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Menchu Gal fue una de las grandes pintoras españolas del S.XX.

El paisaje y el retrato son los géneros con los que más fama
consiguió y en los que desarrolló su característica atracción por los colores extremos.

Los comienzos plásticos de Menchu Gal se producen en Irun (Gipuzkoa), su ciudad natal, donde fue discípula del pintor Montes
Iturrioz. Luego viajó a París para ampliar estudios, instalándose en Madrid. Allí aprende de maestros como Arteta y Vázquez Díaz,
pero la Guerra Civil de 1936 la obliga a refugiarse nuevamente en Francia.

A principios de los años cuarenta regresa a la capital de España donde formó parte de la llamada Escuela de Madrid. Los paisajes
de La Mancha y de su comarca natal fueron desde entonces su seña de identidad y se consolida como una de las grandes artistas
de la posguerra. Tampoco faltaron en su producción retratos y bodegones con los que protagonizó multitud de exposiciones en
museos y centros de Arte del mundo entero: Fundación Gulbenkian en 1971, Centro Cultural Conde Duque en 1990 y Centro
Cultural de la Villa de Madrid. También participó en la Bienal de Venecia en tres ocasiones. Fue la primera mujer galardonada con
el Primer Premio Nacional de Pintura, en el año 1959, con la obra “Un paisaje de Arráyoz”, reconocimiento artístico que marcó un
hito en su brillante trayectoria artística.

Recibió la Medalla de Oro de Gipuzkoa en 2005 de manos del lehendakari, Juan José Ibarretxe, y en 2006 la medalla de oro de la
Ciudad de Irun de manos del alcalde José Antonio Santano. Su vinculación con Irun, dónde vivió sus últimos años fue permanente
así como su apego a sus gentes y costumbres.

Sus obras se exponen en colecciones como la del Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museo Reina Sofía de Madrid.

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