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ISS ISSN 2011-558X ISSN 2011-558X S - 58 $ 7.50 7.500 .50 GENTE y la actualidad Y LA
ACTUALIDAD UALIDAD Mujeres de calendario Especial: las más sexy de los almanaques Olivia Wilde
"Quiero ser más que un objeto de deseo" Esteban Cortázar "Muy pronto tendré mi propia marca" Exclusivo ·
Sensual presentadora de TV: ¿Terrorista de las Farc? · ¡Insólito!: En el Pacífico pescan coca Santos + Juan
Manuel Año 3 - Número 12 - Diciembre de 2010 los 10 colombianos que serán protagonistas en 2011

GENTE y la actualidad coca Los pescadores de coca


Esta es la sorprendente historia de muchos pobladores del Pacífico chocoano que cada día se lanzan al mar a
una pesca milagrosa: los cientos de kilos de coca que los narcos arrojan al agua cuando son perseguidos por
las autoridades. Si tienen éxito, de la noche a la mañana obtienen millones de pesos que también dilapidan
entre los festejos y el jolgorio. GENTE recorrió la zona y esto es lo que vio Por Elizabeth Reyes Le Paliscot
Fotos: Julián Lineros / Envíados especiales al Pacífico chocoano

N o sabía. Lo jura y lo vuelve a jurar. Cuando Ramiro López metió la punta de su cuchillo en un paquete que
flotaba en el mar a un kilómetro de las playas de Bahía Solano, en el Pacífico chocoano, no sabía que lo que
había encontrado era cocaína. A los 54 años, Ramiro López, un chocoano que vive de pescar en las mismas
aguas donde llegan a parir todos los años cientos de ballenas jorobadas, se volvió rico en menos de dos horas
gracias a una tortuga dice él que lo guió hasta un costal deshilachado cargado con 20 kilos de coca, cada uno
del tamaño de una panela grande, amarrados con cinta. "Así cayó en mis manos esa diablura", dice sentado en
la puerta de su rancho, en medio de la penumbra, "igual de pobre que siempre porque la coca sí que es
maldita". Mientras habla, este pescador que solo ha salido de su pueblo una vez en la vida, se mece en una
silla mientras espera a que termine un aguacero que ya lleva ocho horas en el departamento más pobre de
Colombia. Hace ya cuatro años, cuando pasó, Ramiro López llevaba cinco días comiendo plátano y tomando
agua de panela. Cinco días que regresaba a su rancho sin un solo pescado. Al quinto, un jueves, cerca del
mediodía, no tuvo más remedio que volver al mar cuando su esposa le dijo: "Andate", y bajó la mirada. Era
un día sin lluvia. Raro porque en el Chocó llueve casi a diario. "Vi unos palos flotando entre una corriente y
me arrimé. Del agua salió la cabeza de una tortuga, orejas rojas, grande. Organicé los anzuelos, pero se
hundió. Mi Dios me mostró el sancocho y me lo quitó. Eso fue lo que pensé". Pero algo se le enganchó en el
anzuelo luego de intentar e intentar. Algo que no se movía pero que pesaba. Ramiro luchó con el peso hasta
que pudo sacar un bulto lleno de paquetes marcados con láminas verdes. Entonces desenfundó su cuchillo,
cogió con la punta una pizca del polvo que había en su interior y se lo metió a la boca. "Se me templaron las
orejas, los labios los sentía gruesos y la cara se me hinchó. ¡Me maté, me envenené!", gritaba en la soledad de
la inmensidad del mar. "Regresé como pude, aterrado". Ramiro López se ríe ahora cuando lo cuenta. Lo
siguiente ocurrió rápido. Llegó a la orilla y mientras lo auxiliaban, unos muchachitos llevaron el bulto a unos
ranchos que se apiñaban en medio del barro. Uno le alcanzó a decir: "Usted lo que hizo fue trabarse, ¡pero con
coca!". Otro le gritó: "... ¡y se ganó la lotería!". La noticia se regó como pólvora y cuando llegó a su casa,
angustiado aún por el efecto de la droga, se encontró con otra fantasía que superaba todo lo anterior. Sobre
una mesa enclenque, apilados en billetes de 50 mil pesos, habían 50 millones. Era el pago por su hallazgo.
Los vecinos trataron de explicarle que era un regalo de los narcos que ya daban por perdida su mercancía. Ese
día y durante tres más rodaron litros de ron y aguardiente en el pueblo donde nació Ramiro López, un caserío
Un secreto a voces En las playas cercanas a Bahía Solano es común ver escenas como la de la imagen. Nadie

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pregunta qué se transporta, pero ya todos saben que cuando encuentran coca en el mar, el dinero circulará
como si fuera pan. 26 GENTE

Ramiro López, un pescador de Bahía Solano, confiesa que repartió de a 200 y 300 mil pesos entre gente que
ni conocía por culpa de la euforia cuando los narcos le pagaron por encontrar 20 kilos de cocaína costero del
Chocó al que se llega por un camino tortuoso que se abre en medio de la selva y que solo es noticia cuando las
autoridades se incautan de toneladas de cocaína en alta mar. Pero la fiesta duró un brinco. Ramiro confiesa
que repartió de a 200 y 300 mil pesos entre gente que ni conocía por culpa de la euforia. Compró una nevera,
ocho sillas Rimax y un equipo de sonido que vendió al poco tiempo. Lo único que le quedó fueron las mejoras
que le hizo a su rancho, en el que invirtió seis millones de pesos. Días después, una agonía se le metió en el
cuerpo cuando supo que habían capturado al que aceptó llevar esos 20 kilos de coca hasta Medellín, en un
avión comercial. Kilos flotando El 12 de febrero de este año, la Fiscalía, con apoyo de la Armada Nacional,
incautó 500 kilos de cocaína que eran transportados en una lancha rápida interceptada en Bahía Solano, cuyo
destino, se presume, era Centroamérica. Detuvieron a tres personas. Seis meses después, el 11 de agosto,
fueron capturadas dos más cuando transportaban 502 kilos también en una lancha. En septiembre incautaron
1.887 kilos más camuflados en 67 sacos, en aguas del golfo de Urabá, en una operación en la que detuvieron a
cinco personas. Y el 20 de octubre, otros 720 kilos entraron a engordar la lista que a finales de noviembre
alcanzaba las 22 toneladas GENTE 27

En medio de cocaína incautadas en aguas del Pacífico colomdel mar biano durante 2010. Un pescador simula
cómo recogen la coca cuando la encuentran flotando en el mar. En la mayoría de los casos, solo basta con
estirar la mano desde la lancha para subir los bultos que contienen las pacas de cocaína. Hoy, por un kilo
rescatado los narcos les pagan a los pescadores hasta tres millones y medio de pesos en billetes de 50 mil. Es
un jueves de noviembre y Augusto García pescador, 38 años, que también trabaja como guía turístico, maneja
una lancha que va rumbo a la ensenada de Utría, a una hora de Bahía Solano. Llueve y la temperatura alcanza
los 27 grados. Augusto dice que la droga que incautan las autoridades es poca, comparada con la que los
narcos logran sacar de las costas chocoanas hacia Panamá, México y Estados Unidos. Es un secreto a voces
en todos los caseríos costeros del norte del Chocó. Pero hay otro porcentaje de coca que se escapa de la lista
de incautaciones: las pacas que tiran al mar los hombres que tripulan las `narcolanchas' en plena persecución,
para evitar cargos por tráfico de estupefacientes. Esas pacas las recuperan los narcos cuando pescadores
como Ramiro y Augusto las encuentran en medio del mar. Hoy, estos narcos les pagan a los pescadores tres
millones y medio de pesos por cada kilo de cocaína que rescatan. Hace menos de un mes, Augusto y otros
pescadores encontraron en los alrededores del Parque Nacional Natural Utría 54.300 hectáreas de exuberante
selva tropical a 10 tortugas muertas flotando a más de dos kilómetros mar adentro. "Una tortuga se muere de
vieja", dice Augusto y lanza su hipótesis sobre estas muertes prematuras: "Son tan curiosas que muerden todo.
Seguro se encontraron unas pacas de coca flotando, las rompieron, se tragaron el polvo y se murieron por
sobredosis". La sentencia parece dramática e insólita, pero para los pescadores de la zona encontrar tortugas
muertas algo que se ha vuelto común, es una guía certera para llegar a la coca. Lo mismo pasa con las
corrientes marinas como con la que se topó Ramiro López, donde va a parar mucha de la basura que cae al
mar. "Tortugas muertas, corrientes marinas... ¡Bingo! ¡Ahí está la coca!", dice Augusto García. Pero
encontrarla no es fácil. El mar es inmenso. Las autoridades la llaman la `pesca blanca'. Es común que los
pescadores compren varios galones de gasolina (es tanta la demanda que un galón cuesta 13 mil pesos en
Bahía Solano, mientras que en el resto del país es a 7.800 pesos) y se aventuren al mar como si se tratara de
una pesca milagrosa. Y si no vuelven con coca, lo hacen con pescado. Sin embargo, ya muchos abandonaron
el oficio confiados en que les toque algo de esta bonanza, lo que ha puesto en aprietos a las pequeñas
pesqueras de la zona. La primera vez que apareció un saco lleno de cocaína en El Valle, un corregimiento a
18 kilómetros de Bahía Solano, llegó hasta la playa arrastrado por las olas. El que la encontró, hace 10 años,
pensó que era bienestarina y despedazó algunas pacas kilos contra las rocas. "Una turista sí sabía qué era ese
polvo blanco y avisó a la Policía, pero esa coca se refundió", cuenta un pescador que este año encontró unos

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cuantos kilos con los que compró, luego de la tradicional parranda, la lancha con la que hoy vive de
transportar turistas. Después se supo lo que pasaba porque empezaron a aparecer más y más de esas pacas. En
cuestión de horas los pobladores de estos caseríos del Cho- 28 GENTE

Hoy se sabe que alguien ha encontrado coca porque los billetes de 50 mil pesos circulan como si se tratara de
monedas có se enteraban de las persecuciones que hacía la Armada a las lanchas de los narcos y de inmediato
se aventuraban al mar. Hoy se sabe que alguien ha encontrado coca porque en los caseríos cercanos a Bahía
Solano y en el mismo municipio, los billetes de 50 mil pesos circulan como si se tratara de monedas. "Hasta
un `pirulito' lo pagan con billetes de 50 mil pesos y no piden los vueltos", dice un mototaxista que trabaja
llevando turistas desde el aeropuerto José Celestino Mutis, a 10 minutos de Bahía Solano. "Los mismos
capitanes de las lanchas que transportan coca, cuando las interceptan, llaman (a los caseríos) para que los
pescadores salgan a buscarla al mar y hasta financian la compra de gasolina", cuenta Augusto García, curtido
en `coquiar', como llaman los nativos a esta práctica. La venta se hace en cuestión de horas. Las historias
abundan. Cuentan que en el 2009 los narcos le pagaron a un pescador de Bahía Solano más de mil millones de
pesos por 15 pacas (300 kilos de cocaína). Pero semejante lotería se le convirtió en una desgracia luego de
gastársela en trago y prostitutas. Sus fiestas con rubias voluptuosas traídas en vuelos charter desde Medellín
se hicieron famosas hasta que el dinero se le acabó. Y fue tanto el reproche de sus vecinos que el pescador
terminó abandonando el municipio, sin un peso en el bolsillo. El arte de gastar "¡Hundieron una lancha,
güevón!". Ese es el rumor que corre de boca en boca. Es viernes en la noche. Hay pocas luces en las calles y
el vallenato es el rey al norte de Bahía Solano. "Mañana hay platica en el pueblo", dice Alberto Restrepo -
pescador, 28 años que ha hecho mucho más que `coquiar'. No se conformó cuando los narcos le pagaron 100
millones de pesos por recuperar 30 kilos de cocaína y por eso se ofreció a llevar parte de una mercancía en
una lancha con "tan buena suerte"dice que en el camino se encontró con más kilos flotando. Y por supuesto
que celebró, pero no da muchos detalles. "Lo que le puedo decir es que en estos pueblos se invierte el 40 por
ciento de esa plata y el resto se va en calentura". Más tarde, en uno de los hostales para turistas que abundan
en estos caseríos gracias al espectáculo que brindan las ballenas, otro pescador contó que Alberto también le
pagó a prostitutas que trajo desde Medellín para llevarlas de paseo hasta Nuquí. "Era como un burdel en el
mar y muchos lo vimos bañarse en whisky en plena calle". Se ríe cuando se acuerda que La pesca milagrosa
En el Pacífico chocoano es común que los pescadores se agrupen para comprar gasolina y se aventuren al
mar a buscar cocaína. Lanchas como la que se ve en la imagen del centro recorren la costa diariamente. Lo
mismo hacen hombres de la Armada Nacional que este año se han incautado de 22 toneladas. GENTE 29

Muerte por sobredosis Los pescadores creen que las tortugas que aparecen muertas en alta mar se
envenenaron por morder pacas de cocaína. Algo de lujo Aunque la mayoría de pescadores despilfarra el
dinero que los narcos les pagan por la coca que encuentran, algunos invierten en las fachadas de sus casas.
Hasta compró un carro que trajo desde Buenaventura en la orilla barco, pero que estrelló a los pocos días
porque La primera vez que un pescador encontró pacas de cocaína en Bahía Solano, llegaron flotando hasta la
playa. Pensó que el polvo era bienestarina. no sabía manejar. "Se quedó con una lancha que le obligó a
comprar el papá y con la ilusión de volver a ganarse la lotería", dice. De lo que sí habla Alberto Restrepo es
de los cambios que ha provocado este nuevo negocio que los narcos han sumado a su larga lista de
extravagancias, alterando las más férreas tradiciones de varias comunidades del Chocó. Por ejemplo, ya es
común que los pescadores conozcan en detalle la vida de Pablo Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela y
hasta sepan cuántas avionetas cargadas de coca lograron `coronar' en Estados Unidos. Citan libros como El
Patrón: vida y muerte de Pablo Escobar y les gusta hablar de cifras. "¿Usted sí sabe que poner un solo kilo de
cocaína en Panamá vale 10 millones de pesos y en Costa Rica 16?". En las calles fangosas de estos caseríos,
algunas casas revelan, a su manera, el nuevo estatus de los nuevos ricos. "Las enchapan en madera, que es lo
más caro por esta zona. Pero al final, nadie invierte en estos pueblos porque aquí una casa no vale nada, en
cambio, los más vivos compran apartamento en Bogotá y se van a conocer. Luego se aburren y regresan a
pescar cuando se les acaba la plata", dice Alberto Restrepo. Pero estos casos se cuentan con los dedos de una

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mano. Es sábado en la mañana, Alberto Restrepo se sumerge en el mar para buscar langostas, mientras espera
a que un par de turistas terminen de bucear. Cuando sale señala un punto lejano en medio de las hermosas
estribaciones montañosas cubiertas de selva tropical que abundan en la ensenada de Utría y que cortan el mar
semiocultas entre la bruma. Hace pocas semanas tuvo que llorar la muerte de uno de sus mejores amigos, que
tentado por los narcos viajó en una lancha que vio por última vez en ese lugar. Iba cargada de coca rumbo a
Panamá. Y allá lo mataron. Hace silencio y luego empieza a contar en voz alta las lanchas que a lo lejos se
pierden buscando ganarse lo que creen es una lotería. *Para proteger la identidad de las fuentes algunos
nombres fueron modificados. La imagen de apertura es una fotoilustración. 30 GENTE

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