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DE LA RESISTENCIA EN LA ESCUELA.
Por su parte Giroux (1997) afirma que aunque el concepto de currículum oculto ha
tenido definiciones y análisis notablemente conflictivos en la última década, el
criterio de las definiciones que caracterizan a todos estos análisis conceptúan al
currículum oculto como "... aquellas normas, creencias y valores no declarados,
implantados y transmitidos a los alumnos por medio de reglas subyacentes que
estructuran las rutinas y las relaciones sociales en la escuela y en la vida en las
aulas"(72)
Asimismo, para Giroux (1997), las escuelas no pueden ser más analizadas desde
posiciones aparentemente neutrales, sino que han surgido tres ideas importantes
para considerarlas a la hora de su estudio, a saber:
3. Los valores del sentido común y las creencias que guían y estructuran las
prácticas en el salón de clase, no son universales a priori, sino que son
construcciones sociales basadas en supuestos normativos y políticos específicos
(72) Desde una perspectiva racional instrumental, la escuela había sido estudiada
como un sitio donde de manera apolítica y neutral se transmitían conocimientos
que eran los idóneos para la sociedad, sin embargo se comienza a hacer una
serie de análisis que comienzan a Cuestionar tal situación y ponen en entredicho
esa neutralidad pregonada, haciendo énfasis en las condiciones sociales y
culturales que condicionan los contenidos, las formas de trabajo, las metodologías,
etc. que las escuelas hacen pasar como legítimas a través del lenguaje
dominante.
Con esto podemos retomar a Giroux (1997), con relación a la dualidad que se
presenta en este fenómeno del currículum oculto entre la reproducción y las
prácticas de resistencia, debemos afirmar que "La escolarización debe ser
analizada como un proceso social en que los diferentes grupos sociales aceptan y
rechazan las mediaciones complejas de cultura, conocimiento y poder que dan
forma y significado al proceso de escolarización." (90). Está visión evita ver a la
escuela como un ente autónomo del resto de la sociedad, ya que los procesos que
en ella. ocurren están desde lo social condicionados, Además es importante
articular a la escuela con otros centros que manejen el capital económico y cultural
de la sociedad.
En suma, los estudiosos del currículo oculto se han preocupado por desvelar los
mecanismos por los cuáles los valores son interiorizados en los alumnos dentro de
un sistema de escolarización que ha dejado de ser visto como una "caja negra"
desprovista de intencionalidades político-ideológicas en su funcionamiento, de ahí
que la mayoría de las investigaciones elaboradas en este ámbito, se hayan
"destinado a describir o interpretar las formas de reproducción y resistencia hacia
las ideologías y valores de las clases dominantes. La resistencia es así una
categoría que emerge de la reproducción, por lo cual debemos hablar
detenidamente de estos procesos y sus relaciones.
Los trabajos de Talcott Parsons (1959), Robert Dreeben (1968) y Phillip Jackson
(1968) son claros ejemplos de este tipo de enfoque, en los cuáles en general se
pueden apreciar como tos autores aceptan de manera acrítica los valores sociales
dominantes y su interés radica en saber como son enseñados estos en la escuela.
Los tres ofrecen descripciones acerca de la. manera en que los procesos
estructurales “tales como multitudes, poder, reputación y homogeneidad de las
tareas escolares, reproducen en los estudiantes las disposiciones necesarias para
hacer frente al logro a los papeles de trabajo jerárquico a la paciencia y a la
disciplina requeridas para funcionar en la sociedad existente" (Giroux:1997:75).
A. Aclara que las escuelas no son entes aislados del resto de la sociedad y sus
intereses.
C. Plantea cuestiones acerca del carácter histórico del control social que ocurre en
las escuetas.
En todo caso es claro que estos análisis se encuentran despolitizados en extremo,
pretenden describir sin interpretar, se limitan a ver lo que ocurre sin proporcionar
un marco referencial interpretativo que sitúe lo que acontece en función de las
estructuras sociales desiguales e injustas que se dan al exterior de la escuela y
por consecuencia en su interior también.
El trabajo de Nell Keddie por ejemplo, demuestra como los maestros emplean
diferentes estrategias y modos de acercamiento al conocimiento dependiendo del
tipo de alumnos a los que les estén enseñando, lo cual dependía básicamente del
origen de clase, así, encuentra que a los alumnos de clase media, se les
presentaban estrategias y materiales más complejos en niveles de pensamiento,
pues existía en los maestros la idea de que eran más capaces de manejarlo,
dando esto como resultado un mayor éxito en estos alumnos que en los de otros
sectores inferiores.
Otros estudios dentro de esta corriente se dedicaron principalmente al género y
como la escuela logra interiorizar los roles masculino y femenino en su devenir
cotidiano "... las características del nivel de discusión que presentaban tales
estudios es que eran excesivos en descripciones detalladas de mecanismos de
estereotipificaciones de género y de modos discriminatorios de socialización. Por
tanto, desarrollaron representaciones de tendencias de los libros de texto, análisis
del currículo, diferenciación, seguimiento y presentación de tareas y separación
de actividades que representaban a las niñas como inferiores a los niños
(Giroux.1997, 79) Sin embargo, estos estudios dejaban de lado la intencionalidad
político ideológica de esta tipificación sexual y de la discriminación, que finalmente
tiene que ver con los intereses económicos del capital en tanto que descalificar a
la mujer acarrea beneficios de ahorro en salarios para los dueños de las
empresas.
Así la crítica más fuerte elaborada a este enfoque es que cae en un relativismo
cultural que se acerca a una posición epistemológica de un idealismo subjetivo
donde todas las posiciones son válidas, careciendo por tanto de una teoría del
cambio y conciencia social que de fundamento interpretativo y sirva como
referencia para comprender las acciones individuales
2.2.3. Los enfoques radicales marxistas.
Según Giroux (1997): "Las escuelas deben ser entendidas como instituciones
determinadas por una red de culturas contradictorias que caracterizaría a las
sociedades dominantes en la cual están inmersas", (83),
Las escuelas, aún por algunas de las teorías marxistas son percibidas con una
visión monolítica del dominio concibiendo al alumno como un ente pasivo, que
nada puede hacer ante esa determinación, lo cual es inherente a las teorías
reproduccionistas sociales y culturales. Bajo esta perspectiva, puede exagerarse y
considerar a las escuelas como cárceles, en donde los alumnos son prisioneros y
los maestros los guardianes, sobre todo si tomamos en cuenta la Influencia de la
racionalidad instrumental en ella. En este enfoque se sostiene que existe, a la
usanza malentendida del marxismo clásico, una correspondencia entre la
estructura económica y la superestructura, la cual no es más que un reflejo de
aquella, de tal manera que la escuela en este caso no es otra cosa que un
instrumento de la clase dominante para reproducir las normas y valores que el
modo de producción requiere para su buen funcionamiento. "la tesis central es que
las relaciones sociales que caracterizan al proceso de producción representan las
fuerzas determinantes en la conformación del ambiente escolar' (Giroux. 1997.84)
Esta situación que diversos autores han calificado de pesimista debido a que en
los estudios de Bowles y Gintis se presenta esta situación como ineludible, se ha
criticado duramente, ya que se considera que la única solución estriba en romper
las relaciones sociales de producción dominantes en el ámbito de lo económico,
en el modo de producción negando con esto la posibilidad de acceder a cambios
en el nivel superestructural, en la escuela misma, que así se ve condenada a
reproducir incesantemente lo que la base económica requiera. Este pesimismo se
puede llegar a considerar como una versión positivista de la escolarización, pero
con tendencia marxista, pues como afirma Torres (1991) "... en el fondo acaban
cayendo en una postura más próxima a las teorías funcionales de Talcott Parsons"
(73)
La escuela, según Althusser, prepara a los niños durante un buen número de años
para desempeñar en la sociedad diferentes funciones; función de explotado con:
“conciencia profesional”, “moral”, “cívica”, “nacional” y apolítica altamente
desarrollada; función de agentes de explotación (saber dirigir y hablar a los
obreros: “las relaciones humanas”), de agentes de la represión (saber mandar y
hacerse obedecer “sin rechistar” o saber manejar la demagogia retórica de los
dirigentes políticos), o los profesionales de la ideología (sabiendo tratar a las
conciencias con respeto, es decir, con menosprecio, con chantaje con la
demagogia oportuna, acomodándose a los acentos de la Moral, de la Virtud, de la
trascendencia de la nación, etc,) (Althusser, L. 1977.: en Torres, 1991).
Es por medio de estas categorías como Pierre Bourdieu desarrolla la idea de que
la escuela es una de las instituciones donde se reproduce culturalmente a la
sociedad por medio de la violencia simbólica y el arbitrario cultural, pues como
afirma Torres (1991), las pretensiones de esta teoría son la de comprender y dar
respuesta a tres interrogantes:
Afirma Torres (1991) al respecto que con esta teoría "... seguimos ante un modelo
de socialización cuyo énfasis mayor, al igual que en los anteriores, se pone en
descubrir los mecanismos mediante los cuáles se lleva a término la reproducción.
Solo que ahora la clave gira alrededor de la cultura que se define como legítima y
del tipo de habitus que se pretende que las distintas alumnas y alumnos deben
construir en su permanencia en las instituciones de enseñanza" (98) El problema
de esta concepción es que se niega la lucha que existe en el interior de estas
instituciones al igual que en el exterior y que al obviarse, se supone qua la
reproducción transcurre sin conflictos ni problema alguno, por lo cual, la
resistencia es negada y el cambio y la producción de la cultura también. Al
respecto Giroux (1997) argumenta que además de lo anterior "... nociones como
lucha, diversidad e intervención humana se pierden en una perspectiva
reduccionista de la naturaleza humana y de la historia” (123), al concebir al
humano como un ser social determinado a priori por las instituciones y grupos en
los que se desarrolla y que responden a los intereses de las clases dominantes;
una visión fatalista y pesimista de la realidad donde la subjetividad tiene poco
lugar y donde la lucha y las conductas de oposición a la cultura establecida no
son más que mecanismos de creación y reafirmación de una cultura
contrahegemónica, que es lo que los teóricos de la resistencia consideran como
fundamental.
Según Giroux (1997), esta teoría retorna el trabajo de la escuela de Frankfurt, que
desarrolló un discurso de la transformación y emancipación social sin
dogmatismos y se caracteriza de la siguiente forma:
A pesar de las diferentes posturas entre los integrantes del instituto, comparten las
características señaladas. Por supuesto que es diferente la orientación del
marxismo clásico que el de la corriente critica, pues la primera se preocupaba más
por el cambio en la estructura económica y sus estudios y propuestas iban
encaminadas a ello, no así con la escuela de Frankfurt que orienta sus
investigaciones a los aspectos superestructurales donde percibían más
peligrosamente los efectos del dominio de esta racionalidad técnica positivista.
Así, mientras los otros dos intereses se ocupan del control y de la comprensión,
respectivamente, el emancipador se preocupa de la potenciación, o sea, de la
capacitación de individuos y grupos para tomar las riendas de sus propias vidas de
manera autónoma y responsable. El interés cognitivo emancipador puede definirse
de este modo: "un interés fundamental por la emancipación y la potenciación para
comprometerse en una acción autónoma que surge de intuiciones auténticas,
criticas, de la construcción social de la sociedad humana." (Grundy:1991:39)
Central dentro de esta teoría es la lectura semiótica del estilo, rituales, lenguaje y
sistema de significado que constituyen el campo cultural del oprimido, lo cual
permite analizar qué elementos contrahegemónicos tienen esos campos y como
se incorporan dentro de la cultura dominante.
Se argumenta que las escuelas son sitios sociales que no reflejan la sociedad total
y que solo tienen relación particular con ella. Son espacios donde la cultura
dominante es enfrentada y desafiada. Sin embargo, no todas las conductas de
oposición son resistencias.
En fin, sin negar que las escuelas funcionen como agentes de dominación, Giroux
expone a la escuela como un espacio de conflicto y mediación y contestación,
donde el oprimido se opone a un determinismo irremediable y que pueden
constituir las imágenes efímeras de la libertad. Es decir, existen resistencias, que
constituyen una categoría teórica, política e ideológica, de naturaleza dialéctica
que permite una interpretación del comportamiento de oposición rechazando las
explicaciones del racionalismo técnico acerca del fracaso escolar y las conductas
de oposición.
Para Mclaren (1994), la escuela es vista como una forma de política cultural,
donde se introduce o prepara al individuo para una vida social que siempre esta
determinada por las clases dominantes que imponen su visión del mundo en la
elaboración del currículum. Así, los planes y programas pueden interpretarse
según la teoría del interés hacia el conocimiento que ya Habermas habría
planteado, donde se distinguen el interés técnico, práctico y emancipatorio. Así, el
interés de la clase dominante es el de imponer una racionalidad científico
naturalista, positivista como arriba se mencionó ya, esto lleva a elaborar currícula
bajo esta idea que hace aparecer a la escuela y lo que ocurre en ella como algo
neutral, aséptico, ya que la ciencia se concibe de la misma manera y la escuela es
el lugar donde se enseña de manera "científica" dicha racionalidad y
conocimientos. La postura crítica politiza la noción de conocimiento, y que "por un
lado, es examinado por su función social, la forma en que legitima a la sociedad
existente. Al mismo tiempo podría ser examinado para revelar en sus planes,
palabras, estructura y estilo, todas esas verdades no intencionadas que pudieran
contener imágenes efímeras de una sociedad diferente, prácticas más radicales y
nuevas formas de comprensión" (Giroux: 1997:61), así mientras los sectores
dominantes se preocupan por hacer aparecer al conocimiento científico como
neutral y aséptico, cuando en realidad se emplea con intenciones políticas bien
definidas de reproducción social a través de la imposición de una racionalidad, los
teóricos radicales se preocupan por desvelar el carácter político de este y el uso
ideológico que se le esta dando. así como por dotar al conocimiento de un
verdadero interés popular, emancipatorio y no meramente técnico.