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Monición de entrada
La Jornada Mundial de las Misiones de este 2015 tiene como marco el Año de la Vida Consagrada.
Todo cristiano está llamado a ser misionero, cada uno desde la vocación a la que Dios le llama. Las per-
sonas consagradas han escuchado y acogido en su corazón de manera particular la invitación del Señor:
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”. Su vida ya no les pertenece, y solo tiene sentido si hacen
de ella una verdadera ofrenda al Señor y a los hermanos. Hoy oramos por todos los misioneros que se
ponen incondicionalmente al servicio del Pueblo de Dios, para que su fe se fortalezca y sigan anunciando
con alegría el mensaje del Evangelio, y sean en nuestro mundo “misioneros de la misericordia”.

2. Canto: Invocación al Espíritu Santo mientras se expone el Santísimo.

3. Lectura: Mc 16,15-20: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.

4. Reflexión
“La misión es una pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, es una pasión por su pueblo. Cuando nos
detenemos ante Jesús crucificado, reconocemos todo su amor que nos dignifica y nos sostiene; y en ese
mismo momento percibimos que ese amor, que nace de su corazón traspasado, se extiende a todo el Pue-
blo de Dios y a la humanidad entera. Así redescubrimos que Él nos quiere tomar como instrumentos para
llegar cada vez más cerca de su pueblo amado (cf. EG 268) y de todos aquellos que lo buscan con cora-
zón sincero. En el mandato de Jesús «id» están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de
la misión evangelizadora de la Iglesia. En ella todos están llamados a anunciar el Evangelio a través del
testimonio de la vida; y de forma especial se pide a los consagrados que escuchen la voz del Espíritu, que
los llama a ir a las grandes periferias de la misión, entre las personas a las que aún no ha llegado todavía
el Evangelio” (Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2015, 1b).

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5. Silencio
6. Canto: “Sigue habiendo tantos pies que lavar” (Ixcís).
«En el mandato
de Jesús "id" 7. Peticiones: En cada petición se presenta un signo:
están presentes Presentamos como signo una bola del mundo. Por toda la Iglesia, por sus pastores,
los escenarios para que lleve siempre a cabo el mandato del Señor de ir al mundo entero y anunciar
y los desafíos el Evangelio de la salvación, especialmente a los más pobres. Roguemos al Señor.
siempre nuevos Presentamos como signo una vela encendida. Por las comunidades contemplativas;
de la misión que a través de su vida escondida con Cristo en Dios hagan más fecundo el apostola-
evangelizadora do de los misioneros y la misión de la Iglesia. Roguemos al Señor.
de la Iglesia». Presentamos como signo unas sandalias desgastadas. Por todos los misioneros, para
que sean mensajeros de la misericordia de Dios y testigos de su amor en medio de
nuestro mundo. Roguemos al Señor.

Presentamos como signo una foto (o cartel) de una familia. Para que en todas las
familias cristianas se viva el amor de Dios, y los padres apoyen y ayuden a sus hijos
a descubrir la vocación a la que Dios les llama. Roguemos al Señor.

Presentamos como signo una Biblia. Por todos los miembros de los Institutos secula-
res, Sociedades de vida apostólica y nuevas formas de vida consagrada, para que vi-
van con alegría y entrega el anuncio del Evangelio en los diferentes ambientes en los
que se hallan presentes. Roguemos al Señor.

Presentamos como signo una cruz. Para que los enfermos, unidos a la cruz del Salvador
en su dolor, ofrezcan su sufrimiento por todos los misioneros, especialmente por aque-
llos que pasan por momentos de dificultad y viven persecución. Roguemos al Señor.

8. Padrenuestro

9. Oración final (oración colecta de la misa “Por la evangelización de los pueblos”)


Señor, Tú has querido que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los hombres,
a fin de que la obra redentora de Cristo persevere hasta el final de los tiempos; mueve ahora
los corazones de tus fieles y concédenos la gracia de sentir que nos llamas con urgencia a
trabajar por la salvación del mundo, para que, de todas las naciones, se forme y desarrolle un
solo pueblo, una sola familia, consagrada a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

10. Bendición, reserva del Santísimo y canto final: “Nos envías por el mun-
do” o “Alma misionera”.

Misioneras Oblatas de María Inmaculada

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