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Marco Teórico

Actualmente, uno de los mayores desafíos que afronta la humanidad es encontrar nuevas
fuentes de energía, debido al escaso rendimiento de las energías provenientes de
combustibles fósiles, los problemas ambientales que estas causan y su elevado consumo,
que amenaza con agotarlas. Por ello, es necesario buscar nuevas fuentes de energía para
satisfacer la demanda energética que deriva del desarrollo de la humanidad [1].
Con tal objeto se han desarrollado nuevas fuentes de energía, denominadas alternativas, que
se dividen en dos grupos: las renovables (eólica, solar, biomasa, etc.) y la energía nuclear.
Las primeras han resultado ser muy favorables, pero si su explotación es excesiva, su
renovación revelará ciertos límites, ya que algunos de los recursos a partir de los cuales se
generan se encuentran de forma limitada en la naturaleza. De la segunda se tienen
opiniones diferentes. Por un lado, se considera una energía peligrosa, que ha afectado la
seguridad en diferentes lugares y ha producido enfermedades a quienes han tenido algún
contacto con ella; y por otro, se ve como la energía más eficiente y menos contaminante.
No obstante, pesa mucho un aspecto negativo: su uso bélico, como quedó demostrado
cuando este tipo de energía se utilizó en la Segunda Guerra Mundial en el ataque
estadounidense contra Japón en Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945 (figura 1) [2].

FISIÓN NUCLEAR
En términos de economía, la fisión más conveniente es la inducida por la colisión de un
núcleo de uranio (235U), un elemento altamente radiactivo, con un neutrón. Los productos
de la descomposición de estas partículas son un núcleo de bario, otro de kriptón y tres
neutrones, como se muestra en la figura 2.
No todos los núcleos de uranio que absorben un neutrón forman exactamente los mismos
productos: el proceso siempre produce dos núcleos de un tamaño similar y varios
neutrones. Los dos nuevos núcleos se mueven a gran velocidad, igual que los neutrones,
siendo la energía térmica o calorífica procedente de este exceso de energía cinética la que
se utiliza para producir energía eléctrica.
De hecho, la generación de electricidad tanto por energía nuclear como por la quema de
fósiles proviene del vapor producido por el intenso calor, que es el que acciona grandes
turbinas que generan electricidad, como se observa de forma general en la figura 3.
El único isótopo natural de uranio que puede experimentar fisión es el 235U (figura 2), que
representa solo el 0,7% de este elemento en la naturaleza; el resto es 238U (99,3%). En los
reactores, el uranio está contenido en una serie de barras de combustible que se extraen del
reactor cuando son “consumidas”, es decir, cuando su contenido de combustible es bajo [3].
El bario producido se desintegra aproximadamente en 11 minutos, produciendo un isótopo
de lantano, que también se desintegra, emitiendo rayos beta (β). Aunque muchos de los
productos de fisión se desintegran rápidamente por emisión β, otros tienen una vida media
de años. Después de una década, la radiactividad de las barras de combustible consumido
puede producir estroncio–90 y cesio–137 radiactivos, cuya vida media es de 28 y 30 años,
respectivamente, y su dispersión en el ambiente genera un grave problema, ya que ambos se
incorporan con gran velocidad en el cuerpo humano, proceso que se da fácilmente porque
estos elementos reemplazan otros de moléculas componentes de algunas partes del
organismo de animales. Por esta razón, las barras de combustibles gastadas deben
controlarse adecuadamente en las centrales nucleares [3].
FUSIÓN NUCLEAR
La fusión de dos núcleos muy ligeros para producir uno solo también libera energía en
cantidades significativas. De hecho, las reacciones de fusión son la fuente de energía de las
estrellas, incluido el sol, y de las bombas de hidrógeno. Estas reacciones necesitan mucha
energía de activación, a causa de las elevadas fuerzas de repulsión existentes entre las
cargas positivas de los núcleos cuando se aproximan mucho, así que es difícil iniciar y
controlar las reacciones de fusión. Las reacciones que tienen el mayor potencial como
productoras de energía comercial útil involucran los núcleos de los isótopos más pesados de
hidrógeno, es decir, el deuterio 2 H y el tritio 3 H. La energía que se libera cuando ocurre
una reacción de fusión nuclear es de alrededor de 4108 KJ mol–1, lo que equivale a un
millón de veces la energía producida en una típica reacción de combustión. En la figura 4
se muestra un ejemplo de una reacción de fusión [5].
Las consecuencias ambientales de la generación de electricidad a partir de fusión son
menos graves que las generadas por la fisión. El único reactivo que puede ser liberado es el
tritio, isótopo radiactivo que emite partículas β que no son lo suficientemente energéticas
como para penetrar la capa más externa de la piel humana. Esto no significa que el tritio no
sea peligroso, ya que los organismos lo asimilan tan rápido como asimilan el hidrógeno
normal (1 H o 2 H). De hecho, en la actualidad el tritio en el agua potable constituye un 3%
de la exposición del ser humano a la radiactividad [7].
REFERENCIAS
[1] Colin B, ed. Reverte, Química ambiental. University of Western Ontario: 2001.
[2] Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. http://eltamiz.com/2007/07/06/las
bombas-atomicas-de-hiroshima-ynagasaki/.
[3] Adams TH. Nuclear energy, power from the atom. New York: Crabtree Publishing
Company; 2010.
[4] Funcionamiento de una central nuclear.
http://energia-nuclear.net/como_funciona_la_energia_nuclear.html.
[5] Bodansky D. Nuclear energy: principles, practices and prospects. New York: Springer;
2004.
[6] Cold Fusion, Warm Heart
http://goodcleannovels.com/Novels/ColdFusionChapters.html.
[7] Raymond L. Nuclear energy: an introduction to the concepts, system and applications of
nuclear processes. Oxford: Elsevier; 2009.

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