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PRUEBA UNIDAD N° 1

ASIGNATURA Lenguaje y Comunicación CURSO Quinto Básico

NOMBRE FECHA

 Estimado alumno(a), lee atentamente cada pregunta y responde en los espacios


indicados para ello.
 Recuerda cuidar tu ortografía y redacción.
 Escribe con letra clara y entendible.
 Una vez finalizada la prueba, vuelve a releer tus respuestas.

I. Lee atentamente el siguiente texto:

El camino de Sabriye Tenberken conduce hasta Tíbet


En realidad, el camino de Sabriye Tenberken le hubiera podido llevar a donde ella hubiera querido. Esta mujer
alemana de 34 años, ciega desde los 12 años, tiene la fuerza de espíritu y de ánimo suficiente para hacer lo que se
proponga. Pero puesto que había estudiado tibetología 1 en la universidad, donde además, había creado su propio
sistema de lenguaje braille tibetano, sus pasos se encaminaron hacia Tíbet, un sueño que acariciaba desde su
juventud.

Cuando Sabriye contó su idea de viajar al Tíbet a su entorno de amigos, creyeron que era una locura, pero ella
siempre contó con el apoyo de sus padres, a quienes les pareció “divertida” la idea de su hija. Su madre había
viajado sola durante su juventud y confiaban en la capacidad de su hija para valerse por sí misma.

Sabriye se marchó a Tíbet, recorrió la zona, actualmente bajo dominio chino, y en su recorrido, descubrió cómo
viven los niños y niñas invidentes tibetanos. “En Tíbet hay muchos niños ciegos, debido a los rayos ultravioletas,
pero muchos de ellos viven escondidos ya que son considerados demonios. Los padres se avergüenzan de tener
un niño ciego porque piensan que es un castigo por algo que hizo en su vida anterior”.

En una etapa de su viaje conoció a Tendsin, un niño invidente que vivía perfectamente integrado en su pueblo. El
jefe de su aldea le había asignado responsabilidades que él cumplía perfectamente. Tendsin tenía una gran
confianza en sí mismo y muy alta autoestima. Con Tendsin, Sabriye se planteó el crear una escuela para niños y
niñas invidentes tibetanos donde no sólo aprendieran a leer y a escribir, sino también a confiar en sí mismos,
donde se les aumentara su autoestima y se les enseñara a sentirse orgullosos.

Con la fuerza que la caracteriza, Sabriye se puso manos a la obra: tenía que convencer a los padres de los niños
invidentes, a las autoridades locales, que no confiaban en una extranjera y además ciega, y tenía que conseguir
dinero para financiarlo. El camino, de nuevo, fue duro y surgieron numerosas dificultades, pero con la ayuda y el
apoyo de Paul Kronenberg, un compañero de viaje que posteriormente se convertiría en su compañero
sentimental, dos años después abrió la primera escuela para niños invidentes en Lhasa.

En “Mi camino me lleva a Tíbet”, la narración de Sabriye Tenberken avanza al paso de su viaje, de sus experiencias
en la cultura tibetana, tan distinta a la occidental. Pero quizás lo más atractivo de este libro son los comentarios y
reflexiones que Sabriye salpica a lo largo de todo el texto, sobre la vivencia de su ceguera, sobre su “visión” de la
realidad y las cosas, y sobre la percepción “estereotipada 2 y paternalista3” que tiene la sociedad de las personas
con alguna discapacidad. Con gran inteligencia y sentido del humor, Sabriye Tenberken nos descubre que la
imaginación, la creatividad y la fuerza interior derriban barreras no sólo físicas sino también, y especialmente,
mentales.

El proyecto educativo de la organización de Sabriye Tenberken Braille sin Fronteras ha crecido en Tíbet y se ha
expandido al sur de India, donde en breve se abrirá una nueva escuela para niños invidentes. Al preguntarle cómo
1
Estudio acerca del Tíbet.
2
Con una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad que no se puede cambiar.
3
Con tendencia a aplicar las formas de autoridad y protección propias del padre en la familia tradicional a relaciones sociales de otro
tipo.
1
se puede colaborar con su organización, Sabriye indicó que le gustaría poder contar en España con una
delegación4. En la actualidad, tienen delegaciones en Holanda y en Alemania.

Fuente: El camino de Sabriye Tenberken conduce hasta Tíbet.


Recuperado de: http://www.canalsolidario.org/noticia/el-camino-de-sabriye-tenberken-conduce-hasta-tibet/4784

Responde a las siguientes preguntas:

1. ¿Cuál es la idea principal del primer párrafo? Fundamenta


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2. ¿Por qué razón los sueños de Sabriye se encaminaron hacia el Tíbet?


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3. ¿Por qué a algunas personas le pareció una locura la propuesta de Sabriye de viajar al Tíbet? Fundamenta.
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4. ¿Qué quiere decir el autor con la siguiente frase: Sabriye Tenberken nos descubre que la imaginación, la
creatividad y la fuerza interior derriban barreras no sólo físicas sino también, y especialmente, mentales?
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5. Relee el siguiente fragmento del texto:

Pero quizás lo más atractivo de este libro son los comentarios y reflexiones que Sabriye salpica a lo largo de todo el
texto, sobre la vivencia de su ceguera, sobre su “visión” de la realidad y las cosas, y sobre la percepción
“estereotipada y paternalista” que tiene la sociedad de las personas con alguna discapacidad.

a) En este fragmento, ¿la palabra estereotipada tiene un carácter positivo o negativo? Fundamenta tu
respuesta.
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b) ¿Por qué el término visión va entre comillas?
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Representación.
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6. En nuestro país, ¿qué podríamos hacer como sociedad para incluir a todas las personas con alguna
discapacidad o dificultad?
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II. Lee el siguiente texto:


Justina

Llamarse Justina es un castigo eterno, pensaba Justina. Claro que existía la posibilidad de que la
llamaran Tina, pero eso le gustaba todavía menos.
Hubo momentos en los que Justina pensó rebelarse y poner una querella criminal contra sus padres o
quemar su certificado de nacimiento. También pensó declararse en huelga de hambre, pero le gustaba demasiado
la comida como para sacrificarse tanto. Por más que sus padres le explicaban que ella se llamaba así en recuerdo
de su abuela Justina, la niña de 12 años, consideraba este nombre un anacronismo 5 y una broma de mal gusto.
La abuela culpable vivía en el campo, en un pueblo de la cordillera de Temuco. En su familia no se hablaba
mucho de esta abuela campesina. La abuela Justina debía de tener algo de sangre mapuche, o por lo menos era
mestiza y de origen mapuche. Veladamente 6, se referían a ella como una campesina supersticiosa 7, lo que para
Justina significaba ser una bruja.

Llamarse Justina y tener una abuela bruja del mismo nombre eran demasiadas tragedias para una niña de
12 años que quería ser famosa. No tenía claro si sería famosa como bailarina, pintora, escritora o corredora de 100
metros planos. Lo único que tenía muy claro era que llamarse Justina y tener una abuela bruja que vivía en un
pueblo de la cordillera no le convenía para sus ambiciosos planes hacia la fama. Lo importante era que sus amigas
jamás se enteraran de la existencia de la abuela ignorante y campesina.
Después de muchas rabietas, estaba consiguiendo que sus amigas la llamaran Yusti, que sonaba a nombre
de cantante pop. Algo es algo.
Llegó el verano y con él, las vacaciones, la playa, los paseos con su pandilla. Pero ese verano todo iba a
resultar diferente.
La mamá anunció durante el almuerzo:
—Este año iremos a veranear al campo.
— ¿A qué hotel vamos a ir?
—A ningún hotel. Alojaremos en la casa de la abuela Justina.
La noticia horrorizó a Justina. No podía imaginar nada más atroz que pasar el verano con la abuela
campesina de la que no se hablaba jamás; que tenía fama de bruja y que, seguramente, vivía en un rancho
polvoriento.
Sus padres dieron por zanjada8 la cuestión y, después de Año Nuevo, cargaron el auto y emprendieron el
viaje. Los últimos 30 kilómetros del camino eran de tierra. Llegaron cansados, traqueteados 9 y empolvados.
La abuela Justina no vivía en un rancho. Tampoco se podía decir que su casa fuera muy cómoda y elegante.
Desde luego, no tenía piscina, lo que para Yusti era imperdonable. Se trataba de una vieja casona de adobe, rústica
y fresca, con un amplio corredor lleno de enredaderas y un huerto cuajado de flores, arbustos y árboles frutales.
La abuela estaba sentada en un sillón de mimbre, tomando mate. A su alrededor había seis gatos perezosos
y un perro de lanas10 dormido.
A Justina la desconcertó11 su abuela. Esperaba encontrar a una campesina medio india, supersticiosa y
siniestra, pero no a una anciana menuda, frágil y extremadamente dulce.
— ¡Qué grande y bonita está mi Justina chica!
—Por favor, no soy una niña chica y no me llame Justina.
Ahora me llamo Yusti.
5
Fuera de época o pasado de moda.
6
Disimuladamente.
7
Persona que cree en respuestas nos racionales.
8
Solucionada.
9
Mover o agitar algo de una parte a otra.
10
Perro de tamaño pequeño a mediano, de orejas caídas y pelo largo, abundante, rizado y generalmente blanco. Es muy inteligente
y se distingue por su aptitud por nadar.
11
Sorprendió, confundió.
3
—Perdona, es que nadie me lo había advertido —sonrió la anciana.
En los días que siguieron, Justina fue descubriendo otras cosas en su abuela, además de la dulzura.
Cocinaba como los ángeles, por ejemplo. Siempre tenía postres caseros deliciosos y para la hora del té horneaba
panecillos de huevo y hojaldres con azúcar flor.
— ¿Estás contenta en la casa de tu abuela?
—Yo quería ir a la playa. Me gusta el surf y aquí…
La niña hizo un mohín12 de disgusto, dando una mirada despreciativa a su alrededor.
— ¿Quieres acompañarme esta tarde?
— ¿A dónde vamos a ir?
—Es una sorpresa.
Después de la siesta, la abuela Justina y su nieta salieron de la casa. La anciana caminaba despacio, con
pasitos cortos, pero firmes. Entraron en el bosque por un sendero casi cubierto de helechos. Anduvieron mucho,
cruzando zonas boscosas donde los árboles formaban una cúpula verde que apenas dejaba pasar la luz.
— ¿Estás cansada?
—No, abuela.
— ¿Tienes miedo?
— ¡Claro que no! —Pero tenía miedo. Naturalmente que no iba a reconocerlo. Así, llegaron a un claro del bosque,
una especie de pared rocosa muy alta, de la que caía una cascada impresionante.
—En verano, cuando yo era una niña como tú… perdón, una señorita como tú, me escapaba hasta llegar aquí.
Me sacaba la ropa y me bañaba desnuda debajo de la cascada.
—El agua está muy fría.
— ¿Y eso te importa mucho?
—No, nada.
—Vamos, entonces.
La abuela y su nieta pasaron por debajo de la cascada. Debajo de ella se abría el túnel, y al final, la débil luz
que señalaba la salida al valle. Cuando llegaron allí, se sentaron en una roca. Abajo, frente a ellas, se extendía un
mar verde, salpicado de pequeños espejos de agua tornasolados: los lagos.
Justina estaba deslumbrada por la belleza secreta del lugar.
—Vamos, ya nos hemos secado —dijo la abuela. Para volver daremos un rodeo. Es un sendero de cabras salvajes.
¿Te gustaría, por un rato, ser una cabra salvaje?
— ¡Me encantaría!
El rodeo era por un sitio escarpado. Llegaron a la casa al anochecer. Justina estaba cansada y no
comprendía cómo su abuela no se quejaba.
—No te extrañe. Toda mi vida he subido cerros. Esta es mi tierra, que es como decir mi cuerpo.
Su mamá salió a recibirlas.
— ¿Dónde se habían metido? Las anduve buscando toda la tarde. Tu papá se cayó y tiene la pierna muy mal. Ni
siquiera puede manejar el auto. Habrá que llamar un taxi a Temuco.
—No llames a nadie. Déjame verlo —dijo la abuela.
La pierna del papá estaba muy hinchada y amoratada.
Le resultaba imposible caminar.
—Debe haberse roto un hueso —dijo la mamá.
—No, los huesos están bien. Le prepararé un emplasto de hierbas. Mientras tanto, que se quede quieto.
La abuela tomó de la mano a su nieta y la llevó al fondo del huerto.
—Las plantas nos quieren, las plantas curan, aun las más dañinas a primera vista. Recoge esas dos hojas de nalca.
Vamos a cortar hojas de chilca, cardo negro, cabello de ángel, granadilla y ortiga dioica. Luego haremos una especie
de “humita” con las hierbas maceradas y la pondremos a cocer. Se orea un poco y cuando aún esté tibiecita se la
pondremos a tu papá en la pierna durante tres días.
En realidad no fue necesario esperar tanto. Al segundo día la hinchazón había desaparecido y el papá
caminaba normalmente.
— ¿Y cómo lo hiciste, abuela?
—Yo no lo hice, lo hicieron las plantas. Por eso creen que soy bruja —dijo la abuela, riéndose.
Durante el resto del verano, Justina aprendió el nombre de cada planta y de cada flor curativa: el avellano,
el huedahue, el quiscal, la cachicabra, el arrayán, el romerillo, el amitén, el chagual, la rosa mosqueta, el lilén, la
salvia, el tralhuén, la murtilla, la sanguinaria, el matico y tantas plantitas, arbustos y árboles que formaban el
universo vegetal de la abuela.
Al terminar las vacaciones, la niña estaba muy orgullosa de llamarse Justina, como la abuela, y se
avergonzaba si alguien le recordaba su nombre de cantante pop, Yusti.
12
Mueca, disgusto.
4
— ¿Volveremos a ver pronto a la abuela?
—Espero que sí —contestó la mamá. —¿Sabes por qué cambiamos los planes este verano y fuimos a ver a tu
abuela?
—No.
—Porque está muy enferma. Queríamos verla por última vez, pero creo que con sus hierbas se mantendrá todavía
un buen tiempo. Tú has visto lo activa que está.
—Al despedirme de ella —dijo Justina—, me dio una ramita de canelo. Me dijo que la pusiera en la pared, junto a
mi cama, y que al mirarla me acordaría de ella.
Han pasado los años y todavía la ramita de canelo está sobre la cama de Justina, protegiéndola y avivando
el recuerdo de un maravilloso verano en el que descubrió la magia sanadora de las personas buenas.

Fuente: Díaz, J. (2002). Contar con los dedos. Santiago: Editorial Zig Zag. Colección Delfín de color.

Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Qué hecho hace cambiar la opinión que Justina tenía de su abuela? Fundamenta.
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2. ¿Qué simboliza la ramita de canelo que la abuela le regala a Justina?


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3. Describe física y psicológicamente a Justina.


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4. Ordena los siguientes acontecimientos (hechos) del texto, enumerándolos del 1 al 6, según su orden
temporal.

a. ___ La mamá anuncia que irán de vacaciones al campo, a la casa de la abuela Justina.
b. ___ Justina y su abuela pasean por el bosque.
c. ___ Justina se siente avergonzada de su nombre.
d. ___ La abuela cura al padre de Justina con un emplasto de hierbas.
e. ___ Justina se siente orgullosa de su nombre.
f. ___ La abuela le regala a Justina una ramita de canelo.
5. Relee las palabras del vocabulario del cuento y completa las siguientes oraciones con la que sea adecuada:

a. La abuela no interpretó el ________________________ de Justina como un desprecio hacia ella.


b. En sus comentarios, Justina ________________________ transmitía su rechazo hacia la abuela.
c. Los prejuicios de Justina quedaron ________________________ una vez que ella descubrió que su abuela
era una mujer buena y sabia.
d. Cuando Justina regresó de sus vacaciones, sus amigos quedaron ________________________ al ver que
ahora a ella no le gustaba que la llamaran “Yusti”.
e. ¡Es un ________________________ pensar en pleno siglo XXI que los pueblos originarios no deben ser
respetados!

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