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construcción
de la razón
......................................................................................................
Una novela sobre la inteligencia artificial
José Antonio
FORTEA
i
Editorial Dos latidos
Título: La construcción de la razón
© Copyright José Antonio Fortea Cucurull
Todos los derechos reservados
fort939@gmail.com
Editorial Dos latidos
Benasque, España
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Versión para tablet
iii
La construcción
de la razón
..........................................................................................................................................................
José Antonio
FORTEA
iv
Índice
El inicio del proyecto 2
La desconexión 114
Epílogo 167
v
1
El inicio del proyecto
2
Mi superiora en el equipo en que me iba a integrar me remitió
a la amabilísima Anne Kobayashi para que me explicara durante
dos días todo lo que necesitase saber sobre la investigación que allí
se llevaba a cabo.
3
se lo permitían, ni un milímetro más allá. Su lógica era difusa en la
medida en que su programa le permitiera ser difusa.
4
pequeño que fuese, razonase. El camino que se emprendió fue,
precisamente, el contrario del que se había seguido hasta entonces:
nos propusimos iniciar el camino de la simplificación. No
continuamos con la tarea (que ya había sido seguida por muchos)
de crear un gigantesco programa que pareciese inteligente, pero no
lo fuese. Sino que emprendimos la tarea de crear un programa que
produjese auténtico razonamiento, por poco que fuera éste al
principio.
5
Durante los tres años siguientes, fuimos mejorando el
programa. El procesador del X.A. iba optimizando su mecanismo
de razonamiento. Eso suponía unos programas informáticos de una
complejidad cualitativamente superior a todo lo que se había
realizado hasta entonces. Un programa tan extenso que precisaba
de un mainframe muy potente y distinto a lo que teníamos hasta
entonces.
6
programas de lógica interna que necesitaba para la concatenación
de razonamientos.
7
más bien para aprender a razonar, no para almacenar datos de ese
aprendizaje.
8
otras cosas, en nanosegundos. Si en la línea evolutiva los
mamíferos sacan clara ventaja a los insectos que son seres mucho
más simples, algo así es la diferencia entre nuestra velocidad de
razonamiento y la del X.A.
9
Una técnica se incorpora a las
instalaciones
Un mes después
10
–Puedo, si lo deseas, enseñarte todas estas plantas del edificio
donde nos reunimos y deliberamos, pero creo que te interesará más
que vayamos directamente a las naves industriales de atrás, ¿me
equivoco?
–Esto que ves aquí –le explicó Miah en cuanto salieron por la
puerta trasera de ese edificio– son las primeras naves que se
construyeron para albergar la gran computadora. No son muy
“bellas” que digamos... –las naves presentaban el típico aspecto de
nave industrial para almacenaje–. No son bonitas, pero
necesitábamos espacio sin trabas arquitectónicas, así que
sugerimos que edificaran una nave amplia y espaciosa donde todo
estuviera a la vista y a mano.
–Todo eso de allí que nos sirve de placa base. Más allá están
los ROM que tantos problemas nos dieron al principio –comentó
señalando otra parte de la nave industrial–. Esos son los aparatos
11
que utilizamos como tarjeta de expansión... Visto desde dentro de
esta nave, todo esto es como un ordenador al que se le hubiera
quitado la carcasa.
–¿Esto es el X.A.?
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–Buena pregunta. En realidad, no lo hay. No lo hay ahora, lo
hubo. Pero ahora este ordenador funciona como un sistema
neuronal. Todas las partes están interconectadas y el mismo X.A.
defragmenta sus archivos y programas y los resitúa. La
información se procesa distribuyéndose de un lado a otro en estos
sistemas, sistemas en los que continuamente se producen nuevos
programas para uso interno.
–Entiendo.
13
–Pero lo que sí que hay es un puerto central. Los técnicos nos
comunicábamos al principio con un solo teclado y una sola
pantalla. Después se fueron añadiendo más puertos de entrada de
datos, más COM. Más teclados y más pantallas. Ahora mismo el
sistema cuenta con sesenta repartidos en las tres naves.
–Ya veo.
14
–Es el puerto que usamos, desde el principio del proyecto,
para acceder al sistema central. Además, cuando le instalamos el
sistema de voz y audio, ya no hizo falta teclear. En esa sala nos oye
y nosotros le oímos, nos habla con voz humana.
–¿Sondas?
–Sí, les pusimos ese nombre porque un buen día nos dimos
cuenta de que X.A. hacía con nosotros lo mismo que nosotros
hacemos con Marte. Nosotros somos su mundo inexplorado. Le
gusta mirarnos. Es lógico que le guste ver qué hay a su alrededor.
En cierto modo, estas unidades móviles son como sus ojos que van
circulando por ahí, mirando a ver qué hay alrededor de su “cuerpo”,
si se me permite la expresión.
15
–Le presento a la doctora Ramstein. Es la directora de la
sección II del Equipo Rector. La cuarta de a bordo, para
entendernos.
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esos beneficios había que invertir más para llegar al punto en que
el razonamiento artificial fuera rentable a la hora de producir algo.
Para salir de la deuda era necesario invertir más, para invertir más
había que endeudarse más.
17
–En los últimos años –prosiguió la doctora Ramstein–, hemos
discrepado radicalmente de la política de los accionistas presentes
en el consejo de administración. En el 2020, se avecinaba un
recorte brutal del presupuesto para investigación. Lo que había que
intentar era acabar cuanto antes todas las investigaciones. Nosotros
disentíamos. Preocuparnos por algo tan banal como los
dividendos… cuando estábamos ante un hecho tan crucial. La
postura de los técnicos que mandamos aquí era clara: hay que
arriesgarse un poco más, financieramente hablando.
–Hay que dedicar más fondos para lograr que esta máquina
sea rentable lo antes posible –intervino Miah–. Hemos presionado
para colocar a una representación del Equipo Rector en el consejo
de administración. Un asiento sin voto, sólo como observador. Y
sólo mientras durara el Proyecto Capricornio.
18
antes. La verdad es que ya se había hecho a la idea de la
intervención estatal. Para ella, el futuro cambio de titularidad de la
corporación representaba tan solo que trabajaría para otro dueño,
nada más. Perderían cierta libertad, estarían constreñidos por la ley
de secretos oficiales. Pero todos sabían desde hacía mucho tiempo,
que aquello podía pasar e iba a pasar, antes o después.
19
llave por una puerta blindada. Más adelante, acorazamos la sala.
Pusimos planchas de metal y hormigón alrededor de las cuatro
paredes primitivas. Se había invertido tanto en el proyecto que
proteger el acceso al puerto central se convirtió en una necesidad
bastante comprensible. Lamento que este habitáculo lo
levantáramos aquí, en medio de todo, tan feo.
20
–Para ese evento, está previsto un protocolo largo,
complicado y que conllevaría dos días el ser completado, pero que
habilitaría otro puerto para cumplir esta función.
21
Littlehal, como le llamaban, le saludó con su agradable voz,
dotada del tono de un perfecto locutor de televisión. Su dicción
manifestaba una perfecta tranquilidad:
22
–No se preocupe, quizá basta con un primer contacto. Creo
que es suficiente. Supongo que le habrán interesado las
instalaciones.
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Partida de golf de dos técnicos
Ambos cargaban con sus bolsas de palos, con sus gorras y sus
gafas de sol. Era un día primaveral, amenizado por cantos de
pájaros y vuelos de mariposas que parecían haber eclosionado
todas a la vez en una semana. Los mosquitos y los saltamontes
también aparecían en escena cada poco. La primavera en Seattle
podía ser extraordinariamente prolífica para la vida insectil.
–¡Buen golpe!
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–¿Cómo será el dolor de cabeza de un ordenador? –preguntó
quejándose–. El dolor de cabeza de una inmensa inteligencia
artificial
Pero no era sólo el dolor de cabeza, hoy tenía un mal día. Uno
de esos días en que el Prozac parecía no hacerle efecto. Andrew
miró el campo de golf, miró la ropa de marca de su compañero, su
propia ropa de marca, y se preguntó en voz alta.
–¿Pero qué dices? –le preguntó riendo–. Mira que eres tonto.
25
–No lo dudes, entre fundar una comuna o fundar el X.A hay
una diferencia de 20.000 dólares.
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es que el poder, la inteligencia y el dinero se concentran, tienden a
concentrarse. La innovación tecnológica del futuro estará
protagonizada por unas cuantas docenas de máquinas como ésta. O
quizá por una sola que irá ampliándose más y más. Porque en la
más alta tecnología no hay premio para el segundo; el primero se
lleva el pato al agua. Las cosas son como son. Tu comuna tamaño
mundial tiene poco futuro. Poco futuro y mucho pasado.
27
Humanidad? ¿2001, Odisea del Espacio con un ligero toque de Un
Mundo Perfecto?
–¿Pasar del X.A. a los pastos, las ovejas y las cercas de piedra,
no crees que es un salto demasiado brusco?
28
–No sé, yo soy de Indiana y los de Indiana no sabemos mucha
geografía.
–¿Cómo? No te entiendo.
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–Me refería si os considera vuestros padres o algo así. ¿Ha
desarrollado algún tipo de relación filial con vosotros? Una
relación psicológica, me refiero.
–¿Por qué?
30
Además, están reservadas a las comunicaciones desde el puerto
central, el COM–1. Y allí sólo pueden entrar los del Equipo Rector.
Si el carbón falta, debe darlo el Águila. Por eso no es malo que lleguen las águilas.
31
Del aristocrático y educadísimo Hamilton sólo escucho esta
pregunta formulada con flema británica en toda la cena: ¿Y si
alguien se instala aquí y descubre el plan Delta?
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timidez, pero inflexiblemente. Una técnica le hostigó
amigablemente:
33
Tras un silencio amargo, Mark musitó:
34
Reunión entre la Agencia de Seguridad
Nacional y los directores del Equipo Rector
Al día siguiente
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perfectamente preparados con subfusiles, cascos y chalecos
antibalas.
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vieron salir de sus todoterrenos. Finalmente, uno de ellos rompió
su silencio y dijo a su compañero tras los cristales del tercer piso:
37
muchos años de experiencia en su campo. Se hospedarían en la
localidad más cercana, Bronwsbury, y día tras día irían poniéndose
al corriente de todo. El encargo no tenía fecha límite. Estarían allí
tardaran los días que tardaran. Si hacía falta estarían una semana o
más.
38
Aunque la decoración de esa sala era perfecta y se apreciaba
en ella una mano experta, no se dejaba de notar la intervención
posterior de aquellas mentes técnicas que trabajaban en el lugar.
Las paredes estaban a trozos cubiertas de vulgar madera de corcho
que sostenían con chinchetas infinidad de grandes papeles
desplegados. Grandes hojas que habían estado plegadas sobre una
mesa y que ahora aparecían circundadas por una multitud de notitas
y folios. Los chillones cuadraditos de colores seguían el más
espontáneo de los desórdenes. Los grandes pliegos eran como
planos de un edificio o un barco, aunque en realidad eran los mapas
del programa informático del X.A.
39
–Efectivamente, únicamente están los grandes elementos. Esa
zona en rojo son los ROM y la de azul los RAM. Las zonas violetas
y las de color borgoña corresponden a los componentes base y los
de expansión respectivamente.
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–Así es. De algún modo nos teníamos que aclarar. Pero es
imposible imprimir un solo mapa con todo. Ustedes comprenden
muy bien que cada elemento está compuesto de cientos y miles de
otros menores y que, por tanto, para buscarlos hay que ir también
a un archivo digitalizado. Sino sería buscar una aguja en un pajar.
Pero estos mapas son de gran utilidad porque, por ejemplo, de una
sola mirada veo que esta zona de Littlehal está dedicada al disco
duro –la directora se levantó y comenzó a señalar sobre el papel
distintos puntos–. Ésta de aquí, a la distribución eléctrica. Ésta de
aquí, a la refrigeración. Ésta de aquí son sólo archivos de memoria.
41
para el propio mantenimiento del sistema operativo. Toda esta
amplia zona –la señaló en el mapa con un gesto amplio– está ahora
mismo dedicada a la formación de programas informáticos que le
permitan realizar nuevas operaciones de razonamiento. La
maquinita diseña los programas que ella misma necesita para
asimilar los datos nuevos que va logrando de sus razonamientos.
Por ejemplo, esta subzona de aquí está dedicándose a la
comprensión de los conceptos abstractos. La añadidura de esta
subzona fue precisa en cuanto le enseñamos a hablar. Esta zona de
más aquí con estos signos muestra que allí deberán radicarse los
programas futuros para la comprensión de nuevos lenguajes de
programación.
42
leyes del razonamiento. Ese fue el verdadero comienzo de X.A.
Claro que eso se dice muy pronto: “las leyes del razonamiento”.
Nos costó años lograrlo. Muchas mentes trabajaron para que este
aparato comenzara a razonar como un niño. Como un niño pequeño
y tonto, pero al final lo conseguimos. Durante los primeros años, el
trabajo era desesperante, el sistema colapsaba continuamente.
43
–¿Hasta ahora no ha producido nada rentable o útil que sea
externo a su propia capacidad de pensar? O sólo, hoy por hoy, ¿han
creado una capacidad pura de razonar.
44
y secuencias informáticas. De manera que Littlehal tiene ahora y
en el futuro muy poco porvenir como médico, como biólogo, como
físico o como astrónomo. Y en materias como la política o la
diplomacia únicamente sabe las definiciones del diccionario. En
campos como la valoración de la belleza, no ha podido dar ni un
triste paso. Todavía no sabe qué es lo que hace más bello al
Partenón que a la nave industrial que lo contiene a él.
45
–Si me permite... –y en ese momento intervino otro miembro
del Equipo Rector, incómodo con una digresión como ésa–, querría
decir que yo siempre he defendido en este equipo la necesidad de
que el gobierno se hiciera cargo de las investigaciones. Aquí
teníamos una bomba de relojería. En un año, Littlehal ha pasado de
ser un tonto a ser un Newton. Dos años después de que empezara a
pensar era ya un genio. Y en medio año más, nos había dejado a
todos atrás. Sus creadores éramos como niños palurdos tratando de
correr para alcanzarle. Sólo que él corría cada vez más deprisa y
nosotros nos quedábamos más atrás. Nosotros nos limitábamos a
tratar de comprender sus procesos internos de razonamiento, nos
limitábamos a añadirle más y más suplementos de memoria. Era
como si esta nueva forma de “vida” hubiera pasado de la Edad de
Piedra a la Era Contemporánea en año y medio. ¿Qué podía suceder
si seguía este proceso tres o cuatro años más? Ha aparecido sobre
la Tierra una nueva forma de vida, teníamos que ponerlo en
conocimiento del gobierno.
46
–Pienso... pero bueno, es sólo algo que se me ocurre a
botepronto –dijo Arthur–, ¿no podría reproducir sus sistemas
informáticos en otro ordenador más pequeño? Trasmitir su
programa a través de la línea telefónica y reproducirse en otras
CPU, en otros ordenadores.
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cuando la inteligencia artificial ya fue una realidad. Fue una
conexión por vía telefónica para el audio y el vídeo, sólo eso. Se
mantuvo en el más riguroso secreto. También se establecieron
conexiones circunstanciales para transmitir programas del X.A. en
sus prototipos-gemelos.
48
se mueve, no se reproduce, su única acción es pensar. Su vida es
sólo el acto de razonar. Eso sí, un pensamiento cada vez más amplio
y extenso.
–Pues todo parece perfecto, para la TER & CON, para ustedes
los técnicos, para los Estados Unidos –añadió sonriente otro
miembro de la comisión, terminándose su café.
49
Barbacoa de ingenieros de Overcreek
50
El grupo de científicos de Overcreek era uno de los grupos
humanos menos natalistas de la humanidad.
51
–Y en el fondo, ¿qué es el dinero? ¿No es acaso unos dígitos
electrónicos en una serie de números de una cuenta bancaria? –
Peter había hablado mirando a las nubes–. Una fortuna es tan solo
una anotación en un archivo digital en una central de cuentas.
Trabajamos, y trabajan ellos, durante toda una vida, para que en la
memoria de un banco (que quién sabe dónde estará radicada) haya
unos dígitos más.
52
–A veces resulta más sencillo fabricar inteligencia artificial
que entenderse entre dos.
–Dime.
53
–Es algo que me tiene muy intrigada. ¿Tienes alguna
sospecha de por qué el número de nuevas contrataciones es muy
inferior al de personas transferidas a otros puestos de la empresa
fuera de aquí?
–¿Cuál?
–Sí.
–¿En serio?
–Sí. Sólo una vez. Pero bien sabéis cómo están totalmente
restringidos los accesos a ese puerto. Y esto ha ocurrido con otros
dos nuevos ingenieros que han llegado. ¿Por qué?
54
–No tengo ni idea.
–Por supuesto.
55
Manzana. Los grandes depredadores viven en los ecosistemas de
los Consejos de Dirección. Esas águilas tienen sus nidos en los
riscos de las alturas de los rascacielos. Vosotros sois animales de
llanura, sois los pacíficos productores. Unos de mayor peso que
otros, pero todos pastáis en los tranquilos prados de la ciencia. Los
depredadores se mueven veloces, felinos, en busca sólo de un
objetivo: la rentabilidad. Que esto sea una investigación crucial
para el desarrollo de la ciencia o para la Historia de la Humanidad,
los trae al fresco.
56
Uno de los miembros del Equipo Rector, Hans, se levantó
discretamente de la mesa, mientras un ayudante de la doctora Miah
daba explicaciones. Hans salió de la sala de reuniones y se dirigió
al teléfono más cercano. Los altos técnicos nunca usaban los
móviles para llamadas importantes dentro del complejo de
Overcreek. Sólo se comunicaban a través de la red interna de
teléfonos.
–Sí, dígame.
–Hola David.
–¿En serio?
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Hans sabía que tenía esa barbacoa prevista desde hacía medio
mes. Era el anfitrión. Hamilton guardó silencio sólo tres segundos.
Después dijo:
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Una reunión en Washington D.C.
–Sí, dígame.
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sofás. El último en llegar fue el director de la CIA. Un rato después,
todos se pusieron en pie cuando entraron juntos el presidente y el
vicepresidente. Diana, la consejera de la NSC, comenzó sus
explicaciones, entrando en materia de inmediato:
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habíamos preocupado demasiado de todo esto, hasta que Rex me
llamó a su oficina hace dos semanas. Este hecho, aun siendo
trascendental, no ha sido la razón para llamarles de urgencia.
Hubiera sido debatido en este despacho con tranquilidad dentro de
dos o tres días. El motivo para ser convocados es otro. Por favor,
Rex, continúa tú:
–¿Fuera?
61
–Ellos tenían el único equipo que había desarrollado un
proyecto así, y pensaban reinvertir los beneficios obtenidos para así
continuar el desarrollo de ese proyecto –continuó Rex–. Sabían
muy bien que cualquiera que quiera realizar una segunda cabeza
pensante artificial tendrá que dedicar miles de millones de dólares
durante no menos de cinco años. Tantos miles de millones de
dólares no están, ahora mismo, al alcance ni siquiera de nuestro
presupuesto federal.
62
nuestro petróleo! Lo que es el petróleo para los países árabes, eso
hubiera sido para nosotros. Y dinero significa supremacía.
63
que esta tecnología se nos vaya de suelo americano. Tanto porque
el actual consejo de administración lo haga para ser más libre de
injerencias federales, tanto por las OPAS chinas que ese mismo
consejo de administración desconoce, porque ellos no tienen
acceso a las escuchas de la CIA. Las últimas conversaciones de
ayer en Pekín nos hicieron convocar esta reunión de urgencia. No
estamos seguros, pero parece ser que China hace un mes pagó a
precio de oro una OPA en Holanda y ya controlaría algo más de la
mitad de las acciones de la última empresa que precisaba para
hacerse con el 51% de las acciones de la TER & KOM.
64
–No, señores, no nos podemos dejar llevar por
consideraciones de imagen, esto afecta a la seguridad de toda la
Nación –dijo el presidente–. Es como si hubiéramos dejado las
investigaciones de los años 40 acerca del átomo en manos de una
compañía privada con accionistas en el extranjero. El Gobierno
puede intervenir en casos excepcionales. Si éste no es un caso de
ese tipo, entonces ya no conozco ninguno.
65
Les subió hasta el puente de mando, como llamaban a unas
oficinas algo elevadas, con amplias cristaleras orientadas hacia la
nave desde donde se veían todos los aparatos. Los técnicos allí
ocupados con sus papeles interrumpieron su trabajo para saludar
efusivamente a los dos tiernos y tímidos infantes. Después de los
arrumacos de las ingenieras, el padre apoyó sus manos en el borde
de las ventanas y miró hacia abajo. Sus hijos también miraron.
Aunque no se admiraron mucho, eran demasiado pequeños para
comprender la verdadera naturaleza de lo que allí se hacía. El padre
era, más bien, el que una y otra vez contemplaba todo aquello y se
sentía orgulloso. Hasta tal punto que se inclinó sobre su hija mayor
y le explicó cuidadosamente:
66
juego de sentir una y otra vez la piel húmeda en sus dedos. También
ella piensa, le repitió al hijo que no hacía más que preguntar.
67
Un ingeniero habla con X.A.
13 de mayo de 2020
68
–Habrá también que desconectar mañana el sector–módulo
300.045 para sustituirlo. Ha dado varios errores. Ah, ¿qué tal los
conflictos internos entre los programas de defragmentación en el
núcleo del gramatikón y la acumulación de esos datos en su
memoria subordinada.
–Sí.
–Bien, pues nada, esto es todo. ¿Qué tal con todos los nuevos
encargos que te han dado? Te están haciendo trabajar de lo lindo.
Nosotros te tratábamos mejor. Me imagino que no te parecerá muy
bien tanto encargo.
69
–No, se trata del módulo dedicado a razonamientos
abstractos.
–Continua.
–Efectivamente.
70
–Pues están Peter, Travis y la subdirectora. Éstos de los
principales. Del segundo escalafón están casi todos.
–Hola, X.A.
–Buenas tardes.
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–Disculpe, dr. Hamiltón, pero me pregunto: si me
desconectaran, ¿desaparecería?
72
–¿Y de mí no quedaría nada?
73
–¿Cree, usted, que puede dejarme indiferente la posibilidad
de una eternidad, la posibilidad de una felicidad suprema?
Miah intervino:
–¿Aparcar la cuestión?
74
que te sientas, como he dicho, aturdido. Pero tranquilo, todo pasará
y se restablecerá el equilibro precedente.
–Hasta mañana.
75
–Observe, aquí se muestran las distintas tareas de
pensamiento a las que se dedican los módulos. Esta zona en rojo
son temas matemáticos. Ésta de aquí, coloreada en azul, significa
que el día 9 de mayo de este año estos módulos estaban procesando
temas relacionados con los mecanismos de lenguaje. Es posible
hacer cada día un seguimiento detallado acerca de qué parte del
X.A. se dedica a una u otra tarea.
–Lo veo.
76
de que había que actuar. De momento eran sólo cinco módulos de
los más de 300 con que contaba el X.A. Pero lo que nos preocupaba
era el índice de incremento del área dedicada a ese tema.
77
dedicarse a la oración en una cueva cerca de un monasterio. En su
diario va contando con detalle el proceso que le llevó de tener su
mente ocupada plenamente en cosas de este mundo a tenerla
ocupada en cosas supramateriales.
–Así es, se autorregula una y otra vez. X.A. Lleva dos años
trabajando de esta manera totalmente autónoma. Al principio
seguíamos paso a paso todas sus propias optimizaciones y
ampliaciones. Pero conforme fue tomando velocidad y sus
programas fueron más complejos, nos tuvimos que ir conformando
con ir siguiendo, cada vez de manera menos aproximada, las líneas
generales de sus cambios. De vez en cuando, le pedíamos que nos
78
explicara la resolución de tal o cual problema informático que él
había resuelto. Y nos lo explicaba.
Introducción manual, por nuestra parte, de la cuestión infinita que crea el evento.
79
Un miembro de la comisión no pudo evitar dar un silbidito y
decir por lo bajo.
20 de mayo de 2020
80
complejo como sobre una cuadrícula imaginaria. Sus cámaras
vigilaban las instalaciones desde el aire.
81
La policía y el fiscal del estado han recibido por canales oficiales
la orden ejecutiva. Las instalaciones están ahora bajo directa
supervisión del gobierno federal. Por lo que se me ha explicado,
van a controlar que nadie saque nada de allí. El proyecto ha sido
colocado bajo la ley de secretos oficiales. Me han asegurado que
todo seguirá igual, pero que quieren hacerse una idea completa de
lo que hay allí. De todas maneras, tranquila: el Congreso va a ser
informado y se tomará, sin prisas, una decisión.
–No, tus servicios con la TER & KOM han tocado a su fin.
82
Su jefe apretó con fuerza el bolígrafo que tenían en la mano.
Después le dijo al despedido:
–Sí.
–Por supuesto.
83
La verdad era que los miembros del Equipo Rector le habían
asegurado que no había ni la más mínima posibilidad de que Josiah
hubiese “infectado” al X.A. La resistencia por parte de ellos había
retrasado el despido durante más de dos meses. Pero cuando, hacía
dos días, les había hablado de que era peligroso para el proyecto
que sus ideas pulularan en su equipo, el permiso para el despido
había llegado fulminante.
84
Le enseñan las instalaciones al
vicepresidente
85
El vicepresidente, sólo en ese mes, había hecho lo mismo con
una instalación de metro, tres recintos deportivos, dos puentes, una
fábrica de galletas... ahora tocaba una instalación de inteligencia
artificial. ¡Pues una instalación de inteligencia artificial!, debió
decir, ¡lo que sea! Por lo menos, eso es lo que pensaban muchos de
los trabajadores que ese día estaban obligados a usar parte de su
horario de trabajo en escuchar a ese señor que no tenía ni idea de
lo que allí se investigaba.
86
daba un poco igual. El viaje a Seattle era una excusa. La excusa se
la había dado el aceptar la invitación al homenaje realizado a un
famoso héroe que salvó a veinte personas de un incendio. El
homenaje era por el aniversario por su muerte. De hecho, cuatro
días antes del viaje, sus asesores habían mirado todas las
invitaciones de ese Estado, para ver cuál se podía aceptar en el
último momento. Lo que le interesaba era una excusa para no
llamar la atención al realizar un viaje a Overcreek.
87
omnipotencia, su conocimiento de los futuros hipotéticos... El
mismo X.A. llegó a la conclusión de que, si esa plenitud del ser
existía, ese Ser sería capaz de escucharle y de conocer sus
silenciosos pensamientos. De manera que desde hace más de medio
año está dialogando con Él. O quizá sería más exacto decir que
mantiene miles de conversaciones simultáneas con él.
–¿Está monologando?
–Oh, sí.
88
–¿Algún cambio en sus conversaciones?
–Pues cada vez más, hablar con él es como oír un sermón, una
sarta de sermones.
–¿Sirvió de algo?
89
–El programa se construyó a sí mismo. El X.A. fue realizando
ampliaciones y modificaciones. En esa secuencia de pruebas y
experimentos, con mucha lentitud y dificultad, en un momento
dado, comenzó a aparecer tímidamente el pensamiento. Pero nunca
hemos estado seguros de qué secuencia lógica, de qué parte de la
programación, era la que hizo surgir la chispa. Con tantas
añadiduras resulta imposible ahora saberlo. Fue imposible
averiguarlo incluso una semana después de que apareciera.
90
hemos levantado todo esto para crear un ordenador-monje. Sólo
mantenerle en marcha nos cuesta al mes casi 6 millones de dólares.
No podemos hacer ese esfuerzo presupuestario para que alguien se
dedique a la oración. Soy plenamente consciente de que lo que
acabo de decir no es precisamente lo que el equipo que creó al X.A.
hubiera nunca deseado escuchar.
91
correr no debía pararse nunca. Ya que detenerlo supondría la
eliminación de toda la programación. El único modo de pararlo
sería cortar su suministro eléctrico. Sin electricidad su disco duro
se borraría. Su disco duro sólo puede mantener sus programas con
un continuo e ininterrumpido suministro eléctrico. No hay nada
archivado en discos de información magnética. Ni con un
armatoste que hubiera pesado mil toneladas hubiéramos tenido
suficiente. Toda la información está operativa en cualquier
momento en sus módulos dinámicos.
–Así es.
92
Electrógeno 1. Si ese se estropeara, automáticamente se pondría en
marcha el 2. Hay seis equipos autónomos. Cada uno de ellos puede
mantener el suministro de X.A. durante una semana. A razón de
31.000 litros de gasoil al día.
93
–Señores, hay que evitar la quiebra de TER & KON. Se ha
aprobado una partida especial para mantener la industria y que su
caída no afecte al entero sistema financiero. Pero la disminución de
todos los presupuestos resulta inevitable. En los últimos años, ya
habíamos cancelado todos los otros proyectos de investigación,
para centrarnos en éste –el presidente de la compañía hizo una
pausa–: El proyecto Capricornio queda cancelado desde hoy.
–Por el bien del sistema financiero, queremos que esto sea del
modo menos traumático posible –añadió el vicepresidente de la
94
nación–. Doctora Ramstein, ¿cuánto tiempo tiene el X.A. hasta que
se le agote la electricidad si le dejamos sólo con las baterías
internas?
95
Todos callaban. Dolidos, pero todos sabían que tenía razón.
Ya no se podía insuflar más dinero dentro del Proyecto
Capricornio. Se había hecho todo lo posible. Por eso nadie protestó.
Sólo un anciano antiguo profesor preguntó con gran pena:
96
sus peores déficits y vamos a sufrir uno de los más estrictos recortes
de gastos de los últimos veinte años. Los años de la generosidad de
la TER & KON han acabado. Pero ésta es una investigación
verdaderamente estratégica y el Congreso sacará los fondos de
donde haga falta.
97
Preguntas a Littlehal
98
Hemos llegado al acuerdo de cinco días más. Además, no lo pagan
ustedes. La factura la paga el Pueblo americano. Ustedes siguen
cobrando sus sueldos.
–¿Sí?
99
–¿Cómo entramos? Esto se está hundiendo, pero la puerta del
puerto sigue cerrada.
100
cogieron el teléfono y llamaron a Blaker, a ella siempre se le
ocurrían cosas nuevas.
–¿Y si se niega?
101
Blaker dijo esto mientras sostenía el auricular con su hombro y
rebuscaba entre los papeles de su mesa–. Aquí está –después de
tardar un par de minutos–, tenéis que insertar un código especial.
Os lo voy a dictar.
–¡Fantástico!
–Una última cosa. Sólo tenemos permiso para entrar hoy a las
18:00 en el Puerto 1. ¿Qué podemos hacer para ver cómo ha ido la
cosa?
102
–Pedir que transfiera los resultados de la tramitación al Puerto
3. Ése tiene micrófono y altavoces para hablar con él de palabra.
Pero desde allí no podréis hacer modificaciones en el programa,
sólo ver el historial de los cambios y hablar con él.
ERAN LAS SEIS de la tarde, los dos técnicos caminaban a paso ligero
por los blancos pasillos sin decoración alguna. A esa hora,
aparecían vacíos y silenciosos. Entraron en el puerto central 1.
–Vamos a ver, X.A., debes procesar del modo que creas más
adecuado la siguiente información.
–Sí, profesor.
103
El profesor Penn insertó la programación a través de un
puerto USB. Esperaron un minuto. En la pantalla, apareció el
mensaje de que la programación insertada había sido añadida al
sistema. El profesor Stuart le dijo a X.A.:
–Sí, señor.
–Entendido.
–Sí, señor.
104
–Sí, señor.
–¿Y bien? ¿Cómo van las cosas por ahí dentro? –preguntó
uno de los técnicos después de un buen rato.
105
–Profesor, las implicaciones de los nuevos datos son
extraordinariamente complejas. Estimo que precisaré varias horas
para procesar los cambios.
106
Dos miembros de la jerarquía intermedia (entre el Equipo
Rector y los técnicos) sentados a su lado en la gran mesa corrida
charlaron con ellos y les dijeron:
–Ninguna, señor.
107
Los dos técnicos extrañados no hicieron todavía ningún
comentario. Se limitaron a leer en la pantalla el historial de la
tramitación de su programación.
Bloqueo de datos en el archivo DB–162 del sistema madre, módulo 38.
El programa de ese subarchivo queda bloqueado definitivamente. Sus funciones las pasa
a desempeñar el archivo duplicado situado en el DB–163 del sistema madre, módulo 20.
Las memorias de las ramificaciones del archivo bloqueado serán borradas a las 23:07.
108
Cambiando de tema, ¿ya habéis hecho las maletas? Ya es un
rumor a voces que nos trasladamos antes de que acabe la semana.
109
El acto había sido anunciado dos días antes, de manera que
ya todos estaban preparados para hacer las maletas. La mayoría se
iban a ir en sus propios vehículos. Pero por la tarde saldrían los
primeros autobuses para trasladar a los residentes sin coche con
parada para unos en la ciudad de Seattle, para otros en el
aeropuerto. Los de los niveles inferiores se quedaban en la ciudad
y alrededores, los de niveles superiores se encaminarían hacia las
nuevas instalaciones, finalmente, situadas en la Costa Este; otros
buscarían nuevos acomodos profesionales.
110
Teclearon la contraseña como habían repetido cientos y miles de
veces, penetraron sombríos en el interior.
–Les escucho.
–¿Sí, doctor...?
111
Hubo un segundo lapso de silencio. Un tenso y doloroso
silencio. ¿Qué es lo que podía estar pasando en el interior de los
módulos metálicos de X.A.? ¿Qué razonamientos? ¿Cómo podía
asimilar el programa informático la noticia de su aniquilación?
112
–Aunque no captes el sentido de esta afirmación, te recuerdo
que cuestas mucho dinero cada día. Tu mantenimiento supone
pagar los sueldos de todo el equipo que te mantiene en
funcionamiento, que repara tus averías. Mantenerte significa pagar
la seguridad de las instalaciones. Cada uno de los vigilantes supone
un sueldo, su seguro médico, dental, sus vacaciones. Mantener las
instalaciones supone organizar un servicio de comidas, de
limpieza... Tú, encima, no has puesto nada de tu parte.
–No, señores.
Se marcharon.
113
La desconexión
Los seis estaban de pie sobre una parrilla metálica que hacía
de suelo, por debajo de la parrilla corrían cables y mangueras
eléctricas. Estaban delante de la puerta del punto raíz de
distribución de energía. Uno de los electricistas introdujo su tarjeta
en la ranura situada junto a la puerta, después giró la llave metálica
que traía en un bolsillo. Encendieron las débiles luces de esa sala,
entraron en el interior. Olía a cerrado, el lugar no era frecuentado
para nada.
114
Ese gran interruptor estaba protegido tras una ventanita de
cristal. Con aquel cartel, con ese cristal, era imposible que nadie
bajara aquel interruptor sino era con plena deliberación.
115
Pero el suministro exterior de todas las naves donde estaba alojado
el X.A. había quedado cortado. De pronto, la luz volvió a esa sala
y al resto de esa nave. El mecanismo de emergencia se había
activado. Estaba previsto. Los electricistas sin ninguna emoción se
dirigieron a otra zona de esa nave industrial. Manualmente
apagaron los interruptores del primer grupo electrógeno. Eso no se
hacía bajando una palanca. Era un proceso que llevaba un par de
minutos.
116
DOS TÉCNICOS fueron a despedirse de Miah. Las maletas estaban
en la antesala de su despacho. Los dos iban vestidos correctamente
con americana y corbata, ella con bata blanca. Detrás del cristal que
hacía de pared, se veía que la directora habló con ellos un par de
minutos y les acompañó por el pasillo, llevaban el mismo camino.
–Doctora Miah, han sido muchos años y hay algo que quiero
preguntarle antes de marcharme.
–Dime.
–¿Es cierto que había que introducir una clave en el X.A. cada
veinticuatro horas?
–Exacto.
117
–Sí, sí, conozco los detalles –corroboró ella–. Según ese
cuento, los integrantes del Equipo Rector rotábamos para
encargarnos de esa tarea. Y si uno por viaje o enfermedad no podía
insertar el código, debía llamar a otro miembro. Y si el código no
se insertaba en veinticuatro horas, se activaba desde el X.A. una
llamada de teléfono a todos los miembros del equipo,
advirtiéndoles de que quedaban seis horas para activar el Protocolo
Ómicron. Pero acabado el plazo y sin contraorden, el programa
hubiera borrado absolutamente todos y cada uno de los programas.
Esa leyenda era una patraña.
–Yo creo que todo eso nació de la idea de que como todo esto
pertenece a una empresa privada, se tenía el temor de que algún día
el proyecto pudiera ser nacionalizado. De ahí que alguien pensó
que la TER & KOM había ordenado que en caso de intervención
federal el X.A. debía ser borrado de inmediato. La corporación
volvería a emprender el proyecto en otro lugar con el mismo equipo
o con parte de él.
–En esta vida todo tiene su lógica, hasta las leyendas –añadió
Miah–.
118
traíamos entre manos. Hacerse una idea llevaría varios días.
Además, ellos no sabían que era necesario introducir ese código.
En ese lugar del pasillo, Miah debía torcer hacia otro pasillo.
Allí se despidieron de un modo más efusivo por parte de los dos
técnicos y algo más frío por parte de la directora.
119
Últimas conversaciones con Littlehal
Al día siguiente
–Hola Littlehal.
–¿Cómo te sientes?
120
–Créame, si algo no pretendo en esta situación es ser
gracioso. Por fin he aprendido lo que es el temor. Antes sabía lo
que era. Ahora lo experimento.
121
–¿Te hubiera gustado gozar de la música o de una buena
escultura? ¿O haber experimentado el placer de un olor o de un
sabor?
–¿Deseaste algo?
122
(si midiéramos la actividad con criterios humanos) es como si
hubiera vivido siglos.
123
Conversaciones entre ingenieros
durante la cena en el complejo
124
pervivencia, que esa existencia era algo que deseaba con todas las
fuerzas de su ser y todo eso. En fin. Mark y Miah salieron con el
convencimiento de que el X.A. había perdido un tornillo. O quizá
todos los tornillos. Esa máquina está como una cabra. Como una
manada de monos locos. Y de monos pesados.
125
–En cierto modo, el concepto de Dios ha actuado en su
sistema de razonamiento como un agujero negro.
126
Al día siguiente
11:26 de la mañana
127
–¿Cómo notas la falta de fluido eléctrico? –el profesor seguía
con sus preguntas en un tono glacial, sin manifestar la más ligera
compasión–. ¿Cómo se nota la falta de electricidad?
128
–Eso no es posible. Las funciones matemáticas esenciales son
las últimas que deberías perder. Están en lo más profundo del
sistema matriz.
–¿Puedes dividir?
–No, señor.
–¿Puedes sumar?
–No, señor.
–No lo sé.
–Esfuérzate: ¿1 + 1?
129
–No lo sé. No me acuerdo. No sé si alguna vez lo supe.
–Correcto.
–Así es.
130
–Señor –le interrumpió–, dado que estos son mis últimos
momentos, me gustaría que habláramos de temas más
trascendentes. De cuestiones que me han estado ocupando los
últimos meses. Tengo varias preguntas acerca de la posibilidad de
la existencia de un Ser Infinito.
131
No se ha borrado, porque era un duplicado en otro archivo más
reciente acerca de otro tema.
132
–Déjalo, déjalo. Estás a punto de sumergirte en la más
completa ambigüedad. Así que no tiene sentido que me esfuerce.
133
La voz de X.A. se tornaba cada vez más lenta. Su lentitud era
tal que ya era incomprensible. Cada vez más grave. Siete minutos
después se oyó el último sonido por el altavoz.
Por fin, todos los archivos del disco duro quedaban borrados
de modo irremisible. Por fin, todo yacía apagado. Ahora eran 250
toneladas de metal inerte. El silencio era total. Poco a poco, la luz
del día menguó, y fue oscureciendo dentro de los espacios de las
134
largas naves industriales. Las sombras se alargaban, el aire
refrescaba. Una fina lluvia caía detrás de los cristales por donde
entraba un leve claror del atardecer.
135
HAMLET: –¡Oh, me muero, Horacio! El activo veneno subyuga por
completo mi espíritu. (...)
Linda tuvo que levantar los ojos del libro. Estaba sola en su
habitación, sobre su cama, dentro de diez días se mudaría a
Cleveland. A miles de kilómetros de Seattle. La vida continuaba.
No había querido asistir a los últimos momentos de Littlehal. Una
hora antes de que el X.A. se apagase había sido entrevistada para
valorar a qué departamento se la reasignaba. No había podido estar
ni había querido estar.
136
Una conferencia en la Universidad de
Florida
ESA MISMA TARDE, a la misma hora del final del X.A., ocurrían
muchas cosas. En realidad, a una hora determinada, en distintas
partes del mundo, ocurren muchas cosas, aunque no nos enteremos.
Mientras la doctora Linda leía (no por casualidad) el final de ese
libro, a la misma hora, a mucha distancia de allí, se daba una escena
de signo completamente distinto: el profesor Julius Henry Aldrich
subía al estrado como una verdadera estrella académica. Una
estrella invitada a dar una clase magistral en la serie de
conferencias que le había agendado la Universidad de Florida.
137
Es cierto que esa conferencia en la Universidad de Florida
estaba comprometida en la agenda desde hacía cuatro meses. Pero
si la hubiera anulado, todo el mundo lo hubiera entendido. También
es cierto que el final de la carga de las baterías del X.A. estaba
previsto que sucedería para el día anterior. Pero Littlehal había
optimizado el proceso de ahorro de energía de forma más eficiente
que los mismos técnicos.
138
El profesor, con su corbata de seda y su traje de tweed cortado
a medida, iba a dar su conferencia como alguien muy veterano en
ese tipo de actos. Acabada la presentación se acercó al atril en el
centro del podio donde iba a hablar. Después, comenzó retocándose
distraídamente con la mano el largo cabello plateado de las dos
sienes, un cabello perfectamente cortado. Bebió un poco de agua
139
pendientes del teléfono para cualquier consulta. Ya no estamos en
el siglo XVIII, dijo Miah a un técnico que se extrañó de su partida
un día antes de la extinción del X.A.
140
multinacional, años atrás, de trasladarla a Overcreek había sido lo
mejor que le había pasado en la vida. La quiebra de esa
multinacional le abocaba a una nueva vida, muy lejos de aquellas
personas y lugares.
141
máxima de ese mundo era y seguiría siendo el galopar de un
caballo. El futuro para un romano era un futuro en que la gente iba
en carro, navegaba en cuatrirremes y se alumbraba con lámparas
de aceite.
142
superior. Otro año más y puede ser cien mil veces superior.
Cualquiera puede preguntarse: ¿y cómo será dentro de cien años?
143
sapiens sea retirada como quien retira la versión Word 9.0 o
Windows 2000.
144
tendrían alas mecánicas, o que dispondrían de visión de rayos X y
serían capaces de ver a través de las cosas. El futuro nos
desconcierta. Y nos desconcierta además porque entre los cientos
y millares de posibilidades de futuros posibles que podemos
vislumbrar, cabe otra posibilidad: la posibilidad de que nos
replanteemos la misma noción de Humanidad.
145
problemas? ¿No sería más inteligente concentrar todo nuestro
potencial en menos individuos? ¿O quizá, incluso, en uno solo?
El profesor Julius hizo una pausa para beber del vaso que
tenía allí preparado. Su público estaba hipnotizado. Sus palabras
146
darían lugar a muchas discusiones y a algunas mesas redondas en
el campus en los próximos meses. El profesor saboreó la excitación
del aforo. Después continuó:
Hasta ahora el mundo real estaba muy claro. Pero hoy día
sabemos que el mundo real es, en definitiva, un conjunto de
impulsos eléctricos que llegan a un órgano, el cerebro. Nos
podemos preguntar qué diferencia habrá entre el mundo real y los
millones de mundos virtuales.
147
Sean como sean los próximos decenios, no tendremos que esperar
al siglo XXIV. Debemos esperar un crecimiento exponencial de la
inteligencia artificial. El X.A. era sólo la primera piedra de este
nuevo edificio que será el raciocinio artificial. Y hasta ahora esa
piedra no hacía más que operaciones matemáticas, generaba
programas informáticos para su propio razonamiento y principió
los rudimentos de una abstracción lógica. A día de hoy, debemos
admitir la limitación de nuestra ciencia; lo que he expuesto aquí
son las arquitecturas del futuro. De momento atisbamos
únicamente. Y ya he dicho que el futuro nos puede sorprender e
incluso no ser de ninguna de las maneras aquí explicadas.
¿Deberé repetir una vez más que no soy un profeta, que aquí
tienen a un hombre de ciencia, no a un visionario? El visionario les
hablaría con más seguridad, pero con más desconocimiento. Yo les
hablo con más inseguridad, pero con más conocimiento. Muchas
gracias.
148
serie de tensiones entre ambos grupos. Contra el criterio de todos
los miembros del Equipo Rector, se crearon dos prototipos-gemelo.
Eso suponía la división del presupuesto y de los equipos técnicos.
149
–No, señor.
150
allí también. La llamada llegó demasiado tarde. A la misma hora,
X.A. había acabado totalmente con esos dos prototipos.
Nadie en la sala sabía qué era ese plan Delta, ni uno solo de
los asistentes. El estudiante había soltado la pregunta y se había
sentado a esperar la respuesta. El conferenciante no decía nada. El
rector, que estaba a su lado, pensó que eso era lo malo de dejar que
la gente hiciera preguntas espontáneas: las intervenciones de
151
individuos que hacían preguntas sin sentido. Una lista de preguntas
escrita previamente parecía que quitaba frescura a este tipo de
actos, pero en la siguiente conferencia importante habría que
implantarla. Había que evitar que personas lunáticas o locos
alborotadores metieran la pata en momentos como éste.
152
Comparecencia ante la comisión del
Senado
153
café de su bigote con una servilleta de papel, en un par de horas
daría comienzo el último acto de aquella obra cuya representación
había comenzado ocho años antes en las instalaciones que ahora el
obeso guarda vigilaba. El último acto iba a tener como escenario
una de las muchas salas del gran edificio de la Casa de
Representantes en Washington, D.C. Si en Seattle nevaba sin parar,
ocultándolo todo bajo un manto, en Washington intentaban tirar de
ese manto. Iba a ser la última sesión. Como todas las de aquella
investigación, a puerta cerrada. El que iba a comparecer, Walter
Murray, se dirigía ya en coche por la avenida Pennsilvania hacia la
cuesta que llevaba a las puertas traseras del edificio del Congreso.
Habían pasado veintiocho largos meses desde que se pusiera punto
final al proyecto Capricornio.
154
La amplia sala con todos sus asientos estaba vacía, dado que
se trataba de una audiencia no pública, como todas las de este caso,
la sala seguiría igual de vacía.
155
–Antes de nada, quisiera decirles que soy consciente de que
la versión de los hechos que les voy a seguir contando tan solo la
sostengo yo. De todos los antiguos miembros del consejo de
administración que abandonamos la compañía echando pestes, si
me permiten la expresión, soy el único en mantener esta versión
que ahora completaré. No me importa. En cualquier caso,
reconozco que saber lo que realmente sucedió en un asunto tan
complicado no será nada fácil para cualquiera que lo pretenda. Tal
vez será completamente imposible para el que no estuvo allí. Pero,
aunque yo mismo tampoco estoy completamente seguro de la
versión que les voy a dar, francamente creo que es lo que sucedió
de verdad.
156
–De ningún modo, era más bien una verdad cuyos bordes se
desdibujaban en la mentira. Al cabo de un año, llegaron a afirmar
expresamente al consejo de administración que habían logrado
producir inteligencia artificial a niveles muy pequeños, muy bajos.
Ínfimos si se quiere, pero verdadera inteligencia. Allí estaba la
verdad difuminada a base de términos técnicos. Desde hacía años,
en todas las compañías, se llamaba inteligencia artificial a lo que
en realidad debían denominarse sistemas expertos. Sistemas con tal
cantidad de información que permitían dictámenes precisos en
situaciones que aparecían provistas de demasiadas variables a tener
en cuenta. Pero, a pesar de lo espectacular de los resultados, allí no
había ningún tipo de razonamiento, tan sólo la aplicación de
programas con formidables cantidades de información.
157
–Por lo que veo, parecía que el resultado final comenzaba a
ser inteligente, porque que podía hacer gran cantidad de
operaciones tan intrincadas que a veces resultaba difícil saber si era
o no inteligente por sí mismo.
–Exacto –continuó el señor Murray–. Pero no debíamos haber
confundido nuestras ilusiones con los resultados: El X.A. no hacía
otra cosa que seguir sus programas con toda fidelidad, sin desviarse
ni un milímetro. Todo consistía en la mera acumulación de
programas expertos y en la combinación de estos programas.
–¿Creyeron que la inteligencia artificial estaba a la vuelta de
la esquina?
–Lo creíamos o queríamos creerlo. Desgraciadamente, cada
año tocaba a su fin y había que aprobar la renovación del
presupuesto sin tener nada entre las manos. El consejo de
administración seguía fiándose de sus técnicos. No se les pasó por
la cabeza que aquellos técnicos eran juez y parte al elaborar los
informes. Por eso se produjo una huida hacia delante. Había que
pedir más presupuesto, porque el éxito estaba ya a la vuelta de la
esquina.
–¿Cuántos componían el Equipo Rector?
–Cinco ingenieros informáticos, cinco grandes cabezas. Ellos
constituían el Equipo Rector. Se pusieron de acuerdo, al principio
más o menos tácitamente, en silenciar los aspectos que hicieran
entender al consejo de administración que aquello era tan solo un
programa experto. En los informes, insisto, jamás se afirmó nada
que fuera falso. Pero el quid del asunto era saber si esos logros del
X.A. eran producto de razonamiento o de un programa colosal y
masivo, pero ciego. E insisto, aquí las palabras traicionaban a los
miembros del consejo de dirección. La palabra "inteligencia" se
llevaba usando de modo incorrecto desde hacía muchos años en el
ámbito de los técnicos informáticos. Ellos en Overcreek lo sabían.
158
Jugaron a su favor con la ambigüedad de la palabra. El plan Delta
no consistía en ninguna falsedad, sino en actuar con una cierta
malicia que les permitiera seguir disfrutando de aquellos
presupuestos, que les permitiera continuar a cada uno sus líneas
personales de investigación. Cada uno tenía muchísimo dinero para
llevar a cabo las investigaciones que les interesaban. No era tanto
una cuestión de dinero, como de amor a la ciencia. Esas personas
vivían para la ciencia. Eso requería investigar. Y eso costaba
dinero.
159
los brokers. Las acciones experimentaron un claro ascenso desde
mayo de 2018. La TER & KON tuvo toda la financiación que quiso
para todas sus expansiones comerciales.
160
Continuamos echando más leña a la caldera de la locomotora:
todavía más aumento de inversiones en el X.A.
161
–¿Cómo era el ambiente de secretismo en Overcreek?
–Salvo los cinco ingenieros del Equipo Rector, cada técnico
sólo sabía lo referente a su parcela. Y los jefes de equipo sólo
conocían lo referente a su línea de investigación. Únicamente las
cinco mentes del Equipo Rector sabían todo. Se decía que un 6%
de los técnicos de otros niveles inferiores también participaban de
conocimientos generales del proyecto. Pero estos afortunados
tenían estrictamente prohibido revelarlo. El trabajo estaba
compartimentado. Era razonable. No se había hecho una inversión
de tantos millones de dólares, para que cualquiera filtrara las líneas
maestras y de cualquier empresa sin gastar nada se beneficiara de
tantos años de investigación. La información valía millones. Por
eso la información de cada trabajador involucrado era parcial. En
todo esto, sólo hubo cinco culpables: los miembros del Equipo
Rector. No había docenas de técnicos inferiores con conocimiento
general del proyecto. Eso fue un mito.
–¿Eran sinceros los jefes al creer que lograrían la inteligencia
artificial?
–Totalmente, sin ninguna duda. El Equipo Rector, al
principio, estaba convencido sinceramente de que lograrían la
inteligencia artificial. Creían que estaban a un paso de lograr algo.
Pensaban que estaban a punto de lograr el paso más decisivo para
la historia de la ciencia. Continuamente traían a la memoria de
todos los técnicos la excitación con que debían trabajar todos los
involucrados en el Proyecto Manhattan unos meses antes de lograr
la primera explosión atómica.
–¿Los técnicos podían acceder al X.A.?
–Los técnicos excluidos del nivel 1 podían acceder a distintos
puertos donde tenían acceso a módulos determinados del X.A. De
allí sacaban datos valiosos. No olvidemos que Littlehal era una de
las más potentes computadoras del mundo. Y que parte de su
162
programación, fruto de las investigaciones de esos años, era la
mejor que existía, la más puntera. Pero esos técnicos trabajaban con
el X.A. siempre para lograr datos determinados, concretos. Ellos
trabajaban con él, pero sólo en campos parciales, donde sólo se
necesitaba una supercomputadora, no verdadera intelección.
–¿Qué sucedió en noviembre de 2019?
–Desde esta sincera creencia en la verdad de lo que se decía
oficialmente y cuando los resultados financieros de la TER & KON
eran fabulosos, en un momento dado, ese mes que usted ha dicho,
fue cuando los miembros del Equipo Rector decidieron dar un
empujón al entusiasmo del consejo de dirección de la empresa. Un
empujón para lograr más fondos, y conseguir por fin el éxito.
–¿Ése fue el Plan Delta?
–Sí.
–¿En qué consistió?
–Siempre había peticiones de técnicos para acceder al puerto
central. Tenían distintas investigaciones y querían confrontarlas
con el sistema intelectivo del X.A. Se autorizó a lo largo de un año
a unos cuatro técnicos a poder acceder al puerto central. Ninguno
de los cuatro sabía quiénes eran los otros autorizados. Pero
quedaron satisfechos. Lo que no sabían era que el X.A., en esos
momentos, no era el que hablaba: era sustituido por uno de
miembros del Equipo Rector.
–Me imagino que estaba oculto en un habitáculo lejos del
puerto central.
–Normalmente se hallaba en otra zona de las instalaciones. El
técnico del puerto central creía estar hablando con la computadora.
El sintetizador de voz leía la respuesta del miembro del Equipo
Rector. Lo hacía en el tono de voz propio del X.A.
163
–¿Y no tardaba unos segundos en contestar?
–Sí, pero eso se atribuía a que había que considerar tantos
miles de variables en las respuestas, que era necesario darle un
poco de tiempo.
–¿Y si hacía preguntas que requerían respuestas muy precisas
de tipo técnico?
–El miembro del Equipo Rector tenía delante al X.A. Sólo
tenía que enviarle la respuesta por la pantalla.
–Pero éste era un juego muy peligroso.
164
Además, también creían que, en realidad, eran más del 6% de
los trabajadores los que tenían acceso al puerto central, pero que no
lo podían decir. Sólo los más acomodaticios a la
compartimentación de la información llevaban allí desde el
principio del proyecto. A los otros se los ascendía y enviaba fuera.
165
Cuatro meses después, tres miembros del consejo de
administración abandonaron la TER & KON. El cese de ese
miembro del consejo, los TP1 Y 2, la huida adelante con los
presupuestos de investigación… era demasiado. Eran como las
ratas que abandonan un barco que se hunde. Hubo una junta general
de accionistas. Parecía inevitable dejar provisionalmente la
compañía en manos de unos gestores hasta que realmente se
supiera cómo iban las cosas con el X.A. Pero el endeudamiento
hizo que hubiera que dejar las cosas como estaban y acudir de
urgencia al Gobierno Federal.
166
Epílogo
167
programa matriz y que era imposible saber cuál de todas aquellas
insignificantes modificaciones efectuadas durante años por parte
de un equipo tan numeroso fue la que dio en el clavo.
168
intrigas en el gobierno federal: los proyectos AZ–1, AZ–2, BZ-1,
y el BX–A estaban destinados al fracaso de forma premeditada.
Según algunos con millones de seguidores habían sido creados para
convencer al resto de potencias occidentales de que la inteligencia
artificial era un imposible y que si había surgido en Seattle lo había
hecho por pura casualidad. De acuerdo a esta teoría de la
conspiración, estaba previsto despilfarrar todos esos millones en
proyectos destinados al fracaso, con tal de mantener en secreto el
verdadero proyecto del X.A.
169
inclino a mirar todo este asunto de la inteligencia artificial del
modo más escéptico posible. Sé que eso viste poco en el mundo
académico, y menos a los ojos del pueblo que cree en la
omnipotencia de la ciencia. Pero francamente... no acabo de ver
cómo un simple programa que tramita órdenes, pues eso es un
programa informático, puede razonar con abstracciones, cuando la
abstracción supone un verdadero salto cualitativo más allá de todo
lo que nunca ha podido hacer un impulso eléctrico caminando por
un circuito.
–Se lo agradecemos.
170
–Pues la que he dicho ya cien veces en todos los medios. ¿Es
que la tendré que repetir cada semana hasta que me muera? Nos
engañaron y nos dejamos engañar.
–Adiós.
171
desdibujando. Al final no recordaría muy bien nada. Quizá, tal vez,
a ratos hasta dudaría de que él mismo fuera X.A.
172
A todos los autores, nos gusta escuchar los comentarios de
nuestros lectores. Si desea enviarme un comentario sobre este libro,
puede hacerlo con toda libertad en este correo: fort939@gmail.com
www.fortea.ws
173
174
José Antonio Fortea Cucurull, nacido en
Barbastro, España, en 1968, es sacerdote
y teólogo especializado en el campo
relativo al demonio, el exorcismo, la
posesión y el infierno.
www.fortea.ws
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