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Mi historia te va a parecer muy curiosa, ¿Qué articulo científico puede dar

información sobre si las estrellas pueden caminar sobre la tierra? Pues me presento,
mucho gusto mi nombre es Estrella Bentley, sí, soy una realidad difícil de creer, pero
muy cierta, ¿Por qué? No es por presumir, pero si soy una estrella, tampoco de mar, ni
del cielo, estarás pensando que soy una farsante y que mi egocentrismo corre por los
alrededores, pero no es así, te contaré un poco de mí; Nací en un núcleo familiar muy
conservador, mi familia es de músicos desde el más famoso hasta el menos reconocido
pero algo que los caracterizaba es que la música era su forma de comunicarse con los
demás, en efecto, somos inmigrantes provenientes de un pueblo muy pequeño de
Somalia, nuestro idioma es muy diferente ya que en mi pueblo se manejan tribus
ancestrales donde tenemos un dialecto propio, nos encanta la música, bailar, cazar y
convivir en familia, nos gustan los ritmos alegres, mi familia al cantar se divide en
grupos pequeños, los abuelos son los encargados del coro, sus voces al recitar los
canticos en las noches hacen que el tiempo se torne sereno, ameno y también
relajante, mis tíos tocan la marimba armonizando en cada toque, las vibraciones
generan euforia, generan ganas de bailar al son de cada golpe, mis primos son los
bailarines encargados de crear las coreografías para cada acorde, se mueven al ritmo
de la música es más siempre se reúnen por las tardes a recrear cada paso para que la
velada sea mucho mejor, antes que nada, como siempre lo ultimo es la mejor parte,
hablo de mis progenitores seres magníficos, llenos de muchísima humanidad, mi madre
una mujer con caderas pronunciadas, pelo grueso, abundante, brillante y una sonrisa
difícil de no mirar, su carisma era innegable, ¡ay madre! como te recuerdo, como te
extraño, creo que jamás se me olvidará su voz armoniosa, ella era la encargada de la
voz principal, puedo asegurar que se podía esclarecer el cielo con tan solo escuchar su
voz, lo puedo jurar, al momento de hacer un solo todos callaban para oírla cantar, era
majestuosa su presencia, se podía sentir la divinidad en su máxima expresión,
simplemente era magnifico, mi padre, un hombre seguro de si mismo, encantador, un
poco bravucón pero cuando se trataba de su familia era el hombre mas tierno que
pudiese existir sobre la faz de la tierra, el tocaba la pandereta, era su arte, siempre
tenía una especial para cada evento: matrimonios, bautizos o juntas familiares.

¿Dónde quedo yo? Pues para mi mala suerte, no me gustaba tocar ningún instrumento,
creía que no era necesario, me gustaba mas jugar con los animales, correr por el
bosque, mirar los peces en el rio, ver el cielo al anochecer, soy más de admirar la
naturaleza más todo aquello que nos ofrece, creerán que soy una aburrida, que no
encajo en esa familia, sí, yo también creía lo mismo, pero sigan leyendo para que se den
cuenta que soy una persona muy especial.
En mi infancia solía pensar que el cielo era inalcanzable, siempre quise saber si era
posible tocar el cielo con las manos, antes de dormir me gustaba ver el cielo
estrellado, preguntarle a mi madre sobre si existía la posibilidad de subir al cielo,
bailar también cantar con las estrellas, ella nunca me lleno de fantasías la cabeza,
aseguró con toda firmeza que era imposible, que la única manera de hacerlo era en los
sueños, pero siempre me incentivo a creer que no se puede tocar el cielo con las manos
pero si se puede creer estar en él, para ese tiempo no sabia a que se refería pero
siempre soñé con las estrellas incluso verme junto a ellas.

Era diferente a las niñas de mi comunidad, siempre fui muy curiosa, me gustaba
preguntar el por que de las cosas, pero nadie sabia dar respuesta a mis dudas, éramos
una población escondida entre la selva, no sabíamos leer, ni escribir, vivíamos de la
ganadería, pesca y artesanías, para esos tiempos Somalí se había vuelto un país
azotado por la violencia, misoginia e ignorancia, así es, las mujeres no podíamos
estudiar, siempre quise ir a la escuela como lo hacían mis primos varones, pero no se
me era permitido, mi abuela me decía que una mujer no debería coger un libro, un libro
no me enseñaría como cocinar, como atender a los niños o a mi marido, si mi abuela aún
existiese estaría tan feliz de saber que hoy en día hay libros para aprender de todo,
pero no tiene la culpa de haberse criado en un lugar así, si vieran mi expresión en ese
momento, me reí tanto porque era imposible verme casada con alguien, verme cambiar
un pañal o preparando algo de comer, era una realidad que no quería vivir a mi corta
edad, en mis ratos libres cuando no me estaban adoctrinando para “ser una buena
mujer” Me camuflaba entre las chozas donde los varones iban a aprender las clases,
escuchaba cosas raras, hablaban de números, vocales, países, continentes, mares, era
asombroso escuchar sobre todo eso, pero no entendía muy bien, ahí me enteré que mi
primera meta era aprender a leer, siempre a la misma hora me escabullía entre las
clases para lograr mi objetivo, hasta que pude “tomar prestado un libro” y tratar de
leerlo, fue difícil al principio por que parecía un idioma que no conocía, no fue
imposible, hasta que pude leerlo entero, hasta que conseguí más y más, me escondía en
la selva para leer en tranquilidad, uno de esos días mi aldea vivía una de las mas
grandes desgarradoras escenas, saqueadores querían gobernar nuestras tierras, nos
querían desplazar, robar, ultrajar, secuestrar y violar a la población, no conseguía a
mis padres, lo único que hice fue huir con la primera familia que encontré, pasaron días
caminando por la selva, hasta llegar a una ciudad cercana, navegar un bote y llegar a un
continente llamado América lo supe porque en mis libros había leído sobre el y su
historia, era tal cual como lo imaginaba, las personas de mi color se veían tan cultas,
tan magnificas, pero aun sentía la incertidumbre por saber el paradero de mis padres,
pensé que tocaría el cielo con las manos, pero no fue así, fuimos esclavizados-
destinados a trabajar sin descanso, sufrir múltiples abusos, cuando tenia la posibilidad
me escabullía a la casa comunal donde habían cientos de libros magníficos, hablaban
sobre avances científicos, anatomía, medicina, física, cosas interesantes, pensé en ser
doctora pero para una pobre negra esclava eran sueños muy alejados, una vez más solo
tocaría el cielo pero en mis sueños.

Pasaron años de penumbra, hasta que llegué a la juventud debido a mis conocimientos
empíricos y basados en la lectura era la encargada de curar las enfermedades de las
personas refugiadas conmigo, me sentía viva después de todo al servir a mi comunidad
pero con el vacío de saber sobre mi familia, siempre antes de dormir recitaba sus
cantos, eso me hacia sentir como en casa.

Un día nuestro amo enfermó, no había ningún médico cercano, solamente había una
receta medica escrita, cosa que pude descifrar, mi amo se sorprendió, nunca pensó
que tuviera esas cualidades, estuvo a punto de morir, gracias a mis conocimientos se
salvo de tocar la muerte con las manos, dijo que mi talento era valioso, así que me
envió a un internado de monjas para que pudiera hacer mis estudios superiores, me fui
triste por los que no habían podido salir pero siempre tuve el pensamiento de mi
madre, siempre soñé con tocar las estrellas con las manos, fue difícil la convivencia
mientras mi preparación debido a mi color de piel, mi idioma, mi manera de
comunicarme, pero no me fue imposible aprender, siempre supe que mi destino era
brillar como una estrella.

Después de tanto luchar, pude culminar con mis estudios, terminé en la escuela de
Medicina, siempre mi labor fue en pro de ayudar a los demás, se diría que moví el cielo
para conseguir información de mi familia, pero fue frustrante por que al escapar se
distribuyeron por casi todo el mundo o quizás no sobrevivieron al ataque, luché por la
liberación de mi pueblo, cosa que se logró, erradique el maltrato, la violencia sexual o
física hacia las mujeres en somalí, mi labor fue reconocida mundialmente, mi historia
de lucha, sobrevivencia fue enaltecida y exaltada por el mundo, fue un choque duro
porque muchos no creían que una mujer pobre, negra y sin haber estudiado
anteriormente había logrado tanto para la comunidad, recordé a mi madre donde me
decía que siempre soñara con tener las estrellas entre mis manos, tanto lo soñé, tanto
lo anhele, que al fin lo pude hacer realidad, no hay estrella más divina que lograr la
libertad de un pueblo, de lograr que más personas creyeran en los sueños, mi nombre
era Gola que en mi idioma nativo significa “Estrella de sol naciente” mi madre siempre
lo supo, siempre creyó en que mi brillo iba a ser visto por todos, lo supo desde que
nací, ella sabia que mis ganas de superarme eran fuertes.
Ahora que estas aquí, puedes saber que si soy una estrella, con mi brillo contagio a los
demás a soñar, a creer en si mismos, a creer que por mas dura que este la crisis hay
que seguir adelante, los sueños también se cumplen, escribo estas memorias como
testimonio de que no importa la adversidad, si se puede, no se si mi camino más
adelante siga creciendo, pero siempre que en mis manos esté ayudar lo haré, y al final
concluí que siempre tuve el cielo en mis manos, cada libro que pasaba por mis pequeñas
manitos, era un nuevo firmamento que me aseguraban un paso más cercano al cielo,
cielo que por fin pude tocar, cielo que quisiera que mi comunidad hubiera tocado
conmigo. Después de saber un poco de mi ¿también te gustaría ser una estrella?

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