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LA PASCUA DE LA IGLESIA.

Pascua oriental y pascua occidental en el siglo II.


Mientras que las iglesias de Asia celebraban en esa época una fiesta anual de Pascua (14
de Nisán), la iglesia romana no celebraba ninguna fiesta anual de pascua (el 14 de Nisán)
sino que practicaba sólo una <<pascua semanal>> en recuerdo de la resurrección en todos
los domingos del año.
La diferencia entre asiáticos y romanos, a mitad del siglo II, es la misma del 190 d.C.: los
unos celebran la pascua el 14 de Nisán en el aniversario de la muerte de Cristo, o sea, en
un día fijo del mes; los otros la celebran el domingo siguiente, aniversario de la
resurrección, es decir, en un día fijo de la semana.
En el origen de la pascua cuartodecimana esta la pascua del judaísmo oficial (incluida la
pascua de Cristo). De ella el cristianismo mantiene la fecha y el marco esencial del rito,
sustituyendo solamente su contenido con el recuerdo de la muerte de Cristo, revivido en
un clima de espera de su retorno escatológico. Históricamente esta pascua se refiere a la
figura de Jn recogida en el evangelio.
En el origen de la pascua dominical la tradición ha ligado a Pedro y Pablo.
La pascua ¿recuerdo de la muerte o de la resurrección?
Desde una interpretación psicológica de los hechos dirá que: Jn. El único que asistió a la
muerte de Cristo, recogió amorosamente su insondable misterio del momento de la
muerte, tal como lo atestigua el IV evangelio; por lo que sería natural que haya intentado
concentrar sobre ella el recuerdo litúrgico de sus Iglesias.
Por otra parte, Pedro y los demás apóstoles no estuvieron en la muerte del maestro. Más
aun, un penoso y ardiente remordimiento se había unido a ese momento de sus vidas. El
hecho central de la fe y luego del anuncio cristiano fue para ellos, como también más
tarde para Pablo, la visión del resucitado.
Entonces, ¿debemos concluir que las dos tradiciones pascuales parten juntas
contemporáneamente del tronco apostólico? Quizá los indicios recogidos no permitan
semejante conclusión. La pascua dominical, precisamente por el nuevo contenido
centrado en el hecho de la resurrección, todavía no vinculado a una tipología
veterotestamentaria precisa, probablemente requirió un periodo más largo de incubación
que el de la pascua del 14 de Nisán, continuadora directa de la cronología y de la tipología
(inmolación del cordero) que se remontaba al Ex. Esto también podría explicar la
convicción de los cuartodecimanos de que ellos eran los herederos de una tradición más
antigua.
La cosa más notable es que en esta nueva reconstrucción la pascua de resurrección
aparece como un filón autentico y originario de la tradición apostólica y no derivado en un
cierto momento, por escisión o adaptación, de la pascua cuartodecimana.
Es el concilio de Nicea (313) decidió que todas la iglesias abandonaran el antiguo cálculo
judío para adoptar el de los alejandrinos con respecto a la fecha en que se celebraría la
pascua, concordando esta con el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio
de primavera.
El proceso de expansión de la Pascua se desarrolla en círculos concéntricos cada vez más
amplios. Desde una vigilia pascual, precedida por uno o pocos días de ayuno y prolongada
en un largo período de alegría, se va progresivamente hacia el triduo pascual del viernes,
sábado y domingo, días dedicados, respectivamente, al recuerdo de Cristo muerto,
sepultado y resucitado. El triduo presupone el retraso de la celebración pascual al
domingo después del 14 de Nisán y por eso se desarrolla sobre el terreno de la pascua
dominical.
El triduo pascual no quedó como una indicación puramente cronológica porque muy
pronto se le unió un profundo significado litúrgico y teológico. Una de las
interpretaciones más sugestiva es la que da Orígenes. Atribuye al viernes el recuerdo de la
pasión, al sábado el del descenso a los infiernos –momento central para los griegos en el
desarrollo del drama de la redención – y al domingo el de la resurrección. En este triduo
ve Orígenes realizado el nuevo éxodo espiritual, prefigurado por el éxodo del pueblo
elegido, donde se dice: <<iremos tres días al desierto y haremos un sacrificio a Yahvé>>
(Ex. 5,3).
Para Orígenes todo el triduo se orienta hacia el domingo, hacia los misterios del tercer día,
es decir, hacia el misterio del bautismo como muerte y resurrección con Cristo y como
participación en su gloria.
Al respecto dice Agustín: Observa el santísimo triduo de la crucifixión, de la sepultura y de
la resurrección. De los tres nosotros realizamos en la vida presente el que simboliza la
cruz, mientras que realizamos en la fe y en la esperanza lo que simbolizan la sepultura y la
resurrección.
Contemporáneamente al nacimiento del triduo, el ayuno –que al principio oscilaba entre
uno y seis días– comienza a ampliarse hasta constituir la cuaresma, periodo preparatorio
de penitencia simétrico al período de fiesta de pentecostés, que seguía a la pascua.
Pascua occidental (dominical). Pascua oriental (cuartodecimana).
 La celebración anual de la pascua  El ayuno no duraba menos de un día.
comenzaba con el ayuno del viernes  La vigilia pascual tenía lugar la noche
de pasión, que se prolongaba a todo entre el 13 y el 14 de Nisán para poder
el sábado hasta la celebración de la terminar el ayuno el 14 de Nisán tal
eucaristía en la vigilia nocturna del como lo relata el evangelio.
domingo.  Es probable que el bautismo no se
 El bautismo era impartido en la administrase en la pascua.
vigilia pascual, la cual duraba toda la  Esta fiesta se caracterizaba en los
noche del sábado. cuartodecimanos por estar despojada
 La oblación (eucaristía) en el de grandes ceremonias, de una
amanecer, señalaba el fin del ayuno sencillez y compostura exterior sólo
y la entrada en el tiempo pascual, semejante a su dinamismo y a su
tiempo de alegría caracterizada por densidad interior, que le venía de
retomar el beso de la paz entre los llevar dentro toda la historia de la
hermanos, por la prohibición de la salvación.
genuflexión y por cualquier otro
signo penitencial.

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