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Teorías políticas y democracia contemporánea / Ejercicio taller 1.

Análisis caso “pandemia – toques de queda y los efectos económicos, políticos y


sociales. La tensión entre el derecho, la economía y la política”

Ana Maria Chaquea Leal


Luisa Fernanda Urazan Palacios

Burdeau (s.f.) dice: “toda sociedad se ordena entorno a un cierto ideal de vida común, se
expande en un estado de conciencia nacido de la solidaridad por la cual sus miembros se
sienten unidos”. Colombia según la constitución de 1991 está conformada como un estado
social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con
autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada
en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la
integran y en la prevalencia del interés general.

Una sociedad que se ordenó entorno a cierto ideal de vida común y en nuestro caso ese
ideal se encuentra descrito en el preámbulo, articulo 1 y ss. de la constitución, esto
significa que ha existido un acuerdo en cuanto a la vida, los derechos y deberes en un
Estado y para nosotros ese acuerdo se materializa en procesos políticos democráticos, y
la democracia resulta de la necesidad conjugada con el aserto de nadie poseer por derecho
propio la voluntad de imperar sobre sus semejantes, la deducción de que el poder político
debe residir en la totalidad de la comunidad.

No es desconocimiento que el 07 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud


(OMS) calificó la situación del Coronavirus COVID-19 como un tema de emergencia de
salud pública de importancia internacional y en base a esto solicitó a los países la
adopción de medidas preventivas, con el objetivo de detener la transmisión y prevenir la
propagación del virus.

Así mismo, para el 11 de marzo de 2020, el COVID 19 fue declarado por parte de la OMS
como pandemia (esencialmente por la velocidad de propagación y la escala de
trasmisión). En pro de acatar las medidas pertinentes para controlar la propagación del
virus en el País y ejecutar las recomendaciones proporcionadas por parte de la OMS y
con base en el Art. 215 de la Constitución Política de Colombia se declara un Estado de
Emergencia Económica, Social y Ecológica en todo el territorio Nacional (Decreto 417
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de 2020). Sin embargo, casi año y medio después los esfuerzos por mitigar los efectos y
consecuencias, aún persisten.

Que seamos un país democrático, participativo y pluralista configura un deber y un


derecho para el estado y la ciudadanía de hacer parte de las decisiones que en él se tomen.
Reconocemos en nuestra estructura como Estado desde un concepto restringido y clásico
características y principios de la teoría contractualista planteada por autores como
Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu, etc., en donde el poder del estado siempre está
en el hombre o el pueblo y es el poder político el punto de partida de la democracia, una
directa en donde el voto permite decidir lo que se tiene que hacer para el bien de la
sociedad o una democracia representativa en donde un elegido actúa de acuerdo a los
intereses de los que lo eligieron contemplando a todos los ciudadanos o por otro lado una
democracia liberal: social y económica en la que hay procedimientos para asegurar la
competencia libre entre las personas en la búsqueda del poder y esos procesos políticos
pueden ser explicados mediante conceptos y términos de la ciencia económica.

En consecuencia y teniendo en cuenta las medidas políticas, económicas y sanitarias


tomadas en el marco de la pandemia, surge el debate entre la tensión existente entre
derecho, economía y política, pues es claro que las medidas afectaron y restringieron una
serie de derechos en la ciudadanía y a su vez la restricción de derechos como el trabajo,
la circulación, las condiciones de vida digna, el derecho a la salud y otros cuantos
derechos económicos y sociales generaron en la economía del país un déficit y un
inconformismo ante las personas, ya que el trabajo informal en Colombia tiene una gran
tasa, tal y como se ve expresado “… el Departamento Administrativo Nacional de
Estadística, DANE, reportó que en el trimestre móvil entre diciembre de 2020 y febrero
de 2021 la informalidad en las 13 ciudades más importantes del país se ubicó en 48,1%,
mientras que en las 23 estuvo en 49,2%..” y el dinero se convierte en un elemento
fundamental para una buena vida. De aquí que surjan interrogantes en donde a la luz del
sistema político y la democracia participativa y pluralista que tenemos concebida en
nuestro estado se llegue a plantear interrogantes como: ¿Cuáles son los verdaderos límites
de ese poder político que recae sobre el pueblo y hasta qué punto esa participación y
deliberación puede ser permitida cuando se trata de decisiones como las tomadas en la
pandemia en las que desde nuestra perspectiva no hubo una participación de toda la
ciudadanía y fue el ejecutivo el encargado de imponerlas?
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Para expresar nuestro análisis partimos del concepto de deliberación como la


participación de todos los ciudadanos que han de ser afectados con su decisión o de una
representación de ellos. Teniendo en cuenta solamente el hecho de que desde los
gobiernos se tomaron una serie de decisiones para mitigar los efectos de la pandemia
producida por el Covid-19 y que esas decisiones tuvieron repercusiones en los derechos
de la ciudadanía, podemos concluir que la ciudadanía no tuvo implicación directa en la
toma de las decisiones que los afectaron, sin embargo y es este uno de los problemas de
la democracia deliberativa en este análisis estamos desconociendo información
fundamental y es que esas medidas fueron tomadas por órganos y funcionarios que fueron
elegidos mediante procesos políticos en donde la ciudadanía participo, esas decisiones no
son producto de una imposición o capricho arbitrario sino que fueron necesarias por el
mal manejo sanitario que se le dio a la pandemia y que de no ser así seguramente hubiera
cobrado de vida de muchas más personas y por último fue una emergencia que si bien
tuvo un desarrollo desde otro país, se fue expandiendo por el mundo. Fue un hecho del
que no se tenía previsible los alcances y consecuencias que iba a tener en una economía
como la nuestra, con esto no estamos negando que se pudieron haber tomado desde el
ejecutivo decisiones más acertadas en cuanto a la protección sanitaria y pública desde que
se tuvo conocimiento de los rápidos niveles de contagio.

Finalmente, es claro que la estructura de una democracia deliberativa podría garantizar la


participación directa de la ciudadanía frente a las medidas para combatir esta emergencia
sanitaria y demás decisiones que recaen en la población colombiana, puesto que como se
evidenció, la movilización de millones de personas del pasado 28 de abril de 2021 en
razón al inconformismo frente a la reforma tributaria planteada desde el gobierno
nacional, desencadeno una serie de eventos donde la ciudadanía hizo sentir su
inconformismo y el ejecutivo tuvo que tomar decisiones para controlar el orden público
y asimismo, llegar acuerdos frente a las peticiones de la población. Un ejercicio
deliberativo de pros y contras puede garantizar que se tomen decisiones bajo la
racionalidad independiente de los intereses individuales de las personas garantizando el
interés general.

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