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Repres(entac)iones

«Macrisis», «la policía de Mónica Fein», «la gendarmería de Bullrich», etc, etc, etc... ¿Cuándo fue
que nos olvidamos que hay dos clases sociales con intereses antagónicos?, ¿cuando fue que
pensamos que el rumbo de un país lo define una persona o un grupo de personas? ¿Cuándo fue que
comenzamos a preferir un gobernante a otro? ¿Cuando fue que pensamos que hay sucesiones de
gobiernos pero no la continuidad del Estado?
Imaginemos por un momento una conversación entre dos esclavos discutiendo hasta el enojo
por cual amo es mejor que el otro. Bien, es lo que hacen a menudo los esclavos asalariados.
Imaginemos a dos condenados a muerte, caminando hacia la silla eléctrica, la inyección letal o
el hambre, nombrando las virtudes de sus verdugos. Eso es lo que hacen a menudo los
condenados a trabajar hasta la muerte en el capitalismo. ¡Si! trabajar hasta la muerte, o morir
trabajando, o yendo o volviendo del trabajo, o antes de llegar a la siempre miserable pero cada vez
mas lejana jubilación. Por no hablar de quienes mueren por las penurias de la desocupación y la
sucesión de trabajos informales...
Cuando dejemos de indignarnos por el “gobierno K”, el “gobierno de Macri” o del “gobierno
narco–socialista” para hablar del gobierno a secas, del Estado y de la burguesía, se nos van a
aclarar varios problemas. Porque no alcanza con decir que «Macri y Cristina son lo mismo» sin
señalar que el problema no son los personajes sino la función que cumplen. Además que
evidentemente Macri y Cristina no son lo mismo. Si fuesen lo mismo no podrían alternarse en el
poder de acuerdo a las necesidades del Capital. Quienes dicen que son lo mismo, son quienes
quieren despejar el sillón presidencial para sentarse ellos. Para poner a la izquierda a administrar la
gestión de la miseria, tener a su propio comandante en jefe, sus ministros de economía... Por eso no
les molesta el rol, el papel que cumplen, solo les molesta quien lo cumple. ¿Acaso se puede
hacer algo mejor en el rol de verdugo? ¿Ser acaso mas humanitario? ¿Menos verdugo?
Como ya sabemos «la injusticia no es anónima, tiene nombre y dirección» pero no vasta con señalar
a los responsables sin señalar su rol social. Cuando responsabilizamos al Estado y a todos sus
funcionarios por sus actos mas atroces. Los mencionamos con nombre y apellido, como a la
miserable Patricia Bullrich, para no olvidarnos que esos grises agentes del Capital son seres
humanos de carne y hueso. Despersonalizar la historia es renunciar a actuar. No detestar a quines
nos gobiernan y explotan lleva al peor de los conformismos. Pero, una cosa es comprender esto
y, otra muy distinta, es el pedido de renuncia o de justicia para luego con cualquier “argumento”
cambiar al gobernante de turno dejando intacto su rol en la maquinaria .
En estas épocas de elecciones tenemos que ver más allá del restringido panorama electoral que nos
reduce a simples votantes, consumidores, trabajadores y nada más, tenemos que ver mas allá del
horizonte capitalista. Lo dice clarito la Constitución Nacional de la clase dominante: «el pueblo no
delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta
Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y
peticione a nombre de éste, comete delito de sedición». Es como en la biblia, dios existe porque la
biblia lo dice, y casualmente dice que los representantes de dios en la Tierra son aquellos que la
escribieron. Y tal como en la fe religiosa, la democracia castiga sin piedad a los herejes.
Por eso hay desaparecidos en democracia, torturas en comisaria, personas pudriéndose en la cárcel.
Por la defensa de la propiedad privada y de este orden de cosas, en un gobierno o en otro. Porque es
una función de clase mantenernos a raya y mantener la desigualdad social. No hay sorpresa
entonces entre un gobierno y otro ¿Qué esperaban sino represión, opresión y explotación?
Resulta que en épocas de crisis capitalista, como la actual, hay mas pobres. Pero a los progres
parece no molestarle que haya pobres, sino que haya muchos, o que haya mas que antes. Aceptan
sin chistar la inequidad de esta sociedad pero parece que cuando son tantos que ya empiezan a verse
en sus ciudades o sus zonas de residencia es una molestia, y ponen el grito en el cielo. Traduzcamos
sus reclamos a un lenguaje sencillo: «¡Queremos que haya menos pobres pero no acabar con la
pobreza porque no se puede por eso en las próxima elecciones votemos a tal-o-cual candidato!»
Pero esta crisis no tiene nada de argentina. Los funcionarios de este u otro país responden a los
intereses de empresas transnacionales que al igual a imagen y semejanza del Capital no tienen patria
para sus ganancias, ni fronteras para los negocios. Y cada vez menos caras visibles debido a los
grupos de accionistas que se encuentran detrás.
Los ricos no van a pagar la crisis, nunca las han pagado y los perjudicamos somos siempre y
directamente las personas proletarizadas. Además, la causa de la crisis no es la deuda, sino la propia
economía capitalista. El enemigo es el Capital, nacional, extranjero, privado o estatal.
El enemigo es el Capital sea extractivista o especulador. ¿Se han dado cuenta que se habla de
especuladores y extractivistas para tampoco hablar de capitalistas a secas? ¿Qué capitalista no es
especulador o extractivista? ¿En qué momento del capitalismo no ha habido extracción de recursos
naturales de la Tierra para vender en el mercado mundial? Nuevamente a algunos no les preocupa
esto, sino que una economía nacional se base en dicha extración. Bien, hay un extractivismo
permanente que no se nombra nunca: el de nuestras vidas, que se va a cada momento de
explotación para agrandar las ganancias de la burguesía y mantener en pie todo el edificio
que nos chupa la sangre, cuerpo y cerebro.
Mientras exista capitalismo continuaremos oponiéndonos a todo aumento de nuestra explotación
que sufrimos no solo a través de nuestros salarios, sino de los precios y la calidad de lo que
consumimos, o los impuestos que debemos pagar. Como decían por ahí, antes de ser anti-
capitalistas el capitalismo es anti-nosotros. Sin embargo, mientras creamos que esto es
responsabilidad de un sector político o empresario particular, seguiremos enredados en la dinámica
capitalista, yendo de un amo a otro buscando consuelo hasta la muerte.
Esta sociedad mercantil generalizada es una sociedad de la representación. No simplemente por esta
democracia representativa o por la importancia de las apariencias. Es que el corazón de este mundo,
la mercancía, se muestra con un rostro que no es el suyo ni expresa su naturaleza profunda. Las
mercancías no se detienen, al momento del intercambio, a decirse lo que son. Se relacionan entre sí
en función de una forma exterior, de un envoltorio: cada una envuelve una porción de trabajo que le
es indiferente. Y puesto que todo es mercancía, nuestro mundo es una sociedad de la representación.
Es que de tantos representantes y representaciones, acabamos confundiendo la representación con lo
representando. Confundiendo la apariencia con la realidad. Y confundimos a los gobernantes con
los gobernados, a los explotadores con los explotados, y defendemos a nuestros representantes para
olvidarnos defendernos a nosotros mismos.
*
[para posible cuadro]
Los patrones nos quieren trabajando y trabajando para exprimirnos la mayor ganancia posible.
Los sindicatos nos quieren sumisos para negociar con nuestras cabezas.
El Estado nos quiere reducidos a números en gráficos hechos por imbéciles, así nos reprimen y así
nos ajustan.
Los partidos nos quieren votando en época de elecciones y como carne de cañón el resto del año.
Las religiones nos quieren arrodillados, siervos, fieles, como tontos que deben esperar el cielo
mientras soportan la explotación en la Tierra.
¡Nosotros no queremos más!
Somos el proletariado, es decir: los explotados y oprimidos de todo el planeta. Quienes tenemos que
vender nuestro tiempo y fuerza para vivir, quienes no vivimos de las demás personas.
Nuestra existencia se opone al Capital, porque a mayor ganancia del capitalista mayor es nuestro
sufrimiento. Así nos echan del laburo, nos acarrean de acá para allá, mandoneándonos,
comparándonos con cosas, destruyéndonos en "accidentes de trabajo".
Nos une el trabajo (lo tengamos o no) y la imposibilidad de decidir sobre nuestras vidas. Pero
también nos une ser lo que se opone a las ganancias.
Asumir ese rechazo nos hace fuertes y, en muchas ocasiones, en distintas partes del mundo hemos
estallado de rabia: ocupando las calles, tomando lo que nos niegan, enfrentando a los guardianes de
los ricos, haciendo huelga, sabotaje y organizándonos sin partidos ni sindicatos.
Un 1° de mayo como hoy, hace más de 100 años, les mostramos a los burgueses de lo que somos
capaces cuando nos juntamos y hacemos temblar este maldito mundo de la economía.
La lucha nos une y nos recuerda que la vida puede ser completamente distinta. Que podemos vivir
sin Estado y sin Capital, que podemos vivir en comunismo y anarquía.
Los amigos del Primero de Mayo
amigosdelprimero@hotmail.com

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