Es esencial que los creyentes entiendan la necesidad de confesar su fe (Mt. 10:32; Ro. 10:9). Confesamos nuestra fe en el bautismo, en la C ena del Señor, al testificar a los incrédulos, al dar buen testimonio en la vida pública y privada, y al recitar el Credo en el culto de adoración. Toda confesión pública de la fe debe hacerse con sinceridad, y debe venir acompañada de una vida de compromiso con los valores del reino de Dios.
Hasta aquí todos estamos de acuerdo, pero ocurre que en Iatinoamérica h ay
algunas iglesias evangélicas que no le dan valor al C redo A postólico. Se rehúsan a estudiarlo o a confesar sus creencias básicas por med io de él. A veces esta actitud surge porque la gente piensa equivocadamente que el Credo A postólico pertenece a la iglesia romana. Pero así se pierden una gran bendición . El Credo nos provee de una forma lindísima de confesar los puntos claves de su fe. Y al hacerlo , nos unimos a la iglesia universal que ha venido confesando su fe desde su mismo nac imien to. O tros tienen miedo de que con el Credo le restemos autoridad a la Biblia, olvidando que el Credo tiene validez sólo porque es un resumen de lo que dice la Biblia. Sólo la Biblia posee au toridad divina.
l. Según Mateo 10:32 y Romanos 10:8-1 O, ¿cuál es el deber que
Jesús nos encomienda?
2. ¿En qué formas cree usted que su iglesia se beneficiará usando el