Un poema sumerio, reconstruido a partir de dos fragmentos, y de
sencilla estructura literaria, alude al cortejo que los dioses Dumugi y Enkimdu hacen a la diosa Inanna. La importancia de este mito viene dada por intuirse en él un posible precedente de la disputa Caín-Abel. (...) La que es una doncella, el establo (...), la doncella Inanna 1 , el redil (...), arrodillada en los surcos (...). Inanna (...), un vestido (...), Siguen tres versos prácticamente intraducibies, dado el estado del fragmento. (...) mujer del pastor (...). Su hermano, el héroe, el guerrero, Utu2 dice a la pura Inanna: «¡Oh, hermana mía, deja que el pastor3 se case contigo! ¿Por qué, oh, doncella Inanna, no quieres? Su mantequilla es buena, su leche es buena. Todo lo que el pastor toca con su mano resplandece. ¡Oh Inanna, deja que el pastor Dumuzi4 se case contigo! ¡Oh tú, adornada de alhajas! ¿Por qué no quieres? El comerá contigo su buena mantequilla; ¡Oh, protectora del rey! ¿Por qué no quieres 5?». «Conmigo6 el pastor no se casará, con su manta nueva no me envolverá, su hermosa lana no me cubrirá.