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143 Cuadernos de Antropología No.

19, 143-153, 2009

IMAGEN, ESCRITURA Y DIFERENCIA CULTURAL EN LA


CONQUISTA DE AMÉRICA

Yanet Martínez Toledo*

RESUMEN

La construcción del otro en el proceso de conquista de América, en el siglo


XVI, a pesar de su multidimensionalidad podría resumirse en una cons-
tante: la jerarquización del yo hispano, a través del establecimiento de la
diferencia cultural. La interpretación que los conquistadores hacen de la
cultura indígena no solo es parcial y culturalmente situada. Con su preten-
sión de universalidad intenta mostrar la superioridad civilizatoria respecto
del mundo indígena. Las concepciones de imagen y escritura, van a ser cen-
trales en la construcción del otro, mediada por la diferencia.
Palabras claves: Imagen, imaginario, escritura.

ABSTRACT

The construction of the Other in the process of conquest of America in the


sixteenth century, despite its multidimensionality could be summed up in
one constant: the ranking of Spanish “Self ”, through the establishment of
cultural difference. The interpretation that makes the conquerors of the in-
digenous culture is not only biased and culturally situated. With its claim
to universality is trying to show the superiority of the world regarding in-
digenous civilization. The concepts of image and writing, will be central in
building the other, mediated by the difference.
Keywords: image, imaginary, writing

INTRODUCCIÓN:

Generalmente, cuando se habla de lo mediático. Lo visual, como práctica y dis-


visual o de Estudios Visuales en la actua- curso de la mirada, se constituye en con-
lidad, se piensa en términos de arte y me- dición cultural de las relaciones sociales
dios audiovisuales (Ardèvol, 1998). Esta humanas. El rol comunicativo de lo visual
concepción se desarrolla en un contexto se expresa en la construcción de formas de rela-
altamente mediatizado en que lo visual cionamiento en perspectiva histórica y actual.
cotidiano se desarrolla, si bien no deja de Lo visual cotidiano no siempre ha es-
reconocer que lo visual va más allá de lo tado mediado por formatos que hoy nos

* Yanet Martínez Toledo. Cubana. Máster en Comunicación. Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, Univer-
sidad de Costa Rica, egresada de los cursos del Programa de Doctorado en Estudios de la Sociedad y Cultura, SEP-UCR.
Correo electrónico: cusupita@gmail.com
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resultan familiares, como la fotograf ía o mundo moderno/colonial. (Cas-


el video. La pintura, por otra parte si ha tro-Gómez, 2000, p. 152)
tenido una impronta de más largo alcance,
a la par de otras formas de visualidad co- El objetivo de este artículo es retomar
tidianas: vestuario, ornamentación, arqui- las relaciones sociales y culturales entre
tectura, alimentos. Todas esas formas de conquistadores y conquistados en el siglo
expresión concreta de la vida cotidiana, en XVI americano a partir de sus discursos.
su materialidad, tienen un impacto visual, La intención no es mostrar las imágenes -
que expresa costumbres de quienes las tergiversadas o no- producidas por los es-
producen y consumen, a la vez de las vi- pañoles, respecto de la vida cotidiana indí-
siones de reconocimiento o extrañamien- gena. Antes bien, la idea es comprender el
to que se forman las personas que tienen sentido antropológico, no universal, de la
acceso a dichas imágenes. Lo visual se vida de los conquistadores -como sujetos
constituye en elemento ambiguo de iden- culturales- que propiciaron una determi-
tificación-diferenciación, que forma parte nada interpretación de los indios e indias, a
de un proceso de constitución identitaria partir del análisis del imaginario dominan-
subjetivamente constituida. te en el discurso español y las imágenes de
Lo visual, y su representación, para los los indios con las que se relaciona.
efectos de este ensayo, se ubicarán, histó-
ricamente, en el proceso de conquista es- Imágenes e imaginarios
pañola en América. Este interés surge por
la necesidad de retomar lo visual desde La naturaleza y materialidad de las
una perspectiva no colonial. Pues: imágenes son el punto de partida de esta
sección. Aunque existen diversas nociones
cualquier recuento de la moderni- de imagen, podemos partir de la diferen-
dad que no tenga en cuenta el im- ciación realizada por Burke, entre ima-
pacto de la experiencia colonial gen visual e imagen mental. Su distinción
en la formación de las relaciones consiste en establecer una oposición en-
propiamente modernas de poder tre discurso escrito y discurso visual de la
resulta no sólo incompleto sino pintura (Burke, 2005). Esta diferenciación,
también ideológico. Pues fue pre- aunque centrada en la Historia del Arte,
cisamente a partir del colonialis- como disciplina, es valiosa en la medida
mo que se generó ese tipo de poder en que ofrece a la imagen visual, un valor
disciplinario que, según Foucault, equivalente al del lenguaje oral o escrito,
caracteriza a las sociedades y a en la construcción investigativa. Burke
las instituciones modernas. Si afirma que para recuperar o reconstruir
como hemos visto en el apartado las imágenes mentales “resulta indispen-
anterior, el Estado-nación opera sable, a todas luces, el testimonio de las
como una maquinaria generadora imágenes visuales, pese a los problemas de
de otredades que deben ser disci- interpretación que puedan plantear.” (Bur-
plinadas, esto se debe a que el sur- ke, 2005, p. 158)
gimiento de los estados modernos Metodológicamente, “la imagen es
se da en el marco de lo que Walter necesariamente explícita en materias
Mignolo ha llamado el “sistema- que los textos pueden pasar por alto con
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suma facilidad. Las imágenes pueden dar la autopercepción de superioridad del ob-
testimonio de aquello que no se expresa servador/conquistador.
con palabras” (Burke, 2005). Además, las El acumulado simbólico de las expe-
imágenes hablan, no solo de quien es re- riencias de vida de que los conquistado-
presentado en la imagen; sino de quiénes res eran portadores, a la par de su poder
las representan (Burke, 2005: 38). A partir político-militar, y su experiencia de colo-
de ellas nos podemos formar una idea de nización cultural -puesta a prueba con la
las cosmovisiones de quien ve y quien es reconquista del sur de España-, hicieron
visto. La objetividad, por tanto, no es un posible que su interpretación de la vida
hecho “dado” por el carácter documental cotidiana de los indios se manifestara, no
de la imagen; es una construcción entre solo como una invención; sino como la ex-
quien ve y es visto. presión de sus propios imaginarios cultu-
Las imágenes visuales, y sus soportes rales y sociales. Frente a las formas de vida
materiales, son formas de testimonio, que de los indios, los españoles comienzan a
permite el acceso a determinada informa- hacer diversas lecturas, y a actuar en con-
ción. El proceso de interpretación de estas secuencia. Esas lecturas están situadas en
imágenes debe hacerse en los marcos de una experiencia social y cultural geopo-
una investigación que articule la compren- líticamente situadas. Constituyen un de-
sión de sus significados. Razón por la cual terminado imaginario, una “construcción
debe ser posible establecer un diálogo entre simbólica mediante la cual una comunidad
las imágenes visuales de la vida cotidiana re- (racial, nacional, imperial, sexual, etc.) se
presentadas materialmente y la cotidianidad define a sí misma” (Mignolo, 2000, p. 55).
de quienes son representados en las imáge- Este término tiene un sentido geo-político,
nes, lo que implica poner en diálogo las cos- que en el contexto de conquista del siglo
movisiones de quien ve y quien es visto. XVI contribuya a la fundación y formación
En el caso de los enfrentamientos cul- del imaginario del sistema-mundo moder-
turales, que se producen en el marco de no/colonial” (Mignolo, 2000, p. 56).
conquistas que podemos llamar totales, En ese sentido el imaginario funciona,
como las vividas en América en el siglo más allá de los prejuicios y estereotipos,
XVI, nos hallamos en presencia de un pro- como un marco categorial; como una me-
ceso cuyo principio metodológico no es la todología de comprensión que media la
comprensión o interpretación de la vida lectura de lo visto. Es altamente valora-
de los otros, a partir del diálogo entre dos tiva, en tanto juzga la postura del otro, a
imaginarios distintos; sino la compara- partir de la propia experiencia. Esta lectu-
ción cultural y el intento por asimilar a los ra no es neutral, cuando se realiza desde
otros, tomando como paradigma, la expe- el poder social y cultural, la valoración se
riencia de vida particular del conquistador convierte en discurso hegemónico, en di-
(Mignolo, 1998). Al intentar comprender seño e implementación de regulación de la
a los otros y otras por mediación de la vida cotidiana subalterna.
analogía, la esperanza de igualdad se con-
vierte en constancia de diferencia e infe- Imaginarios, prácticas de interpreta-
rioridad. Lo visto, a partir de las imágenes ción e imágenes de loa otros
del otro es cargado de un contenido mora-
lizante y carente de civilidad, que justifica La conquista del Nuevo Mundo, vista
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desde el imaginario de los conquistadores, invención no es una sustancia, antes bien,


va a ser la comprobación empírica de la es un lugar de enunciación, mediado por
validez y legitimación de la dominación relaciones hegemónicas en las esferas
basada en la diferencia cultural. Las di- de la cultura, la política, las ciencias, las
ferencias de religión, étnicas, de lengua- prácticas religiosas, en las cuales la inven-
je van a estar cargadas de una valoración ción puede entenderse como apropiación,
polarizada de positivo a negativo: el “yo” interpretación y legitimación de unas for-
español y el “otro” indígena, el civilizado y mas de vida sobre otras.
el salvaje. Esta dicotomización se va a cor- La llegada de los españoles a Améri-
poreizar como nunca antes en la moder- ca, y la posterior conquista y colonización
nidad colonial. La búsqueda de la analogía del territorio, forman parte, en términos
se convierte en la constatación de las dife- de autores como Enrique Dussel (2007),
rencias, y en la politización de las mismas, Aníbal Quijano (2000), y Walter Mignolo
en función de la dominación. (1998), entre otros, de la inauguración de
La interpretación de la imagen del la Modernidad. Para comprender esta afir-
otro, va a ser central en la construcción y mación es necesario pensar la modernidad
legitimación de la jerarquía que deriva de en su carácter colonizador; no únicamen-
la diferencia. Lo visto es pensado y siste- te en la visión emancipadora y liberadora
matizado a partir de los marcos represen- enunciada en el siglo XVIII 1.
tacionales de quien ve. En alguna medida, En los procesos de construcción del
es inventado, siempre que entendamos imaginario social dominante en la vida de
por invención: los súbditos del Reino de Aragón y Castilla,
antes de su llegada a América, se constitu-
[el] modo en que un cierto grupo de yó a partir de experiencias de vida que for-
personas se representa mentalmente a marán parte del imaginario del sujeto con-
otras, sino que apuntamos, más bien, quistador en el “Nuevo Mundo”: el valor
hacia los dispositivos de saber/poder a “positivo” de la conquista total -cultural,
partir de los cuales esas representacio- política, religiosa- como clave del éxito, ya
nes son construidas. Antes que como el validada en la Reconquista del Sur de Es-
“ocultamiento” de una identidad cultu- paña; la importancia del cristianismo como
ral preexistente, el problema del “otro” cosmovisión religiosa, fuerza política, y el
debe ser teóricamente abordado desde rol que juega la iglesia católica como fuente
la perspectiva del proceso de producción de control cultural mediante la conversión,
material y simbólica en el que se vieron y posteriormente, la evangelización. Estas
involucradas las sociedades occidentales formas de enfrentamiento en la que lo mi-
a partir del siglo XVI. (Castro-Gómez, litar, político y cultural se articulan; junto
2000, p. 148) con la subsecuente abolición de formas
previas de vida intercultural en el territorio
La invención del otro podría enten- hispano, van a estar presentes en las prácti-
derse como una invención desde Europa, cas del futuro sujeto conquistador.
y no una invención hecha por Europa. La

1 Dussel, de manera explícita establece una distinción entre la modernidad colonial, que él denomina universal, y la moder-
nidad provinciana, la que es producida en Europa en el siglo XVIII. Para Dussel: “El siglo XVI ya no es un momento de la
‘Edad Media’ sino el primer siglo de la modernidad. Es la Modernidad temprana en su primera etapa, la de una Europa que
comienza su ‘apertura’ a un ‘nuevo mundo’ que la ‘re-conecta’ (por el Atlántico al Pacífico) con parte del ‘antiguo mundo’,
el asiático, constituyendo el primer ‘sistema mundo’. El siglo XVI es la llave y el puente ya moderno, entre el mundo antiguo
y la formulación ya acabada del paradigma del ‘mundo moderno”. (Dussel, 2007, p. 193)
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Otras dimensiones culturales, de carác- Casas y Bernal Díaz del Castillo. El cono-
ter simbólico-material, guardarán relación cimiento de la escritura alfabética y el do-
con las preconcepciones que tienen los con- minio de tendencias culturales, -ya fueran
quistadores respecto de cuáles deben ser los filosóficas, teológicas, económicas- y de
procedimientos de recolección de los even- debates respecto del modo en que se de-
tos históricos, cuáles mecanismos de fijación bería realizar la colonización propician un
de la memoria son válidos y cuáles no, qué campo de construcción del otro, en pers-
importancia tiene la presencia o carencia de pectiva; al tiempo que les permite estar de
escritura alfabética, la acumulación de sabe- acuerdo en otros temas.
res en formatos de libros, y su consiguiente Un ejemplo de esta puesta en común
reproductividad en la validez de un cono- de ciertas “verdades”, asumidas a partir de
cimiento que pueda ser reconocido como un imaginario compartido por los sujetos
“histórico” (Mignolo, 1998). de la conquista se evidencia en el propio
La condición de letrados, y el propio concepto -y la materialidad- de la imagen
acceso a la escritura alfabética no es un del bárbaro. La legitimidad de la conquis-
rasgo universal del sujeto conquistador. ta pasa por la constante asunción de que
Es sabido que los niveles culturales de evidentemente son bárbaros. Y eso lo de-
los mismos varían. Pero existe una figu- muestra el estado pre-contrato social, pre-
ra, la del cronista, cuyo oficio va a ser el derecho de gentes, pre-propiedad privada
de escribir las crónicas de la conquista, en en el que se encuentran. En este punto co-
perspectiva histórica: incide con Vitoria, para quien es necesa-
rio dilucidar si “esos bárbaros, antes de la
En un mundo como el del siglo XVI llegada de los españoles, eran verdaderos
no es trivial empezar diciendo que dueños pública y privadamente; esto es:
todos los cronistas de Indias tenían si eran verdaderos dueños de las cosas y
que saber escribir, ya que ése sería posesiones privadas, y si había entre ellos
un primer rasgo distintivo en rela- algunos hombres que fueran verdaderos
ción con la inmensa mayoría de la príncipes y señores de los demás.” (Vito-
población de la época tanto en la ria, 1985, p. 27). Ante los ojos de Colón,
metrópolis como en las colonias. las Casas, Vitoria, la propiedad privada es
Éste es un indicio de pertenencia a una piedra angular de la civilización. Y la
unos grupos sociales determinados ausencia de ella, es signo de desorden y
y un primer condicionante de su falta de racionalidad.
enfoque. Todos escriben a través del Otro ejemplo del imaginario comparti-
prisma de la sociedad –y la clase e do en la construcción de la imagen del “bár-
ideología- en la que se han educado. baro”, es la de Bernardo de Aldrete, y la rela-
(Baigorri y Alonso, 2002, p. 2) ción que establece, desde su especialización
como gramático, del vínculo que existe en-
A su vez, la figura del cronista tampo- tre carencia de escritura alfabética y ausen-
co es unívoca. Desde la multiplicidad de cia de civilidad. Tal como plantea Mignolo
la experiencia conquistadora, en esta cate- en The Darker Side of Renaissanse, Aldrete,
goría podrían ubicarse sujetos tan contra- a partir de una interpretación de la historia
dictorios entre sí como Bartolomé de las del castellano, establece una relación unívo-
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ca entre la ausencia de escritura alfabética mundo culturalmente situada en una Espa-


y el hecho de que los territorios del Nuevo ña, que para el siglo XVI, experimentaba
Mundo no hubieran sido conquistados con los primeros atisbos de modernidad.
anterioridad2 (Mignolo, 1998). En esta construcción estereotipada la
Esta lógica se basa en la propia cons- noción del otro es construida a partir de
trucción de la historia de la lengua caste- la comparación, en tanto mirada de la di-
llana -tal como la representa Aldrete. Para ferencia. La interpretación ubica al otro
Aldrete, desde la universalización de la desde la carencia de vestuario, de propie-
experiencia histórica castellana, es impo- dad privada, de escritura, de religión mo-
sible comprender que la materialidad de la noteísta, de legalidad, de normas del buen
escritura alfabética y la ideología construi- vivir, etc. La diferencia es entendida, no
da alrededor del concepto de palabra no es como posesión de formas distintas, sino
condición suficiente para la existencia de como ausencia de formas idénticas de or-
la ciencia y la civilidad. Tampoco comprende ganización de la vida.
que si la comunidad no había sido previa- Con la afirmación de las diferencias
mente invadida por otra nación del este del en lo que a historia “escrita” y memoria
Mediterráneo, donde se localizaban los orí- “visual” y “oral” respecta, termina por es-
genes de la escritura alfabética, ellos no ten- tablecerse una jerarquía entre la aparente-
drían por qué relacionarse con el uso de tal mente organizada construcción histórica
forma de escritura (Mignolo, 1998, p. 34). -sedimentada en libros- y la apropiación
El tema de la desnudez es una cons- del pasado en diálogo con las imágenes
tante en la conquista, y un indicador de le- visuales y narración oral. Para los con-
gitimación de la colonización. No por eso quistadores, que dominaban la lectura y
se la debe deificar, pues no es una “condi- escritura alfabética, resultaba imposible
ción” compartida por los indígenas de las “encontrar” el lugar de las letras en los gli-
diferentes culturas. Resulta importante fos aztecas, o los quipus andinos.
que la imagen de la desnudez se universa- Un ejemplo de las consecuencias de
lice como prueba de carencia de civilidad, la interpretación parcial y jerarquizada de
y posibilite, desde el poder de la conquis- las narrativas en las que se constituía la
ta, suprimir esa “carencia”. historia, desde la perspectiva americana,
puede evidenciarse en el tratamiento que
Imagen, escritura y diferencia cultural dieron los conquistadores a los textos pro-
ducidos por los aztecas, y que conforma-
El nombrar de los españoles, a partir de ban sus registros históricos con anteriores
lo visto, deviene en un mirar/nombrar de a la conquista. Es un caso de analogía que
la diferencia, de exterioridad y encuentra, al buscar la identidad, lo aparentemente
desde sus lógicas culturales, motivos para común entre las dos culturas, termina por
establecer una jerarquización entre lo que ignorar o invisibilizar las especificidades
el sujeto español es y la visión de los indios de una de ellas, como sucede cuando los
e indias como sujetos otros. Este proceso conquistadores re-nombran como códi-
se constituye a partir de una concepción de

2 La pretendida universalidad de la relación conquista territorial/conquista del lenguaje y religión, en Aldrete, parte de
una experiencia concreta: las conquistas mediterráneas llevadas a cabo por los romanos, y la subsecuente introducción del
latín, del cual deriva el castellano como lengua. Con esta genealogía del lenguaje castellano, Aldrete no solo fija la historia
del idioma; sino que deslegitima toda forma de lenguaje cuyos orígenes no compartan la historia del castellano.
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ces los textos que los aztecas denominaban bonensis (deViena), Dresdensis (de
amoxtli3 (Galarza, 1997; Mignolo, 1998, ). Dresden), Borbonicus (del Palais
En las formas que emplean los con- Bourbon); del poseedor: Borgia, Fe-
quistadores para juzgar la validez de los jérváry, Mayer, Cospi; de la insti-
textos producidos y compartidos por las tución que lo guardaba: Vaticanus;
culturas aztecas se evidencia la existencia a veces del investigador: Nuttall.
de una preconcepción respecto de cómo (Galarza, 1997. p. 10)
deben producirse los procesos de recopila-
ción de memoria histórica. Además, existe Las nociones de autoría, propiedad y
la creencia, por parte de los españoles, de territorialidad presentes en prácticas de
que el modelo hispano de construcción de apropiación del conocimiento europeo
la historia es el indicado, a juzgar por sus moderno, se ponen en evidencia en este
orígenes greco-latinos y cristianos4 , con re-nombrar, que no solo significa encubrir
raíces en la cultura hebrea. al otro; sino que desterritorializa el cono-
Estas expresiones de etnocentrismo en cimiento, esencializándolo. La produc-
el discurso y las prácticas de los conquista- ción de los amoxtli no se centraba solo en
dores letrados en su relación con los textos la representación del producto final -aná-
aztecas solo pueden consolidarse a través de logo, según los conquistadores letrados,
una concepción totalizante de la conquista. a los libros- sino en un largo proceso de
Lenguaje, territorio, historia, cultura y la división social del trabajo y de la cultura,
propia corporeidad humana, son transver- que establecía diferencias al interior de la
salizadas por la relación de conquista. sociedad azteca.
El proceso de re-nombrar, re-inter- Tal es el caso de los tlacuilos, personas
pretar y enjuiciar los contenidos de los encargadas de fijar lenguas y culturas in-
amoxtli/códices, podría funcionar como dígenas por medio de su sistema tradicio-
un buen ejemplo de la anterior afirmación. nal de signos. Los tlacuilos
Si comenzamos por el re-nombrar, ten-
dríamos una síntesis clara en la siguiente tenían que poseer ante todo cua-
afirmación de Galarza: lidades de pintores o dibujantes y
conocimientos profundos de su pro-
Los primeros investigadores em- pia lengua. Podían ser hombres o
pezaron a identificar individual- mujeres, que se escogían desde muy
mente los documentos indígenas, jóvenes en cualquier clase social. La
dándoles nombres (diferentes), al condición esencial era que se reve-
principio en latín. Al nombre ge- laran poseedores de esas cualida-
nérico codex (libro manuscrito) se des artísticas: se les instruía en su
le agregaba el nombre propio del lengua y el saber de su época y, pos-
lugar en que se conservaba: Vindo- teriormente, se les especializaba en

3 Otra de las formas de traducir amoxtli es libro (Galarza, 1997). Estas traducciones no deben ser vistas únicamente como
el intento por comunicar conceptos de una lengua a otra. Tiene que ver con el intento por fijar una lógica de producción
cultural dentro de la lógica dominante. Es un proceso en el que el dominio y resignificación del lenguaje tiene que ser
total.
4 Aquí se establece un triple cruzamiento entre historia, religión y escritura alfabética. El latín como lengua y el cristianis-
mo como religión llegan a la Península Ibérica a través de las conquistas romanas durante los siglos III y IV D.C., por su
parte el cristianismo tiene sus raíces culturales en el mundo hebreo. La relación del cristianismo con la escritura alfabética
en griego y latín, parecieran dar constancia de la conexión entre propagación de la cultura y la lengua vía la evangelización,
o al menos así pensaba Aldrete. Esta es una constatación histórica que puede funcionar en términos discursivos, más que
fácticos.
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algún tema específico. Después de Si se analiza el proceso de producción


esta preparación formaban parte y recepción de los textos aztecas, su fun-
de una clase superior, ya que tenían ción, y las formas en que se establecía el
que dedicarse de tiempo completo control social y cultural a través de la nor-
a sus actividades. Se les llamaba matividad en ellos expresados, habría que
tlacuilos (del verbo nahualt tlacui- destacar que sus contenidos se correspon-
loa), porque escribían pintando. Sus den con un determinado imaginario social
escritos eran anónimos porque no de cómo debe estar organizada la vida en
firmaban sus documentos ni indi- sociedad, desde su cosmovisión hasta las
caban sus nombres. Su producción funciones sociales de los individuos que
pertenecía a la colectividad. (Ga- en ella viven. Las relaciones jerárquicas,
larza, 1997, p. 8) genéricamente estratificadas, la desigual-
dad económica -percibida por mediación
Resulta interesante destacar que para de los tributos- etc., son formas de organi-
los aztecas el dominio de la escritura -no zación de la vida que se “comparten” dis-
en sentido alfabético, sino comunicativo- cursiva y estratégicamente.
corresponde a castas específicas. La fija- La escritura de los glifos, la exposición
ción de normas de saber y comportamien- de imágenes figurativas, la narración se
to, representadas en los textos aztecas y articulan para conformar la complejidad
socializadas por la mediación discursiva de un discurso social y cultural en el que
de los tlacuilos abarcaba las más diversas las palabras y las cosas, aun mantienen
esferas de la actividad cotidiana, desde la su vínculo. Si se las interpreta desde un
educación diferenciada de los hijos e hijas, concepto reducido de lo que la escritura
calendarios de festividades religiosas, con- puede significar -escritura alfabética en
tabilidades y sistema de leyes al interior latín o castellano- y no como estructuras
del imperio azteca. Mediante la posesión de organización de la comunicación y el
y manejo de los códices centralizado en los conocimiento socialmente compartido,
sectores dirigentes, “aseguraba la conser- estaríamos frente a una interpretación,
vación y el control exclusivo de todo el sa- cuyas competencias comunicativas son
ber alcanzado, lo cual contribuía a su afir- igualmente reducidas.
mación en el poder” (Galarza, 1997, p. 9). Es sabido que los amoxtli prehispá-
El contenido comunicativo de la rela- nicos, y los edificios en que eran guar-
ción escritura/lectura, tenía lógicas fijadas, dados (amoxcalli), fueron mayormen-
según las cuales, aunque solo correspon- te destruidos durante la Conquista. La
día a los tlacuilos tener acceso a las formas violencia devastadora de las invasiones,
de escritura, muchas personas sí podrían primeramente, y la violencia cultural
leerlos, como “los egresados de las escue- de los “autos de fe” que organizaban los
las superiores y la burocracia estatal, y aun frailes europeos para aniquilar lo que
algunas gentes del pueblo conocían sufi- ellos consideraban como “obras del de-
cientes signos en las inscripciones de los monio” se constituyeron en formas de
frisos de los edificios públicos, como para exterminio f ísico de estos materiales.
diferenciarlos e identificaban los nombres (Galarza, 1997, p. 10). En realidad debe-
de los dioses, además de otros aspectos.” ría hablarse de una relación ambivalente
(Galarza, 1997, p. 9)
MARTÍNEZ: Imagen, escritura y diferencia cultural en la conquista de América. 151

con respecto de estos textos aztecas. Sin interpretación de las experiencias de vida
negar el exterminio, hay que señalar que particulares ajenas; y poseer la capacidad
a la par de este se dio un proceso de re- -desde la hegemonía o la dominación- de
cuperación y apropiación de la memoria colocar, esa interpretación parcial como
contenida en ellos. Los cronistas tuvie- paradigma de interpretación, en situacio-
ron que recurrir a las fuentes de la sa- nes similares. Por supuesto, esto solo pue-
biduría azteca -tlacuilos, lenguas, con- de ser posible si estamos en presencia de
cejos de ancianos, indios cristianizados, relaciones asimétricas entre quien ostenta
etc.- con el fin de recopilar e interpretar la capacidad de hacer que su discurso e in-
las imágenes, glifos y la propia organiza- terpretación se impongan culturalmente, y
ción de la escritura y la historia aztecas quienes, desde su cotidianidad tienen una
(Mignolo, 1998). relación ambivalente con dicho discurso.
Estas relaciones asimétricas no se dan
Una suerte de cierre... en abstracto, los vínculos entre interpreta-
ción, imagen e imaginario son transversa-
La recuperación de la visualidad y ora- lizados por relaciones de poder. No solo el
lidad histórica de imágenes, por los estu- poder de ver y ser visto, y de ser valorado
dios decoloniales latinoamericanos, reubi- en consecuencia; pues en ese sentido tan-
ca la mirada en dos elementos clave: la to miraron y valoraron los conquistadores
multiplicidad de la escritura, y el valor de como los indios en los nuevos territorios.
lo visual en la conformación de representa- Más bien se refiere a las condiciones en
ciones sociales y culturales. La centralidad que unas y no todas esas narraciones, in-
de la imagen, bajo la forma de pinturas, en terpretación e invención de narraciones se
la conformación de la memoria histórica constituyeron en la Narración, en el punto
fue central para aztecas. Eran imágenes legítimo de comprensión y justificación
no subordinadas a la escritura alfabética de la conquista. En todo caso, y por me-
-identificada con el modelo conquistador diación de las narraciones de lo visto en
de escribir- que se constituían como na- las tierras de América, estaba en juego la
rración visual y oral de prácticas propias constitución del sujeto hegemónico etno-
de la vida cotidiana de pobladores y po- céntrico de la Modernidad.
bladoras. Desde la descripción de rituales, Por otra parte, la invención de los
a la confección de alimentos, la educación otros y otras indígenas como un ser está-
de hijos e hijas en preceptos morales, todo tico puede ser propio de un discurso con-
el mundo vital era visualmente puesto en quistador en sus inicios, colonial hasta la
juego, compartido por las miradas y escu- actualidad; pero no da cuentas de las com-
chado colectivamente. Lo visual y lo oral petencias comunicativas y las capacidades
se constituían mutuamente en un univer- de construcción de memoria de los otros,
so de historia compartida. desde su subalternidad. La situacionalidad
En los marcos de una comprensión de- de los indios e indias durante la conquista,
colonial de historia y memoria es preciso los lugares desde los cuales interpretan,
destacar para que el proceso de apropia- enuncian y dan sentido a la vida cotidia-
ción del discurso y prácticas de los otros y na, no se ubica en un punto fijado en el
otras se produzca, es necesario hacer una pasado. Forman parte de la conflictividad
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que representa la imposición de patro- Castro-Gómez, S. (2000). “Ciencias socia-


nes culturales extraños y la necesidad de les, violencia epistémica y el problema
continuar experimentando el mundo en el de la invención del otro”. En: Lander,
marco de horizontes de sentido propios. E. (comp.) La colonialidad del saber:
Desde la perspectiva decolonial, el eurocentrismo y ciencias sociales. Pers-
acercamiento al pasado, sus imágenes y pectivas Latinoamericanas. Buenos Ai-
memorias no puede ser menos que con- res: CLACSO-UNESCO.
flictivo. A la vez, posibilitan el reconoci-
miento y validez de lugares de enuncia- Dussel, E. (2000). “Europa, modernidad y
ción y práctica que tradicionalmente han eurocentrismo”. En: Lander, E. (comp.)
sido subalternizados y descategorizados La colonialidad del saber: eurocentrismo
desde el imaginario dominador y colonial. y ciencias sociales. Perspectivas Latinoa-
Desde el marco del siglo XXI, el reencuen- mericanas. Buenos Aires: CLACSO-
tro con las formas de construir la escritu- UNESCO.
ra, las imágenes y el discurso anterior a la
conquista, significa realizar un intento por Dussel, E. (2007). Política de la Liberación.
repensar el presente, en diálogo con el pa- Historia mundial y crítica. Madrid:
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