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El poeta quiere escribir sobre un pájaro:

y el pájaro huye del verso.

El poeta quiere escribir sobre la manzana:


y la manzana se cae de la rama donde se posaba.

El poeta quiere escribir sobre una flor:


y la flor se marchita en el cántaro de la estrofa.

Entonces, el poeta hace una jaula de palabras


para que el pájaro no huya.

Entonces, el poeta llama a la serpiente


para que convenza a Eva de que muerda la manzana.

Entonces el poeta pone agua en la estrofa


para que la flor no se marchite.

Pero un pájaro no canta


cuando lo encierran en la jaula.

La serpiente no sale de la tierra


porque Eva le tiene miedo a las serpientes.

Y el agua que debía mantener viva a la flor


se escurre entre los versos.

Y cuando el poeta dejó la pluma,


el pájaro empezó a volar,
Eva corrió entre los manzanos
y todas las flores nacieron de la tierra.

El poeta volvió a coger la pluma,


escribió lo que había visto,
y el poema estaba terminado.

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