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V.C.

ANDREWS
El diario de
Christopher:
Secretos de Foxworth

AGRADECIMIENTOS:
Quiero agradecer a Virginia Andrews por compartir su talento e inspiración,
por entregarnos esta magnífica historia que se ha convertido en una parte de
nosotros. Gracias por hacer que el misterio, la oscuridad, la perseverancia y la
fortaleza formaran parte de nuestra vida. Gracias por esta interesante y
maravillosa saga.
Gracias a la familia de Virginia por ayudar a que la magia continuara.
Gracias a Andrew, el nuevo autor, por contribuir para que la familia Foxworth
siguiera con vida.
Finalmente, quiero agradecer a mi familia, también a Atzhiri, L. Brennlet,
Karla y María, por escucharme siempre y adentrarse a esta brillante saga. Y a
todas aquellas personas que alientan mi gusto literario.
Quiero aclarar que la traducción de este libro no es oficial, la hago con el fin
de entretener y dedicarla a todos los lectores que conocen el enigmático
mundo Foxworth.

Gracias por leer.

Atte. Yzard.

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Sexta entrega de la saga Dollanganger, de la autora Virginia Andrews. Luego
de su muerte, el escritor Andrew Neiderman fue contratado por la familia de
Virginia para continuar con el manuscrito encontrado y mantener la historia
viva.
En el 2014 salieron nuevos libros que llevan por título Christopher's diary:
secrets of Foxworth y Christopher's diary: echoes of Dollanganger. Libros
que no han sido traducidos y hasta el momento no se espera que lo haga
alguna editorial. Por lo tanto, he decidido traducir la historia. Aclaro que no
pretendo quedarme con los derechos de la obra, lo hago sólo por para los
seguidores del mundo Foxworth y por mí. No es una continuación de Jardín
sombrío o de Semillas del ayer. Es la historia contada desde el principio a
través del diario de Christopher Dollanganger.
Agradezco a las personas que supieron del proyecto desde su inicio,
apoyaron y tuvieron paciencia para esperarlo. Al igual que quienes han
brindado sus buenos comentarios para que este proyecto se siga llevando a
cabo. No olviden que es importante para el desarrollo y pervivencia de la
industria editorial que compren los libros, es una manera de apoyar tanto a
autores, como a las personas que hacen su trabajo para que el mundo literario
no se pierda.

PRÓLOGO.

Venganza, celos, tragedia y supervivencia —el descubrimiento del diario de


Christopher en las ruinas de Foxworth Hall trae nuevos secretos de la
familia Dollanganger a la luz y obsesiona a una nueva generación. Con
Flores en el ático y Pétalos al viento ahora como principales eventos de TV
de toda la vida, esta primera incorporación a la historia de los
Dollanganger, en casi treinta años, es una oportunidad para ver los
acontecimientos en el ático desde la perspectiva adolescente de
Christopher.
Christopher Dollanganger tenía catorce años cuando él y sus
hermanos menores, Cathy y los gemelos, Cory y Carrie, fueron encerrados
en el ático de Foxworth Hall, prisioneros del régimen codicioso por la
herencia de su madre. Durante tres años mantuvo la esperanza viva por el
bien de los demás. Pero la verdad espantosa sobre cómo le afectó su
sufrimiento siempre se mantuvo oculta, hasta ahora.
Kristin Masterwood, de diecisiete años, es conmovida cuando la
empresa constructora de su padre es alquilada para inspeccionar la
propiedad de Foxworth para un posible comprador. La, alguna vez, gran
mansión meridional todavía provoca leyendas y verdades a medias sobre
los cuatro niños Dollanganger, incluso después de todas estas décadas.
Foxworth tiene una fascinación especial para Kristin, que era demasiado
joven cuando murió su madre, desea aprender mucho acerca de su lejano
vínculo de sangre con la famosa familia.
Acompañando a su padre al "territorio prohibido", encuentran un
libro forrado en cuero, sus páginas amarillentas llenas de la escritura
ordenada del propio Christopher Dollanganger. Su padre se pone cada vez
más inquieto sobre su lectura, pero a medida que devora al adolescente en
historia página por página, su cuenta demoledora de tentación, angustia,
coraje, y la traición alcanza cada pensamiento de Kristin. Y pronto, su
obsesión con el condenado muchacho cruza una línea peligrosa…
Los primeros días

— ¿A dónde vas hoy, papá? —pregunté.

Era sábado y él no había mencionado ningún trabajo nuevo de


construcción. Yo venía de la cocina donde había terminado con los platos
del desayuno. Entonces, lo vi en la entrada, tirando de sus botas de goma
hasta la rodilla; los músculos de su cuello y cara lucían como ligas listas
para romperse. Él tenía su abrigo de cuero color caqui “añejo como el vino”
y la descolorida gorra de la Marina de los Estados Unidos. Su cinturón de
herramientas yacía a su lado en el banco de madera de roble que él mismo
había construido; su pesado cinturón se enrollaba sobre sí como una
serpiente durmiendo. Había sido un regalo de cumpleaños de mi madre
hace casi diez años, pero con la ternura que él le daba, parecía que había
sido comprado ayer.
No me sorprendió verlo vestido así. Era octubre y estábamos
teniendo un clima extraño. Algunos días fueron más fríos de lo habitual,
de repente, algunos días eran muy cálidos, y también tuvimos más
lluviosos en Charlottesville para esta época del año. Cada vez que alguien
se quejaba sobre los inusuales cambios del tiempo, papá amaba resucitar
una vieja expresión de los 50’s, “La culpa es de los rusos 1”, en lugar de
simplemente decir “el cambio climático”. La mayoría de la gente no tenía
idea de lo que “La culpa es de los rusos” significaba, menos cualquiera de
mis amigos y pocos tenían la paciencia de escuchar la explicación que él
pudiera tener. Papá no era lo suficientemente viejo para recordar
personalmente, por supuesto, pero me dijo que su padre se lo había dicho
tan a menudo que se convirtió en una naturaleza también para él.
—Oh, ¿no dije nada al respecto en el desayuno?

1 Expresión que se utilizaba como argumento para todo.

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—En realidad, no has dicho mucho acerca de nada esta mañana,
papá. Tuviste tu nariz en el periódico la mayor parte del tiempo, olfateando
las palabras en lugar de leerlas —le recordé.
Él dijo que eso era de lo que mi madre también se quejaba. Ella
usaba exactamente la misma expresión. Le dijo que comer el desayuno con
él era como sonambulismo a través de una comida. Mi confianza en
cualquiera de las expresiones de mi madre, ya fueran vagamente
recodadas o procedentes de las descripciones de mi padre, siempre hacían
aparecer una amplia sonrisa en su cara. Como si tuviera pequeños
reguladores de voltaje detrás de ellos, sus ojos color avellana se aclaraban.
Tal vez, debido a su constante tiempo en el sol, o la preocupación y
la tristeza, las líneas de su frente se profundizaron y oscurecieron más
cada año. Su, estrechamente recortada, barba marrón-rojiza también
había estado mostrando un poco de gris prematuro últimamente. Papá
sólo tenía 46 años e irónicamente, no había gris en su cabeza llena de
cabello grueso que conservaba algo largo, pero bien cuidado. Lo llevó del
mismo modo mientras mamá estaba viva. Él dijo que ella estaba celosa de
lo naturalmente abundante y espeso que era, y le prohibió regresar al corte
estilo militar que tenía cuando se conocieron por primera vez.
—Tengo que ir a inspeccionar esta mansión que se quemó por
segunda vez en el 2003. Herm Cromwell me llamó a la oficina justo antes
de irme ayer, le prometí hacerlo hoy y volver con él a pesar de que sea fin
de semana. Hoy el banco sólo está abierto la mitad del día. —Ha estado
trabajando duro en la toma de la propiedad entre los pasivos del banco
desde que un lunático la abandonó y se marchó para predicar el evangelio
— . Herm me quiere para estimar el retiro y ver si el sótano todavía está
intacto.
El banco cuenta con uno vivo.
— ¿Uno vivo?
—Un cliente considerando comprar y construir en la propiedad, la
cual, después de dos incendios y toda esa extraña historia, no ha sido fácil
de vender. ¿Por qué?, ¿qué harás hoy?, ¿qué es lo que olvidé hacer? ¿se
supone que haría algo contigo, ir a algún sitio? —sacó sus labios como
alguien que anticipaba una racha de malas noticias o críticas.
—No, no voy a hacer nada especial. Iba a recoger a Lana y pasar el
rato en el centro comercial.
Últimamente, Lana y yo nos habíamos vuelto inseparables. Era
cercana con muchas de mis amigas, pero los padres de Lana eran
divorciados y en ocasiones sus problemas parecían los míos, aun si el
divorcio no fuera lo que hizo a mi padre un padre soltero. Se relajó sonrió y
sacudió su cabeza con suavidad.
—¿’Pasar el rato’? Me hace pensar en la lavandería2 de la Sra. Wheeler.
Ella todavía no tiene secadora en su casa. ¿No sabías que llaman a los
niños “ratas del centro comercial” 3
estos días? He oído que vienen con un
spray o algo—. Me reí, pero asentí con la cabeza. Desde que conseguí mi
permiso para conducir el año pasado, busqué sitios para salir, para nada
más excepto el paseo. Mientras miraba a papá preparándose para salir,
pensaba un momento en lo que él había dicho. Y entonces se me ocurrió:
“¿inspeccionar los cimientos de una mansión que había sido incendiada
una segunda vez?”
—Esta propiedad a la que vas, ¿no será Foxworth Hall, verdad? —se
detuvo como si no estuviera seguro de lo que debería decirme, luego
asintió con la cabeza.
—Seguro, lo es —dijo.
Foxworth, pensé. Había visto la propiedad sólo una vez y realmente
no de cerca, pero todos sabíamos las leyendas que comenzaron con la
primera construcción antes del primer incendio. Más importante, mi

2 En inglés Hang Out que significa salir, pasar el rato o tender, colgar sobre. 3

“Mallrats”: joven que frecuenta centros comerciales con fines sociales. En la década de los
80’s y 90’s se convirtieron en una molestia para los vendedores.
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madre había sido la prima tercera de Malcolm Foxworth, lo que me hizo
prima lejana de los niños que, supuestamente, habían sido encerrados con
llave en el ático de la mansión durante años. Gran parte de esa historia
fue cambiando y exagerando con el tiempo, así que nadie sabía realmente
toda la verdad. Al menos eso fue lo que mi padre dijo.
El hombre que había heredado, Bart Foxworth, era raro y nadie tuvo
mucho que ver con él. En todo caso, la forma en la que había vivido en la
mansión restaurada sólo había reforzado todas las historias extrañas de la
familia Foxworth. Tuvo poco que ver con cualquiera de la comunidad,
siempre tenía a alguien entre él y cualquier persona que empleara. Le
llamaron “otro fantasma de la ópera”.
Tenía a su familia viviendo con él, pero ellos tenían apellidos
diferentes y la gente creía que también eran primos. Uno de ellos, que sólo
vivió unos años antes de morir en un accidente automovilístico, trabajó en
un laboratorio de la universidad de Charlottesville. Excepto por él, la
sensación era que la locura corrió en la familia como el agua del grifo. Por
lo menos, esa fue la forma en la que mi padre lo expuso cuando fue
empujado a decir algo, lo que lamentó hacer.
—Me gustaría ir —dije.
Tres años antes de que mi mamá muriera, Foxworth Hall se había
incendiado por segunda vez. Yo apenas tenía cinco años y cinco meses en
el momento de su muerte. Realmente no sabía mucho sobre el lugar hasta
que tuve los 12 años y una de mis compañeras de clase, Kyra Skewer,
descubrió de chismes que había oído cuando su madre estaba hablando
por teléfono con un amigo, que yo era prima lejana de los Foxworth. Ella
comenzó a decírselo a otros en mi clase y antes de que yo lo supiera, me
miraban de una manera rara. Cada uno asumió que la familia Foxworth
estaba loca, muchos creyeron que su locura había sido heredada a través
de la sangre de generaciones y posiblemente podría haber infectado la mía.
Las historias sobre el legendario Malcolm Foxworth y otros en la
familia eran de las que se contaban alrededor de una fogata en la noche
cuando el mundo se desafiaba a contar un cuento terrorífico. Uno de los
padres, o el tío, o el hermano mayor de alguien juró que había visto
fantasmas e incluso inexplicables luces de linterna en la noche. Pocos
cuentos eran más aterradores para mí o para mis compañeros, que esta
historia sobre cuatro niños encerrados en el ático durante más de tres
años.
Todos ellos se pusieron muy enfermos y uno de ellos, el muchacho
más joven, murió. Algunos creían que su madre o su abuela no quisieron
llevarlo al doctor o a un hospital. A partir de esto, otros concluyeron que,
bien pudieron ser ambas, o quizá la abuela sólo los quería muertos. Parte
de la historia era que el joven muchacho podría haber sido sepultado en la
propiedad.
En Halloween, siempre había alguien que se proponía ir a Foxworth
Hall porque la leyenda decía que esa noche, el espíritu del niño vagaba por
el jardín buscando y llamando a su hermano y a dos hermanas, aún
después del segundo incendio. Algunos de mis amigos realmente fueron
allá, yo nunca lo hice, ni Lana o Suzette, mi otra amiga íntima. Las
historias de quienes habían ido, solamente habían mejorado la leyenda y
mantenido el misterio vivo. Algunos juraron que habían oído a un pequeño
muchacho llorando y gimiendo por su hermano y hermanas; otros
afirmaron que, sin dudas, habían visto un pequeño fantasma.
Cualquiera que sea la verdad, las historias y distorsiones, la habían
hecho una propiedad bastante indeseable desde entonces. Desde que Bart
Foxworth abandonó la propiedad, se había descuidado completamente,
finalmente cayó en la ejecución bancaria. Por lo tanto, era muy curioso
que alguien considerara comprarla. Quien fuera, obviamente no tenía
miedo de las leyendas y maldiciones.
Se dice que Bart Foxworth, de hecho, creía que su reconstrucción del
edificio original todavía contenía el mal, por eso dejó la mansión y no quiso
conservarla. También se dijo que él creía que Dios no quería que
permaneciera en la casa. Era como si una nube oscura nunca dejara la
propiedad. La gente aceptó la maldición. ¿Dónde más se podría encontrar
una casa con ese tipo de historia, una que había quemado la tierra dos
veces?, ¿quién quería desafiar la maldición?
—Bueno, si quieres venir, Kristin, muévete. Ponte unas botas y quizá
una bufanda. Tengo muchas cosas que hacer, hay que llegar a casa para
el almuerzo y ver el juego de baloncesto esta tarde —dijo papá y dio
palmadas con sus manos juntas enguantadas en cuero negro—. Chop,
chop —añadió, era su expresión favorita para conseguir que alguien se
moviera.
Capítulo 2

M ipapá tenía una compañía de construcción, simplemente


llamada
Masterwood, que era nuestro apellido. “Con un nombre como el mío,” papá
decía, “¿qué podría hacer eventualmente, sino involucrarme en la
construcción?” Masterwood empleaba más de diez hombres dependiendo
del número de empleos contratados3. Mi madre solía guardar los libros,
pero ahora mi padre tenía a la Sra. Osterhouse, una viuda cinco años más
joven que él, cuyo esposo había sido amigo de papá. Yo sabía que quería a
papá para casarse con ella, pero no creo que él traiga alguna vez a otra
mujer a nuestra casa permanentemente. Raramente tenía citas y
generalmente evitaba todas las reuniones con mujeres que cualquiera le
intentara arreglar.
Durante los últimos cinco años, hice la mayoría de nuestras tareas
domésticas. Aun cuando mi madre estaba viva, papá a menudo preparaba
nuestras comidas, especialmente los fines de semana. Después de servir
en la Marina, donde se introdujo en la cocina, fue un cocinero durante
poco tiempo en un restaurante tipo comensal de la I-95. Conoció a mi
madre antes de que comenzara a tomar el trabajo en las empresas de
construcción, era una contadora en una de ellas. Dos años después, se
trasladaron a vivir a Charlottesville, Virginia, donde ambos pusieron sus
ahorros de toda la vida en la compañía de mi padre. No vinieron
deliberadamente porque ella había tenido familia aquí alguna vez. Mi
madre nunca fue invitada a la mansión Foxworth y nunca antes había
hablado con Malcolm o cualquier otra persona que haya vivido allí. Papá

3 Para aclarar ambigüedad, se refiere a que dependía de la cantidad de trabajo que


el señor Masterwood tuviera.

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dijo que no sólo se movieron en distintos círculos desde el clan Foxworth,
también vivieron en planetas diferentes.
—Está bien —dije— espérame.

Corrí arriba para ponerme ropa más abrigadora. Yo estaba realmente


emocionada de ir con él a Foxworth Hall. Siempre pensé que mi padre
sabía más de lo que había dicho sobre la historia original y tal vez ahora
que íbamos allí, me diría más. Hacerle decir algo nuevo sobre ello era como
si estuviera luchando por abrir uno de esos plásticos donde envuelven los
aparatos electrónicos. Cuando llegaba a casa de la escuela, formulaba una
nueva pregunta acerca de la familia, usualmente porque alguno de mis
compañeros de clase había dicho algo, él rara vez daba cualquier
respuesta que fuera más que un gruñido o un monosílabo. Mi teléfono
móvil zumbo justo cuando yo daba la vuelta para salir de mi habitación.
Era Lana, en mi entusiasmo me había olvidado de ella.
—¿A qué hora pasas a recogerme? —preguntó—. Tenemos almuerzo
en el centro comercial.
—Cambio de planes, voy con mi padre a Foxworth.
—¿Foxworth? ¿Por qué?
—Tiene que estimar un trabajo y he prometido ser de gran ayuda,
tomar notas y cosas —añadí para justificarme por ir—. Alguien quiere
construir en la propiedad.
—Ugh, quién querría hacer eso. Está maldito, probablemente hay
cuerpos enterrados allí.
—Alguien que no se preocupa por los rumores y sabe el valor de la
propiedad —le dije secamente—, es lo que los hombres de negocios hacen,
buscan una oferta y luego construyen un gran beneficio.
Mi padre dijo que había heredado la condescendencia, a menudo
usaba el sarcástico humor de mi madre. Él afirmaba que ella podría cortar

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esnobs4 en segundos y esparcir los restos a sus pies “como alimento para
aves.”
—Oh, bueno. ¿Qué hay de Kane y Stanley? Se suponía que íbamos a
pasar el rato con ellos, yo con Stanley y tú con Kane. Sé que es un hecho
que él te está esperando.
—Nunca dije nada seguro. Y él fue bastante descuidado al respecto.
—Pero nunca dijiste que no. Sé que te gustaba antes, cuando
estábamos fuera. Emily Grace me contó que su hermano habló con él y
Kane le dijo que él piensa que te has convertido en una chica guapa.
—Estoy tan agradecida por su aprobación —ella rió.
—También te gusta. No te hagas la inocente.
—Eso está muy bien. Yo nunca quise salir con algún muchacho, tú
lo diste por hecho —dije—. Es bueno decepcionarlo de vez en cuando.
Ella tenía razón en todo, aunque realmente quería estar con Kane,
quería más ir a Foxworth y no sabía explicar por qué. Sólo había venido
sobre mí y cuando yo tenía estos fuertes sentimientos, generalmente ponía
mucha atención en ellos.
—¿Qué?, ¿quién te dijo eso?, ¿has estado leyendo consejos para
enamorados o algo?, ¿no escuchas a Tina Kennedy, o sí? Ella está
simplemente celosa, celosa de todo el mundo.
—No, por supuesto que no. Nunca he escuchado algo sobre Tina
Kennedy. Tengo que irme —dije— papá está esperándome, te llamo
después.
—No vayas a tocar nada —me advirtió— te vas a infectar de locura.
—Olvidas que tengo la inyección.
—¿Qué inyección?
—La vacuna que previene la locura. Si no, ¿cómo podía salir contigo?
—añadí y colgué antes de que pudiera decir otra palabra. Además, sabía

4 Esnob, es una persona que imita a las clases altas y trata de modo despreciativo a la clase
“inferior”.
que quería estar en el teléfono al instante para difundir la noticia.
Yo volvía a algún antiguo cementerio ancestral y seguramente la
experiencia me iba cambiar de forma dramática. Todos podrían incluso
sentir más temor hacía mí, pero probablemente Kane no. En todo caso,
estaba segura de que él lo encontraría divertido, podía ser un bromista
fabuloso y era uno de los motivos por los que le temía un poco.
Riendo, bajé las escaleras. Tenía mi cabello rubio sujetado en una
coleta y debido a su longitud, los extremos rebotaron por encima de mi
hombro. Tanto mi madre como yo teníamos ojos azul claro y parte de la
leyenda sobre los niños del ático dice que todos ellos tenían ojos azules y
cabello rubio. El hecho de que supuestamente me parecía a ellos, sólo
mejoraba la teoría de que había heredado la locura familiar.
Nunca vi una foto de ellos, papá me dijo que él y mi madre tampoco
habían visto una. De hecho, nadie ha visto una foto de cuando fueron
encerrados en el ático o incluso poco después. Había algunos dibujos en
historias del periódico, pero su exactitud siempre estuvo en duda, como
los hechos de las historias. Supuestamente, los niños que sobrevivieron a
la experiencia nunca hablaron de lo sucedido, pero eso no impidió los
cuentos de horror.
En Halloween siempre eran impresos grotescos dibujos que
representaban a los niños rasguñando ventanas cerradas con llaves. Sus
caras eran parecidas a las del famoso cuadro El grito de Edvard Munch,
haciendo todo esto parecer la pesadilla de alguien. En pocas semanas, las
historias y las imágenes desaparecían de nuevo. Años después, tres de los
niños, según cuenta la historia, volvieron a Charlottesville justo antes del
incendio. Papá me dijo que él y mi madre nunca conocieron a ninguno de
ellos.
Algunas personas creen que la hermana mayor comenzó un romance
con el abogado, marido de su madre y que su madre, conducida por la
locura, fue realmente la responsable de iniciar el incendio en el que murió
Olivia Foxworth, esposa de Malcolm, que para entonces ya era inválida.
Los detalles siguen siendo vagos y ninguno de los hechos ha sido
justificado. Aún después de que la mansión fue reconstruida, cuando otro
Foxworth se mudó muchos años más tarde, sólo hizo todo más
interesante.
Nunca pude entenderlo. Si era cierta la historia de los niños
encerrados en el ático, ¿por qué querrían volver a Charlottesville, por no
hablar de Foxworth Hall? Era como si un preso quisiera regresar a su
celda en la cárcel. ¿Por qué revivir recuerdos tan dolorosos? A menos que
la historia fuera producto de una imaginación salvaje, ¿por qué el esposo
de su madre querría tener un romance con alguien tan joven? Quizá más
importante, ¿por qué ella querría tener un romance con él? Nadie sabía
dónde estaban los hermanos mayores ahora. Algunos dicen que cambiaron
sus nombres y abandonaron el país. Los primos que se mudaron a la
segunda mansión nunca dijeron nada a nadie, incluso si Bart Foxworth
hubiera dicho algo, nadie le habría creído.
Parecía ese juego de la fogata, donde alguien dice un secreto al oído
de otro y ese hace lo mismo, así hasta que el secreto forma un camino de
regreso. Para entonces, el secreto original está tan deformado que apenas
se parece a lo que la primera persona dijo. Era como tirar de los dientes a
papá para que me dijera algo. Si traía a casa algún otro rumor y
persistentemente le preguntaba sobre ello, él finalmente diría “Yo no
juraría que algo de eso sea cierto. Como tu madre solía decir, las
exageraciones crecen más rápido que el moho en un húmedo ático por
aquí. Ya te lo dije, Kristin, olvida todo esto. Sólo pensar en ello puede
envenenar tu mente” ¿Sólo pensar en eso podría envenenar mi mente? No
era de extrañar que Foxworth Hall fuera un punto de reunión ideal para
Halloween, poblada de fantasmas, lamentos y gritos, pero ¿cómo evitar mi
curiosidad por saber más?
No le quería decir nada a papá, porque sabía que se molestaría, pero
en muchas ocasiones cuando algún nuevo compañero era presentado en la
escuela o en una fiesta, había alguien que decía “¿sabías que Kristin está
relacionada con los famosos niños Foxworth, al igual que su madre?”
Inevitablemente, el nuevo chico preguntaría “¿quiénes son los niños
Foxworth?, ¿por qué son famosos?” Entonces, alguien le iría con una de
las versiones de la historia y todos me verían para que les contara más.
Eran muy escépticos cuando decía “no sé más que ustedes y la mitad de lo
que están diciendo, sin duda, es producto de la retorcida imaginación de
alguien”. Me alejaba antes de que dijeran más sobre mí. No era como si
quisiera ocultar algo, pero actuaba más bien como si me aburriera el tema.
Por supuesto no lo estaba, ¿quién lo estaría? Todos están interesados en
sus antecedentes familiares. Es natural.
Había estado en muchas de las casas de mis amigas a la hora de la
cena, cuando sus padres habían traído recuerdos de sus abuelos, tíos, tías
y primos. Fotos de familiares estaban colgadas en las paredes. No puedo
imaginar a mamá colgar alguna vez fotos de Malcolm u Olivia Foxworth, ya
que no había tenido alguna. Ella tenía muchas fotos viejas de parientes,
pero para este día, no sabía quién era quién y si le preguntaba a papá
sobre alguno de ellos, me afirmaba que no podía recordar. Quizá estaría
diciéndome la verdad, tal vez sólo estaría evadiéndome.
Cada familia tenía una oveja negra, pero también parientes que
están orgullosos de mencionar. Mis antecedentes familiares por parte de
mi madre tenían este enorme y negro agujero lleno de terror y horror.
¿Era buena idea intentar llenarlo o era mejor cubrirlo y olvidar?
Simplemente olvidar todo esto no era fácil, al menos no para mí. Era como
si todos supieran que su primo lejano fue Jack el destripador. A pesar de
la distancia en la relación, siempre estarían buscando un signo, alguna
indicación que lo llevara al germen del mal. En lugar de María Tifoidea 5
sería Kristin Locura. Si alguien se acercaba demasiado a mí, se convertiría
en un idiota charlatán.

5 Typhoid Mary en inglés, fue una cocinera, la primera persona en EE.UU a la que
se identificó como portador sano de los patógenos asociados con fiebre tifoidea.
17
Capítulo 3

P prácticame nte miembro de nuestra familia, no podía


recordarlo apá ya estaba fuera revisando algo del motor del
carro. Era
sin conducirlo. Cuando le pregunté por qué no compraba uno
nuevo en lugar de arreglarlo constantemente, sustituir piezas y rellenar
manchas de óxido, me contestó con una sola palabra: lealtad. Cuando lo
miré confundida, él continuó recitando una de sus citas favoritas “El
problema con el mundo de hoy es que todo en la vida de las personas es
temporal. Se extiende desde sus posesiones a sus relaciones. Tiran a la
basura sus matrimonios tan fácilmente como tiran sus aparatos. Este
carro nunca me ha defraudado. Sí, está viejo, no es bonito, pero está
acostumbrado a mí y estoy acostumbrado a él.”
Afortunadamente, una vez que conseguí mi licencia de conducir, él
había decidido que debería tener un coche moderno con todos los
elementos accesorios. Sin embargo, cuando tuvo que comerciar el coche de
mi madre para conseguir el mío, estaba casi tan molesto como el día en
que murió. Hasta este día, se negó a regalar su ropa y zapatos. Todo
estaba almacenado en nuestro ático, con otras de sus cosas como
perfumes, cepillos y moldeadores para el cabello.
Era casi como si esperara que ella apareciera en la puerta, sonriera y
dijera “mi muerte fuerte fue un terrible error, no se suponía que fuera
tomada, así que ya estoy de regreso.” Por eso le encantó ver la película El
cielo puede esperar. Más de una vez, le pillé mirando una puerta vacía o
escuchando profundamente el sonido de sus pasos en la escalera. Las
personas no mueren hasta que se olvidan, pensé. No le podía culpar por
creer que ella volvería de alguna manera.
De lo que recuerdo y de lo que la gente me decía, nadie esperaba que
mi madre muriera así. Era una mujer de 34 años y de aspecto sano. Lo
llamaron aneurisma craneal. Algo explotó en su cabeza y se desplomó un

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día en el trabajo. No murió inmediatamente. Durante años, papá tuvo un
tiempo difícil para hablar de ella, pero cuando lo hizo, pude ver que él
había estado sorprendido de lo bien que ella lucía en la cama de hospital.
“Por eso no podía creer en los médicos” me dijo, “estaba ahí sentado,
pensando que en cualquier momento despertaría y gritaría hacía fuera
para ponerla en el hospital para comenzar con lo que fue tu madre”
agregó. Añadía casi a cualquier cosa que me decía sobre ella “esa fue tu
madre.” Lo que significaba que en su mente y en la mía era una persona
muy especial.
Tenía buenos recuerdos sobre ella, pero una niña de casi cinco años
y medio, ciertamente no había conocido a su madre lo suficiente como
debería. Sin ella ahora, no podría oír nada más de su familia. Ella era hija
única. Mi abuelo paterno murió muy joven por un paro cardiaco y mi
abuela materna, quién también tenía problemas de salud, murió cuando
yo sólo tenía siete; por lo que tampoco llegué a conocerlos bien. El único
tío y tía que tuve, fue por parte de mi padre.
El hermano menor de mi padre, mi tío Tommy, vivió en California,
donde trabajó como un agente en una agencia de talentos. Él nunca se
casó o tuvo un hijo. Papá tiene una joven hermana, Bárbara, quien era
soltera y trabaja en un banco en Nueva York. Su papá había muerto en un
accidente de coche. Estaba en sus tempranos cincuenta años en aquel
entonces. Mi abuela paterna vivía con la hermana menor de papá,
Bárbara. Ella eventualmente sucumbió al enfisema y la neumonía. Había
sido una gran fumadora, como su padre. Papá no permitía que cualquiera
que trabajara para él, fumara en su oficina o en cualquiera de sus
espacios de trabajo. Realmente los hizo firmar un acuerdo y despidió a un
joven que fumó en su sitio.
Hablé con mi tía Bárbara ocasionalmente y la visité en Nueva York
en verano pasado, fue uno de los mejores viajes sin papá. Ella
contantemente me invitaba para que pudiera llevarme a espectáculos y

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restaurantes maravillosos. Por supuesto, también invitaba a papá, pero él
odiaba las grandes ciudades. “Sólo soy un muchacho de pueblo pequeño,”
decía, “se puede sacar al niño del país, pero no el país del niño.” Le
tomaba el pelo a menudo por quedarse atascado en sus caminos. Él nunca
lo dejó. “Soy el que soy,” decía, “Burt Masterwood, talla única. Además,
haremos todo el viaje y descubrimientos en esta familia, Kristin. Lo hice
bastante cuando estuve en la Marina.”
¿Viajar y hacer descubrimientos? Me gustaría ir a la universidad,
pero todavía no tenía ninguna idea definida de lo que quería ser. Por
ejemplo, pensé en ser maestra. Últimamente, estaba considerando entrar
en medicina, quizá investigación. Tal vez, fuese porque había perdido a mi
madre cuando era tan joven o quizá debido a la leyenda de los Foxworth
que se cernía sobre mí, a veces me sentía perdida en la niebla, la cosa más
difícil para saber mi futuro. Yo soñaba con casarme y tener hijos propios,
era más bien un sueño vago, algo que en algún momento, de alguna
manera, como un príncipe guapo que monta a caballo y viene de un
misterioso lugar.
—Tiempo del encuentro —dijo papá cuando salió de casa y cerró la
puerta—. Vamos.
Cerró la capota del carro con la misma delicadeza que empleaba
cada vez que hacía algo con él. Realmente lo trataba como a un viejo
amigo, lleno de mecánica artritis, pero todavía ambulatorio. Algunas veces
lo había atrapado mirándolo y acariciándolo cariñosamente, perdido en la
memoria o sólo recordando a mi madre sentada junto a él.
—¿Qué está mal con Belleza Negra 6 hoy? —pregunté cuando abrí la
puerta para entrar. Los asientos negros de cuero estaban arrugados y
descoloridos, pero no había en ellos un rasgón; la alfombra del suelo
siempre era mantenida o sustituida.

6 Black Beauty hace alusión al negro y hermoso caballo de una novela del año
1877. El auto de los Masterwood era negro.
—Tenemos que cambiar sus bujías, me recuerda todas las mañanas
al igual que una mujer —dijo y puso en marcha el motor. Lo escuchó y

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asintió con la cabeza—. Bujías —repitió, entonces salió de nuestro
estacionamiento.
Teníamos una modesta casa de dos pisos estilo reina Ana, con
revestimientos de aluminio recientemente reformado, persianas negras y
ventanas de panel en la bahía que papá había incorporado en la sala de
estar. Todos los dormitorios estaban arriba, el revestimiento de madera de
la pared rehecho. Papá reemplazó la barandilla de la escalera con una rica
caoba oscura, diciendo que era algo que a mi madre le habría gustado.
Todavía hacía cosas que sabía le habrían complacido.
Estaba acostumbrada a que él fuera capaz de arreglar y renovar todo
lo que había en nuestra casa que crecí con la idea de que todo hombre
puede hacerlo. Sonreía incrédula cuando los padres de mis amigas
llamaban a alguien para reparar una ventana o a un fontanero para que
arreglara el inodoro. Además de ser un contratista general con licencia,
papá era un plomero y electricista. “Soy un hombre práctico,” me decía con
orgullo, “tu madre no estaba por encima presumiendo a sus amigos acerca
de mí, haciéndome parecer Mr. Fix-It 7. Pero así es como era.” Nuestra casa
estaba en una calle lateral junto a una granja de caballos y explotación
ganadera. Estábamos casi doce millas fuera de la ciudad de
Charlottesville, en las faldas de las montañas Blue Ridge.
Todos mis amigos estaban dentro de lo que mi papá llama
“distancia”, por lo que nunca me sentí aislada de alguien, en especial
disfrutaba pasar el tiempo con Missy Meyer, cuyo padre, Justin Anthony
7 Mr. Fix-It, personaje de promoción para una compañía de servicios de reparación.

21
Meyer, fue un importante abogado que vivió en una clásica casa vitoriana
de ladrillo del 1900 situada en el barrio Belmont de Charlottesville. Estaba
sólo una cuadra lejos de la alameda peatonal. Papá había hecho algunos
trabajos de renovación para el Sr. Meyer, estableciendo nuevos pisos y
renovando un cuarto de baño.
—¿Cuántas personas murieron en el primer incendio de Foxworth,
papá? —le pregunté una vez estando en camino, con la esperanza de que
comenzara a hablar más de ello.
—Hasta donde yo sé, sólo dos, la vieja señora y su yerno.
—¿Ese abogado que tuvo romance con una de las nietas? —él me
miró. Pude ver que tomaba una decisión. Hasta ahora, era evidente que no
quería contribuir más a los detalles oscuros que rodearon a los primos de
mi madre y los acontecimientos que habían ocurrido en esa gran mansión.
Me había asustado cuando dijo que el sólo hecho de pensarlos
podría envenenar mi mente, pero ahora era más grande, tal vez no era tan
peligroso.
—Eso es lo que me dijeron —explicó— pero yo no considero a nadie
que sé que es algo de una autoridad. Los Foxworth eran gente muy privada
y cuando las personas son privadas, la única manera de saber algo es de
segunda o tercera mano. No vale nada.
—¿Tú realmente crees que la abuela quisiera que sus propios nietos
murieran y de alguna manera fuera responsable por la muerte del niño
pequeño?
—Nadie, que yo sepa, ha probado algo como esto —él dijo—. Es una
historia desagradable, Kristin, ¿por qué insistir en ella?
—Ya sé, pero probablemente no mucho más desagradable de lo que
muestran en el cine —asintió con la cabeza.
—Te concederé eso.
—También hay un montón de historias como ésta en la noticias de
hoy, papá.
—Mira, soy como muchas de las personas de aquí, Kristin. Lo que sé
sobre las tragedias de Foxworth son poco más que chismes y los chismes
son sólo una cabeza vacía que contempla una lengua ejercitarse.
—¿Crees que el cuerpo del niño esté enterrado en algún lugar de la
propiedad? Algunos creen eso.
—No voy a aventurarme a hacer una suposición sobre esto y no voy
a ser uno de los que propaguen la historia, Kristin. ¿Sabes lo difícil que es
vender una propiedad en la que alguien murió? La gente se asusta. Mira
cuánto me ha llevado mover esta propiedad y no hay ninguna razón para
esto, a pesar de que la casa se quemó dos veces. Es tierra privilegiada.
—¿Cómo se quemó por segunda vez? He oído que fue un problema
de cable eléctrico
—Eso es todo —dijo— fue abandonada, por lo que nadie se percató
hasta que fue demasiado tarde.
—También oí que el hombre que vivió ahí inició el incendio porque
creía que tenía el diablo dentro de ella —papá sonrió.
—No hay prueba de incendio provocado. Todo esto sólo se añade al
molino del rumor.
—¿La misma casa se incendia dos veces? —dije. Él me miró y luego
miró hacia adelante.
—El mismo rayo puede caer dos veces en el mismo sitio. No hay gran
misterio.
Hizo un giro y nos inició en el, ahora infame, camino hacia
Foxworth, pasando por granjas de vacas en el camino. Ha habido varias
ocasiones en las que estuve tentada de utilizar mi nueva licencia de
conducir e ir yo y uno o dos de mis amigos hacia Foxworth, pero de alguna
manera el aura de terror oscuro flotaba delante de mí cuando lo consideré,
incluso en plena luz del día. Y yo no quería que ninguno de mis amigos
supiera que tenía un interés en las leyendas de Foxworth. Esto sólo
animaría sus insinuaciones que podría haber heredado la locura.
—¿Mamá nunca te habló sobre lo qué pasó, papá?
—¿Te refieres al primer incendio?
—No, a todo esto, especialmente los niños del ático.
—Sus amigas estaban siempre tratando de averiguar, ya lo sé, pero
les decía algo como, "no es correcto hablar de los muertos", como si fuera
cuento de hadas de los hermanos Grimm o algo y que eventualmente
terminaría. Pero eso no significa que no siga tratando. Un entrometido se
tiene que mantener ocupado.
—¿Ella habló sobre esto contigo? —él me dio esa mirada otra vez, la
expresión que me dijo que estaba considerando mi edad y lo que debía
decir.
—Te lo dije, Kristin, es todo rumores, incluso lo que tu madre sabía y
lo que se nos dijo años más tarde.
—Soy toda oídos —contesté. Sacudió su cabeza.
—Voy a lamentar esta conversación.
—No, no, papá. No seré una de las que cuentan historias en la
escuela —añadí, era una de sus expresiones favoritas. Sabía que él amaba
usarla y lo recordé.
—Tu tío Tommy dijo una vez que había conocido a uno de los
criados de la casa original en el tiempo en que los niños, supuestamente,
fueron encerrados en el ático. Salió a Hollywood a lanzar la historia para
una película, y Tommy lo oyó. Nos llamó inmediatamente después.
—¿Qué dijo?
—Dijo que el hombre afirmaba que estuvieron ahí por más de tres
años. Una chica, que tenía aproximadamente doce cuando los encerraron,
un muchacho de catorce y unos gemelos, niño y niña, tenían cerca de
cuatro. Su padre murió en un accidente automovilístico y supuestamente
no les dejó suficiente dinero ni para arreglar los tacones de sus zapatos.
Malcolm Foxworth estaba bastante enfermo para entonces, pero aguantó
durante unos años más. La historia era que él no pondría a su hija en su
testamento si tuvo hijos con su marido.
—¿Tú sabes por qué? ¿Él no lo dijo?
—Era muy vago sobre ello. Tommy, que oye muchas historias, dijo
que estaba seguro que el hombre arreglaba la mayor parte de la historia, lo
suficiente como para vender una película.
—¿Concuerda con todo lo que habías escuchado o sabías ya?
—Te digo, realmente nunca supe lo que era verdadero y que no. Lo
que sé de lo que me dicen los abuelos 8 es que Malcolm Foxworth fue un
aficionado real de la Biblia, uno de los que creen que Satanás está por
todas partes, así que él era muy estricto. Cualquiera quien fuese su hija le
hizo enfadar, el perdón era una parte del cristianismo que él descuidó. Eso
es lo que tu madre diría. Incluso, nunca le gustó ser reconocida como
pariente lejano, y te digo la verdad, ella se estremecía cada que alguien lo
sacaba a flote. Estaría enojada conmigo por decirte tanto rumor.
—¿A sí? —le pregunté, ignorándolo—. Al menos dime también qué te
dijo mi tío Tommy —a pesar de su renuencia, yo creía que él tenía un rollo.
Ya había dicho diez veces más de lo que jamás había dicho antes sobre la
historia de la familia Foxworth.
—Según la historia que el hombre contó, los niños estaban ocultos
allí, así que Malcolm no sabía que existían —¿Así que eso es realmente
cierto?
—Ya te lo dije, el hombre estaba intentando vender la historia para
la película.
—Pero incluso en su historia, ¿por qué esa cuestión, sin saber que
existían?
—Supongo que Malcolm pensaba que eran hijos del diablo. De todos
modos, tu tío dice que este criado, que era la fuente principal para la
historia, jura que el anciano sabía y disfrutó con su sufrimiento.
—¿Su propio abuelo? Ugh9 —dije.
—Sí, de hecho. Así que ya no hablemos de él. Está lleno de
distorsiones, mentiras y un montón de ugh.
Me quedé quieta. ¿Cómo se hizo la verdad tan torcida? ¿Por qué
nadie estaba seguro de nada sobre esto?
—Es todo un lío —murmuré finalmente.

8 Old-timers, en español abuelo/viejo. En EE.UU se acostumbra decirle “abuelo,


abuela” a una persona de la tercera edad.
25
—Sí, qué lío, así que olvídalo —él sonrió—. Estás luciendo más como
tu madre cada día, Kristin. Tienes mucha suerte, yo tengo una taza como
rostro.
—No, papá. ¿Además, si así fuera, por qué mamá se casó contigo?
— sonrió.
—Algún día te diré cómo conseguí que esa mujer dijera “acepto”.
—Ya lo sé. Ella se casó contigo porque sabía que podías arreglar un
grifo que gotea. Y esa es sólo la forma en que fue —se rió. Si pudiera, se
habría inclinado y me habría besado, pero no quiso mostrarme cualquier
hábito de conducción pobre, sobre todo ahora que estaba en el auto.
Nos rodeó. Ahora estaba justo delante de nosotros, y pude sentir mi
respiración acelerarse. Fue como abrir una puerta trabada desde hace
siglos. Detrás se encontraba las respuestas a todos los secretos. O
posiblemente nuevas maldiciones. De alguna manera sentí que estaba
finalmente al borde de averiguarlo.

9 Ugh, se utiliza para expresar disgusto u horror.

26
Capítulo 4

M quedaba de l segundo Foxworth Hall,


supuestamente, e sentí decepcionada cuando nos acercamos
a lo que
que

era un duplicado de la primera. Lo que parecía más un


montón de escombros que el esqueleto de la, una vez orgullosa e
imponente, mansión llena de misterio y secretos.
Había malezas que crecían alrededor de las tablas carbonizadas y
piedras. Fragmentos de vidrio roto pulido por la lluvia, nieve, y viento.
Cualquier cosa, de cualquier color, era descolorida y sin brillo. Tuberías
oxidadas colgaban precariamente, y los restos de una gran chimenea
parecía que se desmoronaban constantemente, incluso ahora delante de
nuestros ojos. La mayor parte de las tierras estaban descuidadas e
invadidas por arbustos silvestres y malas hierbas que brotaron a través de
la entrada desmenuzada. La hierba larga descolorida estaba lista para
cortar como heno. Cuatro grandes cuervos se refugiaban en las paredes de
piedra, mirando como si reclamaran el lugar. Ellos irrumpieron en una
ráfaga de alas, y con una calidad de imagen y sonido enojado, volaron
cuando nos acercamos. Junto con roedores e insectos, seguramente había
peleado el derecho a todo hace unos años. Por otra parte, parecía tan
tranquilo y congelado en el tiempo, como cualquier cementerio raramente
visitado.
Otro camión ya estaba estacionado cerca de la mansión arruinada.
Reconocí a Todd Winston, uno de los hombres que habían estado con papá
durante años. Todd se había casado con su novia de la preparatoria, Lisa
Carson, después de que ella había conseguido su certificado de enseñanza
y comenzado a enseñar en quinto grado. Tres años después, tuvieron a su
primer hijo, una niña llamada Brandy, y dos años más tarde tuvieron a
Josh. Papá sólo era diez años mayor que Todd, pero Todd le trataba más
bien como padre que un hermano mayor. Siempre buscaba la aprobación
de papá. Tenía una barba y una cabellera rubia llena de fresa 10 a juego que
parecía que era alérgico a un cepillo la mayor parte del tiempo.
—La propiedad tiene un lago que se alimenta de corrientes
subterráneas de la montaña —me dijo papá—. Está a la izquierda, con una
caminata de quince o vente minutos, por si quieres verlo —dijo—. Vamos a
estar aquí por lo menos dos horas, más o menos. Ninguna queja sobre ello
—me advirtió—, tú quisiste venir.
—No me quejo. He cancelado todas mis citas importantes para el día,
incluso el té con el gobernador.
—Chica sabia —masculló papá, apretando los dientes, pero
sonriendo.
—Ya he visto a dos familias mapache que no nos apreciarán a
nosotros arrasando con todo esto, por no hablar de los cuervos —dijo Todd
tan pronto como salimos de la camioneta—. Hola, Kristin, ¿tu padre ya te
puso a trabajar en construcción?
—No, sólo vine a pasear.
—¿A pasear? —Asentí entre los escombros.
—Sólo quiero verlo todo de cerca —le dije. Él asintió con la cabeza y
miró lo que quedaba de la mansión.
—Es difícil de creer que una vez fue el lugar que la gente describe
con un salón de baile y toda con magníficos candelabros, ventanas con
vidrieras artesanales elaboradas en madera. Las personas que viven en las
casas como ésta por lo general no se les queman. Los ricos no mueren en
los incendios.
—Una gran tontería, agua y fuego no discriminan —papá dijo—
además, es la manera en la que el mundo terminará si no encontramos un
mejor camino, y sólo Dios sabe, estamos trabajando en ello.
—Gracias por la alegre noticia, Burt —dijo Todd—. ¿Dónde quieres
comenzar?
10 Strawberry-blond, denota que el cabello es de un color rubio-rojizo claro

28
—Empezaremos en el extremo este, aquí —contempló todo esto un
momento y luego asintió con la cabeza—. No construyen propiedades como
ésta ya. Es la original. ¿Quién construiría algo como esto ahora? Está la
generación de la satisfacción inmediata, incluida la casa instantánea
abofeteada con la lengua y brillo.
—Amén a eso —dijo Todd.
Decía Amén a cualquier cosa que papá pronunciaba, pensé. Él no
tenía mucho de un mentor en su propio padre, quien papá dijo que era tan
inútil como un tornillo sin cabeza. Él pasó la mayor parte de su tiempo de
enfermería como un bebé en una botella de cerveza y era uno de los
accesorios del bar de Hymie, al sureste de la ciudad.
Papá me miró con esos ojos expectantes. Ahora que estaba aquí, él estaba
anticipando mi decepción. No había nada sensacional para ver; no había
pistas sobre lo que había pasado aquí la primera o segunda vez. No había
manera de entender o imaginar lo que la mansión había sido alguna vez.
Vi las patas de mesas y sillas, piedras desparramadas; pero los restos de
bellas imágenes, estatuas, cortinas y lámparas se quemaron y quedaron
carbonizadas, eran irreconocibles. Ciertamente no había mucho para mí.
—Estaré bien —dije— tomaré ese paseo por el lago.
—Ten cuidado —dijo papá.
—Cuidado con los fantasmas —dijo Todd.
—Cuídate tú mismo —le dijo papá y Todd se rió.
Comenzaron en la mansión y primero caminé alrededor de todo. Yo seguía
mirando hacia arriba, tratando de imaginar la forma en que la mansión
era, cuál es en realidad, y dónde se encontraría exactamente el ático en el
que los niños pasaron más de tres años. ¿Habrían tenido alguna opinión?
Tal vez podrían haber visto el lago. ¿Y si tenían, habría hecho que las
cosas fueran más fáciles o más difíciles, mirando sitios a los cuales no
podían ir y disfrutar? El bosque de los alrededores era espeso, desde mi
opinión los árboles eran tan altos, apenas podía distinguir algunas colinas
a lo lejos y hasta eso sólo las tapas de las mismas. Pero habían pasado
décadas desde que habían estado aquí. Los árboles no estaban tan altos
en aquel entonces.
Vi que papá y Todd comenzaron a medir partes de la estructura restante,
moviendo la madera carbonizada e inspeccionando las paredes de la
mansión con cuidado, como si esperaran que algo grotesco saltara sobre
ellos. Ahora mismo, era difícil imaginar algo aterrador sobre Foxworth.
Parecía una de las estructuras devastadas en bombardeos durante la
segunda guerra mundial que hemos visto en el cine en clase de historia.
Sin embargo, sabía que existían adultos quienes creían que, si estaban
dentro de los restos en la noche, oían gritos y llantos, incluso risas y
susurros. ¿Todas las casas mantienen los sonidos de los que han vivido en
ellas, absorben en sus paredes como una esponja absorbe el agua y luego,
en la tranquilidad de la noche, después de que son abandonadas o
dejadas, esperando la bola de demolición, libera los recuerdos para
deambular por las habitaciones y resucitar los momentos felices o los
tristes?
Comencé a hacer mi camino hacia el bosque y luego caminé
lentamente por éste. La mayoría de las hojas se habían caído por el
reciente viento y la lluvia, pero algunas se aferraban decididamente a sus
ramas, las demás inundaban el bosque con sus brillantes colores amarillo,
marrón y ámbar. Donde había pinos gruesos, había sombras. Vi conejos y
creí ver un zorro, pero no estaba segura, ya que se movió rápidamente
fuera de mi vista. Aproximadamente, quince minutos más tarde, llegué al
borde del lago que mi padre había descrito.
Los patos habían ido ya al sur. Había pocas aves, de hecho, ni
siquiera los cuervos que había visto. De todos modos, el lago estaba
solitario y plateado, con nubes reflejadas en los círculos pequeños de la
superficie, creados aquí y allá por las moscas. Casi a mitad de camino
alrededor del lago, vi lo que pareció un muelle derrumbado, la mayor parte
de él bajo el agua. Me acerqué buscando signos de peces o tortugas en el
agua mientras caminaba, de repente, me paré y estremecí. Las rocas y la
hierba debajo de la superficie del estanque en un punto habían tomado, de
alguna manera, la forma de un pequeño niño. Sabía que no era real, pero
se parecía tanto a un cráneo y un esqueleto que abrió la boca y se alejó.
Un niño muerto muy bien podría estar en el lago. ¿Por qué no? Un lago
sería un lugar perfecto para ocultar a un niño muerto, colocarlo ahí y
dejarle hundirse hacia la oscuridad de abajo. Cuando cerré los ojos, lo
imaginaba mirando hacia arriba desde el fondo, con sus ojos vidriosos.
El clima estaba repentinamente mucho más frío. Me pareció
escuchar un búho, pero era poco común en el día. ¿Qué era esto? Me
abracé, girando, y emprendí el viaje de regreso, moviéndome más
rápidamente ahora, realmente trotando y luego reduciendo la velocidad.
Cuando salí del bosque, pude ver que papá y Todd se habían desplazado
tres cuartos de la propiedad, haciendo su evaluación. Papá alzó la vista,
me vio y llamó con señas.
—¿Encontraste el lago? —preguntó al acercarme
—Sí, pero parece tan frío y abandonado con tanta maleza alrededor
de él. Estoy segura que alguna vez fue muy bonito —no quise mencionar el
sonido extraño que había oído. Todd podría comenzar a embromarme otra
vez.
—Probablemente sea buena la caza de patos en primavera —dijo
Todd—, pero la tierra ha sido publicada por años.
—Encontramos algo —dijo papa cuando los alcancé—. Por lo que
parece, pensamos que era parte de la casa original. Cuando el segundo
Foxworth Hall fue construido, no hicieron mucho sobre el sótano original.
—Nadie puede leer lo que pasó en una casa como tu padre —dijo
Todd—. Sabes que ha sido llamado para evaluar algunas propiedades que
se incendiaron dónde podría haber ocurrido un asesinato o algo.
—Muy bien, suficiente de eso —dijo mi padre.
Yo no sabía de esas cosas, pero ahora mismo no estaba tan curiosa
sobre otras casas o historias como estaba de ésta. ¿Qué encontró?
¿Habían encontrado los restos del niño? Probablemente no. No parecería
tan ocasional sobre esto.
—Todd movió algunas placas que tuvieron que haber estado en el
sótano original y cambió unas cosas, y esto apareció —papá asintió con la
cabeza hacia una caja metálica marrón oscuro, aproximadamente siete u
ocho pulgadas de largo y seis pulgadas de ancho—. Está cerrada con llave
—siguió— Podría significar algo valioso lo que esté dentro.
Me arrodillé junto a ella, tenía un montón de moho.
—Mira lo que fue rayado en el costado —dijo Todd y volví a mirar.
—Es una fecha: 11/60. Es de noviembre de 1960. Más de cincuenta
años —dije. Todd asintió como si nos hubiéramos encontrado con algo que
perteneció a un museo y estuvo junto a las ruinas egipcias.
—Tal vez hay millones de dólares en joyas en su interior —dijo.
—Viejas joyas valen más, ¿no es así? —preguntó mi padre—. Tal vez
un cameo de cien años o algo —ofreció mi padre. Alcé la vista hacia él.
¿Era en serio? ¿Realmente?
—O miles en efectivo. La gente solía guardar el dinero debajo del
colchón, especialmente alguien como el anciano Foxworth, oí que fue un
verdadero tacaño a menos que fuera para la Iglesia, —dijo Todd, deseando
que nos encontráramos con dinero. Papá le sonrió.
—Bueno, no es malo. Las personas aún esconden dinero en sus
hogares. Temen que los bancos encuentren alguna forma de robar. De
todos modos, Kristin, te esperamos que para abrirla. ¿Lista?
—Seguro.
Sacó un martillo de su cinturón de herramientas y se arrodilló junto
a mí. A continuación, puso la espalda del martillo bajo el cierre y comenzó
a la fuerza hacia arriba. Cedió rápidamente porque estaba tan oxidada.
Me dio la caja.
—Ábrela tú —dijo.

Capítulo 5

L
entamente, levanté la tapa y miré fijamente el fondo de la
caja. No había joyas, y no había dinero. Sólo había lo que
parecía un diario encuadernado en cuero. Lo arranqué
con cuidado y se lo

mostré a mi padre y Todd.


—Tal vez tenga un mapa del tesoro, o algo —Todd dijo,
decepcionado. Abrí la cubierta con cuidado, ya que las páginas eran
amarillentas y frágiles.
—No, en realidad es el diario de alguien —dije.
—A menos que sea de Thomas Jefferson no hay dinero en ella —
declaró Todd lastimeramente. Papá sonrió y se encogió de hombros.
—Es muy probable. Estamos por terminar aquí. La tierra está en
muy buena forma. Quien quiera que sea el comprador, podría construir en
ella si quiere. Voy a hacer unas notas y nos dirigiremos hacia fuera.
Devolví el diario a la caja y fui a nuestra camioneta. Después de que
entré, puse la caja sobre el asiento, luego me recosté y saqué el diario otra
vez. La primera página identificaba de quién era. Se leía: El diario de
Christopher. Pensé por un momento, ¿Christopher?, ¿quién era
Christopher?, ¿fue uno de los sirvientes o parientes de Malcolm Foxworth?
Leí la primera página.

Cuando yo tenía 12 años, leí El diario de Ana Frank. En primer lugar,


estaba interesado en él porque fue escrito como un diario, y cuando
alguien escribe un diario, él o ella, por lo general, no esperan que
alguien más lo lea.
Un diario es como un mejor amigo, alguien a quien se puede
confiar sus más profundos secretos y pensamientos con seguridad.
Realmente no tengo un mejor amigo. Éste sería lo mismo. Pienso que
lo que está en un diario tienen que ser las palabras más sinceras que
alguien pueda escribir sobre sí mismo y sobre la gente que él o ella
ama; y la gente que él o ella conoce.
¿Cómo mentir en un diario?...

Miré hacia arriba cuando papá abrió la puerta para entrar.


Desenvolvió su cinturón de herramientas y lo puso detrás del asiento.
—Así, ¿qué tienes? —preguntó cuando se puso al volante.
—Un diario de alguien llamado Christopher —
¿De verdad? —encendió el motor.
—¿Sabes quién era? —comenzó a girar el carro para irnos. Todd sonó su
bocina hacia nosotros a nosotros, y papá saludó detrás.
—¿Christopher, eh? Bueno, podría ser uno de esos niños del ático. Me
parece recordar ahora que el joven mayor fue llamado Christopher —me
miró—. Podrían ser sólo tontas divagaciones de alguien, Kristin. Más
basura sobre la familia Foxworth. No gastaría mi tiempo leyéndolo —miró
el diario. Lo guardé en su sitio—. Qué lugar era —continuó cuando nos
habíamos alejado de la propiedad—. La tierra con un lago como ese... La
compraría yo mismo si tuviera el dinero. Qué mal que no había nada en
esa caja, o por lo menos valiosas joyas. Haríamos una oferta.
Miré el diario otra vez. Tal vez valía más de lo que papá pensaba. No había
manera de saber sin leerlo, pero no quise leerlo mientras íbamos en coche.
Nunca me gustó leer en un coche o en el camión mientras se movía. Me
mareaba. La escritura era toda una secuencia, pero era un escrito
cuidado y limpio que, aunque ligeramente había desaparecido en lugares,
era bastante legible.
Tuvimos que parar en el mercado de artículos básicos en el camino
de regreso a casa, así que por un tiempo, puse el diario fuera de mi mente
y me concentré en lo que necesitábamos. Cuando llegamos a casa,
primero ayudé a llevar las bolsas de comestibles, después de que todo fue
guardado en su sitio, volví a la camioneta y tomé la caja metálica. Papá
estaba en el teléfono haciendo un informe sobre la propiedad para el
presidente del banco, fui más allá de él y subí por las escaleras hasta mi
habitación. Me quité el suéter y me puse cómoda antes de fijar mis
almohadas y sentarme en mi cama con la caja junto a mí. La abro y saco
el diario otra vez, muy cuidadosamente, comienzo a dar vuelta la página
después de la línea “¿cómo mentir en un diario?”
…Años más tarde, recordaría El diario de Ana Frank por otra razón, la
más dramática. Al igual que Ana Frank, mi hermana Cathy, nuestro
hermano Cory, su gemela Carrie, y yo, nos vimos obligados a
escondernos de nuestros abuelos en el ático. No nos escondíamos de
nazis, por supuesto, pero por el modo que nuestra madre describió a
su padre y el modo que nuestra abuela Olivia nos trató,
probablemente no nos sentimos con mucho menos miedo que Ana
Frank. El padre de Ana Frank hizo publicar su diario. Quiso que el
mundo supiera su historia, ¡su historia! Cada uno ve la misma
historia de un modo diferente. Mi hermana vio de nuestra historia un
lado y yo vi el otro.
Cuando empecé a escribir esto, no lo hacía porque me pareciera
que era tan importante decirlo de mis ojos, mis oídos y recuerdos. Pero
ahora lo hago. Así que voy a ser más cuidadoso sobre lo que escribo…

Hice una pausa para tomar aliento. ¿Es esto lo que creía que era? La
conjetura del papá sobre quién fue Christopher podría ser era correcta,
pero lo que es más importante, esto no era un senderismo tonto como
había dicho. Estaba tan bien escrito. Estaba emocionada y me pregunté si
debería llamar a Lana o Suzette. A todos mis amigos les gustaría saber
sobre esto. Alcancé el teléfono y luego me paré. No. Creía que había algo
sobre el diario que exigía el respeto. Aunque Christopher escribiera bien
porque había llegado al punto donde quiso que su opinión fuera conocida,
me sentí muy especial siendo la primera en leerlo. Debería leer todo esto
primero y no decir a cualquiera sobre ello hasta que lo hubiera terminado,
decidí. Era casi una misión sagrada. Tal vez yo estaba destinada a ser la
que lo descubriera, porque era un pariente lejano. Tal vez, otros no lo vean
así, pueden verlo como algo sensacional, y decirme que lo envíe a un
supermercado como un trapo o algo parecido.
Ya podía escuchar a Missy Meyer diciendo: "Quizá puedas obtener
una gran cantidad de dinero por él. Yo le pido a mi padre que lo estudie. El
periódico local podría pagarte y serializarlo. ¡Podrías ser famosa y ganar
mucho dinero! ". No gracias, pensé. Esto era muy especial. Regresé al
diario, ahora determinada a leer todo lo que pudiera antes de irme a
dormir.

…Hay veces que pienso en lo que nuestras vidas fueron a mediados


de los años cincuenta. Las recuerdo con la forma en la que se podría
recordar un sueño. A menudo, tengo sueños que son tan intensos que
no estoy seguro de cuánto era fantasía y cuánto de él era real. Hay
tanto que quiero que sea verdad, pero no soy el tipo de persona que se
sienten cómodas con el autoengaño.
Siempre he tenido mucho en qué pensar, así que en realidad no
es tan inusual para mí haber decidido mantener un diario. Mis
pensamientos son muy importantes para mí. Este diario será una
forma de mantener mi historia, nuestra historia, auténticamente.
Nada que mamá, Cathy y papá hayan dicho será tan fácil
recordar más tarde cuando sea mucho más viejo si no me acuerdo de
anotar lo que era importante tan pronto como puedo.
No hice esto en seguida. Seguí diciéndome que los diarios eran
algo para las muchachas, no muchachos. Entonces leí sobre algunos
diarios famosos en la literatura y, por supuesto, los capitanes de los
buques de los registros, todos escritos por hombres, y pensé, esto es
tonto. No hay nada absolutamente femenino sobre la anotación de tus
pensamientos, sobre la captura de tus sentimientos. Sólo no haría
algo tonto como escribir el “Querido Diario”. Escribiría sólo cómo pasó
todo y sería tan exacto como pudiera.
Me compré este diario yo mismo con mi dinero, pero nunca le
dije a nadie que lo tenía, ni siquiera a mi padre, que estaba
interesado en todo lo que hacía y mis pensamientos. Me parecía que
todo el punto de llevar un diario es mantenerlo el secreto hasta que
llegue la hora de dejar que otros lean, si esa es su finalidad. Y no
sería nada bueno si fuera hecho enigmáticamente, de modo que la
gente tuviera que descifrar lo que quise decir aquí y lo que quise decir
allí. Por eso tengo que ser tan honesto como puedo sobre lo que vi, lo
que oí, y sobre todo lo que sentí.
Como Otto Frank, creo que es importante que más gente sepa lo
que realmente sucedió con nosotros antes y después. Cathy solía
llamarnos flores en el ático, marchitándose lejos. Le ayudaba a
pensar de esa manera. Pero no éramos flores. Éramos niños jóvenes,
hermosos que esperaron que aquellos que nos amaron siempre nos
protegieran aún mejor de lo que nosotros podríamos protegernos.
Además, no puedo pensar en nosotros de alguna manera simbólica.
No éramos las creaciones de la imaginación de alguien.
Éramos niños carne y sangre real. Estábamos encerrados, no
sólo por la avaricia egoísta, sino por corazones crueles que utilizan la
Biblia como un club para golpear el amor que llevamos en nuestros
corazones inocentes. Lo que ocurrió y lo que nos pasó es demasiado
importante como para simplemente dejarlo desaparecer en las
memorias agonizantes de aquellos que vivieron esto…

—Hey, tú —dijo papá desde la puerta de mi cuarto. Había estado tan


envuelta en mi lectura que no lo escuché subir. Dijo que ya había estado
llamándome.
—Oh, lo siento papá, no te escuché.
—¿No vas a tomar el almuerzo hoy?
—¿Ya es mediodía?
—Tienes un bonito reloj, Kristin y cuatro más en esta habitación.
—No tengo cuatro relojes, sólo el de osito de felpa y el despertador de
The Beatles que encontraste en una vieja casa.
—Está bien, me haré un sándwich de jamón y queso. ¿Quieres uno?
—Sí, gracias, papá.
—¿Por qué no me dices si quieres pollo con pasta o pastel de carne
para esta noche?
—Sabes que soy fan de tu pastel de carne, papá.
—Ajá… ¿Y qué te tiene tan entretenida? ¿Qué es esto después de
todo?
—Tenías razón, es el diario del hermano mayor. Como creía que
podría ser, la historia contada desde su punto de vista.
—¿En verdad toda la historia?
—Eso creo, acabo de introducirme en ella.
Se quedó allí pensando. Estrechó sus ojos y torció suavemente la
esquina izquierda de su boca, como hacía cada vez que algo le preocupaba.
—No sé si deberías leer esto, Kristin.
—No seré corrompida por él si yo no me he corrompido ya por otras
cosas que he leído...
—Hmm —murmuró, —siempre hay una primera vez.
—Oh, papá. Además, finalmente sabré lo que realmente sucedió. Quiero
saber —dije.
—No estoy muriendo por saber —respondió—. Y eso no puede ser la
verdad. Las mentiras pueden ser escritas como habladas, tú lo sabes—
comenzó a dar vuelta.
—Estaré abajo en unos pocos minutos —dije.
—¿Significa esto que no vas al centro comercial hoy?
—Sí, papá, es lo que significa —dije riendo. Él sonreía mientras se
alejaba. Volví al diario con hambre de noticias del mundo exterior, al igual
que podría estar una persona encerrada en un ático durante años.

Los primeros días.


(Christopher Dollanganger)

A Cathy le gusta pensar en nosotros como personas de clase


media que llevan una vida normal en la pequeña ciudad de
Gladstone, Pennsylvania. Basa esta afirmación en el hecho de que
nuestra casa no es la más grande o mucho más pequeña que
cualquier otra casa en la calle y que nuestro padre conduce un
modesto Chevy. No sé por qué es tan importante para ella pensar en
nosotros como algo ordinario. Yo no me considero así. Cuando se lo
dije el día de hoy, ella me miró extrañamente. Incluso parecía un poco
disgustada. Pienso que ella que cree que ser ordinario hace su caja
fuerte o algo. Y también sé que cree que todos los niños de familias
ricas son esnobs, sobre todo Lucille Tompkins, cuyo padre posee
cuatro joyerías. Una de sus amigas le dijo lo que la palabra ‘esnob’
significa, y le preocupa que alguien le pueda llamar así. Tengo el
presentimiento de que alguien le dijo que yo era un esnob y no supo
qué decir o cómo defenderme.
Recuerda que no fuimos los primeros en conseguir un televisor y
actúa como si fuera algo de lo que podemos estar orgullosos, pero por
lo menos hemos adquirido uno aproximadamente al mismo tiempo que
nuestros vecinos; los Milestone tienen uno y el Sr. Milestone fue
gerente del supermercado más cercano.
En realidad, Cathy es la que se convierte en un esnob. Cree que
somos mejores que la gente rica aunque no tengamos tanto, porque la
gente rica no ama tanto. Le dije que esto era ridículo, y me dijo que yo
era el ridículo. No sé por qué me molesto en explicarle cosas ahora. Su
cerebro no está lo bastantemente desarrollado para entender
pensamientos serios o complicados. Realmente, puedo compadecerla y
entender por qué siempre está tan aturdida sobre nosotros.
Mamá no tiene un costoso abrigo de piel, pero tiene ropa muy
bonita, de moda, a menudo ahorra todo lo que puede para comprar
algo con estilo. De hecho, Cathy no sabe esto, pero he visto a mamá
buscando, a través de los pantalones de papá y en los bolsillos de su
chaqueta, dinero que él hubiera olvidado allí. Incluso sé dónde lo
esconde, en una caja de zapatos en el fondo de su armario. Si papá
nota el robo, no dice nada que yo sepa. Por supuesto, me he
preguntado por qué ella no simplemente le pide el dinero. Tal vez
piensa que las cosas que quería comprar eran tontas. O tal vez, sólo
se siente culpable por gastar dinero en otras cosas innecesarias.
Ella puede razonar si se roba el dinero, porque estaba en el
bolsillo y parece un pequeño cambio. Yo no diría esto en su cara, pero
mamá lo hace a menudo. Cuando aprendí lo que significaba, asentí a
mí mismo. Es como decir mentiras blancas, excusas, pero al hacerlo te
dices que estás protegiendo a alguien, mantienes lejos a una persona
de ser lastimada, a menudo a ti mismo.
Papá trabaja tan duro por lo que tenemos. Se sentiría mal si
creyera que ella se aprovechaba de su confianza. No quisiera ver
lastimado a alguien, en especial a nuestra madre. Estoy de acuerdo
en que ella tenía un modesto anillo de boda, pero con el paso de los
años hizo que mi padre le comprara algunos collares, aretes y
pulseras bastante caros, probablemente aun cuando no nos lo
podíamos permitir. Tal vez él tiene buenas ofertas con el padre de
Lucille Tompkins.
Las joyas, sin embargo, no fueron nada que la hiciera ver
ostentosa. Mi padre tenía un buen sentido del gusto. Muchas veces,
nos dijo que algo no tiene que ser grande para ser hermoso o
sobresaliente. Lo recuerdo diciéndonos recientemente a Cathy y a mí,
“la sutileza es tan eficaz en la vida como lo es en la publicidad,
niños.” Él debe saber,
pensé. Papá está en el sector de las relaciones públicas, trabaja para
un fabricante de equipo que necesita una gran cantidad de promoción.
Cathy es demasiado joven para entender lo que él entiende por
sutileza.
Después, intenté explicarle a ella, pero meneó la cabeza y me
dijo que yo usaba demasiadas palabras grandes y si seguía llenando
mi cabeza con más y más palabras grandes, iba a explotar. No sé
dónde consigue esas ideas idiotas. Ella odia leer. Creo que odia hacer
algo sola, y esta es la razón por la que no lee mucho. Es dos años más
joven que yo, pero estoy convencido de que podría haber entendido lo
que me estaba diciendo cuando yo tenía su edad.
Soy y siempre fue un ávido lector, a excepción de una B en
historia de quinto grado en último trimestre, injustamente dado por el
Sr. Firth, un hombre congestionado, con las mejillas caídas y una
barriga que parecía que había tragado una sandía entera, siempre he
sido un estudiante A+. El Sr. Firth tiene dientes amarillos como el
maíz por fumar cada vez que puede. Lo veo correr hasta la sala de
profesores entre las clases o durante el almuerzo. Siempre tiene
enrojecimiento alrededor de los ojos que le han diagnosticado
recientemente como rosácea ocular, una enfermedad crónica que tiene
muchas causas posibles.

41
Mi padre me dio un Manual Merck11 este año, y lo devoré. Él me
lo compró porque incluso en esta edad temprana, estaba haciendo
preguntas sobre padecimientos, enfermedades y cirugías que existían.
"Tenemos un potencial médico en nuestro medio, Corrine", declaró en
una cena, y luego me entregó el manual. Parecía usado, pero eso a mí
no me importaba.
Los libros se pueden mojar y arrugar, y las viejas páginas del
libro se pueden hacer amarillas, pero las palabras no desaparecen
durante un largo tiempo. Una vez papá dijo, “Un buen libro es como
un buen vino. Su sabiduría envejece y se vuelve más valiosa con el
tiempo.” Él me guiñó un ojo cuando lo dijo porque sabía que yo creía
demasiado. Mamá sólo sacudió la cabeza como si papá y yo
viviéramos en nuestro propio mundo, Cathy hizo una mueca y dijo,
"Ugh, el olor de los libros antiguos"
Sé que los otros niños de mi edad estaban extasiados con
nuevas motos, juguetes de construcción, trenes eléctricos, nuevo
trineos y guantes de béisbol, pero este manual es el regalo más
emocionante que papá nunca me había dado, y es mi posesión más
preciada. Él incluso escribió dentro de la cubierta: "A nuestro futuro
Dr. Dollanganger. Para sanar y proteger a las personas en su dolor.
Con amor, papá."
Yo leí y releía la dedicatoria cada noche. Para mí se trata de
una especie de oración. Probablemente al hombre que más respeto
después de mi padre es el médico de cabecera, el Dr. Bloom. Tiene
una oficina en su casa y vive con su madre. Él no es un hombre viejo,
pero es más viejo que la mayoría de los hombres cuando se casan. No
creo que sea porque no le gustan las mujeres ni nada. Yo creo que es
porque está muy dedicado a su trabajo sagrado de la curación. Sin

11 El manual Merck de diagnóstico y terapia es un libro de texto médico sobre


enfermedades y tratamientos.
embargo, no ha encontrado a la mujer adecuada, la mujer que
tolerará que haga llamadas del hospital en toda la noche y que
descuide algunos aspectos porque tiene que salir apresuradamente si
alguien se enferma.
El Dr. Bloom observó una vez mis manos y dijo: “tienes manos
de doctor, Christopher, dedos fuertes. Podrías ser un gran cirujano
algún día.” No creo que cualquier otra cosa que alguien me hubiera
dicho me hiciera sentir mejor acerca de mí mismo. Le dije a papá y
mamá a la hora de la cena esa noche, y Cathy nos dio su habitual
"ugh" cuando entendió que los cirujanos ponen sus manos en cuerpo
de las personas.
—Cuando tengas un ataque de apéndice estarás contenta de
tener un médico —dije.
—No la asustes, Christopher— dijo mamá.
—¿La gente tiene ataques de apéndice, mamá?— Cathy tenía
lágrimas de miedo en sus ojos.
—Ahora, ahora —dijo papá, abrazándola con rapidez—. Tú no
tendrás un ataque de apéndice. Me dedicó una mirada de
advertencia. —Es sólo una niña pequeña, Christopher.
Asentí. Tenía razón. Debía controlar mi lengua y en primer
lugar, pensar antes de hablar. Los médicos deben saber cómo hacerlo.
Tienen que aprender a mantener ciertas cosas secretas al paciente
para su propio beneficio…

Escuché a papá llamándome. Puse el diario a un lado y corrí hacia


abajo para el almorzar lo que él estaba preparando. Todo en lo que pude
pensar fue en comer y volver allí para seguir leyendo. Mi padre tenía
nuestros bocadillos, una jarra de agua y vasos.
—Gracias papá —dije, colocándome en mi silla. Me miró y se sentó—
. ¿Qué? —le pregunté antes de morder mi sándwich. Yo siempre podía
descifrar cuando él tenía algo en mente.
—¿No le has hablado todavía a ninguno de tus amigos sobre el
diario, verdad?
—No, creí que debía leerlo primero.
—Bien, no quiero que se lo comentes a nadie en un buen rato. Tal
vez nunca —mordió su sándwich y yo mordí un poco el mío.
—¿Por qué no?— no podía imaginar que fuera por la misma razón
por la que yo lo quería mantener para mí.
—Por ahora no quiero informar que lo encontramos. Todo lo que
necesito para este nuevo potencial comprador es su opinión sobre el
segundo incendio. No quiero perpetuar cualquiera de esas historias de
Halloween. El banco no estaría feliz conmigo y podría confiscar el diario.
Ya que, técnicamente, poseen todo en la propiedad.
—Está bien, será nuestro secreto… y de Todd.
—Todd no sabe lo que has encontrado. Estaba muy decepcionado de
que no fuera dinero o joyas. Estoy seguro de que ya lo habrá olvidado con
otra cosa, por ahora.
—¿Y qué tal si Christopher nos dice dónde fue enterrado el hermano
pequeño, o algo por el estilo? —mi papá dejó de comer.
—¡Qué!
—Podría estar escrito ahí, es todo lo que digo. No estoy diciendo que
ya lo leí. En las primeras páginas escribió que su hermano sufrió una
muerte horrible.
—¿Horrible? ¿Qué dice?
—No lo sé aún, papá. Tal vez, realmente fue envenenado, quizá fue
algo peor —se hizo para atrás. Pude ver que había revelado demasiado,
pero como mi madre decía: “las palabras son como la pasta de dientes,
una vez que salen, no puedes regresarlas”.
—No me gusta esto. Ahora me estás asustando. ¿Segura que no
tendrás pesadillas después de leerlo?
—No tendré pesadillas. Dejé de ser una “angustias” —dije. Le
pregunté a mi maestra de inglés lo que significaba, encogiéndose de
hombros me dijo que es alguien que se preocupa tanto que se lo contagia a
otros—. Es sólo… un diario.
—Un diario escrito por un niño que estuvo encerrado en el ático de
un manicomio más de tres años —dijo papá—. La locura es locura, no
importa cómo lo cortes.
—No me volveré loca, papá. ¿Te detendrás?
—Avísame cuando lo hayas terminado.
—¿Por qué, lo quemarás o algo?
—Sólo déjame saber. No haré tantas preguntas, sólo haré el “qué,
quién, dónde, cómo y por qué” —nos miramos fijamente un momento y
luego sonreímos.
El mundo al que estaba a punto de entrar a través de este diario era
tan diferente al mío. Yo no podía ni siquiera imaginar que una abuela
perjudicara a sus propios nietos, pero ya había empezado el diario. No
pasaría mucho antes de que se descubriera la verdad.
Quizá, al final descubriría que Christopher no se conocía a sí mismo.
El diario podría ser simplemente su intento de llegar a conocerse y tal vez,

él estaba escribiendo lo que pensaba que debería y no lo que era cierto .


Leerlo sería como dar un paseo para ver a alguien que no estaba aquí.
Papá siempre me decía que considerara mi tiempo como el activo más
valioso que tenía. “Trata de gastarlo sabiamente. Un minuto perdido no
puede ser arreglado como puedes arreglar un dólar perdido”, me explicó,
“no supongas que no deberías relajarte y divertirte, pero tratar de gastarlo
en algo digno”.
Limpié los platos del almuerzo. Papá fue a la sala a ver el juego de
basquetbol. Me llamó cuando escuchó que me dirigía a mi habitación.
—¿Kristin?
—¿Sí, papá?
—Hablo en serio. No vayas a parlotear sobre ese diario.
—Lo prometo. No lo haré, deja de preocuparte por él.
—No me gusta esa lectura, debí poner más atención cuando me
dijiste lo que era —masculló, pero no respondí. No corrí por las escaleras,
pero tampoco caminé lentamente.
Momentos más tarde, estaba leyendo otra vez, pero ahora, después
de la preocupación que papá había exhibido a la hora del almuerzo, no
podía evitar estar nerviosa. Yo conocía el poder de la palabra escrita, a
menudo, las personas se ven influidas por lo que leen y he visto cómo
cambian su comportamiento. Como el Sr. Feldman, uno de mis profesores
de inglés, diría, "Si la lectura no es tan importante e influyente, ¿por qué
habría que prohibir los libros en las dictaduras?" Sin embargo, no hay
nada que me detenga de girar estas páginas, pensé, y comencé de nuevo.

…Nuestras vidas están llenas de secretos. A Cathy le gusta pensar


que el amor es lo que flota sobre la mayor parte de nuestro hogar.
Piensa de esta manera porque ella, cada vez que puede, escucha a
nuestros padres hablándose entre sí. Veo cómo lo hace. Finge estar
ocupada con algo y no estar prestando atención, pero se cuelga de
cada palabra, sobre todo el modo en que expresan cuánto se aman el
uno al otro. Sé que cuando ella viene corriendo a mi habitación a
decirme acerca de algo que han dicho, probablemente está
exagerando.
Cathy puede ser muy dramática. Pienso que ella cree que
vivimos en una película o algo, y que nuestros padres son estrellas
famosas, porque papá es guapo y mamá es hermosa. Vino corriendo
esta tarde para decirme que papá prácticamente se desmayó sobre
mamá cuando la vio. Tenía el sentimiento que usó la expresión “se
desmayó” de nuestra madre, porque probablemente le había dicho
que papá se desmayó por algo que hizo con su pelo o ropa. Cathy
nunca habría venido con una palabra así por su propia cuenta.
Nuestra madre había ido hoy al salón de belleza y le arreglaron
las uñas. Mamá a veces le permite a Cathy entrar en su cuarto
cuando ella toma un baño perfumado con burbujas en el agua. Deja la
puerta abierta para que yo pueda ver. Mamá no se avergüenza de
estar desnuda delante de nosotros. Sé que está muy orgullosa de su
figura, que es una figura que la mayor parte de mujeres envidian,
pero también sabe que trato de pensar en el cuerpo humano de la
manera que un doctor debería. Ha habido ocasiones en las que me ha
pedido que le lave la espalda. Cathy se para a un lado mirando
envidiosamente, por lo tanto, tengo que dejarla hacerlo también.
Cathy a menudo se sienta en el borde de la tina y escucha a
nuestra madre hablando sin cesar sobre consejos de belleza, de modo
que cuando sea lo suficientemente mayor, esté lista. En más de una
ocasión he visto a Cathy imitándole, disfrutando de su propio cuarto
de baño y pretende utilizar maquillaje de la forma en que mamá lo
hace. Entra en mi habitación cuando se cepilla el pelo y se pone un
vestido para preguntarme cómo se ve. Dos veces esta semana, me
pidió que le lavara su espalda en la manera que lavaría a mamá. Por
lo general, lo hago demasiado rápido y ella se queja.
—¿Seré tan bella como nuestra madre? —siempre quiere
saber.
—No —le dije—. No, todavía. Aún eres muy joven para ser tan
hermosa como nuestra madre —ella odió mi respuesta.
—Eres tan correcto todo el tiempo, Christopher. ¡Ugh! —lloró,
frustrada, salió corriendo para quejarse de mí.
Soy correcto. Es muy importante para mí ser correcto y no quiero
que ella viva en una fantasía o en una película. Los hechos son más
importantes que los sueños. Cathy es una chica, ella probablemente
nunca creería que los hechos son más importantes. Conozco a algunas
mujeres que lo hacen, especialmente algunas de mis maestras, como
Miss Rober, que enseña matemáticas y escribe tan fuerte en la pizarra
que para hacer un punto decimal a menudo rompe la tiza. Miss Rober
tiene alrededor de cincuenta años y nunca se ha casado. Pero eso no
significa que nunca deseara hacerlo. La semana pasada se lo dije a
mamá, ella me miró divertida y preguntó
—¿Cómo sabes que lo desea? Algunas mujeres no lo hacen, tú
sabes.
—Ella no es ninguna monja, mamá. Usa su ropa para atraer a
los hombres, suéteres muy ajustados y faldas. Le gusta mostrar
escote.
—¡Christopher Dollanganger! Creo que te estás poniendo
demasiado viejo para tu edad —dijo. Al principio pensé que había sido
un divertido error, pero entendí más tarde. Tal vez ya no pedirá que le
lave la espalda del mismo modo o cerrará su puerta siempre que se
vista. No entrará en mi cuarto cuando me bañe y evitará mirarme
cuando me visto. Habrá algo entre nosotros que nunca ha existido:
vergüenza. Espero que no lleguemos a ese punto, pero por otra parte,
sé que es inevitable como el bello facial y el afeitado…

Capítulo 6

M
e detuve para tomar aliento. No recuerdo que mi padre
me hubiera mirado incómodo cuando estaba desnuda.
Hasta cuando enfermó mamá me ayudaba a bañarme.
Una vez que
tuve edad suficiente para bañarme o ducharme, incluso se quedaba en el
cuarto de baño. Y por supuesto, mi padre ahora se avergonzaba hasta de
verme en ropa interior. De hecho, fue la madre de Suzette quien me llevó
por mi primer sujetador. Cuando ella se ofreció para el trabajo, papá
parecía visiblemente aliviado. La Sra. Osterhouse siempre me ofreció
ayuda para hacer las cosas cuando vinieron las necesidades de mujer,
pero hasta ahora era bastante independiente. Papá ha confiado en mí para
hacer las cosas, de todos modos. Aun así, no podía pensar en la familia
Dollanganger, especialmente en la madre desfilando desnuda delante de
un hijo que tenía casi diez. ¿Fue Christopher tan maduro sobre esto a tan
temprana edad? ¿Era la forma de pensar de hombres y mujeres jóvenes,
sobre los miembros de la familia desnudos, cuando estaban destinados a
ser médicos?
Yo me debatía entre el rubor ante la idea de esta desnuda y tratar de
pensar como estarían ellos, obviamente cerca uno del otro, pensaba que no
había nada entre de ellos y por lo tanto no deberían sentir vergüenza.
Quería admirar eso, pero no pude evitar pensar en Suzette cuando le dijo a
Lana y a mí cuando vio a su hermano mayor, Jason, explorándose a sí
mismo y lo que sucedió como resultado. Nunca pude ver a Jason de la
misma forma después de saber esto. ¿Hasta dónde llegaría Christopher
cuando todas las cuestiones sexuales estuvieran obligadas a venir? Ahora,
parecía tan… indiferente. ¿Fue capaz de dar amor? ¿Alguna vez tuvo
novia?
Volví a las páginas, ahora sintiéndome más como una fisgona, como
alguien aficionado a observar a través de una ventana y ver los momentos
más íntimos de la vida de una familia. Había una parte de mí que quería
cerrar el diario, que se sentía culpable por leerlo y pensé que quizás mi
padre estaba en lo correcto, pero una mayor parte de mí quería ir hasta
donde yo supiera y entendiera lo que había ocurrido realmente.
…El trabajo de mi padre le lleva lejos de casa durante un largo
tiempo, cinco días a veces. Cuando esto sucede, mamá me dice que
soy el hombre de la familia, hasta que mi padre viene a casa. Cepilla
mi cabello de atrás, sonríe, besa mi mejilla y me dice, "Siempre y
cuando te tenga a ti, Christopher, habrá un hombre en la casa. Como
te dije, algunas mujeres no necesitan a los hombres, pero yo no soy
una de ellas." De reojo puedo ver a Cathy mirándonos. No está
sonriendo. Siempre se muestra molesta sobre esto. Si le digo que tiene
que hacer algo después, ella me dice “no eres mi padre, Christopher”,
pero al final lo hace. Así es Cathy.
Siempre es la primera en saludar a papá cuando él regresa a
casa. Estalla delante de mí tan pronto como le oye llamarnos cuando
llega. Sé que es importante para ella, así que siempre le dejo llegar
primero. Él me guiña un ojo y la levanta, le cubre el rostro con besos,
diciéndole cuánto la ha echado de menos. Ella echa un vistazo hacia
atrás, hacia mí, con esa mirada superior, satisfecha para mostrarme
que papá la ama más. Como infantil, eso es lo que pienso, pero nunca
se lo diría. Papá me abraza y también sacude mi mano.
“¿Todo está bien aquí, Christopher?" me pregunta inclinado la
cabeza ligeramente y con sus ojos un poco estrechos. Por supuesto,
Cathy teme que mencione algo malo que hubiera hecho, algún pedido
de mamá que ella no siguiera, pero no lo hago nunca. Yo no tengo que
hacerlo. Papá entiende. Casi tenemos telepatía. Una vez se lo dije a
Cathy, ella entrecerró los ojos y levantó la nariz como si algo oliera
mal. Si intentara explicárselo, me echaría lejos y me diría que tiene
cosas más importantes que hacer, aunque no las tuviera. Siempre se
opone más y más a esto. Huyendo de cualquier cosa que ve
complicada o desagradable a la vista.
Mientras papá nos saluda y nos da los regalitos que ha traído,
mamá espera detrás de nosotros. A veces ella está sonriendo,
disfrutando del amor que papá nos muestra, pero últimamente noto
que se molesta por el tiempo que papá gasta especialmente en Cathy.
Creo que papá ya sabe o lo siente, también. Ayer, cuando él puso a
Cathy abajo y fue a abrazar a nuestra madre, la sostuvo como si
hubiera creído que nunca podría hacerlo de nuevo.
Mamá siempre sabe exactamente cuando él volverá, y ella está
siempre perfectamente arreglada, aunque él jura en voz alta que no
necesita maquillaje o finge sorprenderse cuando se entera que está
usando un poco. Ella siempre usaba algo especial. Como un vestido
que hubiera comprado con anterioridad o alguno que él le hubiera
regalado en su cumpleaños. Si ella usaba algo nuevo que se hubiera
comprado con el dinero que secretamente recolectaba, papá nunca se
quejaba o le preguntaba cómo y cuándo se lo había comprado. Él
simplemente la complementa.
No sé si hay alguna esposa en otra parte que sepa cómo
complacer a su marido así como mamá sabe complacer a papá.
Adivino que querrían tener una esposa así también. Ella no es tan
inteligente como yo. Tampoco es tan inteligente como papá, pero sé lo
mucho que a él le agrada, y supongo que un hombre necesita ese tipo
de comodidad. Es una forma segura para saber quién y qué lo espera
en casa.
—Eres más hermosa cada día, Corrine —él le dijo hoy—. El no
verte me hace pensar que estoy en la oscuridad, todo el tiempo
nublado, como todo el tiempo que viví sin ti.
Nunca había pensado en cosas así para decirle a una chica. No
soy lo suficientemente romántico. No sé si alguna vez lo seré. Supongo
que estoy esperando a que la chica con la que contraiga matrimonio
no necesite que sea romántico. No sé si existe tal muchacha.
Cuando papá le dijo que estaba más bella cada día, la cara de
mamá se iluminó, y el resplandor era tan grande como el sol para
todos nosotros. Bueno, tal vez no tanto para Cathy. La he visto
cuidadosamente durante sus bienvenidas a papá. Sé todo sobre
complejos de Electra12 y las rivalidades de hermanos. Cada vez que
leo algo nuevo sobre psicología infantil o algo médico, me fijo en los
síntomas. Me parece que Cathy los tiene, creo que está celosa del
amor que papá le dedica a nuestra madre.
Es como si ella quisiera absorber todo su amor, capturar todo lo
que él es capaz de dar a cualquier persona, incluso nuestra madre. Y
sin embargo, Cathy siempre es la primera en decirme a mí o alguien
más lo bella que es nuestra madre. Si hay una cosa que quiere en su
vida, es seguramente ser tan hermosa como nuestra madre. Cada vez
que mamá hace algo para mejorar su aspecto, Cathy está allí
escuchando, viendo y aprendiendo.
—La belleza no es algo que se puede crear con maquillaje, ya
sabes —le dije ayer cuando ella estaba fingiendo delante de su espejo
—. Puede mejorar, tal vez, pero no creo que se trate de algún polvo o
lápiz labial.
—¡Sí lo hace! —disparó hacia mí con sus ojos—. Mamá dijo que
una simple mujer puede ser muy atractiva si alguien le enseña a
maquillarse y cómo acomodar su cabello —entonces añadió
rápidamente—, pero ella dijo que yo no soy simple —le sonreí.
—A veces, la belleza es una cuestión de opinión.
Ella entrecerró los ojos y arrugó la nariz.
—No lo es. No sabes nada al respecto. Eres demasiado…

12 Concepto psicoanalítico, consiste en atracción afectiva de la niña por el padre;


hostilidad y celos hacia su madre. En el caso de los hombres se conoce como complejo de
Edipo.

51
inteligente —dijo y corrió con mamá para quejarse de mí.
Cathy puede gemir y llorar mejor que cualquiera que conozco.
Cuando regresó a su cuarto, le dije que iba a ganar los Juegos
Olímpicos de chirrido y llanto. Más tarde, trajo a mamá a la sala de
estar para que me dijera que estaba equivocado, pero yo sabía que
sólo estaba tratando de conseguir que dejara de quejarse.
—El hombre de la casa no se burla de su mujer —intentó
parecer enojada conmigo, pero no lo hacía demasiado bien. Cathy
estaba parada ahí con sus brazos cruzados, asintiendo con la cabeza
hacia mí. Sabía que mamá realmente dependía de mí para ser el
hombre de la casa y debía mantener mi conducta infantil al mínimo.
Cuando me miró así, incluso fingiendo, me hizo sentir culpable.
—Lo siento. No quería molestarte, Cathy. Mamá sabe mucho
más de lo que yo sabré respecto a si serás hermosa.
—O guapo —mamá dijo, sonriéndome—. Tengo a los niños más
hermosos, ¿Cómo podría no ser así, con un hombre tan guapo como su
padre?
Cathy estaba radiante. Su estado de ánimo cambia
rápidamente. Se queja de mí cuando la corrijo todo el tiempo y le
demuestro que tengo razón de las cosas, porque ella ama tener la
razón, aún más que yo. Sé que ganar es muy importante para ella y a
menudo cuando jugamos, la dejo ganar. Lo hago bien, porque
realmente cree que ha ganado. Cada que hago esto, le echo un vistazo
a mamá, que generalmente está mirándonos, y veo su suave y
angelical sonrisa en los labios, entonces sé que ella me ama más de lo
que podría amar a nadie ni nada.
Recuerdo que cuando papá me dio los libros de medicina, mamá
dijo, “No hay duda, tendremos un famoso y maravilloso doctor en
nuestra familia. Se encargará de nosotros cuando estemos viejos y
débiles, y nunca dejara que su hermana enferme demasiado, aun
cuando ya esté casada y tenga su propia familia”. Cathy entrecerró
los ojos, parecía que regurgitaría13. Ella aún era demasiado joven para
pensar en sí misma casada y con hijos, especialmente cuando la hice
a un lado y le expliqué cómo realmente los niños llegan a ser, no sólo
las crías de los animales, la gente también. “Lo estás inventando, eres
tan repugnante como la caca,” dijo y escapó.
Tal vez, me equivoqué al explicarle ésto siendo ella tan joven
Cometo ese error a menudo con ella y otros niños de mi edad. Sólo
supongo que son tan listos para aprender lo que es real y lo que es
fantasía. Siento que tengo la obligación de proteger a Cathy y su
medio, enseñándole cosas importantes. ¿Qué es más importante que
saber sobre el sexo? A veces... sólo a veces pienso que Cathy cree que
nunca va a cambiar; que nunca envejeceremos; nunca seremos nada
más que los niños Dollanganger.
No le diría esto a nadie, pero escribir en el diario ahora mismo
me hace sentir bien. A veces, me voy a dormir fantaseando sobre ésto,
imaginándonos por siempre y para siempre, la pequeña familia
perfecta que no podrá ser cambiada por el tiempo, por el mal clima,
por la enfermedad, o por nada, en realidad. Pero casi tan pronto como
hago esto, vuelvo mi espalda hacia la realidad y me repruebo. ‘No
puedes ser un niño, Christopher, no ahora ni nunca’. ¿Es bueno o
malo?
Todavía no estoy seguro.

Puse el diario abajo para pensar en lo que él había escrito. Después


de que mi madre murió, mi padre hubiera preferido que la especie humana
se volviera asexual. Por lo menos, esa es la forma que lo veo ahora, al
13 Regurgitar: simulación de arcadas por la acción de vomitar.

53
recordar la manera en que él reaccionó a cualquiera de las preguntas que
hice cuando tenía nueve y diez. No fue hasta que estuve once que le
preguntó a mi tía Bárbara si podía tener una conversación más íntima
conmigo. Lo
escuché hablando con ella por teléfono. “He visto varias de las otras chicas
de su clase, Bárbara. Tal vez algo cambia en el aire o no sé, pero algunas
de estas estudiantes de sexto grado tienen los cuerpos de niñas
adolescentes mayores. Kristin no puede estar muy lejos. Creo que ella y
sus amigas ya están hablando sobre ‘turkey’ 14
, si sabes a qué me refiero.
Quiero decir, yo sé que a ellos les enseñan cosas en la escuela, pero no
puede ser lo mismo que lo que pasa fuera de ahí, ¿no? Me gustaría que
fuera alguien en la familia".
Mi papá no es un mojigato, pero es bastante tímido cuando se trata
de lo que sucede entre los hombres y las mujeres. Hubo muchas veces en
las que lo vi enrojecerse después de que uno de sus trabajadores o alguien
hizo un comentario considerado clasificación R, especialmente cuando
ocurría delante de mí. Por lo general, era algo que sólo pasaba por mi
cabeza. De todos modos, debo decir que él impresionó bastante a la tía
Bárbara con la necesidad de mi charla especial, incluso a mi edad ella hizo
un rápido viaje a Charlottesville para vernos.
Fingió que sólo venía a visitarnos, pero sabía y anticipaba nuestra
tête-à-tête15. Pasó la segunda noche que estuvo aquí. Después de la cena,
cuando me fui a mi habitación a hacer tarea, golpeó la puerta y entró. La
tía Bárbara no era una mujer poco atractiva por cualquier medio. Se había
comprometido cuando estaba en sus veinticinco años, pero su prometido
estaba en el ejército y fue enviado a Afganistán, donde fue herido
fatalmente a causa de la explosión de una bomba en el camino. Sé que le
tomó años superarlo y, por la forma en que mi padre hablaba de ella,
también pasó problemas con cada cita que tuvo después. Ninguno de los
hombres que salían con ella querían ser comparados con su prometido,
aparentemente, les dejó creer que lo eran. Realmente, tuvo un novio

14 Turkey, expresión que se refiere a un mal hábito o a realizar algo en cierto


tiempo sin ayuda de nadie
15 Del francés “frente a frente, cara a cara”
estable durante casi

54
dos años, pero rompieron cuando él la engañó. Después de esto, la mayor
parte de su energía se concentró en trabajo y en el cuidado de mi abuela.
Se sentó en mi cama y me sonrió.
—Estás creciendo rápidamente —comenzó—, tu padre dice que estás
pensando en muchachos ya —me encogí de hombros—. ¿Tienes novio?
—Realmente no —dije.
—¿Pero te gusta alguien? —asentí—. Yo era mayor cuando mi madre
comenzó con todo esto, ¿sabes cómo empezó? —sacudí mi cabeza. —Ella
dijo, “Voy a contarte cómo será cuando te acerques a un chico, pero
¿sabes qué, Bárbara? Vas a hacer lo que yo quiera de todos modos.” Cada
niña y cada madre piensan diferente, creen que engañarse a sí mismas es
preocuparse menos. Así que déjame contarte cómo fue la primera vez que
besé a un muchacho…—comenzó.
No creo que alguna vez haya puesto estricta atención a lo que
alguien decía. Cuando miré hacia esa noche y el modo en que ella había
seguido a menudo conmigo, me hizo pensar que, aunque Cathy tuviera
una madre y un hermano brillante, yo era la más afortunada para esta
parte de la vida. Al menos, eso era lo que creía, pero sabía que tenía que
seguir leyendo para ver si estaba en lo cierto, para ver si Cathy prestó
atención a la información de su hermano sobre hombres y mujeres, o si su
madre le dio la educación que la mía no podía.
Capítulo 7

…H oy, Cathy y yo estábamos sorprendidos pero por

distintos motivos. Debo escribir que Cathy se sorprendió más. Nos


enteramos de algo que empezaba a sospechar. Había notado cambios
físicos en mamá y el manual Merck confirmó mis sospechas.

Cuando llegamos a casa de la escuela, supe inmediatamente


que algo era diferente. Mamá no estaba en la puerta o incluso en
movimiento alrededor de la casa. Estaba sentada en su silla favorita
junto a la chimenea, tejiendo lo que parecía un pequeño suéter. Lo
dejó de lado para abrazarnos a ambos. Los ojos de Cathy nunca
dejaron el suéter. Sabía que creía que era probablemente para una de
sus muñecas.
—Hoy está haciendo frío afuera, mamá—dije y me acerqué a la
chimenea. Cathy nunca dejó de mirar fijamente el tejido.
—Tengo noticias para ustedes —comenzó mamá—. Estuve con
el doctor Bloom el día de hoy…
—No estás enferma —dije. En todo caso, ella se veía más
saludable. Después de leer lo que tenía, sospechaba lo que iba a
decir.
—No. Estoy embarazada, niños. Aquí, Christopher —ella dijo y
me impulsó a sentir su estómago. Me miraba atentamente. Creo que
me di cuenta de lo que esperaba oír.

56
—Hay mucho movimiento en tu matriz.
—¿Qué es una matriz? —preguntó Cathy.
—Es la habitación del feto— dije mirando a mamá. Ella sonrió.
—Muy bien, Christopher. Escuchamos dos latidos de corazón.
—¿Gemelos?
Miré a Cathy, quien estaba actuando muy extraño ahora. Ella
comenzó a retroceder como si mamá pudiera explotar. Se veía
enojada, también.
—¿Entiendes, Cathy? Mamá va a tener gemelos. Espero que los
dos niños —dije—. Los gemelos idénticos y no simplemente fraternal.
—Serás un hermano maravilloso, no importa lo que sean —
mamá dijo y miró a Cathy—. Y tú serás una maravillosa hermana
mayor.
Cathy no dijo nada. Continuó retrocediendo y sacudía su
cabeza como si mirara un fantasma. Me levanté.
—¿Qué tiene de malo? —le pregunté.
—¡No quiero gemelos! —gritó—. No me interesa ser una buena
hermana mayor. No quiero más bebés.
—¿Cathy? —dijo mamá cuando mi hermana giró y salió
corriendo de la habitación y se fue a la suya—. ¿Qué está mal con
ella? —mamá me preguntó.
—Rivalidad entre hermanos —declaré y mamá me vio como si
estuviera hablando en chino. Se levantó poco a poco.
—Esto es ridículo —murmuró y se fue al cuarto de Cathy para
hablar con ella. Yo fui a la mía para empezar mi tarea.
Por la manera en como actué después, Cathy pensó que estaba
molesto sobre la idea de mamá embarazada. Debo admitir que no
estaba contento. Lo describiría más como decepcionado de ambos,
sobre todo de papá. Creía que papá era un hombre muy inteligente,
aunque no fuera alguien a quien se podría describir como rico o el
mejor hombre en su campo en este momento. En realidad, tenía la
impresión de que él se estaba preparando para hacer algún
movimiento muy brillante.
Siempre que estábamos solos, tal vez viendo las noticias, que
generalmente aburrían a mamá o Cathy, y había una historia sobre
alguien que había hecho algo muy importante o hecho un montón de
dinero, decía cosas como "Eso va a ser para nosotros algún día,
Christopher. Algún día vamos a vivir en una casa muy agradable, una
casa grande, y tu madre tendrá todas las cosas que pasa horas
admirando en revistas o leyendo en sus novelas de romance. Cathy
entrenará con lo mejor para ser una bailarina, y vas a asistir a una de
las mejores facultades de medicina. No tendrán que preocuparse por
el costo de nada. Vamos a viajar mucho, demasiado. Siempre quise
hacer un montón de viajes. Tú tienes curiosidad sobre mi vida, ya
sabes, aunque nunca me interesé en la medicina yo siempre he
respetado a los doctores y lo sigo haciendo, pero quiero que nosotros
viajemos por Europa, Asia, que tomemos safaris en África. Los más
agradables, por supuesto. Tu madre no soportaría quedarse a
acampar en tiendas. Nada como eso. Siempre vamos en primera
clase. Incluso, iremos en el ‘Queen Mary’16.”
A veces, cuando me sentaba con él y lo escuchaba hablar, me
parecía que sólo pensaba en voz alta. Ni siquiera me miraba la cara.
Iba sólo sin cesar sobre la posesión de un barco o un coche muy caro
y un guardarropa de la ropa más fina hecha a la medida. Nunca
podría pensar en él como un soñador. Creía que estaba hablando de
planes reales. Pronto, él vendría caminando a la casa y anunciaría
que lo teníamos. Tendría una propiedad más grande, lo que es más
importante, una posición ejecutiva de paga muy alta o que había
hecho una inversión sabia y seríamos muy ricos.

16 Barco transatlántico que hasta 1948 fue el más rápido.

58
¿Por qué no podía pensar esto sobre mi padre? Hasta ahora,
nunca había cometido un error tan tonto, al menos en la medida de lo
que sabía. Así que, aunque tenía mis sospechas, cuando Cathy y yo
regresamos de la escuela hoy, jamás pasó por mi mente que mamá
nos diría que estaba embarazada. Tal vez, había sofocado mis
sospechas porque no quería creerlas.
¿Entender? No importa lo que Cathy diga de mí, no soy el señor
Perfecto y reconozco cuando cometo un error. No tengo que ir a un
terapeuta para saber por qué apagué la verdad que era tan clara
como el día, y no es debido a la rivalidad entre hermanos. Estoy muy
por encima de eso. En primer lugar, no quiero pensar en mi padre que
es tan descuidado; en segundo lugar, no quiero ver a mamá
desgastada por el cuidado de los bebés. Tengo casi diez años y Cathy
tiene ocho, es un largo tiempo entre los niños. Mamá ya no está
acostumbrada a levantarse en la noche, cambiar pañales, hacer
comidas, y con el horario de viajes de papá, no le será de mucha
ayuda. Lo que sé en mi corazón es que, si mamá empieza a ser
arrastrada y ve su belleza sacrificada, será una mujer muy, muy
infeliz.
Papá también cuida su tiempo privado. Le encanta ir con sus
amigos a jugar tenis o jugar al golf con sus socios de negocios. No
tiene mucho tiempo. Ha habido muchos fines de semana en los que
sus viajes le han llevado a trabajar hasta los domingos, también. No
es difícil imaginar a mamá diciéndole que trabaja siete días a la
semana, por lo que cuando tenga día libre, va a tener que echar algo
más que una mano de ayuda. Él va a tener que darle su tiempo libre
para que ella se vaya a sus escaparates o almorzar con sus amigas,
sin dejar de mencionar que nos tendrá que llevar de compras.
En este punto en sus vidas, ¿por qué decidieron tener más
niños? No creo que tuvieran accidentes sexuales. Pensé que papá
sería más cuidadoso, si él no lo era, sin duda lo sería mi madre. Hay
algo que está sucediendo aquí y no sé. ¿Papá prometió a nuestra
madre algo si ella estaba de acuerdo en tener más hijos? Nuestras
vidas son demasiado desordenadas, llenas de secretos, y no me
gusta pensar en eso, y sean lo que sean, están siendo
deliberadamente guardados de mí.
Voy a dejar de escribir en el diario por un tiempo. Tengo miedo
de las cosas que pudiera escribir. Creo que sólo estaría tan molesto y
enojado como Cathy, y no me gusta…
Mi celular sonó. Odié la interrupción, pero contesté porque sabía quién
estaba llamando…
— ¿Y? —comenzó Lana— ¿cómo te fue en tu visita a la casa del
horror?
Divertido, había leído sólo una pequeña parte del diario, pero ya
estaba empezando a sentir un apego hacia Christopher y Cathy, a pensar
en ellos como personas que realmente había conocido. Era como si el
diario nos volviera parientes más cercanos. De repente, no me gustó la
idea de alguien pensando en ellos como gente enferma o loca, capaces de
hacerse cosas horrorosas el uno al otro.
—Eran sólo un montón de escombros, nada remotamente alarmante
acerca de ella. Creo que cualquier persona que dice que escuchó gritos,
lamentos o vieron fantasmas, está loca.
— ¿Así que fue una pérdida de tiempo?
—No. Mi padre hizo lo que tenía que hacer, y él está ayudando a
mover la propiedad de los rollos del banco. Obtendrá un montón de trabajo
fuera de ella.
—Yo no mencioné a tu padre, yo te mencioné a ti, tonta.
—Vi y caminé por un bonito lago. Será de nuevo una propiedad muy
bonita. Realmente lo es ahora, en un estado natural, algo primitivo…
—Aburrido —canturreó—. Kane estaba muy decepcionado, por
cierto.
Le dije que te llamaría para ver si querías ir al cine. Nos encontrarán ahí.
— ¿Cuándo?
—Esta noche, tonta. ¿Cuándo más?
—No puedo esta noche. Y no vuelvas a decirme “tonta” ni una vez
más.
—De acuerdo, de acuerdo. Lo siento. Así que, ¿por qué no vamos al
cine esta noche?
—Tengo que hacer algo muy importante para… —¿Para
quién?
—Mi familia —dije.
—¿Qué?
—Te llamo mañana. Tal vez hagamos algo en el día.
—¿Va en serio? ¿No vas a soplarnos todo? —miré el diario de
Christopher, ¿realmente iba a renunciar a una cita debido a esto? Quizá
era algo muy loco.
—No es nada grave, es importante —dije.
—Bueno, ¿qué es?, quizá podría ayudarte.
—¡No! —dije sofocando una risa —pero gracias por la oferta. Te
llamaré —agregué y colgué antes de que pudiera decir otra palabra. Y
luego le di vuelta a la página.

—Ve lo que puedes hacer con ella —mamá me dijo después de que
ella y papá hablaran con Cathy, asegurándole que su amor no sería
menos sólo porque habría nuevos niños en nuestra familia.
—Ella puede hacer pucheros mejor que yo. Va a hacer puré al
hombre con el que se case.
Por supuesto, yo estaba feliz porque mamá vino a mí en busca
de ayuda con Cathy, pero me di cuenta de algo que yo no había
notado hasta ahora durante los días que siguieron. Mamá parecían
tener menos tolerancia para Cathy. La criticaba cada vez más en la
mesa. Cathy se enfurruñaba sobre los gemelos que venían, ya no era
mona o comprensible.
—Tu hermana es simplemente egoísta —mamá me murmuró un
día—. Debes saber que no es fácil para una mujer estar embarazada.
Mira mi figura. Mira cuán difícil es para mí poder moverme. Me
siento... como un camión. No sé por qué me molesto incluso con mi
maquillaje o mi cabello. Tu padre dice que estoy tan hermosa como
siempre, pero sé que sólo está tratando de complacerme. Eres el único
que sabe la verdad y no teme decirlo, Christopher. Serás un médico
maravilloso, porque siempre dices lo que es cierto y no lo que alguien
quiere escuchar. Vamos, dime.
Me encogí de hombros. Ella tenía razón. No quiero mentir o
distorsionar los hechos. Lo verdadero era verdadero, y fingir no lo
cambiaría. Las personas que viven con eso son débiles y tontas.
Postergando la realidad sólo vuelve más difícil hacerle frente. Sé que
esta actitud no va bien con mis compañeros, pero no hay ninguno
cuya opinión importe mucho para mí.
—No te puedo ver de la misma forma en que te veía antes de
estar embarazada, mamá. Por supuesto, no tienes la misma figura,
pero tu tez es color rosa. Te ves más sana que nunca —le dije—. Es
característico de las mujeres embarazadas cuidar de sí mismas,
tomar sus vitaminas prenatales y hacer lo que sus médicos les dicen
que hagan. Las mujeres se hicieron para estar embarazadas —mamá
me vio y medio sonrió.
—Espero que no siempre acompañes tus elogios con un poco de
observación médica. Cualquier novia que tengas no creerá que eso sea
muy romántico, Christopher, pero gracias de todos modos —dijo.
Entonces ella pensó un momento y sacudió la cabeza—. Creo que
prefiero escuchar a tu padre decirme que no soy diferente. Las

pequeñas mentiras están bien si te hacen feliz —se alejó sonriente .


Fui a ver a Cathy, quien estaba haciendo pucheros como de
costumbre. También estaba siendo destructiva. Prácticamente había
desgarrado una de las muñecas que mamá había comprado para ella
y le arrancó la mayoría de la ropa. Los regalos que papá había
comprado para hacerla feliz fueron amontonados en un rincón como si
hubieran sido desechados. Me senté frente a ella y le miré fijamente.
—¿Qué? —preguntó. Ella no podía soportarme mirándola con
una expresión amarga en mi cara.
—No quieres que nadie te trate como un bebé, pero vas y actúas
como uno.
— No me importa. Mamá no significa nada para mí, está siendo
más malvada que nunca. Quizá los gemelos están haciéndola así. Me
gustaría que cayeran y desaparecieran.
— Bien —dije, suspirando y me senté en su cama—. Quiero
tratar de explicarte las cosas. Cuando una mujer queda por primera
vez embarazada, una mujer casada, ella es generalmente se pone
muy feliz al respecto.
—¿Sí?
—Conforme pasa el tiempo y el bebé crece y aumenta de peso,
ella se deprime. ¿Te acuerdas de lo que eso significa?
— ¿Así que…?
—Ella necesita ser consolada y amada aún más que antes de
quedar embarazada, Cathy. Algún día vas a estar en la misma
condición —sus ojos desencajaron.
—Nunca voy a quedar embarazada. No quiero cuidar de un
bebé real y cambiarle un pañal sucio y limpiarle la baba —me reí.
—Claro que lo estarás, pero —estreché mis ojos— si realmente
amas a mamá, debes parar, estás haciéndola sentir peor. Podrías
hacer mucho más para ayudarla. Papá está molesto contigo,
demasiado —añadí, porque sabía que tendría más efecto.
—No lo está.
—Tú sabes que él me dice cosas que a ti no —ella miró hacia
abajo.
—Mamá te quiere más, y ahora, con nuevos hijos, ella va a amarme
aún menos —ella dijo—. No habrá suficiente amor para compartir y no
quiero compartir.
—Un padre nunca ama más a un hijo que a otros —me miró
extrañamente.
Debo admitir que fue la primera vez que me miró así. Era
inquietante, porque es la mirada de alguien que creía que estaba
mintiéndome a mí mismo o bien, que estaba completamente
engañado. No creo que ella fuera capaz de ver a través de mis
palabras. Por supuesto, nuestra madre me amaba más y siempre
sería así. Ella dependía más de mí. Pero no iba a admitir esto frente a
Cathy. Sería aún más miserable y le diría cosas hirientes a nuestra
madre. Sin embargo, pudo volver a fulminarme con la mirada. Nada
podría hacerme voltear de nuevo.
—Sólo piensa en lo que te dije y ve si puedes ser más amable —
le dije y me fui.
Tuvo razón en dedicarme esa mirada, por supuesto. Tal vez
papá sí la amaba tanto o un poco más que a mí, pero me respetaba
más y siempre lo haría. Sabiendo ésto y escribiéndolo me ayudará a
dormir mejor esta noche.
CAPITULO 8
as palabras de Christopher

resucitaron viejos recuerdos. A menudo me

L había preguntado por qué mis padres no tenían

otro hijo. Nunca le pregunté a mi madre, pero

sí le pregunté a mi padre una vez y todo lo que

él dijo fue un críptico "no estaba

en las cartas". Me imaginé a Christopher aquí conmigo ahora y a mí


dándole vuelta para pedirle que me explicara lo que mi padre había
querido decir. Él seguramente se encogería de hombros como si no hubiera
ningún misterio, pero había oído a mi padre decir que cuando él tenía sólo
diez años no se encogía de hombros. Tal vez era más como Cathy que
como Christopher.
—Debe haber alguna razón fisiológica que impidiera que tu madre
tuviera otro hijo —me decía—. Los hombres y las mujeres generalmente no
se sienten cómodos hablando de ello, porque uno o el otro no pudo hacerlo
funcionar, ¿entiendes?
Sí, he entendido. Entendí años más tarde, pero nunca se me había
ocurrido exactamente la misma razón de que mi imaginario Christopher
estaba citando. Si hay una cosa que no quiero, es hacer mi padre se sienta
incómodo acerca de cualquier cosa, menos sobre él mismo. De todos
modos, después de leer un poco de lo que continuó entre Christopher y
Cathy, y tener anticipación de cómo sus vidas estuvieron a punto de
cambiar cuando los gemelos nacieron, no pude evitar preguntarme qué
habría sido de mi vida si tuviera una hermana o hermano menor, o incluso
una hermana o hermano mayor.
Cathy obviamente tenía miedo que sus padres no tuvieran bastante
amor para mucho niños y ella sería la perjudicada. Leyendo entre los
comentarios de Christopher, me di cuenta que debe haberse sentido
inferior incluso a esa temprana edad, inferior en el sentido que podía ver o
sentir que su madre amaba más a su hermano y que su padre tenía a su
hermano en la estima más alta. Ambos dependían de él. Ella aún era
demasiado joven para ser algo más que alguien que necesita atención.
¿Cuál es nuestra capacidad de amar? Me preguntaba. ¿Una madre
que tiene seis, o incluso diez hijos, ama cada uno de ellos igual o tanto
como alguien que tenía solamente un niño? ¿Es posible? ¿Realmente
estaba tan equivocada Cathy de tener miedo y malestar?
—¡Hola, allá arriba! —oí a papá gritar. Miré el reloj y salté de la
cama. Se me había pasado demasiado el tiempo para poner la mesa.
Cuando apareció en la parte superior de las escaleras, me miró y sólo
sacudió la cabeza, yéndose. Me apresuré hacia abajo.
—Lo siento —llamé y me dirigí al comedor para desplegar el mantel.
—¿No tienes tarea para el lunes? —papá preguntó cuando entré en
la cocina para conseguir los platos y cubiertos—. ¿Algo más que leer o
hacer?
—Lo iba a hacer mañana —dije—. Y no es mucha. Siempre me quedo
un poco por delante, papá. Ya lo sabes.
—Um… —suspiró y me miró—. Quiero recordarte que lo que estás
leyendo no necesariamente tiene que ser la verdad. Los niños mienten de
vez en cuando, o exageran. Tal vez él era demasiado joven para
comprender todo.
—Lo sé, papá. No te preocupes, no soy tan crédula. El pan de carne
huele bien —dije con ganas de cambiar el tema, no dijo nada. Puse la
mesa y volvió a la cocina a preparar una pequeña ensalada para la cena.
—Me parece recordar que habías mencionado ver a algún muchacho
—papá prácticamente murmuró.
—He ido a un par de cosas con Kane Hill. Nada formal, sólo nos
hemos reunido en el centro comercial o el cine.
—Lo volverás ver.
—Algo así —dije— pero no es como comprar un par de zapatos
nuevos —añadí y él se rió.
—He hecho algunos trabajos para Stan Hill. Tiene cerca de diez
concesionarios. No sé mucho sobre su familia. ¿Es un buen chico?
—Sí.
—Bueno, es sábado en la noche, ¿no harás nada para socializar?
¿No fiestas, no conocer amigos?
—No estoy de humor —ofrecí. Tenía la barbilla hacia abajo y sus ojos
para arriba cuando él me miró.
—¿Esto es una cosa femenina? —sonreí.
—No exactamente, pero no conozco a ningún muchacho que usaría
“no estar de humor” como una excusa, afirmando que es una cosa
masculina, por tanto, tal vez es sólo una cosa femenina —él asintió con la
cabeza
—¿Qué es un misterio más grande que una mujer? —preguntó.
—¿Un hombre?
—Por favor. Somos tan obvios que resulta patético —me dijo y
continuó trabajando en la cena.
Cuando papá se preocupa por algo, se le profundizan las arrugas en
su frente. Sabía que era un hábito nervioso, pero sus oídos le revoloteaban
demasiado. De hecho, era uno de los pocos que realmente podían mover
las orejas a voluntad. “Tengo músculos en todo el cuerpo” me diría. Lo
felicité de nuevo por el pan de carne, y él entró en una de sus habituales
historias acerca de sus días como un cocinero, que generalmente nos
llevaba a una historia sobre su tiempo en la armada. Finalmente, ésta nos
llevaría a la historia en la que el describiría cómo mamá disfrutaba de su
cocina los fines de semana, así ella podía tener tiempo.
—Sin embargo, ella siempre encontraba algo que hacer por mí y no
para sí misma —dijo—. El egoísmo no estaba en su vocabulario. Solíamos
discutir sobre quien amaba más al otro. Al final le dije que yo era más
grande, por lo tanto, había más amor en mí. Ella sólo movió la cabeza,
sonrió y caminó. Así era con ella. Creo que nunca tenía un argumento real
con esa mujer, porque —se detuvo a sí mismo.
—¿Qué más, papá? —pregunté.
—Tengo que llenar algún papeleo de una estimación que le prometí
entregar a alguien el día de mañana —dijo. Yo sabía que él no estaba
diciendo la verdad. Esto sucedía a menudo. De repente se daba cuenta de
lo mucho que hablaba de mamá y cómo esto sólo provocaba que él y yo
sufriéramos más por la pérdida. Ninguno jamás dijo tal cosa, pero lo
notábamos entre nosotros, como palabras atrapadas en nuestras
gargantas.
Me despejó limpiar la mesa y la cocina. Cuando lo busqué, lo vi en
su escritorio, simplemente estaba mirando cualquier papel que tuviera en
frente; no lo leía o escribía algo. Todavía estaba perdido en sus recuerdos.
No dije nada. Tranquilamente regresé a mi habitación y al diario, que ya se
había convertido en una dorada mina de recuerdos. Sólo esperaba que, lo
que ocurriera al final, me ayudara en mi propia vida.

…Me he dado cuenta de que había algo que hacer cuando papá
comenzó a quedarse en casa cada vez más a cuidar de mamá durante
las últimas semanas de su embarazo. ¿Por qué no necesitaba estar
más en el trabajo? ¿Estaba usando el tiempo de sus vacaciones?
Mamá estaba más irritable que nunca, impaciente, quejándose de
que el Dr. Bloom le había dado la fecha de parto equivocada. Él quería
trasladarla, pero ella resistió algunos días tumbada en la cama la
mayor parte del día. Le dije que no era bueno, lo que yo había leído
sobre embarazo indicaba que debía mantenerse activa. Incluso se
quebró delante de mí.
—No estás llevando este peso, Christopher. Ve a buscar treinta libras,
átalo alrededor de tu cintura y luego dime cómo te sientes, y déjame
ver tu nivel de actividad —dijo. Estoy de acuerdo que era demasiado
pesado, pero cada vez que comentaba sobre todo el dulce que comía o
todas las copas de helado que bebía, ella me miraba y comenzaba a
llorar.
—Va a salir rápidamente —le aseguró papá. Me miró para
asegurarse de que no lo contradijera. Finalmente, una noche antes de
la cena, nuestra vecina Bertha Simpson vino a prepararnos la comida
a Cathy y a mí. Yo sabía que algo estaba pasando, pero la puerta del
dormitorio de papá y mamá había estado cerrada durante horas. De
repente se abrió, y él prácticamente se la llevó, advirtiéndonos que
fuéramos buenos.
—¿Se le rompió la fuente? —le pregunté cuando iba por la puerta
principal, asintió y salieron.
—¿Qué fuente? ¿Cómo se le puede romper una fuente? Tú no puedes
romper una fuente. Eso es estúpido —la señora Simpson parecía tan
interesada como Cathy cuando le expliqué lo que significaba.
—Nunca vi a un niño tan joven como tú y que supiera tanto —dijo.
Ella sacudió la cabeza como si eso significara que era brujería o algo.
—Christopher no es un niño pequeño. Él es un genio —Cathy elevó la
voz. No importaba qué tan celosa estuviera de mí o qué tan enojada
estuviera conmigo por algo que le hubiera dicho o hecho, ella nunca
dejaba de defenderme si alguien, fuera de nuestra familia, se atrevía
a criticarme o culparme por algo. No podría pedir un mejor perro
guardián o guardaespaldas.
Intenté mantener Cathy ocupada después de la cena. A pesar de que
existían graves complicaciones con los bebés, las entregas de gemelos
no eran tan comunes. No pude evitar estar un poco preocupado
conforme pasaban las horas. Tal vez uno o ambos de gemelos habían
muerto. Incluso no quería pensar en mamá muriendo.
Cada vez que Cathy me preguntaba por qué tomaba tanto tiempo
traer dos pequeños bebés al mundo, actué como debía; le dije que
tomaba el doble de tiempo, que debía estar tranquila. Siguió viendo la
televisión hasta que sus ojos comenzaron a cerrarse, sabía que no
lucharía en contra de ir a la cama. La señora Simpson quería
ayudarme a dormirla, pero le dije que no la necesitaba. Ella me miró
extrañamente y me siguió al cuarto de Cathy.
—No creo que debas estar haciendo esto —dijo cuando comencé a
desvestir a Cathy, quien por ahora estaba inconsciente.
—Sólo le estoy poniendo su pijama —ella se mantuvo de pie con los
brazos cruzados, no dejó la habitación hasta que Cathy estuvo debajo
de las cobijas y dormida
—Yo también me iré a la cama —le dije— No tiene que quedarse,
señora Simpson
—Por supuesto que debo, ¿debería irme y dejar a dos niños solos en
la noche?
—No hay nada que usted pueda hacer que yo no pueda hacer por mí
y Cathy —le dije. Se encogió de hombros y me dejó de pie en el
pasillo. Estuve casi toda la noche esperando oír que papá llegara o
que sonara el teléfono, pero no lo hizo. Justo antes del amanecer, me
quedé dormido. Desperté con sorpresa y lavé mi cara antes de salir de
mi habitación apresuradamente.
La casa estaba tan tranquila. Cathy estaba puliendo el sueño de sus
ojos y se aventuró en el pasillo; ella todavía estaba en pijama.
—¿Mamá ya trajo a los bebés a casa? —preguntó.
—Ella no puede traerlos rápidamente —dije, aunque estaba muy
preocupado. Me siguió hasta la sala de estar. Podíamos escuchar a la
señora Simpson trabajar en la cocina. Cathy y yo nos miramos el uno
al otro, luego la puerta delantera de abrió y papá entró. Parecía que
había dormido con esa ropa, pero su rostro estaba radiante —
¡Gemelos, todo hecho! —anunció. La Sra. Simpson vino a la sala de
estar
— ¿Niños o niñas? —le preguntó a papá.
— Niños— dije.
—Sí —apoyó Cathy. Yo sabía que ella estaba esperando esa, no
quería competir con otra hija.
—Increíble —dijo a la señora Simpson, y entonces él nos miró—
Tenemos uno de cada uno. Y son perfectos, tan perfectos como
ustedes dos. Permítanme subir a cambiarme, tengo que regresar a ver
a su hermano y hermana. Cathy sonrió con satisfacción
—¿Han pensado ya en nombres? —le preguntó la Sra. Simpson.
Nunca había escuchado que hablaran de nombres. Yo tenía todo tipo
de ideas, pero nunca me habían preguntado.
—Cory y Carrie, — respondió papá—. Todo el mundo importante para
mí tiene un nombre que empieza con C... Corrine, Cathy, Chris y ahora
Cory y Carrie.
—Todos tendremos las mismas iniciales —dijo Cathy, lo que me
sorprendió. Ella había pensado en eso tan rápidamente—. No se nos
podrá dar cualquier cosa con sólo nuestras iniciales. Papá se echó a
reír.
—No te preocupes por eso ahora, tu nombre completo será escrito en
todo que te regale —la cargó, la besó, y la hizo girar alrededor; luego
se dirigió a su dormitorio para prepararse.
—Los dos deberían comer algo y vestirse —dijo la Sra. Simpson.
—No quiero ir —dijo Cathy, haciendo pucheros.
—Deja de pensar en lo quieres y empieza a pensar sobre lo que es
bueno para mamá —le dije—. Vamos a desayunar —la tomé de la
mano y tiré de ella hacia la cocina, mientras ella gritaba que se le caía
el brazo.
Más tarde, en el hospital, vimos a nuestro nuevo hermano y hermana.
Vi a Cathy cuidadosamente, la resistencia en su cara se desvaneció,
sus ojos bailaban con alegría. Ella me miró y luego volvió a ellos.
Estaba seguro de que sus celos iban a menguar y desaparecer…

Había llegado a una página con sólo un borrón. Parecía que Christopher
había empezado a escribir algo y luego se había detenido. Hacia la parte
inferior de la página, era algo que parecía un garabato; no tenía ninguna
forma o significado que yo pudiera ver. Me volví rápidamente, con miedo de
que este fuera el final, de que él no hubiera escrito nada más.

Capítulo 9

C decepción hubiera sido. Por un momento pensé que tal vez


uando vi las palabras, solté un suspiro de alivio. Qué
dejó de escribir en el diario cuando fueron llevados a Foxworth. Nada sería
realmente descubierto entonces. Por supuesto, mi padre se pondría feliz
con eso, pero me quedaría la duda para siempre.
Como si supiera lo que estaba pensado, comenzó explicando por qué
había dejado esa página en blanco.
..No he escrito en mi diario hace algún tiempo. Para ser honesto,
pensé que nunca lo haría otra vez. Pasé muchos días y noches
pensando en si se había vuelto tonto, incluso estúpido, hacerlo. Creo
que nunca se lo daré a alguien para leer. Podría cambiar de opinión.
Podría, algún día, ser de alguien en quien confíe lo suficiente como
para exponer mis pensamientos y sentimientos sobre mí mismo y mi
familia. De hecho, ahora lo dudo, pero he decidido seguir y atrapar en
mi diario hasta donde estoy ahora y lo que ha sucedido desde la
última vez que me senté a escribir.
Tengo un montón de tiempo para hacerlo. Estoy en el piso de
arriba en el ático de una mansión, la puerta está cerrada para todos
nosotros, los niños Dollanganger. Escribo sobre todo por la noche,
cuando duermen los gemelos y Cathy. A veces, no enciendo ninguna
luz, prefiero sentarme en la ventana y utilizar la luz de la luna.
En realidad, ahora estoy muy feliz porque empecé a hacer esto.
Me ayuda a sobrellevar la situación. No obstante, es muy difícil para
mí escribir acerca de estos últimos años, con nosotros cuatro
necesitando más y más, no sólo de amor, sino de las cosas que
cualquier niño en crecimiento requiere.
Conforme Cathy creció, se volvió más interesada en sí misma.
Siempre estaba llorando por ropa o zapatos nuevos, quejándose
cuando alguna de las niñas en su clase tenía algo que ella no. No
creía que estuviera bien y se lo dije, pero fue culpa de mamá. Ella
había convertido a Cathy en una pequeña réplica de sí misma,
gastaba horas y horas en consejos de belleza, cepillándose el cabello,
modelando ropa nueva, siempre deseaba nuevas joyas. Ella dejó a
Cathy usar aretes cuando tenía once años, y aunque mamá no lo
sabía, Cathy y algunas de las otras chicas de su clase ya usaban
lápiz labial y a veces jugaba con la sombra de ojos y rímel. Por
supuesto, papá no sabía nada de esto y aunque mamá sabía, yo no
creía que hiciera gran cosa al respecto.
—Cathy, estás creciendo demasiado rápido —le mencioné una
vez y me miró con recelo
—Es mi problema —me contestó—, no estoy creciendo
demasiado rápido, Christopher. La inocencia no es una ventaja para
una mujer en este mundo.
Tengo que admitir que no pensé mucho sobre ello. Yo ayudaba
con las tareas que eran necesarias para los gemelos, pero Cathy se
había movido en ese papel suavemente conforme pasaron los años.
Cuando los gemelos cumplieron cuatro, Cathy ya eran tan buena en
alimentarlos, bañarlos y ponerlos a dormir como lo era mamá. Cathy
era la que les leía cuentos para dormir y los mantenía ocupados
jugando con ellos. De hecho, reconozco aquí que mamá tomó ventaja
de Cathy, abandonándola para hacer lo que ella debería haber hecho,
así podía ir con algunas de sus amigas o ir de compras. Nos dijo que
debía buscar más ofertas, porque papá se esforzaba en mantener un
hogar con cuatro hijos…Y una esposa que nunca reparaba en gastos,
pensé, pero nunca lo dije.
A pesar de toda esta tensión en nuestra familia, yo no diría que
éramos infelices. No importa cuán difíciles se volvieran las cosas para
él, papá nunca llegó a casa sin una amplia sonrisa en su cara, nos
bañaba de risas y besos. Mamá siempre estaba dispuesta a celebrar
algo, siempre ansiosa por vestirse e ir a alguna parte.
Los cumpleaños entraban y salían para todos nosotros, pero un
cumpleaños en especial se divisó en nuestro futuro próximo, porque
era el de papá. Siempre nos gustaba armar alboroto con su
cumpleaños. Él disfrutaba fingiendo que era un niño de nuevo, se
entusiasmaba abriendo los regalos y soplando las velas. Ese día
cumpliría 36 años. Mamá se había decidido a hacerle una fiesta
sorpresa. Los vecinos fueron invitados a guardar el secreto. Todos
contribuyeron para decorar toda la casa, colgar globos y papel crepé.
Cathy hizo un gran adorno de "feliz cumpleaños, papá" y nosotros
cuatro escribimos nuestros nombres en él. Mamá firmó también con
"Por siempre tu amor, Corrine."
Mis dedos tiemblan mientras escribo esto. Siempre creí que era
muy importante para mí tener completo control de mis emociones. Un
médico no puede pensar en tratar al paciente demasiado
personalmente o los sentimientos podrían nublar su juicio. Quiero que
este diario esté tan cerca de la verdad como sea posible, pero no es
fácil dejar todos mis sentimientos de lado y sólo escribir hechos,
especialmente cuando se trata de mi familia. Sin embargo, estos
fueron los hechos.
La policía llegó cerca de las siete de la tarde, le dijeron a mamá
que papá se había estado involucrado en un grave accidente de
tránsito, que había sido fatal. Todos nosotros nos negamos a creerlo
hasta que en la noche trajeron algunas de sus posesiones y su
maleta. Era como si una puerta se hubiera cerrado de golpe
quitándonos la luz del sol, ahora y siempre.
Cathy fue la más emotiva acerca de esto, incluso más que mamá.
Como con todo en estos días, me pidió ayuda con mis hermanos, que
mantuviera sus mentes ocupadas y me convirtiera en el hombre de la
casa ahora papá se había ido.
Las únicas que me vieron llorar fueron mamá y, de vez en
cuando, Cathy. Irónicamente, Cathy me criticó por no llorar o actuar
tan devastado como ella. Oí decirle a Carrie y Cory que fui a llorar a
un rincón y que ella me había visto llorar a menudo. Lo que me hizo
llorar fue darme cuenta que no había podido conocer realmente a mi
padre como habría querido. Siempre pensó en mí como mayor de lo
que era, pero últimamente, podía sentirlo observando cuánto hacía en
la casa, cuánto por mamá, mi hermano y hermanas. Yo no diría que
alguna vez me vio como un igual, no aún, pero me vio como una
persona lo suficientemente madura para que él me revelara más sobre
sí mismo, sobre sus propios sueños, fallas y experiencias.
Cathy nunca supo cuánto tiempo verdaderamente pasé solo con
papá. Él quería asegurarse de tener esa importante conversación
padre-hijo sobre sexo y chicas. Fue mucho más fácil para él, porque
sabía que yo conocía mucho sobre el cuerpo humano. Fue durante una
de nuestras últimas conversaciones que me dijo que estaba un poco
preocupado por Cathy.
—Tiene un toque de independencia —dijo—. Es un eufemismo
para el desafío. Ya ves lo difícil que se pone cuando se le indica que
haga algo. Últimamente, ella siempre pregunta por qué. Está pasando
rápidamente al punto donde nunca termina de obedecer. No estoy
diciendo que soy un tipo experto en cuanto a mujeres, pero puedo
decirte que Cathy va a ser un torbellino cuando comience a salir.
Estuve de acuerdo con él y me hizo prometer que siempre vería por
ella. Era casi como hubiera tenido una premonición sobre su propio
fatídico cumpleaños. Tanto quedó para que pudiera aprender de él.
Debería haber alguna ley natural que impidiera que cualquier niño
perdiera a cualquiera de sus padres hasta que él haya tenido tiempo
suficiente para conocerlos y amarlos. Pero basta ya de sentir lástima
por mí mismo. Está bastante claro que la vida nunca será la misma,
toda nuestra vida…

Puse el diario a un lado porque mis lágrimas me dificultaban ver las


palabras, y no quería que se escurrieran en las páginas. Lloré por los
niños Dollanganger y por Corrine, pero estaba realmente llorando por mí.
Lo que Christopher estaba diciendo acerca de perder a su padre
demasiado pronto fue tan cercano a mí; yo había perdido mi madre
demasiado pronto. Cómo deseé en aquel entonces tener un hermano o
hermana. Para Christopher, sus hermanos fueron una buena distracción,
pero hay algo más importante, él tenía una hermana con la edad suficiente
para comprender plenamente su dolor. Él podría compartir su tristeza con
ella cuando quisiera, aunque no fuera bueno para mostrar sus emociones.
Compartí la pérdida de mi madre con mi padre, pero su dolor era diferente
del mío. El amor de un hombre por su esposa es diferente del amor de un
niño por su madre. Sí, se había perdido durante mucho tiempo. Podía
recordar que iba de habitación en habitación como si en ningún lugar
pudiera hallar comodidad alguna, porque cada lugar en nuestra casa tenía
algún recuerdo de mamá. Un hombre adulto necesita una mujer adulta,
especialmente uno con quien compartir todos sus sueños y temores. Una
hija nunca podría o podrá ser suficiente.
Yo sabía que él lloraba cuando yo no lo podía ver, al igual que Christopher
escribió que había hecho tan seguido como podía. Y, al igual que
Christopher, lloré por todo lo que nunca pude saber acerca de mi madre y
había perdido la oportunidad de descubrir. Quería hablar con ella cuando
fuera mayor y pudiera entender más, al igual que Christopher, soy fiel a la
información reservada a los jóvenes más maduros; quería oírla hablar de
sus miedos infantiles y ver si eran iguales a los míos; quería tener la
conversación medre-hija respecto a los niños, el sexo y romance. Todo lo
que había sido alejado de mí. Por eso mi dolor era diferente al de mi padre,
al igual que Christopher, era diferente al de su madre.
Me levanté de la cama y fui hacia el pasillo, de pie junto a la parte
superior de las escaleras, durante unos momentos, escuché a papá que
ahora estaba viendo la televisión. Sospechaba que podría haberse quedado
dormido viéndola. Era algo común que lo hiciera, viendo solo o incluso si
yo estaba viendo algo que no le entretuviera. Le gustaba mirarla, pero el
trabajo del día siguiente consistía en levantar sus huesos y músculos.
Raramente, estaba despierto antes de que yo me fuera a dormir.
La breve descripción de Christopher sobre la muerte de su padre me
había llevado de vuelta al aquella tarde en el hospital, cuando papa salió
de la habitación de mamá antes de que yo pudiera entrar. Había sido
llevada desde el preescolar. En ese entonces no me di cuenta, pero más
tarde comprendí que mi papá había permanecido con mi mamá durante
horas, aún después de que ella hubiera fallecido. Se había sentado a su
lado, sosteniendo su mano. Las enfermeras y el médico le insistieron para
que abandonara el lugar, pero no quiso escuchar, y a nadie le molestó.
Creo que quería asegurarse de que estaba muerta.
—Tú madre se ha ido, Kristin —dijo con una sonrisa rota en sus
temblorosos labios.
—¿Ido? —en mi imaginación infantil, supuse que ella se había levantado
de la cama, dado la vuelta a la izquierda y que quizá ya estaría en casa.
—Se ha ido para estar con Dios —continuó—. Cuando la mires se verá
tranquila, ya no tiene ningún dolor. Quiero que sólo entres a mirarla, ella
sabrá que estás allí, ¿vale?
—¿Ella también me mirará?
—No de la manera en que piensas. Entenderás algún día, lo prometo
—dijo.
En su pena, mi padre pareció extrañamente más joven. Dicen que la gente
envejece durante la noche con la muerte de un ser querido, pero yo lo vi
más bien como un pequeño muchacho que quería creer en fantasías. Así
es cómo le recuerdo en ese momento. Hice lo que había pedido. Mamá se
veía tranquila, pero había algo en ella que me hizo entender que ya no
volvería. No pude llorar ruidosamente. Sentí las lágrimas resbalar por mis
mejillas, pero apenas hice un sonido. Pensé que si lo hacía, de alguna
manera podría arruinar su viaje para ver a Dios. Me daba miedo besarla, y
papá no me animó a hacerlo. Creo que tenía miedo de lo que diría después
que mis labios sintieran su piel fría. Tomó otra vez mi mano y me llevó
hacia fuera.
Había pasado un tiempo desde que no pensaba todo esto. El diario
de Christopher parecía tener el poder de abrir viejas heridas o de reanimar
los recuerdos y secretos que estaban latentes para mí y en él. Lo que es
más importante, quería revivirlos. Quería sentir otra vez mis sentimientos
de la infancia y recordar claramente algunos de los maravillosos momentos
con mi madre. Era como pasar a través de un portal para volver en el
tiempo, donde las fantasías podrían volverse realidad.
Tan silenciosamente como pude, subí la escalera corta hacia el ático,
abrí la puerta y oprimí el interruptor de luz que estaba del lado derecho.
Nuestro ático era, aproximadamente, del ancho de toda la casa, con dos
ventanas de panel en la parte delantera. Los dueños anteriores, que eran
los dueños originales, dejaron algunos muebles viejos aquí. Papá los llamó
manada de ratas, y afirmó que había muchas personas como ellos, que no
pueden ni quieren llegar a tirar o regalar algo. Algunos, dijo papá, creían
que la posesión sería valiosa con los años, y otros se aferraban a la idea de
que, eventualmente, se encontrarían con algún pariente o amigo cercano y
darían en el clavo, aunque rara vez se veía. A causa de toda la
restauración que hacía tan seguido, papá a se encontraba a menudo con lo
que llamaba “ejemplos para morir de recuerdos”.
En nuestro ático, los anteriores propietarios habían dejado un
armario de madera con una chapa de nogal y querubines realzados en las
puertas, otro mueble antiguo que ahora contenía la mayoría de la ropa de
mamá, un cofre de madera de cerezo, que tenía muchos pares de zapatos;
un espejo oval de cuerpo entero, grande y de arce oscuro; un sofá de cuero
marrón oscuro con feos brazos gruesos; y algunas sillas de arce que
hacían juego con el comedor. También, había algunas de nuestras propias
posesiones en cajas de cartón alineadas a lo largo de la pared derecha.
Papá dijo que el ático estaba bien construido, excepto en un lugar donde
había una fuga desde hace muchos años, tenía un techo de aspecto
decente. Sospeché que venía aquí de vez en cuando a hacer justo lo que yo
estaba a punto de hacer, abrir el armario y mirar la ropa de mamá.
La mayoría de la gente regala la ropa que pertenecía a sus seres
queridos. Yo sabía que mi padre tenía problemas para hacerlo. Y que
incluso, aunque él estaba probablemente más allá de la renuencia, prefería
no pensar en ello. Él prefería saber que había algo más de mi madre con
nosotros además de viejas fotografías y vídeos, algo que ella hubiera
tocado. Pensé que demasiados años habían pasado por el aroma de su
perfume, pero cuando acerqué algunos de los vestidos y blusas a mi cara,
yo estaba segura de que el aroma seguía intacto. Con ello llegaron
destellos de su cara, su sonrisa, y el sonido de su voz cuando me cantaba
o leía, o simplemente me pedía que hiciera algo. Estaba agradecida de
mantener la calma en presencia de su ropa y no llorar; estar ahí me dio un
poco de consuelo.
Me preguntaba si Christopher hablaría de algo similar en su diario.
Compartir la pérdida de un padre me atrajo más a él. Me senté en el sofá
viejo y miré el armario abierto, imaginé a Christopher sentado junto a mí,
hablándome de una manera muy adulta, explicando todo acerca de
recuerdos, dolor y seguir adelante con nuestra vida.
—Ni tu madre ni mi padre desearon su muerte para destruirnos —
seguramente diría—. Tengo la sensación de que mi padre confiaba en que
estaría bien pase lo que pase, y estoy seguro de que tu madre tenía mucha
fe en tu papá
Sí, pensé. Me levanté, cerré el armario y apagué la luz del ático antes
de bajar a la sala de estar, donde encontré a papá dormido en su silla
como esperaba. Apagué la televisión, y como siempre, sus ojos se abrieron.
—¿Qué? —preguntó
—Es hora de ir adormir, papá —contesté. Se frotó las mejillas, miró
su reloj y asintió.
—¿Estabas viendo la televisión conmigo?
—No.
—¿Seguiste leyendo el diario?
—Sí.
—Bueno, no quiero que me digas nada de él —se puso de pie y
levantó la mano como policía de tránsito—. En lo personal, deseo
conseguir un buen sueño esta noche.
—Creía que lo habías conseguido viendo televisión.
—Ja, ja— dio vuelta para irse pero se detuvo—. Mañana vamos a
conseguir comida hecha para toda la semana. Me visualizo en una
ajetreada jornada laboral.
—Muy bien, haré una lista.
—Bien, bien —dijo y encendió la luz de las escaleras. Se detuvo de
nuevo y miró hacia mí—, no te quedes hasta muy tarde, tus ojos necesitan
descansar.
—Lo haré —le dije. Murmuró algo para sí mismo y continuó
subiendo las escaleras. Fui a la cocina y comencé a trabajar en la lista. No
quería leer más del diario esta noche, pensé. Me gustaría tomar una larga
pausa.
Si pudiera…
Instalarse en la trampa.

—¡Hey! —Kane Hill dijo tan pronto como tomé mi teléfono—. ¿Qué te pasó
anoche? Pensé que teníamos una cita.
—No recuerdo que fuera definitivo —dije—. Estaba cansada. Sentí que me
vendría abajo por cualquier cosa, así que decidí descansar.
—Sí, estás decayendo por el aburrimiento que hay por aquí, ¿qué hay de
salir hoy?
—Tengo que ir de compras con mi padre y llegar a hacer mi tarea.
Lo dejé todo de último minuto.
—¿Tú? Eres la principal candidata para el mejor estudiante, ¿no?
Tienes toda clase de honores…
—Como sea, no estoy preocupada por ello, Kane —se rió
—Seguro. De todos modos, tengo una fiesta la noche del viernes para
empezar el fin de semana de tres días. Mis padres van a Richmond —
Teníamos libre el lunes debido a reuniones de los profesores. La mayoría
de nuestros maestros, sabiendo que teníamos un día extra, normalmente
nos llenaban de tarea para compensarlo.
—¿Tus padres saben de la fiesta?
—Más o menos —dijo—, quise estar seguro de decirte a tiempo para
obtener el día en tu apretada agenda.
—Puedo exprimirla —dije y rió de nuevo.
—Lana dijo que has paseado por Foxworth.
—A penas he estado ahí. Acompañé a mi papá a hacer una
evaluación para el banco.
—Bien, y ¿cómo fue?
—¿Cómo fue qué?
—El estar ahí.
—Tomé un lindo paseo cerca del lago de la propiedad y después sólo
observé a papá y a Todd Winston inspeccionar los cimientos de la
mansión.
Es muy original. Alguien quiere comprar la propiedad y construirla de
nuevo.
—Mi padre siempre jugó con esa idea, pero mamá se sacudía de sólo
pensar en ello.
—No hay porqué asustarse. Es sólo una gran extensión de tierra con
escombros.
—Un lugar seguro para los amantes del parque en la noche, tal vez,
¿eh? —preguntó, yo estaba segura que su mente estaba llena de
escenarios imaginarios.
—Me tengo que ir, Kane. Escribiré “viernes” en grandes letras en mi
agenda. Te veré en la escuela.
—Principio del formulario.
—Está bien —dije y colgué.
Había mucho sobre Kane que me gustaba. Era uno de los mejores
chicos en nuestra escuela, creo que lo que más me gustaba de él era su
manera casual y relajada. Rara vez lo vi histérico o molesto. Era famoso
por su encogimiento de hombros de James Dean. Aproximadamente hace
dos años, hubo un resurgimiento de James Dean en una de las salas de
cine y muchos de los muchachos estaban tratando de imitarlo, pero Kane
realmente tenía esa sonrisa poco convencional y relajada que ya era parte
de él.
Cuando me sonreía, especialmente desde la última vez habíamos
pasado tiempo juntos en el centro comercial y me llevó a casa, era como si
él y yo estuviéramos compartiendo un gran secreto. Yo sabía que la
mayoría de mis amigas, especialmente Lana y Suzette, estaban un poco
celosas y morían por saber lo que había sucedido entre nosotros. No dije
nada, porque sabía que resultarían decepcionadas. No pasó mucho entre
nosotros como para complacerlas.
No sería difícil mantener una relación con Kane. Mantenía su cabello
castaño claro desde la parte central hasta la base del cuello. Tenía un
flequillo que le caía por la frente, siempre amenazando con bloquear la
visión
de sus suaves ojos avellanas. A veces, creía que su autoconfianza estaba
un poco más cargada de arrogancia de lo que parecía, pero parte de eso
también era lo que todo el mundo asumía que, el hijo de uno de los
hombres más ricos en Charlottesville, poseería. Al contrario de su
hermana mayor, Darlena, él no presumía por ningún medio. Kane era un
estudiante por encima del promedio, atlético y, como Lana le nombraba,
también un Drop dead gorgeous17. Dijo que era la expresión favorita de su
madre para cada “persona de adorno” que veía en la vida real o en la
televisión.
No importaba lo que pasara, sin embargo, no quería dar por
supuesto a cualquier niño. En realidad, me parecía que lo que había
atraído a Kane hacía mí era mi notable indiferencia. Así lo desafiaba a
luchar un poco más, y por ahora, era la cosa más interesante acerca de
nuestra nueva relación. Hice todo lo que le dije a Kane que haría. Papá y
yo fuimos de compras al supermercado. Cada vez que lo hacíamos, no
podía decirme cuánto había dependido de mi madre para hacer las
compras.
—Ya sabes, puedo hacer todo por mí misma ahora, papá —le dije—.
Yo conduzco.
—Está muy bien, pero no tengo muchas oportunidades de pasar
tiempo contigo, Kristin.
—Esto no es pasar el tiempo conmigo, papá. Es pasar el tiempo con
carne y papas picadas —le dije y sonrió. Creo que el hacer las compras
conmigo mantenía la memoria de mamá más viva para él. Sobre todo en
estos días, no dejaba de repetir cuánto estaba pareciéndome a ella. Dijo
que cualquier padre desea que su hija luzca más como la madre que como
él. “Después de todo, es ella la que hace caer al enamorado ¿no?”. Eso me
hizo pensar en la hermana de Christopher, Cathy, quien dijo que no quería

17 En español Muérete, bonita es una comedia oscura americana del año 1999,
dirigida por Michael Patrick Jann

83
más que parecerse a su madre.
Estaba claro, de lo que había leído hasta ahora, me parecía que su
madre realmente debió ser muy hermosa y ella estaba muy consciente de
ello. De la manera en que él la describe, cualquiera creería que estaba
obsesionado con ella. La implicación era que ella pasaba mucho tiempo en
su maquillaje, cabello y ropa, empujando sus responsabilidades tanto en él
como en Cathy. Tal vez, Cathy sí amaba más a su padre, pero no más que
la idea de ser tan hermosa como su madre. No estoy segura de cómo se
sentía Christopher, ¿quería que ella fuera tan hermosa como su madre?,
¿creía que realmente podría serlo?
Noté que cada vez que alguno de mis amigos felicitaba a otro sobre lo
guapo o bonita que eran sus hermanos o hermanas, parecían
sorprendidos. ¿Existe algo acerca de ser un hermano que te haga sentir
extraño o culpable si tu hermana te parece bonita, o viceversa? Nadie
negaría que su madre es bonita. Mi madre era muy atractiva, pero de una
manera más natural. Tenemos el mismo cabello y los ojos, pero cada vez
que me comparo, pienso que ella tenía los labios más llenos y sus pómulos
más definidos. Me gustaría tener su foto al lado y estar frente al espejo.
¿Fue algo que Cathy Dollanganger hizo? Mi madre no usaba mucho
maquillaje, creo recordar. Según papá, ella no iba al salón de belleza tan a
menudo como la mayoría de sus amigas.

84
—Pero ella podía embellecerse18 —me dijo—. Lo hacía cada vez que
teníamos que asistir a alguna ceremonia de lujo. Dijo que la expresión
embellecerse era algo que se le había pegado de su abuela.
—Todo lo que tengo que hacer es utilizar esa expresión en mi escuela
y quedaré marcada de por vida —le dije.
—Decirlo te haría entrar en onda, chica—replicó y ambos reímos.
Más de una vez, había deseado nacer en otra época. Tal vez, papá
exageraba o veía mejor las cosas de cuando era joven porque quería pensar
en ellas de esa manera. Uno de mis profesores de inglés, el Sr. Stiegman,
una vez nos dijo que la nostalgia era nada más que la insatisfacción con el
presente. Nada parecía mejor que ahora, incluso en los tiempos más
difíciles. Era una fantasía que la gente acepta. Sin embargo, mi padre no
estaba de acuerdo. Además, insistía en la lealtad y continuamente se
quejaba de cómo los adolescentes desperdiciaban su juventud, parecía
realmente satisfecho con todas las vueltas que había dado su vida.
Tomó un par de horas ir a la tienda y conseguir que todo estuviera
en su sitio. Mientras papá preparaba nuestra cena y veía un juego de
baloncesto, subí a mi habitación a hacer mis deberes. No importaba en lo
que estuviera trabajando, mis ojos siempre se desviaban al diario de
Christopher. Era como si realmente estuviera diciendo: “Léeme. Necesito
que me lean”. Pero resistí. Necesitaba concertarme en mi tarea. Kane
estaba en lo cierto, yo estaba cuello a cuello con otro muchacho de nuestra
clase para ser el mejor estudiante y yo quería complacer a mi padre, en el
fondo de mi corazón, también quería complacer a mi madre. Irónicamente,
ese pensamiento me dio otra pausa y me atrajo a mirar el diario.
Me sentí orgullosa de los logros de Christopher y la forma de
complacer a sus padres. Él quería ser un médico casi más por el bien de
ellos que por el propio, Cathy me parecía mucho más egocéntrica. ¿Sería

18 En inglés “gussy up” significa cambiarse de ropa especial para parecer particularmente atractivo.
De forma exagerada.
porque aún era tan joven? Por otro lado, los niños siempre están buscando
la aprobación de sus padres. Esa fue la razón por la que ella estaba tan
asustada con el nacimiento de los gemelos. Ella pensó que podría perder
esa aprobación o ser diluida. Después del nacimiento de los gemelos, ella,
según Christopher, se fue convirtiendo cada vez más en quien ayudaba a
su madre y a su padre antes de su muerte. Tal vez, quería que los gemelos
la amaran más de lo que podrían amar a su madre. Quizá esa era su dulce
venganza. ¿Ellos eran una familia complicada o todas las familias lo eran?
Papá y yo sólo nos tenemos el uno al otro. Ahora éramos una familia
simple.
Después de leer sólo la primera parte del diario de Christopher, hice
una nota mental para prestar más atención a mis amigos y su relación con
sus familiares para ver si había algún tipo de semejanza con los
Dollanganger. De una manera extraña, el diario de Christopher fue
tomando
poco a poco mis pensamientos todos los días. ¿Había algo mágico en este
libro, algo sobrenatural tal como Foxworth era a los ojos de las personas?
Por un largo momento, me preguntaba si realmente me cambiaría de un
modo dramático. Tuve la fuerte impresión que mi padre ya lo sospechaba o
lo temía. Tal vez, sólo tal vez, él ya sabía lo que yo estaba a punto de
descubrir cuando siguiera leyendo el diario, y por eso no quería que
continuara haciéndolo. Si mi madre viviera, ¿me dejaría leerlo? Si había
algo, y papá lo sabía, que me detendría leer el diario sería el decirme “tú
madre no querría que lo leyeras”, pero él nunca lo dijo. Nunca usó a mi
madre o su memoria para obligarme a hacer algo.
Tomó todo mi autocontrol acabar mi tarea e ir a dormir sin abrir otra
página del diario de Christopher, pero fue la primera cosa en mi mente la
mañana siguiente y cuando llegué a la escuela, supe que sería la primera
vez que me comportaría diferente.
Capítulo 11

E de la escuela, así que en vez de gastar mi tiempo en la sala


de n primer lugar, no quería tener alguna tarea que hacer
después
estudio, durante el almuerzo, y entre clases, ataqué cada
asignación e ignoré a mis amigos, que estaban llenos de chismes del fin de
semana. En segundo lugar, quería que el tiempo en la escuela terminara lo
antes posible, y cuando Kane, Lana o cualquiera de las chicas me invitaba
a hacer algo después de la escuela, les echaba todo abajo, alegando que
tenía algunas tareas domésticas importantes. Únicamente se encogían de
hombros y sonreían irónicamente, sólo Kane me dedicó una mirada
cómplice y una pequeña sonrisa.
—Espero que no haya otro chico involucrado —me susurró al final
de la última clase y todos empezaron a salir del salón.
Le sonreí de vuelta. Verás, sí hay otro hombre involucrado,
Christopher Dollanganger, pero no estaba lista para mencionarlo, ni
siquiera insinuarlo. Sólo pude negar abiertamente su acusación medio
burlona y eso encendió su curiosidad. Incluso pensé que podría seguirme
a casa para asegurarse a dónde iba. Me preguntaba cómo reaccionaría si
supiera la verdad, ¿aliviado de que sólo se tratara de un diario o asustado,
porque yo me sintiera tan atraída hacia él? No podría culparlo por
cualquiera de las dos reacciones.
Podía jurar que mi padre había ido a la casa, lo que era inusual en
sus jornadas. El primer pensamiento que cruzó por mi mente fue que se
había llevado el diario lejos de mí. Pudo estar pensando en él todo el día.
Presa del pánico, corrí hacia mi habitación. Estaba allí, donde lo había
dejado, parecía como si lo hubieran tomado y colocado de manera
diferente. ¿Había pensado en hacerlo y cambió de opinión por temor a mi
reacción? Por supuesto, había padres que prohibían a sus hijos leer o ver
algo. Ellos creían que lo estaban haciendo para proteger a sus hijos, pero
había pasado un largo tiempo desde que mi padre me había tratado como
una niña.
Oh, claro que me había dado advertencias sobre conducir con
cuidado, no llegar tarde, evitar las malas influencias, pero lo hizo casi
mecánicamente, como si fuera algo que debía hacer, pero que no creía tan
necesario conmigo como con las otras chicas de mi edad. Tenía confianza
en nuestro mutuo dolor por la pérdida de mi madre. Confiábamos tanto en
formas que yo no podía ver en los padres de mis amigos. Debido a cómo la
muerte de su padre sólo había acelerado su madurez, se me ocurrió que la
madre de Christopher pudo haber tenido el mismo tipo de actitud hacia él
que mi padre tenía hacia mí. Creo que deliberadamente fui buscando
semejanzas entre nosotros, ¿o eran aspectos que estaban ahí y eran
demasiado obvios para negarlos?
Sostuve el diario reverentemente en mis manos. Era como si me
pudiera dar poderes psíquicos. Ahora estaba segura de lo que había
ocurrido. En algún momento de hoy, quizás fue por algo que le dije o que
papá recordaba, había venido a casa para hojear el diario. Cuando llegó el
momento de hacerlo, él se retiró, pero eso no significa que no pudiera venir
de nuevo. Apunté en mi mente este hecho para ocultar bien el diario de
ahora en adelante. No me gustaba guardarle secretos a mi padre, ni ahora
ni nunca, pero esto se había convertido en algo demasiado importante
para mí. Me gustaría leerlo hasta el final. Fue una promesa que le hice a
Christopher y una promesa me gustaría mantener. Me senté en mi cama y
abrí el diario.

…Lo que nos pasó después, sabía que vendría.


Era obvio que Cathy entraría en una profunda depresión. No le
importaba nada, ni su trabajo escolar, ni cómo se vestía y lucía, o
incluso cómo los gemelos fueron saliendo adelante. Cuando salía de
casa, prácticamente estaba ida, parecía más dormida que nunca y
estaba histéricamente en llanto cada vez que escuchaba el nombre de
papá o veía algo suyo. Mamá dependía de mí para conseguir la
tranquilidad de Cathy. Ella trató de consolarla ocasionalmente,
diciéndole que le esperaban grandes cosas y que deberíamos estar
agradecidos por los años que habíamos compartido con papá. Nada
consolaba a Cathy. Yo no era de mucha ayuda, estaba tan dañado
como ella, estaba lleno de la misma rabia por lo que había sucedido.
En todos mis sueños, mi padre estaba en la audiencia mirando con
orgullo mientras yo recibía mi diploma de la preparatoria y de la
universidad. Ahora esos sueños se habían evaporado y reventado
como burbujas.
Pero algo más estaba pasando, algo que previne con
simplemente mirar el montón creciente de facturas en el escritorio de
mamá. No tenía trabajo. Nuestros vecinos habían estado
ayudándonos, trayéndonos comida de vez en cuando, pero algo más
profundo y oscuro rodeaba nuestra familia devastada. Tenía miedo
hasta de soñar con el colegio y la facultad de medicina.
Los gemelos lloraban y se quejaban cada vez más. Y la rabia de
Cathy, por la injusta e inesperada muerte de nuestro padre, porque
Dios había decidido alejarlo de nosotros, salía cada noche. Parecía
que mamá continuamente pisaba arena movediza, era como una
tragedia tras otra. Al principio, cada vez que trataba de tener una
conversación seria sobre nuestra situación, ella rompía en llanto y me
echaba. Era como si yo lo hiciera todo más doloroso con preguntas
realistas. No había nada que hacer más que esperar a que ella
estuviera lista. Finalmente llegó el momento en el que ella lo estuvo.
Una noche, mientras los gemelos estaban ocupados con ellos
mismos, nos llevó a Cathy y a mí a la sala, nos dijo cuán terribles
eran las cosas. Increíblemente, papá no estaba a la altura de una
póliza de seguro de vida. No habría dinero proveniente del banco.
Todas las posesiones que habíamos comprado con el tiempo serían
recuperadas. No podríamos mantener los pagos. Con cada frase que
pronunciaba, parecía como si el techo se fuera cayendo poco a poco
hasta que finalmente nos sepultaría. Me preguntaba por qué en la
noche se ocupaba de escribir cartas. Seguramente, le escribía a la
familia en algún lugar pidiendo ayuda o tal vez, estaba aplicando
para un trabajo. Incluso me sorprendió su próxima revelación.
—He estado escribiéndole a mi madre —dijo— pidiéndole que
nos ayude —Cathy y yo no pudimos hablar por un momento. Toda mi
vida me había preguntado acerca de nuestros abuelos, nuestra
familia. Ni papá ni mamá habían querido hablar al respecto. Nunca
los mencionaron y siempre evitaron responder a las preguntas, así
que dejé de preguntar.
—Ella ha accedido a que vivamos en su casa de Charlottesville,
Virginia —dijo mamá. De repente su cara lucía brillante de alegría y
esperanza que no habíamos visto desde la muerte de papá—. No sólo
vamos a vivir con dos personas mayores que necesitan de nosotros
para cuidar de ellos o cualquier cosa. Mis padres son ricos, muy ricos,
tan ricos como algunos reyes y reinas —se puso a describir la casa,
entonces ella, casualmente dejó caer las noticias que me congelaron
en mis zapatos, noticias que Cathy no pudo comprender bien.
Íbamos a irnos esa noche en un tren.
La realidad de lo que estaba diciendo se apoderó de ella y
siguió describiendo cómo había crecido en una gran casa con
sirvientes y cómo nuestra vida sería maravillosa de nuevo. Cathy
comenzó a llorar y quejarse de que dejaría a sus amigos.
—¿Qué amigos? Te han ignorado durante semanas, de todos
modos —le dije. Ella me miró como si la estuviera traicionando para
que dejara de quejarse, pero la cruel verdad estaba ante nosotros. No
habíamos tenido ningún ingreso, estábamos en deuda. ¡Incluso
podríamos ser desalojados!
La fría tranquilidad de Cathy creció otra vez hasta que mamá
indicó lo poco que debíamos llevar con nosotros. No quería llevar más
de dos maletas para nosotros cuatro. Cathy empezó a protestar por
todos los juguetes y muñecas que dejaría tras de sí. Mamá le prometió
que tendría mucho más cuando estuviéramos viviendo con sus
padres. Pero lo peor de todo no nos había alcanzado todavía. Lo podía
ver en la cara de mamá, tenía una cosa más que decirnos. Trató de
hacerlo parecer menos atemorizante y sorprendentemente comenzó
con "sin embargo, hay una pequeña cosa". ¿Una pequeña cosa? Era
como decirles a los pasajeros del Titanic que ya no había chalecos
salvavidas. Mamá había sido escrita por voluntad de su padre. La
realidad era que estando aquí o allí éramos pobres.
—¿Papá sabía ésto, mamá? —le pregunté. Pensé en todas las
veces que él se había sentado conmigo a decirme las grandes cosas
que íbamos a hacer y tener, los viajes, la ropa cara, la educación de la
universidad, todo… ¿contaba con la herencia?
—Sí —dijo— él sabía que estaba desheredado, pero me engañó
sobre ello y dijo que había ‘caído de la gracia’. Qué tonto era. En ese
entonces también me reí. Nunca soñé que fuéramos a pasar por esta
situación —¿”Qué tonto era”? ¿Qué pasó con papá y todos sus
planes? ¿A caso eran solo divagaciones de un soñador? Entonces,
mientras él soñaba, nuestras facturas se acumulaban. ¿Por qué no
pensó en todas las posibilidades, siendo la más evidente el hecho de
que algo podría ocurrirle y nosotros quedaríamos desesperados y
llenos de problemas?
Era como si mis gafas de color rosa fueran destrozadas. ¿Mis
padres vivían de fantasías? Papá había permitido que mamá
comprara todas estas cosas. Incluso si estaban en planes de pago,
aún no se habían liquidado y eso acumulaba intereses. ¿Dónde
estaba el padre que había conocido, aquel que ya empezaba a subir la
escalera y se convertiría en un ejecutivo altamente remunerado?
Y ahora esto, vivir atrapados con unos abuelos que no
prestaban suficiente atención a su propia hija para mantenerse al
tanto de lo que sucedía en su vida. Nunca llamaron, nunca
escribieron, y ciertamente, nunca nos habían visitado o nos habían
invitado a visitarlos en todos estos años. Ella no sólo estaba
desheredada, era repudiada. Ya no existía para sus ojos. Yo no sé por
qué, por el momento, eso no importa. Nos íbamos y que tendríamos
que vivir con ellos.
—Así que ¿por qué vamos allí, mamá? —le pregunté—. No
suenan como si realmente nos quisieran, especialmente si tu propio
padre cortó toda relación contigo.
—Estoy segura —dijo, alzando sus hombros con cierto orgullo—
que puedo recuperar su amor si hago su voluntad. Ya perdí a mis dos
hermanos, que murieron en accidentes, así que soy la única que
queda. Él es demasiado orgulloso para dejar que su dinero no siga en
su sangre. Miren, nos va a ir bien, pronto seremos más finos y muy
ricos, también. No está bien de salud, ha estado dentro y fuera de
hospitales y ahora tiene una enfermera de tiempo completo.
—Por eso nos vamos tan rápidamente, esta noche —dije—.
Temes que muera antes de…
—¿Antes de ganar su amor? Sí, Christopher. Eres tan brillante y
entiendes todo. Gracias a Dios te tengo —dijo y me besó en la frente.
Miré a Cathy. Parecía más molesta incluso ahora. Sabía que era
porque comprendía y veía las cosas desde la perspectiva de mamá y
no suya. Sabía que en su mente, era una especie de traición
—Hay un detalle final —continuó mamá—, su verdadero
apellido es Foxworth, no Dollanganger. Dollanganger es un nombre
que su padre eligió para nosotros. Se trata de algún ancestro.
—¿Qué? —Cathy prácticamente se abalanzó— ¿Por qué él
querría cambiar un nombre de fácil pronunciación?
—Es todo muy complicado —dijo ella, retrocediendo en su silla
— . No tengo tiempo para explicar cada detalle. Tenemos mucho que
hacer rápidamente. Debes seguir adelante. Podemos pensar en otras
cosas más adelante.
—¿Has revisado todo con cuidado, mamá? ¿No tenemos otra
opción, verdad? —pregunté—. ¿Hablaste con el abogado de papá? —
miré a Cathy cuando hice las preguntas y ella escuchaba con
atención, quería ver por qué yo estaba dispuesto a ir con nuestra
madre y aceptar esto.
—Todo, Christopher, una y otra vez, me he agotado tratando de
encontrar otra manera. Confía en mí —dijo. Ella empezó a llorar, a
decirnos cómo había intentado pensar en cada posible solución y en
cómo se había disgustado consigo por no ser capaz de simplemente
tomar las riendas y cuidarnos por sí misma. A través de sus lágrimas,
ella describió otra vez lo mucho que podríamos tener si tenía éxito en
volver a ser querida por su padre.
—Mi madre me asegura que papá probablemente sólo vivirá
unos meses más —dijo para recalcar lo importante que era para
nosotros empezar inmediatamente. Cathy comenzó a quejarse otra vez
sobre todo lo que dejaría. Le tomé la mano.
—¡Basta! —dije—. Vamos a hacer la maleta —miré a mamá, me
sonreía a través de sus lágrimas. Me estaba convirtiendo en el
pequeño hombre de la casa. Ya no sólo sería hijo y hermano, ahora
también el padre que habíamos perdido…

Cerré el diario por un momento.


¿Su nombre real era Foxworth, y Dollanganger era un nombre falso? Esto
explicaría algunas confusiones con la forma en que habían sido contadas
las historias sobre ellos a lo largo de los años. Corrine era hija de Malcolm
y Olivia Foxworth, pero ¿cómo podría también serlo su esposo? ¿Cómo se
relacionaban? El punto era que sí estaban relacionados. Entonces, el
rumor era cierto. ¿Serían lo bastante cercanos para ser considerado
incesto? ¿Por eso mi padre dijo que Malcolm era implacable, vicioso y lleno
de odio? Ciertamente, eso explicaría por qué Corrine huyó de su casa y fue
repudiada por ambos padres. Pensé en esos pobres niños, estaban
capturados en medio de todo y tendrían que seguir con su madre viuda sin
medios de apoyo. ¿Qué otra cosa podía hacer sino arrojarse a la merced de
sus padres? Seguramente, Malcolm y Olivia Foxworth no eran tan crueles.
Sin duda, una vez que vieran a sus nietos, sus corazones se suavizarían.
Lo que el tío Tommy había contado debía ser un error. ¿Cómo podría su
abuelo disfrutar tanto de su sufrimiento estando encerrados en el ático?
Oí venir papá y al instante, casi instintivamente, deslicé el diario debajo
de mi almohada. Él se movía por la casa. Una vez más, había perdido la
noción del tiempo y no había preparado nada para la cena. Corrí por la
habitación, pero él ya estaba de pie en la base de la escalera mirando
hacia arriba.
—¿Haciendo tu tarea? —preguntó. Creo que prefería perder un diente
antes que mentirle a papá. Vi la preocupación en su rostro y me dije que si
no mentía, se pondría más molesto.
—Sí, lo siento. Muchas matemáticas. Pasta para esta noche,
¿verdad? —comencé a bajar las escaleras y traté de evitar sus ojos; yo
sabía que estaba en un error. No me dijo nada, pero sentí que lo había
herido.
—¿Cómo ha estado hoy la escuela? —preguntó inmediatamente. Siempre
hacía algún comentario al respecto, pero últimamente, había estado
demasiado ocupado con otras cosas para preguntar por lo mismo. —
Genial, oh, tengo una fiesta el viernes por la noche, en la casa de Kane.
—Está bien —dijo—, nosotros podríamos tener algo que celebrar esta
semana, también.
—¿Qué?
—El hecho de que estoy vivo es tan real como que probablemente obtenga
un contrato para empezar con limpieza en la propiedad.
—¿Foxworth se vende?
—Eso parece —dijo—. Espero que, lo primero que el nuevo propietario
haga, sea cambiarle el nombre y luego construir algo tan hermoso que
nadie piense en las malas historias, nunca más —agregó enfáticamente.
Quedé un poco sorprendida y luego fui a la cocina a preparar la ensalada
y poner la mesa.
Papá fue a tomar una ducha y cambiarse. Conforme trabajaba, sentí un
temblor dentro de mí. No había ninguna duda en mi mente ahora, el diario
no contenía simplemente las divagaciones de un niño perturbado.
Christopher Dollanganger, o Foxworth, era un joven muy brillante, más de
lo que mis amigos podrían llamar un libro inteligente. Sabía que había
mucho más detrás de lo que estaba escribiendo. Yo podría decir que él era
bueno en la interpretación de libros y personas. Además, él no estaba
cegado por el amor de su madre y padre, quien se negó a reconocer sus
debilidades. ¿Era frío para un niño mirar así, tan claramente y
estrechamente a sus propios padres? Obviamente, había amado
muchísimo a su padre, pero no dudó en criticarle por tener más niños
mientras se esforzaba por mantener los dos que ya tenía. Lo que es más
importante, se había dado cuenta que su padre era más un soñador que
un triunfador. Si alguien más lo impresionaba o interrumpía sus ideales,
no podría continuar. ¿En quién podría creer? Quizá sólo en sí mismo. Tal
vez, eso era suficiente para él, pero seguramente no lo sería para mí,
pensé. De hecho, estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di
cuenta que papá estaba parado en la puerta de la cocina mirándome.
—¿Cuántas veces debes cortar la misma zanahoria? —preguntó.
—Oh.
—¿Qué te tiene en ese pensamiento tan profundo, Kristin? Yo espero que
no sea algo leído en ese diario
—No, no, estoy bien, papá. ¿No sabes que los adolescentes tienen mucho
en sus mentes? —opiné. Sabía que estaba siendo injusta. Era un
argumento que usaba cuando quería esquivar algo o aprovecharme.
También sabía que mi padre lamentaba que no hubiera otra mujer en la
casa para asesorarme, por lo que era una salida fácil para mí, pero nunca
la usé sin sentirme culpable.
—¿Problemas de muchachos?
—En realidad trato de evitarlos —dije. Se detuvo y me miró—. Sabes, tú
nunca me dijiste que tuvieras una novia seria antes de que conocer a
mamá. ¿La tuviste?
—Oh, chica —dijo—. Preguntaste por eso…
—Bueno, no es justo. Pueden preguntarme sobre mis relaciones, pero
nunca puedo saber acerca de ustedes.
—Permíteme contarte, Kristin. Cuando conocí a tu madre, cada mujer que
conocí antes, se borró de mi memoria como carámbanos que se derriten.
Ya nunca hubo lugar para ninguna en mis pensamientos —agité mi
cuchillo hacia él.
—Eres muy bueno, papá. Te pondría contra cualquier interrogatorio de la
CIA —finalmente rió.
—Mira quién habla, “señorita eludir” —respondió y entró a la cocina para
empezar con su plato de pasta. Él habló sobre sus primeras citas con mi
madre y el miedo que tenía de hacer o decir algo que las terminara.
Cuando hablaba así, me parecía mucho más joven. Era como si, por
resucitar sus buenos recuerdos, él pudiera regresar el tiempo; aparecía
una deslumbrante sonrisa juvenil en su rostro.
—¿Así que crees en el amor a primera vista? —le pregunté. Se detuvo y
medito un momento.
—No es para cualquiera —dijo— sólo para los afortunados.
—¿Y qué hay del resto? —seguí
—Un tiro en la oscuridad, en el mejor de los casos —contestó. Ahora sí
cayó en una profunda meditación. Lo miraba trabajar. Él estaba
preparando espagueti a la carbonara, trabajaba en su salsa con tanto
cuidado como un cirujano, no por necesidad sino por amor a lo que él
podía hacer. Él siempre decía, "cuando preparas con dedicación una
comida para alguien que amas, siempre apreciará la comida". Fui a poner
la mesa. Normalmente, cuando comíamos pasta, abríamos una botella de
vino y me permitía beber un poco. Dijo que estaba contento y que yo ya era
lo suficientemente mayor para acompañarlo, además, no había ninguna
otras cosas para beber más que vino.
Lo que me había platicado acerca de él y mi madre me puso a pensar
sobre los padres de Christopher, Corrine y el señor Christopher,
seguramente se enamoraron a primera vista, tan fuerte y completamente
que sería suficiente para desafiar cualquier norma social o a la moral que
se atravesaba en su camino, incluyendo a sus padres. Tuvo que haber sido
tan fuerte el amor de Corrine para que ella dejara riqueza tan grande.
Entonces, hubo un momento de su vida en el que no estaba obsesionada
con costosas joyas, ropa y otros lujos, o quizá tenía tanta fe en Christopher
que no tuvo miedo a arriesgarse. Sin embargo, por lo que lo había leído
hasta ahora, incluso aunque ella sabía que luchaban financieramente, no
parecía tener ningún arrepentimiento. Estuvo incluso dispuesta a tener
más hijos. Había cambiado o se había llenado de esperanza acerca de lo
que tenían y tendrían pronto, ¿ella dejaría de lado sus propios intereses?
Quizá Christopher no había llegado a esta conclusión, al menos no lo
había dicho todavía en su diario, pero tal vez, su madre era muy crédula y
más ingenua de lo que ella actuaba. Incluso sin que yo hubiera leído otra
palabra, estaba claro que algo había cambiado en ella, porque estaba
dispuesta a ocultar a sus hijos en un pequeño dormitorio y un ático
mientras trabajaba en recuperar el amor de padre. Se estaba engañando a
sí misma nuevamente, justificándose por creer que pronto les daría mucho
más, ¿en qué momento se habían vuelto así las cosas? ¿Por qué? Todos
mis amigos parecen vivir tan tranquilos en comparación con la familia
Dollanganger. Ciertamente yo lo hago, tal vez no tanto, pero lo hago.
Quizá, todos tienen secretos tan profundos que desaparecen tan
pronto como cierran sus puertas. Quizá yo me pase la mayor parte del
tiempo simulando los secretos y los problemas no existen.

Capítulo 12

D trabajo, lo que, a su juicio, podría construirse en la


propiedad urante la cena, conseguí que papá hablara más
acerca de su
Foxworth este tiempo y algunos otros trabajos de su empresa. Él sabía que
yo estaba haciendo todo lo posible para impedir que me preguntara más
sobre el diario. Lo pude ver en sus ojos y en su sonrisa suave, pero por
ahora, no había hecho ningún intento. Sé que lamentaría esto.
Después de la cena, miré un poco de televisión con él y luego subí
para continuar la lectura de un texto de historia, todavía me gustaba estar
por delante de la clase. Papá me observó y vio qué era lo que estaba
haciendo, entonces dijo “buenas noches”. Pensé que me dormiría allí
mismo, pero recordé que había puesto el diario bajo mi almohada. Lo
deslicé lentamente, miré el reloj, y me dije que tal vez podía leer un poco
más, hasta que me cansara. Cielos, era un error.
…El viaje en tren fue extraño. Nos bajamos en medio de la noche,
aparentemente en ninguna parte. No había ninguna casa a la vista, y
había oído por casualidad al conductor decir que estábamos a buena
hora para dar un paseo por Charlottesville. Seguramente no podíamos
andar allá. Los gemelos estaban agotados.
Debí haberme dado cuenta que algo muy extraño estaba
sucediendo cuando el conductor llamó a mi madre "Sra. Patterson,"
pero después desembarcamos, hubo otra gran pista. Mamá dejó su
equipaje en el tren, el conductor iba a ponerlo en un armario para que
ella lo recogiera después. Cuando le pregunté sobre eso, dijo que
quería ser capaz de saludar a su padre en la mañana en primer lugar,
sin nosotros. Mencionó que tenía todo preparado con su madre.
—Esta noche, todos estarán en una habitación, y luego ya
veremos —dijo. Caminamos, finalmente vimos algunas casas y luego
la oscura mansión, enorme silueta rodeada de montañas púrpuras y
el cielo.
Mamá dijo que cuando la viéramos de día, nos daríamos cuenta
qué gran palacio era realmente. Aunque todo parecía tan extraño, me
llenó de esperanza. Vi cómo Cathy seguía asustada y disgustada, así
que seguí hablando, preguntándole a mamá cosas divertidas que
podríamos hacer aquí, como patinaje sobre hielo. Nos contó sobre un
lago no lejos de la casa, actualmente en propiedad de sus padres. En
los meses de verano podríamos nadar en él. Vi aparecer una rápida
sonrisa en el rostro de Cathy y pareció calmarse, ahora sólo estaba
interesado en entrar y ver lo que había en la casa y saber cómo eran
nuestros abuelos.
Cuando nos acercamos a una entrada trasera, una señora
mayor, de gran altura, abrió la puerta como si hubiera estado ahí de
pie esperando toda la noche. No estaba usando nada caro. Pensé que
estábamos siendo recibidos por alguien de la servidumbre. Sin hablar,
ella nos introdujo en la casa, hasta una empinada escalera. Pasamos
sin mirar nada. Caminamos por un pasillo largo, más allá de muchas
habitaciones, hasta que ella finalmente empujó una puerta
entreabierta que daba a un gran dormitorio con pesadas cortinas
cerradas herméticamente en las ventanas.
—Rápido —ordenó cuando nos vio vacilar un poco— prepárense
para dormir. Y hagan todo en silencio —mamá asintió con la cabeza y
comenzó a desvestir a Carrie. Cathy ayudó con Cory. Ambos gemelos
estaban tan cansados y aturdidos que apenas emitieron sonido. Puse
una de nuestras maletas en la cama y comencé a abrirla para sacar
sus pijamas.
—No en la cama, niño tonto —dijo la vieja señora—, en el piso
— puse la maleta en el suelo y miré a mamá con incredulidad. Ella
intentaba sonreír, pero sus labios parecían congelados, apretados—.
Bueno, ustedes tenían razón acerca de la hermosura de sus hijos,
¿pero son inteligentes, o nacieron estúpidos y enfermos?
—Ellos son perfectos, madre.
Cathy me miró con, probablemente, la misma expresión de
impresión que había en mi cara. ¿Esta mujer fea, grotesca, torpe y que
nos miraba severamente, era nuestra abuela? Mamá colocó a Carrie
en una cama, y Cathy colocó a Cory al lado de ella. Luego se volvió y
miró a nuestra abuela. Tuve problemas para ver alguna semejanza y
esperaba que en realidad no fuera realmente un pariente
consanguíneo, quizás ella era una madrastra.
—No puede haber niños y niñas durmiendo juntos —dijo la
abuela.
—Sólo son niños inocentes. ¿Por qué siempre tienes tantos
malos pensamientos, madre? —una sonrisa fría de la anciana provocó
un escalofrío en mi espina dorsal y definitivamente congeló a Cathy.
—¿Por qué tengo malos pensamientos? ¿Niños inocentes? Eso
es lo que tu padre y yo solíamos pensar acerca de ti y tu medio tío.
Seguramente han heredado esa impureza —mamá sugirió que nos
diera habitaciones separadas y fue cuando las cosas se volvieron aún
más desconcertantes. La anciana comenzó a hablar sobre lo
importante que era que nadie, ni siquiera los sirvientes, supieran que
estábamos aquí.
Yo seguía buscando la mirada de mamá para alguna
explicación, pero cualquier desafío y espíritu que había tenido cuando
llegamos, parecieron evaporarse. Pensé que podría protestar, pero
antes de que pudiera abrir mi boca, nuestra abuela caminó hacia
Cathy y yo, miró por encima de nosotros.
—Eres el mayor, debes mantener a los otros tranquilos en este
lugar. Cuando tu madre y yo dejemos la habitación, cerraré la puerta
con llave.
—¿Cerrar con llave? —le pregunté. Sus ojos se ensancharon con
furia a mi simple cuestión sobre algo que ella había dicho.
—No pueden andar por toda la casa. Permanecerán aquí hasta
que su abuelo muera. Hasta entonces, ustedes no existen.
— ¿"No existen"?
—¡Deja de repetir todo como un idiota! —parecía que quería
abofetearme. Mamá sacudió la cabeza, por lo que mordí mi labio
inferior La anciana continuó diciendo por qué debíamos estar
encerrados en el ala norte, pero dijo que el último viernes del mes,
teníamos que subir la otra escalera y escondernos en el ático. Lo dijo
como si nada, pero Cathy me miró y abrió la boca
—¿El último viernes del mes? —sabía por qué estaba
conmocionada. Eran semanas de distancia. La abuela explicó que
subiría todos los días para traernos comida. Finalmente, mamá
comenzó a arroparnos en la cama, susurraba constantemente, con
ojos llorosos, que esto sólo era temporal, unos días, quizá una
semana, pero teníamos que ser obedientes y no molestar a nuestra
abuela.
—Es nuestra única esperanza, Christopher —susurró en mi
oído. Asentí
—No te preocupes, mamá —le dije, lo que trajo su primera
sonrisa real. Besó mi mejilla y se levantó. Pude ver cómo se resistía a
dejarnos—. Mantendremos a los gemelos entretenidos y tranquilos —
ella miró a su madre, quien sólo frunció el ceño.
—Vendré en la mañana —dijo la abuela. Prácticamente empujó
a mamá por la puerta. Escuchamos el chasquido de la cerradura.
—¿Qué fue eso? —preguntó Cathy—. ¿Mamá Godzilla? Era
enorme y horrible. ¿Cómo puede ella ser nuestra abuela?
—Genial —le dije—. No digas esas cosas estúpidas frente a los
gemelos, o tendremos un tiempo bastante cansado para mantenerlos
tranquilos. De por sí ya es muy difícil.
—¿Qué quiso decir la abuela con lo de mamá y su medio tío?
¿Quién era su medio tío?
—No hay que pensar en nada —dije—, vamos a dormir un poco.
No está tan mal aquí. Además, ¿qué es una o dos noches? —ella se
quedó viéndome fijamente, para ver si sólo la estaba calmando o
realmente creía lo que había dicho. Se estaba poniendo más y más
difícil para dejarse engañar. Sacudió la cabeza, dijo sus oraciones y
se acurrucó junto a Carrie. Me puse sobre mi espalda y observé el
techo.
La casa no estaba completamente tranquila. No escuchaba a
alguien hablar o moverse, pero podía oír el crujir, como si la mansión
estuviera tratando de advertirnos: “Salir. Salir mientras todavía
puedas…
Como si yo hubiera hecho el viaje en tren y la caminata en la noche
con ellos, sentí mis párpados cerrarse lentamente. Puse el diario debajo de
mi almohada y apagué la lámpara del buró. Casi de inmediato, imaginé a
Olivia Foxworth, por encima de los gemelos, Cathy y Christopher. ¿Cómo
podría una abuela ser tan dura y mala con niños jóvenes que, obviamente,
estaban agotados y asustados, especialmente sus propios nietos? Intenté
empujarla fuera de mi mente y cuando finalmente lo logré, caí dormida. Me
desperté una vez en medio de la noche, imaginando su posición al lado de
mi cama, mirando hacia mí y diciendo: "¡no te atrevas a leer otra página!"
Tomó un rato para mí poder dormir otra vez, y entonces hice algo
que no había hecho desde que era una niña, dormí demasiado. Papá
estaba llamando a mi puerta y asomó su cabeza.
—Kistin, ¿estás enferma?
—¿Qué? —rápidamente se senté y miré el reloj—. Oh.
—Creo que debes poner una alarma.
—Pero no lo hago desde hace mucho.
—Um. Tal vez vas a tener que empezar de nuevo. Vi tu luz encendida
y ya era tarde —dijo, meneando la cabeza. Entonces salió y cerró la puerta.
Salté de la cama. No importaba nada, incluso me salté el desayuno, iba a
llegar tarde a la escuela por primera vez. Papá me estaba esperando
cuando bajé las escaleras.
—No quiero que conduzcas rápido, Kristin. Vas a llegar tarde. Voy a
escribir alguna excusa, diré que tenía un problema en la casa o algo.
—No hay necesidad de mentir, papá. Es mi primera vez. Conseguiré
una advertencia, pero no algún castigo. Sólo diré la verdad, me quedé
dormida.
—¿Por qué te dormiste hasta tan tarde? —preguntó—. Vi la luz
encendida, ¿fue por ese diario, verdad?
—Sí —confesé. Él meneó la cabeza.
—Me gustaría que me lo devolvieras, Kristin. Lo voy guardar en lugar
seguro y te lo regresaré más tarde.
—¿Por qué?
—Mira lo que está haciendo ahora.
—No está haciendo nada malo para mí. Perdí la noción del tiempo,
eso es todo, papá. No es gran cosa. Voy a ser más cuidadosa, lo prometo.
No se me hará tarde otra vez, nunca.
—Tengo que ir a trabajar —dijo—. Piensa en ello. Y recuerda que no
se puede conducir rápido. Conseguirás un pase para la corte y no serás la
primera a la que le asignen un juez impío. Puedes perder tu licencia en un
santiamén y deberás ir meses a la escuela de manejo.
Lo vi salir y después fui a beber un zumo de naranja y un trozo de
pan tostado. Ahora tenía poco apetito. Cuando me comí mi pan tostado,
alcé la vista y pensé en el diario. No quería siquiera considerarlo, pero una
vez más, lo hice. Era difícil creer que mi padre iría a mi habitación y lo
llevara lejos de mí, pero después de ver su reacción esta mañana, se me
ocurrió que sí podría hacerlo. Había visto mi atención cuando leía novelas
o incluso libros de texto, así que sabía que no era sólo eso. Aquí había algo
más. Lo sentí ahora. Mi padre sabía algo que nunca me había dicho, y al
verme leyendo el diario atentamente había resucitado su memoria.
Seguramente temía que leyera acerca de eso. Tal vez le había hecho
algún tipo de promesa a mi madre. Lo que fuera, pensé que nunca
encontraría una manera de descubrir lo que él sabía. Estaba segura de
que esto era lo que le estaba molestando, y no era simplemente mi sueño
excesivo. En lugar de alejarme del diario, sólo revolvió mi curiosidad
acerca de lo que sería leerlo y saber. Por lo que yo podía recordar, nuestra
familia, incluso antes de que mi madre muriera, no guardaban secretos.
Todo acerca de mis abuelos, tíos y tías era discutido abiertamente. Mis
padres eran personas que jamás ocultaban algo el uno del otro, pensé que
no lo harían conmigo.
Corrine y el señor Christopher tenían un secreto profundo y serio
para ocultar, no sólo de sus propios hijos, sino de todos los que conocían.
Fue por eso que el señor Christopher había adoptado su nuevo apellido,
Dollanganger. Una familia nacida de una mentira no acabaría bien. Por
supuesto, era comprensible que no le dirían la verdad a Christopher y
menos a Cathy, no mientras ellos siguieran siendo tan jóvenes, tal vez
habían pensado que nunca tendrían que decirles la verdad. Accidente fatal
el del señor Christopher que hacía casi imposible mantener el gran
secreto. Hasta donde dejé la lectura, tuve la impresión de que Christopher
estaba esperando que su madre se acercara con alguna otra explicación.
Tal vez sus padres no estaban relacionados sanguíneamente.

Capítulo 13
D primera clase del día , inglés con el Sr. Stiegman, pero mi ebí
estar más preocupada por llegar tarde a la escuela y a mi
mente estaba totalmente absorbida por lo que leí en el
diario. Casi me sorprendió encontrarme en el estacionamiento para
estudiantes. Tenía que ir directamente a la oficina del director y obtener
un pase para entrar en la escuela. Nuestro director, el Sr. Market, era un
hombre muy tolerante de cuarenta y cinco años de edad. Era director de
nuestra escuela desde hace casi ocho años, me caía muy bien porque él
siempre era justo. Sentía que yo le agradaba y estaba impresionado por mi
promedio.
No me gustaba ser tratada diferente respecto a cualquier favor, sólo
porque perdí a mi madre a una edad temprana, pero a veces sí lo sentía.
Había muchos otros estudiantes que vivían con uno de sus padres, pero
eso era a causa de divorcio. Muchos de ellos tenían problemas de
comportamiento, y pocos estaban haciendo lo necesario para tener buenas
calificaciones. Mi padre nunca estaba sobre mi espalda para entregar
cualquier trabajo escolar. Estaba muy orgulloso de mis logros, pero nunca
me presionó de la manera en que algunos padres presionaban a sus hijos.
Creo que lo que me hizo trabajar arduamente fue mi miedo a
decepcionarlo, incluso aunque él siempre me dejó claro que me amaría
pasara lo que pasara. Tal vez, fue por eso he trabajado tan duro. Se
preocupaba mucho por mí. ¿Corrine se preocupaba lo suficiente en sus
hijos? Ella no pensó en el futuro y se preparó para el desastre. Eso era lo
que hacían los adultos, ¿no?
La señora Grant se levantó soprrendida de su escritorio cuando
entré en la oficina. Era secretaria del Sr. Market, y, como él, ella tomaba
un interés personal en muchos de los estudiantes.
—Llegué tarde —anuncié. Ella me miró un momento como para
confirmar lo que había dicho y que yo realmente estaba allí.

¿Qué pasó? —preguntó ella, su rostro estaba plegado y arrugado
como si estuviera hecho de papel de aluminio.
—Me quedé dormida. Mi padre pensó que estaba enferma o algo,
pero me olvidé de poner mi alarma. No me había pasado desde hace
mucho tiempo —ella asintió con la cabeza y zumbó el teléfono para hablar
con el Sr. Market.
—Retraso —dijo—, Kristin Masterwood. No, no hay excusa por
escrito. Ella dice que se quedó dormida —escuchó y luego colgó el receptor
—. Tengo que darle un demérito y una papeleta rosa de advertencia —dijo,
como si ella tuviera un dolor de muelas—. La próxima vez, será detención
de la semana
—Lo sé. No habrá una próxima vez —sonrió y me dio el demérito, fui
a mi primera clase. Todo se detuvo cuando entré y el Sr. Stiegman me
entregó mi reporte. Él sacudió la cabeza, me miró sombríamente y tomé mi
asiento. No miré a nadie, a pesar de que sabía que todos los ojos estaban
sobre mí. Me di cuenta rápidamente dónde estaban en la lectura de
Macbeth y di la vuelta a la página de mi libro de texto. Cuando la campana
sonó menos de quince minutos más tarde, a penas me moví de mi asiento
antes de que Lana y Suzette se abalanzaran. Detrás de ellas estaba
Theresa Flowman regodeándose. Ella era mi competencia para el mejor de
la clase. Si estuviéramos parejas después de este semestre, el
comportamiento desempeñaría un papel muy importante en la selección
de la facultad.
—¿Qué te pasó? ¿Por qué te dieron una papeleta rosa? —preguntó
Lana rápidamente.
Sabía que se preguntaba por qué no había llegado con una excusa
por el retraso, excusa que habría evitado un demérito. Todo el mundo
lograba que sus padres a inventaran algo. Nadie parecía creer que mi
padre no lo hacía. Las pequeñas mentiras son como placas en las arterias,

irían una tras otras hasta que mi reputación estuviera arruinada. En su
negocio, donde la confianza era fundamental, papá dijo que equivalían a
un ataque al corazón.
Me quedé dormida —dije lo más casual que pude
—Tal vez, te estás esforzando más de lo que puedes para ser la mejor
estudiante —dijo Theresa, con la intención de que sus palabras hirieran un
poco mi autoestima.
—Theresa, tienes que dejar de pensar que todo el mundo es como tú
—repliqué. Lana y Suzette sonrieron y Theresa desapareció.
—Esa chica siempre parece andar en fuego que yo no le prestaría ni
un lápiz —dijo lana.
—Para —ordené, aunque no pude evitar sonreír bajo mi
desaprobación.
—Hablando de eso, Kane te estaba buscando en el salón —dijo
Suzette—. Cada vez que volteaba y veía tu escritorio vació parecía que
hubiera perdido a su mejor amigo o algo así. En realidad, nunca lo había
visto así. Parecía un perrito perdido, ¿sabes de su partido, verdad?
—Sí —cuando comenzamos a andar por el pasillo para nuestra
próxima clase, Kane apareció detrás de mí.
—¿Dónde has estado, forastera? —susurró— ¿Foxworth?
—¿Qué? —me detuve y giré alrededor de él. Fue aterrador por un
momento, era como si, de alguna manera, hubiera encontrado algo sobre
el diario.
—Sólo bromeo. Vi que faltabas en el aula.
—Me quedé dormida. Parece que son las principales noticias de hoy.
—Eso muestra lo aburrido que es aquí —respondió y se encogió de
hombros. Caminaba junto a mí.
—Mi papá nos dijo que Foxworth se vende.
—¿Cómo te enteraste tan rápido?

—Él estuvo en la junta de directores del banco, es uno de ellos. Tu
papá va a hacer un montón de trabajo allí.
—Sí me dijo —hicimos una pausa afuera de mi próxima clase. Mis
amigas estaban mirándonos y riéndose.
Ya sabes, nunca he estado allí durante el día —dijo Kane—. Quizá
me puedas dar un recorrido esta semana después de la escuela, antes de
que desaparezca.
—No sería un gran recorrido —dije.
—Cualquier excusa para estar contigo me funciona —él contestó,
dándome una de sus deslumbrantes sonrisas, y entró a su propia clase. Lo
vi alejarse y pensé cómo me sentiría volviendo a Foxworth ahora que me
estaba conectándome tan profundamente en el diario. En todo caso, hacia
parecer todo más prohibido. Si bien, había leído cómo Corrine llevó a sus
hijos a través de la oscuridad de la parada del ferrocarril, imaginé el
camino que tomaron que los llevó a la parte trasera de la mansión. Ahora
que estaba abandonada, la ruta podría estar cubierta, pero ya estaba
jugando con la idea de caminar por ahí, llevar toda esa escena a mi vida.
¿Podría hacerlo?
Me apresuré a entrar en el aula. Lo que menos necesitaba hacer
ahora era llegar tarde a mi siguiente clase. Antes de que terminara el día,
Kane sugirió otra vez ir a Foxworth, tal vez para ver un poco el retiro de
escombros.
—Estoy seguro que tu papá va a pensar que es bueno que estés
interesada en su trabajo
—¿Por qué es esto de repente tan importante para ti?
—Sólo estoy interesado en lo que le interesa —dijo.
—¿Cómo sabes que me interesa?
—Podría decirlo. ¿Qué tal mañana? Podría pasar por ti antes de la
escuela, para que no tengas que preocuparte de tu coche después.

—Te aviso después —dije.
—¿Qué es tan complicado que me avisas después? —repitió con más
firmeza. Otra vez me dio ese famoso encogimiento de hombros y caminó.
¿Cómo podría explicar por qué dudaba? No era sólo porque yo
estaba leyendo el diario. Tenía miedo de que mi padre pensara que estaba
tan obsesionado con él que le había hablado a Kane sobre ir a Foxworth
para ver el trabajo. Él también podría creer que lo había desobedecido y
hubiera
dicho a Kane algo sobre el diario. Tenía que trabajar sin hacer que Kane
sospechara demasiado. Había grabado en mi mente antes de salir de casa
para ir a la escuela, que no iba a tocar el diario hasta el final del día, si
podía en todo el día. Pensé que debía hacerlo para aliviar a mi padre sus
preocupaciones. Además, tenía mucho que hacer en la casa, tenía más
deberes que de costumbre. Cuando papá llegó a casa, me encontró
aspirando la sala.
—¿Qué pasó en la escuela? —fue su primera pregunta.
—Me advirtieron sobre una detención. Voy a poner alarma, no te
preocupes.
—¿Tienes mucha tarea?
—Sí, ¿Por qué?
—Herm Cromwell quiere llevarnos a cenar.
—Él quiere llevarte a ti, papá, no a nosotros. No te preocupe por ello.
Voy a hacer un sándwich de pavo y papas fritas. He visto cómo lo haces
otras veces —él asintió con la cabeza—. Oh, Kane Hill sabe acerca de la
venta de Foxworth. Su padre…
—Está en la junta del banco.
—Él quiere ir conmigo a la propiedad cuando comiencen a trabajar
en la extracción de escombros —dije—. Yo no le dije sí o no. No le he
mencionado nada más —añadí rápidamente—. Él nunca ha estado allí
durante el día, y tiene la loca idea de que algún famoso sitio local está a
punto de desaparecer.
—¿Qué significa, en el día?
—Probablemente ha hecho algunas visitas en Halloween —papá
asintió con la cabeza.
—Puede venir cuando él quiera.
—¿Mañana?
—Estamos a partir de mañana, sí.
—Dijo que me recogería antes de la escuela. Pero iremos después de
clases —papá me miró un momento— ¿Podrían eliminar algo famoso?
—No es considerado un sitio histórico —dijo entre dientes—. Lo
mejor que se ha hecho para esta comunidad es deshacerse de eso restos y
vender la propiedad —agregó con tanta firmeza y rabia que sostuve mi
aliento—. Vamos a sacarlo de nuestras vidas una vez por todas —dijo y fue
arriba a bañarse y cambiarse para la cena. Lo vi subir, ya había terminado
de limpiar con la aspiradora y comencé a preparar mi cena.
Raramente veo a papá rojo de ira. A veces, sé que le gustaría traer a
casa alguna frustración debido al trabajo para compartirla, pero él
usualmente la olvida rápidamente cuando me ve o, probablemente, el
recuerdo de mi madre lo hace aún más.
—Tu cena huele bien —dijo desde la puerta una vez que ya había
bajado cambiado. Su tono era más tranquilo.
—También tendrás una buena cena, papá, estoy segura.
—Sí. Lo siento, exploté por esta cosa de Foxworth. Estoy cansado de
oír hablar de él hasta en los restaurantes. Empiezan hablando de la
empresa que había reconstruido y todo eso. Casi me hace desear no tomar
el trabajo. Intentaré llegar temprano —dijo y me besó antes de irse.
Después de que comí, me senté durante un tiempo a pensar en las
últimas páginas que había leído en el diario. Esto era como un misterio
envuelto en un misterio, pensé. Eran sólo niños, ¿por qué era tan
importante para mi padre que lo dejara y olvidara? Cambié mi
pensamiento. Me apresuraría con mi tarea, me gustaría estar de vuelta en
el diario esta noche. Una hora y media más tarde, después de hacer
algunos ajustes con mi alarma, me instalé nuevamente contra mi
almohada y abrí el diario donde lo había dejado. Me sentí como Alicia
cayendo en el oscuro país de las maravillas.
Capítulo 14

D quejaron. Cathy sólo hablaba tanto que no ayudaba al


esde el momento en que despertaron, los gemelos se
asunto. Mientras fui al baño y me lavé, la abuela del
infierno llegó con la bandeja de la comida, junto con una lista
específica de reglas que debíamos obedecer.
Me ordenó que las leyera en voz alta a mi hermano y hermanas.
Antes de que ella partiera, nos dijo que tuviéramos cuidado, que Dios
veía todo, todo el mal y el pecado que estábamos propensos a
cometer. Lo único positivo que nos dijo fue que podíamos subir al
ático, donde tendríamos más espacio.
Después de las 10:00 am, le eché una mirada al rostro de
Cathy y vi que ella iba a hacer o decir algo para mostrar su desafío,
tal vez golpearía en la puerta, pero me sorprendió con su propuesta,
una fantasía que nos traería más raíces lejos de la realidad con el
paso del tiempo.
—Está bien —dijo—. Ya que estamos siendo abandonados por
la familia que tenemos, formaremos una propia. Christopher, ahora
eres el padre. Yo soy la madre —miré a Cory y Carrie y vi cómo la
idea les dio algo de alivio. Había una oportunidad para divertirse
después de todo y alejar su mente de esta terrible situación. Nuestra
abuela había escrito una lista de reglas para seguir, y era bastante
claro que ella estaba medio loca o simplemente había sido
sexualmente reprimida. Las encontré tan ridículas, que las leí en voz
alta, imitando su voz y su cara feroz.
“No deberán andar desvestidos en frente de cualquier otro;
Niños y niñas no pueden usar el baño juntos…” Había uno que
resaltaba, “No tocarán ni jugarán con sus partes íntimas…” Lo más
ridículo fue: “No mirarán a alguien del sexo opuesto, a menos que sea
absolutamente necesario.”
Pude ver que iba a pasar un rato explicándoles a Cory y Carrie
lo que eran partes íntimas. Cathy tenía esa sonrisa complaciente en
su rostro, disfrutando de mis esfuerzos para hacerlo sonar más
científico que sexual. Había realmente veintidós reglas, sobre todo
tenían que ver con la obediencia y la limpieza. La abuela amenazó con
añadir más a medida que pasara el tiempo. A pesar de mi sátira y mi
imitación, Cathy dejó de sonreír.
Ella miró a su alrededor y entonces estalló con toda su
frustración reprimida, lamentándose cuánto nos odiaban por algo que
no habíamos hecho, lo que era y declarando que todo sería un
desastre. Mantuve la calma y le aseguré que nuestra madre nos
cuidaría y que nuestra demente abuela se estabilizaría. Ella se
calmó.
—Tienes razón —dijo—, mamá no dejará que esto dure mucho
más tiempo —suspiré con alivio, pero algo dentro de mí advirtió que
esta era sólo la primera de muchas crisis por venir…

Dejé el diario a un lado por un momento y medité sobre las reglas de


su abuela. Christopher ya había sospechado desde el principio que su
abuela estaba sexualmente reprimida. Yo sabía lo que una persona
sexualmente reprimida era, pero dudaba, incluso de lo poco que había
leído hasta ahora, que Cathy habría conocido a su edad. Su abuela
probablemente evitaría completamente el mundo exterior si ella viviera
todavía y viera cómo estamos todos vestidos, lo que leemos, lo que hemos
visto en televisión, y cómo muchos de nosotros ya eran sexualmente
activos, no sólo antes de que se graduaran de la escuela secundaria, sino
también antes de ésta.
Seguramente, aún hay gente como ella, que piensan que una mujer
liberal es simplemente promiscua. ¿Cómo había crecido la madre de
Christopher en tal hogar? ¿Le permitieron ir a citas por lo menos a mi
edad? ¿Qué tipo de ropa la obligaron vestir? ¿Qué libros y revistas fueron
prohibidos y qué acerca de cine y televisión? ¿Le prohibieron maquillarse?
¿Le permitían ir a fiestas? Quién no entendería por qué tuvo un romance y
huyó de ese mundo. Estoy segura de que se sentía más como un animal
atrapado.
A pesar de que mi tía Bárbara está dispuesta a enseñarme los
hechos de la vida, cuando era más joven y sus llamadas telefónicas eran
ocasionales, sin una madre o una hermana mayor, tenía que arreglárselas
conmigo cuando llegué a lo que podríamos llamar, la “calle sofisticación”.
Tía Bárbara no estaba conmigo todos los días o incluso cada mes, y me
sentí más cómoda conforme pasó el tiempo y logré mantener una
conversación de consejos y charla íntima. También, durante una de
nuestras últimas conversaciones, dijo "eres muy sofisticada para tu edad
ahora, Kristin. Tengo fe en ti, siempre haciendo lo correcto". Tal vez lo dijo,
pero no estaba convencida. A los casi diecisiete años, estaba todavía lejos
de ser la chica más experimentada y mundana en mi clase, especialmente
cuando hablamos de relaciones.
Algunas de las chicas habían estado saliendo con chicos mayores
desde que tenían catorce, y como todos sabíamos, esos muchachos no
estaban satisfechos con tomarse de las manos y besarse en el asiento
trasero de sus coches cuando estaban solos. Algunos de ellos proceden de
hogares rotos, incluso aquellos que no parecían tener una correa larga,
permanecían más tiempo afuera que el resto de nosotros. Me imaginaba
que sus madres, como la madre de Cathy, estaban más absortas en sí
mismas. Como cualquier otra niña, quise ver cuántas campanas sonarían
y cuanto control todavía tendría cuando aquellas famosas hormonas
femeninas comenzaran a llamar.
Tanto Lana como Suzette todavía eran vírgenes. Hablábamos sobre
esto casi cada vez que las tres estábamos juntas en una de nuestras
casas. Aunque tenían madres para asesorarlas en todo momento,
sospeché que no sabían mucho más sobre sus propios impulsos y deseos
que yo. Pensaron que sólo porque era la mejor alumna en la clase, tal vez
incluso de toda la escuela, sabía más de sus madres. Sonreí para mis
adentros recordando cómo contesté algunas de sus preguntas, de la forma
en que quizá Christopher habría contestado. Era casi como un científico.
También tuve la sensación de que si les decía lo poco que había hecho con
Kane o hasta dónde podría ir, encontrarían una justificación para hacer lo
mismo. No quería ser responsable de sus acciones, porque de seguro
vendrían conmigo a decir “Bueno, tú lo hiciste”.
Responsabilidad, pensé en cómo había sido empujada a Christopher.
Tal vez, fue sólo un juego al principio para él jugar a papá, pero no era
difícil ver que realmente tendría que ser como uno. Sé que los niños de
nuestra edad que viven en países asolados por la guerra, o en situación de
pobreza extrema, crecen tan rápidamente que la infancia para ellos es una
fantasía. Pero para un niño que provenía de una familia de clase media,
que una vez tuvieran todas las ventajas, al lanzarlo en esta situación tuvo
que ser verdaderamente una gran responsabilidad. Sabía lo difícil que era
perder a alguien, pero él, su hermano y hermanas se habían vuelto más
como huérfanos.
Esta vez tomé el diario a regañadientes. Me hacía enojar y
deprimirme. Estaba desarrollando una relación de amor-odio con él. Era
intrigante, sí, pero también me enfurecía. Papá podría tener razón, pensé.
Podría hacerme amargada y cínica. Ahora, mi estómago se retorcía de la
misma manera que lo hacía justo antes de que tuviera que hacer algo
desagradable, como ir al dentista, pero volví a las páginas de todas formas,
sintiendo que era casi tan necesario como tener mis dientes limpios.
…Nuestra primera incursión hasta el ático fue como visitar otro país.
Era enorme, probablemente de la longitud entera de la mansión, llena
de antigüedades sin fin, pilas de encuadernados en cuero con
etiquetas de viajes, gigantes armarios que contienen uniformes de la
Unión y la
Confederación, filas y filas de ropa antigua de hombre, ropa para mujer,
maniquíes, sin mencionar decenas de jaulas, rastrillos, palas montones de
fotografías enmarcadas.
—Podrían ser nuestros familiares —dije—, antepasados —
Cathy hizo una mueca hasta que vio a una muchacha bonita que tenía
tal vez dieciocho años. Era difícil saber, las mujeres y los hombres del
siglo XIX parecían mayores a nuestra edad. Pensé que se veía muy
sexy con su pecho realzado gracias a una blusa con volantes. La vi
fascinado igual que Cathy la observaba.
—Estoy seguro que tendrás una figura como ésa.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Por la manera en que te estás desarrollando —dije, y ella me
miró extrañamente.
—Está bien para mí que lo predigas, lo sabes, a pesar de lo que
diga nuestra abuela.
Cory y Carrie empezaban a quejarse por el calor y la congestión
nasal. Conseguí abrir una ventana, y entonces hice un nuevo
descubrimiento, una habitación que estaba medio decente, con
pupitres. Cory encontró un caballo, y Cathy también subió a Carrie.
Por el momento, habíamos tenido muchas cosas que nos ocuparan.
Cathy y yo miramos por la ventana.
—Es como mirar un televisor con la imagen pegada en algo
hermoso. Nadie se puede cansar de algo hermoso —dije. Ella sacudió
la cabeza.
—Eres imposible, Christopher. Ves algo bueno en todo, incluso
esto. ¿Por qué nuestra abuela nos mira y habla solamente del
pecado? ¿Qué hemos hecho? Somos sólo niños.
—Aún no sé cómo piensa —le dije—. No te preocupes, de todos
modos, no vamos a estar aquí por mucho tiempo.
Carrie y Cory comenzaron a quejarse otra vez, exigiendo que
lleváramos fuera.
—¿Ahora qué, gran optimista? —preguntó Cathy y rápidamente
pensé en algunos nuevos juegos.
—¡Convertiremos el ático en nuestro propio jardín con un
columpio! —declarado esto, pasé horas construyendo uno para ellos.
Se mantuvieron entretenidos sólo un momento antes de que
gritaran para salir otra vez. Esto no iba a funcionar, pensé. Nosotros
no podíamos mantenerlos encerrados como mamá imaginaba. Cathy
me miró y vio la debilidad momentánea y la duda en mis ojos, pero
rápidamente me recuperé. Les reprendí sus lloriqueos y gritos como un
padre lo haría. Después acepté agradecido la declaración de Cathy,
era hora de comer.
Éstos eran los primeros días, me dije. Seguramente valdrían la
pena. Se trataba de una mansión, obviamente eran gente muy rica,
dueños de tanta tierra. Si fueran capaces de compartir sólo un pedazo
de ello, también seríamos ricos y, viniendo del desastre en el cual
estábamos, esto tenía que ser una idea estupenda, una oportunidad.
Podía escuchar a mi padre decir “Levanta la barbilla hacia arriba,
saca el pecho, los hombros hacia atrás. Estás en el ejército
Dollanganger, muchacho".
Cuando escuché a mi padre subir las escaleras, empujé el diario
debajo de mi almohada y agarró mi libro de historia. Un momento después
de haber hecho el cambio, me sentía terrible culpable. Mi padre tenía
confianza en mí. Lo engañaba otra vez, incluso con algo que mayoría de la
gente llamaría algo menor, me dio una sensación enfermiza. ¿Por qué las
personas engañan a la gente aman o se supone que sienten algo? Me
preguntaba.

Capítulo 15

D escuchado, sabía que Corrine Foxworth mantendría a sus e


lo que había leído hasta ahora y de lo que ya había
hijos encerrados en el ático durante años, sin embargo,
según Christopher, ella les había dicho que iban a estar allí unos días, tal
vez una semana, aun sabiendo que sería mucho más tiempo. Todos los
padres decían a sus hijos mentiras blancas para mantener la paz o
mantenerlos lejos del miedo y la intranquilidad, pero esto era diferente.
¡Era frío, un cruel engaño! En un sentido real, ella estaba traicionando,
traicionando a los que más debería haber amado.
Yo ya tenía un mal presentimiento acerca de la voluntad de Corrine
para encerrar a sus hijos en habitaciones lejos de los criados y el abuelo.
No me gustó el hecho de que la puerta estuviera bajo llave. ¿Qué pasaría si
había un incendio o algo más terrible sucedía, como un ataque de
apéndice o una lesión? ¿Cuánto tiempo les tomaría conseguir ayuda?
¿Cómo podría una madre dormir por la noche sabiendo esto? Traté de
pensar como Christopher y comprender que Corrine estaba desesperada,
prácticamente sin un centavo con cuatro hijos, y en su forma de pensar,
se trataba de un sacrificio lo suficientemente pequeño como para tener la
seguridad y el futuro arreglado de sus hijos y el de sí misma. Me dije que
tenía que recordar que ya una vez ella había disfrutado este opulento estilo
de vida, viviendo en esta gran mansión con sus jardines hermosos y el
lago.
¿Quién podría culparla por soñar con rescatarlo todo?
Me causó asombro acerca de lo que sacrificó mi padre en su vida
después de la muerte de mi madre, sacrificios que hizo para mi beneficio.
Estaba segura de que muchas noches, yacía despierto en el dormitorio de
mi madre, solo, mirando en la oscuridad, incapaz de dormir y
probablemente soñando con alejarse de todo, huir del recuerdo nítido de
sus movimientos junto a él, su risa resonando en los pasillos y
habitaciones, el olor de su perfume todavía persistente alrededor de su
tocador y en su armario, tal vez el descubrimiento de una hebra de su
cabello. Después de su muerte, cada recuerdo era como un rasguño en
una costra, una herida.
Qué fácil sería mudarse a otra ciudad, otra casa y hacer a nuevos
amigos, amigos en cuyas caras no viera el dolor y la lástima o el reflejo de
mi madre en sus ojos y pudieran oír la fragilidad de sus palabras. Todo el
mundo siempre tenía miedo de decirle algo doloroso y resucitar el aliento
moribundo de mi madre. Yo lo sabía, veía el miedo en su rostro y lo sentía
en mi corazón. A pesar de lo que me decía acerca de estar atado a la casa y
su trabajo, de su comodidad donde él ya estaba y acerca de ser demasiado
viejo para comenzar de nuevo, era perfectamente consciente de que él
aguantaba todo por mí. No quería que mi vida fuera interrumpida. No
quería que tuviera que buscar nuevos amigos y acostumbrarme a nuevos
profesores y nuevos entornos.
“La gente de mi edad y aún más jóvenes se mueven en este país
como damas chinas en un tablero”, decía. Siendo joven se supone que
quiere decir que eres lo suficientemente fuerte para ir a todos lados,
incluso periódicamente, sin embargo, a los estudiantes como que no les va
tan bien, y sí, probablemente tengan muchas emociones y problemas
psicológicos, pero viven. Yo también sobreviviría. ¿Y qué había acerca de
otra mujer, otra esposa? ¿Le era realmente imposible conseguir a alguien
más o él estaba evitándolo sólo para complacerme?
Sí, odiaba la idea de otra mujer viéndose en el espejo de mamá,
trabajando en su cocina, acomodando su ropa en el ropero y recibiendo a
mi papá con un beso al final del día. Sería como perder a mi madre otra
vez y sí, era doloroso incluso considerarlo, pero también era egoísta de mi
parte no querer que esto ocurriera. Mi padre, como cualquier otro hombre,
tenía necesidades. No podía compartir todo con él. ¿Cuántas veces había
rechazado mis invitaciones porque él pensaba que sería incómodo
acompañarme? ¿Cuántas veces había visto otro matrimonio riendo,
tomados de la mano, cenando en un restaurante o simplemente hablando
suavemente en algún lugar y sentía el gran vacío y dolor en su corazón?
Tal vez él nunca amaría nadie como había amado a mi madre, pero
necesitaba alguien que lo abrazara, alguien más que lo esperara en casa.
Era todavía un hombre joven. Tenía que ser difícil no tener a nadie a quien
abrazar en la cama, no tener un hombro que besar, no había calor para
calmarle cuando él se sintiera terriblemente solo. Había un gran agujero
en su corazón, en su vida, y yo no podía llenarla completamente. Éramos
una familia, sí, pero él era un hombre solo en tiempos y lugares cuando no
debería ser así. ¿Quién estaba haciendo los sacrificios aquí? Yo no. Y
ciertamente ¡no Corrine Foxworth! Él llamó a mi puerta.
—Entra, papá.
—Quiero comentarte algo —comenzó—. Herm Cromwell me acaba de
decir que en el periódico Catch-all de Charlottesville, están haciendo un
artículo sobre la historia de Foxworth debido a la venta de bienes raíces.
Van a rastrillar por el legendario horror, seguro. Herm conoce al editor y
allí van a hacer una mención de lo que somos, a través de tu madre, ya
que ahora somos los únicos familiares en Charlottesville de la familia
Foxworth. No debes hablar con nadie de ese periódico sobre ese asunto —
añadió severamente como nunca antes
—No sé mucho sobre eso, de todos modos —me miró de esa manera
en la que él podría pasar de ojos marrones a casi naranja cuando los
enfocaba tan intensamente.
—Estás leyendo ese diario —dijo.
—¿Qué diario? —sonrió, y asintió
—Mejor mantenerlo así, Kristin. Sé cómo los descendientes de
personas que cometen actos horribles están manchadas con mala sangre,
no importa lo que hagan o a que se dediquen. Es como caminar con los
fantasmas y aferrarse a sus hombros, ¿entiendes? —lo que dijo me hizo
temblar. A veces sentía que llevaba fantasmas sobre mi espalda.
—Ya he probado ese pan rancio, papá —le dije. Era una de sus
expresiones. Él asintió con la cabeza. Pude ver la sugerencia de lágrimas
en sus ojos. Él me entendía.
—Está bien. Voy a demoler ese lugar de la manera en que tu madre
limpiaba el piso de la cocina —prometió y salió, cerrando la puerta
suavemente. Me dejó el libro de historia y muchas cosas en las que
pensar. Tal vez tenía razón. Quizá debería lanzar el diario a la basura y
olvidar Foxworth y los pobres niños Dollanganger. ¿Qué bien vendría de mi
lectura, de todos modos? No podía salvarlos de cualquier suerte que
tuvieran. Era demasiado tarde. Papá no estaba equivocado en no querer
buscar más horror en las noticias que recibíamos diariamente. ¿Por qué
seguir buscando?
Apagué la luz y me acurruqué contra mi almohada. Por supuesto,
fue sólo mi imaginación, pero me había olvidado que había puesto el diario
debajo de mi almohada, y fue como si pudiera oír a Christopher
llamándome, rogando que leyera. Alguien tenía que escucharlo, alguien
tenía que conocer la verdad. De lo contrario, sufriría en la oscuridad. Era
la única esperanza de traerlo a la luz. En la mañana, me di cuenta de cuán
determinado mi padre estaba a terminar este trabajo tan rápido como
pudiera. Estaba arriba y se había vestido una media hora antes de lo
normal y bajó a desayunar. Vi que iba a dejarme una nota y empezar. A
penas estaba amaneciendo. Tenía su chamarra y un gorro.
—¿Qué hay sobre el amanecer? —dije.
—Oh. Tengo un equipo nuevo que viene en esta mañana,
retroexcavadoras y arados. Quieren terreno limpio junto a los escombros.
El nuevo dueño ya hablando de una piscina, una casa de la piscina y un
campo de tenis
—¿Sabes quién es?
—Nunca he preguntado. Quien sea, buena suerte para él —dijo—.
Saqué tu cereal favorito y tengo el pan listo para ser tostado. ¿Así que
realmente vienes después de la escuela?
—Es el plan.
—Está bien. Hablaremos durante la cena. Esto se ve como una
noche de cena en Charley para nosotros.
—Está bien, papá.
—Ten cuidado —advirtió. Nunca decía adiós. Siempre usaba "ten
cuidado". Le di un rápido beso en su mejilla para el camino. Por la manera
que se alzaron sus hombros y flexionó sus brazos, parecía iba a batallar.
Tal vez en su mente lo estaba. Comí mi desayuno y luego me acerqué a mi
cama, saqué el diario debajo de mi almohada. Miré el reloj. Estaba un poco
por delante de horario. "No" dije en voz alta, "no te atrevas." Pero no
escuché. Abrí donde lo había dejado. Sólo una página o dos, pensé, y
estaría fuera. Yo estaba pensando más como un adicto que como una
sensata joven. …Hasta ahora, principalmente debido a las advertencias de
la abuela y su visión oscura de nosotros, ni Cathy ni yo habíamos pensado
nada sobre el otro presente cuando cualquiera de nosotros se bañara. Ni
nuestra madre ni nuestro padre lo habían prohibido, si no vieran nada malo
sobre ello, seguramente lo haríamos.
Cathy pensó que debíamos limpiar antes del almuerzo.
Habíamos andado por el ático polvoriento, prácticamente nadando a
través de capas de aire viejo, filtrado a través de la historia de la
familia, agitando ratones, polillas y barriendo montones de telas de
araña.
—Me siento podrida —declaró—. Estamos todos demasiado
sucios para poner nuestras manos en la comida —ella
inmediatamente me dirigió una mirada para que la ayudara a bañar a
Carrie y Cory. Tan pronto como terminamos y ella los había vestido,
se desnudó y se metió en la bañera.
De repente, como si sólo al darse cuenta de dónde estábamos y
qué estábamos haciendo, ella paró de lavar su cara, volvió hacia mí y
preguntó qué pasaría si la abuela (ella evitó decir "nuestra abuela",
como si llamarla "la abuela" la hubiera hecho mejor criatura de lo que
creía) nos sorprendiera así. Me acerqué a la tina y la abracé. Ella puso
su cabeza en mi hombro y nuevamente ahogó un sollozo.
Cómo rápidamente había cambiado todo, pensé. Haría todo lo
posible para ocultarlo de ella y los gemelos, pero esto realmente debía
ser como estar en un calabozo, no importaba cuan ligeramente
intentara hacerlo parecer, y la abuela Foxworth no podía parecerse
mejor a una carcelera sádica o alguien más cruel.
—Olvídate de lo que dice —le dije a Cathy—, vamos a ser ricos.
Piensa en eso, en todas las cosas que tendremos y seremos capaces
de hacer.
Sabía que ella soñaba con ser una bailarina famosa. Había
investigado las mejores escuelas de ballet cuando mamá y papá
mencionaron tal posibilidad para ella, y aunque eran caras, se las
describí otra vez. Cuando vociferé sin cesar sobre las cosas que
tendríamos todos, comencé a lavar su espalda de la manera que a
menudo hacía, del modo en que lavaba la espalda de mamá de vez en
cuando. Si ella pudiera andar en los zapatos de nuestra madre, lo
haría.
A pesar de las insignificantes insinuaciones, sonidos molestos y
advertencias de la abuela, no podía negar que ella había puesto
nuevos pensamientos en mi mente masculina. Yo había mirado el
cuerpo desnudo de Cathy tan a menudo mientras crecíamos, pero
siempre he pensado en él como puede hacerlo un estudiante de
anatomía humana. Ella era mi propio ejemplar femenino, madurando
justo bajo mis ojos y así podía confirmar todo lo que había leído y
estudiado sobre el nacimiento del sexo. Sus pechos ya eran pequeños
brotes coronados con unos pezones ligeramente naranjas, y los
principios de su vello púbico me dijeron que marchaba al ritmo de la
agitación de sus hormonas.
El segundo en el que sentí una agitación en mí, dejé caer la
toallita y retrocedí desde la bañera. Lo que me impresionó fue la
potencia y la velocidad con la que mi conciencia sobre mi propia vida
sexual surgió de la oscura caja en la que normalmente dormía. La
restringía, pero nunca fue tratada como un inhóspito invitado cuando
las niñas estaban flirteando conmigo o mostraban un poco más de sus
cuerpos; quizá deliberadamente, se cepillaban el cabello cerca para
llamar mi atención, algo que Mindy Thompson solía hacer cuando
estábamos en la fila para comprar el almuerzo o al salir de un aula.
Esto era diferente. Ella era mi hermana Cathy. Tal vez, pensé, nuestra
abuela tenía razón. Cathy me miró nuevamente, sorprendida.
—Lo gemelos se están poniendo inquietos otra vez. Lo mejor
sería que moviera las cosas, para distraerlos —le dije cuando
realmente necesité distraerme. Ella asintió y se levantó de la tina.
Pensé que me llamaría para que le secara la espalda, pero no lo hizo y
puse toda mi atención en los gemelos.
Tuvimos nuestro almuerzo, pero casi tan pronto como
terminaron, se quejaron otra vez. Corrí hasta el ático y encontré libros
para leérselos. Traje unas damas chinas para Cathy y yo. Rellenamos
cada minuto, cada segundo con algo para evitar que lloraran y se
quejaran acerca de estar encerrados en esta casa. Finalmente,
cayeron dormidos, tomaron su siesta. Cathy y yo también caímos
dormidos.
El día se desvaneció, y antes de que nos diéramos cuenta, todos
estábamos cenando. Los gemelos se pusieron agotados de sus
propias quejas interminables. Iba a ser fácil a conseguir que fueran a
la cama. Ahora Cathy parecía que se volvería histérica de un momento
a otro.
Siguió mirando la puerta cerrada con llave, las ventanas y a mí.
—¿Qué?
—¿Cómo podría ella dejarnos así? ¿Qué pasará si hay un
incendio? Tenemos que unir hojas y formar una escalera de escape o
algo, supongo.
—Brillante —le dije, y ella se iluminó—. Es bueno pensar en el
futuro. Muchas chicas de tu edad no tienen ninguna previsión —
sonrió—. Si ambos pensamos cosas razonables como esto, lo
lograremos, Cathy Doll —el temor salió de su rostro. Hace años, el
mejor amigo de nuestro padre, Jim Johnston, nos llamó "muñecos de
Dresden", porque todos teníamos el cabello rubio y un cutis muy
limpio. Éramos como personas de porcelana. El nombre se nos quedó
y hasta vecinos comenzaron a referirse a nosotros de esa manera. Yo
sabía que a Cathy le gustaba ser considerada como alguien especial,
aunque yo no estaba contento por ser llamado como cualquier tipo de
muñeca. Ella asintió con esperanza otra vez.
—Bien, ¿jugamos damas? —dijo—, estoy decidida a vencerte —
durante unos minutos, al menos, era como si estuviéramos
nuevamente en casa: Cathy y yo estábamos jugando, los gemelos
estaban cómodamente dormidos, todo estaba tranquilo y bien con el
mundo.
Quizás podríamos soportar esto, pensé. No, quizás lograríamos
vencer esto. Mamá sabía lo que hacía, decidí. Me sentí alegre de
nuevo, impulsado hacia arriba. Y entonces la puerta se abrió y ella
entró en la habitación. Fue un momento más rápido que un parpadeo,
como si todo el aire hubiera sido absorbido de ella.

Capítulo 16

P en él sin dejar de presionarlo, por lo que había un constante


odía oír ahora el frenético sonido del timbre. Kane tenía su
dedo
dingdong dingdong. Al mismo tiempo mi teléfono comenzó a
sonar.
—¡Oh, no! —grité. Había perdido noción del tiempo. Podría
fácilmente ser tarde para la escuela otra vez
—¿Dónde estabas? He estado tocando la bocina y presionando el
timbre de la puerta. Incluso llamé a tu celular, pero fue directo al correo de
voz. No estaba seguro si lo habías olvidado y ya te habías ido con tu padre
o sola. ¿Qué está sucediendo?
—Estaré ahí en un minuto —vociferé. ¿Cómo pude enajenarme tanto
sin oír todo ese ruido? Empujé el diario debajo de mi almohada, cogí mis
libros y prácticamente salté sobre la cama para salir de la habitación. Volé
por las escaleras, casi se tuercen mis tobillos en la parte inferior y estuve a
punto de rasgar las bisagras de la puerta para poder salir.
Kane tenía una sonrisa de incredulidad.
—¿Qué está pasando?
—¡Vamos! —dije, corriendo por delante. Me volví porque todavía
estaba parado—. Date prisa —me metí en su coche y él se movió
rápidamente para entrar y encender el motor—. Lo siento —le dije.
—No me digas que te quedaste dormida de nuevo —no contesté. Él
me miró y se echó hacia atrás. Yo estaba agradecida ahora que pasábamos
prácticamente por una calle solitaria, porque ni él ni yo mirábamos en
ambos sentidos. Salimos disparados y giró los neumáticos. Si mi padre
hubiera estado en casa y hubiera visto esto, estaría tan muerto como un
clavo.
—Estamos cerca —dijo Kane—. En lo personal a mí no me importa,
sería mi primera advertencia, pero tú…
—Sólo no consigas una infracción por exceso de velocidad o te saltes
la luz roja —pedí. Si teníamos un accidente o a Kane le daban una multa,
me sentiría peor que Cathy en el ático. Probablemente, me pondría mal del
estómago cuando el director le dijera a mi padre del retraso. Saqué de mi
mente la visión del rostro decepcionado de papá.
—Así que… ¿En qué estás pensando? ¿Estás enferma o algo? ¿Qué
te paso?
—Algo —dije. Me vio y alzó las cejas.
—¿Qué?
—Nada —Estaba siendo buen día, pero mi corazón se había
hundido. Había un accidente leve justo sobre la carretera que teníamos
que pasar para llegar a la escuela. El tráfico no ayudaba. Yo sabía una
buena forma de evitarlo, lo que nos daría cinco minutos con un poco de
suerte. Mucha gente, de seguro estaba pasando por lo mismo. Empecé a
decirle que regresara.
—Lo sé, lo sé, tranquila. No seremos los únicos de la escuela
atrapados en este lío, en realidad creo que es un poco de buena suerte. El
señor Market tiene que considerarlo.
Estuvimos en el estacionamiento poco menos de cinco minutos tarde.
Podía oír el sonido de campana.
—Ya no podremos llegar al salón
—Deja de preocuparte. Yo lo explicaré todo.
—No necesito a nadie que explique por mí —le contesté con demasiada
dureza, pero no pude evitarlo. Me enojé conmigo por ponerme en esa
posición. Cuando llegamos a la entrada principal, miré hacia atrás y sentí
algo de alivio. Otros cuatro coches estaban llegando al estacionamiento y
dos más estaban a la espera de dar la vuelta. Kane estaba en lo cierto.
Habría varios de nosotros en la misma situación. De hecho, en la oficina
del director había otros tres delante de nosotros, algunos mayores. La
señora Grant estaba escribiendo notas verdes, lo que indicaban aceptables
excusas.
Por lo que la situación estaba confirmada y salvada. Sin embargo, cuando
fue mi turno, ella me miró con cierta decepción en su rostro.
—Pensé que habías llegado desde hace mucho tiempo, Kristin.
Tienes que anticipar los problemas si quiere salir adelante en la vida.
—Si señora —dije. Ella sacudió la cabeza pero escribió la nota. —¿Quién
se cree que es? ¿Tu madre? —preguntó Kane y también recibió su nota
verde.
—Al parecer necesito una —dije y me miró disculpándose por lo que había
dicho. Entré justo cuando la campana del aula estaba sonando, al menos
no llegaría tarde a mi primera clase. Sin embargo, todas mis amigas que
no sabían del atasco en la autopista estaban sorprendidas y curiosas.
Lana nos había visto a Kane y a mí llegar juntos.
—¿Kane pasó por ti para venir a la escuela? —preguntó—. No le queda de
paso.
—Sí, sí. —dije.
—Y ambos llegaron tarde —dijo Suzette. Todas las muchachas sonrieron.
Sabía que creían que Kane y yo nos habíamos desviado y por eso llegamos
tarde.
—No fue nuestra culpa —dije, aunque supiera que fácilmente podría
haber sido la mía. Recité a toda prisa una descripción del accidente de
tránsito antes de que cualquiera pudiera preguntar a algo más. En
realidad, pensé, no era mi culpa. Fue de Christopher Dollanganger. Me reí
para mis adentros imaginando conocerlo algún día y decirle. Estaba
seguro que él diría, "ojalá todo lo que hubiera sufrido en mi adolescencia
fuera un reporte por un retardo en la escuela”.
Mis amigas me miraban mientras caminábamos, todas susurrando. "Es
sólo amor” declaró Suzette lo suficientemente alto para que escuchara y
todos asintieron. Deseaba que fuera tan simple como eso. Estuve bastante
aturdida toda la mañana. Además de sentir que había recorrido una milla
en cuatro minutos, me tambaleaba con imágenes y pensamientos que
Christopher había descrito en su diario.
En dos clases diferentes de la mañana, me sorprendí soñando despierta
sin poner atención. Me perdí al menos una pregunta o algo que habían
dicho mis maestros. No podía evitarlo, era como si llevara a Christopher
junto a mí a dondequiera que fuera. Todo lo que sucedía o veía
automáticamente me preguntaba qué pensaría Christopher al respecto.
—Hay algo diferente en ti —me dijo Kane cuando caminamos junto a
una mesa en la cafetería durante el almuerzo—. No puedo decir si es por
llegar tarde dos veces, aunque para ti, está a la altura de un pecado capital
o probablemente te encuentras en un estado de terror.
—No lo es —dije e intenté mirarlo hoscamente por su comentario. Sólo
sonrió y se deslizó a mi lado.
—Está bien, no es un pecado capital. ¿Qué es lo peor que has hecho
alguna vez? —preguntó cuando comenzó a comer su sándwich.
—No voy a decirte algo personal —le respondí, y se rió.
—Seguro. Apuesto que fue algo terrible, como beber una cerveza en casa
de una amiga cuando tenías doce —lo golpeé ligeramente en su hombro
para seguir jugando—. Hey

128
—No me distingo por ser una Sandra Dee.19
—¿Quién?
—¿Qué nunca has visto Grease? —meditó un momento y luego
sonrió.
—¡Ah sí!, ya recuerdo, “Mírame, soy Sandra Dee, pésima con la virginidad”
—le dediqué una sonrisa y él la devolvió—. Así que, ¿qué significa eso de
“pésima con la virginidad, tú eres o no?
—No se trata de eso —declaré.
—Creo que una mujer protesta demasiado —bromeó. Me aparté y pensé
en mí durante un momento. ¿Era tan virginal como Christopher y Cathy
eran? ¿Tenía virtud de adolescente porque estaba dedicada a mi padre, era
responsable y buena estudiante?
Era tan responsable como Christopher tuvo que ser, nosotros dos
fuimos empujados a envejecer durante la noche. Miré fijamente alrededor
de la cafetería y me pregunté cómo mis compañeros de clase realmente me
veían. Por lo que había leído hasta ahora, Christopher no pareció haber
tenido muchos amigos. No mencionó a nadie al inicio del diario, durante el
tiempo antes de que fueran a vivir a Foxworth. Seguramente, no pudo
haber hecho nuevos amigos mientras estaba allí. Yo tenía amigos,
realmente no me parecía a él y, por la razón que fuera, aunque estuviera
fascinada con él, me dio cierto alivio. Extrañamente, ese alivio me hizo
sentir culpable. No quería verlo de cualquier forma extraña. Los
sentimientos y revelaciones acerca de sí mismo que yo había leído,
seguramente eran normales. Un día se dio cuenta de que su hermana se
estaba convirtiendo en una mujer.
Desafortunadamente, estaba sucediendo bajo extrañas circunstancias,
pero me imaginaba que cualquier muchacho habría tenido reacciones
similares cuando se encontró en el mismo tipo de situación, ver el cuerpo

19 Fue una actriz de cine estadounidense conocida principalmente por su papel


estelar en la película Gidget.
de su hermana menor en desarrollo. Miré a Kane, él tenía una hermana
que estaba en el colegio. En todo caso, invirtiendo los papeles podría haber
sucedido lo mismo. Sin duda estaba a punto de preguntarle cuando su
hermana se cuenta de pronto de que ya era un hombre. ¿Cuándo se
percató? Me preguntaba. ¿Todos los hombres reaccionaban diferente? Tal
vez, yo estaba demasiado enclaustrada, tan inocente y ajena a las cosas,
miradas, sentimientos que significaban más de lo que yo pensaba. Pensé
que el diario de Christopher podría servir más como una educación sobre
mí que cualquier otra cosa.
El resto del día pasó sin problemas. Me obligué a estar más alerta y alejar
todo lo demás fuera de mi mente. Hice un pequeño cuestionario de
matemáticas, y por su reacción, sabía que a Theresa Flowman no le había
ido bien. Participé en alguna charla ociosa con mis amigas. Me sorprendió
que Kane no le contado a nadie sobre nuestra visita a Foxworth después
de la escuela. Esperaba que Lana o Suzette preguntaran sobre eso.
Ellas sabían que estaba saliendo con él ya que me había traído a la
escuela, pero ambas aparentemente asumieron que iba a llevarlo a mi casa
o iría a la suya. Teníamos planeado todo. Tenía la tonta costumbre de dar
advertencias tales como "No hagas nada que yo no haría, lo que significa
que puedes hacer todo lo demás.” Por más de un motivo, me alegré de
pasar más tiempo a solas con Kane. Nos conocíamos desde hace años,
pero no fue sino hasta este año que él me miró y mostró interés un poco
romántico. Una vez más, pensé acerca de Christopher mirando a Cathy,
notando más que simplemente una muchacha.
Me hizo preguntarme acerca de mí. ¿Podría ser que había florecido en tan
sutil manera, que ni siquiera yo me había dado cuenta? Mi padre me trató
siempre como su niña, a pesar de las nuevas responsabilidades que debía
cumplir y que ya tengo edad suficiente para conducir y tener citas. Tal vez
un padre, o incluso una madre, se resistía a aceptar que una hija ya no
era un niña. En caso de una madre, era separarse desde el cordón
umbilical y en caso del padre, la idea de que pronto su niña comenzara a
buscar un hombre que la amara y la protegiera.
—¿Realmente estás en eso del mejor estudiante? —preguntó Kane
después de alejarnos de la escuela.
—Yo no vivo para ello, pero estoy segura que no te dolería intentarlo.
—Tendrás que escribir un discurso para la graduación.
—Mi papá dice que lo hago diariamente —él puso su cabeza de lado como
cuando ve algo que le complacía e hizo esa sonrisa pequeña y tierna que
podría abrirse paso hasta el más duro corazón. A pesar de que sabía lo
encantador que era, no sentía que utilizara esos deslumbrantes ojos y casi
perfectos rasgos faciales para atraerme como lo haría con cualquier
muchacha o conseguir algún favor de un maestro. Su popularidad llegó
tan fácilmente que no se obsesionó con ella.
—Así que dime —dijo cuando nos desviamos hacia Foxworth— ¿Qué es lo
que realmente saben acerca de este lugar y lo que ocurrió allí
originalmente? Tu mamá estaba relacionada. Debes saber más que nadie a
cerca de la historia.
—Ella nunca habló de ellos, al menos no conmigo y mi padre odia hablar
de ellos. A menos que se hable del terreno y la reconstrucción. Él les ataca
como si fuera el general George Patton yendo tras Hitler —Kane se rió en
voz alta.
—Eso es lo que mi padre me dijo que tu papá solía hacer. Supongo que él
ha expresado sus sentimientos acerca de ello bastante claro a cualquiera
que habla sobre el asunto.
—Mi padre no tiene miedo de expresar su opinión sobre cualquier cosa —
le dije— No sólo sobre Foxworth.
—Así que debo cuidarme de él —contestó—, ¿verdad?
—Bueno, yo tampoco tengo miedo de expresar mi opinión —él meneó la
cabeza.
—¿Dónde habías estado toda mi vida, Kristin Masterwood? —En el cuarto
a través del pasillo, el cuarto detrás o en el cuarto delante —seguíamos en
su auto. Su sonrisa era cada vez más profunda, sus ojos me consumían
como si estuviera probando un vino preciado. Me sentí ruborizada. ¿Dónde
me llevaría este viaje? Tal vez debía escribir mi propio diario, pensé.
Entonces sentí mi cuerpo tensarse, mucho más tenso que antes cuando mi
padre y yo habíamos visitado las ruinas de Foxworth Hall. El diario de
Christopher me había colocado en su interior de manera que nunca
imaginé. Por unos momentos, cuando estuvimos más cerca, no vi las
ruinas de un gran incendio. Vi la gran mansión de pie, las ventanas
débilmente iluminadas, y muy por encima, dos niños, Carrie y Cory,
sostenidos por su hermano y hermana mirando hacia un mundo que les
había sido repentinamente prohibido. Era como ir al sitio de una masacre
o una prisión y seguir siendo capaz de escuchar los gritos y gritos.
¿Durante todo el tiempo que habían estado aquí, alguien impulsado para
fijar la vista hacia arriba, los había notado en la ventada? Si lo hicieron,
¿Cómo guardaron eso para sí mismos?
De lo que todo el mundo había conocido de los Foxworth, simplemente no
invitaban a cualquiera a su mansión, sin duda, no pasaron tiempo en la
ciudad hablando con la gente, a menos que fuera estrictamente sobre
negocios. Dudé que Olivia Foxworth tuviera amigos de su propia edad
cuando los niños fueron encerrados en el pequeño dormitorio y ático.
Capítulo 17

L maquinaria a todo vapor. El área alred edor de los escombros

legamos junto al carro de mi padre y él salió de ahí. Tenía la


había sido despejada, y una buena parte de las tablas carbonizadas,
tubos, luminarias destrozadas y otros contenidos fueron amontonados en
tres grandes camiones para ser llevados lejos. Dos cortadores con grandes
cepillos limpiaban la propiedad al sur y dos hombres contemplaban la
propiedad en el extremo este.
—Voy a decir que tu padre ha hecho todo esto muy rápido —comentó
Kane— es notorio que quiere aniquilar el clan entero.
Papá hizo una pausa y alzó la vista de un sujetapapeles cuando Todd
Winston saludó con la cabeza en nuestra dirección. Agité la mano, e indicó
cómo nos deberíamos acercar sin peligro.
—Hola, Sr. Masterwood —dijo Kane rápidamente—. Esto es un gran
trabajo.
—Aún hay muchas cosas que hacer. Era un gran lugar, pero ahora ha
sido destruido —me dijo papá. Él me miró como si quisiera estudiar mi
reacción ante todo, a la espera de mi comentario—. Pensé que le
mostrarías el lago a Kane —dijo, ignorando todo lo demás—. Bueno,
ustedes dos vean por sí mismos. Hay tablas con clavos sobresaliendo por
todas partes.
—Parece que fue más una explosión que un incendio— dijo Kane. —Un
incendio es una explosión —Todd le contestó; Kane le dio su habitual
encogimiento—. No hemos encontrado nada más de valor, Kristin —me
dijo Todd. Mi padre se giró hacia él y me miró enseguida.
—Nos vemos en un rato —me dijo y comenzaron a alejarse— Kane los
siguió con la mirada, pero luego volteó hacia mí.
—¿A qué se refería? ¿Encontraron algo de valor?
—Nada realmente —dije—, Todd tiene la esperanza de encontrar un
aburrido tesoro.
Kane asintió, pero sus ojos estaban llenos de nueva curiosidad. Me
preguntaba por qué mi padre no le dijo a Todd que no hablara sobre la
caja metálica. Ahora tenía que mentir sobre mi paseo alrededor de la
propiedad, y pude ver que Kane ya había averiguado cómo saber cuándo
estaba evitando decirle algo. Tenía una de esas caras que haría un
detective antes de probar un pedazo de pastel. Caminé más rápido.
—En este lugar debe haber quedado algo —dijo Kane intentando ponerse
al día—, tanta propiedad y un lago. Eran gente muy rica.
—Supuestamente
—¿Crees que hubieran tenido vida feliz?
Me detuve y giré hacia él. Yo sabía, al igual que todos los demás, que
Kane pertenecía a una de las familias más ricas en Charlottesville.
—¿Es el dinero lo que hace a una familia feliz? —se rió.
—No según papá. Él sigue diciéndonos que la felicidad no está hecha de
dinero, pero nos encanta tenerlo, de todos modos.
—Obviamente estas personas eran miserables aquí —dije y seguí
caminando.
—Entonces, ¿por qué esa mujer trajo a sus hijos aquí y los mantuvo en
un pequeño dormitorio y un ático durante años?
—Ella estaba en quiebra. Su esposo fue asesinado, y él no tenía seguro de
vida, estaban en deuda cuando seguía vivo.
—Así que tú sabes más de lo que quieres admitir —inquirió.
—Eso es todo lo que sé —dije— la mayoría sabe mucho —añadí, seguí
adelante y crucé mis brazos sobre mi pecho. Cuando llegamos al lago, me
detuve y él se paró junto a mí.
—Pareces molesta. Tal vez venir aquí no fue buena idea. El lugar está
maldito.
—Tal vez —me senté en una roca que sobresalía del lago. Se inclinó
y sumergió su mano en el agua.
—Está helada. Iba a sugerir que nos diéramos un baño.
No respondí. Sacó su mano y se volvió hacia mí.
—Debió haber sido muy hermoso aquí alguna vez, cuando el
muelle estuvo en buenas condiciones y no había madreselva tan crecida.
Tiene un manantial natural que lo alimenta. Apuesto a que es incluso
buena para beber. Es un lugar sereno, incluso ahora con toda esta hierba
creciendo excesivamente alrededor. Realmente me gusta. ¿Es más como la
naturaleza virgen, no crees? —como si hubiera oído la observación de
Kane, un cuervo, que parecía venir de la nada, se postró en una rama
sobre el lago. Parecía estar mirando hacia nosotros como si se preguntara
por qué estábamos aquí.
—¡Oye, cuervo! —le llamó Kane rompiendo la tensión. El pájaro levantó
sus alas como si fuera a responder. Ambos nos reímos. Y luego voló hacia
el bosque—. Sería agradable remar en este lago —dijo—, incluso ahora.
—Tal vez el nuevo propietario lo limpiará y lo hará atractivo de nuevo —
caminó hacia atrás y se sentó a mi lado.
—He estado aquí antes —reveló en el tono de una confesión—, pero
nunca pensé de esta manera.
—¿Cuándo estuviste aquí?
—He venido unas cuantas veces con los chicos en Halloween. —Lo
supuse cuando dijiste que nunca habías visitado Foxworth de día.
—Fue estúpido. Realmente no había nada aterrador sobre el lugar. En
todo caso, parecía patético para mí, como un cascarón de algo. Todo el
mundo tratando de asustarte, saltando de las sombras y gimiendo.
—¿Por qué quisiste venir aquí hoy?
—Oh, por nada en particular. Sólo quería una excusa para estar contigo.
—Si querías salir pudiste sólo decirlo. Podríamos haber ido a otro
lugar.
—No es realmente tan malo —se inclinó hacia mí y me miró
detenidamente.
—¿Qué?
—Tus ojos son del color del cielo de hoy. Es como si estuvieras en
cualquier parte del mundo, menos aquí.
—¿Lo son? —miré el agua. ¿No tendría una conexión especial con
Foxworth ahora? ¿Se adentraría en mi corazón y sería para siempre una
parte de mí?
—Eres una chica muy linda, Kristin. No te das cuenta que te veo la mayor
parte del día, estoy seguro, pero a veces te pillo mirando casi…
—Casi ¿qué?
—Angelical. Como si estuvieras en algún lugar más, un lugar hermoso y
solo, que nadie más ha descubierto, como si te perdieras en el tiempo...
como este lago.
—No me siento particularmente angelical, pero admito que hay muchas
veces cuando siento que me pierdo en el tiempo —él sonrió, y entonces me
besó, suavemente, manteniendo sus labios contra los míos un poco más,
como alguien bebiendo las últimas gotas de miel. Cuando nos separamos,
mantuvo su cara y sus ojos cerca de los míos.
—Soy lo suficientemente inteligente como para saber que eres
especial, Kristin —dijo, y entonces me besó otra vez. Esta vez, yo realmente
lo besé, como si hubiera una alfombra mágica que nos llevara lejos de todo
lo triste y oscuro de este mundo, que nos llevará a un lugar cálido y
confortable, un lugar donde podríamos respirar felicidad y nunca saber de
tristeza; un lugar, en el que estaba segura, Christopher Dollanganger y su
hermana Cathy desearían haber estado.
—Ahora, lo siento, tendremos una fiesta el viernes. ¿Quién necesita
a alguien más ahí?
—No sé si papá me deje ir, sabiendo que tus papás no van a estar en
casa.
—No tenemos por qué decírselo.
—¡No decírselo! —mis ojos se ensancharon, incluso ardieron un poco.
—Tengo una relación especial con él basada en la honestidad.
—¡Ay! —dijo, levantando sus manos—. Tal vez, sí eres Sandra Dee —
lo empujé otra vez, exageró el golpe y cayó rodado.
—¡Asesinado en Foxworth! —gritó—. Y por un pariente lejano, qué
apropiado. Ah, soy tan desafortunado…
—Levántate, idiota —me levanté, y se apresuró a mover sus pies.
—Sus deseos son órdenes —dijo. Se inclinó a besarme otra vez.
Entonces tomó mi mano—. ¿Sabes qué realmente me gusta de ti, Kristin?
—Que quieres que te ayude con matemáticas —dije y sonrió.
—Hombre, es fácil enamorarme de ti —me detuve y lo miré. ¿Era
esto cierto? Y si lo era, ¿por qué? ¿Qué hacía a una persona fácil de amar?
¿Qué hizo tan fácil para Corrine enamorarse de su medio tío? ¿Qué hizo
tan fácil para mi padre caer perdidamente enamorado de mi madre? ¿Pasó
algo mágico? ¿Qué me sucedía a mí, también?
—¿Por qué? —le pregunté. Pensé que él haría una broma, pero me
miró muy serio. Pude ver que estaba pensando cuidadosamente—. Hay
otras chicas guapas en la escuela.
—He salido con una o dos, pero a pesar de todo, ninguna de ellas es
más bonita que tú, no es la única razón. Eres... desnuda —dijo.
—¿Disculpa?
—No quiero decir sin ropa. Quiero decir que no hay nada falso y
engañoso en ti. Como tu padre, supongo, dices lo que quieres decir, y
apuesto a que la única vez que callaste un poco fue cuando sabías que
podrías herir a alguien o no se podían defender por sí mismos.
—Gracias, creo. —
Pero eso no es todo —
¿Y qué más hay?
—Hay un misterio en ti. Siento que hay más y nadie sabe, tal vez tu
propio padre tampoco. No sé si algún día lo sabré, pero estoy intrigado.
Sobre todo, me haces sentir cómodo con la persona que soy. Creo que
podría decir cualquier cosa —añadió—. Alguna vez leí que el verdadero
amor significa que no hay secretos, porque la gente en el amor no le teme
a los demás —entrecerró los ojos sospechosamente.
—¿Desde cuándo te volviste tan poeta, Kane Hill?
—Desde que me di cuenta de cuánto me gustas —contestó, y luego
se encogió de hombros. No dije nada. Tomó mi mano y caminamos en
silencio, nos sumergimos en el delicioso momento que habíamos creado
nosotros mismos, teniendo tanto miedo de decir cualquier palabra que nos
devolviera a la realidad. ¿Porque estábamos aquí? ¿Por qué venimos al
lago? Me preguntaba si los niños Dollanganger, que siempre habían visto
hacia este lugar, lo habrían sentido como algo mágico. Me gustaría saber,
pensé.
Christopher lo revelaría, sin duda.
Mi padre nos vio acercarnos y se alejó del trabajo para saludarnos.
—Así…
—Debió haber sido muy hermoso aquí una vez, Sr. Masterwood.
—Probablemente —papá dijo a regañadientes—. Alguien lo volverá
hermoso otra vez, una vez que el cadáver haya desaparecido. Voy a tardar
aquí aproximadamente otra hora, Kristin. ¿Todavía cenamos en Charley?—
preguntó mirando a Kane y quizás pensando que habíamos hecho otros
planes.
—Sí, papá.
—Está bien, tengan cuidado —le advirtió a Kane—. Tienes una
preciosa carga a bordo
—No tiene que decirlo, señor.
—Oh, claro que tengo —dijo papá—. Te darás cuenta cuando seas
padre —Kane le dio su famoso encogimiento de hombros y una sonrisa.
Papá asintió mirándome y volvió a su trabajo.
—Me agrada tu papá —comentó Kane, mientras caminábamos a su
coche. Miraba detrás él—. Sólo tú puedes sentir lo que sufren los tontos —
miré a Kane, sorprendida por la frase que usó.
—¿Lo que sufren los tontos?
—En realidad, es lo que mi padre dice todo el tiempo. En ocasiones,
escucho cuando él me dice esas cosas —agregó y me dio esa sonrisa que
me hizo querer besarlo otra vez. Y otra vez lo hicimos cuando él me dejó en
mi casa—. Realmente disfruté pasar tiempo contigo en el infierno Fox —
dijo.
—¿Piensas que los lugares quedan manchados para siempre por los
acontecimientos que suceden allí? —le pregunté. Él hizo una mueca como
si pesara sobre él. Pero luego se encogió de hombros.
—¿Te refieres como al almacén de libros de Dallas debido al
asesinato de Kennedy? Seguro. No sé bien qué hizo el teatro Ford después
de que
Lincoln fuera asesinado ahí, pero no imagino que fuera un punto de venta.
—Parece que se castiga la naturaleza por lo ocurrido en Foxworth.
Es hermoso si no sabes lo que ocurrió allí.
—Suena como si te gustara la idea de construir una casa nueva.
—Sólo por curiosidad —dije.
—Curiosea sobre mí, me gustaría esa atención —dijo.
—Como te hace falta… —repliqué y salí del auto. Me vio caminar
hasta la puerta de la casa, él esbozó una gran sonrisa.
—Nada de eso importaba antes —gritó detrás de mí. Me reí de él y
luego comenzó a retroceder mucho más cuidadosamente esta vez. Se
despidió, me despedí y luego, cuando estuve segura que se había ido, corrí
a mi habitación. Yo sabía que mi padre no llegaría tan rápido como había
dicho. Dejaría de trabajar, pero tendría mucho que hacer con el bloqueo de
la maquinaria por esta noche.
Sabiendo que saldría a cenar, debí centrarme directamente en mi
tarea, pero ir a Foxworth hizo que yo quisiera estar de vuelta en el diario
de Christopher y sus pensamientos. Era como si lo tocara, a todos ellos,
incluso comencé a escucharlos…
Capítulo 18

S
doble de los treinta y tres años que tenía. Mi corazón
se e abrió la puerta y mamá entro luciendo como si
tuviera el
hundió. Algo terrible había sucedido o estaría sucediendo,
pensé. Yo creía que los gemelos celebrarían por su regreso, pero
explotaron con gritos y lloriqueos, se quejaron de estar encerrados,
culpándonos a nosotros por estarlo. Mirando cómo le dolía hacerlo,
mamá puso ambos en su regazo y casi en un susurro intentó
calmarlos. Ella se obligó a sonreír y nos preguntó cómo realmente
habíamos estado.
Los gemelos eran incesantes, especialmente Carrie, quien sólo
se volvía más exigente y estridente, jaloneaba a mamá y, a
continuación, saltó de su regazo para golpearme a mí por haberlos
mantenido encerrados tanto tiempo. Nunca diría que no estaban
mimados, pero no podía culparla a ella o Cory por estar tan enojados.
Se sentían traicionados. De repente, apareció nuestra abuela mirando
por encima, parecía más grande y meneaba la cabeza, exigiéndole a
mamá que callara a los gemelos
—¡Disciplinalos ahora! —exclamó. Tanto a Cathy como a mí nos
sorprendió; los gemelos la provocaron sin temor. Carrie fue aún más
fuerte y Cory la respaldaba con sus propias palabras.
Nunca esperé lo que a continuación hizo nuestra abuela. Ella
agarró el cabello de Carrie y la levantó literalmente del suelo. Mi
hermana aullaba de dolor y cuando Cory intentó darle patadas, la
abuela intentó golpearlo. A diferencia de cómo había imaginado un
adulto haciéndole frente a un niño, nuestra abuela se abalanzó sobre
él y lo abofeteó tan duro que cayó a su lado y luego, probablemente
todavía con dolor, se arrastró junto a su gemela lamentándose, ambos
ahora abrazándose unos a otros. Miré a mamá para ver lo que haría.
Ella simplemente miró hacia abajo, pareciendo aún más derrotada.
Nunca olvidaré la forma en que Cathy me miró entonces. Parecía
alguien que se había dado cuenta que el último trozo de esperanza,
para salvarse a sí misma, para salvarnos, había muerto. Estábamos
a punto de descender en el hoyo del infierno más oscuro que
pudiéramos imaginar. Ambos volteamos hacia mamá, con la
esperanza de que pondría fin a esto. Sin embargo, cuando ella
amenazó con llevarnos fuera de la casa, nuestra abuela sólo sonrió y
se atrevió a echarnos. Mamá parecía desmoronarse. Quería ir con ella
y decirle que lo hiciéramos, pero me detuve, no quería ser una carga
más. Poco sabía de lo que sucedería después.
Olivia, la abuela, le ordenó a nuestra madre que se quitara la
blusa. Mamá rogó, suplicó no hacerlo, pero nuestra abuela era
despiadada e implacable. Poco a poco, mamá se levantó y desabrochó
la blusa. Ya que no estaba usando su sujetador, en un principio,
pensé que era lo que quería demostrar nuestra abuela, sentí mi
corazón detenerse y volver a latir. Desde el cuello hacia abajo, mamá
estaba llena verdugones, algunos sangrando en rojo intenso. Miré a
Cathy y los gemelos. Que, literalmente, contenían la respiración por la
vista. Vi lágrimas en sus ojos. Mi cuerpo entero se tensó y apreté mis
puños. ¿Por qué lo había hecho? Este tipo de castigo era medieval.
Luciendo más superior que nunca, y con mamá a sus pies, la
abuela explicó la razón de los azotes; parecía orgullosa de ello. Treinta
tres azotes por su edad, quince extras para representar los años que
había vivido en pecado con papá. El abuelo le había ordenado hacerlo
y mamá había sido sometida a semejante castigo. Todavía
regodeándose, la abuela advirtió que seríamos castigados si no
seguíamos sus reglas.
Ella empujó la llave de la puerta en manos de mamá y caminó
hacia fuera, con los hombros levantados, haciéndola parecer un
halcón gigante. ¿Qué tipo de una criatura era ella? No sólo había
castigado a su hija brutalmente, estaba ansiosa por mostrarlo como si
fuera un logro. No podría ser cualquiera de su genética en mí, o de mi
abuelo, pensé. Yo detestaba cada célula de su cuerpo miserable y
esperaba que mi abuelo sufriera de dolor en algún lugar abajo, en su
propio infierno.

Sentí mi garganta cerrarse tan abruptamente, que entré en pánico cuando


traté de tragar y no pude. Arrojando al suelo el diario, me levanté y
rápidamente entré en mi cuarto de baño a beber agua del grifo. Mi corazón
estaba acelerado ¿Verdaderos azotes? ¿Moretones, costras con sangre?
Para ver a su madre tan torturada por sus propios padres debió ser
trascendental para los niños, especialmente los más pequeños. ¿Mi madre
sabía qué clase de monstruos eran los Foxworth? ¿Había oído acerca de
esto? ¿Sabía mi padre? ¿Qué tan terrible les iría a los niños, si le habían
hecho eso a su propia hija? Una parte de mí quería lanzar el diario lejos de
nuestro hogar, pero otra gran parte de mí quería saber más.
Fue como si hubiera enfermado por el enojo. Me miré en el espejo y
salpiqué agua fría en mi cara, parecía que tenía fiebre, y ciertamente no
quería que mi padre me viera así. Él arrancaría el diario de mis manos y lo
rasgaría en pedazos delante de mí. Volví a mi habitación, acercándome a
mi cama lentamente, como si creyera que el diario que reposaba sobre la
manta podría saltar y morderme o algo. Caminé cerca, echándole un
vistazo cada pocos segundos. Se iba a poner molesto, pero quería seguir
leyendo, pensé casi inmediatamente. Necesitaba continuar, pero tal vez
debería racionar mi lectura. Yo sabía que tendría problemas para dormir
esta noche. Por ahora, el fácil escape se encontraba en mi tarea.
Cuando mi papá regresó y subió a verme, me encontró en mi escritorio
finalizando mis ejercicios de matemáticas.
—Oye… —dijo— si tienes mucha tarea, yo puedo salir a comprar comida
rápida para la cena.
—No, tengo todo bajo control. Necesitas relajarte —sonrió.
—¿Cómo sabes eso?
—Hoy te vi trabajar intensamente. No puedes hacerlo todo en un día tú
solo, y dejar a los demás detrás de ti, papá.
—Sí, jefe. Tomaré una ducha rápida —empezó a girar y luego se detuvo. —
¡Oh!
—¿Qué?
—No voy a poder escaparme tan rápido, de todos modos. Herm trajo al
nuevo propietario para verme. Un hombre llamado Arthur Johnson, sólo
tiene alrededor de cuarenta años, pero es muy rico. Dirige un fondo de
inversión. Quiere hacerme su contratista general en la reconstrucción.
Parece que ya había un arquitecto trabajando. La nueva estructura no será
tan alta como lo era Foxworth, pero será tan amplia y profunda. Algo así
como un renacimiento griego. Es un buen hombre. Tampoco regateó sobre
el precio. Nos establecerá a Todd y a mí un tiempo —hizo una pausa, sus
ojos se entrecerraron con sospecha—. ¿Qué tiene de malo? No pareces
estar contenta con esto.
—Yo pensé que no te gustaba estar ahí.
—No hay suficiente como para rechazar esta cantidad de dinero. Además,
cuando hayamos terminado, no habrá el menor parecido con lo que estaba
allí. Johnson tiene la misma mentalidad. Tiene todo tipo de ideas para la
jardinería, se verá más lujoso que nunca. No tiene moderación cuando se
trata de flores y arbustos, es lo más reciente. No habrá ninguna semejanza
a un monasterio y no habrá duda que quien viva ahí realmente disfrutará
de su riqueza. Con todos los nuevos negocios que esto podría traer, quizás
tendría que ponerme a trabajar este verano —añadió, medio bromeando.
Miré hacia mi cama. El diario estaba debajo de mi almohada, pensaba que
Christopher podía escuchar todo lo que mi padre decía. Tal vez, papá tenía
razón. En un tiempo relativamente corto, la historia de Christopher, su
hermano y hermanas, junto con la historia del habitante más reciente,
serían enterrados y olvidados. El nuevo edificio sería todo lo
que una nueva generación vería y sabría. Sólo el diario podría mantener la
historia de los niños Dollanganger.
—Salimos en veinte minutos —dijo y salió de la habitación. Fijé la vista en
mi tarea. ¿Cómo podría concentrarme ahora? Mi corazón estaba agitado.
No podía evitarlo. En mi mente, un pensamiento aterrador comenzó a
nacer como una oscura flor. Era como si Foxworth sintiera su
desaparición. Una vez que el edificio se hubiera ido y el nuevo propietario
cambiara todo, se desvanecería. Ellos estaban desesperados. No nos
dejarían ahora, no por mucho tiempo. ¡Tal vez nunca!
Alejé todo de mi mente y me concentré en lo que usaría para cenar,
aunque fuera sólo a Charley Dinner. Iba con mi padre, y yo quería que
estuviera orgulloso de mí, orgulloso de cómo me vestía, cómo lucía. Él no
había insistido en ello, incluso no lo mencionó, porque asumió que sabría
vestir correctamente. Había visto cómo sacudía su cabeza y murmuraba
para sí, cuando veía la forma de vestir de algunos de mis amigos y
compañeros de clase cuando salían con sus padres, hasta restaurantes de
lujo.
Mi padre y yo no salimos a comer a menudo, pero cuando lo hacemos,
especialmente cuando vamos a Charley’s, él gozaba de ello, no tanto
porque él y yo cocináramos diario, sino porque era su oportunidad de ver
algunos de sus viejos amigos y enterarse de nuevas historias y noticias.
Charley’s era ese tipo de lugar que servía como punto de reunión para
muchos otros hombres que estaban involucrados con la industria de la
construcción. Vi varias camionetas y vehículos de construcción en el
aparcamiento cuando llegamos.
Una parte de Charley’s era como de los 50’s, con su imitación de cuero
rojo en las cabinas con centros blancos, pliegues y bordes de cromo, y
varias mesas. Había un largo mostrador con taburetes giratorios, pero

144
también había una buena docena de comedores retro hechos de fórmica 20.
El piso era como un tablero de ajedrez; aunque algunos de ellos no
funcionaban, había tocadiscos de miniatura en las cabinas y en el
mostrador. En consecuencia, siempre había música pero nada que alguien
de mi edad agradecería.
Charley Martin era el propietario original. Lo inauguró a sus setenta años,
aunque parecía diez años más joven, con su cabello entrecano, peinado
hacia atrás como si él simplemente se hubiera puesto una toallita
húmeda, quizá con un poco de loción. Él era fuerte, con los antebrazos de
un carpintero, ambos brazos con tatuajes que había conseguido en las
Filipinas cuando estaba en la marina. Papá lo llama "Popeye". Él fingió
estar molesto por el apodo, pero pude ver que le agradaba. Amaban
intercambiar historias de la Marina. Por ahora, mi padre se relacionaba
con la estrecha comunidad de trabajadores de la construcción, eléctricos,
empleados de plomería y quienes trabajaron en la maderería de Deutch.
Papá era reconocido, todos sabían acerca de "el proyecto del entierro
Foxworth," qué rápido había sido etiquetado. Cuando pensaba en él, me di
cuenta, ¿qué más podía ser etiquetado?
Era inevitable, supongo, que el nuevo trabajo en la propiedad reviviera las
leyendas y agitara las historias, algunas muy exageradas sobre los años en
los que se había incendiado la segunda vez. Otros hablaron de un anciano
Foxworth que construiría una iglesia privada en la mansión que rivalizara
con la iglesia su antepasado, el evangelista que había construido una
capilla para predicar ahí mismo21.
Ray Pantel, cuya empresa familiar hizo mucho del trabajo eléctrico y
reparaciones en la primera mansión, dijo que su padre había dicho que,
Olivia Foxworth mandó poner tela sobre las patas del piano porque creía
que las patas desnudas eran muy sugerentes. Todos tratando de superarse
unos a otros con historias que describieran el fanatismo de los Foxworth

20 La fórmica es un material plástico. Fue inventada en 1912 por Daniel J.


O'Conor y Herbert A. Faber mientras trabajaban en Westinghouse.
145
con la Biblia, de alguna manera, siempre volvían a Malcolm y Olivia con su
represión sexual.
—He oído que sólo hicieron el amor suficientes veces para tener a sus
hijos y siempre en la oscuridad —dijo Jimmy Stark, un plomero retirado.
Todo el mundo se echó a reír.
—No es de extrañar que su hija saliera corriendo —declaró Billy Kelly, el
gerente de la maderería.
—Ella tenía prácticamente prohibido mirar a cualquier muchacho, mucho
menos tener citas. Incluso pudo haber usado el cinturón de castidad. —
Pero huyó con un apuesto joven —dijo Jimmy. Era quince años mayor que
mi padre, pero “tenía los genes de un inmortal” 22, como diría papá. Lucía
mejor que los hombres veinte años más joven que él.
—Mi padre vio una foto de él una vez. Tenía que bajar al sótano para
trabajar en un calentador de agua cuando Malcolm todavía estaba vivo y
vio este cartón húmedo y podrido con algunas fotos en él. La señora
descubrió que había visto las fotos y lanzó la maldita caja con todo al
horno. Fue la última vez que lo llamaron para hacer cualquier trabajo en
su casa.
Todos murmuraron y se quejaron acerca de cómo el último habitante se
había ido de la comunidad de Charlottesville, justo cuando acababan de
reconstruir la mansión. Ray dijo que su padre le contó que el lunático
había ubicado los planes originales y había contratado la compañía de
construcción fuera de Richmond.
—Probablemente no quería que la gente local fisgoneara alrededor. Quién
sabe, tal vez descubrieron el cuerpo del niño, pero todos fueron obligadas
a guardar secreto —pude ver que papá estaba empezando a aburrirse con
la discusión. En cualquier momento, alguien iba a pedirle, como tantos,
que les dijera si mi madre no había mencionado nada de esto y él podría

21 Este comentario se refiere a Bart Winslow Jr.


22 Se refiere a una persona comúnmente conocida como “tragaños”, aquella que
aparenta menos edad que la verdadera.
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explotar. Echó un vistazo a mí.
—Vamos a cambiar el tema —dijo, asintiendo con la cabeza en mi
dirección—. No todo el mundo aquí tiene oídos lleno de mugre, suciedad y
no hay basura oxidada fluyendo de sus pensamientos.
Qué trabajo, volvieron a hablar sobre el aumento de la esperanza en
nuevas viviendas, la economía y la política. Poco a poco, todos ellos
tuvieron sus pequeñas peleas por separado, mientras papá y yo obtuvimos
nuestras rebanadas del famoso pastel de manzana.
—A veces, pueden parecer un montón de mujeres borloteras —papá
murmuró, tomando su café y mirando en la dirección de sus amigos había
tomado. Jimmy aún estaba en el mostrador tomando su café.
—Se asemejan un poco —dije, imitando la forma en la que él contestaba
cuando no estaba completamente de acuerdo—. ¿Por qué no llamarlos un
montón de viejos? —Él asintió con la cabeza.
—Tienes razón, chauvinista23. De todas formas, es por eso tu madre
odiaba los chismes. Algo que comienza con un cuarto de la verdad, al final
termina siendo peor que la realidad. Esperemos estar al nivel para
reconstruir lo que Arthur quiere, así sucederá lo que siempre he deseado.
—¿Y eso es?
—Que Foxworth tenga la muerte larga que necesita —Asentí, pero no
estaba lista para ir a ese funeral, y él lo sabía. Sus ojos se entrecerraron se
inclinó en hacia mí. Así que de eso se trata, pensé—. No prohibiré que
sigas leyendo ese diario, Kristin, pero voy a ser muy infeliz si hablas de él,
especialmente con otros niños en la escuela que podrían tener a sus
familias hablando de todo esto otra vez y llamarás la atención, justo lo que
no quiero. ¿Entendido?
—¿Otra advertencia? Ya habías sido bastante claro sobre lo que querías —
dije con una media sonrisa. Él también sonrió.

23 Término que se acuña gracias a la forma de pensar de Nicholas Chauvin, patriota


francés. Puede significar aprecio excesivo de lo nacional contra lo extranjero, patriotismo exagerado.
En este caso, la expresión se refiere a que Kristin defiende el género femenino de la comparación
con el masculino.
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—Lo prometo, no volveré a tocar el tema nunca más —agregó y levantó su
mano derecha. Sabía que debería estar feliz, pero había algo acerca de
estar a solas con el diario y su historia que me hacía temblar cuando
menos lo esperaba.

Capítulo 19

C de que estaba corriendo a través del diario para darme uando


llegamos a casa, volví a mi tarea. Tuve la sensación
tiempo de volver a Christopher, especialmente después de escuchar todas
esas historias y rumores en Charley’s. Intenté resistir, diciendo que
necesitaba una buena noche de sueño. Puse mi alarma y me metí en la
cama, pero momentos más tarde, como si Christopher me llamara a través
de la almohada, me giré, saqué el diario y di vuelta a la página.
¿Cómo podría no hacerlo? Todos estaban en tal dolor.

…No fue hasta que mamá nos reunió, todos aturdidos, tuvimos que
calmarnos para que Cathy y yo entendiéramos quiénes “éramos”. No
me atrevo a escribir "lo que fuimos”. Todo lo que sabía y entendía
sobre el bien y el mal en este mundo, me impidió aceptar la forma en
que la abuela nos veía, como semillas del diablo, criaturas del mal.
Como si las palabras vinieran desde sus intestinos, regurgitando
como leche agría, mamá comenzó a contarnos su historia. Ella habló
casi en un susurro. Primero, describiendo cuán horrorosa había sido
su juventud, no sólo para ella, también para sus hermanos que
habían muerto. Sus padres no les permitieron ser personas normales,
no podían nadar porque podrían mostrar sus cuerpos. No podían
bailar porque eso requeriría estar cerca del sexo opuesto.
Los ojos de Cathy se ampliaron con cada ilustración que mamá nos
daba.
—Tú y tus hermanos eran como prisioneros —le dije, intentando
ignorar la ironía de la situación en la que nos encontrábamos ahora.
—Peor. A los prisioneros se les permite tener pensamientos propios.
Mi madre me miraba y preguntaba si estaba teniendo pensamientos
pecaminosos, sucios. Escuchaba mis llamadas telefónicas, leía notas
que escribía en mis cuadernos para la escuela, leía cualquier tarjeta o
carta que llegara a la casa dirigida a mí antes que yo, y si no le
gustaba una palabra o algo, la quemaba antes de que lo leyera. Me
enteraba tiempo después que alguien me había enviado una tarjeta de
cumpleaños o de vacaciones. Puedes estar seguro de que si cualquier
chico lo hizo, nunca recibí los mensajes. No me estaba permitido tener
amigas en mi cuarto sola y si cualquier muchacho se atrevía a venir a
nuestra casa, él y yo teníamos que sentarnos en la puerta de entrada.
No podía incluso llevarlo en la sala de estar
—¿Y tu padre qué hizo con todo esto? —le pregunté.
—¿"Mi padre"? —ella se rió—. En primer lugar, él nunca pondría en
entredicho cualquier cosa que mi madre nos dijera o hiciera; y en
segundo lugar, mi padre era cruel incluso con su propia esposa, tomó
el control de raíces cuando murió su padre y cortejó a la segunda
esposa de su padre, dejó al hijo de la mujer fuera de la herencia.
Cuando su madre murió años después, él vino a vivir con nosotros.
Garland Christopher Foxworth IV, pero mis padres no me permitían ni
siquiera llamarlo Christopher o Chris —sonrió y colocó su brazo
alrededor de mí—. ¿Sabes de quién estoy hablando?
Mi mente empezó a trabajar. Finalmente había venido con detalles.
Por supuesto, Garland Christopher era medio tío de mamá. Siempre
serían considerados parientes cercanos. La palabra gritó e hizo eco en
mi mente: incesto. ¡Era verdad! Éramos hijos del incesto.
Todas las insinuaciones y comentarios tenían sentido ahora. Ese fue
el horrible pecado que mis abuelos vieron a nuestra madre y padre
cometer. Miré a Cathy. Ella no lo captaba tan rápido como lo oía o
bien, simplemente no quería entenderlo. Mamá continuó, describió la
llegada de nuestro padre a Foxworth Hall, nos dijo que se enamoraron
a primera vista. Los dos lo sabían. Su cara se iluminó cuando ella
describió esa sensación.
—Dios sabe que hacía falta amor en nuestra casa. Yo necesitaba
sentir amor, cierta felicidad. Mis hermanos ya habían muerto en
accidentes. Ninguno de mis padres sonrió por mucho tiempo. Todo
cambió cuando su padre vino a vivir con nosotros —nos contó que sus
padres trataron a papá como un hijo por los hijos que habían perdido.
Entonces, me di cuenta que esto soló consolidó e intensificó la furia de
los abuelos sobre el romance que tendría ella con mi padre. Para mis
abuelos, no era sólo su mitad-tío; se había convertido en un hijo, en
sus mentes, un hermano para ella.
—¿No te diste cuenta de que se molestarían, mamá? —le pregunté.
—Por supuesto, ambos lo sabíamos, pero algún día podrán ver y
entender cómo el amor verdadero puede cegarlos ante cualquier cosa,
excepto hacia la persona que amas; nada más importa, sólo tú y tu
felicidad. Por favor, traten de entender, aunque sé que son demasiado
jóvenes para comprender el poder del amor. Por favor, no piensen en
nosotros de otra forma más que dos enamorados. No sólo no
pensamos en el pecado que mis padres nos acusaron de cometer,
ninguno de nosotros podría decir nunca esa palabra. Nunca
pensamos que nada malo podía venir de un amor tan fuerte y puro.
Pude ver de la manera preocupada en la que me estaba mirando,
estaba preocupada, sobre todo si le condenaba, no desde un punto de
vista bíblico sino de uno científico. Por lo que había leído, los hijos de
relaciones incestuosas podrían sufrir efectos secundarios. Quizá
habría cosas que pasarían con nosotros conforme fuéramos creciendo,
pero por ahora, ninguno de nosotros parecía menos que perfecto. Con
mamá en un punto tan bajo, yo ni siquiera me puse a pensar en ello.
Sabía que lo haría, no inmediatamente, más adelante cuando tuviera
tiempo para considerarlo todo.
Otra vez, miré a Cathy. Ella parecía que estaba oyendo una historia
de Romeo y Julieta actual. El dolor, el sufrimiento y toda la
inmoralidad de lo que nuestros padres hicieron fue idealizado. Vi su
mirada soñadora, ¿era la característica de una niña? Mamá realmente
no prestaba atención a las historias que Cathy traía de la escuela,
pero yo sabía que ella ya hablaba de novios. Quizá la historia de
mamá fue más de Cenicienta que de Romeo y Julieta. Papá era como
el príncipe que llegaba a la casa, teniendo en cuenta cómo trataban
los abuelos a mamá. Su amor era ese carro mágico que se convertiría
en una calabaza si lo dejaban pasar. Supongo que nuestra madre vio
en el romance y el matrimonio con nuestro padre un escape de su vida
horrible.
Nunca se había permitido imaginar que ella tendría que volver a esa
vida y llevarnos consigo. Estaba equipada con un par de lentes color
rosa desde su vida temprana, y ahora, podía ver que nunca se las
había quitado. Una vez que se enfrentó al desastre, ella elaboró un
plan para que su padre la perdonarla y revirtiera su desheredación.
Ella se comprometió a hacer todo para quedar en buenos términos. Yo
quería creer que no era tanto por sí misma más que para nosotros.
Entonces, ella me miró otra vez, sospechando de mis "ojos pensativos”
como los llamaban a veces. Insistió en que no había nada malo del
matrimonio con nuestro padre, y a pesar de las predicciones de su
padre, resultamos ser tan hermosos y perfectos. Sí, pensé, tanto como
las muñecas de Dresden. Nuestros padres siempre lo creyeron. Le
aseguré que no teníamos pensamientos contrarios y que si Dios la
hubiera condenado a ella y nuestro padre, no estaríamos tan sanos.
—Tal vez tu madre está enojada porque no somos feos ni deformes —
dije. Ella sonrió.
—Sí, tiene problemas para aceptar que los cuatro son el resultado de
nuestro amor. Murmura que el diablo siempre hace al mal de aspecto
atractivo, pero puedo ver que está teniendo problemas para creer a sí
misma.
—Y no haremos nada malo, para que le sea fácil darse cuenta —dije
— Puedo prometerlo —ella me abrazó y besó, agradeciéndome por ser
tan comprensivo y darle fuerzas para hacer lo que tenía que hacer por
todos nosotros.
Mis palabras parecieron darle fuerza. Es como si ella ya no sintiera
ningún dolor de latigazos. Incluso los gemelos parecían impresionados
con la rapidez que se había recuperado. Ella nos hizo unir nuestras
manos y prometer que nunca de pensaríamos en nosotros mismos
como feos o malos, pero me preguntaba por qué ella nos había llevado
a un lugar terrible con una mujer tan horrible que gobernada sobre
nosotros. Podríamos estar viviendo mejor en la semi-pobreza. Ella
sabía cómo eran sus padres, lo rígidos y crueles que podrían ser.
—¿Cómo no previste todo esto? —sabía que no era de ayuda, pero
necesitaba preguntar, ella sonrió.
—A veces suenas mucho como tu padre, Christopher. Por supuesto,
sabía cuán crueles podían ser, pero pensé que, después de todos
estos años, de soledad y sin ninguna otra familia, se darían cuenta de
lo que habían perdido y habrían cambiado —ella empezó a explicar
cómo la carta de su madre la había llenado de optimismo, pero dijo
riendo hacia mí— yo sé lo que realmente la está desgastando.
—¿Qué? —exigió Cathy. Tal vez, esperaba que algo literalmente la
estuviera desgastando y así ella desaparecería completamente. Mamá
sostuvo su sonrisa como un foco de luz.
—Cada vez que mira a Christopher, ve en él a su guapo padre y cada
vez que te mira a ti, Cathy, ella me ve a mí y su ira cae como un
trueno sobre las colinas.
—Entonces ella siempre va a odiarnos —dijo Cathy, levantando sus
manos—. ¡Vamos! ¿Por qué molestarse? —mamá asintió a
regañadientes.
Por un momento, pensé que iba a empacar nuestras cosas y sacarnos
de este infierno. Pude ver que Cathy pensó lo mismo, nos veíamos
entusiasmados, esperanzados, pero en cambio, mamá siguió con su
plan. Ella decidió que debía ir a la escuela de secretariado y
aprendería todas las habilidades que necesitaba para conseguir un
trabajo decente y comprara un apartamento bastante grande.
Entonces, podríamos mudarnos y tendríamos aunque sea las cosas
básicas. Mientras tanto, quería que nos divirtiéramos, entretuviéramos
a los gemelos y respetáramos las locas normas de su madre.
Como el soñador que era mi padre cuando estaba vivo, mamá moldeó
visiones del futuro, un futuro donde todos cumplíamos nuestros
sueños. Por supuesto, yo sabía que, aunque consiguiera un buen
trabajo y un lugar digno para vivir, cumplir todo lo que queríamos
requería de mucho más dinero. Sin embargo, estaba feliz de saber que
quería llevarnos de aquí. Por un momento, temí que ella no viera todo
lo difícil que era esto para nosotros o que lo ignorara y fingiera. No
pude evitarlo. Quería soñar lo mismo que ella, pero Cathy se puso
repentinamente más realista, preguntándole cuánto tiempo tomaría.
—No espero llevarme mucho tiempo, tal vez un mes —miré
rápidamente a Cathy. ¿Un mes atrapados aquí? Le di mi mejor
mirada de “guarda la calma” y ella no empezó a despotricar y delirar.
Mamá prometió que mientras tanto, conseguiría suficiente dinero para
comprarnos cosas y traérnoslas.
Justo antes de irse, nos dijo que ella estaba igual o más presa que
nosotros, que era peor por estar con su padre, bajo el cercano
escrutinio de la madre.
—Si a penas respiro mal, ellos ya están protestando —conocía tan
bien su técnica. Confiaba en que si sentíamos lástima por ella, no
sentiríamos tanta por nosotros mismos. No dije nada. Mamá era quién
era, pensé. Yo la quería mucho más que cualquier niño podría amar a
su madre, pero no estaba ciego ante su debilidad. Tenía que tolerarla;
me necesitaba para ser fuerte para ella y para todos nosotros, ahora
más que nunca.
Cuando nos fuimos a dormir esa noche, convencí a Cathy de tener
sólo buenos pensamientos. Bromeé con ella de la manera que solía
hacerlo y le prometí que sería la bailarina que soñaba ser. La llamé
“Cathy Doll”, era el nombre artístico que ella esperaba tener. Y
funcionó.
Sí, era como mamá. Sabía cómo hacer que mi hermana cooperara, y
juntos, pensé que podríamos manejar a los gemelos. Yo empezaría por
enseñarles cosas que deberían aprender en la escuela. Me gustaría
que lo hicieran a través de mí. Daríamos a mamá el tiempo que
necesitaba. Finalmente, pensé que todos ya se habían dormido, pero
cuando miré a Cathy, vi que sus ojos estaban todavía abiertos. Ella
estaba pensando demasiado.
—¿Qué? —le pregunté— ¿Sobre qué estás pensando tan duramente?
—Pudimos haber nacido con cuernos y colas.
—No, eso es ridículo —ella se sentó y me miró.
—Pero es por eso que todos tenemos ojos azules y cabello de oro. —
Hay razones científicas para el color de pelo y ojos basadas en la
genética, la herencia. La información científica no es perfecta todavía
— dije. Ahora mismo estaba cansado, muy cansado. Pensar me
agotaría aún más.
—Todavía —dijo Cathy, empujando la esperanza en sí misma—. Si
seguimos sus reglas y ella piensa que somos buenos, tal vez empiece
a tratarnos como sus nietos.
— Por supuesto —dije. Se acostó otra vez.
—Todo estará bien —murmuró, más para sí que para mí.
Miré la puerta y luego a mi pequeño hermano y hermana acurrucados
en posición fetal, teniendo buenos sueños que los niños de su edad
debían. Yo también quería susurrar “todo estará bien”, ero mis labios
no me dejaron. Ni mi corazón.

Lo que se estaba volviendo un error era leer el diario de Christopher antes


de ir a dormir. Pasé una noche moviéndome y dando vueltas, imaginado a
los cuatro encerrados en esa mansión y creyendo que su madre
encontraría una manera de rescatarlos. Normalmente, Christopher era
demasiado inteligente como para creer en las fantasías de su madre, pero
esta vez, acostada al lado de su inteligencia estaba su esperanza. Era más
débil, más fina, pero él se aferraba a ella. ¿Qué elección tenía? Eran
demasiado jóvenes y necesitados para ser capaces de hacer nada más por
sí mismos. ¿Cómo es que sólo tres de ellos sobrevivirían esto?
Cuanto más pensaba acerca de ellos, más preguntas surgían y eran como
pequeñas bolitas de granizo golpeando en mi cerebro, haciendo casi
imposible dormir. Finalmente caí dormida, pero sólo un par de horas antes
que tuviera que levantarme, y gracias a Dios, esta vez había recordado
configurar mi alarma.
Capítulo 20

S despertarme. Por lo general, me daba mucho tiempo para

fuera de mi cama y casi me ahogué en la ducha para


alté

vestirme, cepillar mi cabello y poner un poco de lápiz labial antes de su


aparecer. Me la pasé murmurando mi molestia en todo el camino hasta las
escaleras.
—Escuché tu alarma apagarse —mi padre dijo en cuanto puse un pie en
la cocina. Se volvió para darme una mirada desdeñosa— ¿Qué tan tarde te
quedaste?
—No tan tarde —dije y caí como un saco de patatas en mi silla. Tiró de las
comisuras de su boca y me dio su mejor mirada de decepción. Había
exprimido naranjas frescas para mi jugo y estaba en la cocina preparando
tostadas francesas para ambos. El aroma me puso atenta. Me estiré, bebí
mi jugo y sonrió.
—Generalmente esperas hasta el fin de semana para hacerlo.
—Tenía un deseo y pensé que es posible entre semana, también. —Tal
vez, deberías volver a ser un cocinero medio tiempo, papá. Eres tan bueno
en ello.
—Gracias, pero no gracias. Este Masterwood no va a cocinar para nadie
más.
—Abre tu propio restaurante. Seré camarera. Lo llamaremos “El comedor
de Burt” o algo.
—Cómo me gustaría ser lo suficientemente joven como para tener
fantasías otra vez —dijo—, desearía tener dieciocho años otra vez —él me
trajo un plato de tostadas a la francesa. Puso el jarabe de arce junto a él y
el frasco de mermelada casera de señora Wheeler.
La señora Wheeler era una viuda que vivía a cinco millas por la carretera
y hace mermeladas, encurtidos de amargos tomates, tartas y pasteles de
cumpleaños para complementar sus ingresos. Mi padre estaba generando
más negocio para ella. Dijo que le recordaba a su madre, “que trató a su
cocina de la manera que la mayoría de la gente trata una iglesia". ¿Él
deseaba ser lo suficientemente joven como para tener fantasías?
Pensé en Corrine Dollanganger, una mujer casada con cuatro hijos, que
se aferraba a ellas, y Christopher instintivamente sabía que, sin esas
fantasías, no sobrevivirían él, su hermano y hermanas. Quizá, las
fantasías eran tan importantes para nuestras vidas como el pan. Ahora me
preguntaba sobre mí. Desde la última página que había leído en el diario,
todos mis sueños sonaban con más esperanza que con realidad. Hace
poco, yo había imaginado que sería un médico estupendo, que no sólo
trataría pacientes, también haría una investigación milagrosa y
encontraría cura para el cáncer y otras enfermedades graves. Era como si
me llenara de aire caliente cada vez que alguien hablaba de mi brillantez,
¿un día explotaría contra la realidad antes de lo que pensaba?
—¿Qué hizo que quisieras entrar en la construcción? Y no me digas otra
vez que por tu nombre —dije, dando mi primera mordida a las tostadas
francesas. Como de costumbre, eran mejor que en cualquier otro
restaurante, incluyendo Charley's Dinner. Había algún secreto para que él
ingresara en la construcción que no quería decirme. Él se quedó allí
mirando hacia mí.
—Estos días estás haciendo muchas más preguntas.
—Quizá, yo necesito más respuestas conforme voy creciendo.
Aunque los padres supuestamente dicen que sus hijos nunca dejan de
hacer preguntas.
—Así eres tú. Naciste con signos de interrogación en los ojos
—Me retracto —dije, sonriendo—. Esto está tan bueno, papá.
—Estoy contento —dijo y fue a servirse—. Ella hace muy buena
mermelada —me dijo cuanto untó un poco en su tostada—. Todo el mundo
tiene algún talento escondido sí mimos. Sólo has la combinación correcta
de eventos para llevarlo a cabo, supongo.
—¿Estás dándome una respuesta? —comía y veía para todos lados.
Entonces asintió.
—En el momento que conocí a tu madre me convertí en alguien más
ambicioso. Cuando te preocupas mucho sobre otra persona además de ti,
quieres hacer más. Cocinar para tener una vida ordenada y corta estaba
bien cuando no tenía a nadie. Incluso evito decir las cosas que hacía mi
jefe que hizo mi trabajo más difícil, pero una vez que estuve con tu madre,
el mundo comenzó a cambiar, a abrirse. Ella me inspiró —Hizo una pausa
y colocó su dedo índice hacia mí—. Espera hasta encontrar la persona
adecuada que te inspire, Kristin. Hace toda la diferencia cuando tienes a
alguien además de ser responsable, alguien que amas y que te ama —
asentí, pero no estaba pensando en mí. Estaba pensando en Christopher y
todo lo que le había sucedido le obligó a ser más maduro. Él no me parecía
alguien que alguna vez inflara globos de falsa esperanza. Simplemente, era
demasiado realista sobre todo, incluso cuando era mucho más joven, pero
tenía la sensación que él sabía que las posibilidades de disfrutar su
juventud se escabullían.
¿Estaba realmente disfrutando mi juventud? ¿Cuánto había de la muerte
de mi madre en mí? Después de que murió mi madre, todo lo que quería
hacer era escapar de la tristeza y la forma más rápida de hacerlo parecía
envejecer de la noche a la mañana. Todos los adolescentes querían
adelantar sus vidas, querían independizarse más rápido. Nos han
empujado a resistir las reglas, arriesgarnos y mentirnos a nosotros mismos
¿Cuántas veces y de cuántas maneras mi compañeros le habían dicho a
sus padres “me estás tratando como niño”? Yo nunca tuve que hacerlo. Mi
padre me tomaba en serio, actitud que nació con la muerte inesperada de
mamá. Ella se había deslizado lejos como una sombra impotente contra el
sol de la mañana.
—¿Qué tienes para hoy? —preguntó papá.
—Nada especial. Esta noche voy a la fiesta de Kane, ¿recuerdas?
—¿Conducirás tú misma o qué?
—Kane pasará por mí —él asintió con la cabeza. Me miró pensativo.
Imaginaba que estaba pensando en que yo estaba creciendo muy rápido,
pero me sorprendió. Y no estaba en sus pensamientos ahora mismo.
—Yo no quería hablar de esto —dijo después de darle un sorbo a su café
—, no queremos fomentar cualquier pensamiento sobre esto, pero sé que
te gustaría saber.
—¿Qué?
—Cuando íbamos a través de un cobertizo para recuperar cualquier cosa
que valiera la pena guardar antes que derribado, nos encontramos con un
caballito-mecedora de niño. Supongo que sobrevivió al primer incendio.
Probablemente por la manera que cayó bajo metal.
—¿De verdad? ¿Dónde está?
—Todd tuvo que restaurarlo. Piensa que lo podría vender como una
antigüedad. ¿No lo mencionaron en el diario? —por un momento, no pude
responder. ¿Él estaba interesado o simplemente estaba probando para ver
lo que había en el diario?
—Sí —dije—, el primer día después de que habían sido llevados allí —él
pensó y asintió con la cabeza.
—Los niños dijeron que no había nada después de la muerte de su padre,
¿verdad? Y esa fue la razón por la que ella los llevó a Foxworth. ¿Es lo que
escribió en su diario?
—Sí. Corrine se tiró a la misericordia de sus padres. Para mí suena como
alguien muy impotente. La mimaron y echaron a perder, aunque sus
padres eran supuestamente muy crueles. Ahora sé que su marido fue el
que la echó a perder —él sonrió socarronamente y sacudió la cabeza.
—¿Qué?
—Yo no sé lo que es verdadero o falso. Nosotros… debo decir, tu madre
entendió diferente.
—¿Eso qué significa?
—No era que estuviera desesperada. Ella podría haber sobrevivido sin sus
padres. Pero como he estado diciendo, ¿quién sabe lo que realmente
sucedió? —agregó y se levantó.
—¿Qué quieres decir? ¿Hubo una política de seguro de vida? ¿Tenía algo
de dinero?
—Como he dicho, ¿quién sabe lo que era y no era cierto? Fue hace mucho
tiempo y las personas que la conocían lo suficiente están muertas o
desaparecidas
—¿No está Bart Foxworth, el que reconstruyó la casa, nunca hablaron
acerca de eso con él?
—¿Hablar de ello? Corría a la gente de su propiedad a punta de pistola si
iban con esa intención. Ya lo escuchaste en Charley’s, no tenía mucho que
ver con la gente local. Había algo acerca de ellos que lo volvía ermitaño. Tal
vez, eran las termitas en una vida anterior. No, él y sus primos o quienes
fueran, la gente sólo aventó las historias de extrañas formas. En primer
lugar, reconstruye el lugar, lo deja en pie durante años y años sin que
nadie vivía en él y luego lo abandona como una rata huyendo de un barco
que se hunde.
—No entiendo sobre el segundo incendio, ¿entonces nadie vivía ahí?
—Lo descubrieron vagabundos o...
—¿Fantasmas? —dije con una leve sonrisa. Él meneó la cabeza y luego me
señaló con su índice derecho como una pistola.
—No quiero oírte hablando con alguien de fuera sobre esa casa. —No te
preocupes. No lo haré. Voy a lavar los platos, papá. Tengo tiempo esta
mañana.
—Gracias a tu alarma —dijo. Él me miró y añadió— ten cuidado. —Tú
también —me tiro hacia atrás, y finalmente sonrió— Oh —dijo dando
marcha atrás—, casi lo había olvidado, tu tío Tommy va a pasar un día y
una noche con nosotros la próxima semana. Pasará después de algunas
reuniones de negocios. Ya lo programó. Parece que quiere ver en quién te
has convertido o algo.
—¡Eso es genial!
—Pensé que te haría feliz. Está bien, no creo volver antes que tú. Ten un
lindo día.
Papá sabía lo mucho que me agradaba el tío Tommy. Él permanecía
soltero, pero no era atractivo y, por lo que podía recordar, sólo había
tenido dos relaciones románticas serias. Papá dijo que era porque estaba
en el loco mundo de Hollywood. Una de sus relaciones duró unos cinco
años, y luego su novia rompió con él, probablemente frustrada con su falta
de interés en una relación permanente. Papá me dijo que una vez le dijo
que tenía miedo del compromiso porque estaba asustado de ser una
decepción. Cuando le pregunté lo que significaba exactamente, papá vaciló
y luego dijo:
—Él no canta esa canción.
—¿Qué canción?
—“Yo sólo tengo ojos para ti” —replicó papá. Ciertamente, no es el primero
que no pueda serle fiel a una mujer, pero es raro que él lo admita. Tal vez,
a él no le gustan las despedidas emocionales.
No quería pensar en el tío Tommy como débil o egoísta. Tampoco me gusta
pensar que era engañoso, pero no pude evitar compararlo con mi padre.
No hay mucha diferencia de edad. Tío Tommy es tres años más joven, pero
siempre parecía mucho más joven que yo. Volví al punto que había
mencionado papá, el de ser responsable por alguien que no seas tú. Quizá
mi tío no fue hecho para ser así. Se hizo cargo de mi abuela, pero el cuidar
de su madre no es lo mismo. Que si me gustara o no, así estaba en su
ADN. Al menos, eso fue lo que pensé. ¿Estaba educado para ser
responsable de alguien? Muchas mujeres eran asalariadas en sus familias
hoy en día. O por lo menos, estaban casi en las mismas condiciones.
¿Quiero tener hijos tarde o temprano en mi vida? Todavía es difícil para
las mujeres decidir, incluso para las mujeres que pueden pagar niñeras
desde el primer día. No veo cómo una madre, con mucho gusto, pueda
relegar su papel de maternidad a un empleado.
Eso me hizo otra vez preguntarme por qué Corrine quiso tener tantos
hijos. ¿Fue más el deseo de su marido? ¿Lo hizo por algo que esperaba
para ella misma? Tal vez, habían hecho un acuerdo: ella le daría los hijos,
pero él le contrataría ayuda y nunca dejaría de comprarle cosas. Luego él
murió y ella quedó con promesas vacías. De lo poco que había leído, podía
ver que ella lamentaría haber tenido cuatro hijos, especialmente cuando
tratara de buscar un nuevo marido. El hombre tendría que estar
comprometido, no sólo con ella, también con los cuatro niños que no eran
suyos. Ella fue lo suficientemente inteligente como para saber que no sería
tarea fácil. Por otro lado, si ella heredaba grandes riquezas, nada de eso
importaría.
Me pregunté si ese siempre fue uno de sus objetivos. ¿Lo habría hablado
con el señor Christopher? ¿Podría ser cierto ese rumor que contó papá,
sobre que ella tenía el suficiente dinero para mantenerlos en lo que
conseguía un empleo? ¿Corrine Foxworth había sido deshonesta y
convenenciera? Con Christopher siendo muy observador e inteligente, ella
tuvo que haber armado un buen espectáculo de desesperación. No había
ninguna duda de que ella les había hecho creer lo que estaba pasando.
¿Quería creerle? Aunque dijo que sabía que su madre tenía debilidades,
¿él deliberadamente evitaba verlas?
Tal vez, papá tenía razón. Quizá ella podría haberlo logrado y no someter
a sus hijos a la locura de sus padres y castigarlos así, pero no sólo su
futuro estaba en juego, el de ella también, fue una mujer a la que le gustó
ser mimada. Sólo un montón de dinero la haría feliz. Había muchas
preguntas que responder. Podría Christopher ponerlas en su diario
¿evitaría las respuestas o las preguntas en sí? Dijo que él estaba
escribiendo hechos, pero incluso él debía admitir que los hechos fueron
vistos a través de sus ojos y esos ojos tenían sus propios prejuicios y
sentimientos. Él no pudo hacer nada, no importó cuán duro tratara.
Tendría que mejorar en la lectura entre líneas, pensé. ¿Y qué había de mi
padre? De repente algo me dice que fue a Foxworth voluntariamente.
¿Sutilmente estaba tratando de advertirme que lo que leo en el diario no
puede ser verdad? ¿Quería prepararme para algo más terrible y llenarme
con escepticismos antes de que siguiera leyendo? Estaba volviendo a la
pregunta que había me había encantado. ¿Cuánto él y mi madre sabían
realmente?
Terminé de limpiar nuestros platos de desayuno y la sartén que había
utilizado y luego fui arriba para obtener mis cosas e irme. Debido a su
experiencia militar, mi padre siempre hacía su cama antes de irse al
trabajo. Cuando tenía sólo cinco, estudié cuidadosamente cómo él lo hacía
e intenté con mi propia cama. Eventualmente, lo fui haciendo igual de bien
que él. Mantener las cosas limpias y organizadas también era importante
para mi madre. Papá era meticuloso cuando usaba sus herramientas en
casa. Cualquier persona que veía nuestro garaje siempre comentaba lo
limpio que estaba. Mi padre cree que cómo tratas tus posesiones, tratas a
los otros y a ti.
Cuando hice mi cama, metí el diario debajo de la almohada que había
colocado y pensé en el sucio mundo que Corrine se había permitido
colocar a sus hijos. Ratas y ratones, insectos y polvo, aire viciado y mala
ventilación no eran ideales, especialmente para los gemelos. La mayoría de
las madres estaría muy preocupada por la salud de sus hijos, pero de la
manera que Christopher describió la aceptación de ella, no me parece que
sea la forma de actuar de una madre normal, debía preocuparse. ¿Era la
primera pista acerca de lo que finalmente sucedió? Yo estaba comiendo y
durmiendo con este diario, pensé. Tal vez, si pensaba en el diario como en
cualquier novela que hubiera leído, perdería el control en mí. Me apresuré,
asegurándome de no mirar hacia mi cama y sentir el ardor del diario. Las
cubiertas cerradas, pero las voces no silenciosas.

Capítulo 21

C prácticamente con sus pregunt

llegué a la escuela, mis amigas me atacaron


as sobre Kane y yo, sólo uando

estaban pensando en esta noche. De repente, sentí que me estaba


moviendo en un foco de luz. Todo el mundo estaba más interesado en mi
opinión. ¿Qué debían llevar? ¿Qué usar? ¿Qué pienso de esta blusa, falda,
estos zapatos? ¿Qué labial? ¿Sombra de ojos? ¿Cómo deben llevar el pelo?
¿Qué les sugiero? Las muchachas que realmente no se podían preocupar
menos por mis opiniones sobre su pelo y ropa antes, ahora estaban a la
expectativa de lo que diría.
—No sabemos qué clase de fiesta es —Lana exclamó cuando no les di
ninguna respuesta específica.
—¿Él mismo nos atenderá o sus sirvientes?
—¿Sirvientes?
—Bueno, son tan ricos. Sus padres lo dejarían hacer eso —dijo Missy
Meyer— hasta podrían tener personas que les sirvan —yo sólo me encogí
de hombros.
Mi mente estaba aún en los niños Dollanganger y su encierro en esa
mansión. Ni Cathy o Christopher habían ido a cualquier parte durante
años. Durante años, cómo Cathy llevara su cabello no iba a ser
importante. Durante años, Christopher no experimentaría coqueteo con
ninguna chica, ni él sería capaz de conocer a una y tener una conversación
con alguien de su propia edad. Durante años, nunca sabrían qué música
era popular entre sus amigos, qué película fue emocionante para todos en
su clase, sobre qué programa de televisión se estaba hablando en la
escuela o incluso lo que estaba sucediendo en las noticias que les
interesaba a los niños de su edad.
Se quejarían de estar medio vivos, y para ellos no estaría mal, pensé.
—Yo no sé más de la fiesta que ustedes —les dije.
—Bueno, tú te fuiste ayer con él después de la escuela —replicó
Lana.
—Estuviste una gran parte de tiempo con él ¿cierto? —preguntó
Suzette— Así que…
Pensé un momento y luego sonreí.
—¿Qué?
—En realidad, nosotros nunca hablamos de la fiesta —dije y avancé hacia
mi lugar de la clase. Cuando Kane estaba lo bastante cerca después de sus
clases, me esperaba para acompañarme a mi siguiente clase. —Las chicas
me están volviendo loca para obtener más información acerca de tu fiesta
—dije
—¡Tengo una sorpresa! Voy a pasar por ti alrededor de las 18:30, ¿está
bien?— dijo la primera vez.
—¿18:30? ¿Tan pronto?
—Tenemos mucho que hacer para preparar la fiesta. Ordené pizzas y
ensaladas —me dijo— Puedes ayudarme a calentar las cosas. Nuestra ama
de llaves se ha tomado el día.
—Por supuesto —dije. Nunca había estado en casa de Kane, pero todo el
mundo hablaba de ello. Era una construcción antebellum24 hecha de
ladrillo blanqueado y madera que, en broma, la gente se refería a ella como
“La colona de Tara” 25
Era una de las haciendas más grandes en la zona,
cerca de nueve millas fuera de Charlottesville.
—Y pensé que sería bueno tener algún tiempo privado antes de que todo
empiece. Ya que no habrá tiempo más tarde —añadió—. Dile a tu padre
que te yo te llevo a casa, será una buena forma de alejarme de los demás.
—¿Es tu única razón? —le pregunté cuando paramos en mi siguiente
clase. Sólo me dio una sonrisa, echó su cabeza de lado y caminó hacia los

24 Antebellum es una palabra latina que significa "antes de la guerra". En Estados


Unidos el término antebellum se refiere al periodo en que se incrementó el secesionismo
por parte de los Estados Confederados de América, que derivó en la Guerra de Secesión
entre yankis y confederados.
25 La Colina de Tara ("La Colina de los Reyes") es una alargada elevación caliza de
escasa altitud, situada cerca del río Boyn16e.6 Contiene un elevado número de antiguos
monumentos, y es famosa por ser la sede del Árd Rí Éireann (el Gran Rey de Irlanda).
chicos que estaban esperándolo por el pasillo.
Yo los vi colocarse alrededor de él como si pudieran poner su energía en
ellos y brillar como él lo hace. Cuando giré para entrar al salón, encontré
que tenía el mismo tipo de situación, mis amigas me estaban esperando
para rodearme y seguir haciendo preguntas sobre la fiesta y obviamente
intentaban ser mejores amigas. Yo sabía que todo esto venía porque ahora
era más evidente que Kane estaba “aficionado” conmigo, y en cuanto a la
mayoría de las chicas de la preparatoria, él era un muchacho más que
deseable. ¿Quién no querría ser su novia, al menos por un ratito? Hoy era
más que un juego.
Pienso que podían ver que había algo diferente entre nosotros y allí
estaba. Esto no era un poco de romance. Incluso tuve que admitir que me
sentía diferente. Tal vez, fue por el tiempo que habíamos pasado ayer en el
lago de Foxworth. Quizá él también sintió algo especial. Durante todo el
día, cada momento que podía, él estaba conmigo. Nos estábamos
comportando como si fuéramos ajenos a todo el mundo y todo lo que nos
rodeaba.
Me imaginaba que el contraste entre cómo había sido indiferente con él y
cómo actuaba ahora, había comenzado el coro de susurros. Para mí, no
tenían por qué estar sorprendidos. Cualquier persona, incluso nuestros
maestros, que generalmente no prestan atención a tales cosas, podían ver
que estábamos buscándonos el uno al otro intensamente. Esos
sentimientos, esos momentos en que nos mirábamos el uno al otro no
podían ser simplemente llamados vistazos, no eran fáciles de ocultar o
impedir. De todos modos, ninguno de nosotros parecía importarle si
alguien sabía sobre nuestros sentimientos más profundos. Kane siempre
me pareció este tipo de persona, pero era nuevo para mí.
De repente, no estaba tan tímida o preocupada por lo que otras personas
pensaran de mí. Cuando lo medité, me pregunté cómo Corrine y
Christopher habían ocultado su pasión a los ojos de sus padres, al menos
al principio. Probablemente, llegaron a un punto cuando no pudieron más
y decidieron escapar juntos. No me ayudó imaginarlos por toda la
mansión, pegados uno al otro entre las sombras, aterrorizados porque
serían descubiertos, penando en todo el odio que atraerían. Se les hizo
sentir que eran tan sucios y pecadores como sus padres creyeron, ¿cómo
pudieron vivir con eso?
Kane y yo nos conocíamos desde hace mucho tiempo. ¿Siempre
tendríamos esta pasión mutuamente? ¿Habían sido mis sentimientos por
Kane, y viceversa, tan obvios para el mundo, menos para mí? Mis amigas
siempre me decían que yo le gustaba más de lo que le gustaban otras
chicas con las que había salido, pero yo no vivía aquí, especialmente
durante estos últimos días que empecé a leer el diario de Christopher.
Además, siempre he sido escéptica sobre Kane. Para mí, todavía parecía
que él estaba de compras, aun así yo me resistía a ser fácil. Pensé que mis
amigas ya lo sabían. A lo mejor, otras ya se habían decepcionado y querían
que fuera una víctima más de Kane Hill. O quizás siempre fue mi culpa
porque tenía miedo a decepcionarme. ¿Era más parecida al tío Tommy que
a papá? Ser engañada y traicionada después de haberte expuesto a la
misma clase de compromiso, podría ser devastador. Yo nunca volvería a
tener confianza en otro muchacho si me pasaba. Kane, a pesar de lo que
había dicho y cómo se había comportado, especialmente en el lago, era
tan casual acerca de todo lo que hacía que era fácil tener este sentimiento,
este miedo; ncluso ahora, bajo mi creciente afecto por él. ¿Qué pasaría si
salía con alguien más la semana siguiente? ¿Si también se alejaba de mí?
¿Cómo me supone que debería tomarlo? Muchas chicas que conozco,
especialmente en las clases junior, quedaban satisfechas con lo que
llaman "conectar". Se comprometían con algún chico durante un tiempo
para asegurarlo. Era más divertido “circular”.
“¿Cuál es su objetivo, convertirse en la reina del baile o algo? Por
favor, denle un descanso.” Escuché este tipo de conversaciones, no sólo
provenían de envidiosas compañeras. Muchos, la mayoría, lo creían así.
Tal vez tenían razón al pensar de esa manera.
¿Cómo sabes las decisiones correctas que tomar a nuestra edad?
¿Cuántas de mis amigas tenían una estrecha relación con sus madres
para obtener cierta orientación y cosas que quisieran? Todas parecían
sospechosas de sus padres, porque qué madre recomendaría relaciones
íntimas y mucho menos sin protección. Pero todo el mundo estaba
educado con esa perspectiva, incluso yo, aunque era un pensamiento
secreto.
¿Cathy había tenido este tipo de pensamientos antes de dejar
Foxworth? Ella no tendría experiencias, tampoco posibilidades de
desarrollar incluso pequeñas relaciones. De repente, ella se encontraría en
el mundo que mis amigas y yo estábamos navegando, pero sin el beneficio
del crecimiento, del desarrollo. Sería como tomar a una alumna de sexto
grado, tenerla en un estado de coma durante tres años y luego empujarla
al mundo adolescente. Según lo que mi padre me había dicho acerca de los
niños Foxworth, el tío Tommy sabía que habían sido criados en la mansión
y confirmó que Cathy tenía quince años cuando salieron de ahí. Ella era
apenas un poco más joven yo. Tres años sin contacto alguno con otras
chicas, mientras su cuerpo se desarrollaba, su interés en los niños y sus
propios sentimientos debieron haber tenido buen tiempo para la
meditación.
¿Cómo podría salir cualquier chica, de forma normal, después de eso?
Era difícil no perderse en estos pensamientos, incluso cuando mis
amigas charlaban alrededor de mí. Sabía que miraban preocupadas, pero
pensaron que estaba por mi primera gran historia de amor. Continuaron
preguntando qué llevaría yo a la fiesta, pero les dije que no estaba segura.
"Nada elegante," fue todo lo que dije. Realmente no estaba segura. De
antemano, casi nunca había ido a una para planear qué me pondría. A
veces, de último minuto, me decidía antes de ir a cualquier lugar.
En realidad fui a casa justo después de la escuela para decidir sobre
esto, pero cuando me di cuenta que Kane iba a venir por mí en menos de
dos horas, decidí que tenía que adentrarme en el diario al menos una hora
y media. No tenía nada más que hacer, excepto vestirme para la fiesta.
Saqué el diario y me acomodé nuevamente para dar vuelta a la página y
empezar.
…Habría arrastrado día tras otro y perfectamente perder la
noción del tiempo, pero Cathy siempre estaba allí para recordarme
cuánto llevábamos encerrados. Si hay una cosa que odiaba, era
perder el tiempo. Además de poder jugar e inventar, había,
afortunadamente, docenas y docenas de libros para leer. Mamá, fiel a
su palabra, nos trajo juegos y tarjetas. Intentaba constantemente
mantener a los gemelos ocupados con cualquier juguete que mamá
había traído y con otras cosas que encontré y pensé que podía
divertirles.
Nuestra abuela siempre estaba allí con nuestras comidas. La
mayoría de las veces no decía nada, pero pronto empezó a
interrogarnos acerca de la Biblia. Nos ordenamos para leerla
diariamente y memorizar citas importantes. Ella exigía que Cathy y yo
repitiéramos una, obviamente para ver si no mentíamos cuando
dijimos que sí la habíamos leído. Cathy la sorprendió con su cita del
Génesis, que había tomado tiempo explicando e ilustrando por qué era
bueno arrojarla a nuestra abuela. Cathy lo hizo con esa sonrisa
presumida que yo estaba empezando a amar: “¿Por qué has
recompensado mal por bien?” Miré rápidamente a Olivia. Sus ojos se
ensancharon y, en su cara enrojecida, aparecieron una o dos
sombras, pero ella volvió a respirar y giró hacia mí. “Ahora tu trabajo”
ella ordenó. Me sentí tan satisfecho de mí como Cathy, porque el libro
de Job era mi favorito. Empecé sin cesar hasta que ella gritó, "¡Basta!"
Resultó ser la primera y última vez que ella me cuestionaría.
Pude ver cuánto le dolió admitir para sus adentros que era lo
suficientemente inteligente como para leer y entender la Biblia, incluso
mejor de lo que ella podía.
Esperaba que hubiera suavizado su tratamiento con mamá.
Mamá se veía más feliz, más resuelta y cómoda cuando venía cada
noche, a veces nos traía mejores cosas para comer, pero nunca
dulces, por lo que los gemelos se lamentaban más. Ella paseaba y
hablaba acerca de cómo iba ganando lentamente sobre su padre.
Entonces un
día, ella nos trajo helado derretido y pastel. Pude ver que estaba aún
más feliz. Su padre le había dado un coche para utilizar. Ella dijo que
esto la convenció que la perdonaba. Cathy no estaba impresionada.
Habíamos estado encerrados por un poco más de dos semanas, pero
mamá dejó claro que si él se enteraba sobre nosotros ahora, todo se
perdería. A regañadientes, Cathy se retiró. Hice mi mejor esfuerzo
para mantener a flote sus esperanzas, todas nuestras esperanzas.
Comenzamos una búsqueda totalmente profunda en el ático
para pasar el tiempo y divertirnos. Cory estaba fascinado por el
piano, pero pronto nos cansó con sus cantos fuera de sintonía.
Encontré cinco viejas vitrolas 26. Una funcionaba mejor que las otras,
pero lo único que teníamos eran discos muy rayados de Enrico
Caruso. Cory estaba intrigado con la bobina de la vitrola y se divertía
por la manera que la gran voz sonaba cuando iba muy rápido o
demasiado lento. Le guiñé un ojo a Cathy. Uno de los gemelos estaría
satisfecho por un tiempo. Carrie todavía odiaba el ático y bajé con ella
nuevamente a jugar con sus muñecas y otros juguetes. Nos sorprendió
con su voluntad de estar sola, separada de Cory, pero también resaltó
lo mucho que odiaba el ático.
Aburrido, finalmente decidí divertirla con mis imitaciones de la
abuela Olivia ladrando sus órdenes y reglas. Incluso tenía a los
gemelos riendo como niños otra vez, pero sus intervalos de atención
eran cortos. Ellos vagaron, se metieron en problemas, se hicieron
cortes en los dedos y se enterraron astillas. Cathy era buena con la
maternidad, y me aseguré que no consiguieran infecciones. A veces,
hacían mala cara y se volvían desafiantes, sostenían la respiración
hasta que su cara se ponía roja. Lo que hacía que Cathy se pusiera
nerviosa, le dije que los ignorara.
—Lo mismo que hace mamá con nosotros —dijo hacia atrás e
26 Tocadiscos.

171
hizo algunos pucheros a sí misma, lo que me hizo llamear y luego
preguntó— ¿Cómo ha podido dejarnos aquí todo este tiempo? —No
sentía ganas de explicarle una y otra vez, diciendo que esto puede
significar mucho para nosotros.
—Mamá está haciendo todo esto para garantizar nuestro futuro
—fue todo lo que respondí.
Luego pasaron semanas sin que mamá nos visitara el domingo.
En mi interior, estaba empezando a entrar en pánico, pero hice todo lo
posible para mantenerme tranquilo. Finalmente, ella apareció vestida
con un traje de navegación hermoso y de aspecto caro. Yo había
estado arriba examinando cuidadosamente los libros que quería leer y
oí los gritos abajo. Cathy estaba reclamándole. Cuando bajé, vi a
mamá al borde de las lágrimas; tuve que ayudarla, me miró
desesperada. Estaba entusiasmado con lo hermosa que se veía.
—¡Qué cambio desde que llegamos aquí! —resalte mirando a
Cathy. —Se ve que estás teniendo éxito.
—¡No! —gritó Cathy—-. Esto tiene que parar, odio estar aquí.
Tienes que hablarle a tu padre acerca de nosotros —de repente,
mamá se inclinó hacia adelante, cubrió su rostro con sus manos. Puse
mi mano sobre su hombro, pero ella sacudió la cabeza, y cuando miró
hacia arriba, lo único que vi fue puro terror en su cara. Cathy reunió a
los gemelos con ella y me senté a su lado.
—¿Qué pasa, mamá? —Le pregunté. Ella admitió que no había
sido completamente honesta con nosotros. Pensé no iba a decir por
qué, pero Cathy le exigió.
—La carta que mi madre me escribió cuando le supliqué
ayuda...
—¿Sí? —preguntó Cathy—. Bien, ellos dijeron que podíamos
tomar su ayuda. Después de lo que hemos vivido aquí, podríamos
tomar cualquier cosa.
—Cathy —susurré. Ella me miró apagada y luego volteó
glacialmente hacia mamá.
—Mi padre escribió una nota en la parte inferior de su carta.
—¿A sí?
—Dijo que estaba contento por la muerte de su padre.
—¿Qué? —pregunté.
—Él dijo que la gente malvada y pecadora obtiene su propia
recompensa —estaba a punto de maldecirlo cuando mamá añadió
fríamente— Y que lo único bueno de nuestro matrimonio es que no
habíamos sembrado semillas del diablo.
—Se refiere a los hijos —le dije a Cathy.
—Lo sé, ¿qué no he estado leyendo la Biblia?
—Él considera a su papá malvado y corrupto únicamente
porque se casó con su media sobrina. ¿Cómo podría considerarlo? Su
padre era un hombre maravilloso, bueno —su rostro se volvió amargo
por la rabia—. Sólo su abuelo podría encontrar algo malo en un ángel
—ella prácticamente comenzó a vociferar cada vez que hablaba de él.
Luego se suavizó y nos contó cómo era su plan original para llevarnos
a él, tenía la esperanza que cuando viera lo brillantes que éramos, y lo
talentosa y hermosa que Cathy era, desparecerían sus horribles ideas
sobre la cuestión del diablo en nuestro ser.
—Pero ese fue mi sueño, mi fantasía. No sé qué estaba
pensando cuando lo planeé.
—¿Entonces no vas a hablarle sobre nosotros? —cuestionó
Cathy— ¿Nunca? —bajó la cabeza— Vamos… ¡genial!
—No, no te preocupes —dijo mamá—. Él va a morir pronto —
rogó a Cathy ser paciente. Las lágrimas por su rostro empezaron a
correr— Estamos cerca —decía—, tan cerca —me levanté y la abracé.
Mirando a Cathy, le dije:
—No te preocupes. No estás pidiendo demasiado de nosotros,
no cuando consideramos todo lo que vamos a ganar —Cathy me
observó y sacudió la cabeza, pero mamá estaba complacida y dejó de
llorar. Los gemelos seguían sentados allí, todavía atónitos por la
escena ante ellos. Mamá los abrazó y trató de abrazar a Cathy. Ella
no le devolvió el abrazo, sólo veía el suelo y negaba con la cabeza.
Encaminé a mamá a la puerta.
—No te preocupes —susurré—, cuidaré de ellos.
—Eres tan parecido a tu padre —me dijo mamá—. Tan maduro
y tan fuerte —no hice nada más, me dio la espalda y sólo quedó en mí
la tranquilidad de la suave dulzura de sus labios. Luego giró a la
izquierda y cerró la puerta detrás de ella.
Giré para ver a Cathy. Me contemplaba de un modo que nunca
había notado. Era como si acabara de descubrir quién era yo
realmente.

Qué extraña fue Corrine, pensé. ¿Qué forma de confortar era esa de
besar en los labios a su hijo? ¿Y qué madre podría querer que muriera su
padre hasta el punto de orar para que eso pasara? Esto realmente me
estaba molestando ahora. ¿No pudo encontrar otra manera para
mantenerlos seguros? Una vez que se dio cuenta de lo que realmente iba a
ser para sus hijos y para ella, ¿por qué no abandonó su plan? ¿Cómo
podría dejarlos sufrir así?
No podía dejar de imaginar a esos pobres niños ingenuos, hasta
Christopher, que estaba tan cegado por su devoción a ella, creyendo que
no les tomaría mucho más tiempo. Incluso unas especies inferiores de
animales tenían más instinto para proteger a sus crías. Era antinatural
para una madre poner en peligro a sus propios hijos. Por lo que había
leído hasta ahora, a Corrine, cuyos padres fueron tan fanáticos y crueles,
no le bastaría un cirujano que le arreglara el cerebro para ser lo
suficientemente inteligente como para ver el peligro. Esto era
desesperante.
Me senté allí, hirviendo, pensando sobre ella tanto tiempo que me
sorprendió cuando miré el reloj y vi que ya casi eran las seis; no me había
bañado, cepillado el pelo, ni siquiera sabía qué usar. Salté como si tuviera
resortes debajo, jalé mi ropa y me metí al cuarto de baño. Mis amigos me
habían convencido de que, porque era la novia de Kane, prácticamente mi
existencia dependía de esta fiesta. A pesar de mi actitud ocasional sobre lo
que llevaría, sabía que tenía que lucir especial, saber hacer mi papel. Esto
no era sólo alguna fiesta cualquiera. El dinero y la influencia los hizo una
reconocida familia en América, no de nacimiento, ni de sangre. Los Hill
eran donantes principales a las campañas del alcalde, el congresista,
ambos senadores estatales y el gobernador. Si comprabas un vehículo en
uno de los concesionarios Hill y tenías un problema político que se pudiera
solucionar, el padre de Kane, Crosby Hill, haría una llamada por ti.
Por siglos, no han existido auténticos castillos en América. Sin
embargo, había enormes casas y fincas que rivalizaban con viejos castillos
debido a sus materiales de construcción costosos, piscinas, canchas de
tenis, jardinería y tecnología. La casa de Kane era uno de esos “castillos
novedosos” la gente soñaba con ser invitada. Por unas horas de la noche,
sería como la señora Hill. Mi padre no había hecho ningún trabajo para la
casa. Conocía a los constructores que tenía, y él nunca pasaba delante de
ella sin hacer algún comentario sobre la casa que fue “prácticamente
construida en oro sólido”. Él caminaba y hablaba sobre la calidad de las
tuberías o los nuevos materiales para techos. Hasta ahora, prácticamente
caí dormida escuchándolo, a pesar de que hablaba con pasión. Él era
como un artista que admiraba los logros de otro. Sonreía para mis
adentros, pero no estaba exactamente fascinada con la casa, al menos, no
hasta ahora. Tenía miedo de preguntarle si se comparaba con la
reconstrucción de Foxworth Hall, pero sólo con ver el terreno y la cantidad
de escombros, concluí que Foxworth Hall había sido mucho más grande y,
por supuesto, tenía mucha más superficie cultivada.
Aunque los padres de Corrine no fueron populares y aparentemente
estaban más preocupados con la religión que su estatus social y la
influencia política, no pude evitar creer que llegaron a ser muy
importantes en un momento u otro. Tal vez, Corrine soñó con todo eso, se
vio a sí misma asumir algún tipo de trono, una vez que sus padres se
hubieran muerto, ella heredaría todo. Quizá no fue egoísta, pero tuvo
ambiciosa frialdad después de todo. Realmente probé alejar el diario de mi
mente mientras continuaba mis preparativos. No fue fácil.
No podía dejar de pensar que niños de trece y quince, actualmente,
no hacían más que socializar y eso me hace volver a los niños
Dollanganger, que fueron encarcelados en ese mundo de ático, pero los
niños en aquel entonces también querían ir a fiestas y tenían
pensamientos románticos. Aunque Christopher aún no había escrito
románticamente acerca de cualquier persona, sólo hizo mención a la chica
que le gustaba presionar su cuerpo contra el suyo. Sentí que él había
mirado una chica u otra e imaginado algún tipo de romance. Según como
imaginaba su apariencia, estaba segura de que las niñas estaban
interesadas en él. Cathy ya soñaba con ser tan hermosa como su madre.
¿Qué bien le haría verse así, si estaba encerrada y lejos de otras niñas y
los niños de su edad? Seguramente, Corrine, después de haber caído tan
bajo con las reglas de hierro de sus padres, podía apreciar todo lo que su
hija estaba haciendo.
Desesperadamente, intenté disipar esos pensamientos de mi mente.
Estropeaban mi estado de ánimo, arruinando mi entusiasmo por la fiesta y
estar con Kane. Prácticamente arranqué del armario los pantalones
vaqueros con pedrería de diseñador que había decidido utilizar. Seguí
echando un vistazo al diario abierto en mi cama, murmurando mi rabia
hacia Corrine, sus padres, todo en uno. Iba a añadir algún color con mi
blusa, pero yo estaba en un humor oscuro y decidí usar mi blusa de cuello
tres cuartos, con una sobre tela que se adhería fuertemente a mi torso y
mis caderas. Había pasado un tiempo desde la última vez que la había
usado, y estaba un poco ajustada, especialmente alrededor de mi pecho.
Normalmente no vestía así, pero no me sentía normal de momento. El
maquillaje, sólo decidí que tenía tiempo para ponerme correctamente mi
lápiz labial. Añadí un par de aretes largos con amatista de mi madre, que
tenía imágenes de cisnes. Entonces, justo antes de que tomara mi
chaqueta de cuero negro, decidí ponerme un collar de perlas. Como si una
voz me llamara, cerré el diario y lo lacé debajo de mi almohada. Pude
ahogar el libro, pero las voces estaban pegadas en mi cabeza.
Capítulo 22

K las escaleras. ane ya estaba en mi puerta, tocando el


timbre, empecé a bajar

—Eres tan puntual como profesora de la escuela —dije, quizá


criticando un poco. Vi la manera que él parpadeó— ¿No sabes que una
chica tiene que llegar tarde? —él sonrió.
—¿No sabes lo ansioso que puede ponerse un hombre?
—Lo sé ahora —dije, cerrando la puerta detrás de mí. Miró de mí a la
casa y volvió a mí.
—¿Algo malo?
—No —dije, empezando a sentirme mal—. Lo siento, no quise sonar
tan aguda.
—No hay problema, tengo curitas en el coche —bromeó y llegó a mi
mano. Nos paró a mitad de camino a su coche y volteó a mirarme—. Algo
tienes en la sangre, pero debo decirte que me pareces muy sexy.
Ahora, realmente la sangre comenzó a invadir mi rostro. Kane era el
primer chico que me decía que lucía sexy.
—Gracias, eso creo —continuamos el camino hacia el carro. Después
de que subiéramos y él encendiera el motor, volvió a mirarme y con su
media sonrisa preguntó
—¿Cómo que eso crees? ¿No piensas que eres sexy?
—No estoy segura de qué decir. Algunas chicas son obvias al
respecto.
Lo hombres las llaman sexys, pero no quiero ser esa clase de mujer.
—Definitivamente, no lo eres.
—¿Entonces quién soy?
—Te lo he dicho, eres una sorpresa. Al menos para mí —comenzó a
avanzar, pero luego puso el pie sobre el freno y se volvió hacia mí—, y tal
vez, incluso para ti misma.
He oído a varias muchachas decir que te vuelves loco cuando
hablan de acertijos —se echó a reír, avanzamos y dio la vuelta para irnos
lejos.
—No es un enigma. Tengo problemas para explicarme, eso es todo.
Siento que estoy en la gran inauguración, la revelación de un nuevo
modelo.
—¿Como un coche? ¿Eres el modelo de carros de tu padre?
—Usa lo que sabes, lo dijo el Sr. Stiegman en clase de inglés —dijo
sarcásticamente.
—Eso planeo más tarde, ¿pero por qué soy como una gran apertura?
—Estás descubriendo quién eres y yo estoy contigo en el momento
justo —dijo. Me mantuve en silencio porque él tenía razón acerca de mí.
Kane no era simplemente guapo, popular, rico, inteligente, y atleta.
Era sensible, demasiado. Y eso era algo que yo realmente no había
esperado. Cualquiera realmente podría enamorarse de alguien cuando se
es joven, y si no, ¿qué ocurriría? Hay mucho más para hacer, tantas otras
personas, chicos, hombres que conoces. ¿Cómo es posible hacer algún tipo
de compromiso real con alguien antes de experimentar eso?
Leí una vez que nos enamoramos muchas veces, cada vez un poco
más. Supongo que es como cavar un pozo. Cada relación te acerca a lo que
realmente es el amor, hasta que finalmente te encuentras completamente
enamorado. ¿Era todo una maraña burocrática? Como si Kane leyera mis
pensamientos me dijo
—Relájate, estás a buen tiempo. No seas tan analítica.
—Le dijo la raña a la mosca —él rió fuertemente por un momento y
luego sacudió la cabeza, me miró de nuevo.
—Kristin Masterwood, creo que voy a caer profundamente
enamorado de ti, y tú vas a romper mi corazón. Pero voy a disfrutar de
cada momento, —añadió. Sus palabras tenían el anillo de honestidad y por
primera vez, me preguntaba si podía confiarle lo que yo estaba leyendo. Mi

padre estaría muy enojado si lo hiciera, pero algo dentro de mí anhelaba


tener otro par de ojos, otra mente para ayudarme a entender y ver
claramente qué es lo que realmente ocurrió en Foxworth Hall hace décadas
a cuatro niños inocentes, dos de los cuales eran como yo, acababan de
descubrir realmente quiénes eran.
En ese momento puse mis ojos de nuevo en la casa de Kane, esta
vez sabiendo que iba a estar en el interior. Otra pregunta sobre
Christopher acudió a mí, ¿la visión que tuvo sobre la gran mansión
cuando llegaron de noche por la entrada trasera, sinceramente era
producto de la verdad y su optimismo? Pensé en su madre y la pelea que
había tenido con su familia, pero la mansión era tan rica que dio confianza
a los planes de Corrine. Era sorprendente ver cómo la ropa, los coches y
las joyas podrían convencerte de la importancia de una persona, tanto
que, una mansión como Foxworth Hall llenó a Christopher con un
sentimiento de esperanza real. Sus abuelos fácilmente pudieron salvarlos
del desastre, pero eso sería como una gota de agua en el mar.
En el pasado, haber visto la casa de los Hill desde la carretera había
sido una cosa, pero como dijo papá, acercarse por las elaboradas puertas
de hierro fundidas y subir por el camino sinuoso, era otra; con sus
columnas de árboles a lados, hasta ahora casi sin hojas, aún se mantenía
impresionante, todo me abrumó. Con esta finca tan elaborada, era más
posible creer que las personas cambian fácilmente, son influenciadas,
ayudan o lastiman a otras personas.
Mis ojos pasearon por todas partes, como los ojos de alguien
festejando en un lugar famoso como el Taj Mahal en la India o el Palacio de
Buckingham en Londres. Debajo de los árboles de la entrada había un
lecho de hojas multicolores que no habían retirado. Kane dijo que a su
madre le gustaba mantener esta armonía de los colores todo el tiempo
posible. Su padre quería aclarar aquél “lío", pero siempre esperaba por ella
para que le diera la última palabra cada año. Las luces de la entrada eran
sutiles y bajas, con todo sobre la energía solar, recientemente eran más
caras. En la parte superior, la entrada era en forma circular y tenía una
isla de plantas, árboles, cerámica y una estatua en el centro hecha de
piedra; la figura era un león con agua fluyendo de su boca.
¿De dónde sacaste esa fuente? —no pude evitar preguntar
inmediatamente.
—Mi madre la hizo importar de Florencia, Italia —dijo.
No menos impresionante fue la entrada principal. Gracias a mi
padre, sabía que el gigante par de puertas levantadas en el panel,
moldeadas a ambos lados, habían sido hechas de caoba. Había antiguo
cristal en las ventanas laterales. Cuatro pilares de ladrillo rojo en el patio
frontal, daban la impresión de Tara.
Kane manejó hasta la mitad del círculo, luego giró a la derecha hasta
llegar a seis espacios de garaje muy bien disfrazados. Uno era para el
coche de su hermana cuando ella iba, había espacio para cada uno de los
dos coches de su madre, y dos para los coches actuales de su padre. Kane
me recordó que su padre también tenía un concesionario, y actualmente
conducía el último modelo. Cuando me acerqué a la puerta, me di cuenta
de que el garaje para seis coches era probablemente más amplio que el
ancho de la casa. Salimos del auto y Kane abrió la puerta de una pequeña
entrada dirigida hacia un pasillo.
—La cocina está a la izquierda —dijo—, este pasillo conduce a la
planta baja, donde está la sala y la oficina de mi padre; nuestro comedor y
la sala de estar son más grandes, es donde tendremos nuestra fiesta. A la
derecha es donde vive Rosario de Lourdes. Ella ha estado con nosotros
desde que yo tenía dos años, creo. Como dije, ella está en la noche y la
mañana y de vez en cuando visita a su primo en Richmond.
—¿Una sola mujer limpia toda la casa? —le pregunté, impresionada

con las molduras en las paredes del pasillo y el cuidado con las esquinas
redondeadas, que formaban parte de los acabados cuando se construyó.
Probablemente, otra chica no se fijaría en ello, después de todo era hija de
alguien muy peculiar. Los pisos eran un azulejo español color beige. A lo
largo del camino habían cosas de arte, pequeñas estatuas y figuras que
reconocí eran costosas figuras de porcelana Lladró y Herend.
—No, ella trae a sus tres sobrinas dos veces a la semana —dijo Kane
— . Papá tiene un jardinero que tiene un equipo pequeño, están cinco días
a la semana, pero todos salieron este fin de semana. Me aseguré de que
dejaran un montón de platos, tazas, cucharas de plástico, tenedores y
cuchillos. Habrá poco para limpiar después.
—Espera —dije, él me llevó a la cocina—, no recuerdo que alguien
hablara sobre una fiesta aquí antes.
—Tuve algunas pequeñas reuniones, pero nada de esto —dijo—.
Cuando yo era pequeño, teníamos fiestas de cumpleaños, para mi
hermana y para mí. Sobre todo familiares, tenemos muchos parientes —
agregó— como papá se volvió cada vez más y más exitoso, varias personas
“salieron del maderaje”, como él dice. ¿Qué hay de ti?
—Sólo un tío y una tía. Va a visitarnos el lunes, es el hermano
menor de papá.
—¿Ningún Foxworth sobrante? —preguntó, pero se dio la vuelta
cuando no respondí—. Quiero decir… ¿acaso ninguno ha intentado
ponerse en contacto con tu familia?
—No —se encogió de hombros.
—Probablemente sea una buena cosa —dijo—. Si consideramos la
loca historia sobre los niños en el ático que salieron deformados o algo.
Las palabras estaban en la punta de mi lengua. Quería decirle que
tal acontecimiento, el de los niños en el ático no había sido por su culpa.
Tuve el impulso de defenderlos y decirle que yo no tenía inconveniente de
su parentesco conmigo, pero callé. Seguramente le gustaría saber por qué
tenía esa opinión, y me podría llevar accidentalmente a mencionar el
diario. Comenzamos a sacar los platos, tazas, servilletas y vajillas de
plástico para armar los mostradores donde todo el mundo iría a conseguir
comida y bebida más tarde.
—¿A cuántos has invitado? —le pregunté.
—Unos treinta, creo.
—¿Crees?
No recuerdo. Lo descubriremos cuando comience la fiesta.
Cuando terminamos, me llevó por el pasillo a lo que él llamaba “la
cueva más grande.” Era más como un gran salón de baile en un hotel de
lujo. Dijo que sus padres lo utilizan para sus fiestas, algunas de las cuales
eran recaudadoras de fondos para los candidatos políticos.
—Treinta personas se perderán aquí —dije— ¿Las mesas y sillas
siempre están alrededor de la habitación aquí?
—No, antes de que él y su equipo se fueran para el día, hice que
Curtis mandara ponerlas en el modo que se hace para fiestas. Curtis es el
gerente de la casa y el encargado de jardinería. Conseguiremos que todo
esté guardado en su sitio otra vez antes de que mis padres vuelvan.
—¿Hay un encargado? —sólo sonrió—. Así que por lo que estás
diciendo, ¿tus padres realmente no saben sobre la fiesta?
—Oh, ellos saben. Es su manera de ponerme a prueba, estoy seguro,
—dijo.
—¿Por qué decidiste hacer la fiesta? No puede ser únicamente
porque estás solo en este... palacio —dije.
—Porque quería impresionarte, ¿por qué más? —dijo sonriendo. Yo
lo miraba con escepticismo, pero eso no rompió su sonrisa.
—No necesitas una fiesta para impresionarme, Kane.
—Lo sé, pero quiero cubrir mis apuestas —bromeó, o tal vez no—.
Déjame mostrarte un poco más de la casa —tomó mi mano y me condujo

por el pasillo para mirar la sala, el comedor y una guarida más pequeña
con una mesa de billar y paredes llenas de estantes y estantes de libros.
—Rivaliza con la biblioteca escolar —dije.
—Lo creas o no, mi padre sabe cuándo uno falta. Muchos de estos
libros son primeras ediciones. A mi madre le encanta el arte, a papá las
antigüedades. Hay demasiado para mostrar en un solo día, y además, no
quiero compartir tu atención con mucho más. Vamos, todavía tenemos
una hora antes de que lleguen nuestros invitados.
—¿Nuestros invitados?
—Ahora son tus invitados, también —insistió. Él me llevó a la
serpenteante escalera con su barandilla de caoba pulida y alfombra
marrón en los escalones. Todas las habitaciones estaban en la planta de
arriba. Su habitación estaba a la derecha, y la de su hermana estaba justo
abajo.
—Esto es embarazoso —dijo en el momento que entró en su
dormitorio—, mi madre la diseñó para un príncipe.
—¡No es broma! —dije—. Aunque un príncipe podría no tener un
cuarto tan bonito —si tuviera que medir contra todo lo que teníamos, yo
diría que su habitación era tan grande como nuestra sala de estar y
comedor juntos.
La izquierda era un área totalmente separada de su escritorio,
estantes y algunos aparatos electrónicos, incluyendo altavoces para su
propia música. Los pisos se realizaron en un azulejo azul oscuro con
alfombras. Todas las luces eran poco intensas. A la derecha estaba la
puerta de entrada a su cuarto de baño. A través de la puerta abierta, pude
ver una ducha probablemente tres veces el tamaño de la mía. Imaginé que
la puerta conectada al cuarto de baño era su armario. Su cama king-size
estaba hecha de arce oscuro, tenía una cabecera decorada con árboles y
aves, algunas en vuelo, algunos posando en las ramas.
—Una verdadera cabecera
—Mi madre mandó hacerla. Es una ilustración de un libro infantil
que me encantaba cuando tenía cerca de cuatro. Dijo que siempre le
mencionaba que quería dormir en el bosque representado en el libro.
Ahora lo hago. En la parte superior, ¿excesivo, no crees?
—Todo en esta casa está muy por encima de otras, Kane, pero tu
padre ha trabajado duro por esto. Estoy segura que se siente orgulloso por
lo que ha logrado.
—Tienes un montón de compasión en ti, Kristin, incluso para los
ricos.
—¿Por qué los ricos necesitan nuestra compasión?
—Recuerdo lo que dijiste cuando estábamos en el lago de Foxworth.
¿Qué dije?
—Que si yo pensaba que el dinero podía hacerme feliz, cuando te dije
que ellos de seguro lo habían sido por cuánto tenían.
—Eso fue diferente. No todos usan su riqueza para ayudar a otros —
ladeó su cabeza hacia un lado y me miró, mitad bromista, mitad serio.
—¿Por qué tengo la sensación de que sabes mucho más sobre ellos
de lo que has confesado? —no respondí—. Quiero mostrarte algo —dijo y
me internó profundamente en su habitación. Había dos grandes ventanas,
una a cada lado de su cama. Me llevó a la ventana derecha y abrió la
cortina más amplia—. Nosotros estamos mirando al oeste —dijo. Miré en
las hectáreas de árboles, salpicadas aquí y allá con casas, y una carretera
que serpenteaba a lo largo y desaparecía sobre una pequeña elevación.
Había oscurecido, así que las ventanas se encendieron en los hogares y las
linternas del coche parecían ojos de criaturas robóticas deslizándose en la
oscuridad.
—Entonces… ¿qué estamos viendo?
—No lo recuerdo, por supuesto, pero podíamos ver Foxworth Hall
desde aquí antes del último incendio. Los árboles no habían crecido. Había
muchas menos casas entre la mansión y aquí, la mansión se cernía por

encima de todo. Estaba a sólo cinco minutos y medio cuando el lugar se


quemó y todo se vino abajo, así que yo no tengo ningún recuerdo del fuego,
pero mi hermana sí. Me dijo que ella volvió a mi habitación luego ver todo
desde esta ventana.
—Darlena tendría alrededor de once años…
—Lo sé. Entiendo que prácticamente era un infierno. Pensaban que
el fuego podría alcanzar el bosque, se propagó hacia atrás y tal vez
amenazaría a otros hogares. Ella dijo que el cielo se iluminó brillantemente
y que las estrellas desaparecieron.
—Debió ser impresionante —dije—, probablemente, tan
impresionante como el primer incendio, tal vez más, debido a los árboles y
todas esas cosas —sabía que era una extraña sensación, pero de repente,
Kane era más importante para mí debido a lo que estaba diciendo, lo que
recordaba su hermana, y lo que una vez se vio desde la ventana de su
dormitorio.
—La próxima vez que venga a casa, le pediré que te diga lo que ella
recuerda —dijo—. Ella tiene una de esas memorias fotográficas. Puede
recordar los detalles de cada muñeca que tenía y sobre todo escenas de las
películas, incluso las que veía a una edad temprana. La aceptaron para
estudiar el posgrado de cine en NYU, tú sabes.
—¡Oh, qué maravilla! Me encantará hablar con ella, estoy segura.
—¿Tu padre nunca te hablo del último incendio?
—No realmente, siempre dice que fue grande y ya. Claro, no tenemos
un punto de vista al respecto.
—Correcto.
—Sin embargo, sé que pasa en nuestra comunidad, Foxworth Hall,
la segunda muerte con toda su mística, fue algo histórico. Era como haber
presenciado un famoso terremoto o erupción volcánica de nuevo, supongo.
—Exactamente, ¿qué te dijo sobre el primer incendio? —preguntó él
— Supongo que debió salir algo de vez en cuando. Seguro tu padre sabe
mucho de eso.
—Nada de primera mano. Eso fue hace más de cuarenta años. Habla
más sobre el segundo. Dijo que parecía arder para siempre. Mi madre dijo
que era como la quema de Atlanta que se había ido con el viento. Es
propenso a la exageración, pero el departamento de bomberos pudo hacer
poco para salvarla, al igual que la primera vez. Nadie murió en el incendio,
ya que habían abandonado la casa, y como ustedes saben, el banco se
atascó con la propiedad. De vez en cuando, miro hacia fuera e intento
imaginar cómo fueron los incendios.
—Recuerdo escuchar a mis padres y unos amigos hablando sobre el
primer incendio una noche y alguien diciendo: “Imagínate si hubiera
ocurrido años antes, cuando esos pobres niños fueron encerrados en ese
ático”. Me dio pesadillas cuando era más joven.
Parece que aún le da pesadillas a la gente, incluso después de
todos estos años —murmuré.
—Es verdad, hasta yo solía preocuparme por estar aquí. Yo no
podría saltar por esta ventana, está un poco alto. Mi padre me aseguró que
teníamos la protección más sofisticada contra incendios y las advertencias
que cualquier casa podría tener. Sabes...
—El sistema de rociadores y detectores de humo —dije. Busqué en
su techo y señalé a dos boquillas.
—Exactamente.
—¿Por qué no mencionaste todo esto cuando fuimos a la propiedad
de Foxworth, especialmente estando a la vista todo lo que había sido la
mansión alguna vez.
—Yo no quería pensar que tenías un interés extraño al respecto,
como tantos en esta ciudad. Estaba seguro de cómo te sentías acerca de
ella. Sé que estás sensible cuando te hacen preguntas y hablan de tu

relación, a pesar de que eres un pariente lejano.


—Un pariente muy lejano —dije.
—¿Te ha alterado que te dijera todo esto?
—No —dije—, en realidad lo agradezco.
—Bien, no quiero hacer cualquier cosa que arruine la tarde…
—No lo hiciste, deja de preocuparte por esto —él asintió con la
cabeza y luego amplió sus ojos.
—¡Oh caramba, olvidé mantener abierta la puerta! Estarán tocando
el timbre como locos —se dirigió a su teléfono y dio un puñetazo en un
código— . Ahora podemos relajarnos —él dijo—. Vamos, hay que organizar
la música para la noche. Contamos con una sala de medios completo que
coordina lo que es el audiovisual por toda la casa. La casa cuenta con
seguridad interna en video —empezamos a andar. Me detuvo en la puerta
y miré hacia atrás en la ventana de la que su hermana había presenciado
el segundo incendio de Foxworth. Él hizo una pausa, también.
—¿Qué tan antiguo es este lugar? —pregunté.
— Yo no estaba aquí cuando los niños estaban supuestamente allí,
si eso es lo que quieres saber —contestó—. Si crees en las historias,
estaban allí alrededor de 1957, 1958. Eso hace más de cincuenta años.
Probablemente, por eso hay gran parte de confusión y distorsión. Quien
tuviera nuestra edad en ese entonces, ahora debe andar por los setenta.
De todos modos, esta casa tiene sólo veinte años de edad y se ha
remodelado, ampliado en cierto modo, casi todos los años después de su
construcción. Mi padre la construyó. No había ninguna otra casa en la
propiedad. Nadie vivió o presenció el primer incendio desde aquí, así que
no había ningún otro propietario del inmueble que le dijera a mi padre
cosas de primera mano. Él y mi madre saben sólo la basura de que todo el
mundo parece saber. Y ninguno de ellos piensa que heredaste la locura
Foxworth porque tu madre fuera una prima lejana o algo. Nuestros hijos
no serán raros — añadió.
—¿Nuestros hijos? ¿No te estás adelantando un poco?
—Hay una propuesta y una luna de miel en mi historia —dijo. Se rió,
tomó mi mano y llegamos a la escalera—. Mi madre se imagina que ella es
Scarlett O'Hara bajando por las escaleras unos días. La he pillado en su
fantasía, y estaba avergonzada, confesó que era exactamente lo que estaba
haciendo al descender por la escalera. Ella se ha enamorado de sus
novelas y películas. Por eso nuestra casa se construyó para que se viera
un poco como Tara. Todo el mundo quiere salir de su vida y ser alguien
más, al menos por un día. A mi madre le gustaría ser otra persona para
siempre.
—¿Por qué? Ella tiene tanto ahora.
—Ella nunca tiene suficiente —dijo secamente.
—¿Qué hay sobre ti? ¿Quieres ser otra persona, también?
—No, no ahora —dijo—, estoy feliz de estar en mis zapatos —se
inclinó para besarme. Bajamos agarrados de las manos y no pude evitarlo,
me sentía como una princesa con su príncipe. No sería difícil ser como su
madre y fantasear con ser una persona muy especial para ayudar a las
personas a disfrutar de una fiesta muy especial.
Capítulo 23

L
a mayoría de los invitados a la fiesta de Kane lo trataban
como una invitación muy especial. Muchos de sus amigos
cercanos en la escuela, los chicos del equipo y algunas de
las chicas de la

clase también habían estado aquí para eventos mucho más pequeños,
como él había dicho, pero siempre con sus padres en casa. Esta era su
primera vez sin el ama de llaves. Sin embargo, Kane era muy bueno para
proteger su casa, declarando lo que estaba fuera de límites. Quería que
todo el mundo se limitara a lo que libremente llamaba yo el salón de baile.
Las chicas que eran mis amigas también querían ayudar a sacar los
alimentos y bebidas. Kane fue firme en su negativa sobre el alcohol o
drogas y no sólo porque su padre lo hubiera establecido. Recientemente,
Don Hudson, un mayor, tuvo una fiesta que sus padres desconocían, y
uno de los chicos, Ryan Bynes, bebió demasiado y se metió en un
accidente de automóvil cinco minutos después de dejar la casa. Una
anciana resultó gravemente herida y la policía estuvo en la casa de Don en
menos de media hora. Sus padres necesitaron a un abogado.
Una vez que pasó la novedad de estar en una fiesta en la finca más
grande de la ciudad, muchos de los niños se volvieron aburridos y fueron
vagando sin rumbo. Tina Kennedy se me mantuvo con su molesta frase
“¿así que cuándo va a comenzar la verdadera fiesta?" Escuché algunas
quejas de meter alcohol libremente o que alguien pasara “algo”, decían que
era "como una fiesta de la escuela, vigilados”. Ni la música ni la comida
estaban sosteniendo su atención. Una hora después, algunos se fueron a
buscar emoción en otra parte. Antes de las once, la muchedumbre fue
disminuyendo. Unos ya se las habían arreglado por sí mismos. Oí a Steve
Cooper sugerir que un grupo de ellos subieran a Foxworth a dar patadas.
Intervine rápidamente.
—Mi padre ha estado trabajando en la demolición y están retirando
los restos que quedan. Está cercado ahora. Hay un montón de material
peligroso ahí —todos me miraban extraño.
—Lo que sea —dijo Steve.
—Ella debe saber bien lo peligroso que es ahí —dijo Tina. Lana ya
me había dicho que estaba muy celosa de mi relación con Kane
—¿Qué se supone que eso significa? —preguntó Kane saliendo de la
nada y prácticamente se abalanzó hacia ella. Ella retrocedió rápidamente.
—Nada, por Dios —dijo ella—. Iremos a algún lugar divertido
mientras la noche todavía es joven —ella y sus amigos fueron los únicos
que salieron sin dar las gracias a Kane.
—El infierno no tiene tanta furia como una mujer despreciada —
murmuró Kane después de ellos—. Ni siquiera lo preguntes —me dijo
inmediatamente—, ni tenía interés en llegar a primera base con ella.
Lana y Suzette se quedaron para ayudar con la limpieza. Después se
fueron y quedamos solos, Kane dijo que Curtis tendría lista la sala
mañana antes que llegaran sus padres.
—Creo que lo hicimos bien —añadió—, nada roto —vi que estaba un
poco desanimado.
—Fue una gran fiesta, Kane.
—Bien, yo no sé cómo algunos se hacen llamar mis amigos,
esperando que las muchachas les bailaran. Tampoco iba a abrir el bar de
mi padre, lo dejé claro todos los días. No viste, pero el idiota de Barsto
trajo algo que estaba pasando alrededor. Lo invité a irse —Oh, cómo me
perdí eso.
—Probablemente, ha sido la fiesta que ha terminado más temprano
este año.
—No para nosotros —dije y por un momento miró extrañado hacia
mí, entonces sonrió.
—¿Cuál es tu toque de queda?
—Mi padre nunca declaró uno. Él depende de mi responsabilidad. Sé
que estará esperando arriba no importa qué, por lo que no quiero
empujarlo a desconfiar, pero otra hora no hará ningún daño.
—En ese caso... —Comenzó a apagar las luces y tomó mi mano para
guiarme a “la cueva”, donde había la mesa de billar, libros, y otro de lo que
debe ser al menos una docena de televisores. Había un sofá de cuero muy
cómodo, suave. Nos sirvió algo de gaseosa de jengibre, que era lo que
habíamos estado bebiendo toda la noche y se sentó a mi lado —no debí
molestarme con la fiesta —dijo—. Lo único que quería aquí era a ti
—No todo el mundo fue un asco, Kane. La mayoría pasó un buen rato
—Pasé demasiado tiempo siendo un anfitrión. Creo que ni bailamos
tres veces.
—Tienes razón, fueron dos —tomó su gaseosa y me miró.
—Creo que me di cuenta de lo que es diferente en ti, Kristin.
—¿Y qué es?
—Eres más madura. No en una especie de ponerte a ordenar. Eres
más estable y segura. No eres arrogante sobre ello, pero estás a cientos de
millas por encima de tus amigas, por encima de cualquier otra chica en la
escuela, de hecho. Eso me intimidaba, pero ahora lo encuentro fascinante.
Me siento más maduro estando contigo —bajó su bebida—. Dah, ahora me
escucho estúpido.
La primera cosa que vino a mi mente fueron sus palabras y pude
imaginarme a cualquier chica diciéndole lo mismo a Christopher.
—Suceden cosas que te obligan a ser más maduro de lo que uno
quisiera, Kane.
—Sí, ya sé. Tienes razón. Lo lamento por esto, pero siento que no
eres quien dices ser. Pienso que puedo confiar en ti, depender de ti, estar
seguro de estar contigo, y no puedo decir sobre cualquier otra persona en
nuestra escuela.
Tomó el vaso de mis manos y me besó con tanta pasión que pude
sentir un zumbido viajando hacia mi espina dorsal y despertar la energía
sexual en mí, abriéndome como una flor que tiene muchas ganas de
florecer, una flor al deleitarse con la luz del sol. Sus manos se movieron
por mi cuerpo gentilmente. Nos tumbamos y entonces empecé a deslizarme
debajo de él. Fue besando mis mejillas, mi cuello antes de volver otra vez a
mis labios, como si ese beso le diera combustible, la energía, el permiso
para volver a mi cuello y mis hombros, con sus manos suavemente levantó
mi blusa y sus labios trazaron una línea a lo largo de mi estómago y hacia
arriba, sobre mis pechos.
—Kristin —susurró—, no puedo dejar de soñar contigo.
Sus dedos desabrocharon mi sujetador y lo levanto lentamente de
mis pechos, tocando mis pezones con la punta de su lengua. Pude
sentirme cayendo más y más hacia abajo en el lugar donde la resistencia
se debilita. ¿Iba a ser esta mi primera vez? Su dedo fue a los botones de
mis vaqueros. No lo detuve, pero no pude evitar el sollozo pequeño, la
tensión que entró en mi cuerpo y simplemente me congeló. Se detuvo.
—¿Hasta dónde quieres ir? —preguntó suavemente. Tenía la
sensación que era una pregunta que no se había molestado en hacerle a
otras chicas con las que había estado—. Estoy preparado —añadió.
—No tan rápido. Todavía no —dije.
Murmuró algo, me besó con rapidez en los labios y me miró
pensativo.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Qué hace más fácil para una muchachas tomar esta decisión?
—¿Nunca es un problema para los hombres?
—Es que si no pensamos en el futuro y conseguimos ambos
problemas.
—Las mujeres no siempre entran en tal dilema, Kane.
—Lo sé, pero el riesgo es mucho más grande, ¿no crees?
—Te has contestado tu propia pregunta.
—No realmente. Entiendo que algunas muchachas no quieran
hacerlo con sus novios porque no se sienten preparadas, pero eso no
responde todo. —Tal vez, deberías asistir a sesión de la clase de salud de
las chicas —dije.
—No estoy seguro que la Sra. Kirkwood me dejaría.
—Hay muchas respuestas, supongo. Cómo están educados es una.
Algunas chicas piensan de ello como un logro, un paso a la madurez o
algo. —¿Tú no?
—Lo veo como un compromiso. No, no quiero que me des un anillo
de compromiso, pero no quiero solo “conectar”. Conozco a algunas chicas
que piensan que ser ocasionales al respecto las hace igual que los hombres
—él asintió con la cabeza.
—Supuse que tendrías una respuesta inteligente. No —dijo,
sosteniéndose en sus manos y se levantó—, no pediré que lo intentemos
otra vez o que te quedes —nos miramos el uno al otro, y luego nos reímos
de la tentativa de la psicología inversa obvia. Al menos no era tan ordinario
e inmaduro como la mayor parte de los muchachos que conocía en la
escuela.
—Adivino que debería irme —dije. Me arreglé, me registré en el baño
más cercano y le acompañé en la cocina.
—¿Te puedo llevar algún sitio mañana por la noche? ¿A comer o ver
una película?
—Comprobaré mi agenda —pareció atontado—. Sólo es broma, Kane.
Sí me gustaría —asintió.
—Tenía razón acerca de ti. Eres diferente.
Tomó mi mano y me llevó hacia fuera al garaje. Me abrió la puerta
del coche y entré. Retrocedimos y comenzó por el largo camino de la
entrada. Tal vez yo sí era diferente, pensé. Quizá, era porque estaba tan
fascinada con el diario de Christopher. Pensaba demasiado. Analicé todo y
siempre tuve miedo de que mis fantasías me hicieran muy vulnerable. No
estaba dispuesta a perdonar a las personas, especialmente los hombres,
sus pocos defectos, sus pequeñas faltas. ¿Estaba bien esto, o terminaría
sola en algún cuarto tan desanimada como Christopher en el ático?

Capítulo 24

P de lo sutil que quería parecer, se quedó esperándome, más


probable apá estuvo feliz de que no me quedara fuera demasiado
tarde. A pesar
es que estuviera viendo el reloj y pretendiendo estar tan interesado
en
lo que estaba viendo en la televisión, tanto que no podía ir a la cama.
—¿Pasaron un buen rato? —preguntó tan pronto como entré en la
sala de estar. Estaba segura de si le preguntaba sobre lo que estaba viendo
y lo que sucedía, no sabría nada.
—Sí, mucho.
—Una verdadera casa, ¿eh?
—Como algunas —le dije, era otra de sus típicas respuestas a
preguntas similares. Se rió.
—¿Todos se comportaron?
—No sería una fiesta si todos lo hicieran, pero en realidad sí, Kane
vio por eso —dije.
—Bueno.
—Desafortunadamente, algunos pensaron que lo poco estridente era
aburrido —añadí—, y partieron temprano.
—Oh, ¿y tú no pudiste hacer lo mismo?
—Tenía más razones para quedarme —dije y se rió.
—¿Oh? ¿Podrías explicarte un poco?
—No —dije y se rió otra vez—. Voy para arriba —le dije.
—Sólo quiero ver el final de esto —dijo asintiendo con la cabeza
hacia la televisión. Le di un beso y lo dejé pretendiendo que entendía lo
que estaba viendo.
Me había dicho que evitaría leer el diario antes de dormir esta noche.
Se supone que estaría muy cansada. Estaba cansada, pero también estaba
inquieta. Por Kane hablando sobre su hermana presenciando el segundo
incendio y algunos de los comentarios de que sus padres habían hecho
sobre él, y el primer incidente, habían levantado tantas diversas
sensaciones que sentí que mis nervios eran como luces de bengala. Deslicé
mi mano debajo de mi almohada y saqué el diario. Antes de que diera
vuelta a la página, escuché pasos de mi padre. Él caminaba pesadamente
a lo largo de su dormitorio, se atenuaron las luces en el pasillo. Ahora
éramos sólo los niños Dollanganger y yo, otra vez.
..Era evidente ahora que tendríamos que estar encerrados aquí
hasta nuestro abuelo muriera. Cathy estaba más abatida que nunca.
Yo tenía mi propio trabajo: mantener su espíritu y el de los gemelos en
alto, cómo mantener a todos ocupados. Cathy no era estúpida, ella
detectaría la falta de sinceridad muy rápidamente. Pero yo tenía otra
posibilidad que venía muy bien ahora, yo también podría creer en
algo. No era como otras personas que se engañan o mienten a sí
mismos. Sabía cómo disfrazar algo de lo cual dudaba, de modo que
pareciera convencido sobre ello, pero tenía algo que la gente que
mienten a sí mismos no tienen. Yo era consciente de lo que estaba
haciendo. Sabía la verdad y podría retirarme cada vez que tuviera o
quisiera hacerlo. Tal vez esto suena arrogante, pero para mí, es sólo
una declaración de un hecho.
—Él podría vivir para siempre —Cathy gimió casi de inmediato
— . Estamos perdidos, Christopher. Nadie sabe que estamos aquí.
Todos mis amigos están probablemente pidiendo noticias, y tal vez,
¡algunos de ellos piden a sus padres que llamen a la policía! Espero
que lo hagan. Espero que haya una búsqueda nacional para nosotros
y nuestras fotos se peguen en las paredes de la oficina de correos.
Las personas encerradas como nosotros se vuelven locas e incluso se
encogen. Lo leí en una revista.
—Deja lo dramático —le dije con la más asertiva voz paternal.
Sus ojos se ampliaron—. No va a ser tan malo. Nuestro abuelo sufre
de enfermedades del corazón. Esto significa que sus arterias se
bloquean con algo llamado “placa”. Sí (no, sí) podría decir que cuando
una pieza se rompa y quede libre, tendrá un ataque al corazón y
morirá en el acto.
Estamos tan lejos de la ciudad que cuando la ambulancia llegué, será
cosa del pasado
—Él tiene una enfermera las veinticuatro horas. Es rico. Tal vez
tiene una ambulancia estacionada en frente todo el tiempo.
—Las enfermeras no son doctores, ellas no tienen la misma
maquinaria para salvar vidas que un hospital tiene, Cathy, no importa
qué tan rico sea. Está en una condición crítica. Es un clásico de
cuidados intensivos. Él debe estar en un hospital, pero es evidente
que quiere morir en su casa. Sabe que no tiene mucho tiempo —ella
me miró con recelo— Piensa en ello —añadí aún más firme—, si la
misma abuela Olivia no lo creyera, no nos habría permitido venir acá
en primer lugar. Ve el modo en que trata a mamá. Ella no tiene mucha
fe en la capacidad de mamá para recuperar el amor de su padre. Su
muerte es lo único que tiene sentido. Es inminente —ella entrecerró los
ojos—, lo próximo, inminente, puede ocurrir en cualquier momento.
—¿Mientras tanto?
—Mientras tanto... —miré a mi alrededor—, haremos algunas
cosas divertidas. ¿Por qué no organizar un juego? Te gusta el teatro.
Podemos escribir algo y vas actuar en ello, y los gemelos serán
nuestra audiencia. Sin duda tenemos material suficiente para los
trajes — sostuve mi aliento. ¿Ella entraría en esto?
—Tú siempre te estás burlado de mi interés en la actuación.
—Era para fastidiar. Los hermanos molestan a sus hermanas
todo el tiempo. Es lo que significa ser un hermano, pero si cualquier
persona podría tener éxito como actriz, eres tú. Tienes un estilo para
eso.
—¿Sólo dices esto para que me calle?
—No, en verdad lo creo. Siempre estoy diciéndote que dejes de
ser dramática. Acabo de hacerlo —ella pensó un momento.
—Muy bien, quiero hacer “Lo que el viento se llevó” —dijo sin
ninguna vacilación.
—¿”Lo que el viento se llevó”? ¿Entera? —no me sorprendió.
Ella se había sentado a verla con mamá más de una vez, y
después, tanto ella como mamá fingieron que vivían en el sur y eran
las beldades del sitio. Mamá amaba jugar a ser Scarlett O'Hara, y
Cathy amaba imitarla. Mamá le regaló un libro sobre "El viento", y ella
a menudo se sentaba y pasaba el pulgar a través de él, a veces
recitando líneas que había memorizado. En ese momento, pensé que
era todo absurdo, pero me guardé mi opinión. Ahora me alegró mucho
de haberlo hecho.
—No, sólo algunas escenas, pero tienes que hacer exactamente
lo que yo digo. Por supuesto, voy a ser Scarlett O'Hara y vas a tener
que jugar a ser Rhett Butler.
—Eres el escritor y el director —le dije, mirándola tan serio como
podía, y repentinamente lució menos irritada.
Sus ojos se ampliaron con sus pensamientos. Ella despegó
inmediatamente para examinar cuidadosamente a través de la ropa y
sombreros. Los gemelos no entendían lo que hacíamos al principio,
pero sólo viendo a Cathy tan animada e interesada, capturó su
atención, y por un tiempo, no se estaban quejando y quejando. Incluso
Carrie, que odiaba a subir al ático, siguió a Cathy, tratando de hacer
algo para ayudar sobre cualquier cosa que ella estaba planeando.
Viendo cómo mi idea había capturado su interés, seguí adelante y
construí un escenario simulado armado con cortinas, cuerdas y
mantas. Cathy me sorprendió con su creatividad.
Ella utilizó algunos de los maniquíes y los vistió como
personajes, encontró trajes para ellos, dándoles nombres y con la
ayuda de Cory pudo configurar su escena. Pensaban que era divertido
hablar con los maniquíes y llamarles por los nombres que Cathy había
recordado de la película. Luego se sentó y garabateó las líneas en un
cojín. Obviamente había desatado algunas de sus fantasías
sofocadas.
Aunque pensé que era bastante infantil para continuar, tuve que
entrar en tan ilusión con el mismo tipo de energía, o perderían interés.
Ella encontró mi traje de Rhett Butler, he de admitir que fue
creativo: pantalones color crema (tuve que enrollar las piernas), una
chaqueta de terciopelo marrón con botones de perla y un chaleco
satinado con rosas rojas por todas partes. El momento en que me
puse todo esto, di vuelta hacia ella y, en mi mejor imitación de Rhett
Butler, rogué
—“Venga rápidamente, Scarlett. ¡Tenemos que escapar de
Atlanta antes de que Sherman llegue aquí y ponga a arder la ciudad!”
—los ojos de los gemelos repentinamente se vieron llenos de mayor
excitación. Esto era fantasía como nunca habían visto, sobre todo
conmigo participando
—¿Habrá un incendio? —exclamó Cory.
—Es sólo una obra —Cathy le recordó, pero no cambiaron sus
expresiones de asombro.
Cathy también había encontrado su traje. Llevaba una jaula
debajo de una falda al menos tres tallas demasiado grandes, medias
con encaje, zapatos grandes y una blusa de seda con volantes.
También encontró un gran sombrero de Scarlett O'Hara, pronto nos
encontramos ahí.
Se cayó la escena que había creado. No pasó mucho tiempo,
pero pensé que la forma de utilizar a los maniquíes era muy
inteligente. Naturalmente, los gemelos no tuvieron la capacidad de
atención para una escena larga, demasiado espectacular que incluyó
en súplicas desesperadas de Cathy por amor frente a un maniquí
vestido de Ashley Wilkes. Carrie estaba llorando para tener pronto el
almuerzo, diciendo que odiaba estar en el ático, incluso para un
espectáculo.
—Estas prendas huelen mal, de todos modos —declaró Cathy,
con el aire saliendo rápidamente de su globo de entusiasmo.
Ella me miró con decepción, pero le prometí que volveríamos.
Quitó los trajes y fuimos a comer nuestro almuerzo. A lo largo de él,
Cory se quejó de no estar en el jardín exterior. La monotonía de
nuestro entorno estaba sobre todos nosotros. De repente se me ocurrió
otra manera de desviar su atención de nuestra grave situación;
nosotros adornaríamos el ático.
—Vamos a convertir esta fea oruga en una mariposa —declaré.
Los gemelos otra vez miraban asombrados—. Lo decoraremos.
Nosotros haremos nuestro propio jardín, de la forma en que Dios hizo
uno real.
Ellos miraron a Cathy.
—Está demasiado sucio —dijo.
—Vamos a limpiarlo. Podemos hacerlo —insistí.
Esa noche cuando por fin apareció mamá, le dije sobre mi plan.
Ella lucía desesperada cuando entró, pero de repente, nos miró a los
cuatro y consideró la idea.
—¿Por qué no? —declaró—, yo te ayudo. Nosotros lo haremos.
Le mostraremos a mi madre lo limpios y creativos que podemos ser.
Ella siempre está diciendo: “la limpieza es próxima a la piedad”. Bien,
le mostraremos que sabemos exactamente lo que eso significa.
Cathy miró escépticamente como siempre, pero mamá se
encargó de abastecernos con franelas, cubetas, escobas, cepillos de
fregado, y cajas y cajas de jabón en polvo. Dijo que su madre no sabía
nada al respecto, lo había escondido para nosotros. Eso pareció ser lo
único que más complació a Cathy acerca la idea. Engañar a nuestra
abuela o hacer algo a sus espaldas lo volvía más preciado y divertido.
Eso parecía ser aún más evidente en el caso de mamá. Y tengo que
admitir, que era lo que hacía divertido para mí también.
Sin embargo, para ser honesto, estaba muy sorprendido por el
entusiasmo de mamá. De repente, ella estaba con nosotros todos los
días, fregaba suelos y lavaba todo lo que se encontraba a la vista.
Incluso trajo repelente de insectos, y recogimos montones de arañas y
hormigas muertas. Tuve a Cory creyendo que él y yo éramos grandes
cazadores. Ambos gemelos ahora veían todo como un nuevo juego y
discutieron acerca de quién estaba haciendo más y mejor. Para una
buena semana, de repente fuimos una familia otra vez, personas con
una causa común, ayudando y amándose mutuamente.
—Observa —le dije a Cathy una noche de esa semana—, mamá
no ha perdido su amor y preocupación por nosotros. Tenemos que
seguir para ayudarla a cumplir su plan —con renuencia, ella asintió y
aceptó. La nota discordante llegó cuando mamá trajo flores naturales
al ático limpio, incluyendo puntiagudas amarilis que ella dijo que
florecerían para navidad.
—¡Navidad! Estás diciendo que todavía es seguro que
estaremos aquí —exclamó Cathy. Mamá me miró
—Ella no está diciendo eso —dije, aunque era obvio para mí que
sí lo estaba.
—¿Qué estás diciendo? —exigió Cathy.
—Cuando salgamos, llevaremos las plantas con nosotros para
nuestra celebración de Navidad en algún otro lugar. Eso es todo. —
replicó mamá.
Cathy guardó silencio, pero lo pude ver en sus ojos. Ella no
había creído una sola palabra. Tal vez estuviera fingiendo y
dramatizando las cosas como lo haría Scarlett O'Hara por un tiempo,
pero Cathy era dura con sus fantasías cuando tenía cierta sospecha.
Nada de esto iba a ser fácil para mí. Tenía que trabajar incluso más
duro por ella y los gemelos, para que mamá tuviera la oportunidad y
el tiempo que necesitaba. Necesitaba que mamá me ayudara con esto
tanto como fuera posible.
—¿Puedes regresar a ver a los gemelos antes de la hora de
dormir esta noche? —le pregunté.
—Oh, es que ya he hecho planes para ir a ver una película con
una antigua amiga mía. Mi padre quiere que vuelva a mi vida como
estaba
—¿Qué amiga? —demandó Cathy.
—Su nombre es Elena. Ella tiene dos hermanos solteros, uno
estudia para ser abogado. El otro es muy bueno jugando tenis —dijo
con emoción sorprendente.
—¿Vas a una cita con uno de ellos? —preguntó. Miré a mamá
rápidamente.
¿Iba ella?
Sonrió, pero pude sentir que no lo hacía con confianza. Su
sonrisa fue forzada. Ella estaba mintiéndonos otra vez. Se sentía otra
aguja en mi pecho. Cada vez que yo sabía que ella nos mentía, me
sentía de esa manera, pero tenía que hacer mi mejor para ocultarlo o
Cathy se volvería loca.
—¡Por supuesto que no! —dijo mamá—. Más desearía ir a
dormir. Estoy tan cansada del trabajo que hemos hecho. Pero es mejor
no tener gente, sobre todo alguien como Elena, preguntando. Ella
siempre ha sido una entrometida
—Entonces ¿por qué salir con ella? —preguntó Cathy.
—Ya te lo dije. Todos tenemos que hacer algunos sacrificios —
dijo. Rápidamente nos dio unos besos y se fue.
—¿Sacrificios? —dijo Cathy en el momento que mamá se fue—
¿ella le llama sacrificio ver una película con amigos?
—Supongo que de alguna forma lo es. Si tú no quieres a esos
amigos y sólo lo estás haciendo para mantener a tu madre y padre
lejos de sospecha.
—Si está tan enfermo, ¿lo sabe o incluso le importa?
—Las personas podridas hasta los huesos como él, obviamente
se cobran de otra vida durante unos momentos cuando creen que algo
no es correcto. ¿Por qué evitar esta posibilidad?
Cathy entrecerró sus ojos y sacudió la cabeza hacia mí antes de
retirarse para leer una historia a Cory y Carrie. Repentinamente sentí
una atmósfera rodeándonos pesadamente. La oscuridad parecía muy
atraída por este lugar, pensé. Y por primera vez, realmente sentí una
oscuridad en mi corazón. Cathy no estaba mal en sospechar. Sabía
que mamá no decía la verdad, sólo que esta vez no creía que fuera
para nuestro beneficio. Pero no quería mostrar ni un ápice de este
miedo a Cathy.
Qué ironía, pensé. La madre de Kane estaba enamorada de Lo que el
viento se llevó y Cathy también lo había estado. ¿Era porque estaban todos
en el sur, o era una fantasía universal, especialmente para una mujer que
se encontraba en un gran escenario con toda su opulencia y glamour?
¿Kane tenía razón con lo que había dicho, que a todos les gusta participar?
¿Qué parte quiero jugar?
Cerré el diario y lo guardé. Después encendí mi lámpara de noche
que estaba allí mirando hacia la oscuridad. ¿El malestar de Christopher
era porque su madre estaba mintiendo y él lo sabía o era que no podía
aguantar la idea de su madre insinuando un romance con otro hombre tan
pronto? A mí me parece que lo último y no podía culparlo.
Recordé cómo había sentido cuando leíamos Hamlet y la reina dijo,
“Una segunda vez, mato a mi esposo ya muerto cuando me beso con otro
en la cama”. ¿Todos los hombres y mujeres que habían perdido a sus
cónyuges sienten esta gran culpa si vuelven a casarse o hasta con sólo
citarse con alguien más? Mi padre no había salido a una verdadera cita
después de todos estos años, ni siquiera con la Sra Osterhouse, al menos
por lo que sabía.
De la manera en que Corrine había hablado acerca del Sr.
Christopher, al que había conocido y secretamente sido cortejada, sonaba
como el más grande amor de todos los tiempos, una historia de Romeo y
Julieta, porque su amor fue tan intenso para arriesgar al otro e incluso
perder voluntariamente todos los vínculos familiares. En el caso de
Corrine, también estuvo dispuesta a renunciar a una gran fortuna. Ahora
que ella había perdido su amor, quería esa fortuna de nuevo. ¿Es algo
comprensible o simple hipocresía? ¿Dónde estaba la joven que había
estado tan enamorada y dispuesta a vivir una vida mucho más simple,
más pobre, o la verdad es que ella nunca vivió una vida más sencilla,
siempre vivió más allá de sus posibilidades?
Me di la vuelta y obligué a dejar de pensar en los Dollanganger para
concentrarme en el cambio de Kane y soñar cuándo podría "cruzar el río
Grande", que era la frase que Serena Mota usaba para hablar sobre perder
su virginidad.
Me dormí rápidamente y desperté con una sorpresa. Mi padre me
había traído el desayuno en la cama.
—¿Qué es esto? —le pregunté.
—De vez en cuando, tienes que tratar a las mujeres de tu vida como
reinas —respondió.
Me senté rápidamente. No recuerdo alguna otra vez que se hubiera
referido a mí como mujer en su vida. ¿Qué había cambiado? ¿Era porque
yo estaba saliendo con alguien? ¿Es ese momento que todos los padres
experimentan, esa conciencia que sus niñas están empezando a desplazar
hacia el borde a sus padres, suavemente pero con firmeza? ¿Debía estar
triste o contenta? No podía dejar de estar contenta, pero no pude evitar ver
las cosas desde su punto de vista. Mientras siguiera siendo una niña, no
era necesario ampliar el agujero enorme en su vida. Pronto llegaría un
momento en que se encontrara realmente solo. Como mínimo, lo visitaría
cuando ya entrara a la universidad; si conozco a alguien con quien quiera
pasar mi vida, él se desplazaría aún más atrás. ¿Hacia qué?
Quizá, no debería ser tan dura con Corrine, pensé. De lo que entendí
en las líneas que Christopher había escrito sobre su mamá, ella no era
realmente una persona muy fuerte. Ella anhelaba mimos, confort y lujo.
Sí, su marido le había consentido, pero tal vez se sentía culpable por el
barrido a sus pies y el robo lejos de su herencia. Probablemente, sentía
una gran responsabilidad para triunfar a lo grande y compensar todo que
había perdido y, al hacerlo, había perdido su propio sentido del equilibrio,
poniéndolos en gran deuda, y dejándolos vulnerables e indefensos.
Christopher parecía dispuesto a darle el beneficio de la duda, quería
continuar pensando en ella como alguien que principalmente deseaba
complacer y proteger a sus hijos. Cathy fue más reacia a hacerlo, pero
pensé que ella había reaccionado igual que al embarazo de Corrine, yo era
de la opinión que ella era la más mimada de todos. Podría ser injusto. Ella
era todavía una niña, pero en el inicio de la “metamorfosis” sorprendente
en plena feminidad. Sin duda, una niña no podía abrirse plenamente a un
hermano mayor. Yo no podía imaginarme haciendo eso, no podía siquiera
discutir cosas femeninas con mi padre. Ella no tenía a su madre allí la
mayor parte del tiempo y cuando su madre iba, su atención estaba tan
dividida, los gemelos necesitando tanto, y Cathy no tenía ningún lugar
para sus respuestas.
No sabía por quién sentir más lástima. Nunca lo revelaría a mi
padre. Literalmente él rasgaría el diario de mis manos, pero estaba torcida
por dentro, mis sentimientos entrecruzados, atados, y mi atención
escabulléndose de mi propio mundo, mi propia felicidad.
—Luce increíble —le dije, mirando hacia abajo en la bandeja. Él me
había hecho sus panqueques, servidos con delicioso jarabe de arce que
compramos de los García, quienes habían aprovechado los árboles en sus
doscientos acres y prepararon el jarabe para vender desde su garaje los
domingos; y los arándanos y la mermelada de mora que hizo la señora
Wheeler.
—Pero desayunarás solo —le dije. Él se rió y asintió con la cabeza
mirando el reloj.
—Me levanté hace casi dos horas, Kristin. Es sábado, pero estoy
poniendo un día entero en el... trabajo —dijo.
Él estaba empezando a evitar nombrar la finca de Foxworth. Él
quería enterrarlos y dejarlos en el pasado.
—Lo siento. No me di cuenta de la hora y… —Hey,
tienes derecho a dormir vez en cuando.
—¿Y tú?
—Tu madre muchas veces intentó convencerme, pero estaba siempre
por delante de ella. Estaré temprano el día que muera —él comenzó a salir.
—Oh, Kane estaba pensando en llevarme a cenar esta noche —dije.
Hizo una pausa, me miró por un momento y luego sonrió.
—Está bien —pude notar el giro de su mente. Él se estaba
debatiendo con sus pensamientos, decidiendo qué haría—. No vayas tan
rápido. Sé que tu madre querría que lo dijera.
—Y entonces, ella me diría que consiga una multa por el exceso de
velocidad en tu sonrisa —le respondí. Sus labios temblaban, pero sus ojos
se iluminaron.
—Usen el cinturón de seguridad en todo momento —concluyó y dio
vuelta.
Eso fue lo más cercano a la advertencia “no cruzar el río Grande”
que pronto vendría. No podía imaginar una cosa más difícil para que un
padre le dijera a su hija. Su rostro estaba probablemente todavía rojo de
vergüenza cuando llegó a su camioneta. Me reí para mis adentros y seguí
excavado en mi delicioso desayuno.
Generalmente, me programaba para hacer mi tarea tranquilamente
los fines de semana, tomaba largos descansos y no terminaba hasta el
domingo por la noche, pero el diario está a cargo de mi vida en este
momento. No quería apresurarme a nada, sobre todo con las matemáticas
y mi ensayo inglés, pero no pude evitar pensar que, si tenía mis otras
responsabilidades fuera del camino, podría leer más del diario y quizás
obtendría las respuestas más rápido No quería apresurarme a través de él.
Era exasperante y fascinante. Acabarlo sería como lamentar acabarte el
último trozo del cono de helado.
Hice lo mejor que pude con mis matemáticas. Aproximadamente, a las
10:30 am, mis amigas comenzaron a llamar. Estaba impaciente con todas
ellas, sobre todo con Suzette que insistió en saber cuánto había
permanecido en la casa de Kane después de que se fueron y hasta dónde
habíamos llegado.
—¿Te llevó hasta su dormitorio? No digas que no —ella siguió—.
Theresa Flowman dijo que lo hizo la primera vez que fueron a su casa y
sus padres no estaban
—Qué bien por ella —en mi corazón sabía que Teresa era una
mentirosa. Ella, más que ninguna de las chicas, había fantaseado en voz
alta y se había esforzado para hacer creer lo que había dicho.
—¿Ah sí?
—Me mostró la casa cuando llegué, y su dormitorio era parte del
tour.
—¿El tour? ¿Y eso es?
—Tengo que irme. Prometí tener la casa completamente limpia para
hoy, tengo tarea y una cita con Kane.
—¿Dónde?
—Cenaremos, probablemente. Yo te llamo mañana —añadí.
—Adiós —dijo y colgué antes de que ella pudiera tomar otro aliento.
Lana llamó diez minutos más tarde. Me deshice de ella rápidamente, pero
entonces Tina Kennedy llamó y realmente me molestó cuando dijo que
Steve Cooper había dicho que yo dormí en la casa de Kane y lo hizo como
un profesional. Ella dijo que Kane le había llamado a Steve para presumir.
—Es una mentira estúpida. Y será mejor que no lo difundas —
advertí. Ella se rió.
—Todos dijeron que lo negarías. Eso está bien, tu secreto está a
salvo conmigo, tan seguro como aquellos primos tuyos en el ático —agregó,
y dejé de golpe mi teléfono, lo aventé tan fuerte que pensé que lo había
roto. Me tomó casi una hora para calmarme.
De ninguna forma volvería a las matemáticas. Kane llamó una hora
más tarde y oyó la tensión en mi voz.
—¿Tu padre de dijo algo sobre quedarte muy tarde? —preguntó.
—No.
—¿Qué está mal? Estás obligándome a poner ungüento antiséptico
en mi oreja.
—¿Antiséptico?
—Pensé que te impresionaría con mi vocabulario creciente —me reí y
le dije sobre la llamada de Tina.
—Yo hoy ni he hablado con Cooper y lo último que haría sería decirle
algo personal sobre nosotros —me dijo—. Podríamos publicarlo en
Facebook.
—También lo he pensado así —dije. Por supuesto, quería decirle que
ya lo esperaba.
—Creo que la supervivencia del más apto se aplica más a las
mujeres que a los hombres —eso me hizo sonreír.
—Ya veremos —le dije.
—Me gustaría llevarte a algún lugar especial esta noche.
—¿Dónde?
—La Casa del río. Mis padres prácticamente son dueños de una
mesa ahí —yo sabía que era uno de los restaurantes más caros de la
ciudad.
—Eso sí que es especial. Aunque no sé si tengo ropa adecuada.
—Lo que sea que te pongas estará bien —dijo—. Pasaré por ti a las
siete, ¿está bien?
—Sí —contesté— a las siete está bien.
Me pregunté qué opinaría mi papá. ¿Estaría impresionado o incluso
más preocupado, pensando que lo alejaría pronto? Una cosa era que mi
padre tuviera confianza en que sería responsable con la tarea, limpiara la
casa y condujera un auto, pero otra era el romance. Después que colgué,
pensé acerca de lo que llevaría, y de repente, se me ocurrió hacer algo que
nunca había hecho. Subiría al ático y usaría ropa de mamá. Yo ahora
tendría alrededor de la misma talla. Naturalmente, mis pensamientos
fueron hacia Cathy en la búsqueda del ático en Foxworth. Quizá, tal como
ella, yo estaba preparándome para jugar un rol.

Capítulo 25 Foxworth, imaginé que el


nuestro sería la décima parte or la forma en
que Christopher había descrito el ático de

P
incluyendo los espacios dedicados a cables y tuberías. La
necesidad de una gran cantidad de espacio en el ático no se
consideró cuando construyeron la casa y poca gente
realmente utiliza sus áticos para algo más que almacenamiento.
Sólo porque las cosas de mamá siguen ahí, papá mantiene cuidado
del espacio. Él no permite que se convierta en "una reserva de insectos o
murciélagos", ni permite que haya demasiado polvo. Una vez al mes, sube
(a menudo voy con él) y abre las dos ventanas, limpia el piso y los muebles
almacenando el varío, se asegura que las cosas de mi madre no sean
"comida de polilla". Todo se mantiene tan limpio y organizado como lo
habría estado en su dormitorio.
Me preguntaba por qué la familia Foxworth guardaba todas sus
cosas ancestrales, cuadros, ropa, viejos tocadiscos y cosas similares. De la
manera que Christopher había descrito la condición, incluyendo los libros
plagados de insectos, estaba claro que no había lazos emocionales a
cualquier cosa. Quizá los fanáticos religiosos pensaban de esa forma, que
era pecaminoso tirar cualquier cosa. O tal vez, se aferraban a esos
recuerdos agonizantes; es lo que mi padre dijo, la mayoría de la gente
ahora se encargaba de reformarlo.
Abrí el armario grande y comencé a examinar cuidadosamente los
vestidos de mi madre. Los más caros estaban a la derecha. Sólo tengo muy
vagos recuerdos de cuando los usó, pero para mí, sólo destacó uno. Sabía
que era un negro clásico, algo que parece nunca pasará de moda. Tenía un
escote asimétrico, sin mangas, con una falda lápiz. Me despojé de mi
sujetador y bragas, y me lo puse. Mis pechos eran tan grandes como
habían sido los de ella, y mi cintura y las caderas eran casi idénticas.
Tenía una cremallera oculta. Pensé que nuestra talla de zapato sería
dramáticamente diferente, pero cuando me resbalé en sus plataformas las
encontré bastante cómodas. Entusiasmada con el vestido, me lo quité,
volví a ponerme mi ropa y bajé a colgarlo en la ventana, para que tomara
un poco de sol y aire, para darle cierta frescura.
Realmente no necesitaba nada más. Reflexioné sobre qué joyas
usaría, qué bolso me gustaría tener, y cómo llevaría mi pelo, y luego
intenté volver a mi tarea. Era casi imposible hacerlo. El subir a mi ático y
pensar en todo, sentí un deseo aún mayor por volver al mundo de
Christopher. Pensé que sería bueno llevar el diario a la planta baja, comer
algo y leer por unas horas en la sala de estar. Cuando me senté en la mesa
de la cocina, vertí limonada en un vaso, le mordí a mi sándwich de jamón
y queso, y di vuelta a la página.
..Mamá estaba emocionada acerca de mi plan para arreglar el
ático, pero no tenía ilusiones acerca del por qué. Supongo que ella lo
vio como otra forma de mantenernos ocupados y distraernos de la
situación en la que estábamos todavía revolcándonos. Cada vez que
ella venía a vernos después de sus clases de escuela de secretariado,
traía más materiales, crayones, pinturas, algo que nos animara a
seguir con "este importante proyecto".
Como siempre, añadía el hecho de que lo que estábamos
haciendo impresionaría a nuestra abuela, y no sólo le ayudaría a
recuperar el afecto de sus padres, también para convencer a su madre
de que no éramos "engendros del diablo." ¡Oh, cómo odiaba Cathy
cuando ella pronunciaba esas palabras! ¿Cómo podía nuestra propia
madre dejar que su madre nos dijera así y describirnos como tal? ¿Es
que alguna vez habíamos hecho algo pecaminoso? "Sobre todo
Christopher —mamá replicaría— ¡Él no haría trampa incluso en un
examen escolar!”
Ella tomaría esa mirada triste, simpática apariencia y
describiría que era más doloroso para ella que para nosotros.
—Lastima mi corazón y también la memoria de tu querido
difunto y maravilloso padre cuando ella pronuncia esas feas
palabras. Deberías ver la manera que me mira a veces. Es suficiente
para que a cualquiera se le rompa el corazón en pedazos.
Cathy era muy escéptica. Preguntando siempre por qué vestía
ropa nueva y hermosa, quién la compraba, que si ella tenía una gran
variedad de zapatos. “¿Cómo podrían odiarla tanto y aun así gastar
en ella?”
—Es sólo porque me estoy adaptando a mí misma —nos dijo—.
Mi padre respeta el trabajo duro y la ambición. Por supuesto, yo odio
el trabajo escolar, pero lo soporto todo por ustedes.
—¿Tienes un buen profesor? ¿Estás encantada con él? —
pregunté. Por la manera en que ella describía algunas cosas de sus
clases, me hizo pensar que él coqueteaba con ella.
—Oh, tengo una mamá gallina como profesora. No es que ella
piensa de sí misma como tal. Tiene un seno que entra en la habitación
dos minutos antes de que ella lo haga enteramente, y no es tímida a
la hora de ponerlo en las caras de sus estudiantes masculinos,
especialmente de un hombre en particular. Creo que le molesta que él
me mire más a mí que a ella con todo y su alarde. Ella es en realidad
un poco desordenada acerca de su apariencia. Yo podría enseñarle
una cosa o dos acerca de maquillaje y peluquería, si me dejara.
Cathy estaba sorprendida de que tomara clases con los
hombres. “¿Por qué los hombres quieren ser secretarios?” Mamá
explicó que estaban ahí como escritores, periodistas, que necesitaban
dominar la mecanografía. Describió cómo algunos de ellos se
inclinaban sobre ella para ayudarla, mientras yo me preguntaba
cuánto se iba a concentrar en su propio trabajo. Si había algo que
capturara la atención de mamá era que un hombre se fijara en ella. A
menudo me pregunté por qué a papá no le molestó. A mí sí.
—¿Y estás pensando en tener citas con alguno de ellos? —las
palabras salieron bruscamente y Cathy me miró sorprendida por un
momento, pero luego asintió.
—No, no, por supuesto que no.
Luego describió a uno de los hombres, que era tan pequeño y
delgado que ella sola podría llevarlo fuera de la habitación. Después
habló sobre papá de nuevo, acerca de cuán guapo fue y cómo todavía
estaba tan vivo en su memoria. Ella me dijo que pasó la mayor parte
de las noches llorando y pensando en él y cuán cruel había sido su
temprana muerte
—Debió ser más cuidadoso y haber proporcionado una red de
seguridad de financiación. Él debió pensar en mí —ella gimió. Nos
miró fijamente y se dio cuenta de lo que había dicho—. Quiero decir,
de todos nosotros.
—Él no sabía que iba a morir —dijo Cathy airadamente.
—Nadie realmente —dijo mamá—. Yo no estoy culpándolo, es
sólo que... estoy molesta por lo que he tenido que hacer. Pero no se
preocupen, lo tengo todo bajo control. Vamos a estar bien. Todos
estaremos bien.
Ninguno de nosotros dijo nada. Se puso su máscara de sonrisa
que yo odiaba ver en su rostro y luego de girarse y besar a los
gemelos, besarme y abrazar a Cathy, nos mantuvo abrazados con
ambos brazos. Por unos momentos, no pude decir nada alentador
después de que se marchó. Cathy me miró.
—¿Qué?
—Nada, Christopher. Yo no tengo algo que decir que quieras
escuchar —dijo y continuó arreglando el ático.
Pronto dejaríamos todo esto atrás. Para volvernos aún más
entusiasmados con nuestro trabajo de decoración, mamá comenzó a
traer libros de arte y oficios. Era mi responsabilidad ejecutar el trabajo
como si estuviéramos todos en un aula del jardín de niños, con Cathy
como mi asistente y yo como profesor de los gemelos. Al principio, los
gemelos comenzaron a rebelarse. No les gustaba sentarse durante
mucho tiempo en el escritorio y recibir instrucciones. Entonces, con
todo el material adicional y sugerencias de mamá para hacer los
animales, se volvió un poco complicado. Empecé a pensar que
podríamos continuar con todo esto, dando a mamá el tiempo que
necesitaba para dominar las habilidades secretariales y conseguir un
buen trabajo después de todo.
Pero Cathy comenzó a cuestionar más y más acerca de su
propio progreso escolar, su escepticismo comenzó a infiltrarse en mi
muro de la esperanza y colocó agujeros en mi optimismo. Yo sabía que
algo no estaba bien, pero no iba a sugerirle tal cosa a Cathy. Ella
estaba colgando de un hilito. Además de la imposibilidad de estar
fuera, en una escuela donde ella podría mezclarse con otros
estudiantes, amigas y ligar con chicos, tenía que ser una madre de
alquiler con los gemelos y unirse a mí para cumplir con nuestras
tareas.
El último viernes de cada mes teníamos que desvestir la
habitación y limpiar el baño al amanecer; a continuación,
arrastrábamos a los gemelos soñolientos al ático y ahí teníamos
nuestro desayuno, cereal frío, mientras las criadas estaban abajo
obedeciendo órdenes que ladraba la abuela. Cathy preguntaba por
qué ellas nunca se daban cuenta de que habíamos estado allí.
—¿No nos sienten? Hay olor a nosotros, supongo que nos han
oído. Es como si no existiera nadie más —dijo—, como si fuéramos
fantasmas.
En realidad, pensé que era una idea interesante. Después de
todo este tiempo solo con mi hermano y hermanas, yo no podría seguir
mis propios intereses del modo que solía, incluso cuando estábamos
luchando después de la muerte de mi padre, estaba por encima de
fantasear un poco. Nada de esto existía en el mundo real, me dije. ¿Y
si cuando entramos Foxworth esa noche, nos habíamos cruzado en la
pesadilla de alguien más? Es que, prácticamente, éramos invisibles
para los demás. Nuestra abuela era una bruja poderosa que agitaba
sus manos sobre nosotros y nos convertía en sólo la sombra de lo que
habíamos sido. Tenía poder de vida o muerte sobre todos nosotros,
incluyendo a mamá. Habíamos caído en un túnel mucho más oscuro
que Alicia en su país de las maravillas.
—¿Sobre qué piensas tanto? —Cathy me preguntó. Por un
momento, sentí que me había pillado haciendo algo que no debería.
Luego sonreí.
—En todas las cosas maravillosas que tendremos y hagamos
una vez que estemos fuera de aquí —dije. Me miró decepcionada por
un momento y luego dijo algo que me dolió más de lo que ella podría
imaginar.
—Si había algo que creía seguro, Christopher, era que tú no eras
un soñador como yo. O más importante, como mamá. Dependía de ti.
Ahora me siento sola.
Qué triste para ella, pensé, pero la fantasía de Christopher sobre ser
invisible fue interesante, no porque yo era una fan de ciencia ficción o algo
por el estilo. No lo tomaba literalmente, pero podía entender por qué los
niños, especialmente los niños que una vez fueron objeto de tanta
atención, sintieran que desaparecían en tal aislamiento impuesto
severamente. Lo único que podían hacer, era intentar mantenerse felices
en su mundo hecho de esperanzas, un ático viejo sofocantemente
decorado, lleno del olvido de las cosas y personas. No era difícil de creer
que estaban empezando a sentir que podrían ser olvidados. En cierto
sentido, estaban viviendo en un cementerio.
Mis profundos pensamientos fueron golpeados por el sonido del
timbre de la puerta. Sabía que no era mi tío Tommy, él no llegaría hasta el
lunes. Me incliné, separé las cortinas y pude ver a Lana y Suzette. Por
unos instantes, pensé que podría hacerles creer que no estaba en casa.
Apretaban el botón una y otra vez. Estaban golpeando también. Sabía que
ambas podían ser como bulldogs cuando estaban decididas. Me levanté,
miré el diario y rápidamente lo escondí debajo de una pila de revistas
antes de ir a la puerta. El teléfono ya estaba sonando.
—Oh, pensamos que estarías en casa —dijo Lana—. Vimos Kane con
Ryan en el centro comercial almorzando y nos preguntamos por qué no
estaba contigo.
—Les dije que saldríamos esta noche —dije, sonando un poco más
irritable de lo que quería. Sonrieron.
¿Por qué de repente veía a mis amigas tan inmaduras y sin
importancia para mí? Ahora, salir con ellas era una distracción, una
pérdida de tiempo. Nada que pudiéramos hacer juntas tenía algún
significado. ¿Qué sabían ellas acerca de verdadero sufrimiento? Para ellas,
los niños encerrados en un ático era sólo otro cuento de Halloween.
—Lana dijo que pensó que te volverías un poco esnob —declaró
Suzette. Yo todavía no había retrocedido para invitarlas a pasar.
—¿Por qué?
—Por algún motivo te apresuraste a colgarme el teléfono —dijo Lana
— . Siempre nos decimos todo y nos preocupamos por las opiniones de las
demás, ¿De repente, Kane Hill está fuera de los límites? Nunca hubo nada
fuera de los límites entre nosotras.
—No quise dar esa impresión. Yo tenía cosas que hacer —ni sonreían
ahora y tampoco me creyeron.
—Bueno, ¿pasaste o no la noche en casa de Kane después de la fiesta?
—Ya dije. Eso es una mentira estúpida de Tina Kennedy que se está
extendiendo
—Bien, si no hablas con nosotras y nos dices lo que realmente
sucedió ayer por la noche, ¿cómo seremos capaces de defenderte? —
preguntó Suzette, como si yo fuera la que estaba difamando.
—Entren —dije con un largo suspiro—, no estén ahí paradas
haciendo pucheros como niños pequeños —me miraron, se echaron a reír
y entraron.

Me estoy muriendo de sed —dijo Suzette, deshaciendo la capa de
hielo que se había formado entre nosotras.
—Y estoy muriendo de hambre. No comimos nada en el centro
comercial.
—Una vez que vimos a Kane pasar el día con Ryan en lugar de ti,
pensamos que mejor debíamos comprobar todo este asunto —Suzette
añadido y se apresuró a la cocina.
Siempre hacíamos así en casa de la una y otra, abrir neveras,
encontrar cosas para comer en los gabinetes, mirar cualquier revistas que
estuviera en la mesa, inspeccionar las habitaciones, actuando como si
todas viviéramos en la casa que nos encontrábamos en ese momento. A
menudo, podríamos ser más como hermanas. Nos habíamos probado la
ropa de la otra, prestado casi todas las cosas y compartíamos secretos e
historias que podrían, al menos en su caso, no complacer a sus padres si
se enteraban. Hasta ahora, nada parecía demasiado personal para
compartir, especialmente nuestras pocas experiencias románticas. Me
ayudó a hacer bocadillos para ellas y entonces hice una taza de té con una
galleta para poder sentarme y comer algo con ellas.
—¿Y bien? —preguntó Lana después de darle un mordisco al
sándwich—. Investiguemos lo que la mente quiere saber.

215

—Siento decepcionarte —dije— fue un PG-13 27 todo el camino. No
estuve mucho tiempo ahí después de que todos se fueron —ambas
parecían desilusionadas.
—Con su reputación, pensé que seguramente querría “cruzar el río”
—dijo Suzette
—Quizá esta noche —añadió Lana, sonando esperanzada.
—¿Y eso es en lo único que piensan? —dije.
—¿Y tú no? —Dijo Suzette repeliendo el ataque—. De repente tienes
ocho años otra vez
Lo pienso, pero no es todo lo que abarca mi mente.
—Tampoco es lo único que pensamos, Kristin, pero no hace mucho
tiempo que hablamos sobre ello.
—¿Qué tan lejos llegaron anoche? —preguntó Lana, más como una
exigencia.
Ella tenía razón. Las tres lo habíamos hablado a menudo. Estaba
segura de por qué estaba siendo tan defensiva. Me miraban fijamente, en
silencio.
—Creo que hablábamos de ello todo el tiempo porque no éramos
realmente serias acerca de cualquiera de los muchachos. Era algo
abstracto.
—¿Eh? —exclamó Lana—, vuelve a hablar inglés —ella tiró del lóbulo
de su oreja.
—Supongo que lo que intento decir es que cuando te gusta alguien,
me refiero a realmente alguien como él, te sientes diferente al hablar de los
detalles íntimos, incluso con tus mejores amigos. ¿Eso tiene sentido?
Ellas sólo me miraron.
—No —declaró Lana finalmente—, no es así. Hemos compartido
cosas que no les decimos a nuestras propias madres. Nada es sagrado

27 Tipo de clasificación de cine.



cuando tienes un amigo, y pensé que eran todas amigas reales.
—¡Y lo somos! No sé, tal vez soy sólo avergonzada de mis
sentimientos ahora mismo. Puede ser que esté sorprendida de mí.
—Es demasiado profundo para mí —dijo Suzette. Ella se levantó y
comenzó a lavar su plato y vaso.
—Él va a hacerte daño, ya sabes —dijo Lana—. Chicos como Kane
pueden arruinarte si no eres cuidadosa.
—Detente, Lana —dijo Suzette—. Tú no lo sabes, suenas celosa.
—Yo sólo intento darle una advertencia. No tiene a nadie más que a
nosotras —lloriqueó.
Sabía que intentaba defenderse, pero su réplica dio justo en el centro
de mi corazón. Ellas tenían una madre en la que confiarían si lo
necesitaban.
—Quise decir…
Oh, cállate —dijo Suzette y giró hacia mí—. ¿Y dónde tomarán su
cena? —preguntó, ansiosa por apagar el tema.
—La Casa del río.
—¡Cielos!
—Si alguien puede permitírselo es él —dijo Lana—. Yo nunca estaría
ahí. A papá no le gusta derrochar el dinero —ahora sí sonó celosa.
—¿Qué vas a usar? —preguntó Suzette.
Su pregunta trajo alivio. Me levanté rápidamente.
—Algo de mi madre. Vengan a mi habitación. Lo dejé ventilándose
con el aire. Ha estado en un armario por… un largo tiempo. Se los
mostraré — dije y todas volvimos a ser mejores amigas.
Ambas pensaron que me veía hermosa con el vestido.
—Todo el mundo dice que tu madre era demasiado hermosa —
ofreció Lana como una manera de recuperarse de su comentario en la
cocina.

Después, nos sentamos hablando de moda diferente y sobre la ropa
que otras chicas llevaban en la escuela. Ambas hablaron sobre los chicos
que les gustaban, pero cada una admitió que no se veían a sí mismas
llegando a más con cualquiera de ellos. Por lo menos, no como lo que yo
parecía estar consiguiendo con Kane. Nuestra conversación giró en torno a
próximas fiestas y eventos, cómo nos íbamos a pasar nuestra Navidad y
esperábamos algún tipo de fiesta “real”.
En algún momento durante nuestra charla, me encontré distraída,
pensando en Christopher y Cathy y cómo este tipo de conversaciones y
planes eran cosas que sólo pudieron imaginar. Si realmente estuvieron en
ese ático por más de tres años, ellos perdieron el corazón de sus mejores
años jóvenes, tener novios y novias, ir a fiestas, sólo salir y tener
interminables llamadas telefónicas. ¿Cómo pudo su propia madre permitir
que perdieran años de experiencias? ¿Cómo pensó que sería? ¿Por qué ella
dejó transcurrir tanto tiempo? ¿No se dio cuenta de que estarían
socialmente inmaduros en cuanto volvieran al mundo? Sería como salir de
una mina de carbón a la luz del día. Estarían ciegos por un tiempo.
Suzette fue la primera en darse cuenta de que yo estaba en otra
parte y le sugirió a Lana que se fueran.
—Podemos decir cuando alguien está soñando sobre el porvenir.
—No, yo…
—Quieres estar fresca para tu cita —dijo—. Has lo que hace mi
madre.
Acuéstate con trozos de pepino sobre tus ojos.
—Ugh —dijo Lana—, quedará apestosa.
—Se bañará después, tonta —replicó Suzette, y salimos de mi
habitación.
—Creo que necesito ayuda con la tarea de matemáticas —Lana me
dijo cuando estábamos en la sala de estar—. ¿Crees tener tiempo mañana?
—Seguro. Me llamas por la mañana y lo arreglamos.
Suzette, que siempre era la que metía las narices de las tres,
comenzó a mirar alrededor de la habitación hasta que se detuvo en la pila
de revistas.
—¿Qué es esto? —preguntó. Yo me atraganté.
—Mi diario —dije.
—¿Llevas un diario? —dijo mirando a Lana, quien se encogió de
hombros.
—Yo lo usaba —comentó— pero luego mi hermano lo encontró, lo
leyó todo y tuve que quemarlo.
—¿Y nos mencionas en él? —volvió a cuestionar Suzette.
—Nunca lo sabrás —dije— un diario es personal.
—Y sabemos quién es el personaje principal ahora, de todos modos—
siguió Lana— Su nombre comienza con K.
Suzette siguió mirando del diario a mí con suspicacia.
—Eso luce preciosamente viejo —dijo.
—Lo es. Era una libreta de mi madre, pero nunca la usó.
—Oh, bueno. Independientemente flota en tu barco —dijo
sarcásticamente y se dirigió a la salida. La seguí de cerca, pero no tanto.
Sabía que estaba apretando la libreta tan fuerte contra mí que por
supuesto sospecharía, pero no podía evitarlo.
—Diviértanse —Suzette dijo.
—Sí. Todo lo que hagan, háganlo para mí también —añadió Lana y
ambas salieron. Estuve de pie en la entrada mirándolas entrar en el coche
de Suzette. Agité la mano y se despidieron. Podría oír qué hablaban a una
milla después que se habían ido.
“Jamás permitiría que alguien te tocara” le dije al diario y corrí hacia
arriba para ponerlo debajo de mi almohada. Se estaba haciendo tarde y
tenía mucho por hacer, pero no podía dejar de pensar acerca de nuestra
conversación. ¿Había hecho o dicho algo para darles sospechas de lo que
realmente era este diario? ¿Habían creído mi historia? Ellas no podían
imaginar lo que contenía. ¿Podrían? Sería como una especie de traición si
le dejaba a alguien leerlo o incluso saberlo. Christopher me odiaría,
aunque fuera un pensamiento tonto, por supuesto. Ni siquiera sabía que
existía. De repente, esa idea pasó por mi mente como un relámpago.
¿Qué haría si lo supiera? ¿Qué pasaría si yo lo conociera? ¿Qué le
diría? ¿Qué me diría él? ¿Estaría terriblemente avergonzado por que yo
había leído su diario o terriblemente enojado? Se lo devolvería, por
supuesto, pero para entonces, yo ya sabría sus pensamientos más
profundos, más íntimos; y la verdad es que, no importa cuán honestos
queramos ser, ninguno de nosotros espera que alguien sepa nuestros
pensamientos más profundos e íntimos.
Literalmente tuve que sacudir mi cabeza para volver a lo que estaba
haciendo, pero puse esas imágenes en un segundo plano. Como papá
diría, "volveré a ellos... algún día.” Comencé a apresurarme para
arreglarme otra vez.
Capítulo 26
M por mí para cenar juntos. Yo ya estaba vestida, mi cabello y
i padre llegó a casa poco tiempo antes de que Kane llegara
maquillaje hechos, cuando lo escuché entrar en la casa. Recuerdo que
nunca había estado tan nerviosa por cualquier otra cosa cuando salí de mi
habitación y comencé a descender las escaleras. Papá me miraba desde el
fondo. La expresión en su rostro me dejó fría. Fue una expresión que
nunca había visto. Él no parecía molesto exactamente, pero tampoco
parecía satisfecho. Creo que fue más una mirada de susto y sorpresa.
—Por un momento... —comenzó, luego se detuvo a sí mismo y
esbozó una sonrisa—. Ese vestido...
—Es de mamá. Busqué en sus cosas del ático y lo elegí. Estamos
alrededor de la mista talla ahora. ¿Está bien que lo use?
—Por supuesto —dijo—, ella querría que lo usaras. Estaría orgullosa
de cómo luces. Te ves muy bonita, Kristin y muy adulta.
—Gracias, papá —dijo y continué bajando. Él caminó detrás.
—Me gusta lo que has hecho con tu cabello, también. Me recuerda
mucho a ella. Le compré ese vestido para la cena de nuestro décimo
aniversario. Todavía recuerdo cómo otras personas en el restaurante
dejaron de hablar o hacer lo que estaban haciendo cuando entramos y la
vieron. Ella odiaba ser el centro de atención, pero conseguí sacarle una
risa, alegando que realmente me miraban a mí. ¿Dónde dijiste que
cenarán?
—En la Casa del río.
—Seguro —sonrió.
—¿Qué? —pregunté.
—Ahí llevé a cenar a tu madre por nuestro décimo primer
aniversario. La comida, especialmente la langosta fra diavolo es famosa por
aquí. Y bastante cara. Tu madre no iba a pedirla, pero insistí. Así era ella.
—Entonces la ordenaré —dije.
Continuó guardando sus cosas y salió a saludar a Kane cuando sonó el
timbre de la puerta.
—No lo asustes, papá —le supliqué.
—¿Moi? Si soy un minino —dijo, pero cuando abrió la puerta, habría
detenido un ejército de hormigas con su mirada. Pude ver a Kane vacilar.
—Hola, Sr. Masterwood.
—Previenen sobre una posible lluvia fría esta noche —dijo papá en
vez de “Hola”—. Tenlo en mente antes de conducir.
—Sí, señor. Mi padre dijo lo mismo en cuanto oyó que iba a salir.
—Tienes una carga preciosa —papá continuó y caminó hacia atrás
para revelarme. Empecé a ponerme mi pesado chal negro sobre los
hombros cuando ambos se abalanzaron para ayudar. Papá se dio cuenta
de que Kane tenía la intención de hacer lo mismo y paró.
—Fantástico —dijo Kane.
—Gracias —le di a mi padre una mirada severa y vi sus ojos
encenderse por la sonrisa.
—Que pasen un buen rato —le dijo a Kane.
—Gracias, Sr. Masterwood.
Empezamos a salir. Papá seguía en la puerta viendo filosamente a
Kane antes de dejar libre la puerta para mí. Él se despidió a papá, que
asintió con la cabeza, y entonces nos metimos en su coche.
—¿Tu papá hace eso a todas tus citas cuando llegan a recogerte?
—¿Hacer qué?
—¿Intimidarlos?
—Sólo está siendo un papá —dije—. ¿No opinas que serás igual
cuando seas uno?
—La verdad, me es difícil imaginarlo.
—No es tan difícil de imaginar —dije, y le sonreí. Nos retiramos de la
entrada muy lentamente, prácticamente arrastrándonos lejos de la casa.
—No me extrañaría que para verlo siga contigo —dijo, mirando en su
espejo retrovisor. Miré hacia atrás. ¿Sería él?

No lo creo —dije.
—Papá probablemente alertó al Departamento de policía en su lugar.
—¿Qué?
—Es broma, Kane, —dije. Él meneó la cabeza.
—Creo que finalmente he conocido a mi mitad en ti —dijo. La sonrisa
en mi cara amenazó con ser permanente o por lo menos, seguir así el resto
de esta noche—. Espero que estés hambrienta.
—Me privé de comida todo el día porque sabía que gastarías mucho
dinero en mí —se rió.
—Hay chicas que lo harían, pero de alguna manera, Kristin, no creo
que seas como ellas.
La Casa del río era toda como la habían descrito. El comedor
principal estaba de lujo, con paredes de espejos y apliques que se hicieron
para lucir como antorchas parpadeando. Había por lo menos treinta
mesas, todas decoradas con flores frescas y manteles blancos suaves. Los
ajustes de lugar tenían oro neto, y todos los cubiertos y las servilletas
tenían el icono del restaurante: una gaviota con el borde de un ala en
forma de un tenedor.
No sé si causamos el mismo tipo de impresión que mi padre
describió cuando él y mi madre habían venido aquí en su aniversario, pero
vi que llamamos la atención de la mayoría de la gente en las mesas y
algunos camareros y ayudantes. Kane estaba vistiendo un saco verde
oscuro y una corbata brillante, también verde que resaltaba el color de sus
ojos. De todos modos, estaba segura que atraeríamos la atención por ser
los más jóvenes del lugar.
El camarero sacó el asiento para mí y desenrolló la servilleta para
colocarla en mi regazo.
—Tomaremos una botella de Evian, por favor —dijo Kane—. ¿Normal
o la prefieres con gas? —me preguntó.

—Normal está bien.
Cuando el camarero se fue, me incliné hacia él. Todo el mundo que
nos rodeaba parecía estar escuchando.
Realmente estás hermosa, Kristin. Estaba demasiado asustado de
mirarte por un largo rato con tu padre merodeando.
—Deja de hacerlo parecer tan aterrador.
—No es aterrador. Bueno, tal vez un poco. Tiene razón, sin embargo.
Si yo tuviera una hija que se pareciera a ti, estaría armado contra
cualquier muchacho que se acercase. —Vas a hacerme vanidosa —
Deberías serlo.
—No va mal contigo —pausé—, y esto no es respuesta refleja.
—¿Una qué?
—Tú sabes, elogio por elogio.
—Oh, bueno, gracias.
—Por supuesto, todas las chicas piensan que eres un vanidoso —
agregué. Él sonrió y me dio su encogimiento “Kane Hill”
—Bien, ahora, la única opinión femenina que me importa es la tuya.
La botella de agua llegó a nosotros y el camarero la vertió en
nuestras copas. El camarero nos dio menús, y mis ojos se fueron
rápidamente a la langosta fra diavolo. En cincuenta y cinco dólares. La
entrada menos costosa en el menú era de treinta y ocho, y era un plato
vegetariano.
—No te preocupes acerca del costo —dijo Kane—. Guardé todas las
monedas sueltas de la casa.
—¿Qué? —se rió.
—A mi padre le encanta contarme estas historias acerca de sí mismo
y dos de sus amigos luchando para pagar la universidad. Un día, uno de
ellos tuvo la brillante idea de buscar bajo el asiento trasero del coche de su
padre. Encontraron suficiente cambio para que los tres fueran a cenar. En

aquellos días, alcanzaba con menos de 20 dólares para los tres. No me dice
algo como esto una vez por semana, sino dos veces. Sé que la verdad es
sólo la mitad. Está aterrorizado que pueda tomar la fortuna por sentado.
—Bien, tiene razón por preocuparse de ello
No lo hago. Y si de algo puedo estar seguro, es que nunca te
tomaré por sentado.
—Vaya, creo que eso es un cumplido —él sonrió, se encogió de
hombros y miró el menú.
—Fra diavolo es para morirse —dijo.
Fue realmente una de las noches más especiales que nunca había
tenido. Mi padre y yo habíamos ido a restaurantes y había ido a ellos con
amigos, pero generalmente eran de comida rápida y la experiencia no era
inusual. Mi padre me había llevado a varios lugares para comer, pero era
diferente que ir a un buen restaurante con mi padre. Papá siempre estaba
tan atento a mí como podría ser, más relajado y hablaba libremente acerca
de su juventud, su familia y mi madre cuando estábamos juntos, pero esto
fue tan diferente y no sólo porque era un lugar muy caro en lo alto de la
ciudad.
Me sentí más adulta sentada allí con Kane. Debido a la riqueza de su
padre y su posición en la comunidad y sobre todo por la crianza de su
madre, él había sido educado con la etiqueta para cenar como lo haría un
príncipe. Él no era pedante o condescendiente, pero me instruyó sobre los
cubiertos adicionales, la forma correcta de hacer esto y aquello, nunca
haciendo sonidos estúpidos o tontos, como estaba segura que otros
muchachos de nuestra edad lo harían. A pesar de su informalidad,
parecía albergar un respeto por todas las cosas elegantes. Fue en ese
momento, cuando estaba hablando sobre cómo fue educado para sentarse
y comer correctamente, que lo comparé con Christopher.
Había hecho un descubrimiento esta noche.

Sí, pensé, Kane no era sólo una cara bonita. Él era más maduro que
sus amigos. Tal vez, sólo tal vez, él era alguien en quien podía confiar.
—Mira cómo te pierdes lejos —dijo en un momento dado.
—No, te escuché. Me haces pensar en otras cosas.
—¿Cómo qué?
—Sobre las cosas que he leído —dije.
¿Eso es todo lo que me dirás?
—Por ahora —dije—. Una chica no puede regalar sus secretos
demasiado rápido —asintió sin sonreír.
—Serás como cuando se abre una caja dentro de una caja dentro de
una caja —dijo.
—Podría ser agotador el esfuerzo —ahora sonrió.
—Por favor —dijo—, agótame.
¿Qué pasaría si mis amigas pudieran escuchar lo que estábamos
diciendo el uno al otro? ¿Me creerían cuando se los contara? Harían su
mueca y agitarían sus cabezas, balbuceando que no podía ser real.
¿Pensarían que estábamos siendo falsos para impresionar a los otros? ¿Se
aburrirían tanto con nosotros que enchufarían sus audífonos y dormirían
con la última canción? No podían apreciar lo mismo que nosotros. Y
ciertamente, no podrían apreciar el diario de Christopher.
Después de la comida que tuvimos, no creí que pudiera comer
cualquier tipo de postre, pero Kane insistió en comer un Baked Alaska.
—Es famoso por aquí.
—Estoy empezando a pensar que todo lo que hay aquí es famoso —
dije, pero acordamos en que deberíamos comerlo. Fue tan bueno que
quedé muy llena.
—Creo que vas a tener que llevarme cargando de aquí —dije.
—Estaría bien.
—Ni siquiera lo pensaste —advertí.

Él era capaz de romper en un acto escandaloso en cualquier
momento. Después pagó la cuenta, que fue un poco más de lo que
gastaríamos en una semana mi padre y yo; él llegó a mí antes de que el
camarero pudiera y sacó la silla para mí. Entonces él tomó mi mano,
sonrió y asintió con la cabeza hacia algunas de las personas nos miraban.
Él nos condujo para dar el billete de su coche al valet.
—Esta fue una noche tan maravillosa, Kane. Gracias. Siento que la
fiesta fue una decepción después de esto.
No si te tengo a ti —dijo—. Está bien —añadió, después fuimos a
su coche, pero no prendió el motor—, te confesaré algo. Estaba intentanto
impresionar, incluso abrumar un poco esta noche.
—Lo lograste —se rió en mi honestidad.
—No creo que ninguna otra chica que trajera aquí tuviera esa
reacción. La mayoría de ellas habría mirado y estado incómodas aquí.
—¿Traer? ¿Cuántas has traído aquí? —le pregunté. Se encogió de
hombros.
—Muy pocas —se volvió hacia mí—. Siempre una catástrofe. Bueno
— dijo, deseoso de cambiar de tema—, parece que sí vendrá la lluvia que
tu padre temía. Mira el cielo oscuro con pocas estrellas.
Estuvimos en silencio por un rato. Creo que fue una de esas pausas
tranquillas, cuando dos personas reflexionan sobre qué camino tomar, qué
decisión tomar, o qué sugerencia que no pondría en peligro una temprana
y frágil relación. Él ya sabía que yo no era alguien que podría precipitarse
para largo plazo, pero también era consciente de la posibilidad de que él
podría pensar que yo era demasiado conservadora, o peor aún, una
bromista coqueta.
—¿Por qué no te llamo en mañana temprano y si el tiempo no es
malo, hacemos un picnic? —¿Un picnic?
—El otoño está colgando. ¿Has visto el informe del tiempo para

mañana? Están pronosticando un día de verano indio. El invierno está
tomando su tiempo —dijo—. Mi padre me comentó que no ha visto un
otoño como éste desde que tenía mi edad. Que debería haber sido un
meteorólogo.
Él nos da un informe del clima como un reloj cada mañana.
—¿Un picnic? —sonreí—. Me gustaría, ¿a dónde iríamos?
—¿Y si volvemos al lago?
—¿Qué lago? ¿Te refieres al lago de Foxworth?
—Sí, sería diferente, quizá porque muchos lo ignoren. Se ve
interesante. Podríamos encontrar un bonito punto ahí.

No sé. Mi padre sigue haciendo la extracción. Algunos lugares


están cercados y…
—Pero no el lago. Tienes influencia —él dijo—. Compraría algunos
sándwiches, bebidas, fruta.
—Oh, puedo preparar una comida campestre —dije—. No parecerá
un picnic si todo se compra —se rió.
—Está bien. Entonces, yo llevo la manta y mi nuevo iPod con
altavoces bluetooth.
—¿Estás seguro sobre el clima?
—Voy a llamarte alrededor de diez. Lo sabremos seguro entonces, y
te recogería alrededor de las 11:30. Y si no, podríamos ir a ver una película
o algo.
—Todavía tengo que hacer algo de tarea. Tendríamos que volver
antes de las 15:00.

227
—Sí, Madame Valedictorian28 —dijo bromeando.
Hablamos durante unos minutos en su automóvil antes de estar en
la entrada de mi casa. Le agradecí por la cena otra vez, pero él insistió en
agradecerme a mí, diciéndome que yo había hecho que la cena valiera la
pena, no el restaurante.
Nos besamos, fue un beso largo, pero suave, cálido y lleno de
promesa, luego me llevó a la puerta y me besó otra vez; susurró "Buenas
noches. Sueña conmigo, por favor. Sé que yo soñaré contigo”.
Seguí viéndolo hasta que llegó a su carro. Hizo una pausa, me dio
esa sonrisa tentadora y se deslizó detrás del volante con gracia. Abrí la
puerta y entré. Allí estaba mi padre esperando en la sala de estar,
haciendo su usual actuación pretendiendo estar demasiado interesado en
algo en la televisión como para ir a la cama.
¿Bien? —dijo, girando hacia mí— ¿Todo estuvo tan bien como
parecía?
—Sí, al menos para mí.
—¿De verdad? —me miró pensativo—. Bueno, me alegro por ti,
entonces, Kristin. Te mereces cosas buenas.
—Y tú, papá.
—Oh —dije— no está lloviendo. Al parecer, fue sólo una pequeña
llovizna y el cielo está despejado. Kane quiere llevarme de picnic mañana.
—Clima loco. He oído que estaremos diez grados por encima de lo
normal mañana. Picnic a principios de noviembre… supongo que lo
disfrutarán. ¿A dónde irán?
—Pensábamos ir al lago Foxworth, si está bien para ti.
—¿El lago de Foxworth? Hay varios tipos de maleza.
—Es interesante. Kane piensa así. Supongo que yo también, ¿está

28 Estudiante con el más alto rango académico en una clase que entrega el discurso de
despedida en la graduación

bien?
—Sólo se alejan de la obra y los restos. Hago separar con una cerca
todo esto, pero hay todavía mucho para hacer alrededor de ello.
—De acuerdo —dije, besándolo y deseándole buenas noches. Subí
con prisa para ir a la cama.
Sin embargo, el pensamiento de volver a Foxworth, me llevó al diario
de Christopher segundos después de que me había cepillado los dientes y
deslizado debajo de la manta. ¿Era un desafío? Era casi como si llegara a
donde había estado mi familia, familia perdida, casi como si fueran
atrayéndome hacia ellos con este diario y lo que habían dejado atrás, sobre
todo los secretos.
…Tal vez, porque no tenía muchos desafíos intelectuales que
hacer o cómo hablar con los adultos, comencé a pensar más acerca de
nuestra abuela. ¿Qué la había convertido en el monstruo que vimos?
¿Fue simplemente el casarse con un hombre muy duro, fanáticamente
religioso? ¿Cómo fue su juventud? ¿Cómo llegó ella a casarse con un
hombre? ¿O fue ella quien le indujo?
Varias veces, Cathy y yo la atrapamos espiándonos. Ella abría un
poco la puerta y nos observaba como si estuviera esperando
encontrarnos haciendo algo impío que nos hubiera prohibido.
Entonces, comencé a pensar que tal vez ella realmente ahora tenía
curiosidad sobre nosotros, no pensando en hacernos mal, pero
preguntándose cómo podíamos ser niños atractivos e inteligentes y ser
nacidos de lo que ella llamaba “un acto pecaminoso”.
Incluso me preguntaba si ella no creía que cambiaríamos de
forma o algo, que nos convertíamos en otras criaturas, una vez que la
puerta estaba cerrada. Raramente nos espió cuando estuvimos en el
ático. Un día, mamá nos dijo por qué su madre no estaba interesada
en subir la estrecha escalera hasta el ático. Dijo que era claustrofóbica
ya que ella había sido encerrada en un armario cuando era una niña.
Al parecer, fue una forma de castigo que sus padres habían utilizado.
Entonces, nuestro encierro no le era tan desconocido.
Cuando ella se enfrentaba a nosotros, estaba obsesionada con
preguntas sobre nuestra sexualidad. Había llegado a ser casi un
canto religioso para ella. ¿Tocamos nuestras partes íntimas? ¿Nos
miramos el uno al otro desnudos? ¿Niños y niñas usan el baño
juntos? Hacía las preguntas como un interrogador de la policía,
pidiendo respuestas rápidamente con la esperanza de atraparnos en
la mentira o que uno de los gemelos confesara algo pecaminoso que
estuviéramos cubriendo. —Apuesto a que su marido nunca la ve
desnuda —le dije a Cathy—, no creo que él quisiera.
—¿No comparten una habitación?
—No lo sé, pero si lo hacen, probablemente ella se pegue la ropa
interior.
Los ojos de Cathy se iluminaron. Por fin teníamos algo ridículo.
—No, la tiene clavada —ella dijo.
—¿Cómo tendrían hijos? —reflexioné.
—Con los ojos vendados —sugirió. Pensé que era una idea
inteligente. Los gemelos pensaban que habíamos enloquecido. No
tenían idea de lo que nos hacía reír mucho. Una vez, mientras estaba
pintando, necesitamos agua y Cathy bajó las escaleras corriendo por
ellas. Cuando regresó, describió cuán enojada estaba nuestra abuela
sobre que ella me obedeciera.
Olivia le advirtió acerca de ser tan obediente y seguir mis
órdenes. Cathy dice que la abuela le comentó que yo sabía más sobre
el mal que mi hermana, porque el macho de la especie nació sabiendo
mal, y sólo le llevaría a la condenación.
—Ja —dije—, tanto para su estudio de la Biblia. Adán no fue el
que escuchó al diablo en el paraíso, fue Eva. Obviamente nunca leyó
Macbeth de Shakespeare, fue Lady Macbeth quien consiguió a matar
al rey. Nuestra abuela es completamente opuesta a la verdad. Las
mujeres tienen una influencia mayor en los hombres que los hombres
sobre las mujeres. ¡Mira cuánto consiguió mamá gracias a papá!
—Tú podrías decirle todo eso, yo no —dijo Cathy—. Si ella dice
qué es bueno para mí, lo hare —Cathy asintió con la cabeza, pero
pensé que su mirada era un poco diferente. ¿Ella lo creía así?
¿Esperaba que algo malo vendría de mí? Cuán fácil es sembrar
sospecha, pensé. Tal vez nuestra bisabuela había hecho lo mismo con
nuestra abuela Olivia, y ahora ella lo estaba pasando a nosotros.
Bajé el diario y pensé en las ideas que la abuela le había puesto en la
cabeza a Cathy sobre Christopher y los hombres en general. Ella me
parecía demasiado joven para comprender, y aún de la manera que
Christopher lo describió, pensé que fue en ese momento donde se volvió
más consciente de su propia sexualidad incipiente. Seguramente fue difícil
para una niña de su edad, estando tan limitada y rara vez teniendo
oportunidad para hablar con su madre en privado.
A pesar de que Christopher había dejado claro que ni él ni Cathy se
avergonzaban de su desnudez porque su madre no estaba avergonzada de
ella, tenía que llegar un punto donde se sintiera diferentemente.
¿Christopher lo revelaría? ¿Cathy diría algo para avergonzarlo o hacerle
sentir culpable?
Lana, Suzette y yo nos revelábamos cosas muy íntimas acerca de
nosotras mismos unas a otras. A las tres nos hacía sentir mejor sobre
nuestra persona, nuestros cuerpos y nuestros sentimientos para saber que
todos tenemos pensamientos y experiencias similares. No maduramos al
mismo tiempo, pero los cambios nos comenzaron a ocurrir a cada una de
forma casi igual. Lana fue la última de las tres en tener su primer período,
pero Suzette y yo habíamos descrito lo suficiente para que ella supiera
exactamente qué esperar. Entre las madres de Suzette y de Lana, la de
Lana parecía ser la más mojigata y reacia a responder preguntas y discutir
las cosas. Lana dijo que ella prácticamente de había cerrado a decir “vas a
aprender sobre esto en la escuela.” Yo le dije más cosas que mi tía Bárbara
me había dicho. Ella comparó notas y reveló fantasías sexuales, sonriendo
sobre el tiempo.
El punto era que, tenemos cierta confianza acerca de nosotras
mismas. Nunca tuvimos miedo de lo que estaba sucediendo. Nunca
sentíamos que estábamos colgando por ahí en algún tipo de salvaje
montaña rusa de emociones. ¿Cómo habría sido estar en un ático con mi
hermano, un hermano mayor y hermana, una madre que prácticamente
nunca estaba y una abuela que quería creer que su propio cuerpo era un
vaso del pecado? Nadie que no hubiera estado allí con los niños,
especialmente con Cathy y nadie que no tuviera este diario tendría alguna
idea de lo que provocaría su madre al encerrarla en un ático justo cuando
estaba a punto de volar su feminidad.
Había diferentes clases de lágrimas en mis ojos cuando recogí el
diario otra vez, lágrimas de compasión y piedad y lágrimas de rabia, tantas
que no creía poder leer otra página, pero tomé aliento, limpié mis ojos y di
vuelta a la página. Desde las primeras líneas, parecía que tal vez había
algo de esperanza.

Capítulo 27
D sorpresa cuando la abuela Olivia entró en la espués de
esta tarde, todos nosotros miramos con
habitación. Excepto para espiarnos, ella rara vez
aparecía en cualquier momento, casi siempre en el desayuno,
almuerzo o cena. Ninguno de nosotros se quejaba de no verla, pero no
pude evitar preguntarme si no estábamos siempre en su mente de una
manera u otra. Creo que ella estaba convencida de que nos había
escondido bien, pero incluso si uno de sus sirvientes sospechaba algo,
yo dudaba de que él o ella alguna vez se atrevieran a cuestionarle
acerca de ello. Parecía tener control de todo y de todos los que
estaban relacionados a esta mansión. Por supuesto, eso hacía que yo
mismo me hiciera preguntas, preguntas que nunca diría en voz alta
frente a Cathy.
Si nuestra abuela tenía mucho poder, ¿Por qué no simplemente
le decía a su marido que nosotros estábamos aquí y que de ese modo
sería? ¿Cómo podría un anciano enfermo presentar mucha oposición?
A mí me parecía sana y fuerte. Seguramente depende de ella para
cada bocado que come y todo asunto que tiene que ser hecho
legalmente para la familia Foxworth. Probablemente todo fuera cierto,
me dije, pero quizá quería vernos sufrir, castigar a mamá y probarnos
para ver si éramos tan malos como sospechaba. ¿Cuánto tiempo
necesitaría para satisfacerse?
¿Qué no había pasado ya bastante tiempo? ¿Qué más quiere
ella de nosotros y de mamá? ¿Era su manera de asegurarse que
seríamos condenados después de todo? ¿Qué niños en nuestro apuro
no habrían roto una o varias de sus reglas preciosas ya? ¿Siempre
está ahí afuera, al otro lado de esa puerta esperando para saltar?
Ella no nos puede odiar, no nos conoce, pero seguramente odiaba la
idea de nuestra existencia. Yo realmente creía todo esto, razón por la
cual me quedé asombrado cuando ella entró en la habitación en este
momento.
Llevaba cargando una vasija de barro con crisantemos
amarillos, ¡crisantemos amarillos reales! Ella caminó hacia Cathy y
puso la olla en sus manos. La boca de Cathy cayó abierta. Los
gemelos estaban fascinados. Dio un paso adelante, debatiéndose
entre agradecer o preguntar por qué ella nos lo estaba reglando.
—Aquí hay algunas flores verdaderas para su jardín falso —
declaró. Cathy me miró, indefensa por un momento. Articulé un
"Gracias", y ella comenzó a darle las gracias. Nuestra abuela miraba
cómo titubeaba agradecimiento tras otro.
Ella estaba estudiándola, para ver si Cathy era capaz de
agradecer por algo, si tenía modales. ¿Eso fue todo, un experimento,
otra prueba? Me sorprendió tanto como Cathy, que la abuela tomara
nota de lo hacíamos en el ático.
Ella dio vuelta para mirarme, y por un segundo, pensé que
había alguna señal de bondad humana en ella. Era como si el amor
hubiera subido a su garganta como un eructo y tuviera que sacarlo,
quizás era porque ella no quería estar aquí. Tal vez, se odió a sí
misma por tener siquiera un ápice de sentimientos hacia nosotros. Se
marchó sin decir otra palabra.

Cayó el silencio. Estábamos esperando un zapatazo, que


cayera
una gota o algo, pero no pasó nada.
Los gemelos se acercaron a las flores. Había pasado tanto
tiempo desde que habían visto algo de la naturaleza real, viva y
hermosa, algo que les hiciera sentir que estaban en el mundo otra vez.
Carrie quiso sostener la olla. Cathy se la entregó con cuidado, y los
gemelos se cernían sobre ella como si fuese una mascota.
—Los pondremos en la ventana, de este modo conseguirán sol
de la mañana —dije.
—¿Qué demonios es esto? —Cathy preguntó de repente al darse

cuenta de lo que había sucedido—. ¿Ella cambió? ¿Mamá hizo algo


para cambiar su opinión acerca de nosotros? ¿Decidió que algo le
gusta de nosotros?
—No sé —contesté—. Vamos a esperar a ver qué más hace.
—Tal vez nosotros no estaremos encerrados aquí mucho más
tiempo —dijo Cathy.
Todo su comportamiento cambió. Su rostro se iluminó. Pude ver
que volvía a hacer sus planes para cuando estuviéramos en mundo
otra vez.
—Lo primero que voy a hacer es buscar un teléfono y llamar a
mis amigos. Probablemente pensaron que estábamos secuestrados
por extraterrestres. Y quiero comer un enorme helado de chocolate
antes que cualquier otra cosa. Quiero ir al salón de belleza con mamá
y hacerme un lavado de cabello y un corte. Quiero ir de compras y
conseguir unos zapatos nuevos, nuevos vestidos y blusas. Quiero…
—Cathy —dije bruscamente. Los gemelos estaban empezando a
escuchar. Asentí hacia ellos—. Los harás llorar otra vez.
Volteó a verlos y luego la puerta.
—Será mejor que ella no se esté burlando de nosotros —
amenazó— sería mejor que no.
La idea ni siquiera se me había ocurrido, pero ¿qué pasaría si
Cathy tenía razón? ¿Era tan cruel para hacernos esto? Ya había sido
bastante cruel para hacernos algo más. ¿Mamá sabía acerca de estas
flores? Quizá tenía la esperanza de desequilibrarnos y causarnos un
mal de los que ella afirmaba que sufríamos.
—No pensemos en ello —dije—, vamos a tomar un día a la
vez.
—¡Un día! ¿Por qué no lo dices de la manera que es, una
semana, un mes?
—Muy bien, cálmate —dije—. Por favor. —Ella mordió su labio
inferior y se fue a cuidar las flores.

A pesar de estar teniendo las mismas emociones conflictivas que


Cathy, obviamente sentía mi necesidad de aprender más y descubrir lo que
este ramo de flores significaba, pero tenía problemas para mantener mis
ojos abiertos. No era porque estaba leyendo demasiado. Pude leer
toneladas de historia y ciencia, en comparación con lo mucho que había
leído del diario y no había estado tan soñolienta. No era la lectura tanto
como la implicación emocional. Mientras leía, yo me sentía más tensa.
Como si me fuera vaciando. Sutilmente, en tantas maneras pequeñas,
había entrado en Foxworth y vivido junto a Christopher, Cathy y los
gemelos. Sentí que estaba allí, invisible, justo al lado de ellos, viendo y
sintiendo lo que ellos estaban viendo y sintiendo.
Lo de todos, pero principalmente el tener que cuidar de su hermano
y hermana, que eran más frágiles y estaban confundidos, era simplemente
una carga demasiado pesada para llevar. Christopher no estaba cediendo
ante ella, pero podía sentir su fatiga. Todos los adolescentes quieren
apresurar sus vidas, creyendo que tienen la edad adecuada para hacer
más cosa y ser más independientes. Hemos querido cargar con
responsabilidades de los adultos. Siempre envidiando a personas mayores
que parecen tener mucho más control de sus propias vidas, hasta
aquellos que no habían ido a la universidad, pero todavía vivían en casa.
No tenían ningún toque de queda, no hay reglas más allá de las que ellos
se establecen y ciertamente con menos regaños y castigos que tolerar.
¿Quién entre nosotros ha querido ser más joven? ¿Quién quiere
estar informando que vamos a tomar una ducha, cuándo vamos a comer y
a dónde vamos a ir y para qué? ¿Quién quiere que todas nuestras
decisiones las tome otro, estando sólo ansiosos por un cumpleaños más y
día festivos? ¿Quién se quejaba ahora de fingir con las muñecas?
No, ninguno de nosotros deseaba ser más joven. De una manera
real, Christopher y Cathy habían sido arrastrados años cuando fueron
encerrados en Foxworth. Todo lo que hicieron y tuvieron estuvo
estrictamente controlado. Incluso la poca independencia que habían
comenzado a disfrutar antes de llegar a Foxworth se desvaneció.
Ellos tenían que comer, bañarse y dormir cuando se les indicaba.
Estaban siendo sometidos a más escrutinio que cuando tuvieron la edad
de Cory y Carrie. Fue difícil para Cathy porque ella estaba a punto de
convertirse en una señorita, y difícil para Christopher porque él ya estaba
años luz más maduro que la mayoría de los niños y realmente tenía serias
ambiciones.
Por otro lado, mientras estaban siendo manipulados y tratados como
si fueran bebés, Christopher y Cathy fueron forzados a ser más como los
padres de sus hermanos gemelos. Tenían que cuidar de ellos como sus
padres, y sobre ellos recayó la responsabilidad de su salud y felicidad. En
cierto modo, estaban siendo tirados en dos direcciones diferentes. Tuvo
que haber sido agotador.
¿Qué habría hecho yo?
Sólo podía pensar en que cada vez estaba más cansada, mis ojos se
cerraron como dos ventanas con persianas siendo cerradas de golpe. Me
dormí con el diario en la mano y no desperté hasta que oí a mi padre
llamando a la puerta.
—Voy —contesté y puse rápidamente el diario debajo de la manta
mientras me sentaba.
—¿Estás bien?
—Sí, yo solo…
—¿Leíste demasiado? —preguntó, de pie con los brazos cruzados
sobre su pecho, mirando hacia y asintiendo con la cabeza.
—Probablemente —dije.
—Hoy tengo una reunión con el arquitecto y el nuevo propietario, lo
haremos en el almuerzo.
—Está bien. Oh, haré el picnic con Kane en el lago de Foxworth —le
dije recordando.
—Bueno, el meteorólogo pronostica un buen cambio. Tendrán buen
tiempo —dijo—. Tengan cuidado, no se acerquen al sitio.
—No.
—Recuerda que tu tío Tommy viene mañana. No hagas otros planes.
Estará sólo aquí por una noche.
—No lo haré. No puedo esperar a verlo.
—Bien, tal vez aleje otras cosas de tu mente durante un tiempo —me
miró, y luego la cobija hacia donde estaba mi mano izquierda, como si
pudiera ver el diario a través de ella. Luego asintió con la cabeza y salió.
Se me ocurrió que a lo mejor no se preocupaba tanto porque
estuviera leyendo el diario. Tal vez, mi padre se preocupaba más que los
otros padres, porque él y yo éramos los únicos en esta familia inmediata
ahora. Los demás tenían alguien con quien compartir la carga de la
preocupación. Al igual que Christopher tenía un peso mayor, mi padre
también lo adquirió en cuanto mi madre murió. Sin embargo, mi padre
nunca fue opresivo o controlador. No era obsesivo sobre el cuidado.
Realmente creo que confía más en mí de lo que otros padres confían en
sus hijos. La muerte de mi madre no había creado ningún conflicto entre
mi padre y yo. Nos había hecho más dependientes entre sí. Yo no quería
ser más cuidadosa conforme fuera más grande.
Como Cathy, yo quería disfrutar de ser joven, pero debido a cómo
amaba a mi padre, no podía ser rebelde, molesta, descuidada y
derrochadora. Incluso tuve cuidado de ser cambiante. Sabía cómo mi
padre era sensible sólo por las expresiones de mis pensamientos o
cualquier agudeza en mi voz. Mantenía gran parte de mis quejas como
podía sumergidas bajo una sonrisa, pero a veces sentía que podría
explotar. Muchas veces fui testigo de mis amigas cuando lloriqueaban o un
hacían berrinche frente a sus padres y madres. Imagino que no podía
hacer eso a mi padre.
Ninguna de mis amigas hacía las compras para sus familias. Sólo
Lana, de vez en cuando mencionaba que cocinaba cualquier cosa bajo
determinada cocción. Estaban mimadas, por lo que no dependían de ellas
para algo realmente importante. Sólo se encargaban de mantener sus
habitaciones limpias y organizadas y de que cualquiera de sus amigos que
las visitara estropeara alguna parte de sus hogares. Todos tenían licencias
de conducir y tenían sus propios coches o coches de sus padres a su
disposición. Nadie parecía querer ambicionar algo más y todos tenían
dinero necesario para lo quisieran hacer. Creo que la mayor diferencia
entre ellos y yo, a pesar de sus posesiones y privilegios, es que todavía
pensaban como niños.
Yo lo fui también, por supuesto, pero fue diferente. Mi padre y yo
manteníamos una relación madura y con mutuo respeto. Creo que la razón
de esto es que él me había mostrado cuán vulnerable podía ser. Vi su
dolor; él fue honesto sobre esto. Nosotros fuimos equitativos al respecto,
esto provocó que el amor el uno por el otro creciera fuerte. Fui confidente
de sus pesadillas sobre perderme y él lo fue de las mías sobre perderlo.
Parece extraño pensarlo, pero lo que nos hizo sentirnos solos era saber que
estábamos los dos y cuánto podíamos hacer.
Saqué el diario de la cobija y me pregunté si Christopher y Cathy
crecieron más fuertes o más débiles juntos. ¿Iba a poder su amor muto
protegerlos a todos o finalmente su infelicidad los alejaría? Christopher fue
lo suficientemente inteligente como para comprender los peligros, ¿pero
Cathy? ¿Él quería que ella se diera cuenta de lo vulnerable y trágico que se
había vuelto? Probablemente no, pero ¿cuánto tiempo podría él ocultarlo?
Y ¿qué haría él cuando llegara el momento cuando ya no pudiera mentirse
a sí mismo y menos a ella?
Papá tenía razón, pensé, cuando me levanté para vestirme. Tenía
que tomar unas vacaciones de todo esto. Yo estaba en una montaña rusa
emocional. Mi cabeza estaba girando con pensamientos y preguntas.
Además, tenía que disfrutar de mi día con Kane y mi tiempo con el tío
Tommy. No podría hacerlo si no les daba mi completa atención.
Papá era lo suficientemente sabio como para sugerirlo, y sin
embargo, incluso después de que había puesto el diario fuera de la vista,
sabía que no lo había dejado. Ni por un momento. No era fácil.
Me apresuré en la planta baja para prepárame el desayuno.
Después, pasé mucho más tiempo soñando qué ponerme. Pude mirar mi
armario de verano, porque iba a estar más caluroso que de costumbre otra
vez, pero siempre estaba en un dilema sobre qué color me complementa
mejor. No podía depender de la opinión de mi padre. En sus ojos, cada
color se veía bien en mí, y no importaba cómo llevara mi pelo, era perfecto
también.
Había tenido una limitada experiencia con mi madre, por supuesto,
pero estaba segura de que ella sería más crítica y útil si estuviera viva.
Realmente no había quien pudiera sustituirla. Nunca confié en los
comentarios de mis amigas sobre mi ropa y mi cabello. Los celos tenían
una forma de crianza muy fea en la cabeza, incluso entre amigos muy
cercanos. Tengo que confesar que yo también sufrí de ellos, cuando los
ojos se me llenaban de envidia. Nunca lo admito, especialmente si un
hombre hace la acusación, pero creo que es natural entre el mismo sexo
estar celosos unos de otros. Incluso las hermanas podrían no ser
totalmente veraces, particularmente si son cercanas en edad. Traigo la
rivalidad entre hermanos para agregar a nuestra competición natural.
Y tampoco podía depender de las vendedoras en almacenes o
tiendas. Tenían otra motivación para los elogios y críticas: vender algo más
caro para obtener una mayor comisión. Me preguntaba si mis amigas, que
a menudo se quejaban de sus madres por una razón u otra, sabían qué
suertudas eran por tener a alguien con ojos honestos para ayudarlas a
verse y sentirse mejor. Todo el mundo da tanto por sentado hasta que
pierde algo.
Otra vez, me imaginé como Cathy. Ella prácticamente era huérfana,
con una madre viéndola crecer en ese ático y un hermano en que tendría
que confiar y que le aconsejaría, pero él tampoco podía ser totalmente
honesto. No podría decirle cuánto le faltaba o con qué se vería mejor aún si
fueran libres. Tuvo que mantener la calma para que los propios gemelos se
quedaran tranquilos.
A pesar de mi plan para ser de otra manera, no podía evitar la
profundidad de mis pensamientos, que casi no oí a Kane en la puerta,
golpeando y presionando el timbre. Me parecía estar debajo del agua, en lo
profundo y oscuro… me apresuré a saludarlo, disculpándome
profusamente, y se quedó allí con una sonrisa tonta en su cara.
—Me gustaría saber que soy parte de esos pensamientos tan
profundos —dijo una vez que yo terminé. Me pregunté si podría serlo algún
día y me fui a conseguir a conseguir cosas para nuestro picnic—.
¿Realmente la pasaste bien anoche? —preguntó Kane cuando estábamos
en camino hacia Foxworth.
—Oh, bastante.
—Yo también —vi la manera en que me observaba.
—¿Qué?
—Luces… distante. ¿Estás segura de querer hacer esto hoy?
—Sí, Kane. Lo siento si parezco distante.
—¿Todo está bien? Digo, no quiero ser preguntón, pero…
—Todo está bien. De hecho, estoy emocionada. Mi tío Tommy vendrá
a visitarnos; es el hermano menor de papá y vive en California. Sólo estará
una noche, pero ya lo estoy viendo.
—Eso es lindo. Me habías hablado de él —dijo y sí, lo había hecho—.
Cielos, espero que tengas ese tipo de entusiasmo si alguien te pide que les
hables acerca de mí —comentó cuando había terminado.
—Veamos, pero sí eres una historia que apenas se está iniciando —
dije, y se rió.
Por delante de nosotros se cernían los árboles de la propiedad
Foxworth. Parecían centinelas haciendo guardia en los recuerdos. ¿Podría
mi padre realmente llegar a la destrucción y reconstruir una casa
completamente nueva, conduciendo lejos a los fantasmas? Yo sabía que
iba a ser mucho más difícil que lo que él llamaba "poner lápiz labial en un
cerdo". Sea cual sea el diseño, la casa será totalmente diferente de
Foxworth Hall.
Probablemente sería algo moderno. Y luego habría cambios en el
paisaje. Papá ya ha mencionado algunas cosas como una piscina, tal vez
una pista de tenis y un pasillo mucho más grande. Nadie que fuera lo
suficientemente viejo recordaría la mansión Foxworth original o incluso la
segunda, nadie pensaría en ella si veían la casa nueva.
—¿Sabes algo de lo que va a reemplazar Foxworth? —preguntó Kane,
como si él pudiera leer mis pensamientos.
—Mi padre tendrá una reunión con el arquitecto y el propietario hoy.
—Apuesto que va a ser espectacular.
—Sí —dije—, espero que lo sea.
Nos estacionamos y bajamos nuestras cosas del picnic. Tenía una
manta. No pude evitar mirar hacia atrás, a los cimientos limpios, mientras
caminaba junto a Kane por el bosque camino al lago. Estaba segura de que
los niños de Foxworth nunca fueron capaces de dar este paseo.
Papá tenía razón. Era un hermoso día de picnic, con apenas una
brisa ligeramente fresca. El cielo era de un azul profundo, haciendo las
esponjosas nubes se vieran más blancas. Perecía que no había viento que
las moviera. Parecían pegadas contra el fondo azul claro. Quizá estaban
dormidas, pensé y sonreí para mis adentros, recordando cómo solía
asignar significados a sus diferentes formas. Algunas se veían como
animales, otras como montañas y colinas. Una vez pensé que una negra
nube parecía bruja. A veces les ponía nombre y me emocionaba si volvía a
ver una de la misma forma, como si sólo volvieran por mí.
—¿Por qué estás sonriendo? —preguntó Kane.
—Estaba pensando algo que solía hacer cuando era pequeña. Darles
nombres a las nubes, identificarlas como cosas.
—Lo hacía de vez en cuando, incluso ahora —dijo y sonreí—. Lo hago
—insistió—. Incluso Kane Hill se aburre a veces.
—No es aburrimiento, eres imaginativo —dije—. Cuando se es joven
la imaginación no tiene fronteras.
Me miró extrañamente por un momento.
—¿Qué?
—Lo que más me gusta de ti es que, cada vez que estoy contigo, es
como desenvolver un regalo sorpresa —dijo—. ¿Qué tal por ahí? —señaló
un área abierta no muy lejos del borde del lago—. Se ve bastante plano.
—Está bien.
Extendió la manta, la alisó y ayudó a diseñar nuestro almuerzo
picnic.
—Tengo que hacer una confesión —dijo.
—¿Qué?
—Nunca he estado en un picnic. He estado en un safari en África,
pero fue como tener un hotel moviéndose con nosotros, y las tiendas eran
bastante elaboradas. Toda la comida fue preparada para nosotros, pero
vimos cosas increíbles y tomamos buenas fotos.
—No he ido de picnic desde... desde que era muy joven —él asintió
con la cabeza y sirvió un poco de jugo de manzana que trajimos en un
termo. Entonces, se quitó su chaqueta, la dobló y la colocó para que yo la
usara como almohada.
—Gracias —dije y me recosté.
—No le dije a ninguno de mis amigos que haría esto.
—¿Te avergüenza?
—No. Quiero empezar a tener algunos secretos —dijo con esa sonrisa
pícara característica.
—Puedes descansar en mí, si quieres. Soy suave en algunos lugares.
—Yo diría que eres suave en todos los lugares —dijo hablando
rápidamente.
Miramos fijamente el cielo, silenciosamente. Sentí su mano tomar la
mía y las estrechamos.
—¿Puedes sentirlo?
—¿Cuál?
—El movimiento de la tierra —me reí y luego pensé, ¿lo estaba
imaginando?
—Creo que puedo. Nunca lo había sentido o pensado hasta ahora.
—Cuando estás con alguien que realmente quieres, como yo lo estoy
contigo ahora mismo, todo lo que hayas visto antes, cada color, cada
forma, todo, de verdad parece diferente. Mira… —¿Mirar qué?
—Lo nuevo.
Me sonrió y se sentó otra vez, me incliné para acariciarle el cabello.
Él cerró los ojos.
—¿Qué sucede? —pregunté. Abrió los ojos y me miró curiosamente—
. ¿Qué pasa?
—Tú y yo nos hemos conocido durante mucho tiempo, pero de
repente esto —se encogió de hombros y luego se detuvo— ha cambiado.
—¿Qué? ¿He cambiado? ¿Por qué? ¿Cómo?
—O debería decir que yo he cambiado.
—¿De qué manera?
—Dejé de ser frívolo para ser... más maduro, más serio. Y cuando
eso me sucedió, me sentí atraído por ti y no fue sólo por tu buena
apariencia, parecía que siempre habías estado ahí y me entendías —dijo.
Esperé a que él dijera más, pero sólo movió la cabeza—. Creo que no tiene
ningún sentido. —Lo tiene y me alegro —dije.
Me senté, dio vuelta y me besó, fue suave pero largo. Me recosté y se
extendió a mi lado. Nos besamos otra vez. Sus labios estaban en mi
cabello, mis ojos, mis mejillas, hasta mi cuello. Yo también lo besaba y
poco a poco, cada beso se volvió más exigente.
—Kristin —susurró. Yo estaba segura que pudo ver el “sí” en mis
ojos, el “sí” que fue haciendo eco a través de cada parte de mí. ¿Realmente
estaba lista? ¿Es mi momento? ¿Podría sentir esto especial con otro chico?
¿Debía cruzar el río grande?
La resistencia que había en mí, esa que venía del miedo y de una
incertidumbre acerca de lo que era correcto y lo que estaba mal cuando
estás con alguien por quien sientes afecto profundo, se estaba debilitando.
Tal vez él lo sintió. Rápidamente fue encontrando su camino debajo de mi
ropa, tocándome como si estuviera presionando botones invisibles en mi
cuerpo, ablandándolo, moldeándolo. Mi respiración se aceleró. Me sentí
capturada, pero voluntariamente. Sabía lo que iba a suceder y no me
resistiría; sólo me impulsó a ser más intensa.
—Te quiero —dijo— mucho —¿eran esas las palabras mágicas, la
llave para el reino?—. ¿Tú también me quieres?
El “sí” de mi cuerpo llegó a mis labios, pero antes de poder decirlo,
imaginé ver a un adolescente parado a pocos pies de distancia, mirando
hacia abajo con una separación casi científica. Christopher, pensé, nos
mira así y mi cuerpo se apretó cuando el niño no apartó su mirada e
incluso sonrió.
—Lo quiero hacer, pero no estoy lista todavía —susurré—. Por favor,
entiende.
Se detuvo y supongo que notó la forma en que yo miraba por encima
de él, por lo que llamó su atención. Se volvió temeroso, preguntando si
alguien estaba allí, quizá mi papá.
Podía sentir la pasión retroceder como una marea saliente. Se sentó
detrás, pasó hacia atrás su cabello y respiró.
—No sé si me puedo mantener indiferente cuando estoy contigo,
Kristin —él dijo.
—No creo que sea malo —susurré—.Hay que darle tiempo al tiempo
—él asintió y sonrió.
—Bueno, no ha habido daño —dijo, trabajando en recuperarse
rápidamente—. Me he hecho voraz de otra manera. Estoy muriendo de
hambre —encendió su iPod y altavoces bluetooth. Miró otra vez en la
dirección que yo había estado buscando.
—¿Viste algo que te asustara?
—No —contesté rápidamente, me senté y comencé a desenvolver
nuestros bocadillos.
—Pienso que pudiste ver uno de los famosos fantasmas
Dollanganger
—bromeó. Lo miré
—¿Y qué si lo hice? ¿Querrías que nos fuéramos?
—No sé si me da miedo. Aunque yo haría lo que tú quisieras —
agregó.
¿Él lo haría? ¿Eso era lo que provocaba la pasión y el afecto juntos,
la confianza? ¿Estaba dispuesta a correr el riesgo para averiguarlo? No.
Vio que pensaba en algo.
—¿Qué? —preguntó.
Alcé la vista hacia él. Todavía no, me dije. No era sólo yo. Era
Christopher a quien también arriesgaba. Sacudí mi cabeza y le di su
sándwich. Él entrecerró los ojos por un momento y luego sonrió y miró
hacia el agua. Esto seguía siendo un lugar especial, pensé, tal vez más
especial para mí.
Después de comer, caminamos alrededor del lago y hablamos, nos
revelamos más y más de nosotros mismos. De vez en cuando, se paraba y
me besaba. Cuando volvimos a nuestra manta, me preguntó otra vez si mi
familia sabía lo que realmente había sucedido aquí cuando los niños
fueron encerrados
—No, no lo creo —dije—. Por lo menos, no todavía.
Él sonrió con curiosidad pero parecía entender, sabía que no debía
hacer cualquier otra pregunta acerca de Foxworth. Después, anduvimos
un rato sin rumbo, como si ambos quisiéramos prolongar el día.

Capítulo 28

C
uando regresé a casa, vi que papá aún no regresaba, pero
no invité a Kane a pasar. Alguien me esperaba arriba en mi
habitación. Incluso lo imaginé mirando entre las
cortinas. Él sabía dónde había estado. Pensé que podría ser capaz de
leer una docena de páginas antes de que mi padre volviera a casa.

…Por un instante, pensé que ya no podríamos mantener un


registro del tiempo. Los días flotaban uno tras otro como si el reloj se
hubiera vuelto gigantesco. Tanto que los segundos y minutos parecían
tan pequeños como para notarlos.
Las hojas de los árboles caían en tonos amarillo, café y rojo.
Parecía que había sucedido de la noche a la mañana. Nunca antes
había tenido un efecto increíble sobre nosotros cuatro, incluso más en
Cathy que en los gemelos o yo.
—¡Hemos estado aquí dos meses! —susurró casi para sí misma
cuando nos paramos por la ventana—. ¡Dos meses!
Yo podía sentir la tensión del edificio en ella y sabía que si no
hacía o decía algo inmediatamente, podría reventar de histeria y
gritar. Tenía que mantenerla atareada, distraerla. De repente sonrió.
Cory y Carrie la miraron confundidos y luego me miraron a mí, ¿qué
era lo divertido?
—¿Qué? —pregunté.
—Solía pensar que la clase de historia era aburrida, pero te
aseguro que me gustaría estar aburriéndome ahí, ahora —ella fijó sus
ojos en mí. Parecía que estaban listos para lanzar dardos.
—Entiendo —dije—. Lo que tenemos que hacer es dejar de
perder el tiempo.
—¿Dejar de perder el tiempo? ¿Qué crees que hemos estado
haciendo? ¿Cómo se llama todo esto? —dijo levantando su voz un
poco más. Pensé que ella ya estaba al borde. Tuve que pensar.
—Me refería a que debemos prepararnos para cuando salgamos
de aquí.
—¿Salir de aquí?
—Seguro. Mira, mañana añadiré una barra a la zona que hemos
decorado. Empezarás a practicar el ballet nuevamente. Todos los días
—insistí.
—No lo haré. Pareceré una tonta si practico vestida en un ático.
—¿”Parecer una tonta”? ¿Quién? Es estúpido.
—Estúpido. ¿Soy tonta? Claro que soy estúpida. Tú eres el que
nació con todo el cerebro en esta familia. Eres el genio.
—¿Cathy?
—¡No! —gritó y corrió fuera del ático y bajó por las escaleras.
Los gemelos se asombraron, y Carrie empezó a llorar.
—¿Cathy se enfermó? —cuestionó Cory
—No, no. Nadie está enfermo —les dije—. Vamos, vamos a
animarla.
Sostuve sus manos y me siguieron. Vi cómo estaban de
asustados. Estuvimos así cerca de una hora, rotos como congeladas
muñecas de Dresden, pensé.
En la planta baja, Cathy estaba boca abajo en la cama,
sollozando.
—Hay que darle algo para que vuelva a ser feliz —comentó
Cory. Cathy lo oyó, pero no dejó de llorar. Cory la empujó y ella se
volvió para mirarlo.
—Aquí, Cathy —dijo y le entregó su libro de cuentos de Peter
Rabbit—. No tienes que leérmelo —añadió. Ella dejó de sollozar.
Carrie dio sus lápices de colores. Cathy los tomó y me miró. Me senté
en la cama y vi como si cosiera los desgarres de su corazón. Limpió
sus lágrimas y abrazó a los gemelos.
—Estoy bien —dijo—, todo está bien. Gracias, Cory; gracias,
Carrie.
Los besó y sonrió, y ellos se volvieron a ocupar con otros
juguetes y libros. Esperó un momento, se acercó y tomó mi mano.
—Todo va a estar bien —dije—, lo prometo.
Ella asintió con la cabeza. Estaba tranquila otra vez, pero sabía
que no me creía por más que intentara convencerme, ya tampoco
podría ser un confidente.

Escuché a papá entrar a la casa; cerré el diario y lo guardé debajo de


mi almohada. Cuando me miré en el espejó, parecía que había estado
llorando. Qué raro, pensé. Ni siquiera me había dado cuenta de que lo
había hecho. Era casi como... casi igual a Cathy ahora, tenía la sensación
de que lo había hecho y lo sentía demasiado. Me sentía poseída.
Cuando oí los pasos de mi padre en las escaleras, me apresuré en el
cuarto de baño a lavar mi cara. Él llamó a la puerta abierta de mi
dormitorio
—Hey —dijo cuando entró en el cuarto de baño—. ¿Cómo fue tu
picnic?
—Fue divertido, y tenías razón. Fue un día perfecto para ello. ¿El
nuevo dueño va a hacer algo sobre el lago, limpiarlo, reparar el muelle? Es
tan hermoso así, pero podría serlo aún más.
—Todo lo anterior —dijo mi padre—. Este va a ser el proyecto más
grande que he hecho. Lo que duplica la ayuda. Voy a tener copia para
mostrársela a un arquitecto dentro de unas dos semanas. Voy a limpiarme
un poco para pensar en la cena. ¿No tienes una cita?
—No, tienes toda mi atención —dije. Él inclinó su cabeza.
—¿Oh?
—La multa, papá. Tuvimos un buen rato. Te dije que quería tener
todos mis deberes hechos esta noche, así que puedo pasar más tiempo con
tío Tommy y… —Él asintió con la cabeza.
—Es muy pronto para estar diciéndole lo que puede y no puede
hacer, ¿no?
—Nunca es demasiado pronto para decirle a un hombre lo que puede
y no puede hacer —dije y parecía que estaba teniendo la mejor risa del día,
incluso la semana.
Como siempre, puse la mesa y no me dejó ayudar con nada cuando
estaba preparando una cena para nosotros. Pensé que iba a abordar
acerca de mi creciente relación con Kane, pero él no hizo una sola
pregunta. En cambio, habló sobre su nuevo proyecto. Pude ver que estaba
más emocionado que por cualquier otra cosa que hubiera hecho, y no
simplemente porque fuera la más cara y más grande residencia en la que
nunca había trabajado. Le agradaban el propietario y el arquitecto.
Mientras comíamos, describió la nueva mansión en detalle,
señalando lo que a él le parecía brillante sobre el diseño.
—Eran muy educados acerca de las opiniones —dijo—. Quieren
crear algunos efectos de agua, también. Sabes, pequeños estanques y
fuentes y una piscina de pebble tec con una bañera de hidromasaje. Me
encanta la sugerencia para el azulejo exterior, y ¡oh, la planificación del
paisajismo es fantástica! Crea este enfoque casi mágico a la propiedad. No
simplemente recto, también curvado, con setos y una iluminación
interesante. No habrá nada como eso por aquí —se inclinó hacia mí—. El
padre de Kane va a estar bastante celoso.
—Más de lo que su madre podrá estarlo, lo entiendo.
—Sí, seguro —él dijo.
Desde que murió mi madre, siempre parecía tratar de evitar referirse
a las madres de los niños de mi edad.
—Eres como un niño con un nuevo juego de Lego —le dije.
—Creo que es cierto.
—¿Qué es cierto?
—Los hombres vuelven todo juguetes —me miró por un momento y
luego sonrió—, tu madre solía acusarme de eso —dijo—. Creo que
mientras te tenga a ti, la tendré a ella
—Entonces siempre será así —dije.
—Hecho, siempre y cuando no vayas a la universidad, donde
conocerás un príncipe azul y te mudes a algún otro estado o continente —
bromeaba, pero sentí que esto era un miedo real para él.
¿Era lo mismo para otros padres con sus hijas o era especialmente
del mío? No imagino que yo no le eche de menos, tal como él me extrañe a
mí, aunque estaba convencida de que quien se enamorara reemplazaría al
otro. Había leído tan rápido en el diario la parte sobre la muerte del señor
Christopher, que realmente no digerí lo traumático debió ser para Cathy.
Leyendo entre las líneas que escribió Christopher, me parecía que ella
obviamente fue más cercana a su padre que de su madre. Era natural para
ella estar enojada en el mundo debido a la muerte de su padre, pero
después ser encarcelada en la casa de los abuelos que ella no quería, que
incluso no sabía de su existencia, tuvo que afinar su rabia.
Christopher no lo había dicho todavía, pero estaba segura de que, en
el fondo de su corazón, él estaba terriblemente decepcionado de su madre
por ser tan ajena a su condición económica después de la muerte de su
padre y por ponerlos donde estaban ahora.
Limpié los platos de la cena, ollas y sartenes y luego fui a hacer mi
tarea. De vez en cuando, hice una pausa y miré el diario. ¿Estaba
apresurando mi trabajo para poder volver a él? Si mis calificaciones
sufrieran por el diario, mi padre tendría otra razón para regañarme por
leerlo, pensé, y me esforcé para concentrarse en historia, matemáticas,
ciencia y las otras asignaturas.
Cuando terminé, ya era tarde. Mi padre ya había dicho buenas
noches. Sin embargo, después de que me preparé para dormir, resbalé el
diario por debajo de la almohada, prometiéndome que leería sólo unas
pocas páginas. Pensé que probablemente me estaba volviendo como los
niños Dollanganger. Me estaba mintiendo a mí misma cuando dije que
podría limitar lo que leía, incluso durante una hora, mientras yo estaba en
la misma habitación con este diario. Se había convertido en una puerta
mágica que me permitía entrar en el ático de Foxworth.

…Cathy no tenía idea de lo que había hecho, pero una tarde,


poco después, cuando mamá estaba a punto de salir, le deslicé una
nota: "Mamá, tienes que hacerme un gran favor. Tienes que
conseguirle a Cathy sus trajes de ballet, leotardos, zapatos y tutús
que hagan juego. Rápidamente". Ella leyó la nota y me miró. Entendió
lo que quise decir, cuán cercana estaba la ruptura de Cathy y lo difícil
que sería que continuara cooperando con sus esfuerzos para
recuperar la aprobación de su padre. La próxima vez que ella vino,
trajo consigo una caja. Ella había deslizado hábilmente una tarjeta
con las palabras "De Christopher". Tenía razón sobre el cambio que
traería.
Puse la barra y Cathy fue a su práctica de ballet, reviviendo
todo lo que había aprendido. Los gemelos se sentaban a verla durante
horas, fascinados con sus ejercicios. Tuve que admitir que nunca me
había dado cuenta de cuán elegante y hermosa era Cathy hasta que
vi su baile en el ático. Qué irónico. Tomó esta terrible situación para
hacerme mirarla realmente y hacerme pensar en ella como si
estuviera al borde de alguna grandeza. Ella fue floreciendo delante de
mis ojos.
Una vez me sorprendió mirándola tan atentamente como los
gemelos, y ella de repente flotó por el piso. O eso pareció. Quería que
yo bailara con ella. Pensé que podría escaparme diciendo que no
estaba interesado en el vals, pero encontró los argumentos perfectos y
me tenía ahí. Protestado acerca de mi propia torpeza, pero me había
convertido en un proyecto para ella. Me enseñaría cada danza que
pudiera, incluso el rock and roll.
—No es para mí —dije—. No puedo ser alguien que no soy.
Vi lo decepcionada que estaba, pero no podía, incluso aquí
arriba. Yo le distraje sugiriendo que trabajáramos en nuestro jardín
del ático y cambiáramos las hojas que habíamos creado por la
estación. Los gemelos estuvieron en el ático, y pasamos horas
cambiando la estación, como si nos hubiéramos convertido en la
misma naturaleza e igual de potente. Se volvió amarillo y marrón y
rojo justo como afuera de la mansión.
Por un tiempo, había logrado mantener todo bajo control. Las
quejas y reclamaciones fueron disminuyendo. Sabía que Cathy estaba
conmigo, ayudando, dirigiendo a los gemelos, y así podría durar
hasta que mamá tuviera éxito. Pero también sabía que Cathy
anhelaba relacionarse. Necesitaba a sus amigos mucho más que yo.
Ella estaba naturalmente llena de preguntas y planes, sueños y
fantasías. Normalmente, yo ignoraba todo esto.
Odiaba mentir, pero estaba claro que ella lo necesitaba
desesperadamente. Así durante horas, me acostaba junto a ella en
nuestro pésimo colchón y hablábamos de nuestro futuro. De alguna
manera, la conversación siempre terminaba en el tema de quién sería
el hombre adecuado para ella y la mujer correcta para mí. Quedó claro
en estas conversaciones que Cathy ya no sentía respeto por nuestra
madre. La acusaba de ser estúpida y egoísta, y tuve que defenderle
continuamente. Pude ver que no le importaba lo que dijera, Cathy se
aferraba a sus sentimientos. Ella rabiaba todavía por dentro, su ira
sólo estaba tomando una breve siesta, lista para saltar en cualquier
momento.
A pesar de que estábamos en una especie de limbo, que temía
porque pude ver a los gemelos perder el interés en muchas cosas
como salir, me di cuenta que nos estábamos deslizando en un lugar
más y más oscuro. El marchitamiento de las flores reales me dio
miedo, porque yo soñaba con que nosotros también nos
marchitaríamos. Cathy lo sintió.
Tuvimos una idea, fue más de Cathy que mía, arrastramos uno
de los colchones viejos hacia las ventanas del este, así que podíamos
bañarnos con algunos rayos de sol.
—¿No todos los seres vivos lo necesitan? —preguntó.
No quería hablar de esas criaturas que viven en la oscuridad
total, porque diría que era exactamente en lo que nos estábamos
volviendo. En cambio, arrastré el colchón allí. Cathy me preguntó si no
sería mejor estar desnudos a la luz del sol, “así nuestros cuerpos se
beneficiarían más”. Nunca tuvimos miedo de estar desnudos delante
de unos a otros, pero estábamos más grandes, los cambios habían
llegado antes de lo que había anticipado; pero no quería adentrar en
eso, así que acepté, y nos desnudamos.
Intenté no mirar los cambios en el cuerpo de Cathy, el espeso
vello púbico, el brote de sus pechos, la curva de sus nalgas y la
suavidad de sus piernas, su musculatura y forma gracias a sus
prácticas de ballet. Ella ahora estaba mirándome demasiado, pero me
resistí a bajar mis manos y cubrirme. Tenía miedo de que esa parte
actuara por cuenta propia. De pronto, los gemelos fueron a hacerme
preguntas acerca de nuestras diferencias sexuales. Nunca había
estado Cathy más interesada en mis torpes intentos para hacer que
todo pareciera insignificante. Quería saber más sobre la experiencia
sexual masculina e intenté cambiar de tema, pero pude ver que esto
fue sólo el principio. “Mamá, pensé, sácanos pronto de aquí”

Tuve más problemas intentando dormirme después de leer esto. El


interés de Cathy en el sexo se había reflejado en el propio. Estaba más
cerca que nunca de darme cuenta plenamente con Kane. Mentiría si dijera
que no había fantaseado con él varias veces durante las últimas semanas,
sobre todo ahora. En un sueño, me vi tumbada en el ático de Foxworth,
pero en vez de estar desnuda junto a Christopher, estaba al lado de Kane.
En este sueño, habíamos decidido hacer lo mismo y ver cuánto tiempo
podíamos resistir sin tocar al otro. Ambos cerramos nuestros ojos, pero
estaba segura que su corazón latía tan fuerte y rápido como el mío. De vez
en cuando, uno de nosotros abríamos los ojos y observábamos.
Finalmente, lo hicimos al mismo tiempo. Él sonrió.
—Kristin —susurró y comenzó a tomar mi mano. Se la di y nos
abrazamos por un largo momento. Se volvió hacia mí y me volví hacia él.
Con sus labios más cerca, y nos besamos, sólo nuestros labios se tocaron.
Y retrocedimos.
—Me estoy muriendo por dentro —susurró.
—No mueras —dije, y él sonrió y se movió más cerca ahora, sus
piernas contra las mías, su estómago con el mío, y sus labios paseando
suavemente sobre mi rostro, mi cuello y mis pechos. Pude sentir su
creciente excitación entre mis piernas; piernas que también se relajaron
rápidamente.
La mujer en mi interior me empujaba. Estaba creciendo más
indefensa, pero con una impotencia que da la bienvenida.
—Oh, Kane, debemos tener cuidado —dije.
—Lo sé. Estoy listo —dijo.
Estaba preparado. Mi última razón para resistir cayó lejos. Estaba
dando la bienvenida, se dibujó en mí. Fuimos sellando nuestros labios,
pegados uno al otro como si no temiéramos quedar fuera de la Tierra. Creo
que realmente grité en mi sueño.
Capítulo 29
M un momento, anticipando que mi padre venía a ver lo que e
desperté con la palpitación de mi corazón y escuché por
estaba mal. La puerta se abrió y se cerró, pero la casa
estaba en completo silencio. Probablemente lo imaginé, me dije y me relajé
de nuevo. Tenía casi miedo de cerrar mis ojos. Mi cuerpo era como un arco
tirado hacia atrás, listo para ser lanzado. Fue una lucha, pero de alguna
manera, el sueño finalmente se filtró hasta deslizarse debajo de mis
párpados y me hundió en un reposo tan profundo que tardó más de un
toque o dos de luz del sol entrando por mi ventana para despertarme.
Desde que tuve el día libre en la escuela por reuniones de profesores,
mi padre no tocaba la puerta, pero yo sabía que él ya estaba trabajando en
el desayuno, en la planta baja. Pude escucharlo moviéndose. Pensé por un
momento y luego recordé que el tío Tommy vendría hoy. Me vestí
rápidamente y bajé las escaleras.
—Creo que cuando una mujer se vuelve mayor, necesita dormir más
tiempo por las mañanas —dijo papá, mientras batía huevos. Nadie los
cocinaba más sabrosos. Se volvió hacia mí.
—¿Es porque tienen más sueños o qué?
—¿Tú no los tienes “o qué”? —le dije y se rió. Miré la mesa. Había
tres lugares puestos
—¿Quién viene a desayunar?
—Llamó Tommy. Él estará aquí en cualquier momento. Nos
sorprendió. Él voló ayer por la noche, se alojó en el hotel del aeropuerto y
se levantó temprano. Creo que él sólo quiere un buen desayuno para un
cambio —dijo mi padre.
—Tú siempre fuiste un buen cocinero, ¿verdad, papá?
—Sí, aunque mi padre no podía superarlo. Era un tipo pasado de
moda. Hice todo lo viril que esperó que yo hiciera, trabajé con él, fijé las
cosas alrededor de las casa, me uní a diferentes equipos, lo que cualquiera
habría hecho a mi edad, pero disfrutaba más estar en la cocina con mi
madre. Ella tenía un montón de pequeños trucos pasa cocinar, y nunca los
olvidé. Realmente vas a estar comiendo huevos de la abuela hoy —dijo.
El timbre sonó. Prácticamente volé para atender.
—Creo que estoy en la casa equivocada —dijo tío Tommy cuando abrí
la puerta—. La Kristin Masterwood que recuerdo era un patito feo —se rió
y me tomó entre en sus brazos.
—¡Hola, tío Tommy! —Lloré después de que él besó mi mejilla y yo a
él. Dio un paso atrás y sacudió la cabeza. Entonces, él me miró y meneó la
cabeza otra vez.
—¿Qué?
—Estoy sorprendido de que no haya una línea de muchachos
esperándote en la puerta.
—Detente ahí —dijo papá detrás de mí—, esto no es uno de tus
conciertos de Hollywood —lo abrazó, y tío Tommy asintió con la cabeza
hacia mí.
—No estoy exagerando mucho, Burt y algo me dice que ella tiene
equilibrio cuando se trata de su ego —y después miró a papá—. Tú, por
otra parte, no has cambiado mucho —se volvió hacia mí—. Siempre he
pensado que tu padre es un duro viejo cascarrabias, a pesar de ser sólo
tres años mayor que yo.
—Tú tampoco has cambiado mucho, ya seas un hombre de primera,
yo ya veo unas hebras furtivas de cabello gris.
El tío Tommy tenía el cabello ondulado, castaño oscuro, con buen
estilo. Nunca diría que era más guapo que mi padre, pero él tenía un brillo
travieso en sus ojos avellana que, probablemente, estimulaba a la mayoría
de las mujeres a perseguirlo. Estaba más delgado y una pulgada o un
tanto más alto. Mi padre siempre dice que el tío Tommy tuvo suerte.
Siempre andando con estilo, siempre combinando sus camisas,
pantalones, zapatos y calcetines como si esperara a ser fotografiado,
incluso a las primeras horas de la mañana. Hoy en día sólo llevaba un
suéter azul claro y una camisa blanca con un par de pantalones azul
oscuros y zapatos negros.
De repente, como un mago, él sacó una pequeña caja con papel de
regalo rosa.
—Encontré esto en el avión ayer por la noche —dijo, dándomelo— y
pareció que podría ser algo que te gustaría.
—¿Qué? —lo tomé cautelosamente— ¿Encontrarlo?
—¿Dónde está tu maleta? —papá le preguntó.
—En el coche, voy por ella más tarde. Tengo hambre, saben cómo
pueden ser que los alimentos en el avión.
—Nunca los comí —papá estaba mirándome rasgar el envoltorio del
regalo y abrir la caja pequeña. Había un collar de oro con un colgante que
tenía un rubí en el centro y diminutos rubíes que la rodean.
—Me acordé de que te gustan los rubíes —dijo mi tío—. O eso creo.
—Es muy bello, tío Tommy. Gracias —dije y lo abracé.
Miré a papá. Ambos sabíamos que me gustaban los rubíes porque
eran los favoritos de mi madre. Estaba luchando nuevamente contra las
lágrimas de felicidad. Pudieron verlo.
—¿Cuándo comemos? —preguntó el tío Tommy.
—Ahora, ve a lavarte —ordenó papá, siempre siendo el hermano
mayor. Mi tío sonrió y entró en el baño. Yo seguí a papá a la cocina. Se
detuvo y me miró por el collar.
—Aquí —dijo tomando el control, murmurando bajo su aliento— “lo
encontró en un avión”. Un cuentista siempre será un cuentista.
Retrocedí al pasillo y me miré en el espejo de la pared cerca de la
puerta delantera. Entonces me apresuré a la cocina cuando el tío Tommy
entró
—Muchas gracias, tío Tommy. Es hermoso.
—Ahora lo es. Está en ti —dijo y se sentó detrás de la mesa—. Así
que, cuéntame todo. ¿Cómo va la escuela? ¿Cuántos novios tienes? ¿Qué
tan regañón es mi hermano?
—No tanto como voy a ser ahora que estás aquí —dijo papá, y ambos
rieron.
Me ayudó a servir las tostadas, huevos y el tocino, y serví café en la
taza de mi tío
—La receta de mamá, por supuesto —dijo tío Tommy cuando tomó
su primer bocado— Ella cocinó para mí hasta su último día en esta tierra
—me dijo.
—¿Y quién está cocinando para ti ahora? —preguntó papá —Sin
duda, tú no.
—Yo tengo algo de… ayuda doméstica —replicó y me dio una sonrisa
traviesa
—Lo supongo.
Fue el mejor desayuno que habíamos tenido durante mucho tiempo,
no porque sólo desayunara con mi padre, pero pude sentarme y tener
público recordando sobre sus padres, hablaron de crecer juntos y cosas
que habían hecho, que habían provocado en mis abuelos alegría y
consternación.
—Nunca permitas que tu padre te convenza de que él era un ángel
porque era mayor que yo —dijo tío Tommy.
—Contigo en la casa, incluso Jack el destripador se vería como un
ángel —papá dijo y comenzó a contar más historias sobre bromas que el
tío Tommy había cometido y cuántas veces tuvo que salvarlo de meterse en
problemas reales.
Ambos estaban tan entretenidos que ninguno notó que me retiré de
la mesa y comencé a lavar los platos. Era raro sentir mucho apego a mi
familia. Noté cómo se cuidaban de hacer referencia a cualquier cosa de mi
madre, pero era imposible no hablar de ella.
—Creo que la extraño más que tú —tío Tommy le dijo a mi padre—.
Ella era quien podía hacerme sentir culpable por ser irresponsable.
—Ella podía —confirmó papá.
—Era y probablemente todavía lo es.
Hubo un silencioso momento y luego tío Tommy le dijo a mi padre lo
que a menudo me decía después de verme largamente.
—Ella se parece cada vez más y más a ella, Burt.
—Lo sé.
—Lo que es una suerte. Ella pudo haber terminado parecida a ti.
—Podría —dijo papá—. Lleva tu maleta al cuarto de huéspedes —le
dijo— Te llevaré a dar un paseo para mostrarte el sitio de mi nuevo
proyecto.
Miré agudamente. ¿Iba a llevar al tío Tommy a Foxworth?
—Sí, mencionaste algo acerca en el teléfono. Suena muy grande.
—Y lo es.
—Muy bien, ¿la princesa vendrá también? —preguntó. Me miró y yo
miré a papá.
—No hay forma de que tú o yo pueda detenerla —dijo papá. Él
observó alrededor y vio que ya había terminado en la concia mientras ellos
estaban hablando—. Buen trabajo —dijo—. Sólo tengo un llamado a hacer,
Tommy.
—Genial, desempacaré y me preparo —fue a su coche y regresó con
su maleta. Entonces él me siguió hasta la habitación—. ¿Cómo ha estado
él? —preguntó cuándo estábamos lo suficientemente lejos para que mi
padre que no escuchara.
—Se mantiene muy ocupado —dije—. Él está bien, desearía que se
relajara más, pero…
—Pero él es quien es. ¿Y qué tal tú? ¿Feliz?
—Sí, tío Tommy y más a causa de tu visita —le dije.
Él me abrazó y fui a mi habitación para cambiarme los zapatos y
ponerme algo más cálido. Hoy estaba nublado y la brisa que llegaba del
norte sugirió que nuestro corto veranillo, como diría mi padre, “tenía
insuficiencia cardíaca”. Yo bajé lista antes que ellos dos, sabía que eso no
sorprendía a mi padre. Y después, todos nos metimos en el Belleza Negra.
—No puedo creer que todavía tengas este cacharro, Burt. Iba a
llamarte porque algo como esto era necesario en un set de película. Si
fuera un caballo —me dijo— tu padre habría tenido que cruzar con una
hembra para tener otro.
—Muy gracioso. Lo único que has mantenido es tu bobo sentido del
humor.
—Se vende en grande hoy en día.
—Por eso nunca voy al cine —respondió el papá.
No pensé que podría estar más cómoda que estando entre ellos,
pensé y deseé que pudieran pasar más tiempo juntos, pero mi padre
nunca quería hacer el viaje a California. Le decía al tío Tommy que era
como salir del país. Bromeamos unos a otros hasta Foxworth, y entonces
papá empezó a explicar el proyecto y por qué iba a ser el trabajo de
construcción más grande que jamás había tenido. Cuando se detuvo en el
área despejada, vi la reacción del tío Tommy.
—Vaya, tú nunca sabrás lo que fue —él dijo. Se volvió hacia mí—.
Estuve aquí una o dos veces cuando eras una niña, una niña muy
pequeña.
Salimos de la camioneta, y seguí a papá y tío Tommy mientras
caminábamos alrededor del sitio; papá hizo una pausa para describir lo
que iba a ser construido. Por supuesto, habló con mucho más detalle de lo
que el tío Tommy necesitaba para entender lo que iba a sustituir la
segunda mansión Foxworth, pero tío Tommy no se quejó. Mantuvo su
sonrisa suave, amorosa, echando un vistazo hacia mí de vez en cuando,
con ese brillo en los ojos. La verdad es que estaba escuchando más a las
descripciones de mi padre que mi propio tío. Había una cosa arriba que no
iba a ser un ático. Serían los espacios necesarios para los servicios
públicos, pero nada parecido a lo que había estado allí antes.
—Hay edificios más pequeños para instalaciones de almacenamiento
y equipos —continuó papá, y entonces comenzó a diseñar el plan general
para el paisajismo, piscina, cancha de tenis y jardines—. Uno de esos
chicos ricos de Hollywood oirá sobre esto, vendrá a ver y hará una oferta,
seguramente; y no creo que el propietario quiera vender, aún si la oferta es
imposible de rechazar —tío Tommy se rió y luego se apoyó susurrándome:

Nunca lo vi tan entusiasmado.
Después, papá nos llevó alrededor para mostrar al tío Tommy
algunos de los otros cambios en el área inmediata. Una vez más, tuvo una
alta nota de orgullo en su voz. No me había dado cuenta que mi padre de
verdad amaba donde vivíamos. De vez en cuando, pasaba adelante y él se
jactaba con el tío Tommy sobre cosas, cosas que mi madre tal vez
mencionaría, qué sorprendida y contenta estaría.Después, le enseñó al tío
mi escuela, y por supuesto, el lugar donde trabajaba.
Yo sabía que a pesar de cuánta diversión provocaba Tommy, papá
también estaba orgulloso de él y quería presentarlo. Fuimos al comedor de
Charley, donde sabía que estaban algunos de sus compañeros, y presentó
a mi tío a aquellos que nunca lo habían conocido.
—Qué te digo —dijo tío Tommy cuando por fin llegamos a una cabina
para ordenar— realmente hay muchos otros países además de este.
—No están mal. Sin embargo, creo que me quedaré donde estoy.
—Tú no aprobarías la ciudad, de todos modos —le dijo y pasó a
hablar de sus abuelos y otras historias.
Cuando volvimos a casa, tío Tommy hizo unas pequeñas llamadas.
Yo fui a mi habitación a darle los toques finales a mi tarea, leí unos
capítulos de historia y luego me relajé.
Tío Tommy nos llevó a cenar. Pensé que él sólo bajaría a ver
televisión con mi papá, pero él insistió. Golpeó la puerta de mi cuarto.
—Oye —dijo— ¿estás ocupada?
Dejé mi libro de historia
—No sólo doy retoques —dije. Entró y miró alrededor de mi
habitación.
—Pensé que los adolescentes estaban para ser desordenados.
—No con un padre que estuvo en la marina de guerra —dije, y se rió.
—No dejes que te engañe. Así era antes de entrar en la marina —él

se sentó a los pies de mi cama—. Mi hermano dice que has estado leyendo
una especie de diario que descubrieron en los cimientos de Foxworth.
—El diario de Christopher, sí.
¿Christopher? ¿Uno de los niños que fue encerrado en la casa
durante años?
—Sí, ¿papá te ha hablado de él?
—Está preocupado que estés involucrándote demasiado en algunas
cosas muy sucias, cosas terribles de esos niños que fueron traicionados
por quienes amaban y los protegían. Le dije que eres demasiado inteligente
para ser dañada por estas historias y por peores cosas que fueron hechas
y se muestra en la pantalla de estos días, pero él se siente como... bueno,
las cosas son más duras, porque es él y siempre está preocupado, está
haciendo lo que debe hacer un padre.
—No voy a lastimarme por leer el diario de alguien, tío Tommy, es de
quien estuvo preso con su hermano y hermanas. Quiero entender lo que
pasó, y no sólo porque eran primos lejanos de mi madre y míos —él asintió
con la cabeza.
—No puedo culparte por ser curiosa.
No quería decirle que había ido mucho más allá de la curiosidad,
porque entonces, él se preocuparía junto con papá.
—Siempre fue un cuento fascinante para la gente de aquí —añadió.
—¿Que una vez hablaste con alguien que sabía más sobre lo que
realmente sucedió allí, no?
—Alguien que quería alcanzar Hollywood. Dijo que sabía la verdad,
pero hay que recordar que era información de tercera mano. No dudo que
haya algunas personas bastante chifladas con eso de la mansión original,
fue cruel, de hecho, pero lo que realmente sucedió ha sido tan
distorsionado y exagerado que va más allá de la realidad, probablemente.
¿Y cómo es en el diario?

—Creo que es honesto. Estoy sólo a medio camino a través de él. A
veces, es como tomar medicina amarga. Pero puedo manejarlo —agregué
con firmeza. Él asintió con la cabeza.
—Estoy seguro de que así es.
—¿Qué sabes tú realmente?
¿Realmente saber? Yo no diría que sé algo. Como dije, me dijeron
algunas cosas por...
—Una persona que fue amable con un criado. Papá me dijo.
—Oh, lo hizo. Bueno, de lo que sí podemos estar seguros es que los
niños estuvieron encerrados durante años —declaró—. Es verdad. Si
alguien deliberadamente los envenenó o de casualidad a ingirieron algún
veneno para ratas es desconocido. Lo único que puedo decirte es que este
sirviente llegó a creer que su abuela le había dicho a su esposo que
estaban allí, y él había insistido en mantenerlos encerrados. A este
sirviente no le gustaba su madre y cree que ella fue aun sabiendo que esos
niños no serían libres tan fácilmente. Pero eso es sólo la opinión de este
hombre sobre ella. Supongo que el punto es, ¿qué diferencia hace ahora,
Kristin? ¿En realidad, no tienes cosas mejores que leer?
—No —dije firmemente—. Necesito leer esto hasta el final —asintió
—Está bien. Pero no hagas más preguntas sobre ello. Se siente como
si…
—¿Estuvieras traicionando a mi madre, que nunca quiso hablar de
ello?
—Exactamente.
Miré hacia otro lado.
—De alguna manera, creo que ella quiere que lo lea, pero
probablemente hubiera sido nuestro secreto —se puso de pie, sonriendo.
—Quizá. Cada quien tiene unos pocos. Mira, si te confunde o
profundizas en ello y necesitas hablar con alguien, me llamas ¿sí?

—Por supuesto —dije.
—¿Quién sabe? Tal vez haga una película ello —levantó las manos al
instante—. Es broma. Aunque el secuestro de las personas y ser rehén,
por alguna razón, siempre es una posibilidad de Hollywood
—Estoy segura de que Christopher no escribió su diario para ese
propósito —dije—. ¿Sabes si sigue vivo o dónde estará hoy?
—No —contestó rápidamente.
¿Puedes buscar por mí? ¿Preguntarle a un detective local?
—Vivo del mundo imaginario, Kristin. Los detectives que conozco son
Sam Spade y Philip Marlowe. Enamórate de algún chico y olvídate de todo
eso —aconsejó.
—Eso es lo que hago cada vez que debo enfrentar algo desagradable:
enamorarme... por cinco minutos —agregué y se echó a reír. Entonces me
abrazó.
—Vamos a tener una gran cena y trabajar para convencer a tu padre
de que te deje venir a verme en Hollywood.
—Creo que es lo que más le asusta —él se rió, me besó otra vez y salió.
Me quedé ahí en silencio, por un momento. Y luego susurré “No te
preocupes, Christopher. No voy a dejarte.” Casi como alguien que jura
sobre una Biblia, toqué el diario después de decirlo, y luego fui a la ducha
y me vestí para la cena.
Nada se mencionó sobre Foxworth o el diario durante la cena. Tío
Tommy trabajó en que mi padre que me dejara ir a Hollywood durante una
de mis vacaciones de la escuela. Pude ver lo difícil que fue para papá
apartarnos incluso un poco de tiempo. Había sido como cuando fui a
visitar a tía Bárbara. Yo temía por lo terriblemente difícil que sería para
ambos cuando llegara el momento de irme a la universidad. Sin embargo,
a regañadientes prometió pensar en ello. Incluso vagamente sugirió que él
también podría ir.

El resto de la noche fue entregado a sus recuerdos y hablaron de la
tía Bárbara. Vagamente planearon encontrarse pronto, tal vez para
celebrar el próximo cumpleaños de tía Bárbara. Papá dijo que podría ceder
e ir a Nueva York para eso, y tío Tommy viajaba a menudo a Nueva York
por negocios. Él nos trajo al restaurante y nos llevó a casa. Ambos habían
bebido un poco y pensé que eran divertidos, especialmente mi padre, que
estaba luchando por no parecer un poco borracho. Él no tenía que
decirme, yo sabía que se encontraba así porque estaba con su hermano y
ellos no se habían visto en mucho tiempo. Su cariño mutuo era palpable. A
veces, mis
ojos se llenaban de lágrimas. Yo sólo podía imaginar a mamá junto a mí
sonriéndome.
El desayuno pasó muy rápido a la mañana siguiente. Tenía que ir a
la escuela. Y tío Tommy debía tomar su vuelo. Los tres nos negamos a
decir adiós. Se redujo a un simple "nos vemos pronto." Besos y abrazos,
susurros del tío diciéndome cuán orgulloso estaba de mí y su oferta de
estar siempre para mí y por hoy, seguirme en su coche hasta la escuela.
Intenté mantener mis lágrimas enterradas debajo de mis párpados, pero
algunas escaparon.
Me senté en mi coche en el estacionamiento para tomar respiración y
mis ojos parecían inyectados de sangre. Kane me vio y levantó las manos
para preguntar por qué sólo estaba sentada allí. Bajé y fui con él
rápidamente.
—¿Qué? —dijo.
—Nada. Sólo mantén mi mano cuanto tiempo puedas.
—Dime qué tan fuerte y lo haré —dijo, y caminamos a la escuela.
Hice mi mejor esfuerzo para concentrarme en mi trabajo y participar
en conversaciones con Kane y mis amigas, pero probablemente cualquier
persona podía ver que estaba preocupada. Cuando volví a casa, sabía que
mi estado de ánimo estaba más oscuro, pero mi padre hizo de todo para
empujarlo lejos. Hizo su pan de carne especial para nosotros y habló sin
cesar sobre el trabajo. Era inteligente.
Pensé en ponerme a trabajar. Conseguir estar muy ocupada hace
que no te des cuenta que estás triste incluso por un tiempo. Y luego
empuje hacia dentro la esperanza y los sueños tan pronto como fue
posible. Así es. No quería leer el diario de Christopher hasta la noche
siguiente; cuando papá se fue a la cama, hice mi tarea, hablé con Kane y
después me metí debajo de las cobijas. Llegué hacia el diario y susurré,
“Aún estoy aquí, Christopher. Todavía escuchándote.”
…La otoño vino corriendo alrededor de nosotros, una temporada
de frío a diferencia de cualquiera que pudiera recordar, quizás porque
nos quedamos atrapados en un lugar frío. Sin una estufa o un incluso
un calentador eléctrico en el ático, a veces pudimos observar nuestro
propio aliento. Mamá tenía miedo de traer un calentador eléctrico,
miedo de los incendios y no había manera de tener una estufa sin una
chimenea. Su solución fue traernos ropa interior pesada.
Se fue haciendo más difícil encontrar nuevas formas de divertir
a los gemelos. Se me ocurrió jugar al escondite, y se convirtió en la
principal distracción. Realmente, el ático siempre estuvo lleno de
muchos escondites. Los gemelos amaban el juego, pero un día, Carrie
se volvió aburrida y desanimada. Podía ser muy caprichosa y decidió
volver hacia abajo a la habitación pequeña. (Cuando todos estábamos
en ella, era claustrofóbica. Necesitábamos el ático.) Después de ella,
llamamos a Cory. Queríamos terminar el juego, pero él no salió, y no
pudimos encontrarlo. Al principio, pensé que era gracioso. Mi
hermanito nos había burlado. Pero poco a poco, comencé a tener más
miedo. No era capaz de sostener esto tanto tiempo. De todos modos, él
no permanecería en el juego sin Carrie.
Se me ocurrió una posibilidad aterradora.
Se había metido en uno de los baúles y la tapa se había
atascado. Llamé a Carrie y ella subió nuevamente al ático. En un
frenesí, comenzamos abrir cajas y baúles, y finalmente lo encontré
encerrado en uno. Estaba helado y azul por la falta de oxígeno. Mi
corazón golpeaba con la posibilidad de que moriría justo ahí.
Recordé lo que debía hacer y lo metí en un baño caliente
rápidamente. Poco a poco, se volvió más consciente. Sentí que le
estaba resucitando.Cuando se dio cuenta de lo que había sucedido,
empezó a llorar por mamá, como cualquier niño haría. Cathy me miró.
Ahora yo era el que estaba desesperado, porque no podía conseguir a
mamá para él. Y entonces, mi hermana de repente, casi
instantáneamente, maduró frente a mis ojos.
—Seré tu mamá —dijo a Cory.
Él se aferró a ella, aceptó, y le cantó una melodía de cuna que
mamá solía cantarle. Vi la tranquilidad retornar a su cara.
Conforme observaba, sentí un gran anhelo dentro de mí, algo
que no había sentido durante mucho tiempo, un anhelo de tener
familia, amor y protección.Me senté en la mecedora, y los demás se
unieron a mí. Los abracé. Cathy reclinó su cabeza contra mi hombro, y
los gemelos se aferraron a mis brazos.
—Estaremos bien —susurré—. Nuestro tiempo llegará. Y cité a
Eclesiastés: "Hay un tiempo para cada cosa y una temporada para
todas las actividades bajo los cielos".
—¿Para nosotros también? —preguntó Cathy.
—Sí, haremos nuestro sacrificio. Vamos a llegar a través de esto, y
luego vivir y disfrutar de una vida abundante, llena de todas las
cosas que hemos soñado —y me mecí.
Los gemelos se quedaron dormidos. Y Cathy cerró sus ojos,
antes de quedarse dormida, susurró: “Pero debemos esperar a que un
hombre viejo muera. Tenemos que desearlo.” Por supuesto, tenía
razón. Me parecía mal, pero cuando vi el reflejo de nosotros
aferrándonos unos a otros, pensé que no era malo querer que alguien
tan oscuro y odioso muriera.

Dejé el diario y me fui a dormir deseando que ese hombre viejo


muriera pronto. Realmente era la primera vez que le deseaba el mal a
alguien y me asustó un poco. ¿Y si la lectura del diario me estaba
convirtiendo en alguien que no quería ser? ¿Estaban justificados temores
de mi padre? Yo sabía que me estaba volviendo tan temperamental como
Cathy en el diario. No puedo evitarlo. Cada vez que hacía una pausa en el
trabajo de clase o estando sola, aunque fuera sólo un minuto, volvía la
visión de los niños temblando, aferrándose unos a otros, marchitándose
lejos como las flores. Me sentía tan frustrada para ellos. Por supuesto, mis
amigos no tenían idea de que tenía una nube negra que se cernía sobre mí.
Capítulo 30

E en el diario y ver a mis compañeros riéndos e sobre las


cosas más l problema para mí fue el contraste entre la
sensación de dolor
tontas, discutiendo por nimiedades y creciendo su impaciencia
conmigo porque no reía de las cosas que ellos pensaban que eran
graciosas y porque yo no tenía el mismo entusiasmo por la diversión que
estaban esperando los fines de semana.
Nadie estaba en sintonía con mi depresión creciente, excepto Kane.
Aun así, durante días, trató de ignorarlo, contando chistes y entonces un
día, él me sorprendió con un anillo que hacía juego con el collar de rubíes
que tío Tommy me había comprado. Le platiqué cómo tío Tommy me lo
había dado.
—Me encontré esto en la acera —dijo cuando tuvimos unos
momentos juntos en el almuerzo.
—Oh, Kane. —él me miraba al desenvolverlo. No pude evitarlo, en
cuanto vi lo que era, empecé a llorar, y lloré tanto que tuve que saltar y
correr al baño.
Lana y Suzette llegaron después de mí. Estaba sentada en el inodoro
y sollozando mientras observaba en el anillo en mi mano.
—¿Qué sucede? —preguntó Lana. Ella golpeada en la puerta—. Kane
está conmocionado. Piensa que hizo algo terrible.
Me mordí el labio inferior y traté de tragar nuevamente mis lágrimas,
sequé mi cara con la ropa y abrí la puerta del baño. Ambas se hicieron
hacia atrás como si pensaran que podría explotar o algo.
—¿Qué pasó? —Pidió Suzette.
Por supuesto, yo nunca diría por qué estaba llorando. Estaba
completamente segura de la razón, pero abrí mi mano y les mostré el
anillo. —¡Es hermoso! —dijo Lana—. ¿Por qué te pusiste histérica?
—Tío Tommy me compró esto —dije, mostrando el collar—. Era la
joya favorita de mamá. Kane me compró el anillo para combinarlo.
Ambas fijaron la vista en mí.
—Así que… —dijo Suzette después de mirar a Lana.
—Es difícil de explicar, no tengo mucha familia —agregué.
Eso parecía satisfacerlas. Se movieron adelante para abrazarme, y
durante unos instantes, sólo las tres estuvimos una junta a la otra. Tal
vez, no necesitábamos estar encerrados en una especie de ático para estar
terriblemente solos.
—Gracias —les dije—. Lo mejor sería volver y darle las gracias.
—Podría haberse suicidado ahora —bromeó Lana.
—Lo dudo —dijo Suzette— no es de ese tipo. Él sólo dice, 'siguiente'
y pasa a otra persona.
—¿Cómo sabes? —le pregunté.
—Apostaría por ello —sus ojos se ampliaron—. ¿No cruzaste el río,
verdad? —preguntó Lana—, ¿Lo hiciste?
—Sólo mi peluquero sabe —dije.
—¿Qué? —Miró a Suzette. Me reí.
—Mi papá tiene este libro sobre antiguos anuncios y era el lema de
un tinte de cabello, pero puede significar más, si tú me entiendes.
—¿Entender? ¿Dormiste con él o no? —exigió Suzette.
—Figuradamente —dije y salí. Quedaron pasmadas, estaba segura.
Me alcanzaron antes de llegar a la cafetería.
—Es mejor que nos digas —advirtió a Lana—. Somos tus mejores
amigas.
Sólo les sonreí y me apresuré a unirme Kane, que todavía se veía
sorprendido.
—Lo siento —dije y me senté al lado de él—. Ayúdame a ponérmelo.
—deslizó el anillo en mi dedo—. Muchas gracias. Es hermoso, Kane. —Y
entonces, le di un beso, pero no rápidamente y no como besas un familiar.
Pude escuchar las conversaciones de alrededor detenerse.
Él sonrió.
Ninguno de nosotros dijo nada. Comimos y hablamos con nuestros
amigos. Para mí, fue como salir del agua fría y oscura por un tiempo. Pero
no pasó mucho tiempo antes de que yo pensara en la pobre Cathy. Ella
probablemente nunca llegó a experimentar este sentimiento sincero.
Incluso después de que ella saliera de aquel ático.
Más tarde, justo antes de la cena, le mostré a mi padre lo que Kane
me había dado. Pude ver cómo se sorprendió, estaba impresionado.
—El primer anillo que le di a tu madre estaba fuera de una caja de
Cracker Jack. Fue una broma, pero ella lo conservó mucho tiempo. Podría
estar en un cajón.
—Es lo que dices, no lo que es —le dije y sus ojos se ensancharon.
—Tu madre no hubiera dicho algo tan diferente.
Miré lejos rápidamente. Sin llorar, no esta noche, me dije. Papá
estaba trabajando muy tarde todos los días, así que preparé la cena. Dos
veces durante la semana, sin embargo, tenía que cenar con el propietario y
el arquitecto. Él quería que fuera, pero le dije que tenía que hacer mi tarea
y no se preocupara, pues no me importaba comer sola. La segunda noche,
sin embargo, le pregunté si podía invitar a Kane.
—Por supuesto —dijo—. Solía ser que se ganara a un hombre a
través de su estómago, pero parece que lo has hecho ya. Nunca te
lastimará, estoy seguro —me dijo. Se rió, pero pude sentir la vacilación en
su voz y su risa.
Imaginé que le parecía que Kane y yo estábamos moviéndonos
demasiado rápido en nuestra relación, y aunque probablemente no lo
dijera en voz alta, se preguntaba hasta donde habíamos llegado. Para estos
tiempos, si te citabas con alguien más de dos veces, probablemente ya
habías tenido relaciones. No le iba a decir a nadie, especialmente a mis
amigas, pero me impresionó ver que Kane no era exigente. Al principio, me
dije que él me respetaba de verdad, pero últimamente, me dije que tenía
sentimientos profundos por mí, más de los que nunca había tenido por
otras muchachas con las que había salido y esa era la verdadera razón de
su paciencia.
Sin embargo, una parte de mí seguía sospechando. No pude evitar
sentir que Kane era mucho más sofisticado cuando se trataba de sexo. Era
muy brillante y muy perceptiva, pero recordé que me estaba volviendo algo
retorcida y astuta. Por lo menos, así me sentía.
Vino justo después de la escuela y me miró mientras preparaba una
lasaña vegetariana. Él se sentó en la cocina, me sentí extasiada, como si
estuviera haciendo un increíble experimento de química.
—No creo, de hecho, que mi madre pudiera cocinar lo que estás
haciendo —dijo.
—Estoy segura de que ella podría si quisiera.
—Yo no.
—Quizá tú deberías decirle que lo haga.
—Quizá.
Me detuve y volteé a verlo con admiración, estaba sentado y su
rostro era muy blanco. Él sonrió suavemente, sus ojos cálidos y amorosos.
—Mis amigas creen que vas a romper mi corazón —dije.
—Dame el cuchillo que tienes en la mano.
—¿Por qué?
—Haré juramento de sangre —no pude evitar sonreír. Se levantó y
vino a besarme y eché hacia atrás mi cabello.
—Me gustas, Kristin. Mucho más de lo que cualquier otra chica me
haya gustado antes. Te diría que te amo, pero me temo que lo dudarías.
—Dilo de todos modos —le dije. Él amplió su sonrisa.
—Kristin Masterwood, yo, Kane Hill declaro que te amo. Cuando
estoy lejos de ti, se me olvida lo que estoy haciendo. No escucho a nadie
más hablarme. Cuando cierro mis ojos sólo te veo a ti. Estás conmigo
cuando duermo y eres lo primero que pienso cuando me despierto. Si
pudiera saltar todo el tiempo entre hoy y el día en que pueda casarme
contigo y cuidar de ti, lo haría.
Nos besamos.
—Permite que termine de preparar la cena —dije suavemente. Sus
palabras se habían llevado mi aliento. Apenas pude pronunciar más que
un susurro.
Hormigueaba cada parte de mi cuerpo que había tocado, con esa
anticipación de sus labios y los dedos deslizándose con cariño otra vez. Él
asintió con la cabeza y dio un paso atrás.
—Iré a tu habitación y empezaré con alguna tarea, te dejo sola para
no distraerte. Voy a estar muy hambriento.
—Eso estaría mejor —dije.
Caminó lentamente hacia fuera, hizo una pausa en la puerta, sonrió
y luego subió a mi habitación. Nunca me había sentido tan contenta, más
feliz. Seguí la receta de mi padre al pie de la letra, medí los ingredientes
cuidadosamente y luego puse la lasaña en el horno. Después de eso,
trabajé en la ensalada y calenté un poco de pan. Obtuve un poco de mi
yogurt favorito congelado. Planeaba poner algunas frutas en él y rodearlo
con el jengibre que encajaba perfecto para el postre. Estaba segura de que
juntos tendríamos una gran cena; terminé de poner la mesa y luego subí
para reunirme con Kane y quizá empezaría mi propia tarea, pero cuando
caminé a través de la puerta del dormitorio, me detuve como si estuviera
entre una pared de vidrio.
Kane estaba acostado en mi cama.
Y en sus manos estaba el diario de Christopher.
EPÍLOGO
—Me aburrí con mi tarea de historia. Realmente me sentí cansado,
así que me recosté sobre la cama y tu almohada me resultó muy dura.
No hablé. Todo lo que podía hacer era mirar. Cada músculo de mi
cuerpo se sentía bloqueado. Lo puse nervioso y se cubrió con el diario.
—Así que moví la almohada y vi esto. Al principio, pensé que era tu
diario, y te juro no iba a abrirlo, pero luego me di cuenta de cuán viejo era
y naturalmente me dio curiosidad. Te ves muy molesta, Kristin. No
quiero...
—¿Qué tanto leíste, Kane?
—Sólo la primera página. ¿Qué es esto? Quiero decir, ¿de quién? ¿De
algún antiguo novio de tu madre o algo? —preguntó y bajó el diario. Lo
recogí.
—No —dije. Mi mente se tambaleó mientras trataba de pensar en
diferentes cosas que podría decir. ¿Debía hacer algo? ¿Sabría enseguida
que yo no estaba diciendo la verdad? Me senté a los pies de la cama,
todavía aturdida. Se reincorporó.
—Lo siento, Kristin, —dijo. Sacudí mi cabeza.
—No es tu culpa. Yo probablemente habría hecho lo mismo si
ocurría en tu dormitorio —miré el diario—. Hubo muchas veces que casi te
dije sobre esto, pero había prometido a mi padre no decirle a nadie sobre
él.
—¿Por qué?
—Es complicado. Es algo que tiene que ver con nuestra familia,
pero… de hecho él no está de acuerdo con que yo esté leyéndolo.
—Oh, bueno. Prometo nunca mencionarlo.
Lo miré, ¿podría confiar en él? ¿No todo se reduce finalmente a la
confianza? ¿Qué relación podríamos tener si no había confianza entre sí?
—No habría ninguna manera que pueda herirme peor que esto,
Kane.

Entiendo. Nunca haría nada para dañarte, Kristin —él sonrió—.
Estoy todavía dispuesto a jurar con sangre. ¿Por qué exactamente tu padre
es tan inflexible acerca de él?
—De acuerdo —dije decidiéndome en decirle la verdad—. Cuando mi
padre fue por primera vez a inspeccionar los cimientos de Foxworth, yo lo
acompañé y uno de sus empleados encontró una caja cerrada. Pensaron
que habían encontrado algo valioso, como joyas o dinero, pero cuando la
abrieron, esto estaba en ella.
—¿Foxworth? ¿Quieres decir que diario perteneció a alguien que
vivió allí?
—Alguien que no quería vivir allí. Es el diario de Christopher
Dollanganger, cuenta su historia acerca de lo que sucedió en el ático —la
cara de Kane se iluminó con sorpresa y emoción.
—Nunca creí más en eso. Pensé que todo era exagerado y
distorsionado.
—La base de la historia es verdad. Cuatro niños fueron encerrados
en la casa y pasaron años en el ático. Christopher era el mayor. He leído
aquí poco a poco —dije, indicando mi lugar favorito—. No es fácil de tomar.
—¿Es por eso que tu padre no quiere que lo leas?
—Sí. Él teme que tenga un efecto negativo sobre mí. Son, como
sabes y a menudo te recuerdo, parientes lejanos míos —Kane se sonrió.
—No veo cómo podría dañarte. Es sólo el diario de alguien.
—Es más que eso. No hay ninguna manera de que tú o cualquier
persona lo entienda hasta que haya leído.
—Vaya, de lo poco que leí, parece que está bien escrito. Él seguro fue
un niño muy inteligente.
—Muy inteligente.
—Me gustaría leerlo, también —dijo Kane—. Contigo, quiero decir.

Tendría que llegar hasta donde vas, por supuesto.
—¿De verdad?
Seguro. Es obvio que es importante para ti, y lo que es importante
para ti, lo es para mí, pero supongo que también soy muy curioso.
—No sé.
—Es mejor tener otra opinión acerca de todo, Kristin, y por lo que
cuentas, tu padre no va a leerlo.
—Duramente.
—Así que…
—Tenemos que leer aquí. Nunca fuera de mi casa.
—Dime algo difícil de hacer —respondió.
—Te diré qué. Una vez que llegues hasta donde estoy, leeré en voz
alta para ti. Está escrito por un niño, por lo que te pretenderé ser él.
—¿Quieres hacerlo?
—Absolutamente. Va a ser más... interesante para ambos. ¿Qué es lo
que siempre nos dicen en clase de literatura? Que te tienes que identificar
con el personaje, ser cuidadoso sobre él o ella, para realmente disfrutar o
entrar en la historia.
—Sí.
Llegó hasta el diario.
—Vamos a hacerlo la manera correcta —dijo. Nos observamos
largamente—. Vamos a hacer esto secretamente, me imagino.
—Absolutamente —contesté—. De lo contrario mi padre se
molestaría conmigo.
—Entonces tengo otra idea —y por la forma en que me observaba,
un escalofrío recorrió mi espalda.
—¿Qué? —susurré.
—Leeremos sólo cuando estés sola en casa. Sobre todo después de la
escuela, y también los fines de semana mientras tu padre esté trabajando

en su nuevo proyecto.
—Sí, por supuesto, pero… —miró el techo y asintió para sí mismo.
—¿Qué? —le pregunté.
Y para entrar en la historia, realmente entrar en ella, lo leeremos
en tu ático —dijo.
No asentí inmediatamente. La idea era excitante y aterradora para
mí. Kane estaba en lo correcto. No tanto en la historia, sino que la
situación la volvería dramática rápidamente, ¿de verdad quería
profundizar tanto en ella? Ya me había identificado tan de cerca con
Christopher y Cathy que temí lo que él temió, lloré cuando ella lloró y sentí
la claustrofobia que ambos sintieron. Mi ático no era tan grande de ningún
modo, pero todavía estaba cerrado y lleno de recuerdos.
Al igual que los niños Dollanganger tuvieron que mantener lo que
estaban haciendo en secreto por su abuela y su madre, nosotros debíamos
mantener secreto lo que estábamos haciendo por mi padre. Nunca le había
ocultado algo tan serio como esto a papá. ¿Qué secretos le ocultaba? ¿Lo
que había comprado para su cumpleaños y Navidad? Él sabía todo lo que
hacía en la escuela y todo lo que me ocurre. Él conocía a cada uno de mis
amigos. Claro que no le contaba lo que las niñas me contaban, ni tampoco
le había dado los detalles de mis citas, sobre todo con Kane, pero estos no
eran secretos gracias a mi independencia y feminidad.
Él no esperaba saber o escuchar nada de eso. Lo más importante,
quizá, era que nunca le había desobedecido. Y ahora lo había hecho
diciéndole a Kane sobre el diario y cómo lo obtuve. De alguna manera, al
final tuve que creer en mi corazón que mi padre lo entendería.
—Mi ático no es como el que se encuentra ahí. Quiero decir,
probablemente ni siquiera es una décima parte —se encogió de hombros.
—Es como lo establecen en una película. Los escenarios son sólo
sugerencias de cómo fueron los lugares en verdad, pero nosotros nos

encargamos de darle sentido.
Era una idea extraña, pero pensé que Christopher lo aprobaría.
Kane quería comprender plenamente lo que habían experimentado.
Asentí lentamente.
Está bien. Empezaremos mañana después de la escuela. Ahora
sólo quiero volver a nuestra cena —dije.
—¿Necesitas ayuda?
—No, he hecho todo. Al igual que todo hombre, preguntas después
— añadí, y se rió.
—Está bien. Empezaré a ponerme al día. Llámame cuando quieras
que baje —él dijo. Tuve que sonreír. Él ya estaba en esto tanto como yo.
—Ponlo debajo de la almohada cuando te llame.
—Sí, mamá —dijo. Sentí la sangre fluir en mi cara.
Cathy Dollanganger acababa de ponerse en los zapatos de su madre
con firmeza y tal vez para siempre. Asentí con la cabeza y comencé a salir
de la habitación. Miré hacia atrás… él estaba en mi cama, y aunque
pareciera tan loco, pude verlo.
Vi a Christopher Dollanganger.
Esperando.
A mí, para unirme con él en el ático.

Sobre el autor.

V. C. Andrews
Una de las autoras más populares de todos los tiempos, V.C.
Andrews ha sido un fenómeno best seller desde la publicación
de Flores en el ático, encabezando la famosa saga de la familia
Dollanganger, que incluye Pétalos al viento, Si hubiera espinas,
Semillas del ayer y Jardín sombrío. Hoy en día, más de setenta
novelas de V.C. Andrews han sido vendidas en el mundo y
traducidas a veinticinco idiomas.

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