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HUMA 1111 M03 LECTURA v1
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Bibliografía 7
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Según García-Marzá (como se cita en González, 1999, p. 18), responsabilidad viene de respon-
der, defender o justificar lo que se dice, hace u omite. Somos responsables cuando tenemos
varias posibilidades de elección y nos decidimos por una de ellas, por la que debemos responder.
Cuando no hay alternativas (por ejemplo, cuando nos fuerzan a cometer un delito bajo amenaza
de muerte) no puede exigirse responsabilidad moral, entre otras cosas, porque tampoco ha existido
libertad de elección (“Lo hice forzado por una amenaza”) ni auténtica voluntad para actuar.
No. Entonces no es válido hablar de responsabilidad moral en estos casos. Es preciso mencionar,
además, que la responsabilidad moral es exigible cuando las decisiones adoptadas afectan a
otras personas.
Imagen 1.
Sobre la responsabilidad social, Solarte
(2003) menciona:
En este sentido, conviene recordar que la mayoría de las decisiones de las organizaciones y
empresas afectan, para bien o mal, casi siempre a otras personas. Toda organización debe
asumir valores en favor de la sociedad y, de esa manera, comprometerse en sus acciones e
identificarse. Pero esta labor también requiere ser llevada a la práctica por los futuros profesio-
nales, porque somos parte de una sociedad y debemos comprender que las acciones, producto
de nuestra práctica profesional o laboral, necesitan una carga de ciudadanía basada en ser
solidarios con el entorno y quienes lo conforman.
Los profesionales y las organizaciones crean relaciones durante la realización de ciertas activi-
dades, en las cuales se comercializa el bien o servicio por el cual se obtiene un lucro.
En este contexto, la responsabilidad que se asume tiene que ver con nuestra responsabilidad
hacia los demás; en efecto, la base de esta responsabilidad social serán los seres humanos a
los que afectan las acciones que se realizan. Jonas (como se cita en Navarro, 2012) señala
que las personas deben obrar de modo que los efectos de sus acciones sean compatibles
con la permanencia de la auténtica vida humana en la Tierra.
Imagen 3.
La conducta de una organización socialmente responsable debe regirse por dos principios
bien definidos. Primero, es una actividad voluntaria a la que se comprometen, a largo plazo, las
empresas, y que forma parte de su estrategia, políticas y programas de producción y gestión;
además, integra las demandas sociales, éticas y medioambientales, junto con las económicas,
en sus instrumentos de decisión. Segundo, está centrada en la incorporación de valores, más
allá del cumplimiento de la normativa vigente, e implica una gestión basada en la confianza con
los grupos de interés (stakeholders) con los que se relaciona, mediante la rendición de cuentas
y la transparencia (Aguado, 2013).
El modelo de las cuatro dimensiones, elaborado por Carroll y Buchholtz (2000), establece las
dimensiones de la responsabilidad social empresarial, que se asumen también para el ámbito
profesional. Este modelo se basa en el tipo de responsabilidad que plantea la acción y las
expectativas sociales que generan cada una de ellas. De esta forma, los autores diferencian
entre las dimensiones filantrópica, ética, legal y económica, como se resume en el siguiente
cuadro:
4 CONCLUSIONES
CONCLUSIÓN 1
CONCLUSIÓN 2
Las empresas y profesionales deben llevar a cabo estas acciones de manera filantrópica,
porque las asumen de manera voluntaria para ser consideradas dentro del principio ético de
responsabilidad social.
CONCLUSIÓN 3
El interés de las empresas siempre serán los stakeholders, aquellos a quienes sus acciones por
una acción moral siempre afectarán de forma positiva o negativa.
CONCLUSIÓN 4
BIBLIOGRAFÍA