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Autorretrato

Amante de la cerveza oscura bien fría (de preferencia de barril), el futbol americano y las
reuniones con amigos para ver cualquier evento deportivo; el talón de Aquiles de Alberto Llanes es
la literatura, la música y el teatro. Se cree más o menos un buen conversador, siempre y cuando su
amigo, Volpi, mejor desconocido como Oscar Chapula no se halle en la misma reunión porque
entonces, se queda callado. Amiguero, alegre, dicharachero, bullanguero; pasa el tiempo haciendo
reír y jugando con su hijo Ricardo, del mismo modo asiste a los espectáculos circenses de su otro
hijo Santiago y, cuando puedo robarle tiempo a la diversión, al trabajo y al amor, se dedica a
escribir y a leer con paciencia, corazón y mucha pasión. Nació el 24 de marzo en el Distrito Federal
de mil novecientos setenta y tantos y odia que ahora se le conozca como CDMX, sin embargo, es
colimense desde el mundial de futbol más reciente que ha tenido lugar en nuestro país… hasta la
fecha.

Crónica

Día de reyes

6 de enero de un año cualquiera…


Ya casi termina el día de reyes donde niños y niñas, desde muy temprano, se levantan y van
corriendo al árbol navideño (que todavía está puesto y adornado en muchas de las casas del
Distrito Federal, donde los Reyes Magos son los que traen los regalos y no Santa Claus), a ver si
recibieron un regalo o una bolsa de carbón, según se hayan portado el año que acaba de concluir;
generalmente los reyes magos son generosos y siempre, por muy pequeño que sea el regalo,
dejan algo para continuar con la tradición para ver a los niños y niñas emocionados/as con su
regalo; por las calles se ven con sus juguetes o ropa nuevos, dulces o la emoción; por la tarde, hay
que partir la rosca y encontrar al niño dios dentro, entonces los y las pequeñitas siempre se pelean
por encontrar al niño dios y lloran cuando su trozo de pan no tiene el pequeño muñeco blanco y
de plástico dentro, ellos/as no saben de tamales y simplemente esperan hallar ese muñeco que les
dará alegría y les llenará el corazón de ilusiones, sueños y esperanza (aunque sea por un instante)
amén de la promesa de cumplir, el 2 de febrero, con el encargo de los tamales; todo esto anuncia,
por otro lado, el fin de las fiestas navideñas y el retorno a nuestras actividades "normales" que en
estos días que corren quién sabe cómo vayan a ser (2020 ha sido un año especial y 2021 vendrá
con la resaca del año anterior). Hoy, por ejemplo, hizo falta, para acompañar ese pan tradicional,
el chocolate que preparaba mamá, ella lo hacía de agua y de leche, claro que ahora yo puedo
hacer ese chocolate, pero jamás me quedará como el que ella hacía o sí, no lo sé. Lo que se
extrañó en este primer año de rosca de reyes sin mamá, fue su presencia y la chispa para organizar
a la familia e ir a la casa grande a cortar el pedazo de rosca y convivir por una hora o dos, y dejar
de lado nuestros trabajos, nuestra obligación e ir a reír como cuando éramos niños pequeños,
recordar cuando a mi hermano y a mí los reyes magos nos traían nuestros regalos (y, aunque
siempre les pedí un tanque felino o un castillo de Greiskul y a la fecha me lo deben porque nunca
me lo trajeron), creo y siento, ahora con el paso de los años que los reyes magos me trajeron
mucho más que esos juguetes que ahora, quién sabe dónde se encontrarían, los reyes magos me
trajeron dos seres maravillosos: papá y mamá, ahora se extraña la presencia de uno de ellos, pero
seguro estoy que está preparando ese chocolate, espumoso y caliente junto con mi abuelo, mi tío
Richard, mi padrino Alfredo y la gran tía Coca o Socorrito, allá, en esa otra dimensión donde
también, seguro, parten la rosca de reyes y se la pasan de lo mejor, como lo hacemos acá, aunque
ahora, por acá, se haya extrañado mucho su presencia, el chocolate caliente y la alegría de ver en
el niño dios de plástico la fe y la esperanza del año que está por arrancar, gracias madre por todo...
y, queridos lectores, dispensen, pero a veces se pone el corazón, dijera el gran poeta del poeta del
pueblo joan sebastian (sic) bach, sentimental... buenas noches.

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