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Antígeno

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Cada anticuerpo se une a un antígeno específico a la manera en que lo hace una llave en una
cerradura.

Un antígeno ("anti", del griego αντι- que significa 'opuesto' o 'con propiedades


contrarias' y "geno", de la raíz griega γεν, generar, producir; que genera o crea
oposición) es una sustancia que puede ser reconocida por los receptores
del sistema inmunitario adaptativo.1 La definición antigua se limitaba a sustancias
capaces de generar la producción de anticuerpos y desencadenar una respuesta
inmune, pero la definición moderna tiene en cuenta a los receptores de los
linfocitos T, además de que la capacidad de generar una respuesta inmune se le
atribuye a la definición de inmunógeno.2
Un antígeno suele ser una molécula ajena o tóxica para el organismo (por
ejemplo, una proteína derivada de una bacteria) que, una vez dentro del cuerpo,
atrae y se une con alta afinidad a un anticuerpo específico. Cada anticuerpo es
capaz de lidiar específicamente con un único antígeno gracias a la variabilidad que
le otorga la región determinante de complementariedad del anticuerpo dentro de la
fracción Fab de los mismos.
Para que un antígeno sea reconocido por un anticuerpo, estos interactúan por
complementariedad espacial. La zona donde el antígeno se une al anticuerpo
recibe el nombre de epítopo o determinante antigénico, mientras que el área
correspondiente de la molécula del anticuerpo es el parátopo. (Una analogía
habitual para describir estas interacciones es el acoplamiento de una cerradura
[epítopo] con su llave [parátopo]).
Como se mencionó anteriormente, originalmente se consideraba un antígeno a
una molécula que se liga específicamente a un anticuerpo; ahora, un antígeno se
define como cualquier molécula o fragmento molecular que puede ser reconocido
por una gran variedad de receptores antigénicos (receptores de células T o
receptores de células B ) del sistema inmunitario adaptativo. Las células presentan
antígenos al sistema inmunitario a través del complejo mayor de
histocompatibilidad o (CHM). Dependiendo del antígeno presentado y del tipo de
molécula de histocompatibilidad, se pueden activar diferentes tipos de leucocitos.
Por ejemplo, para el reconocimiento por parte de los receptores de células T
(TCR), los antígenos (mayoritariamente proteínas) deben ser procesados a
pequeños fragmentos dentro de la célula (péptidos) y presentados al receptor de
células T por el complejo mayor de histocompatibilidad. 3
Los antígenos por sí solos no son capaces de provocar una respuesta inmune
protectora sin la ayuda de un adyuvante inmunológico.4 Los componentes
adyuvantes de las vacunas juegan un papel esencial para la activación del sistema
inmunitario innato.56 Un inmunógeno es entonces, en analogía al antígeno, una
sustancia (o una combinación de sustancias) capaz de desencadenar una
respuesta inmune protectora cuando este es introducido al organismo. 7 Un
inmunógeno debe iniciar una respuesta inmune innata, para más adelante
continuar con la activación del sistema inmunitario adaptativo, mientras que un
antígeno es capaz de unirse a los productos inmunoreceptores altamente
variables (receptores de células T o receptores de células B ) una vez que estos
han sido producidos. Los conceptos superpuestos de inmunogenicidad y
antigenicidad son, por lo tanto, ligeramente diferentes,

 Inmunogenicidad es la habilidad de inducir una respuesta inmune


humoral (producción de anticuerpos) y/o una mediada por células
(activación de linfocitos T).

 Antigenicidad es la habilidad de unirse específicamente con el producto


final de la respuesta inmune (por ejemplo, los anticuerpos ya formados
y/o receptores de superficie de células T). Todas las moléculas
inmunogénicas son también antigénicas; aun así, no todas las
moléculas antigénicas son inmunogénicas.8
Los antígenos son usualmente proteínas o polisacáridos. Esto incluye partes
de bacterias (cápsula, pared celular, flagelos, fimbrias, y toxinas), de virus y
otros microorganismos. Los lípidos y ácidos nucleicos son antigénicos únicamente
cuando se combinan con proteínas y/o polisacáridos. Los antígenos no-
microbianos exógenos (ajenos al individuo) pueden incluir polen, clara de huevo, y
proteínas de tejidos y órganos trasplantados, o proteínas en la superficie de
glóbulos rojos transfundidos. Las vacunas son un ejemplo de antígenos en una
forma inmunogénica; estos antígenos son intencionalmente administrados para
inducir el fenómeno de memoria del sistema inmunitario adaptativo hacia los
antígenos que invaden al receptor.
Índice

 1Conceptos relacionados
 2Origen de los antígenos
o 2.1Antígenos exógenos
o 2.2Antígenos endógenos
o 2.3Autoantígenos
 3Antígenos tumorales
 4Antígenos nativos
 5Especificidad antigénica
 6Referencias
 7Véase también
 8Enlaces externos

Conceptos relacionados[editar]
 Epítopo – Las distintas superficies de un antígeno capaces de ser
reconocidas por anticuerpos distintos (con regiones complementarias
distintas). Las moléculas antigénicas, siendo normalmente polímeros
biológicos “grandes”, suelen presentar muchas superficies con
características distintas que pueden actuar como puntos de interacción
para anticuerpos específicos. Cualquiera de estas superficies
moleculares distintivas constituye un epítopo o determinante antigénico.
Por lo tanto, la mayoría de los antígenos tienen potencial para ser
reconocidos por varios anticuerpos distintos, cada uno de ellos
específico para un epítopo en particular.
 Alérgeno – Sustancia capaz de causar una reacción alérgica. La
reacción (detrimental) puede darse después de una exposición vía oral,
inhalada, parenteral, o al contacto con la piel.
 Superantígeno – Es un tipo de antígeno que provoca una activación
inespecífica de linfocitos T, resultando en una activación policlonal de
linfocitos T y una liberación masiva de citocinas.
 Tolerógeno – Es una sustancia que, por su estructura molecular, no
desencadena una respuesta inmune. Si su estructura molecular cambia,
un tolerógeno puede convertirse en un inmunógeno.
 Proteínas que unen inmunoglobulinas – Estas proteínas son capaces
de unirse a un anticuerpo fuera del sitio de unión a antígeno. Esto
significa que, mientras que los antígenos son el blanco de los
anticuerpos, las proteínas de unión a inmunoglobulina “atacan”
anticuerpos. La proteína A, proteína G y proteína L son ejemplos de
proteínas que se unen fuertemente a distintos isotipos de anticuerpo.
 Antígenos T-dependientes – Los antígenos T-dependientes suelen ser
proteínas. Requieren la colaboración de linfocitos T para inducir la
formación de anticuerpos específicos.
 Antígenos T-independientes – Los antígenos T-independientes suelen
ser polisacáridos que estimulan a los linfocitos B directamente.
 Antígenos inmunodominantes – Son los antígenos que dominan
(sobre los demás antígenos de un mismo patógeno) en su habilidad
para producir una respuesta inmune.9 Comúnmente se asume que las
respuestas por parte de las células T son dirigidas hacia solo unos
pocos epítopos inmunodominantes, aunque en algunos casos dichas
respuestas (por ejemplo la respuesta contra Plasmodium spp.) se
dispersan hacia un grupo relativamente grande de antígenos del
parásito.10

Origen de los antígenos[editar]


Los antígenos pueden ser clasificados según su origen. Los antígenos pueden
tener tres orígenes.

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