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Para eLLLoras.Traducciones
@MMV
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The Hunters
Jonathan and Lori
Shiloh Walker
Cuarto libro de la serie de los Cazadores
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Argumento
Nota de eLLLoras.Traducciones
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Capítulo Uno
Y Lori estaba mirándolo fijamente con esos enormes ojos verde mar
y su pelo desparramado alrededor de los hombros mientras limpiaba la
profunda cuchillada en el costado que había recibido mientras patrullaba.
Ella sondeó la lesión diestramente con sus suaves manos, y le dijo:
Lacónicamente, él contestó.
— Algo filoso.
Chasqueando la lengua, ella puso su mano sobre él y él hizo una mueca
de dolor cuando lo quemó. El ardiente calor sanador salió de su cuerpo y
pasó al suyo.
Su pene le dolía, su cuerpo tenía hambre del suyo. La dulce, dulce Lori,
con sus enormes ojos verdes y ese cutis dorado, y esa cascada de pelo
rojizo.... tan suave y dulce….
— Tienes que decírselo.
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tomado algún tiempo para estar juntos desde hace años. Lo necesitaban.
— Yo puedo...
Con un “hummm” sordo, ella se dio la vuelta y sacó las vendas con las
que había limpiado sus heridas.
— Él necesita saber que está pasando de nuevo
— Condenada, muchacha, ¿acaso piensas que él no lo sabe? Este es su
territorio. Esto pasa aquí. Lo sabe desde el momento en que pasó.
Jonathan se puso de pie despacio, estirando sus brazos sobre la cabeza,
sintiendo el doloroso tirón de la reciente piel curada. El redondeado
trasero de Lori atrajo su mirada cuando ella se agachó sobre el gabinete
y lo ordenó. Él ahogó un gemido.
— ¿Jonathan?
Él alzó su cabeza y se encontró con sus ojos, mirándole fijamente en
silencio. Su olor, suave y dulce: vainilla, lavanda, y mujer. Maldición
Él la quería. Lo había hecho desde durante los últimos siete años, desde
que Eli la había traído al enclave. En las profundidades de sus ojos
verdemar, él podía ver su reflejo mientras la miraba fijamente,
hambriento. El pulso de su cuello saltó a la vida cuando ella buscó y lamió
sus labios, el cuarto se llenó con el olor de su cuerpo que crecía maduro en
la excitación.
Ella estaba lejos pero era demasiado consciente de él, Jonathan sabía
esto. Y él la quería bien lejos, por su propio bien.
Él siempre la desearía. Siempre.
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Adoraba a esa pequeña y ardiente bruja, a su pequeña y dulce pícara.
Y ella estaba tan condenada como él, demonios, él le gustaba y con él su
maldita y negra alma
Sin decir una palabra, él se giró hacia la izquierda y se alejó.
— ¿Qué fue eso?— Susurró Lori en el cuarto repentinamente caliente.
Apretando su mano sobre su pecho, inspiró profundamente el aire y
cogió su olor de nuevo. El olor de Jonathan, salvaje y singularmente suyo.
Un olor a pino y sándalo, a tierra y varón, todos mezclados juntos.
Ésta había sido la tercera vez que él había sido blanco de algún
asaltante desconocido. La primera vez habían introducido un mortífero
veneno para lobos. Declan los había estado visitando y había sido
envenenado con el mismo veneno antes de que Jonathan hubiera vuelto de
su ronda. Declan, que alguna vez se había alimentado de Jonathan y ahora
era parte de él, no fue tan susceptible al veneno como debería haberlo
sido, ni entró en convulsiones dolorosas, ni en coma o cualquiera de los
otros espantosos síntomas que eran un preludio a la muerte.
Sarel y Lori habían usado la magia para encontrar la fuente de su
súbita y misteriosa enfermedad que de repente cayó sobre él como en
otros shifter que cayeron al suelo en convulsiones y murieron sólo treinta
minutos después. Lori había encontrado el revelador rastro del veneno
para lobos sólo momentos antes que Jonathan, que se encontraba en su
pequeña y cómoda cabaña a unos cientos de yardas, lo tomara. Usando los
dones que algunas pocas brujas tenía, ella se había aparecido de pie en un
parpadeo desde donde había estado hasta su casa, para aparecer justo
delante de todos, algo que ella nunca había hecho.
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Nadie excepto Sarel y Eli conocían ese pequeño don.
Aparecer en su cocina con su nombre en sus labios lo había sorprendido
lo suficiente como para posar el vaso sobre la mesa, bien, de hecho, él
había maldecido por creer que lo estaban atacando, asustándose al verla
aparecer tan cerca, solo hasta que reconoció su olor y se contuvo.
Pero no podía hacerse magia en las tierras de Eli sin que sus brujas lo
supieran, sobre todo cuando él estaba casado con una y otra estaba
profundamente enamorada de Jonathan.
Lori lo había sentido antes que Sarel y había sonado una alarma, pero
ella no estaba segura cómo protegerlo. Ella no era una guerrera.
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Lori años antes cuando intentó usarlos como cebo para atrapar a Eli.
— Cuatro veces, en realidad. — Se dijo ella.
— Mierda.
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ojos y vio el techo sobre su cama.
— No te muevas, Jonnie. Ellos no se han ido todavía, — Susurró Lori en
su mente.
No en esta vida.
Él cambió. El poder salvaje, afilado y crudo del hombre-lobo explotó
dentro de él, indomado y desenfrenado, tan cerca de la luna llena. El pelo
trigueño largo y grueso de su cabeza se retiró, un hocico apareció, los
dientes se alargaron y explotaron desde sus encías, la sangre llenó su
boca cuando ellos rasgaron a través de ellas. Sus músculos se encorvaron
mientras su piel fluía y ondeaba por todas partes, sus huesos se rompieron
reformulándose.
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La malvada presencia en su mente vaciló cuando el poder salvaje del
hombre lobo penetró en el cuarto y forzó a retroceder ante su presencia.
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Dónde buscar. Ella estaba buscando algo mágico, algo psíquico o físico.
Pero el poder era intangible,
Su búsqueda dolía.
Bramando, sus manos tomaron su cabeza, él se echó hacia atrás,
cayendo de rodillas, retorciéndose en la agonía mientras ella buscaba
intensamente a través de su alma como si fuera un arcón de ropa. Él la
sentía recoger pedazos y pedazos y echarlos a un lado cuando cada uno de
ellos demostraba estar vacío de lo que ella buscaba.
—Maldito, ¿dónde esta? Lo quiero, dame ese poder. Transfórmate,
cambia maldito perro. ¡Cambia, ahora!
Rechinando sus dientes, Jonathan le mostró una mala sonrisa y le
dijo:
— Vete a la mierda.— Antes de que sus ojos se doblaran hacia atrás
arqueándose en un espasmo de agonía que corrió por toda la dorada
longitud de su cuerpo desnudo, lisamente musculoso.
—¡Cambia, cambia, cambia!
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— Él no te pertenece. — Dijo ella dijo firmemente, con seguridad. —Él
hizo sus votos, su obediencia de lealtad hace tiempo. Y ninguno de ellos a
ti.
Los chillidos impíos llenaron el aire y ojos misteriosos giraron sobre su
eje y se apretaron contra ella cuando ella se abrió camino a través de la
presencia que llenaba el cuarto, mientras se dirigía confiadamente hacia
su lado. Arrodillándose a su lado, puso una mano sobre su hombro.
— Vete de aquí. No eres ninguna amenaza para él aquí. —Su voz era
profunda, latiendo con su propio poder y haciendo eco a través del cuarto.
Como si su toque lo hubiera fortalecido, Jonathan surgió del suelo. El
poder, maligno azotó a través del cuarto y golpeó a Jonathan cuando él se
paró.
Lori sintió sus ojos sobre ella y ya estaba de pie lista para asegurar su
peso, juntos de pie cara a cara enfrentándose contra este mal que
pensaba que podía reclamar a Jonathan. ¿Corrompido? Las malvadas
brujas no se preocuparían si fuera o no corrupto si lo que querían era
robar o cambiar sus dones.
— Nosotros queremos lo que es nuestro. Nosotros queremos que
nuestros hermanos y hermanas se nos unan, el tiempo se acerca...
Con los ojos cerrados, Lori luchó contra el terror que amenazó
inflamarse dentro de ella. Ellas no eran sólo brujas. Ellas estaban
reclutando enemigos para el Concilio. Desde hacía mucho tiempo que el
Concilio hablaba de la existencia de un desconocido enemigo que asesinó y
asesinaba, envenenando las mentes de las manadas de jóvenes lobos
volviéndolos contra la humanidad. Los Cazadores tendrían que limpiarlas
porque habían empezado a cazar humanos. Enemigos que buscaban a las
brujas jóvenes en las calles y las utilizaban para satisfacer sus sucios
propósitos.
— No soy tu hermano, ni pariente, ni nada tuyo.
Ellas rieron.
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patético Concilio que sirves. Con nosotros, jamás dudaría de nuestra
valía.
— Dudaría si no valiera la pena darle patadas por lo que me hicieron. —
Gruñó Jonathan, desnudando sus dientes. —Salgan de este lugar. Ésta es
mi casa. Váyanse. ¡Váyanse!. —Él llevó su muñeca hacia su boca y la rasgó
abriéndose una vena con sus afilados dientes, recogiendo sangre en sus
dedos él se acercó hacia la puerta y pintó sobre ella una enorme X, él
siseo. — Váyanse, y les ordeno que no vuelvan nunca más. Esta es mi casa,
y con esta barrera de sangre jamás podrán retornar a ella.
Con un chillido violento, ellas lo maldijeron cuando la sencilla orden del
dueño de la casa los excluyó de permanecer allí de forma alguna, humana o
transformada.
Su largo y hermoso pelo castaño, cayó sobre sus hombros cuando él
bajó su cabeza, mientras miraba la piel que ya empezaba a curarse
mientras él aplicaba presión a la cuchillada en su muñeca. Lori lo miró
fijamente, los ojos desorbitados, sólo ahora consciente de cuán desnudo
estaba, bastante desnudo… Su carne dorada brillaba ricamente, en sus
magros músculos, en la columna de sus muslos duros y esculpidos. Su
corazón empezó a golpear cuando el calor se agrupó en su barriga
Y todo el tiempo, su mente se tambaleaba. Forzando las palabras a
través de su boca seca, ella le preguntó:
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pálida, seria. Mientras él tomaba el jarro que ella le había preparado.
— Esto no me va a gustar,¿ verdad?
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Lori lo estudió debajo de la línea de sus pestañas, sus duras y
musculosos líneas, el oro encantador de su piel, la manera en que ondulaba
su vientre cuando se movía. Algo caliente la atravesó y se fundió dentro
de ella obligándola a respirar profundamente por la nariz, obligándola a
relajarse.
Eli no es exactamente el tipo de alma que uno podría pasar por alto.
Pero hasta hacia unos años, él nunca se había considerado un hombre
afortunado o dotado. Ahora, mientras despertaba de un largo y sosegado
letargo y estiraba su cuerpo, los pensamientos que flotaban a través de su
mente eran los de un hombre contento. No. De un hombre feliz con su
vida.
Su don estaba detrás suyo durmiendo. Los rayos acuosos de la luz del
sol resbalaban sobre las ropas cuando él se levantó pintando su cuerpo con
una serie de colores. Su nombre era Sarel. Ella era una bruja, con el
corazón de un guerrero y la única alma en el planeta por la cual daría su
vida.
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sintió.
Y Rafe estaba en lo que mejor hacía, esperando pacientemente para
cazar. Con una llamada silenciosa, él les pidió que regresaran y entonces
los dos enfocaron su atención en Jonathan y Lori, intentando estudiar la
herida y el olor dejada en ella, pero con poca suerte.
— Lori, te haces más atrevida cada día, dulzura, ¿qué es lo que sabes?
—Ronroneó él, sonriendo mientras la miraba hacer su trabajo.
Él podía verla, la imagen de sus manos en el torso de Jonathan, la
quemazón detrás de su párpados cuando él la miraba.
Pero Sarel estaba en otra cosa, su mente estaba más allá de él, la vio
moverse y acercarse pero ella pasó a su lado y se colocó pegada a la
ventana, apoyando sus palmas sobre sus vidrios. Su largo cabello fluía
hacia su desnuda espalda, y empezó a soplar a la imagen que la ventana
reflejaba de su cara, y entonces la ventana empezó a brillar como oro bajo
su toque, para luego opacarse, dejando atrás su perfil para reflejar el de
su hermana arrodillada sobre el cuerpo de Jonathan. Él estaba en su cama,
en su cabaña, mirando fijamente la cara de Lori, que ocultaba sus ojos
bajo sus largas pestañas. La cuchillada era larga y fea, arrugada, una línea
roja , luminosa, y en su extremo, se estaba formando la marca viciosa de
una guadaña.
— Lori, detente, necesitas asegurarte que tiene..
— Sarel, ¿no se supone que estás de vacaciones? — Preguntó Lori
mientras ella continuaba frotando la raíz de Angélica en la herida abierta
en su costado.
— Si no le has hecho beber uno de esas pociones sucias primero, estás
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perdiendo tu tiempo. —Dijo Sarel, mientras Lori la ignoraba.
Eli suspiró, alcanzándola y uniéndose a ella mientras Lori continuaba
trabajando. La bruja más joven nunca se demoró, ni le permitió a Jonathan
sentir algo del dolor que ella estaba infligiendo a su propio cuerpo. Eli lo
notó. Él podía sentirlo, dentro de él, como un eco distante, a través del
eslabón que él tenía con los dos, pero no lo sentía realmente mientras
miraba a Lori en la oscuridad. Sus ojos denostaban el peligro. El dolor
estaba provocándole nauseas, y aún así Eli sólo podía sentir ese leve eco.
Lo que Lori estaba sintiendo debía ser irreal.
— No puedes luchar por el cachorro, sabes eso.— Las palabras de Eli
eran suaves, habló directamente a la mente de Jonathan, sólo para él.
Jonathan volvió su cabeza hacia el este, siguiendo el sonido distante de
la voz de Eli que cuando él dijo suavemente.
— Demonios, Lori.
Eli se rió suavemente.
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Capítulo Dos
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Esos ojos de verde oro suaves resplandecían fogosos, con unas pocas
llamas lamiendo alrededor de los iris. Jonathan sintió sus manos aterrizar
a los lados, simplemente por encima de los huesos de la cadera. La palma
de su mano derecha descansando sobre la piel fresca, a un lado de la
cicatriz recién curada, todavía sintiéndose tan frío, hasta que ella lo tocó.
Estaba caliente, muy caliente, bajo su toque, la piel se estremecía cuando
ella puso sus manos sobre él.
Un gruñido profundo retumbó en su garganta mientras su cabeza se
inclinaba sobre su abdomen y su pelo cosquilleaba en su abdomen. Su polla
se hinchó, dolorida, en los confines de sus pantalones vaqueros mientras
su sangre comenzó a golpear más pesada en sus venas. El perfume de
mujer y magia mezclado en su mente fueron uno, y ambos eran Lori.
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Dos pares de manos, frescas y duras de vampiro, cayeron encima de él,
sujetando sus hombros y sus piernas. Su cabello, espeso, cayó de pronto
sobre su cara y su voz, suave y amablemente tranquilizadora, alcanzó su
oreja.
— Tranquilo, Jon .. tranquilo ahora. Lori está a punto de hacerlo, ¿de
acuerdo? Simplemente ... maldita sea ... cálmate.
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una rodilla entre la de ella, él bombeó a su polla contra la humedad de su
hendidura y pasó rozando sus manos arriba por sus lados, una palma en su
pecho, comenzando a rodar el pezón entre su pulgar y el dedo índice.
Los sonidos de la respiración rasgada, el incremento de los ritmos
cardíacos y el perfume de una hembra excitada vinieron a él mientras
besaba un camino hacia bajo por el cuello de Lori. El suspiro trémulo de
Sheila acarició su piel, un sonido que normalmente sería muy bienvenido,
pero ahora era una intrusión.
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lobo lo suficiente. El hombre lobo cuidadosamente observaba al vampiro a
través de esos ojos entrecerrados, oscuros. Jonathan hizo poco por
controlar el animal y nada para refrenarlo.
— Vete. — Jonathan gruñó otra vez. Él estaba dolorido. El perfume de
Lori llenaba su cabeza, y su sangre golpeada con exceso en sus venas,
despertándose y latiendo en su polla mientras él se quedaba mirando los
ojos centellantes de Rafe.
Sheila sonrió, había algo deenvidia en su fija mirada mientras paseaba
su mirada por Lori que aun estaba jadeando y recuperándose de los
efectos de la magia que pasaba a través de sus venas. Luego ella dio un
paso delante de Rafe, echándole su largo pelo rubio sobre el hombro,
ofreciéndole una sonrisa burlona mientras ella deslizaba sus manos arriba
en sus pechos.
— Tal parece que no somos bienvenidos aquí, precioso. ¿Por qué no nos
vamos y encontramos algo con lo que divertirnos nosotros mismos,
dulzura? —Ella habló arrastrando las palabras, acariciando su dedo sobre
su lleno labio inferior.
Cuando él alcanzó el agarre su cintura y la puso a su lado, ella se topó
de casualidad con él y Jonathan olió el almizcle de sangre del vampiro
llenando el aire.
— ¡Oh! Qué descuidado de mí, Rafe. Lo siento. Espero que no tengas
hambre.— Murmuró Sheila mientras se hacia a un lado, sosteniendo en
alto el dedo que ella había cortado con uno de sus colmillos extendidos.
Deslizándolo entre sus labios, ella lamió la sangre , sonriendo con una
sonrisa coqueta hacia él mientras ella extraía el dedo centellante fuera, e
inclinaba su cabeza en él. Más sangre fluyó y él enfoco sus encendidos
ojos en ella, largó un aliento profundo, repentinamente agitado.
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— Demasiado presuntuoso insolente joven lobo. No me sienta bien esto.
— Fue sofocado contra la risueña boca de Sheila mientras ella decía —
Oh, cállate. — Se fueron unos segundos más tarde.
Aspirando aire en sus pulmones, Jonathan enfocó hacia su interior y
envió al animal adentro. Con un suspiro suave se retiró, otra vez a
dormitar mientras Jonathan giró su cabeza, quedándose con la mirada fija
sobre su hombro en Lori. Sus ojos nebulosos, todavía destellaban con
luces de oro mientras ella parpadeaba con somnolencia, apenas ahora
limpia de magia.
Él gateó hacia ella mientras ella se ponía derecha, mirándolo
cautelosamente.
— Puedo sentir tu magia dentro de mi, Lori. Tu toque, tu aliento, tu
sabor. Quiero más. — Levantándose sobre sus rodillas, Jonathan atrapó la
parte trasera de su cuello y la empujó hacia él, sellando su boca con la de
ella y saboreándola profunda, completamente.
Deslizando su lengua en su boca, acariciándola a través del paladar, el
interior de sus mejillas, a través de sus dientes. Todo lo que él podía
tocar, Jonathan lo tocó. Cada parte de su boca que él podía saborear, él la
saboreó. Moviendo sus manos hacia abajo por sus hombros y sus brazos
para ahuecar sus senos, él los masajeo desasosegadamente mientras la
urgía de regreso al suelo.
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través de las delgadas capas de la falda de chifón. Deslizando el material
etéreo de acá para allá sobre ella, él gimió alrededor de su pecho
mientras su crema instantáneamente atravesaba el material y mojaba sus
dedos.
Levantando la cabeza, él miro fijamente hacia abajo, parpadeando
lentamente. El poder onduló a través de él y bajó rodando por su columna
vertebral, estremeciéndose fuera de su piel mientras él observaba su
rostro. Sus ojos abiertos lánguidamente mientras ella lamía sus labios,
como si estuviera saboreándole. Jonathan gimió, y se esforzó para no
tomarla
Todavía no. No a menos que ella lo quisiese. Ella. No simplemente su
cuerpo.
Haciendo las palabras pasar a la fuerza a través de su apretada
garganta, él lentamente restregó su sexo contra ella, una vez, y otra.
Observando como ella se arqueaba hacia él, él susurró:
— Mírame, Lori. ¿Quieres esto? ¿A mi?
Una sonrisa lenta, femenina -como sonreía La Mona Lisa que durante
siglos había conducido a los hombres a la locura- curvó sus labios de
capullo de rosa y ella deslizó sus manos arriba por su pecho, tras su cuello,
y luego agarró en un puño su pelo, bajando su rostro al de ella.
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lentamente los movió a un lado, deslizando sus manos hacia arriba por la
longitud de sus piernas.
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Sólo unos meses antes, casi habían muerto conjuntamente en una
trampa que había estado puesta para atrapar a Eli, su amo. Pero él la
había querido con venganza aún antes de eso.
Y luego él se había topado con ella inmediatamente después de que ella
le hubiera dado su cuerpo a un hombre por primera vez, alguien que no era
él. Ahora, años más tarde, aún se enfurecía y él inclinó su boca a través de
la de Lori, castigándola con el beso, brutalmente, mientras esa noche hacia
eco en la parte de atrás de su mente.
— Lo sé. Estaba fuera ... hablando con ella. Y atrapé tu perfume. ¿No
tienes mejor criterio que estar desnuda con algún niño de la universidad?
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— Y a menos que tú quiera despertarte como un eunuco metafísico,
mejor metete en tus propios asuntos.
— ¿Sientes qué tan apretada eres, qué tan mojada y dulce? — Él trazo
círculos sobre su clítoris con su pulgar y sonrió cuando ella lloriqueó,
siguiendo sus caricias circulares ansiosamente.
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azotaba a través del cuarto y ella chasqueó su mano hacia arriba y le
golpeó con sus dedos, mirando perdidamente hacia sus ojos con el reto
escrito por toda su cara.
Los ojos de Jonathan se ensancharon mientras sus pantalones
vaqueros fueron hechos jirones fuera, tanto como sus ropas lo había sido.
Un nunca visto viento mágico continuó soplando y Lori yació, clavando los
ojos en él y sonriendo, observó como el viento sopló su pelo alrededor de
él, enrollándolo sobre sus hombros y su pecho, miró la pequeña cicatriz en
su costado con una forma como la de un fénix.
Su marca, reemplazaba la marca de la Scythe♥.
Levantándose de las cenizas.... como lo hizo.
Sus ojos rastreaban sobre la longitud de su cuerpo dorado, la longitud
de músculos tan suaves y perfectos, excepto por que la carne donde la
brillante cicatriz dejó su marca. Su polla creció, colorada y perfecta,
desnuda de cualquier pelo del cuerpo. Estaba gruesa, llena, y curvada solo
ligeramente hacia arriba, inclinada hacia la derecha. Lori sintió un ligero
estremecimiento a través de ella mientras se imaginaba sintiéndolo
dentro suyo.
♥
Grupo llamado Los Segadores, cuya marca es una guadaña
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primera vez que te vi de pie en el exterior del cuarto de Eli cuando Tavis
me trajo aquí. Justamente cuando había salido de la escuela.
Ella observó sus ojos mientras llegaba al clímax con su mano con un
sollozo. Jonathan gruñó, atrapó su mano y bebió a lengüetadas de ella
mientras él la miraba fijamente hacia abajo con ojos brillantes, y
entrecerrados. Abriendo su boca, ella susurró ásperamente:
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profundo, ella miró fijamente hacia arriba en sus ojos, sintiéndolos
absorberla.
— Tan suave y salvaje. — Él habló con voz áspera, acariciando con una
mano por debajo de su cadera, ahuecando su trasero. Lori gimió mientras
él presionaba sus dedos contra su abertura, abriendo las mejillas de su
trasero, dejando que el fresco beso del aire acariciase su rosetón
mientras él empezaba a desacelerar sus empujes, follándola
profundamente, haciendo rodar sus caderas a fin de que él la acariciara en
el fondo su punto G con cada profundo golpe.
— Grita para mi, Lori.
Lori se estremeció mientras él bajaba su oscura cabeza hacia el suave
montículo de su pecho. Ella tragó aire jadeando mientras él hincaba sus
dientes en la cresta de un oscuro y rosado pezón, succionando
profundamente, pellizcándolo amablemente antes de formar remolinos con
su lengua alrededor de el.
Una tormenta líquida se formó, derritiendo y humeando, mientras él se
empujaba dentro de ella, mientras él se giraba para rozar su clítoris con
cada profundo empuje.
— Jonathan, por favor. — Ella se quedó sin aliento, clavando las uñas en
él, quedándose con la mirada fija ciegamente en su cara. Sus ojos eran
deslumbrantes, más dorado que marrones ahora, como si un animal con
piel humana la mirara fijamente. Largos colmillos empujaban hacia abajo
pasando su labio inferior.
A Lori no le importana mientras ella pudiera enterrar sus manos en su
pelo y empujarlo hacia abajo para presionar su boca ávidamente en la
suya, conduciendo su lengua profundamente, bebiendo un trago del sabor
oscuramente masculino, el sabor del bosque, de miel y aguamiel, y salvaje.
Él arqueó su espalda y bombeó sus caderas contra ella, su polla enterrada
dentro de ella, sus pelotas golpeando contra su hendidura mientras ambos
comenzaron a correrse. Lori se corrió en un lento, rítmico pulso que creció
en fuerza y duración, mientras Jonathan comenzó a follarse furiosamente
a sí mismo en ella. Enterrando sus manos en su pelo y gimiendo contra su
boca, su polla avanzó dando tumbos y pulsó mientras ondas calientes, y
arrolladoras de semen chorreaban libres, profundamente en el interior de
su funda.
Lori sollozó en su boca, su cuerpo entero temblando, sintiendo su
corazón golpear contra ella, el lento oscurecimiento de sus pensamientos,
el temblor de su poderoso, y delgado cuerpo, mientras él se ponía rígido
contra ella.
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Cuando él bombeó lo último de él dentro de ella, su cuerpo se aflojó, y
Jonathan rozó su boca amablemente. Sosteniéndose sobre un costado
antes de empezar a rodar sobre su espalda y llevarla con él, él la abrazó
con suavidad a su lado y bostezó.
Lori aun estaba yaciendo ahí, fría y desnuda mientras él se deslizaba en
el sueño.
Lori...
Curvado contra su espalda, su polla estaba abrazada con la suavidad de
su redondeado y delicado trasero, envuelto cómodamente entre los
pliegues de las mejillas del modo más imaginable dulce mientras él flotaba
para despertarse. Maldita sea ... ¿qué demonios he hecho?
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cara se sonrojó, sus labios se abrieron, y la esencia de su excitación
perfumó el aire alrededor de ellos.
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clase que una bruja poseía y podía lanzar cuando estaba excitada. Esta
picaba a lo largo de su cuerpo, fastidiando la piel de su bolsas y calentando
su sangre de un modo que él nunca podría haber imaginado.
El apretado, guante mojado de su sexo se pegó a su polla mientras él
salía lentamente, escuchando el sonido de su corazón y de su respiración.
Las manos de Jonathan acariciaron bromeando la sedosa piel de su trasero
antes de anclarla cuando él inició otro duro, e implacable paseo
profundamente en el interior de ella. Estremeciéndose cuando las sedosas,
y mojadas paredes, se agarraban a su polla, acariciándole, abrazándole, él
enterró sus pelotas profundamente en ella.
Un pequeño y débil grito salió de ella y ella se arqueó hacia arriba, con
la línea de su columna vertebral arqueada.
— Jon, no lo puedo aguantar.... — Sollozó ella, empujando hacia atrás su
trasero contra él y tratando de sujetarle dentro de ella.
Él salió y entró de golpe otra vez, más duro y más duro, en su humedad.
La sedosa caricia de su coño sobre su polla lo estaba llevando a la locura.
El sonido de su voz refunfuñando su nombre, verla inclinada en frente de
él, estirándose, tomando su polla como él había querido y había necesitado
por años y años........
— Joder — Dijo él jadeando, agachándose sobre ella, golpeando en
ella, el sudor goteaba en su frente mientras él se quedaba con la mirada
fija abajo, observando su polla, húmeda y brillante con sus jugos,
enterrarse de regreso dentro de su dulce hendidura otra vez.
Los músculos de su coño comenzaron a estremecerse y sujetarlo hacia
abajo alrededor suyo mientras él la penetraba, resistiéndose mientras ella
comenzaba a correrse. Jonathan siseó, su cabeza cayó hacia atrás, las
venas de su cuello sobresaliendo mientras el clímax empezaba en la base
de su columna vertebral.
El cuerpo delgado, y flexible de Lori estaba estremeciéndose,
temblando debajo del poder de sus empujes. Sus pelotas se apretaron
contra su cuerpo, fieramente calientes mientras abofeteaban su clítoris,
fastidiándola, y ella comenzó a gritar. El sonido de su nombre en sus labios
le lanzó por el borde, y él aulló su nombre a los cielos mientras él sostenía
sus caderas con las garras que sin intención habían emergido de sus manos
cuando él comenzó a correrse. Inundando las profundidades cremosas de
su coño con su semen, él bombeó más profundo y más profundo,
acariciando la cabeza de su polla sobre el enterrado manojo de nervios en
su raja.
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Ella le ordeñó, cerrándose herméticamente alrededor de él, llevando el
clímax hasta que ambos estuvieron sudorosos y jadeantes cuando se
deslizaban al suelo.
— Ésto no es bueno, Lori. — contra de su nuca, Jonathan acarició con
la nariz su húmeda piel salada y la pellizcó amablemente. — Esto no está
para nada bien.
— ¿Eso es lo que ocurrió? — Murmuró Lori, rodeando con las manos una
taza grande de té que él mantuvo caliente para ella. Té. Él siempre
mantenía té en sus reserva para ella, incluso cuando raramente ella le
hacia una visita. Era el té de la clase que a ella le gustaba. Y este estaba
preparado como ella le gustaba. Aún así... él era tan condenadamente
ciego. No sabía que ella estaba dentro suyo, no conoció la clase de
películas que a ella le gustaba.
O que ellos se pertenecían.
— Sí.
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encendida estaba. Así es que adivino que de ahora en adelante, prestaré
más atención a mi cuerpo, y cuándo esté excitada, simplemente me pondré
a buscar con quien tener relaciones sexuales. Después de todo, anoche fue
muyyy........ agradable. Y Rafe esta más que dispuesto, ¿no es así? —
Murmuró Lori, sonriendo astutamente, observando a Jonathan por bajo
sus pestañas. Un músculo se marcaba en su mandíbula y algo salvaje pasó
como un relámpago por sus ojos. Pero nada cambió en su cara, en su
conducta.
Si ella no hubiera sido una bruja, nunca habría sentido el poder que
tembló a través del aire mientras ella hablaba.
Nunca podría haber sabido qué tan categóricamente furioso le pusieron
sus palabras .
— Solo porque la magia te hace querer follar, no quiere decir que
tengas que hacerlo. — Gruñó Jonathan.
Con ojos grandes e inocentes, Lori preguntó:
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hacía, pero todo lo que él tenía que hacer era detenerse, y pensar en ella,
y era consciente de ella.
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estaba en él al principio, pero la maldición que el cuchillo sustentaba le
corto y entró en él más tarde, mientras ellas trataban de tomarle. Le hizo
algo, trató de alejar a su lobo, de él. Algo sobre... empaparse en sangre....
Ellos se llaman a si mismos Los Scythe. Y nos cazan. — Susurró Lori,
levantando los ojos hacia el reflejo y sus ojos se encontraron con los de
Sarel. — Ellas tratan de matarnos a todos nosotros y destruir al Concilio.
Nos quieren a todos muertos.
Los ojos de Sarel brillaron intermitentemente con fuego mientras ella
clavaba los ojos en su hermana.
— Hablaré con Agnes. Kelsey está en los Estados. Encuéntrala. Y por el
amor de Dios, mantén a ese condenado lobo apartado de los problemas. Él
los condujo, por gritar tan alto.
La imagen de Sarel titiló a la vista mientras Lori lanzaba un suspiro.
Ciertamente él lo hizo. ¿pero cómo se supone que voy mantenerlo alejado
de los problema?
Luego se sentó e inició una tarea que le llevaría mucho tiempo: ir en
busca de Kelsey.
No era exactamente tan fácil como llamar a la mujer por un teléfono
celular.
Si solo...
A Kelsey no le gustaban. Más aun, a esos aparatos no les gustaba ella. A
las cosas de altas tecnologías no les gustan los dotado mágicamente.
Tendían a … funcionar mal. En serio. Y entre más dotado se era, más mal
funcionaban . Y entre mas vieja era la bruja, peores problemas obtenía .
Con Lori, Kelsey y Sarel, pues bien, los teléfonos celulares,
localizadores, y computadoras, estaban bastante fuera de consideración.
37
especialmente longevas, y entre más poderosa era la bruja, más larga era
su vida.
Los ojos de Lori se abrieron y cuando lo hizo, ella pudo ver la figura de
Kelsey de pie frente a ella, casi sólida, llevaba puesta su camisa estándar
de franela, desabotonada sobre una camisa playera y pantalones vaqueros,
su pelo en sus características coletas, como Pippy Longstocking.
— Los Scythe..... ¿qué son? Quieren algo. Algo peligroso, y necesitamos
saber qué. — Lori no desperdicio tiempo en las buenas maneras, no sonrió
y ni le dijo a Kelsey cuánto la había extrañado. El ardor en sus intestinos
no la dejaría descansar hasta que ella supiera más.
Los ojos de Kelsey se ensombrecieron, su cabeza se inclinó
imperativamente.
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A Kelsey le tomó cerca de una maldita semana seguirle la pista a
Malachi. El bastardo sabía que ella le andaba buscando. A él sencillamente
no le interesaba. Cuando ella se proyectó en su casa en Nome, Alaska, ella
negó con la cabeza.
— ¿Por qué en este mundo un vampiro viviría en Nome en julio?
39
— De cualquier manera, querida. Pasa y hablamos.
— ¿Adentro? — Preguntó Kelsey, arqueando una ceja.
Una sonrisa ilegible curvó sus labios. Que lo hizo sonreír, ella no lo
sabía. Pero Kelsey no estaba a punto de caer en la cama con este vampiro.
Ella no se haría adicta a él. Ella tenía demasiadas cosas por delante,
muchos y demasiados que dependían de ella.
El calor inundaba sobre ella, a través de ella. La luz del sol no le
afectaba, pero el fuego lo haría.
Malachi desapareció.
Apareciendo al otro lado del cuarto, con ojos grandes y furiosos, sus
colmillos afuera mientras él la miraba fijamente. El fuego todavía gravitó
sobre su palma.
40
— Dije que no lo hagas. No digo cosas que no quiero decir, Malachi.
— He matado por menos que eso, bruja. — La amenaza cayó rodando
fuera de él e hizo que su sangre se helara.
— No creo que estés dispuesto a matar a un miembro asociado del
Concilio. — Dijo ella suavemente, lanzando la bola de fuego de acá para allá
en sus manos, observándolo cuidadosamente.
41
Sonriendo angelicalmente, Kelsey dijo:
— No estoy equivocada, ¿o si? Querer tener sexo contigo, sería que yo
viniera a ti con todos tus escudos puestos, y te lo pidiera, lo cual, por
supuesto, no es por lo qué estoy aquí. Ni siquiera te conozco.
Sus ojos se estrecharon.
Capitulo Tres
El Inframundo
42
como hierro sólido. Era ella solamente. De otra manera, lo habríamos
agarrado.
43
Jonathan acechaba la casa. Los efectos de la marca en su costado no
disminuían.
Todo lo que tenía que hacer era pensar en ella y podía sentirla, casi ver
por sus ojos lo que estaba haciendo.
Había pensado en ella justo ahora, y lo que había estado haciendo había
sacudido su centro. Había estado en la ducha, pero su mente no había
estado en asearse. A menos que estuviera preocupada acerca de lavarse
su dulce y pequeña hendidura extremadamente bien, ya que sostenía la
extensión de la regadera a toda presión contra su vagina. La pulsación y
palpitación del agua sobre su clítoris la tenía suspirando con aliento
entrecortado al alcanzar su clímax.
Con el poder del Lobo tan fuerte dentro de él como era, la locura pudo
haber dominado a Jonathan en algún punto si él no hubiera aprendido a
controlar el regalo precioso del control.
En los caminos del sueño, había aprendido control – del lobo, y a controlar
al werewolf. No era el mismo, no completamente. El poder del werewolf
era el que le daba la capacidad de cambiar, era la bestia dentro de él y
esto se derivaba del lobo, esa criatura lupina que vivía en su alma. Aunque
el werewolf era más básico. El impulso de cazar, de correr, de buscar
compañera.
De Eli, había aprendido a controlarse a sí mismo y a los demonios de lo
atormentaban.
No lo perdería ahora.
Lori estudio al vampiro enfrente de ella con ojos cautelosos. Había estado
aquí antes. Había tenido poco contacto con él entonces. Él la había evitado.
♥
Hombre Lobo
44
Ahora mismo la estudiaba con sus oscuros y antiguos ojos. Si, había
escuchado historias acerca de él, pero en persona el vampiro era algo a lo
que no podía haberse preparado.
Intimidante no era la palabra correcta.
Sus ojos eran sabios, profundos y antiguos, como nada que Lori conociera.
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vagó sobre cada pulgada visible de su cuerpo, apretando su piel, haciendo
que su respiración se cortara.
Tenía oscuridad dentro de él, pero era su propia oscuridad, sus propios
demonios, nada maligno. Nada traidor. No había ningún signo de nada
malvado echando raíces en él, como Lori había descrito.
Pero había estado. Al buscar Kelsey dentro de él, lo encontró, el hueco
vacío en su centro donde algo se forzó dentro de él, la noche que vigilaba.
Kelsey lo revivió, forzándolo a revivirlo con ella, la caza, la matanza, la
trampa, la pelea. Una mujer de negro lanzándose contra él, una mirada
severa, había un vacío en sus exóticos ojos color ámbar al acuchillarlo, no
para matarlo sino para cortar.
Un tatuaje en la orilla de su ojo izquierdo.
Una Guadaña.♥
Abriendo sus ojos, le sonrío a Jonathan y murmuró.
— Así que, cuando vas a hablarme de ello.
♥
. Marca de Los Scythe.
46
— Bebé, he tenido mi mejor conversación en años. Y tú sigues
rechazándome. Solo que ya no puedo soportar ese tipo de rechazo. —
Ambos respiraban ligeramente fuerte, y sonriendo rasgadamente el uno al
otro.
Mirando a Lori, Kelsey dijo:
— ¿Los Scythe?
— Ella me preguntó. Conozco las leyes. No le dije nada. Ella preguntó, a si
que pensé que sería sabio que tú se lo contaras.
— Los Scythe fueron destruidos un milenio atrás. Su conocimiento y como
fueron formados, su historia y todo lo que sabían fue erradicado con ellos.
Yo me encargue de eso. Ahora, ¿como siquiera te enteraste de ellos?
— Ellos marcaron a Jonathan. — Dijo Lori con voz callada. —Han estado
cazando sus pasos, y nuestro enclave por meses. Ellos fueron los que lo
marcaron. Y tengo el terrible presentimiento que están detrás de las
muertes de los Maestros Vampiros.
47
Capitulo Cuatro
♥
Raza de hombre lobo.
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de matanza y lo encerró en una jaula en su casa llamando a Europa para
encontrar a cualquiera que pudiera ayudar a controlar a alguien con una
llamada tan poderosa del Lobo.
Malachi había venido, trayendo con él a Travis, el más poderoso werewolf
del Concilio.
Pero hasta Travis fue ensombrecido por el poder que vio acechando en los
ojos de Jonathan. Jonathan tenía un poder que rivalizaba con el poder de
un inherente. Podría cambiar a voluntad, una vez que tuviera control y
hasta podría aprender a ignorar el llamado de la luna.
La Llamada del Lobo fue tan fuerte en el principio que casi lo volvió loco. Y
la llamada del werewolf, el animal dentro de él, era la locura misma.
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— Ya soy un monstruo.
— No, muchacho. —Dijo Mal suavemente. —Eres un regalo. Tienes un don.
Para derrotar aquellos que cazan al inocente. Si eso es lo que escoges.
Eli esperó hasta que el muchacho se dejó de mecer y lo miró antes de
decir suavemente:
— Esos hombres que mataste anoche nunca violarán a otro niño. ¿Puedes
decirme que te arrepientes de eso?.
— No. Quiero hacerlo otra vez. Y otra vez.
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— Un viejo mal ha regresado, muchacho. No puedo decirte como, porque
no sé la respuesta a eso. —Dijo Malachi con un suspiro. —Pero está aquí,
todo lo mismo. Y quieren a Jonathan, con oscura pasión.
Hubo una pausa en Eli, el joven vampiro comprendió que tan serio estaba
Malachi.
51
Una sonrisa burlona torció sus labios mientras sus ojos recorrían su cara,
deteniéndose en su boca. Lori se sintió ruborizar y se maldijo cuando sus
fosas nasales llamearon.
— Hmmm, bueno. ¿Qué tienes que ofrecer? —Preguntó tentativamente,
deslizando su mirada de medianoche a su cuello, deteniéndose en su pulso.
En respuesta éste llameó y latió más fuerte.
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— Cuida tus palabras, bruja. No te tendré analizándome. No olvides quien
soy yo.
Pero Lori....
Sus colmillos brotaron, rasgando sus encías, giró y corrió por las calles. La
ira, la rabia y la posesividad le dieron alas al correr al borde de la ciudad y
cambiar a medio correr, de hombre a hombre lobo, a lobo en tres largos
pasos, atravesando el bosque en movimientos tan rápidos que el ojo
humano no podría captar.
Había olido el tormento de Malachi desde que dejó la casa, solo a unas
pocas millas de la cuidad. Demasiado lejos. Saltando entre los árboles,
cambio a medio wolven♥ cuando trepó los árboles que conducían al risco.
No toques lo que es mío, Malachi.
♥
Estado intermedio entre hombre y lobo
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— Pero estoy solo.... necesitado. Eres una Curandera. ¿No deseas acabar
con mi dolor? —Se burló ligeramente, su voz contradiciendo la mirada
medio loca en sus ojos.
Se había acercado demasiado cerca, pegado muy cerca de casa, y no le
gustaba que desnudaran su alma, no por alguien tan joven, se dio cuenta
Lori. En todos sus años, no había pasado. Nadie se había dado cuenta de su
tormento, y ahora estaba casi desnudo. Y eso no le gusto.
— La soledad es la maldición del vampiro Malachi. No hay vergüenza en
ello. —Dijo ella silenciosamente, levantando sus ojos.
— No. Ninguna vergüenza. Pero en más de dos mil años, no he encontrado
una compañera del corazón. No hay amor para mí en este mundo. Estoy
maldecido a andar solo. —Ronroneó toscamente, alejando su mirada,
besando el acelerado pulso en su cuello, mordiendo con sus dientes pero no
rompiendo la piel. —Tantas, tantas mujeres... aun así ninguna que sea la
única para mí. Mi vergüenza.... mi vergüenza es follar tantas y tan a
menudo como se pueda, para tomar un respiro de esta dolorosa soledad. Y
ahora, desearía agregarte a esa lista.
La incrédula respuesta de Lori terminó en un jadeo porque su boca se
cerró alrededor de la punta de un pecho, tomándolo profundamente. Tenía
sus brazos trás su espalda, sus muñecas sujetas fácilmente en una mano.
Forzando una caliente oleada de necesidad que se despejara de su mente,
de sus entrañas, dijo:
♥
Hombres lobo
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Los labios de Malachi se torcieron.
— Eso es. — Claro que si ella solamente gritara..... él se detendría. Aunque
él no le dijera eso, era tannnn dulce.
— Amo a Jonathan. Él es el adecuado para mí. —Gruñó ella, tratando de
liberarse.
— Un noble pensamiento.
Jonathan miró el borde del risco, sus labios retrocediendo con un gruñido.
Olas calientes de lujuria, confusión y miedo fluían de Lori. Las podía
sentir. Y las manos de Malachi estaban sobre ella. Corrió más aprisa sobre
la tierra, cubriendo la media milla que estaba entre Lori y él, en un
momento. Corrió tan rápido que no se dio cuenta, pero le pareció eterno.
Podía oírlos ahora... suaves susurros de movimiento. La voz de Malachi,
luego Lori siseando “Amo a Jonathan” Jonathan saltó hacia el alféizar y se
impulsó hacia arriba cuando Malachi respondió.
— Un noble pensamiento. Aunque el lobo no se cree digno. No se cree
digno de servir al Concilio, ¿así qué por qué se vería digno de tu amor?
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Los ojos de Malachi miraron la cara de Lori palideciendo de repente. Sus
labios se torcieron gentilmente.
Jonathan gruñó cuando la boca del vampiro tocó la piel de marfil, pero
Malachi giró sus ojos azul oscuro brillantes, mirándolo y dijo
oblicuamente:
— Jóvenes tontos, viejos tontos. Ambos somos tontos esta noche.
Y luego desapareció.
Lori encontró los ojos de Jonathan, sus suaves ojos verdes, preocupados y
lastimados. Su boca estaba hinchada por Malachi, sus pezones todavía
erectos, un punto húmedo en su camisa donde la habían chupado.
— Te tocó. —Raspó Jonathan, desapareciendo el lobo. Estaba arrodillado
desnudo en el piso, un jadeo desigual pasaba por sus dientes cuando el
cambio retrocedía.
— ¿Qué te importa?
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y cedió. Sus manos se enroscaron en sus hombros, su cuerpo ablandándose
contra él en aceptación. Retrocediendo Jonathan raspó:
Los Scythe.
— Son los que te atacaron siete años atrás. — Terminó Sarel, recorriendo
con las manos la piel donde las balas lo habían atravesado. —Casi te
arrebatan de mí. Secuestraron a mi hermana y trataron de matar a
Jonathan. Y han estado exterminando a los Amos, lavando el cerebro a las
manadas jóvenes. Hemos estado luchando con nuestra propia gente y
declarándoles la guerra, por esta gente. Lo sé.
— Ellos están cazando a Jonathan por una venganza ahora, Eli. —Dijo
Sarel quedamente. —Agnes dijo que algo como esto había pasado antes.
Un joven y poderoso werewolf con un pasado oscuro fue convertido. Él los
condujo a una carnicería. Ellos lo quieren: su alma, su cuerpo.
— No pueden esperar a tenerlo. —Dijo Eli suavemente. —El corazón de
Jonathan es el más puro que he visto, junto con el de tu hermana.
Sarel se rió.
— Estas bromeando. ¿Ese alborotador?. Es un guerrero, sí. Pero a veces
tiene tanta oscuridad dentro de él, que me asombra que no lo haya
abrumado. Me sorprendí cuando fue aceptado en el Concilio. —Su boca se
recuperó y sacudió la cabeza —No es como Lori. Tenemos que estar en
guardia con él. Puede ser fácilmente influido, si sucumbiera.
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— Jonathan morirá antes de sucumbir. —Dijo Eli llanamente, levantándose.
Se alejó de Sarel. —Lo conozco amor. Su alma tiene oscuridad, pero fue
torturado en su juventud, incluso más que tú. Él combate esa oscuridad a
diario. De todos en mi enclave, puedo verlos sucumbir a cualquiera de ellos
antes que a Jonathan. Él no cederá.
— ¿Incluso yo?
Eli suspiró, pasando una mano por su dorado cabello. Debajo de su camisa,
sus músculos se movieron.
— Amor, tú no conoces a Jonathan. El poder de la magia es más fácil de
corromper. El poder del lobo, una vez consolidado en el corazón de la
persona, no lo es. El camino de Jonathan está marcado.
— Entonces explica por qué tenemos que matar a manadas completas de
weres♥
♥
Hombres lobo
58
Aunque vivía en la casa principal, era fuerte aquí. Una foto de él
abrazándola, fotos de los dos montando a caballo. Ahí era donde Leandra
había visto por primera vez a la niña. Era vigilada, escoltada de la casa a la
escuela privada a la que iba, que se encontraba a veinte millas, por un
limusina escoltada. Lamiendo sus labios, decidió que eso era.
Sabía que había monstruos en la oscuridad. En sus doce años de vida era
algo que conocía como un hecho. Monstruos que corrían en dos piernas
como también en cuatro, monstruos que podían sujetarte y pellizcarte y
susurrarte cosas terribles, y luego sonreír a tus maestros al día siguiente.
Monstruos que podían ser humanos o no, que podrían ser una criatura de
magia o de sangre humana.
Pero las criaturas más asquerosas a veces eran las que estaban de pie
frente a ella.
Como lo había sido su propio monstruo.
Jonathan la había salvado de eso, años atrás. El Tío Jon, su mejor amigo,
su compinche.
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Este era su hogar ahora y Jonathan era su padre adoptivo, aunque ellos
decidieron que era más bien un hermano o un tío. Él era simplemente su
ángel de la guarda, pensó Erika. Pero había dejado de gritar años atrás
cuando algo la asustaba.
Cuadrando sus hombros, se instaló de nuevo en el escritorio, de nuevo a su
tarea de calculo. Necesitaba terminar ésto. Quería terminar antes el año
otra vez. Jon y Eli le prometieron una sorpresa si lo hacía bien.
Lori jadeó, Jonathan deslizó sus manos y ahuecó sus nalgas, levantándola
contra él, meciendo su pene desnudo contra ella a través del delgado
algodón de su pijama. Estaba mojada y lo sintió deslizarse contra ella, una
y otra vez sobre su clítoris y el calor inundo su vientre, apretando y
apretando hasta que pensó que se volvería loca con él.
Su boca se apresuró sobre un pezón, donde Malachi había estado solo
momentos antes.
— Quiero este sabor fuera de ti, su esencia. Yo no comparto. —Raspó,
bombeando su cadera más fuertemente contra ella. —Si te hubiera
follado, le habría arrancado la cabeza.
Lori se estremeció, aun cuando su corazón se sintiera roto. No tengo
compañera… Lágrimas fluyeron en sus ojos contra su voluntad y giró su
cabeza cuando tibios caminos surcaron sus mejillas.
Levantó su cabeza, oliendo su angustia y Jonathan se levantó.
Recogiéndola en sus brazos, acurrucándola y llevándola al piso, la sostuvo
en su regazo. Cubriendo su hendidura con su mano, deslizó un dedo,
frotando el pequeño brote erguido de su clítoris, murmurando contra su
cara mientras le lamía las lágrimas.
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— ¿No me importa?. ¿De qué demonios hablas?
— No quieres que Malachi me toque. Quizá disfrutes follándome, pero eso
es todo lo que sientes por mí. —Sollozó. Entre sus muslos, su erección
palpitaba y ella sollozaba mientras se colocaba entre ellos, su pecho
aplastando sus pechos.
— Al lobo le encantan los desafíos, nena. Deberías saber eso para ahora.
Lori tembló profundamente dentro de su vientre cuando empezó a
bombear dentro y fuera de su hendidura con movimientos lentos y
profundos. Su mano todavía sujetaba sus muñecas sobre su cabeza,
frotaba su pecho, su cabello, su cuerpo entero contra ella, reemplazando
la esencia de Malachi con la suya, bajó su boca mordiendo y lamiendo la
comisura de sus labios. Una mano bajó hasta su trasero, cubriéndolo un
momento antes de sostener su rodilla y levantarla abriéndola ampliamente
para sus impulsos.
Las largas madejas de seda de su pelo se deslizaron sobre su cuerpo,
atormentando sus pezones, su torso, todas las pulgadas desnudas de piel,
liberó sus muñecas y se recostó sobre sus talones, agarrando su cadera y
mirándola con ojos nublados. El juego de músculos debajo de su piel
cuando se movía profundamente dentro de ella hizo que sus ojos se
abrieran ampliamente. Atrayéndola, puso sus muslos sobre los suyos y con
un giro de cadera Jonathan la tenía estremeciéndose al enterrarse en ella,
61
su pene acariciando el atontado nervio Punto G. Sus dientes mordieron la
línea de su cuello y canturreó:
Se derrumbó contra ella con su cabeza entre sus pechos, deslizando sus
brazos debajo de ella y sosteniéndola contra él.
— Nunca llores porque creas que no me importas. —Jadeó él. —Ódiame
porque no haré promesas, si tienes que hacerlo. Pero me importas. Más de
lo que quisiera.
Lori quiso saber porque no haría promesas. Realmente quería preguntarle
eso.
Pero lo dejo ir, acurrucándose contra él mientras la llevaba a la cama,
bajándola y abriendo sus muslos. Presionando su cara contra ella y
deslizando su lengua entre sus pliegues, la dejó sin habla cuando limpió su
62
simiente de su vagina y sus muslos, antes de regresar a chupar
gentilmente su clítoris, trabajando dos gentiles dedos dentro de su
resbaladiza e hinchada vaina.
Los ojos de Lori revoletearon cerrados en dicha divina cuando la llevó a un
lento y encantador orgasmo que crecía dentro y derritiéndose por sus
venas como dulce. Se movió y se puso de espaldas, gruñendo contra su
cuello poniendo su cuerpo sobre él.
— Eres tan dulce, tan linda y tan suave. Pienso en ti, te anhelo todo el
tiempo.
Lágrimas quemaron sus ojos, cuando él sostuvo su pene y susurró
roncamente:
63
La magia se liberaba, elevándose de su piel como el polvo de hadas y
evaporándose en el aire, alumbrando el cuarto con ocasionales soplos de
luz. La magia de ella, el poder de él, presionaron el aire en el cuarto y el
vínculo entre ellos se apretaba y apretaba cuando Jonathan empujaba
más profundamente, mientras Lori se mecía contra él. Sellando sus labios
con impaciencia, empujó su lengua dentro de su boca con avaricia por ese
único y salvaje sabor que era de él y nada más.
Su pene palpitaba y vibraba caliente y sus pezones atormentaban su
pecho.... demasiadas sensaciones... demasiados puntos de placer. Jonathan
acarició el pequeño rosetón fruncido de su trasero y Lori se arqueó y gritó
mientras lo presionaba, su vientre y entrañas se apretaron.
Cuando se derrumbó contra su pecho cerró sus ojos llorosos. No. No podía
seguir haciendo esto.
64
Capitulo Cinco
Sí, la amaba. Pero nunca se lo diría. Sobre todo ahora. Y no podía tocarla
otra vez. El lobo quería reclamarla como su compañera, pero era uno y
solo.
65
— Yo quiero ir con algunos amigos. — Erica se paró. — Solamente amigos.
— No puede ser. — Levantándose de la silla, él llevó su taza y su plato al
fregadero y los dejo dentro, antes de girarse para mirarla a través de la
brillante cocina. Doblando sus brazos sobre el pecho, se encontró con sus
ojos. — Hemos hablado antes de esto. Tienes doce años. Unos doce
espléndidos años, pero doce. Pasear por los alrededores sola no es
inteligente. Sería prepararnos para más problemas y eso no va a pasar.
— ¡Jonathan, no puedo ir de compras con mis amigos y mi hermano mayor
al lado! Esto no es justo. —Erika enfurruñada, hizo pucheros como si fuera
un bebé y se dirigió a una silla sentándose, de repente parecía
completamente desesperada.
— Entonces haremos que una de las mujeres vaya contigo. ¡Infiernos, es
invierno! Espera hasta las cinco y Sheila puede acompañarte.
Jonathan negó con la cabeza mientras pensaba e hizo girar sus ojos.
Aquellos bonitos ojos estaban siempre abiertos, tan fáciles de leer.
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— Sabes, Cooper, he estado cazándote durante un mes. Tú nos has
conducido a Declan y a mí en divertida, divertida persecución. — Dijo ella
silenciosamente, negando con la cabeza. — Tantas muertes, tantas vidas
trastornadas, tantos cuerpos destruidos. Te gustan jóvenes y guapos, ¿no
Cooper?
Él le escupió.
— Con tu hembra, querrás decir. — Cooper Manning jadeó, sus rizos rubios
se desparramaron sobre su cara cuando se resistió y luchó inútilmente.
Una mujer de ciento treinta libras estaba sobre él, no la desplazaría. Y su
perfume.... maldición, su olor era embriagador. Asustado, estaba asustado,
furioso consigo mismo..... estaba maldito por el hambre que sentía por ella.
— ¿Ella es un buen pedazo de culo? Cuando consiga liberarme de estos
malditos puños, voy a destriparte y a quedármela para mi, hijo puta.
La cara de Declan se quedó pálida y se giró para alejar de un tirón a Tori,
pero ella le esquivó riéndose.
— Ahora, ahora, Declan. Él esta enojado sólo porque fue apresado por una
muchacha. — Inclinándose hacía abajo, ella le preguntó: — ¿Qué pasa?
¿Tienes complejo de superioridad?
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— ¿Te gustan las estrellas y las lunas, cachorro de perro? — Se mofó
Tori, inclinándose sobre su cara, cuando la furia empezó a fluir de ella, una
furia espantosa que salía de su cuerpo en ondas.
Sus ojos se agrandaron y un sudor frío resbaló por su cuerpo cuando
aquellos ojos tan azules empezaron a parecer lo que realmente eran. Su
muerte.
— Esto no es una luna, amor. Una guadaña, eso es, para la cosecha. —
Ladeando su cabeza y contemplando al hombre que de repente estaba
asustado, Declan sonrió de un modo encantador. — Parece que has visto un
fantasma, compañero. Dime, ¿qué has estado cosechando tú? ¿O fuiste
cosechado?
Sus ojos giraron locamente en su cabeza cuando él movió su mirada fija de
la mujer al pecho del hombre que estaba de pie detrás de ella. Había
pensado que el inherente era al que debía temer, no la mujer. ¿Qué era
ella de todos modos? ¿Humana? ¿Inherente? Vampiro ...... no podía ser.
Ella lo había rastreado durante el día, demasiadas veces.
Tori sonrió, suavemente, dulcemente, inclinándose sobre su rostro cuando
ella vislumbró sus pensamientos. Sus dones habían crecido pasando los
años, ampliándose y desarrollándose a dimensiones que ella nunca había
soñado. Sus pensamientos mezclados, partidos, no era fácil seguir la pista,
pero ella lo hacía bastante bien. Sonrió tocándole la nariz con su nariz, le
susurró:
— ¿Así? ¿de verás? — Tori se rió, sentándose encima. Su pelo cayó sobre
su espalda como una capa de seda negra cuando comenzó a reírse. —
¿Querido, no has descubierto aún quien soy?
— No. — Gritó él. — No puedes ser tú. Ella lo predijo.
Tori rió con cuidado. Los colmillos alzándose intermitentemente y
suavemente susurró:
68
— Ella se equivocó.
Y luego ella mordió su garganta, mientras Declan se alejaba, rechazando
mirar.
Él lamentaba ver la excitación que le daba al verla alimentarse de otro
hombre además de él.
69
— ¿Qué..... qué me hizo ella?
Declan sonrió, sus delgadas mejillas se tensaron, el pelo cayendo sobre sus
oscuros ojos verdes.
— Ella es la Cazadora, la criatura de la leyenda, una mujer, como ninguna
que hayan visto alguna vez antes. Su mordedura es mortal para aquellos
como tú, Cooper. Nunca verás otra salida del sol, compañero.
70
— Agnes, puede conocerlos. O Sarel.
— Si, puede ser. — Dijo Declan asintiendo. — ¿Puedes traerme gasolina?
71
con un amigo, justo allí. Es necesario que vengas con nosotros. Podemos
tenerla....... todos juntos.
Oh, mierda.
Ellos deberían de encontrarse con Cooper.
El tercero todavía no hablaba. Mirando sus brillantes ojos marrones, Tori
sintió que un temblor recorría su espalda.
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Su compañero se puso a ocho pies de distancia, Declan no lo culpaba. Por
supuesto, Tori también lo habría alcanzado con una patada. Ella podría
haberlo matado.
— ¿La pequeña hembra, es muy habladora, no es así, eh? — Preguntó él,
riendo mientras la miraba. En su top y pantalones que le marcaban la
figura. Declan sabía que era un cuerpo delicioso de mirar. Pero, el imbécil
acababa de llamar a su esposa una hembra.
Alejándose del cadáver de Cooper, Declan se encogió de hombros y
sugirió:
— Yo controlaría mi tono si estuviera en tu situación, compañero. Es a mi
esposa a quien te diriges.
73
Él estaba sujetando sus hombros, pero Tori estaba detrás de él, su brazo
fue empujado alto entre sus omóplatos, cuando ella ronroneó en su oído:
— No lo hagas. Sería una idea muy, muy mala. Perdí mi comida esta noche y
aunque eres bastante asqueroso, estoy suficientemente hambrienta para
no preocuparme por eso.
La amenaza salía de ella ahora y los ojos del hombre estaban abiertos por
el miedo y la confusión cuando giró la cabeza sobre su hombro, tratando
de ver su cara. Pero ella era tan pequeña. Que no podía. Girando, él se
enfrentó con Declan.
Amablemente, Declan sonrió abiertamente, dirigiéndole una demostración
de sus colmillos, mucho, mucho más largos de lo que habían sido sólo un
segundo antes.
— ¡Ben!
— Ah, ya no. — Dijo desde las sombras, con una voz profunda, casi
gruñendo. Alejándose de la puerta y dentro de la luz, el tercer hombre
dijo: — No tengo realmente ningún deseo de ayudarte a salir de este lío.
Sobre todo desde que la primera razón para venir era que yo debía
encontrarme con Cooper. Y él está muerto, verdaderamente muerto ahora.
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— Sí. Bien, le dije que era demasiado joven. Entonces ellos enviaron a esta
pequeña bruja, Kelsey......... pero, así..... fue más difícil seguir diciendo no.
Y el deber me llamaba. — Con un suspiró él frotó su mano sobre su barbilla
y estudió la situación, entonces Tori tiró al suelo al hombre, fulminándolo
con la mirada sin el bloqueo del alto, aceitoso y feo que se lo impedía.
Declan se rió:
— ¿Por qué no lo sacas de su miseria? Tú probablemente conoces sus
crímenes mejor que nosotros y mi Tori todavía tiene un estómago blando.
— No tengo un estómago blando. — Dijo Tori mirando a Ben y Declan con
ojos llameantes.
— Por supuesto que si. Es una de las cosas que más amó de ti. — Susurró
Declan contra su cuello. Entonces giró sus ojos hacía Benjamín y dijo:—
Tenemos que salir de aquí. Tenemos que hacer algunas llamadas, pero me
gustaría que vinieras. Esto ha sido un poco ........ desde entonces no he
hablado con la gente que conocía a tu padre.
Benjamín asintió con la cabeza mientras rayaba el suelo con sus zapatos.
Ben cerró sus ojos y suspiró, estremeciéndose cuando él pasó sus manos
arriba y debajo de su rostro.
75
— ¿Quién eres?
Él rió, más bien una risa severa inquietante.
— ¿Cómo puede una mujer ser humana y vampiro? ¿Y tener el olfato del
lobo también? — Preguntó él cuando el orbe comenzó a derretirse. — Soy
como soy. Lo que el Concilio necesita que sea. Dios tiene la costumbre de
enviar a la tierra lo que es más necesario, cuando es necesario. — Dijo él,
encogiéndose de hombros cuando él estudió su cara, qué Tori estaba
segura era aún más pálida de lo normal.
76
— Pienso que tienes la costumbre de hacer esto en mucha gente. — Dijo
Declan, situándose detrás de Tori y acariciándola con sus manos arriba y
debajo de sus brazos.
Tori no te ..... preocupes por las conveniencias. Esta noche ha sido una
noche para ello, y tenemos más aún por hacer.
Capítulo Seis
— ¡Acelera!.
77
Pero la bala dirigida hacia él no había errado, y estaba desplomándose
sobre el volante mientras la sangre fluía de su corazón hacia la manó que
estaba en su pecho.
Sacando el arma que Eli había ordenado que todos llevaran en la bota,
Mike rodó, moviendose por detrás del asiento, esperando y llamando a Eli.
Pero parecía que no habría suficiente tiempo.
— Baja tu arma, lobo. Y te dejare vivir, así le podras decir a Jonathan cual
fue el final de la muchacha. Es a quien queremos.
Leandra juró por lo bajo en la oscuridad cuando uno de los torpes idiotas
presionaban con demasiada fuerza sobre la herida de bala de su costado,
rasgandola y haciendo que fluyera más la sangre.
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Despacio sacando el largo cuchillo de la vaina en su espalda, ella la colocó
sobre su cabeza, estudiándola, sus ojos de color ámbar destellaban en la
vacilante luz.
— ¿Me entiendes ahora, Vincent? No quiero que haya malentendidos entre
nosotros sobre esto. — Dijo ella. —No quiero problemas.
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terminado, que se creen que están por encima de todo pecado, que son
intachables. Los que se creen que son mejores guardias que el resto de
nosotros, y aún asi sostienen nuestras muertes en sus manos.
Erika sacudió su cabeza enérgicamente.
—Los Cazadores son valientes, y fuertes, y orgullosos, tú eres una
estúpida… estúpida… hembra. — La palabra salió de sopetón,
sorprendiendo a la niña tanto como se habían sorprendido las mujeres que
la sujetaban, pero Leandra sólo se río. Pero ella no paró su discurso. —
Ellos nos protegen, y a las personas de los monstruos. Si Jonathan no me
hubiera salvado, mi papá me habría violado. Por esto es para lo qué estan
los Cazadores. ¿Y los llamas patético?
Y Leandra solo podía mirarla fijamente y conmocionada cuando la niña tuvo
el descaro de escupirla..
Y Erika desaparecida.
— Voy con él. Si él hace esto solo, no volverá con vida. Erika vendrá, pero
él no. Mi estomago es bastante insistente sobre este tema. — Dijo ella
quedamente cuando la otra bruja mezclaba concienzudamente otra
cataplasma para presionar sobre la herida en el hombro de Mike con una
sanguijuela para absorver el veneno.
Les había costado demasiado tiempo conseguir sacar a Mike del hospital.
Habían tardado demasiado en convencerlos de que se recuperaría mejor
en casa. Incluso el médico inherente que se había encargado del caso
había tenido dificultades para convencer al médico de urgencias que había
ingresado a Mike que era un viejo amigo de familia. La red de personas
que tenían era extensa, pero a veces era... un infierno, las acrobacias
verbales que tuvieron que realizar para conseguir que uno de su gente
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saliera del lugar. Fue algo más que alucinante. Ahora, durante la noche, Eli
se escabulliría y miraría fijamente los ojos de las personas, simplemente
los dominaría con su mente, gracias a sus capacidades de vampiro.
Alguien moriría por esto.
Lori clavó sus uñas en las palmas de sus manos mientras caminaba con paso
decidido a su habitación, lejos del olor de la sangre, y del veneno de la
plata que lo había infectado. Cuando la plata entraba en el cuerpo,
cambiaba químicamente, derritiéndose despacio y filtrandose en la
corriente sanguínea. Ya que la bala no se había quedado en su cuerpo, era
probable que no le matara, pero había perdido mucha sangre a la espera de
que llegaran los médicos. La herida no se cerraría sola, y el veneno todavía
estaba allí. Más débil, ya que era muy joven, Mike tendría que curarse muy
despacio.
Estaba llena de una magia potente. Algo para ligar junto a las hierbas
cuando llegara el momento, si ella lo necesitara.
Atándose con una correa un cuchillo de combate a su cadera, echo su
trenza hacia atrás sobre su hombro e introdujo algunas barras de energía
en su bolso mientras caminaba hacia la puerta. Analizando su plan.
Chocando con Jonathan, sonrío inocentemente, agitándole sus pestañas.
— ¿Dónde piensas que vas?
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sacudiendo su cabeza. Él había atado su largo pelo castaño con mechones
dorados apretadamente, dándole una excelente visión de su prieto trasero
y Lori contuvo el aliento mientras lo evaluaba.
— No, no, no… bien, Jonathan. No puedes decirme que no. Eli no permite
que haya misiones de rescate individuales. Sabes eso.
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—Entra. Mierda.
Ahora tenía dos mujeres que salvar, que proteger. Porque Lori podía
encontrar a Erika perfectamente. Todo lo que ella necesitaba era
concentrarse en la cara de Erika y podría encontrarla en cuarquier parte
sobre la tierra. Y la bruja no necesitaba un coche para llegar a allí.
Infiernos, ni siquiera Kelsey podía hacer algunos de los trucos que Lori
podía hacer.
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enojada.
Suspirando, él rozó su cara.
—Lori, eres una mujer, una bruja poderosa, pero no eres una shifter.
Estás en increible forma, más que cualquier humano, pero no eres tan
fuerte como lo somos nosotros. No puedes correr tan rápido como
podemos nosotros y no te puedes esconder, no tienes el poderoso sentido
de olor, y...
— Fumaste aquí hace aproximadamente tres días,— dijo ella friamente. —
Y algún día de la semana pasada, Sheila conducía tu camión. Puedo oler su
champú. Y también, muy vagamente, percibo el olor de Rafe. Apuesto a que
ellos estuvieron jodiendo. Pero no durmieron juntos. Él probablemente no
la dejará entrar en su vida. Él no quiere cargas. — Lori sonrió tristemente.
— Pobre Sheila. Espero que ella se olvide de ese estupido vampiro.
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peaje—, dijo silenciosamente, presionando su frente contra el fresco
cristal de la ventana.
Ella era una Cazadora, maldita sea. ¿Si decidiera dedicar mi oficio de
sanadora por la de trabajar junto a ellos? Estoy dotada, estoy preparada
para eso. He tomado mi parte de asesinos de la calle. He eliminada a
bestias antes.
Maldición.
Ella había sentido un toque sutil sobre su mente. Durante la semana
pasada, había aprendido a sentirlo cuando él la alcanzaba por esa señal,
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cuando pensaba en ella. Y había aprendido a bloquearlo. Firmemente, ella
lo había bloqueado, rechazando dejar que tocara su mente, pensar en ella
y posiblemente intentaría intercalar sus pensamientos con los suyos ahora
mismo.
¿ Y si estaba actuando como una niña mimada?
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queriendo estar sola y lejos de todo.
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Capítulo Siete
Ella todavía tenía la mirada fija inexpresivamente – sin ver el verde de los
árboles, sin escuchar las llamadas de aves u oliendo el bosque- solamente
consciente del dolor que permanecía en su alma y que éste solo se hacía
más grande y más grande a cada paso que él daba.
Unas manos grandes, afectuosas se posaron sobre sus hombros.
— ¿Dónde está Erika en este momento?.
Sus parpados bajaron.
— Durmiendo. En un lugar seguro. Alguien está allí vigilandola.
Protegiéndola. Alguien con un verdadero sentido del honor, es la que la
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mantiene segura. Ella quiere ver que Erika regresará a su casa. —susurró
apenas Lori. Sus parpados se entrecerraron y ella miró hacia la nada.
Tenía que hacer esto completamente. Ver a Erika segura. Ver a Jonathan
seguro.
Entonces podría dejarle y encontrar algún sitio donde fuera necesitada,
donde no sintiera tanto dolor con sólo vivir allí.
— Lori.
Sus parpados bajaron otra vez y su cabeza cayó, su cuerpo se estremeció
cuando ella suspiró. Un grito ahogado salió de sus labios cuando él presionó
su boca abierta y caliente en su cuello, deslizando sus brazos alrededor
de su cintura, colocándola contra él, en su regazo. Con la caliente, fuerte
palma de su mano presionando fuertemente contra su vientre.
—Mírame,— exigio él. —No quiero ver esta laxitud en ti.
— El Sexo es fácil, maldita sea,— siseó Lori, gimiendo. —Yo podría haber
dormido con cualquiera. Infiernos, podía haberme acostado con Malachi y
luego tú no habrías sido nada más que un recuerdo cuando me alejara de ti
para siempre, conmigo como su esclava. Pero no soy...
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posarse contra él, sus ojos se cerraron a la vez que un gemido emergió de
su garganta.
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adelante, parándola, fustigándola con la mirada. Sus ojos brillaban rojos
de furia y sus colmillos se habían alargado mientras él la miraba
fijamente.
— Nunca te lastimaría de ese modo. ¿Alguna vez he ido a ti en contra de
tu voluntad?.
— Entonces que así sea. No te tocaré otra vez hasta que tú me lo ruegues.
Pero llegará el día en que vendrás a mi y que me rogarás. Pero no te daré
las promesas que tú quieres, Lori. No soy el hombre para dártelas—, dijo
monótonamente. —Te lo dije hace muchos años. Tú quieres a un príncipe
de un cuento de hadas. Yo soy el monstruo del cuento de hadas.
Lori sospechaba que Jonathan había creído eso durante tanto tiempo, que
estaba empezando a creérselo.
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simplemente el pensar que dijera una palabra, rompería la calma que casi
ya estaba abandonado a Jonathan.
Compañera…
Jonathan pensó firmemente, no. Aunque la palabra resonó en su alma, en
su corazón, en sus intestinos. Y el lobo era.... antiguo, sabio.
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Otro Cazador... ella iría al Concilio. Su sentido de lealtad corría
profundamente, y ella seguiría ayudando a los que la habían salvado.
Rabia—calor, profunda y pulsante—extallaron en su interior, bombeando
en sus venas cuando en su imaginación los vio juntos, riéndose,
trabajando… follando…
Sus ojos se encontrarían: los suyos más viejos, más sabios, más tristes.
Ahora, una cicatriz estropeaba su delgada cara, desde su ojo hasta su
boca cuando ella le miró fijamente. Y su voz, cuando habló, fue escueta,
pero sólo dentro de su cabeza...
—Deseaba que hubieras sido tú, Jonathan. Realmente quise que hubieras
sido tú.
— ¿Qué?.
Ella se rió tristemente, abrigándose con sus brazos y mirando a su
alrededor cuando el frío invernal la rodeó.
—Esto.
Frunciendo el ceño, él sacudió su cabeza y dijo:
—No te entiendo.
Ella sonrió, un eco tristemente, de lo que solía ser cuando ella miró
fijamente a sus ojos.
—Eras mi vida.
La palabra —NO— se atoró en su comprimida garganta cuando el cuerpo
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comenzó a desvanecerse. Jonathan se abalanzó hacia ella, pero ya se había
extinguido y cayó, sacudido por su congoja, sobre sus rodillas.
Con gravedad, él se levanto y caminó hasta las piedras que había señalado
y la encontró allí, descansando. Con sus dos bebés, gemelos. Cayendo sobre
sus rodillas, Jonathan gritó.
—No.
—Esto la escogió después de que ella se alejó. Era la única cosa que pudo
hacer. Había otros caminos, la verdad. Otros caminos por los que ella
podrían haber andado. Y caminos por los que todavía ella puede andar.
Pero ninguno la podrían sostener en la verdadera alegría que ella
necesitaba. Excepto la de estar con su compañero de corazón.
El sonido de lobos aullando, bramando llenos de pena empezó a llegarle en
la distancia. La garganta de Jonathan se apretó y tembló con la necesidad
de dar a conocer su propio aullido, pero cerró sus rígidos dientes
negándose a dar voz a su dolor.
— ¿Qué ocurrió?.
El lobo miró fijamente y tristemente las piedras.
— Se casó con un Cazador del enclave con el que se unió, un vidente algo
temible. Estuvieron juntos casi veinte años antes de que decidieran tener
descendencia. Él nunca sintió que tenía corazón..... no totalmente. Sabía
que no la tenía. Y cayó presa de una bruja que lo golpeó y engaño, haciendo
solamente que su corazón se llenara de cólera, y duda.
Jonathan sentía la cólera, y el horror crecer. Un Cazador con su esposa e
hijos…
—Ésto no es real. Ésto es solo un sueño, uno de los caminos que me has
enseñado para mantener el control.—Sacudió su cabeza, elevándola y
mirando a lo lejos, mientras un aullido se creaba en su garganta, buscando
liberación.
— Ésto puede llegar a ser verdad, a no ser que ella se quede. Éste es uno
de tus caminos. Pero independientemente de su camino, — El Lobo suspiró,
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mirando tristemente a su alrededor, con vacía desolación. —Ésto es lo que
está en su corazón para el futuro. No habra ningún cambio de ésto.
El aullido estalló de su garganta y Jonathan cayó sobre sus rodillas, con
sus dedos hundiendose en la tierra.
— Él los mató.
— Sí. Primero los bebés, una noche mientras ella iba a Cazar con un
compañero, entrenándose para mantenerse en forma. Él se había vuelto
loco, por la maldición que dañó su mente y su corazón. Fue fácil para la
bruja el romperlo, su corazón estaba tan lleno de duda de sí mismo. Él era
un hombre poderoso, grande y fuerte, más poderoso que cualquier humano
que los Cazadores alguna vez hubieran visto, y su rabia se infundió con la
fuerza que era tan irreal. Cuando ella regresó precipitadamente a casa, al
sentir su pérdida.... ella lo encontró. Ella era la única bruja allí con él, si
no, alguien más lo habría sentido,lo habría parado.
— Dirke había insistido en tener su propia casa a cierta distancia de la
casa principal, así que él rasgó su cuerpo a pedazos cuando ella intentó
devolver la vida a sus bebés, fue demasiado tarde para ayudarla.
Los aullidos de Jonathan se elevaron, introduciéndose en el misterioso y
desesperado sueño, el de un lobo buscando a su compañera que había
perdido.
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El cuerpo de Jonathan se estremeció, y el Lobo flexionó su gran cuerpo,
tres veces más grande que un lobo normal, alrededor de él, olisqueando su
cuello.
— Siempre hay una opción, mi hermano, la tuya. Pero tu corazón es puro. Y
no tienes ningún demonio personal más allá de aquellos que ves en ti. Ya
que yo no veo ninguno. Puse mi señal fuertemente sobre un muchacho, el
que yo sabía que se haría un hombre notable. Yo veo a su lado a una
compañero también notable. Pero primero, deberás reclamarla…
Y entonces la criatura antigua suspiró, y cuando el sueño empezó a
desteñirse, Jonathan se dio cuenta de que el Lobo le había servido de guía
haciéndose a un lado y esperando, y estaba medio aturdido, con sus ojos
entrecerrados, mientras sus manos se relajaban sobre sus muslos.
El olor de Lori llenó su cabeza, y él sacudio su cabeza cuando el hambre
apretó su cuerpo.
Una risa breve y prolongada del lobo resonó a través de su mente cuando
extendió la mano hacia Lori. Pero su fría voz llenó el camión.
— Estoy perpleja por esta mujer que la ha secuestrado. Es una de las que
se la llevaron, la que planeó todo. La defiende. Todavía, cuando toco su
mente a través de Erika... no siento nada más que honor. Incluso te podría
decir que no es un mal verdadero.
— Ella organizó el ataque a los Cazadores, ha matado a Cazadores, y ha
secuestrado a un niño. Eso es el arquetipo del mal, —gruñó Jonathan,
yendo de un lado para otro en el ajustado habitáculo, sus manos se
apretaban y se aflojaban. Podía olerla. Débilmente. Erika no había estado
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en el exterior, pero si alguien que la había tocado, y recientemente. Y
Lori... caray, tenía que tocarla, palparla, asegúrarse que ella estaba bien. Y
segura... necesitaba que permaneciera así.
Una agonia era todo este infierno. ¿En nombre del cielo qué se suponía que
debía hacer?
— Un hombre entró en la caverna donde estaba sujeta mientras la mujer
estaba fuera. La tocó, la ha asustada gravemente. Podría ser peor, pero
otra mujer guerrera entró y discutieron. No porque sus órdenes fueron
desobedecidas, o porque la mercancía se ensuciaría.
Con una voz extraña que sonaba a la de otra persona, Lori dijo:
La pasión de aquella voz era de alguien que había sido rechazado siendo un
niño después de que le dañaran.
— Erika está.... protegida bajo magia. Después de esto no sé qué es lo que
pasó, pero la mujer regresó y le susurró que el hombre malo se había ido
para siempre y no le haría daño, y que ya no sería capaz de tocarla otra
vez. Y ella siente remordimientos pero eran víctimas necesarias en una
guerra justa, así es como ella piensa de todo esto.
Sacudiendo su cabeza, Lori le echó un vistazo, con su ojos despejados por
primera vez.
— No creo que comprenda a los cazadores. —La diversión fue corta,
momentáneamente iluminó sus ojos por primera vez desde hacia horas
cuando le mostró algo de vacuidad. —Algo que las brujas guerreros del
mundo podrían tener en común.
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— dijo Leandra.
Erika empujó la taza a lo lejos, enroscandose como una pelota.
Volviéndose, Leandra fue de un lado para otro, su ropa era larga y holgada
ondeaba alrededor de su flaco cuerpo. Erika se mordió el labio y escondió
su cara entre sus brazos, esperando que la mujer no fuera lo que Lori era.
— El Concilio quiere a todas las brujas, a todos los que se trasforman, a
todos los vampiros que no tengan juicio, los matan. Y no podemos permitir
que eso ocurra.
Erika se incorporó, indignada.
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intentaban llevarte al Excelsior.
— Un lugar de cría para asesinos . —graznó Leandra.
Erika inclinó su cabeza, y sonrío tristemente.
— Ellos son asesinos. Ellos sólo persiguen a aquellos que no se les unen.
— Ellos persiguen a aquellos que no dejarán de matar o hacer daño a otros,
—dijo Erika quedamente. — Ellos son héroes. —Extendiendo la mano hacia
arriba, levantó su camisa, sacándola fuera de su cinturón, un espectáculo
qué nunca había mostrado a nadie. La marca que su padre había puesto
sobre ella poco después de nacer - brillante, suave, y plana. Sus iniciales.
M.B. —Mi padre me hizo eso. Y a mi madre. Él la mató unos años después
de que naciera. No lo sé seguro, yo no lo vi. Pero Eli buscó los registros y
él lo sabe. Jonathan me salvo. Mi padre me habría violado. Jonathan no me
dijo esto. Solamente lo sé. Lo recuerdo, todo. Y Jonathan me salvó. Eso es
lo que los Cazadores hacen. Ellos nos salvan. Nos protejen. De cualquier
cosa de la que necesitemos proteccion.
La boca de Leandra se comprimió al ver la cicatriz que había en el vientre
de Erika.
— ¿Tu padre te hizo eso? ¿Tu verdadero padre? —Acercándose, ella paso
sus dedos sobre ella, y cuando lo hizo, Erika pudo sentirla tocar su mente.
— Lo hizo. Y fue aun peor. Pero estoy bien ahora. Jonathan se aseguró de
eso. Eli se aseguró también de eso, —dijo, sonriendo. —Ni siquiera tengo
pesadillas. Lori y yo hablamos mucho. Ella se preocupa, pero estoy bien.
— Lori.... la Sanadora.
Erika asintió con la cabeza, manteniendo su mente y ojos en blanco aun
cuando la mano de Leandra hubiera desaparecido.
En particular una jóven, una cándida niña con ojos grandes e inocentes.
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Una niña que hablaba como un adulto, con seguridad, con una manera de
mirarla clara, sin tapujos, con esa manera de decirlo, tengo razón. Y en
algún lugar dentro de ti, creo que lo sabes.
Llamó a sus mujeres, ella les asignó la guardia de la muchacha, y caminando
con paso majestuoso se acercó a los hombres, recordándoles severamente.
— Ya lo advertí, dije lo que pasaría a quien fuera lo bastante tonto para
hacer daño o asustar a esta dulce muchacha. Quien lo hiciera se metería
conmigo.
Una vez que ella estuvo a salvo dentro de su despacho, se apoyó en la
puerta artifical, cerrándola... y se alejó sonriendo y dejando salir
libremente unas carcajadas a su alrededor mientras desaparecía. Parecía
casi como volar sin alas. Durante los breves segundos que esto duró.
Nadia sabía que ella podía hacer esto. Ella se guardaba unos pocos
secretos... pero este era uno. Ella lo escondía, como un secreto feroz y
cercano. Nadie a quien conocía sabía si podía hacerlo. De nadie sabía que
pudiera ir y venir solo con un pensamiento, simplemente concentrándose
en la cara de una persona.
Bastardo.
— Ella ha secuestrado a una niña, me sorprendió. Sabes como opina
Leandra sobre lo que considera perjudicar a personas inocentes, —La
profunda voz de Marick resonaba por la cámara.
— Sí.... los llamamos escrementos. Pero ella es una bruja muy capaz, y
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guerrera. Además, ella ya venía con miedo a los Cazadores. — Mistress,
por el único nombre que Leandra la conocía, jadeó y la mujer que estaba en
el pasillo sacudió su cabeza con repugnancia cuando un largo y lento
gemido llenó la habitacion.
— Pero ella tiene la intención de liberar a la muchacha una vez que el
perro llegue. Y ella mató a Joseph cuando la tocó.
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mas inteligente si Leandra hubiera escapado en silencio.
¿Pero cuándo había tomado alguna vez el camino mas fácil?
Sacudió sus largas trenzas para que cayeran sobre su hombro y levantó su
barbilla, sus ojos de color ámbar emitían puro fuego.
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Y Leandra se zambulló por una estrecha apertura entre la barrera de
gente, meciéndose y rodando a través, corriendo por todo lo que valía la
pena, con su cuchillo agarrado en su mano. En el momento que ella golpeó
la puerta, se concentró... en la cara de la muchacha y fue hacia ella.
Gritos colericos y maldiciones furiosas todavía resonaban en sus oídos.
Leandra se rió.
— No. Nunca más, ya no. ¿Ellos pensaban sacrificarme, quieren hacerlo
ahora? Nosotros nos veremos en combate. Nos veremos. ¿Piensan que les
mostraré mis dientes? Bien, hasta ahora no he dado ni un mordisco.
Erika sintió aquellos ojos, llenos de cólera, llenos de poder, aterrizar
sobre ella y un sentimiento extraño, misterioso se precipitó a lo largo de
su columna vertebral. No era miedo, no exactamente, más bien, era como
si la hubieran dejado dentro de una jaula con una pantera, pensando en
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dejar en libertad la pantera. Pero la pantera había decidido que ella quería
adoptar a Erika.
Y después de lo ocurrido.
Ésto había atormentado frecuentemente a Agnes... qué podría haberle
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pasado; que cosas terribles podrían haberle pasado a la chica, o qué cosas
horribles ella podría haber hecho.
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Capítulo Ocho
— ¿ Está Erika allí? —Le exigió él, agachándose hacia la tierra como si
fuera capaz de verla a través de la suciedad. Sus ojos se arremolinaban,
encendidos y con rojo alrededor de sus bordes; su piel ondulada con el
poder
— No. Ella no está. Tanto ella como la mujer que se la llevó se han ido. Hay
alguna clase de... ilusión que la mujer ha colocada que los hace pensar que
todavía están allí, escondiéndose en el cuarto. Ella es muy buena. Las
brujas menos poderosas del lugar no comprenderían que ésto es sólo una
ilusión. Creo que nadie que no sea un Maestro en el Arte podría darse
cuenta. —Lori mordió sus dientes y pasó sus manos por su pelo. —
¡Demonios todo! Esta mujer es sanguinaria, y es parte de una maldita
multitud de monstruos. Pero hay.... algo puro dentro de ella. Y Erika está
más segura con ella que con cualquier otro, excepto tú, Sarel o Eli.
Incluso yo no podría protegerla como lo está haciendo esta mujer.
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Una regla muy importante.
El desconcierto de Lori sobre esta mujer la llevaron a resbalar esa regla
muy detrás en su mente, tan concentrada que no pudo sentirlo ni verlo
venir. Nada podía explicar cómo terminó con su espalda contra un árbol y
Jonathan apretado contra ella.
Sus ojos eran más oro que castaños mientras él se esforzaba por
permanecer humano, un borde rojo rodeaba sus iris. Sus colmillos se
dejaron caer hacia abajo mientras su cuerpo temblaba con rabia
suprimida.
— Esta perra mató a Brad. Esta perra disparó a Mike. Esta perra tomó a
Erika. Le debo dolor. Le debo su muerte. Sea una alma descaminada o no,
no daré un maldito centavo por ella. —Jonathan gruñó contra su oreja.
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Jonathan salió volando hacia atrás, soltándola, como si no tuviera nada de
fuerza, trastabilló sobre su talones y aterrizó sobre su trasero, entonces
su cabeza cayó hacia atrás y golpeó la arenosa tierra debajo suyo, el
agua del lago empapó su pelo,
Lori echó su pelo atrás y alisó su camisa, mientras miraba como él se
sentaba despacio. Pasó una mano por sobre su pelo, ella le arqueó una ceja
y dijo:
— Todavía tienes la ilusión de que no puedo manejarme, muchacho lobo.
— No eres ningún guerrero.
— Solo puse fuera de combate a uno fácilmente. —Ronroneó ella
dulcemente. Ante el desafío, ella se dio vuelta y miró la entrada a la cueva.
Había un laberinto debajo de la tierra, una verdadera catacumba de
cuevas. Una cercana y perfecta fortaleza. Con sólo un camino, entonces
nadie podría saltar y atacarlos traicioneramente. Pero también una sola
salida. ¿qué pasaría si fuera colapsada, o destruida....? Puso su mano sobre
el árbol, para escuchar, mientras pensaba que él era un necio si creía que
podría moverse furtivamente sobre una bruja.
No. Ella no pudo oírlo cuando lo hizo. ¿Pero para que lo necesitaba? La
tierra le hablaba. La cueva, los lagos, el aire, los árboles....
Ella se agachó y rodó cuando él arremetió para ella. Ella se paró sonriendo
cuando él aterrizó en el vacío, frunciendo el ceño.
— Nunca te has preguntado por qué Sarel era tan buena discípula de Eli,
no es solo porque ella es una guerrera natural. —Dijo Lori,
desempolvándose las manos. —Las brujas tienen una conexión con la
tierra, con el amor. Podemos fácilmente movernos hacia delante en el
tiempo. Bien, solo las que no le han hecho mal a la tierra. Ella me susurra.
—Sus ojos se cerraron y ella extendió sus manos hacia fuera, como
absorbiendo. —Hay varios ciervos que se alimentan no demasiado lejos.
Ellos iban a correr cuando nos olfatearon. Pero yo los dije que no debían
tenerte miedo. Tú cazas otro tipo de presas. A los coyotes que se dirigen
hacia el sur del bosque no les gusta tu olor. Esta antigua... cueva, alguna
vez fue habitada por tribus indias de paso. Todavía puedo sentir la magia
de su shaman. Y tú... no lo intentes de nuevo.
Jonathan bajó la cabeza hacia atrás al agacharse, sus ojos se
entrecerraron mientras estudiaba su pacífica cara.
— Si es tan fácil, entonces ¿por qué no me dice dónde está Erika?
— Porque ella no está cerca de aquí.
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Jonathan gruñó y enterró con un golpe su puño en la tierra. Lori sintió el
impacto reverberar a través de sus pies y su dolido corazón por él. ¿Cómo
podría convencerlo de que Erika estaba segura?
— Sigo el camino de la sangre, demonios. Ella es una maldita bruja, tiene
que serlo, para entrar en esa manada de asesinos. ¿Acaso no son unos
asesinos sanguinarios? —Le preguntó él, mientras pasaba sus ojos por la
cueva.
El cuerpo entero de Lori se estremeció y ella cabeceó.
— Sí, lo son. Pero a ella no le gustan.... Ella no ha derramado sangre de
otros con su magia. Y aunque la tierra ha estado sufriendo durante los
últimos años, se está recuperando, a través de ella.
— Tiene que haber algo, algún tipo de señales que puedas seguir. Ninguna
bruja como ella puede viajar así y no dejar rastros.
La peor cosa sobre ser empática, es que ellos pueden ver con claridad el
alma de una persona. Jonathan supo que ella ya había cogido un vislumbre
del alma de esta mujer, y no le gustó saber que no era alguien torcido y
malvado. Él quería sangre en sus manos. Sin embargo la sangre de una
mujer era algo que revolvía su estómago. Para que él la mate, tendría que
ser malvada, una mujer vil.
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Ella no sería capaz de estar de pie en una batalla. Claro, pero desde ahora
él debería escudar sus pensamientos cuidadosamente, de la manera en que
lo hacía cuando estaba cerca de Eli y quería mantener sus pensamientos
resguardados en privado.
Los ojos de Lori eran tranquilos y ausentes mientras estudiaba la cueva.
Sus pestañas bajaron, y su rostro se veía atento, callada, pensativa. A
Jonathan no le gustó la mirada en su cara. Era demasiado.... terrorífica.
— Puedo derrumbar la cueva. —Le dijo ella
— ¿Perdón..?
— Puedo derrumbarla completamente. Si consigo ponerme en su centro,
puedo derrumbarla. Una estructura la sostiene. Si quito ese apoyo, la
cueva se viene abajo.
— No. —Él estrechó sus ojos mientras estudiaba su cara, buscando
cualquier señal de que ella no hablaba en serio. —Demasiado peligroso. No
entrarás allí y no confió en que puedas salir tampoco. Si por cualquier
cosa, algo te pega en la cabeza, o quedas atrapada... No, no va a ocurrir.
No vas a ninguna parte sin mí.
Colocándose a su espalda, él estudió la boca de la cueva. Podía
derrumbarse, tenía posibilidades.
— Todavía no lo entiendes, ¿verdad?
Su voz era un fantasmal cuchicheo detrás suyo, pero una mujer caliente,
enfadada estaba susurrándole. Él podía sentirlo, podía sentir el calor, la
lava caliente de su enojo.
— No soy como Sarel o Eli que me sacaron del infierno antes de que
pudiera escapar de él. Pero me eduque en el Excélsior, y me he entrenado
con luchadores desde que era una niña. No soy la frágil florecilla que tú
crees. No tengo que ser protegida de todo el mal del mundo.
— Que encantador...
El bajo y riente ronroneo que se deslizó alrededor de ellos fue la única
advertencia que tuvieron antes de que él se lanzara desde el bosque sobre
ellos. Jonathan cambió y golpeó al hombre que pareció explotar como un
estallido de fuego en el bosque.
— Oh, pero si es el perro que la Señora quiere tan mal. —El recién
llegado gruñó, su pelo rubio soplaba alrededor de su cara como un viento
inadvertido. Con enfurruñamiento, levantó su mano hacia Jonathan.
Jonathan juró furiosamente, palabras que caían de su hocico en gruñidos
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bajos cuando una serie de cuchilladas aparecieron sobre su vientre
quitándole la piel, mientras la sangre goteaba hacia abajo por su ingle y
por su sexo desnudo, antes de gotear abajo, hacia sus muslos.
Prestándole ninguna atención, él se dirigió a ese nuevo brujo, con su mano
congelada, a pulgadas escasas de su desnudo objetivo.
Lori pasó a la línea de fuego mientras Jonathan era todavía incapaz del
menor movimiento, su mente estaba helada con el miedo.. Sus labios
estaban encorvados con una pequeña sonrisa, contenta.
— Bien, bien. ¿Qué tenemos aquí? —Meditó ella.
— Vaya bonito pedazo eres. —Sonrió con satisfacción el brujo, mientras
pasaba una mano hacia abajo, hacia su barriga desnuda, hacia el aro que
brillaba en su ombligo.. Jonathan despedía una intensa luz .
— Oh, seré agradable. Dejaré tu piel atada, lo cual no es más que lo que
has hecho verdad? —Respondió ella, alzando una mano con las palmas hacia
fuera.
Él estrechó sus ojos, cabeceando mientras la estudiaba. Su cara era
larga, estrecha y oscura. Él lamió sus labios.
— Hummmm... una bruja, Que precioso lirio eres brujita, y que tranquila.
Pero tú pequeña no eres una guerrera. Los Scythe son demasiado fuertes
para ti. No puedes con su ejército.
Rizando sus dedos, ella lo llamó y le dijo:
— Demuéstralo.
Una descarga de fuego voló hacia ella y golpeó sólo a pulgadas delante de
su cara, hundiéndose en el agua, derritiéndose en ella y dejando un
mancha antes de decolorarla. Cuando se apagó, Lori tenía baja sus
pestañas y la sonrisa de un gato encorvaba su boca.
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— Fuegos artificiales. Encantadores. —Sonrió ella afectadamente.
Un gruñido encorvó los labios del hombre y la tierra se agitó, el viento
silbó a través de los árboles. Los ojos de Lori asumieron una mirada
desenfocada, y Jonathan juró mientras sus intestinos controlaban y sus
ojos empezaron a brillar, calientes, verdes y ardientes con el enojo
Sus ojos se encontraron con los suyos cuando ella levantó su palma abierta
y la apretó hacia la tierra, mientras susurraba suavemente.
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dentro de ese escudo dorado.
— ¿Qué mierda fue eso...? —las palabras eran bajas, guturales, forzadas
de una garganta humano.
— La tierra siempre recupera lo que ha perdido. Siempre. —Lori no
necesitó volverse para saber que Jonathan regresaba sobre sus pies. —
Ven. Nosotros no podemos quedarnos aquí ahora. No sé si ellos saben que
nosotros estamos aquí, pero no podemos arriesgarnos ahora. Pronto
notarán su pérdida.
Con un toque rápido, ella barrió el área limpiando las señales de batalla,
mientras soltaba más estallidos de magia que Jonathan hubiera visto
alguna vez. Cuando ella se volvió, él estaba una vez más en su forma
humana. Largo, delgado, desnudo, su pelo de marta cibelina caía alrededor
de su cuerpo como una capa, él recogió las tiras de su ropa antes de
volverse y andar hacia ella, sus ojos serios. Las cuchilladas curadas en su
vientre todavía mostraban rastros de sangre, y su sexo colgaba espeso y
pesado entre sus muslos, engrosándose y alargándose cuando él la miró
fijamente.
Lorí giró, porque temía caer de rodillas y rogar.
— Ningún maldito hotel. —Gruñó Jonathan cuando Lori lo guiaba hacia uno.
Él cambió, arqueando su trasero para relevar alguna presión en su
estómago. Demonios. . Recibir una maldita cortada de una bruja nunca era
cosa buena. Pero ésta no curaba fácilmente
Mierda.
Había cicatrizado por dentro pero aún no totalmente.
Y eso significó sólo una cosa.
— Todavía huelo sangre. —Dijo Lori suavemente, como si ella pudiera leer
su mente. —No te has curado. Sanas rápidamente, más rápido que
cualquiera que yo haya visto alguna vez. Él no hizo nada más que un truco
elemental. Ningún veneno, ninguna maldición. —Su respiración resbaló por
entre sus dientes en un siseo enfadado. —Es su toque. Su magia infringe
las reglas. No puedo pensar en otra manera de explicarlo.
— Lo sé. —Arqueándole su frente, él dijo, —Puedo sentirlo dentro de mis
venas. Es fresco, oscuro, aceitoso.
Lori mordió su labio, en un puchero pensativo antes de que ella cerrara de
golpe sus ojos mientras seguía la senda, su mirada oscura y pensativa. No
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era una mirada que él normalmente asociaría con Lori. ¿Lori era sencilla y
llena de risas? Ella no era así. Lori no era un guerrero, todavía, pero había
batallado como uno.
— Vas a necesitar una Curación. —Le dijo ella seria.
— ¿Qué pasa? —La tensión corrió por su espina como un gruñido
enfurruñado formado contra su voluntad. Ella no tenía que parecer tan
malditamente fría. Así qué si él no se hubiera estremecido hacia un
momento atrás, ¿ella no tendría que poner esas maravillosas y delgadas
manos sobre él? Estaría de acuerdo si él no se hubiera realmente
emocionado por tener que luchar contra la necesidad de tocarla, sobre
todo después de que ella le había dicho bien claro que no lo quería.
Y él había dicho que él no lo haría hasta que ella le rogara. Demonios,
¿por qué él había dicho eso? Rechinando sus dientes su pene comenzó a
latir e inflamarse, Jonathan se preguntó exactamente cuando él iba a
empezar a escuchar a alguna otra cosa que su miembro y su orgullo, y no a
su tonta excusa de cerebro
Un suave, gruñido lleno de risa se hizo eco dentro de él. El Lobo estaba
despierto. Algo lo había despertado, lo más probable es que fuera el dolor
prolongado en la herida que no había sanado
— Llegará el tiempo en que empezarás a pensar con el corazón, hermano.
Buen tiempo. Nunca pensaste que ese día llegaría.
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oscuros. Pero son infundados. Hay nada del mal que te engendró dentro
tuyo. Lori y Sarel vinieron del mal, ¿ves la oscuridad en ellas?
Nada oscuro vivía dentro de Lori.
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hay aquí. Puedo sentirlo. Si uno de ellos viniera, rompería el flujo de cosas
y yo lo sentiría. Nos advertirá con bastante tiempo.
— ¿Qué quieres decir, con nada malo? —Le preguntó él, extendiendo la
mano y cogiendo su brazo antes de que ella pudiera bajar del camión.
— Ellos no han probado taladrar la tierra por aquí, o empeñarse en algún
mal que la manche. Si ellos se instalaran cerca de nosotros, la tierra
sentirá su maldad y yo lo sabré. Nosotros seremos advertidos. —Le dijo
ella, liberando su muñeca fácilmente. —Ven armemos alguna especie de
campamento.
Jonathan soltó despacio su muñeca, una sonrisa rizaba en sus labios
cuando él se encontró sus ojos. Él pronto tendría su cuerpo entero bajo
sus manos bastante pronto. Así ella rogara o no.
Una sonrisa lenta, cálida rizó sus labios ante el sonido de su voz. Las
frases era accidentadas, cortas, cuando ella normalmente parecía tan
tranquila, tan segura. Agachando su cabeza bajo el ala flexible de la
tienda, él encontró sus ojos y se dejó caer de rodillas, arrastrándose
sobre ella, haciendo una larga pausa para mirar fijamente sus ojos.
Ella se encontró su mirada, sus labios se abrieron, sus narices casi se
tocaban, el beso ligero de su respiración tocaba su boca cuando se
miraron. Jonathan casi podía probarla toda, quería saborearla, quería
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tomarla y rasgar la ropa de su cuerpo mientras él hundía su pene en lo
más profundo de su dulce sexo mojado
Un calor poderoso pasó por sobre él y su aliento silbó entre sus dientes
cuando perforó su vientre. Las llamas calientes y ardientes de la magia
buscaron cada esquina helada y fría de su alma donde la magia maligna
corría en su huida. El dolor se hinchó, se intensificó, y Jonathan juró
maldiciendo, y bramando, sintiendo como si algo pútrido y maligno
escapaba de su alma con su Curación fluyendo sobre él.
La oscuridad se alejaba de él desde sus manos, y su suave susurro,
calmante lo dirigía hacia un relajante sueño.
117
Capítulo Nueve
Jonathan podía sentir sus ojos sobre él cuando ella terminó la tarea de
cerrar la herida mientras él iba a la deriva por el sueño curativo,
sintiéndose reanimado, renovado, hambriento. La importancia de la
curación había estado en retirar la helada magia que había colocado en su
cuerpo la otra bruja.
Cerrar la herida fue un juego de niños.
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que te conocí. —murmuró Jonathan, arrodillándose y cogiendo su cara
entre sus manos, inclinando su barbilla. Sus labios se separaron y ella
intentó retirar su cabeza para mantener la distancia, pero él cubrió su
boca con la suya, sumergiendo su lengua en el interior, deslizando sus
manos hacia abajo por la redondez de sus gluteos y meciendo su erecto
sexo contra su vientre.
119
Que esto no sería nada más que sexo. No me dejaré convencer para luego
tener mi corazón roto, —dijo ella, alejándose de él en los límites
apretados de la tienda. Se hundió en su jergón y colocó las rodillas sobre
el pecho, descansando su barbilla sobre ellas y mirando inexpresivamente
a sus pies.
— No pensé que fueras lo bastante fuerte. Fui un tonto. Mis ojos se han
abierto duramente, sin ninguna duda. Pero hasta antes de todo esto, sabía
que me equivocaba, — dijo Jonathan bruscamente, conteniendo el aliento
profundamente, tomando el olor de su cuerpo en sus pulmones y
estremeciendose cuando éste lo inundó. Avanzó lentamente a través de la
tienda hasta quedar arrodillado donde estaba ella, y murmuró, —Te
tendré, Lori. No cometas el error de no creerme. Eres mía, para siempre.
Maldita sea.
Aprisonándose hacia atrás con la manta, presionó un puño en su pecho,
sintiendo cada libra de corazón, cada vez que introducía el aire en sus
pulmones. ¿Realmente acababa de renunciar a la única posibilidad para
sentir el cuerpo caliente y desnudo de Jonathan contra el suyo?
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Malumoradamente, se dispuso a descansar.
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manteniéndola apretada y firme, su cuerpo viejo todavía era fuerte y
poderoso después de más de un siglo de andar por la tierra.
— Ah, niña. Nos tenías tan preocupados. Nosotros sabíamos que Lori te
encontraría, pero cuando ella y Jonathan alcanzaron el lugar donde
estabas, tú y la otra mujer ya os habías ido, —murmuró Agnes, su mano se
deslizaba por el pelo de Erika. —Y luego, muchacha, me llamas con estas
escasas noticias.
Erika se giró y miró a los ojos de Leandra para encontrarlos desde esa
distancia.
— Ella no es mala. Sé lo que ella ha hecho, pero no es mala. Sé lo
suficiente sobre el mal para no ser capaz de reconocerlo, —dijo Erika con
inquietud, sosteniendo fuertemente el brazo de Agnes mientras las brujas
se estudiaban la una a la otra. Agnes entrecerró sus ojos, su cara pálida y
surcada por las arrugas adquirió un brillo extraño, sus ojos irradiaban
como pálidas perlas azules a la luz de la luna.
— Ningún... mal, es ella. Pero que es, aún tengo que decidirlo. Posee algo
desconocido, ya lo creo que si, —murmuró Agnes. —Tan poderosa, tan llena
de coraje, orgullo. Y muy protectora contigo. Ella da su corazón
rápidamente, y totalmente. —Deslizando sus ojos hasta Erika, ella rió. —
Ahh, pequeña. Nadie quien ama en realidad puede ser malo, ¿O si? ¿Así
que es lo qué quiere?.
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estaba lista para volverme loca o matarme, desde que no satisfago sus
objetivos.
Sarel, tal vez. Pero no Lori, aunque no era la cosa inocente y dulce con la
que algunos la confundían.
Esta flaca, y peligrosa mujer era un guerrero, desde la parte superior de
su negra cabeza, hasta la parte inferior de sus negros pies, incluyendo el
largo cuchillo sobre su cadera. El aura que irradiaba era un parpadeado de
oro, azul, blanco y rojo, lo suficiente para hacer que Agnes deseara tener
un par de gafas de sol, por lo brillantes que eran las luces.
— Vieja, Te he visto antes. Con un vampiro muy poderoso, en Jamaica, —
dijo Leandra, con cara cerrada. —Conozco tu cara.
— Oh, vaya. Creo que me gustas. Tan ardiente, tan orgullosa. —Sus ojos
brillaban de alegría. —Hmm, tal vez ahora tenga una idea. Me había
preguntado… ¿que querría de mí, una mujer Scythe? No siento ningún
amor por ti. Nada en absoluto. Pero tengo atrás a Erika, a mi lado. Y ella
me mira, feliz e ilesa. Puedo soportar unas cuantas preguntas.
— Esta muchacha de aquí, —dijo Leandra arrastrando las palabras,
agitando su cabeza hacia Erika, —insiste en que me equivoqué sobre los
asesinos a los que pertenece. Quiero que me convenzas de que me
equivoco.
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— Asesinos, ¿eso es lo que somos? —reflexionó Agnes, tocando los labios
con un dedo. Hmm. Nos han llamado vigilantes en la mayoría. Pero por lo
general no algo tan fuerte como asesinos. ¿Cómo puede ser uno un asesino
por tomar la vida del que ha terminado con otras vidas de forma cruel,
fria y brutal?.
Agnes no podía evitar que saliera de sus labios una burbujeante carcajada
cuando Leandra maldijo, largamente y fuerte. Pero puso sus manos sobre
las orejas de Erika.
Eli deslizó sus ojos por la cara de Sarel. Ella estaba perdida en algun
profundo pensamiento, sus ojos desenfocados, lejanos, sus labios se
movían de vez en cuando como si estuviera hablando. Y él sospechaba que
lo hacía. Un olor débil se adhirió a su piel que no era realmente suya, y una
magia se movía por el aire que no era tampoco la suya. El olor a lavanda en
polvo... Agnes.
Malditas buenas noticias, por una vez, Espero. Él emitio un aspero suspiro
cuando se dio la vuelta, colocando su mano sobre la parte plana de su
estómago, acariciando la piel suave y tierna de allí, concentrándose en el
suave murmullo de las voces que escuchó en el fondo. Pero no podía
escuchar algo más que esas voces. No a no ser que ella lo quisiera.
Cuando su cuerpo se fue relajando, abrió sus ojos y levantó su cabeza,
124
mirando fijamente en sus ojos dorado - verdosos con la frente arqueada.
— ¿Qué quería Agnes?.
— Ella es una Sanadora. —La boca de Sarel se comprimió en una dura línea
mientras ella le fulminaba con la mirada, cruzando sus brazos sobre sus
pechos desnudos.
— Para ser una Sanadora, ella primero debe ser una bruja, y es, maldita
sea, muy buena en esto, —dijo Eli con un suspiro frustrado, colocándose
sobre su espalda y arrojando un brazo sobre sus ojos. Ésta era una
antigua y cansada discusión. —Tu hermana es una mujer adulta, con
talento y poderosa. Puede cuidarse y pensar por si misma, Sarel.
— No. No tendré en cuenta esa posibilidad. Maldita sea, tendré que ir
después por ella, —murmuró Sarel. Se incorporó y balanceó sus largas y
delgadas piernas por fuera de la cama.
Aunque el sol se acercara al horizonte, todavía le faltaban varias horas
antes de llegar al ocaso. Eli miró su trasero desnudo cuando ella cruzó
hasta alcanzar el armario, su redondeado trasero se movía de un lado para
otro mientras recogía algo de ropa oscura y resistente. Ropa para la
cacería.
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— Planeas ir sola.
— Es mi hermana, Eli,—dijo suavemente.
Eli dejó salir una brusca carcajada. Su movimiento, aquel pequeño rechazo
de su toque, le había causado un caliente y lacerante dolor. Dándose la
vuelta para mantener las distancias, mirando por toda la habitación,
recogió un par de pantalones. Poniéndoselos, se giró y la miró airadamente,
sus ojos destellaron misteriosamente aún cuando había poca luz por que no
había ventanas.
— ¿Cómo una mujer tan inteligente puede ser tan obtusa? —se preguntó
asombrado. —Jonathan daría su vida por cualquier mujer, pero mataría
hasta el último dragón solo por acudir en la ayuda de Lori. Ha estado
enamorado de ella desde el mismo instante que posó sus ojos en ella. Pero
tú eres una de los que no se ha dado cuenta. Y yo no le llamaría solamente
un werewolf. Sería como llamarte a ti solamente una bruja. No
menosprecies su poder. Es más poderoso de lo que te piensas.
Sarel, sin embargo, no parecía estar escuchándole realmente, decidió Eli.
Parecía que se había quedado bloquedado cuando había mencionado que
Jonathan mataría dragones por Lori. Algo sobre que el muchacho estaba
enamorado de su hermana.
— ¿Realmente no lo sabías, cariño? Sé honesta. Él la ha estado observando
como un maldito halcón desde que ella puso un pie en mis tierras.
Infiernos, más que eso. Ella no podía estornudar sin que él lo supiera.
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— Lori es jóven. Dulce, conoce muchas pociones y puede cerrar heridas.
No es una luchadora, —Sarel le miró desdeñosamente, rozándolo al pasar.
Sin embargo, sintió su escalofrío, cuando su brazo descubierto rozó el
suyo.
Eli agitó su cabeza.
Maldito Infierno.
Retirándose a una esquina, miró cuando su pequeña sabelotodo terminaba
de recoger sus pertenencias y luego, cuando se echó la mochila sobre su
hombro, se abalanzó sobre ella.
Controlando el tiempo, calculó que solamente tenía que pararla durante
una hora. Entonces él ya podría aventurarse fuera, sin peligro y seguir a
Sarel mientras buscaba a su hermana. No era que Lori no pudiera
manejarlo. Sospechaba que podría hacerlo muy bien.
Pero de lo que no estaba tan seguro era si Sarel estaba preparada para
ver que su hermanita había crecido. Y muy probablemente se enfadaría
con la actitud condescendiente de Sarel.
127
brazos, la colocó en su regazo, murmurando su nombre sin pensar en lo
peligroso que era despertar a una bruja cuando tiene una pesadilla.
La mujer era tan fascinante como un hada, con una suave y melodica voz,
pero la maldad llenaba cada palabra, mientras que sus ojos estaban
iluminados con los fuegos de infierno. Lori estaba de pie mirando
fijamente de entre las sombras cuando Jonathan fue arrastrado y atado
en estado inconsciente, introducido en un hondo y oscuro hoyo de una de
las cavernas y que formaba una parte de la red de cuevas.
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destruir a los Cazadores, uno que pudiera infiltrarse.
Un impostor.
Y lo lograría con su sangre mágica. Lori tuvo miedo de que esto pudiera ser
real. Casi había ocurrido. Casi habían tenido éxito en convertir a una bruja
solitaria, un alma perdida, quien tenía demasiada oscuridad en su vida, y en
su corazón.
Ella cayó sobre sus rodillas, colocando una mano en su boca para
contenerse los gritos cuando pudo ver su cara, golpeada, sangrienta y
rota. Alguien lo agarró por el pelo y le obligó a alzar la vista hacia
Mistress. Ella le sostuvo la barbilla con uno de sus delicados pies,
girandole para un lado y luego para el otro, sintiéndose irritada se mordió
su labio carnoso y arrugó el ceño.
— Perro estúpido, —dijo ella arrastrando las palabras. —Antes tenías una
bonita cara y ahora la has arruinado. —Hacedle sangrar, —dijo ella
quedamente, inclinado su cabeza, retiro su pie. Su voz era tan tranquila
como si dijera, Hoy me vestiré de rosa. Cuando ella se alejó, docenas y
docenas de personas se lanzaron hacia el inerte y desvalido cuerpo de
Jonathan.
¡No! Lori se tiró a sus pies, cerrando de golpe su palma creando una
barrera que los bloqueaba, la luz estalló de ella cuando su mano la
estabilizó.
¡Esto no ocurrirá!
Mientras ella gritaba, se escuchó el aullido triunfante de un lobo.
Y luego la voz de Jonathan, Despierta, cielo, ven a mi …
Extendiendo la mano arriba, enterró sus dedos en su pelo y posó sus labios
contra los suyos, lamiendo la comisura de sus labios hacia una lado y al
otro. Sintiéndolos cuando estos se separaron para tomar una profunda y
129
sobresaltada respiración, empujó su lengua dentro de su boca cuando este
lo hizo. Moviéndose, ella se sentó a horcajadas sobre su regazo, pasando
sus brazos alrededor de su cuello, con ese largo y gloriosamente sedoso
pelo derramarse alrededor de ellos como una oscura capa. Jonathan ....
Un profundo gruñido de advertencia retumbó desde su pecho. Sus manos
sujetaron su cintura, sus dedos se hundieron en la suave carne cuando él la
arrastró hacia adelante y hacia atrás sobre su dureza, su gruesa
masculinidad, hasta que él separó su cabeza, intentando llevar aire a sus
pulmones.
— Aaahhh, Cielo. No lo hagas. No deseas esto, no realmente. Estás
alterada por la pesadilla, —gimió él. —Si haces esto ahora, te vas a
arrepentir mañana y entonces será un infierno.
Lori subió sus rodillas, plantando los pies sobre la tierra, mirándole
completamente, con los ojos hambrientos aunque todavía le picaban por las
lágrimas derramadas.
— No. Si no hago esto ahora, si que será un infierno para nosotros. Y
pienso que lo lamentaré para el resto de mi vida. Estoy malditamente
segura, —susurró ella aproximadamente. Retirándose un poco, se quitó la
camisola por la cabeza, liberando sus pechos al fresco aire de la noche.
Sintiéndose tan desesperada por poder ver su cara, así como sabía que él
podría ver la suya.
Lori se río entre dientes. Deslizando sus manos por su mismo torso,
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ahuecandolas en sus pechos, haciendo rodar sus pezones mientras
arqueaba su trasero.
— Hmmm... Tan segura como nunca he deseado algo. Muy segura, completa,
completamente segura.
El aire voló por sus pulmones cuando Jonathan se movió como un
relámpago, haciéndola caer sobre su espalda, presionándola con su cuerpo
y arrancándole los pantis. Lori todavía intentaba coger aliento,
recorriendo con sus ojos cada parte de su bello y musculoso cuerpo,
cuando sus manos tiraron para liberar el botón de sus vaqueros. Con la
boca tan seca como el desierto, lamió sus labios, subiendo una mano y
arrastrando sus dedos sobre su plano vientre, rodeando el hoyuelo de su
ombligo antes de que sus manos atraparan las de ella. Colocándolas por
encima de su cabeza, él se afianzó entre sus muslos.
— No esperaré esta vez, —la advirtió él, gruñendo. —Tengo que tenerte.
Tengo que hacerlo. Te follaré más suave, más lentamente, más
dulcemente, pero eso después.
La nata inundó su coño ya dolorido, ante estas palabras.
— Maldita sea, no me importa cómo lo hagas, sólo quiero sentirte dentro
de mí, —se quejó ella, envolviéndolo con sus piernas alrededor de su
cintura y levantando las caderas.
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rodeando con su pulgar el botón hinchado que era su clítoris.
— Eres tan apretada, tan dulce, —canturreó él contra su boca. —Puedo
olerte.. estás casi madura, ¿lo sabías? Dentro de unos días, estarás
ovulando y podría llenar este pequeño y plano vientre con mi bebé. —
Cuando habló, rodeando sus caderas con sus piernas para que le envolviera,
alzando su cuerpo sobre ella, y enterrando su pene contra la boca de su
matriz. Lori no pudo parar el gemido hambriento que escapó de sus labios
más que no podía parar de respirar. Sus manos se abrieron y cerraron
convulsivamente, estirándose inútilmente de su firme apretón pero
indoloro.
Sollozando cuando él se retiró despacio, Lori gritó al conducirse
profundamente en su interior con dureza, empujando fuertemente. Su
pene caliente y pesado forzaba cada tejido hinchado que empezaba a
convulsionarse alrededor su dura longitud.
— Grítalo otra vez, —susurró. —Hazlo. Grítalo otra vez, y dejame
escuchar mi nombre.
Su nombre salió de sus labios en largos gemidos desiguales, y Jonathan
sintió los estremecimientos que agarraron su cuerpo cuando empezó a
entrar duro, atormentándole con las convulsiones. Su sexo se apretó
alrededor de su pene, sabía que iba a estallar en un placer absoluto y
dolorosamente dulce. Hundir su pene en ella era como hundirlo en una
toma de corriente eléctrica tan suave como la seda. El olor de su dulce
nata se le subía a la cabeza, haciendo agua su boca y sus encías le dolieron
por ansiar su sabor.
Debería de haberla probado —lo haría más tarde.Pero no ahora.
Saliendo, retrocediendo de su interior y sintiendo el apretón hambriento
de sus manos sobre sus hombros y el de sus talones hincándose en su
trasero. Notando los puntos duros como diamantes que eran sus pezones
quemándole en su pecho, con un gruñido bajó su cabeza y atrapó uno en su
boca, atrayéndolo totalmente dentro y chupándolo profundamente. El
gusto suave y dulce de su piel inundó su boca, haciendo que su pene
sintiera aun más el abrazo de su sexo. Estremeciéndose, se puso de pie
entre sus rodillas, agarrando sus caderas, chocando contra ella, mirando
fijamente la larga y pálida longitud de su cuerpo. Sus ojos se arrastraron
hacia arriba por todo su torso - el rojo-baya de sus pezones, su boca rosa
mientras su lengua humedecía sus labios, sus brillantes, aturdidos y
vidriosos ojos.
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Lori jadeó, estremeciéndose y arqueando su espalda, sus manos bajaron y
y agarron sus muñecas mientras ella movía sus caderas contra él, sus ojos
se prendaron de los suyos.
— Jonathan —esa palabra se alzó en un grito entrecortado mientras su
vagina se apretaba sobre su pene en unas lentas y rítmicas convulsiones,
haciendo subir un intenso sonrojo de su pecho a su cara.
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Capítulo Diez
El vello de sus brazos en punta fue toda advertencia que ella necesitó ante
el peligro mientras Eli ronroneara.
— Es la verdad. Como podría permitirme tener a alguien que no pudiera
defenderse en mi casa. Esa es la diferencia con tu obstinada hermana,
nunca he tenido ninguna duda sobre ti, dulzura. Ni una.
El delgado y rubio vampiro, paseaba por los bosques, su pelo dorado
destellaba en la pálida luz de la luna, sus ojos luminosos resplandecían
como doblones. Una pequeña y divertida sonrisa curvaba sus labios
mientras él estudiaba el recorrido que hacían las manos de Jonathan hasta
descansar sobre los hombros de Lori.
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los árboles, y una sonrisa sardónica se formó en su boca. — Me parece que
ella intentará arrancarme la piel de mi carne por opinar sobre lo que ella
llama su Unidad.
— ¿ Unidad?.
Eli parpadeó.
— Como Cazador del Concilio, Maestro en mis tierras, y como hombre que
ama a una bruja obstinada con todo su corazón, la parte que tomó es la
mía, la Unidad que nos protegerá a todos hasta el final. Ella es solamente
demasiado arrogante para verlo. Y con ese carácter que tiene... — Él
reflexionó cuando la tierra comenzó un temblar.
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venía de las profundidades.
Cuando la mano se cerró sobre su brazo, Lori suspiró.
Lori sonrio.
— Soy necesaria aquí . Si me marcho, perderemos. He permanecido aquí
durante meses. —dijo ella escuetamente, dándose la vuelta y dirigiendo su
atención a la cueva. Ella se había dirigido aquí, a este punto, tal vez toda
su vida. —Y si me marcho, perderé lo que más necesito. No puedo correr
ese riesgo.
— Es la hora.
— La hora para que... — Las palabras murieron en la boca de Sarel cuando
Jonathan cayó sobre sus rodillas, su cabeza se precipitó hacia adelante
mientras los músculos y huesos en su cuerpo comenzaron a cambiar
preparandose para la transformación. Su pelo se onduló y fluyó
libremente, echándose hacia atrás cuando su cuerpo se desprendió de
toda su ropa, cayendo hecha trizas. Un almizcle rico, salvaje y terrenal, se
desprendió de él cuando levantó sus ojos para encontrarse con los suyos.
— No.... me... mires ... —hizo un áspero ruido cuando apretó los dientes a la
vez que su cara comenzaba alargarse, formandose el hocico, el vello
cambiando a pelaje y fluyendo sobre su cuerpo con total libertad hacia
abajo. Los huesos bajo su piel se contorsionaron y se reformaron en una
nueva y más fuerte forma.
Los párpados de Eli cayeron, aunque el vampiro sabía que a Jonathan no le
importaba lo más mínimo él o Sarel. Captando la mirada de su esposa,
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arqueó una ceja dorada, y ella gruñó, pero encarándole, con sus ojos llenos
de una furia cortante y rabiosa.
—Te adoro, todo en ti. No pienses que debes ocultar el lobo de mí. —
murmuró ella, acariciando con sus manos su piel sedosa. —Eres tan suave,
como la seda. Siempre me lo había preguntado...
Un gruñido salió fuera del pecho de Jonathan y sus manos, extendidas,
terminadas en garras de color de ébano, se cerraron convulsivamente
sobre sus brazos.
— Lori ...
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Lori siguió a Jonathan a través del vínculo que se había formado entre
ellos cuando había reemplazado la marca de Los Scythe por su propia
marca. Cuando pasó por los túneles con pies silenciosos y rápidos,
siguiendo el olor a sangre y magia, a frenesí, cuerpos desconpuestos. Lori
le dijo a Sarel y a Eli lo que ella sabía, aunque era poco.
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Leandra cayó sobre la tierra, por la conmoción, con un latido en su cabeza.
Su estómago comprimido, subía y bajaba haciendo que la bilis se agolpara
en su garganta. Tragándose el sabor caliente, de gusto ácido, mientras
presionaba su frente contra el fresco azulejo. No me pondre enferma. No
lo haré.
Ella le había hecho ésto antes, ¡maldita sea!. Se las arreglaría
perfectamente pero sin humillarse.
Todo alrededor de ella, donde quiera que fuera, se podía sentir las ondas
de hostilidad que aporreaban sus bien y afianzados escudos.
Introduciéndose un profundo aliento con sabor a vainilla y un perfumado
aire a jazmín en sus pulmones, ella se concentró. El enclave del vampiro, el
Cazador llamado Elijah Crawford, donde ella y su hermana.... no, donde ella
y otros asesinos habían conspirado para secuestrar a Jonathan Wallace.
— Oh, niñita, no eres una asesina. Estuviste cercana, en una ocasión o dos,
¿no? — murmuró Agnes, bajando su viejo cuerpo. —Algo te paró siempre.
Tú no apuntaste tan bien como pensaste. Era algo que no sentías correcto.
Las mujeres que viajaban contigo, eh, ellas no pueden decir lo mismo. Y
hay sangre en sus corazanes, eso es lo que cuenta.
Erika
— Erika! ¿Dónde está la muchacha, anciana? ¿Qué hiciste con ella? —
exigió Leandra sentándose erguida, sus ojos dorados brillaban y una mano
hizo un aspaviento.
Las palabras no habían muerto en el aire, cuando fue hasta Erika volando
a la atestada habitación, y antes de que la mujer rubia que estaba a su
lado pudiera reaccionar.
— Leandra, no metas la pata. ¡Estoy bien! —dijo la muchacha , haciéndose
139
un ovillo a su lado, abrigándose con sus brazos alrededor de la cintura de
Leandra y acurrucándose contra ella. —Sé que Agnes desapareció para ti,
pero yo solamente me desintregre... y aquí estoy. De hecho estaba al lado
de Malachi, también.... y él chilló.
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— Entonces ellos habían planeado sacrificar a Erika. — dijo Eli, sacudiendo
su cabeza.
— Y ahora Erika está a salvo, sano, y fuerte. Su secuestrador se hizo su
héroe. Ella ha llegado aquí, hace bien poco, de repente. Pero me imagino
que Lori ya sabe que ella no está allí, y claro también Jonathan. Ellos
tienen en mente a alguien más. Espero que quien sea, merezca el riesgo
que va a padecer esta joven bruja.
Eli se obligó a no hacer más preguntas. Erika estaba a salvo, que era lo
importante, el como no importaba.
— Ella ya está dentro. Rastrearla se hace imposible. Bien, mi amigo... Estoy
abierto a...
Eli sintió la explosión de magia cuando Lori reapareció. Pero fue diferente
de cualquier cosa que él había visto antes. Su magia siempre era
silenciosa. Sutil. Esta fue cualquier cosa menos eso.
Delante de ella, sostenido por su magia, había un lobo gigantesco. Solo uno:
tranquilo, quieto, como muerto; pero todavia respiraba.
Introduciendo sus dedos brevemente por su piel, ella susurró.
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Y hasta entonces, hasta que se deshiciera el hechizo, el hechizo de la
tierra..... sólo dos cosas solucionarían eso.
Pequeña tonta... ¿por qué?
Malachi hizo explotar la puerta, sus ojos ardian con llamas azules.
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Levantando su fija mirada, encontrandose con los ojos ámbar de la joven
bruja que Agnes les había presentado.
— Había pensado que un vampiro tan viejo como usted después de perder
a tantas personas uno más no le importaría. —dijo ella, con una sonrisa
amarga. —Que equivocada estaba.
Debería haber sabido que la pequeña hembra era una poderosa viajera.
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Capítulo Once
La tierra tembló cuando la magia de las dos bruja combatían. Pero Leandra
había estado allí tanto tiempo, combatiendo el mal, con los rescoldos que
la magia maligna hacia sobre la tierra. Incluso si no hubiera comprendido
por qué la tierra tomaba la maldad, habría luchado.
Aunque, pensó que lo entendia un poco mejor ahora. Los Scythe♥, la gente
con la que había convivido, trabajado, vivido para equivocarse, viviendo
contra la naturaleza, y a la tierra ésto no le gustaba.
♥
Los Segadores
144
Oh, no... otra muchacha. Su corazón se desgarraba mientras estudiaba a la
chica. Sus ojos se movían aterrorizados alrededor, a la vez que luchaba
contra los hombres que la sostenían.
Maldita sea. ¡No tenía tiempo!
Ellos habían estado follando el diá anterior. Ésto y haciendose cortes en
su propia carne.
♥
Ven aquí
145
pero solo se mantenían contra sus compañeros, pero con las miradas
vacuas, curiosos por Lori. Tratando de determinar su procedencia, y lo
que significaba para ellos.
—Apuesto que eres uno de los que tomaron una de mis presas. Debo tener
algo a cambio, —dijo la mujer, haciendo un puchero con su labio.
— Haz eso “pobre de mi, ella cogió mi juguete”, tienes vocación para la
actuación, tu trabajo realmente debe ser actuar.
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Aquella voz..... la cabeza de Jonathan se alzó, buscando alrededor, aunque
no había nadie más allí con ellos. Aunque, aquella voz. Él la había oído. Y
ésta no era la primera vez. La primera vez que él la había oído había
ocurrido hacia sólo unas semanas, cuando a él le hicieron una herida en su
cara.
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murmuro él.
Un medio.... como no había igual....
Su otro secreto. La razón por la que Leandra nunca parecía fallar, era que
nunca parecía cansarse, era porque ella siempre tenía una reserva enorme
de energía. O eso parecía. Rara vez dependía de sus reservas de energía.
Ella siempre podría encontrar la energía de la tierra a su alrededor, o de
sus víctimas, esos sinvergüenzas que cazaba.
También había sacado un buen filon de energía de los Scythe, que eran
indignos y no aptos para la causa. Hombres como Marick... Aunque debería
de haberlos vaciado hasta dejarlos secos, incluyéndole.
— No hay tiempo para eso,chica, —susurró severamente.
Aunque ella no escuchara ningún sonido, sabía cuando estuvo el lobo
pisandole los talones. Ella se dio la vuelta rápidamente, con un cuchillo en
la mano, mientras él cambiaba, y trataba de alcanzarla con su gran mano.
Mirándola fijamente con furia y rabia desde los oscuros ojos sin fondo, él
olia a los bosques, y a hombre. Una luz que brillaba sobre él era tan
verdadera, como un cristal brillante, le hacia llorar a Leandra.
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Ella sonrió.
— No por mucho tiempo. Necesito tu fuerza, no tu muerte.
— Quieres matar una legión de brujas y weres♥ con esto, —murmuró él,
dándose la vuelta para acariciar con sus manos la espalda de ella. —Por
favor.
Y luego él la siguió, con sus ojos sobre la brillante y oscura cabellera roja.
♥
Hombre Lobo
149
— Silencio, no te engañes animal ¿ deseas que deje alguna marca a tu
portador?
— Si pensara que probablemente ibas a hacer ésto, ¿piensas que yo te
hubiera dejado tocarlo? —preguntó el lobo.
La bruja suspiró mientras extendía la mano hacia arriba y ahuecando la
cara de Jonathan con su mano libre, sin mirar fijamente en su cara, sino
en su pecho, como si pudiera ver en su corazón.
— Él apenas lo entiende. Después de todo este tiempo. Él no sabe que
piensas. ¿Y no le ayudas, tampoco, ahora?.
— No. Pero disparé a tu amigo, uno de los que volvió a casa con vida, para
decirte lo qué había hecho con Erika y, en realidad, organicé todo aquel
tiroteo. Si deseas castigarme, estás en tu derecho. Pero tu amante no
tiene tiempo que perder. Ella echará el lugar abajo. En solo unos segundos.
Y los otros, ya vienen. Sienten mi magia, y saben que estoy aquí. Como lo
hacen tus amigos que vienen hacia aquí.
Jonathan sintió como Eli y Sarel se acercaban. Mirando fijamente a sus
ojos, dijo bruscamente.
— Si no logras salvarla, conocerás la peor muerte que alguna vez te has
imaginado.
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Lori no pensó tomar a la ligera el abuso o la muestra del falso alarde.
Mirando fijamente a los dulces ojos azules de la mujer que se hacía
llamar Mistress, ella comenzó a reunir energía apoyándola de bajo suya.
Todo se estaba debilitando. Alguien, muy despacio había estado
intentando curar a la tierra, y había estado haciendo un buen trabajo,
pero había muchos más que la estaban socavando.
Debía derrumbar la cueva, y quemarla. Esto conseguiría matarlos todos. La
energía que ella creaba en la plataforma haría un infierno como una gran
bola de fuego. E ncineraría su cuerpo completamente, liberando a
Jonathan, Eli y Sarel de inmediato. Serían capaces de escapar con el
tiempo suficiente para conseguir que Eli estuviera oculto antes de que le
alcanzara la luz del día.
— Nadie importante.
— No en esta vida.
— ¿Qué?.
— Mistress odia que le digan que no, —una suave y exotica voz le susurró
en su oído.
Lori no movió ni un músculo, aunque la voz fue tan real como la pareja que
estaba jodiendo directamente enfrente ella.
— ¿Tú sabes, chica, verdad, qué con este plan lo más segura es que te
mates?.
Lori inclinó un poco su cabeza y dijo fácilmente a la dama que estaba
enfrente.
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— Dije, no gracias.
Friamente...
Colocando sus manos delante de ella, juntó energía sobre éstas, creciendo
sobre sus manos, y luego dentro de ella mientras se reía.
— ¡Para!
Su voz tembló cuando trató de invocar el poder de la tierra.
Pero la tierra ya no prestaba atención a quien había ido en su contra
durante tanto tiempo.
— La muchacha ya se va.
Lori apenas fue consciente de cuando la muchacha se desintegró fuera de
su vista, una vez más el poder hizo que la tierra se hundiera. Sus paredes
eran demasiado endebles para sostenerlo todo. Demasiado frágiles. A ella
le dolía todo, el fuego se extendía por su piel, picándole, doliéndole,
quemándo..... , las personas de alrededor comenzaron a gritar. Se movían
de un lado para otro, acercándose cuando alguien chilló.
— ¡Parenla, maldita sea!.
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Jonathan se transformó, por la gran explosión, de hombre a su forma de
lobo, golpeando a dos hombres cuando dieron la vuelta a una esquina: un
lobo y una bruja. Tomó la garganta del lobo, empujando de golpe al hombre
contra la pared mientras él comenzaba a cambiar, rasgándole con sus
garras antes de que él pudiera completar el cambio. El olor a sangre en el
aire abasteció de combustible su cólera, su rabia, y se dio la vuelta para
afrontar a la bruja, sólo para verse enfrentado con Sarel.
Eli dio un paso hacia adelante, sus colmillos se deslizaron hacia abajo
encima de su labio inferior, sus ojos dorados refuljían por la cámara.
— Mi señora esposa estará enormemente enojada si interfieres, viejo, —
dijo fácilmente, aunque el calor de su cólera calentaba su voz.
La mano de Sarel subió por encima, sólo unos momentos antes de que un
bola de fuego de la otra bruja la llegara a golpear en la cara. Ella acogió la
bola con un escudo, que arrojó contra la otra, la envoltura la rodeó y
comió su carne. Riéndose con frialdad, cruzando la entrada por delante de
él, con el lobo y el vampiro a su lado.
El suelo estaba empezando a temblar debajo de sus pies cuando entraron
en el próximo corredor.
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Él tropezó cuando ella permitió con sólo un susurro que su cuerpo
formarse delante de él, cabeceando hacia la entrada.
Ella los dejó, volando hasta colocarse detrás Lori. La luz alrededor de ella
se había unido en una plata tan brillante y deslumbrante que casi cegó a
Leandra, como ella colocó sus pies sobre el suelo.
Pero el fuego dentro de ella había crecido más allá lo que Lori podría
controlar. Cuando explotó, Leandra lo sintió. Todo lo que la joven Cazadora
podría hacer para empujarlo fuera de su cuerpo, y eso la atormentó con el
dolor.
Envolviéndola con sus fuertes brazos alrededor de Lori, Leandra la sintió
flaquear.
— Ahora, no te hagas daño, —recitaba mientras las sacaba. —Piensa en
todos los que te necesitan. Déjame a mi. Tu gente está bien, silencio,
ahora......
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mano oscura el pelo encanecido de Lori, ella sintió como Jonathan, el
vampiro, y la hermana de la bruja salían de la cueva. Solo momentos más
tarde, el fuego comenzó a expandirse por encima de la cámara principal.
Esto iluminó en la oscuridad a los tres Cazadores que vinieron hasta
arrodillarse delante de ella, mirando fijamente a la mujer que estaba
acomodada en su regazo, casi con miedo de mirarla demasiado
atentamente.
El fuego a sus espaldas estaba muy cerca. Jonathan podía sentir el calor
cuando miró a las tres mujeres que estaban delante de él. No... dos
mujeres y una muchachita. No tenía ninguna idea de donde había salido la
muchacha.
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Eli.
— ¿Quién eres? —preguntó Jonathan, forzando las palabras a través de
una garganta gruesa y comprimida.
— ¿Siempre preguntas el nombres de tus enemigos antes de arrancarle la
cabeza? — preguntó ella con calma, sacando su cuchillo de su cadera y
tirándolo a un lado.
Ellos lo sabían.
¿Qué haces aquí, chica? se preguntó, sacudiendo su cabeza. Las cuentas
de madera que pendían al final de sus trenzas hicieron un ruido seco, y
frotó sus manos juntas, mostrándolas. El calmante olor de jazmín llegó a
sus orificios nasales y lo aspiró. Despacio, levantó sus pestañas y
reconoció las miradas de los que la estaban escrutándo.
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— ¿Qué nos has traído? — preguntó un vampiro alto y flaco, sus oscuros
ojos se movieron desde la cabeza hasta el cuero de los zapatos de
Leandra .
Lori, todavía cansada, todavía débil, pero arrogante y tranquila, arqueando
una ceja, dijo:
— Nadie te trajo nada, Rafe. Aunque pienso que Sheila es más de lo que tú
puedes manejar, de todos modos.
Hubo carcajadas mal disimuladas en el ambiente y Kelsey dijo
sencillamente:
— Sheila declaró hace unos días que estaba más bien cansada de sus....
sandeces, fue asi como lo expresó. Con un poco más de.... términos muy
bien expresados y que dejó salir para todo el que quisiera enterarse. Safe
dice que ellos hablan más.
— ¿Mike?.
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sabían.
— Elijah, ¿Por qué está ella aquí? —preguntó uno.
— No.
Mike continuó acercándose, todavía más cerca, hasta que casi podía
extender la mano y tocarla, su palma de la mano subió, ahucándola en su
cara, todo bajo el ojo vigilante del vampiro y dos brujas a su espalda.
Jonathan se puso delante de ella, separándolos de los demás.
—A quien más lastimó de aquí fué a Mike. Ella no mató a Brad. Ésto solo
concierne a Mike y a ella. No a ella y a ti, — dijo Jonathan suavemente,
profundamente, con un gruñido amenazante retumbando por su pecho.
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sabía lo que significaba el venir aqui, pero sin embargo, vino. Recuerda
ésto.
— Oh, si, su alma es la más limpia que alguna vez haya visto, no miento. Si,
ella tiene la oscuridad en su alma, pero ésta es por su propio tormento.
Ningun mal verdadero, —murmuró él, sonriendo ampliamente con su boca
sensual. Estudiando su cara, y Leandra sintió que sus ojos la escocían por
las lágrimas del conocimiento, de la compasión que vio allí. —Su corazón es
bueno. Engañado sangrientamente. Pero tan real como la salida del sol.
Agnes estudió a Leandra solemne, con ojos serios antes de darse la vuelta
para estudiar a las caras todavía enfadadas y hostiles.
— Fuimos a Jamaica, Mal y yo, hace quince años. Para encontrar a una niña.
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Su padre estaba listo para venderla al mejor postor, asi que él podría
violarla mientras todavía era virgen.
Leandra cerró sus ojos, dejando caer sus hombros. Un jadeo áspero a su
lado, pareció tocar su piel cuando una maldición enfadada se repetía en
sus oídos. La sangre se precipitó en su cara. Maldita la vieja bruja.
Incitándoles con su compasión. Su compasión.
— Ella se escapó, sóla, y se ocultó de nosotros, nos eludió, durante
semanas y meses. No buscamos el tiempo suficiente, o con más intensidad.
No es culpa de esa niña si llegó a parar con gente muy, pero que muy
maligna. Si Mal y yo hubiéramos mirado mejor, o si hubiéramos llegado
antes, las cosas podrían no haberse desarrollado de este modo.
Al mismo tiempo que Agnes hablaba, se movía alrededor del gran salon
estudiando a los Cazadores allí reunidos, tanto a los más poderosos, como
a los con menos poder. Muchos estudiaban a Leandra con miradas
semejantes a la compasión, mientras que otros seguían fulminándola con
una mirada de rotunda hostilidad.
— Ha agraviado a algunas personas aquí más que a otras. Y con ésos será
con quien deba hablar, —dijo Agnes, deslizando a Erika una expresión
angosta. —Uno de ellos, ya ha dejado sus opiniones bien claras. Y Jonathan
fue concluyente. Creo que, rasgará la garganta de la persona que toque a
Leandra, creo que dijo. Así que, la única persona que tiene derecho hablar
es Mike. Más allá de éstos, nada les tiene que preocupar.
— A Brad no se le puede consultar, —gruñó Brielle, alzándose ya que
estaba en cuclillas.
— Ella no mató a Brad, —dijo Agnes.
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Leandra se giró despacio, levantando sus ojos y reuniendose con los suyos.
— Puedes seguir, bruja. No pediré tu vida, —dijo él suavemente. Y dando
un toque con su talon, se alejó.
—No tienes que marcharte, —dijo Lori quedamente, mirando como Leandra
terminaba de trenzarse su largo pelo de ébano.
— Sí, tengo que hacerlo. ¿Piensas que puedo quedarme aquí, viendo como
algunos me miran con malos ojos?—preguntó Leandra. Sacudiendo las
trenzas sobre su hombro, suspiró. —Tal vez eso encajaría como un castigo:
nunca tener tranquilidad para poder descarsar.
Lori tocó amablemente con sus dedos el hombro de Leandra, y dijo:
— Creo que ésto que estás haciendo, no es por ti. —Sus verdes ojos se
encontraron con los atormentados de Leandra, y Lori sintió un presión en
su corazón. Nadie excepto ella podría entender justamente como habían
torturado a esta mujer en realidad. Incluso desde el principio, el corazón
de Leandra se había sentido destrozado. Luchando por servir a aquellos
de los que pensaba que tenían razón. Pero después de seguir ese camino
su corazón había reconocido cual era el verdadero.
— Oigo los gritos de aquella gente y se que los Scythe los mataron, gente
que yo podría haber salvado. Les cerré mis oídos, —susurró Leandra,
mirando inexpresivamente hacia la noche con las lágrimas rodando
silenciosamente por sus mejillas. —No puedo menos que preguntármelo.
¿Fueron los otros dañados como Jennifer? Ella está bien, lo sé, en el
Excelsior. ¿Pero qué fue del daño ocasionado a los otros, los que no
pudieron retirarse del mal? ¿ Mistress los hizo matar?.
Lori todavía estaba alli de pie, con sus brazos alrededor, dándose algo de
calor, mirando el orgulloso partir de Leandra mientras la mujer negra se
alejaba, sóla, del enclave de Eli. Malachi la había parado brevemente, y ella
había mirado fríamente en la noche, sacudiendo su cabeza un par de veces.
Él había pasado una mano suavemente por su brazo, un toque casi
paternal, antes de que él se apartara.
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Lori no pudo verla más.
— Ella estará bien.
— Ella nunca ha estado bien, —dijo Lori silenciosamente. —Ha visto como
era la realidad, como nunca antes lo había percibido. Y eso es lo más
espeluznante.
— La cosa más espeluznante fue enviar a la mujer que acababa de
secuestrar a mi niñita para que salvara la vida de la mujer que amo, —
susurró Jonathan desde la entrada. —¿Por qué estás aquí? ¿En vez de en
mi casa? .
— Por que es tu casa, —dijo ella escuetamente, levantando un hombro. —
Aquí están mis habitaciones. Volvimos a casa, así que estoy en casa.
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— Mi pequeña fiera pelirroja se ha convertido en un pequeño bastón de
caramelo, —bromeó él, alisando con sus manos cada largo mechon en su
espalda, ahuecando sus manos en su trasero y levantándola contra él. —
Vamos a ver si todavía sabes como un caramelo. —Inclinando sus labios
contra su boca, empujó su lengua dentro, devorando su sabor, tragando
ávidamente de ella mientras la sujetaba contra la pared. Meciendo su duro
pene contra su hendidura, el aspero material de sus vaqueros friccionando
contra la carne sensible de sus muslos.
— ¡Jonnie!.
— Es mío, —susurró él a duras penas. —Tú eres mía. Tendré cada parte de
ti. Empuja hacia abajo. —mientras hablaba, empujaba su dedo dentro, y
Lori gimoteó, arqueándose hacia atrás contra la dolorosa invasión. Pero
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cuando él entró en ella, extendió una mano, pellizcando y acariciando su
clítoris, hasta que se meciera contra su caricia entretanto él se dedicaba
a su ano. Luego empujó un segundo dedo en el apretado anillo de músculo,
mordiendo su cuello y gimiendo cuando llegó a un clímax en su mano, con un
grito disonante.
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— Puedes usar tu magia para divertirte con tu cuerpo, cielo, —murmuró,
con voz caliente y suave como el whisky cuando empujó la punta de su
pulgar más allá del ajustado anillo de músculo. —Házlo.... déjame sentirlo.
Lori se sonrojó, después de entenderlo, hasta que sintió alguna parte
distante de él alcanzándola, no con su cuerpo, si no, con su alma. Gimiendo,
liberó el débil asidero con el que controlaba su magia y la dejó fluir por
ella, deslizándose sobre su piel, bailando bajo cada caricia y jugando con
su clítoris al mismo tiempo que Jonathan salía, dejándola.
— Juega contigo, —murmuró él, guiando una mano entre sus muslos incluso,
cuando un millar de diminutas lucecitas, del mismo color que el arco iris
bailaban sobre su piel. Las luces acariciaron su piel, besándolo,
reflejándose en él mientras giraron sobre y alrededor de ella.
Jonathan se apoyó sobre sus talones, su polla rubicunda, mojada y
brillando de su nata. Acariciándola distraídamente mientras la estudiaba,
un gruñido escapó de su pecho, cuando Lori tembló y gimió. Su punta
comenzó a virar como la salvaje magia dentro de ella, corriendo
libremente sobre su cuerpo excitado. La línea expuesta de su ano, los
pliegues abiertos de su dulce hendidura, el olor de ella... Jonathan lamió
sus labios cuando recogió el lubricante, queriendo comérsela
completamente.
Moviéndose para que ella quedara entre sus rodillas, jodiéndola con un
dedo en su ano y con la otra mano su coño, hasta que ella empezó a
mecerse hacia adelante y hacia atrás, con su boca desesperadamente
buscando la suya. Y cuando ella pedía, él se movía hacia atrás. Arrancando
sus dedos de la seda pegajosa de su parte inferior, extendiéndola más.
Empujando contra la carne blanda, suave, él observó como éste cedía un
paso hacia su posesión. Apretado....
—Maldita sea, eres tan dulce, —gimió él, empujando despiadadamente
más profundo cuando ella se quedó paralizada debajo de él.
Saliendo sólo un poco, se levantó por atrás, estremeciéndose cuando ella
involuntariamente apretó los músculos de sus nalgas alrededor de él. Su
cabeza cayó hacia abajo y Jonathan alcanzó y rodeó con sus dedos su
clítoris. Sacándolos y meciendose contra ella con lentos y estables
movimientos hasta que ella jadeó otra vez. Entonces comenzó a empujar
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más profundo.
Lori se arqueó hacia atrás, mordiendo su labio por la presión ardiente y
creciente de sus partes bajas. Sus ojos lagrimearon y gimió de manera
involuntaria cuando Jonathan continuó empujando, incluso cuando sus
dedos acariciaron y rodearon a su clítoris.
—Empuja. Hacia abajo. —Su voz era baja, ruda, un gruñido profundo,
primitivo destinado a llamar a la hembra que había en su interior. Lori se
estremeció e inclinó su cabeza, empujando cuando ella bajó su torso y se
preparaba.
Se rompió, estallando sobre Lori con glorioso, dulce placer y ella empujó
hacia atrás, sollozando.
— Otra vez, maldita sea, Jonathan, no pares, por favor.... —Sus pezones
se dibujaban apretados, su respiración cada vez más entrecortada cuando
ella se movía ávidamente contra él, hacia abajo. Tomando suyos los
empujes, y sintiéndose hambrienta, la marmórea polla en su ano, moviendo
su cuerpo contra el suyo, ella buscó su climax, justo cuando él buscaba el
suyo. Cayeron juntos, empujando uno contra el otro y tensándose, un largo
y extraño aullido salió de la boca Jonathan. Lori sollozó su nombre
mientras se derrumbaba, sintiendo la caliente lava de su semilla inundarla.
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Sintiendo alivio al pegarla contra él, acariciando con la nariz su cuello a la
vez que levantaba las mantas sobre ellos, él murmuró.
— Haré algo mejor que eso, —susurró ella, con una sonrisa curvando su
boca. —Me casaré contigo.... asi que podemos comenzar. Con nuestra vida.
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Epílogo
— ¡Qué coño!.
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pronto?.
— Que te jodan,— le sugerió Sarel escuetamente.
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