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Programa Poblaciones

Afectadas por el Conflicto

La memoria desde las víctimas v


Cauca: los caminos de la organización
social y comunitaria
Agencia Española
de Cooperación
Internacional
para el Desarrollo

Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

La memoria desde las víctimas v


Cauca: los caminos de la organización
social y comunitaria

Corporación Nuevo Arco Iris

Bogotá, diciembre de 2007


Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto

Corporación Nuevo Arco Iris


León Valencia Agudelo
Director ejecutivo

Luisa Margarita Gil Olaya


Coordinadora del Programa

Paula Andrea Ila y Linda Sánchez Avendaño


Investigación y redacción

ISBN 978-958-98833-7-2

Con el apoyo de la Agencia Española de


Cooperación Internacional para el Desarrollo, aecid
Las opiniones expresadas en este libro no reflejan
necesariamente las de aecid Colombia.
Los contenidos de cada monografía son responsabilidad
exclusiva de sus respectivos autores.
Este material podrá ser reproducido, siempre y cuando
la fuente sea citada.

Bogotá D.C., Colombia, 2009

Fotografía cubierta
Archivo fotográfico Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto, cnai.

Corrección de estilo y diseño gráfico


Taller de Edición • Rocca® S.A.
Teléfonos/Fax.: 243 2862 - 243 8591
Transversal 6ª No. 27-10, oficina 206, Bogotá D.C.
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Impresión y acabados
Zetta Comunicadores S.A.
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Contenido

Agradecimientos 9

Prólogo 11
Memorias que duelen pero que también sanan

Introducción 15

Consideraciones conceptuales y metodológicas 19

Capítulo i
Contexto regional 27

Capítulo ii
Situación de las organizaciones sociales y de víctimas 53

Capítulo iii
Reflexiones finales 83

Glosario 87

Referencias 95

7
Agradecimientos

Manifestamos nuestro agradecimiento a la Agencia Española de Cooperación


Internacional para el Desarrollo, aecid, que ha apoyado de cerca y ha alentado
el trabajo de fortalecimiento de las víctimas y sus organizaciones para la exigibi-
lidad de sus derechos.
Por otra parte, agradecemos a Leonardo Ortega y Mercedes Méndez,
quienes coordinaron el proyecto de “Acompañamiento a la exigibilidad de las
víctimas”. Así mismo a Yamileth Miranda, Andrés Campo y Hermedis Gutié-
rrez Idrobo, que nos brindaron elementos valiosos para comprender el contexto
regional.

9
Prólogo
Memorias que duelen
pero que también sanan

A hora lo tenemos bien sabido: la inveterada guerra que golpea nuestro país se
alimenta de una estela de memorias vengativas. Fue en la inauguración de las
negociaciones del Caguán cuando se hizo más visible el cúmulo de dolores y re-
clamos que Manuel Marulanda Vélez tenía en su corazón. Los proclamó en una
carta que envió a la ceremonia de instalación de los diálogos. Hablaba de agre-
siones lejanas, cuando a principios de los años sesenta se vio obligado a tomar el
camino de las armas ante el ataque del Ejército a Pato, Riochiquito y Guayabe-
ro; pero también de tiempos más cercanos, cuando se vio impelido a desalojar
la Uribe después de que se rompió la tregua que había pactado con el Gobierno
Nacional. No se limitaba a mencionar las vulneraciones a la vida, se detenía espe-
cialmente en la usurpación de sus ganados y gallinas, de sus viviendas y caballos,
de la ruptura azarosa de la tranquilidad de sus huestes. El legendario Tirofijo ha
muerto, pero en el corazón de las farc quedó grabada con fuego esa memoria que
alentó a sus fundadores y que aún es emblema de todos sus combatientes.
No menos insistente en la vindicación de la muerte de su padre fue Carlos
Castaño, el feroz inspirador de los paramilitares. Alguna vez, en los momentos en
los que estaba en el empeño de unir atodos los grupos paramilitares en un proyec-
to de alcance nacional, dijo que el éxito de este proyecto estaba asegurado porque
él había buscado con apremio muchas personas prestantes ofendidas por las gue-
rrillas que servirían de soporte regional y local a la gran acción que se proponía
iniciar. Creía que la venganza que anidaba en aquellos hombres sería suficiente
para convocarlos a una cruzada de horror.

11
Sería injusto decir que la inapelable determinación del presidente Uribe de
perseguir las farc hasta los confines de las montañas tiene como única o princi-
pal motivación la leyenda infame de la muerte de su padre a manos de esta gue-
rrilla, pero no hay duda de que esa tristeza es un rudo acicate para su espíritu y así
lo ha dejado ver en muchas oportunidades.
Aludo a estos personajes que han tejido con sus manos la historia de este
conflicto, aunque bien podría contar innumerables historias de hombres y muje-
res anónimos que llevan en sus ojos la marca indeleble del dolor y la dura cruz de
la venganza.
Pero existe otra cara de la memoria y esa sí que es especial, insólita y sor-
presiva. Hay quienes buscan en los meandros azarosos de la violencia sus propias
historias de dolor, los rostros perdidos de sus familiares y amigos, las señas de un
pasado tranquilo que fue alterado drásticamente por la intervención artera de al-
guno de los actores armados; buscan el recuerdo, sólo para reclamar un poco de
justicia, para pedir una reparación que la mayoría de las veces es apenas que se
diga la verdad, que se reconozca la ofensa, que se vindique al ofendido. Son las
memorias no vengativas.
Muchas veces sólo van tras la entrega de los restos de su ser amado para po-
der descansar del agobio que significa la desaparición forzada. Otras veces, acuden
a reclamar su pequeña franja de tierra donde nacieron y luego criaron a sus hijos, no
se resignan a perder una tradición atada a un paisaje de la infancia, quieren volver
a habitar un nicho que les fue tan caro a sus afectos, que les dio seguridad y per-
tenencia en los años perdidos de su juventud. Son así las múltiples memorias que
hemos ido encontrando en este acompañamiento doloroso de las víctimas de la vio-
lencia de estos últimos quince años cuando la acción concertada entre paramilitares
y desvergonzados agentes del Estado, a lo largo y ancho del país, ofendió, desalojó
y sacrificó a miles y miles de personas inocentes e inermes.
Hemos recibido una lección de vida enorme: se puede acompañar a las
víctimas desde la perspectiva del perdón y la reconciliación. La nobleza de las
víctimas puede ser infinita si se respeta su memoria dolorosa, si no se les trata de
engañar, si se les habla con la verdad, si se les muestra un horizonte de paz en el
porvenir. Hay una enorme posibilidad de controvertir las memorias vengativas,
de mostrarles a quienes han sufrido que hay dos maneras opuestas de revivir el
pasado, de recordar la tragedia, de traer a la memoria las tristezas de esta larga
guerra: una, para intentar justicia por la propia mano, para lanzarse a producir
una ofensa igual o mayor que la recibida apelando a la violencia; otra, para re-
clamar un resarcimiento de verdad, justicia y reparación que apunte a la paz y la
reconciliación entre los colombianos.
En la Corporación Nuevo Arco Iris nos hemos apegado a esta segunda po-
sibilidad. Ha sido una experiencia humana que nos ha enfrentado a la vez al dolor

12
y la esperanza. Todos(as) los(as) integrantes de Nuevo Arco Iris que trabajan en
las comunidades de más de diez departamentos, compartiendo con personas que
han sido agredidas, han encontrado tantas historias escabrosas como ilusiones y
sueños de un mundo mejor.
La cooperación española ha sido un soporte económico invaluable en esta
tarea de disputarle a las memorias vengativas el campo de preeminencia, para que
salgan a flote las memorias inspiradas en el deseo ferviente del perdón, la paz y el
reencuentro entre todos los colombianos y colombianas.

León Valencia
Bogotá, octubre de 2008

13
Introducción

La política se construye sobre cadáveres. Es la lógica del progreso.


Si queremos acabar con esa lógica hay que tomarse en serio a los muertos,
los derechos de los caídos, las injusticias que se les hicieron.

Walter Benjamin

Durante el desarrollo del proyecto de “Acompañamiento a la exigibilidad


de los derechos de las víctimas de la violencia en el marco de la Ley de Justicia y
Paz en cinco ciudades de Colombia”1, el cual fue apoyado por la Agencia Espa-
ñola de Cooperación Internacional para el Desarrollo, aecid, se llevó a cabo un
proceso de documentación de casos de violaciones a los derechos humanos e in-
fracciones al Derecho Internacional Humanitario, dih. Si bien en la coyuntura
colombiana actual se destaca alguna visibilidad pública de los derechos a la ver-
dad, justicia y reparación de las víctimas del conflicto armado interno, a través
por ejemplo de la divulgación de los testimonios de las víctimas en medios ma-
sivos de comunicación, así como de diversas manifestaciones y eventos como el
Encuentro Nacional de Víctimas pertenecientes a Organizaciones Sociales2, rea-
lizado en Bogotá del 26 al 28 de julio de 2007, o la Galería de la Memoria reali-
zada por las víctimas del Colectivo de Derechos Humanos Semillas de Libertad,
codehsel, en diferentes espacios de Medellín en septiembre de 20073, resulta

1
Este acompañamiento a víctimas de la violencia y sus organizaciones se desarrolló en las ciudades de
Santa Marta, Pasto, Popayán, Quibdó y el municipio de Tuluá (Valle del Cauca) durante el año 2007.
2
Este evento contó con la participación de más de dos mil delegados de aproximadamente ochenta or-
ganizaciones de todo el país.
3
Esta Galería de la Memoria tuvo lugar en el marco de la Semana de los Derechos Humanos, cuyo lema
fue “Que se escuche la voz de las víctimas”. A propósito de esta Galería, ver: http://colombia.indymedia.
org/news/2007/09/71798.php

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Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

fundamental –en ausencia de una Comisión de la verdad4 – conocer los hechos de


violencia sucedidos para que las víctimas voluntariamente puedan hacer exigibles
aquellos derechos en el marco normativo actual –sea por el procedimiento especial
de la Ley 975 de 2005, denominada “Ley de Justicia y Paz”5, la justicia ordinaria
o la jurisdicción de lo contencioso administrativo–, o bien, que estén informadas y
preparadas para que lo puedan efectuar en condiciones futuras más favorables.
El derecho a la verdad tiene estrecha relación con las garantías de no repe-
tición de los crímenes. El derecho a saber está consagrado como uno de los dere-
chos de las personas y comunidades que han sido afectadas por crímenes de lesa
humanidad6.

4
La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, cnrr, dentro del mandato que estipula la Ley 975 de
2005, creó un Grupo o Comisión de Memoria Histórica con la misión de realizar una investigación acerca
de las causas del surgimiento de los grupos armados ilegales; pero este Grupo no tiene las funciones de
una Comisión de la Verdad, que consisten en investigar y establecer los hechos de violación de derechos
humanos producidos en un determinado período de tiempo en un territorio definido con la intención de
identificar a las víctimas –y el universo de las víctimas– y los presuntos responsables de los crímenes, lo-
grando de este modo la posibilidad de asignar responsabilidades por los hechos identificados.
5
La Ley 975 de 2005, conocida como Ley de Justicia y Paz, constituye el marco normativo e institucional
con el que se está llevando a cabo el proceso de paz y de negociación política con los grupos paramili-
tares. En el texto de esta ley se establece la garantía de los derechos de las víctimas a la Verdad, la Justicia
y la Reparación: “La presente ley tiene por objeto facilitar los procesos de paz y la reincorporación indi-
vidual o colectiva a la vida civil de miembros de grupos armados al margen de la ley, garantizando los
derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación” (Artículo 1°, Ley 975 de 2005, ver igual-
mente el Artículo 4°).
6
Los crímenes de lesa humanidad son aquéllos que al ser cometidos contra una persona o comunidad
ofenden a la humanidad entera, entre ellos se encuentran el asesinato, el desplazamiento forzado, la
tortura, la desaparición forzada y otros delitos, siempre que se cometan contra una población civil como
parte de un ataque generalizado o sistemático, de conformidad con los intereses de la política de un Es-
tado o de una organización para lograr sus objetivos. Estos crímenes se encuentran definidos en varios
instrumentos internacionales de derechos humanos, entre los cuales se destaca el Estatuto de la Corte
Penal Internacional o Estatuto de Roma (2002):
Artículo 7. Crímenes de lesa humanidad

1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por ‘crimen de lesa humanidad’ cual-
quiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado
o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
a) Asesinato
b) Exterminio
c) Esclavitud
d) Deportación o traslado forzoso de población
e) Encarcelación o privación grave de libertad física en violación de normas graves del
derecho internacional
f ) Tortura
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización for-
zada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos po-
líticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, etcétera
i) Desaparición forzada de personas
j) El crimen del apartheid
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes su-
frimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”.

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La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

El presente libro es el último de un conjunto de cinco monografías regio-


nales, en las cuales a partir de estudio de casos, se intenta dar cuenta de la diná-
mica del conflicto armado en algunas regiones del país e indagar por su impacto
en el tejido social y en las organizaciones sociales y comunitarias. A diferencia de
los cuatro volúmenes precedentes, en el caso del Cauca no se reconstruyen casos
específicos de violaciones a los derechos humanos en el marco del conflicto, toda
vez que desde la situación de inseguridad vivida, las víctimas aseguran que aún
no tienen las garantías necesarias que les permitan contar su historia en la pers-
pectiva de no repetición: un rasgo de los intentos de hacer memoria en medio del
conflicto.
El fundamento de tal iniciativa radica en la convicción de la necesidad de
reconstrucción de la(s) memoria(s), la cual no es “una” sola, sino memorias plura-
les, locales y/o regionales. A través de las historias reconstruidas en este libro se
intenta coadyuvar a la memoria moral, que no se trata meramente de recordar el
pasado sino de “reivindicar el sufrimiento oculto como parte de la realidad o, lo
que es lo mismo, denunciar toda construcción de presente que ignora la vigencia
de una injusticia pasada”7.
En este sentido, la relevancia de la documentación de los hechos de violen-
cia radica en visibilizar el contexto de violencia armada y política en el departa-
mento del Cauca, a partir de hechos que ejemplifican la modalidad criminal de
los grupos armados organizados al margen de la ley en la zona, con el propósito
de que la memoria del sufrimiento de las víctimas no quede en el olvido y cues-
tione los(as) ciudadanos(as) para que nunca más hechos semejantes permanezcan
en la impunidad. Así mismo, resulta central reconocer la capacidad de reconstruir
las relaciones comunitarias a través de expresiones creativas e identidades resig-
nificadas desde la particularidad de los territorios como escenarios para la acción
social colectiva.
Por otra parte, la comprensión del contexto regional proporciona elemen-
tos para develar por qué pasó lo que pasó, que es la pregunta que acucia a muchas
víctimas del conflicto en Colombia.
En la construcción de la memoria moral las voces de las víctimas constituyen
un imperativo ético que no debe ser acallado, frente al cual afirma Reyes Mate:

Necesitamos de la memoria de las víctimas y los supervivientes. Es


además una categoría de progreso: la condición para avanzar si no quere-
mos que el futuro sea mera reproducción del presente8.

7
Reyes Mate, Manuel, A contraluz de las ideas políticamente correctas, Editorial Anthropos, Barcelona,
2005, p. 48.
8
Periódico El Correo, entrevista a Manuel Reyes Mate: “No todos los sufrimientos son iguales, pero todos
exigen una respuesta solidaria”, 20 de noviembre de 2006.

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Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Finalmente, este libro constituye un humilde acto de solidaridad con los


hombres, las mujeres, los jóvenes, las niñas y los niños que con tenacidad y dolor
transformados en valentía, llevan a cabo la lucha por la exigibilidad de sus dere-
chos a la verdad de lo sucedido –la identificación de los culpables, la asignación
de responsabilidades y el reconocimiento público de las mismas–, por la memoria
de sus seres queridos, por la justicia y la reparación, para que nunca más se repitan
hechos de barbarie similares.

18
Consideraciones
conceptuales y
metodológicas
P ara abordar el estudio de casos regionales donde se reconstruyen hechos de graves
violaciones a los derechos humanos se parte del reconocimiento de que en Colom-
bia existe un conflicto armado interno, en los términos que el Derecho Internacio-
nal Humanitario contempla como conflicto armado sin carácter internacional:

… conflictos armados… que se desarrollen en el territorio de una Alta


Parte Contratante entre sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes
o grupos armados organizados que, bajo la dirección de un mando res-
ponsable, ejerzan sobre una parte de dicho territorio un control tal que les
permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas y aplicar el
presente Protocolo9.

El reconocimiento del conflicto armado colombiano implica que se vuelva


obligatoria la exigencia del cumplimiento del Derecho Internacional Humanita-

9
Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las
víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo ii), Artículo 1°, numeral 1. A dife-
rencia de las posturas esgrimidas por el Gobierno Nacional, no se consideran como terroristas los actos
de los grupos armados al margen de la ley. En ese caso no tendría aplicación el Protocolo ii de los Con-
venios de Ginebra toda vez que éste no se aplica a “… las situaciones de tensiones internas y de distur-
bios interiores, tales como motines, los actos esporádicos y aislados de violencia y otros actos análogos,
que no son conflictos armados” (Artículo 1°, numeral 2).

Para reconocer la existencia de un conflicto armado dentro de un país “basta que un conflicto no inter-
nacional ocurra dentro del territorio de un Estado entre grupos identificables, sin la exigencia de que
el bando opositor ejerza un dominio sobre una parte del territorio estatal y tenga capacidad de realizar
operaciones militares sostenidas y concertadas”. Ver Swinarski, Christophe, Principales nociones e insti-
tutos del Derecho Internacional Humanitario como sistema de protección de la persona humana, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 1991, p. 37.

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Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

rio, dih10, a las partes enfrentadas. Al respecto, la Defensoría del Pueblo, en su


ejercicio de la Magistratura Moral en materia de derechos humanos y de Derecho
Internacional Humanitario, ratificó en su Informe anual de 2004 que en Colom-
bia existe un conflicto armado interno donde se debe aplicar “la normativa del
Artículo 3° –común– de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y de su Proto-
colo adicional ii de 1977”11. Además, sostuvo que reducir la situación del país a
una amenaza terrorista conllevaba un problema de aplicabilidad e incumplimien-
to de las normas del dih, opinión compartida por organismos internacionales
como el Comité Internacional de la Cruz Roja, cicr, y la Oficina en Colombia
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos12.
Así mismo, la Corte Constitucional en su Sentencia C-225 de 1995 al declarar
la constitucionalidad (exequibilidad) del Protocolo ii Adicional a los Convenios
de Ginebra, referido a la protección de las víctimas en el marco de conflictos ar-
mados sin carácter internacional, reconoció que dicho Protocolo era acorde con la
Constitución Política de Colombia y por ende, era de aplicación prioritaria según
lo estipulado en el Artículo 93 (Bloque de Constitucionalidad), en razón de la
existencia de un conflicto armado de carácter no internacional.
Para la reconstrucción de los hechos se concibe una idea de la memoria
que supone una idea del tiempo. El concepto de memoria contiene implicaciones
políticas y morales, tal como lo afirma el filósofo español Reyes Mate. Este autor
sostiene que la memoria moral es sinónimo de justicia, lo esencial de dicha me-
moria es que el olvido del sufrimiento de las víctimas es una injusticia sobre la que
está edificado nuestro presente. Esta noción de memoria constituye entonces una
categoría interpretativa que permite leer lo que no está escrito y, por ende, supone
la existencia de dos tipos de pasado: uno presente en la actualidad, que es el pa-
sado de los vencedores, y el otro, ausente, que es el pasado de los vencidos. “Pues
bien, si queremos que el futuro sea otra cosa… hay que recurrir a las esperanzas
frustradas de los vencidos”13. Por ello, las miradas y voces de las víctimas han sido
una brújula para plantear el trabajo.
En el marco de la memoria, el tiempo histórico puede ser considerado
como la tensión entre el “espacio de experiencia” y el “horizonte de expectativa”,
categorías históricas que propone el historiador alemán Reinhart Koselleck para
comprender el problema del tiempo en la historia. La consideración de estas dos

10
Derecho Internacional Humanitario, dih: se trata de normas que pretenden humanizar la guerra al esti-
pular medios de protección para los no combatientes (población civil) que los combatientes deben res-
petar y ciertos límites en las formas de atacarse.
11
Defensoría del Pueblo, Duodécimo informe del Defensor del Pueblo al Congreso de la República, enero-di-
ciembre de 2004, Bogotá, 2005.
12
Córdoba Caviedes, Álvaro, “A propósito de la propuesta de acuerdo humanitario”, en revista Foro No. 57,
Ediciones Foro Nacional por Colombia, Bogotá, marzo de 2006, pp. 71-72.
13
Reyes Mate, Manuel, óp. cit., p. 52.

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La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

categorías permite superar la idea de tiempo lineal pasado-presente-futuro, ligado


a la idea de progreso de la Ilustración. De este modo, este autor habla de estratos
del tiempo donde la idea de pasado y futuro están ligadas al presente. Por otra
parte, la estructura temporal de la expectativa no se puede tener sin la experien-
cia, pero la expectativa no se deduce totalmente de la experiencia. Koselleck de-
fine las categorías referidas del siguiente modo:

La “experiencia” es un pasado presente, cuyos acontecimientos han


sido incorporados y pueden ser recordados. En la experiencia se fusionan
tanto la elaboración racional como los modos inconscientes del compor-
tamiento… en la propia experiencia siempre está contenida y conservada
una experiencia ajena.

… La expectativa está ligada a personas, siendo a la vez impersonal,


también la expectativa se efectúa en el hoy, es futuro hecho presente, apun-
ta al todavía-no, a lo no experimentado, a lo que sólo se puede descubrir.
Esperanza y temor, deseo y voluntad, la inquietud pero también el análisis
racional, la visión receptiva o la curiosidad forman parte de la expectativa
y la constituyen14.

Por otra parte, en el análisis de los hechos de violencia en el marco del con-
flicto armado, se pregunta por la respuesta institucional frente a lo sucedido y a
las acciones de las víctimas. En este sentido, a partir de la reconstrucción de los
sucesos y su contextualización, se indagará de qué manera las instituciones esta-
tales respondieron frente a los hechos perpetrados y cuáles fueron las acciones de
los(as) familiares de las víctimas. Para este propósito se utilizará el concepto de
capital social, que ha sido definido de muchas maneras15 pero que para el presente
trabajo se entenderá como:

… redes sociales capaces de generar una serie de beneficios públicos y


privados a los individuos que las conforman; estos beneficios serían inal-
canzables para un individuo. Adicionalmente, se asume que su desarrollo

14
Koselleck, Reinhart, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Editorial Paidós, Barce-
lona, 1993 (1979), p. 338.
15
En el presente trabajo se consideran las distinciones fundamentales que Putnam plantea en torno al ca-
pital social: capital social formal, capital social denso, capital social hacia dentro, capital social que tien-
de puentes. Ver Putnam, Robert, El declive del capital social, Editora Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2003.

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Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

no es autónomo del marco institucional, formal e informal, en el que inte-


ractúa la comunidad16.

La lectura de los hechos de violencia desde este enfoque permitirá indagar


qué efectos produce la acción institucional en las comunidades que regula y en el
tipo de capital que éstas construyen. La violencia, en el marco del conflicto ar-
mado colombiano, implica un reto al capital social de las sociedades que afecta,
toda vez que ataca los lazos de confianza, la cohesión y la cooperación entre los
miembros de la sociedad, pero también porque “suele corromper las instituciones
formales generando menor gobernabilidad y legitimidad de éstas”17. La pregunta
por el capital social está asociada también a la identificación de los daños oca-
sionados por el conflicto armado en lo local, los daños individuales pero también
los daños colectivos provocados con la desaparición forzada de líderes sociales y
comunitarios reconocidos por la comunidad.
A lo largo del libro se utiliza el concepto de víctima, entendido a partir de
la violencia política desatada por el accionar y el enfrentamiento de grupos arma-
dos –legales y organizados al margen de la ley– en la región. Es importante des-
tacar que el término ha sido definido jurídicamente en la Ley 418 de 1997 y en la
Ley 975 de 2005, y ampliado con el fallo de la Corte Constitucional a través de la
Sentencia C-370 de 200618. Al respecto, es importante hacer la diferencia entre
la definición jurídica a efectos de reivindicar derechos inalienables de la persona
humana –que puede ser restrictiva o favorable a las personas con afectaciones por
el conflicto armado–, y por otro lado, el reconocimiento individual y aun colec-
tivo de que se es víctima. Este proceso de verse como víctimas supone tiempos
muchas veces individuales, que tienen relación con las formas de procesar lo ocu-
rrido y de posicionarse frente a ello y, por otra parte, implica un proceso colectivo
ligado al entramado de relaciones en las cuales las víctimas experimentan redes
sociales de apoyo.
La connotación de la palabra víctima puede significar “vencido”, del latín
victus, y esta semántica puede relacionarse con una postura pasiva de quien se ha-
lla en esa condición, la cual muchas veces es reforzada por políticas asistencialis-
tas del Estado. Pero otro significado latino de esta palabra se refiere a “comida” o
“alimento de la vida”, y en este sentido se puede asociar al significado social que
tiene la situación de la víctima cuando supone una acción ejercida desde su si-
tuación de vulneración de derechos, donde la persona toma fuerza, se empodera,

16
Franco Suárez, María Carolina, Institucionalidad, capital social y violencia. Una caracterización desde la
zona cafetera, Uniandes-ceso, Bogotá, 2006, p. 10.
17
Ibídem, p. 11.
18
Consultar el Glosario al final del libro.

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La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

denuncia la injusticia sufrida y exige sus derechos. En este punto, es importante


considerar las redes sociales que acompañan y promueven el empoderamiento de
las víctimas y de este modo facilitan la resiliencia, es decir, esa capacidad para so-
breponerse a las dificultades más dolorosas e inexplicables que procede del tejido
entre la interioridad de la persona y el entorno social19.
Teniendo en cuenta las diferentes connotaciones sociales del término vícti-
ma, de las cuales sólo se esbozaron apenas dos muy evidentes, en el presente libro
se entiende a la víctima como sujeto de la memoria. Como afirma Reyes Mate:
“La memoria no se arruga ante términos como prescripción, amnistía o insolven-
cia, pues tiene la mirada puesta en la víctima. Y si hubo una injusticia pasada y
no ha sido saldada, la memoria proclama la vigencia de esa injusticia”20. Poner la
mirada sobre la víctima cuestiona el presente construido sobre el olvido y permite
ver el lado oculto de la realidad que ha sido declarado insignificante.
Por otra parte, no se desconoce que en Colombia hay víctimas de críme-
nes de Estado y víctimas del conflicto social, que tiene causas estructurales. En
este libro se intentará mostrar la situación de las víctimas del conflicto armado
que residen en Popayán, donde la responsabilidad de los hechos ha recaído sobre
grupos paramilitares y guerrilleros que operaron en la región en las décadas de
1990 y 2000, algunos de los cuales hacen parte del proceso de desmovilización
iniciado en el marco de la Ley 975 de 2005, de “Justicia y Paz”. En este sentido,
el libro vislumbrará la lectura del proceso desde el lado de las víctimas y por ello
su importancia en la coyuntura actual.
Como no se concibe la idea de víctima como una identidad fija o estable en
la vida de una persona, sino como una condición impuesta por hechos dolorosos
que puede ser afrontada desde un proceso de duelo y desde el reconocimiento so-
cial del sufrimiento, que incluiría medidas eficaces en torno a la verdad, justicia,
reparación integral y garantías de no repetición, en el análisis de los casos se in-
cluye la pregunta por las “estrategias” de las víctimas –los(as) familiares directos
en este caso– para sobrellevar los hechos de violencia sufridos, que se sucedieron
con la inevitable celeridad de la caída de una hilera de naipes: detrás de la des-
aparición forzada o el homicidio se produjo el desplazamiento de la familia, la
ruptura de vínculos familiares, la pérdida de bienes, la revictimización por parte
del Estado, entre otros.
Por ello, como la perspectiva es la mirada de las víctimas, interesa indagar
las estrategias que éstas utilizaron para llegar a lo que son hoy; cómo han resistido

19
“… la resiliencia constituye un proceso de entramado entre lo que somos en un momento dado y los
recursos afectivos presentes en el medio ecológico social… Se trata de cómo el sujeto sobrelleva la ad-
versidad construyendo una salida vital para superar el trauma…”. Ver en Melillo, Aldo, et ál., Resiliencia
y subjetividad. Los ciclos de la vida, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2004, pp. 70-71.
20
Reyes Mate, Manuel, óp. cit., p. 47.

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Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

el olvido y el silenciamiento; cómo se han ido posicionando en esta lucha por la


recuperación de los cuerpos y la reivindicación de la memoria de sus seres amados
y cómo se han ido percibiendo y reconociendo como ciudadanos(as).
Por último, en la serie La memoria desde las víctimas se utiliza el concepto de
“emoción”, entendido como acto comunicativo ya que se dirige a otros e implica
aspectos relacionales21. Se entiende la experiencia emocional como culturalmente
elaborada y con un papel importante en la construcción de sujetos sociales. A tra-
vés de este concepto se intentan analizar las percepciones de las víctimas respecto
de los hechos sucedidos, superando la identificación de la emoción con lo irracio-
nal a través de la consideración de las dimensiones públicas y cognitivas de la ex-
periencia emocional. La mirada a la experiencia emocional permitirá comprender
qué es lo importante en el horizonte de expectativas de las víctimas.
Por otra parte, la atención a lo emocional permitirá conocer quiénes fueron
las víctimas antes de sufrir los hechos de violencia, qué significaban para su fa-
milia y su comunidad y cuáles eran sus sueños y proyectos de vida. De este modo,
se pretende conjurar el intento de los victimarios: arrebatarles su identidad me-
diante la desaparición forzada, dejando sus sueños en el olvido como una señal
directa de amnesia forzada a la comunidad. La apuesta también será por alejarlos
del lenguaje estricto de las estadísticas o los “casos” de las víctimas, rememorando
las personas de carne, hueso y sentimientos, silenciadas y despojadas por la irra-
cionalidad de la guerra.
Teniendo en cuenta que en este volumen no se documentan casos específi-
cos del Cauca, se asumirá una lectura del contexto local a partir de la situación de
los movimientos sociales y la situación de las víctimas y sus organizaciones. Para
ello, se tendrá en cuenta la conceptualización de Mauricio Archila Neira sobre
movimientos sociales y acción social colectiva dado que permite pensar las expre-
siones organizativas en el departamento del Cauca 22.
Para desarrollar el propósito de memoria en el cual se enmarca la serie La
memoria desde las víctimas, aunque no tan presente en este quinto volumen, se ha
desarrollado una metodología de estudio de casos para la cual se seleccionaron
uno o dos casos representativos por los tipos de delitos involucrados relacionados
con el patrón de victimización y el modus operandi de los actores armados.

21
Lutz, Catherine y M. White, Geoffrey, “The Anthropology of Emotions”, en Annual Review of Anthropolo-
gy, 15: 405-36, 1986. Citado en Jimeno, Myriam, Crimen pasional. Contribución a una antropología de las
emociones, unal, Bogotá, 2004, p. 41.
22
Archila Neira, Mauricio, Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia 1958-1990,
icanh-cinep, Bogotá, 2005.

24
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Para la recolección de información sobre el contexto regional los hechos


se desarrollaron entrevistas semiestructuradas23, una revisión concisa de prensa e
información oficial –informes procedentes de instituciones públicas–. Así mismo,
para la construcción del contexto regional se realizó una pesquisa bibliográfica y
se utilizó un instrumento para recolectar información de terreno acerca de la per-
cepción sobre la dinámica del conflicto en la región por parte de actores locales.
Nota: Por razones de seguridad respecto de las personas aludidas, en el presente
libro no se identificarán sus nombres y apellidos, debido a las dificultades de hacer me-
moria en medio del conflicto.

23
La entrevista semiestructurada es un tipo de entrevista en la cual no se sigue una secuencia de pregun-
tas fijas, aunque sí se adecua a un esquema o pauta general.

25
Capítulo i

Contexto regional

1. Datos generales del departamento del Cauca


• Superficie: 29.308 km 2
• Población: 1.182.022 habitantes (proyección dane 2005)
• Capital: Popayán, 258.653 habitantes (proyección dane 2005)
• Año de creación: 1910 (por la Ley 65/1910)
• Número de municipios: 411

1
Municipios (41) del Cauca: Almaguer, Argelia, Balboa, Bolívar, Buenos Aires, Cajibío, Caldono, Caloto, Corinto,
El Tambo, Florencia, Guapi, Inza, Jambaló, La Sierra, La Vega, López de Micay, Mercaderes, Miranda, Morales,

27
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

• Población:
• Mestizos y blancos: 56,31%
• Afrodescendientes: 22,19%
• Indígenas: 21,5%

Alrededor del 70% de la población vive en áreas rurales. Las comunidades


indígenas más representativas que habitan el territorio son “los Páez (sic) en el
norte y en el oriente, guambiano en el oriente, yanacona en el suroriente, embera
en el noroeste, coconuco en el oriente e inga en el sur del territorio”2. En el Cauca
se encuentran ocho etnias indígenas: los yanaconas, los ingas, los coconucos, los
totoroes, los paeces, los guambianos y los eperara siapidara.
La población afrodescendiente se localiza principalmente en el norte, cen-
tro y costa pacífica del departamento.

Mapa No. 1. Departamento del Cauca

Valle del Cauca


l
enta
Occid

Tolima
lera
il
Cord

Nevado del
Huila 5750m

Macizo

Huila
Cauca

Sierra Nevada
de los Coconucos

Caquetá
ral

Nariño
Cent
lera
il
Cord

Putumayo

Fuente: ocha, en: http://www.colombiassh.org/site/IMG/png/Cauca_A3_sin.png

Padilla, Páez, Patía, Piamonte, Piendamó, Popayán, Puerto Tejada, Puracé, Rosas, San Sebastián, Santa Rosa,
Santander de Quilichao, Silvia, Sotará, Suárez, Sucre, Timbío, Timbiquí, Toribío, Totoró, Villa Rica.
2
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y dih, “Panorama Actual del Cauca”, Co-
lombia, 2004, p. 2.

28
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

2. Principales actividades económicas


El departamento del Cauca se caracterizó desde sus inicios por tener una
importante actividad económica y política que con el paso del tiempo fue des-
acelerándose, llegando a presentar las condiciones de estancamiento y rezago que
hoy se observan y que han dejado como resultado fenómenos de pobreza en un
amplio sector de la población, limitaciones en el sector agropecuario, problemas
ambientales por la extracción intensiva de recursos –en sus bosques especialmen-
te– y la concentración de las tierras.
Según cifras del último censo realizado por el dane en el año 2005, el por-
centaje de Necesidades Básicas Insatisfechas llegó al 167% con respecto a la po-
blación de los otros treinta y un departamentos de Colombia. Por su economía no
llegó a representar ni el 2% del pib nacional3.
Resulta paradójico el hecho de que si bien el departamento del Cauca cuen-
ta con una importante reserva de oro, agua y una gran diversidad de suelos, gran
parte de este territorio no posee las condiciones productivas necesarias para su
explotación, lo que ha desencadenado la saturación por el uso sistemático de los
terrenos que son aptos.
Según cálculos del año 2005 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi,
sólo un pequeño porcentaje del suelo es usado en actividades de explotación eco-
nómica, como por ejemplo cultivos semipermanentes y permanentes semi-inten-
sivos, 6,07%; cultivos transitorios semi-intensivos, 2,43%; cultivos transitorios
intensivos, 0,16% y ganadería extensiva, 2%. El suelo restante es destinado a ac-
tividades como la conservación forestal de protección, 36,41%; de recursos hídri-
cos e hidrobiológicos, 8,26% y actividades agroforestales, 18,45% 4. Sumada a lo
anterior se presenta la carencia de mallas viales para conectar adecuadamente los
municipios y otros problemas de infraestructura.
Otra de las actividades económicas desarrolladas en el departamento es la
pesca, la minería, la piscicultura y las industrias manufacturera y azucarera. Los
principales productos sembrados en el departamento son la caña de azúcar, la
yuca, el maíz, el tomate, el fique, la caña panelera, el fríjol y el café.
Una de las principales crisis que vivió el sector azucarero entre septiembre
y noviembre de 2008 tuvo relación con el prolongado paro realizado por doce mil
quinientos corteros de caña de trece ingenios azucareros de los departamentos
del Cauca y Valle del Cauca, debido al aumento del desempleo por el monopolio

3
Gamarra Vergara, José R., “La economía del departamento del Cauca: concentración de tierras y pobreza”,
documentos de trabajo sobre economía regional No. 95, Centro de Estudios Regionales ceer-Banco de la
República de Colombia, Cartagena de Indias, octubre de 2007, p. 5.
4
Ibídem. p. 55.

29
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

ejercido por los ingenios azucareros, la baja remuneración recibida por sus trabajos
y tierras y el incumplimiento de la patronal respecto de los acuerdos firmados5.
Respecto de los cultivos de uso ilícito, se calcula que el 63,4% de los mu-
nicipios del Cauca contaba con cultivos de este tipo antes de iniciar las fumiga-
ciones en 2000.

3. Fisiografía (geografía física) del Cauca


El departamento del Cauca limita al norte con los departamentos de Toli-
ma y Valle del Cauca, al sur con Putumayo y Nariño, al occidente con el Océano
Pacífico y al oriente con el departamento del Huila.
El Cauca se encuentra ubicado en el macizo colombiano, del que se des-
prenden las cordilleras central y occidental, por lo que su geografía es bastante
accidentada. Esto hace que tengan presencia todos los pisos térmicos. Muestra
de ello son los volcanes de Puracé y Sotará, el Nevado del Tolima, una parte de
la selva amazónica ubicada en lo que se conoce como la “bota caucana” o “piede-
monte amazónico” y la costa pacífica al occidente del departamento, en donde se
ubican además las islas de Malpelo y Gorgona.
Los ríos más importantes que lo atraviesan son el Cauca, el Caquetá y el
Magdalena, seguidos por otros ríos de menor extensión como Cajibío, Guapi,
Jambaló, Micay, Patía, Paez y Timbiquí. De igual manera el departamento abar-
ca una parte importante de los valles del río Cauca y del río Patía.

Río Mazamorras, municipio de Sucre, zona sur del Cauca

Fuente: Archivo fotográfico, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

5
Ver artículos de prensa relacionados: “Inició el paro de los corteros de caña de azúcar del Valle y Cauca, Co-
lombia”, en: http://www.censat.org/noticias/2008/9/25/Inicio-el-paro-de-los-corteros-de-cana-de-azucar-
del-Valle-y-Cauca---Colombia/; “Tensión en Valle y Cauca por paro de corteros de caña de azúcar”, en: http://
beta.canalcaracol.com/nota_interna.aspx?hid_id=44042; “Corteros de caña anuncian paro indefinido desde
el 12 de octubre. Cauca, Colombia”, en: http://www.desdeabajo.info/index.php/actualidad/colombia/1149-
corteros-de-cana-anuncian-paro-indefinido-desde-el-12-de-octubre-cauca--colombia.html

30
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Mapa No. 2. Mapa físico del departamento del Cauca

Valle del Cauca

ntal
cide
Tolima

a Oc
iller
Cord
Nevado del
Huila 5750m

Macizo

Huila
Cauca

Sierra Nevada
de los Coconucos

Caquetá
ral

Nariño
Cent
lera
il
Cord

Putumayo

Fuente: ocha, en: http://www.colombiassh.org/site/IMG/png/Cauca_A3_1.png

En el macizo colombiano se encuentra una reserva de la biosfera que se lo-


caliza en el cinturón andino y está conformada por los Parques Nacionales Natu-
rales Puracé, Nevado del Huila y el Parque Cueva de los Guácharos. La reserva
fue declarada como tal en enero de 19806 y cubre un área de 853.000 hectáreas.
De los municipios que pertenecen a la reserva, se encuentran en el macizo co-
lombiano: Corinto, Paez, Toribío, Río Blanco, Puracé, San Sebastián, Sotará,
La Plata, Salado Blanco, San Agustín, Acevedo, Iquira, Teruel –los seis últimos
municipios corresponden al departamento del Huila–.

6
“En Colombia en 1980 fueron declaradas tres reservas de la biosfera, que cubren un área de 1.799.000
hectáreas equivalentes al 1,57% del área del país. Como área proyectada para constituirse está el archi-
piélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Ley 99. Artículo 37)”. Instituto de Hidrología, Me-
teorología y Estudios Ambientales, ideam, en http://www.ideam.gov.co/publica/Macizo/Cap.5.pdf

31
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

3. Indicadores de desarrollo:
salud, educación, calidad de vida

Observar los principales indicadores de desarrollo del departamento permi-


te conocer las condiciones de la población que reside en dicho territorio, así como
interrogar sobre el impacto de la dinámica del conflicto armado en el mismo.
Se incluyen indicadores de los niveles de educación, salud, Necesidades
Básicas Insatisfechas, nbi, y el número de desplazamientos forzados por actor
para el departamento del Cauca y, comparativamente, para los otros cuatro en los
que se desarrolló el proyecto de “Acompañamiento a la exigibilidad de los dere-
chos de las víctimas de la violencia en el marco de la Ley de Justicia y Paz en cinco
ciudades de Colombia” –cnai, con apoyo de aecid–.
Las cifras de los indicadores corresponden a datos recientes (2006-2007) y
a la década anterior, caracterizada por la expansión paramilitar y el cambio con-
secuente en la dinámica del conflicto armado en los diversos territorios.

Cuadro No. 1. Población con hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas,


nbi, por departamentos (urbano-rural). Censo de 19937

Departamento Municipios proyecto aeci nbi municipios proyecto aeci Total departamento

Cauca Popayán 22,17 56,40

Chocó Quibdó 80,95 80,39

Magdalena Santa Marta 34,76 55,15

Nariño Pasto 26,60 56,31

Valle Tuluá 24,24 24,72

7
“La metodología de nbi busca determinar, con ayuda de algunos indicadores simples, si las necesida-
des básicas de la población se encuentran cubiertas. Los grupos que no alcancen un umbral mínimo fi-
jado son clasificados como pobres. Los indicadores simples seleccionados son: viviendas inadecuadas,
viviendas con hacinamiento crítico, viviendas con servicios inadecuados, hogares con alta dependencia
económica y hogares con niños en edad escolar que no asisten a la escuela”, en: Departamento Admi-
nistrativo Nacional de Estadística, dane. Tomado de: http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/con-
diciones_vida/NBI.xls

32
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Cuadro No. 2. Población con hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas,


nbi, por departamentos (urbano-rural). Censo de 20058

Departamento Urbano Rural Total

Cauca 24,0 61,6 46,4


Chocó 82,3 75,2 79,1
Magdalena 39,9 65,0 47,6
Nariño 25,9 59,4 43,8
Valle 14,0 25,8 15,6

En primer lugar, hay que mencionar que es bastante preocupante la in-


capacidad que se tiene para encontrar cifras que muestren el porcentaje de nbi
departamental con las mismas discriminaciones; es decir, estas cifras de 1993
se muestran para cada uno de los municipios de los treinta y dos departamentos
del país sin establecer el porcentaje de nbi a nivel rural y urbano, como sí sucede
con las cifras publicadas en el censo de 2005. Sin embargo, este último censo no
muestra los resultados obtenidos por cada uno de los municipios sino de manera
general.
Es importante anotar que las cifras más cercanas –en cuanto al índice de
nbi– datan de 1993, año en que fue realizado el último censo nacional del siglo
xx y a partir del cual sólo es posible calcular este importante indicador para los
años posteriores hasta 2005, cuando se realizó un nuevo censo nacional.
Según los datos producidos por el dane en 1993, el Cauca es el segundo
departamento, luego de Chocó, que posee el mayor porcentaje de nbi en compa-
ración con los otros cuatro departamentos de la selección mencionada. En 2005
ocupa el tercer lugar luego de Chocó y Magdalena.
No obstante, si bien las condiciones parecen haber mejorado, el crecimien-
to está lejos de ser homogéneo y, si bien el porcentaje de personas con nbi se re-
dujo, también es cierto que los beneficios han aumentado y se han concentrado
en reducidos sectores.

8
Departamento Administrativo Nacional de Estadística, en: http://www.dane.gov.co/index.php?option=
com_content&task=category&sectionid=35&id=391&Itemid=887

33
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Cuadro No. 3. Porcentaje en Colombia de personas que asisten a la escuela, colegio


o universidad por grupos de edad y nivel educativo, según regiones del país y
área (cabecera y resto). Personas de 16 a 18 años y de 19 a 25 años. 19979

Personas de 16 a 18 años Personas de 19 a 25 años


Regiones y
área Porcentaje Porcentaje
Secundaria Universidad Secundaria Universidad Posgrado
de asistentes de asistentes

Atlántica

Total 61,92 54,37 7,55 22,32 13,22 9,1 0

Cabecera 67,43 57,96 9,47 25,61 14,22 11,39 0

Resto 46,11 44,08 2,03 13,23 10,46 2,77 0

Pacífica

Total 48,69 41,41 7,28 21,27 8,27 12,78 0,22

Cabecera 56,64 46,07 10,56 27,4 9,18 17,89 0,33

Resto 34,8 33,25 1,55 9,27 6,51 2,77 0

Central

Total 51,69 48,04 3,65 14,36 6,56 7,8 0

Cabecera 59,51 54 5,51 17,11 6,9 10,21 0

Resto 37,8 36,9 0,18 7,93 5,77 2,16 0

Total
Total
56,04 49,18 6,86 23,85 7,98 15,67 0,2
nacional
Total
64,3 55,35 8,95 28,74 8,37 20,1 0,27
cabecera
Total resto 33 31,97 1,03 8,86 6,79 2,07 0

9
Fuente: Encuesta Nacional de Vida del Departamento administrativo Nacional de Estadística, en: http://
www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/calidad_vida/cv_asist_escuela_edad_16-25.xls

34
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Cuadro No. 4. Número de alumnos en Colombia matriculados por nivel educativo


y zona. Información de recolección sin ajuste por cobertura, año 200610

Preescolar Primaria Secundaria y media


Departamento

Total Urbana Rural Total Urbana Rural Total Urbana Rural


Cauca

23.598 11.208 12.390 181.105 62.297 118.808 95.545 62.839 32.706


Chocó

11.939 5.701 6.238 62.763 27.848 34.915 32.723 24.988 7.735


Magdalena

64.795 37.683 27.112 161.437 97.404 64.033 111.917 87.928 23.989


Nariño

34.245 18.190 16.055 191.614 82.209 109.405 109.923 84.631 25.292


Valle

97.104 84.117 12.987 420.290 347.772 72.518 370.621 331.872 38.749


Total nal.

1.089.115 823.331 265.784 4.869.718 3.296.270 1.573.448 3.867.000 3.296.360 570.640

Las cifras de educación que se muestran para 1997 relacionan el nivel edu-
cativo con dos grupos de edades, de dieciséis a dieciocho años y de diecinueve a
veinticinco años. Estas cifras se encuentran establecidas por regiones, es decir, no
se hallan discriminadas por departamentos, tomando en cuenta la cabecera muni-
cipal y el resto de la región. El dane establece entonces ocho regiones: Atlántica,
Oriental, Pacífica, Central, Antioquia, Bogotá-Soacha, Orinoquía-Amazonas y
San Andrés y Providencia, pero sólo en tres de ellas fue desarrollado el proyecto

10
Fuente: Índice de Educación Formal 2006, en: http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/educacion/
educacion_formal/EFormal_alumnos_zona_2006.xls

35
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

de “Acompañamiento a la exigibilidad de los derechos de las víctimas de la vio-


lencia en el marco de la Ley de Justicia y Paz en cinco ciudades de Colombia”, por
cnai-aecid: las regiones Atlántica, Pacífica y Central.
Según las cifras del Cuadro No. 3, en materia de educación, la región Pací-
fica –dentro de la que se encuentra el departamento del Cauca–, es la que cuenta
con los índices más bajos en materia educativa con respecto a las regiones Cen-
tral y Atlántica, en especial en enseñanza secundaria. No obstante, se observa
que existe un nivel elevado de alumnos en las zonas rurales, esto se debe en gran
medida a que la mayoría de hogares con niños que se encuentran en edad escolar
viven en dichas zonas, pero la mayoría no cuenta muchas veces con la posibilidad
de enviar a sus hijos al colegio.
Las cifras en educación de la población entre los diecinueve y los veinticin-
co años no parecen tan desalentadoras si se tiene en cuenta, por ejemplo, que el
porcentaje de asistencia en la región Pacífica supera en un 6,91% a la región Cen-
tral y por esta misma línea a diferencia de la región Atlántica, la formación en
postgrado si bien sigue siendo muy precaria, 0,22 %, es más alta que en las otras
dos regiones, que reportaron para ese año un 0%.
Ahora bien, para el año 2006 el dane estableció los datos por departa-
mento y no por región del “número de alumnos matriculados por nivel educativo
y zona” (ver Cuadro No. 4), que permiten observar el comportamiento que tuvo
el sector educativo en 2006 en cuanto al número de alumnos –tanto a nivel rural
como urbano– en cuanto a educación preescolar, primaria y secundaria y media, y
no para la educación universitaria y a nivel de postgrados, como muestra el Cua-
dro No. 311.
Según los datos observados en los dos últimos cuadros, en los cinco depar-
tamentos seleccionados (Cuadro No. 4) en los que el proyecto tuvo lugar, Chocó
es el que tiene los peores índices educativos, seguido por el Cauca.
En la formación preescolar y secundaria, el Cauca ocupa el cuarto lugar en
el número de alumnos matriculados respecto de la selección de los cinco departa-
mentos que se comparan en el análisis; mientras que en la educación primaria el
número de alumnos matriculados lo ubica en el tercer lugar.

11
Los Cuadros No. 4 y 5 no permiten comparar los datos, toda vez que el primero estipula el número
de asistentes por cada sector, mientras que el segundo observa únicamente el número de matricula-
dos, lo que imposibilita diferenciar en qué porcentaje los niños que fueron matriculados, efectivamente
asistieron al colegio y terminaron el año escolar.

36
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Cuadro No. 5. Cifras de desplazamiento forzado por departamentos


por actor hasta el 30 de noviembre de 200712

Departamento expulsor Tipo de desplazamiento Total


Autores
(proyecto aeci) Individual Masivo general

nd 16.182 21.757 37.939

Autodefensas o paramilitares 7.298 1 7.299

Fuerza Pública 307 307

Cauca Grupos guerrilleros 23.865 1 23.866

Más de un actor de desplazamiento 194 194

No identifica 7.918 2 7.920

Otros 8.761 8.761

Total Cauca 64.525 21.761 86.286

nd 7.390 44.977 52.367

Autodefensas o paramilitares 7.762 7 7.769

Fuerza Pública 390 390

Chocó Grupos guerrilleros 19.666 19 19.685

Más de un actor de desplazamiento 68 3 71

No identifica 12.310 2 12.312

Otros 10.884 4 10.888

Total Chocó 58.470 45.012 103.482

nd 17.093 34.454 51.547

Autodefensas o paramilitares 22.469 22.469

Fuerza Pública 1.289 1.289

Magdalena Grupos guerrilleros 19.230 19.230

Más de un actor de desplazamiento 120 120

No identifica 18.841 1 18.842

Otros 25.133 25.133

Total Magdalena 104.175 34.455 138.630

12
En: http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/publicacion%20nov%2030%20de%202007.htm

37
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

nd 14.248 23.529 37.777

Autodefensas o paramilitares 6.504 2 6.506

Fuerza Pública 189 189

Nariño Grupos guerrilleros 16.895 96 16.991

Más de un actor de desplazamiento 381 2 383

No identifica 7.144 11 7.155

Otros 3.962 3.962

Total Nariño 49.323 23.640 72.963*

nd 17.013 32.326 49.339

Autodefensas o paramilitares 10.550 3 10.553

Fuerza Pública 198 198

Valle Grupos guerrilleros 13.972 4 13.976

Más de un actor de desplazamiento 343 343

No identifica 11.770 2 11.772

Otros 11.048 2 11.050

Total Valle 64.894 32.337 97.231

Las cifras de desplazamiento forzado publicadas por Acción Social el 30


de noviembre de 2007, dejan ver que el fenómeno del desplazamiento forzado es
una realidad preocupante no sólo para el caso del Cauca y los otros cuatro depar-
tamentos en los que se llevó a cabo el proyecto de “Acompañamiento a la exigibi-
lidad de los derechos de las víctimas”, en el cual se enmarca la serie La memoria
desde las víctimas, sino que constituye una situación humanitaria grave que afecta
a vastos espacios del territorio nacional.
Es importante señalar que a pesar de mostrarse en el cuadro que el mayor
número de desplazamientos forzados son producidos por actores no identificados,
nd, en el Cauca los grupos guerrilleros son los que de manera comparativa gene-
ran la mayor cantidad de casos de desplazamiento forzado, que en su mayoría se
presentan de manera individual. Estos grupos desplazaron tanto de manera indi-
vidual como masiva un total de 23.766 personas, mientras que los grupos para-
militares desplazaron un total de 7.299 y la Fuerza Pública 307.
Esta tendencia también es observable en los departamentos de Nari-
ño y Chocó, mientras que para el departamento del Magdalena los principales

38
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

responsables de los desplazamientos forzados son los grupos paramilitares, luego


de los actores nd. En el Valle del Cauca estos actores no identificados, nd, son
responsables en mayor medida de los desplazamientos forzados.
De los cinco departamentos comparados, Magdalena es el que presenta los
índices más elevados de población desplazada, luego se encuentran Chocó, Valle
del Cauca, Cauca y finalmente Nariño.
El fenómeno del desplazamiento forzado reviste diversas y dramáticas for-
mas de victimización que implican no sólo el despojo y abandono de los territo-
rios, propiedades y formas de vida, sino también otras violaciones a los derechos
fundamentales de las personas, que paradójicamente hoy por hoy no son recono-
cidas por muchas entidades como víctimas del conflicto armado y que les niegan
esta condición sin entender que si bien “no todas las víctimas del conflicto son
desplazadas, todos las personas desplazadas son víctimas”.
Es así como “las implicaciones humanitarias y las consecuencias para el de-
sarrollo social y económico de las regiones más afectadas por el desplazamiento
forzado obligan de igual forma a las instituciones a generar acciones y políticas
concretas dirigidas a atender el problema y prevenir que en el futuro no ocurran
nuevos hechos”13.
Una de las principales causas del desplazamiento forzado en el Cauca es la
presencia y disputa por el control del territorio entre los diferentes actores arma-
dos, de acuerdo con los intereses estratégicos ligados a recursos, corredores, entre
otros. Esto exige de forma inmediata la puesta en práctica de medidas y políticas
efectivas en todos los niveles (municipal, departamental, regional, nacional) para
hacer frente a esta realidad superando el asistencialismo, tal como ha ocurrido en
los últimos años.
Estas políticas deben tener en cuenta no sólo las personas que huyen del
departamento por el miedo que produce la guerra, o las que se ven constreñidas
por los actores armados y deben irse, sino también aquellas que ingresan como
desplazadas al Cauca, procedentes de departamentos aledaños.

13
Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, comunicacio-
nes, “Entre la expulsión y el retorno, la dinámica del Desplazamiento Forzado en el Valle del Cauca”, en:
http://www.derechoshumanos.gov.co/modules.php?name=informacion&file=article&sid=481

39
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Cuadro No. 6. Tasa de homicidios


por departamento entre 1990 y 199914

Tasa de homicidios
Período
1990 - 1999 Nivel Diferencia
Cambio porcentual
(por cien mil habitantes) del cambio porcentual
Desv. Desv. Desv.
Departamento Media Min. Max. Media Min. Max. Media Min. Max.
Stdr. Stdr. Stdr.
Cauca 41.8 6.8 34.7 56.9 -2% 15% -32% 20% 1% 26% -45% 32%

Chocó 6.2 2.5 3.5 11.9 3% 48% -38% 117% -11% 68% -98% 143%

Magdalena 48.6 8.0 38.0 60.5 2% 20% -27% 26% 0% 28% -52% 45%

Nariño 24.7 2.4 20.7 26.3 1% 17% -17% 24% 7% 28% -31% 37%

Valle 89.7 17.1 61.5 124.0 4% 17% -19% 24% 0% 24% -43% 37%

Cuadro No. 7. Tasa de homicidios, secuestros,


masacres, por departamento entre 2006 y 200715

Departamento 2006 2007 Variación en el período

Homicidios 542 646 19%


Víctimas de masacre 0 10
Casos de masacre 0 2
Homicidios de alcaldes y ex alcaldes 1 0 -100%
Cauca Homicidios de indígenas 4 5 25%
Homicidios de sindicalistas de otros sectores 1 1 0%
Homicidios de maestros sindicalizados 1 4 300%
Homicidios de maestros no sindicalizados 1 0 -100%
Secuestro 42 18 -57%

14
Borrero, Pablo Querubín, “Crecimiento departamental y violencia criminal en Colombia”, Documento
cede 2003-12 Edición Electrónica, Universidad de los Andes, Abril de 2003, p. 47.
15
Observatorio el Programa de Derechos Humanos y dih, Estadísticas por departamento, en: http://www.
derechoshumanos.gov.co/modules.php?name=informacion&file=article&sid=160

40
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Departamento 2006 2007 Variación en el período

Homicidios 120 113 -6%


Víctimas de masacre 17 6 65%
Casos de masacre 2 1 50%
Homicidios de alcaldes y ex alcaldes 0 1 100%
Chocó Homicidios de indígenas 6 1 -83%
Homicidios de sindicalistas de otros sectores 0 0 0%
Homicidios de maestros sindicalizados 2 0 -100%
Homicidios de maestros no sindicalizados 0 0 0%
Secuestro 13 18 38%
Homicidios 397 402 1%
Víctimas de masacre 4 9 125%
Casos de masacre 1 2 100%
Homicidios de alcaldes y ex alcaldes 0 0 0%
Magdalena Homicidios de indígenas 0 0 0%
Homicidios de sindicalistas de otros sectores 1 0 -100%
Homicidios de maestros sindicalizados 3 0 -100%
Homicidios de maestros no sindicalizados 0 0 0%
Secuestro 26 16 -38%
Homicidios 797 778 -2%
Víctimas de masacre 32 9 -72%
Casos de masacre 6 2 -67%
Homicidios de alcaldes y ex alcaldes 0 0 0%
Nariño Homicidios de indígenas 7 12 71%
Homicidios de sindicalistas de otros sectores 0 0 0%
Homicidios de maestros sindicalizados 6 2 -67%
Homicidios de maestros no sindicalizados 0 0 0%
Secuestro 33 34 3%
Homicidios 3.461 3.270 -6%
Víctimas de masacre 27 4 -85%
Casos de Masacre 6 1 -83%
Homicidios de Alcaldes y ex alcaldes 1 0 -100%
Valle Homicidios de indígenas 2 5 150%
Homicidios de sindicalistas de otros sectores 1 3 200%
Homicidios de maestros sindicalizados 2 2 0%
Homicidios de maestros no sindicalizados 4 2 -50%
Secuestro 49 38 -22%

41
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Según cifras reportadas por el Programa de Derechos y Derecho Interna-


cional Humanitario de la Presidencia de la República, entre el año 2006 y 2007
el mayor número de víctimas reportadas fue por homicidio con una variación im-
portante del 19%, dado que se pasó de 542 personas en 2006 a 6.446 en 2007.
Durante el 2006 no se presentaron masacres a diferencia del 2007 en el que
se registran dos, que dejaron en total diez personas muertas. Resulta importante
la disminución que se da en el número de alcaldes y ex alcaldes asesinados, pasan-
do de uno en el 2006 a cero en el 2007. Por su parte, el aumento de homicidios
de maestros sindicalizados en un 300% muestra un comportamiento dramático
y, si bien el número de homicidios de indígenas se redujo en un 25%, no deja de
ser preocupante este fenómeno, no sólo para el departamento del Cauca sino para
el país en general.
Finalmente, durante el período analizado existe una reducción importante
del 57% en el número de secuestros, pasando de cuarenta y tres en el 2006 a die-
ciocho en el 2007.
Estas cifras, si bien no muestran toda la complejidad del conflicto armado,
y menos aun todas las consecuencias e impactos que éste trae aparejado, permi-
te ver a grandes rasgos la dimensión de algunos hechos de violencia, que incluso
pueden ser mayores si se toman en cuenta, por ejemplo, cifras no oficiales.

4. Dinámica del conflicto armado en el Cauca


El departamento del Cauca ha tenido en su territorio una presencia fuer-
te de actores armados que ha desencadenado una crisis humanitaria muy fuerte,
en especial en las poblaciones indígenas y afrodescendientes. Uno de los puntos
de inflexión de esta crisis tuvo lugar durante los años 2000 y 2001, cuando la
presencia y acción de los grupos de autodefensa se expandió del norte al sur y se
intensificó, en especial por medio del Frente Pacífico, ubicado en la costa, la in-
fluencia del Bloque Calima al norte del departamento con una fuerte conexión
con el Valle del Cauca y con el Bloque Farallones en los municipios de Santander
de Quilichao, Cajibío, Caldono y Buenos Aires.
Durante ese período, el número de masacres, desplazamientos forzados y
asesinatos selectivos aumentó dramáticamente. Los grupos de autodefensas fue-
ron afirmando su presencia en el Cauca de manera paulatina desde el norte hasta
el sur del departamento, tanto en áreas rurales como urbanas, llegando a estable-
cerse fuertemente en importantes sectores de la carretera Panamericana, la cual se
extiende desde el departamento de Nariño hasta el Valle del Cauca.
Como se puede observar en el Mapa No. 3, los municipios en los que se pro-
dujo el mayor número de desplazamientos forzados –municipios expulsores– son

42
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

López de Micay, Cajibío, Bolívar, Santa Rosa, Piamonte y Sucre. Los municipios
que reciben en mayor medida a la población que ha sido víctima del desplaza-
miento forzado son Guapi, Mercaderes y Timbiquí. Por su parte, aquéllos que se
han consolidado por ser tanto receptores como expulsores de población despla-
zada son El Tambo, Patía, Popayán, Buenos Aires, Toribío, Corinto y Santander
de Quilichao.
De igual manera, se puede observar en el mapa la ubicación de las princi-
pales entidades no gubernamentales que trabajan a lo largo y ancho del depar-
tamento, como son la oim, unicef, Pax Christi, Rescate, pma, Diakonie, entre
otras.

Mapa No. 3. Comunidades en riesgo


por desplazamiento forzado en Cauca, año 2007

Fuente: Elaborado por iasc. Comité Permanente Interagencial Cauca.

43
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

A finales de 2003, luego del proceso de negociación y acercamiento reali-


zado por los grupos de autodefensas y el Gobierno Nacional, tuvo lugar la des-
movilización16 en el municipio de Cajibío –corregimiento de Ortega– de ciento
sesenta y ocho miembros de las Autodefensas Campesinas de Ortega, entre los
cuales había ciento veintiún hombres, 75%, y cuarenta y un mujeres, 25%17.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, farc, que han tenido
una presencia más prolongada en el territorio –desde la década de 1970–, tuvie-
ron un período de auge entre 2001 y 2004 al presentar un aumento significativo
de sus acciones, caracterizadas principalmente por enfrentamientos con las Fuer-
zas Militares en combates y ataques a su infraestructura –en especial las estacio-
nes de Policía–. Así mismo, sus acciones involucraron la toma de poblaciones y la
realización de hostigamientos. No obstante, algunas de las tomas de pueblos en
el norte del departamento fueron contrarrestadas por la población indígena y su
movimiento de resistencia que pretende la autonomía frente a los diferentes acto-
res armados en el territorio.
Esta tendencia en el comportamiento de las farc difirió en ese período con
la del Ejército de Liberación Nacional, eln, cuyas acciones terrestres y retenes
ilegales disminuyeron y en algunas ocasiones se combinaron con las de las farc.
En la actualidad, el departamento del Cauca cuenta con la presencia de
grupos armados ilegales como los frentes 30, 29 y 60 de las farc y la columna
móvil José Luis Cabrera del eln. En cuanto a la desmovilización de los grupos
paramilitares que controlaban zonas del departamento, si bien se redujo la esca-
lada de los enfrentamientos, se ha denunciado por parte de la población civil que

16
“El 7 de diciembre de 2003, en la vereda del Edén en el corregimiento de Ortega, se realizó la entrega
de armas y la desmovilización de ciento sesenta y ocho integrantes de las Autodefensas Campesinas de
Ortega con la presencia del Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, el delegado de la oea,
Sergio Caramgna, el asesor del alto comisionado para la Paz, Darío Mejía, el coronel Juan Ramón Ponce,
el Obispo de Popayán y el Gobernador del Valle, entre otros”. Ver Alto Comisionado para la Paz, “Infor-
me ejecutivo. Diciembre 7 de 2003-junio 7 de 2004. Proceso de desmovilización y reincorporación de
las Autodefensas Campesinas de Ortega”, en: http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/web/orte-
ga/junio_07.htm
17
Según el politólogo e investigador Mauricio Romero Vidal, se entiende por autodefensas aquellas fuer-
zas armadas irregulares que defienden un territorio –de agresiones– sin vocación expansionista ni de
incidencia en otras regiones, constituyendo fenómenos preferentemente locales. Por el contrario, los
paramilitares son fuerzas armadas irregulares que obedecen a proyectos nacionales de expansión, con
una estructura relativamente centralizada, federativa y con un claro propósito contrainsurgente. Mauri-
cio Romero enfatizó la dimensión política del surgimiento de los grupos paramilitares como resultado
de la confluencia de una serie de mecanismos que se desatan con la implementación de las políticas de
paz, descentralización y apertura política en los años ochenta: la potencial participación política elec-
toral de sectores de la guerrilla en los ámbitos locales ocasionó la oposición de las élites regionales, el
rechazo de las Fuerzas Armadas frente a las políticas de paz y la creación de grupos de justicia privada
por parte de narcotraficantes, para dar origen a los grupos paramilitares. Éstos se consolidaron por la
confluencia de oposición a los intentos de reformas democratizadoras del poder y la riqueza en el ám-
bito rural”. Ver Cruz Rodríguez, Edwin, “Los estudios sobre el paramilitarismo en Colombia”, en revista
Análisis Político No. 60, Bogotá, mayo-agosto 2007.

44
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

muchos de estos grupos aún siguen operando en la zona bajo nombres como el
de Águilas Negras.
La Fuerza Pública tiene una importante presencia en el departamento que
ha ido incrementando en los últimos años, especialmente con la implementación de
la política de Seguridad Democrática18, por lo que se puede advertir la presencia de
las brigadas 2 y 29 y de las infanterías de Marina No. 10 y 70 (ver Mapa No. 4).
El departamento del Cauca se ha consolidado como un territorio geoestra-
tégico en el marco del conflicto armado colombiano dado que permite tener ac-
ceso tanto a la zona de la Amazonía como a la costa pacífica, el Valle del Cauca y
Ecuador, fundamental para el tráfico de estupefacientes, armas y la movilización
de efectivos. Por esta razón, la zona conocida como la “Bota Caucana”19 que co-
munica directamente a este departamento con el del Putumayo y el Caquetá, es la
que cuenta con mayor presencia de grupos armados ilegales en el departamento.
Una de las zonas que se ha consolidado en la producción y siembra de coca
se concentra en la Cordillera Central, especialmente en los departamentos de
Piedemonte, Argelia, Balboa, El Tambo, Mercaderes, Bolívar y Patía.
Otros fenómenos que se advierten en el departamento son los elevados nive-
les de corrupción administrativa y en el marco del conflicto, el desplazamiento for-
zado de civiles y de comunidades indígenas dadas las condiciones de confrontación
en esta zona entre los grupos armados ilegales y entre éstos y la Fuerza Pública.
Los mapas que se presentan a continuación permitirán dar cuenta –de ma-
nera detallada– de la presencia de grupos armados ilegales en la región y el con-
trol de zonas estratégicas que caracteriza la dinámica del conflicto armado en el
departamento. En este sentido, se identifican seis zonas estratégicas en el depar-
tamento en el marco del conflicto armado interno, a saber: zona pacífica, norte,
centro, oriente, región sur y el macizo y piedemonte amazónico.
En el Mapa No. 4 se señala que las farc tienen presencia en la zona pací-
fica por medio de tres frentes: el Frente 30, cuya zona de acción está básicamen-
te en el municipio de López de Micay, y los frentes 29 y 60, cuya operación está
dada en los municipios de Timbiquí y Guapi.

18
La política de Seguridad Democrática, desarrollada en la administración Uribe Vélez desde 2002, se sus-
tentó en siete premisas: 1. Fortalecer la Fuerza Pública para recuperar el control del territorio y proteger
la infraestructura y soberanía nacionales; 2. Desarticular la cadena de producción y tráfico de drogas ilí-
citas; 3. Fortalecer la justicia; 4. Atender las zonas deprimidas y de conflicto; 5. Fortalecer las relaciones
internacionales; 6. Fortalecer la convivencia y los valores ciudadanos; y 7. Proteger y promover los Dere-
chos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Ver Escobar, Andrea, Pabón Natalie y Mendivil
Laura, “La actual reforma militar en Colombia: la renovación de las fuerzas armadas” en Vargas Velás-
quez, Alejo y Patiño, Carlos Alberto, editores, Reforma militar en Colombia. Contexto internacional y re-
sultados esperados, Colección Pensamiento Político Contemporáneo, Universidad Pontificia Bolivariana,
Consejo de Medellín, No. 19, Medellín 2006, p. 207.
19
Los municipios de Piamonte y Santa Rosa conforman la denominada “Bota Caucana” en la zona del ma-
cizo y piedemonte amazónico.

45
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Mapa No. 4. Presencia de actores armados


en la zona pacífica, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

La zona norte del Cauca, conformada por trece municipios, tiene presen-
cia de las farc por medio de dos columnas móviles y un frente: la columna móvil
Jacobo Arenas en los municipios de Caloto, Corinto y Toribío; la columna móvil
Arturo Ruiz en los municipios de Suárez, Buenos Aires y Santander de Quili-
chao y el Frente 6 en los municipios de Villa Rica, Caloto, Padilla, Corinto y Mi-
randa (ver Mapa No. 5).
Los grupos autodenominados Águilas Negras y que han sido relacionados
fuertemente con viejas estructuras del paramilitarismo, cuentan con una presen-
cia muy focalizada en el municipio de Buenos Aires y Suárez, en donde han es-
tablecido importantes relaciones con mineros asociados con los megaproyectos
(oro) establecidos allí en este sector económico.
El área señalada como auc representa el corredor al Pacífico establecido
por las autodefensas entre los municipios de Santander de Quilichao, Buenos Ai-
res y Suárez. Dicha zona estratégica resulta fundamental para el tráfico de armas,
drogas ilícitas y efectivos de los grupos armados ilegales.
La Fuerza Pública hace presencia en esta zona por medio del Batallón Pi-
chincha, cuya operación se localiza principalmente en Morales, Suárez y Caldono,

46
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

y la Tercera Brigada operando en los municipios de Corinto, Toribío y la parte


baja del municipio de Miranda. En esta zona también existe un relevante fenó-
meno de delincuencia común debido a una importante red de pandillas.

Mapa No. 5. Presencia de actores armados


en la zona norte, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

En la zona centro, conformada por seis municipios, tiene presencia el eln


por medio de la Compañía Camilo Cienfuegos y la Columna Milton Hernández
en los municipios de El Tambo y Timbío, y además han establecido alianzas con
los grupos conocidos como Los Rastrojos al servicio de alias El Viejo (ver Mapa
No. 6).
Las farc hacen presencia de manera importante por medio de la Columna
Jacobo Arenas en Cajibío y el Frente 6 de las farc en Popayán y Puracé. En esta
región se identifica la presencia de grandes cordones de miseria conformados por
un porcentaje importante de personas que han sido víctimas del conflicto armado
en la región.

47
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Mapa No. 6. Presencia de actores armados en la zona centro, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

La región sur, conformada por siete municipios, evidencia la compleja pre-


sencia de actores tanto armados como narcotraficantes, como es el caso de Los Ras-
trojos, quienes tienen una importante presencia en los municipios de Argelia, Patía
y Balboa y han establecido además, alianzas con el eln, las cuales se especula, tu-
vieron lugar una vez fueron desplazados los frentes 60 y 8 de las farc de la zona.
El eln, al igual que en la zona centro, hace presencia por medio de la com-
pañía Camilo Cienfuegos y el Bloque Central Cauca en los municipios de Mer-
caderes, Bolívar y Sucre. La Fuerza Pública ha desplegado en esta zona la Brigada
29 (ver Mapa No. 7).
Por último, las farc, quienes predominan en la región, hacen presencia a
través del Frente 8 en los municipios de Patía y Argelia; el Frente 29 en Merca-
deres y Balboa y el Frente 60 en Balboa, Argelia y Patía.
La región sur se consolida como epicentro de la producción y procesamien-
to de coca, por lo que los operativos militares son frecuentes, así como las medidas
de fumigación y de erradicación manual de la planta de coca. Según la Dirección
Nacional de Estupefacientes, las aspersiones aéreas con glifosato han disminuido
las hectáreas de cultivos de coca entre 2000 y 200320, reconociendo que:

20
En entrevistas realizadas en Popayán a fines de 2007, las personas informadas sobre este tema afirma-
ron que los cultivos de coca, si bien fueron erradicados en las proporciones que considera la dne, la

48
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Actualmente –agosto de 2004– en Cauca los cultivos de coca se ubican


en el valle del río Patía entre las cordilleras Occidental y Central (munici-
pios de Balboa, El Tambo, Mercaderes), en la costa pacífica (Guapi, Tim-
biquí), sobre la Cordillera Occidental (Argelia), en el piedemonte de ésta
misma (López de Micay) y en la base de la cordillera Central –municipios
de Bolívar en la vertiente occidental y de Santa Rosa y Piamonte en la ver-
tiente oriental–, aunque, en años anteriores, también han tenido incidencia
en municipios como Cajibío, Morales, Sotará, Suárez y Timbío.

La cantidad total de lotes es de 1.262. De éstos, veintisiete poseen una


extensión que oscila entre las tres y las seis hectáreas, y los restantes 1.235
son terrenos de tan sólo media (0,5) o una (1,0) hectárea. La extensión to-
tal de los primeros es de ciento veintiocho hectáreas y de los segundos de
1.054 hectáreas, con un promedio general de una hectárea de cultivo de
coca por lote. Porcentualmente el número de lotes de coca del departamen-
to del Cauca equivale al 28% del total nacional de ese narcocultivo, y el
número de hectáreas sembradas representa un 5% de la extensión del país
dedicada a dicha actividad ilícita 21.

Sin embargo, para el período de 31 de diciembre 2006 a 31 de diciem-


bre 2007, el análisis de los cultivos de coca por parte del Sistema Integrado de
Monitoreo de Cultivos Ilícitos simci ii (unodc Colombia), arroja los siguientes
resultados:

Hay una alta movilidad de los cultivos de coca, representada en nuevas


siembras, más de las cuatro quintas partes del área sembrada es nueva; el
área sembrada en coca se duplicó. El área sembrada en lotes mayores de
tres hectáreas aumentó casi seis veces y el área en lotes menores o iguales
a tres hectáreas se duplicó. La cantidad de lotes mayores de tres hectáreas
se quintuplicó y en lotes menores o iguales a tres hectáreas se duplicó. El
85% de la cantidad de lotes son nuevos.

La afectación ha sido mayor para bosques primarios y coberturas no bos-


cosas, ocupando el noveno lugar en deforestación de bosque primario para
siembra de coca a nivel nacional en el período de estudio… Cabe anotar que
gran parte de los bosques talados, corresponden a bosques primarios con

erradicación y las fumigaciones no fueron tan exitosas, toda vez que dichos cultivos se trasladaron y fue-
ron alejados de la carretera Panamericana, incluso llegando a zonas cercanas a los páramos.
21
Dirección Nacional de Estupefacientes, “Situación Actual de los cultivos ilícitos de coca y amapola en el
departamento de Cauca”, agosto de 2004, en: http://www.dne.gov.co/?idcategoria=785

49
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

ecosistemas de alto grado de complejidad, riqueza y biodiversidad muy su-


periores a las coberturas vegetales regeneradas”22.

Mapa No. 7. Presencia de actores armados


en la región sur, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

En la zona oriente, conformada por seis municipios, hay presencia evidente e


importante de las farc, por medio del Frente 6 en los municipios de Jambaló, Paéz,
Silvia, Totoro, Caldono e Inzá y por medio de la columna móvil Jacobo Arenas en
los municipios de Inzá, Páez, Silvia y Jambaló (ver Mapa No. 8). En esta zona, al
igual que en la región sur, existen programas de fumigación y erradicación de la
hoja de coca pero sin programas de sustitución.

22
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito – unodc Colombia, “Análisis multitemporal de
cultivos de coca Período 2006-2007”, Proyecto simci ii, Diciembre 2008, p. 62, en: http://www.biesimci.
org/Documentos/archivos/mutitemporal_coca0607.pdf

50
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Mapa No. 8. Presencia de actores armados


en la zona oriente, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el conflicto, cnai.

Finalmente, la zona del macizo y piedemonte amazónico, conformada por


ocho municipios que tiene presencia de la Fuerza Pública por medio del Batallón
de Alta Montaña, cuyo radio de acción está en los municipios de La Vega, Alma-
guer y San Sebastián. En esta zona Los Rastrojos tienen presencia en los munici-
pios de Piamonte y Santa Rosa 23. Por su parte, las farc la tienen en el municipio
de Santa Rosa con el Frente 13 y en el municipio de Piamonte con el Frente 49
(ver Mapa No. 9).
En esta zona, al igual que en la región sur y la zona oriente, existen progra-
mas de fumigación y erradicación de la hoja de coca pero sin programas de susti-
tución, lo que ha desencadenado el aumento de los índices de miseria.

23
Al sur del Cauca, el municipio de Santa Rosa se ha denominado como la “Bota Caucana”. Tiene una ex-
tensión de 4.479 kilómetros, el más grande del departamento. Está dividido en tres zonas, alta, media y
baja, de las cuales la primera es considerada parte del macizo colombiano, en: http://www.sinic.gov.co/
SINIC/ColombiaCultural/ColCulturalBusca.aspx?AREID=3&SECID=8&IdDep=19&COLTEM=216

51
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Mapa No. 9: Presencia de actores armados en


la zona del macizo y piedemonte amazónico, Cauca

Fuente: Equipo local Cauca, Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, cnai.

Respecto de las afectaciones por eventos con map/muse, el departamento


del Cauca se encuentra en el cuarto lugar entre los diez departamentos con mayor
registro por la presencia o sospecha de existencia de minas antipersonal y muni-
ción sin explotar, muse: Cauca con treinta y seis municipios24.
Como se ha visto, si bien el departamento del Cauca ha sido escenario de fuer-
tes enfrentamientos entre los actores armados por las características geoestratégicas
de su geografía y la existencia de recursos naturales importantes, también lo ha sido
de una incansable lucha por el derecho a la tierra y por la autonomía de las culturas,
que es liderada por las comunidades afrodescendientes e indígenas que cuentan con
una presencia, movilización social y organización importante en el territorio.
El movimiento de resistencia indígena se ha venido fortaleciendo y visibili-
zando desde el año de 1999 y contó con el respaldo de diversas organizaciones civi-
les y religiosas, caracterizándose por las demostraciones simbólicas, el rechazo a la
acción de los distintos actores armados y sus consecuencias en las comunidades. No
obstante, a pesar de estos pronunciamientos, no han cesado las acciones en contra
de las comunidades indígenas y sus líderes por parte de los grupos armados.

24
Vicepresidencia de la República, “Situación por map y muse 1990, 1 de febrero de 2008”, Programa Presi-
dencial para la Acción Integral contra Minas Antipersonales, en: http://www.derechoshumanos.gov.co/
minas/descargas/frecuenciamunicipal08.pdf

52
Capítulo ii
Situación de las organizaciones
sociales y de víctimas

P ara abordar la situación actual de las organizaciones sociales comunitarias y de


las víctimas en Popayán, se introducirán unas líneas generales sobre el devenir de
los movimientos sociales en Colombia, a partir del planteamiento de Mauricio
Archila Neira1, que contextualizan los problemas afrontados por el movimiento
indígena, el movimiento campesino, las comunidades afrodescendientes, el mo-
vimiento de mujeres y más recientemente, las reivindicaciones de las víctimas del
conflicto armado.
Hacia 1980 hubo un nuevo ciclo recesivo; el importante descenso en los pre-
cios del café impactó en la industria mientras que la especulación y la economía
clandestina se fortalecieron al tiempo que predominaban discursos contrarios. Du-
rante el gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982) la reactivación de los
mecanismos de concertación inmovilizó al Consejo Nacional Sindical y profundizó
las crisis internas de las confederaciones tradicionales. Según Archila, esta situa-
ción condujo a que el sindicalismo no fuera un gran desafío social en esa época 2.

1
Archila Neira, Mauricio, Idas y venidas, vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia 1958-1990, icanh-
cinep, Bogotá, 2005. Archila entiende a los movimientos sociales como “una forma de acción social colecti-
va que enfrenta injusticias, desigualdades y exclusiones, es decir, que está inmersa en conflictos que abar-
can todas las dimensiones de la sociedad y no sólo la económica… compartimos con Touraine la idea de
que los movimientos sociales se inscriben en la dinámica de construcción de consenso y no de imposición
por la fuerza… Esto nos lleva al terreno de definiciones operativas, en donde habrá movimiento social
mientras se mantenga esa dinámica civilista y se busque la autonomía ante los actores violentos, aunque
algunos de ellos participen en la gestación y conducción de la lucha social”, pp. 74-75.
2
Ibídem, p. 115.

55
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

En el gobierno de Turbay se ejecutaron medidas de signo autoritario, tales


como la expedición del Estatuto de Seguridad o Decreto 1923 de 1978, que im-
puso un severo régimen penal bajo la lógica de restricción de las libertades para
preservar las instituciones3. La postura de Turbay frente a los movimientos so-
ciales fue de mano dura. En 1981 se creó el mas (Muerte a Secuestradores), que
marcó el inicio de la trayectoria paramilitar ligada al narcotráfico, algunos terra-
tenientes y ganaderos tradicionales4. El gobierno posterior de Belisario Betancur
(1982-1986) tuvo una postura diferente respecto de los movimientos sociales, de-
mostrando un acercamiento. En cuanto a la política indigenista, otorgó tierras de
resguardos y reforzó el poder de los cabildos5. En el marco de su estrategia para
negociar la paz, frente a las demandas guerrilleras ofreció una amnistía amplia
e incondicional que llevó a la firma de acuerdos de paz desde 1984 con las farc,
el m-19 y el epl. En 1985 se produjo la toma del Palacio de Justicia por parte del
m-19 y la contratoma por las fuerzas legales. En ese contexto, se desplegó la vio-
lencia contra dirigentes sociales y políticos de izquierda, llamada “guerra sucia”,
que produjo el exterminio de los miembros de la Unión Patriótica, up6.

3
Diario El Espectador, “Del Estatuto de Seguridad a la Seguridad Democrática”, 6 de septiembre de 2008, en:
http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloimpreso-del-estatuto-de-seguridad-seguridad-
democratica?page=0,1
4
Ibídem.
5
El Cauca tiene ochenta y tres resguardos indígenas. Los cabildos indígenas son las autoridades tradicio-
nales indígenas. El Decreto 1088 de 1993 (junio 10) regula la creación de dichos cabildos.
6
“Han sido cerca de tres mil asesinatos, perpetrados sistemáticamente desde el mismo momento en que
la up hizo su aparición en el escenario político en 1986. Entre las víctimas, dos candidatos a la Presiden-
cia, cientos de líderes regionales y locales, y muchos, muchísimos partidarios de esa agrupación… La
up surgió de los acuerdos de paz entre las farc y el gobierno de Belisario Betancur. Los dirigentes gue-
rrilleros tenían la intención de contar con un brazo político propio, una estrategia nefasta, encaminada
a multiplicar los frentes de acción de la insurgencia. En pocas palabras, la lucha no debía desarrollarse
exclusivamente desde la ilegalidad –la guerra–; había también que aprovechar los espacios que ofrecía
la vilipendiada democracia. Desde un comienzo, la gran prensa, la Iglesia, los gremios, los partidos tradi-
cionales, el Ejército, se apresuraron a condenar a la up por sus inocultables vínculos con las farc. Razón
no les faltaba, pues el brazo armado de la guerrilla pervertía el juego democrático allí donde la insur-
gencia tenía poder.

Pero esos mismos sectores se mostraron mucho menos escandalizados frente a la política de aniquila-
miento desatada por la extrema derecha contra la up. Su indiferencia tampoco cambió cuando el partido,
bajo la conducción de nuevos líderes que buscaban una mayor independencia con respecto a las farc,
empezó a criticar no sólo la ‘combinación de todas las formas de lucha’, sino la violencia como mecanismo
para impulsar los cambios que el país necesitaba. Es decir, la guerra contra la up no obedecía a sus vínculos
con las farc, como sostenían sus enemigos. Para amplios sectores de la clase dirigente, la creación y, peor
aún, la consolidación de un partido de izquierda constituía una amenaza para sus intereses. En una alian-
za siniestra, miembros del Ejército, terratenientes, políticos locales, paramilitares, etcétera, recurrieron al
terror para arrasar con todo lo que oliera a izquierda”. Arias Trujillo, Ricardo, “El exterminio de la up”, en el
diario El Espectador, 14 de agosto de 2008, en http://www.elespectador.com/node/32269

56
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

El gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) se caracterizó en el nivel po-


lítico por la reforma consistente en la descentralización y la elección popular de
alcaldes, mientras que en el nivel económico desarrolló una política aperturista
que fue profundizada por César Gaviria.
A finales de los años ochenta se presentaron paros cívicos en diferentes re-
giones. Al término del gobierno de Barco se produjo un aumento de la violencia y
se profundizó la crisis política. En este marco, se inició el proceso para convocar
a la Asamblea Constituyente en 1990, con la intención de establecer un nuevo
pacto político y social, que se vio amenazado por el abstencionismo y los actos de
guerra7.

1. La resistencia de los pueblos


indígenas en el Cauca
En el Cauca, la significativa presencia de la organización indígena caracte-
riza la fuerza de los movimientos sociales. En este sentido, el Consejo Regional
Indígena del Cauca, cric, está integrado por comunidades, autoridades tradicio-
nales y comunidades indígenas de este departamento, que definen políticas, pro-
ponen actividades y nombran directivos para un período de dos años.
La misión del cric está referida a la defensa, promoción y aplicación de
los derechos fundamentales e históricos de los pueblos indígenas del Cauca y del
país8. La lucha por la tierra desde los principios de unidad, territorio, autonomía
y cultura es una reivindicación constante desde la creación del cric en 1971. Uno
de los reclamos constantes de los indígenas del Cauca en los últimos años consiste
en la denuncia de los ataques de la Fuerza Pública (Ejército) a sus líderes, quienes
son víctimas de amenazas, hostigamientos, atentados y asesinatos. En este senti-
do, la muerte de Edwin Legarda con balas del Ejército Nacional de Colombia el
16 de diciembre de 2008, presuntamente por negarse a parar en un retén a altas
horas de la noche, conmovió a la Opinión Pública que se había solidarizado con la
minga indígena realizada días antes. Edwin Legarda era el esposo de la consejera
mayor del cric, Aída Quilcué.

7
Archila Neira, Mauricio, óp.cit., p. 127.
8
En: http://www.laboratoriodepaz.org/publicaciones.php?id=28904

57
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

En ataque del Ejército Nacional, contra la consejería del cric9

Consejo Regional Indígena del Cauca,


cric Autoridad Tradicional

Asesinado esposo de la consejera mayor

A las cuatro de la mañana del día de hoy, efectivos del Ejército Nacional
dispararon sin piedad sobre la camioneta del cric, vehículo en el que se des-
plazaba una misión médica procedente del municipio de Inzá Tierradentro, con-
ducida por Edwin Legarda Vázquez, esposo de la consejera mayor del cric, Aida
Quilcué. El comunero Legarda recibió dos impactos de bala, uno de los cuales
en la parte derecha del pecho (sic) y murió a las 8 a.m. en el Hospital San José
de Popayán.
El vehículo del cric, que es ampliamente conocido por sus viajes en esa vía,
fue atacado por tres costados y presenta diecisiete impactos de fusil, en una cla-
ra acción de guerra del Ejército colombiano contra la población civil y concre-
tamente contra los pueblos indígenas. Los hechos ocurrieron en la vereda San
Pedro, El Bosque, sitio San Miguel, del municipio de Totoro, Cauca.
La consejera del cric, al analizar las circunstancias del asesinato de su es-
poso, ha denunciado este hecho como un acto premeditado que en realidad
la tenía a ella como objetivo. Aida Quilcué ha recibido múltiples amenazas y
su riesgo aumentó a raíz de sus denuncias nacionales e internacionales sobre
la violencia contra los pueblos indígenas y los asesinatos en el desarrollo de la
Minga Nacional.
Luis Evelis Andrade Casama, Consejero Mayor de la onic, ante estos hechos
señaló que el atentado contra el cric es un atentado contra la onic, el Movi-
miento Indígena colombiano y contra todos(as) aquéllos(as) que nos atrevemos
a proponer cambios desde el sentir de los pueblos.
Con este asesinato aleve se ratifica una vez más por el Estado colombiano
que matar indios y líderes sociales es un componente de la seguridad democrá-
tica, tal y como se demostró durante la minga de resistencia en donde también
fuimos colocados (sic) como carne de cañón por la Fuerza Pública. A estos deli-
tos de Estado luego se les coloca nombres como falsos positivos o “acciones ais-
ladas de personas que no comprometen a la institución”, pero que en realidad
forman parte de una masacre contra el pueblo colombiano.

9
En: http://www.cric-colombia.org/noticias/?content=detail&id=208

58
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

La guardia indígena en este momento se ha desplazado hacia la vereda de


San Pedro, y no permitirá que quienes han asesinado a nuestro compañero y aten-
tado contra nuestra organización, abandonen el sitio sin denunciar a los verdade-
ros móviles y los autores materiales e intelectuales de este hecho criminal.
Llamamos al pueblo colombiano y a la comunidad nacional e internacional
para que se (sic) rodee a nuestra organización y nuestros pueblos y no se permi-
ta que continúe la impunidad y la masacre.

Consejería Mayor del Consejo Regional Indigena del Cauca, cric


Noticias, diciembre 16 de 2008, 9:42 a.m.

A pesar de los actos contra la organización indígena, que en su mayoría


evidencian la estigmatización de la protesta social, desde el cric los pueblos in-
dígenas del Cauca han construido un programa político, uno cultural y uno eco-
nómico que expresan los objetivos de su actuación:

Programa político

Por la autonomía cultural y territorial

El programa político ha sido una herramienta para el análisis y la reflexión


histórica del movimiento indígena y en la actualidad tiene como finalidad orien-
tar el qué hacer de las comunidades en aspectos organizativos, culturales y eco-
nómicos en perspectiva de revitalizar los planes de vida, contribuir a mantener,
ampliar y fortalecer las relaciones con otras organizaciones de los sectores
desfavorecidos de la sociedad colombiana y trabajar por lograr que el Estado
colombiano aplique los principios constitucionales favorables a los grupos étni-
cos, cumpla con los compromisos pactados y garantice los derechos fundamen-
tales y culturales de nuestros pueblos.
La parte histórica nos muestra la importancia de la recuperación del saber
ancestral, y el valor que representa la sabiduría de los mayores, a los cuales se les
compara con libros que tiene la comunidad para consulta permanente. En este
sentido ha sido necesario actuar frente a la pérdida de valores propios por la pe-
netración ideológica, y la falta de comprensión de conceptos como integralidad.
Desde el comienzo del presente siglo las comunidades indígenas mantuvimos
una lucha permanentemente por la tierra, particularmente en el Cauca por los Res-
guardos Indígenas, lucha que se inició con Manuel Quintín Lame en la década del

59
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

veinte, quien retomó las luchas iniciadas por la Cacica Gaitana y Juan Tama en siglos
anteriores. Posteriormente, en la década del setenta en el marco de la reforma agra-
ria, se inicia un proceso de lucha por la tierra protagonizada por campesinos e indí-
genas, del cual surge nuestra organización, el Consejo Regional Indígena del Cauca,
cric, que desde su fundación el 24 de febrero de 1971 establece como punto central
en el programa de lucha; 1. Recuperar la tierra de los resguardos; y 2. Ampliar los res-
guardos. Programa que por supuesto continúa vigente.
Desde que nació, el cric ha sido fundamental en marcar nuestras reivindi-
caciones en el Estado de Derecho vigente. Por supuesto que la violación de los
derechos indígenas ha sido permanente desde la invasión española hasta la ac-
tualidad, razón que ha hecho indispensable recoger toda la normatividad que
se relaciona con nosotros para así conocerla, defenderla y hacer respetar nues-
tros derechos. En este sentido, la organización hizo la primera compilación nor-
mativa denominada Cartilla de legislación indígena, cuya primera edición se hizo
en 1983. Se realizaron dos ediciones más, siendo la última en 1988.
Lo anterior, como consecuencia de que las comunidades indígenas hemos sido
incansables en exigir una normatividad que se adecúe a nuestra realidad y, especial-
mente, que respete nuestras características culturales en todo el sentido de la palabra.
De esta manera, aunque a un costo muy alto en vidas de compañeros, detenciones
y persecuciones, se ha logrado que poco a poco se vaya legislando de acuerdo con
nuestras necesidades, para lo cual se fueron concertando y emitiendo normas es-
peciales respecto a salud, educación, aspectos agrarios, gobierno interno, etcétera.
Normatividad que llega a su más alto avance con la promulgación de la nueva Consti-
tución Política de Colombia en 1991, en la que, gracias al esfuerzo y consolidación del
movimiento indígena, contribuimos por intermedio de tres constituyentes indígenas.
A partir de 1991 con la emisión de la Constitución Nacional, los indígenas de Co-
lombia tenemos una normatividad especial que el Estado colombiano debía haber
desarrollado conservando los principios allí establecidos. Aunque ello no ha sido
posible, nuestros pueblos han asumido mayores responsabilidades en asuntos de
autonomía territorial, gobierno propio y jurisdicción interna, es decir que con el pro-
grama político se apoyan jornadas de capacitación para fortalecer estos aspectos,
pero principalmente para investigar, juzgar y sancionar a quienes cometan delitos
dentro de nuestros territorios, conforme con nuestros usos y costumbres10.

La cuestión de la autonomía cultural es clave, lo cual está ligado a la tie-


rra. En este punto habría que mencionar que en aras de la autonomía territorial,

10
En: http://www.cric-colombia.org/proyecto-politico.htm

60
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

muchas veces se desconoce el derecho de propiedad de muchos mestizos campe-


sinos y afrodescendientes, que son mayoría en el departamento y que en ocasiones
ven afectado el libre desarrollo de su derecho por el interés de apropiarse o recu-
perar, en palabras de ellos, el territorio. Esta situación genera tensiones entre los
diferentes sectores de la población. Este tema de tierras es bastante complejo en
el Cauca, toda vez que la disputa del territorio no es sólo con los grandes terra-
tenientes sino también con los vecinos campesinos o afrodescendientes, que son
tan explotados y necesitados como los indígenas pero que carecen del grado de
organización para la lucha que tienen actualmente los indígenas.

Programa cultural

Tejiendo vida

El proyecto sociocultural se ha constituido por los programas de Educación,


Salud y Mujer con el fin de liderar la reconstrucción de los procesos culturales, la
identidad y las relaciones de interculturalidad de nuestros pueblos, rescatando
valores, prácticas y formas de pensamiento propio a sabiendas que son éstos los
que dan sentido y significado a nuestro proyecto de vida.
Este programa viene apoyando, difundiendo y fomentando actividades
tradicionales que resaltan la simbólica y sus significados, las relaciones de pro-
ducción e intercambio, las formas de aplicar justicia y gobernarse, así como la
participación de la medicina propia y el valor de las lenguas nativas como ele-
mentos fundamentales de cosmovisión.
El proceso iniciado en 1971 permitió ubicar la imperiosa necesidad de es-
tructurar y organizar procesos de salud, educación, organización, economía y
jurisdicción propios que suplieran las deficiencias de la formalidad institucional,
garantizaran la continuidad de los valores culturales y fortalecieran las identi-
dades indígenas de acuerdo con la diversidad de pueblos que habitan el de-
partamento del Cauca. Por ello, fue necesario crear programas alternativos que
han dado pie al fortalecimiento cultural, a través de dinámicas ejemplares como
Educación Bilingüe, que nació en el año de 1979, y Salud, creado en el año de
1983. Con el transcurso del tiempo estos programas se han ido consolidando de
manera eficiente, operativa, y sólida en la medida que han fomentado procesos
de investigación, concertación y apropiación de saberes, tanto propios como
externos, por parte de las comunidades y las autoridades indígenas.
… El análisis del Noveno Congreso frente al tema de cultura destacó los si-
guientes logros del proceso organizativo regional:

61
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

1. El rescate de la identidad indígena, con base en los valores milenarios y


nuestras particulares formas de vivir y actuar.
2. La recuperación de nuestros territorios como fuente cultural y de autonomía
así como de nuestro sentimiento de armonía y convivencia con la naturaleza.
3. Reconocimiento Constitucional de la existencia, en Colombia, de la diversi-
dad étnica y cultural, garantizando nuestros derechos y dejando la respon-
sabilidad a las instituciones del Estado la promoción de nuestro desarrollo y
el fortalecimiento de nuestras identidades11.

Programa económico

Diversificación de cultivos para la seguridad alimentaria

Como antecedentes, el Programa Económico ubica que en 1970 más


de ciento veinte mil hectáreas del territorio caucano estaban en manos de
pocas familias, las cuales hacían su explotación a través de las hacien-
das, con mayor énfasis en ganadería, la cual tenía asegurado el mercado
en leche y carne. Estas haciendas implementaban la monoproducción,
praderas para pastoreo de ganado o cultivos como la caña mediante un
desarrollo industrial incentivando el uso de razas y semillas mejoradas,
maquinaria, fertilizantes, plaguicidas. Ocasionando con ello desequilibrio
en los recursos naturales, estrechando las parcelas y aumentando la ame-
naza de extinción de los conocimientos de los pueblos originarios.
El Programa Económico ha retomado la comercialización a través de
una Central Cooperativa que ha permitido la recuperación de los circuitos
de mercadeo indígena y la revaloración de la producción propia. Trabaja,
también, aspectos referidos a la oferta ambiental y actividades como la mi-
nería, las artesanías, la ganadería y la agricultura; sin olvidar las diferentes
formas que han usado las comunidades indígenas para relacionarse con
la economía de mercado.
Se considera, que aspectos como la reciprocidad y la solidaridad mani-
fiestos en mingas, cambio de mano y relación armónica con la naturaleza,
contribuyen de forma decidida a la formulación de un proyecto propio de
economía…12.

11
En: http://www.cric-colombia.org/proyecto-cultural.htm
12
En: http://www.cric-colombia.org/proyecto-economico.htm

62
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

En el tema de la diversificación de cultivos, habría que considerar que los


cultivos de coca hacen parte de su economía. En primer lugar, porque la siembra
de coca se explica por razones culturales y por la comercialización del té de coca
para el consumo local e incluso a nivel nacional. En segundo lugar, porque el cul-
tivo de coca fue adoptado en algunas comunidades como una forma de sobrevivir
ante las necesidades existentes y la presión de los actores armados al margen de la
ley. No obstante, a partir del trabajo de las comunidades y de sus gobernadores,
se han ido erradicando estos cultivos.
Un aspecto que a nivel ambiental resulta preocupante es la explotación des-
medida llevada a cabo en el macizo colombiano, debido a la deforestación del bos-
que para el cultivo de papa, maíz e incluso cultivos de uso ilícito o el despeje de
terreno como potreros para ganado.
La Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, acin, nació del
cric y es una autoridad tradicional que cubre ocho municipios: Toribío, Suárez,
Santander de Quilichao, Miranda, Jambaló, Corinto, Caloto y Buenos Aires,
creada en el marco de la descentralización del cric “para tener mayor contacto
con las comunidades en los resguardos y veredas, y proteger de esta manera el tra-
bajo comunitario de los pueblos indígenas”13. El 97% de la población pertenece al
pueblo nasa, con una pequeña población de guambianos y afrocolombianos.

A pesar de que la acin es una organización con una dinámica y un pro-


ceso muy fuerte, y que cuenta con reconocimiento y respaldo comunitario,
este proceso enfrenta situaciones complejas, propias del conflicto armado
que se libra en los territorios del norte del Cauca. Las comunidades han
sufrido tomas guerrilleras en los municipios de Toribío, Jambaló, Caloto,
Corinto, Miranda y Santander de Quilichao. Al igual que asesinatos co-
lectivos –masacres del Nilo, del Naya, de San Pedro y de Santander Qui-
lichao– y asesinatos selectivos de líderes y guardias indígenas, realizados
por los actores armados.

Los costos de los últimos cinco años de esta experiencia en el norte del
Cauca son: ciento ochenta y dos personas asesinadas y veinticuatro desapa-
recidas, exiliados, cantidad de desplazamientos a cabeceras municipales
y desplazamientos internos debido a combates y amenazas de los acto-
res armados. Así mismo, artefactos explosivos abandonados en el territo-
rio como minas antipersona (sic) y munición sin explotar, reclutamiento

13
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud, “Buenas prácticas para superar el conflicto”,
“Asociación de Cabildos del Norte del Cauca”, en: http://www.saliendodelcallejon.pnud.org.co/buenas_
practicas.shtml?x=7118

63
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

forzado por parte de todos los grupos armados, copamiento y militariza-


ción del territorio, trincheras adheridas a las casas de los civiles en los mu-
nicipios de Toribío y Jambaló y muchos líderes judicializados por la Ley 30
de 1986 (Estatuto Nacional de Estupefacientes), acusados de tener labora-
torios o sembrar cultivos de coca14.

Entre los objetivos de la acin se encuentran:

• Fortalecer y consolidar el Plan de Vida del pueblo nasa en el norte del


Cauca, para mejorar la calidad de vida de estas comunidades.
• Acompañar, fortalecer y orientar todo el proceso político y organizativo
de las comunidades indígenas del norte.
• Formulación, gestión y evaluación de proyectos de carácter nacional e
internacional que respalden la defensa de la vida y el territorio.
• Constituirse como ente territorial organizado, consolidando el gobier-
no propio, la justicia, la salud y la educación propia.
• Arraigar un modelo económico alternativo a los procesos económicos
que se viene desarrollando en el país.
• Fortalecer las relaciones con otros sectores, afrocolombianos, campesi-
nos y demás organizaciones sociales que acompañan el proceso15.

El Comité de Integración del Macizo Colombiano, cima, es una organi-


zación social que tiene cerca de dieciocho años de proceso en la región. Origi-
nalmente surgió como una iniciativa campesina para responder a las necesidades
de las comunidades rurales frente a la marginalidad y el olvido del Gobierno en
los municipios del macizo colombiano (Santa Rosa, San Sebastián, Bolívar, La
Sierra, La Vega, Timbío, Argelia, Balboa, Patía, Mercaderes, Sucre, Florencia,
Almaguer, Piamonte y Rosas), como una estrategia de protección de derechos16.

Los objetivos principales del cima son:

• Construir identidad como pueblos del macizo.


• Propiciar la integración de la región del macizo colombiano.

14
Ibídem.
15
Ibídem.
16
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud, “Buenas prácticas para superar el conflicto”,
“Comité de Integración del Macizo Colombiano, cima”, en: http://www.saliendodelcallejon.pnud.org.co/
buenas_practicas.shtml?x=7551

64
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

• Reconocimiento propio y de otros, logrando que el Gobierno Nacional


y el Estado colombiano inviertan a nivel social.
• Elaborar y poner en marcha una propuesta de desarrollo propio de
acuerdo con los diferentes contextos de las zonas que hacen parte del
macizo colombiano.
• Construir una propuesta de desarrollo desde el enfoque de etno-desa-
rrollo y desde la autogestión.
• El fortalecimiento comunitario a través de la autogestión y la auto-or-
ganización con mecanismos como la minga, la marcha del ladrillo y
otras formas de trabajo comunitario17.

La organización comunitaria constituyó una estrategia de resistencia para


afrontar la militarización de la región del macizo por parte de la Fuerza Pública,
evidenciada en la instalación de batallones de alta montaña y bases militares. El
dominio territorial de las Fuerzas Armadas ocasionó desplazamientos numerosos
y control social bajo la lógica de que la guerrilla estaba infiltrada entre la pobla-
ción civil y mantenía los cultivos de coca y amapola.
La tradición ancestral de los indígenas del Cauca permitió, además de las
formas organizativas referidas, otras modalidades de resistencias en el marco de
la civilidad como la Guardia Indígena y las mingas.
La Guardia Indígena se origina también en el cric, desde su creación en
1971. “Surge como respuesta a la proliferación de cultivos de uso ilícito y la de-
rivada presencia de los grupos armados en los territorios de las comunidades in-
dígenas del Cauca, que constituyen un obstáculo a su desarrollo autónomo por
efecto de la coacción, la intervención y la intimidación sobre los pobladores”18.
El accionar de la Guardia Indígena se relaciona con la búsqueda de solu-
ciones a las acuciantes problemáticas de la comunidad –impactos del conflicto
armado, narcotráfico y desidia estatal– a través de la amplia participación que
propicia prácticas democráticas alternativas. A través de reuniones, asambleas y
actos culturales, se definen las políticas de la organización. Así mismo, promueve
marchas, mingas, rituales y audiencias públicas donde tienen lugar las denuncias
de violaciones a los derechos humanos19.

17
Ibídem.
18
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud, “Buenas prácticas para superar el conflicto”,
“Guardia Indígena”, en: http://www.saliendodelcallejon.pnud.org.co/buenas_practicas.shtml?x=7615
19
Ibídem.

65
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

… la resistencia en el Cauca se construye para resistir la guerra sin te-


ner que desplazarse, por eso hablan de la “Casa Grande, que es una casa
donde quepamos todos”, que los aloje y les brinde calor y la gente no tenga
que salir huyendo a conocer el hambre20.

La minga indígena, que a fines de noviembre de 2008 llegó a Bogotá bajo


la consigna de “minga por la vida, la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía”,
constituyó un ejercicio político del cual participaron otros sectores como el afro-
descendiente, el campesino y sectores urbanos –universitarios, sindicalistas, etcéte-
ra–. Los reclamos principales que la minga indígena planteó al Gobierno fueron: el
abuso por parte de la Fuerza Pública, la devolución de sus tierras y la exigencia al
Gobierno por el incumplimiento de los acuerdos en el tema de tierras21.

2. Las comunidades afrodescendientes


y los consejos comunitarios
En la zona de los ríos Micay, Timbiquí y Guapi, en medio de la selva y las
persistentes lluvias, se han desarrollado pequeños centros rurales como resultado
del proceso de colonización llevado a cabo por las comunidades negras. La forma
organizativa de dichas comunidades a partir de la promulgación de la Ley 70 de
1993 han sido los consejos comunitarios, cuyo propósito ha sido proteger la auto-
nomía y el etno-desarrollo en sus territorios.
De forma similar a lo señalado en el caso de los pueblos indígenas, los afro-
descendientes del sur del Cauca están expuestos a las acciones de los actores ar-
mados que desconocen la estrecha relación de las comunidades afrodescendientes
con el territorio y la implementación de medidas que suponen modelos de desa-
rrollo, que afectan la estabilidad de los ecosistemas, tales como el desarrollo de los
megaproyectos ligados al agua (Guapi) 22, el oro (empresa Gold Ashanti-Kedhada
s.a.), la palma aceitera y la interconexión vial 23.

20
Soto Orrego, Nolvira, “Minga por la vida, la justicia, la alegría, la libertad y la autonomía”, en Caja de
Herramientas, Año 13, No. 102, Viva la Ciudadanía, Bogotá, noviembre de 2008, en: http://www.viva.
org.co/caja_herramientas_contenido.htm?cmd%5B825%5D=x-825-46736&cmd%5B822%5D=x-822-
46727&cmd%5B874%5D=x-874-46727&cmd%5B824%5D=c-1-
21
Diario El Espectador, “Tensa reunión entre minga indígena y Gobierno”, 22 de noviembre de 2008, en:
http://www.elespectador.com/noticias/bogota/articulo92668-tensa-reunion-entre-minga-indigena-y-
gobierno
22
Ver Declaración Foro Regional del Agua, 6 y 7 de abril de 2008 (Valle y norte del Cauca), en: http://www.
ecofondo.org/valle/index.php?option=com_content&task=blogsection&id=1&Itemid=41&lang=
23
Para conectar el centro del país con el Pacífico caucano (Guapi) actualmente se encuentra en cons-
trucción una vía que pretende unir los siguientes puntos: Popayán-Patía-Balboa-Planadas-Guapi. Esta
vía pretende reducir el impacto de la que existe actualmente por el parque Munchique, que es parque

66
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Por su parte, el Gobierno colombiano adelanta proyectos de monocul-


tivos de caucho y palma africana, esta última con una extensión aproxima-
da de trece mil hectáreas proyectadas para Guapi, El Charco, Iscuandé y
Timbiquí. Así mismo, se impone en la zona la llamada Iniciativa de In-
tegración Regional de Infraestructura de Sudamérica, iirsa, que propone
un modelo de conexión en la Región Andina a través de dos ejes, uno in-
terandino que integraría el valle del Magdalena con el Norte de Santander
y San Cristóbal en Venezuela, y se extiende hacia el sur pasando por los
departamentos Huila, Cauca y Nariño hasta Ecuador.

Las comunidades no han sido consultadas previamente para la imple-


mentación de estos megaproyectos, violando abiertamente normas nacio-
nales e internacionales como la Ley 70 y el Convenio 169 de la oit24.

La discusión sobre la aceptación del cultivo de palma africana en los con-


sejos comunitarios de Guapi y Timbiquí ocasionó desacuerdos y la división entre
consejos. De los diez consejos comunitarios en estos municipios, nueve acuerdan
la postura de rechazar la palma aceitera con el argumento de que existen otros
cultivos agrícolas que subsisten sin causar los daños ambientales que traen los
monocultivos25.
Las comunidades afrodescendientes de la Cordillera Occidental del sur
del Cauca y Nariño, copdiconc, se vieron fuertemente afectadas por la intensi-
ficación del conflicto armado desde mayo de 2006. En este sentido, el 70% de la
población habitante de los territorios colectivos del Consejo de las Comunidades
Negras de la Cordillera Occidental de Nariño y sur del Cauca, se vio obligado a
desplazarse forzadamente26.
La población afrodescendiente en el departamento del Cauca presenta ca-
racterísticas culturales diferentes, dependiendo del territorio donde se encuen-
tran. Por ejemplo, las comunidades afro del Pacífico (López de Micay, Guapi
y Timbiquí) desarrollan una economía eminentemente pesquera y una cultura

ecológico protegido en el municipio de El Tambo. Si bien es un proyecto de hace muchos años, aún no
se ha culminado, según información recogida en entrevistas con ambientalistas de la región, la demo-
ra parece deberse a que en torno a este territorio hay intereses de los narcotraficantes alrededor de los
cultivos de uso ilícito y, por otra parte, a que estos territorios son propiedad de personas influyentes del
Cauca. Fuente: Entrevistas con ambientalistas de la región, noviembre de 2007.
24
En: http://www.dhcolombia.info/IMG/pdf_S.O.S._NARINO.pdf
25
Ver boletín Guapi, en: www.bancadafrocolombiana.net/bancada/downloads/Boletin%20Guapi.doc
26
La población estimada de este consejo comunitario asciende a treinta y cinco mil habitantes, que se lo-
calizan en una extensión de ciento treinta y seis mil hectáreas, según título colectivo expedido por el
Instituto Colombiano de Reforma Agraria, incoder. Tomado de “s.o.s. Comunidades de Nariño y sur del
Cauca. Territorio de la cordillera ha sido desalojado por lo menos en un 70%”, en: http://www.dhcolom-
bia.info/IMG/pdf_S.O.S._NARINO.pdf

67
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

propia de la costa, a diferencia de la poblaciones afro de la región sur del depar-


tamento en la ribera del río Patía (Patía, Balboa, Mercaderes), que presentan cos-
tumbres andinas, desarrollan una economía ganadera y cultivos de maíz y café.
Por su parte, las poblaciones afro del norte del Cauca (Miranda, Corinto, Calo-
to), en zona limítrofe con el Valle, viven del trabajo en los cultivos de azúcar y tie-
nen más identidad cultural con el Valle del Cauca que con el Cauca, al igual que
los afros que habitan en los municipios de Suárez y Buenos Aires, que se dedican
mayormente a la explotación minera.
Cada uno de estos grupos ha sufrido el rigor del conflicto armado. En el
norte del Cauca se llevó a cabo la masacre del Naya en el marco de la incursión de
los paramilitares. Entre el 10 y 12 de abril de 2001, los bloques Calima y Pacífico
perpetraron una de las masacres más conocidas, al ocupar y asesinar a miembros
de diecisiete comunidades afrocolombianas e indígenas del Alto Naya.

Las víctimas, al menos diecinueve personas protegidas en los términos


del Derecho Internacional Humanitario, fueron asesinadas en claro estado
de indefensión y sometidas a maltrato, tortura y mutilaciones causadas con
motosierras y objetos cortopunzantes y contundentes. La particular sevicia
de este accionar generó desplazamientos masivos de la población hacia la
zona plana del casco urbano27.

Entre los años 2001 y 2004, el Bloque Calima tuvo control de las rutas del
narcotráfico provenientes de las cordilleras Central y Occidental 28. Actualmen-
te, existe presencia de las denominadas Águilas Negras, quienes mantienen una
disputa constante por el control del territorio con la guerrilla de las farc debi-
do al paso estratégico a la costa y por la existencia de minas de oro. Los pueblos
afrodescendientes en este territorio se dedican a la explotación artesanal del oro,
la cual se ve amenazada por la presencia de multinacionales que tienen interés en
el territorio para industrializar la explotación de dicho mineral. Esta situación ha
producido el desplazamiento de estas comunidades.
En esta zona se presenta una constante disputa con las comunidades in-
dígenas por el territorio, pues al igual que los indígenas, los afrodescendientes
consideran que son los propietarios ancestrales de esas tierras ya que son quienes

27
Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario,
“Panorama del Valle del Cauca”, óp. cit., p. 12.
28
González Perafán, Leonardo, “Informe sobre el conflicto armado en el suroccidente colombiano”, inde-
paz, julio 16 de 2007, en: http://www.indepaz.org.co/index.php?option=com_content&task=view&id=
483&Itemid=58

68
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

las han habitado desde hace muchos años y quienes hasta la fecha las han
explotado.
Las condiciones de vida de la población afrodescendiente se ven afectadas
por otras situaciones: por ejemplo, en el municipio de Villarrica, la extensión de
los cultivos de caña se lleva a cabo sometiendo a los trabajadores a condiciones
laborales muy desfavorables. Esto explica el motivo del paro de los corteros de
caña a fines de 2008.
En el norte del Cauca se presentó una disputa por el territorio entre las po-
blaciones indígena y afro ante las medidas del Gobierno Nacional sobre la ubica-
ción de indígenas en territorios donde habitaron tradicionalmente los afros.
En el Cauca las organizaciones afrodescendientes han adelantado un tra-
bajo para dignificar su cultura, sus tradiciones y la forma de vida. Al respecto han
elaborado la “Agenda de Desarrollo Afrocaucana 2008-2018. Visión de etno-
desarrollo de las comunidades afros de las zonas norte, centro y sur del departa-
mento del Cauca”. Las comunidades afro del departamento del Cauca consideran
la agenda como un instrumento rector para avanzar en el desarrollo humano sos-
tenible desde la perspectiva afro. En la agenda están plasmados los planes, pro-
gramas y proyectos que, construidos con la comunidad, constituyen pilares para
el mejoramiento de sus condiciones de vida 29. Para ello, las estrategias generales
definidas en la Agenda de Desarrollo son:

1. Diálogo social, concertación y participación.


2. Alianzas estratégicas a nivel institucional, local, regional, nacional e
internacional, para recuperar el tejido social.
3. Comunicación para informar y formar acerca de los derechos y deberes
ciudadanos de acuerdo a los objetivos de la Agenda.
4. Cofinanciación: “todos ponen, todos ganan”.
5. Descentralización y desconcentración para desarrollar la capacidad lo-
cal de los consejos comunitarios y las organizaciones tendientes a mejo-
rar la gestión regional, en ejecución de los objetivos de la Agenda.

29
Unidad de Organizaciones Afrocaucanas–UOAFROC, Broederlijk Denle, “Agenda de Desarrollo para las comu-
nidades afrocaucanas de las zonas norte, centro y sur 2008-2018”, Puerto Tejada, Cauca, julio de 2007, p. 25.

69
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Agenda de desarrollo para las comunidades afrocaucanas


de las zonas norte, centro y sur 2008-201830

Generalidades de departamento del Cauca

“La tierra no es lo mismo que el territorio. La tierra esta en el corazón del territo-
rio como fuerza focal que reúne las fuerzas en el cuerpo a cuerpo, en una inten-
sidad teluricaque bordea el abismo”

Población afrocaucana

Según el censo del 2005 en Colombia hay alrededor de 4.261.996* afrodecen-


dientes. Las organizaciones afrocolombianas consideran que este censo no
arroja la información real de la población afro. Estas organizaciones étnicas con-
sideran que en Colombia, lo afros son mas de 10.000.000 llegando al 26% de la
población nacional, lo que significa que se hace necesario la revisión y realiza-
ción de un nuevo censo para las comunidades afrocolombianas.
En caso del departamento del Cauca, se estima por datos del censo una pobla-
ción afro de 282.234 hombres y mujeres que representan el 39,5%. Al igual que
los datos nacionales se considera que es necesaria una revisión de estas cifras.

* Datos del censo dane 2005

30
Unidad de Organizaciones Afrocaucanas–UOAFROC, Broederlijk Denle, “Agenda de Desarrollo para las co-
munidades afrocaucanas de las zonas norte, centro y sur 2008-2018”, Puerto Tejada, Cauca, julio de 2007.

70
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

La población afrocaucana se encuentra distribuida especialmente en las si-


guientes zonas:

Zona Municipio
Norte Villa, Rica, Puerto Tejada, Guachené, Padilla, Miranda, Caloto, Corinto,
Santander de Quilichao, Buenos aires y Suárez
Centro El Tambo, Morales, Cajibío, y Popayán
Sur Balboa, La Sierra, Mercaderes, Bolívar, Patia
Pacífico Timbiquí, Guapi y L´pez de Micay

En la costa del Cauca, los constantes enfrentamientos entre las Fuerzas


Militares y las guerrillas ocasionaron desplazamientos masivos (primer semestre
del 2006). De igual forma, la implantación de cultivos de uso ilícito en el munici-
pio de Guapi estimuló la presencia de actores armados al margen de la ley articu-
lados al narcotráfico y de nuevos grupos armados post-desmovilización, ligados a
los grupos autodefensas Los Rastrojos y las Águilas Negras.

La presencia de grupos armados insurgentes, de nuevos grupos arma-


dos ilegales post-desmovilización de las autodefensas, autodenominados
Águilas Negras, y de otros grupos armados articulados al narcotráfico
como Los Rastrojos, están profundizando la confrontación armada, des-
estructurando el territorio y desdibujando los patrones de identidad cultu-
ral y autonomía organizativa.

El control territorial y poblacional ejercido por las farc en las zonas


medias y altas de los ríos que surcan los municipios de la costa caucana,
implica la subyugación de las comunidades a las pautas de conducta de los
subversivos, los cuales restringen la movilización de los lugareños a nú-
cleos de población controlados por los grupos armados rivales, y el ingreso
de personas foráneas; así mismo, están interviniendo en la toma de deci-
sión y acciones de las organizaciones comunitarias, restringiendo su auto-
nomía, y capacidad de acción31.

A diferencia de los intereses de multinacionales en el norte del Cauca


por el oro y en el macizo colombiano por el agua, en la costa caucana se están

31
Tomado de la primera Nota de Seguimiento del 19 de septiembre de 2008. Ver Defensoría del Pueblo,
Sistema de Alertas Tempranas, Nota al Informe de Riesgo No. 035-07 a.i. del 30 de noviembre de 2007.

71
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

adelantando megaproyectos de cultivos de palma aceitera. Tal como lo menciona


un informe de seguimiento del Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría
del Pueblo:

… Respecto de la implementación de palma de aceite, corpoica, Mi-


nisterio de Agricultura, Alcaldía de Guapi y el Consejo Comunitario de
Guapi Abajo, ccga, han iniciado la siembra de setecientas hectáreas, por
un valor de $10.633.057.490, a través del otorgamiento de créditos por
parte del Banco Agrario al Consejo Comunitario de Guapi Abajo, ccga,
programa “Agro-ingreso Seguro”. En el 2009 se pretenden sembrar cin-
co mil hectáreas más, y posteriormente completar quince mil hectáreas
como requisito para que el proyecto arroje rentabilidad –el área total del
ccga es de 46.196 hectáreas, lo que constituye la destinación de 32,47%
del territorio para el monocultivo de la palma–. Es importante anotar que
de acuerdo con estudios de fedepalma, dichos cultivos son catalogados
de alto riesgo, producto de las plagas y hongos propios de los suelos hú-
medos tropicales –durante el 2007 y 2008 han sido destruidas en Tumaco
seis mil hectáreas de palma aceitera, afectadas por la pudrición del cogollo,
dejando cesantes a cuatro mil quinientos labriegos–, situación que pondría
en riesgo la estabilidad del proyecto y las arcas financieras del ccga… sin
anotar lo perjudicial que es para el ecosistema húmedo y tropical de esta
región la siembra de esta palma, la cual (sic) implica destruir miles de hec-
táreas de bosque tropical para la siembra de la palma.

En este territorio de la costa encontramos los siguientes consejos


comunitarios:

• Consejo comunitario de Alto Guapi


• Consejo comunitario de zona baja Puerto Saija
• Consejo comunitario Renacer Negro
• Consejo comunitario San-Joc
• Organización de la zona baja eperara siapidara de la costa pacífica cau-
cana, ozbesca: integrada por once comunidades
• Asociación de Desplazados del Pacífico Sur, asodepasur, entre otras

Cabe señalar que los municipios de la costa pacífica del Cauca son pobres y
además presentan altos grados de corrupción par parte de las autoridades:

72
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

... Cuatro ex alcaldes, dos de Guapi y dos de Timbiquí, son investiga-


dos por corrupción por una comisión de fiscales enviados a la costa pacífica
con ese propósito.

Desaparecieron cinco mil quinientos millones de pesos. En ese ilícito


está comprometido un consorcio de Timbiquí, que administraba el acue-
ducto y se proponía construir uno nuevo.

De estas anomalías tiene pleno conocimiento el Ministerio del Am-


biente y desde donde fue ordenado el proceso respectivo. Por esa anómala
actuación de los ex mandatarios, hoy miles de habitantes de esas localida-
des están sin agua potable32.

La población afrodescendiente de la región sur del Cauca no ha sido ajena


a los enfrentamientos por la disputa del territorio. Actualmente, viven en medio
de la fuerte presencia de las Águilas Negras. En este territorio, las comunidades
adelantan un trabajo interesante en la construcción del plan de vida del sur del
Cauca en el marco de corpoafro.
corpoafro33, en el proceso de avance de la organización en la zona afropa-
tiana, se vio en la necesidad de fortalecer y conformar consejos mayores que agru-
paran los consejos comunitarios y a las organizaciones afro de cada zona. Así, en
2003 se creó la Corporación Consejo Comunitario de Organizaciones de Base de
la Cuenca Alta del Río Patía, que agrupó inicialmente seis consejos comunitarios
y doce organizaciones. Actualmente cuenta con catorce consejos comunitarios
establecidos, dos en proceso de conformación y cuarenta y seis organizaciones de
base que realizan acciones sociales políticas económicas sociales, étnicas, cultu-
rales y ambientales
corpoafro tiene cobertura en los departamentos de Cauca y Nariño y la
integran consejos comunitarios, grupos, organizaciones sociales, pastoral afropa-
tiana, redes de mujeres afropatianas, artesanos y asociaciones de productores. Esta
corporación se constituyó en el año 2003 con el objetivo de “representar defender,
asesorar, fortalecer y satisfacer los intereses de las comunidades afrodescendientes
del Alto Patía”. La visión y misión de corpoafro se resumen en lo siguiente:

32
En: http://www.nuestratele.tv/content/ex-alcades-guapi-y-timbiqui-a-responder-corrupcion. Noticia
del 11 de abril de 2008. Ver: especial del periódico El País: “Guapi agoniza entre el olvido y la corrupción”,
en: http://www.elpais.com.co/paisonline/especiales/guapi/index.html
33
La información sobre corpoafro fue tomada del documento: “Plan de vida de las comunidades afrodes-
cendientes de la cuenca del Alto Patía, departamento del Cauca”. Municipios: Patía, Balboa, Mercaderes,
La Sierra, La Vega, El Tambo y Bolívar. Corporación Consejo Comunitario de Organizaciones de Base de
la Cuenca Alta del Río Patía, corpoafro. De junio de 2006 a mayo de 2007.

73
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Impulsar y liderar el bienestar socioeconómico de las comunidades afro


del Alto Patía a través de una eficaz organización democrática y represen-
tativa, gestionando la especialización de las comunidades en la producción
para garantizar la competitividad en mercado.

Fortalecer el tejido social de nuestras comunidades afrodescendientes,


recuperando y posicionando nuestra cultura afropatiana.

Plan de vida
de las comunidades afrodescendientes de la
cuenca del Alto Patía, departamento del Cauca

Municipios de Patía, Balboa, Mercaderes, La Sierra,


La Vega, El Tambo y Bolívar
Corporación Consejo Comunitario de Organizaciones
de Base de la Cuenca Alta del río Patía
corpoafro
Junio de 2006 a mayo de 2007

La Corporación Consejo Comunitario de Organizaciones de Base asentadas


en la cuenca alta del río Patía, en el sur del Cauca, corpoafro, desde sus inicios
le hizo una apuesta al desarrollo regional en condiciones de sostenibilidad que
es, ante todo, una opción para ser, estar, tener y trascender la vida.
Durante la construcción de este Plan comprendimos que la sostenibilidad
regional es un proceso que articula los esfuerzos colectivos para propiciar vida
digna y convivencia armónica con el entorno, que es un esfuerzo para mantener
y mejorar desde el presente, el futuro de todas las formas de vida, haciendo de
nuestras diferencias, potencialidades y retos los elementos con que construi-
mos una vida digna34.
Esta etapa del Plan de Vida de la región afropatiana –que comprende área
de los municipios de Patía, El Tambo, Rosas, la Sierra, La Vega, Bolívar, Merca-
deres y Balboa en el sur del Cauca, y Leiva en el norte de Nariño– se construyó
con un horizonte de sostenibilidad de treinta años que consiste en una mirada
positiva, amplia y detallada del futuro de la región en sus dinámicas políticas,
económicas, sociales, culturales y ambientales.

34
Síntesis de lo que es la sostenibilidad regional tomada de las memorias de los talleres de planeación
prospectiva y estratégicas que realizaron setenta líderes de la corporación.

74
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Para conseguirlo se formuló una ruta estratégica que nos permitiera organi-
zar nuestras acciones en planes, programas y proyectos ordenados cronológica-
mente en acciones urgentes, iniciales, de transición y de consolidación.
Durante el año 2005 los consejos comunitarios y las organizaciones de base
articuladas en corpoafro son beneficiados por el programa Paz y Desarrollo
que corresponde a la contrapartida que hace el Gobierno colombiano a los re-
cursos brindados por la Unión Europea mediante el ii Laboratorio de Paz región
Macizo Colombiano, Alto Patía. En este marco, corpoafro formula su proyecto
“Fortalecimiento del proceso organizativo de las comunidades afrodescendien-
tes de la cuenca del Alto Patía” que incorpora dentro de sus elementos la elabo-
ración de su Plan de Vida. Así, durante los años 2006 y 2007 se pone en marcha
el proyecto y se llevan a cabo los distintos momentos de la construcción del
Plan, entre ellos, la apropiación de la metodología por parte de setenta líderes
y liderezas de la Corporación, la realización de asambleas en cada una de los
consejos comunitarios, de encuentros de socialización y síntesis y, finalmente, la
sistematización y ensamble del documento”35.

Los momentos fundamentales del proceso fueron:

• Formulación del proyecto (junio a diciembre de 2005)


• Puesta en marcha del proyecto de fortalecimiento de la Corporación
(marzo de 2006)
• Talleres de formación en planeación prospectiva y estratégica para la
sostenibilidad regional (junio a octubre de 2006)
• Asambleas en cada consejo comunitario para la construcción de visión
prospectiva y ruta estratégica (junio a agosto de 2006)
• Jornadas de sistematización y síntesis de los resultados de las asambleas
(agosto y septiembre de 2006)
• Asambleas en cada consejo comunitario para cualificar el proceso y ele-
gir los responsables de cada uno de ellos como dinamizadores de cada
componente del Plan (julio 2 a octubre de 2006)
• Taller de evaluación y ajuste del proceso (Pasto, marzo 1 de 2007)
• Jornada de sistematización y ajustes del documento (marzo 7 de 2007)
• Taller de identificación de principios y valores afropatianos (marzo 21
de 2007)

35
Ibídem.

75
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

• Asamblea General en la que se transforma la estructura del Consejo Ma-


yor y se renueva la junta directiva de la Corporación (abril 15 de 2007)
• Eventos permanentes de sistematización y cubrimiento fotográfico.
• Taller de sistematización y ensamblaje del documento final (mayo 18
de 2007)
• Socialización y apropiación del documento final (mayo 26 de 2007)

La expectativa sobre el Plan de Vida consiste en:

… [que] el Plan de Vida nos sirva para cualificar nuestra capacidad de


amar, comprender y dinamizar los diversos procesos políticos, económi-
cos, culturales, sociales y ambientales que se desarrollan en el territorio
como pasos que nos llevan hacia la construcción de región sostenible. De
manera específica, tenemos la certeza de que será un elemento iluminador
a la hora de construir las propuestas de programas de gobierno y los futu-
ros Planes de Desarrollo Municipal y Departamental. Nos servirá, ade-
más, para cualificar y consolidar nuevos espacios de organización social,
menos temáticos y más integrales, para articular a nuevos actores sociales
e institucionales en nuestro propósito y para ordenar desde el espíritu de
nuestras comunidades la inversión y presencia de las instituciones públicas
y privadas.

Después de trabajar el tema de la reivindicación étnica durante más


de veintidós años las organizaciones y consejos comunitarios afrodescen-
diente de la cuenca del Alto Patía tomamos la determinación de unir todas
nuestras voluntades, poderes, intereses y aptitudes en un ente sociopolítico
que nos represente a todas las manifestaciones organizativas, consejos e
individuos de la región afropatiana36.

El proceso de organización y participación política de la comunidad afro-


descendiente del Patía tuvo un desarrollo muy importante que no se ha visibilizado
mucho a nivel nacional, por lo cual damos cuenta de los antecedentes del mismo37:

• A nivel regional, consolidación del Movimiento Comunitario Patiano


y el Movimiento Comunal en Balboa, que en el año de 1990 estable-
cieron alianzas estratégicas con líderes y liderezas de la parte alta de la
cordillera y por primera vez se llevó un alcalde afrodescendiente a las

36
Ibídem.
37
Ibídem. Los puntos enumerados fueron tomados del documento de corpoafro citado anteriormente.

76
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

alcaldías de los municipios de Patía y Balboa, rompiendo así la tradi-


ción de que todos(as) los(as) alcaldes de la zona eran de las cabeceras
municipales y mestizos. Este nuevo proceso político liderado por las
comunidades de la base rural en cada uno de estos municipios fue visto
como una amenaza por la clase política regional tradicional.
• En 1994, delegados de las comunidades afropatianas participaron acti-
vamente en la formulación del primer Plan Nacional de Desarrollo para
las Comunidades Afrodescendientes, que generó muchas expectativas
pero muy pocos resultados. Así mismo, en el año 1998 se participa nue-
vamente en el proceso nacional de formulación del Plan Nacional de
Desarrollo para las Comunidades Afro por el período 1998-2002, pero
al igual que el anterior, sólo generó expectativas y muy pocos beneficios
para el pueblo afrocolombiano.
• Con la llegada de mandatarios alternativos surgidos de procesos so-
ciales a las gobernaciones de los departamentos de: Tolima, Cauca,
Nariño, Huila, Caquetá y Putumayo, quienes promovieron una nue-
va dinámica de planificar el desarrollo y el quehacer de la política que
planteó el Plan Sur con una alta dosis de participación comunitaria con
una mirada de desarrollo regional y que iba mucho más allá del período
de gobierno.
• Todos estos hechos políticos contribuyeron a que la comunidad afropa-
tiana se preguntara por su participación en los espacios de poder y toma
de decisiones que afectan la vida política, cultural, social, económica y
ambiental de la zona, y en los procesos de planificación del desarrollo
regional de forma concertada. Es así como empezó a gestarse la idea de
contar con un plan de vida que les permita, ser, estar, tener y trascender.
En el año 2001, líderes y liderezas, expertos, especialistas, profesionales
y técnicos de los diferentes municipios del sur del Cauca empezaron a
realizar reuniones, talleres con niños y niñas de las escuelas de Galín-
dez, El estrecho, Patía, El Bordo y la Fonda, a partir de las siguientes
preguntas orientadoras.

3. La organización social
y de víctimas en Popayán
En el marco de la grave situación humanitaria que caracteriza el suroc-
cidente colombiano en los últimos años y que se ha referido anteriormente, las
víctimas del conflicto armado a pesar de los miedos, la desidia institucional y las

77
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

amenazas han desarrollado expresiones organizativas a través de las cuales han


pretendido acceder a las ayudas del Estado, dada su condición de víctima para
reclamar sus derechos a verdad, justicia y reparación en medio de las limitaciones
y contradicciones del proceso de Justicia y Paz –implementación de la Ley 975 de
2005 por medio de la cual se crean condiciones para la desmovilización de grupos
armados al margen de la ley y se garantizan los derechos de las víctimas a verdad,
justicia y reparación–.
Las ciudades cabeceras son receptoras de población en situación de despla-
zamiento, para la cual las ciudades ofrecen un lugar donde fácilmente logran in-
visibilizarse para disminuir los riesgos de ser identificado por los actores armados
al margen de la ley. Así mismo, en las cabeceras el asiento de las entidades en-
cargadas de atender a las víctimas del conflicto les permite de algún modo mayor
posibilidad de acceder a la oferta pública en este sentido.
Lo anterior no significa que las víctimas de violaciones a los derechos hu-
manos e infracciones al dih en el marco del conflicto armado –los casos de las
detonaciones de minas antipersonales– obtengan la respuesta institucional que
establece la normatividad nacional sobre el tema, toda vez que muchas víctimas
no organizadas y aun organizadas, carecen de información idónea y oportuna
para hacer exigibles sus derechos. Esto se conjuga con la desinformación o la
inexistencia de directrices nacionales en las entidades, por ejemplo al menos has-
ta 2007 en el marco del proceso de Justicia y Paz, esto era evidente en Popayán
como en otras ciudades donde se llevaron a cabo entrevistas a funcionarios sobre
la aplicación de la Ley 975 de 200538.
Para lograr un panorama de la situación actual de los derechos humanos
en el departamento del Cauca, un análisis sobre la coyuntura actual y datos es-
tadísticos sobre ambas temáticas, se recomienda consultar el Informe de derechos
humanos, año 2007-primer semestre de 2008, realizado por la Red por la Vida y los
Derechos Humanos del Cauca (Popayán, agosto de 2008).

Redes, organizaciones sociales y de víctimas39:


A continuación se hace un reconocimiento a las iniciativas que desde la so-
ciedad civil generan espacios de reflexión y de acciones para la exigibilidad de los
derechos de las víctimas y de los colectivos y la organización social y política.

38
Entrevistas desarrolladas durante el año 2007 en las ciudades de Quibdó, Pasto, Popayán, Santa Marta y
Tuluá en el marco del seguimiento a la aplicación de la Ley 975 de 2005 y la realización del derecho a la
justicia. Programa de Poblaciones Afectadas por el Conflicto, Corporación Nuevo Arco Iris.
39
Obviamente este reconocimiento no agota la riqueza de expresiones organizativas que desde la so-
ciedad civil permiten a las víctimas del conflicto acceder a sus derechos a verdad, justicia y reparación.
Destacamos aquellas organizaciones que interactuaron con la cnai en el marco del proyecto de “Acom-
pañamiento a la Exigibilidad de las Víctimas de la Violencia” durante el 2007 y el 2008.

78
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca: red de la que hacen
parte el Consejo Regional Indígena del Cauca, cric, Movimiento Campesino de
Cajibío, mcc, anuc u.r., Asociación Nacional de Usuarios Campesinos-Unidad
y Reconstrucción Cauca, cima, Corporación de Destechados del Cauca, codes-
co, y Comité de Integración del Macizo Colombiano. Constituye un esfuerzo
de coordinación entre las organizaciones referidas que visibiliza la gravedad de la
situación humanitaria del Cauca a través de informes sobre la situación de dere-
chos humanos en el departamento. La base de datos de la red es alimentada por la
retroalimentación constante con las comunidades y organizaciones sociales40.
Mesa Humanitaria y de Protección de Líderes de Organizaciones Socia-
les del Cauca: es un espacio tripartito del cual hacen parte organizaciones sociales,
ong’s nacionales como Minga, agencias internacionales como el Programa Suizo
para la Promoción de la Paz en Colombia, suipcol, Diakonie Internacional, ocha
y los delegados de la Gobernación del Cauca y de la Defensoría del Pueblo.
Constituye un espacio de denuncia de las violaciones a los derechos huma-
nos y promoción de acciones para la gestión de medidas de protección de líderes
amenazados y la interposición de acciones urgentes en sitios afectados por con-
frontaciones entre grupos armados legales e ilegales. Este espacio se reúne habi-
tualmente cada dos meses.
Comité de víctimas pertenecientes a organizaciones sociales del Cauca:
a finales del año 2006 un grupo de organizaciones sociales del Cauca se dispu-
sieron a trazar una serie de estrategias que condujeran a la defensa de las bases
de sus organizaciones sociales y sus líderes, ante las sistemáticas violaciones a los
derechos humanos por acción y omisión así como ante las infracciones al Dere-
cho Internacional Humanitario cometidas contra las personas y las comunidades
que acompañan.
El Comité constituye un espacio en el cual se discutió y se trabajó activa-
mente el proyecto de ley que debatió en el Congreso –durante el 2008– un esta-
tuto para las víctimas. Así mismo, en este espacio se promueve el conocimiento y
discusión de legislación y propuestas desde las víctimas a través de una estrategia
de visibilización y empoderamiento de las mismas.
En la actualidad el Comité de víctimas perteneciente a organizaciones so-
ciales está conformado por delegados de las organizaciones de víctimas de la
masacre del Naya, asocaidena; familiares víctimas de la masacre del Nilo41,
acit; víctimas de la masacre de los Uvos, asfauvos; víctimas de la Pedrego-

40
Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca, Informe de derechos humanos, año 2007-primer se-
mestre de 2008, Popayán, agosto de 2008.
41
Esta masacre ocurrió en 1991 y ocasionó la muerte de veinte indígenas paeces.

79
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

sa y la Rejoya, Cajibío y el grupo de dinamizadores integrantes de diferentes


organizaciones.
Acciones realizadas por el Comité de víctimas pertenecientes a organiza-
ciones sociales del Cauca:

• Realización del Primer Encuentro Regional de Víctimas Pertene-


cientes a Organizaciones Sociales del Cauca, marzo 10 y 11 del 2007,
Popayán.
• Acompañamiento a los procesos vigentes en el norte del Cauca, realiza-
ción del Encuentro Interétnico: construcción de un mandato interétnico
por parte de las víctimas del Nilo, Naya, Puerto Tejada y norte del Cauca
de comunidades indígenas, afro y campesinas como iniciativa popular de
una construcción de una política pública para las víctimas del conflicto.
• Convocantes, participantes y organizadores del Encuentro Nacional de
Víctimas Pertenecientes a Organizaciones Sociales, julio de 2007, Bogotá.
• Participación activa en la convocatoria del movimiento social del Cauca
en defensa de la vida y los derechos humanos.
• Acompañamiento a los procesos de las organizaciones en torno a la
problemática de las víctimas y la recuperación de la memoria histórica.
Dinamiza y visibiliza en las organizaciones y procesos el problema de
las víctimas del conflicto armado tejiendo solidaridades.

Movimiento Campesino de Cajibío: tiene su origen en el año 1991 debido


a la necesidad de articulación de procesos de organización campesina tales como
organizaciones de mujeres, tiendas comunales, delegados de la palabra, comités de
salud, asociaciones de madres comunitarias, grupos de producción agropecuaria,
grupos juveniles, familias productoras, comités de salud y organizaciones de maes-
tros. Esta organización campesina que trabaja por la recuperación y fortalecimiento
de su identidad campesina y por la soberanía, la seguridad y la autonomía alimen-
taria, está conformada por víctimas de las masacres de Pedregosa y Rejoya. Tiene
cobertura en los municipios de Cajibío, Almaguer y San Sebastián.
Las actividades desarrolladas en su primera etapa fueron: acompañar a
los grupos para el fortalecimiento de la organización comunitaria; crear espa-
cios de formación de los líderes de las diferentes organizaciones articuladas al
Movimiento; acompañamiento y apoyo humanitario a grupos víctimas del des-
plazamiento forzado y posteriormente, apoyar su proceso de retorno al territorio
originario; denuncia nacional e internacional de casos de violación de derechos
humanos a miembros de la organización y coordinación de acciones con organi-
zaciones afines de carácter local, regional y nacional.

80
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

En el año 2001 se constituyó la Asociación Movimiento Campesino de


Cajibío como ente jurídico sin ánimo de lucro, cuyos miembros han tenido siem-
pre el interés de favorecer y desarrollar acciones en beneficio de familias agro-
ambientalistas, grupos juveniles, comités de salud, grupos de mujeres, Juntas de
Acción Comunal, madres comunitarias y trabajadoras de salud. Al mismo tiem-
po se dio inicio al proceso de construcción del Plan de Vida Digna, pvd, propues-
ta que contó con el aporte de seiscientos ochenta y siete líderes de los diferentes
sectores del municipio y que parte del pensamiento y la experiencia de las orga-
nizaciones y de la comunidad en general, alrededor de un proyecto común que
recoja las necesidades y deseos de un futuro mejor y cuyos planteamientos gene-
rales son:

1. Aspecto agroambiental: propone la construcción de una economía


campesina que garantice la sostenibilidad alimentaria de las familias y
la protección, recuperación y conservación del medio ambiente.
2. Aspecto de salud: propone la construcción de una política pública en
salud y convertir a Cajibío en un municipio saludable, que reconozca la
responsabilidad del Estado y de la población en la defensa de la salud,
parte fundamental del derecho a la vida.
3. Cultura e identidad: trabaja por el rescate y el fortalecimiento de la
identidad campesina como elemento fundamental de la convivencia pa-
cífica y el arraigo al territorio.
4. Político organizativo: se propone la conformación de una estructura
organizativa sólida, amplia y participativa que garantice la participa-
ción de todos los sectores presentes en el municipio para su desarrollo.
5. Territorio y autoridad: se propone la constitución de una autoridad co-
lectiva y autónoma, capaz de decidir de acuerdo con el interés conjunto
y sin generar dependencia de los actores externos, esto se logra median-
te la participación y la definición colectiva.
6. Infraestructura: se propone que la construcción de las obras debe ha-
cerse en concertación con la comunidad y de acuerdo con las necesida-
des que a largo plazo tienen las comunidades.
7. Educación: plantea la construcción de un sistema educativo comunita-
rio, respetuoso de los valores propios y que impulse a los niños y jóvenes
a ser líderes de su comunidad.
8. Derechos humanos: acompañamiento organizativo a grupos víctimas
de violencia política en su proceso de acercamiento a las comunidades,
a grupos de familias que han retornado a la región luego de permanecer
por varios años en situación de desplazamiento forzado.

81
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Coordinación Departamental de Mujeres del Cauca: constituye un espa-


cio de encuentro, coordinación, reflexión e intercambio de diferentes organiza-
ciones y expresiones de mujeres del sector popular, que a través de la construcción
colectiva y el afianzamiento de la solidaridad aúnan esfuerzos para fortalecerse y
recrear de manera conjunta acciones de resistencia frente a inequidades sociales,
económicas, culturales, políticas y de género y buscan propender por la construc-
ción de un nuevo modelo incluyente, equitativo y justo.
Así mismo, la Coordinación Departamental de Mujeres del Cauca busca,
a través del desarrollo de estrategias como la formación política, la exigibilidad,
el intercambio y la movilización social visibilizar las propuestas generadas desde
las diversas expresiones y organizaciones de mujeres. De igual manera, pretende
la articulación de sus propuestas con las del conjunto del movimiento popular y
social.

Organizaciones sociales y de víctimas


anthoc: víctimas pertenecientes al Sindicato de Trabajadores de la Salud.
anuc-ur: Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, Unidad y
Reconstrucción.
Asociación de Familias Desplazadas Nueva Esperanza: es una orga-
nización de víctimas de desplazamiento forzado en proceso de formación, en
Popayán.
Asociación de víctimas de map y muses: es una organización de víctimas
de minas antipersonales y munición sin explotar, con sede en Popayán.
Corporación de Destechados pro Desarrollo Comunitario, codesco: en la
quebrada Pubus, ubicada al suroccidente de Popayán, habitan decenas de familias
sin techo, muchas de ellas de origen campesino que en el curso de los últimos años
fueron desarraigadas de sus veredas como consecuencia de la violencia política. En
este territorio se presentan graves problemas de violencia social, desnutrición, edu-
cación, desempleo, consumo y comercialización de sustancias psicoactivas, aunados
a la contaminación de la quebrada que reproduce los índices de morbilidad entre
los habitantes42.
A partir de un proceso, no carente de tensiones, realizaron diversas acciones
que condujeron a construir organización social a partir de las demandas de los(as)
pobladores(as): censos de población, acceso a programas de atención y capacitación
–programa Comunidad Destechada, hacia una Vida Saludable, 2004, Dirección
Departamental de Salud del Cauca y la Universidad Nacional Abierta y a Distan-
cia, unad–, implementación de mecanismos de resistencia civil frente a la violencia
política y social, manejo adecuado de la información de los asuntos que atañen a la

42
En: http://www.saliendodelcallejon.pnud.org.co/buenas_practicas.shtml?x=7030

82
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

quebrada y técnicas de comunicación y negociación, encaminadas a mejorar las re-


laciones sociales de los habitantes y la resolución pacífica de sus diferencias.
Este proceso organizativo de los(as) “destechados(as)” ha ganado visibili-
dad en el Cauca y a nivel nacional, por ejemplo, el Premio cafam a la Mujer 2007
fue otorgado en reconocimiento al trabajo desarrollado por Yaneth Mosquera
Castro, lidereza de los(as) destechados(as) en la quebrada Pubus. Así mismo, este
proceso organizativo ha demostrado avances en la consecución de uno de sus
principales fines: garantizar vivienda digna para sus integrantes.
Familiares Colombia: es una organización de víctimas con cobertura en
diferentes territorios de Colombia, particularmente orientados hacia el trata-
miento de la retención y la desaparición forzada en Colombia.
Fundación Territorios por Vida Digna: llevan a cabo el monitoreo a las vio-
laciones a los derechos humanos a través de un banco de datos y realizan acom-
pañamiento a organizaciones de víctimas y a las víctimas individualmente en el
Cauca.
Fundación para la Comunicación Popular, funcop, Cauca: es una ong
que tiene trabajo con comunidades desde 1983, así que tiene un acumulado de
experiencias, conocimientos y vivencias que han permitido cambios y nuevas bús-
quedas. En los últimos cinco años, funcop Cauca ha visto la necesidad de revisar
sus estructuras y procesos organizativos para construirse como un colectivo desde
las concepciones sistémicas complejas, lo cual permite una mejor interacción en-
tre ellos y las comunidades43.
Ruta Pacífica de Mujeres: es una propuesta política feminista, de carácter
nacional, que trabaja por la tramitación negociada del conflicto armado en Co-
lombia y por la visibilización de los efectos de la guerra en la vida de las muje-
res. Surgió en 1996 como respuesta a la grave situación de violencia en la que se
encuentran las mujeres en las zonas de conflicto, tanto en las áreas rurales como
urbanas, hechos violentos que han sido invisibilizados y subvalorados por las vio-
lencias que se suponen son más fatales. Las mujeres se declaran pacifistas, anti-
militaristas y constructoras de una ética de la “no violencia” en la que la justicia,
la paz, la equidad, la autonomía, la libertad y el reconocimiento de la otredad son
principios fundamentales. Actualmente, forman parte de La Ruta Pacífica más
de trescientas cincuenta organizaciones y grupos de mujeres coordinadas en nue-
ve regionales: Santander, Valle del Cauca, Risaralda, Cundinamarca, Putumayo,
Antioquia, Chocó, Bolívar y Cauca.
Es importante señalar la ejecución en la eco-región Macizo Colombia-
Alto Patía del ii Laboratorio de Paz y Proyecto Paz y Desarrollo, que es un pro-
grama de la Cooperación Internacional, suscrito entre el Gobierno colombiano

43
En: http://www.funcop.org.co/

83
y la Comisión Europea, ce, cuya finalidad consiste en propiciar la construcción
colectiva de las condiciones para una paz duradera y la convivencia pacífica basa-
da en una vida con dignidad y oportunidades para todos los habitantes. Para ello,
el programa busca establecer espacios y procesos territoriales, institucionales, so-
ciales, económicos y culturales, priorizados y sostenibles, resultando en un menor
nivel de conflicto y violencia, así como de vulnerabilidad de la población.
Los tres ejes estratégicos de acción del ii Laboratorio de Paz consisten en:

1. Implementación de una cultura de paz basada en el fortalecimiento del


diálogo de paz, el respeto de los derechos humanos y una vida digna.
2. Gobernabilidad democrática, fortalecimiento institucional y participa-
ción ciudadana.
3. Un desarrollo socioeconómico sostenible que mejora las condiciones de
vida de la población objeto en armonía con el medio ambiente44.

Municipio de San Sebastián, Macizo colombiano, Cauca

Fuente: Archivo fotográfico Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, CNAI.

44
En: http://www.laboratoriodepaz.org/publicaciones.php?id=27785
Capítulo iii

Reflexiones finales

El recorrido por la situación territorial, organizacional y de derechos humanos


del departamento del Cauca llama la atención sobre las reivindicaciones ances-
trales de los pueblos indígenas del Cauca, que últimamente han dado ejemplos
de ejercicios democráticos para la reclamación de sus derechos. La Declaración
de Derechos sobre los Pueblos Indígenas, aprobada el jueves 29 de junio de 2006
por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, y en
2007 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, “es un paso más en la
consolidación de los mecanismos de protección internacional de los derechos hu-
manos de todas las personas”1. La Declaración reafirma que los indígenas en lo
individual y colectivamente gozan de todos los derechos ya reconocidos a nivel
internacional y que las circunstancias especiales de su existencia como pueblos
discriminados y despojados de sus recursos ancestrales durante largo tiempo re-
quieren una atención particular de los Estados y de la comunidad internacional.
Así mismo, reafirma que las tierras y territorios ancestrales de los indígenas cons-
tituyen el fundamento de su existencia colectiva, de sus culturas y espiritualidad,
reconociendo su estrecha relación con el medio ambiente y su derecho, como pue-
blos, a la libre determinación en el marco de los Estados en los que viven 2.

1
Mensaje del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de
los indígenas, doctor Rodolfo Stavenhagen, con motivo de la adopción de la declaración sobre Derechos de
los Pueblos Indígenas por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de septiembre de 2007.
2
Ibídem.

85
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

De acuerdo con lo anterior, que constituye un consenso casi universal, ge-


nera desconcierto la actitud del Gobierno colombiano en el sentido de que aún
no ha ratificado dicha Declaración y se evidencian hechos de discriminación, in-
timidación y estigmatización de los pueblos indígenas y de su lucha por la tierra
y la autonomía.
Por su parte, la organización de los pueblos afrodescendientes ha crecido
en torno a los consejos comunitarios con la creación de planes de vida, el diseño
de estrategias para la reivindicación cultural y el mejoramiento de sus condiciones
de vida y sus necesidades básicas insatisfechas. El proceso organizativo de la po-
blación afrodescendiente y campesina, por ejemplo en la zona afropatiana, signi-
fica un esfuerzo notable por el desafío –no carente de dificultades– de organizarse
en medio de tantas necesidades y de la diversidad cultural.
Por otra parte, en el marco del debate público sobre los derechos de las
víctimas a verdad, justicia y reparación, suscitado a propósito de la aplicación de
la Ley 975 de 2005, la consideración de las problemáticas indígena y afrodescen-
diente impone un gran reto a la realización de la reparación integral, en el sentido
de que deberán implementarse criterios desde un enfoque diferencial que atienda
a las necesidades de dichas comunidades estrechamente relacionadas con el terri-
torio, el sentido colectivo de sus reclamaciones, la legitimidad de sus autoridades,
su tradición, sus valores y su cultura, considerándolas sujetos colectivos de dere-
cho. Si no fuera así, difícilmente se lograrían medidas reparadoras y garantías de
no repetición de los crímenes atroces perpetrados sistemáticamente contra esas
comunidades.
Las víctimas y sus organizaciones portan diferentes valores acerca del de-
seo de verdad, justicia y reparación y conforme a su visión del mundo dada su
identidad cultural y territorial de acuerdo en parte con la experiencia de injusti-
cia, impunidad, desidia estatal que hayan experimentado.
Como se ha evidenciado, en el Cauca las formas organizativas de la socie-
dad civil son muchas de acuerdo con la diversidad de necesidades, prioridades y
enfoques: redes sociales a nivel local y departamental, organizaciones de vícti-
mas, ong’s, organizaciones de mujeres, organizaciones campesinas, indígenas,
afrodescendientes, entre otras. La existencia de esta riqueza organizativa se ma-
nifiesta así mismo en escenarios de articulación de las demandas, las prioridades
y los enfoques, como se percibe en las redes sociales como mesas y comités.
Las estrategias de los pueblos indígenas y afrodescendientes, así como la de
la población mestiza y campesina que ha sido victimizada en el marco del conflic-
to en el departamento del Cauca, denotan una apuesta por la organización social
y la acción social colectiva que dinamiza y consolida escenarios participativos de
discusión y de formulación de políticas públicas. Así mismo, la creación de diver-

86
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

sas estrategias de resistencia y acción política no violenta imponen el desafío de


generar aprendizajes sociales para fortalecer la participación.
Este libro pretende llamar la atención para valorar estas dinámicas que
apuntan a la consolidación de la democracia desde practicas políticas que propi-
cien la inclusión, desde la memoria y el no olvido de la barbarie para que los colom-
bianos y colombianas, en sus imaginarios, se respeten y se reconozcan indígenas,
afrodescendientes, mestizos, campesinos, hijos e hijas de la tierra.

Fuente: Archivo fotográfico Programa Poblaciones Afectadas por el Conflicto, CNAI.

87
Glosario1

Derecho a la verdad, el derecho a saber


17. No se trata solamente del derecho individual que toda víctima, o sus
parientes o amigos, tiene a saber qué pasó en tanto que derecho a la verdad. El
derecho a saber es también un derecho colectivo que tiene su origen en la historia
para evitar que en el futuro las violaciones se reproduzcan. Por contrapartida
tiene, a cargo del Estado, el deber de la memoria a fin de prevenir contra las
deformaciones de la historia que tienen por nombre el revisionismo y el ne-
gacionismo; en efecto, el conocimiento, para un pueblo, de la historia de su
opresión pertenece a su patrimonio y como tal debe ser preservado. Tales
son las finalidades principales del derecho a saber en tanto que derecho
colectivo.
18. Dos series de medidas se proponen a este efecto. La primera concierne a la
puesta en marcha, a corto plazo, de comisiones no judiciales de investigación.
Salvo que haya una justicia rápida, y esto es poco común en la historia, los
tribunales no pueden sancionar rápidamente a los asesinos y sus cómplices
comanditarios. La segunda serie de medidas tiende a preservar los archivos
que tengan relación con las violaciones de derechos humanos2 (destacado
por fuera del texto).

1
Algunas definiciones han sido tomadas de los Conceptos básicos acerca de la Ley 975 de 2005, Justicia y
Paz, y de los derechos de las víctimas publicada por la Procuraduría General de la Nación, mayo de 2007;
la Guía Práctica sobre el procedimiento para acceder al reconocimiento de los derechos a la verdad, la justi-
cia y la reparación en el marco de la Ley 975 de 2005 que la cnrr publicó en su página web: http://www.
cnrr.org.co (abril/mayo de 2007); así como de la Guía de orientación jurídica y psicosocial para la atención
a las víctimas de la violencia generada por grupos armados organizados al margen de la ley, publicada por
la Defensoría del Pueblo (2007).
2
En: informe final de M. Joinet: Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos, La cuestión de la im-
punidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (civiles y políticos), informe final elaborado
y revisado por M. Joinet en aplicación de la decisión 1996/119 de la Subcomisión. Distr. General e/cn. 4/
Sub. 2/1997/20/Rev.1, 2 de octubre de 1997.

89
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Derecho a la justicia, a un recurso justo y eficaz


26. Implica que toda víctima tenga la posibilidad de hacer valer sus derechos
beneficiándose de un recurso justo y eficaz, principalmente para conseguir
que su opresor sea juzgado, obteniendo su reparación. Como se subraya en
el preámbulo de la Estructura de Principios, no existe reconciliación justa y
durable sin que sea aportada una respuesta efectiva a los deseos de justicia;
el perdón, acto privado, supone, en tanto que factor de reconciliación, que la
víctima conozca el autor de las violaciones cometidas contra ella y el opresor
esté en condiciones de manifestar su arrepentimiento; en efecto, para que el
perdón pueda ser concedido, es necesario que sea solicitado.
27. El derecho a la justicia confiere al Estado una serie de obligaciones: la de
investigar las violaciones, perseguir a sus autores y, si su culpabilidad es establecida,
de asegurar su sanción. Si la iniciativa de investigar corresponde en primer
lugar al Estado, las reglas complementarias de procedimiento deben prever
que todas las víctimas puedan ser parte civil y, en caso de carencia de poderes
públicos, tomar ella misma la iniciativa.
28. La competencia de los tribunales nacionales debería, por razones de
principio, ser la norma, porque toda solución durable implica que ésta tiene
que partir de la nación misma. Pero ocurre muy a menudo que los tribunales
nacionales no están en condiciones de hacer justicia imparcial o se encuentran
en la imposibilidad material de funcionar. Esto plantea la difícil cuestión
de la competencia de un tribunal internacional: se trate de un tribunal ad hoc,
del tipo de los que fueron creados para las violaciones cometidas en la ex
Yugoslavia o en Ruanda, o bien de un tribunal internacional permanente
como el que está actualmente en proyecto en la Asamblea General de las
Naciones Unidas3. (Destacado por fuera del texto)

Derecho Internacional de los Derechos Humanos


(Derechos Humanos)
La principal finalidad de los derechos humanos es impedir la arbitrariedad,
limitando el dominio del Estado sobre los individuos; no es su objeto regular
la conducción de las operaciones militares. Si el Derecho Humanitario tiene
por objeto proteger a las víctimas procurando limitar los sufrimientos pro-
vocados por la guerra, los derechos humanos protegen la persona humana y
favorecen su completo desarrollo, en todo tiempo, haya guerra o paz. Por lo
tanto, el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos (los derechos humanos) son complementarios. La finalidad

3
En: informe final de M. Joinet, Naciones Unidas, e/cn. 4/Sub. 2/1997/20/Rev.1, 2 de octubre de 1997.

90
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

de ambos es proteger la persona humana. Pero, la protegen en circunstancias


y según modalidades diferentes.

Derecho Internacional Humanitario


Parte importante del derecho internacional público, el Derecho Internacional
Humanitario (o Derecho Humanitario) es el conjunto de normas cuya fina-
lidad, en tiempo de conflicto armado, es, por una parte, proteger las personas
que no participan, o han dejado de participar, en las hostilidades y, por otra,
limitar los métodos y medios de hacer la guerra.

Desmovilizado
Miembro de un grupo armado organizado al margen de la ley, gaoml, que
abandona voluntariamente sus actividades como miembro del grupo y se
entrega a las autoridades de la República.

Desmovilización colectiva
Se refiere a la entrega voluntaria de un grupo armado organizado al margen
de la ley gaoml, después de un proceso de diálogo y concertación y en cum-
plimiento de acuerdos entre dicho grupo y el Gobierno Nacional.

Desmovilización individual
Se refiere a la entrega voluntaria de un miembro de un gaoml a las autori-
dades de la República y el consecuente abandono de las actividades delictivas
propias del grupo.

Infracciones graves al Derecho Internacional Humanitario


Son determinados actos delictivos que se constituyen en violaciones de las
normas del derecho de los conflictos armados que los Estados tienen la obli-
gación de prevenir. Así mismo, los Estados tienen la obligación de perseguir
penalmente a los que las hayan cometido o dado la orden de cometerlas. Las
infracciones graves están consideradas como crímenes de guerra. Pueden ser
cometidas por actores armados, sean estatales o no.

Reparación integral
• El concepto de reparación según una definición amplia que existe en el
contexto del derecho internacional, en el cual el término se usa para de-
signar toda aquella medida que puede ser utilizada para resarcir a las
víctimas por los diferentes tipos de daños que hubieren sufrido como con-
secuencia de ciertos crímenes cometidos con ocasión del conflicto armado
contemporáneo.

91
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

Consecuente con la definición anterior, la Comisión Nacional de Reparación


y Reconciliación ha acordado, por amplio consenso, asumir de manera estra-
tégica el concepto de reparación integral que implica concebir las reparaciones
como parte del proceso de justicia transicional, que incluye además el escla-
recimiento de la verdad, la reconstrucción de la memoria histórica, la aplicación
de la justicia y las reformas institucionales.

Las víctimas tienen derecho a la reparación integral de los daños que se les
han causado (Ley 975 de 2005, Artículo 37, numeral 3). Esto significa que
tienen derecho a pedir como reparación:

La restitución. Esto incluye el restablecimiento de los derechos que le hayan


sido violados –cuando esto sea posible– y la restitución de las situaciones y
de los bienes de los que hayan sido despojados. Veamos algunos ejemplos: el
derecho a la restitución incluye el restablecimiento de la honra, la situación
social o la vida familiar de la víctima; el retorno a su lugar de residencia; la
reintegración en el empleo y la devolución de las propiedades.

La rehabilitación. Esto incluye la asistencia profesional requerida para el


restablecimiento de la integridad física y moral de la víctima. La rehabilita-
ción incluye, por ejemplo, atención médica y psicológica, así como servicios
jurídicos y sociales.

La indemnización. Cuando el restablecimiento de los derechos violados no


es posible –como por ejemplo en los casos de la desaparición forzada, muer-
te, lesiones físicas o psicológicas causadas por la tortura o por la violencia
sexual– la víctima tiene derecho a que se compensen económicamente los
daños sufridos. La víctima tiene derecho a que se compensen, entre otros,
el daño físico o psicológico, el sufrimiento moral, los daños materiales y la
pérdida de oportunidades de trabajo o estudio.

La satisfacción. La satisfacción va dirigida a restablecer la dignidad de la


víctima. Estas medidas deben responder a las necesidades y contar con la
participación activa de las víctimas en su definición y ejecución. Algunas
medidas de satisfacción son: la verificación de los hechos que causaron el
daño y la difusión pública y completa de la verdad; la búsqueda de las perso-
nas desaparecidas y la recuperación de los restos de las personas asesinadas,
su identificación e inhumación de acuerdo con los deseos y las prácticas
familiares y culturales de las víctimas; una declaración oficial que restablezca
la dignidad, la reputación y los derechos de la víctima; una disculpa pública

92
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

que incluya el reconocimiento de los hechos y la aceptación de responsabi-


lidades; la adopción de diversas formas de conmemoración que restablezcan
la dignidad de las víctimas.

Las garantías de no repetición. Las víctimas tienen derecho a que se adopten


medidas para que los hechos que les causaron daños no se vuelvan a repetir.
Las víctimas tienen derecho a solicitar que se adopten medidas de no repeti-
ción de acuerdo con los contextos y formas particulares de violencia que han
sufrido. Estas medidas no se agotan en las listas que trae la ley colombiana ni
el derecho internacional. Ambos son instrumentos que nos pueden guiar sin
excluir medidas que las víctimas y las comunidades propongan. Entre estas
medidas pueden estar: el desmantelamiento efectivo de los grupos armados
ilegales; el ejercicio de un control efectivo de las autoridades civiles sobre las
fuerzas armadas y de seguridad y la reforma de leyes que hayan dado lugar
a la violación de los derechos de las víctimas.

• En el contexto del derecho internacional: la Comisión de Derechos Huma-


nos de las Naciones Unidas estableció los “Principios y directrices básicos
sobre el derecho de las víctimas de violaciones a las normas internacionales
de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario a interpo-
ner recursos y obtener reparaciones” en el marco del informe final del Re-
lator Especial, señor Cherif Bassiouni, presentado a la Comisión en virtud
de la resolución 1999/33, e/cn.4/2000/62, párrafo 25. Estos principios se
basan a su vez en los principios desarrollados previamente por los expertos
de Naciones Unidas Louis Joinet y Theo van Boven:

a. Louis Joinet: Naciones Unidas, Subcomisión de Derechos Humanos,


“Informe final revisado acerca de la cuestión de la impunidad de los au-
tores de violaciones a los derechos humanos (derechos civiles y políticos)”
preparado por el Señor Louis Joinet de conformidad con la resolución
1996/119 de la Subcomisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas”, documento e/cn.4/Sub.2/1997/20/Rev.1.

b. Theo van Boven: Naciones Unidas, Subcomisión de Prevención de Dis-


criminaciones y Protección a las Minorías, “Estudio relativo al derecho de
restitución, indemnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones
flagrantes de los derechos humanos y la libertades fundamentales”, Informe
definitivo presentado por el Señor Theo van Boven, Relator especial a la
Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Mi-
norías en su 45° período de sesiones”, documento e/cn.4/Sub.2/1993/8.

93
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

A continuación se mencionarán algunos principios establecidos en el Informe


de Joinet que se cita en el punto a:

Toda violación de un derecho humano da lugar a un derecho de la víctima


o sus derechohabientes4 a obtener reparación, el cual implica el deber del
Estado de reparar y el derecho de dirigirse contra el autor (Principio 33).

En cuanto a los procedimientos se establece que:

Tanto por la vía penal como por la civil, administrativa o disciplinaria, toda
víctima debe tener la posibilidad de ejercer un recurso accesible, rápido y
eficaz, que incluirá las restricciones que a la prescripción impone el Princi-
pio 24; en el ejercicio de dicho recurso debe beneficiarse de una protección
contra actos de intimidación y represalias… El ejercicio del derecho a ob-
tener reparación comprende el acceso a los procedimientos internacionales
aplicables (Principio 34).

Sobre las garantías de no repetición de las violaciones:

El Estado deberá adoptar medidas adecuadas para que las víctimas no pue-
dan volver a ser objeto de violaciones que vulneren su dignidad. Habrá que
considerar prioritariamente:

a. Las medidas encaminadas a disolver los grupos armados paraestatales.


b. Las medidas de derogación de las disposiciones de excepción, legislativas
o de otra índole, que favorezcan las violaciones.
c. Las medidas administrativas o de otra índole que deberán tomarse res-
pecto de los agentes del Estado implicados en violaciones graves de los
derechos humanos (Principio 37).

Respecto del ámbito de aplicación del derecho a obtener reparación se


establece que:

El derecho a obtener reparación deberá abarcar todos los daños y perjuicios


sufridos por la víctima; comprenderá, por una parte, medidas individuales de
reparación, relativas al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación
y, por otra, medidas de satisfacción de alcance general, como las previstas

4
Derechohabiente: que deriva su derecho de otra.

94
La memoria desde las víctimas v
Cauca: los caminos de la organización social y comunitaria

en el conjunto de principios y directriz fundamentales sobre el derecho a


obtener reparación.
En los casos de desapariciones forzadas, una vez aclarada la suerte de la
persona desaparecida, su familia tiene el derecho imprescriptible a ser infor-
mada y, en caso de fallecimiento, se le debe restituir el cuerpo en cuanto se
identifique, independientemente de que se haya establecido o no la identidad
de los autores y se los haya o no encausado y juzgado (Principio 36).

Víctima
• Según el Artículo 5° de la Ley 975 de 2005 de Justicia y Paz, se entiende
por víctima a la persona que individual o colectivamente haya sufrido
daños directos, tales como lesiones transitorias o permanentes que oca-
sionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual
y/o auditiva), sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
de sus derechos fundamentales. Los daños deberán ser consecuencia de
acciones que hayan transgredido la legislación penal, realizadas por grupos
armados organizados al margen de la ley.
• También se tendrá por víctima al cónyuge, compañero o compañera
permanente, y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil
de la víctima directa, cuando a ésta se le hubiere dado muerte o estuviere
desaparecida.
• Ver inciso 2° de Sentencia C-370 de Corte Constitucional: La Corte
Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos han
entendido que son víctimas o perjudicados, entre otros, las víctimas direc-
tas y sus familiares, sin distinguir, al menos para reconocer su condición
de víctimas del delito, el grado de relación o parentesco.
• La condición de víctima se adquiere con independencia de que se identi-
fique, aprehenda, procese o condene al autor de la conducta punible y sin
consideración a la relación familiar existente entre el autor y la víctima.
• Igualmente, se considerarán como víctimas a los miembros de la Fuerza
Pública que hayan sufrido lesiones transitorias o permanentes que oca-
sionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual o
auditiva), o menoscabo de sus derechos fundamentales, como consecuen-
cia de las acciones de algún integrante o miembros de los grupos armados
organizados al margen de la ley.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, cnrr,


víctima se define como: todas aquellas personas o grupos de personas que,
en razón o con ocasión del conflicto armado interno que vive el país desde
1964 hayan sufrido daños individuales o colectivos ocasionados por actos u

95
Programa Poblaciones
Afectadas por el Conflicto

omisiones que violan los derechos consagrados en normas de la Constitución


Política de Colombia, del Derecho Internacional de los Derechos Humanos,
del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Penal Internacional,
y que constituyan una infracción a la ley penal nacional.
Son víctimas quienes han sido objeto de las siguientes violaciones a los
derechos humanos: desaparición forzada, secuestro, homicidio, genocidio,
desplazamiento forzado, detención arbitraria y violación del debido proceso,
reclutamiento forzado, tortura, violencia sexual y reproductiva, lesiones y
tratos inhumanos y degradantes, actos de terrorismo, actos de barbarie y
destrucción de bienes culturales y lugares de culto.
Anteriormente, en la Ley 418 de 19975, en el “Título ii. Atención a vícti-
mas de hechos violentos que se susciten en el marco del conflicto armado
interno”, Artículo 15 se afirma que “Para los efectos de esta ley, se entiende
por víctimas de la violencia política, aquellas personas de la población civil
que sufran perjuicios en su vida, o grave deterioro en su integridad personal
o en sus bienes, por razón de atentados terroristas, combates, secuestros,
ataques y masacres en el marco del conflicto armado interno. Son víctimas
los desplazados en los términos del Artículo 1° de la Ley 387 de 1997. Así
mismo, se entiende por víctima de la violencia política toda persona menor
de edad que tome parte en las hostilidades”.

Violaciones de los derechos humanos


Son aquellas conductas antijurídicas (delitos) y lesivas –que lesionan– de los
bienes de la personalidad que atentan contra los derechos del ser humano en
cuanto miembros de la humanidad. Pueden ser realizadas por el Estado directa
o indirectamente, por acción u omisión.

Vulnerabilidad
Se refiere al grado en que una persona puede ser influenciada por factores
externos negativos y encontrarse en condiciones de debilidad manifiesta.

5
Ley 418 de 26 de diciembre de 1997, prorrogada y modificada por la Ley 548 de 1999 y la Ley 782 de
2002.

96
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cmd%5B874%5D=x-874-46727&cmd%5B824%5D=c-1-

100
La edición e impresión
de este libro
fueron terminadas
en la ciudad de Bogotá
en el
mes de febrero
del año
dos mil nueve.

La tipografía
utilizada
pertenece
a las
familias
Adobe Caslon pro y
Myriad Pro.

Se hicieron
mil ejemplares
en papel beige
de setenta gramos.

Taller de Edición • Rocca® S. A.

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