Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Un cartel semienterrado
por la nieve señalaba la dirección
hacia los lagos de Saliencia.
Proseguimos hacia la izquierda
por un camino cubierto de nieve a
media ladera (PR-AS 15). Tras
pasar una curva hacia la izquierda
el espesor de la nieve era mayor,
y junto al precipicio había un muro
de piedra con una pasarela de
madera que servía de
quitamiedos. Fuimos ascendiendo
hasta llegar al Lago de la Cueva,
cubierto en su totalidad por una
capa de hielo resquebrajada en
alguna zona. Junto a una casa con tejado de pizarra se encontraba una pequeña palloza, con el
tejado de paja, que servía de refugio. En lugar de dirigirnos hacia la derecha como estaba previsto
según las indicaciones de la ruta, el guía nos llevó hacia la izquierda. Paramos a las 11,20 h. para
reagruparnos unos minutos y disfrutar de las vistas del lago cuya superficie estaba cubierta por
una espesa capa de hielo que parecía un mar de olas difuminadas. Rodeamos completamente el
lago de la Calabazosa, caminando con prudencia en fila india a media ladera y siguiendo las
huellas del grupo que iba por delante. Por si acaso sacamos el piolet para ir más seguros y evitar
posibles caídas.
Iniciamos la bajada por el mismo camino pero de forma más rápida. La nieve blanda
permitía bajar más ligero, dejando resbalar las botas sobre el terreno. Un grupo pequeño inició la
ruta hacia el otro pico Albo Oriental pero les dieron la voz para que desistieran de su intento, ya no
había tiempo. En la bajada por la
pendiente nevada algunos
disfrutaron haciendo culo-esquí o
prácticas frenando con el piolet.
Fuimos perdiendo altura hasta
llegar a una pradera donde
paramos a comer junto a unas
piedras. Ya eran sobre las 4 h.,
cuando comenzó a llover
ligeramente, pusimos el cubre
mochila y sobre las 4,20 h.
continuamos la ruta de forma muy
distanciada. En la bajada no
seguimos el mismo camino de
ida, sino que fue por el lado izquierdo de la Laguna de Aligabrera o de La Mina. Bajamos un
puerto de montaña siguiendo un camino nevado en zig-zag. Más abajo la nieve había
desaparecido dejando paso a los prados y los colores rojizos del terreno producido por la
hematita, un mineral que se extraía en las minas allí situadas varias décadas atrás. A través de los
paneles informativos pudimos ver fotografías del pasado que mostraban las minas y edificios de
piedra, así como la misma zona tras el programa implantado de reconstrucción y conservación del
medioambiente. Tan sólo algunos restos de piedras y las entradas a las minas hacían pensar que
tiempo atrás esta zona se
dedicaba a las explotaciones
mineras. La lluvia fina no
paraba de caer, pero al
menos no hacía frío.
Seguimos el mismo camino
de ida pasando junto a la
pasarela de madera hasta
que llegamos de nuevo al
Alto de la Farrapona. Desde
allí descendimos por la pista
que se perdía en el horizonte.
La vuelta se hizo bastante larga, pero finalmente llegamos al pueblo de Torrestío tras
caminar durante 7,10 h. En total la ruta realizada tenía unos desniveles acumulados de 1.170 m.
en el ascenso y lo mismo en el descenso. Tras cambiarnos la ropa mojada tomamos una cervecita
en el bar antes que McGyver arrancase el autobús sobre las 6,40 h.