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Introducción

En nuestro día a día como profesionales, frecuentemente los padres nos hacen
preguntas del tipo: “¿Es normal que con dos años mi niño todavía no hable?” o “¿a qué
edad debería controlar la orina?”. Para contestar a las mismas es necesario dominar una
serie de conocimientos básicos en psicología evolutiva. Por ello, dedicaremos esta
unidad didáctica a describir los hitos evolutivos más importantes, en cada una de las
principales áreas del desarrollo infantil, y la edad a la que el niño es capaz de
alcanzarlos, sin olvidar que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y que, por
tanto, las edades que se proponen son orientativas.
A continuación, te enumeramos aquellas competencias desarrolladas en la unidad
didáctica y los objetivos específicos que definen su capacitación.

  Competencia/s
o  Analizar los aspectos evolutivos básicos de las principales áreas del
desarrollo desde las etapas que van desde la infancia a la adolescencia.
  Objetivos específicos
o Determinar los aspectos del desarrollo motor y de la elaboración del
esquema corporal.
o Describir el desarrollo del lenguaje en los primeros años.
o Explicar el proceso de control de esfínteres.
o Analizar el desarrollo en la alimentación en los primeros meses de vida.
o Señalar el desarrollo del sueño y sus principales problemáticas.
o Diferenciar las diversas etapas que conforman el desarrollo intelectual.
o Describir el desarrollo emocional desde el enfoque de la personalidad y
social.
o Identificar las fases del desarrollo del razonamiento moral.
o Analizar el desarrollo sexual por etapas de crecimiento y la evolución de
las actitudes sexuales.
Desarrollo motor
DEFINICIÓN

Motilidad

Contracción muscular que posibilita el movimiento o desplazamiento del cuerpo o de


sus partes en el espacio. La motilidad puede diferenciarse según sea voluntaria o
involuntaria. La motilidad refleja es la forma más simple de motilidad involuntaria. Los
reflejos se caracterizan por ser innatos, no aprendidos, sin intencionalidad y
automáticos.

Ejemplo
Un ejemplo lo encontramos en el reflejo de succión del recién nacido al simple
contacto con el pezón materno para alimentarse. Esta sería una de las
varias reacciones motrices propias del recién nacido y del lactante pequeño; otro
movimiento automático lo conforma la mímica emocional, como el llanto, la risa, la
expresión de placer, disgusto o miedo.
También debemos destacar la motilidad defensiva, en la que frente a un estímulo
aparece una compleja reacción de huida y defensa.
En distintas zonas del cuerpo disponemos de unos analizadores sensitivos que envían
el estímulo a los centros automáticos de regulación motriz, produciendo una descarga
en el aparato muscular de carácter automático e incontrolado.
En el caso del comportamiento voluntario, o acto motor, el funcionamiento es
diferente. Existen varios componentes que actúan sincrónicamente: contracción del
músculo o músculos protagonistas, relajación de los músculos antagonistas y fijación
de las articulaciones vecinas, con el objeto de que el desplazamiento de lo que va a
moverse se haga de forma correcta. En el acto motor intervienen factores de espacio
y tiempo, puesto que intervienen en él una serie de comportamientos aislados que
deben encadenarse en una secuencia armónica. Esto se consigue a través de la
coordinación entre los distintos músculos que sucesivamente intervienen, así como la
regulación de su tono, de la intensidad y el tiempo de su contracción. El último paso
del acto motor es la adecuación del movimiento a su finalidad.

Desarrollo de la psicomotricidad
La psicomotricidad engloba varios conceptos íntimamente relacionados entre sí.
Trataremos de describir algunos de los más importantes:
DEFINICIÓN

Imagen corporal

Es la imagen visual, mental o memorística del cuerpo humano. Es la vivencia que se


tiene del cuerpo, de las relaciones de sus partes entre sí y de las de él con el medio
que lo rodea.

El organismo integra la información que recibe de los estímulos


propioceptivos (impulsos del movimiento de piernas, tronco y cuello), de
los estímulos exteroceptivos (receptores periféricos u órganos de los sentidos) y de
los interoceptivos (receptores internos que informan del funcionamiento o
necesidades del cuerpo).
Esta información viene mediatizada por la experiencia pasada, o sea, por
la rememorización de informaciones anteriores, y por la vida afectiva, es decir,
la carga afectiva que puede predominar en cada momento. Estas influencias hacen
que la imagen corporal no siempre coincida con la estructura real del propio cuerpo,
pues va más allá de la imagen que refleja el espejo.
DEFINICIÓN

Acto motor voluntario

Consiste en una representación mental del acto que se debe realizar, de


los segmentos corporales implicados y del movimiento necesario para lograr el
objetivo propuesto.

Este proceso se puede realizar de forma adecuada, sin que se convierta en una serie
indefinida de ensayos y errores, gracias a una correcta elaboración mental de la
propia imagen corporal.
DEFINICIÓN

Esquema corporal
Es el sistema inconsciente que interviene en los mecanismos de coordinación
muscular y postural.

El esquema corporal se forma durante la infancia, a medida que el niño va recibiendo


esta serie de informaciones que señalábamos anteriormente, y de sus
múltiples experiencias motrices. La observación de los dibujos de la figura humana
que realizan los niños a distintas edades nos permiten darnos cuenta de en qué
momento se hallan en cuanto a la estructuración del esquema corporal. A medida que
van vivenciando como importantes e individualizados los segmentos de su cuerpo, los
van incorporando a su dibujo.
Ejemplo
Por ejemplo, al principio el dibujo de un hombre se reduce prácticamente a una
cabeza, después añaden piernas y brazos, y así sucesivamente hasta los 10
años, cuando son capaces de dibujar una figura humana completa.

Elaboración del esquema corporal


El esquema corporal es una estructura dinámica que está en constante
renovación, pues cualquier experiencia nueva la modifica y perfecciona.
A continuación, expondremos los factores fundamentales que intervienen en
la elaboración del esquema corporal:

 El control postural.
 El control tónico.
 La respiración.
 El ritmo.
 La estructuración espacio-temporal.

Control postural y control tónico

Un equilibrio correcto es la base principal de toda coordinación dinámica general.


El control postural o equilibrio reposa sobre las experiencias sensomotrices y
consiste en la posibilidad de canalizar la energía tónica para realizar gestos o
prolongar una acción o posición, tanto en el plano de la motricidad fina como en el de
la global. Existen factores que lo favorecen o que lo perjudican: la adaptación al
espacio, la calidad de las relaciones con los demás, la inestabilidad emocional, etc.
Un equilibrio correcto es la base principal de toda coordinación dinámica general.
Un equilibrio defectuoso supone un mayor consumo de energía y el intento de
recuperarlo conlleva fatiga y distracción involuntaria de la atención. Las dificultades
que tiene un niño en su equilibrio, como fracasar al correr, trepar o saltar, afectan a su
comportamiento y pueden hacer que se vuelvan tímidos, dependientes o ansiosos.
El control tónico supone que, para realizar cualquier tipo de movimiento o acción
corporal, es necesario que unos músculos alcancen un determinado grado de
tensión, así como que otros se inhiban o relajen. El tono es la tensión ligera a la que
se encuentra normalmente sometido todo músculo en estado de reposo o en
actividad cinética postural. Esta tensión está armonizada con el conjunto de la
musculatura, en función de la estática y la dinámica general del individuo. A partir de
las experiencias sensomotrices, el niño va aprendiendo a lograr que el movimiento
esté adaptado a su objeto. Sin esta adaptación, la actividad sobre el mundo externo
sería imposible, y la posibilidad de desarrollo mental nula, ya que precisamente en esa
manipulación y actividad sobre el entorno reside la causa del desarrollo psíquico. Al
igual que en el caso del equilibrio, el tono también está relacionado con el campo de
las emociones y la personalidad; las tensiones psíquicas se expresan siempre en
tensiones musculares.

Respiración y ritmo

La respiración es un acto automático adquirido desde los primeros segundos de vida,


pero está sometida, por una parte, a la voluntad, pues el sujeto puede retener su
espiración o llenar los pulmones (e incluso educar un tercer tiempo respiratorio, el de
un reposo que sigue a la espiración), y, por otra parte, en las tensiones afectivas, se
tiene la “respiración cortada” por efectos de una fuerte emoción. La respiración es la
base esencial del ritmo propio del individuo, que varía en función de las situaciones
que vive. Las situaciones conflictivas producen una aceleración o bloqueo
respiratorio, mientras que las situaciones de seguridad se caracterizan por la lentitud
y regularidad de ese ritmo.
El ritmo depende, en gran parte, del cuerpo. El ritmo biológico impone a toda la
naturaleza la alternancia de la vida y la muerte. A su vez, la vida social organiza el
tiempo en momentos particulares: tiempo de trabajo, tiempo de ocio, tiempo de
reposo. Sin embargo, al mismo tiempo, el cuerpo está sometido a uno o varios de los
ritmos organizados alrededor de las grandes funciones neurovegetativas: alternancia
de vigilia y sueño (esfuerzo y reposo), ritmo respiratorio, ritmo cardiaco, regulación
tónica.
ANEXO

A continuación, te presentamos una tabla que expone los hitos del desarrollo


psicomotriz:
Hitos del desarrollo psicomotriz.

Estructuración espacio-temporal

La estructuración espacio-temporal es otro elemento necesario para la elaboración


del esquema corporal. La noción de espacio es, en principio, la diferenciación de la
imagen corporal, el yo físico, con respecto al mundo exterior; después, y dentro de
ese espacio interno, el establecimiento de un esquema corporal cada vez más
diferenciado. Esta diferenciación solo se puede realizar a partir del movimiento.
Cuando se ha establecido la percepción del propio cuerpo, es posible percibir el
espacio exterior.
Este espacio es percibido primero como una distancia del yo y una dirección respecto
del yo, o sea, para alcanzar un objeto se aleja el brazo del cuerpo en una determinada
dirección.
Las experiencias acumuladas por el sujeto le permiten aprender esta noción de
distancia y orientación del objeto con relación al yo, y de un objeto respecto al otro.
Esto supone un proceso mental de abstracción. La evolución de la orientación
espacial parte del yo corporal (“esta es mi mano izquierda”), para luego irse
desprendiendo poco a poco, generalizándose y abstrayéndose: la orientación del
objeto respecto al yo (“el lápiz está a mi derecha”) precede a la orientación del yo
respecto al objeto (“yo estoy a la izquierda del lápiz”). En cuanto a
la transposición sobre el otro (en posición frente a frente), exige un dominio
suficiente de la abstracción espacial a fin de permitir un “retorno mental”: el yo
situándose en el pensamiento dentro de la situación espacial del otro (“el lápiz está a
tu derecha”).
El ser humano utiliza habitualmente con una frecuencia y una precisión mayores una
mano, un pie, un ojo y un oído respecto al otro. A esta tendencia habitual a usar un
lado del cuerpo con respecto al otro se le llama lateralidad.
La lateralidad empieza a perfilarse hacia los 3 o 4 años, pero, en general, es hacia
los 7-8 años cuando los niños tienen ya una preferencia definitiva.

La lateralidad empieza a perfilarse hacia los 3 o 4 años.


Un individuo que presenta habitualmente una preferencia zurda puede responder a:

 Una zurdería real: al parecer, genéticamente determinada.


 Una zurdería contrariada: cuando un niño genéticamente zurdo ha sido obligado a
utilizar la mano derecha.
 Una dextromanía contrariada: en el caso en que genéticamente debería presentarse
una preferencia manual derecha, pero, debido a una lesión del hemisferio izquierdo,
una dificultad motriz de las extremidades derechas le ha obligado a utilizar la izquierda
de forma preferente.
El papel de la zurdería, y sobre todo de la zurdería contrariada, o de una lateralidad
mal afirmada va asociado a menudo a trastornos de la escritura, del lenguaje, de la
organización témporo-espacial y a trastornos motores.

Desarrollo de las habilidades motrices

Después de que el niño ha adquirido control sobre los movimientos motores grandes,
comienza a desarrollar habilidades. Estas son coordinaciones finas en las que
representan un papel principal los músculos más pequeños.
Edad Hitos del desarrollo alcanzado

Coordinación oculomanual

2  Puede abrir cajas, pasar hojas del libro, construir torres de cuatro o
año cinco bloques y garabatear con un lápiz.
s

3  El niño puede cuidarse de muchas de sus necesidades corporales, tales


año como desnudarse solo, comer, lavarse.
Edad Hitos del desarrollo alcanzado

s  Copia círculos y utiliza la pintura digital.

4  Puede utilizar las tijeras, hacer nudos.


año
s

5  Corta y pega, juega con arcilla, enhebra hilos, copia varias figuras y
año puede dibujar la imagen reconocible de un hombre.
s

6  Se produce el inicio de la escritura.


año  Puede ayudar en tareas caseras sencillas.
s

7  Maneja herramientas con bastante destreza.


año  Hasta los 12 años va mejorando el control de los músculos de los
s brazos, los hombros y las muñecas. Tarda un poco más en el control de
los músculos finos de los dedos.

Habilidades relacionadas con la marcha

2  Puede subir y bajar escaleras con ayuda, y andar de puntillas.


año
s

3  Mantiene el equilibrio al chutar.


año
s

4  Puede saltar bien y usar el triciclo.


año
s

5-6  Mantiene el equilibrio sobre una viga estrecha y anda en patines.


año
s

6  Puede montar en bicicleta y seguir el ritmo de la música andando o


año brincando.
s  Puede correr con pocas caídas, al mismo tiempo que juega.
Todas estas edades pueden sufrir un ligero avance o retroceso según sea
la estimulación y entrenamiento por parte de padres y educadores.

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