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¿Quién le teme al lobo

ontológico?

Algunos comentarios sobre un debate


antropológico en curso

CUSAS Conferencia Anual Marilyn Strathem, 30 de mayo de


2014

Eduardo Viveiros de Castro

Muse u Nacional, Rio de janeiro

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11 faut écrire dans la langue de l'ennemi
{Se debe escribir en la lengua del enemigo}

Jean Genet'

[Un] hombre que se encuentra con un lobo


tiene una oportunidad de dos para escapar: necesita
ver al lobo primero. Este último pierde su agresividad y huye.
Sin embargo, si el lobo percibe la presencia del hombre primero,
este último se paralizará y terminará siendo devorado;
Incluso si, con wt golpe de suerte, logra escapar,
permanecerá mudo durante el resto de sus días.

Michel Pastoureau2

Citado por Jérome Neutres en Bil/ Viola, la métaphysique sans lt1 philoso-
ph ie (htt p: //www. philomag.com/Lepoque/breves/bill-viola ·la-metafísi-
ca-sin-la-filosofía-9467).
2 M. Pastoureau, La vie quotidienne en France el en Angleterrr au temps eles
chevaliers de la Table Ronde (París: Hachette, 1976).

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Aprender a hablar en Cambridge

Hace diecisiete años vine a Cambridge por primera vez, invitado


por mi viejo amigo Stephen Hugh-Jones, para impartir una serie
de conferencias sobre antropología amazónica que marcaron un
giro personal, ~i n.o es que ontológico, en mi carrera. Esas con-
ferencia~, gra~Jas mdu~ablemente a su distinguido escenario y
audiencia, tuvieron un impacto que, de cualquier manera en que
evaluemos su verdadero significado, estuvo mucho más allá de
mis expectativas. La riqueza de las reacciones que provocaron
dentro y fuera de nuestra comunidad profesional terminó aso-
ciando, por no decir reduciendo, mi trabajo a unas cuantas frases
pegadizas de carácter conceptual de las cuales me sentí incapaz
de separarme -en lugar de eso, he pasado la mayor parte de los
años intermedios tratando de sacar todas las posibles (y algunas
imposibles) consecuencias de los resultados de la investigación
condensada en esas cuatro conferencias. No me arrepiento de
esa obstinación, porque me dio, aún más inesperadamente, un
papel como actor político (menor, desde luego) en el actual re-
nacimiento cultural de América Latina, un continente con un
rostro amerindio (o afro-amerindio) y un proyecto firme para
promover una versión diferente de la buena vida en este mo-
mento crucial de desánimo metafísico global. Sea como fuere,
esta ocasión tiene un claro y querido significado emocional para
mí. Nunca hubiera imaginado que esas conferencias lejanas re-
sultarían ser la causa fundamental de mi regreso a este lugar el
día de hoy, para disfrutar del exquisito privilegio de rendir ho-
menaje a Marilyn Strathern.
Por regla, en las conferencias epónimas se espera que el ora-
dor comience con algunas referencias oportunas al trabajo del an-
cestro honrado y posteriormente proceda como él o ella quiera. No
voy a hacer eso. Marilyn Strathern no es una figura lejana, sino una
colega muy actual y estimada, que me ha enseñado más que mu-
chos ancestros antropológicos. Su trabajo ha sido una gran influen-
cia en el mío no sólo desde que nos conocimos por primera vez
en 1997, sino, como llegué a comprender posteriormente, incluso
antes de comenzar a leer su trabajo. Cuando llegué a Cambridge
ya estaba en el proceso de convertirme en un strathernianiano sin

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saberlo -llámenlo la trampa estética del regalo intelectual .
. e 1 l. d sr as{ lo ción silenciosa" dirigida por autores como Wag L
desean. En resumen, ~1 ro lUCra un 1a )liante e Hagen, le deber{ 'd ner, atour, Gell
Strathern y su scrv1 or'. Raramente un adJ'etivo tan 'bl '
a Marilyn muchos mas cerdos gordos de los que pudiera sonar •
en
a · " d
"silenCIOSO ha ayu aJo a provocar lo contrario de 1
apac1 e como
. .fi
reunir. Que este enclenque que les presento el día de hoy a u 1 d . . . ., o que s1gn1 l -
. . . ' se es ea. Pero ¿de ~ué se trató"esa revoluc10n? Los editores de la colec-
(y a ella) srn•a al menos como una p~enda de mr deuda impagable
Pasando brevemente de Cambndge a Oxford, si me discul . ·
ción la descnben. . como un . cambio de enfoque desd e preguntas
· d L . C 11 pan, sobre conoc1m1ento y epistemología hacia las cuestio d
he elegido un pasaJe e ew~s .. arro com~ u~a representación , ,. ti d . nes e 1a
ontologJa. Esta orma e caractenzar el movimiento es referido
fantástica perfecta de un anahsrs strathernramano de cualq . en Jos párrafos finales de mis conferencias Amazonian pe~fflt ·.
'fi ("l urer ,
fragmento de materia1etnogra co a sensación de extravagancia vism de 19984. Mas tarde me di cuenta de que otros, mucho más
que puede producir la originalidad pura de Strathern"-Holbraad competentes ~u e yo, ya habían definido la revolución filosófica
y Pedersen, 2009: 372). Leer un texto de ella es como abrir un ca- Moderna precrsamente por el viraje contrario, es decir, desde la
pítulo de un libro titulado Las aventuras de Marilyn en la tierra ontología (dejada a,las ciencias duras) a la epistemología (cam-
de la otredad. Permítanme entonces citar este pequeño pasaje de po de filósofos y mas tarde de científicos sociales). Yo no estaba
A tra\·és del espejo, que describe lo que Marilyn, perdón, Alicia, tan equivocado, entonces. En aquellos párrafos señalé ]a profunda
experimenta cuando entra en el mundo-espejo: deuda filosófica de nuestra disciplina con el giro epistemocrítico
kantiano, e hice un llamado a una especie de retorno hacia a una
Entonces empezó a mirar atentamente a su alrededor, y se per- preocupación especulativa "pre" -kantiana, pre-moderna incluso,
cató de que todo lo que podia verse desde el antiguo salón era acerca de las cuestiones ontológicas a la hora de abordar nuestros
bastante corriente y de poco interés, pero que todo lo demás era materiales etnográficos (les recuerdo que el "realismo especulati-
sumamente distinto. [...] "Este salón no lo tienen tan bien arre- vo" estaba por n acer aún, en esa época remota).
glado como el otro'; pensó Alicia para sí misma... Ese llamado a las armas fue presentado tanto como una su-
presión proactiva de la "crisis de representación': síndrome que
Uamemos a este pasaje "aprender a ver en Ia Antropología':.. problematizó la etnografía en última instancia como una tarea im-
Ese momento de atravesar el espejo (en cualquier dirección, me posible (la crítica de Writing culture) y como un rechazo de la re-
apresuro a añadir) es fuertemente evocador del así llamado "giro ducción de la antropología a la ontologización de la epistemología
ontológico~ al que mi nombre, junto con los de otros cuantos de- humana al estilo psico-cognitivista. Sin embargo, no trató tanto
lincuentes, ha sido asociado. (como lo hizo lá crítica post-modernista), con el problema de la
Así que aquí estamos: he elegido rendir homenaje a Marilyn cualificación representacional del sujeto epistémico (sus afirma-
St~athern hablando acerca del actual debate ontológico, ya que, a ciones espurias de transparencia, su elocución monológica, etc.),
mr modo de ver, su trabajo es una de las principales inspiraciones concentrándose más bien en el status representacional del objeto
de este debate, incluso si la temible palabra "ontología" parece ser del discurso etnográfico, es decir, su "naturaleza" como integrada
bastante ajena a su propio modo de expresión. por representaciones (culturas, visiones del mundo, ideologías)
que "significaban" otra cosa (diferencias de poder, relaciones de
producción, limitaciones ecológicas, universales cognitivos). Objeté
Sobre la delegación ontológica tanto dichas concepciones comunes de la antropología como la
En una conocida 1 . , . l
co ecc10n t1tu ada 7hinking through things, gracias
a 1a cual la expresió " . 1, . , 3 Henare, Holbraad y Wastell, 2007: 7 ss.
olé . n giro onto ogrco adquirió su conspicuidad
P mica en antropol , 1 d' 4 Viveiros de Castro, 2012.
og1a, os e rtores mencionan una "revolu-

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., ¡·cación reductiva de los significados alegóricos doras strathernianas, a saber, la determinación d e 1a pro ducc1on
.,
interpretacwn-e..xp 1 , • . ,
ue debíamos pasar de la cntlca ep¡stemolo- como un modo y un momento del intercambio ydeJ ·nt b"
con la propues ta de q . ., ¡, . . • 1 ercam 10
. d ¡ t "dnd etnográfica a la dctermmac10n onto og1ca de como un canJe de las perspectivas "subjetivas" en lu ar d
g1ca e a au on d" · . , . .. b. . , g e una
la alteridad etnográfica. el escla recimien.~o de las con !Clones de la transaccl 6 n econom1ca o Jet!va.
"auto d etern11·nac 1·0' 11 ontológica del otro. En otras
. . ,palabras, a una
. En cuanto a la brecha entre lenguaje/realidad, recordemos la
·
red efi mcwn· · de la antropología
· como la descnpc10n
, . comparativa semiótica visionaria de Roy Wagner, en la cual Jo que era un abis-
(esto es, expansiva) de los significados ~aut~gonco_s. mo ontológico se convirtió en un proceso de co-producción recí-
Es te r elato ha sido contado un smnumero mcalculable l ...
de proca y, lo que es más importante, en la que particulares concretos
veces. Permítanme agregar solamente que yo rastreo e g1ro on- (la "realidad verdaderamente existente") fueron reconceptualiza-
tológico" a tres estímulos históricos, no sólo u~~· dos como "símbolos que representan por sí mismos'; un paso que
El primero fue la crisis de la representacwn, que d~s~sta­ anticipa algunos de los aspectos cruciales de la reciente obra de
bilizó ]a división sujeto/objeto, al tiempo que problematlzo los Bruno Latour An inquiry on the modes of existence (Latour, 2013).
otros dos dualismos que, como el primero, son versiones de la La semiótica de Wagner puede verse también como anticipando la
distinción cultura/naturaleza, convención por excelencia de la noción de "concepto material" propuesta por Holbraad y sus co-
etno-antropología Occidental: la existente entre personas y cosas laboradores en Thinking through things, a través del cual los con-
(también entre humanos y no humanos) por un lado, y entre los ceptos-como-representaciones fueron desplazados por el circuito
significados del lenguaje y la realidad extra-lingüística (concep- "dúplex" de conceptos-como-cosas (dotados de eficacia material) y
tos y objetos), por el otro. Sabemos cómo en el libro Gender of cosas-como-conceptos (dotados de capacidades de pensamiento).
the gift [en adelante GoG] intensificando y en cierto sentido "re- El segundo estímulo fue el surgimiento de los Estudios de
flexificando" la lección de Mauss, se hizo añicos el marco presu- Ciencia y Tecnología. La descripción etnográfica de la "Ciencia"
posicional persona vs cosa. Al analizar activamente las ontologías (tanto de la práctica concreta de las ciencias como de los usos polí-
melanesías tal y como se manifiestan en sus "prácticas de conoci- ticos del concepto en singular) tuvo profundas consecuencias para
miento': en lugar de analizarlas pasivamente desde nuestras propias la antropología como un todo. Y esto ocurrió una razón senci-
determinaciones ontológicas, el GoG nos ofreció una aproximación lla pero de largo alcance: la oposición Moderna entre ciencia y
totalmente nueva a algunos preciados dogmas de nuestra economía no-ciencia es a la vez un "modelo de" y un "modelo pará' ampliar
política (referentes a la producción, el género, el trabajo, la propie- la división que separa la modernidad Occidental de las otras,
dad, el poder, por no mencionar a la sociedad y al individuo). Una las bárbaras, las primitivas. Tal es el gesto fundador de "nues-
nota aquí: la noción de "práctica del conocimiento", tan crucial tra" era: la identidad del "Occidente Moderno" depende de esta
para la antropología stratherniana, es un concepto radicalmente duplicación segmentaría de dos exterioridades. Debido a esto,
no-epistemológico, a pesar de su nombre. Lo considero el íco- cualquier intento de investigar empíricamente cómo la Ciencia es-
no mismo de lo que Gildas Salmon (regresaremos a él), llamó tablece su discontinuidad política a priori con la política (y con la
"delegación ontológica'; la operación que disuelve el lamentable opinión, la religión, la ideología), inmediatamente pone en peligro
dualismo entre "teoría" y "práctica'; primero subsumiendo el co- la otra gran división, la referente a Nosotros y Ellos, modernos y
nocimiento teórico a un concepto generalizado de práctica, pero no-modernos, y algunas veces "incluso" entre humanos y no hu-
al mismo tiempo haciendo del conocimiento el modelo por exce- manos. Así es como la epis~emología se convierte insidiosamente
lencia de la práctica. No olvidemos el papel que la identificadón en ontología. Obsérvese que la antropología de la ciencia no abo-
entre acción social y análisis social juega en el GoG. Esto no está lió (sobre la base de ser no-científica, por así decirlo) la distinción
desvinculado, creo yo, de otras "inauditas" inversiones subsumí- entre ciencia y no-ciencia; en su lugar multiplicó y diferenció tal

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. . ., be de p-"cticns con demandas y obligaciones real kr trascendencia negativa del "mundo" en lo que respe 1
d.rshncron en una nu •u • • • . d'' d eaa
'fi L tu pi temolcígicn de tnrna bachdardrana se la "humamda aun cua.n .~ésta dejó de ser un agente biológico
especr cas. a rup ra e ~ • •
· · · SI· no en remt, d r..
'nble . •al menos en 1e; se mulrrplt- entre muchos y se convr~IJO en una fuerza geofí~ica importante
conVJrtro, . superab
. . .
· · ob el'\i1rül1 con trnl!ld::tdes, se ndvrrtreron (Chakrabarty, 2009); la frs1ca comenzó a dar paso a la metafís ica
caron 1as transrcrones, ~ e •
· 1 nron simetrías. E te nuevo cstndo de co- cuando la "cultura" y la "naturaleza" cambiaron su luga r tradicio -
compromrso , se proc am.. .
. d lirorlteras tanto b s rnternas como las exter- nal de forma y fondo respectivamente. La difusión de esta convic-
sas h tzo que lo as 1as • · . .
· pern1e3 bles La altendad se deslocalrzó. El ción reforzó la insatisfacción que ya se había estado acumulando a
nas, fu eran mue h o ma 5 · " . .
"otro" (d entro o fu era de Occidente) de;ó de ser .el s1mple portador la vuelta del siglo pasado ante mucha de la metafísica constructi-
.
de una "cultur-.!" equi,·ocada que representaba drstors~onadamente vista moderna, empezando por la revolución kantiana, mal llama-
"nuestra" naturaleza externa. o, a la inversa, un s~lva;e, verdadero da "copernicana" y sus implicaciones tanto antropocéntricas como
representante de la n:ltur-aleza interna d~ la esp~cre huma~a, ~u~o eco tóxicas, y ayudó a lanzar la versión propiamente filosófica del
giro ontológico, también llamado giro especulativo o realismo es-
maqur·11 a;e · socr·o -psicobiolóaicoo
evolutrvo es srempre
, ..
mas facrl-
·bl con o sabemos a través del analrsrs del modo de peculativo, de creciente notoriedad. Debo dejar la relación entre
mente accesr e, 1 ,
ser de la gente iletrada, ignorante. el giro ontológico y la preocupación ecológica para otra ocasión;
El programa ontológico tenía una idea razonablemente da- permítanme solamente decir que estoy convencido de que en las
sombrías décadas venideras, el final del mundo "como lo conoce-
ra d e los cambios que intentaba provocar como respuesta. a los
estímulos antes mencionados, y contaba ahora con una nqueza mos" es una posibilidad inequívoca. Y cuando llegue ese momen-
etnográfica y resultados teóricos para presentar como evidencia to (ya se encuentra aquí, en mi opinión) tendremos mucho que
de que esos dos desaños habían sido cubiertos por la antropolo- aprender de personas cuyo mundo ya ha terminado hace mucho
gía. El tercer desafío, sin embargo, se encuentra por delante de tiempo -piensen en los amerindios, cuyo mundo terminó cinco
nosotros. Es absolutamente trascendente, por no decir ominoso, siglos atrás, habiendo descendido su población a algo así como el
desde un punto de vista político y metafísico, y problematiza la 5% de la población precolombina en 150 años, los amerindios que,
uidea misma" de una disciplina antropológica de una forma que sin embargo, han logrado permanecer y aprendido a vivir en un
no tiene precedentes. mundo que ya no es su mundo "como ellos lo conocían': Pronto
Como ustedes podrán haber supuesto, estoy hablando de la todos seremos amerindios. Veamos qué nos pueden enseñar en
sensación de que ahora hay un problema global principal que nos materia apocalíptica. ·
confronta a utodos nosotros': mejor dicho, que evoca y al mismo Gildas Salman, en un destacado artículo presentado en el
tiempo problematiza completamente esta entidad que a la que me reciente coloquio de Cérisy, sitúa lo que él llama "el programa on-
referí como "todos nosotros': Me estoy refiriendo por supuesto a tológico" dentro de "la historia del comparativismo en la antro-
la catástrofe ecológica y su conexión dialéctica con la crisis econó- pología" (lo cual no carece de significado) 5• Advirtiendo que sería
mica -el bien conocido problema del fin del mundo frente al fin insuficiente (aunque no equivocado) definir el programa como un
del capitalismo (¿cuál vendrá primero?). Existe ahora un consenso caso de sustitución de la ontología por la cultura, explica el pro-
casi universal entre Jos climatólogos y otros científicos del Sistema grama ontológico como una respuesta articulada a una crisis del
Mundo que la revolución industrial, y la exponencialmente cre- conocimiento antropológko que de hecho surgió con la ya men-
ciente demanda de energía de parte de todas las naciones desde cionada crítica post-moderna. Salman considera que la crisis está
entonces, han puesto en marcha un proceso que cambiará irrever- relacionada con "la economía de la persona" dentro del discurso
siblemente los parámetros termodinámicos planetarios que han
existido a lo largo del Holoceno. Esto ha hecho dolorosamente
S Salman, 2013.

.~
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,
1
{j
pronombre ) Yenmarca a ·
'1nomb,..., M
- • (.
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( artículo de ncnvcnis te sobre los
e tnográfico (se re ere ;.u1 Jre ¡1, ucqa a dicha cn. s1' s en tennmo
. ,
dckcacil'ln ontoló~JC,I.
• .
de
r~cid.t~ del té rmino "Antropoceno" para de igna r la nuev.¡ ~púG!
histó n ca en la que hemm e ntrado. omo ¡\lfaniglier escribió con
rc5 pecto a l proyecto ~ n curso _de La tou r de un;1 antropología de los
Jo que e u • •
oción de ddc~ac1011 en 1o •gu•en
• • • · t es ter-•
rnodcrno -;-,en re,tl•d.a d un In ve ntar io de lo d ife rente · modo5
SaJmon d e time 1a n l .
' ra -ion anJiíticJ . e n1eh·e t emns1ado cos- de existe ncia reconoCidos (co mo a través de un c ri ta l oscuro. no
minos Cuando una opc ~ ¡· d d
· .. . · tcrni amen te) p.1ra er rca 17..:1 a e manera obsta nte) por la ontologla de los modernos:
to a (po!J tJca ' 1o ep• 1
soberana ,. monopo '- 1
' 1' ta ~or el ociólogo o an t ropó ogo, el/ella la
. . .
· ct mismo . Esto provoca un rcmtno total de La difere ncia entre Latour y sus predece ore5 [1\.J,migJ ier está
tran tiere a 1o a ore •
. · · . forzan do al anali ta a en (rentar la fuerzas pensando en clá_~icos metafísicos, ya seJ moderno~ tempranos 0
la tarea mn~stt ca 1J\ a.
· . · ~ e,...,damentc 11odero a que emergen de los ac- post-modernos tardfos j no está e n los contenido~ de su metafí-
espccu1all' as mc. p • u • •
ho má fiJo ófico (en un senttdo ampiJo) de s ica, sino en la forma en que es utilizada: d iplomáticamente. Es
tores, que on mu ., .
o que nonn..u -•mente a umimo que son. La nocwn . de delegnctón usa da p a ra negociar en cuentros y confw;iones de ontolooías en
1 "
• · szgm
ontologzco · ·fica que el antropólogo se w obltgado . a sacar . sus lo plural. Es ta m etafísica es, pues, completamente antropológica.
·
prop10 upu esto on tológicos fuera de la ca)3 fuerte y arnesgar
. s i definimos la antropologia como la ciencia [savoir j que utiliza
su robustez y transportabilidad dejándolos ser contra·_anahzados sólo los enfrentamientos experimentados entre nuestras creen-
por las prácticas de conocimiento indJ_genas, o para deczrlo de otra cias m ás profundamente arraigadas para producir no un cuerpo
manera. define lo que él/ella está estud1ando como una contra-me- de conocimiento {un savoirj sobre a lgo, sino una redescripció n
tafuica con sus propios requisitos y postulados. La antropología se de nosotros mismos a la luz d e la alteridad (ManigJjer 201 4a: 40).
comier1e en metafisica comparativa incluso cuando la metafísica
se convierte en etnografía comparativa. Y el antropólogo se con- Como en la famosa y sucinta observación wagner iana: "toda
\Íerte en un negociador o diplomático ontológico. Para citar el comprensión de otra cultura es un experimento con la propia': O,
documento de posicionamiento del reciente simposio de la AAA como dijo el mismo Maniglier en otra ocasión, "la antropología
sobre la politica del giro ontológico, el cual firmé junto con Martín es la ontología formal de nosotros mismos como variantes~7 • Esto
Holbraad y Morten Pedersen: "La antropología de la ontología es debería aJ menos contribuir para comenzar a disminuir los escrú-
la antropología como ontología; no la comparación de ontologías, pulos acerca de la necesaria presuposición de un nivel "meta-onto-
sino la comparación como ontología"6 • Aquí creo que sería apro- lógico" subyaciendo a la noción de alteridad ontológica
piado citar a Patrice Maniglier, el filósofo que, después de haber
señalado que la expresión "metafísica comparativa" debe ser inter-
pretada como tautológica, realizó la emocionante sugerencia de ¿Uno o varios lobos?
que la antropología está destinada a ocupar en el presente siglo el
mismo papel como ciencia modelo y paradigma epistémico que la El título de esta parte proviene del capítulo dos de A thousand
física ocupó en el periodo Moderno. La antropología estaría por lo plateaux (Deleuze y Guattari, 1987) -pronto veremos su múltiple
tanto en condiciones de proveer las nuevas metafísicas del "Antro- pertinencia. Mi problema aquí es la "gramática" del concepto de
poceno~ época en que la humanidad se volvió una multiplicidad ontología, como diríamos en los viejos tiempos del giro lingüís-
molecular y un agente molar -y esta es una de las razones por las tico. Morten Pedersen (20 12) señala la "incredulidad y el shock"
que tengo menos recelos que algunos de mis colegas sobre la ido- con que muchos estudiantes y académicos han recibido la intro-

6 Viveiros de Castro, Holbraad y Pedersen, 2014. 7 Maniglier, 2009.

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. , d 1 é · en el discurso ant mpoló~ico contemporáneo (Jiósofos-historiadorcs de la ciencia (p iensen en G.R Ll d
duccw n e t nm no · . . . .. • . ) . · oy • Ian
..
dada u conno1ac1
·ón Jnctnfi ica e1.e11 JJ!Jsta. absnlut1 la (creo
' . . Hacking. Pe te r Ga 11s~n . m c1uso aunque fu e adoptJdo de fo rma
, - rra~cJndo a \\'ebb Ke.m c, pero el 'CilllrnJento de l·nd e¡Jendiente - relativamente. po r supuesto
, - por va n·os antro-
que aqu ¡ e tJ par;u -
indignación e~ f:eneralizado). .. , .. . p ólogos (piensen en Philippe
h p · 11'
Descola, Michael Scott Gh
, assan
~ Comenccmo. recordando q ue o ntolog1a no es la unica Hage, Eliza b et o~mc 1 o ~.aoki Kasuga). Rec uerden. también ,
palabra filo óficam ntc cargada en u~o .p~r la antropología. Por qu e toda la sec ta ps1co-cog111t1va de nues tra d isciplina parece per -
n o hablar del nombre mi mo de la d1 e~p!Jna, compuesto de dos fectamente feli z con el término, usado, no hace fa lta decir a su
filo ófico · metafi ico . esenciali ta , etc. Hemos estado propia manera metafísica, escncialista y absolutista. '
concep1o - .. • . , ..
siguiendo e1 juego en el u o de pa~abras co1~1o po11t1ca o mito" Por rutina. la "o~tologfa" se puede encontrar un poco po r
(un 011 epto filo ófico como ningun otro) sm mucha alharaca. La todas partes en estos d~as, desde revistas de ciencias po líticas has-
antropología no e: p eró a q~e ~~."on~o.lo~ía" en~ra.ra en el esc~nario ta en la jerga de programación de computadoras. El significado
para tener u propia m etafis1ca, Jo taato. y aqw ato a Pe ter Skafish, del término en estos diferentes contextos y autores varía enorme-
mente, por supuesto, pero más allá de tal diversidad, la popula -
fa metafi io de la antropología, ese cóctel mal mezdado, difícil ridad actual del término da testimonio de algunos cambios que
de ~oar de Jos fenomenológicos Heidegger, Merleau-Ponty, Fou- afectan a todo el Zeitgeist: el agotamiento de los nomos criticas
ault. r un poco Marx, según Jos cuales todo lo humano se cons- que separaban al fenómeno de la cosa en sí, y la ruptura de la
titure, en esencia, de alguna mezcla de Zuhandenlzeit, experiencia división jerárquica del trabajo entre las ciencias naturales y cul-
,;,;da, formas percepth'lls/cognitivas, condiciones históricas y turales, así como entre la razón pura (teórica) y la razón práctica
ese concepto met.a.fisico maestro de la antropología: la práctica. A (moral). Pero quizás, sobre todo, expresa la creciente sensación
menos que la metafisica sea sacada de su escondite con humo y de que nuestra propia ontología Moderna (singular) tal como fue
expuesta por Jo que es: la nueva metafísica explícitamente meta- establecida por la revolución científica del siglo xvu no sólo fue
fillca de la antropología... ésta no será escuchada. (Skafish 2014). hecha obsoleta en gran parte por las revoluciones científicas de
principios del siglo XX, sino que también resultó tener desastro-
Sea como sea, "la orgullosa palabra 'ontología": como Kant sas consecuencias cuando se consideran desde el punto de vista
elijo una vez, no fue un novedosa recirculación de un concepto ar- económico, es decir, como un "modo de producción" imperialis-
caico y adornado: basta recordar el maravilloso artículo de Irving ta, colonialista, etnocida y ecocida. La ontología cobró relevancia
HalloweU, Ojibwa ontology. behaviour, and world view, publicado precisamente al momento en que los fundamentos ontológicos
hace 54 años 8• Tampoco fue la idea exclusiva de cierta "camarilla de nuestra civilización -y la incuestionada supremacía cultural
de Cambridge~ como un objetor anónimo apodó los proponen- de los pueblos que la fundaron- son vistos como comenzando
tes del "giro ontológico" (la "camarilla de Cambridge" se refería a desmoronarse. Esto llevó, entre otras cosas, a una tendencia
básicamente a los contribuyentes de Thinking through things y creciente (no sin sus enemigos feroces, podría decirse) a aceptar
a mí mismo, con la mano siniestra de Marilyn Strathern de al- la inflexión plural de la palabra y la cosa, ya sea "internamente"
guna manera detrás de todo eso). El término ontología apareció (la proclamación de una ontología pluralista) o "externamente"
más o menos al mismo tiempo en muchos contextos de Estudios (la idea de un pluralismo ontológico), e incluso a la conciencia
de Ciencia, Tecnología y Sociedad (piensen en Annemarie Mol, "post-plural" de lo que yo llamaría una condición performativa
John Law, Bruno Latour, Andrew Pickering), en la prosa de los de anarquía ontológica, por tomar prestado un concepto de Peter
Lamborn Wilson.
Hallowe!l, 1960. Como veremos, no todos los anarquistas políticos aceptan

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la anarquía ontológica. e. decir, !a idea de que e~ único significa.
do político ,; able de l:t ontolog::t en nue tr~~ t1cmpos depende teorla ffsica dada tiene su propia ontologfa9· No po rque ,.ontología
sea sólo otro nombre para la cultura" (la famosa pregunta del ru-
de acep tar la alteridad y el cqu1voco
d
como msubsumible" po
(l .d . d r 0 de debates en tcorfa antropológica -GDAT- d M hg
cualquier punto de,; ta tra ce~ ente a 1 ea miSI~Ja .e un punto P . " e anc ester
d el 2007), al contran o, porque
, cultura" puede haber ·d ·
SI o srempre
de ,; sta tra cendente es un ox1~oro n, lo cual ~~? 1mp1de que sea
Otro nombre para ontolog1a, menos la naturaleza por supuesto·
propuesto por algunas ontologws). La afirmac10n de la alteridad una versión barata de la.ontología, si así Jo desean (la única noció~
_ er-como-otro tan intrínsecamente como ser-como-ser (Latour auténticamente ontológ1ca de cultura que conozco es la de w
20 13)- y la equiYocación - la variación como verdad (Maniglier
. if 1 lo
en 7he inventwn o cu ture , precisamente porque comprende la
agner
2oo9)- no equi\•ale a la postulación de una ontología, incluso si variación de naturalezas en paralelo a la de culturas). Siempre he
se tratase de una ontología pluralista, o de muchas ontologías si es encontrado un poco extraña la pregunta de Manchester. Ontolo-
el caso, sino que significa más bien que las cuestiones ontológicas gía, como yo la entiendo, es una máquina de guerra filosófica a
son cuestiones políticas en la medida en que vienen a existir sólo la vez antiepistemológica y contra-cultural (en ambos sentidos de
en el contex1o de fricción y divergencia entre conceptos, prácti- "contra-cultura"). Si la ontología fuera "sólo otro nombre para"
cas y experiencias dentro de o por fuera de colectivos cultural- cualquier cosa, yo sugeriría que debería haber sido Naturaleza, un
mente indi\idualizados, dada, subrayo el valor polisémico de esta término cuya pluralización gramatical provocó el mismo malestar
palabra, dada la ausencia absoluta de cualquier árbitro exterior y que el de "ontología': De ahí mi "multinaturalismo amazónico~
superior. Para llegar al punto, las diferencias ontológicas son po- una especie de verificación-de-concepto etnográficamente funda-
líticas porque implican una situación de guerra -no una guerra da del argumento según el cual, si los antropólogos estuvieran más
de palabras, según el giro lingüístico, sino UJ1a guerra de mundos que dispuestos a aceptar un "universo sobredimensionado" en lo
actualmente en curso, de ahí la súbita e imperiosa insistencia en la referente a las culturas (estoy evocando aquí un argumento qui-
relevancia ontológica de nuestras descripciones etnográficas, en neano aparecido en las páginas de Cambridge Anthropology)11 en-
un contexto en el cual el mundo ("tal como lo conocemos") se tonces ¿en el nombre de qué exactamente se les prohibiría indagar
impone de innumerables maneras en los mundos de otros pueblos sobre un universo natural "sobredimensionado" también? ¿que tal
(como ellos los conocen), aun cuando este mundo hegemónico llamarlo más bien no-anoréxico? ¿un multiverso, para recordar el
parece estar al borde de un final lento, doloroso y feo. Sin árbi- célebre concepto de William James?
tro, sin Dios, sin Fuerza de Protección de las Naciones Unidas, sin Como Salman observó en su ya mencionado articulo, en mu-
ninguna operadón policial para tener a raya a los delincuentes. La chas obras que promueven el "programa ontológico': la metafísica
guerra será frecuentemente combatida con tácticas de guerrilla, de la representación se muestra mucho más eficazmente quebranta-
seguramente. Hasta que aquellos que mandan (quiero decir Bri- da por medio de la descripción etnográfica de una contra-metafísi-
tish Petroleum, Shell, Monsanto o Nestlé) traigan la artillería pe- ca que por la desmitificación interna a la que la crítica postmodema
sada a escena. era adepta. En el caso particular del "perspectivismo amazónico': un
" ¿Es es.ta una respuesta satisfactoria, entonces, a la pregunta de
uno o vanos lobos~ es decir, ontologías? Tal vez si, tal vez no. Lo
estamos intentando. Depende de cómo se utilice la palabra. No 9 'J\dvertencia: la expresión 'la ontología de una teoría' a veces se emplea en-
hay nada malo, en principio, en hablar de tantas ontologías como gañosamente para designar la clase de referencia o el universo de discurso
culturas existentes (sé que Martín Holbraad no está de acuerdo, de una teoría. La expresión es engañosa porque las ontologías son teorías, no
y yo estoy de acuerdo e '1 ) clases" (Bunge, 1999: 201 ).
on e ' en parte , tal como se dice que una
10 Wagner, 1981.
11 Heywood, 2012. i
26 ii
27
___J
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nogr.íiico que era con u tanciaJ a una cierta eco
concep1o et . . . . • norn¡a con O tros conjuntos similares,
. . y/o. como cruzándose e n t re s1en e1
na en la que 1:1 posrcrón
_ del ) o. estaba mctatlsicamente
de 1a perSo re-e pacio del caos sm nrn~una Interferencia mutua.
abarcada por la del otro, p? r d alln potcnCJal, el enemigo, el probJc. P Corno Holbraa_d ha scnalado en el mismo sentido, en ·giro
ma de la autoridad etnografi _a fue comp!ctamcnte superado -qui.
onrológico" [ontolog¡cn/
.. , tum)
. , la palabra "giro" termina siend om ás
zás sub umido, ohida?o por mcorpor~crón- por la ctno-antropo. irnportantc que on to1og_rco -~a que turn tiene muchos más sen-
logia, 0 metafi ic:~ indJf:ena. de 1:1 nltcndad. . ·dos que el de un cambro de drrección, un desplaza miento hacia
Pero la pregunta de alguna manera pemste ¿podemos ha. 11 . ' b "11
un paradigma meJOr, mas _n ante, una ci udad antropológica en la
cer con uontología·· lo que hicimos con c~ltura, a saber, tener cirna de una col.ina por de~rrl? de a_lguna manera. Puede significar
una Ontología si ngu lar, r muchas o ntologras plurales? ¿cuál es 1acto (estoy criando el drccronano barato en mi computadora)
el número gr:JITlatica1 de la ontología, después de todo? ¿Es un ~e "mover algo en una dirección circular alrededor un eje 0 pun-
sustantim contable, para empezar, o alg ún tipo de sustantivo no ro·: como en el giro de un tornillo. Y en un sentido importante,
contable? ¿acepta un plural indefinido, o debe ser flexionado so- por Jo q_ue hemos e~tado ~bogan~o.ha sido ~sencialmente un giro
lamente en una forma dual (como en ontologías antropomórficas ontológiCO del tormllo eprstemologrco, un aJuste metodológico de
versus antropocéntricas, como a veces me siento inclinado a pen- nuestras descripciones etnográficas, que, en lugar de permitirnos
sar)? ¿aca o acepta un paucal, un paucal mayor, un trial, tal vez "descubrir cosas nuevas" sobre el otro, marque los limites - ontoló-
una inflexión cuádrica de número (como en la taxonomía cua- gicos, no críticos- de lo que se puede conocerse (y luego decirse)
dripartita on tológica de Descola 11)? Por no mencionar la ya refe- acerca de ese otro. También significó "turno" como en "una oportu-
rida ontología post-plural, interdiscursiva, fractalmente múltiple, nidad u obligación de hacer algo que le corresponde sucesivamente
independiente de escala, similar-a-un-blanco-móvil desplegada a cada uno de un grupo de p ersonas': y en este sentido el giro onto-
por la antropología stratherniana con la cual estoy alineado, y lógico es "el turno del nativo': el acto de hacer espacio para el otro
que es una especie de Tardis metafísica-metodológica (Partía/ ifaire la place aux autre.s -Stengers), la obligación de dejar que los
connection.s es un pequeño libro que es "mucho más grande por nativos, sean quienes sean, lo hagan, ontológicamente hablando, a
dentro") ¿o se emplea mejor la ontología como un adjetivo (onto- su manera. Por último, la noción de turn significa "transformar~ y
lógico) que como un sustantivo? O, una vez más, ¿las ontologías se aquí parafraseo de nuevo a Holbraad, el acto de deformación-tra-
comportan como sólidos rígidos e impenetrables que son solipsís- ducción-variación de ciertas certezas conceptuales del analista
ticamente "retraídos" dentro de su propia inconmensurabilidad, o para dar sentido, quiero decir, hacer reales (lo que no significa ha-
como Jensen y Morita (2012: 9) sugieren por ejemplo, hablando cer verdaderas) las certezas o, en todo caso, las perplejidades del
de la adopción japonesa del giro ontológico, éstas muestran una otro. Como Patrice Maniglier también escribió, "es el hecho de la
gran riqueza de "interacciones complejas a través de las cuales di- variación lo que nos hace pensar, nunca el hecho desnudo [le fait
ferentes ontologías a menudo interfieren activamente entre sí[... ] nu, la verdad desnuda, podría decirse] de lo que sea el caso" 13•
l~ ontologías nunca están selladas herméticamente sino que son
srempre parte de múltiples interacciones"? Me parece imposible
n_o estar de acuerdo con esta aseveración, pero solamente añadi- La descripción lo suficientemente buena
r~a que algunas veces puede ser pragmáticamente, es decir, polí-
trcamente vital para describir ontologías como conjuntos intra- Marilyn Strathern definió una vez el problema de la antropología
tables de presuposic·wnes que son agresivamente . contradictorios en estos términos: "cómo crear una conciencia de los diferentes

12 Descola, 2013.
13 Maniglier, 2014b.

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. s cuando todo lo que uno tiene a su disposició auto-determinación del otro es la otra-determi·na Cl.6n d e1yo.) El
mundos socia1e d . "14 L n .
, . que pertenecen al m un o propw . eo esto con-. momento Deleuziano en que el mundo del Otro no existe . mas ,
son termmos , . . ·••O .,
. t mi problema de como crear 1as condiciones de 1 allá de su expres10n se transforma a sí mismo en un d' . .
eqUJva 1en e a d a ' . a con Icion
. aci·ón ontológica del otro cuan o todo lo que tene permanente, es deCir, ~na condición interna a la relación antropo-
autod etermm . -
disposición son nuestras propias presuposicione lógica, lo que vuelve VIrtual esta posibilidad. El papel de la antro-
mos a nueStra . . . s
. . Extraigo de esta paradoJa constitUtiva un principi· no es explicar el mundo del otro, sino mu/t'p/'
onto1ogicas. , , , . . o p ología, entonces,
"JI , d 1 ICar
fundamental de Jo que po~na llamars~ la etica epistemológica de nuestro m~ndo _enan. oJo de todas aquellas cosas expresadas
la disciplina: "siempre de;ar un espacto para las personas que se que n~ eXIsten ~as alla de su ~xpresión" (Deleuze). No explicar
está describiendo': demasiado, no mtentar actualizar las posibilidades inmanentes
Mi inspiración vino aquí de Difference and repetition, donde al pensamiento de los otros, sino empeñarse de mantenerlos en
Deleuze describe el concepto del "Otro" (Autrui). Repito aquí ¡0 lo posible indefinidamente'5 • Permítanme volver aquí al título de
que escribí en 71te relative native (Viveiros de Castro, 2013). Lo "uno o varios lobos" de esa última sección. En un pasaje crucial
que Deleuze nombra Autrui es menos un Otro concreto, ya actua- del capítulo homónimo de Mil Mesetas, Deleuze y Guattari evocan
lizado como contrapuesto a un yo, que la estructura que hace exis- el sueño infantil del hombre lobo de fama freudiana, señalando
tir un yo y un Otro. Esta estructura es la de la posibilidad: Autrui · cómo, aunque el soñador mencionó una manada de lobos apare-
es la posibilidad, la amenaza o promesa de otro mundo contenido ciendo ante él, Freud sólo pudo ver un lobo -el Lobo en general,
en )a "cara/mirada del otro'; es decir, en su perspectiva. En el cur- el lobo como concepto estático, no como un devenir dinámico:
so de ]a interacción social con un otro concreto, ese mundo debe
siempre ser actualizado por un Yo: la implicación de lo posible que Los lobos nunca tuvieron la oportunidad de escapar y salvar su
es ese Otro es explicado por mí. Esto significa que lo posible pasa manada [devenir como multiplicidad - EVC]: ya estaba decidi-
por un proceso de verificación que disipa entrópicamente su es- do desde el principio que los animales podían servir sólo para
tructura. Cuando revelo el mundo expresado por un Otro, es para representar el coito entre los padres, o, a la inversa, ser represen-
validarlo como real y entrar en él, o para falsificarlo como irreal (y tados por el coito entre padres. Freud obviamente no sabe nada
Juego -si soy antropólogo- explicar por qué esto es así). Deleuze sobre la fascinación ejercida por los lobos y el significado de su
indicó la condición limitante que le permitió determinar el con- llamada silenciosa, el llamado a volverse-lobo. Los lobos miran,
cepto del Otro: concentrarse en, congelar su descripción en el mo- miran atentamente, el niño que sueña; es mucho más tranquili-
mento en que lo expresado aún no tiene existencia (para nosotros) zador decirse a sí mismo que el sueño produjo una inversión y
más allá de aquello que lo expresa -el Otro como expresión de un que es realmente el niño quien ve perros o padres en el acto de
mundo posible. La antropología puede hacer un buen uso de este hacer el amor. Freud sólo conoce el lobo o perro edipificados,
consejo: mantener los valores implícitos de un Otro no significa el papá-lobo castrado-castrador, el perro en la perrera, el guau-
celebrar algún misterio numinoso que pudieran ocultar, sino que guau del analista. (Deleuze y Guattari 1987: 49- SO).
equivale a negarse a actualizar las posibilidades expresadas por
el pensamiento indígena -optando por mantenerlos de manera Me temo que hemos estado allí como antropólogos. Cuan-
indefinida en lo posible, y no descartándolas como fantasías de los do un chamán te muestra una flecha mágica extraída de un
demás, ni imaginándonos que pueden ganar su realidad para no- enfermo, o cuando un médium es poseído por un dios, o un
sotros. (No lo harán. Al menos no "como-tal"; sólo como-otro. La
15 Esto es lo que significa "permanente" en otra de mis proclamas bombásticas:
la definición de la antropología como "la descolonización permanente del
14 Strathern, 1987: 257. pensamiento" (Viveiros de Castro, 2009: 4).

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. Jaborio amente co nstruye una muiicca Vt d .
hec1u cero • . • t u Só
vemo u n "
~ co a· Soc iedad (creenctn, poder, feticht's ' lo uno podrfa argumentar que no es sólo la p<tradoja del poder. Es
•· nlo) '""
.. bras s lo no vemos n 11osotros mismos Co..... · .:;n también la paradoja de la creatividad. (Graeber, 2005: 430. tn ·
otras pal" • . · ...o D .
• ... el hamán Yu nomamt, observó con mord . av¡ fa~is 111 fo.)
1•
l'o.opena'' "• · , actdad·
"Usted e blanco duermen mu ho, pero. solo sueiian sobre u ·
" nli 1110 " lb (A nali 7a r esa ob ervnctón, un tour der. S-
"Ya estaba decidido desde el principio", como Deleuze y Gua-
ted ~ · · . . . JOrccde ttari podrían haber dicho, que los fetiches sólo podían servir para
opología inwr a, no llcv.ma demastado leJos). Pro
antr , Pongo representar las ilusiones necesarias evocadas por el hecho de vivir
ilu. tr:u e_a dificultad de nuestra e~no - antropologfa con una
en sociedad. Marcia Goldman, en un artículo del cual robé este
ejemplo de l:lliteratura contempo.ranea . No h~y necesidad de
pasaje, así como también el espíritu general del comentario, ob-
,·oln~r 3 lo día en que Evans-Pntchard constderó neces .
serva que el esfuerzo de Graeber para salvar la noción marx.iana
adY rtir a u 1 ctores que "1os bruJO · S, ta 1como 1os concibenano
1 de "fetidlismo': es decir, que los fetiches son "objetos que parecen
az:md , no pueden existir" (y tomó entonces como su respo~~ asumir cualidades humanas que, en última instancia, se derivan
abilidad la de explicar por qué los azande encontraron nece. realmente de los actores mismos" es un tanto errado. Graeber in-
ario con ebir co as que no pueden existir de la misma manera tenta de alguna manera reconciliar los merina con Marx, argu-
que nosotros las co11ccbimos como existe11tcs ). Consideremos mentando que los fetiches sólo se vuelven "peligrosos" cuando
el iguiente pa aje de un antropólogo que admiro mucho, por "el fetichismo da paso a la teología, la certeza absoluta de que los
mucha razones, entre las cuales se encuentran las diversas afi- dioses son reales" (reales como mercancías, se podría decir). El
nid de que siento con tanto con sus escritos (muchos de ellos, problema, dice Goldman (2009: 114 ss.), es que este valiente es-
por lo menos) y sus compromisos político-existenciales con- fuerzo por mantener la credibilidad de los nativos es emprendi-
cretos. Me estoy refiriendo a David Graeber. En un artículo de do a espaldas de estos últimos, por así decirlo. Uno se pregunta,
_oos titulado Fetisl!ism as social creativity, or f etislzes are gods en primer lugar, si la conversión del fetichismo en "una voluntad
in process of collstrllctioll, Graeber observa, en relación con el de creer" que se encuentra en la raíz del poder (real, social) seria
poder de ciertos ídolos merina: aceptada por los nativos. Y en segundo lugar, si tal reducción, que
suena más a un ensayo para reconciliar una ontología Occidental
Por supuesto, también sería demasiado exagerado decir que la explícita (a saber, materialismo dialéctico) con la implícita de los
,; i6n fetichista es simplemente verdadera: Lunkanka no puede merina, en lugar de un esfuerzo por problematizar nuestros pro-
re lmmtc atar los intestinos de mdie en nudos; Ravololona no pios supuestos, no acaba, más que simplemente dejar intacto.. por
puede rralmcntr e\itar que el granizo caiga sobre los cultivos de reforzar nuestro propio marco de referencia ontológico. El poder
nadie. Como he observado en otro lugar 17, en última instancia mágico, tal como lo conciben los merina, no puede existir...
rs probable que estemos simplemente tratando aquí con la par.l· El llamado giro ontológico no es más que un cambio en el
doja del poder, siendo rl poder algo que existe solamente si otras lenguaje-juego disciplinario que prohíbe tal facilidad analítica
p.:rsonas pimsan que existe; una par.ldoja que también he argu- por parte del antropólogo, declar;.1ndola como una "maniobra ile-
mentado yace en el núcleo de la magia, la cual siempre parece g<ll': Tengo la sensación de que gran parte de la inquietud o recha-
e t;¡r rodeada de un aura de fraude, teatmlidad, y engaño. Pero zo total de la retórica del giro ontológico proviene de esa restric-
ción a b libertad permitida al analista: b libertad de permanecer
quieto, de no moverse, de condescender d truco hdioc~ntrico de
16 KopenJ\\'.1 y Al!xrt, 20 10: .¡ 12.
hacer el giro seilalado (ontológicamente) alrededor del obsern\-
li (Aquí
.
retit'~
.
al l«1or 3 u y,Ol\.on¡ 011 amhropolog¡calth(ory
· of mluc': thrfia1sr dor. Tal restricción es lo que quise e.xpresar con la máxima "siempre
C'l'lll o; vur OWII drYoms ( l\uev:~ York: P.llgran•, 200 1).1

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rala\ rcT~ona• que •e C'q j de" ril icndo.. ,~
dt'r.tr un c-<f.lCl r . · c. la ant rorólogo ~ son coleccionistas de maripo~ 1 ~ despué> de todn, de
• n..l<rCllln antt -hoh\11 .1. 111 un modc~ to rccha
no ('l. un.J mer • r - z.o acue rdo con Leilch. Tratamo iempre con - y solo~ men te con-
dr Ll omnt•CtC'nda ctm E!raiH..a. ~e tr:la de lo que ·o llamaría "la
rnaripm.ls. Eq necc~.tria de1Jcade7a (y degJncia ); demaSJ da hn-
J ~nf'J<ll'l Jo ,u'l~.xntcmentc ~ucna, . un a fra\e que fue en r"ali~ . wriución t~pla slará lcl mariposa.
-'·d m•,..,.r..•d rf'l.\f.
la t.nllanh." one~ tón h echa por Gracbcr en ('1
U4
y sólo para no terminar esta conferencia sin hacer refl:'renc1a
r a.\J' l' ó1 .1->a .:-:•aJ. cntrr la raradora del ¡ odr.r }' 1:-t l~ radoja de la
3 otra de mi~ ex.hortacio nec; bombástica . pcrmítanme decir algu-
(TI'¡,,•I\1 J uJ 1 nrrc'l~l:l "paradoJa de la rcatJ\'Jdad me re ordó nas palabras sobre la idea de "tomar en serio" la~ cosa que las per-
la o.'-~.:1 de j) nalJ \\'tnn1 ott y ~u con cpto nt ial del "e pacio sonas que estudiamos nos di cen 11• Nuestro colega Rane Willerslev
tr.L'1'h.. J<l'1a.l~ e ar a en mcd1o de la e perien ia ~ del niiio pu . (20 1J) ha publicado recientemente un documento titulado Takmg
.,.-:1cn:r •u~•rtl\'3\· mtcrna }' l a~ obJeti\·as-extcrna , de las cualcs, allÍIIIÍSIII scriowly. but perhnps not too seriously? En la que d1screpa
d..:f' W•:-'1Ko:t. brota todo el arte, toda la crcathi dad }'toda la cul- de dicha idea , observa ndo que entre los Yukaghir. ridicuhzar los
t.:n E'~a rca ont1cnc una pa radoJa. e t:í con truida obre una espíritus (animales. etc.) es parte integral de su Juego de caza; los
l:l.l.r.lJ. 3 dll.c \\"mm ott - una e pc.-cie de ituaci n banda de M o- Yukaghir saben que los esplritus son una ilusión. pero ~e prestan a
~:.:.• :1dc uno no puede dt mguir el interior del exterior, porque
e dicha práctica de manera irónica. Nosotros no debemos tornar el
r.o ha\ ¡;] dl'tmaon- pero una paradoja que debemos negamos animi mo indígena (por ejemplo) demasiado en serio, concluye.
a o:¡b..:cr. Esta paradoja. en cierto sentido, es lo que nos hace hu- Voy a descartar la ironía de tener un clanes adusto exhor-
ül::JO , entiendo a \'l'mni ott correctamente -aunque no hay tando a un brasileño alegre y desenfadado a no tomar demasiado
num ra.--a m l.Stlt en su especificidad olamente humana (recuer- en serio alguna cosa. Solamente repetiré -pensé que ya había
de:! d p:-oblema bat~on i ano de we l O es juego"). Sea como fuere, explicado mi postura sobre esto en Tire relati ve native- que el
\ \"L"L"'JCO:l CS también autor de) ffiai3\'ÍlJOSO COnCepto deJa madre u tomar en serio no significa creer (Willerslev parece pensar que
lo su5aer.:emente buena~ la madre que no siempre está allí, no es Jos Yukaghirs no creen en sus espíritus), reverenciar lo que la
perleru m t dos los sentidos, deja algo incompleto en relación aJ gente dice, tomarlos literalmente cuando no lo dicen así (no es
doro dd mño, y por lo tanto termina criando -sin quererlo, por una distinción fácil de hacer en absoluto -si es que es posible
~ í decirlo- un niño normal. Una madre más-que-lo-suficien- utilizar esta arma griega de la deconstrucción retórica en otros
teme:lte-buena cnaría a un niño menos-que-lo-suficientemen- contextos etnográficos) 20, tomarlo como un dogma profundo
tt'·normal.\1e gu a peruar en una buena descripción etnográfica de sabiduría sagrada o cualquier cosa por el estilo. Significa
corr.o una ~d escripción lo suficientemente buena': No hay que aprender a ser capaz de hablar bien a las personas que se estu-
reduor las paradojas. Esa expresión odiosa, "matar mariposas a dia, para emplear un concepto y una inquietud central de Bruno
cañonazo~~ que un colega fue lo suficientemente condescendiente Latour: hablarles sobre ellos a ellos mismos de maneras que no
para C'lúCar, con d fin de proteger un poco su dura crítica de mi encuentren ofensivas o ridículas. No necesitan estar completa-
trabajou, se debe aplicar a lo que hacemos, o mejor dicho, al tra- mente de acuerdo contigo, nunca lo estarán de todos modo ;
bajo existencial e intelect ual de Jos pueblos que estudiamos. Los todo lo que necesitamos es que encuentren nuestra descripción
lo suficientemente buena. fsta siempre será una caricatura de
·c.miUI .-lrr¡~,<feJo t!f'g_ant~ e intdedualmente estimulante del perspecti- ellos mismos, con ciertos rasgos exagerados, otros atenuados.
\l~rrw <k \',\ mr,~ d~ C¡~ ru pc1r • u JmJgen extrañamente deshistorizada
dd A ll'Uu' r'd J>Ut"ck ~t"r un 'prr,cedun~entu dema5iado ~imilar a matar una
maro¡xr.. ¡ c.;.,>114/.Jr) lp<JT r•·d1r pre1tada IJ queja de Alfred Kroeber sobre 19 Viveiros de Castro, 2014: 21 -27.
aqu:fl,,\ qu .. dt-~¡rJ~ban la !tod a p5koanalít lca de Freud sin reconocer su 20 Wa e GR L.loyd, 1990: 19·20 sobrt' la distinción mwfúrko/litcral, wntra
urrgmahdad y ~us 'frucJíftras ~ugerrncias'f - Starn 2011: J 93.
Sperber.

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ciertos puntos sobrecargados, otros minimizados, y así suce- El problema es, por desgrac·ta, que a me d
tan la cabeza en el juego. Pero para eso es qu nu 'b o a uno le cor-
sivamente. Los etnógrafos no son fotógrafos, son artistas del
primer lugar, en tanto que la antropo1ogta , ese esta
· amos aquí en
estirar ~1 cuello hacia afuera a través del ~Iempre acerca de
retrato. Cada retrato es más o menos una caricatura, sin sen-
tido peyorativo implícito. Como sabemos, a menudo una ca- ontológtca. espeJo de la diferencia
ricatura deliberada, propiamente dicha, capta el "espíritu" (la
semejanza invisible, por así decirlo) de la persona representada
mucho más elocuentemente que una fotografía. Y finalmente
aquellos pueblos que llamamos animistas (por ejemplo) puede~
elegir tomar lo que sea que ellos postulen, sus espíritus anima-
les, por ejemplo, en serio o de otra manera -y estoy seguro de
que el contexto es una consideración de gran importancia aquí
(piensen en la enfermedad inducida por espíritus, por ejem-
plo). De cualquier manera, primero ellos han tenido que tomar-
se la molestia de inventar (o descubrir) esos espíritus -¡uno
se pregunta si fue sólo para tener algo de qué burlarse! Antes
de aprender a no tomarlos demasiado en serio, deberíamos
aprender a no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos
porque, cuando la apuesta está sobre la mesa, la antropologí '
.
siempre esta, en 1a situación de jugar croquet con flamencosa
para terminar esta charla con otra cita de Alicia: '

La.principal dificultad que Alicia encontró al principio fue ma-


neJar a su ~amenco: logró conseguir colocar el pajarraco, de ma-
;era suficient.emen~e cómoda, debajo de su brazo, con las patas
olgando hacia abaJO. pero casi siempre, justo cuando ella con-
segu.I,a poner1e e1cueUo perfectamente enderezado, e iba a darle
u enzo un golpe
al . , co n 1a cabeza, se retorc1a , y la miraba a ella con
~a expresiOn tan desconcertada que no pudo evitar echarse a
reir; y cuando había lograd0 baJar . 1e 1a cabeza, e iba a empezar
de nuevo, era muy ir n'tan te encontrar que el erizo se había des-
d t d y estaba en.el proceso de aleJarse
enroscado,
más . arrastrándose: ade-
e o o
el camino a d desto, hab 1a gen 1
, era mente un montículo o surco en
doblados en formon e quena
d enviar
. al eriZo,
. y, como los soldados
a e aro siempre s 1
hacia otras partes d t e evantaban y caminaban
e1 erreno, Alicia 11 , ,
de que era un J·uego d'fí pronto ego a la conclusion
muy 1 'cil s· ¡
País de las Maravillas C m ugar a dudas (Alicia en el
, ap. 8).

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Referencias
__ (20 14b) Manifeste pour un comparativisme supe' · p
- , neur. or
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La tour, Bruno (20 14) An inquiry into modes of existen ce. An an-
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Chakrabarty, Dípesh (2009) "The climate ofhistory: four theses~ versity Press (trad. Catherine Porter).
Criticallnquiry, 35: 197-222. Pedersen, Mor ten (20 12) "Common nonsense: a review of recent
Deleuze, Gilles y Guattari, Félix ( 1987) A thousand plateaux. Ca- reviews of the 'ontological turn": Anthropology of this Cen-
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~ot Too eriouJ)'? Rchgwn and Soc1cty: Advances in RC·

e:J.r h. 4: 41-57.

Alteridad radical es sólo otra


manera de decir "realidad"

Una respuesta a Eduardo Viveiros de


Castro

David Graeber

London School of Economics

40
Esconeodo con ComSconner

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