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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Facultad de Ingeniería – Escuela de Arquitectura

Universidad José Antonio Páez

Ensayo de:
Martin Heidegger

Profesor: Entregado por:


Arq. Aldo Guglielmetti Paola Méndez C.I.: V- 28.187.335
Teoría de la arquitectura II Juliana Madriz C.I.: V-26.976.304
Sección:
306Q1
Evaluación n°2
San Diego, febrero 2021
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Cada uno de los espacios se definen de una manera consiente por el ser humano

desde que el mismo comienza a proyectarlos, definirlos y construirlos, para de este

modo habitarlos, de esta manera los elementos que los componen pasan a tener un

significado, comienzan a definirse como un “algo” que existe, pasa a ser parte de un

todo que se comprende dentro de la consciencia del hombre, de esta manera cada una

de las actividades que se realizarán dentro de ellos se ve directamente afectada por los

mismo y viceversa, es decir, cada espacio se define por la percepción que tiene el ser

humano de el mismo y por las actividades que realiza dentro de ellos de acuerdo con lo

establecido por su consciencia, de esta manera y no solo en arquitectura, cuando el

hombre se hace consciente y “cosifica” un elemente este comienza a existir. Ahora

bien, el nivel de consciencia que se tiene de algo, se ve afectado por un elemento que se

encuentra en constante cambio, es decir, el tiempo, como concepto que transcurre de

manera lineal y unidireccional, este espacio entre acontecimientos por el cual el hombre

decidió dar control a su vida y el cual forma parte de todo, de este modo surge nuestra

primera pregunta “¿Cuál es el papel fundamental del tiempo en el entendimiento

del espacio arquitectónico?” Como el mismo tiempo, la respuesta a esta pregunta es

simple pero compleja, porque todo se define a través de él y sin duda el espacio

arquitectónico no se ve exento de esto, ya que solo con el transcurrir del tiempo los

seres humanos han encontrado avanzar y comprender todo lo que los rodea, cada

situación, cada elemento, cada variable, se logra resolver de una mejor manera

dependiendo de los conocimientos previos que se tienen de ese “algo”, de este modo
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Cada acción que se realiza se ve directamente afectada por el mismo, entonces

separándolo en los periodos habituales con los que se suele definir y llevándolo al

ámbito arquitectónico podemos decir que, el momento presente en que un espacio

arquitectónico se proyecta y construye, tomando de esta manera una forma material

consciente para aquellos que la observan y habitan define el punto de partida del

mismo, el cómo en primera instancia este afecta el contexto donde se emplaza, el

impacto que tiene en el mismo, la primera impresión que crea sobre sus usuarios y

sobre todo, como el arquitecto proyecta parte de su esencia inicial en ella, en ese

preciso instante, se traen diferentes características a cada uno de sus elementos y la

forma en que estos se ven ligados no solo entre ellos sino a la perspectiva que crea cada

uno de su forma consciente, teniendo en cuenta que con el paso del tiempo las mismas

podrían ser percibidas de manera diferente.

De esta manera llegamos al pasado, sabiendo que desde el momento en el que se

construye una obra arquitectónica, el transcurrir del tiempo empieza a crear preguntas

acerca del mismo y de cómo el uso cotidiano del mismo, va creando y ligándolo a

diferentes conceptos y precepciones, de manera que se llega a cuestionar su eficiencia o

por el contrario se le atribuyen rasgos positivos, dejando el acontecimiento de su

“cosificación” como una base, una fuente de información de la cual aprovechar cada

centímetro de ella y cada segundo que se encuentra sobre este plano, de manera que el

pasado se convierte en una enseñanza y un principio del avance. Esto se puede observar

en la forma en la que vivían los seres primitivos, habitando en cuevas y creando


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refugios temporales donde cobijarse por las noches, pero que tarde o temprano fueron

dejando de lado y comenzando a crear conceptos de lo que significaban para ellos y de

cómo podían mejorar las condiciones que estos ofrecían y el cómo se veían afectados

por el uso que se le daba, convirtiéndose en la base de estudio a mejorar y

“perfeccionar”, creándose nuevas formas de dar soluciones a la problemática que les

afectaba, abriendo un mundo de preguntas que permitiría imaginar y proyectar algo

nuevo.

Sabiendo que la novedad y la promesa de un mañana diferente es posible, llegamos

al periodo más misterioso para todos, el más esperanzador y a la vez temido, este

periodo que le permite al hombre anticiparte, teorizar, suponer, imaginar y crear juicios

hipotéticos del porvenir, es el periodo que le da la oportunidad de idear nuevas

soluciones espaciales, nuevas maneras de habitar dentro de los elementos y de

proporcionarles nuevas cualidades y características con respecto a al desarrollo que se

llevará a cabo dentro de la tarea de habitar en ellos, es decir, que le permite definir de

qué manera espera desarrollarse y desenvolverse dentro de los mismo. Por lo que en

conclusión podemos argumentar que el tiempo es el elemento que permite aprender y

crear un “ensayo y error” que trae como consecuencia un mejor entendimiento del

espacio y una mejor respuesta ante las condiciones en la que el mismo se desarrollará y

llevará a cabo, además de dar diferentes perspectivas ante la definición consiente que se

le otorga a estos espacios.


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Entendiendo como el tiempo afecta a la percepción del espacio arquitectónico y

como lo va redefiniendo, adaptando y amoldando con su pasado, debemos entender el

papel que posee la propia edificación tanto para sí misma como para todo aquello que

interactúa con ella, la forma en la que la misma es un elemento que manifiesta la

presencia del se humano habitando en la tierra, como su propia existencia manifiesta la

existencia de todo lo que la rodea, de cómo el hecho de que ella se encuentre presente

dentro del plano consiente, hace que el resto el mundo a su alrededor pueda percibirse

dentro de el mismo plano; y es allí donde nos llega la pregunta de “¿Podrían otros

edificios describir las mismas “ligaduras de orden no solo material sino espiritual”

en la contemporaneidad y ser vinculados a los fenómenos que explica Heidegger?”,

a la cual se puede responder que según se entiende, una edificación puede hacer que un

lugar venga a presencia junto con sus elementos, al hacerse conscientes de los mismos

y mostrándolos como lo que son, dando nuevos sentidos, percepciones y criterios a todo

lo que la rodea, es decir, nos muestra la “coseidad” de cada elemento que emerge de su

presencia que se encuentra ligado a ella y de cómo ella se encuentra ligada a cada uno

de esos elementos. Desde este punto podemos partir diciendo que un elemento

arquitectónico no vine a consciencia de manera individual, sino que se forma su

presencia junto con todo aquello que interactúa con ella dentro del contexto, no solo los

elementos que la rodean, si no toda la vida que se lleva a cabo dentro y fuera de la

misma, de como esta afecta y cambia todo lo que era conocido y crea en esencia una

nueva dinámica con el resto del mundo, de cómo su presencia en sí misma, se atribuye
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características y atribuye características al medio donde se encuentra. Siendo esto una

realidad, se entiende que, si la función principal del ser humano es habitar y todo

aquello que el mismo imagina, va destinado a este mismo fin, observamos que los

espacios arquitectónicos no solo forman parte de esa gama de elementos, sino que son

uno de los principales destinados a ellos y que de esta manera el hombre los piensa para

preservar su propia existencia, ya que es una parte importante de habitar. Entonces, nos

damos cuenta que un espacio sin habitante no es más que un simple elemento a merced

del paso del tiempo, que se acabará deteriorando, ya que un espacio para habitar va más

allá de un simple inmueble, es un lugar donde el hombre llevará a cabo su vida, donde

se desenvolverá y desarrollará cada parte de su función, de esta manera, el hombre es

quien dará las características este espacio, es quien lo hará suyo y a la vez pasará a

formar parte de él, coexisten y se complementan entre sí, ya que no existe un espacio si

el hombre no es consciente del mismo. Ya en este punto nos damos cuenta que, a pesar

de todo, todas las edificaciones están ligadas a todo aquello que las hacer ser, es decir

que siempre están aunadas a un contexto y que este está ligado a ellas, así como a la

actividad humana en su tarea de habitar, de esta manera cada espacio pasa pertenecer a

la esencia que el hombre le proporciona, que a su vez forma parte de la misma, lo que

hace que su propia presencia sea el elemento la hace existir dentro de la consciencia y

el plano terrenal en el que el hombre habita.

Y como último punto nos damos cuenta entonces de dos cosas, que el tiempo juega

un papel importante tanto en el desarrollo como en la esencia de un espacio


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arquitectónico, y que cada una de las edificaciones capaces de crear espacios dentro de

su contexto y formar parte del mismo, de manera que se encuentran ligados entre si y

las actividades que los seres desarrollan en ellos, pero faltaría un último elemento

importante y es el como se perciben cada uno de los espacios, como la conciencia del

hombre es capaz de modificar los espacios según su perspectiva y como el hecho de la

búsqueda de habitarlos afecta directamente al hecho de construirlos, entonces la última

pregunta a responder es “Puede a través de los elementos y principios de la filosofía

fenomenológica explicados en el texto (los principios que describen que a través de

las Actividades Humanas y los elementos físicos, las cosas, que rodean a los seres,

se forma una imagen del espacio arquitectónico en la memoria) construirse una

noción de espacio arquitectónico valido para el proyecto arquitectónico o es solo

una ficción intencionada para validar el proyecto?” Sabiendo que el hombre ya está

habitando la tierra, nos damos cuenta de que construir ya es una manifestación de este

acto, es decir, el construir en sí mismo ya es una forma de habitar, por lo que este hecho

nos deja entender que al construir no se busca “habitar” como fin, sino encontrar las

condiciones adecuadas que no son dadas naturalmente por el mundo con este fin, es por

eso que el hombre al construir debe tener consciencia de lo que proyectará y a que

responderá la edificación, buscando la armonía entre el medio que lo rodea y el

desarrollo de las actividades que busca realizar dentro de la edificación, por lo que cada

usuario tendrá una percepción diferente a los elementos, dándole distintitos usos a cada

espacio, pero sin que la idea inicial de habitar de manera más óptima dentro del planeta
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se vea afectada por la individualidad de las personas, por consiguiente al buscar

proyectar una edificación estos elementos son tomados en cuenta a consciencia de la

búsqueda del habitar como esencia principal del planteamiento del edificio, por lo que

se puede crear un argumento válido para su construcción, debido a que el fin principal

no varía, por lo que aun con el cambio habitual de las personas, este fin de habitar se

mantiene firme, debido a la preexistencia del habitar sobre la tierra, lo que convierte los

cambios en otras formas de habitarlos, siendo esta su esencia inicial.

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