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Para entender el discurso del partido conservador nos hacemos la siguiente interrogante: ¿Cuál el
fundamento ideológico, teológico y político que permitió durante dos décadas su permanencia en
el poder?
San Agustín en “La ciudad de Dios” la comunidad cristiana no es una realidad monolítica. Se trata
de dos concepciones que se interceptan y luchan contra si: La ciudad de Dios y la ciudad del diablo.
El verdadero Estado es el fundado en el cristianismo y la solución integradora se encuentra en la
Iglesia.
Tomás de Aquino, en el “Opúsculo sobre el gobierno de los príncipes” Como los hombres son
conducidos a los bienes celestiales, en la ley de Cristo los reyes han de estar subordinados a los
sacerdotes. Al rey corresponden las más altas funciones respecto al régimen de los hombres; pues
cuanto es más sublime un régimen de los hombres, cuanto más puede ordenar lo humano a un fin
más alto la felicidad eterna.
Entre nuestros pensadores, Valentín Abecia Baldivieso, en su ensayo sobre “Dios y la libertad en las
grandes interpretaciones de la historia”, sostiene que el acontecer histórico es el desarrollo de un
plan de Dios. Dios hace la historia.
El proyecto del partido conservador asume la defensa de la religión católica apostólica romana en
1880, aprovechando la presencia del general Narciso Campero en la presidencia de la república. La
sustentación ideológica del partido tiene su origen en la Sociedad Católica Literaria fundada en Sucre
el 18 de junio de 1851, con el propósito de estudiar los principios filosóficos del cristianismo, la
defensa de las prerrogativas de la Iglesia y su misión trascendente a cumplir en la tierra. Integrada
la Sociedad Católica por presbíteros, clérigos y seglares, que se destacan después en la vida política
como Miguel Santos Taborga, Mariano Bautista Caserta.
El principal enemigo de la religión en los inicios de la Sociedad es el ateísmo, que combate M. José
Cortés con denuedo: “La soberanía de derecho es una e indivisible: si la tiene el hombre no la tiene
Dios; si se localiza en la sociedad, no existe en el cielo. La soberanía popular, pues, es el ateísmo.
Los electores, escasos en su número por la democracia censataria de la época, donde se excluía al
98 por ciento de la población mayor de edad (mujeres, originarios, trabajadores manuales, los
desamparados de la fortuna, etc.), explican en gran manera el predominio de la fe sobre el destino
eterno del hombre y el gobernante, contrapuesto al pensamiento político emergente de la
secularización producida por los cambios de la revolución industrial y la secuela ideológica liberal
de la revolución francesa.
II.2. El Estado.- A la sombra de la luctuosa ocupación del litoral boliviano sobre el océano Pacífico
por el ejército chileno, la impericia del general Hilarión Daza, asume la presidencia provisoria el
general Narciso Campero.
En el orden económico mercantil, los conservadores asumen la política de libre mercado, siguiendo
los lineamientos de Linares sobre el comercio, las importaciones y las aduanas. Siendo Bolivia un
país exclusivamente minero, los empresarios Arteche, Aramayo, Campero, Pacheco y otros, como
clase dominante afianza sus actividades comerciales sobre estos principios, exportando sus
minerales al amparo de las liberalidades del ordenamiento jurídico. La controversia con el
liberalismo, es de orden dogmático en cuento a los privilegios de la Iglesia Católica, antes que con
la política del libre mercado.
II. 3 Los partidos.- En febrero de 1884, aparecen claramente configurados los partidos con sus
dirigentes, signos y siglas. Al convocar el presidente Campero al Consejo Consultivo para tratar sobre
el conflicto con Chile, se hacen presentes: Eliodoro Camacho, Nataniel Aguirre y Crispín Andrade,
por el partido liberal; Sergio Reyes Ortiz, Pedro García e Isaac Tamayo por el constitucional.
Declarando los asistentes que “la cuestión nacional es muy distinta a los intereses partidarios… y
que en la coyuntura actual siempre se encontrarán alrededor del gobierno nacional”.
Al inicio de la década de 1880 aparecen los partidos políticos, el partido liberal con su doctrina
anticlerical llamándose así mismos “doctrinarios”, el partido demócrata y el constitucional. Estos
últimos por la afinidad ideológica, formando el partido conservador.
Por la exclusión de la cualidad ciudadana de las mayorías nacionales, los conservadores devienen
en la calificación de gobiernos oligarcas. Entendida la oligarquía como la forma de gobierno en que
el poder está en manos de un reducido número de personas, las que se identifican desde el Estado
con los intereses de los empresarios mineros del sur. Tal el caso de Narciso Campero, Gregorio
Pacheco, Aniceto Arce, Mariano Baptista y Severo Fernández Alonso.
II.4 Relaciones políticas internacionales.- La Nación quedó enclaustrada por la ocupación chilena
del Litoral boliviano sobre el océano Pacífico, sin haber logrado los conservadores un acuerdo
satisfactorio que revierta la ominosa situación. Sino, más bien, un Pacto de Tregua el 14 de abril de
1884, firmado en Valparaíso, por el cual Chile justifica la ocupación de esos territorios y asume la
administración de las aduanas, apropiándose de sus recaudaciones como tributo de guerra.
Atacama, Atacama era una de las provincias dependientes de la prefectura de Potosí. En 1867, el
gobierno boliviano crea el departamento de Litoral, dividido en dos provincias: La Mar con su capital
Cobija y Atacama con su capital San Pedro de Atacama. La superficie del departamento de Litoral
era de 120.000 km2., tenía 400 kilómetros de costas desde la época colonial. Colindante con Perú
al norte y con Chile al sur.
Los avances chilenos sobre las costas bolivianas eran incontenibles por los yacimientos de salitre,
bórax y cobre existentes, así como por la poca población nacional en estos territorios. Dando lugar
a los tratados de 1866 y 1874 entre Bolivia y Chile, ratificando como límite de ambos Estados el
paralelo 24, pero concediendo a los chilenos la explotación del guano y minerales existentes en los
paralelos 23 y 25. Acordándose, en este último tratado, que las industrias chilenas no serían
gravadas con impuestos durante 25 años.
Pero, después de ratificado el Tratado de 1874, el congreso boliviano autoriza el ingreso al territorio
de una empresa inglesa con gravamen de 10 centavos de bolivianos por cada quintal de salitre
exportado, considerando que se trataba de una empresa extranjera no chilena. El gobierno de
Santiago protesta por dicho impuesto, y antes de someterse el conflicto al recurso arbitral señalado
en el Tratado complementario de 1874, al que Bolivia se sometería, las cosas se dilucidan por las
armas.
En efecto, el 14 de febrero de 1879 las fuerzas militares de Chile ocupan el puerto de Antofagasta,
avanzando a continuación sobre Cobija, Mejillones, Gatico y las poblaciones de Calama, San Pedro
de Atacama y los yacimientos mineros de Caracoles. Ante el acuerdo suscrito entre Bolivia y Perú
para lograr una defensa mutua, Chile declara la guerra a ambas naciones el 5 de abril de 1879. Y
después de la ocupación de Tarapacá, toma las ciudades de Tacna y Arica. Quedando claro, el
tratarse de una guerra premeditada al contar Chile con poder bélico suficiente para apoderarse de
los recursos naturales del Litoral, consistentes en el cobre de Chuquicamata, el guano y el salitre de
la región, necesarios para su sobrevivencia.
El gobierno de Chile, mediante ley expresa, el 12 de julio de 1888, declara la anexión de todo el
departamento del Litoral boliviano a su territorio. Creando la provincia de Antofagasta antes que se
firme el Tratado de Paz entre ambos estados. Situación que ocurre a posteriori, después de que los
conservadores dejan el poder por la revolución (federal) liberal de 1899.
Bibliografía.
Sandoval Rodriguez Isaac, El desarrollo político en la formación social boliviana. Santa Cruz – Bolivia.
Editorial Industrias Gráficas Sirena, 2011.