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5 marzo 2010
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ESCRITORES ENTREGA N. 5
EFLUVIOS Y OTROS POEMAS
Nace de la necesidad de volar con la magia de la palabra, ese otro pan que nos alimenta.
Efluvio es emanación, fuente inagotable, renovación constante y en esta dinámica ante
la palabra desgastada, los lugares comunes, la retórica sin sentido, la poesía opone la
palabra nueva, el vuelo, la sensación de habitar un encantamiento extraño.
DÍAS LINEALES
Los recuerdos
han anclado en las estaciones.
Tocan a mi puerta.
El asombro de un relámpago.
El sauce en un recodo.
De nuevo sueños.
Aromas, melodías
... aún gravitan en el tiempo.
En el filo de la memoria
las palabras redescubren
el secreto de los días.
FENIX
La memoria vuelve,
me habita
de súbito
en las sombras del pasado.
Soy
vivencia presente.
RETORNO A SANTUARIO
Pueblo enclavado
en una altura consagrada.
Hortalizas,
frutos de la madre tierra.
BODEGÓN ERÓTICO
Orgía de frutas
óvulos que fecundan esperanza,
mango - manzana
en cópula perfecta,
dos uvas
le recrean el amor
a un aguacate.
Un banano penetra la pera
deslizádo sobre la mesa.
PINCELADA FINAL
HAIKAI
Arreból.
Incendio
en la montaña.
Garzas al atardecer.
un árbol desnudo
se viste de miedo
ESPEJO
Al caminar
sentí que alguien
acechaba mis pasos.
Al mirar de soslayo
como Narciso
terminé sorprendido.
FUENTE
Efluvio,
música del agua,
Leda, su cisne y sus ángeles
escuchan.
Del silencio
brota
el poema,
fluye mágnifico
en el aire,
vibra
en el alma
del oyente.
AL ARTISTA
AUTORRETRATO
El vendedor de obleas
dobla la esquina
del poema.
ALBEIRO TORRES
A los pesimistas les debemos mucho, les agradecemos que sean ellos los que
vean la botella medio vacía, les agrademos la falta de arrojo y de entusiasmo.
Podríamos, es más, agrandarlos en su exacerbada falta de confianza en si
mismos, porque todo se debe a que no creen en el futuro sino en el ahora, y si
las cosas no se les da en el ahora, las desechan como si nada, en cambio los
optimistas tienen para más, les sobra con las ganas de salir adelante, con la
esperanza siempre latente del vuelo y de nuevos amaneceres de regocijo.
Ellos siembran y siembran y saben que cualquier grano que vaya a la tierra
algo da, porque la tierra, madre fecunda, no se queda con nada de lo que se le
confía a sus entrañas. Pareciera una paradoja el hecho de dedicar esta
crónica a los pesimistas, pero es que son ellos los que abren el camino de
quienes se resisten a dejarse vencer por las dificultades, es decir, a los
optimistas….ellos son el espejo donde se miran quienes luchan con tenacidad
en contra de las vientos, las tempestades y las adversidades. Por eso hay que
animarlos a tener fe, pero una fe que provenga de lo más profundo de su
interior, fe en si mismo, fe en el hombre, una fe gigantesca capaz no solo de
mover montañas sino de crear nuevas constelaciones y transitar por níveos
cielos cargadas de bendiciones. Mientras uno no crea en si mismo, es
prácticamente imposible abrir caminos de libertad y de gozo, de bienestar, de
paz interior. El mundo se nos abre todos los días, esperando lo mejor de
nuestras manos, y hay veces que pareciera que todo se viniera abajo, como
que los sueños se derrumban, y nada, ni siquiera nuestra moral queda en
pie…es cuando más necesitamos levantar la cabeza y mirar hacia adelante
porque una luz siempre hallaremos que ilumine nuestro camino; Dios jamás
abandona al optimista, pero también no se cansa de animar al pesimista, él
sabe que tanto el uno como el otro, fueron puestos por El en la tierra para
dominarla con entereza, perseverancia y honestidad. Estamos pasando por
uno de los momentos históricos de La Ceja más relevantes en los últimos años,
pero no es porque nadamos en la abundancia, sino todo lo contrario, porque
carecemos de muchos bienes materiales y espirituales; de ahí la necesidad de
unificarnos en una fuerza colectiva, llena de gracia, de optimismo y fuerza
creadora, que vivifique la comunión diaria con todos. Porque entre todos, con la
convicción en un Dios que nos mira, el optimismo azul de ser honestos y la
fuerza de los vientos generosos… arribaremos igualmente todos, cargados de
frutos a puerto seguro!
Hay quienes siguen creyendo que “el palo no está para hacer cucharas”, que
ya no vale luchar porque todas las cosas tienen dueño, que llegaron tarde a la
feria de la repartición de los talentos; pues bien, si la situación anda de ese
tamaño, los optimistas sabrán encontrar motivos suficientes para reconstruir
nuevamente el tejido, para hacer nuevamente que la esperanza anime el
corazón de los hombres….afortunadamente para los optimistas el mundo es
esférico….de lo contrario se les terminaría a la vuelta de la esquina!.
Dice Montesquieu: “Nada hace más difícil la calificación del crimen de lesa
majestad, que el fundare la acusación en palabras. Las palabras están sujetas
a la interpretación; y hay tanta diferencia entre la indiscreción y la malicia, y tan
poca entre las expresiones que la una y la otra emplean, que la ley no puede
someter las palabras a una pena capital; a no ser que declare expresamente
qué palabras son las que a tal pena quedan sometidas”. PLUTARCO, en la
Vida de Dionisio, cita que un Marsias soñó que degollaba a Dionisio. No se
sabe cómo se enteró Dionisio, pero lo cierto fue que lo mandó matar diciendo
que no habría soñado por la noche si no hubiera pensado en el día.
Quiero aprovechar estos dos o tres minutos, que son muchos para la radio,
para hablar precisamente de LAS PALABRAS. Tanto podemos hablar de estos
cuerpecitos intangibles que nos dan ideas de las cosas, que podríamos invertir
el cielo y como una bendición ellas se derramarían en lluvias de ilusión. Ellas,
las palabras diáfanas, las faustas, las sordinas, son tan intangibles como las
fragancias que se condensan en frasquitos de verde miniatura o tan indefinibles
como el silencio. Cualquier tiempo, por extenso que parezca se hace corto en
palabras tan suaves y gentiles como pan, luz, pez y gentil. Hay palabras
sonoras que por su misma naturaleza nos convidan a estar despiertos;
guanábana, Titiribí, tambor, arena y por supuesto canción. Hay palabras
solitarias como silencio y soledad, o como ALINA, que únicamente no se siente
sola cuando la pienso y la acompaño en la memoria.
Cómo son de bellas las palabras, ninguna se hizo para herir, ni despotricar de
los demás, ni mucho menos aprovecharlas para decir lo que no es o lo que no
nos consta; por eso es que palabras como puñal, cercenar, lenguaraz, burla y
escarnio, han perdido valor y están condenadas a la obscuridad de los baúles,
que son precisamente la prisión de las palabras. Se habla de las personas sin
ninguna conmiseración, sin piedad, sin fundamentos, se dicen cosas que no
nos constan y por esas cosas que se dicen sin constancia, se condenan a las
personas al escarnio público, al patíbulo, a la cárcel y al cementerio. Se ponen
en oídos de todo el mundo meras suposiciones y son esas suposiciones las
que finalmente provocan el peor de los daños, que los demás pierdan la
credibilidad como si la hubieran echado a una suerte de dados.
Hay palabras tan bellas como Carisma, tan nobles como Bondad, tan patriotas
como tricolor, y mucho más si traemos a la memoria la bandera de Colombia o
de La Ceja. Cada cuatro años vivimos procesos electorales ricos en
argumentos, y esos argumentos están hechos de palabras; reconozcamos que
el otro también existe, que se puede lograr la aceptación de una comunidad
siendo coherentes en el discurso, hablando bien de nosotros mismos pero
nunca hablando mal de los demás opositores. La palabra opositor inspira al
respeto, porque dentro de ella, en ese interior insondable habita un ser
humano, una fábrica de sueños y de esperanzas y un poco de ilusiones
compartibles. Creo que si no nos sentimos derrotados podemos continuar el
camino sin necesidad de endilgarle al otro lo que no tiene asidero real, lo que
no tiene constancia. Los valientes salen al ruedo pero nunca escatiman
esfuerzos para valorar al opositor; unos tienen más, otros tienen menos, pero
todos son seres humanos con sueños y talentos; por eso hay que seguir
trabajando, estudiando mucho, investigando, poniendo a disposición de los
demás no lo que queremos ser sino lo que somos, preparándonos para lo que
pueda venir o no venir, porque todo es incierto ante los ojos de los hombres,
solo Dios tiene trazado un destino para cada uno de nosotros, lo conoce de
memoria y no se sale de la raya, ni se tuerce en los renglones ni le hace orejas
a las hojas.
Déjenme jugar con las palabras, con esos cuerpecitos intangibles, que huelen a
sal pero saben a miel, que levantan un alma del suelo con la misma potencia
que son capaces de derribar una montaña o de abrir un dique; la historia
humana no se ha escrito de la noche a la mañana, las ciudades tampoco se
han hecho de la noche a la mañana; se ha necesitado mucho seso y calma
para levantar puentes y calmar tempestades; los niños tienen que seguir yendo
a las escuelas y a las bibliotecas; los padres tienen que seguir madrugando al
trabajo y las mamás nuestras, esas de delantal en la semana y abrigo oscuro
de domingo, tienen que seguir madrugando normal, porque ellas vienen
tejiendo una historia milenaria que por mucho que ruede el mundo, nadie va a
ser capaz de cambiar. Los niños de la calle también merecen soñar en colores;
ellos son también constructores de esperanza.
Hay un viejo refrán, muy popular por demás, que reza: “nadie sabe lo que tiene
hasta que no lo pierde”. Ello da pie para reflexionar sobre una de las
FACULTADES más grandes con que goza el ser humano, LA LIBERTAD.
Tanto se ha hablado de ella como del amor o la madre, pero solamente nos
damos cuenta de su importancia en nuestras vidas, cuando ya no está; cuando
la han sometido al encierro, sea de manera ilegítima o ilegítima, voluntaria o
involuntaria, pero en todos los casos, dura, triste…muy triste….Los diccionarios
la definen muy fácil, como una mera palabra derivada del latín libertatem que
abarca la capacidad humana, inmanente, que se traduce en autodeterminación,
para hacer lo que la voluntad ordene, sea bueno o malo; pero cabrá en esa
definición los secuestrados cuya voluntad no es estar secuestrados? Si LA
LIBERTAD es la facultad natural de la voluntad humana para determinar
espontáneamente sus actos, entonces cómo se explican tantos presos en
Colombia, detenidos y retenidos sin consentimiento, sin un juicio claro, tantos
inocentes que purgan largas condenas concientes de que soy
inocentes?...cómo definir la situación de tantas esposas que sobreviven bajo el
yugo insolente de sus maridos?
Escriche, dice que la ley nos quita una parte de nuestra libertad pero nos
asegura la porción que nos queda, confiriéndonos los derechos de seguridad
personal, de protección para el honor y de prosperidad; de modo que el
sacrificio que hacemos para adquirir tan preciosos bienes es mucho más
pequeño que la adquisición. La libertad, pues, de los ciudadanos, será mayor o
menor según la mayor o menor gravedad de los obstáculos que la ley oponga a
sus acciones o actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que absorban
casi enteramente la libertad de los individuos que lo componen.
Procurar por todos los medios lícitamente posibles que todos los seres
humanos SEAN VERDADERAMENTE LIBRES, es lo menos que como
individuos pensantes podemos hacer, porque de la libertad depende un
proyecto de vida y del ejercicio fiel de ella, para que Dios nos mire siempre con
ojos de bondad
Hay situaciones en la vida que no nos gusta mucho abordar, por eso del
respeto por la dignidad humana; sin embargo, cuando nuestros sentimientos se
ven avocados al llanto y al dolor, no hay otra forma para descansar un poco de
tanta penuria que hacer referencia a tantos seres humanos que vagan tristes
por nuestras calles, procurando la búsqueda de un empleo, un pan, un abrazo
y hasta una sonrisa. Me pongo triste muy fácil, cuando compruebo la
impotencia ante el hambre ajeno, los niños abandonados a la suerte de las
calles, el riesgo de la drogadicción que aumenta todos los días como una bola
de nieve, tanto adolescente para quienes ya no les es desconocido un arma,
una droga…porque han cambiado la inocencia por una gran dosis que les hace
inmunes al miedo y al temor de Dios.
Voltaire decía que una ciudad es el reflejo de sus calles, y por eso lo que uno
ve y siente lo exhorta a seguir trabajando en la promoción de una sociedad que
no se aisle de la calle, porque hacerlo es desconocer que tenemos niños en
riesgo de abandono, ancianos que reclaman un techo y una cobija, mamás
revestidas con la valentía de cien guerreros, dispuestas a luchar por sus hijos y
sacarlos adelante. Anoche, Gina me rompió el corazón, no es justo que con
apenas catorce años ya esté próxima a ser mamá; en su carita sucia alcanza
uno a percibir todavía los rasgos deslumbrantes de la inocencia; lo más crudo
de todo es que no sabe quién es el papá de ese hijo que pronto va a
nacer…por respeto no me atrevía a preguntarle cuál había sido el origen de su
historia, pero es posible adivinarlo.
Pareciera ser que no hay mucho para decir de una situación que se repite y se
repite interminablemente, pero por eso es que olvidamos con la facilidad de
adhesivo, la desgracia de los ajenos, de quienes no han sido convidados a la
mesa, pero que existen y son nuestra más cercana y común identidad. El día
que dejemos de hablar del hambre por ejemplo; entrarán sin timidez los ratones
a nuestras alacenas y no dejarán siquiera el plato del queso, el día que
dejemos de hablar del hambre ajeno nuestros propios estómagos se verán
obligados a achiquitarse hasta generarnos úlceras e convulsiones de horror y
desencanto.
No podemos cerrar los ojos al mal ajeno, esa desgracia que se dibuja y se
desdibuja en los rostros ajenos, en esa niña que me mira fijamente como
tratando de que vea una tabla de salvación inexistente, es la solapa del libro de
la historia que nadie se atreve a escribir. Hay que seguir trabajando por una
comunidad no mendicante, que se apropie de las pieles ajenas para poder ser
acariciados los días venideros; que mientras alguien no pueda ir de a la cama
porque nada tiene para comer, no podemos conciliar el sueño con la
tranquilidad de los álamos y los girasoles.
Gina no tiene más para ofrecer que una carita solícita, inocente, que en medio
de tanto mutismo pide a gritos ayuda…porque es un niño más en medio de
tantos cuya inocencia no se puede jamás dejar quebrantar. Mientras hayan
niños en el mundo, Dios seguirá conservando en medio de los hombres la
capacidad asombrosa del milagro con que revientan las semillas y las
oraciones de las abuelas suben hasta los cielos.
CAMILO
CAMILO tiene apenas cinco años, pero quien lo creyera, es un hombre metido
en un alma de niño, conoce con exactitud dónde se guardan las cosas de la
casa, desde la cédula de la mamá hasta la cajita de Vacol que de vez en
cuando se saca para calmar la picadura de un insecto o la inflamación que de
manera repentina lacera el cuello de Jaime. Camilo no es un niño cualquiera,
no es el niño de ciudad, ni el que va a la escuela, ni el que duerme entre níveas
sábanas y suaves colchones, de ninguna manera, es un niño campesino que
de andar siempre descalzo se ha acostumbrado a las piedras y al calor de la
arena, inclemente por demás, incluso a los animales que se guarnecen bajo la
sombra; pero Camilo como que nada siente.
Protegido en sus escasos cinco añitos, se alegra cada mañana, al ver salir la
luz del sol y sentirse sano y vivo, no le importa sino lo que humea en el fogón,
una arepa frita y un poco de arroz y chocolate. Listo el desayuno, Camilo se
siente un Rey con suculento plato…feliz su inocencia, feliz la placidez con que
ve y siente pasar las horas y los días, me imagino que sus días aún son
eternos como las Navidades de cuando éramos verdaderos niños.
Perdido en lo más profundo del valle, Camilo va de aquí para allá, todo el día,
sin cansancio, desde las cuatro de la mañana hasta que se apaga el mechón a
las siete de la noche. No sabe de cansancio ni de temores, para él lo mismo es
la oscuridad que la luz del día, lo mismo los días de lluvia o los días de sol, lo
mismo el día donde hay carne, o pescado, o nada; porque está tan adherido al
territorio que conoce palmo a palmo su piel, lo que el suelo brinda, lo que se
levanta de la tierra y busca los cielos, lo que cae de los árboles, si es venenoso
o es comestible, si es útil o sencillamente si se trata de un capricho más de la
tierra…porque también la tierra tiene sus caprichos, sino, cómo explicamos que
un suelo rojo, brinde pastizales verdosos?.
Pero descubrí algo muy lindo en este niño de tan poquitos años; ya había dicho
que es un hombre metido en un alma de niño, y es cierto, porque es el motivo
central de la familia, es el que sabe y sirve para todo, y por eso cada vez que
se pronuncia la palabra Camilo, responde de la misma manera: “..Y ahora qué
pasó!!!”, “ese ahora que pasó”, equivale a que alguna misión o responsabilidad
hay que hacer, ir por el agua, traer el jabón, sacar los pollos del comedor,
espantar los perros, traer el Vick Vaporú o caminar kilómetros enteros para
llevar un pedazo de queso donde la tía.
Ese Camilo hombre con apariencia de niño, me enseñó, en una semana, que
todo es importante y valioso ante los ojos de Dios y por eso es recomendable
espantar las serpientes y no matarlas, respetar los sapos y las iguanas, dejar
que el agua siga su curso y no tomar del río, sino los peces necesarios, los
chicos es mejor arrojarlos de nuevo, porque sin duda ellos regresaran más
crecidos o servirán más tarde de alimento a los que viven más debajo de su
rancho.
LA VELOCIDAD y EL ALCOHOL
Todas las ciudades han tenido un origen, de buenas a primeras no nace una
ciudad, la generación espontánea no le está dada al surgimiento de la ciudad,
algo tuvo que haber llamado la atención a los primeros pobladores para
asentarse en un determinado lugar; la primera condición natural que requerían
se diera, era sin duda la cercanía por lo menos a una fuente de agua. Otras
características como la planicie del lugar, la vegetación, la bondad de la tierra y
el clima, ocupaban igual importancia.
En sus inicios, se asentaron en la plaza las familias más adineradas, las de alta
alcurnia, pero se aceptaba que fuera la plaza el lugar de encuentro de la
ciudad, porque mirando al oriente se levantaba el templo, y en otro costado la
Casa Consistorial*, a otro lado la cárcel, el estanco y los demás entes y
establecimientos necesarios para que la ciudad viajara hacia la prosperidad.
Independiente de su origen, siempre encantador, hoy nuestras plazas
principales, para diferenciarlas de la plaza de mercado, cumplen una función
social bastante dinamizadora; en muchas de nuestras ciudades alejadas de la
capital, todavía son lugar de encuentro para el mercado dominical, para lucir la
mejor pinta, para conseguir novia y sobre todo para enterarnos de los
acontecimientos más sobresalientes de la semana.
En muchas de nuestras ciudades colombianas todavía se usa el bando
dominical, una especie de noticiero oficial ambulante que anuncia el quehacer
de la administración público o los requerimientos a la ciudadanía entre otras
noticias o anuncios de interés. Causa placer llegar a estas ciudades y
encontrar todavía cómo la gente se congrega en la plaza principal para hacer
su mercado, para negociar sus productos agrícolas
para compartir con los vecinos de la vereda que escasamente ve cada ocho
días y para enterarse del acontecer histórico de su propia comunidad.
Hay que seguir por tanto, contemplando con especial admiración y respeto ese
corazón de la ciudad, desde donde palpita el progreso y crece la bondad entre
todos los hombres. No deberíamos de pasar desprevenidos por ningún
espacio público, mucho menos por la plaza o parque principal; no es sino
imaginarlo hace cien años, para sentir una leve nostalgia del pasado, pero al
mismo tiempo, un fervor inquebrantable por seguir construyendo futuro.
(Consistorio: Junta que celebra el Papa con los Cardenales, ayuntamiento. Corporación
compuesta
LOS DIFERENTES
Me extraña la ausencia de Alina en el Atrio, ella siempre está ahí, antes de las
doce, leyendo los carteles exequiales, indagando por los finados y sus deudos,
antes de seguir su marcha al templo para asistir a la Eucaristía
Dominical…Alfredo me suspende la marcha para averiguarme la hora, no
comprendo esta conducta cuando al frente, precisamente, tiene el inmenso
reloj de la Iglesia….de un momento a otro empieza a llover, y de un momento a
otro la plaza se llena de paraguas multicolores. Una pareja de hombres
caminan muy juntitos bajo uno de esos tantos paraguas multicolores, muchos
ojos reparan en ellos, muy pocos ojos, tal vez los míos nada más, reparan en
su paraguas inmenso donde podrían caber otros dos.
Mi ahijada Karina pasa con su bicicleta en la mano, le preguntó si fue que sufrió
algún daño y me contesta que su mamá le enseñó a no andar en
contravía…me quedo pasmado con su educación, pues no había reparado que
efectivamente la calle tiene otro sentido de circulación. De un momento a otro
reparo en las voces que se vuelven griterío en la plaza principal, hasta hacer
casi incomprensibles las palabras, y lo que con ellas se anuncian: lotería grita
estridentemente alguien desde la multitud y los frenos de un carro y los pitos de
otros más, no dejan escuchar el número ganador; otro anuncia pescado fresco,
de cuya frescura dudo muy seriamente y otro aplaude al frente de una casa
vieja convertida en restaurante, invitando a pasar los transeúntes y anunciando
el plato del día: sopa de mondongo y bandeja con pollo y carnes de res o
cerdo; lo que elija por cinco mil.
LOS NEGOCIOS
Cuando voy por los pueblos me dejo llevar fácilmente por la estética de
aquellos establecimientos comerciales conocidos comúnmente como
“negocios”, son las cafeterías, los bares, cantinas y similares…porque ellos
guardan en sus rincones atestados de cajas de gaseosa y cerveza muchas
historias pasajeras, guardan la imagen del Divino Niño al lado de un afiche del
Nacional y un reloj de Pepsi o Cocacola. Estos negocios tienen un aire tan
especial como el de su administrador; saben con exactitud el horario de los
buses, el nombre y apodo de los personajes populares, las noticias locales del
día, lo que pasa en la administración y lo más particular de todo es que tienen
su clientela propia, la de todos los días, a quienes no hay qué preguntarles qué
toman porque ya se han vuelto costumbre, a los que inclusive se les fía y ni
siquiera se les apunta como es el caso del vendedor de loterías siempre toma
tinto oscuro y vaso de agua y a veces trae buenas nuevas de números
gananciosos que salieron milagrosamente tatuados sobre las escamas de
pescados anodinos. En el café de siempre Silvia toma perico y lo pasa con un
cigarrillo y va tres, cuatro o cinco veces al día, a lo mismo; los comentarios de
Juan siempre son los mismos, hacen referencia a la política de Uribe y a la
corrupción de toda la historia que ni Uribe ha sido capaz de erradicar porque es
la peor de las malezas, la más complicada y arraigada. En nuestros bares,
cafeterías y cantinas la vida guarda una connotación muy distinta a la realidad
que se empieza a tejer después de los andenes o después de nueve meses de
abnegada espera de un hijo del que no se sabe a ciencia cierta quien es el
padre. La historia se teje a pedacitos en estos escenarios afables inundados
de música y espirales de humo y sueño; sin embargo, cuando miramos hacia
atrás, podemos fácilmente comprobar lo gigantesco de sus pasos históricos,
porque el almanaque de Pelirroja a pesar de ser del último año, ya sus hojas se
encuentran ajadas por la contaminación de las horas y los días de farra; y
aprendemos entonces a reconocer en la vetustez de sus vitrinas que el tiempo
sí es inexorable y que su paso deja siempre huellas imborrables.
Un niño vestido de verde, pasa por el andén gris del negocio y cruza sus
manitos y pronuncia una oración conocida, tantas veces pronunciada; Gloria a
Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Me dejo encantar por este frío natural cuando bajan del camión las ahuyamas
vivas de frescura y sabor…recuerdo los dulces de mi madre, sus calaos
refrescantes hechos con este maravilloso fruto que se derretía en nuestra
boca…su dueño las va depositando con cuidado en un rincón del salón, para
que no sufran daño, pues de ello también depende un buen precio en los
mercados de afuera.
...el café también coge rumbo a la bodega y mientras es llevado a las espaldas
de hombres corpulentos queda en el aire el olor característico de una buena
cosecha, sembrada con FE y recogida con gratitud y paciencia. Oh
Dios!...definitivamente el sábado es de fiesta en la plaza de mercado; me
permite contemplar la belleza de ALINA en medio de su puesto de trabajo
rodeada de los frutos de su tierra; sus tersas manos parecen coliflores, sandías
sus pechos y cañadulce sus labios…no soporto mirarla sin dejarme estremecer
como el manojo de hierbabuena que todavía reposa en el guacal de sus
plantas aromáticas.
Aquí nada es escaso los sábados, hay abundancia y buenos precios, hay
sabrosura en el ambiente, la alegría corre como un niño sano de puesto en
puesto, porque ya empiezan a llegar los primeros compradores, don Nicanor
me antoja de un café recién molido cuya cálida fragancia se escapa de la
cafetera y exhorta a los madrugadores a tomarlo en cantidades, mientras tanto
sigo esperando a ALINA porque es a ella a quien me gusta comprarle las
frutas…mientras tanto contemplo agraciado las decenas de costales abiertos y
que exponen al público gran variedad de granos…definitivamente nuestro suelo
está henchido de bendiciones, con razón odio la guerra!..son benditas las
manos que cultivaron los dorados granos del maíz, el cual al ser vaciado de un
recipiente a otro produce un especial sonido que me lleva a los recuerdos del
campo, como cuando el viento pasaba por entre las cañas y reproducía la
levedad fecunda de la Creación Divina.