o m u n ic a r c o n é l p o r m e d io d e
a n e n t c o m o é ste , q u e le lo rd en a n u tilizar su s c a p a c id a d e s m á g ica s e n p r o v e c h o d e
la cantora:

"C anta p o r m í, " ¡ c h i k i u a , c h i k i u a ! " /


lla m a cla ra m en te lo c o m e s tib le a q u e e x is ta
ca n ta n d o p o r m i c u e n ta " ch ik iu a, c h ik iu a ”, (rep etid o varias v e c e s ),

(C a n ta d o p or M ari, m u jer d e l K u n a m p etza ).

E l a n im a l m á s v a lo r iz a d o , p o r q u e e s c o n c e b id o c o m o una e n c a m a c ió n
d ir e c ta d e N u n k u i, e s la s e r p ie n t e w a p a u (T r a ch y b o a b o u le n g e r ii), un
p eq u eñ o b o /d o r ojo an a ra n ja d o , in o f e n s i v o p ara e l h o m b r e . E x is t e n a n e n t
e s p e c í f i c o s para in d u c ir un w a p a u a q u e v e n g a a e s ta b le c e r s e en e l h u e r to , y
e s ta se r p ie n te tie n e fa m a d e c a n ta r é l m i s m o unos a n e n t in c o m p a r a b le s p ara
h a c e r c r e c e r y e m b e lle c e r la m a n d io c a . C ie r to s a n e n t tienen p o r s o la fu n c ió n
"llamar" a un s u e ñ o du ran te e l c u a l será rev ela d a Ja m orada d e un w a p a u ; b astará
e n to n c e s c o n ir a h a c e r lo s a lir d e l b o s q u e p ara in sta la r lo en una p e q u e ñ a fo s a
c a v a d a en e l h u e r to . E n e s t e c a s o ta m b ié n , e l s u e ñ o p od rá s e r h e c h o p o r un
h o m b re , aun sí e l a n e n t q u e s e s u p o n e lo v a a su cita r sie m p r e e s c a n ta d o p o r su
e s p o s a . S e notará in c id e n te m e n te q u e la r a zó n p r á c tic a sa le g a n a n d o a q u í c o n la
p resen cia p erm an en te en e l h u erto d e un predador de p e q u eñ o s roed ores.

El b u en u s o d e lo s a n e n t , d e lo s a m u le to s y d e lo s a u x ilia r e s d e N u n k u i
c o n s titu y e un s is te m a d e r e q u is ito s g e n e r a le s p r e v io s a la p r á c tic a e f ic a z d e ia
h o r ticu ltu ra , las d if e r e n c ia s d e c u m p lim ie n to e n tr e m u je re s m id ié n d o s e e n e l
a b a n ic o m ás o m e n o s a m p lio d e in str u m e n to s m á g ic o s de lo s c u a le s c a d a u n a d e
e lla s d is p o n e p a ra a c tu a r s o b r e la s p la n ta s c u ltiv a d a s . N in g u n a m u je r p u e d e
p erm itirse ign orar p o r c o m p le to lo s m e d io s d e aseg u ra rse la in flu e n c ia p o s itiv a d e
N u n k u i so b r e su h u e r to y d e c o m b a tir lo s p e lig r o s p o te n c ia le s q u e c o n tie n e e s t e
h u erto . L a s v a r ia c io n e s in d iv id u a le s e n la c a p a c id a d d e c o n tr o l s im b ó lic o d e la
h o r ticu ltu ra son p u e s d e g r a d o m á s q u e d e n a tu ra le za . U n a m u jer q u e n o e s
v e r d a d e r a m e n te a n e n ( i n sa b rá s in e m b a r g o un r ep er to rio m o d e s to d e ca n to s
m á g ic o s y p o s e e r á sie m p r e un m ín im o d e u n o o d o s n a n t a r d é b ilm e n te a c t iv o s .
P e r o , a d e m á s d e e s t e s i s t e m a d e r e q u is ito s g e n e r a le s p r e v io s c o n o c id o s y
practicados d e m anera d e sig u a l, e x is te un c o n ju n to de p recau cion es particu lares q u e
deben ser observadas de modo absolutamente idéntico y normativo, cualquiera que
sea eJ estado de conocimientos particulares de cada una en el cam po de ios medios
mágicos de acción. La práctica de ia horticultura requiere en efecto el
cumplimiento obligatorio de ciertos rituales y la observación de numerosos tabúes
aJímenticios. C u m p lir con los unos y respetar los otros es considerado
indispensable al éxito de las siembras y de las plantaciones. Estas dos operaciones
son percibidas por ¡os Achuar com o las faces cruciales de la horticultura; e)
desarrollo ulterior de una planta depende, según ellos, del cuidado con el cual se la
pnso inicialmentc bajo tierra. Las prácticas rituales realizadas durante las
plantaciones son por cierto tan modestas y tan discretas que parece casi
incongruente considerarlas como condiciones propiciatorias. E n comparación con
los rituales elaborados y m inuciosos que puntuan el calendario agrícola de
numerosas comunidades indígenas de los Andes, los rituales hortícolas de los
Achuar parecen en efecto irrisorios. Estos ignoran hasta 1a gran ceremonia
colectiva realizada durante la fructificación de la palmera u w i ( G u ilie lm a
gasipaes) que asume sin embargo una im portancia fundam ental entre sus
vecinos Shuar (véase P E L L 1 Z Z A R O 1978b). Por otra parte,como todos los demás
tipos de relaciones establecidas por los Achuar con lo sobrenatural, los rituales de
plantación son privados y domésticos, realizados discretamente en 1a intimidad del
huerto.

D ada su importancia simbólica, resulta lógico que la m andioca recíba una


atención ritual muy peculiar cuando se efectúa la primera plantación de un huerto.
Así, antes de enterrar sus esquejes, cada mujer prepara en una calabaza una mezcla
de agua con bija majada, a veces aumentada con cáscaras raspadas del bulbo de
keaku cesa ("ñ o r roja"), una planta silvestre de hermosa floración encamada. Se
pondrá los n a n tar de la mandioca en esta infusión para"subacüvarla"; esta agua
enrojecida por la bija es m uy explícitamente asimilada a la sangre, substancia
necesaria para el crecimiento de la mandioca. Lu e go la mujer derrama esta sangre
metafórica sobre los haces de esquejes exhortando la m andioca a beber cuanto
quiera. Este rito es concebido por los Achuar com o un ejercicio de sustitución
permitiendo a la vez subvenir a las necesidades perversas de la mandioca y
premunirse contra su tendencia al vampirísmo, ya que se le proporciona por
adelantado una amplía ración de sangre. Cuando una recién casada planta su primer
huerto, la infusión de bija es derramada por una mujer anciana particularmente
anentin y diestra en las técnicas de horticultura20. D e m odo general, se supone
que las ancianas realizan mejor que las mujeres jóvenes las plantaciones
consideradas difíciles de lograr, como la siembra del cacahuete en hoyos. Siendo
wea, esas ancianas tienen una amplia experiencia de las manipulaciones rituales
y una profunda intimidad con Nunkui, que les permite realizar sin fallar esos
sembríos delicados y supuestamente aleatorios; entonces una mujer joven pedirá
de modo ordinario a su madre tener a bien plantar el cacahuete en su lugar. Pero
como el sistema de la magia nunca es unívoco y obedece las más veces a lógicas
competidoras y aparentemente contradictorias, hay también plantaciones que
llenen éxito solamente sí son realizadas por niños o adolescentes. En est¿ último
caso, se cuenta menos con el dominio adquirido con la edad que con la energía
vital propia de la juventud, energía que se trasmitirá, se espera, a Jas plantas. Los
ancianos cuyas fuerzas van decayendo pedirán así a niños que planten por ellos las
güiras, la wayus o la maíkiua.

Si la juventud es símbolo de vitalidad, la sangre también Jo es y, en esa


calidad, el rojo se encuentra asociado a todas las prácticas simbólicas de la
horticultura. Así, los componentes de la infusión derramada sobre la mandioca son
.caracterizados por el rojo, constituyendo la bija el arquetipo de este color. Cuando
siembran o plantan, o para manipular su nantar, las mujeres se pintan en la cara
dibujos heehos con la bija, a fin de complacer a Nunkui quien, dicen, aprecia
mucho el rojo. Más allá del homenaje a Nunkui, la pintura con bija permite
también ser identificada de seguro como una semejante por los espíritus auxiliares
del huerto cuyo color dominante es el rojo (nantar, wapau e ikianchim).
Asimilándose a esos seres tutelares al nivel del cromatismo, la dueña del huerto
previene los equívocos e instaura la posibilidad de un reconocim iento inmediato
por m im e tism o . Practicada sobre todo para la mandioca, la ceremonia de la
tiasferencia de sangre puede ser practicada también durante la plantación de otros
cultígenos como el ñame, el taro, la patata dulce o el cacahuete. Sin embargo, no
hay en estos casos necesidad tan apremiante como para la mandioca, ya que estas
plantas no tienen tendencias vampírícas y que no amenazan saciarse de sangre
humana. De modo genera!, los ritos de plantación son pues muy poco
espectaculares y parece lícito clasificarlos en esa categoría cuyo modelo
constituirían los anent y que abarca el conjunto de los medios directos pan
controlar e influenciar la existencia antropomorfkada de los seres naturales.

Las prohibiciones alimenticias que deben ser respetadas durante las


plantaciones obedecen a una lógica sim étrica pero inversa a ¡a de ¡os a n e n t y de
todas las formas de operaciones rituales sobre la naturaleza. En efecto ya no sí
trata de suscitar en las plantas cultivadas unas cualidades positivas, sino al
contrario de impedir por el ayuno y la abstinencia la trasmisión accidental de
características negativas. Estos tabúes alimenticios son fundados as í en la idea
muy clásica que el consumo de una animal caracterizado por determinados
atributos originales provocará la transmisión de esos atributos a las plantas que
se siembre de modo concomitante. Así, cuando se planta plátanos, no se debe
comer ni el pez kanka (Prochilodus sp.) ni las larvas de gorgojo de las
palmeras muntish (Calandra palmarum), sino las matas se podrirían
rápidamente como este pez y se llenarían de gusanos. El kanka es un pez con
carne blanca un poco sosa, sin dientes, aficionado a1 i;ieno. Tiene !a fama de ser
geófago, como la lombriz de la cual sería el correspondiente acuático; el kanka
sirve así a menudo de soporte metafórico a la idea de podredumbre21. La
prohibición de comer las larvas muntLsh se aplica igualmente, y por la misma
razón, a las siembras de maíz, y se acompaña, en este último caso, de una
prohibición de comer monos -para evitar que estas plantas vayan a doblegarse
como si unos monos se hubiesen columpiado en ellas- así como de comer
pecaríes, para evitar ia incursión de una m anada de estos animales que
irremediablemente vendría a pisotear la plantación. Cuando se siembra el
cacahuete en hoyos hay que abstenerse además de comer ají y carne que ha estado
en contacto directo con humo o fuego, a fin de que las semillas no sean quemadas.
Esta última prohibición se aplica a una categoría bastante amplia, ya que además
de la carne asada y ahumada, abarca de hecho a todos los mamíferos a quienes por
lo general se quema el pelaje antes de ponerlos a hervir (monos, agutíes, pacas,
roedores...).

Además de esas prohibiciones alimenticias categoriales, que se deben


observar durante los días que duran las plantaciones, se recomienda estar en
ayunas para proceder a la siembra propiamente dicha y alimentarse pues
únicamente por la tarde, después de los trabajos del huerto. Como lo hemos visto
anteriormente, el ayuno (ijiarmatin) y la frugalidad son virtudes cardinales para
¡os Achuar; ellos consideran inconveniente realizar actividades delicadas con el
estómago lleno. La saciedad produce el entorpecimiento del cuerpo y del espíritu y
engendra procesos incontrolables de ferm entación interna: cosas incompatibles con
las disposiciones ágiles que exige la mobilización de las facultades físicas y
espirituales. En fin, toda relación sexual debe, por principio, ser suspendida
durante las plantaciones. Esta abstinencia se explica parcialmente porque se
supone que el acto sexual causa una pérdida muy temporaria de energía vital, ia
misma que se debe economizar para la plantación. Pero esta prohibición se
fundamenta sobre todo en la idea de que los juegos amorosos nocturnos son
incompatibles con ¡a actividad onírica e impiden entoices toda comunicación
mediante el sueño con los espíritus tutelares del huerto. Ahora bien es de gran
importancia establecer una relación estrecha con Nunkui y sus auxiliares durante
esta fase crucial déla horticultura que es la plantación; se sacrificará pues de buen
grado las dulzuras de la actividad sexual entre esposos para el beneficio de una
relación visionaria con los espíritus.

Las prohibiciones alimenticias que los Achuar se imponen durante las


plantaciones parecen deber articularse sobre una lógica de las cualidades sensibles
bipostasiadas en procesos fisiológicos y especies animales emblemáticas. Cada
prohibición especifica funciona como un signo representando una de las tres
categorías da atributos nefastos a la vida armoniosa de las plantas: ¡o podrido,
significado por e¡ pez kanka, la larva munlish y la función digestiva en
general, lo ardiente, significado por el ají y la carne expuesta directamente ai
luego, y Jo grácil, significado por el mecimiento de ¡os monos en ramas flexibles
Algunas especies animales o vegetales son mejor apropiadas que otras para
desempeñar el papel de significante simbólico, pues poseen caracteres distintivos
notables que invitan a) observador indígena a ejercer Jo que Leví-Strauss ha
llamado un "derecho de persecución", es decir a postular que sus cualidades
visibles son el signo de propiedades invisibles (LEVI-STRAUSS 1962: p. 25).
Los tabúes alimenticios son así un punto de paso entre eí sistema de las
cualidades y el sistema de las propiedades, un nudo de conexión obligado entre un
modo de conocimiento y un modo de praxis. En cuanto a la prohibición sobre el
pécari, parece apoyarse en otra lógica, ya que se presenta explícitamente como un
conjuro directo. Contrariamente a los tabúes anteriores donde la especie prohibida
es distinta de la que amenaza a las plantaciones, -las larvas muntísh no atacan
los plátanos y los monos no se mecen en las plantas de maíz- el pécari es aguí
capaz de producir él mismo el resultado lamentable que uno intenta prevenir
evitando comerlo. Se trata entonces de establecer una especie de pacto con eí
animal, según el cual el animal se salvará temporariamente la vida para que no
dañe las plantaciones. Aunque matar y consumir parecen automáticamente ligados
en ¡as prohibiciones alimenticias, están aquí d/sjtmtos por la lógica indígena. La
primera categoría de tabúes atañe más a la incorporación directa de cualidades
sensibles, es decir a la interdicción de absorber determinados alimentos, mientras
el tabú sobre eJ pécari se refiere menos a la prohibición de consumirlo que a la
prohibición de matarlo.

El carácter original de todos estos entredichos alimenticios, desde el punto


de vista de la teoría achuar de la división del trabajo, es que no se aplican
solamente a los individuos que realizan efectivamente las plantaciones, sino que
atañen al conjunto de la célula doméstica, incluso a los niños. En consecuencia, el
éxito de las siembras y de las plantaciones es considerado como estrechamente
dependiente de ¡a autodisciplina familiar, ya que 1a menor infracción -aún
accidental- de un miembro de la unidad doméstica podría acarrear consecuencias
desastrosas. Este punto es importante y permite entrever una constante en la
representación que Jos Achuar se hacen de Jas condiciones simbólicas rigiendo Ja
buena marcha de un proceso de trabajo: ningún individuo puede controlar
personalmente la totalidad de las condiciones simbólicas consideradas necesarias al
éxito de Ja actividad que emprende. Como se verá de modo mis pormenorizado en
el análisis de las representaciones del trabajo (capítulo 8), ¡a relación con los
espíritus tutelares que dirigen la efectividad respectiva de las distintas actividades
productoras es claramente individualizada y dicotomizada entre ios sexos, pero
algunos de los medios de esta relación (observancia de los tabúes,
sueños-presagios...) son en parte controlados por la acción voluntaria o
involuntaria del prójimo.

La forma más extrema de esta incontrolable incidencia ajena sobre las


condiciones de realización de un proceso de trabajo se expresa en los aojos que las
mujeres envidiosas echan sobre los huertos hermosos. Estos aojos
(yuminkramu), son transmitidos mediante anent apropiados, -anent que
ninguna informante achuar admitió conocer nunca- y se supone que pudren y/o
secan determinadas plantas cultivadas, especialmente la mandioca y el plátano. La
dueña del huerto cuyas plantaciones son así afectadas identifica a la hechicera
mediante un ejercicio de anamnesis a fin de recordar el comportamiento pasado de
tas visitantes de su huerto. La que se habrá extasiado con el mayor entusiasmo
sobre 1a hermosura y vigor de los plantones será así muy verosímilmente la
culpable, pues habrá manifestado implícitamente su envidia con el exceso mismo
de sus alabanzas. Existen anent de conjuración que permiten devolver los aojos
contra el huerto de la atacante, sin que ésta se dé inmediatamente cuenta. Este
sistema de devolución automática al remitente de principios o substancias nefastas
es el fundamento de la actividad chamánica achuar, la misma que sirve de modelo
conceptual al ejercicio -muy limitado- de la "magia negra" ( acerca de este punto
véase DESCOLA y LORY 1982).

Ai acabar de tocar por encima las técnicas de acción mágica utilizadas en en


el cultivo de las plantas, quizá resulte posible reexaminar el objeto de nuestra
interrogación inicial. Esta se originaba en el hecho de que los Achuar -y los
Jívaro en general- son una de las muy pocas sociedades indígenas de la Cuenca
Amazónica en practicar una magia de los huertos. ¿Por qué entonces estiman ellos
necesario yuxtaponer a una práctica técnica objetivamente eficiente una práctica
mágica aparentemente superflua? el Por qué ellos se representan el trabajo de la
horticultura como una empresa aleatoria y peligrosa, cuando por el otra lado se
dan todos los medios técnicos para eliminar de él los elementos de peligro y de
azar? Primero hay que distinguir claramente estas dos preguntas: la primera se
dirige a ias condiciones generales del ejercicio de la magia mientras ia segunda
se dirirge al contenido específico de las representaciones achuar de la magia de
los hur-.rios.

La primera pregunta resulta deliberadamente mal planteada; formulada así


tiene sin embargo el mérito de hacer aparecer la vacuidad de las interpretaciones
funcionalistas de ia magia, subrayando ¡a ausencia de efectos prácticos de la magia
achuar de los huertos. En efecto, desde los primeros artículos de Malinowski ha_sta
las tesis más recientes del seudomaterialismo ecológico, la racionalidad utilitarista
ha.siempre postulado que la práctica simbólica tenía en el fondo un rendimiento
material objetivo. En esta perspectiva, Ja magia viene a ser una especie de
mecanismo de optimización, que garantiza eí pleno éxito de una operación sobre
Íál>a7uraleza. Esta optimización funciona de dos maneras: ora objetivamente
porque desempeñaría de modo no aparente una indispensable función económica,
ecológica o biológica, ora subjetivamente porque constituiría una especie de
tranquilizante institucional propio para temperar ei sentimiento de inseguridad
provocado por condiciones de producción precarias. En todos casos, la
interpretación funcíonalista de Ja magia tiende a demostrar -con una intención
loable, por Jo demás -que costumbres a priori raras e insensatas poseen en realidad
una función práctica y positiva eminente. Ahora bien, el caso achuar ofrece una
demostración patente a contrario de la inadecuación de ese tipo de causalidad
/uncionalista que quiere que únicamente las actividades aleatorias requieran un
aparato ritual y simbólico compensatorio (V é a se por ejemplo WHITE 1959: p.
272). Según ese axioma genera) se ha explicado a veces la abundancia de ritos de
caza y la.ausencia correlativa de ritos hortícolas en el área amazónica (así
CARNEIRO 1974: p. 129). .Pero la horticultura de los Achuar no es
objetivamente ni peligrosa ni aleatoria, y ellos dominan perfectamente todas las
condiciones técnicas que permiten sacar de ella un rendimiento óptimo. El carácter
aventurado de la manipulación de las plantas cultivadas es pues inducido por un
conjunto cultural que tiende a introducir azar y peligro ahí donde inicialmente no
los hay. Las condiciones simbólicas y rituales planteadas como necesarias al éxito
de la horticultura son, sin duda alguna, respuestas funcionales, pero estas
respuestas tienden a obviar incertidumbres objetivamente imaginarias.

Antes que interrogarse en una perspectiva utilitarista acerca del rendimiento


práctico de la magia de los huertos, podrá interrogarse uno sobre su rendimiento
lógico, es decir sobre su capacidad de producir sentido en un co n texto dado. Eü
otras palabras, si está admitido que los Achuar se representan efectivamente ia
naturaleza como un mundo de potencias antropomorfas, ¿seria concebible que
ellos se priven de los medios de actuar con o sobre esas potencias? Si se considera
que la existencia de las plantas cultivadas y de sus espíritus tutelares es regida poí
las leyes sociales de la humanidad, acaso no resulta normal que esta humanidad
piense su relación con el universo del huerto bajo la forma de un continuum y te
de una cesura? Ahí donde las distinciones entre naturaleza y sobrenatural^*!
desaparecen, ahí donde la sociabilidad universal se agrega las plantas y k¡s
animales, ¿podríase imaginar que los Achuar sean lo sufícient e m e n »
esq u izo frén ico s para pensarse simultáneamente como homo faber explotando^
medio ambiente mudo y como una especie particular de seres de ¡a naturaleza es
simpatía con todos los demás? Como lo ha.notado Lévi-Strauss, !a religión (sa*í
sentido del antropomorfismo de la naturaleza) y la magia (en el sentido 6á
fisiomorfismo del hombre) son dos elementos siempre copresentesv; 3JUntyu£;Su
dosificación respectiva sea variable (LEVJ-STKAUSS 1962: p. 293). Sí es
imposible afirmar una anterioridad genética de la religión con relación aia.wdgta
o de ¡a magia con relación a la religión, es por consiguiente imposible afirman qtie
es la voluntad pragmática la que engendra ia voluntad de conocimiento o vice
versa, la una y la otra siendo dadas simultáneamente. Si los Achuar estiman poder
influir sobre e¡ destino de las plantas mediante la magia, es que su.modo.de
conocimiento de la naturaleza está estructurado de tal manera que admite en en
mismo plano ¡a lógica técnica y la lógica "religiosa'’. Cuando uno postula que las
plantas cultivadas son seres animados, es evidentemente normal que se intente
establecer con ellas relaciones sociales armoniosas, utilizando para eso los medios
de seducción mágica (los anent ) que sirven igualmente a este fin en. jas
relaciones entre los humanos. Lo que plantea un problema, no es la presencia de.
una magia hortícola en ausencia de condiciones técnicas precarias*, siflo al
contrario su ausencia eventual en sociedades que se representan el proceso
hortícola com o dependiente de fuerzas sobrenaturales.

Una vez establecido eso, uno puede todavía cuestionar -como lo tíemo¡s
indicado- el contenido mismo de las representaciones de la práctica hortícola, es
decir no interrogarse ya sobre el por qué de la magia, sino sobre el por qué de,las
imágenes de la religión. ¿Por qué el huerto es concebido, contra toda
verosimilitud, como un lugar peligroso donde amenaza el vampirismo? ¿Por qué
la horticultura está representada bajo eí aspecto de un triángulo de consanguinidad
(Nunkui-mujer-plantas cultivadas)? ¿Por qué la manipulación eficaz de las plantas
cultivadas está condicionada por un acceso inegalitario a ciertos tipos, dp
conocimientos mágicos? Estos problemas rebasan el campo de las
representaciones de la horticultura en el sentido estricto y entran en la temática
más general de las concepciones achuar de la división del trabajo según los sexos.
Nos limitaremos entonces aquí en indicar el comienzo de algunas pistas que¿e
explorarán más detenidamente en el capítulo 8.

Presentando a la horticultura como una actividad eminentemente peligrosa y


aleatoria, todo sucede como si el pensamiento achuar quisiera plantear como
equivalentes en cuanto al riesgo, el campo paradigmático de las prácticas
femeninas y el de las prácticas m asculinas. C o n v e n ir una tarea m zn iñ e sia m c m c
rutinaria e impregnada de domes deidad en una empresa insegura donde uno arriesga
su salud y sa' vida, es negarle al mismo tiempo a ía caza toda posibilidad de
preeminencia en un sistema de valorización de los estatutos que se basaría en una
jerarquízación de las funciones productivas segiía los riesgos que implican. Si las
tareas que exigen afrontar el peligro y vencer las incertidumbres son las que deben
ser valorizadas, entonces la horticultura -tal como la conciben los Achuar es una
scüvidad que merece tanta consideración como fas hazañas cinegéticas de ¡os
grandes cazadores. Cada día en cuclillas para realizar una desyerba oscura, la mujer
Achuar no piensa su trabajo en el orden de lo subalterno ni su función económica
el eJ orden de la subordinación.

El segundo rasgo original de las representaciones de la horticultura, es la


humanización de las relaciones con las plantas cultivadas según el eje de la
maternidad. Evidentemente uno puede percibir en el personaje de Nunkui una
ilustración marginal dei tema clásico de la tierra-madre fecunda y nutricia, tal
c o m o se ilustra en especial en fa figura andina de la Pacha Mama. Se notará
incidentemente que esta representación de la tierra-madre es casi desconocida en
Amazonia fuera de las zonas de influencia cultural quichua y que indicaría quizá un
lejano foco de origen de la cultura jívaro en los Andes meridionales (sobr; este
punto, véase TAYLOR 1984: capítulo 3). Pero este tema de la maternidad
ctoniana nos interesa aquí no tanto por Jas pistas difusionistas que podría abrir, o
por las pinceladas que permitiría añadir a un arquetipo ya ampliamente comentado,
sino por el modelo que ofrece de las operaciones femeninas sobre la naturaleza.
Identificándose con Nunxui, la mujer achuar se apropia de modo putativo de la
relación de maternidad entre Nunkui y las plantas cultivadas. Nunkui no es
entonces una tierra-madre a la que se debe pedir frutos, sino el modelo de una
relación social que viene a constituir el huerto en un universo de consanguinidad.
Por lo tanto, no es ei tema de la maternidad el que parece dominar aquí sino la idea
de una consanguinízación de la esfera doméstica controlada por las mujeres.
Naturalmente la idea de consanguinidad sólo cobra su sentido pleno al oponerla a
su polo simétrico; una buena lógica estructural debería así permitimos acoger sin
asombro la noción de que la caza es pensada por Jos Achuar como una relación
con los afines (véase capítulo 6).

El espacio doméstico.

Si el huerto es el lugar donde se ejerce una consanguinidad putativa, es


también e! hogar cotidiano de Ja maternidad efectiva y constituye una extensión
fuera del ekent del espacio de sociabilidad atribuido a esta pequeña célula que
forma la madre con sus hijos. En efecto, uno recordará que la matriz de
organización del espacio puesta de manifiesto en la topología de ía casa se
organiza en tomo a principios de conjunción y de disyunción, qu e distribuyen Jas
arcas de sociabilidad por pares simétricos y permutables. Hemos visto que, tanto
en la representación topográfica (concéntrica), como en la r e p r e s e n t a c i ó n
esquemática (tangencial) de estas áreas de sociabilidad (véase dibujo N® 6), e\
huerto es el único espacio delimitado que se queda idéntico en su destinación
según tos uso:, que se le asigna: resulta siempre un Jugar de disyunción, que sea el
de la disyunción entre los sexos en el seno de lacasaoeldela disyunción entre d
grupo doméstico y los forasteros.

El huerto es un lugar de disyunción entre los sexos por un doble concepto,


en e! orden de ¡a diacrom'a como en el orden de la sincronía. En el desarrollo
cronológico de su constitución, el huerto es primero tala, territorio exclusivo de
los hombres y de Shakaim, antes de llegar a ser plantación, territorio exclusivo
de las mujeres y de Nunkui. Solamente en el período muy corto de la quema,
cuando el aja se vuelve espacio liminal que ya no es verdaderamente la selva pero
tampoco es todavía el huerto, los sexos están temporariamente conyugados en su
recinto. Esta disyunción diacrónica, que se reproduce perpetuamente en cada
proceso específico de producción de un huerto, viene a fundar la disyunción
sincrónica que constituye el huerto en espacio típicamente femenino. Por cierto se
trata de un modelo ideal y, en la realidad cotidiana, los hombres hacen incursiones
esporádicas en el huerto de sus esposas para sacar unas hojas de tabaco o unas
vainas de bija. Pero su visita en aquellos lugares es siempre corta y coyuntural,
incluso en las ocasiones excepcionales cuando sus mujeres tes acogen allí para
una relación sexual. Esta circunstancia ejemplar de ia conjunción de los sexos sin
embargo ocurre muy pocas veces en un huerto, por m otivo s de comodidad mis
bien que de tabú explícito. En una casa políginia es casi excluido que los retozos
eróticos tengan el huerto por escenario: la parcela de cada coesposa al ser
generalmente limítrofe con la de las demás coesposas, ella no ofrece ninguna
garantía de aislamiento. Ocurre que los hombres ocupen el huerto de modo más
sistemático, para construir una trampa en ella, por ejemplo, o para estar de noche
ai acecho de un agutí o de un a paejj. Pero, en este caso los hombres no sólo
utilizan el huerto fuera de las horas "hábiles" de la horticultura y sin que las
mujeres estén allí presentes, sino que además lo transforman en un terreno de caza
temporariamente asimilado a la selva. Durante el acecho, los hombres explotan ta
roza como predadores y no como hortelanos, la hacen deslizar, mediante un desvío
temporario, del estatuto de apéndice de la casa al de apéndice de !a selva. Es lícito
entonces afirmar que el huerto es el único espacio absolutamente femenino dentro
del sistema de topografía social achuar, el único lugar donde se ejerce realmente
una hegemonía material y simbólica de las mujeres.

Más que un'espacio del cual los hombres son excluidos, el huerto es un
espacio del cual se excluye a los demás; dominio femenino por cierto, pero
dominio exclusivo de una sola mujer. Bajo este aspecto, el huerto difiere del
ekent, pues éste no sólo autoriza la conjunción nocturna de los sexos sino que,
en una casa polígama, encierra en un perímetro restringido a varias células
matrieeniradas cuyo único punto de anclaje individualizado es una cama peak- En
este sentido, cada parcela cultivada por una coesposa constilue como una
proyección fuera de la casa de ese pequeño territorio de uso exclusivo que es el
peak. Cuando una joven toma un esposo, su autonomía nueva será simbolizada
por su derecho simultáneo a disponer en propio de un peak y de un huerto. Así el
peak y e! huerto son para las mujeres casadas lo que el taburete chimpui es
para los hombres adultos, los instrumentos de una marcación personal del espacio
colectivo denotando un estatuto tanto como un lugar de exclusión.

El peak es un lugar privado pero no cerrado, pues las latas desjuntadas que
¡o cercan a veces, no pueden sustraer Jo que ocurre adentro a Jos ojos d e las demás
coesposas. Por contraste, cada parcela cultivada delimitada por sus bosquecillos de
plátanos o fre ce un refugio que, si no es lo suficiente aislado para permitir la
intimidad carnal, garantiza al menos una relativa protección de las miradas ajenas.
El huerto es entonces un espacio privilegiado en el cual la mujer Achuar encuentra
un refugio sin temer ser importunada. Es allí donde ella huirá después de una
grave crisis conyugal, si fue insultada o pegada por su esposo. Es allí donde irá a
llorar secretamente la ausencia de un hijo que se ha id o lejos a tom ar m ujer. Es
allí donde exteriorizará su pena después de la muerte de un niño o de un pariente
cercano, cantando durante horas ¡a misma desgarradora melopeya funeraria. Los
días que siguen una defunción los huertos resuenan continuamente con esas voces
femeninas enronquecidas por las lágrimas y el cansancio. Es que la expresión
visible de los sentimientos los más fuertes es más bien inconveniente en el
recinto de la casa; si bien es decente dejar oír su pena, resulta indecoroso exhibirla.
El huerto es así el lugar de refugio íntimo donde uno puede desahogar su emoción
de manera vocalmente os tentutoría, protegido de la mirada escudriñadora ajena

Las mujeres dan a luz en el huerto, engendrando periódicamente nuevos


seres humanos allí donde, cotidianamente ellas reproducen seres vegetales. Cuando
se presentan las primeras contracciones, se construye rápidamente un pequeño
pórtico compuesto de dos pilares hincados en la tierra, sobre los cuales se apoya
una vara. D urante las últimas fases de! alumbramiento -bastante corto por lo
general- la parturienta quedará en cuclillas sobre una hoja de plátano, agarrada con
¡as manos de la vara horizontal del pórtico situado por encima de su cabeza. El
parto es un asunto de mujeres, efectuado en un ámbito femenino, y es imperativo
que ningún hombre esté presente en el huerto durante el parto y la expulsión,
aunque fuese el padre del niño por nacer. La parturienta es asistida por una o dos
mujeres más, con preferencia su madre si ella vive todavía, sus hermanas o la?
coesposas de su esposo. Ellas construyen el pórtico, vigilan la expulsión de la
placenta, cortan e¡ cordón umbilical y lavan el recien nacido. En este aspecto d
huerto se opone claramente a la selva ya que la jungla es el lugar ordinario de E*
conjunción de los sexos realizada en la copulación, mientras el huerto atestigaí
una rigurosa exclusión de ¡os hombres, simbolizada por este paradigma de ¡i
c o n d ic ió n fem en in a que es el parto. El d e r ec h o d e m aternidad putativa que se ejerce
so b re las p la n tes c u ltiv a d a s s e arraiga a sí m u y c o n c r e ta m e n te en e l lu g a r m is m o
d o n d e s e inaugura la m aternidad real.

El carácter de espacio privado conferido al huerto corresponde evidentemente a


una norma ideal: así como los hombres de la casa penetran a veces en este espacio
femenino, sin trastornar por ello su naturaleza, ocurre también que mujeres sean
admitidas en un huerto que no es suyo, sin que eso sea motivo para volver a
discutir un derecho de uso exclusivo. En efecto un parto no es eí único momento
en que las mujeres de una misma casa se visitan en sus parcelas respectivas. La
práctica es corriente entre parientes íntimas (hermanas, madre e hija), pero más
discontinua entre coesposas sin nexo de hermandad, en las cuales la semilla de la
envidia sólo pide que la dejen germinar. La visita puede ser meramente recreativa y
brindará !a oportunidad de una charla ociosa y descansada; a veces desemboca en un
trabajo en común de unas horas, excelente pretexto para seguir conversando. En
esos momentos se dicen las co n fid en c ia s y se tran sm iten Jas in f o r m a c io n e s
técnicas sobre el comportamiento y las exigencias de un nuevo cultígeno o una
nueva variedad cultivada, por ejemplo.

Ocurre que mujeres forasteras, de visita por varios días con sus maridos,
sean invitadas a trabajar en ios huertos de la casa. En efecto, la representación
achuar de los papeles femeninos y el protocolo de la hospitalidad piden que una
visitante que permanece algún tiempo en una casa contribuya con sa trabajo en
los huertos a Ja producción eolectiva de alimento. Mientras su esposo será
alimentado por las mujeres de la casa y tomará sus comidas en compañía deí jefe
de familia, ella deberá, desde el segundo o el tercer día de su visita, ir a recoger la
mandioca en el huerto de sus huéspedes. Se Je concederá un fogón en el ekent
para que ella cocine sus comidas y las de sus niños, y que pueda también brindar
una contribución, aun simbólica, a las comidas comunes de su esposo y del amo
de casa. Así, en las circunstancias muy codificadas de una visita, una forastera
dispone de una especie de derecho de acceso temporario a un huerto que no es
suyo. Este derecho de acceso proviene de la idea de que una mujer apta rio podría
sin transgredir hacerse alimentar sistemáticamente por otras personas y de que se
debe entonces proporcionarle los medios de asegurar su propia alimentación.

Este último punto parece contradecir la idea anteriormente enunciada, a


saber que el huerto es el lugar de una disyunción estricta entre el grupo doméstico
y los forasteros. Ahora bien, hay que subrayar que tal derecho de usufructo del
huerto no es automático y se hace efectivo solamente después de una invitación
formal de la mujer que lo cultiva ordinariamente. Es en compañía de ella, y según
sus instrucciones, que la visitante recogerá lo que le es necesario y es bajo su
protección que ella se pondrá explícitamente, a fin de salvarse de la mandioca y Jos
nantar vampíricos. Existe pues un principio claramente establecido, según e¡
cual ningún ajeno a la casa debe penetrar en un huerto sin el permiso explícito de
su usuaria legítima. La disyunción es aquí de principio, en lo que ella atestigua
una norma que no es invalidada por las estancias ocasionales que ¡as visitantes
realizan en los huertos. Ocurre exactamente lo mismo con el ekent, lugar de
disyunción estricta entre el grupo doméstico y los forasteros, pero en el cual se
podrá siempre hacer penetrar un chamán para tratar a un enfermo que guarda cama.
En un caso como en el otro, la excepción no invalida la regla.

La exclusión de ¡os forasteros del huerto se debe entender en el sentido


amplio, especiaimente por el hecho de que visitantes deben necesariamente cruzar
\ina roza para llegar a una casa, ya que la casa está siempre situada en medio de un
espacio cultivado. Pero ellos siguen minuciosamente el camino de acceso, ancho
y visiblemente trazado, sin arriesgarse en las plantaciones donde les espía la
mandioca sedienta de sangre. En numerosos huertos el camino de acceso es
sustituido, como se lo ha visto, por grandes troncos tumbados formando pasarela,
que permiten así a los visitantes avanzar fuera del alcance de los contactos nefastos
de la mandioca. Los peligros imaginarios del huerto son además reforzados por un
peligro bien real, que prohibe efectivamente la entrada subrepticia en una roza
cuando una mujer se encuentra ahí. En efecto, perros guardianes juguetean en
libertad en el huerto, donde acompañan a su dueña cada vez que ella está
trabajando allí. Estos animales muy feroces son amaestrados a atacar en jauría,
inmobilizando al intruso en un círculo amenazador, y desaniman muy eficazmente
a Jas personas importunas que no pertenecen a Ja casa. Por otra parte, la visita
clandestina de un forastero a un huerto temporariamente inocupado es igualmente
peligrosa pues si por su rastro se descubre su paso, una alerta puede ponerse en
marcha ai instante. En efecto, la huella de tai incursión -inmediatamente señalada
por la mujer que gritará repetidamente "shuar navve" (“¡huella de hombre!")- no
puede significar sino una cosa: un explorador enemigo ha venido para realizar un
reconocimiento del lugar antes del ataque de la casa. Un visitante con intenciones
ostensiblemente amistosas anuncia su llegada desde lejos, dando un grito
modulado estereotipado o soplando varias veces en Ja concha vaciada del caracol
kunku. Un hombre que vagabundea por los huertos disimulando su presencia
sólo puede tener intenciones malas y los hombres de ¡a casa se lanzarán en seguida
sobre su rastro para matarlo.

Existe sin embargo otro tipo de vagabundo que una esposa se abstendrá de
señalar a su marido y cuyo descubrimiento eventual tendrá consecuencias molestas
para ella. En efecto, las mujeres Achuar reciben a sus amantes en los huertos,
pues es eJ único lugar accesible donde ellas estén más o menos seguras de
encontrarse a solas. En la casa misma, una mujer casi siempre está en sociedad, y
e¡¡2 no puede nunca desplazarse soiiíartámente en la selva , siendo siempre
acompañada o de su esposo, cuando salen de caza o de viaje, o de un tropel de
snujeres y niños, durante los paseos de recolección. Por necesidad el huerto queda
pues el único lugar donde citas galantes puedan ser fijadas. Estas se convienen
dejando mensajes imprimidos con tos dientes sobre hojas de árboles, en lugares
convenidos al borde del huerto. El código es preestablecido y abarca en unas
cuantas figuras sencillas todas las situaciones previsibles. Pero la empresa es
muy peligrosa, pues el huerto no ofrece sino un refugio ilusorio, lo
suficientemente ilusorio en todo caso para que sea considerado impropio para
abrigar cómodamente la sexualidad conyugal. Además, los hombres son excelentes
en seguir los rastros, acostumbrados a observar continuamente los signos más
ínfimos de una presencia humana o anima!. Entonces raramente unas relaciones
clandestinas podrán prolongarse durante mucho tiempo sin despertar la sospecha
del marido, el cual tomará entonces todas las disposiciones para sorprender a los
culpables en flagrante delito. Si lo logra, el castigo inmediato es ¡a muerte de los
dos amantes, asesinados ai instante por el marido ofendí do.

En el primer momento, esas aventuras adúlteras parecen poner en tela de


jucio el principio de la disyunción de los sexos en el huerto, ya que si este lugar
acoge solamente de manera más bien excepcional una relación sexual entre
esposos es en cambio el único teatro de todas las copulaciones ilícitas. Además,
el adulterio constituye una especie de antinomia absoluta al proceso de
consanguinización del huerto, ya que es la consumación de una alianza posible
pero no autorizada. Los juegos amorosos de ios amantes en el huerto llevan así a
tina ruptura total de la norma social, ya que unen los sexos allí donde deberían
estar separados y establecen una afinidad clandestina allí donde debería reinar la
consanguinidad maternal. Pero los amores ilegítimos no son una costumbre muy
sistemática entre los Achuar y, como lo atestigua el castigo al cual uno se
expone, son el objeto de una severa reprobación de principio. Parece así que la
ocupación espisódica del huerto con fines de adulterio produzca una inversión
sistemática tan ejemplar de los modos normales de uso de este lugar, que lejos de
contradecirlos, los refuerza por amítesis. Al operar esta inversión espectacular de
las prácticas ordinarias, la infracción ocasional no hace pues sino dar más fuerza a
la norma.

Lugar de disyunción y de exclusión, terruño de una maternidad exclusiva que


se anexa las plantas cultivadas, el huerto es también un espacio donde el hombre
parece transformar la naturaleza sin ser dominado por ella. La roza se opondría así
global mente a la selva circundante de la cual ella constituiría la reducción
ordenada, símbolo de una conquista efímera de la cultura sobre la naturaleza.
Ahora bien, algunos elementos de la represenlación achuar del proceso hortícola
invitan a corregir algo esa imagen, ya clásica en la literatura etnográfica. Así, la
dicotomía entre el espacio silvestre y el espacio desbrozado no es necesariamente
el reflejo de una dicotomía entre naturaleza y cultura, si aceptamos a la letra ¡a
idea de que la selva es la plantación de Shaicaim. Es verdad q u e Shakaim, por ser
espíritu tutelar de las plantas silvestres, escapa a ¡os c o n s tr e ñ im ie n to s ordin arios
de los mortales. Pero si él vive en un mundo impropiamente c a li f i c a d o de
sobrenatural por la glosa occidental, sin embargo está dotado de todos los
atributos c u ltu r a le s de la humanidad. Este gran horticultor de la selva posee una
forma humana, se c o m u n ic a c o n los hombres y mantiene con Nunkui una
relación de parentesco que, por imprecisa que sea en su naturaleza (afinidad o
germanidad), queda sin embargo patente para todos. Representándose a la jungla
como una inmensa plantación realizada y regida por un espíritu antropomorfo, los
Achuar constituyen pues sus propios huertos e n modelo conceptual de una
naturaleza no trabajada por el hombre. En otras palabras, el huerto no representa
tanto para ellos la transformación cultural de una porción de espacio natura], como
la homología cultural en el orden humano de una realidad cultural de mismo
estatuto en el orden sobrehumano. Cómplices en su empresa de socialización del
mundo, Nunkui y Shakaim fundan el principio de un condnuum cultural, en e!
cual cada roza domesticada por el hombre llega a ser la realización temporaria de
las virtualidades de una naturaleza doméstica.

NOTAS DEL CAPITULO 5

(1) La expresión "horticultura ilíncrantc sobre chamicera de tipo pionero" que


proponemos aqut se inspira en la fórmula inglesa" "pioneering slash-and-i>uns
cultivaiion" usada por N. Chagnon para definir las tícnicas de cultivo yanoraafflñ
(CHACNON ¡969: p. 249). Corresponde mis o menos a lo que H. Conkün, en í8
tipología de las formas de agricultura foresta!, llama "inLegral sysCera of pioacC
swjddcn farming" y que 61 define como el mílodo "... where significant portioniof
climax vcgctaiion are customarily cleared cach vear" (CONKLIN S975: p.3)*
discusión terminológica sigue desde algunos años entre los etnólogos y los
agrónomos francófonos para designar esas técnicas de cultivo medíanle un léxico
unívoco (víase especialmente SIGAULT 1976: pp. 400-403); debemos entonces
precisar aquí brevemente el sentido exacto que damos a algunos términos
utilizados. Sí concordamos con Grenand y Haxaire (GRENAND y HAXA1RE 1977)
en ■pensar que la expresión "rozamiento" se refiere de manera demasiado
directa a una técnica agrícola europea, pensamos sin embargo que es el único
vocablo para designar la actividad concertada de supresión de la ' :gclación natural;
por derivación, el término "roza" nos parece reemplazar mejor el término "tala".
Utilizaremos entonces el término “desbroce" o simplemente "roza" (acción y
resultado) para definir no la totalidad del ciclo de la horticultura sobre chamicera
sinc la sola fase de operaciones de desmonte preliminares al momento del cultivo.
Correlativamente, hemos preferido usar el término "horticultura" antes que
"agricultura", con el fin de caracterizar explícitamente el aspecto individual que el
tratamiento de la planta cultivada (plantación, desqueje, cosecha) puede tener
respecto a las técnicas agrícolas de los países templados cerealicultores (Véase
HAUDRICOURT 1962).

(2) El fondo de mapa topográfico utilizado para realizar el mapa dei sitio N’ 1 ha
sido elaborado por la compañía francesa SCET-INTERNATIONAL (SCET
ÍNTERNATIONAL^PREDESUR 1977). El fondo de mapa topográfico utilizado para
realizar los mapas de los sitios N9 2 y N5 3 ha sido realizado por M. Sourdat de la
ORSTOM-Quito. La interpretación geomorfológica y cdafológica de los sitios pudo
ser realizada gracias a M. Sourdat y G.L. de Noni y el análisis de las muestras de
suelo ha sido efectuado por el atento cuidado de la misión ORSTOM-Quito. La
descripción filológica de los sitios ha sido efectuada mediante el cuenteo de las
especies dominantes con informantes achuar. Estos saben además muy bien cuáles
Son las especies dominantes* asociadas a cada tipo de suelo y de relieve distinguido
en la taxonomía indígena.

(3) Los Canelos, vecinos septentrionales de los Achuar, ocupan un hábitat


típicamente interfluvial y sín embargo ao efectúan ninguna quema para sus.huertos
de mandioca (WHITTEN 1976; pp. 70-76). Por cierta el suplemento de trabajo es,
en su caso, repartido de modo más equitativo, ya que -contrariamente a los* Achuar-,
los hombres participan directamente en todos ios trabajos hortícolas.

(4) Este método es utfÜ7_ado también por los Canelos para el cultivo del maíz y de
los plátanos (WHITTEN 1976: p. 76) y se lo encuentra entre las poblaciones negras
dei litoral pacífico ecuatoriano (WHITTEN 1974). La técnica de cultivo del maíz
sobre hojarasca es atestiguada también entre los Shuar (HARNER 1972; p. 49 y
KARSTEN 1935; p. 139); Karsten, quien tuvo ¡a oportunidad de observar este modo
de cultivo durante el segando decenio de nuestro siglo, opina que es un modo
rccicntc y que hubiera sustituido ¡a plantación dispersa en los huertos de
po¡¡cultivo, técnica que se observa todavía algunas vcccs entre los Achuar. Por fin,
los Aguaruna parecen, cüos también, haber adoptado el principio de las rozas de
monocultivo no sólo para el maíz sino también para los piálanos (BERLIN y
BERLIN 1977: p. II).

(5) Comparados con jos escasos datos exisIcDlcs para otras sociedades de
horticultores amazónicos, los tiempos de trabajo necesario para el desbrocc
indicados para los Achuar parecen muy elevados. Los Siona Secoya dei Ecuador, por
ejemplo, rozan una hectárea de selva primaria en 59 horas (V1CKERS 1976: p. 88),
mientras los Miskiio realizan la misma operación en 138 horas, en una selva
secundaria (ibidem). Parece que esas diferencias sean imputables a los métodos de
medición adoptados, ya que nosotros fundamos nuestras cuantificaciones en la
duración total real de una cadena de opereraciones -teniendo en cuenta, de esta
manera, la intensidad mayor o menor del trabajo, según las fases y Jos individuos-
mientras Vickcrs reconstruye aritméticamente esta duración total a partir de una
.descomposición de todos los elementos de la cadena operatoria, cada uno de esos
elementos siendo cronometrado de modo puntual para un individuo. Este último
mí todo, muy eficaz para determinar la productividad en el trabajo apostado parece en
cambio poco fiable cuando se aplica a sociedades en las cuales el trabajo no está
sometido a ]a regularidad maquínica. La estimación de 13S horas propuesta por
Cameiro para el desbroce de una parcela un poco inferior a una hectárea (unos 2
acres) entre Jos Amahuaca parece poco fiable por ser tan extrapolada a partir de
datos imprecisos (CARNEIRO 1970: p. 246). En cambio los datos proporcionados
por B. Meggcrs —desgraciadamente sin citar sus fuentes- para la duración del
desbrocc de una parcela de selva de varzea cerca de Belín, parecen corresponder
exactamente a los datos achuar (MEGCERS 1971: pp. 30-31).

(6) Ademíis de ¡a abundancia de variedades cultivadas, las indicaciones más notables


de una práctica muy antigua de la horticultura entre los grupos jívaro son de origen
a la vez endógeno (conocimiento clnobolSnico y agronómico muy amplio,
multiplicidad de mitos sobre las plantas cultivadas, rüuaiización de Jas actividades
agrícolas...) y exógeno (análisis arqueológico del material cerámico, modelos
biogeográficos de la evolución de la selva amazónica...). Este asunto está tratado de
modo especifico en el estudio ctnohistórico de A.C. Taylor (TAYLOR 1984: cap. 3).

(7) En un estudio cinoboiánico sobre la horticultura de los Jívaro Aguaruna, Brcnt


Berlín subraya igualmente la abundancia y la diversidad de las plantas que cultiva
este grupo ¿Inico muy cercano en muchos aspectos a los Achuar: 53 cultígenos
(contra 67 entre los Achuar) y 27 plantas semicultivadas (contra 37 enlrc los
Achuar), la totalidad siendo repartida en 276 variedades. Brcnt Berlín nota además
que según los resultados preliminares de una investigación llevada por un botánico
de su grupo, ios Aguaruna conocen más de dos cicutas variedades cultivadas de
mandioca; es muy probable que una investigación elnobotániea sistemática entre
los Achuar permitiría multiplicar el número de las variedades que hemos
empadronado (BERLIN ¡977: p,¡0).

(tí) En un análisis de la ctnobotánica de los alucinógenos aguaruna, Michacl Brown


¡¡íce una observación idéntica sobre el carácter muy idiosincritico de la taxonomía
de plantas alucinógenas morfoWgic3rr.cnle idénticas (BROWN 1978: pp. 132-133).

(9) La aficiÓD a la cebolla (cepul, del castellano cebolla), consumida en las


sopas de mandioca, proviene también de ¡as virludes protectoras que se te atribuye.
Los Achuar han adquirido de sus vecinos Shuar ia convicción de que los blancos son
protegidos de las Hechas mágicas de los chamanes indígenas gracias a su
importante consumo de cebollas.

(¡0) Estas categorías latentes son idénticas a las "covert catcgories" identificadas
por Brer.t Berlin entre los Aguaruna, y de las cuales propone también el Inga
tomo ilustración (BERLIN 1977: p. 8: BERLIN y BERLIN 1977: p. 7).

(11) A diferencia de ¡os Jívaro Aguaruna, que parecen disponer de una interpretación
simbólica indígena para justificar las cuantas asociaciones específicas que ellos
operan en la plantación de las especies cultivadas (víase BROWN y VAN BOLT
1980: p. 182).

(12) Pionero de todos los estudios modernos sobre la horticultura de roza , H.


Conkh'n fue e¡ primero en notar que la similitud trófica con la selva primaria
constituía una importante ventaja adapiativa del policultivo sobre el monocultivo
(CONKLJN 1954-1955: pp. ¡33-142).

(13) El cacahuate y el fríjol fijan en eí suelo el nitrógeno libre y constituyen así


excelentes plantas de inicio de rotación de cultivos.

(14) W. Dcnevan suscribe a esta idea cffando escribe, al concluir su estudio sobre
los Campa: "The emphasis on proteín poor root crops in Amazonia geeras to be
cuíturally deterrmned..." (DENEVAN 1974: p. 108).

(15) Un artículo de I. Murra sobre la generalización del cultivo del maíz en los
Andes bajo la administración inca muestra de modo ejemplar que la adopción por
una sociedad de una nueva herramienta de producción no se realiza siempre
automáticamente según ¡a lógica de la utilidad marginal (MURRA 1975). Aptcs de la
invasión inca, el maíz era en la mayoría de ¡as comunidades andinas una planta de
importancia alimenticia muy secundaria, destinada sobre todo a preparar libaciones
rituales. El estado inca fue el que intensificó el cultivo del maíz, haciéndolo posible
en gran escala mediante un ambicioso programa de construcción de campos de
íerrazas por todo el imperio. En este caso el desarrollo de Ja capacidad de carga del
hábitat fue puesto en practica por una burocracia que necesitaba excedentes
importantes para reproducir la máquina estatal. En cambio, nada índica que este
proceso de transformación tecnológica haya sido acometido de modo endógeno por
las comunidades andinas que no estaban somelidas a la imperiosa necesidad de
multiplicar la capacidad productiva de su hábitat. El maíz existía desde hace mucho
tiempo como un factor de producción virtual, pero las relaciones de producción que
hubieran permitido actuaj'zar su importancia estratégica no habían nacido todavía.
Esta lección sobre los peligros teóricos del d e ternin ism o tecnológico vale también
para la Cuenca Amazónica,

(16) Ud buen ejemplo de esta indiferencia respecto a los ritos agrícolas es relatado
por Carneiro, el cual, preguntándole a un Amahuaca si realigaba una ceremonia para
ayudar el crecimiento de las plantas, obtuvo una respuesta en la más pura vena
positivista: "me pregunto cómo una ceremonia podría hacer crecer los cultivos"
(CARNEiRO 1964; p. 10, mi traducción, Ph. D.).

(37) Entre las variantes shuar publicadas, uno podrá referirse a WAWRIN 1974: p.
52, HARNER 1972: pp. 72- 75, KARSTEN 1935; pp. 513-516 y sobre todo
PELLIZZARO 1978 c : pp. 1- 80, que ofrece un gran número de variantes en
traducción juxtalinear; para los Aguaruna, se consultará a BERLIN 1977,
GARCIA-RENDUELES 1978 y BALLON y GARCIA-RENDUELES 1978, éstos
últimos proponiendo un análisis original del mito de Nunkui inspirado por Greimas.
La variante que hemos seleccionado nos fue contada en idioma vernacular por
Mirijiar, una viuda de unos cincuenta años viviendo en el Bajo Kapawi.

(18) Karsten afirma que los Jívaro se representan al espíritu de la mandioca como ii
fuera de esencia femenina {KARSTEN 1935: p. 123), pero tanto los Achuar como
los Aguaruna (BROWN y VAN BOLT 1980: p. 173) contradicen esta aseveración.

(19) S. Pellizzaro relata un mito shuar en el cual Shakaim es presentado como aquel
que enseña a los hombres ia tócnica de la tala con hacha (PELLIZZARO s.d. I; pp.
16—43); según este sabio misionero, la palabra Shakaim significaría borrasca (di
sbaka, onomatopeia denotando el ruido de una tempestad y yumí, la lluvia);
Shakaim sería entonces una metáfora de! huracán que crea claros naturales tumbando
los grandes árboles (op. cit. p. 3):

(20) Esta ceremonia existe también entre los Shuar (KARSTEN 1935; pp. 127-130)
y entre los Aguaruna (BROWN y VAN BOLT 1980: pp. 177-179).

(21) Según Karsten, la prohibición que afecta el kanka entre los Shuar viene t t
que este pez. es asimilado a una cabeza reducida txantza (KARSTEN 1935: p. 192).
Los Achuar -que no practican y nunca practicaron, parece, la reducción de cabezzi-
ignoran todo de esta equivalencia.
Capítulo 6
El Mundo de la Selva
E n e l lin d e r o d e l h u er to , la barrera d e ¡o s á r b o le s d e lim ita un in m e n s o
e sp a c io ai q u e e l h o m b re n o h a d a d o form a é l m is m o y ai q u e d e b e acep tar p u e s en
sus té r m in o s p r o p io s . A 3o la r g o d e l a ñ o , la s e l v a e s t á s o m e t id a a lo s
c o n str e ñ im ie n to s de la a lter n a n cia d e ¡as e s ta c io n e s y q u ie n e s la e x p lo ta n d e b e n
adm itir q u e e lla p ro p o rcio n a su s r ecu rso s a v e c e s c o n lib era lid a d y otras v e c e s c o n
p a r sim o n ia . M ie n tr a s e l h u er to s e d o b le g a a la s v o lu n ta d e s d e su s c r e a d o r e s , la
se lv a c o n se r v a su a u to n o m ía r e s p e c to a q u ie n e s ¡a recorren . U n o se en c u e n tr a aq u í
en un á m b ito d e p o la r iz a c ió n d e lo s ex tre m o s: o la s e lv a d e sa p a r e c e p o r c o m p le to
para dejar lu g a r al h u erto, o se q u ed a in ta n g ib le y e n to n c e s s ó lo s e s o m e te a to m a s
o c a sio n a le s . L a c a z a y la r e c o le c c ió n so n las d o s fo r m a s c a n ó n ic a s a d o p ta d a s p o r
estas tornas p e r o su s e sta tu to s d ista n d e se r id é n tic o s . Y a q u e n o re su lta n d e un
p roceso d e tran sform ación d e ía natu raleza, c a z a y r e c o le c c ió n p u ed en e n efecto se r
con sid erad as c o m o m o d o s h o m ó lo g o s d e adquirir recu rso s e jer c ié n d o se e n la s e lv a .
Su y u x ta p o sic ió n e n e s te c a p ítu lo d e d ic a d o al m u n d o d e la s e lv a refleja e n to n c e s e l
p u n to d e v is t a d e l o b s e r v a d o r y la s n e c e s id a d e s d e c ie r ta e c o n o m ía d e ¡a
e x p o sic ió n . V e r e m o s sin e m b a r g o q u e lo s A c h u a r n o c o lo c a n e s t o s d o s c a m p o s d e
a c tiv id a d e n e l m is m o p la n o . L a r e c o le c c ió n d e lo s fru tos s ilv e s tr e s , c a r a c o le s o
p a lm a s p a r a la te ch u m b r e d e la s c a sa s so n e m p r e sa s de p u n c ió n b o n a c h o n a s q u e
n o e x ig e n con trap artid a. E n c a m b io , la c a z a e s una c o n d u c ta d e p r e d a c ió n c u y a s
c o n d ic io n e s d e e je r c ic io y c o n se c u e n c ia s p o s ib le s n o d e p e n d e n d e l sim p le ta len to
de q u ien la practica.

E n c u a n to a !a p e s c a , é s ta s e em p aren ta m u c h o c o n la c a z a p o r lo q u e e s
ta m b ié n u n a té c n ic a d e a d q u is ic ió n d e r e c u r so s q u e s u p o n e u n a m u e r te . S in
em b a rg o e l m u n d o a c u á tic o p o s e e su a u to n o m ía p ropia y i o s se r es q u e é l o c u lta
están en o p o s ic ió n a n tité tic a c o n la s criaturas s ilv e s tr e s . E l r ío n o e s p u e s ía
p r o lo n g a c ió n d e ia s e l v a s in o q u e c o n stitu y e un u n iv e r so d istin to m e r e c ie n d o
por s í s o l o un c a p ítu lo a u tó n o m o (v é a se c a p ítu lo 7 ).
S i Ja s e lv a e s un gran h u erto sa lv a je, e s tam b ién el lu g a r d e c o n ju n c ió n por
e x c e le n c i a , d o n d e s e m e z c la n lo s s e x o s y s e e n fr e n ta n lo s e n e m ig o s . Estas
a c tiv id a d e s n o son ech adas a h u m o d e paja p or lo s A c h u a r y en c o n s e c u e n c ia la
s e lv a n o e s n i una m eta de p a s e o o c io s o ni un terren o lú d ic o para lo s n iñ o s. Uno
s e internará en e lla siem p re c o n ur, m o tiv o m u y p articu lar y para d e se m p e ñ a r una
a c c ió n m u y p r e c isa . En e s te e s p a c io d o n d e se e je r c e n d e m o d o p r iv ile g ia d o la
r e la c ió n c o n e l o tro y e l j u e g o c o n la m u e r te , h a y h u é s p e d e s q u e m erecen
c o n s id e r a c ió n . M im a d o s y s e d u c id o s c o m o m u je r e s, a c o s a d o s y m u e r to s com o
e n e m ig o s , lo s a n im a le s e x ig e n e n su r e la c ió n tod a la g a m a d e fa cu lta d es
c o n c ilia d o r a s y b é ü c a s d e las c u a le s lo s h o m b res so n c a p a c e s . C o n el am o r físico
y Ja g u e r r a la c a z a c o n s titu y e a sí e l tercer p o lo d e las r e la c io n e s d e con ju n ción
q u e tie n e n la s e lv a p or teatro. E lia particip a d e lo s d o s p r im er o s a la v e z por los
placeres qu e o fr e c e y p o r las c o m p e te n c ia s té c n ic a s y m á g ic a s q u e req u iere.

La caza

R e to m a n d o para la c a z a la d istin c ió n p r o v isio n a l u tiliz a d a e n la e x p o sic ió n


d e l p r o c e s o d e l trabajo h o r tíc o la , n o s d e d ic a r e m o s p r im e r o ú n ic a m e n te a los
p r o c e d im ie n to s té c n ic o s. C o m o en toda e m p r esa c in e g é tic a , é s t o s s e fundam entan
en e l d o m in io c o m b in a d o d e lo s in str u m e n to s para m atar y d e la s té c n ic a s de
a c o s a m ie n t o y d e a c e r c a m ie n to . P or tan to d e b e m o s e x a m in a r r á p id a m e n te las
arm as u tiliz a d a s p or lo s A c h u a r y lo s m e d io s q u e e llo s s e dan para estar en
c o n d ic io n e s d e u tilizarlos.

E i arm a p rin c ip a l d e c a za e s Ja gra n c er b a ta n a ( u u m ) , u n tu b o fin o y


r e c tilín e o d e u n o s tres m etro s de largo, co n e l c u a l s e p r o y e cta n fle c h illa s ligeras y
agu zad as. E s ta arm a m a g n íf ic a , de iin negro u n ifo r m e y s a tin a d o eí
p a r tic u la r m e n te d if í c i l d e fab ricar. C o n tra r ia m e n te a lo q u e p o d r ía su gerir la
e le g a n te s e n c ille z d a su aparien cia, la cerbatana achuar se c o n s titu y e en realidad de
d o s s e c c io n e s d e tub o sim é tr ic a s en m adera d e p alm era trabajadas para ajustarse
e x a c t a m e n t e la u n a a la otra en e l s e n tid o d e la lo n g itu d . E s to s m e d io s tubos
a h u e c a d o s en e l in terior so n lig a d o s c o n b e ju c o s y lu e g o r e c u b ie r to s d e una capa
n egra a b a se d e cera d e abeja. L a m adera d e las palm eras u tiliza d a s -prin cip alm en te
la c h o n t a , e l c h u c h u k (S y a g ru s te s s m a n n í) y el tu n tu a m (I r ía r te a
s p . ) - e s d e una d u reza e x tre m a y p o c o se n s ib le a la d e fo r m a c ió n , p u e s su s fibras
s o n la rg a s y m u y a p reta d a s-.A d em á s s e tom a la p r e ca u ció n d e esp erar c a s i un año
e n tr e Ja taJa y e i in ic io d e l d e s a la b e o para d eja r a la m a d era e l tie m p o de secar
p e r fec ta m en te.
P or el h e c h o m ism o de su d e n sid ad , e sta m ad era de p alm era e x ig e un gran
trabajo d e d e s b a s te y d e p u lim ie n io , e sp e c ia lm e n te para c a v a r e l alm a q u e d e b e ser
p e r fe c ta m e n te r ed o n d a y r e c tilín e a . C u a n d o ias d o s s e c c io n e s d e tubo v a c ia d a s
e s tá n s u p e r p u e s ta s , e s p r e c is o p u l i r e l a lm a c o n aren a d u ra n te v a r io s d ía s,
m e d ia n te una va rü la e s c o b illó n . L a su p e r fic ie e x te r n a d e la c erb atan a e s tam b ién
d e lic a d a m e n te c e p illa d a p a ra o b t e n e r un r e d o n d e a d o p e r fe c to . P ara to d o s lo s
trab ajos d e c o n fe c c ió n d e la c erb atan a lo s A c h u a r u tiliz a n , a d e m á s d e l m a ch ete
p o liv a le n te , d o s h erra m ien ta s d e stin a d a s d e m o d o m u y e s p e c if i c o a e s te u so y
c o n fe c c io n a d a s a partir d e h o ja s v ie ja s d e m a c h e te s m o n ta d a s so b r e m a n g o s de
m ad era. L a prim era e s c o n titu íd a p o r una h oja tria n g u la r c u y a pu nta a fila d a sirv e
d e g u b ia para h acer un a ranura e n la gargan ta d e l a lm a . L a otra e s un rascad or co n
e l f i l o e n m e d ia lu n a q u e s e u t i li z a c o m o c e p il l o . E n v o lv e r J u eg o la s d o s
s e c c io n e s d e tu b o c o n un b e ju c o r e q u ier e una p r e c is ió n e x tr e m a , p u e s e l m e n o r
j u e g o haría in u tiliz a b le a la cer b a ta n a . C u a n d o e s tá lig a d a s e n e c e s it a to d a v ía
un tarla c o n una c a p a d e c e r a c a lie n te ( s e k a t ) y ajustar un a c o n te r a c o n fe c c io n a d a
e n un s e g m e n to d e fé m u r d e ja g u a r o d e p é c a r i1. C o n ta n d o e l tie m p o p a s a d o e n
r e c o g e r lo s m ateriales en la s e lv a e in sta la r lo s tres la rg u er o s s ir v ie n d o d e b a n co ,
la c o n fe c c ió n d e una b e lia c e r b a ta n a n e c e s ita e n tr e c in c u e n ta y s e s e n ta h o r a s d e
trabajo.

T o d o s Jos h o m b res A c h u a r sa b e n fabricar cerb atan as p ero n o to d o s lo g ra n


h a c e rla s c o n e l m ism o é x ito . U n a e x c e le n te c erb atan a d e b e sa tisfa c e r e x ig e n c ia s
d i f í c i l e s d e c o n c ilia r : tie n e q u e s e r fin a y liv ia n a al m is m o t ie m p o q u e
a b so lu ta m en te rígid a. A lg u n o s h o m b re s so n fa m a d o s p o r su p e r ic ia e n e s te c a m p o
y a d q u ie re n por e s te h e c h o una d e las p o c a s fo r m a s d e e s p e c ia liz a c ió n té c n ic a
p r o p ia a e sta so c ie d a d . A n te s q u e u tiliz a r u n a c er b a ta n a m e d io c r e h e c h a c o n su s
p r o p ia s m a n o s, u n o ven d rá d e s d e le jo s para v isita r a a q u e llo s e x p e r to s a fin d e
in te n ta r o b te n e r un a rm a d e c a lid a d . U n o s e d ir ig e ta m b ié n a e llo s para c o m p o n e r
u n a cerb atan a v ie ja q u e y a n o e s p e r fe c ta m e n te r e c tilín e a , y a q u e basta la m e n o r
c u r v a d e l alm a p ara h a c e r d e s v ia r la fle c h illa d e la tra y ecto ria p revista. P o r cierto ,
to d o s lo s ca za d o re s c u id a n e sm e r a d a m e n te su arm a p aras e v ita r h a c e rte su frir la
m e n o r d e fo rm a c ió n . U n a c e rb a ta n a e n d e sc a n s o siem p re e s am arrada, vertica lm en te
a u n p ilar d e la casa; al e x te r io r h a y q u e p r o te g er la d e la e x p o s ic ió n d ir ec ta d e l so l
q u e h a c e to rc er a la m adera. A p e sa r d e e sa s p r e c a u c io n e s una cerbatan a fatalm en te
a c a b a a la b e á n d o se, o b lig a n d o e l c a z a d o r a p racticar u n a c o r r e d ó n d e m ira a c a d a
tiro.

L o s m e jo r e s e x p e r to s e n fa b ric a r c erb a ta n a s p u e d e n c o n fe c c io n a r h asta unas


d ie z al a ñ o , c o n v ir tie n d o su h a b ilid a d en un a fu e n te d e v a lo r e s d e in te r c a m b io .
A u n q u e e s te v a lo r d e in te r c a m b io tie n e c u r s o d e n tr o d e l g r u p o ach u ar en razón a
la s d ife r e n c ia s in d iv id u a le s en la c a lid a d d e e j e c u c ió n d e la s c e r b a ta n a s, su
p r o d u c c ió n e stá d e stin a d a p r in c ip a lm e n te al c o m e r c io in tertrib al. E n e f e c t o , lo j
g r u p o s in d íg e n a s v e c in o s d e los A ch u ar (S h u a r y C a n e lo s ) u tiliz a n e llo s tam bidn
c er b a ta n a s, au n q u e por ra zo n es varias h ayan d e ja d o d e fa b rica rla s e llo s m is m o s .
L as cerb atan as achuar g o z a n de una e x c e le n te fam a y s o n m u y a p reciad as por esa*
e to ia s lim ítr o fe s q u e h acen un c o n su m o im p o r ta n te d e e lla s . A l n orte d e l P a s m a ,
p o r e je m p lo , la s c erb a ta n a s c o n stitu y e n el p r in c ip a l m e d io de p a g o m e d ia n te c!
cu al lo s A c h u a r adq uieren b ie n e s m an u factu rad os d e lo s in d io s C a n e lo s. S e n o ta r í
de p a s o q u e esta e sp e c ia liz a c ió n co n fe rid a a lo s A c h u a r e n la d iv isió n r eg io n a l del
trabajo e s fu n d a d a e n fa c to r e s s o c io e c o n ó m ic o s m á s b ie n q u e t é c n ic o s . C o m o
o c u r re m u c h a s v e c e s e n el c o m e r c io ín tertríb al en A m a z o n ia , la e s c a s e z de un
p r o d u c to se s u sc ita a r tificia lm en te para p r o v o c a r la n e c e s id a d d e un in te rc a m b io .
L o s m a ter ia le s y la h a b ilid a d n e c e s a r io s a la fa b r ic a c ió n d e la s cerb a ta n a s n o han
d e s a p a r e c id o ni e n tr e lo s S h u a r n i e n tr e lo s C a n e lo s ; s im p le m e n t e e ll o s
en cuentran m ás c ó m o d o ad q u irij d e su s v e c in o s un p r o d u c to artesanal d e e x c e le n te
ca lid a d a uft c o s t o m u y bajo, y a q u e e s t o s g r u p o s so n lo s in te rm e d ia rio s o b lig a d o s
e n tr e lo s A chuar y ¡o s c e n tr o s de c o m e r c i a l iz a c i ó n de lo s p r o d u cto s
m anufacturados.

L o s p r o y e c t ile s u tiliz a d o s e n la c e r b a ta n a s o n f l e c h i l la s fin a s y m u y


p u n tia g u d a s, d e u n os treinta c e n tím e tr o s d e la rg o , lla m a d a s ís e n t s a k . E lla s son
e la b o r a d a s en la s n erv a d u ra s d e las p a lm a s d e K i n c h u k ( P h y t e f e p h a s s p .) e
in ia y u a (M a x im ilia n a r e g i a ) . U n a v e z c o n s e g u i d a la m a te r ia p r im a , la
c o n fe c c ió n de la s ts e n ts a k e s un a o p e r a c ió n fá c il; s e p u e d e fab ricar unas cuaren ta
e n d o s horas. E sas fle c h illa s so n p u es de un u s o m u y e c o n ó m ic o y un c a za d o r no
n e c e s ita ahorrar su s p r o y e c tile s . C o m o la s e c c ió n d e e s t a s t.sen sa k e s in fe r io r a
la d e l alm a d e la cerb atan a, s e e n v u e lv e su e x tr e m id a d c o n un ta c o d e c a p o c d e
form a ro m b o id ea que obtura c o m p le ta m e n te el c o n d u c to c u a n d o e stá n in trod u cid as
e n p o s ic ió n de tiro. L as flec fiita s e stá n c o lo c a d a s en u n a p e q u e ñ a alja b a ( t u n t a )
q u e el c azad or tercia. Esta aljab a s e c o n s titu y e d e un s e g m e n to d e bam bú Guadua
a n g u s t l f o li a d e n tr o d e l cu al se d is p o n e un h a z ( c h i p i a ! ) h e c h o c o n una se r ie
d e la m in illa s c o r ta d a s e n las p a lm a s d e l k i n c h u k y a m a n a d a s las u n a s a la s
o tr a s. E ste haz e s b a sta n te d e n s o y la s f le c h illa s in tr o d u c id a s s e m a n tie n e n en
p o s ic i ó n v e r tic a l s in b a m b o le a r al a n d a r. Una c a la b a z a red onda, m a ti
( C r e s c e n l i a c u j e t c ) , e s atada a la a ljab a; v a c ia d a y p e r fo r a d a , e lla s ir v e para
guardar una p e q u eñ a reserva de c a p o c para la c o n f e c c ió n d e lo s tacos. E n torn o al
p u n to d e fija ció n d e la c a la b a za está e n r o sc a d a u n a v a r ita larga y fle x ib le , j a p i k ,
q u e h a c e la s v e c e s de e s c o b illó n para lim p ia r e l a lm a d e la c erb atan a. E l ú ltim o
a c c e s o r io d e la tu n ta e s una m itad d e q u ijad a in fe r io r d e p iraña su sp e n d id a a un
h ilo de a lg o d ó n . L o s d ie n te s d e e s e p e z so n f ilo s o s c o m o una h oja d e a fe ita r y
p erm iten hacer un a p eq u eñ a entalladura ju s to abajo de la ex trem id a d p u n tia g u d a de
la s fle c h illa s . E sta d is p o s ic ió n es m u y in g e n io s a , p u e s c u a n d o un m o n o r e c i b e
gna sa etilla untada c o n curare, su rea c ció n e s arrancar e¡ p r o y e ctil; si é s te tie n e una
pequeña m u e sc a s e rom p erá d e un g o lp e y la punta quedará plan tad a en e i an im al
el tiem po n e c e sa r io para q u e actú e el v e n e n o .

C o m o la m a y o r ía d e lo s u te n s ilio s achuar, la c er b a ta n a y la alja b a so n


objetos d e una s e n c ille z m u y e le g a n te y su b e lle z a so b ria t s e l p r o d u cto d e u n a
ad ecu ación p e r fe c ta e n tr e una fo r m a y una fu n c ió n . E s a s o b r a s d e arte s o n
particularm ente b ien ad ap tad as a su u so y las c u a lid a d es b a lístic a s d e la cerb atan a
convierten a ésta en un arm a d e c a z a d e l to d o tem ib le. La pu ntería p u e d e se r m u y
precisa y a q u e e! arm a e stá d o tad a d e una p eq u eñ a e x c r e c e n c ia sir v ie n d o d e a lza
situada a u n o s tr ein ta c e n tím e tr o s d e la co n te ra . U n a s e r ie d e e x p e r ie n c ia s
realizadas c o n c a z a d o r e s f a m o s o s n o s ha p e r m itid o m ed ir e x a c ta m e n te la e fic a c ia
del tiro c o n cerb a ta n a . En tiro h o r izo n ta l, e l a lca n ce útil d e lo s p r o y e c tile s e s d e
unos c in c u e n ta m e tr o s. E s te a lc a n c e es m u y s u fic ie n te p ara la c a z a , p u e s en la
frondosidad d e la ju n g la , p o c a s v e c e s s e d ip o n e d e tal d ista n cia para a lca n za r una
caza sir: e n c o n tr a r o b s t á c u lo s e n )a tr a y e c to r ia . L a p r e c is ió n d e la c er b a ta n a
también es m u y sa tisfa c to ria , ya q u e la gran m ayoría d e lo s ca za d o re s a lca n za n un
blanco d e v e in t e c e n tím e tr o s d e d iá m e tr o a una d ista n c ia d e trein ta m e tr o s.
Silen cio sa , p r e c isa y d e u s o e c o n ó m ic o , la cerb atan a tal v e z e s el arm a trad icion al
mejor adaptada a la c a z a m en o r en m e d io forestal.

A p e sa r d e su s c u a lid a d e s p r o p ia s, la cerb atan a se r ía p r o b a b le m e n te de un


uso m ás m a rg in a l si su e fic a c ia n o fu e se m u ltip lic a d a p or la u tiliz a c ió n del curare
con el c u a l s e u n ta d e o r d in a r io la p u n ta d e las sa e tilla s . C u rare e s un té rm in o
g en érico q u e s ir v e a d e s ig n a r lo s v e n e n o s d e c a z a u tiliz a d o s p or las s o c ie d a d e s
am erind ias y , e n e s a c a lid a d , c u b r e u n a m u ltip lic id a d de p r e p a r a cio n e s tó x ic a s
diferentes, g e n e r a lm e n te a b a s e d e p la n ta s d e l tipo S t r y c h n o s . E l curare achuar
(t s e a s ) s ie m p r e es preparado a p a r tir d e lo s d o s m is m o s in g r e d ie n t e s
fu n d a m e n ta le s : eí b e ju c o m achapí (P h o e b e s p .) y lo s fru tos d e l árb o l
p a in k is h (S tr y c h n o s jo b e r tia n a ). P ara a u m e n ta r la fu e r z a d e l v e n e n o ,
algun os c a z a d o r e s a ñ a d en a e sta s d o s su b s ta n c ia s o tr o s e le m e n to s v e g e t a le s
sacados d e una m e d ia d o c e n a d e p la n ta s n o id e n tific a d a s: y a r ir , t s a w e i m i a r ,
n a k n p u r , t s a r u r p a t i n , k a y a i p i y t s u k a n k a i n i a i. C a d a h o m b r e p o s e e su
fórm ula p ro p ia , g e n e r a lm e n te h e r ed a d a en lín e a a g n á tica , y lo s q u e fab rican e í
curare m is e f ic a z c o n se r v a n c e lo s a m e n te e l se c r e to d e su c o m p o s íó n . S e a lo q u e
fuere, el p in c ip io a c tiv o d o m in a n te d e l t s e a s siem p re es la e stric n in a , la m ism a
que p r o v o c a u n a v io le n t a t e t a n iz a d ó n y , lu e g o una p a r á lis is g e n e r a liz a d a ,
causando la m u erte a m a y o r o m e n o r p la zo .

La e la b o r a c ió n d e l cu rare e s una a ctiv id a d e x c lu s iv a m e n te m a sc u lin a q u e s e


realiza en 1a s e lv a , en un p e q u e ñ o c o b e r tiz o e d ific a d o para la c ir cu n sta n c ia a cierta
d is t a n c ia d e la c a sa . D u ran te toda lu d u ración de la e la b o r a c ió n de! v e n e n o , ¡os
a lr e d e d o r e s d e e s e c o b e r tiz o s o n e stric ta m en te p r o h ib id o s a las m u je re s y a ¡os
n iñ o s . U n a v e z r eu n id o s, los d istin to s in gred ien tes se c u e c e n a fu e g o len to en una
o lla d e barro (¡cbinUiiin); al c a b o de un día e n te r o la d e c o c c ió n adq uiere h
c o n s is t e n c ia p e g a jo sa y el c o lo r negro in ten so , c a r a c te r ístic a s d e l Is e a s . Durante
la c o c c ió n , ¡o s h o m b re s cantan unos a n e n l e s p e c ía le s d e s tin a d o s a fortificar el
c u r a r e . E s t o s e n c a n ta m ie n to s se d ir ig e n d ir e c ta m e n te al t.seas en el modo
v o c a tiv o para ord en arle que "beba la sangre" de ¡os a n im a le s con tra lo s cu -des se
e m p lea r á , cad a e s p e c ie de c a z a s ie n d o n om b rad a una tras otra. L a fab ricación del
v e n e n o e x i g e a d e m á s un a y u n o r ig u r o s o y una to ta l a b s tin e n c ia se x u a l dei
preparador tanto durante ia r ec o le c ció n de lo s in g re d ie n te s c o m o durante la cocción
p r o p ia m e n te d ich a. T a les d isp o sic io n e s so n c o rr ie n te s en tod as las e m p resa s cuyo
¿ x it o e s c o n sid e r a d o d ifíc il de lograr a sí c o m o p u d im o s v e r lo para las siem bras.

C o m o du ran te c ie rta s f a s e s d e l trabajo h o r tíc o la , la e f ic a c ia d e l curare


tam b ién e stá lig a d a al r esp e to d e p r o liib ic io e s a lim e n tic ia s im p u e sta s n o só lo al
h o m b r e q u e lo e la b o ra , s in o a to d o s lo s m ie m b r o s d e su fa m ilia . D urante la
fa b r ic a c ió n d e l ts e a s y durante e l tie m p o m ín im o d e un a se m a n a d e sp u é s de su
e la b o r a c ió n , e s tá p r o h ib id o a tod as las p e r so n a s d e la c a s a c o n s u m ir alimentos
a zu ca ra d o s, e s p e c ia lm e n te cañ a d e azú car y p a p a y a s. L a ló g ic a d e lo s contrarios
obra a q u í c la r a m en te, y a q u e aque/Jas d o s frutas s o n Jos a n tíd o to s r e c o n o c id o s del
curare y q u e d e b e n ser a b so rb id a s en gran d es c a n tid a d e s para contrarrestar sus
e fe c to s en c a s o de a c cid e n te d e m an ip u lación . A u n q u e s e v u e lv a m e n o s apremiante
una v e z p a s a d o el tie m p o r eg la m en ta rio , d ic h a p r o h ib ic ió n d e lo azucarado se
m a n tie n e p a r c ia lm e n te para el u su a r io d e l cu rare. E n e f e c t o , l o s cazad ores no
c o m e n p r á c tic a m e n te n u n ca a lim e n to s a z u c a ra d o s y s e a b s tie n e n d e consumir
m iel, la d e g u s ta c ió n de aqu el néctar se reserva d e sd e e n to n c e s a ¡as m ujeres y a los
n iñ o s. S e d ic e q u e la m iel d e b ilita el v e n e n o de c a z a y e n v is c a lo s p u lm o n es, con
la c o n s ig u ie n t e p érd id a d e fu erza para so p la r , to m a n d o im p o s ib le e l u so de uní
cerbatana.

A ¡ o tr o e x tre m o del a b a n ico de lo s sa b o res, e s ig u a lm e n te p r o h ib id o a todos


c o m e r c o n sal las presas c a za d a s c o n curare para q u e ei v e n e n o n o pierda su vigor.
M ay una p r o h ib ic ió n id é n tic a r eferen te al u s o d e l a jí du ran te la c o n fe c c ió n dei
L seas. P a r e c e p u e s q u e lo s c o n d im e n to s, s ím b o lo s p o r e x c e le n c ia del asp ee»
c u ltu r a l d e las p r e p a r a c io n e s c u lin a r ia s, se a n ir r e m e d ia b le m e n te antitéticas ¿
c u ra re. En e s te c a s o habría q u e bu scar la ló g ic a del tabú m á s b ie n en la anulaciáo
r ec íp ro c a d e lo s e fe c to s q u e p rod u ce la c o n ju n ció n d e su b sta n c ia s e s truc tu raimen*
is o m o r fa s. C o m o lo in d ica L é v i-S tr a u ss, en e fe c to , el v e n e n o d e c a z a e s pensada
en la s cu ltu r a s am erin d ias c o m o una intrusión de la n atu raleza e n la cultura, porfc
q u e -e s un p r o d u cto n a tu r a l h a c ie n d o p o s ib le una a c t iv i d a d cultufM
(L E V I - S T R A U S S 1964; p p . 2 8 1 - 2 8 2 ) . A h o ra b ien d e s d e e s e p u n to d e v ista , lo s
a liñ o s p o s e e n la s m ism a s p r o p ie d a d e s y p a r e c e c o n g r u e n te q u e la sal y e l ají
n e u tr a lic en la e f ic a c ia natural d e ! c u ra re. E l t s e a s , al ig u a l q u e la cerb a ta n a , e s
p e r c ib id o p o r to s A ch u a r, c o m o un s e r a u tó n o m o , d e c o m p o r ta m ie n to a v e c e s
c a p r ic h o s o , y c o n v ie n e no herir su s u sc e p tib ilid a d . C u a n d o un v e n e n o d e c a z a
p ie rd e su p o te n c ia , las m á s v e c e s , d ic e n , p o r q u e un tabú n o ha sid o resp e ta d o , e s
n e c e s a r io c an tarle al curare u n o s a n e n t para e stim u la r d e n u e v o su s e d de san gre
an im a !. Y en la m e d id a en q u e e l t s e a s s e a lim e n ta d e ia sa n g r e d e la c a z a , no
c o n v ie n e u tiliz a r lo co n tra a n im a le s n o c o m e s tib le s , p u e s la a b s o r c ió n d e sa n g re
"nauseabunda" le pon d ría e n fe r m o y por c o n sig u ie n te ín u tiltza b le .

T al v e z p o rq u e e s c a si im p o s ib le a seg u ra rse q u e to d o s lo s m ie m b r o s d e la
c a s a h ayan resp e ta d o las p r o h ib ic io n e s a lim e n tic ia s v in c u la d a s a la fa b r ica c ió n
d e l cu rare, io s A c h u a r a tr ib u y e n al v e n e n o d e c a z a p r o v e n ie n te d e l P erú u n a
e f ic a c ia m a y o r a la d e l v e n e n o q a e e la b o r a n e ll o s m is m o s . L a p r á c tic a m ás
c o r r ie n te c o n s is te en a d q u irir cu rare p e r u a n o para m e z c la r lo p o r m itad c o n ts e a s
d e fa b r ica c ió n d o m é stic a . C o n la sa l, e l cu rare e s o b je to d e sd e m u c h o tie m p o atrás
d e un c o m e r c io ín ter r e g io n a l m u y a c tiv o e n to d o e l A lto A m a z o n a s y lo s A ch u ar
o c u p a n una p o s ic ió n e str a té g ic a e n su d ifu s ió n h a c ia lo s S h u ar q u e n o lo fabrican
e lf o s m is m o s ( v é a s e , T A Y L O R 1 9 8 4 : ca p . 2 y 4 ) . S e g ú n lo s A c h u a r, e l m ejor
c u r a re p r o v ie n e a c tu a lm e n te d e lo s L la m is ta s d e l río M a y o y d e la r e g ió n d e
Iq u ito s, d o n d e e s m a n u fa ctu ra d o e n gran e s c a la p or a r tesa n o s e s p e c ia liz a d o s . El
p r o d u cto es lu e g o r e le v a d o p o r d is tin to s c ir c u ito s h a sta lo s A c h u a r d e l Perú d e sd e
d o n d e se d ifu n d e m e d ia n te c a d e n a s d e s o c io s entre lo s A ch u a r d e l E cuador. E stos a
su v e z a b astecen a lo s Shuar, p r o p o r c io n á n d o le s una m e z c la d e curare p eru an o y de
curare de fa b rica ció n lo c a l. P a ra lela m e n te a e sa s red es de in tercam b io in d íg e n a s, e l
curare e s n e g o c ia d o tam bién p o r c o m e r c ia n te s m e s tiz o s itin eran tes (reg a to n es) qu e
d e un la d o al otro d e la frontera r ea liz a n in te r c a m b io s. E l cu ra re d e l Perú e s un
p ro d u cto m u y c o s to s o , e sp e c ia lm e n te d e s d e q u e lo s r e g a to n e s lograron asegu rarse
un a parte im p o r ta n te d e su d ifu s ió n c o m e r c ia l. A l n o rte d e l P a sta z a la tasa d e
in te rc a m b io fijada p o r lo s c o m e r c ia n te s itin era n tes d e M o n i a lv o e s d e unq cuch ara
so p er a de curare p eru an o con tra v e in te p ie le s de p e c a n . H a y que r ec o n o c e r q u e esta
r a n tid a d p e r m ite , s o la , u n tar u n as s e s e n t a f le c h a s , y aún m u c h o m á s si s e la
m e z c la c o n t s e a s lo c a l.

H a sta los añ os treinta, la ú n ic a arm a u tiliz a d a por lo s A c h u a r para la guerra


y la c a z a m a y o r era la la n z a e n m a d e r a d e p a lm e ra , n a n k i . E n e f e c t o n u n ca se
u tiliz a la cerb atan a para m atar a h o m b re s y p a rece q u e ta m p o c o s e h aya h e c h o en
el p a sa d o . M id ie n d o p o c o m ás o m e n o s d o s m e tr o s v e in te d e la rg o , la lan za se
u tiliz a b a para el c o m b a te c u e rp o a c u e r p o , c o m o c h u z o y c o m o arm a arrojadiza.
En e sto s d o s p rim ero s u so s e lla e sta b a d o ta d a d e una pu nta 'acerada en fo rm a d e
c o n u n a cerb a ta n a . L a e s c o p e ta s ó lo tien e una real ven taja si e l curare disp onible
e s d e m a la c a lid a d o c u a n d o s e p e r sig u e d ir e c ta m e n te a un a n im a l. En e fe c to la
c e r b a ta n a e s in c ó m o d a d e m an iob rar en e l m o m e n to en q u e h a y q u e acosar
c o r r ie n d o u n a c a z a a tra v és d e l e n m a r a ñ a m ien to de la m a le z a . P o r otra parte su
lo n g itu d e s la) q u e resulta d ifíc il apuntar en e l m o m e n to o p o r iu n o para efectu ar un
tiro te n s o . P o r otra p a rle, e s un arma bastan te p e sa d a q u e d e b e se r c o g id a por
a m b a s m a n o s c e r c a d e la con tera; en p o s ic ió n d e tiro h o r iz o n ta l, to d o su peso
d e s c a n s a e n to n c e s e x c lu s iv a m e n te so b re lo s b r a z o s del ca za d o r. L a cerbatana es
m u c h o m á s f á c il d e u tiliz a r v e rtica l m e n te , e s d e c ir p ara a lc a n z a r una caza
e n c a ra m a d a , c o lo c á n d o s e d irectam en te d e b a jo d e e lla : e c h á n d o s e la c a b e z a hacia
atrás, el c a z a d o r sop orta el p e s o de) arm a c o n to d o su c u e r p o . L a otra ventaja
e v id e n te q u e presenta la cerbatana para el tiro d e c a z a en caram ad a -e sp e c ia lm e n te
lo s g r u p o s d e m o n o s - e s su s ile n c io a b so lu to , q u e p e r n o te alcan zar m ortalm enie
a v a r io s in d iv id u o s antes d e q u e la alarm a se a dada; no e s lo m is m o c o n un arma
d e f u e g o c u y o prim er d isp a ro h a c e huir a to d o s lo s a n ím a le s. C o m p a ra n d o los
m é r ito s r e s p e c tiv o s d e lo s d o s tip o s d e arm as p ara la c a z a - y te n ien d o en cuenta ¡a
situ a c ió n d e p en u ria e n d é m ic a de m u n ic io n e s q u e c o n o c e n lo s A c h u a r - parece
e n to n c e s q u e una de las ú n icas ven tajas d e c is iv a s d e ia e s c o p e ta so b re la cerbatana
e s su m a y o r fa c ilid a d d e m a n e jo c u a n d o s e trata d e apuntar r á p id a m e n te a un
a n im a l d u r a n te u n a p e r s e c u s ió n . A h ora b ie n , eso es p r e c is a m e n t e una
c ir c u n s ta n c ia q u e lo s A ch u a r p rocu ran ev ita r , lo e s e n c ia l d e l arte d e la caza se
e x p r e sa p r e cisa m e n te en el a c er ca m ie n to s ile n c io s o q u e p e r m ite p o n e r se al alcance
d e tiro a un a n im a l in m ó v il. L o s c a z a d o r e s to r p e s dan la alerta a la presa y no
e stá n en c o n d ic io n e s d e apu ntarla c ó m o d a m e n te ; en tal c a s o la p o s e s ió n d e una
e s c o p e ta s e v u e lv e una b a z a in d is p e n sa b le si u n o q u iere c o n to d o p o d er m atarla
presa en fuga.

A d e m á s de su s arm as a c tiv a s, lo s A ch u ar u tilizan ta m b ién arm as pasivas, es


d e c ir tr a m p a s. S in e m b a r g o é sta s so n d e u s o p o c o c o r r ie n te y s e la s utiliza
p r in c ip a lm e n te para exterm in ar a lo s ro ed o re s q u e c o m e te n d e p r e d a c io n e s en les
h u e r to s. P ara m atar lo s a g u tíe s , e x is t e a s í un d i s p o s it iv o in g e n io s o llamado
c h in ia q u e s e c o lo c a en e l c a m in o q u e e s o s a n im a le s s ig u e n ord in ariam en te. Se
trata d e d o s p e q u e ñ a s v a lla s fo r m a n d o un c o rr ed o r e s tr e c h o y c u b ie r to con un
tro n co p e sa d o c o lg a d o de un b e ju c o . C u a n d o e l anim al penetra en la trampa, choca
c o n un p a lito c o lo c a d o a través d e su c a m in o q u e ¡ibera e! b e ju c o y h a c e caer el
tr o n c o so b re él. E x iste otra tram pa, w a s h i m p , u tiliz a d a para capturar lo s tatúes
c u a n d o a so m a n d e su m ad rigu era. Para e s o , lo s A c h u a r cu b ren e l h u e c o de salid*
c o n un c o n o d e la ta s d e m adera q u e e llo s r ellen a n c o n b e ju c o s y h ojas. Saliendo
afuera, e l an im al s e en cu en tra in e x tr ic a b le m e n te en m a ra ñ a d o en a q u e llo s residuo*
v e g e ta le s y to d o s su s e s fu e r z o s para z a fa rse s ó l o lo g r a n obturar la entrada d i (*
m ad rigu era, h a c ie n d o im p o sib le to d a retirada 2 . P o r fin, para m atar a lo s jaguares
y a lo s o c e lo t e s a b o c a de c a ñ ó n sin e str o p e a r su p ie l -p a r a v e n d e r la al m e jo r
p r e c io - a lg u n o s A c h u a r c o n str u y e n ta m b ié n u n o s c e r c a d o s c u b ie r to s y c o n u n a
e s p e c ie d e p u erta d e g u illo tin a . S e arrastra e n to n c e s so b r e e l s u e lo una g a llin a
m uerta para h a c e r un rastro, y s e la deja c o m o c e b o en e¡ c e r c a d o ; c u a n d o e l fe lin o
p en etra en el r e c in to , h a c e fu n c io n a r un d is p o s itiv o q u e cierra Ja p u erta d e a c c e s o .
C o n e x c e p c ió n d e l w a s h i m p las tram p as se c o n str u y e n le n ta m e n te y lo s A ch u ar
ju s tific a n su p o c o in te ré s p o r e s o s a r tefa c to s d ic ie n d o q u e p r e fie r e n e l p la c e r d e la
c a c e r ía al trabajo fa s tid io s o q u e e x ig e su c o n str u c ció n .

L o s p e ñ o s so n a u x ilia r e s p r iv ile g ia d o s d e l c a z a d o r A c h u a r y s e p u e d e c o n
ra z ó n in c lu ir lo s en la m ism a c a te g o r ía q u e la s arm as, p u e s s o n a m a e str a d o s para
m atar a lg u n o s d e lo s a n im a le s q u e e llo s p e r sig u e n . E n la s o c ie d a d ach u ar, c o m o
e n tr e to d o s ¡o s Jív a ro e n g e n e r a l, lo s p erro s r ec ib en sin e m b a r g o un e sta tu to m u y
e s p e c ia l q u e n o e s r e d u c d b le a su fu n c ió n in stru m en tal en la c a ce ría . P or un lad o
e í p e r ro e s e l s ím b o lo m is m o d e l a n im a l d o m é s t ic o ( t a n k u ) y fo r m a p a rte
in teg ra n te d e l u n iv er so s o c ia l d e la c a s a d o n d e r esid e. S e o p o n e a lo s a n im a le s d e
corral e n q u e n o e s c ria d o p ara s e r c o m id o y a lo s a n im a le s silv e s tr e s a m a n sa d o s
e n lo q u e su s o c ia liz a c ió n e s c o n stitu tiv a d e su e s e n c ia y n o e l p r o d u c to d e un
a c c id e n te . P o r otra p a n e el p erro está c la s ific a d o ta x o n ó m ic a m e n te c o n lo s fe lin o s
y a lg u n o s m a m ífe r o s c a r n ív o r o s m á s, p o r c o m p a r tir c o n e llo s su fe r o c id a d n a tiv a
y su a fic ió n a la c a rn e cru d a . A la in te r s e c c ió n d e la n a tu ra le za y d e la c u ltu ra , la
a m b ig ü e d a d d e e s e e sta tu to c o n v ie r te lo s perros en so p o r te s d e un sa lv a jis m o c u y o
u s o lo s h o m b r e s h u b ie se n d e s v ia d o c o n fin e s s o c ia le s . M a s e l p e r ro e s ta m b ié n
situ a d o e n e l cen tro d e otra c o n ju n c ió n y a q u e c o n s t i tu y e u n o d e io s p u n to s d e
a r tic u la ció n en tre la p ra x is m a sc u lin a y la p ra x is fe m e n in a .

L a p rim era p ara d o ja d e la s o c ia liz a c ió n d o m é s tic a d e l p e r ro e s q u e e s te


a n im a l, c u y a fu n c ió n p r in c ip a l e s co la b o ra r c o n lo s c a z a d o r e s e n la cap tu ra d e la
c a z a , e stá c o lo c a d o p o r c o m p le to b ajo la d e p e n d e n c ia d e las m u je re s. L o s perros
so n b ie n e s de gran v a lo r c u y o u su fr u c to e s e x c lu s iv a m e n t e fe m e n in o , au n s i lo s
h om b res p u ed en a v e c e s u sa rlo s, c o n la a p rob ación d e su s e s p o s a s , c o m o .m e d io d e
in te rc a m b io en una tr a n sa c ció n . En e ste c a s o , la m u jer c o n f ía en q u e su m a r id o le
p r o p o r c io n a rá otro p erro e n r e e m p la z o e n una tr a n sa c c ió n p o ster io r; e n n in g ú n
c a s o un h o m b re p o d ría d isp o n e r d e un p erro sin e l c o n se n tim ie n to e x p líc ito d e su
d u eñ a. T ran sm itid os en lín ea uterina, lo s perros p u ed en se r d a d o s o in tercam b iad os
en tr e m u jeres, e s p e c ia lm e n te c u a n d o h a y una c a m a d a . L o s p erros n o s o n b ie n e s
e s c a s o s y cad a m u jer A c h u a r p o s e e v a r io s p erros, a v e c e s h a sta m e d ia d o c e n a ; a
p e sa r d e e sta a b u n d an cia lo s p erros s o n ex tra o rd in a ria m en te v a lo r iz a d o s y p u e d e n
a lca n za r p r e c io s m u y e le v a d o s . A s í n o e s in h ab itu al q u e s e in te rc a m b ie un p erro
c a z a d o r m u y b u e n o p or u n a gran p ira g u a m o n ó x ila O p or u n a e sc o p e ta d e ca rg a
por el cerrojo.
C o m o s u c e d e c o n m u c h o s o tr o s b ie n e s m a te r ia le s o s im b ó lic o s e n tr e lo s
A c h u a r, el v a lo r .d e un p e r ro au m en ta se g ú n e l a le ja m ie n to d e su o r ig e n , y e s o
in d e p e n d ie n te m e n te d e su s c u a lid a d e s fís ic a s a p a r e n te s. R e su lta q u e l o s p e r ro s
sh u a r s e h a lla n m u y v a lo r iz a d o s a lo s o jo s d e lo s A c h u a r y r e c íp r o c a m e n te ,
m ien tra s lo s p e r ro s c a n e lo s s o n p a rticu la rm en te a p r e c ia d o s p or lo s A c h u a r c o m o
p o r lo s S h u ar. E n c u a n to a lo s in a se q u ib les perros de raza q u e a v e c e s lo s A ch u a r
v e n e n c o m p a ñ ía d e m is io n e r o s o de s o ld a d o s , s o n p e r c ib id o s c o m o a n im a le s
m a r a v illo s o s p e r m itie n d o a lo s b la n co s realizar p r o d ig io s d e tod as c la s e s .

L o s p e r ro s s o n e s t im a d o s tan to p o r su s c u a lid a d e s in tr ín s e c a s ( b e lle z a ,


fe c u n d id a d , in te lig e n c ia , v i e n t o ,...) c o m o p or su s a p titu d es c in e g é tic a s e fe c t iv a s .
A s í n o s h e m o s q u e d a d o so r p r e n d id o s al c o m p r o b a r a v e c e s q u e p e r r o s q u e n u n c a
c a z a b a n - p o r p e r te n e c e r a v iu d a s p o r e j e m p l o - e ra n s in e m b a r g o e i o b j e t o de
c o m e n ta r io s m u y e lo g io s o s p o r parte de las m u je re s. E s q u e c a d a p e r ro e s d o ta d o
d e u n a p e r so n a lid a d in d iv id u a l q u e p u e d e se r co rr eg id a o m o d ific a d a p o r e l trabajo
d e la e d u c a c ió n . E sta p e r so n a liz a c ió n d e l p erro e s p e r c e p tib le p r im e r o e n e l h e c h o
q u e , é l s o lo en tre to d o s lo s a n im a le s d o m é s tic o s y a m a n sa d o s, r e c ib e un n o m b r e
p r o p io al ig u a l q u e lo s h u m a n o s. S e le nom b rará g e n e r a lm e n te p o r r e fe r e n c ia a su
c o lo r , a una c a r a c te r ístic a f ís ic a o una c u a lid a d q u e p o s e e d e h e c h o o q u e s e le
q u ie r e v e r adquirir; así: w a m p u a s b (c a p o c ) s i e s b la n c o , o m a k a n c h (s e r p ie n te
e q u is) s i es a g r e s iv o y ráp id o para atacar.

O c u p a n d o una c a m a de p lataform a a d y a c e n te a la d e su d u eñ a, lo s p erro s son


e d u c a d o s , a lim e n ta d o s y d isc ip lin a d o s p or e lla c o n e l m is m o c u id a d o q u e e l q u e s e
d e d ic a a lo s n iñ o s . E n la c a sa m ism a , lo s perros s o n a ta d o s a su c a m a c o n c a n e a s
e n c o rte za de s h u w a t (G u s ta v ia h e x a p e ta la ) o en fib r a s d e p a lm e r a
c h a m b ir a , para q u e la s ja u r ía s d e la s d istin ta s c o e s p o s a s n o p e le e n e n tr e s í , S i
e stá n se p a r a d o s d e su m a d re lo s ca ch o rr o s so n a lim e n ta d o s al p e c h o y lu e g o s e le s
d a d e c o m e r c o m o a un n iñ o , m a n d io c a m a stic a d a ( n a m i k ) y to d o e l m u n d o en
l a c a s a le s d e m u e str a un gran c a r iñ o . S in e m b a r g o h a y q u e e n se ñ a r a e s t o s p erro s
j ó v e n e s la o b e d ie n c ia y la c o n tin e n c ia , e m p r esa q u e g e n e r a lm e n te tie n e é x ito , p u e s
p o c a s v e c e s un p erro a d u lto rob a a lim e n to s o s e d e sc u id a e n la c a sa . T a m b ié n h a y
q u e e n d u re c er lo s para prepararles a su s futu ras tareas; para e s o se e c h a p o r e je m p lo
l o s c a c h o r r o s al a g u a fría d e l r ío , al a m a n e c er , y s e le s o b lig a a nad ar h a s ta q u e
lle g u e n al b o rd e d e l a g o ta m ien to .

L o s p e r r o s s e b e n e fic ia n d e un r é g im e n a lim e n t ic io c u ltu r a l, e s d e c ir


r esu lta n d o d e una p rep a ra ció n cu lin aria elab orad a. M u y p o c a s v e c e s s e le s d a carn e
c ru d a ; c u a n d o r e c ib e n u n a parte d e la presa q u e h an c a z a d o , la s m á s v e c e s s o n lo s
m ie m b r o s a sa d o s e n e l f o g ó n . D e m o d o g e n e r a l, lo s A c h u a r c o n s id e r a n p o r lo
d e m á s q u e m ás v a le p riv a r lo s perros d e carn e, para h a c e r le s m ás a g r e s iv o s e n la
cacería. L a b a se d e su a lim e n ta c ió n , se r v id a e n c o n c h a s v a c ia d a s d e to rtu g a s, e s
c o n stitu id a p o r p u r é s h e r v id o s d e m a n d io c a y d e p a ta ta s d u lc e s , a v e c e s
aco m p a ñ a d o s d e p a p a y a s. C u a n d o u n a c a s a c u e n ta u n o s v e in t e p e r ro s, í o q u e
ocurre m u c h a s v e c e s , una parte n o d e s p r e c ia b le d e la p r o d u c c ió n diaria d e l h u erto
es d e d ic a d a a su a lim e n ta c ió n . E s te e s u n fa c to r q u e s e tie n d e a o lv id a r e n la
m ayoría d e lo s e s tu d io s de i n p u t - o u t p u t d e d ic a d o s a la s s o c ie d a d e s a m a z ó n ica s,
pero q u e s e d e b e to m a r e n c u e n ta e n un a n á lis is d e la p r o d u c tiv id a d d e l s is te m a
e c o n ó m ic o (v é a s e c a p ítu lo 9 ) . E n fin , al ig u a l q u e lo s h u m a n o s, l o s perros d e b e n
resp eta r lo s ta b ú e s a lim e n t ic io s ; a lg u n o s d e lo s a n im a le s e s p e c íf ic a m e n t e
p roh ib id os lo so n ta m b ién para lo s h u m a n o s, c o m o Ja z a r in g ü e y a - q u e tien e fa m a
de trasm itir la s a m a - m ien tra s o tr o s p r e se n ta n un p e lig r o m o rta l so la m e n te para
los p e r r o s , c o m o io s a y a c h u i (N o th o c r a x u r u m u tu m ) cu y a carn e es
apreciadla p or lo s A chu ar.

L a e n fe r m e d a d d e un p e r ro e s un a su n to se r io y la fa r m a c o p e a in d íg e n a
cu enta c o n v a r io s r e m e d io s para c o m b a tir lo s d is tin to s d istu r b io s q u e p u e d e n
afectar a io s p erros. E n el h u erto m is m o , lo s A c h u a r c u ltiv a n o rd in a ria m en te una
varied ad d e p í r ip ir i ( C y p e r u s s p .) y u n a v a r ie d a d d e m a i k i u a ( D a t u r a s p . )
e sp e c ia lm e n te ap rop iad a p ara la c o n f e c c ió n d e d r o g a s para lo s p erros. L a prim era
planta m e d ic in a l e s un a e s p e c ie d e p a n a c e a p o liv a le n te , m ien tras la se g u n d a e s un
aiu c in ó g en o p o te n te c u y a s p r o p ie d a d es s o n id é n tic a s a a q u ella s d e la s d e c o c c io n e s
de D a t u r a u sa d a s p o r lo s h u m a n o s . E s e n a r c ó tic o p e r m ite al p erro en trar en
contacto c o n e l m u n d o de lo s d o b le s d e sm a te ria liz a d o s c o n el fin d e desarrollar a llí
los c o n o c im ie n t o s y la s a p titu d es a d e c u a d a s para h a c e r d e é í un b u en ca za d o r.
A u n q u e n o s e recu rre a lo s c h a m a n e s p a r a cu rar a lo s p e r ro s, sin e m b a r g o s e
utiliza so b re lo s perros u n as té c n ic a s d e c u r a c ió n m á g ic a s , h o m ó to g a s a las u sad as
con lo s h u m a n o s para tratar la s a f e c c io n e s b e n ig n a s c u y a c a u s a n o e s atrib uida a
una a c c ió n c h a m á n ic a . E n a m b o s c a s o s , p u e s , lo s A c h u a r p o s tu la n q u e la s
a lte r a c io n e s f i s i o l ó g i c a s p u e d e n s e r p r o v o c a d a s p o r m a ld ic io n e s la n z a d a s
d elib era d a m en te, o p or c o n ju n c io n e s fo rtu ita s d e c ir c u n sta n c ia s a c ia g a s. H ay q u e
em plear e n to n c e s té c n ic a s con ju ratorias e ster e o tip a d a s y c o n o c id a s p or to d o s, p ero
cu ya e f ic a c ia a u m e n ta s i so n p r a c tic a d a s p o r h o m b r e s y m u je re s c u y o d o m in io
so b re la s c o n d ic io n e s s im b ó lic a s d e l a p r a x is e s r e c o n o c id o p o r to d o s . L o s
r esp o n sa b les d e lo s h e c h iz o s q u e a fe cta n a lo s perros so n lo s a n im a les c a z a d o s y
hay q u e c o n v id a r e n to n c e s, para co n ju r a r lo s a un a m u jer e x p e rim en ta d a e n la cria
can in a. E s a m u jer s o p la so b r e a g u a d e llu v ia c o n te n id a e n u n a h oja en c á liz y le
d e c la r a al p e r ro e n fe r m o : "barro el h e c h iz o q u e te la n z ó e l pécari"; c o n v ie n e
r ep etir d ic h a fó r m u la , n o m b r a n d o c a d a v e z u n a n u e v a e s p e c i e d e c a z a
p o te n c ia lm e n te r e sp o n sa b le .

C o m o c a s i to d o s lo s s e c to r e s d e la v id a c o tid ia n a ach u a r, la c r ía d e lo s
perros req u iere en e f e c t o no so la m e n te de c o n o c im ie n to s té c n ic o s, s in o tam b ién de
un sa b e r m á g ic o m u y e la b o r a d o . A q u í ta m b ié n , ¡o s e n c a n ta m ie n to s a n e n l
d e se m p e ñ a n un pap e! fu n d am en ta! y una m u jer c u y o h u erto h e r m o so e s percibido
c o m o te s tim o n io d e sus' fa c u lta d e s 3 r te n tin p o s e e r á ta m b ié n se g u r a m e n te una
ja u ría q u e su sc ita ¡a a d m ir a ció n e n v id io s a d e to d o s . E x iste n a n e n t apropiad os a
tod as las c ir cu n sta n c ia s c rític a s d e la v id a d el perro, c o n un é n fa s is particular en e!
n a c im ie n to d e la s c a m a d a s. C u a n d o lo s c a c h o r r o s so n n u m e r o so s , e s im portante
q u e Ja m a d r e p u ed a a lim e n ta r lo s a to d o s y m u c h o s a n e n t s o n d e stin a d o s a
a u m en tar d e la le c h e . En e s te ú ltim o c a so , ía p e n a e s a sim ila d a m etafóricam ente
a a n im a le s ren om b rad os p o r su s c a p a c id a d e s d e lactan cia, c o m o lo s tapires. Como
p a r a )a h o r tic u ltu r a , l o s a n e n t s e d ir ig e n o d ir e c t a m e n t e a lo s su jetos
c o n c e r n id o s , en e s te c a s o lo s p erro s, o a un e sp ír itu tu telar, lla m a d o y a m p a n i
n u a , "la m u jer y a m p a n r . E sta d u e ñ a d e lo s perros c o n c e d e su u so a las mujeres
y la su erte d e su s p u p ilo s d e p e n d e en b u en a parte de las r ela c io n e s q u e se mantiene
c o n e lla .

Y a m p a n i e s un esp íritu d e im p o r ta n c ia m u y se c u n d a ria , p e r o d o tad o de una


c a ra c te r ístic a o rig in a !, q u e aclara e l e sta tu to a m b ig u o d e l p erro en tre lo s Achuar.
S e g ú n la m ito lo g ía , Y a m p a n i e s un h o m b r e tra n sfo r m a d o e n m u jer por su sae
(m a r id o d e la h erm an a y p r im o c ru za d o b ilateral para un e g o m a sc u lin o ), con el
fin d e s a c ia r un d e s e o se x u a í qu e no ten ía otro exu to rio ; e n e fe c t o , en aq u eí tiempo
Jas m u je r e s n o e x is tía n aún . E n e l m ito , la r e la c ió n de a fin id a d p r e e x iste al objeto
q u e 5a a c tu a liz a ; e l in te r c a m b io e s p u e s to c o m o u n a v irtu a lid a d , a n tes que las
m u je re s se a n e n g e n d r a d a s p or la c o p u la c ió n d e d o s a fin e s. L a prim era mujer es
p u e s un h o m b re tr a n ss e x u a d o y no h a d e se r por c a su a lid a d q u e e¡!a dirija los
d e stin o s de la raza d e lo s p erro s. P o s e íd o , c ria d o , a lim e n ta d o y co n tro la d o por las
m u je re s, e l perro e s u tiliz a d o p or e i h o m b re e n una em p r esa d e m u e rte d e Ja cuaJ
la s m u je re s so n c x lu íd a s , p e r o d o n d e a p e sa r d e e s o q u ed a n p r e se n te s gracias a
e s a s criaturas d o m é s tic a s q u e e lla s h an d e le g a d o a s u s e s p o s o s . L a s cualidades
d e l perro so n e str e c h a m e n te d e p e n d ie n te s d e las c a p a c id a d e s d e su dueña y la
m u je r d e s e m p e ñ a e n t o n c e s un p a p e l fu n d a m e n ta l, a u n q u e in d ir e c to en e!
d e sa r r o llo d e ¡a c a c e r ía . A s í, p o r e l d e s v ío d e su s e x o in ic ia ), Y am pani es
p e r fe c ta m e n te a p r o p ia d a para s im b o liz a r e s a c o m p e n e tr a c ió n d e lo s papeles
m a sc u lin o s y fe m e n im o s q u e c a ra cteriza e! u so d e ! perro en tre lo s Achuar.

L o s perros so n c la s ific a d o s en varias c a te g o ría s se g ú n su g ra d o de excelencia


c in e g é t ic a , e s d e c ir s e g ú n e l tip o d e c a z a c o rr ed o r a q u e e llo s so n capaces de
p e r se g u ir y e v e n tu a ím e n te d e m atar. L o s d e m e n o r a p r e cio - e n térm in os de valúf
d e in te r c a m b io p o r lo m e n o s - s o n lo s q u e s ó l o sa b en a c o sa r a lo s pequeito*
r o e d o r e s, c o m o lo s a g u tíe s ( k a y u k ) . E n la c a te g o r ía su p e rio r se sitúan fó*
perros Que s o n c a p a c e s d e ata c a r ta m b ién a lo s tatú es y a lo s ro ed o re s de tanuflo
m e d io , c o m o la s p a c a s ( k a s h a i) . M u c h o m á s v a lo r iz a d o s s o n lo s perros q u e n o
v a cila n en p e r se g u ir lo s p e c a r íe s, e n a c o sa r a un an im a! fuera d e la m anad a y so b re
to d o en m a ta rlo d e g o llá n d o lo . E n e f e c t o e l p é c a r i d e la b io s b la n c o s ( p a k i) e s un
a n im a l m u y p e lig r o s o , p u e s q u e h a c e fren te r esp a ld á n d o se co n tra an árbol c u a n d o
e s a ta ca d o . P ara lo g ra r c o g e r lo d e ia garganta e l p e r ro d e b e e sq u iv a r s u s d e fe n s a s
c o r ta n te s q u e p r o v o c a n p o r ío g e n e r a l h erid as m o r ta le s. E n la c u m b r e d e la
jera rq u ía ca n in a , lo s A c h u a r c o lo c a n lo s perros q u e tien en la te m e r id a d de a c o sa r a
lo s o c e lo t e s y h a sta a lo s ja g u a r e s, o b lig a n d o a e s o s f e lin o s a r e fu g ia r se e n un
árbol d o n d e el c a za d o r p od rá abatirlos. Para reforzar la c o m b a tiv id a d d e e s o s perros
d e é l i t e , s e l e s d a d e c o m e r la to ta lid a d d e la c a n a l d e l o s f e li n o s q u e
c o n tr ib u y e r o n a ca za r . C o m o d e ord in a rio s e q u ed an p r iv a d o s d e c a r n e , e s te
fe s tín a p a r e c e c o m o u n a r e c o m p e n s a y lo s perros d e s d e e n to n c e s lle g a n a s e r
m u y fe r o c e s c u a n d o d iv isa n u n fe lin o .

C a d a u n a d s e s a s c a te g o r ía s d e a p titu d es p u ed e se r c o n s id e r a d a c o n » u n a
e ta p a en e l a m a e stra m ie n to d e un perro, au n q u e m u y p o c o s d isp o n e n d e c u a lid a d e s
n a tu ra les p e r m ité n d o le s lle g a r al g r a d o d e c a za d o r d e o c e lo te . S e ad ie str a un p e r r o
n o v a to in te g r á n d o lo en un a ja u r ía y a co n stitu id a , e n la q u e a p ren d e p o r im ita c ió n
la s té c n ic a s d e r a stre o y d e a c o s o . E ste p r o c e s o d e a d ie str a m ie n to e s r e a liz a d o
c o n ju n ta m e n te p o r lo s h o m b re s y las m u jeres, p u es s i é sta s n o lle v a n a rm a s y n o
p a r ticip a n n u n c a e n ía m a ta n za , s in e m b a r g o sig u e n e je r c ie n d o u n c o n tr o l s o b r e
s u s p e r ro s in c lu s o d u ran te la c a c e r ía . E n e fe c to , c u a n d o un h o m b r e d e c id e ir s e d e
c a z a c o n p e r r o s - l o q u e n o o c u r re s ie m p r e - é l in v ita a u n a d e su s c o e s p o s a s ,
g e n e r a lm e n te la e s p o s a c o n la c u a l a ca b a d e pasar la n o c h e , a s e g u ir le e n la s e lv a
a c o m p a ñ a d a d e su ja u r ía . L e * perros so n lle v a d o s atad os p o r su d u e ñ a h a sta q u e e i
m a r id o d e c i d a e m p e z a r a b u sc a r h u e lla s d e c a z a . S e s u e lt a e n t o n c e s la ja u r ía y
c u a n d o un p erro o lfa te a e l o lo r c a ra c ter ístico d e un a n im a l, s e p o n e a ladrar d e una
m a n e r a d e te rm in a d a ; su d u e ñ a le a n im a lla m á n d o la p o r su n o m b r e y r e p itie n d o
" ¡ s ik , s i k , s i k ! " , la fó r m u la e sta n d a r d para la n z a r un p erro c o r r e d o r s o b r e u n a
p is t a . P e r o s a lid o y a e l p e r r o al r a stro , e l p a p e l c in e g é t ic o d e la m u je r s e
interrum p e: e lla s e q u ed a en e l lu g a r y e l h o m b re es q u ie n s e d e d ic a a s e g u ir a la
ja u r ía a p a s o d e c a r g a . E n té r m in o s d e m o n te r ía s e p o d r ía ta l v e z d e c ir q u e e t
h o m b r e d e s e m p e ñ a e l p a p e l d e m o n te r o m ien tra s a la m u jer s e le a tr ib u y e la
torea d e m o z o d e perros.

S in e m b a r g o la c o m p le m e n ta r id a d en tre e l h o m b re y la m u jer s e m a n tie n e


h a sta e n e l a c o s o , al p o n er e n c o m ú n su s d o m in io s s im b ó lic o s r e s p e c t iv o s . E n
e f e c t o d u ra n te to d a la p e r s e c u c ió n d e la c a z a , e l m a r id o y su e s p o s a c a n ta n
se p a r a d a m e n te u n o s a n e n t c o n e l fin d e e stim u la r a lo s p erros y p r o te g e r lo s d e un
a ta q u e r e p e n tin o d e f a n im a l a c o r r a la d o . S e p o d rá a p r e c ia r lo s d o s r e g is tr o s
r e s p e c tiv o s p or lo s e jem p la r es q u e s ig u e n .
A n e n t fe m e n in o .
p erro m ío d e p a tu fc m a i,(r e p e tid o cu a tro v e c e s ) ,
ahora q u e s e raya e l alba, te su e lto so b re la c a z a (bisy
ahora te h a g o ¡adrar (bisy
h a b ién d o te lib era d o d e la correa te h ago p e r se g u ir cu p resa (c er y
h a b ié n d o t e ¡le v a d o a s í, p erro m ío de p a tu k m a i, e l a lb a v í a]
so lta r te (b is )/
m i p e q u e ñ a p e r so n a n egra c o n m ig o te lle v é (b is),

(can tad o p o r M a m a y s , m u jer d e l K a p a w ie n tz a ).

A n e n t m a s c u lin o .
P er ro m ío d e p a í u k m a i , (r e p e tid o cu a tro v e c e s )
s ie n d o a sí m is m o (b is)
¿p or qu é p u e s? (b is)
¿p or q u é razón v ie n e s aquí?
m e d ic e s (b is )
m ien tra s v o y y e n d o (b is),
v o y sin q u e n a d ie s e p u ed a triunfar d e m í/
p e r r o m ío dfi p a t u k m a i (b is ),
v o y a terrorizan d o a lo s an ím a les/
p errito m í o (b is ),
tú ta m b ié n s ie n d o d e un a lo c a intrep id ez,
tú q u e sa b e s arriesgar,
v a s a s e g u ir e l rastro h a c ie n d o " ¡ja u , j a u , ja u !* '/
m ien tra s v a s y e n d o (b is)
tú m e d ic e s :
" cu an d o a s í v o y , tú m e ro b a s a m i m ujer",

(ca n ta d o p o r T a ish , h om b re d e l K ap aw ien tza).

E n a m b o s c a s o s , c o m o e n la m a y o r ía d e lo s a n e n t d e s tin a d o s a a n im a r a
l o s p e r r o s s o l t a d o s e n p o s d e u n a c a z a , e l p e r ro c o r r e d o r e s a s i m i la d o
m e t a f ó r ic a m e n t e e a un " p erro d e p a t u k m a i " , e s d e c ir un p e r r o s ilv e s tr e
( S p e o t h o s v e n a t i c u s ) . E n e f e c t o , e s o s a n im a le s c a r n ív o r o s s o n renom brados
p o r c a za r e n ja u r ía c o n m u c h a a g r e s iv id a d e i n te lig e n c ia tá c tic a ; a p e s a r d e su
ta m a ñ o p e q u e ñ o , n o e s raro q u e lo g r e n m atar a p e c a r íe s y a v e c e s aún a ta p ir es
j ó v e n e s . S e g ú n lo s A c h u a r , e l S p e o t h o s e s c a s i im p o s ib le d e a m a n s a r y Ia
d o m e s t ic a c ió n d e s u s c u a lid a d e s b ravias n o e s p o s ib le s in o p o r su transferencia
p u ta tiv a ai p erro c o rred o r. E ste c a z a p o r c u e n ta de su s d u e ñ o s m ien tra s e l p erro
silveM j-e sie m p r e c a z a para s í m ism o . C o m o e n to d o s lo s a n e n t s in e x c e p c i ó n ,
éstos se d irigen d irectam en te a un in d iv id u o d eterm in ad o, e n e s te c a s o e l p srro q u e
e n c a b e z a !a ja u ría . A d e m á s , la c o m p le m e n ta r id a d d e i o s p a p e le s s e x u a le s e s
m arcad a d e m a n e r a m u y c la r a e n e s o s a n e n t : ía m u je r e v o c 3 s o b r e to d o la
im p u lsió n in ic ia l q u e lan za al perro so b re e l rastro d e la c a z a , m ien tra s e l h o m b re
florea sob re el p a ra lelo en la aud acia q u e funda la c o m p lic id a d en tre e l j e f e de jau ría
y é l.

E l a c o sa m ie n to d e la caza corred ora (p eca ríes y gran d es ro ed o re s) e s la ún ica


técn ica d e c a c e r ía e n la q u e el u so d e u n a ja u r ía e s útil* a u n q u e n o in d is p e n sa b le .
En e f e c t o lo s A c h u a r n o c a za n sie m p r e c o n p erro s y h u b o u n a é p o c a , an tes d e la
lle g a d a d e lo s e s p a ñ o le s , en ia q u e ig n o r a b a n h a sta su e x is te n c ia . A d e m á s h e m o s
visto q u e un anim al d e sa lo ja d o e s d ifíc il d e a lca n za r en p le n a c a ñ e r a m ed ian te una
cerbatana y q u e m ás v a le u sar una la n z a o u n a e s c o p e ta p ara m atarlo a n te s q u e é l
esté fu era d e a lca n ce. E n to n c e s cu an d o un c a za d o r sa le c o n una jau ría, c a s i sie m p r e
lle v a una e s c o p e ta para ca za r lo s p e c a r íe s c u y a h u e lla s h a n o ta d o an terio rm en te.
L os perros ach u ar n o so n p erros d e m u estra, y si so n m u y ú tile s para acorralar un
p éca ri fu e r a d e u n a m a n a d a , e n c a m b io r e s u lta u n a d e s v e n ta ja e n c a s o d e
en cu en tros c o n c a z a encaram ad a, p u es lo s la d r illo s d e lo s p erros dan la alerta a lo s
m o n o s y a lo s p ájaros. S i e l h o m b re n o q u ier e u tiliz a r su e s c o p e ta -p a r a ahorrar
sus m u n ic io n e s - y s i n o ha n o ta d o s ig n o s r e c ie n te s d e c a z a corred o ra , é l d ejará a
su e s p o s a y a su ja u r ía e n c a s a p ara ir a c a z a r s o l o c o n c er b a ta n a . C o m o e s
p r e v isib le e n un háb itat tan d isp er so , lo s A c h u a r n u n c a e fe c tú a n batidas ni c a c e ría s
co le ctiv a s y c a d a h o m b re recorre la s e lv a p o r c u e n ta p ro p ia y la d e su casa.

C u a n d o n o lle v a n perros, lo s A c h u a r p r a c tic a n o r a la c a z a en p u e s to s o r a la


caza d e a c e r c a m ie n to , s ie n d o e s ta ú ltim a m u c h o m á s c o r r ie n te . E n a m b o s c a s o s
lo s p e r ío d o s m á s p r o p ic io s d e l d ía s o n e l p r in c ip io d e ía m a ñ a n a y e í fin d e la
tarde, c u a n d o to d o s lo s a n ím a le s d iu r n o s y n o c tu r n o s e s tá n d e c o n c ie r t o en
activ id a d d e sp u é s d e su d esp ertar o a n te s d e d o r m ir se . C u a n d o u n o q u ier e ca za r
bastan te ie jo s d e la c a sa , h a y q u e p o n e r s e e n m a r ch a c o n la s p rim eras lu c e s d e l
alba para e sta r lis t o e n e í m o m e n to o p o r tu n o . S a lid o a la aurora, un c a z a d o r
g e n e ra lm en te q u ed a rá a u se n te to d o e l d ía , a m e n o s q u e h a y a te n id o la su erte d e
m atar un p é c a r i m u y tem p ran o; s í d u ran te la m a ñ a n a n o m ata m á s q u e un m o n o ,
un pájaro o un tatú, é l p ro seg u irá su b u sc a h a s ta la tarde c o n e l fin d e c o m p le ta r
su tarea. E n c a m b io , la c a z a p recrep u seu lar s e p r a c tic a e n lo s alrededores de la ca sa
y c o n stitu y e m ás b ien una e s p e c ie d e e n tr e te n im ie n to an tes d e la hora d e acostarse
que un a técn ica c in e g é tic a e fic a z . L a p r o x im id a d de un lu gar hab itad o g e n e ra lm en te
aparta la c a z a g r a n d e (p e c a ríes y m o n o s ) y e s raro q u e se d isp a re a otra c o s a q u e a
a q u e llo s p a ja rito s c la s if ic a d o s p o r lo s A c h u a r e n la c a te g o r ía c h i n k i. S e trata
casi d e un j u e g o d e d estreza q u e p e r m ite e jercita rse c o n fle c h illa s sin curare y q u e
p r o p o r c io n a a c c e so r ia m e n te algun as g o lo sin a s cárn eas para la cen a si la ca sa carece
d e carn e.

L a c a z a e n p u e s to s s e p ractica principaJm ente a en la p r o x im id a d d e la casa o


en la s r o z a s , e s p e c ia l m e n t e cuando h a y q u e m a ta r r o e d o r e s n o c tu r n o s
-p a r ticu la r m en te lo s a g u tíe s- q u e d epredan en las p la n ta c io n e s. H e m o s v isto en el
c a p ítu lo a n terior q u e e ! h u erto fu n c io n a un p o c o c o m o un in m e n s o c e b o y com o
s e s a lv a a lg u n o s á r b o le s c u a n d o se e fe c tú a e l d e s b r o z o y a q u e su s fm to s , no
c o m e s t ib le s par lo s h u m a n o s, atraen sin e m b a r g o a lo s p á ja r o s. L a s pequeñas
c h o z a s d o n d e se en cierra las g a llin a s du ran te la n o c h e s o n v isita d a s c o n la misma
r e g u la r id a d p o r p red a d o res c a r n ív o r o s c o m o lo s o c e lo t e s o lo s tairas. P ero las
t o m a s o p e r a d a s e n e l c o r r a l d u ra n te e s a s a g r e s io n e s n o c tu r n a s quedan
con tra b a la n cea d a s p o r la p o s ib ilid a d d e m atar un o c e lo te , c u y a p ie l p o s e e un buen
v a lo r c o m e r c ia l, e q u iv a le n te , p o r e je m p lo , a u n o s c u a r en ta c a r tu c h o s d e calibre
d ie c is e is . A s í , d e cierta m anera, e l g a llin e r o s ir v e d e c e b o a l ig u a l q u e e l huerto,
p e r o c o n fin a lid a d e s d istin ta s. E n fin , s i la c a z a en p u e s to s de las a v e s d e l huerto
contribuye muy poco a Ja a lim e n ta c ió n c o tid ia n a , sin e m b a r g o p o s e e u n a función
p ro p ed éu tica m u y im portante. E n e fe c to e jer c itá n d o se a disparar so b re io s pajaritos
q u e frecu en tan las rozas lo s n iñ o s, to d a v ía d e m a sia d o j ó v e n e s para acom p añ ar a su
padre en la se lv a , ap renden lo s r u d im e n to s d e l arte d e l ca za d o r. A p o sta d o s durante
h oras cerca d e l m ism o árb ol, a d q u ie re n p o c o a p o c o a lg u n a s v irtu d e s cardinales:
a c er ca m ie n to s ile n c io s o , o b s e r v a c ió n d e l c o m p o r ta m ie n to d e lo s a n im a les, rapidez
y p r e c isió n en e l tiro c o n cerbatan a.

O curre a v e c e s tam b ién q u e un c a z a d o r se p o n g a e n p u e sto s en la s e lv a cerca


d e lugares p reviam en te r ec o n o c id o s y q u e él sab e q u e so n fr e c u e n ta d o s p o r la caza.
E s el c a s o , p o r e je m p lo .d e la s sa lin a s, q u e e x is t e n e n n ú m e r o lim ita d o y de las
c u a le s lo s A c h u a r c o n o c e n b ie n e l e m p la z a m ie n to . S e g ú n lo s in d íg e n a s , cada
e s p e c ie a n im a l u tiliz a r ía un y a c im ie n to d istin to , y lo s h o y o s d e sa l s e distinguen
e n tr e s í e n f u n c ió n d e la c a t e g o r ía d e c a z a q u e lo s fr e c u e n t a . L a s más
c o r r ie n te m e n te v ig ila d a s s o n la s s a lin a s d e p e c a r íe s ( p a k i w e e r i , "sal dei
p é c a ri”), la s sa lin a s d e e s té n to r e s y la s sa lin a s d e p a v a s de m o n te . E l p u e s to cerca
d e u n a sa lin a d a e m p e r o m u y p o c o s r esu lta d o s y i o s A c h u a r p r e fie re n apostarse a
p r o x im id a d d e lo s lu g a r e s d o n d e h a n n o ta d o s ig n o s d e a c tiv id a d e s anim ales
r e c ie n te s : r e v o lc a d e r o s d e p e c a r íe s , a c u m u la c ió n d e e x c r e m e n to s d e m onos
a u lla d o r e s al p ie d e un árb ol, p u n to d e a g u a r e c ié n p ertu rb ad o, m adrigueras de
a g u tíe s r e c ié n c a v a d a s ... P ara h a c e r sa lir a lo s a g u tíe s d e su m a d rig u era , los
A c h u a r im ita n su v o z 3 la p e r f e c c ió n ( ” K r u , k r u , k r u , k m " ) , a veces
m e d ia n te un r e c la m o tr ia n g u la r e n m a d e r a d e b a ls a o e n c o r te z a d e p itia
(J ía tb c a r p u s o r í n o c e n s i s ) . D e m o d o g e n e r a l, la c a c e r ía e n p u e s to s no es
co n sid e r a d a c o m o una a c tiv id a d m u y e x cita n te y d e p od er p e r m itim o s una analogía
m e t a f ó r i c a c o n n u e s tr o u n i v e r s o c u ltu r a ), d ir ía m o s q u e ¡o s A c h u a r n o la
co n sid e r a n m u y "deportiva".

La c a ce ría m ás d ifíc il, la q u e e x ig e un p e r fe c to d o m in io d e l arte c in e g é t ic o y


en c o m p e n sa c ió n p r op orcion a lo s p la c er es m i s g r a n d e s, e s la c a ce ría d e rastro o de
a c e r c a m ie n to . In d isp e n sa b le para d isp arar a la p r e sa e n c a ra m a d a , la c a c e r ía d e
a c e r c a m ie n to e s ta m b ié n , en a u s e n c ia de p e r r o s, una n e c e s id a d a b s o lu ta para
d isp a ra r a lo s a n ím a le s q u e co rren . Para p o d e r a c e r c a r s e a la c a z a terrestre
m a y o r e s g e n e r a lm e n te p r e c is o rastrearla p rim ero p u e s raras v e c e s se ¡a en cu en tra
s in h ab er a n te s d e sc u b ie r to su s h u e lla s . T o d a s ia s c a z a s c o r r ed o ra s d ejan h u e lla s
c a r a c te r ís tic a s : p o r e je m p lo , ¡o s p e c a r íe s u tiliz a n c a s i s ie m p r e lo s m is m o s
c o r r ed o re s. C u a n d o un c a za d o r topa c o n uno d e e s o s c o rr ed o re s o c o n u n a p o r c ió n
d e s e lv a c u y o s u e lo ha s id o e sc a rb a d o p o r lo s p e c a r íe s e n p o s d e a lim e n to , tien e
q u e interpretar las h u ella s co n p r e c isió n para d eterm inar la d ir e c c ió n tom ad a p o r la
m an ad a, a p recia r el tie m p o tran scu rrid o d e s d e q u e p a s ó y e l n ú m e r o d e a n im a le s
q u e la c o m p o n e n . L o s ta tú e s, lo s a g u tíe s , lo s c é r v id o s y la s p a c a s d e ja n e ll o s
tam b ién h u e lla s ca ra cterística s d e su p aso, p ero éstas so n m ás d if íc ile s d e p ercib ir,
p u es a q u ello s a n im a les n o se d e sp la z a n en m anadas. E n to n c e s e l c a z a d o r d e b e estar
aten to a lo s in d ic io s m á s ín fim o s: a lg u n a s h u ella s a p en as v is ib le s b a jo la c a p a d e
h o ja r a sc a , una ram a q u eb ra d a , e x c r e m e n to s r e c ie n t e s ... L a c a z a a r b o r íc o la n o
p r o d u ce h u e lla s q u e p u ed an s e r rastreadas, sin e m b a r g o d e ja a q u í y a llí p ru eb a s d e
su p a so . L o s m o n o s au llad ores y tos m o n o s la n u d o s, p o r e je m p lo , e v a c ú a n o r in a s
c u y o o lo r m u y fu e r te im p r e g n a d e m o d o d u rab le e l p ie d e lo s á r b o le s q u e han
v isita d o .

S in e m b a r g o , e n la m a y o r ía d e Jos c a s o s , lo s a n im a le s e n c a r a m a d o s se
id e n tific a n p o r e l so n id o : s e a p o r la se ñ a l so n o ra c a ra c ter ística d e la e s p e c ie , s e a
en e l c a s o d e lo s m o n o s, p o r el m id o q u e hacen c u a n d o s e d e sp la z a n d e una ram a a
otra. L a lo c a liz a c ió n a u d itiv a e s p u e s fu n d a m e n ta l e n e s te tip o d e c a c e r ía y un
h o m b r e an d a s ie m p r e e n la s e l v a c o n e l o íd o en a c e c h o y d e la m a n e r a m á s
s ile n c io s a p o s ib le . E s o e x p lic a q u e un A c h u a r n o s a le p r á c tic a m e n te n u n c a d e
c a c e r ía sí e l d ía s e a n u n c ia m u y l lu v io s o , p o r q u e e l r u id o d e la s g o ta s d e llu v ia
g o lp e a n d o la s h o ja s b asta para cu b rir to d o s lo s o tr o s s o n id o s . E n c u a n to la p r e sa
e stá id e n tific a d a al o íd o o p o r e n c u e n tr o fo r tu ito o d e sp u é s d e h ab er s e g u id o su
rastro, e m p ie z a el a c e r c a m ie n to h asta e! a lc a n c e d e tiro. E sta e s la fa s e m ás
d e lic a d a d e la c a c e r ía , e n la q u e lo s c a z a d o r e s e x p e r im e n ta d o s r e v e la n su
su p e rio r id a d . E n e f e c to , n o so la m e n te h a y q u e d e sp la z a r se en gran s ile n c io para
acerca rse ¡o m á x im o a la p resa - a so ta v e n to de e lla s i se trata d e c a z a c o r r e d o r a -
pero hay q u e p reveer tam b ién tod as su s r e a c c io n e s si s e !e d a la alerta.

L o e s e n c ia l d e l arte c in e g é tic o en tre lo s A c h u a r c o m o en m u ch as so c ie d a d e s


m á s (v é a s e .p o r e j e m p lo , L A U G H L ÍN 1 9 6 8 ), n o c o n s is t e tan to e n la d e s tr e z a en
el m an ejo de las arm as c o m o e n e l c o n o c im ie n to p ro fu n d o d e las c o stu m b r e s y de!
c o m p o r ta m ie n to de lo s a n im a les c azad os. L o q u e d ife r e n c ia a un c a z a d o r de e c b d y
e x p e rim en ta d o d e un c a la d o r jo v e n y torpe, n o es q u e el p rim ero d isp are m e jo r c o r
ia c er b a ta n a - e l e t n ó lo g o in c lu s o a ca b ó a d q u ir ie n d o e s e t a le n t o - s in o q u e 61 h j
te n id o e l tiem p o de lle g a r a se r un e x c e le n te e sp e c ia lis ta e n e to lo g ía a n im a l; y «
en e l rastreo y en e l a c e r c a m ie n to q u e é l sa ca rá p r o v e c h o d e su s c o n o c im ie n t o s
S a b e, p or e je m p lo , im ita r a la p e r fe c c ió n lo s g r ito s d e alarm a d e la s c ria s o d e la*
h e m b r a s en c e l o d e c u a lq u ie r e s p e c ie c o n el fin d e atraer a las m a d r e s o a lo*
m a c h o s a a lc a n c e d e c e r b a ta n a . S a b e d is t in g u ir in m e d ia ta m e n te al m a c h n
d o m in a n te en un a tropa d e m o n o s a u lla d o r es y m a ta rlo p rim ero; la s h e m b r a s se
q u ed a n e n to n c e s e n e l m is m o lu g a r para "llorarlo’', d ic e n , y q u e d a fá c il m atarlas.
C u id a d e n o d isp arar a las ja b a lin a s p reñ ad as o co n crías a fin d e m a n te n e r e l
p o te n c ia l r e p r o d u c tiv o d e una m an ad a de p e c a r íe s . C o m o el cu rare n o a c tú a d e
in m e d ia to , p r e v e e ta m b ié n la r e a c c ió n p o s ib le d e la p ie z a h erid a: e l p é c a r i de
la b io s b la n c o s h a c e fr e n te y p u e d e atacar, e l p é c a r i de c o lla r s e r e f u g ia en los
h o y o s o en lo s á r b o les h u e c o s , la p a c a in ten ta e c h a r se al ag u a , e l m o n o la n u d o y
el c a p u c h in o arrancan la fle c h illa y h u y en ráp id am en te, m ien trás el m o n o au llad or
qu ed a in m ó v il c o n v u lsiv a m e n te c o lg a d o d e una ram a.

N o sie m p r e s e p u e d e recu p era r un a n im a l a sa e ta d o c o n cu rare: la s a v e s


p u e d e n m o b iliz a r s u s ú ltim a s e n e r g ía s para to m a r e i v u e lo y c a e r en m e d io de
m a le z a s im p e n e tra b le s, lo s m o n o s quedan a sid o s d e su s ram as, lo s r o e d o re s s e van
a m orir en e l fo n d o de m a d r ig u e ra s in a c c e s ib le s , las p a c a s se v a n a p iq u e e n e l
r í o ... L o s A c h u a r d ic e n q u e un an im al h erid o, q u e e llo s no lograron en c o n tr a r, va
a visitar al c h a m á n d e su e s p e c ie para h acerse curar. C u a n d o una p ie z a q u e acab a de
se r c a z a d a p r e se n ta s ig n o s de una h erid a a n te r io r , e ll o s c o m e n ta n c o n m u c h a
p r e c is ió n la m a n e r a c o m o s e fo r m ó la c ic a tr iz , la g r a v e d a d p r o b a b le d e las
le s io n e s intern as y su s c o n s e c u e n c ia s sob re la a c tiv id a d d e l su jeto .

U n a v e z q u e fin a lm e n te s e h a r e c u p e r a d o e l a n im a l a lc a n z a d o p o r una
fle c h illa , q u ed a to d a v ía p o r v o lv e r a traerlo a c a sa . S í e i c a z a d o r e stá s o l o y la
p resa e s v o lu m in o s a {p é c a r i y m o n o gran d e), lle v a r á el a n im a l e n te r o d e s p u ó s a e
d e str ip a r lo s o m e r a m e n te , c a r g á n d o lo a c u e sta s c o n una v e n d a d e p e c h o . C a d a
e s p e c ie d e m a m ífe r o e s amarrada c o n b e ju c o s, se g ú n una té cn ic a d e p o r t e adap tada
a su m o r fo lo g ía . L o s p á ja r o s s o n in m e d ia ta m e n te d e s p lu m a d o s y t e r c ia d o s ,
g e n e r a lm e n te a la d o s c o n un n u d o corred izo alred ed or d e l c u e llo . C u a n d o un m u je r
e stá p r e se n te , e lla e s q u ie n cargará la p resa e n su c a n a s t a -c u é v a n o c h a n k i n para
d ejar ai c a z a d o r en lib er ta d d e m o v im ie n to . S i s e trata d e un a c a z a m a y o r , la
e sp o s a em p e za r á a d e sc u a r tiza r la en e l lu gar m is m o para fa c ilita r e l tra n sp o rte e n
e l c u é v a n o , s ie n d o c a d a tr o z o e n v u e lto se p a r a d a m e n te en h o ja s . L o s A c h u a r d e
a m b o s s e x o s p o s e e n p o r lo g e n e r a l una r e s is te n c ia f ís ic a e x tra o rd in a ria ; n o e s
e x c e p c io n a l v e r a un h o m b re regresar d e c a c e r ía ca rg a n d o d o s p e c a r íe s efe la b io s
b lan cos d e u n o s trein ta k ilo s cad a u n o , a c o m p a ñ a d o p o r su m u jer q u e ca rg a u n .
tercero e n su c u é v a n o . C u a n d o ia s p r e sa s s o n d e m a s ia d o p e s a d a s para se r
lle v a d a s por un h o m b re s o lo , s e c u e lg a e n ei lu gar m is m o una p arte d e la c a z a a
fin de ven ir a b u scarla m á s larde.

C u a n d o un h o m b re p o líg a m o s a le d e c a c e r ía c o n una d e s u s e s p o s a s , de
regreso é sta repartirá la c a z a y d istribu irá ¡o s tro zo s d e c a rn e de m o d o e q u ita tiv o a
¡as d e m á s c o e s p o s a s ; p e r o si e lla e s j o v e n , g e n e r a lm e n te reser v a rá Jos m e jo r e s
trozos para la t a r im ia t (prim era d e sp o sa d a ), para d em o str a rle su r esp e to . C u a n d o
el h o m b re s a lió a ca za r s o lo d e sc a r g a la c a z a sin d e c ir n i una p alab ra al la d o d e l
fo g ó n de la t a r im i a t o , a v e c e s , d e la m u jer c o n la c u a l p a s ó !a n o c h e an terio r.
L e tocará e n to n c e s a e lla distribu ir la c a r n e , y lu e g o asar in m e d ia ta m e n te a lg u n o s
trozos, si e s una c a z a m ayor, para se r v ir lo s a su m arid o d e v u e lta d e l b a ñ o c o n
que c o n c lu y e ¡a cacería.

E n la m ed id a en que el d o m in io de las té cn ic a s de cacería p a sa e se n c ia lm e n te


por e l c o n o c im ie n to de las c o stu m b r e s d e la c a z a , la e d u c a c ió n c in e g é t ic a d e lo s
varon es c o n s is te p rin cip alm en te e n fa m ilia r iz a rlo s c o n e l m u n d o a n im a l. D e s d e su
e d a d m á s tem p ran a lo s v a r o n e s a p r e n d e n a d is tin g u ir l o s d ife r e n te s tip o s d e
c o m p o r ta m ie n to s a n im a le s e sc u c h a n d o c u id a d o sa m e n te lo s in te rm in a b le s rela to s
de c a c e r ía q u e c o n stitu y e n la m a ter ia p r in c ip a l d e la s c o n v e r s a c io n e s e n tr e Jos
h o m b re s. C u a n d o una p ie z a e s traída a la c a s a , lo s n iñ o s fo r m a n co rr o a lred ed o r
del an im al y e x a m in a n m in u c io sa m e n te su s c a r a c te r ístic a s a n a tó m ic a s e x ter n a s e
in te r n a s, g u ia d o s e n s u s o b s e r v a c io n e s p o r lo s c o m e n ta r io s d e lo s a d u lto s .
A d e m á s , c a s i to d a s la s c a sa s a c h u a r tie n e n a n ím a le s s ilv e s t r e s m á s o m e n o s
am ansados y al j u g a r d ia r ia m e n te c o n e llo s l o s n iñ o s a p r e n d e n m u c h o
se g u r a m en te so b re su s r e a c c io n e s. P o r fin , d e s d e la e d a d d e d ie z a ñ o s, lo s n iñ o s
acom pañan de v e z en cu an d o a su s pad res a ¡a c a c e r ía y r ec ib en a s í u n a e n se ñ a n z a
p rá ctica in s u stitu ib le . S e v e a s í q u e a n te s aun d e e m p e z a r e l a p r e n d iz a je d e l
m anejo d e las arm as, lo s varones y a e stá n fa m ilia r iz a d o s c o n lo s a n im a le s q u e van
a c a z 2 r. A l r ea liza r la id e n tific a c ió n d e las a v e z so b r e lá m in a s o r n ito ló g ic a s , n o s
q u ed a m o s sorp ren d id os al com p rob ar q u e n iñ o s d e u n os d ie z a ñ o s eran c a p a c e s d e
r e c o n o c e r y nom b rar v a r io s c e n ten a re s d e e s p e c ie s , im ita r su v o z y d e sc r ib ir su s
co stu m b res y su háb itat.

E l p rim er e n tr en a m ie n to al tiro s e p r a c tic a b ajo una fo r m a lú d ic a , g e n e r a l­


m en te c o n un p e q u e ñ o tu b o c o n p istó n q u e p r o y e c ta b o lita s p o r c o m p r e n sió n d el
aire en el in terior del tu b o . C o n e s te j u e g o , lla m a d o p a p a i s n a n k u y c o n c e r b a ­
tanas m iniaturas c o n fe c c io n a d a s v a c ia n d o u n o s b a m b ú es, lo s v a r o n e s se ejer cita n
a a lc a n z a r d im in u io s b la n c o s v iv o s: m a r ip o sa s, c o le ó p te r o s , ran as... D e sp u é s, y
b ajo la v ig ila n c ia d e un h om b re, se les a u to riza a e jercita rse e n tiro al b la n co fijo
c o n una v ieja cerb atan a. H a cía lo s d o c e a ñ o s , el pad re fabrica para su h ijo una
c erb atan a verdadera, m o d e lo e n r e d u c c ió n d e la d e Jos a d u lto s. C o n e s a arma, ya
m u y e f ic a z , e l n iñ o v a a c o m p a ñ a n d o d e s d e e n to n c e s a su padre d e c a c e r ía o se
e jercita s o lo a disp arar con tra las a v e s d e i h u erto. E l ap ren d izaje d e l m a n ejo de ía
e s c o p e ta s e e fe c tú a m á s tarde, a u n q u e Ja o b s e r v a c ió n fa sc in a d a y d ista n te de su
m o d o d e fu n c io n a m ie n to p r in c ip ia d e s d e la n iñ e z m á s tem prana. D e h e c h o , nunca
h e m o s o íd o q u e un n iñ o h a y a m u e r to o h e r id o a c c id e n ta lm e n te m a n ip u la n d o un
arm a d e fu e g o cargad a d ejada a su a lc a n c e . E n fin , s i el m a n c e b o rara v e z participa
en u n a e x p e d ic ió n b é lic a a n tes d e c a sa r se , s in e m b a r g o su a p r e n d iz a je d e los
m é to d o s d e cacería le prepara e fic a z m e n te a ser un guerrero. D e s d e e l rastreo hasta
e l m a n e jó d e la e sc o p e ta , to d a s e s a s té c n ic a s q u e é l aprende d e su pad re para cazar
lo s a n im a le s , le serv irá n un d ía para m atar a h o m b re s e in ten tar n o se r muerto
p o r e ll o s .

E n el c en tr o d e su h u erto, cad a c a sa s e arroga e l u so d e la s e lv a circundante


c o n u n a e x c lu s iv id a d d e c r e c ie n te c o n fo r m e se v a a le ja n d o u n o h a c ia e l exterior.
P or reg la g e n e ra l, e l territorio d e p red ación d e una u n idad r esid en cia l aislad a toma
la fo r m a d e un área c o n c é n tr ic a al e s p a c io d e sb ro z a d o . C ad a c a sa a sig n a unos
lím ite s a p r o x ím a tiv ó s -m a te r ia liz a d o s p o r r í o s - al territorio q u e e lla e x p lo ta y que
su j e f e ha b a liz a d o c o n u n a red d e tr o ch a s d e c a c e r ía ( c h a r u k ) . P o r la extrem a
d isp e r sió n d e l h áb itat, n o h a y c o m p e te n c ia e n tre las u n id a d e s d o m é s tic a s achuar
p ara lo s terren o s d e c a c e r ía y s ó í o d e m o d o e x c e p c io n a l la z o n a d e predación
e x c lu s iv a d e u n a c a s a tendrá m e n o s d e c u a r en ta k iló m e tr o s c u a d r a d o s3 . Las
té c n ic a s d e u s o d e l e s p a c io fo r esta l varían s e g ú n la p r o x im id a d d e la c a sa . En un
ra d ío d e u n o a d o s k iló m etr o s a partir d e ! h u erto , s e sitú a e l área d e la r eco lecció n
in te n siv a fr ec u e n ta d a p o r to d o s io s m ie m b r o s de la u n id ad d o m é stic a . E s todavía
un e s p a c io m u y s o c ia liz a d o , a c c e s ib le a l c a b o d e un c o r to p a s e o , íntim am en te
c o n o c id o p or to d o s y r e c o r r id o s in c o n s tr e ñ im ie n t o s . M á s a llá d e e s e círcu lo
fa m ilia r , e n e l cu al rara v e z se aven tu ra la c a z a m a y o r, e m p ie z a la z o n a d e cacería
p r o p ia m e n te d ic h a . S e e x tie n d e e n u n a r a d io d e u n o s c in c o k iló m e tr o s a partir de
c a d a c a s a y s ig u e s ie n d o la z o n a p r iv ile g ia d a d e io s h o m b re s. L a s m u je re s n o se
d e sp la z a n en e s a z o n a s in o e n c o m p a ñ ía d e s u s 'e s p o s o s y lo s n iñ o s n o tienen
d e r e c h o d e p en etrar e n e lla s in v ig ila n c ia d e lo s a d u lto s . M ien tra s e l perímetro
d e s e lv a b ord ean d o e l huerto q u ed a to d a v ía un tugar d o m é stic o d o n d e s e prolonga
la v id a c o tid ia n a d e l h o g a r , a q u e l e s p a c io d e la c a c e r ía e s un un iverso
p r o p ia m e n te m a sc u lin o .

M á s a llá d e l área d e cuaren ta a c in c u e n ta k iló m etr o s cu ad rad os en la cual un


c a z a d o r lim ita o rd in a ria m en te su s recorrid os, e m p ie z a una e s p e c ie d e n o m a n i
¡ a n d , d e e x te n s ió n v a r ia b le se g ú n Ja m a y o r o m e n o r d e n sid a d d e l h á b ita t. L o s
territorios d e c a z a p o c a s v e c e s so n del to d o c o n tig u o s ;en el b io to p o in te r flu v ia l,
d o n d e ¡as c a sa s so n m u y d isp ersa s, su c e d e m u ch as v e c e s q u e e sa s z o n a s fo r e sta le s
in t e r s tic ia le s se a n m u y a m p lia s. E s o o c u r r e e s p e c ia lm e n te c u a n d o fo r m a n un
tap ón e n tr e la s áreas te rr ito r ia le s d e d o s n e x o s e n d ó g a m o s en c o n f lic t o a b ie r to
( v é a s e D E S C O L A 1981 a: pp. 6 2 6 - 6 3 4 y D E S C O L A 1 9 8 2 : b ). E sa s z o n a s tapón
d e v a r io s c en te n a r e s d e k m 2 n o so n e x p lo ta d a s p o r n a d ie y c o n s titu y e n r e f u g io s
te m p o r a r io s p ara la fa u n a n ó m a d a so m e tid a p u n tu a lm e n te a u n a gran p u n c ió n
c in e g é t ic a . A I cru za r e s o s n o m a n 's la n d u n o q u e d a im p r e s io n a d o p o r la
ex tre m a ab u n d a n cia d e c a z a p o c o brava p o r n o e sta r a co stu m b ra d a a la p r e se n c ia
h u m a n a . E s a s r e g io n e s in te r s tic ia le s fu n c io n a n p u e s un p o c o c o m o r e s e r v a s ,
p e r m itie n d o u n a r e p r o d u c c ió n ó p tim a d e la s p o b la c io n e s a n im a le s e n u n m e d io
d e sp r o v isto d e p r e d a d o r e s h u m a n o s. C u alq uiera s e a la p r e sió n e je r c id a lo c a lm e n te
p o r lo s c a za d o r e s so b r e la c a z a , la p resen cia d e e sa s r eserv a s n a tu ra les g a r a n tiz a a
m e d io p la z o e n e l c o n ju n to d e l e s p a c io achuar la p e r m a n e n c ia d e un e q u ilib r io
d in á m ic o en tre la s p o b la c io n e s a n im a les y lo s q u e las c a za n .

C o m o s e v erá m á s a b a jo al e x a m in a r la p r o d u c tiv id a d d e la c a c e r ía , p a r e c e
q u e un territorio d e c u a r en ta á c in c u e n ta k iló m e tr o s cu a d r a d o s s e a a m p lia m e n te
s u f ic ie n t e p ara a se g u r a r e l a b a s te c im e n to r e g u la r d e u n a c a s a p o r u n o o d o s
c a z a d o r e s . R o s s ( 1 9 7 6 : p . 2 3 1 ) p r o p o n e la c ifr a d e c ie n t o c in c u e n ta k g s /K m 2
c o m o un a e stim a c ió n d e lo q u e p u e d e ser tom ad o a n u a lm en te d e la s p o b la c io n e s d e
m a m ífer o s y d e a v e s a m a z ó n ic o s sin pon er en p e lig r o la tasa d e r e p ro d u c ció n d e la
fau n a; a s f un territo rio d e c a z a m e d ia n o e n tr e lo s A c h u a r p o d r ía so p o r ta r u n a
p u n c ió n a n u a l d e p o r l o m e n o s 6 .0 0 0 K g s d e b io m a s a a n im a l p o te n c ia lm e n t e
c o m e s tib le , o s e a a p r o x im a d a m e n te u n os q u in c e k ilo s d e c a z a a l d ía p o r c a s a . E s
verd a d q u e e s te tip o d e e s tim a c ió n d e la c a p a c id a d d e c a r g a d e un territorio e s
r e la tiv a m e n te a r b itra r io , p u e s e s e l p r o d u c to d e u n a c a d e n a d e h ip ó t e s is
a p r o x im a d v a s , e m p e z a n d o p o r la e s tim a c ió n in ic ia l d e la c o m p o s ic ió n d e la
b io m a s a a n im a l e n la A m a z o n ia p r o p u esta p o r F ittk a u y K lin g e (F T T T K A U y
K L IN G E 1 9 7 3 : p . 2 y 8 ), e n ia c u a l R o s s fu n d a m e n ta s u s c á lc u lo s . E s to s d a to s
o fr e c e n sin e m b a r g o u n a a p r o x im a ció n m u y g e n e ra l q u e p e m iie h a c e r se u n a id e a
d e la r e la c ió n en tre la d im e n s ió n d e la z o n a d e c a c e r ía d e u n a c a s a a c h u a r y su
p r o d u cc ió n teórica e n térm in o s d e ca za .

E n e í tr a n scu rso d e un d ía d e c a c e r ía , un h o m b re recorre un p r o m e d io d e


trein ta a c u a r en ta y c in c o k iló m e tr o s , d e lo s c u a le s u n a d e c e n a p ara c r u z a r e l
e sp a c io d e r e c o le c c ió n in te n siv a en lo s d o s se n tid o s. P o r la d is p o s ic ió n a ccid en ta d a
de) te rr en o , la s d is ta n c ia s e f e c t iv a m e n t e r e c o rr id a s s o n d o s o tres v e c e s la s
d ista n c ia s a v u e lo d e p á ja r o y s e n e c e s ita g e n e r a lm e n te m á s d e u n a h ora p ara
alcan zar e l lím ite de !a verdadera z o n a d e cacería d e sd e la c a s a . C u a n d o ésta s e halla
al c en tr o d e i territorio d e p r e d a c ió n , las troch as d e c a ce ría c h a r u k c o n s titu y e n u n a
red m u ltid ire c cio n a l q u e tien e el a sp ec to r a m ifica d o d e lo s c r ista le s d e n ie v e ( v é a s e
fig u r a N ° 1 1 ). S a lid o d e m a r tin a c o n un a o r ie n ta c ió n p r e c is a , e l c a z a d o r s ig u e
p r im er o la ram a p r in c ip a l q u e le lle v a a la z o n a e n la c u a l d e c id ió ca za r . E n to n c e s
e x p lo r a el terren o reco rrien d o una am plia cu rva q u e lo lle v a otra v e z al c a m in o p or
e l c u a l e m p e z ó . N o h a y p u e s c u a d r icu la d o d e l e s p a c io , s in o u n a p r o g r e sió n lin e a l
e n c ír c u lo du ran te la c u a l e l c a za d o r ex p lo ra tres o cu atro k iló m e tr o s cu a d r a d o s p o r
d ía , o s e a la d é c im a p arte m á s o m e n o s d e su territorio. M u c h o m e n o s p r o d u c tiv a
q u e u n a b atid a c o le c tiv a , esta té cn ic a d e recorrid o in d iv id u a l fr a g m e n ta d a p o s e e en
c a m b io e l m é r ito d e e q u ilib ra r la p u n c ió n c in e g é t ic a s o b r e to d o e l territo rio de
c a c e r ía . P o r o tra p a ite , d a d a la m o v ilid a d d e la m a y o r ía d e la s e s p e c ie s , la s
p o s ib ilid a d e s d e e n c u e n tr o s o n e s ta d ís tic a m e n te id é n t ic a s c u a lq u ie r a s e a la
d ir e c c ió n e le g id a p or el cazador.

E l territorio d e c a c e r ía d e u n a c a sa se e n c u e n tr a a m e n u d o d e sc e n tr a d o c o n
r e la c ió n a é sta , y s e n e c e s ita e n to n c e s recorrer c ie rta d ista n c ia p ara lle g a r a llí. E sto
o c u r re , p o r e je m p lo , c u a n d o una u n id ad d o m é s tic a a isla d a s e h a m a n te n id o en e l
m is m o p e r ím e tr o lo c a l d u ran te u n o s v e in te a ñ o s , c o n s t r u y e n d o a llí d o s o tres
m oradas s u c e s iv a s ; el t e r r it o r io in m e d ia t a m e n t e c ir c u n d a n t e ha s id o
in te n s iv a m e n te e x p lo ta d o du ran te a q u el p e r ío d o y , p o r n o d e sp la z a r la c a s a , e s e l
e s p a c io d e p r e d a c ió n q u e tien e q u e s e r e x te n d id o . E l c a s o s e p r e se n ta ig u a lm e n te
c u a n d o d o s o tres fa m ilia s c o n stitu y e n un p e q u e ñ o a g r e g a d o r e sid e n c ia ] y q u e s e
d e b e e n to n c e s separar claram en te la s zon as de p r e d a c ió n d e c a d a u n a d e e lla s ( v é a s e
F ig u r a N ° 1 1 ). C o m o e l a c c e s o al territo rio d e c a c e r ía r e q u ie r e e n t o n c e s u n a
m a r c h a m u c h o m á s la rg a , lo s A c h u a r c o n s tr u y e n d e n tr o d e e s t e te rr ito r io u n a
p e q u eñ a c h o z a d e c a cería q u e p erm ite dorm ir lejos d e la r e s id e n c ia p rin cip a l d u ran te
u n a o v a r ia s n o c h e s . E sta c h o z a d e c a c e r ía e s m u c h o m á s q u e un c o b e r t iz o
te m p o r a r io ( p a n k a j e a ) c o m o lo s q u e s e m o n ta e n p o c o s m in u to s c u a n d o u n o
tie n e q u e pasar la n o c h e e n la s e lv a . E s una verd ad era c a s a e n m in iatu ra, d o ta d a d e
u n o s c u a n to s u te n s ilio s d e c o c in a y a v e c e s r o d e a d a d e un p e q u e ñ o h u e r to d e
m a n d io c a q u e p e r m ite asegurar un a b a stec im ie n to m ín im o . S itu a d a a u n a d ista n c ia
d e c in c o a d o c e k iló m e tr o s de la r e s id e n c ia p r in c ip a l, e sta c h o z a d e c a c e r ía e s
lla m a d a e l c n k a m a m u (lite r a lm e n te : "lo q u e e s tá e n e l c en tro " ); e s t e nombre
d e n o ta b ie n la fu n c ió n q u e s e le atrib uye: e n e fe c to , e ll a p e r m ite e sta r lis t o e n e l
c o r a z ó n m is m o de la z o n a abundante en c a ía .

E n la r e g ió n d e h áb itat d isp e r so tr a d icio n a l, una c a s a d e c a d a cu a tro , m á s o


m e n o s , p o s e e una c h o z a d e c a c e r ía u tiliz a d a r eg u la r m e n te . S e g ú n to d o s n u e str o s
in fo r m a d o r e s , e s a e s una in stitu c ió n a n tigu a, sin r e la c ió n c o n e l s is te m a d e d o b le
r e s id e n c ia ad o p ta d o p o r lo s A ch u ar d e l Perú a fin d e p o d e r p a sa r una parte d e l añ o
en la s e lv a r eu n ien d o m aderas p r e c io s a s por c u e n ta d e lo s e x p lo ta d o r e s fo r e sta le s
Organización espacial esquemática de los territorios de cacería.

A rea d e r e c o le c c ió n in te n siv a

A rea d e cacería
A C a sa
0 5 Km
B C h o za d e c a ce ría
______ T rocha d e cacería escala aproximativa
mestizos (ROSS 1976: p. 96). Karsten menciona ya el uso de Jas chozas de
cacería entre los Jívaro en los años treinta, es decir en una época en que ellos no
estaban sometidos a ninguna presión neocolonía! (KARSTEN 1935: p. 79).
Existe una institución un poco análoga entre ios indios Canelos, pero su
generalización entre ellos corresponde probablemente a constreñimientos sociales
y ecológicos resultantes d" la proximidad del frente de colonización. En efecto,
viviendo en aldeas a vec-S muy pobladas, los Quichua practican el sistema de
purina (literalmente "caminata larga") que consiste en marcharse durante períodos
de varias semanas a residencias secundarías a veces establecidas muy lejos de su
hábitat acostumbrado (WHITTEN 1976: p. 17 y sig). Mientras que toda caza ha
desaparecido casi por completo alrededor de las aldeas de origen, esas casas
forestales permiten a los Canelos cazar y hartarse de caza por 3o menos durante
una parte del año. El purina es un modelo típico de doble residencia estacional,
ya que generalmente toda la familia se desplaza conjuntamente de un hábitat a
otro.

Contrariamente a los Quichua, los Achuar no realizan sino estadías muy


cortas en sus chozas de cacería, pues las condiciones de comodidad no son tan
buenas como en la residencia principal muy cercana. El etenkamamu nunca está
situado a más de un día de camino de la casa; no existe pues una discontinuidad
verdadera entre el espacio forestal familiar que circunda inmediatamente la morada
y el territorio donde está construida la choza de caza (véase figura N0 11). Una
estadía ordinaria en el etenkamam u dura por lo general dos o tres días; ei
cazador es acompañado por su esposa, la misma que carga el equipaje y las
provisiones. En una casa pol/ginia, la choza de cacería permite así preservar un
espacio de intimidad conyugal y camal que no exíte en la gran casa común.
Además, así como un hombre tiene el cuidado de rotar equitativamente entre las
camas de sus distintas esposas, de la misma manera va invitando cada vez a una
mujer distinta a seguirle de cacería. Pasando la noche en el corazón de 2a región
de caza abundante, un cazador puede dedicar más tiempo para batir la selva en
busca de caza, que cuando debe primero caminar durante varias horas para llegar al
territorio de cacería. Así, si desde el primer día él encuentra pecaríes y mata uno o
dos, le es posible todavía al día siguiente encontrar ¡a manada y m atar algunos
animales más antes de que se aíejen demasiado.

Cuando un jefe de familia decide hacer una fiesta de bebida colectiva, por
ejemplo para invitar a parientes a que le ayuden en un desbroce, no solamente hay
que preveer la cerveza de mandioca en abundancia, sino también mucha carne a fio
de recibir a los huéspedes con munificencia. Si posee un etenkamamu, irá slU
justo antes de la fiesta por un período de cacería intensiva de cuatro o cinco día.
Cada día ía caza acumulada es ahumada por su mujer, sobre un zarzo de maders
verde construido encima del fogón. Bien cecinada, la caza puede conservarse unos
diez días, especialmente los pemiles y el lomo. Después de este tiempo la carne
empieza a infestarse de gusanos blancos que uno elimina haciéndola hervir durante
iargo tiempo. Pero raras veces se llega a ese extremo pues los Achuar aprecian
poco la carne muy guardada.

Lz choza de cacería permite también explotar un nicho ecológico distinto del


de la residencia ordinaria. Es el caso en las zonas limítrofes entre un biotopo
imerfluvíal y un biotopo ribereño. Así, un Achuar establecido en las colinas
interfluviales dispondrá de un eíenkamamu a proximidad de un aguajal o de un
brazo de río, que le permitirá venir a pescar peces grandes, recolectar huevos de
tortuga o cazar los pecaríes, anualmente atraídos por los frutos del M auritia
flexuosa. A la inversa, una familia instalada en una región pantanosa e infestada
de mosquitos construirá a veces una choza de cacería en las colinas vecinas, a fin
de beneficiar episódicamente de un clima menos malsano; esta estadía permitirá
también cazar intensivamente los monos, ya que, según los Achuar, esos
animales prefieren la selva interfluvial a las regiones ribereñas. Esta
complementarídad mutua no afecta sólo a los recursos naturales: si un pequeño
huerto es adyacente a la choza de cacería se aprovechará la diferencia pedológica
para sembrar plantas que difícilmente se obtienen en los suelos de la residencia
principal. Así una familia ribereña plantará veneno para la pesca tim iu
(Lonchocarpus sp) en torno a su etenkam am u situado en las colinas,
mientrás a la inversa una casa del área interfluvial plantará veneno para la pesca
masu (CUhadium sp.) en los suelos aluviales de su choza de cacería ribereña.

Por último, el etenkamamu sirve a menudo de puesto adelantado para el


reconocimiento de un nuevo sitio de hábitat. Recorriendo el territorio de cacería en
sus partes más alejadas, a veces a dos días de camino de la casa principal, el
cazador está atento en localizar nuevos sitios potenciales para un «asentamiento
de su casa. Sí decide concretar su proyecto, el jefe de familia utiliza entonces la
choza de cacería como un relevo para el establecimiento de una roza pionera
(jatenka), primera étapa de un cambio de residencia. El etenkamamu permite
así alargar de modo sensible el radio ordinario de las nuevas localizaciones de
casas, extendiéndolo a más de un día de marcha del hábitat anterior. La choza de
cacería llega a ser un lugar de tránsito que hace más cómodo el transporte de los
esquejes y la vigilancia de las nuevas plantaciones en un huerto pionero
particularmente distante.

Es muy difícil analizar con agudeza el efecto de los constreñimientos


ecológicos y técnicos sobre la productividad de la cacería. En efecto, dado su
carácter muy aleatorio, esta actividad se somete rflás difícilmente que la
horticultura a generalizaciones estadísticas. La competencia de los cazadores es
desigual la accesibilidad de la caza puede variar en función de variaciones
climáticas de poca amplitud a diferencias entre nichos ecológicos explotados; en
fin, el ritmo de las cacerías es muy irregular pues circunstancias contingentes
pueden aminorarlo (enfermedad, guerra, visitas, construcción de una casa,
desbroce...). El único medio para analizar la eficacia potencial de la punción
cinegética, tomando en cuenta todas las variables que influyen sobre ella, es
estudiar una muestra de las piezas cobradas de un grupo de hombres
representativos. Para constituir tal muestra, hemos tenido en consideración todos
los animales cazados por veintiún cazadores diferentes, repartidos entre catorce
unidades domésticas distintas, durante ochenta y cuatro salidas individuales,
descomponiéndose en setenta y cuatro salidas de un día (duración media: 8h. 30
minutos) y diez salidas de medio día (duración media; 4 h.). Son excluidos de este
tipo de piezas cobradas los animales que no fueron matados durante una cacería, es
decir los pájaros o los pequeños roedores matados ocasionalmente en los huertos.
Aquellas ochenta y cuatro salidas individuales han sido estudiadas durante una
investigación sistemática de 181 días, fraccionada en cuatro períodos de doce días,
repartidos durante el año 1977 y parte del año 1978, a fin de cubrir todo el abanico
posible de fluctuaciones climáticas y estacionales. Las unidades domésticas
cubiertas por la investigación se hallaban situadas en una variedad de nichos
ecológicos distintos (ocho casas en el hábitat interfluvial y seis en el hábitat
ribereño) y contaban con cazadores de capacidades muy desiguales. No ha sido
posible equilibrar absolutamente el efectivo de las cacerías por hábitat y, en esta
muestra, las casas de la zona interfluvial tienen mejor representación que las del
biotopo ribereño (58 cacerías contra 26).

El cuadro N9 12 expone en detalle el tipo global de piezas cobradas y


presenta pues un promedio general de la productividad cinegética en los dos
biotopos. Un primer hecho resalta en seguida: el número muy reducido de las
especies de caza efectivamente matadas de modo usual. Mientras los Achuar
reconocen como comestibles unas ciento cincuenta especies distintas de
mamíferos y pájaros, solamente veinticinco especies están representadas en esas
ciento seis piezas cobradas. Hay que notar también que una de esas especies es
ordinariamente tabú ( el tapir) y que otras (cinco especies de pajaritos) cuentan
muy poco en masa dentro de las piezas cobradas. El abastecimiento diario de
carne proviene entonces de un grupo de caza muy restringido; este cuadro no hace
sino confirmar la impresión subjetiva del observador quien, día tras día, veía
volver los mismos animales en su plato: pecaríes, tucanes, cracídeos, agamíes,
monos lanudos, capuchinos y agutíes.
ORDEN DE FRECUENCIA DE LAS PRESAS SEGUN EL TIPO DE CAZA

T otal en Porcentaje del


Orden de Tipo de C o m p o sic ió n Número p eso por total de las
frecuencia caza de presas de presas tipo de presas por
caza tipo de caza

15 tucanes
15 crac id eos
vanos
7 agam íes
aves 7 pájaros 46 64 kgs 4 3 ,5 %
va n o s
(peso in fe­
rior a 50Qg.)
2 tinam uei

14 pecaríes de
pecaríes lab ios blancos 27 6 2 6 kgs 2 5,5 %
13 pecaríes de
collar

11 m en os lanudos
6 capuchinos
prim ates 1 sakí de c a b ^ a 19 141 K gs 18*
blanca
1 títí de b igotes

agutíes 35 K gs 4 ,7 %

ardillas 3 K gs 3,7 %

tatúes 22 K gs 1,9 %

tapir 2 4 2 Kgs 0,9 %

venado gris 18 K gs 0 ,9 %

caim án negro 4 9 Kgs 0,9%

OTAL: 106 .200 K gs 100 %


En la medida en que los Achuar no son cazadores especializados en un tipo
de caza y que intentan matar indiferentemente todos los animales considerados
comestibles (kuntin), hay que admitir que las especies más comúnmente
matadas son también las que se encuentran más comunmente durante cada salida
en la selva . Se notará de paso que estas especies son diurnas en su gran mayoría;
la caza de costumbres principalmente nocturnas parece ser más protegida de la
punción cinegética. Evidentemente este cuadro no permite inferir conclusionc,
generales sobre la composición proporcional de la biomasa animal en la regiCn
achuar, pero indica por lo menos que los pecaríes, los monos lanudos, los
capuchinos, los tucanes y los cracídeos no son escasos en ella. La carne de esoj
animales es muy apreciada por los Achuar y, a pesar de la punción intensiva a la
que esas especies están sometidas, nada indica que estén en vía de rarefacción. El
caso achuar no es el único y entre los Siona Secoya de la Amazonia ecuatoriana
también los pecaríes, los monos lanudos y los cracídeos constituyen, en este
orden de frecuencia, la gran mayoría de las presas de cacería (VTCKERS 1976: p,
140).

Según el número de presas, las aves constituyen las presas más ordina­
riamente matadas durante una cacería (43,5% del total de las presas),
seguidos bastante atrás por las dos especies de pecaríes (25,5 %). Pero si se
analiza las presas en términos de cantidad de carne traída, se debe constatar que toe
pecaríes dominan ampliamente a todas las demás especies, ya que representan ellos
solos más de la mitad del peso total de las ciento seis piezas cobradas. Además, ti
se considera por un lado que el tapir es tabú y que por tanto constituye una cm
fuera de normas y, por otro lado, que el caimán negro muy pocas veces es matado
y se come solamente su cola, parece lícito sustraer aquellas dos presas, o sea 290
kilogramos, dei peso total de caza, para acercarse a una serie de presas nórmala.
En esa descomposición así corregida de las piezas cobradas los pecaría
representarían entonces más de las dos terceras partes de carne obtenida en b
cacería. Aquí también, la impresión subjetiva del observador se encuentn
confirmada por los datos cuantifkados, pues en la gran mayoría de las casas adaff
donde hemos permanecido por lo menos una semana, hemos tenido ti placar
delicado de comer pecan.

La explotación por los Achuar de dos nichos ecológicos diferenciado*


plantea el problema de la productividad diferencial de la cacería en función de k*
biotopos. En primera aproximación, y como lo muestra el cuadro N° 13, no hsf
diferencia en el número promedio de presas por salida entre el hábitat inlerflowí
(1,27 presas) y el hábitat ribereño (1,23 presas). En cambio la composición di
4as piezas cobradas no es idéntica en ambos casos. Para los dos biotopos, b
proporción de pecaríes en el total de Las tomas es equivalente (25,6 % y 25
CUADRO NB13
PRODUCTIVIDAD DIFERENCIAL DE LA CACERIA EN
FUNCION DE LOS BfOTOPOS

A, Número de presas por salida

Interfluvial Ribereño

Número de cacerías 58 26

Número de presas 74 32

Número de presas por salida 1,27 1 1.23

B, Composición de las piezas cobradas teniendo en cuenta sólo las


principales especies.

Interfluvial Ribereño
Proporción de pecaríes en el total de 25,6% 25%
las presas

Proporción de primates en el total de 2 1 ,6 % 3%


las presas

Proporción de aves de 1 Kg y más en , 31 % 50%


el total de las presas |

Probabilidades de encuentro por salida teniendo en cuenta


sólo las principales especies.
Interfluvial Ribereño
Pecaríes 32 % 30%

Primates 27,7% 11,5%

Aves de 1 Kg y más 39,5 % 1 61 %


resultado bastante previsible en la medida en que esos animales tienen áreas ck-
nomadismo muy amplias y no se destinan pues a un hábitat especializado. I .05
pecaríes pueden estar más'concentrados durante ciertas estaciones en lugares
determinados -especialmente cuando fructifican las colonias de M a u riiij
flexuosa- pero ninguna región del territorio achuar es dejada de lado por ellos.
Sin embargo es posible que las zonas ribereñas sean más frecuentadas por loa
pecaríes que las zonas interfluviales -es lo que pretenden los Achuar- pero nuestra
muestra no era probablemente lo suficientemente amplia para hacer resaltar esc
fenómeno. De todas maneras, el factor critico en la caza al pécari es mucho más U
competencia del cazador y de sus perros que la naturaleza del biotopo, ya que eran
siempre los mismos hombres los que traían pecaríes, independientemente de las
condiciones ecológicas particulares de sus terrenos de cacería.

En cuanto a los monos, la desproporción de las presas es notable, con un


porcentaje más de dos veces superior en el biotopo interfluvial, al del hábitat
ribereño. El contraste es en realidad más acentuado aún, pues todos los monos de
las casas ribereñas fueron matados durante expediciones en las colinas
interfluviales limítrofes. Esta indicación confirmaría entonces la opinión general
de los Achuar de que hay mucho más monos en la selva accidentada mterfJuviaJ
que en las llanuras aluviales. La desproporción se invierte cuando se pasa a las
aves, ya que éstas predominan en las presas de las casas ribereñas (50 %),
especialmente las distintas especies de cracídeos. Estos datos coinciden aquí
también con la observación indígena según la cual las pavas de monte f Pipi le
pipile) y los tinamúes prefieren los bancales de los grandes ríos.

De estos datos se puede sacar una conclusión importante: las casas asentadas
en el biotopo ribereño no benefician de una accesibilidad superior en cuanto a la
caza socialmente comestible comparadas con las casas del área interfluvial.
En efecto, todas las especies de mamíferos bien adaptadas al hábitat ribereño pero
más escasas o a veces imposibles de encontrar en el área interfluvial (tapires,
capibaras, perezosos, venados rojos), se hallan afectadas por una prohibición
permanente de consumo. A veces este entredicho es quebrantado en el caso del
tapir, pero tal práctica no es lo suficientemente sistemática para ser significativa,
ya que una transgresión ocasional puede ocurrir tanto en el área interfluvial donde
el tapir no es desconocido (es incluso allí que fue matado el tapir figurando entre
las piezas cobradas), como en las regiones ribereñas. Los únicos m am íferos
legitiman.ente comestibles cuyo hábitat sea bastante típicamente ribereño son los
venados grises (suu japa); esos animales nocturnos, ariscos y muy veloces, se
encuentran de modo excepcional y pesan menos que un pécari de labios blancos.
En cuanto al caimán negro, es muy difícil cazarlo pues él también es nocturno,
hay que dispararle con escopeta, preferentemente desde una piragua, y tiende a irse
« pique cuando es alcanzado. En definitiva, la ventaja adaptativa potencial que
confiere a Jos Achuar ribereños la presencia en su hábitat de ana fauna específica
de mamíferos ripícolas prácticamente no es explotada. Esta comprobación trae así
nn primer elemento de respuesta -por lo menos en cuanto a la productividad
cinegética- a la pregunta del por qué todos los Achuar no se ban concentrado en el
hábitat ribereño: casi no hay diferencias entre Jos dos biotopos desde el punto de
vista de la accesibilidad de Jas especies animales definidas como caza por Jas
Achuar.

Las fluctuaciones estacionales y climáticas tienen ciertamente incidencias


más notables sobre ia producción cinegética que Jas diferencias de biotopos. La
temporada de la "grasa de mono lanudo" que se extiende de marzo a julio no trae
un aume nto comprobable del número de las presas, pero se traduce solamente en
tina elevación muy relativa del peso promedio de algunos animales cazados. En
cambio, unos períodos de lluvias intensivas y continuas tienen efectos nefastos
sobre la cacería, pues obligan a los hombres a quedarse en casa e incitan Jas
manadas de pecaríes a migrar. Durante esos períodos, extendiéndose a veces en dos
o tres semanas, una casa puede carecer de carne, cuando además por Jo general la
crecida de los ríos hace imposible Ja pesca. Sin embargo, semejantes calamidades
quedan excepcionales y es muy poco frecuente que ocurran más de una vez en un
ciclo anual. A la inversa, la estación seca del estiaje (kuyuktin) determina una
clara disminución e incluso una suspensión de la cacería en el hábitat ribereño. La
causa de ello no es una menor accesibilidad de la caza, sino una mayor
accesibilidad de los peces que permite presas tan abundantes (con anzuelo o con
arpón) que los Achuar ercuentran mucho más cómodo pescar que cazar.

De Jas ochenta y cuatro salidas registradas en el total de las piezas cobradas


nueve resultaron un fracaso completo (10,7 %) mientras treinta y cuatro
salidas (40,5 %) permitieron traer por lo menos dos presas. Pero para colocar
esta tasa de éxito en el contexto, hay que saber que dentro de la muestra eran casi
siempre Jos mismos cazadores los qiíé regresaban con las manos vacías -en su
mayoría jóvenes- y Jos mismos cazadores quienes traían un pécari a cada salida.
La desigualdad de competencia sin embargo tiene menos incidencia sobre la
economía doméstica que la que uno podría suponer, pues los malos cazadores eran
por lo general jóvenes yernos viviendo donde sus suegros. Lo esencial del
abastecimiento de la familia en caza era realizado por estos últimos, cazadores de
edad y experimentados. Además, todos los hombres regresados sin presa de una
cacería eran armados de cerbatana y justificaban su fracaso diciendo que los
animales que habían flechado habían logrado escaparse, pues su curare era de mala
calidad. Nunca hemos oído a un cazador afirmar que no había encontrado caza
durante su cacería; nuestra modesta experiencia personal confirma que es difícil
En la medida en que ios Achuar no son cazadores especializados en un tipo
de caza y que intentan matar indiferentemente todos los anímales considerados
comestibles (kuntln), hay que admitir que las especies más comúnmente
matadas son también las que se encuentran más comunmente durante cada salida
en la selva . Se notará de paso que estas especies son diurnas en su gran mayoría;
la caza de costumbres principalmente nocturnas parece ser más protegida de la
punción cinegética. Evidentemente este cuadro no permite inferir conclusionr ;
generales sobre la composición proporciona] de la biomasa animal en la regiCn
achuar, pero indica por lo menos que los pecaríes, los monos lanudos, los
capuchinos, los tucanes y los cracídeos no son escasos en etla. La carne de esos
animales es muy apreciada por los Achuar y, a pesar de la punción intensiva a ¡a
que esas especies están sometidas, nada indica que estén en vía de rarefacción. El
caso achuar no es el único y entre los Siona Secoya de la Amazonia ecuatoriana
también los pecaríes, los monos lanudos y los cracídeos constituyen, en este
orden de frecuencia, la gran mayoría de las presas de cacería (VICKERS 1976: p.
140).

Según el número de presas, las aves constituyen las presas más ordina­
riamente matadas durante una cacería (43,5% del total de las presas),
seguidos bastante atrás por las dos especies de pecaríes (25,5 %). Pero ;i «
analiza las presas en términos de cantidad de carne traída, se debe constatar que los
pecaríes dominan ampliamente a todas las demás especies, ya que representan ellos
solos más de la mitad del peso total de las ciento seis piezas cobradas. Además,»
se considera por un lado que el tapir es tabú y que por tanto constituye una caa
fuera de normas y, por otro lado, que el caimán negro muy pocas veces es matado
y se come solamente su cola, parece lícito sustraer aquellas dos presas, o sea 290
kilogramos, del peso total de caza, para acercarse a una serie de presas nórmalo.
En esa descomposición así corregida de las piezas cobradas los pecaría
representarían entonces más de las dos terceras partes de carne obtenida en li
cacería. Aquí también, la impresión subjetiva del observador se encuentra
confirmada por los datos cuantifkados, jaies en la gran mayoría de las casas acia*
donde hemos permanecido por lo menos una semana, hemos tenido el placer
delicado de comer pécari.

La explotación por los Achuar de dos nichos ecológicos diferenciada


plantea el problema de la productividad diferencial de la cacería en función de k»
biotopos. En primera aproximación, y como lo muestra el cuadro N® 13, no taf
diferencia en el número promedio de presas por salida entre el hábitat interflovM
(1,27 presas) y el hábitat ribereño (1,23 presas). En cambio la composición A
Jas piezas cobradas no es idéntica en ambos casos. Para los dos biotopos, b
proporción de pecaréis en el total de Las tomas es equivalente (25,6 % y 25
CUADRO Nfl 13
PRODUCTIVIDAD DIFERENCIAL DE LA CACERÍA EN
FUNCION DE LOS BÍOTOPOS

Número de presas por salida

Interfluvial Ribereño

Número de cacerías 58 26

Número de presas 74 32

Número de presas por salida 1,27 1,23

B, Composición de las piezas cobradas teniendo en cuenta sólo las


principales especies.

ir Interfluvial Ribereño
Proporción de pecaríes en el total de 25,6 % 25%
Jas presas

Proporción de primates en el total de 21,6% 3%


las presas

Proporción de aves de 1 Kg y más en 31 % 50%


el total de las presas . .

C. Probabilidades de encuentro por salida teniendo en cuenta


sólo ias principales especies.
Interfluvial Ribereño
Pecaríes 32 % 30%

Primates 27,7% 11,5 %

Aves de 1 Kg y más 39,5% 61 %


resultado bastante previsible en la medida en que esos animales tienen áreas d*-
nomadismo muy amplias y no se destinan pues a un hábitat especializado.
pecaríes pueden estar más'concentrados durante ciertas estaciones en lugares
determinados —especialmente cuando fructifican las colonias de M a u ritía
nexuosa- pero ninguna región del territorio achuar es dejada de lado por ello».
Sin embargo es posible que las zonas ribereñas sean más frecuentadas por los
pecaríes que las zonas interfluviales -es lo que pretenden los Achuar—pero nuestra
muestra no era probablemente !o suficientemente amplia para hacer resaltar ese
fenómeno. De todas maneras, el factor crítico en la caza al pécari es mucho mis la
competencia del cazador y de sus perros que la naturaleza del biotopo, ya que eran
siempre los mismos hombres los que traían pecaríes, independientemente de las
condiciones ecológicas particulares de sus terrenos de cacería.

En cuanto a los monos, la desproporción de las presas es notable, con un


porcentaje más de dos veces superior en el biotopo intcrfíuvial, al del hábitat
ribereño. Ei contraste es en realidad más acentuado aún, pues todos los monos de
las casas ribereñas fueron matados durante expediciones en las colinas
interfluviales limítrofes. Esta indicación confirmaría entonces la opinión general
de los Achuar de que hay mucho más monos en la selva accidentada interfluvial
que en las llanuras aluviales. La desproporción se invierte cuando se pasa a las
aves, ya que éstas predominan en las presas de las casas ribereñas (50 %),
especialmente las distintas especies de cracfdeos. Estos dalos coinciden aquí
también con la observación indígena según la cual las pavas de monte {Pipile
pípile) y los tinamúes prefieren los bancales de los grandes ríos.

De estos datos se puede sacar una conclusión importante: las casas asentadas
en el biotopo ribereño no benefician de una accesibilidad superior en cuanto a la
caza socialmente comestible comparadas con las casas del área in terflu vial.
En efecto, todas las especies de mamíferos bien adaptadas al hábitat ribereño pero
más escasas o a veces imposibles de encontrar en el área interfluvial {tapires,
capibaras, perezosos, venados rojos), se hallan afectadas por una prohibición
permanente de consumo. A veces este entredicho es quebrantado en el caso del
tapir, pero tal práctica no es lo suficientemente sistemática para ser significativa,
ya que una transgresión ocasional puede ocurrir tanto en el área interfluvial donde
el tapir no es desconocido (es incluso allí que fue matado el tapir figurando entre
las pieza;, cobradas), como en las regiones ribereñas. Los únicos m am íferos
legítimamente comestibles cuyo hábitat sea bastante típicamente ribereño son los
venados grises (suu japa); esos animales nocturnos, ariscos y muy veloces, se
encuentran de modo excepcional y pesan menos que un pécari de labios blancos.
En cuanto ai caimán negro, es muy difícil cazarlo pues él también es nocturno,
hay que dispararle con escopeta, preferentemente desde una piragua, y tiende a if^e
i pique cuando es alcanzado. En definitiva, la ventaja adaptativa potencial que
confiere a los Achuar ribereños la presencia en su hábitat de una fauna específica
ds mamíferos apícolas prácticamente no es explotada. Esta comprobación trae así
un primer elemento de respuesta -por lo menos en cuanto a la productividad
cinegética- a la pregunta del por qué todos los Achuar no se han concentrado en el
hábitat ribereño: casi no hay diferencias entre los dos biotopos desde el punto de
vista de la accesibilidad de las especies animales definidas como caza por las
tehuar.

Las fluctuaciones estacionales y climáticas tienen ciertamente incidencias


más notables sobre la producción cinegética que las diferencias de biotopos. La
temporada de la "grasa de mono lanudo" que se extiende de marzo a julio no trae
un aumento comprobable del número de las presas, pero se traduce solamente en
una elevación muy relativa del peso promedio de algunos animales cazados. En
cambio, unos períodos de lluvias intensivas y continuas tienen efectos nefastos
sobre la cacería, pues obligan a los hombres a quedarse en casa e incitan las
manadas de pecaríes a migrar. Durante esos períodos, extendiéndose a veces en dos
o tres semanas, una casa puede carecer de carne, cuando además por lo general la
crecida de los ríos hace imposible la pesca. Sin embargo, semejantes calamidades
quedan excepcionales y es muy poco frecuente que ocurran más de una vez en un
ciclo anual. A la inversa, la estación seca del estiaje (kuyuktin) determina una
clara disminución e incluso una suspensión de la cacería en el hábitat ribereño. La
causa de ello no es una menor accesibilidad de la caza, sino una mayor
accesibilidad de los peces que permite presas tan abundantes (con anzuelo o con
arpón) que los Achuar encuentran macho más cómodo pescar que cazar.

De las ochenta y cuatro salidas registradas en el total de las piezas cobradas


nueve resultaron un fracaso completo (10,7 %) mientras treinta y cuatro
salidas (40,5 %) permitieron traer por lo menos dos presas. Pero para colocar
esta tasa de éxito en el contexto, hay que saber que dentro de la muestra eran casi
siempre los mismos cazadores los que regresaban con las manos vacías -en su
mayoría jóvenes- y los mismos cazadores quienes traían un pécari a cada salida.
La desigualdad de competencia sin embargo tiene menos incidencia sobre la
economía doméstica que la que uno podría suponer, pues los malos cazadores eran
por lo general jóvenes yernos viviendo donde sus suegros. Lo esencial del
abastecimiento de la familia en caza era realizado por estos últimos, cazadores de
edad y experimentados. Además, todos los hombres regresados sin presa de una
cacería eran armados de cerbatana y justificaban su fracaso diciendo que los
animales que habían flechado habían logrado escaparse, pues su curare era de mala
calidad. Nunca hemos oído a un cazador afirmar que no había encontrado caza
(Jurante su cacería; nuestra modesta experiencia personal confirma que es difícil
pasar un día entero en la selva sin tener Ja oportunidad de disparar un tiro de
escopeta. Se puede suponer legítimamente que todos los cazadores regresados con
las manos vacías hubieran traído por lo menos un animal si habían tenido a su
disposición un curare eficaz o una escopeta. En definitiva, está fuera de duda que la
región achuar es todavía muy abundante en caza y que, cuando Ja densidad de
ocupación humana es inferior a un habitante por Kilómetro cuadrado, la selva
amazónica, tanto de las zonas interfluviales como ribereñas, contiene importantes
potencialidades de toma cinegética. Estamos aquí lejos de la situación de escasez
generalizada de Ja caza presentada por unos autores como la norma para toda la
Cuenca Amazónica (véase especialmente CROSS 1975 y ROSS J978).

La productividad media de la cacería para el conjunto de ia muestra es muy


honorable: 14,2 Kgs de caza bruta por saiida individual, de ¡os-cuales el 65 %
efectivamente comestible (según eJ modo de cálculo de NIETSCHMANN 1972),
o sea 9,2 Kgs de carne. Si se retira el tapir (tabú) de la masa total de las presas a
fin de obtener un modelo de piezas cobradas más conforme con la realidad
ordinaria, se consigue todavía 11,4 Kgs de caza bruta por salida individua!,
proporcionando 7,4 % Kgs de carne comestible. Como comparación, Ja
productividad media de los cazadores achuar es dos veces superior a la
productividad de los cazadores Yanomani, que traen entre 3,5 y 5,5 Kgs de caza
por salida individual de un día (LIZOT 1977: p. 130). Debemos notar además que
están excluidos de esta cuenta los pequeños roedores y los pájaros que son
disparados regularmente a proximidad de la casa y cuya toma no se efectúa durante
una verdadera cacería. Si se acepta la cifra de quince kilos de caza bruta por día y
por casa como una estimación muy basta de la capacidad de carga cinegética de un
territorio de dimensión ordinaria, se ve que con unos doce kilogramos de caza
bruta por salida, Jos Achuar toman solamente una fracción de la caza que les es
potencialmente asequible, ya que no van de cacería todos los días, ni mucho
menos.

En efecto, el ritmo de las salidas de cacería es muy desigual y depende de


una multitud de factores. La principal motivación que lleva un hombre a salir de
cacería es la falta de carne o de pescado en la casa. La comida principal que se
toma al acabar la tarde es considerada como incompleta si no se sirve carne
(mitiai) o pescado (namak); los productos del huerto son concebidos más bien
como "acompañamientos" (apatuk) que como un plato fuerte. Sin embargo es ü
mandioca el paradigma del alimento; cuando un jefe de casa invita un huésped t
comer, le dice generalmente "come mandioca’ (mama yuata), aún si el plJto
que se le brinda está provisto de carne. En efecto la afición muy marcada a la can*
j)ue tienen ¡os Achuar es censurada en eJ discurso y los modales de mesa. Ademis
es muy indecoroso hacer entender a su huésped que se le ofrece un trozo escogido,
ya que subrayar el valor de un donativo es para los Achuar una falta extrema de
delicadeza. Pero esa litote institucionalizada no debe disimular la diferencia
de estatuto entre la mandioca y la carne; la primera es eí alimento básico
indispensable para la sobrevivenvia biológica, mientras ia segunda es la
contribución principal al bienestar. Según los Achuar, la privación continua de
carne haría la existencia muy poco digna de ser vivida y su léxico -com o los de
otras numerosas culturas amazónicas más- distingue claramente entre "tengo
hambre" (tsukam ajai) y "tengo ganas de carne” (ushum ajai). Como se da
por sentado el que las mujeres controlen muy mal sus pulsiones, ese deseo se
manifiesta entre ellas de la manera más clara; cuando están encinta, sus "ganas" se
cristalizan especialmente sobre la caza. Se entenderá entonces fácilmente que el
deber imperativo de un hombre es no dejar nunca a sus esposas e hijos sin caza, o
por lo menos sin pescado.

Después de una cacería muy productiva, un hombre puede pasar unos ocho
días sin cazar o aun más tiempo cuando la temporada es muy favorable a la pesca;
pero si regresa a casa con las manos vacías, volverá al día siguiente a cazar.
Cuando un cazador trae una pobre presa, (un pequeño volátil, por ejemplo),
generalmente volverá a cazar a los dos o tres días, a fin de no dejar a sus mujeres
sin carne más de un día o dos. En fin, en provisión de una fiesta, un hombre
puede cazar durante cuatro o cinco días consecutivos a fin de acumular caza
cecinada. La decisión de ir de caza es tomada individualmente y con toda soberanía
aparente, pero trás su fingida indiferencia los hombres son atentos a los rumores
del gineceo; ninguno de e^los tomará el riesgo de descontentar a sus esposas
mucho tiempo, privándolas de esa carne de caza a la cual son tan aficionadas.

Si los hombres pretenden cazar para dar satisfacción a sus esposas, las
mujeres también recorren la selva con sus maridos. En poco más o menos dos
casos de cada tres, un hombre va de caza con una de sus mujeres y el papel que
ellas desempeñan no es entonces nada insignificante. El cuadro de la división
sexual del trabajo en la cacería (Véase cuadro N^W) pone de manifiesto que las
mujeres están directamente involucradas en todos los momentos de la cadena
operatoria, con exclusión del acoso y de la muerte de los animales. Por otra parte
el control material y simbólico que ellas ejercen sobre las jaurías es un elemento
estratégico de ese proceso de trabajo y es explícitamente percibido como tal por
los Achuar. Los conocimientos femeninos en lo tocante a zoología y etología
animal son casi tan extensos como los de los hombres y es lícito pues decir que,
entre los Achuar, la complementaridad de los sexos es tan presente en la cacería
como en la horticultura. El hecho merece ser subrayado, pues ese papel cinegético
Hombres Mujeres
“1
Fabricación y manipulación de las + i

armas, trampas y reclamos

Educación y control de los peños

Acoso, acecho y muerte +

Transporte de lo cazado + +

Descuartizamiento de la caza de pelo +

Desplumado +

Lavado de los despojos

Desollamiento y tratamiento de las pieles +

Reparto de la carne +

de las mujeres es excepcional en las sociedades de cazadores, en Amazonia o en las


demás partes del mundo. Poco importa aquí que esa colaboración femenina
probablemente no sea aborigen -ya que está ligada a la aparición de los perros-
pues no existe, de todos modos, ninguna necesidad técnica imponiendo que las
jaurías sean encabezadas por las mujeres. En otras palabras, la presencia de las
mujeres Achuar en la cacería no es el producto de un constreñimiento material,
sino la ilustración del tipo de relaciones muy particulares que los sexos sostienen
en su práctica de la naturaleza.

La recolección

El área de recolección intensiva, es decir esta porción de selva familiar de


cinco o seis kilómetros cuadrados que bordea inmediatamente el huerto, es
recorrida durante todo el año por las mujeres y los niños que sacan de ella una gran
variedad de recursos naturales. Por la extrema diversidad de los cultígenos y la
abundancia de la caza y del pescado, la recolección alimenticia es esencialmente
una actividad de complemento, destinada a variar ei alimento ordinario más que a
sustituirse a él. Sin embargo es difícil suscribirse a la afirmación de Karsten,
cuando pretende que los productos de recolección son insignificantes entre los
Jívaro, por ser muy pocas las plantas silvestres llevando frutos en esta región del
Alto Amazonas {KARSTEN 1935: p. 116). Uno podrá convencerse fácilmente de
lo contrario, consultando el cuadro N® 15 que da una lista probablemente
incompleta, de cincuenta y dos especies silvestres de árboles y palmeras cuyos
frutos o cogollos son consumidos regularmente por los Achuar.

CUADRO N* 15

LISTAS DE LAS PLANTAS SILVESTRES DE USO ALIMENTICIO

Nombre Identificación botánica Parte


vernacular comestible

achu Palmera Maurltia flexuosa frutos y cogollo


apal Grlas tesmannil (lecitidácea) frutos
awan Palmera Astrocaryum hulcungo zumo de los frutos
chaapl Palmera Phytetephas sp. frutos
chíml Pseudolmedia laevigats’ (morácca) frutos
Inlaku Gustavla sp. (lecilidácea) frutos
ínlayua Palmera Maxlmiliana regla cogollo
ish p ln k Nectandra cinnamonoldes (laurácea) flores secadas
kamancha Palmera Alphanes sp. frutos
katlrl Palmera no identificada cogollo
kawarunch Theobroma sp. (eslerculiácca) frutos
klnchuk Palmera Phytelephas sp. frutos
k ln k lw i Palmera Euterpe sp. frutos
kuchiklam Merrania marine (esteren liácea) frutos
kunupip Uonafousla sananho (apocinácea) frutos
kunchul Üacryodes peruviana (burserácea) frutos
Nombre Id e n tific a c ió n Parte
Vernacular botánica c o m estib le

fcunkuk Palmera JessenU weberbauerl cogollo y frutos


Vupat Palmera Irlartea exorrhíza frutos
kuyuuwa Palmera d o identificada cogollo
mata Palmera Astrocaryum chamblra frutas
m irlkíu HeücostyJis scabra (morácea) frutos
rauncbij P asslflora sp. frutos
naamp! Caryodendron orinocensts (euforbiácea) frutos
pau Pouterla sp. (sapotácea) frutos
penka Rbeedla macropbylla (gutiferácea) frutos
p ltiu Batocarpus orlnocensis (morácea) frutos
sake Palmera Euterpe sp. frutos
sam pl Inga sp. (leguminosa): 6 especies distintas frutos
sek u t Vanllla sp. (orquídácea) frutos
shaivf Psldium sp. (mírlácea) frutos
sh im p l Palmera Oenocarpus sp. frutos
s h. 1m p i s h 1 Soianum americanum (solanácea) frutos
sharimkult Marllea sp. (gutiferácea) frutos
s h u w ln ja Pourouma tessmanni (morácea) frutos i
suach Arbol no identificado frutos j
sunkash Perebea guían casis (morácea) frutos i
taishnumi Arbol no identificado frutos |
ta k itk l Cupania americana (sapindácea) frutos !
1
tanlsh naek Pararon [a pyramidata (bignoniácca) frutos í
i
1
tauch Lacmella peruviana (a p o c in á c e a ) frutos i
terunch Arbol d o identificado frutos |
f
t s e r e m push Inga marginata (lígum inosa) frutos |

- luntuam Palmera Irlartea sp. cogollo y fraM*J


Nombre Identificación Parle
Vernacular botánica com estible

uw ls Arbol no identificado frutos


wamp ushlk Inga nobllfs (leguminosa) frutos
wayam pt Arbol no identificado fruto*
w ish lw lsb Protlum sp. (burserácea) fruto*
yaasnuml Pouterla camito (sapotácea) fruto*
yantunm a Arbol no identificado fruto*
y urankm ls Physalfs sp. (solanácea) froto*
yu tu ¡mías Sabacca sp. (rubíácea) frutos
yuw lkiam Arbol no identificado fruto* |

La mayoría de estas especies sóio dan sus frutos durante la temporada que se
extiende de diciembre a mayo; pero durante este período, no hay una casa achuar
donde no se coma cotidianamente algunos frutos de recolección. Una docena de
especies dominan con mucho, por ser las que se encuentran más comunmente en
Ja selva y las que más están apreciadas por su sabor: achu, apai, chimi,
iniaJíu, kunkuk, m ata, m írikiu, naam pi, pau, pitiu, tanch y las
distintas especies de inga. Aunque muchos de esos frutos de recolección no se
comen crudos sino cocidos o asados, tienen el mismo estatuto que los frutos del
huerto, es decir que no son servidos con las comidas y son considerados como
golosinas ocasionales, del mismaorden que las confiterías en nuestra cultura En
esa calidad, los frutos silvestres son consumidos principalmente por las mujeres,
los hombres pretenden considerar la golosina como una debilidad indigna de ellos.
Sin embargo ellos no desdeñan probarlos y aprecian de modo especial los frutos de
la palmera kunkuk, cuya carne muy aceitosa colma la inclinación marcada de
todos los Achuar por las grasas animales y vegetales. El área de recolección
intensiva es conocidas en sus menores escondrijos por todos los miembros de la
casa y el lugar de cada árbol o palmera susceptible de producir frutos es así
localizado de modo exacto. Es poco frecuente que en un área da cinco a seis
kilómetros cuadrados, no existan por lo menos una decena de especies distintas y
la selva próxima desempeña entonces el papel de una suerte de vergel anexo aJ
huerto.

Durante la temporada de los frutos, mujeres y niños van regularmente a


visitar los principales árboles y palmeras de su ámbito, dándose así ¡a ocasión de
pequeños paseos que vienen a romper ia monotonía de las labores cotidianas. Por
!o general se sale al principio de la tarde, en seguida después de los trabajos del
huerto, y se dirige siempre hacia un árbol o un grupo de árboles bien determinado
Los Achuar vigilan cuidadosamente ei período de fructificación de cada planta y c¡
grado de maduración de sus frutos; Ins paseos de recolección son organizados de oí
modo que se operen rotaciones regulares entre las especies, entre los distintos
individuos dentro de una misma especie, y entre los distintos momentos del
período productivo de un mismo sujeto. Los frutos son ora vareados ora recogidos
en el suelo; si se puede trepar, los varones suben a sacudir las ramas principales y
cogen lo que es posible alcanzar. La cosecha resulta ordinariamente modesta y
pocas veces se trae más de dos o tres kilogramos de frutos en una salida.

Las especies silvestres de uso alimenticio no son exclusivamente explotadas


en ei área de recolección intensiva, ya que algunas de ellas deben ser destruidas
para ser consumidas. Es el caso de todas las palmeras de las cuales se come el
cogollo: se les tumba con hacha, a fin de extraer la parte comestible situada en !a
base de las palmas. Cuando esas palmeras dan también frutos y que se encuentran
relativamente cerca de la casa, los Achuar tendrán tendencia a salvarlas a fin de
poder venir regularmente a varearlas. La extracción de los cogollos de palmera se
realiza entonces más bien como una actividad aneja durante expediciones de caza o
de pesca, o también durante salidas en la selva orientadas hacia otra operación
específica (recoger palmas para el techo, tumbar árboles para madera, fabricar una
piragua...). Sucede también que se organice una expedición con el solo fin de
recoger cogollos de palmeras cuando éstas crecen en colonias bastante densas,
como es el caso de Jos achu y de los tuntuam. Ese alimento les gusta mucho a
los Achuar que lo consumen crudo o cocido en sopa, a veces acompañado de las
larvas de gorgojos que fijan su domicilio en él. Si la porción de selva rodeando
inmediatamente la casa es de hecho sometida a una punción sistemática y
planificada por parte de las mujeres y de los niños, ia recolección no se limita
pues exclusivamente a este espacio familiar. Cuando las circunstancias lo
permiten, uno tomará la libertad en cualquier lugar de pararse unos instantes para
recoger frutos o tumbar una palmera.

Los usos de los recursos vegetales naturales son múltiples. Algunos frutos
silvestres sirven para hacer aderezos culinarios apreciados, especialmente los del
shim pishi, del apai, del achu y del kamancha, que son utilizados en la
confección de sabrosas bebidas fermentadas añadiéndolos a la cerveza de mandioca.
Otras especies, como el taíshnum i y el yaasnum i, Son explícitamente
concebidas como "árboles de sobrevivencia", pues son relativamente abundantes y
sus frutos permiten alimentarse cuando uno está perdido en la selva. Son los
primeros árboles que se hace reconocer a los niños y ai etnólogo novato. Además,
Jos Achuar consideran como comestibles una media docena de hongos que las
mujeres y los niños comen hervidos. Esos criptógamos de sabor bastante soso
son una metáfora del sexo feminino y su ingestión es considerada inapropiada para
los hombres. Por ultimo, debemos notar que los frutos silvestres no tienen un
destino exclusivamente alimenticia ya que unas treinta especies por lo menos son-
utilizadas en la farmacopea, las preparaciones cosméticas, la confección de
venenos, de barnices para la alfarería, etc... Por lo que ofrece de recursos
alimenticios vegetales, la selva sólo es, por cierto, un espacio económico de
complemento, con una importancia muy secundaria con relación al huerto. Pero la
variedad de los productos silvestres, añadiéndose a la variedad de los productos
cultivados tal vez para los Achuar significa la diferencia entre la mera saciedad que
proviene de la abundancia y esa forma de lujo poco frecuente que constituye el
gozo posible de un gran abanico de sabores y de manjares.

La recolección no se limita a las plantas y a este campo de actividad se


puede incluir también la recogida de varias especies de animales y de sus
productos. En efecto, son clasificados como comestibles unos treinta pequeños
anfibios (especialmente ranas), seis especies de crustáceos (cinco especies de
cangrejos y un especie de camarón), tres especies de caracoles, las larvas de tres
especies de coleópteros, de dos especies de abejas y de una especie de comején,
dos especies de hormigas, una especie de coleóptero, cuatro especies de anélidos,
la miel de tres especies de abejas, sin contar los huevos de varias especies de aves
y de cuatro especies de tortugas. La captura de los batracios, de los crustáceos, de
los caracoles y de los gusanos es esencialmente el asunto de los varones y se
presenta más como un juego que como una actividad sistemática de subsistencia.
Es la oportunidad para ellos de imitar en todos aspectos el comportamiento del
cazador, especialmente cuando regresarla casa con aire importante para encargar a
su hermana menor la cocción de su presa. Cuando esta hermana ha hecho hervir la
rana o el puñado de camarones, la joven pareja de hermanos consume su pequeña
comida con gran seriedad, imitando la etiqueta de los adultos. Estos últimos,
fomentan por lo demás mucho esa clase de práctica que preludia a los papeles
futuros que los niños de ambos sexos tendrán que desempeñar.

Si bien los niños toman pane en la captura en gran número de las ranas
durante la temporada del puachtin, ésta es una empresa organizada por los
adultos; lo mismo ocurre para la cosecha de la miel y la recolección de varias
especies de larvas. Desprovistas de aguijón, las tres especies de abejas melíferas
anidan en los huecos de los árboles; basta entonces ahumarlas para sacar una miel
(mis'iík) muy fuerte y perfumada. La costumbre requiere que se deposite un
mechón de pelos en la cavidad antes de marcharse, con el fin de que los insectos
rehagan su enjambre en el mismo lugar. Las larvas de abejas y de comejenes son
recogidas cortando los nidos en laminillas en el plano de las capas de las celdillas;
después, cada trozo es expuesto al fuego y sacudido sobre una hoja de plátano para
que caigan las larvas, las mismas que son comidas hervidas. Pero la golosina
achuar por excelencia, el manjar que se brinda a ¡os huéspedes notables, lo son [as
tres especies de larvas de coleóptero (muntish, charancham y puntish) que
viven en el cogollo de las palmeras. Aproximadamente del tamaño de un pulgar,
esas larvas se comen hervidas, acompañadas con una sopa de cogollo de palmera,
o aun crudas y todavía vivas. En este ti luco caso, es preciso ronzarles la cabeza y
chupar lentamente la masa de grasa gelati nosa de la cual son casi exclusivamente
compuestas.

Varias temporadas del año son nombradas por el tipo de producto animal del
cual indican el período de cosecha; esta codificación de la temporalidad indica
bastante bien la importancia simbólica que los Achuar atribuyen a algunos
recursos naturales. Los más significativos son weektin "temporada de las
hormigas voladoras", en el mes de agosto, y charapa nujintri "temporada de
los huevos de tortuga acuática", de agosto a diciembre. Estos dos tipos de recursos
no tienen el mismo orden de importancia, pues las hormigas voladoras son
capturadas todas de una vez y constituyen entonces una golosina muy pasajera,
mientrás los huevos de la tortuga charap son asequibles durante varios meses. A
la inversa, las hormigas week están presentes en todo el territorio achuar,
mientras las tortugas charap ocupan exclusivamente el curso inferior del Pastaza.
Excepto para las pocas casas situadas en las riberas mismas del Bajo Pastaza, la
recogida de los huevos de tortuga implica entonces una expedición en piragua de
por lo menos unos diez días, expedición que con poca frecuencia se puede repetir
más de una vez durante ia temporada. Lo cierto es que únicamente los Achuar del
hábitat ribereño que tienen un acceso directo a la llanura aluvial del Pastaza
utilizan sistemáticamente este recurso. Para alcanzar los bancos de arena donde las
tortugas ponen sus huevos, los Achuar del área interfluvial deberían pues recorrer
largas distancias en territorios alejados y por lo tanto hostiles, lo que muy pocos
de ellos están dispuestos a hacer. Pero, para los indígenas que pueden explotarlos,
esos yacimientos de huevos de tortuga constituyen la seguridad de «to
abastecimiento en proteínas animales abundante y duradero. Con un poco de suerte
y de habilidad, una expedición de una semana puede proporcionar entre dos y tro
mil huevos; éstos son entonces hervidos y ahumados, lo que permite conservarlos
durante una decena de semanas.

La captura de las . dos especies de tortugas terrestres comestibles


(kunlcuim: Geochetone d enticulata y tscertum ) puede tambén ser
incluida en el campo de la recolección animal, ya que esos animales lentos y
torpes no forman parte de la categoría de la "caza” (kuntin). Las mujeres puede*
asi legítimamente cogerlas y matarlas a machetazos, de la misma manera que eil*
matan un cangrejo o una ave de corral. Lo que diferencia la caza perseguida por te
hombres de los animales recogidos por las mujeres es precisamente la incapacidad
de éstos últimos de defenderse eficazmente o de huir rápidamente. Las tortugas
terrestres rara vez pasan los cinco kilogramos y su carne bastamente d u ra no
constituye un recurso especialmente buscado. En cambio las gordas tortugas
acuáticas charap (Podocnemis expansa) y púa cbarap (Podocnem is
unifíILs) son consideradas como caza verdadera: matarlas es de ia incumbencia
exclusiva de ¡os hombres, quienes las cazan desde una piragua ora con escopeta ora
con arpón. La carne de esos animales es muy delicada y algunos sujetos pueden
alcanzar los setenta kilogramos. Sin embargo esas tortugas acuáticas son difíciles
de matar y cogerlas es relativamente más fácil sobre tierra que en ei agua.

Sí se exceptúa las tortugas charap y sus huevos, - y eso solamente para las
pocas casas del hábitat ribereño-, ia contribución de la recolección a la
alimentación se define más bien en términos de calidad que de cantidad- En
algunos casos, sin embargo, los productos de recolección pueden desempeñar un
papel más importante que de ordinario, si son objeto de una búsqueda sistemática.
Eso ocurre en especial en las casas desprovistas de cazadores, ya sea porque el jefe
de casa está ausente en una visita lejana, o porque está muy enfermo o herido de
gravedad. Las mujeres deben entonces arreglárselas por si solas para procurarse
sustitutos a la caza, explotando intensivamente todos los recursos animales que
Ies son asequibles. En tales condiciones , la recogida de las larvas, de los
crustáceos y de los batracios se vuelve una actividad cotidiana muy productiva.
Hay que saber que una sola palmera puede contener hasta ochenta larvas de
gorgojo, o sea entre setecientos y ochocientos gramos de una materia comestible
cuyo contenido protéico es superior al de la mayoría de las cazas. La explotación
de larvas de gorgojo puede aún tomarla apariencia de un verdadero criadero; basta
para eso tumbar sistemáticamente un gran número de palmeras y esperar que el
tsampu (Calandra palmarum) vengaí a poner sus huevos en los cogollos en
vías de descomposición. Entonces se visitará regularmente las distintas palmeras a
fin de vigilar las colonias de larvas y recogerlas cuando hayan alcanzado un
desarrollo adecuado.

Esta aptitud de las mujeres para sustituir, en circunstancias determinadas,


los productos de la cacería por los de la recolección o de la pesca con anzuelo trae
aparejada una consecuencia importante. En efecto, mientras un hombre quedado
temporariamente sin mujer no tiene ninguna autonomía alimenticia, pues sería
impensable que fuese él mismo a trabajar el huerto y a preparar su comida, una
mujer temporariamente sin hombre puede subsistir muy cómodamente con las
cosechas de su huerto y los pequeños animales que ella y sus hijos recogen. El
dominio del espacio forestal del que los hombres hacen alarde de tener la
exclusividad, es a la postre muy frá^ii; si tas mujeres no.se aventuran por la
jungla sino para empresas aparentemente subalternas -la recolección, el control de
las jaurías y el transporte de la caza- ellas son sin embargo menos dependientes de
sus esposos que éstos lo son-de ellas.

2. Los afines naturales

La recolección es una operación bonachona y totalmente profana: pretexto


para juego o para un paseo agradable, su desenlace en definitiva no tiene
consecuencia. No hay en sí ninguna indignidad en regresar de una saüda de
recolección con un botín pobre. La cacería en la selva profunda es una empresa
mucho más aventurada y ningún hombre tiene la seguridad de llevarla a cabo.
Ocurre que la caza eluda obstinadamente al cazador, que el rastro aun muy reciente
desaparezca de modo inexplicable y que la flechilla bien apuntada falle su blanco.
El arte del cazador es pues un requisito necesario pero no suficiente para
neutralizar lo aleatorio; la destreza es eficaz sólo cuando está combinada con el
respeto a dos series de condiciones. Algunas de esas condiciones constituyen un
paso previo y obligatorio de la práctica cinegética en general, mientras otras, de
naturaleza más contingente, son indispensables para el éxito puntual de cada
cacería.

Para poder cazar eficazmente, todo hombre debe mantener relaciones de


buena inteligencia con la caza y con los espíritus que la controlan, según un
principio de connivencia que actúa de modo más o menos explícito en todas las
sociedades cinegéticas amerindias. Esos espíritus son llamados k u n tin iu
nukuri, literalmente "las madres de la caza", y son concebidos como que
desempeñan sobre la caza un control idéntico al que desempeñan los Achuar sobre
sus hijos o sobre sus animales domésticos. El consorcio tutelar de las "madres de
la caza” está constituido por varias clases de espíritus, muy diferenciados tanto
desde el punto de vísta de su morfología como de su modo de comportamiento
para con los humanos. Las tres variedades predominantes de espíritus protectores
de la caza son Shaam, Amasank y Ju rijrí. Los Shaam son personajes que
se parecen a Jos hombres y mujeres ordinarios, pero que llevan su corazón terciado
sobre el pecho (hectopia cordís); viven en las partes más impenetrables de la
selva y de las marismas. Amasank es generalmente representado como un
hombre solitario cazando el tucán con cerbatana; su hábitat preferido es la bóveda
de la selva o los árboles huecos. En cuanto a J u rijri es un blanco barbudo,
caníbal y políglota que reside en familia bajo tierra. Lleva un atuendo que evoca
el de los conquistadores -morrión, coselete, botas y estoque- y su boca devoradora
está situada en la nuca, disimulada por el pelo.

A p esar de su h e te r o g e n e id a d aparente, to d o s e s o s esp íritu s tien en e n c o m ú n


una misma ambigüedad fundamental: son a la vez cazadores y protectores de los
animales que ellos cazan. Se portan para con los animales silvestres como los
humanos para con sus animales domésticos. Al igual que los Achuar que matan y
comen sus aves de corral mientras las protegen de predadores animales, esos
espíritus matan y comen la caza, mientras la protegen de los predadores humanos.
Para que la cacería sea posible, hay que encontrar pues un modus vivendi con
esas "madres de la caza" y formar con ellas un acuerdo tácito4.

Un Achuar puede tomar piezas del rebaño heíeróclito controlado por los
espíritus tutelares solamente con la condición de respetar dos reglas: por un lado,
debe ser moderado en la cantidad que toma -es decir nunca matar más animales de
lo necesario- y por otra parte ni él ni los miembros de su familia deben faltarles
el respeto a los animales que ha matado. El examen atento de las características
anatómicas de la pieza muerta forma parte integrante, por cierto, de la pedagogía
cinegética; con eso, sin embargo, no está permitido a los niños jugar de modo
desconsiderado con el despojo. Asimismo e! cazador no debe echar a los perros el
cráneo de una caza mayor, sino guardarlo en la casa: quedará metido en el báiago
del techo. Esas guirnaldas de cráneos que ciñen las chillas del alero atestiguan por
cierto la habilidad del jefe de casa, pero su función va más allá de la de un mero
trofeo. Evitando al animal muerto la profanación de ser entregada a los perros y
guardando piadosamente una parte de su esqueleto, el cazador no está lejos de
rendirle una especie de homenaje funerario.

La prescripción del respeto al animal matado toma un valor muy enfático


cuando se trata del mono lanudo que aparece muy claramente como el paradigma
de la caza. Los cazadores incapaces de dominarse, porque demasiado reidores o
demasiado afanosos están amenazados con una inversión de los papeles, es decir
con ser devorados por los Ju rijri, los espíritus caníbales encargados de modo
muy especial de cuidar los monos. La estrepitosa ira que manifiesta el dueño de la
caza si a sus súbditos los hombres los echan a humo de pajas, es una figura
clásica del universo cinegético amerindio y toma entre los Achuar una forma
mitológica ejemplar.

Mito de Amasank y de los Ju rijri.

En una casa achuar, varios cazadores habían regresado de una cacería con
cerbatana trayendo muchos monos lanudos. Las mujeres, mientras cecinaban
los monos, los tomaban a broma. Ellas eran jóvenes y retozonas y jugaban
a bombardearse con los excrementos que sacaban de las tripas. En eso llegó
Amasank: llevando una mujer aparte la reprendió: "¿por qué se burlan así
tanto de mis hijos en vez de comerlos de la manera usual?. Eso no es un
que caigan las larvas, las mismas que son comidas hervidas. Pero la golosina
achuar por excelencia, el manjar que se brinda a los huéspedes notables, lo son las
(res especies de larvas de coleóptero (munfish, charancham y puntish) que
viven en el cogollo de las palmeras. Aproximadamente del tamaño de un pulgar,
esas larvas se comen hervidas, acompañadas con una sopa de cogollo de palmera,
o aun crudas y todavía vivas. En este últico caso, es preciso ronzarles la cabeza y
chupar lentamente la masa de grasa gelatinosa de la cual son casi exclusivamente
compuestas.

Varias temporadas del año son nombradas por el tipo de producto animal del
cual indican el período de cosecha; esta codificación de la temporalidad indica
bastante bien la importancia simbólica que los Achuar atribuyen a algunos
recursos naturales. Los más significativos son weektin "temporada de las
hormigas voladoras", en el mes de agosto, y charapa nujintri "temporada de
los huevos de tortuga acuática", de agosto a diciembre. Estos dos tipos de recursos
no tienen el mismo orden de importancia, pues las hormigas voladoras son
capturadas todas de una vez y constituyen entonces una golosina muy pasajera,
mientrás los huevos de la tortuga charap son asequibles durante varios meses. A
la inversa, las hormigas week están presentes en todo el territorio achuar,
mientras las tortugas charap ocupan exclusivamente el curso inferior del Pastaza.
Excepto para las pocas casas situadas en las riberas mismas del Bajo Pastaza, ¡a
recogida de los huevos de tortuga implica entonces una expedición en piragua de
por lo menos unos diez días, expedición que con poca frecuencia se puede repetir
más de una vez durante la temporada. Lo cierto es que únicamente los Achuar del
hábitat ribereño que tienen un acceso directo a la llanura aluvial del Pastaza
utilizan sistemáticamente este recurso. Para alcanzar los bancos de arena donde las
tortugas ponen sus huevos, los Achuar del área interfluvial deberían pues recorrer
largas distancias en territorios alejados y por lo tanto hostiles, lo que muy pocos
de ellos están dispuestos a hacer. Pero, para los indígenas que pueden explotarlos,
esos yacimientos de huevos de tortuga constituyen la seguridad de tro
abastecimiento en protemas animales abundante y duradero. Con un poco de suerts
y de habilidad, una expedición de una semana puede proporcionar entre dos y tres
mil huevos; éstos son entonces hervidos y ahumados, lo que permite conservarlos
durante una decena de semanas.

La captura de la s . dos especies de tortugas terrestres comestibles


(kunkuim : Geochelone denticulata y tseertum ) puede tambén ser
incluida en el campo de la recolección animal, ya que esos animales lentos y
torpes no forman parte de la categoría de la "caza" (kuntin). Las mujeres puedes
asi legítimamente cogerlas y matarlas a machetazos, de la misma manera que ellas
matan un'cangrejo o una ave de corral. Lo que diferencia ta caza perseguida por kB
hombres de los animales recogidos por las mujeres es precisamente ia incapacidad
de éstos últimos de defenderse eficazmente o de huir rápidamente. Las tortugas
terrestres rara vez pasan Jos cinco kilogramos y su carne bastamente dura no
constituye un recurso especialmente buscado. En cambio las gordas tortugas
acuáticas charap (Podocnemis expansa) y púa ch arap (Podocnem is
unifílLs) son consideradas como caza verdadera: matarlas es de la incumbencia
exclusiva de los hombres, quienes las cazan desde una piragua ora con escopeta ora
con arpón. La carne de esos animales es muy delicada y algunos sujetos pueden
alcanzar los setenta kilogramos. Sin embargo esas tortugas acuáticas son difíciles
de matar y cogerlas es relativamente más fácil sobre tierra que en el agua.

Sí se exceptúa las tortugas charap y sus huevos, -y eso solamente para las
pocas casas del hábitat ribereño-, la contribución de la recolección a la
alimentación se define más bien en términos de calidad que de cantidad. En
algunos casos, sin embargo, los productos de recolección pueden desempeñar un
papel más importante que de ordinario, si son objeto de una búsqueda sistemática.
Eso ocurre en especial en las casas desprovistas de cazadores, ya sea porque el jefe
de casa está ausente en una visita lejana, o porque está muy enfermo o herido de
gravedad. Las mujeres deben entonces arreglárselas por si solas para procurarse
sustitutos a la caza, explotando intensivamente todos los recursos animales que
les son asequibles. En tales condiciones , la recogida de las larvas, de los
crustáceos y de los batracios se vuelve una actividad cotidiana muy productiva.
Hay que saber que una sola palmera puede contener hasta ochenta larvas de
gorgojo, o sea entre setecientos y ochocientos gramos de una materia comestible
cuyo contenido protéico es superior al de la mayoría de las cazas. La explotación
de larvas de gorgojo puede aún tomar la apariencia de un verdadero criadero; basta
para eso tumbar sistemáticamente un gran número de palmeras y esperar que el
tsampu (C alandra palmarum) venga a poner sus huevos en los cogollos en
vías de descomposición. Entonces se visitará regularmente las distintas palmeras a
fin de vigilar las colonias de larvas y recogerlas cuando hayan alcanzado un
desarrollo adecuado.

Esta aptitud de las mujeres para sustituir, en circunstancias determinadas,


los productos de la cacería por los de la recolección o de la pesca con anzuelo trae
aparejada una consecuencia importante. En efecto, mientras un hombre quedado
temporariamente sin mujer no tiene ninguna autonomía alimenticia, pues sería
impensable que fuese él mismo a trabajar el huerto y a preparar su comida, una
mujer temporariamente sin hombre puede subsistir muy cómodamente con las
cosechas de su huerto y los pequeños animales que ella y sus hijos recogen. El
dominio del espacio forestal del que los hombres hacen alarde de tener la
exclusividad, es a ia postre muy frágil; si las mujeres no.se aventuran por la
jungla sino para empresas aparen temen le subalternas -la recolección, el control de
las jaurías y el transpone de la caza- ellas son sin embargo menos dependientes de
sus esposos que éstos lo son-de ellas.

2. Los afines naturales

La recolección es una operación bonachona y totalmente profana: pretexto


para juego o para un paseo agradable, su desenlace en definitiva no tiene
consecuencia. No hay en sí ninguna indignidad en regresar de una salida de
recolección con un botín pobre. La cacería en ia selva profunda es una empresa
mucho más aventurada y ningún hombre tiene la seguridad de llevarla a cabo.
Ocurre que la caza eluda obstinadamente aJ cazador, que el rastro aún muy reciente
desaparezca de modo inexplicable y que la flechilla bien apuntada falle su blanco.
El arte del cazador es pues un requisito necesario pero no suficiente para
neutralizar lo aleatorio; la destreza es eficaz sólo cuando está combinada con el
respeto a dos series de condiciones. Algunas de esas condiciones constituyen un
paso previo y obligatorio de la práctica cinegética en general, mientras otras, de
naturaleza más contingente, son indispensables para el éxito puntual de cada
cacería.

Para poder cazar eficazmente, todo hombre debe mantener relaciones de


buena inteligencia con la caza y con los espíritus que la controlan, según un
principio de connivencia que actúa de modo más o menos explícito en todas las
sociedades cinegéticas amerindias. Esos espíritus son llamados k u n tin iu
núkuri, literalmente "las madres de la caza", y son concebidos como que
desempeñan sobre la caza un control idéntico al que desempeñan los Achuar sobre
sus hijos o sobre sus animales domésticos. El consorcio tutelar de las "madres de
la caza" está constituido por varias clases de espíritus, muy diferenciados tanto
desde el punto de vista de su morfología como de su modo de comportamiento
para con los humanos. Las tres variedades predominantes de espíritus protectores
de la caza son Shaam, Amasank y Jurijri. Los Shaam son personajes que
se parecen a los hombres y mujeres ordinarios, pero que llevan su corazón terciado
sobre el pecho (hectopia cordis); viven en las partes más impenetrables de 5a
selva y de las marismas. Amasank es generalmente representado como un
hombre solitario cazando el tucán con cerbatana; su hábitat preferido es la bóveda
de la selva o los árboles huecos. En cuanto a Ju rijri es un blanco barbudo,
caníbal y políglota que reside en familia ba;o tierra. Lleva un atuendo que evoca
el de los conquistadores -morrión, coselete, botas y estoque- y su boca devoradora
está situada en la nuca, disimulada por el pelo.

A p e sa r d e su h e te r o g e n e id a d aparente, tod os e s o s esp íritu s tien en e n c o m ú n


una misma ambigüedad fundamental: son a !a vez cazadores y protectores de los
animales que ellos cazan. Se portan para con los animales silvestres como ios
humanos para con sus animales domésticos. Al igual que los Achuar que matan y
comen sus aves de corral mientras las protegen de predadores animales, esos
espíritus matan y comen la caza, mientras la protegen de los predadores humanos.
Para que la cacería sea posible, hay que encontrar pues un modus vivendi con
esas "madres de la caza" y formar con ellas un acuerdo tácito4.

Un Achuar puede tomar piezas del rebaño heteróclito controlado por los
espíritus tutelares solamente con la condición de respetar dos reglas: por un lado,
debe ser moderado en la cantidad que toma -es decir nunca matar más animales de
io necesario- y por otra parte ni él ni los miembros de su familia deben faltarles
el respeto a los animales que ha matado. HJ examen atento de las características
anatómicas de la pieza muerta forma parte integrante, por cierto, de la pedagogía
cinegética; con eso, sin embargo, no está permitido a los niños jugar de modo
desconsiderado con el despojo. Asimismo el cazador no debe echar a los perros el
cráneo de una caza mayor, sino guardarlo en la casa: quedará meado en eJ bálago
del techo. Esas guirnaldas de cráneos que ciñen las chillas del alero atestiguan por
cierto la habilidad del jefe de casa, pero su función va más allá de la de un mero
trofeo. Evitando al animal muerto la profanación de ser entregada a los perros y
guardando piadosamente una parte de su esqueleto, el cazador no está lejos de
rendirle una especie de homenaje funerario.

La prescripción del respeto al animal matado toma un valor muy enfático


cuando se trata del mono lanudo que aparece muy claramente como el paradigma
de 3a caza. Los cazadores incapaces de dominarse, porque demasiado reidores o
demasiado afanosos están amenazados con una inversión de los papeles, es decir
con ser devorados por los Ju rijri, los espíritus caníbales encargados de modo
muy especial de cuidar los monos. La estrepitosa ira que manifiesta el dueño de la
caza si a sus súbditos los hombres los echan a humo de pajas, es una figura
clásica del universo cinegético amerindio y toma entre los Achuar una forma
mitológica ejemplar.

Mito de Amasank y de los Ju rijri.

En una casa achuar, varios cazadores habían regresado de una cacería con
cerbatana trayendo muchos monos lanudos. Las mujeres, mientras cecinaban
los monos, los tomaban a broma. Ellas eran jóvenes y retozonas yjugaban
a bombardearse con los excrementos que sacaban de las tripas. En eso llegó
Amasank: llevando una mujer aparte la reprendió: "¿por qué se burlan así
tanto de mis hijos en vez de comerlos de la manera usual?. Eso no es un
juego, no hay que faltarles e! respeto a los monos lanudos". Amasank
anunció entonces a la mujer que Jos Ju rijri vendrían aquella misma noche
para castigar a los humanos de su conducta indecente para con los monos:
"si quieres salvarte de su venganza, escóndete en un hueco y tapa bien e]
orificio con un termitero". La mujer avisó a las demás de lo que amenazaba
la casa pero nadie quiso creerla: todos se rieron de ella. Llegada la noche,
mientras todos dormían, la mujer avisada oye a lo lejos la voz de los
Ju rijri. Intenta despertar a los demás armando infernal jaleo, dándoles
pellizcos, quemándoles con ascuas, pero sin resultado. Entonces ella corre 3
refugiarse en su hueco que tapa con un termitero, tal como habían
recomendado. Los Jurijri devoran a todos los miembros de la casa. Al día
siguiente, la mujer salvada se fue a avisar a sus parientes lo que había
ocurrido y decidieron organizar una expedición para exterminar a Jos
Ju rijri. Siguiendo las huellas sangrientas que habían dejado los Jurijri,
llegaron frente 3 un árbol hueco que servía evidentemente de entrada a su
morada. Pero los hombres estaban aterrorizados y regresaron sin haber
- combatido. Se llamó entonces a los chamanes más poderosos, en especial a
unturu (la garza tigre, Tigrísoma fasciatum) para arreglar el asunto.
Delante del. árbol de los Ju rijri ellos prendieron un fuego en el cual
echaban ajíes para ahumar a los espíritus caníbales. Conforme los
Ju rijri salían de su guarida, eran exterminados por los Achuar locos de
rabia. Amasank también estaba en el árbol pero se escapó por la copa
y logró pasar al árbol vecino, usando su cerbatana como pasarela
alejándose poco a poco gracias a este procedimiento. Los Achuar lo
vieron y quisieron matarle a él también, pero él les gritó que le dejaran la
vida, contándoles su papel de mensajero antes de la masacre por los
Jurijri. Le dejaron irse.

Vemos pues que si matar monos y consumirlos no es condenable en sí, el


escarnio para con su despojo es una falta grave sancionada con un castigo terrible.
¿Podría reproducirse ahora tal castigo? Algunos cazadores lo dudan. Sin embarga
todos los Achuar coinciden en que las "madres de la caza” disponen de muchos
medios de retorsión menos espectaculares, el medio más evocado siendo la
picadura de una serpiente. Por otra parte, vemos aparecer claramente en este reía»
eí tema de la condenación del propasarse y del desmán, leitmotiv de la enseñara
moral transmitida por los mitos achuar. Por cierto, la cacería es una práctica
lícita, pero las "madres de la caza" están ahí para recordar permanentemente qet
ella no puede ser un acto gratuito. Los espíritus "madres de la caza" son visibto,
en principio, únicamente por los chamanes a quienen sirven de auxiliares, ea
compañía de varias otras razas de espíritus desprovistas de influencia sobre k*
animales.1La opinión general -de los chamanes como de los profanos- es
embargo que ese comercio familiar con las "madres de la caza" no aventaja en nab
a los chamanes en la cacería. En el campo de la práctica cinegética, parece que las
intervenciones chamánicas directas permiten más una amplificación de las
capacidades técnicas del cazador que la seducción de los animales y de sus espíritus
tutelares. Es así como los chamanes tienen el poder de aumentar la fuerza atractiva
de determinados amuletos de cacería, facultad que ellos ejercen en provecho de
quienes vienen a pedírselos. De igual manera, ellos pueden insuflar flechas
mágicas en la boca y la laringe de los cazadores, a fin de ayudarles a soplar con
más fuerza en su cerbatana. En estas dos oportunidades la intervención del chamán
es asimilada a una curación ordinaria y debe por lo tanto recibir la retribución
correspondiente. En un caso que presenciamos nosotros mismos, un chamán
famoso que había ejecutado una sesión de curación para restaurar el "soplo" de un
cazador, no vaciló en pedir una corona de plumas tawaspa por pago de sus
servicios. Hay que saber que ese ornamento prestigioso - y de hecho se lo
entregaron- es el caudal más precioso de un Achuar y su valor de intercambio
supera la de una escopeta.

También los chamanes tienen fama de ejercer sobre los animales una
influencia indirecta meramente negativa. Se pretende en efecto que ellos tienen el
poder de hacer desaparecer mágicamente los corredores tradicionalmente tomados
por los pecaríes en el territorio de sus enemigos, lo que tiene por resultado apartar
a las manadas de la región. Así, y como ocurre muchas veces en las culturas
amerindias, el chamán achuar controla determinados elementos mágicos de la
cacería, pero ese acceso privilegiado nunca es convertido en ventaja personal. De
hecho, los mejores cazadores muy pocas veces son chamanes, y además, por las
condiciones de su práctica, los diamanes muchas veces llevan una vida
incompatible con una gran actividad cinégetica.

Si los chamanes no sacan en la cacería ningún beneficio de su familiaridad


con las "madres de la caza", es probablemente también porque la relación de
connivencia directa con los animales cazados cuenta al fin y al cabo más que la
invocación de sus espíritus tutelares. Desde el punto de vista de las condiciones
conceptuales de la práctica, uno se encuentra aquí en una situación inversa de la
del trabajo del huerto, ya que allí, en cambio, la intercesión de Nunkui permite la
buena inteligencia con sus niños vegetales. La cacería es una empresa siempre
reiniciada de seducción de los animales, cuyo resultado nunca es cierto. Con cada
especie distinta de caza, el cazador debe establecer un nexo personal de alianza que
durante toda su vida él intentará fortalecer. Así, por ejemplo, un hombre no debe
nunca comer el animal que acaba de matar por primera vez en su existencia. La
relación entre el cazador y los individuos de esa especie recién encontrada es
todavía muy tenue y, de comerse el animal matado, toda complicidad futura podría
ser comprometida. Disgustado por tal comportamiento, la caza de esa especie harta
lo posible en el porvenir para sustraerse a ios intentos de acercamiento del cazado*
indelicado.

Cada especie de caza puede ser representada como una colección de


individuos solidarios, pues cada especie es dotada de un jefe que, primum ¡nter
pares, vigila los destinos del grupo. Nombrado amana, ese animal tiene un
tamaflo un poco superior al de sus congéneres y se disimula tan bien en la selva
que lograr verlo es excepcional. Mucho más que las "madres de la caza", son los
"am ana de la caza" (K untiníu am an arí) quienes constituyen ¡os
interlocutores privilegiados de los cazadores. Aunque invisibles para el común de
los humanos, los espíritus tutelares y los amana de la caza son accesibles pues
mediante el rodeo de los encantamientos anent que se les dirige. Existen series de
anenf muy específicamente adaptadas a cada una de las situaciones de cacería en
las cuales uno se encuentra, desde los cantos que permiten encontrar la pista
interrumpida, hasta los cantos que hacen que un mono convulsivamente agarrado
de una rama alta, luego de su agonía, acabe por saltar Ja rama y caiga a los pies
del cazador. Como se podrá apreciar por los cuantos ejemplos que siguen, esos
anent de cacería son quizá todavía más esotéricos que los anent de horticultura.

"Cufiadito, (repetido cuatro veces),


miremos a ver en donde pues te voy a destrozar;
cuñadito, cuñadito,
el hombrecito shuni sigue tu rastro,
cuñadito, cufiadito,
en donde pues te voy a traspasar;
Cuñado mío, en lejanas tierras te voy a matar;
¿en donde pues te voy a traspasar?, (repetido cuatro veces)
monito lanudo, miremos a ver en donde pues (bis)
¿te voy a traspasar? (repetido cuatro veces)".

Dirigido al mono lanudo, este anent presenta al animal como un cuñado


(sai, para un ego masculino: esposo de la hermana, hermano de la esposa, hijo
de la hermana del padre, hijo del hermano de la madre) según la convención
adoptada en todos los encantamientos dirigidos a la caza. El canto está destinado a
hacer venir un grupo de monos y el cazador se compara a una oruga shuni para
indicar que él está tan determinado en su acoso como esc animal conocido por
su adherencia.

" A m a n a c it o , a m a n a c it o (b is )
Siendo amana los dos, ¿Cómo vamos a hacer? (ter)
Yo me oscurezco como e! Shaam (bis);
amanacito, mándame tus hijos (repetido cuatro veces);
en esa misma meseta, que ellos hagan churururui,
que hagan waanta, moviendo las ramas (ter)"".

Este anent es una petición al amana de los monos lanudos para que éste,
como en el encantamiento anterior, haga sobrevenir a un grupo de sus congéneres
al encuentro del cazador, el cual se presenta a sí mismo como un am ana, es
decir como un hombre eminente. La metáfora evocando el Shaam hace referencia
al hecho de que esos espíritus tutelares de la caza salen de sus madrigueras al caer
de la noche. En cuanto a las dos onomaíopeyas, evocan los gritos de espanto
estereotipados de los monos lanudos (churururui) o el ruido de las ramas que
ellos agitan (waanta).

"Cunadito (ter),
inclina hacia mí el bambú wachi, (bis),
a ti mismo (bis),
te elevo (repetido cuatro veces);
del anzuelito, de la pequeña flechilla (bis),
¿cómo podría pues desviarse Ja trayectoria? (repetido cuatro veces)".

Otra vez dirigido a un mono lanudo calificado de cuñado, este anent debe
ser cantado mentalmente cuando el cazador le dispara con la certabana, para que la
flechilla llegue al blanco sin fallar. La metáfora del anzuelo evoca el hecho de que
la flechilla debe clavarse en el memo sin (¿íte éste logre sacarla.

"Cufiad!to, (ter)
tíradorcito de primera (bis),
tus hermanitas (bis)
viniendo por acá (repetido cuatro veces)
harían waanta, waanta;
ellas vienen (repetido cuatro veces)
despertándose, haciendo chlankai (ter)”

En este anent la relación putativa de afinidad está llevada al límite


extremo, ya que las hermanas del cuñado mono lanudo son también las cónyuges
posibles del cazador. Se trata pues de convencer al animal que entregue sus
hermanas al hombre, para una unión necesariamente letal. En ese intercambio
falso, ya que sin contrapartida, la relación de alianza asume plenamente la postura
de una apuesta trágica.
La mayoría de ¡os anent se dirigen a dos cuñados privilegiados, el mono
lanudo y el tucán, animales más comunmente cazados por los Achuar, como ¡o
hemos visto, después de los pecaríes. Estas especies de caza son también
emblemáticas de Ja vida de familia: uno recordará en efecto que eJ tucán es un
modelo de conyugalídad, mientras el mono lanudo tiene fama de respetar
escrupulosamente las prescripciones del matrimonio con su prima cruzada
bilateral. Hay que notar también que, según Jos Achuar, el Lagothrix es el
único mono en no acoplarse more ferarum , sino cara a caía como los
humanos. Transmitidos por lo general de padre a hijo o, en menor frecuencia, de
suegro a yerno, los anent de cacería son tesoros tan celosamente guardados como
los anent de la horticultura. Pero la relación establecida con los seres de la
naturaleza es muy distinta en estas dos esferas de la práctica: Ja mujer mantiene a
sus hijos vegetales en la ilusión de la consanguinidad, mientras el hombre lleva
con sus cuñados animales una empresa permanente de seducción dentro de un
ámbito de afinidades. El tono de los anent de cacería es más engatusado/ que el de
los anent de huerto, la horticultura desplegándose en el universo de una familia
ideal, del cual son ausentes las suceptibilidades que el hombre debe cuidarse de no
herir en su relación con los aliados.

Además del conocimiento de un amplio repertorio de anent, la posesión de


varios tipos de amuletos es también una condición útil, mas no indispensable, al
ejercicio de la cacería. Algunos de esos amuletos sirven para reforzar laj
capacidades del cazador, mientras otros son utilizados por éí para atraer a ¡os
animales. Entre los primeros está el tsepeje, un parásito del ojo del tucán que,
según los Achuar, permite a este pájaro aumentar considerablemente su agudeza
visual. Se dice que unos cazadores se meten ese parásito en el ojo para poder ellos
mismos, por un fenómeno de transferencia simétrica, hacerse invisibles para los
tucanes cuando se acercan hasta alcance de tiro. La absorpción de un narcótico
ligero sacado del árbol chirikiasip aumenta la aptitud para utilizar la cerbatana y
constituye una técnica preparatoria para una gran cacería.

Los amuletos utilizados para seducir a los animales son de naturaleza muy
variada. Los piojos de los tucanes (ternaish) deben ser recuperados debajo de la
alas y de la cola del párajo mientras él está todavía caliente y colocados «8
pequeños recipientes tapados con cera. Se dice que esos amuletos, guardados por tí
cazador en su morral (uyun) cuando va de cacería, atraen todos los tipos de cazi.
Para que estos piojos del tucán conserven su eficacia, el cazador debe respetar US
mismas prohibiciones alimenticias que cuando confeccionó el curare: no toro*
alimentos salados ni azucarados. Este tabú sugiere así claramente la idea de qt*
existe en la cacería cierta autonomía de los instrumentos para con sus utilizado*»,
que esos agentes sean destructivos {el curare) o atractivos (tsepeje). El diente de
un delfín de río es emplead o principalmente como amuleto de pesca, pero su
efecto propio puede ser ampliado y afectar entonces a todas las cazas, si un
chamán sopla sobre él según un procedimiento especial. Se elabora un amuleto
muy poderoso, tanto para la cacería como para la pesca, machacando bija con el
corazón y los sesos de una anaconda, el predador más polivalente del género
anima!. Para adquirir las cualidades intrínsecas de ese competidor directo, los
hombres se pintan la cara con esta mezcla antes de salir de cacería. El adomo con
bija -con o sin visceras de anaconda- es de todas maneras una condición previa
indispensable a la salida a la selva, pues los dibujos con los cuales el cazador
cubre su rostro sirven para seducir a los animales, disfrazando su humana
desnudez.

Los amuletos más valorizados, correspondiendo en el orden de la cacería a lo


que son las piedras nan t a ren el orden "del huerto, son unos bezoares llamados
nam ur (literalmente “testículos"). Así como existe una piedra de Nunkui para
cada especie principal de cultígenos, hay un namur apropiado para cada tipo de
caza; la herencia de esos amuletos preciosos se opera en línea agnática, de la
misma manera que los n a n ta r son transmitidos en línea uterina. Una
característica original de los nam ur (que Ies diferencia de los n an tar),es que el
modo de funcionamiento de esos bezoares obedece a una especie de quiasma entre
su origen y su destino. En efecto, los bezoares encontrados en los peces son
considerados como nam ur de cacería, mientras los bezoares encontrados en los
pájaros y los mamíferos son considerados como nam ur de pesca. No todos los
bezoares son necesariamente namur y se figura uno fácilmente que la presencia
de piedrkas en la molleja de los pájaros no es interpretada como un
acontecimiento excepcional. Para que un namur sea considerado como tal, se
necesita entonces que, al igua! que para los nantar, el anuncio de las condiciones
de su hallazgo y de la naturaleza de su uso se haya verificado durante un sueño.
Esos nam ur, que el cazador lleva sobre sí encerrados en un pequeño recipiente
herméticamente cerrado, son dotados de una vida autónoma del mismo tipo que la
de las "piedras de Nunkui", pero sin sus propiedades vampíricas. Como las demás
especies de amuletos, su función es a la vez la de atraer la caza y los peces y la de
facilitar su captura.

La seducción de la caza, de sus amana y de sus espíritus tutelares mediante


las distintas técnicas que acabamos de examinar constituye pues la condición
general del ejercicio de ¡a cacería, condición que todos los hombres no dominan en
igual manera. En efecto existen entre los hombres como entre las mujeres,
inviduos más especialmente anentin, y los Achuar explican de ordinario los
éxitos cinegéticos de aquellos individuos por sus facultades eminentes de control
del campo simbólico de ¡a cacería. Pero existen además de esta condición previa a
la práctica cinegética otras condiciones particulares y contigentes a cada cacería, y
se debe renovarlas periódicamente. La más importante de estas condiciones
particulares es el sueño premonitorio. En la medida en que el sueño es un viaje del
alma, durante el cual ella se pone en relación con las almas de los espíritus y de
los seres de la naturaleza, la interpretación de cada sueño permite delimitar
precisamente las condiciones que permitirán a un proyecto reí izarse o no, a partir
de los datos recogidos durante las excursiones del alma. Los Achuar distinguen
varios tipos de sueños premonitorios según ía naturaleza de los acontecimientos
que anuncian, pero sólo nos interesaremos aquí por una simple categoría, el sueño
presagio de cacería o kuntuknar.

El principio del kuntuknar es el mismo que éi de los nam ur, es decir


que funciona generalmente según un quiasma sistemático de los campos de
representación. La distribución de las inversiones simétricas es aquí, sin embargo,
mucho más compleja que en el caso de los namur y se ejerce en un registro muy
amplio. Una primera categoría de kuntuknar reproduce exactamente eí quiasma
entre contenido y destinación actuando en los amuletos bezoares. Cuando un
hombre sueña que pesca con anzuelo o con arpón, eso aparece como un presagio
favorable para la cacería de caza menor encaramada y recíprocamente. Este primer
tipo de sueño premonitorio, siempre soñado por hombres, se funda pues en la
equivalencia simétrica de dos procesos de trabajo distintos pero internos al campo
de las prácticas masculinas, ejerciéndose a dos niveles del universo físico opuestos
por el eje arriba-abajo.

Una segunda categoría de kuntuknar juega de la inversión entre el mundo


de los humanos y el mundo de los animales. Se trata de un sistema bipolar en el
cual los comportam ientos animales son antropomorfizados y los
comportamientos humanos son naturalizados, esta regla de transformación
constituyendo el principio interpretativo que funda el aspecto premonitorio del
sueño. Así, soñar con una tropa de guerreros en el sendero de Ja guerra es un buen
presagio para la cacería de Jos pecaríes (la interpretación achuar se apoya en la
homología de comportamiento y el peligro letal que ambos grupos representan).
Soñar con un grupo de mujeres y niños que lloran es signo de buen agüero para la
cacería de monos lanudos (se trata aquí también de una homología de
comportamiento fundada en la desesperación que parecen manifestar lis hembras
en un grupo de monos, cuando un macho ha sido matado). Soñar con una mujer
desnuda y rolliza que se ofrece, consentidora, al acto sexual, es percibido como un
indicio favorable para la cacería de Jos pecaríes (homología entre la imagen de una
mujer acostada y exponiendo su sexo y la imagen de la canal del animal
destripado). Asimismo, sonar con un hombre inmóvil cuyo rostro ¡leva hermosos
motivos pintados con bija y que lo mira a uno intensamente de arriba abajo
constituye el presagio de que se va a encontrar y matar a un jaguar o un ocelote
{homología con la piei moteada de los felinos y la actitud recogida que les
caracteriza cuando se preparan a saltar). A la inversa, es interesante notar que los',
sueños premonitorios de afrontamientos armados (mesekrampra) son fundados
en la interpretación de situaciones oníricas que ponen en escena el mundo animal.
Así, por ejemplo, soñar con una manada de pecaríes furiosos es el signo de una
próxima escaramuza con una tropa de guerreros, según un quiasma simétrico al de
los kuntuknar de cacería y fundado en la misma interpretación homológica.

Una tercera y última categoría de kuntukanar se distingue de las anteriores


en lo que allí los sueños premonitorios son exclusivamente femeninos. El modo
operatorio de! sistema augural está fundado igualmente en la inversión, pero los
quiasmas entre contenido y destinación se organizan aquí en el seno mismo del
campo de las prácticas femeninas y juegan de una dialéctica entre lo autónomo y
lo subalterno. Así, para una mujer, soñar que está cargando una canasta llena de
raíces de mandioca significa que dentro de poco ella tendrá que cargar el despojo de
un pecarí matado por su esposo. Soñar que está ensartando cuentas anuncia que
ella lavará dentro de poco los intestinos de un animal matado. Soñar que está
hilando una madeja de algodón presagia que se desplumará dentro de poco una pava
de monte (el Pipile p¡pile posee un plumaje moteado con blanco). La
interpretación es fundada aquí también en homologías evidentes, pero los campos
invertidos oponen claramente, dentro de las tareas femeninas, lo que pertenece
propiamente al universo específico de las mujeres (manipulación y tratamiento de
la mandioca, fabricación de ciertos tipos de collares, hilado y tejido del algodón) y
lo que es dependiente del universo masculino (porte y manipulación de los
animales matados por los hombres).

Un análisis pormenorizado del sistema augural no tiene su lugar aquí y aún


el estudio detenido del complejo de los kuntuknar iría mucho más allá de
nuestro propósito. Sin embargo quizá no resulte inútil precisar desde ahora
algunas especificidades notables de los presagios de cacería. En primer lugar, hay
que notar que los kuntuknar no son de la única incumbencia masculina, ya que
las mujeres, los perros y los animales de rapiña (felinos, anacóndas, águilas...)
también son visitados por sueños premonitorios del mismo orden. Los Achuar no
pretenden conocer el contenido exacto de los kuntuknar de una anconda, pero
afirman sin embargo que, al igual que para los seres humanos, esos sueños son la
condición necesaria y previa para que los animales predadores logren capturar su
presa. En cuanto a los sueños premonitorios de los perros, son considerados como
siendo de la mayor importancia para el buen desarrollo de la cacería. Si un perro
no ha sido visitado por un kuntuknar, él se revelará incapaz de rastrear y acosar
la caza corredora, independientemente de sus aptitudes intrínsecas. Los
kuntuknar de tos perros son caracterizados, dicen, por una premonición
inmediata: cuando ellos se agitan en su sueño o que su estómago hace
borborigmos, están soñando que comen la caza que contribuirán a m3tar. Además,
por falta de kuntuknar soñado por un hombre, e! sueño premonitorio de su
esposa -aunque estadísticamente menos frecuente- será considerado como un
presagio lo suficientemente explícito para autorizar una cacería.

La práctica misma del kuntuknar no es suficiente en sí pues para asignar


la cacería como un proceso de trabajo cuyas precondiciones competen a !a sola
esfera de las representaciones masculinas. En cambio, al examinar atentamente el
contenido de los k untuknar femeninos, uno se da cuenta que ellos están
fundados en una serie de desplazamientos oponiendo por pares unas prácticas
femeninas de orden distinto. Parece'que se pueda percibir actuando en Ja
interpretación de Jos kuntuknar femeninos, un principio lógico de diferenciación
de los contenidos que indica metafóricamente la oposición entre práctica autónoma
(horticultura) y práctica subalterna (cacería); ese principio constituye, en nuestra
opinión una de las formas por las cuales se manifiesta la categorízación indígena
de los procesos de trabajo.

En segundo lugar, conviene insistir en el hecho de que el sistema achuar de


ios presagios -o mejor dicho, la parte de ese sistema que atañe a la cacería- es
caracterizado a Ja vez por su sistemadcidad y por su automatismo: el sueño
siempre es presagio de algo y siempre constituye la condición inicial de la xción.
Un Jiombre vacilará en ir de caza si él, o su esposa, no han tenido un kuntuknar
favorable la noche anterior. En efecto, sí el sueño premonitorio no constituye unj
condición absolutamente necesaria para la cacería de caza menor encaramada, en
cambio es indispensable haber tenido un kuntuknar para matar a la caza mayor.
En caso contrario, el cazador divisará tal vez una manada de pecaríes, pero se
revelará incapaz de malar un solo animal. Frente a este deterninismo extremo de
la accit n humana que introduce el sueño-presagio, los hombres no quedan
desprovistos por completo; antes de acostarse, tienen siempre la posibilidad de
interpretar con la zanfonía araw ir unos anent específicamente destinados a
llamar un k u n tu k n ar. Además, existe una gran normatividad de íw
interpretaciones y a cada situación onírica específica corresponde, en principio, on
presagio particular. Según un principio corriente en el universo cultural
amazónico5, la interpretación de los kuntuknar se funda generalmente <8
la inversión o el trastocamiento de polos nocionales dicotomizados, o mediante
el eje fundamenta! naturaleza/cultura (humanos animales), o median!*
oposiciones más discretas dentro de ía misma praxis humana (cacería guerrs,
cacería « p e sc a , horticultura -«-cacería, sexualidad -—cacería).
Estudiando los presagios Apinayé, Da Matta ha interpretado esta regla de
transformación que humaniza ia naturaleza y naturaliza la cultura como el medio
para resolver la yuxtaposición repentina, en el sueño, de rasgos que pertenecen
normalmente a dos mundos distinguidos con claridad. Esta yuxtaposición misma,
según e! autor, engendraría e! carácter premonitorio del sueño, en la medida en Que
ella es accidental y excepcional, y que lo insólito así producido puede interpretarse
soJampnte proyectando en el futuro la discontinuidad experimentada en el sueño
(DA MATTA 1970). Pero entre los Achuar no parece que Ja inversión entre el
contenido de un sueño y su mensaje postulado sea percibida como el signo de una
conjunción anormal, introducida por una homología rara. En efecto, lejos de ser
excepcionales, los kuntuknar son casi cotidianos y anuncian, por lo esencial,
un resultado positivo y deseable que no es capaz de ser interpretado como una
discontinuidad. Algunos tipos de presagios, especialmente los que anuncian una
muerte repentina, podrían tal vez interpretarse según la hipótesis que propone Da
Matta; en cambio, la sistemática augural obrando en los kuntuknar es de un
orden más general.

Los desplazamientos simbólicos operados en las interpretaciones de los


k untuknar son asignables a los modos elementales (homología, inversión,
simetría...) según los cuales el pensamiento indígena pone en orden e! mundo y
no requieren pues, a nuestro juicio, una, explicitación. Simplemente, esas
operaciones de clasificación cosmológica se hacen más manifiestas aquí que de
costumbre porque tienen un fundamento onírico y que el principio general de la
codificación del inconsciente en términos de procesos primarios da al sueño esta
característica de actuar sobre los Sistemas de relaciones entre el sujeto y su medio
ambiente físico y social, pero no sobre el contenido empírico de esas relaciones
(BATESON 1972; pp.-138-143), Parece así normal que el repertorio indígena de
los marcos oníricos estereotipados constituya una matriz privilegiada permitiendo
la conjunción de distintos sistemas relaciónales posibles. Se notará además que al
poner una equivalencia en la interpretación de sus sueños entre la relación con los
hombres y la relación con los animales, los Achuar están conformes con su
postulado de una sociabilidad antropocéntrica de los seres de la naturaleza.

El quiasma de las representxiones, en los amuletos o en los sueños, tiene


pues interés para nosotros solamente en lo de ordenar claramente los términos que
invierte y en lo que nos permite así identificar unos "paquetes" homogéneos de
representaciones, simétricamente equivalentes. Pero, como lo hemos visto
anteriormente para los k u n tu k n a r femeninos, esos "paquetes" de
representaciones son unidades discretas delimitando el campo de extensión de
prácticas específicas y esas unidades aparecen como tales únicamente porque son
puestas en relación una con otra. La cacería, la pesca o la manipulación de las
plantas cultivadas afloran pues a un nivel implícito -y no inconsciente- como
procesos de trabajo específicos, si admitimos que esas prácticas constituyen
núcleos permutables dentro de la esfera de las representaciones de sus condicione*
de posibilidad.

La úítima condición, en el orden cronológico, que constituye un requisito


indispensable ai éxito de la cacería, es la ocultación de las intenciones del cazador,
ocultación hecha necesaria por la presencia postulada de una reserva fluida de
malevolencia celosa y despersonalizada que se cristalizaría de repente sobre el
cazador, si éste hiciese explícito alarde de sus proyectos. Los Achuar piensan
también que al anunciar una cacería, un hombre daría la alerta a los animales por
la exposición demasiado cruda de lo que piensa realizar. Se entenderá entonces que
no existe Ln término específico para indicar la cacería, pues su uso circunstancial
antes de una salida a la selva provocaría necesariamente el fracaso del proyecto.
Las expresiones que se estilan para anunciar una cacería son imprecisas y
polisémicas: "voy a la selva”, "voy a pasear" o "voy a buscar". Cuando, a veces,
dos hombres cazan juntos -un padre y su hijo adolescente, por ejemplo-, no
pueden comunicarse informaciones relativas a la caza sino mediante un lenguaje
codificado. Si uno de los cazadores ha oído un grupo de monos, dirá simplemente
al otro: "hay muchos pajaritos por aquí". Existe en cambio una expresión
comúnmente usada, shimpiankayi, que significa muy exactamente "regreso de
la cacería con las manos vacías porque había manifestado demasiado
explícitamente mi intención de irme de cacería". El doble sentido, la segunda
intención y el juego de palabras reinan en la cacería, pues la seducción de los
afines animales puede difícilmente concordar con el anuncio de la suerte final que
les está reservada.

Una observación incidental permitirá cerrar el capítulo de las


representaciones de la cacería. Al contrario de lo que se podría esperar, las
representaciones de la cacería y las representaciones de la guerra no son, entre
los Achuar, completamente homotéticas. La comparación de los distintos cantos
mágicos anent utilizados en la una y la otra circunstancia es muy reveladora al
respecto. En ambos casos, enemigos y ca2a muchas veces son presentados como
afines: cuñado para la caza y nuasuru (literalmente "dador de mujeres") para los
enemigos. Pero mientras en la guerra la raja introducida por la alianza es
consumida de modo irreversible mediante la muerte de los afines, en la cacería
en cambio la alianza se mantiene gracias a la especie de contrato implícito
hecho con los amana y los espíritus protectores de los animales. Este trato
diferenciado de la representación de los seres que se mata -representación de un
objeto ideal, debemos precisar, pues en la práctica ocurre que uno mate a
consanguíneos ciasificatorios con la ayuda de sus afines-es particularmente
manifiesto en los anent de guerra en los cuales el cantor se identifica con un
felino listo para saltar sobre su presa, una asimilación metafórica que-nunca se
encuentra en los anent de cacería.

La guerra llega entonces a ser una actividad idéntica a la predación animal,


en cuyo salvajismo desaparecen las obligaciones ordinarias de la alianza. La
cacería, en cambio, está fundada en un gentlemen's agreem ent e implica
una seducción de los afines animales: esa seducción, sea cual fuere la naturaleza
de su desenlace, les reconoce por lo menos el mérito de una existencia social,
negada en el otro caso a los enemigos humanos. Se reconocerá en eso una
inversión del campo de representaciones, ya identificable en el quiasma entre
sueños de cacería y sueños de guerra: en esta inversión, un tipo de relación entre
humanos aparece como una relación entre anímales, mientras una relación entre
humanos y animales aparece como un tipo de relaciones entre humanos. La
cacería y la guerra son empresas predadoras, pero los protocolos simbólicos para
dar la muerte las distinguen en su esencia. Siendo extensión de la esfera
doméstica a la caza, la cacería se vive, en el modo de la comensalidad litera!,
como una forma cariñosa de endocanibalismo. Al expulsar al enemigo en la
anomía animal, al remitirle periódicamente en la alteridad de la naturaleza, la
guerra se concibe como el paradigma ideal de un inenconírable "circulo de
familias" desligado de las obligaciones de la alianza. Espacio de conjunción
entre los hombres y las mujeres y entre los hombres y los animales, la selva es
un mundo de afinidades en el cual se replantean sin cesar los principios mismos
que fundan la sociedad.

N O T A S D E L C A P IT U L O 6

(1 ) Para una d escrip ción m ás porm enorizada d e l p roceso de fab ricación de la


cerbatana, véase el fascícu lo con m uchas iljslr a c io n es de C . B íanchi (1 9 7 6 a: pp.
1 -4 9 ). Su e x p o sic ió n de la cadena operatoria se refiere a la técnica shuar, pero
ésta no difiere de la técnica achuar sino por variantes m ínim as.

(2 ) Esta* d o s tram pas están d escritas detalladam ente y co n m uchos dibujos


e xp licativos en la obras de C . Bianchi sobre las trampas shuar (BIA N C H I 1976 b:
pp. 2 - 2 0 ) . El libro presenta igualm en te una decena de otras trampas actualmente
o antiguam ente en u so entre Jos Shuar, de las cuales nunca hem os notado el
em pleo entre los Achuar.

(3) Los m ecan ism os com p lejo* que aseguran !a regulación de la territorialidad, y
por lo lanío la distribución de las zonas de cacería, son analíticam ente exteriores
al cam p o de las fu erzas p ro d u ctiv a s, y a que dependen del conjun to de las
r e la c io n e s s o c ia le s q u e in te n c io n a lm e n te o in in tcn cíon alm en tc organizan los
procesos de apropiación de la naturaleza. La territorialidad achuar queda entonces
fuera de! cam po de este estu d io, pero será tratada de modo esp ecífico en un futuro
trabajo dedicado al an álisis de las relaciones de producción y de reproducción,

(4 ) L o s A ch u ar se p te n tr io n a les ca si nunca refieren su práctica c in egética al


personaje m itológico Etsa ("Sol") en quien los Shuar ven el paradigma del cazador
(PELL1ZZARO s .f .I ) . Etsa aparece pues varias v e ce s en la m itología achuar como
una grao figura de cazador, pero m uy p ocas veces -se implora su intercesión directa
para la cacería, d on de su in flu en cia parece sin importancia al lado d e ¡a influencia
de los a m a n a y de la s 'm ad res de la caza". S e notará por otra parte que el grupo
dé ¡as "madres d e la c a z a ' (s h a a m , a m a sa n k y ju r tjr l) parece ser un rasgo
cultural p r o p io d e lo s A ch u ar sep ten trion ales, pues a q u ellos espíritu s serían
d e sc o n o c id o s de lo s A ch u ar d e la c u e n c a de) H uasaga y del Bajo Macum»
(com unicación personal de L. BO LLA y A . CO LAJANNI).

(5) Para la in versión en la interpretación de los sueños prem onitorios, refiérese »


los ejem p los m a k u (R E ÍD 1978: p. 15) y a p ln a y é (D A M ATTA 1970: p. 95).
Capítulo 7
El Mundo del Río
El mundo cerrado del huerto y el mundo abierto de ia selva se oponen
término por término en una serie de pares antitéticos que sólo corresponden muy
parcialmente a las figuras dualistas ordinarias. No son en efecto, las clásicas
antimonias de So salvaje y de lo cultivado o de lo masculino y de lo femenino
que dominan aquí la representación del espacio, ya que la selva es una plantación
sobrehumana de donde las mujeres no están excluidas. Las redes de oposiciones
topográficas están organizadas menos por los atributos que se confiere a los
lugares, que por las prácticas que en ellos se desarrollan. Al espacio de
disyunción de los sexos en donde se da rienda suelta la consanguinidad
matemante, corresponde un espacio de conjunción consagrado a los juegos
peligrosos de la alianza. A 1a horticultura domesticadora de los hijos vegetales se
opone la caza seductora de los afines animales. Entre estos lugares definidos cada
cual por una praxis distinta ¿existe lugar_para un mundo del río, tercer término
autónomo que no sería una extensión del huerto o de la selva?

Se recordará sin duda que, aquí y allá en los meandros de nuestra exposición,
el río se ha revelado bajo figuras muy diversas. Eje topográfico y cosmológico,,
la red hidrográfica estructura el espacio en una orientación de aguas aniba hacia,
aguas abajo y ritma el tiempo por el perípto acuático de las Pléyadesque cada año
llegan allí a encontrar muerte y renacimiento. Al postular que la casa achuar se
encuentra idealmente atravesada por un río, habíamos asimismo planteado una
equivalencia entre el mundo acuático y el mundo doméstico, cada morada aislada
estando encadenada a las demás en un gran continuum por este flujo invisible.
Metáfora de un bolo alimenticio que pasa por la casa como por un sistema
digestivo, el río es también el lugar de una fermentación cósmica que hace subir
y bajar su nivel durante las crecidas temporales. Las corrientes de agua son, pues,
menos espacios autónomos, como la selva o el huerto, que instrumentos de
mediación, articulando sobre su eje y al nivel de cada casa, la totalidad de los
pisos cosmológicos.
Este estatuto privilegiado de mediación aparece de manera ejemplar en la
multiplicidad de ¡os usos sociales combinados de Jos cuales el río es et teatro,En
efecto, éste no puede ser reducido a una función binaria, pues trasciende en sus
usos Ja oposición entre conjunción y disyunción que rige ordinariamente Ja
definición espacial tanto de Jas relaciones entre los sexos en eí seno de la unidad
residencial como de las relaciones entre la casa y los forasteros. En este último
plano, el río puede ser percibido como una combinación de conjunción -por el
vínculo que establece entre diferentes casas a lo largo de una misma corriente de
agua- y de disyunción -por el uso doméstico privado de un segmento de río. En
el marco de la casa, el río es a la vez lugai de conjunción de los sexos (baño de
los cónyuges, y pesca con barbasco) y lugar de disyunción (baño de los jóvenes
al alba, defecación solitaria de los hombres, limpieza de la vajilla y lavado de
ropa de las mujeres).

Este espacio mediador no es solamente un soporte simbólico de las metáforas


cósmicas, es también un recurso que, aunque no escaso, no por eJJo deja de ser de
capital importancia. El río es en efecto, simultáneamente, aquello sobre lo cual
se navega, aquello en lo que se lava el cuerpo, íos vestidos y los utensilios y
aquello que se bebe, gracias a la transformación léxica que convierte el agua
tenes te impura, entza, en agua celeste culinaria, yumi, desde que ha sido
sacada. Por último, el río es igualmente el hábitat exclusivo de seres muy
particulares, pues su existencia cotidiana está oculta a la vista de los hombres.
Entre esos "seres del agua" (entsaya aents), cuya naturaleza es antitética tanto
a la de los humanos como a la de los "seres de ia selva" (ikiamia aents),
existe una población que, bajo el nombre de namak ("peces grandes") o di
tsa ru r ("morralla"), presenta un interés muy pragmático. En esta región muy
abundante en peces del Alto Amazonas, la pesca es en efecto mucho más que un
substituto de la caza y los Achuar practican este arte casi cotidianamente con gran
placer.

1. Las técnicas haliéuticas.

Los Achuar son pescadores especializados, en el sentido de que cada una de


sus técnicas de captura está adaptada a un tipo especifico de corriente de agua y a
la población de peces que lo habitan. De las 78 especies de peces identificadas jXJf
un término vernacular y empadronadas por nosotros, sólo dos no soo
consideradas comestibles: el gimnoto eléctrico tsunkiru y el minúsculo pez
parásito kaníir (Vandellia wieneri). Las otras 76 especies -y otras más Que
seguramente escaparon a nuestro empadronamiento- proveen una carne estimable
£ de-una gran variedad, desde el enorme pnits (arapaima), hasta el modesto
titín* (C arnegiella stri<;ata)( pasando por la gran familia de I o í
pimelódidos, representada por unas quince especies. Es decir que no hay arroyo o
marisma que tras unos minutos o algunas horas de esfuerzo no entregue
algunos de sus huéspedes al pescador resuello. Para lo cual los Achuar pueden
elegir entre un arsenal muy diversificado; la pesca con nasa, ¡a pesca con arpón y
red, la pesca con anzuelo y la pesca con barbasco.

La pesca con nasa se práctica con una suerte de zarzo o de encañizada


rectangular de aproximadamente 60 era, de alto por 1.50 m. de largo,
confeccionado con varillas muy finas provenientes, al igual que las flechillas de
la cerbatana, del estípite de la palma M axim ilíana regia. Denom inado
washimp, este zarzo es muy flexible y puede ser enrollado sobre sí mismo
para formar un artefacto de pesca cilindrico similar a la nasa tambor, o sea
ampliamente abierto en un extremo y casi cerrado en el otro. En su uso normal,
el washimp, es colocado en los pequeños arroyuelos de agua clara cuya anchura
no excede el metro (kisar). La abertura más ancha está orientada aguas arriba y
se amontonan algunas piedras como represa por ambas partes de la entrada de la
nasa, con objeto de obligar a los peces a precipitarse en ella. Una vez adentro, se
encuentran inexorablemente atrapados por el estrechamiento del washimp. Este
artefacto, que los hombres colocan en los arroyuelos cercanos a la casa, sólo
permite capturar morralla tsarur. La productividad de esta técnica de pesca es
pues débil, las capturas consisten sobre todo en pequeños cíclidos cuyo tamaño
medio rara vez excede una docena de centímetros.

La pesca con arpón y red-es en cambio muy productiva, pero sólo puede
practicarse durante los tres o cuatro meses del estiaje y en sitios muy
particulares del hábitat ribereño. Cuando Jas aguas bajan, ciertos canales
secundarios del Pastaza se encuentran en efecto temporalmente aislados del canal
principal, formando de este modo especies de pequeños lagos donde los grandes
peces del río se encuentran retenidos y pueden ser fácilmente arponeados. El
arpón, puya, está compuesto de un asta de madera de palma de aproximadamente
dos metros de largo en cuyo extremo se halla fijada una punta metálica dentada,
generalmente fabricada por los hombres a partir de un clavo grueso obtenido por
intercambio con los Shuar. Como en todos los arpones de pesca la puntas es
móvil, hundida a fuerza en el orificio colocado en un extremo del asta y
mantenida en su lugar por un cordoncillo enrollado que la vuelve solidadiria del
soporte. Trenzado con fibras de chambira, este cordoncillo de varios metros de
largo se halla enrollado al asta hasta la mitad. Cuando el pez es arponeado, la
punta se desprende del asta y el cordoncillo se desennolla completamente hasta
que el pescador atraiga a sí la presa vivita y coleando. La red, neka, es también
confeccionada con cordoncillos de chambira. Posee la forma de un gran
rectángulo de alrededor de un metro de alto por cinco a-seis de largo, con mallas
en la forma de rombo de cuatro a cinco cen tíme tos de ancho. La parte inferior de
la red se halla lastrada con una hilera de pequeños guijarros, mientras que la parte
superior está provista de una serie de flotadores de madera de balsa.

Cuando un hombre ha localizado un canal prometedor, fácilmente


identificaba por los peces grandes que saltan en todos los sentidos, se aproxima
muy silenciosamente para colocar su red en el sector que le parece más abundante
en peces. La red sirve en efecto para aislar de orilla a orilla una pequeña porción
del canal con el fin de impedir toda posibilidad de huida de los peces. Sólo ha:e
falta entrar en el agua poco profunda para arponear los peces atrapados como en
un vivero, aquellos que intentan escapar enredándose en las mallas de la red.
Cuando todos los peces capturados en el sector delimitado por la red han sido
arponeados, ésta es desplazada hacia otro segmento del canal a fin de recomenzar
la operación. Esta técnica puede igualmente emplearse en los lagos en defluente,
cuando su canal de alimentación se ha secado y los peces del río se hallan
cautivos en él como en un canal secundario.

Practicada por un hombre solo, esta forma de pesca da resultados


excepcionales con la condición de elegir bien el plano de agua. En efecto, dado el
tamaño del arpón y la dimensión de las mallas de la red, solamente los peces
grandes pueden ser capturados mediante este método y por consiguiente hay que
localizar cuidadosa y previamente los sitios propicios.Las presas más comunes
en este tipo de pesca son los penke namak (Ichthyoelephas hum eralis),
peces desdentados de carne sabrosa, cuyo peso medio se acerca al kilo. En los dos
casos en que hemos asistido a pescas con arpón y red, el volumen de las capturas
fue de 35 kilos en seis horas y de 37 kilos en cinco horas, respectivamente. Hay
que anotar sin embargo que solamente los Achuar establecidos cerca del Pastaza
pueden practicar este tipo de pesca y que además muy pocos poseen una red pues
su fabricación exige mucho trabajo. Ciertamente se puede pescar exclusivamente
con el arpón sin recurrir a la red, empero esta es una empresa particularmente
difícil ya que es preciso esperar totalmente inmóvil que un pez pase cerca o
perseguirlo en todos los sentidos en una carrera frenética.

Aún cuando la pesca con sedal no sea una técnica aborigen, fue adoptada con
entusiasmo por todos los amerindios, desde el momento en que dispusieron de
anzuelos metálicos. Hasta los artos cincuenta, los Achuar fabricaban ellos
mismos sur anzuelos (Lsau) con clavos que obtenían mediante intercambio con
los grupos étnicos vecinos; las sedales eran trenzados con fibras de palmera
chambira. Es solo desde hace unos djez años que ellos tienen acceso a anzuelos
manufacturados y sobre todo al sedal de nylon, indispensable para sacar las
capturas más pesadas. El hilo de nylon muy grueso, capaz de soportar tensiones
superiores a los ochenta kilos, constituye un bien sumamente valorizado y
cuyo empleo es todavía poco extendido. Este tipo de sedal constituye en efecto el
único medio accesible para los Achuar para pescar cómodamente los arapaimas y
los grandes pimeJodidos (tunkau). Las técnicas- de la pesca con anzuelo -
pueden distinguirse según el grado de resistencia del sedal utilizado y el lugar
londe es botado.

La pesca de peces muy grandes en aguas vivas es una empresa


exclusivamente masculina que requiere la utilización de una piragua y un sedal de
fuerte calibre. Generalmente practicado entre dos, en razón de las exigencias de
manejo de la piragua, este método de pesca exige a menudo expediciones de
varios días. En efecto, hay que botar los sedales en los pozos del río que son
depresiones circunscritas cuya profundidad supera frecuentemente los treinta
metros y que se manifiestan por remolinos superficiales de rotación bastante
lenta. Ahora bien, estos pozos, que constituyen el hábitat preferido de los grandes
pímelodidos, no son tan comunes en el curso de un río; para poder explotar
varios de ellos, se necesitan pues algunos días de navegación. En cuanto la
piragua ha sido estabilizada mal que bien encima del remolino, se bota a fondo
los sedales cebados con larvas de palma o pedazos de carne. El anzuelo es atado a
un alambre grueso a su vez fijado al sedal de nylon; este método de amarre
permite impedir que el sedal sea cortado por una piraña tragando violentárteme el
cebo. Para practicar este tipo de pesca es indispensable disponer de un hilo
sumamente resistente, pues no es inusual enganchar peces de más de cincuenta
kilos, tales como el aparaima (paits) o el Pimelodus o rn atu s, ju u n t
tunkau. Para sacar semejantes monstmps, hace falta pues a la vez de una gran
fuerza física, una sería competencia de nauta y un buen conocimiento de las
reacciones del pez atrapado. Ciertos hombres poseen estas aptitudes en sumo
grado y manifiestan una marcada tendencia a abandonar la caza para
especializarse en la pesca del pez grande. Por lo demás, no son necesariamente
los Achuar del hábitat ribereño, pues la pesca en aguas vivas puede practicarse
todo el año en cualquier río importante, a condición de que éste no esté crecido y
por lo tanto imposible de navegar a acausa de los remolinos.

Mientras que la pesca en piragua está reservada a los hombres, ya que ella
implica librar un verdadero combate con el animal, Ja pesca de peces pequeños
desde la orilla es más bien percibida como una forma de recolección que las
mujeres y los niños pueden practicar de manera legítima. El hilo empleado sólo
permite capturar peces de talla modesta cuyo peso oscila entre 300 gramos y dos
kilos. Los sedales son fijados a la orilla del río al atardecer y frecuentemente son
dejados toda la noche. Los cebos consisten sobre todo en gusanos e insectos, a
veces trozos de carne cuando se quiere atraer una piraña. Provistos de un pequeño
sedal atado a una pértiga, los adolescentes exploran sistemáticamente los buenos
sitios de pesca cercanos a la casa y rara vez regresan con las manos vacías. La
productividad de este tipo de pesca es puntualmente bastante débil (menos de un
kilo por día y por casa, por término medio), pero de una gran regularidad, ya que
sí las mujeres y ¡os niños disponen de hilo y anzuelo, botan Jos sedales
diariamente. A lo largo del año, et aprovisionamiento cotidiano de estas casas en
pescado descansa de hecho mucho más en esta pesca menor que en las otras
técnicas haliéuticas. Sin embargo siguen siendo numerosas las unidades
residenciales aisladas que no poseen anzuelos o que los perdieron sin poder
reemplazarlos.

Al contrario de los métodos precedentes, la pesca con barbasco (entza


níjiatin, literalmente "lavar el río”) es una empresa colectiva en la que
participan conjuntamente todos los miembros de la casa. Incluso ocurre a veces
que varias unidades domésticas vecinas colaboren en una gran pesca comunitaria
que necesita la erección de un embalse en un río importante. Las técnicas de pesca
con barbasco pueden distinguirse según la naturaleza de los piscícídas loe símente
asequibles y según los ríos en donde son vertidos. En efecto, se recordará que las
plantas utilizadas como venenos de pesca son distintas en los dos bfdtopos.
Mientras que los Achuar del hábitat interfluvial cultivan exclusivamente el fimin
(Loncbocarpus sp.), los del hábitat ribereño sólo pueden cultivar en sus
huertos el masu (Clibadium sp.). Ahora bien, estos piscícídas distan de
poseer la misma eficacia: el masu es mucho menos potente que el timiu en
dosis iguales, y sólo puede emplearse para capturar la morralla. Con el fin de
paliar este inconveniente ciertos Achuar ribereños establecen pequeñas
plantaciones aisladas de timiu en los suelos ferraiíticos de las colinas, a varias
horas de camino de su residencia principal. Los dos venenos de pesca actúan no
obstante de manera idéntica, modificanto temporalmente el equilibrio químico del
río, lo que provoca la asfixia de ¡os peces.

El masu se presenta bajo la forma de un pequeño arbusto cuyas hojas son


recolectadas antes de cada expedición de pesca con barbasco. Solamente los
hombres pueden manipular las plantas piscícídas y les toca entonces a ellos
despojar tres o cuatro plantas con el fin de reunir suficientes hojas para colmar una
canasta chankin. El masu es empleado durante el período del estiaje, en los
canales secundarios aislados del lecho principal del Pastaza y en las pequeflas
>marismas del hábitat ribereño. Una vez arribados al sitio, los hombres machaca»
las hojas hasta reducirlas a una pulpa, martillándolas con una piedra o un pedaío
de madera. Ellos penetran entonces en el agua poco profunda sumergiendo hasta U
mitacj la-canasta de masu y removiéndola violentamente hasta que el zumo
¡t'choso d e hw hojas haya sido enteramente diluido e» el agua. Al cabo de alguno»
minutos los peces comienzan a sentir los efectos de la asfixia y suben a la
superficie; mujeres y niños se reúnen entonces con los hombres en el pequeño
canal y chapotean en él en todas las direcciones para recoger los peces aturdidos.
El masu puede también utilizarse para la pesca en los arroyuelos; mientras los
hombres meten el veneno en el agua, las mujeres esperan su llegada aguas abajo,
recogiendo al paso los pequeños peces a la deriva.

Practicada en las aguas muy poco profundas, la pesca con m asu


generalmente sólo entrega (a menuda morralla clasificada en la etnocategoría
tsarur: sobre todo nayump (loricar/idos), kantash (cíclidos), kusum
(anastúmidos), putu (cíclidos), shuwi (Ancistrus sp.) y grandes renacuajos
(wampuch). La productividad es baja y rara vez se trae de vuelta mis de cuatro o
cinco kilos de pescado por salida. No obstante, en el hábitat ribereño, la pesca
con masu es más bien considerada por los Achuar como una agradable distracción
familiar más que una técnica intensiva de subsistencia. Es la ocasión para todos
los miembros de la unidad residencial de realizar una excursión de media jomadá
bajo el signo de la diversión y del buen humor. También puede emplearse el
masu para capturar peces más voluminosos en los lagos en forma de media luna
(kucha) yuxtapuestos a los cursos de tos ríos de aguas abajo. Una vez asegurada
la presencia, en alguno de estos lagos, de numerosos peces de respetable tamaño,
el pequeño canal de alimentación es cerrado con una encañizada washimp y se
vierten en el lago cantidades muy grandes de masu -mínimo seis a ocho
canastas. Entonces los hombres recorren el lago en piragua para arponear los
grandes peces que suben a la superficie. Estos pequeños lagos forman a veces
verdaderos viveros y la pesca con masu se convierte entonces en una técnica
haliéutica muy productiva.

Es en el hábitat interfluvial y gracias al uso del píscícida timiu donde la


pesca con baibasco da los resultados más espectaculares. Al igual que el masu,
el timiu es una planta arbustiva, pero su zumo activo, la rotenona, se halla
contenido en las raíces y no en las hojas. Para emplear el veneno de pesca, los
hombres deben pues arrancar la planta y volver a enterrar simultáneamente una
parte de la raíz, con objeto de asegurar la reproducción vegetativa. Esto explica por
qué se encuentra de ordinario una gran cantidad de plantas de timiu en los huertos
interfluviales pues cada pesca con barbasco exige la destrucción de varios
plantones. En la región interfluvial, la pesca con timiu implica la construcción
de una presa temporal, ya que el rápido flujo de las corrientes de agua impide la
recolección descuidada de los peces tal como se la practica en los lagos y brazos
muertos del hábitat ribereño. La presa, epeinmiau, puede adoptar varias formas
según la anchura y el régimen del río, mas su estructura de base permanece
siempre idéntica.
La mayoría de las pescas con timiu se practican en pequeños nos poco
profundos cuya anchura excede rara vez cuatro o cinco metros. La presa es
levantada por los hombres en un estrechamiento del lecho, hincando en el fondo
del río cuatro o cinco caballetes triangulares que hacen las veces de pilares.
Paralelos al sentido de la corriente, estos caballetes son afianzados entre sí
mediante pértigas transversales y éstas unidas a las orillas. A estas pértigas
transversales se Jes liga una serie de estacas fomando una suerte de plano vertical
levemente inclinado hacia aguas arriba. La parte inferior de este plano sirve de
contención de agua, y su relativa impermeabilidad está asegurada mediante la
acumulación de varias capas superpuestas de hojas anchas. En el medio de la presa
se acondiciona un espacio libre ocupado por una pequeña plataforma que domina el
tramo de aguas abajo pero situada al mismo nivel que el tramo de aguas arriba. El
desnivel entre Jos dos tramos es de alrededor de un metro y la plataforma
desempeña el papel de un desaguadero que permite el libre paso del exceso de agua.
Generalmente esta plataforma está constituida por una encañizada w ashim p
montada sobre un esqueleto tabular por lo que este Upo de presa con desaguadero
es usualmente llamada washimpiamu. Con ocasión de una expedición de pesca
con timiu, en 1976, dos hombres necesitaron de un día de trabajo para montar
una presa washimpiamu en un río de cinco metros de ancho.

Cuando empieza la pesca propiamente dicha, la plataforma desaguadero es


cerrada en el extremo que da hacia aguas abajo a Fin de retener los peces que
derivarían por la corriente. Las raíces del timiu son aplastadas por los hombres
que las meten en el agua en canastas a aproximadamente seiscientos metros aguas
arriba de la presa. Los hombres progresan luego lentamente hacia aguas abajo,
arrastrando consigo las canastas sumergidas de donde se derrama el zumo tóxico. A
medio recorrido, se ha preparado generalmente en la orilla un pequeño depósito de
raíces de timiu previamente machacadas, las mismas que son entonces metidas
en el agua por los hombres en su descenso aguas abajo. Pronto todo el río toma
un tinte lechoso característico y el piscícida comienza a hacer efecto: la morralla
sube coleando a la superficie y termina varándose en la vegetación acuática (te las
orillas, en tanto que los peces grandes saltan torpemente en todas las direcciones
en un desesperado esfuerzo por escapar de la asfixia. A la altura del segundo
depósito de timiu, toda la gente se mete al agua y progresa lentamente hacia la
presa; los hombres arponean ios peces grandes y las mujeres recogen la morralla a
lo largo de las orillas en canastas usadas como manguillas. Una vez llegados a la
presa, hombres y mujeres se apostan a! píe de la represa de agua, en el tramo de
aguas arriba, para capturar los peces que siguen derivando, mientras que un
hombre recoge al paso los peces varados sobre la plataforma del desaguadero.
Cuando se ha terminado la pesca, la presa es desmantelada a fin de que no siga
obstruyendo la circulación de ios peces.
En este tipo de pesca, los Achuar capturan aproximadamente Sa misma
cantidad de peces en el momento del descenso a lo largo del río, que al pie de la
represa. La productividad de la pesca con tim iu es elevada: en 1976, siete
adultos y cinco niños de más de ocho años habían recogido setenta kilos de
pescado represando un río de cinco metros de ancho, mientras que en 1978, cuatro
adultos y cuatro niños habían recogido veinticinco kilos en ana corriente de agua
de tres metros de ancho. En la medida en que el efecto del piscícida es muy
temporal y que afecta solamente un pequeño segmento del río, es posible repetir La
operación cada año en cada una de las corrientes de agua próximas a la unidad
doméstica. Durante la estación deí estiaje, único período donde es practicable la
pesca con timiu mediante una presa, una unidad doméstica del hábitat interfluvial
organiza una pesca con barbasco aproximadamente cada tres semanas. El pescado
capturado es vaciado de inmediato, luego cecinado por las mujeres, lo que permite
su conservación durante cuatro a cinco días. De esta manera, durante los tres
meses de estiaje, la mayoría de las unidades domésticas interfluviales se aseguran
un total de dos a tres semanas de abastecimiento de pescado gracias al conjunto de
las pecas con barbasco.

En cambio, mucho más raras son las pescas colectivas muy grandes con
timiu practicadas en los ríos importantes cuyo ancho puede sobrepasar los quince
metros. La erección de una presa en una corriente de agua semejante exige una
importante fuerza de trabajo masculina que sólo puede ser lograda mediante la
combinación de ios recursos de una media docena de unidades residenciales.
Técnicamente, las grandes presas sólo difieren de las pequeñas por la ausencia de
una plataforma desaguadero, pero deben ser construidas en aguas profundas, lo cual
requiere el empleo de piraguas y balsas: El tamaño del río exige asimismo el
empleo de muy grandes cantidades de timu y cada unidad doméstica participante
debe por lo mismo proporcionar una cuota más o menos equivalente. Cuando el
veneno es echado al agua por los hombres a varios kilómetros aguas arriba de la
presa, a veces hasta cuarenta personas se escalonan a lo largo del río. Las mujeres
y los niños se apostan en los bajíos donde pueden pescar con cesto haciendo pie,
mientras que los hombres arponean los peces grandes* dejándose ir a la deriva
hasta la presa en las piraguas y balsas. En estas grandes pescas colectivas, al igual
que en todas las pescas con barbasco en general, cada cual conserva las presas que
él mismo ha capturado y los miembros de cada unidad doméstica se esfuerzan por
lo tanto en recolectar el mayor número posible de pescados. La productividad
global de semejante tipo de pesca parece muy importante, pero por lo demás
imposible de cuantificar en vista dei número de participantes y la ausencia de
procedimiento de repartición de las presas. Pese a todo, la construcción de un gran
embalse es un acontecimiento excepcional, que sólo se produjo dos veces (en el
Kapawientza) en el transcurso de nuestra estadía entre los Achuar septentrionales.
La pesca con barbasco es una técnica haliéutica original, cuya cadena
operatoria parece ser descompon ible de modo idéntico en casi todas las culturas de
la Cuenca Amazónica. Casi en todas parles son los hombres los que manipulan el
veneno de pesca, mientras que las mujeres se contentan con recoger los peces que
flotan a la deriva. En este proceso de trabajo, la complementaridad de los sexos es
técnicamente necesaria en razón de la importante mano de obra que hay que
movilizar para poder recoger todos los peces asfixiados. El piscícida es un
instrumento que permite la captura del pez al igual que la represa, mas en realidad
no es en sí mismo un agente letal. Al provocar una progresiva sofocación de los
peces, el barbasco los hace más fácilmente accesibles sin por ello matarlos
completamente; en aguas vivas, aquellos que han escapado a la atención de los
pescadores recuperan a menudo sus facultades al diluirse la capa de zumo tóxico.
Por consiguiente, la construcción de la presa y te manipulación del veneno de
pesca son condiciones de neutralización del pez y pueden ser asimiladas a las otras
formas de intervenciones predadoras masculinas sobre la naturaleza. Mas para que
la neutralización sea completa hay que arponear además las presas -una técnica de
muerte del mismo orden que aquellas empleadas por los hombres en la caza y en la
guerra- o bien recogerlas en una canasta, tarea femenina que se. acerca a una
empresa de recolección. La repartición del trabajo en la pesca con barbasco
reproduce pues la división de los papeles asignados a los sexos en los otros modos
de explotación de la naturaleza.

No existe por lo demás un término genérico que denote el conjunto de las


prácticas haliéuticas y es así que la pesca se encuentra atomizada en el léxico
achuar en tantas expresiones singulares como hay métodos de captura de peces. Si
examinamos de manera sinóptica la división sexual del trabajo en la pesca (véase
cuadro NB16), constatamos sin embargo que la oposición caza recolección no rige
solamente la pesca con barbasco, sino que proporciona igualmente un paradigma
general de la asignación sexual de las tareas en las diversas técnicas haliéuticas.
Todo lo que pertenece al orden de la recogida (pesca con cesto, sedales botados
desde la orilla) es atribuido a las mujeres, mientras que todo lo que atañe a la
construcción y al uso de trampas (presas, pesca con nasa, redes), al empleo de
armas perforantes (arpones) y a la lucha física peligrosa (pesca de peces grandes ea
aguas vivas) compele a los hombres.

En fin se notará que la productividad teórica de la pesca en los dos biotopos


se equilibra más o menos en razón de la eficacia diferencial de las técnicas
empleadas. En efecto, la ausencia de peces muy grandes en el hábitat interfluvial
se hall3 compensada por los muy buenos resultados obtenidos en él con el
timiu,. en comparación con las presas modestas que otorga el masu eo el
háfiitat ribereño. La pesca con anzuelo de peces grandes es practicable por doqaier
T a r ea H om bre M u jer n iñ o

1. P esca con b a rb a sco


a) construcción d e la presa en aguas ♦
vivas y m anipulación del ven en o vegetal
b) recogida del pescad o con cesto ♦ ♦
c) arpone aje del p e z ♦

2. P esca con n a sa
(w a s h im p ) 4

3. P esca con arpón y red ♦

4. P e s c a c o n a n z u e lo
a) grandes p e c e s pescad os en piragua eo
aguas v iv a s ♦
b) -pequeños p eces p e sc a d o s en la orilla en
aguas tranquilas ♦

5 ) D e s c a m a d o , v a c ia d o y ahum ado de lo s
p esca d o s. ♦

en Jos nos importantes de los dos biotopos y la única ventaja significativa del
hábitat ribereño es la posibilidad de utilizar la combinación aipón-red en los
trazos muertos de los ríos y en las marismas. Si el potencial ictiológico del
hábitat ribereño es sin duda globalmente más importante que el del hábitat
interfluvial, sin embargo las diferentes técnicas haliéuticas empleadas dentro de
cada uno de los dos ecotipos compensan relativamente las disparidades en la
accesibilidad de Jos peces.

2. El lecho conyugal

Al igual que en todas las esferas estratégicas de la práctica, el adecuado


ejercicio de la pesca exige que sean respetadas un cierto número de condiciones
propiciatorias. La femenina pesca menor con sedal es una actividad que como
hemos visto es asimilable a la recolección y, al igual que ésta, se sitúa por lo
tanto enteramente en el mundo profano. Por el contrarío, las precondiciones
simbólicas de la pesca con barbasco (actividad colectiva preponderantemen.te
masculina), de ia pesca con arpón y de la pesca con anzuelo en aguas vivas
(actividades exclusivamente masculinas) aparecen, bajo una forma atenuada, como
esüucturalmente idénticas a aquellas de la caza. El empleo de técnicas mágicas
üene fama de ser menos importante en !a pesca que en la caza y la atracción de los
peces se efectúa a través de medios autónomos y no mediante un contacto
dialógico directo con ellos. Mientras que los hombres pueden comunicarse con
algunos de los "seres del agua" (nutrias, anacondas, jaguar melánico) cuyo hábitn:
es medio acuático y medio terrestre, les es imposible establecer una relación
interlocutiva con los peces que llevan una vida enteramente subacuática. Los
Achuar por lo tanto nodirigen cantos anent a los peces y descansan para atraerlos
en la acción de los amuletos de pesca.

El abanico de los amuletos de pesca es limitado y recorta parcialmente el de


los amuletos de caza. Los bezoares namur empleados para la pesca están, como
hemos visto ya, en una relación de quiasma con los nam ur de la caza, ya que su
destinación (los peces) es simétricamente inversa a su origen (las entrañas de los
animales terrestres). Ellos sirven para la pesca masculina solitaria, son
transmitidos por línea agnática y poseen todas las propiedades atribuidas a los
nam ur de la caza. El diente de delfín también es supuesto ejercer una atracción
mágica sobre los peces y hay que frotar cuidadosamente con él el sedal y d
anzuelo antes de botarlos para una pesca en aguas vivas. Cada salida de pesca
individual está condicionada por exigencias contingentes del mismo tipo que
las de la caza. En principio, el pescador tiene que haber tenido un sueño*
presagio kuntuknar cuyo contenido anuncia por antinomia la premonición deJ
resultado, puesto que el kuntuknar de la pesca evoca una escena de caza. Sin
embargo, y contrariamente a los sueños premonitorios de la caza, los
kuntuknar de la pesca no parecen ser estrictamente indispensables para su
éxito. En fin y con la excepción d e la pesca con barbasco, que n e c e s a r ia m e n t e .
requiere de una planificación previa, la prohibición de exponer sus intenciones
es válida tanto para la pesca como para la caza. Si e l pescador no oculta sus
proyectos, corre el riesgo d e ver el pescado escapar de la red o d e no e n g a n c h a r se
una vez que ha mordido.

La pesca con veneno plantea un problema analítico muy particular porque


su campo de representación es completamente original con relación al de las otras
técnicas de subsistencia achuar está centrado en la complementan dad de los sexos
y no com o de ordinario en la competencia simbólica individual del hombre y de la
mujer. Esta complementarídad, objetivamente observable en el desarrollo del
proceso de trabajo, se expresa en el plano del simbolismo por una referencia
constante a la temática de la sexualidad. En el nivel más inmediato, esta
equivalencia entre relación sexual y pesca con barbasco es ya perceptible en el
juego de palabras standard que hacen los hombres entre la expresión vernacular que
designa esta técnica, entza nijiatin ("lavar el río") y entza nijirtin ("copular
con el río"). Evidentemente no es difícil ver una analogía inmediata entre el
esperma y el zumo lechoso del veneno de pesca exclusivamente venido por los
hombres. Las mujeres no tienen el derecho de tocar las plantas piscícidas pues este
contacto haría perder todo su poder al timiu y al masu; les es especialmente
prohibido machacar las hojas y raíces, operación que puede ser asimilada
metafóricamente a una eyaculación. Mas esta analogía no descansa únicamente en
las identidades superficiales y la mitología achuar opera muy específicamente una
equivalencia entre los venenos de pesca y el pene.

Mito de Timiu y de Masu

Antaño había dos jóvenes célibes, Masu y Timiu, que untaban flechillas
con curare, pues se preparaban para ir de cacería. Mientras realizaban esta
operación, ellos oyen Kaka (una pequeña rana de color castaño) que cantaba;
"kakaa... kaka a ..." muy cerca de la casa Ellos entonces se dicen el uno
al otro "seguramente ella debe estar terriblemente en celo; como me gustaría
estrecharla y copular con ella hasta destriparla". Kaka estaba atento y había
oído todo. Masu y Timiu toman sus cerbatanas y salen de cacería. En el
camino ellos se encuentran con una joven mujer metida en carnes, acostada
en medio del camino con Jos muslos abiertos y el sexo expuesto. Timiu la
mira apenas y prosigue su camino, pues es él quien habría de ser el más
virulento. Masu caminaba detrás de 61, y viendo que la mujer se ofrecía, se
siente todo excitado. Entonces él deposita su cerbatana y se quita la aljaba
exclamando "¡voy a probarla para ver!” Mas después de haber copulado,
Kaka toma la verga de Masu en su boca para chuparla, luego huye en un
árbol saltando de rama en rama. La verga de Masu se estiraba cada vez más.
Mientras se aleja, Kaka exclama burlonamente: "k ak aa...k ak aa... tú
decías que me ibas a destripar... kakaa... kakaa... y no has logrado
kakaa... k a k a a...". Kaka continúa trepando y acaba en una w asake
(una planta epífita de la familia de las bromeliáceas). Ahí, ella abre la boca
y libera la verga de Masu que, considerablemente alargada, recae en un gran
montón sobre el suelo. Masti aduja entonces su verga hastr formar un rollo
que se pone al hombro y deja el sendero abandonando cerbatana y aljaba.
Llega finalmente a la orilla de un río donde vivían numerosos Wankamin
(nutria gigante Pteronura). Abrumado, Masu se sienta en la playa, rodeado
por nubes de moscas atraídas por el oior pestilencial de su inmensa verga.
Entretanto, los Wankanim salen del agua, hermosamente ataviados, riendo a
carcajadas frente al ridículo espectáculo que ofrecía Masu. Este se preguntaba
"¿pero, quiénes son esas gentes?" Entonces uno de los Wankanim se dirigea
Masu "¿Qué es lo que te ocurrió?" "Es porque he copulac'o con Kaka".
"Bueno, voy a examinar eso más tarde". Entonces el Wankanim pone a
cocer unos pescados y los sirve a Masu diciendo "come y no llores pues te
voy a curar'’. Después que ellos comieron, Wankanim toma la medida desu
propio pene y acorta la verga de Masu cortándola a la misma medida que
este patrón. Luego, Wankanim fracciona el largo pedazo de verga en
segmentos de iguales dimensiones que amontona en canastas. Acompaflado
por su esposa, Wankamin parte entonces en piragua para arrojar los
fragmentos de la verga de Masu en todas las corrientes de agua donde se
transforman incontinenti en anacondas. Antaño no existían anacondas y se
dice que todas proceden de la verga de Masu que Wankanim y su esposa
botaron en los lagos y los ríos. Por haber copulado con Kaka, Masu perdió
su fuerza y tornóse micha (literalmente "frío", "crudo" o " flácido"). En
cuanto a Timiu, él es muy virulento (tara: se emplea para caracterizar los
ajies fuertes), porque se abstuvo de copular. Es por esta razón que cuando un
hombre pesca con barbasco después de haber tenido una relación sexual, eJ
veneno pierde su eficacia.

Este mito, presentado aquí en una de las tres variantes que hemos recogido,
plantea problemas complejos de interpretación, sobre todo cuando se lo confronta
con los análisis que Lévi-Strauss ha dedicado a la temática del veneno de pesca en
América del Sur1. Sin embargo, aquí no se trata de explorar todos sus recovecos,
sino simplemente sugerir algunos elementos significativos propios del
simbolismo achuar de la pesca con barbasco. En primer lugar, parece que la
eficacia diferencial del timiu y del masu es interpretada en términos culinarios:
debido a su incontinencia sexual Masu se volvió "crudo", es decir rebajado al
universo de la naturaleza, mientras que Timiu ha permanecido virulento, como et
ají que da sabor a los alimentos. La interpretación de la pesca con barbasco como
una cópula alegórica cuyo resultado sólo es positivo si ha sido precedida de un
período de abstinencia efectiva está claramente subrayada por la moraleja del mito.
El respeto a este precepto es considerado por los Achuar como la condición
absoluta del éxito y debe ser relacionado con la idea de que las crecidas
inexplicables -que hacen imposible la pesca con barbasco- son causadas por la
conducta desplazada de ciertas parejas que se entregan a juegos amorosos durante
los baños. De este modo la abstinencia permite la transferencia metafórica al
veneno de pesca vertido en el río, de la potente energía que el hombre acumula al
refrenar su deseo. La erección es generalmente denotada por ía expresión "el pene
está iracundo" y la virulencia del piscícida resulta entonces ser proporcional a la
violencia del impulso sexual contenido.
El mito sugiere también una relación muy particular entre el mundo de Ja
caza y el mundo de la pesca, ya que todas las variantes ¡nsisten sobre los
preparativos iniciales que preceden a la salida de cacería y sobre el abandono de sus
armas por Masu, luego que éste haya copulado con Kaka. Timiu, por su parte,
prosigue la búsqueda de la caza y se vuelve simultáneamente, gracias a su
continencia sexual, el más fuerte de los venenos de pesca. No hay pues antinomia
entre la caza con curare y la pesca con timiu, dos actividades donde se expresan
concurrentemente las competencias masculinas en la manipulación de los venenos
vegetales. Por el contrario, el renunciamiento a la caza condena al ejercicio de una
pesca poco productiva y poco valorizante, pues los hombres no se distinguen de
las mujeres cuando recogen en canastas la morralla asfixiada por el m asu.
Finalmente, se podrá notar que el pueblo de las nutrias gigantes (wankanim)
ejerce sobre los peces una predación directa, en la medida en que esas "gentes del
agua" se alimentan exclusivamente de los peces que ellas pescan. Ahora bien, esa
relación de los wankanim con su presa acuática es muy sintomática del
estatuto secundario de los peces en la representación achuar de los seres de la
naturaleza y del mundo del río.

Aun cuando no esté precisado en el mito, los wankamtn son generalmente


una metamorfosis de los espíritus de las aguas Tsunki; sí estos últimos se nutren
de peces, no por ello ejercen sobre éstos una protección bienhechora al igual que
los espíritus tutelares del huerto y de la selva lo hacen sobre las plantas cultivadas
y la caza. De esta manera los pueblos acuáticos pueden ser diferenciados en
predadores y presas. Los predadores son los Tsunki y sus animales familiares
(anacondas, caimanes, jaguares meKLnicos, chacales de Guayana), con los cuales
los hombres entablan comunicaciones durante sus sueños. Las presas son los
peces, masa in diferenciada a veces calificada de "cucarachas de Tsunki", en cuyo
seno cada cual efectúa capturas a su antojo. Los Achuar no parecen atribuir un
alma a los peces^ ypor lo tanto la pesca no implica una empresa de seducción del
mismo orden que la que es dirigida hacia la caza terrestre. Cuando los humanos se
ponen en contacto con estos seres deí agua que habitan en medio de los peces, no
es como en el caso de la caza y la horticultura , con el fin de maximizar el
resultado de las empresas de pesca mediante una petición de intercesión. La
relación de los hombres con los Tsunki está particularmente desprovista de
preocupaciones utilitaristas inmediatas y reviste la mayoría de las veces la forma
de una alianza matrimonial.

Se recordará que en el curso de nuestra descripción del mundo de la casa,


habíamos establecido un paralelo entre la sociabilidad doméstica de los Tsunki y
la sociabilidad doméstica de los Achuar, la primera proveyendo de una suerte de
modelo normativo de la segunda. Esta analogía está particularmente bien
expresada por una anécdota, que hemos ya evocado brevemente, que nos fué
contada de manera más o menos idéntica por diferentes hombres, en lugares
diferentes y en circunstancias diferentes. Cada uno de los narradores explicaba
complacientemente cómo había encontrado a una muy bella jóven mujer Tsunki
saliendo del río para invitarle a hacer el amor. Habiéndole colmado esta primera
experiencia, decidía entonces volver a verla regularmente. Al cabo de cierto
tiempo, la mujer Tsunki le convidaba a venir bajo el agua para encontrar a su
padre, un hombre bondadoso y majestuoso sentado en un trono de tortuga charap
en una bella casa. El Tsunki pedía entonces al narrador que se quedara a vivir y
tomara su hija por esposa legítima. Cuando el hombre contestaba que ya tenía
esposas humanas que no podía abandonar, el Tsunki le autorizaba para que sólo
hiciera en su casa un servicio marital episódico y le proponía que dividiera su
tiempo entre su familia terrestre y su familia acuática. Cada uno de los narradores
describía con precisión la doble vida que luego se instauraba, dando el nombre de
sus hijos acuáticos o ponderando los méritos de los guisos de su esposa Tsunki.
Esta, a veces, venía al encuentro de su esposo humano en la orilla para decirle
tiernos discursos adoptando la apariencia de una nutria wankanim.

Si calificamos de anécdota este conjunto de relatos con idéntica trama


narrativa es porque, contrariamente a los mitos, los acontecimientos siempre están
presentados en él como un aventura ocurrida personalmente al narrador. Ahora
bien, ésta anécdota recurrente presenta una sorprendente similitud con un mito
shuar cuyo equivalente jamás hemos encontrado entre los Achuar^. Es bastante
posible que un mito análogo sea conocido por algunos Achuar, en cuyo caso la
anécdota sería una suerte de glosa estereotipada olvidadiza de la lección original, de
la misma manera que los anent operan rearticulacíones de mitemas extraídos de
un contexto que permanece a menudo desconocido por los cantores. Cualquiera que
sea el estatuto exacto de este relato, es interesante notar que su versión mítica
shuar es utilizada por los indígenas como un comentario didáctico acerca de los
deberes conyugales y sobre todo de las obligaciones que hay que respetar para con
la esposa y el suegro (véase PELLIZZARO, 1980 a: pp. 3-7 y passim). Así, el
paradigma de la alianza con los Tsunki da precisión a la identidad del estatuto entre
el espacio de la casa y el espacio del río, mundos que se reflejan el uno en el otro
y en donde se vive cotidianamente la domesticidad conyugal.

P o r su s c o n n o ta c io n e s s e x u a le s y c o n y u g a le s , t i u n iv e r so a c u á tic o s e d e f in e
bien c o m o e s e lu g a r d e m e d ia c ió n c u y a s c a r a c te r ístic a s h a b ía m o s y a e s b o z a d o .
A c e n tu a n d o la m e tá fo r a m e d ia n te un j u e g o d e p alab ras, se r ía in c lu so líc it o h a b la r
d e l r ío e n té r m in o s d e le c h o c o n y u g a l, s ím b o lo y a b r ig o d isc r e to de! m a tr im o n io
c o n ¡a b e lla T su n k i, a s í c o m o lo e s !a c a s a r e s p e c to d e la u n ió n c o n h u m a n a s
e s p o s a s . A u n c u a n d o c la n d e s t in a , ia v id a d o m é s t ic a c o n un a T s u n k i n o e s
comparable con una efímera relación adulterina puesto que la minuciosa etiqaeta
que regula la relación con los suegros acuáticos es respetada escrupulosamente y
que los hijos nacidos de esta alianza son reconocidos. Ahora bien, el matrimonio,
operación de mediación por excelencia, es finalmente este acto social por el cual
dos afines se conjugan para producir consanguíneos. Entre el mundo de
consanguinidad del huerto y el mundo de afinidad de la selva^el río puede entonces
percibirse como el lugar de una articulación alegórica, plano intermediario donde
reina una ideal paz doméstica desprovista de ambiciones pragmáticas.

NOTAS D E L CAPITULO 7

1. Véase, en particular, el análisis del grupo de mitos "de rana", donde el origen del
veneno de pesca es atribuido a la mugre física o moral de una mujer loca por la
cocina (LEVI-STRAUSS 1964: pp. 261-287).

2. Con la excepción de dos pimelodídos grandes, Juuot tunkau (Ptm elodus


o r n a t u í ) y aaklam ( P s e u d o p l a t y í b m a f a s c l at u m ) , cuya captura
partículamente difícil está reservada a los pescadores valientes y experimentados.
Aunque los Achuar les aprecian mucho, esos peces son ellos mismos temible»
predadores de la moralla y gozan por lo tanto de un estatuto particular (véase
conclusión).

3. El mito shuar de la alianza con los Tsunki (PELLI7ZAR0 1980 a: pp. 9-113) es
naturalmente mucho mis rico que la anécdota achuar correspondiente; contiene en
particular una versión del diluvio primitivo provocado por los malos tratos que las
esposas humanas abandonadas hacen sufrir a la mujer acuática.
Capítulo 8
Las Categorías de la Práctica
S e a que tengan por e sc e n a r io ia c a sa , e l h u erto , la s e lv a o el río, las técn ica s
de in te rv e n c ió n so b re la n atu raleza s ó lo se h a c e n p o s ib le s m e d ia n te la p u esta en
práctica d e l trabajo h u m a n o . P o r e s e c o n c e p to , la a s ig n a c ió n d iferen cial d e la
fuerza de trabajo, ¡a in ten sid a d y e l ritm o d e l g a s t o d e e n e r g ía s e g ú n la s t a r e a s , o
la v a lo riz a ció n jerarqu izada q u e se le s o to r g a s o n e le m e n t o s c o n s titu tiv o s de todos
los m o d o s d e u so d e la n a tu ra le za . S e p u e d e e n t o n c e s s u p o n e r q u e la teon'a
índ ígen a de la d iv isió n d e l trabajo no s ó lo s e c o n te n ta c o n p r e sc rib ir la a sig n a c ió n
de las tareas a lo s d iv e r s o s m iem b ro s d e la so c ie d a d , s in o q u e d e f in e ig u a lm e n te ,
¿egún su p ropia e s c a la , el tip o y e l v o lu m e n d e e s fu e r z o q u e e s líc it o otorgar a
cad a una d e las tareas. E m p e r o , c o m o M a rx lo h a b ía n o ta d o y a a m e d ia d o s d e l
s ig lo p a sa d o , e l trabajo c o m o e n tid a d a u tó n o m a c o n c e p tu a lm e n te a isla b le d el
trabajador q u e lo so p o rta , es una id e a r e la tiv a m e n te n u ev a ; é s ta s ó l o to m o toda su
e x te n sió n c o n ia g e n e r a liz a c ió n d e l a sa la r ia d o d e n tr o d e un s is t e m a p r o d u ctiv o
d o n d e 1a fu erza d e trabajo s e c o n v ie r te e n v a lo r d e m e r c a d o a lie n a b le 1. E ntre los
Achuar, a sí c o m o en m u ch as so c ie d a d e s n o m e r c a n tile s, e l trabajo n o e s c o n c e b id o
c o m o una form a de a ctiv id a d e sp e c ífic a , se p a r a b le de la s d e m á s m a n ife sta cio n es de
la práctica so c ia l.

P e s e a la d ilu c ió n de lo s p r in c ip io s d e la d iv is ió n d e l trabajo en e le m e n to s
m uy dispares del siste m a de las rep resen ta cio n es, e stá fuera d e d u d a q u e lo s A chuar
p o see n una clara c o n c ie n c ia d e la in v e r s ió n en e n e r g ía f ís ic a q u e e x ig e n cad a una
de las téc n ic a s p r o d u c tiv a s q u e e llo s p ra ctica n . Q u e e llo s n o p ercib a/) d e in m ed iato
e ste g a sto e n e r g é tic o bajo !a form a d e u n a a sig n a c ió n c u a m ific a b le de fu erza de
trabajo integran do la c o m p o sic ió n de lo s fa c to r e s d e p r o d u c c ió n es bastante
c o m p r e n sib le : n o s ig n if ic a p o r e ii o q u e e l e s f u e r z o fís ic o p or el cual es
m ediatizada la in terv en ció n sobre la natu raleza se a c o n c e b id o p o r lo s A chu ar c o m o
una e m p r esa lú d ic a o c o m o el m e d io para una v a g a c o m u n ió n c o n e l u n iv e r so .
D ic h o de o tro m od o, e l trabajo n o form a una r ea lid a d o b je tiv a so la m e n te en las
s o c ie d a d e s d o n d e es p e r cib id o c o m o una c a teg o r ía e s p e c ífic a d e la práctica. D ecir
d e l trabajo ach u a r q u e e s n o a lie n a d o , p o r q u e su fin a lid a d y su s m e d io s son
c o n tr o la d o s p or a q u el q u e lo s r ea liza , no q u ier e d e c ir q u e e s un n o -tr a b a jo . Es sin
duda im portante anotarlo para rectificar la im agen id ealizad a de a q u ellas sociedades
am erin d ias d e la s c u a le s s e ha d ic h o a v e c e s c o n c o m p la c e n c ia q u e v iv ía n su feliz
d e s tin o so b r e e l m o d o d e la n e g a c ió n d e l trabajo^. L a c rític a le g ítim a de una
p r o y e c c ió n in d is c r im in a d a d e la s c a te g o r ía s d e la e c o n o m ía p o lític a sobre
s o c ie d a d e s d o n d e n o e x is te n n in g u n a de las in stitu c io n e s para c u y o a n á lisis han
s id o fo r ja d a s e s a s c a te g o r ía s n o d e b e a c a b a r e lim in a n d o to d o s lo s c on cep tos
a n a lític o s e la b o r a d o s p o r la s c ie n c ia s s o c ia le s , bajo e l p r e te x to d e q u e n o están
c o n str u id o s c o m o ta le s e n la s rep re se n ta c io n es in d ígen as.

E l e s tu d io d e la s c a te g o r ía s d e la p r á c tic a entre lo s A ch u ar p la n tea , p u es, un


d o b le p r o b le m a . P rim er o un p r o b le m a d e c a n tid a d , q u e e q u iv a le a interrogarse
a c e r c a d e la a sig n a c ió n d ife r e n c ia l d e l e s fu e r z o d e trabajo se g ú n la s e d a d es , los
s e x o s , la s f u n c io n e s d e p r o d u c to r y n o - p r o d u c t o r , s e g ú n la s e sfe r a s de
s u b s is t e n c ia , lo s r e c u r s o s d e c a d a u n o d e lo s tip o s d e h á b ita t y se g ú n la
c o m p o s ic ió n d e la fu erza d e trabajo d e c a d a u n id ad r esid en cia l. M a s e s te estud io de
la in v e r s ió n e n trabajo s ó lo p u e d e te n e r s e n tid o s i e s r efe rid o al m o d e lo indígena
de la d iv is ió n d e l trabajo, e l c u a l n orm a las m o d a lid a d es y las p ro p o rcio n es d e esta
in v e rsió n , e n fu n ció n d e d e te rm in a c io n es cu ltu rales e n gran parte ind ep en dien tes de
lo s c o n s tr e ñ im ie n to s m a te r ia le s. E n la m ed id a e n q u e e l g r u p o d o m é s tic o aislado
s e r ep r e se n ta a s í m is m o c o m o un m ic r o c o s m o q u e c u ltiv a su in d ep en d en cia
s o c ia l y e c o n ó m ic a , e s p e r fe c ta m e n te ló g ic o q u e un siste m a d e p r o d u cc ió n tan
m arcad o p o r Ja v o lu n ta d au tárq u ica s e a org a n iza d o en to m o a la d iv isió n sexu al de
las ta rea s. E l le c t o r hab rá t e n id o la o p o r tu n id a d d e c o n sta ta r e n la s páginas
a n te r io r e s h a sta q u é p u n to h o m b r e s y m u je r e s d e la u n id a d d o m é stic a se
e n c o n tr a b a n a p r e ta d o s en u n a r e la c ió n e s tr e c h a y r e c íp r o c a d e d e p e n d en cia y
c o m p lem en ta rid a d c o n r e la c ió n a las c o n d ic io n e s m ateriales d e su reproducción. La
c u e stió n c o n siste e n to n c e s e n sab er s i 1a d iv is ió n se x u a l d e l trabajo e s un operador
q u e p e r m ite una d ic o t o m ía c o n tr a sta d a d e lo s p r o c e s o s d e trabajo o si, por el
co n tra rio , la n e c e s a r ia c o m p le m e n ta r id a d d e la s tareas m a sc u lin a s y d e las tareas
fe m e n in a s n o in d u c e un s is te m a d e r e p r e se n ta c io n e s m á s c o m p le jo , c u y a lógica
habrá e n to n c e s q u e descubrir.

1. El orden de la cantidad.

C o n n o ta b le c o n s ta n c ia , o b se r v a d o r e s y e tn ó g r a fo s co n c u e rd a n d e sd e h a «
cu a tro s ig lo s en p o n e r d e r e lie v e e l c a rá cter in d u str io so d e lo s Jívaro. Bajo l i
p lu m a d e io s m isio n e r o s , e s ta d is p o s ic ió n al trabajo es fa v o ra b lem en te comparad*
con. la in d o le n c ia su p u esta de la s etn ia s circu n d an tes; e lla alim en ta su pesar de quí
v n p u eb lo tan natu ralm en te la b o r io so p u ed a perm an ecer insolen cam en te reacio al*
c o n q u ista y a! trabajo forzad o, a d ife re n c ia d e su s v e c in o s in d íg e n a s m 3s in d o le n te s
p e r o m e n o s b e lic o s o s . Es un h e c h o d e q u e u n a gran c a s a a c h u a r , so b r e to d o af
fin a l d e l d ía, sie m p r e da !a im p r esió n d e una c o lm e n a z u m b a n te d e a c tiv id a d . A h í
n o s e v e n e s a s g r a n d e s h a m a c a s e n h ilera d o n d e h o m b r e s , m u je r e s y n iñ o s s e
b a la n cea n p e r e z o sa m e n te , se g ú n la e v o c a c ió n so ñ a d o ra y e ste r e o tip a d a q u e su sc ita
sie m p r e la figu ra d el b u en sa lv a je a m a z ó n ic o . P e r o s o n so b r e to d o ia s m u je re s las
q u e su sc ita n e sta im p r esió n d e ajetreo d o m é s tic o ; e n su c a s a , lo s h o m b r e s o fr e c e n
m á s b ie n la im a g e n d e u n a gran o c io s id a d . E s t e c o n tr a s te a p a r e n te s e d e b e a la
estru ctu ra d iferen cia d a d el trabajo en u n o y o tro c a s o .

E l á m b ito d e in te rv e n c ió n m a sc u lin a e s e s e n c ia lm e n te e x t e m o a la m orad a y


c u a n d o un h o m b r e e stá e n su c a sa , pasa la m a y o r p a rte d e su tie m p o in a c tiv o ,
to m a n d o c e r v e z a d e m a n d io c a y c h arlan d o lib re m en te c o n su s e s p o s a s y su s h ijo s.
L o s ú n ic o s tra b a jo s q u e un h o m b re r e a iiz a e n la c a s a s o n d e o r d e n a r tesa n a l
(c e ste r ía , fa b r ic a c ió n d e ía cerb atan a, trabajo d e la m a d e r a ...) y su fr e c u e n c ia e s
m u y d isc o n tin u a . A la in v ersa , ía c a si totalid ad d e lo s tr ab ajos d o m é s t ic o s y d e las
o b lig a c io n e s d e l b o g a r in c u m b e n a ia s m u je r e s (p r e p a r a c ió n d e lo s a lim e n t o s ,
e la b o r a c ió n d e la c e r v e z a de m a n d io ca , barrida d e la c a sa , lim p ie z a d e la v a jilla y d e
l o s v e s tid o s , a b a s te c im ie n to d e a g u a s, m a n te n im ie n to d e l f o g ó n , c u id a d o s a lo s
n iñ o s y al c o r r a l), a m á s d e la fa b r ic a c ió n d e lo s o b j e t o s q u e e ll a s r e a liz a n al
a b r ig o de! te c h o (h ila d o , te jid o y alfarería). L a fr e c u e n c ia d e l trab ajo m a s c u lin o e s
m u y irregu lar, p e r o e l r itm o d e cada a c tiv id a d e s s o s te n id o d u ra n te la r g o tie m p o
s in fla q u ea r, m ien tra s q u e e l trabajo fe m e n in o e stá p a r c e la d o e n un a m u ltitu d d e
tareas d isc o n tin u a s y rep etid a s regu larm en te. C u a n d o s e v a d e c a ce ría , o r ea liza una
tala, o c o n fe c c io n a una cerbatana; un h o m b re d e d ic a c a s i un d ía e n te r o a c a d a una
d e ¿estas e m p r e sa s , e n tr ec o rta n d o su e s fu e r z o m e d ía n te p a u s a s b a s ta n te b r e v e s .
L u e g o d e u n a jo m a d a a s í e m p le a d a d e m an era in te n s iv a , é l p a sa rá g e n e r a lm e n te
u n o o d o s d ía s d e sc a n s a n d o e n un a c a si in a ctiv id a d , e p is ó d ic a m e n te p u n tu a d a c o n
a lg u n a s tareas se c u n d a ría s, ta les c o m o afilar la p u n ta d e su s f le c h illa s , ir en b u sc a
d e tr o n c o s g r u e so s para e l fo g ó n o reparar una ca n a sta . L a s m u je r e s, al c o n tr a rio ,
tie n e n una a g e n d a d e trabajo q u e se r ep ite c o tid ia n a m e n te d e m o d o c a s i id é n tic o .
E lla s v a n al h u erto, s e g ú n un a s e c u e n c ia m e d ia d e tres d ía s d e c a d a cu a tr o , para
r e a liz a r e n é l s ie m p r e la s m ism a s tareas; una v e z d e r e g r e s o a la c a s a , e lla s
v u e l v e n a la s e m p ite r n a r u tin a d e lo s trab ajos d o m é s t i c o s . N o e s p u e s n a d a
so r p r e n d e n te q u e un v is ita n te a c c id e n ta l te n g a la im p r e s ió n d e q u e la s m u je r e s
a c h u a r lle v a n u n a v id a su m a m e n te la b o r io s a . S in e m b a r g o , s i s e e x a m in a
d e ta lla d a m e n te lo s tie m p o s d e trabajo y d u ra n te un la r g o la p s o , e s fo r z o s o
c o n sta ta r q u e lo s A c h u a r n o está n en g en era] tan m al p r o v is to s e n e l p la n o d e lo s
ratos d e o c io y q u e ¡as m u je r e s e n p a rticu la r n o trabajan m u c h o m á s q u e lo s
h o m b r e s.
P a ra e s tu d ia r l a a s ig n a c ió n d ife r e n c ia l d e la fu e r z a de tr a b a jo , h e m o s
c o n s t it u id o u n a ,m u e s t r a d e o c h o u n id a d e s r e s id e n c ia le s (c u a tr o e n e l h á b ita :
¡n te r fiu v ia l y c u a tr o e n e l h á b ita t r ib er eñ o ), en c u y o s e n o han s id o a n o ta d o s lo s
tie m p o s d e trab a jo d e t o d o s lo s z d u lto s d e m ás d e d ie c is e is añ os d e e d a d , d u ran te
un p e r ío d o g lo b a l d e e n c u e s ta d e o c h e n ta y s ie te d ía s. L a m uestra d e la s cu a tr o
u n id a d es in te r flu v ia le s e stá basada en el análisis d e 2 1 6 días d e trabajo in d iv id u a le s
r e a liz a d o s p o r c in c o h o m b r e s y tr ec e m u je r e s, c o n tr a 1 2 4 d ía s d e tr a b a jo
in d iv id u a le s para e l h áb itat r ib er eñ o , e fe c tu a d o s p o r se is h o m b res y tr ec e m u je re s.
L o s p r o m e d io s de lo s tie m p o s d e trabajo han s id o p u e s e fe c tu a d o s en un e f e c t iv o
total d e 3 4 0 d ía s in d iv id u a le s , rep artid os en tod os lo s p e r ío d o s d e l añ o, c o n e l fin
d e te n e r e n c u e n ta la s e v e n t u a le s v a r ia c io n e s e s ta c io n a le s por m ín im a s q u e é sta s
fu e r en . F in a lm e n te , s e o b ser v a r á q u e , e n to d o s lo s c a s o s , m i e s p o s a y y o m is m o
fu im o s h u é s p e d e s d e fas u n id a d e s >:ncuestadas; p e s e a n u estra torp e p a r tic ip a c ió n
e n la s a c tiv id a d e s de s u b s is t e n c ia , e sta s d o s b o c a s su p lem e n ta r ia s q u e a lim e n ta r
se g u r a m e n te ca u sa ro n un l ig e r o in c r e m e n to d e trab ajo. E s te s o b r e tr a b a jo
p r o v o c a d o p or n u estra p r e se n c ia e s p rob ab lem en te m á s se n sib le en la e s fe r a d e las
a c tiv id a d e s m a sc u lin a s, p u e s lo s h o m b re s achuar tien en p or p u n d o n o r ja m á s dejar
q u e a s u s in v it a d o s l e s fa lte la c a r n e . N u e str a s e s ta d ía s , p u e s, s e g u r a m e n te
p r o v o c a r o n un a u m e n to d e la fr e c u e n c ia de sa lid a s d e c a ce ría . P o r lo d e m á s , las
v is ita s d e v a r io s d ía s s o n un a c o n te c im ie n to fr e c u e n te en tre lo s A c h u a r , y la
s itu a c ió n q u e h e m o s p r o v o c a d o s e rep ite co n la su fic ie n te fr ec u e n c ia c o m o para n o
ser c o n sid e r a d a c o m o e x c e p c io n a l

CUADRO Nfl 17
PROMEDIO DEL TIEMPO COTIDIANO (EN MINUTOS) PA SA D O
EN LOS LUGARES DE TRABAJO

H ábitat Intcrfluvial Ribereño


sexo H ombres Mujeres Hombres Mujeres

en % en % en % en %
m n. mn. mn. mn.
Lugar de
actividad

Casa 1172 8 1,3 1246 86,5 1219 84,7 1289 8 9 ,5

Huerto 23 2,0 142 9,9 41 2,8 120 8,3

Sciva 24 0 16,7 52 3,6 18 0 12.5 31 2 ,2

T u tul: 14-10 100 1440 100 1440 100 1440 1 oo — 1


E l e x a m e n del p r o m e d io de tie m p o q u e p a sa n lo s h o m b r e s y Jas m u je re s
d ia r ia m e n te e n ¡o s d is tin to s lu g a r e s d e tra b a jo (C u a d r o N® 1 7 ), a p o rta « n a
c o n fir m a c ió n e m p ír ic a a la c o n n o ta c ió n s e x u a l d e lo s d ife r e n te s á m b ito s d e la
p r a x is. C ie r ta m e n te la c a s a e s a q u el e s p e c io p r iv ile g ia d o d e la s o c ia b ilid a d
d o m é stic a q u e d escrib ía m o s anteriorm en te, p u e s q u e e s ahí q u e h o m b re s y m u jeres
p a sa n la m a y o ría d e su tiem p o , e s d e c ir e n tr e e l 8 0 y 9 0 % d e u n a j o m a d a d e
v e in tic u a tr o horas. En c a m b io lo s otros lu g a r e s e stá n c la r a m e n te m a r c a d o s p or
una p repond erancia ya se a de la p resen cia m a sc u lin a ya de la fe m e n in a . E n e fe c to ,
lo s h om b res p asan c in c o v e c e s m ás tiem p o e n la s e lv a q u e la s m u je r e s, m ien tras
q u e estas p asan de cuatro a c in c o v e c e s m ás tie m p o e n e l h u erto q u e Jos h o m b re s.
A q u í d e n u e v o h a y q u e aclarar q u e la p r e s e n c ia m a sc u lin a e n lo s h u er to s e stá
a m p lific a d a p o r c u a n to h e m o s in c lu id o e l tie m p o tran scu rrid o e n un d e b r o z o e s
d e c ir un a a c tiv id a d q u e s e d e sa r r o lla e n un lu g a r q u e a ú n n o e s d e l to d o
le g ítim a m e n te un huerto.

E l cuadro N ff 18 detalla el p rom ed io de tiem p o d e d ic a d o c o tid ia n a m en te a lo s


d ife re n te s sec to r e s d e p r o d u c c ió n y p e r m ite d e sta c a r c o n d a to s c u a n tific a b le s las
in d ic a c io n e s g e n e r a le s su m in istr a d a s h a s ta a q u í s o b r e la e s tr u c tu r a d e las
a c tiv id a d e s d e s u b s is te n c ia se g ú n lo s s e x o s y lo s h á b ita ts. H a y q u e an otar, n o
o b sta n te, q u e e l recorte ca teg o r ia i de las d ife r e n te s a c tiv id a d e s e s n e c e s a r ia m e n te
arbitrario, sob re to d o en el m arco de lo s trabajos d o m é s tic o s e n d o n d e la d e fin ic ió n
d e l o q u e es trabajo y n o -tr a b a jo p e r m a n e ce a lta m en te a m b ig u a . A s í, las m u jeres
s o n la s q u e sir v e n la c e r v e z a d e m a n d io c a a lo s h o m b r e s y , c u a n d o su e s p o s o
r e c ib e v isita n te s, e lla s p e r m a n e ce n d e p ie en e l lím ite d e l t a n k a m a s h c o n una
c a la b a za lle n a , e sc u c h a n d o la s c o n v e r s a c ie n e s m a sc u lin a s y p a r ticip a n d o en e lla s
o c a sio n a lm e n te , e n la e sp e r a d e se r r eq u erid a s para lle n a r d e n u e v o lo s ta z o n e s
p in in k ia e n lo s q u e b e b e n lo s h o m b res. A h o r a b ie n , la s v is ita s s o n fr e c u e n te s y
e sta s lib a c io n e s duran a v e c e s varias h oras. ¿ E s e n to n c e s le g ítim o c o n sid e r a r e ste
s e r v ic io d o m é s t ic o c o m o un trabajo, o b ie n s e d e b e a s im ila r lo a u n a fo r m a d e
so c ia b ilid a d fe m e n in a , y a q u e es a través d e la o fr e n d a d e la c e r v e z a d e m a n d io c a
q u e la s m u je re s p a r ticip a n d e lo s e n c u e n tr o s e n tr e lo s h o m b r e s d e la u n id a d
d o m é s tic a y lo s fo r a ste r o s? F re n te a e s t e d ific u lta d tip o ló g ic a y fr e n te a la
im p o s ib ilid a d p r á c tic a d e c u a n tific a r e x a c t a m e n t e to d o s lo s d ía s e s ta se r ie d e
o p e r a c io n e s d isc o n tin u a s en q u e c o n s is t e el trabajo d o m é s tic o d e la s m u jeres,
h e m o s preferid o e x c lu ir d e la cu en ta d eta lla d a d e lo s tie m p o s d e trabajo fe m e n in o s
el rubro de lo s cu id a d o s d e l h ogar y de las activ id a d es cu lin arias.

T e n ie n d o c o m o b ase las cu en tas e fe c tu a d a s p u n tu a lm e n te , se p u e d e estim a r


q u e la p r e p a r a c ió n d e l o s a lim e n to s , la e la b o r a c ió n d e l p u r é d e m a n d io c a
ferm en tad o para ¡a cer v ez a - s e g ú n una s e c u e n c ia trisem an al por té rm in o m e d io -e¡
barrido, el la v a d o de ropa y d e vajilla, y el a b a s te c im ie n to d e a g u a s rep resen tan
C U A D R O N» 18
TIEMPO MEDIO (EN MINUTOS) DEDICADO
COTIDIANAMENTE A LOS DIFERENTES SECTORES DE PRODUCCION

Hábitat Inlcrfluvial Ribereño

sexo H ombres M uje res Hombres Mujeres

Sector de en % en % en % en %
actividad M I), mu. rnn. iMn.

Horticultura 28 2 ,0 142 9,9 41 2.8 120 8,3

caza 215 15,0 38 2,6 92 6,4 10 0,7

pesca 11 0,7 1 0,06 80 5 ,5 16 i.I

Recolección 8 0 ,5 13 0,9 6 0,4 5 0,3

Fabricación
o reparación 66 4 .5 12 0,8 21 1.5 17 1,2
de objetos

Cuidado de
!a caza,
actividades
1112 77,3 1234 85,7 1200 83,4 1272 88,4
culinarias,
descanso y
ratos d e ocio

u n a in v e r s ió n p o r m u je r y p o r d ía q u e o s c i la e n tr e 130 y 1 7 0 m in u tos,
s o b r e n t e n d ié n d o s e q u e u n a p a r te im p o r ta n te d e l tie m p o e m p le a d o para la
p rep a ra ció n c u lin a ria (p e la r y lim p iar lo s tu b ér c u lo s) e stá c o n ta b iliz a d a dentro del
tie m p o d e la h orticu ltu ra , p u e s to q u e e sta s a c tiv id a d es p r o lo n g a n la c o se c h a y se
r e a liz a n in s i t u . T o m a n d o e n c u e n ta e sta e s tim a c ió n , e stá e n to n c e s perm itido
a firm a r q u e la s m u je r e s a c h u a r n o trabajan m u c h o m á s q u e lo s h om b res. En
.e f e c t o , e s t o s ú ltim o s d e d ic a n un p r o m e d io de 2 8 4 m in u to s p or d ía a las tareas di
p r o d u c c ió n , c o n tr a 1 8 7 m in u to s para las m u je r e s. S i a ñ a d im o s a e s o s 187
minutos e¡ tiempo dedicado a !os trabajos domésticos, sea un máximo de 170
minutos, obtenemos para las mujeres un tiempo de trabajo global cotidiano
promedio de 357 minutos, es decir superior en solamente 73 minutos a! de los
hombres. En definitiva, pues, los hombres Achuar dedican alrededor de cinco horas
de su tiempo promedio cotidiano en asegurar la existencia material de la unidad
doméstica, contra más o menos seis horas para las mujeres3. El resto del tiempo
es libre y ios Achuar lo emplean en las comidas, las conversaciones, el sueño, los
baños, las visitas, las danzas, las expediciones guerreras y los juegos amorosos.

Sin embargo, dada la diferencia de los ritmos de actividad según los sexos,
la división de! tiempo entre el trabajo y el ocio ilo se hace en bases idénticas para
los hombres y para las mujeres. Los hombres están más bien inactivos de manera
continua, es decir todo el día, puesto que cuando trabajan es de manera sostenida
durante ocho a diez horas seguidas. A la inversa, las distracciones de las mujeres
son tan fragmentadas como su secuencia de trabajo y generalmente adoptan la
foma de pausas más o menos prolongadas entre las diversas tareas que ellas
realizan. Hombres y mujeres sólo comparten los mismos ratos de ocio de manera
realmente duradera cuando las visitas de larga distancia y sobre todo cuando las
fiestas de bebida, durante las cuales toda actividad que no sea culinaria se
interrumpe completamente durante dos, e incluso tres días.

El examen de la asignación diferencia! de trabajo según los sectores de


producción y según los tipos de biotopo explotados (cuadro N® 18) hace aparecer
la incidencia de los parámetros ecológicos sobre la repartición de las tareas. Se
constata de golpe que las proporpiones del tiempo empleado para la caza y la pesca
se invierten en los dos hábitats: los hombres de la selva interfluvial dedican
menos tiempo a la pesca que los de las regiones ribereñas (0.7 % del tiempo
contra 5.5 %), mientras que estos últimos pasan menos tiempo de caza que los
primeros (6.4% contra 15 %) . El tiempo de trabajo dedicado a la caza está sin
embargo ligeramente sobre representado en Ja muestra de la zona interflu vial, pues
en una de las cuatrc unidades domésticas donde hemos vivido, el jefe de familia
había emprendido una gran expedición con el fin de acumular provisiones de carne
en previsión de una fiesta. Pese a este correctivo, la diferencia entre las respectivas
partes de trabajo asignadas a la caza y a la pesca en los dos biotopos no es
inesperada, en vista del contraste en la accesibilidad de los recursos naturales.

Si, como se ha visto, la productividad por cacería en los dos biotopos es


más o menos equivalente, en cambio et tiempo transcurrido en cada salida
individual es más corto en el hábitat ribereño que en el hábitat interfluvial. En
otros términos, y para una producción idéntica, ios cazadores de las colinas de
aguas arriba dedican más tiempo (un promedio de dos a tres horas suplementarias)
para traer la caza, que los cazadores de las llanuras de aguas abajo. Esta
desproporción sistemática debe probablemente relacionarse con la afirmación tíc
los Achuar según la cual Jos pecaríes están más fuertemente concentrados en c!
hábitat ribereño que en el hábitat interfluvial. Esta disparidad no podía aparecer en
datos contables en nuestro análisis de la productividad por cacería porque,
cualesquiera que sea el número de pécari que pueda encontrar un cazador, éste se
halla necesariamente limitado en su punción por ía capacidad de transporte que
puede movilizar. Desde el punto de vísta de la accesibilidad a los pecaríes, la
ventaja adaptativa del hábitat ribereño se traduce pues por el hecho de que un
hombre debe desplazarse en promedio menos lejos para encontrar una manada y de
que dedica en consecuencia menos tiempo a la caza que sus congéneres del hábitat
interfluvial. Sin embargo, esta ganancia de tiempo no acarrea ningún provecho en
términos de una eventual reasignación de los medios de trabajo economizados de
este modo, pues al término de una cacería, un hombre generalmente no emprende
ninguna Otra actividad importante antes del día siguiente, incluso si ha regresado a
su casa cuando el sol se halla todavía en el cénit. En cuanto a la desproporción de
los tiempos de pesca, ella es perfectamente explicable debido a la diferencia de las
técnicas haliéuticas empleadas en uno y otro biotopo. Se recordará, en efecto, que
la pesca con barbasco se practica muy esporádicamente en el hábitat interfluvial
durante la estación del estiaje y que solamente algunos hombres se dedican allí de
manera privilegiada a la pesca con anzuelo en aguas vivas. En cambio, en el
hábitat ribereño, y durante el estiaje, la pesca bajo todas sus formas constituye
una actividad casi cotidiana de todas las unidades domésticas.

El aumento de trabajo hortícola masculino que se puede observar en el


hábitat ribereño no es significativo al nivel de esta muestra, pues resulta de la
simple repercusión estadística de un aumento puntual de trabajo debido a las tareas
iniciales de una roza en una casa ribereña. Al cabo del tiempo, es evidente de que
son al contrario los hombres del hábitat interfluvial quienes gastan más trabajo en
la horticultura puesto que desbrozan con más frecuencia y tienen que tumbar
árboles más gruesos que sus congéneres del hábitat ribereño. No obstante, la
cantidad exacta de trabajo suplementario así realizado es particularmente difícil de
estimar, dado el número de variables que hay que tener en cuenta. Extrapolando en
base al promedio de duración de la roza por hectárea y al promedio de duración de
vida productiva de un huerto dentro de uno y otro hábitat, se puede probablemente
emitir con cierta verosimilitud que la explotación de un hábitat ribereño confiere a
un hombre una economía m~dia de trabajo hortícola del orden de una decena de
minutos por día. En cambio, la ligera disminución del trabajo femenino dedicado a
la horticultura en el hábitat ribereño con relación al hábitat interfluvial (22
minutos) es el reflejo de una ventaja muy real: la mayor facilidad de arranque de
Jas plantas adventicias en lus huertos de los bancales aluviales. Considerando
superficies iguales, resulta más rápido desyerbar un hueno del hábitat ribereño que
uno del hábitat interfluvial.

En el campo de las actividades de predación, la relación diferencial que se


establece entre los dos biotopos para los tiempos de trabajo masculinos repercute
de modo idéntico sobre los tiempos de trabajo femeninos. Las mujeres del hábitat
ribereño pasan menos tiempo cazando que sus compañeras del hábitat interfluvial
y más tiempo en la pesca que estas últimas. En codos los casos, se constata que la
participación de las mujeres en la caza no implica mayor trabajo de su parte,
puesto que la generalización de la poliginia reparte las salidas de cacería entre
varias coesposas. Incluso en el caso de las unidades domésticas monógamas, e!
aumento de trabajo generado por la obligación de acompañar regularmente un
esposo de cacería es relativamente bajo.

CUADRO rí9 19
TIEMPO MEDIO (EN MINUTOS) DEDICADO COTIDIANAMENTE
POR UNA MUJER A LOS DIFERENTES SECTORES DE
PRODUCCION SEGUN EL NUMERO DE COESPOSAS

Composición de Hogar Hogar con 2 1 Hogar con 2 Hogar coa mis


La unidad monógamo coesposas coesposas <Jc 3 esposas
residencial

Hábitat I* R* I* R» l* R* I* R*
<r
Sector de
actividad

Horticultura 85 126 153 144 136 90 172 154

Caza, pesca, 80 32 75 48 51 67 70 27
recolección y
artei anía

Porcentaje para 6,0 8,8 10,7 10,0 9.4 6,3 11.9 10,7
ia horticultura

Porcentaje para 5,5 2,2 5,2 3,3 3.5 4,6 4,9 1.9
lo» otros sectores
de producción

I*: Hábitat intcrfíuvial


R* Hábitat ribereño
Es lo que se puede constatar al examinar el cuadro N9 19, que detalla el reparto
de trabajo de una mujer en función del número de coesposas con que cuenta la
unidad doméstica donde ella reside. Es efectivamente en los hogares monógamos
del hábitat ínterfiuvia! donde el porcentaje de tiempo femenino dedicado a los
sectores de producción no hortícola es el mis elevado, un resultado congruente con
la imposibilidad de repartir entre varias mujeres las salidas de cacería y la
elaboración regular de cerveza de mandioca. Empero, el aumento de trabajo así
registrado es relativamente bajo si lo comparamos con el tien.po medio asignado a
tareas idénticas en ios hogares políginos del mismo hábitat. En cuanto a los
tiempos de trabajo correspondientes en el hábitat ribereño, éstos conocen más bien
una progresión regular en correlación con el aumento del número de esposas, al
menos hasta la serie de los hogares con más de tres coesposas, en donde declinan
entonces por debajo del nivel de los hogares monógamos. En cuanto a las
cantidades medias de trabajo empleadas en la producción agrícola, ellas tendrían
más bien tendencia a aumentar con el número de esposas, cualquiera que sea por ¡o
demás la naturaleza de los biotopos explotados. Esto es bastante comprensible
puesto que cada mujer adulta constituye una pequeña célula autónoma de
producción y que su trabajo en una parcela del huerto es por lo tanto independiente
del trabajo de las otras mujeres en las parcelas vecinas. Entonces, por regía
general, no puede decirse que el aumento de la fuerza de trabajo femenina en una
unidad doméstica implique correlativamente una disminución media del trabajo
para cada una de las mujeres que la componen4.

Se llega a una conclusión aparentemente más sorprendente si se intenta poner


en correlación la cantidad media de trabajo femenino invertido en la horticultura
con la dimensión de las parcelas cultivadas. En efecto, hemos constatado ya que el
tamaño relativo de Jos huertos trabajados individualmente por una mujer no
dependía ni de factores ecológicos, ni del número de consumidores de la unidad
doméstica. Los grandes hombres (juunt) poseen generalmente numerosas
esposas y cada una de ellas se esfuerza en contribuir al prestigio de la casa
cultivando vastas parcelas. Se podría pensar que semejante búsqueda de prestigio
es costosa en trabajo y que el cultivo de un gran huerto absorbe por lo tanto
mucho más tiempo que el cultivo de uno pequeño. Ahora bien, el cuadro N®20
muestra que no hay nada de eso! Este cuadro correlaciona el tiempo cotidiano
dedicado al cultivo por dieciséis mujeres en dieciseis parcelas de diferentes
tamaños, reagrupadas por comodidad en seis series escalonadas. Cada serie
englobando varias parcelas de tamaños más o menos comparables está puesta «
relación con un tiempo de trabajo que se obtiene calculando el promedio de k»
tiempos de trabajo cotidiano de cada una de las mujeres que cultivan estas parcelas.
De esta manera, se constata que el tiempo cotidiano dedicado a la horticultura
petmanece más o menos constante para todas las series, independientemente
tamaño de las parcelas. En otros términos, mientras que Ja razón en las
dimensiones de los huertos es de 3 a 13, e! trabajo rendido permanece idéntico: no
se necesita pues trece veces más trabajo para cultivar un huerto trece veces más
grande.

C U A D R O N a 20
RELACION ENTRE LA DIMENSION DE LAS PARCELAS Y EL
TIEMPO MEDIO (EN MINUTOS) INVERTIDO COTIDIANAMENTE
POR UNA MUJER ADULTA EN LA HORTICULTURA
Dimensión de las Tiempo cotidiano en minutos
parcelas en dedicado a la horticultura

1.000 - 2.000 159


2.000 - 3.000 130
3.000 - 4.000 134
4.000 - 6.000 105
6.000 - 8.000 131
8.000 - 13.000 150

Este resultado paradójico necesita naturalmente una explicación. En primer


lugar, no aparecen en este cuadro las contribuciones en trabajo de las muchachas y
de las jóvenes que ayudan a sus madres en los trabajos del huerto. Sin embargo no
se debe sobreestimar esta contribución tanto más que, en esta muestra, únicamente
dos mujeres adultas disponían eaforma permanente de la ayuda de dos muchachas
cada una. Una de estas mujeres se situaba en la serie de los huertos de 8.000 a
13.000 rrP (con una parcela de 10.600 m2), mientras que la otra se situaba en la
serie de 4.000 a 6.000 nP-, (con una parcela de 5.960 m^). De las siete mujeres
cultivando huertos entre 4.000 y 13.000 m2, sólo hay pues dos que se benefician
regularmente con una contribución adicional de trabajo. La clave de esta aparente
anomalía se halla en otra parte, en la relación entre la superficie plantada y la
superficie explotada para la producción cotidiana de tubérculos, Sólo una escasa
parte de las especies plantadas en los huertos muy grandes es realmente cosechada,
el resto constituye un enorme excedente que permanece en la tierra y que jamás
es utilizado.

Se podrá objetar que un huerto grande, incluso si sólo es parcialmente


explotado, exige de todos modos más trabajo que uno pequeño para ser plantado,
mantenido y desyerbado. En efecto, los grandes huertos son minuciosamente
desyerbados, incluyendo las partes que no están intensivamente cultivadas. Sí la
plantación y la desyerba de los grandes huertos no implican un aumento de ¡os
C U A D R O N s 21
TIEMPO MEDIO (EM MINUTOS) DEDICADO COTIDIANAMENTE
POR UN HOMBRE A LA CAZA Y A LA PESCA SEGUN EL NUMERO
DE LAS CO ESPO SA S

Composición de Hogar Hogar con 2 Hogar con 3 Hogar con mis


la unidad monógamo ceesposas coesposas de 3 esposas
residencial i
Hábilai I* R* I* R* 1* R* 1+ R* |
Tiempo medio 200 53 233 216 255 67 242 157
de caza

Tiempo medio 15 166 24 40 130 67


de pesca

Porcentaje del 15% 15,2% 16,2% 16,6% 20,4% 23,6%[l6,8% 15,5%


tiempo cotidiano i
invertido en las
I actividades de
predación
1
I*: Hábitat intcrfíuvial
R*: Hábitat ribereño

tiempos de trabajo, es poique, como hemos podido constatar en varias


oportunidades, las mujeres que los explotan trabajan más rápido que sus
compañeras que cultivan pequeños huertos. Las primeras son generalmente
mujeres de edad madura, hortícultoras experimentadas y endurecidas al esfuerzo
quienes, con igual tiempo de trabajo, rinden más que las jóvenes esposas
indolentes que cultivan pequeñas superficies. La intensidad diferencial del trabajo
es por lo tanto un elemento importante que hay que tomar en cuenta en el análisis
de los factores de la producción, ya que es la intensidad del trabajo y no su
duración que es sociaímente sancionada. Con cantidades exactamente iguales de
tiempo de trabajo hortícola cotidiano, una mujer será tachada de perezosa porque
sólo cultiva una pequeña superficie, mientras que otra será admirada por lograr
mantener en cultivo un huerto muy grande.

Queda por examinar un último problema, el del efecto producido sobre el


tiempo de trabajo de un hombre por el número de sus esposas. Como proveedores
de caza y pescados, los hombres llevan solos el peso da ia producción en este
sector particularmente valorizado de la alimentación cotidiana; parecería pues
lógico que el aumento del número de bocas que alimentar en una familia se
traduzca por un aumenio del tiempo que se debe dedicar a la cacería y a la pesca. Ei
cuadro N® 21 detalla el tiempo medio empleado diariamente por un hombre en
estos dos sectores de actividades en función del número de esposas que componen
la unidad residencial. Ahora bien, incluso aquí las variaciones no parecen ser muy
significativas; en el hábitat interfiuvial se constata un ligero aumento de los
tiempos de trabajo masculino correlativo al aumento del número de esposas,
mientras que no se registra prácticamente ninguna diferencia en el hábitat ribereño.
Esta estabilidad de los tiempos de trabajo asignados a las prácticas de predación es
atribuible en gran paite a la aptitud desigual de los cazadores y a su repercusión
sobre el estatuto matrimonial. Es un hecho que los hombres hiperpolígamos son
generalmente los mejores cazadores y que traen por término medio más caza por
salida que los jóvenes monógamos inexpertos. Se observa aquí un fenómeno
paralelo al de la horticultura entre las mujeres: con un tiempo de trabajo
equivalente, la productividad cinegética y haliéutica de un gran hombre sobrepasa
considerablemente la de un joven recientemente casado.

Esto remite una vez más a la necesaria distinción entre la duración del
trabajo, más o menos idéntica para todos, y la variabilidad de su eficiencia
productiva. Aquí el criterio de jerarquización es írtenos la intensidad relativa del
trabajo, como en la horticultura, que la desigualdad de las competencias técnicas.

No obstante es verdad que ciertos hombres dotados de varias esposas


demuestran ser unos mediocres cazadores y que sus mujeres y sus hijos comen por
término medio menos caza y pescado que en otras casas más favorecidas. Esta
disparidad es muy claramente percibida por las esposas frustradas de su ración de
carne, las que sin jamás recriminar explícitamente, jamás dejan pasar una
oportunidad de manifestar su mal humor al agobiado marido. La tempestuosa
situación doméstica que se instaura entonces -y que puede desembocar en el
abandono del hogar conyugal de parte de una o varías esposas- no es sin embargo
una motivación suficiente para incitar a estos hombres desafortunados o torpes a
cazar o a pescar más a menudo a fin de intentar compensar el déficit de cada salida
por un aumento del número de salidas. Es que aquí tocamos un punto crucial de la
representación achuar del reparto de la fuerza de trabajo, que podría expresarse bajo
la forma de una regía general: cualesquiera que sean las capacidades individuales de
cada cual, existe para todos un mismo límite superior en el gasto medio de
trabajo. En otros términos, la evaluación por un individuo, hombre o mujer, de la
cantidad medía de trabajo que debe suministrar es independíente de Ja productividad
empíricamente observable de este trabajo; esta evaluación está enteramente
determinada por la norma indígena de la repartición del tiempo entre el trabajo y
los ratos de ocio. En efecto, uno no puede dejar de sorprenderse de que todos ¡os
hombres y todas las mujeres Achuar dedican a2 trabajo más o menos la misma
duración de tiempo promedio diario, sin que se pueda registrar excedentes o déficits
notables de trabajo en ninguna de las unidades domésticas. Por lo tanto, entre Jos
Achuar, 1a intensificación del trabajo no se realiza bajo ¡a forma de una
prolongación de su duración sino de una optimización de sus condiciones de
realización.

La idea de que Ja inversión en trabajo está socialmente limitada en su


duración acarrea naturalmente algunas consecuencias teóricas interesantes. Por un
lado, es necesario suponer que en ausencia de cualquier procedimiento indígena de
cuantificación del tiempo de trabajo y frente a ¡adiversidad individual de los
ritmos y de las secuencias que pueden afectar Jas modalidades de su gasto, debe
existir un esquema conceptual relativamente preciso que organice la vida diaria de
cada cual de modo que el equilibrio global entre el trabajo y el ocio sea siempre
respetado de manera idéntica por todos en la duración larga. Por otro lado, y
además del hecho de que resulta absurdo en adelante hablar de "rechazo del trabajo"
a propósito de sociedades que tienen una conciencia intuitiva tan clara de la
cantidad de trabajo que es legítimo suministrar, se puede pensar que la imposición
de un límite al aumento de los tiempos de trabajo constituye un factor
determinante para explicar aquello que se acostumbra en denominar ia homeóstasii
de las fuerzas productivas en las sociedades arcaicas. Si la intensificación de la
producción pasa históricamente por un aumento progresivo de la duración de la
jomada de trabajo, resulta claro que todo obstáculo socialmente impuesto a este
aumento condena necesariamente la intensificación de la producción a ser
realizable solamente mediante e) sesgo de transformaciones interviniendo en otros
sectores de las fuerzas productivas y especialmente en el sistema tecnológico.
Cuando por diversas razones no se reúnen las condiciones para que se produzcan
mutaciones tecnológicas fundamentales a un nivel endógeno, entonces el sistema
productivo existente manifestará una tendencia a perpetuarse sin modificación
alguna en muy largos periodos con tal que continúe cumpliendo con los objetives
que le fueron socialmente asignados.

Volviendo al caso achuar se comprenderá desde entonces la razón por la cual


no existen mayores diferencias en los tiempos de trabajo entre los biotopos, emre
las unidades domésticas e incluso entre los sexos, puestos que Ja representación de
un límite al gasto de la fuerza de trabajo es compartida por todos. Los ajustes
individuales se hacen en términos de intensidad relativa del esfuerzo y de aptitudes
desiguales, pero no afectan la estructura global de Ja división del tiempo entre d
trabajo el no-trabajo. Se comprenderá igualmente que siempre existe efl
equilibrio entre las fracciones de tiempo concedidas a los diferentes sectores de
producción, en función de los recursos alternativos de los biotopos y de las
estaciones, puesto que ia cantidad total de trabajo suministrado debe permanecer
idéntica cualesquiera que fuesen las operaciones específicas que lo componen. El
análisis cuantitativo de los tiempos de trabajo produce de este modo resultados que
una aproximación más impresionista no hubiera permitido extraer, pues éstos no
sólo van en contra de una aplicación ingenua de la "ley del men r esfuerzo", sino
de una extensión a todas las sociedades del principio de opdmización de los
medios escasos. Debido a las implicaciones teóricas que suscitan, estos resultados
justifican ampliamente las fastidiosas cuantificaciones que algunos han estimado a
veces incompatibles con el libre ejercicio intuitivo de nuestra disciplina.

2. El orden de la calidad

Por razones de comodidad tipológica, hasta aquí hemos clasificado los


sectores de la práctica achuar a partir de las categorías de nuestra propia práctica,
incluyendo en el rubro dei trabajo todas ¡as actividades que tengan por finalidad un
aprovisionamiento alimentario. Lo bien fundado de nuestro planteamiento estuvo
por lo demás empíricamente confirmado por el hecho de que todos tos Achuar
operan una distribución idéntica de su tiempo entre dos esferas de las cuales no
sabemos todavía cómo son definidas por los indígenas pero que hemos elegido
denominarlas trabajo y no-trabajo. Sin embargo, queda por ver si los Achuar se
representan los diversos procesos de trabajo como campos autónomos de
operaciones y si eí modelo indígena de la división de las tareas atribuye distintas
valencias a los diferentes sectores de actividades, haciendo de este modo más o
menos deseable el cumplimiento de ciertas tareas según éstas sean percibidas
como más o menos fáciles, penosas, agradables o valorizantes.

Este último interrogante se plantea muy particularmente respecto de la caza


y la horticultura, dos procesos de trabajo muy contrastados tanto desde el punto de
vísta material como simbólico y que podrían, por este hecho, desempeñar el
papel de una matriz paradigmática de la división de tareas. En efecto la literatura
etnográfica sobre el Alto Amazonas presenta en general la caza y la horticultura
como dos elementos claramente antinómicos encerrados en una cadena de
dicotomías que distribuye por ambas partes del eje de la división de sexos, la
oposición entre el huerto y la selva, entre el grupo doméstico y los forasteros,
entre lo animal y lo vegetal, entre la predación ejercida sobre la naturaleza y la
transformación de la misma,entre la imposición de la muerte en la guerra y en la
caza y la producción de la vida en el alumbramiento y en la horticultura, entre la
reproducción biológica y la reproducción social. En esta serie de pares opuestos, la
dicotomía entre la caía y la horticultura remite generalmente a la horticultura y las
mujeres que la practican al mundo desvalorizante y profano del trabajo penoso,
mientras que la caza y la guerra aparecen como actividades lúdicas cargadas de
emotividad y peligro cuya realización requiere el conocimiento y uso de técnicas
rituales esotéricas. A este estereotipo cómodo tomando valor de modelo, los
Achuar ofrecen, como ya hemos visto, algunos correctivos inesperados que
invitan a cuestionar ciertos de los presupuestos de la homotecia entre dicotomía
sexual y división dei trabajo.

Conviene en primer lugar preguntarse si los Achuar se representan alguna


cosa que podría ser análoga ai concepto moderno de trabajo tal como lo
concebimos nosostros. Ahora bien, al igual que la mayoría de las sociedades
precapitalistas, los Achuar no disponen de ningún término o noción que
sintetizaría la id.;a de trabajo en general, es decir la idea de un conjunto coherente
de operaciones técnicas con vistas a producir todos los medios materiales
necesarios para su existencia. La lengua tampoco dispone de términos que
designen procesos de trabajo en el sentido lato, como ia caza, ia horticultura, Ja
pesca o la artesama y nos encontramos de golpe confrontados con el problema de
Ja inteligibilidad de categorías indígenas que recortan los procesos de trabajo de
una manera completamente diferente a la nuestra. Esta no correspondencia de ¡os
campos semánticos obliga entonces a una rápida exploración de las regiones
nocionales que se despliegan, en la lengua vernácula, alrededor de las prácticas
productivas.

El lexema indígena cuyo campo semántico se halla más próximo a uno de


los usos contemporáneos de la palabra trabajo es takat, la forma sustantiva dei
verbo taka, que designa una actividad física penosa, movilizando una habilidad
técnica y la mediación de una herramienta. En su uso práctico, takat está casi
siempre asociado a nociones como la pena, el sufrimiento físico y el sudor, y su
campo de aplicación privilegiado es el trabajo hortícola ya sea éste masculino
(roza) o femenino (plantación, cosecha y desyerba). En este sentido, takat se
acerca bastante al griego ponos y al latín labor en el sentido de designar un
modo de realización de ciertas tareas antes que como una categoría definida de
actividades. En efecto, takat también significa tocar, manipular, y contiene la
idea de una acción directa sobre la naturaleza con miras a transformarla o a
reorientar su finalidad. Esto es muy claro en las connotaciones sexuales del
término puesto que se emplea la misma expresión takam chau, "no trabajada",
para designarla una joven virgen y una porción de la selva climácica que nunca ha
sido desbrozada. Aquí, íakat se enriquece pues con una otra determinación, siendo
la idea de que las virtualidades productivas de la mujer y de la selva no son nada
sin el trabajo d e socialización que permite a la una y a la otra realizar sus
potencialidades. Sa constata q u e contrariamente a una de las d e n o t a c i o n e s
tradicionales del trabajo, corriente en Europa desde la Grecia clásica, takat no
designa el trabajo del alumbramiento signo bien al contrario aquel de ía
fecundación.

El takat es pues un modo de la práctica de la cual el trabajo hortícola


suministra el modelo sin agotar por ello sus significaciones; pero también es una
cualidad personai, desigualmente repartida entre los individuos, y que parece dotada
de una cierta autonomía. Se dice, en efecto, "mi trabajo trabaja” (w inia
takatrun íakaawai) con el sentido de "estoy compelido al trabajo, estoy
actuado por mi cualidad de trabajador", dando a entender por ahí que el agente es
en cierto modo externo al campo de ia voluntad. Esta concepción del trabajo como
atributo de la persona procede naturalmente de una situación en la cual existe una
inseparabilidad conceptual del trabajo y del trabajador, siendo que el trabajo no es
objeto de un intercambio mercantil y por ló tanto no puede ser concebido como
una entidad autónoma. Por lo demás es interesante anotar que, en los casos
excepcionales en que unos Achuar habían trabajado como obreros no calificados
para compañías petroleras, estos hombres hacían referencia a su actividad
asalariada utilizando el término castellano "trabajo" en vez del término takat que
sin embargo recubre de modo adecuado el campo semántico de las operaciones
técnicas que ellos efectuaban al servicio de estas empresas (abrir trochas con
machete para líneas de sondeos sísmicos). Pese a ello, takat Ies parecía
manifiestamente una noción inapropiada para designar una tarea basada en un
intercambio mercantil y cuya finalidad no controlaban, es decir una tarea que
hacía aparecer de pronto en toda su crudeza la exterioridad recientemente adquirida
de su fuerza de trabajo. Entre los Achuar *que habían tenido esta experiencia se
hallaba pues una coexistencia implícita de dos representaciones contrastadas de un
mismo tipo de actividad técnica: el takat como trabajo-cualidad y el "trabajo"
como trabajo-mercancía, coexistencia que sólo se hace posible por el uso de dos
términos pertenecientes a diferentes léxicos y que remiten a dos tipos de realidad
incompatibles.

No existe un término achuar para designar la cualidad de ser un buen


trabajador, pero se podría circunscribir con bastante precisión el contenido de una
representación semejante deduciéndolo de su figura antónima postulada, naki, "el
perezoso”. En efecto, la pereza es claramente definida corteo la mediocre realización
de ciertas obligaciones que incumben a todos: un hombre es perezoso si va rara
vez de caza y si ha hecho pequeñas rozas, una mujer es perezosa si cultiva mal su
huerto y hace poca cerveza de mandioca. La pereza confiere un estatuto social
desvalorizado, incluso probablemente el único estatuto social explícitamente
desvalorizado en e! seno de esta sociedad por lo demás extremadamente igualitaria.
Cuando se padece de un cónyuge, hombre o mujer, públicamente reconocido como
perezoso, es perfectamente lícito abandonarlo ya que se estima que no ha
desempeñado su papel normal en la necesaria complementaridad de las tareas
productivas.

Empero la pereza es poco frecuente y si es desvalorizante, en cambio e¡


hecho de ser un buen trabajador o una buena trabajadora no confiere en sí ningún
estatuto, pues ell-' consiste simplemente en efectuar normalmente las tareas
asignadas por la Jivisión sexual del trabajo. Dicho de otro modo, ¡as cualidades
valoradas positivamente en el orden de la complementaridad de los sexos no se
refieren a una simetría inversa de Ja pereza, es decir no se refieren solamente a la
intensidad del trabajo o a la cantidad suministrada de éste, sino que se basan en la
evaluación de aptitudes de las cuales el trabajo-íakat no es más que un
componente menor. Así, las cualidades de la "buena esposa" comprenden tanto la
capacidad de criar bellos perros de cacería o ser experta en el tejido de alfarería
como la obligación de suministrar en abundancia a su esposo una untuosa cerveza
de mandioca. Concebida bajo el ángulo de las cualidades para las cuales ella
contribuye a la reproducción doméstica, una "buena esposa'1 será de éste modo
calificada por su marido con el epíteto umiu ("obediente", en el sentido de "que
no procura escapar a sus obligaciones”). En el seno de las consortes posibles, la
mujer deseable se definirá tanto por esta virtud de consentimiento tácito a las
obligaciones de su cargo como por su conformidad a ios cánones indígenas de la
belleza física. Simétricamente, y para una mujer, el penke aíshmank ("el
hombre completo") es aquél que no solamente satisface las necesidades biológicas
de su esposa (sexuales y cárneas), sino que también contribuirá, por su
preeminencia en la guerra, a establecer el prestigio de su casa entera.

El takat uene pues un estatuto ambiguo: por un lado no es particularmente


valorizado puesto que es sinónimo de pena y sufrimiento y que no representa la
condición exclusiva de una apreciación positiva de las capacidades individuales,
pero por otra parte el no-takat es fuertemente desvalorizado cuando es
sistemático y adopta la forma socialmente definida de la pereza. De este modo,
curiosamente, el tak at parece aproximarse mucho a una representación
contemporánea del trabajo como un mal necesario pero del que nadie podría
eximirse sin rebajarse.Este mal necesario no siempre ha existido y la mitología
nos enseña que es el exceso de celo en el trabajo lo que ha valido a los humanos la
maldición del takat penoso. Una secuencia del mito de Colibrí, que presentamos
aquí bajo una forma resumida, es bastante instructiva al respecto:

Habiendo desmontado Colibrí una gran roza, las dos hermanas Wayus (Ilex
. sp.) y Mukunt (Síckingia sp., rubiácea) decidieron hacer en ella
plantaciones y concurrieron pues a la roza con gavillas de esquejes de
mandioca. Viéndolas, Colibrí dedara: "¡es inútil plantar, dejad pues las
estacas en !a roza! sólo tendré que soplar sobre las estacas para que todo
quede plantado en un instante", y luego abandona la roza. Muy escdptica en
cuanto a las capacidades de Colí brí de realizar su promesa Wayus, una de las
hermanas, se apodera de un bastón de cavar para comenzar a mullir la tierra
antes de la plantación; ai primer golpe de bastón este es brutalmente
aspirado por el suelo y Wayus, que no lo había soltado, se encontró con la
cabeza clavada en tierra e incapaz de zafarse. Entretanto, volviendo a la roza,
Colibrí comprende inmediatamente que Wayus le ha desobedecido y que
arrastrada por su celo, ella no había dado crédito a su promesa de una
plantación sin esfuerzo. Colibrí condena Wayus a transformarse en su
homónimo vegetal (una planta cultivada exclusivamente por los hombres);
muy enojado, Colibrí exclama; "yo quería que fueran los hombres quienes
efectuaran las plantaciones soplando sobre las estacas y las sembraduras y
yo quería también que fueran los hombres quienes desyerbaran soplando
sobre las malas hierbas, pero puesto que Wayus me ha desobedecido, en
adelante el desbrozo será un takat penoso para los hombres, mientras que
la plantación y la desyerba serán un takat penoso para las mujeres. Todos
los hombres que no efectúen grandes rozas y todas las mujeres que desyerben
mal serán objeto de Ja reprobación pública". Para empeorar las cosas,
Colibrí esparce mechones de su plumón en los huertos donde se trasforman
incontinenti en mala hierba cliirichiri.

Este mito sintetiza notablemente las representaciones achuar del Cafcat,


suministrando una suerte de fundamento a la vez a la inauguración del fakat
hortícola y a su división acítial entre los sexos, doble momento cuya
responsabilidad es asignada al celo intempestivo de una mujer. Este celo ha tenido
como consecuencia la instauración de dos de las tareas más penosas que tengan que
afrontar ahora las mujeres, la plantación y la desyerba, tareas de las que habrían
podido ser dispensadas ya que originalmente competían exclusivamente a los
hombres. Se ve también que el oprobio colecdvo que se vincula a los perezosos
es correlativo a la emergencia del trabajo penoso y no tendría razón de ser sin él.
El mito de Colibrí es otra vez un elemento de este vasto conjunto de mitos achuar
basados en la temática del celo intempestivo, el cual viene a instaurar una
actividad penosa o peligrosa que, sin este celo, no habría tenido razón de ser. Es el
caso notorio de la construcción de las casas y de la fabricación de las piraguas, dos
actividades que habrían podido efectuarse solas si los hombres, al meter las
manos en la masa, no hubiesen provocado una maldición que les obliga ahora a
duros esfuerzos. Es también el caso del peligro de devoración por los j u r i j r i que
se cierne en lo sucesivo sobre los hombres desde que tomaron a broma la caza.

A s im is m o , e l m ito d e o r ig e n d e ia s p la n ta s c u ltiv a d a s in tr o d u c e una


secuencia temporal en tres momentos, diferenciados por ¡a presencia o ausencia dr
takat hortícola.-En la época prehortícola en que la alimentación estaba basada en
la recolección, la vida era ruda no porque había que trabajar duramente, sino
porque las gentes tenían constantemente hambre. Luego, gracias a Nunkui, los
hombres pudieron tener el uso de Jas plañías cultivadas y fue entonces un período
de abundancia y de descanso pues bastaba con llamar las plantas por su nombre
para que estas aparecieran. En fin, a consecuencia de la ofensa que las gentes
hicieron a Nunlcui, ésta tes quitó e) privilegio del ocio y les condenó a trabajar
para cultivar sus huertos.

Vemos pues que el takat hortícola y la maldición que lo inaugura no


carecen de relaciones con esta concepción occidental del trabajo, enraizada en el
cristianismo y el Antiguo Testamento, que lo considera como un mal necesario
engendrado por una transgresión. Empero aquí la transgresión es de un orden
diferente y el tema mítico del exceso de celo forma, en realidad, la antítesis del
principio normativo de Ja moderación y del control de sí mismo, dei que hemos
visto a menudo que se hallaba en el fundamento de las relaciones armoniosas con
la naturaleza. Si existe entonces un marcado indudable del takat por la
horticultura, constatamos sin embargo que ni el takat ni la horticultura están
enteramente del lado de las mujeres y que, en la configuración indígena de los
valores, el peso del trabajo penoso no es exclusivamente femenino.
Mitológicamente atestiguada, la repartición del takat hortícola entre ¡os sexos
indica bastante que, en el espíritu de los Achuar, la horticultura es una actividad
fundamentalmente compuesta que descansa en la complementaridad entre trabajo
masculino y trabajo femenino. Esta complementaridad se ejerce en la diacronía
más que en la sincronía, mas no por ello es menos percibida como necesaria a la
realización global del proceso de trabajo.

Si nos volvemos ahora hacia el universo semántico de la caza, constatamos


que ella ciertamente no está representada en la categoría del takat ya que siempre
se emplean pura designarla expresiones vagas y polisémicas como "ir al bosque",
”ir a buscar" o también "ir a pasear". Se ve que la caza no es identificable en la
lengua mediante un lexema autónomo que permitiría conferirle una especificidad
unívoca. Su especificidad lingüística nace en cierto modo negativamente en la
medida en que, por las razones que hemos visto, la caza es la única de las
actividades ejecutadas en la selva que no es explícitamente anunciada antes de ser
emprendida. Las expresiones mismas que se utilizan para designar
metafóricamente la caza indican bastante que ésta no es concebida como un
trabajo penoso, incluso si la observación participante realizada por el etnólogo le
cuesta trabajo distinguir personalmente en qué la caza sería físicamente menos
pernea que la roza. Perseguir un pécari a través de los pantanos y los malurrafes
espinosos no es por cieno una actividad liviana y sin embargo un hombre, de
regreso de la caza, jamás admitirá su fatiga, mientras que lo confiesa
espontáneamente tras varias horas de manejo del hacha.

La caza es un proceso de trabajo en donde las mujeres desempeñan un papel


auxiliar nada despreciable, tanto más que esta práctica ofrece tradicionalmente la
mejor ocasión posible para la actividad sexual lidia. Resulta pues claro que si
nosotros nos representamos ia ca 2 a como un proceso de trabajo unitario,
esquemáticamente definible como el conjunto de ¡as operaciones por las cuales se
abastece al grupo doméstico con animales salvajes déstinados al consumo, este
proceso de trabajo, al igual que la horticultura, apela a la complementaridad de los
sexos. Esta complementaridad es aquí tanto más marcada cuanto que ella se
reafirma físicamente mediante la sexualidad.

La pesca plantea igualmente un problema de imprecisión semántica pues


tampoco está representada bajo una categoría unitaria sino que se encuentra
atomizada en el léxico en tantas expresiones como hay técnicas diferentes de
captura de peces (arpón y red, anzuelo y pesca con barbasco). De todas estas
técnicas, la pesca con barbasco es la que, como hemos visto, manifiesta mejor la
complementaridad de los sexos. La pesca nunca es concebida cono un takat
penoso sino más bien como una distracción agradable que viene a romper la
monotonía cotidiana. La pesca con barbasco, en particular, se desenvuelve en una
atmósfera general de buen humor y de emulación recíproca que contrasta
singularmente con el formalismo rigiendo generalmente las relaciones públicas
entre los sexos.

La recolección es asimismo percebida en el modo de una distracción, a este


respecto muy similar a la recolección de hongos bajo nuestras latitudes. Ningún
término general define la recolección como un proceso unitario y esta es pues
siempre especificada en función de los frutos o de los insectos particulares que se
propone recolectar. En efecto, casi siempre se emprende un paseo de recolección
sabiendo muy exactamente qué tipo de producto de temporada se va a procurar y la
acción es entonces enunciada en función de su objetivo propio y delimitado (por
ejemplo: "ir en busca de frutos del zapote” o bien "ir en busca de larvas de
palmera").

Terminaremos este vuelo por encima de las categorías lingüísticas


vernaculares con un análisis terminológico de Jas nociones que recubren aquello
que solemos llamar la producción artesanal. La idea del hacer se expresa en la
lengua mediante dos sufijos, uno de los cuales sirve para señalar todo aquello que
se realiza sin la ayuda de una fuerza externa, mientras que el otro es empleado para
denotar todo aquello que se efectúa a continuación de una acción ejercida por un
agente externo. Los Actiuar utilizan pues generalmente este segundo sufijo,
vinculado ai nombre de un objeto artificia!, para expresar la cadena completa de las
operaciones que desembocan en ia hechura de este objeto (por ejemplo: jca, "la
casa", da jeam jai, "yo hago una casa"). También se pueden distinguir, en el
interior del proceso de fabricación momentos particulares que están identificados
en la lengua por lexemas ad hoc: así "yo trenzo los lóbulos de las palmas para
el techo" (napiarjaí) forma una unidad discreta lingüística especificada en el
seno del proceso genera) "yo hago una casa”.

Ahora bien, existe un término general que subsume un buen nCmero de


estos procesos técnicos de fabricación y que aclara Ja idea que los Achuar se hacen
de la producción de objetos. Este verbo, n a ja n a , significa operar una
transformación, es decir cambiar conscientemente una forma sin modificar su
contenido o su esencia. A este respecto, najana es el término comúnmente
empleado en la mitología para designar eí proceso por el cual un ser con
apariencia humana se ve transformado, como consecuencia de una "maldición, en
una planta o un animal. La esencia de este ser, ya presente en su nombre antes de
la transformación, se realiza plenamente en un cambio de forma sin que
desaparezcan por ello sus características espirituales en la operación. Es e! caso,
por ejemplo, de Wayus en el mito de Colibrí, la cual, en su nuevo avatar vegetal,
conserva no obstante la misma alma (wakan) que cuando su existencia humana.

En el campo de la producción material, najana se utiliza sobre todo para


designar la fabricación de la alfarería por las mujeres y la cestería por los hombres,
dos actividades artesanales en muchos aspectos paradigmáticas. En efecto, si se
admite comúnmente que existe una desigualdad en el seno de la esfera de
fabricación asignada a cada uno de los sexos y que en consecuencia ciertos
hombres son más reputados que otros en la fabricación de cerbatanas o ciertas
mujeres más hábiles en el tejido de fajas de algodón, en cambio la alfarería y la
cestería son consideradas como técnicas elementales que indispensablemente todos
deben saber dominar. La fabricación artesanal no es pues una producción y menos
aún una creación, sino la reiteración periódica de un patrón inmutable, reiteración
que no admite ni desviación ni adornamientos. Por lo demás, es significativo que
el mismo término emesra ("estropear") sea utilizado cuando un accidente de
fabricación -por ejemplo cuando una vasija de barro se raja durante la cocción- y
en los mitos, cuando un error o un exceso viene a trastornar irremediablemente el
orden del mundo.

Si intentamos sintetizar los logros de este rápido recorrido semántico, se


imponen varias constataciones. En primer lugar, resulta manifiesto que el léxico
in d íg e n a d e ¡as a c tiv id a d e s p r o d u c tiv a s n o e s t a b le c e u n a d iv is ió n c la r a y
d ife re n c ia d a entre las tareas m a sc u lin a s y las tareas fe m e n in a s y q u e p e r m a n e ce
e x tre m a d a m e n te flu id o en lo q u e c o n c ie r n e e l r ec o rte de lo s p r o c e s o s d e trabajo,
lo s c u a le s están y a se a a to m iz a d o s en una m u ltitu d d e o p e r a c io n e s sin g u la r e s, ya
se a o c u lto s d etrá s d e lo s té rm in o s d e una gran g e n e r a lid a d . C a te g o r ía s c o m o
t a k a í y n a j a na no d e sig n a n en m o d o a lg u n o p r o c e s o s e s p e c íf ic o s de trabajo,
s in o m o d o s de efectu ar el trabajo, form as d ife re n c ia d a s d e la a c c ió n hum ana.

Por lo demás, no hay hablando con propiedad, una valorización o


desvalorización diferenciadas en el seno de las diversas actividades de producción,
ya sean éstas efectuadas por (os hombres o las mujeres. Sólo el no-trabajo es
socialmente condenado ya sea éste masculino o femenino. Ciertamente, un buen
cazador acumula prestigio, pero también una cultivadora experta, y sus
competencias recíprocas son complementarias e interdependientes en ei seno de la
unidad doméstica. A este respecto, es difícil concebir un buen cazador casado con
una mala cultivadora y recíprocamente. Su compiementaridad se manifiesta lo
mismo en una suerte de emulación recíproca invertida en sus propias esferas de
actividades, que en Ja necesaria combinación de sus competencias para ciertas
tareas como la horticultura. Ciertamente, las mujeres comparan a veces su suerte
con ia de los hombres, haciendo notar que éstos llevan [a mejor parte de la
existencia, pero lo que ellas quieren significar con esto no es que la horticultura
esté desvalorizada con relación a la caza, sino que, según ellas, es físicamente más
penosa.

Nos encontramos pues confrontados aquí con un problema de articulación


lógica. Sí nada en las categorías manifiestas de la lengua permite recortar uno o
varios procesos de trabajo y si, por otra parte, esta ausencia de reificación léxica
se halla confirmada empíricamente por la aparente complementaridad de los sexos
en ciertos procesos de trabajo ¿qué es lo que permite entonces a ios Achuar -y al
etnólogo que los observa- pensar la relación entre la caza y la horticultura en
términos de dicotomía sexual? ¿Qué es lo que autoriza, en definitiva, a postular
que los Achuar operan una categorización de sus actividades productivas en
términ osdeprocesosdetrabajoc laramen te di ferenc isclos?

Esta dificultad lógica desaparece si se toma consciencia de que los Achuar se


representan la diferenciación de los procesos de trabajo de una manera poco más o
menos exclusivamente implícita, es d e c ir no c o m o una serie de cadenas
operatorias concretas subsumidas en e! seno de categorías lingüísticas singulares,
sino bajo el aspecto de las diferentes precondiciones específicas necesarias para ¡a
realización de cada una de csias cadenas de operaciones. En efecto, ios Achuar no
conciben el írabajo como nosotros lo hacemos, es decir bajo la forma de
extracción y transformación de !as entidades naturales que son necesarias para la
ssiisfacción de las necesidades materiales, sino como una relación permanente con
un mundo dominado por espíritus que hay que seducir, constreñir o apiadar
mediante técnicas simbólicas apropiadas. La habilidad técnica está pues
indisolublemente ligada a la habilidad simbólica, siendo que estos dos campos no
se hallan analíticamente diferenciados en la mente de los Achuar. Ahora bien,
estos espíritus controlan cada una de las esferas muy específicas de la praxis
humana y exigen en retomo un tratamiento personalizado y adecuado a su campo
de influencia. Quiere decir que un cierto número de procesos de trabajo que ni
siquiera son diferenciados como una práctica autónoma en el discurso cotidiano se
hallan sin embargo muy precisamente definidos a través de las manipulaciones
simbólicas y rituales que constituyen su necesaria condición de efectividad.

Siendo que las cadenas de operaciones técnicas no tienen una existencia


léxica, ellas emergen como categorías latentes de representación a través del
sistema coherente de sus precondiciones. Sin embargo, es solamente a los ojos
del etnólogo que estas precondiciones aparecen como tales -es decir como
separadas de aquello que ellas condicionan- pues, para los Achuar, ellas forman
parte integrante de eso que ellas hacen posible. De este modo , la unicidad del
campo de representación d e un proceso de trabajo se h a lla manifestada por la
unicidad de las representaciones de sus condiciones de posibilidad. Como hemos
podido constatar en las páginas precedentes, todas las formas de producción
alimenticia, con excepción de la recolección, dependen estrechamente para su
realización y éxito de un conjunto complejo de exigencias propiciatorias.

Ahora hay que intentar tematizar los elementos constitutivos de los


sistemas de precondiciones de Ja caza y de la horticultura, con el fin de justificar
nuestras pretenciones de caracterizarlas como dos categorías claramente
diferenciadas dentro del sistema de representación indígena. Los Achuar no se
hacen de la caza una idea m u y diferente de la nuestra puesto q u e la conciben como
una empresa cuya finalidad consiste en descubrir seres que se ocultan y matarlos
con el fin de comerlos. En cambio el cultivo de los huertos tiene por objeto
mantener seres que podrían desaparecer repentinamente, evitando ser matado por
ellos antes de que sean consumidos. Podría juzgarse artificial esta simetría
invertida entre ei cazador tomando la vida de los animales y la mandioca tomando
la vida de los humanos, objetando que el cazador excesivo se halla lo mismo
amenazado por el canibalismo. Empero hay que notar que el vampirismo de la
mandioca difiere de !a amenaza de devoración por las "madres de la caza”, en que el
primero es un hecho cotidiano insoslayable (con frecuencia se le atribuye la
muerte de los niños de pecho), mientras que la segunda aparece a los Achuar
como enteramente hipotética. No hay pues equivalencia entre los riesgos
inmediatos de anemia (puísumar) imputados a la manipulación de la mandioca
y la muy improbable sanción que acarrea una matanza excesiva de caza.

Aunque la naturaleza de su aleatoriedad es simétricamente invertida alrededor


de dos polos (presencia deseada de la caza ausencia temida de las plantas y autor
de la muerte sujeto del vampirismo), la caza y la horticulura son ambas
concebidas no obstante como empresas riesgosas de resultados imprevisibles. El
carácter aventurado de la caza y la horticultura impone pues que se establezca una
relación permanente e individual con los espíritus tutelares que controlan sus
respectivas condiciones de realización. Pero las modalidades de esta relación son
mucho diferentes según se trate con los espítritus de la selva o con el espíritu c'-el
huerto. La relación postulada entre una mujer y Nunkui siendo fundamentalmente
una relación de identificación, la relación que se establece entre esta mujer y las
plantas que ella cultiva debe ser concebida como un doblete de la relación de
maternidad que Nuakui establece con sus hijos vegetales. Resulta de muy disanto
modo para la caza cuya efectividad está basada en la interacción de tres elementos:
el hombre, los intermediarios ("madres de la caza” y "amana de la caza") y los
animales cazados. La relación de connivencia y de seducción que el cazador
establece con los intermediarios es muy similar a la que prevalece en sus
relaciones con los cuñados animales. Por otra parte, y a la inversa de la
horticultura, la amenaza caníbal no proviene de los seres que son consumidos,
sino de sus protectores que es imperativo pues tratar con miramientos. Como
hemos visto, ciertos de estos protectores tienen respecto de su rebaño animal una
actitud muy ambigua en el sentido de que su maternidades literalmente devor adora.
Mientras que el modelo de sociabilidad de la horticultura se constituye alrededor de
dos relaciones idénticas de consanguinidad con un mismo objeto (Nunkui-plantas
cultivadas y mujeres-plantas cultivadas), él de !a caza se articula en tomo a dos
relaciones idéntidas de afinidad con dos objetos distintos (cazador-intermediarios y
cazador-caza) que están ellos mismos en una relación de consanguinidad uno
respecto del otro. Así, mientras qua Nunkui es un paradigma con el que uno se
identifica, los intermediarios son mediaciones con las que uno negocia.

Esta oposición relativamente contrastada entre las representaciones de los


modelos de relación con los espíritus tutelares se repite en la diferenciación de los
medios simbólicos que hacen posible esta relación, según uno se dirije a Nunkui
o a los intermediarios de la caza. El sueño de caza es la condición inmediata de
una práctica efectiva, mas su contenido jamás es explícitamente idéntico a la
práctica que anuncia. En cambio, el sueño de horticultura es el signo directo de
una condición de realización de la práctica (localización de los amuletos), pues
designa explícitamente la condición de la práctica sin ser él mismo esta
condición. Aunque cada tipo de sueño sen asignado preferentemente a un género
sexual específico, esta asignación es reversible. Los uncnt de caza y los anení
de horticultura son condiciones necesarias de la práctica, que poseen el mismo
tipo de eficacia y el mismo tipo de origen, pero que estin claramente diferenciados
tanto por su destino como por el sexo de aquellos y de aquellas que tos utilizan.
Por último, los nantur y los namur son condiciones útiles de la práctica, que
poseen Ja misma naturaleza material pero que no tienen ni el mismo tipo de
eficacia, ni el mismo origen, ni la misma destinación. Los medios simbólicos de
las relaciones con !a sobrenaturaleza son todos tomados del mismo repertorio
limitado. Empero si bien todos los amuletos son formalmente idénticos, sí todos
los anent son canciones poseyendo la misma estructura melódica y si todos los
sueños son viajes del alma, no por ello están m e n o s claramente diferenciados por
características propias según los campos simbólicos donde son empleados.

En definitiva, la muerte de los animales salvajes y la horticultura están bien


representados como dos procesos claramente diferenciados por el conjunto de
precondiciones específicas que los hacen respectivamente posibles. El análisis de
estas condiciones permite, por otra parte, reconstruir el modelo coherente de
aquello a lo cual las precondiciones remiten implícitamente, es decir el sistema
particular de interacciones con la sobrenaturaleza en el cual se basan cada uno de
estos dos procesos. Estos modelos de interacción no forman representaciones
canónicas compartidas por todos los sujetos, y sólo constituyen totalidades a los
ojos del observador que los construye, pieza por pieza, a partir de los indicios que
el sistema de precondiciones le entrega. Hay pues que distinguir claramente entre
las modalidades implícitas del comercio con los espíritus tutelares, que definen
muy precisamente la esfera de interacción simbólica asignada a cada uno de los
sexos y las condiciones contingentes y explícitas de posibilidad de este comercio
que, aun cuando formalmente especificadas por la naturaleza propia de sus medios,
sin embargo a menudo son dependientes de la colaboración entre los sexos.

Se recordará en efecto que las condiciones simbólicas que rigen la buena


marcha de un proceso de trabajo escapan parcialmente ai control de aquellos o
aquellas que realizan este proceso. Si la relación con los espíritus tutelares que
rigen la eficacia respectiva de la caza y la horticultura está claramente
individualizada y dicotomizada en sus condiciones de ejercicio, algunos de los
medios de esta relación están estrechamente subordinados a la cooperación entre
los hombre y las mujeres. Es el caso, de modo ejemplar, para las prohibiciones
alimenticias que se aplican a la totalidad de la célula doméstica cuando la
elaboración del curare o cuando las plantaciones por los hombres o las mujeres,
operaciones todas ellas c u y o éxito se hace entonces dependiente de la
autodisciplina de cada cual. Es también el caso de los amuletos de caza y de pesca
namur que, por su misma naturaleza de bczoares, son necesariamente procuradas
por las mujeres a los hombres, puesto que son siempre las mujeres las que vacían
los pescados y lavan las entrañas de la caza. Es el caso igualmente de los sueños
premonitorios, los cuales hemos visto que se refieren menos al sexo de¡ que
sueña que a las condiciones generales de realización de un proceso de trabajo. Por
último, es posible concebir la malevolencia que hace fracasar la caza y que devasta
los huertos como la forma extrema de la incidencia incontrolable del prójimo en
las precondiciones de realización de un proceso de trabajo. Ahí se trata, de alguna
manera, del modelo de lo que la no colaboración puede producir cuando toma la
figura de la animosidad sistemática. Tenemos pues un proceso por el cual las
condiciones materiales de realización de los procesos de trabajo son transpuestas
en el plano de las condiciones conceptuales, puesto que la necesaria
complementaridad de los sexos en la realización de ciertas precondiciones
simbólicas de los procesos de trabajo no es más que una evocación de la
complementaridad requerida en la realización concreta de estos procesos.

Contrariamente a muchas otras sociedades, la división sexual del trabajo no


se basa aquí en una teoría discriminatoria que vendría a demostrar la incapacidad de
cazar de las mujeres y la indignidad para un hombre de dedicarse a los trabajos del
huerto, sino en la idea de que cada sexo no puede realizar plenamente sus
potencialidades más que en la esfera adecuada a su campo de manipulación
simbólica. Aunque aparentemente ténue, la diferencia es considerable, pues la
representación achuar de la división del trabajo no engendra así ninguna
concepción de una disparidad jerarquizada entre los sexos. No solamente ta
horticultura no está desvalorizada can relación a la caza, sino que la capacidad de
las mujeres de reproducirse simbólicamente como cultivadoras es ampliamente
independíente del control masculino. Divididos por las configuraciones
conceptuales cíe sus respectivas prácticas, hombres y mujeres sin embargo se
encuentran en los espacios complementarios donde estas prácticas se realizan: en
la selva, en la conjunción inmediata de una búsqueda salpimentada con erotismo,
y en el huerto, en la conjunción sucesiva de la: etapas que llevan a la
domesticación vegetal.
( 1 ) E ste d o b l e e s t a t u t o d e la n o c i ó n d e t r a b a j o c s i í b i e n e x p r e s a d o e n un f * 1 *.* e»
la C o n t r i b u c i ó n o ¡a c ritic a de la eco n o m ía p o lítica: "El trjb*¡o
ser una c ateg o ría m uy sim ple. La id e a d e tra b a jo en e s ta univcr*alK l*d - - mu
t r a b a j o e n g e n e r a l - es e l l a ta m b ié n de la s m á s a n t i g u a s . Sin em bargo,
d e s d e e l p u n t o de v i s t a e c o n ó m i c o b a j o e s t a f o r m a s i m p l e , c | " t r a b a j o * c»
c a t e g o r í a tan m o d e r n a c o m o la s r e l a c i o n e s q u e e n g e n d r a n e s t a a b s t r a c c i ó n
( M A R X 1 9 7 2: p. 167).

( 2 ) E s el c a s o d e C l a s t r c s , p a r t i c u l a r m e n t e , c u a n d o e s c r i b e ; “ 1a s jo o rd ad * *
p r i m i t i v a s s o n si n d u d a , c o m o e s c r i b e i. L í z o t a p r o p ó s i t o d e los
soc ied ad es de rech azo del trabajo" ( C L A S T R E S 1974: p . 167).

(3 ) D i f í c i l m e n t e p u e d e u n o s u s c r i b i r la a f i r m a c i ó n d e R i v e t c u a n d o , rcionwiwát* » »
p r e j u i c i o e t n o c e n t r i s t a c o m ú n , él p r e s e n t a l a v i d a d e la s m u j e r e s j í v a r o c o r a ) u s *
e s c l a v i t u d p e r m a n e n t e al s e r v i c i o d e s u s e s p o s o s o c i o s o s ( R I V E T 1 9 0 8 : p. 6 7 ) f ;
excelen te o b se rv ad o r q u e era K a rstc n h a b ía critic a d o ya esta visió n s im p lis ta *5
n o t a r a q u é p u n i ó la m u j e r j í v a r o e s i n d e p e n d i e n t e e n el c o n t r o ! d e su p r o p i a o í r , ' *
d e a c t i v i d a d y p a r t i c u l a r m e n t e e n la e s t i m a c i ó n d e la c o n t r i b u c i ó n e n t r a b a j o ?;«■?
e l l a e s t i m a n e c e s a r i o s u m i n i s t r a r a las prácticas de su b sisten c ia . Aunque no c iíl
b a s a d a e n d a t o s c u a n t i f i c a d o s , su d i s c u s i ó n s o b r e l a a s i g n a c i ó n d i f e r e n c i a l d e las
larc a s h a c ía re sa lla r q u e la d iv is ió n s e x u a l d e l tr a b a jo n o es d e s f a v o r a b l e * i ü
m ujeres (K A R S T E N 1935 pp. 2 5 3 - 2 5 6 ).

(4 ) E s t a s c o n c l u s i o n e s p a r e c e n p u e s i n v a l i d a r l a f a m o s a “r e g l a d e C h a y a n o v " , d e 1*
cual S a h lin s ha c e un u s o cen tral en su d e f i n i c i ó n d e l m o d o d e p r o d u c c i ó n d o m é s t i c a
y q u e p o d r í a s e r f o r m u l a d a d e la m a n e r a s i g u i e n t e : l a i n t e n s i d a d d e t r a b a j o en ti»
sistem a de p ro d u c c ió n d o m é s tic o d e v alo res d e u s o v a ría d e m a n e r a in v e r s a m e n t e
p r o p o r c i o n a l a la c a p a c i d a d d e t r a b a j o r e l a t i v a d e la u n i d a d d e p r ó d u c c i ó n { S A H L J N S
1 9 7 2 : p. 9 1 ) . A d e m á s d e q u e e l c a m p e s i n a d o r u s o d e l a e r a p r e r e v o l u c i o n a r i » q u e
e s t u d i ó C h a y a n o v d e d i c a b a p e s e a t o d o tina p a r t e d e s u f u e r z a de t r a b a j o * l a
pe q u eñ a p ro d u cció n m ercan til ( C H A Y A N O V 1966), n o d eja de ser so rp re n d e n te qu e
Sahlins adopte tan fácilm en te una interpretación m a rg in a lista com pletam ente
contradictoria con su p ropia p o sic ió n teó rica. O b ien , en buena ló g ic»
m a r g i n a l i s t a , la u n i d a d d o m é s t i c a c a m p e s i n a o p L im i z a s u s m e d i o s d e p r o d u c c i ó n y
e c o n o m i z a su t r a b a j o c o m o u n b i e n e s c a s o , c o m o l o a f i r m a C h a y a n o v ( 1 9 6 6 : p p .
7 5 - 7 6 ) , o b i e n l a c o m p o s i c i ó n y el g a s t o d e la f u e r z a d e t r a b a j o d e p e n d e n de
e s p e c i f i c a c i o n e s c u l t u r a l e s , c o m o S a h l i n s h a e s c r i t o e n o t r a p a r t e ( 1 9 7 2 : p. 5 5 ) , y
n o p u e d e h a b e r e n t o n c e s u n a j u s t e a u t o m á t i c o d e la i n t e n s i d a d d e l t r a b a j o a la
d i m e n s i ó n de la u n i d a d d e p r o d u c c i ó n p u e s t o q u e e l p r o d u c t o d e l t r a b a j o i n d i v i d u a ,
eslá cu itu ra im e n te v alo riz a d o en una escala de p re stig io .
Capítulo 9
Los Criterios del Bisen Vivir
L a e fic a c ia d e un s is te m a e c o n ó m ic o n o e s tan to fu n c ió n d e la c a n tid a d d e
r iq u eza s q u e en g e n d r a c o m o d e su c a p a c id a d d e sa tisfa c e r lo s o b je tiv o s q u e s e le
asign an . E n !as s o c ie d a d e s d o n d e la p r o d u cc ió n está orien tad a p rin cip alm en te h acia
lo s v a lo r e s d e u s o , e s to s o b je tiv o s so n c u ltu r a lm e n te lim ita d o s y sin altern a tiv a .
A s í, para lo s A ch u a r, la fin a lid a d p r in c ip a l d e un b u en u so d e la n atu raleza n o e s
la a c u m u la c ió n in fin ita d e o b je to s d e c o n s u m o s in o !a o b te n c ió n d e un e sta d o d e
e q u ilib r io q u e e ll o s d e fin e n c o m o e l " b ien vivir" ( s l i i i r w a r a s ) . R e c o r ta d o
n ítid a m e n te e n e l m a r c o in m u ta b le d e la u n id a d d o m é stic a , e l p a isa je d e l bien
v iv ir ha s id o d ib u ja d o y a en filig r a n a en las p á g in a s p r e c e d e n te s. A q u í y allá
aparecieron lo s lin ca m ie n to s d e a lg u n a s c o n v ic c io n e s rústicas a las q u e p od ríam os
red u cir una f ilo s o f ía achuar d e la e x is te n c ia c o tid ia n a . L a p ie d r a an gu lar d e una
v id a a rm on iosa e s sin duda alg u n a la p a z d o m é stic a , e sa p eq u eñ a c o s a q u e da a tal
o c u a l c a sa una a tm ósfera a m a b le <fe la q u e e l e tn ó lo g o s e d e sp re n d e sie m p r e c o n
p e sa r , A l con trario de un tó p ic o d ifu n d id o , e l g ra d o de c o n c o r d ia c o n y u g a l n o es
in v e r s a m e n te p r o p o r c io n a l al n ú m e r o d e e s p o s a s . D e s p o s a r a la s h e r m a n a s es
in c lu s o el m e jo r m e d io d e o b te n e r la p a z en e l hogar; un a fe c to real lig a e n to n c e s
a la s c o e s p o s a s y le s im p id e entrar en c o m p e te n c ia para o b te n e r lo s fa v o r e s d e su
m a r id o . E s ta p a z d o m é s tic a e stá c o n fin a d a e n un m ic r o c o s m o , e m p e r o lo s
A c h u a r le atrib u yen tanto m ás p r e c io c u a n to q u e e s te m u n d o cerrad o e s su ú n ico
r e fu g io fren te a un m e d io e x te r n o c o n s ta n te m e n te a tr a v e sa d o p o r m u y g r a v e s
te n s io n e s s o c ia le s . S e c o m p r e n d e r á f á c ilm e n te q u e en una s o c ie d a d d o n d e la
r ela ció n c o n e l otro e stá p r in cip a lm en te m e d ia tiz a d a por la guerra, se a v ital para el
eq u ilib rio p s ic o ló g ic o e l c o n v e r tir su m orad a en un r e fu g io d e p az.

L a d e f in ic ió n d e l b ie n v iv ir n o s e d e ja p u e s e n c er ra r e n la s s im p le s
c a te g o r ía s d e la e c o n o m ía o d e l h e d o n ism o , y a q u e la p a z d o m é stic a e s una d e las
c o n d ic io n e s d e la sa tisfa c c ió n de las n e c e s id a d e s al m ism o tiem p o q u e su resultado
p arcial. La arm onía c o n ju g a l s e deja v e r lib rem en te cu an d o la ab u n d an cia de carne
asegu ra el buen hu m or de las e sp o s a s y c u a n d o las lib a c io n e s rep elid a s d e c er v ez a
d e m a n d io c a lo g ra n ap agar Ja in m e n sa s e d d e lo s e s p o s o s . E n e s ta s c ú r u a ’s isrsi i ^
se n e c e sita un carácter sin g u la rm e n te g ru ñ ón o la so m b ra d e un a d u lte r io para q u e
la d is c o r d ia a c a b e in s ta lá r id c s e e n la c a s a . M a s e l e n t e n d im ie n t o e n tr e ú¡>»
c ó n y u g e s e s tam b ién un e le m e n to d e la p r o d u ctiv id a d d e la u n id a d d o m é s tic a p y «
e s la c o n d ic ió n de una c o la b o r a c ió n e f ic a z d e lo s s e x o s en la s a c tiv id a d e s d e
su b s is te n c ia . E stas b e lla s in te n c io n e s n o c o n v ie r te n p o r e l l o a ¡o s A c h u a r e n u;v»
so c ie d a d id ílica d o n d e reinaría la arm onía g e n e r a liz a d a en tre e s p o s o s . D e h e c h o , ¡j
d o m in a c ió n m a s c u lin a se e jer ce a veces sob re la s m u je re s de m anera
e x c e siv a m e n te brutal, p articu larm en te c u a n d o lo s h o m b res e stá n e b r io s. E n c i m a s
c a sa s, las e s p o s a s so n r eg u la r m en te g o lp e a d a s p o r su m a r id o , a v e c e s h asta la
m u e r te . E l s u ic id io f e m e n in o n o e s e x c e p c io n a l y c o n s t it u y e e ! arm a m á i
d ram ática para p rotestar co n tra m a lo s tratos r e p e tid o s . E n lo s h o g a r e s d o n d e rein a
la gu erra de Jos s e x o s - f u e r z a brutal c o n tr a o c io s id a d r e c r im in a n t e - p r e d o m in a
un a a tm ó sfera lú gu b re c o m p le ta m e n te a n tité tic a al b ie n v iv ir . A s í, e sta s u n id a d e s
d o m é s t ic a s te n ía n f u n c ió n d e ilo t a s c u a n d o in fo r m a d o r e s m a ld ic ie n t e s las
señ alab an al e tn ó lo g o c o m o una ilu str a ció n de lo s d a ñ o s d e l d e sa c u e r d o c o n y u g a l.

A s í p u e s , la p a z d o m é s tic a n o e s u n iv e r sa l y ta m p o c o e s u n a c o n d ic ió n
ab so lu ta d e la e fic a c ia d e l a p r o v isio n a m ie n to a lim e n tic io , p u e s la s c a r a c te r ístic a s
d e l s is te m a p r o d u c tiv o s o n ta le s q u e in c lu s o la m a y o r d is c o r d ia n o bastará para
d e so r g a n iz a r la v id a e c o n ó m ic a d e u n a u n id a d d o m é s t ic a . E n su c o m p o n e n te
s o c ia l el b ien v iv ir e s u n a su erte d e h o r iz o n te n o r m a tiv o d e la v id a d o m é s tic a , un
o b je tiv o ó p tim o q u e n o e s ni d e s e a d o n i a lc a n z a d o p o r to d o s lo s A c h u a r . El
o b s e r v a d o r s ó l o p u e d e a p r e h e n d e r lo d e m a n e r a m u y . s u b je tiv a , p o r e l p la c e r o
d e s a g r a d o q u e e x p e r im e n ta al v iv ir c o n s u s a n fit r io n e s . E n su c o m p o n e n t e
e str ic ta m e n te e c o n ó m ic o , e l b ie n v iv ir s e d e ja e n c a m b io d e fin ir p o r c r ite r io s
fá c ilm e n te o b je tiv a b le s : la p r o d u c tiv id a d d e ! trab ajo, la ta sa d e e x p lo t a c ió n d e
recu rso s o la c o m p o s ic ió n c u a n tita tiv a o c u a lita tiv a d e Ja a lim e n ta c ió n . E s p u e s a
e ste c a m p o sin o b s tá c u lo s q u e lim ita r e m o s n u e str o a n á lisis, d e ja n d o a lo s A c h u a r
e l c u id a d o d e dccidir por sí m is m o s si con ocen o no Ja fe lic id a d d o m é stic a .

1. La su b e x p lo ta c ió n de ¡o s recu rso s

U n a d e la s m a n era s m á s c ó m o d a s d e a n a liz a r la e f ic a c ia d e u n a s is t e m a
e c o n ó m ic o o rie n ta d o h a c ia la p r o d u c c ió n d e v a lo r e s d e u so , e s e x a m in a r Ja ta sa d e
e x p lo ta c ió n real d e su c a p a c id a d p rod u ctiva, es d e r ir e! m argen d e se g u r id a d q u e se
da para realizar su s o b je tiv o s. A q u í d eb en c o n sid L .a r se d o s fa c to r e s intrínsecamente
lig a d o s : la p r o d u c tiv id a d p o te n c ia l d e l s is t e m a d e r e c u r s o s y su g r a d o d e
a c tu a liza ció n en fu n ció n d e la p ro d u ctiv id a d p o te n c ia l d e l siste m a de m e d io s . En el
c a p ítu lo p r e ce d e n te ya fu e c la r a m en te m a n ifie s to q u e lo s A c h u a r s ó lo u tiliz a n tina
fr a cc ió n m ín im a de la c a n tid a d total de trabajo q u e e llo s p od rían m o v iliz a r . S i n os
lle n e m o s tan s ó lo a las a c tiv id a d e s q u e tien en por o b je to el a p r o v is io n a m ie n to
a lim e n tic io ( e x c e p t o las o p e r a c io n e s d e tr a n sfo r m a ció n ), la d u ra c ió n m e d ia d e
trabajo in d iv id u a l q u e se Ies d e d ic a to ta liz a tres horas y m e d ia ( 2 0 6 m in u to s) p or
día. E s d e c ir q u e , s i s e to m a c o m o b ase una jorn ad a de d ie z h oras de trabajo, ios
Achuar c o n c e d e n s o la m e n te e l 3 5 % de su tiem p o d ia r io a /a p r o d u c c ió n d e
su bsisten cia. E s fu era d e d u d a p u e s q u e q u ed a n e n teoría a m p lia s p o s ib ilid a d e s de
in te n sifica c ió n d e l trab ajo, p o s ib ilid a d e s q u e n o so n e x p lo ta d a s e n r a zó n d e lo s
lím ites s o c ia lm e n te in stitu id o s para e l g a s to de ¡a fu erza de trabajo. S i e l trabajo
i d o es un r e c u r so e s c a s o a n iv e l in d iv id u a l, ta m p o c o lo es en e l p la n o c o le c t iv o
p u esto q u e un s e g m e n t o e n te r o d e la p o b la c ió n p o t e n c ia lm e n te p r o d u c tiv a
perm anece siste m á tic a m e n te in a c tiv o . E n e f e c to , hasta la ed ad d e l m a trim o n io los
adolescen tes p a sa n c a s i to d o s su s d ía s e n una o c io s id a d co m p leta ; m ien tras q u e las
m uchachas so n e m p le a d a s m u y tem p ra n a m en te en lo s trabajos del hu erto, n a d ie
pensaría en e x ig ir le a un m u c h a c h o q u e p a rticip e e n el e sfu e r z o d e su b s is te n c ia d e
!a u n id a d d o m é s t ic a . T a n to la s m o d a lid a d e s d e l g a s t o d e trab ajo c o m o la
com p o sició n e s p e c ífic a d e la fu erza d e trabajo so n aq u í determ in ad as p or e sq u e m a s
culturales y n o p o r c o n str e ñ im ie n to s fís ic o s , en Ja m ed id a en que jó v e n e s rob u stos
se ven d isp en sa d o s d e las tareas de p ro d u cció n .

L a s u b e x p lo t a c ió n d e la s c a p a c id a d e s p r o d u c tiv a s n o e s ú n ic a m e n te
p ercep tib le en e l c a m p o d e l trabajo h u m a n o , e lla a p a r e ce ig u a lm e n te d e m an era
notoria e n la s u b u d ü z a c id n de c ie r to s tip o s d e r ec u r so s. E s en la h o rticu ltu ra
donde la e s tim a c ió n d e la ta sa de s u b u tiliz a c ió n e s m ás fá c il d e realizar d e b id o a)
carácter m en su ra b le de la p rod u ctivid ad a g r íc o la . S in e m b a rg o , d e b id o a la extrem a
diversid ad de lo s c u ltíg e n o s p la n ta d o s p o r lo s A ch u ar, e s c a si im p o s ib le op erar un
anáfisis c u a n tífíc a d o d e la p r o d u c t iv id a d d e lo s h u erto s para to d o s lo s p r o d u c to s
hortícolas e fe c tiv a m e n te e x p lo ta d o s. L im ita r em o s p u e s nu estras d e m o str a c io n e s a
la m a n d io c a p u e s to q u e s e record ará q u e se trata d e l c u ltíg e n o d o m in a n te e n lo s
huertos achuar en té rm in o s d e n ú m er o d e p lan tas (6 4 % de las p lan tas p or té rm in o
m ed io ). E s ta p r e p o n d e r a n c ia de la m a n d io c a e n la s p la n ta c io n e s c o r r e s p o n d e
e v id en tem e n te al p a p e l fu n d a m en ta l q u e d e se m p e ñ a e n la a lim e n ta c ió n d iaria. D e
esta m an era, c u a n d o s e c la s ific a n lo s p r in c ip a le s c u ltíg e n o s achuar s e g ú n la m a sa
m edia c o se c h a diariam ente (cuadro N 9 2 2 ), aparece de in m ed iato q u e la m a n d io c a s e
c o lo c a m u y p o r .d e la n te p u e s to q u e p o r s í s o la c o n s t it u y e e l 5 8 .5 % d e la
p r o d u c c ió n h o r tíc o la t o t a l 1. L a s otras p la n ta s c u ltiv a d a s -p a r tic u la r m e n te la s
m u sá ce a s y las p a ta ta s d u l c e s - e stá n m u y a la z a g a e n o rd en d e im p o r ta n c ia .
A d em ás, la m a y o r p arte d e la c o s e c h a d iaria d e patatas d u lc e s e s e m p le a d a en la
ela b o ra c ió n d e l a lim e n to d e lo s p erro s y d e b e en c o n s e c u e n c ia se r su str a id a d e l
vo lu m en a s ig n a d o al c o n s u m o h u m a n o . In c id e n te m e n te , se n otará q u e e l c u a d ro
N 9 2 2 h a c e aparecer d ife r e n c ia s sig n ific a tiv a s en tre lo s b ío to p o s en lo q u e r e sp e c ta
a la c o m p o s ic ió n d e la p r o d u c c ió n d e lo s h u erto s. E n e l h áb itat ín te r flu v ia l lo s
p r o d u c to s h o r tíco la s s o n m e n o s d iv e r s ific a d o s q u e en el háb itat rib ereñ o (ausen cia
d e m a íz y d e c a c a h u e te ) y Ja m a n d io c a e n c o n s e c u e n c ia o c u p a en él un lugar
m u c h o m á s im p ortan te. E sto s r esu lta d o s n o s o n in e sp e r a d o s, te n ie n d o en cuenta
lo s c o n s t r e ñ im ie n to s p e d o ló g ic o s d is tin to s q u e in flu y e n so b r e las té c n ic a s de
cultivo en uno y otro b io to p o .

CUmDRO N b 22
ORDEN DE IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPALES
CULTtGENOS EN LA ALIMENTACION SEGUN LA MASA
C O SECH A DA COTIDIANAM ENTE

Hábitat ln tcrflu víal R ibcrefio

C u ltíg c n o \^ en k ilos en % / en kilos en %

M andioca 1 9 ,5 6 9 ,7 2 2 ,3 5 1 ,2

M usáceas 3 10,7 6 ,8 15,6

Patatas 2 ,4 8 ,6 6 ,4 1 4 ,8
dulces

Tubérculos 3,1 11 7 16,1


d iv erso s

M aíz 0 0 0 ,9 2

Cacahuetes 0 0 0 ,0 4 0,01
o
O

Total 28 4 3 ,4 4 100

S e a lo q u e fu ere d e e sta s d ife re n c ia s p r o p o r c io n a le s, resu lta q u e e n todas las


c a s a s a c h u a r ia m a n d io c a a se g u r a p o r lo m e n o s e l 5 0 % d e l v o lu m e n de
a lim e n ta c ió n d e o r ig e n v e g e ta l y q u e su c u lt iv o r e v is t e a s í u n a im p ortan cia
e s tr a té g ic a en e l e q u ilib r io del siste m a p r o d u c tiv o . E s p u es le g ítim o preguntarse
a c e r c a d e la s tasas de cob ertu ra de la s n e c e s id a d e s en m a n d io c a , e s d e c ir sobre la
r e la c ió n e n tr e la c a p a c id a d p r o d u c tiv a de lo s h u e r to s y e! c o n s u m o e fe c tiv o .
H e m o s co n sta ta d o en varias o c a sio n e s hasta aquí las d isp arid ad es c o n sid era b les que
e x is t e n e n tr e ¡as c a sa c o n r e s p e c to a 1as s u p e r fic ie s e f e c tiv a m e n te p u esta s en
c u lt iv o y r eg u la r m e n te d e sy e r b a d a s. L a d ife r e n c ia d e s u p e r fic ie s e x p lo ta d a s por
d iv ersa s u n id a d es de p r o d u c c ió n s e e sc a lo n a b a en una razón de 1 a 13, sin q u e s e
pu ed a e x p lic a r la p or a ju stes a la d im e n sió n d e ¡a u n idad d e c o n su m o . H a b ía q u e
a d m itir e n c o n s e c u e n c ia u n a s u b u t iliz a c ió n de p arte de a lg u n a s c a s a s d e su
c a p a c id a d p ro d u ctiv a h o r tíco la y p o stu la r q u e las v a r ia c io n e s c o n sid e r a b le s e n tre
las su p e r fic ie s c u ltiv a d a s eran a trib u ib les en ú ltim a in sta n c ia a una b ú sq u e d a d e
p r e stig io . E l cu ad ro N ° 2 3 m u estra a q u é p u n to e sta su b u tiliz a c ió n e s c o n sid e r a b le
y p e r m ite d e sta c a r q u e, in c lu s o en lo s h u erto s m á s p e q u e ñ o s , q u ed a to d a v ía
un m argen d e in te n sific a c ió n p o te n c ia l de la p r o d u cc ió n . D e e ste m o d o , la u n id ad
d o m é s tic a q u e adapta lo m á s e str e c h a m e n te su s c a p a c id a d e s p r o d u c tiv a s a su s
c a p a c id a d e s d e a u to c o n s u m o , n o lle g a sin e m b a r g o a e x p lo ta r m ás q u e el 7 9 ,9 %
d e su p o ten cia l p ro d u ctiv o de m a n d io c a . En cu a n to a la c a sa c u y a tasa de cobertura
de las n e c e s id a d e s está a se g u r a d a en un 5 8 1 % , s ó lo u tiliz a e fe c tiv a m e n te e l 1 7,2
% d e su cap acid ad productiva.

CUADRO NB 23

TASA DE EXPLOTACION DEL POTENCIAL PRODUCTIVO


EN EL CULTIVO DE LA MANDIOCA

Superficie de Productividad Consumo Tasa de cobei Tasa de explota


Hábitat Jos huertos de ¡os huertos anual tura de las cidn del poten­
(en (en kg)a (en kg)b necesidades cial productivo
(en %) (en %)

Ribereño 2.437 4.570 3.650 125 79,9

Ribereño 9.655 18.102 8.760 206,6 48,4

Ribereño 15.409 28.892 10.585 273 36,6

Ribereño 22.642 42.452 8.935 475 21

Interílu 9.729 24.594 6.497 224 44,5


vial

Interfluvial 31.820 j 47.730 8.212 582

a. productividad bruta (raíces no peladas) estimada tomando como base 0,75


plantones de mandioca por (promedio de 3 cuadrados de densidad) y de una masa
media de raíces por plantón de 2,5 kg. en el hábitat ribereño contra 2 kg en el
h áb iU t Ínterfluvial (las raíces de las variedad es de! hábitat rib ereñ o so a rnJi
volum inosas por térm ino m edio que las del hábitat intcrfluvjal).

b. C on su m o estim ado lom ando com o base e] ap rovision am ien to diario m ed io de


cada una de las casas en raícei de mandioca no peladas.

L o s datos q u e p r o p o r c io n a e l cuadro N ° 2 3 so n bastante ú tiles para e sc la r e c e r


un c ie r to n ú m e r o d e r a sg o s d is tin tiv o s d e la h orticu ltu ra achuar. E n p r im e r lu g a r,
la s c a n tid a d e s d e m a n d io c a p lan tad as en c a d a roza so n tales q u e resulta sie m p r e un
e n o r m e e x c e d e n te p o te n c ia l, fo r m a n d o se g ú n lo s c a s o s e n tr e el 2 0 y 8 0 % d e la
ca p a c id a d p r o d u ctiv a d e lo s h u er to s. E s v e rd a d q u e , ai con tra rio d e la m a n d io c a
a m a jg a , la m a n d io c a d u lc e n o e s a lm a c e n s b le : un a parte de lo s hu ertos p u e d e p or
l o tan to d esem p efta r e l p a p e l d e " a lm a cén de reserv a s" , d o n d e sie m p r e e s p o s ib le
sa c a r e n c a s o d e un a c c id e n te im p r e v is ib le . P e r o u n o p u e d e in terrogarse s o b r e Ja
n e c e sid a d de con stitu ir e x c e d e n te s de un tal a m p litu d , en la m e d id a en q u e n in g u n a
c a tá stro fe p r e v is ib le e stá en situ a c ió n d e am pu tar g r a v em e n te la p r o d u c c ió n d e un
huerto. L a au sen cia d e e n fe m e d a d e s g r a v e s de la m a n d io c a en la reg ió n ach u a r y !a
e x tr e m a e s ta b ilid a d c lim á t ic a so n g a r a n tía s e v id e n te s c o n tr a la p é r d id a d e la s
c o se c h a s; a sí p u e s n in gú n p r e ce d e n te m o le s o s o h a c e p r e v ee r un m argen tan g ra n d e
de se g u r id a d . E l ú n ic o a c c id e n te g r a v e q u e p o d r ía p o n e r en p e lig r o to d a la
p r o d u c c ió n d e un h u erto se r ía la in v a s ió n d e u n a m an ad a m u y gran d e d e p e c a r ié s
q u e v e n d r ía n a c o m e r s e r a íc e s y tu b é r c u lo s . A h o r a b ie n , un tal e v e n t o e s
in c o n c e b ib le cu a n to e l h u erto s e h alla p r ó x im o a la casa; s ó lo p u e d e p r o d u c ir se en
la s rozas p io n era s m u y alejad as d e la r esid en cia y d ejad as sin v ig ila n c ia d e sp u é s d e
la p la n ta c ió n . E n e ste ú ltim o c a s o , p o r l o d e m á s a b s o lu ta m e n te e x c e p c io n a l, la
d im e n s ió n d e l h u erto e n n in g ú n c a s o c o n s tit u y e una garan tía y a q u e lo s p e c a n e s
se alim en ta rá n d e l m is m o c o n tal q u e n o se a n m o le s ta d o s.

V e m o s e n to n c e s q u e la so b re c a p a c id a d p ro d u ctiv a d e lo s hu ertos n o tie n e p o r


fin a lid a d e x p líc it a la fo r m a c ió n de un e x c e d e n te d e se g u r id a d q u e , p o r l o d e m á s ,
n u n c a e s e x p lo ta d o . E s Otra v e z el p r in c ip io d e p r e s tig io q u e d e b e in v o c a r s e para
dar c u e n ta d e las d isp a r id a d e s en tre la s s u p e r f ic ie s c u ltiv a d a s p o r c a d a u n id a d
d o m é s t ic a . N o s e tr a ta e n tr e lo s A c h u a r de un p r e s t ig io b a s a d o e n la
in t e n s if ic a c ió n d e la p r o d u c c ió n h o r tíc o la y en su r e d is tr ib u c ió n a u n a r e d d e
o b lig a d o s , c o m o e s e l c a s o p a r a lo s b i g - m e n m e ia n e s io s , p u e s to q u e ¡o s
m a y o r es h u ertos s o n al co n tr a rio e x p lo ta d o s al m ín im o d e su ca p a c id a d . C o m o y a
lo n o tá b a m o s en e l c a p ítu lo d e d ic a d o a ¡a h orticu ltu ra, ia s im p ie e x te n s ió n d e lo s
h u ertos q u e rodean una c a s a p e r m ite al o jo aten to d e un v isita n te m ed ir la id ea q u e
una fa m ilia se h a c e de su p r o p ia im p o rta n cia so c ia l.

Por otra parte las;diferencias de biotopos no desempeñan ningún papel en la


p r o d u c c ió n d e ia m a n d io c a en la m e d id a e n q u e, c u a le s q u ie r a q u e s e a n p o r lo s
d e m á s lo s c o n s tr e ñ im ie n to s lo c a le s d e l e c o s is t e m a , la s u p e r f ic ie p la n ta d a e s
sie m p r e c o n sid e r a b le m e n te su p e rio r a la s u p e r fic ie e fe c tiv a m e n te e x p lo ta d a . P or
cierto, io s h u er to s d e l háb itat rib ereñ o s o n c u a lita tiv a m e n te m á s r ic o s en e s p e c ie s ,
y la p r o d u c tiv id a d p o r p la n ta e s en g e n e r a l m á s e le v a d a e n é l q u e e n e l h á b ita t
in te r flu v ia l. M a s , s i c o n s id e r a m o s q u e la s u b e s p lo ta c ió n d e la m a n d io c a e s t á
g e n e ra liza d a , n o h a y n in g u n a v e n ta ja c u a n tita tiv a particu lar e n c u ltiv a r la s tierras
m á s fé rtile s d e las llan u ra s a lu v ia le s. Y a se a en e l c a m p o d e l u s o d e l trabajo, y a e n
el de la g e s tió n d e lo s r ec u r so s, s o n la s e s p e c if ic a c io n e s s o c ia le s y c u ltu r a le s y n o
lo s c o n s tr e ñ im ie n t o s e c o l ó g i c o s lo s q u e e n g e n d r a n la s u b e x p ío t a c ió n d e la s
c a p a c id a d e s p r o d u c tiv a s. El b e n e fic io s im b ó lic o engendrado por el
s o b red im en s io n a m ie n to d e lo s h u e r to s s ó l o c u e s ta u n a J eve in te n s if ic a c ió n d e l
e sfu e r z o d e trabajo, s in p r o lo n g a c ió n d e su d u ra c ió n , p u e s to q u e e s e l r e su lta d o
osten ta to rio lo v a lo r iz a n te y n o e l m e d io para alcan zarlo.

E x is te un ú lt im o c a m p o d o n d e la s u b e x p lo t a c ió n d e la s c a p a c id a d e s
p r o d u ctiv a s p a r e c e a lta m e n te p r o b a b le p e r o q u e d a im p o s ib le d e d e m o str a r c o n
d a to s c u a n tific a b le s , y e s a q u e l d e lo s r e c u r so s n a tu ra le s. A fa lta d e c r ite r io s
c ie n tífic o s q u e p erm itan la e v a lu a c ió n p r e cisa d e ¡a c a p a c id a d d e carg a c in e g é tic a y
h a liéu tic a , s ó lo p o d e m o s su p o n er , e n b a se a e stim a c io n e s im p r e s io n is ta s , q u e lo s
A c h u a r p od rían capturar m á s c a z a y p e s c a d o s si Íes v in ie r e e n g a n a h a c e r lo . P e s e
a la alta p r o d u c tiv id a d d e la c a z a y la p e s c a ( 7 8 9 g . e n m a sa bruta d e c a z a y d e
p e s c a d o p o r día y p o r c o n su m id o r e n el háb itat rib ereñ o, contra 4 6 9 g . e n e l h áb itat
in te r flu v ia l), n o p a r e c e q u e lo s A c h u a r o p e r e n u n a p u n c ió n e x c e s iv a so b r e s u s
r ec u r so s n a tu ra les. T o d o s lo s in fo r m a n te s c o n c u e r d a n c o n e l h e c h o d e q u e , tan
le jo s c o m o s e r e m o n te su m e m o r ia , e llo s ja m á s han v isto d ism in u ir la c a z a o la s
capturas d e p e c e s e n las r e g io n e s d o n d e n o se e jerce una c o m p e te n c ia de las e tn ia s
v e c in a s . E n d e fin itiv a , u n o d e lo s c r ite r io s d e l b ie n v iv ir e s lo g ra r a se g u r a r e l
e q u ilib r io d e la r ep ro d u c c ió n d o m é stic a e x p lo ta n d o s ó lo una e s c a s a fr a cc ió n d e lo s
f a c to r e s de p r o d u c c ió n d is p o n ib le s . En lo que atarte a la e c o n o m ía
in stitu c io n a liz a d a d e lo s m e d io s , lo s A c h u a r a te stig u a n m a n ifie s ta m e n te un gran
é x ito ; q u ed a p o r sa b e r si e l g r a d o de s a tis fa c c ió n d e su s o b je t iv o s e s tá a la
m ed id a de e sta e le g a n te e c o n o m ía d e lo s recu rsos.

2. L a productividad del sistema

E n e l c a s o p r e se n te , la e f ic a c ia p r o d u ctiv a s e e v a lú a m e d ia n te el a n á lisis d e
la estru ctu ra d e l c o n s u m o a lim e n tic io , p u e s to q u e lo s v a lo r e s d e u s o e s tr a té g ic o s
so n a q u í lo s q u e su m in istra n la e n e r g ía n e c e s a r ia para el b u en fu n c io n a m ie n to d e
la m á q u in a f i s i o l ó g i c a . H e m o s t e n id o y a la o c a c ió n d e c o n s ta ta r q u e fa
a lim e n ta c ió n a c h u a r G frecía una gran v a r ie d a d d e s a b o r e s y q u e p e s e a la
p r e e m in e n c ia d e la m a n d io c a e lla estaba le jo s de presen tar un cuadro g a str o n ó m ic o
m o n ó to n o . E n v is te d e lo s d a to s c u a n tita tiv o s p a r c ia le s y a p r e se n ta d o s, el lector
s o s p e c h a r á ig u a lm e n t e q u e lo s A c h u a r n o e stá n fa m ilia r iz a d o s c o n la e s c a s e z .
A u n q u e q u e d a p o r c o n fir m a r lo , g r a c ia s a un b a la n c e n u tric io n a ! q u e perm itirá
a s e g u r a r s e q u e la a b u n d a n c ia e stá e q u ita tiv a m e n te rep a rtid a y q u e n in g u n a
d e f ic ie n c ia p r o té ic a v ie n e a p r o d u c ir c a re n c ia s a lim e n tic ia s . U n tal b a la n c e e s el
q u e s e p r e se n ta e n e l c u a d r o N 2 2 4 , d o n d e se d etallan tas c o n tr ib u c io n e s diarias
p e r c á p it a , e n k ilo c a lo r ía s y en g r a m o s d e p r o te ín a s, su m in istra d a s p o r la ca za ,
la p e s c a y la h orticu ltu ra.

CUADRO NB 24

CONTRIBUCION COTIDIANA PER CAPÍTA A LA ALIMENTACION


(EN KILO-CALORIAS Y EN GRAMOS DE PROTEINAS)
SEGUN LO S DIFERENTES SECT O RES DE PRODUCCION

Sector de Caza Pesca Horticultura


actividad
TOTAL

Contribución prot. prot. prot. proL


kcal. kcal. kcal. kcal
per capJta (g) (§) (g> (8)
Ribereño 1.047 102 106 19 3.404 30 4.557 151

Ribereño 666 65 98 17,5 2.958 26 3.722 108,5


<
Ribereño 0 0 196 35 2.111 19 2.307 54
£0 227 26
< Ribereño 988 96 40 3.016 4.231 162

I n t e r f i uv¡a¡ 498 ; 49 71 12 , 2.024 18 2.593 79

Interfluvial 429 42 43 8 2.567 23 3.039 73

Promedio General 3.408 104,5

Este cuadro está hecho a partir de una muestra de seis casas (cuatro en el
hábitat ribereño y dos en el hábitat interfluvial) en cuyo seno han sido pesados
todos Jos productos alimenticios que llegaban diariamente durante un lapso total
de encuesta de 66 días. E l efectivo de consumidores por unidad doméstica ha sido
calculado contabilizando todos los adultos de ambos sexos como consumidores
completos (incluyendo, en cada caso, mi esposa y yo mismo) y como
s e m ic o n s u m id o r e s to d o s lo s n iñ o s de m e n o s d e d ie z artos y m á s d e un añ o. E!
e fe c t iv o g lo b a l para las s e is c a sa s e s d e 5 6 ,5 c o n s u m id o r e s , c o n un p r o m e d io d e
9 ,5 c o n s u m id o r e s p o r c a s a . U n ic a m e n t e lo s a lim e n to s d e s tin a d o s al c o n s u m o
h u m a n o h an s id o to m a d o s e n c o n s id e r a c ió n , la p a r le r e s e r v a d a a io s a n im a le s
d o m é s t ic o s (m a íz para la s g a llin a s y p a tatas d u lc e s p ara lo s p e r r o s ) s ie n d o
diariam ente sustraída de! v o lu m e n de la p ro d u cció n . P ara la p ro p o rció n de d e se c h o s
d e cada tip o d e p ro d u cto , h e m o s ela b o ra d o una tab la d e c o e fic ie n te s stan dards de
red u c c ió n . Para lo s p r o d u c to s c u ltiv a d o s, e s to s c o e f ic ie n t e s han s id o o b te n id o s a
partir d e e x p e r ie n c ia s e m p ír ic a s , m ien tra s q u e para ¡a c a z a y e l p e s c a d o h e m o s
u tiliza d o e l trabajo d e W H IT E 195 3 . L a c o n v e r s ió n d e la m a sa c o m e s tib le d e cada
e s p e c ie d e a lim e n to en v a lo r e n e r g é tic o y p r o té ic o e s tá b a sa d a e n e l c u a d r o d e
c o m p o s i c ió n n u tr itiv a del I n stitu y e o f N u tr itio n o f C e n tr a l A m e r ic a
a n d P a n a m a ( W U -L E U N G 1 9 6 1 ).

E l m é to d o e m p le a d o para e s ta b le c e r e s t e b a la n c e n u tr ic io n a l p r e se n ta un
in c o n v e n ie n te , en e l s e n tid o d e q u e e i c u a d r o d e ta lla la c o m p o s ic ió n d e lo q u e es
/d ia ria m e n te c o n su m ib le en u n a u n id ad d o m é stic a d ad a y n o d e lo q u e e s r ea lm en te
a b so rb id o p o r cada in d iv id u o en fu n c ió n d e su ed ad , s e x o y p e s o . P ara r ea liza r un
a n á lisis r ea lm en te c ie n t íf ic o d e la n u tric ió n h a b ría s id o n e c e s a r io p e sa r e n c a d a
c o m id a , o e n c a d a tom a d e a lim e n to , to d o s lo s a lim e n to s q u e l o i m ie m b r o s d e la
c a s a s e d isp o n ía n a in g e rir , tarea e v id e n te m e n te im p o s ib le ta n to p o r r a z o n e s
té c n ic a s c o m o p o r o b v io d e c o r o . A h o r a b ien , e n v ista d e lo s r e su lta d o s o b te n id o s ,
p articu larm en te en e l c a m p o d e l c o n s u m o d e p roteín as d e o r ig e n an im a l, s e p u e d e
dudar q u e lo s A c h u a r se a n c a p a c e s d e a b so rb er d ia r ia m e n te ta le s e x c e d e n t e s e n
re la c ió n c o n la s n o rm a s u su a lem errte p rescritas. H a y q u e p r e cisa r p u e s q u e to d o Jo
q u e e s c o n su m ib le n o e s r e a lm e n te c o n s u m id o , so b r e to d o lo q u e se r e fie r e a la
c a z a y al p e sc a d o . L u e g o d e u n a p e s c a o una c a z a p a r tic u la r m e n te fr u c tífe ra , lo s
p e d a z o s d e carn e y lo s file te s d e p e s c a d o so n c e c in a d o s y g u a r d a d o s en r e s e r v a e n
una c a n a sta e x p u e sta al h u m o d e l fo g ó n . A p e sa r d e e sta s p r e c a u c io n e s y d e las
ca n tid a d es in c r e íb le s de c a z a q u e lo s A c h u a r so n c a p a c e s d e e n g u llir e n un d ía, las
r eserv a s a cab an d a ñ a n d o se y e s n e c e s a r io e n to n c e s d e s e m b a r a z a r s e d e la c a rn e
averiada. E sta fr a cc ió n d e la p r o d u c c ió n a sí su stra íd a d e! c o n s u m o n o im p lic a p o r
e llo una d e fic ie n c ia tem p oral d e la can tid ad d e p ro teín a s y a q u e e l c a z a d o r v u e lv e a
cazar tan p ron to las p r o v isio n e s d e carne dejan d e se r c o n s u m ib le s . A l d estin ar una
parte d e su s a lim e n to s al d e sp e r d ic io , lo s A c h u a r se d a n e l m is m o lu jo q u e las
s o c ie d a d e s h ip er in d u str ia liza d a s, o fr e c ie n d o d e e s te m o d o u n m e n tís p a te n te a la
im a g en trad icion al d e la s o c ie d a d p r im itiv a en tera m o v iliz a d a e n su lu c h a co n tr a el
ham bre.

E sta aparente p r o d ig a lid a d s e m a n ifie s ta d e m o d o c o n v in c e n te c u a n d o se


ex a m in a la tasa d e co b ertu ra d e las n e c e s id a d e s e n c a lo r ía s y e n p ro teín a s. P o r falta
de una e n c u e s ta a n tr o p o m é tr ic a d e ta lla d a , n o ha s id o p o s ib l e « u b l c - t c j
p r e c isió n las n e c e s id a d e s c a ló r ic o -p r o té ic a s de ¡a p o b la c ió n ach u ar por « ;» (i ? jTiF
grufX) d e e d a d . P o r lo d e m á s, la s n o r m a s g e n e r a le s m e d ia s p r o p u e s ta » pu* fe.»
n u tr ic io n is ta s so n b a s ta n te v a r ia b le s y n o rom án s u f ic ie n t e m e n t e e n c u c w j
c o s t o e n e r g é tic o d e la s a c tiv id a d e s . H e m o s e s c o g id o p u e s r e te n e r c o in u r .íü m ,
m ín im a d e la c a n tid a d c o tid ia n a in d is p e n s a b le d e c a lo r ía s y d e p r o te ín a s bI>
In d iv id u o m e d io , e l v a lo r m á s fu erte e s t a b le c id o p o r U z o t para l o s Y a n o ír u r u . «
s e a un a p o b la c ió n r e la tiv a m e n te c e r c a n a a lo s A c h u a r p o r su c o n s titu c ió n I í j i . j ?
p o r su m o d o d e v i d a E n un a n á lisis d e ta lla d o , L iz o t ( 1 9 7 8 : p p . 9 4 - 9 5 ) ca'c
q u e e l m á x im o d e n e c e s id a d e s e n e r g é tic a s p e r c a p it a su b e a 2 .6 0 0 kexd. (p jr a
a d o le sc e n te d e d ie z a d o c e a ñ o s), m ien tras q u e e l m á x im o d e n e c e s id a d e s pro;t * **
e s d e 2 7 .4 g . p or día (para u n a h o m b re a d u lto ). S e p u e d e e n to n c e s su p o n e r q u e n
e l c o n s u m o p r o m e d io d e un A c h u a r s e a p r o x im a a e sta n o rm a m axi su i
y a n o m a m i, la s n e c e s id a d e s serán a d e c u a d a m e n te c u b ie r ta s . C o n la lec tu r a ¡írí
cu a d ro N ° 2 4 se constatará q u e en tod as las u n id ad es d o m é s tic a s d e nuestra m uo:-tía
el c o n s u m o m e d io so b re p a sa a m p lia m e n te e sto s d o s v a lo r e s. En o tr a s p a la b ra s, un
A c h u a r m e d io c o n s u m e m u c h a s m á s c a lo r ía s y p r o te ín a s q u e la s q u e
n e c esa ria s entre lo s Y a n o m a m i d entro de los g ru p o s d e e d a d c u y a s n e c e s id a d e s mki
las m á s im p o r ta n te s. C o n 3 .4 0 8 k c a l. p or d ía, al p r o m e d io d e n u estra m u e str a , la i
n e c e s id a d e s e n e r g é tic a s e stá n c u b ie r ta s al 131 %; e l p r o m e d io d e la c a n tid a d de
p r o te ín a s e s d e 1 0 4 .5 g„ lo q u e s ig n if ic a una ta sa d e c o b e r tu r a deJ 3 8 ! %. Ln
e sta s c o n d ic io n e s se c o m p r e n d e r á q u e n o h a y a m o s n i s iq u ie r a j u z g a d o n e c e s a r io
in c lu ir l o s p r o d u c to s d e r e c o le c c i ó n e n e l b a la n c e n u tr íc io n a l a p e s a r d e !a
co n tr ib u c ió n n o d e sp r e c ia b le q u e e llo s rep resen tan du ran te c ie r to s p e r ío d o s d e l afto.

P or n o ta b le s q u e p a r e zc a n , e sto s r esu lta d o s n o s o n p o r e llo e x tra o r d in a r io s y


s o s t ie n e n la c o m p a r a c ió n c o n o tr o s d a to s i d é n t i c o s r e c o le c t a d o s e n o tr a s
p o b la c io n e s a m e r in d ia s, j ív a r o y n o jív a r o , ( v é a s e el c u a d r o N® 2 5 ).

P r im e r o s e o b s e r v a r á h a s ta q u é p u n to la c o m p o s i c i ó n m e d ia d e la
a lim e n ta c ió n e s a lle g a d a e n lo s tres g r u p o s j ív a r o e s tu d ia d o s , ta n to p ara e l v a lo r
e n e r g é t ic o c o m o para la c a n tid a d d e p r o te ín a s. E s ta s im ilit u d d e lo s r e s u lta d o s
corrob ora n u estro s d a to s y a te stig u a a m p lia m e n te e l h e c h o d e q u e la a b u n d a n c ia y
la c a lid a d d e la a lim e n ta c ió n e n la s c a s a s d e n u estra m u e str a n o eran a tr ib u íb le s a
c ir c u n s ta n c ia s e x c e p c ió n al m e n te fa v o r a b le s . L a c o n fig u r a c ió n d e Ja a lim e n ta c ió n
e n e s t o s c in c o g r u p o s d e p o b la c ió n c o n tr ib u y e a d e m á s a p r o y e c ta r la s o s p e c h a
so b re las in te r p r e ta c io n e s h ip er d e te r m in ista s de c ie r to s te ó r ic o s d e l m a te r ia lis m o
e c o ló g ic o q u e v en en la a c c e sib ilid a d a la s p ro teín a s el fa cto r lim ita n te a b s o lu to d e
la d e n s id a d d e m o g r á fic a a b o r ig e n e n la A m a z o n ia . E n l a e x p o s i c i ó n m e jo r
a r g u m e n ta d a d e e sta h ip ó te s is , D . C r o ss s e e n tr e g a a c á lc u lo s a c r o b á tic o s para
d em ostrar, b a sá n d o se e n una m uestra de d ie z so c ie d a d e s a m erin d ia s, q u e la can tid a d
CONSUMO MEDIO DE CALORIAS Y PROTEINAS EN CINCO
POBLACIONES AMAZONICAS

Consumo medio
Población
kcal. Proteínas (en g.)

Jívaro Achuar del Ecuador 3.408 1044

Jívaro Achuar del Perú3 3.257 i 07,7

Jívaro Aguarunab 3.356 ----

Siona Secoyac 2.215 80.9

Yanomani centrales^ 1.772 67,55

a: ROSS 1976: p. 149; b: BERLIN y MARKELL 1977: p. 12;

c: VICKERS 1976: p. 135; d: LIZOT 1978: p. 96.


de proteínas en la alimentación indígena siempre se sitúa por debajo o en el límite
de un tope mínimo que él fija en 63 g. por día y por persona (GROSS 1977: pp.
531-532). Lizot criticó ya de manera convincente el carácter arbitrario de la
definición de una tasa tan elevada (LIZOT 1977: pp. 134-135); pero aun cuando
se aceptarían ¡os 63 g. como un tope mínimo, quedarían por lo menos cinco
muestras de sociedades amerindias, para las cuales se dispone de datos seguros, que
sobrepasan crónicamente esta tasa de aportación protética. En cambio, si se
examina en detalle el procedimiento empleado por Gross para fijar la contribución
protéica en cada una de las diez sociedades de su muestra, es forzoso constatar que
él razona principalmente a partir de extrapolaciones azarosas y no de mediciones
precisas y extensivas. Sin poner en duda el hecho de que ciertas sociedades
amazónicas puedan conocer carencias protéicas en su alimentación -muy
particularmente en situaciones de contacto o de avanzada aculturación- uno no
puede menos que interrogarse sobre la validez de las generalizaciones que Gross
saca de una muestra tan poco fiable.

A esie respecto, compartimos los puntos de vista de Beckerman quien, en


un comentario crítico del artículo de Gross, proponía al contrario la idea de que,
según toda probabilidad, las fuentes de pro teínas so n su bexplotadas por las
poblaciones aborígenes de la hyk-a amazónica (BECKERMAN 1979: p. 533).
Nuestros estudios sobre los Achuar, así como los de Lizot sobre lo s Yanomami,
muestran bien que las sociedades amerindias cuyas condiciones de existencia no
han sido demasiado perturbadas explotan solamente una pequeña fracción de sus
recursos naturales; por lo ta n to e lla s n o p u e d e n e s ta r "limitadas" por la
accesibilidad a las proteínas. A decir verdad, si en alguna parte existe carencia e”
sin duda en los datos sobre los cuales se basan ¡as interpretaciones ecológicas
hiperdeterministas, m á s q u e en ¡a alimentación de las poblaciones amazónicas.

Que los f a c t o r e s ecológicos desempeñen un papel mucho menos


determinante que lo que se ha pretendido se revela de modo ejemplar en la escasa
diferencia observable entre Jas cantidades medias de proteínas consumidas por los
Achuar según la naturaleza de los biotopos que ellos explotan. AJ comienzo de
este trabajo evocábamos la tesis dominante entre numerosos etnólogos y
arqueólogos norteamericanos, que ven en la mayor accesibilidad a las proteínas del
hábitat ribereño amazónico una ventaja adaptatíva susceptible de suministrar una
base material ai desarrollo de sociedades complejas y jerarquizadas. Ahora bien,
entre los Achuar, por lo menos, la disparidad entre los biotopos no parece tan
significativa: el promedio de 1a aportación protéica cotidiana es de 76 g , p o r
persona en las unidades domésticas interfluviales contra 119 g. en las unidades
domésticas ribereñas. Es verdad que una diferencia de 43 g. podría parecer enorme
pero solamente con la condición de que este déficit pueda hacer bajar los Achuar
interfluviales por debajo del fatídico umbral de los 27,4 g. lo cual no es el caso
aquí. Así, y pese al h e c h o de que las unidades domésticas interfluviales absorben
menos proteínas que aquellas de las llanuras aluviales, el consumo diario que ellas
hacen es todavía cerca de tres veces superior a la norma establecida. En otros
términos, las colinas interfluviales no son en nada un "desierto protéico" y si
desde ese punto de vista se tuviera que establecer un contraste entre los biotopos,
este s e situaría más bien entre la abundancia y la superabundancia antes que entre
la carencia y la adecuación a la s necesidades.

En la medida en que contradicen teorías en boga, estos resultados podrían


parecer sospechosos o insuficientemente fundamentados. Ahora bien, estos están
perfectamente confirmados por el único investigador que, según nuestro
conocimiento, se tomó la molestia como nosotros de medir con precisión Jas
diferencias de productividad entre un biotopo interfluvial y uno ribereño,
explotados de manera idéntica por un mismo pueblo amazónico. En su ensayo
sobre el trabajo y la a lim e n ta c ió n e n tr e ¡os Y a n o m a m i, Lizot observa en e fe c to
que",., la diferenciación de los hábitats no merece ser conservada en la presentación
de los resultados en lo que respecta a los Yanomami centrales; puede que sea útil
para otras regiones" (LIZOT 1978: p. 96). Puede que sea eventualmente, y
deberemos esperar informaciones suplementarias sobre otros grupos étnicos
amazónicos -si todavía es tiempo para recogerlas- antes de poder formamos una
opinión más contrastada. Por lo demás, esta convergencia objetiva entre dos
sociedades amazónicas, tan próximas por muchos rasgos estructurales, inclina a
recibir con la mayor prudencia la teoría de una diferenciación de las formas
sociales engendrada por una desigual accesibilidad de las proteínas.

Al concluir nuestro examen de las diferentes tasas de densidad demográfica


achuar según los biotopos (capítulo 2 ), nos interrogábamos sobre un hecho
desconcertante: ¿por qué, dada la muy poca densidad de población en el hábitat
ribereño (0.44 h. /km2), todos los Achuar interfluviales no se habían concentrado
en esta zona de llanuras aluviales donde hubieran podido encontrar recursos
potenciales superiores a los de que disponían en el hábitat interfluvial? La
respuesta a este enigma se hace ahora evidente. Aparte del hecho de que la ventaja
adaptativa del hábitat ribereño en materia de recunos naturales no es prácticamente
explotada por razones culturales (tabués sobre los grandes mamíferos ripícolas), la
productividad del sistema económico en el hábitat interfluvial es tal que, provisto
que su densidad demográfica se mantenga en la tasa actual, no existen mayores
razones para migrar al hábitat ribereño donde por lo demás reina una malaria
endémica. De hecho la actual densidad demográfica en la zona interfluvial puede
parecer excepciónalmente baja (0,08 h. /km2); sin embargo es apenas inferior a la
estimación de 0,1 h7km2 que propone Denevan como la tasa más probable para
este tipo de biotopo antes de la conquista española (DENEVAN 1976: p. 228).

La superproducción generalizada de las casas achuar invita igualmente a


cuestionar la universalidad de las inferencias sacadas por Sahlins de su análisis de
las constantes estructurales en lo que él llama el modo de producción doméstico
(SAHLINS 1972: pp. 41-99). Sahlins desarrolla de manera pertinente y
argumentada la idea de que las sociedades primitivas sólo funcionan al mínimo de
sus capacidades productivas y concluye en consecuencia que la subproducción es
natura! en las economías organizadas exclusivamente en base aJ grupo doméstico
y a las relaciones de parentesco entre los grupos domésticos. Una consecuencia
ineluctable de esta subutilización sistemática de ¡os recursos sería, según éí, la
imposibilidad temporal experimentada por ciertas unidades domésticas de operar su
autoabastecimiento de manera totalmente independiente, imposibilidad que
engendraría la obligación para éstas de recurrir a la ayuda mutua de las unidades
domésticas más favorecidas (SAHLINS 1972: pp. 69-74). Este fracaso regular de
por lo menos algunas unidades de producción sería pues un constreñimiento
estructural del modo de producción doméstico tal como lo define Sahlins. Los tres
ejemplos etnográficos propuestos como ilustración de esta tendencia (los Iban, los
M a zu lu y lo s YakO) s o n tal v e z in s u fic ie n te s para p o d e r fun dar e n e llo s una le y
u n iv er sa l, tanto m ás q u e u n o de e llo s e s p o c o c o n v in c e n te ya q u e e n tr e lo s Iban
una parte a p a ren tem en te bastan te im p o rta n te d e la fu e r z a d e trabajo d o m é s tic a e s
e m p le a d a para !a p r o d u c c ió n d e vahares d e in te r c a m b io e n d e tr im e n to d e la
p r o d u cc ió n d e v a lo r e s d e u so (S A H L I N S 1972: pp. 7 1 - 7 2 ) .

Resulta evidente que ninguna casa achuar está protegida de un accidente


imprevisto que vendría a amputar ampliamente su fuerza de trabajo. Los relatos
que ciertos informantes hacían de las consecuencias dramáticas de una epidemia de
sarampión en los años cincuenta sugieren bastante que enfermedades inhabilitantes
que afecten la mayor parte de los productores de una unidad doméstica pueden
tiener un efecto catastrófico sobre el nivel de aprovisionamiento alimenticio. Por
otra parte, la generalización del levirato y de la poligmia -mecanismos con los
cuales se opera constantemente el reajustó de la fuerza de trabajo en caso de
desorganización de la capacidad productiva doméstica por un deceso- no es
suficiente en sí para impedir que ciertas unidades domésticas no puedan conocer
temporalmente momentos difíciles. En este senüdo, es exacto que la amenaza de
una baja provisional de abastecimiento causada por la enfermedad o la muerte de
un miembro estratégico de la unidad doméstica se cierne siempre sobre los
Achuar. Mas aquello es una amenaza universal puesto que en todas las sociedades
históricas la unidad de consumo doméstica es siempre dependiente para su
subsistencia material del trabajo que suministran sus miembros. En caso de
interrupción accidental del trabajo, habrá entonces que contar con la solidaridad de
los parientes en una sociedad primitiva o con un sistema estatal de prestaciones
sociales eñ una sociedad industrial avanzada. Este tipo de fracaso económico
temporal no es pues propio del sistema productivo del modo de producción
doméstico tal como lo define Sahlins. En cambio, si SahÜns quiere decir que la
imposibilidad para ciertas unidades domésticas de asegurar normalmente su
autosubsistencia proviene de su incapacidad estructural de prever sus necesidades
reales de consumo en razón de una subutilízación demasiado sistemática de los
recursos productivos, no es cierto que esta proposición pueda ser generalizada. Ella
no se aplica en todo caso a Jos Achuar de quienes se ha visto hasta qué punto
sabían reservar un ampüo margen de seguridad en su subexplotación del potencial
productivo.

Es pues lícito decir que los componentes técnicos de ciertos sistemas


productivos -tales como aquellos practicados por numerosas sociedades indígenas
de la Cuenca Amazónica- hacen poco más o menos imposible un fracaso crónico
de una fracción de las unidades domésticas cuando este fracaso es atribuible
excusivamente a la imprevisión. En el caso achuar la garantía casi automática de
éxito está asegurada no solamente por la seguridad que trae el cultivo extensivo de
FIG U R A N® 1 2
PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO EN CADA UNA DE LAS
ACTIVIDADES DE SUBSISTENCIA EN FUNCION DE SU
CONTRIBUCION A LA AUMENTACION

Porcentaje del tiempo total de trabajo diaria invertido por un individuo en un


sector dado de subsistencia (100 % = 206,5 minutos).

Porcentaje del total de kilocalorías suministradas a un individuo por un sector dado


de subsistencia (100 % = 3.423 kilocalorías).

Porcentaje del total diario de proteínas suministradas a un individuo por un sector


dado de subsistencia (100 % = 104.7 gramos de proteínas).
ia mandiocaen un medio desprovisto de variaciones climáticas notables, sino
también por ia elevada productividad del trabajo en iodos los sectores de la
subsistencia. En efecto, basta 82,6 minutos de trabajo diario en la horticultura
para producir 2.509 kcal. y 23,5 g. de proteínas, o bien de 88,9 minutos dedicados
a ia caza para obtener 602,5 kcal,, y 59 g. de proteínas. En otras palabras, con
una inversión individual media en la caza y la horticultura
inferior a tres horas diarias, se obtienen en retribución 3.111,5
kcal, y 82,5 gramos de proteínas. Resultados tan notables hacen parecer
en cambio bien modesta Ja productividad bruta de la Francia agrícola en un siglo
XVII atravesado por las grandes hambres.

Cuando se ordena Ja productividad de] trabajo en cada una de Jas actividades


de subsistencia en función de su contribución energética y protéica a la
alimentación (Figura N" 12), se ve claramente aparecer Ja dimensión simbólica de
la valorización fijada a cada uno de los procesos de trabajo. Como era de prever, la
horticultura es la técnica de aprovisionamiento alimenticio mis productiva en
calorías por unidad de tiempo invertido (78,3% de las Kcal. Para el 40 % del
trabajo diario), mientras que más paradójicamente, es la pesca la que resulta ser la
más productiva en proteínas por unidad de tiempo gastado (2 1 % de las proteínas
para el 13% de trabajo diario). Este último punto se explica particularmente pof el
hecho de que Ja colocación de sedales alados a la orilla sólo exige algunos minutos
por día, al mismo tiempo que asegura un aprovisionamiento escaso pero regular
de pescados. Aunque representa casi la mitad del gasto diario medio en trabajo
(43%), la caza suministra apenas más de la mitad de la contribución diaria en
proteínas (56,4%). Si se piensa que la pesca y la horticultura suministran entre
ambas 45,5 g. de proteínas por día, se podría entonces decir que 3a productividad de
la caza no es muy alta; en buena lógica marginalista los Achuar podrían casi
completamente dejar de cazar. Les bastaría con cultivar un poco más de maíz y
frijoles, pescar un poco más de pescados o comer más seguido los huevos de su
corral, para mantener una tasa de aportación proteica más que suficiente. Empero
esto sería olvidar quu la cacería no solamente es un medio para conseguir
proteínas, sino también y ante todo una fuente de placer tanto para los hombres
que la practican como para las mujeres que se deleitan con la caza. La lógica de la
economía de los medios por el cálculo racional no tiene lugar en una sociedad
donde lo mismo Jas necesidades como los medios propios para su satisfacción no
provienen de una opción deliberativa. Esto es algo de lo cual uno puede
convencerse perfectamente al observar la escasa productividad de ia recolección
vegetal, que suministra solamente el 0,5% de las calorías y el 0,2% de las
proteínas para el 4% del trabajo diario2. Ahora bien, la recolección es concebida
por fas Achuar como un paseo de diversión y no como una labor exigente; no
tendría pues más sentido el tildar de improductiva esta técnica &
a p r o v isio n a m ie n to a lim e n tic io q u e e l q u e tuviera el co n d e n a r nu estra r e c o le c c ió n
d o m in ic a l de las seta s y io s m iz c a lo s c o m o una pérdida d e tiem p o .

En un artículo que se hizo célebre, Sahlins desarrollaba la idea de que los


cazadores-recolectores del neolítico, lejos de estar todos al borde del hambre como
lo imaginaba un prejuicio corriente, podían ser legítimamente considerados como
la "primera sociedad de abundancia" (SAHLINS 1968). El cuadro se habría
ensombrecido considerablemente conforme fue transcurriendo la evolución social y
tecnoeconómica de la humanidad, con un aumento progresivo del tiempo de
trabajo individual y una baja correlativa de su productividad. El ejemplo de los
Achuar, así como el de otras sociedades de cazadores-rozadores amazónicos,
muestra sin embargo que la domesticación de plantas no es necesariamente el
primer paso de un engranaje productivista conduciendo ineludiblemente a la
alienación económica. Los Achuar no trabajan más que lu mayoría de las
sociedades de cazadores -recolectores inventariadas por Sahlins y el nivel de su
alimentación es sensiblemente mejor en calidad y en cantidad. Desde hace por lo
menos tres milenios que poblaciones amazónicas escogieron el cultivo de la
mandioca, esta mutación no ha engendrado aparentemente ni el hambre, ni la
disminución de los ratos de ocio, ni la explotación del hombre por el hombre.
Que esta opción haya sido ¡a mejor posible encuentra sin duda una ilustración en
la cuasi unanimidad con la que las sociedades de la selva ecuatorial sudamericana
han adoptado el cultivo de los tubérculos. Se sabe ahora en efecto que casi todas
las sociedades de caza dores-recolectores históricamente atestiguadas en la hylea
amazónica eran anteriormente horticultores y que en esa región los sistemas de
subsistencia basados exclusivamente en [a predación deben considerarse como
formas regresivas o falsos arcaísmos.

La pertinaz voluntad heurística que manifiesta Sahlins es ciertamente digna de


encomio y no podemos más que suscribimos a un programa de investigación que
se fija por objetivo la inteligibilidad de los mecanismos de la evolución social y
económica de la humanidad. Sin embargo, hay que cuidarse de los peligros de una
interpretación demasiado unilíneal que haría de la agricultura el deus ex
machina del crecimiento exponencial y de !a estratificación social^. La especie
de anarquía política en la que viven los Achuar atestigua ampliamente de que una
economía agrícola eficiente de ningún modo necesita de un cacicato o de una
alienación del libre albedrío de cada uno para funcionar adecuadamente.
^ E s te c u a d r o , a l ig u a l q u e to d o s lo s d a l o s c u a m i f ic a d o s p r e s e n ta d o s e n e ;:?
c a p ítu lo , e s tá b a s a d o c a e l a n á lis is d e u n a m u e s tr a d e s e is u n i d a d e s d o m i n i c a » en
h á b ita t d is p e rs o ( c u a tr o en e l h á b i ta t r ib e r e ñ o y dos e n e l h á b i t a t in tc rflu v u !)
e s tu d ia d a s d u r a n te un p e r ío d o g lo b a l d e 6 6 d ía s . L a d u r a c ió n m ín im a d e c u j d i j m
u n a u n id a d d o m é s tic a h a s id o d e o c h o d ía s y la m á x im a d e d ie c io c h o . E s U m u c \ ; r j
h a s id o s e le c c io n a d a p o r su r e p re s e n La ti v id ad d e n t r o d e u n a s e r ie m á s a m p í i j ¿ <
e n c u e s t a s in c lu y e n d o 14 u n id a d e s d o m é s tic a s d u r a n te u n p e r í o d o g l o b a l d e 16 3 ¿Ut.
E n to d a s e s ta s u n id a d e s d o m é s tic a s h a n s id o m e d i d a s d i a r i a m e n t e la p r o < J u ti ; ¿ n
a lim e n t i c i a y la d u r a c ió n d e l tr a b a jo . L a s s e is u n id a d e s d o m é s tic a s r e t e n i d a f j ra
c o n s t i t u i r la m u e s tr a d e f in itiv a h a n s id o e s c o g i d a s d e b i d o a q u e lo s p c r l w i u t J¡:
e n c u e s ta e s ta b a n e q u ita tiv a m e n te d is tr ib u id o s a lo la rg o d e l c ic lo e s t a c i o n a l y
lo s r e s u lta d o s m e d io s e ra n lo s m á s p r ó x im o s a lo s p r o m e d i o s g e n e r a l e s .

2 H a y q u e n o ta r q u e la a p o r t a c ió n d i a r i a d e la r e c o l e c c i ó n v e g e ta l c s t i
a m p lia m e n te s u b e s tim a d a en e s ta m u e s tra e n ra z ó n d e la b r e v e d a d d e lo s p e r ío d u t de
e n c u e s ta y d e su r e p a r tic ió n a to d o lo la r g o d e l a n o . E n b a s e a la s e n c u e s t a s m í»
e x t e n s i v a s q u e h e m o s , e f e c tu a d o , p o d e m o s c o n s i d e r a r q u e , d u r a n t e la e s t a c i ó n
n e re tin (es d e c i r d u r a n te p o r lo m e n o s c i n c o m e s e s al a ñ o ) , lo s f r u to s s i l v e s tr e s
c o n trib u y e n con 200 a 300 g. a la a l im e n t a c i ó n d ia ria per c a p ita , o ic a
a p ro x im a d a m e n te el 2% d e la s c a l o r í a s . S i n em b arg o , no es ca té r m in o s de
c o n t r i b u c i ó n e n e r g é tic a b r u ta q u e d e b e e v a lu a r s e la i m p o r t a n c i a d e lo s f r u t o s d e
re c o le c c ió n , s in o p o r sii a p o rta c ió n de c ie r t a s v ita m in a s (p a rtic u la rm e n te ¡a
v i ta m in a A , la tia m in a y la r ib o fla v in a ) c u y a i m p o r ta n c ia e s c r í t i c a e n el e q u i li b r i o
n u t r ii i v o . EsLas v ita m in a s e x i s te n e n c a n t id a d e s n o t a b l e m e n t e i n s u f i c i e n t e s c a lo s
p r in c i p a l e s c u ltíg e n o s y m u y p á r tic u l a rm e n te e n la m a n d io c a .

3 A s í c o m o lo s e v o lu c i o n is ta s d e i s ig lo X I X , S a h l i n s t i e n d e a ver en !a
r e v o lu c ió n a g r íc o la e l o r ig e n d e la e s ta b ilid a d d e la s f o r m a s p o l í t i c a s , l a c o n d i c ió n
de la je ra rq u iz a c ió n so c ia l y el i n s t r u m e n to que p e r m ite que se in s ta u re la
a c u m u la c ió n i n f in i t a d e la s r i q u e z a s . A s í: " L a a g r i c u l t u r a . . . h a p e r m i ti d o a la s
c o m u n i d a d e s n e o lític a s m a n t e n e r u n e l e v a d o n iv e l de o r d e n s o c i a l e n e f c u a l la s
e x ig e n c ia s d e la e x is te n c ia h u m a n a h a b ía n s id o s u s tr a íd a s a l o r d e n n a t u r a l . S e p o d ía
a l m a c e n a r s u f ic ie n te s a lim e n to s d u r a n te c i e r ta s e s ta c io n e s p a r a p o d e r a l i m e n t a r a la
g e n t e c u a n d o n a d a c r e c ía ; la s u b s ig u ie n te e s ta b ilid a d d e la v id a s o c i a l s e h a b ía
c o n v e r tid o en u n f a c to r c r ític o d e s u c r e c im ie n to m a te r ia l. D e s d e e n to n c e s , la c u ltu r a
h a id o d e tr iu n f o e n tr iu n f o , e n u n a s u e r t e d e c o n tr a v e n c i ó n p r o g r e s i v a d e la le y
b i o ló g ic a d el m í n i m o ...” ( S A H L IN S I 9 7 2 :p . 3 7 ) .
CONCLUSION

En las páginas que preceden hemos sido los compañeros atentos de los
Achuar, siguiéndoles paso a paso por todos los lugares que ellos frecuentaban. Al
cabo de este recorrido en espiral, hace menos falta recapitular aquello que ha sido
progresivamente establecido que tratar de sacar de él algunas lecciones. Es verdad
que la connivencia del etnógrafo con el universo familiar que describe tiende a
veces a limitar la ambición de su propósito. Más allá de las informaciones que
proporciona, la empresa monográfica sin embargo sólo se justifica si permite
elevarse por inducción de lo particular a lo general. Toda sociedad singular
propone sus soluciones a problemas universales y si la administración de la
prueba debe sin duda apoyarse en generalizaciones comparativas, no es ilícito
pensar que cada ilustración particular pueda entregar su cosecha de enseñanzas.

Por el marco que se ha asignado yj?oc ios análisis que ha producido, este
estudio ha estado constantemente marcado por el sello de lo.doméstico. AI escoger
el hogar como el lugar de la práctica social, no hemos hecho más que adoptar el
punto de vista de los Achuar, sin conferir por ello a lo doméstico el estatuto
teórico que una corriente de pensamiento le ha reconocido desde Aristóteles hasta
nuestros días. Este no es el lugar para decir hasta qué punto nos parece
problemático el uso tipológico que se ha querido hacer de esta configuración
-diversamente denominada estarfío del oíkos o modo de producción doméstico-
salvo para precisar que rechazamos su empleo como categoría analítica. Si la
ecología de los Achuar puede ser calificada de doméstica es porque cada unidad
doméstica se piensa como un centro singular y autónomo donde es puesta en
escena de modo permanente la relación con el medioambiente. Ahora bien, esta
multiplicidad fragmentada de emparejamientos con el mundo natural está
organizada por la idea fundamental de que en la naturaleza se juegan relaciones
sociales idénticas a las que tienen la casa por teatro. La naturaleza no es pues ni
domesticada ni domesticable, es simplemente doméstica.

Lejos de ser un universo incontrolado de espontaneidad vegetal, la selva es


percibida como una plantación sobrehumana cuya lógica obedece a regías distintas
de las que gobiernan la vida del huerto. Esta espectacular reducción del desorden
silvestre al orden hortícola indica que la relación de te naturaleza con la cultura se
deja menos ver como una ruptura que como un continuum. La progresión
concéntrica que conduce de !a morada a la selva no se manifiesta como una
travesía progresiva hacia el salvajismo, desde el momento en que pueden
establecerse con los seres de la jungla estas relaciones de sociabilidad cuyo marco
provee ordinariamente la casa. Proyectada continuamente en los animales de la
selva, ¡a relación de afinidad que se experimenta en el tankamash coloca en el
mismo plano el juego de la caza y el juego de la alianza. A primera vista, estos
juegos parecen escapar a Ja esfera doméstica, pero sería olvidar que a través de las
visitas que una unidad doméstica recibe, ésta intenta constantemente reapropiarse
deJ universo forastero. La distinción entre'los de la casa y los ouus se muía por io
demás completamente en el gran flujo perpetuo mediante el cual cada hogar se
alimenta de yernos, asimilación que ofrece el modelo ejemplar de una
domesticación exitosa de los afines. La guerra sanciona el ineluctable fracaso de
este paso al límite, donde uno intenta convencerse de que la hospitalidad temporal
concedida a los aliados es un «adecuado substituto del convivir; la caza debería saber
algo al respecto, ella que hace día a dia la cruel experiencia de la duplicidad de
semejante apuesta.

Sin embargo, ios Achuar no han civilizado completamente la naturaleza en


las redes simbólicas de la domesticidad. Ciertamente, el campo cultural es aquí
singularmente englobante, puesto que encontramos en él animales, plantas y
espíritus que competen al ámbito de la naturaleza en otras sociedades amerindias.
No se encuentra pues entre los Achuar esta antinomia entre dos mundos cerrados e
irreductiblemente opuestos: e¡ mundo cultural de la sociedad humana y el mundo
natural de la sociedad animal. Existe no obstante un momento en que el
continuum de sociabilidad se interrumpe para ceder el lugar a un universo salvaje
irreduc tiblemente extraño al hombre. Incomparablemente más reducido que el
ámbito de la cultura, este pequeño segmento de naturaleza comprende el conjunto
de las cosas con las cuales no puede establecerse ninguna comunicación. A los
seres dotados de lenguaje (aents), de los cuales los humanos son la encamación
más cabal, se oponen las cosas mudas que pueblan universos paralelos e
inaccesibles. La incomunicabilidad es a menudo atribuida a una falta de alma
(wakan) que afecta a ciertas especies vivientes: los peces, la mayoría de los
insectos, los animales de corral y numerosas plantas están de este modo dotados de
una existencia maquinal e inconsecuente. Mas la ausencia de comunicación es a
veces función de la distancia^ infinitamente alejada y prodigiosamente móvil, el
ajm ade los astros y de los meteoros permanece sorda a los discursos de Jos
hombres
Si es por el criterio del lenguaje que Jos -Achuar discriminan entre Ja
naturaleza y la cultura, no por ello colocan a todos !os seres en el mismo plano.
Los seres dotados de palabra conocen una jerarquía sutil cuyos escalones inferiores
apenas se diferencias del estado de naturaleza. Sin embargo, no es un grado de
competencia enunciativa el que ordena el continuum cultural sino un grado de
sociabilidad. En el pináculo de este recorrido en desvanecido se sitúan los "seres
completos" (penke aents), es decir los humanos. La sociedad achuar es el
paradigma de esta humanidad absoluta y sus normas sirven de patrón para medir
sus extravíos. Las étnias vecinas ofrecen ¡a imagen de una humanidad disminuida
donde los principios que rigen la vida social achuar no siempre tienen curso;
incluso si a veces es posible contraer matrimonios con ellos, estos indios están
tachados ya de alteridad. Aun cuando con apariencia inhumana, ciertos seres son
todavía muy cercanos a los Achuar pues se conforman a reglas de alianza idénticas
a las suyas. Es el caso de estos espíritus de ejemplar sociabilidad que son los
Tsnnki, o aún de varias especies de caza (mono lanudo, tucán...) y de plantas
cultivadas (mandioca, cacahuete...).

Un paso decisivo hacia la naturaleza es franqueado cuando se llega a esta


cíase de seres que se complacen en la promiscuidad sexual y escarnecen así
constantemente el principio de exogamia. Tan humano por tantos otros aspectos
de su vida familiar, el mono aullador es el modelo de estos animales incestuosos.
Entre éstos, el perro figura en buen lugar;en el seno de Ja vida más doméstica, este
animal altamente socializado introduce el desorden de !a bestialidad. En estos seres
de costumbres indignas, eí incesto es menos percibido como la infracción a una
norma que como su inversión sistemática. Así, su sexualidad no está
completamente bajo el imperio de la ley natural, pues está gobernada por ia
inversión simétrica de las leyes de la cultura.

El último escalón de la jerarquía de los seres con lenguaje está ocupado por
lo solitarios; su apartamiento de toda vida social les confina en la juntura de la
cultura con la naturaleza. Los espíritus iwianch, encamación del alma de los
muertos están condenados a una soledad desesperante que tratan de colmar raptando
niños. En cambio, los animales predadores aprecian su ascciabilidad ya que ésta
les libera de toda deuda para con sus presas. Los más peligrosos de estos asesinos
solitarios son el jaguar y la anaconda con los cuales solamente los chamanes
llegan a trabar contrato. Como los profanos son incapaces de aliarse a estos seres
que rechazan las obligaciones de la vida social, la guerra salvaje que éstos dirigen
contra ¡a humanidad se convierte en la mejor ilustración de los efectos de la
anomia. No obstante, por alejados que estén de ¡as leyes de la sociedad ordinaria,
los jaguares y las anacondas son los animales familiares de los chamanes,
vigilando como perros las proximidades de sus casas; ellos pertenecen aún al orden
de la cultura puesto que los amos que sirven no están fuera de la sociedad, Pmt c¡
sesgo de esta subordinación a tos chamanes de los predadores solitario*. cj
pensamiento achuar domestica de este modo a los animales más salvajes de h
jungla: la nocividad que se les imputa es finalmente socializada en beneficio <íc
una frxción de la humanidad.

Si la selva es el teatro de una siempre renovada empresa de domesticación de


los otros, en cambio el huerto y el río se definen como esos lugares por
excelencia donde la unidad doméstica puede ai fin dominar su compietud. Ambito
de una consanguinidad maternal, hecha sin embargo posible por los esfuerzos <fc
un esposo, o escena metafórica de la con yugal idad lograda, estos dos mundos
ilustran perfectamente la domestiddad de la naturaleza. Por consiguiente ¿por qué
hablar de naturaleza doméstica puesto que ya se habrá adivinado que a través de
estos términos es lo que los Achuar conciben como cultura que designamos?
Asumiendo el riesgo de un posible equívoco, hemos empleado esta expresión
corno un artificio retórico con el fin de recalcar que la parte de materialidad que no
ha sido directamente engendrada por el hombre y que solemos denominar
naturaleza puede ser representada en ciertas sociedades como un elemento
constitutivo de la cultura. Existe por supuesto todo un sector de la naturaleza
transformado por el hombre y que depende pues de él para reproducirse: la
humanización de las plantas y de los animales domésticos constituye un resultado
previsible del constreñimiento biológico que subordina la perpetuación de estas
especies a la intervención humana. Empero, como lo ilustran los Achuar, ¡a
domesticación de la naturaleza puede extenderse en lo imaginario mucho más allá
de las fronteras concretas que establece la transformación por los hombres de su
medio material. Incluso podría avanzarse la hipótesis de que la porción del reino
natura! que una sociedad va a socializar de manera fantasmática será tanto más
vasta cuanto que la parte de la naturaleza que ella es capaz de transformar
efectivamente es más reducida. Este fenómeno de transposición no es reductible a
una suerte de compensación ideológica de la impotencia; tal aproximación sería
eminentemente etnocéntrica dado que supondría justamente que toda sociedad, al
igual que la nuestra, se representa la naturaleza como un terreno que hay que
conquistar. Al dotar la naturaleza de propiedades sociales, los hombres hacen más
que conferirle atributos antropomórficos, ellos socializan en lo imaginario la
relación ideal que establecen con ella. Esta socialización en lo imaginario sin
embargo no es completamente imaginada: para explotar la naturaleza, los hombres
tejen entre sí relaciones sociales y es a menudo la forma de estas relaciones la que
les servirá de modelo para pensar su relación con la naturaleza.

La práctica cotidiana de los Achuar confirma plenamente esta idea de que


existe una correspondencia entre los modos de tratamiento de la naturaleza y los
modos de tratamiento dei prójimo (véase HAUDRICOURT 1962). Esta
correspondencia es ei hecho de una adecuación general entre ios marcos sociales-de
¡os usos de! medio ambiente y las formas de sociabilidad imaginarias en las cuales
estos usos se traducen. Así por ejemplo, ¡a autonomía doméstica que caracteriza la
intervención material de los Achuar sobre Ja naturaleza es transpuesta en la
autonomía del control de las condiciones simbólicas que se supone hacen posible
esta intervención. Hombres y mujeres de una unidad doméstica son a la vez
independientes entre sí en sus especializaciones técnicas y mágicorituales, al
mismo tiempo que estrechamente complementarios tanto para !a realización del
conjunto del proceso productivo doméstico como para la puesta en práctica de
ciertas precondiciones simbólicas que gobiernan ia eficacia de sus prácticas
respectivas. Esta mezcla muy particular de independencia y complementaridad
entre Jos sexos se limita a la unidad doméstica: ninguna instancia o mediación
supralocai puede amenazar ei privilegio que tienen los miembros de una casa de
poder reproducir por sí mismos sus capacidades simbólicas de intervención sobre
la naturaleza. En definitiva, esta idea de autonomía doméstica tan querida por los
Achuar es mucho menos el producto de una autarquía material necesariamente
imposible, que dé la capacidad reconocida a cada casa de dominar el conjunto de las
condiciones de su reproducción simbólica.

Mas ia socialización simbólica de la naturaleza va mucho más allá de su


domesticación imaginaria, dado que cada uno de los procesos de explotación del
medio es concebido por ios Achuar como un modo diferente de comportamiento
social. Así, la distinción entre-Ja caza y la horticultura se alimenta de una
oposición entre dos tipos de sociabilidad: la maternidad consanguínea ejercida por
Jas mujeres sobre las plantas cultivadas y la seducción de los animales afines a la
que se aplican los hombres. Ahora bien, estas dos formas de tratamiento de lo
ajeno no están asignadas al azar a aquellos y a aquellas que las practican. Los
Achuar, en efecto, han llevado muy lejos la propiedad de todo sistema de
parentesco dravidiano de dicotomízar el universo social en aliados y
consanguíneos, en Ja medida en que ellos se esfuerzan en hacer desempeñar a este
eje clasifícatorio la función anexa de un operador de diferenciación entre ios
comportamientos masculinos y los comportamientos femeninos. Ciertamente, ¡a
nomenclatura de referencia distingue claramente, para un ego masculino y para un
ego femenino, los términos que designan los afines y los consanguíneos de cada
sexo y de cada nivel genealógico. Mas ei estudio contextual da las formas de
tratamiento y de los modos de comportamiento permite mostrar que las relaciones
de afinidad que pasan por las mujeres tienden a serconsanguinizadas, mientras que
los hombres adoptan respecto de sus consanguíneos alejados la actitud que
corresponde más bien a los afines (para un detalle de este análisis, véase TAYLOR
1983a). Esta manipulación recurrente de! sistema de parentesco parecería indicar
que los Achuar asocian .las-mujeres al mundo de ¡a consanguinidad, mientras que
colocan los riesgos y ¡as obligaciones de la alianza del lado de los hombres. No es
pues sorprendente que la caza y la horticultura sean representadas como dos formas
distintas de relaciones sociales con seres no humanos, homólogas a las dos formas
dominantes de relaciones sociales con los humanos dentro de las cuales se supone
que cada uno de los dos sexos se confina.

La proyección de esta dicotomía de los modos de tratamiento de lo ajeno


sobre las formas de explotación de la naturaleza no carece de consecuencias para
las mujeres. Es verdad que su encerramiento en el universo de Ja consanguinidad se
ve reforzado por el papel matemai que se Ies asigna en el cultivo de los hijos
vegetales. Aisladas en su retiro doméstico, ias maestras de la mandioca están
completamente cortadas del dominio reservado a los hombres: la negociación tie
las alianzas mediante las cuales ellos disponen de ellas y la conducción de esas
guerras donde no es raro que ellas sean matada?. En estas sociedad donde la
dominación de los maridos sobre Jas esposas se expresa a menudo con una
extrema brutalidad, la horticultura ofrece no obstante una compensación a la
sujeción de las mujeres. Sin pretender que la magia de los huertos tenga por única
función de dar a las mujeres la ilusión de una autonomía que de otro modo les
sería negada, no está vedado pensar que el dominio que se Ies reconoce sobre la
vida de las plantas cultivadas contribuye a hacerles olvidar parcialmente la
violencia de la dominación masculina. Se recordará, en efecto, que la horticultura
es considerada por todos como una empresa difícil y peligrosa cuyos frutos llegan
a los hombres solamente gracias a la buena voluntad de las mujeres. Gracias al
margen de independencia que se reservan al controlar material y simbólicamente
una esfera estratégica de la práctica, las mujeres disponen de un refugio donde
reinan absolutamente. Quizá esto constituya un admirable ardid para que se
olviden de envidiar el poder de los hombres.

Si es verdad que "el hombre posee una historia porque transforma la


naturaleza" (GODELIER 1984: .p 10), sin embargo algunas de las ideas que él se
ha hecho de esta transformación han mantenido durante mucho tiempo su historia
por caminos desviados. Así, se ha explicado a menudo la homeóstasis de ias
fuerzas productivas en las "sociedades frías" con la idea de que necesidades
socialmente limitadas y perfectamente satisfechas no ofrecían ningún incentivo
para desarrollar la acumulación infinita de las riquezas. Los Achuar ofrecen una
buena ilustración de esta autocontención armoniosa en la cual la delimitación
restrictiva de los objetivos no engendra frustración. A ello hay que añadir que uno
de los medios de acumulación de riquezas es el mejoramiento de la productividad
del trabajo mediante la prolongación de su duración; ahora bien, hemos podido
mostrar en este libro que, contrariamente a ias predicciones de la teoría económica
marginal ista, ios Achuar no ajustaban automáticamente su voiumen de trabajo a
sus objetivos de producción. Cuando existe un consenso implícito entre iodos los
miembros de una sociedad acéfala sobre la cantidad máxima de tiempo que cada
uno debería dedicar normalmente a las funciones de producción, bien parece que la
prolongación de ia duración del trabajo no puede ser obtenida sin un
constreñimiento ideológico o político supralocal, es decir sin un trastorno de la
organización social igualitaria.

La manera en que los Achuar socializan la naturaleza en lo imaginario


sugiere una tercera hipótesis, que no excluye a Jas otras dos, para interpretar la
capacidad que tienen ciertos sistemas productivos de perpetuarse de manera idéntica
durante largos períodos de tiempo. Postulamos, en efecto, que cuando una sociedad
concibe el usó de la naturaleza como homólogo de un tipo de relación entre los
hombres, toda modificación o intensificación de este uso deberá pasar por una
reorganización profunda tanto de la representación de la naturaleza como del
sistema social que sirve para pensar metafóricamente su explotación. Aunque
pueda parecer abstracta en su formulación, esta hipótesis es el resultado directo de
nuestro análisis detallado de la respuesta adaptad va de los Achuar a dos biotopos
contrastados, análisis que encuentra su legitimación a posteriori en los
resultados teóricos que ella suscita. En efecto, si la medición de los fénomenos
sociales es en sí misma un fin, la mayoría de las veces acaba sólo dando una
forma estadística a evidencias. El espíritu de geometría que invocábamos al
comienzo de esta obra quizá no constituya la tendencia más natural de la
investigación etnológica y cuando lo ejercemos por obligación lo hacemos
provistos de razones muy preoisas. Si nos hemos sujetado a cuantificaciones
meticulosas y a análisis ecosístémicos detallados, fue para medir precisamente los
límites de un determinismo ecológico que una aproximación más negligente no
hubiera permitido sacar a la luz. Frente a esta multiplicidad de factores limitantes
que ciertos etnólogos descubrían en la Amazonia, había que asignar con precisión
el marco de lo posible y así evaluar el margen de una eventual intensificación de
ía explotación de ía naturaleza.

La duda previa que experimentábamos con respecto a las tesis reduccionistas


de la ecología cultural era más bien de orden epistemológico; ahora bien, los
resultados que nos entregaron nuestros análisis de la adaptación de los Achuar a su
ecosistema han venido a confirmar ampliamente nuestra desconfianza inicial. En
efecto, creemos haber establecido claramente que una diferencia muy real en las
potencialidades productivas de los diversos biotopos explotados por los Achuar no
engendraba necesariamente una diferencia en la actualización efectiva de estas
potencialidades. Dicho de otro modo, en los límites generales de los
constreñimientos indudablemente ejercidos sobre una sociedad por el ecosistema
que ella explota, no hay un ajuste automático de las capacidades productivas a kts
recursos virtuales. Poco más o menos idénticos por las técnicas que las organizo
y por las representaciones de la relación con la naturaleza que Ies subtienden. Jos
sistemas de explotación del medio empleados por los Achuar de¡ uno y de! 000
habitat poseen una productividad aproximadamente igual. No obstante, mientras
que las características ecológicas del biotopo interfluvial sólo autorizarían una
intensificación restringida de! aprovisionamiento alimentario, las de! biotopo
ribereño permitirían sin duda alguna un desarrollo considerable de la base material
de la subsistencia.

Sin querer especular demasiado sobre los caprichos del devenir histórico,
podemos sin embargo suponer que una explotación intensiva de la capacidad de
carga demográfica de su habitat habría obligado a los Achuar ribereños a efectuar
algunas opciones drásticas. Rápidamente destruidas por la violencia colonial, las
sociedades jerarquizadas de las llanuras aluviales del Amazonas constituyen el
horizonte histórico de este tipo de opción. Se sabe por los cronistas y por los
arqueólogos que ellas vivían reagrupadas en un cordón ininterrumpido de aldeas-
densamente pobladas y que sus técnicas sofisticadas de cultivo del maíz hacían
posible la acumulación de importantes excedentes. Sabemos también que el
almacenaje de alimentos era a la vez la condición y el resultado de la dominación
política de algunos jefes supremos con extensos poderes. Ahora bien, difícilmente
puede concebirse un modo de vida más antitético que el que hoy goza de la
preferencia de los Achuar. No solamente les horroriza profundamente ia idea de
una vida colectiva en comunidades aldeanas, sino que además la pérdida de la
autonomía simbólica implícita en una planificación política de la producción
doméstica constituiría !a negación del bien vivir tal como ellos lo conciben. Si,
pese a todas las ventajas de que disponían, los Achuar ribereños no han elegido
desarrollar su base materia!, es porque quizá el esquema simbólico que organiza su
uso de la naturaleza no era lo suficientemente flexible para poder absorber la
reorientación de las relaciones sociales que esta elección habría engendrado. La
homeóstasis de las "sociedades frías" de la Amazonia resultaría entonces menos del
rechazo implícito de la alienación política del que Clastres dotaba a "Jos salvajes
(1974: pp. 161-186) que del efecto de inercia de un sistema de pensamiento que no
puede representarse el proceso de socialización de la naturaleza más que a través de
las categorías que norman el funcionamiento de la sociedad real. Al revés del
determinismo tecnológico somero que impregna a menudo las teorías
evolucionistas, se podría postular aquí que la transformación por una sociedad de
su base material está condicionada por una mutación previa de las formas de
organización social que sirven de armazón conceptual al modo material de
producir.
La legitimidad de semejante inducción es naturalmente muy cuestionable,
pues nada predispone a los Achuar a convertirse en los garantes involuntarios de
una historia conjetural. Empero, incluso entre los cronistas más escrupulosos, la
observación atenta de una sociedad exótica provoca siempre un sentimiento
insidioso de regresión en el tiempo. Aunque se defienden de ello la mayoría de las
veces, muchos etnólogos están animados en su empresa por el deseo no formulado
de una búsqueda de los orígenes. Los vaticinios oraculares y los decretos de los
dioses han cesado de gobernar nuestros destinos, mas la ilusión de un retomo al
pasado de la humanidad está agazapada a ¡a vuelta de un viaje. Esta ilusión está en
la fuente de las metafísicas de la nostalgia así como de los extravíos del
evolucionismo retrospectivo. Pero tal vez sea un flaco precio que pagar por el
privilegio de compartir la intimidad de ciertos pueblos cuyo incierto porvenir se
halla todavía suspendido de los lazos que han tejido con los seres de la naturaleza.
BIBLIOGRAFÍA

A c o s ta -S o lis , M .
1966 Los recursos naturales del Ecuador y su conservación, T . 2 . M é x ic o ;
I n s titu to P a n a m e r ic a n o d e G e o g r a f ía e H is to ria .

A ld r ic h , S .
1970 "C om c u ltu re " , pp. 2 4 -5 9 in G .E . In g le tt ( e d .) t C orn: C ulture,
Processing, Products. W e s tp o r t (C o n n e c tic u t) : A V I P u b lis h ín g C o m p a n y .

A m a d io , M . e t d 'E m ilio , L.
1982 " L a a l i a n z a e n tr e lo s C a n d o s h i M u ra to d e l A lto A m a z o n a s ” , C o m u n ic a c ió n
p r e s e n t a d a al 4 4 C o n g r e s o I n te r n a c io n a l d e A m e r i c a n is t a s , M a n c h e s t e r ,
s e p t ie m b r e 1982.

A m a l o t , ].
1978 Lo que los Achuar m e kan enseñado. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C o l e e . M u n d o
S h u a r . E d . A b y a - y a la .

A th e n s , S .
1976 Reporte preliminar sobre el sitio de Pumpuentza, (manuscrito).
U n iv e r s id a d d e N u e v o M é x ic o , A lb u q u e rq u e .

B a iló n , E . y G a r c ía - R e n d u c le s , M .
1978 " A n á lis is d e l m ito d e N u n k u i” , Amazonia Peruana N 9 2 , p p . 9 9 - 1 5 8 .

B a tc s o n , G .
1972 Steps to an Ecology of M ind. N e w Y o rk : B al la m in e B í> oks.
B c c t e r m a n , S.
1978 " C o m m e n t o n R o s s ' f o o d ta b o o s , d ie l a n d h u n lin g s t r a ie g y : th c ® da}-:ai:o:i
10 a n im a ] s in A m a l ó n c u ltu r a l c c o lo g y " , Carrera Arühropology. v o i. 19
N ' 1, p p . 3 7 -1 9 .

1979 " T h e a b u n d a n c e o f p r o tc in in A m a z o n ia : a r e p ly to G r o s s " , A m erican


Amhropologiíi, v o l. 8 1 , N ° 3, p p . 5 3 3 - 6 0

B e c k , K .J . e t B r a m a o D .L .
1969 " N a tu re and g co g rap h y o f S o u th A m e r ic a n s o il s " , p p . 8 2 - 1 1 2 ¡n E .J .
F ittJcau el a!, ( c d s .) , Biogeography and Ecology in South America. La
H a y e : D r. W . Ju n k P u b lis h c r s ( M o n o g r a p h ía c B io lo g ic a c , N s 18).

B e lz n e r, W .
1981 " M u s ic , m o d e r n i z a r o n a n d W c s te rn iz a tio n a m o n g ih e M a c u m a S im a r " , p p.
7 3 1 -4 8 in N . W h iu e n (e d .), Cultural !ranr.formal:on and Ethniciiy in
Modern Ecuador. U rb a n a : U n iv e r s ity o f I llin o is P re s s .

B c n n c m a , J .M .: C a m a r g o , N . y W r ig lh . A .S .
1962 " R e g io n a l c o n tr a s t in S o u lh - A m e r ic a n s o i l f o rm a r io n in r e l a t i o n to s o i!
c ld s s ific a lio n and so i) f e r l il i iy " , International Society of Soil Science
Transactions and Comunicaltons, N “ 4 - 5 , p p . 4 9 3 - 5 0 6 .

B e T lin , B .
1977 " R a s e s e m p ír ic a s d e la c o s m o lo g ía a g u a r u n a j í b a r o , A m a z o n a s , P e r ú " , en
Sludies in Aguaruna Jívaro Ethnobiology, R e p o r t N s 3 . B e r k e l e y :
U n iv c T síty o f C a lif o r n ia .

B c r ü n , B . et B e r lín , E .A .
1977 " E ih o r ,o b io lo g y , s u b s is le n c c anci n u t r il io n in a t r o p ic a l f o r e s t s o c i e t y : ih c
A g u a r u n a J í v a r o ” , e n Studies in Aguaruna Jívaro Eihnobiology, R e p o r t N °
1. B e r k e le y ; U n iv e r s ity o f C a lif o r n ia .

B e rlín , E .A . y M a r k e ü , E.
1977 " P a r á s ito s y n u tr ic ió n : d i n a m i t a d e la s a lu d e n tr e lo s A g u a r u n a J íb a r o d e
A m a z o n a s , P e n i" , in Studies in Aguruna Jívaro Eihnobiology, R e p o r t N °
4. B e rk e le y : L anguagc B c h a v io r R e s e a r c h L a b o r a to r y , U n iv e rs ity of
C a li f o r n ia .
B ia n c h i. C
¡9 7 6 a Armas. SLicúa (E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n ta c ió n e ¡ u v e s lig a c ió n c u l( u ra l
sh u a r ( M u n d o sh u a r, s e r ie C , N® 6).

1976b Trampas. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n t r o d e d o c u m e n t a c i ó n e in v e s l i g a c ió n
cu ltu ra l sh u a r ( M u n d o s h u a r, s e r ie C , N® 2 ).

B id o u , P.
1972 " R re p r e s c n ta lic n d e l'e s p a c e d a n s la m y th o l o g i e T a tu y o ( In d ic n s T u c a n o )" .
Journal de ia Societé des Américanistes, N® 6 1 , p p . 4 5 - 1 0 5 .

B o lla , L. e t R o v c rc F.,
1977 La casa achuar: estructura y proceso de construcción. S u c ú a ( E c u a d o r ) :
C e n tro d e d o c u m e n ta c ió n e in v e s tig a c ió n c u ltu ra ! s h u a r.

B ottasso, J.
1980 Los S alus¡anos y los Shuar. análisis de una política indigenista, T e s i s
D o c to ra l. U n iv e r s id a d G r e g o r ia n a P o n tif ic ia , R o m a .

B ro w n , M .
1978 "F ro m th c h e r o ’s b o n e s : T h r e e A g u a r u n a ¡h a llu c in o g e n s a n d t h e ir uses*', p p .
1 1 9 -3 6 in R .I. F o rd ( e d .) , The Nature and Status of Blhnobotany. A n n
A r b o r (M ic h ig a n ): U n iv e r s íty 6T M ic h ig a n P re s s .

C a m a rg o , F .
W 48 'T e r r a c c o lo n is iq á o n o a n tíg o e n o v o Q u a t e m a r io n a z o n a d a E s tr a d a d e
F e rro d e B r a g a n ^ a , E s ta d o d e P a r á " , Boletím do Museo Para. Emilio
Goeldi, N s 10, p p . 1 2 3 -4 7 .

1958- " R e p o rt o n [h e A m a z o n " , p p . 1 1 - 2 4 in Problems of llumid Tropical


Regions. P a iis : U N E S C O .

C a rn c iro , R.
1957 S u b s is te n c e and s o c ia l s tn ic tu re : a n e c o ló g ic a ) s íu d y o f th e K u ik u r u
In d ia n s . A n n A rb o r: X e r o x U n iv e r s ity M ic r o f ilm s .

1960 " S la s h -a n d -b u rn a g ric u ilu re : a e lo s e r lo o k al íts i r n p lic a lic m s fo r


s c tllc n r e n t p a tL c m s”, p p . 2 2 9 - 3 4 in A . W a lla c e ( e d ), M e n and Cultures.
P h ila d e lp h ia : U n iv e r s ity o f P e n n s y l v a n ia P re s s .
1 9 6 1 . " S la s h -a T v i-b u m c u ltiv a d o r ) a m o n g th c K u i'k u ru a n d iis im p li c a t io n s fo r
c u ltu r a l d c v e lo p m c n t in Ih e A m a z o n B a s ín " , p p . 4 7 - 6 4 in J. W ílb e r t (c d .),
The Evolution of horticultura! Systems in Nolive South America: Causes
and Consequences. C a ra c a s : S o c ie d a d d e C ie n c ia s N a tu r a le s L a S a lle .

1964 " S h íf tin g cu h iv a tío n am ong ih e A m ahuaca of e a s lc rn P erú ",


Vólkerkundliche Abhandlungen, ! 9 6 4 , N® 1, pp. 1 -1 8 .

1970 "T h e tr íin s itio n f ro m h u n t in g (o h o r t i c u lt u r c in th c A m azon B a s ín " ,


Proccedings of ihe Vlllth International Congress of Anlhropological and
Ethnoloj’ical Science*, T . 3 , p p . 2 4 4 - 4 8 . T o k y o : S c ie n c e C o u n c il o f
Japan.

1974 " H u n tin g and h u n ti n g m a g ic am ong Ih e A m ahuaca of th c p e ru v ia n


m o n t a ñ a ”, p p . 1 2 2 -3 2 in P. L y o n ( c d .) , Native south America: Elhnology
' of ihe Leasi-Known Cordinenl. B o s to n : L itlle , B r& w rt a n d c o m p a n y .

C a s s id y . N .G . e l P a h a la d S .,
1953 ’T h c M a in le n a n c e o f s o ií f e rtily in F iji" , Fiji Agricultural Journal, N 5 24,
p p. 8 2 -8 6 .

C .E .R .M .
1 9 7 0 Sur tes sociétés précapitalistes. Textes choisix de Marx, Engels, Léní/ic
P a rís : E d ilio n s s o c ia le s .

C h a g n o n N.
1969 " C u lt u r e - e c o l o g y o f s h if lin g c u l t i v a t i o n a m o n g th c Y a n o m a m o In d ia n s "
Procedings of the VIH th ínternaiional Congress of Anlropoiogicál and
Ethnoiogical Sciences, p p . 2 4 9 - 5 5 . T o k y o : S c ie n c e C o u n c il o f J a p a n .

1974 Studyng ihe Yanomamo. N e w Y o rk : H o lí. R in c h a r t a n d YVinston.

C hayanov, A.
1 9 6 6 The Theory of peasarü Economy. H o m e w o o d (T llin o is): R ic h a rd Irw in fo r
ih e A m e r ic a n E c o n o m ic A s s o c ta tio n .

C la s jie s ,- P.
1974 . i-a Société cortire 1’Etat. P a rís: e d itio n s d e M in u iL
Cochnn. D .
I9 í)l Living Amphibians of ¡he World. N e w Y o rk : D o u b le d a y .

C o n k lin , H.
1 9 5 4 -5 5 "A n e th n o e c o lo g ic a l a p p ro a c h to s h if tin g a g r ic u l tu r c " , Transactions of
the N e w York Academy of Science, 2 e s é rie , N ° 17, p p , 1 3 3 -4 2

1975 ( 1 9 5 7 ) Uanunóo Agrieulture: a Report on an Integral System of Shifting


Cultivation ¡n the Philippines. N o r th fo r d : E íl i o t ’s B o o k s R e p r m ts ( I r a
e d ic ió n F A O , 1 9 5 7 ).

Cauri, G .
1951 Le manioc á Madagascar, T a n a n a r iv c ; I n s ti tu í S c ie n ti f iq u c d e T a n a n a r iv e
( m e m o ir e s d e ¡ 'I n s titu t s c i e n t if iq u e d e M a d a g a s c a r , s e r i e B , t. 3, f a s e . 2,
p p . 2 0 3 -4 0 0 ).

D a M a lta , R.
1970 " L e s p r é s a g e s A p in a y é " , p p . 7 7 - 9 9 in J. P o u illo n e i P . M a r a n d a ( e d s )
Echangex el Comunicalions: Mélanges offerts a Claude Lévi Strauss en
son soixanliéme anniversaire, v o l. 1. P a r ís L a Huye: M o u to n .

D a v id s o n , S . e t a lia .
1975 H u m a n Nutrition and Dietetícs. E d im b o u r g : C h u r c h i ll L iv in g s t o n e (6 a
e d ic ió n ) .

D e le r, J-P
1981 Genése de l'espace équatorien: Essai sur le territoire el la formation de
l'Etat nationni. P a rís: i n s t it u t (raneáis d'étudcs a n d in e s - E d itic n s A D P F .

D enevan, W .
1970. T h e A b o r ig ín a ] p o p u la ti o n o f W e s te r n A m a z o n i a in r e l a ti o n to h a b i ta t
a n d s u b s is te n c e " . Revista geográfica, N a 7 2 , p p . 6 1 -8 6 ,

1974 'C a m p a s u b s i s t e n c e in th c G ra n P a jo n a l, e a r s te n P e r ú " , p p , 9 2 -1 1 0 in P.


Lyon ( e d .) , Native South Americans. B o s to n : L ittle , B ro w n and
C om pany.
1976 'T h e ¡¡b o rig in a l p o p u la tio n o f A m a z .o n ia " , p p . 2 0 5 - 3 4 in W . Dcn<?v*n
(c d ) . ■ The Nativí population of the America* in 1942. M a i S i s c in
U n iv e r s id a d o f W is c o n s in P re s s .

1978 'T h e causes and consequences o f sh iftin g c u liiv a tio n in rc ls tio n to


tr ó p ic a ] f o r e s t s u r v i v a ] ” , p p . 6 1 -8 1 in V /. D e n e v a n ( e d .) , The fióle of
Geograpkical Research in Lalin America. M u n c i e ; A s s o c ia tio n r>(
A m e r ic a n g e o g r a p h e r s .

De N on i, G-L.
1979 " C o m m e n ta i r e de la c a r t e p é d o -g ó o m o rp h o lo g iq u e de la p r o v j n c c de
P a s ta /.a ”, D o c u m e n to <le tr a b a jo a m a b le m e n te c e d id o p o r e¡ a u to r . Q u ito ;
ORSTOM .

D e S c h a u e n s c e , R . e l P h e lp s , W .
; 978 A Cuide to the Birds of Venezuela. P rín c e lo n ; P rin c e to n U n i v e r s it y P re s s .

D e s c o la , P .
1981a "F ro m s e a t te r e d to n u c le a tc d s c t tl c m c n ts : a p ro c e ss o f s o c ie -e c o n o m ic
change a m o n g th e A c h u a r " , p p . 6 1 4 - 4 6 in N . W h i tt e n ( e d ). Cultural
Transformaiion and Ethniciiy in Modern Ecuador. U r b a n a : U n i v e r s it y o f
I l lin o is P re s s .

1 9 8 1 b . " L i m i t a c io n e s e c o ló g i c a s y s o c ia le s a l d e s a r r o l l o de la A m a z o n i a : un
e s tu d io d e c a s o e n la A m a z o n ia e c u a to r ia n a " . C o m u n ic a c ió n p r e s e n ta d a al
le r C o n g reso in d ig e n is ta de lo s p a í s e s del T ra ta d o de c o o p e ra c ió n
a m a z ó n ic a , P u y o (E c u a d o r).

1982a " E tn ic ité e t d é v c lo p p e m e n t é c o n o m iq u c : !e c a s d e la F é d é r a tio n d e s C e n tr e s


s h u a r 1, p p . 2 2 1 - 3 7 , in Indianité, ethnocide, indigéntsrne en Amérique
Latine. T o u lo u s e -P a rís : E d itio n s d u C N R S .

1 9 8 2 b . ’’ 1 e m t o n a l a d ju s im e r tls a m o n g th e A c h u a r o f E c u a d o r " , Social Science


Information, v o l, 2 1 , N ” 2 , p p . 2 9 9 - 3 1 8 .

D e s c o la , P. e t L o ry , J - L .
1982 "L es g u e rrie rs de ¡ 'in v i s i b l e : s o c i o lo g i c c o m p a ra tiv o de l 'a g r e s s i o n
c h a m a n iq u e en A m a z o n io (A c h u a r) ct en N o u v e llc -G u in é e ( B a r u y a ) ”,
L'í'thnographie, N 5 8 7 - 8 8 . p p . 8 5 -1 0 9 .
D e s c o la , P . ci T a y lo r , A ..C .
1977 " C o n ia c is in tc r c ih n iq u e s dans l 'O r i e n t c é q u a io ric n : un c x c m p le
d 'a c c u l l u r a t i o n m é d ia lis c é " . pp. 1 0 -1 9 , in La /ore! dans ses confias
andins. G r c n o b le : u n iv e r s i té d e G r e n o b le - A F E R P A .

1981 "E l C o n ju n to j í v a r o en ¡o s c o m ie n z o s d e la c o n q u i s ta e s p a ñ o l a d e l A lio


A m azonas", "Bulletin de ¡'Instituí frunzáis d esudes andines, v o l. 10. N s
3 -4 , p . 7 -5 4 .

D re s c h . J.
1966. "L e s p a y s a g e s L ro p icau x h u m id e s " , p p . 6 0 9 - 7 0 9 , in Géographie générale,
Encyclopédie de ¡a Pléiade. P a ris : G a llim a r d .

D re y fu s , S.
1 9 8 0 -8 1 " N o te s s u r la c h e f f e r i e T a in o d 'A i ti ; c a p a c it e s p r o d u c tr i c e s , r e s s o u r c e s
a lim e n ta ir e s , p o u v o irs dans une s o c ié té p r é c o lo m b ie n n e de fo ré t
tr o p ic a le ”, Journal de la Societé des américanistes. N* 67, p p . 2 2 9 -4 8 .

D ro w n , F. e t D ro w n , M
1961 Mission among ihe Head-Hunters. N e w Y o rk : H a r p c r a n d R o w .

D u m o n í, L.
1975 Dravidien et Kartera: l'alliance de mariage dans l'/nde du sud et en
Austraite. P a ris -L a H a y e : M o u to n .

E iy e n m a n , C . e t A lie n , W ,
1942. Fishes of western South America L o u is v ille : U n i v e r s i ty o f K e n tu c h y (2
v o ls .) .

F a le s í, I.C .
1974 " S o ils o f th e B r a z illa n A m a z o n " , p p . 2 0 1 - 2 9 , in C .W a g le y (c d .), Aion in
the Amazon. G a in e s v ílle : U n iv e r s ity o f F lo r id a P re s s .

F e d e r a c ió n d e C e n tr o s S h u a r,
1976 Federación de Centros Shuar: una solución original a un problema actual.
S u c ú a (E c u a d o r).

F irth , R .
1965 (1 9 3 9 ) Primitive Polynesian Econamy. L o n d r e s ; R o u tle d g e a n d K e g a n P a u l.
F ittk a u , E . J.
1969 " T h e f a u n a o f S o u th A m e r ic a " , p p . 6 2 4 - 5 8 in E .J . F in k a u c t a l. ( c d s .) ,
Biogeography and Ecology in South America, v o l. 2 . L a H a y e : D r. W .
J u n k P u b lis h c r s ( M o n o g r a p h ia e B i o l o g i c a e , N ” 18 ).

FitiJcau, E .J . el K lin g e , H .
1973 " O n b io m a s s a n d I r o p h íc s l . u c t u r e in t h e C e n tr a l A m a z o n ia n r a in f o re s t
e c o s y s tc m " , Biolropica, v o ¡ ,5 . ] , p p . 2 -1 4 .

F lo m o y , B .
1953 Jívaro: a m o n g ihe Headshrinkers of the Amaron. L o n d r e s : E lc k
P u b li c a ti o n s .

F re c m a n , D .
1955 Iban Agricullure. L o n d r e s : H e r M a j e s t y 's S l a t i o n a r y o f f ic e ( C o lo n ia l
R e s e a r c h S tu d ie s , N c 1 8 0 ).

G a r c ía - R e n d u e le s , M .
1978 "Versión p r i m a r y s e g u n d a d e ] m i t o d e N u jik u i en a g u a r u n a y e s p a ñ o l" .
Amazonia Peruana, N ° 2 , p p . 1 0 -5 2 .

G a s c h e , J.
1974 " L ’h a b i t a t w ito to : ’p ro g rfc s’ e t t r a d i t i o n s " , Journal de la Societé des
americanices, N 8 6 1 , p p . 1 7 7 -2 1 4 .

G o d e lie r , M .
1964 " E c o n o m ie p o litiq u e e t a n th r o p o lo g ie é c o n o m iq u e ; a p r o p o s d e s S ia n e d e
N o u v e ll c - G u in é e " , L ' H o mme, v o l. 4 , N ° 3 , p p . 1 2 8 -3 2 .

1973 Horizons, trajas marxistes en anihropologie. P a rís : M a s p c r o .

1984 L ’id e c l c t le m a té r ic l; P e n s é e , é c o n o m ie s , s o c ié té s . P a ris : F a y a r d .

G o d e lie r , M . e t G a ra n g e , J.
1973 " O u tils d e p ie r r e , o u tils d 'a c i e r c h e z le s B a r u y a d e N o u v e lle - G u in é e " ,
LJIomme. v o l. 13, N ° 3, p p . 1 2 8 - 3 9 .
G o M m a n , I.
J 963 The Cubeo Indions of the Northwest Amazon. U r b a n a : U n iv e rs ity of
I l lin o is P re s s .

G r e n a n d , F . el H a x a ir e , C.
1977 " M o n o g r a p h ie d 'u n a b a tí i s W a y a p i" , Journal d'agronomie tropicale et de
botanique appliquée, v o l. 2 4 , N a 1.

G ro ss, D .
1975 " P ro L e in c a p tu re and c u l tu r a l d e v e lo p m e n t in th c A m azon B a sin " ,
American Anthropobgis!, N ° 7 7 , p p . 5 2 6 -4 9 .

G r u b b , P ., L lo y d , J. e t P e n n in g to n , T .
1963. "A c o m p a r i s o n o f m o n ta rte an d L o w la n d r a in f o r e s t in E c u a d o r , 1: th c
f o r e s t s t r u c t u r e p h y s i o g n o m y a n d f l o r i s ti c s ”, Journal of Ecology, v o l ,
5 1 , N ° 3 . p p . 5 6 7 -6 0 1 .

G r u b b , P . e t W h itm o r e , t.
1966 "A c o m p a r i s o n o f m o n ta n e a n lo w la n d r a in f o r e s t in E c u a d o r , 2 : th e
d i m a t e a n d i t í e f f e e ts o n th e d is tr ib u tio n a n d p h y s io g n o m y o f th e f o r e s t" ,
Journal of Ecology, v o l. 154, N ” 2 . p p . 3 0 3 - 3 3 .

G u a lla r t, J .M .
1968 " N o m e n c la tu r a , jí v a r a a g u a r a n a d e p a lm e r a s e n e l d i s t r i t o d e C e n e p a " ,
Biota, v o l. 7 , N 9 5 7 , p . 2 3 0 - 5 1 .

1975 “C o n t r i b u c i ó n a l e s tu d io d e la e tn o b o tá n ic a j ív a r o a g u a r u n a " , Biota, v o l.


10, N 9 8 3 , p p . 3 3 6 - 5 1 .

G u y o t, M .
1974 " L a m a i s o n d e s I n d ie n s B o r a e t M ir a ñ a " . Journal de la Societá des
américanistes. N ° 6 1 . p p . 1 7 7 -2 1 4 .

H a llo w e ll, T .
1949 "T he s iz e of A lg o n k ia n h u n t i n g t e r r it n r ie s : a fn n e tio n o f e c o lo g ic a l
a d j u s u n e n t ” , American Anthropologist, N g 51.. p p . 3 5 - 4 5 .
H ü m e r, M .
1972. The Jívaro, People of the Sacred Walcrfalb. C a r d e n C ity (N e w Vc>riil
D o tib le d a y - N 'a iu r a l J-fislüry p re ss .

Híl-TlS, L>.

1971 'T h e e c o lo g y o f s w íd d c n c u lliv a lio n in th e U p p c i O r i n o c o r a in f o r c s i.


Venezuela", The Ceographic.al Review, v o l. 6 1 , N c 4, pp, 4 7 5 - 9 5 .

H a r rís , M .
1974 Cows, Pigs, Wars and Wilches: the Riddles of Cultures. N ew Y o rk ;
R a jid o m H o u s e .

1979 'T h e Y a n o m a m u a n d th e c a u s e s o f w a r in b a n d a n d v illa g e s o c í e t ic s " , pp.


1 2 1 - 3 2 in M . M a r g o li s e l W . C á r te r ( e d s ) , Brazil, Anlhropological
Perspectives: Essays in Honor of Charles Wagley. N e w Y o rk : C o lu m b ia
U n i v e r s i t y P re s s .

Í J a u d r ic o u r l, G.
1962 " D o n i e s t i c a t i o n d e s a n im a u x , c u ltu r e d e s p la n te s , tr a i te m e m d ' a m ru i" ,
L'llumme, V o L 2 , N B 1, p p . 4 0 - 5 0 .

H e g e n , E.
1966 Higways inlo ihe Upper Amazon Basin: Pioneer Lands in Southern
Colombia, Ecuador and Northern Perú, G a in e s v ílle : U n i v e r s i t y o f F l o r i d a
P re ss.

H e s te r , W ,
1953. " A g r i c u k u r o , e c o n o m y a n d p o p u la tio n d e n s ilie s o f th e M a y a " Carnegie
Instituiion Yearbook, N® 5 2 , p p . 2 8 8 -3 9 2 . W a s h in g to n : C a rn e g ie
I n s litu tio n .

H d d l, W . e t G a s c h e , J.
1981 " D i e S e c o y a I n d ia n e r u n d d e r e n la n d b a u m e th o d c n (R ío Y u b i n e to , P e r ú ) "
Sitzungberichte der Ceseilsckaft naturforschender Freunde zu Berlín, N®
2 0 -2 1 , p p . 7 3 -9 6 .
H u g h -Jo n e s, C.
1977 " S k in a n d s o u l, th e r o u n d a n d th e s tr a ig h t: s o c ia l tim e a n d s o c ia l s p i c e in
P i r a - P a r a n a s o c ie ty " . v o l. 2 . p p . 1 8 5 - 2 0 4 , in Artes du 42c Congres
International des Américanistes. P a r ís , S o c ié t¿ d e s A m é r ic a n is te s .

Jo h n so n , A.
1974 "C s r c y i n g c a p a c it y in A m a z o n ia : P ro b J e m s in th e o r y and m e lh o d " ,
c o m u n ic a c ió n p re s e n ta d a a la 73 re u n ió n anual de la A s o c ia c ió n
A n tr o p o ló g ic a A m e r ic a n a , M é x i c o .

K a p la n , J.
1975 The Piaroa, O x fo rd : C la r c n d o n P re s s .

K a rs te n , R .
1935 The Head-Hunters of Western Amátanos: the Life and Culture of the
Jibaro Indians of Eastern Ecuador and Perú. H e ls in k i: S o c ie ta s S c ic n ta r u m
F e n n ic a ( C o m m e n ta tio n e s H u m a n a r u m L iU e ra ru m 7 ).

K e le k n a , P,
1981 Sex A s y m m e tr y in J ív a ro a n A chuar S o c ie ty : a C u ltu ra l M e c h a n ism
p r o m o tin g B e llig e r e n c e . D o c to r a l d i s s e r t a tio n , U n iv e r s ity o f N e w M é x ic o .
A jm A r b o r ( M ic h ig a n ) :,X e r o x U n i v e r s it y M ic r o f ilm s .

K lo ts, A .B . e t K Io ts, E .
1959. Living Insects of the World. L o n d r e s ; H a m il lo n .

L a th ra p . D.
1968 'T h e h u n tin g e c o n o m ie s o f th e t r o p ic a l f o r e s t z o n e o f S o u th A m e r ic a : a n
a tte m p t a t b i s i o r i c a l p c r s p e c L iv e " , p p . 2 3 - 3 9 , in R . L e e c t I. D o V o r c
(c d s), M a n the Hunler. C h i c a g o : A ic iin e .

1970 The Uper Amazon. L o n d re s : T h a m e s a n d H u clso n .

L a u g h lin , W .
1968 " H u n tin g : an in te g r a tin g b io b e h a v io r s y s te m and its e v o lu tio n a ry
im p o rta n c e " , p p . 304-20 in R. / .ct' ct 1. D e Vorc ( e d s ) , the fJunler.
C h ic a g o : A ld in c .
L c a c h , E.
1958 "M a g ic a J huir", Journal of the Royal Anthropological Institute, v o l. 8 8,
N° 2 , p p . 1 4 7 -6 4 .

L ee, K. et De V o re, I,
1968 "P ro b le m s in th c s t y d y o f h u n te r s an d g a th e r e r s " , p p . 3 - 1 2 in R . L e e e t I.
D e V o rc (e d s.) M a n the Hunder, C h ic a g o : A ld in c .

L c v i- S lr a u s s , C.
1950 " T h e u s e o f w ild p l a ñ ís in tr o p ic a l S o u th A m e r ic a " , p p . 4 6 5 - 8 6 , in J.
S tc w a r d (e d .), Handhook of Soulh-American ¡ndians, v o l. 6 . W a s h in g to n :
.S m ith s o n ia n In s titu tio n .

1962 Le Penséc Sauvage. P a r is : P lo p

1964 Mythologiques, t. 1, Le cru et le culi. P a rís : P ió n .

1967 Mythologiques, l. 2, D u miel aux cendres. P a ris: P lo n .

L im a , R .
1956 "A a g r ic u ltu r a ñ a s v á r z e a d o e i t u á r i o d o A m a z o n a s " , Boletim técnico do
Instituto agronómico, ( B e lé m ) , 3 3 , p p . 1 -1 6 4 .

L i / o t , J.
1977 " P o p u la tio n , r e s s o u r c c ? e t g u e r r e c h e z le s Y a n o m a m i" , Libre, N 9 2 , pp.
1 1 1 -4 5 .

1978 " E c o n o m ie p r im i ti v o e t s u b s is ta n c e : e s s a i s u r le tr a v a íl e t l'a ltm e n ta tio n


c h e z le s Y a n o m a m i" , Libre, N s 4 , p p . 6 9 - 1 1 3 .

M a d c r, E. e t G ip p c lh a u s e r, R .
i 982 "N ew tre n d s ¡n A chuar econom y" C o m u n i c a c ió n p r e s e n ta d a al 44°
C o n g re so I n te rn a c io n a l d e lo s A m e r i c a n is ta s , Manchcstcr, septiembre
1982.

M a lin o w s k i, B.
1 9 6 5 (1 9 3 5 ) Coral Cardens anA iheir Magic. B lo o m in g to n : U n iv e r s ity o f In d iin »
P re s s ( I r a e d ic ió n : 1 9 3 5 ).
M a r x , K.
i 972 Contribulion a la critique de Véconomie polilique P a rís ; E d iiio n s
so c ia le s .

M e g g c rs , B.
1957 ''E n v íro n m eT U an d c u ltu r e in ih e A m a z o n B a s in : an a p p r a is a l o f th e ih e o r y
oí en v iro a m e n ta l d e ie r m in is m ” p p . 7 1 -8 9 , in Sueltes in H u m a n Ecology.
W a s h in g to n : P a n A m e r ic a n U n io n ( S o c ia l S c ie n c e M o n o g r a p s , N° 3 ) .

1971 Amazonia: M a n and Culture in a Counter/eil Paradise. C h ic a g o : A ld in e .

1975 " A p p l i c a '.io n oí ih e b i o lo g ic a l m odel of d iv c rs ific a lio n to c u lt u r a ]


d i s i r j b u l i o n in tr o p ic a l lo w la n d S o u th A m e r ic a " , Biotropica, v o l. 7, N®
3 . p p . 1 4 1 -6 1 .

M i n l s t é r e d e la C o o p é r a lio n ,
1974 Memento ds l'Agronome: ¡echniques rurales en Afrique. P a r í s : M i n i s té r e
d e í a C o o p é r a lio n .

M ir a c le , M .
1966 Maize in tropical Africa.Mzdison: U n iv e r s ity o f W is c o n s in P re s s .

M o r le y , S .
1956, The Ancient Maya. S ta n f o rd : S ta n f o rd U n iv e r s ity p r e s s ( 3 a e d ic ió n ) .

M u rra , J.
1975 " M a íz , tu b é rc u lo s y r i to s a g ríc o la s" , pp. 4 5 -5 7 , en Formaciones
económicas y políticas del mundo andino. L im a : I n s t i t u t o d e E s t u d io s
P eru an o s.

N a r a n jo , M .
1974 E ih o h i s t o r i a d e la z o n a c e n tr a l d e l A lto A m a z o n a s: s ig lo s 1 6 - 1 7 - 1 8 .,
M a s t e r ’s th e s ís , U n iv e r s ity o f I llin o is , U r b a n a .

N ie ts c h m a n n , B .
1972 "Hunting a n d fis h in g p ro d u c liv ily of ih e M is k ito I n d iin s . e s s tc m
N ic a ra g u a " , pp. 6 9 -8 8 , e n Actas y memorias del X X X I X Congreso
internacional de americanistas, v o l. 4 , M é x ic o ,.
O d u m , H.
197] Envirofuncrj. Power and Socicly. N e w Y o rk ; J o h n W ile y a n d s o n s .

PaLzelt, E.
1978 Fauna del Ecuador. Q u ito : E d ito ria l ¡as C a sa s .

P e lliz z a r o , S.
1978a La muerte y los entierros. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n t a c i ó n «•
in v e s ti g a c ió n c u l tu r a l s h u a r.

1 9 7 8 b . La celebración de Uwí. Q u ito - G u a y a q u il: P u b lic a c ió n d e lo s M u s c o s d e l


B a n c o C e n tr a l d e l E c u a d o r

1 9 7 8 c . Nunkui. S ucúa (E cu ad o r): C e n tr o de d o c u m e n ta c ió n e in v e s tig a c ió n


c u ltu ra ] s h u a r (M u n d o S h u a r, s é ric F. N® 8).

]9 S ¡0 a Tsunki: mitos y ritos de la pesca. S u c ú a (E c u a d o r): C e n tr o de


d o c u in e n la c ió n e in v e s tig a c ió n c u ltu ra l s h u a r ( M u n d o S h u a r , s é r ic F . N a 2 ).

1980b Ayumpuni: rrálos de la cabeza cortada. S u c ú a (E c u a d o r): C e n tr o de


d o c u m e n t a c i ó n c in v e s tig a c ió n c u ltu r a l s h u a r (M u n d o s h u a r s e r ie F , N e 5 ) .

s / f (1 ) Shakaim. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n ta c i ó n c i n v e s t i g a c i ó n
c u ltu r a l s h u a r ( M u n d o S h u a r , s e rie F. N “ 6;).

s .f . (2 ) Etsa, defensor del pueblo shuar. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n ­


ta c ió n e i n v e s tig a c ió n c u ltu ra ] s h u a r ( M u n d o S h u a r , s e r ie F. N ° 6).

P h illip s , J.
1974 " E ffe c c s o f fire. in f o rc s l a n d s a v a n n a c e o s y s ic m s o f s u b s a h a r ia r t A f r i c a " ,
p p . 4 3 5 - 7 7 , in T . K o z lo w s k i y; C . A h lg r e n (c d s ), Fire and Ecasystems.
N e w Y o rk : A c a d c m ic S e rv ic e .

Fierre, F.
1XK9 V oyage d 'i- x p io r a lto n d 'u n m is s io n n a ir e d o m in ic c iin chci le s tr i b u s
sausaa.es dn l'E q u a te u r. P;iris: f h i r c a u x d e l ’A n n iíé d o m i n i c a i n e .
P o s p is il, L.
1 9 7 2 ( 1 9 6 3 ) Kapauku Papuan Economy. N ew H a v c n : H u m a n R c la li o n s A r c a F ile s
P re ss (2 a e d ic ió n ).

R e id , H .
1978 "D ream s a n d te ir in te r p r e la lio n a m o n g ih c H u p d u M a k u I n d ia n s o f B r a z :l ”,
Cambridge Aníhropology. v o l. 4 . N s 3 . p p . 2 - 2 8 .

R iv c t, P.
1908 " L e s ín d i e n s J ív a ro s : é tu d c g e o g r a p h iq u e , h i s t o r i q u e c ; e lh n o g r a p h iq u c " ,
L'anthropologie, v o l. 19, N 9 1 -3 , p p . 2 -2 8

R o o s e v c lt, A .
1980 Parmana: Prehistonc Maize and manioc Subsistente along the Amazon
and Orinoco. N e w Y o rk : A c a d e m íc P re s s .

R o s s, E.
1976 The Achuara Jívaro; Cultural Adaptation in the Upper amazon, D o c t o r a l
d i s s e r t a t io n , C o lu m b i a U n iv e rs ity . A nn A rb o r (M ic h ig a n ): X ero x
U n iv e r s ity M ic ro f ilm s .

1978 " F o o d ta b o o s , d í e t a n d h u n ti n g s tr a te g y : th c a d a p l a t i o n to a n im a ls in
A m a 2 o n c u ltu r a ! e c o ío g y " , C urren: Anihropology, v o l. 1 9, N ° 1, p p . 1-
36.

Sahiins, M.
1968 “L a p rem ifere s o c i ít e d 'a b o n d a n c e , Les lemps modernes, N a 2 6 8 . p p . 6 4 1 -
80

1972 Stone Age Ecoruimics. L o n d o n : T a v i s to c k P u b ü c a t i o n s .

S a la z a r, E
1977 An Indian Pederalion in Lowland Ecuador. C o p e n h a g u e : In te rn a tio n a l
W o rk G ro u p o n In d ig c n o u s A ffa irs ( IW G I A d o c u m e n t N® 2 8 ).

S a lis b u r y , R .
1962 From Stone to Steel. C a m b r id g e : C a m b r id g e U n i v e r s i ty P re s s .
S á n c h e z , P.
1976 Properties and Manageme.nl of Soils in the Troptes. N ew Y u rk : Jo h n
W ílc y .

S a n la n a , R,
1978 " L e p r o j e t s h u a r c t la s t r a t é g i e d e c o lo n i s a tio n tJ'n S u d - E s t é q u a t o n e n ” .
Travaux et mémoires de ¡'instituí des baúles elude., de l'Amérique Latine,
N “ 3 2 , pp. 55-66.

S a s tr e , C .
1975 "L a v é g é la tio n du h a til e t moyen I g a r a - P a r a n a e! le s m o d i f i c a ti o n s
a p p o r lé c s par le s c u ltu re s su r b r ü lís " ,,, p p . 3 1 - 4 4 jn J. C e n ll i v r e s , J.
G a s c h c c t A . L o u r lc ig ( e d s .) Culture su brülis et evolution du milien
foresüer, en Amazonie du nord-ouest. G enevc: S o c ie té s u is s e
d ’c th n o l o g i c .

S C E T J n te m a tio n a l- P R E D E S U R
1977 M a p a de aptitud de los suelos ( z o n a A n o r te ,- h o ja N ° 1), Q u ito : P ro g r a m a
re g io n a l d e d e s a r r o llo d e l S u r.

S c h m id t, K . c t In g c r. R .
1957 Living Reptiles of the World . L o n d r e s : H a m ilto n .

S h c n e ll, R.
1972 ¡níroduciion a la phytogéographie des pays tropicaux. P a r is : G a u th ie r -
V illa r s ( 2 t.).

S c c g e r, A ., M a n a , R . e t V iv e ir o s d e C a s tr o , E .D .
1979 "A c o n s tr u í;a o d a p e s s o a ñ a s s o c ie d a d e s in d íg e n a s b r a s ile ir a s " , Boletim
do Musen nacional { R io d e J a n e ir o ) , v o l. 3 2 , p p . 2 -1 9 .

S ig a u t, F.
1976 " L a d y n a m iq u e d e s s y s t i m e s c u lf u ia u x tr a d i ti o rin éis en A m í r iq u e tro p ic a le ",
p p . 3 9 7 ^ 4 0 7 , in Actes du XL1I Congres International des Américanistes.
v o l. 3 . P a ris : S o c ie té d e s a m é r ic a n is te s .

S is ld n d , .J.
1 9 7 3 , To Hunl in the morning. L o n d o n , O x f o r d , N e w Y o rk : O x f o rd U n iv e rs ity .
P re s s .
S i o h , H.
] 950 "D a s W a s s c r im A m a z o n a s g c b ie i" . Forschungen und Fortschritte. N° 2 6,
pp. 2 7 4 -8 0 .

1954 " B c ilr a g c z u r r e g io n a le n L im n o lo g ía d e s A m a z o n a s g e b ie t c s , 2 : d c r R io


A r a p iu n s " . Archiv fur ilydrobiologie, N ' 4 9 . p p . 4 4 8 - 5 1 8 .

1957 " S c d im c n ta tío n in A m a z o n a s g c b ic t" , Geologishe Rundschung, N* 4 5 , p p.


5 0 8 -6 3 3 .

1964 " G e n e r a l f e a tu r e s o f th c lim n o lo g y o f A m a z o n i a " , Verhandlungen des


¡nternatioinal Vereitt Limnologie, N ’ 15, p p . 1 0 5 3 -5 8 .

1973 " R c c e n t h u m a n a c tiv itie s in th e B r a z i li a n A m a z o n a n d t h e i r e c o l o g ic a l


e f f e e t s " , p p , 3 2 1 - 3 4 in E . M e g g e r s , E. A y e n s u y W D u c k n o r t h ( c d s .) ,
Tropical Forest Ecosystems in Africa and South America: a comparativa
review. W a s h in g to n : S m ith s o n ia n I n s t it u ti o n .

S m ílh , N .
1976 " U t ilíz a tio n . of gam e a lo n g B r a z i l ’s T ra n sa m a z o n H íg h w a y " , Acta
Amazónica, v o l. 6, N ff 4 . p p . 4 5 5 - 6 6 .
S m o ie , W ,
1976 The Yanoama ¡ndipns: a Cultural Geography. A u s d n : U n iv e rsity of
T e x a s P re s s .

S o m b ro c k , W .
1966 Amazon soils: a reconnaisance of the Soils of the Brazilian Amazon
Región. W a g e n i n g e n , H o la n d a : C e n tr e d e d o c u m e n t a t i o n e t p u b l ic a ti o n s
a g ric o le s .

S o u rd a t, M . e t C u s to d e , E.
1980a Carla pedo-geomorfalógica de la provincia de Morona-Santiago: informe
provisional. Q u ito : O R S T O M - P R O N A R E G .

1 9 8 0 b . La problemática del manejo integral y el estudio morfo-pedológico de la


Región Amazónica Ecuatoriana. Q u ito : M in is te rio de A g ric u ltu ra y
g a n a d e ría O R S T O M .
.S icw ajd . J.
1948 " C u lt u r e u ta s o f Lhe tr o p ic a l f o r e s t ”, p p . 8 8 3 - 9 9 in J. S t c w a r d ( c d ,) ,
!landbaok. of South American Indians. vol. 3. The Tropical Forest Tribes.
W a s h in g to n D .C .: S m it h s o n i a n in s titm ic n .

S tc w a r d , J. ct F a r o n , L .
1959 Nolive pcoples of Scnah America. N e w Y o rk : M c G ra w H ill.

S lirlin g . M .
1938 Historical and Ethnographícal Notes on lhe Jívaro Indians. W a s h i n g t o n :
S m ith s o n ia n In stitu tio n .

T a y lo r , A - C .
1981 " C o d - W e a lth : Lhe A c h u a r a n d th e M is s io n s " , p p . 6 4 7 - 7 7 in N . W h itte n
( e d .). Cultural Transformation and Ethniciiy in Modern Ecuador. U rb an a:
U n iv e r s iiy o f I l lin o is P re ss ,

1983a " T h e m a i r ia g e a lÜ a n c e a n d s iis s tr u c tu r a l v a r ia tio n s in j i v a r o a n s o c i e l i e s '1,


Information sur les scíences sociales v o l. 2 2 , N® 3, p p . 3 3 1 - 5 3 .

1 9 8 3 b . " J iv a r o a n m a g íc a l s o n g s : a c h u a r a n e n t o f c o n n u b ia l l o v e ”. Amerindia, N 1
8, p p . 8 7 - 1 2 7 .

1985 Le travail de la difference: idenlites et altérilés tribales dans ¡a société


jívaro. ( 1 5 5 0 - 1 9 5 0 ) , th e s e d e d o c to r a l d ’E ta t e s - le ttr e s . P a r ís , E c o l c d e s
h a u le s é tu d e s e n s c ie n c e s s o c ia le s .

T s c h o p p . H .J .
1953 " O il e * p ] o ra tio m s in th e O r ie n t e o f E c u a d o r ” , Buüetin of lhe American
Associaiion of Petroleum Geologists, v o l. 3 7 , N ‘ 10, p p . 2 3 0 3 - 4 7 .

T y lc r , E J .
39 7 5 Génesis of lhe Soils wihl a Deiailed Soil Survey in lhe Upper A m a z o n
Rasin, Yurimagua Perú. D o c to ra l d is s e rla lio n , S o i! S c ie n c e
D c p a r ta m c n ! , U m v c r s it y o f N o rth C a ro lin a .

U p . d e g r a ff . F .W .
ü ead 1/uniers of the Amazon: Seven Years of Exploration and ádventure.
N e w Y o rk ; C a r d e n C ity P u b lis h in g .
V á re se . S.
1966 Los Indios Campa de la Selva peruana en ¡os documentos de los siglos ¡6
y 17, T e s i s d e b a c h illé r a lo e n c tn o lo g f a , U n iv e r s id a d C a tó lic a , L im a

Vickers, W.
1976 Cultural Adaptation to amazonian Habitáis: the Siorta-Secoya of Eastern
Ecuador, D o c to r a l d is s e r ta tio n , U n iv e rs ity of F lo rid a . A nn A rb o r
(M ic h ig a n ) ; X e r o x U n iv e r s ity M ic r o f ilm s .

W a w rin , M a rq u is d e ,
194 1 Les Jívaros réducteurs de tetes. P a rís ; P a y o t.

W e llm a n , F .
1977 Dictionary oí tropical American Crops and their Diseases. M e tu c h e n
(N e w J e rs e y ): th e S c a r e c r o w P re s s ,

W h iie , L.
1959 Te Evolution of Culture: the Deveiopmení of Civilización to the Fatl of
Rome. N e w Y o rk : M c G ra w H ili.

W h itc , T .
1953 "A m e th o d o f c a lc u ía lin g th e d i c ta r y p e r c c n t a g e o f v a r io u s food a n im a ls
u tiliz c d b y a b o r íg in a l p e o p íe s " , American Amiquily. N * 4 , p p . 3 9 6 - 9 8 .

W h itic n , N .
1974 Black Frontiersmen: A South American Case. N e w Y o rk : H a ls te d .

1976 Sacha Runa: Ethnicity and Adaptation of Ecuatorian Jungle Quichua.


U rb a n a : U n iv e rs ity o f í ü í n o i s P re s s .

W u L e u n g . W . e t F lo re s , M .
1961 Food composition Table for Use in Lalin America. B c t h c s d a ( M a r y la n d ) :
Im e rd e p a rla m c m a l C o m m itte e o n N u tr ítío n f o r N a tio n a l D c f e n c e .

Y engoyan, A.
1968 " D e m o g ra p h ic asid c c o lo g ic a l i n f l u e n te o n A b o r ig in a l A u s ir a lía n M a rr ia g c
S e c tio n s " , p p . 1 8 5 -9 9 in R . L e e c t I. D e V o rc ( e d s .) , M a n ¡he líuntcr.
C h ic a g o : A k lin c .
L e a c h , E.
19 5 8 " M a g ic a l h a ir " , Journal of the Poyal Ámhropologica! fnstitute, v o l. 88,
N ° 2 , p p . 1 4 7 -64.

Lee, R. cí D e V o rc, ],
1968 " P ro b lc m s in Lhc s ty d y o f hunlerrs an d g a th e r e r s " , p p . 3 -1 2 in R . L e e e t I.
D o V o rc (c d s.) M a n the Hunder, C h ic a g o : A ld in e .

L c v i-S tr a u s s , C.
1950 " T h e u s e o f w ild p l a n t s in tr o p ic a l S o u th A m e r ic a " , p p . 4 6 5 - 8 6 , in J.
S tc w a r d (e d .), Handbook. of Souxh-American Indians, v o l. 6. W a s h in g to n :
S r n ilh s o n ia n In s tílu iío n ,

1962 Le Pensée Sauvage, P a ris : P lo jt

1964 Mythologiques, t, 1, Le cru el le citll. P a r ís : P lo n .

1967 Mythologiques, l. 2, D u miel aux cendres. P a ris: P lo n .

L im a , R .
1956 ”A a g r ic u ltu r a ñ a s v á r z e a d o e s t u á r i o d o A m a z o n a s " , Boletim técnico do
Instituto agronomico, ( B e lé m ) , 3 3 , p p . 1 -1 6 4 .

L iz o t, 1.
1977 " P o p u la tio n , r e s s o u r c e s e t g u e r r e c h e z le s Y a n o m a m i”, Libre, N 5 2, p p .
11 1 -4 5 .

1978 'Etonomic p r i m i t í v e e t s u b s is la n c e : e s s a i s u r le tr a v a il e t l'a lim e n ta tio n


c h c z le s Y a n o m a m i" , Libre, N 9 4 , p p . 6 9 - 1 1 3 .

M a d c r, E . c t G ip p c lh a u s e r, R .
1982 "N ew tr e n d s in A chuar econom y" C o m u n i c a c ió n p re se n ta d a al 4 4 ”
C o n g reso In te rn a c io n a l d e lo s A m e ric a n ista s , M a n c h e s te r , s e p tie m b r e
1982.

M a lin o w s k i, B ,
1 9 6 5 (1 9 3 5 ) Coral Gardens and tkeir Magic. B lo o m in g to n : U n iv e r s ity o f í n d i t n i
, P re ss ( I r a e d ic ió n : 1 9 3 5 ).
M a rx . K .
1972 Contribulion a la critique de l'économie politique P a ris ; E d itio n s
s o c ia lc s .

M e g g e rs , B .
1957 " E n v ir o n m c n t an d c u ltu r e in lhe A m a z o n B a sin : an a p p r a is a l o f th e d ic o r y
of e n v jr o m n e n ta l d c ls r m in is m " p p . 7 1 - 8 9 , in Studies in ¡fuman Ecology
W a s h in g to n : P a n A m e r ic a n U n io n ( S o c ia l S c ie n c e M o n o g r a p s . N a 3 ).

1971 Amazonia: M a n and Culture in a Counterfeit Paradise. C h ic a g o : A ld in e .

1975 " A p p lic a tio n of th e b io lo g ic a l m odcl of d iv e rs ific a tio n to c u ltu ra l


d is tr ib u c ió n in tr o p ic a l l o w la n d S o u th A m e r ic a " , Biotrapica, v o l. 7, N °
3 . p p . 1 4 1 -6 1 .

M in ís tü r e d e l a C o o p é r a lio n ,
19 74 Memento de ¡‘A gronome: techniques rurales en Affique. P a r í s : M in i s t é r e
d e l a C o o p é r a lio n .

M ira c le , M .
1966 Maize in tropical Africa.Mzdison: U n iv e r s ity o f W i s c o n s in P re s s .

M o r le y , S .
1956, The Ancient Maya. S ta n f o rd : S ta n f o rd U n iv e r s ity p r e s s ( 3 a e d i c ió n ) .

M u r r a , 1.
1975 " M a íz , tu b é rc u lo s y r i to s a g ríc o la s" , pp. 4 5 -5 7 , en Formaciones
económicas y políticas del mundo andino. L im a : I n s t i t u t o d e E s tu d io s
P eru an o s.

N a r a n jo , M .
1974 E th o h i s t o r í a d e la z o n a c e n t r a l d e l A l to A m a z o n a s: s ig lo s 1 6 - 1 7 - 1 8 .,
M a s t e r 's th e s is , U n iv e r s ity o f I llin o is , U r b a n a .

N ie ts c h m a n n , B .
1972 " H u n tin g and fis h in g p ro d u c tiv ity of th e M is k ito In d ia n s , e a s te m
N ic a ra g u a " , pp. 6 9 -8 8 , e n Actas y memorias del X X X I X Congreso
internacional de americanistas, v o l. 4 , M é x ic o ,.
O d u m , H.
1971 Emíronment. Power and Scciety. N e w Y o rk ; J o h n W ile y a n d s e n s .

P a tz e lt, E.
1978 Fauna del Ecuador. Q u ilo : E d ito ria l las C a sa s .

P c liiz z a x o . S.
1978a La muerte y los entierros. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n t a c i ó n c
i n v e s ti g a c ió n c u lt u r a l s h u a r.

1 9 7 8 b . La celebración de Uwi, Q u ito - G u a y a q u il: P u b lic a c ió n d e io s M u s e o s d e l


B a n c o C e n tr a l d e l E c u a d o r

1 9 7 8 c . Nunkui. S ucúa (E c u a d o r): C e n tr o de d o c u m e n ta c ió n e in v e s tig a c ió n


cu ltu rad s h u a r O l u n d o S h u a r, s é rie F. N e 8),

1980a Tsunki: mitos y ritos de la pesca. S u c ú a (E c u a d o r): C e n tr o de


d o c u m e n ta c ió n e in v e s tig a c ió n c u ltu ra l s h u a r ( M u n d o S h u a r , s ó r ie F . N “ 2).

1980b A y u m p u m : miios de la cabeza cortada. S u c ú a (E c u a d o r): C e n tr o de


d o c u m e n ta c ió n c in v e s tig a c ió n c u ltu r a l s h u a r (M u n d o sh u a r s e r ie F , N ° 5 ) .

s¡i (1 ) Shakaim. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n t a c i ó n e i n v e s t i g a c i ó n
c u ltu r a l s h u a r ( M u n d o S h u a r, s e r ie F . N° 6;),

s .f . (2 ) Etna, defensor del pueblo shuar. S u c ú a ( E c u a d o r ) : C e n tr o d e d o c u m e n ­


t a c ió n e in v e s tig a c ió n c u ltu r a l s h u a r (M u n d o S h u a r, s e r ie F , N ° 6 ).

P h i l l ip s , J.
1974 " E f f c c ts o f f i r e in f u r e s t a n d sa v a ru ia e c o s y s te m s o f s u b s a h a r ia n A f r ic a " ,
p p . 4 3 5 - 7 7 , in T . K o z lo w s k i y; C . A h lg r c n (c d s), Pire and Ecosyxtems.
N e w Y o rk : A c a d e m ic S e rv ic e .

F ie rre, F
1889 Voy agí: c i'c x p lo r u tio n d ’un m is s io n n a ir e d o m tn ic a in che/ les t r i b u s
'¿¡avagas di' l ’F q u a te u r . P a rís: R u re a u x de l'A n n d c d o m in ic ;ii:ic .
P o s p is il, L.
1 9 7 2 ( 1 9 6 3 ) Kapauku Papuan Economy. N e w H a v c n : H u m a n R c la ti o n s A r c a Fücs
Press (2 a e d ic ió n ).

R eíd , H.
¡9 7 8 "Drcams and ¡eir in te r p r e t a r o n among '.h e H u p d u M a k u I n d ia n a o f B r a z il" ,
Cambridge Anthropology. v o l. 4 . N ° 3 . p p . 2 - 2 8 .

R iv e t, P.
1908 "Les I n d ie n s J ív a ro s : é tu d e g e o g r a p h i q u e , h i s t o r i q u e e l e t h n o g r a p h iq u e " ,
L ’anthropologie, v o l. 19, N B 1 -3 , p p . 2 - 2 8

R o o s e v e lt, A.
1980 Parmana: Prehistoric Maize and manioc Subsistente along the Amazon
and Orinoco. N e w Y o rk : A c a d e m ic P re s s .

R o s s , E.
1976 The Achaara Jívaro: Cultural Adaptation in the Upper amazon, D o c to r a l
d i s s e r t a t io n , C o lu m b r a U n iv e rs ity . A nn A rb o r (M ic h ig a n ): X ero x
U n iv e r s ity M ic ro f ilm s .

1978 " F o o d ta b o o s , d i e t a n d h u n tin g s tra te g y : th e a d a p ta tio n lo a n im á i s in


A m a z o n c u ltu r a l e c o lo g y " , Curren: ArUhropology, v o l. 19, N® 1, p p . 1-
36.

S a h lin s , M .
1968 " L a p r e m ia r e s o c iá le d ’a b o n d a n c e , Les temps modernes, N ° 2 6 8 , pp - 6 4 1 -
80

1972 Stone Age Economics. L o n d o n : T a v i s t o c k P u b l í c a t i o n s .

S al a z a r, E
1977 An Indian Federation in Lowland Ecuador. C o p e n h a g u e : In te rn a tio n a l
W o rk G ro u p o n In d ig c n o u s A f fa ír s ( IW G I A d o c u m c n t N'J 2 8 ).

S a lis b u r y , R.
1962 From Stone to Steel. C a m b r id g e : C a m b r id g e U n iv e r s i t y P re s s .
1. T jp o lo g ía A ch u a r de lo s p u e b lo s y d e io s m in e r a le s .............................. 68
2. Nomenclatura genérica del orden animal .......................... .............. 125
3 . E¡ vocabulario ele !a casa ................................................................. 170
4. La casa como matriz, de las relaciones de conjunción y
d isy u n c ió n ........................................................................................................................ 184
5. Cuadrados de densidad de las cepas en diferentes
tipos de huertos ...................................................................................219
6. Lista de cultígenos de uso alimenticio ....................................... 226
7. Lista de cultígenos de uso tecnológico,
medicinal y narcótico ........................................................................... 228
8. Especies silvestres iransplantadas en ¡os huertos o escatimadas
en el momento de la roza y plantas adventicias toleradas .................. 229
9. División sexual del trabajo en la horticultura ...............................236
10. Relación entre superficies cultivadas y número
de consumidores ............................................................................ 259
11. Tamafio de las superficies cultivadas por veintinueve mujeres
casadas en once unidades domésticas distintas ............................... 264
12. Orden de frecuencia de las presas según el tipode caza ..................... 333
13. Productividad diferencial de la cacería en función
de los biotipos ............................................................................... 335
14. División sexual del Jrabajo en la cacería ....................................... 340
15. Listas de las plantas silvestres de aso alimenticio ............................. 341
16. División del trabajo en la pesca ............ ;......................................375
17. Promedio del tiempo cotidiano (en minulos) pasado
en los lugares de trabajo................................................................... 388
18. Tiempo medio (en minutos) dedicado cotidianamente a ios
diferentes sectores de producción ....................................................390
19. Tiempo medio (en minutos) dedicado cotidianamente por
una mujer a los diferentes sectores de producción según el
número de coesposas ........................................................................393
20. Relación entre ¡a dimensión de las parcelas y tiempo medio
(en minutos) invertido cotidianamente por una mujer adulta
en la horticultura ................... .................................... ................... 395
21. Tiempo medio (en minutos) dedicado cotidianamente por un
hombre a 1a caza y a la pesca según el número de las cocsposas ... 396
22. Orden de importancia de los principales cultígenos en la
alimentación según la masa cosechada cotidianamente ..................... 418
23. Tasa de explotación del potencial productivo en el cultivo
dclamadioca ............................... ..................................................... 419
24. Contribución coüdiana percápiía a la alimentación (en ki-
Iocalorías y en gramos de proteínas) según ¡os diferentes
sectores de p rodu cción ...........................................................................................4 2 2
25. Consumo medio de calorías y proteínas en cinco poblaciones
amazónicas ....................................................................................... 425
1. Calendario astronómico y climático ........................................... v . "75
2. Calendario de los recursos estacionales ......................................... . 103
3. Planta de una casa achuar (Alto Pastaza) ....................................... 159
4. Esquema del armazón de una casa de tipo NAWEAMU JEA ...... 163
5. a) Esquema dei armazón de una casa tipo TSUPIM JE A .............. 164
b) Esquema deí armazón de una casa Upo ÍWIANCH JEA ........ . 165
6. Estructura social del espacio ...............'............................................ 185
7. Parcelario típico de una unidad residencial monogama ......................208
8. Parcelario típico de una unidad residencial polígama
(tres coesposas * tres parcelas) ...................................................... 210
9. Parcelario de una unidad residencial polígama
(tres coesposas y una refugiada = seis parcelas) ..........................212
10. Densidad media de platación según las especies ..................................239
11. Organización espacial esquemática de los territorios
de cacería ...........................................................................................329
12. Productividad del trabajo en cada una de Las actividades de
subsistencia en función de su contribución a la alimentación .......429
1. Localización del conjuntó jívaro en el Alio Amazonas ................... 24
2. Localización actual de Jos grupos dialectales Jívaro ........................ 41
3. El territorio achuar en Ecuador.
Mapa de la ocupación humana ...................................................... 51
4. El territorio achuar en Ecuador.
Mapa del relieve y de los suelos......................... ............ ................ 65
5. El territorio achuar en Ecuador.
Mapa de los hábitats ....................................................................... 83
6. Mapa de la implantaciónde los huertos. Sitio N°1 ......... 200
?. M ap a d e la im p la n ta c ió n d e l o s h u ertos. S íL io N tf2 ...............2 0 2
8. Mapa de la implantaciónde Jos huertos. Sitio 3 .... 204
IN D IC E

PREFACIO A LA EDICION EN CASTELLANO ................................... 7


PREFACIO ............................................................................................... 9
NOTA SOBRE LA ORTOGRAFIA ....................................................... 15
INTRODUCION ....................................................................................... 17
1, Naturaleza y sociedad: las lecciones amazónicas ............................... 17
2. Achuar y Jívaro: un ilusorio estado de naturaleza ........................ 23

PRIMERA PARTE: LA ESFERA DE LA NATURALEZA

CAPITULO 1
Ei espacio territorial ............................................................................ 33

CAPITULO 2
El paisaje y el cosmos ........................................................................ 59
1. El agua terrestre y el agua celeste .................................................. 61
2. Río arriba y rí» abajo ..................................................................... 81
3. El cosmos y sus balizas .............................................................. 91

CAPITULO 3
Los seres de la naturaleza ...................................................................... 111
1. El orden taxonómico ..................................................................... 113
2. El orden antropocéntrico .................................... ...................... 131

SEGUNDA PARTE: HACER, SABER, ÍÍACER Y SATISFACER:


DEL BUEN USO DE LA NATURALEZA

INTRODUCCION ................................................................................... 147

CAPITULO 4
El mundo de la casa ........................................................................... 151
1. Los elementos arquitectónicos ............................................ ...... 155
2. Topografía sirnbóüca de la casa ................................................... 169
3. La sociabilidad doméstica y sus espacios ................................... 178

CAPITULO 5
El mundo tic los huertos ................................................................... 193
1. Rom y horticultura .................................................................... 195
2. La magia de los huertos ................................................................ 265

‘ CAPITULO 6
El mundo de la selva ............................... ............................................ 303
]. Las técnicas de la predación ........................................................ 306
2. Los afines naturales .................................................................... 348

CAPITULO 7
El mundo de 1río ................................................................................. 363
1. Las técnicas haliéuticas .............................................................. 366
2. El lecho conyugal ........................................ ...............................375

CAPITULO 8
Las categorías de la práctica ................................................................ 383
1. El orden de la cantidad ............................................................... 386
2. El orden de la calidad ............... ................................................ 399

CAPITULO 9
Los Criterios del buen vivir ................................................................ 413
1. La subexplotación de los recursos ................................................416
2. La productividad del sistema ............ ............................................421

CONCLUSION .........................................................................................433

BIBLIOGRAFIA .........................................................................................443

También podría gustarte